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Megan Maxwell
En casa de los Sanchez sonaba la radio cuando Agata, madre de dos ninas, mujer trabajadora y esposa de Mario, tarareaba alegremente mientras cocinaba. --Mama --protesto Sofia, su hija menor--. Esther me ha echado de su habitacion y dice que esta noche no puedo estar en su fiesta de pijamas. --Carino, ya lo hemos hablado. --Joooo, mamaaaaaaaa… Agata sonrio. Sus hijas se adoraban, pero en ocasiones se llevaban peor que el perro y el gato. --Carino… --respondio--. Es la noche de Esther y sus amigos. Tu hermana ha acabado la carrera de Administracion y quiere celebrarlo. --Pero yo quiero estar…, quiero entrar. --!Ni lo suenes! --sentencio Esther, que en ese instante entraba en la cocina. Al oir a su hermana, Sofia comenzo a gimotear. Si algo se le daba bien a aquella cria era llorar, y Esther, al verla, se mofo: --Desde luego, vas para actriz…, !que dramatismo! Agata tuvo ganas de reir por el comentario de su hija mayor, pero la miro e indico: --Haz el favor de no echar mas lena al fuego --y luego, dirigiendose a su hija pequena, le recrimino--: Y tu deja de quejarte. Por Dios, Sofia, !no puedes estar todo el dia enfadada! Esther, que tenia el mismo caracter placido de su madre, sonrio y cuchicheo, acercandose a ella: --Mamuchi, esta acabara ganando un Goya o un Oscar. Esta vez Agata rio y, mirando a Sofia, que lloraba para llamar su atencion, repitio: --Basta ya, corazon. --Pero, !mamaaaaaaaaaaa…! --<
> --la imito Esther, haciendola rabiar aun mas. Como era la pequena de la casa, Sofia estaba acostumbrada a salirse con la suya la mayoria de las veces. Sin embargo Esther, ignorando las miradas de su madre, insistio: --Me da igual tu berrinche. Esta noche es mi noche y tu no vas a estar. De nuevo, Sofia solto un grito lastimero. --Carino, por el amor de Dios --se quejo su madre--, no seas tan caprichosa y entiende que tu hermana quiere estar con sus amigos. --Pero, mamaaaaaaaaaaaaaaaa… Al ver el huracan que se estaba formando, Agata suspiro. Sofia podia ser insoportable. Estaba intentando calmarla cuando sono el timbre de la puerta. Era Marga, su vecina, una mujer sordomuda de nacimiento que, haciendole unas senas con las manos, le comunico que necesitaba unas zanahorias. Anos atras, al conocer a su vecina, Agata se habia empenado en aprender la lengua de signos, o, como lo llamaban ellos, el alfabeto dactilologico. Asi pues, asintio rapidamente y le indico que pasara. Al entrar en la cocina, Esther, que, como su madre, habia aprendido la lengua de signos, saludo a Marga. Esta ultima sonrio al ver a Sofia llorando. --!Es una llorona! --exclamo Esther, moviendo las manos. Marga solto una carcajada. Agata la miro y, de nuevo con las manos, dijo al ver a su hija pequena marcharse hacia la habitacion hecha una furia: --Mejor no preguntes… Toma, Marga, te compre los botones que necesitabas para la bata de German. La mujer rio. Agata era la mejor vecina que nadie pudiera imaginar y, tras darle un abrazo, movio las manos para decir: --Te quiero. No se de donde sacas tiempo para hacer tantas cosas, trabajando como trabajas. Ella le devolvio la sonrisa, pero no respondio. Agradar a los demas era lo que mas le gustaba. Una vez que se hubo marchado Marga, Esther murmuro mirando el horno: --!Eres la cana! !Pizza de la tuya! La sonrisa de su madre se agrando al oirla. --Se que a ti y a tus amigos os gusta mucho. --!Gracias, mama! Nada en el mundo le gustaba mas a Agata que ver a sus seres queridos felices. De nuevo sono el timbre de la puerta, y Esther corrio a abrir. Frente a ella estaban Delia, Hugo y Vega, sus amigos de toda la vida. Se habian conocido en el colegio, en primaria, y desde entonces no se habian separado. --Tengo el ultimo de Rihanna --cuchicheo Delia ensenandole un CD. --Y yo el de Amy Winehouse --afirmo Vega. Encantada, Esther se los quito de las manos, y su madre, que habia salido a ver quien habia llegado, afirmo divertida: --Vaya…, vaya…, conozco a unos que lo van a pasar muy bien. Entre risas, entraron todos en la cocina, y Hugo indico: --Madre mia, Agata, !que bien huele! --!Tu pizza…, que rica! --exclamo Vega mirando el horno. Agata asintio; sabia cuanto les gustaba la pizza que ella preparaba. --?Por que? --murmuro Delia abrazandola--. ?Por que no eres tu mi madre? La mujer la miro con carino. La relacion de Delia con su familia era pesima. Cuando iba a responder, Sofia, su hija pequena, entro de nuevo en la cocina y pregunto: --?Para mi tambien hay pizza? Esther suspiro al ver a su hermana. --No, bonita --replico--. La pizza es para nosotros. --!Mamaaaaaaaaaa…! No solo no me deja entrar en su fiesta de pijamas, sino que tampoco quiere que coma pizza. Al ver discutir a sus hijas de nuevo, Agata intento mediar. Se acerco a la pequena y murmuro: --Vamos a ver, carino. Cuando vienen tus amigas, Esther no se mete con vosotras en la habitacion y… --Sera porque ella no quiere. Su hermana sonrio al oirla, y su madre continuo: --Sofia, carino, tienes catorce anos y tu hermana, veinticuatro. Debes entender que… Pero ella volvio a marcharse enfadada y se encerro de un portazo en su habitacion. Los demas se miraron entre si. --Esta nina es de armas tomar --murmuro Vega. Todos asintieron. Sin duda, Sofia tenia un caracter dificil. Agata abrio entonces un cajon y dijo, atrayendo las miradas de los cuatro muchachos: --!Mirad lo que os he comprado! Esta manana, cuando he ido al mercadillo, he visto estas bolsas azules y, al leer su mensaje, no he podido resistirme y os he comprado una a cada uno. Los cuatro miraron lo que sostenia en las manos y soltaron una carcajada. En la bolsa de playa ponia HASTA QUE SALGA EL SOL, una frase muy suya que ahora utilizaban todos. --Gracias, Agata --murmuro Vega contenta--. Es preciosa. --!Me encanta! --admitio Hugo. --Que chulada, !gracias! --Delia sonrio. --Mama… --susurro Esther--. !Me encanta! !Y con tu frase! Los chicos se abrazaron a Agata en senal de agradecimiento, y de pronto aparecio Mario, el padre, que pregunto divertido: --?Puedo unirme al abrazo? Los abrazo entre risas y, cuando se separaron, Sofia, que estaba de nuevo en la puerta de la cocina, iba a decir algo, pero su madre se le adelanto y le tendio una bolsa como las de los demas. --Toma, carino --dijo--. Esta es para ti. La nina la cogio, pero su gesto era serio, muy serio, por lo que, al verla, Mario pregunto: --?Que le ocurre a mi princesa? --Lo de siempre, papa --se apresuro a responder Esther--: que o le das todos los caprichos o se enfada. Dicho esto, se encamino con sus amigos hacia su habitacion mientras exclamaba: --!Vamos a liarla leoparda! Los esperaba una buena noche por delante. Dichosa por la felicidad de su hija Esther, Agata se miro el reloj y pregunto, dirigiendose a su marido: --?Que haces aqui tan pronto? Mario suspiro. Sus horarios de trabajo eran complicados. --Ha llamado Jesus --explico mirandola--. Esta con fiebre y vomitos y no puede trabajar esta noche…, asi que me toca. --Vaya por Dios… --se quejo ella. Mario, que observaba la puerta por donde habian desaparecido su hija y sus amigos, dijo entonces: --Ese chico…, Hugo, ?va a pasar la noche aqui con ellas? Agata sonrio. Se fiaba al cien por cien del muchacho, por lo que afirmo: --Hugo es un buen chico. --Me cago en la leche, Agata --protesto el--. Sera un buen chico, pero !es un hombre! Ella lo miro divertida. --Tranquilo, grunon, que tu nina esta a salvo. Mario sacudio la cabeza. Aun le costaba ver a su hija como a la adulta que era.
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