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  • Donde la vida nos lleve de Monica Mira

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    ?Como sobrevive el amor al paso del tiempo? ?Se puede querer incondicionalmente a otra persona?

  • Dame una cita, Lucia de M. Cavani

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    Lucia lleva alrededor de un ano asegurando estar enamorada de su primer novio cuando el que le gusta es otro, Luciano, el chico consentido de la secundaria Eyre y la proxima sensacion del futbol internacional; pero que pasara cuando ya no pueda resistirse a lo que siente por el, ?sera capaz de vencer sus temores y arriesgarse por amor, o tal vez sea demasiado tarde?
    Dame una Cita, Lucia es una novela juvenil de la autora de Quinceanera.

  • Deseos desordenados. #Need de Barb Capisce

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    Volver no siempre es facil, el origen a veces significa enfrentar recuerdos que creias olvidados, develar secretos que por mucho tiempo se callaron, abrir cajas que debieron permanecer cerradas. Vince debio haberlo sabido.

  • El sotano de Natasha Preston

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    Tienes que conocerle para escapar de el.

  • Seduciendo Al Jefe de Mia Ford

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    Cliff Sali del ascensor y respire profundamente. Era lunes, el peor dia de la semana para la mayoria, pero el dia en que me senti vivo despues de un largo fin de semana de aburrimiento. Me encantaba trabajar desde siempre. Me encantaba el desafio, el dominio, probarme a mi mismo que estaba ganando en el juego de la vida. La gente pensaba que no era un juego… bueno, se equivocaban o, simplemente, estaban demasiado asustados para jugar. Asi es como siempre lo he visto yo y me ha ido bien. Sonrei mientras veia a mis empleados corriendo de un lado a otro para realizar sus tareas y mantener los trabajos a los que se aferraban desesperadamente. Tenia un gran personal y estaba muy agradecido, aunque tambien les pagaba muy bien. Probablemente, por eso trabajaban tan duro. Si hicieran el mismo trabajo para cualquier otra compania ganarian la mitad del dinero. Era un hecho. Tenia muchas aspiraciones y siempre estaba haciendo cosas. Cuando tenia tiempo libre me aburria, a menos que hiciera deporte. Me encantaba estar en movimiento para no oxidarme. No entiendo que haya gente tan holgazana. Camine por el pasillo ignorando a toda la gente que me sonreia. La mayoria de ellos eran solo <> que pensaban que si conseguian mi favor les ayudaria a escalar puestos, pero la unica forma de subir la escalera era ganandosela. A diferencia de la mayoria de las empresas, no le daba los buenos trabajos a la gente que conocia. Eso era estupido. Yo le daba los trabajos a la gente que los merecia. Por eso mi compania habia crecido tanto y solo tenia treinta y dos anos. Estaba entrando en mi oficina cuando me di cuenta de que Margot, mi secretaria, estaba acompanada de una mujer alta, esbelta, con unas curvas increibles, una cara preciosa, una sonrisa muy dulce y el cabello largo de color castano. Y esos ojos… vaya, podria perderme en ellos. Era preciosa y, por un momento, hasta me puse nervioso en su presencia. No podia recordar la ultima vez que me habia puesto nervioso por algo, pues desde hacia mucho tiempo habia eliminado las emociones y las expectativas de mi vida. --?Que sucede? --pregunte. --Hola, Cliff --dijo Margot, con esa dulce sonrisa que habia llegado a apreciar. Era la persona mas pomposa que habia conocido --. Esta es Sadie Blane. --Hola, Sadie Blane --dije. Ella me saludo y yo empece a alejarme. Estaba muy ocupado y no tenia tiempo para conocer a nadie a primera hora de la manana. --Cliff. --Margot me detuvo--. Sadie se va a hacer cargo de mi puesto de trabajo. Es su primer dia. Estaba confundido. --?Como? ?Que quieres decir? Ella suspiro. --Te lo dije el otro dia, pero no lo supe hasta ayer a ultima hora y tu ya no estabas. Tampoco pude localizarte por telefono, pero recursos humanos le ha dado la aprobacion. --?De que estas hablando, Margot? --Lo dejo --dijo--. Mi madre esta empeorando. Necesito cuidarla durante un tiempo. --Siento oir eso --dije--. Lo entiendo, pero esto es demasiado repentino. Tendrias que habermelo dicho con tiempo. --Lo se y lo siento, pero Sadie es fantastica. Se acaba de graduar con honores en la estatal de Ohio. --Genial --dije--. Yo fui a Pitt, asi que lo mismo terminamos odiandonos. --Sonrei para hacerle saber que estaba bromeando--. Encantado de conocerte --dije--. Esta bien, ponla al corriente de todo, y Margot, lamento que te vayas. Cuidate. --Lo hare. Gracias. Entre en mi oficina. Estaba molesto porque Margot se iba. Era una secretaria increible. Llevaba tres anos conmigo y conocia la empresa por dentro y por fuera. Demonios, mas importante aun, me conocia por dentro y por fuera. Iba a hacer falta una persona especial para reemplazarla y no estaba tan seguro de que Sadie lo fuera. Pero era muy hermosa. Eso no lo podia ignorar. No dejaba de pensar en lo que podria haber sido conocerla en un club nocturno, invitarla a bailar y luego ver a donde nos llevaba la noche… Si, eso habria sido genial. Mire por la ventana de mi oficina a traves de la rendija de las persianas venecianas. Maldicion. Esas caderas… las piernas tan largas y delgadas, suaves pero tonificadas. Senti mi polla agitandose en mis pantalones. Me estaba excitando mucho. Joder. Me iba a costar acostumbrarme a la nueva secretaria. Intentaba mantener la regla de no salir nunca con nadie con quien trabajara, pues era como abrir la puerta a un enorme desastre. Podian salir mal demasiadas cosas, especialmente, al ser un hombre con dinero. La gente intenta aprovecharse de eso. Me sente detras de mi escritorio y puse los pies en alto. Agarre mi bola de estres y empece a apretar lentamente la mano alrededor de ella. Me vendria bien aliviar la tension que ya estaba sintiendo. Eran las ocho de la manana, pero llevaba levantado desde las tres. Siempre me despertaba a esa hora. Era la mejor manera de empezar el dia. Me despertaba, hacia pesas y luego salia a correr. Por ultimo, tomaba un buen desayuno sobre las seis de la manana. Luego pasaba una hora en el tanque de aislamiento sensorial, donde tenia las meditaciones mas increibles que uno podia imaginar. Era maravilloso. Sin embargo, incluso con todas esas practicas que ponian mi cuerpo y mi mente en un lugar armonioso, seguia siendo un manojo de nervios cuando llegue al trabajo. La verdad es que me sentia un poco sin rumbo desde que rompi con mi exnovia Alice dos semanas antes. No esperaba que me afectara de la manera en que lo habia hecho, pues tenia problemas para dejarla ir. No estaba listo para un compromiso a largo plazo en este momento de mi vida, pero cuanto mas envejecia mas dificil me resultaba recuperarme de las relaciones. ?Que me estaba pasando? ?Estaba empezando a sensibilizarme? ?Se estaba acercando la etapa de ser padre? Me estaba volviendo un solitario. Lo sabia. Al principio, cuando acababa el dia y volvia a mi casa vacia, enorme y solitaria me invadia una sensacion de felicidad. Era libre para hacer lo que quisiera. No tenia responsabilidades. Pero ahora empezaba a parecerme triste. Estaba solo todo el tiempo. Bueno, tenia amigos y me divertia bastante, pero la mayoria de ellos estaban empezando a sentar la cabeza y yo habia empezado a salir solo. A veces traia a alguien a casa, aunque estaba cansado de las relaciones sin sentido. Por otro lado, me costaba entregarme a una mujer. Tenia miedo de hacerlo, aunque no estaba seguro de la razon. Quizas era miedo al compromiso y a perder el control. Siempre habia pensado que algun dia tendria esposa e hijos, pero no queria que eso sucediera pronto. Quizas, al evitar las relaciones me estaba alejando de la verdadera felicidad. Me servi una gran taza de cafe negro. Bebi el fuerte elixir de la cafeina y pense en los fallos que habia en mi vida personal. ?Por que pensaba tanto en esto ultimamente? La puerta se abrio en ese momento y aparecio Sadie. Estaba sola, asi que me figure que Margot se habia ido y que nunca la volveria a ver despues de tres anos trabajando para mi. La rabia estaba hirviendo a fuego lento dentro de mi, ya que era obvio que la nueva secretaria no tenia ni idea de lo que estaba haciendo. Tenia que ponerla en su lugar rapidamente y establecer el orden jerarquico. No era su maldito amigo para que irrumpiera asi en mi despacho, era su jefe. --Ronald Gilding ha llamado --dijo Sadie--. Confirmo la reunion para las diez en punto, pero solo dispone de una hora y no de dos. --?Sabes que tienes que llamar a la puerta antes de entrar? -- Ella me miro como si le hubieran dado una patada en la boca del estomago--. Te he hecho una pregunta --repeti. Se lamio los labios nerviosamente y comenzo a tartamudear. --Lo siento… yo… yo solo pense… --No se entra en mi despacho sin llamar a la puerta. ?Me he explicado bien? Sera mejor que aprendas como funcionan las cosas por aqui muy rapido si quieres durar, ?me entiendes? --Eh, si --dijo--. Lo siento mucho. Salio de la oficina y entonces me di cuenta de algo interesante. --Detente --dije. Ella se quedo congelada--. Ven aqui. --Hice un gesto con el dedo. Camino lentamente hasta mi mesa. Estaba rigida y nerviosa, pero tambien guapisima. Maldicion. Mi polla se ponia mas dura a cada segundo que pasaba con ella. Pense en inclinarla sobre el escritorio y destrozar su cono apretado y humedo. Queria soltar mi carga dentro de ella. --?Que es eso que llevas puesto? --le pregunte. Senale el collar alrededor de su cuello. Era una larga cadena de oro con un corazon colgando de ella. El corazon tenia una daga atravesandolo. La pieza era interesante. --Un amigo me lo regalo. --?Que clase de amigo? --Un amigo de la familia. Por mi graduacion universitaria. --Ese amigo… ?tiene mas o menos la misma edad que tu padre? --pregunte. Ella tuvo que inclinarse para que yo pudiera observarlo de cerca, aunque tambien le eche una mirada a su precioso escote. --Si --dijo--. El es… --?Crees que ese amigo quiere follarte? --le pregunte. Ella se puso muy nerviosa mientras la pregunta flotaba en el aire. No se movio. --?Que? Eso es… --?Suena raro? Bueno, este collar es un regalo romantico. ?Que clase de hombre le da esto a la hija de su amigo que tiene la mitad de anos que el? Empezo a parpadear rapidamente mientras trataba de pensar. --Ya habias pensado en eso antes, ?verdad? --Yo… realmente, no lo se… --tartamudeo. --Oh, si que lo sabes… ?Te atrae ese amigo? --No --dijo, demasiado rapido. --?Por que? ?Porque es mayor? Aun asi, ?es atractivo? ?O te atrae su edad y experiencia? ?Tal vez su estatus? ?O te atraen otras habilidades? Estaba disfrutando de la conversacion. Me estaba divirtiendo mucho escarbando en su cerebro y viendo sus reacciones. Ella no se enfado, solo se asusto, se puso nerviosa y se ruborizo. Si la conociera diria que incluso se estaba excitando. Pues ya eramos dos. En cinco segundos podria estar muy dentro de ella. --No lo se… yo… --No sabia que decir. --Bueno, a pesar de que no sabes que responder, has elegido llevar el collar. ?Tu familia sabe que el te lo regalo? ?O te lo dio en privado? --En privado --dijo. --?Y no se lo has dicho a tu familia? --No, no lo saben. --?Por que no? --Porque… --Porque podrian pensar que hay algo mas entre vosotros dos. No hago suposiciones de la nada. ?Alguna vez has fantaseado con ese tipo? ?Alguna vez has fantaseado con alguien a quien no puedes tener? --Tengo que volver al trabajo. --Se irguio de repente. --Bien --dije--. Pero no te olvides de llamar a la puerta la proxima vez. Y no pierdas ese collar. Te queda muy bien. No dijo nada, pero se detuvo un momento como si quisiera decir algo. Luego salio del despacho. Suspire con una sonrisa mientras me relajaba en mi silla. Capitulo 2 Sadie Me servi una taza de cafe y me sente de nuevo frente a mi mesa. Estaba casi temblando despues del encuentro que acababa de tener con Cliff. Habia sido tan condenadamente intenso... No podia dejar de repetirlo en mi cabeza. Debi haberme puesto furiosa. Deberia haberme sentido casi violada. El tipo me habia preguntado a quemarropa sobre sexo, alguien que acababa de conocer. Mi jefe… Debi haberme sentido terriblemente ofendida y enojada, pero no lo estaba. No, no lo estaba. Habia cometido un fallo al no llamar a la puerta. ?En que estaba pensando para irrumpir asi en su oficina? Mierda. Que estupida. Y jamas me habria imaginado que tendriamos esa conversacion. El me habia reganado y me senti como una nina, como si fuera inferior a el, ya que con un chasquido de dedos podia echarme a la calle cuando quisiera. Margot me habia advertido de que era un hombre muy intenso. Ella habia tenido que dejar su trabajo de repente y a mi me habian llamado de la agencia de inmediato. Conseguir un trabajo no habia sido nada facil porque me habia graduado en filosofia. No me plantee trabajar en el mundo de los negocios hasta que asisti a un seminario el otono pasado y me di cuenta de que deberia haber estudiado algo relativo a los negocios. Podria haberme dedicado a ejercer como profesora universitaria, ya que era de los pocos trabajos para los que estaba realmente cualificada en base a mi educacion, pero no me apetecia dedicarme a eso. Me habia mudado de Columbus a Nueva York hacia cuatro semanas y habia esperado a que sonara el telefono. Ayer, finalmente, sono. Y ahora estaba aqui. Tenia que conseguir que esto funcionara. En el momento en que vi a Cliff mi corazon se derritio. Senti que me iba a desmayar. El era perfecto. Poderoso, fuerte y sexy. Sus ojos eran penetrantes y su cuerpo era duro como una roca. Podia ver sus musculos debajo de su traje ajustado. Era un tipo decidido y esperaba que todos actuaran de la misma manera. Me di cuenta de que no tenia tiempo para nadie que no estuviera de acuerdo con el. Y eso me atrajo. En el momento en que lo conoci senti algo especial. No era solo el hecho de que fuera mi jefe. Era algo diferente… una fuerte conexion. Y eso era peligroso. Tenia demasiado trabajo por delante para dejar que un hombre me desestabilizara. No tenia tiempo para un romance. Por supuesto, no es que pensara que el quisiera tener un romance conmigo. Probablemente, tenia una mujer diferente en su cama cada noche. ?Por que perderia el tiempo con alguien como yo? De todos modos, no debia pensar en esos terminos. Queria convertirme en alguien importante en el mundo de los negocios y necesitaba aprender sobre este mundillo desde cero. Ahora que trabajaba en Jones Global, por fin tenia la oportunidad de aprender y tener un buen curriculum. Esperaba durar al menos un ano en esta empresa y no arruinarlo. Mierda. Tenia que centrarme, pero es que el me habia afectado. La forma en que hablaba, el dominio cuidadoso y tranquilo, los ojos sin emociones, la mirada fria, el susurro profundo de su voz, la forma en que habia tocado mi collar... Todo era tan caliente. Podia sentir su mirada moviendose sobre mi, rodando sobre mi cuerpo, y estaba segura de que habia mirado mi escote. Debi haberme puesto algo menos sexy, aunque me alegre de que me mirara y le gustara lo que habia visto. Hice las tareas diarias que me asignaron y trate de concentrarme. Pense que deberia haber pedido ayuda a alguien, pero no queria parecer una inepta. Me gustaba el trabajo, y me habia encantado oir a Cliff empleando ese tono de mando conmigo, ese angulo seductor y la forma en que me habia mirado directamente mientras me preguntaba si mi amigo de la familia (que era el mejor amigo de mi padre) queria follarme. Estaba segura de que si. Se llamaba Daniel Pace y era el mejor amigo de mi padre desde hacia muchos anos. Siempre habia sabido que sentia algo por mi. A veces me habia dado cuenta de que sus ojos acariciaban mi cuerpo. El dia que me gradue me dio ese regalo. Me llevo a un lado durante la fiesta en mi casa y me dijo que queria que tuviera el colgante. <>, me habia dicho. Y luego agrego que debia mantener en secreto que me lo habia dado. <>, habia argumentado. Eso lo resumia todo. No tenia ni idea de las expectativas de Daniel, sobre todo, porque me fui de casa al dia siguiente para venir a Nueva York. El collar era precioso y cada vez que lo tocaba pensaba en el. Tal vez eso era lo que el queria, ya que nunca habia pensado en Daniel de esa manera hasta que me dio el collar. A partir de ese momento empece a pensar en el de otra manera. Era un hombre guapo, pero era veinte anos mayor que yo. ?Como habia podido Cliff saber todo eso solo por el collar? ?Quizas por la forma en que respondi? Ese tipo conocia a la gente casi instantaneamente. Era como un depredador midiendo a su presa. Todo eso era tan seductor... Era como si rezumara sensualidad por sus poros. No podia evitar sentirme lujuriosa. A la hora de mi almuerzo entre en la sala de descanso y decidi tomar un sandwich de la maquina expendedora. No tenia mucho tiempo para almorzar, ya que tenia mucho que hacer y aprender. Coloque un dolar en la ranura y espere a que saliera el sandwich, pero hacia la mitad del proceso la maquina se bloqueo. Mierda. Aprete el boton unas cuantas veces y luego golpee la maquina con frustracion.

  • Presunto inocente de Scott Turow

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  • La simpatica pero dramatica historia de Laura Maria Garcia Rodriguez de G. Z. Escribano

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    La historia de Laura Maria Garcia Rodriguez podria calificarse como simpatica, como dramatica, como agridulce, como tragicomica…o como se quiera. De lo que no cabe duda, es de que se trata de una historia que merece la pena contarse por lo variopinto de sus vivencias: tiene episodios tan peculiares como una inoportuna primera menstruacion; un comico incidente con un quinceanero en calzoncillos; o volar por los aires en un ring de boxeo. La muchacha nacio una fria manana de finales de verano --que hasta para eso fue peculiar-- y desde el dia de su nacimiento estuvo marcada por infinidad de avatares. Mejor dicho, desde el segundo dia, que fue cuando su progenitor, el senor Garcia, fue a inscribirla en el Registro Civil de su pequena ciudad de provincias. El deseo de su madre era que se llamara Laura; un nombre nuevo en una familia donde hasta ese momento predominaban denominativos mas clasicos como Maria, Carmen, Antonia o incluso Isidra. Laura, como nombre, no es que fuera toda una revolucion, pero a su madre le parecio candido y novedoso. En cambio, a su santo padre se le metio en la sesera que seria un nombre muy soso y demasiado moderno. Por ello decidio anadirle como segundo apelativo el de su bendita madre, el de la abuela paterna de la criatura, vaya. --Laura Maria Garcia Rodriguez. Fue lo que el padre dijo al funcionario del registro, y asi se quedo la muchacha. Nombre que solo sirvio para que la llamaran de decenas de maneras a lo largo de toda su vida: Laura, Maria, Marila, Lauma, LauraMari, etc. Y eso que ella siempre insistia en un simple Laura. Por lo que respecta a su infancia, puede decirse que fue relativamente feliz. No obstante estuvo salpicada por los agravios que su padre cometia contra su madre. No es que el senor Garcia maltratara a la senora Rodriguez, al menos fisicamente. Sin embargo, su escaso sentido del amor dinamito el ideal de familia que la madre esperaba. El trabajaba en la fabrica de embutidos mas grande de toda la provincia, y una de las mas grandes del pais. Todo un orgullo para su pequena ciudad. Y cuando terminaba de trabajar las diez horas reglamentarias, preferia irse al bar antes que pasar tiempo con ellas dos. A la senora Rodriguez le hubiera gustado darle un hermano o hermana a Laura, pero el senor Garcia no estuvo muy por la labor. <<--A no ser que quieras que coman siempre morcilla, no podremos alimentarlos bien>>. El interes por compartir sabanas con su mujer se diluyo con el tiempo, y Laura se quedo como hija unica. Esto y que el senor Garcia estaba mas tiempo fuera de casa que dentro, hicieron que Laura y la senora Rodriguez tuvieran una relacion muy proxima. Al menos hasta que la nina llego a la preadolescencia. Era una muchacha bastante solitaria. Aunque tenia amigas/companeras en el colegio, apenas quedaba con ellas fuera de las horas lectivas. A su casa acudieron como mucho dos companeras, Amalia y Anabel, a realizar alguna que otra tarea colectiva. Y todo esto ya con diez anos. Precisamente estos diez anos supusieron un punto de inflexion en su vida. Un chiquillo del colegio, Agustin, empezo a interesarse por ella. Todo lo que un nino de diez anos puede interesarse por otra nina. Se sentaban juntos en pupitres contiguos en el aula, y el se las ingeniaba para pasarle notitas de ?amor? En una excursion a un bosque a las afueras de la ciudad, Agustin se las arreglo para quedarse rezagado y poco a poco fue tirando de las manos de Laura que, curiosa, se dejo llevar. Acabaron bajo un enorme alcornoque con Laura recostada sobre el muchacho. El intento besarla y ella al principio rehuso. <<--No por favor, ?que haces?>> Agustin no se dio por vencido y a reganadientes Laura se dejo besar. Si es que a eso se le podia llamar besos, porque mas que nada eran como cabezazos con los morros. El silbato y los gritos de los profesores los sacaron de su <>. Agustin insistio en quedar con Laura fuera del colegio. <<--Los viernes por la tarde, por favor. >> Pero Laura no se mostro dispuesta. No es que le asqueara el contacto humano, pero el minimo intercambio de saliva con el chico no fue de su agrado. Y ademas estaba la catequesis, donde se hablaba del matrimonio como unico elemento valido para el amor, y por ende, para el amor carnal entre hombres y mujeres. Pasadas dos semanas de esos besuqueos/cabezazos tocaba confesarse para tomar la primera comunion. Ese sacramento en el que tanta vehemencia habia puesto su padre que recibiera. Bajo la madera del confesionario, tenia una cita con don Angel, el parroco de su barrio. Un senor que se pasaba muy de vez en cuando por las clases de catequesis y que era casi un desconocido para los futuros comulgantes. Cuando le conto al cura el incidente con Agustin, este puso un interes inusitado en los detalles. --?Te toco los pechos hija mia? --No padre, no. --?Te toco el trasero? --No por favor, no me pregunte eso. Al sacerdote parece ser que se le olvido el voto de castidad: deslizo sus asperas manos sobre el muslo de la muchacha, bastante mas arriba de la rodilla, hasta casi llegar a su entrepierna. --?Te toco aqui? Laura pego tal brinco que se golpeo en la cabeza con el techo de madera del confesionario. ?Resultado? Un buen chichon y un manantial de lagrimas con el que llego a casa. Su padre --como no podia ser de otra manera-- no la creyo, pero su madre intercedio por ella. --?Pero como se va a inventar la nina esto, hombre de Dios? --Yo que se, no querra hacer la comunion. ?No ves que esta siempre en su mundo? --Haz el favor de apoyar a la unica hija que tienes y ve a pedirle explicaciones al cura ese. --?Yo? No quiero problemas con la Iglesia que luego nos ponen una cruz en todos lados. !Pues que no haga la comunion, eso que nos ahorramos! Asi que no hubo comunion que valiese, pero tampoco hubo convite ni viaje a la capital a conocer el Parque de Atracciones. Ni la propia comunion ni la fiesta es que le hicieran especial ilusion a Laura, pero si queria viajar en tren a la capital y montarse en las atracciones que habia visto por television. El berrinche fue apocaliptico. Ademas el <> de Agustin fue contando mentiras por todo el colegio, que se sumaron a los rumores procedentes de la parroquia. No la crucificaron, pero como habia anticipado su padre, si que le pusieron la cruz. Sus ?amigas? empezaron a cuchichear y a darle la espalda. Con esa edad ella no es que fuera del todo consciente de lo que la rodeaba, pero si lo suficiente para volverse aun mas introvertida. Paso el verano enfrascada en lecturas de poemas. Acababa de descubrir a Becquer y Espronceda, y eso mitigo su soledad, ya que su madre se distancio de ella, o ella de su madre. Nunca lo supo. Lo que le ocurrio al siguiente curso, al poco de cumplir los once anos, fue algo que jamas se le borraria de la memoria. Su paso de nina a mujer. La no deseada le llego quiza en uno de los peores momentos posibles. Corrian las once de la manana de un frio dia de invierno y Laura recitaba entusiasmada un poema de Lorca. Una tarea encomendada por Arturo, su amado profesor de Lengua, que ella realizaba con devocion, vestida con su falda reglamentaria. !Que no quiero verla! Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre De Ignacio sobre la arena !Que no quiero verla! La luna de par en par… No fue la sangre del tal Ignacio la que vio, sino la de su primera menstruacion entre sus zapatos, sobre el suelo del altillo de la clase. La carcajada y burla por parte de sus companeros fue excesiva. El hecho de coincidir con la declamacion sobre la sangre que Lorca escribio en la poesia, contribuyo a ello. Agustin fue uno de los que mas se cebo. Aunque incluso las que habian sido sus amigas hasta hacia poco tiempo, se rieron de ella. Laura no pudo articular palabra. Ni siquiera derramo una lagrima. Tan solo apoyo su espalda sobre la pizarra y trato de cruzar las piernas --ilusa-- para intentar disimular la catastrofe. Su amado profesor fue el unico que mostro algo de empatia. Y solo algo porque en lugar de pedir a los demas que detuvieran la burla, se limito a decir que se podia marchar a casa. Laura ni siquiera paro a recoger su mochila y su abrigo. Ni tampoco cayo en pasarse por el bano del colegio a intentar disimular el estropicio. Recorrio las gelidas calles de la ciudad humillada ante las atonitas miradas de los transeuntes, que parecian ver a un extraterrestre en lugar de a una nina indefensa. Porque al fin y al cabo seguia siendo una nina. Cuando llego a casa estuvo mas de una hora en la banera sin parar de enjabonarse con una aspera esponja. El rozar del rugoso tejido sobre su epidermis hacia el intento de limpiar la verguenza y la humillacion que sentia. Su madre trato de consolarla sin exito. --Asi tienes una anecdota que contar a tus nietas, mujer. No es que fuera algo agradable para contar a tu descendencia, pero la senora Rodriguez tampoco era una experta terapeuta, ni una buena amiga tampoco. No acudio a clase el resto de la semana. Una de sus companeras, Amalia --la que menos se rio--, le llevo la mochila y las tareas a casa los dos dias siguientes; dias en los que a Laura le costo levantar un pie de la cama. Cuando Amalia le dio los libros a Laura, esta se lo agradecio con la cabeza gacha y Amalia tampoco hizo mucho por empatizar con ella. El incidente hizo que se convirtiera en mas introvertida si cabe. Aunque quiza marco lo que fue su futuro, ya que se refugio, aun mas, en los libros.

  • El beso de Daniela de Clarisa Ozores

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    Esta es la historia de mi primer amor. La historia de unos meses de mi vida, cuando tenia solo veinte anos, casi veintiuno. De mis paseos por la universidad y mis salidas nocturnas, de una noche de Carnaval y un viaje que parecio desdibujarse en mi memoria como si cayese en un profundo sueno. En fin, la historia que comenzo por un beso de Daniela.

  • Todo queda en casa de Alice Munro

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    La seleccion de los mejores cuentos de Alice Munro, Nobel de Literatura en 2013, hecha por ella misma.

  • Alice y el Conejo Blanco de Jess Dharma

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    Me llamo Alice y soy la princesa de mi imperio de narcotrafico.
    Mis cosas favoritas en el mundo son mis cuchillos y las setas alucinogenas. Las malas lenguas diran que cuando las consumo alucino porque veo al Conejo Blanco.
    Pero lo que nadie sabe es que ese es el apodo de mi padrastro, del que hui a los 16. De eso hace ya diez anos y me ha encontrado. Tiene una obsesion enfermiza conmigo. ?Podre escapar viva del Conejo Blanco, el mayor narcotraficante y asesino de todo Pircasen?
    Lo intentare, aunque pierda la poca cordura que me queda. Aunque puede que sea lo ultimo que haga.
    En esta locura de viaje me acompanan dos hombres: Marcus, mi guardaespaldas, un hombre frio como el acero pero que haria cualquier cosa por protegerme y Timido, un hombre de dos por dos que se sonroja cada vez que me insinuo. Los dos me atraen de una manera irracional, si tuviera que elegir a uno no sabria con cual quedarme.
    Aunque, ?quien dijo que en temas del corazon se tiene que elegir?

  • La perla de agua de Lola P. Nieva

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    Una magistral novela de aventuras, romance y misterio en la que solo el destino sera capaz de salvar a una mujer de su propia voragine interior.

  • Scorpio (13 Milimetros 1) de Beatriz G. Lopez

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    Un pasado turbulento ha llevado a Annibal Scorpio a liderar una importante organizacion de trafico de drogas. Su nombre es reconocido dentro del crimen organizado, tan respetado como temido. Tiene todo a su alcance: dinero, lujos, mujeres. Poder. Un entorno blindado que le asegura inmunidad.
    O eso creia.
    Una llamada telefonica. Nadie al otro lado de la linea. Y los cadaveres de dos hombres aparecen en un callejon. Nada fuera de lo comun para la policia de una ciudad acostumbrada al crimen. Hasta que descubren sus identidades.
    Scorpio es un hombre arrogante, orgulloso, agresivo. Acostumbrado a ganar. Pero un asesino anonimo esta poniendo a prueba a su organizacion. Le esta poniendo a prueba a el. Las pistas son confusas. No hay huellas. Tan solo un juego macabro que deja siempre la misma firma: un numero tallado en metal.

  • Un coctel delicioso y explosivo de Cora Reed

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    Candy es una joven llena de complejos y con poca suerte en el amor. Ademas, tiene la sensacion de vivir a la sombra de su deslumbrante hermana que, por supuesto, se quedo con el chico que a ella le despertaba un cosquilleo en la tripa. Sin embargo, cuando las dos deciden hacer un viaje hasta La Rioja para ir a ver a su madre y a su abuela, todo su mundo se convierte en un coctel delicioso y explosivo. Sobre todo, cuando sus ojos se cruzan con los de Kenzo, un hombre que parece dispuesto a lograr que Candy brille con luz propia.
    Pero ?que esta ocurriendo en su familia? ?Acaso su hermana ha perdido la cabeza del todo? ?Y es posible que la abuela se haya enamorado o siempre tuvo esa sonrisa en la cara?
    Una divertida y alocada comedia romantica y familiar.

  • Tu corazon te lo dira de Sophie Saint Rose

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    Allegra Brown es una de las editoras de moda mas importantes de los Estados Unidos y lleva preparandose para ese puesto toda su vida. La temen como la adoran, pero eso tiene unas consecuencias y es que ningun hombre se le acerca lo suficiente para conocerla. Cuando conoce a Robert, cree que al fin ha encontrado al hombre de su vida. No es de la industria y no se detiene ante nada cuando quiere algo. Y la quiere a ella.
    ?Por que?

  • El regalo fue encontrarte de Sergi Navarro

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    A dos dias del esperado reencuentro con su amiga y ex companera de pantalla, Lydia Bosch, la ex azafata del famoso concurso televisivo Un Dos Tres, Nuria Carreras, recibe una de las peores noticias de su vida.
    La vuelta de la mano de Risto Mejide a los Estudios Roma, actual sede de Mediaset y donde grabaran el concurso que la lanzo a la fama, nos abrira la puerta a la Espana de los ochenta, a los anos de juventud de la primera chica negra que pisara los platos de Television Espanola, y quien de la mano de Chicho Ibanez Serrador, y en contra de su voluntad, se convertiria en una de las mas prometedoras y rutilantes estrellas televisivas de la epoca.

  • Campeon de Laura Cruz

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    Sayla no era jovencita para Mephisto.
    Sayla era la princesa.
    Joven, virgen, inocente.
    Mephisto era EL gladiador.

  • En el mar hay cocodrilos de Fabio Geda

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  • Destilando fantasmas de Jose Paya

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    Bonn (Alemania), 1935. Durante una noche de miedo y de cristales rotos, el azar lleva a tres profesores universitarios a encontrar un legendario diamante.

  • La sensacion de lo que ocurre de Antonio Damasio

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    ?Como puede nuestra mente llegar a conocer? ?Como podemos tener sensacion y consciencia del ser? ?De que manera se produce la transicion de la ignorancia y la inconsciencia al conocimiento y a la identidad del ser? Estas son las preguntas que plantea y responde en este libro Antonio Damasio, uno de los mayores expertos mundiales en neurologia.

  • Cupido por una vez de Yami Krismiya

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    Cuando Elizabeth descubre que el hombre del cual estaba profundamente enamorada sera su futuro cunado, se aferra a su mejor amigo: el alcohol.En una noche de desenfreno, en la que se pasa de mas con las copas, ofende a voz en grito al dios griego del amor. Cuando este desciende de sus dominios para atender al llamado, pidiendo explicaciones por la ofensa, no puede evitar iniciar un peligroso juego.Elizabeth debera unir a tres parejas de un solo flechazo. Todas deberan ser perfectas, amor verdadero. Asi, y solo asi, podra olvidar los sentimientos que alberga por el novio de su hermana, Jane.

  • El valle sin nombre de Ibon Martin

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    Trescientos anos antes de que la Revolucion Francesa proclame la igualdad entre los seres humanos, un clamor se aduena de los valles vascos: el de los hombres y mujeres que ansian su libertad. Sus anhelos coinciden con un nuevo tiempo en el que las villas asumen el liderazgo frente a la opresiva atmosfera del feudalismo. Con este vibrante telon de fondo, Aitor, un joven campesino, huye de su senor decidido a cambiar su destino. Su lucha sera pronto la de toda una sociedad, que no cejara en su empeno hasta acabar con las injusticias en el mundo rural.

  • Un buen tio de Arcadi Espada

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    Que pensamos cuando oimos el nombre de Francisco Camps? Sin ninguna duda, en un corrupto, en un condenado. Pero, ?que paso con este hombre, este politico, para convertirlo en un cadaver?

  • La lampara de Clarice Lispector

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    La lampara (1946) es la segunda novela de Clarice Lispector y, como el objeto que lleva por titulo, deslumbra hasta cegar, a la vez ilumina aspectos cruciales de la narrativa de la siempre personalisima autora brasilena. Reducido a su nucleo esencial, el texto cuenta la historia de un probable incesto --el de los hermanos Virginia y Daniel-- y de una soledad segura, la de ella, que con su aislamiento distorsiona todas las formas de lo real, enfrentandose y enfrentandonos a la evidencia de la fragilidad de nuestra manera de relacionarnos con los demas y con el mundo. Porque la mirada de Virginia no hace concesiones y penetra hasta esos rincones del yo que los adultos convenimos desde siempre en ocultar. Por eso, cuando llega el sorprendente y rapido desenlace de la trama, todos asentimos al unisono, comprendiendo de inmediato que era el unico final posible.

  • Berta Isla de Javier Marias

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    Muy jovenes se conocieron Berta Isla y Tomas Nevinson en Madrid, y muy pronta fue su determinacion de pasar la vida juntos, sin sospechar que los aguardaba una convivencia intermitente y despues una desaparicion. Tomas, medio espanol y medio ingles, es un superdotado para las lenguas y los acentos, y eso hace que, durante sus estudios en Oxford, la Corona ponga sus ojos en el. Un dia cualquiera, <> que se podria haber ahorrado, condicionara el resto de su existencia, asi como la de su mujer.

  • El candidato y la periodista de Mary O'neill

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    Ella, una periodista de izquierdas. El, un politico de ultraderecha.
    ?Podra el amor y el deseo con tanta diferencia?

  • Calles de Edimburgo de Samantha Young

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    Los fans de Calle Dublin de Samantha Young reencontraran aqui a algunos de los personajes de esa estupenda novela, y los que aun lo la hayan leido sin duda querran hacerse con ella.

  • Hablemos de nosotras de Carlota Corredera

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    Nunca se habia hablado tanto de feminismo. Nunca se habia hablado tanto de igualdad. Nunca se habia hablado tanto de nosotras.

  • Recien cazados de Roxana Aguirre

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    Lo que pasa en Las Vegas… Definitivamente, no se queda en Las Vegas. Esto es algo que David y Natalie aprendieron muy bien, y es que despues de una tremenda borrachera y varias historias de desamor, ambos deciden escaparse a Las Vegas. El infierno comienza al dia siguiente, cuando se enteran de que hay un acta matrimonial de por medio y fotografias en sus redes sociales anunciando su matrimonio a todas las amistades. Entonces ambos se ven obligados a continuar por no dar su brazo a torcer frente a familiares y amigos.

  • Algo de tres de Monica Benitez

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    Natalia es una joven con cierta tendencia a enamorarse siempre de la persona equivocada. En la actualidad, esta soltera y buscando empleo, pero dominar a la perfeccion cinco idiomas le ha valido para encontrar trabajo en una importante red de academias de idiomas cuya propietaria es una atractiva e intimidante mujer: Inma Farrell.

  • Y no a un metro de distancia de Marta Frances

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    Hoy esta nublado. Ha llovido casi toda la noche y mi balcon esta mojado. Genial. Ni siquiera voy a poder salir, aunque... pensandolo mejor... !Que narices! Que estamos en cuarentena, que vivo solo y que me importa un pepino mojarme los zapatos. Mejor dicho, las zapatillas de estar por casa. Asi que abro y salgo al exterior con la taza de cafe entre las manos. Mi primera reaccion, como en dias anteriores, es cerrar los ojos y aspirar fuerte, dejar que el frio de esta manana impacte en mi rostro y me reconforte. Esto es duro, mas de lo que crei al principio, cuando no me tomaba la situacion del todo en serio. Hoy, quinto dia de confinamiento, agradezco cualquier brisa, rayo de sol o gota de lluvia en mi piel. Como echo de menos salir a la calle, pasear, a mi madre, a mis amigos... mi libertad. Suspiro tan fuerte que creo que alguien me ha oido porque escucho una risita sofocada que viene de algun lugar cercano. Me asomo al balcon, mojandome la sudadera con el agua de la barandilla, y entonces la veo. Esta en el edificio de enfrente, dos pisos mas abajo. Vivo en un cuarto, ella en el segundo, segun confirmo contando las ventanas. No la habia visto nunca, aunque eso no es relevante porque, hasta estos dias, no conocia ni a la mitad de mi vecindario. Esto esta cambiado ahora que nos asomamos a los balcones cada dos por tres a tomar el aire, a aplaudir o a escuchar a algun atrevido cantar o tocar un instrumento. Ya se que a mi lado vive una pareja mayor muy simpatica, que debajo hay una familia con dos ninos pequenos y encima un senor de unos cincuenta anos que es profesor. Los del edificio de enfrente no los tengo tan controlados, me suenan las caras, pero nada mas. En cambio, ella... Si la hubiera visto antes lo recordaria. Tiene el pelo rubio, recogido en un mono despreocupado del que se desprenden algunos mechones. No se de que color son sus ojos, tampoco el tamano de su nariz, pero veo su sonrisa y es tan bonita que ilumina esta languida manana. Va vestida con unas mallas negras y una sudadera holgada de color rojo. Madre mia, ?donde has estado toda mi cuarentena? --Hola. Su voz me despierta del trance en el que me he sumido para darme cuenta de que llevo un rato mirandola sin decir nada, tiempo en el que ella no ha dejado de sonreir y de observarme. Joder, esto del encierro esta afectandome a la cabeza, ya todo lo que tengo delante me parece estar viendolo en Netflix, y no, ahora mismo no estoy viendo la tele, estoy mirandola a ella. Y haciendo el ridiculo. --Hola --respondo lo mas serio que puedo, tratando que no note mi especie de cuelgue de hace unos segundos. --?Como lo llevas? --Tirandillo. ?Y tu? --Ahi vamos. Esto es chungo, ?verdad? --Y que lo digas. ?Vives sola? De repente me doy cuenta de que esa pregunta puede no ser muy apropiada y corro a enmendar mi error. --A ver, que no es por interrogarte ni quiero que te sientas incomoda, no tienes que responder si no te apetece. Solo es que me aburro, estamos encerrados, vivo solo, no se que hacer la mitad del dia, me he visto todas las series que me interesaban en Netflix y... --Su expresion divertida hace que guarde silencio un instante. Me rasco la nuca y sonrio--. Hablo demasiado. Perdona. --No pasa nada, agradezco la charla. --Suelta una risita--. Aunque tengo que dejarte. Mi madre quiere que juguemos una partida de Trivial. --?Tan temprano? --Son las diez. No es temprano. Nota mental: chica madrugadora, tenerlo en cuenta. --Vale, que disfrutes la partida. --Gracias. Que disfrutes... --La cuarentena. Hace una mueca y se encoge de hombros. --Hagamos lo que podamos. Se despide con la mano y desaparece de mi campo de vision. Yo permanezco un rato mas en la misma posicion, mirando su balcon, observando las macetas de flores que lo adornan y, no se, esperando que vuelva a aparecer o algo asi. No lo hace, por supuesto, pero tardo un par de minutos en ser consciente de ello y entrar en casa. El dia pasa lento, para variar. Despues de terminar mi trabajo de hoy (teletrabajo) intento llenar las horas libres con series, una pelicula, haciendo algo de ejercicio, comiendo mas de la cuenta y conversando por WhatsApp con amigos y familiares a los que echo de menos mas de lo que pensaba. Pero cada cierto tiempo (varias veces a lo largo del dia, para ser sincero), salgo al balcon y miro abajo, buscandola, esperando encontrarla ahi, asomada, con esa sonrisa que se ha colado en mis pensamientos sin pedir permiso. Son casi las ocho, uno de los momentos mas esperados del dia. ?Que que hago? Salir al balcon. Innovador, ?verdad? Dada la situacion hay poco mas que poder hacer, y desde que a alguien en Italia se le ocurrio que salir a aplaudir a los sanitarios que estan haciendolo todo por nosotros en esta crisis todos hemos adoptado esa actividad como una mas en nuestro dia a dia. Y ha sido asi como he conocido a mis vecinos, coincidiendo con ellos a esta hora. Saludo a Tomas y Mari, que ya estan en sus puestos, justo a mi derecha. --?Que tal el dia, Marcos? --Uno mas casi pasado, Tomas. ?Que tal vosotros? --Mari ha hecho croquetas, te ha guardado unas pocas. --?En serio? Ella entra al piso y me quedo unos segundos mirando al cielo, sorprendido. --Nuestro hijo vive en Madrid --susurra Tomas--. Mi mujer esta muy preocupada por el. Sara, mi nuera, es enfermera en el Ramon y Cajal. No dice nada mas. No hace falta. Comprendo lo que deben sentir, y eso que yo no tengo a nadie en esa misma situacion. La persona que mas me preocupa es mi abuela, que vive en una residencia de ancianos, aunque esta en el pueblo, y eso, no se por que, me da mayor seguridad. Aqui, en la ciudad, parece que la cosa esta mas complicada que en lugares pequenos. Mari regresa en este momento y se asoma para darme un tuper. Lleva guantes de plastico. Ve que los miro y se encoge de hombros. --Por si acaso. Sonrio y asiento con la cabeza, cojo el tuper y lo dejo sobre la pequena mesa blanca de plastico que ocupa casi todo mi balcon. --Muchas gracias, Mari. No era necesario, pero te lo agradezco. --Tenemos que cuidarnos los unos a los otros. Vuelvo a sonreirle porque tiene razon. Nos asomamos al escuchar la voz que viene de arriba. La cabeza de Leo nos sonrie e intercambiamos varias frases contando que hemos hecho hoy. Llega un momento en que mi mirada vaga por el edificio de enfrente. Hace un buen rato que queria hacerlo, buscarla, volver a verla. Y ahi esta, conversando con la que deduzco es su madre. Lleva la misma ropa que esta manana y esta igual de bonita. Desconecto de la conversacion con mis vecinos y me centro en ella, en como mueve las manos, en como sonrie, en el leve movimiento de los mechones sueltos de su cabello... Me quedo embobado. De repente los aplausos interrumpen mi tonteria. Ya son las ocho en punto y, como cada dia, nos sumamos a esta iniciativa, nos asomamos un poco al exterior y aplaudimos para agradecer a todos los que nos cuidan la labor que desempenan. Yo no solo aplaudo a los sanitarios, dentro de mi agradecimiento tambien hay un hueco enorme para cajeras y dependientes de cualquiera de las tiendas y establecimientos que nos abastecen estos dias. Desvio la mirada hacia abajo para descubrir que me esta mirando. Sus labios se curvan en una sonrisa y deja de aplaudir para saludarme con la mano. Le respondo igual. Ahora mismo me gustaria tenerla delante, frente a mi. Y no a un metro de distancia. Me gustaria estar sentado a su lado en una terraza, sonriendo mientras nos contamos anecdotas, riendo por tonterias y disfrutando de una cerveza fresquita. Me gustaria llevarla a cenar a algun sitio, a bailar despues y, quien sabe, puede que me atreviera a susurrarle algo al oido que la hiciera reir, que acariciara su brazo con delicadeza y despues fuera tan osado como para tocar su boca... Dios mio. El confinamiento esta siendo demasiado para mi. Todo esto por una chica que no conozco. !Ni siquiera se su nombre! --Ey. Me sobresalto y miro hacia abajo. Esta alli, mirandome, sonriendo de nuevo. --Sigues ahi --susurra. Vale, llevo un buen rato plantado en el balcon. Los vecinos ya se han metido en sus casas pero yo no. La verdad es que no se por que, pero siento cierta frustracion que me ha obligado a quedarme tomando el aire un poco mas. ?Que que frustracion? La de querer y no poder. --Necesitaba aire --miento a medias mientras apoyo los brazos en la barandilla--. ?Y tu? ?Cual es tu excusa? Me muestra un cigarrillo. --Joder, me muero por fumarme uno --admito. --?No tienes? --La cosa es que no fumo. Se echa a reir y mi corazon vibra de forma inesperada. Sonrio antes de explicarme. --Lo deje hace anos, pero ahora, con toda esta situacion, me fumaria un cigarro super a gusto. Suspiro y ella desaparece del balcon. ?Que ha pasado? ?Que he dicho? Pasan un par de minutos, me dan ganas de meterme en casa aunque no lo hago. Permanezco aqui, mirando su balcon y deseando muy fuerte que regrese. Vuelve de repente. Parece acalorada, con una determinacion que no comprendo que la hace moverse con seguridad por su balcon. No se que lleva en la mano. La veo dar dos pasos atras y coger carrerilla, lanza algo que choca contra la pared del piso de abajo y cae al vacio. Los dos nos asomamos para verlo en medio de la acera. --?Que haces? --pregunto confuso. --Era una prueba. Ahora va el de verdad. Atento, por si tienes que cogerlo al vuelo.

  • En mi mundo (Entre dos mundos 2) de Nadia Noor

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    Segunda entrega de la bilogia <> de Nadia Noor.

  • ?QUIEN ES EL PADRE? de Erina Alcala

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    Maite y Amara, eran las mejores amigas. Amara se fue de intercambio de estudios por un ano a Malaga. Era de Houston. Y estudiaban Trabajo Social. Y tenia un novio vaquero rico, Gary, cuyo hermano mellizo Eric no era menos alto y guapo que el,
    Amara era de Houston, como los mellizos.
    Eric, era un tipo alto y guapo, y el pelo ligeramente largo, con ojos verdes y un cuerpo de escandalo y habia estado en la guerra de Irak y herido don combate y estaba recuperandose en su cabana del gran rancho de caballo y recreo que sus padres tenian.
    Cuando Amara y Maite, acabaron sus estudios, Amara convencio a su amigas para irse a Houston a buscar trabajo un tiempo y salir de Espana y al final sus padres accedieron.
    Su primer trabajo: cuidar Eric, con el que dejo de ser virgen una noche, pero Eric, se reencontro con su novia del instituto y su historia fue tan corta como su posterior historia con Zac, el capataz del rancho. Y tuvo que irse de alli, ya que la novia de Eric se quedo embarazada, no sin antes tener una ultima relacion con Eric.
    Busco trabajo con suerte en un hospital. Se compro una casa y tambien supo que estaba embarazada... ?Y ahora, quien era el padre? ?Que pasaria cuando lo averiguara? ?Y como iba a hacerlo?

  • Besame, por favor (Clamores de juventud 2) – Estrella Correa de Estrella Correa

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    Dani se siente perdida, confio de nuevo en el amor y nada era lo que creia. Ahora, decepcionada y rota por el dolor, decide dar una oportunidad al pasado. Piensa que acercandose a el puede conseguir las respuestas que lleva tanto tiempo esperando, pero tal vez, y solo tal vez, lo que encuentre vuelva a romperle todos los esquemas y tenga que replantearse que las cosas no siempre ocurren como nosotros deseamos.

  • Niebla en Tanger de Cristina Lopez Barrio

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    El 24 de diciembre de 1951 Paul Dingle desaparecio en el puerto de Tanger sin que se llegara a saber que fue de el. Sesenta y cuatro anos despues, Flora Gascon sospecha que es el mismo hombre con el que ha tenido una aventura en Madrid y del que se ha enamorado. El nexo entre ellos: Niebla en Tanger, la novela que Paul tenia sobre su mesilla de noche.

  • Tatuaje de Manuel Vazquez Montalban

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    Pepe Carvalho ha dejado la CIA tras 9 prometedores anos y cuando iba a ser ascendido. Ahora es detective privado. Dejo la CIA sin haber ahorrado ni un duro y ahora quiere ser su propio patron, vivir tranquilo y ahorrar para la vejez, pues ya tiene 40 anos y hay que ir pensando en ello. El cadaver de un banista con el rostro descompuesto e irreconocible aparece en la playa y el dueno de una peluqueria de barrio contrata a Carvalho para que averigue el nombre del cadaver. No quiere mas que eso y esta dispuesto a pagar bien. Demasiado bien. No quiere ir a la policia y prefiere pagar a Carvalho para que lo averigue sin tener que implicarse el mismo. El asunto es un poco raro, pero un esceptico Carvalho no pregunta nada mas y acepta el encargo. Carvalho tampoco quiere ir a la policia y prefiere investigar utilizando sus propios recursos. Estos le llevaran de Barcelona a Holanda y vuelta a Barcelona. El nombre del muerto lo averigua con relativa rapidez, pero la manera que tiene de ir enredandose el caso cada vez mas, hace que quiera investigar por su cuenta. Incluso cuando vuelve a Barcelona con la informacion solicitada por su cliente, nuestro detective sigue investigand. Vazquez Montalban nos presenta en esta primera novela de Carvalho como investigador privado, no solo a su protagonista, sino tambien a los personajes secundarios que apareceran en otras historias de este detective.

  • Shokunin de David B. Gil

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    Shokunin es un spin-off de El guerrero a la sombra del cerezo, la novela de ficcion historica mejor valorada en las librerias on-line.

  • El nervio principal de Daniel Saldana Paris

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    Mexico, anos noventa: un nino es abandonado por su madre, quien se une al levantamiento zapatista. Anos despues, ese nino, ahora un adulto encerrado en su casa, y en si mismo, tratara de descubrir la verdad sobre su pasado. Con El nervio principal, su segunda novela, Daniel Saldana Paris ha recreado con escalofriante exactitud la fantasmagoria de una infancia hipersensible, marcada por un evento que habra de repetirse, distorsionado, en las volubles capas de la memoria del protagonista. Para ello se ha valido de una prosa elegante, que construye con delicadeza la mirada compasiva que el narrador le dirige a ese nino con el que ya no guarda ningun vinculo.

  • Huyendo del principe azul de Vega Manhattan

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    Aunque fuera una locura y no hablara el idioma, acepte una propuesta de trabajo en un pueblo danes. ?Otro de los inconvenientes? Que habia mentido un poco en mi curriculum, solo esperaba que aquello no se notase. Pero conociendome, con lo patosa que era, se darian cuenta de ello el primer dia.
    Me arriesgue y me fui el mes de prueba. Y lo que no podia imaginar es que alli encontraria al tipo de hombre del que siempre habia estado huyendo. Ese al que llamaban “principe azul”.
    ?O no lo era tanto?

  • Mi unica reina de Jodi Ellen Malpas

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    Su historia de amor comenzo intensa y apasionadamente. La princesa Adeline y Josh Jameson sabian que cualquier futuro juntos era imposible: su estatus de princesa y la posicion de el como un galan de Hollywood lo impedian. Pero las cotas de placer a las que podian llevarse mutuamente fueron totalmente inesperadas. Y poco a poco los limites se hicieron mas y mas borrosos: lo fisico se volvio emocional, y sus corazones se entrelazaron. Pero un giro cruel de los acontecimientos vendra a amenazar su historia y Adeline se vera mas atada que nunca al protocolo que exige su titulo. El ejercito de asesores reales que esconden los secretos y escandalos de la monarquia hara todo lo posible para mantener a raya a los medios… y a Josh lejos de Adeline. Sin embargo, Josh se niega a perder a la mujer que lo ha consumido por completo y ha sido capaz de distorsionar sus limites. ?Triunfara el poder de la monarquia britanica? ?O cambiara su intenso amor el curso de la historia?

  • La Crianza Rebelde de Ana Acosta Rodriguez

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    ?Te has sentido desbordada por las quejas, llantos y gritos de tus hijos? ?Crees que te faltan herramientas para gestionar rabietas y berrinches de manera respetuosa? ?Pierdes la paciencia muy a menudo? ?Te gustaria educar a tus hijos sin castigos ni gritos pero consensuando limites saludables? Te entiendo y estoy aqui para ayudarte. A traves de mi innovador modelo de disciplina para preescolares C.E.R. (consciente, empatica y respetuosa), aprenderas a establecer normas y limites desde la atencion plena, la empatia y el respeto.

  • Mariela de Yolanda Guerrero

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    Esta historia apasionada, epica e inolvidable nos habla de como la vida y el amor se abren paso incluso en la oscuridad de la mayor de las tragedias.

  • Cuando el pasado vuelve de Erina Alcala

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    Cuando Martina, que ahora es trabajadora social del ayuntamiento de Alcala de Henares, se encuentra de nuevo con Ruben, recuerda que en una noche de fiesta, el fue su primer hombre. Pero por aquel tiempo a Ruben le gustaban demasiado las mujeres, y ella tenia objetivos laborales en los que volcar su vida.

  • El asunto Danvers de Elsa Tablac

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    Mientras contemplaba el tibio anochecer sobre la City de Londres desde el piso veintiseis de la Torre NatWest, Julian Danvers noto una presencia a su espalda. No le hizo falta contemplar el reflejo en la ventana para saber que se trataba de Susan Laymon, su eficaz secretaria. Parpadeo antes de dar la espalda a la ventana, regresando bruscamente a la realidad. ?Cuantos minutos llevaba ensimismado, contemplando el ajetreo de la ciudad desde el pasillo acristalado? --Julian, son casi las nueve de la noche. Creo que me marcho ya…Si no necesitas nada mas, quiero decir --dijo Susan, con la voz algo entrecortada, fruto de un reciente catarro. Contemplo su maquillaje y su cabello rubio ceniza recogido en lo alto de la coronilla, impecables desde las nueve de la manana. --Por supuesto, Susan. Siento mucho que el dia se haya alargado. ?Sabes si ya esta aqui mi cena? La secretaria lo observo atonita. Hacia un buen rato que habia llegado la comida, encargada a traves de una app a Solomon's, uno de los restaurantes favoritos de Julian. Echo un vistazo a su mesa. Ni siquiera se habia molestado en sacarla de la bolsa de papel. O tal vez no la habia oido cuando le aviso de que la cena ya estaba sobre la mesa de su despacho. Julian contemplo el minimo gesto de decepcion en su boca y el sutil juego de miradas. Entendio a la velocidad de la luz todo lo que estaba pasando por la mente de su secretaria. No le gustaba nada que se quedase en las oficinas de Danvers Holdings hasta tan tarde, pero llevaba un par de dias consumido por todo aquel asunto del problematico informe para McKinney. Y, en un plano mas personal, por la imperiosa necesidad de deshacer de una vez por todas su compromiso con Athena Richardson, su prometida. No podia alargarlo ni un dia mas. La fecha de aquella boda que nunca tendria lugar se acercaba peligrosamente. La secretaria, ya con el bolso sobre el hombro y el abrigo en la mano, se encamino de nuevo hacia su mesa, dispuesta a organizar su cena, pero Julian se adelanto rapidamente. --No, no te preocupes, Susan. Marchate ya a casa. Yo mismo me ocupo de calentarlo todo en el microondas, faltaria mas. Ya te he entretenido demasiado por hoy --le dijo, acompanando la orden con una de las sonrisas a las que recurria para salirse siempre con la suya. Ella torcio el gesto en senal de agradecimiento, pero el cansancio era mas que obvio en cada uno de sus movimientos. En su meteorico ascenso como consultor economico siempre habia sentido debilidad por las secretarias mayores y experimentadas. Sonrio mientras la veia abandonar la oficina, apagando las luces a su paso y dejandolo en una incierta penumbra. Hacia unos anos que Susan habia pasado la cincuentena. Tecnicamente podria ser su madre --el estaba a punto de cumplir treinta y tres-- y sin embargo, despues de tres anos a su lado, seguia encontrandola atractiva. Pero nunca cruzaria ese limite con ella, a pesar de que a veces su intuicion le decia que ella lo miraba de una forma demasiado intensa. Julian metio los recipientes de carton de Solomon's en el microondas y espero a que su cena estuviese de nuevo caliente. Se rio de su ocurrencia con respecto a Susan. Jamas se le habria pasado por la cabeza tener un lio con una de sus maternales secretarias. Para regocijo de su prometida, Athena, siempre habia preferido trabajar con mujeres mucho mayores que el. Su primera asistente, Rachel, apenas se habia quedado a su lado seis o siete meses. En cambio con Susan, o con su antecesora, la nordica Kristiane --ya jubilada-- no tendria esos problemas. No sentian ese hambre por escalar profesionalmente, esa voracidad profesional que las obligaba a saltar de un empleo a otro. En su caso, necesitaba a alguien a quien pudiese confiar practicamente todas sus intimidades. Athena. Suspiro, y de repente el dolor de cabeza que habia estado atenazandolo durante toda la tarde se manifesto en forma de severo pinchazo en su sien derecha. Supuestamente todo estaba casi a punto para la boda, pero las cosas habian ido demasiado de prisa entre ellos y ahora sentia la imperiosa necesidad de echar el freno. Se sentia un cerdo por ello, y a cada dia que pasaba esa sensacion iba en aumento. No solo por el hecho de abandonarla casi a las puertas del altar, sino porque era del todo consciente de que estaba retrasandolo. La decision estaba practicamente tomada desde hacia un mes, y aun no habia reunido el valor necesario para decirselo. Para decirle que lo suyo no tenia futuro. Que no estaba preparado para el matrimonio. Aun no. Que sentia que se habian apresurado demasiado, porque apenas hacia dos anos que se conocian, y uno que habian empezado a salir formalmente. Que lo de casarse habia salido de su boca en un euforico momento durante sus ultimas vacaciones en Ibiza, bajo los efectos del alcohol. Cualquier excusa serviria. O todas a la vez. Cualquier excusa, excepto la real: que no estaba enamorado de ella. Que no la queria como ella a el. Y que en los ultimos meses habia algo de su comportamiento que no le encajaba. Obviamente, eso era lo unico que era incapaz de confesar. El "ding" del microondas lo expulso de su ensonacion. Saco los dos recipientes de carton del microondas y se dirigio de nuevo a su mesa. Realmente no sabia por que no se habia marchado a su recien estrenado apartamento en Newington, o incluso a cenar en Solomon's, en lugar de dar cuenta de aquella triste cena en una oficina gelida y fantasmal. Pero, en el fondo, sabia muy bien el motivo: era miercoles, y los miercoles Athena acudia a su apartamento para pasar la noche con el. En realidad, seria el momento perfecto para enviar la cena directamente a casa, sentarse a tener esa conversacion serena y romper con ella, pero se autoconvencio con una burda excusa: habia tenido un dia duro en la oficina. Necesitaba una copa antes de regresar a casa. O mas bien, tenia que trabajar un rato mas en el informe McKinney antes de permitirse el lujo de dormir. Noto como se le cerraba el estomago. Alli estaba Julian Danvers, inmovil, en su enorme mesa de cristal sin saber muy bien que hacer. Finalmente, agito el raton y activo la pantalla de su gigantesco ordenador Mac. Busco la aplicacion de Facetime y llamo a Athena. Su novia contesto enseguida, como siempre. Alli estaba, esperandolo en su apartamento, cada vez mas integrada en su papel de ama de casa del siglo veintiuno. Se aseguro de que la camara del ordenador recogiera sin posibilidad de duda el lugar en el que se encontraba, su oficina en la torre NatWest. Ella arrugo la nariz al verlo rodeado de comida y de papeles. --Ya... ya se lo que me vas a decir... --Lo siento mucho, carino. Aun me queda un buen rato en la oficina. McKinney me matara si no tiene sus previsiones para el proximo ano al final de esta semana. --?No te espero despierta, entonces? --Es mejor que descanses... Intentare no hacer ruido cuando llegue. Athena esbozo una triste sonrisa. --Mas bien me gustaria todo lo contrario. Que me despertases cuando llegues. Sabia muy bien por que Athena lo decia. Ya eran tres miercoles seguidos los que habia llegado tarde a casa por "quedarse trabajando hasta bien entrada la noche". Y se habia dormido en el enorme sofa del salon, con la excusa de no despertarla. Pero Athena no era idiota. A veces, si veia que podia salir beneficiada, se hacia la tonta, pero no lo era en absoluto. Sabia que algun tipo de conversacion seria se cernia sobre ellos. De hecho, hacia dias que no le consultaba nada respecto a los preparativos de la boda. Ella tambien esquivaba el tema, intentando ganar tiempo. Julian suspiro. La cena, o lo que quedaba de ella, se estaba enfriando de nuevo. La cuestion era que ya no tenia hambre. Insistio, y con ello zanjo la conversacion: --Intentare no despertarte cuando llegue a casa. Buenas noches, Athena. No espero a que ella contestara. Cerro la aplicacion y su despacho quedo de nuevo en la penumbra, tan solo iluminado por la carisima lampara de Tom Dixon que tenia junto al ordenador, la unica pieza de diseno que albergaba la majestuosa oficina acristalada con vistas al Tamesis. No podia dejar pasar ni un dia mas. Manana desayunaria con su prometida y le diria lo que probablemente ya sospechaba: que la boda quedaba cancelada. Julian revolvio con cierta desgana los deliciosos tallarines Parsley de Solomon's, uno de sus platos favoritos. El mismo que aquella noche era incapaz de terminarse. Lo del informe para McKinney era totalmente cierto, y a pesar de que durante el fin de semana pasado habia avanzado bastante, sabia muy bien que "Kinney", como ya se permitia llamar a uno de sus mejores clientes, ni siquiera recordaba la fecha que habian fijado. Si lo llamaba el lunes siguiente para decirle que tenia los datos listos para sus proximas inversiones le contestaria balbuceante que OK; que todo bien, que se lo enviase con un mensajero y que ya le echaria un vistazo. Kinney tenia un problema evidente con el alcohol, y eso, por increible que parezca, tiene sus ventajas a la hora de estirar las fechas de entrega.

  • El estupor y la maravilla de Pablo D'ors

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    Fascinado por la idea de custodiar obras de arte, Alois Vogel trabaja como vigilante del Museo de los Expresionistas de Coblenza, su ciudad natal. Tras 25 anos como empleado en esta institucion, comienza a escribir sus memorias, en las que da cuenta de una vida anodina e insignificante en apariencia, pero de una intensidad realmente asombrosa. Maniatico hasta extremos grotescos, pero tambien tierno y enamoradizo, Vogel nos narra, como lo haria un nino que ve el mundo por primera vez, las historias que inventa sobre los visitantes que entran en su sala; su atormentada o amistosa relacion con sus companeros; sus sensaciones y sentimientos ante los grandes maestros del expresionismo aleman; su aficion a la cerveza y a la soledad, entendida como campo de experimentacion

  • La duquesa de Danielle Steel

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    Traicionada. Abandonada. Invencible. Angelique Latham no es realmente duquesa, aunque tras perder a su madre cuando era muy pequena, se ha criado en el majestuoso castillo de Belgrave junto a su padre, el duque de Westerfield, que siempre la quiso con locura. Pero ahora su padre ha muerto, y sus hermanastros han decidido desheredarla. Esta sola en el mundo. A sus dieciocho anos, Angelique es lista y muy hermosa, pero tiene mala suerte, pues, aunque consigue colocarse como ninera de una familia acomodada, un suceso desagradable e injusto la deja otra vez en la calle. Sin hogar, sin referencias ni contactos, viajara a Paris. Alli, despues de rescatar a una joven de una situacion horrible, tendra la clave de su futuro. Un negocio insolito y una ocupacion al borde del escandalo marcaran la inesperada vida de la hija de un duque.

  • Todo el mundo miente de Seth Stephens-davidowitz

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    En un dia promedio de principios del siglo xxi, los seres humanos que buscan en Internet acumulan ocho billones de gigabytes de datos. Esta asombrosa cantidad de informacion puede decirnos mucho sobre quienes somos, los miedos, deseos y comportamientos que nos impulsan y las decisiones conscientes e inconscientes que tomamos. De lo profundo a lo mundano, podemos obtener un asombroso conocimiento sobre la psique humana que hace menos de veinte anos parecia insondable. Stephens-Davidowitz nos ofrece informacion fascinante, sorprendente y a menudo graciosa, sobre temas que van desde la economia hasta la etica, los deportes, el sexo, etc. Todo ello extraido del mundo del big data. A partir de estudios y experimentos sobre como vivimos y pensamos realmente, el autor demuestra en que medida todo el mundo es un laboratorio. Con conclusiones que van desde lo extrano pero cierto hasta lo provocador y lo perturbador, explora el poder de este suero de la verdad digital y su potencial mas profundo, revelando sesgos profundamente arraigados en nosotros; una informacion que sin duda podemos utilizar para cambiar nuestra cultura. La influencia del big data se esta multiplicando exponencialmente, y Stephens-Davidowitz nos desafia a pensar de una manera diferente sobre el mundo y la forma en que lo vemos.

  • Extrana gracia de Tessa Gratton

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    Una vez una bruja y un demonio hicieron un pacto. La leyenda dice que se amaban con locura. Pero ?se puede confiar en las historias? Este ano, la Luna del Sacrificio se ha alzado antes de lo planeado sobre Las Tres Gracias, el Bosque del Demonio reclama un nuevo martir a cambio de paz y proteccion. Mairwen, la bruja; Rhun, el santo y Arthur, el rechazado son los candidatos mas probables, por el deber a su pueblo, por los secretos y por el amor que los une. Sin embargo, el demonio que deberan enfrentar no es como dictan las leyendas... En el camino, desenterraran tales verdades que daran vuelta su mundo. Y destruiran sus corazones.

  • Los motivos del Lobo de Liliana Escliar

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    Dos anos atras, el fue el senuelo. La noche anterior, Daniel Parodi y su hija se habian desvelado con la noticia de la caida de un meteorito gigante en una ciudad impronunciable de Rusia, algo que segun los entendidos confirmaba el inminente fin del mundo. Zoe tenia diecisiete anos y una pasion morbosa por ese tipo de noticias. Creia en los fenomenos paranormales, los ovnis, la existencia de una conspiracion universal y el Apocalipsis, queria estudiar la carrera de Letras y en las ultimas semanas se habia <> al veganismo, una forma de vegetarianismo extremo que a Daniel, carnivoro consecuente, le parecia una aberracion. Sin embargo ahi estaba, insomne a las cinco de la manana frente a la heladera abierta llena de tofu, hamburguesas de lenteja y brotes de soja. Desde la muerte de Patricia --siete meses atras la habian empujado a las vias del tren para arrebatarle la cartera-- que Parodi no podia dormir. El, criminologo, jefe del laboratorio de investigacion forense de la Policia, no habia podido cazar al raterito que habia matado a su mujer. Habia hecho que Fabian, ese prodigio de las computadoras de solo veintidos anos, un adolescente lleno de granos y complejos que se le quedo pegado del curso de criminologia que dicto cinco anos atras y es como un hijo, destripara cuadro a cuadro el video de seguridad de la estacion de Belgrano. Habia visto las imagenes tantas veces, que podia recordar la secuencia sin errores: Patricia en el extremo del anden que va a Retiro ve aproximarse el tren hacia el paso a nivel de Juramento, mira la hora y despues hacia atras, como si esperara a alguien. En ese momento, una persona --?un hombre joven?-- entra en la imagen, le arrebata la cartera y Patricia cae hacia las vias boca arriba, como quien se tira en un colchon de agua. A las siete y media, todavia sin dormir, se lavo la cara y los dientes sin mirarse al espejo y fue a llevarle a Zoe el desayuno a la cama. Siempre lo habia hecho para <> y despues de la muerte de Patricia lo habia seguido haciendo para su hija. Para mimarla y, tambien, porque sin ese ritual no tendria por que ni para quien levantarse. La manana del dia que iba a morir, Zoe se desperto feliz. Iba a anotarse en la facultad. Cuando salio del cuarto, Daniel la miro y fue como cuando la veia jugar: se habia vestido y actuaba una urgencia eficiente <>. Habia desmontado todos los gestos de nena, como quien saca las munecas de los estantes. Le ofrecio llevarla pero no, claro que no. En cambio, le dio las llaves del auto e imposto, el tambien, el rol de viejo canchero y despreocupado que nunca habia sido. Hacia calor y se habia quedado dormido en el sillon, arrullado por el ruido del ventilador de techo mientras esperaba a Zoe. Desperto con el filo de un cuchillo en la garganta. Podia ver las gotas de sudor y sentir el olor de la transpiracion de su verdugo, ridiculamente enmascarado --penso-- como un ninja criollo. Daniel repaso mentalmente todos los movimientos que deberia hacer para llegar a la cocina, al estante donde guardaba su arma, pero no conto con que tenia quince kilos de mas y todos en la panza. Cuando intento incorporarse, el ninja lo noqueo de un golpe en la sien. Lo que siguio en esas horas que parecieron dias fue una rutina de tortura meticulosa en la que Parodi no tuvo, no pudo tener, ni siquiera la posibilidad de descontar el marcador con una trompada. El hombre no hablaba, no decia quien lo habia mandado ni por que. Lo habia atado por las munecas con una soga que despues izo hasta dejarlo colgado. Parodi estaba molido a golpes, apenas podia abrir los ojos, que empezaban a hincharse; la lengua era un pez globo contra la mordaza. El ninja lo habia pateado, escupido, cortado y a el lo unico que se le ocurria pensar era que asi colgado seguro parecia una pinata. No iba a matarlo. Nadie se cubre la cara para matar. Parodi tomo nota del tatuaje que asomaba del antebrazo de su torturador --algo asi como una esvastica deformada-- y penso que era cuestion de aguantar hasta que terminara. No habia entendido nada. Horas mas tarde, cuando Zoe entro y lo vio colgado de la viga como una pinata, el entendio que ya no habria tiempo para nada y que era --iba a ser-- victima por efecto transitivo: un <> inapelable como un balazo en la cabeza. El verdugo lo habia molido a palos y ahora esperaba justo eso: que Zoe entrara asi como entro, liviana y sin presentimientos. Que abriera esos ojos verdes que tenia, desorbitados de sorpresa y de miedo. Que lo mirara a el: --Papa, que pasa... ?Cuanta desesperacion entra en un segundo? Parodi quiso gritar <>, pero no pudo nada. La mordaza le anudaba la lengua y fue un segundo, o tal vez menos: su hija giro la cabeza y a lo mejor, ojala, no llego a ver como brillo el filo antes de cercenarle el cuello. Zoe se inclino hacia el como un muneco oscilante, los pies firmes en el piso, y golpeo con la frente la panza de Parodi. Cuando cayo --y Parodi juraria que pudo oir como crujia la frente de su hija contra el piso-- el verdugo saludo con una inclinacion de cabeza y salio tarareando: raton que te atrapa el gato/ raton que te va a atrapar/ raton que si no te atrapa/ manana te atrapara. Lo que siguio fue el derrumbe, una demolicion dia tras dia y piedra tras piedra de todo lo que alguna vez el fue o tuvo, que es lo mismo. Estuvo internado tres semanas en un limbo de morfina. El ninja le habia quebrado los dos brazos, la nariz y un par de costillas. Tenia un pulmon perforado, la cara reventada y varios dientes menos. Lo habia destrozado a conciencia, cuidadosamente, para romperlo sin matarlo, pero a el le dolia otro dolor. Era --intento explicarle a Ernesto-- como si le hubieran sacado toda la piel y estuviera cayendo en un pozo interminable y tan estrecho, que su cuerpo en carne viva raspara contra las paredes mientras caia. Ernesto, el viejo, no se movio de al lado de la cama en los veintitres dias. Se habia retirado de la Policia <>, en el 76, y desde entonces mal llevaba una libreria especializada en espias, detectives y buenos autores en general, sin best sellers ni novedades. Todo un exito. Era lo mas parecido a un padre desde que los de Daniel murieron en un accidente en la ruta 2 volviendo de Coronel Vidal, treinta anos atras. A Martin Parodi, que tambien se habia retirado de la Policia, se le habia metido en la cabeza que era un buen negocio criar conejos. Los habian chocado de atras y el Valiant en el que viajaban se despisto y dio tres vueltas antes de terminar con las ruedas girando en el aire. Nunca encontraron al culpable ni a los conejos. Cuando Parodi salio del hospital no tenia a quien llevarle el desayuno a la cama ni por que levantarse. O vestirse, o trabajar, o seguir vivo. Ernesto fue con el al departamento. Olia a cloro. Los de limpieza de escenas habian hecho un buen trabajo pero, aun asi, la sangre de Zoe habia dejado vetas negras en la madera del living. Daniel miraba el parquet descolorido desde la puerta, sin entrar. Estaba encogido, como si tuviera que agacharse para pasar por el marco. --No puedo. Era la casa que habian comprado con Patricia. Ahi habian comido su primera cena de casados, un picnic de pizza en caja de carton porque no tenian ni muebles, ni platos, ni cubiertos. Ahi habia llevado a su beba recien nacida y se habia desvelado con la primera fiebre. Ahi habia vuelto despues de enterrar a su mujer, pero ya no. No podia volver a vivir ahi. El viejo no insistio. Dijo <> y amontono en dos bolsos la ropa de Parodi. Cuando termino, cerro la puerta y podria haber tirado las llaves por la ventana. Daniel no volvio nunca mas. Meses mas tarde, cuando terminaron los tramites de sucesion, acepto la primera oferta que le hicieron y malvendio el departamento con muebles y todo. En 2005, la <> --un nombre que, segun el mismo Ernesto admitia, era muy <>-- habia cambiado a <>: un homenaje a la hermosa libreria catalana y un intento, fallido, de atraer mas clientes. Era una construccion de 1900 con piso damero, techos altisimos, una enorme mesa central donde se apilaban <> y estanterias en todas las paredes. En una de ellas, un riel sostenia la escalera con ruedas para desplazarse por los estantes superiores <>, decia, orgulloso, el viejo. Aunque la pelicula, con un Fred Astaire demasiado viejo para la librera Audrey Hepburn, decia tambien, era <>.

  • Corazones que se encuentran (Corazones 2) de Claire Contreras

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    Aunque se conocian de toda la vida, Jenson y Mia se enamoraron cuando estaban en la universidad; luego el tuvo que marcharse a Nueva York para terminar sus estudios, por lo que Mia decidio que era mejor que se tomaran un tiempo y que volvieran a estar juntos cuando pasaran esa etapa.

  • Tan tuyo como tu muerte de Emili Bayo

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    Una asesina convertida en victima, un moribundo dispuesto a salvar una vida, el odio de la mano del amor… El sargento Abel Claramunt aspira a acabar sus dias como policia en un retiro tranquilo, pero el pasado familiar y la pasion de una joven companera le complican la existencia. Deberan esforzarse por salvar una vida, atrapar a una asesina e investigar un secuestro. Mucho para alguien a quien solo quedan unos meses de vida.

  • La acabadora de Michela Murgia

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    Fillus de anima. Asi es como llaman a los ninos engendrados dos veces, por la pobreza de una mujer y por la esterilidad de otra. De este segundo parto era hija Maria Listru, fruto tardio del alma de Bonaria Urrai. Cuando la anciana se detuvo bajo el limonero a hablar con la madre de Maria, Anna Teresa Listru, la nina tenia seis anos y era el error despues de tres aciertos. Sus hermanas eran ya unas senoritas, asi que ella jugaba sola en el suelo a hacer un pastel de barro amasandolo con hormigas y poniendo el esmero de una mujercita. Las hormigas movian sus rojizas patas entre la masa mientras iban muriendo lentamente bajo las decoraciones de flores silvestres y el azucar de arena. Al cruento sol de julio, el pastel le crecia en las manos, hermoso como a veces lo son las cosas malas. Cuando la nina levanto la cabeza del barro, vio a su lado a la tia Bonaria Urrai a contraluz, sonriendo con las manos apoyadas en su vientre seco, satisfecha por algo que Anna Teresa Listru acababa de darle. Que era exactamente, Maria no lo comprendio hasta pasado un tiempo. Se marcho con la tia Bonaria ese mismo dia, con el pastel de barro en una mano y en la otra un cesto lleno de huevos frescos y perejil, miserable viatico de agradecimiento. Aunque sonreia, la nina intuia que en alguna parte habria un motivo para llorar, pero no consiguio que le viniera a la mente. Tampoco pudo conservar el recuerdo del rostro de su madre mientras se alejaba, como si la hubiera olvidado hacia ya tiempo, en el momento misterioso en que las hijas deciden por si solas con que es mejor amasar el barro de los pasteles. En cambio, durante anos recordo el cielo ardiente y los pies de la tia Bonaria calzados con sandalias, uno asomando por el borde de la falda negra y el otro oculto debajo, en una alternancia muda cuyo ritmo las piernas seguian con dificultad. La tia Bonaria le proporciono una cama solo para ella en un dormitorio lleno de santos, todos malos. Alli, Maria comprendio que el paraiso no era un sitio para ninos. Dos noches paso en silencio, escudrinando con ojos bien abiertos la oscuridad para sorprender lagrimas de sangre o destellos en las aureolas. La tercera noche se dejo vencer por el miedo al Sagrado Corazon, que apuntaba hacia su pecho chorreante con un dedo que el peso de tres rosarios hacia visiblemente amenazador. No aguanto mas y grito. Menos de un minuto despues, la tia Bonaria abrio la puerta y encontro a la nina de pie junto a la pared, abrazando la almohada de basta lana escogida como peluche defensor. Luego miro la imagen sangrante, que le parecio mas proxima a la cama que nunca. Cogio el Sagrado Corazon y se lo llevo sin decir palabra; al dia siguiente desaparecieron tambien del mueble la pila de agua bendita con el altorrelieve de santa Rita y el cordero mistico de escayola, de pelaje crespo como un perro vagabundo y feroz como un leon. Maria tardaria un poco en volver a rezar el avemaria, y lo haria en voz baja, para que la Virgen no la oyera y la tomara en serio en la hora de nuestra muerte, amen. No resultaba facil calcular los anos de la tia Bonaria por aquel entonces, pero eran anos detenidos desde hacia tiempo, como si hubiera envejecido de golpe por decision propia y luego se hubiera limitado a esperar pacientemente a que el tiempo la alcanzara con retraso. Maria, en cambio, habia llegado demasiado tarde incluso al vientre de su madre y de inmediato se habia acostumbrado a ser la ultima preocupacion de una familia que ya tenia demasiadas. Sin embargo, en casa de aquella mujer experimentaba la insolita sensacion de haberse vuelto importante. Cuando por la manana dejaba la puerta a su espalda y apretaba la enciclopedia entre las manos camino del colegio, tenia la certeza de que, si se volvia, la encontraria alli, mirandola, apoyada contra el quicio como si sujetara las bisagras. Maria no lo sabia, pero la anciana la observaba sobre todo de noche, en esas noches corrientes sin ningun pecado al que culpar de estar despierto. Entraba en el dormitorio a hurtadillas, se sentaba frente a la cama de la nina y la miraba en la oscuridad. Aquellas veladas, Maria, que creia ser la primera de todas las preocupaciones de Bonaria Urrai, dormia sin sentir aun el peso de ser la unica. En Soreni comprendian sobradamente las razones de Anna Teresa Listru para haberle dado su hija menor a la anciana. Desatendiendo los consejos de la familia, habia hecho un mal matrimonio y se habia pasado los quince anos siguientes quejandose de aquel hombre que solo sabia hacer bien una cosa. Con las vecinas, Anna Teresa Listru se complacia en lamentarse de que su marido no habia conseguido serle util ni en la muerte, pues ni siquiera habia tenido el detalle de morir durante la guerra a fin de dejarle una pension. Declarado no apto, Sisinnio Listru habia acabado sus dias tan estupidamente como los habia vivido, aplastado igual que un grano de uva en el lagar bajo el tractor de Boreddu Arresi, para quien trabajaba de vez en cuando como aparcero. Al quedar viuda con cuatro hijas, Anna Teresa Listru habia pasado de la pobreza a la miseria y aprendido a hacer el puchero, aseguraba, hasta con la sombra del campanario. Ahora que la tia Bonaria le habia pedido a Maria como hija, no acababa de creerse que pudiera echar todos los dias a la olla dos patatas de las tierras de los Urrai. Si el precio era la criatura, pues muy bien: a ella, criaturas aun le quedaban tres. En cambio, nadie entendia realmente por que, a su edad, la tia Bonaria Urrai se habia hecho cargo de la hija de otra. Los silencios se alargaban como sombras cuando la anciana y la nina pasaban por la calle juntas, suscitando comentarios a media voz entre la vecindad. Bainzu el estanquero se regodeaba con la idea de que un rico tambien necesitaba en la vejez dos manos que le limpiaran el culo. Pero Luciana Lodine, la hija mayor del fontanero, no veia la necesidad de buscar una heredera para que hiciera lo que podia hacer cualquier sirvienta bien pagada. A Ausonia Frau, que de culos sabia mas que una enfermera, le gustaba poner fin a la conversacion sentenciando que ni siquiera la zorra quiere morir sola, y llegados a ese punto nadie anadia nada. Por supuesto, si no hubiera sido rica, Bonaria Urrai habria acabado como todas las que se quedan sin hombre, que no es precisamente teniendo una fill'e anima. Viuda de un marido que no habia llegado a desposarla, en otras condiciones quiza habria sido prostituta, o monja, con los postigos siempre cerrados y vestida de negro hasta el ultimo aliento. El vestido de novia se lo habia robado la guerra, aunque en el pueblo se decia que no era verdad que Raffaele Zincu hubiera muerto en las riberas del Piave, donde se habian librado terribles combates: lo mas probable es que, con lo espabilado que era, hubiera encontrado hembra alli y se hubiera ahorrado el viaje de vuelta para dar explicaciones. Tal vez por eso Bonaria Urrai era vieja desde joven, y ninguna noche se le antojaba a Maria tan negra como su falda. Pero el pais estaba repleto de viudas de maridos vivos; eso lo sabian las mujeres que chismorreaban y tambien Bonaria. Por ese motivo, cuando iba por la manana a comprar el pan recien hecho, andaba con la cabeza alta sin pararse nunca a hablar y volvia directa a casa como la rima de una octava cantada. En la decision de adoptar una fill'e anima, lo mas dificil para Bonaria no habia sido ni mucho menos la curiosidad de la gente, sino la reaccion inicial de la nina. Despues de seis anos compartiendo el aire de un solo cuarto con sus tres hermanas, era evidente que el espacio que Maria consideraba propio no iba mas alla de lo que podia abarcar con un brazo. La llegada a la casa de Bonaria Urrai trastoco esa geografia interior; entre aquellas paredes, los espacios unicamente suyos eran tan amplios que la pequena tardo semanas en comprender que en las puertas de las numerosas habitaciones cerradas no apareceria nadie diciendo: <>. Bonaria Urrai jamas cometio el error de invitarla a que se sintiera en su hogar, ni dijo ninguna de esos topicos que suelen decirse para recordar a los invitados que no estan en su casa. Se limito a esperar a que los espacios que durante anos habian permanecido vacios tomaran gradualmente la forma de la nina, y cuando, al cabo de un mes, todas las puertas de las habitaciones habian sido abiertas para siempre, tuvo la sensacion de no haberse equivocado dejando que la casa se adaptara. Una vez que se sintio segura de la nueva confianza adquirida con aquellas paredes, Maria empezo a mostrar poco a poco mayor curiosidad por la mujer que la habia llevado a vivir con ella. --?De quien es hija usted, tia? --pregunto un dia, mientras comia menestra. --Mi padre se llamaba Taniei Urrai, era ese senor de ahi... Senalo la vieja fotografia amarillenta colgada sobre la chimenea, en la que Daniele Urrai, tieso con un chaleco de pana, aparentaba unos treinta anos. A la nina podia parecerle cualquier cosa excepto el padre de la anciana que tenia delante, incredulidad que Bonaria leyo en su cara sonrosada. --Ahi era joven, yo aun no habia nacido --preciso. --?Y no tuvo madre? --insistio Maria, que no estaba muy familiarizada con la idea de que se pudiera ser hija de un padre. --Claro que si, se llamaba Anna. Pero ella tambien murio hace muchos anos. --Como mi padre --anadio, seria, la pequena--. A veces lo hacen.

  • Matar a la Reina (Diamante Rojo 1) de Angy Skay

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    Las alegres Navidades de Micaela Bravo se ven interrumpidas cuando, con solo doce anos, alguien, a quien creia de su familia, le arranca la infancia acabando con lo que mas quiere. Todos sus seres queridos son asesinados sin piedad y, ella, ultrajada y agredida hasta tal punto que sus agresores piensan que han terminado con su vida.
    En su ultimo aliento, su alma se impregna de un sentimiento vengativo que la hara tomar las riendas de su vida unos anos despues, por un oscuro y tenebroso mundo donde las mafias y el peligro son algo constante.
    En otra parte del planeta, un asesino a sueldo recibe una llamada que hara cambiar su existencia por completo cuando descubra una lista con seis nombres, teniendo que asesinar a cada persona por orden correlativo, segun su antiguo instructor, Anker Megalos.
    Matar a la Reina es la primera parte de la serie Diamante Rojo, donde la mafia, los asesinatos, la accion y un amor peligroso se juntaran, dandole lugar a las personas que, al parecer, nunca tienen oportunidad de vivir un futuro a su antojo: los villanos.
    En esta ocasion, <>.