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–?Adonde vas asi? ?Has quedado de nuevo con Martin? —la interrogo Lucia en cuanto la vio aparecer por la tienda—. Mira, hermanita, que esto comienza a convertirse en una costumbre. —Me gusta ese chico —menciono Anastasia apareciendo por la puerta de la trastienda. A Elsa, vestida con un traje de gala que guardaba en su armario y que habia usado en mas de una ocasion para acompanar a su padre o a Enric en algunas de las cenas o bailes a los que los invitaban, la envolvia un halo de tristeza. Ni siquiera el vestido que llevaba, y que sabia que le quedaba muy bien, habia conseguido subirle el animo. De tirantes finos y color negro, caia por su cuerpo escondiendo a primera vista sus curvas, pero cuando se movia, provocaba que se adhiriera a su silueta, evidenciando lo que la suave tela ocultaba. Llegaba hasta el suelo, escondiendo los zapatos de salon de fino tacon que se habia puesto y que iban a juego con el vestido. El cabello lo llevaba recogido en un sencillo mono bajo, y en una de sus manos llevaba un chal tambien oscuro. Miro su reloj de pulsera de plata, que se habia cambiado para la ocasion, y al comprobar que le quedaba algo de tiempo, se sento en una silla y miro a su hermana y a su jefa. —No, con Enric —respondio a la pregunta, sin apenas dar detalles. —Pero !?tu estas loca?! —salto su hermana subiendo el tono de voz. —Lucia, tranquilizate —le dijo Anastasia—. Tu hermana seguro que tiene una buena explicacion. ?A que si? Elsa tomo aire y penso en lo que le decia la mujer. Ella tambien lo creia, que lo hacia por una buena razon, pero segun las horas se sucedian en el reloj de pared, y que ella habia controlado minuto a minuto a lo largo del dia, su conviccion se habia transformado. —Me ha prometido que firmara los papeles del divorcio —indico lo que se habia repetido una y otra vez. Anastasia asintio, sentandose frente a ella. Lucia gruno poco convencida con su explicacion. —?Crees que eso es cierto? —pregunto la anciana. Elsa se mordio el interior de la mejilla y ladeo la cabeza. —Quiero pensarlo… —Pero no lo sabes —confirmo su jefa. Nego con la cabeza. —Eso es mentira —espeto Lucia atrayendo sus miradas—. No es la primera vez que te lo dice, Elsa. Se rie de ti y tu le dejas —la acuso mas enfadada con su hermana que con su cunado. No le gustaba que se dejara manejar por alguien que le habia hecho tanto dano y que continuaba haciendoselo. La joven observo a su hermana, que no paraba de ir de un lado a otro, soltando por su boca una gran variedad de insultos dirigidos a su marido. —Tienes razon, pero… —!Aqui no hay peros que valgan! —solto su hermana muy enfadada—. Es un mentiroso y hara todo lo posible para que hagas lo que quiere. Elsa, es como papa. ?Cuando te daras cuenta? Elsa agacho la mirada, golpeada por su sinceridad. —Mi nina… —la llamo Anastasia atrapando una de sus manos—, no necesitas el divorcio para ser feliz. Mirate, solo en este par de dias has sido otra mujer. Martin ha conseguido que sonrias y te rias de nuevo, pero no como llevabas haciendolo hasta ahora. Lo has hecho de verdad, de corazon. —Senalo el musculo que latia bajo su pecho y que habia cambiado brevemente su latido al escuchar el nombre del joven—. Unos papeles no te lo han impedido. Elsa sonrio al recordar las horas que habia pasado al lado de Martin. —Lo se, pero si quiero un futuro… —Haz caso a esta vieja, el futuro esta sobrevalorado. Lo importante es el presente, el aqui y el ahora… Ella recordo esas mismas palabras pronunciadas por alguien que habia entrado en su vida hacia muy poco. La puerta de la tienda se abrio, haciendo sonar las campanillas de la entrada e interrumpiendo la conversacion que mantenian. Las tres mujeres observaron al recien llegado, un hombre vestido con un traje de chaqueta y pantalon negro, y una camisa blanca. —Buenas noches, soy el chofer de… —Se ha equivocado —lo interrumpio Lucia sin dejarlo terminar. El hombre las miro confuso. —?Ninguna de ustedes se llama Elsa? La mencionada asintio y, sin demorarlo mucho, se incorporo dando un beso a Anastasia en su arrugada mejilla. —Tengo que irme… —No, carino. Nadie te obliga. —Le dio una palmadita en la mano y nego con la cabeza con resignacion. —Yo soy Elsa —le indico al chofer, intentando que las palabras de Anastasia y su hermana no la influenciaran, pero le estaba costando un triunfo conseguirlo. Debia probar una vez mas, confiar en que Enric mantuviera su palabra para poder construirse la vida que ella queria. El hombre asintio conforme, se dirigio hacia la puerta del local y la abrio esperando a que ella la traspasara. Elsa se echo el chal sobre los hombros y lo siguio sin mirar atras. PARTE 8 MARTIN Capitulo 1 Una semana despues —No, senor Ferrer. No ha llegado todavia su retrete de porcelana. Si, le avisaremos en cuanto lo traigan… Las campanillas de la puerta de la tienda atrajeron la mirada de Elsa, distrayendola por unos segundos de la conversacion que mantenia con un cliente por telefono. Sonrio a las recien llegadas y devolvio la atencion al hombre que le hablaba desde el otro lado de la linea. —Hola, hermanita —Lucia la saludo en cuanto se adentro en el local. La joven morena movio la cabeza a modo de respuesta y siguio escuchando lo que el senor Ferrer le indicaba. —No, senor Ferrer. No se preocupe, que no se nos olvidara llamarle… La duena de la tienda de antiguedades, que iba tras Lucia, nego con la cabeza resignada al identificar el nombre del cliente. —Si, senor Ferrer. Se lo prometo —continuo Elsa suspirando al mismo tiempo. Miro a su jefa y, sin poder evitarlo, puso los ojos en blanco—. No, Anastasia no se encuentra en este momento — mintio recibiendo una sonrisa de agradecimiento por parte de la anciana—. Si, se lo indicare en cuanto aparezca. Si… Si… Aja… Si… —Se quedo callada y miro de nuevo a las dos mujeres, mostrandoles una mueca cansada—. No, senor Ferrer. No he visto nunca una taza de retrete de porcelana de Tomas Turifed, pero no se preocupe, que como vendra bien embalado con las etiquetas correspondientes, no se me pasara inadvertido. Lucia no pudo evitar carcajearse, recibiendo un codazo en el costado por parte de Anastasia, en cuyo rostro, a pesar de sus actos, tambien se reflejaba algo de diversion contenida. —Perdone, senor Ferrer. Debo dejarle. Han entrado unos clientes y tengo que atenderlos. Aja… —respondio de inmediato a lo que fuera que le estuviera diciendo—. Si, le avisaremos — repitio una vez mas—. Adios, adios… —se despidio colgando el auricular con algo mas de fuerza de la habitual—. Por fin… —solto de golpe observando a su hermana y a su jefa—. Os juro que me ha faltado muy poco para indicarle lo que podia hacer con el retrete de 1883. !En que cabeza cabe querer un vater de porcelana! Lucia se carcajeo al escucharla. —?Un vater de porcelana? Anastasia le revolvio el cabello cuando paso por su lado para situarse detras del mostrador de la tienda. —Es una antiguedad —explico sonriente. Elsa bufo con fuerza constatando lo que pensaba sobre esa <
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