• fuego y espada - T. J. Rymer

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    --Mi comandante, en las puertas de la ciudad un hombre demanda hablar con usted. Parece un demente. Podemos echarle si lo desea. --?Os ha comunicado que solicita? --pregunte al soldado que permanecia firme como una roca. --Dice haber avistado un Nabzang en los bosques cercanos. Una leve sonrisa se dibujo en su faz. --?Un Nabzang? --pregunte retorico a la vez que sorprendido. El soldado asintio. Parecia claro, que quien aguardaba en las murallas pervivia bajo una clara enajenacion. Los Nabzang no daban senales de vida desde hacia milenios. De no ser por los relatos que ancianos y mercaderes narraban junto al calor del fuego, ni siquiera habria oido hablar de ellos. Yo mismo escuche de boca de mi abuelo una de esas historias cuando era un nino; pero al igual que hacia todo el mundo, filtre solo una leyenda. Lo que aquel loco decia haber visto resultaba del todo imposible. Aun asi, la curiosidad se habia presentado ya en mis adentros. --Mandale subir. Apenas cinco minutos tras la orden, el soldado se cuadro de nuevo acompanado por un anciano. Portaba una tunica marron hecha anicos, sucia. Sus ojos, ensartados en una cara marchita, relucian blancos como nevisca: un hombre ciego. Aquello empezaba a parecerme una broma de mal gusto. --Anciano... --masculle mientras me acercaba--. ?Como va usted a ver nada? --No solo los ojos ven. --Su voz quebrada penetro en mis oidos, profunda y siniestra--. Tambien el alma atisba entes que no requieren vision. El corazon detiene su latir, el aliento se congela mostrando blanco su camino, el alma se inquieta y el temor cruza fronteras que estimaba infranqueables. Se puede sentir cuando un Nabzang esta cerca, si; el terror no requiere percepcion. --Escoltalo a la salida --ordene molesto--. No voy a seguir escuchando tan magna sarta de mentiras. Contemple como lo retiraban a empujones mientras mi cabeza no dejaba de darle vueltas a las inviables palabras que acababa de escuchar. No eran posibles, mas ya habian sembrado el fruto del desasosiego. Observe al anciano liberarse del brazo que le guiaba y dirigirse hacia mi. Con un gesto detuve al soldado que se abalanzaba sobre el --aunque demente, no aprecie maldad en sus inservibles ojos--, permitiendo asi su acercamiento. Y aun sin poder ver, me agarro las hombreras de la armadura, pegando su rostro al mio. --No ignores mis palabras, Astheron, o la culpa te hostigara hasta el fin de los dias. La oscuridad se acerca lentamente, mas aun hay tiempo de detenerla. !Detenla, Astheron, detenla, o no habra un manana para Theralia! Se lo llevaron arrastras mientras lanzaba al viento maldiciones y malos augurios. Yo permaneci desconcertado en lo alto de las murallas que protegian la ciudad de Atreka. Y sobre aquel espigado baluarte aviste a lo lejos el horizonte: el ocaso que indicaba el fin de mi jornada. Baje angostas escaleras de caracol en direccion al hogar, al calor de la familia. Recorriendo sus calles, pense en lo rapido que el tiempo fluye. Inquebrantable lo cambiaba todo a su paso, dirigiendo a nuestra amada Theralia a su destino, al igual que a cada uno de sus habitantes; consumiendo el presente en pos de la leve sombra que es para el hombre el pasado. Atreka, capital del sur de Theralia, anidaba en una fastuosa belleza dificil de igualar. Sus avenidas empedradas y sus casas de roca, siempre de un color casto, emanaban de la gran ciudad una pureza y pulcritud incomparables. Al termino de esas concurridas y elegantes travesias se alzaba imponente el palacio real. Braolin reinaba el sur desde antes que yo naciera. El mismo me nombro comandante del ejercito diez anos atras; decada de una tranquilidad indolente. La guerra contra los Erziofres llevaba anos en punto muerto. Ellos permanecian en el norte, nosotros haciamos del sur nuestro fortin; ellos tenian su capital Erziofre, nosotros Atreka; ellos al rey Ubklar, nosotros nos inclinabamos ante Braolin... Un mundo fragmentado en dos desde el inicio de los tiempos. Batallas y contiendas perduraban en la memoria de los mas viejos. No se recuerda una Theralia de un solo rey. Nadie recuerda una unica Theralia. El resto del mundo residia en la mas profunda neutralidad, exentos de bando alguno, campando a sus anchas por nuestras tierras fragmentadas. Elfos, nerzs, enanos..., anidaban bosques y montanas alejados del mundanal ruido. Los nerzs: pequenos seres de alma pura felices en sus pequenas y comodas <> en las copas de los arboles; los elfos: letales guerreros capaces de acabar con la vida de un hombre sin darle tiempo a consumir un pestaneo, ocultos en sus radiantes ciudades blancas; los enanos: feos, siempre refunfunando, aguardando en sus ciudades bajo la tierra un pretexto para abandonar la roca y blandir sus hachas. Milenios atras, nuestras tierras poseian nombres extranos. El mundo cambio tras eras y eras de erosion, y aquel que fue un mundo de matices, dio paso al norte y el sur. Todo pendia de un fino hilo de orden. Mas el orden tiende a la desobediencia, y en cualquier momento, en el instante menos esperado, ese equilibrio se esfumaria dejando tras el una estela de destruccion. Al cobijarme en las paredes que eran mi hogar, la turbacion que parecia perseguirme desaparecio al instante. Junto al fuego, mi mujer Aurea y mi hijo Tywren esperaban la llegada del comandante del Ejercito Atreko. Mientras mi pequeno se abrazaba a mis pies, su madre me besaba. La amaba tanto que pensar en perderla me vejaba el alma hasta convertirla en nada; y como todo ser viviente sabe, nada es demasiado poco. Pensamientos que tiempo llevaban rondando mi cabeza. <> Lo que si resultaba evidente era que las palabras del ciego no habian ayudado a aplacar mis aciagos augurios. --Hola, amor --saludo sin dejar de apretarme entre sus brazos. No me cansaba de escuchar su dulce voz--. ?Cansado? --Un dia mas. --No me complacia hablar del trabajo en casa--. !Pero ya estoy aqui con mi familia! --exclame mientras alzaba en brazos a mi hijo de tan solo dos anos--. !Y ahora solo tengo ojos para mis dos soles! Rei mientras balanceaba arriba y abajo a Tywren como a un pelele. Aurea se dispuso a servir la mesa. --Me olvidaba --declaro de pronto--. Han echado esta carta por debajo de la puerta. Es para ti. Vulgar: blanca por delante y blanca por detras, a excepcion de mi nombre, escrito en una de sus caras. La abri. Se leia: <>. --?Que dice? --La curiosidad parecia haber hecho mella en mi esposa. --Nada. Unos documentos que por algun motivo han enviado aqui. Y no lo entiendo, la verdad. Pero bueno... !Comamos! --exclame intentando cambiar de tema--. !Tengo un hambre voraz! Cene hasta saciar el apetito y me acoste junto a la mujer de pelo negro y ojos azules que robo mi corazon una decada atras en el tiempo. Le hice el amor como tantas otras noches, aunque en esa ocasion, mi mente se evadio hacia el mensaje de la enigmatica carta. Espere hasta verla dormir y me dirigi por las oscuras calles de la ciudad hacia la posada La Senda de Tul. Entre. Una cantina como cualquier otra, sumergida en una falta de luz alarmante. Al acceder, solo pude percatar una mesa ocupada. En ella permanecia un hombre enano. No bajo ni menudo…, enano de los pies a la cabeza. Resultaba extrano verles tan al sur. Pero alli estaba, sentado, inmerso en una oscuridad cerrada, fumando una larga pipa de la que emanaba un intenso humo blanco. Observe su diminuta silueta y la nube densa que se desperdigaba por los alrededores de su fea cara. Me acerque y sente. Entonces le vi: !un nerz! Quieto a su lado, con la cabeza gacha, en silencio. --Mas te vale no haberme hecho levantar a estas horas para nada, enano. --Hola, Astheron --saludo agachando la cabeza en reverencia--. Gusto en conocerte. Adverti su gesto como uno sarcastico. Un hombre rechoncho y a la vez rocoso, de faz desagradable como pocas. Pelo sucio y enmaranado, a juego con su barba azabache. De facciones duras y contritas, denostando un ser arisco; su aroma no le iba a la zaga. --Habla y dejate de absurdeces. Y ve al grano, tengo sueno. No me gustaban los de su raza. En contadas ocasiones tuve el <> de compartir mesa con alguno de sus congeneres, y no disfrute en absoluto de su compania. --Ten cuidado, sureno, no sabes con quien hablas. --Sus manos se independizaron de la mesa donde se apoyaban y me senalaron amenazantes--. Hablare..., pero no vuelvas a usar ese tono conmigo. Estoy aqui para advertirte de lo que acontece en el norte. --Su voz sonaba gruesa, robusta--. El hechicero real ha indagado mas alla de lo congenito, y un mal que dormitaba ha despertado. --?Nabzangs? La palabra broto de mi boca sin permiso, como si el temor que almacenaba mi cuerpo hubiera huido de mis tripas como una exhalacion. --Si. --Los ojos del enano despuntaron blancos entre lo oscuro--. Pero no es todo: pretende crear un ejercito y abalanzarlo sobre el sur sin clemencia, haciendo al rey Ubklar el unico en Theralia. Temo que haya dos posibilidades en todo este tenebroso asunto: el sur cae ante el norte y su ejercito Nabzang; o norte y sur lo hacen acompanados del resto de razas. Terminos que no podian ser ciertos. Aunque el hechicero real retornara a los Nabzangs, nadie seria capaz de controlarlos. Pero el ciego ya noto su presencia en los bosques cercanos a la ciudad... --Digamos que te creo. ?Que propondrias hacer? --Partir de inmediato hacia el norte y acabar con las malas artes del hechicero real. --?Pretendes que yo, el comandante del Ejercito Atreko parta hacia el norte con la unica compania de un enano loco? --Y la de un nerz --matizo--. No puedo demostrar lo que digo --prosiguio negando con la cabeza--. ?Pero no crees, Astheron, que la vida de tu mujer e hijo merecen al menos el beneplacito de la duda? --Dame un dia para meditar. Manana visitare a mi buen amigo Asdrabal, hechicero real aqui en el sur, y le contare lo que me acabas de explicar. Me aleje del enano y el timido nerz, y me dirigi raudo a mi lecho. Me abrace a Aurea, que ni siquiera habia advertido mi ausencia, e intente conciliar un sueno que sabia no iba a alcanzar. ?Y si las palabras del enano eran ciertas? ?Y si los augurios del anciano resultaban veraces? Queria creer que no, pero la simple posibilidad de que lo fueran obsequiaban a mi alma con esa pesadumbre que no parecia tener intencion de abandonarme. Desperte sin haber reposado. Desayune junto a los mios entre risas y arrumacos y me dirigi a las dependencias de Asdrabal el hechicero. Bajo el palacio real, en un pequeno torreon situado en el centro de los jardines que adornaban la base del monumental castillo, se encontraba su hogar. No era un hechicero al uso. Mas que un hombre dedicado al noble arte de lo magico, en ocasiones parecia un bufon. Pero su erudicion no conocia fin. Mientras me aproximaba a la alta torre de piedra gris, de los pequenos orificios que le hacian de ventanas percibi un fuerte estruendo y un denso humo negro. Corri hacia la puerta, que no estaba cerrada, y al abrirla vi lo que moraba dentro. Las estanterias, sillas, frascos, ollas..., todo se amontonaba asemejando la madera de una hoguera lista para arder. Bajo tan mayusculo desastre se alojaba Asdrabal, que emergio apartando los trozos de lo que fue mobiliario segundos atras. Su largo pelo negro, cubierto de polvo parecia casi blanco, al igual que su oscura tunica portadora del sol de seis puntas, emblema inequivoco del clan de los hechiceros ulgidos. --Esta vez si que he estado cerca de viajar al otro mundo --aseguro entretanto se sacudia las vestiduras. --?Que ha sido esta vez? ?La vida eterna? ?El retorno a la juventud, quiza? ?La cura al mal aliento...? --La sonrisa afloro en mi sin remedio. --No. Algo mucho mas materialista --contesto entre carraspeos--: intentaba convertir el hierro en oro. --Pues es una pena, porque vas a necesitar mucho para arreglar este desastre. Observe desde la distancia al hombre mugriento que reflejaba en su rostro el fracaso reciente. Y sin poder evitarlo, una carcajada surgio de mi boca; de igual manera, Asdrabal no pudo evitar hacer lo mismo. Reimos un largo instante. --Subamos a la buhardilla --dijo entre carcajeos--. Alli podremos conversar tranquilos. Creo saber por que estas aqui, Astheron. Ascendimos por una estrecha escalera de caracol. Al alcanzar su cima me encontre en una habitacion minuscula de bajo techo que no permitia andar erguido. En el centro de la pequena estancia atisbe una mesa de madera redonda con dos sillas. Asdrabal se sento en una de ellas y me insto a que yo hiciera lo mismo

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  • El dia que el oceano te mire a los ojos de Dulcinea (paola Calasanz)

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    Una novela sobre la vida, la libertad y la naturaleza, firmada por la directora de arte youtuber e instagrammer Dulcinea, autora de El dia que suenes con flores salvajes.

  • Ni un zapato mas de Irene Ferb

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    ?Nunca te has preguntado que hace un zapato tirado en la acera? ?Por que su dueno, descalzo de un solo pie, no lo ha recogido? ?Es, o no, uno de los misterios sin resolver mas asiduos de nuestra rutina diaria?
    En Ni un zapato mas estos intrigantes calzados solitarios apareceran en la puerta de Ruben, un joven inspector de policia que acaba de comenzar en un nuevo destino. Cada zapato traera un alarmante vinculo: la desaparicion una mujer. Ruben, olvidando que no esta en su mejor momento vital, empenara todas sus horas para encontrar a esas posibles victimas descalzas.
    Uno de los problemas de Elda es que nada le parece feo. Pero eso no le impide afirmar cada manana que el policia que entra a pedirle un moca es el hombre mas sexy que han visto sus ojos. Otro problema, que no se atreve a cruzar palabra con el. Su voz se esconde como una sandalia en invierno.
    Ni un zapato mas significa intriga, comedia, romance y reivindicacion. Una novela escrita para ti, para que nunca mas pases por alto un zapato solitario y te atrevas a averiguar que se esconde tras cada personaje de este locuaz escaparate.

  • Deseo (Mount 3) de Meghan March

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  • Tormenta en Summerville (Policias 2) de Elizabeth Betancourt

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    Rick Johnson acaba de llegar a Summerville. Hacia anos que no volvia a su ciudad natal, donde habia pasado toda su infancia.
    En la encantadora y sosegada ciudad esta pasando algo muy turbio. Al principio desaparecian animales y se les encontraba degollados. Ahora, sin embargo, ha ocurrido un asesinato y todos los habitantes de la ciudad estan atemorizados. Una rubia de armas a tomar se implicara en la investigacion. Rick sencillamente no aguanta respirar el mismo aire que la mocosa de Jenny Collins. Su actividad favorita hacia anos era molestarla por su fealdad, pero ahora la muy maldita se habia convertido en una de las mujeres mas hermosas del condado. Ya no era la flacucha y desgarbada nina con aparatos de dientes. No, ahora tenia unas formas en el cuerpo que Rick no paraba de sonar.

  • Memento Mori de Benjamin Ruiz

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    Esta es la historia de Christian Alvarez, un hombre que vivira la semana mas terrorifica de su vida en Villa Grande, un lugar que <>.
    Una casa casi tan antigua como el mal que la habita, y a la que Christian debera enfrentarse durante siete dias de locura. Y lo que es peor: tendra que mirar de frente a los fantasmas de su pasado, un pasado que su mente no quiere recordar.
    Bienvenido a Villa Grande. Es muy facil entrar. No tanto, salir.

  • Locura imperial de Laura Martinez-belli

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    A mediados del siglo XIX, Carlota, esposa de Maximiliano, archiduque de Austria, era una de las estrellas mas rutilantes de la realeza europea. Emparentada en primer grado con las dinastias reinantes (hija del rey de los belgas, prima de la reina Victoria, cunada del emperador Francisco Jose de Austria), la joven princesa, tan ambiciosa como enamorada de su esposo, no se conformaba con un destino de segundona.

  • El silencio mas noble de Susana Lopez

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    <> nos cuenta la historia de tres mujeres nacidas a principios del siglo XX: Lucia, una joven vasca de origen humilde; Elvira, una inmigrante burgalesa que se traslada a Bilbao para trabajar; y Renata, una bella italiana de padre gallego. Son mujeres normales, amas de casa, sencillas madres de familia que tienen en comun el coraje para hacer frente a las adversidades. Sus destinos se cruzan a partir de un suceso violento ocurrido en 1937, en plena guerra civil. Desde entonces, y a su pesar, sus destinos se unen irremediablemente.

  • Un hombre al mando de Laurelin Paige

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    Tenia el brazo levantado y el movil en la mano mientras buscaba cobertura cuando lo oi. Un maullido leve. El tipico sonido de un gatito en apuros. Aguce el oido y examine a mi alrededor. Detras de mi, cuatro estructuras con forma de silo se erigian apinadas. Abajo, el bar de la azotea bullia de actividad. Enfrente, el Empire State atraia todas las miradas, resplandeciente con los colores del arcoiris (en honor a la manifestacion en favor del colectivo LGBTQ, convocada para ese fin de semana), pero el exceso de luces centelleantes de discoteca del local hacia palidecer la atraccion turistica. Habia mucho barullo, una de las razones por las que me habia escabullido a la parte mas alta del edificio: queria hacer una llamada. El otro motivo que me habia empujado a subir a la azotea era que todavia no habia conseguido que en mi pantalla apareciera mas de una raya de cobertura. Los maullidos, conclui, debian de proceder de los depositos, sirvieran para lo que sirvieran. Imagine que hacian las veces de trastero para guardar objetos mecanicos para el edificio: para el sistema electrico, el aire acondicionado y vete a saber que mas. Algun arquitecto de esos de prestigio habia decidido, por alguna razon, que unas torres cilindricas de un tono bronce con tapas que parecian un sombrero conico asiatico eran el mejor modo de hacer que el material industrial quedara mas bonito. De verdad, la ultima moda en diseno de la ciudad de Nueva York escapaba a mi entendimiento. Para mi, tenian una pinta rarisima. Ademas, los habian colocado en la parte mas alta de un edificio de sesenta plantas, de modo que la probabilidad de que hubiera oido a un gatito extraviado era bastante infima. De todas formas, el ruidito habia cesado. Es probable que hubiera sido el chirrido de un generador o que me lo hubiese imaginado. Volvi a centrarme en el movil. Dos rayas si me situaba en esa direccion. Termine de subir los tres escalones que faltaban para llegar por fin a la planta superior. !Tres rayas! Con eso bastaria. Pero... volvi a oir al gatito. Otra vez. Y otra. Quedaba descartado que fuera algo mecanico. Baje la mano con la que sostenia el telefono y empece a rodear uno de los depositos. Si no se trataba de un gato (porque tan arriba no podia ser, ?no?), ?que era entonces? ?Esos ruidos los podian hacer las ratas? Solo de pensarlo me puse a temblar. Lo cierto es que no tenia ningun motivo para ponerme a buscar de donde procedia el sonido. Pero ?y si era un gatito? Quiza los del bar hipster de abajo tenian uno aqui en la azotea para que mantuviera a raya a los ratones. No era una idea tan descabellada y me empezo a picar la curiosidad, asi que, en contra de lo que me dictaba el instinto, segui rodeando el segundo deposito. De pronto, me quede petrificada. Aquel ruidito no lo emitia un animal, sino una mujer. Se encontraba a unos cinco metros y apoyaba la espalda en la pared de ladrillos de una chimenea al otro lado de los depositos. Tenia los ojos cerrados, llevaba un vestido de fiesta remangado por la cadera y los sonidos que emitia eran gemidos de placer, no de sufrimiento. Segun parecia, se los estaba provocando el hombre situado delante de ella. En concreto, su mano, que se movia entre sus piernas. Y !uf!, a juzgar por la expresion de la mujer, el hombre sabia lo que hacia. Retrocedi con sigilo y a toda velocidad mientras rodeaba el deposito y solte el aire despacio. No sabia si echarme a reir o... bueno. ?Es que que otra reaccion iba a tener, si no? Desde luego, el cosquilleo instantaneo de excitacion que se me habia despertado entre los muslos no era la respuesta adecuada. Vamos, que lo mejor era reirse. Me rei en silencio, para no molestar a los <>. Sin embargo, cuando el impulso de tomarmelo con humor se desvanecio, el cosquilleo seguia ahi. Hacia mucho tiempo desde la ultima vez que habia echado un polvo. La ultima relacion seria que habia tenido termino en verano, y luego busque un clavo que sacara a otro calvo durante el fin de semana de Halloween, pero, desde entonces, nada... y estabamos a principios de septiembre. !Madre mia, pero si ya casi hacia un ano! No me extranaba que sintiera tanta curiosidad por aquel par de desconocidos que se metian mano en un rincon apartado de la juerga en la azotea. La excitacion indirecta era demasiado tentadora. Sin hacer ruido, rodee el deposito de puntillas con el cuerpo pegado al edificio. Solo queria... echar una miradita. Guau. Esta segunda vez, la escena era tan sensual como la primera. Mas incluso ahora, que la mujer empujaba las caderas hacia la mano de el. La forma en que el hombre le sostenia las manos por encima de la cabeza, el hecho de que no se estuvieran besando, que los unicos puntos de union entre sus cuerpos fueran la mano de el que le agarraba las munecas y la otra metida entre sus piernas, constituian un espectaculo obsceno, lisa y llanamente. Y cuando ella solto otro gemido, por poco no se me escapo uno a mi tambien. Tome nota mental: <>. Tanto, que habia olvidado por completo la razon por la que habia subido a la azotea. Tanto, que me palpitaba la entrepierna. Tanto, que ni se me ocurrio esconderme cuando la mujer profirio un ultimo grito ahogado y se estremecio al llegar al orgasmo. Era evidente que aquel era el preciso instante en que deberia haberme ido. Bueno, vale, deberia haberme ido antes, pero como no lo habia hecho, el momento era ese. Sin embargo, me quede ahi, pasmada por la actitud indiferente con la que el hombre se saco un panuelo de un bolsillo interior del esmoquin y se limpio la mano antes de metersela en el bolsillo. Ni siquiera se lo ofrecio a la mujer. No fui la unica que se dio cuenta. Ella puso mala cara mientras se recolocaba el vestido, pero enseguida recupero la sonrisa. Se echo la melena castana por encima del hombro (oscura, pero no tanto como la mia), se acerco a el y le toco la entrepierna. --Va, Eden, que tu ya has terminado... --Aunque no alcanzaba a oirlo todo desde mi escondite privilegiado, si que vi con claridad que el le apartaba la mano. --Pero tu no --dijo ella entre susurros. El la miro fijamente unos segundos. Ojala hubiera estado de cara a mi para poder ver su expresion. Oye, que complicado era espiar a gente que no cooperaba. --No te esfuerces --repuso al final. Una negativa, clara como el agua. No necesite verle el rostro para saberlo--. La unica razon por la que he hecho que te corrieras ha sido para que me dejes en paz. <>. !Menudo imbecil, el tio! Bueno, o quiza no. Habia que tener en cuenta que, antes de rechazarla, le habia provocado lo que, a todas luces, habia sido un orgasmo de calidad excepcional. Claro que carecia de la informacion necesaria para formarme una opinion a partir de lo que habia visto. Pero era dificil no figurarme los detalles de la situacion mientras observaba la escena como quien come palomitas, y, en mi imaginacion, al tipo se le daba tan bien follar como tener los modales de un autentico imbecil. La experiencia me habia ensenado que ambas caracteristicas iban de la mano. Eden se aclaro la garganta, pero parecia que sabia cuando retirarse: --Tu te lo pierdes. Sabes perfectamente que te trato muy bien. --Si, exacto. Ese es el problema. Madre mia, menudo cabron. Era el tipico tio que necesitaba poner distancia. El tipico que solo se enrollaba contigo una vez y si te he visto no me acuerdo. Recorde que habia alquilado el bar de abajo entero, en la azotea, para celebrar una fiesta con invitados de clase alta, y lo cale: un ricachon arrogante que se creia que tenia privilegios. Todo un casanova, vamos. Lo mejor que Eden podia hacer era salir disparada en direccion contraria. Se le borro la sonrisa. Irguio la espalda y lo fulmino con la mirada. --Eres un imbecil. <>. El casanova se encogio de hombros. --Ya te lo adverti. --Me avisaste, pero sabias que, al hacerlo, darias ni mas ni menos que la imagen contraria. Mira, ?sabes que? Te mereces estar tan amargado. Parecia que estaba a punto de irse, lo que significaba que yo debia salir por patas, pero vacile al ver que el alargaba la mano y la agarraba del brazo. --Espera, Eden. La expresion de esta se suavizo, aliviada, como si hubiera deseado que el la detuviera. Yo tambien sabia lo que era albergar esa esperanza. Ademas, estaba bastante segura de que Eden sabia donde se metia cuando se habia enrollado con este cabron, pero, aun asi, me costaba no empatizar. Le solto el brazo y le acaricio el rostro. Y, justo cuando creia que el casanova quiza no estaba tan mal, espeto: --Limpiate antes de bajar. Se te ha corrido el rimel. Eden se aparto de golpe y, sin mediar palabra, se fue echa una furia. Una furia que venia derechita hacia mi. <>. Sali disparada y rodee el deposito lo suficiente para que no me viera cuando bajara las escaleras, pero no tanto como para que don imbecil me viera desde el otro lado. Entonces, espere mientras trataba de oir sus pisadas para saber cuando podria salir de mi escondite. Por lo visto, el cabron caminaba de forma muy silenciosa, porque no se oia ni una mosca. Asi que me puse a contar hasta doscientos, solo para estar segura de que habia pasado el tiempo suficiente. Y me pase de los doscientos tambien, porque perdi la cuenta un par de veces cuando me asalto una imagen de la escena tan sensual con la que me habia encontrado. Sin duda, en la lista de pendientes debia anadir <>. No podia seguir asi. Al fin, asome la cabeza por donde lo habia visto la ultima vez. No habia nadie. Avance unos pasos para asegurarme. No estaba en ninguna parte. Suspire, aliviada. --?Buscas a alguien? Di un bote al oir la voz a mi espalda. Gire sobre los talones y lo vi de pie, entre las sombras, donde habia estado escondida hacia tan solo unos segundos. Era imposible que supiera que yo estaba alli. Imposible. Igual de imposible que que supiera que los habia visto. Llegue a esas conclusiones en un instante, de modo que me hice la inocente: --Me habia parecido oir a un animal. Un gatito atrapado. Solo estaba echando un vistazo. <>. --Un gato. En la azotea de un edificio de sesenta plantas. --No se lo creyo, como era logico. --Ya, a mi tambien me parecia raro. Por eso estaba echando un vistazo. --Aja. Estaba tan nerviosa que me habia puesto a sudar. Tenia muy presente que habia venido a la fiesta haciendome pasar por quien no era y, aunque no habia ninguna razon para que este tipo lo pusiera en duda, la posibilidad habia hecho que me pusiera en guardia. Pero eso no tenia por que ser positivo per se. Porque deberia haber defendido mi version (era la verdad, al fin y al cabo) y haberme largado. El seguia entre las sombras, con el rostro oculto en la oscuridad. Tampoco es que fuera a tratar de impedirmelo. Con todo, esas dos silabas encerraban una provocacion, un reto implicito, y quien me conocia sabia que yo no era de las que salian corriendo ante un desafio. Di un paso adelante para acercarme. --?Aja? ?Aja, que? ?Que quieres decir con eso? ?No me crees? Se encogio de hombros con la misma indiferencia que le habia demostrado a Eden. --Aja solo quiere decir aja. --Ah. --Quiza me lo habia imaginado. Toda esta odisea habia sido un error. ?Por que habia creido que seria capaz de hacerlo sin perder los papeles? Tal vez era el tipo de persona que no se achicaba ante un desafio, pero tampoco era estupida, y haber venido a esta fiesta habia sido una absoluta insensatez. Ademas, estaba imaginando conflictos donde no los habia--. Bueno, pues... --dije y me di la vuelta para alejarme de ese hombre misterioso. Del mismo modo que habia alargado la mano para detener a Eden, elevo la voz para detenerme a mi. --?Sabes? Creo que has venido a echar un vistazo porque has oido algo y luego te has topado con otra cosa. Y en vez de irte..., has preferido quedarte. Gire sobre mis talones de nuevo. --No me he... --perdi el hilo de golpe. Habia salido de las sombras y ahora, por primera vez, le vi la cara. Y era impresionante. Impresionante nivel: te quedabas sin respiracion. Impresionante nivel: braguitas chorreando. No me extranaba que Eden se hubiera muerto del gusto con el. Los hombres normales y corrientes no eran asi. Este era como un modelo de portada de revista. Si me hubiesen obligado a describirlo, no habria sido capaz de decir que lo hacia tan atractivo. Todo. La forma en la que encajaban sus rasgos. Los pomulos marcados. La mandibula cincelada y manifiesta bajo una barba castana, cuidada y corta. Los ojos... (habia demasiada poca luz para identificar el color, pero estaban colocados en el lugar perfecto). Y, aunque su apariencia por detras se disimulaba bastante, el traje confeccionado a medida que llevaba revelaba lo suficiente de la parte frontal para apreciar que tenia un cuerpo muy bien definido como quien no solo tiene un gimnasio en casa, sino que tambien se pasa horas en el. Me sorprendio tanto, me pillo tan desprevenida, que vomite las palabras antes de tener la oportunidad de refrenarlas: --Ostras, menudo pibon. La verguenza me subio por el cuello hasta el rostro. Mi piel olivacea no se sonrojaba con facilidad, pero la sangre todavia se me acumulaba en la cara cada vez que hacia el ridiculo. Y acababa de hacer un ridiculo monumental. Era imposible arreglarlo. Mientras me mosqueaba conmigo misma y me moria por el bochorno, el metio cucharada como si nada: --Justo estaba pensando lo mismo de ti. Me acababa de tirar los tejos. Y hacia nada que le habia provocado un orgasmo a otra mujer. Pero que bien lo habia calado. Era un donjuan de manual. Me eche a reir, en parte por los nervios y tambien porque no me lo podia creer. --Eh... no. Eso no. No vamos... No. Gracias, pero creo que me voy a ir. Estaba tan nerviosa que no habia acabado de dar la media vuelta cuando me detuvo de nuevo. --No, espera. Lo siento. No queria pasarme de la raya. Como lo has dicho tu primero, creia que podia responderte en los mismos terminos. Reflexione unos segundos antes de contestar (algo que sabia que deberia hacer mas a menudo). Bueno, vale. Habia decidido que no era mas que un ligon, pero no tenia pruebas de ello. Y luego habia sido yo quien le habia soltado aquello a un completo desconocido. Sin duda, era yo quien se habia pasado de la raya. --Si que lo he hecho --admiti--. Lo siento, me ha salido solo. --No hace falta que te disculpes. --Su sonrisa brillaba como el oro. Resultaba hipnotica. Capaz de convencer a muchas mujeres para cometer estupideces con tan solo exhibirla. Desee que ese <> no me incluyera a mi. Pero tambien era realista, asi que me puse en guardia porque lo mas probable era que yo tambien formara parte de dicho grupo. Y todavia estaba alli parada. --Tambien se aplica a que te hayas quedado aqui arriba despues de presenciar lo que te has encontrado. --Estaba decidido a obligarme a admitir lo que habia visto. Eran meras suposiciones. Solo tanteaba el terreno. Sin embargo, ?habia alguna razon de peso para negarlo? Sentia curiosidad por saber hacia donde queria llevar la conversacion, de modo que me limite a preguntar: --?Y? --Y eso, combinado con el comentario que has hecho sobre mi fisico, me ha dado a entender que esta conversacion podria terminar de una forma muy distinta. --Avanzo hacia mi al acecho, como un depredador. Lo juro. Como un depredador. Que locura lo sensual que podia resultar un hombre con tan solo dar un par de pasos. Y una locura todavia mayor era lo mucho que me estaba afectando. Y, ay, la madre, me habia costado unos segundos procesarlo, pero ?de verdad acababa de soltarme eso? --Por favor --dije, con un grunido de irritacion que iba tan dirigido a mi como a el--. Solo porque te he pillado en plena faena por casualidad, ?crees que ahora yo tambien voy a querer? --No, claro que no. --Se volvio a encoger de hombros con indiferencia--. Solo porque te hayas quedado mirando... Otra oleada de sangre me incendio las mejillas. El habia estado de espaldas a mi durante todo el rato. Eden ni siquiera me habia visto y era ella quien estaba de cara a mi. ?Me habia equivocado? Quiza en la pared de ladrillo habia algo reflectante. Me gire para examinar el lugar donde habia estado el. Volvi la vista atras hacia el punto donde habia estado yo. No, para nada. Imposible. No me habia visto. Me gire para enfrentarme a el con una sonrisa de satisfaccion. --Es imposible que lo sepas. Entonces, me devolvio la misma sonrisa, porque acababa de confesar que, en efecto, me habia quedado mirando. --Estaba evaluando si habia sido consentido --anadi, en un arranque. --Claro, te preocupaba la seguridad de otra mujer. --Exacto. --La mentira me hizo sentir honrada. Como si, en realidad, me hubiera comportado como una heroina en vez de una mirona, motivada por la preocupacion de si Eden estaba sufriendo una violacion o no. Su sonrisita de autosuficiencia me decia que no lo enganaba, pero me siguio el juego: --Espero que hayas llegado a la conclusion de que era consentido. --Al menos por parte de ella. --Lo dije porque pense que seria una pulla, pero, al oirlo, me di cuenta de que parecia que estuviera tonteando. Joder. Quiza si que tonteaba. Su expresion reflejaba la misma duda. --No me he visto obligado a hacer nada que no quisiera. Pero si, razon no te falta. Estaba un poco distraido. En cambio, tu tienes toda mi atencion. --Dudara o no, tenia un descaro impresionante. Y a mi me encantaban los ligones atractivos y descarados. Pero enrollarme con uno no formaba parte del plan de esa noche, asi que tenia que irme. --Ah, muy bien --continue, echa un lio y atontada--. Vale. Si. Me... Bueno. Gracias, pero no. Solo habia subido para hacer una llamada, asi que voy a ello. --Tuve la sensatez de largarme, pero fui incluso mas sensata al decirle mientras me iba--: Por favor, no me sigas. Bueno, quiza no habia sido la sensatez lo que me habia impulsado a echar un ultimo vistazo en su direccion. Queria saber si estaba mirando como me iba. Y, quiza soy una idiota, pero me encanto saber que, efectivamente, lo hacia. Capitulo 2 Teyana respondio tras el primer tono de llamada. --Cuentamelo todo. Yo seguia con la cabeza perdida entre los depositos, en ese desconocido tan atractivo y exasperante. Seguramente, deberia haberme esperado a que me bajara el sofoco antes de llamar, pero me moria por ponerme al telefono para que pareciera que estaba haciendo algo, por si se le ocurria seguirme. No obstante, no habia sido el caso y ahora estaba condenada a hacer un esfuerzo por hablar. Solte algo a medio camino entre un grunido y un suspiro. --Todo iria mejor si estuvieras aqui --asegure, y era la verdad, pero no lo habria expresado como una quejica si hubiese estado centrada. Al instante, trate de suavizar mi comentario--. Quiero decir, se que no seria lo mejor para ti, pero lo seria para mi, y no trato de hacer que te sientas mal, pero es que me gusta que me acompane mi amiga. Joder, que insensible. Mira que centrarme en como me sentia yo y lo mierda que era tener que estar sin ella en vez de preocuparme porque Teyana si que sufria a nivel fisico. Sabia comportarme como una buena amiga para alguien que padecia una enfermedad cronica y agotadora, pero, de vez en cuando, metia la pata hasta el fondo. --Lo siento --anadi, mientras desee haber comenzado por ahi. --Eh, va, no empieces... --Como solia pasar, Tey termino por consolarme a mi--. Soy muy consciente de que mis brotes no solo son una molestia para mi. --Pero es que ahi esta el problema: que solo para mi son una molestia. Para ti, son algo mucho peor. --Si --reconocio--. Son una absoluta mierda. Ojala pudiera estar contigo, de verdad. Ese habia sido el plan original: venir juntas. De hecho, cuando habia visto la invitacion entre la correspondencia de mi jefa, mi idea habia sido tirarla a la basura y no darle mas vueltas, pero Tey me la habia quitado de las manos y los ojos se le habian iluminado con un plan. <>, le habia senalado yo. <>. <>. <>. Fue entonces cuando me lo plantee en serio. Kendra nos habia prestado ropa a Teyana y a mi millones de veces desde que las tres nos conocimos y nos hicimos amigas cuando cursabamos el master en la Universidad de Georgetown. Aunque ya no eramos tan intimas como entonces (convertirse en mi jefa tras la graduacion habia cambiado las dinamicas de la relacion), sin duda me habria prestado algo de haber estado alli. Claro que, si hubiera estado alli, yo no habria fisgado entre su correspondencia y no habria descubierto que se celebraba esta fiesta. Tey debio de darse cuenta de que mi conformidad se abria paso: <>. Los Sebastian pertenecian a la realeza estadounidense. Tenian dinero invertido en todo, desde el acero y el petroleo hasta medios de comunicacion y tecnologia, de modo que, practicamente, la ciudad entera les pertenecia. Su apellido figuraba en tantos edificios como el de los Rockefeller, entre los que se contaba el Sebastian Center, la sede principal de la mayor parte de sus negocios en Nueva York. Y una fiesta con estos fabulosos millonarios como anfitriones resultaba, sin duda, tentadora. <>, habia insistido Tey. <>. Y como razon no le habia faltado en ese sentido, y dado que ultimamente estaba un tanto resentida con Kendra, yo habia accedido. Pero entonces, Teyana sufrio un brote que la mando derechita a la cama y en posicion fetal. Solo habia aceptado acudir a la fiesta para que ella pudiera vivirla de forma indirecta a traves de mi. Hacia tanto tiempo que eramos amigas que era consciente de que, a veces, lo unico que podia hacer para aliviar su enfermedad era vivir mi propia vida al maximo. En muchos sentidos, el hecho de que Teyana padeciera esta enfermedad me habia impulsado a ir mas lejos de lo que habria ido yo sola. Y eso me hacia sentir incluso mas culpable. --?Como te encuentras? --le pregunte esta vez. --Mareada, y es como si alguien no dejara de clavarme un cuchillo de sierra entre las costillas. Pero, sobre todo, estoy aburrida, asi que distraeme y cuentame como va la fiesta. --Bueno... --Lo cierto era que apenas habia pisado la fiesta. Me habia paseado de una punta a la otra de la azotea, habia pillado unos cuantos aperitivos exoticos de las bandejas que se paseaban por el local y, por fin, habia subido por la escalerilla para buscar cobertura y llamarla. Sin embargo, esta version de la noche no iba a distraerla, asi que trate de echarle mas miga: --Todo el mundo va muy elegante, por supuesto. Ropa exclusiva, de diseno. De hecho, me da la sensacion de que no voy todo lo arreglada que deberia, y mira que llevo un Dolce & Gabbana. --He visto la foto. Encajas a la perfeccion, te lo aseguro. Baje la mirada en direccion a la falda de tul rosado. --Parezco una bailarina. --Pareces la primera bailarina del ballet de Nueva York, en todo caso, y eres un pibonazo. Y punto. ?Que mas? Venga, cuenta.

  • Dia y noche de Linda O. Johnston

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    La reportera Cara Hamilton acababa de conseguir la historia de su vida. Pero lo que la ponia mas nerviosa era el insoportable… e increiblemente atractivo ayudante del sheriff.

  • Callame con un beso (Canciones para Paula 3) – Blue Jeans de Blue Jeans

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    El final de la trilogia no deja indiferente a nadie. Paula se marcha a Londres a estudiar y afronta con muchas dudas una relacion a distancia. No sera facil elegir que camino tomar con el que cree que es el chico de su vida: Alex. El escritor ha abierto un biblio-cafe y tiene en una de sus clientas a una de sus mayores admiradoras. Las Sugus, por su parte, se han separado y entre ellas las cosas ya no son lo que eran. Miriam se ve inmersa en una relacion toxica, Cristina ha encontrado el amor y Diana, sigue siendo Diana, aunque ha madurado con Mario a su lado. Fue el desenlace mas esperado de la primera historia que paso de las Redes Sociales al papel.

  • Dejaras La Tierra de Renato Cisneros

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    Un silencio antiguo sello durante doscientos anos el misterio de una familia demasiado parecida a las tragedias y ambiciones de un pais como Peru. Patriarcas decolorados, mujeres sacudiendose el peso de su tiempo; personas, al fin y al cabo, que han sido rescatadas en este libro para redimensionar la historia. Esta novela nos recuerda que las familias estan hechas de todo lo que se ocultan y que solo una prosa capaz de atravesar lo visible y lo soterrado puede rastrear el cauce de eso que llamamos identidad.
    Si la voluntad de forjarse una estrella propia llevo a Renato Cisneros a escribir La distancia que nos separa, lo que nos entrega en Dejaras la tierra es, al mismo tiempo, el cierre de aquella historia y la confirmacion de un narrador capaz de ver el precipicio y dar un paso mas.

  • La vida sumergida de Pilar Adon

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    Se habian habituado al licor de ajenjo y lo bebian de pie, por las mananas, junto al fregadero de piedra o apoyadas en la escalera que movian de un lado a otro por la biblioteca para llegar a los estantes mas altos. Sin ceremonias previas ni finales. Sin ir a cambiarse de ropa. Sin adornarse el cuello ni las munecas. Calladas y un tanto desgarbadas, con la dejadez propia de la lentitud y la indiferencia, en un abandono que solo podian permitirse las depositarias de una elegancia congenita. Las beneficiarias de una delicadeza en la longitud de las formas, en la calidad de las telas que vestian a diario, conscientes de que existian dos tipos de personas, las que tenian clase y las que, por mucho que lo intentaran con bordados, pedreria y aromas sutiles, no la tenian ni la tendrian nunca. Al cabo de un tiempo indeterminado, que podia ser de unos minutos o que podia ser de unas horas transcurridas entre tragos cortos, entre libaciones del licor servido con decision en sus vasos pequenos, procuraban ir a sentarse en las butacas de la cocina, siempre en silencio. Y entonces tal vez si tuvieran que esforzarse por hacerlo con cierta dignidad. En ese momento tal vez resultara complicado moverse, dar mas de dos pasos en la misma linea de equilibrio, y quiza debieran poner mas atencion en la distancia que recorrian ya que ambas podian haberse deshecho de la estabilidad y ambas podian haberse internado en la enormidad, el exceso. Sus avances por un suelo de madera que no era de hacia dos anos ni de hacia cinco ni cincuenta tendrian que ser cautelosos. Comian a la una y media, sin decirse nada, incomodas en su proximidad mutua. La confusion del ajenjo daba paso a un primer jubilo fisico y mental que, invariablemente, desembocaba en un cansancio un tanto dramatico. Y era solo mas tarde, ya durante los postres, cuando Brigida podia empezar a hablar para decirle que debia recoger la ropa de la azotea y que debia hacerlo antes de las cuatro. Con la voz arrogante de quien da una orden. Argumentandole que ella no iba a esforzarse por ir a la azotea (tenia que centrarse en sus mil tareas) y que debia ser Hilda quien se propulsara por el pasamanos de las escaleras hacia arriba sin excusas ni dilaciones. Antes de que empezara a soplar el viento y le resultara imposible (a ella y a cualquiera) asomarse al exterior. Tenia que subir a la planta superior, cerrar las ventanas de cada dormitorio y de cada sala, asegurar las contraventanas, bloquear la puerta de hierro que se deslizaba sobre una barra adherida al suelo a modo de carril hasta que la cancela chocaba contra la pared del gran balcon, siempre con un golpe seco, echar la llave de abajo con dos vueltas, echar la llave de arriba con dos vueltas, correr a la escalera, subir mas aun y, una vez en la azotea, recogerlo todo antes de que empezaran los crujidos en cada muro de la casa. Los vaivenes de las cortinas que se elevarian por encima de las sillas a causa de las corrientes de aire que se colaban irremediablemente a traves de las grietas abiertas entre los marcos de los miradores y las tablillas del entarimado, en una oscilacion serpentina que haria presagiar la aparicion de un ser biologico tras ellas (un lobo, una rana, un muchacho) o la aparicion de un ser no biologico (una piedra de color ambar). Era cierto que las copas de los pinos habian empezado a agitarse bajo los cristales de los ventanales de la cocina, y Hilda recordo alli, contemplando el prodigioso estremecimiento de la red de huesos y tendones en que iba a desembocar cada uno de los troncos moviles de cada uno de los arboles, el momento en que le pidio a Brigida que se muriera. Ese dia soplaba el viento igualmente, con aquella violencia nada excepcional dada la epoca y dada la zona. Habian cerrado las ventanas, las puertas. Habian asegurado los pestillos y habian corrido los visillos. Y fue en esa circunstancia cuando penso que si Brigida moria, si Brigida desaparecia, toda la casa seria suya, entera para ella, y entonces no tendria que obedecer mas ordenes. No tendria que ajustarse a los horarios ni a los propositos de Brigida. Dejaria de estar sometida, juzgada, calificada a cada instante, y llevaria a la practica sus proyectos. Todas sus fantasias. Sin tener que comer cuando Brigida quisiera, sin tener que dormir cuando Brigida quisiera. Podria ponerse sus vestidos mas alegres. Banarse en el embalse. Practicar sus lecciones de piano cuando deseara hacerlo y bailar cuando deseara hacerlo. Raspar la tierra y descubrir que habia debajo de cada planta, de cada pedazo de hierba seca, de cada monton de agujas de pino reunidas por el viento, como queria hacer desde que a la edad de seis anos aprendiera que una pezuna era una una fuerte y desarrollada, y que algunos animales las tenian largas y afiladas a modo de apendices cortantes, como zarpas, para atrapar a su presa, para aferrarse a ella, para cerciorarse de que no podria escapar y para excavar, escondiendo bajo la parte de suelo visible cualquier objeto valioso, su alimento. Lo aprendio de nina y desde entonces quiso comportarse como un perro que se esforzara por desenterrar de la base del monte el hueso escondido anos atras por el o por un antepasado. Extraer del barro la explicacion a su existencia. Desentranar el significado de cada estimulo para quedarse tranquila y poder regresar a sus actividades cotidianas. Sus otras actividades cotidianas. Creyendo que semejantes explicaciones se encontrarian en la base de los montes, bajo las pilas de materia fusionada al azar. Creyendo que podrian desenterrarse con solo escarbar. Revolviendo bajo el abono de los cultivos. Bajo las semillas alojadas en las hileras de los huertos. Bajo los circulos de ceniza abandonados por los pastores. Bajo las formaciones de piedras grandes o bajo las formaciones de piedras pequenas que se ocultaban bajo las piedras grandes. Si Brigida desaparecia y toda la casa pasaba a ser suya, se entregaria al aprendizaje de un idioma vivo o de un idioma en extincion. A la investigacion de los requisitos necesarios para que los miembros de un grupo llevaran una convivencia civilizada. A la resolucion de la incognita de si para que dicha convivencia civilizada pudiera ser real debia optarse siempre por el sometimiento y siempre por la rendicion de unos ante otros. A desentranar el autentico significado de las palabras de negacion que se apropiaban de las palabras primigenias para contradecirlas y desposeerlas de su sentido primordial. Desapego. Desarraigo. Desafeccion. Desaparicion. Frente al apego, el arraigo, la afeccion, la aparicion. Centrada en su lista de libros, los que debia leer antes de convertirse en una anciana como lo era Brigida. Middlemarch y Al faro. Grandes esperanzas. Un mundo feliz. La abadia de Northanger. Edipo rey. Crimen y castigo. La comedia humana. Ariel. El rey Lear y el Libro de la vida. La montana magica. Matar a un ruisenor. Los miserables. Rojo y Negro. ?Acaso los leeria con Brigida a su lado, formando parte de la casa, envuelta en sus chales en invierno y en sus tules en verano, haciendose notar por su aliento, con esa respiracion de mujer que dejo de ser joven hacia anos? Lo dudaba. Asi que le pidio a Brigida que se muriera. La unica manera de conseguir una identidad personal. Y dias despues, Brigida estaba muerta. Nunca pudo negarle nada. Nunca pudo oponerse a sus caprichos. De modo que se murio. --?Es que me odias? --le pregunto. Y Hilda respondio que no. Que por supuesto que no. ?Como iba a odiarla? Habia sido su protectora. Su maestra. La encargada de orientar sus gustos hacia sus primeras lecturas. Su consejera llegado el momento de enfrentarse a un texto de Seneca y descubrir que la experiencia podia asemejarse a la de leer un angustioso libro de superacion personal. Frases como <> o <>. Claro que no la odiaba. Brigida le habia explicado que era un minueto, que una gavota. Le habia dado la definicion de musica como el arte de bien combinar los sonidos y el silencio en el tiempo. No la odiaba. Simplemente deseaba que se deshiciera. Que se volviera transparente. Que se transformara en una esencia de luz sin estructura ni carne ni presencia. ?Que mas tenia que hacer alli? Nada. De alguna manera, su epoca habia pasado. Su mision habia concluido. ?Que podia aportarle a ella con su muerte voluntaria? Todo. La independencia. El desarrollo como ser autonomo y perfecto. Como unidad sin condicionamientos. En aquella casa situada en la ladera de un monte. Rodeada de pinos, de aves y de insectos, y del brillo rojo del sol del amanecer y del sol del atardecer. En libertad. Con la posibilidad de actuar y no actuar. Ir y no ir. Querer y no querer. El privilegio supremo de la eleccion. Crecer hacia arriba o tumbarse extendida. Meter los dedos en el saco del azucar o meter los dedos en el saco de la sal.

  • La llegada del duque de Elisabeth Boyle

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    El dia amanecio como siempre lo hacia en mayo en la aldea de Kempton, con una brillante llovizna de rayos de sol, un toque de rocio en la hierba y los pajaros cantando alegres melodias en el jardin. Nada indicaba que aquel dia la senorita Tabitha Timmons no solo se veria prometida, sino que ademas se enamoraria locamente. Y no necesariamente seria todo con el mismo hombre. No, lo unico que Tabitha pensaba mientras salia aquella tarde de la casa del vicario, cerraba la puerta con cuidado detras de ella y se dirigia a su reunion de los martes de la Sociedad para la Templanza y Mejora de Kempton era que por fin podia escapar de las ordenes de su tia y de las quejas de su tio por tres maravillosas horas. --Ah, aqui estas --dijo la senorita Daphne Dale alegremente desde la cancela del jardin, donde esperaba a Tabitha--. Estaba empezando a temer que ella no te dejara venir --continuo hablando Daphne en un susurro mientras se agachaba para rascar detras de las orejas al Senor Muggins, el perro que siempre acompanaba a Tabitha. El gran terrier irlandes levanto la cabeza hacia Daphne y le dedico una mirada de pura admiracion con sus enormes y expresivos ojos marrones. --Entonces la tia Allegra tendria que ir en mi lugar, y que Dios la libre de que le encarguen alguna tarea --dijo Tabitha. Miro por encima del hombro y agradecio que las cortinas siguieran echadas, lo que significaba que su tia no estaba mirando, buscando alguna excusa para hacerla volver. --Que idea tan horrible --afirmo Daphne. Enlazo un brazo con el de su amiga y tiro de ella para alejarla de la casa del vicario, que una vez habia sido el hogar feliz de Tabitha. Todavia deberia serlo, situada donde estaba, baja y maciza a la sombra de la iglesia de Saint Edward, una enorme reliquia de la epoca normanda. La iglesia tenia altos muros de piedra, una nave larga y un campanario solo empequenecido por las alturas de Foxgrove, la propiedad cercana del conde de Roxley. Sin embargo, despues de que muriera su padre dos anos atras victima de una dolencia cardiaca y de que su tio se instalara alli como el nuevo vicario, ahora el amado hogar de infancia de Tabitha era un lugar deprimente y sombrio. Por lo menos, penso ella, todavia se le permitia asistir a las reuniones de la Sociedad, aunque solo fuera porque a su tia le parecia que la mision de proporcionarles cestas de caridad a las numerosas solteronas de Kempton era una tarea aburridisima. Caminaron sin prisa por Meadow Lane, el sendero estrecho que iba desde la casa del vicario a High Street, mientras Daphne parloteaba, poniendo a Tabitha al dia de los cotilleos del lugar. --… y lady Essex nunca permitira que Louisa y Lavinia se salgan con la suya en ese tema. Los banderines para el baile del solsticio de verano siempre han sido de color lavanda. !Verde manzana, imaginate! Tabitha sonrio y dejo que la chachara cayera sobre ella como si fuera un balsamo, porque cuando estaba con Daphne o en las reuniones semanales de la Sociedad, era facil creer que no habia cambiado nada en su vida, que una vez fue idilica. --Ayer, incluso fui a visitar a las gemelas e intente, muy educadamente, explicarles que, si insistian, solo conseguirian aumentar la ira de lady Essex. --Daphne suspiro--. !Oh, como les gustan los problemas a Louisa y a Lavinia! Tabitha miro a su amiga. --?De verdad pensabas que podrias hacerlas desistir de su empeno? --Tenia la esperanza --le confeso Daphne--. Y si eso no funcionaba, pense que mi nuevo sombrero las distraeria. Inclino la cabeza para ensenarle el sombrero de seda verde, que tenia un lazo gris que llamaba la atencion. Tabitha estaba acostumbrada a ver pavonearse a Daphne y se rio. --Has convencido a tu padre para que te adelante la asignacion, ?verdad? Su amiga sonrio sin mostrarse arrepentida. Le brillaron los ojos azules cuando levanto una mano enguantada para tocarse el estiloso borde del sombrero. --Si, y cada chelin ha merecido la pena --afirmo Daphne--. Tenia miedo de que papa no cediera antes de que la senorita Fielding lo descubriera y me lo arrebatara, !y ya sabes lo mal que le sienta el verde! Tabitha se rio. La rivalidad entre Daphne y la senorita Fielding aumentaba con cada ano que pasaba. --Creo que a ti te quedaria perfecto --dijo Daphne de pasada--. Podrias probartelo cuando lleguemos a casa de lady Essex. Miro a Tabitha con amabilidad y se mordio el labio inferior mientras esperaba su respuesta. Como sabia bien lo que pretendia hacer su amiga, Tabitha nego con la cabeza. --Sabes que ni siquiera puedo plantearmelo. ?No recuerdas como se puso mi tia cuando me diste esos guantes el invierno pasado? --No era caridad --afirmo Daphne frunciendo el ceno--. Y esto tampoco lo seria. Es solo que no tienes un sombrero nuevo desde… --Desde hace dos anos --replico Tabitha. Ni un vestido nuevo. Ni zapatos. Ni medias--. La verdad es que no me importa. --!Pues a mi si! --le espeto Daphne--. A tus tios deberia avergonzarles la forma en que te tratan, dandote migajas de mala gana. ?Que podia decir Tabitha? Todo era cierto. Su tia y su tio se habian alegrado mucho de adquirir la posicion elevada del estilo de vida de su padre cuando este habia muerto, pero ?se podia decir lo mismo de conseguir la custodia de su sobrina pobre? En lo mas minimo, sobre todo teniendo en cuenta que no tenian hijos. A la tia Allegra, que no tenia ni una sola celula maternal en todo su cuerpo, incluso le gustaba quejarse de que su sobrina ocupaba demasiado espacio en el rincon del desvan que le habian asignado gentilmente para dormir. A Tabitha no le importaba vivir en ese escondite, porque era donde se guardaban los baules de su madre. Esa cercania le permitia captar de vez en cuando una nota del perfume de violetas que habia usado. Eran unos momentos tan vagos como los recuerdos que tenia de la gracil belleza que habia muerto de unas fiebres cuando ella aun era muy pequena. --Cada vez que tu tio da un sermon sobre la caridad, me dan ganas de levantarme y de decirle que es un hipocrita controlador --afirmo Daphne. --Eres incorregible --la regano Tabitha, aunque con poco entusiasmo, porque si habia alguien que velara por sus intereses, esa era Daphne. --?Quien es incorregible? --pregunto la senorita Hathaway cuando se unio a ellas en el punto en el que Meadow Lane se cruzaba con High Street. Fiel a su aspecto habitual, Harriet llevaba el borde del vestido lleno de barro, la ropa ligeramente arrugada, el sombrero torcido y en una de sus mejillas sonrosadas habia una mancha de algo. Probablemente se le habria hecho tarde y habria salido corriendo de los establos de Pottage sin haberse mirado en un espejo. Estaba claro que lady Essex se molestaria por la apariencia descuidada de su pupila. Su senoria estaba poniendo muchas esperanzas en llevar a Harriet a Londres y encontrar para ella un buen partido, aunque casi nadie en Kempton le daba mucho valor a tales ideas. Despues de todo, estaban hablando de <> Hathaway. --Yo --le dijo Daphne, y cambio de tema con habilidad--. Me he comprado un sombrero nuevo. Harriet le echo una mirada. --Oh, si, es verdad. ?No es el que me ensenaste la semana pasada en el escaparate de la senora Welling? Daphne asintio. --Es bonito, ?no te parece? Harriet lo volvio a mirar y dijo: --Si, pero creia que estaba adornado con una pluma. --La he quitado --contesto Daphne en voz baja, inclinando la cabeza con aire despreocupado hacia el Senor Muggins. Tabitha se avergonzo. Queria muchisimo a su perro, pero el pobre era incapaz de darse cuenta de que un ribete emplumado de una pelliza o una pluma de ave en el borde de un sombrero no formaba parte de un pajaro de verdad. Despues de haber destrozado tres sombreros de la tia Allegra poco despues de la llegada de esta, la dama habia amenazado con expulsar al perro barbado… solo para descubrir que toda la aldea de Kempton y buena parte de la poblacion de las aldeas cercanas se habia negado a encargarse de <>, para alivio de Tabitha. Al final, la dama indignada habia hecho lo mismo que Daphne y habia quitado todas las plumas de sus sombreros. Incluso la indomita lady Essex retiraba las plumas de su turbante favorito antes de ponerselo en una reunion de la Sociedad. Ninguna pluma estaba a salvo cuando el Senor Muggins se encontraba cerca, para disgusto de Tabitha. ?Por que no sentia tal hostilidad por las ardillas o las ratas, como otros terriers? Tabitha se sentia obligada a llevarse a su travieso companero a todas partes, por miedo a que el tio Bernard encontrara a algun transeunte desprevenido lo suficientemente ignorante como para que se llevara al perro. --Pareces cansada, Tabitha --comento Harriet--. Y mas delgada. Trabajas demasiado. Tabitha aparto la mirada. --Tuve que fregar antes de salir, asi que me he levantado temprano. Daphne la miro de lado. --Y supongo que tambien has abrillantado la plata, has lavado los platos, has dejado la mesa puesta para la cena y le has cortado las verduras a la senora Oaks. Eso no era todo, porque tambien habia planchado. Aun asi, quiso hacerle frente a la preocupacion de sus amigas. --No me mireis asi. No me importa trabajar. Harriet apreto la mandibula y dijo: --Alguien tiene que recordarle a tu tia que eres una dama, no la mujer de la limpieza. --Preferiria que nadie lo hiciera --contesto Tabitha. Por lo menos, tenia un techo sobre su cabeza, algo que a sus tios les gustaba recordarle todos los dias. --Siempre puedes venir a vivir… --empezo a decir Harriet, pero Tabitha la interrumpio sacudiendo la cabeza con vehemencia. <> Lady Essex tambien le habia ofrecido un lugar donde vivir en Foxgrove y, Daphne, una habitacion en Dale House, pero sus tios se habian negado a permitir que se mudara, convencidos de que se dedicaria a llevar una vida disipada y licenciosa sin su constante proteccion. Eso, y perderian a una doncella que trabajaba gratis. Pero tambien estaba el hecho de que a Tabitha le encantaba la vicaria. Siempre habia sido su hogar. Y aunque ahora solamente tenia un pequeno rincon bajo el alero y comia en la cocina, por lo menos todavia podia ocuparse de las flores de su madre en el jardin y mirar la firme caligrafia de su padre cuando anotaba alguna entrada en el registro de la parroquia. Era lo mas parecido a un hogar que tendria nunca. --Si por lo menos no fueramos de Kempton… --dijo Daphne, suspirando audiblemente--. Entonces podrias casarte y escapar de las exigencias de tu tia. --Pensemos en algo mas alegre --propuso Harriet como si hubiera visto la sombra que habia cruzado la cara de Tabitha--. Como, por ejemplo, en lo roja que se pondra lady Essex cuando las gemelas Tempest propongan su ridicula idea, otra vez, de cambiar el color de los banderines del baile del solsticio de verano. Las tres se rieron y siguieron caminando contentas, de lo que Tabitha se alegro. Por lo menos, algunas cosas no cambiaban nunca. Se estaban acercando a la herreria, donde resonaba el martillo del senor Thury con fuerza mientras trabajaba incesantemente en alguna tarea. A pesar de que el sonido les resultaba familiar, Daphne se detuvo con brusquedad. --!Oh, cielos! Al oir su exclamacion Harriet se paro, trastabillando, mientras hundia en la gravilla los tacones de sus botas. Dejo escapar un juramento que seguramente habia aprendido de alguno de sus cinco hermanos y termino con la frase, nada propia de una dama: --!Eso si que es un equipo condenadamente bueno! Tabitha se detuvo, las miro, se llevo una mano a la frente y entorno los ojos contra el sol hasta que fue capaz de ver lo que habia cautivado a sus amigas. Alli, frente a la forja del senor Thury, habia un sofisticado carruaje, un faeton, segun le parecia, pero dejaria que fuera Harriet quien lo asegurara, porque estaba mucho mas informada de tales asuntos. Fuera lo que fuera, el caro vehiculo estaba caido porque le habian quitado una rueda, y probablemente el herrero lo estaba reparando. Era una enorme rareza que no solia verse en Kempton. Porque, mientras que en Kempton abundaban las solteronas y las damas que no se habian casado, faltaban caballeros, y por eso era muy raro ver esos articulos masculinos. --Dios mio, ?habeis visto alguna vez algo mas admirable? --susurro Daphne. Tabitha miro a su amiga. --Creo que ni siquiera tu padre usaria ese medio de transporte. --No estaba mirando el carruaje --confeso Daphne--, sino al caballero que lleva esa chaqueta tan esplendida.

  • Trebol de cuatro hojas (Coraje 3) de Kris L. Jordan

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    Un nuevo caso trae en jaque al departamento de policia de Tribeca.

  • Olvidando el pasado de Amaya Evans

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    Joseph Powell se enamoro perdidamente desde muy joven de la chica mas hermosa de la pequena ciudad donde vivia. Pero Amanda Hughes era la hija de uno de los hombres mas ricos del lugar y al final, ella lo traiciono cruelmente, mientras el era victima de un engano que lo llevo a pagar anos de carcel de manera injusta.
    Ahora que ha pasado el tiempo, y el es un hombre poderoso ?Buscara vengarse de quien fue el unico y verdadero amor de su vida? ?O tal vez una pequena sorpresa cambiara sus sentimientos haciendo que el pueda perdonar y olvidar su pasado?

  • Maravilloso desastre (Beautiful 1) de Jamie Mcguire

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    LA CHICA BUENA
    Abby Abernathy no bebe, no se mete en lios y trabaja muy duro. Cree que ha enterrado su oscuro pasado, pero cuando llega a la universidad, un rompecorazones conocido por sus ligues de una noche pone en peligro su sueno de una nueva vida.

  • Correspondencia a una dama de Blanca Santoro

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    Esta novela nacio de un reto particular. Hace unos meses me propuse escribir una carta romantica y colgarla en mi perfil de Instagram. Soy una autentica enamorada de las epistolas y queria darme el placer de escribir una. Lo que no sospechaba era que acabaria por engendrar 64 cartas de amor. Si, toda una correspondencia que, como puedes suponer, iba a convertir mi muro de Instagram en algo totalmente diferente a lo que es: un espacio intimo donde suelo hablar de literatura. Asi que decidi reunir esas epistolas en un pequeno libro y lanzarlo al mundo para que todos los romanticos pudieran deleitarse de su lectura; tanto, espero, como yo disfrute al crearlo. Y es que el amor tiene mil caras y no todas las personas lo sentimos de igual manera ni lo expresamos del mismo modo. Todos somos unicos y, como tal, esta historia de amor tambien lo es.

  • Macbeth de Jo Nesbo

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  • Maldito sindrome de Estocolmo de Carmen Sereno

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    ?Quien eres realmente, Eric Grau, y que ocultas bajo esa piel tan fria?

  • El orgullo del dragon (El dragon y el unicornio 1) de Iria G. Parente

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    Viria es la tierra de los hombres; Gineyka, la de las mujeres.

  • Los dibujos del nino monstruo de Ana Vacarasu

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    En una aldea de Bucovina, el hallazgo del cadaver de un nino malformado, saca a la luz una serie de terribles secretos del pasado. En el mundo rural, donde el aislamiento territorial y social puede convertir en victimas a los mas debiles e indefensos, los prejuicios, lo paranormal y las creencias mal entendidas, van de la mano.
    De los sentimientos mas puros hasta los episodios violentos, de una crueldad inhumana, “LOS DIBUJOS DEL MONSTRUO” representa el reflejo de una parte de la sociedad rural del siglo pasado.

  • Lady McGregor de Arlette Geneve

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    Nicholas Cameron Worthington es el cuarto conde de Blakwey, pero su nombre y su titulo estan manchados con sangre. Nadie en el reino posee mejor punteria que el, pero el ultimo duelo mantenido con el marques de Bell, ha eliminado cualquier posibilidad de tener un compromiso con lady Rawhide, y Nicholas necesita con urgencia una esposa...

  • El tiempo es un canalla de Jennifer Egan

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    En plena crisis de madurez, Bennie Salazar, que en los setenta formo parte de una banda punk y ahora es un alto ejecutivo de la decadente industria discografica, se echa copos de oro en el cafe para recuperar el apetito sexual.Sasha, su asistente, despues de haber viajado mucho y no siempre en circunstancias felices, se trata de su cleptomania con un psicoanalista que viste jerseis estramboticos. En torno a ellos se despliega una variopinta red de personajes, desde una relaciones publicas que intenta lavarle la cara a un general genocida hasta un periodista que ha estado en prision por abusar de una estrella de cine adolescente. Con el rock palpitando en cada una de sus paginas, El tiempo es un canallaes un entramado fascinador que pasa por lugares como Nueva York, San Francisco, Kenia, Napoles o el desierto de California, y cubre un periodo que va de los anos setenta hasta el 2020. La mirada punzante de Jennifer Egan auna lo comico y lo tragico, y consigue que los fragmentos de tiempos y espacios dispersos converjan en una novela polifonica e innovadora que recurre a tecnicas narrativas insolitas para acabar trazando un lucido retrato de la era digital.

  • Pastrana. En el nombre de la guerra sucia de Joaquin Vidal , Manuel Pastrana

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  • 21 Dias para tener tu casa en orden de Alicia Iglesias Galan

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    El metodo 21 Dias para tener tu casa en orden nacio de la experiencia personal de la autora en su vida diaria y se desarrollo al aplicarlo a cientos de clientes con diversas problematicas relacionadas con la acumulacion o la organizacion de tiempos y espacios.

  • El granizo, Mariel Ruggieri de Mariel Ruggieri

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    El cancer le quito muchas cosas a Victoria, pero tambien le dio tanto. Le brindo la oportunidad de descubrir su femineidad dormida y una intensa pasion, que derribo sus tabues y sus miedos mas arraigados.
    En Punta del Diablo, un pequeno pueblo de pescadores en la costa atlantica uruguaya, su inesperado retiro espiritual le pone en el camino a Renzo, un hombre diez anos menor que tambien esta experimentando su propio drama existencial.
    La chispa que se produce ni bien se conocen los lleva directo a la cama. Victoria no esta preparada para aceptar que ese parentesis en su vida signifique algo mas, por lo que que huye de El Granizo sin mirar atras.
    Pero el destino tiene otros planes y cuando se reencuentran tiempo despues trabajando en Buenos Aires, no pueden evitar sucumbir nuevamente al deseo. ?Lograra Victoria vencer los obstaculos que la separan de Renzo? ?Podra obtener el equilibrio necesario para conciliar su pasado, con un futuro junto a el?
    Una historia de amor diferente, donde la perfeccion de lo imperfecto toma protagonismo, y abre el camino de la felicidad.

  • La mujer sin marido de Lori Beasley Bradley

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    En el nombre de Dios, ?que hice para merecer tal verguenza y humillacion? Callie Jamison estaba sentada con su espalda erguida, usando su mejor traje negro y su sombrero: su vestimenta de luto. Se enjugo las lagrimas de rabia y verguenza. En el asiento del acompanante del calesin de su marido, bajaban por la calle Principal de Ellsworth, Kansas. En aquella soleada manana de junio, volvian del juzgado, lugar donde un juez acababa de disolver su matrimonio de diez anos con Evan Jamison. Fui una buena esposa. Lagrimas de verguenza mojaron la mejilla bronceada de Callie, quien se negaba a dirigirle la mirada a Evan. ?Como pudo hacerle esto? Ahora era una mujer divorciada, una mujer sin marido. ?Como soportaria la verguenza y el ridiculo? Las divorciadas eran destinadas a ser rechazadas. -!Ahi esta, Callie! Tu nuevo hogar -dijo Evan con desprecio cuando detuvo el calesin frente a la Casa Ellsworth. -No puedes estar hablando en serio -respondio Callie mientras miraba el edificio de tres pisos con estructura de madera y la leyenda <> grabada en oro en la enorme ventana delantera-. No puedo quedarme en este lugar, tiene… mala reputacion. -El juez dijo que tenia que pagar por tu alojamiento y comida en una residencia adecuada -se burlo Evan-. Ahora eres una mujer de mala reputacion, Callie, asi que esto te sienta muy bien, en mi opinion. Evan comenzo a reirse mientras levantaba sus tres bolsos de viaje de la parte trasera del calesin. -Apurate, mujer -le grito Evan mientras cargaba sus bolsas y las dejaba en la entrada de la casa de huespedes-. No tengo todo el dia. Tengo un rancho que administrar. Y supongo que vas a traer a esa nina a mi casa tan pronto como puedas. Evan no habia ocultado ni un poco su amorio con Polly Hardin, una chica de diecinueve anos, hija de un vecino y antigua alumna de Callie en la escuela. Durante los ultimos siete anos, Callie habia educado a los ninos que vivian en Ellsworth. Callie respiro hondo, se levanto la falda y se bajo del calesin. La brisa calida y seca hizo que un mechon suelto de su cabello castano se posara en sus ojos azules llenos de lagrimas. Callie lo volvio a colocar en su sitio con su mano enguantada. Sostuvo la cabeza en alto, se enderezo la chaqueta y camino por el polvoriento sendero. Le costo poner un pie delante del otro mientras seguia a Evan hasta el llamativo vestibulo de la casa de huespedes del pueblo, que tambien funcionaba como burdel, si los rumores eran correctos. Jovenes mujeres con vestidos de encaje estaban sentadas en sillones tapizados en terciopelo rojo. Callie no necesitaba mas pruebas para comprobar que los rumores eran correctos. La Casa Ellsworth era, de hecho, un burdel. Le hare una solicitud al juez. No hay nada menos adecuado para una maestra de escuela y una mujer que va a la iglesia. Evan no puede estar hablando en serio. -?Como puedo ayudarlos? -pregunto un hombre alto con cicatrices en la cara desde detras del mostrador, observando las bolsas que Evan llevaba y a Callie. Los penetrantes ojos oscuros del hombre le provocaron un escalofrio a Callie. -?Tienes lista la habitacion de la que te hable, Caine? -pregunto Evan mientras le dirigia una sonrisa de satisfaccion a Callie. -Se que querias que este en el tercer piso -respondio Matthew Caine con la mirada puesta en Callie. Se lamio sus delgados labios y sonrio. -Pero he tenido que dejarla abajo con las chicas hasta que algo se desocupe alli arriba. Tengo la casa llena en este momento. -Matt, ?no es un poco vieja para que este aqui abajo con nosotras? -pregunto una de las jovenes mujeres. -Parece tan vieja como mi madre, e igual de mojigata con su cuello alto y su cabello recogido bajo ese sombrero de matrona. Las demas mujeres rieron, y Callie sintio como sus mejillas enrojecian de verguenza al tiempo que sus ojos se llenaban de lagrimas. Le hare una peticion al juez, incluso si me tengo que arrastrar hasta el juzgado de rodillas. No puedo quedarme en este lugar horrendo junto con estas mujeres. -No me importa donde carajo la pongas -grito Evan y dejo caer las bolsas de Callie al suelo de madera pulida. -Ella no es mas mi problema. Levanto las manos en el aire, se dio la vuelta y abandono el vestibulo. -Que hombre tan encantador -murmuro con sarcasmo una de las jovenes al acercarse a Callie. – ?Donde la quieres, Matt? ?En la vieja habitacion de Ruthie? El hombre alto asintio con la cabeza sin apartar la vista de los senos de Callie. Puedo jurar que me esta tomando las medidas. -Vamos, carino -dijo la chica y se inclino para recoger dos de los bolsos de Callie-. Te mostrare tu habitacion. Callie se agacho, tomo su otro bolso, y siguio a la delgada pelirroja, quien paso el mostrador y camino por un estrecho y oscuro pasillo empapelado con el mismo llamativo tapiz del vestibulo. -Las chicas usamos estas habitaciones porque hay una puerta que da al exterior al final del pasillo para que nuestros clientes no tengan que salir por el vestibulo -explico la mujer senalando una luz difusa al final del pasillo-, y para que ese cabron entrometido de Caine no sepa nuestras idas y venidas – anadio mientras abria una puerta al final del pasillo. -?No tiene llave? -pregunto Callie con los ojos abiertos y horrorizada ante tanta vulgaridad por parte de la joven. La pelirroja llevo los bolsos de Callie a una habitacion donde una gran cama con marco de bronce era el elemento central. En la pared opuesta habia un armario alto. En una de sus puertas habia un espejo ovalado con una fisura que lo atravesaba. Vio un lavamanos con una jarra y un cuenco, ambos esmaltados. Un orinal a juego estaba en el suelo junto a la cama. Al lado de la ventana se veia un pequeno tocador con un espejo ovalado arriba sobre la pared. La habitacion olia como si el antiguo residente hubiera dejado el orinal lleno y nadie se hubiera molestado en vaciarlo. -Me llamo Maisie -dijo la chica, estrechandole su pecosa mano-, pero la mayoria de las chicas me llama Ruby por mi cabello. -?Que nombre te gusta mas?- pregunto Callie tomando la calida mano de la chica. Maisie la miro perpleja como si nadie le hubiera hecho esa pregunta antes. -Mi mama y mi abuela siempre me llamaban Mae -le susurro-. Tu puedes llamarme Mae si quieres. -Soy Callie -dijo mientras le estrechaba la mano-. Gracias por ayudarme con los bolsos, Mae. -Por nada -respondio la linda chica con una sonrisa que acerco las pecas de sus mejillas a sus brillantes ojos verdes. -Matt si que es una molestia terrible, y un holgazan. Nos manda clientes, se lleva la paga y estamos seguras de que se queda con mas del diez por ciento -dijo Mae entrecerrando los ojos-. Ten cuidado con el -le advirtio-. No me gusto la forma en que te miro. Al menos no soy la unica que se dio cuenta. -Tendras que conseguir tu propia agua de la bomba de atras y llevar tu orinal al retrete de afuera. Tambien esta en la parte de atras, pero puedes llegar facilmente desde la puerta que esta al final del pasillo. Sus ojos recorrieron la habitacion y se detuvieron en la cama, en donde se encontraba un delgado colchon sin almohada. -Me temo que tendras que conseguir tu propia ropa de cama -suspiro Mae-. La mayoria de nosotras cargamos la nuestra en el maletero cuando viajamos de ciudad en ciudad, pero tu puedes comprar ropa de cama nueva en el mercado de la calle. -Gracias -dijo Callie frunciendo el ceno. No habia considerado la ropa de cama cuando empaco sus cosas apresuradamente esa manana. Asumio que Evan la llevaria al hotel y no la dejaria en este prostibulo. Sin embargo, Callie sabia perfectamente cual seria el resultado en el juzgado. Evan y el juez Sterling jugaban juntos al poquer y Callie sabia que el hombre le concederia a Evan el divorcio que queria. -?Tienes dinero? -pregunto la chica con humildad-. Si no tienes, puedo darte unos cuantos dolares hasta que puedas conseguir los tuyos. -Tengo un poco -respondio Callie con una debil sonrisa-, pero muchas gracias por la oferta. -No es facil ser una mujer y estar por tu cuenta -suspiro Mae-. Tienes que pagar todo. La mayoria de nosotras comemos en El Filete Jugoso, al otro lado de la calle. El viejo Jenkins canjea las comidas por una mamada en la cocina de vez en cuando, siempre y cuando su mujer no este alli – dijo ruborizada. Callie sonrio. Conocia a Hiram Jenkins. -Creo que puedo pagar por mi comida. -!Casi me olvido! -anadio la chica mientras se dirigia a la puerta-, aqui esta tu llave -dijo sacando la llave de la cerradura y entregandosela a Callie. -Todas llevamos la nuestra con nosotras. Nunca se las dejamos a Caine en la recepcion cuando salimos. -Gracias, Mae -dijo Callie-. Supongo que sera mejor que guarde mis cosas y haga una lista de lo que necesito comprar en el mercado. -Claro, senora -respondio Mae y abrio la puerta. Las risas joviales y agudas de las jovenes entraron por la puerta y Mae puso los ojos en blanco. -Tabby debe haber contado otro de sus tontos chistes. Es tu vecina, por cierto, y te lo advierto ahora -dijo con un guino, senalando con la cabeza la pared que separaba la habitacion de Callie de la de al lado-. Tabby disfruta de su trabajo y puede ser muy ruidosa cuando lo hace. Cuando la chica cerro la puerta, Callie se apresuro a ponerle llave y comprobo que funcionara con un giro de la perilla y un fuerte tiron. Una vez convencida de que la puerta era segura, se tomo un minuto para estudiar su nueva morada. Las paredes de yeso eran de un verde palido y apagado, pero algunas grietas marcaban el yeso en ciertos lugares. Callie arrugo su nariz. No queria saber de que eran las manchas que bajaban por la pared detras de la opaca cabecera de metal de la cama. Podria pintar para refrescar el ambiente. Pero me niego a considerar este lugar como mi residencia permanente. La unica ventana de la habitacion no tenia cortina y cuando Callie se acerco a ella, noto huellas. Parecia como si se hubiera apoyado una cara contra el vidrio, tratando de echar un vistazo al interior

  • Dulces caricias (Pretty 2) de M. Leighton

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    --!Que pasada! Este lugar es impresionante --dice Sig Locke cuando los guio a nuestra fiesta privada atravesando las puertas del Exotique, uno de los elitistas clubs de baile que poseo. --?Estas segura de que quieres hacerlo? --Hemi, mi hermano pequeno, esta hablando con su novia, Sloane. Ella sonrie. --Cielo, esto es para Sig. Quiero que su primer viaje a Chicago sea inolvidable. Ya te lo he dicho. Ademas --le dice, inclinandose para morderle la barbilla--, quiza yo pueda aprender algunos movimientos. La sonrisa de Hemi es lenta, pero yo se lo que esta pensando. Ya esta imaginandola bailando en una pole dance, realizando un numerito privado solo para el. --!Oh, Dios! --interviene Sig al tiempo que se tapa los oidos con las manos--. !No quiero escuchar nada de eso! Me rio y sacudo la cabeza, deteniendome para mirar a mi alrededor. Siempre siento una mezcla de orgullo y excitacion cuando entro en uno de mis clubs. He levantado un imperio de clubs de baile elegantes, unos locales elitistas que se extienden por Estados Unidos y otros paises. Y aunque no suelo visitar ninguno mas de dos veces al ano, entrar en cualquiera de ellos es todo un impacto. Todo sigue exactamente igual que cuando estuve aqui hace trece meses. Los suelos de marmol negro relucen, la barra de cromo brilla bajo las suaves luces del techo y todas las hermosas camareras estan vestidas con esmoquines sin mangas que muestran un poco de escote y se detienen a mitad del muslo. Con clase. Sexys. Mias. Se que podria acercarme a cualquiera y salir de alli con ella en menos de diez minutos. Ni siquiera tendria que decir quien soy. Este es solo uno de los muchos dones que poseo. No estoy siendo arrogante al respecto, son hechos. Tengo algo que ellas quieren. Y ellas, algo que quiero yo. Por lo menos para una noche. Pero ahora no es momento para eso. Esta noche he venido por Hemi, mi hermano pequeno. Les dije a el y a su novia, Sloane, que podian navegar conmigo a Hawaii en uno de mis yates de lujo. Una vez alli, disfrutaran de las vacaciones de dos semanas que he organizado para ellos. Que los haya acompanado uno de los hermanos de Sloane ha sido toda una sorpresa, pero... que mas da. Esto es lo menos que podia hacer por Hemi, ya que fue el quien encontro y puso a disposicion judicial al policia corrupto cuyas acciones llevaron a la muerte a nuestro hermano pequeno, Ollie. --Vamos --les digo--. Por aqui. Cuando Hemi me explico que queria venir aqui esta noche, llame y ordene al gerente que preparara una de las zonas VIP para nosotros. Se encuentra situada a la izquierda del escenario, lo suficientemente cerca como para oler el perfume de las bailarinas. Si la inocente novia de mi hermanito quiere aprender algunos movimientos, tendra el mejor asiento de la casa. Segun avanzamos, reconozco a algunas de las chicas. Me sorprende que sigan aqui. No recuerdo sus nombres, pero si alguna caracteristica de cada una de ellas. La rubia es una gritona. A la pelirroja le gusta que sea brusco. La otra rubia es agobiante. Al ver su mirada clavada en mi mientras camino, recuerdo todas las cosas desagradables que me dijo cuando por fin se dio cuenta de que lo que decia iba en serio. <>. Se entero de la forma mas dificil. Una vez que nos sentamos, una morena de agradable aspecto con piernas kilometricas y tetas casi debajo de la barbilla viene a apuntar lo que queremos. La sonrisa que me brinda es... interesada. Sepa o no quien soy, apuesto mil dolares a que podria conseguir que se colara en el cuarto de bano conmigo. Echariamos uno rapido y ardiente. Un poco salvaje. Pero con la compania con la que estoy esta noche, no me planteo hacer nada parecido. <>, pienso mientras valoro su figura quirurgicamente mejorada una vez mas. --Lo siento, ?como has dicho que te llamas? ?O debo llamarte <>? --bromeo con ella, guinandole un ojo. No me sorprende la reaccion que obtengo. Se inclina hacia mi. --Me llamo Pandora --susurra con voz ronca, mostrandome una vista de sus atributos--, pero puedes llamarme como quieras, hasta <>. Arqueo una ceja al tiempo que sonrio de medio lado. --?Que tal si comenzamos con una ronda de chupitos? De tequila Patron. Pago yo. Abre una cuenta y ve anotando lo que tomemos. Sus ojos brillan. Se siente atraida por mi, lo percibo. He visto esa misma mirada muchas veces. --?Su nombre, senor? --pregunta ella antes de mostrar la lengua para humedecerse aquellos carnosos labios. --Reese Spencer. Amplia los ojos de forma casi imperceptible. Casi. Sabe quien soy. No es facil descubrir que soy el dueno del club, pero se corre la voz de vez en cuando. Y los rumores deben de haber llegado a ella. --Si, senor. Ahora vuelvo con los chupitos. Asiento con la cabeza, mostrandole mi agradecimiento, y concentro la atencion en el escenario cuando la luz se atenua y el proyector se enciende. La musica cambia de registro y todos los ojos se clavan en la hermosa rubia platino que camina por la pista en forma de T que conduce desde la parte trasera, donde estan los vestuarios, al escenario. Miro con silencioso entusiasmo. Me gusta mirar a las bailarinas y me alegra que el club este funcionando bien y que todo este en orden, pero mas que nada quiero que se acabe la noche para poder descansar antes de manana. Tengo que asistir a un funeral. Bebo mientras mi hermano bromea con su novia. Me gustaria encontrar un amor asi de comodo y envidiable si pensara en mantener ese tipo de relacion. Pero como no quiero, apenas les presto atencion. Miro mas alla de ellos, pasando de sus efusivas demostraciones publicas de afecto para concentrarme en el hermano de Sloane, Sig. Parece un buen tipo, y esta disfrutando del club. --!Dios! Esa chica tiene que traer aqui ese culo y sentarse en mi regazo --dice cuando sale al escenario otra rubia con curvas mas pronunciadas. Se rie y grita antes de tomar otro trago de su whisky Southern Comfort con Sprite. Me pilla mirandolo y grita todavia mas fuerte al tiempo que me da un golpe jugueton en el brazo. --!Bebe, hombre! Necesito que alguien se emborrache conmigo. Estar en un club como este con mi hermana esta afectandome mas de lo que debiera. --Se rie un poco mas de algo que considero justificado. --Creo que lo estas haciendo bien tu solo --comento, fijandome en que casi pierde el equilibrio y se cae de la silla. Estoy pensando como excusarme cuando la musica cambia de registro una vez mas y me detiene. Los insinuantes acordes de Madonna cantando Justify my love me parecen una interesante aunque extrana eleccion para un baile, y hacen que vuelva a mirar a la plataforma. Aparece una joven en el lado izquierdo del escenario. Camina lentamente por la pista, haciendo que la sigan todos los ojos. Utiliza una camisa masculina y una corbata..., nada mas. Sus piernas son larguisimas con los tacones de aguja que lleva puestos, largas y perfectamente torneadas. Son las piernas de una bailarina. Fuertes, atractivas..., pecaminosas. Cada paso que da es un movimiento sexy y sensual, un contoneo lento y deliberado. Me siento mas erguido en la silla. De golpe he pasado de estar ligeramente interesado a sumamente intrigado, y no se por que. He visto bailar a cientos de chicas. Pero nunca he visto a esta, y es ella la que posee algo que atrae toda mi atencion. A medida que se acerca, me doy cuenta de que su espeso pelo castano esta cubierto por un sombrero asentado en un angulo arrogante en su cabeza. Tiene un brillante baston negro en la mano. Se detiene cuando llega al centro del escenario, blandiendo el baston una vez antes de apoyarlo delante de su cuerpo. Con un movimiento calculado, tensa las piernas y se inclina hacia delante, mostrando la longitud de sus muslos y las curvas de su culo perfecto. Antes de que me de tiempo a estudiarla entera, se endereza y hace girar el baston por encima de su cabeza sosteniendo un extremo con cada mano. Arquea la espalda, haciendo que suban las que parecen unas tetas deliciosas. Entonces, todavia moviendose lentamente, baja el eje hasta la parte delantera de su cuerpo. Cada accion es suave, calmada. Cada movimiento, sexy y fluido, con el cuerpo fusionado a la perfeccion con la musica. Echo un vistazo a su cara. Por debajo de la sombra del ala del sombrero, solo puedo ver su boca. Pero, !joder!, menuda boca. Sus labios aparecen pintados de un rojo brillante y son, seguramente, los mas exuberantes que haya visto nunca. Entran en la categoria que siempre he llamado <>: sensuales y perfectos para deslizarse por mi glande. Despues de haber venido casi obligado, sin esperanza alguna de divertirme, me veo sorprendido por el espasmo que da mi pene cuando la veo cogerse el labio inferior entre los dientes y morderlo. Pero asi es. Tengo que contener el gemido que se forma en mi pecho cuando ella se deja caer de rodillas y aleja el baston de su cuerpo como si estuviera haciendo una flexion de brazos mientras se desliza boca abajo sobre su estomago. Despues de algunos movimientos, suelta el eje de madera y se echa atras sobre la espalda para comenzar a girar las caderas, como un gato a punto de estirarse. Casi puedo escuchar su ronroneo. Con las piernas sobre el escenario, desliza las manos desde la parte superior de los muslos hasta el estomago, tirando del dobladillo de la camisa lo suficiente como para insinuar burlonamente lo que lleva puesto debajo antes de pasar a los pechos y la garganta. Sus agiles dedos agarran la corbata y la arrastran muy despacio por su cuello. Con decision, retuerce las manos y enrolla la seda alrededor de sus munecas. Durante unos segundos, es como si estuvieramos ella y yo. A solas en la habitacion. Sin nada entre nosotros, salvo la musica. Y esa condenada corbata. En mi mente parpadean con claridad imagenes en las que la ato con aquel trozo de tela roja, lo que me hace palpitar detras de la cremallera. Sube una pierna hacia arriba con languidez, mientras deja la otra tendida en el escenario. Se estira y agarra el tobillo, rozando la rodilla con sus manos atadas. Sus muslos estan perfectamente separados para revelar unas bragas negras de saten. Cuando las veo, lo unico en lo que puedo pensar es en arrodillarme entre sus piernas y besar la tela sedosa. La veo fruncir los labios para depositar un casto beso en su rodilla. Me siento cautivado. Pero cuando vislumbro un breve instante su lengua, siento como si pudiera hacer un agujero en la mesa con mi ereccion. Esa joven posee algo inexplicablemente sexy. Es como si no supiera que estamos alli, como si estuviera perdida en su mente. Y, Dios, !como me gustaria formar parte de lo que esta imaginando! Siento una mano en el brazo, interrumpiendo mi concentracion. Me siento irritado por la intrusion. Intento zafarme sin molestarme en girarme hasta que escucho una voz. Es la de mi hermano. Y esta decidido a llamar mi atencion. Lo miro finalmente sin tratar de ocultar mi agitacion. --?Que? --?Puedes llevarnos a casa? Sloane no se encuentra bien. Quiza sea por algo que ha comido antes. --Me lanza una mirada significativa. Me lleva un segundo desconectar por completo de la chica que me tenia tan absorto, pero lo consigo de mala gana. Recuerdo que Sloane no ha bebido el tequila... y por que. Hemi me conto que estaba embarazada, aunque todavia no se lo han comunicado a su familia, por lo que me pidio que no dijera nada. --Oh..., vale --respondo con algo de brusquedad--. Si, puedo llevaros. Reacio a irme sin mas, miro de nuevo hacia la parte delantera de la sala a tiempo para ver a la bailarina, ahora de nuevo de rodillas, quitandose el sombrero. Cae una melena de sedosos rizos castanos. Solo logro atisbar un breve destello de su cara antes de que el cabello se arremoline para ocultar su rostro. Pero aun asi veo unos ojos verdes, que se ensanchan cuando se encuentran con los mios. Al instante me transporto en el tiempo. Anos y anos atras. A la suave hierba de un claro en el bosque. Y a la suave piel de la chica que tengo debajo. Recuerdo esos ojos. Esa boca. Me acuerdo de una version un poco menos provocativa y madura de ese cuerpo femenino. De lo que senti al tocarla, al abrazarla. De como se reia, de como sabia, de como termino todo. Y no puedo olvidar. <>. Es Kennedy

  • La pequena Malone de Mariam Orazal

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    Serie Chadwick – Libro 2o

  • Feudalismo de Liborio Salazar

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    Retrato descarnado de una de las ultimas grandes pervivencias feudales: la universidad, una institucion de privilegios, servidumbres, abusos, corrupcion y luchas encarnizadas por el poder, que sirve de refugio a pederastas, parasitos indolentes, misantropos y meritorios.

  • La muchacha que se hizo libro de Leticia Merono Catalina

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    Hay hechos que destruyen vidas, lagrimas que nunca se secan y miedos que nunca se pierden. Una mujer encierra sus temores entre cuatro paredes debido a un suceso de su juventud que marco su existencia. Leer es su gran pasion y el rincon donde ahogar sus penas, pero empieza a perder la vista… ?Que habra influido en Elisabeth para llegar hasta esta situacion? “Los hechos afectan de manera diferente, y lo que para ti es algo sin importancia puede que destruya mi vida…” ***************************************************** Drama, suspense, desasosiego, intriga… Un thriller sobre los miedos, la melancolia, la sin razon… ?Hasta donde puede llevarnos la tristeza?

  • Melodias Del Alma de Varios Autores

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    !Nueve hermosas historias inspiradas en canciones!
    Al igual que los libros, las canciones nos cuentan historias; algunas son felices, otras tristes, pero todas nos hablan de sentimientos profundos expresados en palabras, armonia y melodia. Para realizar esta antologia, Y, tal como ocurre en las Melodias del alma a cada escritora se le asigno una cancion con la cual plasmar en la hoja la historia que su inspiracion le revelo. , canciones, aqui podras encontrar relatos de amor y desamor, de fracaso y superacion, de historias que terminan y de otras que continuan; cada una de ellas, escrita con el alma.

  • El milagro original, Gilles Legardinier de Gilles Legardinier

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    El thriller mas trepidante, lleno de aventuras y, sobre todo, mas divertido de 2017.

  • Angela desvalida de Rocio Verdejo

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    Habia sido un largo periodo de calma aparente, inclusive, las aves que habian emigrado, habian comenzado a regresar al reino de Falcaria. Pero, sobre todo, habia sido un periodo de calma y reflexion para el rey Milo Gatrell, quien habia estado en soledad y una profunda tristeza. Este, se habia dedicado a guiar a su pueblo nuevamente hacia la tranquilidad, despues de que hubiesen atravesado uno de los periodos mas dificiles y llenos de incertidumbre, donde las amenazas parecian llegar desde cualquier parte. Falcaria era un reino envidiable, un lugar magnifico donde cualquiera quisiera habitar, donde las tecnologias de guerra llamaban enormemente la atencion de los reinos vecinos, y constantemente, debian mantener el equilibrio para evitar un declive y verse sumergidos nuevamente en una traicion como la que habian tenido que afrontar en el pasado. El reino de Falcaria habia tocado fondo, definitivamente, la colaboracion, y el trabajo en conjunto de los intereses positivos, habian logrado restablecer el control de este lugar, pero si no hubiese sido asi, posiblemente el mundo se habria transformado notablemente, ya que, habia caido en manos del poder de seres codiciosos, malvados, y con un espiritu retorcido y cruel. Milo se habia ganado el lugar de rey de Falcaria simplemente por el apoyo de su pueblo, no tenia sangre real, no tenia linaje monarca, asi que, simplemente habia sido un lugar que se habia ganado a pulso, yendo detras de la cabeza de aquellos que, en algun momento, habian tratado de robarle la paz a los habitantes de este lugar. Dirigir a Falcaria hacia la gloria, era una labor realmente dificil para un hombre que tenia el corazon destrozado, Milo, sentia que habia perdido una parte de su alma cuando su esposa se habia marchado. La habia tenido que dejar en medio de la guerra, ya que, esta no era cualquier mujer, no era la tipica reina comun y corriente. Milo habia sabido elegir con muy buen ojo a la companera que lo respaldaria durante el resto de su vida. Angela Derrick se habia separado de el, despues de que la guerra entre los angeles y demonios, iniciara en Gradonia. Aquel lugar, habia sido el escenario en el cual, muchos habian abierto los ojos ante una realidad que parecia casi imposible. Las personas vivian asumiendo que la realidad y la logica, era lo que conocian, pero los angeles y los demonios, existian, tal y como muchos los habian retratado en el pasado, con grandes alas, cuerpos espectaculares y rostros perfectos. Cualquiera que hubiese sido practicante del escepticismo hasta ese momento, solo tenia que levantar la mirada hacia los cielos de Gradonia, y ver como cientos de angeles, descendian como estrellas fugaces directamente desde los cielos. Estos angeles habian llegado a la tierra en un ejercito de salvacion, que tenia como objetivo principal, volver a encerrar a Crackall, la furiosa bestia demoniaca que seguramente acabaria con todos si no hubiesen hecho lo posible para encerrarla de nuevo. No era la primera vez que Crackall escapaba desde las fauces del inframundo, esta bestia, tenia la habilidad constante de escurrirse de manera habilidosa para regresar a la tierra y mantener el control, o al menos esto era lo que se presumia, ya que, nunca habia logrado cumplir totalmente con los objetivos. Aquella bestia abominable de grandes cuernos y de fauces de las que salian grandes cantidades de fuego, estaba alimentada de energia y sangre divina, ya que, a pesar de que los humanos habian distorsionado realmente sus creencias, en el interior de cada una de las personas vivia un nucleo de energia que era el alimento perfecto para los demonios. Era facil aduenarse de las personas con una voluntad debil, aquellos cuya autoestima estaba devastada, y que facilmente podrian ser manipulados y controlados, siendo sumados a las tropas de la oscuridad. La tierra de Gradonia estaba poblada por teutones, los cuales, practicamente habian sido erradicados despues de aquella batalla. Aquellos que se habian arrepentido y habian pedido perdon, habian sido asilados en Falcaria, mientras que, aquellos orgullosos que simplemente aseguraban que estaban haciendo lo correcto, habian sido asesinados, ya que, su interior estaba ya contaminado por la oscuridad de los demonios, algo que no podia erradicarse. El mundo habia cambiado drasticamente, pues la tierra conocida por la mayoria que solo era habitada por humanos, habia quedado en el pasado. Ahora, una realidad completamente expuesta, habia sido dilucidada, y ahora, era un lugar que contaba con la presencia de angeles, criaturas malvadas y seres sobrenaturales, que de un momento a otro se volvieron nuevamente imperceptibles, pero ya era imposible negar su existencia. Habian sido periodos muy especificos en la historia, pero los angeles habian salido del anonimato simplemente para proveer salvacion. Era una ultima medida, un recurso de emergencia que tendria que emplearse para poder evitar la catastrofe. Los angeles conocian el potencial de los seres humanos, ellos, tambien confiaban plenamente en la mayoria de las personas, aunque sabian que habia seres debiles que eran capaces de tomar el camino facil, dejandose seducir por las tentaciones y manipulacion de criaturas aberrantes, las cuales, habitaban en el inframundo. Los seres humanos descubrieron que tenian a su favor la defensa y proteccion de los Angeles, y esto, en lugar de hacerlos sentir mas alerta acerca de las amenazas, habia generado un efecto totalmente contrario, ya que, estaban confiados, bajaron la guardia, y de alguna u otra manera, se volvieron mas vulnerables ante la posibilidad del surgimiento de una nueva amenaza. Tener un ser protector como los angeles constantemente vigilando la posibilidad de riesgo, era un claro motivo para descuidar las defensas, abandonar la espiritualidad, y quiza asumir que cualquier situacion de peligro, seria resuelta por los angeles. Aquello genero una decepcion tremenda en estos seres, y muchos de ellos, habian abandonado progresivamente a la tierra una vez mas, otros, habian quedado convencidos de que debian permanecer protegiendo a las personas, y se distribuyeron por todo el planeta. Algunos retornaron a sus vidas previas antes de la guerra, tal y como lo habia hecho Angela, mientras que otros, comenzaron a buscar un significado, necesitaban una razon para continuar, y esto, era basicamente lo que buscaban. En Gradonia las artes oscuras habian estado en auge debido al poder que las energias que emanaban del inframundo les proporcionaban a aquellos que aseguraban poder controlarlas. Muchos anos atras, habian descubierto el potencial de estas energias, y habian jugado peligrosamente con estos recuerdos, prometiendo a los ingenuos, que la manipulacion de esta energia, podria llevar al exito descomunal a cualquier civilizacion. Estas energias tan poderosas, eran tan inestables para un simple humano, que era mas peligroso jugar con ellas que abandonarlas. Fue por esto, que despues de la guerra, todos los que habian tratado de manipular esta energia, habian terminado siendo consumidos por el fuego de sus pecados y la codicia. En la salida de Crackall desde las fauces de aquel pasaje hirviente, muchos no notaron la liberacion de una gran cantidad de entidades demoniacas que habian logrado evadir aquella guerra descomunal, en la que Angela habia tenido un protagonismo tremendo. Ella siempre habia estado preparandose para el momento de la batalla decisiva, habia profecias que aseguraban que llegaria el dia del juicio final, y todos los angeles se precipitarian a la tierra, para tratar de contener la maldad de la oscuridad. Aunque muchos aseguraban que este dia no podria contenerse, y que la oscuridad reinaria durante un periodo, los Angeles no podian permitir que esto ocurriera eventualmente. Cada batalla, se presumia que seria la ultima, pero tenian que tener la seguridad en si mismos, y la conviccion absoluta de que contaban con el apoyo de dios para salir victoriosos. Pero la creacion de dios, su principal logro; el hombre, habia demostrado en multiples etapas, ser fragil, debil e inseguro. La inestabilidad de sus decisiones, y la conveniencia en algunos de sus actos, dejaba mucho que desear, ya que, el bienestar que siempre habia sido deseado para la humanidad, se ponia en riesgo ante el surgimiento de propuestas que garantizaban un facil acceso a las riquezas y al exito. Los lideres de las diferentes civilizaciones, que habian sido practicamente erradicadas, habian sido victimas de todas estas falsas ilusiones. Eran promesas imposibles de cumplir, eventos que nunca se desarrollarian, y los cuales, simplemente permanecian en la imaginacion de aquellos que movilizaban a sus pueblos hacia la guerra y la miseria, simplemente a cambio de un poco de riquezas. El portal que habia sido abierto por los teutones, habia servido como un pasadizo para que muchas energias cursaran, y aunque los angeles estaban enfocados en Crackall, no habian notado el ingreso de algunas criaturas que, aunque parecian mas inofensivas, podrian ser mucho mas peligrosas y letales. El tamano, la dimensiones o el aspecto amenazante que tenga una criatura, no necesariamente era proporcional a su peligro, bien un rinoceronte podia ser devastador y demoledor, pero nunca seria tan letal como la mordida de una pequena arana viuda negra. En aquella guerra, Crackall parecia haber actuado como el factor distractor, ya que, lo que se requeria, era la entrada de algunos entes demoniacos, los cuales, bien podrian hacer vida en la tierra, ya que, estos eran mas pacientes, y planificaban absolutamente todo. Para un demonio, podian transcurrir siglos de espera para que llegara el momento adecuado para ellos poder dar su estocada letal. Angela, como uno de los guerreros angeles mas habiles, y con destrezas mas destacadas, habia tenido que tomar el control de la batalla para poder reducir a Crackall. Aquella bestia enorme, casi le habia asesinado, ya que, la habia tomado entre sus grandes garras, y casi estuvo a punto de calcinarla. Por suerte, su amiga Issa Gulland, habia realizado un corte en la gruesa cola de Crackall, haciendo que la criatura se girara, enfocandose en cobrar venganza por este ataque a traicion. Aquello seria un festin magnifico para Crackall, ya que, en medio de aquella guerra, muchos habian caido. La bestia se alimentaba una y otra vez, de cada uno de los angeles que se acercaban para asesinarla, pero finalmente, alguien iba a dar la estocada mortal para la bestia. Crackall solia devorar los cuerpos, y se alimentaba con la sangre pura de los angeles, y Angela estaba decidida a detener aquella locura, ya que, no seguirian afrontando mas bajas en el ejercito divino. Angela habia sido la encargada de meterle una de las espadas de oro directamente en el corazon a este ser malevolo, el cual, habia sido derrotado ante la vista de muchos. Pero Crackall solo habia servido como distraccion para que grandes miembros de la elite oscura entraron a la tierra sin ser identificados o detectados. Tobias Verger era uno de estos seres imperceptibles que tenian habilidades completamente desconocidas para los hombres. Ni aquellos que tuviesen la mayor imaginacion posible, podrian recrear lo que era capaz de hacer Tobias, el cual, tenia la habilidad de convertirse en cualquier bestia viva. Sin importar el tamano, este podia adoptar la forma de cualquier animal e infiltrarse en cualquier lugar, lo que le daba la posibilidad de atacar inesperadamente a sus victimas, y sorprender a sus adversarios de maneras inimaginables.

  • Un duque para mi de Olga Salar

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    Marcus Middlethorpe, duque de Rothgar, esta decidido a evitar a las matronas que suenan con casarlo con sus aburridas hijas. Con ese fin, ha trazado un plan que esta seguro de que no puede fallar. Con lo que no ha contado es con el caracter de la dama que necesita como complice para que dicho plan tenga exito.

  • Libre de Promesas (Blackish Masters 2) de Nisha Scail

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    *2a entrega de la serie Blackish Masters / 5ade la Crossroad Company*

  • Fuimos canciones (Canciones y recuerdos 1) de Elisabet Benavent

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  • Diario de Kat (Seleccion RNR), Maria Jose Tirado de Maria Jose Tirado

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  • Imperio Sucio de Jorge Borges

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    Alba era una joven preciosa.
    Una joven promesa de la moda.
    Un mundo peligroso y oscuro.
    Donde se trepa de rodillas.

  • El deseo de Jose Antonio Arjonilla

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    ?Acaso las fantasias pueden tener cabida en este mundo brutal de realidades aplastantes, lleno de rutinas y deberes? Una joven rompe las reglas y se aventura a seguir sus deseos...

  • Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos de Mary Ann Clark Bremer

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    Se reunen en este volumen todas las novelas cortas de Mary Ann Clark Bremer traducidas hasta la fecha al castellano y publicadas por nuestra editorial: Una biblioteca de verano, Cuando acabe el invierno, El librero de Paris y la princesa rusa y Una pasion parecida al miedo. A las que anadimos un breve relato, <>, coetaneo de los demas textos, y cuyo titulo fue tomado por la autora de un verso de William Shakespeare. Una oportunidad unica para adentrarse en el singular mundo de una escritora fundamental pero hasta hace poco secreta.

  • La lista de Lisette, Susan Vreeland de Susan Vreeland

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    La historia de una mujer y su pasion por el arte en el sur de la Francia de Vichy, con la Segunda Guerra Mundial como telon de fondo.
    En 1937, la joven Lisette Roux y Andre, su esposo, se trasladan desde Paris a un pueblo de la Provenza para cuidar a Pascal, el abuelo de Andre.
    Pascal, dedicado a la venta de pigmentos y a la produccion de marcos de madera, entabla amistad con Pissarro y Cezanne, que le pagan los marcos con cuadros pintados por ellos. Pascal instruira a Lisette tanto en el arte como en la vida, y le hara redactar una lista de promesas que ella misma debera cumplir.
    Cuando estalla la guerra, Andre se marcha al frente, pero antes esconde los cuadros de Pascal. Ante la expansion de las tropas alemanas por Europa, la repentina caida de Paris y el surgimiento de la Francia de Vichy, Lisette debera buscar los cuadros escondidos del abuelo de Andre.
    A traves de alegrias, tragedias y grandes actos de coraje, en una epoca que marco el destino de Europa, Lisette aprendera a entender y perdonar el pasado.

  • Siete casas vacias de Samanta Schweblin

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    NOS PERDIMOS --dice mi madre. Frena y se inclina sobre el volante. Sus dedos finos y viejos se agarran al plastico con fuerza. Estamos a mas de media hora de casa, en uno de los barrios residenciales que mas nos gusta. Hay caserones hermosos y amplios, pero las calles son de tierra y estan embarradas porque estuvo lloviendo toda la noche. --?Tenias que parar en medio del barro? ?Como vamos a salir ahora de aca? Abro mi puerta para ver que tan enterradas estan las ruedas. Bastante enterradas, lo suficientemente enterradas. Cierro de un portazo. --?Que es lo que estas haciendo, mama? --?Como que que estoy haciendo? --su estupor parece sincero. Se exactamente que es lo que estamos haciendo, pero acabo de darme cuenta de lo extrano que es. Mi madre no parece entender, pero responde, asi que sabe a que me refiero. --Miramos casas --dice. Parpadea un par de veces, tiene demasiado rimel en las pestanas. --?Miramos casas? --Miramos casas --senala las casas que hay a los lados. Son inmensas. Resplandecen sobre sus lomas de cesped fresco, brillantes por la luz fuerte del atardecer. Mi madre suspira y, sin soltar el volante, recuesta su espalda en el asiento. No va a decir mucho mas. Quiza no sabe que mas decir. Pero esto es exactamente lo que hacemos. Salir a mirar casas. Salir a mirar las casas de los demas. Intentar descifrar eso ahora podria convertirse en la gota que rebalsa el vaso, la confirmacion de como mi madre ha estado tirando a la basura mi tiempo desde que tengo memoria. Mi madre pone primera y, para mi sorpresa, las ruedas resbalan un momento pero logra que el coche salga adelante. Miro hacia atras el cruce, el desastre que dibujamos en la tierra arenosa del camino, y ruego por que ningun cuidador caiga en la cuenta de que hicimos lo mismo ayer, dos cruces mas abajo, y otra vez mas casi llegando a la salida. Seguimos avanzando. Mi madre conduce derecho, sin detenerse frente a ningun caseron. No hace comentarios sobre los cerramientos, las hamacas ni los toldos. No suspira ni tararea ninguna cancion. No toma nota de las direcciones. No me mira. Unas cuadras mas alla las casas se vuelven mas y mas residenciales y las lomas de cesped ya no son tan altas, sino que, sin veredas, delineadas con prolijidad por algun jardinero, parten desde la mismisima calle de tierra y cubren el terreno perfectamente niveladas, como un espejo de agua verde al ras del suelo. Toma hacia la izquierda y avanza unos metros mas. Dice en voz alta, pero para si misma: --Esto no tiene salida. Hay algunas casas mas adelante, luego un bosque se cierra sobre el camino. --Hay mucho barro --digo--, da la vuelta sin parar el coche. Me mira con el entrecejo fruncido. Se arrima al cesped derecho e intenta retomar el camino hacia el otro lado. El resultado es terrible: apenas si acaba de tomar una desdibujada direccion diagonal cuando se encuentra con el cesped de la izquierda, y frena. --Mierda --dice. Acelera y las ruedas resbalan en el barro. Miro hacia atras para estudiar el panorama. Hay un chico en el jardin, casi en el umbral de una casa. Mi madre vuelve a acelerar y logra salir en reversa. Y esto es lo que hace ahora: con el coche marcha atras, cruza la calle, sube al cesped de la casa del chico, y dibuja, de lado a lado, sobre el amplio manto de cesped recien cortado, un semicirculo de doble linea de barro. El coche queda frente a los ventanales de la casa. El chico esta de pie con su camion de plastico, mirandonos absorto. Levanto la mano, en un gesto que intenta ser de disculpas, o de alerta, pero el suelta el camion y entra corriendo a la casa. Mi madre me mira. --Arranca --digo. Las ruedas patinan y el coche no se mueve. --!Despacio, mama! Una mujer aparece tras las cortinas de los ventanales y nos mira por la ventana, mira su jardin. El chico esta junto a ella y nos senala. La cortina vuelve a cerrarse y mi madre hunde mas y mas el coche. La mujer sale de la casa. Quiere llegar hasta nosotras pero no quiere pisar su cesped. Da los primeros pasos sobre el camino de madera barnizada y despues corrige la direccion hacia nosotras pisando casi de puntillas. Mi madre dice mierda otra vez, por lo bajo. Suelta el acelerador y, por fin, suelta tambien el volante. La mujer llega y se inclina hasta la ventanilla para hablarnos. Quiere saber que hacemos en su jardin, y no lo pregunta de buena manera. El chico espia abrazado a una de las columnas de la entrada. Mi madre dice que lo siente, que lo siente muchisimo, y lo dice varias veces. Pero la mujer no parece escucharla. Solo mira su jardin, las ruedas hundidas en el cesped, e insiste en preguntar que hacemos ahi, por que estamos hundidas en su jardin, si entendemos el dano que acabamos de hacer. Asi que se lo explico. Digo que mi madre no sabe conducir en el barro. Que mi madre no esta bien. Y entonces mi madre golpea su frente contra el volante y se queda asi, no se sabe si muerta o paralizada. Su espalda tiembla y empieza a llorar. La mujer me mira. No sabe muy bien que hacer. Sacudo a mi madre. Su frente no se separa del volante y los brazos caen muertos a los lados. Salgo del coche. Vuelvo a disculparme con la mujer. Es alta y rubia, grandota como el chico, y sus ojos, su nariz y su boca estan demasiado juntos para el tamano de su cabeza. Tiene la edad de mi madre. --?Quien va a pagar por esto? --dice. No tengo dinero, pero le digo que vamos a pagar. Que lo siento y que, por supuesto, vamos a pagar. Eso parece calmarla. Vuelve su atencion un momento sobre mi madre, sin olvidarse de su jardin. --Senora, ?se siente bien? ?Que trataba de hacer? Mi madre levanta la cabeza y la mira. --Me siento terrible. Llame a una ambulancia, por favor. La mujer no parece saber si mi madre habla en serio o si le esta tomando el pelo. Por supuesto que habla en serio, aunque la ambulancia no sea necesaria. Le hago a la mujer un gesto negativo que implica esperar, no hacer ningun llamado. La mujer da unos pasos hacia atras, mira el coche viejo y oxidado de mi madre, y a su hijo atonito, un poco mas alla. No quiere que estemos aca, quiere que desaparezcamos pero no sabe como hacerlo. --Por favor --dice mi madre--, ?podria traerme un vaso de agua hasta que llegue la ambulancia? La mujer tarda en moverse, parece no querer dejarnos solas en su jardin.

  • Nosotros en la Luna de Alice Kellen

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    Tras el exito de Deja que ocurra vuelve Alice Kellen con una novela que te enamorara

  • Abrazame otra vez de Valentin Alvarez Tremino

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    Barcelona dos anos despues... Mirala, ahi esta Cristina con su sonrisa, puedo estar el resto de mi vida contemplandola, y es lo unico que tengo en mi agenda para el resto de mi vida. Lleva puestos los auriculares de su iPod, seguro que esta escuchando alguna cancion de Cristian Castro, el cantante que mas nos gusta a ambos, hasta en eso coincidimos. Esta sentada en el suelo utilizando el viejo roble de respaldo, junto a ella el pequeno Alex medio dormido en sus brazos, nos tiene ocupados las veinticuatro horas del dia, pero si hubieran veinticinco seguira valiendo la pena. Sabes a veces me sigo preguntando si todo esto es real o tan solo estoy sumergido en un sueno eterno, y me digo a mi mismo " si estas sonando no te despiertes...", aun tengo fijado en mi memoria aquel dia en el karaoke como si fuera ayer, la sigo viendo darse la vuelta en el escenario y mi corazon ponerse a latir tan fuerte que creia que se saldria de mi pecho. Pero entonces la abrazo y toda las dudas se disipan como una nube de humo arrastrada por una corriente de aire llamada amor. Es real, Cristina y yo estamos juntos, hemos podido con todo a pesar de que el tiempo quiso borrar de nuestra memoria aquel amor de juventud, o mas bien de ninez porque cuando nos conocimos ni siquiera eramos todavia adolescentes sino tan solo unos ninos de doce anos, y no sabiamos que era eso llamado amor. Sin querer un recuerdo emerge de mi memoria, llevandome al dia que hable con ella por primera vez, bueno hablar lo que se dice hablar no se puede llamar, quiza mas bien que asenti mientras ella hablaba y sus ojos me embrujaban. Estamos en clase de manuales de sexto de E. G. B. y la profesora Maria Jose ha mandado a toda la clase hacer un collage, para ello utilizaremos recortes de viejas revistas que nos habia mandado traer el dia anterior. Y como de costumbre no nos ponemos de acuerdo para hacer las parejas para realizarlo asi que se enfada y coge la lista de clase, poniendose a emparejarnos a su voluntad. Va nombrado a companeros, hasta que dice "Alex con Cristina", en ese momento se me para el corazon, tan solo es un segundo pero para mi parece una eternidad, entonces la veo levantarse y venir hacia mi para sentarse a mi lado, yo me pongo colorado y agacho la cabeza al tiempo que alargo mi brazo para coger la barra de pegamento y justo ella hace lo mismo por lo que nuestras manos chocan, soltando un chispazo que hace que los dos la retiremos enseguida. --Perdon Alex cogela, tu estabas primero --me dice Cristina, con esa sonrisa suya tan maravillosa que veo por primera vez. --No, empieza tu por favor --consigo atisbar a decir medio tartamudeando. --Vale, gracias compi --me contesta guinando un ojo. Si, creo que justo ahi, tras ese calambrazo de nuestras manos empezo todo, nuestras almas quedaron unidas. De repente la voz de Cristina me trae de vuelta al presente. --!Alex! --Dime carino, ?que ocurre? --Esta empezando a refrescar, sera mejor que regresemos a casa, no quiero que el peque coja frio. --Tienes razon, voy a ir poniendo el coche en marcha. Llevamos unos kilometros recorridos con el coche, el peque se ha quedado frito en el asiento de detras de nuestro Chevrolet Aveo, no falla un buen paseo por el campo y suelta toda la adrenalina de hiperactividad, para pasar a ser un angelito adorable. Nosotros tambien nos estamos relajando escuchando la melodia “para Elisa” de Beethoven durante el trayecto. Sin embargo algo me dice que Cristina no lo esta haciendo como es habitual en ella, la veo fija centrada mirando la pantalla de su smartphone, y tecleando en una conversacion con alguien. Normalmente no le prestaria atencion a esto pero la conozco demasiado como para saber que ese ceno fruncido al tiempo que mordisquea sus unas, mientras habla con alguien por WhatsApp significa que se esta enterando de algo que no le hace mucha gracia, mas bien ninguna . --?Que es lo que te esta preocupando y cuando piensas contarmelo? --le digo al tiempo que toco su hombro para hacerla desconectar un segundo de la pantalla de su smartphone. --?Que? No, nada en absoluto --responde aturullada, ya que no creia que estaba fijandome en lo que hacia. --Venga ?en serio? ?Vas a hacerme que te haga mi super interrogatorio ultra tres mil ? --No, de verdad es solo un cotilleo, a ti estas cosas te aburren --contesta intentando dar por zanjado el tema. --Vale lo que usted quiera senorita, yo ya le adverti --le digo con una sonrisa picarona . Disminuyo la velocidad de nuestro coche y consigo dejarlo estacionado en un arcen de la carretera. Me desabrocho el cinturon de seguridad e inicio mi super interrogatorio...que no es otro que hacerle cosquillas en su barriga, no ha fallado nunca, tiene una probabilidad de exito del cien por cien con ella. --Jajaja...!!No!!!!Para por favor!! Que cabroncete que eres, sabes que eso es mi kryptonita --dice sacandome la lengua de forma burlona. --Vale pero ya sabes dime lo que esta rondando por esa cabecita o seguire con mi interrogatorio exhaustivo --le digo al tiempo que le guino mi ojo derecho. --Veras me han contado algo que me ha dejado un poco trastocada… --Pero… ?Es bueno o es malo? --pregunto intrigado. --Digamos que no se puede catalogar ni como bueno ni malo… simplemente es algo que ha ocurrido con un sitio especial para nosotros, pero que no supone nada malo para ti o para mi… Su respuesta enigmatica me deja todavia mas interesado en saber que ha ocurrido. --Ahora por favor, sin andarte mas por las ramas dime de que te has enterado --le digo mientras comienzo de nuevo a proceder con las cosquillas. --Jajaja… no, no sigas que ya no me hago la interesante, te lo cuento… veras me estaba mensajeando con Susana y me conto algo que no tenia ni idea de que estaba pasando. Resulta que nuestro cole al que fuimos juntos, “La academia Altabix ” por diversos motivos pero va a cerrar definitivamente sus puertas… --en ese preciso momento la interrumpo sin dejarla acabar de explicarse . --!?Como que cierra?! Eso no puede ser… --Me temo que si… --Pero con tantos anos de clases a sus espaldas ?por que ahora? ?Que ocurrio? --No me lo supo explicar muy bien pero algo de que “alguien” se quedo con los dineros de los cheque comedor, vamos cosas de estafas o algo asi. --!?Que?! No me lo puedo creer… --Pues me temo que debemos hacernos a la idea de que el lugar donde nos conocimos dejara de existir como tal muy pronto… sin embargo hay una segunda parte de la noticia. --?Hay mas? No se si quiero escucharlo --digo algo apesadumbrado. --Esta es la parte buena te gustara seguro --me contesta con una sonrisa. --A ver sueltalo ya de golpe sin tapujos, no quiero ni pensar que mas puede ser… --De acuerdo no lo dilatare mas… pues resulta que como ya no habra mas cursos escolares y que este sera el ultimo, van a organizar una fiesta de despedida del colegio, en la cual quieren que este todo el que haya estudiado alli e incluido todos los profesores que impartieron clase tambien. Me quedo unos instantes procesando esa informacion tan…tan estupenda que leches, eso es maravilloso, pero intento que no se me note euforico. --Oh vaya, no esta mal la idea… --Venga no me enganas con esa cara insipida que intentas poner para ocultar lo que de verdad sientes ?a que si??Tengo o no tengo razon pillin? Durante unos segundos intento disimular pero al final la sonrisa me vence. --Jajaja… como me conoces nina, pues si, es una idea que me encanta porque eso significa que podremos volver a ver a los compis de nuestro cole… ?Por que supongo que iremos verdad? --Bueno invitados estamos, de hecho lo esta todo el mundo que estudio alli. Dios ?cuanto tiempo hace que no nos reunimos? --Supongo que esa pregunta debe ser una broma o bien que intentas pillarme ?Verdad? Porque hace exactamente cinco anos de la ultima reunion, lo se porque justamente fue hace cinco anos en esa reunion que tu organizaste, que me “devolviste” a la vida, cinco anos que te di nuestro primer beso bajo las estrellas de esa vieja casa del arbol que construyo mi abuelo, cinco anos que tu y yo nos amamos por primera vez… Ella se me queda mirando con ojos vidriosos y solo me dice una cosa … --Besame tonto, o tengo que hacerlo yo. Y nos quedamos, aparcados en ese arcen de la carretera besandonos como si dos adolescentes tuvieran su primera cita en un viejo Chevrolet.

  • Un estado del malestar de Joaquin Berges

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    Ricardo Marco, subdirector de unos grandes almacenes, disfruta de un alto nivel de vida, pero desde hace un tiempo siente que ha renunciado a demasiadas cosas para conseguirlo y cada vez se reconoce menos en las personas de su entorno. Ese malestar se acentua cuando recibe el comunicado de su prejubilacion, y cuando su mujer, directora de una revista de decoracion, se empena en que compren sobre plano una lujosa residencia en las afueras, cuyo interior se encargara de disenar personalmente. Cuando un dia Ricardo se adentre en el mercadillo que se instala todas las semanas cerca de sus oficinas para reclamar una venta ilegal de algunas prendas, se topara con una enigmatica y hermosa joven que regenta uno de los tenderetes junto a su familia. Ricardo volvera repetidamente por alli para averiguar quienes son los que la rodean, sin sospechar que en ese mundo y entre esos tipos pintorescos tal vez encuentre un inesperado refugio, una tabla de salvacion.

  • Dos espias en Caracas de Moises Naim

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  • Esto es marketing de Seth Godin

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    El marketing lleva tanto tiempo entre nosotros que lo damos por hecho. Como el pez que no entiende el agua en el que vive, no vemos lo que realmente esta pasando y no nos damos cuenta de como nos esta cambiando. Ha llegado la hora de hacer algo mas. De mejorar las cosas. De provocar el cambio que te gustaria ver en el mundo.

  • La aprendiz (Cronicas del Mago Negro 2) de Trudi Canavan

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    El segundo libro de la trilogia de las <>.

  • Ladrones de libertad (Marabilia 3) de Iria G. Parente , Selene M. Pascual

    https://gigalibros.com/ladrones-de-libertad-marabilia-3.html

    La tripulacion del Angelique esta orgullosa de ser lo que es: una tripulacion de piratas. Su dia a dia consiste en navegar por los mares de Marabilia entre aventuras, asaltos a barcos y busquedas de riquezas; en definitiva, los piratas del Angelique viven sin acatar leyes ni obedecer ordenes de nadie.
    Hasta que el rey Geraint de Dahes los captura y todo apunta a que eso se ha terminado. La pena por pirateria es la muerte. A menos, claro, que alguien les proponga un trato que les permita salvarse… Uno que a su vez ofrezca la posibilidad de una venganza muy ansiada.
    Ante un tesoro tan valioso como la libertad, cualquier precio parece escaso.

  • Giros del destino de Isabel Acuna

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    Adrian Cameron y Gabriela Rivera se conocen en medio de condiciones adversas, al compartir un suceso traumatico que derrumba la certeza y la confianza sobre las que cada uno habia fundado su vida y los obliga a enfrentar una nueva realidad que los lleva a apoyarse el uno en el otro para sobrellevar el desengano, a la vez que nace entre ellos una intensa atraccion.

  • El ultimo llanto de los delfines de Estefania Yepes

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    * Una bella historia sobre la realizacion de un sueno, un primer amor, una primera decepcion y la redencion a traves del amor.