• erika gael libros - Erika Gael

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  • Todos los libros del autor Gael Erika

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    3 títulos para "Gael Erika" · Príncipes del Infierno 2. Noche de tentación · Gael, Érika · NOCHE DE MARDI GRASS · GAEL,ERIKA. A FIREFLY BOOK / 978-1-4826-5970-2.

  • ERIKA GAEL | Casa del Libro

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  • Erika Gael - Libros de Romántica

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    Biografía y Libros de Erika Gael ... Érika Gael nació en Oviedo en 1985, al mismo tiempo que nacía su pasión por las letras. Las historias de ficción, ajenas y ...

  • Érika Gael - mentora y correctora — Como ser escritor

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    Quieres escribir o estás escribiendo una novela? Puedo ayudarte a cumplir tus sueños y enamorar a los lectores con todas esas historias que te rondan la ...

  • Érika Gael - Anika Entre Libros

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    Mini biografía. Érika Gael nació en Oviedo (España) en la primavera de 1985. Devoradora incansable de libros, siempre se preguntó por qué ella, al contrario ...

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  • No hay nada después del final by Érika Gael - Goodreads

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  • Érika Gael - escritora — Érika Gael

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    Érika Gael, escritoria, formadora y coach para escritores. Hielo es su última novela publicada. Con veinticuatro años, publicó su primera novela, Faery, ...

  • Hielo de Erika Gael

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  • El juego de Valeria de J.r. Escudero

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    Nico es un adolescente aparentemente normal, con una existencia anodina, en la que las unicas notas de color las pone la relacion de amor odio que mantiene con Valeria. Su vida da un vuelco cuando una lesion lo aleja de las canchas de juego y cae en una profunda depresion que lo lleva a sumergirse en el lado oscuro de las redes sociales.

  • La dama de hielo. Los casos de Jennifer Palmer de Arthur R. Coleman

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    Un trepidante thriller policiaco, una novela de intriga, sensualidad y sexo desde una optica nueva y fresca, un personaje diferente, pleno de originalidad y fuerza: Jennifer Palmer. El nuevo y mas sorprendente personaje de la novela criminal y erotica.
    Un novedoso enfoque de la literatura de asesinos en serie. Un autentico psicopata del crimen busca un adversario de su talla y reta a la criminologa Jennifer Palmer a traves de sus asesinatos: Los desafios del hombre. Es el kraken de los criminales. Un monstruo que sale de las profundidades cuando quiere y causa el terror en la ciudad de Nueva York.
    Un thriller excepcional narrado con gran maestria. ?Quien se esconde tras las siglas D.H. con que firma cada uno de sus estudiados y elaborados crimenes?
    Esta impactante novela nos lleva a las aventuras de una joven y bella criminologa y su agencia, Solution Channel, y de Mark Crowell, un apuesto y atletico inspector de la brigada contra el crimen de la ciudad de Nueva York, desde que se descubre el extrano y cruel asesinato de un conocido marchante de arte.
    Unos personajes en los que la sexualidad y la sensualidad estan en constante ebullicion. La apasionada belleza de la protagonista, su inteligencia y su espiritu independiente llevan al lector a descubrir nuevos limites en la forma de entender la vida, la sexualidad y el deseo de forma libre y sin barreras.
    Una trama asombrosa, con personajes, giros, asesinatos y posibles culpables con la gran incognita a desvelar que solo llega al final de un equivoco y apasionante recorrido en esta incomparable novela negra y erotica.

  • La locura de Chloe (Trilogia Locura 2), Chloe Magne de Chloe Magne

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  • Cataclismo de Aryam Shields

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    Si tuvieras que elegir entre el amor y tus suenos ?Que harias?
    La vulcanologa Charlotte Hunter tenia su futuro planificado, ambiciosa y brillante, sabe que no cometera los mismos errores de sus padres. Ella esta destinada a triunfar.
    Hasta que una noche conoce al corresponsal de prensa Nathaniel Coleman.
    Entre ellos surge una atraccion instantanea que hace tambalear las premisas que Charlotte habia decidido para su vida, antes de que suceda lo inesperado ella decide marcharse sin pensar en nadie mas que en ella.
    Seis anos han pasado desde que Nate vio por ultima vez a Charlotte, la vida le ha sonreido, esta a punto de casarse con una mujer hermosa y ha cumplido todo lo que una vez sono.
    Pero el cubrimiento mediatico a un congreso partira su vida en dos cuando un encuentro inesperado con su amor del pasado, lo lleve a enfrentarse a mentiras ocultas y verdades que siempre han estado alli envolviendolos en un verdadero Cataclismo
    ?Pueden tus ideales lastimar lo verdadero e importante?
    De la autora de las bilogias Ensename y Contrato llega esta intensa y adictiva historia. ?Te atreves a conocerla?

  • Los secretos la niebla de Claudia Barzana

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    La niebla le quita la claridad a la vista, incita a lo que no puede salir a la luz. En lo neblinoso se esconde aquello que no puede ser contado, aquellos secretos que no tienen pensado salir a la luz, que si fueran visibles revelarian una incomoda verdad para el mundo tal como lo conocen Thomas y Victoria, para ese mundo que los niega, que se interpone entre ellos. Entonces, deben buscar que la niebla se esfume, que la luz acorrale a todo aquello que se empena en permanecer oculto.

  • De boca a boca y tiro porque me toca de Dylan Martins

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    Hoy es el dia mas feliz de la vida de mi hermana. Mentiria si dijera que es el mio, porque somos como el agua y el aceite. Nos repelemos mas que dos pilas alcalinas, ni el conejo de Duracell puede unirlas, unirnos. Me pongo ese vestido verde de dama de honor con mas pliegues que un post operatorio de reduccion de estomago, y me miro al espejo. Esta barriga no es mia, viene con el vestido confeccionado por el mismo demonio. Si, el maldito anuncio se me ha pegado, el de que no te tiras pedos ni para atras, bueno, es que para delante como que es mas complicado. Abro el primer cajon de mi mesita de noche y me pongo una de esas fajas de abuela octogenaria. Ya que voy a ir como un cuadro, de esos feos de Picasso que no entiendes porque dos pelotillas y un manchurron en medio vale millones de euros, al menos que vaya plana, como las tablas de planchar. Por el vientre, porque el culamen no me lo ha reducido. Ahora mismo soy un hibrido entre el culo de Jennifer Lopez y el de Kim Kardashian, aunque el mio esta mas flacido y "caidongo". Por no hablar de los dos melones que mi madre me ha dado. Para eso no hay faja que valga. Todavia recuerdo a esa mujer que entro en el libro de records Guinness por partir Sandias con sus "melones", eso es porque no conocian los mios, romperian piedras si los dejara caer. Me pongo las manoletinas y la pamela, que mas que una pamela es una sombrilla para la playa, porque, dios santo, voy a acabar la boca con unas cervicales de ordago. Espero que mi hermana me de uno de esos sobres para un buen fisio. Vuelvo a mirarme nuevamente en el espejo, ahora con el atuendo al completo, y ese vestido de color moco se me queda mirando a mi y me saluda mientras se rie en mi cara diciendome sin hablar que voy a ser el hazmerreir de la boda. Salgo de mi habitacion y voy directa a la de mi hermana por si necesita ayuda. Tengo alli a media familia, que estan todas apretujadas para ayudarla en lo que necesita. Su cara esta llena de churretones porque se ha pasado ?la manana llorando? --Sandra, ?que ocurre? --Penelope, no te puedes imaginar lo que ha pasado --espero a que me diga que es lo que ha pasado, pero es que le gusta que le lamas el trasero y le supliques para que te cuente. --?Y bien? --Mi ramo. Lo habia pedido de l+irios y me lo han traido de petunias, y ya sabes que soy alergica a las petunias. ?Como voy a casarme asi? --Pues entre estornudos y mocos, tampoco es tan mal plan. --No seas zorra. Anda, llevate esa aberracion de la naturaleza, y traeme corriendo un ramo de lirios. No me casare hasta que no tenga mi ramo de lirios. Cojo el ramo poniendo los ojos en blanco y lo llevo a mi habitacion antes de coger un taxi rumbo a la floristeria. En otras circunstancias lo iba a ir a buscar su prima en patinete, pero el novio es mi mejor amigo, y no quiero fastidiarle la boda. Me siento en la parte trasera y le indico al taxista la direccion de la primera floristeria que me aparece en Google. No tardamos mucho en llegar, y la verdad es que me da verguenza salir del taxi de esta guisa. La verdad es que habia olvidado que iba vestida de la novia de Flubber y no mola nada, se va a reir de mi hasta el tonto del pueblo. Pero, al final, me armo de valor y salgo, corriendo hasta la floristeria, para evitar que muchos ojos me vean. Hace un calor insoportable. Si el menu de la boda no me gusta, siempre puedo hacerme un huevo frito en el suelo, no necesito ni una sarten, con este sol del infierno, temo hasta que se evapore antes de comermelo y todo. Entro en la floristeria y me voy directa al dueno, que es el que esta en el mostrador y tiene entre ochenta anos y la muerte, no se ni como se mantiene en pie, pobrecito mio. Le sonrio antes de hablar para que sepa que vengo en son de paz. --Buenos dias --lo saludo. --Buenos dias, ?que desea? --Necesito un ramo de novia de lirios. Digame que tiene lirios y puede hacermelo. --No tengo lirios, lo siento. --Mierda. Gracias, de todos modos --le digo ya corriendo a la salida. Cojo el mismo taxi, que me ha esperado, tal y como le he indicado. A este paso voy a necesitar un segundo sobre de la boda para poder pagar la carrera. Que yo no soy aqui el banco Espana. Busco en Google la siguiente floristeria y corremos como si llevaramos un torpedo en el tubo de escape hacia la otra floristeria. Solo hay tres mas, asi que como ninguna tenga lirios estoy jodida. Entro en la siguiente y sigo el mismo modus operandi, pero nada. Aqui los lirios son mas dificiles de encontrar que la gallina de los huevos de oro o que un billete de loteria premiado, de esos que nos viene bien a todos. La tercera esta cerrada, luego dicen que hay crisis... Parece ser que el dueno o la duena esta de vacaciones y dice que en un par de semanas volvera, si dios quiere, literal. Si yo fuera dios, ya lo dejaria de vacaciones de por vida, ?o no seria el sueno de cualquier espanol? Solo me queda una ultima oportunidad. Cruzo los dedos porque necesito urgentemente las malditas flores que a mi hermana se le han antojado. No le valia un ramo de rosas, no, tenia que ser de lirios. Casi me estampo la puerta en la cara cuando alguien sale mientras yo estoy abriendo la puerta, parecemos los tipicos dibujos animados en el que se dan el guantazo padre, pero este es el mundo real. Entro en la floristeria cuando ese hombre, que parece haber salido de una telenovela, sale por la puerta y me voy directa al mostrador, no tengo un minuto que perder si pretendo llegar a tiempo con el ramo a la boda. --Buenos dias, senora. --Buenos dias, linda. --Necesito que me ayude, es muy urgente. Mi hermana esta a punto de casarse y necesito que me haga un ramo con lirios. --?Lirios? --Si, lirios --tiene que subirse el sonotone. --Pues lo siento mucho preciosa, el hombre con el que acabas de cruzarte se ha llevado un ramo con los ultimos lirios que me quedaban. --Joder... Gracias, adios --le digo mientras salgo corriendo en busca del tio de telenovela que se ha llevado mis flores. Salgo de la tienda y lo busco como si fuera uno de esos radares de la nasa. Localizado. Me encamino a su posicion y lo miro con cara de cordero degollado, esa cara que enamora hasta a un ciego. --?Que te pasa? ?Tengo monos en la cara? --Monos no, pero tienes algo que yo necesito. --?Ah si? ?Y que es lo que necesitas? --Tus flores. --Vaya, mira que me habian dicho cosas, pero nunca que necesitaran mis flores. Pues lo siento, las necesito para una cita y llego tarde. --Y yo las necesito para la boda de mi hermana. Por favor. Te pagare. --No necesito dinero, me sale por las orejas. --?Entonces que quieres a cambio de las flores? --?Que te parece ser tu acompanante en la boda de tu hermana? --?Tu? Pero si no te conozco. --Por eso, asi nos conocemos mejor. --?Y que sacas tu de todo esto? --Digamos que me viene bien para mis negocios. --Y ?que te hace pensar que no tengo ya acompanante? --Con ese vestido a lo oliva rellena, lo dudo bastante --lo miro alzando la ceja. Van a aterrizar hostias, y a este tio se le esta poniendo una cara de aeropuerto... --Esta bien, --digo a reganadientes --pero como la cagues no va a haber un sitio en el planeta Tierra donde te puedas esconder de mi. --No hay problema, me puedo ir a marte. --Dejate de tonterias, vayamos a mi taxi, que ya vamos tarde. --Como quiera Miss pepinillo en lata. --Gilipollas. Al menos llevas traje. --Pos supuesto, no salgo de casa sin uno. --?Como te llamas? A mi me da igual, pero es por si tengo que presentar a mi acompanante -- esas dos ultimas palabras se me atragantan. --Izan. ?Y tu? --Penelope. --Seguro que en el colegio se cebaron contigo por ese nombre, ?verdad? --Eso no es asunto tuyo --le voy a tomar el ramo de entre sus manos, pero lo aparta rapidamente para que no se lo pueda quitar. --No, no, pequena. Asi no funcionan las cosas. --?A quien llamas tu pequena, chaval? --Aqui mando yo. Si quieres tu ramo, llevame a la boda de tu querida hermana, sino este pequenin se viene a la cita que tenia programada conmigo. --Esta bien, pero es solo por el ramo, no te emociones. Caminamos hacia el taxi, el que me ha hecho la visita turistica del dia y nos dirigimos de nuevo a mi piso y al de mi hermana a entregarle el ramo, pero cuando estamos llegando, saco el movil para revisar llamadas y mensajes y veo uno de mi hermana. Parece ser que ya se han ido para el lugar de la ceremonia y me amenaza con que si no llego a tiempo me cortara literalmente la cabeza y me la metera por la retaguardia. La verdad es que tiene un piquito...de oro. Eso que dicen de perro mordedor, poco ladrador, le viene al pelo, porque es de las que se enfada y parece que todo el mundo este en su contra, pero es que se monta unas fantasias a lo Stephen King. Hago que el taxista de media vuelta para dirigirnos al lugar de la ceremonia. Estamos dando mas vueltas que una peonza y el tiempo vuela, al igual del taximetro, que ya supera los cincuenta euros. Cuando llegamos a la zona del festejo bajamos del taxi y le pago la carrera antes de colocarme un poco mejor el vestido para que no parezca un espantapajaros, aunque ya se sabe lo que dicen: aunque la mona se vista de seda, mona se queda. --No te preocupes, te va a mirar todo el mundo, estes o no arreglada. --?Y eso a que viene, Izan? --pregunto. --Me encanta como suena mi nombre en tus labios. --No te desvies del tema. --Lo digo porque todos los ojos se van a centrar en ti con ese vestido a lo albondiga mohosa. --Gilipoyas... --Esa lengua, gusanito verde. Me aguanto para no pegarle un bofeton mientras, ahora si, le arrebato el ramo de entre las manos y me voy corriendo a llevarselo a mi hermana, que estoy segura de que esta en la sala lateral derecha, es en la que ayer llevamos los ultimos detalles antes de celebrar la boda en la playa. Entro corriendo y la veo alli, con cara de haberse comido un gajo de limon en mal estado. Le entrego el ramo victoriosa, con una sonrisa en los labios. Parece que estoy yo mas contenta que ella de tenerlo aqui. --A menudas horas, ya pensaba que no ibas a volver con el ramo --me dice Sandra. Encima. --Me he tenido que recorrer todo el pueblo hasta encontrar los putos lirios, asi que no me vengas con esas, sino haber ido tu a buscarlos en patinete. No digo mas, le dejo el ramo en la mesa y salgo de la habitacion a la zona de la playa donde se va a celebrar la ceremonia. La verdad es que es precioso. Con el desembolso que mis padres han hecho, tendria que ser equiparable a la boda de los reyes, como minimo. Veo a Izan hablando con algunas de mis primas, pero la verdad es que no tengo tiempo para el o para sus tonterias. Me voy directa hacia mis padres y mi mejor amigo, futuro marido de Sandra, mi desagradecido hermana. --?Como esta el novio mas guapo de Espana? ?Nervioso? --Pues bastante, cunada, no te voy a enganar --me contesta Lucas. --No te preocupes, saldra todo a pedir de boca. --Eso espero, porque con lo que ha costado...--suelta papa a mi espalda. --Hola, papa --lo saludo y el me besa el rostro. --Hola mi nina, estas muy guapa, aunque con esa pamela casi me saltas un ojo. --Es lo que tiene tenerse que vestir como te mandan, tu no tienes ese problema --le guino el ojo y el se compadece de mi.

  • El verano de las supernovas de Darcy Woods

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    <>, Jay Asher, autor del superventas Por trece razones. Un debut maravilloso que tendra pasando paginas toda la noche. Romantica y llena de humor, esta es una novela perfecta para fans de Jenny Han y Jennifer E. Smith. ?El amor esta escrito en las estrellas? Wil Carlisle, de diecisiete anos, esta convencida de que si desgraciadamente. Porque la quinta casa de su carta astral, la que corresponde a los asuntos amorosos, le augura una vida sentimental un tanto penosa. Afortunadamente, no todo esta perdido. Este verano, durante veintidos dias, los astros se han alineado a su favor. Este verano, tiene poco mas de tres semanas para encontrar el verdadero amor. La suerte esta echada. Si no quiere esperar otros diez anos a que los planetas se pongan de su lado, Wil tendra que superar el miedo a la quinta casa y aprovechar esta oportunidad sideral. No imagina que el universo esta a punto de gastarle una jugarreta cosmica Enamorarse significa descubrir al otro, pero tambien es una oportunidad de indagar dentro de uno mismo. El verano de las supernovas es una historia rebosante de corazon pero tambien de autodescubrimiento, que reflexiona sobre las distintas formas de amor y sobre las cosas en las que depositamos nuestros suenos y esperanzas. Perfecta para los fans de Jennifer E. Smith y Jenny Han. Finalista del premio RITA, el mas prestigioso de la ficcion romantica, en la categoria de mejor romance juvenil y mejor debut. Ganador del premio Golden Heart en la categoria de mejor romance juvenil. <> Bustle <> RT Book Reviews

  • Agua de Claudio Hernandez

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    Siempre, en alguna parte, debia brillar el sol; pero en Chamberlate, una amorfa cara opaca parecia sonreir desde lo alto del cielo mas negro que el culo de una marmota. La mezquina luz lamia el cementerio, con sus estacas incluidas, y los Fresnos que lo rodeaban en unos bosques realmente frondosos extendian sus copas como refugios a las almas perdidas de su interior, igual que a los cuervos. Sean tenia puesta la gabardina de color beis que le llegaba hasta las punteras de sus zapatos. Estaban tan desgastados que, ahora, empezaban a brillar mas que el mezquino destello de la que venia despues del astro rey. Un puro humeante como la chimenea de un vapor hacia las delicias en los pulmones de Sean, un anciano retirado que habia sido detective, pero que narices, el pensaba que todavia lo era. ?Por que no? Se enjuago la boca con gran cantidad de saliva y escupio un enorme chorro de espesa mucosa sobre una lapida. La cruz, que parecia un espantapajaros, con los brazos extendidos y laxos sobre una superficie llena de vacio, ignoro tal guarrada. Y, con todo eso, la cosa no habia hecho mas empezar para Sean Rickman (apodado y conocido como Coningan). Apoyando su barbilla poblada de una barba gris, como las cenizas, sobre una de sus manos, concretamente la derecha; clavo la mirada en otra de las tumbas y penso como se encontraria el fiambre alla abajo, es decir, bajo tierra. Se inclino en creer que simplemente dejaba pasar el tiempo mientras el cuerpo se descomponia en medio de guturales ruidos, grunidos ignorados y flatulencias repentinas. Y penso en el. El asesino. Entonces, de repente, el cielo tosio un par de veces haciendo estremecer la tierra bajo sus pies, y, al mismo tiempo, solto un graznido como un perro cabreado. La lluvia, una de las mas intensas de aquel jodido otono del 99, en Chamberlate, habia retomado de nuevo su proyecto para repiquetear el suelo y todo lo que habia sobre el, con sus grandes gotas, al ritmo de decenas de pajaros carpinteros. Sean Rickman levanto ahora la mirada hacia el cielo y dijo: --Mierda. Sabia por que. 2 Locos los hay en todas partes del mundo, pero como David Harring no lo habia. Sus ojos oscuros parecian proyectar una luz disciplinariamente roja, pero era frialdad lo que arrojaban, como destellos oscuros, si, era eso. Una mirada profunda. Traumatizada y perturbadora. Inquietando incluso para las miradas perdidas o aviesas de aquellos que estaba encerrados en un psiquiatrico. Su camisa de fuerza era ella: Melissa Harring, de soltera Aarons. Y para nada hacian pensar que era del estado de Maine: ni por sus nombres, ni por sus costumbres. Solo eran forasteros, y su acento dejaba loable el deseo de pertenecer a un pueblo tranquilo. Su acento estaba lejos de ser sureno. Todas las noches, cuando el astro rey se estrellaba en los picos de las montanas rocosas desangrAndose, levantaba el pie derecho y lo apoyaba sobre un taburete cojo de una pata. El jodido perro, es decir, Dan, lo habia mordisqueado como a un hueso. Entonces dejaba que el palillo correteara por toda la cantera de los dientes mientras se mesaba la barba rala. Profundamente relajado, pensaba en lo bien que lo hacia. Como la amaba y que polvo iba a echar esa noche, quisiera Melissa o no. Era una rata de alcantarilla. O peor aun: Una mierda aplastada por las botas sucias del sheriff del condado. Que, a decir verdad, era un borracho embaucado por las deudas del juego y la escoria de Chamberlate. Tan corrupto como los politicos del mundo. Solo que el era ignorado. Pero ?por que todos los hijos de puta -- bueno, los cabrones-- tenian tanta suerte de ocupar puestos tan ostentosos? David era uno de ellos. Abogado de profesion habia dejado atras los problemas de sus clientes --mayoritariamente lunaticos y obsesionados con las leyes-- para cambiar su vida por completo. Menos el de seguir siendo el mas capullo del mundo, pero eso tenia diferentes connotaciones. Cabron, perturbado, celoso patologico, asesino… Todo se quedaba corto cuando estaba frente a ella. Y su capacidad para ser tan amable como un mayordomo ante las estupidas sonrisas de los testigos de Jehova, no hacia que Melissa pensara lo contrario de el. Hijo de la gran puta. Y Dan empezo a ladrar al sol que habia dejado el rastro sangriento a la deriva. 3 Habia un loco suelto y Sean lo sabia. Cada atardecer, como una esposa en pena, acudia a visitar el cementerio bajo una manta de agua. Tosia como un descosido y se encendia un enorme puro que lo sacaba de ese estado penoso a su edad. Rondaba los setenta anos y ya habia decidido parar de contar los cumpleanos. A partir de cierta edad, los huesos sonaban como unas piedras en el interior de una bolsa y los dolores reumaticos se extendian hasta la polla. Ademas, habia descubierto que los huevos crecian sobremanera a partir de los sesenta. Sin mujer ni hijos, ni trabajo a que dedicarse mas que aplastar cucarachas con un cuarenta y dos de pie: tenia la impresion de que el asesino no se retorcia como un gusano en ningun lugar de ese cementerio, que era visitado por un oscuro gato dando por culo con sus maullidos desgarrados. Sean lo miraba con cierta incomprension y bajaba la vista. El jodido gato siempre estaba en lo alto de una de aquellas cruces que miraban a un cielo tan zozobrante como un mar embravecido. Despues el gato saltaba al suelo y se hundia en el lodo. Sean Rickman, ajeno a los poderes mentales de algunos perturbados que pasaron por Castle o Boad, o incluso Derry, estaba mas tieso que una estaca en el cementerio. Astillada y sin vida, bueno, ninguna estaca tiene vida, pero las habia que brillaban cuando salia el sol, y ese otono no habria mas sol que una lampara en lo alto de su cabello de color cobrizo. Era su cabello natural que, al contrario que la barba, no conocia mas ceniza que la de una chimenea muerta en el interior de una casa de una familia que no tenia ni lena para calentarse. Camino hasta la cripta. Solo habia una y se detuvo a dos metros mientras el humo del puro se arremolinaba alrededor de su cabeza con la intencion de arrancarsela y elevarla al aire. Sus dedos rollizos tiraban del puro, que se despegaba de sus labios secos, y entonces movia el cuello como queriendo hacer un circulo, aunque le crujian las cervicales como las bielas de un motor viejo. --Maldito seas. Se que no estas aqui --murmuro entre el ruido de la lluvia. En lo alto de todo, algo ilumino el cielo y la tierra, pero despues no sucedio nada mas. El detective retirado se quedo con las ganas de sentir el atronador ruido como una de las bombas del Vietnam. El gato le respondio. Pero el asesino no. 4 --Hoy no tengo ensalada --dijo Melissa con cierto temblor en su voz, la cual formaba un vibrato que se paseaba por la cocina como un chorro de aire lleno de obstaculos. --?Y que se supone debo cenar esta noche? --pregunto arrogante David. Le clavo la mirada como dos chinchetas. Ella estaba apoyada en el fregadero. Su tez era palida y el estaba sentado en la silla, con los brazos laxos sobre la mesa rugosa. Ella cabeceo un instante. El repentino dolor del miedo la sobrecogio. --Ya sabes que hoy no hemos bajado al pueblo y… De pronto, un puno cerrado quiso agujerear la tabla de la mesa, y los ojos de ella casi saltan de sus cuencas para botar como bolas en el suelo. Los dientes de el estaban rechinando de tanto que los apretaba. --!?Acaso no tenemos huerto?! --grito mientras permanecia encorvado como un buitre al borde de la mesa. Le dolia el puno, es decir, el canto de la mano. Los cubiertos habian saltado como unas ranas plateadas, pero seguian sobre la dichosa mesa. --No he… podido... recoger nada --termino de decir ella, visiblemente asustada. El miedo se cruzo de nuevo delante de sus ojos y, bajo sus tetas --bueno, bajo su pecho-- aquello golpeo el esternon. Su corazon. --!Estas temblando! ?Por que? ?Te han hablado de mi esas pellejas? --Su mirada acusadora evoco la puerta y parecio verlas a traves de ella. Eran dos amigas, entre comillas, para un monstruo como el. Solo tenia cuarenta y dos anos, era de estatura alta, atletico y guapo, pero por dentro bombeaba petroleo en lugar de sangre. Hasta los demonios huian de el. Ella no pudo responder. No, al menos, de inmediato. --Me ayudan… --!Callate! --El golpe, esta vez, fue con la palma de la mano abierta, que sono tan fuerte que parecia que se le iban a salir todos los dedos como lapices. Su profunda mirada le mostraba el monstruo que nunca habia estado dormido y que habitaba en el. Incluso cuando usaba la cosmetica de su mujer, para ver a un payaso reflejado en un espejo que acusaba con romperse en mil pedazos en un vomito repentino. Si, David hacia eso cuando ella no estaba en casa. 5 La insignia de policia relucia de manera imponente sobre su pecho, pero no era asi siempre. Burt no era el tipo de agente que se las daba de algo que no podia ser competente. De modo que siempre tenia la jodida insignia guardada en algun bolsillo del pantalon. Junto a la funda cerrada del revolver. A la gente del pueblo le importaba un bledo que la llevara brillando bajo su hombro. Todos sabian quien era el. Incluso Sean, el viejo detective. Burt decia que el pueblo no se dedicaba a hacer insignias ni tampoco a rozarlas con sus miradas de desacuerdo. En realidad pensaba que a todos se la inflaban si la tenia o no. Pero por supuesto que todo el mundo en Chamberlate sabia quien era el. Su ayudante Harris tambien tenia una, y por supuesto que este si la llevaba clavada en su pecho. En su piel, y los dientes le brillaban junto a la insignia. Eso solo cuando hacia sol en el mes de junio, julio y el punetero agosto, en el que los lagartos sacaban sus rosadas lenguas en las canteras. Harris no comprendia la decision de Burt de llevarla en la billetera o junto a las llaves de casa. Era algo que el hombre de la ley jamas habia podido entender. Claro que en el pueblo todo el mundo sabia que el era el agente. El mas borracho de todo el estado de Maine, pero habia que tener en cuenta la tradicion centenaria, desde que los indios MickMac desaparecieran de alli. Pero habia que tener en cuenta la responsabilidad y la seriedad. Cuando se estaba al servicio de la ley, habia que pensar en esas cosas y en las tetas de la vecina de enfrente. Harris pensaba frecuentemente en ellas, es decir, en las cosas de la ley, aunque solo podia ser agente con dedicacion parcial, dado que casi todo el tiempo Burt estaba resoplando en el viejo sofa de su casa. Y asi fue como unos degenerados mentales construyeron un lago de sangre en el pasado, que, visto lo visto, parecia no haber acabado todavia. Si, ahora habia detectives. Y lo sabia. Mejor. 6 Pero Sean era el protagonista, porque no dejaba de pensar en el asesino que se ocultaba en el silencioso cementerio, que, a su vez, sonaba como miles de exhalaciones de todos los que reposaban panza arriba. No tenia sombrero y ni falta que le hacia. Su cabello mojado era ahora una plaga de algas sobre su cabeza y las gotas se columpiaban en su menton, agarradas en el pelo de la barba. Sus ojos mantenian aviesamente la mirada sobre aquellas tumbas, dia tras dia, mientras recordaba. El jodido gato aparecia maullando todos los malditos dias, y eso le cabreaba de forma lenta y oficiosa, hasta estar a punto de gritarle, pero no lo hacia. Todo su temple era un abedul esperando que el tiempo pasara ante sus ojos…, bueno, sus hojas verdes. --Te llevaste a todas esas pobres chicas a la tumba de la forma mas asquerosa que pueda emanarse de un monstruo como tu. Eras algo horrible. Una especie de locura a la que cualquier autoridad no se puede enfrentar. Ni siquiera un maldito psiquiatra, con sus gafas de empollon sujetandose con cierto malabarismo en su descendente curva de la nariz. Claro que no. Te condenaron a la cadena perpetua y, despues, a la muerte. No vi tus cenizas, cabron, pero eso es porque no te metieron por el culo todo aquel fuego, cabron. Se que no estas aqui tampoco; pero, como soy un idiota, vengo cada dia por si veo una bota tuya en medio de un charco de agua. Que jodido eres. A veces creo que yo mismo me estoy volviendo loco. ?Lo sabias? La edad me sienta fatal. ?Por que no me contestas ya de una punetera vez? El detective abrio mas los ojos y clavo su fria mirada en el gato que cada dia parecia mas negro. Sus ojos verduzcos brillaron en aquel atardecer de lluvia intensa, y mostro sus afilados colmillos cuando maullo de forma aguda. Sean sonrio con la menor intensidad del mundo, tanto, que su rostro no lo reflejo. Y se sintio un verdadero capullo cuando supo que le estaba hablando al gato. Si, al jodido gato. Y, mientras tanto, seguia lloviendo con tal intensidad que el cementerio parecia ya un lago con las cupulas de los edificios asomando en el agua, como cabezas humanas que se iban a ahogar. 7 Melissa se encontraba ajetreada con los platos sucios de la cena de esa noche. El ruido era ensordecedor y a veces golpeaba la vajilla de porcelana contra el metal del fregador para descargar la ansiedad que el comportamiento de David le generaba. Habian pasado los primeros dias idilicos en la nueva casa de la colina. Si, esa que estaba en lo mas alto de la misma y desde donde se podia divisar la carretera polvorienta --ahora llena de lodo-- que llevaba al centro del pueblo tras una serpentina brillante. Y por mas que golpeaba y pensaba, no conseguia encontrar un solo pedazo de carino en el. Era puro odio y un enfermo mental, enajenado por las psicopatias de las manias, los celos y las peculiaridades. --Maldito seas --mascullaba mientras sus hermosos labios se arrugaban como una cuerda enrollada. Su cabello rubio le cubria los hombros, y las puntas le llegaban a la parte mas baja de la espalda. Normalmente solia tenerlo atado con una goma elastica que chillaba cada vez que se tensaba, pero esa noche no. Lo tenia suelto y, de espaldas, cualquier hombre la veria hermosa aunque sus manos se movieran como remos al ritmo de los tambores de guerra. Su corazon estaba convulsionado y sabia que… Arriba, en la habitacion, su marido estaria haciendo algo extrano. No para el, sino para ella. Si hubiera subido las escaleras de puntillas, le habria visto pintarse los labios de rojo, de forma sutil, y, despues, apretando con un poco mas de fuerza la barra de labios, mientras decia: eres preciosa, Keti. Y en eso estaba. 8 --La maldita lluvia me tiene hasta los huevos, Forrest. Me duele hasta eso. --Se senalo la entrepierna de un pantalon vaquero, tan gris como su cabello. Estaba sentado en lo alto de un taburete que podria ser un atril perfectamente y ser el reverendo repartiendo ostias a sus feligreses.

  • Una leccion de vida y muerte de Belinda Bauer

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    <thrillers de Belinda Bauer son siempre convincentes, originales, brillantes.>> Mark Billingham
    La pequena Ruby Trick vive en Limeburn, un pequeno pueblo del condado ingles de Devon, un lugar en el bosque, hundido entre la colina y el mar y cercano a otro pueblo, Clovelly.
    En medio de este paisaje idilico, una serie de crimenes comienzan a tener lugar, aterrorizando la zona. Dos mujeres jovenes han sido asesinadas, y el asesino, antes de matarlas, las obligo a llamar a sus madres, para que estas oyeran los gritos desesperados de sus hijas.
    A cargo del caso estan Calvin Bridge, un policia algo novato, y la inspectora jefe Kirsty King, una mujer seria y profesional. Sin embargo, algunos hombres de Clovelly, y entre ellos el padre de Ruby, John Trick, deciden tomarse la justicia por su cuenta y salir cada noche a las calles a la caza del culpable.
    Ruby acompana a su padre en estas patrullas; asi podra pasar mas tiempo con el mientras intentan encontrar desesperadamente al asesino, a no ser que este la atrape a ella primero.

  • La guerra mas larga de la Historia de Lola Venegas

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    La violencia contra la mujer, la intromision violenta del Estado y de los hombres para controlar el cuerpo de las mujeres, esta documentada desde hace casi 4000 anos.

  • La princesa de Samoya, mi cunada de Fernando Neira

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    La vida de dos hermanos mellizos tomaron caminos muy diferentes. Mientras Manuel se enfrascaba en conseguir una futuro profesional que le reportara dinero, Alberto un idealista se fue a Asia a trabajar con una ONG. Se hablaban poco y se veian menos pero no por ello no se querian.
    En los ultimos diez anos, se habian visto unicamente tres veces y por eso eran dos desconocidos. Manuel solo sabia que su hermano vivia en Samoya, un pequeno pais del sudeste asiatico, donde le consideraban un santo y poca cosa mas, ni siquiera se entero que Alberto se habia casado.
    Aunque sabia que le importaba mas esa pobre gente que su familia, siempre penso que cambiaria y que algun dia volveria a Madrid y trabajaria por su futuro pero el destino quiso que no fuera asi.
    Una manana recibio una llamada de la embajada de ese pais donde le informaron de la muerte de su mellizo y que el gobierno habia organizado un funeral en su honor y como querian que fuera, habian reservado un vuelo a su nombre que saldria al dia siguiente.
    Aunque poros exudaba odio por todo lo samoyano, comprendio que el habia dado su vida por ese pueblo y por eso no pudo negarse a honrar su memoria, pero lo que nunca imagino es que una vez en ese pais conoceria a su cunada y que esta era una Princesa.

  • La ridicula idea de no volver a verte de Rosa Montero

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    Cuando Rosa Montero leyo el maravilloso diario que Marie Curie comenzo tras la muerte de su esposo, y que se incluye al final de este libro, sintio que la historia de esa mujer fascinante que se enfrento a su epoca le llenaba la cabeza de ideas y emociones. La ridicula idea de no volver a verte nacio de ese incendio de palabras, de ese vertiginoso torbellino.

  • Los moteros del MidWay, 1 de Patricia Sutherland

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    !Las historias de la serie Moteros que siempre has querido leer!

  • Mi dulce espia de Arwen Grey

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    Solo el amor es capaz de curar las almas mas heridas.

  • El hombre que miraba al cielo de Hernan Rivera Letelier

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    Fue un lunes de aluminio --los lunes son de aluminio-- cuando la figura del hombre aparecio entre la gente. Se paro en una esquina del paseo Prat, alzo la cabeza y se puso a mirar al cielo. Eso fue todo. Era mediodia. El paseo, como siempre a esa hora, desbordaba de gente y, entre la gente, personajes de todas layas y pelajes hacian su agosto: comerciantes, musicos, malabaristas, pordioseros --cojos, mancos, ciegos--, y mas de algun predicador de Biblia en ristre anunciando el fin de los tiempos tal como se anuncia un espectaculo circense. Ademas, ahora ultimo habian aparecido grupos de personas que se paraban en las esquinas mostrando un letrero: se regalan abrazos. Pocos eran los que se acercaban, la gente parecia temer al abrazo de un desconocido o desconocida, asi tuvieran cara de pan de dios. Sin embargo, nadie podia decir que anunciaba el hombre que aparecio aquel lunes en la esquina mas concurrida del paseo. O que vendia. O que regalaba. Ni siquiera si anunciaba o vendia o regalaba algo. Lo unico que hacia era mirar al cielo. Nada mas. 2 Parado en la esquina, ajeno por completo al trafago de mediodia, el hombre mira hacia lo alto. Al pasar junto a el, los transeuntes alzan la vista de reojo y al no ver nada extrano apuran el tranco y siguen su camino. Algunos se detienen, hacen visera con las manos e inquieren hacia arriba en busca del consabido objeto volante no identificado, pero como el cielo se ve limpio --ni una nubecita exposita dibujando alguna alegoria--, fruncen el ceno y se van haciendo claros gestos de contrariedad. Y estan los que, entre serios y divertidos, terminan por acercarsele con aire condescendiente y le hacen preguntas que el hombre, ensimismado en su afan, no oye o no le interesa responder. Pasado el tiempo que demoraria una predica, cuando ya hay varios con la cabeza levantada al cielo, el hombre baja la suya, se pone las manos en los bolsillos y, tan sosegado como su mirada, echa a andar hasta la otra esquina. 3 La primera vez que vi al hombre parado en mi esquina --la esquina mas preciada por pediguenos y artistas de la calle--, yo me hallaba de rodillas en el pavimento pintando con mis tizas de colores. Pintaba el barco pirata. Pintaba y silbaba. Los ovolos esa manana habian sido escasos y yo, sin alzar la cabeza del dibujo, me demoraba en la calavera y los huesos cruzados, detalle que siempre dejaba para el final. Penelope tejiendo y destejiendo, me tardaba todo lo que podia en espera de oir el sonido de las monedas al caer en el tarro. Ese primer dia no hice mucho caso del hombre que miraba al cielo. En verdad no le hice nada de caso. Apenas levante un tanto la vista para verificar que no venia ningun avion en llamas cayendo sobre mi cabeza y segui coloreando. El segundo dia, un martes de plomo --los martes son de plomo--, deje de lado un momento mi dibujo despues de guardar las pocas monedas depositadas en el tarro, y me acerque a fisgonear que carajo era lo que miraba el hombre. Junto a varias personas que habia en torno a el escudrinando las alturas, levante la vista y escrute un buen rato la lonja azul sobre mi cabeza. No se veia nada. Ni un miserable jote rayando la pizarra del cielo. Otro cristiano tan loco como yo, me dije. Y segui coloreando mi papagayo. 4 El hombre, alto y flaco, pelo blanco ceniza peinado hacia atras, lucia una hirsuta barba de quince o mas dias, tambien blanca ceniza. Su cara era alargada, como la de los caballos. Si se tuviera que adivinar su edad, se tendria que decir que estaba entre los sesenta y la eternidad. Vestia un terno a rayas, roido y anacronico, y una despercudida camisa blanca abrochada hasta el ultimo boton. En vez de corbata, llevaba un panuelo negro anudado al cuello, de esos que se usaban antes para guardar luto. El cuero de sus zapatos gastados aun guardaba un unto del color bayo con el que alguna vez brillaron. Parecia enfermo. Tenia la piel reseca y pegada al hueso. Sin embargo, lo que llamaba la atencion no era su aspecto fisico sino su actitud de suave mansedumbre. Y sus ojos color de agua limpia, que parecian lo unico vivo de su rostro. 5 Era diciembre del 2015. El mundo aun se conmovia por el ataque terrorista en Paris. En Chile se habia descubierto otro foco de corrupcion a nivel gubernamental (la metastasis de este cancer alcanzaba a la politica, al comercio, al empresariado, al gobierno, al ejercito, a la iglesia y ahora al futbol). No hay para donde arrancar, decia la gente, y aqui en Antofagasta seguian muriendo personas a causa del arsenico en el agua y del concentrado de cobre en el aire. Al tercer dia de ver al hombre mirando al cielo, un miercoles de bronce --los miercoles son de bronce--, una idea chispeo en mi mente, una idea que quiso ser metafisica y apenas quedo en perogrullada: si el hombre y yo estabamos locos, nuestras locuras eran directamente opuestas; el, con su actitud, hacia a la gente mirar para arriba; yo, con mis tizas, los hacia mirar hacia abajo. Lo mio era terrenal, lo suyo celestial. Lo mio costaba algunas monedas, lo suyo era gratis. Eso era lo otro extrano en el hombre, no mendigaba. No estiraba la mano ni tenia receptaculo alguno --sombrero, tarro, caja-- para recibir ninguna clase de ovolo. A veces algun paseante de buen corazon le ponia un billete en el bolsillo de su paleto oscuro; luego venia otro, le metia la mano y se lo birlaba. El parecia no darse cuenta de nada. O de verdad el dinero le importaba un carajo. Tampoco le preocupaba la aparicion de inspectores municipales o de carabineros. No anunciaba ni vendia ni regalaba nada. Por lo mismo, no tenia que andar arrancando como ocurria con artistas y comerciantes ambulantes. Incluidos yo y mi amiga, la Saltimbanqui. 6 A mediodia del jueves --los jueves tienen el brillo metalico del acero--, cuando el hombre llego a la esquina, yo coloreaba el cuadro que mas monedas me daba, La Virgen y el nino. Como siempre, esperando mas contribuciones, me regodeaba en delinear, borrar y volver a delinear los pliegues de la panoleta de la Virgen cayendo virtuosamente sobre sus hombros. El ruido intermitente de las monedas en mi tarro eran como palmaditas en el hombro: Te esta quedando bien, muchacho. Tres dibujos agotaban mi repertorio: el barco pirata. el papagayo. la Virgen y el nino. Yo no era Kurt Wenner, el padre de la pintura con tiza en el pavimento. Mis pinturas --mas bien mis dibujos-- no eran tridimensionales ni contenian critica social alguna; en verdad no le llegaban ni a los talones a las del artista norteamericano. Lo mio era la escritura, pero nadie lo sabia. Los dibujos solo me daban de comer. Mientras rayaba el pavimento sin levantar la cabeza, silbando bajito como los pajaros, mi concentracion estaba en el argumento de mi futura novela, obra que --sueno de todo escritor-- cambiaria la historia de la literatura universal. En menos de diez minutos, el Mirador, como habia comenzado a llamarlo la gente, logro juntar alrededor suyo a una decena de personas que miraban hacia lo alto con uncion de acolitos. Como esperando la segunda venida de Cristo, me dije pensativo. Ese dia, casi sin notarlo, presa de una curiosidad urgente, di por terminada mi obra, recogi las monedas, guarde mis tizas y me puse a esperar. A esperar que bajara la vista. Cuando lo hizo y echo a andar sin decir nada a nadie, sin responder ninguna pregunta, lo segui. El anciano, con pasos despaciosos, camino hasta la esquina siguiente y, alli, igual que en la anterior, sin decir esta boca es mia, alzo la vista y se quedo mirando hacia arriba.

  • Paddock, amor sobre ruedas de Emma Maldonado

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    Todas las mananas me levantaba pensando en Oscar Fanelli. Aparte de porque fuera guapo, no me interesaba solo por eso, sino por su aficion: la Formula AM. Mi mayor sueno era conocerlo y dar una vuelta en alguno de esos veloces coches raspando el asfalto. Ya de pequena apuntaba maneras. Mis primeras ruedas fueron unos patines, y !cuantas veces no me cai sobre ellos por correr a la velocidad del rayo! Despues la bicicleta ocupo su lugar, y, cuando cumpli los dieciseis, decidi que, en cuanto pudiese, rodaria sobre un estupendo coche de carreras. ?Como les habia sentado esto a mis padres? Pues a mi padre genial, que era el que me habia arrojado a su hobby favorito. Y a mi madre... Bueno, para ella la sensacion que habia tenido cuando le hable de mi sueno habia sido, en palabras suyas: <>. Aun asi, jamas desisti. ?Cual era el problema? Que conducir se me daba de pena; si, de pena, y ademas mi madre estaba tan histerica con el tema de que fuese piloto que no habia quien la soportara. Al final elegi la opcion B y me embarque en un nuevo objetivo: ser ingeniera. Me habia esmerado en aprender ingles para poder estudiar y ser especialista en aeronautica y, algun dia, ser la mejor del mundo. Era la mayor fan de Xanders Yewy, el mejor y mas respetado experto en la materia hasta el momento. Y, aunque no lo conocia personalmente, seguia todos sus pasos a pies juntillas. Habiendo emigrado a Inglaterra en contra de la voluntad de mi madre y despues de haber obtenido la mejor nota de mi promocion, emprendi la busqueda de mi lugar entre las grandes escuderias de la Formula AM, aunque ninguna me quiso por ser novata; mucho menos la mas prestigiosa, Rear Racing, que era por la que habia suspirado todo ese tiempo. Viendo las perspectivas, me dedique a mendigar un puesto de trabajo en equipos menos populares. Al final mis plegarias fueron escuchadas por algun dios y me contrataron como jefa de ingenieria aeronautica. Y aqui estoy, con mi escuderia, Siter T. Racing. !Vamos a correr la ultima carrera del Mundial de Formula AM y yo soy parte de todo este circo automovilistico! !Que emocion! Aunque no es oro todo lo que reluce. Despues de que acabe todo y por fin haya un vencedor, tendre que elegir entre quedarme aqui o aspirar a una escuderia mejor. Que, por otro lado, es lo que siempre he deseado. Para que me entendais, os contare todo desde el principio... 1 Era mi primer dia, y, por el hecho de ser mujer, ya habia algun que otro chistecito a mi alrededor. La verdad, poco me importaba que viesen extrano que una mujer hubiese decidido realizar este tipo de estudios, pero tampoco tenia por que aguantar a ningun gilipollas por eso. --!Eh, tu! !La nueva! --me apelo una voz grunona que aun no habia tenido el <> de conocer--. Te mande llamar hace tres horas y he tenido que venir yo mismo por ti. <>. En su lugar, dejandome la replica en la punta de la lengua, resople. Una cosa era que fuese nueva y otra bien distinta, que fuese la esclava de nadie. --Estoy con algo importante. No soy Dios y no puedo estar en todos lados a la vez. --Me importa una mierda quien seas. Quiero que le eches un vistazo a mi coche; necesito que arregles una averia para !ya mismo! Levante una ceja un tanto ironica. --?Por quien me has tomado? ?Te conozco de algo? Lo cierto es que era yo la que no tenia ni idea de quien era el, pero, por su uniforme, sin duda era un piloto. Con muy malas pulgas, deberia anadir. --Para tu informacion, soy Victor Campos, y nunca repito las cosas dos veces. Ven al box, !ya! Haz que ese trasto corra de nuevo. Y, con las mismas, Victor Campos salio disparado por la puerta por la que habia venido. Puse los ojos en blanco. !Yo no era mecanica! Era ingeniera aeronautica, nada mas y nada menos que la jefa de toda la plantilla, !y ese imbecil se iba a enterar! Me plante en las pistas y lo vi con el gesto serio mientras miraba el coche como si se hubiese hecho anicos. Casi pensaba que se iba a poner a llorar. Le eche un ojo al motor, pese a no ser, ni por asomo, mi cometido. --Bueno, Victor Campos, corredor de Formula AM y simpatica persona --dije con sorna. El elevo una ceja, claramente desconcertado--. Es el cable del freno, que hace contacto con otro que no deberia; nada que no se pueda arreglar. --Cogi un trapo y me limpie las manos--. Y por la velocidad no te preocupes: tengo un par de ideas que pueden, por fin, hacerte ganar. Victor Campos, al que no le habia puesto cara hasta ese momento, competia por ser el mejor piloto de la Formula AM, pero, si seguia perdiendo, probablemente prescindieran de el en poco tiempo. Y para eso estaba yo alli: para hacer que sus ruedas, literalmente, volaran sobre el asfalto. El piloto, con cara de circunstancia y practicamente incredulo, solto una estruendosa carcajada. --Esa ha sido buena, casi me lo he creido. ?Tu? ?Que podrias hacer? Ya se que los mecanicos os teneis en alta estima, pero tampoco es para que te eches tantas flores. Entonces la carcajada la solte yo. --No soy tu mecanica, soy la especialista en aeronautica que la escuderia ha contratado para que tu puedas, de una vez, llegar a tres centimetros del podio. Decir que la venganza sabe dulce y que encima se sirve en plato frio iria muy bien para ese momento. Aunque, despues de dejarlo con tres palmos de narices, me arrepenti un poco por haber danado su hombria automovilistica. No era asi como queria hacerme valer, sino por mi trabajo, aunque no soportaba que se rieran de mi, por muy buen piloto que fuese. Como no me comento mucho mas, pues cogi y me marche. No es por presumir, pero soy bastante guapa y estoy bastante bien a mis treinta anitos. Mi pelo es rubio, largo como el de una antigua romana; mis ojos, azules como el cielo; mis labios, rojizos, y mi piel, de color olivaceo. No podria pasar por la mediterranea estandar. Si a eso le sumamos mi atractivo cuerpo atletico, heredado directamente de mi madre, y mis capacidades como ingeniera, tenemos una composicion bastante explosiva. No, no es que lo diga yo. Siempre acaban haciendo esa definicion de mi despues de pasar por el pertinente examen de <> que todos me hacen. ?Que le vamos a hacer? Las peliculas americanas han danado seriamente nuestra imagen. Los chicos, algunos, cuando ven que tengo aptitudes que superan su ingenua inteligencia, salen corriendo, mientras que otros intentan desafiar mi intelecto como si ser mas listo que yo fuese una competicion a vida o muerte. Luego esta esa minoria que quiere llevarme a la cama a toda costa, y que, segun me venga, lo consigue o no. Afortunadamente para mi, los pilotos no forman parte de ninguno de esos grupos; solo saben mirar por su coche, dar ordenes y poco mas. He conocido a bastantes pilotos insufribles y a otros bastante interesantes, pero al final han sucumbido a la idiotez o la fama, o a ambas cosas. Sin embargo, no habia conocido hasta entonces a un piloto tan prepotente y malhumorado como Victor Campos, y eso mismo estaba comentando con David, uno de los mecanicos encargados de mantener su coche en perfecto estado. --Antes no era asi. Victor molaba mucho --me decia mientras cambiaba uno de los neumaticos traseros del automovil. Se lo habia ordenado yo, pues estaban todos bastante desgastados como para aguantar mas de dos minutos de entrenamiento. --?Y como era? --pregunte intrigada. No sabia mucho de Victor Campos. Siter T. Racing no me habia interesado demasiado hasta que contacto conmigo para ofrecerme el puesto despues de dejar mi excepcional expediente. Sabia que el podio se le habia resistido en unas cuantas ocasiones. No alcanzaba los primeros puestos desde hacia un tiempo. Creia que esa era la razon principal por la que habian decidido cambiar de ingeniero aeronautico; eso y que el puesto de Victor pendia de un hilo. --!Puf! Otra persona. Veras, estuvo a punto de alcanzar el tercer lugar hace dos anos, pero en el ultimo segundo, Oscar Fanelli lo adelanto y desde ahi todo le fue de mal en peor. El ano pasado volvio a intentarlo, tenia las de ganar, pero, en la ultima vuelta, al girar en una curva el coche se salio del circuito. No le paso nada, para el golpe que se pego, pero Oscar Fanelli quedo el primero. --Me encanta Oscar Fanelli --dije sin pensar. --Es un gilipollas, !y mas vale que no vuelvas a decir eso por aqui si no quieres que te despidan! --rugio una voz detras de mi. David se puso tieso como una vela y reemprendio la azarosa tarea de cambiar los neumaticos restantes sin ayuda. Me gire hacia Victor, dispuesta a defender a David si hacia falta. Despues de todo, habia sido yo la que habia metido la pata. Me encontre con sus ojos marrones acribillandome; con su nariz recta y discreta fruncida de forma molesta. --Lo tendre en cuenta --dije sin mas, cruzandome de brazos. Avanzo hacia mi. Casi podia intuir, por sus gestos tensos, que, si hubiese sido un hombre, probablemente me habria llevado un punetazo. --Mas te vale, si quieres durar aqui mas de dos telediarios --me amenazo mientras su rostro se posaba a dos palmos del mio y sus ojos se entrecerraban. Senti un poco de miedo ante tal amenaza, pero no lo demostre. No me atrevia a contestarle, asi que hice de tripas corazon y suspire de alivio cuando su mirada se despego de mi para contemplar su monoplaza. --?Que estais haciendo con el? --pregunto, rudo. --David va a cambiarle las ruedas porque esas estan muy pasadas. El tipo que he elegido te dara mas velocidad, junto con la forma un poco mas curva de los nuevos alerones que vamos a incorporar. De repente, me miro horrorizado. --!?Te has vuelto loca?! !Rubia tenias que ser! Entonces entrecerre los ojos yo. --Y mujer tambien. No me vengas con machismos ahora, porque no los tolero. Paso completamente de mi comentario y se me acerco de nuevo. Esa vez me agarro la muneca de forma brusca. --Wendel me dijo que unos alerones con forma cuadrada irian mejor, por eso los pusimos asi, !y a mi me parece bien! ?Quien te crees que eres para venir aqui como una diva y cambiarlo todo? No sabia quien diablos era Wendel, pero, de todos modos, conteste: --Soy la que va a hacer que ganes. De nada --replique, soltandome de el. Faltaba medio segundo para que su cabeza echara humo, asi que, antes de que eso ocurriera, se largo pisando fuerte sobre el asfalto, murmurando algo asi como: <>. David silbo. --Siento haberte metido en este lio. No sabia que hoy se pasaria por estos lares. --Tranquilo, no le tengo miedo. Lo que no se es como habeis podido aguantarlo tanto tiempo por aqui. --Supongo que, en el fondo, todo el equipo sufre su frustracion, aunque no gastamos tanta mala leche. Sonrei ante su comentario. Lo cierto era que no habia un apice de veneno en sus palabras. Si hubiese sido el, casi seguro que ahora estaria despotricando sobre el piloto.

  • Ninos en el tiempo de Ricardo Menendez Salmon

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    Y asi como el instante de la concepcion, ese misterioso empuje en el que dos principios colisionan para cambiar el curso del mundo, resulto inaudible, con ambos actores ajenos a lo que nacia dentro de los cuerpos, asi el instante de la desgracia fue tambien silencioso. Solo mas tarde, al entrar en casa desde el jardin de juegos, descubrieron la sangre empapando el pantalon del nino. Ese mismo nino que los miraba con ojos inocentes, sin huella de dolor o de sorpresa, ignorante de que algo se habia quebrado dentro de el fatal y decisivamente. De modo que piernas arriba, con menos temor que asombro, siguieron el dibujo de la macula, aquel flujo que no era rojo, como quiere el lugar comun, sino negro y espeso, como canto el primer poeta, hasta llegar al pequeno y tierno agujero por donde el hijo amado se vaciaba igual que una taza rota. Entonces los conmovio el espanto. II Cuando supo que su hijo estaba desahuciado, Antares se recluyo en el silencio. Lo hizo porque comprendio que solo la palabra crea la verguenza. Y el sintio verguenza: verguenza de sobrevivir al nino, verguenza de tener ganas de defecar, verguenza de su necesidad de sueno. Asi que callo. Callo durante setenta y dos horas, el tiempo transcurrido entre que el oncologo le dijo que su hijo iba a morir y el instante en que el nino se apago sin ruido ni ira, como una vela soplada por un viento dulce y caritativo. Nunca, desde que en la infancia le extirparan las amigdalas, habia permanecido tanto tiempo en silencio. Quiza por eso, cuando tras la hora setenta y dos abrio la boca con intencion de hablar, de su garganta solo broto una especie de grunido, un lamento confusamente humano, mas cercano al sonido de una sierra al morder la madera que al lenguaje articulado. Antares supo entonces que, por mas que se desee, no se puede nombrar lo innombrable. III Las cosas que los muertos dejan tras ellos. Esa vida privada, inmune a la fatalidad, de los objetos, las reliquias, las posesiones. La estupida permanencia de una cuna, un peluche, un sonajero. La inerte materia de la que estan hechos un pijama de bebe, la tetina de un biberon, la pila ya para siempre identica de los panales. Cuando Antares regreso a casa, cuando cruzo aquel umbral que llevaba anos siendo un lugar seguro, las correspondencias cambiaron, el mapa giro en un vertigo loco, se deslizo un idioma desconocido en el lexico familiar. Como seguir llamando habitacion del nino a aquel cenotafio inmundo; como seguir viendo la banera vacia como una promesa de juegos; que disciplina del sueno y de la vigilia aplicar a las noches de pronto sin llantos, hambre ni compasion. La paternidad es una provincia pedagogica; la orfandad es una escuela desolada. El discipulo, aquel que ha aprendido por necesidad y por sentido del deber las obligaciones de ser padre, se convierte en un salvaje a quien los pronombres fallan, los sustantivos hieren, los verbos esquivan. La casa, la ficcion de un hogar estable, se transforma en una jungla donde amenazan animales impios. Se vuelve la mirada con la esperanza de encontrar un gesto reconocible, pero se halla solo una ausencia blanca y absurda, el insoportable ruido de fondo de un mundo hueco. Por eso, cuando el nino murio, su realidad se descompuso. El posesivo su es la clave, porque lo mas doloroso de la experiencia de la muerte es constatar algo que se sabe desde siempre, pero que jamas se acata con resignacion. Que el mundo trascurre ajeno a nuestros anhelos y padecimientos; que precisamente porque el mundo permanece indemne ante cada pequena catastrofe, son mi mundo, su mundo, nuestros personales e innegociables mundos los que se desmoronan. Aquella primera noche. Como olvidarla. Como decirla. Aquella primera noche en que los perros ladraban en la penumbra algo parecido a su desamparo, y dentro de la gran casa vacia, donde ya nunca brillaria la risa, Antares comenzo otra especie de busqueda. IV Esa busqueda que, acaso sin anunciarse, habia empezado al abandonar el hospital y alla dentro, en la colmena de su arquitectura funcional, dejar el cadaver del nino. Los gestos imposibles que hay que llevar a cabo: despedirse del equipo medico, recoger las ropas que ya nadie usara, liquidar cuestiones practicas con los encargados de la funeraria. No es una tarea hecha a medida humana. O si. Es humano, demasiado humano, tener que seguir adelante cuando todo pronostica que la posteridad, el porvenir, el manana, son lanzas clavadas en el costado de la cordura. Sentado junto a la ventana que miraba al jardin lluvioso, mientras el limonero que planto cuando supo que iba a ser padre temblaba bajo el viento, Antares penso en el trayecto de vuelta a casa, en el y en su esposa, la madre desolada y casta, un absurdo de la carne y de la emocion, reunidos en el coche como dentro de un cofre atomico, ideado para hacer frente a un desastre de proporciones universales. Recordo como permanecieron alli, quietos durante un largo, insolito minuto, saboreando su nueva condicion de huerfanos, heridos por la evidencia de que tras ellos, en la parte posterior de la maquina, ya no habia nadie, ya no habia nada. Y recordo tambien como, al girar la llave del contacto, el lector de musica se puso en marcha y arranco al disco que contenia en su interior una cascada de notas alegres, joviales, hirientes por inapropiadas, y un estribillo innoble, que a ambos les procuro lagrimas de rabia y una furia sorda y brutal, que destilo en sus bocas ya no el sabor de la ceniza o de la sangre, sino el de los agravios. V La carne cremada. El horno y sus fauces verdosas, como un gran cepo atrapado en el musgo. El bramido del fuego al alzarse, el chasquido de las mandibulas de hierro. Nadie, nunca, los habia preparado para semejante imagen. De que servian los libros leidos, los paisajes admirados, la interpretacion, la glosa, la sabiduria, la capacidad para la critica y el analisis, el juicio educado y selecto ante aquel rito. Para nada. No servian para nada. Y cuando les mostraron la urna, aquel objeto lacado, de aspecto pulcro, en el que supuestamente reposaban las cenizas de su hijo, ninguno avanzo las manos para tomarla. Ambos se miraron como extranos, viajeros arrojados por el mar a una costa abrupta, llena de peligros, y durante un insoportable lapso de tiempo permanecieron en pie, fracasados, vidas en llamas, esperando que alguien los arrancara del embrujo de la quietud, mientras el hombre de la funeraria, que olia a locion de afeitado y vestia un traje negro, contaba en silencio hasta veinte. --Cojanla, por favor --exigio al fin la voz educada pero firme--. Un dia les hara bien. Y aunque Antares no supo si era la experiencia, la impaciencia o el mas intolerable de los cinismos quien hablo desde aquellos labios, si recuerda que fue el quien extendio los brazos y recogio el tamano de su desdicha.

  • Te mereces esto y mas: Encuentra la inspiracion. Recupera tu identidad – Nuria Perez Paredes de Nuria Perez Paredes

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    Los primeros anos de maternidad engullen a las madres en un mundo de biberones, extraescolares y coladas que no dejan tiempo para nada mas.

  • Nada mas real que un cuerpo de Alexandria Marzano-lesnevich

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  • La catedral de los libros de Beatriz Sobrino De Mingo

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    Una vida de lujo y comodidades en los Hampton, de eso disfruta Gabriel, un joven rebelde y egoista.Decide que ha llegado el momento de cambiar.Y cuando esta empezando a valerse por si mismo, alguien le ofrece un extrano trabajo.Comienza entonces para el un viaje sin destino, donde su futuro depende del pasado de otros, donde el misterio y la muerte le acechan, y toda la humanidad depende de una decision. Por primera vez se sentira prisionero de sus propios sentimientos,y sin buscarlo se encuentra con un desafio mayor:el amor. Las cosas se pondran muy dificiles, y su corazon le hara sufrir por la duda y la confusion.

  • Adorada por su Lobo (Los Lobos de Green Valley 5) de T.n. Hawke

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    Nina:

  • Llegaste para quedarte, Carol S. Brown de Carol S. Brown

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    Elliot Wise, segundo hijo del duque de Lennox, ya no ha vuelto a ser el mismo desde hace un ano. Una horrible tragedia se cernio sobre el, destruyendo su vida, por eso, ante la noticia de ser el heredero de el ducado de Weston, no muestra demasiado entusiasmo. Dicha herencia conlleva un titulo y responsabilidades con nombre de mujer. ?Quien es esa joven, que no se comporta como una dama, pero que le despierta sentimientos que creia olvidados hace ya mucho tiempo?
    Cassie Price, vive de cerca la perdida del viejo duque de Weston, siendo este su padrino, ahora vera como un desconocido hereda su titulo y se instala en la casa. Algo le dice que el nuevo duque no sera tan permisivo con ella. Ese hombre querra tener voz y voto en su futuro, y eso es algo que ella no piensa permitir.

  • Amor Complicado (Angeles de la Guarda 1) de Maryah Well

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    ?Que harias si amenazaran a tu familia? ?Buscarias la ayuda divina o la ayuda humana? ?Y si pudieras encontrar las dos?
    Gaspar Merino, un acaudalado hombre de negocios, lo tiene muy claro. Ante la amenaza a su familia decide contratar a la agencia “Angeles de la Guarda S.L.”, una agencia en la que solo trabajan mujeres en todas sus areas, para que se ocupen de la seguridad de los miembros de la familia. Sin embargo, el hombre no quiere que sus hijos se enteren del peligro que corren.
    Los guardaespaldas contratados se hacen pasar por el chofer, la administrativa y una auxiliar de vuelo para que puedan cuidar de ellos sin que ninguno sospeche.
    Aunque eso no es lo complicado para las chicas, al fin y al cabo, es el trabajo de su dia a dia, pero lo que no podran evitar sera sentirse atraidas por sus respectivos protegidos como las polillas a la luz.

  • Lagrimas de libertad de Raquel G. Estruch

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    La vida de Maria, una conocida escritora, cambiara por completo de la noche a la manana. La tragica muerte de Gonzalo, su marido, unida a la desaparicion de Elena, su mejor amiga, provocara en ella un inmenso vacio y confusion.
    Una madrugada, harta no encontrar explicacion a ninguno de los recientes sucesos de su vida decide hacer la maleta y dejarlo todo atras durante un tiempo.

  • Viejo canibal de Daniel P. Espinosa

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    Un thriller de terror sobre canibales y asesinos de ninos en la Nueva York de 1936. Finalista del PREMIO TRISTANA.

  • El hombre de la plata de Leon Arsenal

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    Con El hombre de la plata, Leon Arsenal nos lleva a la Hispania del siglo VI a.C. A Tartessos, en el sur, donde impera en esos momentos la floreciente cultura del mismo nombre, indigena de inspiracion fenicia. Alli rige el longevo y legendario Argantonio, aunque los protagonistas de esta novela son los comerciantes, aventureros, mercenarios de origen griego, fenicio y de las tribus del norte de la peninsula que pululaban por aquellas tierras, atraidas por el esplendor tartesico y las oportunidades de negocio.
    El robo en la tumba de un antiguo rey y la desaparicion de una pieza de plata provocan la accion que se extiende como en oleadas, llevando a los protagonistas a una aventura por las costas y el interior del sur de Hispania.

  • 500 anos de frio de Javier Pelaez

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    Cuando pensamos en las expediciones mas importantes de la historia, frecuentemente olvidamos la conquista del Artico, pero durante mas de cinco siglos, incontables barcos y marinos se han adentrado en sus gelidas aguas en busca de tierras desconocidas o rutas mas rapidas para el comercio. Pocas de aquellas expediciones consiguieron sus objetivos; los mas afortunados regresaron a casa con las manos vacias, otros se quedaron alli para siempre.
    La historia del Artico es una historia de aventuras. Durante estos 500 anos de frio, los exploradores han afrontado con valentia el mayor desafio que ofrece nuestro planeta: aislados durante meses en completa oscuridad, haciendo frente a las condiciones climaticas mas extremas y sintiendo una soledad dificilmente imaginable en nuestros dias de redes sociales y telecomunicaciones.

  • Los secretos del faro de Santa Montefiore

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    <> Country Wives <> Amazon Misterio y romance en un paisaje idilico Ellen Trawton esta a punto de casarse con un hombre al que no ama, su trabajo la deprime y su madre se entromete en todos los aspectos de su vida. Cuando un dia descubre un punado de cartas dirigidas a su madre por una tia Peg, cuya existencia hasta entonces desconocia, decide huir. ?Que mejor lugar para romper todo contacto con el pasado que el imponente paisaje de Connemara? Pero tras la salvaje belleza de ese perdido rincon de Irlanda se oculta un misterio que parece imposible de desentranar.

  • Atrapada en el boton de tu vaquero de Mayeda Laurens

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    Laura es divertida y menos dura de lo que pretende aparentar.

  • La carcel de cristal de Fran L. Gonzalez

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    El hermano de Marta Urriaga, una periodista critica al regimen franquista, ha aparecido muerto en el manicomio de Miraflores tan solo cinco meses despues de que lo ingresaran, debido a su condicion homosexual, castigada y perseguida en la Espana nacionalcatolica, impuesta por los vencedores de la Guerra Civil. Segun la version oficial, se trata de un suicidio, sin embargo, su hermana duda de que Carlos muriera asi.

  • Su Amante Misteriosa (Los Hermanos Thorpe 3), Elizabeth Lennox de Elizabeth Lennox

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  • La tentacion de un beso (Minstrel Valley 4) de Christine Cross

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    Adentrate en la nueva y rompedora serie de <>, creada por catorce autoras de Selecta. Ambientada en la Inglaterra de la Regencia en un pequeno pueblo de Hertfordshire, descubriras una historia llena de amor, aventuras y pasion.

  • El naufragio de las civilizaciones de Amin Maalouf

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    Cuando los espectaculares avances tecnologicos de nuestros dias nos han facilitado el acceso al conocimiento como nunca hasta ahora, que vivamos mas y mejor, que el “tercer mundo” se desarrolle…, cuando por primera vez se podria conducir a la humanidad hacia una era de libertad y progreso, el mundo parece ir en direccion opuesta, hacia la destruccion de todo lo conseguido. ?Como hemos llegado hasta aqui?

  • Nadine de Susana Aikin

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    Cuando tu mundo se derrumba, ?puedes encontrar en tu pasado las claves de tu futuro? Dos hermanas, Nadine y Alexandra, cuyo estilo de vida diferente las ha mantenido separadas desde hace anos, se reencuentran: Nadine es una poeta reprimida que se refugia en un mundo conservador y superficial; Alexandra es una actriz pasional e impredecible que lo ha arriesgado todo por los escenarios. Pero detras de estas fachadas dispares subyace el mismo secreto familiar, un secreto inquietante que ha permanecido enterrado durante decadas en la memoria de ambas. Y ahora precisamente ha llegado el momento de descubrirlo y de hacerlo cuando la vida de las hermanas hace aguas: Nadine ha visto hundirse su matrimonio y ha perdido su trabajo y su casa; Alexandra tiene un cancer terminal y ha ido a parar al hospital donde, finalmente, la encuentra su hermana.

  • El rey de las sombras de Fernando Moreno Espinosa

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    Ernesto Buendia e Hipolito Prieto son dos ninos de doce anos que sufriran la tragedia de vivir en primera persona la Guerra Civil. Lora del Rio vera como sus juegos infantiles son transformados en poco mas de un mes, convirtiendose en una espiral de odio y violencia.

  • Nubes y lluvia (Nubes y lluvia 1) de Zahra Owens

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    Un libro de la saga Nubes y lluvia

  • En la red (Serie Hacker 1) de Meredith Wild

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    Tras una infancia dura, Erica Hathaway aprendio pronto a valerse por si misma. Ahora acaba de graduarse en la Universidad de Harvard y espera financiacion para desarrollar su proyecto: una ambiciosa red social de moda.
    En la negociacion, todo va de maravilla hasta que conoce a Blake Landon, un hombre misterioso, que la arrastrara hacia los mas oscuros placeres.
    El es un hacker peligroso y adinerado, acostumbrado a conseguir siempre lo que desea. Y ahora desea a Erica con todas sus fuerzas.
    ?Caera ella en sus redes? ?Sera capaz el de amarla y ganarse su confianza hasta derribar sus barreras? ?Y que ocurrira cuando se vea obligado a renunciar a ese control al que esta acostumbrado?
    Porque Erica no es como las mujeres que ha conocido, es fuerte, luchadora y hay algo que la atormenta terriblemente.
    Quiza Blake no sea el unico que esconde secretos..

  • Khalil de Yasmina Khadra

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    Khalil es un joven de origen marroqui que vive en Belgica. Alejado de la mayor parte de su familia, pasa el tiempo con los ” hermanos ” de la mezquita local y con sus dos amigos de la infancia, Rayan y Driss. Rayan se ha integrado con exito en la sociedad, pero no ha ocurrido lo mismo con Khalil y con Driss que, sintiendose rechazados por esa misma sociedad, van a terminar en una celula terrorista. Khalil y Driss han aceptado inmolarse en Paris, durante un partido internacional entre Francia y Alemania, junto a otros ” hermanos ” . Llegado el dia, tras oir tres deflagraciones, Khalil debe acudir a algun lugar donde haya una gran concentracion humana para inmolarse.

  • La Atadura de Vanessa Duries

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    Vanessa, estudiante de letras, siente una atraccion irresistible hacia Pierre, un hombre maduro que la introduce en el mundo de la dominacion. Con una sinceridad rayana en el candor, <>, nombre que adopta despues de su iniciacion, nos conduce primero por las sombras de la infancia, marcada por humillantes castigos, antes de relatarnos las primeras practicas sadomasoquistas. De ese modo, Vanesa Duries nos adentra, en el vinculo que ata a la sumisa a su Amo, una atadura basada en la confianza y en el absoluto respeto a los limites establecidos de comun acuerdo.

  • El cazador de estilemas de Alex Grijelmo

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    Eugenio Pulido es un filologo con poca suerte en la vida. Cuando se queda en el paro y sin ahorros, gracias a un viejo amigo entra en contacto con el comisario Contreras, al que va a hacer una proposicion insolita. Pulido puede ayudarle a resolver delitos utilizando para identificar a los delincuentes una herramienta de la lengua, los estilemas, variaciones idiomaticas que son propias de cada persona y que se deben a su origen, historia familiar y trayectoria vital. Al principio esceptico, muy pronto Contreras se dara cuenta de que el metodo de Pulido es de una eficacia insospechada.

  • El destino de una bruja de Antonia J. Corrales

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    El destino de una bruja, tercera parte de la trilogia Historia de una bruja contemporanea.

  • La cancion de la llanura de Kent Haruf

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    La novela mas celebre del autor de Nosotros en la noche.

  • Atentamente, tu asesino de Zid Castaneda

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    Linda es una mujer exitosa, felizmente casada y forjandose una carrera en el area gubernamental, pero un dia comienza a ser acosada y observada por un hombre obsesionado, un poeta retorcido que cae en la psicopatia.

  • Las caidas de Sara (Sara Summers 2) de Susanna Herrero

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    Bum bum bum. El corazon de Sara late desenfrenado. El castillo de naipes que con tanto cuidado ha construido a su alrededor cae sin remedio. Los sentimientos que creia conocer comienzan a desdibujarse, y los que creia controlar se escapan, sin previo aviso, de su control. Aun asi, la vida le va a ensenar que es mejor un corazon descontrolado, un corazon indomable, a uno que deja de latir. Un acontecimiento inesperado y espeluznante provocara que Sara, Oliver y Adam se vean obligados a replantearse todo su futuro.

  • Cosas que pasan cuando te enamoras por internet de Belen Peralta

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    “Cosas que pasan cuando te enamoras” es una comedia romantica fresca y divertida, historias comicas sobre las citas a traves de internet y redes sociales. Una reflexion acida en uno de los mejores libros divertidos para adultos.

  • Siempre seras nuestro superheroe de Natalia Roman

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    Sebas y Veronica tenian una vida tranquila y feliz. Ella, dirigiendo el hospital de su amigo Marcos y el, surcando los cielos en helicoptero.
    Pero un terrible accidente cambiara sus vidas de la forma mas inesperada. Una persona muy especial entrara en ellas haciendo que esa vida tranquila y feliz que llevan se multiplique en todos los sentidos.
    La fuerza de un superheroe no esta en sus brazos, sino en su corazon, y Sebas demostrara tener un corazon gigantesco destinado a dar amor y proteccion a todo aquel que lo rodea o lo necesite.
    En colaboracion con la Asociacion Esperanza y Sonrisa destinada a la ayuda a la colaboracion del cancer infantil

  • Deseo (Placeres prohibidos 1) de Adrian Blake

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    Derek… un seductor mujeriego sexy como el pecado. Gabrielle…una mujer inocente con un cuerpo de escandalo. Un encuentro fortuito… veinticuatro horas de placer… ?Sera ella capaz de dejarse llevar? ?Seran suficientes veinticuatro horas para el?

  • Una columna de fuego (Los pilares de la Tierra 3) (Completo) – Ken Follett de Ken Follett

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    La saga de Los pilares de la Tierra y Un mundo sin fin, que ha cautivado a millones de lectores, prosigue ahora con la magnifica y apasionante nueva novela de Ken Follett.

  • La princesa y la muerte de Gonzalo Hidalgo Bayal

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    Segun cuenta Gonzalo Hidalgo Bayal en el Epilogo, todo empezo como un delicioso reto que se propuso para caminar junto a su hija por la playa: <>. Asi surgieron estas maravillosas veintiuna fabulas que el lector puede ahora disfrutar, como variaciones encantadoras sobre reyes y princesas, caballeros y pretendientes, dragones y muerte… Pero tambien sobre mucho mas, porque los temas y los personajes se fueron ampliando con toda naturalidad y las fabulas acabaron hablando <>.

  • Una Historia Crepuscular de Stefan Zweig

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    ?Ha sido el viento lo que ha traido de nuevo la lluvia a la ciudad haciendo que nuestra habitacion se oscurezca de pronto? No. La atmosfera esta tranquila y tiene una claridad argentada, como raras veces ocurre en estos dias de verano, pero se ha hecho tarde y no nos hemos dado cuenta. Solo los tragaluces de enfrente sonrien todavia con un debil resplandor y por encima de los tejados el cielo se cubre ya de una bruma dorada. En una hora sera de noche. Una hora maravillosa, pues nada es mas bello que ese color que poco a poco se marchita y se ensombrece, y luego la oscuridad, que brotara del suelo, invadira la estancia, hasta que sus negras olas se replieguen en silencio sobre las paredes y nos arrastren a las tinieblas. Entonces, cuando en este momento nos sentemos uno frente al otro y nos miremos sin hablar, nos parecera que el rostro familiar que entra en las sombras se ha vuelto mas viejo, extrano y lejano, como si nunca lo hubieramos conocido y lo contemplaramos a distancia y a traves de muchos anos. Pero ahora quieres que hablemos, porque en el silencio oyes acongojado como el reloj rompe el tiempo en cien pequenas astillas y la respiracion se vuelve ruidosa como la de un enfermo. Quieres que te cuente algo. Con mucho gusto. Aunque no de mi, pues nuestra vida en estas ciudades inmensas es pobre en acontecimientos o asi nos lo parece, porque todavia no sabemos lo que en realidad nos pertenece. Pero voy a contarte una historia adecuada para esta hora que, a decir verdad, solo ama al silencio, y quisiera que tuviese un poco de esa luz crepuscular, calida, dulce y profusa que se extiende como un velo ante nuestras ventanas. No se cual es el origen de esta historia. Simplemente recuerdo que, desde primera hora de la tarde, he estado aqui sentado mucho rato, leyendo un libro, despues lo he dejado y me he sumido en una especie de ensueno letargico, tal vez incluso en un sueno ligero. De pronto he visto unas figuras que se deslizaban a lo largo de la pared, y podia oir sus voces y penetrar en sus vidas. Pero cuando he querido seguir con la mirada esas formas fugitivas, me he encontrado de nuevo despierto y solo. El libro habia caido a mis pies. Lo he recogido y le he preguntado acerca de las figuras: ya no he encontrado la historia en el, como si hubiera caido de sus paginas a mis manos o como si nunca hubiera estado alli. Quiza la habia sonado o la habia leido en una de aquellas nubes de colores que hoy habian llegado de tierras lejanas a nuestra ciudad transportando la lluvia que durante tanto tiempo nos ha importunado. Quiza la habia oido en una vieja e ingenua cancion que un organillo habia tocado entre melancolicos gemidos bajo mi ventana, o alguien me la habia contado anos atras... No lo se. A menudo me llega este tipo de historias, y me divierte dejar fluir entre mis dedos las cosas que cuentan, sin retenerlas, al igual que uno acaricia espigas y flores de tallo largo sin cogerlas. Solo las sueno a partir de una imagen repentina y coloreada que termina por difuminarse, pero no las retengo. Sin embargo, hoy quieres una historia, y te la voy a contar en esta hora del crepusculo en la que nos invade el deseo de ver algo multicolor agitandose y brillando ante nuestros ojos que los tonos grises entristecen. ?Como empezar? Tengo la sensacion de que debo hacer salir por un momento de las sombras una imagen y una figura, pues asi comienzan tambien en mi esos extranos suenos. Ya me acuerdo. Veo a un esbelto muchacho que desciende por los anchos peldanos de la escalera de un castillo. Es de noche, una noche con solo un palido claro de luna, pero, como si tuviera un poderoso faro, abarco el perfil entero de su cuerpo agil, distingo perfectamente sus rasgos. Son extraordinariamente bellos. Sus cabellos negros peinados a la moda infantil caen sobre su frente un poco demasiado ancha, y las manos, que el extiende hacia delante en la oscuridad para palpar el calor del aire caldeado por el sol, son muy finas y nobles. Su paso vacila. Desciende absorto hacia el gran jardin que murmura con sus numerosos arboles redondeados y entre los cuales reluce como un sendero blanco una unica y amplia avenida. No se cuando sucedio, si ayer o hace cincuenta anos, ni tampoco se donde, pero creo que debio de ser en Inglaterra o en Escocia, pues solo alli conozco castillos de piedra tallada tan altos y grandes que de lejos parecen fortalezas altivas y amenazadoras y que solo para el ojo familiarizado se inclinan sobre sus jardines luminosos y floridos. Si, ahora lo se seguro, esta alla arriba en Escocia, pues solo alli las noches de verano son tan luminosas que el cielo tiene el brillo lacteo del opalo y los campos nunca estan oscuros, todo parece tenuemente iluminado desde el interior y solo las sombras, semejantes a gigantescos pajaros negros, caen sobre esas capas de luz. Es Escocia, oh si, ahora lo se con seguridad y, si me esforzara, encontraria el nombre de aquel castillo condal y tambien el del muchacho, pues ahora la oscura corteza de mi sueno se desprende rapidamente y lo percibo todo con tanta claridad como si no fuera un recuerdo, sino una vivencia. Durante el verano, el muchacho se aloja en casa de su hermana casada y, siguiendo la afable costumbre de las familias inglesas distinguidas, no es el unico invitado; la cena reune a todo un grupo de cazadores y sus mujeres, asi como a algunas muchachas: personas bien parecidas y de categoria cuya juventud e hilaridad, sin ser ruidosas, juegan con el eco de los viejos muros. De dia los caballos galopan por doquier, acompanados de una jauria de perros; al otro lado, en el rio, centellean dos o tres barcas: una actividad sosegada confiere al dia un agradable ritmo rapido. Terminada la cena, se levanta la sobremesa. Los caballeros han ido al salon, fuman y juegan; hasta medianoche las ventanas proyectan en el parque conos de luz blanca y vibrante en los bordes, a veces tambien una risa franca y jovial. La mayoria de las damas se ha retirado a las habitaciones, tal vez dos o tres conversan todavia en el vestibulo. Asi que el muchacho esta solo. No tiene permiso para ir con los hombres, o solo por unos instantes, y se siente cohibido en presencia de las damas, porque a menudo, cuando abre la puerta, ellas bajan la voz, y comprende que hablan de cosas que el no debe oir. Por otra parte, no le gusta su compania, pues le interrogan como a un nino y no prestan demasiada atencion a sus respuestas; simplemente lo utilizan para mil pequenos favores y luego le dan las gracias como a un chico bueno y obediente. Asi que ha decidido irse a la cama y ya ha subido la escalera de caracol; pero la habitacion esta demasiado caldeada, con una atmosfera cargada y sofocante. Se han olvidado de cerrar las ventanas de dia y el sol ha campado por sus respetos: ha abrasado la mesa y la cama, se ha encarnizado con las paredes y los rincones, y las cortinas despiden todavia su halito ardiente e irritado. Y, despues de todo, es demasiado pronto, y fuera la noche estival resplandece como una vela blanca, tan tranquila, tan en calma, tan deliciosamente en calma. De modo que el muchacho baja de nuevo la gran escalinata del castillo hasta el jardin, sobre cuyo oscuro contorno circular el cielo derrama su luz mortecina como un nimbo y adonde lo atrae el aroma tremulo de mil flores invisibles. Tiene una extrana sensacion. En la confusion de sentimientos propia de sus quince anos, no sabe explicarlo, pero sus labios tiemblan como si tuviera que hablar a la noche, levantar las manos o cerrar los ojos mucho rato, como si hubiera algo misterioso y familiar entre el y aquella encalmada noche de verano que pide una palabra o un gesto de cortesia. El muchacho sale poco a poco de la amplia y despejada avenida para adentrarse en uno de los estrechos senderos laterales, donde los arboles parecen abrazarse en lo alto con sus copas iluminadas por destellos argentados, mientras que abajo impera la oscuridad prenada de noche. Todo esta absolutamente tranquilo. El paseante, perdido en una dulce y vaga melancolia, solo percibe el indescriptible ruido del silencio en el jardin, el vibrante zumbido como de una lluvia fina que cae en la hierba o de susurrantes briznas frotandose ligeramente unas a otras. A veces roza con un arbol o se detiene para escuchar ese ruido fugitivo: el sombrero le cae sobre la frente y se lo quita para sentir sobre sus sienes desnudas, donde golpea la sangre, la mano del viento aletargado. Y entonces, de golpe, a medida que se adentra en la oscuridad, ocurre algo inaudito. La grava cruje levemente detras de el. Cuando se vuelve, asustado, ve el brillo como de fuego fatuo de una gran figura blanca que avanza hacia el, ya esta cerca y siente con un escalofrio el abrazo fuerte, aunque sin violencia, de una mujer. Un cuerpo calido y suave se estrecha febrilmente contra el suyo, una mano le acaricia rapida y temblorosa el pelo y le inclina la cabeza hacia atras: tambaleante, el siente en la boca un fruto abierto, desconocido, unos labios estremecidos que sorben los suyos. Tan cerca esta este rostro del suyo que el no puede verle los rasgos. Y no se atreve a mirarlos, porque un doloroso escalofrio recorre su cuerpo y le obliga a cerrar los ojos y abandonarse sin resistencia como botin a esos labios ardientes; vacilante, inseguro como una pregunta, sus brazos acogen entonces a la desconocida figura y, ebrio de repente, estrecha el cuerpo extrano contra si. Sus manos se deslizan avidas a lo largo de las delicadas formas, se detienen y se retiran temblorosas, luego se vuelven mas febriles y atrevidas. Cada vez mas apremiante e inclinada, la feliz carga descansa ahora todo su peso sobre el complaciente pecho del muchacho. De alguna manera se siente engullido, arrastrado por este abrazo jadeante, y se le doblan las rodillas. No piensa en nada, no se pregunta por que aquella mujer ha acudido a el ni como se llama, se limita a sorber hasta embriagarse de la voluptuosidad de sus labios desconocidos, humedos y perfumados, sin voluntad, sin comprender lo que le impulsa a ese apasionamiento inaudito. Le parece como si de repente hubieran caido estrellas, tan intenso es el centelleo delante de sus ojos, y todo lo que toca chispea y quema. Y no sabe cuanto tiempo transcurre, si horas, tan blandas son las cadenas que lo atan, o si segundos: siente que todo se inflama y es arrastrado en el arrebato de una lucha voluptuosa, en un torbellino maravillosamente vertiginoso. Y bruscamente, de golpe, la ardiente cadena se rompe. De repente, casi con ira, el abrazo libera su pecho apresado; la figura desconocida se incorpora, una cinta de luz blanca se desliza veloz a lo largo de los arboles, ha desaparecido antes de que el pueda levantar las manos para retenerla. ?Quien habra sido? ?Y cuanto tiempo habra durado? Angustiado, aturdido, se levanta apoyandose en un arbol. Poco a poco el frio raciocinio vuelve a su cerebro calenturiento: le parece de repente que su vida ha avanzado mil horas. ?Acaso todos sus suenos confusos acerca de las mujeres y la pasion se han vuelto de pronto realidad? ?O todo ha sido un sueno en definitiva? Se palpa, se toca el pelo. Si, sus sienes palpitantes estan humedas, humedas y frescas del rocio de la hierba sobre la que se han revolcado. Ante sus ojos se repite la escena con la velocidad del rayo, siente de nuevo el ardor de los labios, aspira el perfume de voluptuosidad, extrano y penetrante, que desprendia la ropa de la mujer, y trata de recordar cada una de sus palabras. Pero no le viene ninguna a la memoria. Y entonces, subitamente, recuerda alarmado que ella no ha dicho nada, ni siquiera lo ha llamado por su nombre, que de ella no conoce sino los suspiros que rebosaban de su pecho como una amenaza, los sollozos de placer convulsivamente ahogados, el perfume de su pelo enmaranado, la calida presion de sus pechos, el esmalte pulido de su piel; sabe que su cuerpo, su respiracion, todos sus sentimientos le han pertenecido y, sin embargo, no sospecha quien es la mujer que lo ha sorprendido con su amor en la noche. Sabe que solo puede balbucear un nombre para designar su sorpresa, su felicidad. Y ahora esta experiencia fugaz e inaudita que acaba de vivir con una mujer le parece pobre, banal y completamente baladi al lado del fulgurante misterio de los ojos cautivadores que lo acechaban desde la oscuridad. ?Quien era esa mujer? Al vuelo estudia todas las posibilidades, pasa revista mentalmente a todas las mujeres que viven en el castillo; evoca todos los momentos singulares y todas las conversaciones que ha mantenido con ellas, las sonrisas de cinco o seis de ellas, las unicas que podrian estar envueltas en este enigma. ?Quiza la joven condesa E., que suele tratar con aspereza a su marido ya mayor, o la joven esposa de su tio, que tiene ojos de una dulzura extrana y, sin embargo, tan irisados, o bien--se estremecio al recordarla--una de las tres hermanas, primas suyas, que tanto se parecen en su porte altivo, orgulloso y estirado? No, porque todas ellas son personas frias y discretas. En los ultimos anos a menudo se habia considerado un desheredado, un enfermo, desde que secretos ardores agitaban su espiritu y se mezclaban flameantes en sus suenos. !Como habia envidiado a todos los que eran o parecian tan serenos, tan equilibrados y desprovistos de cualquier deseo! El habia tenido miedo de su pasion naciente como de una enfermedad. ?Y ahora...? Pero ?quien, cual de ellas era capaz de semejante engano? Poco a poco esta pregunta obsesiva disipa la embriaguez que enturbia sus sentidos. Se ha hecho tarde, las luces del comedor se han apagado, solo el esta despierto en el castillo, el... y quiza aquella otra. La desconocida. La fatiga empieza a hacer mella en el. ?Para que seguir dandole vueltas? Seguro que manana una mirada, una llama entre los parpados, un apreton de manos a hurtadillas, se lo revelara todo. Sube entre suenos las escaleras, tal como las habia bajado, pero ahora sus suenos son infinitamente diferentes. Tiene la sangre todavia un poco agitada, y la habitacion caldeada ahora le parece mas clara y fresca. Cuando al dia siguiente se despierta, los caballos ya piafan y escarban en el patio, oye pronunciar su nombre en medio de risas. Se levanta de un salto--ha pasado la hora del desayuno --, se viste con una rapidez febril y se precipita abajo, donde los demas lo reciben con alborozo. <>, le espeta la condesa E. riendo, y la risa brilla en sus ojos claros. El escruta su rostro con ansiosa curiosidad; no, no puede ser ella, su risa es demasiado despreocupada. <>, se burla la joven, pero a el su cuerpo delicado le parece demasiado delgado. La pregunta del muchacho vuela de un rostro a otro, pero en ninguno descubre el reflejo de una sonrisa. Da comienzo la excursion a caballo por el campo. El escucha todas las voces, con la mirada espia cada linea del cuerpo de las mujeres, las ondulaciones del pelo que el ritmo del trote les impone, observa los movimientos de sus espaldas al doblarse y el modo como levantan los brazos. Durante el almuerzo se inclina sobre ellas para percibir el perfume de sus labios o la tibieza de sus cabellos, pero nada, nada le proporciona el menor indicio, una fugaz pista que su imaginacion inflamada pueda seguir. El dia se alarga inacabable hasta el atardecer. Ahora que quiere leer un libro, las lineas saltan fuera de los margenes y lo conducen hasta el jardin, y vuelve a ser de noche, una noche extrana, y se siente de nuevo rodeado por los brazos de la desconocida. Deja caer el libro de sus manos temblorosas, quiere ir al estanque y, de repente, asustado, se encuentra en el camino de grava, en el mismo lugar. Durante la cena sus manos estan nerviosas, palpan sin descanso a diestro y siniestro, como perseguidas, sus ojos se esconden timidos bajo los parpados. Por fin, oh, por fin, cuando los demas retiran sus sillas, el se siente feliz, sale corriendo de la sala y se adentra en el parque, cien veces, mil, camina arriba y abajo de la blanca avenida, que bajo sus pies parece centellear como una niebla lactea. ?Estan ya encendidas las luces del salon? Si, por fin llamean, y por fin brillan tambien algunas ventanas del primer piso. Las damas se han retirado. Si ella va a venir, ya no puede tardar mas de unos minutos, pero cada minuto se hincha de rubea impaciencia hasta estallar. Y continua arriba y abajo con pasos convulsos, como tirado por hilos invisibles. Y entonces, de repente, la figura blanca se desliza escaleras abajo, rapida, demasiado rapida para poderla reconocer. Parece un rayo de luna o un velo perdido flotando entre los arboles que un viento impetuoso empuja hacia el, y ahora, ahora, esta en sus brazos, que se estrechan como garras avidas alrededor del cuerpo indomito, ardiente y palpitante, acalorado por la carrera. Como ayer, de nuevo es un unico instante en el que la calida oleada se rompe de improviso contra su pecho, con tanta fuerza que el cree desfallecer por el dulce golpe, y su unico deseo es dejarse llevar, arrastrado a un sombrio abismo de placer. Pero luego su embriaguez se extingue de golpe, y el reprime su ardor. !No, no se perdera en esta maravillosa voluptuosidad, no se abandonara a estos labios voraginosos antes de saber el nombre de este cuerpo que se aprieta tan estrechamente contra el que es como si un corazon extrano latiera fuerte en su propio pecho! Echa hacia atras la cabeza ante sus besos para verle la cara: pero caen unas sombras y, en la luz incierta, se confunden con los cabellos oscuros de la mujer. El follaje de los arboles es demasiado espeso y demasiado palido el claro de luna velado por las nubes. Solo ve los ojos de ella, que brillan fosforescentes como rubies encastados en marmol blanco. Entonces el quiere oir una palabra, solo una astilla arrancada a su voz:

  • Devorame de Alissa Bronte

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    Ines es una mujer sumida en un matrimonio que zozobra sobre las aguas tempestuosas de su pasado.
    Roberto aparecera en su vida de forma <> y la sometera a un acoso y derribo constantes a los que Ines tratara de resistirse, sin embargo, el conseguira provocar situaciones de las que ella no podra escapar.
    Todo empeorara cuando la bese y ella no pueda olvidar ese beso que la ha hecho sentir tan diferente. Sintiendose culpable, llega a casa dispuesta a olvidar a ese extrano que ha hecho que sus rodillas temblaran, cuando descubre un mensaje en el movil de su marido que la empujara a una aventura peligrosa y arriesgada que la obligara a caminar al filo de un precipicio del que, de un lado estara su matrimonio y del otro el arrogante y, para su sorpresa, tierno Roberto.
    ?Sera capaz Ines de mantenerse firme o caera en sus brazos? Y Roberto, ?sera capaz de atenerse a su plan inicial o acabara arrasado por la pasion que se oculta en el interior de la fria Ines?

  • La pasion turca de Antonio Gala

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    Tras su fracaso matrimonial, Desideria inicia un viaje por Turquia, donde conocera a un apuesto comerciante que lleva una doble vida como traficante. En sus brazos descubre la mas desenfrenada pasion amorosa y lo abandona todo para quedarse a su lado.