• gerard pommier libros - Gerard Pommier

    https://gigalibros.com/lo-femenino-una-revolucion-sin-fin.html

    Lo femenino, una revolucion sin fin gira en torno de la tesis acerca de lo femenino como “subversivo”, “inalienable” e “incolonizable”, atinada y liberadora para pensar la sociedad occidental actual y el futuro de sus luchas sociales.
    La mujer nunca fue tan celebrada por los poetas, de Petrarca a Nerval, como cuando es o esta inaccesible, idealizada, ausente o incluso muerta. Por el contrario, cuando mujeres vivas toman las calles y desempenan un rol activo en la Revolucion francesa, los historiadores no las mencionan. Los pechos desnudos mas famosos de la historia de la pintura no son tanto los de una mujer como los de una alegoria, la Libertad que guia al pueblo. Objeto de deseo y factor de desorden, lo femenino es reprimido una y otra vez. A menudo, tambien, por las propias mujeres. Imposible de erradicar, lo femenino es alejado y sonado, velado o bloqueado. Todas las sociedades humanas, patriarcales en su mayoria, mitifican la feminidad para mantenerla a distancia con mayor facilidad. Mantener el orden es, en efecto, una funcion masculina.
    Sin embargo, engendrado por el deseo, el desorden y todo lo que el trae consigo son tambien factores de evolucion. ?No es, acaso, el fermento del progreso? La historia, esta vez, no se equivoco: alli donde la opresion sufrida por las mujeres se atenuo, los hombres fueron mas libres. ?Quien se atreveria a representar la Libertad con rasgos masculinos?
    En este ensayo singular, Gerard Pommier ofrece una exploracion literaria y politica de la feminidad en lo que tiene de poco domesticable y sedicioso.

  • GERARD POMMIER | Casa del Libro

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    Nuevos libros de GERARD POMMIER ; lo femenino, una revolucion sin fin (ebook)-9789501297621 · LO FEMENINO, UNA REVOLUCION SIN FIN (EBOOK) ; el orden sexual- ...

  • Todos los libros del autor Gerard Pommier

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    Quieres información sobre los libros de Gerard Pommier? Te damos información detallada de sus obras y te decimos donde comprarlas.

  • Gerard Pommier: Libros - Amazon.es

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    Que veut dire "faire" l'amour ? (La bibliothèque des savoirs) · Qu'est-ce que le "réel" ?: Essai psychanalytique (Point hors ligne) · Racine cubique du crime: ...

  • Gérard Pommier: Libros - Amazon.es

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    Compra online entre un amplio catálogo de productos en la tienda Libros. ... Libro de bolsillo ... Edición en Francés | de Gérard Pommier | 20 mayo 2021.

  • COMO LAS NEUROCIENCIAS DEMUESTRAN ... - Agapea

    https://www.agapea.com/Gerard-et-al-Pommier/COMO-LAS-NEUROCIENCIAS-DEMUESTRAN-EL-PSICOANALISIS-9789506493011-i.htm

    Otros libros de Pommier, Gérard . ... Danos tu opinión de este libro ... Otros clientes que compraron el libro COMO LAS NEUROCIENCIAS DEMUESTRAN EL ...

  • Resultados de Gérard Pommier - Por autor - Libros/Obras

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    Gérard Pommier. Psicoanalista y psiquiatra, fue discípulo de J. Lacan y F. Dolto. Profesor universitario, ha dirigido los Seminarios de la Escuela Freudiana ...

  • Esto No Es Un Papa... Ficcion Psicoanalitica En Torno

    https://www.imosver.com/es/libro/-esto-no-es-un-papa-ficcion-psicoanalitica-en-torno_TOR0000367

    FICCION PSICOANALITICA EN TORNO, ISBN 978-84-7628-275-5, POMMIER, GERARD, ... EN TORNO es un libro del género LITERATURA del autor POMMIER, GERARD editado ...

  • Gérard Pommier | PlanetadeLibros

    https://www.planetadelibros.com/autor/gerard-pommier/000029646

    1 sept 2018 — Encuentra los últimos libros de Gérard Pommier y descubre toda su bibliografía, sus mejores novelas y su biografía en Planetadelibros.

  • La excepción femenina - Gerard Pommier - Libros Alcaná

    https://www.libros-antiguos-alcana.com/gerard-pommier/la-excepcion-femenina/libro

    Compre La excepción femenina de Gerard Pommier desde 23.50 euros! ... ISBN: 9504000215 Si desea recoger personalmente este libro en la librería, solicítelo, ...

  • Black de Nessa Odalys

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    Antia necesita romper una maldicion para seguir con su vida. Black tiene el objeto que la ayudara a conseguirlo,pero solo hay una manera de obtenerlo: darle lo que el desea. Aunque no siempre las cosas salen como se planean.

  • Huye, Jane, huye de Joy Fielding

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    *Umbriel recupera este clasico de Joy Fielding, autora bestseller del New York Times y reina indiscutible del thriller.

  • Carino, cuanto te odio de Sally Thorne

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    Lucy Hutton es la asistente de una editora de la vieja escuela, preocupada por la calidad de los titulos que publica. La editora se ve obligada a fusionar su pequena editorial con una gran editorial comercial, y Lucy se ve obligada a trabajar con Joshua Templeman, el asistente del editor en jefe de la otra editorial, preocupado unicamente por las ventas. Lucy y Joshua se convierten inmediatamente en enemigos, pero del odio al amor ya sabemos que hay solo un paso.

  • 10 dias para Ano Nuevo de Carmen Amil

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    Eli ha roto con su novio y todo le recuerda a el. Por eso, acepta la proposicion de su amigo Caleb para pasar las fiestas en la casa rural de su hermana, lejos de cualquier cosa que le haga pensar en Dani.
    Caleb tiene diez dias hasta Ano Nuevo, el dia que Eli se va, para conseguir que ella se olvide de su ex.
    Juntos, redescubriran las navidades de una forma muy distinta a lo que estan acostumbrados.

  • El Sol de Breda de Arturo Perez-reverte

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  • El ultimo siempre pierde, Fran J. Marber de Fran J. Marber

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  • Los moteros del MidWay (Serie Completa) de Patricia Sutherland

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    !Las historias de la serie Moteros que siempre has querido leer!

  • La candidata perfecta Andrea Munoz Majarrez de Andrea Munoz Majarrez

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    Una apasionante y romantica historia ambientada en la epoca victoriana que apasionara a los lectores de mano de Andrea Munoz Majarrez.

  • Zoom de Paloma Ainsa

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    La vida da muchas vueltas. No es ningun misterio. A veces, si tienes suerte, te permite trabajar en lo que te gusta. En mi caso es la fotografia. Hago fotografias de todo tipo. No hay nada, en este mundo cruel que nos ha tocado vivir, que me llene mas que captar esa belleza que todos llevamos dentro, ese instante en el que todo parece perfecto, ese gesto lleno de expresividad y poesia y dejar constancia de el para siempre, hacerlo inmortal. Me encanta. Y se me da bien. Empece trabajando en la BBC --no, no es la cadena de television britanica, sino la forma en la que mi padre denominaba a <>--, pero, poco a poco, fui abriendome camino hasta que consegui tener mi propio estudio. Un estudio grande y luminoso, con mucho cristal y paredes de ladrillo visto pintado de blanco que mi amigo Victor me ayudo a decorar. Trabaje como free lance para publicaciones importantes en el mundo de la moda y en revistas del corazon. Inmortalice a modelos, a gente de la farandula e incluso a personalidades de la politica. Es posible que hayas visto una portada mia al pasar por un kiosco. La vida, en ocasiones, puede ser aun mas magnanima y, aparte de la suerte en lo laboral, tambien te permite casarte con el amor de tu vida. Un hombre encantador con hoyuelos en las mejillas. Uno de esos al que tus padres adoran y que aun tiene detalles espontaneos y romanticos. Una de esas personas a las que crees conocer, que no tiene secretos para ti despues de doce anos de relacion y por la que pondrias la mano en el fuego sin dudar ni un segundo. Y cuando te relajas y piensas: <>, la vida va y te lo quita todo de golpe. De la noche a la manana, el banco se queda con tu estudio, y el marido, al que creias conocer, te sorprende con algo tan cruel, mezquino y humillante, que se convierte de un plumazo en un ser de nombre impronunciable. Y te ves obligada a volver a casa de tus padres, sin dinero, sin trabajo, sin estudio de fotografia. Sin futuro. Y te sumerges en un tunel helado y oscuro durante mucho, mucho tiempo. Un tunel del que solo se puede salir gracias al amor de tu familia y tus amigos. Y cuando crees que lo peor ha pasado, la vida se rie y empieza a girar otra vez. CAPITULO 1 Me desperte en mi antigua habitacion y lo primero que vi, como cada dia en los ultimos dieciocho meses, fueron los posters de Take That que me acompanaron en mi adolescencia y que, por alguna extrana y melancolica razon, me resistia a quitar de las paredes, a pesar de lo mucho que me fastidiaba la sonrisa --antes enigmatica y ahora ironica-- de Robbie Williams. La resaca tampoco ayudaba. Ultimamente, cuando me juntaba con Victor, bebia mas cerveza que Homer Simpson. Me revolvi tratando de buscar una postura decente, un rayito de sol que entraba a traves de la persiana me estaba fundiendo las retinas, las tenia como lupas. Decidi que taparme la cabeza con las sabanas era la mejor solucion. De hecho, me encontraba tan aislada del mundo que me pregunte si podria quedarme asi eternamente. Se estaba tan bien... Oi pasos en el pasillo, mi madre se acercaba y sabia que entraria sin llamar. Le daba miedo que tuviera una depresion <> y hubiera decidido poner fin a mi misera existencia tomando un punado de las pastillas de amapola de California que tomaba para dormir. Habia leido en Google que era un opiaceo y ahora creia que era drogadicta. De nada servia que le explicara que las drogas duras no se vendian en herbolarios. --Pero Maritere, ?que haces ahi embalsamada? !Pareces Tuttankamon! No espero respuesta y se dirigio a la ventana dando grandes zancadas. El ruido de la persiana me perforo el timpano y la luz solar invadio la habitacion de tal forma, que tuve miedo de destaparme por si quedaba reducida a un punado de cenizas, como un cutre Dracula de serie B. --Aqui huele a tigre, hija. Y ya tengo bastante con los pies de tu hermano. Haz el favor de levantarte, que son las nueve y media y yo no soy la criada de nadie. Me arranco las sabanas de un tiron sin previo aviso. --Ay... --fue el unico y lastimero sonido que consegui emitir. --Vas a tener que ir a comprar limones, pero no vayas a la fruteria de la esquina que los tienen carisimos. ?Como se les ocurre tener los limones a dos cincuenta el kilo? Con razon se acaban de comprar un adosado... --dijo mientras recogia mi ropa sucia del cesto. Mi mente, aun regodeandose en la autocompasion, no acababa de procesar la relacion entre el precio de los limones y la compra de adosados. --!Venga, Maritere! !Que tengo a tu abuela vagando a sus anchas por el pasillo! Mi abuela tenia demencia senil. Una vez se nos escapo de casa en camison y fue sembrando el terror entre los ninos del vecindario. No podiamos dejarla mucho tiempo sin vigilancia. --Voy, mama... --conteste haciendo un esfuerzo sobrehumano para levantarme. Ella sonrio satisfecha por haber cumplido con su mision y me dio un beso brusco en la frente. Era su forma de decirme que me queria y que sabia que lo estaba pasando mal. --Tinete las raices --dijo examinando mi pelo pajizo. Le devolvi una sonrisa debil y ella salio de la habitacion de la misma forma en la que habia entrado, como una fuerza de la naturaleza, como un huracan desplazandose por el Golfo de Mexico. * --Buenos dias a todos --dije entrando en la cocina. Me sentia algo mas animada. La ducha me habia sentado bien. --Buenos dias --contesto mi padre bajando el periodico. --Mpmhf --contesto mi hermano Juanlu, en calzoncillos y con una camiseta de Black Sabbath. Mi abuela se limito a observarme con una sonrisa, ya no hablaba mucho. Me sente a la mesa e intente robarle una galleta a mi hermano, pero tenia buenos reflejos y me dio una palmada en la mano. --!Au! Mi madre, que estaba amasando un monton de carne picada para hacer albondigas, se volvio hacia nosotros. --?Viniste muy tarde anoche? No te oi llegar. --No. Solo me tome un par de cervezas en casa de Victor. Ella enarco las cejas en un gesto de suspicacia, eso de <> le sonaba a eufemismo. --Ya... --contesto mi madre meneando el mejunje rosado. Mi hermano me miro de reojo esbozando una media sonrisita de complicidad. Tampoco se habia tragado lo de las dos cervezas. --No es por ser pesada, Maritere... --empezo mi madre. Por experiencia, se que cuando mi madre empieza con esa frase, el efecto de pesadez se duplica y se eleva a la enesima potencia. --Mama, deja de llamarme Maritere, por favor. Sabes que no lo soporto. --Maitechu --dijo mi abuela. --Maitechu tampoco, yaya... --Mpmhf, mpmhf, mpmhf... --rio mi hermano. --Son apelativos carinosos, Maite. No le des tanta importancia --dijo mi padre, bajando el periodico de nuevo y guinandome un ojo. --Como iba diciendo... --insistio mi madre, molesta por la interrupcion-- Ayer por la tarde me encontre con la senora Encarnita en el supermercado. La mayoria de nuestras vecinas eran ancianas viudas que respondian a diminutivos. Estaban Encarnita, Lolita, Angelita, Teresita y Pepita. Incluso teniamos un caso extremo, Anitin. Por supuesto, me resultaba muy dificil saber a cual de ellas se estaba refiriendo. --Su hija Quinita... --continuo mi madre aumentando mi confusion-- Tu la conoces. Es aquella chica que trabajo una temporada en la merceria que hay a dos manzanas, cerca del mercado. La que tuvo una mononucleosis de caballo, pero todo el mundo le decia que eso era solo astenia primaveral y casi acaba en el otro barrio... Mi madre no soportaba que los demas no tuvieramos sus dotes de reconocimiento facial y memoria sobrehumana, asi que insistia en darnos detalles sobre las personas para ayudarnos a recordarlas. La cosa podia prolongarse hasta el infinito, por eso la cortabamos siempre con la misma frase:

  • Asi es como la conoci de Luciana V. Suarez

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  • Alfa Peligroso de Sara Toledano

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    Soy un lobo solitario. Literalmente.
    Aunque una vez fui Dios.

  • Somos dos diamantes en el universo de Gema Martin Munoz

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    Primera parte de la bilogia #Diamantes.

  • La rueda de la vida de Elisabeth Kubler-ross

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    La rueda de la vida es el legado espiritual de esta extraordinaria mujer que, al reconciliarnos con la muerte, nos enseno a amar la vida.

  • Desesperada (Novias 2) de Eva Alexander

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    Ni la mitad. Estaba recorriendo la carretera que me llevaba a mi ciudad natal y no sentia ni la mitad de la felicidad que deberia sentir, esa felicidad que era un sueno para mi. Mi primer recuerdo era de la entrada a la ciudad, el camino rodeado de arboles verdes y altos hasta el cielo. Recuerdo que iba sentada en el asiento de atras sosteniendo un muneco de Mickey Mouse, mirando por la ventanilla del coche y escuchando a mis padres hablar. Se por lo que me contaron mis padres y por las fotos que llenaban cada pared de nuestra casa que ese dia volviamos de Disneyland, que me llevaron para celebrar mi tercer cumpleanos, pero lo unico que yo recuerdo es que estaba muy feliz, que mientras el coche iba por esa carretera era la nina mas feliz del mundo. Mi madre decia que era porque era la primera vez que salia de la ciudad y que nada se puede comparar con la felicidad de volver a casa. No digo que no tenia razon, pero no he vuelto a sentir esa felicidad, ni ahora ni en las otras veces que he vuelto a casa. Tal vez tiene algo que ver con el hecho de que mis padres ya no estan. ?Tal vez? Seguro que si. Estaba volviendo a casa, mejor dicho, estaba corriendo de vuelta a casa. He conseguido hacer un desastre de mi vida y todo por buscar esa felicidad que ahora me doy cuenta de que no existe para mi. Anos y anos de busqueda para nada, tiempo perdido, esfuerzo y lagrimas en vano. El nunca llego. El, el hombre que me haria tan feliz como mi padre hizo a mi madre. Se que estas pensando, que estoy persiguiendo un sueno que no es mio, que si algo fue bueno para mi madre no necesariamente sera bueno para mi. Que estoy buscando algo para sentirme cerca de ellos, de tenerlos a mi lado a pesar de que llevan veinte anos muertos. Deberia saber mejor que eso, ?verdad? Al fin y al cabo, soy psicologa, se todo lo que hay que saber sobre traumas. !Dios! A cualquier paciente le diria que deberia olvidar el pasado, le ayudaria a encontrar algo mas en que centrar su atencion. Pero ?lo hago? No, yo sigo adelante con la busqueda de ese hombre sin importar las consecuencias y eso es lo que me ha llevado a este momento, a volver a casa llorando. Abandone mi consulta, mis pacientes, mis amigos, para ir a casa a llorar, a curar mis heridas. Lo que no sabia era si iba a conseguirlo, nunca en mi vida estuve tan herida, tan humillada y avergonzada. Nunca senti ese dolor tan atroz en mi corazon. La ultima vez que pase por algo parecido consegui sobrevivir aqui, en casa, tuve ayuda, mucha, y por eso estaba volviendo. Kent Village, mi ciudad natal, la ciudad de mis padres, la ciudad donde nacieron mis abuelos y bisabuelos. Un pueblo pequeno en la montana rodeado de bosques, donde la gente vivia tranquila y eso era justo lo que necesitaba. Soledad, tranquilidad. Queria ir a pasear por el bosque, respirar el aire fresco y aclarar mi mente. Queria poner orden en mi vida y este era el lugar perfecto. Poco despues de entrar en el pueblo gire a la derecha echando un vistazo a la senal oculta por las ramas de los arboles. Mountain Lounge. !Dios! Mi padre era el mejor del mundo, pero ahi habia fallado y mira que no era muy dificil encontrar un buen nombre para las cabanas. No se como hizo para encontrar clientes, pero lo consiguio. Las cabanas estaban siempre reservadas, invierno y verano, los huespedes llegaban para pasar un buen rato. No habia mucho que ver excepto la montana, pero me imagino que eso era lo que ellos buscaban. Soledad, tranquilidad. Se notaba la falta de cuidados y no solo en los hierbajos que rodeaban el camino, el propio camino era un desastre. Mi pequeno hibrido Lexus de color rojo solido era perfecto para la ciudad, para la montana no tanto y solo de pensar en la factura del taller mecanico me entraba un ataque de panico. Habia ahorrado durante mucho tiempo para comprarme el coche y no pense que un dia iba a tener que hacer un viaje en la montana por caminos llenos de rocas, baches y socavones que iban a destrozarlo. Era mi culpa por haber salido corriendo de la ciudad y no pensar en el coche, pero la verdad es que no pense en nada mas que no fue correr. Correr de mi vida. Correr de esa mirada que veia cada vez que cerraba los ojos. Correr de esa palabra pronunciada con tanto asco. Desesperada. Ahora tampoco era un buen momento para pensar en lo que me hizo coger el coche y venir aqui, tenia que concentrarme en llegar a las cabanas con el coche de una sola pieza. Muchos minutos despues llegue al claro que debia ser el aparcamiento, pero en cambio era solo un mar de hierbajos. Ni loca iba a dejar a mi precioso coche ahi asi que segui adelante y me detuve delante de la fuente. Justo enfrente estaba la cabana principal y a los lados las otras cabanas. Tres a la izquierda, tres a la derecha y otras cuatro detras de estas. Todas formaban un circulo y en el medio estaba la fuente, una que habia construido mi madre con piedras que recogio en el rio que bajaba de la montana t corria detras de la propiedad. Tenia una forma extrana, piedra sobre piedra con el agua saliendo de un lugar que no podia ver, y de pequena pasaba horas mirando e intentando averiguar que era. A veces me parecia que era un elefante, otras que era una nube. Cuando estaba convencida de que habia conseguido dar con la forma justa iba corriendo a contarle a mi madre y ella me abraza riendo, diciendo que debia intentar una vez mas. Nunca averigue lo que mi madre quiso construir y tal vez no esta mal, tal vez es asi como debe ser, tal vez deberia pasar el resto de mi vida sentada en el porche intentando descifrar el misterio de la fuente. Las cabanas estaban en mal estado y no queria imaginarme como estaban en el interior, con el exterior tenia suficiente. Pintura que una vez fue blanca ahora estaba gris ahi donde quedaba algo, algunas ventanas estaban rotas, el techo de la cabana Rosa tenia un agujero. Si, cabana Rosa. Mi padre nombro el establecimiento y mi madre las cabanas. Rosa, Blanca, Roja, Azul, Verde, Morada, Gris, Violeta, Amarillo y Turquesa. La verdad es que mis padres hicieron muchas cosas que ahora me cuesta entender, mira que hicieron con los nombres con lo facil que hubiera sido poner numeros como en los hoteles. Baje del coche y al poner el pie en el suelo maldije. Mis sandalias eran tan ideales para este sitio igual que el Lexus para un camino de montana. Salir corriendo no fue una buena idea y ahora me tocaba pagar el precio. Maldije entre dientes mientras caminaba y sentia los tacones hundiendose en el barro, mientras la hierba raspaba mis tobillos. Me sente en el pequeno banco que estaba enfrente de la fuente y mire la cabana principal. Mi casa. Yo naci ahi, mi madre se puso de parto durante la nevada mas horrible de ese invierno y sobrevivi gracias a que mi abuela estaba de visita y ayudo a mi madre. Creci ahi, dije mis primeras palabras, di mis primeros pasos, hice muchas cosas y me faltaban muchas por hacer. Este sitio siempre fue mi lugar feliz y ahora solo era uno abandonado, deteriorado por el tiempo y por el dolor. Veinte anos cambian un lugar, cambian a las personas. Cerre los ojos y recorde como estaba antes. Las cabanas blancas, las flores de todos los colores brillando en tiestos en cada porche. El sonido del hacha de mi padre cortando los troncos para la chimenea. El olor a galletas que estaba horneando mi madre. Las risas de los ninos que llegaron por la manana con sus padres y se hospedaban en la cabana Blanca. No habia soledad o tranquilidad, solo ruido, risas y felicidad. Lo queria para mi, lo busque sin encontrarlo durante los ultimos diez anos de mi vida y empiezo a creer que lo estuve buscando en el lugar equivocado. Abri los ojos mientras una idea se formaba en mi cabeza, pero no tuve tiempo para dejarla fluir. El sonido de un coche llego y aun despues de tantos anos reconoceria ese motor entre miles. Era un milagro que todavia estuviera funcionando y tambien era un milagro que la persona que lo estaba conduciendo pudiera hacerlo. Me quede quieta mientras aparcaba el coche, mientras bajaba y caminaba hacia mi y solo cuando se detuvo detras de mi me levante. --Hola, abuela --dije sonriendo. --Hija. Eso fue todo, una sola palabra y las lagrimas empezaron a salir a una velocidad increible como si el tono de la abuela fue la senal de que podrian comenzar. --Hija --repitio la abuela mientras yo le rodeaba los hombros con los brazos y la abrazaba con fuerza. Llore recordando la ultima vez que lo hice en los brazos de ella. Fue hace veinte anos cuando la policia llamo a la puerta y dijo que mis padres habian fallecido en un accidente de coche. El ultimo fin de semana de cada mes era para mis padres, era su ritual, su tiempo de enamorados como lo llamaba mi padre y el accidente ocurrio justo cuando volvian de uno de esos fines de semana. Nunca supe a donde iban, si iban en coche o en avion, y no me importaba ya que ellos volvian felices. Yo pasaba esos dias con los abuelos y hacia todo lo que mis padres me prohibian. Era feliz hasta ese dia, cuando mi padre ignoro los avisos de tormenta y condujo a casa, bueno, debido a la falta de visibilidad y a la carretera mojada condujo hacia un barranco. Cayeron, el coche exploto, se incendio y no quedo nada para enterrar. Me quede huerfana a los diez anos y gracias a mis abuelos, los padres de mi madre, he sobrevivido. Estaba en su casa cuando me dijeron sobre mis padres y es ahi donde me quede hasta que me fui a la universidad. Nunca mas volvi a casa. Dos dias despues del funeral la abuela quiso llevarme a casa para recoger algo de ropa y en cuanto tomo el camino que llevaba a las cabanas empece a llorar y a gritar. Paso lo mismo semanas despues, meses despues, hasta que entendieron que no podia, que no queria volver a este lugar que habia sido mi hogar. Ya no lo era, lo que lo convertia en mi hogar eran mis padres y ellos ya no estaban ahi asi que no tenia sentido volver. Los abuelos respetaron mi decision, no vendieron la casa, no la cuidaron, no la tocaron, la dejaron como estaba que fue lo que yo les pedi. Hasta cuando llego el momento de enfrentar al pasado, de olvidar y de darle una oportunidad al futuro, de darme la oportunidad de ser feliz sin la necesidad de tener lo que ellos tenian. Sin amor. La abuela sintiendo que mi crisis habia terminado rompio el abrazo y en esos dos segundos que tarde en bajar mis brazos ella consiguio sacar un panuelo que me entrego. Blanco, planchado, doblado perfectamente y con sus iniciales bordadas. C.A.K. Caroline Anne Kent, mi abuela que a sus ochenta anos tenia una mirada que expresaba vitalidad, confianza y optimismo y eso es algo que yo no habia heredado. La confianza la tenia, bueno, en mi vida profesional si, en lo de privado no tanto. ?El optimismo? Nunca lo tuve y con cada paciente que no conseguia ayudar me iba mas hacia el lado oscuro, ese en el que no habia esperanza. --Has vuelto --dijo la abuela. --Si --asenti limpiando mi rostro con el panuelo que olia a vainilla. --Vamos a devolverle la gloria a este lugar --dijo ella mirando hacia las cabanas. ?Como diablos sabia que habia vuelto para hacer justo eso cuando ni yo misma no lo sabia hasta hace poco? La mire con los ojos entrecerrados y ella me atrapo. Se acerco, levanto la mano y acaricio mi mejilla. Sus ojos azules, y los de mi madre, brillaban con una emocion desconocida mientras que sus labios esbozaban una pequena sonrisa ensenando sus dientes perfectos. Ochenta anos y tenia la dentadura perfecta, el cutis de una mujer de sesenta y el cabello blanco, pero ni una de esas cosas delataban su verdadera edad. Para cualquiera podria pasar por una mujer mucho mas joven y mas de una vez me pregunte como lo hizo. Como sobrevivio a una infancia dificil, a la perdida de dos bebes, a la muerte de la unica hija que le quedaba y finalmente a perder al que fue su amor durante mas de cincuenta anos, el abuelo.--Este es tu lugar, Jane, siempre lo fue. Solo tenias que darte cuenta tu misma --declaro la abuela antes de darse la vuelta y caminar hacia la casa principal. Me quede mirandola, extranada por la agilidad de sus pasos. Parecia que estaba flotando, su chaqueta de punto que le llegaba hasta los tobillos pareciendo la capa de un superheroe. Malva, su chaqueta era de color malva igual que la falda y la camisa. El pequeno sombrero era blanco como el cabello que le caia poco por debajo de los hombros. Seguramente olvido que tenia cita en la peluqueria para cortarlo, a la abuela le gustaba el mismo corte desde hace mas de cincuenta anos. Corte bob a la altura de la mandibula y le sentaba tan bien que hace anos se lo robe, ahora era mi corte de cabello y la unica diferencia era que mi color era castano, un castano normal y aburrido. La abuela llego a la puerta y empezo a buscar en sus bolsillos, en los de la chaqueta, en los de la falda. Nada, la llave no estaba. Sonrei acercandome al pillar del porche, el de la izquierda donde justo a metro y medio de altura habia un escondite. Mi padre hizo un agujero en la madera y ahi guardaba la llave de repuesto, mejor dicho, las llaves. Veras, la abuela es muy olvidadiza en cuanto a las llaves y no es de ahora que ya tiene ochenta anos, no. Eso le viene de muy joven, es alguna mierda genetica que heredo mi madre y luego yo. Mi padre, harto de volver de donde estaba para abrirle la puerta a mi madre cada vez que ella olvidaba las llaves tuvo la idea de esconder algunas. Llaves, muchas llaves. Es extrano como funciona la mente humana, mi madre recordaba cada lugar en las que estaban escondidas, pero nunca recordaba coger la llave cuando salia de casa. A mi me pasa algo parecido, tanto que tengo al cerrajero en la lista de contactos favoritos. Intente todo lo posible, poner una nota en la puerta para verla antes de salir, colgarla de una cadena a mi cuello como los ninos, hice cincuenta copias y las guarde en todos mis bolsos. ?Y sabes que? Pues que en vez de mirar hacia la puerta y ver la nota yo miraba mis zapatos, la cadena me la quitaba cuando llegaba a casa y olvidaba ponerla de nuevo, las cincuenta llaves se acabaron un dia y olvide hacer otras copias. Al final renuncie y puse una cerradura electronica ya que el codigo nunca se me olvidaba. La parte mala es que no es muy barata y para reemplazar todas las cerraduras de las cabanas iba a salir muy caro, tanto que no podia permitirmelo. Voy a tener que seguir el ejemplo de mi padre y encontrar nuevos lugares para guardar llaves fuera de la casa. Recordar hacer copias tambien era buena idea. Menos mal que no hay muchos robos en el pueblo que si no los ladrones tendrian una manera muy facil de entrar a mi casa. --Jane, la puerta se ve muy floja. ?Por que no le das una patada a ver si la abres? -- pregunto la abuela. Mire la puerta despues de recoger la llave de su escondite y muy floja no parecia, la verdad es que la madera se veia muy solida. Y sucia, me arme de valor mientras miraba las telas de aranas y buscaba a esos bichos que me provocaban un miedo atroz. --?Por que romper la puerta si tengo una llave? --pregunte acercandome. --Esta es mi chica. --Sonrio la abuela. Meti la llave en la cerradura y la gire, la puerta se abrio haciendo un ruido espeluznante y juro que casi espere ver una arana gigante en la casa. Pero no, el sonido era algo normal en una puerta que llevaba veinte anos cerrada. Tal vez deberia reconsiderar mi decision. Tal vez. Segui a la abuela dentro, pero mientras ella iba hacia la cocina Dios sabe porque, yo me quede en la entrada. Justo delante estaba el escritorio que usaba mi madre para todo relacionado con las cabanas. Encima estaba el ordenador y la agenda de mi madre con su boligrafo favorito. Detras, en la pared, estaba el armario de las llaves con llaveros coloridos para saber a que cabana pertenecia. Amaba ese rincon, de pequena me sentaba ahi y me imaginaba que era mayor, que este era mi negocio. Pero lo que mas amaba era la agenda de mi madre, que no se porque razon encontraba tan fascinante. Me acerque al escritorio e ignorando el polvo cogi la agenda y la abri. Nombres, fechas, numeros de telefonos. Mi madre nunca me dejo tocarla y creia que ahi escondia secretos oscuros, pero lo unico que habia era la lista de clientes y las citas de mi madre. Jueves, diez de la manana, peluqueria. Viernes, ocho de la tarde, cena en el CP. Sabado, diez de la noche, CP con FP. Esas eran las ultimas notas de mi madre, las ultimas citas que hizo y de repente ya no quise recordar. Cerre la agenda y la deje en el mismo lugar. Limpie el sudor de mis manos en el vestido veraniego que llevaba y camine hacia el salon. Era el lugar en el que mas tiempo pasabamos como familia, fue mi lugar favorito, pero ahora solo podia sentirme agobiada. Las paredes de un marron extrano, las estanterias que cubrian todas las paredes de la habitacion, los muebles grandes y feos, los objetos que llenaban cada superficie. Me estaba ahogando, la habitacion parecia que me queria ahogar y tuve que dar media vuelta e ir a buscar a la abuela. La encontre en la cocina. Limpiando. --?Abuela? --Coge un trapo y ayudame --dijo ella. Despues de seis horas de conducir sin una sola parada para comer o ir al servicio, lo que menos me apetecia era limpiar suciedad de veinte anos. Estaba mirando los trapos y buscando la manera de convencer a la abuela de que esto era una mala idea cuando ella se dio la vuelta, puso las manos en las caderas y me miro. --?Vas a limpiar o vamos a casa y me cuentas sobre lo que te ha traido de vuelta a casa? --pregunto la abuela. Suspirando di un paso hacia la mesa y cogi un trapo. --Voy a limpiar --murmure. --Lo sabia. Claro que lo hacia, ella lo sabia todo y antes de darme cuenta iba a saber la razon de mi vuelta, pero no ahora. Lo que importaba en ese mismo instante era pasar tiempo con la abuela en lo que fue mi casa durante los primeros anos de mi vida y lo que esperaba que iba a ser mi hogar hasta el fin de mis dias.

  • La invencion del viaje de Juliana Gonzalez-rivera

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    Quienes cuentan el mundo son los viajeros. Ellos han escrito el mapa de las cosmovisiones de todas las epocas, sus relatos han hecho imaginar desiertos, mundos helados, imperios y tierras prometidas. El viaje es una vida elegida en la que el unico modelo a seguir es el del ser humano libre. Se trata de conquistar una mirada propia y de renunciar a los simulacros. Pero eso implica muchas renuncias: se descarta la posibilidad de un domicilio fijo, de una vida al uso. Ya no habra banderas para envolverse ni identidades unicas a las que aferrarse. Y se aprende muy rapidamente, por una especie de desarraigo cronico, que deja de existir la posibilidad de sentirse en casa en un unico lugar. No hay regreso, no hay llegada. Viaja solo quien sabe irse, como explico en un verso Pedro Sorela.

  • La indignacion activa de Baltasar Garzon

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    Este es un libro-mitin para apelar a la accion, porque, como dice el autor, <>. Esta obra es un ideario que resume en muy pocas paginas las ideas de la actualidad que mas preocupan al autor. El objetivo es dirigir al lector hacia una reflexion que le permita tomar posicion. El eje central es la necesidad de actuar frente a una politica obsoleta y degradada y a una clase politica que ha olvidado a los ciudadanos, para mover a una sociedad que ha sufrido los efectos de la corrupcion anadidos a una crisis economica. Sin solucion de continuidad, la aparente mejora economica lleva a una incentivacion del consumo que, al no haberse resuelto los problemas de fondo, nos esta llevando de nuevo a una mayor desigualdad.

  • Ultima (Judith Rashleigh 3) de L.s. Hilton

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    La glamourosa e internacionalmente conocida marchante de arte Elisabeth Teerlinc sabe bastante sobre el mundo de las falsificaciones. Despues de todo, ella misma no deja de ser una falsificacion o una especie de fraude. Su verdadera identidad, Judith Rashleigh, se encuentra enterrada bajo una fina capa de mentiras. Por no mencionar la cantidad de cadaveres que se ha llevado por delante, de todos aquellos que querian entorpecer su camino.

  • Castidad (Guardianes de Sangre 2) de Stefania Gil

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    El primer libro de Guardianes de Sangre esta incluido aqui. Empezaras leyendo Redencion, la historia de Lorcan Farkas y del origen de Los Guardianes de Sangre.
    Luego, podras leer Castidad, la historia de Garret Farkas quien pierde a Diana en manos de la Inquisicion hace varios siglos, y desde entonces, hizo un voto de castidad en su honor porque no concebia la posibilidad de encontrar el amor y la pasion en otra mujer que no fuese ella.
    Pero un dia Felicity Smith con su dulzura y simpatia lo llevo a romper con cualquier promesa que le hubiera hecho a Diana para honrarla.
    Para Felicity la vida no ha sido facil y los ultimos eventos acontecidos en los que se siente acosada por la bestia que desea cazarla y matarla, han hecho que la compania de Garret Farkas se convierta en algo mas que un simple carino entre amigos.
    ?Conseguira Felicity recuperar su vida tal como la conocia? ?Aceptara a Garret cuando descubra su verdadera naturaleza?

  • El mesias de las plantas de Carlos Magdalena

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    Una aventura en busqueda de las especies botanicas mas extraordinarias del mundo.

  • Era mas grande el muerto de Luis Miguel Rivas

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    En el momento mas algido de la guerra en Villalinda por el control del narcotrafico, dos adolescentes sin dinero descubren que en la morgue consiguen ropa de marca que los cadaveres nunca van a reclamar; el mafioso mas temido del pueblo toma clases de cultura para enamorar a una mujer que lo desprecia, y una pareja de sicarios intenta matar el fantasma de un hombre que asesinaron meses atras. Entre tangos, rancheras, vallenatos y salsa Era mas grande el muerto nos introduce en la vida intima y cotidiana de personajes que habitan un fallido universo criminal.

  • Un destino inesperado de May Bonner

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    Un encuentro fortuito en un tren hara que una joven, algo patosa y con ciertos problemas de autoestima, tenga el valor de arriesgarse a cambiar de vida y embarcarse en un misterio que la lleva a conocer a un hombre fascinante, del que se enamora. Parece que esta viviendo un sueno maravilloso, ?o no?

  • No puedes ser tu de Sarah Rusell

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    Arranque el coche y casi se tiran los viandantes al suelo, ese tubo de escape ya estaba en las ultimas, pero claro, sin trabajo, apenas me daba mi madre para lo justo y poco mas, demasiado que ese dia me podia permitir el lujo de cogerlo pues tenia un restillo de gasolina. El coche era de mi padre que habia fallecido doce anos atras, para aquellos entonces ya lo tenia desde hacia ocho anos por lo cual, demasiado que siempre se le hacia un arreglo de ultima hora para pasar la ITV y lo bueno era que, un vecino mio que trabaja alli, nos echaba el cable y nos daba el visto bueno pues sabia con la poca pension que se vivia en mi casa. A mi madre solo le quedaron setecientos euros, los unicos ingresos que entraban en el hogar, ya que yo no encontraba trabajo o me duraban dos dias. La casa estaba pagada, por ese lado nos salvabamos, pero vamos, vivir con mi madre era vivir en un constante mal rollo impresionante y es que siempre tenia una cara que le llegaba al suelo y chocabamos bastante. Iba a una entrevista de trabajo para la que no tenia ni cita, pero me habian dicho que estaban buscando limpiadora para las oficinas de una de las mayores firmas de joyas. --?Su nombre y apellido, por favor? --me pregunto la chica de detras del mostrador. --Clara Bronca. --?Como? --Clara Bronca. --A ver, su nombre es... --Clara --resople. --?Y su apellido? --Bronca. B de Barcelona, R de Roma, O de Oviedo... --Ya, ya --negaba con la mano para que me callara mientras ponia mala cara, incredula por mi nombre. !Ni que tuviera yo la culpa de llevar ese San Benito! --?Y a que hora dice que tiene la reunion con Susana? --A las diez --sonrei. --No, no veo aqui ninguna cita, dejeme un momento que vaya a hablar con ella. --Gracias. Mentira cochina, no tenia ninguna reunion con la tal Susana, pero estaba claro que era la unica forma que tenia para llegar a la jefa de limpieza e intentar camelarmela para que me diera el puesto. Eche una visual y volvio, me hizo un gesto para que la siguiera. --???Clara??? --pregunto al verme. --Joder ???Susana??? --!Si! --exclamo emocionada y vino a abrazarme. --No me digas que eres la jefa de limpieza. --Si, desde hace un par de anos --agarraba mis manos. --El tiempo que no llevas con mi primo Ricardo. --Efectivamente --se rio--. Por cierto, perdona, no tenia constancia de esta cita. --Tranquila, ni yo, pero me dijeron que estaban buscando personal y ya sabes --rei. --Le echaste morro... --Volteo los ojos riendose. --Efectivamente. --Sabes que siempre tuve debilidad por ti y que te dare el puesto, pero me tienes que prometer que no la vas a liar. --No, no, pero ya sabes que los fines de semana son sagrados. --Tranquila --se reia negando--, el horario es de lunes a viernes de ocho a dos. --?Y no hay de diez a dos? --!Clara! --se rio. --Esta bien, hare un sacrificio y me levantare mas temprano. --No cambias --me dio un pellizco en la mejilla. --?Y cuando empiezo? --El lunes. --De lujo, asi tengo cuatro dias de descanso hasta entonces. --Que morro tienes. Anda ven, vamos a ir al despacho del asesor para que te prepare el contrato. --?Esta bueno? --Tiene sesenta anos, no esta mal, pero no empieces --me dio una colleja y la segui hasta alli. Tras dos golpecitos en la puerta y escuchar una voz de lo mas varonil, entramos y juro que casi me desmayo. !Madre mia como estaba el asesor! Si ese hombre era abuelo, yo firmaba por llegar a su edad en las mismas condiciones. Que bien llevados los sesenta anos, por Dios. Que yo me esperaba un senor asi bajito, mas bien calvo, regordete, con el traje tan apretado que le podria estallar el boton del ombligo en cualquier momento, y tenia delante a mi propio guardaespaldas, pero literalmente porque el tio era clavadito a Kevin Costner. Mas de metro ochenta, ojos azules, cabello castano con unas cuantas canas y bien apanadito. Vamos, que si yo tuviera veinte anos mas le tiraba los tejos. Un codazo me saco de mis pensamientos, mire a Susana y ahi estaba ella, con ceja arqueada y con la cara de "No la lies, que no te contrato", que me estaba dando hasta miedo. --Senor Perez, veniamos a que le prepare el contrato a la chica nueva para limpieza --le dijo ella. --Ahora mismo. Si me permites tu DNI --lo saque del monedero, se lo entregue y tras leer mis datos le vi contener la risa, y le estaba costando, pero el hombre era un caballero de los pies a la cabeza y no dijo ni pio. Media hora despues sali del despacho con una amplia sonrisa y mas feliz que todas las cosas, ya tenia mi nuevo empleo asi que a partir del lunes tocaba dar el do de pecho, madrugar y dejar aquellas oficinas como los chorros del oro. --Muchas gracias, Susana --dije dandole un abrazo. --Con que seas responsable y no me falles, me doy por satisfecha. --Lo hare, no te preocupes. --Nos vemos el lunes, en el vestuario tendras una taquilla con tu nombre y dentro la bata de limpieza. --Genial. Nos vemos. Lo de limpiar mesas y fregar suelos no era el sueno de mi vida, pero no habia estudiado, no encontraba otra cosa y necesitaba dinero, que con lo que me daba mi madre para salir algun fin de semana, no me llegaba. Subi al coche y por mas que le daba no queria arrancar, asi que espere cinco minutos ahi metida, asandome como un pollo, hasta que al fin me hizo caso. Volvi a casa, pero antes me pase por la panaderia a por una barrita de pan, era la matraca de mi madre, si sales trae pan y si no salia ese dia no comiamos pan. --Ya he vuelto --dije en cuanto entre. Viviamos en una casa baja, con un pequeno jardin delantero, tres habitaciones, salon, cocina y, a Dios gracias, dos cuartos de bano. Bueno, cuarto de bano y aseo, el segundo era el que yo me habia quedado para mi solita, que para algo estaba cerca de mi habitacion. --?Has traido pan? --pregunto ella, a voz en grito, desde la cocina. --Si --conteste cuando llegue a la puerta y lo deje en la mesa. --Vamos a comer en nada, pon la mesa. --Me cambio en dos minutos y voy. Y asi fue, me puse el pantalon corto y la camiseta de tirantes de andar por casa, puse la mesa y la ayude a servir la comida. Como de costumbre, ese rato el silencio era tan solo roto por los cubiertos chocando en los platos, pero es que preferia no hablar para no acabar discutiendo. Cuando acabamos, me puse un cafe, cogi un cigarro y me asome a la ventana del salon para fumarlo tranquila. Tardo poco en echarme la bronca. --No se las veces que te he dicho que lo dejes. --Pues como tropecientas, pero sabes que me da igual. --El mismo vicio que tu padre. --Algo tenia que tener de el, no iba a ser todo tuyo. Y es que me parecia fisicamente a mi madre un monton, pero el caracter era el de mi padre. --Mas valia que hubieras salido a mi en otras cosas. --?Por ejemplo? --pregunte sin mirarla. --En lo trabajadora, que no te dura un puesto mas de dos dias. Yo no se que hice mal contigo, de verdad que no lo se. --Pues si no lo sabes tu... --?Ves? Siempre contestando. Eres como el aceite hija, tienes que quedar por encima. --Papa decia eso mismo de ti. Me acabe el cigarro y el cafe de un trago, cuando iba a la cocina para fregar la taza, volvio a la misma cantinela de todos los dias.

  • Mientras te escondes (Rancho Triple K 6) de Laia Sinclair

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    !La esperada novela del tercer hermano Wescott ha llegado al fin!

  • El jardin de los poemas (Un romance en la colonia 2) de Arlene Sabaris

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    Amada Ana Lucia Salinas: El murmullo del viento trae hasta mi su nombre, como una caricia sublime que me envuelve. Siento su recorrido cual suave terciopelo, paciente, como aquella mirada de silencio infinito que me honra pocas veces, pero con tal dulzura que me embriaga enseguida. Se ve usted inalcanzable, como la cumbre inmensa que surge en la llanura y se pierde en las nubes. Mas muero por tocarla, por sentir en mis labios sus labios desafiantes, callarlos con un beso y dormir en sus pechos, me muero por palparla, por descubrirla entera y escuchar su voz tibia amedrentarme a veces y otras tantas cantarme. !Que lejos y que cerca! !Que fugaz y distante! Los vientos traen su nombre y dormir no me dejan, las luces en el cielo alumbran mi amargura de no ver su sonrisa, su graciosa figura subiendo a la calesa, su cabellera ondeante y el vaiven de su falda… me abruma su belleza. Si el cielo de esta noche no se desprende todo, si el mal tiempo termina, si la tormenta cesa… tal vez vuelva a sus ojos de centellas ardientes y me pierda en su voz de magica sirena, si el miedo me abandona, si esta carta le llega… si es que mi cruel destino, de verla y no tenerla, se lo llevan los vientos, en esta noche negra. Suyo, Un poeta enamorado Lucia no daba credito a lo que leian sus ojos. La carta misteriosa se la habia entregado su doncella Juliana la tarde del domingo, cuando estuvieron a solas en el aposento. <>, le dijo, la saco del bolsillo de su falda y se la entrego. La carta iba envuelta de forma cilindrica con un hilo de seda roja alrededor y el sello de lacre en color bermellon para cerrarlo donde colgaba el hilo. Al ver el pequeno papel que no media mas que su mano, abrio sus ojos verdes, invadida por la sorpresa, y lo tomo con rapidez. Al principio penso en reprender a Juliana, pero despues la advirtio a salir del aposento con un <>. Se sento en el tocador, de frente a su espejo. Desato con delicadeza el hilo y rompio el sello lacrado con un circulo sencillo. Leyo el contenido, y en cada palabra su confusion crecia. Era evidente que estaba dirigida a ella, no habia dudas; sin embargo, lo que decia no tenia sentido. <>, penso. Su incredulidad la llevaba a repasar los versos del poema: <>, y ella solo podia pensar en que los dias recientes habian sido soleados en la isla que albergaba la colonia espanola de Santo Domingo y la colonia francesa de Saint Domingue. Una espantosa tormenta habia azotado ambos territorios haria cosa de un mes, pero en el paraiso de interminable verano, el sol ya brillaba de nuevo. Lucia podia recordar con claridad el tiempo transcurrido desde aquella tempestad porque la verdadera tormenta se habia desatado dias despues, cuando salio a la luz el escandalo de Alonso Romero y su genuina identidad. El dia de Ana Lucia Salinas habia comenzado como cualquier otro. Ese domingo habian realizado la primera proclama del casamiento de Sofia, su hermana mayor, con el recien descubierto conde de Valette. La lectura se hizo con anticipacion a la misa, tal como dictaba la ley, pues a pesar de que los esponsales se habian celebrado unos dias antes, no podian casarse formalmente hasta que no fuera tres veces proclamada la union en la iglesia. !Que rapido habian cambiado los acontecimientos! Habian viajado desde Sevilla a visitar a su padre y para que Sofia celebrara sus esponsales con el marques Jean Pierre de Ferrand, el marido que habian escogido para ella. Pero de repente aquello habia quedado en el olvido, y ya la familia celebraba encantada los esponsales de Sofia con otro pretendiente, el conde de Valette, que ademas no tenia mas que unos dias siendo conde. Era una situacion excepcional que le costaba comprender, sabiendo que su padre, el vizconde de Salinas, era dificil de complacer. No podia dejar de preguntarse que habia pasado con el marques de Ferrand, pues al parecer habia abandonado la ciudad. Parecia como si la tormenta hubiera removido los planes de todo el mundo y ya nada era igual. La entrada de su melliza en el aposento que compartian la hizo esconder de subito el papel en el bolsillo de su falda. Fingio mirarse en el espejo y arreglar su cabello. --Si que sabes disimular tu envidia, Lucia. Recuerda que es un pecado capital, con esa forma de comportarte no podras convertirte en monja --dijo Leonor al entrar, mirando con enojo a su melliza. --No se de que me estas hablando. --?Me vas a decir que no quisiste venir con nosotros a casa del gobernador por pura casualidad? Tu amiga Maria del Carmen no hacia mas que preguntar por ti, que si estabas bien, si deberia venir a asistirte. --Me dolian los pies. Ademas, como bien sabes, nuestra madre no se encontraba bien y debia acompanarla a la casa, en caso de que me necesitara. --?Todavia te duelen los pies? Si, claro, por eso no has ido a verla por la tarde. De casualidad acabo de venir de su aposento y dice que no te ha visto desde que regresaron de la iglesia. No te entiendo, Lucia. Las religiosas son personas amables con todo el mundo, no importa cuanto le molesten. ?Estas segura de que podras dedicar toda tu vida a un convento si eres incapaz de alegrarte por la felicidad de los demas? --Crees leer mis pensamientos. ?Como podrias saber si estoy o no estoy feliz por Sofia? La he felicitado, ?no? --Dices unas cosas con esos labios enganosos, pero tus ojos verdes cuentan una historia de terror, hermana. No lo se… la envidia es algo verde tambien, ?no es asi? --Supones mal, no envidio nada que tenga Sofia, no envidio nada que tengas tu y, si quieres saberlo, lo unico que me parece extrano de esta situacion es que todo ha pasado muy rapido. Espero que no haya entregado su virtud por una simple promesa de casamiento, que ya vemos que no tiene valor para algunos en estos dias. --!Oh! !Ahora te vas a desquitar con el pobre marques de Ferrand! Mira que me parece aburrido, pero mala persona no debe ser. --Algunos reciben lo que no merecen y otros no valoran lo que si deberian. Me da igual el marques, me da igual Sofia y me das igual tu. Lucia tomo un rosario de su tocador y su abanico de encajes blancos. Se puso en pie, tomo la mantilla negra que reposaba sobre su cama y salio de la habitacion protestando en latin, idioma que su hermana apenas reconocia por las oraciones que repetia en la iglesia. A Leonor no le quedo mas remedio que sentarse en la cama y pensar en lo que en realidad molestaba a su hermana, que en un dia cualquiera no le hubiese respondido de aquel modo. La melliza mas joven siempre habia sido docil y sumisa, pero desde que pisaron la isla de Santo Domingo, los temperamentos de todo el mundo se habian alterado, y a cuatro meses de su llegada, la familia Salinas parecia una familia distinta. Las hermanas conocieron al senor Alonso Romero, pocos dias despues de llegar a la ciudad; el era administrador de las fincas de la condesa Angelique Saint-Hilaire, viuda de Valette, la duena de la propiedad colindante a la residencia familiar. Ahora tendrian que llamarlo conde a quien durante semanas no era otra cosa que un empleado de la viuda. Lucia era la unica a quien este cambio la exasperaba. Habria jurado por su alma que la viuda de Valette terminaria casada con Alonso Romero, pues iban juntos a todas partes, mas que unos verdaderos esposos. Sin embargo, un domingo a la salida de la iglesia, despues de la adoracion del angelus, Lucia vio a su hermana mayor con Alonso y supo en seguida que algo se traian entre manos, pero jamas penso que su padre lo permitiria, no eran de la misma clase social, por lo menos hasta ese momento; el era un criollo, y Sofia era la hija mayor de un vizconde. Pero de pronto, lo que antes hubiera sido un sacrilegio, ya era motivo de celebracion. En poco tiempo su hermana se casaria con el heredero del titulo del difunto conde de Valette, su unico hijo, quien habia logrado ocultar el secreto por mas de la mitad de su vida. Lucia, todavia disgustada por su intercambio con Leonor, bajo al salon inferior, alli estaban sentados Sofia y su prometido a poca distancia del vizconde de Salinas, que la invito a acompanarlos. --Querida, espero que ya te sientas mejor. ?Te quedas a conversar con nosotros? Tu amiga Maria del Carmen te manda sus recuerdos, queria saber si irias al angelus hoy. --Buenas tardes… Estoy bien, padre. Ire con Juliana a la iglesia, por eso he bajado. ?nos vamos, Juliana? La mulata, que acomodaba una bandeja sobre la mesa del salon, sin ningun entusiasmo, abandono la tarea enseguida para acompanarla. Faltaba poco para que las campanadas anunciaran el inicio de los rezos, y debieron salir apresuradas. Lucia aprovecho el trayecto para interrogar a su doncella. --Juliana, ?no tienes ninguna sospecha de quien pudo entregar esta carta? --No, su merced, se lo juro por mi alma. ?Dice acaso un mensaje peligroso? --No seas entrometida. No es asunto tuyo lo que dice. Solo quiero saber quien te la ha dado. --Perdon, su merced, no quise ofenderla. --?Puedes leer? --No, su merced. --Tendremos que ensenarte, asi podras escribir y leer tus propias cartas. Y dejaras de inmiscuirte en lo que dicen las cartas de los demas. --No tendria nadie a quien escribirle, su merced. --Todos tenemos a quien escribir, Juliana. Las campanadas se escucharon al principio del atardecer, justo cuando llegaban a la entrada de la iglesia. La conversacion se detuvo, y los pensamientos tomaron el lugar de las palabras. Lucia decia sus oraciones, sentada en el primer banco de la inmensa edificacion de piedra, pero su corazon recorria cada palabra en el papel que guardaba en su bolsillo, convirtiendo aquellas frases en su inolvidable oracion.

  • Hilvanes y contrabando de Elena Bargues

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    1876. Santander.
    Mariela y su hermano Ernesto abandonan Cuba y recorren el mundo. Pero, cuando se instalan en casa de sus tios en Santander, a Mariela le disgusta la inclinacion por los naipes de su hermano y decide independizarse y emprender un negocio por su cuenta: un atelier de alta costura.
    Pablo Torres, primogenito y heredero de una naviera santanderina, sera contratado por el gobierno espanol como agente, bajo el seudonimo de Pedro Saro, tras el asesinato de un capitan en los muelles ingleses y la compra y desaparicion de las armas empleadas en las guerras carlistas. Sus sospechas pronto recaen sobre los dos hermanos quienes, a causa de la vida disipada de Ernesto y del taller de Mariela, se han convertido en el epicentro de las intrigas de los contrabandistas.
    Mariela y Pedro no tienen nada en comun, pero se veran obligados a unir sus esfuerzos si desean defender aquello que aman.
    Elena Bargues nos sumerge nuevamente en una historia bien hilvanada, llena de malentendidos, recelos, asesinatos, corrupcion y robos. Una aventura trepidante por las calles y muelles de un Santander que se perdio en el incendio de 1941.

  • Una sombra de duda de Leovigildo Zamora

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    Henry, un abogado, experto criminologo y analista de informacion, esta acostumbrado a resolver los crimenes mas inexplicables. Y con la llegada de un nuevo caso, va a tener que poner toda la carne en el asador si quiere salvar su bien ganada reputacion. Rockford John, un exalumno de la Universidad Estatal de California, muere en circunstancias extranas al practicar la escalada. Sus averiguaciones lo llevaran a trazar una linea recta entre los excompaneros de universidad del occiso y un supuesto y misterioso homicida.

  • Hijo de Dracula de

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    Dracula es uno de los vampiros mas famosos gracias a la extensa serie de libros, programas de television y peliculas que cuentan sus aventuras. No obstante, el dia de hoy nos enfocaremos a comentar como es que ocurrio la muerte de su hijo. En una provincia de lo que hoy es conocido como Rumania, se encontraba el castillo del conde. Este era custodiado por su vastago, quien dicho sea de paso vivia encerrado en una mazmorra oscura, pues sentia muchisimo miedo por la luz del sol, las estacas y las balas de plata. Para aquellos que lo desconozcan, precisamente el conde Dracula sucumbio a causa de que un humano le enterrara una filosa estaca en el corazon. Volviendo a esta leyenda en particular, uno de los fieles sirvientes el muchacho le aconsejo que llamara a un hechicero, para que pudiera salir de su encierro autoimpuesto. - Si, quizas tengas razon. Un encantador que domine la magia negra, me podra dar una pocion para que pueda salir a la calle y todos los que deseen hacerme dano, queden alejados de mi. El nigromante llego y de una bolsa de cuero viejo saco una botella de vidrio opaco y le dijo al joven vampiro:

  • El gremio de los magos (Cronicas del Mago Negro 1) de Trudi Canavan

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    El primer volumen de <>, una deslumbrante trilogia de genero fantastico.

  • Mr. Mercedes (Trilogia Bill Hodges 1) de Stephen King

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    Mr. Mercedes, primera novela de la <>, es la historia de una guerra entre el Bien y el Mal. Un retrato inolvidable de la mente de un asesino obsesionado y demente.

  • Porque tu eres mi crush de Sandra Bree

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    En ese momento, a Cristina lo unico que le importaba era la mano firme que le guiaba hacia la salida del pub. El calor que desprendia sobre la suya, la presion que ejercia y que hacia que se olvidara de todo lo que la rodeaba, era algo tan inesperado que sentia que debia asegurarse de no estar sonando. Sonrio, agradecida de que la noche se le estuviera dando tan bien. Habia pensado irse a casa, ver algo en la television y marcharse a dormir pero, en menos de un minuto, ya tenia nuevos planes. Y mejores. No era la primera vez que salia con un hombre. Pero el no era como el resto de los mortales. El era Mario, conocido tambien por ser un picaflor, un calavera y un mujeriego. Sin embargo, ella, aunque asumia sus fatidicas cualidades, preferia pensar en el como en el hombre del que llevaba enamorada toda su vida. Su crush. Cristina lo conocia bien. Era el primo de Paula, su mejor amiga desde que iban juntas a primaria. Le sacaba diez anos. Ella iba a cumplir los veinte y el los treinta. Pero nada de eso importaba desde el momento en el que el habia comenzado a seducirla. Todo lo esencial desaparecio de su mente, y los gritos de advertencia que hacia tan solo unos segundos inundaban su cabeza con fastidio, diciendole que saliera corriendo de aquel lugar sin mirar atras, desaparecieron de repente. Si Paula, esa noche, no se hubiera marchado dejandola colgada para irse con uno de sus ligues, ella jamas habria tenido la oportunidad de estar con Mario. Lo miro por el rabillo del ojo. Era tan guapo como un actor de cine. Tenia claro que se queria acostar con el sin importar el dia de despues. Ya sufria lo indecible al verlo a diario pasear con unas y otras de la mano, y seguiria sufriendo igual al dia siguiente. Pero, al menos, le iba a quedar el consuelo de saber que lo habia besado, lo habia tocado y habia sentido su amor por un efimero instante. Todas las mujeres lo superaban, ?por que ella iba a ser diferente? Comprendia que el no tenia la culpa de ser tan guapo. Ademas, no enganaba a nadie con sus artes de seduccion ni ocultaba como era en realidad. Cristina tenia la esperanza, en un pequeno rincon de su mente, de que ella podria ser la mujer que de verdad lograra conquistarle. Aunque imaginaba que el resto de las feminas que habian pasado por su vida, y por su cama, albergaban la misma idea que ella en esos momentos. Era inevitable hacerse ilusiones. Por otro lado, no tenia que envidiar a la belleza de nadie. Desde pequena habia sido una nina hermosa, y su atractivo habia aumentado con los anos. Era alta, con piernas largas y torneadas, cintura estrecha y pechos turgentes. Una melena rubio ceniza caia por sus hombros y espalda en suaves ondas. Sus ojos, claros y grandes, estaban rodeados de tupidas pestanas, y su boca era de labios generosos, mas el inferior que el superior. Nunca habia pasado inadvertida entre sus companeros de la escuela. Los hombres sentian la necesidad de protegerla y pululaban en torno a ella como las moscas a la miel. E incluso en secundaria tuvo dos profesores que la agasajaron y la halagaron sin descanso. Uno de ellos, Juan Antonio, encargado de la asignatura de Educacion Fisica, consiguio salir con ella fuera del instituto en varias ocasiones. Pero el corazon de Cristina tenia dueno. Era un secreto que solo ella conocia, pues Paula habria puesto el grito en el cielo si lo hubiera sabido. Y la madre de Paula. Y el padre. Y lo que era peor, el propio padre de ella, Hector. Sin embargo, Mario era el unico que hacia que se le secara la boca, que el corazon latiese salvaje y, sobre todo, el unico que conseguia que sus bragas se mojaran con solo mirarla. Sintio que la mano que sostenia la suya presionaba con mas fuerza. Alzo sus ojos y se encontro con los verdes de el, que la observaban con una sonrisa de infarto en su boca de labios sensuales. --?De verdad quieres que nos vayamos? Estas a tiempo de pararme los pies y decir que no quieres venir conmigo. Ella trago saliva, nerviosa. No debia ir, mas lo deseaba con toda el alma. Era consciente de que una vez emprendiese aquel viaje, no tendria retorno. Pero estaba tan excitada…, tenia tantas ganas de estar con el a solas... --?Cristina? Asintio con la cabeza simulando una seguridad en si misma que, en realidad, no sentia. ?Por que confiaba en el si sabia de primera mano como era? Muchas veces, sentada en el salon de la casa de Paula, le habia visto llegar hablando de sus ligues. O incluso, en familia --se consideraba una mas de ellos desde que tenia diez anos-- solian dialogar de si habian visto a Mario con tal o con cual. Segun la madre de Paula, todas las mujeres que iban con el eran tontas por creer que podian conseguirlo. Y alli estaba ella ahora, dejandose llevar para satisfacer el calenton que los dos llevaban encima. <>, se repitio. --Estoy segura de querer ir contigo --respondio mirando hacia la puerta roja del pub. Deseaba preguntar si el tambien lo estaba, pero se negaba a estropear aquel momento. Temia que despertara del trance propio en el que habia caido y terminara dandose cuenta de que, a quien pretendia llevar a su cama, era a la amiga de su prima. A quien el llamaba canija. Mario tiro un poco de ella y la acerco a su cuerpo. Solto su mano y rodeo la estrecha cintura con el brazo. Sus costados quedaron pegados. Cristina sintio como un calor abrasador inundaba ciertas partes de su anatomia, en especial la que iba desde encima de los muslos hasta justo debajo del cuello. La chaqueta cruzada que llevaba sobre la blusa disimulo las proporciones que habian adquirido sus ahora sensibles pezones. Salieron a la calle apenas sin hablar y se dirigieron al coche que habia estacionado al final de la calle. Era primeros de junio y en Madrid comenzaba a hacer calor. El abrio la puerta, caballeroso, y Cristina se acomodo en el interior. Todo olia a el. Mientras Mario rodeaba el coche, ella aspiro con fuerza al tiempo que lo perseguia con la vista. Se pellizco con suavidad el dorso de la mano. Debia asegurarse de que aquello era verdad y no estaba en uno de sus suenos en los que siempre acababa despertandose antes de tiempo. El entro estirando sus largas piernas por debajo del volante. La miro sobre el hombro con una sonrisa enloquecedora. De un solo movimiento agito la cabeza de arriba abajo. --?Bien? Cristina sonrio feliz. Sin pensarlo, alargo los brazos hasta rodearle el cuello y lo beso con entusiasmo. El devolvio el beso acariciando con sus manos la delgada espalda para dejar las palmas sobre las caderas. Murmuro contra los labios de ella: --Sera mejor que esperemos a llegar a casa. Ella se aparto, jadeante, y asintio. --Tienes razon, adelante. Mario arranco el coche y lo movio para meterse de lleno en la carretera. Ella estiro el brazo hacia el de nuevo y enredo los dedos entre sus gruesos mechones castanos. No queria dejar de tocarlo ni un solo instante. Su cabello era espeso y suave. --Y ahora que has terminado con los estudios, ?has pensado que vas a hacer? --pregunto el para entablar conversacion. Su voz era calida como la caricia del terciopelo. --Todavia no lo tengo claro pero, antes de pensar en ello en firme, debo ir a ver a mi madre. --Ella no es de Madrid, ?no? ?Donde dijiste que vive? ?Montana? Sacudio la cabeza divertida. Era una sorpresa que el prestara atencion a las conversaciones familiares en las que ella participaba. --En Phoenix, en el estado de Arizona. --Si, eso. No me quedo bien con los nombres. ?Te gusta Arizona? --Si, no esta mal. --?Por que no te fuiste a vivir con tu madre cuando se divorcio? --Su marido no me… entusiasma demasiado. El giro la cabeza unas decimas de segundo para observarla. --?Te ha hecho algo? --inquirio, serio. El pecho de ella se expandio al sentir su preocupacion. --!No! --Solto una carcajada suave--. Es un hombre agradable, casero… --Aunque Mario habia vuelto a poner los ojos en la carretera, fruncia el ceno, suspicaz--. !Estoy hablando en serio! Charly es un buen hombre. Siempre es muy atento y me trata bien. Sin embargo, yo siento que… traiciono a mi padre si el… me llega a agradar. Charly solo se preocupaba de que su madre fuera feliz. Vivian en una casa bastante grande, con jardin, gimnasio, piscina y otros lujos que podian permitirse. En su comunidad eran muy respetados y queridos. Y cada vez que ella los visitaba, la hacian sentir muy bien. --?Tu padre que dice de el? --Lo odia. Piensa que es un pusilanime. Podemos pasarnos horas enteras enumerando sus defectos. Pero, en realidad, no los tiene. Mario sonrio, compresivo. --Y eso hace que tu padre se sienta mejor. --Asi es. --Hacia un rato que Cristina habia dejado de tocar su cabello, aunque sus ojos continuaban clavados en su duro perfil--. Mi padre lo paso fatal cuando sucedio lo del divorcio. Ahora ya esta mas tranquilo. De hecho, ha empezado a salir con alguien. Siguieron charlando un poco mas hasta que el aparco el coche junto a una acera y lo detuvo. --?Que pasa? --pregunto Cristina con el corazon encogido. Mario tiro del freno de mano, apago las luces y saco la llave del arranque. Ofrecio una sonrisa que derrochaba promesas. --Vivo aqui. --?Aqui? --pregunto con sorpresa. El asintio y salio del coche. Ella tambien lo hizo y, una vez en la calle, paseo la mirada por la zona con atencion. Sabia que tenia un apartamento, pero como casi siempre estaba en casa de sus tios… Claro, !que boba! No podia llevarla alli. Los padres de Paula los matarian a ambos. Mario se acerco a ella y cogio su mano, instandola a caminar hacia uno de los portales. El barrio estaba bien. Era una zona nueva, llena de farolas, y tenia mas edificios en construccion. Un par de altas gruas, con garras de hierro, se recortaban en la oscuridad un poco mas adelante. Cristina respiro con fuerza y otra vez disimulo una sonrisa. Por un momento, habia llegado a pensar que el estaba arrepentido. Sin embargo, una vez que entraron en el ascensor y Mario la apreto entre sus brazos para besarla los labios, olvido quien era el, y quien era ella. No pudo evitar sentir esta vez que el calor crecia entre sus muslos. Su sueno se iba hacer realidad. Capitulo 1 El secreto Mario se levanto de la cama arrastrando los pies. No habia podido dormir mucho y, aunque no se arrepentia de ello, tenia que enfrentarse a la realidad. Abrio el grifo del agua fria y se lavo con ella. Alzo la cara y encontro sus ojos en el espejo. Gotas de agua pendian de la barbilla y la nariz. ?Que demonios habia hecho? Cristina era un miembro mas de su familia. !Por Dios! !Era la amiga de su prima! Inspiro hondo. Agarro la toalla y se seco la cara. No podia decir que no sabia lo que hacia cuando devoro sus labios con ansia, cuando bebio de su piel. Cuando hizo que la joven clavara las unas en las sabanas mientras el se hundia en su cuerpo con los dedos incrustados en la estrecha cintura. !Por supuesto que sabia quien era ella! La habia visto crecer, fascinado por como su cuerpo habia ido cambiando y madurando a lo largo de esos anos. Cautivado por el azul de sus ojos. Maravillado con toda ella, desde los pies hasta el ultimo pelo de la cabeza. Pero ?que iba a pasar ahora? Trago con dificultad. Su tio Raul y su tia lo matarian si se enteraban. --No se lo voy a decir a nadie --escucho que decia ella desde detras. Se volvio a mirarla. No habia escuchado sus pasos. Cristina llevaba el cabello revuelto sobre los hombros y unos cuantos mechones claros acariciaban la frente lisa. Tenia los ojos ligeramente hinchados por el sueno. Pero mas tenia los labios, que brillaban rosas. Alargo la mano hacia su cara y planto su palma en la mejilla. Ella era suave y calida, y todavia desprendia el aroma del perfume que llevaba la noche anterior. Se inclino sobre ella y atrapo sus labios con suavidad. Jamas habia besado unos labios tan dulces. Una boca que lo llevaba al paraiso, o al mismo infierno. Necesitaba aprovechar los ultimos minutos con ella. ?Y despues? ?Iba a ser capaz de volver a verla y de actuar como si nada entre ellos hubiera pasado? Afianzo el beso. Queria beber hasta el ultimo aliento de aquellos labios tiernos y blandos que se amoldaban a su boca como si hubieran nacido para estar alli. Y cuanto mas acariciaba la lengua con la suya, mas deseaba que aquel tormento no se acabara nunca. La empujo contra la pared del pasillo y utilizo la pierna para obligarla a abrir las suyas. Lucho por no perder el control de su cuerpo, aunque era consciente de que esa noche habia descubierto que intentar hacer el amor con ella de un modo calmado era algo muy dificil. Cristina era muy sexy y, con solo clavar sus ojos azules en el, lograba desarmarlo por completo. Las manos de Mario comenzaron a deslizarse por el cuerpo femenino por debajo de la camiseta hasta alcanzar los pechos. Sus caricias arrancaron gemidos de placer al detenerse en ellos y jugar con sus duros botones. Los senos eran redondeados, perfectos para el hueco de sus manos. Ella alargo los brazos para rodearlo, pero Mario sabia que, si lo hacia, estaria perdido. Echo la cabeza un poco para atras, impidiendolo, y respiro despacio, tranquilizandose. Tras unos segundos, empujo la espalda de la mujer contra su cuerpo hasta que sus torsos quedaron tan unidos que ni siquiera el aire podia pasar entre ellos. La joven estaba desnuda bajo la camiseta. Sin embargo, la prenda no le duro mucho tiempo puesta. Mario necesitaba verla mientras, en su fuero interno, detenia todos los relojes del mundo y lanzaba una plegaria silenciosa pidiendo que ese momento no acabara nunca. Arrojo la camiseta al suelo y volvio a arroparla entre sus brazos, suspirando al contacto con los pechos turgentes que se aplastaban contra su torso. Ella, por fin, consiguio rodear su cuello con sus delgados brazos y le ofrecio la boca de nuevo, devolviendole el beso con la misma fuerza y pasion con la que el se lo daba. Se olvidaron de respirar. O respiraban el uno del otro. Mario la alzo e hizo que sus largas piernas se anclaran en sus caderas. La tomo alli mismo, en el hueco de la puerta del bano. Una de sus manos aferrada a un punado de cabellos rubios, sosteniendo la cabeza femenina. La otra estaba colocada en la estrecha cintura y hundia los dedos en ella con cada embiste que daba. A cada movimiento sentia los pechos saltar entre sus cuerpos, acariciando su torso. Ella se aferraba a sus hombros con la cabeza inclinada hacia atras, y con los ojos cerrados gemia y suspiraba llevada totalmente por la pasion. Era preciosa. Su cuerpo era precioso. --Abre los ojos, canija --suplico el--. Mirame, por favor

  • Nunca fue tan perfecto de Laimie Scott

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    Una nueva y apasionante novela de Laimie Scott.

  • Tras el muro de tus suenos de Chris De Witt

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    Una intensa y caotica relacion que hara que, una vez que te sumerjas en sus paginas, seas incapaz de abandonar la lectura hasta el final.
    ?Como reaccionarias si tu peor adversario, de quien vienes huyendo desde hace un ano y medio, apareciese repentinamente en tu vida, e incluso en tus suenos?
    ?Como explicarias a tu corazon que tu mas cruel y temible enemigo te atrae como nadie? ?Como podrias reconciliarte contigo misma si sabes que el profundo odio que te obliga a alejarte de el se debate contra otra fuerza que nace de ti y que te empuja a que regreses a sus brazos?
    ?Y que harias, despues de todo, cuando libres la mas cruel y encarnizada de las batallas, sabiendo que tu enemigo sera inexorable y que no se detendra hasta que te rindas y aceptes que el te ha elegido para que seas completamente suya?
    Tras el muro de tus suenos relata la apasionante historia entre la impactante Aniel Mitchels y el temible guerrero silverwalker Gabriel Trost de la Estirpe de Plata.

  • La imborrable huella del amor de Mari Cruz Gonzalez

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    Yo era la chica mas feliz que pisaba este planeta. Tenia un trabajo con un buen sueldo que me permitia llegar desahogadamente a final de mes, una familia bastante unida y un novio que me queria con locura. Aaron era perfecto. Llevabamos diez anos como pareja y justo el dia en el que los cumpliamos, hinco rodilla delante de casi cincuenta personas en el restaurante en el que cenabamos esa noche. Todavia recuerdo las exclamaciones de asombro, un camarero grabandonos y una cocinera rechoncha llorando como una magdalena, sorbiendose los mocos mientras todos los alli presentes aplaudian. Fue la noche mas bonita, romantica y magica que recuerdo. Teniamos una relacion de envidia o eso me decian mis amigas. La verdad era que nos llevabamos muy bien, apenas discutiamos y no teniamos problemas de confianza, sinceridad o fidelidad. Viviamos juntos desde hacia seis anos y la convivencia era bastante buena: cocinaba, me ayudaba con las tareas domesticas, era ordenado, limpio y un manitas arreglando cosas. Era increible. No tenia mas palabras para describirlo. Era mi principe azul, por el que hubiera dado todo. Estabamos tan emocionados con casarnos que hasta planeamos un viaje. Yo fui la que propuso la idea. Nos ibamos a Andorra en nuestro propio coche. Queriamos una pre-luna de miel: esquiar, estar en contacto con la naturaleza rodeados de montanas y respirando aire puro. Lo organizamos todo en nuestros respectivos trabajos para poder ir en febrero. Pero antes de irnos, mi madre, mi futura suegra y yo nos fuimos a comprar el vestido de novia mas espectacular que habia. Lo encontre despues de recorrer varias tiendas: un palabra de honor con una cola larga. Las dos mujeres que me acompanaban se emocionaron al verme de blanco. Lo guarde muy bien en casa de mis padres, Aaron no podia verlo. La noche anterior al viaje la dedicamos a hacernos el amor tan apasionadamente que parecia que aquella era la ultima vez que iba a tenerlo en mis brazos. Me abrace a su cuerpo, escuchando a su corazon latir a mil despues del orgasmo, y senti unas irrefrenables ganas de hacerle saber cuanto lo amaba. Se lo dije unas veinte veces o mas mientras me comia su cara a besos para despues volver a abrazarme a el en nuestro ultimo abrazo antes de quedarme dormida. Salimos despues de comer. Decidimos hacerlo asi para que yo pudiera conducir un tramo pues me daba respeto conducir de noche. Paramos en una gasolinera a estirar las piernas, llenar el deposito de combustible y hacer el cambio. El conduciria hasta Andorra y ya empezaba a oscurecer. Nos dirigiamos a Zaragoza a una velocidad normal, puesto que apenas habia coches en la carretera. La musica sonaba de fondo y yo le daba conversacion sobre lo que ibamos a hacer alli. Estabamos muy ilusionados por conocer un pais nuevo aunque fuese pequeno. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, nuestros planes se truncaron para siempre. Solo recuerdo una luz cegadora y nuestros gritos. Aaron sobre el airbag. Dolor. Sangre. Luz. Silencio. Paz. -- Judith, Judith... Me gire reaccionando a mi nombre. Era Aaron. Estaba lejos en aquella inmensidad totalmente blanca. No podia correr, ni lanzarme a sus brazos. Al llegar a el, me cogio de las manos y me sonrio. -- Te quiero-- yo le respondi lo mismo--. Pero ha llegado el momento... tenemos que separarnos aqui. Lo mire aterrada. ?De que estaba hablando? -- ?Por que? Quiero irme contigo. No quiero estar en un sitio donde no estes tu-- fue lo unico que pude decir. -- No puedes-- dijo mientras negaba con la cabeza y apretaba mis manos--. No es tu hora. No es demasiado tarde para ti, pero si para mi. No entendia nada, todo esto sonaba a despedida. -- Tengo que irme pero ten por seguro que no te voy a dejar ni un solo segundo sola. Te deseo lo mejor. Te amo muchisimo. Nunca lo olvides, por favor. Me beso en los labios y me abrazo. No podia llorar. Comenzo a alejarse. Comenzo a desvanecerse en el aire. -- !Espera, Aaron!-- intente correr--. !Te amo, te amo! Llegue hasta el pero ya era tarde. Cai de rodillas sin comprender todavia. Un profundo dolor me recorria el cuerpo. Y luego, luz. Luz blanca y pura. Tranquilidad absoluta. Abri los ojos poco a poco. La luz de los fluorescentes me hacia dano. Un pitido intermitente retumbaba por toda la habitacion, haciendose el dueno del silencio junto a un ruido ensordecedor y monotono. Parpadee repetidas veces, lo veia todo muy borroso. Estaba tumbada en una cama con un monton de maquinas a mi alrededor. Tenia puesta una mascarilla de oxigeno. Bajo ella, un pequeno tubo se apoyaba encima de mi oreja y, pegado a mi mejilla por alguna especie de cinta adhesiva, se introducia en mi fosa nasal izquierda. Algo rigido me rodeaba el cuello hasta la clavicula. Sentia ganas de vomitar y me dolia la cabeza. Levante los brazos para observar que tenia cables en ellos, en mis dedos y hasta en el pecho me los pude palpar. Tambien conte al menos una aguja atravesandome la piel. Movi un poco mis piernas, la izquierda la tenia en alto rodeada de escayola y me dolia a rabiar. Hice un guino y solte un grunido de dolor. Me sentia cansada, agotada, como si un camion me hubiera pasado por encima. Oi una exclamacion de susto a mi derecha. -- !Doctor, doctor!-- salio apresuradamente una enfermera de la habitacion. No la habia visto, mi campo visual era muy limitado. Me dolia demasiado el cuello y lo tenia inmovilizado. Al poco rato entro un hombre. -- Judith, al fin-- suspiro con alivio. Me sonaba su voz--. ?Como estas? Me encogi de hombros. !Dios! Me dolia todo. Los ojos se me cerraban. -- ?Puedes hablar?-- espero un instante y luego insistio--. Habla, por favor. -- Me duele todo. ?Donde estoy? ?Que ha pasado?-- mi voz sono muy debil y ronca. -- Tranquila, Judith. ?Te acuerdas de mi?-- se acerco mas a la cama y busco mi mirada perdida. Lo mire a la cara detenidamente, haciendo un enorme esfuerzo para que no se me cerraran los parpados. Me sonaba tambien. -- ?German?-- asintio y sonrio ampliamente. Se sento sobre la cama. -- Aun te acuerdas de mi-- confirmo sin dejar de sonreir. -- Me alegro de verte-- tosi por culpa del vapor de la mascarilla y el temblor de mi cuerpo al hacerlo fue peor que haberme ahogado con el. Frunci el ceno con resignacion. -- Yo tambien, pero no asi-- me miro de arriba hacia abajo haciendo enfasis en 'asi'. -- ?Que ha pasado, German?-- musite sin apenas fuerza en la voz. -- Tuviste un accidente de coche. Un borracho conducia en direccion prohibida en plena autovia y chocasteis de frente. Has estado casi un mes en coma, no habia muchas posibilidades de que salieras de el. Estas viva de milagro. Me quede paralizada un momento. Recorde una luz cegadora. Tosi. -- ?Puedes quitarme esto, por favor? Si no me he muerto, esto me va a matar. Ademas, parezco Darth Vader-- hice el intento de quitarmelo pero el me bajo la mano hacia el colchon mientras sonreia. -- No, no puedes quitartelo, al menos aun no. Tienes que descansar-- me apreto la mano derecha. Mire nuestras manos juntas. Un anillo precioso brillaba en mi dedo anular. Gritos. Dolor. Sangre. -- !Aaron!-- grite, reuniendo las pocas fuerzas que tenia--. ?Y Aaron? German se puso serio y trago saliva con cierta dificultad. Se levanto, rehuyendo mi mirada. -- Tranquila, Judith, tienes que descansar-- repitio, nervioso. -- ?Donde esta Aaron?-- espere contestacion pero no la recibi--. Dimelo, German. Se miro las manos mientras retrocedia hacia la puerta. El monitor cardiaco pitaba cada vez mas rapido. -- !Maldita sea, dimelo!-- insisti, incorporandome dolorosamente. Empece a quitarme la mascarilla, la aguja y los cables de mi pecho, brazos y manos como pude. Me sorprendio aquella repentina fuerza que me invadio estando en tales circunstancias. Las maquinas que me rodeaban comenzaron a volverse locas emitiendo pitidos. -- !Para! !Enfermera!-- grito mientras me retenia de las munecas contra la cama--. !Enfermera! -- !Solo dime como esta Aaron! !Necesito saberlo, por favor!-- forcejee con el en vano mientras las lagrimas me caian a raudales a ambos lados de mi cara y se estampaban contra el collarin y la sonda. Una enfermera entro a toda prisa y me cogio de un brazo. Senti un pinchazo y en seguida deje de tener voluntad. -- Tranquila, Judith-- oi la voz de Aaron y me di la vuelta. Ahi estaba el de nuevo. Ahora, en el parque donde nos conocimos o, mejor dicho, donde nos presentaron.

  • Mi mejor jugada de Blanca Tunez

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    Despues de que Jason fuese valiente y confesase su sexualidad, las cosas no salieron nada bien con su familia. Tras echarlo de casa, Scott lo acoge en su piso y comienzan a vivir juntos, lo que ocasiona problemas con Alex hasta el punto de romper.Sintiendose libre, decidio volver a la universidad para despejarse y avanzar un poco mas en todos los aspectos. ?Podra Alex recompensar lo que ha hecho de alguna forma? ?Jason sera capaz de perdonar, no solo a Alex, si no a sus padres por su desprecio? Al mismo tiempo, Autumn se establece en Minnetsota despues de encontrar a Cameron y de ser cosnciente de lo que hizo en el pasado, se pone de lado de su hermano para apoyarlo en todo lo posible. El tiempo la ayuda a reconciliarse con todos a los que hizo dano en el pasado y con ella misma, estableciendo una nueva vida, conociendo a alguien especial?Sera capaz de no estropear esa relacion? ?Podra enamorarse de nuevo y permitirse ser feliz sin pensar en el pasado?

  • Canciones para el incendio de Juan Gabriel Vasquez

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    Un nuevo libro de relatos del ganador del Premio IMPAC y el Premio Alfaguara de novela por El ruido de las cosas al caer.

  • Los drusos de Belgrado de Rabee Jaber

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    En 1860, el Imperio otomano dominaba todo el Mediterraneo oriental, desde Tunez hasta Bosnia. Los pueblos musulmanes y cristianos de uno y otro lado del Bosforo convivian bajo un mismo e insostenible poder, que pronto llegaria a su fin.
    Una manana de ese ano, Hanna Yaqub, un joven cristiano vendedor de huevos de Beirut, se despide de su esposa y de su hija, para salir a recorrer la ciudad con su cesta.

  • Siete Cero Dos de Paloma Ainsa

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    Emma es contable. Su vida transcurre sin sobresaltos, y su circulo social se limita a cuatro amigos y a su excentrica madre.

  • Forajida de Mar Fernandez

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    Tras los horrores de la guerra, Justin Chandler regresa a su hogar en Kansas deseando retomar su vida donde la dejo. Un ano despues, dirige el consultorio medico de Rocky Meadow y esta felizmente casado con Cassie Sanders, una joven dulce y bondadosa.
    Pero un dia cualquiera todo su mundo se derrumba al encontrar el cuerpo de su esposa sobre un charco de sangre. Desde ese momento, su unico objetivo es encontrar al asesino de Cassie, y de este modo emprende un viaje cuyo unico fin es la venganza.
    Su busqueda le lleva hasta un saloon en Denver donde, durante una partida de poquer, conoce a Shan, un muchacho enclenque y bravucon que llama su atencion. Cuando descubre sus facciones, hasta entonces ocultas bajo el ala de su sombrero, siente que su corazon se detiene y que lo imposible se convierte en real.
    Vive una aventura llena de romance, pasion y venganza en el lejano oeste de la mano de Justin y Shan.

  • Al lado de Blake Pierce

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    La pasante del Equipo de Respuestas de Evidencia del FBI Chloe Fine, de 27 anos, se ve obligada a enfrentarse a su propio pasado oscuro cuando su hermana gemela perturbada necesita su ayuda… y cuando un cuerpo aparece muerto en su pequeno pueblo suburbano.

  • El enano de Fernando Ampuero

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    Erase una vez un enano que aparecia en la television y que se creia el dueno de la verdad. Erase una vez un petimetre cuya religion era la insidia y el devaneo revanchista. Con tal individuo suelto en Lima, las rencillas y los resquemores estaban, por lo comun, a la orden del dia.

  • El bebe inesperado del seductor de Nicki Jackson

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    Cuando Sarah Montgomery conoce al seductor multimillonario Santino Orlando en un viaje de negocios a Espana, siente una atraccion irrefrenable por el. Despues de una noche de ardiente pasion, Sarah no espera que Santino continue en su vida. !Hasta que descubre que esta embarazada de el!

  • El corazon de la fiesta de Gonzalo Torne

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    Despues de heredar un enorme piso en el centro de Barcelona (una <>), Clara Montsalvatges decide reconvertirlo en un espacio donde cuidar a amigas que pasan una mala racha, ya sea profesional, amorosa o de salud. El verano llega, el espacio se vacia y en el piso de enfrente se instala una pareja de vecinos misteriosos que no tardaran en entregarse a desagradables discusiones a gritos. Un poco por miedo a la violencia y un poco por jugar, Clara convoca a su antiguo novio (de quien sigue dudando si es el hombre de su vida o una calamidad manifiesta) para que la ayude a <> la situacion mientras deciden que hacer el uno con el otro. Tras una noche de risas interrumpida por golpes y alaridos, Clara terminara allanando el piso de enfrente y se convertira (empujada por la curiosidad y en contra de su sentido comun) en la confidente de su vecina, que la arrastrara a un remolino de vivencias donde los origenes modestos se mezclan con la promesa del lujo, y donde el desprecio y la desconfianza compiten con la feroz alegria de las ambiciones, todo recorrido por la bendicion y la pesadilla del dinero: bienvenidos al mundo de Violeta Mancebo, la nuera del Rey de Cataluna. Planteada como una luminosa comedia romantica que no tarda en revelar su caustico interior, El corazon de la fiesta dibuja a partir de la historia intima de dos parejas las grietas de una sociedad tensionada por los sentimientos comunitarios y las diferencias de clase, el coctel explosivo que forman al mezclarse la nacion y el dinero. Propulsado por una prosa vibrante y desvergonzada, y por una mirada tan acerada como lucida, Gonzalo Torne ha escrito, con El corazon de la fiesta, su novela mas audaz, y una de las mas ambiciosas y pertinentes de los ultimos tiempos.

  • Amando a la estrella (Love me, pop star 2) de Marta Frances

    https://gigalibros.com/amando-a-la-estrella-love-me-pop-star-2.html

  • La casa de las noches rotas de Charlotte Nicole Davis

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    El pais de Arketta las llama las Chicas de la Buena suerte, pero saben que suerte es lo unico que no tienen. Siendo ninas, las venden a las Casas de Bienvenida, donde les hacen una marca maldita. A partir de aqui, quedan atrapadas en una vida que no han elegido.

  • No lo llames deseo de Noelia Amarillo

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    El amor no es tan maravilloso como lo pintan. El amor es deseo, caricias y risas, pero tambien traicion y dolor. Es agonizar hasta desaparecer, hasta darte cuenta de que no eres capaz de reconocerte ante el
    espejo. He amado con locura. Por amor he soportado mucho mas de lo soportable, he llorado y he sangrado. Me he roto en pedazos y he tardado meses en volver a ser poco mas que una sombra del hombre que era. Asi que no pienso caer en el mismo error. Porque amar es un enorme y terrible error.

  • Herencia maldita de Nicole Negron

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    Luego de diecisiete anos de estar bajo el cuidado de su padre y su protector. El manto del engano cae, dejando al descubierto un mundo fantasioso hacia su vista, sin embargo, lo que nunca espera es que esa vida empeore. Llevandola a un oscuro universo, lleno de secretos, donde encuentra seres despreciables ante los humanos tambien conocidos como brujos, quienes se dejan guiar por el odio y la avaricia.

  • Oriente Medio, Oriente roto de Mikel Ayestaran

    https://gigalibros.com/oriente-medio-oriente-roto.html

    Cuando Mikel Ayestaran decidio convertirse en reportero de guerra, dejando atras un apacible trabajo de redaccion, no tuvo demasiadas dudas sobre hacia donde iba a dirigir sus pasos. Oriente Medio no es la unica zona caliente del planeta, pero, de entre ellas, es la que no falta ningun dia en las secciones de internacional de los medios de todo el mundo. Marcada por profundas divisiones etnicas, politicas y religiosas, en la region las potencias mundiales y los regimenes locales dirimen sus diferencias a traves de terceros paises, y florecen grupos terroristas que han llegado a erigirse en amenaza global, como Al Qaeda o Estado Islamico.

  • La madre perfecta de Aimee Molloy

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    Un thriller psicologico adictivo sobre un grupo de mujeres que ven como el sueno de la maternidad se tambalea y pone a prueba su sentido de la amistad.

  • Un rey sin redencion (Principes 3) de Virginia Camacho

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    Aidan Swafford, en apariencia, es un hombre feliz y despreocupado, un cantante mundialmente reconocido que lo tiene todo; a las mujeres, el dinero, un par de escandalos... Pero todos desconocen que vive preso de la mas profunda melancolia, y que esa sonrisa que a todos proyecta no es mas que una mascara para ocultar que poco a poco su esperanza se ha ido extinguiendo, que se ha ido quedando sin motivos.
    ?Que sera de el cuando al fin cumpla la promesa de vengar la muerte de sus padres? ?Sera el amor, el verdadero amor, el que lo traiga de vuelta a la luz?
    Tal vez este rey, como todos lo llaman, que se siente tan lleno de pecados, si tenga redencion.

  • La dama numero trece de Jose Carlos Somoza

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    L a sombra se deslizaba entre los arboles. La maleza y la noche le otorgaban el aspecto de una figura incorporea, pero era un hombre joven, de cabello largo, vestido informalmente. Al llegar al limite de la espesura se detuvo. Tras una pausa, como para asegurarse de que el camino se hallaba libre, atraveso el jardin en direccion a la casa. Era grande, con una galeria de columnas blancas en la fachada a modo de peristilo. El hombre subio las escalinatas de la galeria, penetro en la casa con tranquila sencillez, recorrio la planta baja sin encender una sola luz y se paro frente a la puerta cerrada del primer dormitorio. Entonces saco del bolsillo uno de los objetos que llevaba. La puerta se abrio sin ruido. Habia una cama, un bulto bajo las sabanas; se oia una respiracion. El hombre entro como la niebla, mas leve que una pesadilla, se acerco al lecho y vio la mano, la mejilla, los ojos cerrados de la muchacha dormida. Aparto con delicadeza la mano y, segundos antes de que despertara, levanto su pequeno menton descubriendo el cuello desnudo, un punteado de lunares, la vida latiendo bajo la piel; apoyo la punta del objeto cerca de la nuez y ejercio una ligera y exacta presion. Un rastro como de petalos rojos lo acompano hasta el segundo dormitorio, donde se hallaba la otra mujer. Cuando salio de este ultimo, sus manos estaban mas humedas, pero no las seco. Regreso por donde habia venido en busca de las escaleras que llevaban a la planta superior. Sabia que arriba se encontraba su verdadera victima. Las escaleras desembocaban en un pasillo. Era largo, estaba alfombrado y se adornaba de bustos clasicos colocados sobre pedestales. La sombra del hombre eclipsaba los bustos conforme pasaba frente a ellos: Homero, Virgilio, Dante, Petrarca, Shakespeare..., silenciosos y muertos dentro de la piedra, inexpresivos como cabezas decapitadas. Llego al final del corredor y cruzo una antecamara magicamente revelada por la intensa luz verde de un acuario sobre un pedestal de madera. Era un objeto llamativo, pero el hombre no se detuvo a contemplarlo. Abrio una puerta de doble hoja junto al acuario, y, con una linterna, convoco las formas de una lampara de arana, varias butacas y una cama con dosel. Sobre la cama, una figura imprecisa. El brusco tiron de las sabanas la desperto. Era una mujer joven, de cabello muy corto y anatomia delgada, casi fragil. Estaba desnuda, y al incorporarse, los pezones de sus pequenos senos apuntaron hacia la linterna. La luz cegaba sus ojos azules. No hubo intercambio de palabras, apenas hubo sonidos. Simplemente, el hombre no se abalanzo sobre ella. no quiero La noche proseguia afuera: habia buhos que observaban con ojos como discos de oro y sombras de felinos en las ramas. Las estrellas formaban un dibujo misterioso. El silencio era una presencia terrible, como la de un dios vengador. En el dormitorio, todo habia terminado. Las paredes y la cama se habian tenido de rojo y el cuerpo de la mujer yacia disperso sobre las sabanas. Su cabeza separada del tronco se apoyaba en una mejilla. Del cuello sobresalian cosas semejantes a plantas marchitas emergiendo de un bucaro. Silencio. Paso del tiempo. Entonces sucede algo. Lenta pero perceptiblemente, la cabeza de la mujer comienza a moverse, no quiero sonar gira hasta quedar boca arriba, se incorpora con torpes sacudidas y se apoya en el cuello cortado. Sus ojos se abren de par en par no quiero sonar mas y habla. --No quiero sonar mas. El medico, un hombre corpulento de cabellos y barba sorprendentemente blancos, fruncio el ceno. --Los somniferos no van a ayudarle a no sonar --advirtio. Hubo una pausa. El boligrafo planeaba sobre la receta sin posarse. Los ojos del medico observaban a Rulfo. --?Dice que siempre es la misma pesadilla?... ?Quiere contarmela? --Contada no es igual. --Pruebe, de todas formas. Rulfo desvio la vista y se removio en el asiento. --Es muy complicada. No sabria. En la consulta no se escuchaba el menor ruido. La enfermera dirigio sus parpadeantes ojos negros hacia el medico, pero este seguia observando a Rulfo. --?Desde cuando lleva sonando lo mismo? --Desde hace dos semanas, no todas las noches, pero si la mayoria. --?En relacion con algo que usted sepa? --No. --?Nunca habia tenido suenos asi? --Nunca. Leve rumor de papeles. --<>, un nombre curioso... --La culpa es de mis padres --replico Rulfo sin sonreir. --Ya imagino. --El medico si sonrio. Su sonrisa era amplia y afable, como su rostro--. <>. Muy joven todavia... <>. ?Como es su vida, senor Rulfo? Quiero decir, ?en que trabaja? --Estoy en paro desde finales del verano. Soy profesor de literatura. --?Cree que le esta afectando mucho esa situacion? --No. --?Tiene amigos? --Algunos. --?Amigas? ?Novia? --No. --?Es feliz? --Si. Hubo una pausa. El medico dejo el boligrafo a un lado y se froto el rostro con las manos. Tenia unas manos grandes y gruesas. Luego retorno a los papeles y reflexiono. Aquel tipo contestaba como una maquina, como si nada le importara. Quiza estuviera ocultando algo, quiza aquellos suenos se relacionaran con un suceso que no deseaba recordar, pero lo cierto era que solo se trataba de pesadillas. El atendia diariamente a enfermos con problemas mucho mas graves que unos cuantos suenos desagradables. Decidio darle un par de consejos y acabar cuanto antes. --Escuche, las pesadillas no tienen demasiada trascendencia clinica, pero son la prueba de que algo no marcha bien en nuestro organismo... o en nuestra vida. Un somnifero es un parche inutil, se lo aseguro, no va a impedirle sonar. Procure beber menos, no acostarse recien comido y... --?Me va a dar los somniferos? --interrumpio Rulfo con suavidad, pero su tono revelaba impaciencia. --No es usted un hombre muy locuaz --dijo el medico tras una pausa. Rulfo sostuvo su mirada. Por un momento fue como si uno de los dos quisiera anadir algo, compartir algo con el otro. Pero un segundo despues los ojos retornaron al suelo o a los papeles del escritorio. El boligrafo descendio y se deslizo por la receta. El prospecto aconsejaba una sola pildora antes de acostarse. Rulfo ingirio dos, ayudandose de un vaso de agua que relleno en el lavabo del cuarto de bano. Desde el espejo le observaba un hombre no muy alto pero si robusto, de cabellos y barba ensortijados y negros y dulces ojos castanos. Salomon Rulfo gustaba a las mujeres. Su atractivo sobrevivia intacto a su descuido personal. Debido a ello, la imaginacion de las dos o tres ancianas solitarias del destartalado edificio donde vivia ardia inventandole un turbio pasado. ?De donde habia salido aquel joven que no hablaba con nadie y casi siempre apestaba a alcohol? Sabian su nombre (Salomon, madre mia, el pobre), que cogia unas borracheras preocupantes, que andaba con putas de vez en cuando, que habia comprado al contado el pequeno apartamento del tercero izquierda casi dos anos atras y que vivia solo. Pese a todo, preferian su presencia a la de los inmigrantes que ocupaban el resto de pisos de aquel bloque de Lomontano, una callejuela angosta y desordenada cerca de Santa Maria Soledad, en el centro de Madrid. Las mas pesimistas pronosticaban, sin embargo, que el <> les daria un susto tarde o temprano. Y agregaban, inclinadas sobre los oidos de las otras: <>. <>, lo defendia la portera, sin poner objeciones a la opinion sobre su aspecto. Rulfo salio del bano y efectuo una parada en el comedor para liquidar los residuos de una botella de orujo, regalo prehistorico de cumpleanos de su hermana Luisa. Se dijo que debia acordarse de comprar whisky al dia siguiente. Era un gasto que no podia permitirse, pero, despues de la poesia y el tabaco, el whisky era una de las cosas que mas necesitaba en este mundo. Luego se dirigio al dormitorio, se desvistio y se metio en la cama. Estaba solo, como siempre, en medio de la noche. Su soledad nunca era facil, pero ahora, ademas, le atemorizaba aquella pesadilla. Ignoraba que podia significar, y su mecanica repeticion habia llegado a agobiarlo. Estaba seguro de que se trataba de una quimera, una fantasia emergida del pantano de su subconsciente, pero retornaba de forma casi inevitable, noche tras noche, desde hacia dos semanas. ?Relacionada con algo? Relacionada con nada, doctor. O con todo. Depende. Su vida era propicia para los malos suenos, pero lo mas grave, lo decisivo, habia ocurrido hacia dos anos. Resultaba absurdo suponer que ahora empezaba a pagar la factura de aquella remota tragedia. Esa tarde, en el ambulatorio de Chamberi, habia sentido la tentacion (ignoraba por que) de confiar por primera vez en alguien y confesarselo todo a aquel medico. Por supuesto, no lo habia hecho. Ni siquiera habia querido contarle la pesadilla. Penso que asi evitaria molestas preguntas y, quien sabe, hasta la posibilidad de recibir una papeleta gratis para el manicomio. Sabia que no estaba loco. Lo unico que necesitaba era dejar de sonar. Preferia confiar en las pildoras. Encendio la luz de la mesilla de noche, se levanto y decidio leer algo sublime mientras aguardaba a que la oleada hipnotica lo cubriera como una suave y tibia marea. Examino las estanterias del dormitorio. Tenia estanterias repletas en el comedor y el dormitorio. Habia libros apilados junto al ordenador portatil, incluso en la cocina. Leia en todas partes y a todas horas, pero solo poesia. Las ancianas de Lomontano jamas habrian sospechado una aficion asi en aquel hombre, pero lo cierto era que procedia de la mas temprana juventud de Rulfo y se habia acrecentado con los anos. Habia estudiado filologia y, en sus buenos tiempos (?cuando habian sido?), habia ensenado historia de la poesia en la universidad. Ahora, nadando en la soledad, con su padre muerto, su madre condenada a vejez perpetua en una residencia y sus tres hermanas dispersas por el mundo, la poesia constituia su unica tabla de salvacion. Se aferraba a ella a ciegas, sin importarle el autor, ni siquiera el idioma. No le resultaba preciso entenderla: gozaba con el simple ritmo de los versos y el sonido de las palabras, aunque fueran extranas. Georgicas. Virgilio. Edicion bilingue. Si, aqui estaba. Extrajo el libro del monton que habia cerca del ordenador, regreso a la cama, abrio el volumen al azar y dirigio los ojos al flujo torrencial de palabras latinas. Aun se encontraba muy desvelado: sospechaba que la inquietud no le dejaria conciliar facilmente el sueno, pese a la ayuda farmaceutica. Pero deseo que el medico estuviera equivocado y las pastillas evitaran que aquel absurdo terror volviera a repetirse. Siguio leyendo. Afuera, el trafico enmudecio. Los ojos se le cerraban cuando escucho el ruido. Habia sido breve. Provenia del cuarto de bano. No pasaba mucho tiempo sin que algo nuevo --una repisa, un anaquel-- se desprendiera de su sitio en aquel miserable apartamento. Resoplo, dejo el libro en la cama, se levanto y camino despacio hacia el bano. La puerta estaba abierta y su interior a oscuras. Entro y encendio la luz. No descubrio nada fuera de lugar. El lavabo, el espejo, la jabonera con el jabon, el retrete, el cuadrito con los arlequines ejecutando una campanela, la repisa metalica, todo se encontraba igual. Excepto las cortinas. Eran opacas, de pesima calidad, y estaban adornadas de un vistoso artificio de flores rojas. Las mismas de siempre. Sin embargo, creia recordar que se hallaban descorridas cuando habia salido del bano la ultima vez. Pero ahora estaban cerradas. Se intrigo. Penso que quiza su memoria le enganaba. Era posible que, antes de salir del bano, las hubiese corrido, aunque no entendia bien por que tendria que haberlo hecho. En cualquier caso, albergaba la sospecha de que el ruido habia sido provocado por algo que habia caido a la banera despues de rebotar en ellas. Supuso que seria el frasco de gel, y tendio la mano para descorrerlas y comprobarlo. Pero de pronto se detuvo. Un miedo inexplicable, casi inexistente, casi virtual, congelo su estomago y levanto como pequenas empalizadas los vellos de su piel. Comprendio que se habia puesto nervioso sin ningun motivo real. Es absurdo, ahora no estoy sonando. Estoy despierto, esta es mi casa, y detras de esas cortinas no hay nada, solo la banera. Reanudo el gesto sabiendo que las cosas seguian como antes; que encontraria, quiza, un objeto caido, puede que el frasco de gel, y que, tras verificarlo, regresaria al dormitorio y los somniferos le harian efecto y lograria descansar toda la noche hasta el amanecer. Descorrio las cortinas con absoluta tranquilidad. No habia nada. El frasco de gel seguia en su sitio sobre la repisa, junto al champu. Ambos botes llevaban meses alli: Rulfo no exageraba, precisamente, en lo tocante a su higiene personal. Pero lo cierto era que nada se habia caido. Supuso que el ruido se habia originado en otro apartamento. Se encogio de hombros, apago la luz del bano y regreso al dormitorio. Sobre su cama se hallaba el cuerpo desmembrado de la mujer muerta, la cabeza cortada apoyada en los pechos contemplandolo con ojos lechosos, el cabello endrino y humedo como el plumaje de un pagalo y una lombriz de sangre huyendo de las comisuras de sus labios yertos. --Ayudame. El acuario... El acuario... Rulfo dio un salto hacia atras, rigido de terror, y se golpeo el codo con la pared. un grito No sonaba: estaba bien despierto, aquel era su dormitorio y el golpe en el codo le habia dolido. Probo a cerrar los ojos un grito, oscuridad y volver a abrirlos, pero el cadaver de la mujer seguia alli (ayudame), hablandole desde la carniceria de su cuerpo destrozado (el acuario) sobre las sabanas. Un grito. Oscuridad. Desperto banado en sudor. Se encontraba en el suelo, junto con la mayor parte de las sabanas. Al caer de la cama se habia golpeado el codo. Aun aferraba el libro arrugado de Virgilio.

  • Cuando los hechos cambian de Tony Judt

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    Por el autor de Postguerra, Algo va mal y Pensar el siglo XX.

  • La Companera Del Oso de Jasmine Wylder

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    Serena siempre habia pensado en su abuela como una mujer fuerte. Desde que tuvo uso de razon, habia estado alli. De pie, alta y orgullosa, liderando el clan como su matriarca. Serena nunca penso que veria el dia en que su abuela yaciera en cama, con un aspecto fragil y debil, con mantas a su alrededor, y una bandeja de comida intacta a su lado. La joven lucho para concentrarse en el libro que tenia en sus manos. Habian pasado varios meses desde que una bomba estallo en la oficina de la matriarca, y la hirio gravemente. Durante un tiempo, no se supo si se recuperaria, y aunque sobrevivio, no recupero la fuerza que la caracterizaba. Las arrugas de su cara se habian profundizado. Habia una tristeza en sus ojos que la hacia parecer vieja. Serena nunca antes la habia considerado una anciana. A pesar de sus canas, su abuela siempre habia sido joven en su mente, joven y hermosa. Ahora no era menos bella, pero su edad se notaba de verdad. Serena dejo de leer por un momento y busco un vaso de agua. --?Como te sientes, abuela? --Nunca se habia sentido bien llamandola "abuela" o algo menos formal--. Deberias comer algo. --Estoy bien, Serena. --La mirada severa que le dio a su nieta fue atenuada por el agotamiento de sus ojos--. Puede que no este sanando tan rapido como cuando era mas joven, pero eso no significa que esto vaya a dejar ningun dano permanente. No soy tan fuerte como antes…. Si tu madre estuviera viva, me habria retirado de este puesto hace anos. --Aun eres fuerte y… --Silencio, Serena. --Su abuela le quito el libro y lo cerro--. No te pedi que vinieras aqui para que leyeras para mi. Mis ojos funcionan bien. Tu y yo necesitamos tener una charla seria. El estomago de Serena se apreto. Ella sabia exactamente lo que esta seria charla implicaria. A los veintitres anos, terminaria siendo la matriarca mas joven que jamas haya tenido este clan. No deberia ser asi. Si su madre estuviera viva o si su madre hubiera tenido alguna hermana, entonces serian ellas las que relevarian a su abuela. Pero se habia ido, y con la matriarca actual en este estado…. Sus manos se tensaron en su regazo, pero se nego a decir nada que hiciera pensar a su abuela que no estaba a la altura de las circunstancias. Si, era joven, pero no estaba sola en esto. Los hermanos de su padre, su tia Natasha y su tio Clifford, estaban alli para ella, sin mencionar a los asesores de la matriarca. Tampoco era como si la estuvieran arrojando de cabeza a su rol sin precedentes. Serena se habia estado reuniendo con su abuela en sus oficinas desde que tenia la edad suficiente para sellar sobres y contestar telefonos. Los ultimos meses ella tambien habia estado actuando como matriarca. --El mes del Orgullo de los Shifters de este ano anduvo muy bien --dijo Serena, como si se tratara de una reunion informativa, en lugar de una transferencia de poder--. Tuvimos algunas amenazas, pero ningun incidente, salvo unos cuantos manifestantes. Sin embargo, perdieron impulso bastante rapido. Las cosas estan mejorando. Desde el incidente con el doctor Alava, la mayoria de los grupos antishifters se han retirado. Sin embargo, estamos viendo un resurgimiento de una faccion. Hay pruebas de que se estan levantando sobre los preceptos de Dwayne Sawyer y lo estan convirtiendo en un martir. --Serena. --Ella se quedo en silencio e inclino la cabeza. --Me estoy cansando demasiado para esto. --Su abuela le agarro la mano--. La lentitud de mi curacion es prueba de ello. Me ha estresado mucho. El clan no puede tener a una anciana enfermiza como matriarca. --No eres anciana ni una enferma, abuela. Estallo una bomba y te llevara tiempo recuperarte. Su abuela le dio una mirada severa, haciendola caer de nuevo en silencio. --No te hablo como tu abuela, Serena, sino como tu matriarca. Si Annamarie no nos hubiera sido arrebatada tan tragicamente, ahora seria quien desempenaria el rol. No es bueno que una persona este sentada en el poder tanto tiempo. Es hora de que una generacion mas joven se haga cargo de su propio futuro. Serena asintio, mordiendose el labio. No era como si temiera convertirse en matriarca. Era solo una gran responsabilidad, y ella esperaba poder obtener mas experiencias del mundo real antes de que el traspaso fuera necesario. A pesar de que se habia graduado de la escuela secundaria antes de tiempo y habia estado tomando cursos universitarios en linea de economia, ciencias politicas y derecho, todo era conocimiento teorico. No habia visto el mundo, no habia viajado a todos los lugares que queria ver. Lo mas lejos que habia estado fue para visitar a su clan hermano a unos cuantos condados mas alla. Y ahora, ?alguna vez podria irse? El deber de una matriarca era hacia su clan. Sus propios deseos ni siquiera llegaban en segundo lugar. Estaban al final de la lista. --Si Annamarie estuviera aqui… --La matriarca se callo. Serena no recordaba mucho de su madre o padre. Ambos habian sido asesinados cuando ella era pequena. No estaba segura de si los pocos recuerdos que tenia eran reales o si provenian de las historias que le habian contado y de las fotos que habia visto. Se levanto sola. --No esta, abuela. Y por mucho que ambas lo deseemos, no esta. Se que crees que es hora de que me convierta en matriarca… Pero no estoy lista. Todavia soy joven, sin experiencia. Estoy acostumbrada a seguir tu ejemplo, no a tomar decisiones que afecten al clan. No estoy lista. --Tienes que estarlo, Serena. Ya es hora. Ya no soy apta para liderar el clan, y si tu no estas a la altura de la tarea, ?quien lo estara?. --dijo la abuela y Serena bajo la mirada de nuevo. --Y eso significara tomar un companero. Eso era lo que mas temia Serena. No la idea de tener un companero, sino de tener un companero siendo tan joven. Nunca antes habia salido con alguien, y eso era lo que mas le pesaba. Por supuesto, ella habia estado enamorada antes, pero nunca actuo en consecuencia. Ni siquiera tuvo la experiencia de tener mariposas en su estomago mientras sostenia la mano de un chico. Pero una matriarca no podria serlo sin un companero. Era una tradicion antigua. Los lideres, ya sean matriarcas o alfas, tenian que tener companeros. Los hacia mas estables y les daba un control de su poder; el companero era alguien que podia templar los instintos. --Cuando Annamarie se caso con Jackson, rompio con la tradicion --continuo la matriarca--. Durante generaciones, nos hemos apareado con hombres de nuestro clan hermano. Nuestros lazos con el clan McCloud se han debilitado por esa accion. Se han necesitado todos estos anos para reparar ese dano. Se que querias una pareja que pudieras conocer y amar antes del matrimonio, pero eso no sucedera. --Tengo que casarme con el hombre que me gane en la competencia.... --La voz de Serena se sentia vacia, sin emocion. La matriarca apreto su mano. Su expresion era comprensiva, pero no habia nada que decir. Serena sabia por que. Esto era lo que mas rechazaba, pero era necesario. El suyo era un clan pequeno. No podian permitirse alienar a su clan hermano. Aunque tenian varias personas muy ricas en su clan, el apoyo ofrecido por las McCloud era necesario para desarrollar una infraestructura para el futuro. --Yo no era feliz cuando estuve en tu situacion --continuo la matriarca--. Tu abuelo era un hombre rudo. Cuando me case con el, pense que seria miserable para siempre. Pero llegamos a ser muy unidos, el y yo. Quizas no los verdaderos companeros de los que tanto oimos hablar, pero funciono. Igual que paso con mi madre, mi abuela y con todas las mujeres de nuestros antepasados. Cuando eres una matriarca… --El clan es lo primero --concluyo Serena. Sin pensarlo, la imagen de Tristen Cade floto en su mente. Alto, con musculos prominentes y ojos de halcon. Era del clan McCloud. Habia sido traido por el tio Clifford para proteger a su companera embarazada de una amenaza, y a sus futuros bebes. Sin embargo, Tristen habia permanecido cerca, incluso despues de que se elimino esa amenaza. Aunque Clifford y Tristen eran mejores amigos, Serena no habia tenido mucho que ver con el hasta hacia poco. Tristen era un Navy Seal y solo venia a visitar al clan de vez en cuando para ver a Clifford. Mayormente, habian pasado tiempo juntos cuando Clifford estaba estudiando para ser abogado y lo que ella recordaba de el, de cuando era nina, era a un hombre llamativo que apenas le prestaba atencion. ?Y ahora que habian pasado tanto tiempo juntos? Serena se dio cuenta de que le gustaba mucho. Era un poco embarazoso, pues ella no podia controlarse cuando estaba cerca de el y siempre trataba desesperadamente de impresionarlo, a pesar de saber que nada saldria de ello. Tristen era mucho mayor, y sabia que el no estaba interesado en ella de esa manera. ?Y si lo estuviera? ?Como reaccionaria su familia si saliera con un hombre mucho mayor? La companera de Clifford, Lori, incluso, le habia advertido que no se acercara a Tristen, alegando que los hombres que iban por mujeres de la mitad de su edad solo buscaban a alguien a quien controlar. Serena sabia que ese no seria el caso de Tristen, pero de nuevo, caia en la cuenta de que el no estaba interesado en ella. Punto final. No tenia sentido pensarlo. A menos que si estuviera interesado, pero, debido a la gran diferencia de edad y a situaciones personales, no actuara en consecuencia…. Serena se mordio el labio. Era posible que adquiriera algo de experiencia antes de tener que tomar una pareja que apenas conocia…. --Hare lo que tenga que hacer por el clan --dijo, volviendo a mirar a los ojos de su abuela--. Puedes contar conmigo. --Bien. Ya he empezado a hablar con el clan McCloud. Estan organizando los juegos para que tu companero se pruebe a si mismo. Despues de que tu y el se hayan comprometido --aqui la matriarca se detuvo y Serena asintio para mostrar que entendia lo que queria decir-- despues de eso, te entregare oficialmente el manto de la matriarca. Serena volvio a asentir con la cabeza. Un bulto se levanto en su garganta, pero enderezo sus hombros y respiro profundamente para tragar. Tenia que suceder. Ya fuera hoy o dentro de un ano o mas. Sucederia. No tenia sentido llorar por lo inevitable. No era como si fuera a estar atrapada con alguien cruel. Su pareja estaria obligada a protegerla. ?Y si terminara hiriendola? Bueno, entonces seria la prueba de que no eran verdaderos companeros despues de todo, seria enviado de vuelta a su clan avergonzado, y se seleccionaria a un nuevo companero para ella. Todo lo que tenia que hacer era hablar. --Esto ha sido mucho para procesar. --La matriarca le dio a su mano un apreton final y la dejo ir--. Tomate un tiempo para pensar, Serena. Tendremos que hacer un anuncio al clan muy pronto. Con un asentimiento mas, Serena casi sale huyendo de la habitacion. Asi que esto estaba p a s a nd o. ? Q ue d e b i a ha c e r a ho r a ? ? S o l o e s p e r a r ? O… o, q ui z a s, p o d r i a l a nz a r s e a una u l t i ma a c c i o n i mp ul s i v a… Capitulo DOS Era hora de ir a casa para Tristen. La amenaza contra Lori y Clifford habia terminado, y no tenia sentido que se quedara mas tiempo. De todos modos, necesitaba volver a su puesto militar. A pesar de que se le habia prometido el tiempo libre que necesitara, estaba ansioso por volver… aunque fuera el unico shifter de su equipo y los demas lo condenaran al ostracismo por ello. Mas de una vez, estuvo a punto de ser expulsado por la forma en que lo trataban. En su linea de trabajo, tenian que confiar y depender el uno del otro. A pesar de todo lo que habian pasado juntos, su equipo no confiaba en el. No podia confiar en ellos. Aqui, trabajando con Clifford, habia sido diferente. Se sentia como debia ser un equipo. Serena entro en la habitacion. Su pelo castano chocolate caia en suaves olas a su alrededor, y se mordia el labio mientras retorcia las manos. Tristen casi se congela al verla. Aunque era muy joven, siempre tuvo una manera de ser que la hacia parecer la persona mas madura de la habitacion. Esa vulnerabilidad inusitada le hizo querer abrazarla y asegurarle que todo saldria bien. Aparto la mirada rapidamente. Llevaba meses luchando contra esos pensamientos. Fue chocante lo mucho que sus puntos de vista sobre ella habian cambiado desde que el habia venido a ayudar a Clifford. No era la nina de ojos estrellados que habia conocido en el pasado. Era una mujer madura con la suficiente determinacion como para avergonzar a la suya. --Hola, Serena --le lanzo con una media sonrisa--. ?Esta todo bien? --Bueno… supongo. Solo venia a ver si Clifford habia hablado contigo para que te quedaras. Tristen agito la cabeza. --Ha estado ocupado con Lori y los gemelos. --Oh. Si, lo ha estado. ?Has oido que mi abuela me va a ceder el liderazgo del clan? En ese momento, Tristen asintio. Cuando lo oyo por primera vez, le parecio natural que fuera el momento. Mas tarde, la gente empezo a comentar sobre la edad de Serena, y eso le recordo una vez mas que ella era, de hecho, todavia una mujer joven. Sin embargo, no tenia dudas de que ella seria brillante en ello. Con su inteligencia y empuje, no habia nadie mas adecuado para esa tarea. --Yo… tengo que tener un companero pronto --dijo ella--. De tu clan de origen. Milly Terrance ha sido muy energica acerca de querer que las cosas cambien y creo que me desafiara a ser la matriarca del clan. Es una buena persona, pero demasiado impulsiva para ser una buena lider. Asi que necesito tener un companero lo antes posible. --Entonces, ?quieres que te presente a algunos de los jovenes de mi clan? --Tristen ignoro como su oso gruno cuando se puso a pensar en cualquiera de ellos con sus brazos alrededor de ella. No todos eran terriblemente inmaduros. Ademas, seria beneficioso para Serena conocer a alguien de su edad… ?Verdad? La cara de Serena se tino de rosa, y agito la cabeza. --Habra desafios y juegos en los que podran competir, y quienquiera que gane tendra derecho a ser mi companero. El companero de la matriarca tiene que protegerla, despues de todo, y nosotros tenemos que asegurarnos de que el mio este a la altura de las circunstancias. --No estoy seguro de lo que me estas pidiendo, entonces. --Tuvo una idea y su corazon se estrello contra sus costillas. Se enderezo. --?Puedo ser totalmente sincera contigo? --pregunto Serena. Era una mala idea. Solo terminaria con uno de ellos decepcionado. Pero el asintio de todos modos. --Siempre he sabido que este dia llegaria. Esperaba ser mayor. Creo firmemente que dos personas deben saber quienes son antes de establecerse juntas esperando el "para siempre". Tristen no pudo evitar sonreir. --?Estas diciendo que no sabes quien eres? --?Que? --La frente de Serena se arrugo--. No. Eso no es lo que estoy diciendo. Estoy diciendo que quisiera ser mayor para que mi pareja tambien lo fuera. No quiero tener que lidiar con un nino inmaduro que solo me quiera porque soy bonita. O, quizas peor, alguien del doble de mi edad que piense que sera capaz de enganarme y hacer lo que quiera con el clan. Ese no es su trabajo. Sere matriarca y no voy a tener un companero que intente controlarme. Tristen asintio con la cabeza, aunque todavia no sabia adonde iba con esto. Serena levanto un poco la barbilla y lo miro fijamente a los ojos. --Quiero que compitas en los juegos y que ganes para ser mi companero. Quizas deberia haberlo visto venir. Quizas deberia haber pensado que era obvio que ella se estaba dirigiendo a eso. Pero, en realidad, no se lo esperaba, al menos, no todo. Ciertamente, no la parte de la lucha. Abrio la boca y la volvio a cerrar. --Se que esto es una…. peticion extrana. Pero lo he pensado mucho. Tienes experiencia de tu lado, asi que serias mas apto para ganar. Me permitiria elegir a mi propia pareja, y hemos demostrado que nos llevamos bien. Incluso en situaciones en las que tu y yo hemos tenido desacuerdos con respecto a las medidas de seguridad, no has tratado de desautorizarme en absoluto. Tu… --Tengo el doble de tu edad. Serena trago fuertemente y asintio. --Pero no intentarias controlarme porque crees que soy una nina tonta. Eso era bastante cierto. Tristen se encogio de hombros, inseguro. --Bueno…. no puedo. --?Por que no? Tristen agito la cabeza. Dentro de unos anos, se arrepentiria de su eleccion si esto sucediera. --Debido a mis antecedentes militares. Mis lazos con los no shifters pueden influir en mi juicio. Hay requisitos que hay que aprobar antes de que entrar en la competencia. --Pero tu entrenamiento militar ayudaria a protegerme mejor que alguien al azar… --No puedo. Las manos de Serena comenzaron a retorcerse de nuevo y se mordio el labio una vez mas. --De acuerdo. Bueno, en ese caso, ?puedes… puedes ensenarme algo? Tristen no respondio, esperando a que ella continuara. Su oso lo empujo, tratando de avanzar, pero no se movio. --Me gustaria que me ensenaras… a ser seductora. Como estar con un hombre. --Su cara se puso completamente roja y sus anchos ojos de chocolate brillaron. Su mirada lo persiguio de una forma que hizo que su oso practicamente ronronease con deleite. Algo se apreto dentro de el. Serena se acerco un poco mas y se mojo los labios--. Se que tengo que tomar la pareja que sea elegida para mi, a menos que sea verdaderamente repulsiva, pero no significa que tenga que evitar los placeres fisicos antes, incluso antes de que nos encontremos. Nunca he tenido la oportunidad de estar con un hombre, y quiero…