Robin C Tutti - TODOS SUS LIBROS
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Un lugar junto al mar de Angela Drei
https://gigalibros.com/un-lugar-junto-al-mar.htmlUna historia sobre las decisiones, la vida y el amor.
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Estampas de nina de Camila Couve
https://gigalibros.com/estampas-de-nina.html“Premio Circulo de Criticos de Chile, 2018, mejor obra literaria categoria Escrituras de la memoria”
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Multimillonario Descubierto de J. S. Scott
https://gigalibros.com/multimillonario-descubierto.html?QUE SUCEDE CUANDO EL HOMBRE AL QUE SIEMPRE HAS ODIADO RESULTA SER QUIEN TE SALVA, ARRIESGANDO SU PROPIA VIDA PARA RESCATARTE DE UNA MUERTE SEGURA?
Todo esta borroso. Lo que siempre creiste cierto resulta no estar tan claro ahora. -
Aniquilame (Volumen 4) de Christina Ross
https://gigalibros.com/aniquilame-volumen-4.htmlAlex y yo llevabamos un mes viviendo en una isla minuscula cerca de Bora Bora, tan pequena que no tenia nombre. Yo la bautice como la Isla Wenn. Alex la llamaba la Jungla de Jennifer. En cierta manera creo que tenia razon porque cuando no estabamos trabajando, especialmente temprano en la manana, me dedicaba a recorrer la isla, disfrutando su belleza agreste, sin paralelo, y sus impresionantes vistas del mar, y maldiciendola por las razones que nos obligaban a estar alli. A causa de las amenazas de muerte, una de ellas casi materializada en Alex, estabamos lejos de nuestros amigos, lejos de Manhattan y lejos de la Wenn. Lejos de la vida que hasta entonces habiamos disfrutado. Viviamos en la cabana principal. Aunque dificilmente podria llamarse cabana dado su tamano. Impresionante. Para mi era una casa pero, al menos, el techo de paja, los suelos de bambu, su aire polinesio y sus paredes de cristal, que se abrian completamente para dejar entrar la brisa salina del mar, le daban un cierto aire a cabana. Teniamos todas las comodidades del mundo moderno excepto agua potable. Eso, junto a otras necesidades, nos llegaban a traves de la Wenn cuando lo necesitabamos. Por todo lo demas, la casa era autosuficiente. Paneles solares y, en caso de necesidad, generadores suplian electricidad. Dada la cantidad de lluvia, a veces torrencial a intervalos breves, el agua se recogia en un tanque gigantesco, se filtraba a traves de un complejo sistema que vertia en otro tanque y esta agua se utilizaba para las duchas, la cocina, los suelos, la ropa. Internet y television nos llegaban a traves de una poderosa antena instalada a un lado de la casa. Alex y yo llevabamos los asuntos de la Wenn desde una oficina de diseno con vistas al mar, como todas las habitaciones de la vivienda. La oficina incluia varios ordenadores y una pantalla grande de television para usar con Skype cuando habia alguna reunion, teniamos que hablar con la junta, contactar con Blackwell y Tank, o cuando yo queria hablar con Lisa. La situacion no era ideal, pero nos teniamos el uno al otro, estabamos en un lugar maravilloso, un mar calido y tentador, y, lo mas importante, estabamos a salvo. Con nosotros estaban tambien la asistente de Alex, Ann, su marido, Mark, y su adorable hijo Max, de ocho anos. Vivian en una casa mas pequena, pero preciosa, al otro lado de la isla, para que todos tuvieramos nuestra privacidad. Cada uno de nosotros tenia un Jeep, excepto Max, quien se preguntaba, frecuentemente en voz alta, cuando iba a tener el suyo. Cuando Alex ofrecio comprarle uno, Ann, Mark y yo nos miramos con resignacion. -- Ah, ?si? --pregunte. -- Todos necesitamos un Jeep --dijo Alex. -- Quizas dentro de ocho anos --replico Ann--. Cuando sea legal. -- Hecho. Cuando sea legal. Despues de un mes en la isla, aun no habian encontrado a quienquiera que nos tenia amenazados a pesar de los contactos de Alex y de la presion que estos ponian en el FBI y la policia. Alex me dijo varias veces que el y la Wenn habian hecho muchos enemigos a lo largo de los anos. Algunos de ellos de cuando su padre estaba a cargo de la compania. -- Puede que no tenga nada que ver conmigo --me dijo--. Puede ser que, una vez muerto mi padre, la vendeta sea contra mi. Represento el legado de mi padre. Recuerda que es posible. En este momento no se si tiene algo que ver conmigo o no. Si asi era, ?como ibamos a saber nunca quien estaba detras de todo? La lista de invitados a la fiesta de Peachy Van Prout era la clave y aun la estaban investigando. Alguien habia tomado nuestra fotografia en esa fiesta y nos la habia enviado. Pero habia doscientas personas alli esa noche. ?Quien seria ese alguien? ?Y realmente se necesitaba un mes para averiguarlo? En Skype, Blackwell me dijo que tuviera paciencia, pero se nos estaba haciendo dificil a todos, Ann y su familia incluidos. Sabia que este aislamiento no seria algo permanente, pero aun asi echaba de menos a Lisa, echaba de menos a Blackwell, y echaba de menos nuestra vida urbana, al igual que Alex, Ann, Mark y Max la echaban de menos. Por lealtad a Alex, Ann habia acarreado a toda su familia con nosotros durante este tiempo transitorio. ?Pero cuanto iba a durar? A pesar de lo generosamente que Ann estaba siendo recompensada, ?quien podria culparla a ella o a Mark si un dia decidieran que aquello no era para ellos? Ni Alex ni yo sabiamos lo que Ann y su familia pensaban de todo aquello. Parecia que estaban disfrutando su estancia en la isla, pero eso se acabaria algun dia. Era solo cuestion de tiempo. Alex espero hasta un dia despues de llegar a la isla para hacer publico que estaba vivo. La Wenn emitio una nota de prensa anunciando que Alex se encontraba bien y dirigiendo la compania desde un lugar secreto por razones practicas. No se ofrecieron mas explicaciones. Un aluvion de rumores hizo bajar la cotizacion en bolsa de la Wenn. Finalmente, decidieron que Alex debia aparecer en un video para probar que, de hecho, estaba vivo. Con mi iPhone grabe el video contra una pared desnuda de nuestra oficina para que no hubiera forma de que nuestra ubicacion pudiera ser adivinada. Alex se dirigio a sus inversores apaciguando sus temores y prometiendo que pronto estaria de vuelta en Manhattan. -- Ahora no es el momento --les dijo--, pero tengan por seguro que sigo dirigiendo la Wenn, algo facil con la tecnologia a nuestra disposicion. Quienquiera que nos tenga a mi prometida, Jennifer Kent, y a mi como blancos sera entregado a la justicia. Regresaremos a Manhattan cuando sea seguro hacerlo. Les agradezco su preocupacion y su apoyo constante. Sepan que sigo siendo, a todos los efectos, el director de la compania. Y asi, el video fue viral y los valores de la compania volvieron a subir. Ahora estaba en la playa, con mi bikini, secandome el pelo y viendo a Alex salir del agua, desnudo. Era mucho mas atletico que yo y habia pasado mas tiempo que yo en el agua hasta que decidio volver a la playa, dirigiendose a mi con esa sonrisa que me cautivaba. Lo amaba de verdad. En algun momento, pronto, nos casariamos. Pero los dos estabamos de acuerdo en que necesitabamos esperar a que todo pasara para volver a Manhattan. -- Aparentemente el agua no esta fria en absoluto --dije, a medida que su desnudez emergia del agua. -- Aunque el agua estuviera a diez grados podria llevar con dignidad que me encogiera. -- Habra que comprobarlo algun dia. -- ?Donde? -- ?En Islandia? -- Muy bien. En Islandia entonces te lo demostrare. -- ?O quizas en tu casa de Maine? ?Podrias darte un chapuzon en febrero? El agua en sus hombros brillaba al contacto del sol, le brillaba el pelo, el vientre cincelado, su torax terso y ligeramente cubierto de vello... -- La ultima vez que estuvimos alli lo hicimos en la playa. -- ?Y por que no ahora? --pregunte. No bien hice la pregunta vi como, poco a poco, a medida que se acercaba, se le fue enderezando el pene. Nuestra forma de hacer el amor habia cambiado durante el ultimo mes. Nuestra union se habia hecho mas fuerte, mas solida que nunca. Cuando me hacia el amor era intenso, a veces delicado y, de alguna manera, me sentia profundamente protegida. Cuando me penetraba y me sostenia entre sus brazos, sentia con cada empuje que no queria que me separara de el nunca. Asi era ahora. Me quite el bikini y me tumbe en la arena, justo al limite hasta donde se arrastraba el agua, y lo mire, de pie a mi lado, recorriendo mi cuerpo con la mirada, y enderezandose mas y mas. El sol le caia encima pero por debajo del cuello, dejando su cara en penumbra. -- !Que increible eres! --dijo, apoyansdose una rodilla para besarme los labios, los pechos, el vientre, el sexo--. Para mi, eres perfecta en todo. Sepulto la cara entre mis piernas y yo me arquee de placer. -- Tomame --le dije. -- ?Como? -- No me importa. Te necesito. -- Pero, ?como? Me mordi el labio inferior. -- Ya sabes como --dije. -- ?Lo se? -- Por favor. -- ?Asi? Una vez mas jugo con la lengua. Me la restrego tan a ras del clitoris que fue una especie de agonia. Incapaz de soportarlo por mas tiempo, levante las piernas y presiones los talones contra sus gluteos. Con suavidad, lo empuje hacia mi hasta que su lengua me penetro. Fue demasiado. Volvi lo ojos hacia el cielo azul, senti olas de calor envolviendonos, y los cerre cuando su lengua empezo a entrar y salir en una danza continua que no paro hasta que empece a temblar de agitacion. Con entrega, se retiro y me penetro de un golpe certero que me obligo a contener el aliento y a contraerme por el leve dolor. Aunque el me habia preparado para recibirlo, aun no estaba del todo acostumbrada a su longitud y su calibre. Me presiono el cuello con sus labios y me beso, sintiendo los canones de su barba en el labio superior y el menton, algo que siempre era superior a mis fuerzas. Me provoco un poderoso estremecimiento que me llevo casi al borde del climax. Con habilidad, me mantuvo en una casi imposible prolongacion de extasis. Puse las manos alrededor del cuello y me colgue de el, siguiendo su ritmo, arqueando la espalda mientras que el me llevaba al orgasmo una y otra vez, siempre pegado a mi, intentado mil posturas bajo el cielo de una tierra tropical y extrana que, hasta el momento, no parecia ser la casa que ninguno de los dos queriamos. * * * Cuando ambos terminamos, Alex rodo a un lado y se dejo caer en la arena, riendose. Gire la cabeza y le hice una mueca de extraneza. -- ?Por que te ries? -- Porque fue divertido. -- ?Que diria Steinbeck? -- Me diria que no te perdiera nunca, y nunca lo hare. Al menos mientras dependa de mi. Me acerco mas a el. Con mi cabeza recostada en su pecho, recuperamos el aliento y permanecimos en silencio. Me habia provocado tres orgasmos y, por ahora, lo habia dejado ahi. Sabia que luego habria mas. Siempre era asi. Nuestra intimidad fue lo que nos mantenia con los pies en la tierra a pesar de todo lo que teniamos encima. Por algun tiempo estuvimos tumbados sin decir nada, escuchando a las gaviotas y las olas alejarse con la marea baja, mientras que me recorria el pelo mojado con una mano y yo le acariciaba el torso con otra. -- ?Eres feliz, Jennifer? -- Estoy feliz de estar contigo. -- ?Pero no aqui? Me abrace mas a el y pense la respuesta. Nunca le mentiria, asi que le dije la verdad. Pero lo hice con delicadeza. -- En estas circunstancias, no. Pero me imagino que tu sientes lo mismo. -- Quiero que esto acabe. No va conmigo huir y esconderme de nada. Todo esto es por tu seguridad, no la mia. -- Supongo que somos tal para cual, porque el que yo este aqui es para asegurarme que tu estas a salvo, no yo. Asi que cada uno esta aqui por una razon particular, que no es otra que por amor. Todo esto terminara, Alex. Tendremos respuestas. No vamos a estar aqui siempre, aunque a veces nos parezca que es el caso. -- ?Hay algo que te guste de vivir aqui? Me parecio que era importante para el que asi fuera y, francamente, era facil enumerar las muchas cosas que me gustaban de la vida en la isla. -- Me encanta escarbar en la arena buscando conchas y encontrar toda clase de vida marina cuando buceamos juntos. Estoy disfrutando la intimidad que empiezo a tener con Ann y su familia, las dos tenemos mucho en comun y nos estamos haciendo buenas amigas. Estoy mas que agradecida por tenerlos aqui con nosotros. Me gustan los repentinos e imprevisibles cambios de tiempo. Me ha gustado convertir nuestra cabana en un hogar y, ciertamente, no me importa estar tan bronceada. No recuerdo cuando fue la ultima vez. Siendo de Maine, tienes como dos meses en el verano para coger algo de color antes de palidecer de nuevo. Pero sobre todo, Alex, me encanta estar contigo. No quisiera estar en ningun otro sitio si no es contigo. Espero que lo sepas. -- Se que no es ideal. -- Volveremos pronto a casa. Pero dejame hacerte la misma pregunta. ?Hay algo que te guste de estar aqui? Lo penso por un momento.
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Caracteres de Alvaro Uribe
https://gigalibros.com/caracteres.html“Solo ambiciono ofrecer al lector eventual, sobre todo si le incumbe la vida literaria, un espejo de mano donde pueda examinar con otros ojos las imperfecciones de su propio maquillaje.”
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La economista en el burdel de Allison Schrager
https://gigalibros.com/la-economista-en-el-burdel.html?Vale la pena adentrarse en aguas infestadas de tiburones para surfear sobre una ola de quince metros?
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Una visita al pasado (eLit 1) de Joan Elliot Pickart
https://gigalibros.com/una-visita-al-pasado-elit-1.htmlHabian pasado los anos, pero no habia podido olvidar a David Westport. Su habilidad en el campo y sus dotes de estrella eran legendarias. Sin embargo, su corazon pertenecia a una chica llamada Sandra. Fue una lastima que hubieran dejado el instituto antes de graduarse para ser padres, aunque parecian tener una buena vida. ?Lamentaria David las decisiones que habia tomado? A juzgar por las ojeras de Sandra, parecia que si, aunque David deberia darse cuenta de todo lo que tenia.
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La Reina de Macarena Moya Solis
https://gigalibros.com/la-reina.htmlAilith sera la soberana absoluta de los reinos de su padre. Empenada en demostrar que es tan capaz como un hombre, se convierte en una gran guerrera experta en espada, arco y flecha, defensa, decidida a demostrar que no necesita ser un hombre para gobernar y proteger a su reino. En sus andanzas nocturnas para proteger a su pueblo, Ailith conoce a Lamorack, un hombre sin hogar, sin rumbo aparente, que es mas de lo que desea mostrar. Pero una reina debe hacer lo que es mejor para su pueblo y un simple hombre no esta en el futuro de Tremarand. Ailith debe decidir con la cabeza, dejando de lado su enamorado corazon. ?Podra mantenerse fiel a su pueblo o sucumbira ante el amor de este misterioso hombre? Acompana a La Reina en sus batallas, enfrentandose a brujas, fieros guerreros en sangrientas batallas, acompanada siempre de los hombres que la han amado.
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Deseo de ser punk de Belen Gopegui
https://gigalibros.com/deseo-de-ser-punk.htmlBelen Gopegui, autora de La escala de los mapas, nos adentra en el mundo de Martina, una adolescente indeleblemente marcada por las estelas rebeldes del rock.
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Un nuevo dia de Robyn Carr
https://gigalibros.com/un-nuevo-dia.htmlEra una manana gelida de noviembre, el sol asomaba por el horizonte y Marcie estaba temblando junto a su Volkswagen color verde lima. Tenia el equipaje, estaba preparada y tambien estaba tan emocionada como asustada por lo que iba a emprender. En el asiento trasero tenia una pequena nevera portatil con refrescos y algo de comer. En el asiento del acompanante habia un termo con cafe caliente y en el maletero habia metido una caja de agua embotellada. Tambien se habia comprado un saco de dormir por si no le gustaba el motel y en la bolsa de lona llevaba vaqueros, jerseys, calcetines gruesos y botas; lo mas indicado para recorrer los pequenos pueblos de las montanas. Estaba deseando ponerse en camino, pero Drew, su hermano menor, y Erin, su hermana mayor, estaban alargando la despedida. --?Tienes las tarjetas telefonicas que te di por si el movil no tiene cobertura? --le pregunto Erin.--Las tengo. --?Estas segura de que llevas suficiente dinero? --Estoy segura. --Faltan menos de dos semanas para el Dia de Accion de Gracias. --No creo que tarde tanto --afirmo Marcie para evitar otra discusion--. Encontrare a Ian enseguida. Creo que ya he delimitado mucho su posible paradero. --Vuelve a pensartelo, Marcie --insistio Erin intentandolo por ultima vez--. Conozco a algunos de los mejores detectives… el despacho de abogados los emplea constantemente. Podemos encontrar a Ian y entregarle las cosas que quieres darle. --Ya lo hemos discutido --replico Marcie--. Quiero verlo y hablar con el. --Podemos encontrarlo primero y luego podrias… --Diselo tu, Drew --le suplico Marcie. Drew tomo aliento. --Va a encontrarlo, hablar con el, averiguar que le pasa, pasar algun tiempo con el, darle los cromos de beisbol, ensenarle la carta y luego volvera a casa. --Pero nosotros podriamos… Marcie apoyo una mano en el brazo de su hermana mayor y la miro con firmeza. --Basta. No puedo seguir adelante hasta que haga esto y voy a hacerlo a mi manera, no a la vuestra. No hay nada mas que hablar. Ya se que os parece un disparate, pero voy a hacerlo. Se inclino y beso a Erin en la mejilla. Su hermana era esbelta, guapa, elegante y sofisticada, no se parecia en nada a Marcie, y habia sido como una madre para ella desde que era pequena. Le costaba mucho dejar de comportarse como una madre. --No te preocupes --siguio Marcie--, no tienes por que preocuparte. Tendre cuidado y no tardare en volver. Se volvio hacia Drew y tambien lo beso en la mejilla. --?No puedes darle un ansiolitico o algo asi? Drew estaba en la Facultad de Medicina y no podia hacer recetas. El se rio y abrazo a su hermana. --Acaba con todo esto lo antes posible. Erin va a volverme loco. --No lo pagues con el --Marcie miro a Erin con los ojos entrecerrados--. Ha sido idea mia y volvere antes de que os hayais dado cuenta. Se monto en el coche, se alejo y los dejo en la acera delante de la casa. Consiguio llegar a la autopista antes de notar que los ojos le abrasaban por las lagrimas. Sabia que sus hermanos iban a preocuparse, pero no podia hacer otra cosa. Bobby, el marido de Marcie, habia muerto hacia casi un ano, justo antes de Navidad, con veintiseis anos. Ocurrio despues de pasar tres anos en hospitales por una lesion cerebral que sufrio al servir como marine en Irak. Ian Buchanan fue su sargento y mejor amigo; segun Bobby, valia por veinte marines. Sin embargo, Ian dejo los marines poco despues de que Bobby cayera herido y no volvio a saber nada de el desde entonces. Desde que supo que Bobby no se repondria, desde que lloro su perdida mucho antes de que muriera, Marcie habia esperado sentir alivio cuando falleciera… al menos, por el. Penso que estaria preparada para empezar una vida nueva, una vida que habia suspendido durante anos. A los veintisiete anos y ya viuda, tenia mucho tiempo para cosas como viajar, salir o formarse, pero habia sido un ano improductivo y estaba bloqueada. No podia seguir adelante. No podia dejar de preguntarse por que el hombre al que Bobby habia querido como a un hermano habia desaparecido sin llamar ni escribir. Se habia distanciado de su padre y sus hermanos, tambien marines. Se habia distanciado de ella, la mujer de su mejor amigo. Ademas, estaban esos cromos de beisbol. Si hacia un esfuerzo inmenso de imaginacion, no podia imaginarse nada que su hermana abogada considerara mas ridiculo que su empeno en que Ian tuviera los cromos de beisbol que habian sido de Bobby. Sin embargo, desde que conocio a Bobby, cuando tenia catorce anos, supo lo obsesionado que estaba con su coleccion. Se sabia de memoria todos los jugadores y datos estadisticos. Resulto que Ian tambien era un loco del beisbol y que tenia una coleccion y ella sabia, por las cartas de Bobby, que habian hablado de hacer un intercambio. Bobby e Ian habian hablado de cambiarse cromos de beisbol mientras perseguian insurgentes por el desierto o eludian atentados suicidas en las ciudades, era un disparate. Tambien estaba la carta que Bobby le escribio desde Irak antes de que lo hirieran. Solo hablaba de Ian y de lo orgulloso que se sentiria si llegaba a ser como el. Era un marine de los pies a la cabeza estuvieran metidos hasta el cuello en una batalla o llorando por una carta de amor; era un hombre que se metia en los jaleos con los suyos, que los encabezaba con fuerza y valor, que nunca los defraudaba y permanecia siempre a su lado. Era divertido y los hacia reir, pero era un sargento exigente que tambien los obligaba a trabajar mucho, a aprender y a seguir todas las reglas al pie de la letra para que no corrieran riesgos. En esa misma carta, Bobby le dijo que esperaba que ella lo respaldara si decidia seguir esa profesion. Como habia hecho Ian Buchanan. Se sentiria muy orgulloso si llegaba a ser la mitad de hombre que era Ian; todos lo consideraban un heroe, alguien camino de convertirse en una leyenda. Marcie no estaba segura de que pudiera desprenderse de la carta, aunque trataba toda sobre Ian, pero el tenia que verla; Ian tenia que saber lo que sentia Bobby por el. Habia pasado un ano desde que Bobby murio placida y silenciosamente y ella habia pasado su cumpleanos, su aniversario y todas las vacaciones, pero tenia la sensacion de que ese asunto seguia sin estar resuelto; como si faltara una pieza muy grande para terminar con todo. Ian le habia salvado la vida a Bobby. No lo consiguio completamente, pero arriesgo la vida para llevar a Bobby a un sitio seguro… y luego desaparecio. Era algo omnipresente, algo que tenia que zanjar. No tenia mucho dinero, llevaba cinco anos con el mismo empleo de secretaria. Era un buen empleo con gente buena, pero con un sueldo que no seria suficiente para mantener a una familia. Tuvo la suerte de que su jefe le dio todo el tiempo que quiso cuando Bobby resulto herido, porque primero tuvo que viajar a Alemania y luego a Washington para estar cerca de el. Ademas, los gastos fueron enormes, mucho mayores de los que podian costear con la paga de el. Como marine que llevaba tres anos alistado, ganaba menos de mil quinientos dolares al mes. Exprimio al maximo las tarjetas de credito y pidio prestamos pese a que Erin y la familia de Bobby estuvieron dispuestas a ayudarla. Al final, su seguro de vida militar fue insuficiente para pagar las facturas y su indemnizacion por viudedad tampoco fue muy elevada. El milagro fue conseguir que lo mandaran a Chico, a su tierra. Algo que seguramente debia al empeno e insistencia de Erin. Muchas familias de soldados impedidos al cien por cien o que necesitaban un tratamiento a largo plazo tenian que irse a vivir cerca del paciente porque la Administracion no podia mandar al paciente a sus casas. Sin embargo, Erin consiguio que lo ingresaran en un centro de atencion medica privado sufragado por el Programa de Atencion Medica y Sanitaria para Civiles de los Servicios Castrenses. La mayoria de los soldados no tenian tanta suerte. Era un servicio complicado y bastante saturado por la cantidad de heridos. Erin se ocupo de todo y empleo su brillante cerebro de abogada para conseguir todas las ventajas y retribuciones posibles. Erin no quiso que Marcie ademas tuviera que preocuparse por el dinero. Erin lo hizo todo, incluso pago los gastos domesticos. Ademas, tambien conseguia costear los estudios de Medicina de Drew. Por eso, no acepto ni un centavo de ella para hacer ese viaje. Erin ya le habia dado demasiado. Drew tenia algun dinero para gastos, pero no era gran cosa y el era un estudiante de Medicina pobre. Habria sido mas juicioso esperar a la primavera, hasta que hubiera podido reunir algo mas de dinero para emprender ese viaje a las montanas del norte de California y buscar a Ian Buchanan, pero la proximidad del aniversario de la muerte de Bobby y de la Navidad hicieron que deseara con toda su alma zanjar definitivamente ese asunto. No podia dejar de pensar en que seria maravilloso tener las respuestas y retomar el contacto antes de las vacaciones. Estaba dispuesta a encontrarlo y a acabar con los fantasmas. Luego, cada uno seguiria con su vida… Capitulo 1 Marcie Sullivan entro con su Volkswagen en el pueblo. Era el sexto pueblo que visitaba ese dia y se encontro con que estaban adornando un arbol de Navidad. La gente que lo adornaba parecia demasiado pequena para semejante tarea; el arbol era gigantesco. Aparco delante de una cabana muy grande con un porche y se bajo. Tres mujeres se afanaban con el abeto de Navidad que media casi diez metros. Una era de su edad, tenia el pelo castano y sujetaba una caja abierta, quiza, con adornos. Otra era mayor, con el pelo blanco y gafas de montura negra y senalaba hacia arriba, como si estuviera al mando. La tercera era una rubia muy guapa que estaba subida a una escalera de tijera. El arbol se alzaba entre la cabana y una vieja iglesia, de madera, con dos torres altas y una vidriera todavia intacta; una iglesia que debio de ser muy bonita en algun momento. Mientras las miraba, un hombre salio al porche de la cabana, se detuvo, solto una maldicion y fue hasta la escalera con unas zancadas enormes. --No te muevas; ni respires --dijo el en voz baja pero con tono imperativo. Subio hasta que alcanzo a la rubia y la agarro con un brazo entre lo que le parecio un ligero abultamiento por el embarazo y los pechos. --Baja despacio --le ordeno. --!Jack! --exclamo ella--. !Dejame en paz! --Si es necesario, te bajare a la fuerza. Baja de la escalera despacio, inmediatamente. --Por amor de… --Inmediatamente --repitio el sin inmutarse. Ella empezo a bajar poco a poco mientras el la sujetaba. Cuando llegaron abajo, ella se puso en jarras y lo miro con furia. --!Sabia perfectamente lo que estaba haciendo! --?No tienes dos dedos de frente? ?Que pasaria si te cayeras? --Es una escalera muy buena. !No iba a caerme! --Puedes discutir lo que quieras, pero no voy a dejar que te subas a una escalera en tu estado --replico el tambien en jarras--. Me quedare vigilandote si hace falta. El miro a las otras dos mujeres. --Le dije que creia que no iba a parecerte bien --se justifico la del pelo castano mientras se encogia de hombros. El miro con furia a la mujer de pelo blanco. --Yo no me meto en asuntos domesticos. Es asunto vuestro, no mio --se defendio ella mientras se subia las gafas en la nariz. Marcie sintio anoranza. Solo llevaba unas semanas por esa zona, pero echaba de menos las disputas familiares, a sus amigas y el trabajo. Anoraba a la mandona de su hermana mayor, al bobo de su hermano pequeno y a la novia de turno que lo tuviera apesadumbrado. Echaba de menos a la enorme, divertida y apasionada familia de su difunto marido. No habia ido a casa a pasar el Dia de Accion de Gracias; le habia dado miedo ir un par de dias y no poder escapar por segunda vez de las garras de Erin. Su casa estaba en Chico, California, a un par de horas de alli, pero ni su hermana ni su hermano ni la familia de Bobby creian que lo que estaba haciendo fuera una buena idea. Por eso, habia llamado, habia mentido y habia contado que tenia algunas pistas sobre Ian y que estaba a punto de encontrarlo. Cada vez que llamaba, un dia si y otro no, decia que estaba acercandose, cuando no era verdad, pero tampoco estaba dispuesta a tirar la toalla. Sin embargo, una amenaza se cernia sobre su cabeza: le quedaba muy poco dinero. Ultimamente habia dormido en el coche para ahorrarse el motel y era muy incomodo porque la temperatura bajaba mucho en la montana. Era principios de diciembre y en cualquier momento empezaria a nevar o podia encontrarse con hielo en la carretera y salir disparada con el coche como un misil ladera abajo. Sencillamente, no podia soportar la idea de volver a casa sin haber cumplido esa mision. Si no lo conseguia, volveria para reunir algo de dinero y lo intentaria otra vez. No podia rendirse, ni por el ni por ella. Todo el mundo estaba observandola. Nerviosamente, se echo por encima del hombro el pelo rojo, ondulado y rebelde. --Si quiere… yo… mmm… podria subir. No me dan miedo las alturas… ni nada… --No hace falta que suba a la escalera --replico la rubia con un tono mas delicado y una sonrisa. --Yo subire --intervino el hombre--. O pedire a alguien que suba a la maldita escalera, pero tu no vas a subir. --!Jack! !Se un poco considerado! --No se preocupe por la escalera --siguio el con mas calma--. ?Podemos ayudarla en algo? Marcie se acerco al grupo, saco una foto del bolsillo interior del chaleco y se la enseno al hombre. --Estoy buscando a alguien. Se esfumo hace algo mas de tres anos, pero se que anda por aqui. Al parecer, recoge el correo en la oficina de correos de Fortuna. --!Caray! --exclamo el. --?Lo conoce? --pregunto ella con esperanza. --No --contesto el sacudiendo la cabeza--. No lo conozco y es muy raro. Es un marine --lo comprendio al ver la foto oficial de Ian--. No puedo creerme que haya un marine en ochenta kilometros a la redonda y yo no lo sepa. --Yo… --Es posible que no lo haya dicho; los marines y el tuvieron una relacion algo tormentosa al final. Al menos, eso he oido… El volvio a mirarla con un gesto mucho mas afable. --Me llamo Jack Sheridan. Mi esposa, Mel y Paige --dijo senalando con la cabeza a la mas joven--. Ella es Hope McCrea, la entrometida del pueblo. Extendio una mano y Marcie se la estrecho. --Marcie Sullivan --dijo ella. --?Por que busca a este marine? --le pregunto el
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No madres de Maria Fernandez-miranda
https://gigalibros.com/no-madres.htmlSer o no ser madre, esa es la cuestion para tantas y tantas mujeres…
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Emmanuel de Vega Manhattan
https://gigalibros.com/emmanuel.htmlUna no se lia con su jefe, esa es la regla principal de cualquier asistente personal.
Pues ya estaba yo para romper las reglas. Y como no hacerlo cuando mi nuevo jefe era, ni mas ni menos, que Emmanuel Benson, el mayor mujeriego del pais.
Sabia que solo era un entretenimiento en su vida, pero para mi fue mucho mas. Hasta el punto de tener que elegir entre seguir cerca de el o dejar mi trabajo. Porque ese hombre tenia algo.
Y podia hacerme dano si llegaba a enamorarme de el. -
La vida sumergida de Pilar Adon
https://gigalibros.com/la-vida-sumergida.htmlSe habian habituado al licor de ajenjo y lo bebian de pie, por las mananas, junto al fregadero de piedra o apoyadas en la escalera que movian de un lado a otro por la biblioteca para llegar a los estantes mas altos. Sin ceremonias previas ni finales. Sin ir a cambiarse de ropa. Sin adornarse el cuello ni las munecas. Calladas y un tanto desgarbadas, con la dejadez propia de la lentitud y la indiferencia, en un abandono que solo podian permitirse las depositarias de una elegancia congenita. Las beneficiarias de una delicadeza en la longitud de las formas, en la calidad de las telas que vestian a diario, conscientes de que existian dos tipos de personas, las que tenian clase y las que, por mucho que lo intentaran con bordados, pedreria y aromas sutiles, no la tenian ni la tendrian nunca. Al cabo de un tiempo indeterminado, que podia ser de unos minutos o que podia ser de unas horas transcurridas entre tragos cortos, entre libaciones del licor servido con decision en sus vasos pequenos, procuraban ir a sentarse en las butacas de la cocina, siempre en silencio. Y entonces tal vez si tuvieran que esforzarse por hacerlo con cierta dignidad. En ese momento tal vez resultara complicado moverse, dar mas de dos pasos en la misma linea de equilibrio, y quiza debieran poner mas atencion en la distancia que recorrian ya que ambas podian haberse deshecho de la estabilidad y ambas podian haberse internado en la enormidad, el exceso. Sus avances por un suelo de madera que no era de hacia dos anos ni de hacia cinco ni cincuenta tendrian que ser cautelosos. Comian a la una y media, sin decirse nada, incomodas en su proximidad mutua. La confusion del ajenjo daba paso a un primer jubilo fisico y mental que, invariablemente, desembocaba en un cansancio un tanto dramatico. Y era solo mas tarde, ya durante los postres, cuando Brigida podia empezar a hablar para decirle que debia recoger la ropa de la azotea y que debia hacerlo antes de las cuatro. Con la voz arrogante de quien da una orden. Argumentandole que ella no iba a esforzarse por ir a la azotea (tenia que centrarse en sus mil tareas) y que debia ser Hilda quien se propulsara por el pasamanos de las escaleras hacia arriba sin excusas ni dilaciones. Antes de que empezara a soplar el viento y le resultara imposible (a ella y a cualquiera) asomarse al exterior. Tenia que subir a la planta superior, cerrar las ventanas de cada dormitorio y de cada sala, asegurar las contraventanas, bloquear la puerta de hierro que se deslizaba sobre una barra adherida al suelo a modo de carril hasta que la cancela chocaba contra la pared del gran balcon, siempre con un golpe seco, echar la llave de abajo con dos vueltas, echar la llave de arriba con dos vueltas, correr a la escalera, subir mas aun y, una vez en la azotea, recogerlo todo antes de que empezaran los crujidos en cada muro de la casa. Los vaivenes de las cortinas que se elevarian por encima de las sillas a causa de las corrientes de aire que se colaban irremediablemente a traves de las grietas abiertas entre los marcos de los miradores y las tablillas del entarimado, en una oscilacion serpentina que haria presagiar la aparicion de un ser biologico tras ellas (un lobo, una rana, un muchacho) o la aparicion de un ser no biologico (una piedra de color ambar). Era cierto que las copas de los pinos habian empezado a agitarse bajo los cristales de los ventanales de la cocina, y Hilda recordo alli, contemplando el prodigioso estremecimiento de la red de huesos y tendones en que iba a desembocar cada uno de los troncos moviles de cada uno de los arboles, el momento en que le pidio a Brigida que se muriera. Ese dia soplaba el viento igualmente, con aquella violencia nada excepcional dada la epoca y dada la zona. Habian cerrado las ventanas, las puertas. Habian asegurado los pestillos y habian corrido los visillos. Y fue en esa circunstancia cuando penso que si Brigida moria, si Brigida desaparecia, toda la casa seria suya, entera para ella, y entonces no tendria que obedecer mas ordenes. No tendria que ajustarse a los horarios ni a los propositos de Brigida. Dejaria de estar sometida, juzgada, calificada a cada instante, y llevaria a la practica sus proyectos. Todas sus fantasias. Sin tener que comer cuando Brigida quisiera, sin tener que dormir cuando Brigida quisiera. Podria ponerse sus vestidos mas alegres. Banarse en el embalse. Practicar sus lecciones de piano cuando deseara hacerlo y bailar cuando deseara hacerlo. Raspar la tierra y descubrir que habia debajo de cada planta, de cada pedazo de hierba seca, de cada monton de agujas de pino reunidas por el viento, como queria hacer desde que a la edad de seis anos aprendiera que una pezuna era una una fuerte y desarrollada, y que algunos animales las tenian largas y afiladas a modo de apendices cortantes, como zarpas, para atrapar a su presa, para aferrarse a ella, para cerciorarse de que no podria escapar y para excavar, escondiendo bajo la parte de suelo visible cualquier objeto valioso, su alimento. Lo aprendio de nina y desde entonces quiso comportarse como un perro que se esforzara por desenterrar de la base del monte el hueso escondido anos atras por el o por un antepasado. Extraer del barro la explicacion a su existencia. Desentranar el significado de cada estimulo para quedarse tranquila y poder regresar a sus actividades cotidianas. Sus otras actividades cotidianas. Creyendo que semejantes explicaciones se encontrarian en la base de los montes, bajo las pilas de materia fusionada al azar. Creyendo que podrian desenterrarse con solo escarbar. Revolviendo bajo el abono de los cultivos. Bajo las semillas alojadas en las hileras de los huertos. Bajo los circulos de ceniza abandonados por los pastores. Bajo las formaciones de piedras grandes o bajo las formaciones de piedras pequenas que se ocultaban bajo las piedras grandes. Si Brigida desaparecia y toda la casa pasaba a ser suya, se entregaria al aprendizaje de un idioma vivo o de un idioma en extincion. A la investigacion de los requisitos necesarios para que los miembros de un grupo llevaran una convivencia civilizada. A la resolucion de la incognita de si para que dicha convivencia civilizada pudiera ser real debia optarse siempre por el sometimiento y siempre por la rendicion de unos ante otros. A desentranar el autentico significado de las palabras de negacion que se apropiaban de las palabras primigenias para contradecirlas y desposeerlas de su sentido primordial. Desapego. Desarraigo. Desafeccion. Desaparicion. Frente al apego, el arraigo, la afeccion, la aparicion. Centrada en su lista de libros, los que debia leer antes de convertirse en una anciana como lo era Brigida. Middlemarch y Al faro. Grandes esperanzas. Un mundo feliz. La abadia de Northanger. Edipo rey. Crimen y castigo. La comedia humana. Ariel. El rey Lear y el Libro de la vida. La montana magica. Matar a un ruisenor. Los miserables. Rojo y Negro. ?Acaso los leeria con Brigida a su lado, formando parte de la casa, envuelta en sus chales en invierno y en sus tules en verano, haciendose notar por su aliento, con esa respiracion de mujer que dejo de ser joven hacia anos? Lo dudaba. Asi que le pidio a Brigida que se muriera. La unica manera de conseguir una identidad personal. Y dias despues, Brigida estaba muerta. Nunca pudo negarle nada. Nunca pudo oponerse a sus caprichos. De modo que se murio. --?Es que me odias? --le pregunto. Y Hilda respondio que no. Que por supuesto que no. ?Como iba a odiarla? Habia sido su protectora. Su maestra. La encargada de orientar sus gustos hacia sus primeras lecturas. Su consejera llegado el momento de enfrentarse a un texto de Seneca y descubrir que la experiencia podia asemejarse a la de leer un angustioso libro de superacion personal. Frases como <
> o <>. Claro que no la odiaba. Brigida le habia explicado que era un minueto, que una gavota. Le habia dado la definicion de musica como el arte de bien combinar los sonidos y el silencio en el tiempo. No la odiaba. Simplemente deseaba que se deshiciera. Que se volviera transparente. Que se transformara en una esencia de luz sin estructura ni carne ni presencia. ?Que mas tenia que hacer alli? Nada. De alguna manera, su epoca habia pasado. Su mision habia concluido. ?Que podia aportarle a ella con su muerte voluntaria? Todo. La independencia. El desarrollo como ser autonomo y perfecto. Como unidad sin condicionamientos. En aquella casa situada en la ladera de un monte. Rodeada de pinos, de aves y de insectos, y del brillo rojo del sol del amanecer y del sol del atardecer. En libertad. Con la posibilidad de actuar y no actuar. Ir y no ir. Querer y no querer. El privilegio supremo de la eleccion. Crecer hacia arriba o tumbarse extendida. Meter los dedos en el saco del azucar o meter los dedos en el saco de la sal. -
Dias de Septimo de Jorge Sagrera
https://gigalibros.com/dias-de-septimo.htmlEs celeste todo, pero aun no ha salido el sol. Mejor: el entrecejo, leve, acusa el Tom Collins de la noche anterior, o de esta madrugada. Cierra los ojos. El balbuceo del Mediterraneo. Unas gaviotas madrugadoras. El sabor a sal en sus labios que, reconoce, no estan partidos.
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Postales desde Grecia de Victoria Hislop
https://gigalibros.com/postales-desde-grecia.html -
El Muro de las Tormentas de Ken Liu
https://gigalibros.com/el-muro-de-las-tormentas.htmlKuni Garu, ahora emperador Ragin tras su victoria en la Guerra del Crisantemo y el Diente de Leon, se enfrenta a la tarea de hacer realidad sus ideales de justicia y conservar el poder en una corte en la que las rivalidades son cada vez mas abiertas. Distintas fuerzas y grupos pugnan por imponerse y se preparan para una lucha a largo plazo. Entre tanto, una nueva amenaza existencial se cierne sobre Dara desde el exterior. En la esperada continuacion de ” La gracia de los reyes ” Ken Liu da un nuevo giro a la fantasia con una poderosa novela en la que tienen cabida batallas epicas y controversias filosoficas, intrigas politicas y criaturas sobrenaturales, invenciones tecnologicas y luchas entre los dioses. y el examen mas extraordinario que se haya narrado nunca.
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La joven del acantilado de Lucinda Riley
https://gigalibros.com/la-joven-del-acantilado.html -
Un canalla que no lo era (Escandalos y canallas 1) de Sarah Maclean
https://gigalibros.com/un-canalla-que-no-lo-era-escandalos-y-canallas-1.htmlSi la condesa de Liverpool no hubiera sido una ferviente admiradora de las criaturas acuaticas, quiza todo habria sido diferente. Tal vez entonces nadie hubiera sido testigo de los acontecimientos del 13 de junio en la legendaria fiesta que ofrecio para celebrar el final de la temporada de 1833. Quiza Londres se hubiera sentido feliz hablando de la miriada de anfitriones que se propagarian como escarabajos por los campos britanicos a lo largo del idilico verano. Quiza. Pero un ano antes, la condesa de Liverpool habia recibido de regalo media docena de carpas naranjas y blancas que se decia que eran descendientes directas de los venerados Shoguns de Japon. Sophie consideraba que la historia era totalmente inverosimil y que Japon seguia estando muy aislado del resto del mundo, pero lady Liverpool se sentia muy orgullosa de sus mascotas y las cuidaba con una pasion casi enfermiza. Seis se habian convertido en dos docenas y la fuente en la que vivian aquellas criaturas habia dado paso a un lugar que solo podia describirse como un estanque. Sin embargo, los peces habian despertado la imaginacion de la condesa, y la soiree veraniega de los Liverpool tuvo como tema un extrano mundo chino a pesar de que la condesa sabia todavia menos sobre China que sobre Japon. De hecho, cuando los saludo, iba envuelta en una elaborada y diafana seda blanca y naranja con la que pretendia evocar a sus preciadas carpas. --Por lo que se ve, nadie sabe nada sobre Japon --les dijo, explicandoles su razonamiento--. Los japoneses son muy reservados, lo que los hace poco divertidos para una fiesta tematica. Sin embargo, China esta tan cerca... que es casi lo mismo. Cuando Sophie le dijo a la condesa que ambas culturas no se parecian en absoluto, esta solto una risita y agito un brazo cubierto por aletas de seda. --No se preocupe, lady Sophie. Estoy segura de que en China tambien hay carpas. Sophie habia lanzado a su madre una mirada desesperada al escuchar aquellas ignorantes palabras, pero esta no se dio por enterada. Durante semanas, Sophie habia insistido en que China y Japon no eran lo mismo, aunque nadie la habia escuchado. Su madre estaba demasiado agradecida por que las hubieran invitado a un evento tan exclusivo. Despues de todo, las hermanas Talbot no solian frecuentar tales acontecimientos. Tanto ellas como el resto de la aristocracia se habian ataviado con una enorme variedad de brocados, cada uno mas elaborado que el anterior, de tonos rojos y dorados, y se habian cubierto la cabeza con extravagantes sombreritos que habian mantenido ocupadas a todas las modistas de Londres en cuanto se empezaron a recibir las invitaciones. Sophie, sin embargo, se habia resistido ante la insistencia de su madre a participar en la farsa y, para consternacion de su familia, su atuendo era de un ordinario amarillo palido. Y asi fue como aquel precioso dia de mediados de junio, lady Liverpool se fijo en la pobre y poco interesante Sophie --que no era la mas hermosa, la mas loca ni la que mejor tocaba el piano de las Talbot-- y le sugirio que quiza le gustaria ver las nuevas carpas en un entorno adecuado. Sophie acepto tan contenta la oferta, agradeciendo poder alejarse de la fiesta repleta de aristocratas y de sus intensas miradas, que tanto ella como su familia evitaban siempre que podian. Despues de todo no habia una mirada tan penetrante como aquella que fingia eludir el objeto de su curiosidad. Y eso era particularmente cierto cuando los objetos en cuestion eran imposibles de ignorar. Las miradas habian seguido a las jovenes Talbot desde que comenzaron a ser presentadas en sociedad --cinco hermanas en cuatro anos--, y cada una fue peor recibida que la anterior, mientras las invitaciones habian ido disminuyendo cada temporada que pasaba. Sophie siempre habia deseado que su madre abandonara ese sueno de querer que sus hijas fueran aceptadas en la sociedad, ya que era algo que jamas ocurriria. En consecuencia, Sophie estaba alli, ocultandose como podia en los ornamentados jardines de los Liverpool, fingiendo no estar escuchando los insultos que lanzaban contra sus hermanas con tanta regularidad que ya no suponian ninguna novedad. Asi fue como, con no poco alivio, Sophie siguio las instrucciones de su anfitriona y se dirigio al legendario invernadero de los Liverpool, una enorme construccion de vidrio donde se podia admirar una impresionante variedad de flora, que prometia no proporcionar ningun chisme. Busco en su interior el estanque de peces, caminando entre los limoneros, que crecian exuberantes en macetas, y los impresionantes helechos, hasta que oyo unos sonidos: una especie de gritos ritmicos e inquietantes, como si alguna pobre criatura estuviera siendo torturada entre los rododendros. Convencida de que la criatura en cuestion necesitaba claramente ayuda, se acerco a investigar. Por desgracia, cuando encontro el origen de los ruidos, se hizo muy evidente que la mujer en cuestion no necesitaba asistencia. Ya la estaba recibiendo. Del cunado de Sophie. Es preciso anotar que la mujer no era su hermana. Razon por la cual, despues de recuperarse de su conmocion inicial, se sintio con todo el derecho de interrumpir. --Excelencia... --pronuncio con voz firme y clara, rompiendo el silencio con el desprecio que sentia por ese hombre y por el mundo que le habia otorgado tanto poder. La pareja se quedo inmovil. Una bonita cabeza rubia aparecio por detras del brazo de su cunado, cubierto con una pagoda de seda roja de la que colgaban multitud de borlas doradas, unos grandes ojos azules se clavaron en ella parpadeando. El duque de Haven no se digno siquiera a mirarla. --Vete. Sin duda, no habia nada en el mundo que Sophie odiara mas que la aristocracia. --?Sophie? Mama esta buscandote... Ha interceptado al capitan Culberth en el campo de croquet, pobre hombre, esta a punto de matarlo con ese enorme abanico que ha insistido en llevar. Debes ir a rescatarlo. Sophie cerro los ojos al escuchar aquellas palabras, deseando no haberlas oido. Deseando que la persona que las acababa de decir estuviera a mucha distancia. Se dio la vuelta para detener el avance de su hermana. --No, Sera... --!Oh! --Seraphina, duquesa de Haven, de soltera Talbot, se detuvo en seco cuando doblo la esquina hacia el bosquecillo de plantas en maceta, percibiendo la escena con las manos sobre su vientre, que sobresalia ligeramente donde crecia el futuro duque de Haven--. !Oh! --Sophie percibio la sorpresa en la expresion de su hermana al asimilar la escena, que fue seguida con rapidez por otra de tristeza y luego una de fria calma--. Oh... -- repitio. El duque no se movio. No miro a su esposa, a la madre de su futuro hijo. En su lugar, empujo con una mano la cabeza de rizos rubios y hablo con la boca pegada al cuello de su amante. --He dicho que os vayais. Sophie miro a Seraphina, que se irguio en toda su altura y trato de ocultar todas las emociones que debia estar sintiendo. Que Sophie no pudo evitar sentirlas con ella. Deseo que su hermana dijera algo. Que luchara por si misma. Por su hijo no nacido. Pero Seraphina se dio la vuelta. Sophie no pudo reprimirse mas. --!Sera! ?No piensas decir nada? --La mayor de las Talbot sacudio la cabeza. Aquel movimiento de renuncia hizo que Sophie se viera atravesada por una sacudida de ira e indignacion que la impulso a volverse hacia su cunado--. Si no lo hace ella, lo hare yo. Eres un pomposo asqueroso. Un ser deleznable y repugnante. El duque le dirigio una mirada desdenosa. --?Debo continuar? --espeto Sophie. La rubia jadeo entre los brazos de su cunado. --!Por favor! No se puede hablar a un duque de esa manera. Es una terrible falta de respeto. Sophie resistio el impulso de arrancar el ridiculo sombrerito de la cabeza de aquella mujer y pisotearlo. --Tiene razon. Soy la unica que esta faltando el respeto en este momento -- ironizo. --Sophie... --susurro Seraphina. Sophie percibio la urgencia en aquella palabra, como si quisiera impulsarla fuera de la escena. El duque emitio un largo suspiro, solto a la dama en cuestion, le bajo la falda y le indico que se levantara del lugar donde estaba sentada. --Vete... --Pero... --He dicho que te vayas. La mujer sabia lo que le convenia y obedecio al instante, enderezando sus borlas y alisandose las faldas antes de desaparecer. El duque se volvio hacia ella, todavia abrochandose los pantalones. Su duquesa aparto la mirada; Sophie no. De hecho, se puso delante de su hermana como si asi pudiera proteger a Seraphina de aquel terrible hombre con el que se habia casado. --Si piensas que vas a asustarnos con tu vulgaridad, puedes ir olvidandolo. El arqueo una ceja. --Claro, vuestra familia esta acostumbrada a la vulgaridad. Las palabras querian ofender, y lo hicieron. La familia Talbot era el escandalo de la aristocracia. El padre de Sophie y Seraphina era un conde de nuevo cuno, hacia solo una decada que habia recibido el titulo del rey. A pesar de que su padre nunca habia confirmado los rumores, era creencia comun que habia sido la fortuna que Jack Talbot habia hecho con el carbon lo que habia comprado el titulo. Algunos decian que lo habia ganado en una partida de faro y otros que era el pago por haberse hecho cargo de una deuda particularmente embarazosa del rey. Sophie no lo sabia y tampoco le importaba demasiado. Despues de todo, el titulo de su padre no tenia nada que ver con ella; jamas hubiera elegido relacionarse con el mundo aristocratico. De hecho, habria elegido cualquier otro entorno antes que ese, donde la gente hablaba mal y se metia con sus hermanas. Alzo la barbilla y se enfrento a su cunado.
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Ciencia Ficcion. Seleccion 40 de Aa. Vv
https://gigalibros.com/ciencia-ficcion-seleccion-40.htmlEn esta seleccion se incluyen varios relatos clara y deliberadamente inspirados en grandes temas y autores de la narrativa fantastica.
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Dos historias nada decentes de Alan Bennett
https://gigalibros.com/dos-historias-nada-decentes.htmlLa senora Donaldson es una viuda reciente, de cincuenta y cinco anos, con una hija casada, puritana e insoportablemente convencional que pretende que su madre viva reverenciando la memoria de un difunto marido muy aburrido. Aburrimiento contra el que la senora Donaldson no se rebelaba, y ni siquiera cuestionaba, educada en la firme creencia de que ser y hacer lo que se espera de nosotros son los pilares de la cotidiana felicidad. O conformidad. Pero ahora su vida comienza a cambiar. Ha conseguido un trabajo en un hospital: actua interpretando a pacientes, con sus correspondientes enfermedades, para ilustrar las clases del doctor Ballantyne. Y, de interpretacion en interpretacion, la senora Donaldson comienza a descubrir pliegues y honduras que ignoraba de si misma. Tambien ha alquilado una habitacion a una pareja de estudiantes que le proponen un pago en especies para saldar lo que le deben: le ofreceran un espectaculo porno solo para sus ojos.
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Testigo enamorado de Joanna Wayne
https://gigalibros.com/testigo-enamorado.htmlDespues de testificar contra un asesino de la mafia, la viuda Janice Stevens habia adquirido una nueva identidad. Vivia de manera anonima desde hacia quince anos y habia criado sola a su hija. hasta que Vincent Magilinti aparecio en su casa, quince anos despues, para reclamar lo que era suyo: su hija y el corazon de Janice.
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Prometida Por Conveniencia de Gema Perez
https://gigalibros.com/prometida-por-conveniencia.html?De veras existe el libre albedrio? Si, cada quien tiene en cada momento la capacidad de tomar sus propias decisiones. ?O es solo un espejismo? Puede que esas decisiones ya hayan sido tomadas, mas bien, preparadas, desde tiempos incontables. ?Por quien? ?Por otras personas? ?O por un destino que nos rige? Mi nombre, mi apellido, mi posicion. Nada de eso lo escogi yo y, sin embargo, marcan literalmente todo el recorrido que lleve en mi vida. Mis anos pasados han sido producto de ello, y no hay duda de que los siguientes tambien. Es dificil dilucidar la raya entre lo que yo he ideado para mi vida y lo que me ha tocado. Como sea. El hecho absoluto e innegable es otro--estoy consciente de que, pese a haber sido educada para gobernar, mi reino se desmoronara si no hago algo. Y ese algo ya esta marcado, lo quiera o no. * * * * Umbralia. Un pequeno reino cuyo nombre es recogido de la sombra y proteccion que ofrecen las cordilleras montanosas que lo rodean. Una de las tierras, si no la mas, rica del continente, rebosante en toda cantidad de recursos--campos sin final alguno, en donde crecen todos los tipos imaginables de cosecha; una fauna rica, desde animales de ganado hasta leones de montana acechando a cazadores perdidos; y una mezcla de sangre noble que da luz a un pueblo fuerte e indomable. Umbralia es la envidia del resto de Europa, despues de todo. El reino puede subsistir por si mismo, sin necesidad alguna ni de la importacion ni de la exportacion--si bien esto ultimo es mas que posible, no requerimos del capital de otros reinos. Teniendo alimentos, soldados, y minas repletas de los minerales mas preciosos, ?que podrian ofrecernos? Y proteccion, ademas. Las cordilleras que nos cercan estan dispuestas de tal manera que estamos casi aislados del resto del mundo. El grueso del reino, la capital, fue edificada contra las montanas mas altas del continente, a su otro lado encontrandose el mar Mediterraneo. Desde alli, se prolongan por todo Umbralia, disminuyendo progresivamente de tamano, hasta permitir un amplio claro que representa la unica entrada natural. Por decadas y siglos Umbralia se ha mantenido en pie, poderosa, sin involucrarse mucho en los asuntos ajenos. Su nombre es respetable, sus riquezas deseables, y su impetu encomiable. Y hoy por hoy, esta siendo gobernada por una apenas adulta de veintiun anos. * * * * Mi nombre es Valeria, acabo de abandonar mi adolescencia, y soy la reina de Umbralia. Eso no estaba en los planes, ni mucho menos. La historia de Umbralia es larga y, desde su primer dia, ha habido una interminable sucesion de reyes. Claro que reinas tambien, pero todas como esposa del heredero al trono. La realeza acostumbra a dejar un sequito de hijos, sobrando los hombres, con el mayor preparado para tomar el poder cuando llegue el momento. Y si algo acontece, el siguiente hermano. Y el siguiente. La fertilidad de los habitantes de nuestro reino nunca ha estado en duda, y no solo entre los monarcas, sino en el mismo pueblo. Las familias tienden a ser numerosas, lo que nos ha ayudado a nunca necesitar de pueblos exogenos-- nosotros mismos podemos mantenernos. Pero la fertilidad quiso jugar una mala pasada con mis padres. El rey David y la reina Patricia empezaron con Valeria, su primera hija, ?y que preocupaciones podria haber? Ahora es que les quedaba tiempo para seguirlo intentando y para llenar Umbralia de futuros principes. Nada mas lejos de la realidad, pues conforme paso el tiempo, los intentos si se sucedieron, sin lograr llenar ninguno a puerto seguro. Mama vivia devastada--no por la ausencia de un varon, o por solo tenerme a mi, sino por el pesar de perder uno tras otro a sus futuros hijos. Y, mientras los tres hermanos de papa fueron falleciendo, uno por la consuncion, otro escalando las montanas, y otro asesinado por su esposa en uno de los escandalos mas grandes que yo pueda recordar, los intentos no llegaron a nada. Nada, salvo distanciar a mama de la realidad, y preocupar a papa ante su estado precario. No dejaban de llover las frutas y vinos y carnes en el palacio, ya que cada misiva fallida representaba una fuerte perdida de sangre para mama. Por encima de las cuatro decadas, el rey y la reina sabian muy bien que quedaba poco tiempo para producir un heredero. Y eso fue lo que los llevo a salir de Umbralia, en busqueda de algo que no se podia conseguir en el circulo formado por las montanas--curanderos. La magia no era algo practicado por nuestra gente, bien por ignorancia del don, o por una ausencia de esas energias en nuestro territorio. Si es que eso existia, valgame. Y el infortunio. La guerra esta arreciando por toda Europa, mientras al mismo tiempo se suceden cruzadas religiosas y los barbaros se mueven de territorio en territorio, invadiendo y abandonandolos por igual. Salir de nuestra comodidad era un peligro, el cual los monarcas estuvieron dispuestos a tomar.
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De Pixar al cielo de Lawrence Levy
https://gigalibros.com/de-pixar-al-cielo.htmlHoy en dia, Pixar es uno de los grandes del entretenimiento: el estudio que revoluciono los efectos digitales especiales y la animacion por ordenador, y desarrollo una serie de peliculas de gran exito, incluyendo la iconica Toy Story. Sin embargo, cuando Lawrence Levy se unio a Pixar en 1995, era una compania de software que apenas se mantenia a flote. Trabajando en estrecha colaboracion con Steve, Lawrence establecio cambios audaces, reorganizo las operaciones comerciales, lidero la salida a bolsa de la compania y fue pieza fundamental en su venta por 7.400 millones de dolares a The Walt Disney Company en 2006. Durante el proceso, Lawrence y Steve forjaron una profunda y duradera amistad. Este libro revela ademas un lado de Steve Jobs muy diferente al hombre dominador de la leyenda: un individuo curioso y reflexivo que preferia llegar a resoluciones mutuas sobre las decisiones empresariales y que, aunque inicialmente impopular entre sus empleados, se convertiria en el motor del talento creativo sin precedentes de Pixar.
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Los confines del silencio de C. L. Taylor
https://gigalibros.com/los-confines-del-silencio.htmlSusan Jackson es una mujer satisfecha: tiene una familia que la hace feliz, un marido con una solida carrera politica, una casa hermosa. Pero cuando su hija Charlotte, que acaba de cumplir quince anos, entra en coma tras un extrano accidente, toda su felicidad se rompe en pedazos, especialmente cuando descubre que el accidente no fue tal. Susan, desesperada, hara lo posible para comprender el acto de Charlotte. Para ello, revisa sus diarios en busca de algun indicio, un rastro que la ayude a entender lo que su hija estaba viviendo. Pero lo que se encuentra, en lugar de tranquilizarla, la inquieta. <
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Santiago Abascal. Espana vertebrada de Fernando Sanchez Drago
https://gigalibros.com/santiago-abascal-espana-vertebrada.html -
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
https://gigalibros.com/el-verano-en-que-mi-madre-tuvo-los-ojos-verdes.htmlAquella manana en que la odiaba mas que nunca, mi madre cumplio treinta y nueve anos. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre mas inutil que haya existido jamas. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habria matado con medio pensamiento. Junto a mi, silenciosos y asustados, desfilaban los padres. Un triste hatajo de perlas falsas y corbatas baratas, venido a recoger a sus hijos defectuosos, escondidos de los ojos de la gente. Al menos ellos se habian tomado la molestia de subir. A mi madre yo le importaba un pimiento, al igual que el hecho de que hubiera conseguido terminar unos estudios. Deje que sufriera casi una hora; observe que al principio se mostraba irritada, caminaba arriba y abajo a lo largo de la valla, luego se quedo inmovil, a punto de echarse a llorar, como alguien con quien se hubiera cometido una injusticia. Tampoco entonces baje. Pegue la cara al cristal y permaneci asi, contemplandola, hasta que salieron todos los chicos: incluso Mars, con su silla de ruedas, incluso los huerfanos, a los que tras la puerta esperaban las drogas y los hospicios. Jim, mi mejor amigo, me saludo con la mano y grito que no me suicidara en verano. Estaba con sus padres, que lo habrian vendido por sus organos en un abrir y cerrar de ojos si no les hubieran importado los comentarios de la gente. La madre de Jim, guapa y nacarada, lanzo una larga carcajada con la barbilla levantada y el pelo arreglado en tres capas. Rieron tambien nuestra tutora psicotica y el profe de Matematicas, y la directora... La unica persona normal de la escuela. De hecho, nos echamos a reir todos, porque habia sido un chiste muy bueno. No era necesario fingir cuando estabamos solo nosotros. Ademas, el ultimo dia de clase los profesores se habrian reido de cualquier cosa con tal de vernos marchar. Si no para siempre, si al menos para el verano; entretanto, la mitad de ellos intentaria encontrar otro trabajo. Algunos lo conseguian y se les perdia la pista. Otros, sin embargo, menos afortunados, se veian obligados a regresar cada otono con los mismos alumnos diabolicos a los que detestaban y temian. Despegue la cara de la ventana como una pegatina desgastada. Era, por fin, libre, pero mi futuro tenia algo de la solemnidad de un cementerio engalanado. Empece a descender lentamente las escaleras. En el segundo piso, junto al despacho de la psiquiatra, me detuve y garrapatee con las llaves, en la pared, <
>. Si me hubiera visto alguien, le habria dicho que era mi agradecimiento por todos aquellos anos de terapia. Pero los pasillos estaban desiertos, como despues de un terremoto. En nuestra escuela no aguantaban ni las infecciones. En la planta baja, como una mierda de perro, estaba Kalo --mi segundo mejor amigo--, que fumaba un cigarrillo a la espera de una tia lejana que tenia que llevarselo a su casa una semana. La madre de Kalo se habia ido a Espana para dar masajes a un oligarca ruso --esta era su version, por supuesto--. Salvo Kalo, todos sabian a que se dedicaba su madre, pero se lo callaban porque era un chaval majo. Y lo era. Retrasado, pero majo. Le pregunte si sabia que iba a hacer despues de estar con su tia y antes de que nos fueramos a Amsterdam, pero me dijo que no iba a hacer nada. Como todos nosotros, por otra parte. Las nonadas no iban a hacer nada. Durante los anos que pase en esa escuela, no escuche a ningun companero presumir de unas vacaciones, como si, ademas de estar locos, fueramos tambien unos leprosos. Ya teniamos suficiente con que nos dejaran pasar los veranos sin correa ni bozal. ?Para que ibamos a gastar en unas vacaciones? Senti asco de Kalo, de Jim, de mi mismo. Eramos unos despojos humanos --polipos y quistes, y encima extirpados--, pero teniamos las pretensiones de unos rinones y un corazon. Siempre me ha gustado la anatomia. Me viene, seguramente, de mi madre, que tendria que haber sido profesora de Biologia, pero se quedo en vendedora de rosquillas. De mi padre no tengo nada. Me quede con el y fumamos juntos un cigarrillo porque vi que estaba triste y que esquivaba mi mirada; luego me acorde de su hermana mayor, casada en Irlanda con un granjero. Le pregunte por que no pasaba con ella una semana en lugar de con la vieja. Kalo me respondio como a un idiota: la pasaria, claro que la pasaria, le habia enviado ya una limusina, porque su hermana se moria de ganas de cuidar de ese < > durante todo el verano. Cuando me despedi, le solte un capirotazo y le dije que nos veriamos dentro de dos semanas en la estacion y que no se gastara todo el dinero. Kalo respondio simplemente que alli estaria. En cuanto me vio, mi madre empezo a gritar que me diera prisa, que no habia pagado el aparcamiento. Encendi otro cigarrillo y subi al coche fumando. < >, la oi hablando sola. Abri la ventanilla y lance un escupitajo hacia la puerta. La escuela empezo a menguar a nuestras espaldas junto con los siete anos que habia perdido alli a lo tonto, como en un juego de azar. No habia cambiado nada. Mika seguia muerta, y yo todavia queria pegar a la gente. 2 Ademas de sus otros defectos, mi madre estaba siempre deslumbrantemente blanca, como si antes de acostarse se quitara la piel y la dejara toda la noche en una banera llena de nata. Su piel no tenia arrugas ni lunares. No tenia olor, ni vello ni otras senales corrientes. A veces me preguntaba si no seria un trozo de masa resucitada. Bajo los sobacos de mi madre nacian dos pechos como dos balones de rugby, orientados en direcciones distintas y, en la cabeza, un cabello de muneca que llevaba siempre trenzado en forma de cola de sirena. Su cola de sirena me volvia loco; sin embargo, era el tema de conversacion favorito de los chicos de la escuela. < >, le decian todos y se meaban de risa cuando venia a buscarme para llevarme a casa. Mi padre la llamaba < >. La nueva mujer de mi padre, < >. 1 Y solo yo estaba obligado a llamarla < >. Hasta el dia de hoy, cuando soy casi tan viejo como ella aquel verano, no he conocido nunca a una mujer peor vestida. Ni siquiera aquellos dos anos en que, justo despues del accidente, vivi junto a una fabrica procesadora de pescado en el norte de Francia. Imaginad a mas de cien mujeres feas que se visten cada dia para matar cangrejos, gambas, langostinos y otras porquerias. Mi madre se vestia aun peor. Era aun mas fea. Tenia unos pantalones, unas blusas y una ropa interior mas horribles que toda la fabrica, las empleadas y los crustaceos de mierda juntos. De haber podido, la habria cambiado en dos segundos por cualquier otra madre del mundo. Incluso por una borracha, incluso por una que me zurrara todos los dias. Las borracheras y las palizas las habria soportado yo solo, mientras que su fealdad y su cola de sirena estaban a la vista de cualquiera. Las veian mis companeros, las veian los profesores y la gente del barrio. Lo peor, sin embargo, era que las veia Jude. Algunas tardes, cuando volvia a casa despues de clase --yo sin decir ni pio en todo el camino y ella diciendo tonterias sin parar--, no la podia soportar. Me daban ganas de meterla en la lavadora y poner en marcha el programa de escaldar sabanas. Encerrarla en el congelador y sacarla hecha migas. Irradiarla. En aquellos momentos, cuando tenia en la cabeza las caras de mis companeros deformadas por la risa y a Jude languida, degustando sus chistes guarros, queria que mi madre estuviera muerta. Sabia que todos se reian de mi. Que los chicos escupian cuando yo pasaba a su lado, que Jude me despreciaba. Que era un don nadie y que tendria mucho mas sentido que me ahogara o que me ahorcara de una puta vez, o que me pegara un tiro, o cualquier otra cosa. Porque cualquier otra cosa seria mejor que lo que yo era: el producto asqueroso de una piel blanca. 3 En la contribucion de mi padre no queria siquiera pensar. La idea de mi padre me hacia vomitar. Mi padre habia huido de mi madre, la abandono por una polaca con un piercing en la lengua. Se habia divorciado porque, si la hubiera matado --eso es lo que habria preferido el y lo mas rapido--, habria acabado en la carcel. Mi padre tambien me habria matado a mi si no hubiera estado seguro de que me moriria enseguida. El divorcio fue rapido y salio ganando el. Pero mi madre, como la tonta que era, pensaba que habia ganado ella. Durante una semana telefoneo a su unica amiga vendedora y le conto como habia reventado a aquel imbecil y como lo habia desgraciado porque yo me quedaba con ella. Solo la abuela lo comprendio, pero no le dijo ni pio a mi madre. < > No quiero ni pensar en la alegria de mi padre al escuchar la sentencia del juez. Creo que se cago de felicidad. Librarte al mismo tiempo de dos seres por cuya muerte habrias pagado era demasiada suerte incluso para el conductor de un trailer. Ese aspecto tenia mi madre aquella manana en que cumplio treinta y nueve anos. Yo la habria tirado a la chatarra y habria empezado por el pelo. Solo una cosa desentonaba en toda esta historia: los ojos. Mi madre tenia unos ojos verdes tan bonitos que parecia un desproposito malgastarlos en un rostro fermentado como el suyo. 4 Los ojos de mi madre eran un desproposito. -
Septiembre del 94 de Lola Kabuki
https://gigalibros.com/septiembre-del-94.htmlSi piensas que ya lo has leido todo y que nada puede sorprenderte, debes leer “Septiembre del 94”. Es un interesante y visual ejercicio literario, ejecutado como si fuera un puzle, que puede ser entendido a diferentes niveles, y en el que todas las piezas terminan encajando.?Que pueden tener en comun, un adolescente rebelde que siempre lo ha tenido todo, un suicida vocacional, una chica bipolar que no se ha enamorado nunca, una millonaria indigente, un fan de Dumbo, un bikini plateado, y un aprendiz de asesino? ?Nada?La historia transcurre al mismo tiempo en diferentes ciudades.
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En el futuro de Martin Rees
https://gigalibros.com/en-el-futuro.htmlLa humanidad ha alcanzado una situacion critica. El mundo que conocemos cambia a gran velocidad; durante el proximo siglo nos enfrentaremos a riesgos existenciales que acarrearan varias consecuencias, unas buenas, y otras, malas. Nuestro futuro dependera de como nos planteemos ahora los actos del manana; los avances en campos como la Biotecnologia, la Cibertecnologia, la Robotica y la Inteligencia artificial, si se usan con sabiduria, pueden ayudarnos a superar obstaculos como el cambio climatico o la perspectiva de una guerra nuclear. Rees nos recuerda que no hay <
> para nuestro planeta: no disponemos de alternativas a la Tierra si no cuidamos de ella. -
Mujeres en las Sombras de Aina Castillo
https://gigalibros.com/mujeres-en-las-sombras.htmlAdolescente en el Bosque: Sumisa Virgen Secuestrada y Esclavizada por el Amo Dominante
18 anos. Virgen. Sola el bosque.
Y el. -
Crimen perfecto de Brenda Novak
https://gigalibros.com/crimen-perfecto.htmlEsos tipos que mataban a sus esposas no tenian la menor idea de como hacer las cosas bien, de como liquidarlas y salir despues de rositas. Malcolm Turner fruncio el ceno disgustado mientras aparecian los creditos que senalaban el final de un programa basado en crimenes reales que acababa de ver en la television. El de aquel dia habia tratado el caso de un enfermero que habia asesinado a su esposa, una mujer rubia y respondona. Por lo que a Malcolm concernia, se merecia la muerte, porque se habia comportado como una autentica perra. ?Pero que clase de estupido hablaba con nadie de cloruro de succinilcolina justo antes de utilizarlo para poner fin a una vida? --Que estupidez --musito Malcolm. Miro de nuevo a su esposa, que dormia a su lado. Cuando el matara a su mujer y a su hijastro, nadie se haria ni una sola pregunta. Creerian exactamente lo que queria que creyeran, porque el sabia lo que se hacia. No podia ser de otra manera. Al fin y al cabo, llevaba quince anos trabajando como policia. Capitulo 1 Mary tenia muy buen aspecto. Mejor que cuando estaba en el instituto. Habian aumentado sus curvas, su rostro mostraba una nueva sofisticacion y parecian ocultarse muchas cosas tras su sonrisa. Pero se mostraba recelosa. El divorcio le habia pasado factura. Y estaba completamente entregada a sus dos hijos. Malcolm, que estaba parcialmente oculto tras un alamo, cambio de postura y se agacho al oir el ruido de un motor. A juzgar por el volumen de la musica de lo que parecia ser un potente automovil, el conductor del coche que se acercaba debia de ser un adolescente tan ensimismado y despistado como todos los de su edad. Pero aun asi, no queria que le viera mirando por la ventana de Mary. El coche, con los bajos atronando a traves de los altavoces, paso sin reducir la velocidad. El sonido de la musica y del motor se fueron desvaneciendo y el vecindario volvio a quedar envuelto en el silencio de la noche. Aquella era la hora en la que a Malcolm le gustaba contemplar a Mary. Pero a veces, si pensaba que habria vuelto ya del trabajo, tambien se acercaba de dia. Desde que se habia quedado sin trabajo le resultaba dificil llenar las veinticuatro horas del dia. Su nueva vida no se parecia en absoluto a lo que habia imaginado cuando habia comenzado a planificarla. Echaba de menos a sus viejos conocidos, se moria de ganas de ponerse en contacto con alguno de ellos, pero todos le daban por muerto y el preferia que asi fuera. A lo mejor esa era la razon por la que, al cabo de tantos anos, se habia decidido a localizar a su primer amor y le habia seguido hasta California. De otro modo, no tendria ningun sentido aquel impulso de reencontrarse con el pasado. Veinte anos atras, se habia alejado de su lado sin preocuparse si quiera. Se habia casado dos veces, se habia divorciado una y… No queria pensar en lo que le habia hecho a su segunda esposa. No se arrepentia de haberla matado, ni de haber matado a su hijastro. Se lo merecian. Pero desde que se habia jugado la mayor parte del dinero del seguro que se habia llevado de Jersey, se veia obligado a vivir en casas miserables que alquilaba en areas rurales, en las que el olor a estiercol era tan fuerte que a veces se sentia como si estuviera rodeado de excrementos de animales. Era dificil conseguir algo mejor cuando solo tenia acceso a trabajos en companias de seguros de segunda categoria por los que le pagaban poco mas que el salario minimo. Maldijo en silencio al recordar su ultimo empleo. No le molestaba tanto lo exiguo del salario como la falta de respeto. Despues de haber sido un autentico policia, no lo soportaba. Rebusco en la bolsa que llevaba siempre con el y se sento cerca de la ventana para poder disfrutar de una mejor vista de Mary mientras esta consultaba su ordenador. Probablemente esperaba tener noticias suyas. Diciendo ser alguien a quien Mary una vez habia conocido brevemente, se habia puesto en contacto con ella a traves de la web en la que Mary publicitaba sus joyas y habia conseguido mantener una relacion con ella. Pero aquella noche no le bastaba con esconderse tras un alias y un ordenador. Estaba aburrido, inquieto. Despues de pasar unos cuantos minutos frente al ordenador, Mary se levanto y comenzo a apagar las luces de la casa. Tenia dos hijos en edad escolar y trabajaba como enfermera, de modo que sus horarios eran extraordinariamente predecibles. Malcolm sabia que de alli iria al dormitorio, bajaria las persianas y el espectaculo habria terminado. A no ser que no se molestara en bajar las persianas. Durante los meses que llevaba observandola, solo se habia olvidado de bajar las persianas en una ocasion, pero eso le hacia albergar esperanzas. Se dirigio a escondidas hacia el otro lado de la casa, se agacho detras de un seto y espero a que entrara en el dormitorio. La vio llegar, encender la television, apartar la ropa que antes habia doblado y sentarse en una butaca. Despues se acerco a la ventana. Estaban a solo unos centimetros de distancia, tan cerca, de hecho, que podia apreciar que se le habia corrido la mascara de ojos, lo que queria decir que se los habia estado frotando. Y entonces bajo las persianas. Mierda. Malcolm se agacho todavia mas. ?Que podia hacer? ?Deberia dirigirse al casino y esperar alli durante unas horas? No. Necesitaba algo mas visceral, mas emocionante. Algo que le recordara el poder del que en otro tiempo habia disfrutado. Jugo con la idea de meterse en la casa, explorar las habitaciones vacias, acariciar los objetos de Mary y robarle una prenda de ropa interior. Quiza incluso de observarla mientras dormia. La tentacion de hacer algo asi era mas fuerte cada dia. Pensaba mucho en ello. Pero temia que pudiera descubrirle y arruinar de esa forma la posibilidad de mantener una verdadera relacion cuando reuniera el valor suficiente como para revelar su autentica identidad. Habia ido demasiado lejos como para echar todo a perder por culpa de su impaciencia. Tenia que marcharse. Pero es no significaba que tuviera que renunciar a la noche. Al pensar en la sirena que conservaba en la furgoneta mejoro su humor. Hacerse pasar por policia no le iba a llevar a la cama de Mary, pero le proporcionaria la adrenalina que tanto ansiaba… y quiza tambien algunos favores sexuales. Tres semanas despues… Jane Burke era capaz de reconocer una oportunidad cuando la veia. Desde que habia empezado a trabajar en El Ultimo Reducto, habia estado esperando que se presentara algun caso que le permitiera demostrar su valia. Y estaba segura de que ese caso acababa de cruzar la puerta de la organizacion.
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El camino de Miguel Delibes
https://gigalibros.com/el-camino.htmlLAS cosas podian haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron asi. Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus once anos, lamentaba el curso de los acontecimientos, aunque lo acatara como una realidad inevitable y fatal. Despues de todo, que su padre aspirara a hacer de el algo mas que un quesero era un hecho que honraba a su padre. Pero por lo que a el afectaba... Su padre entendia que esto era progresar; Daniel, el Mochuelo, no lo sabia exactamente. El que el estudiase el Bachillerato en la ciudad podia ser, a la larga, efectivamente, un progreso. Ramon, el hijo del boticario, estudiaba ya para abogado en la ciudad, y cuando les visitaba, durante las vacaciones, venia empingorotado como un pavo real y les miraba a todos por encima del hombro; incluso al salir de misa los domingos y fiestas de guardar, se permitia corregir las palabras que don Jose, el cura, que era un gran santo, pronunciara desde el pulpito. Si esto era progresar, el marcharse a la ciudad a iniciar el Bachillerato, constituia, sin duda, la base de este progreso. Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullian muchas dudas en la cabeza a este respecto. El creia saber cuanto puede saber un hombre. Leia de corrido, escribia para entenderse y conocia y sabia aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas mas cabian en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, segun decian, de siete anos y, despues, los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos anos, por lo menos. ?Podria existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce anos de esfuerzo, tres mas de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo --pensaba el Mochuelo-- y, a fin de cuentas, habra quien, al cabo de catorce anos de estudio, no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boniga de un cagajon. La vida era asi de rara, absurda y caprichosa. El caso era trabajar y afanarse en las cosas inutiles o poco practicas. Daniel, el Mochuelo, se revolvio en el lecho y los muelles de su camastro de hierro chirriaron desagradablemente. Que el recordase, era esta la primera vez que no se dormia tan pronto caia en la cama. Pero esta noche tenia muchas cosas en que pensar. Manana, tal vez, no fuese ya tiempo. Por la manana, a las nueve en punto, tomaria el rapido ascendente y se despediria del pueblo hasta las Navidades. Tres meses encerrado en un colegio. A Daniel, el Mochuelo, le parecio que le faltaba aire y respiro con ansia dos o tres veces. Presintio la escena de la partida y penso que no sabria contener las lagrimas, por mas que su amigo Roque, el Monigo, le dijese que un hombre bien hombre no debe llorar aunque se le muera el padre. Y el Monigo tampoco era cualquier cosa, aunque contase dos anos mas que el y aun no hubiera empezado el Bachillerato. Ni lo empezaria nunca, tampoco. Paco, el herrero, no aspiraba a que su hijo progresase; se conformaba con que fuera herrero como el y tuviese suficiente habilidad para someter el hierro a su capricho. !Ese si que era un oficio bonito! Y para ser herrero no hacia falta estudiar catorce anos, ni trece, ni doce, ni diez, ni nueve, ni ninguno. Y se podia ser un hombre membrudo y gigantesco, como lo era el padre del Monigo. Daniel, el Mochuelo, no se cansaba nunca de ver a Paco, el herrero, dominando el hierro en la fragua. Le embelesaban aquellos antebrazos gruesos como troncos de arboles, cubiertos de un vello espeso y rojizo, erizados de musculos y de nervios. Seguramente Paco, el herrero, levantaria la comoda de su habitacion con uno solo de sus imponentes brazos y sin resentirse. Y de su torax, ?que? Con frecuencia el herrero trabajaba en camiseta y su pecho herculeo subia y bajaba, al respirar, como si fuera el de un elefante herido. Esto era un hombre. Y no Ramon, el hijo del boticario, emperejilado y tieso y palido como una muchacha morbida y presumida. Si esto era progreso, el, decididamente, no queria progresar. Por su parte, se conformaba con tener una pareja de vacas, una pequena queseria y el insignificante huerto de la trasera de su casa. No pedia mas. Los dias laborables fabricaria quesos, como su padre, y los domingos se entretendria con la escopeta, o se iria al rio a pescar truchas o a echar una partida al corro de bolos. La idea de la marcha desazonaba a Daniel, el Mochuelo. Por la grieta del suelo se filtraba la luz de la planta baja y el haz luminoso se posaba en el techo con una fijeza obsesiva. Habrian de pasar tres meses sin ver aquel hilo fosforescente y sin oir los movimientos quedos de su madre en las faenas domesticas; o los grunidos asperos y secos de su padre, siempre malhumorado; o sin respirar aquella atmosfera densa, que se adentraba ahora por la ventana abierta, hecha de aromas de heno recien segado y de resecas bonigas. Dios mio, !que largos eran tres meses! Pudo haberse rebelado contra la idea de la marcha, pero ahora era ya tarde. Su madre lloriqueaba unas horas antes al hacer, junto a el, el inventario de sus ropas. --Mira, Danielin, hijo, estas son las sabanas tuyas. Van marcadas con tus iniciales. Y estas tus camisetas. Y estos tus calzoncillos. Y tus calcetines. Todo va marcado con tus letras. En el colegio sereis muchos chicos y de otro modo es posible que se extraviaran. Daniel, el Mochuelo, notaba en la garganta un volumen inusitado, como si se tratara de un cuerpo extrano. Su madre se paso el enves de la mano por la punta de la nariz remangada y sorbio una moquita. <
>, penso el Mochuelo. Y sintio unos sinceros y apremiantes deseos de llorar. La madre prosiguio: --Cuidate y cuida la ropa, hijo. Bien sabes lo que a tu padre le ha costado todo esto. Somos pobres. Pero tu padre quiere que seas algo en la vida. No quiere que trabajes y padezcas como el. Tu --le miro un momento como enajenada-- puedes ser algo grande, algo muy grande en la vida, Danielin; tu padre y yo hemos querido que por nosotros no quede. Volvio a sorber la moquita y quedo en silencio. El Mochuelo se repitio: < >, y movio convulsivamente la cabeza. No acertaba a comprender como podria llegar a ser algo muy grande en la vida. Y se esforzaba, tesoneramente, en comprenderlo. Para el, algo muy grande era Paco, el herrero, con su torax inabarcable, con sus espaldas macizas y su pelo hispido y rojo; con su aspecto salvaje y duro de dios primitivo. Y algo grande era tambien su padre, que tres veranos atras abatio un milano de dos metros de envergadura... Pero su madre no se referia a esta clase de grandeza cuando le hablaba. Quiza su madre deseaba una grandeza al estilo de la de don Moises, el maestro, o tal vez como la de don Ramon, el boticario, a quien hacia unos meses habian hecho alcalde. Seguramente a algo de esto aspiraban sus padres para el. Mas, a Daniel, el Mochuelo, no le fascinaban estas grandezas. En todo caso, preferia no ser grande, ni progresar. Dio vuelta en el lecho y se coloco boca abajo, tratando de amortiguar la sensacion de ansiedad que desde hacia un rato le mordia en el estomago. Asi se hallaba mejor; dominaba, en cierto modo, su desazon. De todas formas, boca arriba o boca abajo, resultaba inevitable que a las nueve de la manana tomase el rapido para la ciudad. Y adios todo, entonces. Si es caso... Pero ya era tarde, hacia muchos anos que su padre acariciaba aquel proyecto y el no podia arriesgarse a destruirlo todo en un momento, de un caprichoso papirotazo. Lo que su padre no logro haber sido, queria ahora serlo en el. Cuestion de capricho. Los mayores tenian, a veces, caprichos mas tozudos y absurdos que los de los ninos. Ocurria que a Daniel, el Mochuelo, le habia agradado, meses atras, la idea de cambiar de vida. Y sin embargo, ahora, esta idea le atormentaba. Hacia casi seis anos que conocio las aspiraciones de su padre respecto a el. Don Jose, el cura, que era un gran santo, decia, a menudo, que era un pecado sorprender las conversaciones de los demas. No obstante, Daniel, el Mochuelo, escuchaba con frecuencia las conversaciones de sus padres en la planta baja, durante la noche, cuando el se acostaba. Por la grieta del entarimado divisaba el hogar, la mesa de pino, las banquetas, el entremijo y todos los utiles de la queseria. Daniel, el Mochuelo, agazapado contra el suelo, espiaba las conversaciones desde alli. Era en el una costumbre. Con el murmullo de las conversaciones, ascendia del piso bajo el agrio olor de la cuajada y las esterillas sucias. Le placia aquel olor a leche fermentada, punzante y casi humano. Su padre se recostaba en el entremijo aquella noche, mientras su madre recogia los restos de la cena. Hacia ya casi seis anos que Daniel, el Mochuelo, sorprendiera esta escena, pero estaba tan solidamente vinculada a su vida que la recordaba ahora con todos los pormenores. --No, el chico sera otra cosa. No lo dudes --decia su padre--. No pasara la vida amarrado a este banco como un esclavo. Bueno, como un esclavo y como yo. Y, al decir esto, solto una palabrota y golpeo en el entremijo con el puno crispado. Aparentaba estar enfadado con alguien, aunque Daniel, el Mochuelo, no acertaba a discernir con quien. Entonces Daniel no sabia que los hombres se enfurecen a veces con la vida y contra un orden de cosas que consideran irritante y desigual. A Daniel, el Mochuelo, le gustaba ver airado a su padre porque sus ojos echaban chiribitas y los musculos del rostro se le endurecian y, entonces, detentaba una cierta similitud con Paco, el herrero. --Pero no podemos separarnos de el --dijo la madre--. Es nuestro unico hijo. Si siquiera tuvieramos una nina. Pero mi vientre esta seco, tu lo sabes. No podremos tener una hija ya. Don Ricardo dijo, la ultima vez, que he quedado esteril despues del aborto. Su padre juro otra vez, entre dientes. Luego, sin moverse de su postura, anadio: --Dejalo; eso ya no tiene remedio. No escarbes en las cosas que ya no tienen remedio. La madre gimoteo, mientras recogia en un bote oxidado las migas de pan abandonadas encima de la mesa. Aun insistio debilmente: --A lo mejor el chico no vale para estudiar. Todo esto es prematuro. Y un chico en la ciudad es muy costoso. Eso puede hacerlo Ramon, el boticario, o el senor juez. Nosotros no podemos hacerlo. No tenemos dinero. Su padre empezo a dar vueltas nerviosas a una adobadera entre las manos. Daniel, el Mochuelo, comprendio que su padre se dominaba para no exacerbar el dolor de su mujer. Al cabo de un rato anadio: --Eso quedalo de mi cuenta. En cuanto a si el chico vale o no vale para estudiar depende de si tiene cuartos o si no los tiene. Tu me comprendes. Se puso en pie y con el gancho de la lumbre desparramo las ascuas que aun relucian en el hogar. Su madre se habia sentado, con las bastas manos desmayadas en el regazo. Repentinamente se sentia extenuada y nula, absurdamente vacua e indefensa. El padre se dirigia de nuevo a ella: --Es cosa decidida. No me hagas hablar mas de esto. En cuanto el chico cumpla once anos marchara a la ciudad a empezar el grado. La madre suspiro, rendida. No dijo nada. Daniel, el Mochuelo, se acosto y se durmio haciendo conjeturas sobre lo que querria decir su madre, con aquello de que tenia el vientre seco y que se habia quedado esteril despues del aborto. -
Solo un beso para encontrarte (Besos 3) – Olivia Kiss de Olivia Kiss
https://gigalibros.com/solo-un-beso-para-encontrarte-besos-3-8211-olivia-kiss.htmlCuando Hollie Stinger era una nina, tuvo que soportar las burlas constantes de sus companeros de clase porque era timida, ademas de llevar gafas y aparato. Logan Quinn era uno de los cabecillas del grupo que siempre se metia con ella y, por desgracia, ha decidido volver a Sound River, el pequeno pueblo donde ambos crecieron.
Logan, el chico malo por excelencia, esta de vuelta. Y una de las ultimas cosas que esperaba al pisar de nuevo aquel lugar era descubrir que, durante su ausencia, Hollie habia dejado de ser un patito feo para convertirse en un cisne. Broma del destino o no, sus caminos parecen cruzarse. ?Conseguira Logan conquistar el corazon de Hollie? ?Puede ella fiarse de el.?
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Sonreir jugando al poker de R. Freire
https://gigalibros.com/sonreir-jugando-al-poker.htmlLas dos tenian claro que su encuentro estaba destinado a ser un romance fugaz y sin importancia: vivian en ciudades distintas, tenian edades diferentes y ataduras sentimentales imposibles de olvidar. Si se trataba solo de sexo sin compromiso, ?que las llevaba a mantener el contacto desde la distancia, a concertar siempre una ultima cita donde ninguna se atrevia jamas a decir adios? ?Puede el miedo a confesar la verdad arruinar nuestra vida para siempre?
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Juegos prohibidos 3, Emma M. Green de Emma M. Green
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En lo mas oscuro de mi de O. M. Courtly
https://gigalibros.com/en-lo-mas-oscuro-de-mi.htmlDespertar y encontrar que tu mundo ha cambiado; la vida que conocias ha dejado de existir.
?Que serias capaz de hacer para reponer la realidad? Por lograr lo que tanto suenas y no herir a nadie en el trayecto.
Deberas sacar lo mas oscuro de ti.
Un misterio por resolver, un secreto por revelar, una mision que cumplir. -
La noche que no paro de llover de Laura Castanon
https://gigalibros.com/la-noche-que-no-paro-de-llover.htmlValeria Santaclara necesita reunir la fuerza necesaria para abrir un sobre cerrado que esta en su poder desde hace anos y en cuyo exterior alguien ha escrito <
>. Para ello, y no por casualidad, acude a la consulta de la psicologa Laia Vallverdu, quien a traves de las sesiones de terapia la ayudara a recomponer el puzle de su existencia desde la infancia acomodada en el Gijon burgues de finales de los anos 20, la relacion conflictiva con su hermana, las circunstancias historicas de un tiempo convulso, y la culpa que vive en el fondo de su ser y cuya naturaleza ultima no es capaz de confesarse. -
La esposa inocente de Amy Lloyd
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Memorias de un amor de Ruby Martinez
https://gigalibros.com/memorias-de-un-amor.htmlAmar es la decision mas hermosa que una persona puede tomar en su vida.
Sentirse amado es la sensacion mas extraordinaria que se puede experimentar.
Pero ?que pasa cuando no eres correspondido? ?Que pasa cuando la chispa se apaga y tienes que verte obligado a terminar lo construido, y desgraciadamente se dicen adios de la manera jamas pensada?
Este libro alberga 15 historias en las que, de manera delicada, se narra esa batalla interna entre el corazon y la razon, la cual provoca estragos muy amargos pero que son necesarios, ya que gracias a ellos nace una nueva oportunidad para amar.
Muchas veces es mejor soltar que sostener. -
Te deseo para mi (Rosa blanca 6) de Laura A. Lopez
https://gigalibros.com/te-deseo-para-mi-rosa-blanca-6.htmlLlega la sexta entrega de la serie de romance historico <
> de Laura A. Lopez con la historia de Lucy y Dylan. -
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Donde habita el olvido, Lorena Franco de Lorena Franco
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Una manana, de camino al trabajo, siente que alguien la sigue y la observa desde la lejania. Dias antes habia visto al misterioso hombre desde la ventana, siempre mirando hacia ella. Vigilandola. Mas adelante, recibe la inesperada llamada de un hombre que dice ser el abogado de Tom y su familia y de cuya existencia, Amy no sabia nada. Le informa que es la propietaria de una casa solitaria en un acantilado de la bahia de Dingle (Irlanda), que Tom construyo especialmente para ella. Amy decide ir y enfrentarse a los demonios que la acechan; los propios y los ajenos. Lo que no podria imaginar jamas, es que el pequeno y pacifico pueblo irlandes se convierte en una autentica pesadilla, cuando se inician unos macabros asesinatos que le recuerdan demasiado a un traumatico pasado del que no puede huir.
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Clavicula de Marta Sanz
https://gigalibros.com/clavicula.htmlDurante un vuelo, a Marta Sanz le duele algo que antes nunca le habia dolido. Un mal oscuro o un flato. A partir de ese instante crece el comico malestar que desencadena Clavicula: <
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Orquideas para Sara de Mencia Yano
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El emblema del traidor – Juan Gomez de Juan Gomez Jurado
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Soy una mama divorciada, alocada y de nuevo enamorada de Megan Maxwell
https://gigalibros.com/soy-una-mama-divorciada-alocada-y-de-nuevo-enamorada.htmlHe retomado mi vida.
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Pajaros de la lluvia de Clarissa Goenawan
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Regresar a ti de Kristel Ralston
https://gigalibros.com/regresar-a-ti.htmlChristine McAllister, la bella hija de un afamado productor y de una diva de la television, siempre se habia sentido rechazada por sus padres, tan preocupados en mantener sus exitosas carreras. Esto empeoro cuando el padre de Christine decidio acoger en su mansion a Adam Stamos, un ladronzuelo barriobajero de Nueva York, para darle una oportunidad... por el contrario, a una Christine adolescente no le quedo mas remedio que acatar la decision de su padre y viajar a Suiza para continuar sus estudios en un internado.
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Catedrales de Claudia Pineiro
https://gigalibros.com/catedrales.htmlUna adolescente aparece quemada y descuartizada en un descampado. Treinta anos despues, el crimen sigue sin aclararse y su familia y entorno se han desmoronado.
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Sunshine de Robin Mckinley
https://gigalibros.com/sunshine.htmlRae, a la que todos llaman Sunshine, sabia que estaba cometiendo una imprudencia, pero necesitaba aislarse un rato para desconectar, y la cabana familiar del lago le parecio un buen refugio. Pero entonces los vampiros la encontraron. Y ahora, encadenada y prisionera en una mansion en ruinas, sola salvo por el hambriento vampiro encadenado junto a ella, tendra que valerse de habilidades que desconocia poseer si es que quiere sobrevivir. Sorprendentemente, su companero de cautiverio no resultara ser lo que ella esperaba de un vampiro, y pronto descubrira que no solo ella necesita su ayuda, tambien el depende de ella para salvar su vida.
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Manana lo dejo, Gilles Legardinier de Gilles Legardinier
https://gigalibros.com/manana-lo-dejo-gilles-legardinier.html<>
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Prometo no enamorarme de Mile Bluett
https://gigalibros.com/prometo-no-enamorarme.htmlUn amor inesperado y nada tradicional sorprendera a Marcela y le hara vivir unos dias maravillosos y llenos de pasion. Pero esto no durara para siempre…