Ver todos los libros de: Emma Madden
--Natasha... La llamo en un susurro, sintiendo como le esparcia el chocolate caliente sobre el abdomen e iba deslizandolo con maestria por las ingles y el vello pubico, y ella suspiro y empezo a lamerselo con la misma maestria, provocandole espasmos de placer, hasta que lo llevo al borde del abismo y entonces se detuvo en seco, se aparto de el y lo dejo ahi, a medias e indefenso, con las manos atadas al cabecero de la cama y a ciegas, porque le habia tapado los ojos con un antifaz de terciopelo negro. --Natasha, ?que haces? --Me encanta verte sufrir, Etienne... --No, vamos, venga, vuelve aqui, preciosa. --Net! --Cielo. --Eres un chico muy malo, Etienne Clermont-Tonnerre, alguien tiene que hacertelo pagar. --Dame un beso, ven aqui... --Net! Nego otra vez en ruso y el percibio perfectamente como recogia su ropa, decidida a abandonarlo de verdad. Movio los brazos empezando a desesperarse, pero fue inutil, porque las puneteras esposas eran de las buenas, y volvio a suplicar, pero ella no respondio y se largo de la suite cerrando la puerta con un sonoro portazo. Vale, calma, Etienne, se dijo a si mismo, pensando en que en algun momento alguien del hotel podria pasar a rescatarlo, aunque esa opcion era de lo peor, porque no queria que lo pillaran desnudo, atado con esposas, con un antifaz y cubierto de chocolate en una cama carisima que ya le tocaria pagar por el estropicio con el chocolate, y con todo lo demas. Le encantaba Natasha, esa rusa espectacularmente guapa, una escort de lujo, que se estaba haciendo rica en Paris, pero que salia con el gratis y por placer. Era preciosa, sexy, divertida y una fiera en la cama, pero a veces sin venir a cuento se volvia incontrolable y podia ponerte en situaciones muy incomodas, como en ese caso, en el que no solo habia medio destrozado la suite del Hotel Jorge V bailando y rompiendo cosas, sino que tambien habia acabado dejandolo tirado y a merced de cualquiera, completamente indefenso. Calculo las consecuencias publicas, no solo privadas, que podria acarrear aquello, es decir, que si alguien del servicio de habitaciones lo pillaba en esa tesitura podia ser desastroso para su reputacion, y sin querer penso en Chantal y en Jean-Jacques, sus mejores amigos, que siempre lo habian llamado irresponsable y kamikaze por andar enredando con mujeres "peligrosas" (decian ellos), y tenian mucha razon, pero es que no podia evitarlo. Era marca de la casa, y de casta le venia al galgo, porque su padre le habian ensenado desde bien joven que las mejores amantes eran las que no conocian limites, las rebeldes, y si estaban un poco locas, mucho mejor. Sonrio, pensando en su padre, un dandi parisino celebre por sus conquistas, y luego volvio a pensar en las opciones que tenia. Una: empezar a gritar para que alguien del hotel lo rescatara. Dos: que Natasha volviera y lo desatara. Tres: que alguien del restaurante se percatara de su ausencia y empezara a buscarlo hasta llegar al Hotel Jorge V, su hotel favorito para las citas de mediodia. Se concentro, llamando mentalmente a Iris, su ayudante y mano derecha, que ya lo habia pillado varias veces en situaciones comprometidas, y su cabeza volo sin querer hasta el nuevo menu de otono que iban a estrenar con bombo y platillo en el Saint-Malo, su restaurante con dos estrellas Michelin que llevaba cuatro anos buscando la tercera. El Saint-Malo era realmente lo unico que le importaba en la vida. Por supuesto, estaba su familia y sus amigos, pero su restaurante era su bebe, su obra maestra, lo unico que habia construido con sus propias manos, y se sentia tan orgulloso de el que no lograba entender que aun no le dieran su merecida tercera estrella Michelin, cuando ya se la habian dado a otros chefs de su edad, entre ellos a Jean-Jacques, su colega, su querido examigo, que llevaba tres anos sin dirigirle la palabra. Menudo don perfecto, mascullo cabreandose con el, y se pregunto que horas serian, porque tenia hambre y muchas ganas de ir al bano. Merde! Exclamo furioso intentando zafarse de la cama y de repente, como un milagro, las esposas hicieron un clic y se abrieron tan ricamente. El se incorporo en la cama, se saco el antifaz y comprobo que eran programables, un invento que no tenia ni idea de que existiera, pero que a partir de ese momento se convertiria en uno de sus favoritos. Salto de la cama y se fue corriendo al cuarto de bano, se metio debajo de la ducha para intentar quitarse el chocolate (ya solido) que tenia por todo el cuerpo, y casi quince minutos despues consiguio hacerlo y salir limpio y perfumado a la suite, que parecia el escenario de una pelicula de terror. Copas, botellas, comida, su ropa... todo disperso por la habitacion donde habia estado practicado sexo salvaje con Natasha desde las once de la manana. Recogio sus valiosos pantalones, y su valiosa camisa, hechos a medida en su sastreria de Londres, sintiendo un pelin de verguenza por lo que habian sido capaces de organizar alli entre la fondue de chocolate y las frutas, se vistio y salio al pasillo llamando a Iris. Llego al ascensor y ella le contesto en su tono habitual. --?Donde te metes?, son las cinco de la tarde, chef. --Buenas tardes, Iris. Estoy bien, gracias, he tenido un pequeno percance, pero ya voy camino del restaurante. --Tu madre acaba de llamar reservando para ocho personas, Claire esta que se sube por las paredes, no puede reservar con tan poco tiempo de antelacion. Habla con ella, por favor. --?Le ha conseguido mesa? --Claro, anulando a dos clientes nuevos. --Buena chica. Ya hablaremos, ahora necesito que llames al Hotel Jorge V, hables con Pierre y te ofrezcas a pagar la factura que te pida, ?ok? He estado en el Penthouse con Natasha y todo se ha desmadrado un poco. --?Sera posible? --Farfullo, pero el no hizo caso. --Vale, llego en diez minutos. 1 --Bon apres-midi a tous. Saludo a todo el mundo entrando en la cocina de su restaurante y se detuvo cerca de la bodega para mirar a Pierre, el encargado de las compras, que estaba discutiendo acaloradamente con el distribuidor del aceite de oliva, se les acerco para intentar poner orden, pero Pierre le pidio por favor que no interviniera, asi que se alejo camino de su despacho para cambiarse y ponerse manos a la obra. Entro en su cuarto de bano para vestirse y cuando salio poniendose el mandil y se detuvo para mirar el telefono movil donde tenia un monton de mensajes calientes de Natasha, Iris irrumpio de repente en la oficina sin llamar. --Chef... --?Que pasa, Iris? --Primero, la broma del Penthouse del Hotel Jorge V supera los ocho mil euros. --Vale, ?que mas? --?Me puedes contar que estabais haciendo para dejar el colchon inutilizable?. Vale cuatro mil euros, ?sabes?, mas las cortinas y la ropa de cama, te lo han dejado en ocho mil cuatrocientos euros por ser tu, pero sigue siendo una barbaridad. --La culpa la tuvo una fondue y el chocolate caliente. ?Quieres mas detalles? --No, que asco --Arrugo la nariz y Etienne sonrio. --Tu paga lo que te pidan y fin de la historia. --Esa tia te va a arruinar, pero no es asunto mio. En fin, hoy se ha incorporado Sonsoles Monzon Aramburu. --?Quien? --La chef repostera recomendada por Chantal. --?Por Chantal? --?Espanola?, ?graduada con honores por Le Cordon Bleu?, ?amiga de tu mejor amiga?, ?diplomada en pasteleria y chocolate por la Academia de Artes Culinarias Suiza?. La entrevistamos por videollamada, le firmaste el contrato hace un mes. Ha dejado Nueva York para venir aqui. --Ah, vale, ya me acuerdo. Disculpa, pero he tenido un dia duro. ?Donde esta? --Trabajando, por supuesto. --Ok... Salio del despacho para seguir a Iris y entro en la zona de postres del Saint-Malo saludando con una venia al equipo. Todos lo miraron de reojo saludandolo de la misma forma, y de repente localizo en la mesa del rincon a una chica joven, que estaba sentada mirando un ordenador portatil mientras tomaba notas. --Sonsoles, al fin ha llegado el chef Clermont-Tonnerre. Le dijo Iris y la chica, morena y guapisima, asintio sacandose las gafas, se puso de pie y le extendio la mano. --Buenas tardes, chef. --Encantado y bienvenida. --Muchas gracias, pero ya nos conociamos. --Si, de la videoconferencia, pero... --No, nos conocimos en la boda de Chantal hace cuatro anos, pero es igual. --?En la boda de Chantal? Entorno los ojos intentando situarla, pero fue imposible, porque se habia pasado media boda pedo total, y ante la evidencia, le regalo una de sus sonrisas encantadoras como disculpa. --Lo siento, no lo recuerdo y Chantal no me habia dicho nada, yo... --No pasa nada, supongo que conoce a mucha gente, chef. Iris, por favor, ?podria hablar con los responsables de compras? He estado revisando los menus y tengo bastantes dudas y solicitudes. --Claro, Sonsoles. Vamos, el jefe de compras esta ahora mismo en su despacho. --Genial, pero llamame Sol, por favor, todo el mundo me llama Sol. Le susurro con un frances casi perfecto, pero cargado de un evidente acento espanol, y salio detras de Iris sin despedirse de el, y sin dedicarle ni una sola mirada. Se quedo un poco perplejo por esa actitud tan indiferente, porque estaba acostumbrado al respeto reverencial por parte de todo el mundo, especialmente si se trataba de una nueva empleada, y se cabreo un poco, respiro hondo y saco el movil para llamar a Chantal. --Hola, Chanty. --?Que quieres, Etienne?, estoy trabajando. --Tan dulce como siempre, carino. --Ya sabes que estoy muy liada, ?estas bien? --Acabo de conocer a tu chef de reposteria... Son son sol o algo asi. --Sonsoles, aunque la puedes llamar Sol. --No lo se, no es muy cercana. ?De que la conoces? --Joder, tio, te lo he contado mil veces. --?En serio? --La conoci en Lucerna, cuando hice el master de pasteleria y chocolate en la Academia de Artes Culinarias Suiza. --Claro, esa chica... --Tambien la viste en mi boda, aunque no se si te acuerdas de mi boda, porque teniais un cachondeo que no era normal. --Ya, que tiempos aquellos --Sonrio recordando la bacanal que habia montado con Jean-Jacques y las damas de honor, y Chantal bufo. --Es buenisima, es la puta ama con el chocolate. Le Pre Catelan tambien intento llevarsela, pero al final tu pagabas mejor. ?Recuerdas? --Vale, si, lo siento, es que me he confundido un poco. Estoy agotado. --?Por que dices que no es muy cercana?, ?ha pasado algo? --No, no se, no hemos cruzado mas de dos frases, pero no me parecio muy simpatica, eso es todo. --?No se ha desmayado a tus pies? --!No!, no es eso, es una cuestion de quimica profesional. --No necesitas tener quimica con todos tus empleados, Etienne, solo necesitas que trabajen bien. --Por supuesto, pero tambien necesito un ambiente de trabajo feliz y relajado. --Pues seras el unico chef de Paris que trabaja feliz y relajado. En serio, ?hay algun problema real?, porque si no es asi tengo que dejarte. --Nada, dejalo, solo queria refrescar la memoria y comprobar si era tan amiga tuya o... --Es muy buena amiga mia, me encanta que ahora este viviendo en Paris, pero recuerda que tambien es una chef cojonuda. Confia en mi, contratarla ha sido un puntazo. --Vale... esta bien. ?Tu que tal estas? --Yo bien, pero con un pedido estratosferico por delante. --Si necesitas ayuda te mando a alguien. --Gracias, cielo, pero no, de momento nos arreglamos. --Perfecto, un beso. --Un beso, guapo. Adios.
General
Para leer y descargar el libro "Etienne (Paris 1) " puedes hacerlo gratis aquí.
tre libro etienne muore