• Las chicas buenas tambien pueden ser malas de Sarah Myers

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    A Wendy le quedaba poco tiempo para que el plazo de la nueva pagina web que le habian encargado se agotara, sin embargo, estaba ocupada anadiendo los ultimos detalles de tematica deportiva al diseno que Christian le habia pedido y que necesitaba esa misma tarde. Como companera de trabajo y buena amiga, habia aceptado enseguida. Sin embargo, no solo se trataba de eso, de ser amable o realizar un favor, se trataba de un sentimiento mucho mas profundo que la amistad que latia bajo su piel. Le gustaba que Christian contara con ella, no importaba para que, queria serle de utilidad, queria ayudarlo en todo lo que fuera posible, y asi su esperanza de que pudiera fijarse un poco mas en ella crecia cada vez mas. --?Te queda mucho? -- pregunto la misma persona que ocupaba los pensamientos de Wendy, asomando su cabeza por la puerta del despacho. --Christian --susurro Wendy, pasando de una expresion tediosa y algo cansada a una que irradiaba alegria por cada uno de sus poros--. Muy poco la verdad --se apresuro a decir al ver que se le habia quedado mirando mas de lo debido--. Pronto lo tendre listo --le aseguro con una sonrisa. --Esa es mi chica --dijo guinando uno de esos ojos dorados que tanto la cautivaban. La sonrisa de Wendy se ensancho, pero Christian no tuvo tiempo de apreciarlo ya que desaparecio de su vista con tanta rapidez que ni se habia dado cuenta. Tuvo que sacudir la cabeza para volver a la realidad, quiso volver a la tarea que tenia pendiente, pero no pudo evitar que sus ojos se desviaran de nuevo de la pantalla del ordenador para posarlos sobre ese pequeno conejo de peluche que se encontraba apoyado a la unica fotografia que tenia encima de su escritorio, la foto de su abuela. Su abuela, pero no solo fue eso sino tambien su madre y su padre, todo en una maravillosa persona. Y hacia dos anos que ya no estaba a su lado, penso con tristeza. Se hizo demasiado mayor y su cuerpo llego a un limite que ya no podia aguantar mas, pero la mujer estaba mas machacada que las otras personas de su edad y eso tuvo su inicio casi treinta anos atras, cuando su propia hija dejo a un bebe recien nacido en sus brazos, ya que no deseaba perder la libertad que una cria sin duda acapararia, para dejar la carga en su madre antes de desaparecer. Su abuela tuvo que realizar de nuevo todo el camino que debia seguir una madre con la desilusion de que su propia hija hubiera podido hacer un acto de egoismo semejante. Tuvo que luchar de nuevo para sacar a una nina adelante e intentar hacer todo lo posible para que no notara la ausencia de su propia madre. --Realizaste un buen trabajo --le comento a esa imagen impresa que de devolvia una sonrisa llena de alegria, pese a todo, fue una mujer que nunca dejo que las circunstancias le pesaran y siempre intentara levantarse con una sonrisa. Deberia aprender de ella, penso Wendy. Dandose cuenta en ese momento que ella hacia tiempo que no se levantaba de esa forma. Pero ese pensamiento quedo a un lado apartado cuando sus ojos volvieron a bajar, unos pocos centimetros mas, para llegar hasta un pequeno conejo de peluche, uno que le regalo Christian cuando su abuela fallecio, y no se separo de su lado hasta que el intenso dolor iba dejando de ser tan insoportable. Se habian conocido en la universidad, pero apenas habian mantenido contacto; se volvieron a reunir al ser contratados por la misma empresa, Wendy como creadora y disenadora de paginas web y Christian centrado en el area de marketing. Al principio poco tenian que ver y apenas se cruzaban, menos a la hora de comer que empezaron a hablar cuando sus caras les resultaron conocidas. Y su relacion de simples conocidos se volvio mas estrecha, pasando a convertirse en una bonita amistad. Pero Wendy experimento otra clase de sentimientos mas profundos hacia el, unos que no eran correspondidos. No obstante, esperaba que eso pudiera cambiar. Un rato despues, Wendy pudo finalizar el encargo de Christian y se apresuro a enviarselo para que lo tuviera cuanto antes mejor, esperando que le gustara y que le sirviera de utilidad. Y al fin tenia tiempo para terminar el diseno de la pagina web de la empresa de cupcakes que le habia pedido. --?Como vas? --pregunto su jefa. Marlene aparecio de repente y con un tono de voz alejado de la amabilidad y unos labios rojos intensos que volvian a juntarse para quedarse en una linea absolutamente recta, manteniendo solo medio de su pequeno y esbelto cuerpo dentro de su despacho.