• cafe y tarta libro - Mario Sanca

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    El agua cae sin contemplaciones desde el cielo. Las gotas de lluvia repican en el exterior contra los coches y el mobiliario urbano en una melodia anestesica y caotica, un actor en el fondo de la sala que susurra desde la distancia para comentar la escena que tiene lugar ante si. En una cafeteria de la ciudad, a traves de unos cristales perlados de gotas, se distingue un exterior frio, gris, casi detenido en el tiempo, que logra convertirse en una melancolica foto que alguien colgaria en una sala de espera. Una estampa en la que se recuerda que el agua no discrimina a nadie. Mientras, en el interior, la imagen, es muy diferente: acogedora, calida, alborotada por el sonido de la cafetera que calienta la leche, el impacto frio de las cucharas metalicas contras las tazas y las conversaciones de mujeres y hombres que ocupan las mesas. El olor dulce de las tartas y el amargo del cafe inundan todo el espacio, y arrancan una sonrisa de satisfaccion a todo aquel que llega del inhospito exterior. En ese momento de la manana, una pequena campana de metal indica que alguien abre la puerta de la cafeteria. El acolchado sonido de la lluvia desaparece durante los breves segundos en que la puerta esta abierta, y vuelve a la normalidad cuando el umbral se cierra. Al instante, se escucha un suspiro de agotamiento acompanado por el sonido caracteristico de unos zapatos mojados. --Te dije que cogieras el paraguas --comenta con una sonrisa la camarera al chico que acaba de sentarse en la barra. Con sus ojos del color del sirope de menta, enmarcados por el flequillo y unos mechones sueltos de tono chocolate con leche, observa al cliente de arriba abajo. Un leve gesto de negacion con la cabeza hace que el pelo de su coleta oscile de un lado a otro. --Se me ha olvidado en casa --contesta el mientras sus hombros bajan todo lo que su fisionomia le permite. Mojado por completo, su pelo corto, del color de las galletas tostadas, deja escapar pequenas gotas de agua que impactan sobre las gafas, por lo que su vision se transforma en un campo de estrellas translucidas y sus ojos caramelo quedan desdibujados. --Jaime... --La camarera llama su atencion--. Al menos quitate la gabardina --insiste con un tono dulce y calido, similar a la espuma caliente--. !Esta chorreando! No querras volver al trabajo con un resfriado. --No --contesta cansado--, supongo que tienes razon. Y con un movimiento lento, como si la gabardina se resistiera a terminar ese humedo abrazo, el chico se la quita con cuidado para no mojarse mas y la coloca en una butaca libre que hay junto a el. Esto deja a la vista el fisico delgado de un joven de veintipocos anos. --Tambien se te ha mojado la camisa. --Unos segundos de silencio siguen al comentario. El, a traves de las gafas, mira como lo observa--. ?Ves algo con eso? Deja que te las limpie. --Y sin pedir permiso, en un gesto que denota mucha confianza, se las quita y las limpia con mimo gracias a un par de servilletas de papel. Despues se las vuelve a colocar, en un movimiento que parece perfeccionado por la fuerza de la costumbre--. Mucho mejor, ?verdad? A traves de los cristales, ya limpios y transparentes, Jaime contempla la mirada de la camarera, clara, con una mezcla de alegria y algo mas intenso, dificil de identificar, sobre todo en alguien que apenas ha llegado a la treintena; como si su edad no acompanase el nivel de profundidad que aguarda esa mirada. --Si, gracias, Elena. --Se quita las gafas para comprobar con satisfaccion los cristales. --No tienes que darlas. La camarera lo examina de nuevo. Sin la gabardina empapada tiene mejor aspecto, al menos no parece un perro abandonado. Pero ese pelo despeinado y la camisa pasada de moda no ayudan. --Si alguien te viera ahora, diria que te sientan fatal las Navidades --comenta Elena mientras arquea una ceja. --Lo se --contesta mientras intenta sonreir. --Perdone, jovencita. --Un hombre la llama desde el otro lado de la barra. --Ahora mismo vengo, Jaime, mientras... --Lo vuelve a mirar, aunque es incapaz de terminar la frase. Contiene una carcajada y, con una sonrisa en los labios, se aleja para atender al otro cliente. A esas horas, casi a final de las fiestas, y con una lluvia que no invita a la gente a salir de casa, apenas hay transeuntes por las calles. En la cafeteria, unas pocas personas, divididas en un par de mesas, cortan el silencio del lugar; sus conversaciones se mezclan con el ruido de la vajilla y de la cafetera mientras la radio hace todo lo posible por no quedarse en un segundo plano. En los pocos momentos en que el sonido de fondo se sincroniza, el cafe se llena del lamento de los asistentes y sus quejas sobre la vuelta al trabajo. Mientras, Jaime se conforma con mirar la lluvia caer en el espejo de detras de la barra. Las gotas forman una pequena neblina translucida que distorsiona la imagen al otro lado de la calle. Y, en un instante, la escena se inunda con el aroma de cafe recien hecho, chocolate y una pizca de limon. El muchacho se fija en la barra y se da cuenta de que, delante de el, ha aparecido una gran taza de cafe con una cremosa capa de leche y una suculenta porcion de tarta. Y ese leve olor a limon solo puede proceder de una persona. --De nada --responde Elena a la pregunta que no llega a formular Jaime. --?Y eso? --Invita la casa. --Vaya... --dice el chico sorprendido--. Voy a tener que dejarme el paraguas en casa mas a menudo. --Yo que tu no me arriesgaria. Y con una amplia sonrisa, Jaime clava el tenedor en la tarta y escucha el ruido efervescente que produce el bizcocho al tacto con el metal; al mismo tiempo que, por el rabillo del ojo, observa como Elena fija la vista en algun punto de la cafeteria. Cuando sigue la direccion de la mirada, comprueba que contempla a un chico y una chica sentados en una de las mesas. --?Que opinas? --pregunta ella mientras seca los cubiertos con un pano. El se gira un poco en el asiento para observarlos mejor: el cruce de miradas, los gestos, la postura, el tono de sus voces, sus expresiones... Todo pequeno detalle que pueda delatar el tipo de relacion que hay entre ellos. --Amigos --declara Jaime tras unos minutos de analisis. Elena tuerce la boca en un gesto que deja claro que no esta de acuerdo. --No estoy tan segura. ?Hermanos? --No --niega con la cabeza el tras darle un pequeno sorbo al cafe--, amigos. Creo que el quiere ser algo mas. --?Tu crees? --pregunta ella, esceptica. --Claro que si. --No me terminas de convencer. --La camarera suelta los cubiertos y el pano con resignacion --. Eso mismo podria pensar un desconocido de nosotros. --?De nosotros? Nada mas lejos. --Es cierto. Es evidente la relacion que hay entre nosotros. --?Tu crees? --repite Jaime--. Ahora es a mi al que no terminas de convencer. Elena mira a la pareja de la mesa y suspira. --Bueno, supongo que, con el tiempo, lo averiguaremos. La campana de la puerta vuelve a sonar. La camarera presta atencion a los nuevos clientes y deja a Jaime con su tarta y su cafe para atenderlos.

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  • Café y tarta ~ Mario Sanca - Devorador de libros

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    24 nov 2020 — El olor dulce de las tartas y el amargo del café inundan todo el espacio. ... y por el detalle que hay tenido al enviarme el Libro Viajero.

  • Café y tarta by Mario Sanca - Goodreads

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    No es una cosa que se suela decir de los libros, pero en este caso ha sido así. No sabía que lo necesitaba hasta que lo he terminado. Es un libro que he ...

  • Café y tarta - Mario Sanca - Babelio

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    Críticas, citas extractos de Café y tarta de Mario Sanca. Una historia dulce, de esas para ... Añadir crítica. Comprar este libro en papel, epub, pdf en ...

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  • Café y tarta de Mario Sanca (2022) - Libros recomendados

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  • Una sombra de duda de Leovigildo Zamora

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    Henry, un abogado, experto criminologo y analista de informacion, esta acostumbrado a resolver los crimenes mas inexplicables. Y con la llegada de un nuevo caso, va a tener que poner toda la carne en el asador si quiere salvar su bien ganada reputacion. Rockford John, un exalumno de la Universidad Estatal de California, muere en circunstancias extranas al practicar la escalada. Sus averiguaciones lo llevaran a trazar una linea recta entre los excompaneros de universidad del occiso y un supuesto y misterioso homicida.

  • Denuncia inmediata de Jeffrey Eugenides

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    Un joven viaja por el mundo en busca de iluminacion y se enfrenta a todo tipo de experiencias, no siempre agradables; una estudiante de origen indio seduce a un profesor buscando una salida desesperada a la situacion de su familia; un poeta fracasado que ha encontrado trabajo en la editorial de un antiguo pornografo acaba dejandose arrastrar por la tentacion del dinero y la America del pelotazo; un sexologo tiene un perturbador encuentro sexual en una selva remota; un matrimonio que empezo por conveniencia acaba en desastre; un musico que toca el clavicordio se enfrenta a la dificultad de combinar su arte con su condicion de esposo y padre y termina perseguido por unos cobradores de morosos; una chica decide quedarse embarazada sea como sea; una mujer visita a una vieja amiga a la que le estan haciendo pruebas para saber si padece alzheimer y le regala un libro que ambas adoraban en su juventud… Jeffrey Eugenides, que ha demostrado en tres novelas excepcionales –Las virgenes suicidas, Middlesex y La trama nupcial– su capacidad para ahondar en la complejidad de las relaciones humanas, continua su exploracion en esta envolvente coleccion de cuentos. Nos encontramos aqui una vez mas con hombres y mujeres que se enfrentan a sus miedos, toman decisiones drasticas y se adentran en territorios desconocidos. En dos de los cuentos reaparecen personajes de sus novelas, que, al igual que los nuevos, son seres humanos desamparados que el autor retrata con perspicacia y humanidad, plasmando sus anhelos y contradicciones. Elegante, sutil, a ratos ironico y en otros momentos hondo y conmovedor, Eugenides traza aqui un poderoso mapa de las emociones humanas.

  • Las aventuras del buen soldado de Jaroslav Hasek

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    Una gran epoca pide grandes hombres. Hay heroes desconocidos y oscuros, privados de la fama y de la gloria historicas de un Napoleon. Hoy mismo podriais encontrar, por las calles de Praga, a un hombre desalinado que no se da cuenta de la importancia que tiene para la historia de la magna epoca moderna. Si le preguntarais como se llama, os contestaria con sencillez y modestia: Soy Svejk…”” Asi empieza una de las novelas mas hilarantes y subversivas de la literatura universal:Las aventuras del buen soldado Svejk. Heredero de Cervantes, Rabelais, Fielding o Sterne, en la segunda decada del siglo XX el escritor checo Jaroslav Has?ek dio vida al entranable y humilde soldado Svejk, enrolado en las filas del ejercito austrohungaro durante la Primera Guerra Mundial. Las desternillantes y sorprendentes andanzas de este simpatico picaro moderno, estupido y sabio a la vez, ninguneado por los estamentos militares -“La comision me declaro oficialmente idiota. !Soy un idiota oficial!”, llega a declarar el propio Svejk-, constituyen un manifiesto antibelicista de primer orden, una proclama satirica e irreverente contra la futilidad y el sinsentido de la guerra narrada desde la optica de un idiota genial.

  • Destiny y Lion (Outsiders 1) de Moruena Estringana

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    Destiny llevaba sonando con ese momento toda la vida. La habian admitido en la universidad a la que deseaba ir, tras esforzarse mucho estudiando. Estaba tan feliz que fue corriendo a su casa para decirselo a sus padres y su hermana de catorce anos. No podia ser mas feliz. Todo el esfuerzo habia dado sus frutos. Entro en su casa y escucho el llanto de su madre. Se le helo la sangre. No dudo en correr hacia donde los escuchaba hablar y, al ver que los tres se encontraban bien, se sintio aliviada en gran medida. —?Que esta pasando? —pregunto con la carta de su admision de la universidad en la mano. —Lo han perdido todo —respondio Alicia, su hermana pequena, al ver que sus padres no decian nada. —?Que es todo? —Todo, Des —solto su hermana—. No tenemos nada salvo el hotel viejo del abuelo… —?Papa? —Lo siento, hija —se disculpo el hombre—. Lo siento. Destiny no comprendia muy bien que sucedia, pero pronto lo descubriria. Le habian embargado a su padre todos sus bienes para que su empresa no se fuera a pique. La empresa se habia endeudado y con ello todo lo que tenia; salvo el hotel de su abuelo, que era tan viejo y estaba en un pueblo tan perdido, que el banco no le dio importancia, y por eso no fue embargado. No tenian nada y eso implicaba que no habia dinero para pagar su carrera, ni el alojamiento… Nada. Su sueno hecho pedazos antes de empezar. Todo su esfuerzo tirado a la basura por la mala cabeza de su padre. Capitulo 1 Destiny Me cuesta mirar el paisaje mientras mi hermana y mi padre cantan como si no acabaramos de vender hasta la ultima de nuestras cosas para sacar un poco de liquidez y asi ir tirando. Estamos en junio y el verano acaba de llegar. Me imaginaba este momento de otra forma. De fiestas con mis amigas, buscando piso para la universidad…, sonando despierta. Pero en realidad, me encuentro viajando a un pueblo que conozco por las historias de mi padre y mi abuelo, pero nada mas. Esta va a ser mi vida ahora, porque no tengo nada de dinero para independizarme e irme a vivir sola. Mi padre tenia una cuenta para mi y mi hermana, pero hace ya un tiempo saco el dinero para pagar sus deudas. Hasta la ropa que llevo no es de mi estilo. Tuvimos que vender nuestros vestidos de marca para poder tener dinero para comer… Tambien mis joyas y mis libros. Todo. Solo dejaron que me quedara con las fotos y las cosas mas personales, ademas de la cadena que me regalo mi abuela con la inicial de mi nombre. Todavia me acuerdo de lo que me dijo mientras me la ponia: <>. La echo mucho de menos y a mi abuelo tambien. Hace anos que la vida me los arrebato y no consigo dejar de llorar cada vez que los recuerdo. Siempre me senti mas cerca de ellos que de mis padres. —!Ya hemos llegado! —indica ilusionada mi hermana. Ella lo esta viendo todo como una aventura; odiaba su vida, su colegio, la clase social…, para ella todo esto es como si le hubiera tocado la loteria. Somos muy diferentes. Miro hacia fuera del coche de tercera mano que huele a viejo y observo un hotel muy antiguo con varias cabanas a su alrededor. Esta la casa principal y luego las cabanas donde se quedaban los huespedes. En el centro hay una piscina, pero dudo que tenga agua, ya que se nota el paso del tiempo. Todo lo que conozco de este hotel es por las fotos de mi padre. Era donde vivio hasta que mi abuelo tuvo exito y quiso mas. Abrieron otro hotel y otro… y dejaron este de lado; cerrado y olvidado. —Me muero de calor —dice Alicia nada mas salir del coche—. He visto que hay una piscina en el pueblo. ?Vamos, papa? —Tenemos que esperar a que nos traigan las llaves —senala mi padre, pero por su cara se que esta deseando ir a la piscina tras el largo viaje. —Podeis iros los dos a refrescaros. Yo esperare leyendo. —Eres la mejor —me dice mi padre. Buscan su ropa de piscina y la meten en una bolsa antes de irse hacia alli como ninos; en mi hermana lo entiendo, pero en mi padre es raro. Siempre ha sido asi, por eso nos hemos visto en esta situacion. Es muy bueno, pero no se toma nada en serio. No es previsor, y por eso le han ido tan mal las cosas con los negocios tras la muerte de mi abuelo. El era el que tenia sabios consejos y, a su muerte, todo fue a peor. A el y a mi tio… Mi tio se encuentra en la misma situacion que nosotros, y tiene la otra mitad de este hotel, por lo que no creo que tarde mucho en aparecer por aqui con sus dos hijos. Observo el edificio cuando me quedo sola y pienso que en su epoca tuvo que ser un lugar precioso; ahora se nota el paso del tiempo y hay miles de cosas por hacer para adecentarlo antes de abrirlo. Me cuesta asimilar donde hemos acabado. Cojo mi lector de libros, ya que por suerte mi padre me permitio quedarme con el, ademas de con unos pocos libros infantiles, recuerdos de mi ninez, y nada mas… No queria que nuestra maleta fuera muy pesada. Me siento a la sombra en los escalones que llevan a la entrada de la casa. Busco un libro para leer y elijo uno de los que ya compre porque en este lugar no hay cobertura o, si la hay, mi movil de segunda mano no la soporta y no le llega. En cuanto empiezo a leer, me veo absorbida por la lectura, por lo que no me doy cuenta de que hay alguien observandome hasta que lo tengo encima y me tapa la luz. Alzo la cabeza y me encuentro con los ojos mas verdes que he visto nunca. Su dueno me mira sonriente. El pelo castano le cae por la frente y su fornido cuerpo solo esta cubierto por una camiseta verde de manga corta y unos vaqueros. —Me llamo Lion y tu debes de ser una de las hijas del senor Wilson. —Destiny. Esa soy yo —le digo levantandome. Es muy alto y aun subida a los escalones, me sigue sacando un poco. Tiene que ser un par de anos mayor que yo; sobre los veinte o tal vez rozar ya los veintiuno. —Encantado. —Me tiende una mano amable y se la estrecho. Su mano es aspera; se nota que lleva trabajando muchos anos. —Callos… —comento tocando uno de ellos, y se rie, por lo que pronto me doy cuenta de que he hablado en voz alta. —Si, de trabajar en la panaderia de mis padres desde que era un crio. —Yo… no quise decir que fuera algo malo. Si mi padre hubiera trabajado hasta tener callos, no estaria en este pueblo. —?Que tiene de mano este pueblo? Es precioso. —Seguro que si. No lo entiendas mal… Es solo que yo amaba mi ciudad. Me encantaba. No es porque tenga nada en contra de todo esto, pero no se apreciarlo. —Entiendo. —Saca las llaves y me las tiende—. ?Y tu familia? —Mi padre y mi hermana en la piscina del pueblo, y mi madre en casa de su amiga tratando de asimilar que lo ha perdido todo. —Bien, pues si aceptas un consejo, sube y elige la habitacion del segundo piso que da a los campos de dientes de leon. Es la mas grande y luminosa. Ya que te han dejado sola, tienes ese poder. —Lo hare. Gracias. —?Quieres que te ayude con las cosas? —me pregunta mirando el coche abierto y el equipaje que asoma por el maletero. —Voy a sacar solo las mias y ellos que se apanen. —?Y para comer teneis algo? —No, a menos que mi padre recuerde que debemos comer y deje la piscina para luego. —Por si acaso, luego te traere algo de mi casa y de la panaderia. —Asiento—. Nos vemos, Destiny. —Nos vemos, Lion. Lo veo alejarse andando con ese paso tan seguro de si mismo. Voy hacia la puerta y trato de abrirla, y digo trato porque me veo incapaz de hacerlo. —Ya te ayudo yo —indica Lion apareciendo por detras de mi y pasando los brazos a mi alrededor para abrir la puerta. Mi cuerpo reacciona a su cercania de una forma estupida e incomprensible. Su perfume no es de marca, pero me encanta, y junto a el, advierto olor a pan recien hecho. —Gracias —digo cuando abre la puerta

  • Y tu, ?Como estas? de Yara Ariza

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    No quiero que pienses que este es un libro triste, al contrario, es una historia de amor, lucha y esperanza. Una batalla que hemos vivido durante los ultimos doce anos contra una enfermedad que no discrimina nada ni a nadie.

  • Desafio Max, Elsa Pataky y Fernando Sartorius de

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    Intensidad Max, ahora llega Desafio Max: un libro que te ensena una forma de vida que puedes seguir para convertirte en la mejor version de ti misma.

  • Checkpoint de Elsa Drucaroff

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    Los cuentos de Elsa Drucaroff invitan a no cerrar los ojos ante lo terrible y al mismo tiempo a no callar lo que esta pasando.

  • La ciudad del rey de Marcelino Santiago Yustre

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    El 6 de octubre de 1474 un violento ataque a la comunidad de judios conversos de Ciudad Real precipita que el arzobispo de Toledo, don Alonso de Carrillo y Acuna, envie a la ciudad al licenciado Tomas de Cuenca, con atribuciones de juez delegado inquisidor. Mientras este investiga una posible herejia de los principales ciudadanos conversos, descubre, junto con el joven Hernan Perez del Pulgar (anos mas tarde, heroe de la conquista de Granada), el intento del poderoso maestre de la Orden de Calatrava, don Rodrigo Tellez Giron, de apoderarse de la ciudad, cuyo senorio y rentas pertenecen al rey, como parte de una conspiracion que podria cambiar el destino de Castilla. Los acontecimientos que se desencadenaran tras la muerte del rey Enrique IV, en medio de la guerra de sucesion al trono entre Juana de Castilla e Isabel de Trastamara, cambiaran para siempre la percepcion del pragmatico inquisidor sobre las relaciones de poder, la religion y las mujeres.

  • Vertigo por perderme en ti, Rebeca Banuelos Ortiz de Rebeca Banuelos Ortiz

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  • Cuando ya te habias ido de Rafael Alcolea Harold

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    Aquello que se esconde a nosotros y lo que esta por venir, no es nada comparado con lo que hay en nuestro interior. Me quede desolada, desamparada, deshecha, desubicada, perdida, ida... no podia creer que Robert habia muerto. No ahora. Despues de tanta tristeza, penuria y soledad encerrada en mi jaula dorada. Parecia que despues de todos estos anos comenzabamos a soportarnos, llegabamos a un entendimiento... Robert no habia sido malo conmigo, solamente tuvo un fallo: no era el amor de mi vida, no era Javier. Ahora esto. Esa maldita llamada desde Londres. Mi vida se hizo anicos de nuevo, antes de que pudiese percatarme de ello me la habian vuelto a destrozar. ?Cuando habia perdido la buena fortuna? Hacia ya tanto de aquello que me entristeci de solo recordarlo. Cualquiera que me viese pensaria que lo habia superado, pero como suele decirse: la procesion iba por dentro. --Buenos dias, necesito comunicarme con la senora Sara Scott --requirio una urgente voz al otro lado del telefono en ingles. --Si, digame --respondi con mi perfecto acento ingles. Tras haber vivido algo menos que la mitad de mi vida en el Reino Unido, casi trece anos, dominaba a la perfeccion la lengua de mi marido. --Le llamo del hospital St. Andrews, soy el medico de su esposo. --Disculpe, no le entiendo --pregunte acelerada, pense que habia sufrido un accidente. --Si, vera, soy el doctor Johnson del hospital St. Andrews de la unidad de oncologia... -- realizo una pausas-- vamos, el medico que ha estado tratando a Robert... A este lado del telefono se hizo el silencio. Esperaba ingenuamente que en cualquier momento otra voz gritase que era una broma macabra de mi marido. Pero esa voz no llego. --?Senora sigue usted ahi...? Lamento enormemente comunicarle que su marido ha fallecido hace una hora. Recuerdo que el telefono resbalo de mi mano deslizandose de manera estrepitosa, chocando con el suelo marmoreo de color beige de la casa de verano y desportillandose por una esquina. A pesar del tremendo golpe, el aparato parecia seguir emitiendo algun sonido. --?Se encuentra usted bien? --preguntaba el doctor a miles de kilometros de distancia en su ingles cerrado de la zona de Manchester. Estaba temblando. Sola, de nuevo sola, cuando todo parecia volver a encajar. Mire por el ventanal del salon que daba al jardin. Recuerdo a Carmen jugando despreocupada con su abuela. Despues de tantos anos sin hablarnos, habia empezado a perdonar a mi madre. Carmen chapoteaba y saltaba en la recien estrenada piscina con la inocencia de quien no tiene que preocuparse por nada. Apenas si llevabamos un mes en Espana. Volver a mi tierra despues de tantos anos anorandola habia sido un sueno cumplido. Me habia reencontrado con mi familia, con mis hermanas y sobrinos, mi madre, incluso empezaba a entablar amistad con las familias del barrio. Al menos sabia que durante dos meses al ano, en aquella casa seria feliz. Lejos del ruido, las prisas y la contaminacion de la city londinense. De nuevo en el acogedor lugar del que fui usurpada. Robert era agente de bolsa y viviamos en uno de los rascacielos mas prominentes de la capital britanica. Cuando nos mudamos alli, tuve la esperanza de que tal vez pudiera ver el liviano sol britanico de vez en cuando. Sin embargo, ni siquiera a aquella altura podia sobrepasar la plomiza franja de nubes perennes de Londres que vivian sobre el skyline londinense. Jamas contemple, a pesar de buscarlo a diario, un sol tan brioso y picante como el de Espana, al menos espere encontrar algun timido y tamizado rayito que animara mi espiritu aquellos primeros dias, pero nada, ni siquiera en la planta veinticinco podia contemplarse el sol en un Londres que, rodeado de tanta polucion y dias nublados, se convertia en un sempiterno paraiso de la humedad.

  • Viaje al pasado de Megan Hart

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    Viaje al pasado

  • Tormenta de guerra de Victor Maya

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    Mare Barrow aprendio que toda victoria tiene un precio cuando fue traicionada por Cal. Ahora, decidida a proteger su corazon y a asegurar la libertad de los Rojos y los nueva-sangre como ella, Mare resuelve derrocar el reino de Norta de una vez por todas. comenzando con su nuevo monarca, el rey Maven. Pero ninguna corona se conquista sola y antes de que los Rojos se levanten, Mare debe unirse al muchacho que le rompio el corazon para poder vencer al joven que casi acaba con ella. La guerra esta a punto de estallar, y aquello por lo que Mare ha dado su vida se encuentra en juego. ?Sera suficiente lograr la victoria para destronar a los reinos Plateados o se acallara a la Nina Relampago para siempre?

  • Vidas en Peligro (Amor en Seattle 2) de Rachel Van Dyken

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    Todos guardamos un secreto

  • Un asesinato corriente y otros relatos de P.d. James

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    Cuatro relatos de una de las grandes autoras de misterio por primera vez reunidos en un libro. Narraciones de intriga que juntas, en palabras de la propia autora, constituyen un delicioso <>.

  • El asunto Danvers de Elsa Tablac

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    Mientras contemplaba el tibio anochecer sobre la City de Londres desde el piso veintiseis de la Torre NatWest, Julian Danvers noto una presencia a su espalda. No le hizo falta contemplar el reflejo en la ventana para saber que se trataba de Susan Laymon, su eficaz secretaria. Parpadeo antes de dar la espalda a la ventana, regresando bruscamente a la realidad. ?Cuantos minutos llevaba ensimismado, contemplando el ajetreo de la ciudad desde el pasillo acristalado? --Julian, son casi las nueve de la noche. Creo que me marcho ya…Si no necesitas nada mas, quiero decir --dijo Susan, con la voz algo entrecortada, fruto de un reciente catarro. Contemplo su maquillaje y su cabello rubio ceniza recogido en lo alto de la coronilla, impecables desde las nueve de la manana. --Por supuesto, Susan. Siento mucho que el dia se haya alargado. ?Sabes si ya esta aqui mi cena? La secretaria lo observo atonita. Hacia un buen rato que habia llegado la comida, encargada a traves de una app a Solomon's, uno de los restaurantes favoritos de Julian. Echo un vistazo a su mesa. Ni siquiera se habia molestado en sacarla de la bolsa de papel. O tal vez no la habia oido cuando le aviso de que la cena ya estaba sobre la mesa de su despacho. Julian contemplo el minimo gesto de decepcion en su boca y el sutil juego de miradas. Entendio a la velocidad de la luz todo lo que estaba pasando por la mente de su secretaria. No le gustaba nada que se quedase en las oficinas de Danvers Holdings hasta tan tarde, pero llevaba un par de dias consumido por todo aquel asunto del problematico informe para McKinney. Y, en un plano mas personal, por la imperiosa necesidad de deshacer de una vez por todas su compromiso con Athena Richardson, su prometida. No podia alargarlo ni un dia mas. La fecha de aquella boda que nunca tendria lugar se acercaba peligrosamente. La secretaria, ya con el bolso sobre el hombro y el abrigo en la mano, se encamino de nuevo hacia su mesa, dispuesta a organizar su cena, pero Julian se adelanto rapidamente. --No, no te preocupes, Susan. Marchate ya a casa. Yo mismo me ocupo de calentarlo todo en el microondas, faltaria mas. Ya te he entretenido demasiado por hoy --le dijo, acompanando la orden con una de las sonrisas a las que recurria para salirse siempre con la suya. Ella torcio el gesto en senal de agradecimiento, pero el cansancio era mas que obvio en cada uno de sus movimientos. En su meteorico ascenso como consultor economico siempre habia sentido debilidad por las secretarias mayores y experimentadas. Sonrio mientras la veia abandonar la oficina, apagando las luces a su paso y dejandolo en una incierta penumbra. Hacia unos anos que Susan habia pasado la cincuentena. Tecnicamente podria ser su madre --el estaba a punto de cumplir treinta y tres-- y sin embargo, despues de tres anos a su lado, seguia encontrandola atractiva. Pero nunca cruzaria ese limite con ella, a pesar de que a veces su intuicion le decia que ella lo miraba de una forma demasiado intensa. Julian metio los recipientes de carton de Solomon's en el microondas y espero a que su cena estuviese de nuevo caliente. Se rio de su ocurrencia con respecto a Susan. Jamas se le habria pasado por la cabeza tener un lio con una de sus maternales secretarias. Para regocijo de su prometida, Athena, siempre habia preferido trabajar con mujeres mucho mayores que el. Su primera asistente, Rachel, apenas se habia quedado a su lado seis o siete meses. En cambio con Susan, o con su antecesora, la nordica Kristiane --ya jubilada-- no tendria esos problemas. No sentian ese hambre por escalar profesionalmente, esa voracidad profesional que las obligaba a saltar de un empleo a otro. En su caso, necesitaba a alguien a quien pudiese confiar practicamente todas sus intimidades. Athena. Suspiro, y de repente el dolor de cabeza que habia estado atenazandolo durante toda la tarde se manifesto en forma de severo pinchazo en su sien derecha. Supuestamente todo estaba casi a punto para la boda, pero las cosas habian ido demasiado de prisa entre ellos y ahora sentia la imperiosa necesidad de echar el freno. Se sentia un cerdo por ello, y a cada dia que pasaba esa sensacion iba en aumento. No solo por el hecho de abandonarla casi a las puertas del altar, sino porque era del todo consciente de que estaba retrasandolo. La decision estaba practicamente tomada desde hacia un mes, y aun no habia reunido el valor necesario para decirselo. Para decirle que lo suyo no tenia futuro. Que no estaba preparado para el matrimonio. Aun no. Que sentia que se habian apresurado demasiado, porque apenas hacia dos anos que se conocian, y uno que habian empezado a salir formalmente. Que lo de casarse habia salido de su boca en un euforico momento durante sus ultimas vacaciones en Ibiza, bajo los efectos del alcohol. Cualquier excusa serviria. O todas a la vez. Cualquier excusa, excepto la real: que no estaba enamorado de ella. Que no la queria como ella a el. Y que en los ultimos meses habia algo de su comportamiento que no le encajaba. Obviamente, eso era lo unico que era incapaz de confesar. El "ding" del microondas lo expulso de su ensonacion. Saco los dos recipientes de carton del microondas y se dirigio de nuevo a su mesa. Realmente no sabia por que no se habia marchado a su recien estrenado apartamento en Newington, o incluso a cenar en Solomon's, en lugar de dar cuenta de aquella triste cena en una oficina gelida y fantasmal. Pero, en el fondo, sabia muy bien el motivo: era miercoles, y los miercoles Athena acudia a su apartamento para pasar la noche con el. En realidad, seria el momento perfecto para enviar la cena directamente a casa, sentarse a tener esa conversacion serena y romper con ella, pero se autoconvencio con una burda excusa: habia tenido un dia duro en la oficina. Necesitaba una copa antes de regresar a casa. O mas bien, tenia que trabajar un rato mas en el informe McKinney antes de permitirse el lujo de dormir. Noto como se le cerraba el estomago. Alli estaba Julian Danvers, inmovil, en su enorme mesa de cristal sin saber muy bien que hacer. Finalmente, agito el raton y activo la pantalla de su gigantesco ordenador Mac. Busco la aplicacion de Facetime y llamo a Athena. Su novia contesto enseguida, como siempre. Alli estaba, esperandolo en su apartamento, cada vez mas integrada en su papel de ama de casa del siglo veintiuno. Se aseguro de que la camara del ordenador recogiera sin posibilidad de duda el lugar en el que se encontraba, su oficina en la torre NatWest. Ella arrugo la nariz al verlo rodeado de comida y de papeles. --Ya... ya se lo que me vas a decir... --Lo siento mucho, carino. Aun me queda un buen rato en la oficina. McKinney me matara si no tiene sus previsiones para el proximo ano al final de esta semana. --?No te espero despierta, entonces? --Es mejor que descanses... Intentare no hacer ruido cuando llegue. Athena esbozo una triste sonrisa. --Mas bien me gustaria todo lo contrario. Que me despertases cuando llegues. Sabia muy bien por que Athena lo decia. Ya eran tres miercoles seguidos los que habia llegado tarde a casa por "quedarse trabajando hasta bien entrada la noche". Y se habia dormido en el enorme sofa del salon, con la excusa de no despertarla. Pero Athena no era idiota. A veces, si veia que podia salir beneficiada, se hacia la tonta, pero no lo era en absoluto. Sabia que algun tipo de conversacion seria se cernia sobre ellos. De hecho, hacia dias que no le consultaba nada respecto a los preparativos de la boda. Ella tambien esquivaba el tema, intentando ganar tiempo. Julian suspiro. La cena, o lo que quedaba de ella, se estaba enfriando de nuevo. La cuestion era que ya no tenia hambre. Insistio, y con ello zanjo la conversacion: --Intentare no despertarte cuando llegue a casa. Buenas noches, Athena. No espero a que ella contestara. Cerro la aplicacion y su despacho quedo de nuevo en la penumbra, tan solo iluminado por la carisima lampara de Tom Dixon que tenia junto al ordenador, la unica pieza de diseno que albergaba la majestuosa oficina acristalada con vistas al Tamesis. No podia dejar pasar ni un dia mas. Manana desayunaria con su prometida y le diria lo que probablemente ya sospechaba: que la boda quedaba cancelada. Julian revolvio con cierta desgana los deliciosos tallarines Parsley de Solomon's, uno de sus platos favoritos. El mismo que aquella noche era incapaz de terminarse. Lo del informe para McKinney era totalmente cierto, y a pesar de que durante el fin de semana pasado habia avanzado bastante, sabia muy bien que "Kinney", como ya se permitia llamar a uno de sus mejores clientes, ni siquiera recordaba la fecha que habian fijado. Si lo llamaba el lunes siguiente para decirle que tenia los datos listos para sus proximas inversiones le contestaria balbuceante que OK; que todo bien, que se lo enviase con un mensajero y que ya le echaria un vistazo. Kinney tenia un problema evidente con el alcohol, y eso, por increible que parezca, tiene sus ventajas a la hora de estirar las fechas de entrega.

  • Todo lo que siempre quiso de Kristan Higgins

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    Cumplir treinta anos tenia sus pros y sus contras.

  • Tras el recuerdo (eLit 2) de Julie Elizabeth Leto

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  • Un viernes cualquiera de Luis A. Santamaria

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    --!Vaya dia de mierda! En un pequeno estudio de alquiler situado en el centro de Madrid, una muchacha se acababa de quemar las manos en su intento fallido de sacar un bizcocho del horno. Si el bizcocho quedo como para que se lo comiera Rafiki --un simpatico conejo domestico--, las manos de la joven no salieron mejor paradas. Corrio hacia el cuarto de bano y coloco las palmas enrojecidas bajo el chorro de agua fria. No era una solucion, seguian en carne viva. <>, procuro adivinar mientras se retorcia de dolor. Desecho la idea de la crema dental por parecerle estupida, y termino untandose crema para la piel. Las manos aun le temblaban del dolor, pero el alivio fue el suficiente como para que dejase de llorar. De pronto, algo sucedio en el estudio. La muchacha detecto con el rabillo del ojo como algo se deslizaba a traves del parque del pasillo. ?Una carta? Con el ceno arrugado, salto a ver que era. Fue al agacharse cuando descubrio que no se trataba de una carta, sino de una sencilla hoja de libreta. Sin comprender, dirigio su mirada hacia la puerta principal. Permanecia cerrada. <> Subitamente le vinieron algunas historias de atracadores nocturnos que en los ultimos meses habian estado sembrando el panico en la capital. Con una cautela algo impropia en ella, desplego el papel con dificultad (las manos le temblaban ahora incluso mas que antes). Venia escrito a lapiz, con una caligrafia torcida y alocada. Acuclillada contra la pared del pasillo, comenzo a leer: <> ?Asi que se trataba de una broma? Sus ojos enfurecieron. Lo que menos necesitaba ahora era a un adolescente enamorado que se plantara frente a su casa como un personaje salido del cerebro de Shakespeare. Restandole importancia al asunto, se incorporo y se dirigio a la cocina, donde el Rafiki habia empezado su particular banquete a base de bizcocho chamuscado. La muchacha casi estrujo el papel con sus manos hasta convertirlo en una bola, pero cambio de opinion en el ultimo momento. En su lugar, abrio el cajon destinado a la propaganda de comida basura y lo guardo en su interior. <>, penso. <> Segundo viernes Lo normal hubiera sido que se sintiera relajada, que era el estado que adoptaba cada vez que se tumbaba en el sofa con uno de sus libros de aventuras. Sin embargo, ese viernes, algo le estaba obligando a ladear su cabeza cada pocos segundos para comprobar que todo seguia en orden en la zona del pasillo. Habia transcurrido justo una semana desde que recibiera aquella extrana declaracion por la rendija de la puerta. No es que en verdad pensara que el acosador anonimo regresaria como habia prometido en su escrito, pero esa noche no saldria de casa, por si acaso. Se le helo la sangre cuando, en uno de sus fugaces vistazos, descubrio un nuevo trozo de papel, de igual aspecto que el anterior, resbalando por el suelo. Trago saliva y examino su propia puerta con recelo, como si alguien estuviera forzando la cerradura y pudiera entrar en ese preciso momento con un machete. Conto hasta cinco y se calmo un poco. Dudo. ?Deberia leer el contenido del papel? Estaba segura de que, dijera lo que dijera la dichosa nota, rondaria su cabeza durante el resto de la semana. Y eso no era sano. Finalmente, se aproximo a la hoja y la leyo con el miedo de quien saca una bandeja de bizcochos sobrequemados del horno. <> Completamente fuera de si, la muchacha corrio hacia el salon, donde cogio un papel y un lapiz y escribio algo entre jadeos. Despues regreso hacia el pasillo y deslizo su papel hacia el descansillo. <> Detras de su apariencia enclenque, se escondia una mujer de armas tomar que no estaba dispuesta a que un chiflado le amargara con sus jueguecitos cada tarde de viernes. Justamente su dia preferido de la semana. !No lo iba a tolerar! Contra todo pronostico, su amenaza recibio respuesta, como no, en forma de papel. <> ?A que demonios estaria jugando aquel hombre? Tercer viernes Viernes otra vez. Dichoso viernes. Lo unico que se escuchaba por encima del opresivo silencio era el segundero del reloj de la cocina martilleandole el cerebro. El tiempo parecia transcurrir increiblemente despacio mientras Angie esperaba la nueva nota de su admirador. ?Que podia hacer, dadas las circunstancias? Una opcion era salir a dar un paseo y no volver hasta la noche. De esa forma, no se enteraria de nada. El admirador vendria, ella no estaria en casa, y el mundo seguiria girando como si nada. Sin embargo, al regresar, veria el papel en el suelo, de modo que su plan no habria servido de nada. No hubo dia en la semana en que no pensara en llamar a la policia. Pero, ?que iba a decirles? ?Que un chico habia venido, se habia parado en el descansillo y habia dejado una carta? ?Quien habria sido la loca entonces? Ademas, a decir verdad, aquel chico --hombre, o lo que fuera-- no parecia peligroso. Y en el caso que lo fuera, como medida desesperada, siempre podria utilizar a Rafiki como perro guardian... Angie se encontraba en medio de este dilema emocional cuando, !voila!, aparecio la nueva carta: <> La muchacha se quedo petrificada con el papel en las manos. <> ?Que se suponia que debia hacer? Se disgusto consigo misma por pensar siquiera en seguir el juego del misterioso individuo, y se alejo de la puerta. Luego, en un ataque de insensatez, y guiada por un impulso surgido de un punto recondito de su cerebro, se giro y corrio para abrir la puerta de golpe. El descansillo estaba desierto. Seguramente habia transcurrido mas de un minuto desde que leyera la carta, por lo que el tiempo establecido por el se habia agotado. Angie suspiro. --Esto es ridiculo --farfullo. Despues cerro la puerta con rabia. Una cosa era clara: aquel hombre seguia las reglas del juego, sus propias reglas, al pie de la letra. Un juego en cuya partida ella acababa de entrar. Cuarto viernes Angie estaba de pie, frente a la puerta, ansiosa como una nina el dia de reyes. Tenia un plan. Despues de sopesar diferentes opciones, habia decidido que lo mas sensato era obtener cierta informacion antes de actuar precipitadamente. El plan era sencillo. Habia escrito, en letras grandes, una pregunta en un folio. ?DE QUE ME CONOCES? Cuando el visitante misterioso apareciera, la filtraria por debajo de la puerta. La primera parte del plan, que consistia obviamente en que el desconocido hiciera acto de presencia, no se hizo esperar. La carta del especimen anonimo enseguida surgio por la rendija. Puntual como un reloj, a las ocho en punto de la tarde, como siempre. Angie se agacho para leerla haciendo el menor ruido posible, y supo por primera vez que el sabia que ella estaba alli y, mas aun, el sabia que ella sabia que el estaba alli. Un embrollo de narices que le hizo sentirse especial por un momento. Leyo la nueva carta: <> Angie se mordio el labio inferior y rapidamente envio su nota hacia el otro lado. Espero en silencio. Decidio pegar la oreja a la madera de la puerta con la intencion de escuchar algo, como si el sonido que pudiera hacer una persona con un lapiz y un papel sirviera para determinar si es buena persona o, quiza, un psicopata. No se apreciaba el mas minimo sonido. Casi se le escapo un gemido al comprobar que su nota habia recibido contestacion. Aun mas excitada, la desplego: <>

  • La institutriz (Viaje por las Highlands 1) de Sonia Lopez Souto

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    Blair ha tenido una vida dificil desde su mas tierna infancia. Con un padre borracho del que huir y una madre que dio su vida para alumbrar a su hermano, se ve obligada a trabajar a sus dieciseis anos para sobrevivir.
    Tras cuatro anos sirviendo como institutriz para los Cockburn, una adinerada y poderosa familia, intima del rey Jacobo, la muerte del pequeno heredero hace peligrar su sustento.

  • Campeon de Laura Cruz

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    Sayla no era jovencita para Mephisto.
    Sayla era la princesa.
    Joven, virgen, inocente.
    Mephisto era EL gladiador.

  • Amor y Rojo (Elemental 1) de Fabiola Valenzuela

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    La primera entrega de la emocionante saga de romance paranormal “Elemental”, en la cual los guerreros de la raza se unen para derrocar a la monarquia.

  • Los drusos de Belgrado de Rabee Jaber

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    En 1860, el Imperio otomano dominaba todo el Mediterraneo oriental, desde Tunez hasta Bosnia. Los pueblos musulmanes y cristianos de uno y otro lado del Bosforo convivian bajo un mismo e insostenible poder, que pronto llegaria a su fin.
    Una manana de ese ano, Hanna Yaqub, un joven cristiano vendedor de huevos de Beirut, se despide de su esposa y de su hija, para salir a recorrer la ciudad con su cesta.

  • Persigueme de Tessa Bailey

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    Bailey nos muestra una heroina apasionada e independiente que nos hara vibrar y emocionar a partes iguales. Una historia que nos sorprende por su dosis de humor y sus escenas ardientes. Emociones honestas y verdadera pasion.- Publishers Weekly. Roxy Cumberland se traslada a Nueva York con la intencion de lograr su sueno de ser actriz, pero nada es tan facil como parece Para colmo su cuenta bancaria disminuye dia a dia y ya no consigue ni llegar a fin de mes. Asi que ante su desesperacion por conseguir algo de dinero, decide apuntarse a un trabajo que consiste en cantar telegramas -la gente envia telegramas originales a alguien a modo de actuacion-. Su primer cliente es Louis McNally, un joven abogado al que su ligue de una noche le envia un telegrama cantado para reirse de su masculinidad. Por si el tema de la cancion no fuera suficientemente humillante, Roxy tiene que ir vestida de conejita, ?de verdad le esta pasando esto a ella? A pesar de una situacion tan comica, bromean y la tension sexual y la complicidad entre ellos es evidente Louis queda impresionado del audaz ingenio y la sensual voz de Roxy, y mas cuando ella toma la iniciativa para besarlo y dejarlo sin aliento. Desde ese momento, Louis estara perdido, y hara todo lo posible por saber mas de Roxy, simplemente la desea Pero Roxy es una mujer independiente, no esta dispuesta a tener una relacion con un hombre acostumbrado a conseguir todo lo que quiere ?Sera Roxy la excepcion? ?O podria ser Louis el hombre que necesita en su vida?

  • El caso de las japonesas muertas de Antonio Mercero

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  • El diario de Marian de Tommy Owens

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    Segunda mitad del siglo XVIII. Marian es una inocente muchacha de diecisiete anos perteneciente a una noble familia del sur de Espana. Ella se siente completamente dichosa estando junto a su madre, a la que idolatra, y a su buena amiga Margarita, a la que adora. Pero su mundo de felicidad se derrumba cuando su padre la fuerza a contraer matrimonio con un primo parisino muy rico y treinta anos mayor al que ni siquiera conoce, Donatien de Chatillon.

  • El sueno de Cartago de Juan Carlos Mato

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    Dos pueblos enfrentados. Una venganza. El odio de un vencido general forjado al rojo vivo en el alma de sus hijos. Una nacion orgullosa que no se deja conquistar.

  • Para siempre de Amaya Felices

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    La nieve caia pesada, amontonandose sobre las lapidas. La fantasmal luna de invierno tocaba con sus palidos rayos los copos estrellados, haciendolos brillar como si fueran el halito que se escapaba de los labios del hombre que, de rodillas, lloraba ante una tumba. Su abrigo, negro y largo, medio cubierto por la ausencia de color que imperaba en el paisaje, bajaba como una pesada mortaja desde sus anchos hombros hasta tocar el suelo, abrazando a aquella tierra que cubria a los muertos. Su rostro estaba inclinado contra el suelo y unos agujeros en la nieve, provocados por el calido fluido vital que destilaban sus ojos, evidenciaban tanto o mas que sus hombros agarrotados el dolor que lo recorria. En la piedra que coronaba la sepultura, el manto blanco tan solo dejaba ver un nombre y el inicio de una fecha: Maria... 19...; asi como el esbozo tallado de los rasgos de lo que debio de ser una joven hermosa. En las sombras de la noche, en el cementerio de aquel pequeno pueblo espanol medio olvidado por sus habitantes, la mujer que portaba un ramo de rosas no vio al hombre que sufria en su homenaje silencioso. Ocupada con sus propios pensamientos e intentando localizar una estela en concreto, no se dio cuenta de la inmovil figura arrodillada hasta que choco contra ella. Sacudida de repente de sus recuerdos, se mordio los labios para callar la maldicion que pugnaba por escaparse de estos. --?Lo siento? ?Le he hecho dano? --se intereso algo preocupada. Una cabeza de cortos y rizados cabellos negros se alzo hacia ella, unos ojos de un tono tan oscuro como el dolor con el que la miraban la dejaron casi sin aliento. No se lo esperaba. --?Eres real? --susurro el. Su voz era profunda y habia algo, aparte de la oscura influencia del lugar en el que estaban, que hizo que la mujer se estremeciera, como si el desconocido no perteneciera a este mundo. --?Que? --se sorprendio la mujer. Era la noche de todos los Santos, de acuerdo, pero ella, con su moderno corte de pelo rubio, su abrigo rojo y sus zapatos negros de tacon no tenia aspecto de no ser de carne y hueso. Siempre le habian dicho que era una mujer de aspecto fragil mas nunca la habian confundido antes con una aparicion. Si es que era eso lo que le acababan de preguntar. --Perdone... --comenzo a levantarse el--, me ha sobresaltado apareciendo asi, como de la nada. --Se sacudio la nieve de los vaqueros y la miro. Los huecos de sus lagrimas habian quedado cubiertos de blanco--. Sobre todo ahora que acababa de invocarla... --murmuro en voz baja las ultimas palabras. --?Disculpe? --Nada, cosas mias --esbozo una sonrisa triste--. ?Busca a alguien? Quiza pueda ayudarla. La chica de cabellos claros se lo quedo mirando, con un dedo dubitativo en su barbilla, como si estuviera intentando dilucidar si era cuerdo entablar una conversacion con un extrano mas alla de la medianoche. Estuvo a punto de decirle que no pero, por mas que no consiguiera acordarse de que, era como si lo conociera de algo. Sacudio la cabeza para librarse de semejantes ideas y decidio que podia confiar en que no iba a intentar robarle. --Se que no son horas, pero he llegado hace poco al pueblo y no queria irme a dormir sin visitar su tumba. --?Senorita? --pregunto dubitativo y continuo ante el cabeceo afirmativo de esta--, imagino que usted tiene muy claro a quien se refiere pero me temo que si no me dice algo mas no voy a poder ayudarla. La mujer se sonrojo ante la torpe omision que acababa de cometer. Fue refrescante para ella pues no solia hacerlo, no desde hacia mucho. --Mi abuela, la tumba de mi abuela. Mis padres y yo nos mudamos a Francia y no habia estado aqui desde que era nina. O al menos desde que ella... --su voz se apago hasta convertirse en un susurro. Pero el hombre, si bien recogio esa nota quebrada, se quedo con el dato de Francia. Lo asimilo, haciendolo encajar con el acento que acompanaba a la manera musical en que ella hablaba. Si no fuera porque sabia que era imposible al verla ante el, con esos mismos rasgos a los que habia suplicado, maldecido y pedido perdon una y otra vez, juraria que el fantasma de su amada se habia hecho carne en esa noche donde los espiritus eran mas fuertes. Si no fuera posible... creeria que estaba otra vez viendo su delicado rostro. Y mientras el hombre intentaba no pensar en ello, en el breve silencio que habia caido entre los dos, la mujer habia olvidado por unos instantes sus propios problemas, atraida como la luz a un agujero negro por la profundidad que percibia bullendo tras los intensos ojos de aquel extrano. (?Habia estado llorando? No es que hoy en dia eso fuera algo tan raro como antano, pero aun asi ella no podia evitar desear saber la respuesta a que podia haberle hecho tanto dano. Y no deberia, pues la vida le habia ensenado a no interesarse por nadie). Al final, la voz masculina rompio el silencio, con fuerza, como obligandoles a ambos a recordar donde estaban. --Si me dice la fecha de la muerte, podemos intentar buscarla. El cementerio no es pequeno pero ha ido creciendo de manera radial, con lo que no creo que sea muy dificil hallarla. --Mire, esto es una locura. --La mujer solto una risa nerviosa, como si se lo hubiera pensado mejor--. Mejor me voy y vuelvo manana. Le otorgo una sonrisa simpatica y comenzo a girarse. --Espere, ni siquiera se su nombre. --Agarro la manga de su abrigo; fuera ella o no, no queria que se marchara. Ella lo miro algo preocupada y tiro para soltarse. A continuacion echo a andar a paso vivo hacia la salida del cementerio. Cambio de opinion a medio camino, atraida como se sentia por ese extrano que parecia recordarle a alguien y se paro un instante, justo el necesario para responderle. --Maria, me llamo Maria. La brisa que se levanto con sus palabras ahogo el eco de sus pisadas. La nieve comenzo a arremolinarse con fuerza y el hombre se giro otra vez hacia la lapida que habia ido a visitar. Sus labios se abrieron y pronunciaron su nombre (Maria...) con la devocion de un rezo, la rabia de una maldicion y la certeza del que se sabe condenado. Bajo sus pies, quedaron aplastados los huecos que sus anteriores lagrimas habian horadado en el blanco suelo. Y los recuerdos fluyeron otra vez, reanimados por ese delicado rostro, sumergiendole en la oscuridad de otra noche de todos los Santos, una acaecida tiempo atras. --Vamos, date prisa --apremio en voz baja el joven a la muchacha que se estaba escabullendo por el jardin de la casona de sus padres. --Shhh, que nos van a oir. Maria acabo de cruzar sendero que la separaba de su amado, entreabrio la puerta de la verja y salio al camino. Mientras esta se cerraba a sus espaldas con un ruido metalico, ella se abrazo a Pedro, dejando caer el hatillo que llevaba entre las manos. --Has venido... --Te lo habia prometido, como no iba a venir si no deseo mas que pasar el resto de mi vida a tu lado. --Vas a perder tu trabajo por fugarte conmigo. --Y tu, tu herencia y tu posicion. --La tomo con dulzura de los hombros y la separo un poco de si, no porque lo deseara sino para poder ver sus ojos, esos enormes ojos verdes de hechicera--. Perdoname por preguntarte otra vez, no es mi intencion dudar de ti, pero necesito recordarte que todavia estas a tiempo: ?seguro que quieres continuar? --Si, Pedro, si que quiero. Y vayamonos antes de que las criadas o los hombres de mi padre se den cuenta de que pasa algo. Los ojos de el se iluminaron de alegria. No habia podido evitar contener el aliento, ni aun en el impetuoso ardor de la juventud concebia que la bella Maria fuera a abandonarlo todo para ser su esposa. Se casarian en ano nuevo, el mismo dia en el que estaba planeada la boda de su amada con otro hombre, uno con varias haciendas. Acerco los labios a los de ella para robarle un beso, no por breve menos apasionado y, tras ayudarla a subir a la grupa de su caballo, emprendieron ambos el camino hacia su nueva vida. El problema llego con la madrugada y los lobos. Se acercaron raudos, silenciosos, sin avisar; como sombras oscuras entre los copos de nieve que conseguian atravesar los arboles. Los amantes, que habia tomado el camino del bosque, se habian parado a descansar en un claro tras considerar que ya estaban lo suficientemente lejos del pueblo. Pese al frio, estaban tapados con mantas. La nevada y el miedo a ser detectados habian impedido que encendieran un fuego. Y cuando llegaron las bestias, la espada de Pedro no fue suficiente: el fue herido pero ella... ella cayo con una fea mordedura en el vientre, una que el no pudo impedir por mas que intento colocarse entre los lobos y su prometida. Corrio la sangre, animal y humana. El invierno estaba siendo especialmente frio y los lobos estaban debilitados por el hambre pero aun asi eran tres y Pedro, por muy buen espadachin que fuera, solo uno. Cuando la loba consiguio rodear su acero y alcanzar a Maria, apoyada asustada contra el tronco de un arbol, el, en medio de un alarido salvaje, dejo su espalda descubierta para socorrerla. Acabo con la bestia en medio de un arrebato de desesperada furia; los otros lobos aprovecharon para herirlo por detras. Despues, ignorando el dolor, se giro para seguir luchando por sus vidas, cuando todo lo que deseaba era comprobar si la herida de Maria era tan mala como le habia parecido. Pasaron interminables minutos hasta que acabo con el ultimo de sus enemigos y pudo inclinarse sobre esta. El mordisco era terrible, una boca sangrante abierta en su vientre. Y ella habia perdido ya tantas fuerzas... Rasgo el hatillo que la mujer habia portado y la tela blanca del vestido que habia dentro, un trozo de la cual uso para presionar la herida. Petalos rojos brotaron en la tela, expandiendose, como burlandose del invierno, de la fria inmutabilidad que seguia cayendo del cielo. --Aguanta, Maria, aguanta. No puedes dejarme.

  • Zorra por accidente de Andrea Valenzuela Araya

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    Magdalena era una mujer sencilla, poseia un trabajo estable junto a una vida tranquila hasta que la palabra “Despedida” irrumpio en su existencia haciendole comprender, de buenas a primeras, que el vil dinero es lo que, lamentablemente, mueve los hilos de este mundo.
    Debido a ello, y frente a mas de alguna situacion desesperada, terminara tomando medidas desesperadas recordandose siempre a si misma que una buena chica conoce cuales son sus limites mientras que una mujer inteligente sabe de sobra que no tiene ninguno.
    Por lo tanto… ?que sucedera cuando accidentalmente, y de la noche a la manana, su vida cambie en ciento ochenta grados poniendo a prueba su naturaleza, su modo de ver y enfrentarse a los demas y, por sobretodo, a su corazon que tendra que elegir que es lo que necesita para seguir latiendo? ?Podra esquivar con facilidad cada obstaculo que el destino colocara en su camino? Y lo mas importante de todo… ?Dejara de lado su antigua vida para despertar y abrir los ojos ante una nueva realidad?
    Porque la necesidad de sobrevivir a los cambios junto a la oferta y demanda laboral poseen cola de zorra, te invito a formar parte de la “Corporacion Z”, una comunidad un tanto particular que te abrira… algo mas que sus puertas.

  • Regalo de Navidad de Marisa Maverick

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    Con REGALO DE NAVIDAD queremos agradecer vuestra fidelidad durante todo este ano; por ello, que mejor manera que con los relatos Paz (Bea Melworren) y Esperanza (Marisa Maverick), los cuales forman parte de la antologia <>.
    Deseamos que esta lectura os haga pasar un buen rato y os anime a seguir descubriendo que mas podemos ofreceros a traves de nuestras letras, que es mucho y variado.
    Feliz Navidad y un prospero 2019

  • Villa Varea de Monica Benitez

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    El timbre suena cinco minutos antes de la hora prevista, me permito demorarme un minuto en abrir, no quiero dar la impresion de estar ansiosa por conseguir otro caso, pero lo cierto es que realmente necesito el dinero. Mientras me levanto de la silla vuelve a sonar, parece que tiene prisa, lo que me hace sonreir porque suelen ser los clientes mas desesperados. Al abrir la puerta me encuentro con los ojos grises de una mujer que me observa con tanta atencion como yo a ella, ?no soy como se esperaba? Yo no se que esperaba encontrar al otro lado de la puerta, pero he de reconocer que me ha impresionado, no se si ha sido por su forma de mirarme tan descaradamente o porque su atractivo me ha descolocado por completo. --?Alejandra Varea? --Si, buenas tardes--saluda algo inquieta. --Buenas tardes, sigame, por favor. He notado la misma impaciencia que ha utilizado al llamar tambien en su voz, parece que lo que sea que necesita le urge. Cierro la puerta de entrada a mi apartamento y abro la de mi despacho invitandola a sentarse, se que ser detective privada y tener el despacho en casa no parece muy profesional, pero desde que chafe el coche y me quede pagando un prestamo de algo que no tengo y necesito, he tenido que reducir costes. --Bueno, cuenteme, ?que necesita? --le pregunto mientras tomo asiento al otro lado de la mesa. Alejandra Varea lanza un profundo suspiro al aire y se muerde ambos labios en un gesto obvio de estar buscando en su cabeza la mejor manera de empezar a hablar, la verdad es que me esta volviendo loca de curiosidad. --Vera--dice por fin--lo que necesito es algo un tanto peculiar y que quiza le haga pensar que estoy loca, puede que ese sea el motivo real de mi visita aqui, necesito que usted me ayude a demostrarme a mi misma que no me estoy volviendo completamente majareta. Alzo las cejas claramente sorprendida y Alejandra sonrie con cansancio. --Se lo que parece... --No he dicho nada--me apresuro a aclarar--quiza si me cuenta por que cree que se esta volviendo loca me ayude a entender mejor su caso, porque le confieso que estoy muy perdida. --He decidido separarme de mi marido, y mientras arreglamos los papeles me he ido de casa. Hace un par de anos herede Villa Varea, una masia que pertenecio a mis abuelos, mi marido insistio en venderla porque era demasiado grande para nosotros dos solos, pero por algun motivo decidi no hacerlo, ni siquiera di de baja los suministros y no sabe cuanto me alegro de no haberlo hecho--suspira. --Entiendo. --El caso es que me traslade hace un par de semanas y despues de recorrerla entera un par de veces, decidi que puedo convertir la planta baja en un hostal y yo vivir en la planta de arriba, que tiene acceso propio por uno de los laterales. Lo siento, me estoy yendo por las ramas--se disculpa nerviosa. --No se preocupe, no tengo prisa--afirmo en un intento de que se relaje. --De acuerdo, pues ahora viene la parte interesante--dice clavando sus ojos grises en mi--desde que estoy alli, digamos que pasan cosas... --?Pasan cosas? --pregunto sin comprender. --Si, ruidos, cosas que cambian de lugar, grifos que se abren solos en mitad de la noche, ya sabe, ese tipo de cosas--comenta sofocada. Tengo que hacer verdaderos esfuerzos para disimular el tremendo escalofrio que me ha producido lo que acaba de contarme, quiza en otra situacion pensaria que me estan tomando el pelo, pero esta mujer se ha tomado las molestias de venir hasta aqui y realmente parece afectada. --?Se refiere a presencias? --pregunto adoptando el tono mas neutro posible. --Bueno, no se si presencias es la palabra adecuada, pero esta claro que alli pasa algo. --Podrian ser ruidos provocados por las tuberias o la propia madera de las puertas, segun me cuenta, esa masia parece tener bastantes anos. --?Cree que no lo he pensado? Pero ?que me dice de los grifos abriendose solos? O el televisor... --?Que ocurre con el televisor? --pregunto con los ojos abiertos de par en par. --A veces se enciende tambien, esta manana precisamente, estaba en el bano acabando de arreglarme y de pronto he escuchado voces en el salon, por poco me da un infarto. Cuando he salido el televisor estaba encendido--asegura muy seria. --?Y no cabe la posibilidad de que usted se lo dejara encendido? Esas cosas pasan, yo misma soy la representacion absoluta del despiste. --No--niega de forma categorica--yo nunca pongo la television por la manana, de hecho, apenas la pongo, estoy segura de no haberla encendido, ni esta manana ni ayer por la noche. Oiga, detective Noriega, soy consciente de que lo que cuento es una locura, le aseguro que yo misma no creo en estos fenomenos, siempre he sido muy esceptica, pero son demasiadas cosas las que he notado desde que estoy alli y no voy a ignorarlas, no puedo pretender abrir un hostal y que la primera noche los clientes se marchen cagados de miedo. Necesito descubrir lo que sucede en mi casa. --No la estoy juzgando, senora Varea, usted dice que no cree, y yo personalmente no es que lo haga, pero si que tengo mucho respeto ante estas cosas. En mi opinion, que yo no haya visto o notado nada nunca, no significa que la gente que afirma haberlo hecho este mintiendo. --Pues siento decirle que en ese caso usted si que cree--asegura relajando la expresion por primera vez. Su afirmacion me coge tan desprevenida que enmudezco y me quedo pensativa, ?creo realmente en los fantasmas? --Lo siento, no pretendia acusarla de nada, es solo que estoy muy nerviosa, no es facil ir a ver a alguien a quien no conoces de nada y tener que explicarle algo tan delicado sin parecer una pirada. --No se preocupe, no me ha molestado para nada. Permitame solo un inciso, y por favor, no se ofenda por lo que le voy a decir, es solo una pregunta sin mas. --Adelante. --Dice usted que se esta separando de su marido. --Asi es. --?Puedo saber el motivo? Alejandra Varea duda unos instantes, pero finalmente asiente mientras se humedece los labios. --Sospechaba que me enganaba con otra, asi que contrate a un detective privado y no tardo ni dos dias en traerme una fotografia de mi marido con una pelirroja. --Lo siento--digo con sinceridad, mientras intento evitar que note que lo que acaba de confesarme me afecta mucho mas de lo que ella podria imaginar. --Gracias. --Bien, ahora viene mi verdadera pregunta. ?No cabe la posibilidad de que este usted algo estresada? El estres puede provocar que... --Ni hablar--me corta--se lo que va a decir, que debido a que mi situacion personal ahora mismo es un jodido caos, quiza he imaginado todo lo que le cuento, pero le aseguro que no es asi. Si que me esta afectando el divorcio, no se lo voy a negar, pero no me lo estoy tomando a la catastrofica, no voy llorando por las esquinas ni me paso el dia en la cama pensando en lo que he perdido. Si no soy suficiente para el, esta claro que no estoy perdiendo tanto--afirma rotunda. --Esta bien, entonces digame que es exactamente lo que necesita de mi, porque sinceramente, no veo como puedo ayudarla con ese problema. --Claro que puede, es muy sencillo, quiero que venga a mi casa y me ayude a encontrar una explicacion logica para todo lo que sucede alli, solo asi podre eliminar el problema de raiz. --?Una explicacion logica? --pregunto alzando las cejas. --Claro, tiene que haberla, para los ruidos puedo aceptar que la casa es antigua y todo eso, pero necesito saber que es lo que provoca que el televisor se encienda solo, lo de los grifos, o que a veces... Alejandra baja la mirada y duda. --A veces, ?que? --pregunto muerta de curiosidad. --Bueno, a veces tengo la sensacion de que hay alguien, se oyen pasos, susurros, y noto presencias, es algo que no puedo explicar de un modo logico, solo lo percibo. --Joder--murmuro con los pelos de punta--?no ha pensado en llamar a la policia? ?Y si realmente hay alguien alli? Dios, solo de pensarlo se me encoge el pecho, que miedo. --Ya lo he hecho, mandaron una patrulla y registraron toda la vivienda sin encontrar nada. Los agentes me aseguraron que alli no habia nadie mas que yo, y teniendo en cuenta que la historia que cuento es un poco inverosimil, pues supongo que tampoco me tomaron muy en serio. --Entiendo. De acuerdo, si le parece, manana por la manana puedo ir a primera hora y dar una vuelta por la casa para ver si veo algo que explique todo lo que dice, pero me sabe mal, porque se va usted a gastar el dinero para nada porque como comprendera, este no es el tipo de caso al que estoy acostumbrada, yo investigo otras cosas mas... --?Reales? --pregunta torciendo el gesto. --Si, digamos que si. --Ya imagino, pero no me ha entendido, detective Noriega, no quiero que venga usted a dar una vuelta por la casa, eso ya lo hizo la policia y yo misma cien veces. Lo que quiero es que se instale usted alli conmigo, que pase varios dias entre esas paredes y vea y escuche usted misma todo lo que cuento. Eso me ayudara a asegurarme de que no me estoy volviendo loca, y despues, una vez compruebe que no miento, puede empezar a investigar el motivo de todos esos sucesos, porque estoy segura de que hay una explicacion razonable para todo lo que pasa, solo que yo sola no soy capaz de encontrarla. --Es una broma, ?no? --pregunto con los ojos muy abiertos. --No estoy para bromas precisamente--asegura cruzandose de brazos. --?Pretende de verdad que me encierre en su casa para averiguar si hay espiritus? -- pregunto alucinada. --Llamelo como usted quiera, pero si, eso es justo lo que quiero. --Digame una cosa, senora Varea, antes me ha contado que contrato a un detective para destapar la infidelidad de su marido, y al parecer fue muy eficaz, segun me cuenta-- digo sin poder evitar cierta molestia porque lo contratara a el y no a mi, ese si que es un caso normal, y facil. --En efecto. --?Y por que en esta ocasion acude a mi y no a el? --Porque ya que tengo que meter a un desconocido en casa, no se ofenda, creo que me sentire mas comoda si es una mujer--dice encogiendose de hombros. --Tiene sentido--pienso en voz alta. --Digame que acepta, por favor, el dinero no es un problema, se lo aseguro, no solo herede la masia, tambien una cantidad importante de efectivo. Me pongo en pie y camino hasta la ventana, donde me detengo dandole la espalda a mi extrana posible clienta y me relajo mirando las nubes mientras sopeso lo que me propone. La idea de encerrarme en una casa con ella no me preocupa, aunque lo que cuenta es una locura, parece inofensiva. Ademas, los dos casos en los que trabajo ahora no requieren que salga a la calle a investigar, solo necesito conexion a internet y el telefono, pero la posibilidad de que sea cierto lo que cuenta me aterra, si presencio de verdad todo lo que dice, estoy segura de que me cagare encima. Desde que vi la pelicula del Exorcista, todas estas cosas me dan panico. --?De cuantos dias hablamos? --pregunto girandome hacia ella. --De los que hagan falta hasta esclarecer los hechos. --Le saldra caro--aseguro alzando una ceja. --Ya le he dicho que el dinero no es un problema, puedo extenderle un cheque con un adelanto ahora mismo, solo diga la cifra. Suspiro, la verdad es que necesito el dinero. --Esta bien, ?le parece bien que me instale manana? --La verdad es que me gustaria que empezara hoy mismo, soy esceptica con esto, pero lo cierto es que hay momentos en los que paso bastante miedo. Joder, creo que voy a arrepentirme mucho de aceptar este caso. --Vale--concedo--deme esta tarde para preparar mis cosas y esta noche sobre las nueve estare alli. ?Le parece bien? --Perfecto, no sabe cuanto se lo agradezco, de verdad--dice en tono sincero--si me presta un papel y un boligrafo le anoto la direccion. --Claro. Tras anotarme la direccion de la casa del terror y su numero de telefono, Alejandra Varea se pone en pie dispuesta a irse. --Espere--le pido nerviosa. --Digame. --?Se ha planteado usted la posibilidad de que sea real? Quiero decir, que haya un espiritu o algo asi en su casa. --He contemplado todas las opciones--asegura. --Ya veo, pero en ese caso yo no podria ayudarla. --No se preocupe, una vez tuve que documentarme sobre un tema parecido a este para un trabajo y alguien en quien confio me puso en contacto con una medium que al parecer es muy buena, si realmente hay espiritus en mi casa la llamare para que se ocupe de ellos, pero tal y como me dijo en su dia, lo primero que hay que descubrir es quien es ese espiritu y lo que quiere, y para eso la tengo a usted--asegura con una sonrisa maliciosa. Alejandra abandona mi casa y yo me dejo caer en la silla negando con la cabeza, todavia no me puedo creer lo que acabo de hacer. Hora de llamar a mi hermana y contarle mi nueva hazana.

  • La polilla en la casa del humo de Guillem Lopez

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    Bienvenidos al pozo, una caverna insondable con mil galerias y tuneles, fortalezas petreas cerca de la superficie y barrios profundos de nichos cavados en la roca. Este es el escenario, brutal y despiadado, en el que habita Veintiuno, un joven que pasa las horas envuelto en una nube de bok en la casa del humo, desde donde interpreta sus posibles destinos: entregar su cuerpo al dios de la mecanica y ser util en una excavacion sin fin, convertirse en un paria o, finalmente, ascender a traves de los bajos fondos, pero debera pagar un alto precio por medrar.

  • Agatha Raisin y la boda sangrienta de M.c. Beaton

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  • Desgracia impeorable de Peter Handke

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    Publicada en 1972, “Desgracia impeorable” ocupa un lugar destacado dentro de obra de Peter Handke (1942), uno de los escritores actuales mas importantes, polemicos y populares en lengua alemana. En el libro, escrito pocas semanas despues del suicidio de su madre por una sobredosis de narcoticos, la angustia lleva al autor a profundizar en la memoria y encontrar para sus recuerdos formulaciones adecuadas. Y, en esta prosa cristalina, el relato preciso de la existencia de la madre (un mero salir adelante en que cobra fuerza la voluntad por dejar de ser <> para convertirse en <>), construido sobre un recuerdo vivido intensamente, se transforma en un ajuste de cuentas con la realidad, asi como en una lucida reflexion sobre la tarea del escritor.

  • Enamorarme la primera vez, fue mi error, Indhira Jacobo de Indhira Jacobo

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    Deslenguada, impertinente y maleducada. Asi es como David Wyatt ve a Eve Montes, la chica que sin proponerselo entro en su tranquilo y ordenado mundo para ponerlo patas arriba. Pero lo que el no sabe es que detras de todo ese caracter existe una mujer fragil y luchadora.

  • Doble seduccion de Sarah M. Anderson

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    Sofia Bingham, viuda y madre de dos hijos pequenos, necesitaba un trabajo y lo necesitaba de inmediato para dar de comer a sus hijos.

  • La conspiracion de las sombras de Rodrigo Munoz Blazquez

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    Ricardo Tierno es un brillante inspector de homicidios, cuyos servicios como agente del bien llegan a requerir importantes asociaciones internacionales, pero sin ningun tipo de protocolo social.
    En el Madrid de un futuro cercano, Cupido, un asesino en serie, al que hay que capturar. Ricardo tiene como nuevo companero a Carmelo Blazquez, una persona brillante y candida con quien choca en muchos puntos, pero coinciden en los realmente importantes.
    Fruto de esta convivencia nace una amistad en la cual al genio se le contagia la humanidad y, al hombre, la genialidad.

  • Una cura de Claudio Hernandez

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    Se propagaba con tanta velocidad que ni las golondrinas, al cruzar los mares hacia su destino, eran capaces de tomarle la delantera en esta frenetica carrera. Billy, un nino de trece anos, cree que todo sucede en Boad Hill, pero su padre le explica que en este caso no es asi. Ha sucedido en todo el mundo. El aislamiento y el panico son los dos enemigos de toda la humanidad, que ve como el virus Covid-19 se extiende, como el viento, lamiendolo todo. Nadie sabe que es. Nadie sabe de donde salio (China, pero no de donde exactamente). Nadie sabe la cura. La cura se hace esperar mientras los personajes pronuncian una serie de reflexiones que les llevan a la idea de una conspiracion mundial.

  • El halcon de Esparta de Conn Iggulden

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    EN EL MUNDO ANTIGUO, UN EJERCITO FUE EL MAS TEMIDO POR TODOS, UN EJERCITO CAPAZ DE SOMETER IMPERIOS.

  • Las lagrimas de la diosa maori, Sarah Lark de Sarah Lark

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  • Sin te quieros (Bolonia 3) de Laimie Scott

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  • Las 999 mujeres de Auschwitz de Heather Dune Macadam

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    Una increible historia de amistad, sororidad y supervivencia. La historia de las primeras 999 mujeres judias que fueron enviadas al campo de exterminio.

  • Tierra Firme (Martin Ojo de Plata 1) de Matilde Asensi.

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    Nada podia hacer sospechar a Catalina Solis cuando embarco en la flota espanola de Los Galeones con destino al Caribe, que al otro lado del oceano encontraria un Nuevo Mundo plagado de peligros y desafios. Para salvar su vida, la joven tendra que adoptar la personalidad de su hermano Martin Nevares, muerto durante un abordaje de los piratas ingleses a su galera. Despues de dos anos en una isla desierta y haciendose pasar por Martin se convertira en Martin Ojo de Plata, uno de los muchos contrabandistas que surcaban los mares a principios del siglo XVII.

  • La pintora de hielo de Kristin Marja Baldursdottir

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    Una maravillosa epopeya sobre el talento, el amor y la busqueda de la libertad de una mujer en la Islandia de principios del siglo XX.

  • Salvada (Los verdugos de Hades 2) de Tillie Cole

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    La esperadisima segunda entrega de la saga de Los Verdugos de Hades

  • El Principe de la Niebla de Carlos Ruiz Zafon

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    El nuevo hogar de los Carver esta rodeado de misterio. En el aun se respira el espiritu de Jacob, el hijo de los antiguos propietarios, que murio ahogado. Las extranas circunstancias de esa muerte solo se empiezan a aclarar con la aparicion de un diabolico personaje: el Principe de la Niebla, capaz de conceder cualquier deseo a una persona a un alto precio…

  • Irresistible y desconocido de Melissa James

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  • Romance Interminable de Rosalia Reyes

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    Brazos Neumaticos: Romance Duro y Prohibido con el Motero Criminal

  • metamorfosis de Pilar Parralejo

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    Estaba realmente cansada. Habia tenido un dia agotador en el hospital, habia tenido que soportar el volumen estridente del pub en el que habia pasado las dos ultimas horas con los chicos y ahora, por si fuera poco, tenia que volver a presenciar el numerito que Dawson y su nueva amiguita estaban dandole en el asiento trasero de su coche. No es que quisiera mirar o estar pendiente de lo que hacian o dejaban de hacer, pero lejos de ser silenciosos, esa desconocida hacia gemidos exagerados cada vez que Dawson le metia las manos debajo de la ropa, o cada vez que le mordia en el cuello, y por mucho que se esforzase en ignorarlos, llamaban su atencion, aunque mirase un solo segundo y devolviera la vista a la carretera nuevamente. No le importaba hacerlo una o mil veces por el, no por nada era su mejor amigo, pero odiaba tener que llevar a las ligues de Dawson a sus casas teniendo que ser testigo de lo que hacian en el trayecto. Por suerte, esa vez solo habia tenido que presenciar manoseos varios, lenguas de ida y vuelta y sonrisas juguetonas. Pero la pelirroja no vivia muy lejos del local en el que habian pasado las dos ultimas horas, y terminaron de besarse en el portal. Y lo mas importante, fuera de su coche, algo que agradecia enormemente. Dawson volvio a subirse un par de minutos despues, ajustandose la camisa, con la enorme marca de un chupeton en el cuello y el labio inferior hinchado (probablemente por las succiones de ese pulpo con minifalda al que acababan de dejar atras). --No vuelvas a pedirme que te lleve, Dawson. Yo no tengo un Love Hotel en el asiento trasero, ni llevo un servicio… --…de taxis. Ya lo se. Me lo dices siempre. --Y siempre cedo. Pero un dia dejare de hacerlo. Me da igual lo que hagas, con quien lo hagas o las veces que lo hagas, pero no en mi coche. --Sentencio--. Dawson, hace dos dias el marido de tu hermana penso que las bragas de encaje rojo que habia en el asiento trasero eran mias. Yo ni siquiera sabia que se las habias quitado a una de tus chicas y las habiais dejado ahi. Casi me muero de la verguenza, ?sabes? Dawson no pudo contenerse y estallo en risas. Adoraba verla enfadada. Adoraba las caras que ponia o la forma en la que le reganaba, pero lo mejor era ver como poco a poco volvia a ser la de siempre. Y, escasos minutos mas tarde, el enfado de Brooke habia desaparecido. Detuvo el coche frente un edificio de enormes puertas de cristal ahumado y Dawson se aflojo el cinturon de seguridad. --?Vendras al club manana? --No lo se… --encogio los hombros y nego con la cabeza mientras doblaba, hacia abajo, la comisura de los labios en una expresion de duda. --Tienes que venir. Ya sabes que eres mi talisman. --Declaro antes de besar su mejilla. Brooke sintio como se le encogia el estomago. --Ya veremos. Depende de mi enfado. --Yo se que no estas enfadada conmigo. Sonrio antes de acercarse para darle un segundo beso. Pero Brooke le detuvo, poniendo una mano en su boca antes de que tocase su piel. --Antes de tocarme lavate los dientes. Esa tia fumaba como un carretero y su aliento seguro que olia peor que un cenicero. En realidad solo la habia visto fumar un cigarrillo desde que Dawson la hizo ir hasta su mesa, y ademas se lo habia ofrecido TJ. Y tampoco habia estado tan cerca como para respirar su aliento. --Olia a su pintalabios y sabia a fresa. Pero no trates de dar la vuelta a lo que te he dicho. No me importa cuando termines. Quiero verte en el club. --Ire, ?de acuerdo? ?Cuando no he ido? --Esa es mi chica. Buenas noches, carino. --Buenas noches, idiota. Despues de una sonrisa, Dawson bajo del coche y, tan pronto como cerro la puerta, Brooke resoplo mientras arrancaba el motor. Estaba realmente cansada y no veia el momento de llegar a casa y meterse en la cama. Cerca del mostrador de recepcion estaba Jay, su vecino de al lado, un famosisimo actor negro de talla mundial que parecia estar escondiendose en su edificio mientras tomaba un descanso. Le saludo cortesmente y camino hacia su piso. --Al fin en casa. --Suspiro aliviada, dejando las llaves sobre la mesa y dirigiendose a su habitacion. Por fin podria darse su ansiada ducha y aun mejor, podria tomar su merecido descanso. Capitulo 2 Lo prometido es deuda Eran mas de las once de la noche, y el salon del club de striptease masculino, Olimpvs, estaba a oscuras. El perfume femenino flotaba en el ambiente, mezclandose con el humo de tabaco y con la excitacion de ver a la estrella de la noche bailar para ellas. De pronto, una tenue luz anaranjada ilumino el escenario, y todas las mujeres empezaron a gritar cuando, el adonis de cuerpo esculpido, se situo bajo esta, cubierto con una bata de saten con capucha de color cava que, refulgia como el oro bajo aquella bombilla. Segundos mas tarde empezo la musica, y Dawson procedio, desnudandose lentamente y de forma sensual, al ritmo de los acordes. Sus movimientos eran de lo mas provocativos, y las expresiones de su cara hacian que todas deseasen tocarle. Movia las caderas hacia adelante y hacia atras, haciendo brillar su piel, quitandose una prenda, otra y otra, y otra mas. Las mujeres de las primeras filas se empujaban las unas a las otras para estar lo mas cerca posible del dios del erotismo. Estiraban los brazos para llegar a el, para dejar billetes en el elastico de su ropa interior, o simplemente para acariciar su piel. El se mordia el labio inferior, sonreia o guinaba un ojo de vez en cuando. Brooke no quiso mirar el espectaculo, de hecho nunca lo habia hecho. Cuando su mejor amigo salio a escena, ella se giro y se apalanco en el sofa del salon. --Exhibicionista… --murmuro graciosa al escuchar a las mujeres chillar aun mas escandalosamente. Cerro los ojos y apoyo la cabeza en el respaldo con una sonrisa dibujada en el rostro. --Hay que admitir que no por nada es el mejor. Randy se dejo caer a su lado, haciendola botar en su asiento. Brooke abrio los ojos para mirarle, pero se cubrio la cara con las manos, fingiendo estar, completamente avergonzada, al darse cuenta de que solo llevaba un diminuto y cenidisimo tanga de cuero rojo con cremallera que cubria lo minimo. --Randy, por favor, !tapate! --Oh, vamos, pequena… --decia el, levantandose con una expresion simpatica mientras sujetaba sus munecas, le apartaba las manos de la cara y movia las caderas de lado a lado frente a ella. Los chicos se sentian a gusto en su presencia. A tal punto que, a veces, incluso le preguntaban como les quedaba el traje de la actuacion o le pedian que les ayudase a untarse el cuerpo con pinturas, aceites o autobronceadores. Y, al contrario que otras mujeres, ella no se sentia incomoda al verlos paseando por ahi, medio desnudos, o saber que hacian cuando se metian con chicas en la que llamaron <>. Brooke habia estado desde la adolescencia con esos chicos y se sentia <> mas del grupo. La actuacion de Dawson termino unos minutos despues. Al volver al saloncito tenia la piel brillante, llena de perlas de sudor y respiraba pesadamente. Gary, el dueno del local, sabia que era el mejor, y siempre se encargaba de sacar a la estrella de la noche en los momentos clave, sobre todo cuando habia clientas VIP, por lo que, esa noche iba a ser agotadora. --Estoy molido… --se quejo. Brooke se levanto, cubrio sus hombros con una toalla y se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla. --Pues descansa un rato. Yo me voy. Manana no trabajo y quiero aprovechar para dormir hasta el mediodia, que luego tenemos la fiesta de tu hermana y quiero estar descansada. --Quedate un rato mas… Despues podemos ir a tomar algo. --Si, eso, Brookie. Quedate. Luego te llevamos a casa. --Querras decir que os llevare a casa --dijo empezando a alejarse de ellos. Antes de llegar a la puerta se dio la vuelta. Se echo a reir al ver la estampa del salon: tres chicos, practicamente desnudos, suplicandole con la mirada que no se fuera. --Esta bien. Pero esta vez me llevais vosotros. --Advirtio, senalandoles con el dedo--. Estoy agotada del hospital y no me apetece tener que conducir tarde de camino a casa… --!Hecho! Las botellas de cerveza se acumulaban, vacias, a un lado de la mesa, junto a los vasos de tequila que habian ido bebiendo. TJ, Randy y Axel daban cabezadas en los asientos de cuero negro mientras Brooke y Dawson se miraban fijamente y en silencio, llevandose a los labios, un chupito tras otro. --Te apuesto cien dolares a que no puedes aguantar mi ritmo. --Cien… ?Crees que aun soy una ninita? !Que sean doscientos! --reto ella, levantando la mano con otro vasito. Dawson sonrio con autosuficiencia. Ella no solia tolerar demasiado bien el alcohol y si con lo que habian bebido, tres de sus amigos ya estaban K.O., daba por sentado de que ella no podria con un solo trago mas. Perdio, como era evidente. Despues del primer sorbo tuvo que parar. Se apoyo en las piernas de Axel, completamente mareada, y cerro los ojos, balbuceando algo como que no se relajase demasiado porque estaba a punto de ganar, lo que, por supuesto, habia estado lejos de pasar. --Eres una floja, carino. El camarero ya los conocia de otras veces y supo que no conducirian en ese estado, asi que llamo a un conductor sustituto para evitar que tuvieran un accidente. Este no tardo demasiado en llegar, algo que el stripper tambien agradecio, dada la cantidad de alcohol que habia consumido. Al llegar al apartamento de Brooke, Dawson la llevaba en brazos. Ya era casi una costumbre llegar juntos al piso de uno o del otro. Cuando bebian mas de la cuenta siempre era ella la que les acompanaba a casa, y la que peleaba con ellos hasta poderlos dejar en sus camas. Pero ahora era el turno de Brooke ser cuidada por sus amigos, o al menos por uno de ellos. Dawson la llevo al dormitorio y la dejo caer, sin tacto alguno, contra el colchon, pero ella ni se inmuto, solo se acomodo sobre las sabanas y siguio durmiendo. --Eres un desastre --rio. Le quito el calzado y los calcetines, la arropo y le dio un beso en la mejilla antes de tumbarse a su lado en la cama. Como siempre que se hacia tarde, tambien esa noche dormirian juntos. Tenia trece anos cuando sus padres murieron, el padre por una infeccion de oido y la madre por culpa del alcohol, con una horrible depresion por verse sin el amor de su vida. Brooke se quedo completamente sola ya que, ni sus tios ni sus abuelos quisieron hacerse cargo de una adolescente. Pero los Holden no iban a dejarla desamparada, era la mejor amiga de Lara y bastante mal lo habia pasado durante todo un ano como para que ellos tambien le dieran la espalda. Pero por mas que tratasen de convencerla, Brooke se nego en redondo a mudarse con ellos. Ella estaba bien aun sin sus padres, sabia cuidar de si misma y queria seguir viviendo donde lo habia hecho desde que nacio. Durante un tiempo fueron a asegurarse de que no le faltaba de nada, pero Brooke era realmente madura para su edad y no requeria demasiadas atenciones, todo lo contrario que Dawson y Lara, que siempre peleaban, que siempre tenian caprichos nuevos o que siempre tenian con lo que darles quebraderos de cabeza. Un par de anos despues Lara estaba empenada en mudarse a Miami con sus tios y, a pesar de que Brooke se quedaba sola, se nego a ir con ella sin importar lo mucho que le insistiese, de manera que, cuando esta se marcho volvio a quedarse sola. Fue entonces cuando Dawson decidio pegarse a ella como una lapa y no dejarla sola ni a sol ni a sombra. Dondequiera que fuera, Brooke debia ir con el, y dondequiera que fuera ella, el iba detras. Y asi fue como termino por ser un miembro mas de su pandilla de locos y la inseparable mejor amiga de Dawson. Pasaban de las once de la manana cuando Dawson se dio cuenta de que habian llegado tan borrachos como para acostarse sin siquiera ponerse un pijama. Brooke tenia la cara pegada a la almohada y la boca entreabierta en una expresion tan adorable como graciosa. Se agacho a su lado y le aparto el pelo de la cara. --Si te dijera que duermes asi no me creerias --dijo sacando el movil para hacerle una foto. Luego le dio un beso en la frente y salio de la habitacion. A parte del genero y el oficio, la unica diferencia resenable que habia entre ella y los chicos era su obsesion por la puntualidad, lo en serio que se tomaba el llegar a tiempo a los sitios, asi que se le ocurrio algo con lo que molestarla. Hacia poco que su hermana habia vuelto a Los Angeles. Y menos aun que ella y su recien estrenado marido se habian enterado de que, en pocos meses, serian padres, asi que habian estado organizando una pequena fiesta de celebracion a la que, evidentemente, todos estaban invitados. Esa fiesta empezaria a la una, y para ello faltaban solo dos horas. Con todo el cuidado que pudo bajo las persianas para dejar el dormitorio completamente a oscuras, la cubrio con la suave sabana para que estuviera aun mas comoda y puso su movil en silencio para que nada la despertase. --Que tengas un feliz descanso… --sonrio travieso, cerrando la puerta del apartamento sin hacer el menor ruido. Eran mas de las tres cuando un enorme estruendo la desperto de un sobresalto. Se sento en la cama de un brinco, y sin entender lo que estaba pasando miro a su alrededor completamente desubicada. Brooke nunca bajaba las persianas del dormitorio, le gustaba enterarse de cuando era de dia y de cuando no. De nuevo los golpes que la habian despertado volvieron a sonar, pero esta vez si pudo saber de donde venian. No comprobo la hora, pero supo, por la iluminacion de su apartamento que habia amanecido, !y hacia mucho! Corrio a la puerta sin mirarse a un espejo antes de abrir y se encontro de frente a Dawson. --Vaya, ya era hora --le dijo apoyado en el marco de la puerta--. Llevamos esperandote desde hace al menos dos horas. --?Dos…? --Brooke levanto la mano para ver la hora en su reloj de muneca y lo miro con espanto--. Esto es cosa tuya, ?verdad? --senalo hacia el interior de su apartamento. --El sonrio maliciosamente en respuesta--. Voy a matarte, Dawson. No sabes cuanto te odio --mascullo entre dientes. Iba vestida con la ropa del dia anterior, asi que no era necesario perder mas tiempo en cambiarse. Estiro el brazo para coger las llaves del apartamento y empujo a Dawson para salir. Al entrar en el deportivo del stripper bajo la visera para mirarse e hizo una mueca de desagrado al comprobar la palidez gris verdosa de su cara. Ademas, tenia los parpados hinchados, la mejilla derecha llena de marcas de las arrugas de las sabanas y para colmo, sin peinar. <>, penso Brooke con disgusto mirando a su amigo. En su cara no habia el menor rastro de la noche anterior. Sus ojos castanos no estaban turbios, sino relucientes de malvado humor. Su pelo oscuro y su brillante sonrisa podrian lucir, en la marquesina de cualquier anuncio de cosmeticos, en el sitio mas vistoso de la ciudad. En realidad, tenia el aspecto de haber pasado una velada tranquila y renovadora, quizas con un relajante bano de espuma y aromaterapia, o un libro entre las manos, pero nada parecido a como habia sido en realidad esa noche. --?Te gusto? Antes de que ella pudiera articular palabra en respuesta se detuvieron en un semaforo y Dawson fijo su atencion en una rubia con minifalda que cruzaba, contorneandose provocativamente, al saberse observada por los conductores de aquellos coches que esperaban su turno para retomar la marcha. Brooke nego al ver a su amigo babear por aquella mujer, pero hundio la cabeza entre los hombros cuando Dawson toco el claxon para llamar su atencion. El ruido resono en su cabeza como si la hubiera tenido hueca y, llevandose las manos a las sienes se quejo. --!Auch! ?Podrias comportarte como una persona normal y no como un animal en celo? Siento que la cabeza fuera a reventarme. --Vaya, vaya, vaya --dijo Dawson mirandola a los ojos y acercandose a ella para darle un beso en la mejilla--, ?asi que tenemos resaca? Esa pregunta y el tono gracioso con el que lo habia dicho, le hicieron pensar en las intenciones que tenia Dawson cuando le invito a quedarse con ellos: !Seguro que habia apostado con ella con la certeza de que perderia y sabiendo que su aspecto resultaria ser, con diferencia, el mas impresentable de aquella fiesta! --Callate, ?quieres? Estoy asi por culpa tuya --dijo Brooke, apartandolo con fuerza para que volviera a su asiento--. ?Puedo saber por que demonios os empenasteis en que saliera con vosotros a tomar algo? Era para esto, ?no? ?Estas satisfecho? --?Acaso tenias otros planes? Que habrias hecho hasta irte a dormir, ?buscar que ponerte de entre todas las prendas horribles que tienes en el armario? ?Ver una pelicula infumable en alguno de los canales de cable que nadie ve? --Rio Dawson--. Si lo miras desde este otro punto de vista, en lugar de haber estado sola y aburrida… lo pasaste con todos nosotros. Tampoco es tan malo, ?no? Brooke sabia que Dawson tenia toda la razon. --Ya… Asi que pensaste que la mejor manera de ayudar a la pobre Brooke para que no se aburriera era… !Claro! Llevarla a beber un tequila tras otro, hasta que muriera de coma etilico. --Oh si… Lo que mas me importaba en el mundo era, meterte una cantidad indecente de alcohol en el cuerpo, para que perdieras el norte, y asi poder arrastrarte a casa y acostarme contigo --se burlo Dawson con una sonrisa. --Vale. Supongamos que soy estupida y creo en tu benevolencia… --El alzo una ceja mientras retomaba la marcha--. Pero resulta que las persianas de mi habitacion estaban abajo, y yo nunca las bajo… ?La apuesta incluia hacerme dormir creyendo que aun era de noche para llegar tarde a la fiesta de tu hermana? Dawson contuvo la risa al ver la expresion seria que trataba de poner Brooke, pero tan pronto como sus ojos se encontraron ambos estallaron en risas. --?Te has enfadado? --?A ti que te parece? --Oh, vamos, carino. Solo queria gastarte una broma. --Callate --murmuro ella poniendose verde de repente y torciendo el gesto en una mueca de asco--. Callate o acabare vomitando los veinte litros de cerveza y tequila de anoche encima tuyo para que te veas tan horrible como yo. Se llevo las manos a las sienes, masajeandolas en circulos, mientras Dawson conducia en silencio hasta la casa de su hermana. Pero lo peor estaba por llegar: la fiesta. Gente, ruidos, musica a toda voz y mas alcohol.

  • Momentos magicos de Chip Heath

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    ?Como es posible que dos desconocidos entren en una sala y 45 minutos despues ya sean amigos intimos? ?Por que tenemos algunos recuerdos imborrables de nuestra infancia o adolescencia? ?A que se debe que recordemos perfectamente eventos ocurridos hace anos?

  • El dia que Selma sono con un okapi de Mariana Leky

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    Todo el mundo en Westerwald sabe que Selma tiene un don especial: cuando suena con un okapi alguien fallece en veinticuatro horas. El dia que se hace realidad la premonicion que todos temen, las verdades acalladas y las cartas iniciadas con nunca y siempre comienzan a circular, y su sueno cambia irreversiblemente las vidas de Luise, su nieta; de Martin, el nino levantador de pesas; del optico enamorado; de la triste Marlies e, incluso, la de un peculiar monje budista.

  • Preguntaselo al gato de Melinda Metz

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    Jamie no queria volver a enamorarse… pero su gato MacGyver tenia otros planes para ella. !Como iba a quedarse quieto un gato con ese nombre! Jamie Snyder tiene treinta y cuatro anos y esta soltera. Sin embargo, no es que tenga muchas ganas de iniciar una nueva relacion… Tras sufrir durante todo un ano a un tipo enamorado de si mismo y a otro… que habia olvidado decirle que estaba casado, ha decidido celebrar el ano de ella con ella misma y MacGyver. MacGyver no es otro que un gato encantador que tiene el habito, no tan encantador, de escabullirse por la noche y robar cosas a los vecinos. Si, es cierto: MacGyver es un gato ladron, pero sigue siendo el unico ser del genero masculino en el que Jamie confia… y la unica compania que necesita, ?no?

  • El corazon va por libre de Lorraine Murray

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    Dos personas que recelan de las historias de verano y que se han prometido asi mismas no adentrarse en una. Pero que desconocen lo caprichoso que puede llegar a ser el destino que los ha situado el uno frente al otro. ?Quien dara ese pequeno empujon que puede cambiar sus vidas?
    Mar se ha marchado a Ibiza a ganar dinero para sus estudios en Glasgow. Alex es el dueno del apartamento donde ella se aloja. Se han visto en varias ocasiones pero ninguna ha tenido nada que ver con aquella manana en la que Alex abre la puerta de su propio apartamento para encontrarse a Mar envuelta en una toalla de bano.
    ?Que pasa por la cabeza de ambos para que de manera casual comiencen algo que se le puede ir de las manos? Y es que por mucho que se digan que los sentimientos no entraran en juego… ?Que haran cuando termine el verano ambos tengan que regresar a sus respectivas vidas en dos paises diferentes? Sin embargo, alguien tiene otros planes de los que los dos son ajenos. Porque por mucho que ambos se empenen en asegurar que lo suyo ha sido un buen recuerdo del verano en Ibiza, en su interior ambos saben la verdad.