• esteban moneo - Esteban Moneo

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    --!Esteban! !Senor! ?Me oye? !Esteban! !Esteban! --Una senora bajita y regordeta, enfundada en un chaleco naranja fosforescente y rodeada de media docena de personas del servicio de asistencia y de la policia municipal, vociferaba con cara de pocos amigos. La condenada chillaba como las pescaderas en esos antiguos mercados de abastos de los puertos: <>. Jureles no, pedazo de atun inmovil, que no reaccionaba ante semejante griterio. Y Marta, su mujer, con un ataque de panico al verlo convertido en un guinapo. Todos en torno a la cama, contemplando un tesoro, algo divino, digno de contar por la noche en sus casas. Nada que ver. Un cuarenton, con los pelos revueltos despues de una noche de sudor y fiebre, no despertaba. Quizas, tantos decibelios por parte de la dichosa senora provocaron el chispazo. El cable rojo y el cable azul se rozaron, encendiendo una bombilla dentro de el. La alarma del despertador le hizo incorporarse y miro la habitacion. Su pequeno espacio privado invadido por gente con uniforme que vociferaba y escudrinaba. ?Que sucedia?, ?que...? <>. No, perdon, jureles no; eso es lo que a el le resonaba en la cabeza, a punto de explotar por ese grito ininteligible: --!Senor! ?Me oye? !Estebaaaan! Del mismo modo que desperto, atonito ante las voces de la medica a medio metro de su rostro, se desplomo sin decir palabra. No pudo. Sus fuerzas se consumieron en una simple mirada desencajada. Esos ojos de atun y su cuerpo, un saco de patatas recien descargado, cayeron hacia atras, sumergidos de nuevo en otra dimension. Senal suficiente para que la senora del chaleco determinara la gravedad de su estado y cambiara los chillidos por ordenes a sus companeros: --!Protocolo ictus! !UVI movil! !Vamos, senores, traslado urgente al hospital! Mientras, su mujer solo pensaba en disimular para que sus hijos no se asustaran por la situacion. Tarea complicada a la hora del desayuno en una casa con cuatro ninos, ante tal despliegue de personal uniformado que efectuaba su trabajo sin miramientos: entraban y salian, subian y bajaban escaleras. Y habia dos ambulancias y un coche de policia en la puerta. Una vecina, muy amiga de la familia, corria en camison en busca de la llave de la salida de emergencias de la urbanizacion. Al marido, mas para alla que para aca, dos fornidos facultativos del Samur lo bajaron en una silla de ruedas por las escaleras. Un espectaculo. Varios vecinitos, en vez de seguir rumbo al colegio, se detenian en la puerta del domicilio para verlo. Lo de pasar de largo, pura quimera. Otro chispazo. Otra mirada fugaz. El traqueteo del descenso conecto de nuevo los dos cables mal pelados de su cerebro y volvio a enchufarse a la realidad. Lo metieron en una ambulancia. No pronuncio palabra, ni balbuceo. Se iba rodeado de luces y personal sanitario, ante la cara de susto de su mujer y el nino cotilla de turno, que se habia quedado paralizado en la puerta. De milagro, en esa breve conexion fue consciente de que no era el, ni su cuerpo. Diez segundos dentro de un saco, mirando con los ojos de un extrano. Con el mismo impulso que vino, se fue, como aquellas bombillas de filamento de toda la vida, no estas modernas repletas de puntitos, que se agitaban a contraluz para comprobar si estaban fundidas o dando sus ultimos coletazos. Se apagaron su mirada, sus recuerdos y su escasa, por no decir nula, capacidad de reaccion. El personal sanitario lo aseguro con bridas a la silla. El viaje hasta el hospital de la zona, uno de los mas modernos de la ciudad, era corto. Cuantas veces habian hablado de lo conveniente que era tener semejante mole cerca de casa, por si algun dia ocurria aquello que piensas que nunca te va a pasar a ti. Ni en el peor de sus suenos ni en sus quejas continuas sobre su estado de salud, habia imaginado que su primera visita al complejo hospitalario seria por la puerta grande, como los primeros espadas de la tauromaquia, pero al reves: ellos triunfan y salen, no entran. Los cuatro ninos apuraban sus desayunos, ajenos a lo sucedido y al trago dificil por el que pasaba su madre. Calma absoluta. Su padre estaba con gripe en la cama, los medicos habian venido a verlo. Nimiedades, una enfermedad comun no impedia que continuaran con la misma rutina de cada manana: risas, colacaos, cereales, y zumbando a clase. Sin saber que le ocurria a su marido, inconsciente de camino al hospital, aderezaba su incertidumbre con la idea de que el vecinito cotilla, que iba a clase con uno de sus hijos y habia contemplado la funcion matutina desde primera fila, le contara, con la habitual inocencia infantil, que su padre se estaba muriendo. Estas preguntas, muchas mas y toda la tension contenida salieron disparadas, como si se abriera la espita de una olla expres, cuando los ninos brincaron del coche, rumbo al patio. Con el cierre de las puertas, la madre rompio a llorar. La noche anterior, se habia planteado si una simple gripe era motivo suficiente para hacer que el medico se desplazara a su casa. Los telediarios ya habian avisado de que las urgencias estaban colapsadas por los casos de gripe. ?Que les iba a decir? <>. Vamos, igual que el resto de los contagiados por el virus en ese frio mes de enero. Ellos mismos lo habian comentado en mas de una ocasion: --Si estas enfermo, caldito, y a la cama. Sin exageraciones, que el sistema sanitario bastante tiene con lo suyo. Pero esa manana, al despertar, fue consciente de que algo anormal sucedia. Ni gripe ni catarro. Temio que fuese a mayores. Si otras veces procuraba hacer el minimo ruido posible para dejarlo descansar, ese dia no. Por fortuna, su sexto sentido femenino le advirtio que no debia salir sin mas. --Esteban, Esteban, ?estas bien? ?Como te encuentras? No obtuvo respuesta. Su marido no despertaba. No estaba. --Esteban, Esteban, ?que te pasa? --insistia Marta--, ?sabes quien soy? Igual que sucederia una hora mas tarde con los gritos de la sanitaria, los ojos de su marido dieron un repaso al cuarto traspasando el cuerpo de ella; esa forma de mirar de quien no esta viendo. Y no pronuncio palabra. Eso activo las alarmas de Marta. Las llamadas de sus vecinas la hicieron volver al crudo presente. Los ninos estarian en el colegio hasta media tarde; llegados a ese punto, ya veria como se las arreglaba para contarles lo sucedido. Lo primero era lo primero: ir al hospital para informarse del estado de Esteban. Solo sabia que a esa persona con la que llevaba mas de media vida la habian metido en la ambulancia como un fardo, inconsciente. Pero habia visto su mirada dura, distante; la misma que un familiar suyo anos atras, ese que no tuvo un final feliz. La llegada al hospital fue un nuevo mazazo. A diferencia de esas series hospitalarias que tanto gustaban a los televidentes, donde cirujanos, interinos, enfermeras y celadores vivian aventuras dignas de un culebron a la par que la sangre surgia a borbotones (eso si, sus batas blancas se mantenian impolutas), la realidad que se encontro Marta fue una sala de gran tamano a rebosar de ancianos en camillas agolpadas en las esquinas y pasillos, a la espera de su turno o a mitad del tratamiento que calmase sus sintomas gripales. Sofocada y con el susto en el cuerpo, la llevaron hasta los boxes de urgencias. Las paredes de cristal, con un enorme punto rojo en el centro para que las personas no se dieran de bruces, y las cortinas a medio descorrer apenas preservaban la intimidad de los enfermos: un abuelito, que pocas horas mas tarde pasaria a mejor vida, y un par de accidentados. La enfermera le senalo con amabilidad la esquina, justo donde empezaba el pasillo: ese era el de su marido.

  • Una mañana cualquiera Versión Kindle - Libros - Amazon.es

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    Mirar en el interior de este libro. Una mañana cualquiera de [Esteban Moneo]. Sigue al autor.

  • Una mañana cualquiera : Moneo, Esteban - Libros - Amazon.es

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    Una mañana cualquiera : Moneo, Esteban: Amazon.es: Libros. ... Una mañana cualquiera, un virus "invade" el cerebro de Esteban y cambia por completo su vida.

  • Reseña de “Una Mañana Cualquiera” de Esteban Moneo

    https://queleerlibros.com/resena-de-una-manana-cualquiera-de-esteban-moneo/

    19 ago 2020 — Nueva casa, disfrutar su afición por el futbol español, mejores perspectivas laborales y su libro Una mañana cualquiera. Su vida se había ...

  • Un navarro publica un libro solidario para relatar sus ...

    https://navarra.elespanol.com/articulo/sociedad/esteban-moneo-navarro-libro-manana-cualquiera-virus-invadiera-cerebro/20200705162513329680.html

    5 jul 2020 — Los beneficios de sus ventas serán donados íntegramente a Cruz Roja. El escritor navarro Esteban Moneo, junto a la portada de su libro FACEBOOK ...

  • Una mañana cualquiera - Esteban Moneo - Babelio

    https://es.babelio.com/livres/Moneo-Una-manana-cualquiera/112543

    Críticas (3), citas extractos de Una mañana cualquiera de Esteban Moneo. Novela autobiográfica en la que el ... Comprar este libro en papel, epub, pdf en ...

  • UNA MAÑANA CUALQUIERA, de Esteban Moneo. - Lectoras ...

    https://lectorascotorras.com/una-manana-cualquiera-de-esteban-moneo/

    27 sept 2020 — Hoy os presento un libro muy especial. Es una lectura que he hecho en papel, que terminé de leer hace varias semanas y que podéis encontrar ...

  • Una mañana cualquiera, un fascinante viaje por la nueva ...

    https://www.todoliteratura.es/noticia/53259/ebook/una-manana-cualquiera-un-fascinante-viaje-por-la-nueva-realidad-de-su-autor-despues-de-que-un-virus-invadiera-su-cerebro.html

    10 ago 2020 — El libro comienza con sus vivencias en el hospital y continua con la ... Esteban Moneo es diplomado en empresariales en 1992 en Pamplona y ...

  • Una mañana cualquiera - Acta Sanitaria

    https://www.actasanitaria.com/publicaciones/una-manana-cualquiera_1520865_102.html

    29 jun 2020 — Esteban Moneo, que es diplomado en empresariales y trabajador en una multinacional, ha escrito el libro 'Una mañana cualquiera', ...

  • Una mañana cualquiera by Esteban Moneo - Goodreads

    https://www.goodreads.com/book/show/55206019-una-ma-ana-cualquiera

    Una mañana cualquiera es un libro que nos hace reflexionar sobre lo que tenemos, a valorarlo, sobretodo aprovechar el tiempo y vivir, porque una mañana ...

  • Fabulas feministas y otros textos de Suniti Namjoshi

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    Fabulas feministas es una antologia de Suniti Namjoshi, traducida al espanol por las escritoras mexicanas Ave Barrera y Lola Horner, donde se reune la obra mas destacada de la poeta y fabulista india. Estos son algunos de los titulos que conforman al libro: Fabulas feministas (1981), Conversaciones de la vaca (1985), Fabulas de la burra azul (1988), Las madres del Maya Diip (1989), Goja: un mito autobiografico (2000) y Sycorax (2006); ademas, la recopilacion de textos remata con un vistazo al trabajo mas reciente e inedito de la autora.

  • El viejo barco de Zhang Wei

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    El viejo barco es una revolucionaria obra de ficcion china que ha conmovido a lectores de todo el mundo.

  • Me cago en Godard de Pedro Vallin

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    ?Te sientes culpable cuando te gusta una pelicula de masas? ?Te autoflagelas viendo cine de autor? No te preocupes, Pedro Vallin quiere curarte. Criticos culturales de plumas avinagradas han sentenciado durante decadas que el cine de Hollywood oculta un maligno instrumento de adoctrinamiento colectivo. Una perversion subliminal que aliena a las masas y les inocula la ideologia dominante. Semejante vision del cine comercial supone que la gente es imbecil. Que se la traga siempre. Entre cuencos de palomitas. Y encima, riendose. Pedro Vallin ha escrito un ensayo heretico que defiende que no, que ni los superheroes yanquis defienden la propiedad privada ni el cine de autor europeo transmite valores progresistas. Y que puestos a generalizar ocurre lo contrario: que el cine made in Hollywood es emancipador y que las producciones europeas acusan un sesgo burgues, ensimismado y autoindulgente. !Me cago en Godard! es un libro irreverente y con clara vocacion de incordio. Su autor no se caga solo en Jean-Luc, sino que tambien lo hace en el elitismo condescendiente del establishment cinematografico europeo, en los dogmas que identifican las peliculas estadounidenses con la derecha y en el mal llamado “placer culpable”. Porque es absurdo sentirse un aliado del imperialismo por disfrutar de una pelicula palomitera (o sentirse mejor persona por dormirse frente a una mala pelicula indie).

  • La amante del marques de A. R. Cid

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    Poco tenia que opinar al respeto, pero eso no importaba, no al hombre que tozudamente continuaba con su perorata. El marques tenia ganas de arrancarle la cabeza, aunque ambos sabian que no lo haria y, precisamente por eso, iba mas pendiente de lo que acontecia en las calles que recorrian. -- ?No tiene nada que decir? ?No comprende la situacion en la que se encuentra? - inquirio el baron Camoys, golpeando el techo del carruaje con su baston con fuerza. -- ?Ya hemos llegado? -- Debe tomar una decision - insistio el baron -. Amenaza con delatarlo si no lo hace. -- ?Paseamos? - le sugirio, al tiempo que abria la portezuela con rapidez y se lanzaba fuera. El frio no le importaba, no tras toda una vida soportandolo, en cambio, las nubes negras que se desplazaban sobre su cabeza ya no le hacian tanta gracia. Se llevo la mano instintivamente hasta la chistera, sabiendo que no serviria de mucho si el aguacero que se avecinaba era tan fuerte como podia oler en el ambiente. El baron Camoys toco su hombro, el marques ni siquiera se giro para mirarlo. No, sus ojos se habian detenido en un joven de hermosos ojos grises. Sus movimientos suaves, su forma de moverse, se acerco a el sin comprender el motivo. Se detuvo a unos metros, el marques llamo su atencion alzando la mano. Paso por alto el barro que cubria su piel, la ropa raida y los zapatos agujereados que dejaban pasar el frio y la humedad. Lo paso todo por alto, concentrandose solo en su tersa piel, en sus labios rojos y carnosos. No, a el no le gustaban los hombres y, o mucho se equivocaba o, bajo tan burdo disfraz, no se escondia un muchacho. -- Milord, ?desea una? - se atrevio a preguntar el "joven", estirando sus finos dedos, en los que una rosa rosa se mecia. -- ?Cuantas tiene? - pregunto el marques de Carisbrooke llegando hasta ella y torciendo la nariz. No era su olor el que lo llamaba, era lo que intuia bajo la superficie. El color de sus ojos invitaba a perderse en ellos, su forma de morderse el labio era mucho mas sensual que los estudiados movimientos de las amantes que habia tomado los ultimos anos. -- Doce, milord - replico el "joven" bajando la cabeza, encogiendose ante el escrutinio. Maximilian se acerco y rozo la mano de la pordiosera que queria aparentar lo que no era. El marques quiso descubrir lo que ocultaba, jugar con la ratoncita que fruncio el morro. Todo tenia un precio y sobre todo cuando no se tenia nada. -- Deberiamos regresar. Debe tomar una decision para que podamos actuar. - El baron se detuvo al comprender que ni siquiera lo escuchaba. No, el marques estaba perdido en la "interesante" conversacion que mantenia con uno de los muchos vagabundos que alli se congregaban para poder ganar unas cuantas monedas. -- ?Las traeria a mi casa? - pregunto con voz ronca el marques, dejando que sus cuerdas vocales extendieran las silabas mientras se imaginaba desnudandola, observandola al limpiar su cuerpo e impregnarlo con el sutil aroma de las rosas. Era imposible que bajo tanta mugre no se escondiese una beldad, solo una autentica beldad podria ser hermosa incluso cuando trataba de evitarlo. -- Milord, no seria conveniente. Yo... no debo alejarme tanto - replico la joven mirandose los pies, sintiendo que mancharia el hogar del hombre que, plantado ante ella, no se daba por vencido. Tambien temia sus intenciones, no lo reconoceria. -- Podria ofrecerle una buena recompensa por el camino. No me haga perder el tiempo, ambos sabemos que precisa cuanto pueda obtener de mi y yo estaria mas que contento de darselo. - Alzo las cejas y fijo sus ojos azules en los diminutos, casi imperceptibles, bultos que su holgada y sucia camisa trataba de ocultar. ?Por que la joven que tenia ante el habia logrado detener su caminata? ?Que tenia el gris de sus iris que era capaz de hacer que olvidase las palabras que tenia en la punta de la lengua? Quiso vestirla de sedas, cubrir su esbelto cuello con joyas y observarla sonreir, no preciso mas que una acuosa mirada de unos ojos que parecian suplicar por atencion, consuelo y carino. -- Si asi lo quiere... - susurro la joven Noemille, Noemille sin mas. No tuvo que decirle el precio, pues eso habria sido de mal gusto cuando solo tenia que observar el abrigo del marques, su chistera, la cadena dorada del reloj de bolsillo que acababa en su pantalon. Max habria querido acercarse, rozar la palida piel de la joven, provocar, quizas, que se sonrojase, pero estaban en medio de una autentica multitud y no era el lugar, no cuando preparaba planes de boda. Bufo ante la idea de contraer matrimonio con una dama aburrida que nunca podria calentarlo por dentro, que no conseguiria que sus entranas ardieran y desease atarla al lecho. No, la damita era un mal necesario que no lograria evitar que buscase lo que necesitaba, que no tendria de el mas que su titulo, ni siquiera un heredero le regalaria. -- Venga antes de cenar, es cuando mas benevolo soy - gruno, acercandose a Noemille hasta que sus pechos se rozaron. Ella no logro retroceder, sus piernas no le respondieron. El poder que el transmitia la ato, impidiendole reaccionar. No tomo todas las rosas, solo una. La recogio y arrastro con pereza desde la mano femenina, se la llevo a la nariz sin dejar de observarla, memorizando cada uno de sus gestos. -- Huele a belleza, a la pureza mas absoluta - dejo caer el marques con la indiferencia de quien esta acostumbrado a que sus palabras sean tomadas como la ley mas absoluta. -- Gracias milord. - Y acaricio las rosas que quedaban en sus manos, soltando una sonrisa sonadora que la hizo volar lejos y no paso desapercibida a ninguno de los dos. -- No me referia a las rosas. -- ?Y a que se refe...? - Noemille no pudo terminar, no cuando el marques se inclino y anadio sobre su oido: -- Se lo dire a la noche, se lo prometo. - El calido aliento del marques rozo su oreja, su cuello, convirtio sus palabras en una caricia maliciosa que sabia como hacer temblar a una joven inexperta, que sabia crear imagenes en la mente de quien nunca habia hecho el amor. Noemille lo vio marchar con las piernas debiles y la mente embotada, boqueo al comprender que ya no tenia mas que hacer en todo el dia, no cuando ya no le quedaban flores que vender. Se habria alegrado si las horas muertas no fueran el escenario perfecto para que se recrease en el hambre que carcomia sus entranas. La joven tardo mas de media hora en irse, el marques ya estaba muy lejos entonces. Llevo la mano al pantalon y apreto la unica moneda que le quedaba con una sonrisa triste, mientras se colocaba la mascara que siempre portaba cuando regresaba al unico hogar que conocia. -- Hermanito, he llegado. Hoy he tenido suerte, hoy cenaremos como reyes, pero por ahora has de conformarte - solto la joven del tiron, mientras llegaba hasta un nino de tres anos que temblaba sobre un monton de paja diseminada por el suelo. Era dos cucarachas que se escondian en las grietas de una ciudad que no tenia corazon con quienes no contaban con quien los defendiera. Lo recogio en su regazo, lo acuno con la pena de no poder darle mas, no tener mas que ofrecer. El era su vida, lo unico que tenia para no dejarse morir, caer ante cualquier carruaje y permitir que las ruedas la aplastasen. -- ?Por que callas? ?Estas triste? - Su vocecilla tremula, acompanada con un fuerte ataque de tos, consiguio que las lagrimas pendieran de las pestanas femeninas y no tuviera otra opcion que negar con la cabeza -. Deberias dejarme, las mujeres lo dicen. -- ?Por que habria de hacer eso? - consiguio preguntar ella. -- Morire... - jadeo el diminuto y escualido Marcus, sonriendo sin ganas. -- No lo haras. Te lo prometo.

  • Mi dulce infierno de Josefina Rossi

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    Llevaba dos anos en esta hermosa ciudad de Alaska, por primera vez en mi vida estaba teniendo estabilidad y paz. Mi abuela me habia heredado todos sus bienes cuando murio y con ello me regalo un lugar al que pertenecer. Tenia una rutina, trabajaba para la estacion de bomberos de la ciudad y aun que estaba rodeada de hombres fuertes y hermosos, solo uno me quitaba el aliento. !Dios!, pero era un odioso, siempre que podia estaba intentando volverme loca. Pero justo esta semana tenia mi calefactor malo en casa y como la estacion tenia las tripulaciones en servicio pense en tomar una ducha con agua caliente.

  • Mi dulce hindu (Amor entre culturas 2), Chris M. Navarro de Chris M. Navarro

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  • No hago planes a tan largo plazo de Cristina Duran

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    U PROLOGO Madrid, 17 de diciembre de 2014 na voz femenina conmino a dejar un mensaje despues de la senal dado que la persona poseedora del numero de telefono lo tenia apagado o fuera de cobertura. Al sonar el clic, otra voz, en esta ocasion de hombre, comenzo a hablar despues de carraspear: <

  • Vivir con Amor de Doel Martinez

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    Vivir la vida por el amor es bien dificil y aqui les muestro como vivir dia a dia el amor y todos sus inconvenientes. Todos tenemos dudas sobre muchas facetas del amor. Unas buenas otras malas. Aqui les muestro mi punto de vista como es vivir en el amor. El pensamiento original de una persona normal sobre varios temas dentro de lo que llamamos amor.

  • Pasion Indomita (Kavanagh 1) de Emily Blayton

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    Sophia Carrington parecia destinada a la solteria. Sus escasos talentos para el flirteo, su dote escasa y una madre recalcitrante y enfermiza que trata de convencerla de que ella no esta hecha para el matrimonio, todo parece conspirar para que se convierta en la solterona de la familia.
    Hasta que conoce a Ephraim Kavanagh, el irlandes. Un caballero guapo y fascinante pero con un oscuro pasado.
    Los lugarenos huyen de ese hombre y se santiguan a su paso. Aseguran que tiene una pesima reputacion y que en verdad esta maldito.
    Todos le advierten que es muy mala idea tener amistad con ese irlandes, pero ella esta harta de hacer siempre lo correcto…

  • Cualquiera menos tu, Gema Samaro de Gema Samaro

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    Alicia estaba deseando que llegaran las vacaciones para librarse durante unos dias de su jefe y de su ex, y tiene la mala suerte de encontrarselos a los dos en Ibiza.
    La culpable de que haya elegido ese destino es Amanda, la amiga loca que la convencio para que le acompanara a reencontrarse Michael, un camarero buenorro que conocio en la isla hace cuatro anos y con el que tiene asuntos pendientes.
    Mario, Lord Cactus, es el jefe de Alicia. Esta para caerse de espaldas, guapo, sexy, carismatico, pero tambien borde, exigente, duro y avasallador como el solo.
    Mario nunca descansa, ni en vacaciones. De hecho, acude a Ibiza a supervisar lo que esta haciendo su hermano Tristan con la empresa familiar. Aunque, esta vez hay algo mas que le mueve a hacer ese viaje y que se llama Sacha.
    Con lo que no contaba era con la presencia permanente de la tocapelotas de su empleada, Alicia, una adicta al trabajo como el, pero sin puas, que parece dispuesta a desquiciarle mucho mas de lo que suele hacerlo en la oficina.
    Alicia tampoco lo soporta, pero en Ibiza le necesita para vengarse de Oliver, su ex, y tiene un plan.
    Un plan que es un churro y que va a cambiarlo todo por completo.

  • La ultima sefarad de Toledo de Miguel Angel Rico

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    La ultima Sefarad de Toledo
    Miguel Angel Rico
    Meses antes del descubrimiento de America y de la Expulsion de los judios de "Espana 1492", dos jovenes mercaderes pertenecientes a una de las familias con mas linaje del barrio judio de Toledo emprenden un largo viaje en busca de nuevas tierras donde establecerse con sus familias. Esta larga empresa estara llena de peligros y aventuras por los caminos de la Espana de principios del siglo XV. Mientras, en el transcurso de la novela, parte real y parte ficcion, apareceran grandes personajes reales de la historia: Abraham Zacuto, Cristobal Colon, Gonzalo de Cordoba, los Reyes Catolicos...y la belleza de la Judia de Toledo que deslumbrara con su hermosura a un joven principe nordico en su cruzada por la expulsion de los morisco de Espana.
    282 paginas con ilustraciones en blanco y negro

  • Viaje a la Felicidad de Lucy Ellis

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    Retenida y seducida al mismo tiempo.

  • La ultima bala de Juan Jose Revenga

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    Traficantes de armas, guerrilleros en todo el mundo y los principales carteles mexicanos de droga son los protagonistas de este ensayo ficcionado. Conoceremos los entresijos del narcotrafico de la mano de uno de los capos mas importantes y mas buscado, el capo del cartel del golfo; o a traves del famoso secuestrador <>, un criminal que estuvo al mando de una red criminal con los mas altos estamentos de la policia mexicana e incluso politicos en su nomina, entre otros.

  • Herencia envenenada de Fernando Neira

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    No queria saber nada del hombre que me habia dado la vida, lo odiaba. Nos habia dejado a mi madre y a mi cuando era un nino. Por eso cuando me informaron que habia muerto, no lo senti. Me dio igual, Ricardo Almeida nunca fue parte de mi vida y una vez fallecido menos.
    O al menos eso queria porque fue imposible. En un principio, cuando me entere que ese grano en el culo al morir me habia dejado toda su fortuna, la rechace. Pero al explicarme mi abogado que si hacia eso, mi mayor enemigo se haria con mi empresa, tuve que aceptar sin saber que irremediablemente unidas a su dinero venian cuatro cientificas tan inteligentes y bellas como raras.

  • Varron de Amasilys Palencia Ruiz

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    Puedes leer este libro entero en una sentada, preparate para una intensa experiencia…

  • Lo que define a una llama de G. G. Velasco

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    Al tiempo que la isla de Noralbia se prepara para votar en el referendum del que depende su futuro politico, Miranda Cadalso, inspectora de policia marcada por la violencia domestica y por la desaparicion en extranas circunstancias de su hija, afronta el caso mas dificil de su carrera tras el hallazgo de un cadaver parcialmente calcinado en el casco historico de Puerto Corvino, la capital del pais.

  • Miradas perdidas de Marta Sebastian Perez

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    Una mujer aterrorizada.

  • El asco de Horacio Castellanos Moya

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    El libro mas emblematico y controvertido de Castellanos Moya.

  • El enemigo interior de Sergio Alejo Gomez

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    En esta segunda entrega de la saga, Tito Valerio Nerva y sus companeros de contubernio continuan enfrascados en la investigacion para resolver el asesinato de Marco. El objetivo de los legionarios es averiguar quien forma parte de esa trama de conspiracion para acabar con la vida de Augusto. Aunque la tarea no va a ser nada sencilla, ya que enfrente tienen a dos enemigos que no van a vacilar a la hora de intentar acabar con ellos, ya que saben demasiado sobre el tema. Pero la trama no girara unicamente entorno a Valerio y sus camaradas, sino que en esta ocasion, tomara protagonismo otro de los personajes que ya parecieron en la primera parte, el implacable asesino Apio Claudio, que aceptando el encargo del mismisimo Cayo Sexto Apuleyo se infiltrara en el campamento de la IV legion Macedonica con un objetivo claro: acabar con la vida de todos aquellos que saben de la conjura. ?Seran capaces los valerosos legionarios de hacer frente a una amenaza de tal magnitud? ?Podra un solo hombre matar a un grupo de curtidos soldados de Roma? Si quieres saberlo, te invito a que te sumerjas en las paginas de esta apasionante historia en la que podras tener un poco de todos lo generos literarios: el historico, el belico y como no, el de la novela negra. Todo un coctel de emociones y aventuras en la convulsa Hispania del ano 27 a. C.

  • El mundo que nos dejais de Lucas Barrero

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    Durante anos, cuando se hablaba del terrible impacto que tendria el cambio climatico, se solia mencionar a las generaciones futuras. Pues bien, estas ya estan aqui y han nacido en un planeta al borde del colapso. Por eso, cada vez mas estudiantes de todo el mundo toman conciencia del problema y se suman a la huelga del movimiento Fridays for Future.

  • Correspondencia a una dama de Blanca Santoro

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    Esta novela nacio de un reto particular. Hace unos meses me propuse escribir una carta romantica y colgarla en mi perfil de Instagram. Soy una autentica enamorada de las epistolas y queria darme el placer de escribir una. Lo que no sospechaba era que acabaria por engendrar 64 cartas de amor. Si, toda una correspondencia que, como puedes suponer, iba a convertir mi muro de Instagram en algo totalmente diferente a lo que es: un espacio intimo donde suelo hablar de literatura. Asi que decidi reunir esas epistolas en un pequeno libro y lanzarlo al mundo para que todos los romanticos pudieran deleitarse de su lectura; tanto, espero, como yo disfrute al crearlo. Y es que el amor tiene mil caras y no todas las personas lo sentimos de igual manera ni lo expresamos del mismo modo. Todos somos unicos y, como tal, esta historia de amor tambien lo es.

  • Madame B de Sandrine Destombes

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    Una ultima revision general y Blanche Barjac podria cerrar la puerta del piso. Ya habia acabado con las manchas que quedaban y estaba impaciente por volver a casa. Le dolian los hombros y estaba convencida de que se le habian pelado las rodillas de estar toda la noche agachada. Habia tenido que cambiar la alfombra y la disposicion de los adornos, pero en general se sentia bastante satisfecha. Tenia que empezar a hacer deporte cuanto antes. Todos sus musculos se lo pedian a gritos. Adrian ya la habia advertido. A partir de cierta edad, ese trabajo se convertia basicamente en un desafio fisico. Pero Adrian tenia setenta y seis anos, y todo lo que decia parecia en mayor o menor medida un consejo de sabio, asi que Blanche se habia acostumbrado a escuchar solo lo que le interesaba. Tendria tiempo para pensar en la artrosis y el reumatismo. Iba a cumplir treinta y nueve a finales de ano. Lo unico que necesitaba era hacer un poco de ejercicio. Desde hacia unos meses, Blanche habia empezado a separar residuos. Ella misma llevaba las bolsas de basura, recicladas y reciclables. Era su toque personal. Implicaba algunas gestiones mas, pero al fin y al cabo cada uno debia poner un poco de su parte. Por supuesto, siempre quedaban algunos desechos inclasificables, sobre los que Blanche no habia encontrado ninguna indicacion en internet o que simplemente no podia tirar. Por lo general, dejaba que Adrian se ocupase de ello. Con cuarenta anos de experiencia a sus espaldas, la eficacia de sus metodos habia quedado mas que demostrada. El habia intentado transmitirle todo su saber, pero Blanche preferia que se reservase algunos secretos. Sabia que, mientras aun tuviera cosas que ensenarle, el viejo hombre permaneceria a su lado. Blanche cerro con cuidado para no dar un portazo al salir. El propietario le habia asegurado que en esa planta no vivia nadie mas, pero la discrecion siempre era de rigor, sobre todo a altas horas de la noche. Por mas que llevase ropa neutra y fuese con la cabeza gacha en todo momento, la carretilla plegable llena de bolsas de colores era lo bastante llamativa para que alguien pudiera recordarla, llegado el caso. Sin embargo, tenia un punto a su favor. Nadie se fijaba en una senora de la limpieza. A lo sumo, algun testigo podria recordar la estatura o su aspecto a grandes rasgos, pero jamas seria capaz de describir su rostro con precision. En el ascensor que la llevaba al aparcamiento, Blanche reflexiono sobre su vida y su profesion. Hasta el momento su trabajo era irreprochable, pero ?por cuanto tiempo mas? Adrian ya no era joven, y sin el tendria que dejarlo. Con el dinero que habia ahorrado podria mantenerse unos cuantos anos, pero ?que haria en su dia a dia? Su madre habria sabido encontrar las palabras para calmarla, pero ya no estaba, y desde hacia un tiempo la echaba muchisimo de menos. Apreto las mandibulas varias veces. No era el momento ni el lugar para ponerse a dudar del futuro o rememorar el pasado. Aun tenia un arsenal de cosas por hacer antes de enviar las fotos del resultado. Le llevaria como minimo una hora de viaje llegar a casa de Adrian, sin contar la parada en el vertedero. Despues tendria que examinar la informacion que contenian el ordenador y el movil que habia rescatado en el piso y hacer capturas de pantalla de lo que considerase relevante antes de destruir a conciencia ambos dispositivos. Y aun faltaria quemar los ultimos indicios y su propia ropa antes de poder disfrutar de un desayuno en familia bien merecido. Ser limpiadora requeria cierto rigor y Blanche Barjac era una de las mejores. 2 Hacia una semana que Blanche esperaba pacientemente un nuevo encargo. Habia vuelto a su estudio de la rue Halle, en el distrito XIV de Paris. En cualquier otra parte se habria pasado los dias caminando arriba y abajo, pero alli el techo abuhardillado no le permitia dar mas de cinco pasos seguidos. Habia aprovechado el obligado descanso para poner sus documentos en orden. Oficialmente, Blanche se comprometia a eliminar todo rastro de sus intervenciones. Una vez cumplida la mision, los clientes no tenian nada que temer. Estaba en juego su propia reputacion. Adrian incluso le habia dejado una frase preparada por si le preguntaban sobre el tema. Pero Adrian tambien la habia advertido acerca de la precariedad laboral del sector y la necesidad de tomar ciertas precauciones. Aparte de obligarla a abrir un plan de ahorro al inicio de su carrera profesional, el viejo hombre le habia ensenado como cubrirse las espaldas. No se trataba de chantajear a nadie, sino de tener un seguro de vida. Si llegasen a detener a uno de sus clientes, Blanche necesitaba poder recordarle hasta que punto era imprudente implicarla. Por eso conservaba con sumo cuidado un souvenir mas o menos incriminatorio de cada mision: el arma del crimen, una fotografia, un mensaje… No era una decision premeditada, pero hasta la fecha sus grandes limpiezas siempre le habian permitido hacerse con algun elemento inculpador. Los objetos los almacenaba Adrian en su cobertizo, y Blanche se encargaba de digitalizar y archivar lo demas en su ordenador. Una base de datos le facilitaba tener los expedientes actualizados. Blanche acababa de rellenar la ficha 92 y se preguntaba que sentiria cuando llegase a la numero 100. Puede que se regalase un viaje para celebrarlo. Sonaba con conocer Argentina, pero siempre encontraba alguna excusa para posponerlo. En realidad, Blanche era incapaz de alejarse de Adrian. Era un pilar para ella, su protector. Desde hacia un tiempo la animaba a que se distanciase un poco, a que pasase unos dias sin contactar con el. Sin embargo, el resultado era poco convincente. Blanche habia vuelto a morderse las unas y se olvidaba a menudo de tomar la medicacion. Este ultimo argumento habia sido mas efectivo que ningun otro, asi que Adrian la esperaba a ultima hora del dia. Mientras tanto, Blanche ocupaba el tiempo como podia. Catalogar el ultimo encargo que habia hecho no le llevo mas de media hora. Era un caso clasico de limpieza que no habia exigido demasiado trabajo. A un hombre de negocios casado y con dos ninos se le habia ido la mano con el trabajador sexual que habia recibido en casa mientras su pequena familia disfrutaba de la nieve en Courchevel. Su primera reaccion fue llamar a su abogado, quien le aconsejo los servicios de RecureNet & Associes.

  • Cuando amanezca (Secretos y confesiones 2) de Ebony Clark

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    Segunda entrega de la serie romantica ambientada en la epoca victoriana <>, iniciada con Mil veces tu.

  • Russell en 90 Minutos de Paul Strathern

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    Russell afirmo que fueron tres las pasiones que le dominaron un anhelo de amor, la busqueda de conocimiento y una angustiosa compasion por el sufrimiento humano. Guiaron tanto su vida personal como su quehacer intelectual. Su punto de vista filosofico, profundamente imbuido de la ciencia de su tiempo, estuvo, no obstante, enraizado en la logica y en el empirismo, dedico sus mayores esfuerzos a la epistemologia --la indagacion por el ultimo fundamento de nuestro saber acerca del mundo-- ?Como podemos tener la certeza de que es verdadero lo que pretendemos saber? ?Donde radica la certidumbre en nuestra experiencia del mundo? En Russell en 90 minutos, Paul Strathern presenta un repaso conciso y experto de la vida e ideas de Russell, y explica su influencia en la lucha del hombre por comprender su existencia en el mundo. El libro incluye una seleccion de escritos de Russell, una breve lista de lecturas sugeridas para aquellos que deseen profundizar en su pensamiento, y cronologias que situan a Russell en su epoca y en una sinopsis mas amplia de la filosofia.

  • La conspiracion contra la especie humana de Thomas Ligotti

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    Considerado unanimemente como uno de los autores mas relevantes dentro de la literatura de terror contemporanea, heredero y renovador de la obra de los grandes maestros del genero, E.A. Poe y H.P. Lovecraft, Thomas Ligotti sorprendio a criticos y lectores con la publicacion en 2010 de su primer ensayo, que llevaba el impactante titulo de La conspiracion contra la especie humana, titulo de un libro imaginario que se menciona en su relato "The Shadow, TheDarkness". <>, comenta RayBrassier en el prologo. Thomas Ligotti rinde homenaje en esta obra lucida e inclasificable al olvidado filosofo pesimista y antinatalista noruego Peter WesselZapffe, y rememora ademas las aportaciones a esta corriente filosofica de pensadores como Schopenhauer, Nietzsche, Mainlander, Bahnsen, Brashear y otros, sin olvidar la influencia que esta vision del mundo ha tenido en la historia de la literatura de horror, muy especialmente en la obra de su querido y admirado maestro H.P. Lovecraft. Abundan en estas paginas, que no dejaran indiferente a ningun lector, frases lapidarias que brillan como faros que penetran la oscuridad reinante, que sacuden las conciencias, como los golpes a la puerta de Macbeth. Un par de ejemplos: <> o <>.

  • Sangre de mi sangre de Rebeca Tabales

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  • Dominada de Sheila Maldonado

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    Frederick Valverde, escritor y musico, atormentado por un pasado siniestro, busca en el sexo la liberacion de sus penas. Se sumerge en ambientes lascivos liberando sus propios demonios. Se encuentra en uno de sus conciertos con una mujer muy especial que se convierte en su musa, pero que sin pretenderlo, la arrastra a sus infiernos. En Venecia la adiestra para que sea su esclava y ella accede a ser su mejor discipula

  • Liberando a marina de Marcus Argentarius

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    Marina: una joven editora que busca tanto un trabajo como un amor con sentido y se siente perdida. Gaston: el mentor de Marina. Martin: el novio ocasional de Marina Agustina: una amiga de Marina con mas experiencia y mas abierta a la exploracion Fernando: un Dom (Dominador) con experiencia en la escena BDSM Prologo y glosario Dado que la historia tiene mucho de autobiografica, esta localizada en el contexto cultural en el que los hechos se dieron. Para esto, se utiliza mucho del lenguaje coloquial de Buenos Aires. A fin de facilitar la lectura, se ofrece un breve glosario de terminos sexuales. Concha: vagina Garche: forma vulgar de una relacion sexual, principalmente basada en la atraccion fisica Pija: pene Telo: hotel de parejas, donde se paga la estadia por turnos de dos horas Trola: forma coloquial de prostituta Introduccion Marina estaba perdida y no podia encontrar la salida. Lo peor era ni siquiera encontrar las palabras para articular esta perdida. Desde el primer novio de la secundaria1 (un dulce, pero fugaz amor) tuvo mas que parejas una sucesion de amigovios-garches2 que realmente no sumaron. Toda su energia estaba volcada en su carrera. Hace poco habia terminado la carrera en Letras que le habia resultado, tras una recomendacion de un profesor en un trabajo dentro de una editorial. En esta editorial, Mari la Seria, como le decian, consiguio trabajo como ayudante de un editor mayor, Sr. Gaston (siempre Senor, nunca Gaston), un hombre casado de 60 y tantos anos, dedos amarillos como sus dientes y olor a cigarrillo que habia penetrado toda su ropa. Cuando la conocio le pregunto “vos ?no sonreis nunca?” y ella, nerviosa, sonrio falsamente. El le dijo “mejor que no sonrias; este trabajo es lo unico que nos queda como importante: sacar la verdad de las mentiras que otros escribieron” y desde ese entonces, ella se sintio contenida y guiada por el Sr. Gaston. De a poco, al dejarse guiar, empezo a aprender de los libros: las ediciones, los papeles, que hacer cuando la distribuidora los guardaba. Empezo a aprender de los escritores: como en general mezclaban una gran sensibilidad con un gran narcisismo y por eso muchos, los mejores, erguian templos de papel. Aprendio del Yambo, del Trochee, de como los persas tenian la mejor poesia amorosa. Aprendio mientras se refugiaba, sola, en los libros, bajo la mirada del Sr. Gaston. Pero sobre todo aprendio del Sr. Gaston. Aprendizaje lento, pero detallista y apasionado que duro unos meses, hasta que Gaston murio de un ACV tan repentino como inevitable. Solo al verlo en el velorio, entre el perfume de la corona de la editorial y la del Jockey Club (dado que el Sr. Gaston tenia, al parecer, no solo la imagen de tanguero sino todos los vicios folkloricos) comprendio que lo amaba y lloro de tal forma que la viuda (una senora mayor, con una cara que pintada de verde hubiera sido una mascara de bruja) la sometio a un impiadoso interrogatorio. Tras pasar el duelo por el Sr. Gaston, Mari volvio a salir con sus amigas de la facultad. Merodeaban los mismos lugares, iban a las mismas fiestas de su epoca estudiantil que la aburrian. Con una amiga llamada Agustina con la que curso en varios anos charlaban de literatura erotica tras el exito que ese genero tuvo. Mari le contaba de los persas, y Agus del sadomasoquismo. Incluso con Agus incursiono en una fiesta BDSM en una facultad diferente a la suya. Pero todo el ambiente le resulto, para ser honesta, cansador. Gente mayor en trajes de latex pegandose con latigos y mostrando los genitales, parecian mas un grupo de pacientes psiquiatricos que los personajes poderosos, seguros en su sexualidad, que esperaba de sus lecturas. ?Existian aquellas personas que entendian que el control, el poder, era el maximo afrodisiaco? ?Que lo importante no es ejercerlo, sino sentirlo? Mari no encontro, en ese entonces, respuestas a sus preguntas. Un dia conocio a Martin; “mis amigos me dicen Tincho”, le dijo esa vez con el aire de quien imparte un secreto esoterico y ella se sintio morir un poquito adentro; luego comprendio que era ese aire lo que la hizo sentir asi, no lo banal de la situacion. Ese aire de saber algo que el otro no sabe, de tener cierto control. Ese dia ambos terminaron en la cama y a las pocas semanas, ya salian juntos. Martin (ya ella sentia que no le podia llamar “Tincho” sin sentirse uno de sus amigotes) era, en su opinion, mucho mas atractivo que ella. Mari era delgada, palida, de ojazos oscuros y una cierta fragilidad que recordaba a una grulla, que miraba el mundo elegantemente, con el pelo cuidadosamente cortado a la altura de su nuca, siempre en el costado de la habitacion, timida fuera de sus libros. Martin era alto, delgado y vestido como un poeta romantico. Sus ojos claros contrastaban con su pelo oscuro y siempre estaban enmarcados detras de anteojos que no tenian aumento, pero le daban una apariencia intelectual. Su pelo era cuidadosamente descuidado y toda su apariencia daba la impresion que era un hippie que de alguna forma habia conseguido modelar para marcas de ropa cara. Pero apariencia era la palabra correcta: Martin no tenia un pensamiento propio en su cabeza; estaba construido de superficies flotantes en el espacio. Todas sus charlas eran un reciclado del discurso pseudointelectual de la facultad; si bien Martin era dos anos mayor que Mari (quien estaba en la mitad de su veintena) no se habia recibido ni pasado de tercer ano. Una buena facha, junto con la seguridad que da tener una familia con varias empresas a su nombre, hacian que fuera mucho mas facil vivir como un eterno estudiante. Esta inmadurez hacia que cada salida con el fuera un suplicio: Mari necesitaba alguien que la ordenara, que le diera una estructura, que la hiciera sentir querida, apreciada y que le permitiera sacar lo que tenia dentro. Pero Martin siempre queria, esencialmente o quedarse contandole problemas con su familia (su padre no lo tomaba en serio y su madre lo celaba) o esperaba que Mari tomara el control. “?A donde queres salir hoy?” empezaria por decir (resignada) Mari. “No se…?donde tenes ganas?”, retrucaba Martin. “No se…?a comer?” ofrecia Mari, luego de un suspiro interno. “No tengo mucha hambre” decia Martin. “Ok ?queres ir al cine?” decia Mari, cada vez mirandolo y pensando “por favor !tomame, toma el control! Llevame a algun lado, sacame de aca y de mi” “No se que estan dando” decia Martin “mejor veamos netflix” y asi pasaban los dias. Pero lo peor no era eso: en su intimidad, Martin era profunda, profundamente aburrido. El sexo con el era rutinario y estaba marcado por la misma inmadurez que toda su vida poseia. La mitad de las cosas que decia eran pedidos, pero tan poco virilmente formuladas que sonaban como reclamos de un nene: “?no tenes ganas de chuparme?”, “Dale, vos sabes que tenes ganas…?no queres mirarme como trolita?” (una vez Mari quiso decirle “?como tu mami?” pero se contuvo) “?por que no te pones en cuatro3, si tenes ganas?” y la otra mitad surgia generalmente cuando Mari le hacia caso y se ponia en cuatro: esa posicion disparaba un sinfin de preguntas: “?Te gusta asi putita?”, “?Queres mas fuerte?”, “?Quien te dio asi?”, hasta el cansancio. Una sola vez Mari, ya hastiada de la rutina, le pregunto “?cual es la capital de Maldivas?” pero el o no la oyo o no la entendio. Todas sus sesiones terminaban indefectiblemente en que el acababa rapidamente, terminaba de arruinar todo con “?Te gusto?” (a lo que ella, odiandose siempre decia “si, me encanto”…pero ?que iba a decir?)y se daba vuelta para dormir. Mari odiaba esta situacion, pero sentia que no le quedaba otra. Demasiado timida para buscar a alguien por si sola, demasiado insegura en su sensualidad, pensando que Martin era demasiado para ella, en algun punto aceptaba y acompanaba, pero cada tanto tenia momentos de irritacion. ?Como hacer para salir de una trampa cuya caracteristica peor era su asfixia amorfa?

  • Lia (proyecto 1) de Merche Diolch

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    --Venga que tu puedes --dije en voz alta mientras la pantalla del ordenador esperaba y la senal del cursor parpadeaba--. Creo que esto va a ser mas dificil de lo que creia... Me estire, haciendo crujir todas las articulaciones, mientras giraba sobre la silla del despacho y observaba lo que me rodeaba. La habitacion, de un verde chillon, estaba desordenada, muy desordenada. Las cajas de la mudanza me miraban, riendose de mi, a la espera de que de una vez decidiera si o si ponerme a desembalarlas. Llevaba en esa casa no menos de 6 meses y todavia no habia tenido fuerzas para ponerme con ellas. No, si ya lo decia mi madre: --Lia, eres un desastre... Lia, !que vas a hacer con tu vida! Lia, Lia, Lia... Emiti un bufido de impotencia y me dirigi a la cocina, de seguro que la nevera no era tan fria como el amor que me profesaba mi querida progenitora. Cogi una botella de agua --entre un zumo caducado y un yogur natural poco tenia para elegir--, y me tire sobre el sofa morado que presidia la pequenisima sala de estar, al mismo tiempo que los recuerdos de los ultimos meses me avasallaban. Me habia quedado en la calle. Con una indemnizacion de mierda, despues de que mi querido y maravilloso jefe me llamara a su despacho para notificarme que la empresa marchaba mal. !Claro que marchaba mal! No era ninguna novedad que con la crisis que teniamos encima los beneficios hubieran menguado, pero si a eso le sumabas los gastos exorbitados que producia el mandamas pues... La cosa no marchaba bien, nada bien. Pero claro, ilusa de mi, pensaba que al ser su <>, era intocable. --!Ja! --Bebi de la botella de agua, deseando que se transformara en whisky. La sonrisa cinica que me mostro cuando me dio el sobre con la indemnizacion y me ofrecio el boligrafo para que estampara mi firma en el <> acuerdo, fue como si el mismisimo Chucky me estuviera apunalando en ese momento. Crei que nada mas podia sucederme. Pense que lo mejor que debia hacer era irme a mi atico, aquel que compartia con mi amado y eterno prometido, en plena Castellana. Alli me relajaria, en la banera de hidromasaje, mientras mi querido Pepe ponia verde a su padre y me decia que esto solo era un mal sueno. !Una pesadilla llego a ser aquel dia! Cuando entre al apartamento, me quede sin palabras. A lo largo del pasillo y encima del blanco sofa, que tantos quebraderos de cabeza nos habia ocasionado para meterlo por la puerta de la entrada, habia un reguero de ropa desperdigada. Atrape los pantalones de Pepe, la camisa azul que se habia puesto esa manana, la corbata a juego y... !Un sujetador transparente con puntilla roja! Lo cogi con los dedos, como si fuera algo contagioso, y mire la puerta que en ese momento estaba cerrada. No podia creer que me estuviera pasando a mi. Con paso decidido. Entendedme, estaba cabreada, muy cabreada despues de que mi suegro me despidiera, de bregar con los falsos abrazos y los buenos deseos de mis companeros, que por detras estarian felicitandose por no ser los elegidos. Y encima, cuando llegaba a casa, para esconderme en mi oasis, me encontraba con una escena que... Tire la puerta abajo de la habitacion --bueno, eso es lo que me hubiera gustado hacer, de una patada, a lo Chuck Norris, pero tuve que conformarme con abrirla como todo hijo de vecino--, y la imagen que observe no podia ser mas rocambolesca. Ahi estaba mi querido Pepe, mi eterno prometido, en la cama con una rubia pechugona que le estaba comiendo la... Bueno, vosotros ya sabeis que se estaba <>, mientras Andres, su mejor amigo, le daba cana por detras. El sujetador se me cayo de las manos y proferi el mayor grito que jamas en mi vida habia emitido --si excluimos la vez en que una rata paso por encima de mis pies cuando... Pero eso es otra historia que no viene al caso--. El trio me miro. La rubia le dio un sutil beso al glande de mi prometido y se echo hacia atras, acomodandose sobre las almohadas, al mismo tiempo que se abria de piernas y dejaba a la vista lo que le ofrecia a sus acompanantes. Los hombres pararon de moverse. Andres me guino un ojo y acaricio a su amante, a mi Pepe, y este me ofrecio una sonrisa engreida junto a una de sus manos para invitarme a que me uniera a su orgia. Abri la boca de par en par --lo se porque luego me dolio la mandibula durante horas--, y les insulte. Ohh... !Como los insulte! No sabia que guardaba entre mi repertorio tantos improperios. Despues de mi actuacion y <>, me marche. Las risas del trio me acompanaron hasta que sali del atico. Tras ello, mi mundo se derrumbo... Volvi a casa. Junto a mi <> madre. Claro... aguante dos semanas. En cuanto encontre un apartamento que me pude permitir, con la exigua indemnizacion que me reporto el trabajo de anos en la empresa <> y el paro que me quedo, me mude. Si, lo se, solo se trata de algo menos de dos anos y quizas tenga que regresar con el rabo entre las piernas, pero si conocierais a mi madre vosotros tambien habriais hecho lo mismo. Y ahi estaba ahora. En mi nuevo hogar. Tras un tiempo considerado de depresion. Preguntandome que hacer con mi vida. Ahogandome en mi propia desesperacion, y es que las ofertas de trabajo no era que abundaran en estos tiempos de crisis. Una manana me levante muy decidida, con una idea fija en mi cabeza: ?por que no me dedicaba a escribir? Mi madre siempre me habia tachado de imaginativa. Mis amigas siempre hablaban de mi como la <> y mi hermana, la seria y estricta Vanessa --con dos eses. Se enfada si no esta escrito asi--, decia que no podia conseguir nada de provecho porque siempre andaba entre las nubes. Pues como la palabra clave en esta historia es SIEMPRE --oye, ya que la repito tanto, sera la palabra clave, digo yo--, podia plasmar esa imaginacion al papel o mejor dicho, al ordenador. Seria escritora. Pense que debia ser algo facil ya que hasta una de esas contertulias, de uno de esos programas del corazon que tanto le gustaban a mi abuela, habia escrito un libro. Conclusion: no debia ser muy dificil. Ya tenia un objetivo: seria escritora --una persona muy sabia me dijo una vez que hay que repetirse mucho las cosas para creernoslas por lo que lo hago muy a menudo--. !!!SERIA ESCRITORA!!! Me levante por la manana. No muy temprano por si a las Musas no les gustaba madrugar y me acomode delante del ordenador. Estaba ilusionada. Iba a plasmar todas mis ideas en un estupendo libro y luego todo el mundo podria leerlo. Seria un best-seller. Me conocerian por todos los sitios. Haria giras. La gente haria colas para conseguir un autografo mio y me llevarian a programas de television para hablar de mis obras. Solo debia ponerme a escribir... El ordenador me esperaba... Tenia un objetivo por lo que ya estaba todo decidido, ?no? Pues no. A pesar de tener un proposito, las horas pasaban y la pagina del Word seguia en blanco. Probe mas de una vez que el teclado funcionara, no fuera a suceder que despues de ilusionarme con un nuevo proyecto las teclas o el programa no marcharan bien. Escribi mi nombre mas de una vez. Probe todos los tipos de letras que me ofrecia el programa informatico: Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Carolina Sanchez Blanco Estaba claro, la mejor letra era la Times New Roman. Volvi a dejar la pagina en blanco y tome un boligrafo. Me acerque el paquete de folios que descansaba en la mesa por si las Musas preferian lo clasico, lo tradicional, pero nada de nada. Mire el reloj del ordenador y me fije que habian pasado ya dos horas, y fue cuando decidi que quizas si me relajaba la inspiracion llegaria. Me tire al sofa, con un botellin de agua en una mano y el mando de la television en la otra. Pase de un canal a otro sin detenerme mucho en ninguna emisora cuando delante de mi estaba la contertulia que habia escrito su famoso libro. --A ver Lia, si ella puede... Tu puedes --me anime y me dirigi de nuevo al ordenador. Pasado lo que fueron un par de horas mas, en las que pude escuchar el sonido de una mosca y el goteo del grifo mal cerrado del cuarto de bano, lo consegui: Proyecto no 1 !YA TENIA TITULO! Titulo provisional pero menos era no tener nada. El ruido de mi estomago y un vistazo al reloj me confirmaron que era la hora de comer, por lo que pense que ya continuaria por la tarde. Apague solo la pantalla del ordenador, no fuera a desconectarlo del todo y de pronto llegara la inspiracion, y me marche a almorzar.

  • Los diamantes no brillan como tu de Chus Nevado

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    Maia se colo con sigilo por la puerta entreabierta y la cerro despacio, evitando cualquier ruido que revelara su incursion nocturna al resto de ocupantes de la casa. Despues mantuvo su mano varios segundos sobre el picaporte, como si quisiera aplazar el momento de la verdad lo maximo posible. En realidad, hasta esa noche habia acariciado la secreta esperanza de que todo fuera solo un mal sueno, pero para su pesar descubrio que los deseos, por mucho que se anhelaran, no siempre llegaban a cumplirse. Aunque las visitas a ese cuarto se habian sucedido con frecuencia durante los ultimos meses, era la primera vez que entraba alli con la desazon oprimiendole el pecho. Y quizas tambien la ultima. Aquello supondria un antes y un despues, porque estaba convencida de que a partir de entonces ya nada seria igual. Reticente, solto el pomo, y al tiempo que el brazo caia con desidia en el aire, un quedo suspiro de resignacion broto de sus labios. <>, penso, insuflandose unos inexistentes animos para afrontar lo inevitable. Dejo la puerta atras y avanzo hacia el fondo de la estancia mientras desataba el nudo de su bata con dedos temblorosos. La prenda se deslizo lentamente sobre los hombros, rasgando el silencio con el sutil roce de la tela al caer olvidada a sus pies. La nivea piel de su gloriosa desnudez refulgio en la penumbra de la habitacion, iluminada tan solo por los destellos velados de la luz de las farolas que se filtraban a traves las cortinas. Sintio que el vello se le erizaba, pero no fue por frio sino de anticipacion. Antes de llegar a los pies de la cama, unas fuertes manos se aferraron a su cintura y la obligaron a detenerse. Expectante, contuvo el aliento. Uno de sus mechones rubios se mecio sobre su mejilla con la calida brisa de una respiracion profunda, muy proxima a su oido. Los ardientes labios se posaron en su sien y, tras un beso fugaz, recorrieron con enervante calma la linea del cuero cabelludo hasta llegar a la parte posterior del cuello, haciendola vibrar de deseo. --?Por que has tardado tanto? Me estaba volviendo loco pensando que al final no vendrias. --?Como no iba a venir? Solo estaba esperando a que todos se durmieran. --Aquello era mentira; en realidad, habia estado llorando durante largo rato en la soledad de su habitacion hasta que no le quedaron mas lagrimas que derramar, pero no queria que el lo supiera--. Pero ya estoy aqui... Intento volverse, pero el la afianzo a su torso con los antebrazos cruzados a la altura del vientre. El cuerpo masculino mostraba ya claros signos de excitacion, evidentes contra la zona inferior de su espalda, asi que echo la cabeza hacia atras para apoyarse en el y se dejo llevar. Al notar su absoluta rendicion, las manos que la apresaban se relajaron e iniciaron un lento ascenso que culmino en el nacimiento de los senos. Las palmas sopesaron su tamano y maleabilidad con un movimiento circular, mientras las yemas tanteaban el delicado contorno de las areolas. La reaccion fue casi instantanea: la tersa piel se fruncio y los pezones se convirtieron en dos duros botones, revelando asi su satisfaccion por la atencion a la que estaban siendo sometidos. Maia alzo los brazos hasta alcanzar la espesa cabellera castana y enrosco los rizos entre sus dedos, aplicando el mismo ritmo que el transmitia a los suyos para darle placer. --Como te voy a echar de menos --musito el, acercando la boca al hueco de su clavicula para aspirar su aroma--. Me va a costar tanto decirte ad... --No lo digas, por favor. No lo digas --le corto, colocando el indice sobre sus labios para hacerle callar--. Esto me esta matando, saber que en pocas horas tendremos que despedirnos me supera, asi que al menos deja que me lleve un buen recuerdo de esta noche. Hazme olvidar por un rato lo que esta a punto de suceder, porque a partir de manana no podre pensar en nada mas. A pesar de su juventud, Maia ya sabia lo que era el amor y los sufrimientos que conllevaba. Su primer amor, aunque tambien el definitivo. Lo queria tanto... Ambos se habian enamorado como locos sin poder evitarlo, y juntos habian aprendido todo lo que desconocian de ese gran sentimiento, descubriendo poco a poco las delicias del sexo. Estaban hechos el uno para el otro... y ahora el destino los separaba, aunque fuera tan solo por una temporada. No sabia como podria soportarlo, aquel ano se le iba a hacer eterno. Se intercambiaron infinitas caricias hasta que la pasion los arrollo. Sobre la confortable moqueta, aquella que habia sido testigo mudo de la mayoria de sus encuentros furtivos, hicieron el amor con toda la fogosidad, el ansia y la desesperacion que implicaba ese ultimo encuentro. La ternura con la que el se interno en ella se mezclo con la codicia que Maia demostro al acogerlo, y unidos por un unico sentimiento, exteriorizaron en ese acto carnal lo que sus corazones clamaban al unisono. Cuando Maia llego al climax, a aquel punto sin retorno en el cual todos sus pensamientos se diluyeron en uno solo, el unico momento en el que consiguio olvidar por un instante la incertidumbre que la atenazaba, tuvo que clavarse las unas entre las palmas e invadir la boca de su amante para contener la exclamacion de extasis que broto de su garganta. Mientras se convulsionaba, el la abrazo con fuerza y abrio las compuertas a su propia liberacion. Una ironia, ya que esa ultima liberacion significaba tambien el principio de su tortura. Permanecieron asi durante horas, despiertos pero evitando moverse para no romper el fragil hilo que los mantenia unidos. Con la llegada del alba ese hilo se rompio, y la tristeza embargo a Maia al darle un ultimo beso de despedida. --Prometeme que mantendremos el contacto hasta que regreses --le imploro entre sollozos. --Te lo prometo. --El le retiro las lagrimas que cubrian sus mejillas con la yema de los pulgares y la acuno en su pecho--. Dentro de un ano volvere y ya no nos separaremos nunca mas. Capitulo 1 Siete anos despues Maia avanzaba a buen paso por los caminos serpenteantes de las inmediaciones del lago. A pesar de que el complejo verde disponia de una pista de atletismo en el lado noroeste, ella preferia recorrer las zonas mas reconditas, aquellas en las que podia entrar en contacto directo con la naturaleza. El parque Battersea contaba con una gran variedad de especies arboreas, que abarcaban tanto la flora autoctona como ejemplares exoticos traidos a lo largo de decadas desde diferentes partes del mundo. Correr a traves de los senderos rodeada de vegetacion y disfrutar de las vistas que proporcionaba el paseo circundante al estanque se habia convertido en su ritual diario, ritual al que jamas renunciaba ya hiciese viento, nevara o lloviese a cantaros; pero en un dia como aquel, una soleada manana primaveral de finales de mayo donde los colores brillaban por doquier, la experiencia resultaba sencillamente idilica. Tras unos minutos mas de carrera continua, aminoro el ritmo hasta alcanzar una marcha ligera y giro la cabeza hacia su companero de fatigas. --Vamos, Dante. No me digas que estas cansado. --Torcio el gesto al verlo con la lengua fuera y la respiracion entrecortada--. Voy a tener que ponerte a dieta, carino.

  • Me da miedo quererte de Patricia Bonet

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    Primero fueron Marcos y Eva. Ahora, le toca el turno a ella.

  • Al caer la luz de Jay Mcinerney

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    Russell Calloway es un brillante y ambicioso editor y su mujer, la fascinante Corrine, una joven agente de Bolsa que trabaja en Wall Street. Llevan casados poco tiempo, pero a sus amigos les parece que forman un matrimonio perfecto.

  • Mala compania (Dime con quien andas 1) de Luz A. Pinzon

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    Antonia Nieto tiene un lema en la vida: Ser diferente a los demas. No le gusta ser dominada, ni seguir los estandares que la sociedad quiere aplicarle a los jovenes. Sus amistades son singulares; uno drogadicto, otra demasiado chismosa, uno al que le gusta vivir en la ilegalidad y la ultima le teme a hablar en publico. Su vida se ve afectada por el deseo de cambio de uno de ellos, su mejor amigo, Michael Rivera. Despues de confesarle que quiere erradicar su conducta danina, ella enloquece y todo da un giro inesperado.

  • Chaman de Kim Stanley Robinson

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    Chaman es una novela ambientada en la Edad de Hielo. En ella Robinson viaja por primera vez al pasado, pero las claves de su obra siguen siendo las mismas: la supervivencia de la humanidad.

  • Cicatrices de charol de Berta Pichel

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  • Como tu quieras de Christian Martins

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    Cora siempre ha sido la chica de cabeza fria y corazon de hielo. Ningun hombre la ha hecho temblar, excepto uno. Su talon de Aquiles. La horma de su zapato. Gracias adios, lleva demasiados anos sin verle y por fin le ha olvidado.
    O eso creia ella.
    El agente Hector Garcia aparecera en accion para mostrarle a Cora que, algunas veces, hay que dejarse guiar por los sentimientos y olvidarse de la razon.
    Y ya sabemos todos que es delito no cumplir las ordenes de un policia, ?verdad?

  • Tigres de cristal de Toni Hill

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    Una absorbente historia de suspense psicologico que explora los limites entre la culpa y la expiacion.

  • Por el camino de las grullas de Cristina Cerezales

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    Cristina Cerezales ha escrito una novela coral en la que varios personajes se unen en el trayecto vital y catartico del camino de Santiago. Por el camino de las grullas es una novela sobre las complejas relaciones familiares, sobre la amistad, sobre el nexo que une a personas que buscan, sobre la carga del pasado individual y, en definitiva, sobre el sentido del transito en si mismo. Cristina Cerezales crea un fresco de varios personajes complejos -que a la postre somos todos nosotros- en una narracion conmovedora.

  • Seduciendo su Corazon (Manhattan Dinner Club 2), Jean Joachim de Jean Joachim

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    Dentro de una moderna casa en el noreste de Manhattan, saltan chispas cuando la arrendataria Bess Cooper, tan exquisita como los postres que prepara en su programa de reposteria en la TV, choca con su guapo nuevo vecino Whit Bass, un reconocido periodista de radio intimamente relacionado con una modelo bien sofisticada, de esas que complementan cada uno de sus trajes y vestidores.
    Al igual que su famoso y dulce pastel de manzana, Bess tiene un guapo novio policia -y su pijamada del viernes- quien alega que sus asuntos secretos de la policia le impiden arrastrarse bajo sus sabanas con mas frecuencia- y un companero de por vida, su pug, Dumpling.
    El Sr. Whit, tambien conocido como Sr. Sin Compromiso, es un mujeriego de voz suave y persuasiva. Bess es el tipo de chica que haces madre de tus hijos y que cree en los “vivieron felices para siempre”. Aun asi, contra su voluntad, ella y este hombre se atraen mutuamente con la fuerza de los polos de un magneto. ?Tendra Bess la fortaleza para sobrevivir a un corazon destrozado – de nuevo? ?Estara Whit persiguiendo un sueno de exito a medio mundo de distancia, o corriendo asustado? Desesperada, Bess se va a su “club de cenas de los lunes” – sus fieles cuatro amigas, todas duenas de pugs. Combinando aventuras empresariales de alto nivel y el impresionante climax de un crimen altamente confidencial, de esos que explotan en los periodicos, !este cuento torrido te dejara sin aliento!

  • La muchacha que se hizo libro de Leticia Merono Catalina

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    Hay hechos que destruyen vidas, lagrimas que nunca se secan y miedos que nunca se pierden. Una mujer encierra sus temores entre cuatro paredes debido a un suceso de su juventud que marco su existencia. Leer es su gran pasion y el rincon donde ahogar sus penas, pero empieza a perder la vista… ?Que habra influido en Elisabeth para llegar hasta esta situacion? “Los hechos afectan de manera diferente, y lo que para ti es algo sin importancia puede que destruya mi vida…” ***************************************************** Drama, suspense, desasosiego, intriga… Un thriller sobre los miedos, la melancolia, la sin razon… ?Hasta donde puede llevarnos la tristeza?

  • Irene, la nina de las albahaca de Mario Alberto Mendez

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  • La casa de arenas movedizas de Carlton Mellick Iii

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    Esta es la historia de dos ninos que no conocen a sus padres, aunque viven en la misma casa que ellos. Suenan con el momento en que podran abrazarlos por primera vez, pero parece que los padres nunca tienen tiempo para ir a verlos. Los ninos saben que tienen que estar en algun lugar de la mansion que comparten con sus progenitores, pero tienen prohibido salir de la guarderia en la que viven. Siempre les han dicho que si la abandonan, sus vidas corren peligro.

  • Leona de Celia Del Palacio

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    Obligada a ocultarse en una cueva, como fiera perseguida, una mujer embarazada delira entre la fiebre y los dolores de su inminente parto. Las llagas en la cara, la oscuridad del cubil y la suciedad del cuerpo, ocultan el esplendor de una vida llena de lujos, luces y libros.

  • La historia de Laura Scott, Maximino Perez Abuin de Maximino Perez Abuin

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  • Donde esta el corazon de Maya Moon

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    El valor para comenzar de nuevo llevara a la protagonista de esta novela a un viaje a Nueva York que le deparara muchas situaciones inesperadas.

  • El desafio de Henry (Slow Death 4) de Antiliados

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    Henry Strom, bateria del grupo Slow Death, alegre, bromista, siempre con una sonrisa en el rostro, ha visto como sus companeros han ido cayendo en las garras del amor, uno tras otro. Pero el se niega a cambiar su estilo de vida desenfadada. El rock, las fiestas y el sexo van de la mano segun el. Y no piensa perder eso. Verse envuelto en una relacion seria y que todo se convierta en algo aburrido y monotono no le interesa.
    Todas las personas se marcan objetivos en la vida. Proyectos a corto, medio y a largo plazo. Dicen que tienen un desafio ante ellos cuando pretenden lograr el exito en un tema determinado. Pero ?que sucede cuando lo que se pretende superar esta en nuestro interior, en nuestro pasado?
    Una mujer entrara en su vida con ansias de conocer que esconde este alocado roquero con aires de hipster. Un tira y afloja peligroso en el que no se sabe quien ganara, ya que lo que para algunos es el mayor regalo del mundo, para otros es la muerte de su libertad.

  • Mirame, nena (Tu y yo 1) de Ana Belen Martinez

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    Una novela conmovedora con mucho amor y risas. !No te la pierdas!
    Empece a trabajar hace seis meses en la editorial New York pages, en Seattle, la ciudad esmeralda, como ayudante de uno de sus editores: el senor Harris, pensando que tendria un gran futuro en esa empresa. Estar todos los dias rodeada de miles de libros maravillosos, era mi sueno mas anhelado. No obstante, la realidad muchas veces se impone a los suenos y algo que creia podia ser maravilloso, se volvio deprimente y aburrido.Odiaba mi trabajo. Me pasaba el dia atendiendo el telefono y haciendo recados personales para el senor Harris. Y, por si fuera poco, no tenia acceso a poder disfrutar o trabajar con futuras promesas editoriales ya que mi editor no confiaba en mi capacidad y eso que tengo un Master en Filosofia, Filologia y Humanidades.
    Segun Alex, mi amigo gay, un cerebro privilegiado, pero nada aprovechado.Tenia que tomar una decision: Conformarme y ser una infeliz o…

  • Travis y Emily_ El pasado imper de Abril Camino

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    Cuando las ruedas del avion tocaron con suavidad el asfalto de la pista de aterrizaje del aeropuerto internacional JFK de Nueva York, Travis sintio la vieja tension de la expectativa. Las mismas sensaciones que solian embargarlo en los minutos previos a saltar al campo antes de un partido. Ilusion y nervios. Emocion y ansiedad. El habitual crujido de su rodilla derecha le recordo que el futbol era ya historia para el. Como casi todo lo que le habia parecido divertido cuando era joven. Cuando era joven. Hacia dos anos que habia dejado Nueva York para volver a Arizona, y tenia la sensacion de haberse hecho viejo desde entonces. Habia trabajado de sol a sol, al ritmo que su padre habia marcado, y ni siquiera habia buscado un lugar decente donde vivir. Pocas semanas antes de que el se instalara en Phoenix, su hermano Mark se habia mudado al rancho que la familia poseia en las afueras de la ciudad, y Travis se limito a ocupar su antiguo apartamento sobre el garaje. En el fondo de su alma, incluso sin ser consciente de ello, siempre habia sabido que regresaria a Nueva York. Sentado en el autobus que lo llevaba al sur de Manhattan, se sentia como un turista novato. Buscaba la silueta de los rascacielos sobre el East River, el sol dibujando el crepusculo de aquella tarde de final de verano sobre las azoteas de Brooklyn, el ritmo frenetico de la ciudad. Pero el no era un turista. El habia vivido cuatro anos en Nueva York y no habia vuelto a sentirse en casa en ningun otro lugar. Aquella ciudad aparentemente fria y despiadada era su lugar favorito en el mundo. Pese a los dos anos de ausencia, tardo segundos en trazar en su cabeza el recorrido que debia hacer en metro hasta el pequeno estudio que habia alquilado en el SoHo[1], a pocas manzanas de Little Italy[2]. Su hermano Preston lo habia elegido para el, teniendo en cuenta el exiguo presupuesto con el que contaba para los primeros meses. Su padre se habia tomado su desercion con deportividad y le habia ofrecido una asignacion similar a la que aun le pasaba al mas pequeno de los cuatro hermanos, Parker, pero el la habia rechazado. Queria comprobar si, viviendo como cualquier persona de su edad que empezaba en su primer empleo, conseguia sentir, al fin, que tenia veinticuatro anos. Encontro la llave sobre el marco de la puerta de entrada, donde Preston se la habia dejado, lanzo sus bolsas de viaje a una esquina del salon-cocinacomedor-dormitorio, y se rio con ganas al ver la nota que le habia escrito su hermano gemelo. Ademas de hacerle unas cuantas propuestas para las siguientes cuatro mil noches de sabado, lo informaba de que le habia comprado dos packs de Budweiser y se los habia metido en el frigorifico. A eso debia de referirse la leyenda urbana de que los gemelos se comunicaban de forma telepatica. Una cerveza, en ese preciso instante, sentado en el sofacama de su nuevo apartamento, era la perfeccion. Por desgracia, a Preston tambien se le habia ocurrido concertar una reunion fraternal, segun sus propias palabras, aprovechando que las fiestas de San Gennaro se celebraban en esos dias en su barrio. Tras cinco horas de vuelo y con la perspectiva de tener que ubicar todas sus cosas en un apartamento que cabria en la parte de atras de la camioneta que solia utilizar en Arizona, sus ganas de pasar la tarde bebiendo chianti[3] y comiendo cannoli[4] eran mas bien escasas. La propuesta incluia tambien a Parker y a su novia Amy. Travis habia conocido a Amy ese verano en el rancho familiar, donde habian coincidido todos durante una semana de vacaciones. Entre sus padres y la propia Amy habian conseguido convencer a Parker de que casarse ese mismo verano era una locura incluso para su nivel de impulsividad habitual. Pero Parker seguia siendo Parker, asi que solo lograron retrasar el enlace un ano. Ahora, tenian nueve meses por delante para organizar una boda. Un motivo mas para alegrarse de haberse ido de Phoenix y mantenerse alejado de la locura de preparativos en la que ya habia entrado su madre. Travis podia estar agotado por el viaje desde Arizona y deseando echarse a dormir, pero no enganaria a nadie si dijera que no le apetecia ver a sus hermanos. Le encantaban los dias, cada vez mas escasos, en que se reunian todos. Mark seguia en el rancho, de donde parecia que nadie podria sacarlo jamas, pero los otros tres Sullivan iban a compartir vida en Nueva York. Quiza Preston tuviera razon, y la ocasion mereciera celebrarse. Habia echado de menos a Preston los dos ultimos anos. Jamas lo diria en alto y, por supuesto, preferiria cortarse la lengua que reconocerlo delante de el. Adoraba a Mark y a Parker, pero la relacion con su gemelo siempre habia sido especial. Habian compartido amigos, deportes, locuras y tambien alguna novia. Al acabar la universidad, Preston habia aceptado la oferta de un viejo amigo de su padre para trabajar con el durante dos anos en Londres. Travis, en cambio, habia sido mas conservador y habia regresado a Arizona. Habia viajado a Londres cuatro veces en los dos ultimos anos para visitar a su hermano, y lo habia visto muy integrado en aquella ciudad loca en que los coches circulaban por el lado contrario, se bebia te en lugar de cafe, y los reyes vivian en palacios. Pero Travis lo conocia lo suficiente como para saber que el tampoco podia vivir lejos de Nueva York. Los dos llevaban dos anos sintiendo que se habian dejado un trozo de su alma en la Gran Manzana. En cuanto le surgio la oportunidad, a traves de un viejo conocido de Beta Theta Pi, de disfrutar de una beca como profesor adjunto en la misma escuela de Leyes de Columbia en la que todos los hermanos habian estudiado, Preston no dudo en cruzar de nuevo el Atlantico e instalarse en la ciudad. Durante una enajenacion mental transitoria, llegaron a pensar en compartir apartamento, pero llevaban demasiado tiempo luchando por diferenciarse el uno del otro como para caer ahora en ese error. Ademas, Preston se habia convertido en una especie de moderno al estilo europeo y se habia instalado en Brooklyn. A Travis, en cambio, no lo moverian de Manhattan ni los desorbitados precios de la vivienda, ni la incomodidad de convivir a diario con los turistas ni las mas que probables plagas de ratas a las que se enfrentaria en su viejo edificio. Cuando oyo el timbre de su portero automatico, tiro al fregadero la bolsa de hielo que se habia colocado un rato antes en la rodilla, y bajo las escaleras de tres en tres antes de recordar dos cosas: que la rodilla lo estaba matando y que un par de horas antes creia que no le apetecia demasiado ver a sus hermanos. || --Pero, ?que demonios te ha pasado, Preston? --Travis se rio con ganas de su hermano gemelo, que ya no lo parecia, con su pelo casi tan largo como el de Parker, su barba cuidadosamente desalinada y unas gafas de montura de pasta negras. --!Tu tambien no, por Dios! ?Crees que no he tenido suficiente con Parker? --Es que me esta costando mucho decidir si me horroriza mas el hermano pijo puro o el hermano pijo reconvertido en hipster --se burlo el menor de ellos. --Al menos nosotros no nos dedicamos a tatuarnos hasta los dientes. -- Travis entorno los ojos en direccion a su gemelo, con una interrogacion llena de sospecha--. ?No, Preston? --No, joder. Eso si que no. --Preston miro a su hermano pequeno y senalo el vendaje plastico que lucia en la parte interior de su antebrazo izquierdo--. ?Otro? Parker le respondio con una media sonrisa y un encogimiento de hombros, justo antes de protestar por que lo trataran como si aun tuviera doce anos delante de su prometida. --Perdona, Amy. Creo que ya intuiste este verano que no es agradable convivir con los hermanos Sullivan. --Podria llegar a acostumbrarme a vosotros. Al fin y al cabo, me toca lidiar con el mas rebelde, ?no? --Oh, si, todo un dechado de rebeldia el pequeno Park. Creo que esa imagen quedo atras cuando decidio casarse a los veintidos, por muchos tatuajes que se haga para disimularlo. --Que os jodan a los dos --respondio Parker, aunque su sonrisa contradecia sus palabras--. ?Cuando empiezas en el trabajo? --La semana que viene. Tengo tres dias para acabar de instalarme, buscar gimnasio para la rehabilitacion y emborracharme un par de veces como minimo. --?Rehabilitacion? ?Sigues con problemas en la rodilla? --le pregunto Amy, ignorando los planes de los otros dos hermanos sobre esas prometidas borracheras. --En teoria, ha mejorado con la operacion. Pero llevo dos semanas sin ir al gimnasio, y ha empezado a dolerme de nuevo. --En el gimnasio de Columbia hay descuentos para antiguos alumnos. Si quieres, me entero de como funciona y te paso la informacion --se ofrecio Preston. --Perfecto. Me queda mas o menos cerca de la oficina. --Si tu oficina esta cerca de Columbia, lo que no entiendo es por que has decidido vivir en el extremo opuesto de la ciudad. --He rechazado el dinero de papa. Asi que no me puedo pagar nada mas arriba del SoHo. --Yo pago en Harlem por un piso de dos habitaciones la mitad que tu por ese zulo --se burlo Parker. --No voy a vivir en Harlem. No te ofendas, Amy. --Su futura cunada le sonrio, quitandole importancia al comentario con un gesto de su mano--. Y, antes de que digas nada, Preston, mucho menos voy a vivir en Brooklyn. || Brooklyn, Harlem o hasta el mismisimo Phoenix ya no le parecian tan mala opcion a Travis cuando asumio que ni la cuarta parte de su impecable ropa de marca cabria en aquel piso. Iba barajando la opcion de guardar algun par de zapatos en el horno, mientras cubria caminando el breve trayecto entre su despacho y el gimnasio del campus en el que Preston le habia conseguido plaza. Se habia pasado la noche del sabado bebiendo con su gemelo y bailando en un rooftop de la Quinta Avenida, en un plan del que Parker se descolgo a ultima hora para ir a ver el musical Wicked con Amy y su hija. !Cielo santo, el mundo estaba loco! El domingo habia pagado las consecuencias de la noche anterior. Primero, tratando de echar de su apartamento, con la mayor elegancia que fue capaz de reunir, a la rubia siliconada bajo la cual habia visto amanecer; y, despues, aliviando con hielo e ibuprofeno el persistente dolor de su rodilla. La decision de retomar los ejercicios de rehabilitacion, habia asumido al fin, respondia mas a una necesidad que a un capricho. Cuando llevaba menos de media hora en el banco de cuadriceps, ya sudaba como si acabara de dar veinte vueltas a las pistas de atletismo de su instituto. De hecho, pocos anos antes, daba las vueltas que hicieran falta sin sudar como un pollo escaldado. Fue a echar mano de la botella de agua que, inteligentemente, habia comprado en una de las maquinas de los vestuarios, cuando reparo en la chica que ocupaba el banco a la derecha del suyo. Daba igual cuantos asaltos le hubiera proporcionado la rubia del sabado o cuanta intencion tuviera Travis de portarse bien en esas primeras semanas de trabajo. Tendrian que haberle arrancado los ojos para no fijarse en aquella mujer. Vestida con unas mallas largas de licra negras, una simple camiseta blanca de tejido tecnico y unas zapatillas de running, estaba tan concentrada en sus ejercicios que Travis se podia permitir el lujo de mirar sin disimulo. Pese al esfuerzo que se reflejaba en su ceno fruncido, la dulzura de su cara no podia pasar desapercibida a nadie que la mirara. Llevaba el pelo rubio -y que Travis apostaria a que era natural, para variar- recogido en un mono alto, y unos enormes ojos marrones no apartaban la vista de la punta de sus zapatillas. Cuando Travis acabo de beber, volvio a su rutina y decidio que trabajaria mas suave solo para prolongar su estancia en el gimnasio y esperar a que ella se levantara. No pensaba desaprovechar la oportunidad de disfrutar de ese culo enfundado en unas mallas brillantes como chocolate fundido. Igual de rico. Una hora despues, Travis habia perdido toda la esperanza y casi toda la dignidad, forzando unos ejercicios que estaban a punto de costarle un ataque cardiaco. Se levanto exhausto, preguntandose de donde sacaba aquella chica la resistencia. Seguro que habia entrado en Columbia con alguna beca de deporte. --Los primeros dias siempre son mas dificiles --le comento la chica del culo perfecto (ya habia decidido que no seria necesario verlo para juzgarlo), con voz dulce y sin atisbo de burla, cuando el paso por su lado camino de los vestuarios--. Pronto cogeras la forma. Travis se limito a asentir. Maldita sea. Habia quedado como un debilucho delante de una chica que no debia de tener ni siquiera edad legal para beber.

  • La psicologa de Helene Flood

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    Una manana, despues de dejarle un mensaje en el contestador, el marido de Sara desaparece sin dejar rastro. Ella creia que Sigurd habia quedado con unos amigos, pero ellos tampoco saben donde esta. Para Sara, Sigurd miente; para la policia, la experiencia de Sara como psicologa la convierte en sospechosa. Pero, cuando los detectives descubren que la vida de Sara esta siendo vigilada mediante camaras y microfonos ocultos, se dan cuenta de que ni la verdad es tan obvia, ni la mente tan poderosa.

  • Escucha a tu corazon de Kasie West

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    CALL ME MAYBE… Hablar con otros no es la actividad favorita de Kate Bailey. Ella preferiria estar en el lago al aire libre, absorbiendo la soledad y el sol. Pero cuando su mejor amiga, Alana, la convence de que se una al programa de radio de su instituto, Kate no espera ser elegida la presentadora. ?Ahora tendra que contestar las llamadas de los oyentes y aconsejarles en directo? Imposible. Pero, para su sorpresa, parece haberse convertido en una buena presentadora. Y el programa recibe una llamada de un chico anonimo que pide consejo sobre su crush de nombre desconocido. De repente, Kate descubre que repartir consejos a los demas es aparentemente facil, aunque pedir ayuda es mas dificil de lo que parece., y seguir tu propio consejo incluso mas.

  • La Ciudad del Fuego de Kate Mosse

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    Carcasona, tierra de cataros, 1562. La joven catolica Minou Joubert recibe una carta anonima sellada con el emblema de una poderosa saga, solo cinco palabras:

  • Luz perfecta de Marcello Fois

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