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Eran las cuatro de la manana y a Isabel la desperto un estruendo, como si al viejo pino del jardin le hubiera alcanzado un rayo y lo hubieran abierto en canal. Pero no llovia, tan solo soplaba un viento infernal que, como comprobo a traves de los visillos de la ventana, el arbol soportaba tan altivo como siempre. --?Que ha sido ese estrepito? !Ha sonado como si se hubiera caido del cielo una albondiga gigante de laton! --comento preocupada la abuela Berta, una mujer de ochenta y dos anos, alta, espigada y elegante, que de pronto aparecio en la puerta del dormitorio de Isabel, con la cabeza canosa llena de rulos, una bata de estampado de leopardo y con Chicho, un mastin leones que llevaba del susto el rabo entre las piernas, escondido detras de ella. --?Albondiga gigante? !Anda que no tienes imaginacion! Pense que habia sido el pino, pero ahi sigue plantado... --respondio Isabel, con la vista puesta en la ventana. Isabel era una chica menuda, morena, de enigmaticos ojos de color avellana, nariz respingona y sonrisa enorme que acababa de cumplir veintiocho anos la semana anterior. --La culpa es de tu abuelo --comento la abuela situandose a su lado frente a la ventana. --?Que pinta el abuelo? --pregunto extranada Isabel, mientras acariciaba la cabeza de Chicho para calmarlo. --Se empeno en levantar esta casa en mitad de la nada y tarde o temprano tenia que suceder... -- susurro la abuela Berta, misteriosa. La casa estaba enclavada en mitad de la serrania de Cuenca, en un precioso valle entre montanas por el que discurria un arroyuelo... --?Suceder el que? --pregunto Isabel en tanto que el viento golpeaba con fuerza las contraventanas de madera. --Pues esto... Algo raro en mitad de la noche y !estamos solos los tres! !Mira que le dije que comprara la casa del pueblo que esta frente a la iglesia, rodeada de unas maravillosas cotillas de bien, que dan mucha mas confianza y seguridad que la alarma de Prosegur! --!Menos mal que no te hizo caso! Me encanta la sensacion de estar aislada del mundo, !me fascina saber que no hay nadie en dos kilometros a la redonda! !En ningun sitio siento tanta paz como aqui! --exclamo Isabel, ajustandose el cinturon del pijama negro de seda. --Sobre todo despues de escuchar un ruido rarisimo en mitad de la noche... !Voy a llamar a la Guardia Civil! --hablo la abuela nerviosa, mientras sacaba el telefono movil del bolsillo de su bata. --?Para que? El ruido ese ha podido ser cualquier cosa... Todo parece en orden ahi fuera... -- comento Isabel tranquila, echandose la melena ondulada hacia atras. --!Si esta negro como boca de lobo! !No se ve una mierda! Y mira lo asustado que esta Chicho... --dijo la abuela acariciando la cabeza del perro que estaba muy inquieto. --Chicho se pone asi tambien cuando paso la aspiradora... --!Yo jamas le he visto la cara de flipado que tiene ahora mismo! !Fijate que pupilas, si parece que acaba de salir de un after! --Chicho se lamia de los nervios los labios y tenia las orejas hacia atras--. !Este barrunta algo! !Yo voy a llamar a Antonio que esta de guardia esta noche para que venga a inspeccionar la zona! --Espera un poco, abuela. !No seas exagerada! --?Esperar a que? ?A que entren a asaltarnos los tipos que viajan dentro de la albondiga? !Voy a llamar a Antonio y vamos a esperarle aferradas a las escopetas! --comento la abuela Berta mientras marcaba el telefono de la Guardia Civil--. ?Antonio? Soy Berta Soto, de la Casa de San Juan, estoy aqui con mi nieta y acabamos de escuchar un sonido muy extrano, asi como si se hubiera caido un albondigon de hojalata del cielo... Antonio, que dormitaba en un sofa desvencijado, se froto los ojos y mascullo: --!No me joda, dona Berta! --!Madre mia, abuela, que imagen! Antonio va a pensar que se te ha ido la mano con el anis... -- la reprendio su nieta en voz baja. --?Que le pasa a la imagen? --repuso Berta, extranada. --Lo pillo, no se preocupe. Me hago una idea perfecta, dona Berta --aclaro Antonio. --Cuanto me alegra escucharlo porque mi nieta dice que vas a pensar que estoy borrachita. --!No, por Dios, dona Berta! Cuenteme... --Antonio se incorporo de un respingo y replico, entre maravillado y solicito, a pesar de tener un aviso en mitad de la noche--. ?Cree que se le ha podido caer un OVNI en el jardin? --!Como se nota que eres fan de Cuarto Milenio, Antonito! No eches a volar tanto la imaginacion, que mas bien creo que debe ser un grupo de exmilitares de alguna republica rara que deben usar helicopteros del Pleistoceno para asaltar las fincas... Y ya sabes lo que les pasa a esas naves que no pasan unas revisiones como Dios manda. A mi me da que se les ha escacharrado el bicho aqui cerca y, si no han quedado muy perjudicados con el aterrizaje forzoso, deben estar a punto de atacarnos... --!Mantenga la calma, dona Berta, que en seguida acudimos a su casa! --Aqui os esperamos, Antonio, calmadas y abrazadas a las escopetas. !Nos vemos! Dona Berta colgo y su nieta le pregunto preocupada: --?Lo de las escopetas va en serio? --!Y tanto! !Ayudame a bajarlas del altillo del armario de mi cuarto! --ordeno la abuela con un gesto de la mano para que la siguiera hasta el dormitorio. Isabel resoplo desesperada, mientras se ponia un rebecote gris que tenia a los pies de la cama: --!Esto es absurdo! !Solo ha sido un ruido que ha podido ser cualquier cosa! --Exacto. Y como esa cosa puede medir dos metros y plantarse en la casa con pasamontanas y terribles intenciones, no pienso quedarme de brazos cruzados... La abuela abandono la habitacion con Chicho muerto de miedo detras y a Isabel no le quedo mas remedio que seguir a su abuela, para evitar que se cayera de la silla al bajar las escopetas del armario. Luego, a reganadientes, se subio a una vieja silla de nogal, abrio el altillo y le paso a la abuela una escopeta con preocupacion: --!Madre mia como pesa esto! Espero que este descargada... --?Por quien me tomas? --replico la abuela tomando la escopeta--.!Mujer precavida vale por dos! !Cogete la otra para ti! --?Estas segura de que vas a poder cargar con ella con tu artrosis? La abuela Berta arrugo el ceno y, desenfundando la escopeta, respondio: --Tengo mas agallas que artrosis. --Las pelis de Tarantino te han trastornado por completo... --replico Isabel dando un manotazo al aire. --Deja de parlotear y date prisa que mira el acojone que tiene encima Chicho... --!De verte! --solto Isabel, mientras la abuela quitaba el polvo a la escopeta con un pano y a continuacion, la abria de un golpe seco. --Chicho es muy perceptivo, hay algo ahi fuera que lo tiene muy ansioso... --comento la abuela mirando a traves del tubo con su ojo bueno, o sea con el de solo ocho dioptrias. Chicho ladro nervioso, como si asi quisiera avalar las palabras de su duena. --No creo que tanto como la estampa de la abuela pistolera... --comento Isabel, con sorna. --Cierra el pico, nina --ordeno Berta al tiempo que sacaba del fondo del cajon, donde guardaba las bragas de cuello vuelto, la caja con los cartuchos. --Voy a necesitar mucha terapia para asimilar todo esto... --musito Isabel bajandose de la silla con la escopeta en ristre, mientras la abuela cargaba la suya. --Tranquila que la estoy cargando con el seguro puesto... !Es imposible que te deje trauma! --Yo no se usar esto. !La mia ni la cargues! --Trae para aca... --exigio la abuela, cogiendo la escopeta-- y dejate de chorradas que no sabemos cuantos tios pueden viajar en la albondiga. Y por el funcionamiento de la escopeta ni te preocupes, se manejan como cuando te gusta un chico: cabeza fria, apuntas y disparas... --Abuela me estas dando miedo, se te esta poniendo la cara de Clint Eastwood en Sin perdon... --mascullo Isabel, a la vez que su abuela cargaba la otra escopeta--. ?Y estas cargando esa cosa sin gafas?
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