• Miel de verano de Sara Paborn

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    Es un remitente inusual en ese tipo de revista semanal. Estoy sentada en la salita de espera, pasando las paginas. La columna que ha logrado captar mi atencion lleva por nombre <> y el tema es: <>. La carta esta firmada por <>. Solemne y seria, entre recetas de galletas y consejos para que los jacintos aguanten el invierno y sobre como limpiar manchas de grasa en tejidos de seda. Empiezo a leer con creciente interes. La carta dice asi: Estimada Monica: Te escribo porque en los ultimos meses he empezado a pensar cada vez con mas intensidad en un joven con el que mantuve una relacion en mi juventud. Tuvimos una breve pero intensa historia de amor el verano de 1955. El era estudiante de arte y se hospedo durante un par de semanas en la pension que regentaba mi madre, en la peninsula de Bjare. Nos separamos en circunstancias un tanto dramaticas y desde entonces no he vuelto a saber de el. La cuestion es que mi marido murio hace poco mas de cuatro anos. Estuvimos casados seis decadas y tuvimos una vida hermosa y gratificante juntos, aunque no llegamos a tener hijos. A lo largo de todos estos anos, casi nunca he pensado en el otro, pero ultimamente su recuerdo me viene cada vez mas a menudo, e incluso sueno con el por las noches. ?Que significa eso? ?Esta intentando comunicarse conmigo o no es mas que una fantasia que me he montado yo sola? ?Que debo hacer? Tengo setenta y nueve anos. Te agradezco una pronta respuesta. UNA QUE SUENA Y luego la contestacion, cuando menos sorprendente, por parte de la medium, que aparece en una foto: una mujer regordeta con mejillas brillantes y una especie de tiara en la cabeza. Estimada Una que suena: !Tu viejo amor esta vivo! Me llega una clara imagen de un hombre muy elegante, ahora cano. Lleva una camisa azul celeste y saluda alegre con la mano. A veces, personas que han estado muy unidas en el plano fisico pueden seguir en contacto en el plano espiritual, incluso despues de muchos anos. No es infrecuente que alguien presienta que otra persona ha sufrido algun tipo de accidente y necesita su ayuda. Tambien puede ser que haya emociones no trabajadas por tu parte. ?Cual fue el motivo de vuestra ruptura? Dices en tu carta que os separasteis en circunstancias dramaticas. A lo mejor es en estas en las que tienes que ahondar para conseguir la paz que buscas. ?Sabes donde esta ahora el amor de tu juventud? Si es que no, ?has probado a hacer algo tan sencillo como buscarlo en internet? !Te deseo mucha suerte! Un calido abrazo, MONICA Primero, no oigo al terapeuta cuando me llama por mi nombre. Estoy conmovida. Han pasado sesenta anos. Y luego esta la pregunta que la autora de la carta le hace a una persona a la que no conoce de nada ni ha visto nunca. ?Y si la medium hubiese contestado: <>? Dejo la revista en la mesa a reganadientes y le estrecho la mano a Joar. No nos hemos visto demasiadas veces, pero ya lo considero un viejo conocido. A lo mejor de algun festival de musica de mi juventud. La combinacion de pelo crespo de color castano, la postura un tanto alicaida, los tejanos negros ajustados y los ojos mas afables del mundo me resulta familiar y reconfortante. Me sujeta la puerta de su consulta, donde nos reciben dos butacas y un gran escritorio. La luz del sol bana la mesita de contrachapado con los panuelos de papel de rigor. Joar saca una carpeta que ha ido engordando hasta adquirir proporciones preocupantes y toma asiento. El llavero que lleva colgado de la cintura del pantalon tintinea. --Bueno, ?como has estado? --Me mira con carino. --Jodida --digo yo. Joar sonrie. --?Has hecho los ejercicios de relajacion que acordamos? --Si, pero me cuesta concentrarme. Y tampoco noto ninguna diferencia. Me parece todo bastante imposible. Cambio de postura en la butaca. --Las cosas no tienen por que ser imposibles solo porque asi nos lo parezcan --me recuerda Joar--. El efecto de los ejercicios no suele notarse hasta pasadas varias semanas. Es importante que les des una oportunidad. Si no, nunca sabremos si te sirven o no. Lo miro con cierta suspicacia. Joar es joven, puede que ronde los treinta, pero su presencia es solida. En las paredes hay algunos posteres de arte. En el escritorio reina un orden impecable. En la pizarra blanca ha pintado unos triangulos bajo el titulo <>. --?Existe siquiera el ruido este? --pregunto--. ?O soy yo la que se lo ha inventado? --Tu lo oyes, por tanto, existe. ?No es asi? --Joar me mira con atencion--. Hay personas a las que les molesta muchisimo un volumen aparentemente bajo y otras que pueden estar oyendo un tono estridente sin que les afecte demasiado. Todo depende de las vivencias de cada cual. Empieza a ojear la carpeta que tiene en el regazo. Acudo a Joar por tantas razones que cada area requiere de su propia pestana. Quiza los acufenos sean el menor de mis problemas. Tambien esta la culpa por haber dejado a Tom y darle a Oskar unos padres divorciados. El enamoramiento con Erik y la ruptura. La humillacion publica que vino luego. La perdida del ya mencionado Erik. La depresion de baja frecuencia. Y, como guinda, la preocupacion por los encargos laborales, o por la falta de estos. Los acufenos son mas bien un glaseado que lo recubre todo. --Desde la ultima vez que viniste, he estado investigando un poco acerca de los acufenos -- dice Joar, y asiente con la cabeza--. Muchos lo consideran un problema moderno que se debe a agresiones auditivas, pero el fenomeno parece existir desde el comienzo de la humanidad. He encontrado algunas cosas interesantes. Entre otras, un texto sobre el tratamiento medico en la epoca de los faraones del Antiguo Egipto. Entonces vertian un aceite especial en el oido de la persona afectada. Se creia que el oido estaba embrujado. Joar saca una hoja del monton de papeles. --Y la teoria de Aristoteles era que, en realidad, los acufenos son un viento que se ha quedado atrapado en el oido y no puede salir. La persona puede adquirir capacidades sobrenaturales: presentir sucesos, viajar en el tiempo y cosas por el estilo. En otras palabras, tenia su punto. Pero el tratamiento no era demasiado efectivo: consistia en abrir un orificio en el craneo para dejar salir el viento que estaba atrapado. Obviamente, el paciente moria durante la operacion. Asi que hemos dejado de hacerlo. Perforar craneos. Joar sonrie, dejando al descubierto un hueco entre sus incisivos. --Por cierto, ?quieres un poco de agua? Me llena el vaso con una jarra. Joar esta prometido, lleva un anillo liso de oro en el dedo. En otono sera padre. Creo que es feliz, es la impresion que da. Me gusta pensar que el y su novia se cuidan mucho el uno al otro. Que se escuchan. El tipo de pareja que nunca alza la voz por vicio, que consiguen infundirse seguridad mutua. Me pregunto si Joar tiene algun viejo amor que acecha entre bastidores. No, no lo creo. Si lo tuviera, seguro que a estas alturas ya habria roto con ella. Joar prefiere el presente, no es una persona que se preocupe ni les de vueltas a las cosas. Es alguien que cree en la toma de decisiones. En nuestras sesiones hago anotaciones que luego tiendo a esconder en sitios seguros. La idea es que me entren ganas de sacarlas y empezar a aplicar los consejos en lugar de pasearme por casa sin nada que hacer. Pero lo cierto es que no lo he conseguido. Me olvido de donde he metido las notas, igual que me pasa con casi todo lo demas. Por otro lado, algunas me las se de memoria. Genera calma y paz. Espera que pase la tormenta, buscar un puerto seguro. No actues cuando estes en el climax emocional. !Miralo todo desde fuera! Deja pasar el tiempo. Los consejos son pequenos ventiladores de esperanza que, por lo menos durante un breve instante, pueden hacerme creer que vendran tiempos mejores. Desgraciadamente, a menudo el efecto va desapareciendo a medida que me alejo de la consulta. Llevo mal lo de aplicar los consejos en mi propia vida. El terreno entre la mente y el corazon se me antoja escarpado. Y los caminos que me recorren por dentro estan tan transitados que cada intento de voladura para abrir uno nuevo en la roca me supera por completo. Aun asi, aqui, en la pequena consulta de Joar, puedo tener la sensacion de que el cambio es posible. Se estira para coger un folleto de su escritorio. --Me acaba de llegar esto de imprenta. Cogelo, a lo mejor encuentras algo que te sirva. Me entrega el folleto: <>. Cuando el siguiente paciente ha entrado en la consulta y la salita de espera vuelve a quedar vacia, me acerco de puntillas a la mesa, arranco discretamente la hoja de la revista con la carta al director y me la guardo en el bolsillo. Luego salgo, cojo el ascensor, bajo al oscuro vestibulo y me lanzo al apremiante sol que brilla en la acera. Te crees que te vas a acordar de lo que se siente al estar sola. Te crees que te vas a acordar de lo que se siente al ser querida. Tanto lo uno como lo otro son un error. Son muy pocas las cosas que acabas recordando, ni siquiera aquellas que te prometiste que no olvidarias nunca. Puedo recordar momentos puntuales en los que pense: <>. Como cuando estaba de pie en un paso de peatones bajo una lluvia torrencial el otono que acababa de conocer a Erik. <> Luego lo olvide. Ahora me paso la mayor parte del tiempo metida en el piso de una sola habitacion que compramos en las afueras, un autentico horno, tratando de hallar algo a lo que aferrarme: un futuro, un plan, una forma de vivir el resto de mi vida. Menudencias asi. Hace veinte anos estaba convencida de mi indefectible capacidad de ver cual era el camino correcto para mi. Ahora me veo en una cuneta llena de hierbas y matojos sin poder siquiera distinguir por donde transcurre el camino. Me parece oir que mas adelante esta pasando algo, me llega el bullicio, pero hay demasiadas cosas tapandome la vista. Ademas, el ruido bien puede provenir de mi propio oido. Estoy desorientada y atormentada, no es ninguna exageracion. De camino a casa paro en una pasteleria. Me pido un cafe y un pastel y me siento en una mesa de la terraza, ubicada en el chaflan, justo donde el sol de principios de verano arroja sus elegantes rayos. Era uno de los placeres de domingo que compartiamos Erik y yo: ir a diferentes pastelerias y fingir que eramos del barrio. El siempre se pedia alguno de los pasteles mas empalagosos, con mazapan verde o gelatina temblorosa. Yo solia pedirme un rollito o tartaleta de mazapan. Ambos leiamos el periodico y nos ibamos turnando las secciones. Ambos bebiamos cantidades ingentes de cafe. Ambos gustabamos de quedarnos en ese espacio, de visitar un domingo el barrio de otra gente. Coger el autobus y el metro hasta Estocolmo me parece viajar atras en el tiempo, cuando aun conservaba mi empleo de presentadora de programa de radio y jamas tenia tiempo para sentarme en una cafeteria en pleno dia. Un viaje a un yo mas joven y despreocupado. Quiza por eso vengo a este barrio, aqui sigo teniendo a mi dentista y ahora tengo a Joar. En realidad no tengo dinero ni para la terapia cognitivo conductual ni para los pastelitos de una de las cafeterias mas caras de la ciudad. Pero elijo, pese a todo, interpretar este papel, sentarme en una terraza y hacer como que esta pausa para el cafe forma parte de mi rutina diaria, como un leve deseo de vivir. Treinta y dos coronas por un dulce de mazapan. Treinta y ocho por un cafe solo. Menos mal que te dejan rellenar la taza. Y coger algunas servilletitas cuadradas con el nombre Tosse impreso en azul regio. Me meto unas cuantas en el bolsillo de la chaqueta junto con un sobre de azucar. Nunca se sabe cuando lo vas a necesitar. Por el rabillo del ojo veo a un hombre de pelo plateado y bien peinado, sentado unas pocas mesas mas alla, que me mira con suspicacia. Diez anos atras quiza se habria inclinado un poco, con cierta timidez, y me hubiese dicho: <>. Y yo habria respondido cortesmente: <>. Y luego habria vuelto a acomodarme como una lagartija bajo el sol. Pero ahora las cosas son como son. Ya nadie me reconoce. En las fotografias de estudio que aparecen en la contraportada de mis libros de autoayuda no hay ningun rastro que conduzca hasta mi actual cara palida y mas angulosa. Nunca os vayais a dormir peleados, Ama a diario y Lo mejor de <> son todos mis titulos. Superventas. Al menos en esta nacion. Desgraciadamente, el libro que me arrepiento de haber escrito, teniendo en cuenta todo lo que paso despues, Divorciate feliz, se comento mas de lo que se vendio. Siempre habia algun consejo sabio del que burlarse en relacion con mi propia y sucia separacion. Todos esos libros fueron escritos en mi vida anterior, cuando creia que casi todo podia remediarse con buena voluntad y obstinacion. No hay nada que la gente quiera oir mas que eso. Que las cosas saldran bien siempre y cuando lo desees lo suficiente. Que puedes influir en todo. Que te puedes convertir en lo que tu quieras. Decidir tu destino. Simplemente, no es cierto. Si hay alguien que lo sabe, soy yo. Tambien hay algo impredecible, un pequeno rio de la vida que corre hacia mares que no conocemos y de cuya existencia no estabamos enterados. Despues de rellenarme la taza de cafe, saco del bolsillo la carta al editor, la despliego sobre la mesa y la vuelvo a leer. Me pregunto que aspecto tendra la mujer que la ha escrito. ?Como se llamara? ?Donde estara? ?Vive en una casa o en un piso, o quiza en un geriatrico? ?Todavia se les llama geriatricos? Me pregunto si tiene alguna intencion de buscar a su amor de juventud. ?Que le dices despues de sesenta anos? ?Te he echado de menos? ?Donde has estado? La autora ha perdido a su marido al mismo tiempo que yo. El suyo ha muerto. El mio solo me ha dejado. Pero mientras yo apenas tengo fuerzas para mirarme al espejo, ella ha empezado a fantasear con su amor de juventud. Una que suena. Suena con que su viejo amor todavia piensa en ella y trata de ponerse en contacto con ella despues de todo el tiempo que ha pasado. Hace unos anos, yo habria ventilado rapido el asunto tildandolo de sandeces. No se si es la edad o la crisis o una repentina transformacion en mi naturaleza, pero ya no puedo despachar a los demas con la misma facilidad con la que lo hacia antes. Era tan agradable tener claro quien era listo y quien era estupido…, estar convencida de mi buen juicio y de que controlaba la situacion… Incluso sentia cierta alegria cuando veia a otros cometer errores. Me jode que la vida me haya quitado hasta esa pequena satisfaccion. Ahora, en el mejor de los casos, me rio con los demas. Si me rio de alguien es por panico, porque la linea que separa su desgracia de la mia es demasiado fina. Nunca me he mostrado especialmente solidaria con la gente mas vulnerable. He salido asi, punto. Una que suena quiere ver el destello de viejas ondas en el agua. Una que suena se pregunta como puede sentirse en paz. No es la unica. Sea como sea, no deja de parecerme conmovedor que haya gente que es capaz de poner su vida en manos de una persona completamente desconocida cuando el asunto que les concierne les viene demasiado grande. Durante muchos anos estuve trabajando de reportera en un popular programa de radio al que la gente podia llamar y hablar de amor y relaciones. Cumpli tan bien con mi papel que al final consegui mi propio programa, Laboratorio de amor, con un plantel de expertos. Intentabamos ayudar al soltero o a la soltera de la semana a encontrar una pareja adecuada, bromeabamos con los fallos de la primera cita y dabamos consejos para la relacion de pareja. Cuando una editorial me llamo para pedirme que escribiera un libro, me lo tome como una consecuencia natural. A ese primer libro le siguio otro. Los dos tuvieron mucho exito. Di por sentado que asi serian las cosas de ahi en adelante. Presentaciones en auditorios llenos. Propuestas infinitas para colaboraciones en esto y lo otro. Mi marido, Tom, y yo eramos la viva prueba de que se podia conservar el amor de juventud. Nos habiamos conocido con poco mas de veinte anos y eramos una pareja duradera y luchadora. Yo lo usaba a menudo de ejemplo en mis libros y compartia anecdotas graciosas y moralejas sacadas de nuestra propia vida. Preferiblemente, de pequenos desacuerdos que terminaban con final feliz. No podiamos estar mas de acuerdo en que nos completabamos el uno al otro. Yo era espontanea, el era reflexivo. El hacia planes a largo plazo, yo pensaba mas a corto. Su personalidad era azul. La mia era roja. Los dos nos aburriamos. Ahora lo unico que tengo es una cronica en una revista mensual, aunque el redactor ha expresado cierta preocupacion por que mis textos actuales mas bien hacen que el publico quiera terminar con su vida, no vivirla. Los contratiempos solo tienen atractivo comercial cuando ocurren en la vida de personas exitosas, cuando el lector puede sentirse reconfortado por la certeza de que son pasajeros. La miseria pura y dura vende mal. Para llenar un poco la caja, este ultimo ano he hecho un curso online de creacion de crucigramas y me invento algunos rebuscados para distintos periodicos, en los que me gusta meter palabras como <>, <> y <>. Asi, algunas personas se ven obligadas a pensar en esas cosas aunque no quieran. Me tomo la tercera taza y reemprendo a reganadientes mi marcha en direccion al metro. No tengo nada a lo que volver, pero en algun momento hay que hacerlo. En cuanto me siento en el vagon, abro el folleto de Joar sobre los acufenos. Tinnitus, o acufeno, viene del latin tinere, <>. Puede describirse como un pitido o un zumbido, un chirrido, un siseo o un timbre constante. Algunos de los remedios que se han empleado a lo largo de los anos para el tinnitus han sido la prescripcion de grasa de zorro, bilis de buey, pulgon, savia de cedro, aceite de rosa, miel, vinagre y vino blanco. Al vino blanco me apunto. Miro por la ventana sucia del metro. Justo estamos pasando por la parada cerca de la que Erik vive con su nuevo amor. El vagon traquetea. Llevo varios meses sin hablar con el. Puede que ahora este sentado en alguna parte por encima de mi cabeza, a la mesa de la cocina, con ella; o quiza ella este tumbada en el futon donde solia acostarme yo mientras el pega la oreja a su barriga para oir los ruiditos que hace el bebe. En cualquier caso, yo estoy debajo de el. Muy por debajo, en el subsuelo, en un tunel de roca. Intento que no parezca algo cargado de simbolismo. Un fugaz recuerdo me viene a la mente: los dos tumbados en su cama y el diciendo: <>. Las ruedas chirrian cuando el tren frena. Cierro los ojos y noto la corriente de aire en el anden. He empezado a dormir hasta tarde por las mananas ahora que no tengo trabajo fijo. Cuanto mas duermes, mas parte del dia te saltas. Tambien es bueno para la piel. Cuando los demas terminan de comer, yo empiezo a pensar en levantarme de la cama. Pero justo hoy me despierta el telefono, que ayer me olvide de apagar. Echo un vistazo al reloj. Las nueve y media. Plena noche, vaya. Es Anna, la redactora de la revista para la que escribo. --Hola, Ebba, ?como lo llevas? --Su voz suena dispersa, ausente. --Bien --digo yo somnolienta--. O todo lo bien que puedo. --Ya. Oye, hemos estado hablando un poco, aqui en la redaccion. --Hace una pausa. Oigo ruido y voces de fondo, los sonidos normales de gente que tiene un trabajo al que ir--. Hemos llegado a la conclusion de que ha llegado el momento de hacer un cambio en materia de cronicas. --?Que significa eso? --Me incorporo lentamente en la cama. --Necesitariamos fichar a una redactora nueva, alguien que no venga de los medios de antes. --Anna se aclara la garganta--. Se que tu columna es muy apreciada y todo eso, pero hace bastante tiempo que la tienes y este ultimo medio ano la sensacion ha sido…, bueno, como si estuvieras yendo un poco al ralenti. A lo mejor tampoco es bueno para ti eso de volcar tus problemas personales en la revista, ?no crees? Si te digo la verdad, estoy un poco preocupada por ti. Me quedo callada. La mano que esta sujetando el movil se ha quedado helada. --Ademas, nos lo exigen desde arriba. Tenemos que reconfigurar. --Es mi unica fuente de ingresos estable --digo. La voz de Anna suena forzada. --Entiendo que te pueda resultar duro, pero la situacion es la que es. Tenemos que hacer cambios. --?Que significa eso? ?Que me tome un descanso? --Significa que ahora mismo no hay ninguna posibilidad de continuar con la colaboracion. Al menos no con la actual, pero pueden aparecer otros encargos. Trabajos puntuales. --Pero mi siguiente cronica ya esta terminada --protesto con voz estridente--. La que habla de la fatiga mental y la inseguridad personal. --Esa saldra segun lo planificado, pero despues… pensamos coger a otra persona. No se me ocurre nada mas que decir. Me quedo mirando por la ventana. El pino de fuera ha perdido las agujas. --Ebba, ?estas ahi? --La voz de Anna suena intranquila. --Estoy aqui --miento. --Podemos seguir hablando de esto mientras tomamos un cafe despues de las vacaciones, pero ahora mismo tenemos la agenda apretadisima. --Tapa el microfono e intercambia unas palabras con alguien de fondo. Cuando vuelve conmigo, su voz suena apresurada--. Tengo una reunion. Ya hablamos. Cuidate. Me cuelga.