• juego de conquistar a chicos - Silvia Garcia Ruiz

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    El campamento gitano, con sus coloridos carromatos agrupados en torno a una enorme fogata y sus gentes llenas de vida, que cantaban y bailaban por doquier, era un estallido de luces y fiesta que cobraban vida en mitad de la noche. Para cualquier extrano, se revelaba como un mundo magico; para un joven de apenas catorce anos, representaba toda una nueva aventura. Ese dia habia sido su cumpleanos y William se hallaba extasiado ensenando a sus amigos su mas preciado presente: una moneda que su querido abuelo le habia regalado y por la que, sin duda, habia pagado una pequena fortuna, ya que se trataba de una autentica moneda romana de oro, un aureus, que portaba un grabado del rostro solemne de Cesar en el anverso y, en el reverso, la famosa frase latina que el mismo pronuncio ensalzandose por su rapidez en la victoria de la batalla de Zela: <>. Era, definitivamente, el dia mas dichoso para William, un joven adinerado colmado de regalos, con un futuro prometedor y que, como colofon, habia hallado en un terreno cercano un pequeno campamento gitano. Aunque sus mayores le habian advertido una y otra vez acerca de lo taimados que eran estos personajes, el siempre habia querido aventurarse en su mundo para ver bailar a las bonitas y salvajes mujeres alrededor del fuego. A sus jovenes oidos habian llegado los rumores de lo apasionadas que podian llegar a ser. ?Como le sonreiria la fortuna ese dia? Quiza pudiera tener a su primera mujer esa noche y que esta fuera una bella y fogosa cingara. Cuando William y sus companeros llegaron junto a la hoguera, un nino harapiento atendio sus monturas y el jefe del clan salio a recibirlos o a echarlos del lugar, cualquiera sabia lo que podia pasar entre gitanos y nobles si no habia dinero de por medio, asi que William saco pecho y revelo su titulo nobiliario lo primero, pero no para parecer importante, sino para demostrar que sus bolsillos no carecian de parne. --Buenas noches, jovenes, ?que les trae a mi humilde campamento? -- pregunto un hombre de mediana edad vestido con ropas mas elegantes que los demas y con un pendiente de oro en la oreja izquierda. --Soy lord William Turner, futuro conde de Wilmore. Pasabamos cerca de aqui cuando vimos vuestras luces y oimos vuestra musica. Como nosotros tambien estamos de celebracion, hemos decidido unirnos a vuestra fiesta, si nos lo permitis --respondio William con firmeza, sin dejarse intimidar por la presencia de los gitanos. --?Y puedo preguntaros, excelencia, que estais celebrando en este dia tan senalado para nosotros? --quiso saber el patriarca del clan con un ligero tono de burla ante la bravura de un joven tan arrogante. --Mi cumpleanos, senor --contesto William, muy formal. --Llamame Giorgio --repuso el jefe gitano--, a mi lo de senor me sobra. Lamento decirte que nosotros tambien estamos celebrando un cumpleanos: el de mi ahijada Jack. Hoy cumple nueve, y para ella tambien es un dia muy importante. No creo que quiera que ningun joven le haga sombra en su fiesta, asi que, antes de que te de mi aprobacion, tendras que hablar con ella y pedirle su permiso para unirte a nosotros. --Bien, ?y donde se encuentra ella para que pueda solicitarle su conformidad?--inquirio William, algo molesto por tener que pedir autorizacion a una nina pequena. --Alli, bailando junto al fuego -- contesto Giorgio con una picara sonrisa mientras senalaba una pequena figura que se movia alrededor de la fogata. William se pregunto durante unos instantes por que sonreia Giorgio ante la idea de que viera bailar a una cria de tan solo nueve anos. Cuando comenzo el baile, lo comprendio. Era como si ella formara parte de las llamas; danzaba con una pasion unica, y no parecia una nina, aunque tampoco era una mujer, sino que se asemejaba a un ser fantastico, magico, cautivador, que hechizaba con su baile y comunicaba con el su alegria o su dolor. La musica empezo bulliciosa y sus movimientos transmitieron alegria y deleite. Incluso el, que no sabia como moverse, quiso danzar junto a ella. Pero cuando la guitarra expreso su llanto y los movimientos de ella se tornaron tristes y melancolicos como si con ese baile expresara todo el dolor de su alma, William se encontro a punto de llorar por la joven, quien finalmente acabo su danza derrumbandose en el suelo como si el mundo la hubiera abatido.

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    12 Pasos para Enamorarle por Siempre - Cómo, atraer, enamorar y conquistar a un hombre: Y mantenerle por siempre enamorado. de Alicia Matas | 2 marzo 2017.

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  • ▷ 47 LIBROS de SEDUCCIÓN para Hombres y Mujeres

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    Ahora sí, ya que terminamos con el aviso para los chicos malos, empecemos con ... en el hombre que ella desea para una relación en el transcurso del libro.

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  • Jugando con una serpiente de Silvia Garcia Ruiz

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    Suburbios de Londres, 1803 --!No puedo creer que ese mocoso aun este vivo! --gritaba Hal, uno de los rufianes de los barrios bajos de Londres para quien los ninos de la calle solo eran una herramienta para enriquecerse. --Por lo menos, su hermano es rapido y aprende a matar con facilidad, pero ?para que nos sirve el y su cara bonita? --pregunto Hugh, otro de los andrajosos tipos que miraban al mugriento nino, que, cansado, hambriento y lleno de golpes de su ultima aventura, se habia derrumbado en el suelo del viejo almacen que esos tipos usaban como escondite en sus distintos trapicheos. --Si no sabe robar y no puede matar, tal vez con ese bonito rostro nos sirva para otra cosa... --declaro maliciosamente Hal, alzando el rostro del nino de bonitos cabellos rubios, consiguiendo con ello que unos airados ojos azules se clavaran en el y que el chiquillo, al que todos creian rendido, sacara unas ultimas fuerzas de su cansado cuerpo para morder la mano que se atrevia a tocarlo--. !Mierda de mocoso! !Me ha mordido! --exclamo Hal con indignacion mientras apartaba de una sonora bofetada al rapaz que habia reclamado su sangre con un mordisco. --Ya sabes que no puedes hacerle dano, o de lo contrario el jefe tendra problemas a la hora de controlar al Cuchillas. --Su hermano si nos sirve: ha aprendido a matar como todo un asesino, pero este bribonzuelo es un completo inutil. No veo por que motivo nuestro jefe no se deshace de el. --Yo tampoco lo se. Parece como si estuviera esperando algo de este mocoso. Ni siquiera se ha dignado darle un nombre como a los demas chiquillos que estan a su cargo. --Si, pero a los demas ya nos ha quedado claro como se llama este crio, ?verdad, Inutil? -- declaro Hal entre carcajadas, recibiendo a cambio una fria mirada llena de furia que el nino, a pesar de su precaria situacion, todavia se permitia exhibir--. !No me gusta como me miras, mocoso! --grito Hal sin saber por que lo incomodaba tanto esa molesta mirada, al tiempo que levantaba al andrajoso nino del suelo, agarrandolo por el cuello de la camisa. El pequeno no hablo ni emitio queja alguna. Simplemente se limito a seguir mirando desafiante a ese sujeto, quitandole el poder que este ejercia sobre el gracias a sus amenazas al mirarlo sin miedo o al no retroceder frente a el. Cuando el chiquillo sonrio con ironia a su inutil intento de intimidacion, Hal sintio un inexplicable acceso de miedo ante esa sonrisa e intento ocultar rapidamente su debilidad con los punos. --!Insolente mocoso! --grito levantando la mano para borrar del rostro de ese nino esa sonrisa que tanto lo molestaba. Hasta que su mano fue detenida por una serena y dulce voz que todos temian mas que ninguna otra cosa, ya que sabian como se las gastaba el frio hombre que gobernaba los suburbios de Londres. --?Que te he dicho acerca de maltratar mi mercancia? ?Es que acaso quieres perder esa mano, Hal? --pregunto un individuo vestido con unas elegantes ropas negras al que todos llamaban <>, y a cuyos despiadados ojos no pasaba desapercibida ninguna de las malas acciones de ese lugar, tanto las que el mandaba llevar a cabo como las que otros hacian sin su permiso. Hal temblo de puro miedo y se apresuro a soltar al muchacho y a ocultar esa mano que no sabia si perderia ese dia, porque las acciones del Cuervo siempre eran impredecibles para los que desobedecian su mandato: en un momento te estaba sonriendo y al siguiente habia atravesado tu corazon con su cuchillo. Por fortuna para Hal, la mirada retadora que ese mocoso aun mantenia hacia ellos, observandolos como si fueran basura, molesto tanto al Cuervo como lo habia hecho con ellos. Y, dejando a un lado su castigo, el rey de los suburbios dirigio sus pasos hacia el insultante nino que, sin poder alguno, aun osaba desafiarlo. --?Donde esta mi dinero? --exigio el Cuervo al mugriento crio de apenas diez anos. Y este, por toda respuesta, le dirigio una sonrisa ironica mientras se alzaba de hombros y le mostraba sus manos vacias--. Si no eres de utilidad para el trabajo de las calles, en donde lo unico que tienes que hacer es arrebatarles la bolsa a los incautos, tendre que utilizarte de otra manera... --advirtio senalandolo con su baston negro, en cuya empunadura siempre llevaba la amenazante cabeza de un cuervo, recordandole asi a todo el mundo cual era su nombre y el poder que tenia en ese lugar, en donde el los manejaba a todos bajo sus firmes alas. --Asi pues, dime, pequeno infeliz, ?en que tipo de trabajo podria utilizarte? ?Tal vez en alguna fabrica mugrienta donde los ninos mueren a decenas cada semana? ?O quiza podria reservarte para el disfrute de algun vicioso noble al que puedas entretener con tu bonito rostro...? --intento amenazar el Cuervo. Pero el mocoso, ante sus palabras y al contrario que sus hombres, no retrocedio--. !Contestame! !Se que puedes hablar: te he oido murmurar junto a tu hermano en mas de una ocasion! --lo increpo airadamente el Cuervo, perdiendo la poca paciencia que tenia para luego volver a serenarse, intentando ocultar el monstruo que era detras de una encantadora mascara que podia enganar a quienes no lo conocieran, pues siempre habria algun incauto en esas calles que se dejaria enganar por su siempre impecable presencia y amistoso rostro. >>Se que no eres idiota, pero lo pareces cada vez que me provocas a mi o a mis hombres. No se por que te niegas a hablar desde que os recogi a tu hermano y a ti, sacandoos de las frias calles y dandoos un hogar --continuo el Cuervo, fingiendo ser el alma caritativa que nunca seria, consiguiendo que el nino tan solo sonriera ironicamente ante esas palabras en las que ahora ya no creia, pero en las que una vez confio. --!Ahi esta otra vez esa sonrisa impertinente que tanto me molesta y esa mirada audaz con la que te atreves a desafiarme! Esos rebeldes actos tuyos son los que me motivan a permitir que mis hombres te aleccionen. Y si sobrevives a sus lecciones en esta ocasion, tal vez te ganes un nombre. Si no..., bueno, simplemente moriras a causa de un desgraciado accidente que excusaremos ante tu hermano. Despues de todo, quiero seguir utilizando los fabulosos talentos para la muerte que tiene el Cuchillas, de los que un nino bonito como tu carece... Hal, Hugh... Es todo vuestro --sentencio el Cuervo, despreocupandose de la airada mirada que lo perseguia reclamando su sangre y sin inquietarse demasiado por ella, ya que, despues de ese dia, no volveria a ver mas a ese impertinente nino. O eso era lo que el creia... * El Cuervo habia ordenado a sus secuaces que le dieran una leccion a ese mocoso lejos de la ciudad, en un lugar desde donde los rumores no pudieran llegarle a su hermano. Y, asi, esos dos vengativos sujetos habian llevado al nino sin nombre hasta las afueras, en donde habian oido que se encontraba instalado un viejo campamento gitano. Con sus coloridos carromatos agrupados en torno a una enorme fogata, este mostraba una bulliciosa multitud llena de vida y alegria que cantaba y bailaba con jubilo, pero pronto la presencia de los compinches del Cuervo acabo con sus risas y apago sus canciones. Ese generoso pueblo nomada viajaba por todo el mundo aceptando entre ellos a cualquiera que quisiera acompanarlos, consiguiendo unos espectaculos muy entretenidos y exoticos con los que se ganaban unas monedas, entre los que destacaban una voluptuosa mujer de rasgos orientales que danzaba con cuchillos o un extrano hombre procedente de la lejana India que hacia bailar a una peligrosa serpiente al son de una humilde flauta. A los gitanos nunca les habian gustado los escandalosos tipos de la ciudad que, cuando iban a visitarlos, llamaban demasiado la atencion sobre su campamento y en ocasiones provocaban que los nobles los miraran con reprobacion y pensaran dos veces si permitirles acampar en sus tierras. Pero como dejaban buenas propinas, y como conocian la temible reputacion de los hombres del Cuervo, todos en el campamento guardaron silencio e intentaron no atraer la atencion sobre sus mujeres o sobre los mas debiles del clan, que podian verse avasallados por esos granujas. Cuando los secuaces del Cuervo acudian a su campamento, las bocas de ese pacifico pueblo siempre se mantenian en silencio, dejandoles hacer lo que les diera la gana, pero en esa ocasion no pudieron evitar protestar al ver como dos hombres intimidaban a un nino de apenas diez anos que, a pesar de su maltrecho aspecto, permanecia con la cabeza bien alta ante sus maltratadores. --Pero ?que le estais haciendo? !Si tan solo es un nino! --gritaron con indignacion algunas de las mujeres, siendo retenidas por los hombres para evitar que corrieran en auxilio de ese pequeno, pues esa bondadosa accion unicamente atraeria la ira del Cuervo hacia ellos. --!Mejor meteos en vuestros asuntos si no quereis ocupar su lugar! !El Cuervo nos ha dado permiso para aleccionar a este mocoso, y eso estamos haciendo! --grito Hal, arrancando la botella de vino de las manos de uno de los hombres del campamento, que ante esos conocidos matones de los suburbios de Londres no pudo hacer otra cosa mas que agachar la cabeza mientras apretaba con furia los punos. --Veamos si despues de esto sigue negandose a hablar... --apunto Hugh burlonamente, arrojandolo a un pozo. Los gritos aterrados de las mujeres silenciaron el del nino, que en esta ocasion no pudo guardar silencio. --No os preocupeis, no es profundo y hace anos que esta seco. Lo mas que le ha podido pasar a ese mocoso es un dolor de trasero. Eso si: no podra salir de ahi salvo que use una cuerda. Ahora comprobaremos si la oscuridad y el miedo doblegan el rebelde caracter y la fiera mirada de ese mierdecilla. Y si no aprende la leccion, nos desharemos de el. Los hombres del campamento, sintiendose impotentes, intentaron apartar del pobre nino la atencion de esos despreciables sujetos que lo habian convertido en el blanco de su crueldad para que, mientras esos canallas bebian junto a la hoguera y charlaban animadamente con ellos, las mujeres pudieran deslizar con disimulo algunos restos de la cena hacia el fondo del pozo. Los leves tirones de impaciencia que el nino daba a la cuerda en sus intentos por alcanzar su comida eran toda la prueba que tenian de que continuaba con vida, pues no se veia nada en la negrura del pozo. * Un rato mas tarde, en mitad de la noche, la bebida y el entretenimiento ya no eran diversion suficiente para esos tipos, y al no oir ningun grito procedente del pozo, los dos rufianes se percataron de que no habian logrado doblegar el espiritu del chiquillo. --Me pregunto si ese mocoso chillara si le arrojamos algo aterrador... --musito cruelmente Hal mientras fijaba los ojos en uno de los espectaculos del campamento gitano, en el que un extrano hombre con un punto rojo sobre la frente y un turbante en la cabeza tocaba una rara flauta para hacer bailar a una aterradora serpiente. --!Cuidado! Este animal es extremadamente peligroso: una sola mordedura puede llevarte a la muerte --previno el hombre, deteniendo la melodiosa musica de su flauta, con lo que la serpiente por poco no mordio la osada mano del insolente que se atrevia a acercarse a ella. Luego, para calmarla, prosiguio con su cancion hasta que volvio a meterse en su cesta, no sin antes dedicar una desdenosa mirada al hombre, que no le gustaba, y hacerle una ultima advertencia al ensenarle los afilados colmillos que tenia en sus fauces, repletos de un mortifero veneno. Tras cerrar la cesta, el hindu se apresuro a alejarse con su peligrosa amiga hacia un lugar lo suficientemente apartado de esos sujetos y de su crueldad, pero sus viejas manos no fueron lo bastante rapidas y uno de ellos le arrebato la canasta para arrojarla de inmediato al pozo. Sabiendo lo peligroso que era ese animal, todos los miembros del campamento lloraron en silencio por el terrible destino de ese pequeno al que no habian podido ayudar por miedo. Las mujeres dejaron que sus lagrimas se derramaran abiertamente por sus rostros a la vez que rezaban por el alma de ese nino, mientras que los hombres apretaban sus punos, furiosos consigo mismos por no hacer nada y con esos dos malnacidos que habian sido tan crueles con un simple nino unicamente porque su mirada los molestaba. --Hasta los condenados tenian derecho a defenderse cuando los arrojaban ante las bestias -- proclamo el hindu Ranjit en voz alta mientras negaba con la cabeza, apenado por la vida que se habia desperdiciado. --!Oh! ?Es que no estais contentos con nuestro castigo? Esta bien, que no se diga que no somos misericordiosos: arrojemosle algo a ese mocoso con lo que pueda defenderse... --se burlo Hal. Y, arrebatandole la flauta a Ranjit de sus viejas manos, la lanzo a la oscuridad del pozo. --!Ahi tienes tu arma para defenderte de la bestia, mocoso! --grito Hugh, uniendose a las burlas de su amigo. Ranjit no era especialmente valiente, pero aun asi, ante las despiadadas burlas de esos dos despreciables sujetos, no pudo evitar emitir su opinion en voz alta para borrar sus complacidas sonrisas. --Y a pesar de su cruel castigo, no he oido ni un solo grito ni una sola palabra salir de la boca de ese chiquillo. El silencio se hizo en medio del campamento, y cuando los furiosos ojos de los secuaces del Cuervo posaron sus miradas en el viejo Ranjit para convertirlo en el nuevo blanco de su ira, como si ese nino hubiera estado esperando el momento oportuno para llamar la atencion de sus torturadores, la musica de una melodiosa flauta comenzo a sonar burlandose de ellos con su insolencia, haciendoles saber que el todavia estaba en pie y usaba las armas que le habian entregado en son de broma para devolverles la burla a esos despiadados tipos que unicamente querian su muerte. --Muy bien. Veamos cuanto dura esa melodia... --repuso Hal burlon, alejandose del pozo junto a su amigo, creyendo que el joven tan solo habia pospuesto ligeramente el momento de su muerte, que no tardaria en llegar. * --!?Tres dias?! !?Me estais diciendo que ese mocoso lleva tres dias en ese pozo, tocando una punetera flauta, y que no os atreveis a bajar porque lo habeis encerrado con una maldita serpiente venenosa?! --grito el Cuervo, muy descontento, a sus secuaces. --En el campamento nos han dicho que ese bicho es extremadamente peligroso, y cada vez que le arrojamos la cuerda al nino para subirlo, el tira de ella con todas sus fuerzas... Tememos caer junto a el y ese mal bicho. --Os encargo una tarea muy simple: darle una leccion a un nino..., !?y me venis con esto?! Es mas que evidente que si ese chiquillo ha sobrevivido, esa serpiente no es tan venenosa como todos dicen. Por esta vez voy a ir con vosotros para sacar al maldito crio del pozo..., aunque aun no tengo claro si no deberia arrojaros a vosotros a el --manifesto el Cuervo ofuscado, apresurandose a seguir a sus hombres hasta el campamento gitano para no retrasar por mas tiempo la leccion que debia recibir ese chiquillo. Cuando el Cuervo llego junto al pozo, los gitanos, que siempre habian temido su presencia, huyeron nuevamente de el. Pero en esta ocasion al Cuervo no le pasaron desapercibidos los gestos que varios de esos hombres intentaban ocultar frente a el: unas complacidas sonrisas asomaban a sus rostros, apreciando en secreto el valeroso desafio que un simple nino estaba planteandole al senor de los barrios bajos de Londres. --!Tu, baja a por el! --grito el Cuervo con furia, senalando a Hugh para que se atara una cuerda en torno a la cintura, y, tras asegurarla enrollandola alrededor de un arbol cercano, el rufian descendio por el resbaladizo pozo con dificultad. Cuando oyeron que Hugh llegaba hasta el fondo, la musica de la flauta ceso. Y al contrario que el silencioso chiquillo, el hombre grito, lleno de dolor y agonia, dejando claro a los presentes que la vibora que habia favorecido al pequeno habia reclamado la vida del maleante. --!Escuchame bien, mocoso! !Si no sales de ese pozo voy a matar a todas las personas del campamento! !Y si pese a ello todavia sigues empecinado en continuar ocultandote en ese agujero, recuerda que tengo la vida de tu hermano en mis manos! Unos momentos despues, por toda respuesta, la cuerda se tenso y el nino comenzo a escalar el pozo hacia su libertad. Una vez que llego arriba, Hal cogio airadamente la mano del nino con la que se agarraba al borde del pozo. Su impaciencia por vengarse de ese chiquillo lo llevo a olvidar la peligrosa presencia que el pequeno mantenia junto a el: para asombro de todos, el nino no mantenia a la serpiente encerrada en su cesta, sino que la llevaba enrollada en un brazo, y el reptil, sin consentir que nadie se acercara a su pequeno protegido, mordio la mano del furioso individuo, lo que le provoco la muerte. Tras la caida de Hal, el nino salio por su propio pie del pozo con la serpiente aun enrollada en torno a su brazo. Ranjit, tras ver la imperturbable presencia de ese chiquillo y sus frios ojos azules, tan desafiantes como los de una serpiente, solo fue capaz de realizar una profunda reverencia al tiempo que murmuraba algo en un extrano idioma. Posteriormente, Ranjit repitio sus palabras en el idioma comun para que todos lo entendieran: --Naga... El dios serpiente... Ranjit creia que ese nino era uno de los nagas, dioses serpiente hindues que adoptaban forma humana y que su pueblo veneraba. Y entonces el pequeno, sonriendo maliciosamente a su enemigo, hablo por primera vez para declarar ante todos: --Me llamo Snake.

  • Casualidad o destino de E. Manzanares

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    A veces creemos que la casualidad en la vida nos hace ir hacia un evento que nos cambia por completo el camino que llevamos trazado, otras veces creemos que el destino nos hace cambiar de rumbo en la vida.
    Enamorarse puede ser quizas por una obra del destino o simplemente por la casualidad de estar en el momento y el lugar indicado donde conoceras a esa persona que hara que tu destino tome un rumbo diferente al que tenias planeado.
    La historia de Andrea es tal vez manipulada por el destino, perder de la noche a la manana a su familia no puede ser una casualidad y que tuviera que tomar las riendas de todo lo que su padre construyo tampoco debio ser una casualidad. Quizas el conocer una tarde al hombre que le hizo latir desbocado el corazon si fue obra del destino.
    Ella se enamoro de Emilio y el penso que podria manejar su atraccion por ella, sin contar que el destino podria tener marcado que sus vidas un dia se unieran y que fue una casualidad conocerla aquella tarde.

  • Quien mato a Angela Blanco de Adrian Aragon

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  • Reflejos. Te atreves a mirarte de Elia Giner

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    Si un espejo te mostrase la verdad. ?te atreverias a mirarte?
    A sus quince anos, y muy a su pesar, Carla se dispone a emprender una nueva vida lejos de su ciudad natal.
    ?La causa? El dichoso divorcio de sus padres.
    ?La consecuencia? Un nuevo instituto en el que, a menos que ocurra un milagro, sus escasas habilidades sociales van a hacerselo pasar fatal.
    Lo que Carla no imagina es que su nuevo hogar le reserva muchas sorpresas: nuevos amigos -y tambien enemigos-, su primer amor y. algo que jamas hubiese sonado: un misterioso espejo gracias al cual puede ver cosas. !increibles!

  • Una vieja que leia novelas de amor de Luis Sepulveda

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    El cielo era una inflada panza de burro colgando amenazante a escasos palmos de las cabezas. El viento tibio y pegajoso barria algunas hojas sueltas y sacudia con violencia los bananos raquiticos que adornaban el frontis de la alcaldia. Los pocos habitantes de El Idilio mas un punado de aventureros llegados de las cercanias se congregaban en el muelle, esperando turno para sentarse en el sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin, el dentista, que mitigaba los dolores de sus pacientes mediante una curiosa suerte de anestesia oral. --?Te duele? --preguntaba. Los pacientes, aferrandose a los costados del sillon, respondian abriendo desmesuradamente los ojos y sudando a mares. Algunos pretendian retirar de sus bocas las manos insolentes del dentista y responderle con la justa puteada, pero sus intenciones chocaban con los brazos fuertes y con la voz autoritaria del odontologo. --!Quieto, carajo! !Quita las manos! Ya se que duele. ?Y de quien es la culpa? ?A ver? ?Mia? !Del Gobierno! Metetelo bien en la mollera. El Gobierno tiene la culpa de que tengas los dientes podridos. El Gobierno es culpable de que te duela. Los afligidos asentian entonces cerrando los ojos o con leves movimientos de cabeza. El doctor Loachamin odiaba al Gobierno. A todos y a cualquier Gobierno. Hijo ilegitimo de un emigrante iberico, heredo de el una tremenda bronca a todo cuanto sonara a autoridad, pero los motivos de aquel odio se le extraviaron en alguna juerga de juventud, de tal manera que sus monsergas de acrata se transformaron en una especie de verruga moral que lo hacia simpatico. Vociferaba contra los Gobiernos de turno de la misma manera como lo hacia contra los gringos llegados a veces desde las instalaciones petroleras del Coca, impudicos extranos que fotografiaban sin permiso las bocas abiertas de sus pacientes. Muy cerca, la breve tripulacion del Sucre cargaba racimos de banano verde y costales de cafe en grano. A un costado del muelle se amontonaban las cajas de cerveza, de aguardiente Frontera, de sal, y las bombonas de gas que temprano habian desembarcado. El Sucre zarparia en cuanto el dentista terminase de arreglar quijadas, navegaria remontando las aguas del rio Nangaritza para desembocar mas tarde en el Zamora, y luego de cuatro dias de lenta navegacion arribaria al puerto fluvial de El Dorado. El barco, antigua caja flotante movida por la decision de su patron mecanico, por el esfuerzo de dos hombres fornidos que componian la tripulacion y por la voluntad tisica de un viejo motor diesel, no regresaria hasta pasada la estacion de las lluvias que se anunciaba en el cielo encapotado. El doctor Rubicundo Loachamin visitaba El Idilio dos veces al ano, tal como lo hacia el empleado de Correos, que raramente llevo correspondencia para algun habitante. De su maletin gastado solo aparecian papeles oficiales destinados al alcalde, o los retratos graves y descoloridos por la humedad de los gobernantes de turno. Las gentes esperaban la llegada del barco sin otras esperanzas que ver renovadas sus provisiones de sal, gas, cerveza y aguardiente, pero al dentista lo recibian con alivio, sobre todo los sobrevivientes de la malaria cansados de escupir restos de dentadura y deseosos de tener la boca limpia de astillas, para probarse una de las protesis ordenadas sobre un tapete morado de indiscutible aire cardenalicio. Despotricando contra el Gobierno, el dentista les limpiaba las encias de los ultimos restos de dientes y enseguida les ordenaba hacer un buche con aguardiente. --Bueno, veamos. ?Como te va esta? --Me aprieta. No puedo cerrar la boca. --!Joder! Que tipos tan delicados. A ver, pruebate otra. --Me viene suelta. Se me va a caer si estornudo. --Y para que te resfrias, pendejo. Abre la boca. Y le obedecian. Luego de probarse diferentes dentaduras encontraban la mas comoda y discutian el precio, mientras el dentista desinfectaba las restantes sumergiendolas en una marmita con cloro hervido. El sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin era toda una institucion para los habitantes de las riberas de los rios Zamora, Yacuambi y Nangaritza. En realidad, se trataba de un antiguo sillon de barbero con el pedestal y los bordes esmaltados de blanco. El sillon portatil precisaba de la fortaleza del patron y de los tripulantes del Sucre para alzarlo, y se asentaba apernado sobre una tarima de un metro cuadrado que el dentista llamaba <>. --En la consulta mando yo, carajo. Aqui se hace lo que yo digo. Cuando baje pueden llamarme sacamuelas, hurgahocicos, palpalenguas, o como se les antoje, y hasta es posible que les acepte un trago. Quienes esperaban turno mostraban caras de padecimiento extremo, y los que pasaban por las pinzas extractoras tampoco tenian mejor semblante. Los unicos personajes sonrientes en las cercanias de la consulta eran los jibaros mirando acuclillados. Los jibaros. Indigenas rechazados por su propio pueblo, el shuar, por considerarlos envilecidos y degenerados con las costumbres de los <>, de los blancos. Los jibaros, vestidos con harapos de blanco, aceptaban sin protestas el mote-nombre endilgado por los conquistadores espanoles. Habia una enorme diferencia entre un shuar altivo y orgulloso, conocedor de las secretas regiones amazonicas, y un jibaro, como los que se reunian en el muelle de El Idilio esperando por un resto de alcohol. Los jibaros sonreian mostrando sus dientes puntudos, afilados con piedras de rio. --?Y ustedes? ?Que diablos miran? Algun dia van a caer en mis manos, macacos --los amenazaba el dentista. Al sentirse aludidos los jibaros respondian dichosos. --Jibaro buenos dientes teniendo. Jibaro mucha carne de mono comiendo. A veces, un paciente lanzaba un alarido que espantaba los pajaros, y alejaba las pinzas de un manotazo llevando la mano libre hasta la empunadura del machete. --Comportate como hombre, cojudo. Ya se que duele y te he dicho de quien es la culpa. !Que me vienes a mi con bravatas! Sientate tranquilo y demuestra que tienes bien puestos los huevos. --Es que me esta sacando el alma, doctor. Dejeme echar un trago primero. El dentista suspiro luego de atender al ultimo sufriente. Envolvio las protesis que no encontraron interesados en el tapete cardenalicio, y mientras desinfectaba los instrumentos vio pasar la canoa de un shuar. El indigena remaba parejo, de pie, en la popa de la delgada embarcacion. Al llegar junto al Sucre dio un par de paletadas que lo pegaron al barco. Por la borda asomo la figura aburrida del patron. El shuar le explicaba algo gesticulando con todo el cuerpo y escupiendo constantemente. El dentista termino de secar los instrumentos y los acomodo en un estuche de cuero. Enseguida tomo el recipiente con los dientes sacados y los arrojo al agua. El patron y el shuar pasaron por su lado rumbo a la alcaldia. --Tenemos que esperar, doctor. Traen a un gringo muerto. No le agrado la nueva. El Sucre era un armatoste incomodo, sobre todo durante los viajes de regreso, recargado de banano verde y cafe tardio, semipodrido, en los costales. Si se largaba a llover antes de tiempo, cosa que al parecer ocurriria ya que el barco navegaba con una semana de retraso a causa de diversas averias, entonces debian cobijar carga, pasajeros y tripulacion bajo una lona, sin espacio para colgar las hamacas, y si a todo ello se sumaba un muerto el viaje seria doblemente incomodo. El dentista ayudo a subir a bordo el sillon portatil y enseguida camino hasta un extremo del muelle. Ahi lo esperaba Antonio Jose Bolivar Proano, un viejo de cuerpo correoso al que parecia no importarle el cargar con tanto nombre de procer. --?Todavia no te mueres, Antonio Jose Bolivar? Antes de responder, el viejo se olio los sobacos. --Parece que no. Todavia no apesto. ?Y usted? --?Como van tus dientes? --Aqui los tengo --respondio el viejo, llevandose una mano al bolsillo. Desenvolvio un panuelo descolorido y le enseno la protesis. --?Y por que no los usas, viejo necio? --Ahorita me los pongo. No estaba ni comiendo ni hablando. ?Para que gastarlos entonces? El viejo se acomodo la dentadura, chasqueo la lengua, escupio generosamente y le ofrecio la botella de Frontera. --Venga. Creo que me gane un trago. --Vaya que si. Hoy dia saco veintisiete dientes enteros y un monton de pedazos, pero no supero la marca. --?Siempre me llevas la cuenta? --Para eso son los amigos. Para celebrar las gracias del otro. Antes era mejor, ?no le parece?, cuando todavia llegaban colonos jovenes. ?Se acuerda del montuvio aquel, ese que se dejo sacar todos los dientes para ganar una apuesta? El doctor Rubicundo Loachamin ladeo la cabeza para ordenar los recuerdos, y asi llego la imagen del hombre, no muy joven y vestido a la manera montuvia. Todo de blanco, descalzo, pero con espuelas de plata. El montuvio llego hasta la consulta acompanado de una veintena de individuos, todos muy borrachos. Eran buscadores de oro sin recodo fijo. Peregrinos, los llamaban las gentes, y no les importaba si el oro lo encontraban en los rios o en las alforjas del projimo. El montuvio se dejo caer en el sillon y lo miro con expresion estupida. --Tu diras. --Me los saca toditos. De uno en uno, y me los va poniendo aqui, sobre la mesa. --Abre la boca. El hombre obedecio, y el dentista comprobo que junto a las ruinas molares le quedaban muchos dientes, algunos picados y otros enteros. --Te queda un buen punado. ?Tienes dinero para tantas extracciones? El hombre abandono la expresion estupida. --El caso es, doctor, que los amigos aqui presentes no me creen cuando les digo que soy muy macho. El caso es que les he dicho que me dejo sacar todos los dientes, uno por uno y sin quejarme. El caso es que apostamos, y usted y yo nos iremos a medias con las ganancias. --Al segundo que te saquen vas a estar cagado y llamando a tu mamacita --grito uno del grupo y los demas lo apoyaron con sonoras carcajadas. --Mejor te vas a echar otros tragos y te lo piensas. Yo no me presto para cojudeces --dijo el dentista. --El caso es, doctor, que, si usted no me permite ganar la apuesta, le corto la cabeza con esto que me acompana. Al montuvio le brillaron los ojos mientras acariciaba la empunadura del machete. De tal manera que corrio la apuesta. El hombre abrio la boca y el dentista hizo un nuevo recuento. Eran quince dientes, y, al decirselo, el desafiante formo una hilera de quince pepitas de oro sobre el tapete cardenalicio de las protesis. Una por cada diente, y los apostadores, a favor o en contra, cubrieron las apuestas con otras pepitas doradas. El numero aumentaba considerablemente a partir de la quinta. El montuvio se dejo sacar los primeros siete dientes sin mover un musculo. No se oia volar una mosca, y al retirar el octavo lo acometio una hemorragia que en segundos le lleno la boca de sangre. El hombre no conseguia hablar, pero le hizo una senal de pausa. Escupio varias veces formando cuajarones sobre la tarima y se echo un largo trago que le hizo revolverse de dolor en el sillon, pero no se quejo, y tras escupir de nuevo, con otra senal le ordeno que continuase. Al final de la carniceria, desdentado y con la cara hinchada hasta las orejas, el montuvio mostro una expresion de triunfo horripilante al dividir las ganancias con el dentista. --Si. Esos eran tiempos --murmuro el doctor Loachamin, echandose un largo trago. El aguardiente de cana le quemo la garganta y devolvio la botella con una mueca. --No se me ponga feo, doctor. Esto mata los bichos de las tripas --dijo Antonio Jose Bolivar, pero no pudo seguir hablando. Dos canoas se acercaban, y de una de ellas asomaba la cabeza yaciente de un hombre rubio.

  • !No lo hagas!: La organizadora de bodas de Vega Manhattan

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    Paige es una mujer de exito. Ser una de las mejores organizadoras de bodas de Manhattan no es algo que le haya caido del cielo.
    Despues de mucho tiempo, decide tomarse un descanso y volver a casa. Lo que Paige no puede imaginar es que sus vacaciones se complicaran cuando no solo tenga que trabajar, sino que su cliente es la ultima persona a la que quiere ver.
    ?Que hara cuando tenga delante al hombre que le partio el corazon y tenga que organizar la boda de el con otra?
    Una historia de corazones rotos que te hara cuestionartelo todo.

  • El informe Alcatraz de Lisbeth Cavey

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    Briana hereda la fortuna de sus abuelos y la gran casa familiar, sin embargo, no se imagina que en ese mismo momento ha abierto algo que habia permanecido subyacente durante anos.
    Intriga, misterio, secretos, accion y los terrorificos episodios de paralisis del sueno que sufre cada vez con mayor intensidad, la pondran a prueba una y otra vez.
    Ella no estara sola en esta aventura; Aitor Bravo, policia de la comisaria de La Costa y alguien que se debate entre la atraccion y la desconfianza hacia Briana, vivira junto a ella situaciones que le haran aflorar todo tipo de sentimientos.

  • Un oscuro anhelo (Amor encubierto 4) de Lori Foster

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  • Jerusalen, la ciudad imposible de Meir Margalit

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    Frente a la proclamacion unilateral de una Jerusalen “unica e indivisible” por parte del Estado de Israel o de “capital eterna del pueblo judio”, como reconocio Donald Trump en sus polemicas declaraciones, tres realidades incompatibles separan Jerusalen, donde lo “eterno” religioso y lo “temporal” laico se contradicen: la devota “ciudad santa” a la que aspiran los judios religiosos, la “ciudad mundana” impulsada por los judios laicos y la “medina islamica” en la que reza la poblacion arabe. Dividida por barreras etnicas, religiosas, nacionales, socioeconomicas, culturales y linguisticas, sin un minimo denominador comun entre sus partes, Jerusalen es, mas que una “ciudad”, una “no-ciudad”, y, lejos de ser un ejemplo de multiculturalidad, se ha convertido en “un laboratorio de segregacion urbana”. Este libro se centra en la incompatibilidad entre la parte israeli y palestina de la ciudad, y trata de esclarecer las condiciones en que hoy, mas de medio siglo despues, se perpetua la ocupacion de Israel en Jerusalen Oriental. Es facil reconocer su cara visible en los episodios de violencia mas cruda: en los muertos y heridos, las demoliciones de casas o los brutales controles policiales. Sin embargo, la ocupacion tambien ha ido adquiriendo un caracter oculto y subliminal, en la medida en que las formas de coercion, discriminacion y exclusion se han ido normalizando e integrando en la vida cotidiana tanto de los ocupados “los palestinos son el 40 por ciento de la poblacion jerosolimitana” como de los ocupantes, y se ha ido instalando en las formas de gobierno y de gestion urbana, a traves de procedimientos supuestamente legales y democraticos. Desde su amplia experiencia como politico, funcionario y activista israeli en Jerusalen, Meir Margalit ofrece en este ensayo un minucioso analisis de este fenomeno al que denomina “jerupacion”, tratando tambien de plantear las vias para desmantelarla.

  • La bruja de los zapatos rojos de Helen C. Rogue

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    Ari es la supervisora de una cadena de restaurantes. En uno de ellos, conoce a Marcos, el gerente. Desde el primer momento se sienten atraidos el uno hacia el otro. Pero una serie de circunstancias hace que se distancien. Cuando vuelven a encontrarse, estalla la bomba de relojeria… Un relato donde la tension sexual es patente desde el minuto uno, y donde lo peor es enfrentarse a unos sentimientos ocultos pero que estan a flor de piel.

  • Una dulce madrilena de Samuele Beni Abram

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    Una historia de amor intensa que pocas parejas pueden decir haberla vivido.Samuel, un italiano de 45 anos, un seductor nato, encuentra a Martina, una madrilena de 20 anos que ha llegado hace poco a Barcelona.Un destino que hara que luchen entre el corazon y la razon. Un amor pasional y perturbador, en el que el sexo y el erotismo se viven mas alla de los limites en una aventura unica y emocionante.En un Swinger en Barcelona - Dos chicos en Formentera - El lesbico con la holandesa y con su amiga intima - El travesti Armandino - Dos masajistas africanos en Cabo Verde - El castillo a Montenegro - El hidromasaje en Paris - Una fiesta privada - Un convento en Roma - Un desconocido...Y otros lugares y otra gente y otras aventuras de amor, de sexo, de erotismo que vale la pena leer. Porque el amor, el de verdad, no es el encuentro de dos cuerpos que banalmente se unen, sino de dos almas nacidas para estar juntas que van por el mundo buscandose para poder amarse. Y ninguna de las dos podra ser feliz sin el alma que le corresponde.

  • La sirena roja de Noelia Lorenzo Pino

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    La agente de la Ertzaintza Eider Chassereau y el suboficial Jon Ander Macua se enfrentan a lo que podria ser el caso mas importante de sus carreras. La aparicion de dos cadaveres desollados, con un siniestro vinculo entre ellos, les llevara hasta Lorena, una prestigiosa tatuadora donostiarra que aun se recupera de una relacion que acabo con una orden de alejamiento por amenazas y agresion. Una investigacion contra reloj para evitar nuevas victimas del que podria ser un asesino en serie les conducira a traves de un entramado de prejuicios religiosos y oscuros secretos. El caso les absorbera hasta el punto de olvidarse incluso de sus propias vidas. Sumergete en esta historia trepidante y descubre lo que sucede cuando la sangre y la tinta van mas alla del arte Con el estilo agil y visual que le caracteriza, Noelia Lorenzo Pino nos sorprende con esta novela donde la crudeza y la atmosfera gris contrastan con la cercania de sus personajes.

  • Un matrimonio para enamorarse de Estefania Scioli

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    Faustina Rizzi, una treintanera amante de las fotografias de bodas y muy devota del amor, cree estar atrapada en un matrimonio arreglado por causa de uno de los tantos negocios fraudulentos de su padre cuando la ofrece como garantia de una deuda a una familia muy adinerada de la provincia de Mendoza a cambio de un poco mas de tiempo.
    Y cuando ella solo desea salvarlo una vez mas de sus errores, llenandose de rencor, odio e inseguridad, conoce a la familia D' angelo y esos sentimientos van quedando atras al darse cuenta de que en la "Finca Elena" puede encontrar la libertad y por que no, el amor hacia una nonna bastante divertida y particular, unos suegros muy sabios que la tratan como a una hija y un hombre que le roba el corazon antes de saber que iba a ser su esposo.
    Asi mismo, Rafael, apasionado por la ley y considerado el Diablo ante un juez, le regala no solo las alas que ella siempre anhelo, sino que tambien le concede un amor sincero, companerismo, fidelidad y exclusividad. Y a su vez, la beneficia con una historia de vida que le permite aprender a vivir sola tanto con tristezas y felicidad, recaidas y aprendizaje, recuerdos para olvidar y metas por cumplir.
    ?Y quien dijo que la familia no se elige? ?Quien aseguro que el dolor es solo un sentimiento y no una herramienta para crecer y madurar? ?Quien afirmo que se necesita de un hombre para llegar a ser la mujer que siempre deseamos ser? ?Y quien murmuro que las segundas vueltas no son las mejores?
    Rebotar. Superar. Transitar. Y avanzar pese a todo.

  • Encontre lo que me faltaba (Serendipity) de Moruena Estringana

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    Levi sabe que si presiona a Olimpia la acabara perdiendo para siempre. Pero ?Que hacer cuando ella fue ella la que se abalanzo para luego salir huyendo arrepentida? ?Como conocer los verdaderos sentimientos de Olimpia?

  • El instinto de la conciencia de Michael S. Gazzaniga

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    La idea del cerebro como maquina, propuesta por primera vez hace siglos, ha llevado a suposiciones sobre la relacion entre la mente y el cerebro que los cientificos y los filosofos persiguen hasta nuestros dias. Gazzaniga, sin embargo, afirma que se trata precisamente de lo contrario: los cerebros hacen maquinas, pero no pueden reducirse a una. Una nueva investigacion sugiere que el cerebro es en realidad una confederacion de modulos independientes que trabajan juntos. Comprender como la conciencia podria emanar de tal organizacion ayudara a definir el futuro de la neurociencia y la inteligencia artificial, y cerrara la brecha entre el cerebro y la mente.

  • EL ULTIMO CARNAVAL de Menchu Garceran

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    -?Crees en fantasmas?
    -No.
    -Yo tampoco.
    -No se que hacer.
    -Pues esta claro, hacer lo que te ha pedido.
    -?Hacer caso a un fantasma en el que no creemos?
    Y de esta manera tan ilogica, Gabriela decide viajar a Venecia para descubrir que paso a su antepasada durante el carnaval de 1796
    Alli se encontrara con Mario, un conde tan atractivo como irritante que, para colmo, es el descendiente de Angelo, el novio de su antecesora. A pesar del choque de caracteres, trabajaran juntos para descubrir el misterio que los rodea.
    Una historia con misterio, fantasmas, amor y mucha magia.
    RESENA DE ROMANTICAS AL HORIZONTE (Extracto)
    <> me ha parecido una novela de sobra interesante. Con una buena mezcla de intriga y romance. Un verdadero coctel a lo Bond, James Bond, que siempre pide el Martini con Vodka (un Vesper) mezclado y no agitado. Dicen quienes lo han probado que es una combinacion de lo mas especial. Y asi es como he visto yo la novela de Menchu. Mezclada y no agitada, con todos sus ingredientes en la justa medida para que ningun sabor se imponga a los demas. Un resultado que estalla en tu paladar como la famosa bebida del agente 007.

  • La Fuerza del amor (Blue Roses 1) de Noelia Jimenez Sanguesa

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    Barcelona, 1992.

  • Cuentos para quererte mejor de Alex Rovira

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  • Todas las malditas veces que la tuve debajo de mi de Cristina Prada

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  • Historias de un agente inmobiliario de Jacobo Armero

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    UNA NOVELA PARA ENTRAR A VIVIR

  • Itinerarium de Antoni Picazo Muntaner

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    Magia, Cabala, deseos, venganzas, alucinogenos, insatisfaccion, necesidad de saber cada vez mas. Eso es lo que refleja “Itinerarium”. La vida de un estudiante en la Europa barroca, el intento de alcanzar quimeras que la mayoria de personas consideraba irrealizables. Ideas y objetivos que se pretendieron alcanzar a traves de la practica de las ciencias oscuras.

  • La doncella de la sangre de Ahna Sthauros

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    Diane es una joven estudiante francesa de Paris que decide estudiar en la Universidad de Sevilla como alumna Erasmus. Es huerfana y lo unico que le queda de sus padres es una medallon antigua decorado con simbolos extranos.En la noche de Halloween su vida cambia radicalmente cuando conoce a Alleyne, un joven ingles misterioso que resulta ser un vampiro. Entonces descubre que toda su vida se basa en una mentira: su padre no ha muerto y es uno de los vampiros mas poderosos de la Sociedad vampirica, y ella es mucho mas de lo que aparenta.Falsas apariencias, vampiros, demonios, cazadores, angeles caidos…Diane tendra que olvidarse de todo lo que conocia como humana y debera adentrarse en un mundo oscuro y desconocido, cuya Sociedad espera mucho de ella.?Sera mas fuerte su Destino o su amor por Alleyne?

  • El dia que me quieras (Los Collinwood 1) de Victoria Magno

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  • La mujer del Coronel de Rosa Liksom

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    Me habia inscrito en el campamento de verano de la organizacion femenina Lotta Svard. Tome el autocar hacia Kittila y luego me interne con mis bartulos en el bosque; camine hacia una landa entre un lago y el remanso encharcado de un rio. Alli estaban ya las otras ninas y mujeres, ocupadas montando las tiendas, y me uni a ellas. Al sur del campamento habia una laguna que el musgo invadia a gran velocidad y al norte, un hermoso lago virgen de aguas placidas y limpidas cuya orilla vecina bordeaba una playa de arena. Vagar por el bosque era para mi bastante natural. Papa habia quedado fascinado por el ideal escultista en Alemania, a su regreso introdujo la practica en la ciudad de Rovaniemi y me incorporo a las exploradoras a mis siete primaveras. En las lobeznas aprendi que una persona de bien es digna de confianza, servicial, educada, obediente, responsable, trabajadora, valiente y patriota. Bajo esos hermosos principios nos peleabamos, nos atormentabamos unas a otras, acosabamos a las mas pequenas y aprendiamos a vivir. Yo era una exploradora entusiasta y tuve la oportunidad de pasar varios veranos de campamento en Alemania, al mismo tiempo que aprendia el idioma. Juuden raus! Que hermoso sonaba entonces en mis oidos y que mal suena hoy. Mis hermanas y yo eramos pequenas lotta diez anos antes de que se fundara oficialmente la seccion juvenil de esta organizacion. Nuestra familia era un pilar de la guardia blanca y un ejemplo para todos los finlandeses. Con las pequenas lotta aprendi a poner la mesa y a tejer tapetes de ganchillo. Despues de la Guerra de Liberacion, asi llamabamos a la guerra civil, recogiamos trozos de huesos para fabricar jabon y raices de dientes de leon para hacer cafe. Yo reuni tambien tantas pinas que recibi una insignia en forma de estrella en la pechera de mi pequeno uniforme. He conservado todos los trajes, aunque tras el armisticio se dio la orden de destruirlos. No los hice desaparecer, los deposite en el fondo del arcon del ajuar que ahora esta alli, en un rincon de la habitacion. La general de nuestro campamento en Kittila era la deana. Era atenta, despierta, meticulosa y precisa, siempre defendia la vida ante la muerte y, en ese sentido, era pacifista. Nos enseno como preparar un buen cafe, como alimentar a un millar de hombres a la vez, como tratar a los heridos, como recaudar fondos para la Guardia Blanca. Aprendi que una mujer ha de ser obediente y trabajadora hasta el sacrificio, y prepararse cuidadosamente para su futuro papel de madre de soldados. Que de la naturaleza masculina es intrinseca una cantidad adecuada de tirania y que el hombre ha de ser moralmente superior a la mujer. Y que el amor es una lucha que para el comienza con el odio y acaba en la victoria moral, y una mujer ha de aprender a aceptar y a amar a pesar de todo a su marido con un afecto inocente y puro. Un dia, en el campamento nos dejaron un rato de libertad. Cada una podia hacer lo que deseara. Una leia la Biblia, otra entonaba himnos, otras jugaban al corre que te pillo. Yo me fui al pantano de turba mas proximo para comprobar si los camemoros ya estaban en flor y como seria la cosecha. Me introduje entre los alisos y al momento senti que el suelo seco bajo mis pies empezaba a hundirse y el mundo se sacudia como si me hubiese sentado en una mecedora. Ante mis ojos se abria una llanura pantanosa de gran belleza. Yo retozaba cual reno brincando de una balsa de musgo de turbera a otra y chillaba como una posesa. Mis saltos removian el agua del pantano y de las profundidades de la tierra ascendian tales olores y emanaciones que tuve que agarrarme a la rama de un deformado pino para no desmayarme. Se arremolinaban en mi cabeza los distintos colores, veia luces y sombras, toda clase de reflejos. Los pinos de troncos marrones susurraban, los abetos de liquenes colgantes bramaban, las rocas resonaban y una bandada de grullas lanzaba gritos en la boveda celeste. Me sentia febril, mi cabeza se habia separado del cuello y reia a carcajadas. Continue avanzando, vadeando descalza el agua y en mis sensibles dedos de los pies notaba las cosquillas del aliento de los hielos eternos del pantano. Pronto estuve empapada hasta la cintura y sumergida en los sedimentos, plantas palustres y cieno. En mi cabello quedaron atrapados toda clase de juncias y de fosiles, pero nada me detenia, y olvide la floracion de los camemoros; me sentia tan libre y tan plena e infinita que dentro de mi fluia la savia y pense que si ahora me venia la muerte, la recibiria con los brazos abiertos. Yo era fuerza sobrenatural y extasis del principio al fin. Zumbaban los escarabajos, coleopteros, mosquitos, simulidos y algun tabano, las ranas croaban invitaciones y las grullas chillaban como si les hubiesen disparado en el estomago. Cerre los ojos y me deje llevar por los sentidos. Mi olfato me conducia al sur, mi tacto hacia el oeste, y cuando al caer la tarde me detuve exhausta y abri los ojos, ya no sabia donde me encontraba. No me inquiete, solo me mire los pies embarrados. Estaban cubiertos de aranazos encarnados, sanguinolentos, rasgados por los afilados bordes de las hojas de las plantas lacustres y picados por las criaturas. Todo mi cuerpo estaba enfangado, negro como un viejo pino quemado en un incendio. Me toque entre las piernas, me ardia, y mi mano rozo una especie de tripa viscosa que colgaba. Me levante la falda y me di cuenta de que era una sanguijuela, que me chupaba sangre en el borde de la vagina. Debia de haber estado succionando durante mucho tiempo, grande y hermosa como era. La separe con cuidado y la arroje al brezal. Estaba completamente rendida, me acoste sobre una balsa de turba y entonces tuve una vision fugaz del mundo tal y como podria ser algun dia. Ese mundo seria al mismo tiempo hombre y mujer, juego y amor, ternura y placer, todos serian buenos unos con otros, todos serian aceptados como son, no habria maldad ni bondad, ni palabras, solo sensaciones. Con esa maravillosa imagen me quede dormida. Estuve flotando en la balsa de turba toda la noche y al despertar la luna menguante habia palidecido y me habia quedado varada a la orilla de un estanque. El agua estaba negra como el carbon y me asome a su profundidad sin fondo y en su superficie brillante vi las luces y sombras de una nube y a mi misma. Vi el rostro sereno de una mujer joven, hermosa, y un mastil plantado del reves. Ondeaba en el el estandarte de Lotta Svard. Me gire y reconoci nuestro campamento un poco mas lejos, en la orilla. Alli dormian todas un sueno calido. Me deslice hasta la fogata, coloque unos lenos entrecruzados, encendi el fuego con una corteza de abedul y prepare un buen puchero de cafe. Cuando el resto despertaron, estaban encantadas de poder sentarse enseguida alrededor de un cafe caliente. Al concluir el campamento, desbordaba de un irrefrenable entusiasmo. Estaba completamente convencida de la filosofia de las lotta y de la actividad de la guardia blanca. Ambas se basaban en el idealismo aleman y en un sentimiento de superioridad, asi como en el odio a los rusos y en la idea de que nuestra mision era unir a todos los pueblos de lengua finlandesa en una Gran Finlandia. La base, sin embargo, era la santa trinidad: hogar, religion, patria. Eso iba bien conmigo. Me fije la tarea de convertir al mundo entero al credo de la Guardia Blanca. No sabia mantener la boca cerrada, ni siquiera a la mesa. Mama se veia en un aprieto conmigo y mis palabras, pues en el fondo ella apoyaba al Partido Joven Finlandes, como papa en su juventud. En la ciudad de Kemi se iba a celebrar una asamblea de la organizacion Lotta Svard y yo me empene en ir. Al principio mama se nego, pero cuando mi hermana Rebekka prometio cuidar de mi, se ablando. Imite a Rebekka y me puse el uniforme y sostuve mi primer discurso en el que dije que la patria representaba un valor ante el cual el sacrificio nunca era en vano. La fiesta culmino en un desfile al que asistieron, ademas de las lotta, apuestos y acicalados guardias blancos de uniforme. La belleza y la armonia de la marcha nos infundio voluntad de lucha y nos animo en una futura guerra contra los rusos. Mi padre, Juho, habia nacido en una de las familias campesinas mas ricas de Kittila y tambien la unica de comerciantes. Fue el primer habitante de su pueblo en convertirse en agronomo. Su padre, Frans, murio antes de que yo naciera, y mi abuela Elve, la madre de mi padre, era una sami de pura raza. Vivio hasta los ciento uno. No procedia de una miserable comunidad de pescadores, sino de un clan de pastores de renos nomadas y, siendo una nina, subia y bajaba las laderas de los cerros montada en un trineo de renos como una princesa. A mediados del invierno, la abuela Elve rociaba leche de reno al sol, pues este traia luz y calor despues de la oscuridad y el frio. El sacerdote de Kittila la llamaba ramera licenciosa y perra poseida por el demonio porque ella no creia en sus sermones graves y simples. Yo era su nina mimada y me ensenaba secretos del viejo mundo. Ida, mi madre, era natural de Helsinki y procedia de una familia aristocrata de lengua sueca. Hiltrud, mi abuela materna, habia sido la prometida secreta del gobernador general Bobrikov, y el padre de mi madre, el abuelo Thomas, era un reconocido empresario que acumulo una fortuna tremenda y luego la perdio. No los recuerdo porque murieron antes de que yo viniera al mundo. No habria sabido nada sobre el colapso de los mercados mundiales y la depresion economica surgida en Nueva York, pero tambien a mi me exploto en plena cara cuando la querida casa de nacimiento de mi padre a las afueras de Kittila acabo bajo el mazo de la ley. El tio Matti habia sido su propietario tras la muerte de los abuelos. Se habia visto obligado a contraer deudas que garantizaba el granjero mas rico del pueblo, Paksuniemi, un antiguo companero de colegio de papa. Llegado el momento de saldar cuentas, el tio Matti no tenia dinero y al acaudalado dueno se le ocurrio que necesitaba dos habitaciones mas para el ala de verano de su casa, y se las llevaba a cambio de la deuda. Por aquel entonces, estaba yo de visita en casa del tio Matti, daba sorbos a una infusion de hojas de frambuesa y escribia el diario y unos poemas, cuando el tal Paksuniemi se presento en el patio con unos obreros. Antes de mediodia ya habian serrado los cuartos del fondo y por la tarde cargaron los troncos en un carro y se los llevaron. La querida casa de infancia de papa se quedo llorando, violada y deshonrada. El tio Matti explico que ahora solo tenian dinero los ricos y que los desempleados capaces de trabajar se arrastraban por los caminos, pues el empleo se habia marchado a otro sitio y que, ademas de la pobreza general y la escasez, habia habido muchos anos seguidos de malas cosechas, otras tantas granjas habian acabado en subasta, las letras de cambio recortaban las pequenas haciendas y los periodicos se llenaban de anuncios de subastas forzosas. Entonces una idea muy clara lleno mi cabeza, que tambien Finlandia necesitaba un guia de voluntad firme que dijera que no y que escuchara la voz de los desfavorecidos y los excluidos del mercado. Los comunistas no eran capaces. No hacia falta mas que mirar al tio Matti, que era rojo, y que se limitaba a gemir en lugar de tomar un hacha y defender lo suyo. En ese preciso momento decidi que seguiria con las Lotta Svard hasta el final y luego iria mas alla. Necesitabamos ideas y acciones mas firmes, claras y sencillas para levantar Finlandia.

  • La vida que perdimos de Consolacion Gonzalez Rico

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    Ricardo, un viejo artista de origen espanol que habita en uno de los pintorescos edificios del centro historico de Poitiers, no tiene mas vinculos con el mundo actual que Madeleine, la joven que acude cuatro horas cada dia para ocuparse de la limpieza y prepararle la comida. El resto del tiempo, las paredes muestran a Ricardo los jirones de la soledad que lo acompana.

  • Tokio Blues de Haruki Murakami

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    Mientras aterriza en un aeropuerto europeo, Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 anos, escucha una vieja cancion de los Beatles que le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de los anos sesenta. Con una mezcla de melancolia y desasosiego, Toru recuerda entonces a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor y unico amigo de la adolescencia, Kizuki.

  • El poeta que rugio a la luna y se convirtio en tigre de Atsushi Nakajima

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    En esta primera traduccion al espanol de uno de sus libros, los lectores tendran la oportunidad de familiarizarse con la obra de Atsushi Nakajima, uno de los grandes autores japoneses del siglo xx. El cuento La luna sobre la montana, incluido en esta recopilacion, se estudia en los manuales de los institutos de ensenanza secundaria en Japon.

  • La catadora de Rosella Postorino

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    Una gran novela aclamada por la critica y en la lista de mas vendidos de Italia.

  • Un conde sin corazon (Minstrel Valley 5) de Nuria Rivera

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    Para encontrar el amor… ?sera necesario convertirse en una dama?

  • Lo que nunca te cante, Cara A de Lena Valenti

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    Una siempre cree estar satisfecha con la vida que tiene. Yo, por ejemplo, asi lo siento.
    Tengo una relacion estable con un chico que me quiere y que me encanta, mi vocacion es mi trabajo, me rodeo de buenos amigos, tengo salud y unos padres que me apoyan en todo.
    No pido nada mas. Pero si esto fuera asi, no tendria nada que decirte.

  • Grace y el duque (Los Bastardos Bareknuckle 3) de Sarah Maclean

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    Burghsey House, sede del ducado de Marwick, en el pasado. No existia nada en el mundo como la risa de el. No importaba que ella no estuviera cualificada para hablar del vasto mundo, porque nunca se habia alejado de aquella enorme casa solariega situada en la tranquila campina de Essex, a dos dias en carruaje desde Londres, donde las onduladas y verdes colinas se convertian en trigo a medida que el otono ganaba terreno. No importaba que no conociera los sonidos de la ciudad o el olor del mar. Ni que nunca hubiera oido hablar en otra lengua que no fuera el ingles, ni hubiera visto una obra de teatro, ni hubiera escuchado una orquesta. No importaba que su mundo se limitara a los tres mil acres de tierra fertil cubiertos de mullidas ovejas blancas y enormes fardos de heno, y a una comunidad de personas con las que no tenia permitido hablar, para las que era practicamente invisible; porque ella era un secreto que debia guardarse a toda costa. Era la nina que habian bautizado como el heredero del ducado de Marwick. La que habian envuelto en el arrullo de encaje reservado para una larga estirpe de duques, la que habian ungido con aceites esenciales destinados exclusivamente para los residentes de Burghsey House mas privilegiados. A la que habian otorgado nombre y titulo de varon ante Dios. El duque --un hombre que no era su padre-- habia pagado a sirvientes y a sacerdotes para que guardaran silencio, habia falsificado documentos y habia trazado planes para sustituir a la hija bastarda de su esposa por uno de sus propios hijos bastardos --nacido el mismo dia que ella, de mujeres que no eran la duquesa--; de esa manera, ofrecia a uno de sus hijos el unico camino hacia el legado ducal..., un legado robado. Con esta estratagema estaba abocando a esa nina inutil, el bebe que lloraba en los brazos de la enfermera, a una vida a medias, llena de una dolorosa soledad que emanaba de un mundo tan grande y, al mismo tiempo, tan pequeno. Y entonces habia llegado el, hacia ya un ano. Tenia doce anos y estaba lleno de fuego, poseia toda la fuerza del mundo que habia ahi afuera. Era alto y delgado, y tan inteligente como astuto. Le parecia el ser mas hermoso que jamas hubiera visto, con un flequillo rubio tan largo que caia sobre unos brillantes ojos de color ambar, unos ojos que guardaban mil secretos. Tenia una risa queda, apenas un susurro, tan poco frecuente que, cuando aparecia, era como un regalo. No, no habia nada en el vasto mundo como la risa de el. Ella lo sabia, aunque el vasto mundo estuviera tan lejos de su alcance que ni siquiera fuera capaz de imaginar donde empezaba. El si. Y le encantaba contarle cosas sobre ese mundo. Eso fue lo que hizo aquella tarde, en uno de los preciosos momentos robados a las maquinaciones y manipulaciones del duque, justo el dia antes de la noche en la que el hombre que manejaba su futuro regreso para deleitarse atormentando a sus tres hijos varones. Pero, en esos momentos, en aquella tranquila tarde, mientras el duque estaba fuera, en Londres, haciendo lo que fuera que hicieran los duques, los cuatro ninos aprovechaban la felicidad alla donde podian encontrarla: al aire libre, en el salvaje y serpenteante terreno de la finca. El lugar favorito de ella estaba en el limite occidental del terreno, lo suficientemente alejado de la casa solariega como para perderla de vista. Alli habia un magnifico bosquecillo de arboles que se elevaba hacia el cielo, bordeado por un pequeno y burbujeante riachuelo, o mas bien un arroyo, para ser precisos, pero que le habia proporcionado horas, dias y semanas de parlanchina compania cuando era mas nina y la conversacion con el agua era lo unico que cabia esperar. Pero alli, en aquel momento, no estaba sola. Reposo entre los arboles, donde los rayos de sol moteados inundaban el suelo en el que yacia de espaldas, exhausta despues de haber recorrido los campos, y aspirando grandes bocanadas de aire cargado del aroma del tomillo silvestre. --?Por que siempre venimos aqui? --El se sento a su lado, cadera con cadera, mientras su propio pecho subia y bajaba por la respiracion agitada mientras la miraba a la cara, con sus piernas, cada vez mas largas, estiradas mas alla de la cabeza de la chica. --Me gusta estar aqui --dijo ella con sencillez, y volvio la cara hacia la luz del sol, y el son de los latidos de su corazon se calmo al mirar a traves del dosel de ramas que jugaban al escondite en el cielo--. Y a ti tambien te gustaria si no estuvieras siempre tan serio. El aire tranquilo del lugar se transformo, se volvio mas pesado ante la certeza de que no eran ninos de trece anos corrientes y sin preocupaciones. Protegerse formaba parte de su supervivencia. La seriedad formaba parte de su supervivencia. Ella preferia no pensar en ello mientras las ultimas mariposas del verano danzaban bajo los rayos de luz, por encima de sus cabezas, llenando aquel lugar con una magia que mantenia a raya lo peor. Asi pues, cambio de tema. --Cuentame cosas del mundo. --?Otra vez? --Pero en realidad, el no estaba pidiendole explicaciones. No las necesitaba. Se giro, y ella movio las faldas para que el se tumbara a su lado, como habia hecho docenas de veces antes. Cientos. En cuanto se acomodo de espaldas, con las manos apoyadas en la nuca, el empezo a hablar al cielo--. Nunca hay tranquilidad. --Por el golpeteo de las ruedas de los carros contra los adoquines. --Las ruedas de madera hacen ruido, pero es mas que eso. --Ella asintio--. Son los gritos de las tabernas y de los vendedores ambulantes de la plaza del mercado. Los ladridos de los perros de los almacenes. Las peleas de las calles. Yo solia subir al tejado del lugar donde vivia y apostaba en las peleas. --Por eso eres tan buen luchador. --Siempre pense que seria la mejor manera de ayudar a mi madre. Hasta que... --Se encogio levemente de hombros. Interrumpio sus palabras, pero ella sabia el resto. <>. Se volvio para mirarlo; tenia una expresion tensa, la vista clavada en el cielo, los dientes apretados. --Hablame de los improperios --lo incito. --Hay mucho lenguaje soez. Eso te gusta, ?eh? --El solto una risilla de sorpresa. --Ni siquiera sabia que existian las palabrotas antes de conoceros a vosotros tres. --Los chicos que habian llegado a su vida eran puro alboroto: rudos, malhablados y maravillosos. --Antes de conocer a Diablo, querras decir. --Diablo, bautizado como Devon, era uno de sus otros dos hermanastros; habia sido criado en un orfanato para ninos abandonados, y para demostrarlo se expresaba con un lenguaje malsonante--. El te ha transmitido sus amplios conocimientos. Si. Los improperios. En especial los de los muelles. Nadie maldice como un marinero. --Dime cual es el mejor improperio que has oido. --No. --El le lanzo una mirada socarrona. --Hablame de la lluvia. --Le preguntaria a Diablo mas tarde. --Es Londres. Nunca para de llover. --Cuentame algo bueno. --Le dio un codazo en el hombro. --La lluvia hace que las piedras de la calle esten resbaladizas y brillantes. --Sonrio, y ella hizo lo mismo. Adoraba la forma en que le seguia la corriente. --Y, por la noche, las luces de las tabernas las vuelven doradas --termino ella. --No solo las de las tabernas, tambien las de los teatros de Drury Lane. Y las lamparas que cuelgan delante de las casas de alterne. --Las casas de mala muerte donde su madre habia aterrizado despues de que el duque se negara a mantenerla cuando eligio tener a su hijo. Donde habia nacido aquel hijo. --Para mantener la oscuridad a raya --susurro ella. --La oscuridad no es tan mala --adujo el--. Lo que ocurre es que la gente que vive en ella no tiene mas remedio que luchar por lo que necesita. --?Y consiguen lo que necesitan? --No. No tienen lo que necesitan, y tampoco lo que merecen. --Hizo una pausa y luego susurro al dosel de ramas, como si realmente fuera magico--. Pero vamos a cambiar todo eso. No le paso desapercibido que habia usado el plural. No solo ellos dos, sino todos. Aquel cuarteto que hizo un pacto para iniciar aquella loca competicion: quien ganara protegeria al resto. Y luego escaparian de aquel lugar en el que los habian forzado a luchar en una batalla de ingenio y armas que le daria a su padre lo que queria: un heredero digno de un ducado. --En cuanto seas duque... --empezo ella, en voz baja. --En cuanto uno de nosotros sea duque. --Se volvio para mirarla. Ella nego con la cabeza y busco su brillante mirada ambarina, tan parecida a la de sus hermanos. Tan parecida a la de su padre. --Vas a ganar tu. --?Como lo sabes? --dijo el, despues de observarla durante un buen rato. --Lo se, y punto. --Apreto los labios. Las maquinaciones del viejo duque se volvian mas desafiantes cada dia. Diablo era como su nombre, demasiado fuego y furia. Y Whit era demasiado pequeno y demasiado amable. --?Y si no quiero? --Por supuesto que quieres. --Cualquier otra cosa era una idea absurda. --El ducado deberia ser tuyo. --Las chicas no pueden ser duques. --Ella no pudo reprimir una risita exagerada. --Y, sin embargo, aqui estas: eres la heredera. Pero no lo era. No de verdad. Ella era el producto de una aventura extramatrimonial de su madre, una apuesta ideada para darle un heredero bastardo a un marido monstruoso, y manchar asi para siempre su preciado linaje, que era lo unico que realmente le importaba al duque. Pero, en lugar de un nino, la duquesa habia dado a luz a una nina, por lo que no podia heredar. Era la sustituta. Una simple nota al pie en el ancestral ejemplar del Libro de la nobleza de Gran Bretana e Irlanda. Y los cuatro lo sabian. --No importa --aseguro, ignorando sus palabras. Y no importaba. Ewan ganaria. Se convertiria en duque. Y lo cambiaria todo. El la observo en silencio durante un rato. --Cuando sea duque... --fantaseo en un susurro, como si las palabras fueran a convertirse en realidad al pronunciarlas en voz alta--. Cuando sea duque, yo cuidare de todos. De nosotros y de todo el Garden. Manejare su dinero. Su poder. Su nombre. Y me alejare de aqui y nunca mirare atras. --Las palabras volaron alrededor de ellos, reverberando en los troncos de los arboles antes de que el se corrigiera--. Su nombre no --susurro--. El tuyo. Robert Matthew Carrick, conde de Sumner, heredero del ducado de Marwick. Ignoro el ramalazo de emocion que la recorrio y suavizo el tono. --Te quedara bien ese nombre. Es nuevo. Yo nunca lo he usado. --Habia sido bautizada como el heredero, pero no podia hacer uso de su nombre. A lo largo de los anos, siempre se habian dirigido a ella como <>, <> o <>. Un dia, cuando tenia ocho anos, hubo una criada que la llamo <>, y eso le gusto mucho. Pero la criada se habia marchado al cabo de unos meses, y ella habia vuelto a ser invisible. Hasta que mas tarde llegaron tres chicos que si la veian, y el que estaba con ella no solo parecia verla, sino tambien entenderla. Y la llamaron de mil maneras: <>, por la forma en que atravesaba los campos a la carrera, <>, por las llamas de su cabello pelirrojo y <>, por la manera en que se enfadaba con su padre. Y ella respondia a todos aquellos apodos, sabiendo que ninguno era su nombre, sin importarle demasiado, porque ellos estaban alli. Porque tal vez estar con ellos fuera suficiente. Porque para ellos era alguien importante. --Lo siento --susurro el. Y lo decia en serio. Para el, ella si era alguien importante. Permanecieron asi durante unos instantes, con las miradas entrelazadas mientras la verdad pesaba a su alrededor, hasta que el carraspeo y aparto los ojos, rompiendo asi aquella conexion. Lo observo cuando giro su tronco para volver a prestar atencion a las copas de los arboles. --De todos modos, mi madre decia que le encantaba la lluvia, porque era el unico momento en que veia joyas en el barrio de Covent Garden. --Prometeme que me llevaras contigo cuando te vayas --susurro ella para romper el silencio. Los labios de Ewan se convirtieron en una linea firme, la promesa quedo escrita en las arrugas de su cara, mas vieja de lo que deberia ser. Mas joven de lo que iba a necesitar que fuera. --Y tendras muchas joyas. --Asintio con seguridad. Ella se giro, y sus faldas se desplegaron sobre la hierba. --Por supuesto --bromeo ella--. Y vestidos confeccionados con hilo de oro. --Viviras entre bobinas de hilo oro. --Si, por favor --dijo ella--, y una doncella que sepa hacerme preciosos peinados. --Para ser una chica de campo, eres muy exigente --se burlo. --He tenido toda la vida para elaborar una lista con mis necesidades. --Le dirigio una sonrisa. --?Crees que estas preparada para Londres, chica de campo? --Creo que se me dara bien, chico de ciudad. --La sonrisa se transformo en un ceno fruncido. El se rio, y el preciado (por infrecuente) sonido de su risa lleno el espacio que los rodeaba, reconfortandola. En ese momento, sucedio algo. Algo extrano e inquietante, maravilloso e inaudito. Ese sonido, que no se parecia a ningun otro del vasto mundo, la libero. De repente, lo sintio. No solo el calor de el a su lado, donde se tocaban de hombro a cadera. No solo el lugar donde su codo descansaba junto a su oreja. No solo el contacto de sus manos en los rizos cuando el extrajo una hoja de ellos. Sino en todas partes. En el ascenso y descenso uniforme de su respiracion. En su segura quietud. Y esa risa..., en su risa. --Pase lo que pase, prometeme que no me olvidaras --le pidio en voz baja. --No podre. Estaremos juntos. --La gente se va. --Yo no. No me ire. --Fruncio el ceno y nego con fuerza. --A veces no se elige. A veces, la gente, simplemente... --Asintio--. Pero aun asi... Su mirada se suavizo al comprender que se referia a su madre. Rodo hacia ella y quedaron frente a frente, con las mejillas apoyadas en las palmas de las manos, lo suficientemente cerca como para contarse mil secretos. --Ella se habria quedado de haber podido --dijo el con firmeza. --No lo sabes --susurro, y cuanto detesto el picor que le provocaban aquellas palabras en los ojos--. Naci y ella murio, y me dejo con un hombre que no era mi padre, que me dio un nombre que no es el mio, y nunca sabre que habria pasado si ella hubiera vivido. Nunca sabre si... --El espero. Siempre paciente, como si fuera a aguardar toda la vida--. Nunca sabre si me habria querido. --Claro que si. --La respuesta fue inmediata. --Ni siquiera me puso un nombre. --Sacudio la cabeza y cerro los ojos. Queria creerle. --Lo habria hecho. Te habria puesto un nombre, y habria sido precioso. La certeza de sus palabras hizo que ella buscara su mirada, segura e inflexible. --Entonces, ?no me llamo Robert? --Ella te habria puesto un nombre digno de ti. El nombre que te mereces. Te habria dado el titulo. --No sonrio. No se rio. La comprendia y, luego, anadio--: Como voy a hacer yo. Todo se detuvo: el susurro de las hojas en el dosel de ramas; los gritos de sus hermanos en el arroyo, un poco mas alla; el lento transcurrir de la tarde; y ella supo, en ese momento, que el estaba a punto de hacerle un regalo que nunca habia imaginado recibir. --Dime... --Le sonrio, con el corazon palpitando en el pecho. Queria ese regalo en los labios y en la voz de el, en los oidos de ella. Queria que se lo diera y sabia que le resultaria imposible olvidarlo, incluso despues de que se marchara y la dejara atras. Y el se lo dio. --Grace --la llamo.

  • Las dos muertes de Ray Loriga de Daniel Jimenez

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    En 2017, tras varios anos de silencio, Ray Loriga gana el Premio Alfaguara con su novela Rendicion. El escritor mas representativo de la nueva narrativa espanola de los noventa recupera de golpe la fama que habia ido perdiendo. El libro recibe buenas criticas y se agota la primera edicion, la segunda, la tercera. Ray concede entrevistas, bromea con los periodistas que le habian dado por muerto, acude como invitado a un late night. Luego viaja a Latinoamerica para promocionar su obra. La gira finaliza en Buenos Aires. Y alli, en un hospedaje del barrio de La Boca, aparece su cadaver.

  • Solo una noche (Por Siempre) de Moruena Estringana

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    Violeta era una nina muy carinosa y despierta. No habia dia que no deseara que sus padres regresaran del trabajo para verlos, pero siempre tenian algo mejor que hacer. Un beso, una caricia y se metian en sus despachos. Violeta se canso de mendigar amor. Se metio en muchos lios para llamar su atencion sin conseguir nada. Ni siquiera un fuerte castigo donde dejaran claro que le importaba. Por sus trabajos no paraban de cambiarse de ciudad. A Violeta le costaba hacer amigos y con los novios era demasiado permisiva porque buscaba algo que no encontraba en casa. Les daba todo sin pedir nada y eso la convertia siempre en la facilona de la clase. Un mote que odiaba. En la universidad las cosas mejoraron. Decidio estudiar Psicologia porque era buena analizando a la gente, aunque penosa haciendolo con ella. Su forma de ser la acercaba a tios que solo querian rollos pasajeros y la alejaba de las mujeres porque la veian competencia. Entonces en un master encontro a alguien tan rota como ella, tan perdida como ella... Encontro a Delia. Su amistad era nueva para ella, algo real a lo que aferrarse, y por eso, cuando Delia se marcho de su vida, supo que entre seguir a unos padres que la ignoraban o a una amiga que la entendia, se quedaba con esa fuerte amistad que esperaba que nada rompiera porque Violeta estaba cansada de mendigar amor desde que nacio. Capitulo 1 Violeta --!Que romantico! Delia ha venido a mi casa, la que antes fue la suya, para contarme la pedida de mano que le hizo ayer Chris en el baile de primavera del orfanato. Delia y Chris se quieren desde hace media vida, pero no ha sido hasta hace dos anos que decidieron empezar su historia de amor. Chris es musico y cantante, y por eso Delia pasa mucho tiempo sola mientras el trabaja. Son perfectos el uno para el otro y yo los quiero a los dos. --Ha sido maravilloso. --Mira su precioso anillo. --Me alegro mucho por ti. ?Se lo has contado a Ryan? --Esperaba que estuviera aqui, pero ya veo que pasa fuera otra noche. --Esta conociendo a otra nueva chica... Se cansara de ella pronto, como siempre. --Pues como tu, que no consigues centrarte en uno solo. --?Para que centrarme en un solo tio cuando existe Tinder? --Sonrie--. Por regla general los tios saben darse placer, pero no darnos placer a nosotras, y tras mucho buscar, he llegado a esta aplicacion. Si me acuesto con uno egoista pienso: ?Lo tengo que educar para que sea mejor o pruebo con otro? Al final siempre pruebo con otro. Me cansa ser profesora en la cama. --?Y has encontrado alguno bueno? --No, pero oye, estoy haciendo un estudio sobre el dano que hace el porno en nuestros encuentros de cama. Al menos el porno para hombres. Es mas para pasar el rato. --Me creo lo de tu estudio. ?Y que tal en el trabajo? --Bien, me pagan por ayudar a los trabajadores si tienen un mal dia. Me han contratado en una empresa para estar ahi por si alguno de sus trabajadores llega con ansiedad o con depresion para levantarles el animo y ayudarles. Por consiguiente, me conozco todos los chismes de la empresa porque no vienen a contarme que estan mal, sino que vienen siempre a quejarse de alguien y asi evitar lanzar su furia sobre esa persona en publico. Me llamo a mi misma el saco de boxeo, pero, por suerte, nadie me golpea fisicamente. Nadie quiere que le diga que pienso o mi opinion para solucionar el problema. --Me alegro. ?Quieres salir a tomar algo? --?Tienes la noche libre? --Chris se ha marchado para ir a un concierto, pero por suerte en una semana regresara. --Me alegra mucho que se haya relajado y ahora no tenga que pasar tanto tiempo fuera. --La verdad es que si. --?Y que tal es vivir en tu nueva casa? --Esta genial, salvo cuando estoy sola y no has respondido a mi pregunta. --Me niego a creer que tus hermanos te dejen sola mucho tiempo. Les encanta pasar tiempo contigo en tu casa. --Si. ?Se puede saber por que no respondes? --Tengo una cita de Tinder... y mejor que vaya sola. --Ah..., vale. Es normal. --Si quieres la cancelo. --No. Vete. ?Lo vas a traer aqui? --No, eso nunca. Mi dormitorio es sagrado y paso de ensuciarlo con un idiota que tal vez ni sepa follar. --Vale, pues me quedo aqui. Te gorroneo la nevera y me pongo una peli.--Genial --Le doy un beso a mi pelirroja preferida--, pero ahora ayudame con la ropa. Quiero estar impresionante. --Eres impresionante. --Lo se. Me ayuda con la ropa y una vez lista me marcho a donde he quedado con mi cita, en un pub no muy lejos de mi piso. Al llegar hay cola. Me molesta mucho hacer colas. Las considero una perdida de tiempo. La gente no te devuelve el tiempo perdido. En vez de pagar a los del pub por entrar, me deberian pagar ellos a mi por regalarles mi tiempo en esta cola. Un tiempo que no recuperare nunca... Siento que me estoy rayando por los nervios. Siempre me pasa cuando quedo con un tio. Digo que no espero nada, pero en realidad lo quiero todo. Algo que no ha llegado a mis veintisiete anos. Llego a la puerta y busco el carnet, cosa que deberia tener ya preparada. Lo saco y se lo tiendo al de la puerta. Me deja pasar tras pagar la entrada que corresponde a una consumicion gratis. Entro y busco a mi cita. No tardo en verlo en la barra. Esta muy bueno, como ya sabia, pero los filtros le han ayudado a estar mejor. Siempre me pasa. Me hago una idea al ver su foto y luego en persona cambia. En mi foto salgo en pijama y tomando una copa de vino. Sin maquillar ni nada. Me hice muchas... bueno..., Ryan me ayudo a hacerme muchas y, al final, cansada de que ninguna me gustara, me puse el pijama y me tome una copa de vino. Me hizo esa foto y me encanto porque estaba relajada y porque pense que con poco mejoraba en las citas. Al verme agranda los ojos. Le gusta lo que ve y no quiere ni darme conversacion. Vale que se que estas citas es para encontrar sexo gratis, pero siempre espero una charla, una conquista... Unos besos dulces... Al final nos vamos hacia su coche. Lo aparca en un callejon y sin mas me besa con rudeza; que en menos de tres minutos lo tenga dentro de mi, ya ni me sorprende, y que acabe en menos, tampoco. Me besa al acabar y dice: --Ha sido maravilloso. --Para ti, si, pero para mi ha sido una mierda. Pero oye, gracias por recordarme una vez mas que busco un puto unicornio en un mundo sin magia. Salgo del vehiculo y me marcho sintiendome sucia. No deberia. Yo he buscado esto y tristemente sabia lo que pasaria: se acabaria la magia, la emocion de ver como era mi cita y tendria que lidiar con un polvo rapido, y horrible. Perdi la virginidad con quince anos. Llevo doce anos lidiando con encuentros sexuales que siempre me dejan vacia y sucia. Llego a casa. Delia esta viendo una pelicula y al verme agranda los ojos. --?Ya? --Y porque he tardado en llegar a casa. El capullo solo necesito seis minutos... o menos. --Lo siento. --No pasa nada. Es lo mismo de siempre, pero con otro nombre y otra cara.Me marcho y me doy una ducha de esas que parece que deseas quitarte la piel. Cuando ya no me queda ni rastro del perfume barato de mi cita, me marcho a buscar a Delia. Me siento a su lado y esta me abraza. Ella siempre sabe lo que necesito. Es mas que una amiga. Es la hermana que nunca he tenido. Cuando Ryan llega, se sienta a nuestro lado y nos quedamos los tres en silencio viendo la tele. Son mi familia, porque la de verdad, desde que me fui de casa, ya ni se molestan en fingir que se preocupan por mi. Solo preguntan si necesito mas dinero en la cuenta. Capitulo 2 Violeta Entro en mi nuevo gimnasio. Lo han abierto hace poco. Tiene muy buena pinta, y habia una oferta de inauguracion. En verdad, no me encanta el deporte, pero me gusta ir al gimnasio para disfrutar de las vistas y a veces hasta se liga. Ya me he repuesto de mi cita del otro dia. Es mejor pasar pagina, pensar que un dia encontrare a alguien que me mire a mi y no me vea solo como un juguete sexual. Claro que tal vez para eso deberia dejar de mirar Tinder y ligar de la manera tradicional... si es que ahora en estos tiempos existe una. De mi trabajo todos los tios son mayores de cuarenta y alguno hay sexi... pero casado. Y no, los comprometidos estan vetados. Ni mirarlos. De mis amigos, Ryan y yo nos acostamos borrachos y ni me acuerdo si fue bien o no. El tampoco se acuerda, y lo preferimos asi. Somos buenos amigos. Y sus amigos... son companeros de trabajo y estan todos comprometidos. Asi que tampoco puedo usar esa via de ligoteo. Es por ello que sera mejor que deje para mas tarde decidir que hacer con mi vida y me centre en admirar las vistas. Salgo del vestuario con unas mallas rosas fosforito y una camiseta de tirantes amarilla tambien fosforita. Me gusta que se me vea bien, pero ademas me encanta el color. Llenar mi vida de alegria. Voy a la zona de pesas bailando con la musica que hay puesta. El sitio esta muy chulo y limpio; lo que le gustaria a Delia. Me fijo en varios culturistas. Hay uno de espaldas con un culo impresionante que hace que me detenga, hasta que me doy cuenta de que estoy admirando su culo con demasiado descaro y me pongo a hacer ejercicio. Se levanta y su espalda es amplia y maravillosa. Hay muchos igual de guapos, pero este chico moreno me atrae como ningun otro. Estoy deseando que se de la vuelta, para confirmar si es o no un chico gamba, de esos que tienen una cara dificil de mirar. Se gira y de la impresion se me cae la pesa en el pie. Grito de dolor. --?Violeta? --dice Arnol acercandose. Arnol era el guardaespaldas de Chris hace unos anos, y por eso lo conozco. Claro que es tan profesional que por mucho que pase infinidad de veces por su lado, nunca me hizo caso. Desde hace tiempo dejo su trabajo y va por libre. Se acerca y trato de mover el pie, pero me duele. --Me he roto el pie. Me voy a quedar coja... --Coja no se, pero con esa ropa a mas de uno lo dejas ciego --me indica para animarme. Luego me alza entre sus brazos con una facilidad que me sorprende. No tengo un cuerpo esqueletico. Poseo unas preciosas curvas gracias a que paso de controlar lo que como. No me voy a quejar. Miro a Arnol de cerca. Lleva el pelo moreno revuelto. Sus ojos marrones son mas increibles de cerca, ya que me fijo en las motas doradas que hay en ellos. Son mas claros de lo que esperaba. Y su cara... su cara es perfecta. Este hombre ha sido muchas veces el dueno de mis fantasias sexuales. Hace casi tres anos que no lo veo y esta mucho mas guapo de lo que recordaba y mucho mas bueno. Entramos en una pequena sala de enfermeria. Me deja en una camilla y me quita la zapatilla para ver si tengo algo roto. Pienso que se mueve como Pedro por su casa, pero ahora mismo estoy tan sorprendida, que no trato de buscarle una explicacion a su forma de actuar. Lo acabare descubriendo. --?Sabes de medicina? --pregunto al ver como me toca. Se nota que sabe lo que hace. --Hice un curso de enfermeria hace anos. --Ahh... si... olvidaba que eres un viejo. --Alza una ceja sorprendido al escucharme. Por lo que recuerdo, actualmente tiene treinta y tres anos. --Si tu lo dices. --Me mira con una medio sonrisa--. No tienes nada roto, pero te va a salir un moraton. Por suerte tus pesas eran de un kilo cada una.--Soy una chica lista. --Me mira sin decir nada mientras busca una venda--. No sabia que habias vuelto. --Si, he venido hace poco para trabajar con mi amigo en el gimnasio. --?Ya no quieres proteger a nadie? Me empieza a vendar el pie sin mirarme. --Me he cansado de dar mi vida por otros. --Pero Chris es tu amigo. --Si, pero necesito una vida donde no implique que me puedan meter un tiro. --La verdad es que seria una lastima... --me observa--, porque es triste que la gente muera. Alza la ceja. --Entonces, ?te gusta el deporte? Hace anos no tenias mucho fondo fisico. --En verdad, no me gusta mucho, pero me encantan las vistas. --Sonrie por mi espontaneidad--. Las tuyas incluidas. --Mirar es gratis. Esto ya esta. Trata de caminar. Me bajo y ando. Me duele un poco, pero es soportable. --Si llego a ir descalza, hubiera sido peor. --Si, la proxima vez mira sin ponerte en peligro. --Por regla general lo tengo controlado, pero no esperaba encontrarte. --Es la primera vez que alguien se rompe el pie por mi --dice con tono jocoso--. Es mejor que descanse por hoy. --No, mejor me siento en la cafeteria a disfrutar de las vistas. --Ten cuidado. No ciegues a nadie con tu ropa. --Hay que poner color a la vida --le indico y salimos de la enfermeria --. Me ha gustado encontrarte. Tu culo sigue siendo el mejor que he visto en mucho tiempo. Se rie. --No has cambiado --me dice antes de irse, y no se si esto es algo bueno o no. A la gran mayoria de la gente mi sinceridad la encuentra agresiva. Mejor no pensar asi. Me marcho a la cafeteria con una sonrisa en la cara, una que hace mucho no lucia.

  • Hay un mundo en otra parte de Gonzalo Maier

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  • El beso del traidor de Erin Beaty

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  • Las 4 fuerzas que rigen el universo de Jordi Pereyra

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    Hoy sabemos que cualquier incognita que se nos ocurra, desde por que los planetas tienen la forma que tienen o como los distintos elementos interaccionan entre si, tiene su respuesta en una --o alguna-- combinacion de cuatro fuerzas fundamentales. En este libro echaremos un vistazo al descubrimiento de estas fuerzas para acercarnos a los avances que se estan realizando y plantear la posibilidad de si algun dia se podran unificar en una gran Teoria del Todo.

  • Pellizcos de Navidad de Lara Rivendel

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    Dejo el movil en la mesa, aparto la cortina y me asomo a la ventana. La misma estampa de cada ano por estas fechas, desde hace... <> Las luces de Navidad de la Gran Via brillan creando una serpiente azulada que baila alegre sobre los transeuntes. Yo, desde luego, este ano no estoy para bailes ni para fiestas. --Seguire empaquetando --me digo. Suspirando, dejo caer la cortina y vuelvo al trabajo. Mientras espero a que los posibles compradores --una pareja con los suenos intactos y toda la vida por delante-- vengan a ver el piso, voy guardando en cajas los objetos de los que no soy capaz de desprenderme. No me cunde nada porque, en realidad, no quiero acabar de empaquetar las cosas que Enrique y yo hemos acumulado a lo largo de estos veinte anos. Bueno, las que el no se ha llevado, que son casi todas. El doctor Enrique Guerra, mi aun marido aunque por poco tiempo, se llevo lo que le cupo en dos maletas y no parece tener prisa por llevarse el resto. Tomo el volumen de Guerra y Paz que me regalo durante nuestra primera cita y sonrio. Aunque me resisto, no puedo evitar abrirlo y leer la dedicatoria. <> Suspiro. Enrique es el hombre menos romantico que he conocido, pero en la primera cita se lucio. A mis veintiun anos, con mi titulo de enfermera recien estrenado bajo el brazo, que el medico mas guapo del hospital me invitara a cenar fue un sueno hecho realidad. Tan embobada estaba que, cuando poco despues descubri que estaba embarazada, no entendi las caras de horror de mis amigas. Por supuesto no quise escuchar a las que me aconsejaron que me esperara un tiempo antes de ser madre. Me decian que antes de sentar la cabeza tenia que disfrutar de la vida, viajar, salir de noche... Otras me decian que Enrique me dejaria cuando se enterara; que lo mejor que podia hacer era librarme del bebe y no decirle nada. Pero, aunque era muy joven, cuando la vida me puso ante una encrucijada, tuve muy claro lo que tenia que hacer. 7 Dos dias mas tarde compartia guardia con Enrique. Aguarde a un momento de tranquilidad; le dije que lo esperaba en el dormitorio del personal y cuando el llego, ilusionado ante la idea de un revolcon a medianoche, le comunique que estaba embarazada y que pensaba traer a ese nino al mundo. Le dije que el bebe era suyo, pero que si no habia sitio para el en su vida, no lo forzaria a aceptarlo. Eso si, si no tenia sitio para nuestro hijo, evidentemente tampoco lo tenia para mi. Enrique tardo unos segundos en asimilarlo. Aunque es seis anos mayor que yo, todavia no se habia planteado formar una familia, pero reacciono mucho mejor de lo que me habia imaginado. Me dijo que no estaba enamorado de mi, pero que yo le gustaba mucho y que no podria vivir tranquilo sabiendo que un hijo suyo crecia sin padre. Si tenia suficiente con esa base, me ofrecia su nombre y su proteccion para mi y para el bebe. En aquel momento, me parecio lo mas romantico que me habia pasado en la vida; una declaracion propia de una novela de Jane Austen. Estaba segura de que, con el tiempo, Enrique se enamoraria de mi como yo lo estaba de el y que, una vez que el bebe llegara al mundo, nuestra felicidad seria completa. El embarazo fue bueno y el pequeno Enrique, un regalo del cielo. Fue el bebe mas bonito que ha pasado por el hospital. Siempre que puedo, me paso por la nursery para ver a los recien nacidos y hasta ahora ninguno lo ha superado. Y no es amor de madre, ?eh? Es que mi Quique es guapo a rabiar. <>. Dejo el libro en la caja y voy al dormitorio de Quique, pero los recuerdos me persiguen alla donde vaya. Cuando se me termino el permiso por maternidad y volvi al hospital, note que algunas companeras cuchicheaban a mis espaldas. Mi amiga Lola me conto que una enfermera que habia entrado a trabajar durante mi ausencia iba presumiendo por ahi de acostarse con Enrique durante las guardias. Aquella noche se lo pregunte a el directamente. Aunque lo nego, su cara me dijo que algo habia habido. Segui adelante por nuestro hijo y, vale, si, porque seguia loca por mi marido. Enrique ha sido el unico hombre de mi vida; no me puedo imaginar la vida sin el. ?Que sentido tiene ahora la Navidad? Y luego vendra mi cumpleanos, y luego el suyo, y en verano... ?que hare durante un mes entero de vacaciones? Noto que empieza a faltarme el aire y, siguiendo las instrucciones de la psicologa del hospital, me siento en la cama y respiro hondo. 8 <>, me dijo. <> --!Que facil es decir eso cuando se esta bien! ?Como voy a disfrutar de esto? !Mi vida es una mierda, estoy sola y acabada! Tengo mas desconchones que la pared del lavadero. Y dentro de dos meses me caen los cuarenta; solo me faltaba eso, ya nadie me va a querer. Noto que las dichosas lagrimas vuelven a aparecer. ?Es que no se cansan nunca? Estoy harta de llorar, estoy harta de mi. No me extrana que Enrique y Quique se hayan marchado; si yo pudiera, tambien me abandonaria. Me seco los ojos, me levanto y me acerco a la estanteria. Cojo una foto enmarcada de mi hijo celebrando un triunfo deportivo y le doy un beso. Siempre ha sido muy deportista, como su padre. El momento en que nos anuncio que le habian concedido una beca para estudiar Medicina en Canada fue el principio del fin. Enrique lo felicito dandole palmadas en la espalda. Hacia tiempo que no lo veia tan contento. Me imagine que seria orgullo de padre al ver que su unico hijo seguia sus pasos. Yo lo felicite, claro, que iba a hacer, !se le veia tan ilusionado! Pero mi alma empezo a gritar en silencio y, desde entonces, no ha parado. Queria gritar que no, que no se llevaran a mi pollo, que aun era muy pequeno para saltar del nido y que !como iba a vivir en Canada con lo frios que tiene siempre los pies en invierno! Vuelvo al comedor, monto un par de cajas de carton mas con ayuda de cinta de embalar y vuelvo a la habitacion de Quique para guardar los albumes de fotos. <> El anuncio de Quique fue solo el primer capitulo de la novela El otono en que Paz perdio la paz. Cuando Enrique y yo dejamos a nuestro pequeno --ya no tan pequeno-- en el control de seguridad del aeropuerto, el me invito a tomar algo en la cafeteria. Me extrano que no esperara a llegar a casa para comer, pero pense que los nervios le habrian dado hambre. Cuando nos sentamos, me dio un panuelo y me solto a bocajarro que queria el divorcio. No fui capaz de hablar; el shock me dejo muda. Enrique tendra sus cosas, pero de tonto no tiene un pelo. Lo habia planeado todo perfectamente. Sabia que el disgusto por la marcha de Quique me dejaria en K.O. emocional y que no me quedarian fuerzas para montarle un numerito en publico.

  • Las manos quietas, que van al pan de Lara Smirnov

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    Nina no tiene suerte con los hombres. Harta de sufrir el acoso de jefes y companeros en los restaurantes donde ha trabajado, se presenta al concurso <>, para conseguir su independencia y abrir su propia pasteleria.

  • La sacerdotisa blanca (La Era de los Cinco Dioses 1) de Trudi Canavan

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    Magia y aventuras, guerra y amor, en el inicio de una saga fantastica protagonizada por una joven hechicera lista y valiente en un nuevo e intrigante universo.

  • Sabes que te quiero de Alexia Seris

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    "Estoy deseando que llegue el verano" penso Irene mientras miraba por la ventana de su habitacion nada mas levantarse. Despues de ducharse, vestirse y comprobar que habia metido en la mochila todo lo que necesitaba, bajo a la cocina para desayunar con su madre, como tenia por costumbre, antes de que esta la llevase al instituto. --Buenos dias madre --saludo como cada manana. --Buenos dias Irene, ?has descansado bien? --una pregunta de rutina en la que solo cabia una respuesta. --Si madre, ?y tu? --Por supuesto --dijo tajantemente sin mirar a su hija. Mientras la joven se preparaba el desayuno penso con amargura: "la misma conversacion sin sentido una y otra vez. ?Todas las madres son iguales?", se sento en la mesa y desayuno, despacio y en silencio, tal como se esperaba de una senorita como ella. Veinte minutos mas tarde, ambas se subian en el coche en direccion al instituto, por supuesto en silencio, su madre no era muy dada a tener conversaciones profundas. Cuando Irene necesitaba hablar con alguien de confianza, acudia a su abuela materna, una mujer que no se parecia en nada a su madre, eran como la noche y el dia, pero desde su muerte hacia pocos meses, Irene se habia quedado sin nadie con quien compartir sus penas. --Aprovecha el dia Irene --esa era la despedida que le dedicaba su madre cada dia. --Por supuesto madre, que tengas un buen dia --contesto antes de cerrar la puerta del coche. Mientras subia por la escalinata del colegio catolico mixto donde estudiaba, pensaba en la relacion tan fria e impersonal que tenia con sus padres. A su madre la veia a diario, pero era muy raro si cruzaban mas de dos minutos de conversacion. Y nada de emociones, era fria como el hielo. Su padre viajaba mucho por trabajo y habia semanas en las que ni siquiera le veia. Se sentia tremendamente sola y ese sentimiento le pesaba en el corazon. --!Hola Irene! --saludo la loca de Maria. --Hola Maria --respondio sin mucho animo. --?Que te pasa? ?otra vez de mal humor? --pregunto preocupada por su amiga, ultimamente estaba siempre triste. --Llueve otra vez --dijo laconicamente. --Estamos en invierno, ya llegara el verano. Maria se dio cuenta de que su amiga no tenia muchas ganas de hablar, le pasaba mucho ultimamente. Desde hacia unos meses se retraia cada vez mas y la tristeza se apoderaba de ella por dias. Le tenia mucho carino y le apenaba enormemente saber que el unico consuelo que recibio Irene, por parte de sus padres, en el funeral de su abuela fue: "una senorita no llora en publico Irene, comportate". Cuando se lo conto al volver de Sevilla, destrozada por el dolor de la perdida mientras lloraba desconsolada, Maria quiso darle un bofeton a la madre de Irene. No era capaz de comprender por que los padres de su amiga no veian a la persona tan maravillosa que era. Las primeras horas de clase pasaron y llego el recreo, como llovia a cantaros decidieron ir a la biblioteca para pasar el tiempo, ya que ultimamente, Irene tampoco estaba muy receptiva a relacionarse con el resto de sus companeros de clase. No es que alguna vez hubiese sido la alegria de la fiesta, pero al menos se relacionaba con alguien mas que con Maria. Entraron en la biblioteca en silencio, saludaron con un gesto a Sor Rosa y se dirigieron al fondo de la habitacion. La sala era espaciosa aunque muy clasica, todas las paredes estaban forradas con estanterias de madera oscura con escalerillas para alcanzar las partes mas altas, el techo abovedado le daba un aspecto regio, en el centro habia dos filas de enormes escritorios con bancos de madera y unos cojines de color borgona delimitaban los asientos, solo habia una pared que no tenia estanterias, en su lugar un enorme ventanal permitia la entrada de luz natural. Cuando llegaron al ultimo banco, se dieron cuenta de que habia un chico al que no conocian. El las miro y las saludo con un gesto de cabeza mostrando una sonrisa que hizo que a Irene el corazon le diese un vuelco. Avergonzada por quedarse mirandole un segundo mas de la cuenta, se sento al otro extremo del banco y se alegro enormemente cuando levanto la vista y vio que aquel joven aun la miraba. No comprendia por que habia reaccionado asi, pero de repente el corazon le latia a toda velocidad y la sangre le renovaba las energias. "Menuda preciosidad acaba de llegar" penso el joven Nicolas cuando sonrio a las dos adolescentes que pasaron delante de el. Las dos eran guapas, una tenia el pelo liso de color castano claro y unos ojos azules intensos y bonita sonrisa, pero la otra, esa fue la que le llamo la atencion a Nicolas. Tenia el pelo ondulado color caoba rojizo, unos ojos casi negros que le hicieron suspirar y su sonrisa hizo que se le acelerara el corazon. Durante un momento no pudo dejar de mirar a la morena que se sento al final del banco. Era muy hermosa y delicada y cuando ella levanto la vista para echarle un vistazo, la sangre se le congelo en las venas. En ese instante supo que jamas olvidaria esos ojos tan oscuros como la noche. Cuarenta minutos despues, los tres jovenes se levantaron a la vez del banco y se dirigieron en silencio a la entrada. Nicolas, como un perfecto caballero, les cedio el paso, y cuando ellas se giraron en el pasillo para darle las gracias, clavo sus ojos en los de la chica que tanto le atraia. --Me llamo Nicolas Heredia y ha sido un placer coincidir con vosotras --dijo con una gran sonrisa. Irene intento ser educada y responder, pero la boca se le seco y las palabras se le atropellaron en la garganta. Maria al ver que esta no reaccionaba, intervino a favor de su amiga. --Encantada, yo soy Maria Ballester y mi amiga es Irene Vazquez. --Encantada --consiguio articular Irene. --Soy nuevo aqui y aun me lio bastante con la situacion de las aulas, ?seriais tan amables de indicarme donde estan las clases de COU? --Por supuesto --le dijo Maria al ver ruborizarse a su amiga. La clase donde tenia que ir Nicolas estaba al principio de un largo pasillo demasiado iluminado y despues de despedirse amablemente de las dos amigas, se quedo en la puerta observandolas en silencio. Cuando su padre le obligo a matricularse a mitad de curso en este instituto, Nicolas estuvo a punto de revelarse, pero al ver a esas dos chiquillas por el pasillo con sus faldas de tablas ondeando al ritmo de sus pasos, se sintio profundamente agradecido por no haberse negado. Estaba decaido y frustrado por tener que estar durante aquellos meses en Madrid, pero esa preciosa chica, llamada Irene, le habia devuelto la alegria. Los dias pasaron y los tres jovenes se veian en la biblioteca. Irene acudia cada dia para ver a Nicolas, este iba para ver a Irene y charlar con ella durante los minutos que les llevaba hacer el trayecto hasta sus respectivas clases y Maria estaba tan contenta de ver como su amiga dejaba de estar triste, que la acompanaba solo para asegurarse de que los ojos se le seguian iluminando al ver al chico nuevo. Dos semanas mas tarde, volvia a llover a mares y Nicolas espero frente a la puerta de la biblioteca a sus dos amigas. Aunque Maria era muy divertida y le caia realmente bien, quien le tenia fascinado era Irene. Esa chica tenia algo especial y el cada vez estaba mas decidido a averiguar que era. Pero el tiempo del recreo termino y ninguna de las chicas aparecio, eso molesto profundamente a Nicolas y con ese sentimiento abriendose paso hasta su corazon volvio a su clase y se sento en su mesa para continuar con sus clases diarias. No entendia muy bien el motivo, pero no podia dejar de pensar en Irene y tomo la decision de esperarla en la puerta de entrada del edificio para hablar con ella y averiguar que habia ocurrido. Cuando a primera hora, Maria no aparecio en clase, Irene se quiso morir. Su actual estado de inapetencia la habia alejado del resto de sus companeros y lo unico que la motivaba para ir a clase cada dia, eran esos maravillosos minutos que pasaba en la biblioteca intercambiando notas con Nicolas, pero si Maria no la acompanaba ?como iba a ir ella sola? Encontraba el valor de hablar con el y responder a sus notas, por la insistencia de su amiga. Si estaban los dos a solas no se atreveria ni a mirarle, asi que con gran pesar en su corazon, decidio que no saldria de clase durante el recreo y se disculparia con el al dia siguiente. --Hoy no has venido a nuestra cita --oyo Irene a sus espaldas. --Ho... hola Nicolas --consiguio balbucear cuando aparto la mirada de los intensos ojos del joven --queria terminar unos ejercicios que no acabe ayer, lo siento. Mintio y Nicolas supo que le ocultaba algo. --De verdad fue por eso, ?o es que no querias verme? --le pregunto acercandose hasta casi rozarla con todo su cuerpo. --Yo siempre quiero verte --contesto antes de pensar lo que decia por lo nerviosa que estaba. --A mi me pasa lo mismo contigo --respondio rapidamente Nicolas gratamente sorprendido. Ese dia, Nicolas acompano a Irene a su casa y se quedaron en el portal charlando durante casi media hora. Los dos estaban teniendo sentimientos muy intensos por el otro, pero ninguno queria ceder a lo que sentian, ella por miedo a perderle y el porque sabia que en unos meses tendria que volver a Londres. Pero por mucho que se resistiesen, cuando se miraban a los ojos, algo les impulsaba a no alejarse. Tras los examenes del segundo trimestre, los tres amigos decidieron ir a tomar un refresco por la tarde, a fin de cuentas, era viernes. El tiempo empezaba a templarse y dado que los tres estaban contentos por como les habian salido las pruebas, pensaron que seria bueno celebrarlo. --Estoy muy contenta por ti, Irene --le dijo Maria de camino a su casa, esa noche dormirian juntas. --?Por que lo dices? --contesto algo confusa. --Por Nicolas, te ha sacado de ese aletargamiento en el que estabas, te hace sonreir de nuevo, por eso me alegro. --Es un buen chico --dijo ligeramente avergonzada. --Lo es, y sin duda alguna, lo esta --las dos amigas rieron alegres. A Irene le encantaba estar en casa de su amiga Maria, !era tan diferente de la suya! Cristina, la madre de Maria era una extremena afincada en Madrid desde que se caso con Juan, el padre de su amiga. Ambos eran divertidos, extrovertidos y muy carinosos, siempre la trataban como a una mas, pero lo que mas le gustaba a Irene era que aprovechaban cualquier excusa para besarse y abrazarse entre ellos o a ellas. --Ninas, hoy he salido tardisimo del trabajo, ?pedimos una pizza para cenar? --dijo alegremente Cristina. --!Si! --gritaron las dos jovenes entusiasmadas. Maria observaba a su amiga comer con deleite la pizza, la bruja de su madre no le permitia comer nada que no fuese comida sana y por eso Irene no habia probado la pizza hasta la primera noche que pasaron juntas. Se acercaba el cumpleanos de Irene y eso siempre la ponia muy nerviosa, pero este ano la ponia especialmente tensa. Sus padres nunca le habian dejado celebrar una fiesta de cumpleanos aunque ella se lo suplicaba cada ano. Pero este ano era especial, habia una razon por la que Irene queria celebrarla, esa razon era Nicolas, era la excusa perfecta para pasar toda la tarde a su lado. Estaba totalmente fascinada por el. --Madre, queria preguntarte si este ano podria hacer una pequena celebracion por mi cumpleanos --pregunto mientras se preparaba el desayuno. --Irene, todos los anos la misma pregunta. Ya sabes cual es la respuesta, no vamos a meter a un grupo de desconocidos en nuestro hogar. La palabra "hogar" no se ajustaba para nada al lugar donde ella compartia techo con sus padres y esa idea la hizo tensarse, pero decidio que lo mejor para conseguir su objetivo era manejar a su madre con mano izquierda, un sabio consejo que su abuela solia darle. --No madre, por supuesto que no, mas bien habia pensado en que unos cuantos amigos fuesemos a tomar un refresco a la cafeteria donde solemos ir. --Eso me parece mas razonable, quedar la pandilla de siempre para reunirse y distraerse del dia a dia. Si, eso me parece mejor, al fin y al cabo, envejecer no es motivo de celebracion. --Por supuesto madre --respondio intentando controlar a su corazon que latia desbocado. Irene no cabia en si de gozo, su madre habia accedido a que se reuniese con varios amigos y no habia mencionado nada acerca de que hubiese algun padre para vigilarles. Debia esperarle un dia muy duro en el estudio de arquitectura si habia accedido sin reservas. Sintio como la alegria se apoderaba de ella y la sangre corria rauda por sus venas. Cuando le comunico las buenas noticias a su mejor amiga, Maria no paraba de sonreir. Ella sabia que a esa "celebracion" solo irian tres personas y ella ya tenia pensado darle planton a su amiga, llevaba tiempo fijandose en que entre esos dos saltaban chispas y queria facilitarles el camino. Una vez en la biblioteca, Irene estaba nerviosa por preguntarle a Nico si querria ir con ellas a tomar algo. Solo faltaba una semana y el corazon le latia tan deprisa en el pecho que apenas podia respirar, no es que no hubiesen ido mas veces a tomar un refresco los tres juntos, pero esas ocasiones habian surgido de repente, sin planificacion, esta vez, ella tenia que invitarle a el. "?Haces algo el sabado?" Irene doblo el papel y se lo extendio a Nico, este lo cogio y aprovecho para rozar la punta de sus dedos con los suyos, sonrio al leer lo que ponia. "Nada en especial, ?tienes algo en mente?" le extendio el papel por la mesa, esta vez no se tocaron. "Pensaba en tomar algo donde Josefina, ?te parece que nos veamos alli sobre las cuatro?" Nicolas sonreia al ver como ella se ruborizaba al acercarle el papel de nuevo. "Me parece perfecto, ?algo que celebrar?" pregunto curioso. "Mi cumpleanos" respondio ella sin mirarle. Cuando iban a salir de la biblioteca, Nicolas les cedio el paso como cada dia, pero cuando Maria paso por su lado le deslizo un pequeno trozo de papel en la mano y con una mirada le advirtio que no dijese nada. Asi lo hizo el joven, que se guardo el papel en el bolsillo y no lo saco hasta que estuvo sentado en su pupitre en la clase de economia. "Yo no voy a ir el sabado, pero Irene no lo sabe. Aprovecha el tiempo a solas con ella Nicolas, y portate bien, ella se lo merece" la nota le dejo bastante alterado y le costo centrarse el resto del dia, lo mismo que le paso en el gimnasio por la tarde, no se podia quitar de la cabeza el pensamiento de que el sabado por fin podria estar a solas con Irene.

  • La penumbra que hemos atravesado de Lalla Romano

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    La habitacion, pequena como una celda, estaba pintada de un fiero amarillo; la cama, enorme, de hierro, con unas rayas que trataban de imitar la madera. En el aire, bochornoso, flotaba un desagradable olor a humo. Revoloteaban dos moscas, como las que tiemblan en unos ojos enfermos. Me habia tumbado y trataba de no pensar. El somier, a cada minimo movimiento, gemia con un sonido de organo. De pequena oi muchas veces criticar los hoteles. Decian que habia pulgas. A mi, aquello me parecia una especie de privilegio que tenian los hoteles. En las casas saltaba la alarma si se encontraba una pulga, que apenas vista desaparecia como un duende, y habia que buscarla con empeno y aplastarla entre las unas. Algo horrible que yo observaba con repugnancia. Los ninos pobres, las companeras de escuela, tenian infinidad de ronchas rojas en el cuello, eran picaduras de pulga. Porque dormian sin sabanas. Tambien Muro tenia pulgas a veces; pero las pulgas de los perros no atacaban a las personas. Una vez, papa encontro chinches en un hotel. (Los chinches, mas temibles aun que las pulgas, eran una rareza, casi un lujo. ) Habia levantado la almohada: los chinches, negros, planos, corrian por la sabana. Papa lo contaba despacio, con una precision fabulosa. Y yo veia los chinches como la imagen lejana, minuscula, de un ejercito de guerreros protegidos con sus escudos, en marcha sobre una llanura nevada. Aunque quiza no fue en un hotel. Quiza fue en el Santuario de Sant'Anna di Vinadio, donde papa era alojado con gran consideracion. Tenia derecho a una habitacion para el solo, la de la administracion; mientras el resto de peregrinos dormian todos juntos. De aquel lugar, papa nos traia a los ninos escapularios. Eran pequenos retales de felpa con imagenes de Santa Ana, atados a un cordon de aspera lana negra. Debian colgarse al cuello, bajo la ropa. Pero nunca llegamos a llevarlos. Papa no regresaba jamas de un viaje sin un regalo. De Turin nos traia ramilletes de miosotis o de muguete en cucuruchos de papel; de la montana nos traia flores raras, como la llamada <>, una flor azul, rigida y de hojas dentadas como un broche. En Ponte nunca estuve en un hotel; todos los parientes solian alojarse en nuestra casa. Pero es cierto que, en aquel tiempo, los hoteles empezaron a encontrar su lugar en la forma de vida del pueblo. El mas familiar era el Europa, que ocupaba dos pisos del edificio de nuestra casa; eramos amigos de Lino, dueno del Tre Colombe, que se llamaba asi porque el era cazador; luego estaba el Hotel del Giglio, en la Piazza Nuova, que habia disenado papa y era de lujo. Quiza no era de lujo ni siquiera el Giglio. Una vez lei en una guia que todos los alojamientos de Ponte Stura eran de cuarta categoria. Me dio pena. ?Acaso era tan misero el pueblo donde papa habia sido admirado, amado, donde <> habian sido felices, donde <>? Me parecio un desprecio, una humillacion. (La pobreza manifiesta del pueblo no me importaba mas que la de cualquier otro. ) Lo increible fue que Ponte Stura continuara existiendo. Inmediatamente despues de irnos, desde la ciudad a la que nos habiamos mudado, miraba hacia las montanas que cercaban el horizonte y pensaba: alli esta... pero en realidad lo que queria decir es alli estaba... Respecto a nuestra partida, solo recuerdo que era otono y llovia. Tambien que mama repartia toda suerte de objetos: animales disecados que habia encontrado en la casa cuando llego recien casada, algunos muebles, los cuadros que no vinieron a la nueva vivienda. Quiza regalo tambien todos mis preciosos tebeos pensando que, puesto que ya iba a pasar a secundaria, no volverian a interesarme. No recuerdo nada mas. Se que estabamos en guerra, fue el otono de Caporetto, y se respiraba un aire de derrota. Nos dabamos cuenta, de pequenas, de que mama evitaba hablar de Ponte. Apretaba los labios, como con gesto de desden. Aquello me entristecia. Sabiamos que habia estado Madrina, y que habian estado <>. (En la ciudad, mama no recibio mas visitas ni frecuento a mas senoras.) Segun nosotros, eran tonterias. Ella no se explicaba. Le parecia, incluso, que en verano Ponte no era fresco, que no habia paseos a la sombra. Pero en uno de sus ultimos dias, en una tregua de su enfermedad, exclamo subitamente: <>. La antigua felicidad que mama habia perdido junto con Ponte, cuando era pequena, yo la percibia solo por breves instantes, en inesperados relampagos. Era, creo, como una corriente profunda que alimentaba mis raices, mientras yo me sentia azotada por conflictos, incertidumbre y miedo. En esos momentos me esforzaba por aislar o recuperar el hilo de los recuerdos. La singularidad de ese esfuerzo consiste en que pertenece a aquel tiempo. Fue entonces cuando empezo. Apenas fui capaz de reflexionar, consegui distinguir un presente y un pasado; en el mismo pasado distinguia dos tiempos; uno comprendia mi primera infancia y la vida de mis padres, tiempos de los que, a retazos, lograba rescatar la memoria; antes se daba otro tiempo aun mas vago, los antecedentes: episodios de la infancia y juventud de mis padres. (La historia y los cuentos coinciden en algo que no es temporal, porque no iba ligado a mi existencia ni a la de los mios.) Esta cronologia era amplia, compleja y, ademas, esquematica, igual que decimos: alto, medio y bajo Imperio. El sentimiento dominante era el de haber llegado tarde: cuando lo mas importante ya habia sucedido. El tiempo maravilloso era siempre <>. Tambien pertenecian al <> algunas fiestas que yo trataba de imaginar. Su encanto venia sugerido por la forma en que mama nombraba los lugares, las personas. Los nombres eran pronunciados por ella con expresion hieratica mas que nostalgica y, sin embargo, fugazmente, como solia hacer, de forma que aparecian y desaparecian y resultaban mucho mas misteriosos. Papa y mama fueron en trineo a Festiona. Festiona la recuerdo muy bien: era una aldea al lado del Stura, oculta en el bosque, adonde se iba a recoger setas; estaba algo lejos, no muy conocida, sin ninguna particularidad, solo que era muy humeda, como todas las poblaciones que se encuentran cerca de los bosques. Pero pensando que habian ido hasta alli con un trineo, una tarde de invierno -?llevaban tambien cascabeles?- y que regresaron por la noche -?usaron antorchas?- se convertia en un lugar remoto y fabuloso. Habian alcanzado el Ponte di Festiona pasando por la carretera nacional. El trayecto no es muy largo cuando se hace en verano. Pero yo lo imaginaba larguisimo y, ademas, recorrido a velocidad de sueno.

  • La vida al fin y al cabo de Fernando Garcia Lobo

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    Me pregunto a que altura estoy en este momento. Nunca he sido muy habil para calcular distancias. En realidad, nunca lo he sido para calcular nada. ?Cuanto mide un edificio de viviendas de tres plantas? Esa pregunta, recuerdo que nos la hicimos un dia, hace mucho tiempo, en una terraza de verano tomando unas cervezas. Aquellos amigos de entonces, hace tiempo que abandonaron mi compania. Ley de vida. Recuerdo nuestras risas cuando un par contestamos: ?cien metros? Como se notaba que no teniamos ni idea de arquitectura, y ni falta que nos hacia por entonces. ?Cuantas personas pasan por nuestro lado a lo largo de nuestras vidas? Muchas. O no tantas. De todas se aprende algo, y ahora me pregunto que les habre ensenado yo a todas y cada una de ellas. Espero que algo bueno. Poco, me temo, pero bueno. Pero aqui donde estoy ahora, hay muchos mas de tres pisos, eso lo se seguro. Siento la ciudad a mis pies. Al alcance de mis manos. Desde aqui parece mucho mas grande. Si, definitivamente es una ciudad. Y ahora es mia. Estoy tan a gusto, que incluso he olvidado el motivo por el que estoy aqui arriba. Y me da igual. En este momento, todo me da igual… Cierro los ojos para sentir, solo sentir, que, de momento, sigo aqui, aunque haya decidido probar a volar… Yo elijo el momento. Y este es el mio. El ruido de una ambulancia ahi abajo, me devuelve al presente. A la realidad. Un aire helado me recorre todo el cuerpo. Me doy cuenta de que voy en mangas de camisa, a pesar de ser invierno. Es curioso que, la valentia de hace apenas unos minutos, se haya esfumado. Asi, de repente. Hace un momento, la idea de saltar al vacio, desde la azotea de este hotel, me parecia genial. No solo la unica opcion, sino la mas acertada. Pero ahora, aqui arriba en este edificio que no alcanzo a saber cual es, me entran las dudas. Permitanme la posibilidad de dudar al saber que me dispongo a hacer algo, que no tiene vuelta atras, que una cosa es echarle valor a esto del suicidio, y otra muy distinta es hacerlo a lo loco. Como ha cambiado mi vida esta ultima semana. La vida es esto, !pam! y todo cambia. En solo una semana, la ultima semana... PRIMERA PARTE: SEBASTIAN 1 Baje del autobus en la que crei que era mi parada. A pesar del frio, anduve unos metros con la chaqueta colgada del brazo, ajeno a todo lo que me rodeaba. Realmente, que mas daba el frio. Que mas daba todo. No podia quitarme de la cabeza la visita al medico, de hacia una hora. Todavia podia ver la cara de ese tipo, con su pose de hijo de puta, mirandome sin verme. Haciendo ver que me entendia. No entiendo el por que de la pose que adopta esa gente, ?nadie les ha dicho que utilizan el mismo uniforme que un charcutero? Si lo tuvieran mas en cuenta, tal vez dejarian de hablar con ese tufo a trascendente. --Lo siento senor Montes, lamento tener que decirle todo esto... --Monjes. --?Perdon? --Mi nombre es Monjes, Sebastian Monjes. --Ah, si, si, perdone... Aquel tipejo no sabia ni como me llamaba. Pero no le temblo la voz para soltarme, a bocajarro, la noticia. Sindrome de Stouhauer, o algo parecido... --?Oiga, y no sera el tal Montes el que esta bien jodido, y no yo? --tire de fina ironia. No hay que dejar de ser uno mismo, ni en las peores situaciones. Aquel hombre vestido de blanco me explico, a grandes rasgos, que aquel sindrome, era la explicacion a todos mis recientes dolores de cabeza y mis estimados mareos. Y lo hizo con una mezcla de falsa condolencia y franca satisfaccion profesional, por haber dado con la tecla. Por haber averiguado al fin el enigma. Como un mecanico, que nos anuncia el motivo por el cual nuestro coche no arranca. Con una sutil diferencia: el coche no era tal, era yo; y el problema era el contrario, el riesgo a apagarme del todo. El diagnostico del doctor Morales, o Minerales no lo recuerdo bien, no era muy alentador. Me explico con todo lujo de detalles el tratamiento de choque a seguir. No tendria ningun problema en exponerlo ahora mismo, pero me resulta del todo imposible. No le preste la mas minima atencion. Deje de pensar en aquella consulta. En aquel hospital venido a menos. Ya no me importaba nada. No estaba alli. Estaba en mi ninez. De nuevo enfrentandome a los miedos a solas. Con la terrible certeza de que esta vez, tocaba perder. Por mucho que aquel senor me explicara las diversas posibilidades, estaba convencido de que no. No habia nada que hacer. No veia el momento de largarme de alli. De despertar de aquella pesadilla. Esto no esta ocurriendo, me dije. Sabia perfectamente que era un burdo intento de enganarme a mi mismo. Que dura es la realidad… Hay momentos, los mas, en los que una buena mentira abriga. Lo unico que pude descifrar entre aquella coleccion de palabras y silencios, fue que habia un tratamiento experimental. El doctor Morales entonces, fue mas sincero todavia al indicarme que la esperanza de curacion era escasa. Nula mas bien. Pero merecia la pena intentarlo. Al menos para el, que parecia ligeramente inclinado a seguir con pruebas y mas pruebas. Anadio que el tiempo corria en nuestra contra. Me hizo gracia que utilizara el plural, y me tranquilizo la certeza de que en realidad, el tiempo corre en contra de todos. La cabeza me iba a estallar. Definitivamente aquel maldito sindrome iba ganando terreno. Durante el ultimo mes, prueba tras prueba buscando la solucion, habia albergado la esperanza de que todos aquellos males, desaparecieran de la misma manera en la que llegaron: de la noche a la manana. Todos tendemos a desear eso. Negamos el dolor esperando que desaparezca. Y lo peor es que, en ocasiones, lo conseguimos. Pero no siempre. Caminaba con pasos pesados hacia mi casa, reflexionando sobre que haria a partir de ese momento. Si valia la pena o no enfrentarse a nuevas pruebas, a nuevos tratamientos, a nuevas esperanzas… Todas encaminadas a fracasar. A sucumbir... Me detuve un momento para contemplar un parque repleto de ninos jugando. Ajenos a todo. Ajenos a mi realidad y a la de todos. Unicamente pendientes de lo suyo. !Que envidia! Ojala volviera a esa edad. A esa epoca dulce de la vida. --!Perdone, perdone! Segui caminando sin esperanza. Ahora mas que nunca, sin prisa. Como queriendo retener esos pasos. Ya no quedaban muchos... --Perdona... Note una mano sobre mi hombro y me gire por inercia. Ante mi habia un rostro ligeramente conocido. --Se te ha caido esto --me dijo, al tiempo que me tendia el sobre blanco del hospital. Sin decir palabra, lo cogi sin mirarlo. --Gracias, eh, gracias --balbucee con dificultad, mas por la sorpresa que por otra cosa. La rescatadora de mi maldito sobre, resulto ser Eva Losada, una antigua companera de mis tiempos de EGB. ?Como diablos lo llaman ahora? Cuanto ha llovido… A pesar del paso del tiempo, seguia teniendo la misma mirada burlona y sensual de entonces. Recuerdo que fue mi primer amor, aunque no estoy seguro de que a aquello que senti entonces, se le pueda llamar amor. Tal vez no lo era, o lo era en su maxima expresion. Toda una vida intentando averiguarlo, y ahora que tal vez llegaba al final del viaje, me daba cuenta de que lo mas importante no son ni las preguntas, ni las respuestas, ni nada parecido. Lo importante, es sentir la duda y tratar de resolverla. Cosa que yo, en la mayoria de las cosas verdaderamente importantes de la vida, no habia hecho. Demasiadas dudas pendientes por resolver. Le di las gracias y quedamos para tomar algo, algun dia. Volvi a mi mismo, al tirar de ironia. Le recalque que mejor no dejarlo para muy tarde, broma que deguste en mi interior, al saber que solo yo la entendia. Al llegar a casa, mas vacia y hueca que de costumbre, no sabia bien que hacer. A pesar de las advertencias del maldito doctor, me parecio que lo obvio y natural en mi situacion, era tomarme un buen copazo. Nunca he sido bebedor, hecho que no me ha impedido tener un pequeno arsenal alcoholico repartido en varios muebles de la cocina. Cualquier cosa valia. ?El whisky caduca? Torturandome con la bebida, como si no tuviera suficiente con lo mio, encendi el ordenador, y me dispuse a mirar, como si nada, mi correo y mi facebook. Nada destacable. En mi muro escribi un escueto "Puta Vida". Fui a la ducha, intentando que el agua aclarara mis ideas. ?Que iba a hacer a partir de ese momento? Lo unico que tenia claro, es que nada de pruebas. Eso no. Estaba harto. El doctor Morales, me habia emplazado a pedir nuevamente hora para seguir con el tratamiento. Me di cuenta en ese momento, que al salir de su consulta, no lo habia hecho. Simplemente sali, directamente a la calle, y a mi casa. Francamente, no me preocupaba

  • En el azul de tu mirada (Romantic Ediciones), Jasmine Rogers de Jasmine Rogers

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  • Promesas incumplidas de Javier Moscoso

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    Promesas incumplidas es una historia sobre la ambicion, ligada a la promesa igualitaria y al desengano que marco el Romanticismo. De la mano de Javier Moscoso, uno de los mejores ensayistas espanoles contemporaneos.

  • La senora Fletcher de Tom Perrotta

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    Eve Fletcher es una mujer divorciada de poco mas de cuarenta anos que vive en una tranquila ciudad de Nueva Jersey. Ahora que su hijo se acaba de ir de casa para empezar la universidad piensa que ha llegado el momento de dedicarse un poco mas a si misma, de aprovechar todo el tiempo que tiene a su disposicion. Eve se apuntara a un curso universitario sobre <>, donde conocera a gente de lo mas variopinta, se obligara a cultivar nuevas amistades, descubrira la pornografia en internet y las aplicaciones de citas, y hara cosas que meses atras le hubieran parecido inconcebibles. Mientras, Brendan, su hijo, se dara cuenta de que su idea de lo que seria la peripecia universitaria estaba completamente obsoleta y de que la vida en el campus esta muy lejos de los estereotipos que habia imaginado. En esta novela, Tom Perrotta -uno de los escritores norteamericanos con mas talento para captar la placida existencia suburbana- construye una divertidisima satira sobre la vida actual, un certero e ingenioso fresco sobre el sexo, el amor y la identidad en el siglo XXI.

  • Conquistada (Hermanos Falcon 4) de Kelly Dreams

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    Jeremy Falcon tenia una cosa clara en la vida, no queria comprometerse. La solteria le gustaba demasiado, disfrutaba de su trabajo, de sus esporadicas companeras de cama y estaba dispuesto a que siguiese siendo asi. Pero entonces, la dulce y timida Lizzie se cruzo en su camino y, lo que prometia ser solo una conquista mas, se convirtio en algo mas peligroso.

  • La flor de hierro de Laurie Forest

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    La fortaleza de Elloren Gardner marcara el destino de un reino. Una historia en un entorno escolar a la Harry Potter y con un contexto politico a lo Juego de Tronos.

  • La peor pesadilla, Mark Edwards de Mark Edwards

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    A Izzy, se lo llevaron de su casa.

  • La vida escondida entre los libros de Stephanie Butland

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    Loveday Cardew prefiere los libros antes que las personas. Si te acercas a ella lo suficiente, podras ver que lleva tatuadas las frases iniciales de las novelas que mas le gustan. Sin embargo, hay secretos de su pasado que jamas te revelara. Quince anos atras, Loveday perdio todo lo que tenia y amaba en una fatidica noche. Aquel horrible acontecimiento la llevo a convertir la libreria en la que trabaja en su unico refugio, pero todo esta a punto de cambiar: alguien que conoce su pasado esta tratando de enviarle un mensaje, y no hay nada que ella pueda hacer para evitarl

  • Inquebrantables de Bruno Puelles

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    Varios siglos despues de una catastrofe nuclear, unas pocas ciudades sobreviven bajo tierra para escapar de la radiacion que todavia persiste. Una de ellas decide organizar una expedicion en busca de lo que parece un asentamiento cercano y asi poder colonizarlo. La unica manera de hacerlo es cruzando la antigua red de metro en unos vehiculos terrestres que llaman naves y rezando para no perderse en el laberinto de tuneles.
    Olivia lleva toda su vida formandose para ser piloto. Cuando la admiten en la expedicion y esta a punto de cumplir su sueno no se imagina que entre la tripulacion, ademas de al guapisimo capitan Barrow, conocera a Hawke, el extrano inventor que la obligara a desobedecer las ordenes de su superior y embarcarse con el en una aventura llena de peligros.

  • Lo imperdonable de Norma Lazo

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    Eddie no era su nombre, Michael la llamaba asi. Tenian poco tiempo de conocerse y los unia una amistad profunda aunque prudente. Eran mayores y habian aprendido que los mejores amigos buscan la distancia adecuada. Al igual que puercoespines, ni tan lejos que de frio, ni tan cerca que espine. Al principio Eddie no hablaba de su vida o de su pasado. Habia callado sus dias salvajes sin destino, las playas banadas de abulia y desasosiego y las horas mirando nubes para adivinar formas de animales mitologicos. Tampoco le habia contado del malestar nacido por la incertidumbre que le provocaba su futuro. Malestar a veces alejado con algun libro robado y, en otras, provocando pleitos en la escuela. Eddie no se habia atrevido a hablar de ello hasta la noche en la que volvio su pasado. Entonces decidio contarle todo a Michael, aunque no supiera como. El destino de Eddie se sello treinta anos atras, mientras esperaba sentada en la barda del colegio a su mejor amigo, Ian, leyendo Mas que humano de Theodore Sturgeon, una novela de ciencia ficcion que tomo prestada de casa de Camilo Garcia Moreno, otro de sus amigos. Pero aquello era un eufemismo, Eddie solo regresaba los libros si alguien le reclamaba. Miro su reloj Swatch de caratula azul. Ian solia ser puntual y ahora llevaba retrasado veinte minutos. Eddie brinco desde la barda del colegio y se asomo por la calle en busca de su amigo. Entre los coches apelotados por el trafico avisto el Mustang color cobre y de llantas achaparradas rebasando impacientemente a los demas automovilistas. Eddie echo la novela de Sturgeon en la mochila y se preparo, como cada dia, para subir al auto. --?Aburrida? --le pregunto Ian desde la ventanilla mientras quitaba el seguro de la puerta del copiloto. Eddie afirmo con la cabeza y avento la mochila en la parte de atras. Reclino el respaldo hasta topar con el asiento trasero. --Nos esperan en la playa --le dijo Ian. Eddie tomo la cajetilla de Camel de la camisa de su amigo y encendio uno. El Mustang rozaba el suelo en cada vuelta. Ian era adicto a la velocidad, a los brincos sorpresivos provocados por los topes y a las miradas reprobatorias de los parroquianos quienes, al verlo venir a lo lejos, se replegaban contra la pared de las aceras. En la playa, recostados sobre el automovil de Ian, el grupo de amigos observaba a las gaviotas clavar sus picos en las crestas del oceano en busca de alimento. Las mas habiles pescaban a su presa en la primera zambullida, en tanto que las torpes levantaban el vuelo para intentarlo nuevamente hasta conseguirlo. Cuando Eddie se iba de pinta con sus amigos solian reunirse en las dunas El Infiernillo. Tomaban cerveza envueltos por las bocanadas de aliento salado y caluroso del verano mientras el mar marcaba su frontera de espuma con la que jugaban a salpicarse. Pudo ser un dia cualquiera, inutil y perezoso como el anterior, de no haber sido por la llegada abrupta de Alma Grande. --El menor de los Garcia Moreno se mato --dicho esto, Alma Grande desplomo su enorme cuerpo de ciento veinte kilos y metro noventa de estatura sobre la arena, cayo doblado sobre sus rodillas como los musulmanes en oracion. El menor de los Garcia Moreno se llamaba Mauro y tenia once anos; su hermano, Camilo, era parte del grupo de amigos. Mauro era un nino gordo y rubio, de rostro palido, marcado por las manchas de sol. No hablaba mucho y, taciturno y melancolico, pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en su recamara escuchando discos. Fantaseaba con ser invisible y pasar inadvertido en el colegio para no dar explicaciones de su aislamiento. En la familia nadie entendia a ese ser silencioso que parecia vivir en otra dimension, distante, perdido en lo mas profundo de los caracoles, alli donde suena el mar pero no atropella con su vaiven violento. El unico que conseguia sacarlo del mutismo era Camilo. Si sus padres salian y el grupo de amigos se aduenaba de la casa, Mauro hacia lo imposible por pegarseles, aunque su hermano no lo permitia, pues todos bebian e incluso algunos ya fumaban marihuana. Penso que alejandolo lo mantendria a salvo. Eddie aun recordaba vividamente al giganton Alma Grande --quiza sea el recuerdo mas nitido de aquellos dias--, sumido en el llanto como un nino que acaba de descubrir la muerte. Alma Grande conto entre sollozos, recriminandose porque solian tratar al nino con indiferencia, que Mauro, a escondidas de su padre, el famoso abogado Raymundo Garcia Moreno, habia tomado la pistola de la biblioteca. A la familia le extrano la chamarra gruesa que llevaba Mauro en ese dia tan soleado, pero nadie le pregunto si no sentia calor. Tambien llevo a la escuela una caja con algunas de sus pertenencias mas preciadas: la coleccion de comics de Linterna verde, los munecos de accion de la Guerra de la Galaxias y sus discos de los Beatles. Les parecio raro su comportamiento, pero nadie imagino lo que vendria. En el colegio, Mauro las regalo todas a los companeros que nunca lo molestaron; la mayoria acostumbraba ponerle sobrenombres relacionados con su gordura, burlarse de su silencio, de la forma en que reprobaba cualquier materia y el estado de abulia perenne. En el salon de clases Mauro se planto al frente, al lado del profesor, y le pidio permiso para dirigirse al grupo. Sin decir palabra, extrajo la pistola oculta bajo su chamarra y se dio un balazo. Cuando Alma Grande termino su relato, el cielo azul se torno gris y brumoso, un temporal imprevisto se avecinaba. Asi era el clima en el puerto, impredecible y fiero como la vida. La ventisca proveniente del norte levanto las toallas de la arena, volaron los vasos de plastico y el liston morado con el que Gabriela habia amarrado su largo cabello negro mientras construia torres de arena. Las olas del mar empezaron a picarse y las pequenas crestas que las gaviotas penetraban se alzaron en violentos muros de agua. En medio de gritos, aturdidos por el tragico relato y el cambio repentino del clima, levantaron sus cosas para entrar al coche. Gabriela grito llamando la atencion de todos, luego senalo hacia la orilla de la playa donde descubrieron a lan desprendiendose del uniforme del colegio para caminar en traje de bano mar adentro, sin voltear, decidido y tambaleante por la fuerza de la corriente. Gabriela miro a los demas esperando respuesta y ante el desconcierto de todos se desprendio del uniforme y corrio tras de Ian. Alma Grande, los hermanos Caiman y Eddie hicieron lo propio, corriendo en traje de bano hacia el ir y venir de las olas que elevaban y descendian los cuerpos indefensos flotando de muertito a la deriva. Relampagos colericos enraizados ferreamente a las nubes parpadeaban semejando raigones viejos. Las olas empujaban al grupo de amigos con furia. Ian les grito que no nadaran y permitieran que estas los llevaran adonde quisieran. Fueron arrojados por remolinos de agua a las piedras y lanzados por el oleaje, salieron del mar con raspones y algunas espinas de erizo enterradas en los pies. Antes de subir al coche alcanzaron a ver una gran ola arrasando las torres de arena construidas por Gabriela. Era la ola mas grande que habian visto en meses. La masa de agua golpeo las torres y las deshizo en moronas de lodo y espuma, para luego retroceder con indiferencia de la misma forma en que la vida lo haria con ellos. 2. LA AMISTAD ENTRA POR LA LENGUA LA HISTORIA DE EDDIE Y MICHAEL PARKER Se conocieron la manana en la que Michael entrevistaba a aspirantes al puesto de traductor. La vio llegar desde el barandal de hierro forjado de su departamento. A juzgar por su apariencia, estaba nerviosa. Su cuerpo empequenecido, fragil, doblado por la pesadumbre de los secretos, se habia enjutado aun mas. Tenia el rostro limpio, sin maquillaje --nunca usaba maquillaje-, ni siquiera algun brillo tenue en los labios. Su ropa era insignificante, casi siempre arrugada y con ese olor a viejo que revelaba su paso por las tiendas de segunda mano. Eddie era una mujer de cuarenta y seis anos, sin pareja --jamas tuvo interes en tener una--, tampoco hijos. Delgada, de pomulos salidos y ojos profundos como pozos sin agua, ocultos detras de sus anteojos de poco aumento, y su cabello negro siempre revuelto, bucles crispados con los cuales luchaba para aparentar que se habia peinado. Desde el instante en el que se conocieron, a Michael le llamo la atencion ese rostro marcado por las ausencias que, si bien no matan, debilitan al cuerpo. Eddie, parada ahi con las palabras atrapadas en la garganta y la timidez exponiendola al cuchicheo de los vecinos, le causo pena. Entonces se adelanto para conducirla al interior de su departamento. Con manos temblorosas ella abrio su portafolios negro y maltratado por anos de uso y le entrego algunas de sus traducciones. Sin levantar la mirada de los papeles le dijo tener excelente redaccion y un ingles tan perfecto como el del mejor parlante no nativo. Eddie no miraba a Michael de frente pero lo escrutaba por el rabillo del ojo. Michael Parker era oriundo de Nueva York y tres anos mayor que Eddie, no obstante, parecia mas joven. Su rostro de nino contrastaba con su vestimenta de otra epoca: camisa blanca y sobria tipo mormon, pajarita azul cielo, chaleco tejido de rombos, pantalones sencillos, oscuros y lisos, sin ningun detalle memorable. Sus lentes de aumento tambien vintage, de pasta gruesa y moteada --simulando ser de carey- montada sobre el armazon dorado expuesto en la parte inferior. Michael odiaba lo moderno, con renuencia compro el celular que usaba como camara fotografica y una computadora para enviar sus textos a The Wall Street Journal y a algunos periodicos locales y del extranjero. El trabajo de su traductor seria transcribir todos sus manuscritos a la computadora y traducir algunos al espanol para despues enviarlos por correo electronico. Michael meso su cabello ralo y rojizo e inicio una conversacion en ingles. Despues de hablar de libros y peliculas con Eddie, quedo satisfecho con su soltura del idioma. --Se nota que viviste mucho tiempo en el extranjero --comento Michael, halagando su acento. --Jamas he salido del pais --respondio Eddie presurosamente. A Michael no le creo suspicacia que Eddie, con tan buena pronunciacion, jamas hubiera vivido en un pais anglosajon. Estaba convencido de los frutos de la tenacidad. --?Que es lo que mas te gusta hacer? --le pregunto. Ella respondio que le gustaban los trabajos solitarios como leer y arreglar cosas. Le seducian los escritores con vidas intensas y conmovedoras. Michael, hablantin y sociable por naturaleza, quiso saber mas de Eddie, por lo que le confeso que le apasionaba su trabajo y, al igual que ella, preferia a ese tipo de autores. La mayoria de sus traductoras fueron eficientes, pero carecian de ese rasgo en comun, aunque tampoco era requisito para ocupar la vacante. De hecho Michael no queria intimarlas mas de lo debido. Pensaba que, si contrataba a alguien con sus mismas aficiones terminaria escuchando una pila de opiniones en las que no estaba interesado. Aunque nunca lo menciono en los avisos de periodico, elegia a mujeres con gustos distintos a los suyos. Debido a su oficio, pasaba la mayor parte del tiempo asido a su asistente, que mejor si se trataba de alguien con poco que decir. Pese a ello, la inexplicable atraccion hacia Eddie lo obligo a pasar por alto sus propias reglas, accediendo incluso apagarle sin comprobantes fiscales. --Perdi mis documentos en la estacion de autobuses -le explico a Michael --, te prometo hacer pronto los tramites para tenerlos en orden. Nunca lo hizo. Eddie y Michael se hicieron amigos recatadamente sin confianzas vulgares o intrusiones incomodas. Ella no permitia gran acercamiento, rehusaba cualquier conversacion intima o ajena a sus obligaciones laborales. Eso lo intrigaba aun mas e inventaba pretextos para romper el hielo, asi que tras varios intentos consiguio que comieran juntos. Eddie accedio despues de pensarlo por unos segundos, como si se tratara de una decision trascendente, y el se avergonzo por haberla intimidado. Para evitar confusiones prefirio confesarle su orientacion sexual, no le atraian las mujeres. --Me asusta mi irresistible seduccion hacia el sexo opuesto --respondio Eddie. Ambos parecieron reirse de su aspecto descuidado y poco atractivo. Eddie comia despacio, dando bocados pequenos masticados por minutos. No habia perdido el aire provinciano. Parecia un personaje de Carson McCullers, de esos sofocados en lo profundo del sur americano. Aqui tambien hay otro sur, no menos brutal, ni menos desolador. --Desde nina quise irme del puerto --le confeso a Michael cubriendose la boca, todavia masticaba un pedazo de strudel de manzana, su postre favorito-, siempre hubo algo ominoso bajo la luz del sol. Lo unico que Eddie echaba de menos de su lugar de origen era el mar. Nadar sorteando las olas fue su pasatiempo favorito hasta que ella y sus amigos iniciaron el juego <>. Se pautaba con el parte meteorologico, cuando el mal tiempo se avecinaba. Los siete adolescentes se cubrian de heridas causadas por piedras y corales, heridas que eran medallas de guerra; condecoraciones que alardeaban mas tarde chocando las botellas de cerveza. Superficialmente todo seguia normal entre ellos, sin embargo, algo iba cambiando. A Eddie le costaba verbalizarlo. Se trataba mas que de una sensacion, acaso de un mal presagio. La sospecha de no ser los mismos y de que, despues del suicidio de Mauro y la partida de los Garcia Moreno al extranjero, jamas volverian a serlo. El juego era cada vez mas salvaje. Durante una tormenta, con rafagas de viento de hasta ciento veinte kilometros por hora, Alma Grande se estrello contra los costales de cemento en la escollera. Sufrio una contusion. Entre todos lo sacaron del mar. Fue tan arduo como rescatar a una tonina varada en la playa. Entonces se dieron cuenta de que sus vidas pendian de la necesidad de ser afirmadas con fiereza.

  • La noche del fuego de Pablo Poveda

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    Tras unos anos fuera, Caballero regresa a la ciudad de Alicante durante la noche de San Juan. De forma accidental, sera testigo de un cruel asesinato y no podra evitar verse involucrado en el. Alli conocera a una misteriosa mujer de la que no podra deshacerse. Lo que en un principio parecera accidental, se convertira en toda una pesadilla para el periodista.

  • El destino de Ana H. Murria de Maite R. Ochotorena

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    INSPIRADA EN HECHOS REALES.
    Que opinan los lectores de esta novela de Intriga y Suspense: