• ana r canil - Ana R. Canil

    https://gigalibros.com/masaje-para-un-cabron.html

    A Tasia le han destrozado la vida su marido y los canallas que han arruinado a medio pais. Esta tan cabreada que ha pasado de sonar con su chalecito adosado o su negocio de belleza -ambos embargados- a fantasear con el mejor metodo para cargarse a los responsables de su desgracia.

  • Todos los libros del autor Ana R Canil

    https://www.todostuslibros.com/autor/ana-r-canil

    11 t�tulos para "Ana R Canil" � Si a los tres a�os no he vuelto � La mujer del maquis � Los Tyrakis � Masaje para un cabr�n � El coraje de Miss Redfield � El coraje ...

  • ANA R. CA�IL | Casa del Libro

    https://www.casadellibro.com/libros-ebooks/ana-r-canil/134405

    Ana Ram�rez Ca�il es periodista. Naci� en Madrid hace cincuenta y dos a�os, pero es de Rascafr�a. A los diecinueve a�os comenz� en el periodismo econ�mico ...

  • Ana R. Ca�il | PlanetadeLibros

    https://www.planetadelibros.com/autor/ana-r-canil/000022227

    �ltimos libros de Ana R. Ca�il � Los amantes extranjeros � Masaje para un cabr�n � Masaje para un cabr�n � El coraje de Miss Redfield � Si a los tres a�os no he ...

  • Ana R. Ca�il: Libros - Amazon.es

    https://www.amazon.es/Libros-Ana-R-Ca%C3%B1il/s?rh=n%3A599364031%2Cp_27%3AAna+R.+Ca%C3%B1il

    Si a los tres a�os no he vuelto (Novela) � La mujer del maquis: 7 (Divulgaci�n) � Come stelle di maggio. � Los Tyrakis: Una saga familiar para entender la crisis ...

  • Ana Ca�il: libros y biograf�a autora - Lecturalia

    https://www.lecturalia.com/autor/3473/ana-canil

    Libros de Ana Ca�il � Los Tyrakis. 2016 � Masaje para un cabr�n. 2015 � El coraje de Miss Reffield. 2012 � Si a los tres a�os no he vuelto. 2011 � La mujer del ...

  • Ana R. Ca�il - Anika Entre Libros

    https://anikaentrelibros.com/autores/a/ana-r--canil/

    Ana Ram�rez Ca�il es periodista. Naci� en Madrid en 1958, pero es de Rascafr�a. A los diecinueve a�os comenz� en el periodismo econ�mico por necesidad, ...

  • Ana R. Ca�il - Fnac

    https://www.fnac.es/ia136149/Ana-R-Canil

    La mujer del maquis. Ana R. Ca�il - Bolsillo en espa�ol (Libro) Publicado en 04/2010 ; Los amantes extranjeros. Ana R. Ca�il - Normal en espa�ol (Libro) ; Masaje ...

  • Ana R. Ca�il - Autores - Trabalibros

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    Se inici� en la literatura con "La mujer del Maquis", libro que obtuvo el XXV Premio Espasa de Ensayo en 2008. Es autora adem�s de "Si a los tres a�os no he ...

  • B�squeda de LIBROS DEL AUTOR: canil ana r

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    Libros de CANIL ANA R - 8.

  • ANA R. CA�IL - El Corte Ingl�s

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    ANA R. CA�IL. Ver libros publicados � Ver ebooks publicados. La periodista Ana Ram�rez Ca�il naci� en Madrid, pero es de Rascafr�a.

  • El coraje de la senorita Redfield de Ana R. Canil

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    Una fria manana de enero de 1962 llega a la casa de dona Lily, duquesa de Penalara y uno de los puntales de la sociedad madrilena, Elsa Redfield, una joven inglesa que ha sido contratada como nanny para el mas pequeno de los nietos de la aristocrata.

  • El ladron del siglo de Luis Mario Vitette

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    “Las cosas buenas que dicen de mi no son tantas y las malas no son tan pocas”.

  • Un guardaespaldas de sangre azul de Joyce Sullivan

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    Rory Kenilworth se quedo de piedra al descubrir quien era realmente, pero con tantos “accidentes” y tantas balas volando por los aires, no tenia tiempo para lamentarse. Tenia que reclamar lo que le pertenecia… y tratar de resistirse a la ardiente mirada de su tutor y guardaespaldas, el misterioso y guapisimo Sebastian Guimond.

  • Churros con chocolate de Tessa Cooper

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    Hugo aparecio sin avisar, bueno, sin avisar no, que era una fiesta de exalumnos de mi antiguo colegio. Lo que quiero decir es que no esperaba volver a verlo. Nunca. Y alli estaba el, acercandose hacia mi acompanado de mi mejor amiga, mirandome con esos ojos que me atravesaban y la mejor sonrisa que nunca he visto.

  • La tercera planta de Patricia Moreno Raya

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    Cuando la autora del libro que te dispones a leer me encargo encabezar su relato, aparte de sentirme muy halagado, note que tendria que enfrentarme a algo desconocido: mi primer prologo. En realidad, casi tan desconocido como lo es para mi la persona que firma esta novela. O incluso tan desconocido como lo soy yo para ella. Y es que, el hecho de que jamas haya visto (creeme, es asi) a la inventora de esta historia y no sepa de ella mas que lo primordial, puede parecerte algo insignificante, irrelevante, pero espera, tiene su enjundia. Empece (y tu lo estas haciendo ahora) a leer un relato con ojos virgenes, sin tener demasiado claro que esperar de el, sin ni tan siquiera saber si me engancharia. Un reto, sin duda. Como lo fue, seguro, para la creadora del universo que te atrapara en las paginas consiguientes. Aunque la historia cuenta con unos escenarios cuidadosamente descritos, unos personajes confeccionados al detalle y un hilo conductor perfectamente tramado, tal vez lo que mas me haya impresionado sean las reflexiones intrinsecas en cada capitulo, ademas de los inesperados y a veces curiosos giros de guion. Espera, amigo lector. No adelantemos acontecimientos. ?No te estare contando demasiado? Seguro que no seria del agrado de alguien que estas a punto de conocer. Dejame que te avance, eso si, que estas a punto de adentrarte en una trama tan especial y elastica que bien podria convertirse en un caso de rabiosa actualidad o servir como argumento para una de esas viejas dramatizaciones radiofonicas. Una novela romantica, con tintes de traicion, con el casi siempre inevitable aderezo de los celos y servida con toques de una inusitada realidad. Lista para ser degustada como si se tratase de un dulce tiramisu banado con un cafe demasiado amargo. Como la vida misma, ?no? Llegados a este punto, ?no te apetece enfrentar un nuevo reto? ?Jugar a ponerte en la piel de los personajes? Pensar: "Yo tengo un amigo que se parece a… O que haria las veces de…". !Adelante! Si lo disfrutas una decima parte de lo que yo lo hice, te aseguro sin miedo a equivocarme que habra valido la pena. A Cesar Requesens Ahora que somos amigos y que hemos llegado a este punto, espero que te logres librar de este vago. Si no hay ninguna manera de hacerlo, matalo. Personalmente me agradaria que lo hicieras; es mas, te admiraria enormemente. Y si llegaras a necesitar ayuda, puedes contar conmigo. herMann hesse, Demian 27 de Mayo de 2016 Eran las dos de la tarde y el sol de Malaga calentaba mis manos sudorosas a la espera de utilizarlas para acabar con su vida. Habia llegado el momento. Los companeros de Victor comenzaron a salir de la Facultad de Medicina tras asistir a la primera sesion del curso de Nutricion en Pediatria. El saldria el ultimo como siempre; su parsimonia y perfeccionamiento en recoger sus apuntes, boligrafos y demas enseres le hacian ir con el tiempo justo. Atraveso la puerta diez minutos mas tarde. Con la garganta aspera y el corazon desbocado, me sentia incapaz de realizar mi trabajo. Le observe sabiendo que seria la ultima vez. Sus ojos almendrados enmarcados por unas cejas perfectas y su barba descuidada, pero estudiada hasta el ultimo milimetro, lo convertian en el hombre mas atractivo que jamas he conocido. El amor que siento por el me paralizo los pies y crei por un segundo que no podria hacerlo. Indecisa, introduje la mano en el bolso y acaricie suavemente la pistola que el mismo me habia regalado semanas atras… 1 Claudia observaba distraida como el camarero del bar de siempre tecleaba a toda prisa algo que probablemente podria esperar. El local, con las mesas llenas a cualquier hora del dia, causaba la sensacion de estar en la ciudad con mas movimiento del pais. Claudia analizaba la expresion de la cara del chico sentado en la mesa contigua: sostenia un libro, pero tenia la mirada perdida, probablemente buceaba entre sus miedos y olvidos, ya que sus ojos reflejaban arrepentimiento y frustracion. Mientras tanto, Helena, su mejor amiga, le hablaba acerca de los despidos que iban a producirse en su trabajo en las proximas semanas. --?Me estas escuchando? --Si, perdona. Estoy un poco distraida. ?Entonces van a echar al auxiliar? --!No! ?Ves como no me estas escuchando? Van a redu- cirle la jornada, pero hay rumores de que uno de los adjun- tos vamos a la calle. --Bueno, no te preocupes, no seras tu --respondio Claudia de mala gana. Estaba cansada de sus historias de siempre, las discusiones con sus companeros, el miedo a sus jefas y su desanimo de cada dia de ir a la farmacia. Habia perdido la ilusion por aquel trabajo por el que un dia sintio vocacion, pero que ahora le asqueaba y la hacia infeliz. Helena siguio hablando durante una hora mas y Claudia, ensimismada en sus pensamientos, dejo que el tiempo pasara. Acabaron el cafe y se despidieron con un beso en la mejilla, prometiendo verse de nuevo la tarde siguiente. Helena observo a su amiga marcharse. Envidiaba como el tiempo no pasaba por ella y las atentas miradas de los hombres a su paso. Envidiaba tambien la seguridad en si misma, su independencia. Una larga melena, de tirabuzones pelirrojos, caia por su espalda de una forma tan natural que tambien atraia la mirada de las mujeres. Cuando perdio de vista a Claudia, se dio media vuelta rumbo a casa con Victor, su marido. Claudia, ajena a las miradas, continuaba su camino. Paso junto a su antigua Facultad de Derecho y sintio nostalgia de aquellos anos en los que lo mas importante eran sus amigos, Helena y Victor, y en los que no era consciente de la velocidad del mundo. A pesar de aquellos dias que paso estudiando leyes y decretos, no se dedicaba a ninguna rama del derecho. Colaboraba en una revista semanal del diario regional de Granada para enmascarar su verdadera ocupacion. Habia heredado de su padre la serenidad, la sangre fria y la falta de empatia. Habia heredado tambien la fuerza y la pasion por lograr los objetivos impuestos. Desde hacia varios anos, especialmente desde que su padre faltaba, vendia la vida de otras personas. Aceptaba encargos en los que ella era la responsable de la ejecucion de una muerte deseada. Claudia vivia en el numero 9 de la calle Salamanca, un pasaje peatonal junto a plaza Bibarambla, estrecho y con poca luz, pero con mucha vida debido al elevado numero de granadinos y turistas que paseaban por sus adoquines, en un edificio que compro su padre y en el que ahora estaba sola. Tres plantas de las que apenas ocupaba la primera, y en la que tenia un pequeno despacho donde en ocasiones trabajaba. Viajaba con frecuencia por Espana, tanto por negocios como por placer. La ultima vez que tuvo un encargo como sicario fue en Madrid. Hacia ya tres meses de aquello y el dinero ahorrado empezaba a escasear. Desde entonces su telefono no sonaba. Cuando llego a casa se descalzo, encendio el ordenador y leyo las ultimas paginas de aquel cuaderno digital en el que relataba con detenimiento sus trabajos.

  • No hay mayor ciego de Joe Haldeman

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    Un <> feo se casa con una chica ciega, y la somete a operaciones para aumentar su CI, aprovechando la amplia parte del cerebro que no usa de la vision. Premios Hugo 1995 y Locus 1995 en la seccion de relato corto.

  • En la piscina vacia, Felix Sabroso de Felix Sabroso

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    Un thriller psicologico, una profunda revision de los sentimientos mas repulsivos y nobles del ser humano a traves de un protagonista inolvidable, un Raskolnikov del siglo XXI.

  • Viajar en el tiempo de James Gleick

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    Partiendo de La maquina del tiempo, de H.G. Wells, James Gleick expone las distintas teorias y relatos que ha ido suscitando el anhelo humano de viajar en el tiempo. Para ello acude a todo tipo de fuentes en los ambitos de la fisica, la filosofia, la literatura, el cine, los comics, las series de television… De esta manera, en las reflexiones de Viajar en el tiempo conviven James Clerk Maxwell con Borges, Proust con Felix Klein, Hermann Winkowski con el cybepunk de William Gibson, Leibniz con Foster Wallace, Asimov con San Agustin, Kurt Godel con Dr. Who, o Pierre Laplace con las aventuras Ci-Fi de la serie de television Cuentos asombrosos (Amazing Stories) o Regreso al futuro.

  • La decision de Olivia de Kate L. Morgan

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    Olivia es una mujer que trata de salvar su maltrecho matrimonio que se ha convertido en enteramente convencional y rutinario. Ella siempre imagino que su vida en Londres y al lado de Charles seria completamente diferente, pero se equivoco.
    En un momento decisivo de su vida, Olivia conocera a un apuesto y viril desconocido que la ayudara a reencontrarse asi misma, y a enfrentarse a todos sus fantasmas. Un hombre que parece ser su redencion y supervivencia, hasta el punto de valorar si continua con su actual vida o no.

  • La cruz del Nilo (Las hijas de las tormentas 2) de Jordi Sierra I Fabra

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    Joa continua buscando a sus padres, negandose a aceptar el silencio. Por fin una llamada del arqueologo Gonzalo Nieto, viejo amigo de su padre, la pone sobre una nueva pista que la traslada a Egipto. Pero no llegaran a encontrarse, porque es asesinado unas horas antes. Joa tendra que sumergirse en la resolucion de una sucesion de enigmas partiendo de un viejo jeroglifico egipcio, e intentar huir de la secta que esta dispuesta a todo por guardar el secreto que protegen.

  • Lissy de Luca D’andrea

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    Dos golpes ligeros y estas palabras: Crunch, crunch, crunch. ?Quien roe, roe? ?Quien mi casita me come? Marlene, veintidos anos, un metro sesenta, o algo mas, ojos color azul melancolia, un lunar al final de la sonrisa, indudablemente hermosa e indudablemente asustada, se miro reflejada en el acero de la caja fuerte y se dijo a si misma que era idiota. Era metal, no el mazapan del cuento. Y no habia ninguna bruja en las inmediaciones. Es el miedo, se dijo, solo es eso. Movio los hombros, dejo de respirar, como su padre antes de apretar el gatillo de la escopeta, vacio los pulmones y volvio a concentrarse. Las brujas no existian. Los cuentos mentian. Solo la vida importaba, y Marlene se preparaba para cambiar la suya definitivamente. La combinacion era facil de recordar. Uno. Tres. Dos. Luego un cuatro. Un giro de muneca, otra vez cuatro y ya estaba. Tan simple que las manos de Marlene lo hicieron todo por si solas. Aferro el tirador de acero, lo bajo y apreto los dientes. Un tesoro. Fajos de billetes de banco apilados como lena para la Stube . Una pistola, una caja de municiones y una bolsita de terciopelo. Por debajo de la caja asomaba una libreta que valia mas que todo ese dinero multiplicado por cien. Habia sangre y tal vez incluso un par de cadenas perpetuas guardadas entre sus paginas arrugadas: una interminable lista de acreedores y deudores, nombres de amigos y de amigos de amigos escritos con la caligrafia pequena, delgada e inclinada de Herr Wegener. Marlene no le dedico un segundo vistazo. No le interesaban la pistola, las balas ni los fajos de billetes. La bolsita de terciopelo, en cambio, hizo que le sudaran las palmas de las manos. Conocia su contenido, conocia su poder, y estaba aterrada. El suyo no era un simple robo. Llamemos a las cosas por su nombre. Lo que la mujer joven estaba haciendo con el corazon en un puno era… traicion. Marlene Taufer in Wegener, legitima esposa de Robert Wegener. El hombre frente al que todo el mundo se quitaba el sombrero: cuarenta anos transcurridos en la construccion de una carrera hecha de intimidaciones, contrabando, emboscadas y asesinatos. Nadie bromeaba con un hombre como Wegener. Nadie se atrevia ni a utilizar siquiera su nombre de pila. Para todo el mundo Robert Wegener era Herr Wegener. Incluso para ella. Marlene. Su esposa. Espabila. El tiempo apremia. Sin embargo, tal vez precisamente debido al acoso de las agujas del reloj, durante un parentesis entre un tic y un tac, cuando Marlene abrio la bolsita de terciopelo, la fabula volvio a tomar la delantera sobre la realidad y la mirada de la mujer joven se cruzo con la azul, profunda y terrible, de criaturas minusculas y puntiagudas. Cobolds. Le parecio incluso obvio. A los cobolds les gustaba el metal, el frio y la muerte: caja fuerte, pistola, dinero y libreta. Un nido perfecto. Los cobolds reaccionaron con ferocidad ante ese allanamiento. Se apoderaron de la luz de la habitacion, la apresaron en sus ojitos crueles y la transformaron en un destilado de odio tan salvaje que por poco a Marlene no se le cayo la bolsita de los dedos. Eso la hizo volver al presente. A la caja fuerte completamente abierta. A la villa en el Passirio. Es decir, a la realidad. La bolsita de terciopelo estaba repleta de zafiros. Carbono condensado que, debido a una broma de la fisica, habia aprendido a brillar como una estrella. Toda, o casi toda, la fortuna de Herr Wegener apretada en su puno. Pero nada de brujas ni de cobolds. Porque, se dijo de nuevo Marlene, no existian las brujas, ni tampoco los cobolds; en cambio, esas piedras preciosas no solo eran reales, sino que tambien eran la llave para su nueva vida. Siempre y cuando dejara de perder el tiempo y se largara. Sin prestar mas atencion al mundo de los cuentos, y sin pensar en la cadena de consecuencias que acababa de poner en marcha, Marlene cerro la bolsita, la escondio en el bolsillo interior de su chaqueta acolchada, cerro la caja fuerte, la oculto detras del cuadro, enderezo la espalda, le dio un toquecito a un mechon que amenazaba con acabar dentro de los ojos y dejo atras el dormitorio. Recorrio el pasillo, un tramo de escaleras, el salon, el vestibulo con innumerables espejos, la escalinata exterior. La noche la acogio con una suave brisa que soplaba del norte. No se detuvo. Puso en marcha el Fiat 130 gris y se marcho. La villa que se desvanecia en el espejo retrovisor. El discurrir de las farolas. La alianza de oro tirada por la ventanilla sin volver a pensarselo. La ciudad dormida. El desguace. Una parada rapida y, gracias a un abultado sobre de dinero, el Fiat 130 se convirtio en un Mercedes W114 color crema, con matricula <>, la documentacion en regla, los neumaticos recien estrenados y el deposito lleno. Nada de gracias. Nada de saludos. Directa hacia el oeste. Aparte de los primeros copos de nieve, todo iba de acuerdo con los planes. Al menos hasta el puesto de control a pocos kilometros de Malles. Un autentico engorro. Al final de una serie de curvas que Marlene habia empezado a enfilar, vio una furgoneta con las luces de emergencia apagadas y un par de carabineros con el aspecto de alguien que se esta muriendo de frio. O de sueno. O de quien, furtivo, esta esperando a alguien o algo. Herr Wegener tenia ojos y oidos en todas partes. Tambien entre los uniformes. De manera que: ?tentar a la suerte o cambiar de itinerario? Si no fuera por la ansiedad y el miedo, Marlene habria podido mantener todavia su plan a salvo de los imprevistos. Sin embargo, la ansiedad, el miedo y la nieve cada vez mas densa la llevaron a pisar el freno, cambiar de sentido y enfilar una carretera secundaria, desencadenando una nueva serie de acontecimientos. La carretera secundaria la llevo a otra, aun mas estrecha y sinuosa, que atravesaba un pueblecito sumido en el sueno hasta un cruce (?derecha o izquierda?, ?cara o cruz?), y aun mas adelante, con la nieve que se acumulaba en capas. Y cuando el coche empezo a dar bandazos, la chica con el lunar al final de la sonrisa decidio continuar de todos modos, con un ojo puesto en la calzada cada vez mas empinada y otro en el mapa en el que, no hace falta decirlo, ese paso (malditos sean ellos y sus mapas llenos de errores) no aparecia marcado. No era cierto. El mapa era inexacto, tal vez, como todos los demas, ?pero erroneo? Era de 1974, y en 1974 el hombre ya habia dejado su huella en el polvo lunar: no era posible que un mapa se equivocara. Marlene simplemente tendria que haber estacionado, echar el freno de mano, encender la luz del interior, respirar profundamente un par de veces y verificar mejor. Las cosas habrian ido de otra manera. Pero Marlene no se detuvo. A la ansiedad se le habia anadido la incredulidad de quien descubre que se ha perdido. Dale gas, pero adagio , se dijo, y sigue adelante. Tarde o temprano la carretera conducira a alguna parte. Un pueblo, un refugio, una explanada. Se sentiria satisfecha incluso con un espacio abierto que fuera lo bastante ancho para consentirle maniobrar y volver atras, dispuesta a desafiar el puesto de control: cualquier cosa con tal de interrumpir esa nueva e inexorable secuencia de acontecimientos y retomar el control de su propio destino. No fue asi. Tal vez la nieve, tal vez los ojos que no podian despegarse del mapa; en cualquier caso, Marlene percibio de repente que el Mercedes perdia adherencia, derrapaba a la izquierda, hacia un trompo y volaba . Fue horroroso. La negrura barrida por los faros. La nieve oscura que remolinaba en enjambres. Las fauces del precipicio. Los troncos de los arboles, inmoviles y perfectamente perceptibles en todos sus detalles. La colision. Violenta. Un fogonazo de dolor sofocado por el ruido de chapas rasgadas. Un aullido infernal, esta vez si, demasiado parecido al chirrido de la puerta de la bruja. Marlene grito el nombre de Dios. Y mientras la montana, negra y sin nombre, se cernia sobre ella, su grito se convirtio en un jadeo. Pero fue el amor lo ultimo que invoco. El amor que la habia empujado a traicionar al hombre mas peligroso que habia conocido en su vida. Ese amor que tenia un nombre. --Klaus. La ultima palabra de Marlene antes de la oscuridad. 3 Casi al amanecer. De no haber sido por el reloj, nadie se habria dado cuenta. La nevada se habia convertido en una tormenta de nieve. No habia nada de luz en el exterior, tan solo una neblina blanca. Tampoco habia nada de luz dentro de la habitacion. La arana de cristal parecia incapaz de iluminar nada, limitandose a dibujar una masa informe en el suelo. Si uno la observaba largo rato, se arriesgaba a que le asaltaran malos pensamientos. Tanto el hombre como la mujer evitaban hacerlo. Se parecia demasiado a una mancha de sangre. Aparte del tictac del reloj de pendulo y de su respiracion, solo habia silencio. La mujer estaba sentada en una butaca, las manos entrelazadas sobre los muslos apretados. Rigida como un soldadito de plomo, los rasgos faciales cristalizados en una mueca que la envejecia una decada. Llevaba una especie de uniforme. La falda hasta la rodilla, un delantal muy blanco y el pelo recogido en una trenza. De no ser por la expresion cenuda (?o asustada?), habria sido hermosa. Se llamaba Helene, y desde hacia mas de cinco anos era el ama de llaves en la villa del Passirio. Hacia mas o menos el doble de tiempo que habia dejado de morderse las unas. Esa habia sido una de las primeras lecciones en la Escuela de Economia Domestica de Bresanona, donde aprendio los fundamentos del oficio. Las manos de una buena ama de llaves, le explicaron sus profesores, son su tarjeta de visita. Nunca sucias, siempre arregladas, bien cuidadas. Dejar de morderse las unas habia sido casi como dejar de fumar, pero luego se acostumbro a ello. Durante anos la idea de volver al viejo habito ni siquiera se le habia pasado por la cabeza. Hasta que empezaron los gritos. ?Que clase de hombre podia emitir semejantes sonidos? Basto solo un instante y volvio a caer. Mordisqueaba, roia, y cuando los dientes alcanzaban la carne viva, Helene, con un gesto irritado, dejaba caer sus manos sobre el regazo para martirizarse el delantal. Luego empezaba de nuevo. Manos. Boca. Unas. Dientes. Una pequena punzada de dolor. Delantal. Y otra vez mas, desde el principio. Helene habia intercambiado una unica mirada con el hombre alli de pie, apoyado en la gran chimenea que nadie usaba nunca. Una unica mirada. Mas que elocuente. El hombre se llamaba Moritz. Habia cumplido recientemente los treinta, tenia unas ojeras como hematomas y una pistola automatica en una funda, oculta bajo la americana de su traje oscuro. Por regla general, ese traje le sentaba de maravilla. Habia pagado por el una cantidad desorbitada, pero habia valido la pena. Se lo decia por las mananas, mientras se hacia el nudo de la corbata o le daba un ultimo retoque al pelo engominado, y se lo confirmaba el interes de las mujeres con las que se cruzaba por las calles del centro. En ese amanecer, en cambio, con o sin traje oscuro, Moritz se habria sentido en cualquier caso incorrecto y torpe como un espantapajaros. Porque cuando sus ojos se reflejaron en los de Helene, el hombre de la pistola vio algo que lo aterro. Una mirada de las que habia ya captado bastantes, desde que entrara a formar parte del circulo de Herr Wegener. La mirada de una victima. Y eso no estaba bien. No estaba bien, porque Moritz era un hombre sencillo que dividia el mundo con el lanzamiento de una monedita. ?Victima o verdugo? Facil: nada mejor que el sonido de una nariz al romperse. Con su metro noventa y sus noventa kilos de peso, y su propension natural a la violencia, Moritz nunca habia sentido el miedo de la victima. Hasta el momento en que, reflejandose en los ojos de Helene, se pregunto: <>. Pero tambien: <>. Por eso dejo de mirar al ama de llaves. Y la mancha en el suelo de la habitacion. Demasiadas, demasiadas preguntas. Moritz odiaba las preguntas. Porque a las preguntas uno no podia romperles la nariz. A las preguntas no les podia meter una bala en el corazon (y otra en la cabeza, por seguridad) y hacer que se callaran para siempre. Las preguntas eran como esos insectos repugnantes, todo boca y paciencia que, famelicos y canallas, eran capaces de derrumbar incluso el mas solido de los castillos. Silencio. Eso es lo que le habria gustado a Moritz. Pasar por completo de los gritos y desaparecer durante unos minutos. Los suficientes como para ahuyentar los malos pensamientos. Un cigarrillo en el jardin. O una copita de brandi. Pero las ordenes eran las ordenes. Las ordenes, para alguien como Moritz, le cortaban la cabeza a los signos de interrogacion. Marcaban la frontera entre lo que se podia hacer y lo que estaba prohibido. Las ordenes trazaban una linea recta, simple, y el era un hombre simple. Ademas, hacian que la desobediencia fuera mucho mas emocionante. Y era esto, si queremos ser sinceros hasta el fondo, lo que le habia provocado problemas. Asi que Moritz permanecia inmovil, erguido en su traje oscuro, apoyado en la chimenea apagada. Escuchando los gritos y sintiendo el peso de la automatica, que lo aplastaba contra el suelo. Sobre la mancha informe del suelo. Helene, sin embargo, tenia una vision mas compleja del mundo. No existian unicamente el blanco y el negro. La obediencia y la transgresion, las victimas y los verdugos. Habia todo un oceano de grises en los que navegar. Bastaba poco para transformar una orden en un consejo y los consejos no eran trampas, siempre ofrecian alguna escapatoria. Sus obligaciones, por ejemplo, guardaban relacion con la villa. No con su empleador. Villa y empleador eran dos cosas diferentes. Aqui habia una via de escape. Cuando decidio que ya habia tenido suficiente de aquellos gritos, Helene se levanto de golpe y salio de la habitacion. Silenciosa como un fantasma. 4 El amanecer. Mas que verla la sintio en los huesos. No habria podido hacer otra cosa. Las ventanas que daban al jardin estaban cerradas. Solo la pantalla de una lampara, rota pero aun en funcionamiento, iluminaba la habitacion sumida en el caos. Armarios completamente abiertos, cajones fuera de sitio, mantas y ropa hechas jirones, una infinidad de papeles, joyas, cuadros, libros (menos uno) por los suelos, victimas inocentes de su furia. En el centro de la sala, toda ella de estuco y con cortinas de terciopelo bordadas en oro, sentado en la cama sin hacer, Herr Wegener se dio cuenta de que si no dejaba de gritar y empezaba a razonar de manera lucida y racional todos los logros que lo habian llevado a ser lo que era se convertirian en una montana de estiercol y esfuerzo desperdiciado. El autocontrol habia sido durante anos su orgullo. Los nervios de acero y la sangre fria le habian permitido llevar la batuta de lo que, en secreto, habia bautizado como <>. Un imperio listo para dar el salto que, ese era el plan, le consentiria elevarse desde el rango del hombre ante el que uno se quita el sombrero al del hombre en cuya presencia es obligatoria una genuflexion . En ese gelido amanecer, por mucho que se esforzara en recuperarlo, el autocontrol seguia siendo una quimera. Lo era porque Wegener no queria creer lo que sus nervios de acero y su sangre fria le sugerian. Y la que era la unica y simple explicacion: Marlene. Imposible. Marlene nunca lo habria traicionado. Marlene era su esposa. Marlene era la mujer a la que amaba. Por encima de todo, Marlene era una mujer y nunca se habia visto que una mujer lograra joder a alguien como el. O tal vez si, tal vez en algunas partes del mundo habia mujeres capaces de atreverse a tanto, pero Wegener estaba seguro de que Marlene no pertenecia a esa categoria. Ni en broma. Nervios de acero y sangre fria no estaban de acuerdo. No hacian mas que repetirselo. Ha sido ella, ha sido ella, ella, ella.

  • Los juegos de Nemesis (The Expanse 5) de James S. A. Corey

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    La quinta entrega de la saga superventas en la que se basa la serie de TV The Expanse.

  • Las virgenes suicidas de Jeffrey Eugenides

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    En menos de un ano y medio, cinco hermanas adolescentes hijas de una catolica ferviente que no las dejaba salir con chicos, se suicidaron. Veinte anos despues, varios hombres que fueron sus vecinos intentan desentranar el enigma de esas muertes relacionadas con los misterios de la feminidad y el deseo. Una esplendida primera novela que ha sido llevada al cine con gran exito por Sophia Coppola.

  • Piscinas vacias de Laura Ferrero

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    Piscinas vacias es el primer libro de relatos de Laura Ferrero, una joven autora que irrumpe con fuerza en el panorama literario y que ha sido calificada como <> por ABC.

  • Los banos del pozo azul de Jesus Sanchez Adalid

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    Los Banos del Pozo Azul nos regala un emocionante episodio de la historia protagonizado por una gran mujer que rompio todos los esquemas de su epoca: Subh Walad, la madre del califa..

  • Cronicas matematicas de Antonio J. Duran

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    ?Que son las matematicas? ?Para que sirven? ?Por que es importante conocer su historia? Estas son algunas de las preguntas a las que da respuesta esta obra que nos narra de forma concisa la historia de esta ciencia desde la Prehistoria hasta nuestros dias. Pero esta narracion no es solamente una superposicion de personajes historicos y de sus felices descubrimientos, sino que es una reivindicacion de los componentes emocionales, incluso irracionales, que muchas veces han acompanado las actitudes apasionadas de estos celebres personajes que se han empenado en buscar soluciones a los mas diversos problemas.

  • Passion Fruit. Sexo, Sexo Y Brilli-Brilli de Kate Bristol

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    --Puedo prometer y prometo, que cuando sea presidente de Valencia bajare los impuestos para dar un impulso a nuestra economia. Los pequenos comerciantes se merecen un respiro y los hoteleros una compensacion por ser el pulmon que da oxigeno a Valencia. Rosalia estaba viendo a su jefe por la tele con ojitos sonadores. --Esa mierda no se la cree ni el. --La Juani estaba al lado de su mejor amiga, comiendo a cucharadas un bote de helado de un kilo--?Es tan capullo en persona? Rosalia se encogio de hombros, no queria decirle que, a pesar de ser un capullo neoliberal de derechas, Alberto Ruiz Saavedra era el hombre que le quitaba el sueno. Rosi tenia claro que una chica entrada en carnes como ella, de pelo largo hasta la cintura y llena de brill-brilli los fines de semana cuando salia a reventar la pista de la discoteca con su amiga gitana, no era de la clase que acababa revolcandose con un politico conservador como el senor Ruiz Saavedra. Pero las fantasias sexuales estan para algo y esos suenos eroticos que tenia con el pensaba aprovecharlos al maximo, fuera o no un capullo. --Tenemos que admitir que es muy guapo el jodio. --Mucho --Rosalia asintio mientras miraba como el hombre de traje y corbata azul marino, perfectamente anudada al cuello, utilizaba ese lenguaje tan culto que la ponia tan cachonda. --No entiendo la mitad de lo que habla --dijo la Juani-- ?Podemos cambiar de canal? --De poder puedes, pero igual te quedas sin manos. Rosi pego un manotazo a su amiga cuando esta intento coger el mando a distancia. --Lo he pillado --dijo riendo y volviendo a meterse en la boca una cucharada sopera de helado de vainilla. Rosalia sonrio embobada, de nuevo sumergida en el plasma, viendo la figura de su jefe. Suspiro. Alli estaba, una noche cualquiera de entre semana, despatarrada en el sofa con su pijama de pinas. Ambas amigas tenian los pies sobre la mesa bajera para que se le secara la pedicura que mutuamente se habian hecho. Como no, los tonos fucsia que adornaban sus unas estaban llenos de purpurina que brillaban a cada movimiento de sus pies. Pero ahora Rosalia no reparaba en ellos, sino en lo que tenia frente a sus ojos y ocupaba toda la pantalla plana. Otro suspiro. --Lo que yo daria por maquillarle, en lugar de limpiarle el vater --dijo Rosalia. Su amiga le ofrecio el bote de helado, con una sonrisa comprensiva. --Y eso haras, seras la mejor maquilladora del mundo. Mira que unas tan perfectas me has dejado. Seras la mejor esteticista del mundo ahora que terminas el curso. --?Tu crees? --Fiate de mi. Si viera que tu sueno es imposible te diria: Rosi baja de la parra, una chocho suelto como tu no podra dejar de meter las manos en la mierda... --Que fina. --Peeeero… yo se que tu puedes hacer lo que te propongas. --Abrazo a su amiga con carino--. Asi que Rosi, hazte un croquis de tus proximos pasos. Ya has terminado el super curso de estetica y no se como cono te has empollado todas esas cosas de numeritos raros, pero estoy muy orgullosa de ti. --Formulas quimicas --dijo con una sonrisa radiante mientras se dejaba abrazar. --?Que? --Los numeritos, son formulas quimicas. --Lo que sea. Pero ahi estas, a punto de ser no solo esteticista, sino de lanzar al mercado tu super marca de pintalabios, que no sale ni con aguarras --eso hizo reir a Rosalia--. ?Tu sabes la cantidad de tias que pagariamos por encontrar un pintalabios con el que morrear a nuestro novio sin parezca despues el payaso diabolico? Pues eso, que te vas a forrar, gordi. Rosalia volvio de nuevo la cara hacia el televisor y ahora sonreia a su jefe muy satisfecha. Si, puede que ahora trabajara como fregona en la casa del politico de moda del que todo el mundo hablaba, pero pronto eso cambiaria. Habia patentado una formula de pintalabios que la haria rica y no solo eso, tenia cita la semana proxima para ir al banco y pedir un prestamo personal que le permitiera tirar hacia adelante su sueno empresarial: Una estetica con marca propia: Rosa Linda. Su idea de negocio era genial, mucho brilli-brilli, y cosmeticos de calidad a muy buen precio, para que todas las chicas, tuvieran mas o menos pasta, lucieran tan guapas como las actrices. --Me voy a forrar y ese hombre... no acabara el ano sin probar mis cosmeticos. --Probara tu pintalabios con el morreo que le daras cuando le digas que dejas de trabajar para el el dia en que te concedan el prestamo. Ella asintio y alzo los brazos en senal de victoria. --!Siempre positiva, nunca negativa! Ambas rieron mientras Rosalia miraba los ojos azules de su jefe. Estaba guapisimo con el pelo castano tirando a rubio. Se lo habia cortado hacia poco, pero no demasiado. Rosalia sonaba con enredar sus dedos en ese pelo brillante que se mantenia a base de champus y acondicionadores caros. Con ojos sonadores lo vio acabar el discurso. Debia admitir que su jefe de campana tenia razon: a Alberto Ruiz le favorecia ese estilo desenfadado pero formal. Lo hacia parecer un hombre maduro, pero no tan carcamal como los demas candidatos. Era salvia nueva en la politica... y eso que a ella la politica le traia sin cuidado. --Es tan super mega guapo --hablo en voz alta sin darse cuenta. --Tan guapo que hace dano a la vista, eso es verdad. Rosi no la escuchaba. --?He dicho ya que esta como un queso? --le pregunto a su amiga. --Claro, cuando sonrie las tias van cayendo a sus pies, desmayadas --La Juani la miro de reojo, pero al parecer su amiga seguia sin escucharla--. Si te gustan los pijos farloperos que parecen un muneco de cera. --No se mete. Es la gente que le gusta hablar y que es muy mala -- defendio Rosalia, convencida--. Le tienen envidia. Envidia porque era un hombre elegante que llevaba trajes como el de ese dia para el debate, de unos 5000 euros. Pero cuando vestia informal, con esos vaqueros que le apretaban el culito... estaba impresionante. Ademas, solia coincidir que cuando iba de sport llevaba el pelo revuelto, en lugar de engominado, y ahi si que Rosalia podia volver a limpiar el piso del senor diputado con las babas que habia dejado por el suelo. Pero un hombre de la nobleza como el, nunca iba a fijarse en una chica del arrabal. Suspiro de nuevo. Cuando ella decia que el era de la nobleza, es porque era exactamente lo que era, un aristocrata por parte de madre. Una madre que al parecer no era nada convencional, ya que habia sido capaz de dejar todo su imperio millonario y largarse de misionera a un pais de Africa que ella no sabia situar en un mapa. Asi que ahi estaba su Marques de Font Reial. Intentando ser algo mas que un aristocrata rancio y convertirse en presidente de la comunidad autonoma. Su familia por parte de padre tenia propiedades para que trece generaciones pudieran seguir viviendo del cuento. Hasta tenia un castillo, que seguro durante la edad media debia haber sido la hostia. Pero donde habia invertido y se habia forrado la familia era en Benidorm. Menudo pozo de oro habia encontrado alli la familia Ruiz. Mas de la mitad de los edificios eran suyos. Su alto estatus lo hacia inalcanzable para ella. Rosalia preferia no pensar en ello o se echaria a llorar. --Rosi... La voz melosa de su amiga la devolvio a la realidad. --?Que? --?A que ahora te lo imaginas empotrandote contra la pared del bano que le acabas de limpiar? Rosalia rio y la empujo mientras su amiga se desternillaba. En ese preciso momento no lo pensaba, pero era una fantasia que, sin duda, habia tenido. Lo solia pensar muchas veces, sobre todo cuando el estaba cerca, caminando arriba y abajo por su lujoso atico de la avenida. Pero mientras limpiaba el bano del marmol, tambien pensaba en que estaba muy lejos de su alcance y mas si tenia en cuenta que hacia casi un ano, el senor pelo perfecto y culo prieto, salia con una cantante francesa que podria parecer un insecto palo si no fuera por sus enormes tetas de silicona. --!Que injusta es la vida! --dijo resbalando por el sofa y fingiendo desmayarse en el suelo herida de amor. CAPITULO 2 El inaugurador de rotondas Alberto caminaba por la calle donde hacia unos instantes habia inaugurado una rotonda. Hacia un calor infernal, por suerte se habia negado a ponerse traje y corbata, vestia una camisa blanca y unos vaqueros estudiadamente desgastados, unos elegantes zapatos y un cinturon de cuero completaban su look, informal a la par que elegante. No es que le gustasen especialmente este tipo de actos, de hecho, podria haberlo evitado, pero su asesor de campana, Juan Carlos, habia insistido hasta la saciedad en que cualquier pequeno acto era de vital importancia para conseguir popularidad y los tan ansiados votos. Entonces, Alberto habia cedido, aunque en parte lo habia hecho porque tenia demasiadas cosas en la cabeza como para ponerse a discutir. Segun su joven, pero experimentado asesor, inaugurar rotondas era muy conveniente. No es que fuera un acto gratificante al que uno dejara en la cima de la felicidad, pero servia para unos propositos concretos. Daba popularidad. De hecho, hacia poco mas de un ano, no muy lejos del lugar donde se encontraba, se inauguro la rotonda del caballo (que Alberto siempre habia jurado y perjurado que era un ciempies). El nombre "la rotonda del caballo que parece un ciempies" era demasiado largo, asi que le pusieron la Rotonda de Cholita. Porque Cholita Martinez habia sido la politica que la inauguro. Su asesor esperaba que el tuviese la misma suerte. A poco mas de dos meses para las elecciones, cualquier voto que pudiera aranar seria bienvenido. Su asesor no paraba de recordarle, y parecia disfrutar en ese hecho, que su rival directo en la carrera hacia la presidencia, estaba ganando muchos puntos con los escraches. Asi que no le quedaba mas remedio que ganar terreno inaugurando rotondas, haciendose fotos en las diadas infantiles de las escuelas publicas, aunque pensase que el era de una concertada y no habia salido tan mal, y presumiendo de don de gentes en las actividades de la tercera edad... eso de dar la mano a ancianos y besar abuelas siempre se le habia dado muy bien. Las abuelitas solian caer rendidas a sus pies y todas ellas tenian nietas casaderas con quien querian concertarle una cita a ciegas. Se habia librado de muchas de esas citas por su notorio romance con Marlene Cotillard, una famosa cantante que, a los abuelos y abuelas, les caia tan bien como el mismo Alberto. Si ellos supieran... --Que buena pareja haceis --le habia dicho una anciana mientras le pellizcaba la mejilla, para luego darle dos sonoras cachetadas en la mejilla. Las abuelas eran encantadoras en su mayoria, pero tenian la mania de subestimar su fuerza en pellizcos y toques sonoros de mejilla. Alberto avanzo mas deprisa por la calle adoquinada. Hacia tiempo que no se daba un paseo por la ciudad, siempre iba y venia en coche con su chofer. Despues de mirar un par de veces sobre su hombro, recordo por que: era un paranoico. Desde que se habia presentado a las elecciones como presidente del parlamento en Valencia, era carne de canon para los periodistas, que no dudaban en perseguir al politico revelacion del ano con moviles en mano, pidiendole una declaracion que no estaba dispuesto a dar. Habia arrancado la campana electoral la semana anterior y no habia nadie que se postulara para el puesto con su labia. Pero, al parecer, para la prensa sus declaraciones politicas no eran suficientes. Querian saber mas de su vida privada. ?Que hacia el joven soltero, futuro presiente de la comunidad autonoma, en sus ratos libres? ?Y mas concretamente, en su vida intima? Para los periodistas, Alberto Ruiz Saavedra era el nino mimado de la nueva politica espanola: Joven, guapo, elegante y perteneciente a una de las familias mas influyentes y con mas clase del pais. Jamas habian conocido el escandalo y no seria porque la prensa rosa no lo persiguiera a todas horas. No faltaba un dia en que su rostro angelical, cabello castano con reflejos rubios, ojos azules y sonrisa perfecta, saliera en alguna revista o programa del corazon. Especialmente ahora, que salia con la cantante de moda. Su familia era una de las mas influyentes de la Comunidad Valenciana y el era el heredero de toda su fortuna y del titulo nobiliario: Era el Marques de Font Reial. Tenia propiedades y fincas a su nombre por todo el territorio espanol, incluso un castillo medieval, en Villa de La Font, reconvertido en un hotel de lujo, con campo de golf incluido. Alli era muy querido, pues habia traido trabajo al pueblo. Incluso, se decia, que uno de sus antepasados habia sido nombrado caballero por participar en la Batalla de Navas de Tolosa. Era rico, lo cual hacia pensar a mas de uno que no saquearia las arcas publicas en su beneficio, como habian hecho tantos otros. Noto el movil vibrar en el bolsillo de su camisa, pero no se molesto en cogerlo: seguro que era su despampanante novia Marlene, que acababa de verlo por la tele. No le apetecia hablar con ella. La ignoro sin sentirse culpable, pues tenia sus motivos. Doblo la esquina y cruzo la calle. Un alto edificio de hierro y cristal se alzaba ante el. Como no, era propiedad de su familia y el tenia el privilegio de vivir en el atico, con las mejores vistas de la ciudad. Cuando el movil volvio a vibrar por enesima vez, lo miro con desgana. Efectivamente era Marlene, pero en lugar de contestar a sus whatsupps acosadores de ?donde estas?, ?cuando llegas?, ?con quien estas? !Te estoy esperando! Alberto decidio escribir a su asistenta: Rosalia. A Alberto se le dibujo una sonrisa en la cara al pensar en ella y buscar su contacto en watsupp. Fue pensar en ella y se le ilumino la mirada. Rosalia, la chica que limpiaba su casa era todo un encanto, siempre sonriendo y sacandole una sonrisa con sus comentarios mas ocurrentes. Meneo la cabeza sin borrar de su rostro esta expresion que hacia tiempo, nadie mas le provocaba. La sonrisa se le borro del rostro, al recordar por que debia escribirle. Tenia mucho lio, debia marcharse con Marlene ese fin de semana. Una escapada, aparentemente romantica antes de meterse de lleno en la campana. Marlene lo habia planeado todo al detalle. !Menuda era ella para que se le escapara nada! Ya habia pactado con la revista de moda, las fotos supuestamente robadas que se harian en la playa. Sin fuerzas para imponer su criterio, habia cedido ante la presion de Marlene, y su asesor Juan Carlos, para prestarse a ese juego. Confirmar que el noviazgo iba viento en popa era crucial para la campana. Aunque Alberto sabia, tan bien como la propia Marlene, que su relacion hacia aguas por todas partes. El barco se hundia, solo esperaba que acabara todo y que despues de las elecciones, independientemente del resultado, pudiera deshacerse de esa relacion toxica. Y no sabia muy bien por quien iba lo de relacion toxica, si por su novia o por la que relacion profesional con su asfixiante asesor. --El noviazgo con la cantante es fundamental para la campana. Solto aire y se paso la mano por la frente al resonar en su cabeza esas palabras que tantas veces habia escuchado. Era inevitable pensar que, si la dejaba ahora, aun tendria tiempo para que se calmaran las aguas antes de la recta final de la campana. Miro de nuevo el whatsapp y el contacto de Rosalia. Quien sabia... sin Marlene en su vida, quizas habria intentado algo con Rosalia. Penso en su sonrisa, en su mirada sin malicia... en esa talla sujetador D105 y en ese trasero que quitaba el sentido. !Basta! Alberto se sintio culpable por pensar asi de Rosalia. Ella era mucho mas que una mujer con curvas generosas y una cara de angel. Era la que siempre tenia palabras de animo en sus peores dias de bajon. Y es que ademas de limpiarle la casa, organizarle la ropa y prepararle una comida casera de muerte, Rosalia era la persona mas amable que tenia en su vida. Se paro ante el edificio para escribirle un mensaje. Intentando concentrarse le escribio: Buenas tardes amor, tendre que pasar unos dias por trabajo con Marlene. Mi asesor me obliga, aunque me encantaria quedarme en casa contigo, disfrutando de tu comida casera y tu compania... Alberto sonrio. Sonaba bien. Pero no podia ser. Dio a la tecla de borrar mientras meneaba la cabeza sin perder la sonrisa. Lo intento de nuevo: Buenas tardes, Rosalia. Me marcho unos dias a la casa de la playa, asi que puedes tomarte unas pequenas vacaciones hasta el martes. No te preocupes, te pagare esos dias. Disculpa las molestias que te haya podido causar por no avisarte con mas antelacion.

  • Empujones del destino de Lucia Herrero

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    Durante unas vacaciones en un hotel de Mallorca, Nadia y su amiga Ruth conocen a dos chicos que ocupan la habitacion contigua: Samuel y Daniel. Para sorpresa de las chicas, uno de ellos, Samuel, resulta ser un vecino y amigo de la infancia de Nadia. Pero las cosas se complican y al finalizar esas vacaciones, el la ha herido y decepcionado de tal manera que cree que nunca podra perdonarlo.

  • Siempre fuiste tu de Vega Manhattan

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    Siendo adolescentes, las vidas de Liam y Eva quedaron marcadas por un horrible suceso que los perseguiria siempre.
    Quince anos despues, parece que llega el momento de enfrentarse a los miedos. La vida los vuelve a unir y tendran que luchar no solo por terminar con lo que los aterra y marco sus caminos, sino con las culpas que tantas noches les han quitado el sueno.
    Como agente del FBI, Liam no solo tendra que proteger a Eva, tambien tendra que proteger su corazon. Porque por mas que ambos quieran dejar el pasado atras, quizas no sea posible lograrlo.

  • La sombra de su pasado de Elizabeth Bermudez

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    Ano 2001, Londres. Tras un fin de semana lleno de festejos en la mansion de los duques de Gordon, Jasper, su unico hijo, un nino de ocho anos al que sus padres amaban con locura y era su prioridad, dormia en su confortable cama. Habia caido rendido tras la carrera de caballos de aquella tarde. Los duques celebraban, como cada ano, su aniversario de bodas. Invitaban a amigos intimos y familiares a pasar el fin de semana en la gran casa que poseian en Totteridge, rodeada de campos y naturaleza. Una autentica maravilla. Unas voces mas altas de lo normal llegaron hasta la habitacion de Jasper, situada en la planta superior de la propiedad. El nino se asusto un poco ante los sonoros gritos en el silencio de la noche. Cuando sus padres lo llevaron a la cama aquel dia ya habian despedido a todos los invitados. No quedaba nadie mas en la casa, tan solo ellos tres. Hasta el servicio se habia marchado de descanso tras las intensas horas de trabajo. Jasper, alertado por las continuas voces que le eran familiares, salio de la cama decidido a ver que ocurria en el salon de su casa. El ambiente familiar en el que vivia y se habia criado era inmejorable. Fue testigo diario del amor que se profesaban sus padres, y nunca los habia oido pelear ni discutir. A los ojos de todos eran una familia modelo. Por ello, le extrano tanto aquella acalorada discusion en medio de la noche. A medida que Jasper recorria el largo pasillo que conectaba desde su habitacion hasta las escaleras principales de la gran mansion, las voces y gritos se incrementaron. Reconocio con claridad la voz de su padre, estaba muy enfadado. Su madre lloraba entre lamentos y la voz de su tio, Nelson, tambien aparecio. Nunca tuvo mucho trato con el, lo habia visto poco, pero el hombre tenia un timbre de voz ronco, muy significativo, que era dificil de olvidar. Jasper se quedo unos minutos agazapado entre los barrotes de la escalera y observo la escena que tenia delante de sus ojos antes de bajar. Su padre y su tio Nelson renian de una forma muy acalorada, hacian aspavientos con las manos, incluso llegaron a empujarse. Beatrice, la madre de Jasper, se interpuso entre ambos para que no llegasen a mayores. De repente, en todo ese gran revuelo de discusiones, Nelson saco una pistola de la chaqueta y apunto a Thomas al pecho. Estaba decidido a todo, esa noche habia llegado con la firme decision de recuperar lo que era suyo y su hermano mayor le habia arrebatado. Beatrice se interpuso de nuevo entre su marido y su cunado, trato de arrebatarle la pistola a Nelson, mientras le gritaba desesperada, pero este se resistio. No estaba dispuesto a perder una vez mas. En el intenso forcejeo entre ambos, en el que Beatrice le rogaba que bajase el arma, intento quitarsela de las manos sin exito. De repente, el sonido de una bala resono en toda la estancia. Jasper pudo ver de inmediato como su madre caia al suelo y como la sangre manaba de su abdomen de inmediato. Thomas se arrodillo junto a ella y la tomo en sus brazos, grito y acuso a su hermano con severas palabras, entre lamentos, mientras que acunaba el cuerpo de su amada esposa rogandole que no lo dejase e intentaba parar la hemorragia. Nelson no pretendia herirla, queria demasiado a su cunada como para infligirle dano alguno. Se quedo paralizado al verla entre los brazos de Thomas medio moribunda. Habia mucha sangre y el rostro de Beatrice era cada vez mas palido. Lamentablemente, tras unos segundos de agonia, en los que intento despedirse de su marido sin exito, Beatrice cerro los ojos para siempre. Al comprobar el cuerpo inerte de su mujer, una rabia incontenida embargo a Thomas tras ser consciente de que no habia nada que hacer por ella. Dejo el cuerpo de su esposa sobre la gruesa alfombra que presidia el salon, y se lanzo contra su hermano con el unico deseo de matarlo. Nelson estaba asustado, no habia ido a casa de su hermano con el proposito de danar a nadie, solo llevaba la pistola como defensa. Cuando Thomas le golpeo, lo cogio desprevenido, le dio un par de punetazos en la cara hasta que lo tiro al suelo. Continuo pegandole con todas sus ganas, solo queria matarlo como el acababa de hacer con la mujer de su vida. Mientras, Jasper observaba toda la escena con lagrimas en los ojos, sin ser capaz de moverse del lugar en el que permanecia. Estaba como paralizado. Queria hacer algo, pero sus extremidades no le respondian. Tras unos minutos en los que se escucharon continuos golpes y graves acusaciones entre hermanos, donde se echaban en cara cosas del pasado que Jasper no conseguia comprender, el sonido de otro disparo saco al nino del trance en el que se encontraba. Despues, solo sobrevino un ensordecedor silencio que hizo que Jasper, tras largos minutos, con pasos poco firmes y el rostro banado en lagrimas, se encaminase hasta el lugar del suceso. Decidido, fue a ver que mas habia pasado en el salon de su casa. Los pequenos pasos de Jasper, que iba descalzo, apenas resonaron en el ambiente. Tan solo el audible grito de terror del nino, al descubrir a sus padres tirados en el suelo y ensangrentados, saco a Nelson del estado de shock en el que se encontraba, sentado en el suelo junto a la chimenea, con la pistola aun entre sus manos. Cuando levanto la cabeza con lentitud y vio a su sobrino ante si, con el rostro banado en lagrimas, las pupilas dilatadas por el terror que lo azotaba, y como temblaba ante la cruel escena que presenciaba, tuvo ganas de acabar con todo aquello de una vez y pegarse un tiro en la cabeza, pero le falto el valor y el coraje necesario para hacerlo. 1 Londres, 17 anos despues. Encerrado en la habitacion que ocupaba desde hacia mucho tiempo, Jasper no podia dormir. Conciliar el sueno por voluntad propia era algo que no le sucedia desde que tenia ocho anos. Cuando no le administraban algun medicamento para tenerlo sedado y dormido, sus noches y dias transcurrian pensando, trazando planes y haciendo ejercicio fisico en el espacio reducido que habitaba, ya que era consciente de que tener una buena condicion fisica le ayudaria a salir de alli. Estaba convencido de que algun dia se escaparia de aquel lugar, y para ello le hacia falta poseer fuerza fisica y resistencia. Desde los dieciseis anos comenzo a hacer abdominales y flexiones en el suelo a diario, hasta que terminaba rendido y sudando, y ni asi conseguia dormir, pero se sentia satisfecho. Todo aquel esfuerzo formaba parte de una preparacion. La venganza que tenia trazada no solo se sostenia de rencor, sabia que para llevarla a cabo debia poseer otros factores. Por ahora tan solo se ocupaba de los necesarios para huir de aquel lugar. Una vez fuera ya se encargaria de la persona en concreto que le interesaba destruir para siempre. Con el paso de los anos habia descubierto que estar callado y tener un buen comportamiento le beneficiaba. No le ponian una camisa de fuerza ni le administraban medicacion que lo tuviese atontado durante dias. Tras una larga noche en la que solo se dedico a mirar por la ventana, mientras en su mente imaginaba como seria su vida una vez que consiguiese escapar de alli y vengarse de la persona que mas odiaba en este mundo, decidio meterse en la ducha y aclarar su mente. Habia pensado demasiado y necesitaba despejarse. Se repetia de forma constante, esto le daba fuerzas, que tenia que estar mejor que nunca para fugarse de aquel lugar. El momento habia llegado. Por su buen comportamiento ya lo dejaban salir al jardin a dar largos paseos. Habia contado los pasos que habia hasta salida de la propiedad, los minutos que le llevaria alcanzarla. Solo quedaba esperar con paciencia la ocasion perfecta. Un descuido de las personas que lo vigilaban, y entonces se marcharia para siempre. No podia fallar, sabia muy bien que solo tenia una oportunidad, si esta no salia bien seria imposible escapar de aquel lugar en el que lo retenian en contra de su voluntad desde hacia anos. Lo que mas lo desolaba era que no tenia a nadie en quien confiar ni en quien apoyarse. Estaba solo. Llevaba solo y aislado diecisiete anos. Durante todo ese tiempo no habia recibido ni un solo gesto de carino, ni un beso, ni un abrazo de nadie. Anoraba y lloraba a diario a sus padres, recordandolos muertos en el suelo de su casa, llenos de sangre, y lo peor de todo era que el culpable de todo aquello disfrutaba de una vida que no le pertenecia. Jasper Walsh era un hombre roto desde hacia mucho tiempo y solo sonaba con la venganza, el unico sentimiento que afloraba en su duro corazon. *** --Este loft es toda una pasada, Kate. De mayor quiero ser como tu abuela --le dijo Ada mientras acoplaba cajas en el suelo y admiraba las vistas que tenia ante si. Ambas amigas compartieron una mirada complice y estallaron en carcajadas, ser como Meghan requeria casi un master. La marquesa de Richmond, la abuela paterna de Kate, se caracterizaba por decir y hacer lo que le placia sin importarle ir en contra de las normas ni del decoro. Durante su larga vida siempre habia optado por vivirla al maximo, y desde que era viuda se habia encargado de supervisar que su unico hijo y sus nietos viviesen felices. Cuando descubrio que Kate era un alma libre encerrada en un mundo de normas ridiculas, inculcadas por su estricta madre desde pequena, le puso todo al alcance para que tuviese la vida que su nieta preferida deseaba. Le hizo un ofrecimiento que pocas personas hubiesen aceptado a la primera. La Marquesa le puso por delante las escrituras de propiedad de un lujoso loft en el barrio de Bermondsey, con unas vistas espectaculares a la Tower Bridge y un trabajo como el que Kate siempre deseo, que le diese independencia y libertad. A cambio solo tendria que renunciar a casarse con su prometido, un millonario financiero, y buscar su propia vida sin importarle el escandalo que esto causase en la sociedad londinense. Meghan estaba convencida de que esto le produciria un infarto a su nuera, una mujer que se habia esforzado por casar a su hija con uno de los hombres mas rico de Londres y preparaba esa union por todo lo alto. Minerva nunca estuvo de acuerdo con la carrera que su hija Kate escogio, por ello se encargo personalmente de que no ejerciese como psiquiatra. Cuando termino la universidad y volvio a casa, se encargo de alejarla del mundo laboral. Le prometio que si la acompanaba durante algun tiempo a cenas y eventos sociales como los que ella acudia a diario, moveria sus hilos y le conseguiria un empleo como el que deseaba. Kate confio en ella y lo unico que obtuvo, fue verse comprometida con un hombre del agrado de su madre, como el que siempre deseo para la pequena de la familia. Cuando Kate le hizo saber que iba a romper el compromiso con Andrew, la amenazo con quitarle todo su apoyo y dejarla sin nada. Minerva Griffin era una persona muy influyente en la sociedad londinense, conocia a la flor y nata, y Kate sabia que si su madre se lo proponia no podria trabajar ni como limpiadora en ningun lugar de todo Londres. Pero si habia alguien que disfrutaba llevandole la contraria a Minerva esa era su propia suegra. La marquesa de Richmond siempre supo que se caso con su hijo por la posicion economica que le proporcionaba ser la mujer de Alan Griffin. Este se puso al frente del imperio naviero de su padre tras la repentina muerte del Marques. Y lejos de todos los augurios de llevarlo a la ruina, ya que Alan solo tenia veinte anos, lo llevo a lo mas alto. Meghan estaba orgullosa de el, era trabajador, un buen padre y un buen marido, pese a no ver que su mujer lo unico que hacia era gastar su dinero y manejarlo como a un titere, al igual que con sus tres hijos. Pero Kate habia pasado demasiados veranos con la Marquesa y esta le mostro lo que era ser un espiritu libre y sonador. Por eso, en cuanto que le ofrecio en bandeja la vida que ella siempre deseo, no dudo en tomar lo que le brindaba. A cambio se gano el repudio de su madre y la incomprension de sus dos hermanos mayores junto con su padre, que la catalogaron de loca e irresponsable, cuando dejo a su prometido plantado casi a las puertas del altar. En esos momentos, Kate se encontraba en la etapa mas complicada de su vida. Tan solo la apoyaban Ada, que era su mejor amiga, y su abuela. El resto de amigos y conocidos le habian dado la espalda por dejar a Andrew a pocas semanas de la gran boda. Pero no se dejo vencer por las duras acusaciones que recibio, solo queria una vida como la que siempre sono, no como la que llevaba su madre y le habia trazado con maestria. --Tengo miedo --confeso en voz alta Kate mientras sus ojos se posaban en las turbias aguas del Tamesis y se abrazaba a si misma. Una sensacion extrana le recorrio la columna vertebral. Hacia un dia gris, el viento y la velocidad con la que pasaban las nubes presagiaba que lloveria en breve. --Esto es lo que siempre has deseado --la animo Ada acudiendo a su lado--. Si, lo admito, debe ser duro. Pero es una etapa necesaria para llegar hasta tus suenos. Siempre deseaste ejercer tu profesion, vivir sola, vivir de tu trabajo y encontrar el amor verdadero. Nada de lo que tenias antes era real. Por buena y por confiada te dejaste llevar por una madre egoista que solo queria hacer de ti alguien como ella, pero gracias a Dios que tienes a una abuela que sabe ver mas alla, y supo verte. Ahora solo debes de superar todo y adaptarte a esta nueva vida. Estoy segura de que te va a ir muy bien. La conviccion y la seguridad con la que Ada le hablo hicieron que Kate se girase hacia ella y la abrazase con un profundo agradecimiento. Necesitaba sentir que alguien la apoyaba y la comprendia, no estaba loca como le habian dicho hasta la saciedad. Estaba segura de que romper con su vida anterior la habia devuelto a la cordura. --Gracias por todo --le susurro a su amiga. --Eres como una hermana para mi, deseo que seas muy feliz y te voy a ayudar en todo lo que necesites. --Se distancio un poco de Kate, la tomo por ambas manos y cambio de tema--. ?Cuando comienzas en el trabajo? --En una semana. Estoy nerviosa. Hace dos anos que termine la carrera y como bien sabes nunca he ejercido. --Bueno... vivias en un mundo de locos --bromeo Ada--. Creo que tienes mejor curriculum que muchos de los psiquiatras de este pais. Estoy segura de que lo vas a hacer muy bien --la animo ya de forma seria, para transmitirle toda la confianza del mundo. --Me han pasado todos los expedientes de los pacientes que voy a tener. Ya he estudiado algunos. La mayoria son personas mayores de los cuales sus familiares apenas desean saber de ellos. La abuela de Kate le consiguio un trabajo en una clinica psiquiatrica en las afueras de Londres. El director le debia un gran favor y no se pudo negar ante la insistencia de la Marquesa. --Ya sabes que estoy aqui para ayudarte en lo que sea. Solo tienes que pedirmelo. Ada tambien era psiquiatra, tenia una consulta privada en el centro de Londres que cada dia le iba mejor. Le habia propuesto a Kate que fuese a trabajar con ella en varias ocasiones, pero esta conocia bien a su influyente madre y no deseaba interponer por medio a Ada. Cuando a Minerva se le metia algo en la cabeza, no le importaba a quien arroyase. --Lo se. Gracias por todo tu apoyo en estas semanas, han sido una locura. --Ahora solo te queda disfrutar de este lugar y ser muy feliz. --Admiro el nuevo hogar de su amiga y presagio que todo le iba a ir muy bien--. Yo me marcho antes de que descarguen esas nubes. --Miro por la ventana y vio el cielo mas negro que minutos antes--. Robert me prometio que hoy llegaria temprano para cenar. --Dale un beso de mi parte --le indico Kate a Ada ya en la puerta, despidiendose de ella. Robert era el novio de Ada, vivian juntos desde hacia solo unos meses. En las ultimas semanas a Kate le dio apuro molestarlos tanto, pero ambos se portaron muy bien con ella. Cuando Ada se marcho, Kate se quedo de espaldas al porton cerrado, observo su casa, se quedo pensativa en lo que le dijo su amiga; solo le quedaba disfrutar de su nueva casa y ser feliz, y estas palabras retumbaron en su mente como algo muy grande y pesado. Se dejo caer hasta el suelo, deslizando la espalda por la puerta y sintiendo el roce de la madera en la columna. Se abrazo las piernas, las llevo hasta el pecho y fijo la vista en la enorme cristalera que tenia ante si con un paisaje espectacular de la Tower Bridge iluminado, el rio y los barcos que pasaban por el. Feliz, se dijo a si misma. De ahora en adelante esa iba a ser su vida, esa iba a ser su casa y en ella iba a empezar sus suenos. Le dio las gracias en voz alta a su adorada abuela y tras unos minutos de reflexion, de paz y soledad se levanto y fue a por el movil, deseaba hablar con la Marquesa e invitarla a casa dentro de un par de dias, cuando hubiese guardado las cosas de todas las cajas en su lugar. Su abuela no solo le regalo ese loft y le consiguio un buen trabajo, hizo mucho mas, le compro un coche y la autorizo en sus cuentas bancarias para que hiciese uso del dinero que necesitase. La madre de Kate, tras romper el compromiso con Andrew, la echo de casa y le quito todo el apoyo economico, pero como era algo que Meghan habia previsto, Kate no tuvo tiempo de verse sin nada ni desamparada, como era la intencion de su madre. Su abuela se encargo de todo, la llevo a vivir con ella unos dias y le brindo una vida como la que su nieta se merecia. A Meghan no le gustaba el bullicio del centro de Londres, desde hacia anos vivia en el sur, en Sutton, una zona tranquila. Alli se dedicaba a su gran pasion, las plantas. Tenia un jardin que cuidaba con mimo y en el que pasaba la mayor parte del dia cuando no hacia mal tiempo.

  • El Aviso de Paul Pen

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    Un trepidante thriller donde el suspense y la emocion no te dejaran indiferente.

  • Amos y Mazmorras VI de Lena Valenti

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    Nick Summers se enamoro de Sophie Ciceroni ocho anos atras.Ella era de otro mundo distinto al suyo, una princesa inalcanzable. Fijarse en ese mujer fue demasiado pretencioso, pero enamorarse perdidamente de ella los aboco a una locura, en la que los secretos y las mentiras debian ser cuidadosamente tratados, o un error, pod ria abocarlo todo al desastre.Sin embargo, un hombre enamorado es capaz de lo mejor y de lo peor por conservar a la mujer que ama.

  • Patrulla Vecinal de Leila Mila Castell

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    Una atraccion irresistible.Una oscura obsesion.Una comunidad de locos y las mas inverosimiles situaciones.Bienvenidos al 30 de Fools Place.Atrevete a entrar y descubre sus secretos.Intensa, inquietante y divertida.

  • Palabras de otro lado de Alonso Cueto

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    Aurora es una joven abogada de treinta anos que vive en Lima. Es una profesional exitosa y lleva una vida apacible. En el inicio de esta novela, luego del secreto que le revela su madre en su lecho de muerte, se encuentra sin embargo frente a un abismo. Descubre que su padre es un espanol que vive en Madrid y, despues de algunas dudas, decide viajar a buscarlo. A lo largo de la busqueda en una ciudad que recien conoce, va a toparse con una serie de personajes. Carlos, Nuria, Paco, Luis y otros van a acompanarla en una jornada de revelaciones personales y sustituciones del pasado.

  • Una mujer insignificante de Marcia Cotlan

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    Penelope Murray acaba de quedarse huerfana y la escasa herencia de su padre pasa a manos de un familiar lejano, el coronel Burton-Jones. La joven carece de encantos para encontrar un marido y tampoco pone demasiado interes en ello. Como con su exigua renta casi nopuede vivir, acepta compartir la casita de campo en la que vive una prima de su padre, en el condado de Morningdale, al sur de Inglaterra. Lo que desconoce Penelope es que uno de sus vecinos sera el atractivo, malhumorado y cruel coronel Burton-Jones, un hombre amargado por un terrible secreto que lo destrozo. Ninguno de los dos espera que la vida los sorprenda y, sin embargo, una atracciondevastadora que ambos trataran de refrenar los arrastra sin remedio…

  • En el horizonte de Robyn Carr

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    La neurocirujana Maggie Sullivan siempre habia trabajado en unas condiciones de extrema presion y sabia que debia bajar el ritmo antes de quemarse por completo. El mejor lugar, sin duda, para lograrlo era Sullivan’s Crossing.
    El nombre se lo debia al bisabuelo de Maggie, y la tierra y la encantadora tienda de ultramarinos en el cruce de caminos entre Colorado y Continental Divide pertenecia en esos momentos al excentrico padre de Maggie, Sully. Ella se moria de ganas de poder permitirse una vida como la suya.
    Pero el mundo de Maggie se tambaleo de repente y tuvo que hacerse cargo de Crossing. Cuando un senderista, callado y de aspecto serio, Cal Jones, se ofrecio a echarle una mano, ella sospecho enseguida de sus motivos, hasta que averiguo la verdadera razon de su aislamiento deliberado.
    Aunque tanto Cal como Maggie estaban inmersos en una lucha por superar la perdida y la soledad, el tiempo compartido habia despertado en Maggie la esperanza de hallar algo mejor en el horizonte. siempre que ambos lograran aprender a encontrar la paz y la curacion, y quizas el amor, juntos.

  • A traves de mis pequenos ojos – Emilio Ortiz de Emilio Ortiz

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    Una divertida historia de amistad, amor y superacion contada a traves de los ojos de un perro guia.
    Cross es un perro guia alegre y travieso. Mario es un joven invidente que intenta abrirse camino en la vida. Juntos forman un equipo inseparable.
    A traves de mis pequenos ojos es una conmovedora novela que narra las divertidas peripecias de Cross en el mundo de los humanos.
    Emilio Ortiz nos cuenta una realidad que el conoce bien, pues tiene su propio perro guia, llamado Spock, que es casi tan travieso como Cross.

  • Dolmen de Manuel Pimentel

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    Artafi Mendoza, joven arqueologa, va a iniciar unos trabajos de excavacion en el dolmen de La Pastora, en la localidad sevillana de Valencina. El profesor Cisneros, como un segundo padre para ella, le ha facilitado lo que puede suponer una gran experiencia profesional. Pero su labor se vera interrumpida por la aparicion del cadaver de uno de los integrantes del equipo, en lo que parece ser un asesinato ritual. A partir de este crimen iran sucediendose otros, y con sorprendentes rasgos en comun: Artafi y las construcciones megaliticas, y una serie de vasos campaniformes que van disminuyendo en numero con cada asesinato. Con la ayuda de sus amigos Quim y Marta, Artafi ha de afrontar este enigma mientras el abandono de su padre, hace muchos anos, cobra peso en su animo, ya que es una historia similar a la vivida por Luis Gestoso, el primero de los asesinados. Un abandono sin explicacion aparente. Asi comienza una cuenta atras en la que Artafi se ve envuelta de forma cada vez mas directa; una espiral de muerte de la que solo podra salir si busca en su interior la clave para detener a quienes la han situado en el ojo del huracan. Una carrera contra el tiempo en la que atrapar o ser atrapada dependera de las fuerzas que consiga reunir para encontrar en su pasado aquellas respuestas que no le dejan vivir su presente. O hay algo mas detras de esas mariposas amarillas que aparecen en la vida de Artafi cuando algo dramatico va a suceder. Dolmen es una novela absorbente, que auna la intriga mas vibrante con revelaciones sobre el pasado mas remoto del ser humano; un pasado cuyos ecos se dejan sentir con fuerza en nuestra realidad actual.

  • Volver el tiempo de Jose Edgardo Zarate

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    Para cuando Joaquin se da cuenta de lo que hizo, su companera de colegio, su amiga, ya no forma parte de su vida. Es por eso que a cada instante, recordando aquella tarde noche, intenta regresar el tiempo y cambiar lo que paso.
    El relato, contado por su propio protagonista, nos hace viajar entre el pasado y el presente, y de a poco nos muestra el verdadero sentimiento de Joaquin para con su amiga.
    Sin embargo, cuando la ha dado casi por perdida, Lourdes reaparece en su vida, para mostrarle que quizas no sea demasiado tarde.

  • En tan solo un instante (Serendipity 3) de Moruena Estringana

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  • Vuela conmigo de Katariina Tammert

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    Laura, azafata de vuelo, comienza una prometedora carrera en la aerolinea mas importante del pais a la vez que empieza a formar parte de un complicado triangulo amoroso. Este la llevara a hacerse las preguntas mas profundas sobre su identidad y sobre lo que busca en la vida. Mientras aparecen las respuestas conocera a hombres que le descubriran patrones transgeneracionales ocultos, pero muy presentes en su familia. Entre tanto el camino se le ira revelando cargado de viajes, fiestas, glamour, aventuras y alegria.

  • Preludio de Jesus Ruiz Mantilla

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    Leon de Vega, pianista ambidiestro y ambisiniestro, lleva un tiempo peleandose con los Preludios de Chopin. Sobre esa obra y al ritmo de sus veinticuatro movimientos, va tejiendo los claroscuros de una vida en la que se siente presa de paradojas imposibles de superar y sobre las que cabalga en una desmedida ambiguedad que lo transporta a una constante y desesperada bipolarizacion. Bisexual, tradicional y ultramoderno, delicado y excesivo, unisono y desarmonizado, salvaje y tierno, encara cada pulsion existencial absolutamente solo y desnudo en sus contrapuntos.

  • Yo pude salvar a Lorca de Victor Amela

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    <> Victor Amela
    La novela rescata la vida anonima de un vencedor de la guerra y vencido de la historia. Subido al tren de un ideal -como todos los demas-, la vida de Manuel Bonilla cruza la Alpujarra misera, la Granada de Lorca y la Espana de posguerra hasta depositar al lector -mediante la busqueda de su nieto- en la Barcelona actual. Un viaje cuyos giros y rebotes resonaran en la sensibilidad y en la entrana -familiar y colectiva- de cualquier lector de la Espana actual.

  • El juego de la memoria de Felicia Yap

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    En la realidad de El juego de la memoria existen dos tipos de personas: los Uno, que pueden recordar solo un dia, el de ayer euros y los Duo, que tambien recuerdan el dia de antes de ayer y que, por lo tanto, pertenecen a la clase privilegiada. Claire y Mark Evans forman un matrimonio mixto, algo poco comun. Claire, Uno, es ama de casa, y Mark, Duo, es un exitoso novelista que se prepara para lanzar su carrera politica. Aparentemente son el ejemplo perfecto de la politica de tolerancia e igualdad, hasta que en la orilla de un rio aparece el cuerpo de una mujer. A partir de entonces, el enigmatico detective Hans Richardson entra en sus vidas y empieza la investigacion en un mundo en el que la memoria es muy fragil.

  • Una fantasia y trece deseos de Mary Ann Geeby

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    Un engano de manos de la persona en quien mas confia, hace que Elsa “se pierda” por algunos pueblos de Asturias y Cantabria con un solo pensamiento: “No me vuelvo a enamorar”
    Con mis TRECE DESEOS, disfruta de relatos breves que describen situaciones que no todos se atreverian a cumplir. Suena pasion, erotismo y a veces, amor.

  • Andrea, mi otra yo – Mauro Pavon Martinez de Mauro Pavon Martinez

    https://gigalibros.com/andrea-mi-otra-yo-8211-mauro-pavon-martinez.html

    Una mujer tranquila, con pocos amigos, sin emociones en su vida, conoce a un joven que le ofrece amor incondicional pero que descubre en ella una faceta sexual que ni la misma Andrea sabia que vivia en su interior, asi nuestra protagonista se adentra en el mundo del sexo duro, explicito y sin tabues, mientras conoce a otro hombre que la hara dudar en el amor y le dara un giro inesperado a su cotidiana vida.
    No solo en las grandes ciudades del mundo se desarrollan historias interesantes, tambien en las pequenas y que muchas veces no figuran en la memoria de los lectores, el lugar, Puebla ciudad colonial con leyendas, mitos, y muchas realidades que se mezclan con la fantasia..

  • Traiganme la cabeza de Quentin de Julian Herbert

    https://gigalibros.com/traiganme-la-cabeza-de-quentin.html

    Por estas paginas desfilan: un vengativo coach de recuerdos personales; un burocrata mexicano que vomita sobre la madre Teresa de Calcuta en el aeropuerto Charles de Gaulle de Paris; un reportero adicto al crack convertido en payaso de rodeo literario; el fantasma de Juan Rulfo; un psicoanalista lacaniano y canibal; un videoartista cuya obra consiste en filmar pornografia gonzo con mujeres enfermas de sida; Dios revelado como nini; un narcotraficante identico a Quentin Tarantino obsesionado con encontrar y asesinar a Quentin Tarantino.

  • Mientras Sonabamos Mirando al Cielo de C.g. De La Cruz

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    ?Que sucede cuando no consigues olvidar?
    ?Volvera Amelia a creer en el amor?
    ?Conseguiran Aiden y Xavier volver a entrar en su vida?
    En esta segunda parte de la bilogia viviremos como Amelia intenta resolver su pasado enfrentandose a sus mayores temores y tomando las riendas de su vida.
    Si crees en los flechazos y alguna vez te has enamorado de quien no debias… esta es tu historia.
    Una novela llena de risas, canciones, accion y mucho amor.
    Mientras sonabamos mirando al cielo, una historia que te enamorara.

  • La debilidad de Jacobo (Las flores 2) de Edurne Cadelo

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    No puedo levantarme. El sonido incesante de mi movil me llega desde algun lugar cercano, intuyo, pero soy incapaz de despegar ningun miembro de mi cuerpo de este colchon para ir a buscarlo. El entumecimiento de todos mis musculos es la consecuencia directa de haberme bebido hasta el agua de los floreros durante las dos ultimas noches. Si a eso le sumo el peso muerto, en forma de pierna, que pertenece al chico que yace a mi lado, la tarea se convierte en imposible. El martilleo constante en mi sien derecha y el maldito revoltijo en la boca del estomago voy a obviarlos. Abro un ojo con miedo, con pavor mas bien, tengo una ligera idea de quien esta acostado en mi cama, pero me asusta comprobarlo. En un arranque de valentia, no muy propio de mi, abro el otro y me froto los dos con vehemencia. Ay, Martina. --!Marti! --me llama Carola--. Tu movil esta sonando. --Voy --susurro para no despertarlo. Intento apartar la pierna de mi invitado, a ver si puedo levantarme, pero, justo cuando estoy en ello, la puerta se abre y entra mi amiga. --!Joder, que fuerte! --exclama al ver a Oriol, nuestro otro companero de piso, en calzoncillos sobre mi cama--. Flipo mucho contigo. --Caro, espera. Esto... no... no es lo que parece. --Es Sira. --Tira el movil encima de mi escritorio y desaparece de mi vista. --!Mierda! --bufo. La he cagado, aunque no tengo ni idea de cuanto. Me pongo una camiseta que uso para dormir, menos anoche por lo visto, y voy hacia el salon mientras devuelvo la llamada a mi hermana. Luego me ocupare de mi amiga. --Marti, te he llamado mil veces --dice Sira nada mas descolgar. --Perdona, tata, es que estaba dormida. --?Mucha fiesta anoche? --Pues, no podria precisarlo con exactitud. --Dejo caer para que no huela el miedo en mi voz. Mi hermana es unica para detectar mis emociones. --Enana, siento tener que darte una mala noticia. --?Que te ha pasado? ?Estas bien? ?No me digas que David se ha presentado ahi? --Marti... --Me corta para que deje de divagar. Mi hermana suele cuidar de todos, pero no es muy dada a que nadie cuide de ella. Lo que pasa es que, en esta ocasion, se ha metido en un jardin --enrollandose con el hermano de su ex mientras los tres compartian piso y se lo ocultaban-- tan grande que casi no asoma la cabeza y entonces si que me preocupa. --Vale, vale, ya me callo, ?que pasa? --Es Soledad. Esta en el hospital y dicen que sera cuestion de horas. No hay duda de que tengo los reflejos mermados por culpa de esta resaca del quince, porque, a pesar de que escucho lo que me acaba de decir, me quedo muda. --Martina, ?sigues ahi? Mi abuela lleva un tiempo pachucha, la operaron del corazon hace unos meses y ha tenido una recaida, pero no pense que fuera tan grave. --Si, tata. Entonces, ?ya esta? --No, pero Alejandra me ha dicho que ya esta sedada. Te voy a mandar un billete para el primer avion que salga manana. Yo te ire a buscar al aeropuerto, ?de acuerdo? --Esta bien. --Martina, no te preocupes, no te voy a dejar sola, ?entendido? --Si, tata. Estare bien. Cuando me llegue el billete te lo confirmo. No me puedo creer que Soledad vaya a morirse. No se, supongo que, aunque cada vez estaba mas debil, no pense que pudiera irse tan rapido. Me acurruco en la butaca que esta al lado de la ventana y me tapo la cara con las manos, ?en que momento mi vida se ha vuelto asi de loca? A ver, yo estaba tranquila y feliz. Hace tiempo que asumi haber tenido una infancia distinta y siempre me he sentido querida, la verdad, asi que no tenia la imperiosa necesidad de buscar respuestas, pero, de repente, mi madre, que nos abandono hace catorce anos en casa de mi abuela, a la que apenas conociamos, regresa sin avisar de no se sabe donde. Verla alli, como si no hubiera pasado nada, fue demasiado fuerte. Menos mal que estaba con mi hermana cuando ocurrio, porque no la habria reconocido fuera de esas cuatro paredes. Solo necesite observar a Sira, agarrotada por la tension, para deducir que era ella. Mi abuela y mi hermana nunca se han llevado bien, pero ambas han cuidado de mi, cada una a su manera. En cambio, de Alejandra poco puedo decir, apenas la recuerdo, por lo que no se explicar como me siento con su vuelta. No sabria decir si me duele, me irrita o me da absolutamente igual. Cuando era mas pequena fantaseaba con su regreso; sonaba que nos llevaria a vivir con ella a una casa preciosa y seriamos una familia feliz. Imaginaba que volvia y nos contaba una pelicula increible, explicandonos las razones de su marcha. Supongo que a medida que cumpli anos deje de sonarlo. Por suerte, Soledad y Sira me han dado todo el amor que ella no me dio. Algo se desperto en mi cuando la vi y empece a necesitar esas respuestas. Antes de volverme a Barcelona, fui a casa de mi abuela y se las pedi. Sus argumentos fueron variados: una depresion muy fuerte, tener que hacerse cargo ella sola de dos ninas --padres desconocidos, al menos nosotras no sabemos quienes son, espero que ella si-- y la necesidad de alejarse del mundo para no caer en un pozo sin salida. En fin, que es muy dificil meterse en su piel en aquel instante, pero, ahora que esta aqui, no puedo fingir que no existe. Mi hermana, en cambio, no quiere saber nada de ella y tampoco quiere que se acerque a mi. Me levanto y voy a beber un vaso de agua, aunque creo que necesitare mil. Quiero volver a mi cama, taparme con mi edredon hasta las orejas e intentar dormir, pero soy consciente de que todavia esta ocupada. En otras circunstancias, me meteria en la cama de mi mejor amiga, la abrazaria por detras y me quedaria grogui hasta que nos sonaran las tripas, pero ahora no quiere ni verme. Carola y yo regresamos a Barcelona en septiembre, justo antes de empezar el master. Alquilamos este piso y buscamos un nuevo inquilino para compartir gastos. Vinieron un monton de candidatos, pero, en cuanto Oriol se marcho por la puerta despues de haber charlado un rato con nosotras, nos miramos y sonreimos como imbeciles, porque supimos que el era el elegido. Nuestro companero es de un pueblo de Girona y esta estudiando el ultimo curso de una ingenieria. Alto, moreno, guapo y con cuerpazo. Tiene pinta de turista en verano, pero todos los dias del ano, y un caracter bastante gamberro. Vamos, una combinacion explosiva para nuestros sentidos. A Carola y a mi nunca nos gustan los mismos chicos, pero con el ha llegado la excepcion. Por ese motivo, tuvimos que poner una unica regla: ninguna de las dos se enrollaria con el por muy apetecible que nos resultase. Joder, solo espero no haberla roto. --Caro. --Llamo a la puerta, esperando que me deje entrar--. Porfi... --Vete a tu cama, Martina --responde seria. --Carola caracola. --?En serio? Joder, no me puedo creer que encima vengas a hacerme la pelota. Abro sin que me de permiso y ella mete la cabeza debajo de la almohada, para esconderse de mi. --Carola. --Me acerco, me siento en el borde de la cama y le quito la almohada para que me mire--. No me lo he podido tirar. --!Venga ya! No me puedo creer que este en tu cama en pelotas y solo hayais dormido. --Te juro que no me acuerdo, pero he echado un vistazo a mi habitacion antes de salir y no hay ni rastro del condon. Sabes que, por muy borracha que este, nunca lo hago a pelo. Eso lo tengo grabado aqui. --Me senalo la sien y ella cabecea. --Una regla, Martina. Solo una maldita regla y tu te la pasas por la entrepierna. --!Que no, cono! Que no me he pasado nada por ahi. Ni a el, de verdad. Volvimos pedo y puede que haciendo el tonto terminara en mi cama, mi habitacion esta antes que la suya. --Suelto restandole importancia--. ?Me dejas dormir un rato contigo? --No, estas en cuarentena hasta que me lo confirme el. --?Estas tonta? ?Como se lo vas a preguntar? --Porque quiero saberlo. Llevas dias bebiendo vodka como si fueras rusa. Entiendo el marron de tener una madre de repente y la movida de tu hermana y su ex, pero, como sigas asi, te van a cambiar el apellido, Absolut en vez de Flores. --Al escuchar el apellido de mi abuela empiezo a llorar y mi amiga se apoya en el cabecero, mirandome asustada. --Sira me ha llamado porque mi abuela se muere, Caro. --?Pero ya? --Si, es cuestion de horas. Manana vuelo a Madrid. --Vaya, lo siento. !Anda!, tumbate conmigo un rato, que te achucho. --?Ya no estas enfadada? --pregunto mientras me pego a ella como una lapa y me sorbo los mocos. --Suave, que esto es solo una tregua. Te dare el beneficio de la duda hasta que corrobore la version de los hechos.

  • Tiempos recios de Mario Vargas Llosa

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    LA NUEVA NOVELA DE MARIO VARGAS LLOSA, PREMIO NOBEL DE LITERATURA

  • Dulce Sincronia, Claudia Zamora de Claudia Zamora

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    La trama se basa en un circulo amoroso donde los personajes definen sus roles de manera sincronica y audaz. Amanda Paz se encuentra sola y aterrada por la amenaza de un huracan. Preparandose para lo peor, comienza a recordar su historia personal. En su relato, ira hilvanando cada acontecimiento desde una perspectiva de enlace con las decisiones tomadas anteriormente. Se remonta al ano 2001 donde su vida da un giro sustancial y conoce a los protagonistas que luego daran paso al armado de un destino inesperado.

  • En la oscuridad o en tu corazon de Luz Guillen

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    Maria Costa Berenguer, guia turistico en Barcelona, acaba de cumplir veintiocho anos. Como <> recibe el encargo de acompanar durante una semana a Sean McLoud, un escoces muy especial que la retara a ensenarle la Ciudad Condal desde los sentidos, olvidandose por completo de lo que muestran los folletos publicitarios. La atraccion entre ellos nace sin buscarla y, tras un tiempo, Maria decide que merece la pena arriesgarse y cambiar su lugar de residencia, su gente y su forma de vida por un nuevo comienzo en Glasgow. Alli la espera Sean, su perro Dark y un clan de amigos y familia, que enseguida la acogeran con carino. Pero no todo puede ser perfecto. Claudia, la exnovia de Sean que lo abandono en el peor momento de su vida, reaparece para amargar la existencia de la pareja en mas de un sentido.

  • Las espias de Buenos Ayres de Mariana Guarinoni

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    Mujeres espias, intrigas politicas, pasiones y amores prohibidos sobre el final del Virreinato del Rio de la Plata. Un fresco excepcional de una epoca dificil que muestra claramente las estrategias de supervivencia de las mujeres de la epoca, asi sean ricas o indigentes.

  • La vida secreta de la ultima wiccana de Gema Tacon

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    Cuando Iris murio Anastasia penso que no le quedaba nadie mas en el mundo. Conocer sus origenes la embarca en una loca mision suicida en busca de unos artefactos magicos para terminar con un mal que pretende aniquilar a todos los seres sobrenaturales del planeta, los mismos en los que jamas habia creido.
    El peculiar aquelarre al que casi le habian obligado a pertenecer fue convirtiendose en su nueva familia y no tardaria mucho en ser capaz incluso de entregar su vida para protegerlos. Cada paso que da la hace mas conocedora de la verdad y comienza a entender por que Iris lo mantuvo en secreto. Todo en esta vida tiene consecuencias y el poder de tres es algo que a Anastasia se le grabara a fuego.
    ?Podra asimilar las muertes que estan por llegar?
    En este libro encontraras la realidad de la religion wicca mezclada con fantasia y humor. Una historia que nos ensena el valor de la amistad y los peligros de una mala eleccion.

  • El Muro de las Tormentas de Ken Liu

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    Kuni Garu, ahora emperador Ragin tras su victoria en la Guerra del Crisantemo y el Diente de Leon, se enfrenta a la tarea de hacer realidad sus ideales de justicia y conservar el poder en una corte en la que las rivalidades son cada vez mas abiertas. Distintas fuerzas y grupos pugnan por imponerse y se preparan para una lucha a largo plazo. Entre tanto, una nueva amenaza existencial se cierne sobre Dara desde el exterior. En la esperada continuacion de ” La gracia de los reyes ” Ken Liu da un nuevo giro a la fantasia con una poderosa novela en la que tienen cabida batallas epicas y controversias filosoficas, intrigas politicas y criaturas sobrenaturales, invenciones tecnologicas y luchas entre los dioses. y el examen mas extraordinario que se haya narrado nunca.

  • Atrapado en el infierno de otra mente de Monica Moreno

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    Gabriela y Gerardo llevan muchos anos juntos en una vida relativamente feliz. Sin embargo, ella empieza a sospechar que el quiere dejarla y lo cela y presiona de mas, invitandolo con sus celos a hacer realidad esos temores. En este triller psicologico ubicado en la Ciudad de Mexico contemporanea encontraremos una historia de intensas emociones, secretos y obsesiones, podremos ver como las situaciones cotidianas pueden llevar a la locura a quien no sepa manejarlas, afectando a otras personas. Porque, a final de cuentas, hay mas demonios en una mente obsesiva que en el infierno.

  • El rey del Honka-Monka de Tomas Gonzalez

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    Despues de la tragedia se quedaron todavia por un tiempo en Bogota. Pasadas las molestias del entierro, las palmadas en el hombro, la piedad de gente que apenas conocia, el perdio la fortaleza que se le habia visto despues de la noticia y durante las ceremonias que siguieron. Y entonces a ella, que habia sufrido de desmayos primero y luego habia sido sacudida por crisis nerviosas que debieron ser calmadas con enormes dosis de Valium, le toco oirlo llorar a altas horas de la noche, encerrado en el bano, con gemidos contenidos de persona corpulenta. No volvio a tocar un pincel y amontono los cuadros, sin mirarlos, en una especie de bodega que habia bajo la escalera. Y aunque seguia siendo una persona silenciosa y afable, se le podia notar cierto desgano, cierta agresividad refrenada. Todavia andaba con muchos amigos, pero ahora se quedaba alelado mientras los otros hablaban, mirando al vacio con ojos desolados. A veces bebia demasiado y terminaba dejando su pesado corpachon colgado de la silla. Los amigos lo cargaban entonces y Lucia los veia entrar, sudando, los tragos pasmados por el esfuerzo de bajarlo del carro y subirlo hasta la alcoba. Lucia les servia un trago, les ponia un disco, conversaba un poco, los besaba en la mejilla y los echaba. Despues de un ano de verlo como roto e inmovilizado, ella empezo a preocuparse. Con los cuadros terminados se habia logrado montar una exposicion que resulto ser un relativo exito, tratandose de un pintor todavia joven y poco conocido. Pero si en condiciones normales el exito le producia cierta desconfiada curiosidad, ahora lo dejaba indiferente. Lucia tuvo que disfrutar sola con las resenas donde se alababa su extrema habilidad y se le auguraba un futuro promisorio; y solo ella pudo alegrarse por la rapida venta de los cuadros y recibir unos dineros que llegaban bien, aunque en el fondo no los necesitaran. Entonces metieron los muebles en un deposito, alquilaron la casa y se fueron. Volaron a Los Angeles. Alquilaron un carro. Al principio el parecio aliviado con el cambio, y por momentos se le pudo ver alegre con aquel vagabundeo que los metia veloces entre naranjales infinitos y despues los hacia entrar a los deslumbrantes paisajes resecos de Nuevo Mexico y Arizona. Vieron soles enormes desaparecer entre piedras y cactus; vieron camiones lejanos titilando en la distancia requemada. Se quedaban un par de dias en algun motel o cabana y despues volvian a meterse en los paisajes gigantescos, donde podia sentirse al mismo tiempo la sensacion de la inmovilidad y del vertigo. Y si viajaban de noche, el incluso podia poner musica, subir el volumen y dejar que el sonido de mandolinas saliera por las ventanillas y se fuera como chispeando contra la enorme oscuridad. Pero fue un entusiasmo fugaz. Antes de llegar a Nueva Orleans su mal genio volvio a acentuarse. Se quejaba de la monotonia de hoteles y autopistas, hacia comentarios sarcasticos sobre la pulpa insipida en que los gringos convertian todo lo que tocaban y se burlaba de los cuadros de Picasso que colgaban sobre los inodoros de los hoteles. Cuando llegaban a algun hotel, se quedaba esperando a que ella saliera de la oficina con la llave, y entonces estacionaba el carro, entraba al cuarto y se tiraba a la cama sin ayudar a bajar nada, sin lavarse los dientes, sin desvestirse siquiera. Y al dia siguiente Lucia debia cargar maletas y maletines, y entregar la llave en la oficina. En Nueva Orleans se alojaron en el barrio frances en un apartamento bello y polvoriento que les alquilo una senora que tenia los dientes podridos y parecia la bruja de Hansel y Gretel. Salieron de dia a pasear por las aguas lodosas del Misisipi en un pequeno vapor de aspas rojas, cargado de turistas, que navegaba bien aunque pareciera de confite y caramelo; por la noche recorrieron Bourbon Street, mezclados con los demas turistas a medio emborrachar que recorrian la calle de arriba abajo oyendo musica y mirandose los unos a los otros. Y aquella primera noche, rematada en un bar donde un pianista musculoso que tenia nariz quebrada de boxeador le dedico a Lucia una version algo desvencijada de Farolito, el parecio divertirse. Durmio mal, sin embargo. A las cuatro de la manana, sentado en el balcon frente a un cenicero repleto de colillas, miraba pasar los ultimos borrachos. Y a las diez miraba su desayuno con cara cenuda y cenicienta. Ella le recordo, en el tono mas severo del que era capaz, que no era solo el quien habia sido golpeado por la desgracia. Se quedaron cuatro dias en Nueva Orleans. A pesar de los comentarios sarcasticos que debia oir de tiempo en tiempo, Lucia se sintio fascinada por esa ciudad alegre, un poco sucia y un poco fermentada, tan parecida a las ciudades del Caribe. Como pasa a veces con la gente silenciosa, el parecia certero cuando hablaba; pero si alguien se hubiera puesto exigente, lo del Disney World para borrachos o lo de los prostaticos tocando clarinete habrian resultado apenas intentos debiles de hacerle dano a un sitio que resultaba dificil dejar de querer. Lucia se quedaba un rato callada, mirandose las manos, y despues de darle la razon volvia a dejarse llevar por un bullicio y un movimiento que la deslumbraban. En Nueva Orleans entregaron el carro, que con su olor a resinas sinteticas, sus blanduras plasticas y sus peluches a base de petroleo habia empezado a asquearlo a fondo, y se fueron para el norte en el camarote-litera de un enorme tren expreso. Por la noche, mientras pasaban postes y fabricas sombrias, mientras el dormia o fingia dormir en la litera, Lucia miraba la eternidad que cada cierto tiempo abrian hacia el este los relampagos de una tormenta cercana. Horas despues se acosto y lo sintio llegar, innecesariamente brutal -- dulce y carinosa, ella nunca se le habia negado--, arrancandole la ropa a manotazos y penetrandola, rasgando y magullando, mientras el tren pitaba feroz, metido ahora en la tormenta masiva que azotaba las ventanillas y revolcaba los arboles vertiginosos y relumbrados. El climax fue rapido y aterrador, y parecio venirles desde el corazon mismo de las tinieblas. Dias despues, sin camisa, el miraba llover por la ventana. Aunque estuvieran todavia en plena primavera, sobre la ciudad habia caido una ola de calor y lluvia que la oscurecia y la hacia aun mas densa. Frente al hotel un hombre despatarrado dormia aferrando una botella de vino en la mano derecha. Lucia habia salido temprano y esta vez ni se habia tomado el trabajo de invitarlo. Cuando lo llamo a mediodia para decirle que todavia se demoraba otro par de horas, el le contesto que podia demorarse lo que quisiera; cuando regreso, a eso de las cuatro de la tarde, lo encontro sin camisa, mirando llover por la ventana. El hombre despatarrado se habia despertado y, sin levantarse, sin soltar la botella ni quitarle la cara barbuda a la lluvia, le pedia plata a la gente que pasaba. Dejo de llover. Visitaron a un amigo pintor que se vestia de negro, llevaba el pelo muy corto y usaba una gotera de oro en una oreja pulcra y rosada como un caracol. Tenia un estudio grande, donde producia cantidades abrumadoras de animales como electrizados sobre fondos de colores primarios. Despues de dos tragos empezaron a recorrer el estudio mirando esa serie infinita de imagenes -- vendidas, ciertamente, mucho antes de que empezaran a ser pintadas--. <>, dijo el, y Lucia lo miro con ojos muy abiertos. El amigo no parecia ofendido, pero tampoco encontraba que decir. Sonrisa cordial y ojos helados, menciono los tiempos, que cambiaban. Lo de la puta fabrica fue lo unico que dijo hasta el final de la visita. Para salvar las apariencias, ella tuvo que sostener la conversacion con su ingles precario mientras un macaco endemoniado la miraba desde uno de los oleos. El cielo se habia cerrado otra vez y habia tomado el color del cemento. De regreso al hotel, Lucia sintio ganas de llorar. El domingo siguiente miraban a un maromero chino que con dos palos lograba mantener otro en el aire, golpeandolo constantemente hasta dar la sensacion de que flotaba. La pequena plaza era un caos de prestidigitadores, equilibristas y musicos. Jovenes de pelo verde y pantalones de cuero fosforecian de palidez bajo el sol. Despues de hacer flotar el palo, el maromero chino empezo a escupir candela, pero solo Lucia pudo verla, porque el estaba sentado en una banca, encorvado bajo sus grandes espaldas, mirandose los zapatos. De regreso al hotel vieron a una viejita en patines, con la cabeza canosa llena de flores plasticas de colores. Cruzo frente a Lucia y le sonrio, afectuosa y feliz. --?La viste? --pregunto ella. El no contesto. Lucia dijo que habia visto a una viejita en patines con el pelo lleno de flores plasticas de colores. --?Y que queres? --pregunto el. Y entonces pregunto que si ella queria que el se orinara de la risa. Para la primavera siguiente el pellejo le colgaria de los huesos como a un buey enfermo. Despues de la partida de Lucia --lo dejo, por supuesto, incapaz de aguantar por mas tiempo esa mezcolanza de apatia y crueldad-- se sintio aliviado, como si le hubieran quitado un morral de encima. Camino liviano por las calles, sin rumbo. Entraba a los bares, salia de los bares, disfrutaba de una inmediatez que por su intensidad abolia el pasado por completo. A la senora que le alquilo el cuarto, unas roidas, joyas baratas y una actitud impersonal algo ingenua, le dijo que se llamaba Boris y se dedicaba a la reparacion de instrumentos. Adorno la mentira con algunos detalles y dejo aparecer el gesto mas parecido a una sonrisa que habia tenido o iba a tener en mucho tiempo. Y se instalo en un cuarto que olia a humedad y a estiercol de palomas. Las palomas venian de todas partes y anidaban en el alfeizar de las ventanas. La primera manana fue despertado por su arrullo desapacible y por el aleteo sordido que producian cuando llegaban o se iban del alfeizar. No sin esfuerzo abrio la ventana, que habia sido pintada muchas veces sin nunca abrirse y estaba soldada al marco, y vio dos nidos, cada uno con un par de pichones implumes y ciegos. Blandos reptiles del Apocalipsis, gargolas repugnantes, abrieron sus desmesurados picos con avidez primordial y cayeron al vacio como pequenos demonios, para estrellarse y desaparecer tres pisos mas abajo, entre pedazos de ladrillo, pedazos de alambre, sillas desbaratadas y colchones sucios, todos desperdigados en el patio que correspondia al edificio. Dos edificios vecinos estaban abandonados: uno tenia las ventanas tapiadas y parecia un enorme nicho funerario, del otro entraban y salian las palomas. Y del reguero de ladrillos del patio brotaban pequenos arboles, muy proporcionados, frescos y de un verdor absurdo para aquellos lugares donde no llegaba nunca el sol. Durante el verano durmio de dia y camino sin rumbo por las noches. Tal como se habia anunciado desde la primavera, el verano llego especialmente caliente y sofocante: llovia mucho y antes de cada aguacero el aire se ponia espeso y aplastaba. Metido en una penumbra de persianas bajadas el sudaba en pantaloncillos, durmiendo o mirando girar un ventilador de aspas metalicas que sonaba como si alguien estuviera sacudiendo una bolsa con clavos o monedas. Por la noche se ponia la ropa sobre el cuerpo todavia encharcado de sudor y salia a la calle despues de sacar un par de billetes del sobre donde Lucia le habia dejado una suma grande, tan grande al menos como irian a ser sus necesidades durante el verano, dinero que el ni habia pedido ni habia rehusado. Despues de caminar un rato se metia a cualquier bar, pedia una cerveza y se sentaba a mirar la television. En las tinieblas del bar alumbraba el verde del pasto en estadios donde hombres de mandibula cuadrada escupian y rasgaban el aire con miradas diamantinas. Senoras de ojos azules abrazaban con amor cajas de detergente mientras maridos vestidos con camisas impecables las miraban complacidos. Una pareja de novios se arrebataba una galleta de chocolate y se reia. La espuma de su cerveza se desvencijaba poco a poco, regresando de una elaborada e ilusoria estructura a la sencilla repugnancia del liquido plano y ahora tibio, que el bebia sin asco y casi sin pensarlo. En la pared de los banos, vulvas humilladas recibian falos en los que el orgullo masculino se sumaba a la propia torpeza del dibujo para plasmar una vanagloria atroz que alcanzaba los ultimos limites posibles de la fealdad. Cuando algun fanatico del beisbol le palmoteaba la espalda, sin sospechar que no se trataba de un camarada sino de alguien que solo miraba el verde puro, abstracto e irreal de los prados lejanos, el encogia sus hombros anchos, cada vez mas huesudos, de modo que el fanatico dejaba congelar un poco la sonrisa, enfriar sus ojos entusiastas, y retiraba el brazo, consciente de que habia tocado un territorio profundo y prohibido. Despues de mantener por horas el codo sobre la barra y la mandibula apoyada en la palma de la mano, salia del bar a la hora de cerrar con el hombro derecho cubierto por la ceniza de los incontables cigarrillos que habian ardido entre sus dedos mientras miraba a los novios que se disputaban las galletas de chocolate. Caminaba por calles que olian a orines, llenas de periodicos y paraguas desmembrados, y se dirigia hacia los parques del rio. En las bancas dormian los hombres desplomados. El movil reflejo de un aviso de Pepsi-Cola flotaba sobre las aguas oscuras. A veces dormia en una banca, como los otros, a veces se amanecia viendo bajar las aguas sucias hacia el mar. Cuando llegaba al cuarto se tomaba un trago grande, para escapar del aleteo de las palomas, y se tiraba en la cama a sudar y a sonar con un pasado que regresaba en imagenes descoyuntadas y revolcadas, como si por su memoria acabara de pasar un viento furibundo. Sin hablar casi con nadie, sin lavar su ropa, sin preocuparse por su creciente mal olor, se le fue pasando el verano. El pintor de animales endemoniados lo invito un dia a una fiesta a la que irian amigos comunes, pero el no fue, por supuesto. Ni siquiera penso que resultaria dificil entenderse con gente demasiado inteligente, que el buen gusto de una rebeldia aparente iba a hastiarlo o que las minimas formas convencionales de trato irian a resultarle insoportables. En un tono neutro dijo, sin mas, que no queria ir; miro con sencillez al pintor de animales electrizados, como se mira y entiende un cactus o una rosa, le dio la espalda y lo olvido por completo. El clima todavia no empezaba a refrescarse. Los hidrantes elevaban de dia chorros de agua en los que se banaban los ninos como pajaros; de noche caian contra el espejo del asfalto como si arrastraran carros y edificios, sirenas y neones, y los aniquilaran en un cataclismo espectacular contra la tierra. El recorria las noches del verano metiendose por sitios profundos, recovecos turbios, pero casi siempre buscando terminar la noche bajo cielo abierto. Por algun tiempo anduvo con una mujer morena que tenia el tatuaje de una culebra en el estomago. Con ella entro y salio de bares, con ella paso dias en cuartos de hoteles desastrados, que tenian baneras negras y cortinas espesas y raidas, y que parecian estar mas hondo que los trenes subterraneos cuyo ruido los calaba por completo. Envuelta en la luz de mecheros de alcohol, la vio hacer brillar jeringas, la vio casi desaparecer de placidez en el fluido de su propia sangre como quien se deja llevar por un ancho rio hacia el olvido. Aparte de que se hacia llamar Boris, ella no supo ni quiso saber nada de su vida. Se poseian con lujuria y sin ternura. Se encontraban al azar, sin alegria y de un modo fatal, como si dioses desganados hubieran tenido el momentaneo capricho de arrimarlos. Se despedian sin darse cuenta, desapareciendo el uno del otro como desaparecen las personas en los suenos. Cada cierto tiempo recibia cartas con estampillas de animales, plantas tropicales, proceres. Las dejaba sin abrir hasta que llegaba una nueva y entonces leia las dos con desatencion, chismes lejanos, historias de amigos que ya habia olvidado, formas afectivas que de lo puro marchitas ya ni tristeza producian. A veces se quedaba largos ratos mirando el azul intenso de las grandes mariposas, y a duras penas leia la letra abierta, pulcra, femenina, que le hablaba de gente que para el ya estaba muerta. Las orquideas, las mariposas de Muzo, los heroes de mirada ingenua, en la barra de un bar, en su propio cuarto, en los hoteles, eran despojos minimos y nitidos de un inmenso naufragio que a estas alturas ya ni centro tenia, ni periferia. En un sobre le llegaron las paginas dobladas de un periodico, donde se hablaba de el y se reproducia uno de sus cuadros. Las miro y volvio a doblarlas como si fueran un documento amarillo y apolillado, un poco repugnante, que hablaba de gente remota, desde hacia mucho tiempo convertida en polvo. Para entonces el pelo le habia crecido demasiado y se lo habia agarrado atras con un caucho. Su frente se veia muy amplia, sus ojeras muy grandes. Los vientos empezaron a soplar mas frescos. Las camisas de pana que habia traido de Bogota le colgaban abundantes y le daban una apariencia mistica. Se afeitaba cuando el roce de la barba con la almohada empezaba a fastidiarlo, cada tres o cuatro dias, sin espejo, rapido y sin preocuparse por los parches de barba que quedaran. Una vez, ya casi de madrugada, lo sorprendio un aguacero mientras miraba bajar el agua del rio para el mar. Camino despacio bajo la lluvia y sintio que uno de sus zapatos estaba roto. La noche siguiente, en un baratillo que abria las veinticuatro horas, compro unos tenis que al principio casi cegaban de blancura en contraste con su ropa oscura, pero que rapidamente se fueron curtiendo con el polvo de calles y bares hasta ponerse casi negros, y que serian usados sin lavarse nunca y de un modo continuo hasta su disolucion total. Otra noche un hombre tan flaco y grande como el mismo le pidio cuarenta y tres centavos que le faltaban para una botella de vino. Con uno de los billetes que le dejara Lucia compraron una botella de conac caro y se sentaron a beber frente al rio. Un pequeno velero, con solo una luz verde en lo alto del mastil y las velas desplegadas, paso remontando la corriente en la oscuridad, como una mariposa nocturna. El hombre dijo ser sueco. Durante la noche dijo ser exmarino mercante, exingeniero, exgeologo. Tambien era aleman, y el entonces lo dejo hablar, sin creer ni dejar de creer, como el que se deja acompanar por el ruido del agua que baja entre las piedras. La noche era limpia y las luces de los aviones se movian muy nitidas contra la negrura compacta del cielo. Una rata larga paso en la oscuridad y desaparecio en un bote de basura volcado. El sueco, ya borracho, termino una historia que lo habia conmovido y agitaba los hombros bajo el peso de sollozos vigorosos. Se bebio un trago grande. Parecio aliviado de la angustia que le habia producido su propia ficcion y siguio hablando sin parar, como saltando un abismo a cada instante, creyendose por turnos extopografo, finlandes, exgeologo, exmarino, holandes, unas veces arruinado por los viajes, otras por las mujeres, el juego y el alcohol. Como esa noche pasaron muchas. Las personas desaparecian y volvian a aparecer. A traves del sueco conocio mucha gente. Habia ajedrecistas fetidos, borrachos y caballerosos, muy raidos, que jugaban partidos a veces insensatos, a veces brillantes; habia hombres abstraidos que garrapateaban incansablemente cosas en cuadernos sucios; habia gente que con el alcohol comenzaba a discutir minucias a grandes voces y con gestos ampulosos y violentos, como si estuvieran en juego los destinos ultimos. Noches largas durante las cuales probo por primera vez vinos dulces que llevaban nombres como Rosa Salvaje de Irlanda, o Pajaro del Trueno, los mas baratos tal vez sobre la Tierra; noches que terminaban en un reguero de papeles y botellas quebradas que chispeaban despues con el sol mientras los hombres que las bebieron, desperdigados ahora, quedaban caidos en bancas, donde respiraban apenas entre su propia sombra, o intrincadamente ocultos en las grietas del cemento, como si fueran cucarachas o murcielagos. Las hojas empezaron a caer copiosas y a acumularse junto a las basuras de los parques. El caminaba metido en una gabardina demasiado larga, aunque corta de mangas, como las de los espantapajaros de las tiras comicas. La habia comprado por dos dolares a un amigo que ofrecia mercancia vieja, casi basura, en la plazoleta donde habia una escultura que representaba un dado gigantesco. Por algunos dias alcanzo a sentir el espeso olor acumulado de anteriores propietarios, sedimento oscuro que se perdia en los origenes de la raza humana, pero ahora su propio olor habia tomado posesion, o se habia tal vez integrado al antiguo, y ya no lo sentia. Y como la caldera del edificio aun no habia sido encendida, muchas veces el llegaba y se tiraba a la cama con la gabardina puesta, mientras afuera arrullaban las horripilantes palomas, a sonar con un pasado que cada vez le llegaba mas trocado y equivoco. A finales de septiembre recibio una carta donde se anunciaba la llegada de un pariente para principios de octubre. La carta decia que ellos estaban muy preocupados por la falta de noticias, y el tuvo que hacer un esfuerzo para recordar de cuales <> se trataba. A la duena del cuarto todo en la vida, al parecer, le importaba un bledo, y se encogio de hombros cuando el le dijo que se iba. Recibio la llave sin mirarlo y no se tomo siquiera el trabajo de levantar los ojos para verlo salir con su pequeno maletin en la mano y perderse en una noche excepcionalmente calida, aunque llena de bruma. Horas despues la mujer entraria al cuarto y meteria medias rotas, tubos de papel higienico y colillas en una bolsa de plastico negro. Lo haria con gestos mecanicos, sin siquiera odiar, sin recordar siquiera a la persona que habia dejado tras de si semejante basural. Se metio en un hotel pequeno, al frente de una avenida que cruzaba la ciudad de este a oeste, apretujado entre un almacen de almohadas y colchones demencialmente desordenado y una ferreteria polvorienta. Alquilaban cuartos por horas, dias, semanas, anos, tal vez siglos. Al otro lado de la avenida habia un parque con columpios y balancines oxidados, donde alumbraban por la noche los botes de basura a los que hombres oscuros metian fuego y despues rodeaban para calentarse. Su cuarto tenia un inodoro rajado minuciosamente, como una cascara de huevo, y un lavamanos mugroso. No habia ni ducha ni ropero. Ni el ni las demas personas que entraban y salian parecian ya necesitarlos. Se salia del hotel por corredores y escaleras iluminados por debiles lamparas de neon que soltaban luz nebulosa. Todas las noches, al lado de las canecas de basura y de la escalera que bajaba del hotel a la acera, habia un viejo que se acurrucaba para dormir protegido del viento. Mantenia la cabeza metida en una bolsa de plastico negro a la que le habia hecho orificios para respirar. Una vez el le ofrecio dinero, pero el hombre no quiso recibirlo; dejo en cambio oir una voz aspera y gruesa que venia de las profundidades de su cerrada noche de plastico, y le dijo que se llevara su dinero para otra parte, que nadie le estaba mendigando. Por entonces habia empezado a dibujar con carboncillo a la gente de los bares. Una noche quisieron comprarle el dibujo que habia hecho de modo mecanico sobre una servilleta, y que mostraba a un hombre pequeno sentado en una banca alta, encorvado sobre la barra del bar, a la vez envuelto en si mismo y echado para adelante, como un ave de rapina o un demonio. Esa vez no quiso recibir dinero, aunque no tuvo inconveniente en dejarse invitar a un par de tragos que, como siempre, le duraron hasta que cerraron el sitio. Pero despues decidio comprar un revolver que le ofrecian por ahi, conto lo del sobre y vio que le alcanzaba para el arma y solo le sobraba algun ripio. Entonces comenzo a dibujar a la gente y a recibir lo que quisieran dar por los dibujos. Los retratos eran tan oscuros como los bares, y las personas, aunque todavia identificables, aparecian a medio tragar por las tinieblas. Pero el limite de la oscuridad no se adivinaba en el bar (esquinas que, aunque invisibles, estuvieran alli; estructuras que, sin ser vistas, llenaran el alma con la luz de su logica, tranquilizandola), sino que se perdia sin remedio en un abismo sin fondo. El reflejo de unas gafas, una mano cundida de anillos de plata, eran creados con la nitidez necesaria para que todo lo demas cayera en el vientre horroroso de lo oscuro. Sin embargo, la gente, metida en su sopor de alcohol y cigarrillo, rara vez se horrorizaba; miraba el dibujo con interes, sorprendida por la evidente habilidad del dibujante, hablaba un rato con el, le ponia las manos en el hombro y se mostraba casi siempre generosa. Tan pronto recogia lo necesario para pagarse la noche de hotel, la comida y los tragos, el dejaba de dibujar y se quedaba otra vez en la barra, inmovil y en silencio. Pagaba el hotel cada madrugada. Llegaba poco antes de que saliera el sol y le daba el dinero al empleado sonoliento, que le entregaba una llave atada a una lamina metalica de apariencia carcelaria y le devolvia el maletin repleto de ropa sucia que habia dejado en la oficina al salir. Caminaba por escaleras inundadas de luz lechosa --el revolver, helado, subia metido en una media entre la ropa-- y entraba a un cuarto que cada noche era distinto. Todos tenian espejos desportillados y borrosos e inodoros rajados, pero unos daban a la avenida y otros a pasadizos oscuros donde las ratas hacian sonar las latas en las basuras. A el todos le daban lo mismo. Por las delgadas paredes llegaban sonidos que a veces eran vagos, sollozos lejanos que se fundian con los ruidos del vapor en los tubos de la calefaccion, disputas deshilachadas; pero a veces eran demasiado nitidos, bofetadas en cuartos adyacentes, gemidos sexuales, carcajadas crueles.

  • Una Odisea de Daniel Mendelsohn

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  • Desde las sombras de M.c. Sark

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    Romantica, victoriana y llena de sombras.

  • El ano que no dejo de llover de Eva M. Soler , Idoia Amo

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    Bienvenidos a Kiltarlity. Un pequeno pueblo escoces donde no faltan los hombres rudos, los dialectos imposibles, la tradicion de los clanes milenarios y, por supuesto, la persistente lluvia.
    A sus treinta y dos anos, Leslie Ferguson ha logrado alcanzar el exito en el trabajo y posee un alto nivel economico, pese a que su caracter avinagrado no despierta demasiadas simpatias en sus relaciones sociales. Cuando es enviada a un pequeno pueblo de Escocia por motivos laborales, la estirada joven no tiene mas remedio que viajar hasta alli acompanada por su ayudante personal, Shane. Pronto, Leslie descubrira que su refinado estilo de vida no es compatible con este lugar: sus empleadas no la respetan, no tiene centros comerciales donde satisfacer su vena consumista, y el encargado de ayudarla en su proyecto es un atractivo highlander que no para de burlarse de ella.
    Pero lo que parecia ser una pesadilla compuesta por niebla, humedad y gente tosca, no solo pondra a prueba su paciencia durante un ano, sino que cambiara su vida de forma radical...

  • Verde entre las flores de Lorena Murien

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    Llevo dias pensando en algo; cuando somos pequenos tenemos la creencia de que la vida no es mas que un cuento de hadas en el que no importa el camino o las decisiones que tomemos, porque siempre estara llena de rosas. A veces asi es como nos lo ensenan, ya sea en peliculas de fantasia o a traves de unos padres que quieren lo mejor para nosotros. Pero dejadme que os cuente la verdad, eso es mentira, la mayor mentira del mundo, sin embargo, es la que terminara por salvaros. ?Sabeis de que? De, al fin y al cabo, no perderos a vosotros mismos. A mi me han derrotado tantas veces que he perdido la cuenta del dano que llevo cargando sobre los hombros. Cierro los ojos y visualizo perfectamente los instantes y momentos en los que el dolor me ha reventado las entranas. Con el paso del tiempo he sido capaz de ver con mas claridad cada cicatriz formada en el cumulo de lo que ahora soy. Pero no es nada grave, a veces te desangras y eso te ayuda a volver a florecer. Y lo digo, porque la derrota es la que te muestra el camino hacia la victoria. Puede que ahora no lo creas, tal vez sientas que no hay escapatoria a ese laberinto o tunel en el que te pierdes sin posibilidades de escapar, y es que la vida no es ese camino de rosas que creimos al final ?verdad? Aunque te dire algo, si existen ciertas cosas que la hacen especial; la magia, los fuegos artificiales, esos momentos fugaces de los que apenas somos conscientes al transcurrir del dia y que pueden aparecer al cruzar la calle, mirar el reflejo de otra persona en un espejo o al elegir la izquierda en vez de la derecha e ir simplemente, a comprar el dulce que mas te gusta a tu pasteleria favorita. No, la vida no es un camino de rosas, pero tampoco de espinas. Es romperte y caer para volver a levantarte y caminar, aprender de tus propios errores, pagar los de otros para hacerte mas fuerte y convertir tu piel en un muro inquebrantable. La existencia no es otra cosa mas que experimentar, beber de lo prohibido y chocar con la misma piedra una y mil veces si hace falta. Aunque tambien estoy de acuerdo en algo, y es que no nos gusta la idea de formar parte de los derrotados, nos negamos a caer e intentamos no arrastrarnos, aunque sea inevitable. Queremos ser perfectos, esquivar las espinas, evitar el dolor, caer y sufrir, pero entonces, ?que de interesante tendria estar vivo si perdemos la oportunidad de aprender de todos esos malos tragos? Hoy me lo he vuelto a preguntar porque tengo esa sensacion en el estomago, ya sabeis, se le llama intuicion, las mariposas que intentan volar mas alla para decirte al oido que algo esta a punto de pasar. No se si sera algo bueno o malo, aunque si lo espero con los brazos abiertos, porque si ser una mujer derrotada me ha ensenado algo, es a luchar, a esperar lo que venga con la entereza y valentia de un soldado. Con los punos cerrados y el alma abierta para recoger las piezas de una posible derrota, otra con la que demostrarle al mundo que, aunque te rompas, esas grietas son las que te hacen brillar. Y, finalmente, continuar. 1 UN CUMULO DE SUENOS ROTOS Son las cinco de la manana y aunque lo he intentado por cuarta, quinta o a saber cuantas veces mas, he cedido a la batalla contra el insomnio y los nervios que ejercen de batuta en el ritmo de un corazon que late de muchas maneras a excepcion de normal. No, no estoy loca ni pienso que me va a dar un infarto, esta es la consecuencia de semanas de estres y la llegada de un ascenso que llevo esperando desde hace cuanto ?cinco anos? Probablemente mucho mas. La alfombra del salon es testigo de un no parar. Las arrugas ya desdibujan el trazo de un grafico que, en calma, guarda perfecta simetria. Quiero lanzarme a punetazos contra ella y lo imagino: en mi mente golpeo una y otra vez la tela hasta que mis nudillos se vuelven testigo de ello. Y ni por esas soy capaz de frenar estos nervios --aunque si la tension--, como alguien que grita en mitad de una noche lluviosa despues de que le hayan roto el corazon. Reconozco que es un escenario totalmente incomparable, aunque puede llegar a sonar parecido ?no? Por ahora se que; ademas de una densa capa de maquillaje, necesitare de varias tazas de cafe para intentar verme bien, eso es lo primero que me viene a la cabeza si quiero afrontar el dia de la mejor manera posible. Lo segundo que me digo es que no lo conseguire, pero ese es otro tema. Intento sentarme, quedarme quieta en mitad del salon frio y entonces me doy de cara con otra batalla mas, el amanecer que esta a punto de asomarse a traves de la ventana. El frescor de las calles me atrae, pero cuando me dispongo a caminar para darle un intenso abrazo, tropiezo y caigo frente al gran ventanal que parece burlarse de mi cuando alzo la mirada y veo la escena sobre el reflejo del cristal. La vida se rie en mi cara, aunque ?no ha ocurrido otras veces? Puedo recordar con total claridad aquel primer dia de instituto cuando tropece con un obstaculo invisible y me cai frente a todo el grupo de la clase. Solo una persona se digno a ayudarme y desde aquel entonces se convirtio en mi mejor amiga. Por eso pienso que las caidas deben traer suerte, porque tras estas, siempre llegan cosas buenas. Sonrio, no, mas bien me rio de mi misma y entonces me pongo de pie. Camino, aunque en realidad deslizo mis pies sobre un suelo frio que me pone la piel de gallina. Cuando me miro bien al espejo que adorna la entrada del apartamento, compruebo que tengo los ojos rojos e hinchados, porque la falta de sueno es evidente en el tono ligeramente morado que pinta la piel de unos parpados que deberian ser color canela. Mi pelo tambien parece haber vivido su guerra personal, tengo varios mechones enredados y decido dejarlo tal cual, porque tengo cosas mas importantes que hacer, y lo primero es borrar de este escenario toda capa de oscuridad. Vuelvo al mismo punto anterior, a esa mision que me parece tan imposible. Abro las cortinas azul pastel que Amber dice son de color blanco y, de repente, parece que haya amanecido antes de lo esperado. Las luces de las farolas se cuelan a traves del cristal y dibujan decenas de sombras por todo mi alrededor. Cuando miro hacia cada rincon de este hogar, puedo ver las formas de las estanterias que adornan el dormitorio, la mesita de noche y el despertador sobre esta, el sillon con la ropa hecha un desastre en el asiento, y como no, tambien la de los libros y los marcos de las unicas dos fotografias que me gusta admirar. De repente los muebles y la decoracion se convierten en una escena de pelicula donde yo y mi soledad somos las protagonistas. Meses atras fuimos yo y otra persona mas pero ahora no quiero pensar en ello, deslizo el indice de cada mano sobre mis mejillas y dibujo una sonrisa que tengo la intencion de mantener, aunque me cueste mil batallas que lidiar. !Por fin ha llegado el dia! , grito para mis adentros. A mis treinta y seis anos doy un salto como si fuera una adolescente que acaba de ganar su primer premio deportivo, vuelvo a reir y por fin decido ir a tomar una ducha. No se cuanto tardo, ni me preocupo porque tengo tiempo de sobra para disfrutar de mi segundo placer: el sonido de las gotas de cafe cayendo en el interior del recipiente de cristal mientras el aroma inunda cada rincon de la cocina y el resto del apartamento. Lo aspiro como si necesitara de ello para vivir, y cuando esta justo en el punto que deseo lo vierto en la taza donde se puede leer "primero cafe, despues justicia ". Recordar como llego a mis manos aun me hace reir, pero no me entretengo en ello. Los minutos corren y de repente los colores lugubres se convierten en un cuadro repleto de tonos vivos con la luz del sol. Ya no hay muebles oscuros o mezclas extranas de azul y naranja. Mientras me visto puedo ver claramente el tono real de las sabanas en conjunto con los cojines grises y los cuadros que adornan la pared, aunque en realidad, son fotografias en blanco y negro de la ciudad, James Dean y Audrey Hepburn. Me quedo embelesada con la arquitectura del Golden Gate y como si nada cientos de imagenes transcurren con rapidez en forma de recuerdos que viajan al ritmo desbocado de mi corazon. Me obligo a ignorarlo y acabo por centrarme en elegir la ultima prenda que acompana a un traje de dos piezas. Chaqueta y pantalon negro, elegante y digno para la ocasion. Antes, mi piel se cubre por una blusa de tono marfil que crea un perfecto contraste con la tierra que dicen me compone, porque llevo sobre mi la historia afroamericana, en una piel que es mas clara -- debido a mi padre-- pero que al tacto simula la suavidad y vision de la arena al caminar sobre las playas de San Francisco, donde una vez construi suenos que poco a poco se desvanecieron como las estaciones van pasando. No tengo idea de porque me empeno en recordar todo eso, al final deduzco que es producto de los nervios ante el cambio que este dia va a suponer para mi. Despues de todo, las vivencias importantes de mi pasado y presente han sido el motor de mi personalidad, tengo que estar orgullosa de eso. Sonrio al pensarlo y como si nada, las manos viajan acariciando toda la vestimenta para asegurarme de que no haya una sola arruga que la adorne. --Perfecta --me digo. Aunque puede que no lo este, tampoco me importa porque no soy una mujer compuesta por capas de perfeccion. De hecho, nunca pretendere serlo, porque seria como querer que el azul se convierta en verde. Y con ese pensamiento, cojo las llaves y abandono la seguridad de mi hogar. La vida corre delante de mis ojos, a esta hora el trafico es horrible, y ahora es cuando me arrepiento de haber perdido un minuto en comprobar el maquillaje con el que logro aportar brillo a una mirada que va de un lado a otro sin parar. Estoy a punto de pisar el acelerador cuando el tercer semaforo que encuentro se pone en rojo. Suspiro y aprieto el volante, la vena de mi frente esta a punto de hincharse por la mezcla de frustracion y enfado, pero la sensacion se disipa en cuanto noto la vibracion bajo los neumaticos, previo al paso del tranvia funicular que recorre Nob Hill. El traqueteo sobre las vias se desliza y cuela por los huecos del coche hasta dejarme el corazon paralizado. Llevo toda una vida en este lugar y la emocion que siento al ver el transporte mas entranable de San Francisco, nunca se esfuma. Sonrio al tener la oportunidad de observar una vez mas la madera pintada junto a los huecos que dejan entrever en su interior expresiones de sorpresa y felicidad, mezcladas con la sabiduria y raices de un lugar que forma parte de mi sangre. Sin embargo, agradezco que el tiempo pase rapido y pueda llegar a las oficinas a dos minutos de que la reunion empiece. El recorrido por el garaje y el ascensor no ha sido tan divertido como para apreciarlo, pero si ha ayudado a calmar un poco mis nervios. --!Te he llamado tres veces! --Esa es Amber y en su expresion puedo ver que tiene ganas de matarme, otra vez y nada mas entrar al pasillo--. ?Donde narices estabas? --De camino --le respondo--, ?ha muerto alguien? Por su cara es evidente que si, esta dispuesta a matarme. Yo me echo a reir y cuando llego a su encuentro le doy un fuerte abrazo. Apretujo su cuerpo contra el mio y dejo un sonoro beso en su mejilla. --Hoy nada puede salir mal, asi que deja de fruncir el ceno y vamos. Thomas me echara si llego tarde a la reunion. --!Pues estas a punto! ?Por que crees que llevo un rato llamandote? Reconozco que podria estar asi todo el dia, picandola para hacerla enfadar y que deje ver ese gesto que provoca cientos de sonrisas en mi, junto a un bienestar nunca antes sentido. A pesar de que muchos lo creen, no somos mas que mejores amigas, por mas que el resto del mundo lo pretenda, pero reconozco que desde hace anos anda salvandome el culo; de mis errores personales y casi equivocaciones profesionales. De camino a la sala de reuniones me dedico a pensar en ello. La primera vez que cruce la puerta de este edificio me sentia tan nerviosa como ahora, hacia cuatro anos que acabe la carrera, aunque jamas deje de estudiar y venia del rechazo de otro despacho de abogados que buscaban a alguien "mas profesional". Cuando me dieron el "si" en Nolan Law me costo creerlo y desde entonces puse todo mi empeno en conseguir escalar profesionalmente para pasar de asociado a socio. Una gran cartera de clientes, casos ganados, marca personal y diez anos deberian ser suficientes para demostrar a Thomas cuanto merezco el puesto. --Buenos dias--. Me fijo en como es a mi a quien sonrie primero al abrir la puerta y yo le devuelvo el saludo asintiendo. El resto de presentes toman asiento. Somos ocho en total. Aunque intento no hacerlo, lo cierto es que me evado y pierdo el hilo de la conversacion previa hasta el momento en que esta a punto de anunciar quien sera el nuevo socio del despacho. Previamente, mi mirada se ha encontrado con Amber, David, Stella y finalmente Alexander, siendo el mi "rival" y a quien Thomas nombra con alegria. --Y el nuevo socio de Nolan Law, es Alexander, !enhorabuena! Todos aplauden, bueno, todos menos Amber y yo, porque me he quedado tan paralizada y boquiabierta que debo parecer una estatua. No soy capaz de pronunciar palabra porque quiero creer que se trata de una puta broma. Pero no, ha dicho... ?ha dicho Alexander? No puede ser. No, no puede ser, ?verdad? Mis companeros se ponen en pie y le felicitan. --?Sorprendida Julia? --me dice una voz. Hasta que no levanto la vista no soy capaz de ver que es el, un vencedor que se acerca a mi para estrecharme la mano con fuerza despues de mi derrota, como haria cualquier jugador que ha perdido una final. Pero yo no la he perdido, !no! Las mejillas me arden en furia al darme cuenta de como me han robado el partido. Amber se da cuenta de que estoy a punto de estallar, me mira a los ojos y niega en un intento porque no diga nada, y no lo hago, pero es porque no puedo, no porque no tenga nada que decir. Se me ha helado la sangre, noto el sudor frio empezar a recorrerme el cuerpo desde la cabeza a los pies. Las piernas me tiemblan y siento que estoy a punto de perder el conocimiento. Mientras frente a mis ojos todos vitorean a Alexander, yo sigo en el mismo lugar, enfocada con una luz sombria y a punto de llorar. Salgo de alli de milagro, de la mano de mi mejor amiga y con todo el escenario a mi alrededor moviendose en circulos. --Tiene que ser una broma... --le digo. Veo la pena cubrir los ojos chocolate de Amber. Estamos en el aseo de las oficinas, justo al final de la octava planta donde la decepcion me golpea y se abre paso a traves de mi pecho como si me hubieran clavado una daga directa al corazon. --Tal vez --responde ella tras un largo silencio, pero no se lo cree, lo intuyo--. Deberias hablar con Thomas, quiza haya una razon... --!Para que! ?Para que me mande otra vez a la mierda despues de diez anos dedicada en cuerpo y alma a mi trabajo? --Ardo en furia, aunque soy consciente de lo que hago cuando giro mi rostro y afronto la mirada de ella. --Julia, tienes que calmarte, ?vale? Ya lo se, estas jodida, pero tu no eres asi. ?Vas a montar un espectaculo? ?Vas a dejar que te pierdan el respeto? --Pero !es que ya lo han hecho! Joder... --Me muerdo la lengua para no continuar, a cambio dejo que un par de lagrimas se deslicen a traves de mis mejillas. A la mierda el maquillaje. A la mierda con todo , quiero decirlo en voz alta, pero no lo hago. Tomo aire y dejo que el malestar que tengo en la boca del estomago se disipe antes de terminar por vomitar. --Esta bien, ire a hablar con el. --Pero no te precipites, ni vayas a cagarla con esa bocaza que tienes. --No se si podre contenerme ?sabes? --le replico. --Amas este trabajo mas que a tu propia vida, Julia, te contendras. Ordena mas que suplica, y odio que me conozca tan bien. --Ya, ya, lo hare. --Levanto las manos, totalmente derrotada, como si ya no lo estuviera lo suficiente--. ?Vamos a comer luego? Necesito una buena carga de donuts rellenos. --?A eso lo llamas tu comer? --pregunta enarcando una ceja, su pelo negro se mueve en el proceso. --Tu ya me entiendes --respondo. --Claro que si, anda ve. Nos veo a ambas sobre el espejo del lavabo. Irremediablemente me siento hecha un desastre, aunque al parecer no se refleja en mi rostro, a excepcion del color de un maquillaje algo perdido y que retoco un segundo despues, labial carmesi y el negro que acentua unos ojos que arden en furia. Salgo del bano como si nada, aunque todos me miran mientras recorro el pasillo como si tuvieran idea de lo que estoy a punto de hacer. Para nada. Cuando en mi mente dibujo miles de escenarios en los que destrozo este lugar, mi corazon me pide apaciguar los malos sentimientos que recorren mis venas a paso lento, envenenando una entereza que no se si voy a poder mantener cuando afronte lo que Thomas tenga que decir. Y cuando llega el momento; el de abrir la puerta de la sala, tengo que respirar hondo otra vez. --Sientate, por favor --me pide, nada mas verme aparecer. Despues muerde su labio inferior. Le noto nervioso, y no es para menos, tal vez hay un poco de tristeza en su expresion, pero lo desecho por completo cuando esboza una sonrisa enorme, como si hubiera ganado la partida mas importante de su vida. --Prefiero no hacerlo --le digo poco despues, me cruzo de brazos y al final tomo apoyo en la pared que hay al lado de la puerta, justo donde las vistas de San Francisco me dan un poco de tranquilidad--, ?que es lo ocurre? ?Por que cuando creia que conseguiria ascender, me quitas la oportunidad? Voy directa al grano, y eso le duele. --No todo depende de mi Julia, los accionistas y el resto de socios tambien tienen voz aqui. Ha sido una decision unanime. --?Por que? --insisto. --Porque tu no eres el prototipo de socio que estamos buscando. --?Que? --medito sus palabras y aun cuando no quiero creerlo, se exactamente a que se refiere--. ?Me lo estas diciendo en serio? --?No querias sinceridad? --?Sinceridad? !Eres un cabron Thomas! ?El prototipo de socio que estais buscando? ?Es porque no soy blanca? ?Por que no estoy casada y tengo hijos como el? ?O porque soy lesbiana? ?Que de todo se sale del prototipo que teneis en mente? ?Eh? !Contesta! --Julia, por favor, te pueden oir --me pide, intentando avanzar hacia mi. Yo le detengo con la mirada. --?Y que? --le reprocho, elevando el tono de mi voz. Todo mi cuerpo tiembla, se mueve como un mar embravecido a punto de estallar en una tormenta. Diez anos de mi vida profesional caen y se rompen en miles de pedazos, frente a mis ojos. Cada caso, todo el esfuerzo, los dias de horas extra y las noches sin dormir acaban yendose a la mierda y terminan por no servir de nada, exclusivamente por la opinion retrograda de unos cuantos hombres, en los que una vez crei, me recuerdo. --Lo siento Julia, asi son las cosas. --Claro, asi son las cosas... estoy en un lugar donde mis deseos por crecer no significan nada. --Sabes que eres buena en lo que haces, Nolan Law no seria lo mismo sin ti --admite, como si quisiera darme una pequena recompensa. --?Te estas burlando de mi? ?Es una puta broma, Thomas? --le pregunto sin poder creer estar recibiendo una de cal y otra de arena--. !Vete a la mierda! --?Sabes que? Creo que necesitas un largo descanso. Esto es el colmo --aunque no lo digo en voz alta--, me quedo boquiabierta y estoy segura de que el es capaz de ver la sorpresa que se dibuja en mi rostro, presa de emociones encontradas. Quiero gritarle a la cara mil cosas, pero no lo hago. A cambio, recojo el alma del suelo y abandono su oficina, primero eso, y tres minutos mas tarde el edificio. Simplemente voy escaleras abajo para encontrarme de lleno con una ciudad que bebe de vida a hora punta. La hilera en forma de avenidas va quedando atras conforme pasan los minutos. En la radio suena No Surprise de Daughtry, aunque la verdad es que no presto atencion a absolutamente nada. No hasta que acabo en el lugar donde quiero estar, frente al mar, donde el blanco de las olas en la orilla da paso a todo un oceano de color azul y verde mezclados al que quiero llegar. Salgo del coche, cierro la puerta en lo que parece un acto de guerra y cuando por fin me enderezo siento que he perdido totalmente el rumbo, y no hablo solo de mi vida. ?De que va todo esto? ?Acaso es una treta del destino que debo superar sin rechistar? Estoy demasiado cansada para averiguarlo, asi que ando, camino y doy un paso tras otro hasta que consigo alcanzar con los pies las nubes en forma de arena. Tropiezo al quitarme los zapatos y caigo de bruces --no, no es una mala broma--, aunque no tardo en ponerme en pie continuando con mi cometido. ?De que se trata? Yo no tenia ni los trece anos cuando descubri por primera vez que verse derrotado es importante si quieres tener una vida de verdad. Duro o no, recuerdo que aquel dia sufri de lleno el rechazo de unos padres demasiado hechos a la antigua y no los culpo, aunque por aquel entonces les odie, con todas mis fuerzas. Aquella tarde de mitad de marzo me arme de valor para decirles que Demi --y no de Demian-- me gustaba, no como mi primer gran amor, pero lo que paso a continuacion si fue como si una Guerra Mundial estallara en casa, anadiendo el intento futuro por su parte de enderezar mis sentimientos. La decepcion escrita en los ojos de mis padres se contrarresto con el abrazo de mi abuela reflejando en aquel gesto el orgullo que sintio ante mi valentia --cuando siempre desee que mis sentimientos no tuvieran que ser un "noticia"--, yo llore y aunque tuve un primer deseo por encerrarme para siempre en la habitacion, sali y corri a traves de las calles de San Francisco hasta llegar al mismo punto donde ahora me encuentro, intentando no acabar en un bano de lagrimas. No lo consigo --claro--, lloro hasta que la sal se transforma en rabia y la rabia en un grito tras otro llevandose lejos una frustracion que se pierde mas alla de lo que pueden ver mis ojos. --Tenias tanta razon --digo, recordandola a ella.

  • Cuando despiertes de Dena Ruz

    https://gigalibros.com/cuando-despiertes.html

    Tras un accidente que la deja en coma, Victoria decide dar un giro a su vida y comenzar a escribir. Lejos de la capital y de su mundo, se convierte en voluntaria de un hospital. Alli conoce a Santiago, un piloto que se convierte en el amor de su vida. El inconveniente es que el esta dormido.
    Cuando despierta del letargo, los dos descubren que no son dos desconocidos. El amor ha surgido. ?Sera eso suficiente cuando ni siquiera se conocen? ?Sera ese amor peculiar el verdadero?
    Romanticismo, humor y sentimiento puro son los ingredientes de esta novela.

  • Mataras por mi de Rafael Salcedo

    https://gigalibros.com/mataras-por-mi.html

    Aderezada con intriga, drama, romance y salpimentada con humor castizo, esta obra transcurre a principios de la decada de los 80 del siglo pasado y, ambientada en el mundillo del teatro de la capital de Espana, relata las vicisitudes de un joven actor, de nombre Daniel “Cary” Hidalgo -reputado “Don Juan” tanto sobre las tablas como, en mayor medida, fuera de estas- tras convertirse en sospechoso numero uno del asesinato de su esposa, cometido justo en la manana en la que se iba a celebrar la vista en sede judicial de su divorcio. Huyendo del acoso policial, utilizando para ello de forma magistral sus dotes teatrales, Daniel recibira la ayuda desinteresada de toda su compania, en especial de las feminas de esta, y tambien, aunque a reganadientes, de su abogada y amiga, Andrea Laborda quien, siendolo tambien de su esposa y albergando serias dudas sobre su autoria, recurrira al investigador privado Sebastian Santiago; un tipo peculiar, de dos metros de altura, recien llegado a la cuarentena, quien se jacta de ser ex paracaidista, ex policia, ex marido y, segun sus propias palabras, ex de todo, cuyo mejor amigo confiesa es un tal “Johnnie Walker, Etiqueta Negra”, y al que correspondera la tarea de salvarle de las garras policiales o, en su caso, desenmascararle pero, de cualquier modo, a contrarreloj.