• En la tercera habitacion (Zillah Roth 1) de Vecca Preetz

    https://gigalibros.com/en-la-tercera-habitacion-zillah-roth-1.html

    Capitulo I – Lo menos esperado Las hojas crujian debajo de las ruedas de la bicicleta. La brisa otonal barria el sendero y recordaba que el verano habia quedado atras en San Lorenzo. Una villa turistica al norte de Argentina. El paseo por la Quebrada era obligatorio para los amantes de la naturaleza. Tambien de Zillah Roth. Pedaleaba todos los domingos hasta alli acompanada por Yaco, su ovejero aleman. A Zillah le encantaba contemplar las aguas del rio desde el final del puente. Ver el agua correr entre las piedras, hipnotizaba su melancolia. La frescura que transmitian las gotas salpicando las rocas, captaban su atencion. Cada una de ellas se desprendia de aquella masa de agua incansable sufriendo el desgarro inevitable del olvido. El final de su existencia. No entendia muy bien porque los enamorados se paraban a observar el rio. <>, pensaba mientras retomaba su pedaleo tranquilo. Siempre iba durante la apacible hora de la siesta, cuando todos, en la casa, dormian. A veces la acompanaba su amigo Ivan, pero este ultimo domingo no quiso hacerlo. Era un domingo distinto en San Lorenzo. A pesar del aire fresco, las moscas se acercaban pesadas, como en los dias de mucho calor. De repente, un presentimiento extrano se apodero de sus visceras. Como una soga que conectaba su garganta y la boca del estomago. Percibia cierta tension en el aire. Parecia como si un ser extrano rondara la Quebrada, pero no caminando. Por el aire. Un ser oscuro e impredecible. Volteo su cabeza pretendiendo que alguien la seguia, pero estaba sola por el sendero. Recordo que su hermana le decia que no se dejara manejar por el miedo. El miedo se disfraza de siluetas negras que luego nos persiguen como sombras. Por todas partes. De dia y de noche. Una mosca se poso en su oreja y regreso de su pensamiento para quitarsela con una palmada que le dejo un zumbido agudo dentro de la cabeza. Podia ver que una sensacion asfixiante sobrevolaba a los insectos. De pronto Yaco comenzo a correr con una urgencia inusual, delante de ella. Siempre la seguia a su lado o detras. Raras veces se adelantaba y menos, corriendo. Ella lo siguio tan rapido como sus cortas piernas le permitian pedalear. Pero el camino se hacia cada vez mas empinado. Dejo la bicicleta a un costado de la calle y comenzo a correr detras de Yaco. No queria perderlo, pero el perro no obedecia a su llamado. En el ultimo sendero marcado, se desvio sin voltear, ingresando a la selva tupida y solitaria. La nina seguia corriendo sin dejar de mirar donde su perro iba abriendo camino. Sus piernas sufrian latigazos provocados por los arbustos que pretendian impedir su paso. Como si negaran el ingreso a ese lugar de la Quebrada. Gritaba su nombre para que no fuera demasiado lejos, pero el perro parecia no escuchar. La paz del lugar iba a caer en pedazos en un breve lapso de tiempo. De pronto, Yaco se detuvo. Inmovil mirando a un punto fijo. Como si fuera un perro de caza. La brisa timida tambien se detuvo, suspendida en la atmosfera silenciosa, augurando un mal momento. Parecia que todo el mundo habia dejado de girar en ese instante. Todos, excepto las ruedas de la bicicleta, que, recostada sobre la calle, seguian girando ruidosamente. Las bicicletas no conocen el silencio. Chillan como criaturas caprichosas. Zillah estaba a pocos metros detras del perro. --?Que encontraste, Yaco? --dijo mientras le daba palmadas en la cabeza. Siguio con los ojos la direccion de su mirada inamovible. Y se quedo sin aliento. Un pequeno grito se ahogo detras de su garganta. Los pulmones de Zillah dejaron de inhalar por unos segundos. Su mandibula quedo atascada, como si hubiera ingerido de golpe un par de piedras. El sudor se apodero de sus pequenas manos. Un escalofrio recorrio todo su cuerpo dejandole los pelos crispados. Luego respiro fuerte y entrecortado sin saber que hacer. Inesperadamente el hallazgo habia oscurecido su paseo, por no decir que habia echado sombra a toda su vida. Nadie imagina encontrar a alguien sin vida en medio de un paseo. Menos aun alguien conocido sin vida. Entre dos troncos grandes como horquetas, descansaba un palo atravesado, y en el un hombre colgaba muerto. Atado de pies y manos de espalda al suelo. La cabeza volteaba hacia un costado dejando ver una gran herida en su cuello. La sangre no caia ya, parecia que se habia vaciado y estaba derramada sobre la tierra seca, justo debajo de el. Un hombre que no era cualquier hombre. Era su padre. No grito. Le faltaba el aire. Le faltaba la voz. Dio unos pasos hacia adelante y lo toco con el dedo indice, para cerciorarse que no tenia vida. Yaco empujaba la cabeza con su hocico mientras dejaba salir un sonido extrano. Parecia un lamento. Volteo asustada buscando alguien que pudiera sacarla del espanto. Pero solo las sombras se asomaban en el camino. Estaba aterrada. Respiraba fuerte ahora. Respiraba con panico. Los latidos de su corazon aceleraron de tal modo que el bombeo de sangre la impulso a huir. Corrio hasta donde habia dejado su bicicleta, la levanto y pedaleo con la mayor rapidez que sus pequenas piernas le permitian. Yaco no la seguia. Tampoco volteaba a comprobarlo. <>, pensaba mientras sus piernas giraban cada vez mas rapido. Como en un tunel de tiempo las imagenes vividas con su padre tropezaban unas contra otras en su cabeza. Trece cuadras hasta llegar a su casa. Pero nunca el camino de regreso habia sido tan largo. A pesar de que las calles de regreso eran todas en bajada. El miedo y la culpa se mezclaban. El miedo y la culpa de haber hecho algo equivocado la ultima vez que lo vio con vida. No recordaba nada especifico. Solo tenia un amotinamiento de recuerdos confusos y sudorosos. Tiro la bicicleta de lado y entro corriendo por el jardin, volteando para cerciorarse que nadie la seguia. Su madre, que estaba recostada en una hamaca tejida, leyendo un libro, la escucho llegar agitada. Se sento y la miro acercarse con un estado de angustia inigualable. --!Zillah!, ?que paso? La pequena estaba en estado de shock. Sus ojos claros, paralizados en la mirada de su madre, ni siquiera parpadeaban. Respiraba entrecortado, con la boca cerrada, sin poder emitir ningun sonido con su voz. Comenzo a sacudir las manos, como queriendo deshacerse de algo pegajoso, de algo sucio mientras movia las piernas en un trote nervioso. --?Le ocurrio algo a Yaco? --le decia Emma apretando con sus manos los hombros de la pequena. Zillah movia la cabeza hacia ambos lados, dando pasos hacia atras, pretendiendo alejarse de su madre. --?Por que tienes esa cara? Me estas asustando, por favor, !di algo! En ese momento aparecio su hermana mayor Erika, que estaba dentro de la casa. --?Por que tienen esas caras? ?paso algo? --pregunto mirando a su madre que respondio haciendo un gesto con los hombros y llevando la mirada nuevamente a la pequena-- Zil que paso? ?alguien te hizo algo? La pequena negaba nuevamente. --Esta muy asustada. --mientras decia esto, Emma entraba a la casa. Regreso con un vaso de agua y un cuaderno con una lapicera. --Toma un poco de agua, te va a hacer bien. Intenta escribir lo que paso. Vamos linda, por favor, me estas poniendo nerviosa. La pequena tomo la lapicera con su mano izquierda. Temblaba. Sostenia la mano para poder escribir y que se entendiera lo que intentaba decir. Tras varios intentos, escribio: "papa". --?Que pasa con papa? Regresa esta noche de su viaje. --se adelanto Emma. Zillah movio la cabeza negando las palabras de su madre y siguio escribiendo: "esta... en la Quebrada" Emma fruncio el ceno. Por unos instantes, inmersa en su inseguridad imaginaria, penso que su hija habia visto a su padre con otra mujer. --Seguramente lo confundiste. --le dijo intentando tranquilizar a su hija y tomando el celular para llamarlo. Pero faltaba escribir una palabra que cambiaria todo. "roto. Todo roto". Termino de escribir Zillah. --?Que intentas decir con eso, Zil? !como que papa esta roto! --dijo Erika mientras una sensacion de frio estanco se apoderaba de la boca de su estomago-- ?Puedes hablar y dejar esa estupida lapicera? --grito nerviosa dando un manotazo a la mano de su hermana y haciendo que la tirara al suelo. --!Erika! --grito Emma-- !deja en paz a tu hermana! ?no te das cuenta que esta en shock? Mientras ambas se gritaban, como siempre, la pequena levanto la lapicera y, con sus cortos diez anos, siguio buscando dentro de su mente la palabra adecuada, hasta que por fin la encontro y escribio, al final de la hoja del cuaderno: "Muerto. Papa esta muerto" Un silencio sepulcral envolvio el momento. Las dos se quedaron pasmadas, mirando las ultimas palabras como si una fuerza imantada hubiera atrapado sus ojos sin poder quitarlos de alli. Una respiracion extrana salio de la boca de Emma y una fuerza interna empujo sus manos hacia la mesa, buscando apoyo, abriendo los dedos para sostenerse y tirando el celular al suelo. Erika manoteo la lapicera nuevamente y arrojandola directamente a la cara de su hermana, grito otra vez:--!Que estupideces son esas Zillah! Si estas jugando, no es un juego que nos guste. Zillah negaba aturdida con la cabeza. Tenia los ojos cerrados y sus manos apretando las sienes. Abria la boca como si emitiera un grito desgarrador totalmente silencioso. Era una escena sofocante. Emma dio dos pasos inestables hacia atras y se aferro a uno de los pilares de la galeria. Sus ojos parecian estar huecos, profundos. Una lluvia de sensaciones viscerales cayo sobre Erika que llevo sus manos a la boca tapando el asombro que le provocaba haber leido esa palabra. Su padre no podia estar muerto. No debia estarlo. --No puede ser. Es imposible, papa regresa hoy. --dijo Emma Se agacho y levanto las tres partes en que se habia separado el celular. Coloco la bateria y luego la tapa. Lo encendio y temerosa realizo la llamada. El celular de Blas devolvia la llamada con la voz de la grabadora: "El numero al que llama esta apagado o fuera del area de cobertura" Emma solto el movil sobre la mesa, como si le quemara. Sentia como sus entranas se retorcian dentro del estomago. Las paredes se volvian negras, opresoras. La hermosa tarde de sol se habia transformado en un cuadro gotico donde la actuacion era primordial. Entonces reacciono: --?Donde esta?, quiero verlo, !vamos, llevame con el! ?puedes llevarme al lugar donde lo viste? --pedia Emma acelerando la voz. --!Mama, no puedes ir alli, hay que llamar a la policia! --grito Erika en su logica cordura.--Si, tienes razon, primero hay que llamar a la policia. --perturbada no dejaba de mirar a Zillah y la pequena, a su vez, no quitaba la mirada de los ojos de su madre. Marco el 911. Luego de tres tonos aparecio una voz masculina.