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Kattie Black
En su sueno, la extrana niebla negra lo rodeaba y tiraba de el hacia abajo, llamandolo por su nombre. Lo llamaba con la voz de ella. Con la voz de Lis, de su Lissie, dulce y grave como una caricia que lo consolaba y heria al mismo tiempo. --Ven a mi, Baltair, mi amor... Ven a mi, mi amor, Baltair... En medio de la espesa bruma casi podia oler su perfume, sentir la suavidad de sus pechos contagiandole su calidez. Trato de asirla, pero ella se deshacia. Era un vaho caliente que se enredaba en su garganta, en sus munecas. --Lis... maldita, maldita seas... dejame verte. --Ven a mi, Baltair, mi amor... Ven a mi, mi amor, Baltair... --repetia--. Perdoname... perdoname... Al fondo de la humareda oscura, dos ojos brillaron. Al principio creyo que eran tan azules como los de ella, pero despues le parecieron verdes. O tal vez rojos. <
>. Se sacudio en suenos, tratando de librarse de la pesadilla, pero no consiguio despertar. Cayo cada vez mas profundo, sintiendo como aquel cuerpo que de pronto ya no era calido sino frio, se apretaba mas contra el. Los brazos se enredaron en su cuello y una lengua viscosa y gelida intento entrar en su boca. --No... !No! Volvio a la vigilia con un sobresalto, tomando aire con la desesperacion de un ahogado. La pesadilla habia terminado, sin embargo, aun notaba el tentaculo frio anudado a su alrededor. Hizo un gesto instintivo para sacudirse los restos de la terrible alucinacion y a punto estuvo de soltar un grito cuando sus dedos golpearon un bulto viscoso y fresco que colgaba de su cuello. <>. Al bajar la vista, a la luz mortecina del fuego del campamento, vio a la horrible criatura. Una espantosa vejiga que lo miraba. Los restos de sueno desaparecieron barridos por la adrenalina. Se puso en pie y agarro la masa viscosa, tirando, hasta que se arranco sus finas extremidades del gaznate. Los tentaculos se soltaron y empezaron a moverse, tratando de atraparlo de nuevo. El ser que se retorcia entre sus manos tenia el tamano de una naranja y era blanquecino y escurridizo como una medusa. Un unico ojo amarillo de pupila vertical se abria en medio de una cabeza hecha de bultos y pustulas, sin pelo ni escamas, de la que brotaban tentaculos desiguales con las puntas rojas. --!Garren! !Garren! Sintio el ruido de las hojas secas quebrarse bajo los pies de su hermano cuando este se puso en pie de un salto. Un cuchillo de caza aparecio como de la nada y partio por la mitad al engendro, cuyas dos partes cayeron al suelo y empezaron a burbujear y a recomponerse. --?No se muere? --resollo Garren. Empunaba el cuchillo, con los ojos brillantes y la voz ahogada por el brusco despertar. --Es un demonio. Ahora... ahora son dos --comprendio Baltair al ver como nuevos tentaculos brotaban de las informes aberraciones.
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