• gerard pommier libros - Gerard Pommier

    https://gigalibros.com/lo-femenino-una-revolucion-sin-fin.html

    Lo femenino, una revolucion sin fin gira en torno de la tesis acerca de lo femenino como “subversivo”, “inalienable” e “incolonizable”, atinada y liberadora para pensar la sociedad occidental actual y el futuro de sus luchas sociales.
    La mujer nunca fue tan celebrada por los poetas, de Petrarca a Nerval, como cuando es o esta inaccesible, idealizada, ausente o incluso muerta. Por el contrario, cuando mujeres vivas toman las calles y desempenan un rol activo en la Revolucion francesa, los historiadores no las mencionan. Los pechos desnudos mas famosos de la historia de la pintura no son tanto los de una mujer como los de una alegoria, la Libertad que guia al pueblo. Objeto de deseo y factor de desorden, lo femenino es reprimido una y otra vez. A menudo, tambien, por las propias mujeres. Imposible de erradicar, lo femenino es alejado y sonado, velado o bloqueado. Todas las sociedades humanas, patriarcales en su mayoria, mitifican la feminidad para mantenerla a distancia con mayor facilidad. Mantener el orden es, en efecto, una funcion masculina.
    Sin embargo, engendrado por el deseo, el desorden y todo lo que el trae consigo son tambien factores de evolucion. ?No es, acaso, el fermento del progreso? La historia, esta vez, no se equivoco: alli donde la opresion sufrida por las mujeres se atenuo, los hombres fueron mas libres. ?Quien se atreveria a representar la Libertad con rasgos masculinos?
    En este ensayo singular, Gerard Pommier ofrece una exploracion literaria y politica de la feminidad en lo que tiene de poco domesticable y sedicioso.

  • GERARD POMMIER | Casa del Libro

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    Nuevos libros de GERARD POMMIER ; lo femenino, una revolucion sin fin (ebook)-9789501297621 · LO FEMENINO, UNA REVOLUCION SIN FIN (EBOOK) ; el orden sexual- ...

  • Todos los libros del autor Gerard Pommier

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  • Gerard Pommier: Libros - Amazon.es

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    Que veut dire "faire" l'amour ? (La bibliothèque des savoirs) · Qu'est-ce que le "réel" ?: Essai psychanalytique (Point hors ligne) · Racine cubique du crime: ...

  • Gérard Pommier: Libros - Amazon.es

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    Compra online entre un amplio catálogo de productos en la tienda Libros. ... Libro de bolsillo ... Edición en Francés | de Gérard Pommier | 20 mayo 2021.

  • COMO LAS NEUROCIENCIAS DEMUESTRAN ... - Agapea

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    Otros libros de Pommier, Gérard . ... Danos tu opinión de este libro ... Otros clientes que compraron el libro COMO LAS NEUROCIENCIAS DEMUESTRAN EL ...

  • Resultados de Gérard Pommier - Por autor - Libros/Obras

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    Gérard Pommier. Psicoanalista y psiquiatra, fue discípulo de J. Lacan y F. Dolto. Profesor universitario, ha dirigido los Seminarios de la Escuela Freudiana ...

  • Esto No Es Un Papa... Ficcion Psicoanalitica En Torno

    https://www.imosver.com/es/libro/-esto-no-es-un-papa-ficcion-psicoanalitica-en-torno_TOR0000367

    FICCION PSICOANALITICA EN TORNO, ISBN 978-84-7628-275-5, POMMIER, GERARD, ... EN TORNO es un libro del género LITERATURA del autor POMMIER, GERARD editado ...

  • Gérard Pommier | PlanetadeLibros

    https://www.planetadelibros.com/autor/gerard-pommier/000029646

    1 sept 2018 — Encuentra los últimos libros de Gérard Pommier y descubre toda su bibliografía, sus mejores novelas y su biografía en Planetadelibros.

  • La excepción femenina - Gerard Pommier - Libros Alcaná

    https://www.libros-antiguos-alcana.com/gerard-pommier/la-excepcion-femenina/libro

    Compre La excepción femenina de Gerard Pommier desde 23.50 euros! ... ISBN: 9504000215 Si desea recoger personalmente este libro en la librería, solicítelo, ...

  • El final del affaire de Graham Greene

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    En 1946, en un Londres en el que todavia se perciben las heridas de la guerra, Maurice Bendrix se encuentra por casualidad con el diplomatico Henry Miles, a quien no veia desde hacia tiempo. Henry esta casado con Sarah, con quien Maurice habia tenido un affaire durante la guerra. Cuando Henry le confiesa que sospecha que Sarah le es infiel, sera Maurice, empujado por la curiosidad y los celos, quien decida contratar a un detective privado para averiguar la verdad.

  • Todo esto existe de Inigo Redondo

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    La historia de una chica y un hombre que se cruzan cuando la vida les da la espalda.

  • El Regalo de Navidad de Nina Klein

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    Tener una crisis en medio del supermercado ya era patetico de por si.
    Tener una crisis en medio del supermercado a dos dias de Navidad, con villancicos sonando de fondo, en el pasillo de los licores despues de encontrarme con mi exmarido y su nueva novia.
    No tenia precio.
    Sobre todo cuando mi exmarido lo era desde hacia solo tres horas, la novia no era tan nueva y tenia un pedrusco en la mano del tamano del Empire State.
    Menos mal que rondando por alli estaba el reponedor macizo que habia venido a rescatarme de mi ataque de llanto. y que quizas podria rescatarme de algo mas: de las Navidades mas deprimentes de mi vida.

  • Tres cuentos magicos de Alejandro Jodorowsky

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    Tres cuentos que nos hablan de libertad y muerte, de represion y pureza, de espiritualidad y transformacion dirigidos al <> de cada lector.
    <>, historia de un nino que desea ser bombero, es mas la historia de un aprendizaje: la de aprender a ser uno mismo.
    La sabia dona Filovera hace comprender al joven que <>. Las ideas fijas del padre chocaran con la voluntad del nino, que tendra que enfrentarse a el y a los demas para poder alcanzar su objetivo.
    <> cuenta la relacion que -durante la dictadura del loco y perverso Horzatt- mantienen un hombre mayor y Loie, una nina que <> y que quiza vino del cielo.
    <> es una reflexion que narra la metamorfosis que realiza una mosca en ser humano, poniendo en evidencia la huida que las personas hacemos para no ser quienes en realidad somos, huyendo de nuestra propia espiritualidad.

  • Un cadaver muy frio (Las cosas y casos de la senora Starling 1) de Ana Bolox

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    Abrio los ojos como si los parpados soportasen el peso del planeta. Estaba oscuro y el aire viciado le lleno los pulmones con un olor acre. La nausea subio rapida hasta la garganta, sin avisar. Se incorporo sobre un costado y devolvio. Un dolor punzante le recorrio el cerebro, como el rayo que se ramifica con dedos cada vez mas finos hasta alcanzar el ultimo rincon del firmamento, y durante un instante la oscuridad se torno roja y se lleno de chispas que se apagaban tan pronto como se encendian. Sintio el hedor acido del vomito y tosio. Un hilillo de baba le resbalo por la barbilla y se deslizo hasta el cuello cuando se dejo caer sobre la espalda. La oscuridad volvio. ?Donde estaba? Fruncio el ceno en un intento por concentrarse y una nueva punzada de dolor le atraveso el craneo. Se llevo la mano a la frente y apreto con fuerza. Sintio un alivio pasajero, pero el dolor seguia alli, detras de las cuencas de los ojos. El ultimo recuerdo que lograba extraer de la memoria era que habia salido a realizar algunas compras para Navidad. Ya habia oscurecido y avanzaba cargada con algunas bolsas junto al Yankee Stadium. La brisa agitaba las ramas de los arboles que se alzaban ante la puerta numero cuatro. Eso podia recordarlo bien. Habia pasado por delante de ella. Despues solo era capaz de evocar el sonido de sus propios pasos alejandose de la explanada que se abria ante el estadio. A lo lejos, un semaforo parpadeaba en ambar. Luego ya no habia nada hasta aquella oscuridad. CAPITULO 2 Danny’s Coffeeshop No parecia una asesina. La anciana senora Lacey entro en el Danny’s Coffeeshop, el lugar donde se habian citado, envuelta en un abrigo de pano grueso y abrazada a su bolsito de imitacion de piel de cocodrilo, como si temiera que alguien fuera a arrebatarselo en cualquier momento. Anne Starling, parapetada tras las hojas de un ejemplar atrasado del New York Times, la observo desde la mesa. No se movio. Aunque venia bien recomendada, queria estudiarla antes de darse a conocer. Llevaba la cabeza embutida en un ridiculo sombrero de cuyo frontal, sujeto con alfileres, caia un velo oscuro, rigido como la visera del yelmo de un caballero medieval, pero que apenas le cubria la mirada huidiza con la que escrutaba a su alrededor. Parecia una abuela venerable. Cuando la telefoneo la noche anterior, la senora Lacey le conto que habia conseguido su numero a traves de una vecina, amiga de una tal senorita Tarckle que hablaba maravillas de ella. Aquel comentario encendio su vanidad, ?para que negarlo? No era tan frivola como para fingir que el hecho le ruborizo. No lo hizo en absoluto. Dejo que el halago removiera el recuerdo de la pasada primavera, cuando ella y James viajaron a Washington. Alli, junto a la avispada Jane Tarckle, habia tenido la oportunidad de resolver un caso de asesinato del que, desde luego, James no habia sabido nada. Una circunstancia que ella no estaba dispuesta a alterar, como no pensaba contarle ni una palabra de este. Si es que habia caso, naturalmente, porque durante la conversacion que mantuvo con ella, la senora Lacey no le habia parecido una mujer muy en sus cabales. Con voz misteriosa le pregunto si era posible que su vecino, el senor Snow, cuya desaparicion la inquietaba y habia motivado su llamada, hubiera sido raptado por una boa y llevado a lo largo de la enorme tuberia que el ayuntamiento habia obligado a montar en el patio interior. Le habia costado disimular la carcajada que le subio a la garganta y no llego a estar segura de si la tosecilla con la que pretendio camuflarla consiguio su objetivo. Cuando recupero la compostura, le pregunto si por casualidad estaba leyendo a Edgard Allan Poe. La senora Lacey enmudecio durante un segundo y luego exclamo una serie de agudos aaahes y ooohes, mientras farfullaba alabanzas porque habia sido capaz de averiguar la lectura con la que entretenia los largos atardeceres de invierno. Cuando, despues de colgar, James le pregunto quien habia llamado a esas horas, Anne se cuido de ocultarle a su marido la insolita conversacion, que disimulo bajo la absurda excusa de una vendedora telefonica que pretendia seducirla con las bondades de la nueva aspiradora AX7, capaz de succionar al propio Nueva York, segun le habia asegurado, de haberselo propuesto. James enarco las cejas y ella se encogio de hombros y adopto el gesto ingenuo que hasta entonces le habia proporcionado tan buenos resultados. --?Y que pinta Poe en todo esto? --le habia preguntado. Anne habia vuelto a encogerse de hombros antes de acercarse, abrazarlo y recorrerle el cuello con pequenos mordiscos. James no habia preguntado mas. Eran las diez de la noche y su marido, un bendito credulo. La sonrisa de Anne al recordar lo que habia ocurrido despues de los mordisquitos desaparecio tras la taza de cafe, de la que dio un largo sorbo antes de volver a observar a la senora Lacey. La anciana miraba a su alrededor en busca, sin duda, de la figurita de Shiva labrada en jade que Anne le habia indicado como sena para que la identificara. Por supuesto, no habia ninguna talla de aquel tipo en todo el Danny’s Coffeeshop porque Anne, despues de comprarla a precio de oro en una almoneda del Upper West Side, la habia dejado en el maletero del coche. ?Y si la senora Lacey era una espia sovietica con ganas de tomarse la revancha por aquel asunto del elefante lanudo que ella habia ayudado a resolver, pocos meses antes? La mujer se toco la rosa que llevaba prendida en el ojal del abrigo y que debia identificarla ante Anne, que entrecerro los ojos y la midio con la mirada. De ser una agente rusa, exageraba demasiado su nerviosismo, de modo que decidio que debia de tratarse de la autentica senora Lacey, una simple anciana preocupada por la desaparicion de su amigo. Anne doblo el periodico, lo dejo sobre la mesa, junto a la taza de cafe, y la saludo con la mano. La senora Lacey abrio mucho los ojos, pero no se movio. Anne se sintio estupida. Tal vez deberia haber traido consigo la figurita. Se levanto y camino hasta ella. --?La senora Lacey, supongo? --?Como lo sabe? --No es dificil: me habia citado aqui, a esta hora, con usted. Y, ademas -- Anne senalo el ojal en el cuello del abrigo--, lleva la rosa con que dijo que se identificaria. La anciana fruncio el ceno y la observo en silencio durante algunos segundos. --?Donde esta Shiva?

  • Dios te salve Georgina de Noelia Garcia-munoz

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    Georgina esta dispuesta a pasar un fin de semana con sus amigas, ellas pertenecen a un clan de brujas. Georgina fue echada del clan al no querer colaborar en sus dichosas acciones. Despues de unos anos se reencuentran en la cabana de Martina, la clan superior. La inocencia de Georgina no asume el peligro que conllevaria ir con ellas a esa cabana. Pero deja a un lado sus miedos y lo afronta con seguridad.

  • Mirame, nena (Tu y yo 1) de Ana Belen Martinez

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    Una novela conmovedora con mucho amor y risas. !No te la pierdas!
    Empece a trabajar hace seis meses en la editorial New York pages, en Seattle, la ciudad esmeralda, como ayudante de uno de sus editores: el senor Harris, pensando que tendria un gran futuro en esa empresa. Estar todos los dias rodeada de miles de libros maravillosos, era mi sueno mas anhelado. No obstante, la realidad muchas veces se impone a los suenos y algo que creia podia ser maravilloso, se volvio deprimente y aburrido.Odiaba mi trabajo. Me pasaba el dia atendiendo el telefono y haciendo recados personales para el senor Harris. Y, por si fuera poco, no tenia acceso a poder disfrutar o trabajar con futuras promesas editoriales ya que mi editor no confiaba en mi capacidad y eso que tengo un Master en Filosofia, Filologia y Humanidades.
    Segun Alex, mi amigo gay, un cerebro privilegiado, pero nada aprovechado.Tenia que tomar una decision: Conformarme y ser una infeliz o…

  • Las mujeres de la casa de las lilas de Martha Hall Kelly

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  • 6 canciones para ti (Let’s Rock) de Natalia Sanchez Diana

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    Han pasado cinco meses desde la despedida en el aeropuerto. Nicolette se ha centrado en la universidad, escondiendose en su refugio de acuarelas y pinceles para no pensar en el. Smoking Wild Demons es el grupo revelacion Y Danny Blackdadder, su estrella. Pero despues de la gira, el solo piensa en regresar a Espana para ver a la chica que ha inspirado sus canciones. Aunque el peso de la fama, la presencia de los paparazzi y su agenda apretada lo complican todo, Danny se ha propuesto que Nicolette pierda el miedo. 6 canciones. 6 momentos. Una historia de amor, Rock’n’roll y pequenos tatuajes que lo significan todo. Saga Let’s Rock 2

  • Fidelidad de Marco Missiroli

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    Carlo y Margherita son una pareja joven a la que se podria considerar feliz. Una pareja como muchas. Hasta <>. Asi es como empiezan a llamar a un atisbo de duda que poco a poco va erosionando su matrimonio. Alguien vio, alguien aviso, los colegas hablaron, y la supuesta traicion acaba por convertirse en una poderosa coartada que abre la puerta a las fantasias. ?Somos capaces de no caer en la tentacion de ser infieles a nuestros propios sentimientos? Marco Missiroli lo cuenta con un estilo punzante y envolvente, dirigiendose al corazon de sus personajes: el, ella, la otra, el otro. Nosotros mismos. Preparate para leer tu propia historia.

  • El reino del silencio de Ivan Lopez Pardo

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    Una novela llena de accion en la que nada es lo que parece, narrada con un ritmo vertiginoso, suspense a raudales y repentinos giros, al tiempo que repasa la sociedad santanderina de los convulsos anos ochenta.

  • El cerebro de Rob Desalle

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    Tras varios millones de anos avanzando a trompicones por el espacio ecologico, el unico superviviente de una gran cantidad de especies de hominidos que se mantiene en pie es el hombre. Los seres humanos son criaturas extraordinarias, y lo son gracias a su cerebro. En este libro, los autores presentan por primera vez la evolucion del cerebro y el sistema nervioso paso a paso. Utilizando los mas recientes descubrimientos en biologia evolutiva, neurociencia y biologia molecular, Rob DeSalle e Ian Tattersall explican como ocurrio el salto cognitivo que nos separa de todos los demas seres vivos. Discuten el desarrollo y la singularidad de la conciencia humana, como funcionan los cerebros humanos y no humanos, el papel que juegan las diferentes celulas nerviosas, la importancia de la memoria y el lenguaje en las funciones del cerebro, y mucho mas. Nuestro cerebro, concluyen, es el producto de una historia larga y sumamente desordenada – un proceso evolutivo con muchos zigs zags- que de modo accidental dio lugar a un producto maravillosamente excentrico y creativo.

  • Huyendo de Mister Lunes de Lighling Tucker

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    Lucia no esperaba que su vida pudiera cambiar tan drasticamente en una noche. Su amiga, Amaya, quiso que fuera su acompanante en la fiesta posterior al estreno mundial de su pelicula.
    No estaba muy convencida porque se sentia como pez fuera del agua rodeada de camaras y de actores famosos, pero no podia defraudarla en el momento mas importante de su carrera.
    Y, en un baile de mascaras inspirado en la pelicula, aparecio el: Lunes.
    ?Y por que Lunes?
    Pues porque podia ser atractivo y tener el cuerpo perfecto y al mismo tiempo conseguir hacer de su vida una hecatombe nuclear. Ademas, huir ya no es una opcion porque consigue atraparla.
    <<--Tengo miedo de que la prensa sepa de mi. Alguna psicotica averiguara mi direccion y vendra a matarme o se llevara a mi gato para devolvermelo a trozos.
    --Carino, tu no tienes gato.>>
    Si odias los Lunes no puedes perderte la novela que hara que cambies de parecer con el primer dia de la semana.
    No volveras a verlos igual.

  • Escrito en las estrellas (Sol y luna 2), Isabel Keats de Isabel Keats

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  • Felices para siempre (Encontrar la felicidad 1) de Eva Alexander

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    Ella es hermosa e inteligente. Y enamorada de el.
    El es guapo y rico. Y esperando el momento adecuado para hacer su movimiento.
    Su viaje hacia el feliz para siempre es duro. Ella tiene secretos (en realidad solo uno), el comete error tras error (muchos errores). ?Seran capaces de conquistar todo?

  • Imposible es nada de Elena Pita

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    Aquella manana le tocaba ir al hospital, probablemente el lugar que mas habia odiado nunca; aquel hospital de paredes sucias y pasillos atestados de enfermos dolientes como animas sin vida, de personal atropellado y a punto de la desidia. Tenia que recoger los resultados del ultimo PET, una de esas tomografias nucleares que evaluan el dano en los tejidos. A Carmen Lopez le habian descubierto un cancer de pulmon, iba a hacer ya dos anos. Dos anos ganados a la vida porque el tumor se habia diagnosticado en fase muy avanzada (estadio IV) y propagado en dos metastasis. Ella no se habia resignado y, blindada de la energia positiva y la fuerza que contagian la responsabilidad y el amor de dos hijos aun pequenos, se sometio con excelentes resultados a tratamientos de radio y quimioterapia que habian logrado disipar aquellas oscuras manchas, ramificadas en la columna vertebral y el esofago, y reducir el tumor principal, que amordazaba la vena cava. Eran resultados excepcionales que los doctores habian presentado en simposios medicos; admirable fortaleza la de Carmen, que durante aquellos largos meses fue capaz de ocultarle la enfermedad al mundo e incluso a su anciana madre: detestaba dar lastima. Y en su intimidad, sus horas de mayor soledad, recordaba la lectura de La sonrisa etrusca, tierna novela en la que Jose Luis Sampedro relata la lucha de un viejo partisano contra el peor enemigo jamas enfrentado en su vida: la Rusca, un cancer de estomago que acabaria robandole a mordiscos hasta el ultimo soplo, y que encima el escritor habia bautizado con el nombre de las perras pastoras de la madre de Carmen, transmitido el nombre de generacion en generacion canina. No tenia por que ser distinta aquella manana de principios de diciembre. El mismo e infecto hospital, el cielo cubierto, las calles mojadas. Llego a la consulta del oncologo con optimismo, esperando escuchar lo que ya se habia convertido en una tonica progresiva: una vez mas el tumor primigenio habria reducido su tamano y actividad, pese a que una nueva sombra les inquietaba desde la ultima radiografia. <>. Las palabras de su admirado oncologo taponaron los oidos de Carmen. Ya no escucharia mas que un zumbido en su cabeza. Eran sus palabras una sentencia de muerte irrevocable y pronta que ella se negaba a aceptar. Aun noqueada por el shock, percibio sin embargo que el doctor estaba dejando una pequena espita abierta, una diminuta posibilidad de vida que su esposo si pudo escuchar con nitidez. Se trataba de un joven cirujano que habia desarrollado una tecnica quirurgica minimamente invasiva que, a traves de una sola incision y valiendose de una camara, operaba proezas y se atrevia con los mas endiablados tumores de torax. <>. <>, le estaba diciendo el doctor Firvida cuando Carmen pudo volver a escuchar: <>. * * * La camilla de Carmen esta siendo introducida en el ascensor de planta camino al quirofano. Han transcurrido apenas dieciocho dias desde su sentencia. Dieciocho dias con sus noches de espanto y panico, abrazada a su marido, ocultando a sus dos hijos y a su madre todo indicio de la grave situacion. Dieciocho dias y sus noches de ferreo control mental para no desesperarse. Carmen padecio siendo aun bebe la poliomielitis, durante la ultima y temida plaga del virus que se propago en Espana en los anos cincuenta. Fue primero intervenida, con solo tres anos, por un doctor aleman que en Madrid le fijo a la tibia el pie que habia quedado suelto y desarmado, y luego con trece se sometio a la tecnica quirurgica experimental del doctor Esteve de Miguel, que, sirviendose de un hierro colocado en forma de zeta, lograba alargar hasta cinco centimetros las tibias de aquellos ninos de la polio. Su padre, urologo, no dudo en confiar en la experimentacion de su colega catalan: fueron ocho operaciones en total para el estiramiento de la tibia, un dolor inenarrable que al primer asalto le haria adelgazar once kilos en veintiocho dias, y cuya sola contemplacion noquearia a su madre en el viejo Hospital Quiron de Barcelona: <>, le rogaba a su esposo. Y el, que las visitaba los fines de semana: <>, a la nina. Una memoria tan atroz que ensenaria a Carmen <>. <>. Asi pues, dieciocho dias de espera con la seguridad de que todo iba a ir mejor: <>. Dieciocho jornadas de carreras recopilando pruebas e historial clinico y siguiendo los pasos de aquel cirujano prodigioso que curiosamente tenia su plaza en la Seguridad Social a tan solo ciento setenta kilometros de distancia de su ciudad, pero que al parecer viajaba por todo el planeta sin descanso ensenando su innovacion. El joven cirujano que, !Dios le bendiga!, despues de recibir las imagenes del tumor habia dicho que si, que el la operaria aunque su equipo lo hubiera descartado o simplemente no se sintiera capaz de abordar el caso: una masa localizada en el hilio pulmonar, esa cavidad central, entre ambas visceras, donde nacen los vasos del corazon, atravesada por las principales arterias toracicas. Media catorce centimetros de diametro, invadia el lobulo superior derecho y estaba literalmente incrustado en la vena cava; ademas, habia sido sometido a una radio y quimioterapias limites durante dos anos, con la consecuente debilitacion de los tejidos. El diagnostico de los cirujanos que le correspondian por la Seguridad Social habia sido tajante y volvio entonces a ser tajante: <>. Pero consiguen hablar con Diego y hacerle llegar todo el historial y las ultimas pruebas, y el esposo de Carmen, el doctor estomatologo Ignacio Romero, jamas podra ya olvidar lo que aquel cirujano ofrecio como respuesta. <>. Expuso con claridad al esposo y cunado de Carmen (medicos ambos) los riesgos de la intervencion, que eran muchos, pero que el asumia como cirujano y ella como paciente: <>. Tampoco les parecio una historia increible, un cuento, casualidad o supercheria que aquel cirujano tuviera su plaza de origen en A Coruna, tan cerca, <>. Se lo comunica al oncologo jefe del equipo, y el doctor Firvida dice que si, que es bueno tener esa segunda opinion. Carmen se dirige entonces con todo su historial al equipo del doctor Josep Baselga, quien acababa de ser nombrado director medico del Memorial Solan Kettering Cancer Center de Nueva York, el mas prestigioso centro oncologico del mundo. El insigne doctor catalan recibe personalmente sus pruebas y la emplaza a una cita con la jefa del programa de cancer de pulmon en su instituto de Barcelona. La doctora Felip (gran conocida de Firvida), tras un sinfin de examenes, descarta la compatibilidad de su tumor con los tratamientos inmunoterapeuticos que estan aplicando, y le aconseja que abandone toda quimioterapia, porque le va a destruir. Algo que la paciente una vez mas no admitira: <>. Y continua con la quimio hasta que, como ya contamos, se revela inoperante. * * * Se celebraban elecciones generales en Espana y, de nuevo, como si la casualidad existiera, el cirujano vendria a votar en un plazo de, eso precisamente, dieciocho dias. Carmen dio gracias incluso a la politica. Ni tiempo hubo de consulta previa, apenas se habia visitado con su equipo medico, que no se sintio capaz pero que no dudo en remitir las pruebas a su colega, que impartia esos dias entre Shanghai y Estados Unidos. Acostumbrado el equipo a que el si asuma retos que para cualquier otro resultarian un imposible: sobradamente conocian aquellos medicos la intolerancia de Diego al termino <>. * * * Estan introduciendo su camilla en el ascensor de la planta para bajar a quirofano y de pronto hace su aparicion decidida un chico jovencisimo enfundado en un plumifero azul, acompanado por su colega (y hoy jefa de servicio) Mercedes de la Torre, tocada de un gorrito de lana. El joven se acerca a la camilla: <>. Le cogio una mano y se la apreto con suma delicadeza y a la vez firme teson.

  • Nieve en Marte de Pablo Tebar Goyanes

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    <>. Esto es lo primero que escucha Leon Miranda, un experto en lenguas muertas, cuando aterriza en el que hace muchos anos fue el Planeta Rojo. Ha tenido que dejar atras a su mujer y a su hijo por un misterioso trabajo del que no le han contado nada.

  • Una heredera obstinada (Las elegidas 2) de Laura A. Lopez

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    Melissa Ross, hija de uno de los magnates burgueses mas influyentes de Londres, opto por convertirse en religiosa, debido a que no encontro ningun pretendiente que deseara desposarla. La llamaban el desperdicio, pues su gran dote que se perderia por falta de un esposo. Sin embargo, Melissa no esperaba que la invitaran al compromiso de su hermana menor, era un hecho que no deseaba ir y muy a su pesar tuvo que hacerlo, tan solo para que su vida diera un estrepitoso vuelco.
    Thomas Sackville marques de Dorset invitado a la fiesta de compromiso, era uno de los incansables solteros de Londres, aunque resulto victima de una de las caprichosas damas casaderas. Un mal plan, una buena samaritana y un matrimonio indeseado serian los resultados de aquella invitacion.

  • Los Plebeyos de Marta Lopetegui

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    El vuelo llegaba el lunes a las 6:40 AM. Estaba casi sin dormir. Su jefe no habia aceptado mandarle un remis. "Tenemos que ir nosotros", le dijo. "Nosotros", y lo mando a el. Habitualmente zafaba, pero esta vez estaba empezando a compensar unos dias que pediria para irse a Rosario. Necesitaba puntos a favor en ese juego de la oca que era su trabajo. Cartelito en mano, una hoja con el membrete de la compania y abajo escrito grande con marcador: "Manuel Cisneros Diaz". Cuando se abrio la puerta tuvo la misma sensacion de siempre: ?por que los viajeros se visten ridiculos cuando viajan?, ?que les cuesta averiguar que temperatura hara en destino? Habiendo tanta ropa neutra, zapatillas por ejemplo, ?por que algunos se empecinan en llegar a Buenos Aires a las siete de la manana de un dia de julio en ojotas? Iban saliendo algunos, que miraban con cara de naufragos a ver si alguien los habia ido a buscar. Dos mujeres medio grandes que se habian hecho intimas en la valla que separa a los viajeros de los buscadores de viajeros esperaban a los hijos que se volvian. Los dos se habian ido con la crisis de 2001 de aca y se volvian con la crisis de 2011 de alla. Parecian hermanas, seguramente si se hubieran encontrado antes habrian comparado las tenencias, los logros, los viajes, los poderes; ahora competian para ver cual de los dos hijos habia caido mas bajo. Hasta sospechaban las dos que habia cosas que no les habian dicho para que no se amargaran. Salio la tripulacion, impecables, hasta felices parecian. Por los altoparlantes las aerolineas avisaban que llegaban o que se iban. Aparecio por la puerta. Venia de traje, como recien banado y con calzoncillos limpios, bastante alto, pelado a proposito. Ni bien lo vio no tuvo dudas de que se depilaba todo. Sonrio y se dio cuenta de que era el porque haciendo como una pistola con la mano derecha disparo el indice y le dio al cartelito. Traia un juego de valijas, "maletas" les diria, buenas, caras pero no ostentosas. Como bolso de mano traia un morral de cuero negro como las valijas, que no le iba con el traje pero que tampoco chocaba. Buenos zapatos. Se paro un poco antes de encontrarse y saludarlo. A Manuel le sono su telefono. Una llamada de trabajo, dio instrucciones, espero una respuesta y corto, medio seco. Sonriendo, mientras le estiraba la mano, le dijo: --La diferencia horaria, estan casi cerrando. Cuando le fue a estrechar la mano se dio cuenta de que le tenia que dar un apreton y listo, si era medio fuerte mejor. Beso, en la oficina se daban beso todos con todos. Pero enseguida se dio cuenta de que el espanol era de los que besan a la madre y a las hermanas nada mas. ?A la novia? Hummm, no le parecio que fuera de los que tenian novia. Mucha facha pero algo olio que lo hacia dudar de que estuviera de novio. Linda voz tenia. Arranco diciendo: --Joder, que te he hecho madrugar. Por mi estaba bien que me mandaran un coche de una agencia vuestra, pero han insistido: que no, que ira por ti una de nuestras promesas, un joven muy emprendedor, asi en el viaje te va poniendo al corriente. ?Sera largo el viaje? Al hotel primero, por favor, que me tengo que duchar y hacer algunas llamadas. El carro cargado con las maletas choco con una azafata de Lufthansa, una alemanita preciosa, y Manuel se puso a gorjearle, que si estaba bien, que si le dolia algo, que como hacia para disculparse. A ella no le habia pasado nada, lo miro, entorno lo ojos, se ve que le gustaba el acento de Manuel, y espero a que avanzara. Nacho se corrio y lo dejo hacer. Hubo un revoleo de telefonos y se dieron cuenta de que paraban en el mismo hotel. En algo quedaron, pero quedaron en ingles y Nacho entendio lo que pudo. Tuvo otra vez la misma sensacion de sequedad vital. Le parecia que no corria liquido por sus venas, eso le pasaba cuando no dormia, cuando no dormia bien, cuando sentia que algo de todo el montaje fallaba mucho. El no queria estar ahi, no queria estar haciendo eso. Nacho sabia que era hora de arremangarse, de dejar de hacerse el distraido y de empezar a actuar y a la vez de dejar de actuar como un actor que se la pasa metiendo bocadillos. Ya no esperaba un protagonico, pero ser un actor de reparto, un extra con algunas lineas, ya lo tenia cansado. ?Como habia que hacer?, ?como era que se tomaba el toro por las astas y se dejaba de ver espaldas y mas espaldas, siempre por detras? Manuel le dijo: --Cada vez que vuelo mas de diez horas en lugar de jet lag tengo un subidon de adrenalina brutal. Llevame al hotel, una buena ducha, un desayuno bien proteico y arrancamos. ?Me llevaras a un buen lugar a tomar algo por la noche o eres de los que se cansan facilmente tu? -Mientras hablaba avanzaba hacia la salida, sin hacerse cargo de sus maletas, su abrigo, su carro y su lacayo. El viaje duro lo que dura un viaje Ezeiza-Recoleta a esa A las 7:22 pasaron por el peaje del aeropuerto y, como siempre, guardo el ticket. Despues no los cobraba, no tenia claro si debia pasar el gasto o si eso en realidad era un honor, poner el auto, poner el sueno, ponerse al servicio. Hasta unos meses atras se habia atrevido a pensar que sus suenos y el mismo tenian limites que no estaba dispuesto a negociar. Despues entendio que se negocia cuando hay otro negociando por la cosa, que hasta la negociacion con el mismo la habia ido perdiendo despacito. Llegaron al hotel, Manuel se bajo sin importarle donde dejaria Nacho el auto y las maletas. Retrocedio, se acerco bastante a la ventanilla y le dijo: --Me ducho y bajo, ?subes conmigo o me esperas a desayunar? Esperame aqui mejor, hare mas rapido si no me estoy chocando contigo mientras me cambio. Se veia que Manuel estaba acostumbrado a seducir a todos y a todo. Busco los tickets, estacionamiento, peaje, los puso juntos y se juramento que los cobraria o los cambiaria por algo, algo podia ser un dia mas en Rosario, con goce de sueldo. Ese viaje a Rosario era un algo para hacer de cuenta que tenia un proyecto. Faltaba convencerse a si mismo de que tenia sentido viajar, de que ya no era demasiado tarde. Lo unico que sabia era que tenia que ir en los proximos quince dias. Le habia hecho llegar las maletas y la notebook a la habitacion. Se quedo en el lobby del hotel, los diarios todavia eran los de ayer, los de ese dia los estaban mandando a las habitaciones y al salon donde se servia el desayuno. Se entretuvo mirando lo que les ofrecian a los turistas: dia de campo, las fotos mostraban un campo plano y muy verde con un asado al asador, gauchitas sirviendo empanadas y un gaucho con las patas chuecas por un malambo con boleadoras. El Tigre. Casas de cueros. El folleto del tango era la foto de una pareja enroscada de tal manera que parecia que era el hombre el que tenia un tajo hasta la ingle en el pantalon, los dos con los ojos cerrados, la mujer mordiendose un costado del labio como si fuera una propaganda de lubricante femenino. En fin. Si a Manuel le interesaba el tango lo llevaria a una tangueria en serio, Lo del Chino, La Viruta o La Catedral de Sarmiento y Medrano. Todos eran lugares para turistas, pero menos mentirosos. Nacho no sabia bailar tango, le parecia tierno cuando sus padres bailaban una o dos piezas casi al final de alguna fiesta familiar. Bailaban despues de aclarar que no eran de la epoca del tango, sino de la del rock and roll. Se abrio la puerta del ascensor y aparecio un nuevo Manuel. Cambiado, perfumado, hasta mas alto parecia. Nacho vio que lo buscaba y se le puso a tiro de ojo. Se sintio como con resaca, a el tambien le hubiera venido bien una ducha. Ropa como esa no tenia, ni zapatos, ni reloj. Su elegante sport acababa de pasar a ser sport a secas. Se ve que Manuel tuvo la misma sensacion, hizo un gesto con la cabeza y como le parecio poco agito tambien la mano y le dijo: --Venga, a desayunar asi te vas a descansar un rato. Seguro que lo iba a esperar dispuesto a primera hora de la tarde para almorzar, ya le habia dicho en el viaje que lo que mas le costaba era almorzar antes de las tres de la tarde, que es la hora en la que se almuerza durante la semana en Madrid. Los fines de semana le aclaro que, si almorzaba, no era antes de las cuatro. Nacho calculo que para esa hora iba a estar en forma nuevamente. ?Nuevamente? Capitulo 2 La mesa del desayuno era un vergel, un no va mas. Como hacia casi siempre que se le venia encima algo no habitual, Nacho le pego una recorrida visual de mayor a menor, de lo general a lo particular, diria la Tausend. La profesora de historia que tuvo en la secundaria les decia: "Escuchen con atencion, no pretendo que sepan historia, les quiero ensenar a vivir". Casi a final de tercero se revelo y les dio las pautas del materialismo dialectico. El ser determina la conciencia. Nacho supo bien por que justo ahi habia prestado tanta atencion, con el tiempo se dio cuenta de que habia sido endovenoso lo de la Tausend, con su metodo habia internalizado como analizar a una mujer, a un cliente y ahora inconscientemente, estaba sacandole la ficha a una mesa de desayuno de hotel... por favor, necesitaba unas vacaciones. Lo de Rosario no iban a ser vacaciones precisamente. En la mesa habia vajilla: tazas y platos, platos un poco mas grandes, vasitos para el jugo, copas para agua; tambien habia cubiertos que ya se veian pesados a la vista: cucharas, cucharitas de dos medidas, cuchillos y tenedores de dos medidas. Jarras de agua y jugos de tres colores distintos: color naranja, color frutilla y color citrico mas maracuya. Artefactos que no eran mas que grandes termos para servirse cafe, agua caliente, leche caliente. La leche fria estaba en una jarra. Despues venian la manteca en pancitos, los potecitos de queso crema, los dulces con cartelitos en ingles rayita frances rayita espanol, pero con solo verlos ya te dabas cuenta: manzana, naranja, frutilla, dulce de leche y uno que no se podia saber ni leyendo el cartelito de que era, tenia clavo de olor. Eso lo sabia. Tablas con jamones crudos y cocidos, fuet, mortadela con pistacho -eso a Nacho le dio risa-, quesos brie, gruyere y dos o tres variedades mas de las que seguro una era pategras o, como le dijeron siempre en su casa, queso Mar del Plata. Cereales de varios tipos y colores, sobre todo colores, habia aritos verdes, pegados a los yogures enteros y descremados, natural, vainilla y frutilla. En una mesa con ruedas habia unos baules con tapa con fuego abajo, como cuando se hace fondue. Uno tenia salchichas de carniceria con salsa; el otro, huevos revueltos; y el ultimo, verduras: distinguio zapallitos, cebollas, papas y esparragos pero verdes. Todo caliente. Al final, desde donde Nacho miraba, desde su punto de vista, la pasteleria, como diez cosas distintas, a esta altura ya estaba empachado. Y al final habia fraperas con champagne y copas flautas. Aca me quedaria a vivir, penso. Se entro a reir solo pensando que en ningun rincon de semejante mesa habia un mate, un triste mate. Los que desayunaban hacian muy poco ruido, si se reian era con sordina. El sonido, la intensidad del sonido, es una senal de elegancia. --Ignacio eras, ?no? -escucho que le decia el gallego, que se arrimaba a la mesa a elegir unas tostadas, huevos revueltos y frutillas. Nacho miro el plato, dulce con salado, puaj. --Todos me dicen Nacho, decime Nacho. Yo llevo los cafes, ?como lo queres vos? --Mucho cafe y apenas leche fria, luego cerrare con una lagrima o como le digan aqui. Se las arreglo bastante bien, mas que nada porque Manuel se habia instalado en una mesa cercana. Cuando llego con las tazas tuvo que hacer malabarismos porque en la mesa ya habia tazas vacias, la primera taza de cafe la servian unas ladies que estaban paraditas esperando la senal de veni y atendeme que les hacian los huespedes. Una de ellas se acerco y retiro las tazas vacias. Se miraron y Nacho casi que le vio un globito como en los comics arriba de la cabeza que decia: "Hola, ?que tal? Tranquilo que te doy una mano, soy de Berazategui, te tengo visto por Quilmes". Hubo contacto visual, que lindo, un contacto visual es todo. Estaba meta contactar cuando volvio Manuel con el plato cargado pero discreto. Tenia el saco puesto sobre los hombros, no habia metido los brazos por las mangas. Despues escucharia que no le decia "saco" sino "americana" o "chaqueta". Se veia que en los bolsillos tenia cosas importantes, estaba siempre pendiente de donde lo dejaba. Nacho se tomo el cafe solo, largo, que se habia traido para el. Mucho buffet, penso, pero el cafe estaba apenas mas que tibio. Se paro y fue a cargar un platito con dos medialunas y un cuadradito de tarta de ricota.

  • Todo lo que sucedio en el valle – Ramon Solsona de Ramon Solsona

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    El asesinato de un guardia civil sera el hilo conductor de esta novela ambientada en los anos sesenta y que narra el proceso de construccion de las grandes obras hidroelectricas en los Pirineos. Miles de trabajadores procedentes de toda Espana encontraron trabajo en aquellas faraonicas obras de ingenieria, con mas de 50 kilometros de galerias subterraneas, pozos verticales y grandes centrales invisibles desde el exterior. En una zona geografica frecuentada por contrabandistas, militares y fugitivos, se daran cita una serie de personajes de diferentes origenes que lucharan por obtener una vida mejor.

  • La ciudad de la lluvia de Alfonso Del Rio

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    En el Bilbao de principios de los anos ochenta, tres misteriosas muertes uniran los destinos de varios personajes sin conexion aparente. Alain Lara, un joven y prometedor jugador del Athletic, descubre una vieja fotografia de los anos cuarenta que su abuelo Rodrigo habia mantenido siempre oculta. De todos los personajes que aparecen en ella Alain reconoce a su abuelo, junto a un tambien joven Ignacio Aberasturi, el gran empresario bilbaino y actual candidato a la presidencia del Banco del Norte. La repentina y extrana coincidente desaparicion de ambos, junto con otros sucesos, lo llevara a una investigacion que se remontara a un pasado oculto.
    En un intento por entender lo que sucede, Alain contactara con Maria, la hija y heredera del imperio Aberasturi, y junto a ella tejeran los hilos del pasado que unieron a sus familias en los anos del Berlin nazi, en busca de respuestas. Pero lo que obtendran seran mas preguntas, mas dudas, mas sospechas.
    ?Que pudo unir hace mas de cuarenta anos a estos dos hombres cuyas vidas nunca mas volvieron a cruzarse? ?Quienes son los demas personajes que aparecen retratados junto a ellos? ?Quien y por que anda detras de ellos?
    La ciudad de la lluvia es un thriller que reune lo mejor y lo peor que anida en el ser humano. Es una historia sobre el poder magnetico de la ambicion, el amor y la complicidad entre las personas, y que nos muestra que la cara oculta que todos tenemos no puede permanecer indefinidamente en la sombra.

  • Esclava Encadenada de Aina Castillo

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    Las cadenas abrazaban a Elena.
    Sus munecas. Sus tobillos. Su cuello.
    Iba a ser vendida. Como un objeto.
    Voluntariamente. Para siempre.
    Pero el sacrificio valia la pena.
    Su padre tenia deudas. Su madre cancer.
    Aquello solucionaria la vida de ambos.

  • Seducida por la tentacion: Trilogia Tentacion, Helena Sivianes de Helena Sivianes

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  • El tiempo en sus manos (Los Austrias 2) de Jose Luis Corra

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    En El tiempo en sus manos, Jose Luis Corral nos introduce en los anos posteriores a la coronacion de Carlos I como emperador. Una vez resuelto el problema sucesorio tras el fallecimiento de su abuelo Fernando de Aragon y la incapacidad de su madre, Juana la Loca, para ejercer el gobierno, el joven Carlos es proclamado emperador. Convertido en el monarca mas poderoso del mundo, dueno de media Europa y de las Indias, se vera obligado a afrontar los problemas de unidad del imperio cristiano frente a la ofensiva turca. Para ello, contara con el apoyo, por fin, de todos los reinos de Espana, que pretende unificar bajo su reinado. Para asegurar la descendencia, contrae matrimonio con Isabel de Portugal, su prima hermana, con la que vivira un amor apasionado.

  • El amor no se etiqueta de Ani M. Zay

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    Sylvia es una editora que esta rota emocionalmente.
    Manu es un bombero que trabajaba como stripper.
    Un incendio en 1994 marcara la vida de un nino, mientras que en el 2016, Manu se convierte de forma casual en la solucion a los problemas de una desesperada Sylvia.
    Misterio, romance y comedia es la mezcla de este thriller romantico que combina dos lineas temporales.
    ?Puede el pasado condicionar el futuro?

  • Dime que no es un sueno de Anabel Botella

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    Cuando el amor verdadero llega a tu vida ni la muerte podra arrebatartelo

  • Terror entre citricos de Paco Luna

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    Nuestro protagonista, que ni tiene nombre ni falta que hace, por fin consigue disfrutar de unas vacaciones de verdad. Su mujer y sus hijos van a estar un tiempo ausentes y el se siente libre como un adolescente, solo en casa, un chalet en mitad de la nada, rodeado de naranjos y limoneros. Es en ese preciso momento cuando su vida se ve truncada por una trama mistica de la que no es consciente en ningun momento, ni siquiera en su final, donde nos relata su propia historia. Desde el principio, lo cotidiano se vuelve contra el, sacando lo peor de si mismo, para acabar complicandose la vida hasta extremos inimaginables. Nuestro heroe es todo lo contrario a lo que se puede esperar; de hecho lo mas facil es que el lector acabe deseando su muerte. Una historia hilarante que no deja indiferente, una mezcla de humor y terror que bien podria definirse como Tumor negro.

  • Bajo el puente de los vientos, Jose de la Rosa de Jose De La Rosa

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    ?Que mas podia pedirle a la vida? ?Que podia salir mal a partir de ahora? Podia desear lo unico que me faltaba: autentico y verdadero amor. Temblar de amor. Reir de amor. Sufrir de amor.

  • El diario de Marian de Tommy Owens

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    Segunda mitad del siglo XVIII. Marian es una inocente muchacha de diecisiete anos perteneciente a una noble familia del sur de Espana. Ella se siente completamente dichosa estando junto a su madre, a la que idolatra, y a su buena amiga Margarita, a la que adora. Pero su mundo de felicidad se derrumba cuando su padre la fuerza a contraer matrimonio con un primo parisino muy rico y treinta anos mayor al que ni siquiera conoce, Donatien de Chatillon.

  • Zed esta muerto de Arantxa Rufo

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    Los Angeles, julio de 2018.
    Tessa Britton, una stripper de un club de Los Angeles, esta preocupada porque su amiga Katya ha faltado a clase de baile y tampoco contesta al telefono. Al acudir a su casa, descubre su cadaver, junto con el de un misterioso hombre tatuado.
    Cuando la detective del LAPD Elizabeth Delgado, que lleva de baja casi un ano, llega al escenario del crimen, el agente Michael Poulsen, del FBI, le comunica que la victima es hija de Luka Maksimov, un lider de la mafia rusa que no dudara en enviar a un asesino a la ciudad para vengar su muerte.
    En un caso en el que cada uno convive con sus propios demonios, Tessa parece tener todas las respuestas.
    ?Era Katya el objetivo o la han asesinado para hacer dano a su padre?
    La guerra en Los Angeles no ha hecho mas que comenzar.

  • Todos te recordaran de Andreu Martin

    https://gigalibros.com/todos-te-recordaran.html

    Pocos meses despues del atentado yihadista de las Ramblas de Barcelona, y a falta de dias para la celebracion de unas controvertidas elecciones autonomicas, aparece en el puerto, entre bloques de hormigon y un alborotado mar oscuro, el cuerpo sin vida del inspector de la Policia Nacional Santiago Ortuno. Semanas antes, Ortuno, un inspector ido a menos relegado a la Brigada de Extranjeria, habia recibido la visita en comisaria de la fascinante vocalista Leire Alfaro --tambien llamada Dorothy Gale-- con el objetivo de solicitarle un permiso de residencia para Abduh Fayad, un lampista marroqui que trabaja en el sospechoso negocio de los hermanos Shaddad y con quien ella mantiene una relacion.

  • Las sombras de la catedral de Emma Maldonado

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    Cambiar de aires nunca fue facil. Sobre todo cuando llegas a una ciudad nueva y descubres que estas en el sitio equivocado en el momento equivocado.

  • Dias de Septimo de Jorge Sagrera

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    Es celeste todo, pero aun no ha salido el sol. Mejor: el entrecejo, leve, acusa el Tom Collins de la noche anterior, o de esta madrugada. Cierra los ojos. El balbuceo del Mediterraneo. Unas gaviotas madrugadoras. El sabor a sal en sus labios que, reconoce, no estan partidos.

  • Quiereme sin miedos de Lia Foster

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    Las barreras seran el ingrediente principal cuando estos dos protagonistas, de culturas muy diferentes, se cruzan en la vida del otro.
    Los sentimientos afloran, pero ?sera el amor capaz de vencer cada obstaculo?

  • El ultimo manuscrito de Maria Correa Luna

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    A Capitulo I Viernes NA Beltran tenia el puno apretado, tan apretado que los nudillos se le habian puesto blancos. Sostenia un reloj pulsera que, en el apuro, no habia logrado ponerse en la muneca. Lo sujetaba tan fuerte que no lo noto hasta que el auto en el que la trasladaban llego a destino y debio estirar la mano para abrir la puerta y bajar. Entonces miro el reloj. Eran las tres de la manana. Tampoco se percato de que llevaba jeans y botas pero que habia olvidado sacarse la camisa del pijama, de que no llevaba sueter y la campera que la abrigaba no era de ella. Se acomodo la correa de cuero del reloj en la muneca y miro el cielo. No habia luna, tampoco estrellas. Era una noche cerrada. Apenas distinguia los contornos de los recintos a su alrededor. Como si esa oscuridad infinita anticipara la escena con la que debia enfrentarse. Criminologa de profesion, Ana estaba acostumbrada a recibir llamados de la Policia Forense en horarios poco convencionales, por eso no le sorprendio que su celular sonara en la madrugada. Sin embargo, que el llamado fuera de Marcos Gutierrez, director de la Editorial Centauro --propiedad de la familia Beltran--, y que lo estuviera haciendo desde la puerta de su casa, significaba que era algo grave. Gutierrez, a quien Ana conocia como la mano derecha de su padre desde que tenia memoria y a quien consideraba un satrapa desde aquel verano nefasto, entro en el departamento y le dio la noticia sin preambulos. A partir de ese momento, los sucesos transcurridos entre que salio de su casa, frente al Botanico, y llego al lugar de los hechos eran parte de una nebulosa. No sabia cuanto tiempo habia pasado entre que escucho de la boca del periodista que habian encontrado a Emerio Beltran ahorcado en la biblioteca del Zoologico de Buenos Aires y el momento en que llego al lugar. Solo queria tratar de recordar cuando habia visitado el zoologico por ultima vez; incluso frente a la gravedad del asunto, solo podia pensar que seguramente ya no venderian mas los copos de algodon dulce y de color rosa que tanto le gustaban. Toda la situacion le resultaba ajena, como si sufriera un proceso de extranamiento en el que ella era una observadora mas, como en cada caso en el que trabajaba. Ana Beltran estaba acostumbrada a ver los crimenes mas macabros, pero no estaba preparada para ver a su padre colgado. Un escalofrio le recorrio el cuerpo. No queria pensar. Se acomodo la campera sobre el pecho y dejo que Marcos Gutierrez la guiara en silencio. Trataba de concentrarse en su respiracion, en el frio que sentia en la punta de los dedos, en los pies entumecidos por la helada de la madrugada, en lo insolito de estar caminando por las callecitas internas del zoologico, en medio de una oscuridad inmensa y acompanada por dos agentes de seguridad nacional. Su mente se desviaba a los copos de algodon y sus pensamientos erraticos se perdian entre el rumor del viento que disimulaba las voces de sus escoltas cuyas linternas no iluminaban lo suficiente como para ver por donde pisaban. Ella caminaba como un automata, escuchando su propia respiracion mezclada con el murmullo nocturno del parque. Volvio a arroparse con la campera, se froto las manos contra los jeans y trato de calentarlas. Continuo firme detras de Gutierrez y de los dos oficiales que se abrian paso rumbo a la biblioteca. Marcos Gutierrez aminoro el paso y se acerco a ella. Se arrimo lentamente y le apoyo la mano izquierda sobre el hombro. Ana levanto la mirada del suelo y agradecio con un leve movimiento de cabeza el gesto. De alguna manera, Gutierrez queria aliviar la situacion. Aunque fuera imposible, al menos queria que ella supiera que contaba con el. Era consciente de que no habian quedado en buenos terminos, y que la criminologa no olvidaba lo sucedido entre ambos. Sin embargo, en ese momento queria dejar los rencores a un lado. Ana tambien lo comprendio asi. Respiro profundo y tomo su mano. En la oscuridad, la biblioteca, que era una replica del Templo de Vesta --construccion en honor a la diosa romana del fuego y el hogar--, se mostraba tenebrosa. De estructura circular y erigida sobre dieciseis columnas adornadas por frisos de bronce, no invitaba a entrar. Sobre la inmensa puerta principal, se podia observar una leyenda en latin: Divae Matri Matutae. <>, susurro Ana antes de dar el primer paso y seguir al oficial que los esperaba en el acceso al recinto. Al tomar conciencia del calor de la mano de Gutierrez, la solto y avanzo hacia la entrada. Ana Beltran no estaba preparada para lo que iba a ver esa noche. Maximo Zaldivar tomo el telefono y marco esperando escuchar una voz conocida del otro lado. Para su sorpresa, atendio el contestador. Dejo un mensaje, corto y sostuvo con firmeza el celular. Ya era muy tarde, no habia posibilidad de escape. Trato de serenarse, volvio a mirar la imagen que habia recibido en su Blackberry y sintio ganas de vomitar.

  • En casa, al amanecer de Alexis Harrington

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    Octubre de 1918. Mientras viaja de Nueva York a Seattle, la doctora Jessica Layton hace una parada en su pequeno pueblo natal de Oregon, donde se reencuentra cara a cara con Cole Braddock, el primer y unico amor de su vida.

  • KimoKawaii de Enrique Planas

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  • La ciudad de las sombras de Victoria Alvarez

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    En 1923, Helena Lennox tiene diecisiete anos y un unico deseo: sustituir las calles de Londres por una vida de aventuras y excavaciones en tierras lejanas. En consecuencia, cuando sus padres se marchan a la India para investigar la desaparicion de unos arqueologos, ella decide acompanarlos. unos dias despues y a escondidas. Son muchas las leyendas que circulan en torno a la ciudad fantasma de Bhangarh, pero Helena nunca ha creido en las supersticiones. No obstante, el principe Arshad de Jaipur (si, ese que odia a los ingleses) le insiste en que se equivoca: Bhangarh esta maldita y al anochecer, cuando el palacio real se tine de oscuridad, todo el que se adentra en sus muros desaparece sin dejar ni rastro. En su recorrido por la exotica India de los anos veinte, Helena se ve envuelta en una investigacion en la que solo una verdad parece salir constantemente a la luz: nadie regresa de la ciudad de las sombras.

  • El libro negro de Dross

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    “La vida puede ser una verdadera mierda para algunas, que no la mayoria de las personas. Sin embargo, por lo menos un par de veces, a lo largo y ancho de esa vida, esta elige un dia para demostrarnos que tanto asco puede dar. Esto les pasa a todos y cada uno de los seres humanos que habitan en este mundo, caprichosos o no, malos o buenos, simples o excentricos: todos tienen una probada de que tan mal pueden salir las cosas durante veinticuatro horas.
    Y para mi, ese dia parece que va a ser hoy.”
    En los cuatro cuentos reunidos en este libro escabroso, David Angel Revilla, alias Dross, nos revela detalles perturbadores de la deep web y que la vida jamas es lo que parece y que la existencia humana no es mas que un recorte fugaz y lastimoso del universo.

  • Amor contracorriente de Annabeth Berkley

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    La joven lady Allyson Connelly se miraba en el espejo con cierta inseguridad. Estaba en el salon de la modista a la que solian acudir al inicio de cada temporada. Podria decirse que le gustaba lo que veia. Su cabello rubio perfectamente recogido, el precioso vestido celeste que resaltaba el azul de sus ojos, los bonitos y comodos botines que le permitirian bailar toda la noche... Estaba satisfecha del resultado, sin embargo... sentia que le faltaba el aire. Madame Leonard, la solicitada modista francesa a la que la mayoria de la nobleza de Londres encargaba sus vestidos desde que se habia instalado alli hacia unos anos, la miraba extranada con varios alfileres sujetos entre sus finos labios. Era alta, delgada y su demostrada experiencia y los altos precios que cobraba daban la razon a la soberbia con la que se conducia. Miro la estrecha cintura de la joven. Estaba segura de que el corpino no estaba tan apretado como para no dejarle respirar, asi que no le presto mayor atencion. Allyson sintio como sus mejillas perdian el color y un sudor frio le recorria el cuerpo. Intento distraerse mirando a su alrededor. Las paredes forradas con papel en tonos claros, las lujosas telas de diferentes colores sobre una mesa alargada, varios espejos diseminados por la habitacion, estanterias con diferentes tocados que sobresalian de sus cajas, cajones a medio cerrar con vistosas plumas, abalorios y delicados encajes... --Crei que ya tenia pretendiente --comento Madame Leonard mientras se alejaba para dar el visto bueno a su diseno desde la distancia. --Y lo tiene --afirmo altiva y satisfecha lady Josephine Connelly, la elegante matriarca de la familia--. Esta temporada, Christine causara la misma sensacion que su hermana en la anterior. No tengo duda de ello. Josephine miraba a su hija mayor con el ceno fruncido, molesta porque aun no hubieran fijado la fecha de la boda. Si la modista sabia que tenia pretendiente, pero aun no se habia casado, lo sabria, sin duda, el resto de la alta sociedad. No comprendia el porque de su reticencia cuando el conde de Nokfolk era tan buen partido para cualquier joven casadera. --El delicado vestido de color petalo que han escogido, sin duda, hara que encuentre pretendiente tan rapido como su hermana --comento la modista sonriendo friamente a la joven morena de ojos azules a la que acababa de quitarle el elegante y decoroso vestido encargado para la fiesta. Allyson miro a Christine, su hermana un ano menor, que la miraba con los ojos brillantes, emocionada por su inminente presentacion en sociedad. Sin duda, estaria preciosa y mas que preparada para encontrar esposo. La mas pequena, Laura, rubia como ella y de ojos verdes, estaba sentada indiferente junto a su madre. Ella aun tendria que esperar un ano mas para su presentacion en sociedad, y no parecia que tuviera mucho interes al respecto. Allyson volvio a mirarse en el espejo. A ella se le acababa el tiempo. La falta de aire era cada vez mas acuciante. El conde de Nokfolk, el afortunado pretendiente al que sus padres habian aprobado, ademas de pertenecer a su clase social y ser correcto y educado, habia sido muy paciente con sus caprichos de retrasar la boda entre ambos. Ese ano la acompanaria en los bailes para confirmar la union matrimonial que todos esperaban que se fuera a producir en breve. Era un buen hombre y seria un buen marido, se dijo tratando de convencerse. --Allyson, por Dios, ?que te ocurre? --le pregunto alarmada su madre, notando su palidez y angustia, cada vez mas visible. Allyson cogio aire y lo solto con rapidez varias veces mientras se doblaba sobre sus rodillas. Christine y Laura fueron preocupadas hasta ella. Madame Leonard se acerco agitando un abanico de color crudo con su mano. Solo Josephine la miraba seria, levantado una ceja con frialdad. --Se... me pasara pronto.... --les tranquilizo Allyson con un hilo de voz mientras la modista le soltaba los lazos del vestido para quitarselo. --No creo que sea necesario arreglarlo --les comento Madame Leonard con firmeza--. Quiza la joven esta nerviosa. Josephine apreto los labios con fuerza, mirando cenuda a la mayor de sus hijas. --Probablemente --murmuro entre dientes. Allyson miro de reojo a su madre antes de desaparecer tras la cortina que servia de biombo para vestirse con su ropa de paseo. --Al ano que viene me tocara a mi ponerme otro de estos vestidos --comento la joven Laura pasando la mano por el vestido que Christine iba a llevar. Christine asintio, mirando risuena su bonito vestido. Sabia que todos la compararian con su bonita hermana mayor, pero afortunadamente ella no seria rival puesto que a su boda con el conde solo le faltaba establecer la fecha. Josephine no se movio de donde estaba hasta que no vio salir a Allyson vestida con su traje de paseo de colores crudos y visiblemente mas recuperada. Christine y Laura fueron hasta ella preocupadas. Allyson les sonrio evitando la mirada de su madre. --Muy bien, Madame Leonard --le comento Josephine a la modista mientras se dirigia a la puerta--. Espero que envie estos vestidos manana mismo, y el resto de los que le hemos encargado, en una semana. La mujer asintio satisfecha. Poco antes de empezar la temporada en Londres, recibia cientos de encargos que le permitian vivir muy holgadamente el resto del ano, cuando la alta sociedad solia retirarse a pasar la temporada de caza a sus segundas viviendas alejadas de la vida social de la ciudad. Justo antes de salir, se encontraron con lady Flanigan, una vieja conocida de la familia, que entraba con su hija, probablemente con la misma intencion con las que ellas habian ido. Era alta y ligeramente corpulenta, y llevaba un moderno sombrero sobre su cabello oscuro. Su hija, con el cabello un poco mas claro, parecia su joven reflejo. Las madres se saludaron con una afectuosa sonrisa. Las jovenes se miraron con curiosidad. No solian relacionarse entre ellas. --Supongo que nos veremos en la fiesta de lord Bondshire --comento lady Flanigan. Josephine asintio complacida. --Si, Helen, aunque tenia entendido que Josselyn ya habia encontrado pretendiente el ano pasado. La mujer sonrio asintiendo y manteniendo la mirada a su interlocutora. --Asi es, pero parece ser que tiene la misma prisa que Allyson por contraer matrimonio. Las dos jovenes aludidas se miraron y se sonrieron con amabilidad. Aunque recordaban haberse visto en alguna ocasion, apenas habian hablado entre ellas. Josephine miro al cielo, como si pidiera la paciencia que necesitaba para la incomodidad que le producia la situacion de su hija mayor. --Este ano debuta Christine. Ya lo tenemos todo preparado, y estamos seguras de que todo ira... mejor. Helen asintio con una sonrisa educada. --Te deseo la mejor de las suertes, Christine --miro a la ilusionada joven--. Mucho gusto en saludarlas. Josephine y sus hijas volvieron al carruaje que les estaba esperando al otro lado de la calle. Allyson se distrajo mirando a su alrededor. Las calles de la ciudad eran amplias y estaban limpias. Habia varias personas paseando distraidas. Todo le parecia que estuviera dentro de la normalidad a la que estaba acostumbrada... y de la que habia empezado a dudar. --Allyson, ?por que te detienes? Allyson miro a su madre sonrojada. Bajo la cabeza y fue hacia el carruaje justo cuando otro carruaje similar paro frente al de ellas. Un joven apuesto de cabello castano y ojos del mismo color bajo de el para saludarlas. --Lady Connelly, Christine, Laura, Allyson. Todas sonrieron y devolvieron el saludo al prometido de Allyson. --Es un placer haberlas encontrado. Ahora iba a ver a su esposo --les explico mientras Allyson se acercaba a el. --Madre, ?puedo irme con Robert? --pregunto la joven tratando de aparentar indiferencia. --No es buena idea, Allyson. Cualquiera puede veros... --Aun no es mediodia, madre --insistio Allyson. --Voy a una de las fabricas --le explico Robert, el conde de Nokfolk, serio--. Nada me gustaria mas que compartir el tiempo contigo, Allyson, pero quiza no sea buena idea... Allyson fruncio el ceno mientras hacia un entrenado mohin con los labios que le dedico a Robert y a su madre. --Siempre os quejais de que no pasamos tiempo juntos... Josephine entrecerro los ojos mirando a su hija mayor con desconfianza. Allyson evito su mirada fijandola en su guapo pretendiente, que miraba a su madre esperando un permiso. --Puedo quedarme esperando en el carruaje... --insistio Allyson con dulzura. --Yo cuidare de ella, lady Connelly, y en cuanto termine la diligencia que me lleva hasta alli, la acompanare a casa. Josephine asintio con un gesto serio, visiblemente molesta con su hija mayor. Allyson se despidio de su madre y sus hermanas sin perder mas tiempo y dedico a Robert una bonita sonrisa mientras subia al elegante carruaje con asientos de terciopelo en color verde oscuro. El joven la siguio al interior, sentandose frente a ella. La miro detenidamente mientras golpeaba con su baston el techo para indicar al cochero que se pusiera en marcha. Pocas veces conseguian estar a solas. --No esperaba que quisieras venir conmigo --le comento Robert, con mucha calma, casi arrastrando las palabras. Allyson se encogio de hombros, sintiendose ligeramente incomoda con su tono de voz. Sentia su mirada condescendiente sobre ella, como si todavia la estuviera evaluando para saber si seria o no una buena esposa, o como si estuviera dispuesto a reganarla si no hacia lo que el consideraba correcto. --Apenas nos vemos... --le contesto ella, suponiendo que era logico que pasaran algun momento a solas. --Tu madre ya no esta. No tienes que fingir delante de mi --le indico serio mirandola a los ojos. --No estaba... --?A quien trataba de enganar? Quiza Robert habia empezado a conocerla--. Nunca he visto una fabrica --le respondio compartiendo la verdadera razon por la que habia querido acompanarle. --Ni tienes por que verla --le explico con cierta frialdad, manteniendole la mirada. Allyson lo miro por unos segundos. Habia creido que Robert apoyaria sus inquietudes o le permitiria dirigirse con mas libertad que la que tenia en casa de sus padres. Quiza fueran imaginaciones suyas, pero en determinadas ocasiones, el le hacia sentir insegura y no era nada agradable sentirse asi. --?Por que no? ?Que habria de malo? --le pregunto mirando hacia la ventana para disimular su decepcion. --Ese no es un sitio para una dama --insistio Robert mientras el carruaje iniciaba un incomodo traqueteo debido al desgastado suelo de las calles por las que habian empezado a transitar. --Oh, vamos... --Allyson le miro impaciente. --Ademas, has dicho que te quedarias en el carruaje. Allyson le miro seria. Cierta tension se palpaba en el ambiente. Ella sabia que no debia llevarle la contraria, que debia mostrarse sonriente y sumisa, pero cada vez le costaba mas comportarse asi con el. --Allyson... --le recrimino molesto--. No se que esperas encontrar alli, pero no es como te lo imaginas. Las fabricas... --entorno los ojos con una mueca--. ?Que has estado leyendo? Allyson se sonrojo, pero no le respondio. Se limito a mirar por la ventana, dandose cuenta de que habian dejado muy atras el centro londinense. --?Donde vamos exactamente? --A una parte del East End... barrios obreros... tu padre se encuentra en una de las fabricas --Allyson se asomo por la ventana sin ningun reparo--. Allyson, esto no es un viaje de placer. Vuelve dentro. Allyson lo miro molesta. --Nunca he estado en un barrio obrero. --Y no vas a estarlo --le respondio serio--. Te repito que no es sitio para una dama. Pasaremos por el barrio, pero no nos detendremos. Allyson le mantuvo la mirada, pero cedio separandose de la ventana. De nada iba a servir enfrentarse con el, ademas de que seria algo imperdonable por su parte. --?Por que no? --susurro a reganadientes. --Allyson, no hay nada que quieras ver, creeme. Allyson lo miro extranada y molesta. Ella queria asomarse por la ventana. Por eso habia ido con el. Era algo que no se podia quitar de la cabeza desde que habia leido a escondida los ultimos libros de Charles Dickens. Le costaba creer que la ciudad que el describia fuera donde ella residia. Robert decidio cambiar el rumbo de la conversacion. Tenia claro que discutir con Allyson no llevaba a nada, ademas de que no tenia por que hacerlo. Sin duda seria una esposa perfecta cuando se acostumbrara a su verdadera posicion como condesa. La acaricio con la mirada. Era preciosa, quiza demasiado transparente en sus expresiones. --Crei que querias estar conmigo... a solas. Allyson se sonrojo consciente de la intimidad del momento. Estiro su espalda pegandose aun mas al asiento en el que estaba, como si pudiera poner mas distancia entre ellos. --Si, claro... --le respondio visiblemente incomoda mientras el carruaje se movia de manera mas abrupta al dejar totalmente atras las cuidadas calles de la ciudad. Miro a Robert. Era un buen hombre, guapo, distinguido, educado. Estaba casi convencida de que seria un buen esposo, pero no sabia por que le estaba costando tanto fijar una fecha para su boda. Sabia que era lo que un marido podia exigir a su esposa. La habian educado para ello. Estaba dispuesta a ser una esposa sumisa y obediente, aunque solo pensarlo le causaba cierta ansiedad. Los pocos y robados besos que el le habia dado en contadas ocasiones no la conmovian lo mas minimo ni mucho menos le interesaba repetirlos. Su madre le habia explicado, sin muchos detalles, lo que pasaba en la intimidad del dormitorio entre un hombre y una mujer, y no tenia ningun interes en experimentar el molesto momento. Lo peor era saber que no habia manera de evitarlo. Desvio su mirada sonrojandose ante sus pensamientos. Parecia que entraba un olor fuerte y desagradable por la ventana y Allyson saco un panuelo del pequeno bolsito que llevaba colgado de la muneca y se lo llevo a la nariz. Robert la seguia mirando detenidamente. --Allyson... ?buscabas estar a solas conmigo? Allyson lo miro ruborizada. Cierto desasosiego la invadio ?Por que insistia? Los ojos de Robert habian empezado a brillar. Realmente estaban los dos a solas. ?Lo veria como una oportunidad de acercarse a ella y besarla? No le apetecia en absoluto. --No digas esas cosas, Robert. Soy una mujer decente. Robert sonrio con arrogancia. Por fin parecia que Allyson se habia dado cuenta de que estaba en sus manos, de que dependia de el. --No dudo de que lo seas... --?Donde estamos? --le interrumpio con curiosidad acercandose a la ventana al ver que pasaban junto a unos edificios que no conocia. Robert le impidio que lo hiciera sujetandola por el brazo. --Allyson, no tienes por que ver esto. Se mantuvieron la mirada por unos segundos. La tension entre ambos fue mas que visible y parecia que ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder. Robert se incorporo ligeramente sobre ella. Allyson se rindio. Lo tenia demasiado cerca. Bajo la mirada, sumisa y volvio a apoyarse en su asiento. --Si no querias estar conmigo a solas, ?Que pretendias con este viaje? --No lo se. Pense que podria ver a mi padre... --?Ahora? ?Tienes algo urgente que decirle? Una fabrica no es lugar para una mujer de tu clase. Te ruego que no bajes del carruaje cuando lleguemos. Puede ser peligroso. Allyson lo miro con cierta desconfianza. Sus palabras parecian sinceras y su tono de voz amenazador. --?Peligroso? ?Y por que mi padre viene todos los dias? ?Por que vienes tu? --Peligroso para una mujer como tu, querida --le respondio protector sin dejar de mirarla. Allyson asintio antes de girar la cabeza hacia la ventana. Estaba deseando ver lo que habia en las calles. Siempre habia vivido protegida, entre sedas y algodones, pero ultimamente tenia muchas dudas acerca de si su vida era real o era un espejismo en el que solo unos cuantos afortunados podian vivir. Robert se sento de repente a su lado buscando su contacto. Allyson se sobresalto y con rapidez se levanto de su asiento para ocupar el que el habia dejado libre. --!Robert, por favor! Robert hizo una mueca de autosuficiencia.

  • Malditas lagrimas de sangre de Lourdes Delgado

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    Durante cientos de anos el mal ha permanecido latente, encerrado entre las montanas. Dormido y esperando su oportunidad para volver a surgir. El antiguo santuario es su depositario, un templo maldito impregnado por la sangre de los inocentes que fueron ajusticiados en nombre de la palabra de Dios. Ahora los milagros se suceden. Una pequena aldea del norte entra en ebullicion y se pone en el centro de atencion de todo el mundo. La Virgen llora lagrimas de sangre, el milagro atraera a una multitud de fanaticos, a los medios informativos, incluso empieza a ser observado por los mas altos estamentos de la Iglesia. ?Quien estara a salvo ahora de esa maldad antigua? Solo los que viven en el pueblo la conocen, son pervertidos por ella y terribles crimenes se suceden…

  • ZAC (Huida desesperada 3) de Sabina Rogado

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    El club de dudosa reputacion estaba repleto a esas horas intempestivas y las mesas de juego se erguian coronadas por nobles depravados, los cuales acostumbraban a ejercer el poder que les otorgaba el titulo heredado sin el menor remordimiento. Sabian lo que querian y buscaban alicientes acordes a su manera de ser y no a los convencionalismos de siempre, de ahi que naciera un tugurio que presumia en lo referente a la escasez de normas y de senoritingos estirados y aburridos. En el interior de sus discretas paredes resultaba habitual respirar el aire viciado, mientras apostaban cantidades indecentes de libras, propiedades y lo que se terciara. La espesa neblina ocasionada por el tabaco cubria la mayor parte de la estancia y se mezclaba con los diferentes olores y sonidos; el toque dulzon venia a traves del perfume de las damas de compania, el alcohol corria de vaso en vaso como la polvora y las voces de las personas alli congregadas se escuchaban demasiado elevadas. Sin duda alguna, cualquier caballero de honor, integro y de buenas formas, ni siquiera se dejaria caer por el barrio a riesgo de permanecer en boca de lenguas viperinas y malintencionadas durante semanas, convirtiendose en un cotilleo escabroso y asegurando asi los pecados inconfesables de almas corrompidas. Lo que no se ve no se comenta y, por lo tanto, no existe. Al fondo, un pianista, una cantante de suntuosas curvas y varias bailarinas con un vestuario indecente amenizaban la frenetica noche, al tiempo que varias amantes se acomodaban sobre el regazo de sus respectivas companias y alardeaban de la buena suerte que estaban dispuestas a brindarles. El conjunto en general era el consecuente de arrastrar a los envalentonados socios a situaciones nefastas, terminando en mas de una ocasion con una cita en Hyde Park; el famoso parque en el que se debatian los duelos entre caballeros al dejarse llevar por la impulsividad y la euforia incuestionable que les otorgaba el whisky, las trampas, y alguna que otra muchacha recien llegada y que levantaba el revuelo entre los mas mujeriegos de inmediato. En una de esas mesas, Zac ojeaba las cartas que sujetaba en su mano derecha y alzo la vista en busca de su companero de juegos o, mejor dicho, de juergas. Ultimamente, las escapadas nocturnas se acortaban entre unas y otras y, lo que era peor, cada vez ansiaba, con una necesidad acuciante, vivir a contracorriente para empaparse de las delicias que la vida podia ofrecerle tras dejar atras el internado en el que curso sus estudios, y en el que compartio habitacion con su amigo Henry, para terminar, como era el caso, en una multitud ingente de lugares de dudosa reputacion. Cada dia le perdia el respeto a lo que podria sucederle, no terminaba de encajar en la ciudad londinense y se dejaba llevar. Atras quedo el chiquillo de dieciseis anos que tuvo que armarse de valor, viendose obligado a abandonar el rancho de sus padres fallecidos, en el oeste americano, con el unico proposito de salvar a su hermana Zoe de las garras de un ser deleznable, el cual, de no huir a tiempo, habria desposado a su hermana a la fuerza y se hubiese quedado con la propiedad que no le correspondia. Por fortuna, los planes de huida jugaron a favor de los desprotegidos hermanos y, ese ser deleznable, termino con el final que le correspondia al otro lado del oceano. Eso si, debia reconocer que la aventura emprendida les pudo salir demasiado cara, no todo fue un camino de rosas, y de no ser por la providencial aparicion de Nick, duque de Hackins, el destino de Zoe, y de el mismo, no se habria semejado ni una pizca con el actual, mas resulto que ese hombre se convirtio en la tabla de salvacion para ambos. [1] De ese episodio habian transcurrido diez anos, en la actualidad, Zac tenia veintiseis y contaba con una formacion academica excelente; el que su cunado fuese un noble tan poderoso le bastaba para acceder a un sinfin de oportunidades inalcanzables para cualquier otro individuo, quiza por ello, y a pesar de tener la edad perfecta para sentar la cabeza, ni por asomo pretendia dar por finalizada su etapa de bribon y mujeriego, ampliandola hasta limites demasiado peligrosos. No, por supuesto que no dejaria ese tipo de vida. ?Para que con lo divertido que era? Zac dejo atras sus pensamientos, presto atencion al hombre situado frente a el, y una mueca socarrona salio de su boca al interpretar un movimiento sospechoso. <>. El aspecto del hombre en cuestion lo delataba por si solo, y lo corroboro al percatarse de su mano dirigiendose al corbatin en un intento de aflojarlo. La frente resplandecia perlada por el sudor y la mirada huidiza conferia que la situacion le vencia por momentos; con cada detalle dejaba entrever la incomodidad y la desesperanza de encontrarse en ese lugar, aunque claro, que lo hubiese pensado antes de quedarse sin ninguna libra y terminar apostandose la propiedad de campo que poseia a las afueras de la ciudad. Estos nobles se creian impunes y a la vista estaba que nunca aprenderian. El jamas hubiese sido capaz de apostar el rancho de sus padres, el bien mas preciado que tanto su hermana como el poseian en Wyoming, y menos en una misera partida de cartas. No, jamas. Y le dio exactamente igual el estado de desconcierto de su rival. La disposicion a zanjar el asunto, en la mayor brevedad posible, era lo unico que le importaba en esos instantes, pues de pronto, estar rodeado de gente como aquella consiguio que la repugnancia invadiera el vacio alojado en su interior cada vez que recordaba su pasado. La nostalgia resurgio, el malestar de Zac se agrando, y de ahi broto la disposicion a actuar con total impunidad. Una casa de campo le vendria demasiado ventajosa para retirarse durante un tiempo de la ciudad depravada, llena de formalismos y teatralidades por doquier. Quien sabe, puede que aquella oportunidad fuese la excusa perfecta para replantearse que hacer con su vida, porque claro, lo que se dice claro, no lo tenia en absoluto, comenzando a aceptar que la vida de excesos que llevaba no le aportaba la felicidad que ansiaba, sino todo lo contrario. Mientras, en la mente del otro sujeto, una lucha esclarecedora se debatia con fervor ante el clamor que le otorgaba una informacion primordial. Nadie de su condicion era ajeno a las habladurias en torno al cunado del duque de Hackins; los varones de la alta sociedad eran conocedores de la destreza magistral con cualquier tipo de arma, al igual que sabian que, gran parte de esa destreza surgio a consecuencia del tiempo en el que tanto su hermana como el convivieron entre una tribu india, cuando escapaban del destino que trataron de marcarle a la duquesa de Hackins a la fuerza (HUIDA DESESPERADA). Es por ello que debia de templar los nervios, recomponerse y practicar un intento desesperado para que el azar jugase a su favor, al menos por esta vez. Si el muchacho contra el que jugaba descubria las intenciones de hacer trampas, y le retaba a duelo, las posibilidades de salir impune brillarian por su ausencia, en cambio, si seguia adelante, la baza de cartas que poseia entre sus manos con toda la probabilidad le dejaria sin una de sus propiedades. Solo de pensar en la humillacion y la verguenza que pasaria, primero ante la obligacion de confesarselo a su esposa, y despues siendo el tema de conversacion de las malas lenguas, le provocaba espasmos y sudores frios. La determinante debilidad por el juego no entendia de limites y acechaba en su interior sin darle tregua alguna, pues la obviedad resulto tan grande que no le quedo otra alternativa que aceptar la delicada situacion en la que se encontraba por su poca cabeza. Parecia predestinado a ser empujado hacia el abismo y, antes de caer, debia armarse de valor y coraje. De bien sabidos era que eligiese la opcion que eligiese el perderia. ?Como diablos consintio en llegar hasta estos limites indecentes? La reflexion llegaba tarde, demasiado tarde, de hecho. --?Quiere otra carta? --escucho a Zac, sintiendo como si el corbatin tuviese vida propia y se empecinara en atenazarle el cuello, impidiendole respirar con normalidad. El noble supo que si aceptaba, y por muy buena que fuera, no le serviria para su proposito, y eligio la opcion que segun el mas se adecuaba a las nefastas circunstancias. ?O no? Pronto lo descubriria. --No, mejor quiero otro whisky --desvio la atencion, tratando de que su voz no lo delatara. Sin mas, se dejo llevar y, a la desesperada, procedio con la actuacion estelar, lo que ocasiono a que alertara por unos segundos a las mesas proximas, al alzar una de las manos para avisar a la muchacha que servia las bebidas, mientras tiraba a proposito el vaso vacio contra el suelo.--Vaya, que inoportuno --lamento, aprovechando de inmediato la situacion que el mismo acababa de provocar. Solo tendria una oportunidad para salir airoso de un aprieto tan grande, y sin lugar a dudas era ahora o nunca, por lo que su siguiente movimiento fue agacharse a recoger los cristales aparentando una normalidad absoluta. Ni a Zac, ni a su amigo, le pudo pasar por alto el movimiento rapido de una de sus manos, observando como sacaba algo de la manga. La rabia de Zac no tardo en aparecer y no perdio ni un segundo de su tiempo. Tiro los naipes sobre la mesa y siseo en un tono escalofriantemente calmado: --Lo que acaba de hacer ha sido una temeridad, amigo. --?A que se refiere? --le encaro con una gota de sudor cayendole por la sien. --Supongo que sabra que las cartas estan marcadas, ?me equivoco? Nunca juego sin que sea asi. La palidez invadio la cara del noble y trago con dificultad. --?Que esta insinuando? --dudo delatandose. --?De verdad tengo que aclararselo, o mejor nos disponemos a arreglar el asunto como es debido? Le cedo la oportunidad de elegir dia y hora, no quiero molestar a mis padrinos. --Yo... --titubeo acorralado. Con normalidad, cuando alguien retaba a duelo a otro en un local de esas caracteristicas, el revuelo aparecia de inmediato y hacia participes a cada una de las mesas, no asi en esta ocasion, y todo gracias a la templanza de Zac y al aturdimiento del tramposo. --Por favor --suplico de repente perdiendo la decencia--, salvo su amigo nadie se ha dado cuenta de mis verdaderas intenciones, por tanto le suplico que tenga misericordia conmigo. Lo que faltaba. --Disculpe, ?acaso pretende ablandarme? Porque en el caso de ser asi pierde el tiempo. --Por favor, acepte mis excusas y olvidemos este malentendido. He escuchado que es un hombre justo y le prometo que no volvera a verme en lugares asi. He aprendido la leccion y no puedo dejar viuda a mi esposa. Esta enferma y... --!Basta! --exclamo levantando una mano--. Se equivoca conmigo, la gente como vos no levanta ninguna simpatia en mi y desprecio su falta de hombria. Ademas, si tan estima le tiene a su esposa, ?que hace aqui y no en su compania? El hombre perdio la palidez y un rojo intenso cubrio su rostro mostrando una verguenza absoluta. --Estas ultimas semanas he perdido bastante dinero y no puedo hacer frente a los medicamentos tan caros que precisa --se excuso avergonzado--, es por ello que continuo buscando una buena racha y asi enmendar mis actos indecorosos. Por mi poca cabeza he llegado tan lejos que me averguenzo de mi mismo y la conciencia no me deja dormir por las noches. Los ojos de Zac parecian escupir fuego, de la rabia contenida, tras dicha confesion. Odiaba que gente sin escrupulos le mintiera en su propio beneficio, aunque claudico al percatarse de que ese tipo bien podria estar diciendo la verdad. Cada uno de sus gestos lo delataba y parecia avergonzado, aunque, ?que diantres le importaba a el? De seguido, maldijo por lo bajo y miro a su amigo en busca de una respuesta que no deberia de admitir siquiera, pero sus correrias, borracheras y mala vida, al parecer no terminaban de bastar para aplacar al hombre frio e insensible que se empenaba en mostrar ante los ojos de seres egoistas y carentes de sentimiento alguno. Henry se limito a asentir con la cabeza, dando credibilidad al testimonio, y a Zac le basto. Su amigo conocia al dedillo cada chisme referente a las vidas de esos fulanos, pues desde bien pequeno aprendio la valia de saber cada punto debil de los ricachones en general, y asi obtener una ventaja que siempre podria aprovechar en su propio beneficio. Zac expulso el aire con pesar y hablo antes de arrepentirse. --Largo de aqui, no quiero volver a verle. --Oh, milord, gracias, gracias --repetia servil, levantandose del asiento sin todavia creerse el acto de buena fe de su contrincante. --Por su bien espero que venda la propiedad que deberia de ser mia y pague sus deudas, de no ser asi se tendra que atener a las consecuencias. No habra mas oportunidades. --Lo hare, no le quepa la menor duda, buen hombre. Inclino la cabeza en una muestra de respeto y, sin tiempo que perder, anduvo hasta la entrada. Alli aguardo a que le llevaran la chistera y el baston, e, inmediatamente despues, se largo del local que ni loco volveria a pisar, y lo hizo con pasos apresurados y sin echar la mirada atras en ningun momento. Al salir, el aire choco contra su rostro acalorado y pudo respirar con la normalidad debida, alzo el menton y avisto el coche de caballos que le esperaba. Subio con un alivio creciente y apoyo la espalda contra el respaldo. La certeza de salir indemne, de una muerte segura, consiguio que recapacitara de una vez por todas. Su lugar estaba al lado de Mary, y no le importaria echar por tierra su honor al vender la casa de campo que le salvaria de las cuantiosas deudas acumuladas en su haber. Y le dio las gracias al muchacho que le acababa de dar una de las lecciones mas i m p o r t a n t e s d e l a v i d a. G r a c i a s a e l v o l v i a a t e n e r o t r a o p o r t u n i d a d y n i p o r a s o m o p e n s a b a d e s a p r o v e c h a r l a. No, ni habl a r.

  • Los cuatro santos de Jose Joaquin Bermudez Olivares

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    Tras su ultima aventura internacional en El hombre de negro, Rafael Sanchez vuelve para completar su Trilogia del medio siglo. Con el trasfondo del <> salvado gracias a Antonio Oliver y Carmen Conde (de cuya entrada en la Real Academia se cumplen ahora cuarenta anos), Jose Joaquin Bermudez Olivares nos lleva con su habitual estilo oblicuo y alusivo, rico y elusivo, barroco y desasido, desde Cartagena hasta la sierra abulense y desde la costa inglesa hasta Madrid, en una postrera peregrinacion de su personaje entre el conocimiento y la desolacion. Con ecos de Dickens, Henry James, Torrente Ballester y tantos otros, el autor nos habla: <>… Con Los cuatro santos, Rafael Sanchez se despide de ustedes.

  • Besos que dejan cicatrices de Alissa Bronte

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  • Al mal tiempo, buena cara de Abby Baker

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  • Los renglones torcidos de Dios de Torcuato Luca De Tena

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    Alice Gould es ingresada en un sanatorio mental. En su delirio, cree ser una investigadora privada a cargo de un equipo de detectives dedicados a esclarecer complicados casos. Segun una carta de su medico particular, la realidad es otra: su paranoica obsesion es atentar contra la vida de su marido. La extrema inteligencia de esta mujer y su actitud aparentemente normal confundiran a los medicos hasta el punto de no saber a ciencia cierta si Alice ha sido ingresada injustamente o en realidad padece un grave y peligroso trastorno psicologico.

  • Todo lo que nunca fuimos de Alice Kellen

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    Leah esta rota. Leah ya no pinta. Leah es un espejismo desde el accidente que se llevo a sus padres.
    Axel es el mejor amigo de su hermano mayor y, cuando accede a acogerla en su casa durante unos meses, quiere ayudarla a encontrar y unir los pedazos de la chica llena de color que un dia fue. Pero no sabe que ella siempre ha estado enamorada de el, a pesar de que sean casi familia, ni de que toda su vida esta a punto de cambiar.
    Porque ella esta prohibida, pero le despierta la piel.
    Porque es el mar, noches estrelladas y vinilos de los Beatles.
    Porque a veces basta un <> para tenerlo todo.

  • Luna para dos de Ferb Irene

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    Un momento tan bochornoso como incomodo sera el detonante que hara estallar su estructurada vida en pedacitos.
    Para bien o para mal todo cambiara y tendra que tomar decisiones, arriesgarse y salir sin paraguas a lo que el tiempo le tenga preparado o cargar con el asfixiante y aburrido chubasquero a todas horas.
    Luna para dos no es una cena romantica, ni un idilico paseo a la luz de la luna. Luna para dos cuenta en primera persona una etapa clave en la existencia de una mujer cualquiera. Una novela que destila sorpresas, intriga, drama, pasion y tambien comedia, porque asi es la vida, plural y repentina.
    Pocos son quienes dicen ser y a eso tendra que enfrentarse ella, la protagonista de esta historia, una mujer llamada Luna.

  • Juegos Salvajes 3. John de Lena Wolf

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    Hasta ese momento, John habia tenido una vida apacible y sin sobresaltos. Estaba siguiendo al pie de la letra su plan: vivir, divertirse y terminar siendo un gran medico. Puede que dicho de este modo no parezca muy emocionante, pero a el le bastaba con eso.

  • 1 Martini, 2 Palmeras y 3 Idiotas de Patricia Ruffo

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    Gabriela es una directiva que vive en permanente stress. Se pasa la vida trabajando como loca para una multinacional en un ambiente tremendamente cosmopolita y surrealista. Harta de esta situacion, decide cambiar de vida dando un giro a su carrera de 180a …de pronto un torbellino de situaciones enloquece la rutina de la empresa, aparece un sorprendente cadaver en un despacho… Hilarante, ritmo trepidante y muy divertida este novela nos traslada a lugares indomitos y exoticos, capitales emblematicas, personajes unicos e historias entrelazadas llenas de humor, aguda critica e ironia.

  • Puto Happy End de Roser A. Ochoa

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    Sus besos sabian a chocolate negro, igual de amargo que todas las despedidas, con cierto regusto a salado por las lagrimas que no dejaban de brotar de sus ojos. No pudo evitar pensar en cuando lo conocio, de eso hacia ya algunos anos. Siempre habia adorado el vigor de sus ojos, la vitalidad que irradiaba todo su ser, su sonrisa siempre tan sincera... Esa manera en la que sus manos acariciaban cada rincon de su cuerpo al hacer el amor, como la miraba con ternura mientras la penetraba con rudeza, entregandose ambos en cuerpo y alma a esa danza ancestral que los llevaba directos al paraiso, en el momento justo en el que el se derramaba en su interior. Como desobedecieron al Rey, su padre, convirtiendose asi en proscritos luchando por su amor. Con esos pensamientos y aun con la sensacion del calor de sus manos recorriendole la piel e invadiendo sus entranas, la princesa acaricio la mejilla de su principe musitando un adios, antes de que su cuerpo terminara de hundirse en el fango. --Te amare el resto de mi vida --susurro, viendolo desaparecer. Fin Rebeca paseaba de un lado a otro de la habitacion aguardando a que Paola, su mejor amiga, que ademas era muy critica, terminara de leer el manuscrito de su nueva novela. Estaba impaciente, asi lo denotaban su erratico caminar y los resoplidos que soltaba cada poco rato. Desde que tenia uso de razon, Rebeca sonaba con ser escritora. Con doce anos ya habia leido todos los libros que su madre tenia en la biblioteca, y pronto empezo a devorar todo lo que caia en sus manos, fuera del genero que fuese, pero siempre sintio especial predileccion por las novelas romanticas, puede que el motivo principal fuera porque la hacian reir mucho. Un movimiento en la cama capto su atencion, Rebeca paro en seco clavando la mirada en Paola y la apremio a que hablara, necesitaba conocer esa primera impresion de la que era no solo su mejor amiga, sino tambien la mejor lectora que conocia. Paola, al igual que ella, habia leido cientos de libros desde que era pequena, de hecho, asi era como se habian conocido, en una biblioteca peleando por llevarse ambas la ultima novedad. Rebeca no pudo evitar sonreir ante ese bonito recuerdo que le vino a la mente. --?Y bien? --apremio sin poder contener mas sus ansias. --Me gusta --respondio Paola, alzando la mirada hacia su amiga. --?Si? --inquirio emocionada. --Aja... --empezo a anadir Paola. --Pero... Siempre hay un <>, venga, !desembucha! --la animo. --?Por que no terminan juntos? --cuestiono, dejando los papeles a un lado de la cama y clavando la mirada en Rebeca. <>, penso Rebeca; el final, sabia que ese final iba a levantar ampollas. Sin embargo, asi eran sus finales, inesperados, y eso le gustaba, era algo asi como su sello de identidad. Sus lectores sabian que conforme se acercaba el desenlace de la historia, cualquier cosa podia pasar. No le gustaban los finales lineales que no albergaban sorpresa alguna; se habia convertido casi en una necesidad imperiosa el ir siempre un paso mas alla y terminar sorprendiendo en las ultimas paginas. En este caso, se habia esmerado con la repentina muerte de uno de los protagonistas, cerrando tambien, en ese momento, la puerta a cualquier posible segunda parte.--No lo se... --contesto ella, alzando los hombros--. Supongo que porque nadie se lo espera... --Todos los finales de tus historias siempre son... --?Reales? --tanteo Rebeca. --Tristes --aclaro Paola. --El amor duele --solto seca Rebeca, sentandose en el suelo con la espalda apoyada en la pared.--Becca... --Paola se levanto de la cama y se sento frente a su amiga cogiendola de las manos--, cuando las lectoras cogemos un libro, lo que queremos es evadirnos de la realidad, sonreir, emocionarnos, queremos... --Que os mientan --resumio Rebecca pragmatica. --!No! --exclamo Paola indignada. --!Si! --insistio Rebecca--. En serio, ?piensas que los tios de las novelas son reales? !No me hagas reir! --!Joder, Becca! !Eres escritora de novela romantica! --le recordo. --Sentimental, gracias --corrigio sarcastica ella--. Aunque casi que podriamos decir que es ciencia ficcion, en realidad, los hombres tan perfectos no existen y los finales felices apestan un monton --sentencio. --A veces, es necesario un final feliz... --insistio Paola, tratando de hacer que su amiga razonase. --Ppffff --bufo Rebeca--. No se, no me los creo, y yo necesito creerme los finales. --Eres la escritora mas rara del mundo --se quejo su amiga, levantandose para irse--. Prueba a escribir un thriller --se burlo Paola al tiempo que se ponia la chaqueta--. Alli todos mueren, estarias en tu salsa. --!Vete al cuerno! --gruno molesta--. ?Te lo llevas y vuelves a releerlo? --pregunto Rebeca senalando el manuscrito. Sabia que lo haria, Paola se habia convertido en eso que en el mundillo llamaban <> y era una maquina, no solo por la velocidad a la que leia, sino porque era unica para ver todos esos pequenos gazapos que, a ella, como autora, a pesar de haber releido la novela cientos de veces, se le escapaban. Se moriria de verguenza mandando la novela a su agente literaria Carmen sin que esta estuviera lo mas perfecta posible, a veces, Carmen bromeaba con el hecho de que no le hacia falta ni corrector. --Claro, tengo algunas anotaciones para hacerte, como que cambies el final. Pero me gusta, ?eh? --se apresuro a anadir--. Aunque sea un desenlace triste yo te quiero igual, y la novela va a ser un exito, aun habiendo matado al principe... --Lo merecia por idiota --justifico Rebeca--. !Anda, largate! Nos vemos manana. --Claro, recuerda que hemos quedado con las chicas a las seis, ?llegaras? --Correre. --Te esperamos, no te preocupes. Ambas amigas se despidieron en la puerta de ese pequeno apartamento que habian compartido durante un tiempo, de hecho, desde que habian empezado la universidad y hasta que Paola se habia mudado con su pareja hacia tan solo unos meses. Vivir juntas siempre habia sido su sueno desde el colegio; eran amigas del alma, casi como si fueran hermanas, incluso algunos hablaron de ellas como si, en realidad, fuesen pareja. Todo lo hacian juntas, donde iba una lo hacia tambien la otra. Y esos anos compartiendo el minusculo apartamento habian sido, al menos para Rebeca, los mas felices. Jamas reconoceria en voz alta lo sola que se sentia ahora, a pesar de estar tan feliz por Paola y Fran. Sentimientos agridulces, como los finales de sus novelas, porque en la vida real no todo era blanco o negro. Rebeca, que sin duda aun no se habia acostumbrado a vivir sola, se quedo pensativa unos instantes. Se levanto para servirse una taza de te y siguio con la mirada fija en ninguna parte durante un buen rato mas. Estaba convencida de que era una buena historia, y el final... Bueno, el principe se lo habia buscado, no todas las princesas necesitaban ser rescatadas. Eso le paso no por caballeroso, sino por desconfiado, por menospreciar el poder y fuerza de ella para conseguir solucionarlo todo. No todas las mujeres necesitaban un hombre a su lado, estaba segura de que la princesa podria arreglarselas sin el a partir de ese momento. --Merecia morir --sentencio al fin en voz alta para reafirmarse en su decision. Decidio que veria un poco la television, dispuesta a evadirse un rato de todo su mundo interior. Con suerte podria ver alguna pelicula de muertos vivientes, terror o cualquier cosa que no tuviera nada que ver con la romantica. Habia publicado su primera novela a la edad de diecisiete anos, para ello habia necesitado el consentimiento paterno. Despues de esa historia, que obtuvo muy buenas criticas, vinieron seis mas, aproximadamente, una al ano. Adoraba escribir y, a pesar de dedicarle muchas horas al dia, era incapaz de publicar al mismo ritmo que otras companeras de profesion, ella necesitaba su tiempo. Conocer bien a los personajes, vivir con ellos, pensar en ellos, sonarlos, interiorizarlos, hacerlos suyos, dejar que, finalmente, fuesen ellos los que hablasen. Todo ese proceso requeria muchos meses, sin embargo, lo que mas desgaste le ocasionaba era desprenderse de esos seres que ella ya sentia como reales. A veces, le resultaba hasta doloroso. Por mas tiempo que pasaba no lograba no empatizar con esas vidas que creaba, esos mundos que, para ella, durante meses, eran tan reales como su propia vida, puede que incluso mas reales que ese empleo en una tienda de ropa que le pagaba las facturas, pero que, en realidad, no le aportaba nada. Sus historias y fantasias eran lo que la mantenia cuerda en ese mundo que poco a poco se hacia mas insoportable. Y si, escribia erotica porque adoraba el sexo. Escribirlo y, sobre todo, practicarlo. No obstante, de un tiempo a esta parte parecia que ya nada valia, el amor convencional habia caido en el olvido y ahora tocaba siempre superar lo insuperable. El sexo <> habia muerto. Cuerpos perfectos, posturas imposibles, sesiones de sexo maratonianas... Tenian su punto, habia que admitirlo, como bien decia Paola, la gente leia para abstraerse de su realidad y hombres feos que follaban con los calcetines puestos los habia a patadas. Sin embargo, a ella le gustaban esas historias sencillas aunque con sus matices, personajes imperfectos y finales creibles, reales y grises. El blanco y el negro eran dos colores preciosos, pero el gris, y todas sus tonalidades, era lo que a ella realmente la fascinaba. Ni los buenos eran tan buenos, ni los malos simplemente malos. Puede que no fuese una autora al uso, sin embargo, adoraba lo que hacia, le gustaba releer una y otra vez sus novelas, verse reflejada en ellas y sentirse orgullosa de su trabajo. Ahora, como cada vez que terminaba una historia, necesitaba descansar una temporada. Tomo una reconfortante ducha y se entretuvo en darle muchos mimos a su cabello, sus rizos necesitaban un plus de cuidados si no queria terminar pareciendo una loca en medio de un huracan. Cuando termino con el difusor, ya era la hora de cenar. Odiaba los domingos por la noche, no tenia nada en contra de ese dia, solo que eran la antesala de su detestado lunes y su aun mas odiado martes. Odiaba todos los dias de la semana sin excepcion, todos aquellos en los que tenia que arrastrarse hasta su lugar de trabajo, ponerles buena cara a las clientas, aunque estas se comportaran como autenticas groseras, y asentir con simpatia al dueno del negocio. Ese si era un buen especimen. Puede que Paola tuviera razon, le apetecia escribir un thriller con el siendo la victima de algun personaje al mas puro estilo de Jack el Destripador

  • Y yo a mi de Elsa Garcia

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    La familia de Jota no es muy tradicional.