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Esta es la historia de seis hermanas, seis mujeres que, siendo unas ninas, crecieron unicamente con el amor y el carino de Ines, su madre. El amor llego a Ines, cuando menos lo esperaba, de la mano de un misterioso escoces que la colmaba de atenciones. Con el tiempo, ese amor dio sus frutos, y nacieron las trillizas Carmen, Silvia y Ana. La pareja estaba feliz, el amado de Ines, era un padre atento y carinoso, pero sus viajes y largas estancias en su Escocia natal, lo mantenian separado de sus chicas. Con el paso de los anos, el amor entre ambos seguia vivo como el primer dia. Ines se sentia la mujer mas feliz del mundo y esa felicidad se vio aumentada cuando, a los cinco anos de nacer las trillizas, llegaron a la familia Mila y Laura, dos mellizas que duplicaron la alegria para ambos padres. Su escoces, el amor de su vida, era el mejor padre del mundo y, aunque siguiera viajando a sus tierras, no desatendia a sus chicas y a la vuelta las colmaba de regalos, besos y abrazos de esos que, para Ines, siempre fueron tan valiosos. Contaban las trillizas con ocho anos, y las mellizas con tres, cuando llego una nueva bendicion para todos. La pequena Lourdes, se convirtio en la munequita de sus hermanas y en el ojito derecho de Ines. Siempre se ha dicho que los hijos llegan con un pan debajo del brazo, pero, para Ines, la llegada de Lourdes, venia acompanada de una amarga verdad que nunca supo. Un secreto que, tras varios anos, finalmente vio la luz... Los viajes, las largas estancias en Escocia, esas ausencias de su gran amor en aquellas tierras lejanas, no eran por cuestiones de trabajo, como ella pensaba, sino porque alli tenia otra familia. Ines, con el corazon roto en pedazos y con todo el dolor del mundo, tomo la decision que mas le habia costado en la vida, dejar al hombre que tanto amaba y al que, bien sabia ella, jamas podria olvidar. El, no es que luchara mucho por su querida Ines, como solia llamarla, sino que decidio que aquello era lo mejor y dejando Espana, regreso definitivamente a Escocia, para no volver. A pesar de que ninguno quisiera saber del otro nunca mas, el, como el buen padre que habia sido, no dejo ni un solo mes de mandarle dinero para sus hijas, pues eran suyas tambien, aunque las hubiera dejado. Las mas mayores preguntaban siempre cuando regresaria su padre, pues, aunque estaban acostumbradas a sus ausencias, siempre regresaba y les daba el carino que nunca les falto. Pero ese hombre, ese padre al que tanto querian, nunca regreso, por lo que la pequena Lourdes, ni siquiera lo conocio, solo supo que existia, que vivia en Escocia y que las habia dejado a todas por su tierra natal. Las seis hermanas crecieron sin el, tan solo viendo aquellas viejas fotos que su madre conservaba, recuerdos de un amor tan grande como nunca mas sintio otro, y es que Ines, desde que el escoces se marchara, vivio por y para sus ninas. Con el paso de los anos todas se fueron olvidando de ese hombre que les dio la vida, hasta que la desgracia volvio pisando fuerte con la muerte de su adorada madre. Unas palabras dichas en su lecho de muerte, fueron el detonante para todo lo que estaba por llegarles. --Me entere que vuestro padre murio --fue la confesion de Ines que, con lagrimas en lo ojos, recordo a ese hombre al que tanto habia amado--. Tenia dos hijos, vuestros hermanos, Sloan y Sim, de vuestra edad --senalo a sus tres hijas mayores, las trillizas Carmen, Silvia y Ana--. Teneis que hacer lo posible por conocerlos, ni ellos, ni vosotras sois culpables de los actos de vuestro padre, ademas, sabeis que siempre mando dinero para ayudarme a sacaros adelante, se que os queria, aunque a mi me dejara. Hijas, estoy segura que, siendo como era, algo en herencia os dejaria. Las seis se miraron y, cuando Ines cerro los ojos, partiendo asi al lugar en el que volveria a encontrarse con su gran amor, todas decidieron cumplir con esa ultima voluntad de su madre. Conocer a sus hermanos. Y asi fue como, mi mejor amiga, Lourdes, me pidio que, como buena abogada que me consideraba, investigara lo necesario sobre su padre y esos dos hermanos de los que acababan de saber su existencia. En el bufete en el que trabajaba con mi hermano Enrique, comente el caso de mis amigas y empece a investigar tal como me habian pedido. Mi hermano me ayudo bastante y eso fue lo que hizo que, en cosa de un ano, ya tuviera todo atado y bien atado. Papeleos, negociaciones, mas papeleos, conversaciones y alguna que otra amenaza, y, por fin pude darles una respuesta a las chicas. Los mellizos Sloan y Sim, habian accedido a dejar que todas nos alojaramos en sus tierras, alli en Escocia para llevar a cabo las negociaciones y que las seis tuvieran las mismas posibilidades que ellos a reclamar todo lo que su padre hubiera dejado en herencia y fuera repartido, en su justa medida, en ocho partes, una para cada hijo del difunto. Asi que, aqui me veia con las seis hermanas, a quienes a veces y de modo carinoso las llamaba, mis mujercitas, por aquella famosa pelicula de cuatro hermanas y servidora, Carlota, la abogada, preparando un viaje a Escocia que, sin que ninguna de nosotras lo supiera, nos cambiaria la vida. Si era para bien o para mal, no podria deciros, por lo que os invito a seguir leyendo y descubrir que, cuando se juntan siete amigas para hacer un viaje a un lugar que tantas veces han querido visitar, las risas, las locuras y algun que otro desmadre, estan mas que asegurados. ?Nos acompanais en esta divertida y alocada aventura? Mis mujercitas y yo, prometemos ser buenas... O tal vez no.
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