• el oceano de la memoria - Paloma San Basilio

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    Me llamo Alba Monasterio Livingston y naci en 1936, en plena guerra. Mi madre me amamanto hasta los tres anos y a mi padre le hicieron prisionero por el simple motivo de bautizarme. Lo libero un anarquista que penso que tenia derecho a actuar bajo su conciencia. Si el tribunal hubiese estado presidido por otra persona, ninguno de mis hermanos habria nacido y, por lo tanto, esta historia no existiria. Cuando volvio a casa, la barba roja que lucia mi padre dejo claro por que mi melena era del color del fuego en invierno, pero yo no soy el centro de este relato. Solo quiero contar la verdad de lo que acontecio desde entonces hasta nuestros dias. Por que se callaron tantas cosas y se disfrazaron otras. Quiero dejar limpia la memoria de una familia que con sus luces y sus sombras fue simplemente el reflejo de una epoca y una sociedad hipocritas, donde nada podia ser como era y habia que aparentar lo que dicha sociedad consideraba correcto aunque muchos sentimientos y muchas vidas se perdiesen por el camino. Tengo esa edad en la que lo cotidiano se olvida y lo lejano emerge como esculpido en la piedra de la memoria. Mi vida ha sido como un rio remansado, pero con remolinos inapreciables en la superficie capaces de arrastrarte hasta el fondo si no tenias un asidero al que agarrarte. Tampoco ha importado mucho, el foco de la casa siempre estaba en otra parte. Eramos muchos y los demas hablaban mas alto y mas rapido que yo, que me veia obligada a dejar mis frases a medias, suspendidas en el aire sin interlocutor alguno. De aquellos dias solo quedamos en el mismo sitio la casa de Cadiz, que ya ni siquiera nos pertenece, las bodegas, Juana y yo, testigos eternos y mudos de las vidas de otros. Nadie permanece junto a nosotras; la mayoria ya no estan. Las habitaciones se fueron quedando sordas poco a poco. Algunas antes de tiempo. Otros se fueron lejos, huyendo del pasado y la falta de oxigeno para respirar. Es una casa preciosa pero tiene algo de carcel. Algo que desde el amor y la seguridad te oprime los pulmones y te adocena las ideas. Espero que sus futuros habitantes consigan liberarla. En otro tiempo la casa estaba llena de vida, de ruido, de gritos y de musica. Mi padre amaba a los clasicos y tenia pasion por la zarzuela que sonaba obscenamente por todas partes para arremolinarse en el patio, el autentico corazon de nuestras vidas y nuestros suenos. En ese patio celebrabamos los bautizos y las comuniones, rodeados de pilistras, las macetas tipicas de los patios del sur, con el sonido del agua como fondo de las conversaciones al caer la tarde. En ese patio recibia mi madre a sus amigas en verano para tomar el te con pastas, reminiscencias inglesas, y examinaba de pies a cabeza a los posibles pretendientes que tenian que pasar el test de aprobacion, sin el cual, implacable, se encargaba de alejarlos de sus hijas. Eramos guapas, educadas y sabiamos todo lo que una buena esposa necesita saber. Lo malo es que no todas estabamos dispuestas a serlo. Hoy aun se conservan las verdes pilistras, con sus hojas largas y brillantes como cuchillos. La fuente sigue sonriendo agua; a veces tengo la sensacion de que se burla de todos y que sabia de antemano lo que pasaria, como una Casandra liquida y constante. Solo he querido explicar a grandes rasgos el porque de estas paginas y el hecho insolito de que me haya tocado a mi, en calidad de unico testigo vital y contra todo pronostico, dibujar de la manera mas veraz y con la mayor riqueza de matices la historia de la familia Monasterio Livingston, mi familia, una familia mas de la Espana atribulada, asustada y herida de la posguerra. PRIMERA PARTE Capitulo I Alba, esta nina tiene fuego en el pelo y en el corazon, y por los ojos le sale la llama verde de las hechiceras. --Ya estas con tus tonterias, Juana, si solo tiene dias. Alba se reia con los comentarios de Juana. La nina era preciosa a pesar de los tiempos dificiles en los que habia nacido. Espana estaba en medio de una guerra fratricida, y la escasez y el miedo campaban a sus anchas. Juana tenia la misma edad que su senora, veintiun anos. Habia entrado en la casa a servir con catorce, de ahi la confianza y el carino que las dos se tenian. Gregorio, su padre, labrador y con mas hijos de los necesarios, apenas podia alimentar a su prole a base del consabido pan duro a remojo, pimiento, tomate y ajo, todo de la huerta, enriquecido con una pizca de aceite. Lo que una familia podia permitirse en el campo andaluz dominado por latifundios y grandes fincas en donde los aparceros disponian de una humilde casa con una sola estancia, la huerta y alguna cabra a la que exprimir las ubres buscando la leche que les servia para hacer quesos y algun que otro dulce. Las gallinas les permitian comer de vez en cuando los huevos que no vendian en el mercado, y a menudo el matrimonio y los cinco rapaces se afanaban en mojar pan y compartir la clara, que suponia un manjar exquisito reservado solo para los domingos. Juana era la mayor y por tanto tenia que trabajar el doble para ayudar en la casa, recoger esparragos verdes hasta deslomarse o echar unas horas en las casas principales. Desde los ocho anos, Juanita corria de un lado para otro procurando alguna ganancia que llevar a su maltrecho hogar. Juana era pequena y vivaracha, la naturaleza le habia regalado una ligera joroba que en nada mermaba su caracter alegre y dispuesto. A los catorce anos, la madre de Alba, la Inglesa, como la llamaban en los barrios humildes, se apiado de la criatura y la metio fija en la casa de la plaza Mina. Juana trabajaba duro pero al menos tenia un buen sitio en el que vivir, comida y veinticinco pesetas que generosamente la Inglesa le pagaba al mes y que volaban para alivio de la casa paterna. La muchacha era feliz, y ademas Albita, la nina de la casa, tenia su misma edad y se convirtio en una companera de juegos, confidencias y risas, cuando sus quehaceres diarios se lo permitian. Juana tenia adoracion por esa nina rubia de ojos azules, esbelta y voluntariosa a la que su madre, con exigente educacion anglosajona, sometia a clases de mil cosas: ingles, bordado, reposteria, piano y equitacion. Alba se quejaba pero sabia que era inutil resistirse. Se convertiria en la joven mas deseada de la ciudad y eso era garantia de futuro, seguridad economica y reconocimiento social. En un mundo de hombres, las mujeres se median en funcion de una buena boda y no de otros meritos ajenos a la vida de matrimonio. Los sentimientos eran algo secundario; en definitiva, eran cosas de pobres. Cuando Alba lloraba en publico por algo o suspiraba, la Inglesa le recordaba su condicion social y el hecho de que llorar, reir a carcajadas o suspirar eran cosas de pobres y estaban desterradas de la casa de la plaza Mina. Realmente la Inglesa no era tal, la abuela era hija de un comerciante de extraccion humilde, Santiago Belacua, que gracias a sus habilidades en el comercio de ultramar habia amasado una considerable fortuna, lo que le permitio entrar a formar parte de la burguesia gaditana. Su espectacular y pelirroja hija pudo asi conquistar a uno de los solteros de oro, de ascendencia inglesa y perteneciente a la escasa aristocracia de la Tacita de Plata, Mario Livingston. Como consecuencia, mi abuela decidio ser mas inglesa que nadie y soltaba con alegria frases en el idioma de Shakespeare en version gaditana que entusiasmaban a mi abuelo Mario. Implanto el te por las tardes y una ferrea educacion inglesa en todo su dominio, de ahi el apodo, no carente de la consabida guasa del pueblo llano, de <>. El abuelo Mario era una bellisima persona, paciente y carinoso. Habia heredado la bodega familiar, un precioso edificio con estructura de hierro, disenado por Eiffel. La bodega era el orgullo de la familia y de sus botas salian los mejores caldos para Espana, el resto de Europa y America. El fino, el oloroso, el cream dulce y meloso, el Pedro Ximenez o el brandy eran algunas de sus joyas, criadas y mimadas al amor de los vientos, la humedad del mar y las temperaturas unicas de la zona. De ninos gritabamos de alegria cuando alguien proponia una excursion a las bodegas del abuelo. Era maravilloso poder pisar patios de albero, oir el relinchar de los caballos en las cuadras, subirnos a los carros antiguos en los que se transportaba el vino, jugar con los perros bodegueros de una mestiza raza importada de Inglaterra y creada para perseguir los ratones que abundaban entre las botas y, sobre todo, andar por los vinedos, oliendo a miel en septiembre, con la uva rubia guinandonos un ojo y diciendo con su brillo <>. La bodega era un mundo apasionante por el que corriamos en libertad y jugabamos al escondite. Hoy no vive sus mejores momentos, pero es algo que permanece en nuestra sangre como el viento de levante o las murallas de Puerta Tierra, principio y fin de una ciudad inexpugnable, indomita, que nunca se ha doblegado, rodeada de agua y luz, brillando como la plata por las mananas y tenida de rojo por las tardes. Alba solo tenia un resquicio por el que dejar escapar su ninez, sus ansias de juegos y sus suenos, y ese resquicio se llamaba Juana; y Juana nos contaria una y mil veces las travesuras que mi madre y ella inventaban a escondidas del riguroso control materno. Digo mi madre porque yo soy esa nina de fuegos diversos que Juana anuncio el dia 18 de septiembre de 1936, en plena Guerra Civil. Ese ano nacieron dos cosas: una buena, yo, y otra mala, la guerra que dejaria un millon de muertos por la torpeza de unos y el fanatismo de otros. --Juana, no achuches tanto a la nina que la vas a gastar. --!Ay, Albita, cuando has visto tu que el carino gaste! Mas carino es lo que necesita el mundo y sobre to los crios. Si es que entran ganas de comersela. --Dicen que si se coge mucho a los bebes se encanijan. --Sera por eso que tu has salio tan alta y buena moza, por la falta de brazos de tu madre. El carino alimenta y sobre todo hace personas felices y sin malas ideas. --No sigas diciendo tonterias y traeme agua de limon, anda, que tengo la garganta seca del levante, y si ves a Custo dile que venga, que le echo de menos. --Ese si es un hombre, si yo no te quisiera tanto diria que no te lo mereces. No he visto nunca un marido mas carinoso y un medico tan preocupao por su gente. De el tendrian que aprender muchos de los que estan a tiros por las calles. Juana siempre tenia la ultima palabra y era de una sinceridad palmaria, a la que nadie podia oponer argumento alguno. Mi madre se reia de sus cosas pero la respetaba y la queria como a la hermana que no habia tenido. Sabia que tenia razon, cuantos besos y abrazos le habian faltado en su ninez

  • EL OCEANO DE LA MEMORIA | PALOMA SAN BASILIO

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    Sinopsis de EL OCEANO DE LA MEMORIA ... Paloma San Basilio debuta en el panorama literario con la historia de una saga familiar en Cádiz a lo largo del siglo XX.

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    El libro consigue engancharte desde la primera página. A través de la historia te va adelantando lo próximo que va a pasar, por lo que te mantiene pegada al ...

  • El océano de la memoria - Libro de Paloma San Basilio

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    Me llamo Alba Monasterio, nací en el 36, en plena guerra, mi madre me amamantó hasta los tres años y mi padre fue hecho prisionero por el simple motivo de.

  • El océano de la memoria - Paloma San Basilio - Babelio

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    Críticas (3), citas extractos de El océano de la memoria de Paloma San Basilio. Realmente para el mes temático de la familia escogí otro libro que ten...

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  • El Océano de la Memoria - Un libro, una historia.

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    El Océano de la memoria sale publicada el 5 de mayo y es la primera novela de Paloma San Basilio, artista española reconocida mundialmente.

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  • El océano de la memoria - Escritoras

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    No sin muchas dificultades llega al mundo Alba, la primogénita de una de las familias bodegueras con más solera de Cádiz, los Monasterio-Livingston.

  • Muriendo sin ti de Freya Asgard

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    Luego de cerrar la carpeta que contenia los documentos, el abogado de Jose Fernandez miro a la unica heredera legal, su hija, Victoria Fernandez Subercaseaux, una mujer de veintiseis anos, tez blanca, ojos verdes y pelo negro, no habia heredado los rasgos europeos de su madre. De su padre, nada tampoco. --?Usted me quiere decir que todo lo que menciono ahi es mio? --Todo, senorita. --?Esta seguro que no le pertenece a alguien mas? --Seguro. Usted es la unica heredera, los padres de Jose Fernandez, sus abuelos, ya no viven, no tenia hermanos, tampoco estaba casado. Usted es la unica heredera legal, nadie mas puede reclamar lo que es solo suyo. --?Alguien mas podria o querria hacerlo? El abogado trago saliva y se acomodo la corbata. --Digame, ?hay alguien mas que querria tener eso? --indico la carpeta. --Bueno, si, algo asi, pero el no tiene derecho legal alguno sobre la herencia. --?Quien es? --El encargado de la hacienda, Rodrigo Montero, el aun no esta informado, manana viajo al sur para hablar con el. --?Es el capataz? --No, el es hijastro de don Jose, se crio con el. Victoria se quedo en silencio, no supo que decir; ella, que no habia significado nada en la vida de su padre, habia heredado todo, sin embargo, ese hombre que lo habia tenido todo junto a el, estaba quedando sin nada. Y eso no le gustaba nada. Ella no era una mala mujer, por mas dano que le hubiera hecho su padre. --Manana a las once viajare al sur, ?vendra conmigo? --consulto el abogado. --?En que posicion quedara el? --inquirio Victoria muy preocupada. --Eso sera decision suya, senorita, usted ahora es la duena universal y yo que usted, me quedo con todo, es lo que corresponde, despues de todo, su padre le debe pension alimenticia por muchos anos --respondio con malicia el licenciado.

  • La conspiracion contra la especie humana de Thomas Ligotti

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    Considerado unanimemente como uno de los autores mas relevantes dentro de la literatura de terror contemporanea, heredero y renovador de la obra de los grandes maestros del genero, E.A. Poe y H.P. Lovecraft, Thomas Ligotti sorprendio a criticos y lectores con la publicacion en 2010 de su primer ensayo, que llevaba el impactante titulo de La conspiracion contra la especie humana, titulo de un libro imaginario que se menciona en su relato "The Shadow, TheDarkness". <>, comenta RayBrassier en el prologo. Thomas Ligotti rinde homenaje en esta obra lucida e inclasificable al olvidado filosofo pesimista y antinatalista noruego Peter WesselZapffe, y rememora ademas las aportaciones a esta corriente filosofica de pensadores como Schopenhauer, Nietzsche, Mainlander, Bahnsen, Brashear y otros, sin olvidar la influencia que esta vision del mundo ha tenido en la historia de la literatura de horror, muy especialmente en la obra de su querido y admirado maestro H.P. Lovecraft. Abundan en estas paginas, que no dejaran indiferente a ningun lector, frases lapidarias que brillan como faros que penetran la oscuridad reinante, que sacuden las conciencias, como los golpes a la puerta de Macbeth. Un par de ejemplos: <> o <>.

  • La desaparicion de Josef Mengel de Olivier Guez

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    Desde 1949, ano en que llego clandestinamente a Argentina, y hasta su muerte en 1979, Josef Mengele, bajo otros nombres (pero por un tiempo con el suyo), se escondio, o vivio <>, en Argentina, Paraguay y Brasil. Sostenido economica y moralmente por su familia desde Alemania o por oportunos <> filonazis, y protegido por Peron y Stroessner (entre otros), el medico que en Auschwitz cometio atrocidades sinnumero nunca fue detenido ni juzgado, a pesar de que lo buscaban el Mosad y Simon Wisenthal. Soberbio, vanidoso y convencido hasta el final de haberse sacrificado por Alemania y la humanidad, el llamado Angel de la Muerte trato de llevar una vida corriente (casarse, tener hijos, trabajar), e incluso regreso en dos ocasiones a Europa, hasta que se convirtio en un claustrofobico prisionero de sus propias esperanzas.
    El relato frio, preciso y esclarecedor de sus pasos hasta el fin de sus dias, y de todas las complicidades personales y politicas que explican por que nunca pago por sus crimenes, dibuja un retrato muy dificil de olvidar.

  • Alguien Que No Soy (Mi eleccion 1) de Elisabet Benavent

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  • La otra orilla del abismo [LGBTI] de Sofia Olguin

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    UNA NOVELA DE FANTASIA URBANA LLENA DE MAGIA Y MISTERIO

  • Fuego, hierro y sangre de Theodore Brun

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  • Night School Resistencia: Volume 4, C.J. Daugherty de C. J. Daugherty

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  • Mo Vikingr de Angy Skay , R. Cherry

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    Egil Thorbransson, un vikingo de los pies a la cabeza, hijo del Jarl Thorbran, de la aldea de; Rygjafylki. Tras la perdida de su madre, y el fuerte sentimiento de repudia que se creo en su interior, Egil tuvo que permanecer junto a su gente, hasta que ella aparecio.
    Gala, una mujer de cabellos rojizos como el fuego, fuerte, tan salvaje y delicada a la vez, como la mismisima Freyja, hara que Egil pierda la cabeza, arriesgando su propia vida.
    Sobre ellos se cernira la profecia de la volva, pero hasta que el cielo no se tina de rojo y la sangre caiga del Valhalla, nada ocurrira. Raudharr, la hechicera de Arnar, creara dolor y sufrimiento, haciendo que tras el lloro de Freyr este marche, dejando atras a la criatura que nacera, y al que los dioses protegeran.
    Mo Vikingr es una novela en la que la mitologia nordica predomina en todo su apogeo, mientras un amor arriesgado y complicado surge entre sus protagonistas.

  • La oportunista de Tarryn Fisher

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    ?Que demonios? ?No sabes quien soy? ?Como te atreves a OLVIDAR a quien te rompio el corazon?

  • Seis hermanas. Los anos de la inocencia de Rebeca Tabales

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    Elisa Torrealba llega a Madrid la primavera de 1880. Ella y su hermana quedan huerfanas y se instalan en la sombria casa solariega de sus tios, un matrimonio severo. Elisa mira con curiosidad y espiritu critico todo cuanto ocurre a su alrededor, le cuesta mantener las formas y comportarse como una senorita, pero quiere hacerse un sitio en ese nuevo y complicado mundo, y sabe ser encantadora, cuando quiere. Las Torrealba son un misterio para la aristocracia madrilena, su dote, su caracter y su reputacion preocupan e interesan a los cotillas, y tambien a algunos hombres. Fernando y Ricardo Silva, herederos de la fabrica de Tejidos
    Silva, jovenes, nuevos ricos y solteros deseados, representan lo mejor y lo peor del Madrid del fi n de siglo en todas sus formas. La tradicion y la transgresion, la ciencia y el juego, la razon y el instinto, la prudencia y la pasion son los escenarios en que compiten. Elisa entrara en sus vidas y forzara una lucha aun mas grande. Por primera vez Ricardo se aburre de su vida nocturna de calavera y suena con encontrar un amor que de verdad lo cambie, mientras que Fernando duda de su compromiso con la hermosa y convencional Catalina Hinojosa. De fondo estan las vidas de los criados, los pequenos empleados y la burguesia emergente de la revolucion industrial, la aristocracia madrilena con sus tertulias, sus paseos en carretela por el Retiro, los bailes, las verbenas, la elegancia y la decadencia de un tiempo de inocencia que nunca volvera.

  • Mandragora de Camilo Pino

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    Realismo gotico, horror tropical, tragicomedia, texto maldito, ciencia ficcion; Mandragora es una novela imposible de clasificar, un esplendido objeto literario que sorprende y atrapa en cada pagina. M, impregnado con una misteriosa enfermedad, se pasea entre consultorios medicos clandestinos de la ciudad de Miami, mientras lucha por mantener el fragil balance entre sus oscuros apetitos, su vida familiar y su empleo en una gran trasnacional. Un enigma oculto en un video pornografico lo embarca en un viaje delirante, llamado a marcar su destino.

  • El corazon del highlander (La bruma del tiempo 1) de Ross Callum

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    Primera entrega de la bilogia <>.

  • Iron flowers de Tracy Banghart

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    En un mundo de hombres en el que las mujeres no tienen ningun derecho, cada provincia del reino debe presentar a sus jovenes mas hermosas para que el principe heredero pueda elegir a su pareja. Asi es como dos hermanas, Nomi y Serina, terminan confinadas en dos habitats contrapuestos: la hermosa, fragil y debil en la inhospita prision de Mont Ruin y la chica resuelta, practica y luchadora entre las sedas y fiestas de palacio. Dos historias de superacion, supervivencia y amor entre hermanas… Porque, cuando la solucion no llega, solo queda cambiar las reglas: !Que empiece la revolucion!

  • Supersticion (Mafia 2) de Raquel Attard

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    En Roma habia una vieja supersticion que decia que matar a tu sangre te auguraba una vida de penalidades. Cosomo no era de mi sangre, pero ya lo queria como si lo fuera. Por eso me dolia tanto estar ahi, apuntando con mi pistola a su cabeza. Dice la supersticion que su fantasma te perseguira hasta el fin de tus dias, instalando en tu vida la mala suerte. No era justo. Era el quien nos habia traicionado. Era el quien debia cargar con la pena, no yo. Note que algo frio se apoyaba en mi cabeza. Me gire y vi a Blake apuntandome. --Dejalo --me ordeno. Contuve el aliento, destrozado porque ella atentara contra mi vida y, a la vez, aliviado porque la muerte de mi amigo ya no estuviera en mis manos. Segundo Prologo BLAKE Baje al salon en busca de mis padres, despues de hablar con Zia y Fiorella. Por suerte, o gracias a mi esfuerzo, habia aprobado el ultimo examen y podria hacer el Doctorado el ano que viene. Sin embargo, no sabia lo que me esperaba al final de la escalera. Ojala no hubiera salido de mi habitacion. Ojala no hubiera bajado ese ultimo escalon. Mi vida no habria cambiado para siempre. Mi madre estaba llorando, desconsolada. Mi tio Agostino andaba concentrado, caminando de un lado a otro sin encontrar un rumbo fijo, hasta que levanto la cabeza y sus pasos lo guiaron hacia mi. --Blake, tu padre... su coche. Corri como si me estuvieran persiguiendo y, en cinco segundos, ya estaba en el garaje. Encontre a mi padre subido en su vehiculo, con una mano en el volante, otra en las marchas y el pie en el embrague. Le temblaba todo el cuerpo. --Papa, ?que pasa? --Hay una bomba, Blake. No se como han llegado hasta aqui, pero me han tendido una trampa. Uno de nuestros hombres de seguridad estaba intentando desactivarla, mientras yo habia estado ajena a todo, riendo con mis amigas por unas notas que ya de poco servian. Mi telefono vibro en el bolsillo y, por inercia, lo cogi. Pense que, si alguien llamaba en ese preciso momento, quiza fuera para ayudarnos. Desee que hubiera una intervencion divina, que algo o alguien impidiera lo que estaba a punto de pasar. --Han puesto una bomba en el coche de mi padre --informe a quien me llamaba. Ni siquiera me fije en quien era la persona al otro lado del telefono. Escuche un ?Que? ahogado y me lo aparte de la oreja. Voy para alla. Dijo esa lejana voz. Mis ojos seguian fijos en los de mi padre. Nunca vi tanto miedo en ellos. Ni tanta resignacion. --Blake, tienes que ser fuerte. Cuida de tu madre y tus abuelos. Hija, tu y solo tu --remarco la palabra--, eres mi legado. --?Que dices? --grite con calma--. ?Que estas diciendo? --volvi a repetir sin sentido--. Saldras de esta, papa. Te jubilaras a tu manera, como tu querias. Queria infundirle fuerza, pero ni siquiera podia tocarlo. No podia arriesgarme a que la bomba detonara. --Escuchame bien, porque no se cuanto tiempo tenemos. Esto no lo ha hecho un clan enemigo, esto es obra de alguien que nos conoce. Encuentralo y venga mi muerte, hija. Eso fue lo ultimo que me dijo mi padre antes de que su cuerpo se convirtiera en cenizas. Lo siguiente que recordaba era a Alex gritando que saltara. El fuego. El miedo. La niebla. Las sombras. Alex desapareciendo como lo habia hecho mi padre minutos antes. Su cuerpo calcinado. Una unica lagrima. Y la oscuridad. La vida nunca volveria a ser igual. Capitulo 1. Nueva York BLAKE Desde el rascacielos mas alto de Nueva York contemplaba mi ciudad. Las calles que me habian visto crecer, la vida que habia disfrutado… todo estaba alli, oculto tras edificios gigantes que empequenecian a las personas. Y muchos de ellos eran nuestros. La cadena de hoteles De Lucchi se erigia mas alla de donde alcanzaba la vista y silenciaba la verdadera realidad que emergia del asfalto. Mientras las personas caminaban de un sitio a otro, perdidas en el curso de sus vidas, yo estaba concentrada en la frontera. La que dividia el bien y el mal, el corazon y la razon, la suerte y el destino. Habia heredado el negocio de la peor forma posible y ahora tenia que ser la cabeza de familia, tenia que enfrentarme a mis peores pesadillas y, me habia preparado para ello, me enseno el mejor. Aunque mi padre nunca habia pretendido que mi corazon se convirtiera en piedra. El queria a mi madre como a nadie, era el amor de su vida. Y me queria a mi, a mis tios, a mis primos y a mis abuelos. Por ello me resultaba tan dificil seguir sus pasos, continuar el camino que el habia preparado tan sabiamente para mi. Porque yo nunca seria como el. Tan dura y bondadosa, tan noble y fuerte. Pero lo intentaria. Desde lo mas profundo de mi ser. Lo ultimo que me pidio antes de morir fue que vengara su muerte. El estaba seguro de que aquello debia haberlo orquestado alguien que nos conocia muy bien, puesto que consiguieron acercarse demasiado. Entraron en nuestra propiedad. En nuestro territorio. Hice la firme promesa de descubrir quien habia sido. Se la hice a el y me la hice a mi misma. Y nada ni nadie me impediria cumplir su ultima voluntad. Haria de ella mi mision personal. Pero eso que me habia pedido mi padre, era lo mismo que me ponia en un aprieto, porque debia desconfiar hasta de mi propia sombra. Debia posicionarme por encima de lo que era ahora, ver las cosas en perspectiva, distanciarme del presente. Tenia que descubrir a la mujer que habia en mi, a la estratega, a la mafiosa. Y no seria una tarea sencilla. Mi abuelo siempre decia que a una persona no la hacia grande quien era, sino quien tenia alrededor. Si te rodeas de tu gente, si esa gente te es leal, es porque tu demuestras que merece la pena que te sigan. ?Como romper con aquello que tenia tan arraigado? Ayudaba que la gente solo viera lo que queria ver. Ayudaba poder ocultarse a plena vista. Volvi a casa, esperando encontrar esa parte de mi humanidad que veia perdida. Y parecia que el destino habia jugado sus cartas, porque mi madre me sorprendio con algo que me encogio el corazon. Una nota llego desde Roma. --Carino, ?quien ha escrito esto? --me pregunto mi madre en cuanto llegue. --No se de que me hablas. Cogi el papel que me tendia, esperando encontrar amenazas o algo peor. Un vestigio del futuro que me aguardaba. --Esta nota. Estaba en la puerta. Se la quite de las manos. En ella rezaba Il mio cuore e per voi 1 , con una caligrafia rapida pero preciosa. ?Como era posible que necesitara algo que no conocia? ?como podia doler algo que ni siquiera teniamos? Esa relacion maravillosa que podiamos haber construido, que latia a nuestro alrededor, recordandonos a cada instante que la vida podia ser mas. Arrugue el escrito y me lo guarde en el bolsillo de la chaqueta. Debia apartar a Alex de mi mente, tenia que olvidarle y pensar en lo que estaba por venir. Necesitaba curarme, y eso unicamente lo conseguiria haciendome de hierro. No habia sitio para nadie mas. Y una cosa si tenia clara: nunca volveria a ser la misma. Pero, para mis adentros, sin que nadie me escuchara, me permiti pronunciar por ultima vez: mi corazon tambien es tuyo, Alex. Capitulo 2. Roma ALEX Estaba sentado en la Fontana di Trevi, pero mi mente estaba a muchos kilometros de alli, en Nueva York. Pese a que Roma era mi casa, queria volver, queria verla, pero por el momento iba a ser imposible. Tenia que acabar con los Leoni. Aqui contaba con la ayuda de mi primo y los hombres que antes estaban a mi cargo y ahora estaban al suyo. Romano volaria a Italia manana. Era algo que teniamos que hacer los tres juntos. La venganza seria epica. Lo unico bueno de estar aqui era que me reencontraria con Julia y ella por fin volveria a reunirse con Sebastian y podria acompanarnos en nuestra nueva vida. Por fin podriamos llevarnosla a Nueva York y estar de nuevo juntos toda la familia. Bass y Julia merecian tener una vida feliz por encima de todo. O una vida. Solo pedia eso. Mi hermano y mi cunada habian pasado por mucho. Llevaban juntos desde el colegio. A veces, no sabia como lo hacian. Como tenian esa complicidad, esa conexion, ese poder el uno sobre el otro. Nunca los habia visto pelear. Seguro que lo habrian hecho, mas veces de las que pudieran contar y, sin embargo, ahi estaban. Separados, pero mas fuertes que nunca. Bass era el mediano de los tres y, por ello, habia heredado la gracia de mi madre y el saber estar de mi padre. No era tan serio como yo, tan distante. No era tan despreocupado como Romano, tan descuidado. Tenia lo mejor de cada uno y yo no podia admirarlo mas. Sabia lo que mi cunada, lo que cualquier persona, veia en el. Sabia lo que valia y lo valoraba por ello. Por eso, estaba seguro de lo intranquilo que se encontro cuando Leo lo informo de que Julia estaba en peligro, y que su actitud anterior era, simplemente, fachada. Mi hermano tenia la peculiar costumbre de impregnar sus palabras con burla e ironia, creyendo que asi tapaba la realidad de lo que ocurria a nuestro alrededor. Por una parte, casi se lo agradecia, porque hacia que todo pareciera mas facil, mas liviano. Aun asi, sabia que estaba en contacto permanente con Leo por si ocurria algo. Y el momento habia llegado. Esta amenaza ya no podiamos ignorarla. Los Leoni se dieron cuenta de que Julia estaba haciendo transacciones para nosotros y la presionaron para que nos delatara. Pero ella nunca lo haria. Mi primo, que la tenia vigilada y la protegia de lo que pudiera pasar, mando un mensaje a Bass y corrimos hacia Roma. Quedaba poco para que se reencontraran. Teniamos que esperar a Julia en la Piazza Cociferi en cinco minutos. Bastian ya estaba alli. Me levante de la Fontana y dirigi mis pasos hacia esa parte de mi ciudad que me resultaba tan conocida, pero lentamente, esperando darles un poco de intimidad. Dios sabia que la necesitaban, pese a que yo tambien estaba deseando verla.

  • El fin de la muerte (Tres Cuerpos 3) de Cixin Liu

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    El desenlace de la magistral trilogia de ciencia ficcion con 4 millones de lectores en China, convertida en un best seller de The New York Times y de Spiegel.

  • Matices de Thais Duthie

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    Vega es sinestesica grafema-color; es decir, que ve un color unico e indescriptible en cada palabra. Comparte ese ligero cambio en la percepcion de las cosas con tan solo un 4% de la poblacion, aunque no es por esta particularidad que su cita esta siendo un desastre. De hecho, gracias a ella despierta el interes de Alma que, poco a poco, ira empatizando con sus experiencias. A lo largo de una conversacion que dura toda la noche, salpicada con la narracion de algunos de los encuentros intimos que ha tenido Vega, descubrira que los colores esconden algo mas que la impresion causada por la luz y que el sentido de la vida depende de los ojos que la miren.

  • Prisionera (En los brazos del Highlander 2) de Iris Vermeil

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    Iona MacKinnon espera con ansia que regrese con vida su estimado Gared Sutherland de la fria batalla. El guerrero, guarda un huracan de sentimientos contradictorios en su corazon pero en el fondo de su alma, ama a la doncella en silencio. Ella siente morir al saber que el va a desposarse con otra mujer para sellar un pacto entre los clanes enemistados. Entre idas y venidas, los amantes apuestan por su amor y deciden tomar una decision muy importante juntos para evitar ese casamiento. ?Podran vivir libremente su romance sin que nadie se entrometa en su relacion? ?Triunfara el amor entre ellos despues de un largo sufrimiento?
    Sientete prisionera como Iona de un amor apasionado, real y puro. Descubre la segunda entrega de la serie En los Brazos del Highlander.

  • Bombay express de Alfredo De Braganza

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    La organizacion secreta que dirige Julian Fernandez en Madrid recluta de nuevo a David Ribas para una importante mision: eliminar a un terrorista islamista que vive oculto en Occidente dispuesto a cometer su gran atentado.
    La India, Marruecos e Inglaterra son los escenarios en los que se desarrolla este thriller contemporaneo.

  • Todo lo que deje atras (Las Tres Marias 3) de Scarlett Butler

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    Olivia Rivera siempre ha sonreido, ha llevado la vida que queria y ha conocido la felicidad completa. Sin embargo, un duro golpe pone su vida del reves, su mundo se tambalea y se hunde en la mas absoluta oscuridad.Una oportunidad laboral en otro pais hara que vuelva a encontrar el equilibrio.Jason Sterling es un famoso tatuador aficionado a la musica que vive en la tranquilidad de su apartamento de Londres, pero una noche Livi se cruza en su camino tambaleando su realidad.Problemas del pasado, miedos, fantasmas. volveran a sus vidas haciendoles dudar hasta de lo mas basico.

  • Las palabras heridas de Jordi Sierra I Fabra

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    La nieve era blanca. Parecia lo mas normal. Pero ?cuanto llevaba sin ver nieve blanca? Era como si ya cayese sucia del cielo. Sucia por las pisadas de las botas, por el silencio, el miedo y la desolacion. Sucia porque era como si los propios pensamientos de unos y otros, soldados y prisioneros, la contaminaran. Sucia porque en el aire flotaba la misma niebla, gris y opaca, que se les metia en el cuerpo y les anulara los sentimientos. Sentimientos, alli. Li Huan se detuvo frente al barracon. Si, la nieve que lo rodeaba era blanca. Impoluta. Una extrana sensacion. Como si aquello fuese una isla. Estaba cansado, habia sido un viaje largo. Cuanto antes terminara con los prolegomenos y la burocracia, mejor. Aun asi, permanecio quieto unos segundos, con la puerta a menos de cinco pasos. La puerta tras la cual se adivinaba un cierto calor, porque de la chimenea salia una columna de humo oscuro que se elevaba directa hacia el cielo. No habia viento. Nada. Solo el silencio. Li Huan enderezo la espalda, estiro su maltrecho uniforme, se calo bien la gorra. En el cuartel del que procedia, un simple boton mal abrochado representaba gritos, un castigo, una cruz en el expediente militar. Claro que alli, tan lejos de ninguna parte, en un campo de prisioneros politicos, tal vez las cosas fueran distintas. Se miro las botas embarradas. Imposibles de limpiar. Pese a ello, hizo lo que pudo con la mano izquierda. Cinco pasos. Dio el primero, y con el ultimo abrio la puerta de madera. Al otro lado, un soldado, como el, levanto la cabeza. Estaba sentado detras de una mesa llena de papeles y parecia muy concentrado en ellos. Su cara no cambio de expresion. Siguio siendo hieratica. Tendria tres o cuatro anos mas y debia llevar mucho tiempo haciendo lo mismo. La piel era tan blanca como la nieve que rodeaba el barracon. Li Huan penso que, probablemente, el sol nunca iluminara aquel rincon sombrio de la tierra. --Cierra la puerta --le espeto el soldado al ver que se detenia mas de la cuenta en el umbral. Le obedecio. El frio quedo en el exterior. --?Eres el nuevo? --volvio a hablar el soldado. --Si. --Papeles. --Oh, claro. Los saco del bolsillo derecho del uniforme y se los entrego. El examen fue rapido. Tampoco le tocaba a el darle la bienvenida. Eso le correspondia al oficial al mando. El soldado acabo poniendose en pie. --Espera. --Si --asintio. La siguiente puerta estaba a espaldas de su anfitrion. Le vio desaparecer tras ella y se quedo solo. Li Huan miro a su alrededor. Nada. Pragmatismo puro. Algunos estantes, un mapa de la zona, ningun libro. La chimenea debia de estar en el despacho del oficial. La sensacion de desaliento acabo impregnandole mas y mas, como consumacion de su largo viaje. Que lejos estaba la capital. Su mundo. Su casa. Por su cabeza revolotearon las voces. --Cuanto mas lejos llegues, mas mundo conoceras --le habia dicho su padre. --Cumpliras una mision sagrada. Hay muchas formas de servir a la patria -- le habia dicho su madre. --Haz bien tu trabajo y volveras --le habian dicho los amigos. --!Que suerte tienes! --le habia dicho su hermano pequeno--. !No haras sino vigilar a unos desgraciados, lejos de cualquier problema! ?Suerte? ?Alli? !Suerte la de el, que por ser el segundo se quedaba a cuidar de sus padres, escapando de la obligacion del servicio militar que le correspondia al hijo mayor! Tardaria no menos de tres anos en regresar a casa. Para entonces quiza Shi Lin estaria ya prometida o casada con otro. Li Huan volvio a sentir aquel dolor. Aquella frustracion. Recupero el semblante serio al volver a abrirse la puerta. Si alguien interpretaba sus pensamientos, veia un resquicio o leia en sus ojos, acabaria alli mismo, pero preso. Cualquier duda equivalia a una sentencia. No podia cundir el desanimo ni el desaliento entre la tropa. Servian al lider. Servian al Partido. Servian a una idea. Defendian su libertad frente a la opresion caduca y ruin del decadente Occidente. Esa era su fuerza. --Te recibira ahora mismo --le dijo el soldado. --Bien. El otro no se sento. Dio un par de pasos, se apoyo en la mesa y cruzo los brazos sobre el pecho. --?Que tal va todo por ahi fuera? --pregunto de manera mas amigable. --Como siempre. --Li Huan se encogio de hombros. --?Como siempre? --Si. --Repitio el gesto--. Todo esta muy tranquilo. --Aqui no llegan muchas noticias, ?sabes? --Lo imagino. --Ya te acostumbraras. --Supongo. La voz del superior llego hasta ellos con fuerza. El soldado se aparto de la mesa y le dejo paso. --Le gusta controlarlo todo personalmente --dijo. --Gracias. Li Huan cruzo el segundo umbral. --Entra --ordeno el oficial al mando. No levanto la cabeza para mirarle. Siguio escribiendo algo en un cuaderno. Li Huan cubrio la breve distancia, tres pasos, y se cuadro. El oficial llevaba galones de capitan, asi que alli la maxima autoridad tenia un rango inferior a comandante. Una prueba mas de lo lejos que estaban de todo. El fuego rugia en la estufa. Unos troncos de madera se apilaban junto a ella. Por detras del hombre, presidiendo la estancia y sus vidas, un enorme retrato del lider, el Gran Padre, con su mirada seria y penetrante. La leyenda decia que algunos incluso habian muerto al estar en su presencia o al mirarle directamente a los ojos. Nadie se atrevia a negarlo. Para algo eran leyendas. Cuando acabo de escribir, el oficial levanto por fin la cabeza y hundio en el sus acerados ojos. Los papeles que acababa de entregarle al soldado de la entrada estaban alli, a un lado. No hizo falta que los leyera de nuevo. --Li Huan. --Si, mi capitan. --Dieciocho anos. --Si, mi capitan. --Sabes leer y escribir mucho mas alla de la evaluacion media. --Si, mi capitan. El oficial se reclino en su silla. Unio las dos manos frente a si mismo y las apoyo en la mesa. Seguia muy serio. --Deja de llamarme capitan, ?quieres? --Su tono rezumaba fastidio--. Tengo dolor de cabeza. --Hizo una pausa--. Llamame camarada, o mejor solo asiente. Li Huan hizo esto ultimo. --Ahi dice que eres listo. --Senalo el expediente--. Y que eras un buen estudiante. --Si, camarada. --?Que pretendias con eso? --Queria ser escritor. --Fue sincero, porque mentir significaba una traicion al Sistema--. No era mas que un nino, claro. Fue antes de la Revolucion. Por suerte tuve buenos maestros y me di cuenta de mi temeridad. Eso me hizo reflexionar. Se sirve con la fe ciega, no con las ideas o las palabras. El capitan fue ahora el que asintio con la cabeza. --Nos vendras bien aqui --dijo--. Son nuevos tiempos, nuevas directrices, y se necesitan nuevos empujes para llevarlas a cabo. Por eso te han mandado a este campo. --Si, cap… camarada. --?Sabes que clase de prisioneros tenemos aqui? --Politicos. --No. --Chasqueo la lengua--. Es algo mas que eso. Mucho peor. --Volvio a aproximarse a la mesa y se acodo en ella, sin apartar los ojos del recien llegado--. Aqui tenemos a la escoria, al cancer de nuestra sociedad. Los disidentes politicos son los peores, Li Huan. Un traidor es un traidor, un enemigo. Pero un disidente, un intelectual, que dice amar a la patria pero niega el orden, el Sistema, el Estado popular, las directrices del Partido y de nuestro Gran Padre… --Arrastraba las palabras con asco--. Este no es un campo de prisioneros normal. Tenemos a lo peor de nosotros mismos, de nuestro pueblo. Podriamos matarlos, y eso seria lo mas sencillo. Muerto el perro, muerta la rabia. Sin embargo, no somos bestias. Esa es la magnanimidad de nuestro lider. Aqui intentamos que juzguen su mal por si mismos, con la esperanza de una reeducacion ejemplar. A la mayoria les bastaria una palabra, pero no la pronuncian. Prefieren morir. Son obstinados. Nuestra mision, pues, no es facil. Pero el Gran Padre confia en nosotros. Por cada uno que se salva, ganamos todos. ?Entiendes lo que estoy diciendote, Li Huan? --Si, camarada. El capitan le apunto con un dedo. --No hables con ellos. Eso lo hacen los reeducadores. Ten mucho cuidado: te envenenan con las palabras y te confunden con las ideas. Va a haber cambios, de los que te informare oportunamente. De momento haz tu trabajo y sirve a tu patria. Es un honor del que pocos pueden presumir. Li Huan asintio. El oficial tambien lo hizo. Fin del primer encuentro. --Presentate al sargento de guardia. El te dara instrucciones. --Gracias, capitan. --Se cuadro de nuevo--. Servire con lealtad al maximo de mis capacidades. Su superior correspondio al saludo. Un minuto despues, caminando sobre la nieve, Li Huan penso que todo habia ido mejor de lo esperado. A fin de cuentas, aunque <>, no era mas que un soldado. ?O no? 2 El sargento de guardia estaba en el barracon central. Recogio su petate de la entrada, donde ya se lo habian inspeccionado y controlado, y se dirigio a el. No tuvo que preguntar. Lo primero que escucho fueron sus gritos, su vozarron grueso, de tono marcadamente grave, como si no hubiera hecho otra cosa en la vida que gritar y gritar. Cuando se cuadro ante el hombre, se sintio empequenecido por su envergadura, el doble de la normal. Se pregunto si era sargento mayor a causa de ello o si por su tamano lo habian colocado en aquel escalafon militar. --?Tu eres el nuevo? --le aullo en la cara. --Si, mi sargento mayor. --?Como te llamas? --Li Huan, mi sargento mayor. --?Vas a repetir siempre eso? --?El que, mi sargento mayor? Tenia la cara a un palmo de la suya. Pero seguia gritandole. Mirada afilada. Aliento podrido. --!Wu! --Sono como si quisiera asustarle--. !Mi nombre es Wu! --Si, sargento Wu. --?Que edad tienes? --Dieciocho. No le gusto. Lo demostro con su cara de desprecio, sin cortarse. --?Ahora nos mandan ninos? Li Huan no se atrevio a contestarle. --Algo traman --rezongo Wu--. Pero aqui no nos dicen mucho. ?Has visto ya al capitan Qun Ming? --Si, mi sargento. --?Y? --Ha ordenado que me presente, camarada. El corpachon vacilo un par de segundos. Debia gustarle que le llamaran camarada. --Descansa. --Dejo de hablarle tan cerca de la cara--. Pareces un palo tieso. Li Huan adopto una posicion mas relajada. Sin bajar la guardia. --?De donde vienes? --Del Centro Asistencial 9. --Esta vez se ahorro el tratamiento. No paso nada. --?Y te mandan aqui? --Wu movio la cabeza de lado a lado--. Si, algo traman. En lugar de arrasar este lugar nos envian a chicos como tu. De la capital, nada menos. --Miro por la ventana, hacia la oscuridad exterior--. Yo nunca he estado en la capital, ?sabes? No era una pregunta. Solo un comentario en voz alta. Tal vez una queja. Transcurrieron cinco, seis segundos. Hasta que el sargento mayor recupero su tono mas agresivo. Se volvio hacia el. --Escucha, soldado. --Senalo al otro lado de la ventana--. Estamos aqui para cuidar de unas bestias. Si por mi fuera, ya estarian todas bajo tierra. Pero yo no soy nadie. Si nuestros lideres se empenan en no rendirse, demostrando su valor y buen juicio, ?quien soy yo para obstinarme en lo contrario? Si ellos creen que recuperarles sirve a un bien comun y es una victoria para el Sistema, !haremos lo posible para que asi sea! ?Estas de acuerdo? --Si, sargento Wu. --Pero eso no significa que debamos bajar la cabeza, ni ser debiles, ni respetar a quien no nos respeta. !Si para reeducarles hay que emplear el latigo, se emplea! !Si para hacerles ver la verdad hemos de hacerles sangrar, les hacemos sangrar! !Y si ellos prefieren morir, van a morir, pero no a su manera, sino a la nuestra! --Volvio a aproximar su rostro al de Li Huan--. !Esos intelectuales nos miran con superioridad aun estando aqui! !Se creen superiores! !Viven en un mundo falso creado por sus mentes fanaticas! No podemos mostrar la menor debilidad, soldado. !Jamas! Si ellos creen que tenemos dudas, a su modo van a ganar. !Y eso no podemos consentirselo! !Si para que uno entienda hay que matar a diez, mataremos a diez, y finalmente a ese uno si, a pesar de todo, sigue sin cambiar de actitud! !Ese es el desafio, soldado Li Huan! !Ese y no otro! ?Lo has entendido? --Si, sargento Wu. Volvio a apartarse de el y, tras los gritos, acompaso la respiracion. Wu era calvo, pero mantenia un fino bigotito que iba de un lado a otro de su labio superior. Tenia las manos grandes. Manos capaces de aplastar a una persona con solo un golpe. --Quiero el maximo de disciplina. --Si, camarada. --Me contaras a mi personalmente todo lo que veas, todo lo que oigas, todo lo que intuyas, todo lo que pienses. No al capitan: a mi. Soy yo el que debe informarle a el. --?Y si es el quien me pregunta? --?Me tomas por tonto? !Entonces le respondes, naturalmente! --Perdone, sargento Wu. --Se estremecio de manera instintiva. --?Tienes frio? --Si, camarada. --Ve a que te den ropa de abrigo. Luego te llevaran a tu alojamiento. Descansa esta noche. Manana, a las seis en punto, en pie. Que tu companero de habitacion te cuente las normas del campo. ?Alguna pregunta? Tenia muchas, pero no quiso hacerlas. No al sargento Wu. El barracon de intendencia estaba justo al lado. No habia mucho donde escoger. Tenian media docena de uniformes, de abrigos, de botas y de casi todo lo demas. El soldado que lo examino de pies a cabeza lo evaluo sin hacerle preguntas y le entrego un abrigo y un gorro. Luego le puso un papel sobre el mostrador. --Pon aqui tu nombre. --?He de firmar conforme recibo esto? --?Tu que crees? --El soldado le miro con sorna--. Abrigo numero 57 y gorro numero 35. Pobre de ti si cuando te vayas no los devuelves. --?Y si se rompen? --Se cosen y en paz. --?Y si pierdo algo? No hizo falta que le contestara. Basto con la nueva mirada de <>. Recogio las dos cosas y salio sin ponerselas. Las distancias en la zona exterior no eran grandes. De hecho, el campo tampoco lo era. La <> residia en el hecho de que estaban muy lejos de cualquier pueblo, ciudad o lugar habitado. Fugarse era una locura. Le habian dicho que alli permanecian encerrados menos de doscientos hombres. Pocos salian

  • La casa de 1908 de Giulia Alberico

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    Los objetos que nos rodean pueden parecernos en ocasiones el emblema de lo que pasa, de lo que se reduce a polvo, pero lo cierto es que muchas veces llegaron antes que nosotros y nos sobreviviran. La casa de este bello relato nos habla en primera persona de las generaciones que acogio y nos cuenta su historia y la de los personajes segun lo que ocurre en sus estancias. Preocupada por su futuro, y sin poder intervenir directamente sobre las decisiones acerca de su destino, es testigo de las vicisitudes de sus duenos, sobre las que extiende una mirada no exenta de ternura.

  • Morir en Primavera de Ralf Rothmann

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    <> Rothmann rememora el final de la segunda guerra mundial, en febrero de 1945, cuando el ejercito aleman esta a punto de sucumbir ante la ofensiva aliada. Los estragos de la guerra son visibles en todo el pais. Walter y Friedrich, dos amigos de diecisiete anos que trabajan en una vaqueria, creen que nunca seran llamados a filas y trazan planes para el futuro. Sin embargo, acabaran siendo reclutados por las tropas nazis y asistiran al caos provocado por la desbandada del ejercito aleman. Aclamada como una de las obras mas importantes de la ficcion contemporanea alemana, Morir en primavera es una emocionante novela en la que la inocencia y la culpa, la libertad y el destino, la amistad y el deber, son conjurados en un estilo limpio y contenido.

  • Cuentos reunidos de Alberto Fuguet

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    En un solo volumen, Sobredosis, Cortos y un punado

  • La isla de las mariposas de Corina Bomann

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    Una fascinante novela de secretos de familia ambientada en un lugar exotico, que se inscribe dentro del genero <>, con mas de 180.000 ejemplares vendidos en Alemania.

  • Radiante (Diamante 2) de Elizabeth Hayley

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    * Novelas que puedes devorar en pocas horas * Imposible dejar de leerlas * Textos originales de JAMES PATTERSON El vale millones, pero de nada le sirven sin ella. Ha pasado un mes desde su traumatica ruptura con Derick, y Siobhan ahora vive en Detroit, donde puede continuar con su carrera como pintora. Pero, de repente, Derick vuelve, despues de volar por medio pais para encontrarse con ella. Y aunque el cuerpo de Siobhan se llena de vida con su tacto, ella no sabe si puede confiar en el.

  • Un libro de martires americanos de Joyce Carol Oates

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    La monumental y polemica nueva novela de <> (Elena Hevia, El Periodico de Catalunya) es una profunda reflexion sobre el aborto y la pena de muerte, pero tambien sobre los problemas esenciales de nuestras sociedades y de nuestras propias vidas.

  • Heredaras nuestros pecados (Almas rotas 1) de Alejandro Riera Guignet

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    Heredaras nuestros pecados es una intensa novela de suspense psicologico que muestra la terrible encrucijada entre la razon y la locura.
    ?Determinan los pecados de los adultos el futuro de los ninos?
    A traves de los ojos de una mujer enamorada descubriremos el enigma de uno de esos ninos maltratados.
    Pero ?existe una salida para un laberinto que se halla en la propia mente?
    Dos jovenes enamorados se adentraran en un mundo inquietante donde los pecados del ayer han regresado para amenazar su felicidad. Con la ayuda de una pareja de psicologos y con su amor como unico amparo descenderan al infierno de la violencia de genero y del maltrato infantil.
    Primera novela de la serie "Almas rotas" que desciende a los misterios mas ocultos de la mente humana.

  • Escondida en el haren de Michelle Conder

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    !Los dos terminaron aprisionados por. el matrimonio!

  • Cuentos De Bloomsbury de Ana Maria Navales

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    Desde el 22 Hyde Park Gate, donde nacio Virginia Woolf, paseando por Fitzroy Street y Gordon Square, he recorrido, una y otra vez, en mis ultimos veranos londinenses, el corazon del Bloomsbury, los lugares que conservan la huella literaria y artistica de quienes de este distrito de la ciudad del Tamesis recibieron su nombre. Su latido se extiende hacia la region de Sussex, y puede escucharse en la Little Talland House, de Firle, cercana a la Charleston Farmhouse; en la Asham House, que se divisa a traves de los arboles al pie de Itford Hill; en la Monk's House, de Rodmell; en la Berwick Church, casi enteramente pintada por Vanessa Bell y Duncan Grant; en Tilton... Mas que la curiosidad, la pasion me hizo llegar a otros rincones de Inglaterra, siguiendo la huella de Bloomsbury por granjas, mansiones y castillos, o simples casas a la orilla del mar o al pie de las colinas. De todo ello quedan tres grandes albumes de fotografias, el alma llena de paisajes y sensaciones, y material para algun libro mas que no se si escribire algun dia. Estos cuentos son una libre recreacion de algunos de los personajes que protagonizaron el grupo Bloomsbury. No siempre aparecen con sus nombres porque, a veces, el juego de la ficcion me parecio exigirlo. La utilizacion de la primera persona en algunos de los relatos es tambien, obviamente, un recurso literario. Este libro, bajo la sombra tutelar de Virginia Woolf, pretende ser un homenaje a lo que ellos representaron, un momento de plenitud creadora. EL RETRATO DE LADY WYNDHAM Ahora iba a llamarse Eleanor Wyndham y una nueva caricatura de su persona apareceria proximamente en una novela. Las cuartillas que Mark habia dejado sobre la mesa de su dormitorio la describian superficialmente, pero acentuando su extravagancia. Los sombreros altos como una chistera, los zapatos de punta encorvada y enormes hebillas, sus vestimentas de estilo oriental o griego, tunicas y clamides, vestidos copiados de las madonnas de Rafael, de los cuadros de Velazquez, del vestuario de algun recien estrenado ballet. Mark contaba que una vez la encontro en el vestibulo del Royal Theatre llevando un kaftan y un fez de piel negra, de caracolillo, que mas parecia una peluca rizada para tapar las canas que la hacian mas vieja de lo que era en realidad. Perlas y brocados acentuaban su aspecto de princesa renacentista o de gitana trotamundos, de una belleza rara y discutible, cubierta de joyas como la amante de un rico mercader. Su andar inimitable, igual que si bailara al compas de una musica interior que solo ella podia oir, esa arrogancia heredada de su estirpe, que habia crecido al mismo ritmo que su libertad, hacian mas enhiesta su figura, desgalichada a veces en el abandono de si misma. En el rostro destacaban los pomulos, la nariz judia, la boca con sonrisa levemente desdenosa, los ojos de un verde mar azulado, proyectando la mirada fria que era una inicial barrera entre los otros y el profundo calor de su cuerpo que emanaba de las pasiones ocultas. Mark no era al principio excesivamente acido con su personaje. Habia elegido para Eleanor Wyndham unos origenes que no se apartaban demasiado de los de su modelo, una lady que comia nueces servidas en bandejas de plata y semillas de alcaravea para combatir sus intensos dolores de cabeza. Una lady cuya infancia dorada habia quedado sumergida en los tuneles del viejo palacio donde crecio esperando su hora de libertad. De nina, para luchar contra el aburrimiento, habia cabalgado por Sherwood Forest en su poney blanco como un velo de novia, como un prado cubierto de nieve intacta. Ahora, se entretenia cuidando los crisantemos amarillos que crecian alrededor de su casa en Londres o los grandes jardines del manor, la mansion que el lord consorte habia adquirido para ella y sus juegos de gran senora en Oxfordshire. Mark era un buen escritor. Antes de descubrir aquellas cuartillas, de sentirse explotada, observada y analizada, absorbida hasta dejarla sin medula para transplantarla a aquella Eleanor Wyndham, que nombre tan absurdo, antes de aquella manana en que habia ido a buscarle a su dormitorio para charlar intimamente, o sea hacia unos minutos, ella habia alabado sus novelas frente a otros huespedes de su palacio, y no solo por ser amable, porque el hubiese elogiado sus bordados la tarde anterior, sino por sincera admiracion. En el folio numero tres, un habil uso del lenguaje convertia la ironia en burla despiadada. No sabria decir en que palabras precisamente se apoyaba el escarnio, pero ella sentia humillacion y rabia cuando aquella lady inexistente, esa tal Eleanor Wyndham, se convertia en una fanatica religiosa que explicaba la Biblia a los granjeros, ensenaba a leer y escribir a los gitanos que merodeaban por su hacienda o vivia pobremente solo por darse el placer de arrojar monedas al aire, como si fuesen caramelos, cuando los ninos la seguian por las calles del pueblo, solo por ver su capa negra de vampiro, sus botas rojas de cosaco, su sombrero de larga pluma, su uniforme de mosquetero que ha olvidado en la muralla de palacio el arma de fuego. El abierto deseo de ridiculizarla se mezclaba con unas gotas de ternura, de cierta poesia que, a veces, se esconde en un relato como los insectos con sus alas plegadas se ocultan entre los petalos de algunas flores. No se les ve, se les presiente, y uno apenas se atreve a olfatear aquel tulipan cerrado, aquella rosa a medio abrir de la que puede saltar un ser minusculo dispuesto a clavar su aguijon. Asi era la prosa de Mark, belleza y dolor dificilmente separables. Habia algun pasaje inocente, como el del asombro de la lady ante el zepelin. La dama no sabia si era privilegio o reconocido valor lo que unia a esos hombres que se elevaban hasta tocar el cielo con la mano, dentro de aquel enorme balon de rugby. Despues, Mark se ensanaba con una lady absurda y dominante, de escaso talento, incapaz de comprender a Tucidides, preocupada por transmitir, confundiendolo con su extravagancia, un cierto magnetismo personal, puro oropel. Mark la acusaba de rodearse de seres brillantes, de artistas de ingenio, para iluminar su vida que se arrastraba por las sombras. Una senora de alcurnia que coleccionaba cuadros y amantes, y se encerraba en su cuarto para leer a Balzac hasta el amanecer. La lady compraba los cuadros atendiendo mas a su precio y tamano que a la calidad del artista. Diez o quince libras de entonces, de los tiempos del zepelin, era su tope. En realidad se trataba de ayudar al pintor, de solucionarle un pago de facturas pendientes, la adquisicion de materiales de trabajo, comida quiza para un mes. Un modo de conjugar su generosidad con el orgullo del artista. Ademas, solia enviarle, junto al cheque, entradas para el teatro, el ballet o un concierto de balalaika, para que el elegido tuviese muy claros los limites entre lo que es un regalo, un detalle de distincion, algo superfluo, sin sentido practico, y la compra de ese cuadro que se admira y desea para contemplarlo en los muros de la propia casa. Si no era asi, queria hacerselo creer. Para eliminar todo resquicio de duda, para dejar bien enterrada su generosidad, la lady cerraba la transaccion con una frase solemne: <>. No eran palabras suyas, pertenecian a uno de los libros que siempre leia de noche, cuando su lecho estaba vacio y, desde afuera, la lluvia y el viento traian canciones de otono y de hojas caidas. Aquella lady era una sentimental. De nina habia tenido, en un rincon de la abadia del palacio, lo que ella llamaba la habitacion de sus tesoros. Cuando los adultos salian de caceria --!ay!, los tristes venados que entraban en la cocina, quietos, rigidos, mirando fijamente con sus ojos tan cristalinos-- o jugaban a las cartas alrededor de la chimenea, o se sentaban en tapizadas sillas francesas a oir los gorgoritos de una dama que apoyaba un brazo junto al jarron del piano, mientras el otro hacia aletear su panuelo de encaje; cuando los hombres paseaban su aburrimiento entre el frufru de las enaguas almidonadas de las senoras, la lady, pequenita y llena de lazos, se encerraba en su habitacion de los tesoros. Alli, en una caja china, guardaba trocitos de seda y terciopelo, de un color amarillo palido, granate, o de ese plateado opaco que lucian las palomas en los alfeizares de las ventanas. Tenia tambien tarritos de crema vacios, con dibujos de abanicos en la tapa, y platos de porcelana donde guardaba los petalos secos de las rosas, los claveles y los lirios del valle que alguna vez habian adornado sus vestidos. Alli era como una princesa triste, que tendra la princesa, que se entretenia en inventar una caligrafia, ahogada de espirales y palos ganchudos, con la que llenaba su diario en el que escribia su vida con afiladas plumas arrancadas a los pavos reales que merodeaban entre las estatuas del jardin. Era una caligrafia hermosa e indescifrable. Ahora lady Wyndham tenia otros secretos y se dedicaba a otros juegos. A su habitacion de los tesoros le habia sucedido su gabinete privado, adonde Mark habria tenido que ir la tarde anterior a someterse a uno de esos interrogatorios ridiculos y embarazosos con los que lady Wyndham cercaba a sus invitados, sobre todo a aquellos en los que detectaba un poder imaginativo superior, un intenso amor a la vida o una inteligencia especial. Pero tambien, unos ojos en los que ella creia adivinar extranos misterios, o una sonrisa cautivadora, podrian imponerse a otras mas profundas apreciaciones. Los que iban a ser llamados habian aceptado previamente el regalo de sus flores, tulipanes rojos, a veces un opalo, una alfombra tejida por sus manos, o libros de Gibbon y Ruskin en los que la mayoria de sus huespedes leian el mensaje no escrito de que su dignidad iba a ser sometida a prueba, quien sabe si tambien sus dotes de amante. Mark no habia acudido a la cita y esa era la razon por la que lady Equis, atado el pelo con un foulard de colores como una zingara, irrumpio aquella manana en su dormitorio y descorrio con furia, para dejar entrar la luz, las rojas cortinas que contrastaban con el gris brillante de las paredes. El balcon se abria al jardin que terminaba en los linderos del bosque, el dia era templado y el sol apenas acariciaba aun las estatuas que rodeaban el lago. El dormitorio estaba vacio. Fue entonces cuando ella advirtio las cuartillas que Mark habia dejado sobre el escritorio, sin duda deliberadamente, aquel retrato de Eleanor Wyndham, que era como una larga carta dirigida a ella, que era tambien su propio retrato. Cuando lady Wyndham salia de viaje llevaba siempre amplias capas repletas de grandes bolsillos interiores en cada uno de los cuales reposaba un libro de su ajetreo previo, de ese ir y venir de las hojas hacia delante y hacia atras buscando la frase feliz, el dialogo chispeante, la escena audaz, para darle o no su beneplacito, el favor de su compania, de su interes siempre impaciente del final. Lady Wyndham leia primero a saltos y luego despaciosamente, si el libro habia sabido enamorarla. Asi habia iniciado tambien lady Equis la lectura de las paginas de Mark y ahora estaba, sus perros pequineses buscandola por la casa la habian hallado en el dormitorio gris, acariciando en su regazo a uno de aquellos animales y sujetando la ira mientras leia una caricatura de si misma, la de una diosa serpiente, y era como mirarse al espejo y ver a una imbecil que sin mayores luces pugnaba por entrar con su lampara apagada en las galerias ocultas de los hombres hermosos para despertar sus suenos. Lord Equis no quedaba mejor parado en ese relato sobre lady Wyndham. Aparecia como un marido paciente, algunas veces sospechoso, que borraba sus dudas sobre la fidelidad de su lady caprichosa dedicandose a la politica, jugando al bridge y coleccionando porcelana china de color azulblanco. Mas de una vez, Mark habia esperado en el jardin, junto a otros huespedes, el retorno de uno de aquellos elegidos por lady Wyndham para un intimo coloquio en su gabinete. En el gesto de los heroes de la aventura habia advertido un cierto malestar, indiferencia en algun caso, pero todos coincidian despues en afirmar que el unico lenguaje empleado, en ese primer encuentro con la sacerdotisa del amor, habia sido la palabra. Ella, mirando directamente a los ojos del interpelado, solia interesarse primero por su obra artistica. Sus preguntas eran convencionales, si escribia mucha poesia en aquel retiro campestre que le habia ofrecido, si su pintura progresaba, que tecnicas utilizaba, cuales eran los colores predominantes en sus cuadros. Despues hablaba un poco de ella misma, de los poneys de Shetland que adoraba de nina, de los carruajes, de las calesas antiguas que habia en su casa solariega, de sus viajes a Marienbad, un balneario que le atrajo por la fascinacion del nombre mas que por la fe de que con sus aguas o la tranquilidad del recinto podian mejorar sus dolores de cabeza. No ponia demasiado el acento en la salud, ese era un tema que siempre aburre a los que estan sanos, pero aludia al radio que tomaba en la leche o el te, y al borgona, como dos recursos para aliviar el dolor que le parecian, si no infalibles, de una refinada originalidad. Lady Equis, lady Wyndham, se movia en un mundo de sensaciones y estaba habituada a preparar el camino para que la pasion pudiera entrar en su casa de un modo natural, agradable, sin esfuerzo ni violencia. Con gesto elegante servia a su huesped una copa de sidra, no habia que desperdiciar el champan frances sin estar segura de que la nave llegaria a buen puerto, y fingia acompanar al invitado en aquel rito apenas burbujeante acercando sus labios al fino cristal de la copa. En seguida la abandonaba junto al Kempis que aparecia abierto en la mesa, como al descuido, como consuelo preparado de antemano por si el elegido, siempre artista o intelectual, no comprendia que ella, en el fondo, no buscaba la vulgaridad del sexo sino compartir la experiencia creativa, la inteligencia, de aquel genio que ya se habia bebido la copa de un solo trago. La lady queria comprobar, y aun no lo habia conseguido, si es posible inventar el amor sin agotarse en el intento. Envuelta en terciopelo y entre cojines de seda, lady Equis hablaba de Italia, o de cualquier otro pais luminoso y lejano, donde el sol sale mas pronto en el horizonte y permanece mas tiempo colgado del cielo, y ofreciendo un cigarrillo de una caja pintada con el ave fenix en todos sus costados, decia, alzando las negras sombras de sus ojos, que la pasion tenia lugares de privilegio en el mundo. El juego era muy similar con unos y con otros. Lady Wyndham, que guardaba sus cartas de amor con cintas de raso, que alguna vez se habia enrabiado al saber que sus amantes escribian despues a otras mujeres las mismas frases que solo ella habria debido inspirar, repetia la misma escena con todo aquel que era llamado a su gabinete. Para ella el galanteo tenia sus reglas; otra cosa era el amor. La sonrisa de lady Wyndham llenaba los silencios del hombre, sometido a un embarazoso tete a tete con la gran senora que no soportaba que le hablasen de la lluvia, de los desastres del jardinero, de los libros de cuentas o del menu que la cocinera debia preparar para la cena. Lady Wyndham queria hablar de poesia, de pintura, de la filosofia de Spinoza; lo fascinante era ese interes en la vida de los otros, en sus pasiones, en sus enamoramientos, en todo aquello del mas alto nivel espiritual que impulsaba el genio creador al que ella no tenia acceso. Entre ella y el mundo habia echado un telon de seguridad formado por cientos de plumas de pavos reales, el sol iluminando la magia de aquellos colores y el amor extendiendo su maquillaje brillante en el rostro de la vida. Lady Wyndham era una fanatica religiosa, una romantica excentrica, una mujer generosa y sincera, que no era comprendida en el deseo de lo trascendental y provocaba la burla de sus protegidos, los que acaso envidiaban su alcurnia, su posicion, cuanto les hubiera permitido a ellos, con su talento, gozar plenamente de la existencia. Alli estaba Mark, en el cesped, tendido en una tumbona, escuchando a un amigo, escritor de escandalo y de ingenio, que desearia hacer el amor con lady Equis, con toda su fuerza, removiendo hasta el fondo su instinto animal, porque siempre le habia obsesionado una relacion de ese tipo entre un hombre de origen vulgar, salido del corazon del pueblo, y una mujer de rango. Aunque en el dormitorio sonase una musica de pianola. Lady Wyndham ojeaba la presa en sus tertulias y saraos at home, pero, respetuosa con su hogar, o precavida, se mantenia firme ante cualquier asalto impetuoso del amante. Alli, no. Nada que pudiera atentar contra la dignidad del lord. Se podia flirtear, tener privados coloquios, insinuantes atenciones, algo que era habitual en la alta sociedad, toda la ceremonia iniciatica del cortejo que, inevitablemente, conduciria al lecho del amor; pero el escenario de las grandes pasiones debia estar fuera, lo mas lejos posible. La atmosfera de su casa no podia ser contaminada con el gas letal de la infidelidad. Asi, los encuentros de lady Wyndham con sus amantes se producian a la luz del dia y en los lugares mas concurridos para no atraer la atencion: un anden del metro, la sala de espera de una estacion de ferrocarril, Whitehead's House, o el kiosko de refrescos de algun parque de la ciudad. Ella, con los ojos pintados de un blanco grisaceo, los labios rojos, embutida en una de sus tunicas o cubierta con una llamativa capa bordada, iba radiante de maquillaje a la cita con la vida. Eleanor Wyndham era una sacerdotisa dispuesta a oficiar, al aire libre o en el primer altar improvisado, una ceremonia de amor, un exorcismo, para que la pasion saliese de las tinieblas, de aquel pozo en que estaba hundida gritando voces de auxilio, sin que nadie mas que ella se acercase a salvarla. Despues, entre burlas, mas de uno decia que lady Wyndham era una tea apagada, una hoguera de la que solo quedan cenizas. Otros, los que quiza de verdad la habian amado, no pensaban lo mismo de aquel fuego que les habia destruido, dejandolos en la nada, en la oscuridad de si mismos. Lady Equis siguio aun leyendo las cuartillas de Mark, que cada vez se iba ensanando mas con su personaje, pero no llego al final. Encendio un cigarrillo y, presintiendo su llegada, levanto el visillo de organza para mirar al jardin que el estaba cruzando para entrar en la casa. Dejo sobre el escritorio aquella caricatura de si misma, aquella ignominia, y ahueco los cojines de seda del sofa antes de adoptar una pose elegante, escondiendo sus manos, tan largas y huesudas, tan agigantadamente feas, entre los pliegues de su vestido. Cuando Mark entro, con su traje de caza, brillandole los ojos, el pelo tan negro y la boca tan sensual, carnosa y humeda, ni siquiera le dejo hablar. Con su tono mas dulce, con ademanes de exquisita educacion, lamento que el tuviera que marcharse, sabia que lo comprenderia, el lord estaba a punto de llegar con el primer ministro y la casa estaba tan llena; ese era, sin duda, el mejor dormitorio, habia que alojar alli al nuevo invitado. Dijo todo aquello como quien recita la letra de una cancion poetica y tierna. Mark, entre tanto, iba recogiendo sus libros. Lady Equis se retiro a su gabinete privado y se sumergio en la lectura del Kempis. Al ano siguiente, cuando se publico la novela de Mark y empezo a leerla avidamente, comprobo con sorpresa que el retrato de lady Wyndham habia sido sustituido por una carta de amor.

  • Valiente de Jennifer Armentrout

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    Tercer y ultimo libro de Cazadora de hadas, la serie de romance paranormal que ha conquistado a miles de lectoras de todo el mundo. La quimica entre Ivy y Ren llega a su punto mas algido en esta novela, llena de giros y tramas que se cierran. Jennifer Armentrout, la reina del New Adult, nos conquista con un mundo lleno de magia, ambientado en Nueva Orleans. Hace tiempo que Ivy Morgan no es la misma de siempre. Y es comprensible. Que te secuestre el principe de los faes, un psicopata empenado en abrir las puertas del Otro Mundo, es logico que te quede algunas secuelas psicologicas. Pero no se trata solo de eso. Algo oscuro y danino se esta propagando por su interior, algo mas poderoso de lo que la propia Ivy podria imaginar y que se interpone entre ella y Ren Owens, el miembro de la Orden del que esta locamente enamorada. Ren haria cualquier cosa por mantener a Ivy a salvo. Lo que fuera. Sin embargo, cuando toma una decision trascendental por ella, las consecuencias son de tal magnitud que amenazan con destrozar las vidas de ambos. Aunque se siente dolida y traicionada, si Ivy quiere salir con vida, debe dejar de lado sus sentimientos y colaborar no solo con aquellos a los que ama, sino tambien con un enemigo al que preferiria matar antes que depositar su confianza en el. Se avecina una guerra, y pronto se hace evidente que todo lo que Ivy y Ren creian saber de la Orden no era mas que un punado de letales y peligrosas mentiras. Para salvar a aquellos a quienes ama, y tambien a si misma, Ivy sabe que no le bastara con ser valiente. Porque, detras de todo malvado principe, hay una reina

  • ?Que quieres de mi?, Mary Orvay de Mary Orvay

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  • Muerte Sin Redencion de Jessica Fiedler

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    El punal lo atraveso sin previo aviso y en un primer instante la sorpresa impacto a Manny mas que el dolor. Cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde. Luego lo invadio la debilidad. Para entonces ya nada importaba. La vida se le escapo con la misma rapidez con la que su sangre formo un charco en el suelo, pero antes de morir consiguio murmurar una oracion de gratitud. Al menos, su final seria rapido. El asesino arranco el cuchillo del cuerpo de su victima y lo envolvio en un trapo. Lamentaba tener que deshacerse de un arma tan magnifica, pero no podia permitir que la relacionaran con el, asi que terminaria en el fondo del Patapsco. Miro al viejo que yacia en el suelo con la camisa ensangrentada, los ojos abiertos y la mirada perdida. Era una vision que deberia causarle euforia, o cuando menos satisfaccion. Habia esperado tanto por ese momento... y sin embargo se sentia vacio. La muerte de Bunkers no le proporciono el alivio que esperaba, y eso lo enfurecio. Despues de esconder el cuchillo en el interior de su chaqueta, se asomo a la puerta para comprobar que nadie se habia acercado al cuartucho que servia como vivienda al viejo conserje. El pasillo estaba desierto. Despues de todo, ?quien querria deambular por esa zona del hospital a esa hora de la noche? Aun asi aseguro la puerta con el cerrojo para no correr el riesgo de que lo interrumpieran. El asesino miro a su alrededor mientras trataba de adivinar donde podria encontrar aquello que Manny guardo en secreto durante tantos anos. La habitacion que habia servido de vivienda a Bunkers era pequena y daba oportunidad a pocos escondrijos, asi que el criminal paso por encima del cadaver de su victima y comenzo a registrar hasta el ultimo rincon. Si estaba alli, lo encontraria. Jarod. La manana comenzo mal, como corresponde a un mal dia. Iba camino del cuartel de Policia cuando entro la llamada de Marian y tuve que desviarme hacia el hospital Rothberg. No me gustan los hospitales. Me traen malos recuerdos, y comienzo a sentir punzadas en la cadera apenas pongo un pie en ellos. Mi psicologo de apoyo dice que es psicosomatico, pero es que tampoco me gustan los psicologos. En fin, que hice de tripas corazon y llegue al nosocomio. El Rothberg no habia cambiado mucho desde mi ultima visita. Las mismas paredes blancas con sus cristales impolutos en el exterior, los pasillos de ceramica blanca pulida, y el insoportable olor a desinfectante en el interior. Tan impersonal y aseptico que parecia un mausoleo. Despues de informarme con el recepcionista de la puerta, me encamine hacia la vivienda del conserje en el sotano del edificio, junto al cuarto de las calderas. Avance tan deprisa como mi maltrecha cadera me lo permitio sin que se notara la cojera. Cuando llegue al sotano, no resulto dificil encontrar la escena del crimen. Solo habia que localizar el perimetro trazado con cintas que vigilaban agentes uniformados, y detras del cual se desarrollaba un trasiego de personas con un tufo a policia que se percibia a varios pies de distancia. Stevens fue el primero que me vio. Se llevo la mano a la visera de la gorra a modo de saludo, y aparto la cinta para que yo pudiera pasar. --Te daria los buenos dias, Charlie, pero no pueden serlo si comienzan con un asesinato. --Usted lo ha dicho, teniente. --?De que se trata? --Nos llamo el jefe de seguridad. Esta manana temprano, algunos pacientes se quejaron de que la calefaccion estaba demasiado alta, asi que intentaron llamar al jefe de mantenimiento para que revisara las calderas, pero no pudieron localizarlo. Uno de los vigilantes vino a buscarlo y encontro la puerta asegurada. Cuando no recibio respuesta penso que el conserje pudo sufrir un colapso o algo asi, pues se trataba de un hombre de avanzada edad. En fin, el vigilante pidio refuerzos y un cerrajero. Cuando consiguieron abrir la puerta se dieron de bruces con el empleado muerto sobre un charco de sangre. Entonces nos llamaron. --Supongo que no habia nadie a su lado con el arma humeante, o una nota con la confesion del asesino --dije con sarcasmo. --Me temo que no, teniente. Me removi con incomodidad. Tenia un deseo imperioso de alejarme de ese lugar, y de repente comprendi la razon. --Todavia hace un calor infernal aqui. ?No revisaron las calderas? --Las puertas tambien estaban cerradas con llave. Solo hace pocos minutos que el cerrajero nos dio acceso a ellas y pudimos apagarlas, senor. --Sospecho que esto tambien es obra del homicida. Muy bien, Charlie, gracias por el informe. Entrare al horno y vere de que mas me entero. Stevens asintio y se hizo a un lado para que yo pudiera pasar. !Malditas las ganas que tenia! Esa manana me habia puesto un traje de tweed muy apropiado para la estacion, pero que me hizo sentir en los predios de Satanas en cuanto entre a la sobrecalentada habitacion. El olor que ya se desprendia del cadaver tampoco contribuia a mejorar mi disposicion a reunirme con mis colegas. La vivienda del conserje parecia el area de desastre de un tornado caprichoso. Los armarios y gavetas fueron vaciados y su contenido sembraba el suelo de todo tipo de objetos; ademas de que alguien se dedico a mover los muebles y sacarles el relleno. La conclusion era evidente.--El asesino buscaba algo --dije en un alarde de genialidad. --Cuidado te estalla la cabeza de tanto pensar --me respondio Pattie, sin apartar la concentracion del cadaver. --?Tienes algo para mi? Dukes me lanzo una rapida mirada de desaprobacion y volvio a lo suyo. --?Un <> te basta? --Mi alzamiento de una ceja debio convencerla de que no seria suficiente con eso--. De acuerdo. Apartando lo evidente, lo asesinaron con una punalada al corazon. Murio en cuestion de segundos. --?Cual fue la hora aproximada de la muerte? --Eso sera muy dificil de determinar --confeso la forense, mientras dejaba escapar un suspiro--. Con este calor se acelero la putrefaccion. --Si, supongo que ese era el objetivo del criminal cuando puso las calderas a tope -- conclui.--Esas vitaminas que te tomas le estan haciendo mucho bien a tu cerebro, ?no es asi? Esta vez fui yo quien suspiro ante el tono sarcastico de la doctora Dukes, al mismo tiempo que separaba la pretina de mi pantalon valiendome de mis pulgares. Pattie era la unica persona que conocia que era capaz de superar mi cinismo. Y se esforzaba en demostrarlo. --Touche. Reconozco que es una conclusion obvia, pero que esperabas a esta hora de la manana, antes de mi primera dosis de cafeina. ?Tenia nombre el occiso? --Manny Bunkers --respondio una voz grave y conocida a mi espalda. Cuando me volvi, me encontre de frente con el rostro del jefe del CSI. Me avergonzo comprender que habia escuchado el duelo verbal entre Dukes y yo. Me senti como un crio pillado en falta. Si alguien se tomaba en serio la escena de un crimen y el respeto a los muertos, ese era Jacobs, asi que contuve mi ironia y compuse mi expresion mas circunspecta. --?Encontraron algo sus hombres que sea de ayuda para la investigacion, capitan? El jefe del CSI lleno sus pulmones y contuvo el aire, como si se preparara para dar un largo discurso: --No puedo decirle mucho mas alla de lo evidente, teniente. En el suelo encontramos una botella de cerveza medio llena y los fragmentos de un vaso, asi que deducimos que Bunkers estaba sentado a la mesa bebiendo cuando se presento el homicida. --?Solo habia un vaso? --Si. Es evidente que no se sento a compartir una cerveza con el asesino, sino que este llego mientras el bebia. Sin embargo, el criminal debio estar muy cerca de el para poder asestarle una punalada tan certera. Por otro lado, el estado de la habitacion no nos permite saber si la victima se defendio. Supongo que debera esperar los resultados forenses para responder a esa pregunta --Alfred miro a Pattie cuando pronuncio las ultimas palabras. --Por supuesto, senor --respondio Dukes, con la misma actitud formal que habia adoptado yo. El prestigio de Jacobs imponia--. Cuando realice la autopsia sabremos si el senor Bunkers sufrio heridas defensivas. Decidi salvar mi imagen con una observacion un poco mas aguda que las obviedades que venia soltando: --Aun cuando es notorio que asesino y victima no compartieron una copa, el perpetrador debio estar a muy corta distancia para poder apunalarlo en el corazon --el jefe me miro con el ceno fruncido, asi que me apresure a explicarme--. Lo que quiero decir es que Bunkers debia conocer al homicida, aunque no compartiera mesa con el. --Expliquese mejor, teniente. --Muy bien, digamos que Manny esta sentado a la mesa bebiendo una cerveza cuando se presenta el criminal. Para que el homicidio se cometiera aqui y no en el umbral, el debio permitirle la entrada. --A menos que lo asesinara en la puerta y arrastrara el cuerpo hasta aqui para ocultarlo -- senalo Jacobs. Tanto el jefe como yo miramos en direccion a la doctora, como si formaramos parte de una coreografia. Dukes nego con la cabeza. --Puedo asegurarles que no movieron el cuerpo. --?Y si todavia estaba vivo cuando lo arrastro hasta aqui? --sugeri, haciendome eco de la idea del jefe. Juro que sin intenciones de adularlo. Esta bien, no mucho. Dukes nego con la cabeza antes de que terminara de exponer mi brillante teoria. --Una herida en el corazon como esta causa una hemorragia masiva --explico Pattie--. Es evidente por el charco de sangre que se formo debajo del cuerpo en los pocos segundos que tardo en morir. No habia ni una gota cerca de la puerta. --Tal vez el asesino la limpio para confundirnos --insisti, empenado en defender mi postura.--La doctora Dukes tiene razon --sentencio Jacobs, como un arbitro que saca la tarjeta roja. Y yo defendiendo su teoria, pobre ingenuo--. Las evidencias indican que la victima cayo en el lugar donde la encontraron. Aunque corregiremos nuestras conclusiones si hallamos manchas positivas al luminol cerca de la puerta. Asenti derrotado. ?Que mas podia hacer? De manera que volvi sobre mis pasos y enfoque el asunto desde la perspectiva original. --En ese caso, si el homicidio ocurrio aqui, significa que Bunkers dejo entrar a su asesino y que este lo apunalo por sorpresa, tal vez mientras hablaban. Si ocurrio asi, me pregunto cual fue el tema de conversacion. --Como de costumbre, tienes un asunto dificil de resolver entre manos, hijo --me dijo el jefe en tono paternal, mientras me palmeaba el hombro con conmiseracion. Jacobs no tenia idea de cuan profeticas resultarian sus palabras. *** Me alegro mucho abandonar la escena del crimen, y no pude sino compadecer a los chicos del CSI, aunque ellos ya debian estar bastante acostumbrados. Cuando consegui alejarme lo suficiente para dejar de sentir el olor a putrefaccion, llene mis pulmones con el aire cargado de desinfectante. Ni siquiera me importo, pues mi mente estaba concentrada en mi siguiente paso. Lo primero seria averiguar quien era el hombre que yacia sobre un charco de su propia sangre. ?Por que alguien querria asesinar a un viejo conserje? ?Habia ofendido a quien no debia? ?Tendria enemigos? Regrese a la recepcion, donde me indicaron como llegar a las oficinas administrativas. Se encontraban en el segundo piso, asi que decidi subir por las escaleras. Estaba seguro de que mi cadera protestaria, pero asi soy yo: un necio incorregible. Por supuesto que me perdi. Tengo la secreta certeza de que Dedalo fue el arquitecto que diseno el Rothberg, porque es lo mas parecido que conozco a un laberinto. Segui las indicaciones del personal de enfermeria que se cruzo en mi camino, al mismo tiempo que ignoraba sus expresiones de conmiseracion. ?Saldria de alli algun dia? Existen leyendas al respecto. Avanzaba tan concentrado en mis pensamientos que en un cruce de pasillos me di de bruces con un paciente y casi lo tiro al suelo. Mis reflejos afloraron con tanta celeridad como mi verguenza, y pude sujetarlo para ahorrarle la caida. Cuando levante la mirada para disculparme se me hizo un nudo en la garganta. Entonces mi atencion se centro en el baston y la pierna artificial. --!Jarod! ?Que haces por aqui? No me digas que la cadera te ha vuelto a causar problemas. Debo confesar que me sorprendio reconocer a Paul, aunque visto desde la distancia, no era tan extrano encontrarlo alli. Supongo que ese dia mi velocidad de pensamiento no estaba en su mejor momento. Despues de todo, solo habian pasado un par de dias desde mi ruptura con Tina, si es que puedo utilizar un fracaso sentimental para justificar mi torpeza. Abrace a mi amigo antes de responderle. Por supuesto que el correspondio a mi abrazo. --Nos llamaron por un suceso que ocurrio anoche y que debemos investigar --le respondi, evasivo. Aunque Paul era como mi hermano, no considere profesional contarle los detalles de lo que ocurrio, aun cuando estaba seguro de que el asesinato del conserje se convertiria en la comidilla del hospital en pocas horas. --?Que ocurrio? ?Un robo? --Eso no importa ahora. ?Que haces tu aqui? ?Estas enfermo? --Por supuesto que no. Ya sabes que soy un roble. Hace tiempo que no hablamos y por eso no te lo habia contado: me colocaran una protesis sensorial en lugar de esta <> --dijo, al mismo tiempo que daba un par de palmadas a su pierna izquierda--. ?No es genial? --?Protesis sensorial? --pregunte con desconcierto. --Esta provista de electrodos que me permitiran experimentar algunas sensaciones. Es grandioso, pero debo acostumbrarme, asi que vengo tres veces a la semana a la terapia fisica para adaptarme. --Me alegra mucho por ti, amigo. Despues de pronunciar el cliche, no supe que mas decir y se instalo un silencio incomodo entre nosotros. Ambos sabiamos que si el estaba condenado a vivir sin una pierna era por mi culpa. El lo llevaba mejor que yo. --Pareces bastante perdido --observo Paul--. Me recuerdas aquella ocasion… --Revie vio algo en mi expresion que lo obligo a cambiar de tema--. ?Buscas a alguien? --Debo encontrar el despacho de personal. --Es sencillo. Sigue por este pasillo y cruza en la segunda interseccion. Al final estan las oficinas administrativas. ?Tienes tiempo para tomarte un cafe? --Me gustaria Paul, pero me temo que estoy bastante ocupado. Tal vez otro dia. --De acuerdo. Quiza unas cervezas para celebrar mi nueva protesis. Asenti. Cualquier recuerdo o mencion de la perdida de la pierna de Paul me anudaba el estomago. Mi cerebro traidor me llevo al ano 2008 en Afganistan, donde servi en otra vida. Mi patrulla hacia una ronda. Yo los comandaba, asi que fui el principal responsable de lo que paso. Era un veinteanero imprudente y arrogante. Es doloroso reconocerlo, pero aquel aciago dia conduje a mis hombres a una trampa. La granada mato a Chris, mi mejor amigo. Cuando cayo a mi lado, ni siquiera senti los trozos de metralla que se incrustaron en mi cadera. Al siguiente momento, yo tambien estaba en el suelo a punto de perder la conciencia. Paul fue el heroe del dia. El asumio el comando, y junto con el resto de los hombres repelieron el ataque, pero en el intercambio de disparos una rafaga le alcanzo la pierna izquierda y se la destrozo. Si se hubiera puesto a cubierto conservaria todas sus extremidades y yo seria hombre muerto. Por esos dias ni siquiera eramos amigos todavia. Paul Revie me salvo la vida, y lo pago caro. --Jarod, ?te encuentras bien? Te pusiste palido de repente. --No te preocupes, Paul. Estoy bien --afirme, mientras me secaba el sudor de la frente con un panuelo--. Este hospital me trae malos recuerdos, eso es todo. Revie acompano su respuesta con un par de palmadas en el hombro: --La vida continua, companero. Ha sido duro, pero debemos afrontar el futuro con optimismo. --Si, claro. Supongo que tienes razon --respondi con sincera admiracion. Nunca pude comprender como Paul podia afrontar su perdida con una actitud tan positiva. Yo solo tenia un poco de metralla en la cadera que me molestaba en los dias frios, y que en ocasiones me obligaba a cojear un poco. Era suficiente para amargarme la vida. Me senti muy mal cuando me di cuenta de que mi amigo trataba de levantarme el animo, siendo el quien tenia que vivir con una pierna artificial. Me despedi de Paul con otro abrazo fraternal, y le desee suerte con su nueva protesis. Segui las indicaciones de Revie y llegue sin problemas a las oficinas administrativas. La secretaria se mostro muy compungida y colaboradora cuando me identifique. --!Esto es espantoso! ?Como es posible que alguien le hiciera algo asi al pobre Manny? Con lo mucho que lo queriamos. Nadie esta seguro. Digame, senor, detective... --Kinsley. Teniente Kinsley, de la Policia de Rothberg. --Si, claro, teniente. ?Ya detuvieron al asesino? --Todavia estamos investigando. Por esa razon necesito hablar con el director del hospital y con el jefe de Recursos Humanos. --El director esta de viaje desde hace dos semanas. Lo sustituye su ayudante, pero ahora esta operando. En cuanto al jefe de Recursos Humanos: la senora Harriet se encuentra en su despacho. --En ese caso, me gustaria hablar con ella. --Por supuesto. Aguarde un momento y lo anuncio. La chica abandono su silla y se encamino hacia una de las puertas que custodiaba. Despues de un par de toques suaves se escucho un <> apagado. La secretaria se asomo e intercambio un par de palabras con la persona que ocupaba la oficina, entonces me miro y sonrio: --Puede pasar, teniente. Obedeci. Despues de dar unos pasos me di cuenta de que estaba cojeando aunque no me dolia la cadera. <>, me dije a mi mismo. Debia olvidar el encuentro con Paul y la emboscada. Con un esfuerzo lo aparte de mi mente, aunque no fue facil. Consegui concentrarme en el caso, pero no pude evitar la sensacion de angustia que me invadia cada vez que recordaba lo que ocurrio en el desierto de Registan. Del otro lado de la mesa me esperaba una mujer de unos sesenta anos, cuya baja estatura era evidente aun cuando estaba sentada. Tenia la preocupacion pintada en el rostro. Por supuesto que ya conocia las novedades. --Teniente Kinsley --dijo, despues de comprobar mi nombre en la identificacion que le mostre--. Mi secretaria me informa que desea hablar conmigo. ?En que puedo ayudarlo? Por supuesto que colaboraremos con ustedes para que todo este desgraciado asunto se resuelva lo antes posible. Me sente frente a ella y despues de rechazar el cafe que me ofrecio a pesar de la protesta de mis tripas, entre en materia.

  • Esclava de tus besos de Maria Cuadrado Villadiego

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    La caja de pandora poco a poco comienza abrirse, el pasado reaparece y los secretos estallan, haciendo que las personas menos indicadas sufran por ello.
    Elizabeth, despues de abandonarlo todo por amor y que saliera mal, comienza sola una nueva vida en Londres. En este tiempo, conoce nuevas personas, se rencuentra con viejos amigos, y refuerza ese amor que siente por Emma, aquella nina que le ha robado el corazon y le da ganas de seguir adelante; pero no deben confiar en todos, ya que muchos solo quieren destruirla.
    El imperio que formo Damian con tanto esfuerzo, se viene abajo lentamente y sin quererlo se queda solo, mientras en las tinieblas esa persona que quiere destruirlo, sigue planeando su gran final.

  • Como restos de marea de Alvaro Abanda

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    Espana, Mexico y Guatemala, son los escenarios de este relato de amor, erotismo y lucha entre dos mujeres que, desafiando las rigidas normas imperantes en la epoca, viviran su pasion tras veinte anos de ausencia, despues de un primer encuentro casual en plena posguerra espanola y siendo ninas de muy distinta clase social; la una, hija de un ministro del dictador Franco, la otra, de un idealista republicano perdedor en la contienda civil.

  • Goodbye Days. Un mensaje. Tres despedidas de Jeff Zentner

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  • Letizia. La reina impaciente de Leonardo Faccio

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    ?Que significa ser reina en el siglo XXI?

  • Mi diosa pelirroja de Marian Arpa

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  • Belleza Animal de C. M. Rose

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    No podia creer lo que mis ojos estaban viendo era una casa gigantesca de dos plantas, habia espacio para mas de seis automoviles, parecia una mansion; me dio algo de nostalgia al ver esa casa y recordar mi hogar; parecia mas bien una casa de una familia muy adinerada que de seis personas como me habia comentado la senora Montes, revise varias veces las direccion que me anoto en un pedazo de papel, si era exactamente la misma pero no podia creer que en ese lugar solo vivieran seis personas y todos hombres, debia existir algun error para ello; estaba reconsiderando la idea de buscar otro lugar, pero no tenia mucho dinero para seguir viviendo en un hotel o en cualquier parte necesitaba estar en un lugar fijo; solo era unos dias que podia probar si me gustaria quedarme o si me queria marchar, lo peor que podia perder era mi tiempo. Agarre muy fuerte la llave contra mi pecho, odiaba que la senora Montes no me haya dado mucha informacion de mis companeros, iba ser un poco extrano compartir vivienda con seis hombres, pero la propuesta que ella me dio era tentadora y no me queria rehusar, era algo que me beneficiaba demasiado. Tome una gran bocanada de aire y segui adelante, abri la pequena reja; todo se veia muy limpio en la parte de afuera, el pasto estaba tan verde y parecia recien cortado, arrastrando mi gran maleta me acerque a la puerta y la toque varias veces, nadie abrio la puerta me enoje un poco. No me sentia muy comoda entrando a una casa sin que las personas que vivian alli no supieran que alguien iba a estar cuando regresaran, pero me encontraba muy cansada y lo que mas deseaba en ese momento era poder sentarme, tomar un vaso de agua y dormir un buen rato; no pude soportarlo y entre. – !Buenas tardes! – Grite muy fuerte esperando que alguien me escuchara. – !Buenas tardes soy el nuevo huesped la senora Montes me envio! – Segui gritando tal vez a la nada, pero igual continue esperando que alguien me escuchara. – Perdon la intromision y por haber entrado de esa manera… – Conclui que la casa estaba vacia se encontraba en silencio absoluto; era algo incomodo, era mejor dar media vuelta y marcharme; tal vez esperar en el pequeno portico a que alguien llegara, podria estar allanando una propiedad privada y en vez de estar en la casa podria terminar presa. Me senti aterrorizada y un escalofrio recorrio mi espalda en tan solo pensar en que llegaria estar en prision y la unica llamada tendria que hacerla a mi madre y me mataria por todo esto. Estaba algo perturbada, estar en un lugar que no conocia y que nadie me podria recibir y mucho menos sin saber con quien iba a vivir; ya habia entrado y debia afrontar que estaba en una casa que no era mia, sin permiso. Deje mis cosas en la entrada, pude notar que toda la casa estaba pintada con un tono blanco, el color de los muebles contrastaba de una manera muy estetica; tal vez tendrian a alguien que les limpiara todo estaba impecable, me daba mucha verguenza ensuciarla o arruinarla. No podia ser que seis hombres fueran tan limpios, podrian ser gais y parejas todos; y yo podria incomodarlos, o todos podrian ser hermanos, muchas ideas comenzaron a rondar mi cabeza de que serian estos seis chicos, o que relacion tendrian entre ellos. Me quite los zapatos y me adentre mas a la casa. – ?Hola? – Dije asomandome a la cocina, me sorprendio muchisimo al verla, era muy hermosa, la decoracion era muy sencilla, pero me gustaba; estaba segura que en esa cocina cabian mas de diez personas sin ningun problema; me acerque al frigorifico, se que no estaria bien pero no pude evitar abrirlo, para ver que comian estos hombres. Al verlo de arriba abajo me sorprendio muchisimo que tuvieran carne cruda congelada como para alimentar a un batallon. Menos mal no era vegetariana sino seria un karma para mi vivir con seis carnivoros; toda la estanteria de la cocina estaba de comida enlatada, frituras y caramelos. Parecia que estos chicos comian como animales, nunca habia visto tanta comida y estaba acostumbrada a ver mucha comida al tener una familia tan grande, pero ellos me estaban sorprendiendo sin ni siquiera conocerlos. Sali de la cocina, pero la curiosidad pudo conmigo, revise cada rincon de la casa, el primer piso tenia una habitacion muy grande, pero parecia que nadie la estaba usando, la cama estaba solo con el colchon, y parecia que hace mucho tiempo nadie entraba en ese gran lugar. Me sente en la cama, el colchon parecia comodo no me recoste; si lo hacia me quedaria dormida y eso seria el peor problema porque el que pudiera suceder en este lugar; pase mi dedo por la pequena mesita de noche, la linea por donde pase mi dedo quedo marcada demostrando que habia una gran gruesa capa de polvo e. Si esa llegase a ser mi habitacion tendria mucho que limpiar antes de poder dormir, tenia su propio bano, que tambien se notaba que estaba sin usar desde hace un buen tiempo. Termine de revisar el primer piso y no habia muchas cosas interesantes, sabia que no debia subir, pero no pude residirteme; para mi mala suerte todas las habitaciones estaban cerradas con llave, habia seis habitaciones cerradas y un bano. Baje desanimada las escaleras por no saber ni siquiera como eran, camine hasta el gran salon, habia un sofa de color blanco; me sente un rato mientras me imaginaba como serian mis companeros, a que se dedicarian o que harian de sus vidas, el sofa era demasiado como, me recoste un momento, estaba demasiado agotada para luchar con el cansancio, por mi cabeza comenzaron a pasar imagenes de leones tigres, lobos y zorros, no entendia muy bien el porque; cerre un momento los ojos y me quede profundamente dormida. Capitulo 1 Buscando donde vivir Me comenzaba a arrepentir de haber dejado mi casa, la comodidad de la que estaba acostumbrada, arrastrando la maleta por la calle y muy desanimada, no sabia que iba hacer, o para donde debia irme; aun no tenia amigos y no conocia a nadie, pero aunque estuviera mal por todo lo que habia pasado aun pensaba en iniciar mis clases en la universidad y me lograba animar un poco, habia trabajado tanto para lograrlo y no podia rendirme; pero las cosas no estaban marchando muy bien, pero no podia vivir en una casa compartida donde a todas horas hay personas gritandose groserias o cosas muy obscenas; la ropa sucia de cualquiera terminaba dentro del frigorifico, o alguien dormido encima de la mesa de la cocina desnudo pero creo que lo peor que todas las cosas que sucedian en esa casa eran las cucarachas, creo que hubiera pasado los gritos, la ropa sucia o una que otra vez a alguien dormido completamente desnudo, pero ese animalito no lo tolero, me habia quedado literal en la calle, pero ahora era mi responsabilidad y mi problema ver que hacia para salir de esta horrible situacion. Mi paciencia tenia su limite y estaba por acabarse me comenzaba a desesperar, mis clases estaban por comenzar, necesitaba un lugar lo antes posible para instalarme. Una parte de mi pensaba y se replanteaba en dejar todo botado y regresar al pueblo, despues de la lucha que tuve con mis padres esa idea no me entraba en la cabeza, al dejar la casa estaba segura que mi habitacion, debia estar transformada por uno de mis hermanos. – Hola – Dije atendiendo mi celular. – ?Como que hola no sabes quien soy? – Mama lo siento, estoy caminando y no pude ver quien era. – ?Que estas haciendo tan temprano un sabado en la calle? La ciudad es peligrosa ?No quieres regresar? – No mama – <> pense mientras se me ocurria que inventarle a mi progenitora. – Estoy conociendo la ruta que debo tomar todos los dias para ir a la universidad. – Menti. – Bueno tu sabras como hacer las cosas, no me hagas caso mas bien dame el numero del telefono de donde estas viviendo. – !?Que?! – Me exalte – ?Para que lo necesitas? – Si no atiendes ese aparato puedo llamar a esa casa para que me digan que estas haciendo. – Era increible por lo que estaba pasando. – Mama no tienen telefono ahi. – no se si estaba mintiendo o siendo honesta. – !?Como que no?! – mi mama estaba histerica, comenzo a gritar y no se por cuanto tiempo lo estuvo haciendo, segui caminando con mi maleta y mi celular alejado de mi oido, estaba segura que no queria quedarme sorda por los gritos de ella. – Mama no lo se, la verdad no he pregunte. – Pregunta de una buena vez – Necesitaba decirle algo para tranquilizarla. – Esta noche te llamare y te dire si hay o no hay telefono ?Te parece? – No muy convencida acepto; se que no estaba de muy buen genio, pero necesitaba que se tranquilizara, entre en panico. – !Dios iluminame! – Grite de la desesperacion que ese momento me consumio. Las personas me miraron como si estuvieran viendo a una loca. No estaba tan lejos de enloquecerme entonces no me molestaba que miraran de esa manera. Los dias pasaron y mi primer de clase llego, odiaba tener que dormir en hostales, era muy incomodo, teniendo una maleta gigante. Llegue a la facultad con una mi fiel compania que era la maleta morada que mis padres me habian regalado, los demas estudiantes me observaban de una manera extrana, no los puedo culpar nadie va a una universidad con una maleta llena de cosas y tan grande; estaba segura que este dia iba a ser demasiado largo. No podian seguir asi, esa semana debia pagar un hotel por lo menos para poder dejar mis cosas en un lugar seguro. Ojala ese fuera mi unico problema, todos los dias tenia a mi madre llamandome a preguntarme como eran mis companeros y que se los pasara para poder hablar con ellos. Todo se empezaba a complicar cada dia mas, el dinero que mis padres me enviaban, mas el que habia ahorrado desde la secundaria se estaba agotando con los dias. Necesitaba encontrar un trabajo de medio tiempo al igual que un lugar bueno, bonito y no muy costoso para vivir. Despues de la tormenta por fin llego la calma y las cosas comenzaron a mejorar, aunque no tuviera un lugar donde vivir, encontre un trabajo de medio tiempo, lo cual me venia como anillo al dedo, teniendo ya una entrada economica, me sentia un poco mas tranquila. Pero me gustaria encontrar un lugar donde pudiera vivir mas tranquila y sentirme mas comoda, aunque el hotel era bueno no era lo mismo que estar viviendo en una casa con companeros, o en un departamento sola. Un dia escuche a unos companeros hablando de que en la cartelera de nuestra facultad publicaban, lugares que alquilaban desde habitaciones, casas compartidas hasta departamentos para uno solo. Las cosas estaban mejorando y era algo que me alegraba muchisimo. Estaba muy enojada, llame a cada lugar de los que habia visto en la cartelera, ya estaban alquilados o pedian demasiado dinero y era el momento que no tenia tanto como para pagar, cada dia iba a revisar la cartelera, para ver si habia algo nuevo, o quizas disponible. Posiblemente fue cosa del destino o suerte no estaba segura, pero era la direccion de una mujer Emma Montes duena de una empresa de bienes raices; ya habia desgastado todas mis ideas asi que no perdia nada en intentar hablar con ella. En mi ultima clase de ese dia estaba demasiado ansiosa, queria ir a ver a la senora Montes, queria salir de la situacion tan horrenda en la que me encontraba; estaba contenta de que ese dia no trabajara, fue un alivio poder estar tranquila en mi busqueda; no fui al hotel aun tenia un par de horas para la guardar mis cosas, antes de que me cobraran otra noche. Tome el metro, con cada estacion menos sentia que estaba mas cerca de una solucion que me beneficiaria, me puse a ver por la ventana pensando en que conseguiria algo muy bueno. Por fin despues de unos minutos por fin llegue a mi destino, sali del vagon como si me estuvieran persiguiendo, segui la ruta que habia encontrado; camine un par de calles hasta que por fin encontre el lugar que tanto ansiaba, un letrero gigante con el nombre de Emma Montes me hizo sentir la persona mas dichosa del mundo. – !Buenas tardes! – entre saludando, esperando que alguien apareciera. – Bienvenida buenas tardes. – A los pocos segundos aparecio una mujer vestida con un perfecto vestido blanco y una chaqueta roja; con una pequena placa dorada con su nombre. – Busco a la senora Montes. – Dije, mirando a la mujer que me sonreia, parecia una modelo de pasarela, aunque ya pasara los cuarenta se veia demasiado bien; tenia unos tacones negros que eran bastante altos; su cabello tan negro como el carbon le llegaba un poco mas abajo de los hombros, detras de esas curiosas gafas amarillas escondia unos espectaculares ojos azules. – ?Que necesitas linda? – Me pregunto mirando sobre las gafas. – Es que … necesito un lugar donde vivir… – Titubee por un momento – ?Usted me puede ayudar? – La mire esperando respuesta ella se limito a sonreir. – Claro que te puedo ayudar, acompaname a mi oficina. – Ella camino por un pasillo, donde habia mas personas, algunas hablando por telefono, otros mirando una especie de folletos y otros escribiendo sin darse cuenta de la presencia de la senora Montes o mia, se encontraban muy concentrados en sus trabajos, todos los cubiculos estaban ocupados, se escuchaba el bullicio de todos hablando. – Sigue por favor. – Antes de que la puerta se abriera pude leer la inscripcion “Emma Montes Gerente General” – ?Como te llamas? – Me pregunto rodeando el escritorio que ocupaba gran espacio de la oficina. – Jessica. – Me sente en una de las sillas de cuero blanco frente a la Senora Montes, por la decoracion de su oficina pude notar que ella amaba el blanco, todas las paredes tenian el mismo color, al igual que la alfombra peluda. Tambien parecia que le gustaba muchos los gatos, tenia cuadros con gatos pintados al igual que una pequena estatua y otras cosas con la tierna forma. – Bueno Jess. – <> La senora Montes era un poco confianzuda conmigo. – Yo soy Emma Montes, por favor dime Emma. – Me miro fijamente con una sonrisa de oreja a oreja. – Cuentame que es exactamente lo que deseas. – Llegue a la ciudad hace un mes y estaba en una casa compartida con mas personas, pero las cosas se descontrolaban, fue terrible, despues de eso he vivido en hostales y ahora me encuentro en hotel. – ?Estas en un hotel ahora? – asenti. – Un hotel en esta ciudad es muy costoso, necesitamos encontrar algo para ti y pronto. – ella comenzo a buscar algo en su computadora que no podia faltar que fuera de un blanco mate muy hermoso.

  • Los corazones de Ana de Ivette Chardis

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    Una historia de amor con Valencia y Barcelona como telon de fondo.

  • Las tres bodas de Manolita de Almudena Grandes

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    En el Madrid recien salido de la guerra civil, sobrevivir es un duro oficio cotidiano. Especialmente para Manolita, una joven de dieciocho anos que, con su padre y su madrastra encarcelados, y su hermano Antonio escondido en un tablao flamenco, tiene que hacerse cargo de su hermana Isabel y de otros tres mas pequenos. A Antonio se le ocurrira una manera desesperada de prolongar la resistencia en los anos mas terribles de la represion: utilizar unas multicopistas que nadie sabe poner en marcha para imprimir propaganda clandestina. Y querra que sea su hermana Manolita, la senorita <>, quien visite a un preso que puede darles la clave de su funcionamiento. Manolita no sabe que ese muchacho timido y sin aparente atractivo va a ser en realidad un hombre determinante en su vida, y querra visitarlo de nuevo, despues de varios periplos, en el destacamento penitenciario de El Valle de los Caidos. Pero antes debera descubrir quien es el delator que merodea por el barrio.

  • Nosotros (El Juego 3) de Azminda Cangar

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    Para almas aventureras, tres es un numero magico. Es un numero poderoso en la mitologia y en la religion, continuamente tiene un significado de totalidad, de plenitud. Se puede decir que cuando se trataba de amor, nada es mejor que tres. El amor y la lujuria combinados y entrelazados son simplemente, divinos. ?Entonces, por que encontramos tantas piedras en el camino? Nosotros tenemos una relacion definitivamente diferente, es el tipo de relacion que esta abierta a las posibilidades, mas flexible, mas experimental, y por supuesto, mucho mas sensual. Tambien es de las que da batalla, luchamos por nosotros con unas y dientes. Contra todo y contra todos. ?Como se puede tener un argumento en contra de un trio de corazones y cuerpos encontrando un balance? ?Como se puede luchar contra el amor? Ya lo escribio Shakespeare. “El destino es el que baraja las cartas, pero NOSOTROS somos los que jugamos”. Y nosotros jugamos. a morir.

  • Todo empezo con un beso de Marian Arpa

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    Paty estaba rendida, habia estado todo el dia preparando las maletas y en ese momento solo deseaba acostarse. Sus companeras de piso, Veronica, a la que todos llamaban Vero, y Maria, tenian otros planes. --Venga, arreglate que nos vamos de marcha. --Estoy yo para juergas --exclamo ella quejumbrosa por el cansancio. --Por eso mismo, !pasatelo bien mientras puedas! No sabes lo que te vas a encontrar en casa --sugirio Maria. --Las dos sabeis que no me importa mucho lo que me encuentre en casa, lo que me quita el sueno es esa empresa en la que no quiero trabajar. Se que mi madre trabajo mucho para levantarla, y yo solo pienso en venderla. Me siento como si estuviera traicionandola. --Tu madre querria que fueras feliz. --Lo tuyo son los ninos. Traspasa ese negocio y buscate un empleo que te guste. --Maria era practica hasta la medula. Vero las escuchaba mientras se desnudaba para darse una ducha. --Y si no, haz lo mismo que hizo tu padre, dejala en manos de los administradores. A el le funciono, solo se ha hecho cargo cuando no ha tenido nada mas que hacer. A Paty ya se le habia ocurrido esa opcion. Patricia, Paty para sus amigos, era una muchacha muy responsable. A su joven edad, habia terminado dos carreras universitarias, la de abogada y la de maestra. Esta ultima era su vocacion, lo sentia en el alma. Habia ido a pasar el verano a Estados Unidos para perfeccionar su ingles. Siempre que podia estaba fuera de su casa. Desde muy nina su padre la habia llevado interna al colegio, y cuando tuvo la oportunidad de estar en su casa, se sentia como una extrana, asi que siempre que podia alquilaba un piso con varias estudiantes y se iba a vivir con ellas. Su padre nunca se lo habia dicho, pero ella sabia que el deseaba un varon, y al nacer ella y morir su madre en el parto, el la hacia responsable indirecta de su desgracia. Mientras fue un bebe la dejo al cuidado de las criadas de la casa. El casi nunca estaba debido a su profesion y cuando estaba, la miraba de tal forma que la nina corria a refugiarse a los brazos de los criados. Estos habian sido sus padres y los adoraba. Cuando el mayordomo murio ella cayo en una profunda depresion, sentia como si se hubiese muerto su autentico padre. Sin embargo, ahora que la vida de su progenitor estaba llegando a su fin, no sentia pena, solo temor y nerviosismo porque sabia que a partir de entonces tendria que hacerse cargo de la empresa que habia fundado su madre antes de que naciera. Cuando su madre murio, su padre no quiso saber nada de la empresa y la dejo a manos de los colaboradores de su esposa. No le importaba si iba bien o no, se sentia traicionado y resentido, y durante anos no puso el pie en ella. Cuando se retiro del ejercito echaba de menos la actividad y fue entonces cuando se dedico a la empresa. Ahora era el turno de Paty y a ella no le apetecia nada trabajar alli. Su vocacion eran los ninos, los adoraba y, sin embargo, a la manana siguiente saldria de Estados Unidos hacia Espana, donde le esperaba un futuro nada alentador. --Esta noche vamos a pasarlo bien. --Vero, era la mas locuaz de las tres. --Olvidate de manana, intenta no pensar en ello. --Maria la empujaba hacia el bano--. Date una buena ducha y arreglate, esta noche tiene que ser memorable. Las tres amigas se fueron a cenar y despues a un bar de copas. Maria y Vero trataban de animar a Paty para salir a bailar. --Id vosotras, yo os observare mientras tratais de ligar --bromeo ella riendo, repantigandose en el sillon. Las dos se fueron hacia la pista de baile. Paty las miraba mientras ellas trataban de vislumbrar a sus presas. De repente aparecieron al lado de sus amigas dos chicos muy apuestos, les dijeron alguna cosa que les hizo reir y empezaron a bailar los cuatro. --Senorita, ?puedo invitarla a una copa? --Aquella voz profunda hizo que Paty se girara. Un hombre muy guapo la miraba desde la altura y ella se lo quedo mirando interrogativamente--. Vera, mis amigos han ido tras sus amigas y me han dejado solo. --Ella se pregunto, si habian estado escuchando su conversacion--. Para estar yo solo en la mesa de al lado y usted sola aqui... --Ahora estaba segura de que la habian escuchado. A Paty se le escapaba la risa. --Sientese, por favor. --Soy Roberto --se presento tendiendole la mano. --Y yo Patricia, Paty para los amigos. Su mano era diminuta comparada con la de Roberto, el pudo notar la energia de aquella pequena mano al estrecharla. Sus miradas se encontraron mientras el apreciaba a la mujer que tenia delante. Ella parecia divertida, asi lo indicaba la sonrisa con que lo miraba. --?Puedo preguntar que es eso tan gracioso? --En realidad nada, solo estaba pensando. --El la miro intensamente. Tenia unos ojos grises que parecian traspasarle--. Estaba pensando en lo transparentes que son los hombres... cuando buscan un revolcon. --?Eso es lo que piensas? --?Acaso no es eso lo que andais buscando? --le respondio con otra pregunta. --Si. --La sonrisa de Roberto se ensancho. --Pues dejame decirte algo: ahorrate esa copa, yo no estoy disponible. El la miro sorprendido, nunca antes habia conocido a una mujer tan directa. La mirada de ella observaba sus reacciones y se sintio cautivo bajo esos bellos ojos negros. Se prometio a si mismo que antes de que terminara la noche, habria destruido las barreras que ella estaba construyendo a su alrededor. Roberto llamo al camarero y pidio una botella de champan, cuando ella le pregunto a que venia aquello, le contesto que brindaba por un buen reto. Paty supo al momento que ella era ese desafio. El se proponia seducirla, vaya arrogancia, ya se daria cuenta de que ella no era facil. Estuvieron largo rato hablando, ella le conto que estaba alli para perfeccionar el idioma y que a la manana siguiente volvia a casa. El no le hablo de su trabajo, simplemente le estuvo contando que estaba de vacaciones, que trabajaba en un pais conflictivo y que de vez en cuando necesitaba alejarse de los problemas que rodeaban la politica entre paises. El tema dio para una larga charla, sus amigas y los companeros de el hacia rato que se habian ido. --No nos esperes levantada --le susurro Maria al oido cuando se despidieron. Ellos siguieron con su amena charla. Paty le contaba cosas sobre Espana y el pudo notar el ensombrecimiento de sus ojos cuando hablaba de su casa. Supuso que era un tema delicado asi que no lo tocarian, habia otras muchas cosas en las que el estaba interesado, hacia mas de cinco anos que no pisaba su pais. Notaron que poco a poco, se iban quedando solos. --Sera mejor que nos vayamos antes de que nos echen. --Si, tienes razon. --Asintio ella mirando su reloj--. Se ha hecho muy tarde y manana tengo que madrugar. Al levantarse Paty, el pudo ver lo menuda que era. La habia estado observando durante la velada. Era una mujer muy bella, sus grandes ojos oscuros estaban rodeados de unas espesas pestanas, su boca era una tentacion, sus gruesos labios estaban hechos para hacer perder la cabeza a los hombres, su pequena nariz era perfecta, y tenia ademas una brillante melena negra rizada. Ahora que estaba de pie pudo ver sus bien proporcionadas formas. Andaba delante de el y el balanceo de sus caderas era tan delicado como toda ella. --Voy a parar un taxi, te llevare a tu casa --dijo Roberto al salir del local. --No, vivo aqui cerca, prefiero caminar. --Entonces te acompanare. --No hace falta. --Insisto. Empezaron a caminar charlando como si fueran viejos amigos, se sentian bien el uno con el otro. Cuando quisieron darse cuenta estaban frente al portal de la casa de Paty. --Vivo aqui. --Un lugar muy tranquilo. --Si, voy a echar de menos este sitio. Su voz sono melancolica pensando en lo que le esperaba en Espana. El se dio cuenta al ver tristeza en sus hermosos ojos y se pregunto por que. --?Quieres que suba? --Deseaba borrar aquella expresion de su rostro. --Ya te he dicho... No la dejo terminar. --Lo se, lo se... pero no me negaras un beso de despedida. Ella iba a protestar, como el esperaba que hiciera, y cuando abrio la boca para hablar, la silencio con sus labios tragandose la protesta. Roberto sintio las pequenas manos de ella en su pecho empujando y la cogio suavemente por los hombros. La resistencia de ella no duro nada y noto como las pequenas manos se cogian a su camisa para acercarlo mas. Al ver la rendicion de ella, las manos de el se trasladaron a la cintura y la estrecho contra su cuerpo al tiempo que sus labios se volvian mas exigentes, su lengua acariciaba insistentemente los tentadores labios de Paty, hasta que ella abrio la boca y pudo probar su dulce sabor. El tiempo quedo en suspenso al oir el jadeo de ella al sentirlo dentro. Roberto sonrio satisfecho. Al sentirla tan calida y tan entregada su cuerpo estaba reaccionando con un fuego abrasador. Paty disfrutaba de unas sensaciones extraordinarias, ese beso estaba haciendole sentir una extrana conmocion en todo su cuerpo, se sentia ligera como la brisa, un delicioso cosquilleo le recorria el cuerpo entero. Entonces su timida lengua, por voluntad propia, empezo a acariciar la de el, las sensaciones se multiplicaron. Escucho un gemido y no supo si era de ella o de el. Roberto creia que dominaba la situacion hasta que ella empezo a devolverle el beso, en ese momento se encontro temblando de deseo, sus manos se cineron a la cintura femenina y la levanto del suelo, para ahondar mas en aquella boca que lo estaba enloqueciendo. Las manos de Paty se abrazaron al cuello masculino no dejando espacio entre los dos, la boca de Roberto no le daba respiro, caia sobre la de ella una y otra vez y su lengua la recorria con salvaje intensidad, tanta, que ella se sentia mareada, casi no podia respirar, pero no le importaba, hacia rato que no era duena de lo que estaba pasando. Roberto sentia que su entrepierna estaba dura y palpitante, la deseaba, pero ella le habia dejado muy claro que no queria un lio de una noche. Penso que excitados como estaban, no le seria dificil llevarla a la cama, los dos estaban consumiendose en la pasion, pero el no seria quien decidiera eso, era un hombre responsable, no se aprovecharia de haberla llevado a tal estado. Tenia que terminar con aquella voragine de sensaciones mientras aun pudiera, separo la boca de la de ella, abrazandola contra su pecho, dejo que resbalara por su cuerpo hasta tocar con los pies en el suelo. Sintio la acelerada respiracion de Paty contra su pecho, la beso en el cuello donde el pulso le latia alocadamente. Al cabo de unos minutos, cuando ella pudo volver a pensar con claridad, lo miro con los ojos dilatados. El apoyo su frente contra la de ella. --?Estas segura de que quieres que terminemos asi? Ella pudo sentir el calido aliento de Roberto y la recorrio un estremecimiento. Se dio cuenta de que estaba apoyada contra el arbol que habia enfrente de su casa, no sabia como habia llegado alli, lo ultimo que recordaba era que estaban en medio de la acera. El apoyaba una mano en el tronco del arbol, por encima de su hombro. --Si, sueltame, por favor. --No te estoy cogiendo. El tono seductor de el la confundio. Se dio cuenta de que era ella la que se aferraba a el, una mano la tenia en el pecho de su camisa y la otra rodeaba el brazo que Roberto tenia apoyado en el arbol. Retiro las manos como si le hubiera dado un calambre. --?Estas bien? --Si... si... No se sentia bien en absoluto, sus rodillas parecia que no la sostenian. Se agarro al tronco del arbol por la espalda, porque necesitaba un anclaje. Roberto se sintio herido en su amor propio, aquella pequena mujer lo habia seducido desde el primer momento y ahora le decia que no queria nada mas con el. Se miraron largamente a los ojos, como queriendo grabar ese momento en sus memorias… --Bueno, pues... Adios... Roberto le dio un breve beso en la frente, se dio la vuelta y se fue caminando por la acera dejando a Paty alli enfrentandose a sus confusos sentimientos. Capitulo 1 Hacia seis meses que Paty habia vuelto a Espana, su padre habia muerto dos meses despues de su regreso de una enfermedad cardiaca y ahora estaba sola en el mundo, no tenia mas familiares, pero tenia a los sirvientes que mas que empleados eran una familia para ella.

  • En realidad la amiga soy yo de Helena Apalategui

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    (VICTORIA y ARTURO ensayan una escena de baile. El la recoge del suelo y ella, suspendida en el aire, rodeada por sus brazos, se encuentra cara a cara con el. Se rozan los labios. Despues, despacio, el la deja en el suelo. Ella le mira mientras el permanece con los ojos cerrados.) ARTURO. (Se distancia dos pasos.) Muy bien, ha quedado bien. Sobre todo, la ultima parte. VICTORIA. Si. La proxima vez nos liamos. Ha faltado poco. ARTURO. (Saliendo de la sala, como si no la hubiera oido. ) Me voy a cambiar. VICTORIA. Si. Yo tambien. (VICTORIA se queda sola en la sala de ensayo. Recoge una toalla del suelo y se seca el sudor de la nuca. Observa el suelo con la mirada perdida.) INTERIOR/TARDE; VESTUARIO (ARTURO y tres mujeres se cambian en el vestuario. ARTURO, sin camiseta y con una toalla alrededor de la cintura, mete su neceser en la taquilla. VICTORIA se acerca a ARTURO y le acaricia la espalda con un dedo indice hasta la cintura mientras avanza hacia la suya. ) VICTORIA. !Vaya David de Miguel Angel! (Con media sonrisa y dirigiendole la mirada ya desde su taquilla.) Es que no se puede estar mas bueno. No te falta un musculo por marcar. (ARTURO la observa serio y continua cambiandose. Las mujeres que se estaban vistiendo salen del vestuario despidiendose.) MUJER 1a. !Adios! MUJER 2a. Hasta el viernes. MUJER 3a. !Adios, chicos! VICTORIA. Adios. ARTURO. (Sin mirar a VICTORIA.) No soy gay. (VICTORIA de espaldas a ARTURO, se gira sorprendida y mira a ARTURO, que continua hablando.) ARTURO. No se si te das cuenta, solo te diriges a mi cuando no estamos ensayando, para hablarme de mi culo o de mi cuerpo. (Levanta la cabeza y la mira fijamente.) No soy gay. ?Lo sabes?, ?no? VICTORIA. (Todavia vestida, le mira perpleja y balbucea nerviosa.) ?Que? ARTURO. No soy gay, no me gustan los tios. Me gustan las mujeres. (Avanzando lentamente hacia ella.) Esas son las tipicas cosas que le dices a tu amigo gay, o a un stripper al que estas pagando. Lo digo porque me tratas como a un trozo de carne, me tocas como si no me importara, (a medio metro de VICTORIA) y te has tomado unas confianzas conmigo que no creo que te haya dado. Y solo conmigo, ademas. (Carraspea. ) Con el resto eres muy respetuosa. (ARTURO y VICTORIA se miran unos segundos en silencio.) ARTURO. ?Y? VICTORIA. Es que no se..., no se me... ARTURO. ?Te gusto? VICTORIA. (Agachando la cabeza y fijando la mirada al suelo.) ?Que dices? ARTURO. ?Te estabas insinuando? ?O eres una descarada? (VICTORIA levanta la mirada con una sonrisa nerviosa, establece contacto visual unos segundos y vuelve a apartar la mirada.) ARTURO. Si te gusto, en vez de tocarme el culo en el gimnasio, me podrias haber invitado a una cerveza... Dime. VICTORIA. (Mirandole a la cara.) Si. ARTURO. (Bajando la mirada.) Hay un bar a diez minutos de aqui, que han abierto hace poco. Hay musica en directo. (Alza de nuevo la mirada.) Si estas libre el viernes despues del ensayo, vamos. (ARTURO se gira y se aleja unos pasos.) Si te apetece, claro. VICTORIA. (Mirandole.) Vale. ARTURO. (Mirandola de perfil.) Bien. (ARTURO agarra un jabon de la taquilla, sale del vestuario y se mete en la ducha. VICTORIA resopla y comienza a desnudarse. ) INTERIOR/TARDE; CAFETERIA (ANA, sentada en una mesa, bebe una copa de vino y mira el reloj; a los pocos segundos entra ALICIA y la saluda, muy expresiva, desde la puerta. Se acerca a ANA y la abraza. Desplaza una de las sillas de la mesa, cuelga el bolso del asa y el abrigo en la silla, se sienta y hace una senal a un camarero. Este se acerca.) CAMARERO. Hola, ?como estas? ALICIA. Muy bien, ?y tu? CAMARERO. (Mirando a las dos.) Muy bien. ALICIA. ?Los ninos? CAMARERO. Muy guapos; e insoportables. ALICIA. Lo normal a esa edad. CAMARERO. Estoy por quedarme solo con uno de ellos. Como son iguales, al otro no lo echare de menos. (Riendose.) ?Que te pongo? ALICIA. A mi una copa de vino. (Con un gesto de la mano le pide al camarero que se acerque y le susurra algo al oido.) CAMARERO. (Sonriendo y mirando a ANA.) Oido. Enseguida. (El camarero se retira.) ANA. ?No habras pedido que traigan una tarta? ALICIA. !Ay! Que pesada. Es vuestro cumpleanos. (Efusiva.) !Felicidades! No te he dado ni un beso. (ALICIA se acerca a ANA la besa, abraza y se vuelve a sentar.) ANA. ?Y que tienes? ?Treinta y ocho velas en el bolso? Que !por cierto! Julia es una pesada. Me dijo que llegaria puntual. ?Ni en su cumpleanos? ALICIA. Mirala. (Senalando a JULIA que entra a la cafeteria.) Ahi viene la otra melliza de Santa Clara. (JULIA se acerca a la barra antes de saludar y habla con el camarero, despues abraza a ALICIA y le tira de la oreja a

  • ?Quien mato a Alex?: El secreto desvelado, Janeth G.S de Janeth G. S.

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  • Un mar sin estrellas de Erin Morgenstern

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    <> -Booklist (resena destacada) <> -Publishers Weekly (resena destacada) Muy por debajo de la superfi cie de la tierra, sobre la orilla del Mar sin Estrellas, hay una gran cantidad de tuneles y recintos llenos de historias. Las entradas que conducen a este santuario suelen estar ocultas, a veces en el suelo de los bosques; en ocasiones, en hogares privados e, incluso, pueden estar a simple vista. Pero quienes las buscan las encontraran. Sus puertas han estado aguardandolos. Zachary busca su puerta, aunque no lo sabe.Sigue un canto de sirenas silencioso, una certeza inexplicable de que esta destinado a encontrar otro sitio. Cuando descubre un libro misterioso en las estanterias de la biblioteca del campus, empieza a leer y queda cautivado por los relatos de prisioneros que buscan amor, ciudades perdidas y acolitos sin nombre. De repente, una vuelta de pagina trae a Zachary a una historia de su propia ninez, increiblemente escrita en ese antiguo libro. Una abeja, una llave y una espada impresas en el libro conducen a Zachary a dos personas que cambiaran el rumbo de su vida: Mirabel y Dorian. Estos desconocidos lo guian a traves de bailes de mascaras y relatos susurrados en salones clandestinos hasta la sede de una sociedad secreta, donde los picaportes cuelgan de cintas y, fi nalmente, a traves de una puerta pintada que se abre magicamente para entrar en un lugar que siempre habia anhelado. Entre tuneles serpenteantes atestados de libros, salones de baile y orillas oscuras como el vino, Zachary cae en un mundo embriagador, impregnado de romanticismo y misterio. Pero una batalla se libra por el destino de ese lugar y, aunque hay quienes lo sacrificarian todo para protegerlo, otros estan decididos a destruirlo.

  • Y si fuese tu de Alexia Mars

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    Muevo la cabeza al son de la musica, cojo una lata de pepinillos en conserva y me la acerco a los labios a modo de microfono, abro la boca y me marco un playback. El rock invade cada poro de mi piel y el de mis companeros. Todos bailamos junto a Bon Jovi y su Livin’ On A Prayer. Me vengo arriba en este punto. Tiro la diadema, pego un salto, lanzo un grito desgarrador que arranca una risa en Sugar y me despeino como una loca. Sugar se pone en pie y menea su cuerpo como si le hubiese dado un telele y siempre mirando de reojo a la puerta, por si el Basilisco aparece. Llega el estribillo y doy vueltas y saltos. En este momento soy libre, todos lo somos. Sugar se sube a la silla, abre los brazos y emite varios graznidos descompasados mientras Antonio, el encargado del armamento, coge un rifle descargado y lo convierte en una guitarra. Se pone de rodillas y toca mientras todos lo coreamos. Este es el mejor momento del dia. La primera cancion y la ultima. La tienda se abre a las diez, pero nosotros llegamos a las ocho para prepararlo todo. Trabajamos en Survivor, un pequeno local dedicado a la supervivencia. Y nuestro jefe, Herman, un aleman afincado en Valencia por amor, no es muy dado a la chachara. Bueno, ni a la musica, ni a las risas, ni a casi nada, en realidad. Nadie habla con nadie durante las horas que pasamos aqui. De hecho, Jose Maria --o Sugar, como le gusta que le llamemos porque dice que es muy dulce --, el genio de la informatica, esta en la cuerda floja porque ha recibido varias broncas por distraerse. A mi, la unica mujer empleada, se me somete a un examen todos los viernes y he de demostrar que voy avanzando en esta especialidad --armamento y supervivencia-- sacando un ocho o mas. Cuando hablo de examen es examen, eh. Con una mesa, un folio y la cara agria de Herman mirandome fijamente hasta que termino el cuestionario. ?Que por que aguanto esto? Bueno, pues porque a pesar de lo malo, me encanta mi trabajo. Soy estilista de latas de conserva y, aunque suene algo ridiculo, se me da muy bien. Dejo unos pasillos tan apetecibles, que todos los clientes que entran comprando cosas como pedernales, trampillas o canas de pescar acaban llevandose una buena provision de alimentos. Y, por otra parte, tampoco es que haya muchas ofertas de esta profesion para elegir, me aventuraria a decir que pocas o ninguna. Ni siquiera yo conocia el puesto hasta que cinco anos atras vi que lo ofrecian y me apunte. Siempre se me ha dado bien decorar, asi que pase la prueba y aqui sigo. La otra razon es la hipoteca. Y, ahora, con una bebe de nueve meses, como que no es momento de lanzarse a la piscina. Cuando no decoro los estantes, me dedico a las redes sociales de la tienda y llevo la web junto a Manel, un community manager en practicas. Estaria realmente bien si no fuese por Octavia Rayuela y Perez, la mujer del jefe. El y del apellido se lo pone ella porque le da notoriedad, segun dice. Lo cierto es que Octavia Rayuela es tan complicada como el libro de Cortazar. La apodamos el Basilisco porque destila tanto veneno como el ser mitologico. Esta es la unica hora en la que podemos relacionarnos, asi que aprovechamos, aunque siempre hay uno que monta guardia. Hoy es lunes, por lo que Herman vendra acompanado de su mujer, quien siempre nos da una nada grata visita al inicio de semana. Mi walkie talkie amarillo, colocado en la cintura, se enciende y la voz de Roberto sale en forma de grito: --Todos a sus puestos, repito, todos a sus puestos. !Llega el Basilisco! Corremos hacia nuestros lugares de trabajo, apagamos la musica y eliminamos cualquier vestigio de vida. Segundos despues oimos un motor, se apaga y, a continuacion, unos tacones. La puerta se abre y un hombre de unos cincuenta, delgado y vestido de forma deportiva aparece junto a su trajeada mujer. Ella, como siempre, toma la palabra: --Buenos dias, senores. --Se atusa el mono castano y se quita las gafas de sol. A mi me ignora. --Buenos dias, Octavia. Herman. --Al saludo de Antonio le sigue el del resto de empleados, incluido el mio. Pasa por mi lado y me sonrie. Su extravagante perfume me marea; esta mujer parece que se bane en el. --Querida, ?como estas? --Se acerca y revisa mi trabajo con ojo critico. Asiente satisfecha. --Bien. Como siempre. --Como se que realmente no le interesa, no me explayo. --?Seguro? No tienes buena cara. --Angela no duerme mucho, todavia es muy pequena. Nos despierta cada hora y aunque nos turnamos... --Lo digo para que te maquilles un poquito mas --me corta--. Recuerda que estamos cara al publico. Hay que dar buena imagen, Belen. Creo que mi corrector te iria de fabula, disimula muy bien las ojeras. Es de L’Oreal, luego te enseno una foto y asi te lo compras. <>, replico en mi mente mientras le sonrio tirante. Asiento. Llama a Herman y este le da alcance. Le susurra algo en el oido y ambos me miran de forma penetrante; tanto, que mi estomago se contrae. --Queremos hablar contigo, Belen. ?Puedes seguirnos al despacho, por favor? --La peticion de Herman me pone los pelos de punta. Quiero gritar, llorar. ?Van a despedirme? No, por favor. Le digo que si con un hilito de voz y arrastro mis pies hacia el fondo del local. Entramos y Octavia cierra la puerta. --Toma asiento, Belen --me pide mi jefa mientras se quita la americana. Herman se sienta en el borde de su mesa y me encara. Espera a que Octavia tome posicion a su lado y fijan los ojos en mi. Dejan pasar un angustioso silencio. Trago saliva. --Belen, llevas cinco anos aqui. --Si... --musito casi sin voz. Tengo la garganta seca. --Y queriamos hablar contigo de algo sumamente importante. --Vale --respondo sin saber que mas decir. !Me van a despedir, joder! --Hemos sopesado tu peticion del mes pasado y hemos decidido aceptar --declara Herman con ojos chispeantes. --Vamos a darte ese aumento --lo apoya Octavia con una gran sonrisa y una palmada. En este punto tengo que coger aire porque mi mente todavia no ha reiniciado. No van a despedirme, van a... ?Un aumento? !!Por fin!! Poco a poco mis labios van ensanchandose hasta formar la sonrisa mas grandiosa de todas. El corazon me late tan deprisa que va a estallarme. --Aguarda unos minutos. Ahora volvemos --me pide Herman. Los dos desaparecen por la puerta que da al almacen y me dejan sola. Rapidamente saco el movil y con manos temblorosas y muy feliz tecleo un mensaje para Adrian, mi marido. Belen: He conseguido un aumento. Hoy toca celebracion. Adrian: ?En serio? Enhorabuena, carino. Te dije que tarde o temprano esos dos se darian cuenta del diamante que tienen a su lado. Estoy muy orgulloso de ti. Nos vemos esta noche y brindamos. Belen: !Que contenta estoy! No me lo creo. Adrian: Te lo mereces. Eres la mejor. Belen: Bueno, carino, te dejo que ya sabes como se pone Herman si sacamos el movil. Adrian: Esta bien. Te quiero.

  • La hija de su jefe de Mia Ford

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    Ella se estrello contra mi vida… como fuegos artificiales.

  • El bouquet del miedo de Xabier Gutierrez

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    En pleno mes de septiembre, tiempo de vendimia, y a pocos dias para que empiece la recoleccion de la uva, al subcomisario de la Ertzaintza Vicente Parra le asignan la investigacion del asesinato de la enologa Esperanza Moreno, encargada hasta entonces de la elaboracion del vino de las Bodegas Saenz de la finca Marbil, una de las mas prestigiosas haciendas de La Rioja, y productora del apreciado vino VVV. Su cuerpo ha sido hallado sin vida en su piso del barrio antiguo de San Sebastian, en medio de un charco de sangre y con la garganta seccionada. Todo parece indicar que se trata de un crimen pasional, cuando a las pocas horas de encontrar el cadaver, desaparece el novio de la victima, Roberto, operador de camara en uno de los programas de television de cocina mas exitosos del pais y dirigido por un afamado cocinero.

  • El nervio principal de Daniel Saldana Paris

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    Mexico, anos noventa: un nino es abandonado por su madre, quien se une al levantamiento zapatista. Anos despues, ese nino, ahora un adulto encerrado en su casa, y en si mismo, tratara de descubrir la verdad sobre su pasado. Con El nervio principal, su segunda novela, Daniel Saldana Paris ha recreado con escalofriante exactitud la fantasmagoria de una infancia hipersensible, marcada por un evento que habra de repetirse, distorsionado, en las volubles capas de la memoria del protagonista. Para ello se ha valido de una prosa elegante, que construye con delicadeza la mirada compasiva que el narrador le dirige a ese nino con el que ya no guarda ningun vinculo.

  • Matar al millonario (Cuentos largos de cafe 2) de Jorge Sacha

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    ?Que es lo que hace una recien graduada en historia del arte en su viaje de fin de curso a Florencia? Lo que haria cualquier turista: asesinar a un italiano septuagenario y millonario. Pero si le anadimos que la asesina se enamora locamente de el, y que aun asi lo mata, la cosa cambia. Libro de cuentos que tratan tematicas de rabiosa actualidad, como los idilios con los muertos, la apreciacion del arte moderno, la inhumacion de basura en el jardin y la miniaturizacion humana.

  • Invisibles de Graziella Moreno

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    Barcelona. La noche del 25 de octubre de 1992, la vida de Miguel Montero, un chico de doce anos, cambiara para siempre. Veintiseis anos despues, las heridas siguen abiertas porque el pasado nos convierte en lo que somos. Barcelona.

  • Suburbana de Claudio Mazza

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    Suburbana arranca con una llamada de telefono en la madrugada. Renzo, un argentino exiliado en Madrid, debe viajar de inmediato a Buenos Aires para asistir a la operacion de su padre enfermo. Su regreso estara marcado por la inesperada aparicion de una mujer llamada Alma, junto a la cual desgranara la trayectoria vital de dos familias cuyo destino corre paralelo a la historia de su pais.