• espana sin rey - Benito Perez Galdos

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    El gran friso narrativo de los Episodios Nacionales sirvio de vehiculo a Benito Perez Galdos (1843-1920) para recrear en el, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los espanoles --guerras, politica, vida cotidiana, reacciones populares-- a lo largo del agitado siglo XIX. Primera entrega de la <>, ESPANA SIN REY retrata la Espana que sucede al destronamiento de Isabel II, en la que se debaten diversos intereses politicos y dinasticos a traves de una trama novelesca que se entrevera con los sucesos politicos y el debate parlamentario de 1869, en los que se barrunta ya una nueva guerra carlista.

  • España sin rey - Benito Pérez Galdós - Alianza Editorial

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    Formato de libros ... Comparte este libro ... Primera entrega de la "Serie final", ESPAÑA SIN REY retrata la España que sucede al destronamiento de Isabel ...

  • Episodios Nacionales, 41 / Serie Final (El libro de bolsillo

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    España sin rey: Episodios Nacionales, 41 / Serie Final (El libro de bolsillo - Bibliotecas de autor - Biblioteca Pérez Galdós - Episodios Nacionales) ...

  • España sin Rey Tapa blanda - Benito Pérez Galdós - Amazon ...

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  • ESPAÑA SIN REY (2ª ED.) | BENITO PEREZ GALDOS

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  • ESPAÑA SIN REY (EPISODIOS NACIONALES, 41 / SERIE ...

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  • espana sin rey de benito perez galdos - IberLibro.com

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    España Sin Rey (benito Pérez Galdós - Episodios Nacionales (en) - Serie Final) de Benito Pérez Galdós y una gran selección de libros, arte y artículos de ...

  • España sin rey - Libro de Benito Pérez Galdós - Lecturalia

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    Primera entrega de la “Serie final”, ESPAÑA SIN REY retrata la España que sucede al destronamiento de Isabel II, en la que se debaten diversos intereses ...

  • España sin rey | Pérez Galdós, Benito | 978-84-206-6896-3

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    Episodios Nacionales 41. Quinta serie. España sin rey. Pérez Galdós, Benito · Editorial Alianza Colección El libro de bolsillo. Biblioteca, Número 0

  • ESPAÑA SIN REY - BENITO PEREZ GALDOS - Agapea

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  • España sin rey - [PDF] [ePub] [Kindle] - One More Library

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  • Ultima noche en el Guapa de Saleem Haddad

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    Cuando la parte de arriba del Guapa echa el cierre y la mayoria de los clientes se han ido, en el sotano del bar se enciende una luz roja que da paso al espectaculo…

  • Mariposas en tu estomago (Octava entrega) de Natalie Convers de

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    <<... de pronto un conejo blanco con grandes ojos rosados se cruzo ante ella. En realidad no habia nada de extrano en ello y Alicia no se sorprendio ni siquiera cuando le oyo decir: !Ay, Dios mio, que tarde se me esta haciendo! Y aunque mas tarde, al recordarlo, le choco que no le hubiera sorprendido, lo cierto es que en aquel momento le parecio de lo mas natural. Y fue entonces cuando el conejo saco un reloj de bolsillo de su chaleco para consultar la hora, antes de echar a correr de nuevo, y solo entonces se dio cuenta la nina de que nunca en su vida habia visto un conejo con chaleco ni, mucho menos, con reloj de bolsillo. Alicia se levanto de un brinco y, muerta de la curiosidad, corrio por la pradera hacia el lugar donde se encontraba el conejo, y llego justo a tiempo de verle desaparecer por una gran madriguera que se abria al pie de un seto. Y no tardo Alicia en seguirle...>> Alicia en el Pais de las Maravillas. LEWIS CARROLL Cuarenta y cinco minutos antes... Hay alguien parado frente al estudio de Alex. Su pose relajada, aunque firme en los puntos precisos del cuerpo, parece indicar un fuerte dominio de si mismo y del mundo que lo rodea, una actitud de la que solo pueden presumir los senores de la alta aristocracia del siglo XVIII en las novelas romanticas. Pero no es solo eso lo que me lleva a no delatar mi presencia todavia, no... Su vestimenta impecable e incluso un poco excentrica posee un aire como de dandi ingles moderno de quien busca la sofisticacion hasta el extremo de destacar. Todo esto y lo anterior hace que opte por ser precavida. Continuo mi escrutinio y observo sus hombros, que no dejan de resultar masculinos, a pesar de no ser muy amplios. Una linea ancha y en diagonal de color granate recorre la camisa azul claro en la parte superior de su espalda, como un tajo hecho en la piel, hasta donde llega peinado en una coleta su lustroso cabello, tan oscuro como las alas de un cuervo. Un escalofrio viaja por mi espina dorsal. Trago saliva. Ajeno a mi examen, el hombre se mantiene con una expresion neutra mientras se apoya en lo que al principio me parece un baston, pero que al entrecerrar los ojos comprendo que es, en realidad, un paraguas de color cafe. Su extravagante comportamiento y la postura que adopta le confieren un aura de misterio y peligro que me produce una oleada de desconfianza. De repente, el hombre alza la vista al cielo; la mano libre le hace las veces de visera sobre los ojos, a pesar de que el sol esta cubierto. Hipnotizada por ese gesto que parece tan natural, sigo su mirada. El techo terraqueo parece casi euforico con sus irregulares jirones de nubes cada vez mas oscuros en movimiento, como si danzaran algun tipo de baile exotico y secreto que nadie mas, excepto sus grises nubarrones, igual que amantes, puede ejecutar. El corazon me palpita mas fuerte ante la expectativa de que pronto caera una encomiable tormenta, y no puedo evitar contagiarme de ese despliegue de animosidad, porque a pesar de que los dias de lluvia no siempre han gozado de buena reputacion entre la gente de la ciudad, para mi hay una pequena metafora en las tormentas. Son senal de que algo importante va a ocurrir en cualquier momento, pero tambien de que algo esta a punto de acabar. De forma inesperada, el hombre se vuelve, aun con la cabeza inclinada, de modo que no me ve. No obstante, me sobresalto un poco al reconocer su nariz aguilena, la cual podria hacerle pasar casi por el mismisimo Adrien Brody de ser unos centimetros mas alto... --!Cara de rata! --digo en voz alta de manera descuidada. No me quedo para comprobar si me ha oido. De inmediato me llevo las manos a la boca, me muerdo con los incisivos superiores el labio inferior como si no fuera suficiente y salgo corriendo avergonzada hasta refugiarme detras de dos contenedores de basura cercanos. Una vez que me he dejado caer poco a poco y sin hacer ruido sobre uno de los lados del segundo contenedor, los ojos se me cierran y trato de captar el sonido de pasos, de respiracion; en resumen, de cualquier cosa que pueda delatar que el me ha seguido. Pero los segundos transcurren mientras siento cada latido de mi corazon, que bombea sangre con fuerza por mis munecas, por mi pecho e incluso por mi boca, y nada sucede. Hago acopio de una valentia que no siento, inclino la cabeza hacia el lado derecho y me obligo a echar un vistazo. Hugh, el antiguo galerista de Alex, continua alli plantado frente al estudio. Un repentino sudor frio hace que me hormiguee la piel en la nuca. Ha faltado poco... Suspiro de alivio, aunque no demasiado fuerte. Por algun motivo, mi instinto me dice que el me reconocera si me ve, porque no fui precisamente un alarde de elegancia y decoro la primera vez que nos cruzamos en Londres durante la exposicion de Alex. Con solo recordarlo, noto calor en las mejillas. Por suerte, esta misma manana Alex ha salido temprano de mi casa y, en lugar de dirigirse al estudio como de costumbre, ha ido directo a reunirse con su madre con la promesa de que intentaria por fin hablar sin mas mentiras con ella. Esbozo una sonrisa sarcastica al recordar nuestra ultima conversacion. --!Eh, mi musa! Si mi madre te ve, enloquecera antes de que yo pueda decir la primera palabra. Solo seras una distraccion --me explico Alex en tono condescendiente, y luego se acerco para acariciarme la cabeza dado que yo no respondia, pero me aparte: no estaba de humor para ser lisonjeada como un gato ni para corresponderle. Aquellas palabras con las que Alex habia puesto fin a nuestra discusion me dolieron, y provocaron un extrano y frio distanciamiento entre los dos que aun no puedo quitarme de la cabeza. Y si bien accedi a no acompanarlo, todavia me preocupa el modo como Alex pueda manejar la situacion. Con su caracter a veces ironico, en otras ocasiones apasionado, pero tambien obstinado y versatil, imagino que puede estar ocurriendo en estos momentos cualquier cosa. No obstante, una parte de mi, resentida por todos los rechazos de la madre de Alex, se retuerce de jubilo. Por una vez dejo que todas mis emociones se liberen y me atrevo a pensar que quiza ella se lo merezca. De repente, un ruido peculiar, del tipo que produce una puerta oxidada al abrirse, me devuelve a la realidad. Centro mi atencion en la figura inmovil del agente de arte con curiosidad. Dado que Alex me comento que Hugh, nada mas llegar a Espana, ha tratado todo el tiempo de contactar con el, y Alex no ha respondido a ninguna de sus llamadas o mensajes, ni siquiera me resulta raro ver que al fin Hugh ha decidido ir a buscarlo directamente a su estudio. Pero me fijo en que todavia no se ha movido ni un poco de su sitio, y empiezo a dudar si ese ruido que he oido solo ha sido parte de mi imaginacion. De pronto, Hugh vuelve la cabeza a ambos lados con la mirada en alerta al igual que un halcon, lo que me obliga a esconderme de nuevo. Pero cuando me asomo otra vez, el ya no esta. Reprimo un gemido de sorpresa. !Oh, Dios mio! ?Donde ha podido meterse? Todavia sin entender que ha sucedido, me arriesgo a salir de mi refugio para localizarlo. No obstante, es como si una sombra se lo hubiera tragado. Y ahora que no esta, toda la calle parece permanecer bajo el hechizo de un silencio que engulle a otro silencio mucho mayor, mas profundo e inquietante, porque en estos momentos no hay coches u otras personas que circulen por la acera, ni gorriones y palomas que peleen por migajas de pan en el suelo, solo yo.

  • La vida que sonamos de Kerry Lonsdale

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  • Saga completa La chica Caribbean de Silvia Cruz Aguilar

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    James Bennett es un prestigioso y atractivo ginecologo que lleva dos anos sumido en un caos mental por culpa de varios errores del pasado. Pero su vida vuelve a cobrar sentido cuando conoce a Suzanne Allen, una exuberante mujer que pondra su mundo boca abajo cuando descubra ciertos asuntos de su vida que lo convertiran todo en emocionante, delirante e irracional. La pasion, el amor y los celos le cegaran y tendra que encontrar la formula de hacer que todo tenga sentido y equilibrio. Tendra que elegir entre experimentar una pasion jamas conocida por el o mantener la cordura y el equilibrio mental alejandose del foco de todos sus males; la excitante Suzanne.

  • Capitan Struk de Thiago Silva

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    Struk fue probado en el corazon del oceano. Se recupera y en poco tiempo, encara una mision de rescate compleja.
    Liderando a un equipo entrenado, enfrenta sus miedos y vuelve al mar. Debe traer a su compatriota a casa sin volcar una gota de sangre.

  • After Dark de Haruki Murakami

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    Perfil de una gran ciudad. Captamos esta imagen desde las alturas, a traves de los ojos de un ave nocturna que vuela alto. En el amplio panorama, la ciudad parece un gigantesco ser vivo. O el conjunto de una multitud de corpusculos entrelazados. Innumerables vasos sanguineos se extienden hasta el ultimo rincon de ese cuerpo imposible de definir, transportan la sangre, renuevan sin descanso las celulas. Envian informacion nueva y retiran informacion vieja. Envian consumo nuevo y retiran consumo viejo. Envian contradicciones nuevas y retiran contradicciones viejas. Al ritmo de las pulsaciones del corazon parpadea todo el cuerpo, se inflama de fiebre, bulle. La medianoche se acerca y, una vez superado el momento de maxima actividad, el metabolismo basal sigue, sin flaquear, a fin de mantener el cuerpo con vida. Suyo es el zumbido que emite la ciudad en un bajo sostenido. Un zumbido sin vicisitudes, monotono, aunque lleno de presentimientos. Nuestra mirada escoge una zona donde se concentra la luz, enfoca aquel punto. Empezamos a descender despacio hacia alli. Un mar de luces de neon de distintos colores. Es lo que llaman un barrio de ocio. Las enormes pantallas digitales instaladas en las paredes de los edificios han enmudecido al aproximarse la medianoche, pero los altavoces de las entradas de los locales siguen vomitando sin arredrarse musica hip-hop en tonos exageradamente graves. Grandes salones recreativos atestados de jovenes. Estridentes sonidos electronicos. Grupos de universitarios que vuelven de una fiesta. Adolescentes con el pelo tenido de rubio y piernas robustas asomando por debajo de la minifalda. Oficinistas trajeados que cruzan corriendo la encrucijada a fin de no perder el ultimo tren. Aun ahora, los reclamos de los karaoke siguen invitando alegremente a entrar. Un coche modelo Wagon de color negro y decorado de forma llamativa recorre despacio las calles como si hiciera inventario. Lleva una pelicula negra adherida a los cristales. Parece una criatura, con organos y piel especiales, que habita en las profundidades del oceano. Una pareja de policias jovenes hace la ronda por la misma calle con expresion tensa, pero casi nadie repara en ellos. A aquellas horas, el barrio funciona segun sus propias reglas. Estamos a finales de otono. No sopla el viento, pero el aire es frio. Dentro de muy poco comenzara un nuevo dia. Nos encontramos en Denny's. Iluminacion anodina, aunque suficiente; decoracion y vajilla inexpresivas; diseno de planta calculado hasta el menor detalle por ingenieros expertos; musica ambiental inocua sonando a bajo volumen; empleados formados para que sigan el manual a rajatabla. <>. Mires a donde mires, todo esta concebido de forma anonima e intercambiable. El establecimiento se halla casi lleno. Tras barrer el interior del local con la mirada, nuestros ojos se posan en una chica que esta sentada junto a la ventana. ?Por que en ella? ?Por que no en otra persona? No lo se. Sin embargo, por algun motivo, la chica atrae nuestra atencion... de un modo espontaneo. Ocupa una mesa de cuatro asientos, esta leyendo un libro. Sudadera gris con capucha, pantalones vaqueros, zapatillas deportivas de color amarillo destenidas tras multiples lavados. Sobre el respaldo del asiento contiguo cuelga una cazadora. Tampoco esta parece nueva, en absoluto. Por lo que respecta a la edad, hara poco que la chica es universitaria. Ya no es una estudiante de bachillerato, pero aun conserva el aire del instituto. Tiene el pelo negro, liso, corto. Lleva poco maquillaje, ninguna joya. Cara pequena y delgada. Gafas con montura negra. De vez en cuando frunce el entrecejo con aire reconcentrado. Esta absorta en la lectura. Apenas aparta los ojos del libro. Es un grueso tomo de tapa dura, pero, como lleva puesta la sobrecubierta de la libreria, no se ve el titulo. Dada la gravedad con que lo lee, debe de tratarse de un libro de contenido muy serio. La chica no se salta una sola linea, sino que, por el contrario, parece ir masticandolas a conciencia, una a una. Sobre la mesa hay una taza de cafe, un cenicero y, al lado de este, una gorra de beisbol de color azul marino con la <> de los Boston Red Sox. Posiblemente le vaya un poco grande. En el asiento contiguo descansa un bolso bandolera de piel marron. A juzgar por lo abultado del bolso, la chica ha ido embutiendo en el de forma apresurada todo cuanto le ha venido a la cabeza. Alza la taza a intervalos regulares y se la lleva a la boca, pero no parece que saboree el cafe. Tiene la taza delante y se toma el cafe porque eso es lo que tiene que hacer. Como si se acordara de pronto, se pone un cigarrillo entre los labios y lo enciende con un mechero de plastico. Achica los ojos, lanza el humo de manera libre y facil, deja el cigarrillo en el cenicero y, luego, se acaricia las sienes con la punta de los dedos como si quisiera alejar el presentimiento de un futuro dolor de cabeza. La musica que suena a bajo volumen es Go Away Little Girl, de Percy Faith y su orquesta. Nadie la escucha, por supuesto. Hay gente muy diversa comiendo y tomando cafe en Denny's esa madrugada, pero ella esta sola. De vez en cuando levanta la mirada del libro y echa una ojeada al reloj de pulsera. Por lo visto, el tiempo no avanza tan rapido como ella quisiera. Tampoco parece que haya quedado con alguien. No recorre el interior del local con la mirada ni dirige los ojos hacia la puerta. Simplemente esta sola leyendo un libro y fuma algun que otro cigarrillo, inclina la taza de cafe con un gesto maquinal y espera a que el tiempo transcurra deprisa, aunque solo sea un poco. Sin embargo, es obvio que aun falta mucho para el amanecer. La chica interrumpe la lectura y mira hacia fuera. Por la ventana del primer piso puede ver, a sus pies, la calle concurrida. Aun a aquellas horas la calle esta llena de luz, con una multitud de transeuntes que van y vienen. Personas que se dirigen a algun sitio y otras que no se dirigen a ninguno. Personas que tienen un objetivo y otras que no lo tienen. Personas que querrian detener el paso del tiempo y otras que querrian acelerarlo. Tras permanecer un rato contemplando esa imagen deslavazada de la ciudad, la chica respira hondo y vuelve a posar los ojos sobre las paginas del libro. Alarga la mano hacia la taza de cafe. En el cenicero, el cigarrillo, al que solo ha dado unas caladas, va convirtiendose en ceniza sin perder su forma original. Se abre la puerta automatica y un hombre joven, alto y desgarbado, entra en el local. Chaqueta de piel negra, pantalones chinos arrugados de color verde oliva, zapatones marrones. Lleva el pelo bastante largo, con grenas. Quiza se deba a que durante los ultimos dias no ha tenido la oportunidad de lavarselo. O quizas a que acaba de cruzar algun matorral muy espeso. O puede que, para el, lo habitual sea llevar el pelo enmaranado. Esta delgado, pero, mas que tener un fisico elegante, lo que parece es desnutrido. Del hombro le cuelga un gran estuche de color negro de un instrumento musical. De un instrumento musical de viento. Ademas, en la mano sostiene una sucia bolsa de lona. Atiborrada, al parecer, de partituras y de varios objetos de pequeno tamano. En la mejilla derecha presenta un corte profundo que atrae las miradas. Una pequena cicatriz producto, al parecer, de la incision de un objeto afilado. Aparte de esto, nada en el llama particularmente la atencion. Es un joven normal y corriente. Tiene el aire de un perro cruzado, bonachon, aunque no muy listo, que vaga perdido por las calles. La camarera encargada de acomodar a los clientes se acerca y lo conduce hasta una mesa al fondo del local. Pasa por delante de la chica que lee. Y, en el preciso instante en que acaba de dejar la mesa atras, el joven se detiene, como si de repente le hubiera venido algo a la cabeza, retrocede despacio igual que si estuviera rebobinando una pelicula y vuelve junto a la mesa. Ladea la cabeza, mira con profundo interes el rostro de la chica. Resigue sus recuerdos. Le cuesta acordarse. Es el tipo de persona que se demora al realizar cualquier cosa. La chica percibe su presencia y alza la mirada, entrecierra los ojos, mira al joven que se le ha plantado delante. Es tan alto que tiene que levantar mucho la cabeza. Sus miradas se encuentran. El chico esboza una sonrisa. Una sonrisa que intenta demostrar que no abriga ninguna mala intencion. El le dirige la palabra. --Oye, perdona si me equivoco, pero tu eres la hermana de Eri Asai, ?verdad? Ella no dice nada. Mira el rostro del joven con ojos de estar contemplando un arbusto demasiado espeso en un rincon del jardin. --Nos vimos una vez --prosigue el joven--. Te llamas Yuri, ?verdad? Tu nombre tiene una silaba diferente al de tu hermana. Todavia observandolo con cautela, ella lo corrige de forma concisa: --Mari. El joven levanta el dedo indice. --!Eso es! Mari. Eri y Mari. Una silaba distinta. No te acuerdas de mi, ?verdad? Mari ladea levemente la cabeza. Puede significar tanto que si como que no. Se quita las gafas y las deja junto a la taza de cafe. La camarera vuelve y pregunta: --?Estan juntos? --Si --responde el. La camarera deposita la carta sobre la mesa. El hombre toma asiento frente a Mari y deja el estuche del instrumento musical en el asiento contiguo. Luego le pregunta, como si se acordara de pronto: --No te importa que me siente aqui un rato, ?verdad? Despues de comer me ire enseguida. He quedado en otra parte. Mari frunce levemente el entrecejo. --Eso se dice antes, ?no crees? El hombre reflexiona sobre el significado de sus palabras. --?Que he quedado luego? --No me refiero a eso --dice Mari. --O sea, que se trata de una cuestion de modales. --Si. El hombre asiente. --Tienes razon. Deberia haberte preguntado primero si podia compartir tu mesa. Te pido perdon. Pero el local esta lleno y voy a quedarme poco rato. ?Te importa? Mari se encoge levemente de hombros. Con ello viene a decir: <>. El hombre abre la carta, la mira. --?Ya has comido? --No tengo hambre.

  • Tiempos dificiles (Scarlet Falls 1) de Melinda Leigh

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  • Fingelo de Mia Ford

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    Me recojo los largos rizos oscuros y me preparo para ir a trabajar. El parloteo que me rodea se mezcla en una cacofonia de murmullos. Todo el mundo esta ya borracho y gritan unos sobre otros, por encima de la musica y del zumbido de sus propios oidos. Dios no quiera que te duela la cabeza cuando tienes que trabajar. Llevo casi tres anos trabajando en bares y la escena es siempre la misma. Hay grupos que entran y se relacionan entre si a distancia. Casi puedes adivinar que chico va a hablar con que chica por el grupo de personas con el que han entrado en el bar. Uno de mis juegos favoritos es <> Me doy cuenta de que alguien intenta hablar con otra persona, le hace ojitos o le paga una copa. Entonces, los otros camareros y yo nos inventamos las cosas que se estan diciendo y cuales pueden ser los posibles motivos de ruptura. Las razones por las que no saldran del bar y seguiran su camino hacia la ciudad del amor se vuelven completamente ridiculas. Como si el tuviera una serpiente en la banera y quisiera que ella la alimentara con ratas. Me espera otra larga noche y respiro profundamente antes de salir para comenzar mi turno. Me situo justo en el almacen, desde donde puedo ver a todo el mundo pero ellos no pueden verme y ademas puedo oirlos. Los televisores de pantalla plana de alta definicion se alinean en las paredes reproduciendo el ultimo partido. Nunca hay sonido en los televisores porque no tendria sentido, nadie oiria nada. El bar esta repleto y con todos los empujones que se producen, sabia que era cuestion de tiempo que esto sucediera. --Te voy a matar --grita una marimacho rubia tenida. Es enorme y, a medida que me acerco, pienso en retroceder un poco. Tal vez no sea justo llamarla asi, pero debe medir al menos 1,80 metros y es mas flaca que un palillo. Definitivamente podria acabar conmigo o al menos partirme en dos, sin ponerle demasiado empeno. --Solo tienes que intentarlo --dice una morena bajita, con unos pendientes colgando de sus orejas que deberian hacerla caer. Se que es una famosa de segunda porque esta en el bar todo el tiempo y la he escuchado hablar sin parar de su supuesta fama. La marimacho, efectivamente, la matara si no intervengo. Lo ultimo que quiero es entrometerme en el camino de la marimacho o hacerme notar, pero la mas bajita no me estaba dando muchas opciones. El cuerpo de la mujer alta esta rigido como si pudiera salir vapor de sus orejas y se mezcla de tal forma con todo el vapor y la colonia cara que hay en el aire, que hace que mis ojos lloren. Como se preveia, comienzan los empujones y la gente se aleja de ellas, dispersandose como ratones lejos de la pareja de gatas salvajes. Los transeuntes agravan la situacion dandose la vuelta para mirar, bloqueando mi vista. Despues de dar la vuelta a la barra, me meto en la refriega para intentar separar a las dos mujeres extremadamente borrachas. Sacudo la cabeza hacia Gary, decepcionada. El portero no quiere separar las peleas de chicas. Le preocupa violentar a las mujeres y que le demanden. Deberia preocuparse de que demanden a nuestra jefa. Por eso intervengo. A pesar de todo, me gusta mi trabajo. Eso me permite ser la heroina. No estoy baja de forma, pero tampoco soy la mujer mas fuerte. Con un metro y medio, me mantengo en forma. Ir a yoga un par de veces a la semana vale la pena, al igual que correr, cuando puedo. Quizas eso me ha hecho ser mas atrevida de lo que deberia, porque una vez que me pongo en medio de las mujeres me doy cuenta de que es un error. La marimacho parece medir unos dos metros y la famosilla se gira justo cuando me pongo delante de ella y me mira a los ojos. Las estrellas estallan en torno a mi vision mientras comienza una palpitacion. No es el mas duro de los golpes, pero es suficiente para aturdirme durante un par de segundos. La fuerza de la sacudida me hace salir de la refriega durante un segundo llevandome la mano a la cara. La rubia lanza varios improperios mas tipicos de borrachos. Estoy empezando a cabrearme. Me repongo saltando de nuevo y estirando la mano. La agarro por la cola de caballo y le doy un fuerte tiron. Vale, puede que no este luchando de forma justa, pero a estas alturas me importa una mierda. No puedo permitir que haya un derramamiento de sangre durante mi turno, y a juzgar por la rabia que colorea la cara de la marimacho, existe la posibilidad de que haya uno. Es el tipo de chica que probablemente escribiria REDRUM en el espejo de su bano despues de la ducha. Tiene una mirada en sus ojos que definitivamente me daria miedo si yo fuera la otra chica. Le agarro el pelo y la alejo de la chica alta antes de que las dos acabemos colgadas encima de su enorme cuerpo. Esto seria mas facil si ella cooperara conmigo en lugar de ir en contra, pero dudo que se de cuenta de que estoy tratando de terminar esto lo mas rapido posible. --Regina --le grito a la otra camarera--, ayudame a sacarlas de aqui. Regina me mira con la mirada perdida. Le hago un gesto brusco con la cabeza que parece hacer que se mueva. Con Regina agarrando timidamente a la mas grande, sacamos a las dos mujeres del bar. Nos empujan y tiran de nosotras, pero si lo que necesitan es pelear, pueden resolverlo en la calle. --Mierda --dice Regina--, te ha dado bien en ese ojo. --Desde luego --digo, y toco con un dedo el punto sensible. Me estremezco. Me sorprende que ya se haya hinchado. La adrenalina disminuye dejando pasar al dolor. Por suerte no he sentido el agotamiento antes de mi turno. --?La rubia tenida tiene destreza? --dice riendo. Regina es rubia natural y no es alta como la marimacho, pero definitivamente es varios centimetros mas alta que yo. Pongo los ojos en blanco y hago una mueca de dolor. --No, fue un golpe de suerte. --No me sorprende que Regina encuentre un chiste en medio del desastre. Con suerte o sin ella, duele mucho. Espero que esta noche se tropiece con algo de camino a la cama o que se golpee el dedo del pie con una comoda. Regina se rie. --Con suerte o sin ella, vas a tener un ojo morado. --Regina intenta tocarlo y yo retrocedo, no necesito una presion extra justo en el moraton. Gimoteo. --Perfecto. Dejame ver si puedo taparlo --le digo y entro en el bano. Ya esta empezando a ponerse negro y tengo la sensacion de que se me va a hinchar el ojo. Me dirijo a las taquillas de detras de la barra para buscar algo de maquillaje y ver si puedo salvar mi aspecto. Dependo de las propinas que consigo cada noche para sobrevivir. Va a ser muy dificil atender el bar como una pirata tuerta. Una vez me prestaron dinero para el alquiler, y ese fue un error que me ha perseguido desde entonces. El alquiler se acercaba de nuevo y necesitaba poder ligar con los mejores, no parecer una extra de una pelicula de terror. Por suerte, siempre llevo conmigo suficiente maquillaje para cubrir la cara de seis chicas. Regina volvio para ver como estaba. --El segundo turno esta aqui. George esta entreteniendo al publico un minuto. Me miro en el espejo y aplico un poco de tapa ojeras alrededor de la parte mas oscura del hematoma. Decido aprovechar al maximo un ojo ahumado antes de que se hinche. A este paso, tendre suerte si no me apunalo accidentalmente con el rimel. --Bien, creo que puedo tapar el moraton por esta noche. No te se decir como estara manana. --?Te visitara cierto pretendiente rico esta noche? --pregunta Regina mordiendose una una y apoyandose en las taquillas. Es una mania que tiene, y estoy segura de que ni siquiera sabe que lo esta haciendo. Me estremezco pensando en la piel desgarrada de su cuticula que debe arder cuando pone limones en los chupitos. --Deja de hacer eso --la regano, y entonces una leve sonrisa se dibuja en mi cara--. Y, no estoy segura. Thomas es la mejor parte de mis tardes. Literalmente, lo mejor de mi dia y, sobre todo, cuando tengo que trabajar. Le gusta hacerlo en publico y venir al bar es su cita favorita. Hacia poco que habia descubierto quien era realmente Thomas. Pensaba que solo era un tipo bien vestido que coqueteaba conmigo en el bar. No fue hasta que lo vi en Entertainment Tonight cuando me di cuenta de que era una figura publica. El averguenza a la morena famosilla y hace que mi nucleo tiemble de expectacion. Todavia no entendia muy bien por que era famoso. Habia sido el novio en un reality show. La chica seguia en el programa, pero desde que habian roto, los paparazzi continuaban siguiendolo a el. Tal vez esperaban que volvieran a estar juntos y que se enamoraran en la television. Yo, en fin, no podia soportar ver los antiguos episodios y la mirada en su cara o la forma en que ella lo trato durante ese tiempo. Puede que sea el pasado, pero aun asi me dejaba quemada cuando lo veia, aunque el no fuera mio y todo esto sea por diversion. Diversion es lo que me recuerdo una y otra vez al mirar mi reflejo en el espejo. Ni siquiera suelo ver la television, y me habia enganchado. Regina sigue hablando pero ignoro la mayor parte de lo que dice. --Esta demasiado bueno. No puedo creer que hayas conseguido al ex novio de Rosa Diaz. --Dudo que quiera que se refieran a el como el ex novio de alguien --le digo, y termino los ultimos retoques con mi tapa ojeras. Giro la cabeza de izquierda a derecha. He conseguido disimular parte de las rojeces y, por suerte, no se me ha puesto negro… todavia. Vuelvo a meter el maquillaje en la taquilla y la cierro de golpe. Regina canturrea, alejando mi atencion de la puerta metalica de la taquilla y de mis actuales problemas de alquiler. Miro a Regina y siento que el color me llena las mejillas. --Sin embargo, espero que se pase por aqui esta noche, se acerca mi descanso. --Me abanico rapidamente porque el rubor de mi cara irrita el dolor de mi ojo hinchado. Nunca he conocido a alguien como Thomas. Conoce mis necesidades antes que yo y las satisface de tal manera que nunca me siento insatisfecha despues de estar juntos. Es fantastico siempre. Cada vez es mejor. Es tan caliente y esta tan fuerte que es lo unico en lo que puedo pensar durante horas y horas despues de estar juntos. Cuando volvemos al bar, George esta haciendo sus habituales trucos de exhibicion, lanzando botellas al aire y dando vueltas. Las mujeres se lo comen, aunque el es cien por cien gay. Les muestra su galardonada sonrisa, guinando un ojo a algunas y soplando besos a otras. Se pasea por el bar haciendome reir. Es un provocador, pero mientras den buenas propinas, ?quien soy yo para quejarme? Una vez le pregunte si le molestaba que las mujeres pensaran que era como un enorme bistec al que les encantaria hincarle el diente. <>, fue su respuesta. Las mujeres pueden ser absolutamente intrepidas cuando beben. Apenas puedo creer algunas de las cosas que les he visto hacer. Una senora mayor se tomo unos tres martinis y se quito las bragas para darselas a el. Otra intento hacerle un baile erotico pero se cayo y se torcio la muneca al subir a la barra. Realmente ya no hay nada que me sorprenda. Comprendo el punto de vista de George cuando vuelvo a salir a la barra para sonreir a los clientes y llamarles con nombres de cachorros como <>, <>, <> o algun otro nombre asquerosamente dulce. Un dia, tal vez, tendre una carrera de verdad y no tendre que trabajar tanto. No me malinterpretes, ser una perra de bar, como nos llamamos carinosamente Regina y yo, tiene sus ventajas. He conocido a gente increible, pero mezclar bebidas y lidiar con mierdas como recibir un golpe en el ojo, cansa muy, muy rapido. Mezclar bebidas no es tan facil como mucha gente cree. Hace falta mucha habilidad y concentracion para mezclar la bebida perfecta. A veces se trata de una propina barata al final de la cuenta del bar o de varios billetes de veinte que sirven para comprar el almuerzo para el resto de la semana. Personalmente, me gusta almorzar y hago lo posible por ganarme esos veinte. Thomas no se acercara a pedir una bebida. Entrara por la parte de atras y me mandara un mensaje. Sabe que le reconoceran y no quiere que yo salga en las camaras, ya que solo nos estamos divirtiendo. Alguien que fuera una cazafortunas se ofenderia, pero estoy de acuerdo, solo nos estamos divirtiendo, realmente no hay necesidad de llamar la atencion innecesariamente sobre lo que sea que estemos haciendo. Me gusta mi vida tal y como es, muchas gracias. Bueno, en su mayor parte. Puede que nunca sea mio, no en la forma en que funcionan las relaciones convencionales, pero por ahora, cogere lo que me ofrece y lo disfrutare. --He oido un rumor, gota de amor --me dice uno de los habituales. Se que trabaja para una de las cadenas de entretenimiento que se ocupan de los cotilleos de los famosos. Lo habia escuchado tratando de impresionar a una chica con sus historias de persecucion de famosos. No recordaba cual, ni me importaba, mientras no nos pusiera a Thomas y a mi en la misma columna de cotilleos. --Oh, en serio, ?un rumor sobre que? --pregunte sonriendo mientras me encogia por dentro. ?Gota de amor? ?De verdad? Esta comadreja me eriza la piel y, mas que nada, me encantaria darle un punetazo en el ojo. Mi mano se mueve sosteniendo el vaso alto para un Tom Collins y arreglando mi bandeja para salir corriendo. Sigue parloteando y yo le escucho a medias. Sin embargo, las siguientes palabras que salen de su boca me hacen reflexionar, pero solo brevemente. --Que estas lamiendo algunos de los descuidos de Diaz.

  • La dama sombria de Mark Leiver

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    El verano pasado me encontre, sin saberlo, con el Elegido. Dara, Diana, Nacho y yo fuimos a la costa en busca de un grupo de Guardianes que habia desaparecido en Tierra Fantastica . Resulto que bajo el inmenso parque tematico habitaba un sekra que se alimentaba de los trabajadores. Para quien no lo sepa, un sekra es un demonio multiforme, una criatura de la sombra capaz de tomar multitud de apariencias. No obstante, todo sekra tiene una forma determinada, un caracter fijo en el que se transforma para alimentarse. Este era una cucaracha gigante. Para cazar a sus presas solia convertirse en una nina pequena. Cuando el parque cerraba, entraba en accion: adquiria la forma de una pobre chiquilla abandonada y enganaba al guarda de seguridad. El vigilante se apiadaba de ella y !ZAS! El sekra lo llevaba hasta un rincon y lo devoraba. Repugnante y aterrador. Un equipo de Guardianes fue enviado a la zona, pero fracaso. Asi que nos toco a nosotras. Lo mas dificil de acabar con un sekra es su capacidad multiforme. ?Como cazas algo que no sabes como es? La unica manera de hacerlo es que el te atrape. Asi que disfrazamos a Nacho, nuestro guerrero, de vigilante de seguridad. Hizo de cebo. Le hicimos pasear por el parque en plena noche, con la linterna, la porra y el traje azul de seguridad. Diana durmio con un conjuro a los verdaderos guardias y sello el parque con un hechizo de intimidad, para que ningun corriente pudiese entrar. Una vez preparado el terreno, las tres Guardianas seguimos a Nacho de cerca. El sekra no se hizo esperar. Antes de medianoche aparecio con forma de ninita desamparada. Llevaba una camiseta manchada que le valia grande y pantalones rasgados por las rodillas. Iba descalza y lloraba a moco tendido. Tenia los ojos grandes, claritos e inocentes. Era una monada, daban ganas de achucharla. -- ! ! ? ? Nacho le siguio el juego, intento calmarla y prometio ayudarla. El sekra lo condujo hasta su madriguera sin dejar de sollozar. Cuando llegaron, se convirtio en cucaracha gigante. Nacho dio la voz de alarma y acudimos en su ayuda. Diana le lanzo un conjuro paralizante y yo un rayo de luz, pero la criatura era rapida, poderosa y astuta. Nacho se arrojo sobre ella intentando reducirla (cosa dificil, pues era cuatro veces mas grande que el) y el demonio aprovecho la confusion para hacer una copia exacta de nuestro guerrero. Como no sabiamos quien era quien, no nos atrevimos a atacar. Eran como dos gotas de agua. -- ! Ambos muchachos pusieron la mano izquierda sobre el pecho, pero solo uno pronuncio su verdadero nombre de Guardian. --Soy Nandor --la etsixia de su mano brillo y aparecio un hermoso azor de color azul. Dara solto la flecha contra la copia falsa. El demonio se aparto mientras se convertia en murcielago y la saeta le paso tan cerca que le abrio una brecha en la cara. No pudimos matarla, aunque al menos conseguimos que se marchase del parque y dejase de zamparse a los vigilantes. Por fortuna, los Guardianes de la Luz desaparecidos no habian muerto. El sekra los mantenia bajo tierra para entregarselos al Archimago. Los encontramos tras una larga caminata por las grutas. Estaban aturdidos, cansados y deshidratados, pero no sufrian heridas de gravedad. Al dia siguiente aprovechamos la oportunidad y pasamos la jornada en el parque tematico. Alli fue donde me cruce, sin saberlo y por pura casualidad, con el Elegido. Nos montamos en docenas de atracciones, comimos un monton de porquerias y vimos varios espectaculos. Aunque me lo estaba pasando en grande, a mi me gusta ir a mi bola, asi que a media tarde me separe de mis amigas y decidi dar una vuelta sola. Despues de un par de horas de vagabundear me reencontre con Diana y Nacho. Me dijeron que Dara habia ido a buscarme, y que no habia vuelto todavia. Pregunte por ella a un chico y a una chica que estaban sentados en un barecillo a la sombra de Everestland (una montana rusa de la leche). Ella me parecio una monada, pero no me causo ninguna impresion magica. El si. Cuando nuestras miradas se cruzaron senti algo extrano. En aquel momento no le di importancia, pense que habia sido una tonteria y continue buscando a Dara, a la que encontre en la zona del Lejano Oeste, junto a la figura de madera de un jinete sin cabeza. Ojala me hubiese dado cuenta de quien era ese muchacho y de lo importante que iba a ser en la batalla contra el Archimago... ! Ah, todavia no me he presentado ! Tengo quince anos y me llamo Barbara. Soy castana con el pelo ondulado, tengo los ojos verdes y soy mas bien bajita, aunque yo creo que un metro cincuenta no es mala estatura para una mujer. Vivo en un hospicio desde hace un monton de anos. Bueno, su nombre oficial es Centro Tutelado de Menores. Por lo que se ve, mis padres no me tenian mucho carino y me dieron en adopcion. No, no creais que mi historia es tragica y aburrida, paso del rollo de dar pena y compadecerme. Al fin y al cabo no me ha ido nada mal a lo largo de estos anos. Han sido... ?Como decirlo? !Si, ya lo tengo, han sido alucinantes! Sobre todo desde que me hice Guardiana de la luz. ?Que es eso? Para empezar, dire que es una pasada. Una pasada de verdad. Las Guardianas combatimos la oscuridad que amenaza con destruir nuestro mundo. Somos humanos reclutados por los siervos del bien que viven en Umbator, el centro del universo. No voy a aburriros con explicaciones interminables sobre el funcionamiento de todo esto (para eso estan las soporiferas clases de historia de los elfos...), asi que me limitare a decir que Umbator fue el primer mundo en ser creado, y por eso es tan importante. ? Cuantos mundos hay? Ni idea. Sospecho que ni siquiera Kordther, un poderoso mago de Dhotlaren, lo sabe. Pero lo importante es que, si el Archimago conquista Umbator, podra conquistar toda la creacion. ? Quien es el Archimago? En dos palabras: El Malo. Las ninfas le dan el nombre de Irus-tanat, que significa Rey Oscuro . Se le de el nombre que se le de, el Archimago es el enemigo de todos los mundos. Por el momento sus incursiones a la Tierra han sido escasas, aunque en los ultimos meses se han intensificado considerablemente. Y ahi es donde entramos en accion las Guardianas de la Luz. Los combatientes de Umbator son debiles en nuestro mundo, apenas pueden cruzar los portales y permanecer unos minutos aqui. Por consiguiente, nos toca a nosotros defender la tierra de las fuerzas oscuras. Como no podia ser de otra manera, el Archimago tambien tiene a humanos entre sus filas. Son los siervos de la sombra. Guardianes de la Luz contra siervos de la sombra. Campo de batalla: la Tierra. Como decia, me converti en Guardiana a los trece anos. No es por presumir, pero soy la guardiana mas joven de la historia. Despues de doce meses de entrenamiento intensivo me especialice en la hechiceria. Mi maestra fue Xeye, una ninfa maravillosa con el pelo largo y verde como la hierba que, antes de aprender un solo hechizo, me tuvo semanas y semanas estudiando la condenada flora y fauna de Umbator. Soy hechicera. Al principio quise ser maga, pero resulta que para serlo se necesita mucha estabilidad mental, muy buena memoria y un ixur potente. ?Quereis que me describa? Soy alocada, despistada y mi ixur (poder magico) es el de un mosquito. En la tercera clase de artes magicas Luthental me miro y dijo <>. Tenia toda la razon, nunca seria maga. Tampoco guerrera. No. Y es que no solo no podria jugar en un equipo de baloncesto, sino que ademas mi complexion no es precisamente la de una culturista. El primer dia que me dieron una espada tuve que levantarla con las dos manos (y eso que era una espada corta de acero elfico, el mas ligero de todos). Cuando logre levantar la espada, Yulen, el maestro de lucha, me pregunto con que mano pensaba sujetar el escudo. En ese instante supe que lo mio no iba a ser el combate cuerpo a cuerpo. Vale, tambien hay guerreras delgaduchas que manejan una daga con la misma destreza que un gran guerrero blande su espadon y su escudo, pero es que ellas tienen algo llamado destreza. A mi, en cambio, si me dais una daga seguro que hago una escabechina, aunque no precisamente entre los enemigos. Por ultimo , una punteria mas que aceptable. Pero solo cuando lograba poner la flecha en el arco sin que se cayese, que era casi nunca Parece facil, pero creedme, no lo es. Es muy sencillo hacerlo con tranquilidad: echas mano al carcaj, pillas una flecha, la colocas en el arco, tensas la cuerda, apuntas a lo que quieres trinchar y disparas. La flecha sale volando veloz como un rayo y haces diana. Eso es lo ideal. Pero en combate una arquera tiene que ser rapida y realizar eso que acabo de describir en un maximo de dos segundos. Cuando estas en el campo de batalla, luchando contra una horda de enemigos, no puedes permitirte el lujo de que una sola flecha caiga al suelo. Si eso ocurre, estas muerta. Visto que en la magia era bochornosa, con la espada un peligro y con el arco un desastre, no me quedaba mas remedio que dedicarme a la hechiceria. Y encontre mi verdadera vocacion. En la hechiceria hay que dominar la energia que circula por el universo. Y lo que es mejor, no hay que tener buena cabeza para memorizar conjuros, ni hay que tener fuerza. Simplemente se ha de tener la capacidad de concentrar el ixur que te rodea en tus manos. Luego, se lanza el hechizo. Mi especialidad es la hechiceria de combate. Bolas de fuego, rayos de hielo, vientos gelidos, flechas flamigeras y un largo etcetera de temibles hechizos. Mola ?verdad? Recuerdo que Xeye se puso muy contenta cuando pase la prueba de hechizos en Dhotlaren. Actualmente formo grupo de combate con otros tres Guardianes. Juntos nos enfrentamos a todo tipo de criaturas como nigromantes, vampiros, brujas, muertos vivientes y demas seres de la sombra. Reconozco que es un trabajo peligroso, !pero super emocionante! Orion En lo alto de la montana Enamorarse es como montarse en una montana rusa. ?Sabeis lo que os digo? Seguro que si habeis estado en un parque de atracciones lo entendeis. Asusta, marea y gusta por igual. Si nada mas bajarte te preguntan <> <> las piernas, el corazon te late a cien por hora y tienes el cerebro como un trapo recien estrujado. El verano pasado estuve con Luna en un parque tematico llamado Tierra Fantastica . ?Que quien es Luna? Ah, ella es mi mejorpeor amiga. Habeis leido bien: mejorpeor . Y es que la odio tanto como la quiero. De pequenitos nos juntaron por obligacion. Nuestros padres eran amigos y a nosotros (! remedio !) << es tonto y aburrido y mentiroso... >> << >> fin, lo nuestro fue odio a primera vista. Que cosas, ahora somos inseparables. ? Por donde iba ? ! Ah, si , por lo del parque tematico ! En verano estuvimos en Tierra Fantastica . Mientras subiamos la empinadisima pendiente de una gigantesca montana rusa llamada Everestland , a Luna le dio por hablar. --Hace un monton de anos que nos conocemos --dijo. -- ! ! El trac-trac-trac del vagon no dejaba de sonar. Desde alli arriba se veia el mar. Los barcos parecian diminutos. Las gaviotas puntitos blancos. --Idiota. --Yo tambien te quiero. Sonrio. Yo tambien sonrei, pero del susto que llevaba encima. Fue una de esas sonrisillas de idiota que se te ponen cuando estas muerto de miedo. -- ? ? --Un poquitin --dije, cagado de miedo. -- ! . Volvio a sonreir. Su sonrisa me tranquilizo. Pero solo el tiempo que me costo volver a ver lo alto que estabamos y lo cerca que se encontraba la pendiente por la que, de un momento a otro, nos ibamos a despenar. --Te decia --continuo como si estuviesemos tranquilamente sentados en una hamburgueseria-- que hace un monton de anos que somos amigos. --Para ser exactos, quince anos. Trac-trac-trac... La gente se hacia mas y mas pequena. Volvi la vista al frente y de pronto vi como un cuervo pequeno y flacucho se posaba sobre el morro del vagon. Luego me miro unos instantes. Os parecera un disparate, pero su mirada era humana. --Por lo tanto --continuo Luna, sacandome de mis elucubraciones--, se puede decir que me conoces mejor que cualquier otra persona. --Me temo que si. Y mira que cosas, aun asi, sigo siendo amigo tuyo. El trac-trac-trac no cesaba. <> estabamos, mas me arrepentia de haberme montado. A Luna se le movia el pelo con el viento. El viento, a esa altura, asusta una autentica pasada. Bueno, a esa altura asusta todo. El cuervo flacucho echo a volar y se perdio de vista. Me olvide de el. --Eso es porque no puedes vivir sin mi. Luna me miro fijamente y me asuste. Vale, ya estaba muy asustado, pero ese << >> sumo al << >> --Nunca he probado a hacerlo --dije con ironia. --Ahora en serio, Ori, ?puedo preguntarte algo? Entonces dejo de sonar el trac-trac-trac. Ya no habia tiempo para pensar en nada. La pregunta de Luna, la horripilante y espantosa pregunta de mi amiga debia esperar. El vagon se inclino y empezamos a descender. Al principio despacio, despues a una velocidad vertiginosa y luego... vueltas y mas vueltas... y giros... y loopings... y sacudidas... y subidas y bajadas... ! ! Tras un par de minutos de infierno, el vagon se detuvo. Mi cerebro no, mi cerebro siguio dando vueltas. Me desabroche el cinturon y me puse de pie. -- ? ? --Genial --dije. Y justo al pronunciar la letra ele me agache y vomite. Lo eche todo. Unos minutos mas tarde mi estomago decidio que ya no quedaba nada y pude descender la rampa de la atraccion. Nos sentamos en un murete y, poco a poco, volvi a ser persona. -- ? ? Suspiro profundamente. --Estoy enamorada. ! PUM! Primer bombazo . Me quede blanco. O, si quereis, mas blanco de lo que me habia bajado de la montana rusa, << Estoy enamorada >>. ?Que podia decir? --Eso es bueno, supongo. --El problema es que me saca un par de anos. ! PUM! Segundo bombazo . Pero agarraros, porque ahora viene la traca final, la madre de todas las bombas. --Ocurre algo mas, y es que ella ni siquiera sabe que existo. ? Hiroshima ? ? Nagasaki? Nada, tonterias en comparacion con el ultimo bombazo de Luna. Ella >> << >> Abri los ojos, sorprendido. -- ? ? De acuerdo, pensareis que fue una pregunta estupida, pero es que a veces el cerebro se me queda en standby . --No --contesto enfadada, ladeando un poco la cabeza--, en realidad soy un chico que lleva disfrazado de tia quince anos. Buena respuesta. Donde las dan, las toman. --Perdona --le dije--, con tanto looping se me han batido los sesos. No contesto y bajo la mirada. La pobre estaba triste. --No pasa nada… --Dijo al rato. Pero pasaba, claro que pasaba, pasaba que mi mejorpeor amiga acababa de montarse en una atraccion de la leche y estaba como si nada. Algo mucho mas alucinante que todos los parques de atracciones del mundo se estaba cociendo en esa cabecita suya tan especial. Yo seguia mareado y flipado. Mareado por la montana rusa y flipado con lo de Luna. Lo de que le gustaran las chicas me era indiferente. Pero que estuviese enamorada se me atragantaba. Eso era imposible. A ver, Luna y un servidor eramos los miembros fundadores de la A.C.A: Asociacion Contra el Amor. Una sociedad no demasiado secreta dedicada a burlarse de todo lo relacionado con el romanticismo, criticar a las parejas nonas que se regalan cosas por su aniversario, reirse de las peliculas romanticas y el dia de San Valentin decir con voz de resabido aquello de: << Valentin es un invento de los centros comerciales para enganar a los tortolitos y sacarles el dinero a base de corazoncitos de chocolate y tarjetas de amor >>. Repito, era imposible que Luna estuviese enamorada. Pero lo estaba. !Vaya si lo estaba! Estuve a punto de decirle << amor? >>. << pillada, Ori, estoy completa e irremisiblemente pillada>>. Me senti un poco idiota por no haberme dado cuenta antes. Durante todo ese tiempo no habia notado nada extrano en ella. A veces parezco ciego, de verdad. Al cabo de un par de minutos nos levantamos y nos sentamos en un barecito. Mi amiga pidio un granizado de limon y yo pedi que el mundo dejase de dar vueltas. Me hubiese gustado beber granizado, pero tenia las tripas como si Anibal el Canibal se hubiese hecho una bufanda con ellas.

  • Pelea de gallos de Maria Fernanda Ampuero

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    Pelea de gallos narra desde diferentes voces el hogar, ese espacio que construye -o destruye- a las personas, aborda los vinculos familiares y sus codigos secretos, las relaciones de poder, el afecto, los silencios, la solidaridad, el abuso… Es decir, todos los horrores y maravillas que se encierran entre las cuatro paredes de una casa: el espanto y la gloria de nuestras vidas cotidianas.

  • Pecado y pecadores de Julio E. Zambrano

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    Danielle Fontaine vive su sueno. Ha hecho su debut en las pasarelas de Paris y alcanzo la cumbre. Su noche de triunfo, sin embargo, se hace anicos cuando Roberto Rossi, un amante del pasado, regresa inesperadamente queriendo retomar aquel fallido romance. Su unica noche de pasion se torna violenta y Danielle viaja a America dejando atras su mayor exito. Llega a South Beach, Miami, con poco equipaje y una gran necesidad de trabajar.

  • Rebelde & Real 2 de M. J. Maravend

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    Despues de su ruptura con el principe Henry, Adriana Mora decide rehacer su vida en Paris como administradora de los negocios de su amigo, el afamado coiffeur, Xavier. Aunque vive en una ciudad que le encanta y tiene un trabajo que le gusta mucho, Adriana no se siente completa. aun sigue enamorada de Henry aunque se lo niegue a ella misma. Por su parte, Henry se entera de la cruel mentira que lograron separarlo de Adriana y decide hacer todo y mas para obtener su perdon. ?Ella aceptara sus disculpas o lo ignorara? Por otra parte, Chelsy, la ex y actual novia del principe no se quedara de brazos cruzados y les hara la vida imposible a ambos.
    Llega el desenlace y segundo libro de una comedia romantica que esta llena de amor, romance, situaciones desopilantes y humor.
    “Rebelde & Real” es una historia de amor donde se ve el trasfondo de la vida de un principe en el siglo XXI, asi como los problemas y complicaciones que puedan surgir si se enamora de una plebeya latina.

  • Soy tu primera vez de Laurie Elizabeth Flynn

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    Esta noche voy a hacerle un favor a la novia de Evan Brown. Un favor incomodo, sudoroso y torpe. Melanie, o como quiera que se llame, me debe una. Solo que nunca lo sabra. --Espera aqui --le digo a Evan antes de meterme en el vestidor. Lo miro de reojo: esta encorvado, sentado en el borde de mi cama, con los hombros estrechos echados hacia delante y las manos en las rodillas. Es como si fuese a ponerse a jugar a un videojuego. Ahogo una risa. Esta pantalla no se la va a pasar a la primera. Cuando al fin estoy a salvo en el vestidor, me deslizo en unos pantalones cortos de saten rosa y una camisola a juego. Por el miedo en su cara y el olor a sudor nervioso que emana de sus axilas, se que Evan no podria soportar el salto de cama de encaje negro, ni mucho menos el camison de saten rojo, el que tiene una raja hasta arriba. Abro el cajon donde guardo los ligueros y mi coleccion de medias de rejilla y lo cierro de nuevo. Evan no sabria que hacer con un liguero ni con unas medias de rejilla, y no quiero avergonzarlo mas de lo que ya lo esta. Me pinto los labios de rosa y me dejo el pelo suelto sobre los hombros. Esta ondulado, aun humedo de la ducha. Normalmente me lo plancho muy liso, pero creo que por esta vez puedo saltarme el peinado. Me froto la boca para quitarme el pintalabios, pero mantengo la resolucion en los ojos. Evan va a tener lo que, definitivamente, no soy: una buena chica. --Dios, Mercy --dice cuando salgo. Se le quiebra la voz y se pone mas rojo que su pelo, lo que hace que los granos de sus mejillas destaquen aun mas. La pubertad no se ha portado bien con Evan Brown. --No digas eso --le ordeno, encaramandome sobre el. Le tiemblan las piernas. --?Que no diga que? --La voz tambien le tiembla. --Mercy. Ese no es mi nombre. --Pero asi es como te llama Angela. --Angela es mi amiga. Tu, no. Tu eres alguien a quien le voy a hacer un favor. No tienes que llamarme de ninguna forma. En todo caso, llamame por mi nombre. --Mercedes --dice, pronunciando todas las silabas con voz chillona--. Mi madre siempre ha querido uno de esos. --Se da una palmada en la frente --. Mierda, no queria hablar de mi madre. No estoy pensando en ella ni nada. --Se quita las gafas y se frota los ojos--. No creia que fuese a ponerme tan nervioso. Antes me gustaba mi nombre: Mercedes. Hasta que me entere de que me lo habian puesto por un coche. Aquel coche rojo que tanto le gustaba a mi padre, el mismo desde el que se despidio con la mano cuando se fue. Recuerdo que a mi tambien me gustaba aquel coche. Mi padre me sentaba delante y fingia que arrancaba. <>. Pero no se quedo con nosotras el tiempo suficiente para ser el quien me ensenara. En la boca de Evan, mi nombre no sonaba elegante ni rapido. Solo sonaba complicado, como si estuviese intentando hablar en otro idioma. Supongo que, para Evan, yo soy otro idioma. Sonrio y le paso la mano por el pelo. O al menos lo intento, pero se ha echado tanta gomina que la mano se me queda pegada. --No te preocupes --digo, secandome los dedos pegajosos en su camiseta--. Todo el mundo se pone nervioso. Le beso el cuello. Puedo sentir el pulso latiendo bajo su piel. Muevo las manos hasta la parte de abajo de su camiseta y se la quito por la cabeza. --He traido esto --dice, metiendose la mano en el bolsillo de los vaqueros y sacando una tira de preservativos. Debe de haber unos diez. Intenta esbozar una sonrisa, pero le sale mas bien una mueca. --Siempre es bueno estar preparado --digo--. Pero guarda esos para Melanie. Yo tambien estoy preparada. Me inclino y abro el cajon de la mesilla, donde tengo las cajas apiladas en orden, como soldados. Ultrafinos. Estriados para el placer femenino. Segunda piel. XL. Saco un ultrafino. Da igual lo que crean ellos, la mayoria de los tios son de ultrafinos. Lo justo para estar protegido, sin mayores florituras. Esto lo aprendi muy pronto. Mi madre empezo a hablarme de anticonceptivos cuando el resto de madres estaban aun con los tampones. Ademas, Evan no tiene pinta de XL. --?Hasta donde has llegado con Melanie? --pregunto. --Melody --dice--. Se llama Melody, no Melanie. Melody, como una cancion. --Baja la vista hacia mi escote, que tiene justo a la altura de los ojos --. Me ha dejado meterle mano. Y una vez que sus padres no estaban, casi lo hacemos. Hicimos otras cosas. Me llevo las manos a las caderas. --Vas a tener que ser mas preciso. ?Otras cosas como que? ?La has visto desnuda? ?Le has hecho un cunnilingus? Asiente con la cabeza y se pone aun mas colorado. --Pero no quiso llegar hasta el final. Quiere que sea la mejor noche de su vida. Asi que lo tengo todo planeado. Una cena y tal. --Que romantico --digo con una gran sonrisa. Esta es la razon por la que hago lo que hago--. Parece que te gusta. Y tu le gustas a ella. Me encanta que los tios se tomen el tiempo de planearlo. Y, aunque Evan ha musitado lo de <> sin mirarme a los ojos, se que es mucho mas. Se ha tomado el tiempo de conocer a Melody, saber lo que le gusta y lo que la hara feliz. --Ese es el problema --prosigue--. Dice que me quiere. Y dice que, como me quiere, sabe que voy a hacerle tocar el cielo. Asiento. Esto lo entiendo bien. Melody parece como todas las chicas: espera que la primera vez haya fuegos artificiales. Pero yo se que los fuegos artificiales no se consiguen asi como asi. Hay que prepararlos bien y prender la mecha despacio. Que es exactamente lo que estoy haciendo por Evan. --Pero tu no crees que vayas a hacerle tocar el cielo --digo lentamente --. Por eso estas aqui. --Si, bueno --dice--. Ella esta mucho mas buena que yo. Y mi amigo Gus... sigue con su novia gracias a ti. Se exactamente de quien habla Evan, solo que yo lo recuerdo mejor por su apodo, el que le puse en secreto. El Llorica. Gus fue el numero seis, el que se hizo el duro y practicamente intento ensenarme el a mi hasta que se vino abajo y acabo llorando en mi almohada al terminar. Le pongo las manos en los hombros a Evan. --Bueno, ya habeis avanzado mucho mas que otra gente. Ya os habeis visto desnudos. Eso ya esta hecho. Para alguna gente esa es la parte mas incomoda. --Me bajo los tirantes del camison--. A ver. ?Que harias si yo fuera Melody? --Te diria que eres preciosa --responde--. Te preguntaria si puedo tocartelas. --Bien y mal --repongo--. Siempre esta bien decirle a una chica que es preciosa. Pero nunca le preguntes si puedes hacer algo. Se valiente, porque la confianza en ti mismo es algo que puedes fingir perfectamente hasta que la sientas de verdad. Evan sigue mirandome los pechos fijamente. Su respiracion se hace mas pesada y puedo notar su ereccion a traves de los vaqueros. A lo mejor al final resulta ser XL. --Adelante --le digo--. Aqui puedes cometer errores. Y eso hace. Comete un monton de errores. Me soba las tetas como si fueran pelotas de beisbol, me babea el cuello, me mete la lengua hasta la garganta. Son errores de principiante, de esos que la gente no sabe ver la primera vez. Pero para eso estoy yo aqui. Le digo que cierre los labios, que recorra las curvas de mi cuerpo con las manos, que trace una linea con los dedos y la siga con la lengua. Le enseno a abrir la caja de condones y a coger la punta con los dedos antes de desenrollarlo para que no se quede el aire dentro. Bajo las luces para el acto final, lo guio dentro de mi, no lo castigo por los primeros quince segundos de torpeza en la oscuridad y le felicito por su tecnica mejorada los ultimos quince. Cuando pide una segunda ronda, sacudo la cabeza con firmeza. Nunca he permitido una segunda ronda. --Guardala para Melody --le digo. Se estira bajo las sabanas y entierra la cabeza en la almohada. Aun jadea. --?Quieres que me quede a dormir? --me pregunta--. Podemos volver a hacerlo por la manana. Seguro que aguanto mas. Me tapo los pechos con las manos y me levanto, buscando algo para cubrirme; solo encuentro una bata transparente. Maldigo mi mania de no tener pijamas. Esta es la parte que no me gusta. A oscuras, cuando soy yo la que tiene el control, aunque este totalmente expuesta, me siento menos desnuda que ahora. Luego se enciende la luz y quieren hablar. Hacer preguntas. Preguntas que no puedo ni contestarme a mi misma, mucho menos a ellos. --No te vas a quedar --le digo mientras me ajusto la bata a la cintura--. Ya lo entenderas. A las chicas eso no nos importa tanto como creeis. Sobre todo al principio. Ya lo trabajareis juntos. Sonrie. Esta diferente, mas guapo en cierto modo. Con esta luz mas suave, no se le ven tanto los granos y la mandibula parece mas pronunciada. Creo que Evan Brown puede llegar a ser un rompecorazones algun dia. Pero hoy no es ese dia. Miro al reloj que hay sobre la mesilla. Son las once de la noche de un martes. --Manana hay clase, Evan. Es hora de irte. Tu madre estara preguntandose donde estas. --Supongo que la mayoria lo hace. La mia no, claro. Deja de sonreir y frunce el ceno. --Esto... ?Te debo algo? No se como va esto... --Se le apaga la voz. --No me debes nada. Solo portate bien con ella, ?vale? Recuerda todo lo que hemos hablado. Se que lo hara. Si hasta ha tomado apuntes.

  • ?Quieres jugar? Hagamoslo de Hugo Sanz

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    Inmerso en un mundo de lujo, que pivotaba en torno a la diversion, Omar creia poseer un corazon blindado para los flechazos. La reaparicion de Vicky, un antiguo amor que perdio por su persistente tendencia a la infidelidad, vino a cambiar las reglas del juego.

  • Y las cartas dejaron de llegar de Manuel Jimenez Delgado

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    Julio de 1936.
    Un seminarista, en los comienzos de la Guerra Civil, es fusilado en Madrid por un grupo de milicianos. Un crimen que quedara sin castigo para los culpables, pero que sus hermanos no van a olvidar.
    En 1941, Santiago Duran se alistara en la Division Azul persiguiendo al asesino de su hermano. Atravesara Europa movido por ese deseo de venganza casi imposible en plena Segunda Guerra Mundial. Alli conocera la realidad del frente ruso, el miedo, el terror, la camaraderia de los companeros y la crueldad de los campos de prisioneros sovieticos. Pero sobre todo, tambien conocera el amor apasionado por una misteriosa mujer que cambiara, por completo, todo su mundo.
    Una aventura epica, una novela historica llena de accion y dramatismo. Un relato trepidante sobre la supervivencia, la fe y el amor en tiempos de guerra.

  • La chica que miraba al cielo de Jonaira Campagnuolo

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  • La india secreta de Paul Brunton

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  • El dia en que Goliat vencio a David de A. M. Vozmediano

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    Madrid, 1987. Luz es una adolescente del monton. Un poco friki, quiza, pero del monton. O eso piensa ella. No es brillante, no es atractiva, no destaca en los estudios y no tiene demasiados amigos. Ni siquiera tiene detras un drama familiar digno de mencion. Su unico rasgo distintivo es su ojo albino, pero prefiere taparselo con el pelo para que los demas no se burlen.

  • Autorretrato sin mi de Fernando Aramburu

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    El nuevo libro de Fernando Aramburu, tras Patria, no es una novela y tampoco un ensayo: es tal vez el texto mas personal y el mas comprometido del autor, tal vez el mas arriesgado. De lo que no cabe ninguna duda es de que es el mas bello. En Autorretrato sin mi el lector sospecha que Aramburu habla de si mismo, pero enseguida sentira que habla de todos nosotros.
    Sin brizna alguna de exhibicionismo, tan omnipresente en muchas obras, estas prosas conforman el relato de la vida de un hombre en el que todos podemos reconocer al autor y reconocernos.
    Sus paginas plasman en escenas inolvidables las relaciones familiares, el padre, la madre, el amor, los hijos, los gozos y las angustias con que esta hecha la biografia de todos nosotros. Por eso es un libro que debe leerse a sorbos lentos, por eso es un libro que dificilmente va a olvidarse.

  • Comenzar de nuevo de R.m. De Loera

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    El informe de ventas de fin de ano no saldra a tiempo y el empleo de Alcine Varga, una contable hungara, depende de una buena presentacion ante sus jefes, sobre todo el. Cedric Berger, el director de ventas, un suizo con ojos aguamarina, a quien hace tres anos encontro en su oficina con otra mujer. Sin embargo, los dos tienen algo en comun. ?Podra Alcine olvidar esa primera impresion y continuar? O ?Su similitud en personalidades sera un obstaculo para comenzar de nuevo?

  • Joder si te quise (Somos Agua 1) de Elsa Garcia

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    Hana odia gimnasia, al senor Sagarra y su mote. Pero, sobre todo, odia su cuerpo. Asi que lucha contra el. Lo castiga, lo lleva al limite y comienza una guerra en la que se cree vencedora, sin saber que en ese juego nunca gana nadie.Victor y Gabi adoran sus vidas, sus fiestas y su independencia. Pero, sobre todo, adoran a Hana. Seguramente, mas de lo que es recomendable para los tres. Al menos, si quieren seguir siendo amigos…

  • Black Moon de Gary Thompson

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    “Cuando te vi” es una duologia muy erotica y apasionante, con personajes fuertes y envolventes y una trama llena de grandes emociones.
    Ana Flor suena con encontrar a su principe encantado y vivir su “felices para siempre”. Al encontrarse con la foto de Joao Pedro Valente, ella se apasiona en el mismo instante. “El se convierte en su mundo del reves, ella deja la mano de todo por el, sin imaginar que, en realidad, Juan Pedro Valente esta lejos de ser un principe encantado.

  • El sentido de la vida de Carla de A. M. Irun

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    Mi novia ha insistido en que cuente como nos conocimos. Yo no soy periodista como ella y no se mucho acerca de como estructurar un relato, asi que lo voy a hacer a mi manera intentando encontrarle un sentido a todo esto. Yo soy una chica de rutinas. Lo sigo siendo a pesar de todo. Desde que destripe un reloj con seis anos supe que era asi como queria ser. Precisa, puntual, un diente de la rueda detras de otro, esperando paciente su turno. Me levantaba, corria cinco kilometros en menos de 25 minutos, me duchaba, desayunaba algo con alto contenido en fibra (unos cereales concretos y algo de fruta). Me secaba y me planchaba el pelo y bajaba al metro a una hora determinada para poder entrar en el mismo vagon de siempre. Con tanta precision era facil olvidarse de esa puesta a punto necesaria de vez en cuando debido a ese ligero desvio de los elementos que hace que todo se vaya a la mierda. Tenia unos ocho anos cuando crei comprender por primera vez el sentido de la vida. Huia de mi hermano Jaime al que le encantaba pelearse conmigo y me escondi en la habitacion de mis padres. Con la emocion, no me dio tiempo a frenar y choque contra una de las mesillas. El reloj despertador que habia sobre ella se cayo al suelo y se rompio, dejando al descubierto el mecanismo que lo hacia funcionar. Mi hermano no paraba de reirse y de decirme que me la iba a cargar cuando se enteraran nuestros padres, pero pronto deje de oirle. Quede hipnotizada por el tic-tac del segundero y el movimiento milimetrico de las ruedas dentadas que habia en su interior. Comprendi al instante su funcionamiento. Era un mecanismo muy complejo, casi inescrutable, pero con una precision propia de un super ingenio. Como digo, traslade aquello a mi vida y me converti en un reloj. Puntual, rutinaria, paciente. Como uno de aquellos dientes de la rueda del reloj, a la espera de mi turno para hacer sonar la alarma. Encontraba series, secuencias y patrones en todos los lados, explicaba mis dudas existenciales con cadenas de causa y consecuencia. Si algo habia salido mal, lo analizaba, destripaba sus partes y daba con el error. Lo corregia y lo incorporaba a mi manual para una vida feliz. Pero todo reloj pierde el compas, la precision. La hora no es algo exacto, sino que depende de la orbita de la Tierra alrededor del Sol y, si no se corrige, un reloj puede acabar siendo una pieza completamente inutil. Solo cuando la orbita de mi vida perdio completamente el eje entendi que no entendia nada de la vida. SEPTIEMBRE I Es dificil decir donde comienza una historia. Si nos pusieramos a buscar el punto exacto donde todo empieza, podriamos remontarnos hasta el origen del universo porque es ahi desde donde surge todo. Pero somos humanos y nos gusta pensar que todo empezo con nosotros. Y no ya solo con nosotros como especie, sino en nosotros como personas unicas. Asi que yo no voy a ser menos porque esta es mi historia. Siempre recomiendan arrancar una historia con una imagen visual que ponga a la persona que escucha en un estado de atencion y que le ayude a empanizar con el protagonista. Asi que esta historia comienza conmigo, Carla Pi Fonseca, corriendo a primera hora de la manana, una rutina que rara vez me saltaba. Correr cinco kilometros al punto de la manana me ponia en modo superheroina y sentia que podia con cualquier cosa que ocurriera ese dia. Era finales de septiembre y hacia calor pese a que eran las 8 de la manana. Me puse los auriculares con una playlist que habia hecho el dia anterior eligiendo cada cancion segun sus revoluciones por minuto, y sali a correr. Empece con fuerza, pero a los dos kilometros note que me habia pasado con la motivada. Baje un poco el ritmo pensando en recuperarme un poco y aumentarlo en el ultimo kilometro. Pense que quiza me habia pasado con lo de las revoluciones por minuto. Corregir, redisenar, aplicar de nuevo. Dios, como me gustaba el aire fresco en la cara, los pulmones a pleno rendimiento, el corazon a tope, el viento haciendo remolinos en mis oidos. A pesar del flato, las piernas me iban solas y la aplicacion del movil me senalaba que llevaba mi mejor ritmo hasta la fecha. Ahora es cuando la cosa se tuerce. Note un pinchazo en el vientre. No muy fuerte. Algo ligero y fugaz. No pare de correr pero si me vi obligada a bajar el ritmo. Adios, record personal. Hola, meses de pesadilla. No bati mi record y me costo bastante completar los cinco kilometros de mi recorrido habitual. Me sentia lenta y pesada. Algo no iba del todo bien. No pasa nada, me dije. Manana ira mejor. Me diagnosticaron sindrome de colon irritable hace un par de anos. Al principio lo achaque al cambio del Instituto a la Universidad. El menu de la cafeteria, las prisas, el estres. Ingenieria Industrial mola pero exige mucho. Y el divorcio de mis padres lo agravo. Me dolia la tripa y mi medico me dijo que tenia el colon irritable, que hiciera deporte, comiera sano y evitara las bebidas gaseosas y el alcohol. Fieston. Al principio fue duro, sobretodo lo de ir a fiestas y ser la rara que bebe agua o zumos. Pero enseguida note el cambio y segui con un estilo de vida saludable. Comenzaron a definirse los musculos de mis brazos y piernas, desaparecio por completo mi dolor de espalda causado por horas y horas de estudio y tenia un vientre plano que era la envidia de mis amigas en verano. Recuerdo como fue mi primer kilometro corriendo sin parar. Pense que se me iba a salir el higado por la boca, tenia la garganta sequisima y los hombros me pesaban. Me obligue a superar la pajara hasta que consegui mi objetivo. Si hubiera tenido fuerzas habria bailando, pero apenas podia sostenerme en pie. Estaba a punto de caer de rodillas y sin embargo me sentia toda una ganadora. --?Que tal ha ido, hija? --me pregunto mi madre nada mas salir de la ducha aquella manana en que todo iba a cambiar. --Mal. He notado un pinchazo aqui --le dije tocandome un lateral del estomago--. Me ha costado mucho acabar. --Manana ira mejor. Madres. Aunque esten destrozadas por dentro siempre tratan de animar a sus hijos. Mi padre nos dejo por una chica mas joven. Digo "nos" porque nos abandono a los tres: a mi hermano, a mi madre y a mi. No fue un abandono en plan “ahi os quedais”. Le seguimos viendo, paga lo que le corresponde de nuestra universidad, y si necesitamos algo mas, sabemos que va a estar ahi, pero por lo demas, se ha quedado una relacion bastante fria. Jaime y yo teniamos 18 cuando dejo a mi madre. Nos quedamos helados. Mi madre un poco menos porque supongo que se lo esperaba. Asi que ahora somos solo los tres. Tenemos un hermano mas, Dario, pero vive en Berlin con su increiblemente adorable y sexy novia alemana Gertha, y le vemos tres o cuatro veces al ano. --?Donde estan mis cereales? --pregunte rebuscando en los armarios de la cocina. --Aqui --senalo mi hermano. Tenia la caja delante de el y una sonrisa malevola en la boca. Mi hermano es en terminos generales lo que llamariamos un gilipollas. Mis padres tuvieron a Dario, y enseguida quisieron ir a por la parejita. Les costo cuatro anos hasta quedarse embarazados, y al final, la tan ansiada parejita vino junta. Jaime y yo somos mellizos. Solo tenemos igual los ojos, con forma de dos pequenas almendras y del color de la miel. El resto no podria ser mas diferente. El es de Letras, yo de Ciencias; el es un vago, yo me lo curro cada dia; el se ligaba a una tia cada finde, y yo… yo solo bebia los vientos por una. Me acerque a la mesa donde estaba mi hermano desayunando para coger la caja de cereales. La levante y note que estaba vacia. Jaime se llevaba a la boca la ultima cucharada de leche con cereales. Sonreia tontamente mientras la leche le caia por el labio de abajo. --?Te has comido mis cereales? --le grite. --Oh, lo siento --respondio con parsimonia. Se levanto y dejo el bol en el fregadero. --Mama, dile algo a este gilipollas. --!Carla! --me regano mi madre--. No llames gilipollas a tu hermano. Jaime me hacia la burla a espaldas de mi madre. --Sabes que necesito desayunar esos cereales para… --!Para cagar! --termino Jaime que hizo una pedorreta con la boca y salio de la cocina. Y ese tio queria entrar en la Sorbona. El dia habia empezado torcido y no parecia que fuera a enderezarse. Solo habia una cosa que si sabia que iba a ocurrir. Y era lo unico que me podia alegrar la manana. Me planche el pelo con esmero. Lo tenia largo y negro y si no me lo planchaba se me erizaba y quedaba fatal. Busque las lentillas, pero en la caja solo habia una. Seguro que mi hermano habria perdido alguna suya y me habria robado la mia. Gruni, me puse las gafas y sali de casa para ir a la facultad. II Una manana de hace un par de semanas, nada mas empezar el curso, me subi al metro pensando que seria un trayecto mas. Entre al vagon y me sente sin prestar mucha atencion a la gente. Escuchaba musica y, en un momento dado, me sorprendi a mi misma cantando por lo bajo. Pare en seco y mire a mi alrededor por si alguien me habia escuchado. Entonces la vi. Vi a la chica del metro. La chica del metro tenia algo que me gustaba mucho, pero no sabria describirlo. Tenia el pelo y los ojos castanos. Unas pestanas largas y preciosas que no hacia falta maquillar y un look desalinado. Echaba vistazos rapidos a la gente y se detenia en detalles aparentemente insustanciales del vagon como senales o carteles. Parecia un gorrion asustado que acababa de caer del nido. Solia pensar que eran idas de olla mias, pero cada dia que pasaba y la veia, me convencia de que la chica del metro era sensible y divertida. Asi era como yo me la imaginaba. Y me encantaba. Toda aquella primera semana trate de encontrar el momento para coincidir con ella en el metro, y lo consegui. No fue facil puesto que era comienzo de curso y aun no teniamos las rutinas definidas. La siguiente semana me deje ver, me esmere en arreglarme con mis mejores prendas. El verano se estaba acabando, pero la ropa aun daba algo de juego. Camisas con un boton de mas desabrochado, tirantes, coletas para mostrar el cuello... Supe que habia conseguido llamar su atencion cuando, a la tercera semana, coincidimos todos los dias. Creia eso de verdad. Creia que habiamos hecho un pacto silencioso en el cual quedabamos en un vagon concreto, a una hora determinada. Queria creerlo. El tren entro en la estacion. Mire mi reloj de pulsera, regalo de mi padre tras acabar el Instituto, pocos dias antes de que nos anunciara su decision de dejarnos. Cuando nos lo dijo, hubiera lanzado el reloj por la ventana, pero era precioso y me encantaba. A la saeta del minutero le faltaban tres rayitas para llegar a la hora senalada, asi que deje pasar el tren. Espere al siguiente tren. Siempre tenia cosquillas en el estomago durante ese rato, como si estuviera pixelado. Cuando por fin llego, respire hondo y entre. Ahi estaba ella, con sus vaqueros caidos, su camiseta de rayas y su cazadora vaquera. Suspire y, como en todos los viajes, nos dedicamos a esquivarnos la mirada. No se por que lo haciamos. No se por que ninguna de las dos no daba el paso despues de tanto tiempo. O si lo se. Lo se perfectamente. La razon romantica era para no romper la magia. La razon real era porque ninguna de las dos habiamos hecho eso antes y no estabamos seguras de si lo que veiamos en la otra eran senales o imaginaciones.

  • Trilogia de la guerra de Agustin Fernandez Mallo

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    Sobre estos tres escenarios se han librado batallas: la isla gallega de San Simon albergo un campo de concentracion durante la guerra civil espanola, Vietnam fue la gran herida de la Norteamerica de los sesenta, la costa de Normandia fue testigo del final de la Segunda Guerra Mundial. Como las estrellas, que nos alumbran aunque esten extinguidas, los caidos de estas contiendas estan unidos a los protagonistas de esta historia que, desde los mismos lugares pero hoy, entrelazan sus destinos mediante conexiones sorprendentes.
    Con una intensidad creativa que no da tregua al lector, Trilogia de la guerra despliega un caleidoscopio de narraciones que cristalizan en un insolito pero certero retrato del siglo xx y el desconcertante xxi. Como si W. G. Sebald y David Lynch se hubieran aliado para desvelarnos la cara B de nuestra realidad.
    Agustin Fernandez Mallo, uno de los grandes renovadores de nuestras letras, llega aqui a cotas no exploradas y escribe su proyecto mas ambicioso, con su estilo integrador de disciplinas como la ciencia, la cultura popular y la antropologia, en una novela atravesada por una poetica de enorme magnetismo que logra trazar un mapa concreto y trascendental de la contemporaneidad.

  • Poseida 2, Lisa Swann de Lisa Swann

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    Liz esta en Nueva York con Sacha y todo el equipo de Courcelles Inversiones. Sus encuentros con el apuesto multimillonario son explosivos. Aunque la colma de regalos, a cada cual mas elegante y caro que el anterior, se sigue mostrando inaccesible. ?Conseguira ella ganarse su confianza y descubrir que se esconde detras de ese hombre increiblemente irresistible?

  • Ayudame a sentir. Entre sus brazos de Orlando Curtes

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    Ayudame a sentir y Entre sus brazos
    Dos historias diferentes donde luchar por el amor sera el ingrediente comun para unos personajes que pelearan por conservar a la persona correcta en su vida.

  • Me lo has dado todo, Sophie Saint Rose de Sophie Saint Rose

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    Rebeca llevaba toda la vida rodeada de lujo. Pero ahora eso se acababa y no le quedaba otra opcion que hacer lo mismo que habia hecho su madre y su abuela antes que esta, casarse con un millonario. Era una cazafortunas, pero se negaba a compartir su vida con alguien que no le alterara el corazon. Por eso Paolo Viotti era perfecto para sus planes. Inmensamente rico y con una sonrisa ironica que prometia un matrimonio de lo mas interesante.

  • Desafiando las normas de Maria Martinez

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    Con esta novela se cierra la trilogia Cruzando los limites, con un gran exito de ventas y critica, que afianza a Maria Martinez como la gran autora New Adult de nuestro pais. Maria recoge a dos personajes de Rompiendo las reglas para crear una historia fascinante, sexy y muy actual. Un broche de oro para concluir una serie destinada a ser un clasico del New Adult espanol. A veces, el camino que mas temes es el que te lleva a casa. Un solo segundo basta para cambiar toda una vida. Spencer lo sabe muy bien. Su pasado esta lleno de perdidas que la han ido marcando desde muy nina. Aunque nunca imagino que la mas tragica de todas ellas llegaria en el mismo instante que su camino se cruzo con el del chico equivocado. Han transcurrido casi tres anos desde ese fatidico encuentro. Tres anos en los que ha intentando recomponerse, dejando atras a la chica que una vez fue y de la que tanto se averguenza. Y por fin cree haberlo conseguido. Eric necesita pasar pagina. Quiere empezar de nuevo, cerca de su familia, y olvidar todas las mentiras con las que ha crecido. Sin embargo, cuando te has pasado la vida yendo de un lado a otro sin descanso, establecerse puede resultar mucho mas dificil de lo que en un principio parecia. Y el no deja de pensar que su lugar esta en alguna otra parte muy lejos de Port Pleasant. Spencer y Eric encajan como dos mitades. Ella esta rota de muchas formas distintas y no permite que nadie se le acerque demasiado. El tiene problemas que no esta dispuesto a admitir y lo que mas teme es lo que mas desea. Aun asi, pronto se daran cuenta de que no pueden estar lejos el uno del otro. Y lo que comienza siendo una amistad, se ira transformando en otro sentimiento mucho mas intenso, incapaz de enganar al corazon. Un alma perdida. Un corazon roto. A veces, la persona que menos esperas se acaba convirtiendo en la mas importante de tu vida.

  • Usher (Soul Circus series) de Kelly Dreams

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    Si le dijesen que iba a caerle un meteorito encima, Gwenevere Loft habria preguntado el dia y la hora exacta para apuntarlo en su agenda. Tras lo ocurrido esos ultimos tres meses, creia posible cualquier cosa, pero encontrarse jugando a las cartas para saldar una deuda que ni siquiera era suya, era mas de lo que podia soportar. Sobre todo porque el croupier resulto ser alguien salido del mismisimo infierno, empenado en demostrarle que el cielo tambien podia existir en la tierra.
    Usher supo que su nueva deudora seria un problema en cuanto la vio llevando zapatillas deportivas en el Soul Circus Casino. De espaldas a el, con la larga melena cayendole por la espalda y vestida de blanco, tal y como la habia visto en su vision, Gwen prometia ser un bonito y divertido desafio. El problema era que jugar con ella lo llevaria a tentar al destino, pues esa dulce y tierna mujer estaba destinada a compartir algo mas que un juego de cartas con el, estaba destinada a compartir su futuro.

  • Un vaquero con pasado de Erina Alcala

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    --Hija, ?estas segura? --le decia su madre a Carmen. Estaba preocupada, porque la queria de vuelta y asi poder cuidarla en casa, lo antes posible, despues de lo que habia pasado un par de meses antes. A pesar de todo, no lograba convencerla de que se volviera a Espana desde Nueva York. --Bueno, mama, voy a probar por ultima vez. Y si al fin no consigo nada de lo que me gusta, me vuelvo a casa. Es lo que me ha recomendado el psicologo. --?Eso es lo que quieres? --le pregunto--. Estoy preocupada, carino. --Te prometo que, si ninguna de esas oportunidades me salen bien, regreso. No quiero darme por vencida y volver como una fracasada, quiero luchar e intentar salir adelante sin sentirme derrotada. --Y lo decia muy convencida--. Ya estoy de nuevo preparada para ello. Estoy animada, contenta y con ganas de empezar de nuevo otras oportunidades, y esta, creo, que sera buena. --Estas tan lejos, mi nina... Te queremos --dijo con sentimiento--. Antonio y yo te cuidaremos bien en casa y aqui podras buscar tambien un trabajo o montar tu propio negocio. Antonio puede ayudarte y te prestaremos dinero para abrir tu propia tienda, si eso es lo que tu quieres. --Mama, quiero hacer las cosas por mi cuenta. Os lo agradezco de todas maneras. Ademas, estoy a siete horas en avion. Pero quiero darme una nueva oportunidad. --Pero ?que vas a hacer tu en un rancho en Montana? Su madre no lo veia nada claro. --Mama... --Eso no es lo tuyo. --Y no le faltaba razon--. Tu restauras y ademas eres una chica de ciudad, carino. No te veo yo en el campo en medio de la nada. --?Que voy a hacer? Descansar. Liberarme. Trabajar. En el anuncio de trabajo solo ponia encargarse de una casa pequena en un rancho. <>, penso. --Pero, hija... --He visto la zona y es preciosa. El pueblo se llama Lewistown y tiene cinco mil habitantes y el rancho esta a siete kilometros mas o menos del pueblo. Creo que estare muy bien alli, y si no me va bien o no es lo que espero, me vuelto, ya te lo he dicho. No te preocupes tanto. --?Pero ya te han contratado? --Si, claro --dijo muy resuelta--, ya he hablado con el dueno, me da el tiempo necesario para llegar. Tengo que llevarme la camioneta. Por lo visto, ha heredado el rancho familiar y lo esta reformando. Y eso es lo mio. Restaurar y reformar. --Bueno, hija, al menos alli puedes tener paz y descansar... --No te preocupes, tambien se limpiar y hacer de comer, por si lo dudabas. --Yo solo quiero que estes bien despues de lo que te hizo ese maldito cabr... --!Mama! A veces su madre se preocupaba en exceso, pero todo eso era porque la queria. --!Oh! Hija... --Mama, el mundo esta lleno de cabrones. A mi me toco uno, pero al menos he tenido buena ayuda para salir adelante --dijo, esperando que ella supiera que estaba entre esas personas que tanto la habian ayudado--. Y he sido fuerte, asi que no te preocupes. --Pareces tu la madre. Carmen rio. --Si, lo he pasado muy mal, pero al menos me he liberado. !No iba a acostarme con ese viejo por mantener un trabajo! --!Desde luego que no! --Mama, voy a terminar de arreglarlo todo y terminar las maletas, quiero salir temprano manana. Tengo cuatro dias para llegar y quiero estar alli para el fin de semana, porque el lunes de la siguiente semana... !Empiezo a trabajar! Su madre suspiro, a sabiendas de que su hija no regresaria a Espana por una buena temporada. --?Ya sabes que sueldo vas a tener? --Eso es lo de menos. --Aunque su madre no pudiera verla, Carmen hizo un gesto con la mano--. Tengo ahorrado bastante dinero de mis dos anos aqui, unos cincuenta mil dolares. Sabes que estaba ahorrando para abrir mi propio negocio, pero necesito mucho mas para no quedarme sin nada. Y montar un negocio en Nueva York, requiere mucho mas de lo que tengo. --Mientras te pague algo... --El dueno me va a pagar al principio unos dos mil dolares, pero tengo comida y cama. Asi que los ahorrare enteros, que es mas de lo que ahorro aqui. Y ademas estare en el campo y lejos de todo. Creo que estare bien en ese lugar, lo presiento. Al menos, por un tiempo. --Si no, vuelves a casa --dijo su madre--. Llamame todos los dias, carino, hasta que llegues, para que sepa que has llegado bien. --Lo hare, mama, te quiero. Dale besos a Antonio. --Se los dare de tu parte. Y yo tambien te quiero a ti, hija. Cuidate. Carmen Valle era una chica inquieta e imparable trabajando, ya desde pequena, lo era. No paraba quieta un momento, empezaba algo y ya estaba pensando en hacer otra cosa en cuanto terminaba. Era de Sevilla capital, alli vivia su madre, Inma Ortiz, viuda desde hacia unos anos de su marido Eduardo Valle, padre de Carmen y de su hermano mayor, Raul. Su padre habia sido militar del ejercito del aire y murio accidentalmente en unas maniobras militares cuando ella tenia doce anos y su hermano Raul, quince. Eso, le peso a ella, porque era la princesa de su padre. Lo queria mucho y no pudo disfrutar de el todo lo que hubiese querido. Le hacia falta muchas veces como ahora. Aunque su madre siempre estuvo ahi, su padre le habia dejado un hueco enorme de infelicidad y melancolia, un vacio dificil de llenar. Su padre habia sido un hombre recto y serio, pero en casa con ellos era el mejor padre del mundo. Aun lo recordaba son su uniforme azul. Tan alto y guapo. Su madre no se volvio a casar, eran un matrimonio muy unido y tuvo que sacar adelante a sus dos hijos, y se dedico a cuidarlos hasta que estos se hicieron mayores, terminaron sus carreras, y se independizaron. Esa fue la mision y el objetivo que se impuso y lo habia conseguido con los dos, lo cual no queria decir que no se preocupara por ellos despues. Ahora que tenia a sus hijos lejos de ella, salia con un buen hombre, Antonio. Abogado de cincuenta anos y sus hijos estaban encantados de que no estuviera sola y hubiese encontrado un buen hombre, porque era joven aun y tenia derecho a ser feliz. Antonio tenia un bufete de abogados en Los Remedios, un barrio de Sevilla, donde habian vivido ellos y su madre. Aun tenian la casa familiar, y conocio a Antonio en la cafeteria donde iba a desayunar todas las mananas. Y al final decidieron vivir juntos en la casa de su madre. Su hermano Raul era militar como su padre, habia seguido sus pasos y estaba destinado en el ejercito del aire en Madrid, en Moncloa. Alli llevaba ya unos anos, y ella quiso estudiar Bellas Artes en Sevilla y hacer varios cursos de restauracion que era lo que le gustaba. Todo lo que pasaba por sus manos, ella lo restauraba. Se le daba bien y era creativa y trabajadora y conseguia restauraciones maravillosas. Le encantaba todo lo vintage que ademas estaba de moda ahora. Pero podia hacer otro tipo de restauraciones e incluso tapizaba, hacia marcos para cuadros, sillas, sofas. Compraba jarrones y los modificaba y pintaba. Le daba igual lo que fuese, lo restauraba todo. Pintaba y le daba a todo la vuelta. Le encantaba la madera, los muebles antiguos, esa era su predileccion y en un intercambio que hizo a Nueva York cuando estaba en la Universidad, se enamoro de la ciudad y supo que se iria al terminar la carrera. Alli tenia mas oportunidades. Y con veintidos anos, su carrera terminada y algunos cursos, hizo las maletas y con una amiga, Paula, que conocio en la Universidad, emprendieron rumbo a la Gran Manzana, a la aventura. Tuvieron muy buena suerte, pues en menos de un mes, encontraron ambas facilmente trabajo en una empresa de muebles antiguos y las contrataron como restauradoras. Alquilaron un apartamento de dos dormitorios en Brooklyn, en una zona tranquila, y durante un ano vivieron y conocieron Nueva York perfectamente. Salian los fines de semana a divertirse como dos jovenes de su edad y eran felices con su vida. Tenian un buen sueldo, pues aparte del salario cobraban una comision y a veces lograban ganar hasta ocho mil dolares al mes, porque eran muy buenas y las restauraciones se pagaban bien y resultaban costosas. Y Carmen logro ahorrar en un ano casi cincuenta mil dolares. Paula conocio a Dan, un abogado de Boston y se fue a vivir con el de la noche a la manana, y termino casandose con el. Carmen se quedo sola, sin creerselo apenas, pues lo de su amiga habia sido un flechazo autentico en toda regla con Dan, en cuatro meses ocurrio todo. Cuando se quedo sola, tuvo que cambiarse a un estudio para poder mantenerse, ya que si seguia en el apartamento no podria ahorrar nada. El estudio era apenas una sala con una cocina y un bano pequeno con ducha, lavadora y secadora. En el salon tenia un sofa cama, una mesa para dos de comedor y una pequena mesita con un mueble para la television, pero no podia permitirse mas, si queria ahorrar algo. Y ella queria hacerlo para montar su propia tienda de restauracion. Al irse su amiga, empezo su calvario. El dueno de la empresa empezo a acosarla, la molestaba constantemente con palabras casi obscenas y sibilinas, pero que parecia lo que no era. Se arrimaba por delante de ella y por detras frotandose a veces, sin parecer que fuera acoso. Y como ella no hizo caso a sus pretensiones, le quitaba clientes, no le dejaba contestar al telefono, la ninguneaba o renia delante de los clientes y companeros de la tienda, le decia que si es que ya no le gustaba trabajar en la tienda, hasta que ella se encontro encerrada en ese circulo de la noche a la manana sin poder hacer nada, porque se sentia debil y enferma, no salia y fue encerrandose en si misma y deprimiendose, y al ano, ella ya no aguanto mas.

  • El amor de una mujer generosa de Alice Munro

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    Ocho relatos de Alice Munro sobre las pasiones que laten bajo la superficie de vidas aparentemente ordinarias.

  • Tientame solo tu – Elena Montagud de Elena Montagud

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    Una huida a un lugar paradisiaco. Un regreso que jamas debio darse. Una traicion inesperada. Una mujer obsesionada que quiere recuperar lo suyo. Un hombre al que le gusta la sumision. Una mansion donde cualquier practica erotica es posible. Un peligro del que es dificil escapar. Dejate arrastrar por la tentacion.

  • Ritual de Ivan Rivera

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    El agente Carlos ha recibido una misteriosa mision: investigar la desaparicion de Luz, prima de la mujer mas rica del pueblo, Mia Buble. Una anciana con una aparente demencia senil. Atormentado por la perdida de su mujer y su hijo, Carlos ira en una carrera contra el tiempo para resolver el caso.

  • El engano de la princesa de Kiersten White

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    LA PRINCESA GINEBRA HA LLEGADO A CAMELOT PARA CASARSE CON UN EXTRANO: EL CARISMATICO REY ARTURO.

  • El Sonido de los Almendros de Alberto Munoz Duran

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    La aparicion de tres cadaveres esparcidos entre el pueblo de Teovin y el inmenso bosque de Tierra de Pinares, donde Moises sintio la verdadera naturaleza de la fe siendo solo un nino, desencadenara una serie de pistas reveladoras que relacionaran al asesino en serie mas buscado de Espana con los diez mandamientos de Dios.
    Desde ese preciso instante, el expolicia judicial tendra que volver a sus origenes mas primitivos e iniciar una carrera contrarreloj para salvar a la unica persona que le ha importado de verdad a lo largo de una vida marcada por la soledad.Esta es la historia del sonador que consiguio entender a su verdadero yo y se enfrento a los demonios que un dia se le aparecieron para hacerle dudar de un destino que ya tenia asignado bajo la inconfundible melodia de los almendros.
    Una leyenda magica que se hizo real despues de conocer el amor, oler la sangre de los inocentes y pelear consigo mismo mientras perseguia al monstruo que mantuvo a todo un pais en vilo durante dos largas, frias e interminables semanas invernales, en uno de los casos mas escabrosos de la cronica negra.

  • El Oceano de tus Ojos de Beatriz Gefer

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    Carlos conoce a Mel, justo cuando Lola y Hector estan celebrando el fin de su pesadilla en VOLVER A SER.

  • La sombra de Magui aun esta en el jardin de Sylvia Lagarda-mata

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    Marc, historiador y profesor, empieza a interesarse por lo que el llama <>: la desaparicion de Magui Viladalba, la hermana de su bisabuela, en la casa familiar de Barcelona la verbena de San Juan de 1919. Ahora que todos los testigos de la tragedia estan muertos, solo los difusos recuerdos de su abuela Marga y el libro que su tatarabuelo escribio pueden acercar a Marc a la resolucion del caso.

  • Temas de conversacion de Miranda Popkey

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    Desde la orilla, el mar se ve en tres pedazos, como una pintura abstracta que se mueve suavemente. Junto a la arena es un liquido color verde palido de un lago fertil. Luego viene una franja aguamarina, el color que una imagina al leer la palabra: agua marina, agua del mar. Finalmente, un azul intenso, el color de un pigmento, como pintura fresca que brota de un tubo metalico. Sylvia Plath escribio en su diario el mes que conocio a Ted Hughes, ese mismo dia, no, el dia antes: <>. Pasemos por alto la nieve, los arboles negros. El mar estaba de ese color, el color de que palabra azul. Aquel verano estaba leyendo los diarios de Plath porque tenia veintiun anos y las sensaciones me tenian loca, estaba ebria de ellas. Y, para la clase de persona que va derecha de una licenciatura en Literatura Inglesa a un posgrado de esa misma materia (o sea, para mi), los Diarios de Sylvia Plath, 1950-1962, reeditados aquel ano en su version integra, cuentan como lectura placentera. Se conocieron, me refiero a Sylvia y Ted, en febrero, y se casaron en junio, el 16, el Bloomsday, el dia del Leopold Bloom de Joyce. Fue premeditado. Premeditado y los delato bastante; me refiero a que revelaba que no deberian haberlo hecho, lo de casarse. No era mas que simbolismo juvenil. O uno de ellos, al menos. Una de las cosas que te delatan en la vida. Eso pasaba en Otranto, yo estaba alli, en agosto. El mar se veia de tres tonos de lo que podria llamarse azul y yo estaba de vacaciones y no lo estaba. Los padres de Camila eran psicoanalistas argentinos y yo estaba de vacaciones en el sentido de que habian pagado mi vuelo de Nueva York a Londres y de Londres a Roma y de Roma a Brindisi y el tren de Brindisi a Otranto y tambien el complejo turistico en el que nos alojabamos, desparramado por una ladera en terrazas y bancales, con muros de ladrillo y todo incluido, de modo que en teoria yo podia pedir, desde las tumbonas de listones de madera pintadas de blanco, cuantas bebidas quisiera. Aunque en la practica no podia hacer eso porque la razon por la que me habian pagado los vuelos, el tren y la habitacion, la razon por la que estaba siquiera con Camila y sus padres, era que Camila tenia unos hermanos gemelos de siete anos y era tarea mia ocuparme de ellos. Matteo y Tomas: Tomas era mas menudo y rubio, y a Matteo, con su torso bronceado y el pelo oscuro y rizado, lo confundian todo el rato con un lugareno. Por el nombre tambien, claro; el padre de Artemisia era italiano, de ahi que lo pronunciaran asi. Vivian en el Upper West Side, y Artemisia y los ninos y el marido, Pablo, eran de <> argentino. Camila y yo eramos amigas, un punto mas en la columna de las vacaciones. Las primeras dos semanas fueron las mas duras. Los gemelos tenian una ninera en Nueva York, tambien argentina, y coincidia que agosto era su mes de vacaciones, y conmigo, al principio, se habian amotinado, como suelen hacer los ninos cuando se les somete a una nueva autoridad. No podrian haber sabido con exactitud por que era reacia a salir corriendo de su habitacion hacia la de sus padres, para comprobar una vez mas que era lo que supuestamente debian o no debian comer y ver en la tele, hasta que hora se suponia que podian quedarse levantados o no, pero sin duda captaron esa reticencia mia, la enormidad de mi aprension. Artemisia solo me habia dado unas pautas generales (que no se pasen con las golosinas, y no le quites ojo a tu vino, porque intentaran echarse un poco en su Coca-Cola), y una mujer que no fuera yo lo habria entendido como una licencia, una mujer distinta habria sabido, por como se maquillaba los ojos Artemisia, por los vestidos largos y sueltos, sin mangas, que llevaba, por las pulseras que acumulaba en su brazo delgado y bronceado, por las gafas de sol y los panuelos, por el hecho de que Pablo solo me hubiera hablado directamente en tres ocasiones y nunca sobre los ninos, que poner normas era cosa mia. Pero yo era una chica insegura, andaba corta de determinacion y autoestima, y deseaba gustarles a Artemisia y Pablo, a Artemisia en particular, porque enseguida me resulto evidente, por los vestidos sueltos y las pulseras y tambien por la forma en que Pablo inclinaba la cabeza cuando hablaba conmigo, de modo que sus ojos, porque ya era bajo de por si, no miraban exactamente mi cara, que la aprobacion de ella seria la mas dificil de conseguir. Aquellas primeras semanas las pase con el temor de que Tomas y Matteo, al que llamabamos Teo, de modo que eran Tom y Teo, con la <> de Tom cerrada para que no sonase en absoluto como una abreviatura del Thomas americano, fueran corriendo a sus padres con el cuento de que la nueva ninera era horrorosa y pidieran que la echaran. Como si estuviera en alguna imitacion de una novela de Henry James, algun remedo de adaptacion hecha por la productora Merchant Ivory. Y asi transcurrio la primera semana, en la que yo trataba de negarles una golosina por aqui o un privilegio por alla y ellos se quejaban y yo cedia de inmediato, en la que les compraba bomboloni por la manana y cornetti por la tarde y conseguia que no tuviesen apetito para la cena a las ocho y ellos pedian quedarse levantados hasta la pelicula de las once y cuarto de la noche en Retequattro, y se quejaban diciendo <>, y fue asi como Tom y Teo se quedaron dormidos viendo Instinto basico y yo pense que, bueno, seguro que la habian recortado para esa emision y que por supuesto estaba doblada y que en realidad hasta que punto entendian ellos el italiano, por mucho que tuvieran un abuelo y parientes maternos que lo hablaran fluido. Como si el problema fuera la lengua. Eso si, no le quite ojo al vino. La segunda semana fue peor porque ya estaban cansados de conseguir lo que quisieran, y el deseo, en esos casos, no consiste tan solo en conseguir lo que uno quiere sino en sentir que te has salido con la tuya al conseguir lo que querias, de modo que entonces empezaron a dar problemas de verdad, problemas del tipo <>, motivo por el cual, en la velada de la decima noche, me encontre chillando, gritandole realmente por primera vez a Teo para que dejara de usar el cuchillo dentado de la cena con el fin de sacarle las plumas a un cojin. Respondio de maravilla: dejo de hacerlo al instante y solo lloro un poquito, se comio sus frutti di mare en silencio, no pidio despues un helado ni profiteroles con chocolate. Y todo el tiempo tenia los ojos muy abiertos y una leve sonrisa en los labios rosados y humedos, con la esperanza de recibir a cambio tambien una sonrisa, un gesto de aprobacion con la cabeza. Es cierto lo que dicen algunos: los ninos ansian en realidad que les pongan limites. Con ese <> me refiero a Artemisia. El dia anterior al incidente del cuchillo dentado, a primera hora de la tarde, cuando los ninos, ebrios de sol tras la manana en la playa, dormian con los diminutos banadores Speedo llenos de arena, espatarrados, respirando profundamente y babeando, yo habia llamado a la puerta de Artemisia. Pasa, dijo, y abri la puerta y me la encontre en biquini. Pasa, repitio, porque yo todavia no habia cruzado el umbral. Entre en la habitacion y Artemisia se volvio de espaldas a mi y se inclino para desatarse los nudos de tela en la nuca y la columna vertebral que sujetaban la parte de arriba. Cierra la puerta, me dijo. Eso hice, y cuando me di la vuelta, estaba frente a mi. Tenia los pechos grandes y algo caidos, llenos de pecas, con los pezones del color de las nueces, tostados y arrugados como ellas, y que sugerian una textura similar. No digo estas cosas con animo de criticar. Sus pezones no senalaban hacia abajo sino al frente. Todo eso lo capte en un segundo, o medio, y luego mis ojos se clavaron en los suyos. Le dije que tenia dudas acerca de la disciplina, queria saber como solia ella imponer disciplina a los ninos. Los gemelos, dijo Artemisia, ansian que les pongan limites. Les pasa a todos los ninos. Los limites concretos importan menos que el hecho de que existan. Diles lo que no deben hacer, continuo Artemisia, y cuando lo hagan de todas formas --y aqui se encogio de hombros--, castigalos. Al encogerse de hombros, sus pechos se elevaron y luego volvieron a bajar. Tenia las manos en las caderas y sus dedos enmarcaban una suave plenitud, que no acababa de ser redondez sino una especie de exhalacion, la unica prueba manifiesta en su cuerpo de que habia estado embarazada y dado a luz dos veces. Tenia los pies separados a la misma distancia que los hombros, y los muslos, tambien pecosos, no llegaban a tocarse. ?Castigarlos?, pregunte. La miraba solo a la cara. Si, dijo, un <>, dejarlos sin postre, esa clase de escarmientos. Volvio a encogerse de hombros. Aunque sospecho que no tendras que llegar tan lejos si levantas la voz. Sonrio. Son unos chicos medrosos. Tienen muchas ganas de complacer. Se inclino y vi que empezaba a quitarse tambien la parte de abajo del biquini, asi que asenti deprisa con la cabeza, me di la vuelta, sali y cerre la puerta, olvidando darle las gracias por el consejo que me habia dado, olvidando incluso darme por enterada. Y asi llego la tercera semana y los ninos se habian acostumbrado a mi y yo a ellos, como ejercitos enemigos que la manana de Navidad firman un armisticio e intercambian regalos: un cono alla vaniglia a cambio de tres cuartos de hora jugando en la arena, y nada de nadar, que vuestra ninera quiere leer un poco. Los vigilaba desde mi tumbona, un par de dias despues, cuando una sombra me cruzo las piernas. Has puesto limites, ?no? La voz pertenecia a Artemisia. Les dices que pueden jugar en la orilla, pero no nadar, y hacen justo lo que tu quieres. Asenti con la cabeza. Teo estaba salpicando a Tom, y este se daba la vuelta para echar a correr. Que vuestros pies pisen la arena, les habia dicho. Quedaos donde pueda veros. Artemisia se inclino y su sombra recorrio mi cuerpo. Sylvia Plath, dijo, leyendo el lomo del libro que yo habia dejado boca abajo sobre mis rodillas. No es muy buena poeta, comento, pero si una persona interesante.

  • Pagando el precio de Larissa De Silva

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    Me sentia… tranquila. Pense. ?Es eso lo que era estar agradablemente borracha? Siempre habia sido tan abstemia. Casi nunca bebia, tal vez en caso de emergencia, me decia a mi misma, pero realmente, no me gustaba la idea de vomitar, y siempre habia sido poco bebedora. Golpee la barra y el barman se me acerco de nuevo. Era un joven de veintitantos anos con un mono en su cabeza hecho completamente de rastas. Podria haber seguido mirandolo durante anos, especialmente porque ahora parecia haber dos de el. --Un destornillador --dije--. Que sea doble, por favor. --Por supuesto, carino --dijo, guinandome el ojo. Mi corazon se agito. No crei que estuviera coqueteando conmigo, exactamente, pero al menos estaba siendo amable conmigo. Senti como si hubiera pasado tanto tiempo desde que un hombre habia sido amable conmigo. Desde que alguien habia sido amable conmigo, de verdad. Estella se habia ido a casar o algo asi en lo que se suponia que era la celebracion de mi divorcio. Scott y yo nos habiamos separado oficialmente y todo estaba en marcha para que yo recuperara mi vida. Si, claro. Eso me decia a mi misma que al inclinar el vaso hacia atras y sentir el hielo cubriendome la lengua. Estaba borracha. Nunca hubiera hecho algo asi si hubiera estado sobria, me dije a mi misma. Al menos no estaba haciendo el ridiculo delante de nadie conocido. En el hospital me mantuve firme, incluso cuando senti que queria saltar sobre Scott y arrancarle los ojos. No podia creer que, despues de lo que me habia hecho, todo el mundo fingiera que las cosas eran normales. Comprendi que habia cosas mas importantes. Nuestros pacientes eran mas importantes que nuestro drama personal. Pero no podiamos operar juntos, y el hecho de no poder trabajar juntos habia obstaculizado al hospital. Por supuesto, Scott me habia echado toda la culpa a mi. No queria contarle a nadie lo que Scott habia hecho. No queria contarles las noches en que llegaba a casa apestando a alcohol y con marcas de lapiz labial en el cuello. No queria contarles sobre los mensajes de texto que encontre en su telefono, de mujeres que fueron salvadas bajo nombres de contacto como Dr. Panama y Dr. Corea del Sur. Estaba claro que no eran medicos, que eran trabajadoras sexuales que habia conocido en una de sus muchas escapadas nocturnas, y como no podia recordar sus nombres, las guardaba en su telefono como su nacionalidad. Era insultante. Probablemente un poco racista. Si le hubiera dicho a alguien lo que Scott estaba haciendo, entonces podrian perderle el respeto en el hospital. No queria que eso sucediera. A pesar de todos sus defectos personales, sus defectos como marido y su incapacidad para ser fiel, era un cirujano maravilloso y dedicado, con una tasa de exito mejor que la mayoria de los cirujanos de nuestro estado. Diablos, en nuestro hospital. No queria que nuestro personal lo respetara menos, y sabia que el personal de la oficina se aferraria inmediatamente a cualquier chisme sobre el Dr. Noble y la Dra. Baker. Los Ken y Barbie de nuestro hospital, la gente pensaba en nosotros como si fueramos un rey y una reina en su regreso a casa. Fue terrible. Lo odie. Era un ideal que ninguno de los dos podia cumplir y yo ni siquiera queria intentarlo. Pero habia caido en el, de forma bastante inesperada, porque Scott era popular y yo era su esposa, y no podia escapar de su influencia. Parecia el tipo de hombre que deberia interpretar a un cirujano en la television, mas que a un cirujano de verdad. Demonios, probablemente lo habria hecho, si no hubiera sido por la influencia dominante de su madre. Y siempre me habia gustado mirarlo. Al menos, eventualmente. Pero tambien me habia gustado lo respetado que era, y el respeto y su capacidad para ser un buen medico, estaban, por lo que pude ver, unidos el uno al otro. Asi que mantuve la boca cerrada incluso cuando el lo anuncio -sin decirmelo de antemano- que nos estabamos separando. Cuando la gente le preguntaba por que, me pintaba como irracional y celosa, y aunque apretaba los dientes, sentia ganas de estrangularle cada vez. Me dije que los pacientes eran lo primero, incluso cuando vi el brillo de sus ojos. Tal vez se veia a si mismo como una victima, pense, sintiendome un poco mal del estomago. Me volvi a mi lado, tratando de mantenerme erguida en la barra, y vi a un hombre guapo sentado a mi izquierda. Tropece con el taburete cuando intente mantener el equilibrio y el extendio su brazo y me agarro antes de que pudiera caer de cara al suelo. Se rio, un sonido profundo que removio mariposas en mi estomago. Tal vez fue la bebida. --Oye --dijo--. ?Estas bien? Asenti, me lami los labios y trate de sentar mi trasero en el taburete de nuevo. --Si --dije--. Solo estoy teniendo… woo. Problemas de equilibrio. --?No eres gimnasta, entonces? Me rei. --Nada tan glamoroso. Me miro de arriba a abajo. Sus ojos eran oscuros, o tal vez fue solo la falta de luz en el bar, pero maldicion, era intenso. No dejaba de mirarme. --?Puedo adivinar? --Por favor, no --dije--. Si adivinas algo sobre mi vida, y tienes razon, me odiare para siempre. Se rio de nuevo. Sonaba tan sincero. Podria haber seguido escuchandolo para siempre. Habia algo familiar en el, tambien, como si lo hubiera escuchado antes, como si acabara de llegar a casa y estuviera alli, sentado en el sofa de mi sala, tomando una taza de te con mi madre. Mierda. Estaba tan borracha. --Solo iba a adivinar algo bueno. --?Como que? --No lo se --dijo--. ?Estas en la moda? Me rei de nuevo. --Eres un comediante --dije--. ?Verdad? --En el entretenimiento --dijo--. Pero no como comediante. --Lo suficientemente cerca --dije, tomando un sorbo de mi destornillador. Era tan fuerte. --?Puedo invitarte a otro trago? --Absolutamente no --dije--. ?Intentas matarme? --Kieran --dijo, extendiendo su mano mientras se reia. --Becca --respondi. Me apreto la mano, que estaba sorprendentemente sudada. No muy atractivo, pense. Pero de nuevo, probablemente me veia como un desastre, en general. Intente sentarme mas derecha -ridicula, cuando ni siquiera podia ver bien- y me pase los dedos por el pelo. --?Que estas haciendo en este bar? --Kieran pregunto. --Nunca te he visto aqui antes. --Yo… --dije--. Se supone que tengo una fiesta de divorcio. --No es una gran fiesta. Me rei. --Mi amiga se fue y se fugo --dije, tomando otro sorbo de mi bebida. --Amiga. Solo queria venir a Las Vegas para poder casarse con este tipo, supongo. ?Que mejor excusa que mi divorcio? --Tu ex es un idiota --dijo. --Salud --le respondi, sosteniendo mi bebida en el aire. Fue suficiente para llamar la atencion del camarero, lo que me hizo reir. --Creo que podrian echarme. --Se enfrentan a cosas peores cada dia --dijo--. Confia en mi. --Lo hago --dije. --Eso no fue muy amable de tu amiga --dijo--. ?Como terminaste aqui? --Queria un bar barato que no estuviera al lado de un casino --dije--. Y sabes, este parecia el lugar perfecto para que una solitaria divorciada no fuera conquistada. --?No te van a conquistar? --pregunto. Incluso en la oscuridad, pude ver que sus ojos estaban parpadeando. Hacia tanto tiempo que no estaba con un hombre, y las ultimas veces que me acoste con Scott, apenas parecia interesado en mi. Estaba haciendo los tramites antes de que nuestro matrimonio muriera. Me di cuenta de que ya no estaba interesado en mi. Este extrano, este hombre alto y guapo con ojos traviesos, iba a estar interesado en mi. Y yo estaba lo suficientemente borracha como para arriesgarme. --?Que estas diciendo? --Pregunte despues de tomar otro sorbo de mi bebida fuerte. --Estoy diciendo… ?tienes una habitacion de hotel por aqui? CAPITULO DOS KIERAN Se alojaba en un hotel a pocos pasos del bar. Lo sabia. Era uno de esos bares a los que solo iban las mujeres que podian permitirse bebidas demasiado caras, y aunque tenia la apariencia de ser sucio, fue una cuidadosa decision de marketing tomada por genios del marketing de Las Vegas. Era el lugar perfecto para trabajar, por lo menos. Las ultimas semanas habian sido sorprendentemente malas, probablemente debido al clima. Solo habia habido un par de clientes y eran personas que pagaban tarifas de cliente frecuente. Nada como lo que yo cobraria a uno nuevo. Tal vez seria divertido, me dije a mi mismo. Esta clienta… era hermosa. Pequena, con pelo marron que le llegaba a los hombros en suaves olas, y enormes ojos marrones que hacian que su cara se iluminara cada vez que me miraba. Habia algo familiar en ella, pero no podia poner mi dedo en la llaga. No importaba. Iba a llevarla al hotel, ibamos a pasar un buen rato, y tendria suficiente para pagar mis cuentas del mes. Pude ver que tenia dinero por las joyas que llevaba puestas, la ropa que usaba. Incluso en jeans y una blusa, podia ver las suelas rojas de sus zapatos. El collar y los brazaletes que llevaba eran de oro blanco o plata, con preciosos diamantes de imitacion incrustados en ellos. Me tomo la mano cuando se bajo del taburete y la sostuve, cuando se tambaleo, para que no se cayera al suelo. Estaba borracha, pero esperaba que no demasiado. Siempre fue una linea extrana para moverme y me asegure de obtener una confirmacion verbal, pero, aun asi. Solo estaba alicorada, porque hacer mi trabajo era si estaba sobria. Salimos del bar a la abrumadora calle iluminada. Habia charcos en el suelo que trate de evitar, pero Becca no lo estaba pasando tan bien. Ella tropezo hacia adelante y la atrape, poniendo mi brazo alrededor de su cintura, y acercandola a mi. Se rio. Olia a alcohol, pero tambien a champu, a coco y agave, y habia algo en su perfume. Era sutil, floral, y podria haberla sostenido para siempre, solo con su agradable aroma. Se alejo de mi y la segui hacia su hotel, un lugar imponente con una plaza enorme y una fuente en el exterior. Sabia que era un lugar que costaba al menos 300 dolares por noche, lo que no era nada despreciable cuando estaba claro que no estaba cerca de la franja y que no venian tantos turistas. --Asi que --dijo, sus palabras se entendieron un poco mal. --Mi amiga esta con su nuevo marido, Dios sabe donde. Este era el hotel mas cercano que encontre que no parecia estar lleno de cucarachas. Asenti con la cabeza, mirando el edificio de treinta pisos. --Se ve muy bonito --dije. Se burlo. --Es muy bonito --dijo--. Precioso. Planeaba pagarlo con nuestra tarjeta compartida, pero desde el divorcio, no se supone que nuestras finanzas sean compartidas. --Lo siento --dije. Ella se rio. --No lo sientas --dijo--. En general, ha sido mucho mejor para mi. Excepto por, ya sabes, mis pequenas fantasias de venganza. Me rei. Para alguien que parecia tan borracha como ella, era elocuente. --Bueno, ya no tienes que preocuparte por el --dije mientras llegabamos a las puertas dobles automaticas, que se abrieron para nosotros. La recepcionista nos saludo y yo le sonrei, saludandola. Ella me conocia, y si queria, podia hacerme la vida dificil. Esa noche no le importo lo suficiente y volvio a trabajar en algo en su computadora, lo que me permitio dar un suspiro de alivio mientras Becca me llevaba a su habitacion. Llegamos al pasillo con todos los ascensores, cuatro a cada lado, y ella se apoyo en mi. No sabia si era porque estaba borracha o porque trataba de mantener el equilibrio, pero cualesquiera que fueran sus razones, era una buena senal. Las puertas del ascensor sonaron y ella se inclino hacia adelante, casi cayendo de cara. El nivel de intoxicacion en el que estaba me hacia sentir un poco incomodo. Incluso cuando se rio y me metio en el ascensor, reboto en la pared trasera, que era basicamente una ventana al exterior. La fuerza con la que la golpeo me puso un poco nervioso, especialmente por la forma en que se rio cuando reboto en la pared. Coloque un brazo alrededor de su cintura y la mantuve cerca mientras inclinaba la cabeza hacia arriba, mirandome directamente a los ojos. --Oye --dijo, sus ojos se estrecharon. --Siento como si te hubiera conocido antes. --Muchas mujeres se sienten asi --dije. Ella se rio. --Sabes exactamente como hacer que una chica se sienta especial. Me rei con ella. Cuando apreto sus labios contra los mios, no me sorprendio. A pesar de lo borracha que estaba, besaba muy bien, y podia sentir que me dejaba llevar cuando mis labios encontraban los suyos una y otra vez. El ascensor sono y pronto estabamos en su piso.

  • Arte en la sangre, Bonnie Macbird de Bonnie Macbird

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  • Que nadie duerma de Juan Jose Millas

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    Un delirio de amor recorre la ciudad. Y bajo lo aparente, asoma lo extraordinario.

  • Al mal tiempo, mejor cara de Barbara Constantine

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    Con la tripa pegada al volante, y la nariz al parabrisas, Ferdinand conduce muy concentrado. La aguja del velocimetro no se despega del cincuenta, la velocidad ideal. No solo ahorra combustible sino que ademas le da tiempo a ver desfilar el paisaje por la ventanilla, a disfrutar del panorama. Y, sobre todo, a detenerse a la mas minima alerta, sin exponerse a sufrir un accidente. Hablando de accidentes, justo ahora ve un perro corriendo delante de el por la carretera. Por puro reflejo, Ferdinand pisa el freno. Los neumaticos chirrian, y la grava sale despedida. Los amortiguadores dejan escapar un quejido. El coche da un bandazo y por fin se detiene en mitad de la calzada. Ferdinand se asoma por la ventanilla. – ?Adonde vas, chaval? Por ahi de juerga, ?eh? El perro se aparta, pasa de largo a toda velocidad y se tumba algo mas lejos en la hierba de la cuneta. Ferdinand sale del coche con dificultad. – Anda, pero si eres el perro de la vecina. ?Y que haces aqui tu solo? Se acerca, alarga la mano muy despacito y le acaricia la cabeza. El perro tiembla. Al cabo de un rato, cuando ya se ha ganado su confianza, el animal se decide a seguirlo. Ferdinand le abre la puerta del asiento trasero y vuelve a arrancar el motor. Al llegar a un camino de tierra, abre la puerta del coche. El perro baja, pero se le arrima a las piernas gimiendo, como si tuviera miedo. Ferdinand abre la cerca y lo anima a entrar. El perro repta a sus pies, sin dejar de gemir. Ferdinand recorre el sendero entre dos setos de maleza y llega a la puerta de una casita. Esta entornada. Llama en voz alta... Eh... ?Hay alguien?... No recibe respuesta. Mira a su alrededor, pero no ve a nadie. Empuja la puerta. Al fondo de la habitacion alcanza a distinguir en la penumbra una silueta tendida en una cama. Vuelve a llamar. La silueta no se mueve. Ferdinand olfatea el aire. Ahi dentro apesta... Olfatea otra vez. !Buf, pero si huele a gas! Corre hacia la cocina, cierra la bombona de butano y se acerca a la cama. !Senora, senora! Le da palmaditas en las mejillas. Al principio flojito pero, al ver que la mujer no reacciona, cada vez mas fuerte. El perro ladra, dando saltos alrededor de la cama. Ferdinand tambien se asusta, y ya no son palmaditas sino bofetadas lo que le da a su vecina. Le grita que se despierte. Los gritos se mezclan con los ladridos. !Senora Marceline! !Guau, guau! !Abra los ojos, maldita guau! !Despierte, por guau, por favor, guau! La mujer deja escapar por fin un pequeno gemido. Ferdinand y el perro suspiran de alivio a la vez. 2 CINCO MINUTOS MAS TARDE, MARCELINE SE ENCUENTRA MEJOR Marceline ha recuperado un poco de color en las mejillas e insiste en servirle una copita. No recibe visitas todos los dias. Son vecinos, pero nunca habia puesto un pie en su casa, hay que celebrarlo. Por mas que Ferdinand le dice y le repite que no tiene sed, que solo se ha acercado a traerle a su perro, ella se levanta de todas maneras, avanza tambaleandose hasta el aparador y saca una botella de licor de ciruela que quiere a toda costa que pruebe para saber que opinion le merece. Es la primera vez que lo prepara. Digame a ver que le parece, a ver si esta bueno. De acuerdo, Ferdinand asiente con la cabeza. Ella empieza a servirle y, de pronto, se detiene y pregunta, preocupada, si luego tiene que conducir. El le dice que ya se va para casa, esta solo a quinientos metros, !podria recorrer el trecho con los ojos vendados! Mas tranquila, termina de servirle la copita. Apenas le da tiempo a mojarse los labios cuando Marceline siente un mareo. Se deja caer pesadamente sobre una silla, con la cabeza entre las manos. Incomodo, Ferdinand se concentra en el mantel de hule, en deslizar el vaso sobre las lineas y los cuadros. Ya no se atreve a beber ni a decir nada. Al cabo de un largo silencio le pregunta, casi en un susurro, si quiere que la lleve al hospital. – ?Al hospital? ?Para que? – Pues para que la examinen. – Pero si solo me duele un poco la cabeza. – Ya, pero... con lo del gas... – Ya... – No es bueno... – No, claro. – Puede haber efectos secundarios. – ?Ah, si? – Vomitos, me parece. – Ah. No lo sabia. Otro largo silencio. Marceline tiene los ojos cerrados. Ferdinand aprovecha para mirar a su alrededor. La habitacion, pequena y oscura, esta repleta de cachivaches. Enseguida piensa que en su casa ocurre exactamente al reves, casi hay eco de vacia que esta. Esa idea le deprime, asi que vuelve a concentrarse en el mantel de hule. Por fin se anima a decir: – Por lo general no me suelo meter en la vida de los demas, Marceline, bien lo sabe usted. Pero ?no sera porque tiene usted muchas preocupaciones por lo que ha... por lo que ha...? – Por lo que he ?que? – ?El gas? – ?Que pasa con el gas? – Pues eso... A Ferdinand le cuesta hablar. Es un tema personal. No se le da bien hablar de temas personales. Sabe que tiene que decir algo, pero es incapaz de ir al grano, asi que se pone a hablar y hablar para no decir nada, intentando hacerse entender con medias palabras. (Tambien le gusta mucho la expresion <>.) Esta tan convencido de que las palabras traicionan el pensamiento que preferiria funcionar por instinto y dejar que este se encargara de todo. !Aunque no le falta lucidez para reconocer que mas de una vez se la ha jugado, el muy sinverguenza del instinto! Pero, sin querer, una cosa lleva a la otra, y teme provocar un exceso de emocion, le da miedo que la mujer se eche a llorar para desahogarse o le desvele algun secreto, y esas cosas a el no le gustan nada. !Cuanto mas facil seria la vida si la gente se las apanase siempre sola! Con su mujer tenia un truco para evitar la trampa de las conversaciones demasiado intimas: en cuanto notaba que ella iba a ir por ese camino, Ferdinand evocaba el pasado. Una palabra nada mas, como quien no quiere la cosa, y listo, ya podia escucharla sin prestarle atencion, como quien oye llover. Como le gustaba hablar a su pobre difunta... De cualquier cosa, de tonterias. Era una autentica cotorra. Pero lo que mas le gustaba, por encima de todo, era hablar del pasado, de su juventud. Solia decir que todo era mejor antes, que todo era mucho mas bonito. !Sobre todo antes de conocerlo a el! Siempre terminaba enumerando con rabia todo lo que habria podido vivir en otra parte, en America, en Australia o en Canada, quiza. !Pues si, por que no, claro que habria podido ser asi! Si no la hubiera sacado a bailar, si no le hubiera susurrado palabras tiernas, si no se hubiera arrimado tanto a ella, en ese dichoso baile del 14 de julio. Que lastima. Ferdinand no le guardaba rencor por hablar asi. El tambien habia tenido suenos. El tambien habia sonado con cosas bonitas. Pero no habia tardado en comprender que los suenos y el amor no iban de la mano. A lo mejor porque el no estaba hecho para esas cosas. O quiza seria en otra ocasion. !O en otra vida, como los gatos! Bueno, toca volver al presente. Esta en casa de su vecina. La mujer tiene un problema pero no parece querer hablar de ello, pese a las preguntas que el le hace discretamente. No sabe gran cosa de ella excepto que se llama Marceline, que vende miel, fruta y verdura en el mercado, y que es un poco extranjera. ?Rusa o hungara, quiza? Del Este en todo caso. No hace mucho tiempo que se instalo aqui. Bueno, unos anitos ya si que hace. ?Seis o siete? Si, por lo menos seis o siete ya... Ferdinand vuelve a mirar a su alrededor. Esta vez repara en que no hay calentador encima del fregadero, ni tampoco hay nevera, ni lavadora ni televisor. Ninguna comodidad moderna. Como cuando era nino, tan solo la radio para enterarse de las noticias, y agua fria en la pila para lavarse. Recuerda que en invierno siempre buscaba la manera de escaquearse. Y tambien intentaba librarse de hacer la colada, la ropa salia tiesa y helada del lavadero, y el tenia que ayudar a escurrirla, con las yemas de los dedos moradas de frio y arrugadas como garbanzos. !Anda que no era dificil todo en aquellos tiempos, me caguen diez! Se dice a si mismo que tal vez la pobre senora Marceline se haya cansado de esa vida tan dura y tan llena de incomodidades. Se habra desanimado. Y tambien se habra deprimido por estar lejos de su pais y de su familia, ?no? Lo mismo es ese el motivo por el que... Siente que no se va a poder librar, que no va a tener mas remedio que hablar. Y no de tonterias, de si va a llover o si va a hacer bueno. O incluso de su perro. !Que chucho mas listo, oiga! Que suerte tener uno asi. Yo el ultimo que tuve era tonto perdido, pero muy carinoso. Este... Ah, ?que es una perra? ?Esta usted segura? No me habia fijado. Inspira hondo y se lanza a hablar. De un tiron le dice que lo entiende, que a el tambien le han dado ganas un par de veces en su vida. Tres, en realidad. Bueno, venga, para ser del todo sinceros, cuatro. Si, pero... el se tomo el tiempo de pensarlo bien antes, y encontro muy buenas razones para no hacerlo. Como por ejemplo... Asi de sopeton no se le ocurre ninguna. !Ah, si, claro, sera tonto: sus nietos! Los nietos son maravillosos. Apasionantes. Nada que ver con los hijos. Si, si, de verdad. Son mas guapos, mas vivos y mucho mas listos. A lo mejor tiene que ver con la epoca en que vivimos, los tiempos han cambiado. A no ser que seamos nosotros, tal vez al hacernos mas viejos nos volvamos mas pacientes. Puede ser... ?Usted no tiene nietos? ?Ninguno? Vaya. Que pena. Pero hay otras cosas por las que vale la pena vivir. Espere, dejeme pensar... Marceline levanta los ojos para mirar al techo. Ferdinand se rasca la cabeza. Tiene prisa por encontrar algo. – Mire usted, de vez en cuando tambien es bueno acordarse de que hay gente que esta peor que uno. Asi uno pone los pies en la tierra. O, si prefiere, pone las cosas en perspectiva. A veces es necesario, ?no cree? Marceline parece estar en otra parte. Ferdinand busca algo gracioso que decir. – Bueno, y como nadie ha vuelto nunca para decir si al otro lado estan mejor las cosas, lo mismo no merece la pena adelantarse, ?eh, senora Marceline? Puede que sea mejor esperar a que llegue tu hora, y ya esta. Suelta una risita. Espera su reaccion. No hay reaccion. Entonces ya si que se preocupa. Se inclina hacia ella. ?Me entiende cuando le hablo? A lo mejor hay alguna palabra que no... Marceline tiende la mano hacia la tuberia de la cocina y, temblandole la voz, dice que ya esta, que llevaba un rato pensandolo pero que ya se acuerda, que todo ha sido por su viejo gato. Hace ya varios dias que ha desaparecido. ?Se habra muerto? Espera que no. Seria dolorosisimo para ella... Y, mientras tanto, su casa es un caos. Los ratones hacen lo que les da la gana. No paran de bailar, todo el dia y toda la noche. En los armarios, debajo de la cama, en la despensa... Roen, roen y roen sin parar. !La estan volviendo loca! Si siguen asi, al final se subiran a la mesa y comeran de su plato, los muy descarados. Ferdinand ha desconectado, ya casi no la escucha. Divaga por completo la pobre mujer. Debe de ser por el gas. Eso que cuenta del gato muerto y los ratones que bailan no tiene ni pies ni cabeza. La mira hablar y luego le observa las manos. Bonitas y estropeadas. Piensa que es por trabajar la tierra, deberia cuidarse, ponerse crema, lo necesita. Pero el caso es que parece mas joven de lo que el pensaba. Tendra unos sesenta, calcula... De pronto, la mujer se pone de pie. Sorprendido, Ferdinand da un respingo y se levanta a su vez. Ella le dice que es muy frustrante hablar y que nadie te escuche. Pero bueno, ya se encuentra mejor. Gracias por todo, ya puede irse, ahora se va a tumbar a descansar un poco. El gas la ha dejado aturdida. Ferdinand mira el reloj: las cuatro y media, es pronto para acostarse, le extrana. Ella le dice que no lo acompana hasta la puerta, que ya se las apanara el solito. El le dice que si, escondiendo una sonrisa. !No hay mucho peligro de perderse en una casa que solo tiene una habitacion! Le acaricia la cabeza a la perra. Bueno, pues nada, adios, senora Marceline. Si necesita algo, lo que sea, no dude en llamarme. Si, gracias, asi lo hare. Se encoge de hombros y masculla en voz baja: en cuanto me instalen el telefono, no te digo...

  • Sin retorno de Susana Rodriguez Lezaun

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    El inspector de policia David Vazquez investiga los misteriosos y violentos asesinatos en serie de varios peregrinos en el camino de Santiago en Roncesvalles

  • Companias silenciosas de Laura Purcell

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    UNA HISTORIA DE FANTASMAS VICTORIANA QUE EVOCA UN MIEDO INQUIETANTE QUE ATRAVIESA LA CONCIENCIA
    DE LA MANERA MAS INESPERADA,
    AL IGUAL QUE LOS ACOMPANANTES SILENCIOSOS
    Ambientada en una mansion rural en ruinas, Companias silenciosas es una turbadora historia gotica de fantasmas que provoca escalo- frios.
    Elsie, recien casada y tambien recien enviudada, es enviada a vivir su embarazo en la deteriorada casa de campo de su difunto esposo. Rodeada de sus nuevos y resentidos sirvientes y de aldeanos hos- tiles, Elsie solo cuenta con la incomoda compania de la prima de su marido.
    En su nuevo hogar, en una habitacion que durante un breve instante aparecera abierta, encuentra un diario de doscientos anos, con la inquietante historia de la madre de una nina muda y de su poco natu- ral concepcion. Y de unas figuras de madera pintada con un pare- cido sorprendente a los personajes de esta novela que lo dejara sin aliento

  • R_185. Proyecto Mouna de Luis Enrique Duenas Gutierrez

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    Abri los ojos lentamente y sobre mi solo pude distinguir, palpan-do, lo que me parecio una tapa de madera. No sabia donde estaba ni menos aun como habia llegado a aquel lugar. Lo que si sabia es que no podia moverme por la falta de espacio. Intente llegar al bolsillo del pantalon; alli guardaba un mechero con el que poder alumbrar y asi poder ver realmente donde me encontraba. Tras un gran esfuerzo, consegui llegar al bolsillo y sacar el mechero. Lo encendi. Entonces pude ver que estaba en una caja, tenia forma rectangular y era de madera. !Dios mio! Estaba encerrado en lo que probablemente seria una especie de ataud, pero lo peor no era eso, lo peor era el no saber como habia llegado a aquella situacion. En esos momentos de incertidumbre, por mi cabeza pasaban infinidad de preguntas y ninguna de ellas tenia respuesta. ?Que hacia alli?, ?como habia llegado?, ?estaba bajo tierra o en la superficie? Nada de aquello era logico. Mi nerviosismo iba en aumento. Por un momento pense que todo era un sueno, cerre fuerte los ojos para intentar despertar, pero fue inutil. Mi corazon dio un vuelco; notaba mi sangre recorriendo con fuerza todo mi cuerpo, provocandome un escalofrio que me sacudio toda la columna vertebral como si de un rayo se tratara. Por unos segundos crei desfallecer, pero recupere la conciencia, porque si eso me sucedia seria mi final y no me iba a rendir tan facilmente. Intente recordar que habia sucedido a lo largo del dia para asi poder entender que me habia arrastrado hasta aquella situacion. A las 5:00 de la manana, como todos los dias, me levante, me di una ducha y desayune. Despues cogi el coche y me dirigi al trabajo; el resto del dia transcurrio con toda normalidad, sin nada que mereciera la pena destacar. Sobre las 14:00 h. fui a comer al restaurante habitual y mientras comia me puse a leer como de costumbre las noticias y tampoco sucedio nada raro. !Un momento! Si, algo paso fuera de lo comun. Una chica morena, con los ojos verde esmeralda, se acerco a mi mesa y me dio un sobre. Susurrandome en voz baja dijo. --Hola Michael no tenemos mucho tiempo. --Perdone senorita, creo que se confunde, mi nombre es Richard --conteste algo desconcertado. La chica me sonrio, se levanto, y se fue por donde habia venido como si el mismisimo diablo la persiguiera. La verdad es que me resulto un poco raro, pero continue leyendo las noticias y comiendo sin darle mayor importancia a lo ocurrido. Termine y regrese a la oficina, donde pase toda la tarde revisando y archivando antiguos expedientes. A las 19:00 h. sali de la oficina y como todos los dias me dirigi al gimnasio. De camino y estando parado en un semaforo, me parecio volver a ver a aquella chica morena. Por su atractivo se hacia dificil poder olvidarla. Crei verla pasar por delante de mi coche y mirarme… pero, como siempre, yo estaba inmerso en mis pensamientos. Me sobresalto el sonido de un claxon que me hizo regresar de golpe a la realidad y continue mi camino girando hacia la derecha en direccion al gimnasio. Pero ahora que lo pienso bien, no recuerdo si finalmente llegue a mi destino. Tras haber hecho memoria de todo lo acontecido ese dia, regrese a la realidad. La pregunta de si estaba enterrado machacaba mi cabeza. Al pensarlo senti un frio helador que, sacudido mi cuerpo, haciendome ser consciente de lo delicado de mi situacion, ?cuanto aire me quedaria aqui dentro? Intentaba pensar, pero no podia. Rapidamente trate de moverme para dar una patada a la tapa y salir de alli lo antes posible, pero esto hizo que cayera en mi cara lo que parecia arena. Fue cuando mis perores sospechas se confirmaron, estaba enterrado. Hice un segundo intento de escapar. Di un punetazo a la tapa, pero eso tambien fue en vano. Recorde amargamente que pretendia repetir aquella escena de Kill Bill que tanto me gustaba y tanto me agobiaba a la vez cada vez que la veia. Mi corazon se acelero y comenzo a bombear sangre como si fuera su ultimo latido. Ya no podia controlar mi respiracion. Intente relajarme para poder pensar; si no conseguia controlar aquella terrible angustia pronto me quedaria sin aire. A duras penas logre relajarme; mi ritmo cardiaco disminuyo un poco y entonces recorde (era increible que no me hubiera dado cuenta antes) que tenia el movil en el bolsillo. Estire la mano para cogerlo del pantalon, pero alli no estaba; a tientas palpe los bolsillos traseros. Era raro que estuviera alli, ya que nunca lo guardaba atras, pero debia comprobarlo. Lo unico que encontre fue una carta… ?Una carta? !La de la chica! Ni recordaba que me la habia dado. Con gran dificultad pude leer lo que ponia ayudado de la poca luz que me proporcionaba el mechero. En la carta solo habia una simple nota que rezaba: <> Al acercar el mechero para poder descifrar el final de la nota debido a mi nerviosismo, queme el maldito papel y no pude averiguar lo que esa misteriosa mujer me queria decir. Perdi el conocimiento por unos instantes. Tenia que priorizar y no encender mas el mechero para no consumir aire. Sabia que cuanto mas tiempo pasara, menos aire llegaria a mi cerebro y mas me costaria pensar la manera de escapar de aquel infierno. No se me ocurria nada para salir de alli. Si rompia la tapa provocaria que la arena me cayera encima, y moriria igualmente. Estaba resignado; salir era imposible. Ya notaba como apenas quedaba aire, no podia respirar bien, me empezaba a sofocar y cada vez se me hacia mas y mas dificil mantener los ojos abiertos. No tenia fuerzas ni para rezar (nunca habia sido creyente, pero en esos momentos queria creer que existia algo o que alguien milagrosamente me podria ayudar). Mis ojos se fueron cerrando con una lentitud pasmosa, y al contrario de lo que la gente pueda pensar, he de decir que tu vida no pasa por delante cuando estas a punto de morir. Lo que se te viene a la cabeza, es todo aquello que no has podido hacer y que siempre quisiste hacer. Ya no podia mover ni un musculo de mi cuerpo; de hecho, ni si quiera los sentia. Es impresionante como el cuerpo prioriza en los casos extremos y otorga el poco aire que entra a intentar salvar los organos mas necesarios. Me fui sumiendo en un profundo sueno y fue en ese preciso momento cuando me di cuenta de que llegaba el punto y final a mis dias. Cerre los ojos y todo se convirtio en oscuridad. Ni un pensamiento corrio ya por mi cabeza. Solo senti paz. Capitulo 1 Abri los ojos con mucha dificultad. El sol me cegaba, me costo ver que me encontraba en una habitacion con paredes blancas inmaculadas. Podia oir un pitido constante que parecia provenir del lado derecho de mi cama. Al intentar girarme comprobe, que estaba atado de pies y manos a ella. Entonces, una pregunta surgio en mi cabeza; ?donde estaba? A simple vista parecia la habitacion de un hospital, pero eso era lo que menos me importaba. Lo mejor era que estaba vivo y que podia respirar ese aire que hasta donde recordaba tanto queria y necesitaba. Solo tenia que esperar a que alguien viniera y me diera una explicacion de lo que habia sucedido. Aguarde un rato, pero debido al cansancio y al agotamiento, me inundo un profundo sueno. En este estado, crei ver como en mi habitacion entraban dos individuos que por su atuendo parecian personal sanitario. Trate de hablar con uno de ellos, pero de mi boca no salia ni una sola palabra. Al percatarse de que intentaba decirle algo y para calmarme me dijo. --Tranquilo, relajese, esta en buenas manos. Me inyecto algun tipo de medicamento y volvi a caer en un profundo sueno. No sabria decir el tiempo que estuve asi, pero me desperte con las fuerzas renovadas (o eso me parecia a mi) ya que, al intentar moverme, note un dolor intenso que recorria todo mi cuerpo. Esto me hizo pensar que quiza no era tan buena idea moverse, aunque tenia que incorporarme si queria conseguir informacion de lo que habia sucedido. Me di cuenta de que ya no estaba atado a la cama, asi que haciendo un gran esfuerzo consegui levantarme y quedarme sentado en el borde, teniendo una mejor perspectiva de la habitacion donde me encontraba. No era muy grande. No tenia mucho mobiliario. Tan solo habia una mesilla al lado derecho de la cama, y un pequeno armario para dejar la ropa. En la habitacion habia dos puertas, una de ellas seria seguramente la del bano y la otra la que creia me sacaria de alli, siendo un poco optimista. A mi izquierda habia un ventanal por el cual se filtraba la luz del exterior. Como pude me baje de la cama. Aun me dolia todo el cuerpo, senti un repentino mareo que por segundos me dejo inmovil y apoyado en la cama. Una vez se me paso me dirigi hacia la ventana. Queria ver el exterior. Vi un patio trasero y a lo lejos un frondoso bosque. Ya estaba anocheciendo. Aquel paisaje me recordo a los dias que pasaba con mi padre en una cabana a las afueras de Kenora, donde los dos juntos pasabamos las tardes pescando. No se podia ver mucho mas, pero por lo menos pude comprobar que aquel hospital debia estar en algun lugar a las afueras de la ciudad, pero... ?de que ciudad? Me arrastre como pude hacia el armario para comprobar si alli se encontraba mi ropa, intente abrirlo, pero estaba cerrado, volvi hacia la cama y me sente resignado en ella. Pude ver un cable que colgaba desde la cama, lo segui con la mirada y comprobe que se trataba del pulsador de emergencia que tienen todas las habitaciones de hospital. Me estire para cogerlo con un gran esfuerzo lo pulse varias veces seguidas, esperando sentado en la cama a que alguien apareciera. Pero alli no se presento nadie. Decidi levantarme y salir de aquella habitacion, antes de abri la puerta me pare a escuchar, y tras comprobar que no se oia nada decidi abrirla. Temia que al igual que el armario, tambien estuviera cerrada. Con la mano temblorosa gire suavemente el pomo, sono un chasquido y la puerta cedio. Tire de ella lentamente y una rafaga de aire con un fuerte olor a desinfectante se colo en la habitacion. Dude unos segundos si salir o regresar a la cama, pero la curiosidad me pudo y sin mas titubeos cruce el umbral de la puerta. Me encontre un pasillo que parecio interminable. A ambos lados habia multitud de puertas. Desde mi situacion pude apreciar al lado izquierdo, en el cruce de los dos pasillos, algo parecido a un control de enfermeria; y me dirigi a el. Me encontraba un poco mejor. Aunque todavia estaba debil, fui apoyandome en la pared hasta llegar alli. Mire a mi alrededor, pero no habia nadie. Desde el otro lado del mostrador observe una puerta de cristal biselado, en la que habia un cartel que indicaba: <>. Pase dentro y golpee suavemente la puerta, esperando contestacion. No obtuve resultado. Comprobe si la puerta estaba abierta. Agarre el pomo con firmeza y lo gire. Oi los engranajes de la cerradura y la puerta se abrio. Ante mi, una pequena sala con un solo sofa y una mesa, nada mas. Se encontraba en perfectas condiciones. Aquella habitacion no se habia utilizado nunca, o eso parecia. Di media vuelta para retomar el camino por donde habia venido y entonces lo vi. Estaba quieto, impecable, esperando a que alguien lo utilizara; era blanco, por su aspecto al igual que el sofa y la pequena mesa parecia como si nunca nadie lo hubiera utilizado, asi que cogi el impoluto telefono y lo descolgue. Me lo acerque para comprobar si daba tono y, entonces mis sospechas se confirmaron, aquel telefono no daba senal alguna. Aquel hospital estaba muerto. Colgue, y sali de detras del mostrador y segui por el pasillo de la derecha a ver si por fin encontraba algo o a alguien en aquel siniestro lugar. Conforme transcurria el tiempo cada vez estaba mas convencido de que en aquel hospital solo estaba yo. No se oia nada, ni se veia un alma, pero yo seguia andando, y buscando a alguien… o simplemente una salida. Me pare frente a algunas habitaciones. Abria las puertas, pero todas estaban vacias, algunas puertas ni si quiera se abrian, como si escondieran algo o a alguien en su interior y otras en cambio si. En las que estaban cerradas no puedo asegurar si habia alguna persona en su interior, pero no parecian ocupadas. Aquellas que si consegui abrir tenian un mobiliario identico compuesto por una cama, una mesa y poco mas; estaban todas inmaculadas y parecia que nunca se hubieran usado. Tras un rato andando sin rumbo, pude ver a lo lejos unos ascensores. Encamine mis pasos hacia ellos. Antes de llegar escuche un ruido, me pare y observe a mi alrededor, pero no habia nadie (debia ser producto de mi imaginacion). Ya estando frente a los ascensores, pulse varias veces para llamarlos, pero no respondieron (debian estar fuera de servicio). Justo cuando mas convencido estaba que en aquel lugar estaba yo solo, fue cuando a lo lejos empece a oir unos pasos. Me detuve entre dos pasillos mirando a ambos lados, intentando averiguar de donde provenian. El eco no me dejaba distinguir bien. !No podia ser!, mis ojos me enganaban, lo que estaba viendo no era real, alli estaba… aunque solo la habia visto una vez en aquel bar la reconoci perfectamente. Tenia un atractivo fuera de lo comun, y eso, la hacia dificil de olvidar. La mezcla exotica que proporcionaba su piel canela, su pelo negro azabache y unos ojos de color verde intenso hacian de ella una mujer inalcanzable para cualquier hombre

  • La busqueda del arcoiris (Herederos del mundo 3) de Mile P. D. Bluett

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    Desenlace de la Saga Herederos del mundo. Paz, Sebastian y Apolo, continuan adentrandose en Tierras Inhospitas. Los aliados crecen, su enemigo se fortalece. La capital los reclama. Nuevos personajes vendran y se volveran entranables. Sebastian y Paz estaran unidos por un hilo invisible y poderoso, que les hara experimentar el amor mas puro que existe. El corazon de Apolo volvera a ser tocado por una mujer. Una adolescente corre hacia su libertad. Un nino reclama los brazos de su madre. Dos seres que tienen todas las respuestas mas alla del arcoiris, pero que no son conscientes de su poder. El final esta muy cerca.

  • Amores contra el tiempo de Dolores Conquero

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    Oposicion familiar, criticas --a veces implacables-- del entorno, conflictos laborales.
    Son muchos los problemas a los que estas mujeres tuvieron que hacer frente, en diversos momentos historicos, por saltarse uno de los prejuicios mas firmemente instalados en la sociedad: que una mujer no puede (o no debe) enamorarse de un hombre mas joven que ella. Con un estilo ameno y riguroso, lleno de ritmo, la autora intenta ir mas alla de los lugares comunes y a la vez ser escrupulosamente fiel a sus heroinas para contarnos sus historias de deseo, aventuras, amor, lagrimas, inevitables catastrofes y finales felices.

  • Seduciendo a la chica especial de Anna Olsson

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    Iban es un chico que cree en el amor, lo vive a diario junto a sus amigas, hasta que un dia decide hacer un viaje sorpresa a Estocolmo, Suecia, donde a conocera a la interesante Karin. Disfrutad de la novela.

  • Las noches de Gael de Sandra Bree

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    Una historia de amor y aventura ambientada en la fascinante epoca de la regencia.

  • El diario de Sandy de Martin Cirio

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    Sandra renuncio al call center para ir en busca de su sueno: viajar a los Estados Unidos y convertirse en actriz, y asi regresar triunfante algun dia a la Argentina.
    Emprendio una odisea en micro junto al hombre del que se enamoro por chat y, por fortuna, registro en este libro, El diario de Sandy, todas las desventuras que tuvo que sortear en el camino, como lo hizo antes su idola Geri Halliwell.
    Sandy se opero y ahora es una chica trans y quiere vivir una bella historia de amor. Sandy siempre tiene una bolsita de papa a mano para nunca pasar hambre. Sandy podra ser violentada o verse impedida, pero jamas sera vencida.
    En esta novela, Martin Cirio nos sumerge en una historia tan cinica como probable, y hace un recorte de realidades a la vuelta de la esquina, fiel a su estilo. No nos ahorra una y sabe que eso nos gusta.

  • Tres Capas, Maxima Suavidad de Nieves Hidalgo

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    !Que ganas tenia de que acabara la maldita reunion! Cuando Fernando Orellana se pone petardo, se pone de verdad. Le encanta escucharse, al muy becerro. Estoy convencida de que antes de presentarse en la sala de reuniones se planta delante del espejo y ensaya; no es normal que, cada dos frases, te suelte una que te obliga a abrir Google y consultar la RAE para saber que punetas esta diciendo. --Repeticion, por favor. Le he interrumpido tres veces alzando la mano. No le ha gustado, claro, le repatea que lo hagan cuando esta soltando su discurso, pero me ha importado menos que cuarto kilo de pimientos fritos que se haya cabreado tras el coro de risas. No soy lela. De hecho, siempre saque estupendas notas en lengua. Pero es que lo de Orellana me supera, de verdad. Me gusta conversar, intercambiar ideas, no acudir a un soliloquio de frases rimbombantes. Por la rabia que he visto en su mirada se que, de haber podido, me hubiera echado de la reunion. O enviado de cabeza al departamento de personal para que me preparasen el finiquito. Pues que se joda, que a mi no puede ponerme de patitas en la calle. Por varias razones: soy muy buena en mi trabajo --la falsa modestia me cabrea--, soy rapida y tengo mas ideas que una raposa. Al menos eso me decia siempre mi abuela. Ademas, poseo un buen porcentaje de acciones en el negocio. Y por si eso fuera poco, mi padre es el dueno de Imagine, una de las mas reconocidas empresas de decoracion a nivel nacional. Nuestros proyectos de arquitectura e interiores destilan pasion y no se cinen a los deseos del cliente: los sobrepasan. El negocio va viento en popa y es muy posible que abramos una delegacion en Nueva York el ano que viene, cuya direccion me ha ofrecido mi padre y yo he rechazado. Me gusta viajar, pero no me acostumbraria a vivir fuera de Espana, mucho menos a separarme de el. No, no, no, esto ultimo, lo de ser la hija del dueno, no tiene nada que ver, que os veo venir. Quiero que quede constancia de que me he ganado el puesto a pulso, mi adorado padre no me ha regalado nada --salvo pagarme la carrera-- y comence haciendo recados de un despacho a otro. ?Que os habiais creido? Aprendi del mejor, que para mi es el; tal vez por eso me costo lo suyo demostrar mi valia profesional ante ese peso pesado. Y muchas veces no estamos en absoluto de acuerdo porque su estilo es sobrio, pleno de elegancia, y el mio alocado, puede que incluso excesivo. Pero gusta; es de lo que se trata en un negocio. --?Te marchas? Belen se acerca a mi mesa y deja la carpeta de color sepia. Dentro, mi proyecto para un tenista que quiere redecorar un chale que acaba de adquirir. Le he pedido que me de su opinion, conoce el negocio mas que muchos de nosotros, no en vano lleva veinte anos ejerciendo de secretaria de mi padre. Quiero saber que le parece mi idea porque no se anda con panos calientes, si algo le agrada te lo dice, y si no tambien, por eso siempre nos hemos llevado de lujo a pesar de la diferencia de edad. Ha cumplido medio siglo, aunque cualquiera lo diria viendola tan guapa, todavia con un buen tipazo, siempre perfectamente peinada y maquillada. Esa es una de las cosas que siempre me recrimina desde el carino, que no me importa demasiado la pinta que lleve. Es que para mi lo que prima es la comodidad, con unos pantalones anchos y una camiseta voy lista. Para calzar, manoletinas, aunque me diga que cuando camino con ellas mis andares se asemejan a los de Jhon Wayne. --Tengo que hacer compra, mi frigorifico parece el desierto de Gobi y no me queda ni un rollo de papel higienico. --Llevate alguno de aqui. --Gracias, pero no. Solo uso de triple capa, maxima suavidad. Y rosa, a ser posible. --Estas como un cencerro, tesoro. --Asi soy yo: maniatica para ciertas cosas. Bueno, ?que te ha parecido? --Senalo la carpeta con la barbilla. --Me gusta. --Asi, sin mas. --No parece buena senal y me corre un gusanillo de preocupacion por el cuerpo. --Atrevido. --Era lo que buscaba. --Entonces has acertado. No, en serio --sonrie--, creo que es sensacional. Lo que no se es lo que va a decir tu padre. --El proyecto es mio, a ti te ha gustado... ?Que va a decir? Sabes que valora tus opiniones tanto o mas que yo. Asiente, se da la vuelta y chasca los dedos por encima del hombro. --Buen finde, preciosura. --?Quieres que te acerque a casa? --Me quedo un rato para terminar unas facturas. Pero recuerda que me debes una comida, no te la perdono. Es cierto. Prometi que hoy comeriamos juntas y que yo pagaria, pero ha sido imposible. --El pestino de Orellana no nos ha dejado respirar con el asunto del complejo hotelero, ya has visto que incluso nos han traido un catering. El lunes te voy a invitar a Viridiana, reservo esta misma tarde, y te juro que se te van a caer las lagrimas cuando pruebes los huevos fritos con trufa de Abraham Garcia, lucero mio. Se echa a reir, mueve la cabeza como dejandome por imposible y se aleja con ese caminar elegante y sensual que a mi me gustaria tener. Busco la nota que he hecho de la compra y apunto el nombre del restaurante; con tantas cosas como tengo en la cabeza o lo anoto o se me olvida y no quiero quedar como una cerda con Belen, que le tengo mucho carino. Doy un vistazo al reloj, reniego por lo bajo, agarro la carpeta, la meto en mi bolso para darle el ultimo toque al proyecto el fin de semana, y salgo a escape del despacho. Casi choco con mi padre en el pasillo. --?Sales ya? --Acabo un par de cosas y me marcho. No te retrases para la cena y ponte algo decente, si no es mucho pedir. --Me advierte mientras pulso el boton del ascensor y se abren las puertas. --Prometo presentarme tan maravillosa como la Cenicienta cuando conoce al principe. No puedo disimular el gesto de fastidio. Despues de la semana agotadora que llevamos lo que menos me apetece es tener que soportar una cena de negocios. Trabajo muy bien bajo presion, soy una maquina, pero me vuelvo irritable. Lo mejor en esos momentos es que se olviden de mi y me dejen sola. Hoy, ademas, la reunion con Fernando ha terminado de mandar al carajo el poco humor que me quedaba. Sin embargo, no puedo negarme a echar una mano a mi padre, asi que adios a llegar a casa, quedarme en bolas y tirarme en el sofa con un paquete de palomitas a ver una de esas peliculas antiguas en blanco y negro que tanto me gustan. Tenia previsto ponerme Testigo de cargo. La he visto un monton de veces y no me canso de la magistral actuacion de Charles Laughton en el personaje de sir Wilfrid Roberts. Si, no puedo remediarlo, soy friki de las peliculas antiguas. Meto la rodilla para que no se cierren las puertas del ascensor y me doy la vuelta. --Papa, ?cuando vas a decidirte a pedirle matrimonio a Belen? Ejerceria de anfitriona mucho mejor que yo. Tuerce la boca y se queda mirandome unos segundos. --Sin retrasos, Kindelan --repite antes de alejarse. Sonrio mientras el ascensor me lleva hasta la planta baja. Siempre se dirige a mi por el apellido cuando se enfada, pero he visto un brillo especial en sus ojos al conjuro del nombre de Belen. Todos en la empresa sabemos que mantienen una relacion desde hace anos, lo normal seria que se dejaran de juegos y se casaran. Belen es soltera, una mujer de bandera, y el un hombre bastante apuesto y viudo desde hace mas de quince anos, que merece ser feliz. Una vez en la calle paro el primer taxi que veo. Normalmente voy en autobus, no me gusta utilizar el coche en Madrid, pero hoy no tengo tiempo, he de hacer mil cosas: comprar --llevo una lista tan larga como la de Schindler y no puedo dejarlo para manana porque es domingo y en el supermercado de mi urbanizacion no abren--, ducharme, lavarme el pelo, maquillarme un poquito y llegar al chale de mi padre en Guadarrama. 2 Jaime --Bien, pues te veo el viernes que viene. --Siento que hayas tenido que atenderme en sabado, Jaime. De no haber sido por la excursion... --No pasa nada, ya sabes que para ti estoy disponible siempre. Cierro el expediente, rodeo la mesa y alzo la mano para chocarla con la del muchacho. Estoy orgulloso de el. Como lo estoy de mi trabajo. Cuando empece a tratarlo hace un ano, tras su intento de suicidio, me costo lo suyo conseguir que confiara en mi, pero la terapia, la medicacion y la confianza han dado excelentes resultados. Es un chaval estupendo y, poco a poco, ha ido superando la muerte de sus padres en un accidente de avioneta. La primera vez que lo tuve frente a mi, me identifique con el de inmediato, tal vez porque tambien yo me quede solo a su edad. Me masajeo la nuca, que noto tensa, guardo los papeles y la sesion grabada en la caja fuerte, apago el ordenador, las luces, tomo la chaqueta y cierro la consulta. Llevo una semana demoledora. Mientras bajo en el ascensor me recuesto y cierro los ojos un momento. Se me ha levantado un ligero dolor de cabeza, lo que siempre me pone de mal talante. Sueno con llegar a casa, abrir una cerveza bien fria, cenar cualquier cosa y dormir doce horas seguidas. Ya ni recuerdo cuanto tiempo hace que no me tomo un fin de semana completo. Habia previsto disfrutar de este, pero el destino se ha confabulado en mi contra y, aparte de tener que cambiar la visita de Oscar a hoy, he de acudir a una cena que preveo aburridisima. !Que demonios entiendo yo de interiorismo! Si mis tios quieren redecorar los cinco apartamentos que han adquirido en Benalmadena, perfecto. Seguro que cualquier empresa puede dejarlos preciosos, no me entra en la sesera que quieran mi opinion. Ni siquiera me va a dar tiempo a echar una cabezadita porque antes he de pasar por el super -- visita imprescindible-- y la cena es en Guadarrama. Arranco el coche, saludo con la mano al guarda de seguridad antes de subir la rampa del garaje y me meto de lleno en el caotico trafico de Madrid. Apenas recorro dos kilometros cuando entro en un atasco de los que hacen epoca. Durante unos tres minutos nadie protesta, todos estamos acostumbrados mas o menos a lo que se monta en la capital. Pero despues empieza la juerga: unos tocan el claxon, otros se asoman por las ventanillas, alguno hasta se baja del vehiculo para increpar a los causantes del embotellamiento, aunque ninguno sepamos que o quien lo provoca porque solo alcanzamos a ver un coche de bomberos a lo lejos y las luces azules de la policia. El disco se pone en verde seis veces mas antes de que, por fin, empecemos a movernos. Solo es una ilusion: cien metros mas adelante volvemos a quedar varados. Por descontado, regresan las protestas junto con el irritante y continuado estrepito del claxon del gilipuertas que llevo detras, que me esta poniendo la cabeza como un bombo. --!Joder! --Golpeo el volante con las dos manos, abro la puerta y salgo para encararme con el --. ?Quieres que te diga donde cono puedes meterte la bocina? Vale, estoy de acuerdo en que no es la reaccion mas logica en un profesional de psicologia y psiquiatria. Se supone que una de mis misiones es calmar a la gente, ?verdad? Pero no he podido reprimirme, debe ser el cansancio acumulado el que me ha hecho perder los papeles. O el maldito dolor de cabeza, que me tiene loco. Igual debo consultar con algun colega, a lo peor estoy menos lucido que los clientes a los que intento ayudar. Ponerme como un energumeno no es normal en mi. Por fortuna, los coches empiezan a avanzar, asi que me olvido de la discusion y de aquel idiota que, por otro lado, se ha quedado mas callado que un muerto al verme la cara de mala leche. Durante el trayecto no dejo de pensar en mi ilogica reaccion. No solo he sacado los pies del tiesto, he sacado las dos piernas. Es el agotamiento, no me cabe duda. Tengo que descansar mas o acabare en el psiquiatrico. Lo que necesito es silencio y tranquilidad, sobre todo tranquilidad. Una se me va y otra se me viene, me dan ganas de llamar a mi tio y excusarme para la cena. Lo malo es que soy una persona de palabra y la he dado. Debo mucho a tio Jorge y a tia Elvira, fueron los que me criaron tras la muerte de mis padres; no se donde hubiera acabado sin ellos porque a los quince anos era un anarquico que iba en contra de cualquier sistema, me saltaba una clase si y otra tambien y tenia companias poco recomendables. Meto el coche el parking del supermercado y entro. Algo pasa. Por norma, un sabado y a esas horas apenas hay gente. Sin embargo, veo filas interminables de carros cargados hasta la bandera y funcionan las tres cajas al mismo tiempo. Conozco a una de las cajeras, Monica, por haber tratado a su madre el ano pasado. Me acerco a su puesto y le pregunto la causa de tanto jaleo. --?En que mundo vive, doctor Samper? Hay huelga de reponedores del sector a partir del lunes. Empujando ya mi propio carro me doy cuenta de que, con frecuencia, estoy en of respecto a lo que pasa alrededor, parece que vivo en otro planeta. ?Que hay huelga de reponedores? No tengo ni idea de como se dirige un super, pero suena a grave. Y debe serlo cuando las colas en las cajas llegar hasta el fondo del local. A mi, por de pronto, me han chafado la lista que llevo preparada; tendre que comprar alguna cosa mas, por precaucion. Soy meticuloso a la hora de adquirir productos, voy anotando lo que me hace falta y solo me llevo eso, nada de acaparar lo que no necesito o cargar con todas las ofertas. Segun escucho a la senora que pasa a mi lado charlando con otra, la sentada puede ir para largo. El primer pasillo es el de los productos de limpieza. En mi lista, el papel higienico esta redondeado con rotulador, lo que quiere decir que es lo unico que no se me puede olvidar porque no me queda mas que el rollo que hay puesto. Para mi sorpresa, las estanterias estan practicamente vacias: servilletas, papel de cocina y, por descontado, papel higienico, brillan por su ausencia. Solo queda un paquete. Rosa. Va a quedar muy cool en mi cuarto de bano, pero tendre que aguantarme, de modo que me voy a por el y... Y una mano lo atrapa al mismo tiempo que yo.

  • Y te quedas a mi lado de Judith Priay

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