• francisca herraiz - Francisca Herraiz

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    Iba de compras con su madre, necesitaba ropa de invierno nueva para comenzar las clases en septiembre. A diferencia de otros chicos, a el le gustaba ir de compras con su madre, le gustaba pasar tiempo con ella y le gustaba probarse cosas nuevas. La unica pega era que su madre siempre decidia por el, nunca podia elegir su propia ropa y ella siempre compraba la misma ropa aburrida, de cuellos altos, tonos grises o marrones y pantalones azul oscuro. A el le gustaba el color, sobre todo el violeta, o el rosa, pero sabia que no eran colores apropiados para un chico, asi que no decia nada. Pero, aun asi, disfrutaba yendo de tiendas. Por aquel entonces tenia unos once anos y su vida no era complicada, solo debia obedecer a sus padres, estudiar y jugar, no tenia preocupaciones. Su madre se detuvo un momento en la iglesia, a ella le gustaba entrar y encender alguna vela por sus padres, que habian fallecido hacia poco. El les echaba de menos, fueron unos buenos abuelos. No tenia muchos recuerdos de ellos, pero los que tenia eran felices. Recordaba ir los domingos a comer a su pequeno piso de alquiler, donde se reunia toda la familia. Recordaba como su abuela siempre le daba una propina antes de irse y que siempre tenia chocolate en la nevera para sus nietos. A su abuelo le gustaba pasear y siempre le llevaba con el para que jugara en el parque. Al volver le compraba alguna golosina. Su madre se enfadaba, pero sus abuelos siempre le decian: <>. Y asunto zanjado. A el le gustaba recordarles, pero no entendia por que debia hacerlo en una iglesia, podia hacerlo en cualquier momento. A el no le gustaban las iglesias, eran frias y aburridas, aun asi, tenia que asistir cada domingo a misa. Estaba obligado a ir, pero no a entrar para poner velas a sus abuelos, asi que la espero fuera. Mientras esperaba se acerco a la libreria jugueteria que habia justo en frente de la iglesia. Le gustaba pararse a mirar el escaparate, siempre tenia un monton de munecas expuestas. Habia una en especial que le gustaba mucho, era preciosa. Sus cabellos eran largos y rubios, tenia una diadema rosa con una flor en el lateral, un vestido largo, de falta ancha, tambien de color rosa y unos delicados zapatos de tacon. Era muy bonita. Le encantaria poder tener una, pero no se lo podia decir a su madre, ella no lo veria bien. Sus padres siempre le compraban camiones, o coches para navidad y en su cumpleanos, soldados o libros de aventuras. Al menos los libros estaban bien, el resto lo guardaba en el armario, le aburria jugar siempre con coches y soldados. Su madre salio con una sonrisa, le encantaba la iglesia, decia que siempre se sentia mejor despues de asistir a misa o simplemente entrar y mirar la cruz. Segun ella era un lugar sagrado, donde sentia cerca a Dios. El no podia entenderlo, solo veia un bonito edificio con unas campanas escandalosas. Su madre se puso a su lado y continuaron el camino. No tenia hermanos, pero si una prima con la que se llevaba muy bien. Solian venir a visitarlos cada semana, comer juntos los domingos y, mientras los mayores tomaban cafe, fumaban y jugaban a las cartas, ellos dos se iban a jugar al cuarto. Le encantaban los domingos, cuando terminaba la misa de la manana. Despues eran divertido y pasar tiempo con su prima era de lo mejor, porque sentia que ella le entendia. En casa era como si fuera invisible, nadie le escuchaba y solo podia hablar de deberes y de tareas en casa. Con su prima era diferente, nunca le juzgaba, hablaban de cualquier cosa, se reian, lo pasaban bien juntos. Y le encantaba cuando hablaba de cosas de chicas, vestidos, amigas, chicos guapos, era entretenido. Aquel dia, Andrea, su prima, trajo sus munecas Barbie. Cuando el las vio le parecieron una preciosidad. Cogio una y la miro como si fuera el primer juguete que le hubiesen regalado nunca. Por fin tenia una en las manos, era tan delicada, tan bonita y ese vestido... --?A que son bonitas? --le dijo su prima. El asintio. --Vamos a jugar, venga, tu puedes ser esa misma que tienes en la mano, eres la amiga de esta que tengo yo, se llama Julia y la tuya es Sonia. Han quedado para ir a comprar ropa y alli se encontraran con Kevin, que es este chico tan guapo de aqui que, en realidad, es un principe. Su prima continuo hablando, Felipe asentia y se sentia de lo mas feliz. Ir de compras, encontrarse a un apuesto joven, todo le parecia ideal. Entonces su prima se detuvo y le miro. --Ahora que lo pienso, tu deberias ser el principe, sera lo mas normal, ?no crees? Le acerco al muneco. --No, me gusta Sonia, quiero ser Sonia. Andrea se encogio de hombros y continuo. --Esta bien, es normal, porque esa muneca es la mas bonita que tengo. El sonrio, le encantaba poder ser tan natural con ella y que no le mirara raro o se cuestionara nada. Los padres de Andrea la llamaron para volver a casa. --Oh, que fastidio --dijo ella-- ?te parece si continuamos la historia el domingo que viene? El asintio mientras le decia: --?Me dejas tu muneca esta semana? El domingo te la devuelvo, yo no tengo juguetes asi. --Claro, quedatela, igual le digo a mi madre que me compre otra, te puedes quedar a Sonia. Ademas, eres un chico, no creo que tus padres te compren una muneca. --No, ni pensarlo. --Bueno, nos vemos el domingo. Cuida bien a Sonia. Se dieron un abrazo y Andrea salio del cuarto. De forma instintiva, Felipe guardo la muneca bajo la almohada, no queria que la vieran sus padres. Salio a despedirse y despues volvio a su cuarto. Corrio hacia la cama y cogio la muneca, le acaricio el pelo y sonrio. Le gustaria poder tener otra para jugar con ellas, se quedo pensativo. No habia otra, sacaria los soldados y jugaria con ellos, podian rescatar a Sonia que, como diria su prima, era, en realidad, una princesa. Cogio los munecos y se sento en el suelo. Nunca le habia apetecido tanto jugar. Se invento una preciosa historia donde un soldado debia rescatar a la princesa, que se habia escapado de palacio porque no era feliz. Buscaba su amor verdadero, su padre, el rey, queria que se casara con alguien que ella no amaba... --?Se puede saber que haces? Felipe miro hacia la puerta, estaba tan concentrado en el juego que no le escucho entrar. ?Cuanto tiempo llevaria en la puerta? ?Le habria escuchado poner voz de chica? Su corazon latio deprisa y se quedo sin habla, no sabia que decir. Sintio que sus mejillas se ruborizaban, avergonzado. Se sintio culpable, ?de que? No estaba seguro, solo estaba jugando, pasandolo bien, sin molestar a nadie. Su padre se acerco a el y le quito la muneca de las manos. Se le veia enfadado. Al poco aparecio su madre. --?Que son esos gritos? --pregunto desde la puerta. Felipe seguia sentado en el suelo, sin moverse por miedo a la reaccion de su padre. --?Que hacias con esta muneca? --pregunto su padre con seriedad, zarandeando la muneca delante de el. --Es de Andrea, se la ha dejado. --?Y por eso tienes que jugar con ella? --Se giro para mirar a su madre--. Te dije que no era bueno que jugara tanto con Andrea, es una mala influencia, necesita jugar con otros chicos. Manana mismo te apunto al equipo de futbol del colegio. --Miro a su hijo, mostrandole la muneca--. ?Y esto? Si te vuelvo a ver con una muneca, de la paliza que te doy no te levantas en una semana, ?me oyes? --grito. --Solo estaba jugando. --Intento defenderle su madre. --?Con una muneca? Sabes tan bien como yo que eso no conduce a nada bueno, cuanto antes le queden las cosas claras, mejor. --Le volvio a mirar--. Eres un chico y juegas con juguetes de chicos, esto es una mariconada y no quiero volver a verte con una de estas, ?queda claro? Felipe asintio. Su padre salio del cuarto, entregandole la muneca a su madre. Ella le miro entristecida. --No te preocupes, ya sabes como es, guardare la muneca y se la devolvere a Andrea el domingo. Tu sigue jugando con tus soldados, eso estara bien, ?si? El asintio, seguia sin saber que decir. --Tranquilo, veras como jugar al futbol te gusta. Te llamo cuando este la cena. La vio cerrar la puerta con cuidado y llevarse la muneca con ella. Felipe siguio en el suelo, miro los aburridos soldados, la historia ya no tenia sentido. ?Jugar al futbol? Era un deporte absurdo, lo odiaba. Su padre siempre veia los partidos y el no entendia como podia gustarle. Ver a un monton de hombres corriendo detras de un balon. ?Y eso era muy masculino? No entendia a su padre, no se parecian en nada y tampoco queria parecerse. Era un hombre frio, hurano, siempre de mal humor, se enfadaba por cualquier cosa, nunca hacia reir a su madre y siempre la veia triste, sola. Y el ni se daba cuenta ni le importaba. Despues del trabajo solia irse a tomar alguna cerveza con sus companeros. Los sabados se iba al bar a jugar al domino y a seguir bebiendo. A veces venia algo borracho, lo que acentuaba su mal humor. Nunca le veia ir a pasear con su madre, nunca le traia ningun detalle, solia olvidarse de los cumpleanos y, sobre todo, del aniversario. Y su madre callaba, consentia y se refugiaba en la Biblia, que siempre llevaba encima. A veces la escuchaba llorar, pero ella siempre se escondia o fingia si Felipe la descubria diciendole que recordaba a sus padres. Felipe sabia que no era feliz en su matrimonio, pero el solo era un crio y ella no queria preocuparle. Si, era un crio, pero se enteraba de las cosas y sabia cuando su madre estaba triste o decepcionada, o enfadada, o se daba cuenta que sus padres no eran como los padres de Andrea. Sus tios se cogian de la mano, se besaban alguna vez, reian y parecian llevarse bien. Nunca vio a sus padres mirandose como lo hacian sus tios. Nunca los veia cogerse de la mano o besarse en la mejilla. Su madre se pasaba los dias en casa, sola, limpiando, cocinando y cuidando de ellos. Segun ella era lo que debia hacer una buena esposa y madre, cuidar de los suyos. Pero ella tambien era algo mas, era una mujer y deberia dedicarse tiempo a si misma. Por eso a Felipe le gustaba tanto pasar tiempo con ella los dias de compra, al menos la veia mas alegre. Ella se merecia algo mas, pero nunca le escucharia, era su hijo y era un nino, no tenia ninguna autoridad, solo debia obedecer y callar. Cogio los soldados y volvio a guardarlos en el armario. Ya no tenia ganas de jugar. Se tumbo en la cama y se puso a leer, al menos en los libros podia ser quien quisiera, sin miedo.

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  • El Secreto De Las Flores (volume 1) (spanish Edition)

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  • Un soplo de nieve de Francisca Herraiz

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    Su vida era perfecta y no necesitaba mas. Aqui podria terminar la historia, pero no, todo tenia que complicarse. Si, todo era perfecto, menos su nombre, Peonia. Sus padres, conservadores, le pusieron el nombre de su abuela. No lo tenia mejor su hermana, Jacinta, aunque, visto lo visto, lo preferia al suyo. De todos modos, el nombre, por feo que le pareciera, no le impidio triunfar en la vida y conseguir todos sus propositos. Todos. Incluso el de estar soltera y sin hijos. Nunca quiso casarse, lo veia innecesario y eso de tener hijos, menudo fastidio, ninos correteando, llorando, molestando e impidiendo hacer su trabajo, subir puestos, ascender hasta llegar a directiva. Vaya, eso no lo cambiaba por nada. Lo habia visto en su hermana que se caso a la tierna edad de veinte anos, con su novio del instituto, tan tipico que le hacia reir. El amor de su vida, le decia. Pasados unos anos, se quedo embarazada, tuvo cuatro ninos, todos varones, y ahora estaba embarazada del quinto, en busca de la nina. Por lo visto la ecografia les dio la buena noticia y al final tendrian la nina tan deseada y Peonia solo esperaba que dejara de tener mas criaturas. Su casa era un caos, todo por medio, olia mal, todos gritando, era un bullicio constante. Para colmo de males tambien tenian perro. Y tantos ninos hicieron que su hermana se quedara en casa para cuidarles, mientras su marido trabajaba trayendo a casa un misero sueldo que no les llegaba para nada. Vacaciones, cero. Cenas romanticas, ninguna. Tomar algo en el bar, para nada. El dinero se lo llevaba la hipoteca, la comida, mucha comida y las facturas. No entendia como podia ser feliz con esa vida. No la envidiaba para nada. Es mas, odiaba tanto la vida de su hermana, que solo la visito una vez. Nunca volvio a ese pequeno piso caotico. En navidades les enviaba buenos regalos, era una buena hermana y una buena tia. Les llamaba para felicitarles las fiestas y poco mas. Jacinta si la llamaba de vez en cuando para ver como estaba, para hablar, pero Peonia siempre estaba tan ocupada que le colgaba en seguida con la promesa de hablar otro dia, aunque ese dia no llegara nunca y tuviera que ser Jacinta quien la volviera a llamar. Tampoco entendia esa dependencia. Ya eran mayores, sus padres murieron hacia unos anos y cada una tenia su vida, distinta, distante. Cada una eligio su camino, ?no podia su hermana dejarla tranquila? No le apetecia nada que la llamara para contarle algo sobre su marido, o sobre alguno de sus sobrinos. Eran temas aburridos que no le interesaban en absoluto. Luego estaba su casa. Tan distinta a la de su hermana. Dado su abultado sueldo, pudo permitirse la casa sonada, dos plantas, garaje, piscina, jardin, terraza, jacuzzi, gimnasio, cocinera, limpiadoras, chofer. Y varios coches. Uno para ir al trabajo, mas formal, oscuro. Otro para los finas de semana, mas rapido y pequeno, funcional. Otro para ir de vacaciones, un todoterreno. Otro para fardar, descapotable. Tambien tenia su casa de vacaciones, por supuesto, en Canarias. Tambien con piscina, jardin, dos plantas, en fin, no se privaba de nada. Cuando ella estaba en Canarias dejaba a su hermana pasar unos dias en su casa de Girona. Total, tenia sirvientas que lo dejaban todo limpio cuando se marchaban, para ella no era un problema y le hacia sentirse buena persona. Sus sobrinos disfrutaban de la piscina y ella podia disfrutar de unas vacaciones lejos de todo, incluso de su familia. Le gustaba ir de compras los sabados, por eso tenia grandes roperos en ambas casas, todos abarrotados de trajes, vestidos, chaquetas, abrigos y, zapatos, muchos zapatos. Asi como complementos, fulares, anillos, gargantillas, pendientes. Le encantaban las joyas. Tambien las fiestas, que solia realizar una vez al mes, amen de las que asistia por invitacion. Su vida social era amplia, aunque no podia presumir de grandes amistades. Conocia a mucha gente, pero todos por un mismo fin, el dinero. Mas clientes, mas acuerdos, mas sonrisas para firmar un contrato y llenar aun mas sus bolsillos. Le iba bien. No queria atarse a nadie, intimar con nadie. Las relaciones que mantenia con sus conocidos eran las perfectas, las justas, hablaban casi por obligacion, normalmente de trabajo y poco mas, despues cada uno a su casa, a sus obligaciones y a no meterse en la vida del otro. Eso es lo que ella hacia, suponia que no todas las mujeres actuaban igual, habia mas de una chismosa, eso era inevitable. Aunque ella nunca hacia caso de las habladurias, ni siquiera estaba al tanto de los ultimos chismorreos, estaba demasiado ocupada y centrada en el trabajo para prestar atencion a esas chiquilladas. El chofer, como cada manana, la dejo en el trabajo. Se bajo, vestida con un traje chaqueta color azul oscuro, falda hasta las rodillas, zapatos de tacon ancho, eran algo mas comodos que los de tacon de aguja. Gafas de sol de marca, un panuelo de seda al cuello, el maletin de piel en su mano derecha. Todo adornado bajo un grueso chaqueton de piel. Camino segura, con la cabeza alzada, hasta la entrada del recinto. El guardia de seguridad le abrio la puerta y le dio los buenos dias. Ella le sonrio levemente sin decir nada y fue directa al ascensor. Otro esplendido dia de trabajo. Le encantaba ir a la oficina, centrarse en el papeleo, en las ventas y nada mas. Oh, y se acercaba navidad, la mejor fecha para vender. Al acercarse a su despacho, su secretaria, como de costumbre, le cogio el abrigo y le entrego un cafe descafeinado, con leche desnatada y sin azucar. Bebio un trago y fue hacia su sillon reclinable, de color negro, que presidia una gran mesa de oficina, de roble. Habia unas cuantas plantas adornando la estancia, asi como varias estanterias y un gran ventanal detras. Una gruesa alfombra frente a la mesa. En una de las paredes habia un sofa y dos sillones, frente a ellos una mesita de cristal. A veces le gustaba tener reuniones en su despacho de forma algo mas informal. Encendio el ordenador y comenzo su rutina. Media hora mas tarde sono el telefono, era su secretaria que, antes de pasarle ninguna llamada, la informaba. --Su hermana al telefono. Peonia alzo los ojos al cielo, no se cansaba nunca de importunarla. Le tenia dicho que no la llamara en horas de trabajo. --Dice que es urgente. --Pasamela. --dijo a reganadientes. El telefono sono y pulso el boton para escuchar la voz de su hermana en manos libres. --?Que pasa? --le dijo sin despegar los ojos de la pantalla. --Raul esta en el hospital, un energumeno se ha saltado un semaforo y le ha atropellado cuando iba al instituto. --Su voz sonaba angustiada. Peonia miro el telefono intentando recordar quien era Raul, tenia tantos sobrinos que nunca conseguia saber quien era cada cual. --?Esta bien? --dijo algo fria. --Un golpe en la cabeza y magulladuras. Los medicos quieren que se quede para vigilar el golpe en la cabeza. ?Puedes ir a recoger al resto de mis hijos cuando salgan del colegio? Como si ella tuviera tiempo. --?No puede ir tu marido? Yo estoy bastante ocupada. --El ha salido del trabajo en cuanto le he llamado y viene hacia aqui, esta preocupado, como yo. Solo necesito que cuides de mis ninos unas horas, luego ira su padre a buscarlos, por favor. Como le gustaba dramatizar. Se paso la mano por la cara mientras negaba con la cabeza, ?como podia pedirle algo asi? ?Es que no sabia apanarselas sola? Era increible. Al final dijo: --No te preocupes, yo me encargo y dile a Raul que se mejore. No espero a que le dijera nada, colgo y pulso el boton que le pasaba con la secretaria. --Sonia, llama a mi chofer y dile que pase por el colegio de mis sobrinos para recogerlos y llevarlos a casa. A mi casa no, a la suya, por favor, ni se le ocurra confundirse, ?de acuerdo? --Entendido. A la hora de comer su secretaria le trajo comida preparada, normalmente una ensalada, un yogur desnatado y una fruta. Comio en el despacho, a solas. A la tarde, a eso de las seis, se fue a casa. Su secretaria le entrego el abrigo y su chofer estaba en la puerta esperandola. O no. ?Donde estaba? Miro arriba y abajo de la calle, no se veia el coche, en su lugar vio a un mendigo pidiendo limosna. Se le veia tan sucio y su mal olor llegaba hasta alli. ?Donde estaba la policia cuando se les necesitaba? Aquel era un buen barrio, ?como dejaban a gente como aquella pasear por ahi? Le esquivo, no queria oler mal, o coger cualquier enfermedad. Deberian prohibirles pasear por las calles, ?por que no tenerles en un centro, alejados de la gente normal? Una vez perdio de vista al mendigo, cogio el movil para llamar a su chofer y saber por que no habia ido a recogerla. --Senorita, sus sobrinos estan en su casa... --dijo con voz temblorosa. --?Perdona? Creo haber sido muy clara al respecto. --No tienen las llaves de su casa y hasta que no llegue su padre se han quedado aqui. Las sirvientas ya se han ido y el mayordomo tenia hoy el dia libre, asi que no me ha quedado mas remedio que acompanarlos, no queria dejarlos solos. --Esta bien, esta bien, supongo que has hecho bien, yo, no se, ire en taxi. Le colgo. Menudo contratiempo, esperaba que el padre de esos pequenos demonios no tardara en llegar. No queria a esos mocosos rondando en su santuario. Miro la carretera, no veia ningun taxi. Su casa tampoco estaba tan lejos, podia ir dando un paseo. Hacia buen dia y asi daba tiempo a su cunado a recoger a sus sobrinos. Escucho una campana sonar varias veces. --Ho ho ho, feliz Navidad. ?Una limosna para los sin techo? Lo que le faltaba, un Papa Noel con su traje, su barba postiza, su campana amarilla sonando una y otra vez y el vaso de plastico para pedir dinero. Si tuviera que dar dinero a todo el que pedia se arruinaria en un dia. Paso de largo. --Senorita... No podia ser, ?le estaba siguiendo? Apreto el paso. --Senorita... Se giro para ver al Papa Noel pisandole los talones, habia dejado la campana para coger su panuelo de seda. Se toco el cuello, por lo visto debio caersele. Se detuvo para recogerlo. --Espero pase unas bonitas navidades junto a su familia. Le dijo el Papa Noel. Ella cogio el panuelo, pero el lo retuvo un momento. --?Tiene familia? --?Y a usted que le importa? --le espeto sin mas, menudo insolente metomentodo. --Es triste la Navidad cuando uno esta solo, yo lo veo todos los anos. Hay mucha gente sin hogar, sin familia. Usted esta sola, muy sola y no lo sabe. --Devuelvame mi panuelo. --le dijo mirandole con desprecio. --Que tenga una bonita Navidad --dicho lo cual le soplo en la cara y su aliento estaba helado. Cerro los ojos y se paso la mano por la cara congelada. ?Pero que hacia ese tio? Al abrir los ojos, el Papa Noel no estaba y ella tenia su panuelo en la mano. Suspiro aliviada, menos mal que se habia ido, ya pensaba en llamar a la policia. Estupido farsante, le vestian de Papa Noel y ya se creia capaz de juzgar a las personas. ?Quien se creia que era, Santa Claus de verdad? Esos tipos estaban todos locos. Le gustaba la navidad por las compras, a ella le encantaba comprar y vender, pero odiaba los sentimentalismos, los arboles, los adornos, las reuniones familiares. Ella hacia anos que celebraba la navidad sola, o en alguna isla tropical, escapando del frio y las tonterias. Por fortuna, un taxi aparecio. Se subio en el y le pidio que le llevara a casa. Al llegar, todo estaba tranquilo. Su chofer la recibio en la entrada, su cunado estaba con todos los crios revoloteando a su alrededor, parecia que se preparaban para marcharse, gracias al cielo. --Pense que ya os habriais ido --dijo a modo de saludo. Dejo el abrigo, el bolso y el maletin en la entrada

  • Prometo no amarte hasta que el pacto nos separe de Vega Manhattan

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    Dina abrio uno de sus ojos y miro el movil que habia cogido a ciegas, tanteando sobre la mesilla de noche. Las seis de la manana, no habia sonado antes de tiempo, aunque a ella le pareciese asi. Gimio a la vez que metio la cabeza bajo la almohada. Ultimamente parecia que las noches eran demasiado cortas, se pasaban en un plis plas. A veces ni tiempo le daba a abrir los ojos cuando la dichosa alarma estaba sonando. Saco la cabeza de su escondite, abrio los ojos y miro a traves de la ventana de su habitacion. Aun no habia amanecido. Pero su dia ya deberia haber comenzado. Dia que no contaba con las horas suficientes, asi que no podia permitirse el lujo de quedarse en la cama ni un minuto mas. Y a veces, muchas en realidad, le gustaria hacerlo. Ser como esas personas que ponian la alarma a una hora y la iban retrasando cada cinco minutos para disfrutar del momento. A este paso ni cuando seas vieja. Pues seguramente no. Seria una anciana que aun estaria con doble o triple trabajo para pagar deudas, pero era lo que le tocaba. Habia gente que nacia con estrella y otras personas estrelladas. Ella habia nacido ya estampada y hecha una tortilla en el suelo. En fin... Se levanto rapidamente y un alarido salio de su garganta cuando al salir del dormitorio se golpeo el dedo pequeno del pie, haciendo que se doblase en una postura antinatural. --!Me cago en...! (Piiiii) !Hijo de...! (Piiiii) !Todos tus...! (Piiiiiiiiiiiiiiii) Mejor ni escribo lo que dijo que hay gente muy susceptible por aqui y despues todo son problemas y criticas estilo "que vulgar" y cosas asi. Y como que no me apetece porque yo cuento historias para reirnos y para que disfrutemos. Para problemas ya estaba Dina. Que por si no tuviera nada encima, la pobre estaba saltando a la pata coja. Como diria mi abuela, "dobladita de dolo'". Muy de mi tierra la expresion. --!Tu... (piiiiiiiiiiiii) madre! Vale, pense que habia terminado… Desde ese momento en que se levanto, nunca mejor dicho, con mal pie, ya se presagiaba un mal dia. --Veras el dia de mierda que voy a tener --gimio unos minutos mas tarde cuando la cafetera expres medio exploto y el contenido de la capsula de cafe llego hasta el techo. Adonde Dina miro de malos modos, acordandose de todos los dioses habidos y por haber. Y por si tener que comprar una cafetera nueva no fuera poco, tendria que ver si lo de que no le hubiese llegado el agua caliente al bano la noche anterior era un problema que necesitase de un fontanero o solo era algo puntual que se arreglaba solo. Si era lo segundo, que solia pasar muchas veces ya que solo ocurria por joder un rato, bien. Pero si era lo primero... Iba a tener que plantearse, y ya en serio, el vender alguno de sus organos no vitales. Empezaria por el primero que apunto en la lista. Y si, tenia una lista sobre ello, asi de mal le iban las finanzas. Asi de preocupante era el asunto. Pero tenia que seguir, si o si. Como fuera. Por la mujer a la que le estaba cogiendo la mano en ese momento, tras sentarse a su lado, en la cama. Dina suspiro tras apretar el agarre a la anciana. Solo por ese momento merecia cualquier pena. --Buenos dias --sonrio y miro a esos cansados y tristes ojos azules. La anciana miro a Dina con curiosidad, su ceno fruncido. --?Quien eres? --pregunto, con voz somnolienta. --Tu nieta --sonrio Dina haciendo, como siempre, un esfuerzo para que no se le notase la tristeza que sentia cada vez que su abuela no la recordaba. Era una parte dura de su enfermedad, una entre tantas. --Ah... --la anciana asintio con la cabeza, como si con eso ya no tuviese lagunas, pero en sus ojos podia verse que no la reconocia. --Con la lata que te he dado siempre, como para que no me reconozcas. --No digas eso --le dio un cate a la mano de Dina--. Si has sido muy buena --sus despobladas y casi inexistentes cejas, unidas. --Ah, ?si? --esa vez, Dina sonrio de verdad. Por esos momentos en los que su abuela recordaba algun pequeno detalle, merecia la pena todo lo demas. --Si. Un poco cabezota y con un... ?Como se dice eso? --?El que? --Cuando... --la anciana refunfuno al ver que no podia explicarse-- Cuando alguien se enfada. --Ah, enfadado. --No --dijo enfadada ella, haciendo sonreir a su nieta. --?Cabreado? --la anciana la seguia mirando de mala manera, esa palabra tampoco era-- ?Enfurrunado? --Que no, cono --solto su abuela. Dina solto una carcajada. --Mucho genio tienes tu --rio la nieta. --Me parezco a mi madre, ?conoces a mi madre? A veces viene a verme. --Ah, ?si? Tocaba conversacion sobre fantasmas que venian a visitarla. --Si y tiene un genio de los mil demonios, pero no es mala. Como tu. Que vaya caracter, pero eres una santa. --No todos piensan igual, abuela --rio Dina, divertida. --!Que sabran ellos! --refunfuno la abuela-- Si te conocieran de verdad, pensarian diferente --miro a Dina fijamente--. ?Como me dijiste que te llamabas? Dina suspiro, pero mantuvo la sonrisa. Asi eran las cosas con su abuela. Eso y pasar de un tema a otro sin sentido. Y tener paciencia mientras organizaba las palabras en su mente y terminaba una frase. Eso y tantas cosas mas. --Dina, abuela. Soy Dina. --Ah... Dina --asintio un poco con la cabeza--. A tu madre siempre le gusto ese nombre --pues si, asi era--. ?Yo conozco a tu madre? --La pariste tu, si no la conoces... --?Y dolio? --Segun siempre me habeis contado, un poco mas y se te cae sola --rio Dina.

  • El nombre del canalla de Adriana Hartwig

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    En medio de los susurros de un pasado que, como un fantasma, se niega a
    morir del todo, se esconde un nombre. Otro, canalla, que invoca a un
    alguien aborrecido, lo reemplaza. ?Quien es el hombre que se esconde
    detras de ese otro sin escrupulos, vacio de sentimiento, que se hace
    llamar Dante Rivera?

  • Poder y Secretos de

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    El Club Secreto de los Millonarios: Romance Peligroso, Erotica y Amor con la Chica Prohibida
    Me ama, y ni siquiera sabe como me llamo.
    El quiere mas. Mas que mi cuerpo.
    Pero si se lo doy, todo se sabra.
    No puedo permitirlo, aunque le rompa el corazon.
    Pero... ?y si no puedo evitarlo?

  • La falsa pista de Henning Mankell

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    En Suecia nadie recuerda un verano tan caluroso como el de 1994. Mientras la gente sigue con pasion los partidos finales del Campeonato Mundial de Futbol, el inspector Kurt Wallander se dispone a iniciar unas cortas vacaciones. Pero la tranquilidad de la provincia de Escania se ve truncada cuando una muchacha, al parecer extranjera, se suicida quemandose a lo bonzo. Wallander y su equipo tratan de averiguar la identidad de la joven y los motivos de esa tragica decision; pero los sobresaltos no han hecho mas que empezar, pues un brutal asesino en serie ha comenzado su macabra actividad. Las primeras victimas son un antiguo ministro de Justicia, un adinerado tratante de arte y un ladronzuelo de poca monta. Para detener esta carniceria, Wallander se aferra a una pista que le conducira a las altas esferas de la politica y pondra en peligro su vida y la de sus allegados..

  • Amarte de Olivia Saint

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  • Sigueme de Nisa Arce

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    Mientras avanzaba por la zona VIP de aquella discoteca que habia frecuentado durante los ultimos cuatro meses, Joan se dijo que si bien su vida habia cambiado bastante desde que se marchase a Italia con apenas dieciocho anos, habia algo que permanecia exactamente igual a como lo recordaba de por aquel entonces: el ambiente artificial, sordido y adictivo de los locales nocturnos. Daba igual que el garito se encontrase en Milan o en Madrid, o que estuviera ahi en ese mismo momento en lugar de una decada y media atras, pues la atmosfera era la misma: musica sonando con estruendo por los altavoces; la pista repleta de gente que se giraba para mirarle en cuanto se percataban de su identidad; la llamada de atencion que le enviaba la voz de su conciencia cuando esta le recordo que tenia entrenamiento a la manana siguiente. La acallo y siguio avanzando. Al fondo, hablando con alguien a quien ya le habia presentado y cuyo nombre no recordaba --ni le importaba--, estaba Oscar. Hacia dos semanas que no se veian, exactamente el tiempo que le habia llevado a la plantilla del Juventud cumplir la pretemporada en Estados Unidos. Cinco encuentros amistosos con los principales equipos del futbol estadounidense, cuyo nivel distaba del europeo lo justo como para que las estrellas del balompie, al alcanzar cierta edad, lo contemplasen como opcion para extender un par de anos sus carreras, a fin de seguir compitiendo a un ritmo mucho mas tranquilo del acostumbrado. Joan habia descartado tal opcion, pues lo consideraba prolongar innecesariamente la agonia. El habia decidido retirarse, y punto. Esa seria su ultima temporada en activo, y no habia dia, hora ni minuto en que no se lo recordase. Una marana de pensamientos que solo era capaz de aparcar precisamente cuando estaba con el. O, mejor dicho, cuando se desfogaba con el. --Pero mira quien esta por aqui... --lo saludo Oscar nada mas se le hubo acercado. Joan sello el reencuentro buscando su boca. Y sin embargo, no tardo en apartarse. --?No te dije que iba a venir? --Si. ?Por? --Y aun asi, te pones a fumar --espeto el catalan de mal humor. Oscar se encogio de hombros, como si la cosa no fuera con el. --Dejame compensarte. Joan acepto que lo tomase de la mano para conducirlo entre la marea de cuerpos que se contorsionaban al compas de lo que pinchaba el DJ de turno. Desde un principio, de Oscar le habia atraido la manera en que se movia como pez en el agua por aquel submundo, como se enorgullecia, en una forma que rozaba lo arrogante, de ser una criatura nocturna; tambien le gustaba que pese a llevar tantos dias sin saber el uno del otro, pues poco mas que algun mensaje habian intercambiado, Oscar no hiciera ademan de preguntarle como le habia ido, que tal la experiencia, como se encontraba; supuso que los titulares en la prensa deportiva ya lo tendrian al tanto. Tampoco Joan mostraba intenciones de hacerle esas mismas preguntas. Y es que lo que mas le gustaba de su actual novio era que siempre le daba, precisamente, lo que de el estaba buscando. Aquella discoteca no contaba con cuarto oscuro, como las otras de ambiente en las que Oscar ejercia de relaciones publicas ademas de organizar eventos. Asi que en su lugar, este lo llevo al pequeno despacho que el dueno le dejaba emplear para cerrar negocios, y que el, en ocasiones como esa, aprovechaba para darle un uso mas bien de indole privada. Joan cerro la puerta una vez ambos dentro, y reprimiendo el impulso de impedirselo cuando Oscar se abalanzo sobre el a fin de comerselo a besos, pues detestaba con toda el alma el sabor y el olor del tabaco, le correspondio. El habitaculo no era lo que se decia amplio, y apenas tardo en arrinconarlo contra un escritorio. --Ya veo que me has echado de menos... --dijo aquel, apoyado sobre la superficie de madera mientras observaba como Joan le bajaba la cremallera de los cenidos vaqueros que llevaba puestos. El delantero, de rodillas y tras haberle liberado, lo miro a los ojos mientras acercaba los labios a la ereccion que sujetaba entre los dedos. --Un poco --respondio justo antes de lamerla con la punta de la lengua. Oscar jadeo y echo la cabeza hacia atras al sentir que Joan le engullia. El hambre de sexo que este siempre mostraba le parecia tan conveniente como fascinante, hasta el punto de que en realidad si que habia estado al tanto del calendario, asi como de las noticias en Internet, con tal de tenerlo pronto de vuelta. A el y a su apetito insaciable. Le dejo hacer, hasta que el grado de excitacion lo llevo a depositar ambas manos detras de la nuca del futbolista. Lo que en un principio fue un simple indicativo con el que lo alentaba a seguir, se convirtio primero en una guia del ritmo que queria que imprimiese, luego el motor con el que el mismo marco la velocidad a la que se introducia en la calidez de su boca; cada vez mas profundo, mas rapido, mas fuerte. A Joan no le disgustaba aquella rudeza, pero una cosa era dejarse llevar por el momento y otra que, al hacer ademan de aflojar la presion que Oscar ejercia sobre su cabeza, este no cediera. Trato de forcejear, pero el movia la pelvis con furia mientras seguia inmovilizandole. Sabiendo que no iba a parar, Joan no ofrecio resistencia. Poco despues, de un ultimo empellon y acompanado de un gutural gemido, Oscar descargo directamente en su garganta. Inmerso en los ultimos aleteos de placer, se relajo, y el catalan aprovecho para zafarse, reprimiendo una arcada y tosiendo. --Joder, tio... --se quejo; la furia asomando a sus llamativos ojos verdes--. ?Cuantas veces te he dicho que no me gusta tragarmelo? --Es que me pones demasiado --replico Oscar mientras le deslizaba el pulgar por los enrojecidos labios; una sonrisa satisfecha pintada en los suyos. Haciendo ademan de abrocharse la cremallera con cuidado, anadio--: Tengo que pasarme por el Black&Noise. ?Vienes? Joan, sintiendose humillado, pero tambien presa de un calenton que no habia tenido oportunidad de apagar, asintio. La voz de su conciencia volvio a manifestarse durante el desplazamiento hacia la otra discoteca, y de nuevo cuando, una vez alli, el reloj marco las dos de la madrugada. Le dio un ultimo toque de atencion cuando acepto la copa que le ofrecieron, y la mando al cuerno tras recalar, por fin, en el cuarto oscuro donde se habian conocido no tanto tiempo atras. La penumbra, unicamente rota por la iluminacion tenue de unas bombillas rojas, conferia a las siluetas de los presentes un halo de falsa privacidad mientras observaban, sin descaro, las actividades a las que se entregaban los demas. Sin demasiados preambulos, Joan se puso el condon lubricado que habian cogido antes de entrar a la sala y le penetro. Oscar gimio, de cara a la pared como estaba, mientras el delantero volcaba la urgencia del deseo en cada golpe de cadera. --?Quieres? --le dijo tras girar el rostro. Joan, a punto de volver a adentrarse en el de un movimiento energico, se quedo mirando lo que Oscar estaba mostrandole. Como no obtenia respuesta, este ultimo insistio: --Te dara un subidon bestial, el mejor polvo que hayas echado... --jadeo, en referencia a la dosis de popper que se habia agenciado gracias a un contacto. Joan, apretando los dientes, atino a responder: --No... Sin perder ni un segundo, Oscar se llevo el pequeno recipiente a la nariz e inhalo la sustancia, la cual hizo que le invadiera una sensacion instantanea de euforia. Joan siguio entrando y saliendo de su cuerpo, notando que las miradas lascivas de los que los rodeaban le acariciaban como lo hacia el sudor que le bajaba por la espalda.

  • Narcisista, Sociopata e Irresistible de Jorge Borges

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    Arthur Robbins era un gigante.
    Metro noventa, musculado.
    Tatuado, sexy, descarado.
    Y un narcisista patologico.

  • Evermore 1 de Sara Holland

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    HACE MUCHO TIEMPO, YO LE ROBE EL CORAZON A LA HECHICERA. AHORA, ELLA QUIERE RECUPERARLO.

  • Parece que fuera es primavera de Concita De Gregorio

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    Esta novela relata una historia real. Sucedio en 2011. La vivio Irina Lucidi. Esta novela aborda un dolor para el que muchos idiomas no tienen una palabra: <> Irina es una mujer de padre italiano y madre alemana, criada en Belgica y educada en escuelas italianas, abogada, con experiencia laboral en Estados Unidos, Francia y despues en Suiza, donde se caso con Mathias, un suizo aleman que trabajaba en la misma multinacional que ella. Tuvieron dos hijas gemelas, Alessia y Livia, y se separaron. En enero de 2011 el padre se llevo a las ninas, que entonces tenian seis anos, supuestamente para pasar unas vacaciones con ellas. Se suicido en las vias del tren en Italia y dejo una nota a su ex mujer en la que le decia que las pequenas no habian sufrido y que no las volveria a ver. La novela relata la historia de ese desgarro, de ese dolor. La historia de una madre que busca a sus hijas y topa con la burocracia, con la indiferencia, con la desidia, con el olvido. La historia de una madre que debe aprender a vivir con esa ausencia. La historia de una madre que debe aprender a superar la perdida, a cerrar la herida, a mirar hacia delante, a descubrir que <>. Partiendo de un hecho de la cronica de sucesos y dando voz a la madre doliente, Concita De Gregorio ha escrito un libro sobre el absurdo, sobre lo atroz, sobre lo innombrable. Una novela que se adentra en el territorio incierto del sufrimiento y recorre el arduo itinerario necesario para superarlo, para salir adelante. Huyendo del sentimentalismo facil y del sensacionalismo barato, la autora crea una novela concisa, valiente, intensa, sobrecogedora, deslumbrante.

  • Elly. parajes sangrientos de Javier Enrique Quintana

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    Los copos de nieve caian lentamente sobre el tejado de chapa que tenia la casa de la familia Rosiak, ubicada en las inmediaciones del paraje Camion Cue de 25 de Mayo. Ellos se dedicaban a la plantacion de tabaco para luego acopiarlo y venderlo. El crudo frio habia golpeado con fuerza hasta el momento y se veia reflejado en los terrenos que tenia la familia dentro de su propiedad, la nieve cubria en su totalidad todo el campo donde Emilio realizaba las plantaciones. Parte de su casa estaba construida con madera y en el interior tenian una cocina a lena que le servia para calentarse del intenso viento gelido que entraba por las rendijas de las puertas. Al lado de la cocina se encontraba su hijo Adrian acostado en su cama, cerca del fuego para que le brindase calor. Su madre, Deborah, estaba a su lado llorando mientras el empezaba a tener convulsiones, moviendo su cuerpo de un lado a otro tratando de agarrarse al colchon para evitar estos sobresaltos. Emilio entro sacandose las botas llenas de barro y nieve, mirando otra vez aquella situacion que padecia su hijo. Adrian volvio a moverse, pero esta vez lo hizo levantando su cuerpo de arriba abajo y golpeando con fuerza su cabeza contra la almohada. Deborah trato de tocarle la frente para ver si su fiebre disminuia, pero el la sostuvo con fuerza, agarrando su muneca. --No me toques --grito Adrian con una voz tan grave y gutural que hizo retroceder a su madre. Ella logro zafarse y miro a su marido. Emilio hizo lo mismo, diciendo para sus adentros <>, y rapidamente fue en busca de una estaca de madera y un martillo. Deborah, llorando, salio del lugar y se encerro en su cuarto. Emilio se acerco a su hijo sin mostrar las herramientas que llevaba y fugazmente coloco la pieza de madera sobre el pecho de Adrian y de un martillazo seco se la incrusto para sacar la dolencia que padecia su hijo. Adrian, luego del hecho, miro a su padre y le dijo: --Gracias Tata, no te angusties que termino todo. --Luego exhalo profundamente, cerrando sus ojos para siempre. Su padre se sento junto a el llorando y llamo a su esposa para que hiciera lo mismo, ella lo abrazo y juntos dejaron correr todo ese dolor y padecimiento que habian tenido durante meses. --Esa maldita ciudad --mascullo Emilio. --Si no se hubiese ido a esa perversa y maldita ciudad --termino diciendo y se abrazaron aun mas. Seras parte de mi cena Dentro del local la musica hacia doler los timpanos a cualquiera que no estuviera acostumbrado a la vida nocturna de Posadas. La gente estaba agolpada por todos los lugares que tenia Dosier a esas alturas de la noche, sencillamente no se podia transitar por los pasillos que tenia el sitio sin ser pisoteado o recibir un codazo en pleno rostro. La pista de baile ubicada a escasos metros de la entrada principal tambien desbordaba de personas que danzaban al compas de la musica I like the way you move del grupo Body Rockers que hacian explotar los parlantes incrustados en las paredes. La gente bailaba de diferentes formas, pero en ese mismo lugar habia una mujer exorbitante, con un cuerpo tan armonioso y perfecto que los hombres no paraban de mirarla. Ella se movia de una manera diferente, como si estuviera danzando una musica egipcia. Tenia el pelo rubio, era de mediana estatura y vestia un conjunto entero de color rojo transparente, haciendo traslucir su corpino y su tanga de tal manera que George queria abrazarla por completo y ella lo frenaba colocando sus manos en los antebrazos de el y diciendole <>. Se habian conocido esa misma noche y ella habia tomado la iniciativa, produciendo en el un impacto profundo, puesto que George no era muy apuesto y este accionar lo habia tomado por sorpresa. Al llegar casi las seis de la manana, una voz en el parlante anuncio que la fiesta ya habia terminado y los concurrentes comenzaron a salir despacio por las puertas de Dosier; entre ellos, los dos enamorados que bajaban por calle La Rioja e iban directamente a la casa de ella. Iban abrazados, caminando despacio, el un poco borracho por la cantidad de Rutini que habia ingerido; ella sobria, como si el alcohol no produjera efectos en su organismo. Ya habian caminado varias cuadras cuando un viento suave muy apacible llego a los oidos de ella levantandole un poco el pelo lacio y rubio que tenia. Se dio vuelta por completo, empujando a George a un lado de la vereda y empezo a escrutar con sus ojos todos los lugares de la zona. No encontro nada. --?Como puede ser? --pregunto en voz alta la rubia y continuo mirando para todos los rincones, los techos y las partes altas que tenian los edificios del barrio. --?Como pude ser que, carinnnnooo? --respondio George, queriendo abrazarla de nuevo. Ella extendio su brazo derecho y empujo al hombre, quien volo a unos treinta metros, cayendo boca arriba sobre la vereda. Al cabo de unos minutos empezo a calmarse, sus brazos volvieron a pegarse contra su cuerpo y miro al hombre que estaba tirado sobre un charco de sangre, corrio hasta el y lo levanto como si fuera un muneco, lo sujeto de su cintura y empezaron a caminar lentamente, llevandolo a cuestas. Cuando estaban a escasos metros de su casa, el silencio se interrumpio cuando la voz de un muchacho exclamo: --!Mira, es la rubia que estaba en el boliche! --Si, es ella, la de la tanga --menciono el amigo y juntos empezaron a correr hacia ellos. Ella comenzo a arrastrar a George mas rapido, hizo mover los pies como si estuviera casi volando y con la otra mano bajo su mini, que le estaba subiendo hasta las caderas. Los otros empezaron a seguirla, corriendo velozmente, pero no lograban acercarse. Siempre les llevaba mucha distancia, como si fuese empujada por un motor a reaccion. Finalmente llego a su casa, ubicada en calle La Rioja y 3 de Febrero, era una vivienda desvencijada, corroida por el tiempo. Tenia un porton de hierro herrumbrado y el inmueble tenia el formato de las viviendas hechas antiguamente. La entrada principal tenia la forma de una U, pero al reves, y toda su puerta era de madera solida. Rapidamente la abrio y entraron, encendio la luz y arrojo a George en uno de sus sillones e inmediatamente se pego a la puerta. Los dos jovenes llegaron a la casa, abrieron el porton y, sin saberlo, ella los estaba esperando con la puerta abierta. Uno de ellos no dudo en ingresar, pero el otro desconfiando le dijo en voz alta: --Ven Ruben, vamonos porque esta situacion me parece muy extrana. --No tengas miedo, ahora seras parte de mi cena --respondio la rubia, quien tomandolo del brazo lo arrojo a la oscuridad, similar a la boca de un lobo.

  • Ellos y nosotros (La Segunda Revolucion 2) de Costa Alcala

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    Despues de la Revolucion, Aura y Dominio desaparecieron de Nylert. Las ocho Familias restantes vivieron en paz. Pero ahora Dominio ha vuelto. Y solo unos pocos estan preparados para lo que va a suceder.

  • Has cambiado mi vida de Sophie Saint Rose

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    Hanna es una de las editoras mas importantes de Nueva York y necesita con urgencia un Best Sellers infantil antes de la junta de accionistas. Estaba harta de tener que demostrar continuamente su valia, pero lo iba a conseguir. Lo que no sabia, era que el autor se le iba a resistir tanto y que su vida iba a cambiar para siempre.

  • Guardar para Siempre de Lexy Timms

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    Esta es la Parte 5 de una serie de 8 libros

  • El viaje del amor de Brianne Miller

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    Tayler es una enamorada de los dramas coreanos y decide terminar sus estudios de medicina en Seul. Se enfrentara a un nuevo pais, una nueva lengua y una nueva cultura a la que tendra que adaptarse, con nuevos amigos y por supuesto el tipico chico que parece sacado de la portada de una revista... ?Vivira Tayler su propio drama coreano?

  • El camino hacia tu corazon de Luciana V. Suarez

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    Una serie de acontecimientos haran que los protagonistas de esta romantica y profunda novela no puedan evitar dejarse llevar por sus sentimientos y dar rienda suelta a la pasion.

  • Dias de lluvia de Angeles Ibirika

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    Tras la muerte de su mujer, Kaiet decide regresar, junto a su pequeno hijo, a la casa de su padre en Bermeo, despues de diecisiete anos de ausencia. Desde el primer instante se siente extrano, en un lugar al que ya no pertenece. Pero si su futuro se le presenta oscuro, retomar el pasado que dejo a medias tampoco le sera facil. Debera resolver todo lo que quedo pendiente con su precipitada marcha, explicar muchos de sus actos, enfrentarse a sus dudas, sus temores y sus prejuicios. y perdonar. Aunque lo que no imagina es que durante ese proceso se reencontrara con la dulce Maddi y que junto a ella la vida tratara de darle una segunda oportunidad. ?La dejara escapar de nuevo?

  • Mientras Dormian de Donna Leon

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    La existencia del comisario Guido Brunetti se ve alterada por la irrupcion en su vida de ciertos elementos religiosos inquietantes. Durante un almuerzo familiar descubre que las clases de religion que recibe su hija, la adolescente Chiara, son impartidas por un sacerdote que da signos de un comportamiento poco menos que inadecuado. Al mismo tiempo, una monja que Brunetti conoce (Vestido para la muerte) llega a la questura de Venecia para exponer sus sospechas sobre las circunstancias de la muerte de unos ancianos en una residencia. En una aventura, la sexta que protagoniza el comisario, impregnada del pesimismo que envuelve a Venecia, Brunetti se enfrenta a poderes que se creen por encima de la ley de los hombres, por el hecho de asentarse sobre un entramado de intereses economicos e ideologicos. La acerada mirada de Donna Leon denuncia en esta ocasion las perversas practicas sexuales que llevan a cabo algunos miembros de la Iglesia Catolica, asi como la corrupcion que afecta a las esferas mas influyentes de la institucion ante el Papa.

  • Memorias de Nueva York de Hugo Fabian

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    ?Aventura? ?Romance? A Diego no le preocupa lo que su destino le ha preparado, con tal de que eso incluya cumplir su sueno: Conocer Nueva York. No le vendra nada mal alejarse de la rutina por algun tiempo, sin importar tener que hacer un cambio radical. Vida solo hay una y los momentos extraordinarios no se repiten a menudo…

  • Vuelve a mi de Lorena J. Vasquez Chaura

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  • El Hielo Negro de Michael Connelly

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    Cal Moore, del departamento de narcoticos, fue encontrado en un motel con un tiro en la cabeza cuando estaba investigando sobre una nueva droga de diseno llamada <>. Para el detective Harry Bosch, lo importante no son los hechos aislados, sino el hilo conductor que los mantiene unidos. Y sus averiguaciones sobre el sospechoso suicidio de Moore parecen trazar una linea recta entre los traficantes que merodean por Hollywood Boulevard y los callejones mas turbios de la frontera de Mexico.

  • Intimando con el diablo de J. M. Guilengo

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    Un poderoso demonio expulsado del infierno al mundo de los humanos y convertido en mortal, una dulce y devota joven a la que la vida no ha hecho mas que torturar, y un veterano y arisco detective sumergido en el ultimo y mas oscuro caso de toda su carrera. Los caminos de tan distintos personajes se cruzaran en la ciudad de Barcelona y cambiaran el curso de la historia. Intriga, amor, fantasia y traiciones de la mano de "Intimando con el Diablo".

  • La luz prodigiosa de Fernando Marias

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    Guion cinematografico basado en la novela homonima (Premio Ciudad de Barbastro 1991) de Fernando Marias, autor tambien del guion. Dirigida por Miguel Hermoso, cuenta como principales protagonistas a Alfredo Landa, Nino Manfredi, Kiti Manver y Jose Luis Gomez. Contiene 16 paginas de fotografias a color de la pelicula.

  • Nadie te oira gritar, Angela Marsons de Angela Marsons

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    Cada muerte tiene un secreto. Cada secreto, un principio.
    En la oscuridad de la noche cinco figuras se turnan para cavar una tumba, un hoyo pequeno en el que entierran los restos de una vida inocente. Nadie dice nada, les une un pacto de sangre que no romperan…
    Anos mas tarde, Teresa Wyatt es brutalmente asesinada en la banera de su casa, y tras ella se suceden mas muertes violentas. Todas las victimas tienen algo en comun, y la detective al frente del caso, Kim Stone, pronto se da cuenta de que la clave para detener al asesino que esta sembrando el panico en la ciudad es resolver un crimen del pasado.
    Esta claro que alguien esconde un secreto y esta dispuesto a todo para que no salga a la luz.

  • 3 noches en Oslo de Paula Gallego

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    Kenny se lo ha jugado todo a una carta; su ultima carta. Se ha despedido de sus padres y de su hermano. Esta preparado para irse.
    Sin embargo, las cosas cambian cuando conoce a Lena, una artista como el que ama la belleza en el desorden y las contradicciones. Ella es puro caos; es anarquia. Con ella, llega un atisbo de mejoria. Y, por primera vez en mucho tiempo, Kenny se permite tener esperanza. Pero tenerla es peligroso; puede ser cruel y devastador y ambos tendran que hacer frente al miedo y a la incertidumbre mientras su amistad toma un rumbo arriesgado.
    ?Que hay tras los dibujos de Lena? ?Que esconde la tinta en los versos de Kenny?
    Tomaran decisiones, haran promesas dificiles y, quiza, pasen tres noches en Oslo.

  • Un juego millonario de Emma Winter

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    Storm miro las imponentes escaleras de marmol y penso, no por primera vez, lo impresionante que era el salon. Nunca habia entendido por que Leo Parker habia preferido comprar una casa con una linea tan sobria. No pegaba mucho con su personalidad. A el le pegaba una casa como la que tenia su padre, por ejemplo, de lineas modernas y minimalistas. Sin embargo, su salon tenia una mesa para doce comensales de madera con unos sillones preciosos, pero recargados. Igual que recargada era la chimenea de marmol, o las escaleras del mismo material. Los muebles eran caros, robustos y rusticos. Eran bellisimos, no tenia nada en contra de ellos, pero jamas los hubiese imaginado en la casa de alguien como Leo. El era tan... infantil. Pese a llevarle varios anos, siempre se comportaba de forma inmadura. A veces, en exceso, sobre todo cuando de sus lios amorosos se trataba. Cualquier mujer veria una casa como aquella y se dejaria enganar pensando que es la casa de alguien que pretende asentarse y formar una familia. Por fortuna, Storm no era cualquier mujer. Leo no podia enganarla. Lo habia conocido anos atras, cuando ella no era mas que una adolescente enfadada con el mundo y el habia ocupado el puesto de capitan en el equipo de hockey en el que habia jugado su padre. Leo y su padre tenian una relacion... complicada. Y es que para su padre no fue facil admitir que no podria volver a jugar debido a la lesion que habia sufrido en la pierna. Tampoco lo fue darse cuenta de que un chaval mucho mas joven ocupaba su puesto y la vida seguia como si nada. Por fortuna, justo en esa epoca ella, su madre y su hermano irrumpieron en su vida y pronto el resentimiento paso a ser parte del pasado. No era su padre biologico, pero la adopto con catorce anos y desde entonces ella no habia vuelto a pensar en el que de verdad le dio la vida. Tampoco pensaba mucho en su madre, la verdad. Ya lo hizo mucho en el pasado, cuando se convirtio en la causa de que nunca llegaran a final de mes por sus muchas adicciones. Al principio, cuando murio, Storm se paso la vida justificandola por todo. Incluso justificaba su consumo de drogas. Pensaba que asi se sentiria mejor, pero no sirvio. Lo unico que la ayudo de verdad, o mejor dicho, la unica que la ayudo de verdad fue su tia, Blue, que se ocupo de su custodia y la de su hermano, que era solo un bebe, enfrento su resentimiento adolescente y le demostro que no pensaba ir a ninguna parte. Eso, y que la queria como de verdad debe que querer una madre. Storm todavia se preguntaba cada dia que habia hecho para merecer a alguien como ella en su vida, porque bien sabia todo el mundo que no se lo habia puesto precisamente facil. --?Eres mi regalo? Dime que eres mi regalo. La voz de Leo la saco de sus ensonaciones. Se giro y lo observo detenidamente. Su pelo del color del trigo, sus ojos claros, su sonrisa torcida... Todo en el hacia que una mujer fantaseara inmediatamente con tenerlo a solas, a poder ser sin ropa. Storm, sin ir mas lejos, habia tenido un enamoramiento adolescente con el bastante intenso. Por fortuna crecio y se convirtio en una mujer con otras metas en la vida. --Te encantaria, ?verdad? --pregunto elevando una ceja de un modo sugerente. --No sabes cuanto, tormentita. Odiaba que la llamara asi, aunque fuera el significado de su nombre. Empezo a hacerlo al poco de conocerla, cuando se empenaba en tratarla como a una nina. No tenia ningun problema para flirtear con su tia, pero a ella la trataba como si no tuviera mas de ocho anos. --Lastima que yo no entre en el menu, aunque estoy segura de que es tan extenso y variado que ni siquiera lo notaras. El sonrio, se acerco mas y beso su mejilla. --?Como te va con los chicos Campbell? Los hombros de Storm se relajaron de inmediato. Era el efecto que producia en ella hablar de su trabajo. --Muy bien. Nos seguimos ocupando de que cada persona encuentre su hogar ideal. --Miro en derredor y detuvo el recorrido en el autorretrato de un perro. Ni siquiera era de Leo. Ella sabia bien que jamas habia tenido mascota--. Podrias habernos buscado antes de comprar esta casa. No es muy de tu estilo. --?Y por que no? --Te pega algo mas... juvenil. --Me gustan estos muebles. Son fuertes y bonitos. Demuestran que pueden vencer al tiempo. ?Hay algo mejor que eso? --Supongo que no --claudico, porque sabia que dar su punto de vista no serviria de nada. --Aunque, de haber sabido que trabajabas con ellos, habria tenido en cuenta a la empresa a la hora de buscar casa. Ella le sonrio con cierta arrogancia. --Lo sabias perfectamente, pero te encanta cabrear a Cam y Keith --La sonrisa que se dibujo en su cara fue la confirmacion--. Ademas, no necesito que el amiguito de mi papa me de trabajo o buena fama. Me lo se ganar solita. --No tengo ninguna duda de que eres muy capaz de hacer lo que te propongas --le dijo el con voz suave--. Pero quizas deberia haber aprovechado la oportunidad de pasar mas tiempo contigo... Storm bufo. Y un segundo despues rio. Y luego volvio a bufar. No sabia en que momento Leo habia pasado de portarse como un santo con ella, a insinuarse a la minima de cambio. Lo que si sabia es que para el era una broma. No la veia de verdad como a una mujer con la que pudiera acostarse. Estaba segura. Tenia demasiado arraigado eso de que era hija de un amigo. Dio un sorbo a su copa de champan, lo miro a los ojos y se pregunto que pasaria si decidiera demostrarle que habia dejado de ser una nina hace mucho, y si de jugar se trataba, ella era ya una experta... Leo Estaba preciosa, pero no era una novedad. Storm siempre habia sido una chica absolutamente perfecta fisicamente. Cuando la conocio no lo penso de un modo sexual, desde luego. Ella tenia catorce anos, era una nina a sus ojos. Y lo siguio siendo durante anos. De hecho, deberia seguir siendolo, pero en algun momento, entre su baile de fin de curso, sus estudios universitarios y su incorporacion a la vida laboral Leo se habia descubierto pensando, en mas de una ocasion, como seria Storm sin ropa. Inapropiado. Del todo. Sobre todo porque su padre era uno de los amigos mas preciados para Leo. Empezaron con mal pie, es cierto, pero con el tiempo el jefe asimilo su situacion y empezo a tratarlo como a un amigo. Tuvo mucho que ver su mujer, Blue. Joder, Kilian cambio tanto cuando ella aparecio en su vida que no podia dejar de preguntarse si alguna vez una mujer seria capaz de devolverle la ilusion a el de esa forma. No habia sufrido ninguna lesion, como le paso a Kilian. No, lo de Leo era algo un poco mas enrevesado, porque por fuera todo el mundo percibia a un hombre contento con su presente. Un hombre que estaba celebrando en aquellos momentos una fiesta de jubilacion, porque habia decidido dejar el hockey por voluntad propia despues de haber ganado la copa Stanley, que es el trofeo mas preciado en este deporte. Un hombre que lo dejaba porque aseguraba que preferia marcharse asi, por todo lo alto, y ser recordado como una leyenda. Un hombre que no admitia frente a nadie que sus rodillas fallaban y sabia, porque no era tonto, que de haber seguido jugando habria seguido el camino de Kilian. No queria eso. Habia visto a su excompanero sufrir como si estuviera en el infierno, asi que prefirio adelantarse a la jugada. Tenia 30 anos, estaba retirado y tenia tantas ideas sobre que hacer con su vida que no sabia por donde empezar. No estaba deprimido, no era eso, pero si sentia incertidumbre ante el futuro que se le planteaba. Tenia inversiones que le daban mas dinero que el hockey, y el hockey ya le habia dado mucho dinero. Durante un tiempo, valoro la posibilidad de regresar a Oakbank, Canada, donde se habia criado, pero lo vio absurdo, teniendo en cuenta que hizo que sus padres se mudaran a Nueva York para que estuvieran cerca de el. Su padre trabajo en la construccion toda la vida, hasta que Leo empezo a triunfar. Entonces les compro un piso en Manhattan, lujoso, pero sin exageraciones, porque eran muy humildes y se habrian sentido sobrepasados. Puso a su padre al cargo de algunas de sus inversiones, despues de pagarle algunos cursos, y ahora vivian a escasos minutos caminando de distancia.

  • El peso de la nieve de Christian Guay-poliquin

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    El peso de la nieve narra, en primera persona, en una cuenta atras articulada en capitulos breves, la historia de dos hombres obligados a vivir aislados en una vivienda abandonada en medio del bosque durante todo un invierno especialmente duro. En la aldea la electricidad lleva meses cortada, los viveres escasean y las relaciones entre los vecinos son cada vez mas tensas. El protagonista de la novela es un joven forastero al que estos han rescatado tras un violento accidente de trafico. No puede moverse, durante las primeras paginas de la historia ni siquiera es capaz de hablar. Sera confiado a los cuidados del viejo Matthias, que se halla en el pueblo en contra de su voluntad, obligado por el invierno a interrumpir el viaje que lo llevaba a la cabecera de su mujer enferma en una ciudad lejana.

  • El amor en el Jardin de las Fieras de Juan Eslava Galan

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    Octubre de 1940: durante la visita de Himmler a Espana, una bella mujer perteneciente a la agencia racial Ahnenerbe, que lo acompana, descubre entre los trabajadores forzados de una excavacion arqueologica a un obrero rubio, Herminio Caiser: un joven de ojos azules y magnifica constitucion que podria demostrar la pervivencia en Espana de una cepa pura de la raza aria.

  • El monstruoso relato de Prosper de Alexandra Bracken

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    <>.
    Hacer un pacto con el diablo no es tan facil como lo pintan: por un lado, obtienes fama y fortuna durante mas de 800 anos, pero por otro, tienes a un ser vengativo dispuesto a condenarte a una eternidad de servidumbre.
    Prosper intentara evitarlo devolviendo al demonio Alastor a su mundo antes de que destruya a su familia, aunque para ello debera superar todo tipo de trampas, enganos y el malvado sentido del humor de esta criatura infernal con la unica ayuda de su tio Barnabas, una aprendiza de bruja y un gato con alas de murcielago. ?Que podria salir mal?

  • Vanessa (Senoritas americanas 4) de Scarlett O'connor

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    ?Quien estaria tan desesperado como para casarse con la arisca Vanessa Cleveland?Desesperado y demente. William Witthall, conocido como el conde Loco, esta en la ruina. Quiza se deba a su mala administracion o, tal vez, a su aficion a hablar de duendes. No lo sabe. Lo unico de lo que esta seguro es de que necesita ayuda para salvar sus tierras, y ?quien mejor que la brillante senorita Cleveland?
    Vanessa no podra resistir el desafio de probar que puede hacer todo aquello que le es vedado, mas aun, cuando los secretos de su pasado vuelvan para atosigarla y la obliguen a averiguar de que estan hechos sus suenos y aspiraciones.

  • En el punto de mira – Baltasar Garzon de Baltasar Garzon

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    Los jueces espanoles estan protagonizando en la prensa diaria la vida publica espanola. Uno de los pioneros en el esclarecimiento de la verdad y en la defensa de causas nobles fue el juez Garzon. El 9 de febrero de 2012, el Tribunal Supremo le condeno de forma unanime por prevaricacion por las escuchas ilegales durante la investigacion del caso Gurtel, con la pena de <<11 anos de inhabilitacion especial para el cargo de juez o magistrado con perdida definitiva del cargo que ostenta>>. Mas tarde, el pleno del Consejo General del Poder Judicial, convocado el 23 de febrero de 2012, ratifico la expulsion de la carrera judicial del juez Garzon. Terminaban asi 25 anos de entrega vocacional a la profesion de juez. Todo el mundo penso que se habia acabado con este significado personaje, pero, lejos de venirse abajo, Baltasar Garzon decidio que se podian seguir haciendo muchas cosas por la justicia y las victimas de abusos politicos y judiciales, desde otros lugares de la justicia, en Espana y en el mundo.
    Esta obra es un repaso biografico de esos 25 anos a partir de los casos mas llamativos de su profesion. Desde Gurtel, a la causa abierta contra los crimenes del franquismo, el terrorismo de ETA, el GAL, el
    caso Banca Catalana, la lucha contra el narcotrafico y un largo etcetera.
    Un libro muy original que resume historia profesional y vida privada.

  • Cada vez que me tocas de Arwen Grey

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    Como bibliotecaria en un pequeno pueblo ingles, Tara ha leido miles de historias sobre secretos familiares, legados ancestrales y conexiones con el destino. Jamas habria imaginado que sus vacaciones serian el inicio de una de esas aventuras de novela, y menos aun que un pariente muy, muy lejano, con unos hermosos ojos oscuros, la meteria de lleno en una locura inimaginable.
    Declan ha vivido toda su vida con la responsabilidad de recuperar el legado familiar de los Beauchamp, una lucha que ha manchado con sangre el pasado de su familia.
    Al encontrar a Tara, de pronto todo lo que desea parece estar justo al alcance de su mano, pero tambien lo estan otros aspectos inesperados de la herencia familiar, algo de lo que hablaban los romances antiguos y con lo que no contaba: lo que siente cada vez que el y Tara se tocan.

  • ZAC (Huida desesperada 3) de Sabina Rogado

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    El club de dudosa reputacion estaba repleto a esas horas intempestivas y las mesas de juego se erguian coronadas por nobles depravados, los cuales acostumbraban a ejercer el poder que les otorgaba el titulo heredado sin el menor remordimiento. Sabian lo que querian y buscaban alicientes acordes a su manera de ser y no a los convencionalismos de siempre, de ahi que naciera un tugurio que presumia en lo referente a la escasez de normas y de senoritingos estirados y aburridos. En el interior de sus discretas paredes resultaba habitual respirar el aire viciado, mientras apostaban cantidades indecentes de libras, propiedades y lo que se terciara. La espesa neblina ocasionada por el tabaco cubria la mayor parte de la estancia y se mezclaba con los diferentes olores y sonidos; el toque dulzon venia a traves del perfume de las damas de compania, el alcohol corria de vaso en vaso como la polvora y las voces de las personas alli congregadas se escuchaban demasiado elevadas. Sin duda alguna, cualquier caballero de honor, integro y de buenas formas, ni siquiera se dejaria caer por el barrio a riesgo de permanecer en boca de lenguas viperinas y malintencionadas durante semanas, convirtiendose en un cotilleo escabroso y asegurando asi los pecados inconfesables de almas corrompidas. Lo que no se ve no se comenta y, por lo tanto, no existe. Al fondo, un pianista, una cantante de suntuosas curvas y varias bailarinas con un vestuario indecente amenizaban la frenetica noche, al tiempo que varias amantes se acomodaban sobre el regazo de sus respectivas companias y alardeaban de la buena suerte que estaban dispuestas a brindarles. El conjunto en general era el consecuente de arrastrar a los envalentonados socios a situaciones nefastas, terminando en mas de una ocasion con una cita en Hyde Park; el famoso parque en el que se debatian los duelos entre caballeros al dejarse llevar por la impulsividad y la euforia incuestionable que les otorgaba el whisky, las trampas, y alguna que otra muchacha recien llegada y que levantaba el revuelo entre los mas mujeriegos de inmediato. En una de esas mesas, Zac ojeaba las cartas que sujetaba en su mano derecha y alzo la vista en busca de su companero de juegos o, mejor dicho, de juergas. Ultimamente, las escapadas nocturnas se acortaban entre unas y otras y, lo que era peor, cada vez ansiaba, con una necesidad acuciante, vivir a contracorriente para empaparse de las delicias que la vida podia ofrecerle tras dejar atras el internado en el que curso sus estudios, y en el que compartio habitacion con su amigo Henry, para terminar, como era el caso, en una multitud ingente de lugares de dudosa reputacion. Cada dia le perdia el respeto a lo que podria sucederle, no terminaba de encajar en la ciudad londinense y se dejaba llevar. Atras quedo el chiquillo de dieciseis anos que tuvo que armarse de valor, viendose obligado a abandonar el rancho de sus padres fallecidos, en el oeste americano, con el unico proposito de salvar a su hermana Zoe de las garras de un ser deleznable, el cual, de no huir a tiempo, habria desposado a su hermana a la fuerza y se hubiese quedado con la propiedad que no le correspondia. Por fortuna, los planes de huida jugaron a favor de los desprotegidos hermanos y, ese ser deleznable, termino con el final que le correspondia al otro lado del oceano. Eso si, debia reconocer que la aventura emprendida les pudo salir demasiado cara, no todo fue un camino de rosas, y de no ser por la providencial aparicion de Nick, duque de Hackins, el destino de Zoe, y de el mismo, no se habria semejado ni una pizca con el actual, mas resulto que ese hombre se convirtio en la tabla de salvacion para ambos. [1] De ese episodio habian transcurrido diez anos, en la actualidad, Zac tenia veintiseis y contaba con una formacion academica excelente; el que su cunado fuese un noble tan poderoso le bastaba para acceder a un sinfin de oportunidades inalcanzables para cualquier otro individuo, quiza por ello, y a pesar de tener la edad perfecta para sentar la cabeza, ni por asomo pretendia dar por finalizada su etapa de bribon y mujeriego, ampliandola hasta limites demasiado peligrosos. No, por supuesto que no dejaria ese tipo de vida. ?Para que con lo divertido que era? Zac dejo atras sus pensamientos, presto atencion al hombre situado frente a el, y una mueca socarrona salio de su boca al interpretar un movimiento sospechoso. <>. El aspecto del hombre en cuestion lo delataba por si solo, y lo corroboro al percatarse de su mano dirigiendose al corbatin en un intento de aflojarlo. La frente resplandecia perlada por el sudor y la mirada huidiza conferia que la situacion le vencia por momentos; con cada detalle dejaba entrever la incomodidad y la desesperanza de encontrarse en ese lugar, aunque claro, que lo hubiese pensado antes de quedarse sin ninguna libra y terminar apostandose la propiedad de campo que poseia a las afueras de la ciudad. Estos nobles se creian impunes y a la vista estaba que nunca aprenderian. El jamas hubiese sido capaz de apostar el rancho de sus padres, el bien mas preciado que tanto su hermana como el poseian en Wyoming, y menos en una misera partida de cartas. No, jamas. Y le dio exactamente igual el estado de desconcierto de su rival. La disposicion a zanjar el asunto, en la mayor brevedad posible, era lo unico que le importaba en esos instantes, pues de pronto, estar rodeado de gente como aquella consiguio que la repugnancia invadiera el vacio alojado en su interior cada vez que recordaba su pasado. La nostalgia resurgio, el malestar de Zac se agrando, y de ahi broto la disposicion a actuar con total impunidad. Una casa de campo le vendria demasiado ventajosa para retirarse durante un tiempo de la ciudad depravada, llena de formalismos y teatralidades por doquier. Quien sabe, puede que aquella oportunidad fuese la excusa perfecta para replantearse que hacer con su vida, porque claro, lo que se dice claro, no lo tenia en absoluto, comenzando a aceptar que la vida de excesos que llevaba no le aportaba la felicidad que ansiaba, sino todo lo contrario. Mientras, en la mente del otro sujeto, una lucha esclarecedora se debatia con fervor ante el clamor que le otorgaba una informacion primordial. Nadie de su condicion era ajeno a las habladurias en torno al cunado del duque de Hackins; los varones de la alta sociedad eran conocedores de la destreza magistral con cualquier tipo de arma, al igual que sabian que, gran parte de esa destreza surgio a consecuencia del tiempo en el que tanto su hermana como el convivieron entre una tribu india, cuando escapaban del destino que trataron de marcarle a la duquesa de Hackins a la fuerza (HUIDA DESESPERADA). Es por ello que debia de templar los nervios, recomponerse y practicar un intento desesperado para que el azar jugase a su favor, al menos por esta vez. Si el muchacho contra el que jugaba descubria las intenciones de hacer trampas, y le retaba a duelo, las posibilidades de salir impune brillarian por su ausencia, en cambio, si seguia adelante, la baza de cartas que poseia entre sus manos con toda la probabilidad le dejaria sin una de sus propiedades. Solo de pensar en la humillacion y la verguenza que pasaria, primero ante la obligacion de confesarselo a su esposa, y despues siendo el tema de conversacion de las malas lenguas, le provocaba espasmos y sudores frios. La determinante debilidad por el juego no entendia de limites y acechaba en su interior sin darle tregua alguna, pues la obviedad resulto tan grande que no le quedo otra alternativa que aceptar la delicada situacion en la que se encontraba por su poca cabeza. Parecia predestinado a ser empujado hacia el abismo y, antes de caer, debia armarse de valor y coraje. De bien sabidos era que eligiese la opcion que eligiese el perderia. ?Como diablos consintio en llegar hasta estos limites indecentes? La reflexion llegaba tarde, demasiado tarde, de hecho. --?Quiere otra carta? --escucho a Zac, sintiendo como si el corbatin tuviese vida propia y se empecinara en atenazarle el cuello, impidiendole respirar con normalidad. El noble supo que si aceptaba, y por muy buena que fuera, no le serviria para su proposito, y eligio la opcion que segun el mas se adecuaba a las nefastas circunstancias. ?O no? Pronto lo descubriria. --No, mejor quiero otro whisky --desvio la atencion, tratando de que su voz no lo delatara. Sin mas, se dejo llevar y, a la desesperada, procedio con la actuacion estelar, lo que ocasiono a que alertara por unos segundos a las mesas proximas, al alzar una de las manos para avisar a la muchacha que servia las bebidas, mientras tiraba a proposito el vaso vacio contra el suelo.--Vaya, que inoportuno --lamento, aprovechando de inmediato la situacion que el mismo acababa de provocar. Solo tendria una oportunidad para salir airoso de un aprieto tan grande, y sin lugar a dudas era ahora o nunca, por lo que su siguiente movimiento fue agacharse a recoger los cristales aparentando una normalidad absoluta. Ni a Zac, ni a su amigo, le pudo pasar por alto el movimiento rapido de una de sus manos, observando como sacaba algo de la manga. La rabia de Zac no tardo en aparecer y no perdio ni un segundo de su tiempo. Tiro los naipes sobre la mesa y siseo en un tono escalofriantemente calmado: --Lo que acaba de hacer ha sido una temeridad, amigo. --?A que se refiere? --le encaro con una gota de sudor cayendole por la sien. --Supongo que sabra que las cartas estan marcadas, ?me equivoco? Nunca juego sin que sea asi. La palidez invadio la cara del noble y trago con dificultad. --?Que esta insinuando? --dudo delatandose. --?De verdad tengo que aclararselo, o mejor nos disponemos a arreglar el asunto como es debido? Le cedo la oportunidad de elegir dia y hora, no quiero molestar a mis padrinos. --Yo... --titubeo acorralado. Con normalidad, cuando alguien retaba a duelo a otro en un local de esas caracteristicas, el revuelo aparecia de inmediato y hacia participes a cada una de las mesas, no asi en esta ocasion, y todo gracias a la templanza de Zac y al aturdimiento del tramposo. --Por favor --suplico de repente perdiendo la decencia--, salvo su amigo nadie se ha dado cuenta de mis verdaderas intenciones, por tanto le suplico que tenga misericordia conmigo. Lo que faltaba. --Disculpe, ?acaso pretende ablandarme? Porque en el caso de ser asi pierde el tiempo. --Por favor, acepte mis excusas y olvidemos este malentendido. He escuchado que es un hombre justo y le prometo que no volvera a verme en lugares asi. He aprendido la leccion y no puedo dejar viuda a mi esposa. Esta enferma y... --!Basta! --exclamo levantando una mano--. Se equivoca conmigo, la gente como vos no levanta ninguna simpatia en mi y desprecio su falta de hombria. Ademas, si tan estima le tiene a su esposa, ?que hace aqui y no en su compania? El hombre perdio la palidez y un rojo intenso cubrio su rostro mostrando una verguenza absoluta. --Estas ultimas semanas he perdido bastante dinero y no puedo hacer frente a los medicamentos tan caros que precisa --se excuso avergonzado--, es por ello que continuo buscando una buena racha y asi enmendar mis actos indecorosos. Por mi poca cabeza he llegado tan lejos que me averguenzo de mi mismo y la conciencia no me deja dormir por las noches. Los ojos de Zac parecian escupir fuego, de la rabia contenida, tras dicha confesion. Odiaba que gente sin escrupulos le mintiera en su propio beneficio, aunque claudico al percatarse de que ese tipo bien podria estar diciendo la verdad. Cada uno de sus gestos lo delataba y parecia avergonzado, aunque, ?que diantres le importaba a el? De seguido, maldijo por lo bajo y miro a su amigo en busca de una respuesta que no deberia de admitir siquiera, pero sus correrias, borracheras y mala vida, al parecer no terminaban de bastar para aplacar al hombre frio e insensible que se empenaba en mostrar ante los ojos de seres egoistas y carentes de sentimiento alguno. Henry se limito a asentir con la cabeza, dando credibilidad al testimonio, y a Zac le basto. Su amigo conocia al dedillo cada chisme referente a las vidas de esos fulanos, pues desde bien pequeno aprendio la valia de saber cada punto debil de los ricachones en general, y asi obtener una ventaja que siempre podria aprovechar en su propio beneficio. Zac expulso el aire con pesar y hablo antes de arrepentirse. --Largo de aqui, no quiero volver a verle. --Oh, milord, gracias, gracias --repetia servil, levantandose del asiento sin todavia creerse el acto de buena fe de su contrincante. --Por su bien espero que venda la propiedad que deberia de ser mia y pague sus deudas, de no ser asi se tendra que atener a las consecuencias. No habra mas oportunidades. --Lo hare, no le quepa la menor duda, buen hombre. Inclino la cabeza en una muestra de respeto y, sin tiempo que perder, anduvo hasta la entrada. Alli aguardo a que le llevaran la chistera y el baston, e, inmediatamente despues, se largo del local que ni loco volveria a pisar, y lo hizo con pasos apresurados y sin echar la mirada atras en ningun momento. Al salir, el aire choco contra su rostro acalorado y pudo respirar con la normalidad debida, alzo el menton y avisto el coche de caballos que le esperaba. Subio con un alivio creciente y apoyo la espalda contra el respaldo. La certeza de salir indemne, de una muerte segura, consiguio que recapacitara de una vez por todas. Su lugar estaba al lado de Mary, y no le importaria echar por tierra su honor al vender la casa de campo que le salvaria de las cuantiosas deudas acumuladas en su haber. Y le dio las gracias al muchacho que le acababa de dar una de las lecciones mas i m p o r t a n t e s d e l a v i d a. G r a c i a s a e l v o l v i a a t e n e r o t r a o p o r t u n i d a d y n i p o r a s o m o p e n s a b a d e s a p r o v e c h a r l a. No, ni habl a r.

  • Las Campanas Gemelas de Lars Mytting

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    Una novela historica rompedora sobre como el pasado puede influir inesperadamente en el presente.

  • Deseo salvaje (Weretigers 1), Brianne Miller de Brianne Miller

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    Los Weretigers son una organizacion de mujeres y hombres cambiantes que se dedican a salvar a mujeres inocentes de las garras de Sammael, un demonio nocturno. Cuando en una de sus rondas Nahuel se choca con Leah, siente la llamada de los de su especie. Es ella… su companera, y ahora que la ha encontrado no piensa dejarla escapar. El problema no es solo explicarle que es el rey de los cambiantes… Lo peor de todo es que Leah no es solo su companera… Tambien lo es de Sammael.

  • La ayudante perfecta de Sophie Saint Rose

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    Sienna esta acostumbrada a su jefe y no le sorprendia su mal humor en absoluto. Era algo tan habitual en el que no le afectaba. Lo que si la afectaba esa era atraccion que Matthew parecia sentir por ella recientemente y la tension de una demanda contra la empresa no ayudaba en absoluto…

  • Y, de repente, todo cambio de Jessica Garcia Martin

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    Claire tiene una vida idilica: un trabajo que le encanta, una casa que la enamora y un novio entregado en cuerpo y alma a ella, ?o no? No todo es lo que parece…
    Tras varios meses de inseguridades, discusiones y secretos, Claire toma una de las descisiones mas importantes de su vida. Asi, su mundo se pondra patas arriba, conocera a alguien que le abrira los ojos, sentira la pasion y el deseo, descubrira que es el amor de verdad… y miles de cosas que le ocurriran por el camino.
    No estara sola, sus mejores amigos, Sam e Ivan, la acompanaran, le reganaran, se reiran y lloraran, pero siempre juntos.

  • Siempre Contigo de Christian Martins

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    Blair no era mas que un nino inocente cuando una flecha de su arco marco una maldicion y confirmo un destino ya escrito. Ese destino se llamaba Ailsa; tenia los cabellos dorados, la piel blanquecina y los ojos celestes. Se parecia a un angel. Pero en aquellas tierras altas el destino podia torcerse con mucha facilidad, y la maldicion que anos atras habia marcado a esos dos jovenes amenazaba con destruirles. Una guerra entre clanes, el poder de dirigir a un pueblo y la necesidad de proteger a Ailsa seran la perdicion que arrastre a la locura al joven Blair Sinclair, cuyo corazon late unicamente porque ella lo mantiene con vida. Un amor. Una guerra. Una Escocia plagada de peligros, secretos y magia. ?Te apetece viajar con ellos a las antiguas Highlands?

  • Perdon de Ida Hegazi Hoyer

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    Habia una cama en la acera. Desde el cruce al final de la calle, se veia que habia una cama delante de nuestro portal, alguien que se estaba mudando al bloque, o del bloque, algo que cortaba el paso. Pero hasta que estuve muy cerca, hasta que ya estaba entrando, no vi que era nuestra cama, que eran nuestro edredon y nuestras almohadas, y que todo parecia una instalacion en medio de la calle, visible de pronto, quiza por fin, bajo la luz adecuada. Era festivo, ya casi verano, llegue a casa y nuestra cama estaba en la calle. La habias hecho. El edredon estaba bien doblado, las almohadas sin huellas de cabezas y la colcha, que en realidad nunca usabamos, tendida sobre el cabecero. Un corte de la noche eternamente interrumpido. Es probable que me detuviera, que sintiera un espera, un para, no subas. Y hacia calor, era mediodia, el cielo estaba en llamas. Subi una planta. Dos peldanos, dos pasos, luego el resto de la escalera. No habias dejado la puerta abierta. Habias echado el pestillo. Y eso no lo olvidaria nunca, sabias que yo era la unica que tenia llave. La perra salio corriendo. En cuanto abri la puerta, salio disparada. Y entonces vi. Y entendi. Tus fotos, nuestras fotos, ya no estaban colgadas en la pared. Los rascacielos estaban en el suelo, dandome la espalda, dos marcos blancos. Este era el aspecto que tenia la habitacion: la ventana estaba cerrada y las persianas bajadas. Las puertas de los armarios cerradas, las lamparas apagadas y, en medio del cuarto, donde tendria que haber estado la cama, una silla de la cocina volcada. No habia ruidos ni aire que se dejara respirar. Eran las doce del mediodia. No me acerque a ti. Pero entre en la habitacion. Di un rodeo a lo largo de las paredes, hacia la ventana, hacia el dia. Subi las persianas, abri la ventana y podria haber saltado, no habria pasado nada, al fin y al cabo nuestra cama estaba abajo, a mis pies, situada con precision para las caidas. Pero no salte, senti arcadas, eso fue todo lo que consegui, una infima gotita de bilis que cayo a los pies de nuestra cama, luego respire profundamente, una vez, y sali corriendo. Fue la ultima vez que te vi, al pasar note que no olias a nada y, cuando llegue abajo, cuando sali, la calle era otra y el cielo habia cambiado, las casas se habian ladeado y los tejados estaban a punto de derrumbarse, los arboles galopaban, los coches eran de otro mundo y las personas, todas las personas, ya no eran humanas. No tenia adonde ir. Me tumbe bajo el edredon y me deje sentir lo que quedaba de ti y de nosotros. Me tumbe bajo nuestro edredon, en la cama que estaba en la calle bajo el cielo devorador y supe, ya, que siempre veria distinto aquel cuarto. La otra habitacion: la ventana esta abierta, la lampara de la mesilla encendida. Llego a casa medio dia antes. Son las doce de la noche. Estas durmiendo en la cama. O te has acostado y te vas a dormir. O estas en el bano cepillandote los dientes. O estas en el salon viendo la tele. O estas sonando. Estas caliente. Tienes un calor. Estas dormido en la cama. Me tumbo a tu lado. 2 La primera vez que te vi, acabe completamente desnuda. Estabamos junto al mar, era verano o finales de primavera. Fue dos anos antes, al final de la tarde, y la luz se alargaba. No recuerdo con quien habia ido, pero en ese momento estaba sola, paseaba por la orilla y habia mas gente, gente comiendo, gente cantando en competicion con las gaviotas, y yo paseaba por la orilla, sintiendo la arena hundirse bajo mis pies, con el sol de frente, diez mil flechas sobre el mar de brillos. Cuando te vi, todo desaparecio. Tu tambien estabas solo. Sentado mas adentro, mas alejado del agua. No vi lo que hacias, no vi si leias o dibujabas o escribias, pero mas tarde me contaste que pensabas, que era eso lo que hacias, que habias ido al mar a filosofar y que entonces llegue yo, y esta fue nuestra historia, el unico comienzo. Te vi y acabe completamente desnuda. Te vi y, que quede claro, yo te vi primero. Estuve un buen rato mirandote. El agua me llegaba a la mitad de las pantorrillas y estaba fria, pero tu dabas la impresion de ser un mundo mas calido. No porque tuvieras una belleza extraterrenal, ni una tranquilidad inquietante, ni un flirteo incomodo, no tenias nada de todo eso. Pero te atrevias a estar presente sin entablar ningun contacto con nadie. Estabas tan solo... y eras lo mas hermoso que habia visto en mi vida. Y cuando me miraste, cuando me viste, debiste de verme negra y sagrada al mismo tiempo, fue como si asumieras y descartaras en una sola y unica mirada. Entre nosotros se extendian todas las personas. Entre nosotros se extendian los gritos, la arena, las piedras y las voces. Y no pense, ni un solo pensamiento me cruzo la mente, no vi todos los ojos que habia ante mi, sencillamente me desvesti. Para ti. Me solte la goma del pelo, me arranque la ropa y me plante frente a ti, frente a ese mundo sin amo que se extendia entre nosotros, y tu te levantaste y viniste hacia mi, habia un aplauso en las olas. Viniste hacia mi y yo estaba de pie en el agua y no desviaste la mirada y no desvie la mirada y eras alto y flaco y yo era baja y estaba desnuda y tenias veinticinco anos y yo veinte y bajaste hasta el agua y pisaste mi ropa y yo permaneci inmovil en la tremula luz. Jamas volveria a ver nada parecido. Levantaste la piedra mas grande que encontraste. Estaba medio hundida en el agua, a mis pies, y debia de pesar como un hombre joven. Pero lograste levantarla y llevartela al pecho, aunque te temblaron los brazos y, al pasar a mi lado, me miraste, hasta muy abajo, y pasaste tan cerca que pude oler tu sal, y supe que procedia de algo limpio. Olias exactamente como debias, llevabas vaqueros y te adentraste en el agua, despacio, con aquella piedra enorme, mientras el agua iba subiendo, mas adentro, mas arriba. No llegaban ruidos de tierra. Habia silencio en las masas. Y cuando el agua te llego a las caderas, te paraste, y con el mar hasta el vientre, me esperaste, y cuando llegue, tenias los brazos rojos. Estabamos de pie en el mar. Estabamos de pie en la luz. Tu eras alto y flaco, yo era baja y estaba desnuda, y arrojaste la piedra mas grande del mundo. Y lo hiciste por mi. Y aunque no llego muy lejos, tampoco se trataba de eso. Despues nos quedamos sentados en la hierba, teniamos frio, no dijimos gran cosa. La basura flotaba en el borde del agua, casi todo el mundo se habia marchado, y entonces me rodeaste con el brazo y dijiste: Soy realista y de ciencias, y lo dijiste con una sonrisa y no tuve nada que replicar a eso. Yo trabajo en una guarderia, dije, y retomamos el silencio. Estabas manipulando un sedal y yo simulaba no fijarme en lo que hacias. En lo grandes que tenias las manos. En lo largas que tenias las pestanas. En como se te abria la boca cada vez que mirabas mar adentro, como si anoraras algo, como si te inventaras algo. Estabamos muy pegados el uno al otro. Tambien la piel tiene un lenguaje. Al montarnos en el ultimo autobus, ya eramos novios. Al bajarnos, me diste el anillo. Ya no hay ni un tu ni un yo, me dijiste, y tuve la certeza de entender a que te referias. Habias trenzado el sedal para formar un circulito que me pusiste en el dedo. El anular izquierdo, vena amoris, llega directamente al corazon, me susurraste. Era un anillo de sedal transparente, firmemente trenzado y de puntas afiladas, y despues de ponermelo, lo ajustaste y le hiciste un nudo. El sedal de pesca es lo mas fuerte que hay, me dijiste, y luego lo cortaste con los dientes. Te metiste mi mano entera en la boca. El sol estaba desapareciendo y la sal ya empezaba a picar sobre la piel. Note enseguida que era un anillo incomodo, un anillo que iba a molestarme, pero tu decias que era fuerte, mas fuerte que el oro, mas fuerte que la sangre, que ya no habia ni un tu ni un yo. Este anillo no se rompera nunca, esas fueron tus palabras y tuviste razon. Asi fue como nos prometimos, con un sedal. Y recuerdo aquel dia. Recuerdo como nos hicimos mayores el uno al otro. Como insistimos en no ser una casualidad. La primera noche. Las primeras palabras que siguieron. Como ya nada parecia casual.

  • Te enamoraste de mi sin saber que era yo de Patricia Hervias

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    ?Que harias si la vida te pusiera delante al hombre de tu vida?

  • Agua de Limon de Clara Fuertes

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    Me llamo Clara. Clara, como la mujer anciana de la portada de este libro. Era mi bisabuela. A su lado reposa mi madre. Tenia la misma edad que yo. Tan solo doce anos. Doce anos no son nada, apenas el inicio de una primavera que esta aun por florecer; pero fue precisamente a mis doce anos cuando recibi su herencia, hecha de palabras, de memorias, entre almohadones y susurros. Durante las largas siestas de su ultimo verano, mi abuela Magui me relato su vida, la recupero para mi. Vivencias unicas, la historia de nuestra familia en un momento tragico en el que Espana se moria de tristeza. <>.

  • La carcel de cristal de Fran L. Gonzalez

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    El hermano de Marta Urriaga, una periodista critica al regimen franquista, ha aparecido muerto en el manicomio de Miraflores tan solo cinco meses despues de que lo ingresaran, debido a su condicion homosexual, castigada y perseguida en la Espana nacionalcatolica, impuesta por los vencedores de la Guerra Civil. Segun la version oficial, se trata de un suicidio, sin embargo, su hermana duda de que Carlos muriera asi.

  • Requiem. El origen de David J. Jones

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    Una humilde cabana sera testigo del nacimiento de un nino con un don nunca visto, capaz de elevar el concep-to de musica hasta unos niveles jamas explorados anteriormente por la humanidad.

  • Casada, contigo de Pilar Parralejo

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    La melodia de una famosa cancion de Whitney Houston resonaban en la suite, y el aroma de las velas de rosa y vainilla se mezclaban con el del bano de burbujas de mora que Audrey se estaba dando. Adoraba su vida justo en ese momento, donde su felicidad no podia ser mas plena. Todo en ese preciso momento era mas que perfecto. Las luces bajas en la habitacion, el champan enfriandose, una heladera llena de fresas. Era un dia perfecto. Otras chicas probablemente preferirian una cena romantica en un restaurante lujoso en el centro de la ciudad, otras, quizas, preferirian pasar la noche entre las sabanas de su amado, pero ella estaba en Las Vegas. El padre de Sam habia recibido, como premio de su empresa, una noche en la ciudad de los excesos para dos personas y, como tanto Sam como Audrey estaban felices por cumplir un ano de novios, el senor Pear les regalo el primer viaje de sus vidas. Y alli estaba ella, dandose un bano super relajante y super romantico mientras hacia tiempo para que Sam volviera de su paseo por el hotel, luego bajarian juntos al restaurante y cenarian alguna exquisitez antes de pasear por las calles de aquella ciudad. Cerro los ojos y se dejo llevar por la musica, imaginando, con aquellos acordes, como seria su vida si todo siguiera por ese camino. Salio del bano envolviendose en un suave y esponjoso albornoz y se abrazo con el. Ya se acercaban las nueve de la noche y debian ir a cenar. Sam no subia a la suite y por un momento penso que quizas esperaba que ella bajase para reunirse con el, asi que no dudo que hacer. Corrio a por su reducido equipaje y saco de el un precioso vestido que habia comprado para la ocasion: blanco, fino, muy elegante, con un decorado metalico en la zona de los pechos y finos tirantes de brillantes que hacian aun mas marcado el ya de por si acentuado escote. Un vestido con dos telas y dos cortes: por encima de la rodilla en la parte frontal y por los gemelos en la parte trasera. De la maleta saco una bolsa de tela en la que habia un par de zapatos de tacon a juego. Antes de vestirse dio vueltas por la habitacion abrazada a esa ropa. --!Oh! ?Te imaginas que en un arrebato te pide que te cases con el? --Exclamo, dejando volar su imaginacion--. Ya iria de blanco… --Sonrio hundiendo la cara en el vestido--. Solo llevamos un ano. Es imposible que con tan poco tiempo… Le encantaba fantasear con el amor. Le encantaba imaginar que el era tan romantico como ella, aunque en realidad el era un chico, y como tal, el romanticismo lo veia de otra forma. Le encantaba imaginar un futuro en el que nada ni nadie podria separarlos. Termino de vestirse, recogio su larga y ondulada melena color chocolate de forma que le caia por un hombro dejando toda la espalda al descubierto. Se miro al espejo y lanzo un beso a su reflejo antes de coger el micro bolso y salir de la habitacion. Se sentia tan feliz que se veia radiante, y todos parecian poder apreciar su resplandor. Sonreia a todos, saludandolos animadamente mientras caminaba hacia el ascensor. Bajo con una sonrisa en los labios hasta la planta baja y camino hasta recepcion con intencion de preguntar por su novio cuando, de pronto, sintio como si alguien le hubiera dado un golpe en el estomago seguido de un punetazo en la cara. ?Aquel que se besaba apasionadamente con aquella mujer era Sam? Se acerco despacio al salon repleto de asientos de cuero negro con el pulso tan acelerado que parecia un solo latido y ahi estaba el: Sam. Su Sam. El chico con el que llevaba un ano de relacion y con el que habia venido a celebrar su primer aniversario. Se dejo caer en uno de los asientos y se cubrio la cara con un cojin, tratando de borrar la horrible imagen que se habia grabado en sus ojos. Sam tenia las manos metidas por debajo de la falda de esa muchacha, apretando sus muslos contra si mientras la besaba de una forma que ni siquiera habia hecho con ella. Lo peor era que no estaba enfadada. En ese momento no era ira lo que tenia, sino un dolor en el pecho, un dolor tan intenso que le impedia pensar con claridad. Sam se puso en pie arrastrando a esa chica consigo. Ella sonreia juguetona mientras el le susurraba algo en el oido. La nueva pareja paso por al lado de Audrey sin que el se diera cuenta de que la chica que estaba sola a pocos metros de ellos era su novia. Cuando Audrey perdio de vista a ese par supo que ahi acababa de terminar su relacion. Ella no era de las que perdonaban infidelidades, no era de las que toleraba una mentira, no era de las que dan segundas oportunidades. Tendria veintiun anos, pero tenia bastante conocimiento de la vida como para saber que una infidelidad no es solo una falta de respeto, sino de amor, y si Sam no valoraba su relacion, ella no podia hacer nada. Tampoco iba a llorar. Beberia hasta perder el conocimiento y por la manana volveria a casa sin mas, acortando un dia aquel que habia prometido ser un fin de semana de cuento de hadas. Atraveso el vestibulo para ir derecha a uno de los muchos bares de aquel magnifico complejo y se sento en uno de los taburetes que perfilaban la barra. La primera copa no tardo en llegar, ni la segunda, ni la tercera, y tampoco la cuarta. Pero siempre que tomaba algo con alcohol, por poco que fuera, siempre sentia la imperiosa necesidad de ir al bano. Y ahora no iba a ser diferente. Aunque aguantase como una campeona aun con la vejiga a punto de estallarle. Aun no estaba borracha. Habia bebido tan seguidas las cuatro copas que su organismo no habia tenido tiempo de asimilar la primera. De camino a los aseos cruzo miradas con un guapo desconocido que sonreia en su direccion. Busco a su alrededor a otra persona a quien pudiera ir dirigida esa sonrisa seductora, pero no encontro a nadie, asi que le sonrio en respuesta. Su expresion no habia mostrado una sonrisa sincera, sino mas bien una mezcla forzada entre cortesia e incredulidad. Orino como si se hubiera bebido el Lago Ness, se miro en el espejo, se humedecio la cara con cuidado de no estropear el maquillaje y salio, creyendo que iba tan derecha como una modelo en una pasarela. Nada mas lejos de la realidad. El alcohol habia empezado a hacer efecto de una manera exageradamente efectiva (si es que queria perder la razon). Se acerco al guapo de mirada cristalina y de sonrisa seductora y se sento frente a el. --Hola… --saludo, intentando mostrarse sexy e irresistible, pero lejos de conseguirlo. --Hola --sonrio el--. ?Has venido sola? --No. He venido con el capullo de mi… --empezo a gimotear, arrugando el rostro pero sin soltar ni una lagrima--. Ex. Eso es lo que es ahora mismo. El esta en una de las habitaciones con una chica que ha conocido esta tarde, espero. Y yo estoy… Creo que borracha. --Tranquila. Quedate aqui y bebe agua o come algo para que se te pase. --Me llamo Audrey Doherty. Pero todos me llaman O, ?y tu? --Edward. Edward Harrelson. Pero todos me llaman Eddie o Ed. --Tienes un nombre sexy. --Tu tambien. Y ademas una bonita cara y una figura muy sensual. Las insinuaciones no habian hecho mas que empezar, pero Audrey no dejo de beber, y cada vez que Edward pedia una copa, ella pedia otra, hasta que ya ni siquiera supo su nombre. El sol matutino entraba a raudales por la cristalera de su suite. Se llevo las manos hasta las sienes como si con ese gesto pudiera conseguir que doliera menos, pero parecia tener una docena de pajaros carpinteros martilleandole el cerebro. Al cubrirse la cabeza con la sabana se dio cuenta de que estaba completamente desnuda. Miro a su lado temiendo encontrar a alguien que no fuera Sam, pero ese pensamiento le devolvio a la realidad: Sam la habia enganado, y lo habia hecho con un descaro ofensivo, asi que ni siquiera Sam debia estar a su lado. Evidentemente estaba sola, pero tenia el vago recuerdo de haber llegado acompanada a la suite. --?Aquel guapo desconocido de sonrisa bonita? ?Un botones…? !Que mas da! Se incorporo sintiendo aun mas fuertes las punzadas de sus sienes, pero siguio hasta ponerse en pie y fue derecha al cuarto de bano. Tenia claro lo que debia hacer, y lo que debia hacer empezaba por una buena ducha. Al quitar el vaho del espejo para mirarse pudo ver un chupeton en su escote, en la parte de arriba de su pecho derecho. Un chupeton que parecia haber hecho un muerto de hambre, un chupeton grande y oscuro. --Madre mia, ?Y esto? --dijo mirandose el cuello, donde habia otro mas de iguales caracteristicas. Trato de pensar que habia hecho despues de levantarse de la barra para ir a orinar, pero un recuerdo confuso era todo lo que lograba alcanzar. Se habia sentado en la mesa de aquel tipo, pero nada mas, no recordaba nada mas. Ni siquiera como diablos habia llegado hasta la suite. Despues de vestirse no tuvo muchas vueltas que darle. Bajo a la recepcion para cancelar su estancia en el hotel, pidio un taxi y horas despues, estaba sentaba en un asiento en primera clase del vuelo que le devolveria a la realidad. Ni siquiera habia visto a Sam despues de que se fuera con la chica a la que habia estado manoseando y besuqueando frente a ella. No supo donde habia pasado la noche o con quien. No lo busco, y tampoco el la habia buscado a ella, asi que dio por hecho que ni siquiera iba a pedirle disculpas por lo que le habia hecho. Pero tampoco necesitaba que la buscase para llenarle la cabeza de mentiras.

  • Los numeros nos hicieron como somos de Caleb Everett

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    Los numeros han formado la mayoria de las culturas. Transformaron los patrones humanos de subsistencia, dieron una posibilidad de expansion y de dominio sobre nuestro entorno a la vez que permitieron el impulso de otras tecnicas como la agricultura, la astronomia y posteriormente la arquitectura (babilonios, sumerios, egipcios…), esenciales del saber humano e inconcebibles sin la especulacion numerica. Por todo ello, Everett defiende que los numeros han cambiado directa o indirectamente las culturas y el saber humano, tanto en su vertiente social como espiritual.

  • Buscando mi camino (Los hermanos Fuller 2) de Kate Dawson

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    Segunda parte de la serie de Los hermanos Fuller. Nos encontramos aqui con la historia de Pierce, el mayor de los hermanos.

  • Haz como el gato de Stephane Garnier

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    La clave para el bienestar: ser un poco mas como tu gato.

  • La cita de al lado (Cita para Rehacer 3) de Susan Hatler

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    Lo unico peor que deshacer las maletas es deshacer las maletas dos veces, y estoy deshaciendolas por tercera vez desde que me mude al centro de Sacramento. Si, !yo! No. En mi agenda, deshacer las maletas esta a la altura de fregar la olla despues de hacer macarrones con queso, quitar chicle de la suela de mis zapatillas favoritas o intentar encontrar una habitacion de alquiler en una casa compartida con alguien que no conozco. Asi que me converti en la reina del courchsurfing... hasta aquel dia. Previo a saltar de sofa en sofa por los apartamentos de mis amigos del centro, habia estado viviendo con dos de mis cuatro hermanos a las afueras de la ciudad y me habia cansado de ir al trabajo. ?Trafico en hora punta dos veces al dia? Paso. Tras vagabundear en el sofa de mi amiga Krista y luego en el sofa de mi amiga Abigail, me encontraba oficialmente de alquiler en una habitacion de la casa de mi mejor amiga de la infancia, Lucy Remington. Lucy y yo siempre habiamos hablado de compartir residencia en la universidad, pero luego ella se marcho a Princeton mientras yo entre en la universidad local, en U.C. Davis. Tras todos aquellos anos, Lucy y yo viviamos juntas por fin. Me encontraria saltando de alegria si no hubiera estado, ya sabeis, deshaciendo las maletas. Inspeccione mi nueva habitacion en su elegante casa adosada: techo alto, ventanas con adornos blancos con cortinas romanas y mi colchon doble, somier y foto que habia usado desde la universidad. Mi mirada se poso en Lucy mientras ella alzaba uno de mis vestidos de verano hasta su pecho y luego examinaba su reflejo en el espejo de cuerpo entero de la habitacion. Ella acababa de sacar ese vestido de una de las muchas cajas de carton que yo habia subido por las escaleras de la nueva casa adosada de Lucy, que su madre le habia comprado (pago en efectivo, fijate) solo para que Lucy viviera cerca de sus padres. Debia ser genial aquello. Lo ultimo que me compro mi madre fue una caja de dulces en el cine cuando vimos la ultima pelicula de Jennifer Lawrence. Pero, en defensa de mi madre, mis padres no estaban tan bien situados como los Remington. Lucy tenia una tarjeta de credito de sus padres sin limite de saldo y compraba en boutiques de disenadores, mientras que yo normalmente compraba mi ropa en estantes de rebajas y tiendas de segunda mano. A pesar de nuestras polaridades financieras, nacio una fuerte union entre nosotras cuando eramos ninas. Mis hombros se tensaron cuando colgue una chaqueta de mezclilla en una percha y despues la coloque en la percha dentro del armario. Desembalar, desembalar sin fin... Luego agarre un par de vaqueros, los doble y meti en un cajon de la comoda y me di la vuelta en busca del vestido de verano que mi amiga habia estado sosteniendo y que, en aquel momento, se encontraba arrojado en la caja que acababa de vaciar. --!Lucy! --Recogi el vestido mientras ella se volvia hacia mi, con su mano tocando la chaqueta que yo acababa de colgar. Ella retiro la mano y puso una mirada inocente. Sus ojos se agrandaron. --?Que pasa, Hannah? --Te estas perdiendo toda la parte de deshacer las maletas --dije, inclinando la cabeza hacia la izquierda, haciendo rebotar mis rizos oscuros sobre mi hombro--. Te ofreciste a ayudar, no a trabajar en mi contra. --Estoy tan emocionada de que finalmente vivamos juntas --Lucy sonrio y luego tomo el vestido y lo puso en una percha mientras yo regresaba a por otra caja aparentemente sin fondo--. Compartir ropa es practicamente un requisito de companeras de casa. Solo estoy revisando mis opciones. --Oh, ?es eso lo que estas haciendo? --Me rei mientras ella indagaba mas profundamente en mi armario casi a reventar. El armario de Lucy estaba lleno de Prada y Gucci, mientras que el mio tenia hallazgos de tiendas de segunda mano y compras gangas. Combinados, nuestros conjuntos de ropa serian definitivamente unicos. --Pero ninguna de estas faldas negras lisas o abotonadas va a funcionar en mi cita de esta noche --gruno Lucy, arrojando un par de opciones rechazadas por encima de su hombro, de vuelta a una caja de carton--. Este es el ultimo intento de encontrar un novio con el que puedo contar antes de renunciar a ello para siempre, asi que mi look tiene que reflejar ese objetivo o voy apanada. --Sin meter presion, eh --dije, levantando una ceja. --?Vale? Bueno, si Derek me estuviera preparando la cena en casa, uno de estos conjuntos podria haber funcionado, pero me llevara a The Boat House a cenar. ?Sabes ese restaurante en el rio en Old Sac? Asenti con la cabeza, sintiendo un poco de envidia. --Debe ser genial tener una cita. --Saliste con Patrick por alli durante un tiempo --dijo, mirandome de una forma que explicaba que no le gustaba Patrick y que no es que lo echara de menos exactamente. --Patrick era agradable --dije, encogiendome de hombros--. Solo que un poco tambien... extravagante para mi. --Yo tambien soy algo extravagante --Ella asintio, agarrando un punado de la nueva ropa de oficina que habia comprado tras mi reciente promocion laboral --. Asi que tampoco encuentro vestuario para mis citas. --Es mi nueva ropa de trabajo, ?vale? --dije, ordenando el desorden de Lucy. De hecho, habia estado arreglando el desorden de Lucy desde el primer dia de la escuela primaria cuando accidentalmente se le cayo la bandeja de la cafeteria en el comedor y lloro. Limpie su desastre, comparti mis rodajas de manzana con ella, y nos convertimos en las mejores amigas desde entonces. Me quede mirando mi nuevo look de oficina y suspire. --He soportado mucha presion en el trabajo desde que mi jefa renuncio y emprendio su propio negocio de maletas. --Jennifer, ?verdad? Pense que te habia ascendido antes de irse. --Lo hizo, pero ahora tengo que estar a la altura del aumento de sueldo impresionando a un cliente que mi nuevo jefe quiere que consiga. --Tu nuevo jefe todavia te esta probando, ?eh? --Por no decir otra cosa --dije, estudiando la falda de tubo a rayas que sostenia, que era una desviacion de mi estilo normalmente mas informal--. Si no logro que este cliente firme, creo que mi jefe me va a despedir. Yo no era su eleccion para el trabajo y Jennifer tuvo dificultades para convencerlo de que me diera una oportunidad. Solo tengo esta oportunidad, asi que no puedo desaprovecharla. Llevaba dos anos trabajando en la prestigiosa empresa de marketing Haskell & Haskell y recientemente me habian ascendido a jefa del recien creado departamento de redes sociales. A pesar de mi experiencia en la empresa, a Peter Haskell, el director ejecutivo, no le encanto que fuera licenciada en sociologia. Todo giraba en torno a quedar bien en el papel y aparentemente mi curriculum no se ajustaba a mi sueldo. Yo no era su primera (o segunda) opcion para el puesto, por lo que se dedicaba a examinar todos mis movimientos en la oficina. Afortunadamente, Jennifer habia convencido al Sr. Haskell de que me dejara dirigir el departamento de redes sociales, algo imprescindible en el mundo del marketing actual. Pero tenia que demostrar mi valia y hacerlo rapidamente. ?Mi prueba? Contratar a Ray Livingston para Haskell & Haskell, el millonario disenador de moda que se hizo a si mismo. ?El problema? Todas las demas empresas de la ciudad querian su cuenta. ?Nivel de estres? Alto. ?Como podria yo, Hannah Griffin, con una falda de ganga y tacones de tienda de segunda mano impresionar al multimillonario Ray Livingston? Si, eso es lo que todavia estaba tratando de averiguar. Pero pense que comenzar con un atuendo de trabajo sobrio (lease: aburrido) no haria dano. Lucy puso una mano en mi hombro, haciendome saltar. --No te preocupes, Han. Vas a conseguir a ese cliente y luego tu jefe se dara cuenta de que Jennifer tenia razon al promocionarte. --Gracias por tu fe, pero no lo se... --Mi estomago se revolvio. La cabeza me dio vueltas. Cada segundo que dedicaba a deshacer maletas era un segundo en el que podria estar elaborando una estrategia sobre como conseguir ese nuevo cliente. Pero no parecia estar progresando en el frente de desembalado gracias a que mi mejor amiga seguia centrada en su cita. Mire alrededor todo el desorden en mi habitacion y entre en panico. --Me van a despedir. --No, lo tienes hecho --Ella me dio un pequeno apreton en el hombro--. Se que lo haras. --No estoy tan segura --dije, deseando por primera vez haberme graduado en marketing para que el senor Haskell estuviera mas contento conmigo. En realidad, habia elegido estudiar sociologia porque parecia que me iba bien en esas clases y las disfrutaba. Me gradue, consegui un trabajo y tres anos despues todavia no habia encontrado mi pasion hasta que consegui el trabajo como asistente de Jennifer y poco a poco me di cuenta de lo que queria hacer a tiempo completo: marketing en redes sociales. Era mi oportunidad. Realmente pensaba que era buena en eso y creia que podia ayudar a Ray Livingston a mejorar la visibilidad de su marca a traves de las redes sociales. Tenia grandes ideas. El problema era que yo era una joven de veintiseis anos cuyo curriculum decia: sociologia, camarera y asistente. ?Quien escucharia mis sugerencias? No Peter Haskell, eso estaba claro. --Le vas a encantar a ese cliente --insistio Lucy, mirandome a los ojos y asintiendo con la cabeza como si estuviera segura--. Te lo vas a quedar. --?Pero como? --pregunte, recogiendo mis nuevos tacones negros y mostrandole un rasguno que no habia notado antes. Senti que era injusto que no venir de una familia adinerada me dejara en desventaja--. Ray Livingston no me tomara en serio si cree que no luzco como una profesional, lo cual admito que no importa en este momento ya que ni siquiera puedo lograr que conteste mis llamadas o que me llame por telefono. Este tipo es multimillonario, Lucy. Necesito tacones de Christian Louboutin para dar una buena impresion, no tacones de segunda mano.

  • La mirada de Cleopatra de Anabel Garcia

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    <>, frase machista donde las haya y por desgracia demasiado habitual para los oidos de una servidora.
    Me llamo Cleopatra, un nombre muy tipico para una madrilena, ?verdad? Me considero una mujer inteligente, atractiva, algo alocada, y admito que tengo un caracter bastante peculiar, tirando a insoportable, aunque he de alegar en mi defensa que soy insufrible solo con quien yo quiero, pues entre mi circulo de confianza resulto ser encantadora. Soy una prestigiosa pediatra y tenia mi vida muy bien organizada, o al menos eso creia yo, hasta que en la fiesta de cumpleanos de mi companero de piso, descubri, por casualidad, que todo mi mundo era una gran mentira.
    Al destaparse tan repentinamente mi verdadera identidad, y por motivos que ni yo comprendia, me vi obligada a huir hasta Alejandria, donde descubri, para mi sorpresa, que soy la unica descendiente viva de la ultima faraona que reino en Egipto hace mas de dos mil anos, o sea de Cleopatra VII. Pero ?que pinto yo en toda esta historia?, ?para que me buscan? ?Podre volver a confiar en alguien?, ?y si ese alguien se llama Marco Antonio y es romano?… !Ni loca!
    Esta novela encierra una vertiginosa trama que nos transportara a la epoca faraonica en paralelo con la actualidad y que nos sumergira en leyendas sobre maldiciones e intrigas familiares. Todo ello de la mano del amor y la pasion, ademas de grandes dosis de humor.
    ?Sera la historia de Cleopatra y Marco Antonio tal y como nos la habian contado?

  • Cuando desapareciste de John Marrs

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  • El ultimo paraiso de Antonio Garrido

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    En 1929, el joven y avezado Jack Beilis conducia su propio automovil, vestia trajes a medida y frecuentaba los mejores clubs de Detroit. Pero la brutal crisis que aquel ano azoto America lo arrojo, junto a millones de compatriotas, al hambre y la desesperacion.
    Desahuciado y perseguido por un oscuro crimen, embarcara junto a su amigo Andrew hacia la legendaria Union Sovietica, el idilico imperio en el que cualquier hombre tenia derecho a trabajar y ser feliz, sin sospechar los extraordinarios avatares que les tenia reservados el destino.
    Inspirada en hechos reales, con El ultimo paraiso Antonio Garrido funde magistralmente thriller, amor y novela historica en la dramatica epopeya de un superviviente en un mundo dividido. Un formidable fresco de una epoca convulsa que dio un nuevo rumbo a la historia.

  • Si amarte es un error (Para toda la eternidad 2) de E. L. Todd

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    Cayson y Skye disfrutan de su felicidad durante los meses de invierno. Comparten cama todas las noches y pasan juntos todas las horas del dia. Pero su relacion fisica aun no ha despegado. Skye se da cuenta de que le da miedo llegar a algo mas intimo porque nunca podrian volver a ser amigos si su relacion no saliera bien. Cuando se lo confiesa a Cayson, su respuesta lo cambia todo.

  • Nico, por favor de A. M. Irun

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    Recuerdo como le conte a Raul que creia estar colada por una chica. Estabamos en la biblioteca de la Facultad. Ambos cometimos la insensatez de querer convertirnos en periodistas y desde que nos conocimos durante el primer dia de carrera ya no nos hemos vuelto a separar. Estabamos sentados frente a frente, con un monton de folios y fotocopias esparcidos por la mesa, subrayabamos y haciamos anotaciones al margen de nuestros apuntes. Cualquiera que nos hubiera visto desde fuera hubiera pensado que estabamos estudiando, pero un zoom a la mesa habria revelado que las notas al margen eran monigotes y el subrayado localizaba palabras a lo largo del texto con el que formar nuevas frases. Raul me paso un folio con su subrayado especial. Lei las palabras resaltadas: “Esto es… un… sopor”. Me rei y la bibliotecaria me chisto pidiendo silencio. Nos quedamos mirando un momento y Raul pudo ver como mi gesto cambiaba, me mordia el labio y le miraba con preocupacion. --?Que te pasa? --susurro Raul. La bibliotecaria volvio a chistar. Alcance mi movil, reflexione durante unos segundos y le escribi un mensaje. “Creo que me he enamorado”. Cuando Raul lo leyo no pudo contener la sonrisa y se recoloco en el asiento. “Vamos a la cafeteria y me lo cuentas”. Envio el mensaje y me miro. Negue con la cabeza. “No podria contarte esto en voz alta”. Raul escribio a toda velocidad. “?Por que?”. Volvi a morderme el labio. Los pulgares me temblaban. “Porque es una chica”. Escribi lo mas rapido que pude y le di a enviar sin pensarlo dos veces. Los ojos de Raul se abrieron como platos. En ese momento, se le pasaron mil cosas por la cabeza, como mas tarde me confesaria. Que si ya sabia que me iba el rollo bollo, que si pobre de mi, que si pobres de mis padres, que si ahora voy a vivir como yo quiero. Tardo unos segundos en volver a escribir. “Vale. Me lo cuentas cuando quieras :)” Sabia que necesitaba tiempo, que primero tenia que asumirlo yo para poder contar mi historia. Pero tambien sabia que Raul no iba a dejar que me lo callara mucho tiempo mas. H a b ia a bie rt o u n a r e n dij a d el a r m a rio y la lu z m e c e g a b a , p e r o la b ris a q u e e n t r a b a p a r e c ia d ulc e y s u a v e. Capitulo 2 La chica del metro Lo que no recuerdo muy bien es cuando me fije en esa chica. Simplemente, un dia la vi. Bueno, ya la habia visto varias veces antes como parte de ese elenco de extras que me acompanan todas las mananas en el metro y que me dan cierta sensacion de seguridad y casi familiaridad. Pero un dia, no se cual, la mire. Ya he comentado que tiene ese tipo de belleza que solo muestra a quien ella quiere, asi que es probable que fuese ella quien eligiera el dia para mostrarse a mi. Y yo pique. Un dia tras otro. Suele calzar zapatillas de deporte. Alguna vez botas. Siempre vaqueros y una cazadora azul marino con capucha y con pinta de ser muy calentita. Nunca la he visto con el pelo recogido. Lo lleva suelto, negro y de un liso que solo puede ser recien planchado. Y solo en una ocasion, la he visto con gafas, asi que supongo que de normal usa lentillas. Me sudan las manos. Las tengo metidas en el bolsillo de la cazadora y manoseo el papel doblado con mi nombre y mi numero de telefono. Las saco para que se sequen. Tomo aire. Llega un tren y miro el reloj. No es este. Dejo que el mundo entre y salga mientras yo apoyo la espalda en la pared de la estacion. El siguiente tren llegara en dos minutos, anuncia el cartel luminoso. Visualizo la situacion. Siempre me viene bien cuando estoy nerviosa. Bajamos en la misma estacion, con un monton de personas mas porque es un punto neuralgico de la red de metro. Me hare un hueco entre la gente, le tocare el hombro y le dare el papel. No creo que le diga nada. Estoy segura de que lo entendera. Tendria que haber traido un libro, meterle el papel entre las paginas y decirle que se le habia caido o algo asi. Normalmente va con los auriculares escuchando musica y moviendo los labios mientras canta tan bajito que ni su nariz podria escucharla, pero la he visto alguna vez con El senor de los anillos. Muy pocas veces. Seguro que lo coge con muchas ganas por las mananas pero luego se arrepiente de cargar con semejante tocho en la mochila todo el dia. Durante todo este tiempo he estado inventandome una personalidad para ella. Me imagino haciendo escapadas de fin de semana con ella, alquilando un coche y discutiendo por que musica poner (a mi me gusta Lady Gaga y a ella Kings of Leon). Estudia Fisioterapia o Educacion Fisica porque siempre le ha gustado el deporte, sobretodo el balonmano. Seguro que es una buena extremo: delgada pero musculosa y agil. El eco del tren que llega por el tunel me saca de mi mundo de fantasia y noto que algo me hace sombra repentinamente. Cuando levanto la vista, veo a un equipo de jugadores de baloncesto que se van a meter en mi mismo vagon. Nuestro vagon. No, no, no, no. No puede ser. Son como torres enormes y estan especializados en hacer bloqueos y pantallas. Me van a joder el plan. Les miro con odio pero apenas perciben mi existencia desde sus dos metros de altura. Mierda. Capitulo 3 El parto Una vez la chica del metro se sento junto a mi. Casi se me salio el corazon del pecho. Incluso ahora mientras lo recuerdo estoy empezando a tener palpitaciones. Yo habia encontrado un asiento libre en nuestra zona del vagon y me lance a el. Habia salido a correr el dia de antes despues de mucho tiempo sin hacerlo y no podia con mi vida ni con mis muslos. Estaba tan cansada que me daba igual si la chica del metro subia o no. Pero subio y, llamalo casualidad, llamalo destino, la senora que estaba sentada a mi izquierda se levanto y salio del vagon, por lo que la chica aprovecho y se sento a mi lado. Tarde un poco en darme cuenta de eso. Como digo, estaba agotada y todavia era martes. Como hoy. Levante la vista y me vi reflejada en la ventana de enfrente. Al estar en un tunel, la ventana se habia ennegrecido y hacia de espejo. Entonces la vi sentada a mi lado, aunque mirando hacia otro lado. Me quede paralizada, como si tuviera a un doberman salivando y mostrando sus dientes afilados justo en mi oreja. Llevaba los auriculares, como siempre, tenia una mano apoyada en la barandilla junto a su asiento y la otra en su muslo derecho que estaba a un dedo del mio. Sin pensarlo dos veces, hice desaparecer esa distancia y pegue mi muslo al suyo. El calor me inundo. Era agradable y horrible a la vez. Se me acelero el corazon y empece a respirar de manera entrecortada, pero no separe el muslo y ella tampoco lo retiro. Veia por la ventana que ella seguia mirando hacia el otro lado, pero su mano derecha ganaba terreno milimetro a milimetro en su muslo, hasta que su dedo menique rozo mi pierna. Quise gritar, quise abrazarla, besarle. No dejaba de sonreir. Entonces, como ahora, alguien interrumpio el momento. Una embarazada habia puesto su bombo justo delante de mis narices y carraspeo un par de veces. Pille la indirecta y le cedi el asiento. La muchedumbre y mi estado de estupor hicieron el resto y me deje arrastrar hacia el fondo del vagon, lejos de aquel menique. Maldije a todo el tren, embarazada y bebe incluidos, de la misma manera que ahora maldigo al equipo de baloncesto que tengo delante y que no paran de reir y hablar muy alto (en todos los sentidos) y que apenas me dejan ver la puerta de entrada por la que tiene que hacer aparicion mi chica. Mi chica. Siento hormigas en el estomago cada vez que lo pienso. Llegamos a su parada y entra puntual al vagon. La veo entre el poco espacio que hay entre los cuerpos de los jugadores y veo que tambien le sorprende y le fastidia de alguna manera su presencia, pero no alcanza a verme. Pienso que en algun momento se iran y tendre via libre para mirarla. Pero no. Permanecen en el vagon durante todo el trayecto y se bajan en la misma parada que nosotras y que la mayoria de la gente. Avanzamos en manada, casi arrastrandonos y empujandonos unos a otros. Los jugadores de basket estan en todo momento entre la chica del metro y yo, haciendome pantalla. No puedo hacerme un hueco de manera elegante. Tendria que empezar a dar codazos o escurrirme de manera poco natural entre la gente. Veo que se escapa, que es arrastrada por la masa a lo largo del intercambiador hasta que el camino se bifurca y ella toma una salida y yo la otra. Me niego. No he reunido todo el valor que tengo y que no es mucho para que al final me vuelva a casa con las manos vacias. Me doy media vuelta y lucho a contracorriente para seguir los pasos de la chica. Tengo que darle el papel como sea. !Como sea! Parece un parto. Sudo. Empujo, la gente me mira mal, me pisa. Yo tambien piso y pido perdon cada dos pasos. Conforme avanzo, noto que la masa se hace menos densa, que hay mas hueco, y respiro aliviada. Corro hacia la otra salida, busco con la mirada a la chica y la encuentro subiendose a otro tren. --!Espera! --le grito. Ha sido una tonteria gritarle, lo se, me ha salido de muy adentro, de donde salen las cosas sin sentido. Pero la chica se gira y me ve. Le saludo con la mano y con la sonrisa mas bonita que tengo, pero nada mas. Estoy paralizada. La empujan hacia el interior del vagon y ella me mira con gesto triste. Le miro extranada y ella niega con la cabeza. El tren emprende la marcha y desaparece de la estacion.