• joseph conrad - Joseph Conrad

    https://gigalibros.com/la-posada-de-las-dos-brujas-y-otros-relatos.html

    Escritas entre 1897 y 1915, tres de las cuatro narraciones de Joseph Conrad (1857-1924) incluidas en el presente volumen se hallan unidas por la tecnica del relato dentro del relato. El misterio anima <>, ambientada en la costa vasca espanola durante la Guerra de la Independencia, y flota tambien alrededor de <>, cuyo personaje principal es un pintoresco capataz de estibadores del puerto de Londres. Los sucesos que acompanan a la accidentada travesia que constituye el hilo argumental de <> estan relatados por el mismo capitan Marlow que reaparecera mas tarde en <> y en <>. <> es, por su parte, un prodigio de ironia acerca de la explotacion de Africa por parte de los europeos.

  • JOSEPH CONRAD | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libros-ebooks/joseph-conrad/200

    Berdichev, (1857-1924). Joseph Conrad, novelista británico de origen polaco, ha sido considerado como uno de los grandes escritores modernos en lengua ...

  • 782 títulos para "Joseph Conrad"

    https://www.todostuslibros.com/autor/joseph-conrad

    782 títulos para "Joseph Conrad" · TIFON · JUVENTUD UN RELATO · EL INTRUSO ; LA LAGUNA · El duelo · Nostromo · Histórias inquietas · Typhoon and Other Tales · El ...

  • Joseph Conrad: libros y biografía autor - Lecturalia

    https://www.lecturalia.com/autor/1840/joseph-conrad

    Libros de Joseph Conrad · Narrativa breve completa. 2015 · Entre mareas. 2014 · El espejo del mar. 2012 · El final de la cuerda. 2010 · Fuera de la literatura. 2009.

  • 5 libros para conocer a Joseph Conrad - La Nación

    https://www.lanacion.com.ar/opinion/5-libros-para-conocer-a-joseph-conrad-nid1958836/

    23 nov 2016 — 5 libros para conocer a Joseph Conrad ... Quizá no sea una paradoja que Joseph Conrad (1857-1924), uno de los más grandes estilistas de la lengua ...

  • Libros y Ebooks de Joseph Conrad - Amazon

    https://www.amazon.es/Joseph-Conrad/e/B000APVLWQ%3Fref=dbs_a_mng_rwt_scns_share

    Actualizaciones del autor ; El corazón de las tinieblas 08-jul-2014 · ( 334 ) ; Las Grandes Novelas de Joseph Conrad (biblioteca iberica nº 14) 16-may-2020 · ( 18 ).

  • Joseph Conrad: Libros - Amazon.es

    https://www.amazon.es/Libros-Joseph-Conrad/s?rh=n%3A599364031%2Cp_27%3AJoseph+Conrad

    La posada de las dos brujas y otros relatos (El libro de bolsillo - Bibliotecas de autor - Biblioteca Conrad). de Joseph Conrad, Javier Alfaya, et ál.

  • JOSEPH CONRAD - Javier Marías

    http://www.javiermarias.es/VIDASESCRITAS/conrad.html

    Reeditado por Alfaguara, Madrid, 2000, y Punto de Lectura, Madrid, 2002). Foto de Malcolm Arbuthnot, 1924. JOSEPH CONRAD EN TIERRA. Los libros marinos de ...

  • No te pierdas los 3 mejores libros de Joseph Conrad › 2022

    https://www.juanherranz.com/libros-de-joseph-conrad/

    Top 3 mejores novelas de Joseph Conrad · Un vagabundo en las islas · Lord Jim · El corazón de las tinieblas · Deja un comentario Cancelar la respuesta.

  • Selección Libros Joseph Conrad y opinión | Fnac

    https://www.fnac.es/ia26193/Joseph-Conrad

    Joseph Conrad, Enrique Breccia, Sergio Pitol - Normal en español (Libro) Publicado en 05/2017. Oferta especial. 18,90€ 19,90€ -5%. 3 nuevos desde 18,90 €.

  • Lady Smartphone (Tecleame te quiero 3) de Isabel Jenner

    https://gigalibros.com/lady-smartphone-tecleame-te-quiero-3.html

    Llega la tercera entrega de la serie <>.

  • Amor entre las nubes de Mary J. Forbes

    https://gigalibros.com/amor-entre-las-nubes.html

  • Luces y sombras de Ana Alvarez

    https://gigalibros.com/luces-y-sombras.html

  • Amor Latente de Isabel Conde

    https://gigalibros.com/amor-latente.html

    Barbara Jensen ha besado a demasiadas ranas.
    Lo tiene claro: El principe encantado no existe.
    Demasiados errores y desastres en su vida romantica.
    Es mejor estar sola y olvidarse de los hombres.

  • El cuaderno de las flores de Kayte Nunn

    https://gigalibros.com/el-cuaderno-de-las-flores.html

    Dos mujeres aventureras, un viaje y la busqueda de una flor que puede dar y quitar la vida

  • Volver a empezar de Claudia Velasco

    https://gigalibros.com/volver-a-empezar.html

    Liam Galway necesita un cambio, necesita parar y volver a empezar tras anos de trabajo, exitos, premios y reconocimientos. Necesita dejar de ser Liam Galway, la rutilante estrella de Hollywood, para volver a ser Liam McDonagh, el anonimo ciudadano de a pie al que nadie reconoce, al que nadie persigue, al que nadie observa.
    Su vida profesional lo tiene agotado y la reaparicion de un fantasma terrorifico del pasado, Emma Capshaw, su acosadora, lo hacen replantearse su vida, deja California y se pierde en Ithaca, al norte del Estado de Nueva York, en un idilico paraje alejado del mundo y del ruido mediatico, donde al fin encuentra la paz, el equilibro y una nueva oportunidad para ser feliz.

  • Cautiva de Laura Lago

    https://gigalibros.com/cautiva.html

    Ella era la hija de mi peor pesadilla. Mi mayor enemigo.
    Una muneca de porcelana, joven y facil de seducir.
    Facil de seducir si eres un macho alfa, lider de la mayor mafia de Estados Unidos, tienes abdominales de acero y estas acostumbrado a tomar lo que quieres, cuando quieres y como quieres. Y en ese momento Marco la queria a ella.

  • Entre Fantasias de Fanny Ramirez

    https://gigalibros.com/entre-fantasias.html

    Hay veces que vivimos de suenos, de fantasias. Dejarte llevar por la imaginacion es de lo mas excitante. Te doy cada uno de los ingredientes para convertirte en el protagonista. Que puedas sentir el cosquilleo de mis palabras. Intensidad, deseo, pasion… Entre fantasias se hace el amor. ?Aceptas el reto?

  • La dalia negra de James Ellroy

    https://gigalibros.com/la-dalia-negra.html

    Jamas le conoci en vida. Existe para mi a traves de los otros, mediante la evidencia de lo que su muerte les obligo a hacer. Trabajando con el pasado, busque solo hechos, y la reconstrui bajo la forma de una muchachita triste y una puta, en el mejor de los casos como alguien que-pudo-ser..., una etiqueta que podria serme aplicada tambien a mi. Desearia haber podido concederle un final anonimo, relegado a unas pocas palabras laconicas sobre el informe de un policia de Homicidios, la copia en papel carbon que se manda a la oficina del forense, mas papeleo necesario para llevarle al cementerio. Lo unico que habia de malo en mi idea es que ella no hubiera querido que las cosas ocurrieran de ese modo. Por brutales que fueran los hechos, ella hubiese querido que tales hechos llegaran a ser conocidos. Y dado que le debo mucho, y soy el unico conocedor de la historia, he empezado a escribir esto. Pero antes de la Dalia estuvo la relacion, y antes de eso, la guerra, los reglamentos militares y las maniobras en la Division Central, los cuales nos recordaban que tambien los polis eramos soldados, aunque fuesemos mucho menos populares que quienes estaban combatiendo contra los alemanes y los japoneses. Despues del trabajo de cada dia, los patrulleros tenian que participar en simulacros de ataque aereo, pruebas de oscurecimiento y entrenamientos para la evacuacion en caso de incendio, lo cual nos obligaba a ponernos firmes en la calle Los Angeles, a la espera de que el ataque de un Messerschmitt nos hiciera sentir un poco menos estupidos. La llamada para los servicios del dia seguia siempre un orden alfabetico, y poco despues de haberme graduado en la Academia, en agosto de 1942, conoci a Lee alli mismo. Ya habia oido hablar de el por su reputacion y estaba enterado de nuestros historiales respectivos: Lee Blanchard, peso pesado, 43 victorias, 4 derrotas y 2 nulos; con anterioridad, atraccion regular en el estadio de la Legion de Hollywood. Y yo: Bucky Bleichert, peso ligero, 36 victorias, ninguna derrota, y ningun nulo, colocado una vez en el puesto numero diez del ranking por la revista Ring, tal vez porque a Nat Fleisher le divertia la mueca desafiante con que solia contemplar a mis adversarios, en una exhibicion de mis dientes de caballo. Pero las estadisticas no contaban toda la historia. Blanchard pegaba duro, y recibia seis golpes para poder colocar uno, un clasico cazador de cabezas; yo bailaba, hacia fintas y buscaba el higado, siempre con mi guardia en alto, pues temia que si recibia demasiados punetazos en la cabeza mi aspecto se estropearia aun mas de lo que mis dientes lo estropeaban. En cuanto a los estilos de pelear, Lee y yo eramos como el aceite y el agua, y cada vez que nuestros hombros se rozaban cuando nos repartian las tareas a primera hora del dia, yo me preguntaba quien ganaria. Durante cerca de un ano nos estuvimos midiendo mutuamente. Jamas hablabamos del boxeo o del trabajo policial y limitabamos nuestra conversacion a unas cuantas palabras sobre el tiempo. En lo fisico, eramos tan distintos como pueden serlo dos hombres: Blanchard, rubio, de complexion sanguinea, media metro ochenta y dos y tenia los hombros y el torax enormes, con las piernas gruesas y arqueadas y el nacimiento de una tripa dura e hinchada; yo era de tez palida y cabello oscuro, un metro noventa de flaca musculatura. ?Quien ganaria? Finalmente, deje de intentar predecir quien seria el ganador. Pero otros policias habian adoptado la pregunta como suya y, durante ese primer ano en la Central, oi docenas de opiniones: Blanchard por un KO rapido; Bleichert por decision de los jueces; Blanchard parando el combate, siendo retirado de este por heridas... Todo, salvo Bleichert noqueando a su adversario. Cuando no me veian, les oia susurrar nuestras historias fuera del ring: el ingreso de Lee en el Departamento de Policia de Los Angeles; sus rapidos ascensos, conseguidos gracias a los combates privados a los cuales asistian los peces gordos de la policia y sus amigotes de la politica; como capturo a los atracadores del Boulevard-Citizens, alla por el 39, y se enamoro de una de las chicas de los ladrones, lo que le impidio engrosar las filas de los detectives cuando la chica se fue a vivir con el --en una completa violacion de las reglas del Departamento sobre no mezclar el trabajo y la vida privada-- y, por ultimo, la peticion de ella para que dejara de boxear. Los rumores sobre Blanchard me llegaban igual que los golpes y las fintas del ring, y yo me preguntaba hasta que punto serian ciertos. Los fragmentos de mi propia historia eran como punetazos en el estomago, por su veracidad al ciento por ciento: el ingreso de Dwight Bleichert en el Departamento para escapar de problemas bastante graves; la amenaza de expulsion de la academia cuando se descubrio que su padre pertenecia al Bund germano-estadounidense; las presiones sufridas para que denunciara ante el Departamento de Extranjeros a los chicos de ascendencia japonesa con los cuales habia crecido para asi asegurar su posicion dentro del Departamento de Policia de Los Angeles... No le habian pedido que celebrara combates privados porque no era un buen pegador, de los que dejan inconsciente a sus adversarios a las primeras de cambio. Blanchard y Bleichert: un heroe y un desgraciado. Acordarme de Sam Murakami y de Hideo Ashida, esposados y camino a Manzanar, hizo que las cosas quedaran bastante simplificadas entre nosotros dos..., al principio. Mas tarde entramos en accion, codo a codo, y mis primeras impresiones sobre Lee --y sobre mi mismo--, se fueron al garete. Era a principios de junio de 1943. La semana anterior, los marineros se habian peleado con unos cuantos mexicanos vestidos de cuero negro en el muelle Lick de Venice. Corrian rumores de que uno de los chicos habia perdido un ojo. Empezaron a producirse escaramuzas tierra adentro: personal de la marina procedente de la base naval de Barranco Chavez contra los pachucos de Alpine y Palo Verde. A los periodicos llegaron noticias de que los mexicanos llevaban insignias nazis, ademas de sus navajas de muelle, y centenares de soldados, infantes de marina y marineros de uniforme cayeron sobre las zonas bajas de Los Angeles, armados con bates de beisbol y garrotes de madera. Se suponia que en la Brew 102 Brewery, en Boyle Heights, los pachucos se agrupaban en numero similar y con armamento parecido. Cada patrullero de la Division Central fue llamado al cuartel y alli se le proporciono un casco de laton de la Primera Guerra Mundial y una tranca enorme conocida como sacudenegros. Al caer la noche, fuimos conducidos al campo de batalla en camiones que habian sido prestados por el ejercito y se nos dio una sola orden: restaurar la paz. Nos habian quitado los revolveres reglamentarios en la comisaria; los jefazos no querian que ningun 38 cayera en manos de esa asquerosa y jodida ralea mexicano-argentina, los gangsters morenos. Cuando saltamos del camion en Evergreen y Wabash, llevando en la mano solo un garrote de kilo y medio con el mango recubierto de cinta adhesiva para que no resbalara, me senti diez veces mas asustado de lo que jamas habia estado en el ring, y no porque el caos estuviera acercandose a nosotros desde todas las direcciones. Me sentia aterrado, porque, en realidad, los buenos eran los malos. Los marineros estaban reventando a patadas todas las ventanas de Evergreen; infantes de marina con sus uniformes azules destrozaban sistematicamente las farolas, lo cual producia cada vez mas y mas oscuridad en la que poder trabajar. Soldados y marineros de agua dulce habian dado de lado la rivalidad entre las distintas armas y volcaban los coches aparcados ante una bodega al tiempo que jovencitos de la marina vestidos con sus acampanados pantalones blancos molian a palos a un grupo de mexicanos, al que superaban con mucho en numero, en un portal de al lado. En la periferia de la accion pude ver como unos cuantos de mis companeros se lo pasaban en grande con gente de la Patrulla Costera y policias militares. No se cuanto tiempo permaneci alli, quieto y aturdido, mientras me preguntaba a mi mismo que debia hacer. Entonces, mire hacia la calle Primera, al final de Wabash, donde vi casitas y arboles; nada de pachucos, polis o infantes de marina sedientos de sangre. Antes de saber muy bien lo que hacia, corri en esa direccion a toda velocidad. Hubiera seguido asi hasta derrumbarme pero una aguda carcajada que broto de un porche me hizo frenar en seco. Fui hacia el lugar de donde me llegaba el sonido. --Eres el segundo de los polis jovenes que sale como si se le quemara el culo de la animacion --me dijo una voz bastante cascada--. No te culpo. Resulta bastante dificil saber a quien le has de poner las esposas, ?verdad que si? Me quede en el porche, sin moverme, y mire al viejo. --La radio dice que los taxistas han ido hasta los cuarteles de la parte alta de Hollywood para traer a los marineritos hasta aqui. Segun la KFI, esto es un asalto anfibio, han estado tocando Levando anclas cada media hora y he visto unos cuantos reflectores giratorios al final de la calle. ?Crees que esto es lo que llamais vosotros un asalto anfibio? --No tengo ni idea, pero yo me largo. --No eres el unico, ?sabes? Hace muy poco, un hombreton paso corriendo por aqui. El abuelo comenzaba a parecerme una version de mi padre, aunque algo mas correosa. --Hay unos cuantos pachucos que necesitan ver su orden restaurado. --?Y cree que eso es sencillo, amigo? --A mi me lo resultaria. El viejo lanzo una risita de placer. Baje del porche y volvi hacia donde debia estar, mientras me daba golpecitos en la pierna con el garrote. Ahora, todas las farolas estaban rotas; resultaba casi imposible distinguir a los mexicanos de los soldados. El observar aquello me proporciono un camino facil para salir de mi dilema, y me dispuse para lanzarme a la carga. Entonces, a mi espalda, oi gritar: <>, y supe quien era el otro tipo que tambien habia salido corriendo. Retrocedi. Alli tenia a Lee Blanchard. <>, enfrentandose a tres infantes de marina de uniforme azul y un pachuco con todos sus cueros de gala. Los tenia acorralados en el camino que cruzaba el patio de una cabana bastante maltrecha y los rechazaba con rapidos gestos de su sacudenegros. Los marineritos le lanzaban golpes con sus garrotes, y fallaban siempre porque Blanchard no paraba de moverse, atras y adelante, hacia un lado, sosteniendose con gran agilidad sobre las puntas de los pies. El pachuco no cesaba de acariciar las medallas religiosas que le colgaban del cuello y su expresion era la de no entender nada.

  • El granero, tu y yo (Bdb) de Antonella De Quevedo

    https://gigalibros.com/el-granero-tu-y-yo-bdb.html

    Eloisa, aparentando calma y normalidad, inspiro con intensidad y extendio sobre la gran mesa el mantel de los domingos. Apoyo las manos a ambos lados y agacho la cabeza para intentar tranquilizarse. Cuando termino de preparar la mesa, se sento sin dudar un instante de que Julian, su hijo, regresaria pronto y se sentaria con ella. Confiaba en que el berrinche cesara pronto si le dejaba su espacio. Despues de largo rato, escucho el chirrido de la puerta al abrirse y unos pasos cansados que se dirigian hacia el comedor. Eloisa dejo escapar un suspiro de alivio cuando vio que su hijo estaba de vuelta. Venia bastante sudado y con sintomas de haber estado llorando, pero aun asi se sintio menos angustiada. Julian, antes de tomar asiento, miro a su madre con frialdad, con escrutinio, se sento agachando la cabeza y comenzo a comer. Queria evitar cualquier tipo de conversacion. --Espero que te guste, hijo. --Eloisa esbozo una sonrisa. --?De verdad te importa? --le solto disgustado sin apartar la mirada de su plato. --Claro que si, he guisado la carne como te gusta. --Estaba equivocado si pensaba que ella se iba a rendir. Tenia toda la paciencia y el amor del mundo para el. --Asi es como la odia papa --protesto Julian clavando sus ojos castanos en los de su madre, que brillaban y amenazaban con inundarse de lagrimas. --Papa ya no esta, no tiene sentido que cocine a su gusto --aclaro decidida pero sin alterarse. Golpeando la mesa con los punos cerrados, Julian retiro la silla de un empujon y se marcho a su habitacion ante la mirada triste de su madre. Los malos modos cada vez eran mas frecuentes en Julian, un chico que siempre habia sabido comportarse. Una vez que estuvo en su habitacion, cerro la puerta con pestillo y se tumbo en el puf gigante que tenia en el suelo. No tenia herramientas para apaciguar su frustracion, pero si era consciente de que no queria herir de manera gratuita a su madre. No se sentia orgulloso por su comportamiento, pero de alguna manera necesitaba rebelarse contra alguien, y se daba la circunstancia de que solo estaba ella. No soltaba por su boca todo lo que pensaba y no por falta de ganas, un rescoldo de sensatez lo frenaba, porque, despues de todo, no conocia al cien por ciento todo lo ocurrido entre sus padres. Era joven pero no imprudente, asi que antes de odiar a su propia madre con todas sus fuerzas, sentia la necesidad de saber quien habia sido el verdadero culpable de que su vida se tambaleara de esta manera tan asquerosa. Los adoraba a ambos, y su madre siempre estaba ahi, pero el apoyo y la seguridad que le transmitia su padre eran cuanto creia que necesitaba para terminar de convertirse en un hombre. Sabia que su padre habia tocado fondo por algun motivo que se le escapaba, pero para eso estaban ellos alli, para apoyarlo y ayudarlo. No compartia en absoluto con su madre la decision de echarlo a la calle como a un perro sarnoso. No, Julian sabia que de haberse tratado de un perro sarnoso, Eloisa le hubiese dado atencion veterinaria y cobijo. Gritos, reproches y una maleta. Esa maldita imagen lo acompanaria por siempre. Solo habia podido entender, desde la planta de arriba, parte de la discusion. Eloisa habia echado a Fernando de la casa para siempre. El le habia pedido que lo dejara al menos despedirse de Julian, pero no se lo permitio alegando que eso complicaria aun mas las cosas, que ya lo haria en otro momento. Lanzando la pelota una y otra vez contra la puerta, sentado en el puf, desistio de su intento de contener las lagrimas. Necesitaba alguna via fisica de escape, y llorar por segunda vez tal vez lo ayudaria. Pero tras un rato durante el cual el derroche de lagrimas no habia sido capaz de apaciguar su malestar y su dolor, decidio ir en busca de la unica persona con la que no debia guardar las formas ni las apariencias. Era su mejor amigo, solo que se trataba de una chica. Estela descansaba en el granero leyendo uno de sus libros. Como cada tarde, incluso en domingo, se refugiaba en el granero de los padres de Julian huyendo del ruido de la maquina de coser de su madre, una mujer incansable que cosia de sol a sol para sacar adelante a su familia y ayudar a su marido. Julian acudia en busca de Estela cada vez que tenia ocasion. Vivian muy cerca y sus familias se apreciaban y ayudaban de forma mutua desde hacia muchos anos, de ese modo habian crecido juntos. Cuando ninos, su relacion habia sido natural, fluida y divertida. Sus preocupaciones se habian basado en quien recogia mas huevos o quien cruzaba mas rapido el cercado. Pero desde que la adolescencia habia hecho acto de presencia, ambos tenian la sensacion de tener que medir sus palabras. Julian era algo arisco, y ella, bastante susceptible. A pesar de eso, sobrellevaban bien el descontrol hormonal, y la necesidad mutua los mantenia unidos. Cada vez eran mas los vecinos que se rendian y vendian sus tierras, sus animales o sus casas en la zona para ir a vivir a la ciudad, asi que eran casi los unicos adolescentes que habitaban aquel lugar tan hermoso de la sierra. La situacion era muy dificil. Durante los ultimos meses, la inestabilidad en el hogar de Julian lo habia trastocado a el y de paso a su caracter ya de por si complicado. Pero Estela, como buena amiga, se aguantaba las ganas de patearle el culo y pasaba por alto sus malas contestaciones. Comprendia lo dificil de la situacion y no queria ni imaginar que sus padres llegaran a separarse. La puerta del granero se abrio con su caracteristico chirrido por el oxido en las bisagras, y Estela supo que Julian venia en su busca. Habia visto a Fernando salir de la casa con cara de pocos amigos, asi que supo que Julian necesitaba hablar.

  • El sucesor de Concha Alvarez

    https://gigalibros.com/el-sucesor.html

  • Lady Marian de Jane Mackenna

    https://gigalibros.com/lady-marian.html

    Marian Mackencie, desde que tiene uso de razon ha tenido suenos extranos y la sensacion de no pertenecer a ningun sitio. Al morir Esmeralda y Marcus quienes creia sus padres, descubrira al fin el secreto que le ha sido ocultado durante toda su vida, quedando asi dividida entre su amor prohibido y su deseo por regresar a su verdadero hogar, del que fue arrancada sin piedad siendo un bebe.
    Eric Darglinton, condenado por sus padres a casarse sin amor con una rica heredera, pero decidido no acceder a un matrimonio igual de infeliz que el de ellos, rompera todo vinculo con su tierra y emprendera el mas arriesgado de los viajes en busca de la mujer que verdaderamente ha amado toda su vida.
    El sera el proximo Duque de Darlington y ella una simple criada.
    Dos mundos distintos, dos corazones que no entienden de clases sociales.

  • El club de la escalera de Sergio Vila-sanjuan

    https://gigalibros.com/el-club-de-la-escalera.html

    Teatro contra el bullying

  • Un andar solitario entre la gente de Antonio Munoz Molina

    https://gigalibros.com/un-andar-solitario-entre-la-gente.html

    Un andar solitario entre la gente es la historia de un caminante que escribe siempre a lapiz, recortando y pegando cosas, recogiendo papeles por la calle, en la estela de artistas que han practicado el arte del collage, la basura y el reciclaje --como Diane Arbus o Dubuffet--, asi como la de los grandes caminantes urbanos de la literatura: de Quincey, Baudelaire, Poe, Joyce, Walter Benjamin, Melville, Lorca, Whitman. A la manera de Poeta en Nueva York, de Lorca, la narracion de Un andar solitario entre la gente esta hecha de celebracion y denuncia: la denuncia del ruido extremo del capitalismo, de la conversion de todo en mercancia y basura; y la celebracion de la belleza y la variedad del mundo, de la mirada ecologica y estetica que recicla la basura en fertilidad y arte.

  • La guardiana del bosque de Javier Montes

    https://gigalibros.com/la-guardiana-del-bosque.html

    Un enorme oso Grizzli salva a Jane de ser violada por unos cazadores furtivos en Alaska

  • Un canalla con mucha suerte (Lemonville 1) de Ella Valentine

    https://gigalibros.com/un-canalla-con-mucha-suerte-lemonville-1.html

    Lemon Pie sabia muchas cosas de la vida, pese a tener solo 28 anos. Sabia, por ejemplo, que mentir estaba mal. Sabia tambien que el chantaje era imperdonable en el seno de su familia, y en el resto de su entorno, ya que estaba. Sabia que el amarillo y el rosa fucsia casaban bien, pero no estaban bien vistos en su pueblo, aunque no sabia el motivo. Sabia que una falda por encima de la rodilla en un pueblo como el suyo, en las profundidades de Alabama, era una afrenta a la comunidad. Incluso a Dios, si se apuraba. Sabia que la competitividad podia ser peligrosa, sobre todo cuando las personas perdian de vista los verdaderos motivos de sus acciones. Y sabia, sobre todas las cosas, que Sherilyn Foster era el demonio en persona. Una zorra presuntuosa que pensaba que disimulaba por el simple hecho de ponerse vestidos sesenteros y colgarse una fina cruz de oro blanco del cuello. Y no es que tuviera nada contra Sherilyn. No, por Dios, ella hacia ya mucho tiempo que habia asumido que no podia competir contra su carita de nina buena y su cabello rubio e impoluto. Sherilyn jamas habia tenido pecas, al contrario que ella, que tenia toda la cara llena. Nunca habia dicho una palabra mas alta que otra, ni siquiera cuando eran ninas, cuando Lemon hablaba como si fuese un camionero en un descampado, segun palabras textuales de su madre. Sherilyn mantenia la compostura incluso en los peores momentos, como aquella vez que al pastor Johnson se le escapo un eructo en medio del sermon. Lemon apenas pudo contener la risa, pero Sherilyn siguio sonriendo sin despegar los labios como si no hubiese pasado nada. Era perfecta. Por eso la odiaba. --Fijate en eso, tesoro. --Su madre se acerco a ella y senalo a Sherilyn, que en aquel momento reia como una hurraca de algo que James habia dicho--. No puedo creerme que encaje tan bien entre nosotros. Tengo que reconocerlo, nos has provocado a tu padre y a mi infinitos dolores de cabeza, y bien sabe Dios que no me gustaba la idea de imaginar a mi ninita en una ciudad tan grande como Nueva York, pero… --Mama... --Intento frenarla, pero fue inutil. --Tienes que entendernos, Lemoncito. Eres nuestra unica nina. Dejar que te fueras nos partio el alma en dos. --Su suspiro fue tan dramatico que Lemon tuvo que poner todo su empeno en no rodar los ojos--. Cuando, ademas, nos dijiste que por fin te habias echado un novio, pero era neoyorkino... --Sus labios se fruncieron de disgusto--. Ya sabes como es la gente alli. Las familias no se crian con nuestra moralidad. --De nuevo suspiro, y de nuevo Lemon quiso rodar los ojos. O correr. En cambio, no hizo ni una cosa, ni la otra--. Estaba aterrorizada. Ya te imaginaba trayendo a un chico lleno de tatuajes o sabe Dios que locuras mas. Quiso decirle a su madre que estar lleno de tatuajes no era una locura, pero sabia que era inutil. No la culpaba. Se habia criado rodeada de personas que esperaban de ella que fuera la perfecta dama surena. No podia comprender como habia mujeres que necesitaban realizarse de otro modo que no fuera casarse, cocinar y tener hijos. Y Lemon lo intentaba, de verdad lo intentaba. Quiza por eso estaba metida en aquel lio, por intentarlo demasiado. --Lo que quiero decir --prosiguio su madre, que no habia dejado de hablar en ningun momento--. Es que necesite algo mas que un poquito de Bourbon en el te para soportar la espera. ?Entiendes lo que quiero decir? --Asintio. Lo cierto es que no sabia a donde queria llegar. O si, lo sabia, pero le daba tanto miedo que prefirio guardar silencio--. Y, en cambio, aqui estas, con un hombre guapisimo, con clase, educacion y que ha sabido ganarse a los habitantes de Lemonville en cuestion de horas. --Sonrio, la abrazo por los hombros y la miro con todo el amor maternal del mundo concentrado en sus ojos--. Puede que no hayamos dicho esto muy a menudo, sobre todo los ultimos tiempos, pero papa y yo estamos muy, muy muy orgullosos de ti, Lemon. No podias haber escogido un novio mejor. Su orgullo era tal que Lemon volvio a centrar su mirada en James, que hablaba gesticulando con las manos frente a varios vecinos de su pequeno y encantador pueblo. Los tenia en el bote, el maldito. Si su madre supiera... Si tuviera una minima idea de lo que habia hecho... Pero no lo sabria. Lemon solto aire y enderezo los hombros. No podia ni siquiera pensar en ello. Se habia metido en el mayor lio de su vida y comprendio, viendo a James Baker reir con la idiota de Sherilyn de nuevo, que salir de el iba a costarle mas que una disculpa y una sonrisa inocente. Si tan solo hubiese mantenido la boca cerrada aquel dia... 2 Lemon Todo empezo con aquella llamada. Lemon estaba acostumbrada a recibir todos los viernes a las seis de la tarde, ni un minuto mas, ni un minuto menos, la llamada semanal de su madre. Daba igual que Lemon le dijera que a esa hora aun estaba en el bufete de abogados en el que trabajaba o que estaba mal visto recibir llamadas personales en horario laboral. Annabeth Pie era una mujer de costumbres e ideas fijas, si se habia empenado en llamar a su hija todos los viernes por la tarde a aquella hora, lo seguiria haciendo hasta el fin de sus dias. O como diria ella: hasta que Dios se lo permitiera. Si algo habia aprendido Lemon a lo largo de los anos era a capear con inventiva el caracter inflexible de su madre. Como hizo aquella vez que le compro un vestido amarillo lleno de lazos y volantes para la fiesta de final de curso de septimo grado y Lemon se lo cambio en el bano del instituto porque con el parecia un cupcake de limon. O aquella otra en la que le prohibio escuchar musica rock porque sus letras eran poco adecuadas para una chica de su edad y acabo escondiendo los discos de sus grupos favoritos dentro de caratulas de bandas cristianas. O su favorita: aquella noche en la que su madre invito a cenar al pastor Johnson al cumplir los dieciocho para que le hablara de la importancia de mantener intacta su flor y ella fingio ser la muchacha casta y pura que sus padres esperaban cuando lo cierto era que hacia dos anos que se habia desflorado con el hijo mediano de los Marshall en el sofa de su garaje. --Te lo puedes creer, ?carino? --pregunto su madre afligida. --Para nada. --Lemon respondio una frase al azar sin dejar de leer el informe que tenia entre las manos. Otra de las cosas que Lemon habia aprendido a hacer a lo largo de los anos era a convertir en ruido de fondo el parloteo incesante de su madre mientras seguia trabajando, porque ella solia aprovechar aquella charla semanal para ponerla al corriente sobre todos los chismorreos del pequeno pueblo sureno de Alabama del que huyo al empezar la universidad y a Lemon, lo cierto, es que no le importaban lo mas minimo. --Desde luego, Lemonville ya no es lo que era. Me parece inadmisible que tu padre haya dado permiso a ese zarrapastroso para que abra un local de dudosa reputacion. Aquello llamo la atencion de Lemon, que levanto los ojos del papel y miro el aparato que habia puesto en manos libres con el ceno fruncido. --?Un local de dudosa reputacion en Lemonville? --Eso mismo le pregunte yo a tu padre: ?un local de dudosa reputacion en Lemonville? Es indignante, sumamente indignante. Como alcalde debe garantizar el decoro en nuestra comunidad, pero el no deja de decir que un pub irlandes no puede ser considerado como tal y que, aunque a el tampoco le haga gracia, no tiene un motivo justificado para prohibir su apertura. Como si no supiera la fama que tienen los irlandeses... --Chasqueo la lengua contra el paladar indignada y Lemon puso los ojos en blanco. Era tipico de su madre prejuzgar a la gente dejandose llevar por los estereotipos, estereotipos que, por otra parte, la mayoria de las veces no tenian ni pies ni cabeza--. Por cierto, carino, ?recuerdas a Joanne Williams? --prosiguio ella que era toda una experta en enlazar temas sin conexion alguna. --Si, mama, estudiamos juntas. --Lemon fijo sus ojos de nuevo en el informe y se preparo para volver a desconectar de la conversacion. --Pues no te lo vas a creer, pero se ha prometido. Me lo conto Daisy en nuestra partida de bridge semanal, se lo conto la peluquera mientras le hacia la permanente. !Joanne comprometida! ?Quien lo hubiera dicho? Con lo poco agraciada que es la pobre, con esos dientes de raton y esas piernas de jugador de futbol... Yo no digo que no sea buena chica, pero guapa, lo que se dice guapa, no es. Lemon volvio a poner los ojos en blanco, esta vez acompanando el gesto con un movimiento negativo de cabeza. Para su madre, la rectitud y el decoro tenian que ir acompanados con un buen envoltorio. --Me alegro por ella, mama. --Yo tambien, hija, porque todos creiamos que se quedaria solterona. Y hablando de solteronas... --Lemon tenso la mandibula anticipandose a su siguiente intervencion--: ?Cuando vas a sentar la cabeza, carino? Te pasas el dia trabajando y, aunque me parece respetable que una mujer tenga sus aspiraciones profesionales, creo que ha llegado el momento de que empieces a pensar en el futuro. Te acercas a la treintena, si esperas demasiado los mejores hombres ya habran volado. --Eso no me preocupa, mama. --Pues deberia. No siempre seras una chica bonita. Un dia te despertaras con el pecho caido, el pelo canoso y la cara llena de arrugas y, entonces, ?quien crees que querra casarse contigo?. -- Su madre hizo un chasquido reprobatorio con la boca--. Por suerte yo tengo el candidato perfecto para ti. Es un hombre guapo, educado, tiene buena percha y trabaja como vendedor de seguros en el pueblo de al lado. Es el sobrino de Betty, del supermercado. Le conoci el otro dia en la cafeteria de Ashton y me parecio un buen partido. Lemon evito decirle todo lo que pensaba sobre aquello, que era mucho. Para ella, su prioridad era su trabajo. No tenia pensado casarse, al menos a corto plazo, y menos con un vendedor de seguros de Alabama. En vez de eso, para evitarse una discusion esteril con ella, dijo en tono conciliador: --No me interesa en este momento conocer a nadie, mama. Ademas, tampoco tengo tiempo. --Bueno, Lemoncito, ya os conocereis cuando vengas a Lemonville para el 4 de julio. Lemon cogio aire, se paso una mano por el pelo con actitud nerviosa y decidio que habia llegado el momento de tener esa discusion que hacia semanas que estaba retrasando. --Ya. Sobre eso, mama... Veras, no creo que pueda ir a Lemonville el 4 de julio.

  • No cambiaria nunca, Eli Jane Foster de Eli Jane Foster

    https://gigalibros.com/no-cambiaria-nunca-eli-jane-foster.html

    Amanda era descarada, vestia como le apetecia ignorando las reglas sociales y practicamente hacia lo que le daba la gana. Aunque en su trabajo era eficiente, asi que su jefe no podia echarla. Respecto a los hombres, no llegaba a encontrar lo que realmente necesitaba y eso que lo buscaba. No paraba de buscarlo, pero nada. Frustrada salio de fiesta con una amiga para encontrarse con lo que menos se esperaba...

  • Sucedio en Larkswood de Valerie Mendes

    https://gigalibros.com/sucedio-en-larkswood.html

    Una saga familiar adictiva e inolvidable que desentierra los secretos mas profundos de una mansion inglesa.

  • Ballerina de Scarlett Butler

    https://gigalibros.com/ballerina.html

    Adentrate en una historia donde la musica clasica se entrelaza con un amor inconmensurable que ni el destino puede romper.

  • Una educacion de Tara Westover

    https://gigalibros.com/una-educacion.html

    Como una educacion puede salvar una vida

  • Cara a cara con el psicopata de Vicente Garrido Genoves

    https://gigalibros.com/cara-a-cara-con-el-psicopata.html

    Vicente Garrido, el mayor experto en psicopatia de Espana, escribe un libro absorbente, en el que explica de modo revelador como piensa y siente el camaleon, y por vez primera se dedica de modo exhaustivo no solo a ensenar como detectarlo y reconocerlo, sino como tenemos que enfrentarlo para salir victoriosos de esta lucha desigual.

  • Hablame de ti. Carta a Matilda de Andrea Camilleri

    https://gigalibros.com/hablame-de-ti-carta-a-matilda.html

    Andrea Camilleri, el querido maestro de la novela negra fallecido en julio de 2019, escribe una carta a su bisnieta Matilda. En ella repasa los episodios mas representativos de su trayectoria personal y profesional junto con los hechos historicos mas notables del ultimo siglo.

  • Una Navidad Desastrosa de Noa Xireau

    https://gigalibros.com/una-navidad-desastrosa.html

    No hay mal que por bien no venga, o eso decia su abuela. Karla no lo tenia tan claro.

  • Corazon que rie, corazon que llora de Maryse Conde

    https://gigalibros.com/corazon-que-rie-corazon-que-llora.html

    No es facil vivir entre dos mundos, y la nina Maryse lo sabe. En casa, en la isla caribena de Guadalupe, sus padres se niegan a hablar criollo y se enorgullecen de ser franceses de pura cepa, pero, cuando la familia visita Paris, la pequena repara en como los blancos los miran por encima del hombro. Eternamente a caballo entre la lagrima y la sonrisa, entre lo bello y lo terrible, en palabras de Rilke, asistimos al relato de los primeros anos de Conde, desde su nacimiento en pleno Mardi Gras, con los gritos de su madre confundiendose con los tambores del carnaval, hasta el primer amor, el primer dolor, el descubrimiento de la propia negritud y de la propia feminidad, la toma de conciencia politica, el surgimiento de la vocacion literaria, la primera muerte.

  • Mision emprender de Sergio Fernandez

    https://gigalibros.com/mision-emprender.html

    Sergio Fernandez y Raimon Samso reunen en este libro los 70 habitos que nos convertiran en emprendedores de exito y demuestran que ello depende mas de la actitud, la mentalidad y, sobre todo, de los habitos, que de los conocimientos adquiridos en cualquier universidad.

  • Una luna para Tyler de Elena Garquin

    https://gigalibros.com/una-luna-para-tyler.html

    Ella sobrevivio a pesar de mi mismo.
    Nunca tuve tanto miedo como cuando permiti que las consecuencias de mis errores destrozaran el corazon de la mujer de mi vida.Nunca fui tan ambicioso como cuando me propuse conservarlo todo, para terminar no teniendo nada.
    Nunca me senti tan vacio como cuando volvi a verla, gracias a la clausula descabellada de un testamento que me removeria por dentro. Ni tan valiente como cuando decidi que merecia la pena tentar al destino de nuevo, solo para alcanzar mi propia luna. Hermosa, pero desconocida. Inaccesible. Llena de interrogantes, de secretos y preguntas de las que soy el unico culpable.

  • Donde uno cae de Lorenzo Silva

    https://gigalibros.com/donde-uno-cae.html

    De las consecuencias de la crisis mundial hasta la entrada de VOX al Congreso y el muro de Trump han pasado diez anos. Diez anos en los que, semana a semana, Lorenzo Silva ha tomado un retazo de realidad y lo ha convertido en ficcion literaria para su columna en la edicion digital de El Mundo. De estos pequenos cuentos han salido diez ebooks, uno por ano, que, bajo el titulo de Vidas.zip, han ido recogiendo la actualidad de nuestro tiempo y que ahora Destino reune en un solo volumen.

  • La salvacion del multimillonario -Max de J. S. Scott

    https://gigalibros.com/la-salvacion-del-multimillonario-max.html

    M Febrero, 2011 ax Hamilton miraba al vacio desde la arenosa franja de playa detras de su casa, tiritando y frunciendo el ceno al agua que rompia en la arena, como si se tratara de un enemigo. La oscuridad de la noche era casi absoluta, pero los astros iluminaban lo suficiente como para ver batirse el mar delante de el. Habia hecho de la gran masa de agua que le habia robado a Mia su nemesis y, en ese momento, sentia resentimiento por cada gota de agua en el Atlantico. Perdido en el, el cuerpo sin vida de su esposa flotaba en sus entranas, sepultada en una tumba de agua. Podia sentir como su cuerpo se alejaba mas y mas de el. Como si al irse le hubiera arrancado el corazon y se lo hubiera llevado con ella, el se habia quedado alli, indefenso, sangrando incesantemente a traves de la herida. Se llevo la mano al pecho y se lo froto, pero no pudo aliviar el insoportable dolor. No... maldita sea. No puede ser. Crei que tendria todo el tiempo del mundo para doblegar poco a poco mi deseo. Crei que podria someter mis debilidades y amarla como se merecia ser amada. Le fallaron las piernas y dio con los gluteos en la arena, la humedad calando sus pantalones vaqueros. No le importo. Su mirada clavada en el agua. Estaba demasiado aturdido para sentir los elementos, demasiado roto para que le importara, todo su ser concentrado en Mia, como si esperara devolverla a la vida con la fuerza de su voluntad. Ignoro no solo el frio embate del viento contra su cuerpo, cubierto solo con una camiseta y unos vaqueros, sino tambien los mosquitos que hacian de su piel desnuda un festin y el tortuoso sentimiento de abandono, tan doloroso que si no se obligaba a cerrarle el paso se volveria loco. Tenia cada musculo de su cuerpo en tension, los punos apretados, la mente intentando mantener sus emociones bajo control. Llorar significaria aceptar que Mia se habia ido para siempre y se negaba a creerlo. No iba a llorar su muerte. Nunca la aceptaria. Si aceptase que se habia ahogado en aquella misma playa, mar adentro, no podria sobrevivir la agonia de pensarlo. Max Hamilton no lloraba. Nunca lo habia hecho. Hasta cuando sus padres murieron en un tragico accidente reprimio el impulso, o se avergonzarian de el. Ningun Hamilton se dejaria llevar por sus emociones ni permitiria que la razon se sometiera a ellas. Sabia que sus padres lo habian querido, pero habian nacido en un mundo de privilegios y siempre le habian ensenado a actuar con decoro y moderacion. Sus padres siempre dijeron que era el hijo perfecto y siempre estuvieron orgullosos de el. Al ser adoptado, Max habia querido ser perfecto en todo momento e hizo todo lo posible, aun despues de que ellos murieran. Su costumbre de mantenerse a distancia era algo que el asociaba con el afecto y la aprobacion. Ahora no estaba tan seguro. Su corazon le decia que Mia podia haber muerto sin llegar a saber lo que de verdad sentia por ella. Por desgracia, no se sentia tan seguro y ecuanime en ese momento y su compostura hamiltoniana parecia estar abandonandolo. Mia habia desaparecido de aquel mismo lugar una semana antes. Habia dejado su bolso, ropa y telefono en la playa. Siempre le habia gustado darse un bano rapido en aquel lugar, al que llamaba su paraiso particular. Cerro los ojos. Max dibujo su rostro, su expresion traviesa y su sonrisa burlona. !Dios! !Como odiaba que fuera sola a nadar o hiciera cosas que el consideraba peligrosas!. La aleccionaba lo mismo que un maestro haria con su pupilo, pero ella siempre se burlaba de el, sacandolo poco a poco de su enfado, diciendole que era demasiado serio y se preocupaba en exceso. El problema era que nunca pudo estar enfadado con ella por mucho tiempo. Condenada mujer. Lo habia manejado a su antojo desde el momento en que se conocieron y el la habia dejado hacer. Siempre que la advertia cuando hacia cosas que le preocupaban acababa dejandola hacer lo que le diera la gana, haciendole creer que se preocupaba solo a medias, cuando en realidad le horrorizaba la idea de perderla. El era el hombre serio, responsable, que siempre actuaba logicamente y con cautela. Y Mia... !Oh, Mia! Lo hizo feliz, siempre lo hacia reir, lo complementaba, hacia que deseara perder el control completamente. Nunca lo hizo. Ni una sola vez. Fue capaz de sujetar la rienda a los instintos que ella despertaba en el. Pero por poco. -- Era nuestro trato --susurro roncamente, aunque el trato nunca fue oficial, nunca lo hablaron--. Yo me encargaba de las cosas serias y tu me ayudabas a aliviar la carga. Ella lo hacia reir cuando el estaba tenso y el le daba a ella serenidad. Juntos eran perfectos. O quizas solo Mia era perfecta y simplemente lo hacia a el un hombre mas feliz. No le importo reprimir el deseo constante de comportarse como un hombre de las cavernas y llevarsela a rastras a su guarida. Pero ella nunca habia conocido esa faceta secreta de el, que le pedia a gritos rienda suelta. Porque no queria que eso la alejara de mi. Se tumbo y se cubrio la cara con el brazo, dejando escapar un grito ahogado de dolor. Sus emociones encontradas, batallando por dominar el caos de una mente tomada por la rabia, la desesperacion, la rebelion y el dolor. Para su desgracia, la agonia que le corroia alma y corazon estaba ganando la pelea, atenuada solo por su negativa a admitir la realidad. No ha muerto, ella no ha muerto. Necesito mas tiempo con ella. Apretando los ojos fuertemente para aliviar el escozor que sentia bajo sus pestanas por las lagrimas que se negaba a verter, reprimio el sollozo que se estaba formando en su pecho. El y Mia formaban una pareja. No podia funcionar sin ella. Llevaban dos anos casados, compenetrados como piezas de un rompecabezas, inseparables desde el primer momento en que se conocieron. Nunca habia creido en el amor a primera vista o en la conexion inmediata hasta que conocio a su esposa. En muchas cosas eran completamente opuestos y, aun asi, eran el uno para el otro. Ese sentimiento lo habia acompanado desde el comienzo de su relacion. Pero entonces se resistia a admitirlo, pensando que lo que sentia por ella se atenuaria hasta hacerse soportable. Nunca fue asi y, honestamente, Max sabia desde el principio que nunca seria asi. Simplemente, habia sido demasiado estupido para admitirlo. Volvio a sentarse, se abrazo las rodillas y se mecio, luchando contra cualquier pensamiento racional que pudiera filtrarse en su mente acerca de la desaparicion de su esposa. Si empezaba a pensar logicamente, tendria que admitir, probablemente, que estaba muerta. Mia no desapareceria sin decirle nada. Podria ser algo descuidada con su propia seguridad, deshaciendose de su guardaespaldas siempre que podia, pero nunca habia sido desconsiderada. No era posible que no contactara con el, a menos que fisicamente no pudiera. -- ?Donde estas, Mia? --susurro con voz ronca, desesperada--. No me hagas esto, por favor. Te necesito. Deberia haberle dicho mas veces que la amaba, pasar mas tiempo con ella en lugar de volar de un lugar a otro buscando conquistar el mundo y de ocultar los instintos que despertaba en mi. No deberia haber huido de ellos. Ella podria haber sido capaz de aceptarlos, como habia aceptado todo lo demas. Lo cierto es que nunca le habia dado la oportunidad. Nunca se abrio completamente a ella, nunca le dijo exactamente lo que sentia. Lo lamentaba ahora, cuando era demasiado tarde. Meciendose con mas fuerza, abrio los ojos y las lagrimas brotaron finalmente. Se paso el brazo por los ojos, maldiciendo su suerte mientras se secaba bruscamente su torturado rostro. Pero las lagrimas volvian a aparecer y solo conseguian irritarlo mas. A duras penas pudo ponerse en pie. Se acerco al borde del agua y siguio caminando hacia delante, tentado de perderse en el oceano si era de la unica manera que el y Mia pudieran volver a estar juntos. No ha muerto. Ha desaparecido. No la voy a abandonar. -- !Mia! --El viento impetuoso arrastro su lamento mar adentro. Tiritando, grito desesperadamente--. !Vuelve! Nadie respondio. Cayo de rodillas en el agua helada, dejando que le acariciara el pecho. Sus lagrimas se mezclaban con el agua. Su desesperacion y su angustia se rompian en la garganta con un doloroso sollozo. Y luego otro. Y otro. Las olas empujaban su cuerpo hacia la orilla y el se dejo llevar por la inercia del agua. Cuando llego a la arena, gateo una corta distancia hasta derrumbarse en la playa. Deja de llorar de una puta vez. No esta muerta. Esta en algun lugar, perdida. Tienes que encontrarla. Empezo a toser violentamente. Intento reprimir el estridente sonido que se escapaba de su boca, le bastaba la colera que le producia lamentar la muerte de una esposa que podria no estar muerta. ?Y que si la policia y todo el mundo pensaba que estaba muerta? No se daba por vencido. Nunca se daria por vencido. No habia movimientos en su cuenta bancaria, ninguna senal de que estuviera viva. Pero el no iba a parar hasta encontrarla. Sin apenas dormir desde que desaparecio, habia pasado la ultima semana removiendo Tampa buscandola, contratando detectives privados cuando ya la policia se limitaba a mover la cabeza de un lado a otro con resignacion. -- No me rendire, mi vida. Te lo prometo --murmuro con los labios rasposos a causa de la arena que empezaba a recubrir el interior de su boca con cada respiracion--. Te esperare siempre. Con la vista nublada, abrumado por el cansancio, miro fijamente a las olas que rompian. Podia ver luces a lo lejos, barcos que pasaban por su campo de vision en la oscuridad de la noche. Parpadeo intentando mantenerse consciente, pero la oscuridad se apodero de el y se rindio a ella. Sabia que no iba a irse de aquella playa esa noche. Quizas nunca lo haria. Quizas se quedaria alli hasta que muriera o hasta que Mia volviera a el. La figura mojada, aterida, embarrada, yacio inmovil hasta el amanecer. Abrio los ojos en la madrugada con la esperanza de que todo lo que habia pasado la semana anterior hubiera sido solo un sueno. No lo era. Cuando se miro al espejo al dia siguiente tuvo que admitir para si que a veces no existian las segundas oportunidades. De vez en cuando, algo o alguien extraordinario aparece en tu vida y solo hay una ocasion para hacerlo tuyo. Desgraciadamente, el habia sido un cobarde, con miedo a los cambios, y le habian quitado su alguien extraordinario antes de que pudiera reclamarla como suya.

  • Quien no de Claudia Pineiro

    https://gigalibros.com/quien-no.html

    El sorprendente nuevo libro de Claudia Pineiro, un conjunto de relatos que, como breves escenas cotidianas, abordan situaciones en las que todos podemos sentirnos reconocidos.

  • No me busques mas de Mabel Diaz

    https://gigalibros.com/no-me-busques-mas.html

    Elena esta loca. Loca de amor por Santi.
    Pero el no se considera digno de ella y por eso frena todos sus avances.
    Santi cree que Elena deberia buscar a un hombre que pueda darle lo que ella necesita para ser feliz.
    Elena no esta de acuerdo, asi que como dicen que en el amor y en la guerra todo vale, ella jugara todas sus cartas para conseguirle.
    Santi es un angel y Elena es el demonio que se ha propuesto seducirle.
    ?El fin justifica siempre los medios?
    Tendras que leer esta historia para saberlo.

  • El corazon de una dama de Olga Salar

    https://gigalibros.com/el-corazon-de-una-dama.html

    El mayor tesoro que un caballero debe anhelar es, sin duda, el corazon de una dama.

  • Ensename a vivir de Naomi Braus

    https://gigalibros.com/ensename-a-vivir.html

    Existen muchas formas pateticas de tocar fondo tras ser enganada y dejada despues de una larga relacion, y a sus veintisiete anos Sayen Saez ha conocido perfectamente cada una de ellas, dejando que su exitosa carrera como escritora se fuera a pique hasta entrar en una profunda depresion y asi caer en manos de Alexander Wompner, un treintanero, frio y manipulador psiquiatra, atormentado por los recuerdos de su pasado, y que tras un desastroso accidente con Sayen, se desata en el una ansiosa necesidad de vengarse contra esa mujer, escogiendo la mejor manera de devolversela: Tratar su enfermedad.
    Dos tercos inmaduros de armas tomar que se veran envueltos en distintas situaciones, obligandolos a enfrentarse a la vida, a las decisiones, crecer y encarar los miedos. Sin embargo, ninguno estaba preparado para lo peor: El amor.
    ?Podran ambos permitirse la libertad de sentir aquello prohibido que los va acercando cada segundo mas? ?o se cerraran al debido trato de paciente-psiquiatra? La estabilidad de las emociones se ve amenazada con cada paso del tratamiento y alguien tendra que ceder.
    ?Seran capaces de abrir sus corazones?
    ?O acabaran tomando caminos separados?

  • Romance en la oficina de Nina Klein

    https://gigalibros.com/romance-en-la-oficina.html

    No tener pareja el dia de San Valentin no era gran cosa, o al menos eso pensaba Maya.
    Peor que estar sola era tener que ir a una fiesta de San Valentin en la oficina. la idea mas horrible que se le habia ocurrido nunca a nadie.
    Pero todavia peor que eso era emborracharse con vino barato, tropezarse con el dueno de la empresa y dar la peor primera impresion que una podia dar.
    ?O no?
    Todo lo que pasa en una fiesta de la oficina, se queda en la oficina.
    O eso esperaba.

  • Cartas para Claudia de Jorge Bucay

    https://gigalibros.com/cartas-para-claudia.html

    Jorge Bucay, decidio publicar las Cartas para Claudia por el interes que estas despertaron entre sus allegados, colegas y amigos. Pero eso no quiere decir que hayan sido escritas para unos cuantos. Como Zulema Saslavsky afirma en su prologo: A el, como a mi, no le alcanzan las formas comunes de expresion, y entonces nos salimos del plano para encontrarnos en el camino de la vida haciendo caminos, infinitas formas de comunicar y dar lo que tenemos. El secreto del pensamiento de Bucay, puesto en evidencia en esta obra, es concebir al ser humano como un universo unico, pero capaz de encontrarse con los universos de los demas y vivir a plenitud a traves del reconocimiento mutuo, la riqueza expresiva y un proceso profundo de curacion interior. Jorge Bucay es medico y psicoterapeuta gestaltico. Una amplia cultura sobre los mitos antiguos y una innegable sabiduria derivada de su propia vida confluyen en su obra, a la que recurren miles de personas que desean comprender sus retos vitales.

  • El dominio mundial de Pedro Banos Bajo

    https://gigalibros.com/el-dominio-mundial.html

    Si en su primer libro, Asi se domina el mundo, Pedro Banos exponia como, para que y con cuales estrategias los poderosos intentaban, en dura pugna entre ellos, controlar a paises y personas, en esta nueva obra da un paso mas hacia la plena democratizacion de la geoestrategia y detalla cuales son los instrumentos que se emplean para lograr ese predominio planetario.

  • Cienfuegos (Cienfuegos 1) de Alberto Vazquez-figueroa

    https://gigalibros.com/cienfuegos-cienfuegos-1.html

    El comienzo de una trepidante aventura: las andanzas de Cienfuegos, un cabrero de la isla de La Gomera, embarcado por error en una de las naves en las que Cristobal Colon se dirigia al Nuevo Mundo.

  • La fuerza y el viento de Oscar Lobato

    https://gigalibros.com/la-fuerza-y-el-viento.html

    Una apasionante novela de piratas del siglo XXI, capaces de robar a banqueros estafadores, nazis escondidos o capos de la droga.

  • Deseos prohibidos de Eberth Solano

    https://gigalibros.com/deseos-prohibidos.html

  • El aprendizaje de la creativida de Jose Antonio Marina

    https://gigalibros.com/el-aprendizaje-de-la-creativida.html

  • Asi se domina el mundo de Pedro Banos Bajo

    https://gigalibros.com/asi-se-domina-el-mundo.html

    Alianzas, manipulacion, rivalidad, guerra psicologica. Mejor que Juego de tronos: las claves de la geoestrategia mundial.

  • Al fin del camino de Guillermo Arroniz

    https://gigalibros.com/al-fin-del-camino.html

    Si yo tuviera que describir a Guillermo Arroniz en una palabra, diria que es POETA, con mayusculas, uno de verdad. Lo conoci en un taller de escritura creativa en la Casa de Aragon de Madrid, organizado por Susana Diez de la Cortina Montemayor. Yo pasaba entonces por un trance complicado y habia escapado a Madrid para huir de mis problemas, al menos por una semana. Llegue a la Casa de Aragon cansada, ensimismada, sin poder librarme de mis ansiedades, de mis miedos. Comentabamos las variaciones de estilo literario. La conversacion era muy interesante y enriquecedora como suelen ser todos los eventos organizados por Susana, pero me costaba concentrarme, dejar de pensar en lo mio… Y entonces Guillermo nos enseno una imagen de El Calvario de Jose de Ribera y declamo su soneto dedicado a ese cuadro. 1 El soneto fue magnifico: profundo, apasionado, muy poetico y escrito en un bellisimo castellano. Sonaba <>, como habia escrito Ruben Dario en su <>. No tenia demasiados adornos que tuvieran por objeto acentuar la maestria del idioma por el autor, ni alusiones alambicadas que mostraran su alto nivel cultural. Sin embargo, el poema revelo todo eso y mucho mas: la pasion, la sensibilidad y la capacidad innata para percibir --y ensenar-- la belleza. Y muy buen gusto. El soneto resulto una revelacion para mi. Me sereno y me devolvio la capacidad de pensar en algo mas alla de mis angustias, en algo hermoso, eterno y verdadero, lo que siempre esta a nuestro alcance, y que no nos abandona nunca. Hacer precisamente eso, en mi opinion, es el objetivo de la literatura, su raison d'etre, sea cual sea el genero. A primera vista Al fin del camino. En busca de Pepa la Pipera tiene poco en comun con los sonetos sublimes y edificantes sobre arte, personajes historicos, o la fe, distintivos de Guillermo Arroniz. Es una comedia de costumbres: ligera, irreverente y burlesca. Recuerda al Decameron --por los temas que trata: el amor, el destino y la magnifica imperfeccion humana--, asi como por el estilo en que los aborda: las bromas chispeantes como burbujas de champan, las escenas absurdas, eroticas y romanticas, una ironia fina y una satira mordaz. Sin embargo, la novela tiene la misma impronta inconfundible del autor que tienen sus sonetos. Es poetica y esta escrita con oficio y talento, por alguien que escribe, como reflexiona uno de sus personajes sobre los novelistas de casta, <>. Guillermo Arroniz es un hombre culto (y estoy hablando de las dos culturas: la que se escribe con mayuscula y la que se escribe con minuscula), y eso se nota. En sus alusiones --inesperadas y divertidisimas todas-- los personajes historicos, como el marques de Santillana, --los pragmaticos cambistas holandeses del siglo XVI-- y Napoleon, conviven con toda naturalidad con Mecano, Alaska, Rocio Jurado y Lady Gaga. Solo un hombre culto de verdad, el que se siente en el mundo de la literatura como pez en el agua, se atreveria a poner en una estanteria de su protagonista --uno al lado de otro-- los libros de Terenci Moix, de Pablo Perez y Las aventuras de Camilla, la peluquera que todo se lo cepilla, una novela sobre <>. Un peluquero perplejo, buscando el sentido de la vida, un grupo de (muy gais) amigos suyos, los colegas, los padres, los vecinos (este imprescindible coro griego de una obra espanola): asi son los personajes de esta novela; todos diferentes y cada uno con sus propios problemas y anhelos o incluso con una crisis existencial. Y la enigmatica Pepa la Pipera, a quien nadie conoce… o casi nadie, y quien, sin embargo, lo enlaza todo, pero no hasta el final. !Ah! Y tambien la ciudad pequena donde se desenvuelve todo, fluidamente y con precision de cirujano, un pueblo tan real y tan vivo que se pueden oler sus olivos y su hierba seca, escuchar sus gallos y pajaros, mirar sus casas blancas y <>. Y Espana, magnifica y frustrante, que sigue luchando contra sus demonios, <>, a la que el autor tiene muchisimo carino, tanto como a todos sus personajes. Nos enganchan las obras que nos hablan de nosotros mismos, sean cuales sean los generos, los estilos y los guiones. Un buen escritor siempre tiene una gran calidad humana y, al cerrar la ultima pagina de una novela buena, el lector se ha vuelto mas sabio, se siente enriquecido, con una mejor comprension de la vida y de si mismo. Asi es Al fin del camino. En busca de Pepa la Pipera. Es muy entretenida, frivola y repleta de ocurrencias dignas de Oscar Wilde, de enredos, equivocos y dialogos picantes (incluidas varias digresiones divertidas del autor y una <> preciosa sobre el sexo gay). Con todo eso, la novela no hace caso omiso a los problemas graves de nuestro mundo: la homofobia, el esnobismo, la intolerancia, los prejuicios, la superficialidad. Guillermo Arroniz trata estos temas con una suave ironia, sensibilidad y comprension, pero sin perder por ello nada de la seriedad de su mensaje. Es luchador pero sus armas preferidas son compasion y empatia, humor y educacion, y las usa con un extraordinario dominio del lenguaje. Nos coge dulcemente de la mano y nos lleva de una pagina a otra, no solamente haciendo que nos enamoremos de sus personajes, que libran sus batallas respectivas, sino tambien poniendonos ante unos espejos, animandonos a reflexionar, profundizar y compadecer. La novela es profundamente humana. Nos ofrece lecciones vitales y no seria precisamente un destripe decir que una de ellas es, en las palabras de una sabia protagonista, <>. Nunca mejor dicho. Y ahora, !a disfrutar! OLGA BOGDANOV Capitulo 1 Pancho. ?Y quien cono sera Pepa la Pipera? Se desperto con un desasosiego especial, con un frio que se le filtraba, ambicioso y directo, por varias partes de su cuerpo. Era un frio material, real. No sabia donde estaba, le costaba abrir los ojos y se sentia torpe y pesado. ?Dormia la ciudad la siesta o era aquel un sopor matutino? Tampoco recordaba que habia hecho la noche anterior ni como habia llegado a aquel lugar en el que supuestamente acababa de dormir. La sensacion de extraneza lo envolvia y se acumulaba al agarrotamiento de sus musculos. ?Que lugar era aquel tan estrecho en el que le resultaba casi imposible moverse? No era su cama, de eso podia estar seguro, aunque su pensamiento fuera lento, y agarrotado tambien. A pesar de tener una jungla de espesores en la cabeza, pudo ver que una sombra se acercaba… La sombra grito: <>. Asi, sin respirar y a mil decibelios por silaba. Efectivamente, Pancho, peluquero de profesion y de vocacion; treintanero por la gracia de haber nacido al principio de los ochenta, con la decada y el despiporrio; y grande y carinoso, se habia pasado mas de la cuenta con las copas la noche anterior y, dado el inexorable color blanco de la banera, habia confundido la ceramica con las sabanas de la cama. Bien es verdad que el frio de la ceramica le habia extranado un poco, pero lo habia atribuido a unas sabanas invernales… aunque estaban en julio, asados de calor en aquel pueblo a ocho kilometros de la costa. Ya se sabe que, mediando el alcohol, el razonamiento logico no pinta nada. El grito de su madre se le habia metido en la cabeza como un clavo potente que no dejaba de retumbar y saber a hierro, tambien frio. Por supuesto era incapaz de responder, pero empezo a moverse, al menos, para hacer saber a la sena Sole que la habia entendido. Sin embargo no debio de ser muy convincente su movimiento porque… la sena Sole abrio sin mucha delicadeza el grifo del agua fria para escarnio --y despierte-- de Pancho, que de pancho tenia poco en aquellos momentos. El grito de nuestro protagonista fue algo notable. Tanto que la vecina de enfrente penso: <>. Y es que no era un secreto que Pancho tenia preferencia por los hombres… o que para el sexo no le interesaban las mujeres, como uno quiera decirlo. Ni el se habia preocupado de pregonarlo, ni tomado las molestias de ocultarlo. Pero no se le conocia novio ni lio. Se sabia en cambio que habia sido un nino amable y carinoso a quien, apenas un ano atras, se le habian pegado, cual lapas, una pequena banda de amigotes muy fiesteros que no tenian mucho control, pero a los que no se les conocia escandalo grave. Pancho, empapado y aun torpe, se incorporo lo suficiente como para cerrar el grifo y volvio a caer en la banera, llevandose las manos a la cara para intentar despertar definitivamente restregandose un poco. La madre, conforme al fin, anadio: --Voy a prepararte un cafe bien cargado. Te espero en la cocina. Tenemos que hablar. Eso de <> era la primera vez que salia de los labios de su madre, al menos que el recordara. Y la preocupacion sobre aquello que tenian que discutir empezo a despertarle de forma mucho mas efectiva que el grito o el agua. ?Hablar de que? Tres cuartos de hora despues, duchado y cambiado, con un pantalon corto y una sencilla camiseta blanca, aparecia Pancho en la cocina donde esperaba, paciente, su madre. --Sientate, anda. Conociendote, te acabo de hacer el cafe. Los dos sabian que ese <> hacia referencia al proverbial y legendario ritmo lento de Pancho. Pero a ninguno de los dos le molestaba. Ellos no sufrian de las prisas de la gran ciudad, aunque a la sena Sole no le habian faltado nunca ni el brio ni la sangre para enfrentarse a todo, desde la muerte del marido a las huertas, cuando las tenian, que ahora vivia de las rentas de las tierras y la peluqueria del hijo, que, quien lo habria dicho, daba dinero. --Mira, hijo, eso de que vayas asustando a tu madre representando escenas de Saw no me parece bien.

  • La Reina Roja de Jorge Borges

    https://gigalibros.com/la-reina-roja.html

    Cassidy no era una mujer cualquiera.
    Actriz. Modelo de pasarela.
    Y lider de la mafia al mando.
    A cargo del trafico de drogas y armas.

  • Bastarda de Rachel Rp

    https://gigalibros.com/bastarda.html

    Heaven ha vuelto a South Arc para el entierro de su abuela, alli nadie la conoce, nadie sabe quien es. Su abuela se encargo de ocultarla y adiestrarla para ser como la asesina implacable que ella una vez fue. Cuando la encontro era una triste adolescente que no paraba de llorar, ahora es una mujer fuerte que tiene una mision: proteger al hijo adoptivo de su padre biologico, padre al que nunca conocio.

  • Unas Vacaciones de Ensueno de Nina Klein

    https://gigalibros.com/unas-vacaciones-de-ensueno.html

    ?Q U NO ue es el paraiso? Buena pregunta. Me alegraba decir, ademas, que en ese momento podia contestarla. El paraiso es estar tirada en una tumbona, al sol, en bikini, al borde de una piscina, con un mojito helado en la mano. Todo eso en un resort de cuarenta estrellas, super exclusivo y lujoso, en Hawai. Me lo merecia de sobra, despues de los ultimos dos anos horribles que habia pasado: trabajando sin parar, diez o doce horas al dia (a veces incluso mas), y sin vacaciones. Lo peor era eso. No me acordaba de la ultima vez que me habia ido de vacaciones. Lo que si era seguro es que habian sido unas vacaciones infinitamente mas cutres que las que estaba disfrutando en ese momento. Lo bueno --por decir algo bueno-- de trabajar diez o doce horas al dia es que no tienes tiempo para hacer vida social, luego no gastas dinero. Lo mismo podia decir de las vacaciones: lo bueno de llevar dos anos sin cogermelas era que habia podido ahorrar todo ese dinero, mas el dinero que no habia gastando saliendo a ningun sitio, para tener esas vacaciones. Todo aquel trabajo me habia servido para ascender y habia acabado ganando una pasta, asi que pude ahorrar todavia mas. Lo malo era que trabajar todas las horas del dia, fines de semana incluidos durante dos anos, habia acabado quemandome, y llego un momento en que tuve dos opciones: o desconectar de todo y pasar dos semanas sin hacer nada en un sitio como aquel, donde no tenia ni que pensar ni mover un musculo si no queria, o la alternativa: tener una crisis nerviosa y no poder trabajar el resto de mi vida en nada que no fuese cultivar un huerto de vegetales. Habia elegido las vacaciones. La pasta que habia acumulado aquellos dos anos me habia permitido elegir ese sitio. Eh, me habia quedado sin vida social, amorosa y de cualquier tipo: sin vida, en definitiva --bienvenidos al trabajo en una startup--, pero ahora mismo estaba en un sitio que de otra manera nunca me habria podido permitir. ?Merecia la pena? Probablemente no. Pero los dos anos ya los habia perdido --invertido, pense con una mueca--, y ahora estaba alli, calentandome al sol y pensando en nada, la mente completamente en blanco, en el paraiso. Tenia que vivir el momento y descansar, el cerebro y el cuerpo. Ya tendria tiempo de hacer balance cuando volviese a casa. La sola idea de volver a casa, a la rutina que acababa de abandonar, casi hizo que me diera un ataque de panico, asi que respire hondo y deje que el sol me calentara la piel. Estaba, de verdad, en el paraiso: las mejores vacaciones que el dinero podia comprar. El resort era maravilloso, con gusto, super exclusivo, dedicado a profesionales y ejecutivos: nada de familias con ninos, nada de ruido, ni turistas en bermudas floreadas y chanclas. Solo relax y no preocuparse por nada. Masajes, spas, restaurantes, bebidas... todo de lo mejor, y todo incluido en el precio desorbitado que habia pagado para estar alli dos semanas, que podia servir para dar la entrada de un apartamento pequeno en una ciudad no muy cara. No tenia que preocuparme de nada: si queria agua, fruta, comida, que me preparasen una bebida, solo tenia que levantar la mano y llamar a un camarero. Incluso habia un app del resort que me habia instalado nada mas llegar, con mi numero de cliente, para cosas como reservar en el restaurante o pedir que me dejaran comida en la habitacion para cuando subiese de la piscina. O que me lavaran la ropa, o cualquier cosa. Solo tenia que preocuparme de existir. Podia dejar a mi cerebro sin actividad perfectamente. Y eso era lo que estaba haciendo: moverme lo menos posible, no pensar. Descansar. Llevaba alli solo un par de dias y ya empezaba a recuperar mi color habitual, un poco de aspecto saludable. Me habia pasado dos anos practicamente sin ver la luz del sol, encerrada en una oficina sin ventanas, estaba blanca y ojerosa como un vampiro. Abri los ojos detras de las gafas de sol y observe la piscina: de agua salada, una piscina infinita, de esas que no tienen borde y parece que te vas a caer por un precipicio. Solo habia media docena de personas, la mayoria flotando en la superficie, haciendo lo mismo que yo pero en el agua. El resort tenia cinco piscinas en total, y ninguna llegaba a estar llena, nunca. Estaba contemplando si era mucho esfuerzo mover los musculos para refrescarme en la piscina, cuando una sombra cayo sobre mi. --Hola --dijo una voz masculina. No... no no no. Estaba pensando en si podria hacerme la dormida, teniendo en cuenta que tenia las gafas de sol puestas, pero habia movido la cabeza cuando habia oido el hola. No tenia escapatoria. Era la tercera vez que el tipo se me acercaba, y solo llevaba alli dos dias. DOS DIAS. Dos de mis catorce dias de ensueno. Era el tipico ejecutivo, como los dos millones que vomitaba la parada de metro de Wall Street todas las mananas. Estaba super arreglado --sobre todo para estar en una piscina--, con un bronceado que podia ser verdadero o falso, un corte de pelo de doscientos dolares --?cuanto tiempo le costaria hacerse esa especie de tupe todas las mananas?-- y unas gafas de sol de trescientos, sonrisa de dientes blancos --un poco demasiado blancos para ser naturales--, cuerpo cuidadosamente tonificado en gimnasio, banador negro un poco demasiado revelador pero no lo bastante para resultar de mal gusto. Era curioso: puedes sacar al tipo del traje, pero no puedes sacar al traje del tipo. Estaba en banador, delante de mi, sonriendome, y la sensacion era la misma que si llevase traje puesto. No me preguntes por que. Quizas el Rolex en la muneca tenia algo que ver. Un Rolex en una piscina. Me reservaba mi opinion. Digo todo esto porque el tipo era atractivo, de eso no habia duda: en otro momento, otra situacion u otra vida, probablemente no me habria importado que se acercase a decir hola. O que aquella manana hubiese intentando iniciar una conversacion a la hora del desayuno, cuando yo entraba en el restaurante y el salia. O el dia que llegue, esperando al ascensor, despues de coger mi llave en recepcion. En otra situacion, repito, quizas no me habria molestado; pero no en mis vacaciones merecidas por las que habia pagado una pasta, no en mi descanso, no en mi recargar las pilas, no en ese momento de mi vida, no en esa semana. Simplemente, no. Se sento en la tumbona al lado de la mia --menos mal que no estaban demasiado juntas, estaban separadas por una mesita y la sombrilla--, y dijo: --?Descansando? ?No te apetece un bano? No habia respondido a su hola, no porque fuese una maleducada, sino porque no me habia dado tiempo, y tenia miedo de que al responder se lo tomara como una invitacion a hacer exactamente lo que acababa de hacer: sentarse y darme la puta chapa. Conocia a aquella clase de tipos: le daba igual que respondiese o que no. El habia ido a lo que habia ido, y mis sentimientos al respecto, mi opinion, le importaban bien poco, eso estaba claro. Suspire. --No --respondi, con tono de voz helado, y cogi el libro que tenia apoyado en la mesita, al lado de la bebida. Si me apeteciera un bano estaria dentro del agua, porque se andar y meterme en la piscina sola, pense, pero al final no lo dije porque no queria iniciar ningun tipo de conversacion, ni siquiera hostil. Abri el libro por una pagina aleatoria y me puse a leer. A hacer como que leia, mas bien. Era una suerte que me hubiese llevado el libro. No se por que lo habia metido en la bolsa porque no pensaba leerlo, no pensaba hacer nada que requiriese hacer un esfuerzo mental, por pequeno que fuese, poner en marcha mis neuronas, pero en ese momento me servia para ponermelo en la cara e ignorar al tipo. --Bradley. Me llamo Bradley. Aunque puedes llamarme Brad --dijo, con una voz totalmente llena de confianza en si mismo, como si realmente le fuese a llamar Brad, Bradley o de ninguna manera. Hice un sonido de asentimiento, como un mmm mmm, pero ni solte el libro ni me lo quite de la cara.--?Esta bien este sitio, verdad? Me lo recomendo mi broker y tenia buenas reviews online, asi me que decidi a... Deje de escuchar en broker. El tipo segui hablando, demostrando que el hecho de que yo le escuchase o no era irrelevante. A ver. En principio no me importa ser chunga con la gente si es necesario, pero ?por que tengo que hacerlo? Tenia derecho a estar alli descansando. Habia sido todo lo sutil que habia podido ser --esa vez y las dos veces anteriores-- y el tipo no se daba por aludido. No queria tener que decir "por favor, prefiero estar sola". Eso solo iba a llevar a una confrontacion directa, y mas problemas. Pero tampoco queria que me dieran conversacion. Queria descansar y relajarme, joder, y no hablar con nadie. Por eso habia ido de vacaciones sola. No-quie-ro-ha-blar-con-nadie. Igual tenia que tatuarmelo en la frente. No habia ido sola de vacaciones para ligar. Habia ido sola para vegetar, que nadie me molestase, comer lo que quisiera cuando quisiera y la hora que quisiera, moverme si queria y si no queria, no. Descanso total. Rejalacion total. No queria una confrontacion porque al fin y al cabo estabamos en el mismo hotel, era un hotel super exclusivo y no tenia muchas plazas, y me iba a volver a encontrar al tipo seguro. No queria tener que andar evitandole, escondiendome, tener que aguantar que me mirase mal, o encontrarmelo con cara de perro cada vez que fuese a desayunar. ?Tan dificil era de entender? --?...con alguien? Le mire sin tener ni la mas minima idea de que estaba diciendo, o de que me habia preguntado. Habia desconectado hacia ya un rato. Como no me quedaba otro remedio, abri la boca para decir que no queria compania, cuando de repente una voz masculina --otra-- dijo: --Carino, menos mal que te he encontrado. No sabia a cual de las piscinas habias ido. V D OS olvi la vista hacia el recien llegado. Tenia musculos pero no parecia que los hubiese conseguido en un gimnasio, sino cargando con sacos de cemento o cortando arboles, o jugando al rugby. A diferencia del pelma, tenia el pelo despeinado y desordenado, como si no se hubiese peinado al salir de la cama, no se habia depilado el pecho --no era que lo tuviese peludo, lo normal, pero no parecia de plastico-- y no, no llevaba un Rolex en la muneca. De hecho no llevaba reloj, solo una mochila pequena en la mano y una toalla. Tampoco se habia afeitado ese dia, probablemente tampoco los dos dias anteriores. Tambien estaba de buen ver, pero en plan mas relajado, no como si hubiese estado preparandose una hora antes de salir de la habitacion. De todas formas tampoco me fije mucho. Estaba a lo que estaba. El pelma de la tumbona, en vez de levantarse e irse, siguio mirando al recien llegado de arriba a abajo. --?Que has hecho con el anillo? --dijo el tipo nuevo, mirandome la mano izquierda con el ceno fruncido. Tenia las neuronas en modo descanso, pero de repente me di cuenta de lo que estaba haciendo el hombre que acababa de llegar. Me estaba haciendo un favor. --Lo he dejado en la habitacion, corazon --le dije, con la voz mas melosa y absurda que se me ocurrio poner--. No queria que se me perdiera en la piscina... Le lance una sonrisa de oreja a oreja, me la devolvio, y a continuacion ambos miramos a puedes-llamarme-Brad. El tipo todavia se hizo el remolon unos segundos, pero acabo levantandose, murmuro un "nos vemos", o algo igualmente patetico, y se escurrio fuera de nuestra vista. Con suerte, a alguna de las otras cuatro piscinas. Plasta. --Una pensaria --dije, mientras miraba al tipo irse-- que por la pasta que se paga por venir aqui, no iba a encontrarme a babosos de discoteca. --Es un poco dificil --dijo el desconocido, y me volvi a mirarle-- porque, ?como los filtras? ?En el formulario de reserva del hotel? ?Puede por favor marcar esta casilla si es usted un gilipollas? Ademas, tambien hay gilipollas con pasta. De hecho, diria que incluso son mas numerosos entre la gente de pasta. Ya sabes, esa sensacion de que pueden tener lo que quieran cuando quieran... Le mire sonriendo y moviendo la cabeza.

  • Mamba negra (El clan de las serpientes 1) de Steffany Kennels

    https://gigalibros.com/mamba-negra-el-clan-de-las-serpientes-1.html

    La joven y letal lugarteniente Ayshane Ivanova, heredera legitima de la Yakuza japonesa en Espana e hija de Eduard Ivanov, el capo de la organizacion criminal rusa mas peligrosa del pais, se vera obligada a pedir ayuda a aquellos de los que siempre habia rehuido.
    Sola y oculta entre las sombras de un mundo que hasta los demonios mas oscuros preferian evitar, Ayshane sabia que no acabaria con la organizacion que la vio nacer. Salvo que tentara a aquellos cuyo honor era inquebrantable para dar caza a su mayor enemigo, y quien mejor que Erick Roman, Inspector Jefe de un trio de agentes de elite de la policia.
    Arrastrados por Ayshane, Erick y sus agentes se veran envueltos en un infierno sin ser conscientes que no solo estan poniendo en riesgo sus vidas sino tambien, la integridad de sus corazones.

  • En el abismo de Arnaldur Indridason

    https://gigalibros.com/en-el-abismo.html

    Un hombre confecciona una mascara de cuero con un clavo fijado en la frente. Se trata de una <> usada antiguamente por los granjeros islandeses para sacrificar terneros. Al mismo tiempo, un reencuentro con sus antiguos companeros de instituto deja a Sigurdur Oli insatisfecho con su vida en el cuerpo de policia. Mientras Islandia experimenta un boom economico, su relacion sentimental hace aguas e incluso su puesto en la Policia Judicial queda en peligro tras haber aceptado hablar con una pareja de chantajistas para hacerle un favor a un amigo.

  • Las Grietas del Multiverso de Alejandro Fernandez

    https://gigalibros.com/las-grietas-del-multiverso.html

    Pearce, un hechicero de Rodam se ha apoderado de un objeto extrano, el “metal”, capaz de desatar un poder increible en el mundo de Gimm, pero Betlic, un ladron, se lo ha robado y las consecuencias comienzan a manifestarse. En un mundo donde la guerra enfrenta a elfos, humanos, enanos y otras razas, y donde las organizaciones criminales se codean con los reyes, el multiverso empezara a tambalearse. Brittany, proveniente de otra realidad, despertara en el mundo de Gimm e intentara regresar a su universo atravesando incontables peligros, acompanada del principe Greg del reino de Cadwgan que solamente piensa en cobrar venganza contra sus enemigos. Ademas, esta el otro terror, que se oculta en los bosques de Gimm y que pronto descubrira Blinda, una driada caza recompensas. El tiempo ha comenzado a girar sobre la cabeza de todos y cada segundo acerca el preludio de una destruccion de la que algunos solo alcanzan a ver su sombra. Las raices del Grenmesslit se removeran debajo del Gran Arbol que sostiene todo lo creado y algunas entraran a cruzarse, provocando disrupciones, interferencias y cambios entre diferentes universos. Todo apunta a la presencia del “metal” y su invisible influencia. Las Grietas del Multiverso comienzan a abrirse.

  • Camile (Las feas tambien los enamoran 1) de Elizabeth Urian

    https://gigalibros.com/camile-las-feas-tambien-los-enamoran-1.html

    Camile, Deirdre, Edith, Leonor y ahora Phillipa son las protagonistas de la saga romantica ambientada en la epoca Victoriana <>, cinco historias que demuestran que el amor se rige por su propia logica.

  • Hijas del Norte de Sarah Hall

    https://gigalibros.com/hijas-del-norte.html

    Me llamo Hermana. Ese es el nombre que me pusieron hace tres anos. Es como me llamaban las demas. Es como me llamo a mi misma. Antes de eso mi nombre no tenia importancia. No recuerdo que se usara. Ya no respondere a ese nombre ni me oire decirlo en voz alta. No dare muestras de reconocerlo. No existe. Me llamareis Hermana. Fui la ultima mujer que salio en busca de Carhullan. Fue un mes de octubre de lluvias torrenciales cuando me puse en camino. En la ciudad, las hojas habian empezado a caer de los arboles y el suelo estaba cubierto de su pulpa amarilla. Los ultimos frentes tormentosos atravesaban la region del norte descargando aguaceros. El verano se retiraba. Daba la sensacion de que la atmosfera habia estallado por fin, y las mananas y las noches empezaban a ser mas frescas. Era un alivio no despertarme empapada en sudor en nuestra habitacion del barrio de adosados, salir de una pesadilla con esa humedad lechosa en el pecho. Siempre he dormido mejor en invierno, como si la frecuencia del pulso disminuyera. El frescor parecia limpiar tambien la ciudad. El olor a bacterias de la refineria y las plantas de fuel se dispersaba por la noche cuando las nubes se disipaban y aflojaba el calor. Los ultimos anos, desde la Reorganizacion Civil, el bochorno habia durado mas de lo normal; los meses frios se concentraban en una franja mas estrecha del calendario, y viviamos envueltos continuamente en una nube toxica de colza y arenas bituminosas, hacinados como peces en un ahumadero. El cambio de la temperatura trajo consigo una sensacion de euforia, un estado de alerta que iba mas alla de los nervios o la creciente conciencia de los peligros que sabia que estaba afrontando. Era reparador. El frescor me recordaba los tiempos de mi infancia. Las estaciones estaban entonces mas definidas, mas separadas. La gente mayor de la fabrica en la que trabajaba decia que de todas las tradiciones inglesas que estaban amenazadas el tiempo era la mas triste. Como si hubieramos tenido la posibilidad de elegir en referendum aquel clima semitropical. Todavia recuerdo las cosquillas frescas del granizo en la cara en el mes de marzo, cuando esperaba el autobus para ir al colegio. Y el rugido del viento que en otono lo zarandeaba todo, las cosas grandes y las pequenas. El frio en las venas en enero; las manos y los pies entumecidos a pesar de la lana y el vellon. Cuando eres joven no tienes miedo de las posibilidades. No crees que el mundo pueda destruirse o que vaya a ocurrirte una desgracia a lo largo de la vida. Incluso la lluvia es diferente ahora: imprevisible, violenta, no como la constante llovizna gris de las postales antiguas, de los chistes y las cronicas televisivas. Es una lluvia que parece herida. Rara vez se ve nieve en los montes, aunque la gente de la ciudad sigue buscandola por pura costumbre. Me dirigia a una zona alta y remota, y tenia la esperanza de volver a ver esas ventiscas blancas, si es que podia quedarme alli algun tiempo. Sali al amanecer, con la idea de alejarme de Rith sin que nadie me viera. Prepare una mochila ligera para resistir el largo camino hasta las montanas. Llevaba pocas cosas: ropa, botas, unas cuantas latas de comida, galletas, una cantimplora con agua y un botiquin, para el caso de que pudiera quitarme el dispositivo, aunque no sabia si era posible. Y llevaba un fusil de la Segunda Guerra Mundial, entre las sudaderas y los impermeables. La punta roma del canon rozaba la solapa de la mochila. Con el me proponia negociar en Carhullan. La noche anterior escondi la mochila en un callejon, detras de nuestro edificio, para salir sin peso, sin chocar contra las paredes y aranarlas al bajar las escaleras. Lo deje en un hueco oscuro y seco, detras de la camara principal del deposito de lluvia. Lo puse alli mientras las familias de las otras casas estaban cenando y antes de que mi marido volviera del trabajo, tanteando primero en el vacio con un palo para asegurarme de que no habia nidos de ratas. De madrugada sali de la cama sin despertar a Andrew y me vesti sigilosamente en el cuarto de bano comun. Me habia guardado una bolsa de plastico en un bolsillo de los pantalones para meter las cosas que necesitaba. En un estante habia una pastilla de jabon nueva, de la familia con la que compartiamos la casa, y decidi llevarmela. La eche a la bolsa con la pasta de dientes, el desodorante y una cuchilla de afeitar con varias hojas de repuesto. Dude un momento antes de abrir el botiquin de los vecinos. Encontre aspirinas, un paquete de compresas y una bolsita de polvos para la cistitis, caducados. Lo cogi todo. Despues cruce el pasillo y baje las escaleras. En la puerta principal espere unos minutos para asegurarme de que Andrew no me habia oido salir y procure tranquilizarme. El corazon me bombeaba la sangre a chorros. Notaba la corriente de ida y vuelta en las puntas de los dedos. Me dije que todo saldria bien. Llevaba meses entrenandome, levantandome temprano, y habia ensayado la huida. Siempre lograba salir en silencio y sin peligro y recorrer la ciudad a oscuras, evitando las zonas por las que merodeaban los perros asilvestrados, antes de volver a casa. Pero esta vez no era un simulacro. Respire hondo, solte el aire y espere. Lo ultimo que queria era que Andrew me siguiera, que me dijera que estaba loca, que armara un escandalo y despertara a todo el mundo. Jamas me dejaria marcharme con una mochila, salir de las zonas oficiales, a pesar de que estabamos enfrentados, nos odiabamos y no nos dirigiamos la palabra. Yo estaba atada a aquella casa. Los dos lo sabiamos. No teniamos ninguna otra alternativa. Si me hubiera descubierto, me habria llevado a rastras escaleras arriba, o me habria inmovilizado en la calle, a pesar de mis forcejeos, hasta que apareciese un supervisor de la Autoridad, y entonces habria puesto alguna excusa para explicar mi comportamiento, como que estaba colocada o habia tenido una pesadilla. Me habria dicho que esperara un poco, que por muy mal que estuvieran las cosas en ese momento conseguiriamos salir adelante, y despues nos separariamos, cuando el ambiente estuviera menos tenso, cuando fuera menos peligroso. Me apoye en la fachada, atenta al ruido de sus pasos por ultima vez. Lo unico que se oia en el piso de arriba era el zumbido del contador electrico en modo de espera, como una avispa. Levante la mirada. El cielo tenia el color oscuro del asfalto, como el esquisto que trituraban en los tanques de la refineria donde trabajaba Andrew. La mancha blanca de la luna asomaba como una ulcera hinchada y opaca por detras del forro de las nubes. Aun no se habian encendido las luces en Rith y nadie saldria a la calle hasta que se reanudara el suministro electrico, a las seis de la manana, para que la gente pudiera calentar el agua, cocinar y ver el primer parte informativo de alguno de los frentes meteorologicos o el sorteo de la loteria. Para entonces esperaba estar muy lejos. Por fin me acerque al callejon a recoger mi mochila. Sabia que tenia que darme prisa y no pensar mas de lo necesario. Normalmente la ciudad estaba muerta a esa hora, pero siempre era posible encontrarse con una patrulla de la Autoridad. Me ponia mala solo de pensarlo. No tendria ninguna posibilidad de explicarme. Y no queria enfrentarme a lo que estaba haciendo, y flaquear, aunque estaba segura de que no me pasaria. Despues de las ultimas semanas no podia pasarme. Cruce la ciudad, alejandome de las viviendas compartidas, y pase por delante del antiguo centro comercial, con las ventanas cubiertas con tablones, y por delante del almacen de las turbinas, donde las carcasas de metal esperaban apiladas desde hacia anos el momento del reparto. Las calles estaban desiertas y tranquilas. Unicamente los ladrillos rojos, la pizarra y el asfalto reflejaban cierto resplandor, presentando una version de la ciudad que parecia antigua y fantasmagorica. Costaba imaginar que hubiera tanta gente detras de las fachadas, durmiendo dos o tres en la misma habitacion, o despierta, hablando en voz baja para no molestar a las otras familias. Algunos estarian llorando y alguien quiza los consolaria, o nadie les haria caso. A otros les traeria sin cuidado que pudieran oirlos a traves de las paredes, arrastrando el cuerpo dolorido cuando el efecto del chute de efedrina barata empezara a esfumarse. Cada vez que me habia atrevido a ensayar la fuga, el ambiente de las madrugadas me parecia disminuido, como si en lugar de concentrar a la gente hubieran practicado un sacrificio selectivo. Al final de cada hilera de adosados se veian las siluetas de los contadores, como quistes pequenos y ruidosos disenados para leer el flujo de la energia de las tejas fotovoltaicas. Ahora los empleaban para regular el consumo de la antigua red de suministro domestico. Habia habido muy pocas mejoras despues de la Reorganizacion. El plan de recuperacion de diez anos empezaba a convertirse en un mito imposible. Me costaba no volver la cabeza para ver si alguien me seguia o me veia pasar. Me obligue a no mirar. Me dije que la mejor manera de seguir andando era poner la vista en un solo punto: adelante. Se oyo un leve chasquido en el cielo, y un trueno retumbo al oeste. Sabia que pronto empezaria a llover, que tendria que parar a ponerme el impermeable. Pero no podia permitirme el lujo de detenerme mientras siguiera dentro del perimetro. Quiza mas tarde, cuando estuviera lejos de alli y hubiera entrado en calor con el ejercicio, podria desnudarme. Me secaria antes que la ropa. Llevaba anos sin salir de Rith. Ningun civil habia salido de la ciudad, salvo para que lo trasladaran a un centro de detencion. No se permitia el transito de una zona a otra. La gente quedo atrapada en el sector en el que se encontraba cuando se hizo el primer censo despues del colapso. Solamente la Autoridad y los agentes del gobierno tenian necesidad de viajar o medios de transporte, y en esos casos solian ir en tren. Yo habia nacido en Rith y conocia bien el entorno: las calles empinadas y el maremagnum de los tejados, el cerro de Beacon y el castillo enfrente, en la cima de dos penas gemelas. Continue por el antiguo paso elevado de la carretera. Abajo habia montones de basura y escombros, y se oian susurros animales. Mas alla de las fronteras de la ciudad, en las llanuras, las carreteras se habian deteriorado. Estaban mucho peor de lo que me esperaba, hundidas y agrietadas tras anos de desuso. Las riadas se habian llevado tramos enteros. Al plantar el pie tenia la sensacion de estar atravesando un pedregal. En algunas partes habia crateres llenos de agua de lluvia. Metia las botas sin verlos y me empapaba los pantalones hasta las rodillas. Comprendi que era verdad lo que la gente decia en la fabrica y en las reuniones del distrito. Que solo estaban reparando las principales arterias, las que utilizaba la Autoridad. Al principio fui corriendo siempre que podia, muy atenta para no resbalar o torcerme un tobillo, y luego afloje el paso para afrontar el largo dia que tenia por delante. En media hora habia llegado al promontorio donde se encontraba la caseta blanca del puesto de peaje. No tenia ventanas, y una parte del tejado se habia hundido. Recordaba que en una clase de historia local nos contaron que tuvieron que reconstruirla en dos ocasiones, despues de que los escoceses le prendieran fuego. Ahora volvia a estar casi en ruinas. Los duenos debian de haberse marchado a Rith hacia mucho tiempo, con los demas vecinos de la periferia. A los pies del monte, un poco mas adelante, el antiguo puente de Yanwath seguia intacto. Lo habia cruzado muchas veces en coche antes de que se prohibiera el trafico. El semaforo que regulaba la circulacion estaba muerto, con los focos negros de mugre y el poste inclinado en los cimientos de hormigon. En la hondonada de la carretera, antes del punto en que empezaba a subir hacia los contrafuertes del puente, se habia formado un charco de agua arremolinada. Habia residuos flotando, casi imposibles de identificar; tal vez trastos superfluos de las casas de la parte alta del rio. Vadee el charco, llegue hasta el centro del arco y me asome a mirar por el parapeto. El rio Eden corria a mis pies, encrespado y turbio, a una velocidad aterradora. Vi en la penumbra el brillo del agua en movimiento en las orillas, la estela de los remolinos y las crestas blancas. Las lluvias habian reventado la ribera, y el caudal anegaba las acequias y los huertos a ambos lados. Se oian crujidos en las ramas mas bajas ahora que los arboles de la orilla habian perdido sus hojas. Las casas de campo mas cercanas al puente estaban sumergidas en el agua hasta las ventanas. Notaba un olor fuerte, a cemento, a tela mojada y a cieno: el olor familiar de las viviendas inundadas. La corriente se deslizaba por las paredes de las casas, pudriendo alfombras y cortinas. Diez anos antes me habia despertado con el mismo olor, cuando al bajar las escaleras me encontre la casa inundada por las aguas residuales. Sabia que, al otro lado del puente, la carretera pasaba por un pueblo desierto y se adentraba mas adelante en los abandonados parajes del antiguo parque nacional: en la zona que la generacion de mi padre conocia como el Distrito de los Lagos. Era mediodia cuando vi aparecer el coche, y estaba lloviendo a cantaros. Al principio pense que era el ruido del agua que arrastraba el viento o corria por los acuiferos por debajo del asfalto. Despues oi el cambio de marcha. Me aparte de un salto a la cuneta y di media vuelta, casi esperando ver la forma azul oscura de un coche patrulla y dispuesta a esconderme detras de una cerca de piedra. Una furgoneta civil, de color blanco, se acercaba despacio por la carretera destrozada. Parecia que tenia la suspension en mal estado y eso amplificaba el ruido, como si la carroceria se levantara del chasis, y vi que se zarandeaba al pasar por encima de un monticulo o un bache. Llevaba las ventanillas cubiertas de residuos, de vainas y de hojas arrancadas de los arboles por el ultimo diluvio. Desprendia un olor a grasa quemada y negra. Paso a mi lado y freno despues. Me acerque a la puerta del conductor y la ventanilla chirrio al bajarse. --?Adonde vas, chica? --Era un hombre con la cara roja como un trozo de cristal sacado de un horno. Me miro de arriba abajo con sus ojos claros. Estaba hecha una pena. Tenia el pelo chorreando y el chubasquero viejo y blanco empapado y pegado a la piel. Doble los hombros hacia delante y me cubri el pecho con los brazos. Se echo a reir. Tenia los dientes picados en los bordes, deslucidos y cubiertos por una capa amarillenta, y en la linea de las encias se veia una reveladora sutura de plata--. Bueno, parece un buen sitio para ir de excursion. ?Eres de los ultimos de los Wainwright? O a lo mejor quieres ser la primera que vuelve a subir a las cumbres y plantar tu bandera. Eso significa que las cosas han mejorado en la ciudad. Vamos. Sera mejor que subas al coche. Dude. No queria hablar con nadie en el camino y sabia que si me hacia preguntas podia tener problemas, pero me dolian los hombros y los pies y no tarde en decidirme. Di la vuelta por detras de la furgoneta hasta la puerta del pasajero. Me quite el chubasquero empapado y lo escurri. El conductor se inclino para abrirme la puerta, como hacia mi padre cuando me llevaba al colegio. Puso un trapo sucio encima del asiento, para que no lo mojara al sentarme. Deje la mochila a los pies del asiento y subi al coche. --Bueno --dijo--. Que encuentro tan oportuno, ?verdad? Metio la marcha y arranco. Tuve una sensacion extrana. Hacia anos que no subia a un coche. Me obligaron a entregar las llaves y la documentacion, como a todo el mundo, y se me habia olvidado lo que era llevar el control de un vehiculo, estar encerrada en el y al mismo tiempo libre de ir adonde una quiera. Ver como pisaba el embrague o movia la palanca del limpiaparabrisas me parecio un sueno o un recuerdo perdido. Habia un olor muy fuerte en la cabina, acido, como a ropa vieja o a vinagre mezclado con orina, o quiza fuera el olor corporal del conductor, que no se lavaba. Pero no me queje ni hice ademan de bajar la ventanilla. Me alegraba de librarme de la lluvia. Empezaban a dolerme las plantas de los pies, y eso que me habia puesto dos pares de calcetines gruesos. Empezaba a notar como si me clavaran alfileres y agujas en las puntas de los dedos y me puse a encogerlos y a estirarlos. No esperaba volver a viajar en coche. Llevaba meses entrenandome para la caminata en mi tiempo libre, al principio sin rumbo, solamente por pasar el rato, luego con un objetivo, rodeando la periferia de Rith, subiendo hasta la cima del Beacon y bajando otra vez. Andar no era un delito, aunque a Andrew le parecia absurdo que me arriesgara a ser atacada por los perros que buscaban comida en la ciudad y removian la basura en los vertederos. Decia que estaban sucios y desquiciados, y que andar por alli era como pedir a gritos que me mordieran. Atacaban a la gente de vez en cuando, aunque nunca con consecuencias fatales. En esas excursiones no podia llevar la mochila, para no levantar sospechas, y me sorprendio que pesara tanto. Me habia asegurado de comer bien la ultima semana: dos raciones de arroz en vez de una y sardinas para desayunar; incluso pense que estaba acabando con las provisiones y que Andrew lo pasaria mal el resto del mes. Estaba todo lo en forma y bien alimentada que podia. Pero rodear la ciudadela de madrugada y comer una lata de sardinas de mas era muy distinto de atravesar el parque nacional abandonado, con mis bartulos a cuestas. Habia recorrido unos veinte kilometros y estaba reventada. Tenia la espalda agarrotada por el peso de la mochila. Llevaba horas soportando chaparrones intermitentes y me rozaba el dobladillo de la ropa mojada. Cada paso me alejaba de la ciudad y me acercaba a mis propios limites. Que pudiera aparecer un vehiculo era improbable, casi milagroso, y di las gracias.

  • Mundos paralelos de Maria Gema Salvador

    https://gigalibros.com/mundos-paralelos.html

    En los mundos ocultos puede ocurrir cualquier cosa que imaginas. Son los suenos misteriosos llenos de significado y mensajes escondidos. Algunos son antiguos,otros de hoy. Pero todos tienen en comun que reflejan el interior del hombre. Varias historias en que la belleza de la mujer aplaca a la bestia.

  • Amor se escribe con H y otras maneras de decirte que te quiero de Andrea Longarela

    https://gigalibros.com/amor-se-escribe-con-h-y-otras-maneras-de-decirte-que-te-quiero.html

    Eva suena con conocer a un caballero que la venga a buscar en un corcel blanco y la bese siempre con los ojos cerrados, como ha visto infinidad de veces en las peliculas. El problema es que la realidad nunca es como la ficcion, y tiene que conformarse con sexo una vez por semana y deshojar margaritas. Pero no solo de Eva va esta novela. Tambien estan Carla, su hermana, que ni siquiera se atreve a mirarse en el espejo, y mucho menos a reconocer que siente algo por un mejor amigo; Gina, que busca llenar sus vacios bajo un cuerpo. o dos, y Maria, que desearia ir a un concierto de rock y liarse con el bateria, pero no se atreve. Si crees que el amor tiene muchas caras, que existen muchas maneras de manifestarlo, de disfrutarlo y de vivirlo, esta historia es para ti.

  • Suenos de una dama de Brianne Miller

    https://gigalibros.com/suenos-de-una-dama.html

    Lady Anne Townsend decidio dedicar su vida a obras de caridad ahora que se habia convertido en una solterona. Su tarea en Bedlam, el hospital siquiatrico de Londres, la hacia sentirse viva de nuevo, sobre todo cuando conocio a un marques de mirada atormentada que, aun sin pronunciar palabra, le pedia a gritos que le rescatara.