• cailean el falso highlander - Lisbeth Cavey

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    La manana que Agnes llego al castillo era desapacible y fria. El cielo ennegrecido amenazaba tormenta y la humedad calaba los huesos. El raido vestido y la fina capa que la cubria no eran suficientes para aliviar su temblor. Estaba nerviosa, era la primera vez que se separaba de su familia. Ellos habian decidido que ya tenia suficiente edad para mantenerse a si misma y le habian buscado el trabajo en el castillo de Kisimul. Habia oido historias, leyendas. Decia su madre: no hay que creer todo lo que te cuentan. Y la verdad era que, a Agnes, no le entusiasmaba la idea de trabajar en el lugar protagonista de todos aquellos chismes. Al castillo solo se podia acceder en una embarcacion, y ella habia llegado a acompanada de su padre en un pequeno bote perteneciente a un granuja de la isla que les habia cobrado una barbaridad por acercarlos a su destino. Durante el trayecto, Agnes habia observado con detenimiento el gran pedrusco que, cubierto de niebla, se divisaba cada vez mas cercano. El castillo se le antojaba tenebroso, ella sentia miedo y asi se lo hizo saber a su progenitor, pero todo intento de volver atras fue en vano. Nosotros ya hemos hecho bastante, le dijo, ahora tienes que arreglartelas por ti misma. Agnes y su padre caminaron el corto recorrido desde el embarcadero al castillo de Kisimul intentando protegerse de las rachas de viento helado que parecian querer echarlos del islote. Cuando estuvieron delante de la puerta del castillo, su padre llamo con la aldaba. Pasaron unos interminables segundos hasta que alguien abrio la gran puerta, segundos en los que Agnes penso que todavia habria una esperanza para ella, sin embargo, aquella pequena llamita se desvanecio y un hombre de unos sesenta anos, calvo y con cejas pobladas, les abrio la puerta. --Soy Angus Steward, y esta es mi hija Agnes, es la nueva sirvienta --anuncio Angus con decision. El hombre miro a Agnes de arriba abajo y les franqueo el paso mientras sujetaba un candil encendido, pues el dia era tan oscuro que parecia que ya habia entrado la noche. Agnes y Angus siguieron al hombre hasta la cocina, alli les esperaba la senora Fia MacNeil, la hermana del laird. --!A buenas horas! --exclamo la mujer. --Ha sido dificil encontrar alguien que nos trajera hasta aqui, senora. Nos han dicho en la isla que habra tormenta --dijo Angus. --Pretextos y mas pretextos, de acuerdo, usted ya se puede marchar. Nina, acompaname, te ensenare tus aposentos. Agnes quiso despedirse de su padre, pero Fia insistio en que se fuera sin perder tiempo del castillo. Angus le prometio a Agnes que estaria bien, pero en sus ojos era dificil ocultar la tristeza, ella lo conocia lo suficiente como para saber quien era su progenitor. Cuando Angus se hubo marchado, Fia le enseno a Agnes las estancias en las que podian entrar los sirvientes; las habitaciones, una letrina y la cocina. En horas de servicio se podian mover por el resto del castillo, siempre con causa justificada. Segun la senora, el laird era muy celoso de su intimidad. Recorrieron el castillo mientras Fia le daba instrucciones para que ella pudiera desarrollar su trabajo con eficiencia, tambien le dio una clara indicacion, mas bien fue una advertencia. Nunca, jamas podia entrar en los aposentos del laird. El dia fue largo y triste para la joven Agnes, pues su casa era humilde y acogedora, en cambio, el castillo era grande, lugubre y frio, muy frio. Trabajo en el huerto, en la cocina y por la noche ayudo a servir la cena. Fue ahi cuando tuvo que poner a prueba su eficiencia y no fue demasiado bien, el laird y su familia se le antojaban altivos y despotas. Agnes sirvio el vino a los comensales, tarea complicada, cuando en su casa cada uno tenia por costumbre servirse lo suyo sin molestar a los demas. Fue rodeando la mesa y echando el vino a cada uno de los miembros de la familia, hasta que se situo al lado de Cailean, el hijo menor del laird. Agnes, con inseguridad, intento en vano echar el vino sin derramar una gota, pero el halo electrico de Cailean, del que todos hablaban en la isla y no precisamente bien, hizo que su cuerpo comenzara a temblar como por arte de magia. El vino reboso del vaso y la mesa quedo encharcada. --Disculpe, senor, enseguida lo limpio --dijo Agnes con una voz a duras penas audible. Fia carraspeo y Agnes dirigio su mirada hacia ella, sus ojos le devolvieron furia. --!Chiquilla inutil! --espeto. Agnes comenzo a pasar un pano por la mesa para arreglar el desaguisado. De pronto, una mano firme la agarro por la muneca. Era Cailean MacNeil, la miraba con una mezcla de enfado y burla. Jamas habia visto a aquel hombre de cerca, solo una vez, un par de anos antes. Lo habia visto cabalgar su caballo en las inmediaciones de su casa, ella habia salido a buscar flores para su madre, llevaba a su hermano pequeno de la mano y un caballo negro se les acerco a la carrera. Encima de el, un jinete de mirada fria y cabello negro al viento. A Agnes le llamo la atencion su tez tan morena e impropia de aquellas tierras. Agnes y su hermano se abrazaron, pues temian ser arrollados, pero pronto se disipo su temor, pues el, Cailean, le dio una orden al caballo para que redujera su marcha y paso junto a ellos muy despacio. Entonces el la miro y sintio el mismo escalofrio que habia sentido momentos antes, solo que ahora, estaba tan cerca... Habia fantaseado muchas veces con que Cailean MacNeil la subiera en su caballo y cabalgara con ella sintiendo su cuerpo, su aliento. Pero todo aquello quedo atras, eran meras fantasias de una jovencita que habia oido tantas y tantas leyendas acerca de aquel hombre que, de alguna forma, lo habia idealizado. En realidad, todas las chicas de Barra bebian los vientos por el, pero este era tan efimero, tan fantasmal, que a veces se les antojaba un personaje imaginario. --Dejalo ya, mujer --dijo Cailean con suficiencia. --Disculpe, ya me retiro. --Agnes se marcho de la estancia apresuradamente ante la mirada furibunda de Fia. Una vez en la cocina rompio a llorar, se sentia inutil, temerosa, desubicada, era tan grande su tristeza que creyo que iba a morir de la congoja. --?Que te pasa, Agnes? --pregunto una voz conocida para ella. --Gavin, ?que haces aqui?, hacia tiempo que no te veia por la isla y me dijo tu madre que estabas trabajando. --Si, llevo unas lunas en este lugar, no esta mal, ?y tu?, llegaste hoy, ?verdad?, todos hablan de la chica de ojos grises que no aguantara nada en el castillo, no tienen ni idea de quien es Agnes Steward --rio. --Puede que tengan razon, son tan, diferentes. Confieso que me dan miedo --dijo Agnes con pesar. --Miedo no es la palabra, son los senores de estas tierras, es normal que no sean como nosotros. Mantienen las distancias, ellos no nos molestan, nosotros tampoco a ellos, nos limitamos a hacer nuestro trabajo sin dar que hablar. Eso si, no les gustan los errores --argumento Gavin encogiendose de hombros. --Pues yo acabo de arruinar su cena, entonces --anuncio Agnes llevandose ambas manos a la cara. --Bueno, es el primer dia, a todos nos ha pasado, aqui no se esta mal, de verdad. --Me cuesta creerlo --susurro Agnes. --Ven, te ensenare una cosa --dijo Gavin mientras agarraba la mano de Agnes y la llevaba practicamente a rastras hasta la torre. --?Que haces?, nos van a pillar y nos mandaran a la isla de una patada --apunto Agnes preocupada. --Tu tranquila, estas conmigo. --El chico sonrio a su amiga de la infancia y la hizo subir todas las escaleras de ascenso al lugar que mas le gustaba del castillo. Cuando llegaron arriba, Gavin volvio a tirar de ella hasta llevarla a las almenas. --Mira, ?no es hermoso? --pregunto el. Desde alli arriba, el punto mas alto de Castlebay, Agnes admiro las maravillosas vistas crepusculares y vio su casa en la isla, por un momento se entristecio de nuevo y tuvo que secarse una lagrima que bajo por su mejilla. El dia seguia siendo desapacible y hacia frio, ya casi no habia claridad y la tormenta habia amainado. A aquellas horas, su familia estaria haciendo la cena y, junto a la lumbre, estarian sus hermanos jugando. Aquello le parecia tan lejano y era tan triste su nueva vida que solo pudo decirle a Gavin: --Volvamos a la cocina. [?][?][?] Cailean se preparo para decirle a su padre lo que hacia mucho tiempo rondaba por su cabeza: que la isla se le quedaba pequena y el mundo le parecia muy grande para no poder formar parte de el. A sus veinticinco anos sonaba con una vida en otro lugar, con recorrer otras tierras, conocer otras gentes diferentes y que no construyeran chismes y leyendas sobre su persona. El sabia que no era igual que los otros hombres de su generacion, que ser un MacNeil era un orgullo para ellos y comulgaban con unas costumbres y tenian unos valores muy diferentes. Cailean era especial, eso siempre se lo habia dicho su madre, aquella mujer que, por amor, paso sus ultimos dias en un lugar al que no pertenecia. Myra, su madre, habia nacido en Inverness, pero sus padres eran espanoles que habian sido capturados y posteriormente vendidos como esclavos. La madre de Cailean no era la esposa del laird, solo una sirvienta, pero le dio algo que nadie mas le habia dado, la pasion por la lectura. Por ello, tal como hizo ella cuando estaba embarazada de el, Cailean se habia leido todos y cada uno de los libros que descansaban en la polvorienta biblioteca que habia conocido tiempos mejores.

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  • Cailean, el falso highlander - Lisbeth Cavey - Babelio

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  • (Reseña) Cailean, El Falso Highlander by Lisbeth Cavey

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  • R111 - Cailean, el falso highlander - Lisbeth Cavey

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    7 dic 2021 — Buenos días infinitos, hoy en el blog os traigo una reseña de un libro que leí en una lectura conjunta, con el grupo Romantik Zone de Facebook.

  • Algo tan magico como tu de Nina Minina

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    Detras de una gran historia de amor siempre hay secundarios inolvidables. Descubre lo que paso con todos ellos despues de “Algo tan (estupido) estupendo como el amor” en su spin-off: “Alto tan magico como tu”, y suspira de nuevo.

  • Tu, mi destino de Elizabeth Betancourt

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    Ashlyn acaba de recibir una carta donde se dice que ha heredado una casa en Alabama. Le viene estupendamente sobre todo porque acaban de despedirla de su trabajo como quimica cosmetica y esta a punto de vivir en un callejon.Ilusionada por esta nueva aventura, emprende el viaje sin saber que se encontrara con muchos secretos familiares y un pueblo dirigido por el sheriff Lorcan Foster que intentara impedir que la mujer se quede en Fairhope por todos los medio posibles, incluso poniendo a todos los habitantes de la pequena ciudad, en su contra.

  • Dulces Escarchados de A.m. Willard

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    Morgan Lewis, una romantica sin esperanzas y la burbujeante duena de Polka Dot Bakery, no podia esperar para casarse con el hombre de sus suenos. Sintiendose mareada mientras camina por el parque llevando su hermoso vestido de novia por encima del hombro, ve algo que ninguna futura esposa deberia ver. En ese momento, la boda de sus suenos se convierte en una historia adecuada para una revista de chismes. Mientras las lagrimas corren por su rostro, ella se pregunta a quien cancelar primero: la iglesia o el proveedor.

  • La catadora de Hitler de V.s. Alexander

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    ?Hitler se suicido o fue asesinado por uno de sus mas cercanos colaboradores? Basandose en la estremecedora historia de Margot Wolk, V. S. Alexander ha escrito un absorbente thriller que pone en duda lo que sabemos sobre la muerte del Fuhrer. Cuando los bombardeos de los Aliados comienzan a caer sobre Berlin, los padres de Magda deciden enviarla con sus tios a las montanas, donde le consiguen un trabajo en el Berghof, el lugar de descanso de Hitler. Tras una serie de rigurosos examenes fisicos y mentales, es asignada a la cocina. ?Su labor? Formara parte del grupo de mujeres dedicadas a catar los alimentos del Fuhrerpara asegurarse de que no esten envenenados. En medio de la belleza de los Alpes bavaros, poco a poco Magda se olvida de los horrores de la guerra y del peligro que arrastra su nuevo trabajo. Sin embargo esta aparente calma se esfumara cuando conozca al capitan de las SS Karl Weber, un conspirador que intenta convencerla de que el Fuhrer debe morir y ella es la pieza mas importante de un complot que pondra a prueba su inteligencia y lealtad. La novela inspirada en la vida de Margot Wolk, catadora del Fuhrer.

  • El extranjero de Albert Camus

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    Hoy ha muerto mama. O quiza ayer. No lo se. Recibi un telegrama del asilo: <> Pero no quiere decir nada. Quiza haya sido ayer. El asilo de ancianos esta en Marengo, a ochenta kilometros de Argel. Tomare el autobus a las dos y llegare por la tarde. De esa manera podre velarla, y regresare manana por la noche. Pedi dos dias de licencia a mi patron y no pudo negarmelos ante una excusa semejante. Pero no parecia satisfecho. Llegue a decirle: <> No me respondio. Pense entonces que no debia haberle dicho esto. Al fin y al cabo, no tenia por que excusarme. Mas bien le correspondia a el presentarme las condolencias. Pero lo hara sin duda pasado manana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mama no estuviera muerta. Despues del entierro, por el contrario, sera un asunto archivado y todo habra adquirido aspecto mas oficial. Tome el autobus a las dos. Hacia mucho calor. Comi en el restaurante de Celeste como de costumbre. Todos se condolieron mucho de mi, y Celeste me dijo: <> Cuando parti, me acompanaron hasta la puerta. Me sentia un poco aturdido pues fue necesario que subiera hasta la habitacion de Manuel para pedirle prestados una corbata negra y un brazal. El perdio a su tio hace unos meses. Corri para alcanzar el autobus. Me senti adormecido sin duda por la prisa y la carrera, anadidas a los barquinazos, al olor a gasolina y a la reverberacion del camino y del cielo. Dormi casi todo el trayecto. Y cuando desperte, estaba apoyado contra un militar que me sonrio y me pregunto si venia de lejos. Dije <> para no tener que hablar mas. El asilo esta a dos kilometros del pueblo. Hice el camino a pie. Quise ver a mama en seguida. Pero el portero me dijo que era necesario ver antes al director. Como estaba ocupado, espere un poco. Mientras tanto, el portero me estuvo hablando, y en seguida vi al director. Me recibio en su despacho. Era un viejecito condecorado con la Legion de Honor. Me miro con sus ojos claros. Despues me estrecho la mano y la retuvo tanto tiempo que yo no sabia como retirarla. Consulto un legajo y me dijo: <> Crei que me reprochaba alguna cosa y empece a darle explicaciones. Pero me interrumpio: <> Dije: <> El agrego: <> Era verdad. Cuando mama estaba en casa pasaba el tiempo en silencio, siguiendome con la mirada. Durante los primeros dias que estuvo en el asilo lloraba a menudo. Pero era por la fuerza de la costumbre. Al cabo de unos meses habria llorado si se la hubiera retirado del asilo. Siempre por la fuerza de la costumbre. Un poco por eso en el ultimo ano casi no fui a verla. Y tambien porque me quitaba el domingo, sin contar el esfuerzo de ir hasta el autobus, tomar los billetes y hacer dos horas de camino. El director me hablo aun. Pero casi no le escuchaba. Luego me dijo: <> Me levante sin decir nada, y salio delante de mi. En la escalera me explico: <> Atravesamos un patio en donde habia muchos ancianos, charlando en pequenos grupos. Callaban cuando pasabamos. Y reanudaban las conversaciones detras de nosotros. Hubierase dicho un sordo parloteo de cotorras. En la puerta de un pequeno edificio el director me abandono: <> Le di las gracias. Mama, sin ser atea, jamas habia pensado en la religion mientras vivio. Entre. Era una sala muy clara, blanqueada a la cal, con techo de vidrio. Estaba amueblada con sillas y caballetes en forma de X. En el centro de la sala, dos caballetes sostenian un feretro cerrado con la tapa. Solo se veian los tornillos relucientes, hundidos apenas, destacandose sobre las tapas pintadas de nogalina. Junto al feretro estaba una enfermera arabe, con blusa blanca y un panuelo de color vivo en la cabeza. En ese momento el portero entro por detras de mi. Debio de haber corrido. Tartamudeo un poco: <> Se aproximaba al feretro cuando lo pare. Me dijo: <> Respondi: <> Se detuvo, y yo estaba molesto porque sentia que no debi haber dicho esto. Al cabo de un instante me miro y me pregunto: <>, pero sin reproche, como si estuviera informandose. Dije: <> Entonces, retorciendo el bigote blanco, declaro, sin mirarme: <> Tenia ojos hermosos, azul claro, y la tez un poco roja. Me dio una silla y se sento tambien, un poco a mis espaldas. La enfermera se levanto y se dirigio hacia la salida. El portero me dijo: <> Como no comprendia, mire a la enfermera y vi que llevaba, por debajo de los ojos, una venda que le rodeaba la cabeza. A la altura de la nariz la venda estaba chata. En su rostro solo se veia la blancura del vendaje. Cuando hubo salido, el portero hablo: <> No se que ademan hice, pero se quedo, de pie detras de mi. Su presencia a mis espaldas me molestaba. Llenaba la habitacion una hermosa luz de media tarde. Dos abejorros zumbaban contra el techo de vidrio. Y sentia que el sueno se apoderaba de mi. Sin volverme hacia el, dije al portero: <> Inmediatamente respondio: <>, como si hubiese estado esperando mi pregunta. Charlo mucho en seguida. Se habria quedado muy asombrado si alguien le hubiera dicho que acabaria de portero en el asilo de Marengo. Tenia sesenta y cuatro anos y era parisiense. Le interrumpi en ese momento: <> Luego recorde que antes de llevarme a ver al director me habia hablado de mama. Me habia dicho que era necesario enterrarla cuanto antes porque en la llanura hacia calor, sobre todo en esta region. Entonces me habia informado que habia vivido en Paris y que le costaba mucho olvidarlo. En Paris se retiene al muerto tres, a veces cuatro dias. Aqui no hay tiempo; todavia no se ha hecho uno a la idea cuando hay que salir corriendo detras del coche funebre. Su mujer le habia dicho: <> El viejo habia enrojecido y habia pedido disculpas. Yo intervine para decir: <> Me parecio que lo que contaba era apropiado e interesante. En el pequeno deposito me informo que habia ingresado en el asilo como indigente. Como se sentia valido, se habia ofrecido para el puesto de portero. Le hice notar que en resumidas cuentas era pensionista. Me dijo que no. Ya me habia llamado la atencion la manera que tenia de decir: <>, <> y, mas raramente, <>, al hablar de los pensionistas, algunos de los cuales no tenian mas edad que el. Pero, naturalmente, no era la misma cosa. El era portero y, en cierta medida, tenia derechos sobre ellos. La enfermera entro en ese momento. La tarde habia caido bruscamente. La noche habiase espesado muy rapidamente sobre el vidrio del techo. El portero oprimio el conmutador y quede cegado por el repentino resplandor de la luz. Me invito a dirigirme al refectorio para cenar. Pero no tenia hambre. Me ofrecio entonces traerme una taza de cafe con leche. Como me gusta mucho el cafe con leche, acepte, y un momento despues regreso con una bandeja. Bebi. Tuve deseos de fumar. Pero dude, porque no sabia si podia hacerlo delante de mama. Reflexione. No tenia importancia alguna. Ofreci un cigarrillo al portero y fumamos. En un momento dado, me dijo: <> Le pregunte si se podia apagar una de las lamparas. El resplandor de la luz contra las paredes blancas me fatigaba. Me dijo que no era posible. La instalacion estaba hecha asi: o todo o nada. Despues no le preste mucha atencion. Salio, volvio, dispuso las sillas. Sobre una de ellas apilo tazas en torno de una cafetera. Luego se sento enfrente de mi, del otro lado de mama. Tambien estaba la enfermera, en el fondo, vuelta de espaldas. Yo no veia lo que hacia. Pero por el movimiento de los brazos me parecio que tejia. La temperatura era agradable, el cafe me habia recalentado y por la puerta abierta entraba el aroma de la noche y de las flores. Creo que dormite un poco.

  • Cuando el amor es eterno de Caroline Mickelson

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    Cuando Ava McKenna dejo el vecindario donde habia crecido, nunca planeo mirar atras. Y durante diez anos no lo hizo. No hasta que Mateo Ortega, el atractivo y encantador muchacho de la casa de al lado, aparecio para pedirle ayuda. Mateo necesitaba un favor; en realidad, necesitaba una falsa prometida, y penso que Ava seria la mujer perfecta para la farsa. Ava sabia que le debia un favor a la familia Ortega pero, cuando miro a los esplendidos ojos marrones de Mateo, se dio cuenta de que saldar la antigua deuda podria poner en peligro su corazon.

  • Pequenas grandes cosas de Jodi Picoult

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    Ruth Jefferson es enfermera en la sala de partos de un hospital de Connecticut, una profesional con mas de veinte anos de experiencia. Ruth empieza su turno con el reconocimiento rutinario de un recien nacido, pero unos minutos despues le comunican que el nino tiene otra enfermera. Los padres son supremacistas blancos y no quieren que Ruth, que es de origen africano, toque a su pequeno. El hospital satisface sus deseos, pero al dia siguiente el nino sufre una crisis cardiaca y Ruth es la unica enfermera de servicio. ?Obedecera las ordenes de la direccion o intervendra a pesar de todo?
    Con un extraordinario despliegue de inteligencia y sinceridad, y una gran empatia, Jodi Picoult aborda los problemas de la raza, los privilegios, los prejuicios, la justicia y la compasion y no da soluciones comodas. "Pequenas grandes cosas" es una obra excelente de una escritora en el momento mas brillante de su carrera.

  • Desde ayer y para siempre (Casi como hermanos 2) [LGBT] de Frances Stone

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    Anthony y Marc estan mejor que nunca.
    Kyle esta conociendo cada vez mas a Noah.
    Todos estan felices, todo es perfecto.
    El sexo es increible.

  • Contigo, una y otra vez de Cesar Poetry

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    Cesar Poetry presenta una novela sensible y elegante sobre el amor, la soledad y la felicidad, acompanada de las bellas ilustraciones de Ana Santos.

  • Einstein y el arte de montar en bicicleta de Ben Irvine

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    Ben Irvine nos explica como experimentar la sabia manera de ver la vida de Einstein a traves del sencillo placer de montar en bicicleta. Esta obra arroja una nueva luz sobre la vision holistica del mundo de uno de los grandes iconos de la ciencia y explora como alcanzar el equilibrio y la atencion plena a traves del placer de montar en bicicleta. Ben Irvine nos muestra una forma de vida ecologicamente consciente, integrando conceptos filosoficos, practicos y personales.

  • Felicidad y otros cuentos de Katherine Mansfield

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    Lo mejor de la narrativa de Katherine Mansfield se reune en esta gran coleccion: Felicidad, La mosca, La casa de munecas, La fiesta en el jardin, Vida de Ma Parker, La mujer del almacen, Preludio, El canario, La leccion de canto. Estos cuentos se desarrollan en escenarios tranquilos, familias acomodadas, viviendas con hermosos jardines y personajes caracterizados por una terrible soledad espiritual.
    En Felicidad y otros cuentos, la escritora recurre a la observacion y la ironia para describir las costumbres sociales de la clase alta y sus mujeres insatisfechas rodeadas de frivolidad, junto con una dura critica contra el sistema dominante.
    Katherine Mansfield (Nueva Zelanda, 1888 – 1923), mujer rebelde y creativa, considerada una de las grandes figuras del cuento corto breve supo captar la sutileza del comportamiento humano a traves de sus relatos cargados de simbolismos.

  • Corazon de invierno (Hermanas Weatherly 1) de Laura A. Lopez

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    "?La calida personalidad de una muchacha, podra superar los helados caminos a la restitucion de un corazon que hiberna?"

  • Despacio nos morimos de Emelie Schepp

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    Un desvio accidental en el corte

  • Monserrat de Vanessa Nieto

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    Algunos anos atras, cuando las personas religiosas aun llamaban a sus hijos por el nombre de algun personaje de la Biblia, santo o virgen, se encontraba Monserrat, una chica que no entendia como su devota madre le habia castigado desde el dia de su nacimiento bautizandole asi. Ella no tenia nada de virgen, su piel no era morena y tampoco sus abuelos eran de la bella Cataluna, de donde procedia su nombre. En checo no existia ningun sonido parecido, por lo cual pocas personas lograban llamarle correctamente. Llego un dia en a notar su nombre, gracias a una postal que recibio de una importante capital de Suramerica. Alli existia una montana llamada Monserrat, con una gran iglesia blanca en su cima, donde se podia contemplar toda la ciudad. Habia sido un amigo de su infancia, cuyos padres se mudaron alli, quien le envio la tarjeta. El queria recordarle su belleza, no solo la de su nombre, no solo la de su apariencia, sino tambien la de su corazon. Todos los dias leia la postal que su amigo le habia enviado varios meses atras. Su mirada se perdia en la foto. Pasaba horas intentando imaginar lo que en aquella iglesia en la cima de la montana se encontraba. Desde muy pequena habia escuchado que los conquistadores construian sus iglesias en los lugares donde los indigenas solian adorar a sus dioses. Estos lugares eran magicos, perfectos escondites de tesoros. La iglesia de aquella foto que jamas se habia imaginado que existiera, y menos con su nombre, le producia mucha curiosidad. Monserrat no creia en nada, ni tampoco pretendia que alguien creyera en ella. Desde la muerte de su madre solo se dedicaba a desperdiciar el tiempo. Con mucha dificultad logro terminar la secundaria y no porque no fuera la estudiante mas brillante, sino porque en todas las clases no hacia mas que concentrarse en observar la ventana del salon, como si su madre estuviera a punto de asomarse, tal como lo hacia de costumbre para saludarle. Despues de terminar sus estudios lo unico que le quedaba por hacer era pasear por la ciudad y trabajar algunas horas del dia en un pequeno cafe. Vivia en el castillo mas grande del mundo: el Convento Central de la Republica Checoslovaca. Las monjas habian intentado expulsarla en varias ocasiones; su comportamiento no era de buen testimonio para las recien iniciadas y despertaba la envidia de las hermanas mayores, quienes deseaban tener juventud y suerte para disfrutar la vida que habian visto pasar frente a sus ojos. La unica plegaria que se le escuchaba rezar era la que cada noche, sentada sobre su cama y junto a una pequena lampara, hacia al leer la postal: "Olvida tu historia personal. Suena y llega tan alto como quieras. Cree". Antes de la firma tambien se podia leer: "Esta foto es del lugar donde las estrellas del cielo se mezclan con las flores del campo". Monserrat se quedaba dormida pensando en la forma de borrar su pasado, buscando olvidar su soledad, el dia en el que murio su madre, las duras penitencias en el convento, los maltratos que sufrio hasta que tuvo edad para defenderse, y el unico lugar en el que le gustaba estar: la escuela. Como olvidar que alli habia aprendido todo lo que creia saber; en su escuela veia, aunque fuera solo en libros, lugares lejanos, con personas distintas y de costumbres extranas. La clase de sociales era su favorita, le permitia volar, ver otros mundos y estar mas cerca de el: el chico mas timido de la escuela, tenia ojos grandes que sobresalian en un rostro palido con algunas pecas sobre las mejillas. El era su mejor amigo y lo conocia desde el primer dia de escuela. Era el unico nino que esperaba en el patio a que su padre llegara a recogerle. Monserrat se acerco y le pregunto: --Ya no hay mas ninos en la escuela, ?que haces aqui? --Si hay mas, ?no ves que tambien estas tu? --Pues yo espero a mi madre, ella es maestra aqui. --Se sento a su lado--, si quieres te puedo ensenar la escuela mientras llegan por ti. Desde entonces se hicieron los mejores amigos. Juntos descubrian no solo los pasadizos mas ocultos de la escuela, sino tambien los de sus corazones. Con el tiempo otros chicos del colegio los empezaron a molestar. Ellos siempre permanecian juntos en el tiempo de descanso y el la acompanaba a casa sin importarle que los demas dijeran que eran novios. El fue el unico que se quedo a su lado, aunque fuese en silencio y por varios dias, mientras ella intentaba procesar la muerte de su madre. Ademas, fue quien le ayudo a cargar, hasta el convento de su tia, la unica herencia que le dejo su madre: viejos y pesados libros que usaba en la escuela. Con el corazon saltando por encima de su pecho, despues de haber corrido un par de kilometros para llegar al convento, sin aire en sus pulmones y con lagrimas secas sobre sus mejillas, el le entrego un pequeno libro con tapas endebles de cuero cafe: Las Mil y una Noches, y con un fuerte y largo abrazo se despidio. Debia mudarse a America del Sur porque a su padre le habian ofrecido la presidencia de Calderas Czech y la representacion de la empresa en la industria de fundicion de hierro requeria su experticia. A sus 15 anos, sin opciones de trabajo, sin la haber terminado la escuela y sin alguna otra alternativa, se mudo a mas de 9.000 km de ella. Monserrat leia las historias mil y una veces, pensando en su regreso, esperando que un dia fuera la voz de su amigo la que susurrara las historias de Sherezade a su oido antes de que, entre sollozos, quedara tendida sobre su cama. Pero eso nunca sucedio, pasaron las semanas, los meses e incluso un par de anos hasta que, finalmente, ella perdio la esperanza. Lo unico que le restaba era empezar a vivir lo que los adultos llaman realidad. CAPITULO 2 Una de las mil y una noches en las que sostenia la postal, que extranamente decia su nombre, intentaba entender como su amigo le pedia olvidar su historia personal. ?Acaso pretendia que se olvidara de el?, ?era solo una astuta forma de decirle que el la pensaba, que, asi como habia un lugar desde el cual se podia ver una capital entera, tambien habia un lugar donde se concentraba todo el jardin del Eden: sus brillantes ojos verdes? El se lo confeso un dia antes de marcharse, le susurro al oido que la amaba, ante lo cual, la unica respuesta de Monserrat fue agachar la mirada. Pretendia guardar en secreto las lagrimas que se derramaban por su partida. Ahora no entendia por que despues de tanto tiempo el habia decidido volver a escribirle. Ella le echaba de menos todos los dias, algunas veces un poco mas que otras, pero esa postal debia significar algo. Se preguntaba si el aun tenia sentimientos por ella y si la pensaba tanto como ella a el. Era tiempo de averiguarlo. A la manana siguiente, a la luz del alba, Monserrat se presento ante su tia, la Madre Superiora, quien la habia recibido de nina en el convento por la promesa que en el lecho de muerte habia hecho a su hermana. Los vestigios de la Segunda Guerra Mundial cobraron con hepatitis la vida del padre de la nina y, anos despues, el contagio de la falla hepatica se transformo en un cancer de higado jamas diagnosticado en su hermana, responsabilizandola de la educacion y el cuidado de la nina. --?A que vienes hija? --Le pregunto la Madre Superiora antes de que ella pudiera pronunciar palabra. --Madre --respondio--, quiero ir a Sur America. Sobresaltada su tia alego: --?pero de que estas hablando?, ?acaso sabes donde queda eso?, ?pero si tu nunca has salido de aqui?, ?en que momento se te han metido ideas tan locas a la cabeza?, ?que vas a ir a hacer a America? Iba a continuar con su sermon, pero el llanto de la chica la detuvo. Monserrat estaba ahogada en lagrimas y entre sollozos replico: --Si es necesario entregar mi vida como misionera para tener tu apoyo y tu bendicion, y asi poder ir a America, lo hare. Tras escuchar aquellas palabras que le mostraban a Monserrat como nunca antes la habia conocido: fuerte, decidida, capaz de entregar su vida por un amor superior al propio; una joven por la que rogo poder ver, le bendijo diciendo: --No es necesario hija, los sacrificios que hacemos al Senor son voluntarios, de lo contrario, no tendrian recompensa. Que Dios te acompane y que te cuide el Altisimo porque yo no lo podre hacer mas. Metio su mano dentro de la tunica marron y, despues de abrir y cerrar algunos bolsillos es su interior, le alargo a su sobrina una pequena bolsa de pano desgastado; hacia parte de los tesoros que su padre les habia dejado a ella y a su madre. Esas pocas monedas de oro le serian de gran ayuda. --Tu madre hubiese querido que las tuvieras contigo para ir al encuentro con tu destino. Su corazon estaba conmovido, jamas le habia dado un abrazo o una caricia a su sobrina. No la volveria a ver. Sabia que el momento habia llegado, que ya estaba escrito que Monserrat debia partir. --Con que este era el sueno --penso mientras levantaba su mirada a la una en punto. Meses atras, mientras dormia en medio de un Ave Maria --podria decirse que era una vision mas que un sueno--, ella vio como un ruisenor daba brinquitos dentro de una jaula, lo detallo por varios minutos, hasta que tuvo piedad y finalmente abrio la compuertilla lateral. La avecilla echo a volar. Se sentia tranquila, estaba haciendo lo correcto al ayudarle. Con una leve reverencia y los ojos aguados, dio media vuelta y se retiro.

  • Ensename el camino de A. L. Jackson

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    Rynna Dayne huyo de su pueblo natal, Gingham Lakes, Alabama, cuando tenia diecisiete anos con el firme proposito de no regresar jamas., hasta que su abuela le deja en herencia el restaurante familiar que Rynna adora desde la infancia y no le queda mas remedio que volver.

  • Corvette rojo. Salvando a Paco de Brian Stewart

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    Mucha gente viene a los Estados Unidos para escapar del gobierno totalitario y encontrar una nueva forma de vida. La mayoria de los que lo hacen oir se mezclan rapidamente y se vuelven muy exitosos. La vida no fue tan buena para Paco cuando su empleador Big Pete fue asesinado y Paco fue culpado por su muerte y luchando por su vida.

  • Mi pequena de Luis Barrena Ugaz

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    Jean es un joven universitario, comun como cualquier otro. Trata de disfrutar cosas tan sutiles del mundo como un amanecer o un anochecer solitario, pero todo se ve perturbado cuando conoce a Sofia, una chica menor que el. En el trayecto de la historia el va aprendiendo que el amor es una eleccion que el decide vivir y experimentar; tambien aprende las diferencias del sexo con un cuerpo que amas y uno que solo sirve para saciar las ganas.

  • Desnudame de Clara Montecarlo

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    He esperado toda la vida al hombre de mi vida. Joven, soltera, trabajadora, independiente, divertida... Y sigue sin aparecer. Hasta hoy. Abdominales de acero, sonrisa de diablo. Corbata de empresario, mirada de cazador. John Corvus es el hombre de mi vida. Lo se. Mi corazon se detiene al verle. Me muerdo el labio. No habia visto a nadie asi en mi vida. Decidido, confiado, comprensivo, seductor. Inteligente, salvaje, protector, divertido. Y me quiere a mi. Noto como me devora con la mirada. Yo soy una princesa. Nunca se lo pongo facil. Pero es dificil resistir cuando su mirada te quita el aliento. Estoy cansada de ser la chica buena que termina sola. Es hora de que descubra quien es la verdadera Ann Jones.

  • La Wanda de Masoch (Mujeres fuertes 1) de Maria Elena Sarmiento

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    En esta ceremonia todo es falso y, sin embargo, Wanda esta feliz. Por un momento piensa en su nombre. Unos meses atras, ni siquiera sabia quien era Wanda y ahora hasta se habla a si misma de esa forma. La original es el personaje de una novela del hombre del que esta enamorada, en el que ha depositado sus expectativas y que la tiene fascinada. Si el quiere llamarla asi, ?que tiene de malo? Ella nacio siendo Angelika Aurora Rumelin, ?quien ha escuchado ese apellido? La pobreza y la lacra de una familia insignificante la han acompanado siempre. Es cierto que lo que esta llevando a cabo es un matrimonio ficticio, pero sabe que Leopold von Sacher Masoch es un caballero de principios y cree que el es sincero en su sentimiento, tan sincero como puede ser un individuo que se enamora una y otra vez. Sabe que no puede confiar en la palabra de nadie, pero al menos cree haber encontrado a un hombre ilustre que parece honesto. Habla de sus propias debilidades, de sus creencias, tiene la sensibilidad de mostrarse vulnerable. Dice que la ama, que no puede vivir sin ella y la describe como si la conociera de toda la vida. Su inteligencia la tiene deslumbrada, aunque no sabe cuanto tiempo puede durar interesado en ella. Lo que si es seguro es que por una temporada tendra el sustento asegurado. !Le pregunto si ella consideraba que les alcanzaria con los 6000 florines que calculaba ganar al siguiente ano para vivir! Toda su familia habia subsistido hasta ese dia con la decima parte o menos. Lo que fuera, era mejor que como habia vivido hasta entonces. Tal vez, si cumple con todo lo que se espera de la mujer de un intelectual tan importante, pueda conservar su amor. El no solamente es rico, sino que estudio Derecho, Historia y Matematicas, tiene un doctorado en Leyes y es un escritor famoso. Wanda, por su parte, no ha sido tan honesta. El ha interpretado que ella viene de una familia pudiente y no ha querido desmentirlo. Es mas, para mantenerlo interesado, le ha hecho pensar que es una mujer casada en proceso de divorcio. No es facil explicarle de otra forma el porque ya no es virgen. No esta segura de cual seria su reaccion si se enterara de que ya ha tenido relaciones sexuales y eso que nunca ha estado casada. La mayoria la juzgaria, aunque por las cartas que se han intercambiado, cree que tal vez el no vea las cosas tan drasticas. Aunque quien sabe, por escrito uno puede decir cualquier cosa y no es necesario que sea verdad. De cualquier forma, no es facil hablarle de lo que ella, una mujer de 27 anos, ha tenido que hacer para sobrevivir. Quiza mas adelante, cuando ambos esten mas seguros de su relacion, podra confiarle todo. De momento, le ha dicho que sabe que el no esta hecho para el matrimonio porque se ha comprometido a casarse muchas veces y se ha zafado al final en cada ocasion. Por eso, acepta vivir con el solo con un juramento personal y privado entre los dos, sin importarle como los juzguen los demas. En esta ceremonia estan llevando a cabo una farsa, pero aceptada por ambos. Wanda piensa que esto ya es al menos un compromiso importante, aunque no legal. Han llegado en un carruaje rentado. Se detienen a las orillas del rio Mura, a la entrada de un jardin en las faldas de la colina Schlossber. Durante el trayecto, han venido admirando las cascadas que se forman al caer el agua de las montanas. Buscan un lugar en donde el rio ha perdido el impetu y les ofrece la calma que necesitan para estar seguros de lo que se van a prometer. El lleva puesto un traje y corbata blancos. Le abre la puerta y la ayuda a bajar al tiempo que, con una reverencia, le regala un abrigo largo hasta los talones fabricado con nueve piezas de piel de oveja curtida y el cuello y los punos de conejo. Wanda se asombra ante el obsequio tan esplendido. Se lo pone de inmediato sobre el unico vestido formal que tiene, el que parece de seda negra. Leopold la mira extasiado y le pregunta al cochero: --?Ha visto dama mas bella sobre la Tierra? ?Verdad que parece una diosa? El hombre no escucho bien y cuando Leopold Sacher Masoch le repite las preguntas, responde en voz baja: --Si. Muy hermosa --Se retira sin saber si esa era la contestacion adecuada. Leopold sonrie y conduce a Wanda de la mano hasta la orilla del Mura. Ahi se quedan un momento en silencio. No saben muy bien lo que tienen que hacer. Se han prometido que no tendran sexo sin antes haber llevado a cabo este ritual en el que se entregaran sus almas. Con la mirada se demuestran su amor y su deseo. Ella espera que el, un hombre de 36 anos, le ensene a encontrar el placer, como se lo ha jurado. El espera que ella se le entregue en cuerpo y alma. Las promesas son reales, aunque por el momento son lo unico que los liga uno al otro. --Para mi, esta union es mas sagrada que si el Papa en persona la hubiera bendecido, mi amada Wanda. El que tu, una mujer tan hermosa, tan grande en todos sentidos, este dispuesta a entregarseme a mi, el mas bajo de los hombres y sin una bendicion apostolica ni un papel, es el mas alto honor que he recibido --a Leopold le tiembla la voz cuando le pone el anillo a su mujer. --Esta fecha quedara grabada en mi corazon para siempre: 15 de noviembre de 1872, dia de tu santo, querido. Para mi, con nuestras voluntades basta. Esta es una boda verdadera --Wanda coloca el anillo en el dedo del hombre al que ama. --Prometo respetar tu libertad, estar atento a tus apetencias, a tus deseos y ayudarte a cumplirlos en la medida de mis posibilidades. Prometo ayudarte a ser fiel a tu verdadera naturaleza y satisfacerte todos los dias de mi vida. --Prometo intentar ser la mujer que tu esperas y ... --No, no, no --la interrumpe el--. Se trata justo de lo contrario. Tu debes ser la mujer que eres, asi sin intentar imitar ni complacer a nadie mas y yo debo poner mi mayor esfuerzo en darte gusto siempre y en todo lugar. --Gracias --se sonroja ella--. Bueno, prometo ser feliz a tu lado y ayudarte a que tu tambien alcances la felicidad. ?Asi esta mejor? El asiente. Muy emocionado, deja que las lagrimas recorran sus mejillas. Ella se suelta para tomar el panuelo que trae escondido entre las faldas. El se lo impide. Sin soltarla, le besa las manos y anade: --Te juro que algun dia lo haremos legal, amada mia. Ahora estoy seguro de que si me quiero casar contigo porque tu estas dispuesta a ser mi mujer sin que la sociedad lo haya aprobado. Esperaremos a que tu divorcio se concrete, para hacer la formalidad de otra ceremonia, pero se en mi corazon, que nuestra boda real es esta. El la dirige hasta una banca de piedra, la ayuda a sentarse y, quitandole el zapato izquierdo, con mucha suavidad le roza con sus labios los dedos del pie. Al principio Wanda va a pedirle que se levante porque se siente apenada de tenerlo arrodillado enfrente, le impresiona la humildad con la que se postra, como si le dijera que el no es nada comparado con ella, pero la caricia la ha tomado por sorpresa y una agitacion la recorre desde la punta del pie hasta el pecho. Es un calorcillo agradable que le dificulta respirar. -- Mirame, postrado ante ti, pisoteame y sere feliz con tal de que me toque tu pie. Ella sonrie. Traviesa, le despeina el cabello. Leopold, al ver que el color se le ha subido a su mujer a las mejillas, va acariciando la pantorrilla izquierda, subiendo con lentitud hasta llegar adonde el liguero sostiene la media. Con manos expertas suelta primero el broche delantero y luego el de atras y va deslizando la media hacia abajo hasta que deja esa pierna desnuda. Wanda cierra los ojos y deja escapar un jadeo largo al tiempo que echa la cabeza un poco hacia atras, como si pudiera ver al cielo con los ojos cerrados, como si de esta manera, el olor de la hierba mojada penetrara mejor en sus orificios nasales y la ayudara a situarse donde esta, porque siente que esta perdiendo piso. Los labios de Leopold van rozando la piel que quedo descubierta, subiendo poco a poco hasta llegar al muslo

  • Mucha Mierda de Carlos Mena

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    Diego es un joven migrante que llega a los Estados Unidos con el objetivo de convertirse en un reconocido actor y trabajar junto a los mas grandes de la industria, sin embargo, la situacion no se lo pondra facil, ya que para alcanzar la meta debera trabajar duro. Pero una vuelta del destino lo lleva a conocer a Katherine, una hermosa joven con el mismo sueno que el. Juntos, abordaran una aventura que ira poniendo a prueba el lazo que han ido forjando.

  • Vestida de blanco de Mary Higgins Clark

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    Vestida de blanco es la segunda novela sobre el programa de television de Laurie Moran. El reality que trata de desvelar los misterios sobre casos sin resolver se centrara esta vez en la desaparicion de una novia el dia de su boda.

  • Con tal de verte volar, Miguel Gane de Miguel Gane

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    Con tal de verte volar es un homenaje a las alas que dirigen tu vuelo hasta donde solo se escucha el grito de la libertad, de la mujer libre.

  • Cuando tu y yo rompimos de Shirin Klaus

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    Ya he vuelto --anuncio Carlos al entrar en la suite. Cerro la puerta tras el y avanzo hacia la zona del salon--. Ha estado genial, !he pescado un atun! !Menuda pieza! Me han echado una foto y me la van a mandar al movil. Vas a alucinar cuando la veas. Al llegar al salon, lo encontro vacio y fruncio el ceno. --?Marisol? No hubo respuesta, pero aun asi siguio hablando mientras caminaba hacia la habitacion. --?Sigues en la cama? Pense que ya estarias mejor. En el dormitorio, no obstante, tampoco habia ni rastro de ella. La cama estaba tan bien hecha que quedaba claro que la habian hecho las limpiadoras a primera hora de la manana. Pero eso no era posible, ?no? Habia colgado el cartel de <> porque Marisol ese dia se encontraba mal y se habia quedado en la cama en lugar de ir a la excursion con el. Una bombillita del color de la traicion se encendio en su cabeza. --Ya veras, ya... yo me trague ese espectaculo de baile tradicional --murmuro mientras se dirigia hacia la ducha. No cabia duda: lo de sentirse mal tan solo habia sido una excusa para no ir de pesca con el. Podia entender que no le entusiasmase mucho la idea de pasarse seis horas en un barco, pero sabia que era importante para el, porque desde pequeno su padre le habia inculcado el amor por aquel deporte. !Ademas, era una actividad muy extendida entre los turistas! !El no era el unico raro! Le habria encantado que compartieran aquello... <> !Que cabrita! Ya se la devolveria, ya... Al terminar de ducharse, se seco y se puso comodo. --?Marisol? --llamo al salir del bano, pero siguio sin recibir respuesta. ?Donde estaria? Busco su movil por la habitacion para ver si le habia enviado algun mensaje, pero no lo encontro. Que extrano, juraria que lo habia dejado cargando en la mesita, pero alli no estaba. Trago saliva al pensar que quiza Marisol lo habia estado usando. ?Y si hallaba aquellos mensajes de la noche anterior? No le habia dado tiempo a borrarlos... No, Marisol no iba a encontrar nada porque su movil estaba protegido con contrasena precisamente para eso. Tenia que estar por ahi, en algun lugar de la suite. ?Tal vez en el salon? Iba a salir del dormitorio cuando algo en el escritorio llamo su atencion. Alli estaba su portatil, que si seguia donde el lo habia dejado esa manana, pero sobre este habia una nota manuscrita y un pendrive. Retrocedio y cogio la nota, donde podia leerse <>. Supuso que era la letra de Marisol, aunque, como no llevaba firma, no estaba seguro. Con las nuevas tecnologias, nunca habia visto su letra. Bueno, no era del todo verdad; tenia que reconocer que Marisol todavia usaba notas escritas a mano para posits, agendas y listas de la compra, pero, como no iban dirigidas a el, nunca se habia parado a mirarlas con detenimiento y, menos todavia, a estudiar su letra. Pero tenia que ser su letra, ?de quien, si no? Dudaba de que algun trabajador del hotel hubiera entrado en la habitacion para dejarle un pendrive y una nota que decia <>. Salvo que hubiese algun acosador rondando por los pasillos del establecimiento, aquello era idea de Marisol. Encendio su ordenador y, mientras este arrancaba, fue hasta el salon y lo registro para ver si daba con el movil, pero nada. De hecho, estaba todo ordenadisimo e impoluto, casi como si la suite estuviera por estrenar. Regreso al dormitorio y se sento delante del portatil con la esperanza de que aquella dichosa memoria USB le diera alguna pista sobre donde estaba Marisol. Tras meter la contrasena, inserto el pincho y se le abrio una carpeta en el ordenador. Contenia un unico archivo, un ejecutable. Lo clico, la pantalla se puso en negro un segundo y despues reaparecio el escritorio y se abrio un reproductor de video que ocupo toda la superficie. --Hola, Carlos. Era ella, hablandole desde la pantalla del portatil. No reconocio el fondo, pero debia de haberlo grabado antes del viaje, pues no estaba tan morena como tras aquellos dias de descanso en la playa. --Si estas viendo esto es porque estoy muerta. ?!!!Como!!!? ?!!!Que!!!? ?!!!Cuando!!!? --Que no, hombre, que es broma. Sigo vivita y coleando. Solto todo el aire que habia retenido en los pulmones sin darse cuenta y le lanzo una mirada furibunda a la Marisol de la pantalla. Ojala las miradas mataran a las versiones ciberneticas de las novias. --Lo siento si te he asustado, era para suavizar un poco el ambiente, porque lo que voy a contarte ahora es un poco... en fin... complicado. Marisol bajo la vista y miro algo que quedaba fuera del encuadre. Carlos se fijo entonces en que estaba sentada en una silla de oficina, ?estaba mirando algo que tenia sobre la mesa? Tal vez un guion, unos apuntes o... Era una cajita de terciopelo y la reconocio en cuanto Marisol la levanto. No necesitaba que la girase para saber que dentro habia un anillo de pedida, pero aun asi los fotogramas mostraron como su novia le daba la vuelta a la caja y le mostraba el contenido. --He encontrado esto. !Madre mia, que pedrusco! --Se rio, nerviosa--. Asi que vas a pedirme que me case contigo... !guau! No se que decir. Bueno, si lo se, pero tendras que esperar para saberlo. Volvio a girar la caja y se quedo mirando el anillo durante varios segundos de silencio. Entonces la dejo sobre la mesa y, segun pudo intuir por los movimientos de sus hombros, la hizo a un lado. --Antes de... antes de dar este paso, tenemos que hablar. No te va a gustar, pero no hay mas remedio. Carlos se devano los sesos pensando en que podria contarle. ?Que seria tan gordo como para decir la temida frase de <>? Quiza si que habia conseguido saltarse la seguridad de su movil y sabia lo de Ana, o tal vez lo habia oido hablar con su socio Luis aquella vez en la que... Un torrente de posibilidades cruzo por su mente en tan solo unos segundos, pero, cuando finalmente Marisol hablo, lo hizo sobre un tema totalmente diferente a los que barajaba. --Bueno, he dicho hablar, pero lo cierto es que lo que quiero hacer es confesarme y he pensado que esta es la mejor forma. Llamame cobarde, pero... es que no puedo hacerlo a la cara. Carlos fruncio el ceno, intrigado. ?Aquello no iba sobre el, sino sobre ella? Entonces podia respirar tranquilo, porque, mientras no fueran sus trapos sucios los que fueran a airearse, el seguia controlando la situacion. --No he sido del todo sincera contigo. ?Recuerdas cuando tu y yo rompimos, cuando pasamos todo un verano separados? Pues no te he dicho la verdad sobre lo que hice. ?Como?, ?iba a hablarle sobre lo que hizo los meses que estuvieron separados? Que mas daba, era historia. --Tu me has contado todo lo que hiciste, que estuviste con... esa. <> debia de ser Ana, pues era la unica de la que Marisol tenia conocimiento (al menos que el supiera), aunque la verdad era que aquel verano habia estado con dos: Ana y una mujer que se le habia puesto en bandeja durante su viaje a Londres. --Yo te explique que no habia estado con nadie, pero no es cierto. Y necesito contartelo porque ahora, sabiendo que vamos a casarnos, me siento tan culpable... Prometimos ser sinceros cuando nos dimos una segunda oportunidad y yo no lo fui. Y ahora me da miedo guardarme este secreto, que nos casemos y que despues salga todo a la luz y no puedas aguantarlo... ?Que se suponia que habia hecho? Si se habia acostado con un tio, era sexo y punto, ?que mas daba? Podia perdonarselo; a fin de cuentas, no le habia sido infiel porque no estaban juntos en aquel momento. Por sus palabras, no obstante, Marisol parecia creer que habia hecho algo terrible, como si hubiera matado a alguien. Marisol tomo aire en la pantalla y despues dijo: --No se si habras intentado darle al <> para detener el video, pero, si no lo has hecho, te informo de que no puedes hacerlo. Tu ordenador estara bloqueado hasta que se termine de reproducir esta grabacion. Lo siento, carino, pero de verdad que necesito que visiones esto hasta el final. No podre darte el <> con la conciencia tranquila hasta que lo veas, hasta que lo sepas todo. Si despues de esto deseas que rompamos, lo entendere, pero mejor ahora que dentro de unos anos. Carlos probo a pausar la reproduccion, pero, tal como Marisol habia afirmado, el ordenador no reaccionaba y el video seguia reproduciendose. Ni tan siquiera podia minimizar la pantalla. Pero ?que narices...? --Cuando rompiste conmigo, me cabree mucho contigo, y mas cuando supe que lo hacias porque tenias a otra. Pense en un millon de cosas que podia hacer para que me lo pagaras, pero no me atrevi a nada. Fue entonces cuando me entere de que no solo tenias ya a otra, sino que, ademas, la habias estado teniendo desde hacia meses. !Meses! Me enfade como nunca en mi vida y quise devolvertela. Queria recuperar todos esos meses perdidos en los que yo solo estaba contigo mientras tu te tirabas a otra. >>Use tu tarjeta de credito para reservar un viaje a Ibiza. Segun habia oido, era el lugar perfecto para perder la cabeza y !madre mia si lo es! Nada mas registrarme en el hotel, la recepcionista me informo de un servicio exclusivo que ofrecia el establecimiento: una aplicacion para ligar. Como Tinder, Meeting y otras aplicaciones parecidas, solo que con los clientes del hotel. Como vio que me hospedaba sola, supuso que era la clienta perfecta. Bastaba con meter una foto, intereses, gustos y cosas asi, y podias ver a otros huespedes que tambien estaban solteros y buscaban... ?una relacion? Eso suena demasiado serio. Lo cierto es que lo que buscabamos todos los que nos inscribiamos era sexo. Basicamente. Con unas copas antes, un baile en la pool party para amenizar la tarde... pero, al acabar la cita, lo importante era follar. >>Fui una promiscua, Carlos. Perdi totalmente la cabeza. Y necesito que me perdones, a u n q u e , p a r a e s o , a n t e s t e n g o q u e c o n t a r t e m i s p e c a d o s.

  • Perversa fantasia (El Asesino de las rubias 3) de Sebastian Listeiner

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    ?Supiste algo de Thomas y los otros? --Randy y Melody continuan haciendo trabajados administrativos en Alaska, castigados como si fueran ninos --respondio masticando bronca--; y de Thomas ni noticias. ?Crees que haya hecho alguna locura? --No lo se; ni siquiera puedo imaginar lo duro que fue todo aquello para el. --!La encontre! --vocifero haciendo saltar a Stephanie de su silla--. Al fin sabremos quien era esa mujer. --Necesitamos su nombre, direccion, antecedentes; todo. --En un segundo podre decirte hasta su crema dental favorita --respondio con una sonrisa dibujada en los labios. --Ojala pueda darme las respuestas que busco o cuanto menos guiarme hacia ellas. --No vas a creerlo, pero tenemos un problema grande como esta nacion --farfullo sin quitar los ojos de su monitor. --No me asustes, ?de que se trata? --Nuestra mujer misteriosa es Madelyn Gagnon --Imposible... --susurro mientras llevaba las manos a su rostro palido. --Esto no me gusta nada amiga; tal vez sera mejor que desistas de hacer este viaje. Si la ministro de educacion canadiense estuvo en esa subasta, significa que lidiamos con gente muy peligrosa; una red que ni siquiera podemos imaginar donde termina. --Voy a necesitar que me proporciones toda la informacion que puedas recabar de esa maldita -- insistio tragando saliva, fingiendo fortaleza. --?Sabes que es una locura, cierto? --?Tienes otra idea para llegar hasta Daisy Corvelo? --Thomas es un hombre inteligente, astuto y demente que de seguro puede arreglarselas solo -- respondio tomandola de las manos. --El haria esto y mas por cualquiera de nosotros. --No me malinterpretes --carraspeo--, sabe Dios que amo a Thomas y estare siempre a su disposicion, pero esto es muy grande; es un mundo que no conocemos. --Por eso debemos prepararnos bien, no debemos dejar ningun detalle librado al azar. Estaba aterrada. Desplomada en el sillon que adornaba la sala de comandos en el departamento de su buena amiga, simulaba que dormia mientras pensaba que la mision suicida que tenia por delante bien podria ser lo ultimo que hiciera Stephanie Turner. No podia recordar cuando fue que tomo la decision de hacer justicia por mano propia. Sin embargo, pese a su impetu soberbio y osadia caprichosa, resultaba innegable que la fuerza que la movia tenia su raigambre en algo mucho mas profundo que cualquier conviccion, en algo invisible, en esa cosa indescriptible que nos ata y nos empuja a realizar cualquier locura por mas demente que fuera; esa pulsion inmanejable que recorre las venas y la sangre y va directo, no al cerebro, sino al corazon; fiel y leal promotor de aquellas irreversibles situaciones que no tienen solucion ni sentido. Solo un sentimiento de ese calibre podia explicar o dar respuesta a los incontables e inimaginables caminos sinuosos que estaba por recorrer en soledad, apenas con la compania perpetua pero vacia de un dolor que habia hecho propio, tatuandoselo en la sangre como si fuera un juramento, un pacto indeleble con la muerte. Entrada la madrugada, bajo el monopolio absoluto del silencio alarmante, Charlotte termino la expedicion que la llevo mucho mas lejos de lo que pensaba y aunque la recompensa fue bien recibida, las consecuencias del hallazgo encendian todas las alarmas de la operacion por venir. --Si ya estabas sorprendida, espera a que te comparta lo que descubri buceando en las alcantarillas inexpugnables de Internet. --Me estas asustando. --Existe un mito, una leyenda urbana sobre una mujer misteriosa que se pasea por las calles de Canada a altas horas de la madrugada, recaudando el dinero de largas y agotadoras noches de lujuria --solto como un murmullo. --No entiendo nada lo que estas diciendo --se quejo Stephanie mientras se desperezaba. --Segun entiendo, en las calles de la capital hay un amplio catalogo de oferta sexual. --?Prostitucion, explotacion de personas? --pregunto frunciendo el ceno. --Me inclino mas por la prostitucion; pero seguramente ambas. --?Y que tiene que ver eso con la ministra? --Las muchachas deben dar el dinero de esas relaciones furtivas a sus representantes. --Cafishios querras decir --refuto vehemente. --Y esos sinverguenzas, a su vez, pasan toda la recaudacion a una mujer a la que apodan << La dama de plata >> --Sigo sin ver la conexion... --Pues, estoy casi segura que << La dama de plata >> no es otra que Madelyn Gagnon. --?Dices que la ministro de educacion canadiense pasa las noches recolectando dinero de la prostitucion? --pregunto con los ojos a punto de salirse de sus orbitas. --Y quien sabe de que otras actividades tambien --suspiro abatida, elevando las pestanas--, despues de todo, no te olvides que estaba en ese hotel donde lo que se subastaba no eran diamantes u objetos historicos. --Eran ninos y ninas, lo se. --Stephie, te lo pido por enesima vez, recapacita --suplico. --Necesito encontrar la forma de acercarme a ella. --Pide una audiencia. --No voy a entrevistarme con la ministro sino con la mujer misteriosa que dirige las miserias de la luna. --?Y como haras eso sin que te maten o algo peor? --Debo ser una mas de ese mundo. --?Acaso estas demente? --grito tan alto que las puertas parecieron temblar--. ?Piensas ir a prostituirte a un pais extranjero solo para acercarte a una mujer que bien podria no existir? --?Tienes una idea mejor? --Cualquier idea es mejor que esa --replico desaforada. --Te escucho --dijo cruzandose de brazos. --Quedate aqui y continuemos combatiendo el crimen. --Me despidieron, ?lo olvidas? --Entonces busca un empleo en un restaurante, en una cadena de ropa, como secretaria de un estudio de abogados, como maestra jardinera; ?por que no puedes hacer algo normal? --Estamos combatiendo el crimen Charlotte; solo que a otra escala. --A una escala mas alla de nuestras posibilidades --se lamento--. ?Que ocurrira si te descubren? --Ruego a Dios que eso no suceda. << Bienvenidos a la Ciudad de Ottawa >> fue la frase que la recibio en el aeropuerto internacional de Canada dando inicio a una autentica odisea. Temblorosa y al borde del colapso emocional, se subio a un taxi con destino a los suburbios, sitio donde esperaba entrar en contacto con ese mundo oscuro que se desarrollaba a plena vista al margen de la realidad. Luego de registrarse en un hotel de mala muerte, se vistio con lo mas provocativo que aguardaba en su equipaje y se dirigio a un bar donde, segun las malas lenguas, paraban a descansar las trabajadoras de la noche que alquilaban su intimidad y fingian el placer que no se compra con dinero. Copa tras copa soportaba los cotilleos inaudibles de los viejos clientes que parecian encastrarse con las mesas redondas que destilaban vulgaridad, a la vez que se regocijaban en lo malicioso de sus pensamientos cuando de tanto en tanto algun ebrio ponia de manifiesto la perversidad de sus fantasias mas retorcidas. --Cantinero, un whisky doble por favor --ordeno una mujer sentandose en la barra, con largas medias de red y una falda de jean tan corta que apenas cubria sus nalgas. Entretanto, con la frente en alto y una altaneria impropia de su repertorio, Stephanie abandono la comodidad de su mesa junto a la ventana y emulando el espejo en el que esperaba reflejarse copo el centro de la escena, ansiosa de no pasar desapercibida. --Cantinero, sirvame un Martini --ordeno mientras cruzaba las piernas ensenando la sensualidad que solia esconder en su vida rutinaria. --Enseguida senorita --respondio el barman guinandole un ojo. Pese a sus esforzados intentos por parecer una clienta mas, una habitue de las rondas nocturnas tenidas de fetiches inenarrables, su falta de tacto y gestos mas ampulosos de lo necesario la dejaban en evidencia, haciendola pasar mas por policia infiltrada que mujer de la noche. --?Acaso estas siguiendome? --pregunto aquella mujer pelirroja en medio de un callejon tenebroso. --Solo queria hablar contigo. --Te vi coqueteando en el bar; sea cual fuere tu propuesta, la respuesta es no. --Pero ni siquiera escuchaste lo que tengo para decir. --Ese es el punto --dijo mientras hurgaba en su cartera--. No perteneces a este ambiente, sal de aqui mientras puedas. --?Por que dices que no pertenezco? --En primer lugar tu acento, ?americana, cierto? --sonrio--. Y en segundo lugar eres demasiado espamentosa, poco sutil; lo que me dice que eres policia o periodista. --Soy extranjera, si --respondio--. Y estoy buscando ganarme la vida, tengo problemas economicos y ya no se que hacer. --Este es un viaje de ida; mejor prueba otra cosa --respondio mientras encendia un cigarrillo. Stephanie quedo en silencio sin saber como doblegar las intenciones de una mujer obstinada que, pese a su distancia, la estaba protegiendo de un monstruo mas grande que la inmensidad de la noche misma. --?Cindy por que no estas trabajando? --pregunto un hombre de mediana edad con la camisa desabrochada, ensenando sus pectorales-- Estas haciendome perder dinero. --Estaba teniendo una conversacion con una amiga --se excuso con la mirada hacia abajo. --?Acaso esa conversacion va a volvernos millonarios? --pregunto mordaz. --Disculpe senor, yo solo... Una bofetada furiosa fue lo que Stephanie recibio por pretender hablar cuando no le era permitido. --Quiere trabajar para ti --se apuro la pelirroja intentando calmar las aguas. --?Es eso cierto? --pregunto fingiendo simpatia. --Ya no estoy segura --respondio Stephanie acariciando su mejilla adolorida. --?De donde eres preciosa? --Norteamerica --respondio timidamente. --Ya veo --susurro mientras la rodeaba con la mirada--. Seras una estrella por aqui, ya puedo sentir el dulce candor de los billetes en mis manos.

  • Conexion de Julian Gough

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  • Resurreccion (Siete pecados 2) de Nathan Burkhard

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    Despues de tres anos Reed no puede dejar de pensar en Naval. Por mas que intenta rehacer su vida a lado de Amanda, el fantasma de Naval lo persigue constantemente.
    Despues de un fatidico accidente, Reed esta convencido que quizas Naval no murio, asi que intenta buscar una respuesta en la ultima persona que la vio con vida: su mejor amigo Dylan Dupree. Al emprender ese viaje, se da cuenta de que su amigo ha ocultado mucho mas de lo que pensaba.
    La venganza acecha, poniendo a prueba a la pareja de enamorados. Ninguno de los dos bandos parara hasta que alcancen su objetivo. Quizas solo la muerte.

  • Al diablo! con el amor de Vanessa Lorrenz

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    A la cuenta de tres, !fondo chicas!-- Sophie sonrio al escuchar a sus amigas, que reian a carcajadas y levantaban sus copas al aire, esa noche terminarian mas borrachas que nada, pero valia la pena. Era su despedida de soltera, por fin todos sus suenos se harian realidad. --Por Sophie y Frank, porque tengan una vida con mucho sexo salvaje. Todas se soltaron a reir como locas, y ella las observo lentamente a todas, sus tres amigas, Emily con sus cabellos rubios platino y esos ojos color azul con los que a tantos hombres habia cautivado, claro el cuerpazo tenia mucho que ver, parecia modelo de television y se dedicaba a atender su pequena pasteleria en el centro de la ciudad, Marian una linda y simpatica morena, con espectaculares curvas que iban mas alla de lo que dictaba la moda, pero ella era feliz y muy guapa, era la clienta numero uno de Emily y se dedicaba a la publicidad colaborando en una revista muy importante y Zoe una hermosa triguena, con su cabello castano y unos espectaculares ojos color miel, era la mas menudita de todos, a primera vista los hombres pensaban que era una damisela en apuros pero nada mas lejos de la realidad, su amiga era una autentica furia si se lo proponia no por nada era la mejor abogada de la ciudad. Eran unas autenticas brujas cuando querian, pero tambien eran las mejores amigas que cualquier chica pudiera tener. Esa noche estaba celebrando que por fin despues de seis anos de relacion, Frank su novio desde el instituto estaba dispuesto a comprometerse con ella y formar una familia juntos. En verdad no podia pedirle mas a la vida, estaba tan contenta. -- ?Sabes que hora es Sophie?-- alzo la mano para observar su reloj haciendose la tonta, solo esperaba que sus amigas no contrataran a uno de esos desnudistas para que le hiciera un bailecito -- No seas tonta Sophie llego la hora de los regalos. Bueno la situacion comenzaba a ser fabulosa, claro, con lo que ella no contaba es que las alocadas de sus amigas le regalaran todo un set de articulos sacados directamente de un libro erotico, de esos que estaban tan de moda, no, si esas mujeres no podian ser normales ?verdad?, tenian que regalarle, unas esposas, cuerdas, lenceria,<< aunque esta si que era mona>>, penso mientras seguia sacando los articulos de una enorme canasta, encontrandose con un libro del Kama Sutra, correas, !por dios! Que clase de amigas tenia, estaban todas como para mandarlas al psiquiatrico. --Chicas en serio, parece que no me conocen. --Porque te conocemos, estamos seguras de que Frank estara encantado con los regalos, mira amiga cuando llegue, lo atas a la cama y no lo dejes que se levante de ahi hasta que quede todo seco, por tanta accion --. Dijo Zoe provocando que todas estallaran en carcajadas. Dejo la enorme canasta a un lado y se dispuso a disfrutar lo mas que pudiera de esa escapada nocturna. Las bebidas parecian que nunca se terminaban, y ella ya se sentia un poco achispada. Bailaron toda la noche, rieron hasta que les dolio el estomago, charlaron contando antiguas anecdotas de cuando se conocieron, y despues sucedio lo que ella tanto temia, sus amigas contrataron a uno de esos hombres que bailan con muy poca ropa. Ella tenia puesto un velo en su cabello sujetado por una corona lo que claramente la identificaba como la novia. De pronto de la barra central del antro salieron cinco hombres vestidos de sexys oficiales de policias, vaya estaban para comerselos, pero se recordo interiormente que ella estaba comprometida con un magnifico hombre, el cual estaba celebrando su despedida de soltero en las vegas. Penso seriamente en cuantos anos le darian de carcel por matar a sus examigas, por lo menos ellas se la estaban pasando en grande riendo a carcajadas, cuando los hombres la rodearon bailando sensualmente, provocando que ella se sonrojara. !Pero es que esos hombres no sabian lo que era el pudor!, bailaban casi restregandose encima de ella, !Santo dios!, el hombre que se habia sentado a horcadas encima de ella y la miraba como si fuera un suculento pastel, estaba que daba miedo de lo guapo que era, vale que ella tambien era mujer y el hecho de que estuviera comprometida no afectaba nada, estar a dieta no impide que se le eche un buen vistazo al menu de postres, eso decia su abuela ,y este postre era en verdad muy, muy apetecible. Este hombre la miraba sonriendo con un brillo especial en los ojos, como cuando alguien esta frente a un gran reto, y era obvio que el reto era ella, pero se tenia que concentrar en su novio, ella era una novia amorosa y fiel, que jamas osaria en faltarle a su amado Frank, no caeria bajo el embrujo de esos ojos del color de la miel fundida, ni tampoco se dejaria tentar por eso firme musculatura que se apreciaba a ver bajo la camisa de policia, no, ella era una psicologa, recien graduada pero al fin y al cabo era una profesional centrada. Por eso no caeria en la tentacion de esos gruesos labios, !no, no y no! Definitivamente se habia vuelto loca, no sabia porque parecia como si todo el mundo hubiera desaparecido, como si cuando sus miradas se encontraron el mundo simplemente se hubiera detenido. Y fue en ese preciso momento que la mujer profesional y centrada desaparecio, y obviamente tambien fue el momento de su perdicion. Capitulo 2 Una luz resplandeciente la estaba matando, sentia que la cabeza le explotaria en cualquier momento, abrio un ojo para darse cuenta de que no estaba en su habitacion. Trato de recordar en que lugar extrano se habia metido, pero a su mente no le llegaba nada, se trato de levantar pero el dolor de cabeza no dejaba de martillarla. Estaba a penas acostumbrandose a la luz cuando un golpe la sobresalto, un brazo se poso encima de su cintura, por instinto y constandole la vida misma, giro la cabeza para ver como su mundo se caia a sus pies. Ahora como demonios iba explicarle a Frank que le fue infiel el dia de su despedida de soltero. Sin saber de donde saco las fuerzas suficientes, se levanto de la cama para buscar su ropa que estaba tendida en lo que parecia la sala del departamento, se puso el vestido color rojo entallado y se recogio su cabello pelirrojo en una coleta alta, las zapatillas eran un problema, no se veia con las suficientes fuerzas para salir caminando con un tacon del numero 12. Tomo su cartera, verifico que estuviera todo dentro y se marcho del lugar. Tuvo suerte porque en cuanto salio al exterior del bloque de departamentos, un taxi paso y le pidio que la llevara con direccion a la casa de Frank, tenia que hablar con el, no queria ocultarle nada y la pena la estaba matando. Esperaba que su prometido se tomara con calma el asunto, pero tampoco era como si se lo fuera a tomar de manera tranquila, rogaba para que fuera mas fuerte su amor ante las adversidades. En cuanto llego a su destino, abrio la puerta con su propia llave y subio a buscar a su prometido, en las escaleras fue encontrando una camisa y corbata tiradas, sonrio pensando que seguramente el tambien habia disfrutado de la noche con sus amigos. Claro que su sonrisa se esfumo cuando llegando a la habitacion encontro un vestido de encaje negro, y una tanga del mismo color. Pero eso no podia ser, su respiracion se comenzo a acelerar, pero se obligo a tranquilizarse, despues de todo ella tambien le habia fallado. Unos gemidos del otro lado de la puerta le hicieron apretar los punos furiosa, estaba bien, ella tambien se habia acostado con otro, pero no por eso habia repito en la manana, es mas, estaba tan borracha que dudaba que hubieran tenido sexo. Los gritos de la mujer mientras nombrada a su prometido la hicieron entrar hecha una furia para confirmar sus peores sospechas, la secretaria de su marido estaba subida a horcadas en el, mientras este se movia desenfrenado embistiendola. !Eso no le estaba pasando a ella!, seguramente era una pesadilla de la que pronto se despertaria y se daria cuenta que solo era un sueno, o eso pensaba hasta que Frank la vio y salio disparado de la cama cubriendose con una sabana, mientras su amante caia al suelo totalmente desnuda. --Cielo, no es lo que piensas--Vaya con los tios, si que son idiotas, en verdad piensan que alguna vez nos tragaremos esa historia--Todo esto tiene una explicacion. -- !Si!, y !?cual se supone que es?!-- grito frustrada porque aquel hombre al que habia amado, la trataba como a una tonta--Estabas practicando para el concurso del toro mecanico con tu secretaria. --Sophie necesito que me dejes explicarte-- Frank extendio una mano queriendo alcanzarla y entonces ella se dio cuenta de que aquello era un callejon sin salida. -- !Te casaste Frank!, ?con tu secretaria? ?En serio?--dijo senalando el anillo de bodas de esos que venden en las Vegas, cuando te escapas para casarte en uno de sus casinos. --Cielo, dame tiempo, anulare la boda, todo sera como antes, pondre a mis mejores abogados para que la anulacion de esta boda sea mas rapida y poder casarnos en la fecha que ya teniamos. -- !?Que?!-- Natalia la secretaria de Frank les miraba desde la cama, donde habia tenido la decencia de taparse. Ella la miro con lastima, aunque en realidad la tendria que estar fulminando y queriendo matarla, pero por extrano que pareciera, por mas que se esforzara solo sentia lastima, otra tonta que cayo en las garras de Frank. --Sabes algo Natalia, tu ganas !quedatelo!, pero te voy a decir algo, si empezo esta relacion enganandome a mi, que esperas tu de todo esto, !suerte querida! Espero que el karma pronto de encuentre. Sin mas salio de la habitacion ignorando los gritos de Frank, ahora tenia que pensar en como seguir con su vida, esa vida que ella tanto habia planeado, lo peor de todo es que seguramente, solo ella tendria que dar la cara delante de todos para cancelar la boda.

  • Trilogia Completa. Somos (Mi tarea pendiente) de Marta Lobo

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    Mi nombre es Mariola Santamaria y hace muchos anos llegue a Nueva York con una gran maleta llena de suenos e ilusiones.
    Pero una serie de acontecimientos hicieron que mi vida se convirtiese en un caos de la noche a la manana.

  • DISTRITO 1011 – Mary Ferre de Mary Ferre

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    Quise respirar por ultima vez en aquel almacen abandonado, lanzarme al abismo saboreando el aliento de mi asesino y emprender el rumbo hacia la luz para reunirme con mi familia. Pero el me salvo.

  • La ultima cancion de Mara de Abigail Villalba Sanchez

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    Oscar se estremecio cuando la brisa marina, llena de salitre y secretos, le revolvio el pelo y le recordo que, muy a su pesar, era invierno. Su piel desnuda se erizo desagradablemente y le arranco una sonrisa resignada. —Sabes que esto podriamos haberlo hecho en cualquier otro sitio, ?verdad? —pregunto, divertido, mientras se incorporaba de la arena en la que estaba tumbado y se frotaba los delgados brazos—. En uno en el que no me estuviera helando, por ejemplo. La figura masculina que estaba junto a el, completamente estirado y tan desnudo como el mismo, sonrio con suavidad y se encogio de hombros. Sus ojos, oscuros y enormes, continuaron fijos en el cielo nocturno. —Desde aqui se la oye mejor —contesto, un momento despues. —Me pregunto como sabras tu eso. Al escuchar el tono de chanza de Oscar, Samuel rio entre dientes y se giro hacia el, con una sonrisa divertida dibujada en los labios. —?Crees que no me he asegurado de buscar el mejor sitio? —Se incorporo lentamente, se acomodo junto a el hasta que sus hombros se tocaron y doblo las rodillas para apoyar los brazos en ellas. Despues, le dio un suave empujon y continuo hablando, casi en un susurro—. Se donde quiero hacer el amor contigo. Oscar enrojecio. Despues se echo a reir de puro nerviosismo y se paso las manos por el pelo, de brillante cobre y suaves ondas que caian hasta sus hombros. —Eres encantador cuando quieres algo —le pico, sin perder ni un apice de la acidez que le caracterizaba. Sin embargo, fue en ese momento cuando, por fin, los primeros rayos de luna surgieron de detras de las montanas, asi que toda su atencion se vertio en esa direccion—. Hacia tantisimo que no veia la luna brillar asi… A su lado, Samuel sonrio con tristeza y se abstuvo de decirle lo que pensaba acerca de su exilio voluntario a tierras humanas. En otro momento, quiza, si hubiera contestado de manera diferente. Pero esa noche… la que simbolizaba el fin de ano, no era una noche para las disputas. Y mucho menos con el. El joven suspiro y miro de reojo a su companero, que aun parecia absorto en la contemplacion del satelite, para atesorar esa imagen para siempre: la luna que brillaba en su lento ascenso y que iluminaba con sus rayos la bahia en la que estaban sentados, las finas lineas anaranjadas que surgian, poco a poco, en la piel de Oscar y que revelaban su origen magico y, por ultimo, la sonrisa nostalgica de su companero, esa que hablaba de anos lejos de las profundidades marinas. —?Sabes? —pregunto, finalmente, mientras acariciaba su mejilla con los nudillos—. Cuando te escribi y te propuse venir aqui… bueno, hubo un momento en el que pense que no querrias acompanarme. Oscar aparto la mirada de la luz plateada y la clavo de nuevo en el. Sus ojos, inteligentes y siempre atentos, no tardaron en repasar las espirales violetas de sus mejillas y las lineas rectas, de identico color, que bajaban a lo largo de sus brazos. Tardo un momento en darse cuenta de a que se referia, pero cuando entendio la inseguridad de Samuel, suspiro. —Lo dices por Mara, ?verdad? —Sonrio con resignacion y nego con la cabeza, tranquilizadoramente—. No tengo nada en contra de ella, aunque todos os empeneis en decir lo contrario. Si —admitio—, he decidido abandonar las corrientes en pos de una vida humana. ?Y que? Que ahora viva en tierra, Sam, no significa que no me preocupe por ella. De hecho —anadio y se inclino hacia el, mientras bajaba la voz y acariciaba sus labios con los suyos—, si estoy aqui es para cuidarla mejor. Samuel se estremecio de placer a medida que el beso crecia. El roce de su lengua contra la suya resultaba embriagador, como si aquella fuera la primera vez que lo hacian… o quiza la ultima, pues su relacion siempre habia sido muy tormentosa e inestable y si seguian juntos era, simplemente, porque no podian estar el uno sin el otro. Por eso estaban alli, despues de meses de silencio y rabia, despues del dolor de la ultima separacion. —Te quiero —farfullo entonces Samuel, con premura, entre beso y beso, entre aceleradas y freneticas caricias—. Pase lo que pase. Estemos donde estemos. No lo olvides nunca, joder. —No podria hacerlo. Sabes que yo nunca olvido nada—contesto Oscar, jadeante, con los labios apretados contra su cuello y la excitacion a flor de piel. Ni siquiera la fuerza que la luna ejercia sobre ellos fue capaz de separarles. Sus labios se buscaban segundo a segundo, mientras sus manos se perdian en los rincones mas ocultos y placenteros de su cuerpo humano con una lentitud inhumana, como si no tuvieran prisa alguna. De hecho asi era, pues Samuel se habia encargado de buscar la cala mas escondida e inaccesible de las costas gallegas. Le habia costado un tiempo dar con aquella, pero ahora que tenia a Oscar a horcajadas sobre el se daba cuenta de que su sacrificio habia merecido la pena. Y mientras el cielo estallaba en luces artificiales de brillantes colores y la luna les acariciaba con su fria plata, ambos jovenes se perdieron en una danza tan antigua como el propio tiempo. Una danza tenida de jadeos y gemidos al principio, y poco despues, con la luna llena inmovil sobre el oceano, de una melodia dulce y tierna que procedia de algun lugar entre las oscuras aguas. —Escuchala —susurro Samuel entonces, con las manos aferradas al delgado cuerpo de Oscar y sus labios rozando su oido—. ?No es lo mas hermoso que has oido nunca? —No —farfullo el joven en contestacion, mientras le sujetaba de las mejillas y se perdia innegablemente en el fondo de sus ojos, mientras luchaba por no dejarse llevar por todos los estimulos que le asaltaban: el placer de sentir a Samuel en su interior, la magia de la luna, que le recordaba lo que verdaderamente era, y de fondo esa cancion sirenea que siempre le tocaba el corazon…—. Tu voz es lo mas bonito que he oido nunca. Ambos sonrieron, perdidos el uno en la mirada de otro, inmoviles y acunados por aquella lejana melodia que a ambos les hacia temblar de emocion, quisieran… o no. Y asi, frente contra frente, labios sobre labios, la medianoche llego y se marcho, mecida por el oceano y por las dos criaturas que se amaban sobre la arena, ajenos a que un ano habia muerto y otro habia nacido. Solo se detuvieron, cuando, agotados, se dejaron caer sobre la fria arena, abrazados el uno al otro. Permanecieron asi, en silencio, durante todo el tiempo que duro la cancion de la llamada Mara. Aquella vieja sonata, pese a pertenecer a tiempos preteritos, seguia siendo limpia y tibia y aunaba sus corazones incluso mas de lo que lo estaban en aquellos momentos. Y cuando el sol despunto en dorado, moribunda ya la noche, y la voz de Mara se quebro dando paso a la brisa, ambos hombres se incorporaron y contemplaron la calida belleza de un amanecer invernal. —?Volveremos a vernos? La voz de Samuel interrumpio el silencio. A su lado, Oscar suspiro y se encogio de hombros. —Supongo que no vas a cambiar de opinion, ?verdad? —pregunto este, con suavidad, a pesar de que sabia la respuesta—. Vas a seguir combatiendo por tu lado. No vas a hacerme caso en absoluto. Samuel fruncio el ceno y sacudio la cabeza negativamente, pues lo ultimo que queria despues de aquel encuentro era hablar de politica y de contaminacion. Por eso, apreto los dientes con fuerza y se encogio de hombros. —Te buscare —aseguro entonces, mientras se levantaba y dejaba su atletico cuerpo banarse en la luz rosada del amanecer—. Encontrare la manera de contactar contigo. —Samuel… El joven se detuvo, de espaldas a Oscar. Sus ojos se clavaron en las suaves olas que rompian en la orilla y que le recordaban lo lejos que estaba de casa. Suspiro. —Feliz ano, mi vida —murmuro entonces, sin girarse—. Ten cuidado. Oscar sintio un pellizco en el corazon que hizo que sus palabras se quedaran atascadas en la garganta. Por un lado queria ir con el, olvidarse de lo que estaban haciendo los humanos con Mara y combatirles como Samuel queria que hiciese pero, por otro… Sacudio la cabeza e hizo de tripas corazon, como cada vez que se separaban. Se levanto, beso su hombro con infinita ternura y despues camino en direccion al agua. —Aun puedo cogerme el dia libre —informo Oscar, en contestacion, mientras dejaba que el agua cada vez le arrastrara mas adentro—. Aun podemos regalarnos un dia antes de volver… a lo que cono sea que tengamos. Un dia —rogo—, en el agua, como tu quieres. En casa. —?Estas seguro de eso? ?No prefieres volver a esa… oficina y a tus companias humanas? —Un dia, Sam —repitio, mientras se dejaba caer hacia atras y el agua salada le recibia con agrado, como una madre a un hijo descarriado—. Solos tu y yo. Y mientras sus piernas olvidaban su forma humana y su cuerpo se liberaba del disfraz, una segunda figura se zambullo a su lado y tambien se transformo: sus extremidades dieron paso a una cola firme, fuerte, de brillante color violeta. Las agallas de su cuello se abrieron y bebieron del oxigeno del metodo acuatico y sus ojos, oscuros en la tierra, brillaron con intensidad mientras buceaba en busca de mas profundidad. —!Vamos, Oscar! —lo llamo, en su idioma natal, mientras giraba sobre si mismo y disfrutaba del liquido elemento—. !Que no se diga que se te ha olvidado quien eres! Al escuchar la mofa, el joven sonrio y movio con elegancia la cola anaranjada que le senalaba como triton. Dio un coletazo con fuerza, paso a su lado… y sonrio, antes de guinarle un ojo con descaro y perderse en las susurrantes corrientes de su reino oceanico.

  • En el momento adecuado de Ana Castellar

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    Dos almas que buscan encontrarse.
    Dos personas que necesitan darle algo de color a sus vidas.

  • La probabilidad del unicornio de Elena Castillo Castro

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    *Una novela que demuestra la probabilidad del amor entre dos personas tan distintas y lejanas como dos estrellas de distintas constelaciones.
    *El estilo sencillo, dulce y efectivo de Elena Castillo vuelve a seducirnos y a conquistarnos una vez mas. Imposible no adorarla.
    *Un ejemplo mas de la buena salud de la romantica New Adult en nuestro pais. Elena Castillo posee la calidad de autoras best sellers internacionales como Colleen Hoover o Leah Raeder.

  • De repente sucede de Dina Reed

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    Peter Dune es el jugador del momento de la liga de futbol italiana y lo tiene todo: guapo, talentoso, rico y famoso, pero a el lo que mas le gusta es perderse con su camara por el mundo, siempre que sus obligaciones deportivas se lo permiten, retratando desde el anonimato todo lo que le fascina.
    Despues de una dura y larga temporada, Peter tiene miles de invitaciones para disfrutar de sus vacaciones, si bien el pasa de mujeres y de fiestas en yates, y decide viajar solo por Estados Unidos para hacer lo que mas le gusta.
    En Seattle, una tarde en un parque retrata a una chica que llama completamente su atencion y, cual no es su sorpresa que al dia siguiente, se la encuentra en el hotel en el que se aloja.
    Susan es camarera de planta en el mejor hotel Seattle, por nada del mundo quiere perder su trabajo, pero la llegada a su hotel de Peter Dune esta a punto de revolucionarlo todo.
    ?Que sucede cuando una estrella del deporte pierde la cabeza por una chica normal? ?Que sucede cuando la chica normal se vuelve loca de remate y se deja llevar como nunca antes se atrevio a hacerlo?

  • Avion Club de Carlos Santos

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    El Avion Club fue uno de los locales mas singulares de la epoca de la movida. Por el paso media Espana, gentes muy diversas que cantaban al son que tocaba Cesar, un pianista sacado de una pelicula o un blues, pero que, a diferencia de los pianistas de los blues y las peliculas, sonreia todo el rato, sin el menor atisbo de melancolia. Al Avion no se iba a figurar ni a hacer tertulias. Se iba a vivir.

  • Cuentos De Bloomsbury de Ana Maria Navales

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    Desde el 22 Hyde Park Gate, donde nacio Virginia Woolf, paseando por Fitzroy Street y Gordon Square, he recorrido, una y otra vez, en mis ultimos veranos londinenses, el corazon del Bloomsbury, los lugares que conservan la huella literaria y artistica de quienes de este distrito de la ciudad del Tamesis recibieron su nombre. Su latido se extiende hacia la region de Sussex, y puede escucharse en la Little Talland House, de Firle, cercana a la Charleston Farmhouse; en la Asham House, que se divisa a traves de los arboles al pie de Itford Hill; en la Monk's House, de Rodmell; en la Berwick Church, casi enteramente pintada por Vanessa Bell y Duncan Grant; en Tilton... Mas que la curiosidad, la pasion me hizo llegar a otros rincones de Inglaterra, siguiendo la huella de Bloomsbury por granjas, mansiones y castillos, o simples casas a la orilla del mar o al pie de las colinas. De todo ello quedan tres grandes albumes de fotografias, el alma llena de paisajes y sensaciones, y material para algun libro mas que no se si escribire algun dia. Estos cuentos son una libre recreacion de algunos de los personajes que protagonizaron el grupo Bloomsbury. No siempre aparecen con sus nombres porque, a veces, el juego de la ficcion me parecio exigirlo. La utilizacion de la primera persona en algunos de los relatos es tambien, obviamente, un recurso literario. Este libro, bajo la sombra tutelar de Virginia Woolf, pretende ser un homenaje a lo que ellos representaron, un momento de plenitud creadora. EL RETRATO DE LADY WYNDHAM Ahora iba a llamarse Eleanor Wyndham y una nueva caricatura de su persona apareceria proximamente en una novela. Las cuartillas que Mark habia dejado sobre la mesa de su dormitorio la describian superficialmente, pero acentuando su extravagancia. Los sombreros altos como una chistera, los zapatos de punta encorvada y enormes hebillas, sus vestimentas de estilo oriental o griego, tunicas y clamides, vestidos copiados de las madonnas de Rafael, de los cuadros de Velazquez, del vestuario de algun recien estrenado ballet. Mark contaba que una vez la encontro en el vestibulo del Royal Theatre llevando un kaftan y un fez de piel negra, de caracolillo, que mas parecia una peluca rizada para tapar las canas que la hacian mas vieja de lo que era en realidad. Perlas y brocados acentuaban su aspecto de princesa renacentista o de gitana trotamundos, de una belleza rara y discutible, cubierta de joyas como la amante de un rico mercader. Su andar inimitable, igual que si bailara al compas de una musica interior que solo ella podia oir, esa arrogancia heredada de su estirpe, que habia crecido al mismo ritmo que su libertad, hacian mas enhiesta su figura, desgalichada a veces en el abandono de si misma. En el rostro destacaban los pomulos, la nariz judia, la boca con sonrisa levemente desdenosa, los ojos de un verde mar azulado, proyectando la mirada fria que era una inicial barrera entre los otros y el profundo calor de su cuerpo que emanaba de las pasiones ocultas. Mark no era al principio excesivamente acido con su personaje. Habia elegido para Eleanor Wyndham unos origenes que no se apartaban demasiado de los de su modelo, una lady que comia nueces servidas en bandejas de plata y semillas de alcaravea para combatir sus intensos dolores de cabeza. Una lady cuya infancia dorada habia quedado sumergida en los tuneles del viejo palacio donde crecio esperando su hora de libertad. De nina, para luchar contra el aburrimiento, habia cabalgado por Sherwood Forest en su poney blanco como un velo de novia, como un prado cubierto de nieve intacta. Ahora, se entretenia cuidando los crisantemos amarillos que crecian alrededor de su casa en Londres o los grandes jardines del manor, la mansion que el lord consorte habia adquirido para ella y sus juegos de gran senora en Oxfordshire. Mark era un buen escritor. Antes de descubrir aquellas cuartillas, de sentirse explotada, observada y analizada, absorbida hasta dejarla sin medula para transplantarla a aquella Eleanor Wyndham, que nombre tan absurdo, antes de aquella manana en que habia ido a buscarle a su dormitorio para charlar intimamente, o sea hacia unos minutos, ella habia alabado sus novelas frente a otros huespedes de su palacio, y no solo por ser amable, porque el hubiese elogiado sus bordados la tarde anterior, sino por sincera admiracion. En el folio numero tres, un habil uso del lenguaje convertia la ironia en burla despiadada. No sabria decir en que palabras precisamente se apoyaba el escarnio, pero ella sentia humillacion y rabia cuando aquella lady inexistente, esa tal Eleanor Wyndham, se convertia en una fanatica religiosa que explicaba la Biblia a los granjeros, ensenaba a leer y escribir a los gitanos que merodeaban por su hacienda o vivia pobremente solo por darse el placer de arrojar monedas al aire, como si fuesen caramelos, cuando los ninos la seguian por las calles del pueblo, solo por ver su capa negra de vampiro, sus botas rojas de cosaco, su sombrero de larga pluma, su uniforme de mosquetero que ha olvidado en la muralla de palacio el arma de fuego. El abierto deseo de ridiculizarla se mezclaba con unas gotas de ternura, de cierta poesia que, a veces, se esconde en un relato como los insectos con sus alas plegadas se ocultan entre los petalos de algunas flores. No se les ve, se les presiente, y uno apenas se atreve a olfatear aquel tulipan cerrado, aquella rosa a medio abrir de la que puede saltar un ser minusculo dispuesto a clavar su aguijon. Asi era la prosa de Mark, belleza y dolor dificilmente separables. Habia algun pasaje inocente, como el del asombro de la lady ante el zepelin. La dama no sabia si era privilegio o reconocido valor lo que unia a esos hombres que se elevaban hasta tocar el cielo con la mano, dentro de aquel enorme balon de rugby. Despues, Mark se ensanaba con una lady absurda y dominante, de escaso talento, incapaz de comprender a Tucidides, preocupada por transmitir, confundiendolo con su extravagancia, un cierto magnetismo personal, puro oropel. Mark la acusaba de rodearse de seres brillantes, de artistas de ingenio, para iluminar su vida que se arrastraba por las sombras. Una senora de alcurnia que coleccionaba cuadros y amantes, y se encerraba en su cuarto para leer a Balzac hasta el amanecer. La lady compraba los cuadros atendiendo mas a su precio y tamano que a la calidad del artista. Diez o quince libras de entonces, de los tiempos del zepelin, era su tope. En realidad se trataba de ayudar al pintor, de solucionarle un pago de facturas pendientes, la adquisicion de materiales de trabajo, comida quiza para un mes. Un modo de conjugar su generosidad con el orgullo del artista. Ademas, solia enviarle, junto al cheque, entradas para el teatro, el ballet o un concierto de balalaika, para que el elegido tuviese muy claros los limites entre lo que es un regalo, un detalle de distincion, algo superfluo, sin sentido practico, y la compra de ese cuadro que se admira y desea para contemplarlo en los muros de la propia casa. Si no era asi, queria hacerselo creer. Para eliminar todo resquicio de duda, para dejar bien enterrada su generosidad, la lady cerraba la transaccion con una frase solemne: <>. No eran palabras suyas, pertenecian a uno de los libros que siempre leia de noche, cuando su lecho estaba vacio y, desde afuera, la lluvia y el viento traian canciones de otono y de hojas caidas. Aquella lady era una sentimental. De nina habia tenido, en un rincon de la abadia del palacio, lo que ella llamaba la habitacion de sus tesoros. Cuando los adultos salian de caceria --!ay!, los tristes venados que entraban en la cocina, quietos, rigidos, mirando fijamente con sus ojos tan cristalinos-- o jugaban a las cartas alrededor de la chimenea, o se sentaban en tapizadas sillas francesas a oir los gorgoritos de una dama que apoyaba un brazo junto al jarron del piano, mientras el otro hacia aletear su panuelo de encaje; cuando los hombres paseaban su aburrimiento entre el frufru de las enaguas almidonadas de las senoras, la lady, pequenita y llena de lazos, se encerraba en su habitacion de los tesoros. Alli, en una caja china, guardaba trocitos de seda y terciopelo, de un color amarillo palido, granate, o de ese plateado opaco que lucian las palomas en los alfeizares de las ventanas. Tenia tambien tarritos de crema vacios, con dibujos de abanicos en la tapa, y platos de porcelana donde guardaba los petalos secos de las rosas, los claveles y los lirios del valle que alguna vez habian adornado sus vestidos. Alli era como una princesa triste, que tendra la princesa, que se entretenia en inventar una caligrafia, ahogada de espirales y palos ganchudos, con la que llenaba su diario en el que escribia su vida con afiladas plumas arrancadas a los pavos reales que merodeaban entre las estatuas del jardin. Era una caligrafia hermosa e indescifrable. Ahora lady Wyndham tenia otros secretos y se dedicaba a otros juegos. A su habitacion de los tesoros le habia sucedido su gabinete privado, adonde Mark habria tenido que ir la tarde anterior a someterse a uno de esos interrogatorios ridiculos y embarazosos con los que lady Wyndham cercaba a sus invitados, sobre todo a aquellos en los que detectaba un poder imaginativo superior, un intenso amor a la vida o una inteligencia especial. Pero tambien, unos ojos en los que ella creia adivinar extranos misterios, o una sonrisa cautivadora, podrian imponerse a otras mas profundas apreciaciones. Los que iban a ser llamados habian aceptado previamente el regalo de sus flores, tulipanes rojos, a veces un opalo, una alfombra tejida por sus manos, o libros de Gibbon y Ruskin en los que la mayoria de sus huespedes leian el mensaje no escrito de que su dignidad iba a ser sometida a prueba, quien sabe si tambien sus dotes de amante. Mark no habia acudido a la cita y esa era la razon por la que lady Equis, atado el pelo con un foulard de colores como una zingara, irrumpio aquella manana en su dormitorio y descorrio con furia, para dejar entrar la luz, las rojas cortinas que contrastaban con el gris brillante de las paredes. El balcon se abria al jardin que terminaba en los linderos del bosque, el dia era templado y el sol apenas acariciaba aun las estatuas que rodeaban el lago. El dormitorio estaba vacio. Fue entonces cuando ella advirtio las cuartillas que Mark habia dejado sobre el escritorio, sin duda deliberadamente, aquel retrato de Eleanor Wyndham, que era como una larga carta dirigida a ella, que era tambien su propio retrato. Cuando lady Wyndham salia de viaje llevaba siempre amplias capas repletas de grandes bolsillos interiores en cada uno de los cuales reposaba un libro de su ajetreo previo, de ese ir y venir de las hojas hacia delante y hacia atras buscando la frase feliz, el dialogo chispeante, la escena audaz, para darle o no su beneplacito, el favor de su compania, de su interes siempre impaciente del final. Lady Wyndham leia primero a saltos y luego despaciosamente, si el libro habia sabido enamorarla. Asi habia iniciado tambien lady Equis la lectura de las paginas de Mark y ahora estaba, sus perros pequineses buscandola por la casa la habian hallado en el dormitorio gris, acariciando en su regazo a uno de aquellos animales y sujetando la ira mientras leia una caricatura de si misma, la de una diosa serpiente, y era como mirarse al espejo y ver a una imbecil que sin mayores luces pugnaba por entrar con su lampara apagada en las galerias ocultas de los hombres hermosos para despertar sus suenos. Lord Equis no quedaba mejor parado en ese relato sobre lady Wyndham. Aparecia como un marido paciente, algunas veces sospechoso, que borraba sus dudas sobre la fidelidad de su lady caprichosa dedicandose a la politica, jugando al bridge y coleccionando porcelana china de color azulblanco. Mas de una vez, Mark habia esperado en el jardin, junto a otros huespedes, el retorno de uno de aquellos elegidos por lady Wyndham para un intimo coloquio en su gabinete. En el gesto de los heroes de la aventura habia advertido un cierto malestar, indiferencia en algun caso, pero todos coincidian despues en afirmar que el unico lenguaje empleado, en ese primer encuentro con la sacerdotisa del amor, habia sido la palabra. Ella, mirando directamente a los ojos del interpelado, solia interesarse primero por su obra artistica. Sus preguntas eran convencionales, si escribia mucha poesia en aquel retiro campestre que le habia ofrecido, si su pintura progresaba, que tecnicas utilizaba, cuales eran los colores predominantes en sus cuadros. Despues hablaba un poco de ella misma, de los poneys de Shetland que adoraba de nina, de los carruajes, de las calesas antiguas que habia en su casa solariega, de sus viajes a Marienbad, un balneario que le atrajo por la fascinacion del nombre mas que por la fe de que con sus aguas o la tranquilidad del recinto podian mejorar sus dolores de cabeza. No ponia demasiado el acento en la salud, ese era un tema que siempre aburre a los que estan sanos, pero aludia al radio que tomaba en la leche o el te, y al borgona, como dos recursos para aliviar el dolor que le parecian, si no infalibles, de una refinada originalidad. Lady Equis, lady Wyndham, se movia en un mundo de sensaciones y estaba habituada a preparar el camino para que la pasion pudiera entrar en su casa de un modo natural, agradable, sin esfuerzo ni violencia. Con gesto elegante servia a su huesped una copa de sidra, no habia que desperdiciar el champan frances sin estar segura de que la nave llegaria a buen puerto, y fingia acompanar al invitado en aquel rito apenas burbujeante acercando sus labios al fino cristal de la copa. En seguida la abandonaba junto al Kempis que aparecia abierto en la mesa, como al descuido, como consuelo preparado de antemano por si el elegido, siempre artista o intelectual, no comprendia que ella, en el fondo, no buscaba la vulgaridad del sexo sino compartir la experiencia creativa, la inteligencia, de aquel genio que ya se habia bebido la copa de un solo trago. La lady queria comprobar, y aun no lo habia conseguido, si es posible inventar el amor sin agotarse en el intento. Envuelta en terciopelo y entre cojines de seda, lady Equis hablaba de Italia, o de cualquier otro pais luminoso y lejano, donde el sol sale mas pronto en el horizonte y permanece mas tiempo colgado del cielo, y ofreciendo un cigarrillo de una caja pintada con el ave fenix en todos sus costados, decia, alzando las negras sombras de sus ojos, que la pasion tenia lugares de privilegio en el mundo. El juego era muy similar con unos y con otros. Lady Wyndham, que guardaba sus cartas de amor con cintas de raso, que alguna vez se habia enrabiado al saber que sus amantes escribian despues a otras mujeres las mismas frases que solo ella habria debido inspirar, repetia la misma escena con todo aquel que era llamado a su gabinete. Para ella el galanteo tenia sus reglas; otra cosa era el amor. La sonrisa de lady Wyndham llenaba los silencios del hombre, sometido a un embarazoso tete a tete con la gran senora que no soportaba que le hablasen de la lluvia, de los desastres del jardinero, de los libros de cuentas o del menu que la cocinera debia preparar para la cena. Lady Wyndham queria hablar de poesia, de pintura, de la filosofia de Spinoza; lo fascinante era ese interes en la vida de los otros, en sus pasiones, en sus enamoramientos, en todo aquello del mas alto nivel espiritual que impulsaba el genio creador al que ella no tenia acceso. Entre ella y el mundo habia echado un telon de seguridad formado por cientos de plumas de pavos reales, el sol iluminando la magia de aquellos colores y el amor extendiendo su maquillaje brillante en el rostro de la vida. Lady Wyndham era una fanatica religiosa, una romantica excentrica, una mujer generosa y sincera, que no era comprendida en el deseo de lo trascendental y provocaba la burla de sus protegidos, los que acaso envidiaban su alcurnia, su posicion, cuanto les hubiera permitido a ellos, con su talento, gozar plenamente de la existencia. Alli estaba Mark, en el cesped, tendido en una tumbona, escuchando a un amigo, escritor de escandalo y de ingenio, que desearia hacer el amor con lady Equis, con toda su fuerza, removiendo hasta el fondo su instinto animal, porque siempre le habia obsesionado una relacion de ese tipo entre un hombre de origen vulgar, salido del corazon del pueblo, y una mujer de rango. Aunque en el dormitorio sonase una musica de pianola. Lady Wyndham ojeaba la presa en sus tertulias y saraos at home, pero, respetuosa con su hogar, o precavida, se mantenia firme ante cualquier asalto impetuoso del amante. Alli, no. Nada que pudiera atentar contra la dignidad del lord. Se podia flirtear, tener privados coloquios, insinuantes atenciones, algo que era habitual en la alta sociedad, toda la ceremonia iniciatica del cortejo que, inevitablemente, conduciria al lecho del amor; pero el escenario de las grandes pasiones debia estar fuera, lo mas lejos posible. La atmosfera de su casa no podia ser contaminada con el gas letal de la infidelidad. Asi, los encuentros de lady Wyndham con sus amantes se producian a la luz del dia y en los lugares mas concurridos para no atraer la atencion: un anden del metro, la sala de espera de una estacion de ferrocarril, Whitehead's House, o el kiosko de refrescos de algun parque de la ciudad. Ella, con los ojos pintados de un blanco grisaceo, los labios rojos, embutida en una de sus tunicas o cubierta con una llamativa capa bordada, iba radiante de maquillaje a la cita con la vida. Eleanor Wyndham era una sacerdotisa dispuesta a oficiar, al aire libre o en el primer altar improvisado, una ceremonia de amor, un exorcismo, para que la pasion saliese de las tinieblas, de aquel pozo en que estaba hundida gritando voces de auxilio, sin que nadie mas que ella se acercase a salvarla. Despues, entre burlas, mas de uno decia que lady Wyndham era una tea apagada, una hoguera de la que solo quedan cenizas. Otros, los que quiza de verdad la habian amado, no pensaban lo mismo de aquel fuego que les habia destruido, dejandolos en la nada, en la oscuridad de si mismos. Lady Equis siguio aun leyendo las cuartillas de Mark, que cada vez se iba ensanando mas con su personaje, pero no llego al final. Encendio un cigarrillo y, presintiendo su llegada, levanto el visillo de organza para mirar al jardin que el estaba cruzando para entrar en la casa. Dejo sobre el escritorio aquella caricatura de si misma, aquella ignominia, y ahueco los cojines de seda del sofa antes de adoptar una pose elegante, escondiendo sus manos, tan largas y huesudas, tan agigantadamente feas, entre los pliegues de su vestido. Cuando Mark entro, con su traje de caza, brillandole los ojos, el pelo tan negro y la boca tan sensual, carnosa y humeda, ni siquiera le dejo hablar. Con su tono mas dulce, con ademanes de exquisita educacion, lamento que el tuviera que marcharse, sabia que lo comprenderia, el lord estaba a punto de llegar con el primer ministro y la casa estaba tan llena; ese era, sin duda, el mejor dormitorio, habia que alojar alli al nuevo invitado. Dijo todo aquello como quien recita la letra de una cancion poetica y tierna. Mark, entre tanto, iba recogiendo sus libros. Lady Equis se retiro a su gabinete privado y se sumergio en la lectura del Kempis. Al ano siguiente, cuando se publico la novela de Mark y empezo a leerla avidamente, comprobo con sorpresa que el retrato de lady Wyndham habia sido sustituido por una carta de amor.

  • Un Duque Inaccesible de Lily Cerda

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    Lady Sophia Headfott, estaba en Londres disfrutando su primera temporada, pero como era una dama peculiar, y con una dote no muy sustanciosa, no era muy popular, y sumado a eso, estaba tambien la reputacion de su tio Roger, el Vizconde de Laughton, de caballero fuerte y sin ningun respeto por las normas, cuando se trataba de que algo o alguien le hiciera dano a el, o a su familia.

  • La cupula del cielo de Sebastian Fleming

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    La Roma del Renacimiento es una ciudad gobernada por papas tan belicosos como enamoradizos, y donde el dinero carece de importancia. Julio II encargara al rudo e impulsivo Donato Bramante que construya una nueva basilica sobre las ruinas de San Pedro, la mas impresionante que se haya visto hasta entonces: la edificacion mas grande de occidente sera un simbolo del poder de la Iglesia.

  • La mascara del herrero de Susana F. Ameijeiras

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    Las cajas inundaban el suelo y eso hacia que, de un momento a otro, pudiera acabar entrando en colera, pero lo sabia disimular. De hecho, disimular, era una de mis especialidades. --Maca, no creo que te cueste tanto meter al menos la ropa en el armario --dijo Esteban. Esteban nunca fue un hombre demasiado alto, le faltaba algo de pelo, pero sus ojos tenian una caida que solo define a los hombres buenos y profundos… a los hombres bienintencionados y serenos. Macarena, mi hija, era por aquel entonces una adolescente de 15 anos cuando nos mudamos a la nueva casa. Al nuevo hogar. Llegamos una tarde de sabado a finales de septiembre. Habiamos decidido darnos la oportunidad de vivir frente al mar aprovechando el nuevo puesto de trabajo de Esteban en un bufete de abogados de un pequeno pueblo costero de cuyo nombre prefiero no acordarme (para algo sirven las grandes frases de los que fueron grandes sintiendose, a veces, bastante pequenos). A medida que nuestro coche se acercaba a aquella calle estrecha, me iba dando cuenta de que el cielo gris inundaba gran parte del paisaje y de que, apenas al fondo, habia un destello de luz sobreviviendo a los ultimos dias de verano. Aquel dia no supe como describir aquella sensacion, pero, para algun organo de mi cuerpo, no paso desapercibida; algo se movio dentro de mi, ni bueno ni malo, solo algo. Ese efecto duro unas pocas decimas de segundos; era una emocion extrana, casi imposible de saborear. No pude saber que era porque se esfumo de golpe, pero dejo en mi un mensaje que solo unas pocas semanas mas tarde empece a descifrar. Ya no habia vuelta atras, ya estabamos dentro de aquel pueblo medio esperanzador... medio oscuro. Esteban abrio la puerta del maletero; la mayoria de las cosas ya estaban dentro, puesto que la empresa de mudanzas se habia encargado de traerlas unos dias antes. Nosotros solo llevabamos unas cuantas maletas y bolsas con algo de comida, abrigos, zapatos... Mire de frente hacia nuestro nuevo hogar. Dos pequenas plantas se alzaban bajo un escaso terreno de hierbas y maleza que se sumaban al aspecto grisaceo del cielo aquella tarde de sabado. Las paredes eran blancas, recien pintadas. Las ventanas, rojas, algo curioso y pintoresco que no me desagradaba en absoluto. Al entrar, subi directamente las escaleras al primer piso en donde se encontraban los dormitorios. Deje dos maletas y mire por la ventana: el mar azotaba con fuerza y el cielo cada vez se oscurecia con mayor rapidez. "Quizas no haya sido buena idea venir una tarde tan oscura", pense, "No es la mejor hora para hacer cambios". Esteban seguia peleandose con Maca para que, al menos, guardara su ropa y su calzado... el resto podriamos hacerlo poco a poco. Maca no hacia caso, y yo, tampoco. Seguia mirando hacia esa ventana y no conseguia saber que era eso que me incomodaba. La mayoria de la gente quiere estar frente al mar, pero esa imagen idilica e inspiradora que otros parecen percibir en ese enorme charco interminable, yo no conseguia verla. Algo oscuro salia de aquel movimiento que desprendia espuma con el empuje de sus olas. Algo queria decir esa fuerza inquieta e infinita que sabemos que jamas se va a detener: una y otra vez golpea y golpea sin cansarse... --Olivia, no pareces muy contenta de poder tener una casa con vistas al mar --dijo Esteban con un tono carinosos mientras ponia su mano en mi hombro. --No, no es eso, me gusta, pero... tal vez ahora mismo solo sea una sensacion de miedo por empezar algo nuevo --dije mientras lo miraba con una leve y, en cierto modo, fingida sonrisa para que no se preocupase en exceso por mi mas que notable cara de cierta tristeza--. Echo de menos nuestro pequeno piso, supongo. Ademas, es tarde, mejor sera que deje de mirar por la ventana y empiece a colocar lo mas necesario --continue diciendo mientras me dirigia al dormitorio dando zancadas entre las cajas. Esa misma noche cenamos comida preparada que compramos por el camino. Todavia aquella casa no parecia un hogar. Demasiadas cosas sin colocar, demasiado caos alrededor. Supuse que no dormiria de noche, no es que lo haya supuesto, es que creo que fue una sentencia firmada desde el mismo momento en que lo pense. Y asi fue. Al dia siguiente, cuando desperte a las cinco de la madrugada, sin apenas haber dormido unas cuatro horas, me di cuenta de que habia sido una pesima idea haber hecho la mudanza un sabado para amanecer un domingo con el cielo completamente gris y el pueblo hundido en un inquietante vacio. "No estoy preparada para este recibimiento tan cutre", pense. Mire las cajas, y todavia me senti peor. Desorden, cielo gris, frio y soledad. Una buena combinacion para empezar de cero… Baje a la cocina, busque la caja donde se encontraba la cafetera, la cogi y mire hacia los lados tratando de encontrar un lugar donde poder colocarla. Es curioso, primero busque un espacio para unos cuantos gramos de plastico antes que uno para mi, pero asi fue. Supongo que en ese momento pensaba que no era nadie sin un cafe en la sangre, lo mismo que no eres nada sin sangre corriendo por las venas. Una vez que la mezcla de sangre y cafeina empezo a burbujear por mis arterias, consegui levantarme por dentro (por fuera llevaba algo mas de una hora despierta). No sabia que hacer, todavia no eran ni las siete de la manana. Asi que, con mucha pereza y con bastante miedo..., volvi a asomarme a la ventana y ver el mar. "No lo entiendo", pense. "No me parece ni tan bonito ni tan magico como todo el mundo recuerda en sus instantaneas de verano. No consigo ver esa sensacion tantas veces repetida en anuncios de television y campanas publicitarias en las que el mar es el elemento mas persuasivo para vender cualquier cosa, aunque sea una cafetera. Nunca compraria una cafetera en cuyo reclamo publicitario saliera el mar". Mientras terminaba ese pensamiento, volvi a darme la vuelta para ver que podia hacer que no fuera desempaquetar cajas; para eso preferia tener a Esteban y a Maca levantados, y no pasar el tormento yo sola. No se me ocurria nada, solo dos opciones: o arreglar la gran duna de carton que se levantaba a cada paso que daba, o mirar por la ventana y ver el mar. Pocas opciones y, todas, desoladoras. Asi que cogi el movil. Y entonces me senti fatal por mirar a una pantalla teniendo en frente de mi al todopoderoso oceano, al que no queria ni ver. Hubo suerte: Esteban se levanto. --Buenos dias --dijo Esteban mientras trataba de despejar los ojos con sus dos dedos de la mano y si dirigia hacia la ventana--. Que maravilla de vistas tenemos por la manana, ?no te parece precioso? --me pregunto, con una mirada de satisfaccion esperando que yo le contestara con su mismo entusiasmo. --Si, es precioso, llevo viendolo desde que me levante, tenemos mucha suerte de poder vivir cerca del mar --conteste, sabiendo que la ironia se habia adentrado durante unos segundos en mi cuerpo, "sera culpa de la cafeina, tal vez debiera dejar de tomar cafe y conformarme con una sosa infusion". --Veo que has sacado primero la cafetera, buena idea --continuo Esteban, y se dirigio con una envidiable actitud hacia la cocina. Tras desayunar y vestirnos, comprobando asi que la ducha funcionaba, que el calentador funcionaba, que el agua corria con soltura (como no podia ser de otra forma, dado que estabamos al lado del mar), Esteban decidio estrenar su primer dia en el pueblo yendo a buscar el periodico. Me invadio una extrana envidia al percibir la ilusion con la que salia por la puerta, la curiosidad por adentrase en el entorno de su nuevo hogar y captar todos los detalles para hacerlos suyos. Yo no podia, habia una extrana barrera entre ese nuevo espacio que me amenazaba con hacerme un pulso y ser mas fuerte que yo. Tal vez estaban saltando todos mis soldados con sus canones preparados para que el territorio no se revelara contra mi. Una osadia que nunca quise analizar demasiado para no caer en la tentacion de pensar que pudiera ser castigada por querer controlar algo que era mas grande que yo. Tal vez los dioses no me lo perdonaran y apareciera su furia en cualquier momento desde cualquier parte de ese cielo gris a traves de esa ventana desde la cual se suponia que teniamos casi las mejores vistas del pueblo. --Buenos dias, Maca --dije con mucha alegria, pero sin mucho exito, puesto que Maca suele levantarse con los auriculares incorporados en sus orejas y no atiende a nada, no escucha... solo clava la mirada en la pantalla de su telefono y levanta la vista a modo de saludo. Quizas es mucho pedir que levante la mano, y que salga un "buenos dias" de su boca, ya es algo con lo que no cuento desde hace un largo tiempo.

  • El rompecabezas de los gatos blancos de Vlad Strange

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    Despues de dos anos, Arturo regresa a Mexico para asistir al funeral de Andrea, una companera de preparatoria. Ahi se reencuentra con Blanca, su exnovia y hermana gemela de su mejor amigo. Ella, totalmente destrozada, le comenta a Arturo sus sospechas sobre el supuesto suicidio de Andrea. Llevado por los sentimientos que Arturo aun tiene por Blanca, el accede a ayudarla a resolver el misterio tras la muerte de Andrea, sin prever que en su investigacion no solo descubriran las incognitas de un posible crimen, sino que tambien se destaparan los secretos de todos los que los rodean.

  • Salamina de Javier Negrete

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    Siglo V a. C. El gigantesco Imperio persa pretende destruir Atenas y conquistar Grecia. Solo Temistocles, el visionario, sera capaz de idear una defensa para plantarles cara. El enfrentamiento tendra lugar en la batalla de Salamina, escenario de traiciones y heroismos, en la que se dirimio el futuro de la civilizacion occidental.

  • Dos maneras de decir te quiero de Nina Minina

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  • Aurora Leigh de Elizabeth Barrett Browning

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  • Nunca Te Olvidare de Natalia Lee

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    Parecia un dia soleado de verano. Algunos ninos ruidosos jugaban en el cesped, mientras que otros paseaban en bicicleta con sus padres por el parque. Habia mucho verde por todas partes, y Mel se apoyaba contra el tronco de un arbol, aprovechando la sombra fresca que ofrecia. Inesperadamente, la figura de una mujer aparecio a pocos metros de la nina. La luz brillante que emanaba de ella eclipso los hermosos ojos azules de Melissa durante unos minutos, hasta que finalmente se detuvo. Frente a ella, descalza y con un vestido blanco que cubria la mayor parte de su cuerpo, estaba Helena, su madre. Aunque Mel queria abrazarla y besarla, debido al anhelo que sentia, la bella mujer no dejo que su hija se acercara. -Solo escuchame, Melissa, tenemos poco tiempo. – declaro. -Pero mama … -No, no hables, por favor. Se todo lo que estas sintiendo, querida. Se de tu angustia, tu tristeza, el miedo a volver a Nueva York … Es normal que tengas miedo. Todos tenemos miedo cuando tenemos que enfrentar cosas mas grandes que nosotros. Pero se necesita fuerza, hija, especialmente ahora que conoceras a muchas personas. Algunos no son lo que parecen, de hecho, son falsos, egoistas, pero puedes estar segura de que tambien encontraras otros que son justos, verdaderos y que te han estado esperando durante mucho tiempo. Simplemente no se han dado cuenta todavia. Se que lo que te estoy diciendo ahora no parece tener sentido, pero lo importante es que sabes que siempre estare a tu lado para protegerte. Confia en mi, carino, todo estara bien, no te preocupes. Por unos momentos Mel guardo silencio, totalmente paralizada . Su cerebro habia articulado una serie de frases y preguntas para la madre, pero ninguna palabra podia salir de su boca. Helena, por su parte, tampoco dijo nada mas. Solo miro a Melissa con ternura y sonrio. La suave luz de antes comenzo a envolver su cuerpo nuevamente, hasta que se volvio tan intensa que Melissa tuvo que apartar la cara para proteger sus ojos de la luz exasperante . -Senorita? !Senorita, despierta, por favor! "Dijo una voz desconocida, que ahora sonaba cada vez mas cerca de la luz cegadora. Desconcertada, Mel abrio los ojos bruscamente, al mismo tiempo que daba un pequeno golpe en la silla gracias al susto. Las gafas en sus manos rodaron directamente al piso del avion, uniendose a una revista que se habia caido alli desde que se durmio. -Disculpe las molestias, senorita, pero vamos a aterrizar. Por favor, abrochense los cinturones. Aun bajo la influencia del extrano sueno, Melissa solo sacudio la cabeza. La joven azafata sonrio mostrando su llamativo lapiz labial rojo y continuo recorriendo el pasillo del avion, despertando a las pocas personas que todavia estaban dormidas . “Fue un sueno, solo un sueno”, penso Mel, mientras buscaba sus gafas en el suelo. Pero aunque trato de convencerse de que todo era solo un gran desastre debido a su cerebro cansado, el encuentro con su madre parecia tan real como el hecho de que ella estaba alli, en ese avion, rumbo a los Estados Unidos. Cuando finalmente encontro las odiadas gafas con lentes gruesos, Mel se los puso en la cara de todos modos y se ajusto el cinturon como lo habia ordenado la azafata. Mirando por la pequena ventana a su izquierda, pudo ver un enorme lago brillando bajo el sol de la tarde, y su avion que se acercaba cada vez mas a la pista del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy. -Si, bienvenida de nuevo a America, dijo Melissa. , respirando profundamente mientras se ajustaba las gafas, y se miro a si misma en el claro reflejo del cristal. – Finalmente llegaste a casa … * * * * * A pocos kilometros de distancia, en el corazon verde de Manhattan, Aaron Stonewell estaba distraido. Sentado en el cesped brillante de Central Park a la sombra de un arbol, no parecio notar a las dos ciclistas que pasaban por tercera vez (y a proposito, por cierto) frente a el. No es que no fueran bonitas, por el contrario, eran dos chicas impresionantes. Pero la atencion y los ojos de Aaron ahora estaban completamente pegados a la pantalla de su MacBook que mostraba en pequenos intervalos las innumerables fotos tomadas en el ultimo show de su banda de punk rock, Nonsense . Por mucho que ya las habia visto millones de veces solo esa tarde, era imposible para el no admirar toda la vibracion de la audiencia que parecia desbordarse a traves de la pequena pantalla del ordenador. Aunque ese era solo el decimo espectaculo de su banda inexperta, se habian conmocionado y eso valia mas para el que la pequena tarifa ofrecida por el propietario del pequeno club en Brooklyn donde tocaban. Aprovechando la distraccion de Aaron, una figura se escabullo a sus espaldas y, teniendo cuidado de no llamar su atencion, camino de puntillas hasta que estuvo muy cerca del nino. Sin embargo, la persona no contaba con el revelador crack de una rama de arbol seca que termino pisoteando por simple descuido. – Buen intento, Marvin James! se burlo Aaron, volviendose hacia su amigo. – Como ladron, soy un gran bajista, ?no? – Pregunto el chico de ojos negros, depositando su bajo en el suelo y sentandose justo al lado de Aaron. -Di, ?que estas viendo en ese cuaderno que te alegra tanto ? -Son las fotos de nuestro ultimo show. – respondio Aaron con cierto orgullo. – Disfrutan demasiado, ?no? Mira la emocion de la multitud! -Si Total! – Marvin estuvo de acuerdo, estirando el cuello para verlos. – Lastima que Sophie, tu nueva musa inspiradora, no fuera. -!Y Chloe , tu pequena pasion eterna , tampoco aparecio alli! espeto Aaron bruscamente. -Oye, solo soy el hijo del conserje de la escuela. !No tengo oportunidad con esa chica! Tu, hombre … Ah … !Puedes tenerla en cualquier momento! ?Olvidaste que te llaman a ti y a Oliver “Los hermanos perfectos”? Todas las chicas de la Academia Eugenne Sinclair babean por vosotros , incluso las mas veteranas … – Ah, esta bien … !Deja de exagerar , MJ! La mayoria solo sabe mi nombre por mi hermano. Y ademas, la unica chica que realmente me importa no se preocupa por mi ", suspiro Aaron, bajando la cabeza. El hecho de que Aaron Stonewell fuera adorado por gran parte del ala femenina de la escuela no era nada nuevo para nadie. El otro “Hermano Perfecto”, como las chicas comenzaron a llamarlo al final del sexto grado, tenia una belleza inusual. Era alto, delgado, con penetrantes ojos verdes, como los que no puedes dejar de mirar, y cabello negro corto e intenso, un poco desarreglado en el frente. Como si eso no fuera suficiente, ademas tenia una cara hermosa y una sonrisa brillante que hacia que todos a su alrededor sonrieran tambien. Su unico defecto real era que estaba enamorado de la ahora ex novia de su hermano Oliver. Y por mucho que Marvin le mostraba a su amigo la gran cantidad de chicas que se derretian por el en los pasillos de la escuela y en los espectaculos, era Sophie la que le gustaba y Aaron sufria debido a su increible indiferencia. -Olvidate de esa chica , sabes que todavia le gusta Oliver. Manana deberian comenzar a salir de nuevo. Lo hicieron tanto … No es la primera vez que pelean. – dijo MJ, ahora colocando el ordenador de grafito de Aaron en su regazo para ver mejor las fotos. -Pero esta vez fue grave, el idiota de mi hermano estaba con otra chica y Sophie lo vio. !Esta podria ser mi oportunidad! Creeme, no hay chica como ella en esta ciudad. Marvin, quien hasta entonces parecia no estar de acuerdo con su amigo, comenzo a sonreir. De hecho, Sophie debia ser la unica criatura en Manhattan, o quizas en todo el planeta, capaz de ser tan hermosa y tan egoista al mismo tiempo. Simplemente no se comparaba en maldad con Darth Vader de Star Wars, porque era de otra galaxia muy, muy lejana y la disputa se limitaba solo al espacio terrestre. -Estoy de acuerdo, ella es muy bonita. Pero no se, creo que le falta algo … – respondio Marvin, presionando las teclas del MacBook para que las fotos pasaran a una velocidad mas rapida. “?Le falta algo?”, Repitio Aaron, frunciendo el ceno como si su amigo hubiera dicho algo increible. -?Que puede faltar en una chica completamente perfecta? Aunque la respuesta de MJ era “corazon”, algo lo hizo detenerse repentinamente y reir en voz alta senalando la pantalla del ordenador . Alli, en una foto que parecia muy antigua, habia dos ninos sonrientes y abrazados, que no recordaba en absoluto haber visto en el ultimo espectaculo de la banda. -Oye! ?Quienes son la rellenita y el chico que tiene aparatos en los dientes? -Le pregunto Marvin al amigo, aun riendose. Cuando Aaron miro el MacBook, no pudo entender como esa foto que debia haberse perdido por los innumerables archivos que tenia su ordenador, habia parecido alli, junto con los registros del concierto, no tenia sentido . -Bueno, el de los aparatos soy yo. – Aaron comenzo a explicar un poco avergonzado. – Y la rellenita es Melissa, la hermana de Sophie que regresa a Nueva York. -?De verdad? ?Este feo eres tu? – se burlo Marvin, pareciendo no creerlo. – Wow … Has mejorado mucho eh, hombre! Y que cosa mas absurda, la nina llega hoy y esta foto de ella aparece asi, de la nada … Oye, pero ?por que la tienes en tu ordenador ? Pasion infantil, ?verdad? Es? Pregunto, alzando las cejas maliciosamente y golpeando ligeramente a su amigo. Aaron puso los ojos en blanco y volvio a llevar el ordenador a su regazo. -No inventes , Marvin. Melissa y yo jugabamos juntos cuando eramos ninos y eso es todo. Despues de que ella se fue con su madre a Brasil, nunca volvimos a hablar. Quiero decir, incluso nos enviamos correos electronicos al principio, pero luego la comunicacion se volvio mas rara. La zona horaria diferente tampoco ayudo y ella siempre estaba ocupada ayudando con la ONG de su tia. Entonces, ya sabes, la amistad se extinguio gradualmente. – explico Aaron, mientras cerraba el cuaderno. Habia un toque de tristeza en su voz, pero sabia como disfrazarlo. La verdad es que el y Melissa eran grandes amigos. “!Los mejores del mundo!”, Como Aaron incluso se llenaba la boca para decir cuando hablaba de su amistad con la pequena Mel. Se habian conocido en Central Park, mientras jugaban a los columpios bajo la supervision de sus nineras, y desde ese dia se mantuvieron unidos de tal manera que no pudieron hacer nada mas el uno sin el otro. Tenian una especie de hermosa amistad, una que todavia era demasiado pura para ser sacudida por las hormonas de la pubertad, cuando la linea divisoria entre ninos y ninas se fortalece y los hace parecer seres de planetas totalmente diferentes. Pero el destino decidio ser implacable con los dos amigos, y cuando Melissa menos lo esperaba, ya estaba en un avion que se dirigia a Sudamerica con su madre, dejando a Aaron solo y lloroso en Nueva York. Hoy en dia, incluso despues de que hayan pasado cuatro largos anos, el nino todavia recordaba tristemente la separacion forzada de su mejor amiga . Era una herida ya curada, que a veces dolia cuando veia algo que le recordaba a Mel, pero eso ya no importaba demasiado. El pasado estaba detras de ellos y ahora no serian mas que simples extranos el uno para el otro. – Bueno, y hablando de Melissa … – dijo Aaron con un suspiro, volviendose hacia MJ -… Creo que es hora de ir al hotel Meditteranean para empacar las cosas para la presentacion. Hoy la tarifa vale la pena y nos pagaran por adelantado. -Oh, ni me digas! Despues de esa bagatela que ganamos en el ultimo show, incluso pense en renunciar a mi carrera. – se burlo el bajista, saltando. Aunque llegarian un poco mas tarde de lo acordado con el dueno del hotel, Aaron y Marvin caminaron en silencio hacia la salida oeste de Central Park, cada uno pensando en lo que mas le importaba. El bajista de los altos salarios y Aaron en ver a Sophie de nuevo, hasta que sus pensamientos derivaron sin querer al recuerdo infantil de Mel. Por unos momentos recordo las travesuras que los dos habian hecho juntos cuando eran ninos y esto lo hizo sonreir, pero pronto la imagen infantil de la amiga se perdio y Sophie volvio a dominar su mente haciendo que su corazon volviera a dolerle. * * * * * El vestibulo de la Terminal Tres estaba lleno cuando Melissa aterrizo en el aeropuerto JFK. Parecia que todos los ninos estadounidenses habian decidido viajar en la primera semana de sus vacaciones escolares, a juzgar por la cantidad exorbitante de ninos y ninas que jugaban con los carritos de equipaje bajo la mirada impaciente de sus padres. Llevando sus dos pesadas maletas, Mel miro a su alrededor en medio de toda esa agitacion cuando reconocio a su padre, a pocos pasos de ella, con un elegante traje gris que lo hacia verse serio, un alto ejecutivo. Albert, al parecer, no habia cambiado tanto como ella habia pensado. Aunque su cabello ahora tenia algunos mechones blancos en las sienes, aun conservaba la forma encantadora que hacia que la madre de la nina muriera de celos cuando aun estaban casados. -Hola papa. – Mel lo saludo, luego de caminar torpemente hacia el. -Melissa?! Dios, no puede ser! !Carino, como has crecido ! Albert se sobresalto mirandola de pies a cabeza. – !Estas muy alta y hermosa ! Mel sonrio levemente y se sonrojo, bajando la cabeza para mirar al suelo. No estaba acostumbrada a escuchar cumplidos y, como no estaba satisfecha con su apariencia, tenia una imagen muy distorsionada de si misma. -Oh, no te pases, papa! Alta si, pero hermosa ? ?Esta chica miope? – bromeo, abrazandolo con timidez, sin acercarse demasiado. Despues de tanto tiempo fuera y un sujetador finalmente (y muy bien) lleno, Mel no sabia como comportarse con Albert. No eran como dos extranos, pero tampoco tenian la tipica intimidad de padre e hija. Ademas, ya no era esa nina de diez anos, y la falta de contacto habia abierto un profundo abismo entre los dos que solo el tiempo podia salvar. -Es bueno tenerte por aqui otra vez. No te puedes imaginar como tu hermana y yo te hemos extranado todos estos anos. Dijo, con la voz rebosante de emocion. Cuando acurruco a su hija en ese abrazo timido, pero lleno de anhelo, Albert cerro los ojos e inmediatamente su mente lo transporto al pasado a cuatro anos atras, cuando habia abrazado a Melissa por ultima vez en ese mismo aeropuerto. Fue una separacion dolorosa y los anos que siguieron fueron aun mas tristes, ya que gracias a la terquedad de Helena, su ex esposa, que se nego a darle la direccion donde vivia, nunca puedo visitarlos en Brasil y mucho menos enviar los regalos de cumpleanos y Navidad que compro todos los anos a Mel. Ni siquiera la pension que depositaba regularmente en el banco todos los meses para pagar la educacion de su hija, su ex esposa la toco. -Espera, dejame mirarte de nuevo. dijo Albert, liberandose de los brazos de Mel. – !No puedo creer que mi pequena nina ahora sea una adolescente de catorce anos ! 14 -Es asi padre, si lo soy. – Mel murmuro, un poco incomoda con toda esa atencion. -Pero ya es suficiente, esta conversacion se esta volviendo demasiado dificil. Siempre dijiste estas mismas cosas por telefono despues de que te envie mis fotos por correo electronico, ?recuerdas? A pesar de la alegria que sentia, Albert decidio no molestar mas a Melissa con esos comentarios sobre el crecimiento, tipicos de las tias solteronas en las reuniones familiares. Queria que se sintiera bien por haber regresado y, sobre todo, que se olvidara de la muerte de su madre que habia sucedido meses atras. Luego, volviendose hacia el guardia de seguridad del traje negro que esperaba inmovil como un soldado ingles a pocos metros de distancia, Albert hizo un leve gesto con la mano para que se acercara el empleado. -Toma hija, creo que esto es tuyo. dijo, tomando algo de las manos del empleado y colocandolo justo despues de la cabeza de Mel. Al instante reconocio su vieja gorra azul para mascotas de los Yankees de Nueva York , el equipo de beisbol que amaba de nina. Ya ni siquiera recordaba las reglas del juego, ya que en Brasil el deporte popular era el futbol, pero no podia contenerse ante algo que le recordaba tanto a su infancia. -Wow! Pense que lo habia perdido durante el traslado a Brasil. Muchas gracias papa! – le agradecio Melissa, mientras ajustaba la gorra en su cabeza. -No, hija, no me lo agradezcas todavia. Tengo otra pequena sorpresa para ti y creo que te complacera mucho mas que esta. Incluso sin fuerzas debido al viaje y su cuerpo pidiendo a gritos una cama, la apariencia cansada de Melissa se animo repentinamente . Tenia curiosidad por saber de que hablaba Albert. ?Sorpresa? Dijo Mel , frunciendo el ceno. – Ah, padre, dime … por favor. -No puedo. Tendras que ser paciente. Por ahora, creo que sera mejor que caminemos a la limusina. Aunque parte de la ciudad esta pasando las vacaciones de verano en los Hamptons , el trafico de Manhattan puede no ser muy bueno a esta hora. dijo, senalando el equipaje de Melissa para que lo llevara el guardia de seguridad. Aunque no le pagaban por eso , sin embargo, lo hizo de todos modos, sin lugar a dudas. – Vamos! No he estado en una limusina en mucho tiempo. Creo que ni siquiera recuerdo como es por dentro … Mel exagero, recordando sus dias de infancia, cuando todavia iba y venia por Manhattan, llevada a donde quisiera por el chofer de su padre. Un coche como ese estaba muy lejos de la realidad que ella vivia en el interior de Brasil. Como su madre y su tia Veronica habian abrazado la causa ambiental, siempre preferian usar bicicletas o transporte publico para ir a algun lado. Obviamente, no eran las formas mas faciles y rapidas de moverse, sino formas politicamente correctas para evitar que se arroje innecesariamente mas dioxido de carbono al aire y se agote la capa de ozono. ?Que dirian las dos si vieran a Mel entrar en una limusina que gastara tanto combustible ? La chica ni siquiera se lo queria imaginar … Pero tambien, ?que podia hacer ella? Su padre estaba en la lista de los 100 hombres mas ricos de los Estados Unidos segun la revista Forbes. Si no tuviese una limusina, ?que utilizaria ? Autobus? Metro? Coches compartidos? En realidad no … Eso era para los mortales pobres, no para el poderoso propietario de la cadena hotelera The Meditterranean . Y, como hija del dueno, Melissa tendria que acostumbrarse nuevamente, voluntaria o involuntariamente, a esta vida llena de mimos y privilegios. Albert cruzo rapidamente el vestibulo, feliz de tener a su hija de regreso a su lado y, cruzando la puerta automatica que conducia a la calle, se dirigio hacia la magnifica limusina que se detuvo ante ellos con precision cronologica. -Entonces? ?Lista para tu primera vuelta? pregunto, mientras el chofer abria la puerta del lujoso coche para que la chica entrara. Al ver la limusina justo delante de sus ojos, Mel trago, totalmente deslumbrada. Era dificil pensar en los casquetes polares que se derretian a miles de kilometros de distancia gracias a las emisiones de CO2, cuando algo tan hermoso, brillante y lujoso estaba parado frente a ti. -Disfruta, querida . Es del hotel y solo atiende a clientes VIP , pero hoy ordene que estuviera completamente a tu disposicion. – Una limusina? ?Solo para mi? Vamos , papa, a esto llamas una pequena sorpresa? – Mel se admiraba a si misma mientras se acomodaba en el suave asiento del auto. Albert se sento a su lado riendo y despues de cerrar la puerta de la limusina, fue al frigorifico y tomo una botella de agua mineral Glaceau para calmar su sed. -Pero no dije que esta sea la sorpresa. continuo, recordando lo que les esperaba en el restaurante del hotel. – Aun no has visto nada, hija. Y para ser sincero, las emociones de esta noche apenas comienzan. Capitulo 2- PIMIENTA Y DIENTES Despues de tantas retenciones tipicas de Manhattan, la limusina entro en Park West Street, donde se encontraba el famoso y admirado hotel The Meditteranean . Con sus ojos atentos al continuo movimiento de personas caminando por las aceras esa tarde, Mel pronto reconocio el maravilloso verde de Central Park que aparecia en el lado derecho de la calle. – ?Estamos ahi? pregunto ella, ajustando sus odiadas gafas que insistian en deslizarse casi hasta la mitad de la nariz. -No creo que no estes reconociendo el hotel, hija. A pesar de que se sometio a algunas renovaciones, no esta tan diferente. dijo Albert, saliendo del coche . Cuando Mel salio de la limusina y miro la imponente fachada del Mediterraneo , le era imposible no admirar, como si fuera la primera vez, el majestuoso hotel frente a ella. Es cierto que habia crecido en esos pasillos y conocia incluso los detalles mas pequenos del lugar, sin embargo, despues de tantos anos de distancia, regresar y mirar todas esas pequenas ventanas blancas, las banderas estadounidenses ondeando en el viento y los pisos que casi se perdian de vista. Fue emocionante para ella. ” Wow, no puedo creer que este aqui de nuevo ” , penso Mel mientras entraba en el gran salon de The Meditteranean con su padre. Cuando pisaron la lujosa alfombra que completo la sofisticacion del lugar, Melissa pronto fue reconocida por el gerente del hotel, y tambien por el imbecil encargado del hotel de su padre, Pierre Le Blanc. Al mismo tiempo, dejo el mostrador donde estaba supervisando al personal que registraba a los huespedes , para sonreir y encontrarse con ella y Albert. -Mademoiselle Fenner , que honrra los terrmes aqui! Pero, maldito mon Dieu , !como creciste y adelgazaste ! ?Cuando fue emborra dificilmente podria olharr porr el balcon y agorra es mi tamano. Oh! Me estoy haciendo viejo. Dijo dramaticamente, con su acento frances divertido que se nego a perder. -Es bueno verlo tambien, senor. dijo la chica, todavia un poco timida. Mel sabia que habia cambiado mucho, despues de todo, habia perdido varios kilos y era mucho mas alta, pero estar alli escuchando ese bla bla bla acerca de cuanto pero habia perdido y crecido era casi una tortura. No le gustaba recordar sus dias de “peso pesado” como algunos companeros de escuela la llamaban en ese momento. "Si , es verdad. Era una bola de manteca que tenia un trasero mas grande que la luna y del tamano de un enano. Satisfecho? “Fue la respuesta grosera que tenia en la punta de la lengua, pero que no se atreveria a decir Era demasiado educada y no le gustaba herir los sentimientos de los demas. Afortunadamente, uno de los empleados del hotel arrojo torpemente el equipaje de un huesped importante del carrito del equipaje y Pierre dejo la conversacion para ir y reganarlo con toda la autoridad que el trabajo del gerente le garantizaba. Solo despues de deshacerse de Le Blanc, Melissa puede notar realmente el impresionante entorno a su alrededor. El vestibulo del hotel parecia mucho mas lujoso ahora que en su infancia. En el centro estaba la gran recepcion flanqueada a la derecha y a la izquierda por dos escaleras de marmol gigantes, por las que siempre se deslizaba por la barandilla para desesperacion del gerente Le Blanc. Ahora habia un pequeno salon luego de la entrada, para la comodidad de los huespedes y visitantes, asi como muchas plantas, flores y obras de arte que se extendian a traves de las diversas paredes del lugar decoradas exactamente en estilo europeo. En el techo, ademas de una pintura inspiradora con angeles y nubes, estaba el costoso candelabro de cristal, con un diseno firmado por Tiffany, que era dificil de no notar debido a su intenso brillo. A pesar del poco tiempo que paso en el Salon, Mel quedo impresionada por lo sumamente sofisticado que era ahora The Mediterranean . -Es maravilloso, lo se. – dijo Albert en el elevador , mientras miraba a la nina a traves del reflejo del espejo lleno de arabescos florales. – Hoy somos el segundo mejor hotel de Manhattan. Solo estamos detras del Plaza. Pero ya estamos haciendo mejoras para resolver esta situacion. -Dios, papa, no pense que The Mediterranean estuviera asi. Parece mas un palacio que un hotel. – exagero Melissa. -Si, pero ahora es tu palacio, querida. – Anadio sonriendo, saliendo por la puerta de metal que acababa de abrir. En el pasillo bien iluminado lleno de pequenas estatuas de marmol, Mel y su padre caminaron hacia la puerta de madera y vidrio del Chateau D’ore. A pesar del silencio pedregoso que dominaba el lugar y la ausencia de personas que entraban y salian del restaurante, lo que seria normal en ese momento, la chica no se dio cuenta de la misteriosa atmosfera que se cernia alli. -Tu primero, hija. – ordeno Albert enigmatico, empujandola ligeramente por la espalda. Cuando Mel entro en el restaurante, todavia vacilante, se vio sumida en la oscuridad. Al no ver nada frente a ella , penso en retroceder unos pasos hacia la puerta, pero de repente se encendieron las luces y cayo una lluvia de globos de colores y mucho papel picado. Varias personas, en su mayoria adolescentes que estaban dentro del restaurante, la recibieron dandole la bienvenida. -Es un placer tenerla con nosotros, senorita Fenner . Sea bienvenida. – dijo una mujer con cabello rojo, apareciendo justo frente a ella . Parecia haber pasado la treintena recientemente y tenia ojos en forma de almendra que la hacian sentir envidia. Mel abrio la boca, pero todavia estaba demasiado sorprendida para responder algo. ?Quienes eran todas esas personas? ?Y por que demonios tu padre no te advirtio sobre eso? Al menos podria haberse puesto ropa mas presentable que la que llevaba puesta. -Querida, esta es Rebeca Pitty, mi secretaria personal. Ella fue quien me ayudo a planear toda esta fiesta para ti. dijo Albert, senalando a la mujer. -?Ah, si? Gracias , senorita Pitty. – saludo Mel, todavia un poco confundida , pero devolviendo la sonrisa amistosa a la secretaria. Sophie, que estaba a solo unos metros de distancia, se acerco a los tres, seguida de cerca por Chloe y Vicky , sus inseparables amigas que se parecian mas a un par de guardaespaldas que la perseguian. Cuando las hermanas finalmente se encontraron cara a cara, Mel tuvo la ligera impresion de que Sophie no estaba muy entusiasmada con su regreso. La miro de arriba abajo como si la ropa de Melissa fuera una ofensa en ese lugar, y respiro hondo, como lo haces cuando vas a tomar una medicina horrible. -Bienvenida, Melissa. – dijo la hermana entre dientes, abrazandola con cuidado para no arrugar su top de Marc Jacobs . Gracias a Mel, Sophie se estaba perdiendo el lanzamiento de la nueva coleccion de Rihanna en una galeria super moderna en Soho , la meca de la moda de Nueva York, y no estaba contenta con eso. Su presencia alli era obra de Albert, que le habia ordenado que asistiera a la fiesta de bienvenida de su hermana bajo la pena de cancelarle todas las tarjetas de credito si no se presentaba. -Es bueno verte de nuevo, Sophie. – l respondio Mel, un poco timida . – Ha pasado tanto tiempo, ?no? -Sabes que ni siquiera me di cuenta? – respondio la hermana, con un timbre seco en su voz. -Wow! Pense que eran gemelas como Mary Kate y Ashley Olsen, pero al mirar a ambas ahora, se puede ver que tienen muy pocas cosas en comun. – Comento Vicky , analizando a Mel como si fuera un animal exotico en exhibicion. De hecho, las hermanas no eran muy parecidas. Despues de todo, no eran identicas , y el tiempo habia colaborado aun mas para acentuar estas diferencias. Sophie era hermosa como una pintura. Tenia el pelo rubio liso y la piel blanca que la hacia parecer una muneca de porcelana, ademas de tentadores ojos azules y finos labios rosados. Aunque Mel tenia el mismo color que los ojos y el cabello de su hermana, al mirarla se sentia fea. En realidad no lo era, pero cuando se comparo con Sophie, descubrio que su cabello ondulado y opaco no se comparaba con el de ella . Si solo Albert le hubiera contado sobre la fiesta antes, tal vez habria logrado vestirse un poco para no verse tan sin sal frente a todas las personas elegantes y bien arregladas. !Oh, como queria salir de alli y volver a Brasil! “?Tienes alguna preferencia musical, querida ?”, Pregunto Albert de repente. – No tenia idea de lo que te gustaba, asi que contrate una banda y un DJ especialmente para tu fiesta de bienvenida. Que quieres escuchar -Bueno, hmm … Dejame ver … Realmente me gusta esa cantante, Pink, ?sabes? – dijo Mel, fingiendo no darse cuenta de que Sophie miraba sus zapatillas grises All Star y arrugaba su nariz. Aunque no tenia idea de a quien era esa “Pink” que mencionaba su hija, Albert fue inmediatamente a un rincon de la habitacion para responder a su solicitud. Alli, apretujados entre el bar y la puerta del balcon debido a la cantidad de invitados a la fiesta, estaban Aaron, Marvin y Doug, ya en posesion de sus instrumentos, esperando que Albert pasara su repertorio para comenzar otro espectaculo sin sentido. -Bueno, ya que Sophie no nos presenta, soy Victoria McQueen. dijo Vicky , extendiendo la mano para estrechar la mano de Melissa. -Hola, bienvenida . Ya me conoces, soy Chloe Von Bondenburg . – saludo a la otra chica con cabello castano, flequillo corto y ojos color miel. – Chloe ” Dumbo “? ?La que estudiaste conmigo en la Academia Sinclair ? !No puede ser! !Tenias orejas enormes! Mel disparo, sin querer. Sophie y Vicky se miraron con miedo, esperando que Chloe explotara. Melissa habia tocado inadvertidamente un tema delicado para la chica y eso era sinonimo de detonacion, pero en lugar de una respuesta grosera, Chloe se sonrojo.

  • La hija del curandero de Amy Tan

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    Con el fin de evitar que sus recuerdos se pierdan para siempre, la anciana LuLing, emigrada a Estados Unidos, escribe el relato de su pasado en China. Un dia, su hija Ruth encuentra esos documentos en el apartamento y, a traves de ellos, llega a conocer los primeros anos de vida de su madre, y algunas revelaciones sobre el pasado familiar. Las dos generaciones de mujeres, con voces alternas, hallaran en este repaso a la memoria un punto de encuentro y reconciliacion.

  • La marca del pentagono (Diana Davila 4) de Esteban Navarro

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    La oficial de policia nacional Diana se traslada a Laspaules, una poblacion de Huesca relacionada historicamente con la brujeria, donde comparte investigacion con el Inspector Jefe Vazquez de la Unidad Central de Madrid.
    El motivo de que Diana se desplace a Laspaules es porque han asesinado a Andres Hernandez, un policia amigo de la oficial destinado en la comisaria de Huesca, en lo que parece un ritual relacionado con la brujeria. La joven policia se ve obligada a implicarse en la investigacion cuando recibe una llamada perdida del telefono movil del policia de Huesca justo en el momento que es asesinado.
    Una vez se traslada al pueblo y mientras indaga en que es lo que estaba buscando su amigo antes de ser asesinado, va recibiendo mensajes de texto desde su telefono advirtiendole sobre las brujas y de que no se fie de nadie.
    Enfrascada en seguir la pista de los ultimos pasos del policia, descubre que semanas antes habia recibido el encargo de un banquero de Zaragoza al que le robaron una edicion original del Fausto de Goethe de 1882, de un valor incalculable. Registrando el ordenador del policia descubre que en sus ultimas notas apunta como sospechosas a cuatro amigas jovenes de esa localidad a la que todos los vecinos de la villa tienen como brujas. Su sorpresa es cuando descubre que una de ellas, precisamente, es hija del banquero que contrato al policia.

  • Los nombres epicenos de Amelie Nothomb

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    Los nombres epicenos son aquellos que, como Claude o Dominique, pueden utilizarse tanto en masculino como en femenino. En esta historia el (Claude) despliega un gran empeno en casarse con ella (Dominique), y despues en dejarla embarazada. Al fin logra su objetivo y como resultado nace una hija llamada Epicene. Sin embargo, en cuanto se produce el nacimiento la obsesion procreadora del padre se torna indiferencia absoluta hacia su hija. Nothomb explora con su sagacidad habitual las complejas relaciones paternofiliales y los resquemores del amor no correspondido. Y lo hace construyendo una suerte de perverso cuento de hadas contemporaneo, una fabula cruel, narrada con concision, precision y contundencia.

  • El Laberinto Griego de Manuel Vazquez Montalban

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    Pepe Carvalho, investigador privado, recibe de una extrana pareja francesa, Claire y Lebrun, el encargo de hallar el paradero de Alekos, el marido griego de Claire, un griego fugitivo del amor de la muerte. Mientras recorren los antiguos barrios industriales de la Barcelona preolimpica en busca del oscuro personaje, el corazon de Carvalho sucumbira ante la belleza inalcanzable de Claire. Paralelamente otras dos mujeres tambien buscan al hombre de su vida, y una de ellas, Charo, acaba convirtiendose en el principal personaje, aunque ausente, de una novela dedicada a la irracionalidad del amor.

  • Monteperdido, Agustin Martinez de Agustin Martinez

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    Y tu, ?seguro que quieres conocer toda la verdad sobre lo que sucedio en Monteperdido?

  • AMAL de Lola Chinchilla

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    Acelere el paso, mientras me subia la solapa del abrigo protegiendome del frio, tenia las manos heladas, los bolsillos no eran grandes, mis manos apenas cabian en ellos. -"Joder" -pense cabreada- "Otra vez, la Charo me ha dejao tirada". Estabamos haciendo un trabajo para la universidad, Chari era mi companera de piso, teniamos que ir a la biblioteca a recoger apuntes, pero como siempre, me dio planton. Probablemente ni siquiera se acordaria que habiamos quedado, estaria en casa de su novio, pasando de todo. Faltaba poco para que oscureciera. La biblioteca estaria abierta hasta las 19:00 hrs. Tenia un margen de noventa minutos aproximadamente para recopilar informacion. -"Joder" -pense mas cabreada aunComo odio el invierno. -!Por fin! -mostre mi carnet a la chica de la entrada, colgue mi abrigo y entre en una amplia sala de la que partian pasillos interminables de altas estanterias con todo tipo de libros. Ya se, estareis pensando: ?"porque no utiliza internet"?. Pues porque la red y yo, no nos llevamos muy bien, prefiero utilizar los metodos de siempre, un buen libro. Aesa hora se estaba bastante bien, al menos la calefaccion aportaba calorcito y apenas habia gente, el material de consulta estaba practicamente en su totalidad a mi disposicion, cogi la hoja de guias y busque en el indice, ordenados por materias. – Antropologia Forense – Composicion corporal, Somatologia, Somatometria y Salud. – Fila 8, estante 12, apartados 7 y 8. Con resolucion me encamine hacia la fila correspondiente y entre en el largo pasillo. El estante no 12 estaba casi en la mitad del corredor, busque en los apartados del epigrafe, facil y rapido. Ahora se planteaba un problema, el libro que queria estaba en el apartado 8, necesitaba una escalera, mire a lo largo del pasillo, nada, ninguna escalinata ni nadie alrededor, me alce todo lo que pude sobre la puntera de mis zapatos, consegui atrapar el libro, un tomo grueso que se me venia encima, pero que no me llego a dar, alguien justo detras de mi lo sujeto antes que me atizara un buen golpe. Percibi de inmediato el olor de un buen perfume, fresco y salvaje al mismo tiempo. -No te vuelvas -me susurro al oido, mientras sus labios rozaban mi oreja. -Pero... -Shhhh, no hables, -dijo acercando su respiracion a mi cuello. Un ligero calor envolvio mi cuerpo cuando senti sus manos en mi cintura, intente volverme, pero el extrano hizo presion con su cuerpo acercandolo mucho al mio, practicamente estaba inmovilizada bajo el abrazo de aquel chico. Asombrada, note como aquel calor que recorria mi cuerpo se acentuaba. El joven me debia sacar una cabeza al menos. Entonces senti la leve presion de sus labios en mi cuello, en ese momento, cerre los ojos intentando en no pensar lo peor. Al abrirlos de nuevo, me dia cuenta que ya no estaba, se habia marchando. Mire a mi alrededor. Nadie. Una pequena nota en el suelo, y en la nota escrito a mano:"10 de Julio, 10.30 Chateau le Brousse". Me guarde la nota en el bolsillo del pantalon y me fui para la mesa. Inquieta mire el reloj. -Ufff…, las siete menos cinco y no he parado de darle vueltas a lo de antes – ?Que queria decir esa nota? ?Era para mi? !Ni hablar! Me fui a casa sin haber conseguido concentrarme en mis apuntes, saque de la nevera algo para cenar, mientras me puse mi pijama de franela verde, un regalo de mi madre. Me tumbe en el sofa con la cena en las piernas, dandole vueltas a lo mismo. Cogi el portatil de Chari y busque el sitio. Descubri que "Chateau le Brousse" es un castillo medieval situado en Aveyron en el sur de Francia. En las fotos se veia un lugar tranquilo, lleno de arboles y de paz. El castillo era gigantesco y por fuera estaba muy bien conservado. Alrededor de el tenia un precioso riachuelo y un puente que, seguramente, llevaria hasta el pueblo. -Un lugar bonito- dije en voz alta, – ademas para ese dia ya he terminado el curso y no estaria mal ir a conocerlo- volvi a repetir, pero mis temores se acentuaban, ?encontraria a ese desconocido? si soy sincera, habia despertado en mi algo que no habia sentido nunca. -Amy, ya he vuelto- dijo Chari desde la puerta. -Amal, ?estas en casa?- repitio de nuevo. -Si, estoy aqui - respondi. Me llamo Amal. Mi madre me lo puso porque era un nombre muy exotico, decia. Me podia haber puesto Maria y asi pasar desapercibida. -?Que haces?- pregunto Chari Aun estaba enfadada con ella, pero los ultimos acontecimientos me tenian los nervios a flor de piel. La mire con cara de granuja y solte: – me voy a Francia El asombro de su expresion me hizo sonreir. Le conte la historia de la biblioteca y con sorpresa para mi, ella me animo, no al viaje, sino que conociera a ese extrano. Segun Chari, me vendria bien una aventura, pues desde que rompi con Alex, bueno, lo pille con otra en la cama. Asi que pense que porque no intentarlo, si ha sido capaz de despertar eso en mi en tan solo unos segundos... Pasaron los meses y por fin llego el momento que, para mi sorpresa, ansiaba. Era por la manana temprano y mi avion salia en unas horas. Chari me llevaria al aeropuerto. Una vez alli, ella me armo de valor otra vez y embarque. Despues de una hora de vuelo y otra hora en coche llegue a mi destino. 2. - Una vez en el hotel deshice las maletas. Aun tenia toda la tarde para visitar el lugar. Era un pueblo muy bonito, lleno de arte al aire libre y muy romantico. Es un sitio pequeno, muy lugareno. Las calles eran adoquinadas y las casas formaban una hilera a lo largo de grandes roca, dispuestas de tal forma, que se mimetizaban con el paisaje natural del entorno. Sus habitantes me miraban como algo extrano, era una extranjera en un pueblo pequeno. Llegue a la plaza principal.

  • Camino al este de Javier Sinay

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    Para Javier Sinay viajar no era una aspiracion prioritaria. Sin embargo, un dia de 2017 metio unas pocas cosas en una mochila y emprendio una travesia desmesurada. ?El motivo? Una mujer llamada Higashi, su pareja, que pasaria todo ese ano en Kioto dedicada a estudiar la ceremonia del te. Si el era capaz de ir a buscar a una mujer al otro extremo del mundo, ?que cosas --atroces, magnificas, inesperadas-- son capaces de hacer las personas por amor?

  • Se me pasa el arroz pero no el conejo de Sandra Broa

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    Cuando Sandra volvio a la solteria, pensaba que afrontaria esta nueva etapa con madurez y tranquilidad, pero no tardo mucho en darse cuenta de que, en cuestion de amores, se siguen haciendo las mismas tonterias con treinta anos que con quince. A pesar de que todo el mundo diga que los hombres son muy simples, Sandra y sus amigas tienen la sensacion de que se van encontrando a los chicos mas complicados y mas raros del mundo, tanto en el terreno sentimental como en el sexual. Porque, aunque en las novelas y en el cine, todo es bonito y poetico cuando los protagonistas tienen sexo, en la vida real muchas veces te lo pasas mejor contandoles a tus amigas el desastre de polvo que has echado el dia antes, que el rato que has estado a ello… y, en ocasiones, incluso tardas bastante mas en hacerlo.

  • Cuando menos te esperaba de Luciana V. Suarez

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    Libreria Barnes and Noble, Norwalk, Connecticut. Entrevista a la escritora de best sellers, Avery Willoughby, para el canal News 12. Entrevistador: Antes que nada, felicidades por su nueva novela, al leerla uno se da cuenta de por que sus libros tienen tan buena acogida, dado que en ellos explora temas de perdida, tanto de personas como de la fe en la vida y en Dios, y que cuando pasa la tormenta la vida te tiene reservada sorpresas, como una recompensa inesperada por todo lo malo que uno ha atravesado. ?Coincide con que esto es asi? ?Que a esto se debe su exito? Avery Willoughby: Si, es decir, siempre que me hacen esa pregunta, "?a que cree que se debe su exito literario?", respondo que no puedo saberlo con precision, ya que ningun escritor puede saberlo, en realidad, porque no nos ponemos a pensar cual es la formula del exito a la hora de escribir un libro, porque no funciona de ese modo, es decir, es agradable que algo en que pasaste tantas horas, meses y a veces hasta anos trabajando, algo en lo que no solo invertiste tiempo sino tambien sentimientos ----porque llegas a involucrarte emocionalmente con los personajes y todo lo que les ocurre que durante todo el proceso de escritura tu cabeza se encuentra absorbida por ese mundo----, tenga tan buena recepcion y conecte con tanta gente. Eso me dice que no solo les gusta porque encontraron a la historia interesante, sino porque tambien encontraron en ella algo que estaban buscando en el momento, tal vez se sintieron identificados con algo. Entrevistador: O sea que el escapismo de la realidad no es el unico factor que incide cuando un lector busca un libro. Avery Willoughby: Principalmente si, porque los libros, en especial los libros de ficcion, tienen la obligacion de cumplir con la norma del entretenimiento, y lo que nos lleva a escogerlos es el escapismo de la realidad, porque la mayoria estamos absorbidos por obligaciones y por la vida diaria y, de alguna manera, buscamos un quiebre a ello, algo que torne la rutina excitante, pero tambien creo que cuando encuentran personajes con los que pueden conectar, y temas con los que pueden relacionarse, pues congenian mucho mejor con el libro. Entrevistador: Concuerdo con ello. Y, de acuerdo a todos estos temas, ?usted misma los ha vivido? ?Que tanto hay de usted en esta novela? Avery Willoughby: De acuerdo a los temas, si. Yo he perdido a varias personas en mi vida, como mucha gente, y tuve periodos oscuros en que todo era penumbras y me costaba ver con claridad. Cuando estas en ese estado pierdes el norte y te cuesta encontrar un rumbo, pero bueno, es algo que es parte de la vida, y todos los humanos atravesaremos por ello. En cuanto a que tanto de mi hay en esta novela, pues creo que esta respondida en la primera pregunta, pero debo anadir que la protagonista, al igual que yo, es escritora, y tiene un par de manias mias, pero tambien hay algunas diferencias, desde luego. Entrevistador: Y con respecto al tema de la esperanza y de volver a empezar, ?a usted le ocurrio lo mismo que a la protagonista y eso fue lo que la hizo volver a empezar? Avery Willoughby: En ese sentido diferimos bastante, porque la protagonista encuentra gente, mas precisamente encuentra amor en estas personas, y yo mas bien encontre algo que me ayudo a salir de todo ello: la escritura. Como lo dije en muchas ocasiones, si bien yo escribi desde pequena, no lo hice de manera continua, y solo empece a hacerlo con frecuencia hace tres anos atras, y descubri que fue tan catartico como entretenido y liberador, y ahora es una parte intrinseca mia, asi que estoy muy feliz por ello. Entrevistador: O sea que se puede decir que, a diferencia de las protagonistas de sus historias, en lo personal usted esta soltera y no tiene hijos. Avery Willoughby: Asi es. Estoy soltera y no tengo hijos. Entrevistador: ?Y tambien se puede decir que esta a la espera de que una persona especial llegue a su vida? Avery Willoughby: Hummm, ni a la espera ni buscando. Supongo que esas cosas uno no las planea en la vida, solo llegan por si solas. Entrevistador: Y, dado que en el aspecto profesional tiene mucho exito, ?que diria que es lo que le falta para ser feliz? ?Formar una familia, tal vez? Avery Willoughby: Como dije recien: eso no esta en mis planes, supongo que porque ahora mismo estoy soltera, pero no por ello puedo descartarlo, asi que diria que la respuesta es si, para ser completamente feliz me gustaria formar una familia. Capitulo 1 Tan pronto llegue a mi departamento, me tire en la cama sin siquiera desempacar, sentia todo el peso del mundo encima. Usualmente eso ocurria cuando estaba de gira con la promocion de un nuevo libro, ya que debia viajar por varios Estados del pais. En esta ocasion fueron quince, tres mas que el ano anterior, comenzando en la costa oeste, pasando por el medio oeste, y terminando en la costa este, en donde en todos lados el itinerario del evento era el mismo: sentarme enfrente de mis lectores, leer un capitulo o dos de mi nuevo libro, responder a las preguntas que me hacian al respecto, y luego firmar sus copias y tomarme fotos con ellos, aunque, a veces, al final me hacian una entrevista para alguna revista o blog literario, periodico o canal local. Y, entonces, regresaba al hotel, comia, me banaba y cambiaba, y luego debia tomar un vuelo para mi proximo evento en otro lugar, en donde haria exactamente lo mismo hasta acabar con la lista de Estados que me asignaban. No renegaba de ello, desde luego, porque adoraba mi profesion, aunque lo que mas me agradaba de ella era el acto de escribir per se, pero tambien me gustaba escuchar de boca de los lectores cuanto les habia gustado la historia y cuanto significaban los personajes para ellos, y eso era gratificante. De a poco, mis pensamientos fueron apaciguandose hasta que entre en un sueno profundo, del que no desperte sino hasta que descubri que la habitacion estaba completamente a oscuras, solo estaba vagamente iluminada por la luz que se filtraba a traves de una rendija de la ventana. Estire la mano rapidamente hacia la lampara y la encendi. Me quede un rato recostada, haciendo amagues de levantarme, solo mirando a las rayas que proyectaba la luz en el techo mientras recordaba lo que habia sonado. Cada vez que estaba muy cansada tenia suenos vividos y lucidos, como si los estuviera viendo en una pantalla, o como si los estuviera leyendo en la descripcion de un libro, probablemente porque mi mentalidad de escritora estaba acostumbrada a las descripciones, que cada vez que describia un escenario era como adentrarme en la escena. Pero esta vez, a diferencia de otras ocasiones, la imagen se habia esfumado de mi mente y solo recordaba que estaban tres personas. Era un dia de verano, eso lo sabia porque el sol brillaba intensamente, reflejandose en esas tres personas (probablemente por eso no lograba divisarlas bien), pero lo que mas me habia cautivado de ese sueno era la sensacion que me habia dejado: amor, habia tanto amor en esas tres personas que era capaz de embargarme y todavia podia sentirlo; era muy fuerte, tanto que me habia embriagado hasta dejarme alucinada. Lleve mi mano al pecho, porque todavia podia sentir ese amor calandome en los huesos. Nunca antes me habia ocurrido algo asi, es decir, en los suenos vividos eran las imagenes tan nitidas lo que me cautivaban, pero no habia sentimientos como en este caso. Me quede pensando en el significado de ese sueno, es decir, sabia que todo lo que sonabamos significaba algo, pero en este caso no entendia que, dado que no creia conocer a las personas que aparecian. Probablemente era mi subconsciente enviandome inspiracion para mi nuevo libro. Cuando logre recomponerme, me levante de la cama y fui hacia la cocina a ver si habia algo para comer, dado que mi estomago estaba rugiendo de hambre, pero como me habia ido de viaje por dos semanas, desde luego que no habria nada, nada preparado en realidad, solo cosas para cocinar, y no tenia ganas de hacerlo, asi que ordene comida china. Mientras aguardaba a que mi pedido llegara, tome una bolsa de doritos y me puse a engullirlos, luego abri una cerveza que la bebi de la lata nomas. Tome a Emily Dickinson, mi gata, que habia quedado al cuidado de Lisa, mi agente literaria y amiga, que pasaba a verla dos veces al dia cuando me iba y le daba de comer y limpiaba sus necesidades. Emily Dickinson me lamio el menton, como siempre lo hacia, despues se froto en mi cara de manera afectuosa; era una gatita carinosa y muy companera. Lo unico que lamentaba de mi trabajo era que a veces requeria ausentarme por varias semanas y, entonces, ella se quedaba sola. Para cuando la comida llego, ya casi habia terminado la bolsa de nachos. Me sente en el alfeizar de la ventana del living, apoye la espalda en el respaldo, y me puse a comer de la caja nomas, con Emily Dickinson recostada a mis pies. Mientras comia, mire a traves del cristal, desde alli la vista estaba cubierta mayormente de edificios, como era de esperar en una ciudad como Manhattan, las luces de algunos titilaban en lo alto, y abajo se veia el trafico frenetico, como era usual ahi, aunque un sabado por la noche lo era mas aun. Todos los que vivian en Nueva York tenian planes los sabados por la noche, o a veces incluso los dias de semana, por algo era la ciudad que nunca dormia o descansaba o se callaba. Yo solia ser una de esas personas, que esperaba ansiosamente cada sabado para terminar en algun antro, bebiendo cantidades de alcohol que ahora apenas podia probar, o consumiendo alguna sustancia que, en la actualidad, hasta me daba miedo admitir tal cosa, o enrollada en la cama de algun extrano al que despues apenas recordaba. En realidad, eso era lo que la mayoria de las muchachas jovenes hacian, ya fuera en Nueva York o en otro lugar, pero ahora, mirandolo en retrospectiva, incluso cuando era algo natural, me avergonzaba un poco haber actuado de esa manera. De todas formas, de eso ya hacia bastante que apenas lo recordaba y, cuando lo hacia, me parecia que era una vida que le pertenecia a otra persona y no a mi y, en cierta forma, asi lo era, porque ese era mi antiguo yo, mi nuevo yo diferia bastante de ese, como si fuesen dos personas opuestas, ya que ahora apenas salia y, cuando lo hacia, solo era para ir a algun evento literario o a cenar o al cine o al teatro, aun cuando apenas tenia amigos, solo una, y era mi agente, asi que estaba relacionada a mi empleo, pero era una buena amiga, por lo que a veces cuando salia lo hacia con ella. Pero mas alla de eso no hacia nada, por lo que llevaba una vida monotona y comoda, en la que todo lo que hacia era trabajar desde mi departamento, ir a un refugio de animales que estaba a la vuelta de mi edificio a brindar mi ayuda, y salir a correr a veces, o ir a eventos literarios, lo cual no estaba mal para mi, porque era afortunada de tener un empleo sonado que me reportaba grandes satisfacciones, que podia hacerlo en pijamas y estando acostada con mi ordenador en el regazo, pero habia veces, como esa noche, en que una sensacion de vacio y desasosiego se apoderaba de mi, como si fuese una entidad que intentaba poseerme y al final lograba hacerlo, porque me sentia sola y miserable y no tenia a nadie para consolarme, o para que me diera un abrazo. Estaba completamente sola e intuia, y temia, que siempre lo estaria.