• en la oscuridad de la noche 2003 - Alissa Bronte

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    <> Lola maldecia entre dientes mientras aquel hombre la obligaba a seguirlo. Su padre era un mal nacido que la habia vendido a ese degenerado que mantenia sus vicios ocultos bajo el uniforme. El, que estaba en la cuspide del poder, era un gran hijo de perra. No entendia por que su esposa, la dulce Catalina, permanecia a su lado, aunque supuso, no era capaz de plantarle cara. Igual que le sucedia a ella. Nunca iba a borrar de su memoria el dia que su padre la entrego para salvar su avejentado y alcoholizado culo de los calabozos, con la excusa de que trabajaria como dama de compania de la esposa. Asi leeria y hablaria con la pobre mujer, que habia perdido la vista y que, lentamente, iba perdiendo tambien la movilidad de los musculos. <>, comentaban en el pueblo. Y ahi estaba, inocente y confiada, pensando que su padre por una vez en la vida habia hecho lo correcto, lo mejor para ella, algo bueno y desinteresado por su hija. Hasta que sintio el putrido aliento del capitan en su boca y su sudor sobre el vestido. Habian pasado algunos dias sin que la reclamara. Habia estado mas ocupado de la cuenta tratando de dar caza a la banda de forajidos liderados por el Caballero. Habia rezado, a pesar de ser algo contrario a sus creencias, rogando para que le sucediera algo terrible y, a ser posible, perdiese la vida en ello. Pero esa noche habia vuelto enfurecido por ser incapaces de dar con ellos a pesar de sus continuadas pesquisas; la gente del pueblo los protegia con celo. Habia escuchado algunas historias acerca de ellos y la verdad era que no le parecian peligrosos, mas bien hombres que se sublevaban contra animales como el capitan. Lo odiaba con todas sus fuerzas y sabia que esa noche iba a ser dura; pagaria sus frustraciones con ella. Siempre lo hacia. Le indico que lo siguiera a su despacho, su guarida, en la que cometia esos actos despreciables contra ella. Las piernas le temblaban, sentia que no iba a ser capaz de soportarlo de nuevo. Aun le quedaban algunos moratones en las piernas y en el cuello despues de su anterior visita a su cuerpo. Saboreo la bilis que lleno su boca con ese sabor amargo, tanto como lo estaba siendo su vida. No habia sido feliz nunca. Era duro admitirlo, pero era la realidad. Se agarro a la barandilla de madera que adornaba la escalinata hasta la planta superior, cuando llamaron a la puerta. Era el dia libre de Hector, el mayordomo, por lo que el dirigio su voluminoso cuerpo hacia la puerta farfullando improperios acerca de quien seria a esas horas. Abrio la puerta y varios guardias, sin esperar invitacion, entraron ocupando el gran vestibulo de la planta superior. Llevaban a un hombre maniatado y flanqueado por dos de ellos a los lados y varios mas a su espalda que esperaban la oportunidad de asestarle algun golpe si se atrevia a intentar escapar. Lola permanecio a un lado rezando para que su amo tuviese algo mejor que hacer que yacer sobre ella para descargar su frustracion y saciar sus bajos instintos. El preso levanto la cabeza y Lola pudo ver que sus ojos, grises al igual que una nube de tormenta, la miraban directamente, no a ella, sino dentro de ella, leyendola como un mapa abierto. Sintio un escalofrio que recorrio su larga espina dorsal y la dejo anclada en el sitio; helada. El preso no dejo de mirarla ni un solo instante. Ninguno se atrevio a pestanear para no romper el hechizo que los habia hipnotizado, atrapandola en el turbulento mar que eran sus ojos. El capitan los miro sin entender que sucedia. -Lo hemos pescado mientras haciamos la ronda. No hemos sido capaces de dar con el campamento, tampoco sabemos si estabamos lejos o cerca... No ha soltado prenda. - ?Acaso es mudo? -bramo con esa rabia animal que lo gobernaba. -No lo sabemos, pero no ha dejado escapar el mas leve sonido; ni siquiera cuando le hemos golpeado -confeso el guardia con satisfaccion. Lola observo el color purpura que adornaba su mejilla advirtiendo en ese momento que tenia el labio inferior inflamado y que un reguero de sangre, ya reseco, cubria la herida. -Quiero verlo -exigio el capitan. Uno de los guardias, ansioso, golpeo al joven en el estomago y este, a pesar de doblarse por el dolor, no dejo escapar nada mas que el aliento. Ella no podia creer lo que estaba viendo. Quizas si que era mudo, pues no era posible que un hombre aguantase esa embestida brutal en el estomago sin soltar ni la mas leve de las quejas. -Otro -pidio curioso.

  • En la oscuridad de la noche (HQÑ) Versión Kindle ...

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  • En la oscuridad de la noche Versión Kindle - Amazon.es

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  • Película: En la Oscuridad (2003) | abandomoviez.net

    https://www.abandomoviez.net/db/pelicula.php?film=1040

    Tras ser acusada injustamente de un terrible crimen, la simpática viejecita una noche fue salvajemente asesinada por el pueblo enloquecido, y hay algunos ...

  • Darkness Falls (película de 2003) - Wikipedia

    https://es.wikipedia.org/wiki/Darkness_Falls_(pel%C3%ADcula_de_2003)

    Darkness Falls (conocida en español como En la oscuridad de la noche o simplemente En la oscuridad) es una película de terror dirigida en el año 2003.

  • En la oscuridad de la noche (2003) - Filmaffinity

    https://www.filmaffinity.com/ve/film462553.html

    En la oscuridad de la noche es una película dirigida por Jonathan Liebesman con Chaney Kley, Emma Caulfield, Lee Cormie, Grant Piro, Kestie Morassi .

  • La ciudad de la Oscuridad | Un libro para esta noche

    https://unlibroparaestanoche.com/tag/la-ciudad-de-la-oscuridad/

    23 feb 2015 — Entradas sobre La ciudad de la Oscuridad escritas por Bitterblink. ... Ascuas («City of Ember» es el título original de este libro) en 2003.

  • EN LA OSCURIDAD DE LA NOCHE | ALISSA BRONTE

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    1 jun 2018 — El libro EN LA OSCURIDAD DE LA NOCHE de ALISSA BRONTE en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!

  • La Tierra en la Noche: un libro eBook de la NASA - El tiempo

    https://www.tiempo.com/ram/la-tierra-en-la-noche-un-ebook-de-la-nasa-sobre-la-noche-desde-el-esp.html

    28 dic 2019 — La Tierra tiene muchas historias que contar, incluso en la oscuridad de la noche. Earth at Night, el nuevo ebook de 200 páginas de la NASA.

  • Mujeres en la oscuridad - Ginés Sánchez | PlanetadeLibros

    https://www.planetadelibros.com/libro-mujeres-en-la-oscuridad/273090

    25 sept 2018 — Otros libros de Novela literaria. La noche más oscura (Serie Inspector Barbarotti 1) · Hakan Nesser. Comprar.

  • Mi vida K-Drama de Alissa Bronte

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    Un lunes mas. No, ya nunca seria un lunes mas. Lola llegaba a la oficina con una gran sonrisa en la cara, habia pasado un inolvidable fin de semana en compania de German. Al principio penso que era un error por eso de donde tengas la olla no metas la..., pero ahora estaba contenta con la decision. Aunque nunca habia querido tener una relacion con un companero de trabajo, la verdad era que sentia que estaba enamorada. En una nube. Casi como si sus pies pudieran flotar, pero ?como no sentirse asi si acababa de empezar, hacia poco mas de un par de meses, una relacion que iba viento en popa? Y, para aumentar mas su felicidad, el viernes habian anunciado que el iba a ser ascendido. Y eso era algo muy bueno porque las oportunidades en su empresa no eran muchas, menos en el departamento de contabilidad. Asi que pasar de ser uno mas al jefe de equipo era un logro que no estaba al alcance de cualquiera. Y lo habian celebrado por todo lo alto. En las nubes andaba cuando llego a la oficina y se dio cuenta del revuelo. Estaba claro que algo gordo habia pasado porque todos sus companeros, por lo general con el modo estatua en on, estaban revolucionados y no dejaban de cuchichear en corrillos repartidos por toda la oficina. Se acerco a uno de los grupos, no lo eligio por nada en especial, ya que no tenia relacion con ningun otro empleado mas alla de un <> o un <>, para ver si lograba enterarse de algo. --Buenos dias, ?ha pasado algo interesante? --pregunto, dando un sorbo al cafe que habia sacado de la maquina de la planta de abajo. --Buenos dias, Lola. Si, ha pasado esto --respondio un joven de aspecto desalinado y gafas redondeadas y sucias. --?Eso? ?Que es? Parece una invitacion de boda --anadio, mirando la cartulina que sostenia entre las manos. --!Bingo! --afirmo otro de los chicos a la vez que la senalaba con las manos formando pistolas imaginarias. ?De verdad habia hecho eso? Lola no entendia por que la invitacion de boda de alguien podria ser la causa de ese alboroto. --?Quien se casa? --pregunto con curiosidad, observandola. --Miralo tu misma --dijo una de las chicas del corrillo que llevaba poco tiempo en la empresa, y de la que no sabia ni el nombre, dandole la invitacion--. Vas a alucinar --anadio mas tension y curiosidad a la que ya sentia. --!Menudo braguetazo! Que calladito se lo tenia... --Ahora entiendo todo. --Estaba claro que algo habia detras... Los comentarios de sus companeros no paraban y la curiosidad por saber quien era el del braguetazo fue tan grande que abrio la invitacion de boda, todavia entre sus manos, y la miro con atencion. Era elegante, de un color blanco nacarado y con una cinta de saten gris brillante, con algo parecido a la purpurina, pero sin que se quedara pegada en cualquier lado, que hacia las veces de cierre. Era muy bonita. Saco la invitacion. La verdad era que se esperaba cualquier cosa menos eso. Se quedo sin aire en los pulmones, como si alguien la hubiera pateado en el estomago, y sintio que se mareaba, que perdia la conexion con la realidad. Boqueo con desesperacion, como un pez fuera del agua. Parpadeo para aclarar la vision y alejar todos esos sentimientos que la abrumaban hasta confundirla, y se centro en las letras escritas sobre relieve en la invitacion de boda. No habia dudas, ninguna. El nombre del novio era el puto nombre de <> novio. ?Era una broma de mal gusto? ?Estaban a 28 de diciembre y no se habia enterado? Releyo una vez mas lo que habia escrito en la nota. Como si al hacerlo de nuevo algo fuera a cambiar. --Ahora cuadra lo del ascenso porque todos sabemos que ni lleva aqui el suficiente tiempo ni destaca por su trabajo... --murmuraba uno. --Lo que me ha sorprendido mas es que el jefe nos haya invitado a todos --respondia otro. --Si, pero teniendo en cuenta que es su unica hija es normal que tire la casa por la ventana -- aclaraba otra de sus companeras. Los comentarios no cesaban a su alrededor, era logico porque esa noticia habia sido inesperada, aunque para una mas que para otros. --?Que te parece, Lola? ?Ha pegado o no German el braguetazo de su vida? --le pregunto otro de sus companeros. Pero ella no estaba para escuchar a nadie. Apreto la carta entre las manos y, furiosa como nunca antes, se acerco al puesto de su novio, bueno, no de su novio, del novio de otra al parecer. Coloco las manos sobre el tablero de la mesa con tanta rabia que todo vibro con la misma fuerza que el huracan que se arremolinaba dentro de ella y la hacia temblar. Busco a German por la oficina y vio que salia del despacho del director. Los ojos de este, al encontrarse con los de ella, se abrieron mucho por la sorpresa, pero ?que sorpresa era para el? ?Acaso no sabia lo que habia hecho? La sorprendida era ella. Temiendo lo que llegaria a continuacion, German le hizo un gesto con la mano que tenia libre para que esperara. Ella cruzo los brazos bajo el pecho, para intentar que estos no la traicionaran y que una de sus manos acabara estampada en su atractiva cara. --Si, si, todo me parece perfecto. Luego te llamo, Amanda, tengo un asunto pendiente que cerrar --explico a toda prisa a la mujer, Amanda, con la que hablaba al otro lado. Amanda, como la Amanda de la puta invitacion. Estrujo la tarjeta entre las manos y no pudo evitar pensar que en vez del trozo de cartulina eran sus pelotas las que apretaba hasta dejarselas inservibles. --?En eso me he convertido de repente, German? ?En un asunto pendiente que has de cerrar? --rugio. Queria controlarse, pero no podia, el huracan se habia desatado con fuerza y el ojo estaba justo en su corazon, cegando cualquier otro sentimiento que no fuera la ira. Ni siquiera le importaba que estuvieran en medio de la oficina y que los companeros estuvieran pendientes de todo lo que sucedia entre ellos. --Lola, dejame explicartelo. Tranquilizate, por favor --pidio en voz baja con una calma pasmosa--. Vamos a otro lugar y hablemos de ello --ordeno, tomandola por la muneca y arrastrandola para llevarla a otra zona. --?Que me vas a explicar? --bramo, pegando un fuerte tiron de la mano y parandose con firmeza; no estaba dispuesta a dar un paso mas--. ?El hecho de que me entero por esto -- mascullo, tirandole a la cara la invitacion-- que el que era mi novio hasta ayer se va a casar con otra? Ah, no, espera, que resulta que <> era yo --escupio, enfadada. Nunca, jamas, habia sentido un odio tan fuerte por nadie. Tras sus palabras, los murmullos lejos de apagarse cobraron intensidad. Eran la atraccion del dia y, sin verlos, podia imaginarse a todos sus companeros con las palomitas recien hechas sentados con comodidad para ver la pelicula que, de manera inesperada, iban a disfrutar a costa de ella. --?No has visto las llamadas perdidas? --interrogo bajando la voz, como si fuera lo importante en esa situacion--. Ademas, no es necesaria esa actitud tuya amenazante --anadio, molesto. Lola escuchaba sus palabras, pero no las llegaba a asimilar, ?estaba mosqueado? ?Encima? --!?Que cono esperas?! ?Que me ofrezca a acompanarte al altar? --pregunto, mirandolo con toda la fuerza de la ira que burbujeaba en sus venas, rezando por ser capaz de lanzarle rayos laser con los ojos y fulminarlo alli mismo. Si no era una broma..., iba a arder Troya. --Vamos, Lola. No ha pasado nada entre nosotros para que estes tan indignada. Ademas, nunca quise enganarte, pero aquella noche te me insinuaste y yo me deje llevar y luego..., luego no supe como explicarte que estaba en una relacion y que tenia fecha de boda y... --trato de explicarle en voz baja. Lola abrio la boca tanto que le hubiera cabido dentro un paquete de Amazon. ?En serio le echaba la culpa a ella delante de todos? ?Insinuaba que ella lo habia seducido? ?Estaba de cona? --!Seras cabron! --grito sin reparar donde estaba ni quienes podian oirla--. ?Que me insinue? ?Que te dejaste llevar? Que te has dejado llevar, ?por los dos ultimos meses? !Seras hijo de puta! --Lola, guarda la compostura, nos estan mirando todos --suplico. --?Y que cono me importa? ?Crees, de verdad, que en este puto momento de mi vida me importa algo que nos escuchen? ?Como has podido, German? !Como! Me enganaste, me hiciste creer que te importaba, que me querias, que significaba algo para ti... y resulta, resulta... --se detuvo para soltar una carcajada histerica--, resulta que yo era la otra. !Era la otra! ?Y todavia me pides que me tranquilice? ?En que mundo vives, en el de Yupi, gilipollas? --Lola, no sigas por ese camino o me voy a ver obligado a... --?A que? --pregunto, amenazante. --A denunciarte... por calumnias --balbuceo. Y aquello fue la gota que colmo el vaso, rompio a reir a carcajadas que se parecian mas a los alaridos de una persona fuera de si que a una risa normal, pero estaba a punto de enloquecer. --?Me vas a denunciar por calumnias? ?Y por lo del sabado, German? ?Vas a decir que abuse sexualmente de ti? !Vamos a celebrarlo con las piernas en alto! Ah, no, espera, <>, solo que me confundi... --espeto tan enfadada que podia prender fuego con tocarlo. --!German! !Lola! ?Que demonios sucede? ?Por que estan discutiendo? --inquirio su jefe, que, alterado por el revuelo que se intuia tras los cristales de su despacho, salio de su oficina. --Senor Ramirez --llamo dirigiendose a su jefe--, no se meta, por favor. Esto no va con usted --pidio al hombre. No le tenia ningun aprecio, la verdad, pero tenia ya unos anos y lo ultimo que queria era que le diera un sincope por su culpa. De hecho, agradecia que la oficina de este estuviera insonorizada y no fuera consciente del tema que trataban. --Lola, ?como que no va conmigo? ?Acaso quiere que, aparte de la invitacion de boda de mi hija, le llegue una carta de despido? --amenazo, iracundo. Esas palabras la remataron, miro a German, despues se acerco hasta el lugar donde la tarjeta habia caido cuando la lanzo, miro otra vez el nombre de la tarjeta para comprobar que, efectivamente, era la hija de su jefe. Como si no hubiera estado claro, como si su mente hubiera querido negar la realidad. --?En serio, German? --interpelo--. ?Te vas a casar con la hija del jefe y todavia me buscaste el sabado para celebrar tu ascenso? Aunque, claro, tambien estabas celebrando tu despedida de soltero privada a mi costa, cabron. --Senorita Salazar, ?de que esta hablando? --pregunto Ramirez al darse cuenta de que no era una discusion laboral. --Que se lo explique su futuro yerno, senor. Yo dimito --afirmo con rotundidad --. !Dimito, jefe! Ninguno de los dos me va a despedir, la que se va soy yo. ?Me oyes, German? Dimito de todo, de esta mierda de empresa y de esta mierda de... relacion --bufo, senalando de uno al otro --. Ojala cuando lo descubra todo Amada, te... <> a la mierda. !Gilipollas! --!Lola! --grito su jefe con la cara roja como un tomate, como si le fuera a dar un infarto o algo similar--. !A mi despacho! !Ahora! Asi habia resultado su lunes; ya no era un buen lunes. Dio la espalda a su jefe, se acerco hasta la que habia sido su mesa los ultimos cinco anos y se esforzo por no derramar ni una sola lagrima por German, ni por el trabajo que abandonaba para no regresar jamas. Todos sus companeros la miraban en silencio, era incomodo verlos y no escucharlos, parecian maniquies baratos amontonados. Podia ver sus pensamientos brotando como setas de sus cabezas y sus miradas iban desde la lastima hasta la indiferencia pasando por la satisfaccion. Pero le daba igual, en ese momento, solo podia sentir la tormenta que no perdia intensidad en su interior y sabia que corria el peligro de quedar destrozada si no la frenaba. Y el no merecia la pena. Nadie que enganara a la persona a la que se suponia queria merecia la pena. Dejo la oficina con cinco anos de su vida metidos en el bolso. En unas horas estaria triste, lo estaria en ese instante en el que se diera cuenta de que sus mejores anos los habia desperdiciado en ese lugar, que se habia hecho ilusiones de futuro con un impresentable que no habia tenido las pelotas suficientes de decirle que ya estaba en una relacion con la hija del jefe y, a cambio, ?que habia ganado? Nada bueno: una talla mas. Lo mas triste era que ni siquiera iba a echar de menos a los companeros, porque eran solo eso, companeros de oficina, ningun amigo, ninguno con el que tuviera una relacion mas estrecha. Volvia a estar sola. Volvia a tener que empezar de cero. Capitulo 1 Tres meses despues... Era el tercer k-drama que veia esa semana, estaban siendo su sanacion. No tenia ni idea de como no los habia descubierto antes, ?que habia estado haciendo con su vida hasta ese momento? <>, grito una vocecilla impertinente en su cabeza, aunque en las ultimas semanas la habia estado escuchando mas de la cuenta. Se limpio las lagrimas a la vez que dejaba escapar un suspiro de la emocion, ?como podia haber historias tan bonitas? ?Como podia haber hombres tan atractivos? Habia echado numeros, era lo suyo, y el tanto por ciento de tios buenos por cada millon de habitantes que habia en Corea del Sur era desorbitado. Habia estado a punto, varias veces, de escribir a la reina Letizia y pedirle que hiciera una ley en la que fuera obligatoria la crianza de los ninos a base de algas y arroz, porque, vamos, lo de Corea del Sur no era normal, no lo era... o, tal vez, la que no lo era, era ella. Se levanto a por otra tarrina de helado, ?cuantas llevaba ese dia? Y se puso a husmear entre la lista de series para ver cual atacaba en ese instante, le apetecia una de accion, y dudaba entre City Hunter o Healer. En ello estaba cuando el telefono sono. Le parecio muy raro porque nunca nadie la llamaba. Pero ahi estaba su telefono fijo, al que tenia por lo general criando malvas, sonando con ese timbre estridente que le hacia rechinar los dientes. ?Para que lo tenia? Nadie usaba ya los fijos, bueno, ella si. Se levanto en plan zombi y, al pasar frente al espejo que colgaba en una de las paredes de la habitacion, miro de reojo y no pudo creer lo que vio: !estaba horrible! Mejor no le hacia caso y cogia el telefono para que dejara de sonar. --?Si? --pregunto con la voz pastosa y extranada al ver un numero muy raro. --?Lola? --interrogo a su vez la voz al otro lado, una que no reconocio. --Si, soy yo. ?Quien es? --!Sorpresa! !Soy yo! --?Eres tu? ?Y quien eres tu? --volvio a indagar, hastiada y cabreada porque una loca la habia interrumpido y, en esos momentos, no tenia tiempo para nada mas que para revolcarse en su miseria como un cerdo en el barro. --!Joder! ?En serio? ?Me voy a vivir fuera y ya no sabes quien soy? !Soy Sonia! !Tu prima Sonia! --?Sonia? !Que sorpresa! ?Que demonios te pasa en la voz? No te he reconocido --aclaro a la vez que regresaba al sofa y se sentaba con las piernas cruzadas. --?Como estas? --curioseo. --Pues, la verdad... --dudo, no tenia claro si debia o no decirle la verdad, ?pero para que mentir? Estaban a miles de kilometros de distancia--, es que estoy hecha un puto asco. --?Que ha pasado? --pregunto con un tono de voz mas serio, preocupado. --Pues..., que no me case con un hombre rico como tu --solto sin ocultar que estaba molesta, aunque su prima no tuviera la culpa de nada. --Eso no lo es todo en la vida... --suspiro al otro lado su prima. --Yo creo que si --afirmo, convencida. --Vale, esta bien. Sientate y cuentame todo. --No creo que tengas tanto tiempo... --Abre la puerta, anda --pidio a la vez que el timbre sonaba con insistencia. --!?Que...?! --exclamo sin creerlo. !No podia ser verdad! !Tenia que ser cona! Una coincidencia, nada mas. No podia creer que su prima, despues de dos anos sin apenas saber nada de ella, apareciera justo ahora en su vida, cuando mas la necesitaba, aunque le jodiera reconocerlo. Era hija unica porque habia sido una <>: llego cuando sus padres eran demasiado mayores y sus esperanzas se habian esfumado. Su madre tuvo un embarazo complicado y el parto dejo sus fuerzas mermadas. Lola, en su fuero interno, estaba segura de que su madre nunca se recupero de esa prueba inesperada del destino y que era, de cierta forma, la responsable de su muerte prematura. Tiempo despues, su padre la abandono tambien para unirse al amor de su vida, siempre supo que habia muerto de pena; la echaba de menos hasta limites insospechados y no ayudaba el hecho de que ella se pareciera a su madre como dos gotas de agua. A veces, en la mirada de su padre veia el dolor que la similitud entre ambas le causaba, hasta el punto de que habia dias en que evitaba mirarla a la cara. Y su prima, Sonia, era lo mas parecido a una hermana que habia tenido, pero crecieron y sus caminos se separaron. Sonia se caso con un hombre de negocios de Nueva York que la alejo de ella y eso hizo que el contacto entre ambas se enfriara. Con paso inseguro y el pecho tronando de emociones, se dirigio a la puerta y abrio para encontrarse con su prima, que lucia <>. --!Prima! --exclamo feliz a la vez que la abrazaba con fuerza. Su larga melena, morena, rizada y tan alocada como todo en ella, hacia destacar todavia mas sus redondeados ojos del color de las almendras y su piel... ?morena? ?Donde estaba el color de su piel? Ahora parecia que una fina capa de leche la impregnaba. --?Sonia? ?Eres... eres tu? --susurro porque dudaba que esa mujer de aspecto desconocido fuera su prima. --!Claro, tonta! ?No me ves? ?O es que mi belleza te ha cegado? --pregunto gritando las palabras y sin dejar de dar pequenos saltitos enganchada a su cuello, lo que hizo que sus pechos de silicona rebotaran sobre los de Lola, normales y empezando a acusar el efecto de la gravedad. Al contrario que los suyos, los de su prima permanecerian en su sitio pasara lo que pasara, incluso, estaba segura, podrian servir de anclaje a un barco en plena tormenta y no se moverian. --!Joder! ?Que te has hecho? Apenas pareces tu... Estas muy cambiada. --Estoy estupenda, ?verdad? Esto es la nueva vida. --Estas irreconocible... --admiro sin quitarle la vista de encima. --Si, !gracias a Dios! --suspiro, adentrandose en el apartamento y cerrando la puerta con un delicioso y encantador puntapie. Verla moverse con tanta gracia, con esa cintura de avispa y un cuerpo perfecto en el que todo estaba en su lugar, la hizo sentirse no un cerdo revolcandose en el barro, sino un mamut peludo, torpe y pesado que no tiraba de su cuerpo. No le entraba en la cabeza como era posible que caminase dando esos pasitos cortos con esos altos tacones y como, ademas, lograba que su trasero se contoneara de esa manera que la hizo, de forma involuntaria, ladear la cabeza: hipnotizada por, al parecer, la musica magica que sus perfectos gluteos creaban a cada paso. --?Que te ha pasado? --inquirio, confusa, mientras Sonia se dejaba caer en el sofa con una gracia que, desde luego, no era innata. Lola se pregunto cuantas horas habria pasado estudiando esa caida accidental. --Me ha pasado !el Gangnam style 1! Seul, querida prima, todo eso me ha pasado --grito, feliz.

  • sonando a lo grande de Alissa Bronte

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    Marga !!El avion por fin ha aterrizado!! Pongo un pie en el finger y respiro el maravilloso y contaminado aire de Madrid. !!Si!! !Ya estoy en la capital! !El principio del fin de mi solteria! Ahora voy a tener la ocasion de conseguir lo que he anhelado durante tantos anosssssss… ?Que es, os preguntareis? Pues encontrar a ese principe azul que llevo treinta y dos anos esperando en mi pequena isla… No dejo de preguntarme, mientras camino con un poco de temblor en las piernas, cuantas oportunidades me aguardan en la gran ciudad. Se que no debo hacerlo, que el amor tiene que ser algo inesperado y fantastico, algo que no se planea para que resulte superromantico… pero no puedo evitar mirar en todas direcciones buscando a mi hombre ideal, porque si hay algo que tengo claro es que no me voy a conformar con menos. Quiero un principe azul; bueno, lo del titulo nobiliario es negociable, puede ser duque, conde, estrella de cine… !Si! Un galan de cine que se enamora de la mujer sencilla pero encantadora que llega a la gran metropoli, como en las historias de mis libros… Miro entre la multitud a la vez que leo con atencion todas las indicaciones del aeropuerto; la T4 es monstruosamente grande, nada que ver con el aeropuerto de Fuerteventura. Al menos, el vuelo ha sido directo y he tardado poco mas de dos horas en llegar. Por fin, entre la abrumadora muchedumbre, vislumbro la melena oscura y los ojos grises de mi amiga. --!!Grisel!! --grito emocionada por verla de nuevo; la ultima vez fue hace… ?dos anos? --!!Marga!! --grita a su vez. Camino todo lo deprisa que puedo con mis zapatos de tacon, que solo uso en las ocasiones especiales; llevo una falda de pliegues, verde oscura y con pequenas margaritas amarillas y blancas estampadas. Me encanta esta prenda porque, al andar, produce frufru, como en las novelas de la epoca de la Regencia que tanto me gusta leer. --?Que tal el vuelo? --pregunta apretandome fuerte entre sus delgados brazos. --!Bien! Bueno… bien. --?Nerviosa? --!Si, claro! --Vamos a salir fuera, aqui hay mucho ruido. Asiento con la cabeza y, de la mano de mi amiga, echo a andar con un monton de sentimientos diferentes a cuestas, mientras percibo como me recorre por el cuerpo una especie de descarga electrica, de esas que se te cuelan por los dedos y, hasta que no imprime su marca por todo tu ser, no te abandona. No dejo de pensar en todo lo que me espera y no puedo parar de sonreir. Grisel detiene su paso en una zona menos ruidosa, una cafeteria en la que nos sentamos y pedimos un cafe. Necesito ponerme al dia, y ella, imagino, tambien. --?Que tal todo por la isla? --Si quieres saber algo de alguien en concreto, dimelo. --No quiero saber nada de nadie en concreto… --disimula. --Grisel… no mientas; siempre que lo haces, te rascas la nariz de una forma muy descarada. Somos amigas desde… --?Siempre? --Sonrie. --Exacto, y te conozco mejor que nadie. --Se que pretende saber que tal esta su ex, pero quiero que sea ella quien lo pregunte. --Esta bien. ?Que tal esta Airam? --Bueno, esta… --contesto. --?Esta…? --Si, supongo que ha pasado pagina. --?Esta saliendo con alguien? --Si, asi es, pero no he logrado averiguar de quien se trata… --Seguro que es la zorra de Yolaida… --Tambien lo he pensado. ?Y tu? ?Has pasado pagina aqui en Madrid? --De momento me centro en trabajar, que ya es mucho, y, bueno, si algun dulce aparece, le hinco el diente. ?Y que me dices de ti? Cuentame, ?sigues…? --Si, sigo. !!Siempre estas con lo mismo!! --!Es que me preocupa en que estado lo tienes! Seguro que, si llamamos a un experto en antiguedades, lo declara patrimonio de la humanidad. --!!Grisel!! --!Es verdad! ?A cuantas mujeres conoces de tu edad que no hayan probado varon? !?Que lo unico que se haya colado entre sus piernas sea el agua del mar?! Ni un triste consolador ha paseado por ahi… Desde luego, debes tener una telarana que ni Spiderman… --!Grisel…! --No te preocupes, mi Margarita, que para eso estas aqui; vamos a lograr que encuentres a ese hombre que te vuelva loca. --!A mi principe! --suspiro. --Eso es mas dificil, pero, bueno, trataremos de dar con ese que te provoque tal calentura que te salgan ampollas en la boca solo de pensar en el. --Grisel, ahora en serio, ya sabes que quiero enamorarme antes de entregar mi preciada virginidad a alguien. --Pareces sacada de una peli antigua. --?De esas romanticas? --Mas bien de terror. Pero en Madrid nada es imposible; seguro que hay por ahi algun hombre que este hecho especialmente para ti. --!Eso espero! --Vamos a casa. Manana hay que madrugar, empiezas en tu nuevo trabajo. ?Nerviosa, Marga? --Si, si que lo estoy, pero la ilusion es mayor. --Sonrio. Llegamos al pequeno apartamento; no es gran cosa, pero resulta muy acogedor. Tiene dos habitaciones y un unico bano; ya temo la de veces que me va a tocar hacer cola para entrar: Grisel jamas de los jamases sale a ninguna hora, ni por ningun motivo, sin estar perfectamente arreglada. Cenamos un bocadillo y nos vamos enseguida a la cama; estoy agotada, pero no por el viaje, sino por la cantidad de emociones que se empenan en quedarse dentro de mi estomago y pasearse por mi cabeza. Sin poder conciliar el sueno, saco mi libro electronico y continuo con la historia que estoy leyendo hasta que, finalmente, me quedo dormida. Cuando me levanto, me sorprende ver que el bano esta libre, y Grisel preparando cafe. --Venga, dormilona: arreglate, que nos vamos al trabajo --apremia. --?De verdad crees que voy a hacerlo bien? --!Claro que si! Eres la persona mas… --Mas, ?que? --Optimista, lo que te vendra estupendamente a la hora de intentar vender el producto. --De acuerdo, vamos a ello --digo y entro en el bano para ducharme. Mientras el agua cae por mi suave piel, pienso en el trabajo. Grisel me ha conseguido un puesto de teleoperadora en una empresa de servicios moviles; debo atraer a clientes de otras companias, para que se cambien a la que me ha contratado. No estoy segura de poder hacerlo bien, pero, bueno, se trata de vender por telefono sin estar frente a alguien, por lo que debe de ser bastante facil. Despues de vestirme y de tomar el cafe, Grisel me deja frente al edificio de mi nueva oficina y se marcha a trabajar. En la puerta, sola y sin conocer a nadie ni nada, una sensacion de vacio me invade, como si quisiera tragarme entera, asi que agarro mi falda rosa con tul en el dobladillo y muevo las piernas para escuchar el suave frufru que siempre me calma.

  • Amor En Cuarentena (Todo Saldra Bien 3) de Alissa Bronte

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    --!Abuela, abuela! --Escucho unos gritos que me encantan llenar el vacio jardin de la casa. --Hola, mi pequena gatita, !te echaba de menos! Miro a mi nieta y no puedo evitar que una gran sonrisa se dibuje en mi viejo rostro. Puedo sentir como las arrugas se pronuncian y tiran de la piel de las mejillas; estoy vieja, lo se. Son ya setenta anos los que soportan mis huesos. --Yo tambien, abuela. ?Me has preparado mi bizcocho? --pregunta con recelo. !Como si pudiera olvidarme de algo asi! --Si, te lo he preparado. Estaba esperando que llegaras para merendar. --Mama --nos interrumpe mi hija--, te la dejo un rato. Voy a aprovechar para hacer unas... compras --me informa, aunque se adonde va, hace tiempo que trata de volver a quedarse en estado. --Vale, estaremos bien, no te preocupes --afirmo con una sonrisa. Se aleja unos pasos, pero enseguida se da la vuelta y regresa para dejar un humedo beso en mi mejilla. --Gracias, mama, te quiero --susurra. --Y yo a ti, hija, y yo a ti... --?Y a mi nadie me quiere o que? La expresion de Silvia, mi nieta de ocho anos, es enternecedora. ?De verdad pasara por su mente la idea de que no la queremos? --A ti mas que a nadie --decimos al unisono su madre y yo. --Vale, vamos, abuela. Tengo hambre. Asiento y sonrio cuando su mano se agarra a la mia. Caminamos a mi ritmo, yo no puedo seguir el suyo y me doy cuenta de cuanto se parece a su madre. Entramos hasta la cocina y se sienta en uno de los taburetes altos de la isla. Me mira con fijeza mientras pongo la tetera a hervir. Mi mirada se desvia en un acto reflejo hasta un retrato que conservo de nosotros, sobre la chimenea de la cocina. No puedo dejar de mirarlo cada vez que entro, somos nosotros, despues de haber sobrevivido a aquella gran tormenta. --Abuela, querias mucho al abuelo, ?verdad? --interroga al darse cuenta de que estoy mirando. --Si, lo queria hasta el infinito y mas alla... --confieso. --?Sabes, abuela? Tengo ganas de cumplir ya trece anos. --?Trece anos? ?Para que? Ademas, te falta mucho. Solo tienes ocho. Silvia tuerce la cabeza a un lado y su melena larga y dorada roza la encimera. Esta pensativa, me pregunto lo que pasa por esa cabecita inquieta. --Me faltan cinco todavia... --susurra--. Abuela, a los trece ya se es adolescente, ?no? --Si, asi es. --Pues eso, que quiero ser ya una adolescente. --?Para que? No tengas tanta prisa que antes de que te des cuenta, estaras tan arrugada como yo. --?Como una pasa? Papa dice que estas mas arrugada que una pasa... --Que gracioso tu padre... --Quiero ser adolescente porque tengo muchas ganas de enamorarme por primera vez y dar un beso de amor verdadero. Casi me muero. No tengo el corazon para estos asuntos. --?Que? --pregunto para asegurarme, aunque no puedo evitar sonreir ante sus ocurrencias. --Cuentame como conociste al abuelo --demanda con los ojos iluminados. Bajo la cabeza, mi mente se ha marchado varios anos atras, a aquellos dias en los que el maldito coronavirus hizo estragos, nos dejo atrapados en casa, solos, con miedo y nos robo la libertad por la que tanto habiamos luchado decadas atras. El pitido de la tetera me arrastra al presente y la aparto del fuego. Sirvo un trozo de bizcocho a mi nieta y le pongo un vaso de leche, para mi corto otro pedazo y pongo, en una gran taza, un buen chorro de te al que anado azucar y leche. Me siento frente a ella que espera con la boca llena de dulce. --Te lo he contado mil veces, gatita, debes de saberte la historia de memoria... --refunfuno, aunque la verdad es que estoy encantada con volver a contarla. Es una forma de traerlo de nuevo a la vida. De sacarlo de los recuerdos donde sigue vivo. Para mi. En mi. --Si, lo se --afirma sonriendo y al hacerlo me ensena los huecos de algunos dientes y trozos de bizcocho que nadan, alegres, dentro de su boca--. Fue cuando aquel virus, ?verdad? Cuando todo el mundo de todo el planeta tuvo que quedarse encerrado en sus casas, ?verdad, abuela? ?Verdad? --Si, asi fue. --Vamos, sigue... --Hace muchos anos, cuando era el ano 2020, hubo una pandemia que afecto a todo el mundo. Una enfermedad desconocida nos atacaba y la gente se contagiaba muy deprisa. --Si, abuela, porque era muy contagiosa, ?verdad? Y se infecto mucha gente, ?verdad? -- interroga sin dejar de comer. --Si, gatita, se infecto mucha gente, y lo peor no era eso, sino lo rapido que la enfermedad se propagaba. --?Que es popragar, abuela? --Propagar es... que la enfermedad corria muy deprisa por todos lados y aunque comenzo en una ciudad de la lejana China, pronto todos los paises del mundo estaban enfermos. --Por eso os encerraron en las casas, ?verdad? --Si, por eso, para combatir al virus, nos pidieron que no salieramos de casa. --Y teniais que lavaros las manos mil veces al dia, ?verdad? Y la gente acabo con el papel del vater y hasta hicieron una cancion, ?a que si, abuela? Sonrio al recordar aquello, las medidas preventivas en las que se incluian lavarse las manos varias veces al dia, el alcohol y la lejia para desinfectar, como la gente arraso con el papel higienico, la cancion que se bailaba para paliar las largas horas confinados... --Si, todo eso que has dicho es verdad. Incluidas las miles de veces que nos teniamos que lavar las manos. --Y tu te quemaste --suelta resuelta. Eso hace que de nuevo sonria. No puedo evitarlo, ella es la prueba de que, a pesar de todo lo malo que sucedio aquellos dias, tambien hubo brotes de esperanza. --Cierto. Me queme, tenia las manos vendadas hasta los codos porque... --Porque te tiraste los espaguetis encima. --Si, me tropece con la olla con agua hirviendo de haber cocido los espaguetis y me cayo en los brazos. Asi que estaba sola en mi piso, sin poder salir y sin poder hacer nada porque tenia los brazos quemados. --Y llego el abuelo. --?Quieres contarlo tu? Estoy segura de que conoces la historia mejor que yo --bromeo. --!No! !Cuentamelo tu! Yo no estuve alli, abuela --se queja a la vez que rueda los ojos. --Vale, vale... --acepto sin dejar de sonreir--. Bueno, pues estabamos en casa, encerrados, no podiamos salir para casi nada. Solo para hacer la compra, ir a la farmacia y poco mas. Asi que pensando en como iba a apanarmelas asi durante dias, vi un anuncio de un chico que se ofrecia a ayudar a las personas que no podian salir. --El abuelo. --Si, tu abuelo. --Que era policia. --Que era policia --repito. --Y en sus ratos libres ayudaba a los que no podian salir, ?verdad? --Verdad, en sus ratos libres en vez de descansar, ayudaba a los que no podian valerse por si mismos. --Iba en bicicleta. Rio de nuevo, es pura energia. --Iba en bicicleta. Y, como no podia salir, le escribi para que me trajera algo para comer. --Claro porque no podias comprar ni cocinar y estabas a punto de morirte de hambre -- afirma categorica--. Tampoco tenias papel higienico porque habia desaparecido. --Si, supongo que estaba a punto de morirme de hambre --le doy la razon sin dejar de carcajearme--, y tampoco tenia papel, aunque eso ya era un problema de por si con las manos vendadas... Recuerdo aquellos dias con algo de aprension, si era complicado estar en cuarentena, mas lo era sin poder valerme bien por mi misma. Las noticias resuenan en mi cabeza: pandemia, curva de infeccion, numero de fallecidos... --Y llego y te vio y... cuentalo, abuela, que vas muy lenta --exige. --Voy todo lo deprisa que puedo, Silvia. Es que ya estoy mayor. --Es verdad, y arrugada como una pasa. --Creo que voy a tener alguna que otra palabra con tu padre... Pues le escribi y le explique lo que me pasaba y que, por favor, me trajese algo de comer. Asi que, al leer que no podia salir por prescripcion medica, acepto. Lo estaba esperando con nervios, tenia la despensa casi vacia, pero, ademas, iba a tener que pedirle otro favor. --Pero eso no se lo habia dicho para que no fuera a decir que no. ?Verdad? --No se lo habia escrito porque no queria que me dijera que no, ya que lo que le iba a pedir era un poco comprometido. Asi que esperaba que llegara y cuando el timbre sono mi estomago dio un vuelco. --Claro, te morias de hambre. --Claro, me moria de hambre --afirmo--. Asi que cuando estaba llegando a la puerta abri como pude y cuando me vio... --!Te tiro la bolsa a la cara! --exclama sin dejar de reir a carcajada limpia. --Me tiro la bolsa encima porque se asusto al ver a alguien abrir con las manos arriba vendadas. Y la bolsa llevaba... --!Huevos! Y te pusiste perdida, !como si fueras una tortilla humana! --Rie de nuevo. Yo lo hago con ella, es un momento muy feliz. Fue la primera vez que lo vi. --Si, la bolsa llevaba huevos y al soltarla de golpe por el susto, me dio en la cara y luego cayo al suelo. Asi que terminamos llenos de huevo la puerta, el suelo y yo. Cuando se dio cuenta, se disculpo muchas veces, pero no podia acercarse mucho porque debiamos mantener la distancia de seguridad. <>, repetia una y otra vez. Y yo me eche hacia atras llorando y llena de huevo. --Llorabas porque no podias hacer nada con las manos asi, ni lavarte ni nada. --Si, me costaba mucho trabajo hacer algo tan sencillo en aquellos dias. --Y el abuelo te dijo que no lloraras. --Si, el abuelo recogio todo, lo limpio y me pidio disculpas. <>, se presento. --Y tu le dijiste que te llamabas Elena, porque te llamas Elena, ?verdad, abuela? --Verdad. Asi que alli estaba, llorando alejada de el mientras limpiaba el desastre y el huevo goteando por mi pelo, mi cara, mi ropa... <>, le explique a tu abuelo: <>. --Y volviste a llorar --me interrumpe de nuevo. --Si, lo hice porque aquellos dias estaba muy sensible, como muchas de las personas que pasabamos por unos momentos tan dificiles. Asi que tu abuelo se compadecio de mi: <>, repetia en voz baja. Y, entonces, sucedio. Sin tener que pedirle yo el favor de que cocinara algo para mi, tu abuelo entro en mi casa, se quito la chaqueta y los zapatos que dejo fuera porque, si no, podria infectar con el virus la vivienda y me ayudo. Coloco la compra, cocino para mi y me ayudo a lavarme el pelo. No deberia haberlo hecho, pero lo hizo. Eran momentos complicados para todos, sobre todo para los que se veian obligados a seguir ahi, al pie del canon. --Y cuando se quito la chaqueta, te enamoraste de el. --No, pero casi. Cuando se quito la chaqueta me parecio el hombre mas guapo del mundo, pero, despues, cuando lo conoci, fue cuando me enamore mas de el, porque tu abuelo era guapo a rabiar, pero lo mejor que tenia era su corazon. Era inmenso. Siempre dispuesto a ayudar. --Y luego volvio --afirma con los ojos llenos de corazones. Con toda seguridad son los mismos ojos que se me ponen cuando hablo de el. --Si, ese dia se quedo a cenar. Cocino para los dos. Una hamburguesa que estaba riquisima y me conto que en los ratos que no estaba de servicio, ayudaba a los vecinos que mas lo necesitaban, sobre todo a personas mayores... --Como tu --me interrumpe de nuevo. --Como yo, pero en aquel entonces no era mayor. --Ni estabas arrugada como una pasa. Cierro los ojos, mi yerno me las va a pagar... --Era joven y muy guapa --afirmo. --Pero no tanto como yo, porque mama y tu decis siempre que soy la nina mas guapa del mundo. --Me lo recuerda con tal seriedad que no me atrevo a rebatirle, aunque, no podria; es la verdad. --No, no tanto como tu, pero no estaba mal. Bueno, tu abuelo ayudaba a los mas mayores. Habia muchos de ellos que estaban solos en sus casas sin nadie de su familia para cuidarlos, otros no podian caminar bien, o no tenian vehiculos para hacer la compra o ir a la farmacia. Asi que tu abuelo tenia un listado y se daba una vuelta por cada una de las casas para echarles una mano y para asegurarse de que ninguno enfermaba. --Y siempre iba en bici. --Si, siempre iba en bici. --Repartiendo amor, como Cupido. --Algo asi --sonrio de nuevo--, en aquellos dias hacia falta gente como tu abuelo, y muchas personas hicieron cosas por los demas muy hermosas, aunque no los conocieran. Tu abuelo fue uno de ellos, arriesgaba su propia salud por los demas y nunca nunca, se quejo. --Quiero que mi novio se parezca al abuelo --afirma colocando su pequena cara entre sus manos y suspirando. --No te deseo otra cosa, gatita, ojala encuentres un hombre como tu abuelo. --?Y que paso despues? Volvio, ?a que si? --Volvio y me ayudo a cocinar. Pero esa segunda vez dejo algo mas de comida porque al dia siguiente no podria ayudarme, ni el dia de despues. Estaban demasiado ocupados tratando de controlar a las personas que no hacian caso. --Las que se escapaban de sus casas. Si, las que se escapaban de sus casas sin permiso. Asi que durante dos dias no lo vi, pero, me envio un mensaje al movil para preguntarme como estaba. Y ese fue el primero de muchos otros. --Millones, ?verdad? --Millones, tienes razon. Cada mensaje que me enviaba me hacia feliz, y mi estomago se llenaba de mariposas, cada vez habia mas y... --Y ya no podias comer porque estabas empachada de mariposas. --!Bingo! --exclamo sin dejar de reir. Es curioso como, desde la distancia, se puede quitar hierro a un asunto que fue tan grave. Pero supongo que el tiempo lo cura todo, si no del todo, al menos hace que la cicatriz se convierta en parte de ti y que lo sobrelleves mejor. Asi fueron aquellos dias. Dias de expectacion, de miedo, de tristeza por todas las vidas que se perdieron... Dias que nos ensenaron que cuando nos uniamos eramos mas fuertes, que se podia ser feliz con muy poco, que mucho de lo que teniamos no era necesario en caso de enfermar, que el virus nos igualaba a todos... --Y asi fue como, poco a poco, tu abuelo y yo empezamos a tener una relacion. Al principio solo eramos amigos, pero, con el paso de los dias, nuestros sentimientos empezaron a cambiar. Y nuestros mensajes tambien, aunque no podiamos tocarnos y nuestros encuentros siempre eran en la distancia, estabamos ahi el uno para el otro. --!Cuentame cuando te dio el beso! --El beso... --repito dejandome llevar a ese momento, ese que recuerdo como si fuera ayer, como si no hubieran pasado cuarenta largos anos--. Habian sido semanas muy duras, la gente no dejaba de infectarse y los hospitales estaban a rebosar. Incluso habian usado hoteles y otros recintos para poner camas para acoger a los enfermos. Llevabamos ya un mes entero encerrados en casa, y la cosa era seria. Ibamos a pasar muchas semanas mas sin poder salir. La gente empezaba a desesperarse, muchos temian por sus trabajos, otros no sabian como iban a superar tantos dias sin poder trabajar y empezaban a temer que iban a verse obligados a cerrar sus negocios. Esos dias, la television, la prensa, las redes sociales, todo estaba lleno de noticias del coronavirus que no dejaba pais sin conquistar. Era una guerra del mundo contra ese bicho que se cebaba entre los mas debiles... Cada dia, a las ocho de la tarde, todo el mundo salia a aplaudir a sus ventanas, a los balcones, a los patios... para dar animos y fuerzas a todos los que peleaban contra ese bicho. --Tu no, abuela, no podias con las manos quemadas. --No, hija, yo no podia aplaudir, pero silbaba --aclaro--, ese dia, habia recibido en casa la visita de un medico y me habia quitado las vendas. La quemadura estaba lo bastante bien como para no llevarlas y no habia infeccion, asi que me dejo unas cremas para ponerme y me pidio que fuera usando las manos con cuidado de no hacerme mas dano. Ese mismo dia fue cuando sucedio. Mas tarde, entrada la noche, tu abuelo llamo al timbre. No lo esperaba, fue toda una sorpresa, pero me alegraba de verlo asi que le abri con una gran sonrisa ensenandole que ya no llevaba vendas, pero su rostro estaba triste. Mucho. --Pobre abuelo, lloraba, ?a que si? --Lloraba, si, porque habia perdido a un amigo, muy querido, por el bicho. --Y te beso. --Lo hizo, sabia que no estaba bien, no debiamos estar cerca, <>, nos aconsejaban, pero el dolor le nublo la mente unos segundos y cuando me vio se acerco a mi, puso sus manos en mi cuello y me beso... La cara de mi nieta no tiene precio, puedo ver los corazones saltando de sus ojos y de los mios. No digo nada mas, no puedo, la emocion me llena el pecho y los cansados latidos de mi corazon han cobrado fuerza. Es como si de nuevo estuviera aqui, conmigo, siento la aspereza de sus manos, su boca sobre la mia, el calor de nuestros cuerpos al estar uno junto al otro, la rabia, el miedo, el dolor y la tristeza del momento. Mis manos aun debiles posandose con cuidado sobre sus antebrazos. Noto las lagrimas de el cayendo sobre mis mejillas, su necesidad. El desconsuelo. El vacio de un hombre que lo daba todo tratando de llenar esos huecos. Recuerdo sus manos sobre mi cuerpo, la ropa despareciendo de nuestros cuerpos como por arte de magia, los jadeos que llenaban de vida una casa rota, llena de soledad y desesperacion, al igual que lo estabamos nosotros. Recuerdo aquella primera vez en la que me hizo suya y yo le deje aduenarse de mi, por completo. De aquella vez en la que no solo entregamos nuestros cuerpos, tambien dimos lo poco que quedaba de nosotros... Siento un leve mareo, parpadeo y limpio mis lagrimas. --Abuela, lo siento, no llores. No debi preguntarte por el abuelo. --No es nada, gatita, no es nada. Solo necesito un poco de aire. Un aire que nada me podra devolver porque el se lo llevo consigo el dia que me dejo. Me acompana hasta el jardin, una vez alli nos sentamos. Ella en el columpio de madera, yo en la mecedora que he usado desde siempre. Parece que me encuentro mejor. El aire es mas respirable o tal vez es que la presion en mi pecho ha dejado de ser tan fuerte. --Abuela, ?estas bien? --interroga con la voz preocupada. La miro y me enternece ver la preocupacion en su rostro. Ellas son lo unico que me mantienen unida a esta vida. Ellas son lo unico real que me queda de el. Lo que hicimos entre los dos, nuestro legado. --Estoy bien, gatita, es que echo de menos al abuelo. --Yo tambien --susurra seria. Tengo que distraernos, asi que me decanto por terminar el relato. Necesito ponerle fin, necesito recordarle toda la historia por si algun dia se vuelve a repetir. --Despues de ese dia, dejamos de ser solo amigos --continuo con la voz mas serena--. Todavia tuvieron que pasar varias semanas para que, por fin, vencieramos al bicho. Las personas estaban felices porque podriamos empezar a tener una vida como la de antes..., no, no como la de antes. Despues de aquello todo cambio. Las personas se volvieron mas solidarias, los vecinos, de repente, tenian nombres reales y habian dejado de ser el del <> o el del <>, las personas que vivian solas se dieron cuenta de que no lo estaban tanto, porque habia personas como tu abuelo que se preocupaban de ellas. Y asi, aportando todos nuestro pequeno grano de arena, llego el dia en el que nos dijeron que el virus habia desaparecido, aunque solo de momento. --Y no hubo fiestas ni vacaciones ese ano, ?verdad? --No, no hubo. Todo se paralizo, aunque a pesar de todo, hubo cosas buenas tambien, la gente no dejo de amar ni de tener esperanza. Dieron con una vacuna efectiva y con un medicamento. Muchas personas se salvaron, otras, por desgracia, no. Las personas de todo el mundo cambiaron un poco su forma de ver la vida y empezaron a cuidar mas su entorno, su familia, el medio ambiente... todo. Y, al final, la luz gano a la oscuridad y ese tiempo de sombras nos dejo una valiosa leccion. --?Cual, abuela? --Nos enseno a valorar mas las epocas en las que hay luz porque las sombras y la oscuridad acechan y atacan cuando menos te lo esperas. --Y el abuelo y tu os casasteis y tuvisteis a mama, y comprasteis esta casa con un gran jardin por si teniais que volver a quedaros encerrados, ?verdad? --Si, decidimos comprar una casa con un gran jardin por si llegaba algo similar, tener espacio para salir, caminar, que nuestros hijos jugaran. --Y el abuelo te dijo que queria casarse contigo en cuanto pudiera. Cierro los ojos, inclino mi cuerpo hacia atras y dejo que la mecedora me balancee. Puedo sentir su olor como si estuviera aqui, ver su mirada limpia y sincera cuando me decia que queria pasar el resto de su vida conmigo. Que no queria esperar ni perder un tiempo que solo era real en nuestra cabeza, porque nadie sabia a ciencia cierta cuanto le quedaba... Nos habia quedado claro a todos, que la vida cambiaba de un dia para otro y que habia que aprovechar cada instante. --Si, el abuelo me dijo que no queria esperar, porque no hay nada que garantice el manana. El silencio aparece de pronto. Solo escucho el vaiven del columpio de madera y el ruido agonico que produce la mecedora cada vez que me balanceo. Tal vez no fue el momento ideal, quizas no fue la situacion apropiada ni la que seria digna de aparecer en un cuento o una historia, pero fue real. Un amor que nacio en cuarentena. Un amor que cuarenta anos despues sigue vivo, aunque uno de nosotros ya no este. Abro los ojos y miro a mi alrededor. Mi preciosa gatita esta tranquila, su rostro es una copia mejorada del de su madre, del mio. Espero que no tenga que pasar por nada parecido, pero si llegara el caso, al menos espero que sepa afrontarlo con entereza y que esta vieja arrugada como una pasa le haya ensenado una leccion importante: siempre hay luz al final del tunel. --Y fuisteis muy felices, ?verdad? --dice de repente, rompiendo la quietud. Dejo escapar un suspiro que lleva ahi, guardado en mi pecho, muchos anos. --Si, gatita, el abuelo y yo fuimos muy felices a pesar de que nuestro amor nacio en cuarentena.