Seth Stephens Davidowitz - TODOS SUS LIBROS
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Independizate de Papa Estado de Carlos Galan Rubio
https://gigalibros.com/independizate-de-papa-estado.htmlEres consciente de que invertir para tu futuro es importante y cada vez tienes mas dudas acerca de la sostenibilidad del sistema de pensiones. Es posible que cuando llegue tu turno para cobrar la pension no quede ni un duro. Estas preocupado. Y con razon. Aun con todo, crees que todavia eres joven y ya habra tiempo de invertir.
Quiza cuando te asciendan, o cuando recibas un dinero inesperado (herencia, premio etc), o cuando conozcas a un millonario que te revele el truco definitivo para ganar en bolsa. Estas esperando el momento perfecto.
Aunque te decidieses a hacerlo hoy mismo, ?por donde empezar? Hay tantos bancos, tantos productos distintos, tantas teorias, tantos libros... que te sientes abrumado. ?A quien hacer caso?
De alguna forma sabes que tienes que hacer algo pero despues de investigar superficialmente sobre el tema te sientes confundido y no haces nada. El TIEMPO pasa… -
El ladron de tatuajes de Alison Belsham
https://gigalibros.com/el-ladron-de-tatuajes.htmlEl thriller mas impactante y adictivo de la temporada.
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Piel de Cebolla de Nieves Rodriguez Rivera
https://gigalibros.com/piel-de-cebolla.htmlLa relacion con mi madre nunca habia sido buena. Eramos dos mundos opuestos e irreconciliables. Toda mi vida habia sido una lucha constante contra su autoridad. Mi madre habia sido una mujer educada en las mas estrictas normas y costumbres; mientras que yo siempre fui una rebelde contestataria que me habia dejado la piel en luchar contra ellas. Sin embargo, con los anos habiamos aprendido a mantener una pacifica guerra fria.
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Cuba Libre de Cheryl Ness
https://gigalibros.com/cuba-libre.htmlEsa es la oracion clave que envuelve esta historia de amor real desarrollada en las calles de la Habana, Cuba, y que, de alguna manera, refleja como la vida de los cubanos cambio despues de la implementacion de la Ley de Democracia Cubana por el Congreso de los Estados Unidos de Norteamerica.
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Ola de calor (Serie Castle 1) de Richard Castle
https://gigalibros.com/ola-de-calor-serie-castle-1.htmlEl escritor numero uno en ventas Richard Castle, autor de los bestsellers de <
>, nos presenta a su nuevo personaje: la detective de homicidios del Departamento de Policia de Nueva York Nikki Heat, dura de pelar, sexy y profesional. -
Buena chica de Jana Aston
https://gigalibros.com/buena-chica.htmlRomper las reglas nunca fue tan divertido
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Adorable reputacion (Adorable 2) de Gabriela Cano
https://gigalibros.com/adorable-reputacion-adorable-2.htmlSegunda entrega de la trilogia <
>. -
En la penumbra de Catherine Parker Larranaga
https://gigalibros.com/en-la-penumbra.htmlLa vida de Geanpierre Sabadini, magnate italiano poseedor de importantes companias internacionales, esta sumergida en la busqueda constante de quien fuera su padre, aquel que nunca conocio pero cuyo pasado ensombrecio su vida y la de su madre. El amor clandestino de ella, una cortesana, con un hombre de alto nivel social, determinan su llegada al mundo, nacimiento que dejara al descubierto una obscena infidelidad dificil de afrontar. Incapas de resistir esa carga en sus espaldas y el repudio familiar, el padre de Geanpierre los abandona a su suerte tomando una drastica decision. Su madre, se vera obligada a huir para intentar olvidar al hombre que amo y evitarle a su hijo la verguenza de su origen. Esa verdad se la confesara antes de morir, para no llevar a la tumba un secreto que peso por anos en su conciencia. Solo entonces Geanpierre conocera el verdadero nombre de su padre e ira tras lo que quedo de el.
Mientras lleva a cabo la estrategia ideada para desenterrar su pasado, que devela realidades dolorosas, encuentra el amor; un amor que tendra que conquistar constantemente debido a su propia reputacion: la de un mujeriego.
La novela, envuelve al lector, en la vida de un hombre de cautivante personalidad, cuyo afan de romance, con una mujer racional y calculadora, se transformara en su propia debilidad. Sera Elizabeth quien, con su belleza y escurridiza forma de ser, terminara por seducir a Geanpierre.
La hermosa ciudad de Positano es el escenario donde este hombre viaja al pasado, vuelve al presente y enfrenta un futuro desafiante. Un entorno de bellos riscos y anaranjados atardeceres mediterraneos que enmarcan una historia romantica, intrigante e inesperada. -
Amar sin contratos (Esposa por contrato 2) de Seren Dally
https://gigalibros.com/amar-sin-contratos-esposa-por-contrato-2.htmlEn su habitacion del hotel, Emma Reed miraba la pantalla de su tablet, conectada a la camara de vigilancia de su hija Maddie. Su marido estaba tendido con ella en la cama, aunque despierto. Emma sabia que estaba nervioso, angustiado, por la forma en que se masajeaba la frente con sus dedos, con un codo en alto, en la oscuridad. A pesar del dolor que el le habia causado, Emma Reed sintio que el corazon le daba un brinco en el pecho. Llevaba ya en el hotel cuatro dias. Emma se habia ido de la casa en mitad de la noche, en un taxi, a un hotel alejado del centro, donde no corriese el peligro de encontrarse con Jared Whiteman. Echaba de menos a Maddie. Esa manana, habia ido a verla, despues de llamar a Eloisa y asegurarse de que Jared habia salido. Le pidio a la asistenta que no le dijese nada. La mexicana, fiel a su jefe, asintio con reticencias, sintiendose desleal. Estaba incomoda, e insistio en que se fuera pasados apenas quince minutos, lo suficiente para que Emma Reed pudiese abrazar a su nina aunque, claro, para la asistenta mexicana, ella no era mas que la madrastra de Maddie Whiteman. Con la luz apagada y acostada sobre su fria cama de hotel, Emma espiaba cada noche a su hija a traves de aquella camara. Veia a Jared leerle un cuento, arroparla antes de salir del cuarto, dejando la puerta entreabierta, para que Maddie no llorase si se despertaba en mitad de la noche. Emma no sabia bien si se conectaba cada noche para ver solo a Maddie o para verlo a el. Y aquel dia era diferente. Emma habia llorado. Tenia los ojos enrojecidos y la nariz hinchada. Un peso dentro del estomago. Necesitaba a Jared mas que nunca. A ese amor se superponia una rabia profunda y dolorosa, que provenia de lo mas recondito de su vientre. Cogio su movil y le envio un escueto mensaje de texto. Lo vio a traves de la camara, alargar la mano para alcanzar su movil, leer su mensaje e incorporarse como si le hubieran pinchado. Volver a releer el mensaje de su esposa, levantandose, apresurandose hacia la puerta para llamarla. El telefono de Emma vibro sobre su mano. Seguramente estaba hablandole desde su habitacion. - Emma, vas a volver a la casa inmediatamente - fue lo primero que dijo, en un tono duro, autoritario. Ella se quedo en silencio, escuchando la entrecortada respiracion de su marido. - ?Me estas escuchando? Quiero que vuelvas a casa ahora - remarco esa ultima palabra, subiendo el volumen de su voz y espaciando las silabas - Tenemos que hablar. - No - respondio Emma, con una impasible calma, sin alterarse - Ire el martes a su oficina, a las cuatro, con mi abogada. Le aconsejo que avise a Sterling - lo trato con formalidad a proposito. Sabia que eso le molestaba. Jared resoplo, desesperado. Guardo silencio sin saber que decir unos segundos, hasta que, finalmente, se atrevio a preguntar: - ?Me vas a pedir el divorcio? - Hablaremos el martes - respondio Emma, impasible. - Dime donde estas y yo ire a hablar contigo esta... Corto la llamada sin dejarlo decir nada mas. Ahora era ella quien iba a dictar las normas. Capitulo 2 Era dificil entender como habian llegado a aquella situacion apenas tres meses despues de la boda. Todo parecio ir bien durante un tiempo hasta que una serie de fatalidades se encadenaron de forma impredecible y caprichosa. Incluso antes de conocer a Emma Reed, el millonario habia dirigido su vida "sentimental" de una forma un tanto excentrica, como alguien que no cree en el amor ni sabe que es. Su primer matrimonio, con su amiga y socia Nora Mitchell, fue por pura conveniencia y estaba basado unicamente en la amistad. Cuando Nora supo que tenia un tumor, acordaron casarse para proteger la empresa. Ella le pidio adoptar a una nina, ya que no queria morir sin saber lo que era la maternidad, y Jared Whiteman accedio sin demasiado entusiasmo, solo para complacer a una vieja amiga por la que nunca sintio nada mas alla de la lealtad y el afecto. Fue al morir Nora cuando empezo a plantearse como queria que fuese la vida de Madelaine Whiteman. Adoraba a la nina, pero su trabajo y la empresa siempre estuvieron por encima de lo demas. Fusiones, absorcion de consorcios rivales, viajes de negocios, reuniones. Su empresa crecia. No le importaba el dinero, pero era adicto al poder. Su trabajo ocupaba su vida y se le hacia cada vez mas dificil aranar algunas horas para ver a Maddie. Incluso en el fin de semana, con frecuencia, tenia cenas de negocios y se veia obligado a dejar a la nina al cuidado de Eloisa Flores, su asistenta. Y entonces, un dia Maddie empezo a preguntar por que ella no tenia una mama como las otras ninas. Jared hizo el esfuerzo de salir con alguna que otra mujer, pero todas lo hastiaron. Ninguna parecia ser lo suficientemente buena para el, siempre exigente al juzgarlas. Llevo a algunas para que conocieran a su hija, pero en ninguna vio ni la mas minima senal de encajar bien con Maddie. Todas fingian un interes en su hija adoptada un tanto artificial, impostado, y la trataban como un medio para conseguir el claro proposito de convertirse en la esposa de un millonario hombre de negocios bostoniano, portada en dos ocasiones de la revista Bloomberg Businessweek, viudo, y muy atractivo. Ademas, todas requerian una atencion que Jared Whiteman no estaba dispuesto a concederles. No era un hombre muy dado al galanteo. Pedia lo que queria, y casi siempre era solo sexo. Con eso le bastaba y hacia su ajetreada agenda mucho mas simple. Tratar de complacer a una mujer y tomarse el tiempo de conocerla eran dos tareas agotadoras para el, asi que despues de acostarse con ellas unas cuantas veces, dejaba de llamarlas o les decia, sin rodeos y sin compasion, que aquello no funcionaba y que no volveria a verlas mas. - ?Nunca te has preguntado quien y como sera la madre biologica de Maddie? - le pregunto un dia Laurie Martinez, esposa de su mejor amigo. Esa pregunta obsesiono al millonario. Por la noche, en su cama, consideraba que tal vez esa era la solucion que estaba buscando. Quien, mejor que su verdadera madre, podria cuidar a Maddie, dedicarle el tiempo y la energia que ella necesitaba, con afecto y entrega. La semana siguiente, llamo a su abogado, Alexander Sterling, y le explico su plan. Lo primero: buscar a un investigador privado, comprar informacion, seguir a la madre biologica durante algunos meses, cerciorarse de que cumplia con las expectativas del Sr. Whiteman y de que no era un peligro para Madelaine. No tenia demasiadas esperanzas de dar con una madre biologica a la altura de su hija y de el mismo. Sin embargo, se sorprendio al toparse con aquella doctorada en historia del arte por la Universidad de Chicago, especialista en pintura europea del Renacimiento y del Barroco. Cuando Emma Reed lo conocio, bajo el pretexto de comprar una de las piezas de su galeria de arte, Jared ya lo sabia todo sobre su tediosa rutina diaria, las horas a las que solia volver a su casa, sus intereses, la informacion que compartia en sus redes sociales, las relaciones sentimentales que habia tenido en los ultimos anos, en que y como gastaba su dinero, su historial de credito, su limpia ficha policial, y su expediente medico. La agencia de investigacion le habia pasado incluso un interesante dosier sobre las tortuosas circunstancias que rodearon la concepcion de su hija adoptiva. Su intencion era ser duro y frio con Emma Reed, a la que no conocia mas alla de aquellas fotos y documentos. Por fin, se dijo, tenia la oportunidad de ser dolorosamente claro con sus intenciones y sus propositos con respecto a una mujer, y los suyos eran contratar a una esposa. De manera que la trato como a la candidata a un puesto. Alexander Sterling ya tenia redactado el contrato matrimonial y estaba listo para imprimirlo una vez que Jared Whiteman diese su aprobacion a aquella bonita pasante de Chicago: "Adelante", fue el escueto mensaje que Jared Whiteman le envio despues de conocer a Emma Reed en su oficina, un lunes por la tarde. Ella se habia sentido ofendida por aquel contrato. Por la subita y sorpresiva oferta que Jared Whiteman le hizo al dia siguiente de estrecharle la mano por primera vez. Sin promesas de amor, sin falsas perspectivas. La guapa pasante de Chicago entendio que el solo queria a alguien que se ocupase de Maddie como una madre y construyese con el la grata ilusion de una familia feliz. Conveniente sexo sin las molestias de cortejar a una mujer. Una esposa bonita que llevar a sus cenas de negocios. A cambio: un millon de dolares o un negocio propio, ropa y zapatos caros, una casa en la mejor zona de Boston, vacaciones en cualquier parte del mundo. Las seguridades y las comodidades que concede el dinero en America. A ella lo que realmente le importaba era recuperar a su hija. Todo estaba claro y era un acuerdo entre adultos. Y sin embargo, Emma Reed no fue facil. Tenia escrupulos, era timida, y se nego a su deseo durante casi un mes, rehuyendolo, incluso cuando el ya tenia el derecho de tomar de ella lo que quisiese. Emma lo rechazaba con la altiva sutileza de quien se niega a ser una propiedad o un juguete. Esa actitud mojigata no hacia sino excitar aun mas al millonario, que acabo por rendirla, casi a la fuerza, en su noche de bodas. Habia despertado un deseo que Emma Reed no acababa de comprender. "El chofer estara ahi a las doce. Hoy almorzaras conmigo", le envio Jared Whiteman a traves de Telegram a las nueve, apenas tres dias despues de la boda. "Digame como tengo que vestirme", respondio ella, imaginando que se trataba de algun compromiso de negocios. "Uno de esos femeninos vestidos que me provocan una ereccion. Y no te pongas bragas", fue su respuesta. Emma Reed se sonrojo, leyendo aquel mensaje. "Sr. Whiteman, yo tenia razon. Es usted un millonario pervertido". Jared replico: "Tambien yo tenia razon. Usted es una mojigata incurable, Sra. Whiteman". A Emma le cosquilleo el estomago, viendolo referirse a ella como Sra. Whiteman. Al cabo de un momento, le llego la respuesta seria: "Vamos a ser tu y yo". Eso solo podia significar que a el le gustaba pasar tiempo con ella, se dijo Emma Reed. Empezaba a fantasear con que Jared se enamorase. Luego, agitaba la cabeza sacudiendose esa estupida ensonacion y se recordaba a si misma que aquello no era mas que un contrato. El restaurante en el que se vieron estaba en la ultima planta de un rascacielos, con unas increibles vistas del centro de Boston. Tras el almuerzo, al bajar en el ascensor, Jared Whiteman presiono el boton de parada. A Emma Reed se le estremecio el vientre, y empezo a sudar, cuando el se le puso delante, y la estrecho entre sus brazos. Con sus manos acariciandole las nalgas, comprobo si ella habia sido lo suficientemente atrevida como para no ponerse ropa interior. Arrugo la nariz, con decepcion, al notar los bordes elasticos bajo la fina tela de su vestido. Exhalo un tanto melodramatico. - Esos juegos eroticos no estan en el contrato - le recordo ella. - Ya - dijo el, deshaciendo el abrazo y dando un paso para ponerse a su lado. Presiono de nuevo el boton para reanudar la bajada - Era mucho esperar que te atrevieras a complacerme. Emma insistia en mantener las distancias, tratandolo de "usted" en privado. En ese pequeno detalle, Jared Whiteman supo leer las reticencias de Emma Reed y se negaba a darle tregua. Cada noche, al acostar a Maddie, Jared exigia de su esposa lo que le pertenecia. Ella obedecia, sin querer admitir lo mucho que empezaba a gustarle que Jared Whiteman insistiese en su intento de domenarla. El le hacia el amor una, dos veces. Emma no se negaba. De hecho, esperaba con la misma impaciencia que el el momento de meterse bajo la colcha. Y sin embargo, aun buscaba formas de herirlo con pequenos desprecios, apenas perceptibles, que no escapaban a la atencion de su esposo. - Anda, quitate la ropa - le susurraba, robandole los primeros besos de la noche. Unas veces divertido y otras desesperado por su obcecacion, Jared Whiteman la acogia en sus brazos: - Todas las noches volvemos a empezar - bromeo - Si sabes que te lo voy a pedir, por que no te acuestas desnuda de una vez. Emma Reed grunia, avergonzada. No podia evitarlo. Era su forma de mantener la cabeza y el corazon frios.
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Las Perlas de las Reinas de Rosa Alcantara Menendez
https://gigalibros.com/las-perlas-de-las-reinas.html?Somos realmente duenos de nuestras decisiones?
Alix Mesniel, conservadora de Patrimonio Nacional, vive entregada a su trabajo y no se plantea mantener una relacion estable con ningun hombre. Esta preparando el traslado de varias obras de arte al nuevo Museo de las Colecciones Reales de Madrid cuando, de forma sorpresiva, aparece enterrado en una finca de Medina Sidonia (Cadiz) un cofre del siglo XVIII con la primera prueba creible del paradero de una joya legendaria de la Corona Espanola que desaparecio sin dejar rastro: Las Perlas de las Reinas. Durante la investigacion, Alix conoce a Beltran Gonzalez. El es experto en Historia, aventurero por naturaleza y el hombre que hara anicos su soledad. ?Existe logica ante lo inexplicable? Inician una relacion a pesar de sus diferencias y esclareceran turbios asuntos de la realeza mientras se acercan al destino final de la joya, pero un suceso inesperado dara un vuelco a la investigacion y provocara una debacle en sus emociones. -
Sombras nuevas de Alba Duro
https://gigalibros.com/sombras-nuevas.htmlLa oscuridad estaba a su maximo punto, el olor de cigarro estaba adherido a sus dedos que tecleaban sin parar, su rostro estaba muy junto a la pantalla del ordenador como para no perder ningun detalle. Su cabello largo y rizado, estaba atado en una cola con la intencion de domarlo. Tenia un cardigan gris ancho y largo, medias largas y los lentes. --Entonces, luego de caer juntos jadeantes en la cama, ella se dio cuenta que era feliz junto a el. Patricia estaba leyendo las ultimas lineas de una historia romantica que acababa de terminar. Lo volvio a hacer, asegurandose que la redaccion estaba correcta, puesto que ella es una redactora de novelas romanticas y ese es un habito que le aseguraba estar tranquila con lo que habia hecho. Luego de revisar, pasaria tiempo para arreglar los aspectos de presentacion del texto: Colocarle un titulo mas bonito, revisar las comillas y signos de puntuacion, la sangria y, claro, la portada; el cual no representaba un problema ya que era una aficionada a las artes y, como tal, le encantaba jugar con acuarelas y oleos. Todas las bases estaban cubiertas. Pero, por lo pronto, saldria al balcon y se sentaria en una pequena silla de madera. Alli, aprovecharia para fumar un cigarro con tranquilidad y asi celebrar que por fin habia terminado con una obra. Era otro logro personal. Se sento y se quito los lentes, respiro profundo y se dispuso a admirar la vista al parque que tenia. Era un area verde grande, extensa, que ofrecia un panorama tranquilo y calmo. Los afortunados como ella, podrian relajarse viendo arboles lo cual era bastante util para olvidar el caos de la ciudad. Mientras consumia uno de sus vicios favoritos, sabria que seria cuestion de tiempo en que tendria que levantarse para responder los correos de los fanaticos, revisar propuestas de clientes y nuevos proyectos que debia anotar en una agenda de cuero rojo que llevaba siempre consigo. No solo para organizar sus fechas sino tambien para anotar cualquier idea interesante que podria servirle para sus textos. La historia de Patricia como escritora, sin embargo, comenzo de una manera, digamos, curiosa. Ella se encontraba en la universidad estudiando Periodismo, una carrera que no le parecia interesante en lo mas minimo. De hecho, se encontraba compartiendo las aulas con un grupo de personas que se sentian orgullosas de hacer entrevistas y de jugar a ser reporteros estrellas mientras que ella estaba aburrida y, peor aun, con un creciente sentimiento de decepcion. Un dia, saliendo de clases, noto un aviso en la cartelera de corcho que se encontraba en la entrada: "Si te gusta la escritura y quieres emprender en este maravilloso mundo, anota este correo y nos comunicaremos contigo". Para cualquier persona, un aviso tan parco como ese, solo podria significar una cosa: Estafa. Pero, para Patricia podria significar su boleto dorado hacia un cambio de vida que podria darle mas estabilidad en un futuro. Fue a casa rapidamente y se sento en el ordenador de su hermana mayor. --A ver, hagamos la prueba. Un simple "Hola, estoy interesada" y listo. Esperaria la respuesta... Si es que llegara a manifestarse. Dentro de si sabia que no habia nada que perder. Para combatir la ansiedad de la expectativa, prefirio tomar el libro de Estadistica y comenzar a estudiar para los parciales hasta que se quedo dormida. Los numeros, para ella, tenian un efecto casi sedante. Luego de una hora, se levanto de repente y se dirigio hacia su maquina para revisar los estados de Facebook hasta que noto que tenia una respuesta en su correo. Los angeles comenzaban a cantar en su oido. --!Hola, Patricia! Estamos encantados en saber que estas interesada. ?Que tal si nos envias un texto de tu preferencia de 300 palabras? Asi evaluaremos tus habilidades en redaccion. Quedamos atentos ante tu respuesta. Con una amplia sonrisa en el rostro, termino de espabilarse y a pensar que tema seria interesante de escribir. Esta vez, tenia la libertad de escoger todo lo que quisiera. --Mmm, que sea un cuento corto... Espero que funcione. No paso mucho tiempo cuando se sintio inspirada y comenzo a escribir. Algo sencillo y con un final feliz. Reviso y leyo y volvio a revisar hasta que se sintio contenta con el resultado final. Con la esperanza en el corazon, redacto un correo de respuesta. --!Hola! Aqui les adjunto el texto requerido. Espero que les guste. Estare atenta ante cualquier eventualidad. Firmo y decidio que la suerte se manifestara. De todas formas, no pasaria nada si las cosas no saldrian como queria. Al menos asi trataba de consolarse con aquella filosofia del vaso medio lleno. Para su fortuna, no obstante, recibio las mejores noticias que pudo recibir en mucho tiempo. --!Enhorabuena, Patricia! Nos ha encantado lo que has escrito. Queremos hablar contigo y proponerte que escribas historias como la que nos enviaste... No siguio leyendo porque el triunfo personal que sentia le nublaba la vista. Eso era una oportunidad de oro y no pensaba perderla. Lo cierto es que Patricia termino escribiendo cuentos cortos para ninos y adultos. Dos a la semana era la cuota a cumplir y estaba mas que feliz de hacerlo. Aunque la responsabilidad demandaba hacer espacio entre sus deberes, no le importaba rechazar fiestas o reuniones aburridas puesto que le interesaba reunir dinero para irse de su pueblo natal. Todo lo tenia visualizado como una estratega. ... Y asi le funciono. En plena graduacion estaba lista para mudarse a la gran ciudad de Los Angeles. Dejaria el frio, la nieve fastidiosa y los chismes para residenciarse en un lugar que podria garantizarle mayor estabilidad laboral. Se despidio de sus padres y hermanas, de la monotonia y del destino para escribir el suyo propio, ahora el rumbo era una ciudad enorme, intimidante pero brillante. A pesar de las dificultades, Patricia pudo hacerse paso y residenciarse en una zona alejada del centro pero igual de transitada. El piso que alquilo y que ahora es su hogar, tiene forma de atico pero es amplio y ventilado. Ella, como cuenta con un espiritu sencillo y libre, no se molesto en hacer demasiados cambios salvo por invertir en discos de vinilo, un tocadiscos, afiches de peliculas y de los musicos que admira.
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Quimera de Taylor S
https://gigalibros.com/quimera.htmlLa revolucion de sus ojos verdes convirtio lo imposible en posible.
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Noche de fuego de Colin Thubron
https://gigalibros.com/noche-de-fuego.htmlDesde las primeras paginas de esta novela se nos desvela el final que aguarda a sus protagonistas, siete inquilinos de un mismo edificio de apartamentos--el casero, un pastor anglicano, un neurocirujano, una entomologa, un fotografo, un nostalgico de la infancia y un viajero--que perecen entre las llamas que provoca un cortocircuito. En sus ultimos instantes, los ocupantes del edificio rememoran episodios significativos de sus vidas; siete individuos que simbolizan en realidad siete aproximaciones al alma humana.
Con un lirismo incomparable y un lenguaje cristalino y hermoso, Colin Thubron recrea la compleja trama de los recuerdos para salvarlos de las llamas. -
Bajo el arbol de los toraya de Philippe Claudel
https://gigalibros.com/bajo-el-arbol-de-los-toraya.htmlLos toraya viven en la isla Celebes. Son un pueblo cuya existencia esta obsesivamente marcada por la muerte. Cuando fallece un toraya, la organizacion de su funeral se prolonga durante semanas, meses, a veces anos. Lo deseable es que asistan a la ceremonia todos los parientes del difunto, lo que puede suponer miles de personas desperdigadas por el archipielago indonesio, o incluso fuera de el. El viaje, el alojamiento y la alimentacion corren a cargo de sus familiares, que con frecuencia deben contraer fuertes deudas para poder respetar la tradicion. Para hospedar a los invitados se construyen casas de madera finas y graciles como barcas. En prevision de los banquetes se compra ganado. Se sacrificaran cerdos y bufalos para acompanar al difunto. Durante todo ese tiempo se conserva el cuerpo de quien aun no es considerado un muerto, sino un enfermo, un to masaki, en la lengua de los toraya. La tumba en la que sera inhumado se excava directamente en la roca de ciertos acantilados sagrados. En esos sepulcros en forma de nicho descansan los restos de los miembros de una misma familia, custodiados por idolos de madera. Al cabo de un tiempo, los ataudes se pudren y se abren. Los huesos quedan esparcidos por el suelo, mezclados con la tierra y las hojas. En la primavera de 2012 recorri la tierra de los toraya. En su isla, que aun no conocia, volvi a encontrar lo que siempre me ha gustado de Indonesia: sus gentes tranquilas y risuenas; sus paisajes ondulantes, a veces escarpados, con su muestrario infinito de verdes, desde el mas claro hasta el mas mate; su cielo, que puede ser amplio y azul y volverse vertical al dia siguiente, un collage de altas nubes de plomo que revientan de pronto para dejar caer una lluvia calida sobre bosques, caminos y arrozales; sus noches, que llegan temprano, repentinamente, y desencadenan un aquelarre de insectos y lagartos; el placer de tomarse una cerveza helada mientras saboreas un nasi goreng o unos sates de cabra en una acera, sentado en una silla de plastico pensada para un gnomo, o el de fumarse un kretek con aroma a nuez moscada y canela. Cerca de un pueblo toraya situado en un claro, me mostraron un arbol peculiar. Imponente y majestuoso, se alza en una pendiente del bosque, a unos cientos de metros de las casas. Es una sepultura reservada a los ninos de muy corta edad, fallecidos durante los primeros meses de vida. En el tronco del arbol se excava un hoyo. En su interior se deposita el pequeno cadaver envuelto en una sabana. El sepulcro lenoso se cierra con un entramado de ramas y tela. Lentamente, con el paso de los anos, la madera del arbol vuelve a cerrarse y guarda el cuerpo del nino en su propio y enorme cuerpo, bajo su corteza soldada de nuevo. Comienza entonces el viaje que lo elevara poco a poco al cielo, segun el pausado ritmo del crecimiento del arbol. Nosotros enterramos a nuestros muertos. O los quemamos. Nunca se nos habria ocurrido confiarselos a los arboles, aunque no nos faltan bosques ni imaginacion. Pero nuestras creencias se han vuelto vacias, carentes de eco. Perpetuamos rituales que a la mayoria nos costaria mucho explicar. Nuestro mundo vive de espaldas a la muerte. Los toraya la han convertido en el centro del suyo. ?Quien tiene razon? Esa misma noche, mientras bebia cervezas y fumaba kreteks en el balconcito de mi habitacion del hotel, volvi a pensar en el arbol, en su madera, alimentada por huesos fragiles y carne desaparecida. Abajo, unas ancianas estadounidenses reian a carcajadas mientras acababan de cenar en la terraza del restaurante. Me habia cruzado con ellas al regresar al hotel. Iban calzadas con deportivas rosa y vestian pantalones caqui de explorador llenos de bolsillos, camisas de algodon y chalecos de reportero de guerra. Sus cabezas estaban coronadas por cabellos blancos, malva y, en algun caso, violeta. Todas tenian la misma nariz rehecha, los mismos ojos estirados, los mismos labios rellenados. Habian alcanzado el tramo final de sus vidas, pero sus rostros exhibian los rasgos abstractos y esquematicos caracteristicos de las jovenes artificiales, todas identicas. Parecian munecas escapadas de una tienda que vendiera articulos monstruosos a no se sabe que clientela. Pense en todas las estrategias inutiles que aplicamos a nuestros cuerpos para enganar al tiempo y a nuestros miedos. Frente a mi, en la noche indonesia, mientras disfrutaba del aroma de los cigarrillos, adivinaba las siluetas mas claras de los bufalos que, de pie en medio de los arrozales, dormitaban con la cabeza inclinada hacia el barro. La llovizna y una tenue bruma caian sobre sus cuerpos inmoviles. Parecian de otra epoca. Los sentia medio borrados. Pense en la desaparicion. En la llegada al mundo. En esa danza incoherente, unas veces hermosa y otras grotesca, que es nuestra vida. Tambien en nuestro fin. Los sapos parloteaban. Unos murcielagos enormes libraban un duelo silencioso por encima de mi cabeza. Habia cumplido cincuenta anos tres meses antes. ?Significaba eso algo? Como de costumbre, tenia un libro al lado. Esa noche era El viaje nupcial, de Ismail Kadare, que releo al menos cada dos anos. Es una historia muy hermosa de promesas, muerte, fantasmas y cabalgadas. Y de invierno, la estacion del ano en la que siempre he sentido que me convierto en quien soy realmente. Tenia un cuaderno y una pluma --comprada mas de diez anos atras en un mercado de Saigon-- que hace honor a su nombre, porque es muy ligera. Ya no recuerdo si tome notas mientras pensaba en el arbol y su corteza cerrada sobre los cuerpecillos invisibles. No estoy seguro: a veces, donde mejor se escribe es en la propia cabeza. Estaba entre dos peliculas, en ese dificil momento en que uno se cuestiona lo que hace y se pregunta si merece la pena hacerlo, si tiene algun sentido. Cuando uno esta aun menos seguro de si debe continuar. Mi ultimo largometraje habia obtenido una tibia acogida. El publico no habia abarrotado las salas. Habia corrido mejor suerte en el extranjero, en la decena de paises en los que se habia estrenado y a los que yo lo habia acompanado para responder una y otra vez las mismas preguntas, exhibir la misma sonrisa para los fotografos y encontrarme solo por la noche en la habitacion del hotel, contemplando las botellitas del minibar como si fueran companeras de infortunio. Tras la gira, habia decidido olvidarme de esa pelicula que se habia tragado dos anos de mi vida, pasar pagina en mi interior y marcharme a la isla Celebes con un renovado deseo de imagenes que empezaba a apuntar, todavia vago y borroso, a la espera de una concrecion que pensaba perfilar sin ninguna prisa. Hace mucho tiempo ya que comprendi que no <
> las peliculas, sino que son ellas las que nacen de nosotros y toman forma como y cuando les parece. Las ancianas estadounidenses se habian callado. Debian de haber vuelto a sus habitaciones. Me las imagine solas ante el espejo del cuarto de bano, contemplando sus rostros falsos y leyendo su verdadera edad en el fondo de sus ojos tristes. Toda mentira conlleva su amarga caida. Tres dias despues volvi a Francia. En cuanto entre en casa, deje la maleta en el suelo y me bebi un vaso de agua del grifo mirando a mi alrededor. Tenia la sensacion de haber llegado a un pais extranjero. Por supuesto, los olores eran conocidos, pero pertenecian a una estacion y una ciudad de las que me habia ausentado y en las que aun no habia vuelto a encontrar mi sitio. El parquet crujia bajo mis pies. En los alfeizares de las ventanas, las moscas muertas terminaban de apergaminarse colectivamente, con las patas estiradas hacia el techo. Seguia considerandome alguien corriente y a la vez exotico. Seguia teniendo en la boca el peculiar sabor de los kreteks. Sin embargo, oia en lo alto sonidos familiares, en especial el piano desafinado del senor Bellagar, el vecino del octavo, un anciano medio ciego cuyo rostro y encorbatada elegancia me recuerdan un poco a Jorge Luis Borges y que se pasa horas tocando melancolicas melodias de la Europa central. Di una vuelta por las habitaciones, lo que se hace pronto, porque solo son tres, y escuche los mensajes acumulados en el contestador, que parpadeaba en una mesita del salon, al lado de la fotografia de Florence, mi ex mujer, que me sonreia. Entre ellos descubri el -
Dos maneras de decir te quiero de Nina Minina
https://gigalibros.com/dos-maneras-de-decir-te-quiero.html -
El pequeno libro de las grandes feministas de Julia Pierpont
https://gigalibros.com/el-pequeno-libro-de-las-grandes-feministas.htmlEn este luminoso volumen, la exitosa escritora del The New York Times, Julia Pierpont, y la artista Manjit Thapp combinan biografias breves, vibrantes y sorprendentes con preciosos retratos de “santas” seculares, campeonas de la fuerza y el progreso: mujeres que sacudieron la tierra, rompieron techos e hicieron explotar los moldes.
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Zoom de Paloma Ainsa
https://gigalibros.com/zoom.htmlLa vida da muchas vueltas. No es ningun misterio. A veces, si tienes suerte, te permite trabajar en lo que te gusta. En mi caso es la fotografia. Hago fotografias de todo tipo. No hay nada, en este mundo cruel que nos ha tocado vivir, que me llene mas que captar esa belleza que todos llevamos dentro, ese instante en el que todo parece perfecto, ese gesto lleno de expresividad y poesia y dejar constancia de el para siempre, hacerlo inmortal. Me encanta. Y se me da bien. Empece trabajando en la BBC --no, no es la cadena de television britanica, sino la forma en la que mi padre denominaba a <
>--, pero, poco a poco, fui abriendome camino hasta que consegui tener mi propio estudio. Un estudio grande y luminoso, con mucho cristal y paredes de ladrillo visto pintado de blanco que mi amigo Victor me ayudo a decorar. Trabaje como free lance para publicaciones importantes en el mundo de la moda y en revistas del corazon. Inmortalice a modelos, a gente de la farandula e incluso a personalidades de la politica. Es posible que hayas visto una portada mia al pasar por un kiosco. La vida, en ocasiones, puede ser aun mas magnanima y, aparte de la suerte en lo laboral, tambien te permite casarte con el amor de tu vida. Un hombre encantador con hoyuelos en las mejillas. Uno de esos al que tus padres adoran y que aun tiene detalles espontaneos y romanticos. Una de esas personas a las que crees conocer, que no tiene secretos para ti despues de doce anos de relacion y por la que pondrias la mano en el fuego sin dudar ni un segundo. Y cuando te relajas y piensas: < >, la vida va y te lo quita todo de golpe. De la noche a la manana, el banco se queda con tu estudio, y el marido, al que creias conocer, te sorprende con algo tan cruel, mezquino y humillante, que se convierte de un plumazo en un ser de nombre impronunciable. Y te ves obligada a volver a casa de tus padres, sin dinero, sin trabajo, sin estudio de fotografia. Sin futuro. Y te sumerges en un tunel helado y oscuro durante mucho, mucho tiempo. Un tunel del que solo se puede salir gracias al amor de tu familia y tus amigos. Y cuando crees que lo peor ha pasado, la vida se rie y empieza a girar otra vez. CAPITULO 1 Me desperte en mi antigua habitacion y lo primero que vi, como cada dia en los ultimos dieciocho meses, fueron los posters de Take That que me acompanaron en mi adolescencia y que, por alguna extrana y melancolica razon, me resistia a quitar de las paredes, a pesar de lo mucho que me fastidiaba la sonrisa --antes enigmatica y ahora ironica-- de Robbie Williams. La resaca tampoco ayudaba. Ultimamente, cuando me juntaba con Victor, bebia mas cerveza que Homer Simpson. Me revolvi tratando de buscar una postura decente, un rayito de sol que entraba a traves de la persiana me estaba fundiendo las retinas, las tenia como lupas. Decidi que taparme la cabeza con las sabanas era la mejor solucion. De hecho, me encontraba tan aislada del mundo que me pregunte si podria quedarme asi eternamente. Se estaba tan bien... Oi pasos en el pasillo, mi madre se acercaba y sabia que entraria sin llamar. Le daba miedo que tuviera una depresion < > y hubiera decidido poner fin a mi misera existencia tomando un punado de las pastillas de amapola de California que tomaba para dormir. Habia leido en Google que era un opiaceo y ahora creia que era drogadicta. De nada servia que le explicara que las drogas duras no se vendian en herbolarios. --Pero Maritere, ?que haces ahi embalsamada? !Pareces Tuttankamon! No espero respuesta y se dirigio a la ventana dando grandes zancadas. El ruido de la persiana me perforo el timpano y la luz solar invadio la habitacion de tal forma, que tuve miedo de destaparme por si quedaba reducida a un punado de cenizas, como un cutre Dracula de serie B. --Aqui huele a tigre, hija. Y ya tengo bastante con los pies de tu hermano. Haz el favor de levantarte, que son las nueve y media y yo no soy la criada de nadie. Me arranco las sabanas de un tiron sin previo aviso. --Ay... --fue el unico y lastimero sonido que consegui emitir. --Vas a tener que ir a comprar limones, pero no vayas a la fruteria de la esquina que los tienen carisimos. ?Como se les ocurre tener los limones a dos cincuenta el kilo? Con razon se acaban de comprar un adosado... --dijo mientras recogia mi ropa sucia del cesto. Mi mente, aun regodeandose en la autocompasion, no acababa de procesar la relacion entre el precio de los limones y la compra de adosados. --!Venga, Maritere! !Que tengo a tu abuela vagando a sus anchas por el pasillo! Mi abuela tenia demencia senil. Una vez se nos escapo de casa en camison y fue sembrando el terror entre los ninos del vecindario. No podiamos dejarla mucho tiempo sin vigilancia. --Voy, mama... --conteste haciendo un esfuerzo sobrehumano para levantarme. Ella sonrio satisfecha por haber cumplido con su mision y me dio un beso brusco en la frente. Era su forma de decirme que me queria y que sabia que lo estaba pasando mal. --Tinete las raices --dijo examinando mi pelo pajizo. Le devolvi una sonrisa debil y ella salio de la habitacion de la misma forma en la que habia entrado, como una fuerza de la naturaleza, como un huracan desplazandose por el Golfo de Mexico. * --Buenos dias a todos --dije entrando en la cocina. Me sentia algo mas animada. La ducha me habia sentado bien. --Buenos dias --contesto mi padre bajando el periodico. --Mpmhf --contesto mi hermano Juanlu, en calzoncillos y con una camiseta de Black Sabbath. Mi abuela se limito a observarme con una sonrisa, ya no hablaba mucho. Me sente a la mesa e intente robarle una galleta a mi hermano, pero tenia buenos reflejos y me dio una palmada en la mano. --!Au! Mi madre, que estaba amasando un monton de carne picada para hacer albondigas, se volvio hacia nosotros. --?Viniste muy tarde anoche? No te oi llegar. --No. Solo me tome un par de cervezas en casa de Victor. Ella enarco las cejas en un gesto de suspicacia, eso de < > le sonaba a eufemismo. --Ya... --contesto mi madre meneando el mejunje rosado. Mi hermano me miro de reojo esbozando una media sonrisita de complicidad. Tampoco se habia tragado lo de las dos cervezas. --No es por ser pesada, Maritere... --empezo mi madre. Por experiencia, se que cuando mi madre empieza con esa frase, el efecto de pesadez se duplica y se eleva a la enesima potencia. --Mama, deja de llamarme Maritere, por favor. Sabes que no lo soporto. --Maitechu --dijo mi abuela. --Maitechu tampoco, yaya... --Mpmhf, mpmhf, mpmhf... --rio mi hermano. --Son apelativos carinosos, Maite. No le des tanta importancia --dijo mi padre, bajando el periodico de nuevo y guinandome un ojo. --Como iba diciendo... --insistio mi madre, molesta por la interrupcion-- Ayer por la tarde me encontre con la senora Encarnita en el supermercado. La mayoria de nuestras vecinas eran ancianas viudas que respondian a diminutivos. Estaban Encarnita, Lolita, Angelita, Teresita y Pepita. Incluso teniamos un caso extremo, Anitin. Por supuesto, me resultaba muy dificil saber a cual de ellas se estaba refiriendo. --Su hija Quinita... --continuo mi madre aumentando mi confusion-- Tu la conoces. Es aquella chica que trabajo una temporada en la merceria que hay a dos manzanas, cerca del mercado. La que tuvo una mononucleosis de caballo, pero todo el mundo le decia que eso era solo astenia primaveral y casi acaba en el otro barrio... Mi madre no soportaba que los demas no tuvieramos sus dotes de reconocimiento facial y memoria sobrehumana, asi que insistia en darnos detalles sobre las personas para ayudarnos a recordarlas. La cosa podia prolongarse hasta el infinito, por eso la cortabamos siempre con la misma frase: -
Secretos 3 de Christian Martins
https://gigalibros.com/secretos-3.htmlA falta de unos dias para dar el "si, quiero", Julia decide mandar todo a paseo y comenzar una vida de cero. Para hacerlo, toma la decision de disfrutar en solitario del viaje que tenia programado para la luna de miel, sin saber lo que encontrara en este. En pleno Caribe, conocera a Elias Castro, un poderoso empresario que tiene todo lo que quiere en el momento en el que lo pide. Ambos comenzaran un apasionante romance rodeados de los mas exquisitos lujos. Julia no tardara demasiado en enamorarse del irresistible Elias, pero tambien descubrira que no todo es lo que parece. Las mentiras y los secretos comenzaran a estar presentes en el dia a dia de la pareja hasta que Julia, hastiada de mantenerse al margen y de desconocer la verdadera vida de su pareja, decidira marcharse y abandonarle para regresar a Madrid, su ciudad. Pero Elias ha encontrado al amor de su vida y no piensa dejarlo escapar tan facilmente. Regresara en busca de Julia y encontrara en Madrid un sinfin de peligros de los que no podra protegerse. Fuera de Mexico, no tiene poder ni contactos para mantener a Julia bajo proteccion, asi que no les quedara mas remedio que regresar. Julia, guiada por el amor ciego que siente por Elias, decide obviar todos los riesgos que ha sufrido y regresar a Mexico bajo la promesa de que, nada mas llegar, la hara participe de los secretos que han rodeado su relacion. ?Podra soportar la verdad? ?Le contara Elias todo lo que tanto ha luchado por mantener oculto? ?Se acabaran las mentiras entre ellos? Y..., lo mas importante, ?estaran por fin a salvo de los sicarios que les persiguen? 1 Habian detenido a Elias. Aquello era lo unico que su confusa mente era capaz de procesar. El control habia saltado, activando sus alarmas, y los agentes que se encontraban presentes le habian pedido que se retirase a una de las esquinas. Julia miro hacia su alrededor, buscando ayuda. ?Pero quien iba a ayudarla? Se habian metido en un tiroteo, unos psicopatas querian asesinarlos y Elias llevaba una pistola encima en un control del aeropuerto. !Por Dios! ?!Como no se habian deshecho de la pistola antes de entrar!? Se movio unos metros hacia la izquierda para evitar perder al hombre que amaba de su campo de vision. Estaba llorando, le temblaban las piernas y sentia que de un momento a otro su pecho estallaria de la presion. Escuchaba los latidos de su corazon resonar con fuerza dentro de ella y la tension acumularse en cada articulacion. Sabia que varias personas la miraban con curiosidad, pero le daba igual; tenia demasiado por lo que preocuparse. ?Y si le perdia? ?Que iba a hacer sin el? !Y si terminaba en la carcel! Atisbo como los policias elevaban los brazos de Elias y comenzaban el cacheo. Desde aquel lugar, no podia ver muy bien a Elias, tan solo la espalda y la silueta del policia que le realizaba el registro. Penso que, quizas, podia armar un escandalo alli mismo. Gritar, llorar o incluso amenazar a alguien para distraer la atencion de los agentes que tenian retenido a Elias pero... ?De que le serviria a el? No podia huir a ninguna parte. Estaba rodeado. Vio como el policia terminaba el registro y se hacia a un lado para dejar paso a Elias. No podia ver muy bien que era lo que ocurria, pero parecia que regresaban a la zona del control. Volvio a colocarse en el mismo lugar de antes para recuperar visibilidad y observar mejor el panorama. Elias, junto a la salida de la cinta de las maletas, se quitaba el cinturon con parsimonia y se lo entregaba a uno de los policias que le habia cacheado. Julia le vio cruzar el control, esperar unos segundos y regresar al otro lado en busca de su cinturon con una sonrisa de oreja a oreja en el semblante. No lograba escuchar ni distinguir que era lo que ambos se decian, pero parecia un saludo cordial y una disculpa por parte del agente. Elias recogio sus pertenencias y se marcho, caminando a paso ligero. Necesito varios segundos para procesar que era lo que habia ocurrido y que los dos se encontraban sanos y salvos. Cuando logro tranquilizarse, se coloco en la cola del control mientras ejercitaba su respiracion para no parecer fuera de lugar; habia llamado la atencion de varios operarios que no le quitaban los ojos de encima y queria pasar desapercibida, aunque esa mision parecia imposible de cumplir. Elias estaba bien. Elias estaba bien. No dejaba de repetirselo a si misma, pero parecia demasiado bonito para ser verdad. El hombre que tenia delante cruzo el control y el guardia le hizo un gesto para animarla a continuar. Julia se quito los zapatos, los coloco en la cinta y, aun con el corazon latiendole desbocadamente, cruzo al otro lado. Sonrio -- con la mejor sonrisa que fue capaz de emitir -- al operario de la cinta y recogio sus zapatos. Decidio caminar al frente y alejarse antes de calzarse porque no podia soportar un segundo mas continuar en el centro de atencion de los presentes. --! Ey, senorita! -- dijo un agente, colocando la mano sobre su hombro. Julia se dio la vuelta de un salto, aturdida. Habia vivido tanto en tan pocas horas que cualquier cosa parecia capaz de crearla ansiedad. -- ?Si? -- pregunto en voz baja. El hombre sonrio. -- ?Se encuentra bien? -- inquirio, con una sonrisa conciliadora en el semblante. Julia supuso que la habria visto llorar minutos atras. O quizas, simplemente, sus ojos enrojecidos habian captado su atencion. Asintio sigilosamente con un movimiento de cabeza y sonrio a modo de despedida. Sin decir nada mas, aun descalza y con los zapatos sujetos en una mano, echo a caminar al frente. -- !Que tenga un buen viaje! -- exclamo el agente, pero ella no se giro hacia detras. 2 Elias la estaba aguardando en la primera sala de espera que encontro. Nada mas verlo, Julia se lanzo a sus brazos, respirando hondo el aroma de su perfume. -- Ya esta, bella... Ya estamos a salvo -- murmuro con calma, mientras la aprisionaba entre sus musculos de manera carinosa. Ella alzo la cabeza, aun con los ojos acuosos y la tension acumulada en su cuerpo. -- ?Y la pistola? -- susurro en voz baja para que nadie pudiera escucharla. Elias sonrio al pensar en lo mucho que aquella chica habia cambiado. Recordo a la mujer que tiempo atras habia conocido y fue incapaz de imaginarsela preguntando por una pistola o desenvolviendose en una huida. Julia habia demostrado una valentia que el jamas hubiera imaginado que albergaba en su interior cuando la conocio. -- ?De verdad te creias que me iba a meter en un aeropuerto con una Glock en la cintura? -- respondio, sonriente. Julia no pudo evitar soltar una risita de alivio. En realidad, no tenia gracia en absoluto; pero estaban a salvo y tenia que liberar la tirantez de alguna manera. -- ?Donde esta? El la libero del abrazo y echo a caminar al frente. Tenian poco tiempo y el embarque habia sido anunciado. -- Me deshice de ella nada mas salir del hotel. Llegaron justo a tiempo para la ultima llamada de embarque. Cuando Julia atraveso el control de subida al avion, con el pasaporte en mano, volvio a notar la sensacion de angustia oprimir su pecho. Pero, por suerte, nada les retuvo en tierra y veinte minutos despues de mostrar ambos pasaportes se encontraban surcando los cielos rumbo a Mexico. Elias habia realizado una llamada desde una de las cabinas del aeropuerto y todo estaba organizado para su llegada. Un coche blindado les estaria esperando para recogerles y, ademas, habia ordenado que se doblase -- o triplicase -- la seguridad de la mansion. Escucho la respiracion agitada de Julia, que se habia quedado dormida sobre su regazo, y se pregunto si estaria teniendo una pesadilla. Rezo porque no fuera asi y decidio no despertarla. En los ultimos dias, habian vivido situaciones demasiado intensas y sabia que el estres acumulado podia llegar a ser peligroso. Ademas, hacia muchisimo que Julia no descansaba como era debido y le daba pena despertarla...
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Botones y verguenza de Penelope Sky
https://gigalibros.com/botones-y-verguenza.htmlTristan es uno de mis mejores clientes. Siempre paga a tiempo, y siempre cumple su palabra.
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Una influencer y un giro inesperado (Influencer 2) de Hugo Sanz
https://gigalibros.com/una-influencer-y-un-giro-inesperado-influencer-2.htmlUn ano despues, tras el inesperado giro que ha sufrido su vida, Chloe decide que es hora de resurgir de sus cenizas. Para ello, se plantea hacer un viaje por Asia que, aparte de para ver mundo, le sirva para reencontrarse consigo misma.
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Siete piedras para resistir o caer de Diana Gabaldon
https://gigalibros.com/siete-piedras-para-resistir-o-caer.htmlEn las novelas de la saga FORASTERA, la autora de best-sellers Diana Gabaldon ha creado un mundo fascinante. Ahora, en Siete piedras para resistir o caer, reune una fantastica coleccion de relatos y novelas breves ineditas en espanol que, a partir de la historia de FORASTERA, apuntan en direcciones nuevas. La costumbre del ejercito empieza con la descarga que recibe lord John Grey por tocar una anguila electrica y termina en la batalla de Quebec. En El espacio intermedio descubrimos que el conde de Saint Germain no esta muerto. En Una plaga de zombis, lord John se convierte en gobernador militar de Jamaica sin previo aviso. Una hoja en el viento de Todos los Santos es la conmovedora historia de los padres de Roger MacKenzie durante la Segunda Guerra Mundial. En Virgenes, tanto Jamie Fraser, de diecinueve anos, como Ian Murray, de veinte, se convierten en mercenarios en Francia. Un verde fugitivo es la historia del hermano mayor de lord John y una vendedora de libros raros de diecisiete anos. Y por ultimo, en Sitiados, lord John descubre que su madre esta en La Habana y que la marina britanica esta de camino con el objetivo de asediar la ciudad. Unos relatos imprescindibles en los que el genio creativo de Diana Gabaldon llena algunos huecos de los extraordinarios avatares de unos personajes que los lectores han seguido a lo largo de miles de paginas.
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Sexo, alcohol, paracetamol y una imbecil (Cate Maynes 0) de Clara Asuncion Garcia
https://gigalibros.com/sexo-alcohol-paracetamol-y-una-imbecil-cate-maynes-0.htmlColeccion de relatos de la detective privada Cate Maynes.
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El panuelo negro de Rafael Sarmiento
https://gigalibros.com/el-panuelo-negro.htmlHabian pasado treinta anos, pero el rostro de Elisaveta no lo aparentaba. Ni su figura, ni su porte ni el aura que rodeaba la elegancia de aquella hermosa mujer. Al menos asi lo pensaba Marek, su marido. Treinta anos hacia que la habia tomado por esposa y el seguia viendo en ella a aquella joven alta y rubia, de maneras lozanas, ojos picaros y sonrisa mordaz que le cautivo en su juventud y que, aun entonces, cuando ambos habian sobrepasado de largo la cincuentena, seguia dejandole sin habla cuando le miraba con ese gesto confiado tan cargado de sensualidad. La cena habia sido excelente, muy acorde con la celebracion de dicho aniversario. El siguiente seria un buen dia para continuar con la rutina de sus vidas, pero aquella noche pasearian tranquilamente, si el frio lo permitia. Marek nunca descuido a su esposa, a pesar de la enorme responsabilidad que conllevaba su trabajo, pero vivia con el pesar de no haberle dedicado mas tiempo, que era lo que de verdad le hubiera apetecido. Siempre penso que no se puede tener todo, que quien mucho abarca, poco aprieta y que llevaban una vida de ensueno, al menos en comparacion con la inmensa mayoria de la poblacion del pais en el que vivian. Pero dicha vida era consecuencia de su trabajo, de su estatus, y ese era el precio que debia pagar. Sin embargo, aquel dia era para ellos. Aquel dia, no habia otra cosa que no fueran ellos. Acababan de terminar los postres y, al tiempo que avisaba al camarero para que le trajera la cuenta, Marek hizo un gesto a Juliusz, su escolta, que esperaba en otra mesa mientras tomaba algo y leia un libro. De inmediato, se levanto de su asiento y se dirigio a la salida. Hasta que el no lo autorizara, Marek y Elisaveta no saldrian del restaurante. – Aqui tiene, senor-. El camarero, perfectamente vestido, como era propio en un sitio de lujo como aquel, tardo apenas un minuto en traerles la cuenta. Era quien les habia atendido desde que entraron en aquel lugar y habia hecho su trabajo de una manera mas que eficiente, lo cual satisfacia sobremanera a Marek. Era algo que el valoraba mucho en un profesional, daba igual el rango o el sector. En su opinion, el trabajo habia que hacerlo bien, terminar siempre lo que se empieza, nunca dejar nada a medias y emplearse a fondo para que el resultado sea el mas satisfactorio posible. A pesar del nivel en el que se manejaba en la vida, no juzgaba a los demas en funcion de su estatus o su ocupacion, sino por la efectividad con la que lo realizaba. Y aquel camarero habia aprobado con nota alta segun su escala de valoracion. Una vez pagada la cuenta, la pareja permanecio en sus asientos hasta que Juliusz se asomo desde la puerta de salida y les hizo un gesto. – Ya nos podemos ir-. Marek se levanto entonces y retiro la silla de su esposa para facilitarle a ella el que lo hiciera tambien. Luego, ambos se dirigieron al guardarropa, donde les dieron sus abrigos, se los pusieron y salieron del restaurante, ella agarrada al brazo de el y el encantado de sentir el contacto de ella. En verdad, hacian una pareja imponente. Ambos altos, bien parecidos y con el porte gallardo tan propio de quienes, por su posicion, miran la vida por encima del hombro, por mucho que traten de evitarlo viviendola con sencillez y sin estridencias, como era el caso. Juliusz se echo a un lado y les dejo pasar delante de el. Luego, espero unos segundos mientras Marek y Elisaveta caminaban, para empezar a hacerlo el unos metros por detras, de manera que pudiese tenerlos a la vista y al alcance, pero sin molestarles en lo mas minimo. – Hace una noche preciosa, a pesar del frio-. Exclamo Elisaveta, mostrando su agradable sonrisa. – No ha querido fallarnos y tambien ella nos acompana-. Asintio Marek, pasandole el brazo por encima de los hombros para abrazarla. – Podriamos ir al mismo lugar que fuimos cuando vino a visitarnos tu hermana el mes pasado-. Propuso ella entonces-. Me gusto mucho el vino que sirvieron. – Y con un poco de suerte, coincidiremos con el mismo pianista. Tocaba muy bien. Es un sitio muy agradable, me parece buena idea. – El problema es que hace demasiado frio para pasear. Podriamos acortar camino callejeando, en lugar de ir por la avenida. Marek hizo una mueca y se quedo callado. No le gustaba ir a los sitios por calles secundarias y solitarias. Eran, sin duda, mucho mas peligrosas que las principales. No llevaba escolta por gusto, la responsabilidad de su cargo lo hacia conveniente, y en el estaba facilitarle la tarea, no hacersela mas complicada. Y eso se conseguia, entre otras cosas, con pequenos detalles como aquel. Sin embargo, Elisaveta tenia razon. Hacia mucho frio y no queria que nada le estropeara una velada tan especial. Ni siquiera eso. Ademas, el lugar al que se dirigian estaba cerca y no les llevaria demasiado tiempo llegar hasta el, de modo que, despues de ese momento de duda, accedio a los deseos de su esposa. No fue buena idea, sin embargo. En absoluto. No llevaban recorridos ni cincuenta metros de una calle estrecha y oscura cuando un grito a sus espaldas sobrecogio a la pareja. Apenas se dieron la vuelta cuando aquel hombre les dio alcance. No era demasiado alto, pero tenia pinta de fuerte. Sus ropas eran oscuras y llevaba la cabeza cubierta con un gorro de lana. Les amenazaba con una navaja de grandes dimensiones, la misma que habia utilizado para herir a Juliusz, el cual yacia en el suelo unos metros mas alla, sin poder levantarse y retorciendose por el dolor. – Si no hacen ninguna tonteria, nadie mas tiene por que acabar herido-. Les dijo, pero Marek no hizo caso y trato de abalanzarse contra el para arrebatarle el arma. No obstante, el hombre fue capaz de revolverse y le hizo caer de un fuerte punetazo en la cara, tras lo cual, agarro con fuerza a Elisaveta por un brazo y la inmovilizo, para a continuacion amenazar su cuello con la hoja de la navaja. – Esta bien, no le hagas dano-. Le rogo Marek, que se habia levantado de inmediato y se llevaba la mano a la nariz para comprobar que le sangraba. – Ahora es tarde-. Respondio el hombre con frialdad-. Se lo adverti, nadie mas tenia por que salir herido, pero ahora es tarde-. Y entonces, apreto la navaja contra el cuello de Elisaveta, provocando el grito de esta y haciendola sangrar levemente. – !No! !No sigas! ?Que quieres de nosotros? – En principio, solo queria dinero, pero ahora no se… Marek suponia que aquel hombre solo pretendia robarles, pero estaba sobreactuando para provocarles mientras mas miedo mejor y asi conseguir lo que pretendia evitando que el volviera a revolverse. Ademas, debia ser consciente de que ellos eran buena presa. Incluso, era muy probable que llevara espiandoles desde hacia rato. Marek sabia que habia ladrones que controlaban las entradas de los restaurantes de lujo para atacar a los clientes que salian de ellos porque eran gentes de dinero, y aquel hombre debia ser uno de aquellos. Les habria estado observando, habria visto que llevaban proteccion y lo primero que hizo fue eliminarla. Se habia quitado de en medio al guardaespaldas antes que nada y ahora les atacaba a ellos, ya sabiendo que Juliusz no les podria ayudar. Sin embargo, saber todo eso no le valia para nada y Marek, al no encontrar la manera de salir de aquel entuerto, se decidio por lo facil, saco la cartera del bolsillo interior del abrigo y alargo el brazo para acercarsela. En ese momento, el hombre solto una carcajada. – Las cosas no son asi de faciles, aunque lo pueda parecer-. Le dijo entonces este-. Se quien es usted, pedazo de hijo de puta. ?Sabe? En verdad, le he mentido con eso de que nadie tiene por que salir herido. Solo pretendia que bajaran la guardia. La cartera me la voy a llevar, no le quepa duda, pero quiero hacer mas. Voy a hacer mas. Yo le odio a usted y todo lo que representa y no hay cosa que desee mas que tomarme venganza, aunque solo esto que voy a hacer no seria suficiente para todo lo que ustedes han hecho antes. Pero mejor que nada, sin duda. – Por favor, suelteme, no me haga dano-. Suplicaba entre lagrimas Elisaveta mientras Marek, impotente, no sabia que hacer.
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La nina de las agujas del numero 3 de Daniel Diez Crespo
https://gigalibros.com/la-nina-de-las-agujas-del-numero-3.html<
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Proxima estacion, Atenas de Petros Markaris
https://gigalibros.com/proxima-estacion-atenas.htmlEn su serie de novelas policiacas, Petros Markaris envia siempre al comisario Kostas Jaritos a investigar por el laberinto de Atenas, al principio en su Mirafiori, luego en su Seat y ultimamente, debido a la crisis, en autobus. Ahora, el autor se lleva al lector consigo y lo acompana por la ciudad, siguiendo la
linea mas antigua de metro de la capital griega. Es un viaje por todos los estratos sociales: desde la ciudad portuaria del Pireo hasta el centro, y de alli, a traves de los barrios mas pobres, a la noble Kifisia. Como en una maquina del tiempo, el pasajero viaja a la Antiguedad, a pleno siglo xix y al presente; y si
quiere huir del ajetreo, encuentra, bajo la guia experta de Markaris, rincones escondidos donde el tiempo parece suspendido. -
Un te quiero por Navidad de Christian Martins
https://gigalibros.com/un-te-quiero-por-navidad.htmlLos dias pasaban con demasiada rapidez y a Gabrielle Reuben se le acababa el tiempo en el preciso instante en el que el calendario le daba la bienvenida al festivo y alegre mes de diciembre. Treinta y un dias de plazo para presentar la nueva novela, ni uno mas, ni uno menos. Despues todo habria terminado para Gabrielle. Aquella noche, la muchacha se desperto con las sabanas empapadas en sudor y una extrana sensacion de fracaso en el vientre. Se levanto de la cama a reganadientes, tan solo por el mero hecho de sentirse util. Se sirvio una taza de cafe y se dirigio hacia el umbral de su despacho; ese rincon de la casa que en los ultimos meses habia logrado causarle verdadero pudor. La mesa del escritorio estaba despejada, limpia, ordenada. El portatil pulcramente colocado en el centro, junto al raton. Tiempo atras aquello habia sido un verdadero desastre, con papeles por todas partes y cuadernillos con anotaciones por cada esquina. Pero esos dias, los dias en los que Gabrielle habia tenido inspiracion, se habian esfumado. -- Necesito una musa... -- murmuro, repasando mentalmente todos aquellos consejos que le habian dado y que, por experiencia, podia afirmar que no servian para nada. Aun era temprano y la luz se colaba levemente a traves de las cortinas. Pulso el interruptor y paso a la habitacion, sin soltar su taza de cafe. Se sento frente a la mesa, recordando aquellos anos en los que nada mas levantarse de la cama se habia dirigido a ese rincon, ansiosa por continuar con aquellos personajes, aquellas historias, aquella sucesion de palabras que lograba darle vida a todo lo que rondaba en su cabeza. El cafe siempre habia tenido que esperar, y aun asi, se lo habia tomado a pequenos sorbitos, entre tecla y tecla, sin desperdiciar un solo segundo. "Uno tiene que estar siempre en el mismo lugar, a la misma hora, para que la inspiracion pueda encontrarle". "El mejor truco para escribir con fluidez es leer; leer mucho, leer todo". En aquel mundillo literario, todo el mundo tenia algo que decir. El peor de los errores de Gabrielle habia sido confesar abiertamente su bloqueo literario. Hasta entonces, a pesar de su frustracion, habia logrado "sacar algo" de su cabecita. Desde que dijo en voz alta que se encontraba sin inspiracion, bloqueada, no habia logrado sacar nada con sentido. Uno de diciembre. Se acababa el ano. Escucho el telefono fijo resonar en el salon y se pregunto a si misma si debia responder la llamada o no. Al final, suspirando hondo, decidio acercarse; estaba convencida de que era Ruth. Ruth era su agente literario y, a su vez, su mejor amiga. Era una suerte, porque cualquier autor en su situacion no habria sabido que decirle a su "pesado" agente para salir del paso y quitarselo de encima, pero ella no tenia ese problema. -- ?Hola? -- !Buenos dias, escritorzuela! -- exclamo Ruth, con un buen humor poco habitual en ella. Aunque no era, en absoluto, una amargada, Ruth solia encontrarse demasiado estresada en cada pequeno instante de la vida, cosa que menguaba su humor. -- Ahora mismo me iba a poner a escribir... -- bromeo, mientras sorbia los ultimos posos de cafe del fondo de la taza -- . ?Me llamas para escuchar mi dulce voz? -- En realidad, no. No te vas a creer lo que he conseguido... -- canturreo con felicidad. Esa frase habria sido magica para los oidos de Gabrielle en otra epoca, pero dadas las circunstancias, lo unico que le provocaba era pavor. Gabrielle tenia veintiseis anos, con diecisiete habia escrito su primer best seller y con veinticuatro el ultimo de todos. Los contratos editoriales le habian llovido desde entonces, y Ruth siempre se habia encargado de rastrear las mejores ofertas entre las propuestas que tenian sobre la mesa. De la ultima, Gabrielle habia cobrado un cuantioso anticipo que poco a poco se habia esfumado de su cuenta. Se suponia que el primer borrador del manuscrito tendria que haberlo tenido disponible para el caluroso mes de junio, pero la cosa no habia salido exactamente segun lo planeado. Uno de diciembre. La ampliacion del plazo llegaba a su final. -- ?Gabi? -- pregunto Ruth a traves del auricular -- , ?puedes prestarme un poco de atencion y bajar de las nubes? Una gran parte de ser escritora se debia a su incesante imaginacion. Gabrielle no solo tenia la capacidad de inventarse lugares, personas, escenarios, tramas... Si no que sonaba despierta. Era algo extrano. En ocasiones, se imaginaba la proxima conversacion telefonica que tendria con su madre y la recreaba en voz alta, riendose con las ocurrencias que su padre gritaria de fondo. -- Te estoy escuchando, te estoy escuchando... -- canturreo . -- Pues entonces, !atenta! -- exclamo, recuperando el buen humor de su tono de voz -- . Creo que ya he encontrado la solucion a todos tus problemas. -- ?La solu...? -- Fantasy Book necesita doce historias para una antologia y esta buscando autores nuevos para su plantilla -- continuo explicando con rapidez, sin permitirle a Gabi interrumpir -- , como solo sera una antologia y los relatos tendran la tematica asignada, no incumpliremos el contrato que ya tenemos firmado para la novela. "La novela". Esa que no existia. Esa que dudaba que fuera a existir en algun momento del futuro. -- Estoy bloqueada, Ruth... -- musito con voz de melancolica, recordandole a su agente aquello que ya sabia -- , no creo que pue... -- Seran solo cuatro mil palabras -- continuo con entusiasmo -- , ni una mas, ni una menos. !Y eso no es nada para ti, Gabi! !Te he visto escribirlas en una sola tarde! Ella suspiro desde el otro lado de la linea. Era cierto, cuatro mil palabras no eran demasiado pero... ?Pero como iba a escribirlas si no podia siquiera sacar doscientas? -- Veras, no creo... -- Sabia que te negarias, asi que me he tomado la libertad de poner al dia tu cartilla bancaria. ?Sabes cuanto dinero te queda en el banco? Gabrielle dudo. No tenia ni la menor idea, asi que guardo silencio. -- Me lo imaginada -- continuo Ruth -- , cero. No te queda dinero en el banco. -- !Mierda! Aquellos ultimos meses se habia alimentado de sobras, cereales y cafes, asi que no le habia prestado demasiada atencion a su cuenta bancaria. En realidad, ?para que necesitaba mas? No salia de casa, y se pasaba el dia por completo sentada en una silla donde ni siquiera movia los dedos de las manos. ?Para que necesitar, entonces, la energia que le proporcionaban los alimentos? -- Cuatro mil palabras y, por arte de magia, recibiras doscientos dolares. Gabrielle guardo silencio. ?Y que demonios iba a hacer con doscientos dolares? Con eso no le llegaba ni para pagar el alquiler. -- Mira, Gabi... -- continuo Ruth, adivinando sus pensamientos -- , creo que ha llegado la hora de poner las cartas sobre la mesa, ?vale? Tienes que bajarte de esa nubecita en la que estas subida. -- Lo se... -- murmuro, procurando cortar cuanto antes con aquella desagradable conversacion. -- Vas a tener que cambiar de habitos y empezar a pensar seriamente sobre tu futuro. "!Oh, oh!", penso, "!peligro!" Odiaba cuando Ruth se ponia en plan madre preocupada por su futuro literario a echarle la bronca. Ademas, si se metia en ese papel, no habia nadie que lograse sacarla. -- No te preocupes tanto... -- Gabi, por favor -- gruno -- , abreme la puerta de casa. -- ?Que te abra que...? -- pregunto, justo en el instante en el que el timbre resonaba todo su apartamento. Colgo el auricular del telefono y se dirigio a la puerta arrastrando un pie delante del otro. No tenia demasiadas ganas de hablar con ella, menos aun de recibir una visita, pero, ?que iba a hacer? ?Echarla? Abrio la puerta y alli estaba Ruth, tan perfecta como siempre y radiante a pesar de las tempranas horas. Vestia un pantalon de pata de gallo y una americana negra que le iba perfecta. -- !Oh, Dios, Gabrielle! -- exclamo, repasandola de hito a hito -- . !Pero si estas en los huesos! Ella, con los ojos en blanco, se separo de la puerta para dejar paso a su amiga. -- ?Cafe? -- pregunto, mientras se dirigia sin esperar respuesta hacia la encimera.
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Prohibido Entrar: Una historia de amor (Una Propuesta casi Indecente 2) – Mia del Valle de Mia Del Valle
https://gigalibros.com/prohibido-entrar-una-historia-de-amor-una-propuesta-casi-indecente-2-8211-mia-del-valle.htmlEn Colonia del Sacramento, con su coche roto y hospedado en un hotel de mala muerte, Manuel Cortes estaba seguro que su suerte no podia ser peor. Incluso llego a pensar que las fuerzas de la naturaleza estaban en su contra, sin saber que el destino le tenia preparada una grata sorpresa… Sofia Castellano una hermosa y simpatica morena, tambien atraida por una serie de eventos desafortunados, seria vecina de hotel.
Las casualidades continuaron en Montevideo, cuando ambos se enteraron que la joven seria la nueva psicologa de Recursos Humanos en la empresa Betner & Asociados de la que Manuel es vicepresidente. Finalmente se darian cuenta que las casualidades no existen, y que en el mapa de la vida, todo tiene su inicio y final. Juntos descubriran que el amor todo lo puede,. aun en contra de su voluntad.
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Hay un Androide en mi armario de Olaf Serra
https://gigalibros.com/hay-un-androide-en-mi-armario.htmlAxel ha conseguido construir un androide al que ha dotado de unas cualidades poco comunes, entre ellas, de un sentido del humor que a veces raya el absurdo.
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El final de la dictadura de Nicolas Sartorius
https://gigalibros.com/el-final-de-la-dictadura.htmlNo es casualidad que este libro se titule El final de la Dictadura y no Historia de la Transicion. Es asi porque, durante los meses en que discurre este relato, a lo que asistimos es al final de una dictadura, cuyo momento de ruptura acontece cuando se legalizan los partidos y sindicatos, se reconocen las libertades politicas, se acepta la amnistia y se celebran elecciones libres.
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Perdida de Raul Garbantes
https://gigalibros.com/perdida.htmlParece que fue ayer cuando la pequena Jenny fue encontrada sin vida a la orilla del rio St. Marcus. Pero, en realidad, han pasado diez anos. El caso ha vuelto a ganar notoriedad luego de que Brenda Bracken, una periodista en ascenso, iniciase una serie de entrevistas radiofonicas con viejos testigos de aquel atroz crimen. Y el detective David Hensley quiere saber por que.
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La cancion del cautivo de Miguel Ale
https://gigalibros.com/la-cancion-del-cautivo.htmlLa breve vida de Amanda estuvo signada por la tragedia. A los quince anos, asesinan a su familia, la raptan y es llevada como cautiva fuera de la civilizacion. Cinco anos despues es rescatada. La unica posesion que trae consigo es un hijo que tiempo despues quedara huerfano. Damian crecera solo en un pueblo de inmigrantes, situado en la inmensidad de las pampas. Con el progreso de sus habitantes se iran afianzando el clasismo y la discriminacion. Su condicion de pobre y mestizo ahondara la brecha. Vivira una infancia marcada por dos factores comunes y reiterados de la naturaleza humana, presentes en el devenir historico de las convivencias sociales; hostilidad e indiferencia. En las postrimerias de su adolescencia y con el pais involucrado en una guerra distante, una contingencia fortuita provocara un cambio radical en su existencia. Por este motivo, ira descubriendo con celeridad que poseia multiples facetas subyacentes. Recibira instruccion y al mismo tiempo, Damian Zarebski ira experimentando aspectos esenciales de la vida. Descubrira el amor, el odio, las ciencias, los codigos; lo imperdonable y la piedad, lo tetrico y lo puro. El horror vivido, sera expandido como muestras de frialdad implacable. Y en poco tiempo, el honor mancillado y la reparacion de las injusticias seran elementos imprescindibles para la continuidad de sus planes de vida. Todo esto regido desde un particular sentido de justicia, sustentado por una potestad hecha con insondables paradojas existenciales.
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El misterio del lago de Juan Moises De La Serna
https://gigalibros.com/el-misterio-del-lago.htmlAdentrate en el misterioso mundo de la naturaleza humana, que te llevara a cuestionar los origenes de la vida.
Una excursion conducira a la protagonista a traves de las angostas montanas hasta una gran explanada ocupada por un inmenso lago de aguas negras, y en la orilla un pequeno y pintoresco pueblo de amables vecinos.
Nada hace sospechar lo que aquellas aguas tranquilas esconden en su interior, es un paisaje bucolico durante el dia, pero ?Que sucede durante la noche?
La curiosidad de la protagonista hace que vaya buscando respuestas que van mas alla de las explicaciones cientificas y las creencias populares de los habitantes del lugar.
Descubre como actuan cuando se enfrentan a uno de los mayores retos de la raza humana, sobrevivir a su extincion, ?Que hubieses hecho en su lugar? -
El escritor de Gonzalo Carretero Contreras
https://gigalibros.com/el-escritor.htmlDurante mas de una decada, el mundo ha acogido con expectacion las novelas de Arthur Carraway. Poco se sabe del misterioso escritor: rumores sobre sus problemas con el alcohol, sus traumas de la infancia y sus viajes a tierras lejanas solo anaden intriga a la iconica figura. Poco despues de la publicacion de su ultimo libro, su cuerpo es encontrado en la escena de un crimen, inconsciente, tendido sobre el cadaver del anciano senor Emmerton.
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Por encima de todo de Saint Rose Sophie
https://gigalibros.com/por-encima-de-todo.htmlHope suspiro mirando el techo y apreto con fuerza las sabanas cuando escucho un ligero ronquido. Lentamente volvio la cabeza para ver el perfil de su marido, que dormia placidamente a su lado sin tener ni idea de todo lo que se le pasaba por la cabeza. Dios, aquello era horrible. ?Como se le ocurria pensar que no le queria? Por supuesto que le queria. Martin era el hombre perfecto. Alto, moreno y el novio ideal durante sus seis meses de noviazgo. Atento, encantador y siempre estaba pendiente de ella. Los ojos verdes de Hope se llenaron de lagrimas y rapidamente se levanto de la cama para que no la escuchara llorar. Se puso su bata de seda beige sobre su camison y salio descalza sin hacer ruido por la moqueta que acababan de elegir. Camino por su enorme apartamento a oscuras y llego hasta el salon. Las luces de la noche de Nueva York iluminaban la estancia y ella miro por el enorme ventanal, abrazandose a si misma mientras pensaba en todos los acontecimientos que la habian llevado a ese estado. El sentimiento de culpa que tenia desde hacia dos meses, le oprimia el pecho y ya le estaba pasando factura fisicamente. Habia adelgazado y no dormia bien, porque cada vez que cerraba los ojos veia esos ojos azules que le remordian la conciencia. Todo habia empezado muy bien. Era la recien casada mas feliz de Nueva York y cuando volvieron de su idilico viaje de novios por Tailandia, su marido llego un dia a casa despues del trabajo para decirle, que quien ahora era su pesadilla, volvia a Nueva York. Hope, que estaba mirando un catalogo de cortinas para el salon, se levanto del sofa de un salto con el catalogo en la mano y Martin se echo a reir cuando le beso. Su marido la cogio por la cintura mirandola con amor y sin soltarla, acaricio su mejilla hasta apartar un mechon de su pelo rubio de su sien. --?Como te ha ido hoy el dia, senora Wolf? Hope le beso en la nariz. --Muy bien, en la agencia me han ofrecido una cuenta estupenda. --Pues yo tengo una noticia increible. --La llevo hasta el carisimo sofa de cuero beige y se sentaron en el. --?Increible? !Te han ascendido! El se rio negando con la cabeza al ver su emocion. --No, aunque me lo deben. --Ellos se lo pierden. ?Cual es la noticia? --Clay esta de camino. En unos dias estara de vuelva en Nueva York y esta vez para siempre. --?Clay? --Mi hermano. Te he hablado de el, ?recuerdas? --Si --dijo molesta volviendo a mirar el catalogo de cortinas--. Recuerdo que me comentaste, que estaba demasiado ocupado para venir a la boda de su unico hermano. --Hope, no te enfades con el. Estaba en medio de una fusion que no podia dejar. Su trabajo era importante. --Si, tan importante como para faltar a la boda. Hasta a tu madre le sento como una patada en el estomago que no viniera. --Giro la hoja y le mostro una fotografia. --?Que te parecen de este estilo? Su marido suspiro, cogio el catalogo de sus manos y la miro con sus preciosos ojos marrones. --Prometeme que intentaras llevarte bien con el. Solo hay tres personas que me importan de veras en esta vida y vosotros sois dos de ellas. Ella suspiro y miro a su marido a reganadientes. No puedo evitar sonreir maliciosa. --?Que me daras a cambio? Martin riendo la cogio por la cintura colocandola a horcajadas sobre el. -- Preciosa, todo lo mio es tuyo. ?No escuchaste al sacerdote? --La beso suavemente en los labios. --Quiero un bebe. A su marido se le corto el aliento y en sus ojos vio que le habia hecho el hombre mas feliz del mundo. Recordandolo, una lagrima cayo por su mejilla, porque despues de ese dia nada seria lo mismo. El ultimo dia en que fue realmente feliz. Una semana despues estaba en el trabajo cuando escucho el sonido de su movil dentro de su despacho y entro corriendo en el para cogerlo seguida de su ayudante. --Mary, esos bocetos no me gustan. Llama al departamento de arte y diles que los repitan. --Pulso el boton y se coloco el telefono al oido guinandole un ojo a la mujer, que sonrio ironica saliendo del despacho con las muestras en la mano. --!Y que se den prisa! ?Diga? --Eres una tirana. Se echo a reir al escuchar la voz de su marido. --Y a ti te encanta. --No lo dudes. Hope rodeo la mesa sentandose en su sillon y se desabrocho la chaqueta de su traje rosa palo. --?Que crisis tienes entre manos para que me llames a las once de la manana? --Preciosa, que bien me conoces. --Soy toda oidos. --Me vas a matar, pero tienes que ir a recoger a Clay al aeropuerto. Hope apreto los labios, pero aun asi intento ser suave. --Carino, tengo trabajo. --Lo se. Pero llega hoy de Dubai y tiene que haber alguien para recibirle. ?Esta lista la habitacion de invitados? --Sabes que si. He hablado con Cloe esta manana para asegurarme, pero... --Eres su anfitriona hasta que encuentre apartamento. Iria yo mismo, pero me ha llamado el juez Lower y no puedo decirle que no. Hope sabia que habia solicitado esa reunion desde hacia semanas y se dio por vencida. --Esta bien. Ire. --Te quiero, ?lo sabes? --Hope sonrio. --Cada dia mas. --Mas te vale. Ire a buscarle y le instalare en casa, pero despues me vuelvo al trabajo. Tendre que recuperar las horas perdidas, porque mi campana de cereales va a cambiar el mundo de la publicidad --dijo ironica. --Hecho. --Te quiero. --Recuerda, en el JFK dentro de dos horas. --Cloe dejara la cena en el horno. Si todavia no he llegado a la hora de la cena, empezar sin mi. --?No llegaras para cenar? --Manana tengo la presentacion de los panales y... --Vale. No protestare. --Te quiero. --Colgo el telefono y lo dejo lentamente sobre la mesa, sintiendo un mal presentimiento. Mirando las luces de la ciudad de Nueva York en el presente, penso si su subconsciente no la estaria advirtiendo de que su vida estaba a punto de cambiar. Si el no hubiera aparecido en sus vidas, todo habria seguido igual y seguiria siendo feliz. Porque era feliz. Hasta el momento en que entro en la terminal de llegadas del aeropuerto, era feliz. Sonriendo vio en el monitor que su avion llegaria a su hora y espero pacientemente a que se abrieran las puertas de cristal que daban a la zona de recogida de equipajes. Cuando empezaron a salir varias personas, sin darse cuenta se miro el traje queriendo tener buen aspecto para su grosero cunado, que ni se habia molestado en ir a la boda para conocerla. Habia que ser idiota. Coloco su melena rubia sobre su hombro y dio golpecitos con el pie en el suelo impaciente para despues mirar su reloj de pulsera. --Estupendo. Ya he perdido dos horas. --?Hope? Levanto la vista y miro hacia esa voz grave, quedandose tan sorprendida como horrorizada por lo que acababa de sentir simplemente con el sonido de su voz. Pero verle fue un impacto aun mayor. Vestido con un traje azul hecho a medida, irradiaba un aura de fuerza que era imposible no sentirse atraida. Pero fueron sus frios ojos azules los que le traspasaron el corazon, que en ese momento empezo a latir alocadamente. --?Tu eres Hope? --pregunto el acercandose con el carrito. --Si --susurro admirando su mandibula cuadrada hasta llegar a sus finos labios, que en ese momento estaban algo crispados--. Oh, perdona... pero tienes parecido con Martin, aunque ... --No nos parecemos en nada. Excepto en el color del cabello, claro. -- Miro a su alrededor dejandola de piedra con su groseria. --?Tienes el coche fuera? Tenia que haber llamado a un chofer. !Encima! Si pudiera salir de ese estado de idiotez en que la habia dejado, le soltaba cuatro cosas. --Si, tengo el coche fuera
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El amor te encuentra (Hermanas McVee 2) de Annabeth Berkley
https://gigalibros.com/el-amor-te-encuentra-hermanas-mcvee-2.htmlTess McVee resoplo cuando llego frente al hotel rural que su hermana le habia recomendado, en un pueblo perdido de la region vinicola de Georgia. Creia que no iba a llegar nunca. Se habia perdido dos veces intentando encontrar la carretera que le llevaria a Dahlonega y sentia un enfado tan grande que no se aguantaba ni ella. Quito la llave del coche y su cuerpo se estremecio por la baja temperatura. Hacia frio y solo queria meterse bajo la ducha para entrar en calor y librarse del cansancio de tantos kilometros en el cuerpo y mas de seis horas al volante. Intento calmar su frustracion como le habian aconsejado en la terapia para aprender a gestionar sus emociones de la que acababa de salir. Esperaba ver los resultados en breve. Respiro profundamente un par de veces y trato de comprender <
>. ?Que querian decirle? Tess no encontraba otra explicacion: Que eso le pasaba por confiar en su hermana, resoplo de nuevo. Penso en Sharon. Siempre estaba sonriendo, siempre parecia feliz... y, por lo visto, para ella, tomarse un tiempo para replantearse la vida se reducia a aislarse de la civilizacion. ?Por que habia hecho caso a su sugerencia? Salio del coche dando un portazo. Se tenia que haber recluido en un resort de cinco estrellas en Hawai, penso. Alli no sabia si hubiera podido reflexionar mucho, pero hubiera contado con mas comodidades y el clima seguro que seria mas calido. Ya era tarde para eso. Murmuro entre dientes unos cuantos improperios malsonantes, maldiciendo la idea que habia tenido su hermana. Ahi estaba y ahi se iba a quedar hasta que supiera que hacer con su vida. No iba a volver a casa hasta que no tuviera una idea clara sobre hacia donde dirigir sus pasos. Bastante humillada se habia sentido ante su familia como para regresar igual de avergonzada que se habia ido. Saco su equipaje del maletero antes de dirigirse a la puerta. Era un pintoresco hotel de tres plantas pintado en color claro, rodeado por un pequeno jardin, vacio de flores, por la epoca en la que estaban. Supuso que no tardaria en llenarse de calabazas de Halloween, que se celebraria en un par de semanas. ?A quien le gustaba Halloween?, murmuro molesta. Volvio a resoplar. Asi, quejandose por todo, no podia seguir, se recrimino. Se obligo a dejar ir la frustracion y el enfado que sentia. Cogio aire con intencion de encontrar el lado positivo y disfrutar de su estancia, como sabia que tenia que hacer para empezar a sentirse mejor. La teoria del curso al que habia asistido se la sabia de memoria y parecia ser momento de aplicarla. Seguro que todo iria bien y una ducha caliente la estaba esperando para acabar de llevarse toda la decepcion y la apatia que sentia, se animo. El calor del acogedor hotel la abrazo nada mas entrar la puerta y Tess lo agradecio. Parecia que las cosas se arreglaban. Un pequeno recibidor le daba la bienvenida, aunque habia delante de ella media docena de personas de diferentes edades. Todos parecian estar esperando la llave y ninguno parecia tener prisa. Tess resoplo de nuevo, molesta. Miro hacia la sencilla recepcion. Un hombre con camisa vaquera parecia que estaba intentando organizarse revisando varios papeles de diferentes tamanos a la vez, mientras cogia las llaves de las habitaciones. Miro a su alrededor. Una pequena salita en color crema, con estampados florales en los sillones y una pequena mesa de madera de caoba, se abria a uno de los lados. Habia que reconocer que daba la sensacion de que el hotel era agradable, aunque la espera no lo resultara tanto. Cuando despues de un rato esperando, fue su turno, la poca paciencia que le quedaba y que, de por si, tenia, se habia agotado. --?Su nombre? --le pregunto sin mirarla el hombre que tenia sentado tras el desordenado mostrador. --Tess McVee --le respondio seria. Nathan Murray asintio buscando entre los papeles que habia sobre la mesa. La recepcionista se habia puesto de parto hacia dos dias, dos meses antes de lo esperado, sorprendiendoles a todos. No habian tenido tiempo de contratar a nadie ni formarlo para el puesto, asi que el habia asumido el cargo, suponiendo que no seria tan dificil. Y, probablemente no lo era, si no hubiera sido porque no le gustaban en absoluto las gestiones administrativas, y mucho menos las informaticas. Despues de dos frustrados intentos de trabajar con el ordenador y entender el programa instalado para las reservas, habia optado por la solucion mas tradicional y la mas sencilla para el. El papel y el boligrafo. Cuando Lucy volviera ya se encargaria de pasar al ordenador lo que hiciera falta. Lo malo era que no terminaba de aclararse con sus propias notas ni con un intento de cuadrante que habia improvisado para asegurarse de no colocar a nadie en una habitacion equivocada. --Aqui esta --exclamo aliviado cogiendo la llave asignada --. Es la habitacion 211. Levanto la vista para darsela y se sorprendio de ver ante el a una mujer preciosa y parecia que muy enfadada. Su cabello largo y castano enmarcaba un rostro alargado de nariz pequena y expresivos ojos de color avellana. Tess no se esperaba que el hombre que le tendia la llave y que se habia levantado al mirarla fuera tan alto y atractivo. Ojos claros, cabello corto castano, mandibula cuadrada y nariz recta. Le sorprendio gratamente. Era mas alto que ella, ancho de hombros, parecia delgado, aunque la camisa vaquera no le daba demasiada informacion. Por lo menos, era agradable de mirar, algo que agradecer despues de un largo viaje. Le cogio la llave, ridiculamente grande, que no parecia tener intencion de soltar. --Nathan Murray --se le presento soltando finalmente la llave--. Aviseme si necesita cualquier cosa. --Lo tendre en cuenta --le respondio firme. No estaba alli para hacer amigos, se recordo. --Bienvenida a Dahlonega --le dijo con una sonrisa que casi le quito el aire. Tess asintio obligandose a dejar de mirarlo. No queria saber nada de ningun hombre por muy guapo que fuera. La ultima relacion que habia tenido habia supuesto una experiencia muy desagradable y casi habia terminado con sus relaciones familiares. El muy cretino la habia utilizado para conseguir informacion de su propia empresa y robarle clientes. Se habia sentido tan estupida... A eso habia que anadir que su padre solo contaba con su hermana para la direccion del negocio familiar. Esos dos golpes simultaneos habian sido demasiado para ella y su escasa paciencia y confianza. Se habia despedido por orgullo y ahora estaba alli, en mitad de Georgia, sin trabajo, sin pareja y sus expectativas se reducian a una ducha con agua caliente. Nathan la vio dirigirse al unico ascensor que tenia el hotel. Era alta y estilizada, y tenia bastante caracter a juzgar por la rabia que escondian sus ojos y que, esperaba no se la hubiera producido el tiempo de espera frente a la recepcion. Una mujer asi podria hacer lo que quisiera con un hombre, penso. La vio llamar impaciente al ascensor. Nathan se le acerco para apretar el boton por ella. --Quiza alguien se haya dejado la puerta abierta --le comento despreocupado. Tess le miro. De cerca era mas alto de lo que le habia parecido y tambien mas atractivo. Por su estatura, Tess pocas veces encontraba a hombres con los que necesitara levantar la mirada para hablar. Ademas, percibio que olia a algun perfume caro. --Vamos --le dijo el cogiendole la maleta grande sin esfuerzo--. La acompanare a su habitacion. Empezo a subir por las escaleras que habia junto al ascensor. Tess resoplo mas alto de lo que esperaba sin soltar su maleta de mano, y Nathan se giro para mirarla divertido. --?Ha sido un largo viaje? Aqui descansara bien --le aseguro antes de seguir subiendo. Tess le siguio bastante molesta. No le apetecia nada subir escaleras. Si hubiera querido hacer ejercicio se habria quedado en su casa, con el gimnasio, al que iba a diario, a cinco minutos. Menos mal que las vistas no estaban mal, penso fijandose en los pantalones vaqueros del hombre que subia delante de ella. Cuando llegaron a la segunda y ultima planta del hotel, Nathan cerro la puerta del ascensor que se habia quedado medio abierta inutilizandolo. --Problema resuelto --le dijo antes de mirarla y darle opcion de caminar delante de el por el acogedor pasillo que terminaba en la puerta de su habitacion. Nathan sonrio cuando ella paso por delante de el. Ahora era su turno de apreciar sin disimulo su bonito cuerpo enfundado en un abrigo oscuro. No le habia visto alianza en el dedo ni senal de ella, y aunque hacia mucho tiempo que no tenia ninguna relacion, desde su desagradable divorcio, no le importaria cenar con ella algun dia... aunque para eso, tendria que encontrar a alguien que se encargara de la recepcion. Tess abrio la puerta de su bonita y calida habitacion y cuando fue a girarse para cogerle el equipaje a Nathan, el la esquivo para entrar y llevar la maleta junto a la cama de matrimonio. --Espero que disfrute de su estancia aqui, senora McVee. --Senorita --le corrigio ella dandose cuenta inmediatamente despues, a juzgar por la sonrisa de el, que habia sido un gesto intencionado para enterarse de su estado civil. Nathan le sonrio abiertamente y de una manera muy atractiva. -
Angustia de Daniel Gonzalez
https://gigalibros.com/angustia.html -
Pequenos fuegos por todas partes de Celeste Ng
https://gigalibros.com/pequenos-fuegos-por-todas-partes.htmlEn Shaker Heights, una tranquila y prospera zona residencial de Cleveland, todo esta planeado, desde el trazado de las carreteras hasta los colores de las casas, incluso el triunfal futuro de sus vecinos. Nadie encarna mejor este espiritu que Elena Richardson, cuya vida se rige por un principio fundamental: jugar siempre dentro de las reglas sociales. La historia comienza cuando Mia Warren, artista enigmatica y madre soltera, llega a esta idilica burbuja con Pearl, su hija adolescente. Mia lleva consigo un pasado misterioso y un desprecio por las reglas que acabaran amenazando esta comunidad tan cuidadosamente ordenada.
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Todas somos Blancanieves de Mercedes Silvestre Segovia
https://gigalibros.com/todas-somos-blancanieves.htmlTodas las noches terminan con un bello amanecer, disfrutarlo depende de ti.
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La heredera de Adelfa Martin
https://gigalibros.com/la-heredera.htmlUna joven mujer debido al inesperado fallecimiento de su padre, se ve obligada a tomar – quizas prematuramente-, las riendas del emporio economico que este construyo y para lo cual la habia preparado.
El desenlace fatal de su progenitor y las explicaciones dadas por el medico no la convencen, iniciando una investigacion que la lleva a enfrentar lo peor del ser humano en su mas pura definicion, mas dificil aun por provenir de personas cercanas.
Maldad, odio, venganza y muerte, pero tambien. !un gran amor! -
Hablame de nosotros de Sara Ventas
https://gigalibros.com/hablame-de-nosotros.htmlRebeca Madrid, 11 de noviembre Oigo el leve sonido de un burbujeo ritmico a mi derecha, amortiguado ahora por la voz procedente de una megafonia lejana. Se que es de dia, noto el resplandor a traves de mis parpados. Pero no logro abrir los ojos, parecen haberse pegado en la raiz de las pestanas. Tampoco mi boca quiere reaccionar a mis ordenes, y siento la lengua acartonada y aspera. Necesito agua. ?Estare sonando? Quiero despertar y beberme un litro del tiron. ?Por que tengo tanta sed? Tambien me invade una inquietud de algo pendiente, como si tuviera que hacer algo o levantarme enseguida porque llego tarde a algun sitio; aunque no se adonde, es tan solo una sensacion que me oprime el pecho. Pero no puedo hacer nada. ?Sigo sonando? --Creo que se esta despertando. Escucho a mi alrededor una voz masculina y desconocida. Quien sea que habla me ha cogido la mano derecha. Me agarro a la suya como si de un bote salvavidas se tratara; o eso creo, al menos, no tengo fuerzas y apenas puedo estirar los dedos. --Parece que si --responde ahora una mujer en tono alegre, parece muy joven por su timbre de voz--. No se mueva de aqui, voy a avisar al doctor. <>. --No, mejor quedese usted --responde el hombre y suelta mi mano al mismo tiempo--. Sabra actuar mejor que yo en caso necesario. Aviso a sus companeros. --Vale. Tranquilo, no te preocupes --le contesta ella con la misma voz dulce--. Rebeca, ?puedes oirme? --se dirige a mi ahora, creo que nos hemos quedado a solas. <
>, quiero responderle, pero las palabras se niegan a salir de mi boca. --?Ha despertado? --dice otra voz femenina, distinta a la anterior y mas profunda. --Ha abierto un poco los ojos --responde ella--. Creo que le molestaba la luz. Consigo abrirlos finalmente, aunque veo algo borroso y noto un leve mareo que me obliga a cerrarlos de nuevo. --?Cuando se le ha retirado el oxigeno? --Ayer a ultima hora. Parpadeo varias veces antes de volver a enfocar la mirada. Han bajado un poco la persiana y la luz de la estancia es menos agresiva. --?Puedes hablar? --La nueva voz se dirige a mi. Es una mujer de unos cincuenta anos y, por el uniforme que lleva, deduzco que se trata de una enfermera tambien. --A... --consigo articular. --?Recuerdas tu nombre? < >. --Ag... --Creo que necesita agua --afirma--. El doctor vendra enseguida. Me acerca un vasito con un dedo de agua o menos. --Poco a poco --me dice, quitandomelo enseguida. --Buenos dias, doctor --saluda la que estaba conmigo desde el principio--. Le hemos dado un poco de agua. Solo hace unos minutos que ha despertado. --Abandona la habitacion tras comunicarle la situacion al medico, mientras la otra enfermera no para de toquetear las bolsas del suero. --?Sabes donde te encuentras? --me pregunta el doctor, apuntandome con una luz a los ojos. --?En un hospital? --Esta vez logro articular las palabras sin dificultad. --?Recuerdas que tuviste un accidente? --Me sujeta delicadamente por los hombros, impidiendo que me incorpore--. No intentes levantarte, aun es demasiado pronto. --?Un accidente? --Ibas en un coche camino del aeropuerto, segun nos conto Ivan --responde mientras va anotando algo en lo que supongo que sera mi informe medico--. ?Recuerdas algo de eso? --?Ivan? --Si. --Ha dejado de escribir y me mira con atencion ahora--. No te preocupes, esta aqui. --No conozco a ningun Ivan. --Entiendo --dice con una voz que me transmite serenidad, a pesar de que estoy comenzando a alterarme. No consigo recordar que clase de accidente me ha traido hasta aqui--. ?Sabes que dia es hoy? --me pregunta. --No estoy segura del dia, pero... mediados de enero, supongo. La enfermera me esta mirando de un modo extrano. --Dile que entre, por favor --se dirige a ella--, tal vez sufra amnesia postraumatica. --?Amnesia? --replico, algo confusa o mas bien esceptica--. Eso es imposible. Se perfectamente quien soy. Me llamo Rebeca Escudero, vivo en Ibiza, trabajo en Inmosunny... Podeis llamar a mi companera Ines, ella podra confirmarlo todo desde la oficina --les explico, entusiasmada por la idea de que ella lo corrobore--. Trabaja conmigo. ?Hoy es domingo? < >. --Jueves. --Tengo que marcharme. --Intento incorporarme de nuevo--. No puedo faltar al trabajo. --Lo entiendo, Rebeca. Pero no te preocupes por eso ahora, todo el mundo esta al tanto de tu situacion. Tenemos que hacerte unas pruebas rutinarias --afirma amablemente. Su voz es sumamente tranquilizadora--. Ademas, no estas en las mejores condiciones para coger un avion de vuelta. --?Avion de vuelta? --Si. Estas hospitalizada en Madrid. < > --?Es una broma? --No, en absoluto --niega muy serio--. Y tu respuesta confirma mis sospechas. ?Que es lo ultimo que recuerdas? --No se... --Me froto la cara y trato de hacer memoria. Lo cierto es que me siento aturdida y me duele muchisimo la cabeza--. Creo que anoche iba a salir con mi amiga Ines y... !Si, eso es! Fuimos a... ?o al final no fuimos a la fiesta? ?Puedo llamarla un momento? Ella lo confirmara todo. --?La fiesta era aqui en Madrid? --No, no, en Ibiza. !Yo a Madrid no he ido! Ha sonreido disimuladamente al escuchar mi respuesta, y ya no se que pensar... ?Podria tratarse de una camara oculta? --?Que dia se celebraba esa fiesta? --Anoche. --Y anoche, segun tu, ?que dia era? --Diecinueve de enero. --?Ano? --?Que clase de pregunta es esa? --Son preguntas rutinarias. Tranquila. ?En que ano estamos? --insiste. --Dos mil diecisiete. --No quiero que te asustes, ?vale? Pero es normal desorientarse un poco en estos casos. --?En que casos? < >. --Acabas de despertar de un coma inducido por un traumatismo craneoencefalico. Tuvimos que extraer un hematoma que agregaba presion a tu cerebro. Pero todo esta bien. No debes preocuparte. --?Un coma? --repito, pensativa, intentando hacer memoria de ese supuesto accidente que ha mencionado--. Entonces, ?que dia es hoy? --Once de noviembre de dos mil dieciocho. --?Llevo casi dos anos ingresada? --No, claro que no. Son aproximadamente dos semanas. --Esta comprobando el informe que tiene en la mano--. Trece dias desde que ingresaste en urgencias el treinta de octubre. --!No puede ser! !Mi jefe me habra despedido! Tengo que llamar a la oficina y a mi padre. ?Donde estan mis cosas? ?Y mi telefono? --Ahora, cuando venga tu acompanante, te entregara tus pertenencias --me informa la enfermera. Esta quitandome la via del brazo y cuando acaba sale de la habitacion con todo el material. --Pero ?de que acompanante hablamos? --le pregunto al doctor. En ese momento entra de nuevo la otra enfermera, la mas joven, y parece algo contrariada. --No localizo a su novio en la sala de espera, doctor. <> --Avisa en la recepcion para que se pongan en contacto con el. La paciente sufre amnesia. --De acuerdo, voy enseguida. --Vamos a realizarte algunas pruebas, Rebeca. Es normal que estes confusa y todo lo que te esta pasando. Poco a poco iras recuperando la memoria, ya lo veras. Quedate tranquila, ?vale? No lo entiendo. Trato de hacer memoria y a mi no me parece que haya olvidado nada. Incluso recuerdo el numero de telefono de mi padre y el de la oficina. Tambien el de mi madre, aunque ese me da igual olvidarlo. Incluso podria hacer un informe mental de los apartamentos que tenemos ocupados y libres. A los diez o quince minutos, llaman a la puerta. El doctor se ha marchado y la enfermera que me quito la via me entrega ahora un vasito con varios tipos de pastillas. Se espera a mirar si me las tomo. Ni que tuviera quince anos... --Ya han localizado a tu chico --me informa, tras coger el vaso vacio que le he devuelto--. Menudo susto le diste. Apenas se ha movido de tu lado. No se que decir ni como reaccionar a sus palabras. El ultimo novio que recuerdo... prefiero olvidarlo. Y mi vida amorosa desde entonces se ha reducido a relaciones mas bien esporadicas y sin compromiso de ningun tipo. --?Donde podria conseguir un periodico? --le pido. --Tomatelo con calma. No es bueno que fuerces tan pronto la vista, ya has oido al doctor. --Solo quiero comprobar... una cosa --titubeo. --?La fecha de hoy? --adivina ella, con una mirada que esta a medio camino entre la extraneza y la complicidad. Suenan unos nudillos tocando la puerta entreabierta. --Hola, ?se puede? Su voz me resulta familiar, creo que es el que me sujetaba la mano antes de ir en busca del doctor. Es un tipo alto y tirando a delgado, de edad aproximada... diria que cercano a los cuarenta o quizas menos. Lleva el pelo algo desgrenado y, junto con la barba de tres dias, le proporciona un aspecto desenfadado que contrarresta el estilismo de su indumentaria: un traje oscuro sobre una camisa azul celeste. --Si, claro, Ivan, pasa --le responde enseguida la enfermera con aparente confianza--. Ya la ha examinado el doctor. Queria verte a ti tambien para preguntarte algo. --Lo siento, es que necesitaba un cafe y he aprovechado que estariais atareados con ella --se excusa. --Claro, no te preocupes --le dice--. De todos modos, se pasara despues a ver a Encarna que le estan haciendo unas pruebas abajo. Entra dubitativo y se acerca a la cama. Me observa con curiosidad, no se si esperando a que le diga algo. La verdad es que no lo habia visto en mi vida. --?De que nos conocemos? --le pregunto con absoluta curiosidad. --Pues... nos conocimos en la fiesta, ?no lo recuerdas? --Entonces si que fuimos al final --lo digo como para mi, pero en voz alta--. ?Y que paso? ?Que hacemos aqui en Madrid? --Vivimos aqui. --?Que? !Eso es imposible! ?Y mi trabajo? --Bueno, tu acababas de mudarte cuando ocurrio el accidente. Soy yo quien vive aqui. --?Donde estan mis cosas? !Necesito mi telefono! --Ah, si, aqui esta. Mi supuesto novio abre un armario y, de un bolso que no me suena de nada, saca un telefono que si reconozco enseguida. Pulso sobre el boton de encendido en cuanto cae en mis manos. --!No tiente bateria! --Normal, lleva mucho tiempo ahi metido. Te respondi algunas llamadas los primeros dias, despues han ido contactando al mio --me explica, muy desenvuelto, abriendo y cerrando el bolso y hurgando entre mis supuestas cosas--. Pero, de todos modos, llevas el cargador dentro. Espera, lo enchufo y enseguida podras encenderlo. En cuanto el nivel de carga me lo permite, lo conecto. Introduce el codigo de desbloqueo. Cuando el iPhone se reinicia, Touch id requiere el codigo. Intento meter la clave: 1234. Pero me da error. --!Maldita sea! ?La has cambiado? --?Yo? --Abre los ojos como si no diera credito a mis palabras--. !Claro que no! Tal vez no la recuerdas por el accidente. --!No entiendo nada! Lanzo el telefono a los pies de la cama con mala leche y se desconecta del cable. <>. --La cabeza parece que vaya a reventarme. --Me froto los ojos con las palmas de las manos. --?Quieres que llame a la enfermera? --No hace falta. El doctor ha dicho que es normal, y ya me han dado unas pastillas. --?Cuando recuperaras la memoria? --Se ha sentado en la butaca que tengo al lado, junto a la ventana, tras guardar mis cosas de nuevo en el armario--. ?Te lo ha dicho? --Dice que pronto, pero no se cuanto tiempo es eso --agrego con desgana. Entra una de las enfermeras de antes empujando una silla de ruedas, en ella va una anciana. Saluda a mi desconocido con una sonrisa y le habla de mi como si yo no me encontrara de cuerpo presente: --!Ya me han dicho que se ha despertado! ?Lo ves, nino? Ya te dije que hablarle era el mejor remedio. Le guina un ojo, o lo intenta porque le ha salido un gesto raro. El afirma con la cabeza dubitativo, como cohibido podria afirmar. Enseguida se levanta para ayudar a la enfermera, que se le ha enganchado una rueda en la butaca donde va a sentar a la anciana, y ahora, al moverla, ha quedado bastante mas cerca de mi cama que de la suya e invade mi espacio, separado por una cortina que deberia estar cerrada. --Tienes mucha suerte con este chico que tienes al lado, hija --se dirige a mi ahora--. Hoy en dia no se encuentra a uno asi de noble y atento. !Ni un dia nos ha faltado su visita! Ya quisiera que mi Fermin tuviera la misma atencion conmigo, en vez de mandarme a la otra. Pero cria cuervos y ya se sabe... --<>--. ?Y tu madre? --<>--. ?Sabe ya que estas despierta? --Miro a Ivan sin dar credito a lo que escucho--. !Que mujer tan entranable y simpatica! --<>--. Me pidio el telefono para que... --... Encarna --la interrumpe el, al cruzarse con mi cara de asombro--, a Rebeca le han dicho que debe descansar. Tienen que hacerle varias pruebas todavia y esta algo mareada. Cierra la cortina con delicadeza mientras se lo explica, y mi mirada inquisitiva lo va siguiendo. --?Mi madre? --le pregunto a ese extrano. Vuelve a sentarse en la butaca de antes, junto a la ventana. --Si, bueno... Estuvo aqui hace un par de dias. Volvia de un viaje a Grecia con su... bueno, con su pareja, y el avion hacia escala aqui. --?Como supo que estaba hospitalizada? --Te llamo. Le explique lo ocurrido y se quedo en un hotel de aqui al lado con su... --Si, su novio, el yogurin. Ya veo que no soy la unica a la que le sorprende la idea. --!Y bien que hace! --se escucha al otro lado de la cortina. --!Metase en sus asuntos! --respondo desairada. <>. --?Y mi padre? --No lo sabe. --?Por que no lo sabe? Es el precisamente quien deberia estar aqui ahora mismo. -
Una esposa para Stanford de S. Giner
https://gigalibros.com/una-esposa-para-stanford.htmlDelaney Stanford estaba harto de que su familia lo presionara para que se casara y tuviera descendencia. Pero el no estaba por la labor. Era multimillonario y le gustaba la vida que llevaba. Salia con mujeres pero siempre les dejaba claro que no queria nada mas que no fuera una cena y disfrutar del sexo con ellas. De manera que, para callar a su familia, decidio buscar una esposa para un ano y despues de ese tiempo se divorciarian. Y la encontro.
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?Buscas al hombre perfecto? de Olivia Kiss
https://gigalibros.com/buscas-al-hombre-perfecto.html?Estas harta de perder el tiempo con el chico equivocado?, ?te has cansado de no saber hacia donde se dirige tu relacion?, ?tienes mala suerte en el amor? En ese caso, bienvenida a “El hombre perfecto”, la empresa creada para ayudar a encontrar principes azules entre tantas ranas. Ahi es donde trabaja Abby, que esta especializada en el comportamiento de los hombres y puede detectar a un idiota mujeriego a varios kilometros de distancia.
Y eso es justo lo que detecta cuando conoce a Mike, su nuevo companero de trabajo. Por desgracia, a su jefa se le ha ocurrido la innecesaria idea de ampliar el negocio y crear “La mujer perfecta”, asi que durante mes y medio el se convertira en su sombra durante el proceso de formacion para que aprenda como trabajan y cuales son los procedimientos que seguir. Parece sencillo, ?verdad? Pues no lo es. Porque Mike es justo todo lo que Abby no soporta de los hombres: sarcastico, demasiado atractivo para su propio bien y muy capaz de sacarla de quicio.
Sin embargo, ?es posible que este equivocada? ?Y si el no es todo lo que parece? ?Y si ella ha perdido la fe en el amor y necesita que alguien la rescate de si misma?
Una divertida comedia sobre las artimanas de Cupido. -
Entrega certificada de Sophie Saint Rose
https://gigalibros.com/entrega-certificada.htmlSymone cruzo la calle a toda prisa cargando con su pesada bolsa de cartera y esquivando un taxi que hizo sonar el claxon. Al llegar a la acera suspiro abriendo la bolsa para hacer el reparto y sonrio al ver el sobre rojo -- Claro, hoy es jueves. -- dijo para si subiendo las escaleras del numero cuarenta y siete. El portal estaba abierto y no veia al portero por ningun sitio. El senor Patterson bajaba en ese momento, asi que encantada se acerco con los sobres en la mano-- Le ha llegado carta, senor Patterson. Como todos los jueves. -- miro en el monton del edificio y saco dos cartas para el. --Gracias, ?Sybil? --Symone. Symone Murray. El hombre ya debia tener sesenta y tantos, pero era tan atractivo como un actor de cine. Incluso con su pelo moreno cubierto de canas, se conservaba muy bien para su edad. -- ?Eres nueva en este trabajo? Creo que antes repartia las cartas un hombre, ?verdad? --Phill, pero se jubilo hace un ano. Ahora esta zona es mia. --lo miro maliciosa-- Usted es mio. El hombre se echo a reir y Jack, el portero, se acerco poniendose la chaqueta. Estaba claro que habia ido al bano-- Buenos dias, Symone. --Buenos dias, Jack. ?Como va ese intestino? --Mucho mejor, gracias. --Ya sabes, come mucha fibra. Hasta manana. -- se volvio y le guino un ojo al senor Patterson, que sonrio agradablemente. Hizo su ruta saludando a todo el mundo y charlando un rato con ellos, pero se puso a llover, algo que no era extrano en Nueva York a finales de septiembre. Su pelo castano, que habia tardado una hora en dejar impecable con la plancha la noche anterior, ahora era una masa de rizos desgrenados -- Mierda de tiempo. -- era lo que mas odiaba de su trabajo. El tiempo. En invierno era una pesadilla repartir el correo porque siempre llegaba empapada y muerta de frio cuando nevaba. Desde el ano anterior, que era cuando habia empezado a trabajar en correos, habia pillado cinco resfriados. Habia tenido la nariz roja durante todo el invierno y eso que habia probado de todo. Su amiga Tavie decia que parecia una payasita. Y no solo eso. En verano se asaba con aquellos pantalones ridiculos y los zapatones con cordones. Ademas, la camisa azul le quedaba enorme. Era el uniforme menos sexy del mundo. Asi no se comia ni un rosco y llevaba sin sexo... bueno ahi su trabajo tenia poco que ver, porque hacia dos anos que no echaba un polvo. Cuando por fin llego a casa, se quito la chaqueta de punto azul y puso los ojos en blanco al oir los jadeos de su companera de piso en su habitacion. -Esto es estupendo. -- siseo viendo que el piso estaba hecho un asco mientras iba hacia la nevera y cuando la abrio, pudo comprobar que Tavie no habia ido a comprar esa manana como habia dicho que haria. --Espaguetis otra vez. -- dijo resignada abriendo la alacena. Se puso a cocer los espaguetis sacando una lata de salsa bolonesa ya preparada y cuando tenia la comida ya a punto, escucho el grito de satisfaccion de Tavie terminando la faena. Su novio salio de la habitacion con unos gayumbos rojos sonriendo como un bobalicon mientras se apartaba el cabello rubio de la cara -- Ehh. Ese era el saludo de Cris. Siempre decia Ehh. Estaria bueno, pero era el tio con menos cerebro del mundo. Todavia no entendia como Tavie estaba con el. Por los orgasmos que le proporcionaba seguramente. Cuando su amiga salio de la habitacion atandose la bata de seda rosa que su madre le habia regalado a Symone por Navidad, se dijo que ya tenia bastante-- Esto no puede seguir asi. --Vamos, ?estas enfadada? --No trabajas, tengo que encargarme yo hasta de hacer la comida. !No has ido a la compra! -- dijo enfadada-- !Y hasta coges mis cosas sin mi permiso! -- !Somos amigas! -- exclamo Tavie recogiendo su cabello rubio en una coleta alta mientras la miraba como si dijera disparates. -- !Precisamente por eso! !Si queremos seguir siendo amigas, esto tiene que cambiar! Tavie la miro con sus ojos azules mientras que los verdes de Symone brillaban de rabia por no pegarle cuatro gritos -- Esta bien. Veo que igual me he pasado, pero no me he dado cuenta, te lo juro. -- !Solo faltaria que hubieras sido tan egoista a proposito! --Necesita un polvo. -- dijo Cris cogiendo de la olla unos espaguetis con la mano y metiendoselos en la boca. -- !Cierra la boca, Cris! -- dijeron las dos a la vez. --Esta bien. A partir de ahora colaborare mas. -- su amiga se acerco a los espaguetis y saco un plato de la alacena sirviendose. Cogio un tenedor y se sento sobre la encimera comiendo tranquilamente -- Ire a la compra por la tarde. --dijo sin darle importancia. Cuando un espagueti cayo como a camara lenta sobre la bata que ni ella habia estrenado, lo vio todo rojo-- !Largo! Tavie mastico lentamente dejando el plato sobre la encimera-- Cris, corre. -- ?Que? -- pregunto su novio con la boca llena. -- !Corre! !Tiene esa mirada de loca! Cris la miro y ella indignada grito -- !No tiene gracia! Tavie solto una risita-- Lo siento. Prometo ser buena. Siempre le decia lo mismo y por muy amigas que fueran, aquello ya era el colmo. Nego con la cabeza y Tavie perdio la sonrisa poco a poco-- Hablas en serio. --Mira el apartamento, Tavie. !Tienes veinticinco anos y no limpias, no colaboras, te comes todo lo que compro y este gorron tambien! !No aportas dinero a la renta porque no trabajas y encima tienes el descaro de reirte de mi! !Y me has estropeado una bata que me ha regalado mi madre! --Tavie se sonrojo-- Nos conocemos desde hace anos y cuando te dije que podias vivir aqui, se suponia que era algo temporal. !Llevo un ano manteniendote y estoy harta! --Entiendo. -- dijo muy digna bajando de la encimera-- Hare las maletas. -- ?Y a donde vas a ir? -- pregunto Cris con la boca llena. --A tu casa. Cris abrio los ojos como platos-- !No puedes venir a mi casa! !No entro ni yo! Tavie jadeo indignada-- ?No me quieres en tu casa? --No es eso palomita...-- siguio a su furiosa novia y Symone se mordio el labio inferior sintiendo remordimientos. --No cedas, no cedas. -- se dijo a si misma en voz baja. Saco un plato del armario y cuando llego a la olla vio que estaba casi vacia. Eso la decidio. Furiosa fue hasta la habitacion y cerro de un portazo. Se quito el horrible uniforme y salio con su albornoz rosa hacia el bano. Alli se encontro con Tavie, que estaba recogiendo sus cosas. Symone se sintio fatal sobre todo porque se conocian desde los diez anos y Tavie abrio los ojos como platos cogiendola de la muneca y metiendola en el cuarto de bano a toda prisa-- !No lo digas! -- ?El que? --Cris me acaba de decir que esta bien que me quede en su casa y si te echas atras, nunca querra que viva con el. Symone entrecerro los ojos-- !Lo has hecho a proposito! --Tecnica de supervivencia. -- hizo una mueca--Siento lo de la bata. Ahi me he pasado. --se volvio y siguio recogiendo sus innumerables potingues-- Vamos, parece que no me conoces. Tampoco soy tan desordenada. --Increible. -- siseo-- Tu no estas bien de la cabeza. --En el amor y la guerra todo vale. -- se volvio y le dio un beso en la mejilla-- Te llamo manana. Atonita la vio irse del bano como si nada. Miro el estante casi vacio, pensando que ese pringado no tenia ninguna oportunidad con su amiga. Se lo iba a comer vivo. Se paso lo que quedo del dia recogiendo el apartamento y yendo a la compra. Cuando al fin se tumbo en la cama hizo una mueca porque echaba de menos a Tavie. Siempre hablaban antes de irse a dormir y era un habito que echaria de menos. -- Bueno, Symone... es hora de buscarte un novio. Una semana despues estaba en la central de correos recogiendo la correspondencia de su zona, cuando repasando que todas las cartas estuvieran colocadas por calles, se dio cuenta que faltaba algo. Sin saber que era, las reviso dos veces, pero tenia las cartas de todos los portales y de todas sus calles--Que raro. -- susurro metiendolas por orden de entrega, para ir sacandolas segun las iba necesitando. Esa vez llevaba un carrito porque tenia demasiado volumen y no le cabian en la bolsa. Odiaba el dichoso carrito. Sonrio porque afortunadamente no llovia. Cuando llego al numero cuarenta y siete de la cincuenta y ocho, sonrio cogiendo las cartas para entregarlas-- Buenos dias, Jack. --Buenos dias, Symone. -- de repente se puso palido y salio corriendo. --Vaya. -- subio las escaleras --Pobre hombre. --iba a dejar las cartas sobre la mesa, pero se decidio a meterlas en los buzones para que no tuviera que hacerlo el. Estaba echando las cartas en el buzon de Patterson cuando se detuvo en seco. Paso una carta tras otra -- !Mierda! !La carta roja! Seguro que la habia dejado en la central porque nunca faltaba. Hizo sus entregas en tiempo record corriendo por su zona sin detenerse con nadie. Cuando llego a la central, dejo el carrito en su sitio y fue a la zona de reparto para revisar su cajetin. Al verlo vacio, se llevo la mano a la frente pensando en ello--Mierda, mierda. -- ?Que ocurre? -- pregunto su supervisora mirandola fijamente a traves de sus gafas de pasta negras. --Oh, nada. Creo. Es que un usuario esperaba una carta y me he pasado a mirar por si estaba alli. --No habra llegado. Si se hubiera enviado, la habrias repartido. -- entrecerro los ojos--A no ser que la hayas perdido. Symone abrio los ojos como platos-- Por supuesto que no, senora Liles. Yo no he perdido nada. La mujer sonrio asintiendo-- Nunca hemos tenido una queja de ti y seguro que esta vez sera igual. Esa carta no ha llegado. Punto. --Si, senora Liles. --Bien. ?Has terminado? --Si, senora. Miro su reloj y sonrio encantada-- Muy bien. Un tiempo excelente. Puedes irte a casa. Cuando la mujer se volvio a echarle la bronca a otro, gimio mirando su cajetin-- !Mierda! Despues de darle vueltas durante una hora, se acerco al portal del senor Patterson para disculparse. Estaba convencida que la carta habia desaparecido en algun punto porque las recibia todos los jueves y se sentia culpable porque era mas que evidente que eran cartas de amor. Symone se imaginaba que seria un amor imposible y que solo les era posible comunicarse asi, como en los romances del siglo diecisiete. La posibilidad de que por culpa de ella no hubiera recibido la carta de la semana, le provocaba una desazon que no se iba. Asi que como decia su madre, cuando habia que disculparse, cuanto antes mejor. Entro en el portal y saludo a Jack-- ?Como estas? El hombre que debia tener unos treinta anos sonrio como si estuviera encantado con la pregunta y Symone incomoda porque pensara que tenia interes en el, miro a su alrededor disimulando. -- Mucho mejor. Es que tengo el colon irritable, ?sabes? Y si me pongo nervioso...-- de repente palidecio y salio corriendo. Symone se quedo mirando su espalda con la boca abierta y entonces comprendio que se ponia nervioso al verla. Hizo una mueca esperando que se le pasara, porque le iba a ver casi todos los dias a no ser que la cambiaran de ruta. Algo poco probable. Sujetandose la correa del bolso que cruzaba su pecho fue hasta el ascensor y pulso el octavo. Se miro al espejo y se aparto un rizo castano de la frente. Se paso el dedo por debajo de sus ojos verdes para quitar algo del rimel que se le habia corrido y tomo aire dandose valor porque no sabia como iba a reaccionar el pobre hombre. Esperaba que estuviera en casa. Salio del ascensor y admiro un precioso cuadro que estaba en el pasillo. Era una preciosidad que representaba un puente sobre un rio lleno de flores acuaticas. En su barrio ese cuadro duraria alli tres minutos. Fue hasta la puerta A y toco el timbre. Miro a su alrededor y se sobresalto cuando abrieron la puerta. Una mujer de la edad del senor Patterson le sonrio dulcemente y Symone fruncio el ceno mirando la letra de su puerta. Se suponia que ese hombre no tenia esposa. Nunca habia enviado una carta a la mujer de Patterson, pero temio meter la pata, asi que pregunto-- ?Es la senora Patterson? --Oh no, querida. Soy su asistenta. ?Traes una carta certificada para Richard? Suspiro de alivio-- No, pero necesito hablar con el de un asunto importante. La mujer asintio con una agradable sonrisa mirandola con sus ojos azules --Por supuesto. Pasa, que le aviso. La llevo a un salon que estaba elegantemente decorado. Era masculino en tonos marrones y el gran sofa de cuero le recordo a los que se veian en las peliculas inglesas. Todo estaba puesto con mucho gusto. Habia un cuadro que le llamo la atencion porque no pegaba con la decoracion clasica de ese hombre. Era el retrato de una mujer en tonos pastel. Era preciosa, con su pelo rubio y sus ojos verdes brillando de alegria mientras se reia. Seguro que era alguien importante para el. --Enseguida le aviso. ?Quieres tomar algo? --No, gracias. --se sento en el sofa sacando la correa del bolso por la cabeza para colocarlo a su lado en el sofa-- Acabo de tomarme un cafe. La mujer asintio girandose y yendo hacia una puerta que habia a su izquierda. Llamo a la puerta -Adelante. La senora entro en lo que parecia un despacho. Desde el sofa vio que el senor Patterson estaba sentado detras de un escritorio muy fino. La mujer le dijo algo que ella no llego a entender desde alli y el hombre se levanto rodeando el escritorio. Cuando salio, Symone sonrio levantandose del sofa. Al verla sonrio agradablemente --Pero si es nuestra repartidora de noticias. --Que manera mas delicada de decir repartidora de facturas. El hombre divertido le indico el sofa -- Por favor, sientate. Tienes que estar cansada despues de recorrer las calles toda la manana. Symone se sento mientras la mujer recorria el salon para entrar en otra puerta a su derecha. --Bueno, Symone... ?ha ocurrido algo? -- se sento en la butaca al lado del sofa y ella pudo ver en sus ojos que tenia la esperanza que hubiera sido asi. --Queria disculparme por no haberle traido el sobre rojo hoy. -- dijo preocupada-- En realidad no se que ha pasado y temo haberlo perdido. --Tuteame, por favor. -- la miro con sus ojos grises y apreto los labios-- ?Por que te disculpas si no sabes que ha ocurrido? --Me he imaginado que la culpa ha sido mia, porque ella no falla ni una semana. -- se sonrojo intensamente-- Perdon. Supuse que era una mujer quien... --Tienes razon. -- la interrumpio con una triste sonrisa-- En treinta y dos anos no ha fallado nunca. --eso la hizo sentirse peor aun. Que hubiera pasado en su turno, era tener mala suerte --Desgraciadamente creo que a ella puede haberle pasado algo y por eso no ha escrito la carta de esta semana. --Pero puede enterarse, ?verdad? --pregunto ansiosa. Richard nego con la cabeza --No puedo llamar a su casa. --Entiendo. -- susurro mirando la tristeza en sus ojos -- Si esta casada, puedo ... --No esta casada. Es viuda. Symone le miro confundida-- ?Y si es viuda por que razon no pueden mantener contacto? -- al darse cuenta que habia preguntado algo demasiado personal, se puso como un tomate y susurro --Lo siento, no es asunto mio. El hombre suspiro y miro el cuadro --Cuando conoci a Valeria si que estaba casada. --a Symone se le corto el aliento-- Llevaba casada cinco anos y tenia una hija con su marido. -- ?Como se conocieron? Richard sonrio con nostalgia-- En el cine. Habia ido sola porque su marido no soportaba el cine europeo. Estabamos en la cola de las palomitas y tropece con ella. Fue amor a primera vista. --Oh, que bonito. --Intentamos separarnos, de verdad. Pero era superior a nuestras fuerzas. --miro a Symone a los ojos-- Le pedi mil veces que le dejara y cuando lo iba a hacer, su marido tuvo un problema de salud que le impidio hacerlo. --Algo de corazon, seguro. -- dijo haciendole reir-- En las grandes historias de amor siempre pasa algo asi. --No paso solo eso. Yo me enfade y... --Se separaron. --No queria hacerle dano a su marido, ni a su hija, asi que cuando se entero de que estaba embarazada de mi, no me dijo nada. -- Symone se llevo una mano al pecho sintiendo mucha pena por el -- Yo me case con otra, pero el matrimonio no duro ni dos anos. Me estaba divorciando cuando vi a Valeria en Central Park con el nino en el carricoche. Cuando nos encontramos, volvimos a sentir lo mismo que cuando estabamos juntos, asi que fue inevitable. Pero cuando un dia el nino me llamo papa en uno de nuestros encuentros, ella me miro con horror y ya no quiso volver a verme, sintiendose muy culpable por todo lo que habiamos provocado. --Asi que tu hijo vive en la ignorancia. Richard asintio. -- ?Y su marido? --Murio hace siete anos. -- ?Y por que no estan juntos, si se puede saber? El senalo una foto que habia sobre una estanteria y Symone abrio los ojos como platos al ver a un hombre guapisimo, riendo con la mujer rubia al lado. Tenia los ojos grises y miraba a la camara, pero Symone sintio que la miraba a ella --Esta buenisimo. Richard se echo a reir a carcajadas-- Segun su madre, tiene un exito terrible con las mujeres. No le extranaba nada-- Seguramente usted tambien lo tendria porque son igualitos. -- Symone miro la foto y a su anfitrion varias veces. --Ese es el problema. Que cuando me vea, sabra todo lo que ha pasado y su madre no puede soportar que sepa que le ha enganado. Que ha enganado a toda la familia. Seria demasiado para ella. -- !Por Dios, llevan asi treinta anos! -- dijo ella indignada-- Tienen derecho a ser felices de una vez. El se cabreara, pero tendra que aceptarlo. !No es un nino! Richard la miro con admiracion --Eso mismo le he dicho a Valeria, pero... --Se niega. --Sus hijos son el amor de su vida. --Symone suspiro mirando la foto-- Ademas, no se lo que ha pasado, asi que hasta que no se ponga en contacto conmigo tengo las manos atadas. --Pues me voy a enterar. -- dijo levantandose del sofa decidida-- ?La direccion? Richard abrio los ojos como platos-- ?Que? -- !No puedes pasarte con esta incertidumbre varios dias! Me das la direccion y voy a preguntar por ella. !Soy cartera! De algo tiene que servir mi profesion. El hombre parecio pensarlo-- No es mala idea. --Tu no puedes ir, pero yo si. -- sonrio radiante-- Y si tengo suerte puede que vea a tu hijo. --No le contaras nada, ?verdad? --Soy cartera. -dijo ofendida-- Soy discreta por naturaleza. Si supieras las cosas que se. -- ?Como que? --Soy una tumba. Richard se echo a reir y sus ojos brillaron. Se levanto y fue hasta su despacho donde escribio en un post-it lo que suponia que era la direccion. Cuando volvio, parecio pensarselo mejor con el post- it en la mano-- No dudes mas. Por mi no se enterara de nada. Preguntare por ella. !Incluso puede que no pase nada y yo haya perdido la carta! Richard apreto los labios y le entrego la nota-- Valeria Thorton. --Muy bien. Volvere. -- dijo yendo hacia la puerta con paso firme --Tardare un par de horas. Tengo que pasar por la central. --De acuerdo. Estare aqui esperando. Saliendo del piso apreto los labios. Pobre hombre. Llevaba esperando toda su vida. Su unico nexo de union con su familia eran esas cartas y ella iba a descubrir que estaba pasando. Capitulo 2 A toda prisa fue hasta la central con la esperanza de que hubiera en el cajetin de su calle alguna carta a nombre de Valeria Thorton. Sonrio porque tuvo suerte y discretamente cogio la carta, que era de un banco. Hizo una mueca porque le vendria mejor una certificada, pero le serviria para tener una excusa. Cuando la habia guardado en el bolso, paso su supervisora ante ella. --Symone, ?que haces todavia aqui? --Se me olvido algo en la taquilla y me he pasado a ver como iba el trabajo para manana. La senora Liles la miro asombrada-- No deberias pensar tanto en el trabajo. Eres joven. Sal a divertirte. --Es que me gusta que todo este en orden. --Esta entrega en tu trabajo, me hace pensar que puede que te recomiende para un ascenso a clasificacion. !Dios mio, que horror! Estar todo el dia sentada clasificando cartas por codigo postal. Preferia helarse de frio. --No se moleste. Ya conozco a los vecinos y estoy muy a gusto en la ruta. --Estupendo. Ahora vete y disfruta de lo que queda del dia. --Lo hare. Hasta manana. Salio de alli a toda prisa y corrio a la parada de metro para ir a la calle sesenta y cuatro este. Estaba claro que tenian mucho dinero y Symone esperaba que eso no hubiera tenido nada que ver a la hora de no separarse de su marido. Cuando llego a la casa de tres pisos, miro la fachada de ladrillo rojo y se paso las manos sudorosas por su chaqueta antes de sacar la carta de su bolso. Con la carta en la mano cruzo la calle y subio los cinco escalones que llevaban a la puerta, decorada con un llamador de cobre en forma de leon. --Vamos alla. -- toco el timbre y puso una sonrisa en la cara. -- !Ya voy yo! -- escucho desde dentro de la casa y cuando abrieron la puerta Symone sintio que se le detenia el corazon. El hijo del senor Patterson estaba ante ella con una camisa blanca y unos pantalones negros. Las mangas de la camisa estaban enrolladas hasta los codos mostrando su vello negro y Symone trago saliva al ver el color dorado de su piel. Estaba para comerselo -- ?Si? La voz grave del macizo le hizo levantar la vista a sus ojos grises, igualitos a los de su padre. -- ?Queria algo? --Oh. -miro la carta como si leyera el nombre que se sabia de memoria-- ?Valeria Thorton? --Es mi madre. -- extendio la mano, pero ella la aparto de el sorprendiendolo. -- ?Y eso como lo se? -- ?Perdon? -- ?Esta en casa? --Mi madre esta en el hospital. -- respondio molesto-- ?Me da la carta? -- ?En el hospital? -- pregunto alarmada-- Estara bien, ?no? Richard la miro asombrado y respondio entre dientes-- ?Es asunto suyo? -- !Me gusta saber que mis asignados estan bien! Es de buen cartero. --Querra decir de buena cartera cotilla. Symone jadeo ofendida-- ?Esta bien o no? --Ha tenido una infeccion de vesicula y han tenido que operarla de urgencia. Iba a entregarle la carta cuando la volvio a apartar-- ?Pero esta bien? --Los medicos dicen que si. Tardara unas semanas en recuperarse, pero se pondra bien. Le tendio la carta y Richard iba a cogerla cuando volvio a separarla-- ?En que hospital esta? --Oiga, senora... -- !Senorita! --exclamo ofendida-- Senorita Murray. -- ?Me da la carta de una buena vez? -- !Es por si algun vecino quiere enviarle flores! --En el Lenox Hill. -- respondio entre dientes. -- ?Habitacion? --Trescientos dieciseis. Ella sonrio radiante-- Gracias. -- le entrego la carta, pero cuando el la cogio Symone no la solto-- Por cierto. ?Esta soltero? La miro asombrado-- ?Y eso que tiene que ver con mi madre? --No, si esa pregunta es para mi informacion personal. --No es asunto suyo. --Pues veras… ?te importa que te tutee? No, ?verdad? Pues veras... si de algo me he dado cuenta en el dia de hoy, es que no hay que desaprovechar las oportunidades, porque luego vienen los arrepentimientos. --?No me diga? -- tiro de la carta, pero ella no la solto cogiendola con la otra mano--!Esto es ridiculo! -- ?Esta soltero o no? -- !Si! Y si todas las mujeres son como usted, lo estare muchos anos. Ella se echo a reir dejandolo de piedra-- ?Novia? Se dio por vencido -No. --No eres gay, ?verdad? -- !No! --Tengo un trabajo estable y no estoy mal. ?Quieres casarte conmigo? La miro como si le hubieran salido dos cabezas antes de cerrarle la puerta en las narices. Symone parpadeo mirando el llamador. Parecia que el dichoso leon se reia de ella. -- ?Eso es que no? -- pregunto en alto para que la oyera --Vale, te meto la carta por debajo de la puerta. -- metio la mitad de la carta por la ranura y cuando la carta desaparecio sonrio sin poder evitarlo-- !Por cierto, me llamo Symone! Espero su respuesta, pero al no escuchar nada bajo los escalones lentamente sonriendo como una tonta. !Que hombre! Caminaba por la acera y volvio la vista a la ventana. !La estaba mirando! Ella le saludo con la mano y el cerro la cortina a toda prisa. --Le has gustado. Sino no se hubiera quedado mirando. -- dijo para si loca de contenta. Cuando llego a casa de Richard padre, entro en el portal donde Jack en cuanto la vio se sonrojo intensamente. -- Hola. --Hola, Symone. Sobre lo de antes... --Hablamos luego, tengo prisa. -- dijo entrando rapidamente en el ascensor dejandolo con la palabra en la boca. Cuando llego al octavo, Richard abrio la puerta el mismo, lo que demostraba el estado de nervios en el que se encontraba-- Sabes que estamos en el siglo veintiuno y que existen los moviles, ?verdad? -- ?Esta bien? Entro en el piso sonriendo de oreja a oreja-- Esta bien. La han operado de la vesicula de urgencia, pero esta bien. Richard suspiro de alivio pasandose una mano por la frente -- ?Por que no vas a verla? Esta en el Lenox Hill. Habitacion trescientos dieciseis. -- ?Como te has enterado de eso? --Sonsaque a tu hijo. -- le guino un ojo-- Se me resistia, pero al final hablo. Por cierto, ?como es que no os llamais por telefono? Richard se sento en la butaca --Empezamos con lo de las cartas. En aquella epoca no habia moviles y cuando Richard le regalo uno hace diez anos, no me quiso dar el numero porque su marido pagaba las facturas. --Entiendo. --Despues Richard se encargaba de esas cosas y seguimos como estabamos. --Pero os veis, ?verdad? En algun momento teneis que veros. --Una vez a la semana nos vemos aqui. Suele venir el lunes porque es el dia que tiene mas desocupado. Su hija tiene dos hijos y le quitan mucho tiempo. Ademas, tiene que seguir yendo a sus causas beneficas porque si no sus hijos se extranarian. --Asi que esta muy ocupada con la familia y eso. --Viene cuando puede. A veces me sorprende cuando tiene una tarde libre. Le parecia terrible tener que esperar siempre a que ella pudiera hacerle un hueco. Ese hombre tenia la paciencia del santo Job. Symone se sento en el sofa-- ?Vas a ir a verla? --Por mi iria ahora mismo, pero si Steffani esta alli, se sabra enseguida la verdad. --Por tu parecido con el. --Exacto. --Steffani es su hija mayor, supongo. Richard asintio preocupado-- Ya no lo soporto mas. Todo esto es... --Has tenido mucha paciencia. ?Como lo has soportado? La miro a los ojos-- Si hubieras conocido al amor de tu vida, harias lo que fuera por estar con el, aunque sea un minuto al mes. -el corazon salto en su pecho al oirle hablar -- Se que ella sufre tanto como yo, pero el amor que siente por sus hijos la retiene. Y a mi tambien. No quiero hacerles sufrir. Despues de tantos anos le tengo tanto carino a Steffani como a mi hijo. --senalo una foto donde estaba toda la familia junta. Una chica rubia rodeaba con el brazo al que debia ser su marido, un hombre moreno con cara de buena gente. Al lado del marido estaba Valeria y al otro lado Richard que miraba a sus dos sobrinos sentados en el suelo ante ellos. El gran arbol de Navidad indicaba que estaban en fiestas. El unico que faltaba era el y miro a Richard con pena. --Lo siento. Richard sonrio intentando disimular su estado de nerviosismo-- Nunca nos habia pasado algo asi y estoy preocupado. -- ?Quieres que manana vaya a verla? Si no hay nadie, le dare mi telefono para que hable contigo. Sus ojos grises brillaron-- ?Haras eso por mi? --Claro. -le miro maliciosa-- Ademas, tengo la intencion de ligarme a tu retono. Richard se echo a reir a carcajadas --No te rias. -- dijo indignada-- Lo conseguire. Me gusta. -- ?Te gusta, eh? -- dijo hinchando el pecho --Es un partido estupendo. --Eso ya lo he visto. --Y lleva su empresa con mano de hierro. -- se notaba que estaba muy orgulloso de el. --Eso a mi no me importa. -- dijo levantandose del sofa-- Yo me mantengo sola. Richard la miro pensativo-- ?Sabes que eres una persona estupenda? Nada me gustaria mas que se uniera a una mujer como tu. Symone se sonrojo por el piropo-- Hare lo que pueda. -- fue hasta la puerta y Richard la siguio-- ?Quieres que le diga algo si no puede llamarte? --Que la amo mas que a mi vida. Esa respuesta le corto el aliento y espero que alguien la amara asi algun dia --Lo hare. -- susurro. Forzo una sonrisa y salio del piso. --Gracias, Symone. Gracias por todo. --No es nada. Estamos para servir. -- le guino un ojo haciendole reir y Symone se sintio mucho mejor. Al dia siguiente hizo su reparto como todos los dias, deseando que llegara el fin de semana porque estaba agotada. Antes de ir al hospital, decidio cambiarse de ropa y se puso unos vaqueros ajustados negros y un jersey verde que resaltaba el color de sus ojos. Se maquillo ligeramente y como no le daba tiempo a plancharselo dejo sus rizos castanos sueltos, llegandole la melena a mitad de la espalda. Como no podia presentarse con las manos vacias a visitar a una enferma, decidio comprarle algo de parte de Richard. Entro en la floristeria del barrio y miro a su alrededor. -- ?Puedo ayudarla en algo? Se volvio hacia un chico que por su camisa supo inmediatamente que era gay. Un heterosexual no se pondria ese tono de rosa--Quiero el ramo de flores mas bonito del mundo. Quiero que cuando lo vea, se quede con la boca abierta y sepa que la persona que se lo regala la quiere con locura. --Tu novio es muy afortunado. -- dijo mirandole las piernas. Pues no, no era gay. --No es mi novio. Es un amor imposible que perdura a lo largo de los anos. -- comento distraida mirando un pequeno ramillete de violetas. -- ?Cual es su flor favorita? --No tengo ni idea. -le miro a los ojos que eran de un increible color azul. Llevaba lentillas, era gay -- ?Alguna sugerencia? --Oh carino, tengo miles. -- se volvio hacia los jarrones de cristal llenos de flores que tenia metidos en un expositor refrigerado -- Las rosas son tan tipicas en estos casos. No, tiene que ser algo especial. Gladiolos. -- ?Esas no son para los funerales? --Que va. Los que te vendo son un hibrido con colvillei. -- a ella le sonaba a chino --Mira, estos blancos enormes son magnificos. Eran bonitos. Sus grandes petalos blancos que se curvaban hacia abajo eran delicados y con clase. Perfectos para Valeria. -- ?Son muy caros? --Te hare precio y te saldran mas baratos que las rosas. --Muy bien. Hora de demostrar lo que vales. --Eso es todo un reto. Cogio todo el jarron y lo puso sobre la mesa de trabajo. En menos de cinco minutos habia hecho un enorme ramo envuelto con un precioso celofan y un gran lazo de seda rojo. Era perfecto. -- Eres un artista. --Gracias. -dijo cogiendo la tarjeta de credito que le tendia. --Te recomendare por ahi. El sonrio divertido --Te iba a hacer descuento igual. --Ahora te recomendare mas. El florista se echo a reir y cuando le entrego el recibo, lo firmo pensando que ese mes tendria que hacer algun ajuste por los setenta pavos que se acababa de gastar. Pero si le gustaba, mereceria la pena. Cogio el ramo de flores que casi la cubria y se lo coloco en el costado-- Hasta la proxima... --Alan. --Symone. -- le tendio la mano-- Hasta la proxima, Alan. El se la estrecho divertido y la acompano hasta la puerta. Cuando se la abrio para que saliera, la sorprendio tendiendole una rosa azul. Symone abrio los ojos como platos-- !Es azul! --Preciosa y fuera de lo normal. Como tu. -- ?Es de verdad? -- toco los petalos suavemente y si que era de verdad. Le miro a los ojos-- Gracias es muy bonita. --Ya me contaras si le ha gustado. Symone sonriendo casi se choca con un hombre que entraba y que le dio un beso a Alan en los labios. --Claro que te lo contare. Adios Alan. Cuando llego a la tercera planta del Lenox, salio del ascensor y busco la habitacion trescientos dieciseis. La puerta estaba cerrada, asi que llamo. Cuando se abrio la puerta y vio frente a ella a su Richard sonrio radiante-- !Hola! --Dios, ?que haces aqui? -- pregunto exasperado. --He venido a ver a tu madre. Richard la miro atonito y ella se lo comio con los ojos. Iba con un traje gris que resaltaba el color de sus ojos y la camisa blanca con la corbata azul le sentaban de miedo. -- ?Quien es, hijo? --Tu cartera. Symone le puso una mano en el pecho para empujarlo y que la dejara pasar. La mujer rubia que habia visto en las fotos estaba sentada en la cama algo despeinada y con cara de cansancio. Symone se quedo de piedra al ver la habitacion repleta de flores y algunos ramos eran impresionantes. --Hola, no se si se acuerda de mi, pero soy la sobrina de Patt-- la miro a los ojos mientras se acercaba a la cama y Valeria sonrio sonrojandose -- ?La recuerda? --Si, por supuesto. -- ?La sobrina de Patt? ?Que Patt? -- Richard se cruzo de brazos mirandola como si fuera un peligro. --Va, tu no la conoces. --se volvio hacia Richard y le sonriendole le tendio las flores -Para ti. -- ?Para mi? --Si, ella ya tiene muchas. Valeria se echo a reir---Eso es cierto. ---a miro a los ojos-- Asi que eres la sobrina de Patt. ?Como se encuentra? --Se asusto un poco al enterarse de que estabas en el hospital, pero ahora esta mucho mejor. Esta deseando que le hagas una llamadita para tranquilizarse. --Llama a esa amiga tuya, mama. -- dijo Richard mirando el enorme ramo de gladiolos --Si esta preocupada... Valeria la miro a los ojos emocionada-- No tengo aqui el movil y no se me el numero. --Tranquila. -- ella saco el telefono que tenia preparado y busco al padre de Richard en la agenda. Ahora tenia que entretener a Richard para que no escuchara la conversacion y lo haria encantada. Pulso el boton verde tendiendole el telefono y se giro hacia Richard, que miraba a su alrededor sin saber que hacer con el ramo. -- ?Como estas, guapo? --el la miro como si quisiera salir corriendo-- ?Me has echado de menos, cielito? -- ?Cielito? -- ?Te gusta mas carinito? -- dio un paso hacia el y Richard dio un paso atras con el ramo en la mano -- ?Te gustan mis flores? Son gladiolos. -- ?Esto no se usa en los funerales? Ella se echo a reir porque habia preguntado lo mismo que ella-- Pues no. Pero en las bodas si. ?Te has pensado mi proposicion? Richard buscando una salida miro a su madre, que hablaba con Patt sonriendo radiante. -- Te aseguro que soy un buen partido. -- dijo llamando su atencion. La fulmino con sus preciosos ojos grises rodeados por unas pestanas oscuras y muy largas. Symone suspiro sin poder evitarlo-- Se cocinar muy bien. --Tengo asistenta. --Y hago unos masajes estupendos. Soy fisioterapeuta, ?sabes? -- ?No eras cartera? --La crisis economica. -- dio otro paso hacia el. --Tengo un masajista increible. --Pero no serian como los mios. --Richard puso los ojos en blanco e impaciente volvio a mirar a su madre -- ?Que tal si vamos a comernos una hamburguesa? --Tengo una cena de negocios. -- dijo mirando su reloj de pulsera --Y creo que tengo que irme. -- !No fastidies! !Lo estoy haciendo yo todo! -- puso las manos en las caderas mirandole con el ceno fruncido-- ?Lo de la cena es cierto o es una manera de decirme que no quieres nada conmigo? --Lo primero y lo segundo. Le miro decepcionada-- No te gusto. En sus ojos leyo que creia que estaba chiflada y Symone se echo a reir-- Vamos, dimelo. Si no te gusto, no hay nada que hacer. -- ?Siempre haces esto con los tios? -- pregunto interesado. -- !Ja! !No has dicho que no! -- le senalo con el dedo-- Vamos carinito, si quieres vamos al cine. --Me gusta llevar a mi la iniciativa. -- dijo molesto. -- ?Es eso? Pero si hubiera sido por ti, hubieras cogido la carta sin preguntarme nada... --Sigo sin preguntarte nada. ?Eso no te dice algo? -- dejo el ramo sobre el alfeizar de la ventana. Con lo grande que era se cayo al suelo. Symone entrecerro los ojos. --Ese ramo me ha costado una pasta. Lo menos que podias hacer, es meterlo en un jarron y aparentar que te gusta. --No era para mi. -- !Te lo he regalado yo! !Si tu me regalaras algo, lo cuidaria! Richard se agacho a cogerlo enfadado-- No quiero que me regales nada. -- le puso el ramo en el pecho soltandolo y ella lo agarro antes de que cayera al suelo --De hecho, no quiero saber nada de ti. No me interesas. ?Lo entiendes? -- !Richard! -- exclamo su madre mirandolo asombrada-- ?Y tus modales? --su hijo se sonrojo por la reganina --!Disculpate ahora mismo! --Mama, si me disculpo, no me librare de ella. -exasperado se acerco a su madre y la beso en la mejilla-- Me tengo que ir. Symone se coloco ante la puerta y sonrio --Vale, puede que haya ido demasiado deprisa, pero estoy segura que te volveras loco por mi. --Richard no salia de su asombro -- Eres mi media naranja y no me voy a dar por vencida facilmente. ?Ahora me das un besito de despedida? Richard se volvio hacia su madre-- ?Ves lo que queria decir? Valeria solto una risita-- Dale el besito para que te deje salir. -- !Ni hablar! No pienso dejar que me chantajee. --Symone puso morritos y cerro los ojos esperando su beso. Richard gruno-- Esto es increible. --Me van a doler los mofletes. -- dijo sin apenas mover los labios. -- ?No tenias prisa? -- pregunto Valeria divertida. --?Sabes lo que es el acoso? Symone no se movio de su sitio. Esperaria lo que hiciera falta. Cuando se abrio la puerta empujandola hacia delante, Richard se escabullo antes de darse cuenta. La enfermera que llevaba una bandeja en la mano les miro asombrada. -- !Ya te pillare! -- !Que mas quisieras! Bufo mirando a Valeria que sonreia con su telefono en la mano-- ?Que tal todo con Patt? --Fantastico. ?Que tal todo con Richard? --Se resiste, pero todavia no he utilizado todas mis artimanas. --Estoy impaciente por enterarme de ellas. Sonriendo se acerco a la cama-- ?Como te encuentras? Patt esta algo nervioso. --Me duele un poco, pero no se lo digas. -la miro a los ojos-- ?Como os habeis conocido? --Soy su cartera. --Valeria abrio la boca entendiendo-- Falto tu carta. Se pasaron hablando una hora de como habia logrado enterarse de donde estaba y charlando de todo un poco. -- ?Como puedes vivir asi? -- pregunto sentada a su lado sin recriminarla. --No lo se. -- susurro con la mirada perdida-- Todo empezo sin buscarlo y era tan inevitable...A veces me pregunto como seria mi vida sino hubiera entrado en ese cine hace treinta y dos anos. -- ?Y el verdadero amor? -- ?Que clase de amor es este? Richard no conoce a su hijo y he mentido a todo el mundo. -- sus ojos se llenaban de lagrimas-- Me da tanto miedo hacerles dano. Que me odien por lo que hice... No sabia que decir a eso. Ella no tenia hijos, pero suponia que el amor a un hijo era superior a todo lo que se puede sentir. --Bueno, espero que lo arregleis. -dijo levantandose de su silla--Ahora tengo que irme. --Gracias por venir y por todo lo demas. --No me lo agradezca. He conocido a su hijo. -- le guino un ojo mientras ella se reia -- Por cierto, ?donde trabaja? --En el edificio Thorton de Beekman Street. -- !No! -- exclamo asombrada. !Tenia su propio edificio! --Si. Le encontraras en la ultima planta, querida. Symone hizo una mueca-- Algo se me ocurrira. --Seguro que si. -- sonrio divertida-- No tengo ninguna duda.
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Un Vecino Encantador de Lupita Palma
https://gigalibros.com/un-vecino-encantador.htmlLas personas siempre han pensado que yo no era una ‘persona sociable’, no estoy muy segura del porque de eso. Bueno, la verdad es que yo creo que era una persona agradable con el resto de las personas. Habia muchas cosas que me gustaba de tratar con la gente. Me gustaba ver como le pasaban cosas un poco desafortunadas a quienes se lo merecian. Me gustaba incomodar a la gente con mis frases directas. Solo porque sentarme a conversar en un campo de hierba con mi mejor amigo y una canasta de picnic en la mano no era mi idea del paraiso, no me convertia en un harisco. Pero el hecho de que probablemente elegiria salvar la vida de un gato antes que la vida de una persona… Bueno, eso podria llevarme un poco mas lejos hacia el extremo psicopata del espectro, pero nadie es perfecto. Todos tenian que encontrar sus alegrias en la vida. Placeres culpables. Mis alegrias solo se referian a la desgracia de los demas. Aunque tal vez haya una forma menos perturbadora de decir que… No me gusta la mayoria de la gente, y me gusta verlos sufrir. Basicamente, asumi que todo el mundo tenia un mal karma en camino, y si yo tenia la suerte de verlo, era una bonificacion. El tipo que acaba de derramar cafe en su corbata mientras se dirigia al trabajo probablemente paso al lado de su inocente Golden Retriever, que solo queria un masaje en la barriga hace unas horas. Karma. La mujer que tenia un trozo de papel higienico en el talon despues de la hora del almuerzo probablemente le hizo pasar un mal rato a una trabajadora de servicio al cliente por su cupon que no funciono. Peor aun, la razon por la que el cupon no funciono fue probablemente porque no se molesto en leer la fecha de vencimiento en la parte de atras. Boom. El Karma ataca de nuevo. Pero hay algo que disfruto aun mas que los actos casuales del gran espectaculo de equilibrio del universo. No me emociono facilmente, y no tengo el habito de sonreir, pero disfruto especialmente esperando que el karma golpee a alguien cuando me ha cabreado. Y asi es como empezo todo. Vivia al otro lado del pasillo del Sr. Perfecto. No sabia su nombre, a pesar de que habia vivido frente a mi durante unas semanas, y tampoco pensaba saberlo. Probablemente era algun nombre tonto como “Marc”, “Ben”. Tipos como el siempre tenian nombres como ese, como si acabaran de salir de un yate usando un sueter envuelto alrededor de sus hombros, si, asi como lo imaginas. El Sr. Perfecto no se vestia asi, pero se veia muy bien. Algo sobre el pelo o la forma en que tenia ese tipo de rostros odiosos que probablemente se verian bien hasta calvos. O que al mirarlo no podia evitar pensar en la larga e ininterrumpida linea de personas absolutamente hermosas que tuvieron que dormir juntas a lo largo de los siglos para producir un hombre con una genetica tan perfecta. O tal vez era la forma estupida en que se mantenia en tan buena forma – quiero decir, vamos, ?quien necesita que su cuerpo luzca como si se estuviera tratando de salir de la ropa para mostrar cada uno de sus musculos perfectamente moldeados? Habia decidido, en un momento muy extrano, darle una oportunidad el primer dia que se mudo. Es importante notar que mi decision no tuvo casi nada que ver con lo bien que se veia o con cualquier fantasia extrana que pudiera haber tenido sobre el. No fue nada de eso. Solo pense que seria un buen vecino. En lugar de mi mirada habitual, simplemente mire hacia su lado y espere a que se presentara. Incluso le hice uno de esos sutiles asentimientos de cabeza que veo que los chicos se hacen el uno al otro. Habia visto tanto la inclinacion de la barbilla hacia arriba como la variacion de la inclinacion de la barbilla hacia abajo, asi que elegi una. No esperaba mucho a cambio. Tal vez una respuesta igual de regreso. Tal vez una sonrisa. Tal vez que me arrastrara a su habitacion porque nunca habia visto una belleza tan salvaje como yo. Pero me ignoro por completo. Ni siquiera contacto visual. Nada. Asi que, el karma estaba en marcha. ?Queria ser perfecto? Tal vez queria llevar un cartel alrededor de su cuello que dijera ‘mi vida es mejor que la tuya’. Bien. Podia hacerlo. Pero si me esfuerzo por mirarte fijamente cuando te veo, mas vale a que al menos me des una inclinacion de cabeza. Ese fue el error numero uno. Su siguiente error fue seguir pareciendo como si tuviera un alijo de la suerte del universo de Harry Potter escondido en su apartamento, como si cada dia de su vida fuera una serie interminable de coincidencias perfectamente afortunadas. Se le veia en los ojos. Pero los detalles no son lo que importa. Lo que importaba era que me irritaba. Asi que habia estado esperando agresivamente a que el universo se diera cuenta de que le debia unos treinta anos de mala suerte, todo en un solo momento. No queria que le pasara nada grave, pero me habria alegrado el dia si lo hubiera visto caer de bruces una vez. Incluso me conformaria con una lesion osea. Tal vez su inodoro podria inundar su apartamento de mierda. Lo que sea, de verdad. Me habia sentido como una sombra bajo el glorioso rayo de luz que era su vida desde el dia en que se mudo, y ya habia tenido suficiente. Era martes, lo que significaba que probablemente me encontraria con el antes de llegar a mi apartamento. Puede que haya tenido una vaga idea de la hora en que regresaba al complejo de apartamentos despues del trabajo, pero no es como si yo fuera una acosadora. El hombre seguia su vida como un reloj. Sali de mi apartamento alrededor de las cinco, no porque quisiera encontrarme con el, sino porque era cuando tenia que salir para llegar a tiempo a mi destino. Tarde unos dos minutos en llegar desde las escaleras hasta el buzon, asi que el estaba entrando justo cuando yo estaba saliendo de la escalera. No se vestia ostentosamente. Gafas de sol baratas, camiseta azul descolorida y vaqueros. Por supuesto, hacia que todo pareciera de un millon de dolares, lo que me hizo querer hacerle tropezar. Si el karma no iba a hacer el trabajo, me encantaria ayudar a que las cosas tomen su rumbo. Los buzones para los residentes se ubicaban en la pared y estaban disenados para gigantes. Yo media 1,65 metros, pero tenia que pararme de puntillas para girar la llave de mi buzon y meter la mano dentro. El buzon del Sr. Perfecto estaba justo al lado del mio. El no tenia problemas para alcanzar el suyo mientras yo trataba de mantener algo de dignidad en mis puntas de los pies y con mi cara aplastada contra la pared. Saque un paquete sorprendentemente grande de mi buzon. Ambos salimos de nuestras casillas con paquetes en las manos: el mio era una caja beige discreto, y la suya era una caja rosa muy femenina con una cinta blanca y sedosa para mantenerla cerrada. “Bonito paquete”, dije. Me sorprendio un poco oir mi propia voz. Pense que mi cerebro y mi cuerpo habian acordado una tactica pasivo-agresiva estricta, pero tampoco estaba dispuesta a disculparme por lanzar un pequeno sarcasmo en su camino. Se volvio para mirarme con una ceja levantada. Dios. El tipo era guapo. Fue casi repugnante, como si no estuviera satisfecho con el buen aspecto de estrella de cine que tenia. No, tuvo que seguir subiendo en la lista hasta ser perfecto. Ni siquiera se le podia llamar excesivamente perfecto al punto de ser aburrido, porque parte de su perfeccion era precisamente la imperfeccion en los puntos correctos, como sus cejas que eran demasiado oscuras o demasiado gruesas, pero que de alguna manera armonizaban en su cara. Luego estaba su nariz. Nunca habia pasado mucho tiempo estudiando la nariz de un hombre, pero era una nariz bonita. Dignificada. Noble, incluso. Era una nariz que me hizo preguntarme si de alguna manera me habia convertido de repente en una ‘especialista en narices’. ?Eso existe? “El tuyo es mas grande”, dijo, asintiendo hacia el paquete que tenia en mis manos. Habia una nota juguetona en su voz que me hacia luchar para suprimir una sonrisa. Normalmente no tenia que luchar para no sonreir. Todo eso de no ser muy simpatica era algo natural. Tampoco me ponia nerviosa con los chicos, asi que la sensacion extrana e incomoda en mi estomago debe haber sido lo que intensamente odiaba a este ser. “Si, bueno, el consolador que pedi era extra grande.” Le di a la caja un poco de inclinacion y lo mire con ira. Se rio. Era un sonido profundo y rico. “?Debo enviar a los paramedicos al otro lado del pasillo si no sales de tu apartamento para manana?” “No”, dije. “Envia un plomero”. Volvio a reir, y me vi a mi misma casi sonriendo mientras lo miraba a el y a sus dientes blancos y bien arreglados. “No te distraere. Grandes planes. Lo entiendo”. “Si, planes extra grandes”, murmure antes de girarme y subir las escaleras. Que imbecil. Podia fingir todo lo que quisiera ser encantador y agradable, pero nunca se habia presentado ante mi. ?Solo enciende el encanto cuando hablo de consoladores enormes? Probablemente es un pervertido…. En realidad, habia ordenado un consolador, pero era uno de tamano normal, y el no necesitaba saber nada de eso. Tampoco suscribi la idea de que poseer un respetable arsenal de juguetes sexuales tuviera implicaciones sobre tu vida sexual o la falta de ella. Podrias hacer el trabajo a mano, tener buenas herramientas, o llamar a alguien para que lo haga por ti. ?Yo? Prefiero estar preparada con un buen equipo. Una vez que volvi a mi apartamento, pase unos minutos mas maltratando el paquete porque era demasiado perezosa y terca para caminar cinco pasos hasta la cocina por las tijeras. Esperaba encontrar mi cita de pulgadas de largo y dos de ancho para esta noche. En vez de eso, solo habia un sobre. Lo tome y lo voltee. Un par de tarjetas de plastico se cayeron, pero el paquete de papeles de adentro se atasco. Si esta era una nueva tactica de correo no deseado, estaba funcionando, porque mi curiosidad estaba en su apogeo. Roosevelt, mi gato, tambien estaba interesado. Era una raza de munchkin, que era basicamente el corgi del mundo de los gatos: piernas muy cortas en un cuerpo de tamano normal. Se podria argumentar que era un poco confuso criar un gato con patas cortas y rechonchas. Si alguna vez salieran a la naturaleza, probablemente perderian las peleas callejeras con otros gatos porque no tendrian el mismo alcance, o lo que sea. Pero tambien se podria argumentar que era completamente increible. Tome una de las cartas que se habian caido y entrecerre los ojos ante la foto. Era la licencia de conducir de mi vecino. ?Ted Smith? Supongo que me equivoque en el juego de nombres, pero Ted era casi peor. Imbecil. Tire la tarjeta de vuelta a la caja y pense largo y tendido. Abrir el correo de alguien por error era bastante perdonable, pense. Asi que, hasta este punto, no me sentia demasiado culpable. Por otro lado, si me meto en los papeles del sobre, puede que tenga que empezar a sentirme mal. Gruni enojada y cerre las solapas de la caja. Cualesquiera que fueran los secretos que Ted Smith tenia, no me importaba lo suficiente como para someterme a la pequena dosis de culpa que sentiria al escarbar en su correo a proposito. Alguien golpeo fuerte en mi puerta. Le rasgune la barbilla a Roosevelt y luego fui a ver quien era. Arregle cuidadosamente mi cara antes de abrir. Reflejaba algo como ‘has interrumpido algo extremadamente importante’, pero tan pronto como vi a mi vecino en la puerta, mi expresion se quedo en blanco. Estaba sosteniendo un consolador, mi consolador purpura que tenia unas venas muy bonitas y prominentes trabajadas en el molde. Normalmente, me habria tomado un momento para apreciar y disfrutar de la artesania. Molde solido. Buen acabado en la silicona, y una gran base con capacidad de succion. Todo lo que una chica puede sonar. Profundo. Probablemente me debi sentir avergonzada, pero hace mucho tiempo aprendi que era mejor ser duena de tu verguenza que esconderse de ella. “Oh bien. Encontraste mi cita”, le dije, cogiendo el consolador de su mano. Enfatice mi punto al golpear la ventosa en la parte posterior de las bolas contra el marco de la puerta donde se atasco y luego comenzo a tambalearse amenazadoramente entre nuestros ojos. Me miro con una leve distraccion. “Tu cita encontro el camino a mi buzon. Me preguntaba si tambien recibiste mi paquete”. “Creo que sabria si tuviera tu paquete”. El no parecia pensar que mi juego de palabras era divertido. Tenia los brazos cruzados de tal manera que sus biceps y pecho se veian lamibles, aunque pense que preferiria morderlos. Tipos como el tenian suficiente placer en sus vidas, despues de todo. “?Estas segura?”, pregunto. Habia tension en su voz. Por alguna razon, su tono me hizo querer mentir sobre mi descubrimiento. Tal vez el universo finalmente habia encontrado una manera de lanzarle al Sr. Perfecto una muy merecida bola curva. A menos que tener a sus padres llamandolo “Ted Smith” fuera su unico intento de equilibrio. Tal vez vio dentro de mi oscuro y retorcido corazoncito y supo que yo era la complice perfecta. Cruce mis brazos hacia el y le hice un encogimiento de hombros digno de un premio de la Academia. “Si. Bastante segura. Acabo de comprar comida para gatos. Tal vez no tenian suficiente espacio para poner los dos paquetes en mi buzon, asi que metieron mi consolador en tu agujero”. Sus fosas nasales se abrieron un poco. Eran bonitas fosas nasales si eso era posible, y ver un poco de ira en su cara solo parecia hacerle parecer mas intocable, como un dios. Tenia el pelo oscuro y ojos gris claro. Su piel estaba un poco palida, pero eso me gusto. Significaba que al menos no se pavoneaba afuera, flexionando sus musculos, o peor aun, engrasandose y deslizandose dentro de una de esas camaras de radiacion que ellos llaman camas de bronceado. Despues de una larga y tensa pausa, suspiro. “Si aparece, ya sabes donde encontrarme”. “Claro”. Golpee el consolador, lo vi tambalearse, y luego lo arranque del marco de la puerta con un agarre a dos manos. Hizo un vulgar ruido de schlup mientras lo liberaba. “Gracias por traer a mi cita de vuelta, por cierto”. Volvio a suspirar y cerro la puerta. Mi puerta. ?Que clase de persona cierra la puerta de otra persona para terminar una conversacion? Mire al consolador con el ceno fruncido, como si tuviera las respuestas para mi. Lo lance aun mas enojada hacia el sofa, lo que desafortunadamente puso a Roosevelt en su camino directo. Solto un pequeno grito de guerra asustado mientras se apartaba del camino. Tome el grueso sobre que habia dentro de la caja una vez mas, dude, y luego volvi a meter los papeles sin mirar. Lo siento, universo. No quiero ser arrastrada a esto. CAPITULO 2 CARL Comprobe dos veces el correo electronico de mi telefono. El paquete habia sido entregado esta tarde. O la chica del otro lado del pasillo estaba mintiendo, o se habia metido en el buzon de otra persona. No habia manera de comprobarlo a menos que quisiera perder la tarde sentado en el vestibulo mientras miraba a cada persona revisar su correo. Incluso eso no tenia sentido porque no sabia de que tamano o tipo de caja era, o si habia sido retirada mas temprano en el dia. Nada de eso importaba. Sabia en mis entranas que la vecina lo tenia. No podia imaginarme cual era su problema. Desde que me mude, ella no ha hecho nada mas que quedarse mirandome fijamente. Era como si ella lo supiera, como si de alguna manera viera a traves de mi y las mentiras endebles en las que me habia envuelto en las ultimas semanas. No era inconcebible, despues de todo. La mezquindad de mi hermanastra tenia muy pocos limites, y no descartaria que sobornara a gente al azar en toda la ciudad para que estuviera atenta a alguien que coincidiera con mi descripcion. La vecina podria estar mandando un mensaje a Tanya sobre el paquete ahora mismo. Me hundi en el borde de mi cama y rastrille mis manos a traves de mi cabello. Todavia estaba esperando que alguien me dijera que los ultimos meses habian sido un mal chiste. Mi hermanastra siempre habia estado loca, pero sus recientes payasadas opacaban todo lo que habiamos vivido en el pasado. No queria pensar en ello. Nada de esto. Si sigo escondiendome y pasando inadvertido, se calmara. Defenderse o hacer un gran escandalo solo prolongaria la frustracion. Si no le daba municiones nuevas, se aburriria como siempre, y podria volver a mi vida normal. No mas de estas ridiculas distracciones o juegos a los que me habia forzado a jugar. Me sentiria libre para concentrarme en mi compania de nuevo, aunque incluso esa idea se sintiera vacia en este momento. La compania habia sido mi unica preocupacion durante anos, y tener que retirarme de ella, aunque fuera temporalmente, me estaba haciendo cuestionar por que estaba dejando de lado toda mi vida por mi trabajo. Hice todo el dinero que podia necesitar. Habia logrado los objetivos que me habia propuesto. Era muy bueno en lo que hacia, y no habia ningun imperativo para mi de seguir esforzandome por ser mejor, pero me sentia obligado a volver a la oficina, al trabajo y a la competencia. Ninguna relacion habia sido capaz de ganar contra esa compulsion, pero cada dia que pasaba escondiendome me hacia cuestionar aun mas mi dedicacion. Tal vez era hora de relajarse, de soltar el peso y liberarse un poco. Alguien llamo a mi puerta. Me apresure en ira ver de quien se trataba y cuando abri la puerta, encontre a la chica del otro lado del pasillo que estaba alli de pie, viendome con la mirada perdida por sus ojos cubiertos de lapiz de ojos. “Aqui esta tu estupido paquete. Resulta que tu nombre estaba en el. Whoops.” Como era de esperar, no parecia ni remotamente arrepentida. Su voz tenia una cualidad de inexpresiva que no coincidia con la mirada que tenia en los ojos, como un desafio constante, un reto de algun tipo, pero cualquiera que fuera el desafio, no podia ni siquiera empezar a adivinarlo. Mi corazon se hundio cuando vi que el paquete estaba abierto. No me atrevi a preguntarle si habia leido el contenido del sobre, asi que intente mirarla fijamente. La mayoria de la gente no se sentia comoda con el silencio, especialmente cuando se combinaba con el contacto visual. Era la manera mas rapida de juzgar la fuerza del caracter de alguien, en mi opinion. Asi que cuando pasaron diez segundos y luego veinte, sin que ella siquiera se apartara de mi mirada, decidi que su apariencia dura no podia haber sido una actuacion despues de todo. “Gracias”. Dijo de una manera tan seca y desinteresada despues de medio minuto. “Eso es lo que dices cuando alguien hace algo bueno por ti”. Le dio a la caja un fuerte empujon hacia mi y se dirigio hacia su puerta. “Espera. ?No miraste dentro?”, le pregunte. “Lo creas o no, no me importa saber que clase de cosas raras te envian por correo”, dijo. Saque el sobre y vi que el sello estaba roto en la solapa. “?Entonces por que abriste esto?” Esos ojos marrones profundos de ella se alejaron de los mios y luego volvieron de nuevo. Era la primera senal de debilidad que habia mostrado, y me ayudo a saber que era humana bajo el muro de desinteres que estaba mostrando. “?Por que abriste mi caja de consoladores?”, respondio ella. “Pense que era mia”, dije con los dientes apretados, aunque sabia que me estaba preparando para lo que estaba por venir. “Boom”, dijo, enfatizando la palabra con un movimiento perezoso de sus cejas. “Tambien pense que tu estupida caja era mia. ?Alguna otra pregunta cientifica?” Entrecerre los ojos. “No te creo. Y no me importa”, dije. Cruce los brazos y espere. “?Que?”, pregunto ell
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La hija del sepulturero de Joyce Carol Oates
https://gigalibros.com/la-hija-del-sepulturero.htmlLa epopeya de una mujer que debe reinventarse a si misma. Una odisea erotica y turbulenta, intensamente provocadora y emotiva.
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Adorado asesino de Macarena Moya Solis
https://gigalibros.com/adorado-asesino.htmlAllyson, sabia perfectamente lo que queria, si, lo habia visto una tarde en un centro comercial, un hombre completamente atractivo, su barba lo hacia enigmatico, sus ojos lo convertian en un seductor, sus labios, oh si, sus labios, solo pensaba en devorarlos a besos.
Una mujer casada, que aparentemente lo tiene todo, solo puede pensar en aquel sensual hombre que se cruza de vez en cuando en su camino. La atraccion es total y al parecer mutua. Tras un primer encuentro, todo se vuelve una locura ?Quien es este hombre?
Paul, es un hombre indiferente, de gran atractivo, un hombre con un pasado muy oculto, pero todo los secretos salen a la luz, nada es un misterio por siempre.
Juntos se vuelven la pareja mas erotica, sensual y perfecta, pero un secreto, el pasado y muchos enganos quedan descubiertos. Ahora juntos, son perseguidos y amenazados ?podran juntos sortear estas dificultades?? El deseo que sienten uno por el otro podra eludir estas adversidades? ?Sera amor lo que sienten?
Pasion, deseo, traiciones, amenazas, vivelos en Adorado asesino -
Te odio, pero besame, Isabel Keats de Isabel Keats
https://gigalibros.com/te-odio-pero-besame-isabel-keats.htmlLucas y Candela se conocen desde ninos. Segun Candela, lo suyo fue odio a primera vista, pero da la casualidad de que India es la mejor amiga de ambos y estan condenados a verse a menudo. Eso si, cada vez que se juntan vuelan los cuchillos. Todo indica que las cosas seguiran asi eternamente, hasta que Candela decide que ha llegado la hora de sentar la cabeza. A pesar de que odia los imprevistos y las sorpresas, esta dispuesta a embarcarse en una expedicion, nada menos que a Kamchatka, para asegurarse de que Victor, su novio, es el hombre de su vida. Sin embargo, no ha contado con Lucas quien, al parecer, tiene mucho que decir en el asunto y no esta dispuesto a que su pelirroja favorita se lance a semejante aventura con otro que no sea el. Pero hay cosas que son imposibles, al fin y al cabo, ellos se odian desde siempre… ?o no? Si te gusto ‘Te quiero, baby’ (Premio Dama Mejor Novela Romantica Contemporanea 2015) no te puedes perder esta nueva novela de Isabel Keats.
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Lo mejor de ti de Claudia Osborne
https://gigalibros.com/lo-mejor-de-ti.htmlAntes de que empieces a recorrer estas paginas, me gustaria darte la enhorabuena por el momento que estas viviendo. Si este libro te ha encontrado es porque estas en el camino del crecimiento personal y te has dicho SI a ti mismo. Quiza alguien ha sabido reconocer que estas en este camino --o bien ha notado tu necesidad de comenzar a transitarlo-- y te lo ha hecho llegar. Sea cual sea el motivo por el que tus manos sostienen ahora este libro, quiero que sepas que te siento. Se que no ha sido facil recorrer esta senda y que, seguramente, todavia sigue siendo duro. Se que te has podido sentir confundido, hasta perdido. Se que, ante ti, se esta abriendo un mundo de posibilidades sobre lo que deberia ser y no es, o sobre lo que podria ser y nunca has considerado que sea. Se que este aluvion de ideas y de pensamientos te estan impulsando a emprender un viaje completamente nuevo y que, en ocasiones, da miedo. A este camino algunos lo llaman despertar, y es doloroso, casi como una perdida porque, efectivamente, lo es. Se trata de un viaje en el que pierdes partes de ti que te resultan muy familiares y recuperas otras que habias olvidado. Por eso, porque se que el camino es largo y duro, he escrito este libro. Para que esta aventura de autoconocimiento sea mas sencilla y para que lleves en tu maleta las herramientas necesarias para deshacerte de lo que ya no sirve y encontrar lo que te llena. Este libro te acompanara en un viaje unico a lo mas profundo de ti. En esta travesia conoceras tus luces y tus sombras, descubriras como funcionas y encontraras todas las respuestas a tus preguntas. A medida que vayas desgranando sus paginas aprenderas a liberarte de tu condicionamiento interno y a alinear tu cuerpo, tu mente y tu corazon para que aflore tu yo autentico. Tambien haras otros hallazgos importantes: averiguaras como cuidar de ti de la forma que necesitas y a sostener la sensacion de paz interna. ?Y como vas a aprender todo eso? Como si se tratara de un proceso de coaching real. Por eso, este no es solo un libro para leerlo: tambien es para vivirlo, para experimentarlo. Asi, ire intercalando explicaciones que te ayuden a comprenderte mejor; vivencias propias y de testimonios que he tenido la oportunidad de conocer; meditaciones guiadas por mi que podras escuchar en Soundcloud y ejercicios de journaling (escribir un diario personal) que podras hacer en el propio libro. Tanto las meditaciones como los ejercicios son herramientas perfectas e indispensables para autoconocerse y elevar la consciencia. Meditar y escribir lo que notamos en nuestro interior estimula nuestra capacidad metacognitiva, es decir, nos hace capaces de observar nuestros pensamientos y nuestras emociones desde fuera, como si nuestro cuerpo se convirtiese en una nave y, por primera vez, estuviesemos al mando, pilotando hacia donde nosotros hemos decidido. Ya no eres la nave que transita un recorrido establecido, eres el capitan que dirige la nave. Es importante que sepas que estos ejercicios y estas meditaciones estan pensadas especialmente para interiorizar aspectos importantes de cada capitulo y para conectar con partes de tu ser a las que no podrias acceder a partir de meras explicaciones teoricas. Por este motivo, gran parte del aprendizaje y de la transformacion que te brinda este libro reside en la experiencia practica. Mi deseo es que, con todas estas ensenanzas, descubras lo mejor de ti y brilles con mas luz que nunca. Un poquito de mi Hace exactamente tres anos estaba en Nueva York a punto de embarcar en un avion con destino a Madrid. Mientras mis ojos se perdian entre el ajetreo de la terminal, no podia dejar de pensar en que no habia marcha atras: la decision ya estaba tomada. Habia vivido dos meses muy duros dandole vueltas a la idea de dejar mi vida en la Gran Manzana y emprender mi camino de regreso a casa. Adios a mi hogar, a mi trabajo, a mis amigos y al entonces amor de mi vida. Aunque mi vida neoyorquina tal vez no fuera la que necesitaba en aquel momento, era dificil dejarla atras porque habia puesto todo mi corazon en ella. Pero, pese al nudo en mi garganta, ahi estaba yo, en el aeropuerto John F. Kennedy, con veintiocho anos, a diez grados y con un sombrero de paja en la cabeza que no habia conseguido meter en las cuatro maletas que llevaba encima. Los ultimos tres anos de mi vida cabian en cuatro maletas: todas mis pertenencias, mis vivencias, mis recuerdos... Rota, con los ojos hinchados y sin saber muy bien por que estaba haciendo algo que dolia tanto recorde algo que habia anotado en mi cuaderno tiempo atras: <>. Aquella frase tan lucida me calmo. Pese a que en aquel momento no estaba preparada todavia para entender por que me iba, el universo, que tiene esas maravillosas maneras de mandar senales de que estas donde tienes que estar, hizo algo que me dio la esperanza que necesitaba. En el mostrador de la aerolinea atendia un azafato de unos cincuenta anos. Tenia el pelo canoso y la sonrisa mas amable que habia visto nunca. Con una expresion de lo mas prudente y, a la vez, preocupada me pregunto que me pasaba. Fue entonces cuando perdi la poca entereza que me quedaba y me desplome encima del mostrador dispuesta a contarle todo mi drama. El me escuchaba atentamente y me regalaba palabras de consuelo una y otra vez hasta que consiguio tranquilizarme. De repente, alguien me toco el hombro. No reconocia su cara, pero enseguida adverti que iba vestido con el uniforme de piloto. <>, me dijo. No entendia por que me hablaba con tanta cercania cuando no lo conocia de nada, pero me parecio otra persona amabilisima y muy sonriente. De nuevo, el universo me enviaba otra presencia reconfortante. Estaba segura de que el piloto se daria cuenta de que no estaba bien, sobre todo, por la pinta que debia tener despues de la llorera con el azafato, pero me inspiraba tal confianza que no me importo mostrar mi vulnerabilidad ante un desconocido y ponerme a hablar con el hasta que se despidio de mi con un intrigante <
>. Poco mas tarde, ya sentada en el asiento del avion donde pasaria las proximas ocho horas, una azafata se acerco a mi y me dijo: < >. Algo extranada, obedeci y la segui por el pasillo hasta que, para mi sorpresa, me invito a entrar en la cabina del piloto. Mi nuevo amigo resolvio las dudas que surcaban mi mirada de asombro: < >. Con una mezcla de sorpresa y pena, me sente en silencio y me limite a observar las vistas que se desplegaban majestuosas frente a mi. Si, mi amigo el piloto tenia razon: desde esa perspectiva, Nueva York era sobrecogedora. Nunca olvidare ese gesto de generosidad. Para mi, aquel paisaje nocturno se convirtio en la despedida perfecta de la ciudad que, hasta aquel entonces, habia sido mi hogar. La llegada a Espana fue un poco caotica y tarde unos meses en decidir cual seria mi siguiente paso. A nivel profesional, habia dejado mi empresa en Estados Unidos y, hasta que mi brujula interior no decidiera adonde ir, me mantenia haciendo colaboraciones como imagen de marca. Por otro lado, no tenia casa. Vivia a caballo entre la casa de mi hermana Eugenia y la casa de mi mejor amiga. Sabia que tenia que rehacer mi vida, pero no sabia por donde empezar. Una vez mas, el universo hizo de las suyas y coincidi con un amigo que hacia anos que no veia. Mientras nos contabamos las mil y una cosas que habian sucedido en todo aquel tiempo, me comento que estaba terminando la formacion de coaching. Hasta ese momento, yo no sabia mucho de coaching, pero me parecio muy interesante, sobre todo cuando me dijo que se trabajaban muchisimas cosas personales. Fue entonces cuando pense: <>. De pronto, senti que encontraba una pieza que llevaba mucho tiempo buscando. Movida por la intuicion de que me esperaba algo bueno, empece a buscar informacion y me apunte a una escuela que me gusto. Ese fue el primer paso de mi viaje de autoconocimiento, de entendimiento, de perdon y de transformacion. Asi descubri que la decision rompedora de volver a Espana no la habia tomado guiada por el miedo, tal y como pensaba, sino por el amor hacia mi misma, un amor que, en aquellos momentos, sentia muy ajeno a mi. Gracias a aquel descubrimiento volvi a conectar conmigo, a conocerme, a aceptarme y, en definitiva, a amarme. Ahora siento que es momento de compartir lo que he aprendido y, por eso, con este libro te quiero regalar las claves para que inicies un camino hacia dentro y halles todo el amor hacia ti mismo que habita en ti. -
Nombre en clave: Romeo de Kelly Dreams
https://gigalibros.com/nombre-en-clave-romeo.htmlNovela corta / Comedia romantica /
Esta es una novela de corta dimension, una lectura para pasar el rato sin mayores pretensiones.
Si estas buscando un joya literaria, te recomiendo que te des un paseo por los clasicos ^^
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Un jefe dispuesto a probar suerte.
Una repartidora de correo con una profunda vena ironica.
Un perro mucho mas adorable que su chalado dueno.
Una absurda proposicion que la sacara de quicio.
Un hombre que no sabe cuando rendirse.
Su nombre en clave es:
ROMEO
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Una novia para el jeque de Lynne Graham
https://gigalibros.com/una-novia-para-el-jeque.htmlPaso de ser una mujer en apuros… a una princesa por conveniencia.
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La Creadora Hielo y Llamas de Haimi Snown
https://gigalibros.com/la-creadora-hielo-y-llamas.htmlEn un mundo gobernado por los ergys, Anahy es una insignificante coctel, una mezcla entre los seres de fuego que aborrece y los pobres nulos que han nacido sin dones. Su poca energia no basta para ser recibida en el circulo de los primeros, pero es demasiada para ser aceptada por los segundos.
Encontrar un sitio al que pertenecer es su sueno, y espera poder cumplirlo en la fria Isla Held.
Pero cuando la fachada de mentiras empieza a derretirse, Anahy descubre que la verdad tiene una cara horrible: la de Sasha, un cabezota y desesperante ergy. El mayor tramposo, su principal adversario, un villano nato.
?Podra una coctel controlar el fuego, el privilegio de los ergys?
?Aceptara un amor fundado sobre enganos?
?Encontrara la libertad en una carcel de hielo? -
Frederica de Georgette Heyer
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