Ver todos los libros de: Norah Carter
Era sabado, 16 de abril. Estaba aun en la cama a sabiendas de que ese dia iba a ser muy especial para mi, ya que era mi cumpleanos. !Treinta tacos, Madre del Amor Hermoso! ?Quien lo iba a decir? Todavia recuerdo cuando cumpli mis dieciocho. El acne, las hombreras y la musica de Miguel Bose marcaron aquella fiesta en casa. Mire el movil y vi varios mensajes de mis amigas en los que me decian que me preparase para vivir el cumpleanos mas intenso de toda mi vida. Estaba claro que lo tenian todo planeado y querian que este dia fuese inolvidable para mi. !Y tanto que lo iba a ser! Venian amenazandome durante muchos meses de que este no seria como los anteriores, ya que los treinta era una edad para celebrar de diferente manera. Por primera vez me sentia protagonista de una historia de la que no sabia nada. Ni su argumento. Ni su desenlace. Hacia varios dias que no paraban de llamarme "treintanera". Me dirigi hacia la cocina para prepararme un buen desayuno. Era uno de los mejores momentos del dia, un ritual que yo aprovechaba para pararme a pensar en mis cosas. Aun no habia puesto en marcha la Nespresso cuando sono el telefono. Era mi madre. --Buenos dias, mama. --Buenos dias, carino mio, !felicidades! --Gracias. Hace treinta anos que estabas pariendo -- dije bromeando. --?Sobre que hora llegaras a comer, Erika? Papa lleva horas cocinando. Esta muy ilusionado. Quiere poner una mesa bonita por tu cumpleanos. Le he dicho que sacare la cuberteria de plata. Te lo mereces todo, hija. --!Genial! No se que le pasa a la gente, mama. Todo el mundo se esta volcando en esta celebracion. En cuanto termine de desayunar me duchare y me acercare a casa. No creo que llegue mas tarde de la una. --Me parece perfecto, bonita. Ahora nos vemos. Tengo que contarte algunas cosas de tu tia Enriqueta que te van a dejar boquiabierta. --Hasta ahora, preciosa. Te quiero. --Yo tambien, hija. Ponte guapa. Estrena algun vestido. Un beso. Termine de echarme el cafe. El volutto es mi sabor preferido. Era su aroma aspero el que tanto me agradaba. Las tostadas humeaban sobre el plato. Y, como solia hacer cada manana, saque de la nevera una fiambrera para prepararme unas lonchas de jamon york sobre el pan con aceite. Tras el primer sorbo de cafe, senti anoranza. Hablar con mi madre siempre logra que me vuelva mas tierna, mas fragil. A mi familia le habia costado mucho asimilar que me habia independizado. Era su unica hija y, aunque ya hacia un ano que vivia sola, a mis padres todavia les costaba digerirlo. Pero yo necesitaba demostrarme a mi misma que era capaz de tener una vida. Ya no era una nina. Ya no era aquella nina loca que, a los dieciocho, estaba enamorada de Miguel Bose y que apenas hablaba con los chicos por culpa del acne y una horrible protesis dental que recordaba a un perro de presa con bozal. Ahora yo no tenia nada que ver con aquella adolescente. Tenia trabajo, un buen trabajo, y, aunque no era un canon de tia, no era la primera ni la segunda vez que algun chico, a lo largo de estas ultimas semanas, me habia dicho que estaba bien buena. Los mensajes no dejaban de llegar a mi movil. No me daba tiempo a contestar a todos. Cuando abri el Facebook, comprobe que tenia mas de cien mensajes en mi muro. Me sentia muy querida. Pero aun asi no era suficiente. No habia tenido suerte en el amor, como se suele decir en las novelas romanticas de Corin Tellado o en esas telenovelas que emiten durante la hora de la siesta. Pero no se puede decir de otra forma. No habia tenido suerte sencillamente y, por un lado, me sentia afortunada por todas esas muestras de carino, pero, por otro lado, me daba cuenta de que la soledad tampoco es una de las mejores aliadas para una chica como yo, que creia en el matrimonio y en ser una madre joven. Tres o cuatro hijos queria tener como minimo. Cuantas veces lo pense, tumbada en la cama.
General
Para leer y descargar el libro "No me ames " puedes hacerlo gratis aquí.
libro si me amas no me ames pdf