• daniel jerez torns - Daniel Jerez Torns

    https://gigalibros.com/el-silencio-de-las-ruinas.html

    Agosto de 2010, las obras del AVE, el tren de alta velocidad, provocan la caida de la Sagrada Familia.
    El caos se aduena de la ciudad y Barcelona dejara de ser lo que era.
    25 anos despues, a las puertas del aniversario del Derrumbe, un grupo terrorista intenta sumergir de nuevo a la ciudad en la oscuridad. Barcelona ha sufrido muchos cambios desde entonces.
    Salva intentara evitar el exito de la accion terrorista y defender la principal fuente de ingresos de la ciudad: el turismo.
    Una trama de misterio en una Barcelona de 2035 que pone en tela de juicio el modelo turistico de las ciudades y el impacto que tiene en la sociedad.

  • Daniel Jerez Torns - Amazon

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    El arcabucero nº 61 Versión Kindle. 0,95 €. Versión Kindle. La formula Terrades Tapa blanda. 15,00 €. Tapa blanda. Next page. Libros de Daniel Jerez Torns ...

  • El beso de la muerte Versión Kindle - Jerez Torns, Daniel

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    El beso de la muerte eBook : Jerez Torns, Daniel: Amazon.es: Libros.

  • Todos los libros del autor Jerez Torns Daniel

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    3 títulos para "Jerez Torns Daniel" · La formula Terrades · El silencio de las ruinas · El Arcabucero nº 61.

  • El beso de la muerte by Daniel Jerez Torns - Goodreads

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    El beso de la muerte book. Read 5 reviews from the world's largest community for readers. Un extraño y aparentemente fortuito descubrimiento en el Polo S...

  • Libros gratis de Daniel Jerez Torns - Hola Ebook

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    Libros de Daniel Jerez Torns para descargar gratis en formato epub, mobi y pdf. Baja todos los libros de Daniel Jerez Torns para tu Kindle o cualquier lector de ...

  • LA FORMULA TERRADES - DANIEL JEREZ TORNS - Agapea

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  • Listado de ebooks escritos por Daniel Jerez Torns - pagina: 1

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    Libros de Daniel Jerez Torns · La fórmula Terradas · El silencio de las ruinas · El beso de la muerte · El arcabucero nº 61.

  • El diamante de los Tudor de Will Whitaker

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    Una atmosferica novela de espionaje ambientada en la corte de los Tudor.

  • Aumenta el calor (Serie Castle 3) de Richard Castle

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    En la tercera novela de la <> la sexy e intrepida detective Nikki Heats se encuentra en graves problemas… El famoso periodista James Rook es el unico que puede ayudarla y hacer que el calor aumente.

  • La tumba de Eva Goth de David Orange S

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    Billy, Hunter y Jules han crecido escuchando la terrorifica leyenda de que a Eva Goth, una joven de su barrio, la enterraron con vida cuando tan solo tenia dieciseis anos, precisamente los mismos anos que ellos tienen ahora. Cuentan, ademas, que se llevo con ella un gran secreto a la tumba y que ese secreto, tal vez, podria conducir hasta el mas grande de los tesoros.

  • Puzzle. Fusion perfecta de Moruena Estringana

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    Peyton siempre ha sentido que no encaja en la perfecta vida de su padre. Ha vivido toda su vida en un internado, pues su padre preferia tenerla lejos desde que volvio a casarse, haciendo que Peyton se sienta como un error que prefiere mantener oculto. Pero todo va a cambiar, su padre la quiere de vuelta en la ciudad donde es Alcalde. Ella no tiene mas remedio que regresar y estudiar la carrera elegida por su padre. Tiene una razon de mucho peso, pese a que ya es mayor de edad.

  • Heredera por sorpresa de Andrea Laurence

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  • El hueco del tiempo de Jeanette Winterson

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    Con ocasion del cuadrigentesimo aniversario de la muerte de William Shakespeare surge <>, un proyecto internacional que selecciona a celebres autores contemporaneos para que reinterpreten las obras del genio ingles.

  • El dia que me calle me salen subtitulos de Anabel Garcia

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    Mi vida era perfecta hasta que ese mendrugo con cara de seductor forajido irrumpio en ella. Todo empezo aquella maldita noche en la que el se colo en mi playa privada de Los Angeles. En ese momento comenzo mi fatal descenso hacia los abismos de la locura, pero hare cuanto este en mi mano para recuperar la perfeccion. !Como que me llamo Zoe O'Connor!

  • El secreto de la painita de Julio Carreras Llisterri

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    Lucas Benavente es un joven y exitoso informatico que disfruta de una confortable vida, pero todo su mundo se tambaleara cuando Victor, un misterioso personaje, se pone en contacto con el para revelarle un secreto que se esconde tras la muerte de su padre. En su busqueda por descubrir la verdad su camino se cruzara con el de Marc, un montanero que perdio a su esposa, y con Ana, cuya hermana fue asesinada en un robo. Todos ellos tienen algo en comun: Cronium, una poderosa empresa del sector farmaceutico que parece estar detras de lo que les ha sucedido. Poco a poco, con ayuda de algunos amigos, iran componiendo un rompecabezas de dimensiones inimaginables y donde nada es lo que parece ser.
    Conocedores de la verdad, solo les quedara una salida posible, vengarse de Cronium y las personas que se esconden tras la muerte de sus seres queridos.
    Sin embargo hay algo que desconocen, todos ellos son victimas de un plan mucho mayor.
    Inspirada en El Impostor de Jeffrey Archer, y El Conde de Montecristo de Dumas, esta novela, de escritura fresca y dinamica, nos adentra en un mundo de traiciones, sorpresas y accion trepidante.
    “Una historia de enganos y conspiraciones que mantiene en vilo al lector de principio a fin”.

  • El lado oscuro del sexo de Sara Toledano

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    Mosquita Muerta: Joven Virginal convertida en Esclava del Amo Millonario
    Ir al trabajo. Ir a casa. Dormir. Repetir.
    Una vida bastante aburrida, ?no?
    Y aun asi, la de la mayoria.
    Incluyendome.

  • Solo una noche de Lucy Morton

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    Existen ocasiones en la vida -aunque sean minoritarias-, en las que solo una mirada basta para saber que significa el amor. Ese momento que te da la vida y te la gira del reves sin esperarlo. Ese momento por el que lo darias todo para que se detuviese aunque fuera por un instante. Solo un instante eterno; ese que merecera la pena explicar a tus nietos cuando, con el cabello cano y la sonrisa desdentada, vuelvas atras en el tiempo y decidas quedarte aunque solo sea con el recuerdo. Ese recuerdo que se apodera de tu mente, una y otra vez, con una unica mision: hacerte sonreir. Hacerte feliz cuando tu mundo, desgraciadamente, no es como el de aquel momento. Ya no es como el de antes; como el de aquel efimero instante. Me enamore de su mirada azul como el cielo. De su sonrisa traviesa algo aninada y de su voz ronca. De su copa de vino y de como movia los dedos produciendo una melodia preciosa contra el cristal. De los cigarrillos que fumaba; uno tras otro, sin prisa, con calma. De su melena castana desalinada y de aspecto desenfadado. De lo que le mostraba al mundo. De lo que me mostro a mi. El era el tipo de personas a las que siempre he admirado. Que mas da lo que dijesen. Que mas da lo que pensasen. Si no te gusta, mira hacia otro lado y deja de observarme. El era asi o, al menos, esa es la sensacion que me dio aquella noche. Nuestra unica noche. Lo vi desde el principio; supe reconocer que tipo de persona era. Mi corazon se acelero cuando nuestros dedos, casi sin querer queriendo, se rozaron por un cambio de billete a las 2:20h de la madrugada de un dia cualquiera en un bar perdido del desierto de Texas. Un billete que me devolvio la sonrisa solo una noche, cuando creia que no podia haber en el mundo nadie con peor suerte que yo. EL Nunca crei en el destino hasta esa noche en la que, quedarme tirado en medio de la nada, fue lo mejor que pudo pasarme. Despues de patalear mi moto unas cuatrocientas cincuenta y dos veces, decidi buscar una solucion tras observar que mi movil no tenia cobertura en ese camino de tierra del desierto de Texas, a la una y media de la madrugada. Pocas probabilidades de que pasase un coche por ahi, y muchas, al menos un 75% segun mis calculos, de ser decapitado por un loco con mascara llamado Jack el destripador. Camine sin rumbo y sin mirar atras. Fumando cigarrillos y contemplando las estrellas. Como un mal momento puede ser aliviado por ellas. Estrellas muertas, estrellas eternas, estrellas en paz, en calma; en un cielo que las acoge y las protege junto a una luna que, esa noche, resplandecia como nunca. ?Era un presagio acaso de lo que estaba por venir? Vi una luz a lo lejos. Achine los ojos para ver de que se trataba. ?Una gasolinera? ?Una casa? ?Un bar? Mire el reloj; solo habia caminado media hora a paso tranquilo, por lo que la moto no debia estar muy lejos. A medida que me fui aproximando, me di cuenta que se trataba de un pequeno bar en medio de la nada. Tenia un par de mesas fuera; parecian abandonadas. En el interior, por lo que pude vislumbrar a traves de sus dos ventanas, habia luz. Habia vida ahi dentro. Al fin la suerte se habia dignado a dar la cara. Podria pedir ayuda, utilizar un telefono y que la grua me salvase la vida. Pero al entrar y verla, decidi que lo dejaria para mas tarde. Todo puede esperar, menos lo que de verdad importa. A veces, lo urgente, no es lo importante. Eramos dos almas solitarias que, sin estar destinadas a encontrarnos, teniamos la oportunidad de conocernos justo en el momento en el que mas lo necesitabamos. <>, pense, nada mas fijar mi mirada en esos ojos verdes que, al instante, me transportaron a otro mundo. Si el cosmos quiere que se encuentren, aunque esten muy lejos, se encontraran. Si no quiere, aunque esten cara a cara, no se veran. Alejandro Jodorowsky CAPITULO 2 ELLA No era comun tener clientes a las dos de la madrugada. Raras veces sucedia. Cuando alguien se habia perdido o habia sufrido una averia en su coche en el desierto de Texas, pero no era muy habitual. No al menos que fuesen como el. El entro, algo avergonzado y con la cabeza gacha. Me fije en como se despeino, quiza en un acto reflejo, y miro a su alrededor hasta toparse con mi curiosa mirada. Supongo que la atraccion llego desde el primer momento y yo, que siempre se me ha dado mal disimular, se que me ruborice. El no. Luego sabria que eso de ruborizarse es demasiado superficial para alguien como el. Es mejor fingir. Saber mantener las distancias. Al menos en un primer momento. Luego, ya se vera. Yo, detras de la barra, limpiando unos cuantos vasos de cristal mas por aburrimiento que por necesidad, correspondi a la sonrisa mas luminosa que habia visto en mi vida. Tardo cero segundos en sonreir a pesar de las circunstancias de las que me enteraria mas adelante; de su moto y del caos de su vida. El era un autentico torbellino dispuesto a poner patas arriba mi vida en una sola noche. Una sola noche. Y aun me lo sigo repitiendo cada vez que pienso en las horas mas fascinantes de mi vida. --Hola --saludo. Voz ronca y decidida. Un hombre de unos veinti muchos anos que quiza ya haya cumplido los treinta, pero que no los aparenta. Barba de tres dias. Tal vez cuatro. Melena castana; ojos azules con forma rasgada que me miraban con la misma curiosidad que yo a el. Labios apetecibles y carnosos que al sonreir, mostraban unos dientes perfectamente alineados y blancos, dignos de cualquier anuncio publicitario de pasta dentifrica. Hoyuelos: inconfundibles e inimitables, le daban ese aire travieso y juvenil. --Hola --logre decir yo, moviendo de un lado a otro nerviosa el esparadrapo. <>, diria mi jefe, un gordinflon de cincuenta y cuatro anos que dormia en la trastienda. <>, le rogue a un Dios en el que no creia. --?En que te puedo ayudar? --me atrevi a preguntar. --?Tienes vino? --Es un bar --rei. --Claro. --?Tinto? --Tinto es genial. --?Quieres algo para comer? --le ofreci. --No. Solo vino. Cogio un paquete de tabaco del bolsillo y me lo mostro, como preguntandome si podia fumar. Instintivamente mire hacia atras, donde dos puertas me separaban de los ronquidos del jefe. Me encogi de hombros, volvi a dedicarle la mejor de mis sonrisas y le solte: --?Por que no? --?Quieres uno? --me ofrecio, mientras le servia la copa de vino. --No fumo. --Una vez al ano no hace dano --insistio. --No, mejor no. Pero gracias. --Mejor. No me gustan las mujeres que fuman. Me guino un ojo. Me fije en su camiseta, de los Rolling Stones. En sus vaqueros desgastados y en sus zapatillas Converse negras. Si, no parecia importarle lo que pensasen de el. ?Le importaria lo que pensaba yo? No se que fue lo que le atrajo de mi, pero durante los dos minutos mas largos de mi vida, no dejo de mirarme. Interrogante, quiza algo altivo pero sereno, con esa confianza en si mismo de la que no alardeaba y que, sin embargo, tanto le gustaba demostrar en todo momento. EL A veces, los tios, somos idiotas. No reconocemos que en el fondo de este duro caparazon se esconde un corazon sensible con las puertas totalmente abiertas al amor. Siempre he sido un romantico empedernido. Nunca me ha gustado demostrarlo. En realidad, creo que nunca me ha gustado demostrar nada. En silencio le di breves sorbos a mi copa de vino mientras fumaba el cigarrillo. La mire disimuladamente; ella me miro de reojo, mientras limpiaba con frenesi un vaso que, ya de por si, brillaba y no necesitaba de sus cuidados. De fondo se escuchaba una cancion procedente de un antiguo tocadiscos. Mire al techo y pense, pense... ?Que cancion era? ?De quien podia ser? Anos noventa, tenia toda la pinta... --Footsteps --me interrumpio ella--, de Chris de Burgh. --Oh. Me leyo el pensamiento. Me sonrio. Quise preguntarle su nombre. --?Como te llamas? --Laura --respondio dulcemente. --Tom. --Bienvenido, Tom. ?Que te trae por aqui? --quise saber. --Mi moto. Me ha dejado tirado. --?Necesitas el telefono? --propuso. --Esperare. --?No tienes prisa? ?Nadie te espera? Medite la respuesta unos segundos. ?Quien me esperaba? Hacia dos anos que Lisa me dejo para irse con mi primo, un dentista forrado con el que se fue a vivir a una mansion de los Angeles. Desde entonces, nadie me esperaba en casa y, supongo, Lisa tambien se canso de esperar a que yo me decidiera a pasar por el altar, a tener hijos, a adoptar un perro de la perrera... esas cosas que quieren las mujeres cuando cruzan la barrera de los treinta. --Nadie me espera --termine diciendo. --?Y te gustaria? --?El que? --Que te esperase alguien. --A veces --reconoci--. Pero solo si ese alguien merece la pena. Asintio. --?A ti te espera alguien? Me refiero a cuando termines tu jornada laboral. --Si me esperase alguien --empezo a decir--, no estaria trabajando de madrugada en un bar de mala muerte

  • Todo tuyo de Judith Galan

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    LAURA. En pocos dias, tres hombres irrumpen en la planificada y tranquila vida de Laura: un atractivo aleman, un vagabundo de mirada intensa y un joven informatico.

  • Los Divinos de Laura Restrepo

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  • El retrato de Alicia de Clarisa Ozores

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    Alicia es una bailarina que acaba de ingresar en un importante teatro. Aunque resulta algo fria, el conocimiento de su propia belleza y el uso de la misma le granjea varios admiradores, entre los que destacan su intima amiga Sandra y el hijo de uno de los socios del teatro, Victor. Estos tres personajes, junto a la gerente del teatro -la senora Stohr-, seran los principales elementos de la obra, que se ira desarrollando a medida que ellos reconozcan sus propios sentimientos y avancen en sus vidas.
    Ambientada en un lugar sin nombre y una epoca desconocida, Alicia es una obra que pretende conocer y acercarse al ser humano desde el punto de vista mas intimista posible.

  • La mafia que nos une (La mafia 1) de Anny Peterson

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  • Pedir la luna de Blanca Garcia-valdecasas

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    El dia cuatro de Enero del ano 2.000 Constanza Morales cruza el Parque del Retiro camino de su trabajo. Va deprisa en la manana helada mientras recuerda como fue su vida en el ultimo ano del siglo y del Milenio. A causa de una pelea con su hermana, que involucra a toda la familia, a principios del ano, deja su Sevilla natal y se traslada a Madrid. Alli solo conoce a una prima de su padre, la tia Flora y su marido, Bernardo; son un matrimonio sin hijos y la acogen con gran afecto, y a un chico, Francis, que conocio en el tren y le gusto mucho. Pronto ensancha el circulo de sus amistades, la chica que le busca un piso donde vivir, los habitantes de los otros pisos en la casa, amigas de la tia Flora, companeros de trabajo… Le ocurren mas cosas de las que esperaba y aprende que muchas de ellas no son lo que al principio parecian. I Dicen que habeis llegado. Ademas, sin el ruido y el caos que esperaban algunos. Bienvenido, Tercero. Bienvenido, Veintiuno. Siglo nuevo y un nuevo Milenio: es emocionante. No hay tanta gente que haya vivido esta experiencia. Abuela Joaquina tenia mucha ilusion en llegar, la pobre; solo por tres anos no lo ha visto… una lastima. Y yo, Constanza Morales, una chica sin importancia, os saludo, camino de mi oficina en el segundo dia laborable de este ano dos mil. Es Martes, cuatro de Enero; en realidad, primer dia de trabajo porque ayer no se hizo gran cosa. Tambien espero que sea para mi el principio de muchas cosas buenas y estimulantes, como encauzar mejor mi vida y sacarle mas partido; desde luego lo voy a intentar. Hoy me siento mas real: peso y volumen. Piso la tierra dura, estoy aqui; este sitio que lleno es mio propio. Curioso como todo esta en la cabeza, en la disposicion, no necesariamente en ningun acontecimiento. Y he decidido: voy a ser feliz. Bueno, si me dejan entre unos y otros. He salido mas temprano de casa, asi puedo dar un paseo. El frio de la manana hace brotar de mi nubecitas de vapor si abro la boca. Voy por la calle Principe de Vergara, entrare al Retiro por la puerta que llaman de Madrid y cruzare el Parque hasta salir a la Plaza de la Independencia. No se si de verdad estoy estrenando Siglo y Milenio; se ha armado bastante discusion con eso: que si empieza ahora o en dos mil uno. Yo recuerdo fotos que guardaba mi abuela, seguramente de la suya, de la Exposicion de 1900. Ellos celebraron entonces la entrada del siglo veinte, asi que yo celebrare hoy el XXI y el Milenio y, si viene a cuento, lo volvere a celebrar cuando sea. El ano en si me parece lo mas importante, la sensacion de que acaba uno y otro empieza, la continuidad de esa cinta de anos --anillos de oro alrededor del sol-- que nos lleva por nuestra vida. Fue Arthur quien dijo que el anillo, como se dan los matrimonios, es simbolo de fidelidad porque es un "anito," annellus, y representa la continuidad de la Tierra alrededor del Sol. O al reves, como pensaban antes, el Sol alrededor de la Tierra. Arthur es la unica persona que conozco que sabe latin para hablarlo de corrido. Los anos son continuidad aunque unos sean tan diferentes de otros. Desde luego, el que acaba de terminar habia empezado mas bien aburrido para mi. Monotono, dentro de una rutina, como quien duerme la siesta. Pero a mediados de Enero cambio todo de golpe. Mi hermana y yo tuvimos una bronca monumental que involucro fatalmente a toda la familia, mas algunos amigos cercanos, y acabo haciendome la vida muy dificil. A partir de ese momento las cosas fueron como si salieran unas de otras, desenvolviendose en mas cosas inesperadas. De no haber sido por aquello, mi adorable Jefe del trabajo no habria insistido en trasladarme de la oficina de Sevilla a la de Madrid. Si no hubiera ido a Madrid no habria conocido a Francis, si no hubiera buscado piso nunca habria conocido a Misi. Ni Misi ni yo hubieramos conocido a Martin y Arthur ni… Enfin, nunca ningun ano me habia traido tantas cosas, malas o buenas, como el que acababamos de dejar. Parece mentira, pero hace unos meses estabamos Misi y yo sentadas en una cerveceria de la Plaza de Santa Barbara, bajo la sombra manchada de unos arboles medio tuberculosos, en pleno centro de Madrid; delante de nosotras dos cervezas, aceitunas y dos pinchos de tortilla. Sabado, hora del aperitivo, hartas de andar. Ella me dijo: --?Sabes cual es tu principal problema? Y mio tambien. Que no somos capaces de pedir la luna. Buscabamos vivienda para mi, habiamos visitado tres pisos aquella manana. El ultimo, en la calle Santa Teresa, nos habia llevado a restaurarnos con asiento y las canas. La casa necesitaba aun mas restauracion que nosotras. La fachada amenazaba con perder sus bonitas cornisas y la escalera estaba tan dilapidada que uno quiza se encontrase un buen dia sin poder bajar hasta la calle. Desalentada, habia insinuado que tal vez deberia comprar el apartamento que habiamos visto antes cerca de la Plaza de Castilla: pequeno y sin gracia pero recien pintado. No hacia mas que unas semanas que conocia a Misi y ya era, pensaba yo, una de mis mejores amigas. A las de Sevilla, mi tierra, las habia borrado despues de mi pelea con Macarena y a Queti, la que mas queria, no la veia desde hacia cuatro anos; al acabar la carrera se sumo a una organizacion de voluntarios para trabajar con los mas pobres de no se que lugar en Africa. Ya ni me escribia siquiera; quiza no hubiera alli correo o tenia tanto trabajo que no podia escribirme. Yo la echaba de menos Misi se estaba portando muy bien conmigo. Entonces no sabia cuanto no sabia de la vida de Misi. Solo que trabajaba en una agencia de propiedades pequena, y acaso furtiva, de la que era socia con tres amigas mas. Me encontraba en Madrid: atras quedaban familia, amigos, las calles de mi ciudad con sus arboles y olores, esa calida luz que no se encuentra en ninguna otra parte. Los rincones que amaba del Parque Maria Luisa, la Glorieta de Becquer donde solia ir desde los trece anos a mirar con devocion al poeta del que estaba --y pensaba que siempre iba a estar-- profundamente enamorada… mi mundo, todo. Dura tarea estar sola aqui pero suavizada por la presencia de los tios, Flora y Bernardo, desde luego de Francis desde el principio y enseguida despues por la amistad de Misi. Tal como habian ocurrido las cosas, a Sevilla nunca iba a volver como no fuera de visita; ya no habia sitio para mi en la casa de mis padres. Tenia algun dinero ahorrado de mi trabajo, mas una cantidad que me dejo mi madrina, la hermana mayor de mi padre, al morir. Pobre, una de esas enfermedades que no perdonan. Decidi comprar mi propio piso; no era tan facil como habia imaginado. De momento estaba en una pension con una duena pesada, habladora y llena de pretensiones, a mi ver totalmente injustificadas. Me habia acogido con muestras de aprecio pero habia ido cambiando con el paso de los dias. Tal vez se hartaba de la gente o le molestaba que recibiera a Francis en la habitacion. Me resultaban cada dia mas desagradables ella, su casa y el olor de ambas. A veces me decia a mi misma que seria mejor comprar cualquier cosa antes que seguir alli. --?Estas hablando de cosas personales o de ese apartamento?, -- pregunte a Misi, cuando me dijo lo de pedir la luna. --Ya te he dicho que era tuyo y mio pero es todo el mismo problema. El piso me parece caro para lo que es. Y, no se, a ti no te veo ahi dentro. Tampoco estas entusiasmada y cuando compres tienes que estarlo. Me disgusto que Misi tuviera la sensacion de que se conformaba con cualquier cosa. Merecia ser feliz: era buena persona, guapa, simpatica y cien cosas mas, entre otras una excelente amiga. Ahora lo estaba demostrando. A ella, como agencia, le convenia vender, comprar, hacer negocio y cobrar comisiones. A poco que me hubiera animado me habria decidido; era de agradecer que fuera en contra de sus intereses para ayudarme. Curiosamente el hilo que me llevo hasta Misi habia partido de dona Juanita, mi madre. Le parecia cutre que estuviera en una pension, sonaba mal. Un hotel resultaria mejor pero los hoteles eran caros o malos o las dos cosas. Dio en llamarme por telefono desde Sevilla todos los dias a ver si habia encontrado casa. Todo solia entrarle por rachas, igual me atosigaba sin darme respiro como parecia haberme olvidado por completo. Cuando me dijo que se proponia venir a Madrid, convencida de mi incapacidad para desenvolverme, me espante. --No, por Dios, no vengas. Me sentiria fatal y no te gustaria la pension. --No iria a esa pension en ningun caso. Me iria a casa de mi prima Flora… No era su prima; era prima de mi padre pero se la adjudicaba. Intente convencerla como pude. Que estaba ocupadisima, dije, y era perfectamente capaz de arreglarme yo sola. --!Que vas a ser! Has vivido siempre con nosotros sin tener ningun problema. Asi que ningun problema. Lo deje pasar. Dije que, en realidad, no teniamos los mismos gustos. Es extrana la gente. Puede criticar todo lo que haces o como te vistes; pero cuando dices "no tenemos los mismos gustos", se molesta. Mi madre se molesto. --No seas tonta --dijo--. Por lo menos ve a casa de tu tia Flora y le pides consejo. Ella lleva en Madrid toda la vida y conoce a mucha gente --Me da un poco de apuro --proteste--. No he tenido tiempo de pasar a saludarla y presentarme alli para pedirle un favor… --No seas tonta, --volvio a decir-- anda y le pides ayuda. Siempre ha sido muy carinosa con mis hijas. Era verdad. Aunque solo era prima de mi padre, mi madre y ella eran muy amigas. Anos atras cuando mi padre, en dos ocasiones, tuvo que pasar algun tiempo en Madrid para cursos de ascenso en su carrera militar, fuimos a vivir los cuatro en la casa de la calle de Velazquez donde los tios tenian sitio de sobra. Al salir de la oficina fui en busca de un puesto de flores que habia cerca y compre un ramo de rosas pequenas que olian un poco a tabaco pero no habia mucho donde elegir. Llegue con mi ramo a casa de los tios que me recibieron como si no hubiera pasado tiempo desde aquellos anos de la infancia. Lo primero que me dijo tia Flora: "Me ha dicho tu madre que tienes novio. ?Cuando lo vamos a conocer?". --Novio, no. Salgo con un chico pero es algo como empezando, sabes. No se si resultara. Lo que si sabia, que Francis no queria nada con mi familia ni mis amigos. Me queria a mi pero lo nuestro tenia que ser super reservado. --Bueno, rica, todavia es pronto. Pero como no has venido a esta casa. Estariamos encantados de tenerte, ?verdad, Bernardo? --Verdad, verdad. Ya estuviste aqui de pequenita. ?O es que no te acuerdas? Tio Bernardo tenia mucho pelo muy blanco, la cara rosada, los ojos claros acuosos, un poco abultados. Siempre iba vestido con trajes muy formales de tres piezas, camisas invariablemente blancas con gemelos y corbatas a rayas. --?Como no me voy a acordar, tio? Y todos los recuerdos que tengo de vosotros son estupendos. Era verdad, pero solo en parte. Me gustaba la casa, los tios eran muy carinosos con nosotros --no tenian hijos-- y habia una cocinera bastante vieja, Virtudes, que nos hacia platos especiales. Macarena y yo comiamos en el office, lo que preferiamos con mucho al comedor y las personas mayores, sopa de panecillos, natillas, croquetas… menus hechos solo para nosotras. Por otro lado yo notaba una incomodidad: la sensacion de que no era nuestra casa, mis padres no mandaban alli, eran solo invitados. Una situacion desacostumbrada que no sabiamos manejar. Pero lo peor era mi madre, llena de emulacion por la vida de tia Flora, sus muebles y cuadros, sus muchos amigos, la manera de hablar y de vestirse… no se en que consistia exactamente pero dona Juanita parecia una provinciana algo cateta, queriendo aparentar lo que yo en el fondo bien sabia que no era, queriendo alcanzar donde yo sabia bien que no llegaba. En aquella epoca ni siquiera hubiera podido decirlo con palabras pero estaba ahi, una inexpresable angustia. Verguenza ajena, a la que algunos crios son propensos. Hoy, sencillamente me diria a mi misma: "es una cateta, snob como todas las catetas", y ya esta. --Se lo dije a tu madre, que te vinieras --siguio la tia-- y me dijo que querrias libertad para salir con tu novio, aunque aqui libertad la tendrias toda… y la llave del piso, ademas. Con su edad, cuatro o cinco anos menor que mi madre, no podia decirle que mas que salir con mi novio era cuestion de entrar. La mire con carino: habia tenido muy buen tipo y un bonito pelo rubio, aunque de cara no era guapa. Aun se conservaba joven, y se vestia siempre muy elegante, pero todas aquellas cosas de la juventud y enamoramientos seguramente se le habrian olvidado… y, mirando al tio, era lo mejor que le podia pasar. Demasiado tranquilo casi seguro. --Erais dos chiquitas muy guapas --dijo el tio Bernardo, reminiscente-- Muy distintas. Una morenita y menuda y la otra tan rubia con aquellos rizos y los ojazos azules… una verdadera Marylin Monroe en miniatura. Aunque luego… Ni siquiera suspire, estaba acostumbrada a aquella clase de comentario. Mi madre era rubia con ojos muy azules; Macarena le habia salido a ella, en mejor. Mas alta y mas 'neumatica', con pinta voluptuosa que nunca supe si respondia a una condicion real o era solo el aspecto. El tio, quiza pensando que me habia hecho de menos, seguia. --Pero tu eres mas distinguida, tu tienes clase. Castana y delgada, mucho mas elegante, y tu nariz es perfecta. Quise decirle "los chicos me hablan bien de mis piernas, pero no me han dicho nada de la nariz." La verdad, mis facciones no tienen nada llamativo, estoy un poco delgada de mas para gustar, al menos en Sevilla, y se que tengo cosas a mi favor: buen pelo brillante, buenos dientes, buen cutis y buenas piernas. Para el gusto-de-hombre al lado de mi hermana no tenia nada que hacer. Pero a Francis le gustaba, asi que no estaria tan mal. La nina que cuida de los tios, una filipina tan flaca como yo pero con quince centimetros menos, se llevo las flores y trajo una bandeja del te con bollitos calientes hechos en casa. Nos habiamos sentado en la sala atiborrada de muebles y adornos y, despues de la puesta al dia sobre la familia, que no tardo mucho porque habian venido a la boda de mi hermana poco antes, les conte mi problema. Inmediatamente me volvieron a decir que me fuera a vivir con ellos. --Muchisimas gracias, de verdad os lo agradezco pero me conviene comprar. Tengo una cuenta de ahorro para vivienda y debo emplearla y… puedo hacerlo. La cosa es que no encuentro nada que acabe de gustarme. --?A que agencias has ido? --pregunto la tia Flora. Habia ido a un par de ellas que vi en el periodico. La tia dijo que eso no era arreglo; las casas mejores casi nunca llegaban a estar en los anuncios. Su amiga Nosecuantas tenia una nuera que tenia una hermana que, a su vez, tenia una agencia con otras amigas. Trabajaban muchisimo porque conocian a la mar de gente. Estaban muy bien relacionadas. Dichosas ellas, pense. Y dije: "?No te importaria preguntar a tu amiga?". El mejor favor es el que se hace mas rapido. Al minuto tia Flora estaba hablando por telefono en plan eficiente. "A ver si le encuentran a esta nina una cosa en condiciones… que es mi sobrina. Si, ya se que se lo tomaran con el mayor interes. Muy bien, que la llamen aqui, se va a quedar todavia bastante rato. Entonces esperamos la llamada. Un abrazo muy fuerte… si, tenemos que vernos. No, no, gracias a ti por ocuparte." Volvia a su butaca con la satisfaccion del deber cumplido. --Ya veras como estas te solucionan el problema. --Ojala. Estoy aburrida de buscar. Y me han ensenado cada asco… Es una perdida de tiempo. --Espera y veras. Ya te he dicho que estas conocen a todo el mundo. Decia 'todo el mundo' con la misma entonacion que mi madre, por lo demas no se parecian en nada. El tio Bernardo hablaba de inversiones y lo que deberia pagar por metro cuadrado mientras yo asentia a todo, pensando que algunos metros cuadrados eran mucho mas metrocuadrados que otros. Antes de quince minutos me habia telefoneado una de las cuatro socias, Margarita. Hablaba muy deprisa y era simpatica; me cito al dia siguiente por la tarde en su diminuta oficina en un bajo de la calle Serrano. Alli conoci a las cuatro primeras que trabajaban con otras cinco o seis agencias formadas por otros tantos grupos de senoras como ellas, bien vestidas, visiblemente ricas y mundanas. Ninguna parecia necesitar aquel trabajo. Margarita, la que me habia llamado, era muy guapa, morena, menudita; llevaba un traje de chaqueta color de rosa que casi me deja sin respirar. Con aire eficaz, me aseguro que encontrariamos algo conveniente aunque no veia que yo tuviera mi criterio formado. Todas eran amigas, me dijo. Se comunicaban posibles negocios y se repartian las comisiones con arreglo a un baremo complicado que nunca se saltaban y les funcionaba de maravilla. En los dias siguientes me fueron presentando a las demas, unas y otras se volcaron conmigo, no sabria explicarme por que. Tal vez se volcaran con todo el mundo. Todas tenian Audis o Mercedes, todas eran jovenes aunque mayores que yo, trabajaban sin parar, todas llevaban telefonos moviles con los que hablaban constantemente, organizando visitas y entrevistas… o hasta daban ordenes a personas a su servicio. Todas debian de tener montones de dinero pero llevaban unas vidas mas aperreadas que la mia. La verdad es que ellas se fascinaban por las casas; formaban una raza aparte, de la cual yo no habia conocido antes a ningun ejemplar. Su interes por las casas no bajaba nunca. A veces, si yo iba a ver un piso, por ejemplo, con Sofia, Margarita o Misi se apuntaban: "Ah, yo tambien voy porque ese no lo he visto. No te importa, ?verdad?". Eran geniales. Al principio me sentia apabullada con mi presupuesto pobreton y los conjuntos nuevos de Zara que me habia comprado para quedar bien en la oficina, (con los que hasta entonces me habia encontrado tan mona), frente a sus coches, sus Armanis, sus Pradas, sus Max Maras, sus Valentinos, sus Donna Karanes, Antonios Pernas y demas. Cuando me hice amiga de Misi gane confianza en mi misma, me volvi a sentir comoda. Eso si, me prometi secretamente asomarme por las tiendas de la calle Serrano cuando estuvieran las rebajas. No supe si las socias habian decidido que Misi se encargara de mi o si lo decidimos nosotras; la verdad es que se dedico a solucionarme el problema. Dijo que no me preocupara porque encontrariamos. Casi todos los dias a una hora o a otra me llevaba a ver algo y las mananas de los sabados siempre teniamos varias visitas en perspectiva. Con todas estas cosas llegamos a aquella manana en que me dijo que no sabia pedir la luna. --Mira, Constanza, este asunto lo vamos a tener que enfocar de otra manera. Tu trabajo esta en Alcala, ?no? ?A que altura? --Al lado de la Plaza de la Independencia. Es un piso alquilado en un edificio muy bueno. Llevan anos alli. --Vamos a centrarnos en los alrededores de tu oficina. Por lo menos lo mas cerca posible. No tienes coche, ?verdad? --Tengo, en Sevilla. No me lo he querido traer hasta ver si me manejo en Madrid… No se, a lo mejor le digo a mi padre que me lo venda. Me pregunte cuanto tiempo pasaria antes de que Macarena se apropiara de mi Ibiza amarillo. Quiza me lo habia cogido ya. Lo mejor iba a ser venderlo. --Pero --segui diciendo-- mi novio prefiere que no compre ni en el barrio de Salamanca ni en la zona de Zurbano, Paseo del Cisne, Fortuny y todo eso. --Pero ?por que demonios? ?Porque son zonas caras? ?Y el quien es para decirte donde tienes que comprar? O es que te va a dar el dinero… ?Vais a comprar a medias? Yo creo que es muy mala cosa…. Demasiadas preguntas. Era logico que no entendiera nada. A aquellas alturas ya tenia bastante confianza para decirle la verdad. --Mira, no digas ni media palabra de esto a nadie, por favor. Es que… es que esta casado. Ahi grito. "!?CASADO?! !Por favor! !No me lo puedo creer!" --Pues si y, claro, no quiere que compre el piso ni cerca de donde vive el ni cerca de su trabajo. ?Por que no te lo puedes creer? --Hija, es que no te pega. Eres joven, eres muy mona, tienes un buen trabajo, una buena educacion y una vida agradable. No entiendo que te enredes con un casado. Como si no hubiera chicos de tu edad estupendos y libres… --Pues asi son las cosas. --No, asi no son las cosas, asi las has puesto tu. Pero pueden cambiar y espero que cambien. Eso no es decente, creeme, y tu tambien lo sabes. Me habia deprimido de repente. La silla del bar, de plastico, se me pegaba al cuerpo, la cerveza me habia dejado en la boca un sabor amargo. Era uno de esos dias madrilenos en que no sabes como vestirte; por la manana sales con frio y al mediodia te asas de calor. Misi con un jersey muy fino de color azul porcelana haciendo dibujos se veia tan fresca y planchada como si acabara de salir de una caja atada con un lazo. En la mesa de al lado una pareja ventilaba a gritos sus diferencias, molesta discusion, a base de 'tu has vuelto conmigo porque Veronica te echo de su casa'. La gente que pasaba por Alonso Martinez me parecio feosa, cansada y de mal humor. Suspire; Misi se dio cuenta. --No te preocupes, que encontraremos un buen sitio. Pero vas a pensar primero en ti y en lo que te conviene a ti. Los novios van y vienen. --Si, puede ser… No se… El corazon se me hacia piedra de pensar que Francis se fuera de mi vida… no podia. En parte por el habia dado el paso definitivo de venirme a Madrid y cambiar por completo mis costumbres. --Mira, yo tengo que ir a mi casa ahora sin mas remedio. Pero si quieres a las cuatro nos vemos en la oficina. Estaremos solas y tendremos tiempo y tranquilidad para mirar ficheros. Lleva el cuaderno verde. En un cuaderno apuntaba los pisos que habia visto. Quedamos asi y nos fuimos cada una por su lado hasta las cuatro. Yo no tenia donde ir ni nadie a quien hablar. Miriam, la companera del trabajo con quien compartia despacho, dedicaba sabados y domingos a su novio o sus padres. A comer no podia presentarme en casa de los tios sin avisar, me daba apuro. Camine despacio por la calle Genova para subir por Goya a Serrrano. Al menos tendria la distraccion de mirar tiendas. No podia llamar a Francis el fin de semana, estaba prohibido. Ni siquiera tenia el telefono de su casa sino un movil al que solo podia recurrir en horas de trabajo, si fuera absolutamente imprescindible. Me pesaban las palabras de Misi, estaba claro que me censuraba y ella no era ninguna estrecha. Vivia con su novio pero era viuda y el soltero. Sabia por conversaciones anteriores que habia estado doce o trece anos casada, hasta que su marido se mato en un accidente de automovil. Despues paso algun tiempo sin nadie y con este novio, que se habia ido a vivir a su casa, llevaba dos anos o algo asi. A veces, me dijo, estaba un poco harta. Yo le habia preguntado si pensaba casarse. "No tengo ningunas ganas", me habia respondido. "No lo veo. Fuera por el ya nos habriamos casado pero no me decido. No se si puede ser el hombre de mi vida, le falta… fundamento… Para mala experiencia ya tuve una". Aquel dia me rei, diciendo que tener un voluntario para el matrimonio, tal y como estaban las cosas, me parecia genial. Pero eso de no saber si era el hombre de su vida lo decia como esperando que no lo fuera, que hubiera otro, el autentico. Suspire: unos tanto y otros tan poco. Yo lo unico que queria era casarme con Francis… o, mas honradamente, que Francis estuviera libre. Cruzando el lateral de la Castellana un coche me pito iracundo, casi me atropella. Un senor bien vestido me regano: "Nina, pero como anda usted tan distraida, no se da cuenta del peligro". Que fino, llamandome de usted. Me empareje con el para cruzar el subterraneo que no me gustaba nada. Nunca pasaba por debajo de la calzada si podia ir por encima, de no haber andado despistada habria subido por la Castellana hasta un cruce.

  • Los colores del incendio de Pierre Lemaitre

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    El impacto que produjo en Francia la publicacion de Nos vemos alla arriba -Premio Goncourt 2013 y mas de dos millones de ejemplares vendidos- supero con creces la enorme resonancia que suele acompanar a uno de los galardones mas prestigiosos de la literatura europea. El publico y la critica se rindieron ante la frescura, la plasticidad y la viveza de una prosa en apariencia ligera que, como en los mejores folletines decimononicos, alimenta una trama envolvente y compleja en la que campan unos personajes que despiertan la curiosidad y estimulan la imaginacion.

  • Las furias de Katie Lowe

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    MATARIAS POR SER UNA DE ELLAS

  • Menuda tropa de Joaquin Luna

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    Joaquin Luna ha estado en la guerra de Irak y Kuwait, pero tambien en el cortejo funebre de Paquirri en Sevilla. Ha cubierto cuatro Juegos Olimpicos y tres Mundiales de futbol, asi como el debut copero de Messi en el Barca en el campo de la Gramenet. Informo de la matanza de Tiananmen en 1989 y de los atentados del 11-S en Nueva York, de tres elecciones presidenciales estadounidenses y de dos francesas, y fue protagonista de noches memorables en Paris, Hong Kong y Washington, cuando lo de ser corresponsal era otra cosa.

  • El proyecto de mi vida de Megan Maxwell

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    Branon Sivon, dueno del prestigioso bufete de abogados Sivon-Cardigan de Nueva York, adora a su hija, Sharon, a quien ha ido preparando desde pequena para que se haga cargo del negocio familiar cuando el falte. Sin embargo, Branon fallece inesperadamente, y Sharon, lejos de sentirse capaz de tomar las riendas del bufete, debe afrontar otro duro reves cuando encuentra una antigua foto suya junto a una nina que se le parece mucho.

  • Una palabra tuya de Elvira Lindo

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    Rosario y Milagros son barrenderas y se conocen desde ninas. Tan vulnerable en apariencia como firme pese a sus contradicciones, Rosario relata los anos transcurridos junto a esa fuerza de la naturaleza que es Milagros; anos de tropiezos, ilusion, miedo y realidades que han dado forma al temor de no merecer ser felices.

  • Ciudad violenta de Jorge Balderas Galvez

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    Imagina entrar a una Ciudad freneticamente violenta, una ciudad donde el mas debil muere y el fuerte lo pisotea sin reparo alguno.
    Una ciudad en donde un virus infeccioso letal que convierte a la gente en zombies desquiciados e incansables acaba de ser liberado esta manana.
    Una ciudad tan terrible que el hecho de tener a decenas de zombies persiguiendote por las calles sin detenerse, sin darte aliento, puede que sea el menor de tus problemas.

  • Solo con estar a mi lado de Sophie Saint Rose

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    Ninette quiere prosperar en la vida y para ello tiene que encontrar un trabajo mejor que ser camarera en una cafeteria. Conocer a Kirk fue un shock porque era el tipo de hombre que le gustaba. Bueno, que le gustaba a ella y a cualquiera, pero al parecer el no reconocio las senales. En realidad habia pasado de ella totalmente, asi que encontrarselo de nuevo fue toda una sorpresa. Una sorpresa que cambiaria su vida para siempre. Y los cambios no siempre son para bien.

  • Espacio para sonar de David Lynch , Kristine Mckenna

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  • Un viaje optimista por el futuro de Mark Stevenson

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    ?Es verdad que el primer hombre que vivira mil anos tiene hoy sesenta? ?O que en menos de una decada habra hoteles en el espacio? ?Es posible que en el futuro, si necesitamos algun organo nuevo, lo podamos cultivar en nuestro propio cuerpo? ?O que existan maquinas que capturen el CO2 de la atmosfera y acaben con los riesgos del cambio climatico? ?O que la energia de nuestros hogares la generen los cristales de nuestras ventanas? En opinion de muchos cientificos, las distintas ciencias estan a un paso de transformar de nuevo el mundo. Los progresos de la biologia, la medicina, la nanotecnologia, la robotica, y las nuevas tecnicas de produccion de energia y de alimentos, entre otros avances cientificos, nos invitan a suponer un mundo mejor.

  • Hue 1968: El punto de inflexion en la guerra del Vietnam de Mark Bowden

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    Gracias a un acceso sin precedentes a archivos de la guerra en EEUU y en Vietnam, asi como a entrevistas con participantes de ambos bandos, Bowden narra cada fase de esta crucial batalla a traves de multiples puntos de vista.

  • Su cereza de Penelope Bloom

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    Segundo volumen de la bilogia que se inicio con Su banana. Penelope Bloom llega a Espana con sus grandes bestseller. Una nueva forma de endulzar tu postre.

  • Erase una vez en diciembre de Claudia Cardozo

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    ELIZA El ano de Eliza Summers no habia hecho mas que empeorar desde el momento en que empezo. Primero fue lo de su madre, que eligio esperar a la manana despues de que celebraran la llegada del nuevo ano para anunciar que habia decidido mudarse a Canada con su nuevo novio. A Canada. Con un hombre al que apenas conocia. El hecho de que aquel hombre le agradara y que le pareciera el mejor tipo con el que su madre se habia involucrado desde que podia recordarlo no fue un gran consuelo. Hasta entonces solo habian sido ella y su madre y de pronto se vio diciendole adios sin saber cuando volveria a verla. Bueno, en realidad no era cierto aquello de que solo habian sido ella y su madre. Tambien estaba su hermana Linda, pero ella tambien se fue; lo hizo mucho antes, cuando se caso y formo su propia familia, asi que a Eliza no le habia quedado otra alternativa que hacerse a la idea de que ella y su madre eran una especie de equipo de dos, companeras. Pero claro, la senora Summers no habia estado de acuerdo. A la marcha de su madre habia seguido el cierre de la empresa de diseno grafico en la que habia trabajado durante tres anos. Su jefe la mando a llamar a mediados de mayo para decirle que habia decidido vender porque las cuentas no daban para mas. Era una empresa pequena y apenas habia conseguido sostenerse en el ultimo ano; era dificil mantener una cartera de clientes que les permitiera sufragar los gastos cuando las nuevas tecnologias habian dado un bandazo en el mercado. Muchas personas que habian recurrido a ellos hacia unos anos ahora se volcaban a realizar sus propios disenos en linea a un costo mucho menor del que ellos podian permitirse cobrar. Su jefe fue muy amable, incluso le dio una pequena gratificacion que no le correspondia y le deseo la mejor de las suertes; segun el, seguro que con su talento para el dibujo podria encontrar algo mejor muy pronto. Unos meses despues, en tanto Eliza se afanaba por cambiar el pienso de la jaula de un huron particularmente malhumorado, tuvo que reconocer que las predicciones del bueno de Owen estaban lejos de haberse concretado. No solo no consiguio un buen trabajo sino que no pudo dar con uno relacionado con su especialidad antes de que sus ahorros empezaran a descender de forma alarmante. Asi que no le quedo mas alternativa que buscar algo mas. Cualquier cosa que le sirviera para pagar las cuentas. Lo bueno fue que no le tomo mucho esfuerzo encontrarlo; no solo eso: la paga era decente y le quedaba cerca de casa. Lo malo... bien, lo malo era que no era precisamente la clase de empleo que habria tomado de haber podido elegir. --?Como le va a Cosmo? ?Esta comodo? Eliza ahogo un suspiro y sonrio al oir los pasos de la senora Fitzwilliam tras ella. La mujer era un encanto, se recordo cuando la vio introducir un dedo por entre los barrotes de la jaula para acariciar los morros del animal que, como por obra de gracia, habia decidido enroscarse y parecer muy pacifico, nada que ver con las poses de demonio de Tasmania que asumia siempre cuando ella se le acercaba. --Ya me gustaria a mi sentirme tan a gusto --respondio ella dirigiendole una mirada recelosa --. Estaba a punto de terminar con el y luego me pondre con Buster. La senora, que era una de las mujeres mas altas que habia visto, mantenia una postura encorvada y reia entre dientes mientras hacia algunas carantonas al animal. --Bien. He visto que parece estar mejor pero hay que mantenerse muy atentas con el. Solo por si acaso. Buster, el pequeno erizo, era el residente mas viejo de la tienda de mascotas y el consentido de la senora Fitzwilliam. La duena de la tienda hacia los ruiditos mas graciosos para llamar su atencion cada vez que pasaba junto a su jaula y nada parecia alegrarle mas que cuando el erizo elevaba la cabecita con suavidad para fijar sus ojos oscuros en ella. A Eliza no terminaba de convencerle esa comunicacion que la senora parecia entablar con todos los residentes que tenian en la tienda, como ella les llamaba, pero tampoco se esforzaba por encontrarle sentido. Le gustaban los animales como al que mas, pero estaba lejos de ser un doctor Dolittle. --Nunca hubiera pensado que un erizo requeria tantos cuidados. La senora Fitzwilliam asintio al oir su comentario en tanto la veia asegurar la jaula del huron, que parecio muy satisfecho de que lo dejaran en paz. --Son muy fragiles, pero valen la pena; son los animalitos mas afectuosos que puedas imaginar. A Eliza no se le ocurrio contradecirla aunque la verdad era que le parecia que eran mas bien indiferentes, como la mayoria de los que se encontraban en la tienda. El negocio de la senora Fitzwilliam se encontraba cerca del edificio de apartamentos en que habia vivido siempre, algo apartado del centro de Boston. Era una zona muy poblada y tan lejos de las mas renombradas de la ciudad que los alquileres eran accesibles y, segun le conto la senora cuando llevaba un par de semanas trabajando alli, fue eso lo que le permitio reunir el dinero para rentar el espacio y cumplir su sueno de tener una tienda de ese tipo. El lugar en si no era muy grande pero el senor Fitzwilliam era contratista y habia logrado dotar al espacio de una apariencia muy agradable. Aprovecho los techos altos para acomodar una hilera de estantes multicolores en los que apilaban los juguetes para mascotas que eran el orgullo de la senora Fitzwilliam y las enormes bolsas de comida estaban dispuestas en un semicirculo en un extremo del lugar. Habia una trastienda que fungia de almacen y un pequeno espacio en el que Eliza acostumbraba comer cuando no le daba el tiempo para ir al cafe que tenian al otro lado de la calle y que ofrecia unos almuerzos bastantes economicos. Habian sido unos cinco meses muy raros, se dijo ella en tanto seguia a la senora al mostrador. Jamas hubiese imaginado que terminaria trabajando en un lugar como aquel, pero aunque no hubiera sido sincera de no reconocer que echaba de menos su viejo empleo, donde podia hacer lo que en verdad le gustaba, alli tampoco le iba tan mal. --Voy a necesitar que manana te quedes una hora mas despues del cierre. Traere algo de casa para que ambas podamos cenar ?que dices? El senor Fitzwilliam dijo que hoy prepararia lasana y pense en guardar un par de trozos para nosotras... Eliza fruncio el ceno; no tanto por el pedido en si, que no era poco habitual; no era raro que se quedara un rato mas al menos una vez por semana para hacer un inventario o pasar las ordenes de algunos pedidos de ultima hora. Lo que le llamo la atencion fue la expresion ilusionada en el rostro de la senora; no parecia como si resintiera tener que quedarse tambien y sacrificar el poco tiempo que podia pasar en compania de su marido y sus tres bulliciosos hijos. --Claro. No hay problema. Su jefa parecio encantada con su respuesta; tanto, que Eliza la vio dar palmaditas y no pudo menos que arquear una ceja. --Procura traer ropa comoda --sugirio la senora al vuelo. --De acuerdo... --Nada inflamable. --?Que? La senora se inclino para tomar una pecera enorme y la sostuvo como si no pesara nada en tanto le dirigia una mirada sonriente en la que Eliza creyo distinguir un leve tinte de verguenza. --Es posible que me haya pasado un poco el ano pasado y tuvimos un pequeno incidente. Nada serio --se apresuro a aclarar ella ante su expresion intrigada--. Unas cuantas llamas. Ni siquiera hizo falta llamar a los bomberos; lo solucione de inmediato con el extintor. --Ya. ?Que es exactamente lo que vamos a hacer? --Pregunto Eliza empezando a sentirse un poco preocupada. --Pondremos las decoraciones navidenas, por supuesto. --Pero... todavia estamos en noviembre. --Fines de noviembre --corrigio la senora luego de dejar su carga sobre un aparador--. Vamos con mucho retraso, en realidad. Siempre me ha gustado empezar en octubre, pero estas semanas hemos tenido demasiado trabajo... --Octubre --susurro Eliza, consternada-- ?Decora la tienda para Navidad en octubre? La senora rio e hizo un gesto distraido. --!No seas tonta! Sacamos las cosas del almacen en octubre, pero no empezamos a decorar hasta inicios de noviembre --aclaro ella. --Aun asi. Es demasiado pronto... --No lo creo. El tiempo pasa muy rapido, y ademas, la Navidad es una epoca tan bonita que me gusta alargarla tanto como puedo. ?Cuando acostumbran ustedes poner el arbol y esas cosas? Eliza estuvo a punto de decir que ya no habia un <> en lo que a ella se referia. Sin la presencia de Linda y ahora, tras la partida de su madre, su pequena familia se habia reducido a un solo miembro: ella. Y si de por si, cuando estaban las tres, nunca se habian afanado mucho por celebrar la Navidad mas alla de los correteos para decorar la casa al descuido un par de dias antes de la vispera y las acostumbradas carreras para comprar los regalos y preparar una cena sencilla, ese ano no tenia planeado hacer nada en especial. Aun mas, en lo que a ella se referia, pensaba hacer como si fuera un dia cualquiera. Pero no quiso sonar rara ni tener que dar demasiadas explicaciones respecto a por que le emocionaba tan poco la temporada, de modo que se encogio de hombros para dar a entender a la senora que no era algo acerca de lo que le apeteciera hablar. Por suerte, ella parecio entenderlo porque enrumbo su artilleria a un tema menos peliagudo que no fuera el escaso entusiasmo de su ayudante. --Bueno, de cualquier forma tenemos que poner manos a la obra. El ano pasado ganamos el concurso y no podemos ser menos este --comento ella. --?Que concurso? --El de decoracion navidena --explico ella--. Se organiza todos los anos entre los negocios de la zona. --?En serio? --Si, claro. Y tuvimos tambien una mencion especial como el mejor iluminado. Eliza contuvo un grunido. --Por eso lo de la ropa inflamable --aclaro la senora luego de tenderle una ruma de revistas de psicologia animal--. El senor Fitzwilliam dijo que debio de tratarse de un cortocircuito por una sobrecarga... demasiadas luces. Tendre mas cuidado, pero solo por si acaso... y sujetate bien el cabello. El ano pasado estuve a punto de desaparecerme el flequillo. Eliza se llevo una mano a su cabello castano que llevaba suelto sobre los hombros y lo echo hacia atras por instinto. --Esta bien --acepto ella a reganadientes. --Estupendo. Sera divertido; el ano pasado no tenia a nadie que me ayudara y tuve que hacerlo todo sola --comento la senora con un suspiro de agrado antes de observarla con expresion ansiosa-- ?Tienes algun pedido en especial? --?Pedido? --Musical --explico ella--. A mi me gustan los clasicos. Un poco de Sinatra, algo de Armstrong, pero tengo todo tipo de discos; podemos poner lo que gustes. --?Se refiere a villancicos? --Si, claro. ?Te gusta Buble? Mi hija lo adora. Eliza hizo un gesto vago. --?Acostumbra oir villancicos mientras decora? --!Por supuesto! ?Tu no? Iba a ser una hora muy larga, se dijo Eliza forzandose a contener una mueca y esbozar lo mas parecido a una sonrisa que pudo fingir. --?Sabe que? Usted escoja --ofrecio ella--. Lo que prefiera estara bien. --Como quieras. Eliza abandono la tienda unas horas despues con el torso embutido en su chaqueta favorita, que era lo bastante mullida para protegerla del aire frio que habia empezado a azotar los arboles de la calle. Le parecia increible que estuvieran ya a puertas del invierno y, por ende, de la Navidad. De no ser por la senora Fitzwilliam, era posible que no hubiera reparado en ello hasta unos dias antes; tan poco le importaba ese ano. En realidad, habria preferido que su jefa no mencionara nada porque asi hubiera sido mas facil ignorarlo. Ahora, aunque pensaba mantener a raya toda esa tonteria en su apartamento, iba a verse obligada a fingir un entusiasmo que estaba lejos de sentir solo para no decepcionar a la senora. Nunca entenderia por que la gente le daba tanta importancia a esa celebracion, se dijo al dar una patada a una piedra con la que estuvo a punto de tropezar. Era una excusa para gastar de mas, beber mucho y comer hasta reventar; ademas de medir el afecto que uno pudiera sentir por alguien gracias a los regalos que la mayoria se afanaba en comprar. Todo el mundo finge ser mejor de lo que en verdad es en Navidad, musito entre dientes al arrebujarse mejor en su abrigo y dar una mirada alrededor para estudiar los comercios de la cuadra que, descubrio con horror, habian empezado a decorar sus escaparates. Incluso creyo reconocer la espantosa figura de un enorme muneco de nieve inflable asomando del techo de una zapateria. Tira de chiflados despilfarradores. Eso era lo que eran, se repitio una y otra vez tras fruncir el ceno y desviar la mirada hacia una esquina poco iluminada, donde hasta el mes pasado funcionaba una heladeria que siempre le parecio demasiado elegante para la zona. No fue raro que el negocio cerrara al poco de abrir y tampoco que un anuncio de <> permaneciera colgado durante semanas antes de notar que lo habian retirado hacia algunos dias. Desde entonces, cada vez que pasaba por alli al dirigirse al trabajo y volver horas despues, habia advertido un ruido proveniente del interior que indicaba que estaban haciendo algunos trabajos para adaptarlo a lo que fuera que pensara abrir el nuevo inquilino. Eliza sentia curiosidad, lo mismo que el resto de la cuadra, e incluso habia comentado el tema con la senora Fitzwilliam, que parecio un poco preocupada ante la posibilidad de que pudiera tratarse de algun tipo de competencia, pero Eliza intento tranquilizarla entonces al decir que a su parecer debia de tratarse de un establecimiento de comida, que eran los mas populares en la zona. En ese momento, se detuvo unos minutos ante la cristalera tapiada y aguzo el oido por si le llegaba algun sonido ademas del golpeteo que le sirviera de pista, pero no hubo nada que pudiera considerar un indicativo del giro que pensaban dar al negocio, asi que, tras dar una ultima mirada, se encogio de hombros y se dirigio a la parada del autobus. Mientras apoyaba la frente sobre el cristal una vez que ocupo un asiento en la ultima unidad que pasaba por alli a esa hora, y se ajustaba los auriculares, se dijo que en lugar de husmear donde no le incumbia, deberia preocuparse por lo que le esperaba al dia siguiente. Una hora junto a la senora Fitzwilliam decorando la tienda con villancicos como acompanamiento musical. Seria un milagro si salia de una pieza de algo como eso, se dijo refundiendose en el asiento con los ojos entornados por el fastidio. De una pieza y con su cabello intacto.

  • Una decision para Julia de Ana I. Martin

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    Una verdadera historia de superacion de una mujer valiente a la que la vida le pondra muchas trabas para seguir adelante y debera tomar decisiones.

  • La magia de las pequenas cosas de Estelle Laure

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    MI madre deberia haber vuelto a casa ayer, despues de sus dos semanas de vacaciones. Catorce dias. Decia que necesitaba un respiro de todo {vease tambien: nosotras) y que volveria antes del primer dia de clase. Yo sabia que no iba a aparecer por lo que recibi ayer en el correo, pero estuve despierta durante toda la noche de todas formas, confiando en que todo eran paranoias mias y que mi instinto, que no solia equivocarse, hubiera cometido un terrible error. La puerta no chirrio, las tablas del suelo no crujieron y vi salir el sol reflejado en la pared, pero en el fondo sabia la verdad: estabamos solas, Wrenny y yo, al menos por el momento. Wren y Lucille. Lucille y Wren. Hare lo que tenga que hacer. Nadie podra separarnos y para eso debo conseguir que todo parezca tan normal como sea posible. Fingir. Porque las cosas no podrian estar mas lejos de la normalidad. La normalidad se fue con mi padre. Experimentaba una rara sensacion de estar flotando mientras le hacia a Wren unas trenzas, segun ella, demasiado apretadas, preparaba el cafe, el desayuno, el almuerzo para las dos, sacaba su ropa, su mochila, y la acompanaba a su primer dia en la clase de cuarto, saludando a todos en el vecindario mientras intentaba esquivar a cualquiera que pudiese tener el descaro de preguntarme donde demonios estaba mi madre. Pero lo hice todo mal, ?sabes? Estaba como fuera de lugar. Deberia haber hecho cafe y haberme vestido antes de nada. Wren deberia vestirse despues del desayuno y no antes, porque cuando come se pone perdida. Y a partir de esta manana, al parecer ya no le gusta el atun (<>) aunque ayer era su favorito, pero lo descubri cuando ya estaba guardado en la mochila y deberiamos estar saliendo por la puerta. Meti varias pilas de ropa en la lavadora, doble mis cosas, colgue las de mi madre, guarde con cuidado las de Wren en los cajones de su comoda, pero resulta que ya nada le queda bien. ?Como ha crecido tanto en dos miseras semanas? Tal vez porque estos catorce dias han sido eternos. Estas son las cosas que mi madre solia hacer cuando nadie se daba cuenta. Ahora me doy cuenta. Me doy cuenta de que no esta. Me doy cuenta de que no hace. Me gustaria pinchar a Wren, descubrir por que no me pregunta donde esta mama el primer dia de clase, por que mama no esta aqui. ?Sabe en su fuero interno que esto tenia que pasar, que la noche que vino la policia solo fue el principio y que esta es la necesaria e inevitable conclusion? A veces uno sabe cosas. En Fm, hice todo lo que hubiera hecho mi madre. Al menos, intente hacerlo. Pero el universo sabe perfectamente que estoy jugando a algo, fingiendo contar con un manual que ya me gustaria tener. Aun asi, cuando la despedi con un beso en su cabecita morena, Wren entro contenta en el edificio. Eso tiene que contar. Hace una manana muy agradable. El verano aun no sabe que esta a punto de despedirse y recorri a paso rapido las nueve manzanas que hay entre el colegio de Wren y el instituto. Cuando por fin llegue a la puerta estaba sudando a mares. Y ahora estoy aqui, en clase. La cancion que Wren cantaba mientras ibamos al colegio me ha provocado un sordo dolor de cabeza. Llego un poco tarde a la clase de Literatura, pero casi todo el mundo llega tarde el primer dia. Muy pronto todos sabremos exactamente donde debemos estar y cuando y donde sentamos. Seremos obedientes zombis. Eden esta aqui, siempre a su hora, lo bastante temprano como para reclamar el asiento que quiere, con un brazo sobre el respaldo de la silla vacia a su lado, hasta que me ve y lo deja caer a un costado. Literatura es la unica clase en la que vamos a estar juntas este ano, y eso es un asco total. Es la primera vez. Me gusta mas cuando podemos pasar el dia una al lado de la otra. Al menos nuestras taquillas son contiguas. Mola tanto Eden, pero a su manera. No posee la clase de encanto que dice <>. Es mas bien la clase de tia que mira y espera y ve muchas cosas… mola porque piensa. Su espeso y llameante pelo practicamente flota sobre el respaldo de la silla y lleva puesta su armadura en forma de chaqueta de cuero. Uno podria pensar que es un poco excesivo para el mes de septiembre en Cherryville (Nueva Jersey), pero es que en este instituto tienen el aire acondicionado a tope, asi que hace tanto frio como en un cine y la verdad es que me habria gustado llevar una chaqueta. Tambien desearia haber guardado alguna prenda de abrigo en la mochila de Wren, pero estoy segura de que en un colegio de primaria no ponen el aire acondicionado tan fuerte. Creo que la direccion del instituto ha decidido que congelarnos podria ayudar a controlar nuestras indisciplinadas hormonas. Pues se equivocan. El senor Liebowitz me lanza una mirada reprobatoria mientras me siento. He interrumpido groseramente su tipico discurso malhumorado sobre el curso escolar, sobre que no piensa aceptar tonterias de nadie esta vez, que solo porque estemos en el ultimo curso no significa que podamos actuar como idiotas e irnos de rositas. O tal vez me este mirando asi porque tambien el sabe lo de mi padre. La gente rie tontamente a mi alrededor, pero es como si Eden y su chaqueta de cuero amortiguasen todos los ruidos. Mientras la tenga a ella, estoy bien. Ademas, no suelo perder el tiempo con otra gente. Puede que Digby sea su mellizo, pero es conmigo con quien comparte su cerebro. Mientras tanto, Liebowitz parece Mister Rogers1 , asi que puede grunir y pasearse tanto como quiera que a mi no me afecta nada. Al final, no es mas que un blando que esta deseando irse a casa y ponerse un cardigan de punto y unas zapatillas para cuidar espectacularmente de sus plantas y ponerles un poco de Frank Sinatra o algo. Ya se calmara. Siempre empieza el curso asi de estirado. Y, en realidad, es comprensible. El instituto es un psiquiatrico. En los psiquiatricos necesitan poner barrotes en las ventanas, guardias de seguridad en la puerta. Eso nunca lo harian aqui. Eden me da una patadita con el pie y eso me devuelve al presente. No me gusta el presente, asi que le devuelvo la patada, preguntandome si hacer <> con mi mejor amiga puede considerarse una tonteria. --Ven a cenar a casa --me dice sin despegar los labios. --Wren --le contesto de igual manera, encogiendome de hombros. La preocupacion por mi madre se refleja en mis ojos sin proponermelo. Ella sacude la cabeza. Luego dice <> en un susurro. Vuelvo a encogerme de hombros, intentando apartar la mirada. --Trae a Wren. Mi madre puede darte de comer al mundo entero. Asiento con la cabeza. --Digby tambien estara --vuelve a darme una pata-- dita. Me quedo muy quieta. Miro a Liebowitz mientras sus finos labios blancuzcos forman palabras. --Bueno, es que vive en tu casa. Fabuloso. --Chicas --nos advierte Liebowitz con su tonito canLe diria que estoy harta de su nueva obsesion por los chistes sobre gordos, pero no estoy de humor para perder el tiempo, asi que hago como que me rio y sigo adelante. Quiero entrar en la casa y rapido porque luego esta la otra cosa. Y por <> quiero decir lo que me hace sudar solo por estar alli. Y por <> me refiero a Digby, a quien conozco desde los siete anos, pero que ultimamente me transforma en una mema atontada, una boba integral. Preguntame mi nombre cuando estoy en su presencia y no podria decirtelo. Seguramente diria algo asi como: <> y tendrias que limpiarme la baba que me cayera por la barbilla. Lo se. No mola nada. Pero de verdad. Alto, sudoroso y sin camiseta, de modo que los musculos estan ahi para que una los mire. No es que reluzca exactamente porque su piel es blanco nuclear y cuando toma el sol le salen pecas, asi que ahora, despues de todo un verano al aire libre, esta cubierto de ellas. Pero al ver su pelo aplastado contra la frente, su cuerpo largo y fibroso, saltando para encestar, solo quiero caer de rodillas en el camino de entrada para decir: <>, escribir sonetos, pintarlo y adorar esa curvita donde el cuello se encuentra con el hombro que es tan, pero tan perfectisima. Es guapisimo. Y por eso cuando me dice <> al pasar a su lado apenas levanto el dedo menique en senal de respuesta. Hay dos grandes problemas aqui, aparte de que es el hermano mellizo de Eden y eso es raro. Uno, que ha tenido la misma novia desde el principio de los tiempos. Esta pillado. Ella lleva su chaqueta, el certificado de matrimonio esta practicamente firmado. Los angeles bendicen la maldita relacion. Y dos, si alguna vez tuviese una oportunidad, como por ejemplo si el me besara, moriria por implosion. Se que debo de parecer una nina de doce anos suspirando por un famoso, y no la futura mujer extremadamente serena y duena de si misma que soy en realidad, pero algo en el hace que pierda la cabeza. Algo en como se mueve, en su mismidad, me rompe de la cabeza a los pies. Asi que espero que no me bese nunca porque seria un desastre total. Nadie tiene que verme desmoronandome asi. Y menos el. No, en realidad, tal vez menos yo misma. La madre de Eden, Janie, ha hecho albondigas. No sabe cocinar solo para cuatro personas o incluso para seis, va que tiene una empresa de catering y organizacion de eventos, asi que su nevera siempre esta llena de entremeses y sobras de comida. Si va a preparar algun plato, cocina muchisimo. Es evidente, por el olor que impregna la casa, que las albondigas han estado todo el dia cociendose a fuego lento. La esencia de la albondiga se ha abierto paso por todas partes. Las miro un momento: Eden y Janie. Dos pelirrojas trabajando juntas sobre la encimera de la enorme y nueva cocina, de espaldas a nosotras. Todo esta tan ordenadito. tan en su sitio en su casa de ensueno, exactamente como ellas querian, asi que la cocina parece una extension de Janie. Eden y su madre se parecen tanto, salvo que Janie va mas arreglada. Eden lleva su ropa de ballet, como siempre que no esta en el instituto, como si volviese a una piel necesaria. Janie le da un culetazo, ella se lo devuelve. Es como hacer piececitos, pero con el trasero. A Eden le gusta hacer piececitos de todo tipo. Estan cortando hortalizas para la ensalada, las dos flacuchas y muy eficientes, y unidas. Paso un brazo sobre los hombros de Wren y la empujo hacia mi cuando Beaver Cleaver, BC, el golden retriever, salta sobre ella y Janie nos ve por fin. --Hola, chicas.

  • Las mutaciones de Jorge Comensal

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    Ramon Martinez es un abogado de exito, un ateo convencido y un padre de familia como otro cualquiera. Pero todo cambia el dia que Ramon tiene que ser operado y pierde la lengua -y con ella la capacidad de hablar- y comienza para el una silenciosa tragicomedia. Carmela, la mujer de Ramon, comenzara a tener discusiones diarias con un marido que no puede contestarle; Paulina y Mateo, sus hijos adolescentes, tendran que afrontar la nueva situacion mientras lidian con sus propias obsesiones (la obesidad y el onanismo). Elodia, la asistenta supersticiosa, busca una cura milagrosa para su jefe, que acude a terapia con Teresa, una psicoanalista, que cultiva marihuana en su atico. En medio de todo este barullo, Benito es el nuevo miembro de la familia: un loro de una especie en peligro de extincion con el que, paradojicamente, Ramon se comunica mejor que con sus seres queridos y que es capaz de blasfemar y gritar todo lo que Ramon no puede.
    Contada con un humor tierno y a veces un poco negro, esta tragicomedia nos muestra una familia como todas: con su dia a dia, con sus problemas, con su dosis de amor y de risas, y tambien, como en la vida misma, con su dosis de mala suerte y de lagrimas. Y con un loro.

  • Cocinar un oso de Mikael Niemi

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    Verano de 1852. Durante un paseo por los bosques del norte de Suecia, el pastor Lars Levi Laestadius y el joven Jussi descubren el rastro de una joven desaparecida dias antes. Los malos presagios se cumplen al encontrar poco despues el cuerpo de la chica con indicios de haber sido atacada por un oso. Laestadius, gran aficionado a la botanica y con un ojo muy bien entrenado para los detalles mas pequenos, no ve tan claro que la muerte sea obra de un animal. Cuando una segunda joven sea atacada, en esta ocasion por un desconocido, Laestadius y su joven acompanante emprenderan una atipica investigacion que pondra contra las cuerdas a toda la comunidad.

  • A los Pies de Omphalos de Henry Raynal

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    Este es el relato de un escritor, quien, tras un lento y progresivo proceso de sumision, pasa a ser el esclavo absoluto de la enigmatica criada de su tio, hasta el punto de convertirse practicamente en su perro fiel, al que ella pasea atado a una cadena. La narracion se extiende a la reflexiones que su personaje, Luc, el escritor y victima complacida, recoge en su bloc de notas, unico acto, privado y secreto, de independencia en el que expresa toda la plenitud de su estudio.

  • La chica que podria cambiar el destino de Cassidy Ostergren

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    Lacey es una adolescente normal y corriente. Va a clase, intenta sacar un aprobado en Quimica y pasa los viernes por la noche observando loq que hace el chico que le gusta en Facebook. Es tan normal como cualquier otra adolescente, solo que ella puede cambiar el futuro.

  • Pandemia de Franck Thilliez

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    Nada podra evitar la epidemia. La humanidad esta en juego.

  • Contrato Prohibido (La fiesta prohibida 4) de Charlotte Byrd

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    Pueden tomar todo de mi, pero no pueden tomarla a ella.

  • En ruta al destino, Lee Vincent de Lee Vincent

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    Cuando Lara Mackenzie dijo con voz firme frente al altar del pueblo de Walden: "No, no acepto", jamas imagino que esa frase le diera a su vida un giro inesperado que la colocaria frente a un enigmatico y apuesto hombre.

  • Los tiempos de Patricia de B. Menendez Vico

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    A Patricia Elizondo un fallido amor juvenil y un divorcio tormentoso, le trajeron la inseguridad y la falsa idea de que ya no habria otra oportunidad para ella. No fue asi, porque cuando creyo verse condenada a la soledad, Patricia encontro al hombre que con solo mirarla la hizo renacer.
    Con la llegada del amor el corazon de Patricia latio al ritmo de otro tiempo, se fugo de la opresion, del desaliento y amo sin pedir nada. Al final, fue amada y feliz. Patricia entonces comprendio que sus fracasos la condujeron hasta el amor unico y verdadero, ese que se alcanza aunque el camino este lleno de tropiezos.
    Ultima novela romantica de la escritora, despues de Encuentro, Nadia, Un guardian para Sonia, El maestro de musica y Un angel vino a verme.

  • Ahogada de Magenta Perales

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    Alicia estuvo a punto de morir.
    Un simple accidente de coche.
    Acabo en el rio. Atrapada. Ahogandose.
    Y todo se volvio negro.

  • Jamas imagine, Fabiana Peralta de Fabiana Peralta

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    Nicole Blade conoce demasiado bien la soledad y lucha cada dia para deshacerse de su pasado, tratando de ser una chica normal y vivir un romance ardiente y legendario, de esos que te cambian la vida. Sin embargo, cuando esta a punto de hacer realidad su propio cuento de hadas, los fantasmas del pasado regresan y ponen en peligro su precaria estabilidad emocional.

  • Los hermanos Burgess de Elizabeth Strout

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    Perseguidos por el extrano accidente en el que fallecio su padre, Jim y Bob huyen de su pueblo natal en Maine, dejando alli a su hermana Susan, y se instalan en Nueva York tan pronto como se lo permite la edad. Pero su fragil equilibrio emocional se ve desestabilizado cuando Susan los llama desesperada pidiendo ayuda. Asi, los hermanos Burgess vuelven a los escenarios de su infancia, y las tensiones que moldearon y ensombrecieron las relaciones familiares, silenciadas desde hace anos, afloran de manera imprevisible y dolorosa.

  • La doctrina del Sainte-Victoire de Peter Handke

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    De vuelta a Europa necesitaba escribir todos los dias y releia de un modo nuevo muchas cosas. Los habitantes del pueblo apartado y solitario que sale en el Bergkristall de Stifter son muy laboriosos. Cuando una piedra se cae de un muro la vuelven a poner; las casas nuevas las construyen como las viejas; los tejados que tienen algun desperfecto los reparan con el mismo tipo de pieza de madera. Donde aparece de un modo claro y llamativo esta tenacidad es en el caso de los animales: el color se queda en la casa I . En cierta ocasion, en medio de los colores me senti como en mi elemento. Los matorrales, los arboles, las nubes del cielo, incluso el asfalto de la calle tenian un brillo que no era ni de la luz de aquel dia ni de la estacion del ano. El mundo de la Naturaleza y el de las obras del hombre, el uno a traves del otro, me depararon un momento de beatitud que conozco por las imagenes de la duermevela (sin embargo, sin este elemento amenazador que anuncia lo extremo o lo ultimo) y al que se le ha llamado el nunc stans: momento de eternidad. Los matorrales eran retama amarilla; los arboles eran pinos aislados de color marron; las nubes, a traves de la niebla que se habia posado sobre la tierra, aparecian con un color azulado; el cielo (el mismo cielo que Stifter aun podia poner de un modo tan sosegado y tranquilo en sus narraciones) era azul. Me habia parado en la cima de una colina de la Route Paul Cezanne, que, en direccion al este, va de Aix-en-Provence al pueblo de Le Tholonet. Distinguir los colores y, todavia mas, darles nombre es algo que desde siempre me ha resultado dificil. Goethe, en su Teoria de los colores, haciendo gala un poco de sus conocimientos, habla de dos sujetos en los cuales en parte me veo a mi mismo. Los dos, por ejemplo, confunden <>: solo con pequenas matizaciones de mayor o menor claridad, mayor o menor viveza parece que estos colores cobran independencia y se distinguen unos de otros a sus ojos. Uno de ellos ve en el negro un cierto tono marron y en el gris un cierto tono rojizo. En general, lo que los dos perciben con mayor finura es la gradacion de claro y oscuro. Probablemente tienen un defecto de vision, pero Goethe los ve todavia como casos que estan en el limite entre lo normal y lo patologico. No hay duda: dice que si hablando con ellos uno deja que la conversacion siga derroteros azarosos y les pregunta sobre los objetos que tiene delante, termina en la mayor de las confusiones y acaba temiendo volverse loco. Esta observacion del cientifico, dejando aparte el hecho de que en ella me reconociera a mi mismo, me mostro lo que es la unidad entre mi mas remoto pasado y el momento presente: en un momento dilatado de ese <> estoy viendo como la gente de entonces -padres, hermanos e incluso abuelos-, unidos con la gente de ahora, se divierten oyendome decir los colores de las cosas que me rodean. Parece literalmente como si el hacerme adivinar los colores fuera un juego de familia; un juego en el que en realidad los que estan confundidos no son los otros sino yo. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los dos sujetos de experimentacion de Goethe, en mi caso, por lo visto, no se trata de una enfermedad hereditaria. Dentro de mi circulo yo soy un caso aislado. A pesar de esto, con el tiempo me he dado cuenta de que no soy lo que normalmente se llama un daltonico y que tampoco padezco ninguna modalidad especial de esta enfermedad. A veces veo mis colores y los veo tal como son. Hace poco estaba yo en la nieve, en la cima del Untersberg. A muy poca altura por encima de mi cabeza, hasta tal punto que casi lo podia coger con la mano, dejandose llevar por el viento, planeaba un grajo. Vi el amarillo de sus garras, pegadas al cuerpo, como el color amarillo propio de las garras de un pajaro; el marron dorado de las alas que brillaban al sol; el azul del cielo. Estos tres colores producian las lineas de una amplia superficie extendida en el aire y a la que en aquel mismo momento percibi como una bandera tricolor. Era una bandera sin pretension alguna, un objeto hecho simplemente de colores. Sin embargo, gracias a ellos, las banderas de tela, que, hasta entonces, las mas de las veces, lo unico que hacian era impedirme ver lo que habia detras, se han convertido por lo menos en algo que puedo contemplar; porque en mi fantasia esta presente su origen pacifico. Hace veinte anos me examinaron para ver si era util para el servicio militar. En aquella ocasion, el mozo que normalmente estaba tan inseguro cuando le preguntaban sobre colores, en la prueba de la tabla cromatica, de entre la marana de puntos saco con bastante precision los numeros que le pidieron. Cuando luego comunique en mi casa el resultado del examen (<>), mi padrastro tomo la palabra -ya no nos hablabamos- y dijo que en aquel momento por primera vez estaba orgulloso de mi. Anoto esto porque en lo tocante a este asunto lo que he dicho de palabra ha sido siempre incompleto y ademas ha tenido una claridad equivoca. Al hablar de este hombre decia siempre que estaba <>. Sin embargo, este detalle, que en si mismo corresponde a la realidad, deforma la historia entera. ?La realidad no es mas bien que aquel dia vi la casa y el jardin con una extrana sensacion de llegada ? La observacion de mi padrastro me resulto repulsiva inmediatamente. Pero ?por que en mi memoria ha quedado asociada al fresco marron rojizo del huerto que aquel hombre terminaba de cavar? ?No llegaba tambien yo a casa en parte orgulloso con la noticia? Como sea, lo que ha quedado de aquel incidente ha sido el color de la tierra. Cuando ahora busco este momento ya no me veo como el joven de pocos anos que era entonces sino como un ser atemporal, sin perfil, como mi yo deseado, metido completamente dentro del marron rojizo, como dentro de una claridad gracias a la cual puedo comprenderme a mi mismo y tambien al soldado que era entonces. (Uno de los primeros recuerdos de Stifter eran las manchas oscuras que habia en el. Mas tarde supo <>. Ahora sus narraciones abren en mi una y otra vez zonas coloreadas en bosques cualesquiera.) Durante la guerra franco-alemana de 1970/71, Paul Cezanne hizo que su padre, el banquero acaudalado, le liberara del servicio militar mediante el pago de una suma de dinero. Paso la guerra pintando en L'Estaque, una localidad que en aquel tiempo era un pueblo de pescadores junto a una bahia, al oeste de Marsella, y que actualmente es uno de los barrios de esta gran urbe. Conozco el lugar unicamente por los cuadros de Cezanne. Pero solo este nombre, L'Estaque, abre en mi un espacio para una imagen de lo que es la paz. La region, incluso aquello en lo que esta se ha convertido, sigue siendo <>; no solo frente a la guerra de 1870, no solo para el pintor de entonces y no solo frente a una guerra declarada. No olvidemos que en los anos que siguieron a este retiro Cezanne continuaba trabajando a menudo alli; tenia especial predileccion por pintar en dias de mucho calor y bajo <> que le parecia <>. Los cuadros del tiempo en que estuvo escondido eran casi exclusivamente en blanco y negro, fundamentalmente con una atmosfera sentimental de invierno; en cambio, luego, aquel lugar, con sus tejados rojos ante el mar azul, se fue convirtiendo poco a poco en su <>. En las cartas que escribia desde L'Estaque encontramos por primera vez, junto a su nombre, la palabra <>, como hacian los pintores clasicos. Es el lugar <>. Los cuadros de despues de la guerra ya no reflejan estados de animo ni representan momentos especiales del dia o estaciones del ano: la forma muestra una y otra vez de un modo contundente la elementalidad del pueblo junto al Mar Tranquilo y Azul. Hacia el cambio de siglo aparecieron en L'Estaque las refinerias de petroleo y Cezanne dejo de pintar aquel lugar; dentro de unos cuantos siglos vivir carecera totalmente de sentido, decia. Solo en los mapas geologicos, la region, con su juego de colores, aparece totalmente virgen, y una pequena superficie de un verde de reseda, probablemente para mucho tiempo, lleva incluso el nombre de Calcaire de l'Estaque. Si, al pintor Paul Cezanne le debo el haber estado en medio de los colores en aquel lugar libre que hay entre Aix-en-Provence y el pueblo de Le Tholonet y que incluso el asfalto de la carretera se me apareciera como sustancia coloreada. Me he criado en un ambiente de pequenos campesinos en el que casi los unicos sitios donde habia cuadros eran la casa rectoral y las pequenas capillas que habia junto a los caminos; de ahi que desde el principio no haya visto en ellos mas que algo meramente accesorio y que durante mucho tiempo no haya esperado de ellos nada decisivo para mi. Algunas veces, leyes como la prohibicion de imagenes -caracteristica de algunas religiones o de algunos estados- las entendia yo como algo deseable; yo, que unicamente miraba los cuadros como quien mira algo que le distrae. Un objeto ornamental al que era posible prolongar hasta el infinito, por el hecho de corresponder a mi sed de infinitud -al llevarla mas lejos y darle fuerza-, ?no era el verdadero objeto que tenia enfrente? (En una ocasion, viendo un suelo con un mosaico romano me fue posible imaginar la muerte como un bello transito, sin la angostura habitual que llamamos <>.) ?Y no es la doctrina acabada de los colores y las formas lo que puede cobrar vida de un modo absolutamente maravilloso? (Aqui viene a cuento una frase de un cura de otro <> -ningun laico deberia permitirse una predicacion como esta-, y no hay que olvidarla, fijemonos en que ha omitido el articulo delante de la ultima palabra: <>.) Por esto, en relacion con los pintores me comportaba mas bien con una cierta ingratitud; pues no era nada infrecuente que aquellos supuestos objetos accesorios me sirvieran cuando menos de tablas de contemplacion y que no poco de lo que habia alli se convirtiera en imagenes recurrentes de la fantasia y de la vida. No obstante, en esta operacion de mirar, los colores y las formas, en si mismos, se convertian en algo de lo que apenas me daba cuenta. Lo que contaba era siempre el objeto especial que habia alli. Los colores y las formas, sin objeto, eran demasiado poco; los objetos, en la familiaridad que les daba la luz del dia, demasiado. <> no es aun la expresion adecuada; porque lo que tenia valor eran precisamente las cosas corrientes a las que el pintor habia colocado a la luz de lo especial… y que ahora puedo llamar sin mas <>. Los ejemplos que se me ocurren son todos ellos paisajes: y concretamente aquellos que corresponden a las imagenes amenazadoras, despobladas y silenciosamente bellas, de la duermevela. Lo que en ellos llama la atencion es el hecho de que formen siempre una serie. A menudo llegan incluso a encarnar todo un periodo de la obra de un pintor: las Plazas metafisicas, desiertas, de De Chirico; las ciudades de la jungla de Max Ernst, desoladas a la luz de la luna, unas ciudades cada una de las cuales lleva el nombre de Toda la ciudad; el Reino de las luces de Magritte, aquella casa que sale tantas veces, bajo arboles frondosos, en la oscuridad, mientras que alrededor brilla un cielo blanquiazul de dia; y, finalmente, y en primer lugar, las casas de madera escondidas en los pinares de Cape Cod/Massachusetts, del pintor americano Edward Hopper, y que llevan nombres como Carretera y casas o Carretera y arboles. Sin embargo, los paisajes de Hopper tienen me nos de amenaza onirica que de realidad abandonada. Uno puede reencontrarlos a la luz del dia y de la razon en el lugar donde estan; y cuando hace unos anos fui a Cape Cod, adonde tenia ganas de ir desde hacia tiempo, y busque alli sus cuadros, por primera vez, dondequiera que estuviera en aquella franja de tierra, senti que estaba en el reino de un pintor. Las curvas, las elevaciones y hundimientos de aquella carretera de dunas podria dibujarlas ahora. Los detalles, a menudo completamente distintos de los que pinto Edward Hopper, se encuentran en mi memoria, a derecha e izquierda, como en una pantalla. En el centro de un cuadro de estos, tomado de la realidad, metido en la gruesa capa de hielo de un estanque y formando un conjunto con una caja de lata que hay al lado, hay una inflorescencia de junco. Una vez llegado alli, por interes mio, me marche con la conciencia de que fuera, en el taller de un pintor y en las formas del paisaje de New England, habia hecho los preparativos para una guia de viajes; por la noche vi brillar las casas de madera entre los pinos -no estaban abandonadas, en absoluto, mas bien representaban una vivienda ideal- y encontre alli el hogar del protagonista de un relato que todavia tenia que escribir. Los poetas mienten, leemos en uno de los primeros filosofos. Parece pues que desde siempre impera la opinion de que lo real son los estados malos y los sucesos deplorables y que, consecuentemente, las artes son fieles a la realidad cuando tienen como objeto fundamental y como norma lo malo o la desesperacion, mas o menos comica, que lo malo provoca. Sin embargo, ?por que ya no puedo oir hablar de todo esto?, ?ni ver ni leer nada? ?Por que asi que escribo una sola frase en la que me queje, me acuse o me ponga en evidencia, a mi mismo y a otros -!a no ser que se trate de la santa ira!-, se me pone literalmente una nube negra ante los ojos? Y si, por otro lado, nunca voy a escribir nada sobre la fortuna de haber nacido, o sobre el consuelo de un mas alla mejor, la inevitabilidad de la muerte sera siempre lo que me guie, y, sin embargo, espero que no sea nunca mi tema fundamental. Es cierto que al principio Cezanne pintaba cuadros de terror, como las tentaciones de San Antonio. Pero con el tiempo su unico problema fue la realizacion (<>) de lo terreno, puro y sin culpa: de la manzana, de la roca, del rostro de un ser humano. Lo real era entonces la forma alcanzada; la forma que no lamenta la desaparicion de las cosas en los avatares de la historia, sino que transmite un ser en paz. El arte es esto solo. Pero justamente lo que le da a la vida su gusto es lo que al transmitirlo se convierte en problema. ?Que era lo que empezaba en mi cuando, en aquella ocasion, todavia en la epoca de los cuadros magicos, nosotros, la mujer y yo, ibamos en coche por otro paisaje del sur de Francia? Una parte de aquel viaje es ahora tambien aquel paseo de la tarde anterior, cuando fui a la tierra ondulada, todavia por explorar, en la que se encontraba la casa de la mujer. Era uno de los ultimos dias del ano y el mistral -el viento, normalmente frio, que baja del macizo central- era en aquella ocasion calido; sus rafagas, fuertes pero continuas, sin lo repentino y brusco que tienen los vientos de tormenta, que impiden mirar comodamente. Aunque pronto dejo de haber camino, quedaba todavia una sensacion de proximidad: estaba cerca de la casa de la mujer. Esta me enseno por primera vez los cuadros de Edward Hopper, era capaz de gozar de las cosas pequenas y sabia <>. Me sente en un claro del bosque cubierto de hierba que se movia en un unico temblor. Las copas de los arboles, inclinadas, casi inmoviles. El aire era claro y al oeste, en el horizonte, en el que aun habia luz, se formaban continuamente mechones de nubes que se levantaban bruscamente hacia el cielo y alli volvian a desaparecer; y la luna, que salio despues sobre el horizonte, se empareja ahora -<> (asi describio Cezanne en una ocasion su forma de pintar)- con otra luna que, en un atardecer que tenia una calma parecida, vi por encima de la linea del horizonte como si fuera el arco de la puerta de un granero. Estaba sentado en medio del silbido del viento, igual que hace anos el nino estaba sentado oyendo silbar un pino determinado (y como mas tarde, en medio del ruido de una gran ciudad, pude estar oyendo el murmullo del rio que la atravesaba). El viaje en coche del dia siguiente fue el principio de un viaje que ibamos a hacer los dos y que nos llevo al llano, a la costa. El mistral habia dejado de soplar; un dia suave de invierno, despejado y amplio. En el paisaje pedregoso, a una cierta distancia unos de otros, crecian pinos mediterraneos. El nombre exacto de estos pinos, que vuelve a mi con frecuencia como un estribillo, junto con el ano de 1974, me lo dijo la mujer: pins parasol. La carretera, descendiendo levemente, pasaba junto a estos pinos. Entonces (no <>), junto con la carretera y los arboles, el mundo estuvo abierto. <> paso a ser tambien <>. El mundo era un reino terrenal, firme, sustentador. El tiempo esta parado, es eterno y cotidiano. Lo abierto, una y otra vez, puedo ser tambien yo. Puedo rechazar lo cerrado. Debo estar siempre muy tranquilo en el mundo de fuera (en los colores y las formas). Incurrire en culpa en el momento en que, en peligro de cerrarme a mi mismo, no quiera la presencia de espiritu que puedo tener hasta el fin de mis dias. En un relato que escribi cinco anos antes, un paisaje, aunque era llano, se abovedaba y se acercaba tanto al protagonista que parecia expulsarlo de el. Sin embargo, el mundo de 1974 -un mundo completamente distinto, dilatado, concavo, que libraba de toda opresion y que pensaba en el cuerpo libremente- sigue estando ante mi como un descubrimiento que debo transmitir: los pinos parasol y mi alegria de vivir, he aqui una realidad valida. Como fuera, a partir de entonces, los pins parasol fueron muchas veces de utilidad cuando ante mi se convertian en bovedas los vestibulos de las casas de los otros, aunque la persona de aquel mundo de antes pudiera una y otra vez perder la presencia de animo y la serenidad (hay una culpa propia). ?Fue entonces, y no antes, cuando realmente empezo algo para mi? ?No fue mucho antes, delante de otros arboles meridionales, cuando pude imaginar una alegria racional? Ante los oscuros cipreses del verano de 1971, en Yugoslavia: ?que es lo que alli, dia tras dia, iba cediendo en mi que al fin alguien abrio los brazos por primera vez? (Una parte de esto es tambien aquel moral, a cuya sombra nos sentabamos a menudo, y la luminosa arena que habia a sus pies, salpicada con el suave rojo de los frutos que habian caido.) En aquella ocasion tuvo lugar la transformacion. El hombre que yo era se hizo grande y al mismo tiempo sintio anhelos de estar de rodillas, o tumbado en el suelo con el rostro hacia abajo, y de no ser nadie en medio de todo eso. La transformacion era natural. Era el deseo de reconciliacion que, como dice el Filosofo, venia del <>; y este deseo me parecio real-racional y desde aquel momento me sirvio tambien para escribir. Al mismo tiempo no era una epoca buena. (Mi madre, temiendo que iba a morir, me estaba mandando gritos de socorro a los que yo no sabia como contestar.) Por esto, en los cipreses volvia a ver yo los arboles funerarios magicos de la Antiguedad. <>: esta era desde hacia tiempo una maxima al escribir: representarse los objetos que hay que apresar, de tal modo que parezca que los estoy viendo en un sueno, con el convencimiento de que alli, y solo alli, es donde aparecen en su esencia. Entonces, en torno al que escribia estos objetos formaban una arboleda desde la cual este, y muchas veces solo forzado por la necesidad, volvia a encontrar una vida. Es cierto que repetidamente veia en las cosas algo esencial, pero esto no se podia transmitir a los demas; y cuando se empenaba en fijarlo dejaba de estar seguro de si mismo. No, los cuadros magicos -ni los de los cipreses- no eran los verdaderos cuadros para mi. En su interior se encuentra una Nada, ajena totalmente a la paz, una nada a la que, por propia voluntad, no me gustaria volver jamas. Yo solo soy fuera, entre los colores del dia. Al Estado se le ha llamado la <>. En cambio, yo se que estoy obligado al reino de las formas, como a un orden juridico distinto en el que <>, como ha dicho el Filosofo, <> y toda forma tiene el poder de un ejemplo (aunque los artistas mismos, en los nuevos estados, sean <>).

  • No te dejare escapar (Buscandome te encontre 2) de Mile Bluett

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    ?Se puede vivir a medias, amar a medias?
    Alex ha renunciado a ser el amo de los infiernos, quiere dejar su oscuridad atras y a todos los demonios que lo atormentan. Cuenta con angeles encarnados para ayudarlo a transitar por el camino a la luz: sus amigos. Y todo lo ha hecho por Cecilia, ella lo salvo cuando se desplomaba en caida libre hacia las tinieblas, lo llevo al unico lugar seguro, al nido Top Secret, y el ha decidido seguirla con los ojos cerrados, resuelto a luchar por permanecer a su lado: <>.
    Cecilia acaba de ponerle un alto a su exnovio una vez mas, y todo por Alexander Huxley, ese hombre que le enseno que la piel tiene su propio lenguaje para comunicarnos que estamos vivos, ese hombre que puso su mundo de cabeza y que se adueno de su corazon. Ahora que lo ha recuperado, aguarda con ansias el momento de redimirse entre sus brazos y que sus cuerpos se reconcilien debajo de las sabanas. Solo tiene un pensamiento: <>.
    Alex y Cecilia desconocen que pisan un terreno minado que pondra a prueba <>. ?Es facil amar?…
    Enamorarse es el principio, lo que sigue es permanecer.

  • La Llama de Alejandria de Michael Peinkofer

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    Una aventura sin limites de la arqueologa Sarah Kincaid. La busqueda de la antigua biblioteca de Alejandria la lleva de Londres a Egipto, pasando por Paris y Malta. Paris, 1882. La joven aristocrata inglesa Sarah Kincaid viaja a un simposio sobre arqueologia en Paris. Alli sabra, a traves del vidente e hipnotizador Maurice du Gard, que su padre, quien estaba en una mision secreta para el gobierno britanico, corre peligro. Sarah contravendra todas las advertencias de Lord Kincaid y resolvera ir en su rescate. De Paris a Alejandria, pasando por Malta, se embarcara en un viaje de aventuras no solo por mar y tierra sino tambien por las profundidades del Mediterraneo. Perseguida por un misterioso asesino, Sarah encontrara finalmente a su padre. En una Alejandria aquejada por la guerra, durante la revuelta de Urabi, y bombardeada por los britanicos, padre e hija se adentraran en las catacumbas de la ciudad en busca del que quiza sea el mayor misterio de la Antiguedad: la desaparecida biblioteca de Alejandria. <>. RTL.

  • La Senora de Montesco de Sofia Navarro

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    La famosa obra de teatro “Romeo y Julieta”, de William Shakespeare, es mundialmente conocida. En ella, dos familias, los Capuletos y los Montescos, luchan a plena luz del dia en las calles de Verona. En la obra de Shakespeare, conocemos bien a la familia de Julieta, los Capuletos, pero apenas conocemos a la de Romeo. De la madre de Julieta sabemos que era ambiciosa y manipuladora, pero, ?y la de Romeo? Con la novela “La Senora de Montesco”, Sofia Navarro nos cuenta la vida de esta mujer, calculadamente alejada de la escena por parte de William Shakespeare, y nos presenta el interesante punto de vista de una mujer pacifista en un mundo de constante conflicto por el honor y la sangre. Una joven mujer que vivira su propia historia de amor y que enfrentara, como madre, la trajedia shakespeariana.

  • Cautiva de mi Senor de Sophie West

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    Branden Ware era un capullo. Guapo, si, eso no podia negarlo, con un aura sexy que la ponia muy nerviosa, con esos fuertes pomulos, los labios jugosos y ese cuerpazo de infarto que le quitaba la respiracion. Pero un capullo, al fin y al cabo, que la habia tenido trabajando hasta las tantas de la noche buscando antiguos informes y resoluciones para uno de sus casos. Branden era una de las estrellas en auge de la firma de abogados en la que trabajaba como archivista, Hooper, Maloney y asociados, y no entendia por que narices tenia que ponersele la piel de gallina cada vez que lo veia. --Capullo --repitio por lo bajo mientras subia las escaleras del metro. Eran las diez de la noche pasadas, y la calle estaba desierta. El calor empezaba a ser molesto, y Jailyn se habia quitado la chaqueta y la llevaba colgada del brazo. Vestia un traje chaqueta gris clarito, el uniforme del despacho, como ella lo llamaba, con una blusa blanca y unos zapatos de salon de tacon bajo, formales pero comodos. Subio el ultimo escalon y respiro profundamente, cerrando los ojos durante un instante. El lunes acababa de terminar y preveia una semana larga y terriblemente aburrida hasta el proximo fin de semana. Enfilo la calle en direccion a su casa. Compartia apartamento en el SoHo, en una tipica casa de fachada amarilla que habian dividido en pequenos estudios. Le gustaba vivir alli. A pesar de la gentrificacion, el barrio todavia mantenia ese aspecto bohemio tan caracteristico que la hacia viajar a los anos setenta, cuando aquel lugar era un reducto de artistas despreocupados. El alquiler no era bajo, pero su sueldo era bastante decente y compartir los gastos con Kendra, su amiga y companera de trabajo, lo hacia asequible. Sus tacones resonaron sobre el pavimento de la acera y el eco reboto contra las paredes. Jailyn se desabrocho los dos botones de arriba de la blusa y se abanico con la mano. Junio estaba siendo especialmente caluroso, y la ropa que la obligaban a llevar en el trabajo no era fresca precisamente. Paso por delante del Victor's, un pequeno restaurante italiano cuyo dueno estaba bajando la persiana, terminada ya su jornada. Lo saludo con una sonrisa y este se la devolvio. Solian ir alli con Kendra a menudo, sus pizzas eran de las mejores y su lasana... mmmm. Se le hizo la boca agua solo de pensarlo. Giro la esquina y apresuro el paso. Ya podia ver la fachada de su casa. Se daria un bano en cuanto llegara, se tomaria una copa de vino y, si Kendra se lo permitia, se meteria en la cama. Aunque podia ser que la estuviera esperando para ver el nuevo episodio de Anatomia de Grey, con un gran bol de palomitas preparado. Si era asi, no tendria mas remedio que acompanarla. !La de cosas que hacia por la loca de su amiga! Como acompanarla al Taboo, el club de BDSM al que se empeno en ir el sabado pasado. Todavia se moria de verguenza al recordar lo que habia pasado en aquel tetrico lugar. De todas las personas que hubiese imaginado encontrar, desde luego, Branden Ware no era una de ellas. Pero alli estaba, vestido de una manera informal que jamas le habia visto, con un pantalon vaquero y una camiseta ajustada que le sentaba como un guante, mirandola con aquellos penetrantes ojos castanos que la hacian temblar como si fuese un polllito recien salido del cascaron. --Capullo --volvio a musitar, como si aquella palabra se hubiese convertido en un mantra para mantenerlo alejado de su mente--. La curiosidad mato al gato, pero a ti te ha metido en una buena encerrona. Apenas le quedaban cien metros para llegar a su portal. Inspiro profundamente para controlar el temblor que la sacudio al pensar en lo que le habia hecho y apreto la mandibula con fuerza, decidida a quitarselo de la cabeza. Branden no era para ella. Por muy sexy que fuese, hasta el punto de babear solo al pensar en el; por mucho que ansiara volver a sentir sus grandes manos sobre su piel, y por mucho que en su mente reviviera el espectacular orgasmo que habia vivido entre sus brazos, tenia que cerrar de un portazo esa diminuta parte de su vida y mantener el recuerdo bien enterrado para que no volviera a molestarla. Absorta en sus pensamientos, y deseosa de llegar a su casa, no se dio cuenta de la furgoneta oscura con cristales tintados que giro por la esquina y se acerco a ella por detras, a una marcha lenta, hasta que fue demasiado tarde. El vehiculo se detuvo en seco a su lado, alguien abrio la puerta lateral, y un hombre con pasamontanas salto para agarrarla. Jailyn intento gritar, pero una gran mano le tapo la boca con un trapo humedo al tiempo que con la otra la agarraba por la cintura y la alzaba del suelo. Pataleo, intentando defenderse, pero el hombre era alto y fuerte, y no la solto. La metio dentro de la furgoneta sin que ella dejara de forcejear. Le clavo las unas en las manos y consiguio arrearle una patada en la espinilla. El hombre grito y aflojo la mano que le tapaba la boca, momento que ella aprovecho para gritar primero y morderlo despues. --!Jailyn, joder! Esa voz, a pesar de estar distorsionada por el pasamontanas, le resulto conocida. Jailyn se quedo quieta, estupefacta. ?Quien era? No podia recordar, pero estaba segura de que lo conocia. Intento seguir peleando, pero su cuerpo empezaba a notar los efectos del sedante que le habian hecho respirar. <>, penso, mientras sus ojos pesados empezaban a cerrarse. El trapo humedo que le habia puesto en la boca debia estar mojado con algun tipo de tranquilizante. --Vaya chapuza estas haciendo, de esta nos meten en la carcel --oyo decir a una voz masculina desconocida, con un tono divertido que le parecio fuera de lugar. --Cierra la boca y arranca --contesto la voz conocida, evidentemente molesto con la chanza --. No te preocupes, nena --fue lo ultimo que Jailyn le oyo decir antes de caer en la inconsciencia. La voz estaba cargada de una ternura que no supo si permitir que la reconfortara o que la alarmara todavia mas--. No voy a hacerte dano. Capitulo uno Unos dias antes Jailyn Middleton estaba de pie delante de la puerta del despacho del senor Ware. En los brazos, llevaba la pila de documentos referidos a los casos que habia pedido hacia un rato y que habia estado recopilando junto a Susan Prescott, una de las pasantes del despacho. Estaba nerviosa, como siempre que tenia que subir hasta la planta diecisiete, donde estaban los despachos de los abogados de la firma en la que trabajaba. Respiro con fuerza un par de segundos y apreto los labios con decision. Por suerte, Carola, la secretaria, no estaba alli, o hubiera tenido que soportar su mirada altanera y la ceja alzada con diversion mal contenida. La muy zorra se habia dado cuenta de que Jai bebia los vientos por su jefe y no desaprovechaba ninguna ocasion para hacerle ver que una chica simplona y nada sofisticada como ella no tenia ni una sola oportunidad de llamar la atencion del abogado mas guapo y sexy del edificio. Expulso el aire con dureza, llenandose de determinacion, y llamo a la puerta con energia. A la mierda Branden y a la mierda Carola. Podia ser que ella se pusiese cachonda como una perra solo al mirarlo, pero no iba a dejar que le hiciese perder la cabeza ni la valentia. La voz de Branden no respondio al otro lado. Quiza no estaba. Indecisa, alzo la mano mientras cambiaba el peso de un pie a otro. Golpeo de nuevo la madera con los nudillos, y espero. Nada. Estaria en la sala de descanso tomando cafe, o metido en algun bano metiendole mano a la secretaria, seguro. No le extranaria nada que esos dos estuviesen liados. Carola si era el tipo de mujer que llamaba la atencion de los hombres como Branden: sofisticada, elegante y sexy, incluso con la ropa sobria que les obligaban a llevar en el trabajo, con ese pelo rubio moldeado desde la raiz hasta las puntas... Era como una version moderna de Marilyn Monroe, con peca incluida. No como ella, que parecia una mojigata de pueblo con la blusa abrochada hasta el cuello, la falda por debajo de las rodillas, y los pantis color carne en lugar de las medias de seda con filigranas plateadas que le habia visto a Carola mas de una vez. Nada habia mas anti erotico que unos pantis color carne. Algo muy parecido a los celos se enrosco en su estomago al pensar en la secretaria enrollandose con Branden, como una serpiente despertada de mala gana, furiosa y con ganas de morderle el culo a alguien. --Le morderia el culo al senor Ware sin dudarlo --musito, cabizbaja, rindiendose a la evidencia. Se quedo unos segundos mas delante de la puerta cerrada, mirando el pomo con mucho interes, como si alli hubiera algo super interesante que hubiese llamado su atencion. Despues, miro a su alrededor para comprobar que no habia nadie observandola. Sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa cuando se le ocurrio una idea peregrina que, seguro, no haria mas que traerle problemas. <>, se dijo, algo que no tenia porque suceder. Puso la mano en el pomo y lo hizo girar. La puerta se deslizo en sus goznes sin hacer ruido alguno y Jailyn la atraveso y cerro detras de ella antes de que alguien pudiese verla y llamarle la atencion. Jamas habia estado alli dentro ella sola, sin la presencia de un Branden demasiado ocupado para levantar la cabeza de su trabajo para mirarla. <>, se tranquilizo. Si. Con decir que le traia los informes que le habia pedido, podria salvar la situacion si se daba el caso. Dejo la documentacion sobre uno de los asientos enfrentados a la enorme mesa del despacho y la rodeo. Sobre ella habia un ordenador con la pantalla apagada, varios boligrafos, el telefono fijo y mucho papeleo desperdigado. No habia fotos familiares, ni objetos personales, como en las mesas de sus companeros. Aquella mesa era impersonal y estaba vacia de recuerdos; solo con mirarla, nadie sabria adivinar quien era su ocupante, podria pertenecer a cualquiera. Paso los dedos sobre la madera, acariciando la suave y brillante superficie, y suspiro. ?Por que se habia encaprichado tanto con aquel hombre que ni siquiera sabia que ella existia? Nunca le habia pasado algo asi. Ya siendo una adolescente inexperta en temas amorosos, habia tenido claro que si un chico no le hacia caso, tenia que borrarlo de su cabeza y enfocar sus energias en otra cosa. Insistir en ir detras de alguien a quien ella no le interesaba era una perdida de tiempo, y provocaba danos emocionales que no valia la pena sufrir; nunca habia tenido problemas para olvidar, ni siquiera cuando se enamoro como una idiota de Jack Torrance, el quaterback del equipo del instituto, un muchacho que solo tenia ojos y manos para las animadoras. Paso varias semanas suspirando por las esquinas, espiandolo como una buena acosadora, haciendose la encontradiza con el con la esperanza de que la mirara, sonriendole como una boba cada vez que se cruzaban por el pasillo. Ni una sola vez consiguio que el reparara en su presencia, ni siquiera para burlarse, como hacia con otras el muy cretino. Al final, se armo de determinacion y decidio borrarlo de su cabeza y de su corazon. Paso unos dias bastante jodidos, luchando contra la tentacion de espiarlo de nuevo; pero al fin consiguio su objetivo y la siguiente vez que se cruzo con el, su corazon no se acelero, y las angustiosas mariposas no hicieron acto de presencia en su estomago. Se lo habia quitado de la cabeza. ?Por que no conseguia el mismo resultado con Branden Ware? ?Por que, a pesar de las veces que se habia dicho que tenia que dejar de pensar en el, seguia haciendolo? --Porque eres idiota --murmuro, molesta consigo misma. Era idiota, desde luego, y su necesidad enfermiza por conocer mas cosas de el, la llevaron a abrir los cajones de la mesa con la esperanza de encontrar algun objeto personal que le contara algo sobre su desconocida vida fuera del despacho. A duras penas lo conocia. Solo sabia que era un hombre muy atractivo que exudaba masculinidad por todos los poros de su piel, con unos ojos castanos preciosos, una boca demasiado besable para su buena salud mental, y un cuerpo de infarto que se moria por lamer. ?Pensar asi era tan superficial como le parecia? Si, lo era, pero !no podia evitarlo! Encontrar a un hombre tan atractivo fuera de la pantalla del cine era practicamente imposible, y era una tonteria sentirse culpable por esa atraccion animal y salvaje que la poseia cada vez que pensaba en el. Los hombres lo hacian constantemente y nadie los senalaba con el dedo por ello. De su caracter, poco podia decir. Era amable pero serio, muy formal en su trato con las personas que, en la empresa, ocupaban posiciones inferiores a la suya, y siempre se comportaba correctamente, como un caballero; pero jamas lo habia visto sonreir. Fue este pequeno detalle el que hizo que se fijara en el, mas que los musculos que se adivinaban bajo sus trajes caros, o el rostro perfectamente simetrico y varonil. Abrio otro cajon con la esperanza de encontrar algo, quiza una foto familiar, de algun hermano, o padres, o algo, pero la sorpresa por lo que encontro la hizo cerrarlo de golpe, espantada. ?Que demonios guardaba alli? Volvio a abrirlo, muy despacio, como si temiera que el contenido saltara sobre su cara de repente. Parpadeo varias veces, intentando convencerse de que aquello era una broma. Quiza no era la primera vez que alguien se dedicaba a curiosear en sus cajones y habia decidido darle una leccion a la entrometida de turno, ella en este caso. Metio la mano dentro, hipnotizada por los objetos que ocupaban el cajon, y saco uno. Era un dildo de un tamano considerable, muy realista excepto por el color rosa chicle, con las venas muy marcadas. Parecia una polla de verdad. ?Seria posible que Branden fuese gay y nadie lo supiera? No, se nego a pensar en esa posibilidad. Habia rumores sobre el que apuntaban en una direccion totalmente opuesta. Saco otro objeto, unas esposas de cuero negro forradas de pelusa roja que se quedo mirando, horrorizada consigo misma por sentir una punzada de excitacion. Lo dejo caer dentro del cajon como si le hubiera quemado en las manos y lo cerro, asustada. ?Que cono le estaba pasando? Se llevo las manos al pecho intentando normalizar su respiracion, que se habia vuelto irregular y agitada. !Estaba excitada! Durante un instante, se habia imaginado a Branden Ware poniendole aquellas esposas mientras <> con ella, y la respuesta de su cono habia sido empaparse de necesidad. Llena de curiosidad, como el gato al que no le importa arriesgar su vida, volvio a abrir el cajon y siguio curioseando. Por sus manos pasaron un latigo hecho de tiras de cuero muy suaves, o un plug bucal de silicona, de los que obligan a quien lo lleva a mantener la boca abierta. Dios santo, !Branden Ware era un pervertido! <>. Cerro el cajon con tanta fuerza que el chasquido la sobresalto. Se llevo la mano a la entrepierna con la esperanza de detener el torrente de sensaciones y deseo que la habian asaltado por sorpresa, y musito un <>, mientras respiraba en profundidad, intentando recomponerse. Se habia excitado con la idea de ser sometida.!Una locura! Tenia que salir de alli. Se movio con rapidez, como si su vida estuviera en peligro; cogio la pila de documentos que habia dejado sobre el asiento para no dejar pruebas de su presencia alli, y salio por la puerta como alma que lleva al diablo, rezando para que nadie se diese cuenta del estado tan lamentable en el que se encontraba. Se metio en el bano, dejo los documentos en el inmaculado suelo, abrio el grifo sin dejar de resollar como una res agotada, y metio la cara bajo el chorro de agua fria. Por suerte, aquella manana se habia levantado demasiado perezosa como para entretenerse en maquillarse. Volvio a su planta un rato despues, repuesta de su insolita experiencia. Se metio en su cubiculo e hizo lo que deberia haber hecho desde un principio: llamar al departamento de mensajeria de la empresa para que fuesen a recoger los documentos para el senor Ware. Colgo el telefono y miro hacia el cubiculo en el que su amiga Kendra estaba trabajando. Necesitaba contarle a alguien lo que habia experimentado, y no podia esperar a volver a casa. Se levanto y fue hacia ella. --Vamos a tomar un cafe --le dijo, senalando hacia el pequeno cuarto que utilizaban para descansar de vez en cuando. --?Estas bien? --le pregunto su amiga mirandola con aquellos ojos celestes tan peculiares--. Te veo un poco palida y sudorosa. No tendras fiebre, ?no? --Estoy bien. Vamos. La agarro de la mano y tiro de ella para serpentear entre las mesas de sus companeras de departamento. Kendra la siguio llena de curiosidad. Entraron en la sala de descanso y Jai miro hacia la oficina, donde sus companeros seguian trabajando, ajenos a sus movimientos. Deseo poder tener un poco mas de intimidad, pero ni siquiera habia una puerta que poder cerrar. --No te vas a creer lo que me ha pasado --susurro. Se lo conto, con pelos y senales, delante de una buena taza de cafe, echando una mirada de vez en cuando hacia la puerta para asegurarse de que nadie estaba escuchando su conversacion. Kendra la escucho en silencio, dejando ir de vez en cuando alguna exclamacion de sorpresa, mirandola con los ojos muy abiertos y tapandose la boca de vez en cuando para ahogar una risa. --?En serio tiene todo eso metido en un cajon? --exclamo su amiga en voz baja, tan sorprendida como divertida, cuando termino su relato--. Vaya con don seriecito, que sorpresas da la vida. --Te lo juro. Y no veas como me ha puesto, tia. --?Cachonda como una perra? --se rio--. No me extrana. El tio esta como un quesito, y si encima va de Amo... ?Te lo imaginas vestido de cuero negro, con unos pantalones apretados que le marcasen ese culo prieto? Joder, que salida voy. --Mas que eso me he imaginado, carino --contesto, indecisa por contarle el resto de la historia. --Venga, sueltalo --la animo su amiga, llena de curiosidad. Estaba siendo un dia muy aburrido y aquello le estaba dando la vida. --Me imagine desnuda ante el --confeso bajando aun mas la voz--, de rodillas, con las esposas puestas y el plug bucal, a punto de hacerle la mamada de su vida. --Tia, necesitas echar un polvo pero ya. --Lo que necesito es que Branden Ware se fije en mi, me secuestre y me convierta en su esclava sexual durante unos dias --solto a bocajarro, haciendo que su amiga ahogara una carcajada que estuvo a punto de hacerle escupir el cafe que acababa de llevarse a la boca--. Hablo en serio, no te rias. Quiza asi me lo quitaria de la puta cabeza. --Carino --Kandra alargo la mano para posarla sobre la de Jai y la apreto, en un gesto solidario y consolador--, creo que necesitas mucho mas que eso. Nunca te habia visto tan obsesionada por un tio. --Precisamente por eso. Seguro que una semana en sus manos me quitaria la tonteria. Descubriria todos sus defectos y ahi acabaria todo. --O descubririas sus virtudes y te enamorarias hasta las trancas. --Los tios como Branden Ware no tienen virtudes, Kendra. A estas alturas, deberias saberlo.

  • Aprendiendo a amar (Bilogia 1), Anne Marie Warren de Anne Marie Warren

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  • Benjamin en Capri de Lorenzo Silva

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    En el decimo volumen de la serie Vidas.zip, Lorenzo Silva vuelve a presentar su particular vision de la actualidad en forma de cuentos cortos, a menudo narrados desde el punto de vista de los protagonistas de las noticias o de los ciudadanos anonimos que sufren su impacto. Benjamin en Capri. Vidas.zip. Ano X es una recopilacion de las mas de cincuenta historias que Silva escribio por decimo ano consecutivo para la edicion digital del diario El Mundo, en los meses que van desde la primavera del ano 2018 hasta la del 2019.

  • Jezabel de Eduardo Sanchez Rugeles

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    Jezabel hace memoria de un crimen atroz. El cadaver de la joven Eliana Bloom fue hallado en su apartamento de Caracas con indicios de maltrato fisico y violencia sexual. La novela cuenta la reconstruccion que, muchos anos despues, Alain Barral (uno de los mejores amigos de la victima), hace de los acontecimientos que precedieron al asesinato. El remordimiento, justificado por la condena a un falso culpable, es el motor de una busqueda cuyos hallazgos seran inesperados y dolorosos. El crimen muestra, ademas, el deterioro creciente de un pais, el hundimiento de una sociedad envilecida por el militarismo y la pobreza del conflicto politico. En medio del desastre, Alain, Eliana y sus amigas construyen un mundo aparte modelado por los excesos, la sexualidad indiferente, la transgresion banal y la plena conciencia de que forman parte de una generacion vencida, condenada a padecer el hastio y la indiferencia.

  • Distinta Clara de Alba Ballesta

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    Laia Crespo (veintipocos, hija unica) estudia un master en la Universidad de Barcelona, adonde se ha mudado, harta de viajes en tren desde Vilanova; sus padres no terminan de asimilar su ausencia. Comparte piso con otra chica y trabaja en una libreria-cafe. Un domingo, mientras echa un vistazo a una caja de libros de adolescencia que su madre le ha apartado, redescubre un pequeno volumen de poemas: Obras Completas de Clara Dubasenca (Tomo III).

  • La tercera chica de Adrian Dresner

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    Si te gusto “La chica del tren”, disfrutaras con LA TERCERA CHICA

  • Un trato con la NERD de Cynthia Walter

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    SINOPSIS: Nadia Rodriguez es una excelente economista, tiene una carrera brillante y mas meritos de los que necesita; ?Por que entonces no consigue mantener un trabajo? Es una nerd, si, esa chica cerebrito que sirve para todo pero nadie quiere ensenar. Adam Zavala es un empresario exitoso que tiene un plan para lanzar a lo mas alto el negocio heredado del mundo de la moda de su padre; ?Que hara cuando se de cuenta de que su plan no es viable? El padre de Adam mandara a Nadia a comprobar el trabajo de su hijo... Nadia se dara cuenta de que nunca habia conocido a nadie tan atractivo como su nuevo jefe... ?Podra Adam ver mas alla del trato que firmara con la Nerd para salvar su negocio? Capitulo 1 Nadia Me levante como cada manana a las cinco en punto al oir el despertador. El espejo me recibio en el bano con una especie de reproche por acostarme a las tantas; ?Nadie entendia que mi trabajo requeria estar siempre dispuesta a pasar sueno? Me duche tomando un poco mas de tiempo del necesario en mi pelo, rizado como una escarola no queria quedarse en su sitio y mas bien parecia que no me habia peinado en la vida. Odiaba el vaho que se formaba en el bano porque mis gafas se empanaban suficiente como para sentirme totalmente ciega; ?Habian pensado alguna vez en construir unas barras como las del coche para la lluvia instalandolas en unas gafas? Yo las llevaria. Sono el timbre y abri aun con el albornoz puesto para recibir a Tom, mi mejor amigo ademas de un crack de las finanzas tanto casi como yo. -No he visto ningun error en el documento que me mandaste a las dos de la manana. -dijo con cierto reproche por la hora en la voz. - ?Esta lloviendo? -pregunte al comprobar que sus gafas de culo de vaso tambien estaban empanadas. -Evidente. -contesto riendose cual cerdito. - ?Como es que tu intachable jefe te pidio que hicieras un balance de semejantes caracteristicas con tan poco tiempo? -anadio buscando alguna magdalena en mi cocina. -Aun no me ha dado tiempo a hacer el cafe. -asegure. No me senti nada violenta por estar en albornoz por la sencilla razon de que Tom y yo eramos como hermanos, ademas de que dudaba de que a cualquier hombre le pudiese gustar verme semidesnuda. -Diria que Enzo Zavala no se fia mucho de las cuentas que le mandan desde Shadows and ligths S. L. -afirmo riendose de nuevo con su sonora y tipica voz ronca. -Supongo que tienes razon. -conteste. Me dispuse a servir las tazas del brebaje magico llamado cafe para los dos y sali disparada hacia mi habitacion para buscar algo que ponerme en el armario; Escogi unos pantalones de vestir mas altos y con corte de hombre junto con una camisa blanca que no marcaba nada, y unos tirantes negros para unirlo todo. -Menos mal que eres un genio. -Tom se metio conmigo por mi vestimenta como de costumbre. Mi amigo tenia razon, nosotros eramos nerds al margen de la sociedad de la moda; Lo nuestro era la economia y los informes. Sentada a la mesa tomando el cafe pense en lo que habia dicho Tom sobre el senor Enzo. El tenia negocios por todo el pais e invertia en distinta empresas, yo era algo asi como su mano derecha para ese tipo de operaciones; Era extrano por tanto que me hubiese pedido hacer un analisis de esa empresa de moda que dirigia su hijo Adam en un plazo record. Ya eran las seis y media asi que debia salir para el trabajo si tenia en cuenta que mi coche arrancaba cuando queria. Tom se levanto de su asiento cogiendo su maletin recolocandose la corbata de cuadros muy a nuestro estilo para seguirme. Rojito era mi vehiculo desde que me habia conseguido sacar el carnet, por supuesto a la primera como todo lo que dependia unicamente de mi esfuerzo y no de mi imagen. Llegue a la esquina del edificio central donde trabajaba y deje que Tom se bajase para ir hasta su empleo; Uno por debajo de su cualificacion tal y como me pasaba a mi. Aparque como pude entre dos coches enormes y lujosos para despues bajarme asegurandome de pasar por recepcion para recoger las cartas ademas de un cafe que habia pedido que dejasen alli para Enzo Zavala. -Senorita Rodriguez, pase. -dijo mi jefe. A pesar de ser ya mayor seguia teniendo un porte elegante que, sin embargo, se encontraba empanado por un rostro de preocupacion. -Aqui tiene. -conteste sacando torpemente las diversas carpetas de mi bandolera cruzada. -He traido tanto el informe que me pidio, como un analisis sobre los numeros que me facilito. -anadi quedandome callada. -Despues de tanto tiempo y sigo sin conseguir que me tutees. -contesto con una pequena carcajada. -Pero lo que si se es que cuando no terminas una frase con rigurosidad es que hay algo malo. -anadio poniendome entre la espada y la pared. -Me resultan incompletos los numeros, como si hubiesen hecho el dosier sobre una parte de la informacion. Una vision optimista pero no estoy segura de si realista. -conclui aun sabiendo que de alguna manera estaba poniendo en duda algo cuya direccion llevaba su propio hijo. -Precisamente por eso... -dijo pensativo. -Necesito que me hagas un favor, voy a mandarte a la delegacion de Shadows and lights por un tiempo. Quiero que supervises los negocios de mi hijo porque su entusiasmo puede llegar a ser un riesgo para la compania. -Su mandato me cayo como un jarro de agua fria. -Pe-Pero... Yo no tengo ni idea de...De... Ese sector. -conteste tartamudeando por los nervios al borde de tirar el cafe del jefe. -Nadia. -El senor Zavala cogio el vaso de mi mano y lo dejo en la mesa para despues seguir sosteniendo mi mano entre las suyas. -Siempre ha hecho un trabajo excelente pero ahora necesito que vayas a esas oficinas y me ayudes a comprobar que todo sigue siendo solido. -Su peticion era totalmente seria. -Esta bien. -respondi recolocandome las gafas. Entre en mi despacho recogiendo las pocas cosas que tenia en el e imprimi los documentos que el mismisimo senor Zavala habia preparado para mi.

  • Los crimenes de Shamersville de David Zafra Ruiz

    https://gigalibros.com/los-crimenes-de-shamersville.html

    !Necesitaba matarlas!
    Algo espeluznante se cierne sobre Shamersville en el
    fatidico invierno de 1899. El cadaver de una joven
    hallado en el sanatorio psiquiatrico pone en alerta
    a toda la comarca. El detective Alfred Tilman y su
    ayudante, el capitan Edward Stone, comienzan a
    profundizar en los hechos, cuando es anunciada la
    segunda victima. Tras las muertes se esconde un asesino
    sin escrupulos que desmiembra a sus victimas.
    El mutismo y miedo de los habitantes hara que el
    trabajo del detective y su ayudante sea mas complejo
    de lo inicialmente esperado.
    Nadie era consciente del sufrimiento que estaba
    aun por llegar...