• La envidia de los mediocres de Roberto Martinez Guzman

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    El dia de Nochebuena de 2019 la senora Alicia casi no abandono la cocina en ningun momento de la tarde. Primero sazono un majestuoso capon de Vilalba, luego troceo un par de lomos de bacalao ya desalados y, por ultimo, lavo con esmero una docena y media de vieiras. Cuando tuvo todo listo, respiro hondo e hizo un repaso mental del momento exacto en que debia poner a cocinar cada plato. A las siete meteria el capon en el horno, a las ocho, el bacalao y, un poco mas tarde y en cuanto este estuviese en su punto, le tocaria el turno a las vieiras. Justo en orden inverso a como serviria el menu en la mesa sobre las nueve de la noche. Segura de no haberse olvidado de nada, se acerco, con su andar torpe y las manos temblorosas, hasta la despensa para tomar los ingredientes que necesitaba para cocinar las distintas guarniciones. Todavia estaba troceando un buen taco de jamon cuando el senor Sabino entro en la cocina, encendio el televisor y se sento en un banco a descansar. Regresaba de acomodar a los dos cerdos y siete gallinas que la pareja mantenia en los establos. Se quito la gorra que cubria de un modo casi perenne su cabeza y miro con orgullo a la mujer con la que habia compartido los ultimos sesenta anos de su vida. Mientras tomaba un poco de aliento, se dio cuenta de que hacia mucho tiempo que no la habia visto tan ilusionada. Con voz carinosa, le dijo que iba a ducharse y que, en cuanto acabase, prepararia la mesa y cortaria los turrones para el postre. Ella le respondio con una simple pero acogedora sonrisa. Poco mas tarde, llegarian su hijo y su nuera desde Vigo y los cuatro se sentarian a la mesa. Durante la cena, hablarian sobre las novedades del pueblo, les preguntarian si habia nieve en el camino y, un ano mas y de manera recurrente, animarian a la pareja para que les hiciesen abuelos, aunque la realidad era que ya habian perdido toda esperanza de que eso pasase. Una vez que hubiesen brindado con cava y con la noche casi agotada, el senor Sabino insistiria, sin exito, en que se quedasen a almorzar al dia siguiente, mientras la senora Alicia se iria a dar los ultimos retoques a la habitacion de invitados. Justo en ese momento, la anoranza por la proxima Nochebuena los invadiria de nuevo. Sin embargo, ese dia nunca llegaria para ellos. Apenas unos pocos meses despues, los dos estarian muertos. Capitulo 1 Tomas me habia llamado la noche anterior y recuerdo que la conversacion fue menos distendida que de costumbre. Aunque no deje de intentarlo todo el rato, el no entro en ninguna de mis bromas y, despues de interesarse por como me encontraba, se limito a preguntarme si podia ir a visitarle a la manana siguiente a su despacho. Por supuesto, le dije que si, pero en cuanto colgue el telefono me di cuenta de que aquella era la primera vez en mucho tiempo que el parecia necesitar algo de mi y no era yo quien reclamaba de manera desesperada unos minutos de su tiempo para que me sacase de algun embrollo judicial. Supongo que el hecho de que un amigo necesite algo de ti nunca puede considerarse una buena noticia, pero reconozco que en aquel momento me hizo cierta ilusion. Aquella noche me acoste temprano y, al dia siguiente, a primera hora de la manana del martes, 11 de junio de 2019, cogi mi viejo Toyota y me dirigi sin perder tiempo a su despacho. Deje el coche en el aparcamiento subterraneo del final de la Gran Via viguesa, ascendi por la calle unos metros a buen paso y me presente delante de Clara, su secretaria, con mi mejor sonrisa. --Te esta esperando --dijo nada mas verme, a la vez que me senalaba la puerta del despacho. Como solia ser costumbre en ella, tambien amenazo con dejar caer alguna indirecta sobre mi situacion sentimental con una leve sonrisa en la boca, pero mi decision a la hora de entrar en el despacho de Tomas no le dio opcion a hacerlo. --Clara me ha dicho que pase --dije, a modo de saludo en cuanto abri la puerta. --Si, sientate. Cuando lo hice, Tomas bajo la mirada un segundo y luego la subio de nuevo, de manera perezosa y con semblante serio, como si no quisiera afrontar aquella conversacion. O para ser mas exactos, como si le costase desvelar el tema por el que me habia llamado. --Veras, la semana pasada enterramos a mi madre --dijo. Yo me quede inmovil y sin saber muy bien que decir. No solo porque no me esperaba la noticia, sino porque sentia verdadero afecto por los padres de Tomas. --Dios, es increible --acerte a decir pasados unos segundos, sacudiendo la cabeza--. ?No hace poco que murio tu padre? --Si, hace un par de meses, de un ataque al corazon. --Hombre, pues lo siento mucho. Lamento no haber ido a su funeral y tambien lamento no haberme enterado de su muerte. Ya sabes que nunca me paro a leer las esquelas del periodico, ni se me ha dado bien dar pesames. Soy un desastre para estas cosas. --No te preocupes. Pense en llamarte, pero al final decidi que no tenia sentido. Tu nunca has sido religioso y yo tampoco tenia ningun interes en sumar gente al funeral solo por aparentar. Podia entender el razonamiento. En Galicia hay una ley no escrita que dice que, cuando un familiar directo del difunto te llama para informarte del fallecimiento, adquieres la implicita obligacion de asistir a el. Y Tomas nunca habia sido de ese tipo de personas. --Es dificil de entender --continuo Tomas--. Se les veia muy bien, pero de un ano y medio a esta parte, habian sufrido un bajon enorme. Mi padre parecia cansado a todas horas, habian dejado de trabajar las fincas y en pocos meses paso de ser una persona activa a un anciano al que todo le costaba un esfuerzo enorme. Y mi madre, no se si estaba preocupada por el o que, pero tampoco parecia ser la misma. Luego, poco despues de la semana santa, se lo encontro muerto en la finca y creo que nunca llego a superarlo. Sandra y yo la intentamos convencer para que se viniese a vivir con nosotros, pero resulto imposible. No quiso dejar la casa, ni deshacerse de los animales que habian conservado cuando dejaron las fincas. Ya ves, un punado de gallinas y un par de cerdos. Pero por mucho que insistimos, no conseguimos que se separase de ellos. Salia todos los dias por la manana temprano para darles de comer y limpiarlos, como si los necesitase para subsistir. Me imagino que le recordaban a mi padre, o que necesitaba tener algo que hacer para sentirse util. --Bueno, tus padres eran mayores. No se, creo que las personas que son activas intentan no parar nunca, pero acaba por llegar un dia en el que se sienten mayores. Y ese dia marca un punto de decadencia, mas acusada cuanto mas tarde se produzca. Quiza fue lo que les ocurrio a ellos. --Es posible, pero te confieso que no esperaba que su decadencia fuese asi de rapida. --?Como murio tu madre? --Se tropezo, o se resbalo en las escaleras, y se desnuco. Al menos, eso fue lo que me dijo la Guardia Civil. Sostienen que se cayo por ellas y se golpeo la cabeza con el final de la balaustrada. Estuvo tirada en el patio tres o cuatro dias. Con el sol y demas, cuando la encontraron, el cuerpo ya presentaba los primeros signos de descomposicion. --Vaya, lo siento, eso nunca es agradable de escuchar. --No te preocupes. --?Quien la encontro? --Spielberg. --?Spielberg? --Si. Spielberg. Hacia tiempo que no me acordaba de el. En nuestra adolescencia y cuando Tomas y yo estabamos en las categorias inferiores del Celta, algunas vacaciones de verano las pase con el en Fonsagrada. Las recuerdo con especial carino. En la salvaje y heterogenea pandilla que habiamos formado, podria decirse que a Spielberg le reservamos el papel de mascota. Era primo hermano de Tomas, hijo de una hermana menor de su padre, y se prestaba a ello como ninguno. Por entonces, era el mas pequeno de nosotros y tenia cuatro o cinco anos menos que yo, por lo que en la actualidad estaria en los treinta y ocho o treinta y nueve anos. Todos hemos conocido a un Spielberg durante nuestra juventud, ese nino pequeno, con la cara llena de granos e introvertido, incapaz de encajar en algun grupo. No le gustaba a nadie, pero no tanto como para llegar a odiarlo, por lo que lo asumiamos como una especie de molestia con la que cargar. Quiza por eso construyo una especie de fachada hacia el exterior consistente en un vestuario extravagante y una pose de intelectual de andar por casa, a la vez que proclamaba a los cuatro vientos que iba a dedicar su vida al septimo arte. Decia que algun dia seria un director famoso y por eso llevaba siempre consigo una antigua y rudimentaria camara con la que grabar cualquier instante interesante, aunque casi siempre escogia los momentos mas inoportunos para nosotros. Tal era su obsesion que acabamos por llamarle Spielberg, toda vez que por aquella epoca y despues de haber ganado un Oscar por E. T. , el bueno de Steven Spielberg hizo un nuevo intento con El ultimo emperador. En esa ocasion se habia quedado sin estatuilla, pero como en las dos habia un nino protagonista, en la pandilla sosteniamos que los responsables de la Academia debian de estar planeando crear un premio al mejor nino y, una vez instaurado, el se lo llevaria ano tras ano. La broma se arraigo en nosotros durante todo el verano y, cuando quisimos darnos cuenta, habiamos metido a nuestro molesto companero en ella para preguntarle su opinion por la decision o mandarle a descubrir un nuevo nino prodigio cuando nos cansaba mucho. Como era primo de Tomas, no podiamos excluirlo de nuestro grupo y sobrellevabamos la carga de la mejor manera posible. El verdadero nombre de Spielberg era Norberto, asi que el apodo le vino como caido del cielo y, de hecho, creo que el fue el mas feliz por el cambio. --?Por que la encontro Spielberg? --le pregunte a Tomas. --Pues porque estaba viviendo con mis padres desde hacia un par de anos. Mis tios viven en Madrid y a el no le gustan las grandes ciudades, dice que le agobian las prisas y el trafico intenso. Ademas, creo que ellos pensaban que necesitaba un cambio de aires, porque Spielberg no dejaba de matricularse en todos los cursos de cine que encontraba. Hizo uno en Lugo y despues incluso se marcho a Bilbao a estudiar otro y, cuando acabo, ya no quiso volver a Madrid. Dijo que preferia quedarse con mis padres y su madre tuvo que hablar con mi padre para que lo acogiese. Se suponia que solo seria una temporada, pero al final se instalo alli y ya no regreso a casa mas que en navidades. --?Y en el pueblo no se aburre? --Eso es lo que podria pensarse, pero lo cierto es que da la sensacion de que incluso le gusta. Aun sigue en la casa y ahora no se que hace, pero hasta que murio mi madre, se levantaba por las mananas temprano, desayunaba con ella y luego se iba a dar una vuelta por los alrededores con la camara. Otras veces cogia el coche y se marchaba unos dias a Lugo. Creo que a mis padres les gustaba su compania, aunque no sabria decir si era porque les caia bien o solo porque hacia que se sintiesen menos solos. Se llevo el dorso de la mano a la barbilla y se lo rasco en la barba. --Cuando murio mi madre --dijo luego--, Spielberg se habia ido al principio de semana a Lugo para arreglar unos asuntos. Al volver el sabado por la manana, se encontro con el cadaver tirado en medio del patio. La Guardia Civil me dijo que les parecia que la muerte habia sido instantanea, pero hay que esperar a ver que dice el informe del forense.

  • La suerte de los idiotas de Roberto Martinez Guzman

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    Lastrado por una ultima mision policial en Madrid que no acabo de la mejor manera, el policia Lucas Acevedo regresa a Galicia para poner en orden su cabeza. Cuando cree que lo ha conseguido, una noche conoce a una mujer que le hara plantearse la solitaria existencia que ha llevado hasta entonces. Sin embargo, pronto se complican sus planes. Mucha gente comienza a morir en su entorno y, en el momento en que se da cuenta de que el tambien esta en el punto de mira, tendra que librar una batalla de la que no conseguira salir indemne.