• el manana sin mi - Emili Bayo

    https://gigalibros.com/el-manana-sin-mi.html

    Novela ganadora del premio Valencia 2019 Alfons el Magnanim de Narrativa en Castellano.

  • El mañana sin mi (Narrativa) Tapa blanda – 7 octubre 2019

    https://www.amazon.es/El-ma%C3%B1ana-sin-m%C3%AD-Narrativa/dp/8417451676

    El mañana sin mi (Narrativa) : Emili Bayo, Emili Bayo: Amazon.es: Libros.

  • EL MAÑANA SIN MÍ | EMILI BAYO | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libro-el-manana-sin-mi/9788417451677/9860039

    7 oct 2019 — Sinopsis de EL MAÑANA SIN MÍ. Premio València 2019 Alfons el Magnànim de Narrativa Abel Caramunt presiente que su final esta cerca y no ...

  • "El mañana sin mí" - Emili Bayo - Libros que hay que leer

    http://librosquehayqueleer-laky.blogspot.com/2019/11/el-manana-sin-mi-emili-bayo.html

    7 nov 2019 — "El mañana sin mí" - Emili Bayo ... Nadie espera nada del cínico sargento Abel Claramunt, desterrado al callejón sin salida de los casos sin ...

  • El mañana sin mí - Anika Entre Libros

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    El mañana sin mí. Ficha realizada por: Anika Lillo. El mañana sin mí. Título: El mañana sin mí. Título Original: (El mañana sin mí, 2019) Autor: Emili Bayo

  • El mañana sin mí - Ediciones Versátil

    https://www.ed-versatil.com/narrativa/el-manana-sin-mi

    7 oct 2019 — Contracubierta:Premio València 2019 Alfons el Magnànim de Narrativa en CastellanoNadie espera nada del cínico sargento Abel Claramunt, ...

  • EL MAÑANA SIN MÍ. BAYO, EMILI. Comprar libro

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  • el mañana sin mi - Librería Hijos de Santiago Rodríguez.

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  • El mañana sin mí - Meganova

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    El mañana sin mí. , Bayo, Emili, 18,00€ ... El sargento Claramunt no quiere despedirse sin dejar resueltos los misterios que sus ... Otros libros del autor.

  • El mañana sin mí - Libro electrónico - Emili Bayo - Storytel

    https://www.storytel.com/es/es/books/987686-El-manana-sin-mi

    14 oct 2019 — Libro electrónico. Nadie espera nada del cínico sargento Abel Claramunt, desterrado al callejón sin salida de los casos sin resolver.

  • Tan tuyo como tu muerte de Emili Bayo

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    Una asesina convertida en victima, un moribundo dispuesto a salvar una vida, el odio de la mano del amor… El sargento Abel Claramunt aspira a acabar sus dias como policia en un retiro tranquilo, pero el pasado familiar y la pasion de una joven companera le complican la existencia. Deberan esforzarse por salvar una vida, atrapar a una asesina e investigar un secuestro. Mucho para alguien a quien solo quedan unos meses de vida.

  • El cuerpo humano de Bill Bryson

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    Del autor de Una breve historia de casi todo (200.000 ejemplares vendidosNos pasamos toda una vida con un solo cuerpo y casi no sabemos como funciona. Desde los genes hasta nuestra capacidad de hablar, pasando por nuestras constantes adaptaciones al medio y los riesgos que corremos, este libro nos descubre que nuestro microcosmos es un verdadero milagro, lleno de prodigios y de secretos asombrosos.Explicar el cuerpo humano en toda su integridad, y hacerlo para todos los publicos, solo esta al alcance de un autor como Bill Bryson. Con su habitual talento narrativo, su capacidad para sintetizar amplios conocimientos y su cultura para revelar datos sorprendentes, Bryson demuestra que es el mejor y mas divertido guia para emprender un apasionante viaje hacia nuestro interior.”El cuerpo humano es un mapa de las maravillas, un recorrido por un miembro minusculo” THE GUARDIAN

  • Un amor oscuro y peligroso. Almas mortales de Molly Night

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    La Tierra, ano 2438. El mundo ha cambiado y ahora los vampiros dominan a los hombres. El poder esta en manos del Rey, un monstruo despiadado, cruel y el vampiro mas anciano y poderoso de todos. Alto y de bellos ojos verdes, es incapaz de mostrar amor por nadie, pero se ha obsesionado con una humana y tiene claro que Evelyn Blackburn le pertenece, aunque ella este enamorada de otro. Separada de los suyos y atrapada en un mundo oscuro y frio, en el que su unico confidente es la mano de derecha del rey, un vampiro joven y apuesto que la entiende, Evelyn debera decidir quien ocupara su corazon y como conseguir su libertad.

  • El secreto mejor guardado de Jackson (Amar a un multimillonario 1) de Towanda Richardson

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    Cuando Tiffany buscaba su primer trabajo como profesora, no podia imaginar que acabaria dando clase a los reclusos de la prision de Westmoore Fields. Ni que uno de ellos seria Jackson Higgins, con toda la leyenda negra que acarrea a sus espaldas.

  • El secreto de Ile de Jean-luc Bannalec

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    El secreto de Ile-de-Sein es el nuevo caso del comisario Dupin, el protagonista de la serie de novela policiaca que lleva vendidos mas de 2.500.000 de ejemplares.

  • Tachando dias de Monica Benitez

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    Elena Salgo de la reunion sin tener muy claro el motivo por el que Almudena ha querido que asistiera. Imagino que se ha equivocado, aun asi, no comento nada y camino tras ella por el pasillo, observando como sus pies se mueven uno tras otro con su caracteristica elegancia, esa que hace que mi jefa parezca que levita en lugar de caminar. --Pasa --ordena autoritaria, invitandome a entrar en su despacho. --Creia que teniamos una reunion con el personal, Almudena --comento mientras las dos tomamos asiento, una frente a la otra --?por que me has metido en una reunion con los directivos? --Porque quiero que te acostumbres. --?Que me acostumbre? --me sorprendo. Almudena se recuesta en el respaldo de su acolchada silla de cuero y deja que esta haga muelle y la balancee ligeramente. Cruza las piernas y deja descansar las manos sobre su regazo. No puedo evitar mirarla con agrado, nunca he visto a una mujer con cincuenta anos tan bien llevados. --Estoy agotada, Elena --confiesa suspirando --me paso el dia enterrada entre montanas de papeles y estoy cansada, me gustaria tener algo mas de tiempo para mi. --Bueno, si es eso puedo echarte una mano si quieres, ya sabes que no me importa --me ofrezco sin acabar de comprender. --Dime una cosa, Elena. ?Cuantos anos llevas conmigo? ?Diez, doce? --Ocho. --Ocho --repite con agrado--, ?y no te gustaria ascender? --?Que quieres decir? --Lo que digo es que quiero que ocupes mi puesto. Su propuesta me sorprende tanto que soy incapaz de encontrar las palabras adecuadas para agradecerle su confianza, en lugar de eso, estoy ante ella conteniendo la respiracion con los ojos muy abiertos. Alucinada por lo que acaba de decirme. --Eres mi mano derecha, Elena, tu mejor que nadie sabes todo lo que hago y, sobre todo, eres la unica capaz de hacer las cosas como a mi me gustan. --Bueno, mejor hacerlas a tu gusto que escuchar tus broncas --comento haciendo uso de una confianza que me he ganado de forma justa. --Bueno, ?que me dices? --insiste, extendiendo los brazos intentando abarcar de forma abstracta todo lo que me ofrece. --No te entiendo, ?quieres dejar el puesto? --pregunto con angustia. --No, no, claro que no --sonrie aliviandome--, no te librarias de mi tan facilmente, eso te lo aseguro. Estare por aqui en un segundo plano, solo quiero que lleguen a mi mesa las cosas que requieran mi firma y un informe semanal con todas las novedades, pero por lo demas, quiero que tu seas yo. Obviamente no a cambio de nada, te aumentare el sueldo un veinte por ciento, y si lo haces bien, a partir del ano que viene te dare un cinco por ciento de las acciones de la empresa. ?Que me dices? --?Lo puedo pensar? --pregunto superada por la situacion. --Por supuesto que no. Ruedo los ojos y sonrio, conozco a Almudena lo suficiente como para saber que es tan implacable como impaciente. --De acuerdo --claudico asintiendo--, pero hay muchas cosas que no se hacer, casi no conozco a los demas directivos, no se como lidiar con ellos, ni... --Relajate --me corta sonriente al ver mi cara de agobio. --Ya te he dicho que estare aqui. No espero que lo lleves todo de un dia para otro, soy consciente de que hay muchas cosas que tengo que ensenarte todavia, pero para eso necesito que todo tu tiempo sea mio, y cuanto antes comencemos mejor para mi. --Pero ?y mis cosas? Alguien tendra que hacerlas, Almudena, no puedo abarcarlo todo. --Por supuesto que no, para que yo pueda ensenarte a ti, antes tendras que ensenar tu a alguien. He contratado a una chica con un curriculum intachable y a la altura del tuyo. Se ha tenido que trasladar a la ciudad por motivos personales y eso la obligo a abandonar su antiguo trabajo, asi que ahora es nuestra, puedes leer su curriculum si quieres --dice tendiendome una carpeta de color verde claro. La cojo y la sostengo un segundo entre los dedos, pero estoy demasiado sobrepasada por lo que mi jefa acaba de ofrecerme y no me siento capaz de ponerme a leer nada. --Me fio de ti --digo sin mas, dejandola sobre la mesa. --Bien, porque llegara en diez minutos --asegura tras mirar su reloj de pulsera--, le he pedido que se pase hoy para que os conozcais, pero no empezara hasta manana. Tienes quince dias para ensenarla bien, Elena, despues seras para mi. --?Quince dias? --pregunto asustada--, es muy poco tiempo, Almudena. Tu has visto a diario lo caotico que es mi puesto. --Tendra que espabilar igual que lo hiciste tu en su dia, ademas, tampoco desapareceras, si tiene alguna duda puede venir a consultarte, aunque no deberia porque su puesto anterior era muy parecido al tuyo. En fin, me alegro de que hayas aceptado. Sonrio y miro a Almudena con agradecimiento. Se que habla sinceramente, de cara a los clientes y trabajadores se muestra como una mujer fria, distante y malhumorada, pero hace tiempo que consegui derribar sus defensas y soy perfecta conocedora de su autentico caracter; carinoso y comprensivo, aunque solo en ocasiones excepcionales. Alguien llama a la puerta, las dos nos ponemos en pie y Almudena rodea la mesa para colocarse a mi lado. Quiere que la nueva se sienta comoda en este primer encuentro y le parece mucho mas cercano hablar con ella sin distinguir posiciones, una humildad que tambien utilizo conmigo en mi entrevista y que siempre he admirado de ella. Apoya el culo sobre la mesa mientras yo la miro sin saber muy bien que hacer. --Recibela tu, al fin y al cabo, sera tu subordinada --sugiere Almudena. Me dirijo hacia la puerta y la abro con decision para dejar pasar a la nueva redactora jefa de la revista, debo mostrarme firme y segura si quiero estar a la altura del puesto que Almudena acaba de ofrecerme. La chica se detiene en seco en cuanto me ve, me observa con el rostro desencajado por la sorpresa mientras yo siento el corazon martillearme el pecho y un calor que me abrasa por dentro mientras la miro de arriba abajo corroborando que es ella. --No me jodas --farfulla en voz baja. Al reconocerla me he quedado tan paralizada que he sido incapaz de reaccionar a tiempo. Emma toma una gran bocanada de aire para intentar calmarse, pero al no conseguirlo, hace lo que sin duda debe llevar mucho tiempo deseando hacer; alza su mano y me da un sonoro bofeton cargado de rabia que me cruza la cara y me deja con la mejilla ardiendo y el oido zumbando. Aturdida y algo desconcertada por lo que acaba de pasar, la observo cogerse la mano para calmar el picor que sin duda debe haberle provocado la torta que me ha dado, y despues de dedicarme una mirada llena de ira, sale por donde ha entrado y se marcha sin decir una palabra. Cierro la puerta de un empujon y apoyo la espalda en ella a la vez que me coloco la mano en la cara sintiendo que esta a punto de explotarme. Es la primera vez que me dan un bofeton y no me imaginaba que doliese tanto, aunque ese dolor no es nada comparado con la opresion que he sentido en el pecho al ver su forma de mirarme. Cargada de rabia y de ira, pero sobre todo de un dolor que yo le provoque cuando tome la que sin duda ha sido la peor decision de mi vida.

  • Memento mori (Versos, canciones y trocitos de carne 1) de Cesar Perez Gellida

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  • Jilgueros en la cabeza de Carmen Guaita Fernandez

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    Una periodista prestigiosa que tiene cuarenta anos pero aun no ha comenzado a vivir, una manana tranquila entre sabores de infancia, la llamada anodina de un antiguo amor, una imaginacion que se desborda y una oleada de recuerdos que se agolpan Durante dos horas de rebelion y de memoria, Eulalia Requena se encuentra de nuevo con su ninez llena de historias, su juventud triste y su madurez confusa. De repente, un suceso inesperado puede transformar todo el dolor en promesa, toda la oscuridad en luz.

  • Barcelona, la ciudad que fue de Federico Jimenez Losantos

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    Federico Jimenez Losantos se ha convertido en un fenomeno literario asombroso. Su libro Memoria del comunismo ya ha vendido veinte ediciones y casi cien mil ejemplares.

  • Habitaciones Cerradas de Care Santos

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  • Luz de gas de Llisbeth Cavey

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    Valentina, solitaria e introvertida, tiene su primera oportunidad laboral como psicologa en la clinica de salud mental “Las Golondrinas” Un nuevo horizonte se abre ante ella y la esperanza, que creia perdida, vuelve a anidar en su interior.
    Alli conoce a alguien muy especial, dotado de un carisma y atractivo unico: Adrian Cabano. Solo hay un inconveniente para entablar una relacion con el, y es que es un interno. El mas peligroso y temido del lugar.
    Desde el primer momento, ella ve algo que los demas no ven en el y pronto corrobora sus sospechas. Algo turbio planea sobre la institucion acechando a los pacientes, y Valentina se propone descubrirlo. ?Te atreves a acompanarla en esta aventura?

  • Una cancion de amor – Mercedes Alonso de Mercedes Alonso

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    ?Es posible que solo nos enamoremos total y absolutamente una vez en la vida?

  • El Jardin de la Memoria (El adepto de la Reina 3) de Rodolfo Martinez

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    El adepto descubre los misterios del enigmatico Oriente

  • La vida secreta de los escritores de Guillaume Musso

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    Un puzle literario que el lector que no lograra resolver hasta la ultima pagina

  • Grande y fabulosa de Larissa De Silva

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    “Tienes que decirme como estuvo”, dijo mi mejor amiga. Ella me miraba fijamente. Habia sido una noche tranquila en la sala de emergencias y nos habiamos entretenido con las historias de nuestros antiguos novios, incluyendo a nuestros companeros de la escuela de medicina, cuando no estabamos actualizando los historiales o revisando a los pacientes. No es que ninguna de las dos hubiera tenido mucho tiempo para salir con exito con alguno de nuestros companeros. Ellos estaban ocupados y nosotras tambien, y la mayor parte del tiempo, estabamos demasiado ocupadas para salir o tener aventuras de una noche con nuestros companeros. Las cosas no estaban tan agitadas despues de graduarnos, pero no se hicieron mucho mas faciles. Finalmente estaba saliendo de nuevo y me resultaba dificil mantener el contacto con algunos de los hombres que me interesaban. Al menos ellos parecen estar interesados en mi, lo cual era agradable, pero apenas podia recordar sus nombres. No queria nada serio, no tenia tiempo para nada serio, pero me gustaba pasar tiempo con algunos de ellos. No es que hubiera encontrado a alguien que pudiera recordar tan bien. Ella me pincho en el hombro. “Hola”, dijo. “?Vas a decirmelo o que?” Le sonrei. “Eso es inapropiado, Dra. Comely”. Levanto las cejas. “Oh, ?asi es como estamos haciendo esto?” Me rei, sacudiendo la cabeza. “No”, respondi. “Desafortunadamente, no hay mucho que informar. Fue amable y me hizo reir, pero no se, faltaba alguna chispa”. Bajo su voz a un susurro mientras se acercaba un poco mas a mi. “?Asi que no te acostaste con el?” Abri los ojos en un simulacro de shock. “No lo hice”, respondi. “Queria hacerlo, pero me acobarde. No quise llevarlo a mi casa, porque, ?y si fuera un asesino o algo asi?” “Pero no te preocupaste por eso antes de tu cita”. “Si, lo hice”, dije. “No pense exactamente que me iba a asesinar delante de todos los demas en un restaurante. Eso definitivamente haria que la gente dejara de comer”. a “Y crees que a un asesino le importaria eso”, dijo. Me rei. Estabamos sentadas en la parte de atras de Urgencias y ella habia subido la cortina a nuestro alrededor. Las pequenas salas de consulta que teniamos estaban frecuentemente sobrecargadas y aunque el hospital habia estado hablando de construir una nueva ala de urgencias durante anos, parecia que nunca se llegaba a hacer por una razon u otra. Por eso teniamos estas improvisadas y anticuadas bahias de cortinas. No proporcionaban mucha privacidad, pero eran mejores que nada en una crisis. Afortunadamente, nada parecido a una crisis parecia estar sucediendo en esa tranquila noche de miercoles. Cam miro su tablet y suspiro. “?Sabe lo que le paso al Sr. Hysinger?” “Si”, dije. “Lo transfirieron a urologia”. “Huh, extrano. Creo que hay un problema con…” La interrumpieron los fuertes pasos de alguien que se acercaba a nosotros. Ambas nos dimos la vuelta para ver a la enfermera de turno, una mujer mayor blanca de pelo negro azabache y cejas finas. La mirada de Teri se interpuso entre nosotros antes de decidir que no le importaba. “Acaba de entrar un joven”, dijo. “Las constantes vitales estan bien, pero fue apunalado en el brazo y el cuchillo esta… en movimiento”. Levante las cejas. “?Lo esta moviendo?” “No”, dijo. “Se esta moviendo, como, cuando mueve su cuerpo. No creo que sea profundo, pero no quiero…” “Entiendo”, dije. “?Algo mas?” “Debe tener entre veintitantos y treinta anos, esta lucido, creo que hay otras lesiones porque debe haberse metido en una pelea, pero no me dejo examinarlo a fondo”, dijo. “Le pedi que se quitara la ropa, pero no quiso hacerlo”. “Vaya”, dije. “Bien”. Gracias, Teri.” “De nada, Dra. Meyer”, dijo, mostrandome una pequena sonrisa, que era la mayor aprobacion que iba a obtener de ella. “Esta en la habitacion tres”. Asenti con la cabeza. Camine hasta la habitacion, mirando mi tablet para ver el historial del paciente. Mis ojos pasaron por alto su nombre mientras miraba sus signos vitales, su edad y la descripcion de su condicion. Llame a la puerta. “Pasa”, dijo una voz masculina apagada. Abri la puerta y mire hacia arriba desde la tablet. Inmediatamente, senti que el suelo se habia movido y que iba a ser tragada por la tierra. Nunca habia sido una buena actriz, asi que estaba haciendo todo lo posible para fingir que todo estaba bien, aunque definitivamente no todo lo estaba. Este no era un paciente. No era un paciente cualquiera, era alguien que conocia, alguien que habia intentado olvidar. Y se veia mejor que nunca. Solo tuve un segundo para decidir como iba a reaccionar al hecho de que Jody Banks estaba sentado en una silla azul en un rincon de la habitacion, el era el chico con el que habia salido en la secundaria. El que me habia roto el corazon. En esa epoca era delgado, alto y guapo, con hombros anchos y una complexion atletica facil. Todavia era delgado, alto y hermoso, pero habia trabajado en esculpir esos musculos en una obra de arte, tenia un tatuaje negro envuelto alrededor de su brazo como una vid, hasta su cuello, y desaparecia en la parte de atras de su camisa. Parecia mas alto tambien, pero podia decir que era solo porque estaba sentado derecho. Tambien me miraba a mi, con unos curiosos ojos abiertos que no dejaban de moverse. Se lamio los labios cuando me acerque a el, mi mirada se dirigio hacia el suelo. No queria mirarlo y no queria necesariamente que pensara que lo reconocia. Aunque yo era una mala actriz y lo sabia, las posibilidades de que me reconociera eran muy altas. “?Sr. Banks?” Pregunte cuando me acerque a el. “Puedes llamarme Jody”, dijo. Podia oir la risa en su voz. “?Como debo llamarte?” “Dra. Myer”, respondi, mirandolo a los ojos por primera vez mientras dejaba la tabla en la mesa de al lado. “?Que le paso?” “Me cai en el estante de los cuchillos”, dijo, mostrandome una sonrisa. Me fije en sus dientes. No habian sido arreglados, y sus caninos, que siempre habian sobresalido un poco, eran quizas mas visibles ahora que habia crecido. “Es un problema. Dra. Myer.” “Se cayo en el estante de los cuchillos”, repeti, lentamente. “?Como?” Parpadeo. “?Como que como?” “?Se resbalo?” “Yo… si, claro”, dijo. “Me resbale”. “?Y por que sobresalia el cuchillo?” Pregunte. “Bueno, me cai, tirandolo, y luego… ya sabe, cayo al suelo, y estaba sobresaliendo, y no pude detenerme, asi que me apunalo. ” Me mordi los labios. “?Sabes por que se cayo?” “Porque me resbale”, dijo. “El suelo de la cocina estaba resbaladizo”. “?Estaba cocinando?” Penso por unos segundos. “Si”, dijo, eventualmente. “Lo hacia”. “Genial”, dije. “Voy a mandarle a hacer una radiografia. No hay muchas venas o arterias donde usted, uh, cayo en su cuchillo, exactamente, pero me gustaria descartar cualquier cosa que pueda significar que necesita cirugia.” Hizo un gesto de dolor, y por primera vez desde que lo vi en la oficina, parecia asustado. “?Cree que necesitare cirugia?” Hice lo que pude para mantener mi voz neutral. “Es una posibilidad”, dije. “Pero es muy pequena. Solo quiero estar segura. Los accidentes de cocina no son una broma”. Asintio con la cabeza. “Bien”. “Me gustaria examinarlo”, dije. “O puedo buscar que lo haga otra persona, si se siente mas comodo con eso. Sus heridas podrian ser un poco peores de lo que parecen a primera vista. ” “?Quiere examinar mi brazo?” “Toda la parte superior de tu cuerpo”, dije. “?Puede quitarse la camisa?” Parpadeo. “Claro”, dijo. “Quiero decir, supongo.” “?Puede hacerlo?” Se miro a si mismo y sacudio la cabeza. “No”, dijo. “No puedo”. “Bien”, respondi. “Normalmente, nuestros paramedicos la cortarian, pero…” “Esta camisa es cara.” “Entiendo”, dije. “Tendre cuidado, entonces.” Me acerque para enfrentarlo. La camisa parecia cara, una camisa de manga corta azul bebe y verde ceruleo claro con botones blancos que se ajustaban a su cuerpo. La camiseta blanca de cuello en V debajo de ella al menos hacia las cosas un poco menos incomodas, aunque no lo suficiente. Agarre el cuello de su camisa con la punta de los dedos y respire profundamente mientras me concentraba en la camisa y no en el hombre que la llevaba puesta. Intentaba ser lenta, delicada, porque no queria tirar del cuchillo o empeorar su herida. Era dificil hacer algo asi con cuidado, especialmente cuando podia sentir la mirada de Jody sobre mi. Me miraba fijamente, sin dejar de hacerlo nunca, mi calma fabricada no era rival para su tranquila pero resuelta intensidad. Pense que probablemente era mejor romper la tension y admitir finalmente que nos conociamos. De esa manera, al menos las cosas podrian ser un poco mas… manejables. Tal vez no, pero valia la pena intentarlo. “Entonces”, dije mientras desabrochaba el boton superior de su camisa, mirando directamente a sus ojos verde avellana. “?Como esta tu madre?” “Esta bien”, dijo. “Bien, pero decepcionada”. “Me alegro de oirlo. ?Y tu hermano?” “Esta bien”, respondio. “Ahora vive en Japon, ensenando ingles a los ninos de las zonas rurales.” Sonrei. “Bien”, dije. “Eso parece el tipo de cosa que le vendria bien. ?Es feliz?” “Esta feliz porque esta lejos de aqui”, respondio, encogiendose ligeramente de hombros, lo que hizo que mis dedos resbalaran un poco, y termine tocando su piel por una fraccion de segundo. Me aleje, sintiendo las puntas de mis dedos como si me hubiera quemado. No queria que me tocara, sobre todo cuando parecia tener tanto efecto en mi. Pense que no lo haria… habia superado lo de Jody Banks, habia intentado toda mi vida olvidarme de el. Y, en su mayor parte, lo habia hecho. Pero el estaba sentado frente a mi, vulnerable y con mejor aspecto que nunca y yo… Dios, yo era inutil frente a el, aunque el era el paciente, y aunque el era el que estaba sentado en la mesa del paciente y tenia un cuchillo en el brazo. Tosi y me aleje de el. “?Estarias mas comodo si otro medico hiciera esto?” Sonrio, su mirada se encontro con la mia. “No dejaria que nadie mas hiciera esto”, dijo. “Asi que no”. Casi habia terminado. Su camisa estaba abierta y tuve que tirar de su manga para que no tocara el cuchillo, que sobresalia de su brazo. Extendio su brazo izquierdo, ileso, para que yo pudiera quitarle la manga. Me puse detras de el para tener una mejor vista de lo que estaba haciendo. La tela de la manga se habia recogido detras del boton, lo que significaba que iba tener que ser muy cuidadosa para bajarla sin hacerle dano. Eso era bueno, al menos, porque no queria tirar del cuchillo y hacer que su herida fuera peor de lo que ya era. Camine a su alrededor, hacia su brazo derecho, y tire de su camisa y la aleje, sacando la tela de su cuerpo y luego lenta pero seguramente empujandola hacia abajo y alejandola de el. Finalmente la aleje de su brazo lo suficiente como para evitar el cuchillo. Contuve mi respiracion mientras el se agarraba la manga y tiraba hacia abajo tan fuerte como podia. Cuando la camisa aterrizo en el suelo de baldosas delante de nosotros, senti que podia respirar de nuevo

  • Dulces mentiras, amargas verdades 1 de Lily Perozo

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    Entre el desierto y el mar se encuentra Dubai, el pais mas grande en todos los aspectos del mundo, uno de los siete emirates que conforman la union de los emiratos arabes y que en este preciso instante esta haciendo historia con la inauguracion del Burj Khalifa, el coloso de cemento, acero y vidrio, llevandose el record por ser la estructura mas alta creada por el hombre y fue el lugar mas apropiado para celebrar la graduacion con honores de Samuel Garnett, egresado de la universidad Rheinische Friedrich-Wilhelms de Alemania. La impresionante ceremonia de apertura fue en medio de un espectaculo de luces que hacian titilar la majestuosa edificacion, seguido de la fuente danzante, que dejaba a mas de uno con la boca abierta ante la sincronia y altura que alcanzaban las propulsiones de agua, amenizada por la voz de un musico Turco. -Ya me tienen cansado con tantos musicos turcos. esperaba al menos algo medianamente electronico, se supone que hay turistas. -- acoto Thor haciendo un puchero de desagrado. -Thor comportate, te he dicho mil veces que estudies un poco mas las religiones de los paises que visitas, los musulmanes no permiten a Tiesto en estos eventos, ni en ningun otro. ese tipo de musica estridente que te gusta, aqui no es admitida. --le hizo saber, Reinhard reganandolo levemente. -Ni a nosotros nos pasan mucho y aqui estamos, todo sea por los ingresos que les proporciona el turismo, por eso la proxima semana me voy a Ibiza, no puedo perderme el festival electronico, asi que apenas llegues a Brasil nos envias el jet, para desintoxicarme un poco de esto. --expuso moviendo su cuerpo al ritmo del trance, ganandose las miradas de varias personas. -?Regresa a Brasil tio? --pregunto Samuel desconcertado, dirigiendose a Reinhard. --pense que nos acompanaria al rally de manana en el desierto. -No Sam, no puedo quedarme deben continuar la travesia solos, tengo asuntos importantes que atender en Rio. -Como donarle alguna cantidad exorbitante a otra famosa, para fundaciones ficticias. --intervino Thor con una sonrisa complice. -No es tu problema lo que le doy a mis amigas, entendido jovencito. --el padre evidenciaba reproche en la voz, mientras que Ian y Samuel rieron ante el regano a Thor. -Esta bien papa… se que eso lo acordamos… no meterse en tu vida privada. --respondio dandole un codazo a su hermano mayor. -- Deja de burlarte Ian. La voz del musico se opaco en medio de los aplausos del publico proveniente de todas partes del mundo para presenciar el evento mas esperado del 2010, el hombre agradecio con una reverencia. Jalifa Bin Zayed Al Nahayan, se puso de pie y se acerco a una capta huella poso su mano y empezaron a proyectarse imagenes de los pisos que poesia la estructura y del desierto, un despliegue de luces y pirotecnia nunca antes vista cobraba vida ante los presentes, iluminando gran parte de la ciudad, ya que salian de los edificios cercanos, creian que eso era extraordinario hasta que los juegos artificiales empezaron a vestir al Burj Khalifa, haciendo palidecer a los de los ultimos juegos olimpicos. Los gritos de euforia y aplausos no se hicieron esperar entre los miles de asistentes al magno evento y que aun no creian en lo que sus ojos presenciaban, a un lado las fuentes impresionando con sus danzas, hacia el otro la pirotecnia de los edificios cercanos y frente a todos y casi tocando el cielo el Burj Khalifa parecia incendiarse, expidiendo luces de colores con una rapidez sorprendente. Entrada la madrugada el evento termino y los cuatro hombres se encaminaban a los autos de alquiler, escuchando y siendo parte de las impresiones de las personas ante la majestuosa inauguracion. -Padre, ?Pense que nos habiamos hospedado en el edificio mas alto del mundo? --inquirio uno de los chicos. -Si vas a limpiar te puedes quedar Thor. mientras que Sam, Ian y yo nos vamos al Burj Al Arab. --le dijo sonriendo, pasando uno de sus brazos por encima de los hombros del chico rubio acercandolo a el. -Padre eres un genio. no quedaremos en el unico hotel siete estrellas del mundo, por eso me gusta andar contigo. --pasando su brazo por la cintura del hombre en un gesto carinoso. -Soy empresario, tal vez si fuese genio no tendria tanto. chicos propongo una competencia hasta la isla, el que llegue primero se quedara con la suite principal. --les hizo saber, todos rieron y aceptaron la carrera. Reinhard Garnett, era un hombre de cabellos castano claro y ojos celestes, descendiente de Irlandeses, nacido en Brasil y presidente del grupo EMX, el cual estaba formado por tres companias cotizadas en el mercado bursatil, las empresas que formaban el grupo eran, BEX dedicada a petroleo y gas. MAX energia y logistica, MIN mineria e industria naval. Aunque nacio en Brasil, su juventud la paso entre Suiza, Belgica e Irlanda, donde estudio ingenieria metalurgica y aprendio seis idiomas. Portugues, aleman, ingles, frances, italiano y espanol, de regreso a Brasil, empezo a trabajar en una joyeria para garantizar sus ingresos personales y mantenerse de forma independiente, ya que no le gustaba ser una carga para sus padres, cuando cumplio veinte anos y con las ganancias adquiridas emprendio su primer negocio dedicandose al comercio de oro y diamantes, a los veintidos anos ya contaba con una pequena fortuna valorada en seis millones de dolares, la cual aumentaba desmesuradamente con los anos, con cincuenta y tres anos, era el hombre mas importante de Brasil y el segundo en Latinoamerica, con dos hijos Ian y Thor, ademas de su sobrino Samuel, su estado civil. Divorciado, lo que lo convertia en uno de los hombres mas cotizados del continente, se le relacionaba de manera continua con mujeres del medio artistico, sin embargo se encontraba renuente a casarse una vez mas, un hombre aventurero que le apasionaban los deportes extremos, los cuales llevaba a cabo sin que su edad fuese un impedimento. Reinhard subio a un Mustang gris del ano, dispuesto a ganar la carrera, sin importarle que sus competidores fuesen menores, sus hijos y sobrino, eran mas que sus herederos, eran sus amigos y complices, aun se sentia joven y su apariencia le ayudaba considerablemente, dando la impresion de ser mas bien el hermano mayor de los chicos. Ian Garnett, era de cabello castano oscuro y ojos miel, como los de su madre, de una estatura intimidante aunque fuese un hombre serio, tenia cierto fetiche con los tatuajes por lo que tenia uno por cada ano de vida, con veintisiete anos poseia su propio imperio el cual llevaba por nombre Ardent y estaba asociada con Embraer una empresa dedicada a la aeronautica, fabricacion de aviones comerciales, militares y ejecutivos, la cual fundo con la ayuda de su padre, su sede principal se encontraba en Brasil, pero Ardent poseia delegaciones comerciales y de mantenimiento en los Estados Unidos, asi como oficinas comerciales en Francia, Singapur y China. Su adrenalina llegaba al limite mientras piloteaba un EMB-145H, en las pistas de controles de vuelos, no estaba casado, pero si a pocos meses de hacerlo y al igual que todos, dominaba seis idiomas ya que para Reinhard, era primordial la comunicacion y la mejor manera, era hacerlo sin la ayuda de traductores, valerse por si mismos era de hombres seguros e independientes. La eleccion de Ian fue el Ferrari rojo, le gustaba este tipo de autos por su tamano pequeno, haciendo al vehiculo mas liviano y rapido. Thor Garnett, rubio de ojos azules y su altar; un gimnasio, con tantas citas amorosas como musculos, su padre habia elegido ese nombre por el Dios del trueno y el lo habia adoptado a la perfeccion, inteligente pero estancado en la adolescencia, se habia graduado el ano pasado en la universidad de Oxford y con vientres anos, no se dignaba a enseriarse y aceptar uno de los puestos que su padre le ofrecia dentro del grupo EMX, preferia ser la bitacora de los festivales electronicos alrededor del mundo. Su carro por preferencia y su padre ya lo sabia era un Veilside, en color amarillo, por lo que no perdio tiempo en subir a su nena, como carinosamente le llamaba a los autos. Samuel Garnett, tenia la misma edad de Thor y mas que primos, eran hermanos, asi como Reinhard habia sido un padre para el desde que tenia ocho anos, edad con la cual llego a Brasil y encontro un hogar, cuando creia que todo estaba perdido.

  • Caramelos de cafe de Paula Dalli

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    Recien cumplidos los dieciocho anos, a Valentina se le abre un futuro lleno de posibilidades: en breve iniciara su vida universitaria lejos de su familia y se trasladara a Madrid a vivir con Melanie, su mejor amiga. Sin embargo, parece que todo se tuerce. Su madre acaba de abandonar la casa familiar para irse a vivir con su nuevo novio, y ahora Vale debe lograr que su padre y su hermano aprendan a cuidarse por si mismos antes de que ella se marche. Solo le consuela desayunar en su lugar favorito, que atiende el barista mas guapo y sensual que ha visto nunca, Jon. Valentina necesita sentirse una adulta independiente y cumplir todos los planes que lleva anos imaginando, pero Madrid le reserva una sorpresa: cierto dia mientras pasea por la calle entra en una especie de pizzeria do it yourself cuyo encargado, casualmente, es Jon, el barista guapo de Altea. Asi comienzan una relacion en la que compartiran su amor por la cocina y el sueno de dedicarse profesionalmente a ello.
    Para lograrlo, se vera envuelta sin quererlo en un revuelto de ingredientes variados: nuevas amistades, reapariciones inesperadas y una sensacion de descontrol al tomar decisiones pensando que improvisar una receta siempre sale bien.

  • No quiero odiarte de Valeria Rose

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    La lealtad, la pasion, la ternura y la valentia son la clave para poder seguir adelante en una Escocia de ensueno. Moderna y romantica.
    Pero el camino siempre es escabroso. El odio, el dolor y la venganza formaran parte de este viaje.
    ?Sera el amor mas fuerte que el odio que se han jurado mantener?

  • Tres rosas robadas (Corazones desahuciados 2) de Ascen Nunez

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  • El poder del perro de Don Winslow

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  • Solo tuyo para siempre y contigo (La fuerza de amar 3) de Barbara Crespo

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    Cuando Sindy desaparecio, Ian quedo devastado, nunca habria imaginado que tras haberla elegido, ella le abandonaria. Durante mucho tiempo, se ha dedicado a buscarla, pero como si la tierra se la hubiera tragado… no consigue encontrarla.

  • La caida de Aquilae de Claudio Hernandez

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    Las huellas siempre quedan. El sol estaba radiante --como de costumbre-- en mi pueblo natal, bello y lleno de historia. Tengo el pulso debil y, fijate tu, he decidido escribir a mis ochenta anos. Pero creo que merece la pena. He indagado en la profundidad del corazon de mi ciudad y me he encontrado con tantos secretos que ni yo misma puedo ocultar. Ahora veo una montana a lo lejos, desde el cristal de mi ventana, y a veces, en la siniestra nube que parece un fuego elevandose hacia el cielo, me muestra algun que otro edificio. Los puneteros no han construido la Residencia mirando al sur, a la playa, al pico de la Aguilica. Hacia el castillo San Juan de las Aguilas, que sigue resistiendo siglos, imponente, desde lo alto de una pequena montana que se come el mar embravecido. Desde el reinado de los romanos, los piratas y los arabes. Siempre estuvo alli. Y la historia siempre ha existido. Pero las personas se van. Y yo. Yo quiero contaros la caida del Imperio romano de Aquilae y una bella historia de amor. Imposible, si. Pero cierta. Algo que supuso un punto y aparte en la Historia. Giro como una peonza y rompio muchos estatutos y normas. Pero al fin y al cabo era el amor imposible del capitan romano Inisio y la pobre esclava Sisha. Asi que voy a escribir como pueda, con estas gafas tan grandes y estos boligrafos tan pequenos. Esta es la historia. 2 Despues de todo, en el siglo III d. C. comenzo a florecer la cultura romana en Aguilas. Mientras que la legion --capitaneada por el cruel y despiadado Inisio, cual gladiador--nunca existio mas que para hacer reir a la gente de Roma, este hombre, de fortaleza descomunal y barba espesa, solo conocia la sangre en el filo de su espada: tan pesada como las posaderas de su caballo Romin. Un hombre que hacia sacar de quicio --en una burla-- al propio emperador de Roma, quien se habia acomodado en una cama de lustro, cubierta de sedas, al igual que Neron dos siglos atras, o Vitelio --cuyos nombres se habian lapidado en piedra caliza-- tras crear <>, con al menos cuatro bestias como valor para identificar su simbolo de poder. Eso era una legion, e Inisio estaba en otra. Pero mucho, mucho despues, envuelto en una gran nube de polvo y arena que los caballos, al galopar, lanzaban por detras, como las ruedas de los coches de formula 1 --algo nada comparable en esa epoca--, o quiza como un tornado en medio de una tierra seca, despues de su gloria, tras la caida de la Cartagena punica, tenia que cumplir su ultima locura. Porque todas su decisiones en el reinado de Aquilae eran puro terror. Conquistar Aguilas y matar a cuantos se resistieran. El anciano aguileno tenia la mano como visera sobre sus pobladas cejas, y, resoplando, dijo: --Se acercan. Y muy rapido. El anciano, con rostro oscuro y piel curtida por el sol, se dio media vuelta con el corazon fuera del pecho y camino cojeando hacia la multitud. El jolgorio era tal que podia confundirse con el galopante ruido de todo un batallon con siluetas, que crecia de forma amorfa. Podian verse los dientes de los caballos y de los romanos. Tan blancos y apretados como dos piedras una encima de la otra. El sol lucia en un cielo celeste; y, abajo, en la Tierra, todo era luz sobre la aridez de la arena. Pero pronto habria sangre. Tanta que Aguilas se teniria de rojo. El mar estaba zozobrando ante la llegada de aquellos monstruos y las algas quisieron escapar de las orillas hacia adentro para no degustar el sabor empalagoso de la sangre. El castillo seguia ahi. Imponente, y mirando con su ojo bizco. Habia sido reconstruido varias veces y en cada una de ellas le crecia un apendice. El ala este estaba ajena a todo el ajetreo, debido a que miraba hacia el otro lado del mar. Mucho mas lejos, y donde las olas no existian mas que cuando llovia una o dos veces al ano. El perturbador ruido crecia sin cesar, y en los oidos de aquellos pobres desgraciados se escuchaban los gritos de los soldados y los llantos de los ninos. Pero, sin duda alguna, eso no iba a ser el fin. 3 --?Esta usted escribiendo una poesia? --pregunto Ana, una de las auxiliares de geriatria. Yo la llamaba asi, porque dentro de este orden comunal habia tantos titulos y distinciones que me perdia, y al final acababa llamandolas por ese nombre, o por el de "mi medico". Alce la vista y la mire fijamente. --No es una poesia --respondi. Recuerdo que le mostre una leve sonrisa, pero albergando a la vez, dentro de ella, algo sordido y doloroso como la soledad y los recuerdos que se evaporaban como el humo de la lena en el fuego. Ella agacho la cabeza para mirar mi libreta. --Elena. Esto es una historia cualquiera --me dijo, al tiempo que se apartaba el cabello que la envolvia sus ojos. --No, claro que no. Es una novela historica --le explique, en un dia que tenia mal humor. <>, pense. Es por ello que querer recordar es despertar el alma adormecida y eso duele. Mucho. Agache la cabeza y pose literalmente mis ojos sobre aquellas letras irregulares --. ?Crees en el amor? --Si, claro --acucio ella. Se habia despertado la sonrisa tonta. Sin mirarla, me di cuenta de que mostraba todos sus dientes blancos. --No me refiero a follar --le dije, con total vehemencia. Desde luego que ese dia no estaba yo de muy buen humor, porque sabia que… Eso tenia una explicacion. Ella, alarmada y con los brazos en jarra mientras movia la cabeza como si la tuviera atada a un muelle, dijo: --Esas palabrotas no se dicen. --A mi me vas a ensenar --conteste, y por sorpresa sonrei un poco, pero lo cierto es que aquello me parecio mas un rictus malevolo. Si, era eso. --Claro, porque tenga cierta edad no significa que… --No significa que cuando usted haya venido, ?yo haya ido tres veces? Esta vez si la mire. Tenia unos ojos preciosos y sus labios estaban arrugados ahora, como dos morcillas de esas rojas, pisoteadas. --Bueno. Viendolo asi… --No se preocupe --le corte alzando mi mano izquierda. A traves de la luz del sol me di cuenta de que mis hematomas eran cada vez mas oscuros--. Le contare un secreto --menti. Ella se arrodillo ante mi como si quisiera pedirme la mano y, toda atenta, observandome con aquellos ojos celestes que nunca olvidare ni despues de mi muerte, me pregunto: --Y, ?se puede saber cual es el secreto? --Me case tres veces y yo mismo los envie a la tumba. Ella se llevo la mano a la boca. Sus unas estaban negras, o mejor dicho, se las habia pintado con esmalte negro. <>, pense. --Oh, lo siento. Sin duda alguna, estaba desconcertada la pobre. --Pero todo acabo bien --anadi con cierto sarcasmo, montado a lomos del tono de mi voz. Ella meneo la cabeza en sentido de nones. --Oh, vaya.

  • La red oscura, Eduardo Casas Herrer de Eduardo Casas Herrer

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    ?Que es la web profunda (deep web) o red oscura (dark net)? ?Hay que tenerles miedo? ?Es, acaso, como pasear por los bajos fondos de una ciudad? ?Hemos de cuidar nuestra confianza en la red? No solemos pararnos a pensar como funciona un motor de busqueda de Internet, y es precisamente en su manera de actuar donde se encuentra su punto debil: la arana. Por mucho que se esfuerce el robot, hay lugares a los que no es capaz de llegar porque no esta disenado para ello. Y de esa red oscura a la que no puede acceder solo es visible el uno por ciento, el resto esta escondido, como si de un iceberg se tratara. Negocios ilegales, trafico de armas y de productos, muertes retransmitidas, pornografia infantil… conforman el lado negativo de Internet; un pozo sin fondo que se abre desde nuestras pantallas. El autor de este libro, miembro del Cuerpo Nacional de Policia, que lleva desde 2004 trabajando en la Unidad de Investigacion Tecnologica (UIT), nos explica con notable claridad como persiguen sin tregua y sacan a la luz los delitos de ese universo desconocido de la red

  • El asesinato de Butterfly Joe de Rhidian Brook

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    Entre sexo, drogas y musica country, Lew, Butterfly Joe y Mary salen en busqueda del gran sueno americano, embarcandose en una aventura por carretera a traves de Estados Unidos, al tiempo que intentan vender una sospechosa coleccion de mariposas que, dependiendo de las circunstancias, podria convertirlos en millonarios o en criminales.
    La Americodisea de este grupo de amigos -en parte charlatanes, en parte predicadores y con algo de criaturas fantasticas tambien- pone a prueba su honestidad y sus concepciones eticas, asi como evidencia su poco respeto por la ley. Pero el destino siempre tiene la ultima palabra: Lew termina en la carcel y Joe desaparecido. Lew tendra que confesar todo lo que sabe, incluyendo el origen de esas extranas y unicas mariposas.
    Intrigante, divertida y entranable. Rhidian Brook, autor de la aclamada novela El dia que vendra, ha escrito un tributo a la ingenua ambicion de la juventud y a los amigos que, sin hacer preguntas, se embarcan en grandes aventuras que luego se convierten en leyendas de lo que significa vivir sin seguir las reglas.

  • El consumo de patata en Irlanda de Flann O'brien

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    Pocos autores en la literatura del siglo xx han despertado tantas pasiones como el irlandes Flann O’Brien. Desde Borges y Joyce a Vila-Matas y Sergio Pitol la lista es innumerable. Su calidad literaria y su sentido del humor hacen de sus novelas piezas inolvidables. Reunimos en este volumen sus tres novelas cortas mas brillantes: La boca pobre, La vida dura y La saga del sagu. Tres obras que tienen como protagonistas a Irlanda y los irlandeses. Edna O’Brien dijo de el: <>.

  • El ultimo dia de mi vida de David Orange S

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    ?QUE HARIAS SI SOLO TE QUEDASE UN DIA DE VIDA?

  • El ultimo regalo de Paulina Hoffmann de Carmen Romero Dorr

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    Paulina Hoffmann crece en el infierno del Berlin nazi, pero el horror invade del todo su vida cuando el ejercito ruso ocupa la ciudad al final de la guerra. En esos dias, su madre toma una decision que marcara para siempre la historia de Paulina: su huida desesperada al Madrid de la posguerra, su apasionada juventud en Espana, su inesperado matrimonio y, sobre todo, el gran amor hacia sus hijos y su unica nieta, Alicia.
    Sera Alicia la que, muchos anos mas tarde y tras la muerte de Paulina, decida viajar sola a Berlin para sumergirse en el pasado de la mujer de la que tanto aprendio y comprender el ultimo secreto de su abuela, una autentica superviviente que logro decidir su propio destino a pesar de los recuerdos y el silencio.

  • Marfil de Mercedes Ron

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    Amar nunca fue tan peligroso como en <>, la nueva saga de Mercedes Ron.

  • Omerta (El juego de las seis mascaras 1) de Adriana Criado , Maria P. Marti

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    ?Sera cierto que nuestro destino esta escrito? Hugo, arrogante. Nikki, diva. Bruno, cruel. Mia, sensual. Marco, payaso. Serena, fria. Seis miradas que tras nueve anos vuelven a reencontrarse, arrastrando con ellos un pasado tan oscuro como su presente… y su futuro. ?Habeis oido alguna vez que no es oro todo lo que reluce? Hijos de las familias mas poderosas de Providence, ocultos tras mascaras de mentiras, creen tener el mundo a sus pies: dinero, lujo y secretos. ?Hay arma mas poderosa??Seras capaz de guardar silencio? ?De jurar… Omerta? Bienvenidos al principio del fin.

  • Pasado imperfecto. Los intelectuales franceses. 1944 de Tony Judt

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    Un ensayo sobre la irresponsabilidad y la condicion moral de la intelectualidad francesa.

  • Saqueo al corazon (Mafia 1) de Barbara Padron

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    Byanca cree tener la vida perfecta: su casa, su novio, su trabajo. El unico inconveniente es su jefe, un atractivo y caballeroso hombre que le atrae mas de la cuenta.
    Saulo es el heredero de una de las familias mas selectas de la Toscana. Nunca ha tenido problemas para llevarse una mujer a su terreno, hasta que la conoce a ella.
    Una pasion que deberia permanecer oculta, pero el deseo y la atraccion son tan poderosos que la tentacion de sucumbir es cada vez mayor. ?Podra Byanca deshacerse de ese pecado? ?Podra Saulo seducirla sin dejar de ser quien es y que ella lo acepte?
    Una novela que te atrapara desde las primeras paginas, porque no es solo una historia de amor. Byanca descubrira un mundo mas oscuro de lo que muchos conocemos.

  • El gran salto de Jonathan Lee

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  • El reino del silencio de Ivan Lopez Pardo

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    Una novela llena de accion en la que nada es lo que parece, narrada con un ritmo vertiginoso, suspense a raudales y repentinos giros, al tiempo que repasa la sociedad santanderina de los convulsos anos ochenta.

  • El corazon de Angela 2 de Zeneida Miranda

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    Angela Sims es una mujer que siempre ha vivido deprisa. Se caso y fue madre muy joven y un mal golpe destino le arrebato a su marido demasiado pronto.
    Sola, con dos ninos de corta edad, Angela se muda a Nueva York en busca del apoyo que solo su mejor amiga y el marido de esta pueden brindarle.
    Fotografa de profesion, su apacible vida se vuelve un caos cuando conoce a Patrick Cooper, un policia cuya presencia le recuerda que su cuerpo sigue vivo, y se ve de repente en vuelta en un importante caso policial que la lleva a tratar con una de las mas importantes familias de la mafia irlandesa que operan en Washington Hide.

  • El dia que el cielo se caiga de Megan Maxwell

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    Alba y Nacho se conocen desde que eran ninos. La conexion entre ellos es muy especial y aumenta con el paso de los anos, hasta que ella se casa y, obligada por su marido, se distancia de el. Nacho se marcha a Londres. Alli encontrara al amor de su vida, a quien luego perdera a causa de una desconocida enfermedad. Alba, que no sabe lo mal que lo esta pasando su amigo, acude a el tras su fracaso matrimonial. Su reencuentro crea una union irrompible, pero al cabo de poco tiempo ella descubre que Nacho tambien esta enfermo. En su afan por ayudarlo a luchar contra lo que parece inevitable, Alba conocera a Victor. Y lo que en un principio no son mas que encuentros fortuitos, se acaba convirtiendo en un amor incondicional que le permitira superar sus miedos e inseguridades. Esta novela hara que te cuestiones varias cosas: ?por que el destino es capaz de hacernos encontrar a nuestra media naranja en el peor momento de nuestra vida? ?Por que siempre decimos que se mueren los buenos y los malos se quedan aqui para fastidiarnos? Si quieres conocer el desenlace de esta tierna, emotiva y dura historia de amor y amistad, no te pierdas El dia que el cielo se caiga.

  • El ritual de los muertos de Nagore Suarez

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    --Ahi fuera yo soy bueno. ?Entiendes? Soy una buena persona, alguien cualquiera. Pero cuando entro en este cuarto, entonces dejo de ser yo. Entro en otro mundo. Aqui ya no soy el mismo. Aquellas palabras le provocaron nauseas. O quiza fuera la vision del cuerpo de Lucia, que yacia con el craneo aplastado a menos de un metro de ella. El pelo rubio tenido ahora se habia convertido en una marana rojiza, y el suelo de cemento estaba encharcado de sangre. Sentia que la cabeza le daba vueltas. ?Que habia tomado antes? No lo recordaba. Las ultimas horas se confundian entre ellas, se hacian indistinguibles. Solo podia pensar en el martillo impactando en la cabeza de su amiga, destrozando el hueso, liberando trozos de masa encefalica, despues de que hubiera intentado pelear, escapar. Ella no tenia fuerzas para tanto. Intuia que ella era el verdadero objetivo, pero Lucia se habia negado a despegarse de su lado. Por eso habia acabado alli, en aquel infierno. El aire estaba viciado, el olor a putrefaccion y el humo inundaban el ambiente. Un aroma dulzon y repulsivo que se le pegaba a la piel y le hacia aun mas dificil respirar. La estancia era un museo de los horrores: mirara a donde mirase tan solo veia muerte. La luz de las velas iluminaba el rostro del hombre que estaba frente a ella. Tenia los ojos brillantes, la frente cubierta de sudor y la camiseta llena de salpicaduras de sangre. Parecia estar casi en trance, en extasis. Intento soltarse las munecas sin exito, sentia el cuerpo paralizado por el panico. Sabia que era lo que venia despues. No habia escapatoria posible. La puerta y las ventanas estaban cerradas, nadie oiria sus gritos a traves de las paredes de piedra. Rezo, lloro y suplico, pero nada surtio efecto. --Algun dia Dios te castigara… --susurro mientras el la agarraba del pelo y sostenia su cabeza hacia atras. El cuchillo atraveso piel, musculo y cartilago, mientras ella, aun consciente, observaba la sangre abandonar su cuerpo. --Gracias a ti, no me castigara nadie --respondio el. 1 Animas Dicen que todas las leyendas esconden algo de realidad. Aquella tarde de principios de febrero, mientras la lluvia caia suavemente sobre las lapidas del cementerio, me vino a la mente una de las mas populares de Becquer, que habia leido varias veces en el instituto: <>. Segun contaba, la Noche de Difuntos, templarios y nobles, muertos tiempo atras en una lucha inutil, se levantaban de sus tumbas y vagaban por el monte envueltos aun en los jirones de sus sudarios. Y entonces, doblaban solas las campanas de la capilla y el lugar se volvia intransitable para los humanos; cualquiera que pusiera un pie alli no regresaria a su casa con vida. Me pregunte cuantos curiosos se acercaban todavia en la noche del 1 de noviembre a aquel paraje, con la esperanza --y el temor-- de encontrarse con las animas de los muertos y quiza, quien sabe, con los mismisimos Beatriz y Alonso, los desdichados protagonistas de la historia del escritor romantico. No fue casualidad que me acordara en ese momento de Becquer y de su monte de las animas. Esa manana, cuando conducia por la autovia, habia pasado por Soria. No habia llegado a entrar en la ciudad, ya que mi camino se desviaba antes hacia la sierra de Cameros. Para llegar hasta el pueblo --sin pagar peaje-- hacia falta atravesar una estrecha carretera de doble sentido llena de curvas que discurria entre montanas rojizas dignas del lejano Oeste --buitres incluidos--, bosques ahora casi desnudos, un embalse y pequenos pueblos junto al rio Iregua. Era la primera vez que tomaba aquella ruta, y, como habia salido muy pronto de Madrid, habia aprovechado para hacer un par de paradas. Desayune un cafe y un cruasan de tamano considerable en un bar de Villanueva de Cameros, al lado de una pequena gasolinera y de una ermita escondida entre unos arboles, a la que se llegaba bajando unas escaleras. Mas tarde, pare a un lado de la carretera en una fuente de piedra llamada Los Eros, donde llene la botella de agua helada, saque a Dali a hacer pis y estuve a punto de pisar a unos agradables limacos, una especie de babosas negras gigantes, que se arrastraban placidamente cerca del pilon cubierto de verdin. En realidad, si hacia balance, aquella habia sido una manana bastante intensa. El dia anterior habia recibido una llamada de Paloma para contarme que el padre de Abel, despues de un par de meses luchando contra un repentino cancer de colon, habia fallecido. Asi que habia preparado mi habitual maleta llena de <> y habia partido en direccion al pueblo. No habia podido estar alli durante el tiempo en el que habia estado ingresado en el hospital y, justo por eso, no queria faltar a su funeral. --?Crees que queda mucho? --me susurro Paloma. A lo lejos se escuchaban las palabras del cura, amortiguadas por el sonido de la lluvia. Intente mover la mano con la que sujetaba el paraguas, pero hacia tanto frio que, aunque llevaba guantes, apenas sentia los dedos. Por lo visto, habia llegado una borrasca con nombre de senora, que amenazaba con equiparar las temperaturas de Navarra a las de Finlandia. --Espero que no --respondi yo en el mismo tono--. Me estoy congelando. Paloma saco un panuelo de papel usado del bolsillo para limpiarse la nariz. --?Estas segura de que vas a dormir en tu casa? Te vas a morir de frio. --Tranquila, Rogelio ha puesto la calefaccion esta manana, y encendere la chimenea del salon. --Entonces soy yo la que se va a dormir contigo…, no creo que aguante a mi hermana tanto tiempo --contesto bajando aun mas la voz. Mire hacia mi derecha. Pude ver a Irene, la hermana mayor de Paloma, junto a Carmen, su madre, a unos metros de nosotras. Por suerte, no parecia habernos oido. Las hermanas no podrian ser mas diferentes: mientras que Paloma habia heredado el pelo extremadamente rubio y la altura de su madre, Irene apenas rozaba el metro sesenta y tenia el pelo y los ojos castanos. Pero habia un rasgo que si compartian: la misma naricilla afilada de elfo. Segui recorriendo el cementerio con la mirada. Habia mucha gente reunida alli, medio pueblo habia acudido al entierro. El padre de Abel era toda una institucion --el dueno de las bodegas mas importantes de la zona-- y todo el mundo habia querido hacer acto de presencia. Busque entre la multitud alguna cara familiar, pero reconoci a pocos: el camarero de El Guacamayo, la panadera… Algunos me miraban con desconfianza o cuchicheaban entre ellos. El impacto de lo ocurrido el verano pasado aun no habia desaparecido, y eso que no conocian ni la mitad de la historia. --Esta alli --dijo Paloma senalando un punto a la izquierda, cerca de la puerta. --?Que? ?Quien? --pregunte desconcertada. --Gabriel Palacios. No disimules, estabas intentando localizarle. Mire fijamente al suelo. Paloma tenia razon, en el fondo tenia la esperanza de descubrirle entre la gente, aunque no sabia muy bien por que. --Mierda… No quiero que me vea. --Un poco tarde. Pero, tranquila, no creo que vaya a venir a saludarte. No podia contradecirla. De hecho, tal como habian acabado las cosas entre nosotros, lo mas probable era que Gabriel no fuera a saludarme en un tiempo. Y lo cierto era que me lo habia ganado a pulso. Habian pasado casi siete meses desde que volviera a la casa indiana de mi abuela con la intencion de pasar el verano y asistir a un festival de musica. Siete meses desde que aparecieran unos huesos en el jardin, que resultaron estar relacionados con mi madre y lo que ocurrio en el pueblo durante el verano de 1978, cuando ella aun era una adolescente. Desde entonces, las cosas habian cambiado mucho. Regrese a Madrid y, despues de pasar unas semanas en casa de mi madre, donde recibi mas cuidados --aunque quiza peor comida-- que en un hospital, volvi a mi microscopico apartamento en La Latina. Me acostumbre rapido a la rutina acelerada de la ciudad y, sin embargo, nada volvio a ser lo mismo. Y no por las pesadillas o las pastillas para calmar la ansiedad, que me ponia bajo la lengua cuando sentia que no podia respirar. Habia algo mas, algo que aun no conseguia identificar. Una sensacion de miedo y, a la vez, la necesidad de volver alli, al lugar donde empezo todo. Pero siempre ganaba el miedo. Habia pensado en ir de visita, claro. Varias veces, de hecho. Pero despues buscaba alguna excusa, algun plan que surgia el fin de semana o trabajo pendiente. Y, poco a poco, fui distanciandome de todo lo que tuviera que ver con el pueblo. Era mas comodo asi, aun no me sentia preparada. En Madrid todo parecia mas lejano, mas irreal… La casa, el verano, el festival… eran como un sueno, un escenario de una vida pasada. Al principio, hablaba con Gabriel casi a diario: mensajes, alguna llamada…, la promesa constante de que volveria pronto siempre flotaba entre nosotros. Y despues, poco a poco, deje de contestar. Las conversaciones se volvieron cada vez mas cortas, cada vez menos frecuentes, hasta que un dia: silencio. No hubo ninguna explicacion --ni el me la pidio--, ningun drama, ninguna discusion. Simplemente, igual de rapido que habia empezado todo, se termino. O, mejor dicho, lo termine. --Vamos, tenemos que ir a dar el pesame. Ya han acabado --me apremio Paloma, empujandome ligeramente por la espalda. La segui hacia la cola de gente que se acercaba a Abel y a su madre, intentando no sacarle un ojo a nadie con el paraguas. El cementerio no era muy grande: un rectangulo de muros de cemento rodeado por unos cipreses un tanto mustios. La pared del fondo estaba llena de nichos y el resto eran tumbas con lapidas de piedra, algunas de las cuales tenian fotos; otras, pequenas estatuas… Solo habia dos panteones modestos y, evidentemente, uno de ellos pertenecia a los Arbaiza. --Lo siento mucho --le susurre a Abel mientras le abrazaba cuando, por fin, llegamos hasta ellos. --No tenias que haber venido, esto esta muy lejos --respondio. --!No tiene nada mejor que hacer! Trabaja desde casa --intervino Paloma acercandose para abrazarle. Abel no pudo evitar sonreir por un momento. Paloma tenia ese don: su eterno buen humor era contagioso, hasta en situaciones como aquella. --Nos vemos antes de que me vaya, ?vale? --le dije a modo de despedida a Abel. El asintio antes de girarse para seguir atendiendo al resto de los familiares y amigos de su padre. La cola parecia interminable. --Lo tiene que estar pasando fatal. Perder a tu padre y ademas asi, en tan poco tiempo --le comente a Paloma mientras saliamos del cementerio. --Un cancer fulminante… Aunque Abel llevaba ya un tiempo raro, desde antes de lo de su padre. --?Que quieres decir? --pregunte extranada. Mi relacion con Abel no era tan estrecha como con Paloma. --No se… quiza me equivoque, pero no lo he visto mucho ultimamente. Hace ya un tiempo que ha empezado a frecuentar unas companias digamos… diferentes. --?Diferentes? ?A que te refieres? Paloma abrio la puerta de su Golf y cerro el paraguas. Practicamente habia dejado de llover. --?Por que no me invitas a un vino en esa mansion tuya y me ahorras tener que asfixiar a mi hermana con una almohada? --Me parece bien, no quiero mas muertes por hoy. Pero cuando lleguemos me sigues contando. Deje a Paloma para ir a mi coche, que estaba aparcado unos metros mas atras, en un camino de tierra. El cementerio estaba en las afueras del pueblo, rodeado de huertas y de algunos arboles que hacian compania a los cipreses. En ese momento vi a Gabriel, junto a la tapia, hablando con un matrimonio de unos sesenta anos que deduje serian sus padres. Desvie la mirada rapidamente, pero sabia que me habia visto. No me sentia capaz de acercarme, ni mucho menos de mirarle a los ojos. Quiza fuera mejor asi. Me sentia bastante avergonzada por como habia terminado mi relacion con el. Entre en el coche y, mientras me alejaba del cementerio, volvi a pensar en la leyenda de Becquer. En las animas que revivian en la Noche de Difuntos. ?Por que nos daban tanto miedo los muertos? ?Que era lo que nos asustaba tanto de los cementerios, lo que nos aterrorizaba cuando de ninos jugabamos a ver quien de nosotros conseguia acercarse mas a la puerta de entrada? ?Eran los difuntos o era, quiza, la posibilidad de unirnos a ellos bajo tierra? 2 Hogar Lo primero que hicimos al entrar en la casa --despues de rascarle las orejas a Dali-- fue encender la chimenea del salon. Rogelio habia puesto la calefaccion por la manana, pero calentar minimamente aquella mole requeria muchas mas horas. Ni Paloma ni yo teniamos mucha practica, asi que el proceso fue mas largo de lo esperado y estuvo a punto de costarle a mi amiga las pocas cejas que tenia. Cuando por fin conseguimos mantener un fuego decente, nos dejamos caer en el sofa lo mas juntas posible --como hacen los pinguinos emperador cuando hace frio--, nos tapamos las piernas con una manta de ganchillo y abrimos una botella de Baron de Ley que cogi del mueble de las bebidas. --Menos mal que no he tenido que bajar a la bodega --suspire aliviada. La bodega estaba en el sotano y era --obviamente-- el lugar mas frio y humedo de toda la mansion. En realidad, la Casa del Mexicano era mucho mas agradable en la epoca estival. Entonces se agradecia el frescor que proporcionaban los muros de mas de cien anos de antiguedad. --?Que sientes al estar otra vez aqui? --me pregunto Paloma mientras se llenaba la copa de vino. Me encogi de hombros. --No se. Por un lado, tengo la sensacion de que ha pasado mucho tiempo y, por otro… --Y por otro lado parece que todo pasara antes de ayer --dijo terminando mi frase. --Si, supongo que si --reconoci. --Pero te ha dado tiempo a cambiar de trabajo y hasta de novio --comento con una sonrisa que dejaba al descubierto sus dientecitos de vampiro. --Eso no es del todo verdad… --me defendi. Era cierto que a los dos meses de volver a Madrid --despues de mucho bucear en LinkedIn -- habia encontrado trabajo en una pequena revista digital de Lifestyle. Lo bueno era que trabajaba desde casa, por un sueldo precario pero aceptable. Lo malo, que el noventa y cinco por cierto de los articulos que escribia eran recopilaciones de consejos, curiosidades, recomendaciones de restaurantes, recetas o incluso contenido patrocinado por marcas. Cualquier cosa que fuera jugosa en las redes sociales y consiguiera atraer visitas a la pagina web de la revista. No obstante, teniendo en cuenta la situacion del mercado laboral para los jovenes, que incluia practicas apenas remuneradas que se extendian durante anos o trabajos de falsos autonomos, y a pesar de que aquel puesto estaba muy lejos de la idea que tenia cuando deje mi trabajo en la agencia de comunicacion, la verdad es que no podia quejarme… Respecto a lo del cambio de novio, Paloma estaba completamente equivocada. --?Asi que ahora me vas a decir que Oier y tu no estais juntos? --insistio. --Nos estamos conociendo --puntualice. --Pense que ya os conociais --sonrio.

  • Los ultimos espanoles de Mauthausen de Carlos Hernandez De Miguel

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    En este libro se habla de victimas y de verdugos. Los ultimos espanoles supervivientes de los campos de exterminio nazis nos recuerdan su sufrimiento y la forma en que perdieron a miles de companeros a manos de los siniestros miembros de las SS. Sus palabras nos llevan a un mundo de torturas inimaginables, pero tambien de dignidad, solidaridad y resistencia. Esta es la historia de esos hombres y mujeres que sobrevivieron o murieron entre las alambradas de Mauthausen, Buchenwald, Ravensbruck o Dachau. Y es tambien la cronica periodistica que denuncia a los politicos, militares, empresarios y naciones que hicieron posible que mas de nueve mil espanoles fueran deportados a los campos de la muerte.

  • La ultima en enterarse (Willow Creek 1) de Micalea Smeltzer

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    El era solo un chico.
    Y yo, solo una chica.
    Pero si esa fuera toda la historia no tendria ningun interes, ?verdad?

  • El matrimonio amateur de Anne Tyler

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  • El Rescate de M.t. Greenlay

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    Despues de un accidente en el mar, Brenda se desmayo en el mar.

  • Traicion (Mirame y dispara 2) de Alessandra Neymar

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    ?Que serias capaz de hacer por la persona que amas? Cristianno no desiste en su empeno por encontrar a Kathia. Sabe que esta en manos de Valentino y que corre peligro su integridad fisica. Tortura, mata, y se desespera intentado dar con una pista que le lleve a ella, junto a sus fieles companeros, Mauro, Alex y Eric, que le seguiran en esa dura travesia. Mas pasion, mas intriga, mas traicion Continua Mirame y Dispara

  • Comer y amar, todo es empezar de Mayte Esteban

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    El despertador salio de su letargo a la hora programada, las siete y media, al ritmo de una melodia animada. Carlos se levanto con el sueno todavia prendido en sus ojos, se vistio con la ropa de trabajo y, medio dormido aun, abrio la ventana. El viento helado de la madrugada castellana de finales de diciembre se colo en la habitacion como un visitante indeseado. El silencio lo presidia todo; en Grimiel aun seguia siendo de noche. Con el rastro del sueno marcado en el rostro --la sabana le habia dejado su impronta en la mejilla, oscurecida por la barba de un par de dias--, se preparo el desayuno. Carlos Herrero tenia veinticinco anos y era el dueno de un picadero en un pequeno pueblo. Su negocio se situaba a las afueras, a muy pocos metros de un extenso pinar. Dedicaba su actividad a la tutoria de caballos y a rutas para los eventuales inquilinos de las casas rurales de la zona. Tambien se ocupaba de la formacion de jinetes, aunque esto no fuera mas que una manera elegante de llamar a lo que en realidad era ensenar a unos cuantos ninos a no caerse del caballo. En un lugar donde apenas habia actividades de ocio, el picadero de Carlos casi era la estrella. Le proporcionaba a su propietario los recursos suficientes para vivir y tambien le habia ayudado a no tener que marcharse a la ciudad, como habian tenido que hacer la mayoria de sus amigos. Cuando despues de desayunar salio de casa, el frio de la calle le golpeo en las orejas. Rebusco en los bolsillos de su abrigo, pero el gorro que siempre llevaba se habia quedado en el tendedero, con la colada del dia anterior. Era inutil que volviera a entrar para buscarlo, lo mas probable era que siguiera empapado. Echo mano de la capucha del abrigo, que servia mas bien de poco, y se encamino hacia el trabajo. Fue andando hasta el a buen paso para entrar en calor. El picadero distaba de su casa kilometro y medio y, en mananas tan gelidas como aquella, tal vez pudiera estar justificado ir en coche, pero Carlos preferia no hacerlo si no era imprescindible. Era un firme defensor de la naturaleza y trataba de aportar su granito de arena todos los dias para cuidar de ella. Caminar un poco, ademas de que le venia bien a su forma fisica, le ahorraba al planeta unas cuantas emisiones toxicas. Dejo atras los vehiculos, que dormitaban tenidos de blanco, y las aceras desiertas, brillantes bajo la mortecina luz de las farolas que a intervalos rasgaban la penumbra del camino. Faltaban apenas un par de minutos para que dieran las ocho cuando llego a la puerta de acceso a su negocio. Saco la llave del bolsillo y se dispuso a abrir. --!Buenos dias! Una voz femenina, demasiado euforica para la temprana hora, lo tomo por sorpresa y le hizo dar un brinco involuntario. Era Paola, una de sus amigas de la infancia y tambien clienta asidua del picadero, que acababa de salir de un coche aparcado a unos metros de la entrada. Carlos, pensativo como iba y con la capucha tapandole parte de su campo de vision, no la habia visto. --!Que susto me has dado, Paola! ?Que haces aqui? --le pregunto. El dia apenas empezaba a deshacer en el horizonte las tinieblas que en la noche envolvian al pueblo dormido. No eran horas, ni mucho menos, para hacer uso de los servicios del picadero. Si por el fuera, se habria quedado en la cama un rato mas, pero no tenia mas remedio que levantarse temprano para ocuparse de los animales, limpiar las cuadras y ponerles agua y comida fresca. Era preciso que todo estuviera listo antes de la hora de apertura. --He venido a ver a Leyenda --le dijo ella. Leyenda era la yegua blanca de Paola, un impresionante ejemplar pura raza espanola de ocho anos que tenia desde que era una potrilla. Carlos introdujo la llave en la cerradura e intento abrir la puerta, pero esta se obcecaba en encasquillarse. Dio un golpe con el hombro para ayudarse y, al final, logro vencer su resistencia. En el forcejeo, la capucha se le cayo y se la volvio a colocar. La helada de la noche habia dejado su impronta como un manto blanco que lo cubria todo y hacia demasiado frio como para dejar al descubierto las orejas, que amenazaron con convertirse en tempanos de hielo en segundos. --?No tienes un gorro? --le pregunto Paola. --Se ha quedado en casa --respondio el. --Creo que tengo uno en el coche, espera. Paola volvio a su vehiculo, abrio la puerta trasera y recogio del asiento uno de lana en color crudo. Se lo ofrecio a Carlos en cuanto volvio frente a el. --Toma. Era un gorro muy poco masculino, uno de esos que Paola usaba a menudo y que a ella le quedaban tan bien. Enmarcaba su delicado rostro y dejaba escapar los rebeldes rizos de su pelo castano dandole aspecto de hada de invierno, pero no creia que en el tuviera el mismo efecto estetico. Mas bien pareceria un fantoche. Carlos se quedo mirandolo y sonrio. Era tipico de Paola pensar que el podria ponerse aquello. Rehuso utilizarlo con amabilidad, mientras atravesaba la puerta seguido de la chica. --Gracias, pero no. --Tu mismo... Hace un frio espantoso y nadie te va a ver, yo no lo rechazaria --le dijo Paola, adivinando por su cara de circunstancias lo que estaba pensando. No le era dificil seguir algunos pensamientos de Carlos, habian sido inseparables desde el colegio. --Perdona, tu me estas viendo --dijo el divertido, excusandose de nuevo por no querer ponerse el gorro. --Bueno, ni que no te conociera desde el primer dia de colegio... -- respondio ella, riendose tambien. Carlos termino de cerrar la puerta y echo el cerrojo interno. No volveria a abrir hasta que a las diez el negocio se pusiera en marcha. --Venga, no seas bobo y pontelo, porfa --le rogo. Le miro componiendo una mueca exagerada de suplica, a lo que el respondio emitiendo un resoplido que en cierto modo le recordo a Paola al de un caballo, lo que provoco que se riera con ganas. Sin esperar su permiso, ella levanto los brazos, bajo la capucha del abrigo y le coloco el gorro a Carlos. Se distrajo un momento mirando su rostro, los enormes ojos castanos y las facciones cuadradas de el que conocia desde siempre. Al ajustarlo sobre las orejas, las yemas de los dedos de Paola le acariciaron las mejillas. El suave roce accidental a el le descoloco un latido y un subito calor, que se contradecia con el gelido comienzo del dia, se apodero de su animo. --A ver si nos afeitamos --le dijo ella, divertida por la seriedad que mostraba de pronto. El volvio a resoplar. O mas bien fue un suspiro con el que trato de recomponerse. --?Por que has venido tan pronto? --le pregunto, para dejar de pensar en lo que habia sentido cuando ella le toco--. Aun no he preparado a los caballos, no abro hasta dentro de un par de horas. Es demasiado temprano para montar a la yegua. Paola solto el aire contenido en sus pulmones y, con el, la sonrisa se fue desinflando en su rostro. Trago saliva y tomo aire, como si lo que iba a contarle necesitara oxigeno nuevo para no ahogarse; como si le costase mucho confesar la verdadera razon por la que se habia levantado tan temprano y se habia presentado en el picadero. --Me quedan solo unos pocos dias con Leyenda, Carlos. La vamos a vender. Quiero pasar todo el tiempo que pueda con ella y a las diez tengo que entrar a trabajar en la farmacia. Necesito verla y por eso he venido ahora. Carlos no necesitaba que Paola le contase lo que sentia por ese animal. Llevaba con la yegua desde la adolescencia y Leyenda y Paola parecian un todo. No entendia muy bien por que habia tomado la decision de deshacerse de ella si era casi la prolongacion de si misma. --?Vender a Leyenda? ?Por que? ?Que me he perdido? --pregunto, extranado. --He encontrado un trabajo fuera y despues de Navidad me ire del pueblo --le dijo. --?Te vas? --pregunto. Las palabras salieron de su boca con una alarma que hubiera preferido ser capaz de evitar. --Si. Mi contrato de media jornada en la farmacia se acaba el treinta y uno de diciembre. La farmaceutica se jubila y su hijo ha decidido volver de Madrid y quedarse con el negocio. No cuenta conmigo. Su mujer tambien trabajara con el y ya sabes que esto no da para tres sueldos, ni siquiera para dos y medio. --Vaya, no sabia que te ibas. --Tampoco lo he contado, bastante me disguste cuando me lo dijo a principios de otono. Pero bueno, he tenido tiempo de buscar un nuevo trabajo en Valladolid, en otra farmacia, y esta vez seran ocho horas. Supongo que vendre a menudo, pero desde luego no podre montar a Leyenda todos los dias como ahora. Es mejor para ella que la venda y otra persona la cuide como necesita. --Te vas --afirmo Carlos, quiza para confirmarse a si mismo que lo que estaba escuchando era cierto. --Aqui no hay futuro ni trabajo. Si quiero progresar, tengo que hacerlo. Ademas, tiene su lado bueno; Ricardo vive en Valladolid, podremos vernos mas a menudo que ahora. Ricardo era el novio de Paola. Como la mayoria de los jovenes, habia decidido quedarse en la ciudad una vez terminada la universidad, seducido por una oferta de empleo. Las oportunidades de trabajo, mucho mas deslumbrantes que las del campo, ofrecian alli un futuro que distaba mucho del callejon sin salida que parecia el pueblo. Con la mayoria de edad recien estrenada, los chicos se marchaban a Madrid, a Burgos, a Salamanca, a Valladolid... ciudades que una vez terminada su formacion, no los devolvian. Al final, la madre de Carlos tenia razon cuando decia que en el medio rural, si no quieres perder a tus hijos y que la ciudad se los quede, no debes darles estudios. Carlos penso que Paola habia tardado mucho en seguir ese camino. Era, sin duda, una anomalia en ese proceso. Estudio, pero ella regreso a Grimiel y encontro un hueco en la farmacia. Fue la excepcion, aunque tiempo despues la realidad del desempleo la estuviera devolviendo de un empujon al mundo urbano. --Mi padre me ha dicho que ya tiene ofertas por Leyenda. Al escucharla, Carlos salio de sus pensamientos e intento poner cara de circunstancias y hacerse el sorprendido, aunque en realidad no lo estaba. Dias atras oyo una conversacion a medias en el bar y en ese momento empezo a atar cabos. Era de Leyenda de quien estaba hablando el padre de Paola con unos conocidos. Les habia preguntado si alguien se la queria quedar, pero Carlos no presto mas atencion. Ni se le paso por la cabeza que la conversacion girase en torno a la yegua. Se quedo observando a Paola, intentando encontrar en su rostro el beneplacito con la decision tomada de deshacerse del animal. --?Estas segura de que quieres vender a Leyenda? --Al mirarla, a Carlos no le parecio que estuviera muy conforme. --No me mires asi --le dijo la chica, ahogando las ganas que tenia de llorar. --?Asi como? --Con pena, Carlos. Era justo de ese modo como la estaba mirando, triste porque sabia lo que significaba la yegua para su amiga. Se imaginaba que nada de aquello estaba siendo facil para Paola. Ella, buscando unos instantes de intimidad en los que desahogar el nudo que se le habia hecho en el pecho, se dirigio hacia la cuadra y abrio el cerrojo que mantenia encerrados a los animales de noche. Dos perros de raza indefinida salieron corriendo, libres por fin despues de pasar la noche cautivos. Cada uno eligio un poste del cercado para deshacerse de la urgente necesidad matutina y despues corrieron hacia Paola, que los acaricio. Luego, como hacia siempre, cogio a uno de ellos, Drako, en brazos. --No hagas eso --le dijo Carlos--. Cuando te vayas yo no pienso mimarlo y lo echara de menos. ?O te lo piensas llevar contigo? Drako era un perro especial. Le faltaba una de las patas delanteras. Paola los habia salvado, a el y a su hermano, de una muerte segura a manos de su madre anos antes, cuando la perra se volvio loca y mato a mordiscos a la mayoria de la camada que acababa de parir. La chica, apenada por el suceso, se llevo a los dos perritos supervivientes a casa para cuidarlos en esos dias tan delicados. Black crecio sin problemas, pero sacar adelante a Drako costo bastante porque un mordisco de su madre lo dejo sin una de las patas delanteras. Tardo mas de cuatro meses en devolverlo al picadero y, desde entonces, el perro adoraba a la muchacha casi tanto como la yegua. --No creo que sea bueno que me lo lleve, esta demasiado acostumbrado a corretear por aqui y encerrarlo en un piso no es buena idea. Este perro necesita hacer mas ejercicio que los demas. Paola dejo a Drako en el suelo, que la siguio con su paso renqueante de perro de tres patas, y se dirigio al establo. Alli, Leyenda la recibio aproximando su enorme cabeza a la cara de la muchacha, que apoyo la frente en la de la yegua. Ambas estuvieron asi un rato, en silencio. Al verlas, uno suponia que se estaban contando secretos sin palabras. Incluso las dos cerraron los ojos al unisono, mientras el perrito lisiado y Carlos, apoyado en el quicio de la puerta, las observaban de cerca. El iba a echar de menos a Paola cuando dejase de ir tanto como los perros o la yegua. Estaba seguro de que extranaria los momentos en los que la muchacha se mantenia pegada a su animal y ambas se quedaban suspendidas en algun lugar indefinido que, si hacia caso de la sonrisa de Paola, era lo mas parecido a la felicidad que podia imaginar. Estaba seguro de que el tambien lo pasaria fatal cuando Paola tuviera que despedirse. Se lo estaban diciendo unos latidos erraticos en su pecho a los que le era imposible poner freno. Carlos decidio que ya habia perdido demasiado tiempo y abandono su posicion de espectador, por mucho que le pesara dejar de mirar a Paola. Le transmitia un millon de sensaciones que hacia mucho que preferia no analizar. Lo mejor que podia hacer era ponerse con su tarea y no pensar. Tenia apenas dos horas para dejarlo listo todo. --Si quieres, te ayudo --le dijo ella, cuando advirtio su presencia en la puerta del establo. --Me vendra bien, pero has venido a montar a Leyenda. --He venido a verla, pero te quiero ayudar. El joven le paso la pala que tenia en las manos y fue a buscar otra para el. Ambos, sin intercambiar mas palabras, se pusieron manos a la obra, mientras los perros correteaban a su alrededor. Durante una hora se dedicaron a reemplazar la paja sucia por otra fresca y rellenaron con agua fresca los abrevaderos. --Pao, deberias montar a Leyenda ya si no quieres llegar tarde a la farmacia. Son las nueve --le dijo Carlos cuando fue consciente de la hora. --?Pero cuantas veces te tengo que decir que no me gusta nada que me llames asi? --le dijo ella, con un tono que ni se aproximaba a ser de enfado. --!A sus ordenes, Pao! Hizo un gesto comico y ella puso los ojos en blanco y le lanzo unas briznas de paja. No habia manera. Carlos empleaba muchas veces el diminutivo absurdo que le habia puesto en el colegio y que dejaba a su nombre mutilado. Nego con la cabeza, resignada a no conseguir jamas que dejara de hacerlo, y preparo a Leyenda. Limpio sus cascos, cepillo con suavidad el lomo y despues ajusto los estribos y la cincha sobre la silla de montar antes de elevarla y colocarla sobre una almohadilla de ensillar que ya tenia encima de la yegua. Despues ato los arreos, tranquilizando al animal con suaves palabras. Coloco las riendas sobre la cabeza del animal y empujo con suavidad el bocado hasta que Leyenda lo tomo mansamente. Como siempre que hacia esto, premio al animal con una chucheria que guardaba en el bolsillo. Poco despues, subida a lomos de su yegua, daba vueltas por el recinto del picadero. Carlos llevaba razon, se habia entretenido y no tenia mas de veinte minutos porque deberia volver a casa, ducharse y cambiarse para ir a la farmacia.

  • Limoncello para 4 de P. K. Evans

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    Andrea vive feliz en su isla natal, Capri, hasta que pierde el trabajo y su pareja lo abandona. Deshecho, dolido y sin un euro, vive inmerso en la autocompasion y la necesidad, hasta que sus amigos de toda la vida se vuelcan en ayudarlo. Le encuentran un trabajo de tele operador erotico para el colectivo gay. Tras aceptar el reto, la vida de Andrea no volvera a ser la misma, ni la isla de Capri tampoco.

  • Adorable reputacion (Adorable 2) de Gabriela Cano

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    Segunda entrega de la trilogia <>.

  • Hija del dragon de Kiersten White

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    <>.

  • Visitation Street de Ivy Pochoda

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    Editada por Dennis Lehane, el prestigioso autor de “Mystic River” y “Shutter Island”, “Visitation Street” es una novela de misterio ambientada en un barrio obrero de Red Hook, en la costa neoyorkina. Durante una calurosa noche de verano, dos adolescentes deciden navegar en una balsa improvisada. Desaparecen en la bahia, y solo encuentran, arrastrada por la corriente y seminconsciente, a una de ellas.
    Jonathan, el profesor de las chicas, tiene la mision de indagar y desenterrar los pecados y secretos mas profundos de la joven.
    A la manera de Richard Price y Zadie Smith, Ivy Pochoda tiene el don de expresar esos detalles llamativos que definen un barrio, una noche o una ciudad con unas pocas, pero precisas pinceladas. “Visitation Street” es una novela absorbente en la que el lector se sumerge por completo en la atmosfera asfixiante creada por Ivy Pochoda.

  • Toxic Man (Destruccion 1) de Grislanddy L. Hernandez

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    El amor, un sentimiento que para Emilie Green y Damon Armstrong esta prohibido.
    Ella huyendo de su pasado y el teniendola en la mira. El es destruccion, peligro y dolor, mucho dolor. Que no te confunda su Rolex, su traje Kiton 50 creado por el mismisimo, Enzo Diorsi, esa sonrisa arrogante ladeada o su sensual boca y sobre todo no caigas en sus palabras intensas.

  • Noche a media luz de Jacquie D'alessandro

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    Mallory sabia que estaba dolida por como habia acabado su ultima relacion, pero aquello no duraria mas que una noche. Una noche que tendria que bastarle.

  • Secretos de un hombre despiadado de Cathy Williams

    https://gigalibros.com/secretos-de-un-hombre-despiadado.html

    Poder, riqueza y una hermosa mujer a su disposicion...

  • Con aroma a madera de Luz Barreras

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    Una historia que nos recuerda que cada dia tiene mil cuatrocientos cuarenta minutos para vivirlos, que las cosas sencillas de la vida pueden obrar magia y que hay muchos caminos para llegar al hogar.

  • Voltaire contraataca de Andre Glucksmann

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    Polemico, controvertido, amado y odiado a partes iguales, Andre Glucksmann ha sido sin duda uno de los mas influyentes pensadores europeos de los ultimos cincuenta anos. Y este es el ultimo libro que escribio. Como si hubiera querido dejar un testamento a sus conciudadanos europeos, Glucksmann invoca la figura de Voltaire como faro para una Europa erratica y asaltada por peligros que no sabe ni identificar. Con Voltaire contraataca, Glucksmann ha escrito un canto a la libertad cosmopolita y llama a releer Candido, uno de los mas hilarantes himnos a la tolerancia y una oda a la libertad, ante tantos aprendices de dictador, ante el aumento de nacionalismos identitarios y xenofobos, ante tantas infamias, fanatismos y nihilismo. Candido, el heroe que no posee mas que el “vertigo de la lucidez”. Como dice Josep Ramoneda en el prologo, “Glucksmann cierra asi un ciclo vital ligado a la filosofia que se abrio cuando era un nino y descubrio el valor de “la audacia de decir en publico, costara lo que costase, lo que el ciudadano consideraba cierto””. Y esa actitud sigue siendo imprescindible en la actualidad.

  • No pidas clemencia de Martin Osterdahl

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    La amenaza siempre esta cerca…

  • Los Bastardos De Pizzofalcone – Maurizio de Giovanni de Mauricio De Giovanni

    https://gigalibros.com/los-bastardos-de-pizzofalcone-8211-maurizio-de-giovanni.html

    En un Napoles abatido por la lluvia y el salobre, una dama de la alta sociedad aparece brutalmente asesinada. El segundo caso del inspector Lojacono, un personaje tenebroso y tremendamente humano que esta destinado a marcar el corazon de los lectores.