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Alfredo Ferrer acababa de mudarse a la ciudad de Nueva York, este, habia sido uno de los logros mas significativos de toda su vida, ya que, siempre habia querido vivir en la gran manzana. Habia nacido en la ciudad de Monterrey, y posteriormente, se habia mudado a la ciudad de Mexico, donde habia crecido, y habia desarrollado finalmente estudios en la secundaria y en la universidad. Pero los Estados Unidos, siempre habia estado entre los principales objetivos de Alfredo, quien consideraba que habia nacido en las condiciones equivocadas y de alguna u otra manera, tenia que alcanzar ese estatus que resultaba tan atractivo para el. El de los grandes millonarios que lucian imponentes, y eran conocidos por absolutamente todo el mundo. Pero si algo caracterizaba a Alfredo Ferrer, era el hecho de que queria construir su fortuna de una manera legal y honesta, se le habian presentado diferentes oportunidades a lo largo de su vida donde podia conseguir ese poder tan deseado, pero bajo circunstancias realmente peligrosas. Educado por una madre trabajadora y un padre muy arraigado a los valores familiares, Alfredo habia tenido una vida normal, sencilla, pero sin extrema necesidad. Por fortuna, nunca se habia tenido que ir a la cama sin probar un bocado de comida, sus padres le habian proporcionado un techo, y siempre tenia para vestir. Pero, aunque trataba de ser agradecido con todo lo que le habia sido proporcionado, Alfredo siempre habia esperado mas de la vida, y sentia que esa inconformidad que tenia en su interior, y que lo agobiaba durante las noches mientras desarrollaba sus ilusiones, lo llevaria tarde o temprano por el camino adecuado. Despues de mudarse a Nueva York, el ultimo ano habia sido el mejor de toda su vida, el negocio habia ido muy bien, logrando estandares que ni el mismo se habia imaginado. Su fortuna crecia a un ritmo exorbitante, y todo habia sido gracias al trabajo, la dedicacion y la creencia en si mismo. A lo largo de su carrera, habia asistido a diferentes conferencias donde los expositores vendian las historias de exito como si fuesen muy sencillas de alcanzar. Pero el sabia que nada de lo que le vendian en este tipo de eventos, lo iba a llevar a alcanzar lo que este deseaba obtener si no se enfocaba y conseguia su propia vision del mundo. Habia hombres que construian su fortuna simplemente parandose frente a otras personas a contarles como les habia ido de bien, y la manera en que habian conseguido el exito, pero muy temprano en la vida, Alfredo Ferrer habia comprendido que las formulas no se aplicaban de la misma manera a todo tipo de personas. Por mucho que tratara de emular a sus heroes financieros, Alfredo entendio que no iba a conseguir absolutamente nada mientras estuviese en el mismo lugar, tenia que movilizarse, conseguir dinamismo en su vida, y arriesgarse, ya que, habia heredado una parte muy desfavorable de su madre; el miedo a avanzar. Siempre habia tenido una percepcion completamente clara sobre su madre, era una mujer luchadora que no habia dejado de trabajar un solo dia para llevar el pan a la casa, pero esta, teniendo multiples oportunidades para mejorar su vida, siempre habia sufrido de miedo e inseguridad, por lo que, preferia mantenerse en un ambiente seguro, y no arriesgarse a perder lo poco que tenian. Alfredo, decidido a cambiar por completo este esquema para su propia vida, habia comenzado a explorar territorios fuera de la burbuja del confort, enfocandose en sus estudios y en prepararse para una vida de negocios, que demandaria una mayor disciplina y compromiso. Sus primeros pasos en el mundo empresarial habian sido como vendedor de seguros a domicilio, no era el trabajo de sus suenos, pero las comisiones de este empleo habian sido suficientes para conseguir lo primero que habia comprado con su propio dinero, su primer coche. Algo que para muchos era simple procedimiento de todos los dias, para el era un logro increible poder comprar su primer coche, habia sido el primer paso de una serie de metas y exitos que comenzarian a llegar gradualmente. Para unos era simplemente un vehiculo de cuatro ruedas, pero para Alfredo, era un trofeo, el primero y el mas simbolico, ya que, se habia planteado en lo mas profundo de su ser, que si habia logrado conseguir aquel coche, entonces podria aplicar la misma formula para poder apuntar a elementos mucho mas importantes. De lo que si estaba completamente seguro es que todo no se trataba de lo material y lo superficial, Alfredo habia crecido con fuertes valores por lo espiritual, ya que, debia acompanar a su madre a la iglesia cada domingo, algo que le habia permitido acumular una gran cantidad de conocimientos teologicos. Conocia la biblia, y entendia muy bien el equilibrio entre el bien y el mal. Aunque no era demasiado religioso ni practicaba el catolicismo, sabia que una gran parte de su personalidad estaba edificada bajo las ensenanzas de su madre, quien, durante toda su vida, sirvio como un gran soporte para acompanarlo a lo largo de toda esa carrera hacia el exito que, el mismo por decision propia habia decidido emprender. Habia sido un periodo de trabajo duro, vender seguros a domicilio, no era algo bien visto por parte de los clientes, los cuales, constantemente estaban atentos ante la posibilidad de estafa. El simplemente era un chico inseguro que poco a poco iba desarrollando su propio metodo, pasando por encima de las ensenanzas de sus mentores, los cuales, parecian adiestrarlos simplemente para que fallara y no se convirtiera en una competencia. Y era precisamente este elemento el que habia entendido Alfredo que funcionaba como un engranaje muy importante del motor que lo llevaria a alcanzar sus suenos, los competidores. El podia asumir la posicion del competidor en desventaja o el que era perseguido, y mientras mantuviese este enfoque en su mente, siempre se mantendria dinamico, trazando una estrategia para avanzar en la carrera o simplemente permanecer atento ante el momento en que alguien quisiera pasar sobre el. Fueron largos dias de agotamiento, inclusive, durante algunas noches, solo llegaba a dormir un par de horas, ya que, pasaba gran parte de la madrugada estudiando, buscando la manera de mejorar en lo que hacia. Con solo 25 anos de edad en ese momento, tenia una gran cantidad de proyectos en mente, pero cuatro anos despues, y no precisamente de la nada ni por arte de magia, se habia convertido en el hombre que siempre habia querido ser, un hombre poderoso, millonario, pero que no habia perdido la humildad. Le habia sugerido a sus padres que se mudaran con el a los Estados Unidos, pero ellos tenian raices muy arraigadas en Mexico, asi que, simplemente habian dejado que su pequeno pichon volar hacia nuevos cielos. Era la materializacion de un sueno, y ese momento en el que Alfredo se despidio de sus padres yendose hacia la busqueda de su futuro desde el aeropuerto de la ciudad de Mexico, fue decisivo, era un antes y un despues. La independencia, la emancipacion, la dependencia de si mismo, era algo que lo hacia sentir realmente gratificado cuando veia las cosas que poco a poco iba alcanzando. No se las debia a nadie, no tenia que pagar favores, nadie le habia prestado un solo centavo, todo lo habia alcanzado Alfredo Ferrer con sus propios medios, con sus ideas, sus estrategias, sus habilidades que habia entrenado con largas noches de estudio. El hecho de trabajar para otros, habia dejado de ser una necesidad, ya que, estaba cansado de generar dinero para sus superiores, ahora, el tenia la posibilidad de generar empleo para otras personas, que se encontraban en la misma situacion que el hacia unos anos atras, asi que, de esa manera habia comenzado su camino hacia el poder absoluto. Cuando Alfredo Ferrer abrio su primera oficina en la ciudad de Nueva York, se mantuvo en el mismo sector, habia decidido hacer lo que conocia, vender seguros, pero esta vez, lo haria de una manera mucho mas ambiciosa, invirtiendo hasta el ultimo centavo que tenia, y con la posibilidad de irse a la quiebra si todo fracasaba. Pero era precisamente esa creencia total en sus habilidades, la que le daba una ventaja adicional a Alfredo sobre sus competidores, los cuales, consideraban una gran cantidad de riesgos y evaluaban mucho las condiciones para poder avanzar. Alfredo era un saltador al vacio nato, constantemente, se arriesgaba cuando una nueva idea surgia en su mente, y esto, era lo que lo habia movilizado hacia la evolucion. Se habia mudado de la ciudad de Mexico a la Gran Manzana, dando un salto significativo, ya que, sabia que, en Nueva York, la competitividad era un mayor, y habia personas mucho mas preparadas que el, dispuestas a aplastar a la competencia. Pero el espiritu, la conviccion y la luz que llevaba dentro Alfredo, lo fueron llevando a ver con sus propios ojos, la materializacion de algunos de sus suenos mas extremos. Comprar su primer piso en la ciudad de Nueva York fue otra meta significativa para el, no lo habia pagado a credito, era uno de los pocos que podian darse el lujo de comprar un Pent-house de contado, pagando hasta el ultimo centavo y sin deberselo a absolutamente nadie. Su exito personal, estaba en la cuspide, y sentia que absolutamente nada podia derribarlo de aquel pedestal donde el mismo habia llegado con cada gota de sudor derramada y cada noche invertida en evolucionar su conocimiento. Pero no todo era perfecto en la vida de Alfredo, o al menos no durante toda su vida, ya que, esa creencia, esa casi obsesion en poder alcanzar las metas que para otros serian imposibles, lo habian alejado de una vida normal. No habia tenido demasiadas novias, y aquellas que se involucraban con el, siempre terminaban frustradas ante la incapacidad de este chico de poder conectar sentimentalmente con alguien. No estaba listo para enamorarse, sabia que los sentimientos simplemente lo iban a desviar del camino que queria seguir, era energia que no estaba dispuesto a perder innecesariamente, ya que, necesitaba todo el enfoque para sus proyectos. Era guapo, muy seductor, pero era algo natural, su mirada era profunda, penetrante, casi invasiva, sin querer que asi fuese, y esto, hacia que las mujeres se derritieran para el, sin que este hiciera absolutamente nada mas que ser el mismo. El exito que habia tenido con las mujeres, habia sido natural, nada demasiado sintetico, no tenia que esforzarse como los otros chicos, que se ejercitaban excesivamente para tener algunos musculos en sus pechos, o en sus brazos para poder conquistar a las chicas.
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rocio verdejo