• Arder de Marcia Cotlan

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    Ella deseaba experimentar el placer. El le descubrio el amor.

  • Las cartas del exterminador de Joseph Renauld Bendana

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    Imagina el thriller que te espera con tan solo leer la primera pagina.

  • Dulces caricias (Pretty 2) de M. Leighton

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    --!Que pasada! Este lugar es impresionante --dice Sig Locke cuando los guio a nuestra fiesta privada atravesando las puertas del Exotique, uno de los elitistas clubs de baile que poseo. --?Estas segura de que quieres hacerlo? --Hemi, mi hermano pequeno, esta hablando con su novia, Sloane. Ella sonrie. --Cielo, esto es para Sig. Quiero que su primer viaje a Chicago sea inolvidable. Ya te lo he dicho. Ademas --le dice, inclinandose para morderle la barbilla--, quiza yo pueda aprender algunos movimientos. La sonrisa de Hemi es lenta, pero yo se lo que esta pensando. Ya esta imaginandola bailando en una pole dance, realizando un numerito privado solo para el. --!Oh, Dios! --interviene Sig al tiempo que se tapa los oidos con las manos--. !No quiero escuchar nada de eso! Me rio y sacudo la cabeza, deteniendome para mirar a mi alrededor. Siempre siento una mezcla de orgullo y excitacion cuando entro en uno de mis clubs. He levantado un imperio de clubs de baile elegantes, unos locales elitistas que se extienden por Estados Unidos y otros paises. Y aunque no suelo visitar ninguno mas de dos veces al ano, entrar en cualquiera de ellos es todo un impacto. Todo sigue exactamente igual que cuando estuve aqui hace trece meses. Los suelos de marmol negro relucen, la barra de cromo brilla bajo las suaves luces del techo y todas las hermosas camareras estan vestidas con esmoquines sin mangas que muestran un poco de escote y se detienen a mitad del muslo. Con clase. Sexys. Mias. Se que podria acercarme a cualquiera y salir de alli con ella en menos de diez minutos. Ni siquiera tendria que decir quien soy. Este es solo uno de los muchos dones que poseo. No estoy siendo arrogante al respecto, son hechos. Tengo algo que ellas quieren. Y ellas, algo que quiero yo. Por lo menos para una noche. Pero ahora no es momento para eso. Esta noche he venido por Hemi, mi hermano pequeno. Les dije a el y a su novia, Sloane, que podian navegar conmigo a Hawaii en uno de mis yates de lujo. Una vez alli, disfrutaran de las vacaciones de dos semanas que he organizado para ellos. Que los haya acompanado uno de los hermanos de Sloane ha sido toda una sorpresa, pero... que mas da. Esto es lo menos que podia hacer por Hemi, ya que fue el quien encontro y puso a disposicion judicial al policia corrupto cuyas acciones llevaron a la muerte a nuestro hermano pequeno, Ollie. --Vamos --les digo--. Por aqui. Cuando Hemi me explico que queria venir aqui esta noche, llame y ordene al gerente que preparara una de las zonas VIP para nosotros. Se encuentra situada a la izquierda del escenario, lo suficientemente cerca como para oler el perfume de las bailarinas. Si la inocente novia de mi hermanito quiere aprender algunos movimientos, tendra el mejor asiento de la casa. Segun avanzamos, reconozco a algunas de las chicas. Me sorprende que sigan aqui. No recuerdo sus nombres, pero si alguna caracteristica de cada una de ellas. La rubia es una gritona. A la pelirroja le gusta que sea brusco. La otra rubia es agobiante. Al ver su mirada clavada en mi mientras camino, recuerdo todas las cosas desagradables que me dijo cuando por fin se dio cuenta de que lo que decia iba en serio. <>. Se entero de la forma mas dificil. Una vez que nos sentamos, una morena de agradable aspecto con piernas kilometricas y tetas casi debajo de la barbilla viene a apuntar lo que queremos. La sonrisa que me brinda es... interesada. Sepa o no quien soy, apuesto mil dolares a que podria conseguir que se colara en el cuarto de bano conmigo. Echariamos uno rapido y ardiente. Un poco salvaje. Pero con la compania con la que estoy esta noche, no me planteo hacer nada parecido. <>, pienso mientras valoro su figura quirurgicamente mejorada una vez mas. --Lo siento, ?como has dicho que te llamas? ?O debo llamarte <>? --bromeo con ella, guinandole un ojo. No me sorprende la reaccion que obtengo. Se inclina hacia mi. --Me llamo Pandora --susurra con voz ronca, mostrandome una vista de sus atributos--, pero puedes llamarme como quieras, hasta <>. Arqueo una ceja al tiempo que sonrio de medio lado. --?Que tal si comenzamos con una ronda de chupitos? De tequila Patron. Pago yo. Abre una cuenta y ve anotando lo que tomemos. Sus ojos brillan. Se siente atraida por mi, lo percibo. He visto esa misma mirada muchas veces. --?Su nombre, senor? --pregunta ella antes de mostrar la lengua para humedecerse aquellos carnosos labios. --Reese Spencer. Amplia los ojos de forma casi imperceptible. Casi. Sabe quien soy. No es facil descubrir que soy el dueno del club, pero se corre la voz de vez en cuando. Y los rumores deben de haber llegado a ella. --Si, senor. Ahora vuelvo con los chupitos. Asiento con la cabeza, mostrandole mi agradecimiento, y concentro la atencion en el escenario cuando la luz se atenua y el proyector se enciende. La musica cambia de registro y todos los ojos se clavan en la hermosa rubia platino que camina por la pista en forma de T que conduce desde la parte trasera, donde estan los vestuarios, al escenario. Miro con silencioso entusiasmo. Me gusta mirar a las bailarinas y me alegra que el club este funcionando bien y que todo este en orden, pero mas que nada quiero que se acabe la noche para poder descansar antes de manana. Tengo que asistir a un funeral. Bebo mientras mi hermano bromea con su novia. Me gustaria encontrar un amor asi de comodo y envidiable si pensara en mantener ese tipo de relacion. Pero como no quiero, apenas les presto atencion. Miro mas alla de ellos, pasando de sus efusivas demostraciones publicas de afecto para concentrarme en el hermano de Sloane, Sig. Parece un buen tipo, y esta disfrutando del club. --!Dios! Esa chica tiene que traer aqui ese culo y sentarse en mi regazo --dice cuando sale al escenario otra rubia con curvas mas pronunciadas. Se rie y grita antes de tomar otro trago de su whisky Southern Comfort con Sprite. Me pilla mirandolo y grita todavia mas fuerte al tiempo que me da un golpe jugueton en el brazo. --!Bebe, hombre! Necesito que alguien se emborrache conmigo. Estar en un club como este con mi hermana esta afectandome mas de lo que debiera. --Se rie un poco mas de algo que considero justificado. --Creo que lo estas haciendo bien tu solo --comento, fijandome en que casi pierde el equilibrio y se cae de la silla. Estoy pensando como excusarme cuando la musica cambia de registro una vez mas y me detiene. Los insinuantes acordes de Madonna cantando Justify my love me parecen una interesante aunque extrana eleccion para un baile, y hacen que vuelva a mirar a la plataforma. Aparece una joven en el lado izquierdo del escenario. Camina lentamente por la pista, haciendo que la sigan todos los ojos. Utiliza una camisa masculina y una corbata..., nada mas. Sus piernas son larguisimas con los tacones de aguja que lleva puestos, largas y perfectamente torneadas. Son las piernas de una bailarina. Fuertes, atractivas..., pecaminosas. Cada paso que da es un movimiento sexy y sensual, un contoneo lento y deliberado. Me siento mas erguido en la silla. De golpe he pasado de estar ligeramente interesado a sumamente intrigado, y no se por que. He visto bailar a cientos de chicas. Pero nunca he visto a esta, y es ella la que posee algo que atrae toda mi atencion. A medida que se acerca, me doy cuenta de que su espeso pelo castano esta cubierto por un sombrero asentado en un angulo arrogante en su cabeza. Tiene un brillante baston negro en la mano. Se detiene cuando llega al centro del escenario, blandiendo el baston una vez antes de apoyarlo delante de su cuerpo. Con un movimiento calculado, tensa las piernas y se inclina hacia delante, mostrando la longitud de sus muslos y las curvas de su culo perfecto. Antes de que me de tiempo a estudiarla entera, se endereza y hace girar el baston por encima de su cabeza sosteniendo un extremo con cada mano. Arquea la espalda, haciendo que suban las que parecen unas tetas deliciosas. Entonces, todavia moviendose lentamente, baja el eje hasta la parte delantera de su cuerpo. Cada accion es suave, calmada. Cada movimiento, sexy y fluido, con el cuerpo fusionado a la perfeccion con la musica. Echo un vistazo a su cara. Por debajo de la sombra del ala del sombrero, solo puedo ver su boca. Pero, !joder!, menuda boca. Sus labios aparecen pintados de un rojo brillante y son, seguramente, los mas exuberantes que haya visto nunca. Entran en la categoria que siempre he llamado <>: sensuales y perfectos para deslizarse por mi glande. Despues de haber venido casi obligado, sin esperanza alguna de divertirme, me veo sorprendido por el espasmo que da mi pene cuando la veo cogerse el labio inferior entre los dientes y morderlo. Pero asi es. Tengo que contener el gemido que se forma en mi pecho cuando ella se deja caer de rodillas y aleja el baston de su cuerpo como si estuviera haciendo una flexion de brazos mientras se desliza boca abajo sobre su estomago. Despues de algunos movimientos, suelta el eje de madera y se echa atras sobre la espalda para comenzar a girar las caderas, como un gato a punto de estirarse. Casi puedo escuchar su ronroneo. Con las piernas sobre el escenario, desliza las manos desde la parte superior de los muslos hasta el estomago, tirando del dobladillo de la camisa lo suficiente como para insinuar burlonamente lo que lleva puesto debajo antes de pasar a los pechos y la garganta. Sus agiles dedos agarran la corbata y la arrastran muy despacio por su cuello. Con decision, retuerce las manos y enrolla la seda alrededor de sus munecas. Durante unos segundos, es como si estuvieramos ella y yo. A solas en la habitacion. Sin nada entre nosotros, salvo la musica. Y esa condenada corbata. En mi mente parpadean con claridad imagenes en las que la ato con aquel trozo de tela roja, lo que me hace palpitar detras de la cremallera. Sube una pierna hacia arriba con languidez, mientras deja la otra tendida en el escenario. Se estira y agarra el tobillo, rozando la rodilla con sus manos atadas. Sus muslos estan perfectamente separados para revelar unas bragas negras de saten. Cuando las veo, lo unico en lo que puedo pensar es en arrodillarme entre sus piernas y besar la tela sedosa. La veo fruncir los labios para depositar un casto beso en su rodilla. Me siento cautivado. Pero cuando vislumbro un breve instante su lengua, siento como si pudiera hacer un agujero en la mesa con mi ereccion. Esa joven posee algo inexplicablemente sexy. Es como si no supiera que estamos alli, como si estuviera perdida en su mente. Y, Dios, !como me gustaria formar parte de lo que esta imaginando! Siento una mano en el brazo, interrumpiendo mi concentracion. Me siento irritado por la intrusion. Intento zafarme sin molestarme en girarme hasta que escucho una voz. Es la de mi hermano. Y esta decidido a llamar mi atencion. Lo miro finalmente sin tratar de ocultar mi agitacion. --?Que? --?Puedes llevarnos a casa? Sloane no se encuentra bien. Quiza sea por algo que ha comido antes. --Me lanza una mirada significativa. Me lleva un segundo desconectar por completo de la chica que me tenia tan absorto, pero lo consigo de mala gana. Recuerdo que Sloane no ha bebido el tequila... y por que. Hemi me conto que estaba embarazada, aunque todavia no se lo han comunicado a su familia, por lo que me pidio que no dijera nada. --Oh..., vale --respondo con algo de brusquedad--. Si, puedo llevaros. Reacio a irme sin mas, miro de nuevo hacia la parte delantera de la sala a tiempo para ver a la bailarina, ahora de nuevo de rodillas, quitandose el sombrero. Cae una melena de sedosos rizos castanos. Solo logro atisbar un breve destello de su cara antes de que el cabello se arremoline para ocultar su rostro. Pero aun asi veo unos ojos verdes, que se ensanchan cuando se encuentran con los mios. Al instante me transporto en el tiempo. Anos y anos atras. A la suave hierba de un claro en el bosque. Y a la suave piel de la chica que tengo debajo. Recuerdo esos ojos. Esa boca. Me acuerdo de una version un poco menos provocativa y madura de ese cuerpo femenino. De lo que senti al tocarla, al abrazarla. De como se reia, de como sabia, de como termino todo. Y no puedo olvidar. <>. Es Kennedy

  • Chicas de papel y de fuego de Natasha Ngan

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    Cada ano, eligen a ocho chicas hermosas que serviran al rey como Chicas de Papel. Es el mas alto honor al que pueden aspirar. y a la vez, el mas degradante. Este ano hay una novena chica.
    Y en lugar de papel, esta hecha de fuego.
    Lei pertenece a la casta de papel, la clase mas baja de Ikhara. A pesar de eso, un rumor sobre sus ojos dorados ha despertado la curiosidad del rey; por eso, la apartan de su hogar y la llevan al opulento palacio, una prision dorada, y su vida queda sometida a los caprichos del Rey Demonio.
    Mientras suena con escapar, Lei comete lo impensable: se enamora.

  • Mi querida Espana de Luis Del Val

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    El periodista y escritor Luis del Val hace un recorrido costumbrista de Espana con las peculiaridades, usos y practicas de sus habitantes [?]a veces contradictorias, a veces exageradas[?], que caracteriza la personalidad de nuestro pais.

  • Como disparar a tu corazon (Estrellas del basket 2) de Lola Cooper

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    Si hay algo que realmente le asquea a Scott Truman, el todopoderoso dueno de los Ottawa Owls, es el juego sucio. Por eso, cuando Philippa Bouchard, sargento de la Policia Montada de Canada, le ofrece colaborar en su investigacion para desmantelar la red de apuestas ilegales y amano de partidos de la mafia rusa que opera en algunos clubs de la liga nacional de baloncesto, no duda en aceptar. con una condicion. Una condicion que tiene que ver con la atractiva e inteligente policia.

  • Sumisa de tres minotauros (Sumisas 4), Saray Gil Diaz de Saray Gil Diaz

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    Krystal trabajaba para Malik como empleada de hogar, entraba y salia de la mansion cuando queria, mientras que no le molestara demasiado a el no le importaba, hasta que llegaron los senores minotauros, tres imbeciles que llenan la casa de preservativos y le ponen un horario absurdo lleno de exigencias. Pero lo malo llega cuando incumple las normas del mundo de los cambiantes, junto a una amiga se adentra en uno de los locales secretos donde ellos tres la encontraran y arrastraran hacia un mundo de placer, pero alguien los vigila y quieren arrebatarsela.

  • Al mas fuerte de Robert Fabbri

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    Babilonia, 323 a. C.

  • El corazon va por libre de Lorraine Murray

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    Dos personas que recelan de las historias de verano y que se han prometido asi mismas no adentrarse en una. Pero que desconocen lo caprichoso que puede llegar a ser el destino que los ha situado el uno frente al otro. ?Quien dara ese pequeno empujon que puede cambiar sus vidas?
    Mar se ha marchado a Ibiza a ganar dinero para sus estudios en Glasgow. Alex es el dueno del apartamento donde ella se aloja. Se han visto en varias ocasiones pero ninguna ha tenido nada que ver con aquella manana en la que Alex abre la puerta de su propio apartamento para encontrarse a Mar envuelta en una toalla de bano.
    ?Que pasa por la cabeza de ambos para que de manera casual comiencen algo que se le puede ir de las manos? Y es que por mucho que se digan que los sentimientos no entraran en juego… ?Que haran cuando termine el verano ambos tengan que regresar a sus respectivas vidas en dos paises diferentes? Sin embargo, alguien tiene otros planes de los que los dos son ajenos. Porque por mucho que ambos se empenen en asegurar que lo suyo ha sido un buen recuerdo del verano en Ibiza, en su interior ambos saben la verdad.

  • Si tan solo fuera sexo de Myriam Ojeda

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    Cuando amas desesperadamente, solo el ocupa tus pensamientos. Vives y respiras por aquel que da vida a tus dias. El misterioso y carismatico Klaus Grass, es el hombre que trastoca todos sus sentidos, transportandola a un mundo que nunca penso llegar a conocer.

  • Elena y su mundo en blanco y negro de Laura Nuno

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    Me flipa mucho mi mundo en blanco y negro. Me hace sentir comoda y tenerlo todo bajo control.
    Claro, que eso fue antes de que Clara tuviera una cita muy desafortunada y fuera yo quien pagara las consecuencias, porque su cita era un loco. O eso, o estaba muy necesitado de sexo y a falta de la guapa se lanzase a por la amiga fea, o sea, yo.
    Pues lo llevaba claro, porque la fea tenia dignidad y un orgullo que rozaba la cabezoneria.
    Por desgracia, el resulto ser mas cabezon que yo y se empeno en mostrarme su mundo en color.
    Pero, a ver, ?quien se creia que un tipo como el iba a preferirme a mi antes que a Clarita?
    Y en el hipotetico caso de que consiguiese convencerme, ?como haria para atravesar mi telarana de recelos?
    Y, mas hipoteticamente aun, de derribar mis muros, ?que paleta usaria para darle color a mi mundo?
    Pues oye, que el muchacho erre que erre. Tan contagioso era su entusiasmo, tanto aposto por nosotros, que casi me convencio.
    Casi.
    Como diria Clarita, habia demasiadas incognitas en esta ecuacion; muchos recelos por mi parte y demasiados secretos por la suya. Con este panorama, ?que probabilidades teniamos de ganar? ?Eh, eh?

  • El coleccionista de pesadillas de A. Vega

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    Odiaba su trabajo. Lo reconocia. Pero no le quedaba otro remedio que acudir cada noche a la morgue. Miro el cielo estrellado una ultima vez antes de comenzar su turno. Entro en el frio edificio pegado al hospital publico. Sus pisadas resonaron en el silencio del lugar. Las luces parpadeaban sobre el proyectando sombras que cualquier otro les resultaria aterradoras. Para el no eran mas que sombras. Estornudo ante el intenso olor a productos quimicos, nunca se acostumbraria a ese olor. Aseptico, a limpieza compulsiva, como si fuera posible eliminar el olor a muerte. Estuvo a punto de reir pero se contuvo. La muerte no se podia eliminar, tampoco enmascarar, ni ignorar, o maquillar. La muerte era el ultimo vagon del viaje en el que todos los seres vivos de la Tierra tenian un billete en preferente. Fue directo a la sala seis. Abrio la puerta de metal e ingreso en la amplia habitacion. Paseo la mirada y comprobo que habia seis camillas extendidas, todas vacias menos una. Ahi estaba. No iba a perder tiempo. Odiaba su trabajo, el olor a lejia y otros productos quimicos que no era capaz de identificar, la frialdad de aquel lugar. Se acerco hasta la camilla observando al ocupante. Era un nino, no podia decir que edad tenia pero no eran mas de diez anos. Era mas que evidente el motivo de su muerte. El gran agujero en la cara no dejaba dudas acerca de como y por que murio. Se coloco frente a el, observandolo con atencion, imaginando durante unos segundos como seria su vida. Le llegaron a la mente miles de imagenes intercalandose unas con otras, algunas eran recuerdos propios otras no tenia ni idea de donde llegaban pero todas la mostraban la ilusion de la vida, el sentimiento de invulnerabilidad, la sensacion de que tenia toda una vida por delante y ni siquiera sabia que era la muerte. Los ninos y las ninas eran todos iguales. Fragiles, fuertes, llenos de esperanza, de magia, de suenos, de pesadillas, de ilusiones, de... Escucho un crujido. Se tenso. Miro a su alrededor. Volvio a oir el mismo crujido. Era como un rasguno en la piedra, como el crepitar de la madera en el fuego. Muy debil, pero se escucho con claridad. --A... Contuvo el aliento. Juraria que... --Ayuda. Si, habia oido una voz. Debil, un susurro desgarrador. Suspiro con pesar y volvio a mirar al cuerpo tendido en la camilla. La herida le desfiguro el rostro, era un boquete que le revento parte de la frente, la nariz y los ojos. Tan joven... --Ayuda. Miro a su alrededor comprobando que estaba solo. ?Ya habia dicho que odiaba su trabajo? Cada noche era igual y, por desgracia, cada ano que pasaba era mas la carga de trabajo que le tocaba cubrir. La morgue siempre estaba llena y esa noche podia considerarse afortunado al ver que solo habia un cuerpo en las camillas. --Ayuda. Dio un respingo saliendo de sus pensamientos. No podia perder el tiempo. Habia llegado la hora. Se acerco otro paso hasta el nino, llegando a rozar el frio metal con sus dedos. --Ayuda. Lo volvio a escuchar, una y otra vez, como una cancion salvaje y desesperada que queria llegar a todas partes y a ninguna. Se agacho hasta quedar a la altura de la cara del infante. Abrio su boca y aspiro. --Ayuda. Ese lamento desesperado se acallo en el momento en que succiono el alma del nino. Sabia amarga, como los sentimientos de miedo y dolor que le inundaron segundos antes de fallecer. Tuvo que apoyarse contra la camilla al visualizar los ultimos minutos de vida de su objetivo. Risas, bromas. Lo vio jugando con sus hermanos mayores. Un reto. Carcajadas. Burlas. ?A que no te atreves? La decision que cambiaria para siempre su destino. Abrio el armario donde su padre guardaba las escopetas de caza. Salieron al patio. Todo ocurrio muy rapido. El disparo no dolio pero al cabo de unos segundos todo su mundo se redujo a un terror abrasador que lo asfixio. ?O era su sangre? No podia ver, las palabras se atoraron en su garganta. Solo podia oir los gritos de sus hermanos, los de su madre... Y lo ultimo que le paso por la cabeza antes de que la oscuridad lo engullera por completo alejandolo del dolor y el miedo fue: ?A que no te atreves? El recuerdo se apago, como cuando decides detener la pelicula que estabas viendo. Durante unos segundos el miedo del nino fue suyo y estuvo a punto de gritar. Siempre era igual. Era su maldicion. Poder sentir a traves de los ultimos recuerdos de sus objetivos. Cuando todo paso se movio hacia la puerta. Ya habia acabado su trabajo. Sus pasos volvieron a resonar en el silencio del lugar. Fue directo hacia la salida. Cuando estaba a punto de abandonar la morgue escucho un sonido que lo sobresalto. Se giro hacia la derecha. El ascensor se abrio y vio a una humana. Esta miro hacia donde el estaba. Se puso nervioso esperando a ver que hacia ella. Queria... queria... Ella continuo su camino, pasando a traves de el en direccion a la salida. El suspiro desilusionado y comenzo a reir. Queria que lo viera pero si eso sucedia, significaba que ella estaba a punto de fallecer. El no era mas que una sombra, un viento helado que sentian los humanos cuando pasaba cerca de ellos, un crujido en la noche, un siseo, un... --?Quien eres? ?Que haces aqui? Abrio los ojos y no podia creer lo que estaba pasando. La humana se habia girado, con la mano en las barras de la puerta. Lo estaba mirando fijamente. !Lo veia! No supo que responder. Siglos esperando que le sucediera algo parecido y no supo que decir. --!Voy a llamar a Seguridad! Comenzo a caminar acercandose a ella. Con cada paso la humana elevaba el tono de su voz, lo amenazaba, se veia que le tenia miedo, podia escuchar los alterados latidos de su corazon. Estaba a punto de alcanzarla. ?Podria tocarla? ?Rozar su suave piel? ?Notar el calor de su vida antes de que se apagara para siempre, antes de que no fuera mas que una voz a la que salvar en la noche? Extendio el brazo y cuando estaba a punto de tocarla el suelo se abrio y lo engullo, cayendo al vacio. Los gritos de la mujer lo acompanaron mientras descendia al mundo de la muerte. Rompio a reir mientras caia, abriendo los brazos y disfrutando de esa sensacion de libertad absoluta. No importaba. Seguro que pronto veria de nuevo a esa mujer. Succionaria su alma. La transportaria al mundo de los muertos donde se enfrentaria a su destino final. No sabia que habia mas alla de esa oscuridad que era su mundo. Le tenian prohibido ir mas alla. El estaba condenado a vagar entre el luminoso mundo de los vivos y de los muertos, recolectando almas. Con cada alma le quitaban peso a su condena. Ya perdio la cuenta de cuanta condena le quedaba realmente. ?Importaba? No recordaba su vida como humano pese a los pocos flashes de su pasado que aparecian en su mente. No tenia claro si eran suyos realmente o fruto de todos los recuerdos que absorbio al cabo de los anos. ?De verdad fue humano antes de convertirse en uno de los muchos mensajeros de la muerte? No le importaba. Su vida era acudir cada noche a la morgue y transportar el alma o las almas que alli encontrara. En el momento en que llego al final del tunel, vomito el alma, un proceso que le producia dolor. Lo agradecia. Ya no sentia nada, solo podia percibir emociones a traves de su trabajo. Pudo ver el alma del nino. Ojos azules. Tenia los ojos azules, penso, mientras le senalaba una luz que se veia a lo lejos.

  • Mientras Mi Cielo Se Derrumba de Matias Zitterkopf

    https://gigalibros.com/mientras-mi-cielo-se-derrumba.html

    Primera entrega de la trilogia <> de Matias Zitterkopf.

  • Buscando al amor perfecto (En busca de… 2) de Jennifer Probst

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    Segunda entrega de la nueva serie de la autora superventas de <>.

  • Los herederos de Wulf Dorn

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    Laura Schrader despierta rodeada de sirenas de ambulancia completamente perturbada y herida. Esta embarazada, y acaba de sufrir un accidente cuando circulaba por una carretera montanosa entre la niebla y la lluvia. En el maletero del coche, la policia descubre el cadaver de una nina con evidentes signos de violencia y ninguna pista coherente.

  • Secbra (Desterrados 1) de Beca Aberdeen

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    Ash ha vivido toda su vida rodeada de ordenadores en el espacio, y a sus dieciseis anos es capaz de arreglar cualquier maquina y hasta de inventar sus propios programas.
    Cuando la invitan a formar parte de la academia de informaticos situada en la maravillosa Noe, acepta seducida por la idea de vivir en un lugar parecido a la Tierra, el cual nunca ha conocido.

  • Entre Fantasias de Fanny Ramirez

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    Hay veces que vivimos de suenos, de fantasias. Dejarte llevar por la imaginacion es de lo mas excitante. Te doy cada uno de los ingredientes para convertirte en el protagonista. Que puedas sentir el cosquilleo de mis palabras. Intensidad, deseo, pasion… Entre fantasias se hace el amor. ?Aceptas el reto?

  • Escuadron Gamma de Blas Ruiz Grau

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    Esta es la historia de Leo, un nino normal con una vida normal. Su vida es como la tuya, va al colegio, le gusta jugar con sus amigos y le encantan las historias de super heroes. Es un nino como tu hasta que... un dia, descubre que el tambien es un super heroe y tiene una mision: salvar al mundo. Junto a sus nuevos amigos Lucas, Gabi, Julia, Carolina y Daniela lucharan contra el mal. Son: el ESCUADRON GAMMA.

  • Perdiendo el miedo (Los hermanos Fuller 1) de Kate Dawson

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    Olivia lleva diez anos completamente entregada a sus hijas y a su marido. Se sienta en el mismo banco del parque en el que las mellizas juegan y se dice que eso es la felicidad. Vive en una bonita casa situada en un bonito barrio de un apacible pueblo del Estado de Nueva York. Y de repente, un dia cualquiera, su mundo salta en pedazos.
    Lo primero que tiene que hacer, en sus nuevas circunstancias, es buscar trabajo y para ello contacta con el editor de la revista en la que era correctora. Acto seguido se apuntara al gimnasio, aunque no tardara en darse cuenta de que eso no es para ella y que necesita otro modo de ponerse en forma.

  • Mona de Pola Oloixarac

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    Novela de ideas y suspenso, un thriller literario donde la clave del crimen esta escondida en el cuerpo de una escritora que compite por un premio.

  • Flores y mentiras de Monica Benitez

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    Camino hacia la comisaria con el corazon en un puno y los nervios a flor de piel. Es mi primer dia como policia, jamas pense que lo lograria, pero aqui estoy. No puedo decir que sea la primera de mi promocion ni la segunda, pero, aunque sea un poco tarde, a mis treinta y dos anos lo he logrado con mucho esfuerzo y pienso entregarme en cuerpo y alma. Cruzo la calle, el dia ha amanecido gris y las primeras gotas de una lluvia que amenaza con quedarse todo el dia empiezan a caer. Como siempre, no he cogido el paraguas. Llego al otro lado de la calle, cinco minutos mas y cruzare esa puerta que tanto tiempo llevo ansiando, y entonces lo veo, frente a mi, caminando a paso rapido unos metros por delante, vestido con un chandal tan gris como el dia y la capucha puesta. Nada anormal, un chico como cualquier otro, solo que este, da un fuerte tiron al bolso de una senora cuando pasa por su lado y se lo arranca del brazo. La senora cae al suelo de forma estrepitosa a la misma vez que el joven echa a correr. No dudo ni un instante, y como movida por un resorte salgo corriendo detras de el. Mientras intento que mis pulmones no estallen por el esfuerzo me pregunto que cojones estoy haciendo. Deberia haberme parado a socorrer a la senora y dejarme de gilipolleces de heroina, nadie me ha pedido nada, hasta dentro de quince minutos no estare oficialmente de servicio ni tendre que presentarme ante la que sera mi superior, la inspectora Blanco. No puedo haber tenido mas suerte, novata y me destinan directamente al grupo de homicidios, eso si, solo a ayudar a los inspectores en lo que me pidan. Sigo corriendo como no recuerdo haberlo hecho nunca, el chico es agil y rapido como una gacela. Sortea coches como si llevase haciendolo toda la vida mientras que yo ya he tropezado dos veces, he resbalado tres y me he rasgado la chaqueta en una esquina. --!Policia! !Parate, cabron! --grito mas por rabia que por la esperanza de que lo haga. Se que el chico no se detendra. Tuerce en una esquina, el es rapido, pero yo soy terca como una mula y a pesar de sentirme a punto de desfallecer, sigo corriendo con todas mis fuerzas. El muchacho mira hacia atras cada vez mas a menudo y vuelve a torcer por otra calle, de repente dejamos atras las avenidas mas transitadas para llegar a una calle de esas llenas de chales adosados para familias felices con un monovolumen, dos hijos y un perro. Hay menos coches aparcados y eso me da cierta ventaja, porque corriendo en linea recta empiezo a ser mas rapida que el, cosa sorprendente porque el deporte y yo jamas nos hemos llevado bien, de ahi que haya tardado tanto en conseguir entrar en el cuerpo, suspendi tres veces las pruebas fisicas. La distancia se va acortando, el chico vuelve a mirar hacia atras y yo intento retener en mi retina alguno de sus rasgos por si el cabron se me escapa. Todos los agresores en general me parecen escoria, pero los que agreden y se aprovechan de personas vulnerables e indefensas como esa pobre senora, mas. Ya hemos pasado otras dos calles y empiezo a flaquear, siento los pulmones a punto de estallarme dentro del pecho y los gemelos tan tensos que en cualquier momento sentire un calambrazo de esos que me haran trastabillar y pegarme la hostia de mi vida. Mi carrera por media ciudad habra sido en vano. La poca gente que pasa por la calle ataviada con sus paraguas nos observa sin comprender nada, podria gritar a los que estan mas adelante para que me ayuden a detener al chaval, pero eso seria ponerlos en peligro de forma absurda y mi sentido de la moral no me lo permite. Vuelve a girar. --Me cago en la leche--jadeo sin aliento. El chico, buscando un modo de deshacerse de mi, de repente trepa con dos saltos que me dejan asombrada y se sube al muro que separa las casas de la calle. Empieza a correr sobre ese muro que segun calculo apenas tendra un palmo de ancho, y se que, si yo no subo, en cualquier momento podria saltar al interior de alguna casa y hacer dano a alguien con tal de escapar. Asi que, ruedo los ojos negando y decido que tambien he de subir. Obviamente, no lo hago en dos saltos como el, yo tengo que encaramarme como un chimpance, dejarme la piel de las palmas de las manos y la rodilla izquierda y empezar a hacer equilibrios para correr sin caerme hacia un lado o el otro. Empieza a llover, hemos pasado cuatro casas y si echo la vista al frente la hilera se me antoja interminable. ?Cuantos putos chales tiene esta calle? De repente, el muchacho se detiene en seco y se gira, a mi ese acto me coge desprevenida, no me lo esperaba y mucho menos lo que el chico hace a continuacion. Desesperado por dejarme atras, decide deshacerse del bolso y salir corriendo, pero se deshace de el lanzandomelo a mi. El jodido bolso me impacta en el pecho con un golpe seco y lo agarro con ambas manos justo en el momento en el que mi pie derecho se resbala hacia un lado, el izquierdo lo hace hacia el otro y mi cuerpo desciende de repente quedando el muro entre mis piernas. En decimas de segundo, noto como la cara interna de mis muslos se desgarra con el roce del hormigon y el escozor que me produce me parece insoportable, pero no es nada comparado con el dolor que siento cuando mi entrepierna golpea de forma seca contra la parte superior del muro. Ni siquiera soy capaz de soltar un grito de dolor porque la respiracion se me corta y me mareo, lo que provoca que mi cuerpo se ladee hacia el interior del muro y caiga desgarrandome todavia mas la cara interna de mi pierna izquierda. Si todo eso me parece fruto de la mala suerte, lo que sucede despues me parece el colmo; porque antes de tocar el suelo, noto como algo afilado me desgarra la piel del costado, del torso, los brazos y la cara. No comprendo lo que pasa hasta que ya estoy en el suelo y abro los ojos. A las buenas personas que viven en esta casa se les ha ocurrido decorar su jardin con unos enormes rosales que tiene ramas como dedos de gordas y espinas como unas. Al menos huele bien, pienso mientras vuelvo a marearme. --!Levanta las manos y sal de ahi! --escucho gritar a alguien. Todavia jadeando por el esfuerzo de la carrera y sintiendo un dolor punzante en varias zonas de mi cuerpo, intento buscar la procedencia de la voz. --?Estas sorda? --me pregunta lo que ahora me parece la voz de una mujer. Giro lentamente la cabeza a mi derecha y entonces la veo a traves de las ramas del rosal, al otro lado, esta de pie, con un pijama del Monstruo de las galletas, el pelo negro suelto y revuelto, mojandose cada vez mas bajo la lluvia. La vision me parece una autentica maravilla, y estaria dispuesta a decir que el super tortazo que me he dado ha merecido la pena por verla si no fuese porque la mujer me esta apuntando con un arma. Capitulo 2 Miriam --No dispare, soy policia--logro decir entre jadeos y muecas de dolor. --Policia soy yo y no me suenas de nada, bonita--suelta en tono borde--ponte en pie muy despacito. --No puedo, se lo juro, si me muevo me rajo con estos jodidos pinchos. La mujer con el pijama del Monstruo de las galletas me observa en el suelo sin acabar de comprender que cojones hago ahi. --Cuando he salido despues de ver algo caer por mi muro, pensaba que seria el gilipollas del cartero, al que ultimamente le ha dado por lanzar los paquetes desde el otro lado del muro, algo que sin duda pienso solucionar poniendo la debida reclamacion. Lo que no esperaba era encontrarme a una mujer tirada detras de mis rosales, de esos que con tanta paciencia y mimo he regado y cuidado y que ahora voy a tener que podar de forma salvaje si quiero sacar a una loca que dice ser policia de ahi--explica mas para ella que para mi. Da un paso hacia la derecha y se agacha un poco, como si todavia no se creyese que estoy aqui, en medio de las putas ramas mas gordas de los rosales. --Joder--dice poniendo los ojos en blanco--intenta no moverte, voy a sacarte de ahi. --Tranquila, no tengo intencion de hacerlo. Lo que no le digo es que no estoy muy segura de ser capaz de mantenerme en pie, las piernas me duelen horrores, por no hablar de la preocupacion extrema que siento por mi sexo, que por primera vez en mi vida no palpita de excitacion, lo hace de dolor. La mujer deja su pistola en la repisa de la ventana y camina hacia un armario de exteriores, del que saca unos guantes de jardineria y unas tijeras de podar que hacen que abra los ojos perpleja en cuanto la veo. --Ten cuidado con eso, por favor. --Tranquila, preocupate mas por la pistola, porque como me hayas mentido, te arrepentiras--amenaza antes de dar el primer tijeretazo. La mujer comienza a cortar con cuidado todas las ramas que de algun modo estan pegadas a mi cuerpo o suponen un riesgo. Las va retirando con suma delicadeza, sobre todo cuando observa que me encojo de dolor cuando separa las que estan tocando mi piel. Cuando por fin termina, mira hacia un lado y ve ese monton de ramas llenas de espinas que han acabado con la vida de sus rosales porque una tia que dice ser policia se ha caido por su muro.--Levantate--me pide calada hasta los huesos. La observo desde el suelo mientras me incorporo lentamente hasta estar sentada, dudo que pueda hacer mas que eso, las piernas me tiemblan, mas de dolor que de miedo. --Ensename tu placa--me pide la mujer, a la que ya no le viene de mojarse un poco mas. --Esta en la bandolera, puedes cogerla tu misma. Me observa recelosa, mira la bandolera que cuelga del lado derecho de mi cuerpo y entonces repara en que sobre mis piernas hay un bolso que sin duda no me pega nada. ?Que chica de treinta y pocos va por ahi con una bandolera y un bolso? La pobre tiene que estar flipando, quiza demasiada informacion para alguien que acaba de levantarse. Estira el brazo y coge el bolso sin permiso. --Ese no es--me quejo, pero ella ya lo ha abierto y ha sacado un enorme monedero de piel de color negro. Lo abre y busca entre un punado de tarjetas hasta dar con lo que parece que busca, mi documento de identificacion. --Te conservas muy bien para tener setenta y dos anos--dice mordaz mientras me mira inquisitiva. Pienso que en otra ocasion seria el momento perfecto para hacer una de mis bromas, pero en esta me podria costar un tiro por listilla, y ademas me encuentro mal, siento escalofrios y el dolor empieza a ser intenso en mis piernas. --No es mio. --Eso ya lo veo. ?Eso es lo que hacias? ?Huir porque le has robado el bolso a una senora? Deberia darte verguenza. La mujer me observa incapaz de comprender nada, como si toda la situacion le pareciese surreal. No la culpo. Le devuelvo la mirada, una mirada que creo que a ella no le parece la de una delincuente, y por su forma de mirarme tengo la sensacion de que ha visto muchas. Despues su modo de enfocarme cambia y noto que lo hace de otro modo, del mismo en el que lo he hecho yo con ella al descubrir que me parecia atractiva, y eso hace que me ruborice un poco y sienta la necesidad de cortar esa conexion entre nuestros ojos. --Yo no le he robado a nadie. La respuesta saca a la mujer de sus pensamientos, sin duda algo turbados, y la deja descolocada unos instantes. --?Eh? --El bolso. Yo iba camino de comisaria, de hecho, estaba llegando, y un gilipollas en chandal le dio un tiron a una senora y salio corriendo. --Y tu detras de el...--anade ella esbozando media sonrisa que me hace temblar. --Exacto, me he dejado el cono para recuperar ese bolso, asi que no me acuses de haberlo robado. Mi frase es literal, solo que ella no lo sabe y el lenguaje que he usado, en lugar de parecerle soez, le arranca otra sonrisa divertida que hace que algo chispeante me recorra el pecho. Se vuelve a acercar a mi y esta vez me coge la bandolera, donde en efecto, encuentra la placa que demuestra que no miento, o eso, o llevo la falsificacion de placa mas lograda que esta mujer ha visto en su vida. --?Le has visto la cara? --?A quien? --pregunto descolocada. --Al chorizo del chandal.

  • Un bonsai en la Toscana, Isabel Keats de Isabel Keats

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    El cientifico Robert Gaddi esta a punto de hacer un descubrimiento que supondra un inmenso avance para la medicina; sin embargo, hay demasiados intereses en juego y mucha gente decidida a que sus investigaciones no vean la luz. La noche que destrozan su laboratorio en Washington D. C., tanto su jefe como su amigo Charles Cassidy, del FBI, insisten en contratar los servicios de un guardaespaldas.

  • Patito bueno (Geminis) de Lui Jim

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    Erase una vez un patito bueno que descubrio lo mucho que duele el amor, pero quiso ser fuerte aferrarse a su sueno, pero aunque todo era perfecto sentia tanto dolor por dentro, como se puede olvidar lo que se desea con tanta fuerza.

  • Fuimos canciones (Canciones y recuerdos 1) de Elisabet Benavent

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  • Doctor Mejor Amigo De Mi Hermano de Larissa De Silva

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    No sabia lo que se suponia que debia hacer. ?Se suponia que debia estar llorando? ?Se suponia que tenia que estar gritando, diciendoles que no podian hacerme esto? Si podian. No solo podian hacerlo, sino que, en realidad, probablemente me lo merecia. No habia sido una trabajadora particularmente buena, habia estado patinando, sin ser detectada, durante al menos un ano. Pero cuando auditaron la compania, se dieron cuenta de que no estaba haciendo mi trabajo. De hecho, creo que les costo encontrar los registros de un empleado llamado Harlow Zepplin. Hice todo lo posible por mantener el bajo perfil y mantener la cabeza gacha, y sabia que no podia culparlos por esto. No me gustaba el trabajo, nunca habia sido buena en el, pero agradeceria que me avisaran un poco mas para poder ponerme a trabajar. Probablemente me habria dado cuenta, si hubiera prestado atencion. Pero no lo hacia. Estaba parada en el estacionamiento, sosteniendo una caja de carton con todo lo que me pertenecia, las lagrimas corrian por mi cara mientras me dirigia a mi Dodge Neon del 2001. No era mucho, pero era mio, y estaba pagado. Eso al menos era algo. Abri la puerta, puse mi caja de carton sobre mi ropa limpia en el asiento trasero y me dirigi al asiento del conductor. Cerre de golpe la puerta antes de mirar el edificio en el que nunca volveria a trabajar. Era un edificio alto de hormigon, estrecho e imponente a pesar de todo. Habia toneladas de oficinas diferentes dentro de el, y era probable que no fuera bienvenido en cada una de ellas. Intente decirme a mi misma que no era gran cosa. Cuando llegara a casa, se lo contaba a Paul, mi prometido. El lo entenderia. Siempre lo entendio, e hizo todo lo que pudo para apoyarme. Sabia que iba a salir adelante en este extrano y dificil momento. Siempre lo hizo. Puede que le lleve un poco de tiempo recuperarse, pero no seria lo peor. Lo entenderia. Querria que buscara algo mejor, algo que realmente me hiciera feliz. Solo tenia que averiguar que era primero. Despues de nuestra boda. Tal vez me concentre todo mi dia a dia con ser una novia en proceso. Tal vez ese era el tipo de adulto que queria ser, pense para mi misma mientras entraba en nuestro complejo de apartamentos. Era un complejo bastante modesto. La calle estaba flanqueada por edificios de dos pisos con balcones envolventes, y esas escaleras que parecian ser escaleras de incendio, pero no lo eran, en realidad, porque este tipo de edificios no tenian escaleras de incendio. No tenian nada excepto los escalones de hormigon y los balcones de los pasillos, y supuse que, si alguna vez habia una verdadera emergencia, todos se apinarian alli como sardinas mientras intentaban salir. Eso no habia sucedido todavia. Si tenia suerte, nunca iba a suceder. Nos ibamos a mudar a una hermosa casa en el campo, antes de que algo asi nos sucediera. Me dije a mi misma que dejara de posponerlo. Paul tenia que saberlo. Tenia que saberlo. Cerre los ojos, y por un segundo, deje que mi mente se desviara. Tal vez, si estuviera con otra persona, no estaria pensando en lo mucho que temia decirle las malas noticias. Queria pensar que Paul me apoyaria, y pense que lo haria, pero primero tendriamos que superar el fuerte impacto de su reaccion. No importaba, me dije a mi misma. Era mi prometido. Me queria. Solo queria lo mejor para mi, y sabia cuanto odiaba este trabajo. Estaria apretada durante un mes o dos mientras encontraba otra cosa, pero no seria insuperable. Habiamos pasado por cosas dificiles juntos, y nos habia ido bien. Solo mejorariamos en ello. Al menos eso era lo unico que podia esperar, de verdad. Me dije a mi misma que dejara de ser cobarde. Abri la puerta del coche, respire hondo y sali, sintiendome resuelta. Iba a terminar con esto, e iba a ser bueno. Iba a ser exactamente lo que necesitaba ser y nada mas. Eramos un equipo. Paul y yo, ibamos a abordar todo esto juntos. Aunque mi aliento era debil, subi rapidamente, sabiendo que lo encontraria alli porque no trabajaba los miercoles. Abri la puerta, esperando encontrarlo en la sala de estar jugando en su Xbox como lo hacia habitualmente. No estaba. Entre en nuestro dormitorio, lo vi acostado en la cama, y apenas me presto atencion cuando entre en la habitacion, practicamente dando un portazo detras de mi. “Hola. ?Te he despertado?” Yo pregunte. Sabia que no lo habia hecho. “No”. Esperaba mas que eso, pero inmediatamente volvio a su telefono. Ni siquiera me pregunto que hacia en casa a mitad del dia, lo que me molesto. ?Ni siquiera iba a fingir? “?Quieres saber que hago aqui temprano?” Pregunte, con un poco mas de irritacion en mi voz de lo que esperaba. Puso los ojos en blanco y se sento. “En realidad no”, dijo. “Pero parece que te mueres por decirmelo”. “Me despidieron”. Eso llamo su atencion. Se volvio hacia mi, con los ojos bien abiertos. “?Que? ?Por que?” “No lo se. No creo que estuviera haciendo un buen trabajo”, dije, encogiendome de hombros. “Podrian habermelo dicho, lo habria intensificado. Yo..." “?Que vas a hacer, Harlow? ?Como vas a pagar tu mitad del alquiler?” Sacudi la cabeza, tratando de evitar que las lagrimas brotaran en mis ojos. “Se que necesito hacer eso”, dije. “Pero esperaba que yo…” “!Y luego me preguntas por que no quiero una boda cara de culo!” dijo, levantandose bruscamente de la cama. Me di cuenta de que todavia estaba en pijama, pero decidi no decir nada. No era el momento ni el lugar para eso, aunque no sabia por que insistia en no ponerse la ropa cuando se quedaba en casa. No era como si ponerse unos pantalones fuera particularmente dificil. Respire hondo, me dije que no era una discusion que valiera la pena tener, y que habia buenas razones para que Paul se molestara. Tire algunas sobras al microondas y lei un libro en mi telefono mientras esperaba que Paul saliera a hablar conmigo. Cuando entre en el dormitorio, el ya estaba dormido, roncando, boca arriba en la cama. No pude evitar estar molesta con el. Se suponia que debia sentir algo al respecto, pero en cambio, parecia que habia perdido el interes en el momento en que le dije que no ibamos a tener tanto dinero. Sin embargo, mi trabajo no habia estado particularmente bien pagado, y sabia que podia reemplazarlo facilmente con otra cosa, asi que no me preocupe. Su actitud me preocupaba mas. Me dije a mi misma que no pensara en ello, lo atribui a su ansiedad, y me arrastre a la cama junto a el, llevando una camisa de pijama de manga larga y pantalones que se pegaban a mis tobillos para que no se le ocurriera nada. Paul podia ponerse jugueton en cualquier momento, y tanto si me apetecia como si no, siempre me convencia. Bueno, me convencio de hacerlo para que se callara y yo volviera a dormir, lo que supuse que era, en cierto modo, lo mismo. Intente no pensar en ello. Me dije a mi misma que nada de esto importaba, que ibamos a estar bien por la manana, pero me costaba creerlo, incluso en mi propia cabeza. Cerre los ojos y sone. Sone que estaba de vuelta en la casa de mi infancia, sentada junto a mi hermano y su mejor amigo mientras hablaban de un videojuego y me esforzaba por concentrarme en un trabajo de estudios sociales que tenia que escribir. Podria haber ido a mi habitacion y trabajar alli, pero me gustaba estar cerca de ellos. Me gustaba el ruido, la forma en que se sentia que mi casa no estaba tan vacia. Nuestros padres siempre estaban trabajando, casi nunca los veiamos. Mack era un adolescente tranquilo y estudioso, excepto cuando su mejor amigo, Jordan, estaba cerca. Cuando Jordan estaba cerca, Mack se ponia ruidoso. Gritaba y gritaba a la television, preguntandose por que los pequenos personajes de la pantalla no seguian sus instrucciones. Se reian tanto que a veces los oia desde mi habitacion, su voz resonaba en la pared. Supongo que, si no hubiera deseado el ruido toda mi vida, lo habria encontrado molesto. Pero no era molesto en absoluto. Era agradable. Sentia que asi debian ser las cosas, y me gustaba. Incline la cabeza para ver a los dos y vi a Jordan mirandome. Habia una sonrisa en su cara. “?Estas bien?” Recuerdo vagamente haberme senalado a mi mismo. “?Yo?” Se rio “?Quien mas, nina?” Abri la boca para decirle que estaba bien. Que no era una nina, y que no tenia que preocuparse por mi. Eso no fue lo que salio. En cambio, de repente senti que me estaba sofocando, y la habitacion estaba sumergida bajo dos o tres pies de agua. Lo primero que pense fue en mi ensayo. Se iba a arruinar. Entonces me di cuenta de que me iba a ahogar. Mire hacia el sofa, donde mi hermano y su amigo habian estado sentados solo unos momentos antes. Y no habia nadie alli. Cuando me desperte, estaba jadeando para respirar y mi almohada estaba mojada con mi sudor. Necesitaba desesperadamente el bano. Me levante, agarre mi telefono en la mesita de noche que estaba a mi lado e intente tocar a tientas para poder ver con la luz de la pantalla. Despues de esa horrible pesadilla, necesitaba luz. Poco sabia que algo mas me estaba esperando. Algo real. Algo peor. Desbloquee la pantalla y se me cayo el estomago cuando me di cuenta de que el telefono no era mio. Era de Paul, y estaba lleno de notificaciones de aplicaciones de citas y chicas de las que nunca habia oido hablar. “?Paul?” Me oi gritar. “Paul, ?que demonios…?” No se disculpo. Me encogio de hombros, me dijo que la relacion habia muerto hace tiempo porque “no me esforzaba lo suficiente”, y me dijo que, si no queria quedarme, era bienvenida a empacar las maletas. Grite y llore mientras el mantenia la compostura, hablando aqui y alla entre mis sollozos. Pero no estaba molesta por perderlo. Estaba disgustada porque mi vida se estaba cayendo a pedazos. Mi boda. Mi trabajo. Mi futuro. Todo… estaba mas que jodido. Al dia siguiente, estaba conduciendo de vuelta a un lugar al que jure que nunca volveria a menos que fuera Navidad, Accion de Gracias, o alguien estuviera muriendo o dando a luz. Regresaba a Frostproof. Me iba a casa. CAPITULO UNO 2019 Mi hermano dijo que iba a ser divertido, pero me di cuenta de que solo intentaba suavizar el golpe. Era mejor asi. Incluso con todo lo que habia pasado entre nosotros, se preocupaba por mi orgullo. Cuando le llame, en medio de la noche, al principio estaba preocupado. Me habia preguntado si necesitaba que llamara a la policia o a una ambulancia, pero una vez que logre decir el nombre de Paul -y absolutamente nada mas- lo entendio inmediatamente. “Tenemos una habitacion de invitados que esta acumulando polvo”, dijo. “Nos harias un favor”. Siempre tratando de hacerme sentir mejor, incluso cuando sabia que era una mentira. Mack era realmente uno de los buenos. Nuestros padres se las habian arreglado para hacer al menos un buen chico, lo cual era ciertamente algo. Al principio conduje con lagrimas en los ojos, y me aleje cada vez mas de donde habia vivido con Paul, me enfade cada vez mas. Mis punos se apretaron mas alrededor del volante de mi coche y podia sentir mi mandibula apretando mientras pensaba en todo lo que Paul me habia dicho y hecho. Apenas me habia cortejado. Habiamos caido en una relacion porque me sentia sola, y estabamos juntos, y eso era todo. Me habia propuesto matrimonio, pero fue cuando estaba borracho, y el dijo que tambien podriamos casarnos, lo que tome como una senal de su amor por mi. Pero Paul no me amaba, y yo tampoco creia que lo amara mucho, porque podia sentir el alivio corriendo por mis venas, llenando mi sangre. No tenia ganas de volver a casa, pero era mejor que estar con Paul. Y nada me retenia alli. Ni trabajos, ni amigos, absolutamente nada. Me llevo unas horas, pero no me detuve en absoluto. Llegue a la casa de Mack, la antigua casa de nuestros padres, y senti que iba a vomitar. La casa era diferente ahora, aunque todavia conservaba las caracteristicas angulares que la habian hecho tan llamativa cuando llegamos, estaba pintada de un color azul claro, y el patio estaba siendo rehecho. Yo tambien podria haberme quedado alli, pero entonces Mack no habria tenido la vida que tuvo. Y mi hermano se merecia lo mejor, especialmente despues de todo lo que habia pasado. Todo lo que le habia hecho pasar. Apague los faros cuando termine de estacionar en la acera, e intente decirme a mi misma que todo iba a estar bien. Mack me habia invitado. Me queria aqui. Y volver a la casa de mi infancia no significaba volver al pasado. Al menos eso era lo que me decia a mi misma, tratando de ignorar lo fuerte y rapido que mi corazon latia en mi pecho. 2009 Me pare cerca del televisor, con los auriculares en los oidos mientras escuchaba mi CD de Blink 182, que se habia usado demasiado. No queria oir a mi hermano y a su mejor amigo discutiendo en la sala. Normalmente, no me habria importado, pero habia algo en la presencia de Jordan que me ponia de los nervios ultimamente, aunque no podia entenderlo. Mack bostezo y se estiro dramaticamente en el sofa. Un chico delgaducho, habia crecido aun mas en los ultimos anos, y sus miembros eran largos y delgados, asi que dependiendo de como se moviera, parecia un poco como un esqueleto. Jordan era mas pequeno que el, de hombros anchos, con grandes ojos color avellana con un borde negro. Tambien estaba mucho mas relajado, y parecia pasar mas tiempo en nuestra casa que el propio Mack

  • Casa de espias de Daniel Silva

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  • Los chicos malos apuestan, las chicas listas ganan de Cristina Prada

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    Me llamo Daniela y soy una chica normal y corriente. Tengo amigas de las buenas y un novio, Hernan. Hernan tiene una exmujer, Andrea, y Andrea tiene un novio, Rico Leon. Y Rico Leon no es un chico corriente. Es guapo, con un culito pollo de escandalo y una innata capacidad para estar mezquinamente atractivo sin esforzarse. Categoria de Rico Leon en los libros: chico malo.

  • La cruz ardiente (Forastera 5) de Diana Gabaldon

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    Ya plenamente asentados en Carolina del Norte, Claire y Jamie deben hacer frente al estallido del conflicto entre la Corona inglesa y las colonias americanas en 1767. Mientras Claire procura salvar a su marido de los acontecimientos historicos proximos que ella conoce, Jamie debe decidir si seguir los requerimientos de los partidarios de la Corona y hacer aquello que es mejor para su familia o seguir sus propias convicciones y arriesgar la estabilidad de sus seres queridos.

  • Me guardas el secreto de Larru

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    Cuando el unico miedo que sintio de verdad fue el vacio, el silencio, la invisible soledad, a lo que se aferro fue a su hogar y alli regreso. Como un fantasma para la eternidad. Durante mucho tiempo, Don Gonzalo Gomez de Butron, maldijo su muerte que le habia convertido en un espectro errante entre las paredes de las que antano, habia sido dueno y senor. Sin embargo, su orgullo le impedia abandonar aquel sitio, su hogar, porque el era el legitimo propietario, habia pertenecido a su familia siempre. Ademas, un alma guerrera y violenta como el, estaba condenada para la eternidad, por toda la sangre derramada que habia perpetrado, su muerte y derrota suponia el dictamen de Dios. Sucedieron anos, lustros, decadas, siglos y todo a su alrededor cambiaba, excepto el. El lugar fue remodelado, obra de la que quedo gratamente impresionado. y que, aunque no hubiera sido asi, se hubiera resignado como al resto de las cosas. Ya nada estaba en sus manos, bajo su poder, su existencia se habia transformado insignificante y carente de sentido. Hasta la noche que aparecio aquel hombre por el castillo de Butron. Llevaba aquellas vestimentas negras como habia visto en otros con anterioridad sin embargo, irradiaba mas luz que cualquiera de las otras personas y ese influjo provoco que se fijara en el. Caminaba con aplomo y mostraba el semblante de quien poseia linaje, empezo a seguirle con cautela y tratando de averiguar mas detalles de el. No en vano, el era el Senor de Butron y debia conocer a quien entrara en su territorio. Un dia confirmo sus suposiciones cuando le vio quitarse el ropaje oscuro y descubrir que llevaba dibujado un lobo a la altura del corazon. Como los que mostraba el escudo de armas de los Butron. Trato de llamar su atencion, gritandole con voz tosca y grave un “eh” que murio como eco en el vacio. En otra ocasion, intento hacerle caer en una especie de zancadilla y le traspaso en su invisibilidad. Pero hubo una vez, que aquel hombre por fin le descubrio y ocurrio cuando vio el reflejo de su espectro en un espejo. Sabia que le habia visto, por como sus ojos le escrutaron y la sorpresa que mostro su rostro al girarse y no encontrar a nadie detras de el. CAPITULO 1 El monumental Castillo de Butron, ahora lugar de visita turistica, a esas horas tan tempranas estaba desierto o casi, la unica persona que deambulaba por sus antiguos corredores era Urtzi Garai, uno de los vigilantes del sitio, que terminaba en poco menos de media hora su turno de la noche. Tras cruzar la ultima puerta antes de llegar al puesto de mando, se asomo por una de las ventanas y vio que su companera estaba aparcando. La contemplo mientras salia de su viejo Renault Megane y atravesaba el patio direccion a la puerta de entrada. Debia reconocer que era guapa, le recordaba a Angelina Jolie, pero era antipatica o timida, no sabria definirla. Desde el primer dia que empezaron a trabajar alli, Maialen llegaba a su turno, intercambiaban un saludo de cortesia, Urtzi le comentaba si habia ocurrido algun incidente y nada mas. Luego el se marchaba y hasta el dia siguiente. Urtzi continuo hasta el despacho para hacer el informe nocturno y esperar que llegara ella. Una vez hecho el trabajo rutinario, penso en lo a gusto que iba a ser meterse al fin en la cama, ultimamente no dormia muchas horas y estaba muy cansado. Cerro los ojos por unos instantes hasta que un golpe en el hombro le hizo abrirlos de golpe. Maialen le miraba con cara de burla, frente a frente. --?Asi es como trabajas tu? Asi que luego tenemos una fama… --le espeto Maialen. --Perdona --dijo y anadio mirando su reloj--. Pero mi turno ha acabado hace un par de minutos. Ella se limito a mirarlo de arriba abajo, le dio la espalda e inicio sesion en el ordenador. Urtzi gruno y la observo por detras. Tenia unas curvas muy bien delineadas, si no fuera tan borde… Esta vez el le toco un hombro: --Para la proxima vez, despiertame con un poquitin mas de suavidad. Maialen se quedo perpleja. Sus ojos negros le miraron con inquisicion y ella se percato de que su companero moreno y de pelo corto era realmente atractivo. Urtzi tambien la escruto con la mirada. Estaban casi a la misma altura, los ojos de ella centelleaban, los tenia tan abiertos que parecian querer salir de sus orbitas. --?Crees que podras? --insistio con sonrisa burlona. --?A que te refieres? --se callo unos segundos y anadio--. ?Tal vez con un beso en los labios cual princesa de cuento? Urtzi se sonrio, despues de todo la chica tenia chispa. --No creo que te atrevieras. Maialen se rio y con un movimiento rapido, le cogio por los brazos y le planto sus labios en los de el. Tardo unos instantes en separarse. --Bueno, ahora ya sabes que si, princesa --advirtio ella. Urtzi se habia quedado sin habla y ella sonreia ampliamente. --En todo caso, principe, ?no? La chica asintio. El se acerco a ella con lentitud notando como a ella se le aceleraba la respiracion. Ella estaba desconcertada, eso le gusto. y se acerco aun mas, como si fuera a besarla el esta vez. --Hasta manana, princesa, aqui te quedas en el castillo encantado. --?Tiene fantasmas? Urtzi se aparto de ella un poco y tardo unos segundos en contestar: --Nunca se sabe… Maialen se separo del todo de el y se sento delante del ordenador. Urtzi comprobo que ella estaba roja y se marcho contento al vestuario. Su companera no era tan arisca como aparentaba.

  • Sucedio un diciembre de Betzacosta

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  • El juego del multimillonario de J. S. Scott

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    Kade Harrison siempre le habia gustado juegos. Incluso podria tener que decir que vivio y respiro solo para participar en casi cualquier tipo de evento deportivo. Era la unica cosa que era bueno en la unica cosa en la que el sobresalio, y que no le gustaba perder. Por desgracia, habia ido perdiendo en los ultimos dos meses, y estaba realmente empezando a molestarlo. ?Donde diablos esta? La localizacion de Asha Paritala casi se habia convertido en un deporte de competicion. Kade habia estado trabajando en arrinconar a Asha durante dos meses, viajando de un lado del pais al otro, solo para volver con las manos vacias cada vez. Estaba perdiendo este concurso en particular, y no le gusta. La mujer era inteligente, abandonandolo antes de que pudiera ponerse al dia con ella. Kade no tenia ninguna duda de que el y Asha estaban jugando un juego del gato y el raton, y ella estaba evitandolo. Dios sabia que habia dejado suficientes mensajes en varios lugares y ella debe haber obtenido al menos uno de ellos. Ella lo estaba evadiendo por alguna razon desconocida, pero el gato iba a atacar. Tan pronto como pudo atrapar el pequeno raton astuto. Entrando en su habitacion del hotel de Nashville, Kade se quito la gorra de beisbol y se desplomo en la cama tamano King con un suspiro. Tendria que llamar a su hermano de ley, Max, y le hizo saber que habia fallado… otra vez. Asha acababa de salir del refugio para desamparados unos pocos minutos antes de que el llegara, y nadie habia tenido idea de a donde se dirigia. Ella habia dejado sus escasas pertenencias detras, por lo que Kade tenia alguna esperanza de que volveria, pero nadie en el refugio la conocia bien a ella, y nadie parecia bastante seguro de donde estaba o si ella iba a volver. Todo vale en el seguimiento y ganar este juego. Noticia de ultima hora, pequeno raton: Puedo pelear sucio. Sabe donde estan sus pertenencias… que venga a por ellas. Sonriendo, Kade se dio la vuelta en la cama y cogio la bolsa con las pertenencias de Asha, solo lucha con su conciencia por un momento acerca de tomar sus cosas y salir, dejando un mensaje de donde podrian ser recogidas. Se las daria de nuevo siempre y cuando se presente. Mientras tanto, usaria cualquier pista que pudiera encontrar para averiguar exactamente quien era y si habia alguna posibilidad de que ella era una hermana perdida de Max. Habia desperdiciado dos meses tratar de hacer este favor. La localizacion de una mujer que no conocia, una mujer que posiblemente podria estar relacionada con Max, e iba a llevarlo a su fin. A pesar de su gemelo, Travis, hizo la mayor parte de la obra en Tampa para la Harris Corporation, Kade tenia algunas responsabilidades que el habia insistido en tomar mas de una vez, su carrera en el futbol habia terminado, y finalmente tenia que volver a Tampa. Hizo una mueca mientras estiraba su cuerpo sobre la cama. Su pierna coja, la derecha, le dolia a partir de dos meses de busqueda sin parar de una mujer que estaba empezando a pensar que no era mas que un fantasma, una ilusion. Pero sabia que existia Asha Paritala, que ella era real, y estaba decidido a encontrarla. Maddie y Max merecen saber si esta mujer era su hermana. No importa que ni siquiera hubiera conseguido una pequena vision de Asha. Lo haria. Pronto. En cierto modo, casi no queria que la busqueda finalice. Se habia sentido mas vivo en los ultimos dos meses de lo que habia sentido desde su accidente. Coincidir con el ingenio de la mujer desconocida fue un reto, y no habia nada Kade quisiera mas que ganar un juego dificil. El instinto le dijo que ella sabia que el la estaba buscando. La pregunta era… ?por que estaba huyendo? No era como si quisiera nada excepto informacion de ella, y que podria ganar dos hermanos que nunca habia sabido que existia. No habia muchas personas que no quisieran estar relacionado con Max y Maddie, ya que eran dos de las personas mas ricas del mundo- ademas de ser dos de las personas mas amables que Kade conocia. “No estoy seguro de por que estoy tan impaciente. No es como si tuviera otra cosa que hacer hasta que Travis me necesite”, se dijo con gravedad, admitiendo que su gemelo rara vez lo llamo para nada, y Travis nunca necesito a nadie. Y habia dejado a Kade sentirse inutil, inquieto. Sus dias como un jugador de futbol profesional se habian acabado. Su paso como un quarterback estrella de los pumas de Florida no era mas que un recuerdo, lo unico que amaba le habia sido arrancado hace casi dos anos, cuando un conductor borracho no habia visto su motocicleta. Su pierna habia sido destrozada cuando el idiota embriagado se habia instalado en su carril y atrapo la pierna de Kade entre su camion y la moto de Kade. No recordaba mucho del accidente. Pero una de las primeras cosas que recordaba con claridad cristalina era el despertar en la UCI, su novia, Amy, el ceno fruncido, como si la hubiera decepcionado. Y, obviamente… lo hacia. Ella lo habia dejado en ese mismo momento, dejandole claro a Kade que se negaba a estar con un lisiado y no con una celebridad. Tratando de cerrar de golpe su mente por los recuerdos desagradables y dolorosos de su accidente, se centro en las pertenencias que habia dejado en la cama: algunos articulos de ropa desgastada, un cepillo para el pelo, un cepillo de dientes que habia visto dias mejores, una gran bloc de papel y algunos blocs y lapices de carbon bien utilizado. Empujo los otros articulos a un lado, abrio la libreta de papel, hipnotizado mientras lentamente paso las paginas, estudio cada dibujo antes de ir al siguiente. Cada imagen casi salio de la pagina, tan real que casi parecia como si pudieran saltar del papel y volver a la vida frente a el. Los dibujos eran de fantasia – muchos de ellos como criaturas o animales mitologicos- en la primera parte de la coleccion. Ella es una artista. Una maldita artista increible. -“Maldita sea” susurro con voz impresionada cuando se salto algunas paginas en blanco y llego a otra seccion, dejando al descubierto sus retratos. No reconocio ninguna de las personas que habia dibujado. Obviamente, ellos fueron personas comunes en sus actividades diarias, pero podia sentir todas las emociones en un dibujo de la cara de una mujer de edad, una mujer que se parecia a ella estaba sentada en un banco en una parada de autobus, y casi se podian compartir la alegria de un grupo de ninos jugando en un parque infantil. Al hojear el resto de los cuadros de la gente, estaba estupefacto por el talento de Asha. No era un artista, pero los dibujos podian tocar sus emociones, y no era un tipo particularmente emocional. Kade sintio que se le secaba la boca y el estomago se sacudio cuando revelo la ultima imagen, un hombre y una mujer a punto de participar en un apasionado abrazo. El rostro del varon fue sombreado, con la cabeza vuelta hacia un lado, pero el deseo de la mujer estaba tan potentemente dibujado que podia sentir su anhelo desnudo, su desesperacion mientras esperaba a que el hombre que estaba abrazando fuera a besarla. El pelo largo, sedoso en cascada por su espalda, con la cabeza inclinada durante su beso, su rostro revela necesidad. Las palabras escritas debajo del dibujo golpearon Kade con una reaccion visceral: !Alguien! !Algun dia! !En algun lugar

  • La amante encanta a su Marques de Christina Mcknight

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    EL CORTEJO NUNCA FUE TAN ESCANDALOSO

  • Amor danino de Ivonne Vivier

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    Cuando tu madre te roba la dignidad y lo unico que te queda es un futuro idealizado, ?buscas el amor o juegas a enamorarte?
    Emma cambio de trabajo, pero sus objetivos siguen firmes: olvidarse de su corazon vacio y su placer negado para encontrar a un hombre con una cuenta bancaria abultada. Nada va a interponerse en su camino. Ni nadie…
    Pero el amor llega sin avisar.
    Cuando conoce a Alan, ese hombre capaz de adorar todas sus imperfecciones y ensenarle el placer del cuerpo que sus experiencias le negaron, debera decidir.
    ?Se arriesgara o dejara un corazon roto a cambio de lujos?

  • Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga

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    Tras el exito de El bosque sabe tu nombre, Alaitz Leceaga regresa a las librerias con una saga familiar ambientada en una bodega de La Rioja.

  • Villa Diamante de Boris Izaguirre

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    Dos hermanas, Irene y Ana Elisa, se asoman a un destino cruel que llevara sus vidas por sendas paralelas en medio de un pais asolado por diferentes dictaduras, pero prospero e ingenuo. Al comienzo de los anos cuarenta, Ana Elisa suena con perdurar en el tiempo a traves de una casa que la haga eterna. Debera convencer a un arquitecto del otro lado del oceano para convertirla en simbolo de un amor empenado en subsistir a pesar de la vileza y del miedo. Entre todos los grandiosos y humanos personajes de esta cronica dramatica, se erige Villa Diamante, el monumento misterioso e impenetrable; el simbolo de una vida. Boris Izaguirre se consagra con esta novela como un excepcional narrador, capaz de recrear con un estilo deslumbrante toda una epoca.

  • Tentaciones Peligrosas (Peligrosa 1) de Nerea Vara

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    Gracias a la numerosa fortuna que sus padres les dejaron, Wendy y Rick han podido vivir sin problemas. Ella es rechazada por la universidad a la que pretendia ir, asi que decide que ya es hora de volver a San Francisco, tras cuatro anos estudiando en Paris. Su hermano lleva una vida llena de vicios. Es dueno de un concesionario de vehiculos y le sobra el dinero. Cuando Wen le dice que quiere volver a casa, se alegra por volver a tenerla cerca pero no por los problemas que pueda causarle.

  • El rastreador de conchas de Anthony Doerr

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  • Giros del destino de Isabel Acuna

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    Adrian Cameron y Gabriela Rivera se conocen en medio de condiciones adversas, al compartir un suceso traumatico que derrumba la certeza y la confianza sobre las que cada uno habia fundado su vida y los obliga a enfrentar una nueva realidad que los lleva a apoyarse el uno en el otro para sobrellevar el desengano, a la vez que nace entre ellos una intensa atraccion.

  • Entre brumas de Raquel R. Gallagher

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  • Jimena no deshoja margaritas de Olga Salar

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    La musica es lo mas importante en la vida de Jimena: su trabajo, su manera de expresarse, su pasion… De hecho, su chelo es el mejor amante que ha tenido: fiel, comprensivo y siempre dispuesto a satisfacerla.
    Asi que, ?para que necesita un hombre por muy atractivo que sea? Jimena no esta dispuesta a soportar que nadie le diga que debe hacer, ni como vestirse, que piense que su lengua es un arma de destruccion masiva o que se queje de lo horrorosas que son sus pecas… Y eso es justo lo que pasa cada vez que tiene la mala suerte de coincidir con Lucas.
    Pero cuando se ven forzados a compartir una casa antigua en un pueblo en medio de ninguna parte, las chispas empiezan a saltar. sin que ninguno de los dos pueda evitarlo.

  • La Chica de la ira y otros relatos de Sonia Molinero Martin

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    <>, penso. Y dio un trago tan largo que casi se ahoga. Todas las mananas lo mismo, el mismo proceso antes de salir de casa. Ducharse, vestirse, comer algo rapido, con desgana, coger sus cosas y antes de cruzar el umbral de la puerta, dar un buen trago de cualquiera de sus licores salvavidas. Estaba enfermo y en el mas recondito hueco de su miserable ser, lo sabia. Era un conocimiento antiguo, desgastado, sin ningun interes para el en la actualidad. Cuando llegaba a sentirlo, a sentirlo con profunda honestidad, sonreia cansado y convencido de que si lo intentaba de nuevo, volveria a fallar. Habian pasado ya tres anos desde su recaida y no habia noche que no lo pensara. Pero estaba harto de si mismo, de repetirse la misma historia una y otra vez, a cada vuelta en la cama, a cada pesadilla que le dejaba sudoroso y extasiado antes del amanecer. <> Y esos puntos suspensivos, le mantenian convencido de que efectivamente llegaria un dia en que tuviera los suficientes cojones como para beberse el miedo y pasar pagina. Casi todo el mundo tiene en la cabeza que lo normal es que un alcoholico tenga una vida precaria, dura, dificil y poco llevadera. Que viva en soledad, con problemas economicos o con la familia. Pero la realidad no es esa. Un hombre como Santiago lo tiene todo. Tiene fama, tiene una gran carrera, tiene una bella mujer e hijos, una gran casa y un coche a la altura de las circunstancias. Y por encima de todo tiene algo que le une a cualquier otra persona con su mismo problema. Tiene miedo. --!Marina! Soy yo. Ve preparando la documentacion para la reunion como te explique ayer. Avisa a los japoneses, ya estoy llegando --montado en su coche vuelve a dar un trago a la pequena petaca que lleva en uno de sus maletines. Despues, y como siempre, la pastilla que su buen amigo el Dr. Aguado le receto para el mal aliento. Aquella manana lluviosa no iba a ser menos, tenia que estar a tope para ofrecer su mejor version en la sala 36, repleta de desconocidos. Ya en la oficina, el cafe que Marina posaba en sus manos con avidez, completaria el ritual antes de la reunion. Fue un exito rotundo, salio a medio dia de alli con los bolsillos mas llenos que nunca y con una sed primitiva que sabia que le iba a costar calmar. Lucia un sol esplendoroso. Todos estaban esperandolo en la azotea del hotel para celebrarlo como merecia la ocasion. Incluso su mujer se acerco por alli con un par de amigas y companeras del despacho. Vino, cava, champan, whisky, ron, ginebra, de todo de la mejor calidad, para acompanar mariscos, pescados y suculentos caprichos carnivoros que les llevarian de la mano, mas que satisfechos, hasta bien entrada la madrugada. Eran unas cincuenta personas bailando sobre un emblematico edificio de una ciudad que no podia dormir. Y entre todas ellas, una, queria beberse todo lo que estaba a la vista. Queria olvidar quien era, seducir a la muerte, tentar a su buena suerte y abandonarse a esa sensacion de plenitud sin limites. Aunque sabia que aquello duraria poco, en unas horas viviria sin remedio la caida mas mortal, su temida cuesta abajo. Y eso es justo lo que paso. El hoyo era cada vez mas profundo y lo veia venir antes. Ya no le era suficiente con firmar un contrato millonario de una punta a otra del mundo, o tener una intensa vida social. Tampoco la sensacion ocasional, casi forzada, de vivir completo, de tenerlo todo por tener amor. ?Tenia de verdad amor? ?Por que el no sentia eso? ?Por que no le servia de consuelo en momentos asi? Ahora solo queria dormir sobre una cama que no fuera la suya, con otro <> que no le representara a el y que al mirarse en el espejo tras vomitar, no le sonriera amargamente desde el otro lado para darle las buenas noches y gritarle en toda la cara un: <>. Amanecio solo en una cama desconocida. Recogio sus cosas de inmediato y se dio a la fuga lo mas rapido que le permitio su resaca. Lo unico que tenia claro es que era sabado y que no tenia que ir a la oficina. Bien, eso era suficiente para empezar. Poco a poco, las lagunas en las que nadaba profundamente a medida que conducia por la autovia, se iban calmando. Una sonrisa borrosa aqui y cuatro palabras alla, unas llaves en la mano, un mensaje antes de cerrar los ojos, iban apareciendo en su cabeza situandole en lo que fue el final de una noche para olvidar. Todo el mundo estaria saboreando el exito de aquella operacion redonda, pero el no. Quizas tuvieran un ligero dolor de cabeza por haber tomado alguna copilla de mas, el queria morirse. De nuevo, se sentia hundido y avergonzado. Miro su telefono con miedo, pero antes de abrir el mensaje de su mujer, un trago. Cuando sostuvo la petaca en la mano se miro en el espejo retrovisor, pero no vio a nadie. Contuvo la respiracion por unos instantes y entrando en panico, echo la cabeza hacia atras para sentir bien como bajaba el nudo de la garganta, empujado por el magico elixir de su pequena botella. Pero aquella vez, no bajo. Todo salio disparado por la ventanilla abierta y le dejo atemorizado. Paro el coche en el arcen en cuanto pudo y se puso a llorar. Habia pasado resacas peores que aquella pero era la primera vez que un trago se le resistia. ?Habria llegado el momento? ?La vida le habia sentenciado con un <> alto y claro? Eso parecia. Volvio al movil, con los ojos furiosos envueltos en lagrimas. Su mujer le habia dejado un mensaje que apenas podia leer y decidio cerrarlos por unos momentos. Imagino lo que ponia y lloro con mas potencia; creyo que seria el punto y final de una vida llena de lujos y desfases por su parte, de un sube y baja continuo que le llevaba inconsciente por una vida familiar por la que pasaba siempre de puntillas. Las lagrimas ahora eran un torrente incontrolable, salvaje, que se deslizaba por su cuello y le empapaban la camisa pringada de borracho trasnochado que aun llevaba puesta. Se habia levantado vestido, eso lo recordaba claramente. Arranco el coche con furia y decidio parar en la primera gasolinera que encontrara. Un senor altisimo y peludo le saludo desde el surtidor de al lado. No tenia ni la mas remota idea de quien era. No le devolvio el gesto, se giro extranado hacia el coche que habia dejado mal aparcado encima de un bordillo mordisqueado. Saco de atras su maleta de viaje y la arrastro lentamente hasta llegar a un antiguo restaurante que estaba a escasos metros, asi podria descansar, comer algo y tomar un cafe. Pidio y sin esperar se fue directo al bano. Alli paso lo que imaginaba, al volver a verse frente a un espejo rompio a llorar de nuevo. Abrio el grifo y empezo a lavarse, cambiarse y a intentar mantener la compostura para ir a desayunar. --Buenos dias --Una voz masculina lo inundo todo. Pero Santiago no vio a nadie y se quedo desconcertado--. Estoy aqui, tras la puerta numero 3. --Hola, ?por que me hablas? ?Que quieres? --Ahora mismo nada, en su dia te hubiera dicho que lo mismo que todo el mundo, encontrar la paz.--Y tanto, como lo sabes... --Ahi me he encontrado yo muchas veces, mas de las que recuerdo… Y se que para que una persona entre a un aseo de una gasolinera perdida de la mano de Dios y rompa a llorar asi, la cosa es grave. --?La encontraste? --Digamos que ya se donde buscarla. --Esperanzador, pero demasiado utopico para mi en este momento. --Es normal y natural. Las dudas, digo. Aquella extrana conversacion le estaba haciendo incorporarse un poco mas, dejar esa postura de animal desvalido y mirarse de nuevo al espejo sin tanto odio, mientras se intentaba peinar con los dedos aun mojados. Su respiracion empezo a ser mas calmada y ya no se entrecortaba. --Escuchame --continuo la voz-- me he sentido tan identificado contigo al notar que llorabas, que pese a estar sentado detras de esta puerta, he tenido que hablarte. No eres ese que ves en el espejo, amigo, ni siquiera eres ese que crees ser, o mejor dicho, que imaginas que eres constantemente. Tampoco eres esa voz que te habla, que esta siempre en tu cabeza dando por saco en el peor de los momentos, que crees que te incita a hacer las cosas que haces y que no te gustan, y por las que te sientes tan culpable... Tu no eres todo eso, eres algo mas. La puerta de entrada al bano golpeo con fuerza en la pared despues de que entrara el senor alto del surtidor de al lado. --Caray, que fuerte me he levantado hoy. Habria que poner un tope por detras de esta puerta, !hola de nuevo! --Hola, que hay --continuo acicalandose frente al espejo mientras iba guardando sus cosas en la bolsa de aseo. --!Santi! ?Verdad? Estas igual, macho. ?No te acuerdas de mi? Soy Fernan, el de la clase de tercero A, viajamos juntos a Italia cuando estudiabamos. --Perdona, no te recuerdo --y penso a mil por hora <>. Aun asi, cuando el otro se le acerco para darle la mano, sintio verguenza, como si aquel pensamiento lo hubiera compartido en voz alta. --Bueno, ?y que tal? A juzgar por el cochazo que has aparcado ahi afuera, eres un tio con suerte. La gente como tu ya destaca desde muy joven, se veia venir que ibas a tener exito en la vida, !me alegro hombre! Santi no reaccionaba, se habia quedado mudo. --Seguro que tienes una preciosa familia, ya he visto las sillas de los ninos en la parte trasera... yo estoy solo, pero estoy bien, ahora me voy a hacer un viaje por Asia en cuanto coja las vacaciones. --Paro de hablar solo para coger aire--. Despues probablemente pueda conocer varios paises porque me debian dias del ano pasado en la empresa, !y los pienso aprovechar todos juntos!. Soy un apasionado de la comida y me voy a comer el mundo ?lo pillas? --y se rio aparatosamente dando una sonora palmada en su espalda. Santiago no sabia donde esconderse. Miraba por el espejo con ansiedad, a ver si detras de el aparecia aquel hombre con el que estaba hablando justo cuando entro el parlanchin de Fernan, pero de alli no salia nadie. Con un poco de suerte, si aguantaba un poco mas asintiendo sin parar en aquel monologo, apareceria su salvador al rescate. Pero nada, silencio absoluto tras la puerta numero 3. Espero un par de minutos por si acaso y reacciono tajantemente. --Lo siento, tengo que irme. El cafe se me habra quedado helado y ademas, tengo un poco de prisa. Que tengas buen viaje Fernan. --!Vale Santi! !Encantado de verte hombre! Justo antes de salir de alli, no pudo evitar girarse para al menos ver los zapatos de aquel hombre tras la puerta, pero no lo consiguio. Fue un poco extrano, parecia que no hubiera nadie. La camarera le miro con cara de no entender a que se debia tanta tardanza, Santi la sonrio amargamente y le puso el dinero en la barra para zanjar otra posible conversacion cuanto antes. Estaba mareado. Se dejo caer sobre la silla y apoyo los codos en la mesa llevandose las manos a los ojos para restregarselos varias veces. Vio salir a Fernan y espero que tras el, apareciera el otro hombre. Pero eso no ocurrio. No podia creer que aquella conversacion no hubiera tenido lugar en el bano, estaba seguro de que habia sido real. Pero pasaban los minutos y nadie salia. De repente, una mano en el hombro le sobresalto y le hizo dar un pequeno respingo en la silla. --!Increible! !Que casualidad! ?Pero donde os habeis metido que os estamos llamando todo el dia Santi? --Sus suegros estaban alli de pie, mirandolo con un entusiasmo imposible de disimular --. Mi hija nos han contado lo de la firma, vamos a pasar el fin de semana con vuestros vecinos ?no te lo ha dicho Anita? Nos vamos a ese pueblo tan ideal… ?como se llamaba?, bueno da igual. La cuestion es que de paso queriamos ver a los ninos, les traemos unos regalitos de Grecia. <>, penso. <> No habia contestado a Ana... Ni tampoco a la multitud de mensajes y llamadas perdidas que seguro tendria. Desactivo el modo silencio. Sus suegros ya se habian acomodado en la mesa y el no atinaba a encontrar las palabras exactas, aquellas que no comprometieran su alarmante estado. Pero no hizo falta, la vida tiene una curiosa forma de encajar las piezas. La abuela sonreia al yerno con condescendencia, comprendiendo que quizas la noche se hubiera descontrolado un poco tras la fiesta. Se la veia orgullosa, le guino un ojo y le resto importancia a lo extrano de aquella situacion. Comieron y bebieron en silencio, pero en paz. Sono su telefono y reacciono con inquietud. Santiago temblaba mientras se lo acercaba a la oreja, su mujer estaba al otro lado. De repente, recordo las palabras de aquel desconocido del bano, <> y se dejo llevar por ese pensamiento tranquilizador. --Carino ?estas bien? --Aquella pregunta le sorprendio, esperaba mas hostilidad. --Regular, ?y tu? --!Bien! Estoy recogiendo a los ninos ahora mismo, ya estamos montados en el coche direccion a casa. El no pudo contestar... --Santi, ?no recuerdas nada verdad?

  • La Jefa (La Fiesta de San Valentin 2) de Nina Klein

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    Si el infierno existe, es una fiesta de San Valentin en la oficina.
    Fiona esta aburrida, aburrida, aburrida. Aburrida al cubo. Contando los minutos para poder desaparecer de la fiesta a la que habia ido a reganadientes.
    Lo unico que queria era llegar a casa para meterse en un bano de burbujas con una novela.
    ?Patetico para un viernes por la noche? Quizas, pero despues de su divorcio, lo ultimo que le apetecia era celebrar San Valentin en la oficina, la verdad.
    Hasta que aparece su secretario --perdon, su ayudante-- y tienen un desacuerdo sobre si esa manana ha enviado unos emails o no.
    Una situacion embarazosa, una apuesta y un final que ninguno de los dos esperaba...

  • Bajo la aurora boreal de Mimmi Kass

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    Una apasionante historia de amor entre dos mundos opuestos en uno de los rincones mas deslumbrantes del planeta.

  • Los amos del mundo estan al acecho de Cristina Martin Jimenez

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    En las reuniones secretas de Bilderberg se decide el destino del mundo. Si no tienes el honor de ser invitado, simplemente no existes, no eres nadie. El objetivo del Club es acabar con nuestras libertades personales y manipularnos mediante un unico gobierno mundial establecido en la ONU. ?Como es posible que Google, Nokia, Coca-Cola o el FMI puedan cambiar nuestras vidas? En este libro politicamente incorrecto, Cristina Martin Jimenez desvela las ultimas mentiras fabricadas por los <> para mantener a la poblacion atemorizada y, como consecuencia, controlada.

  • Vidas fragiles de Stephen Westaby

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  • Por y para siempre (La Posada de Sunset Harbor 2) de Sophie Love

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    --Buenos dias. Emily se estiro y abrio los ojos. La imagen que le dio la bienvenida era la mas hermosa que hubiese podido imaginar: Daniel, rodeado por las limpias sabanas blancas y con el halo de la luz matutina besandole el cabello revuelto. Inspiro una bocanada de aire profunda y satisfecha, preguntandose como habia podido alinearse su vida de un modo tan perfecto. Parecia que el destino, tras tantos anos de dificultades, por fin habia decidido darle un respiro. --Buenos dias. --Le devolvio la sonrisa con un bostezo. Volvio a acurrucarse bajo las sabanas, sintiendose comoda, abrigada y mas relajada de lo que lo habia estado nunca. La calma silenciosa de las mananas en Sunset Harbor contrastaban drasticamente con el ajetreo de su antigua vida en Nueva York. Podria llegar a acostumbrarse a aquello: al sonido de las olas rompiendo a lo lejos, al olor del oceano, a tener a un hombre atractivo tumbado junto a ella en la cama. Se levanto y fue hacia las puertas cristaleras que daban al balcon, abriendolas para poder sentir la calidez del sol en la piel. El oceano destellaba en la distancia, y los rayos de luz iluminaron el dormitorio principal que tenia a la espalda. A su llegada, hacia seis meses, habia sido un desastre lleno de polvo, pero ahora era una ensenada de tranquilidad de paredes y sabanas blancas, alfombra suave, una preciosa cama con dosel y mesitas de noche antiguas cuidadosamente restauradas. En aquel momento, con el sol dandole en la cara, Emily sintio que por una vez todo era perfecto. --?Estas lista para tu gran dia? --dijo Daniel desde la cama. Emily fruncio el ceno, con la cabeza todavia demasiado embotada por el sueno como para comprenderle. --?Mi gran dia? Daniel sonrio con suficiencia. --Tu primer cliente, ?recuerdas? A los pensamientos de Emily le hicieron falta un segundo para caer en la cuenta, pero enseguida recordo que tenia a su primer cliente, el senor Kapowski, durmiendo en la habitacion al final del pasillo. La casa que se habia pasado seis meses restaurando habia pasado de ser un hogar a un negocio, y aquello significaba que tenia que preparar un desayuno. --?Que hora es? --pregunto. --Las ocho --contesto Daniel. Emily se quedo paralizada. --?Las ocho? --Si. --!No! !Me he quedado dormida! --exclamo, volviendo a entrar a la carrera al dormitorio desde el balcon. Cogio el reloj despertador y lo agito con furia--. !Se suponia que tenias que despertarme a las seis, maldito cacharro! Lo volvio a dejar con un golpe sobre la mesita de noche y despues se apresuro hacia la comoda en busca de algo de ropa, lanzando sueteres y pantalones por todas partes. Nada le parecia lo bastante profesional.; habia tirado a la oficina toda la ropa que habia tenido para la oficina de su antigua vida en Nueva York, y ahora todo lo que tenia era ropa practica. --Tranquila --rio Daniel entre dientes desde la cama--. No pasa nada. --?Como que no pasa nada? --gimoteo Emily, saltando a la pata coja mientras se ponia unos pantalones--. !El desayuno empezaba a las siete! --Y solo hacen falta cinco minutos para escalfar un huevo --anadio Daniel. Emily se quedo paralizada alli donde estaba, medio vestida y con cara de haber visto a un fantasma. --?Crees que querra huevos escalfados? !No tengo ni idea de como escalfar un huevo! En lugar de tranquilizarla, las palabras de Daniel solo sirvieron para hundirla todavia mas en el panico. Arranco un arrugado sueter liliaceo del cajon y se lo paso con la cabeza, consiguiendo que la electricidad estatica le encrespase el cabello al instante. --?Donde esta mi mascara de pestanas? --pregunto, corriendo de un lado al otro--. ?Y podrias dejar de reirte de mi? --anadio, dirigiendo una mirada enfurecida a Daniel--. Esto no es divertido. Tengo a un huesped. !A un huesped que paga! Y no tengo mas que zapatillas de deporte que ponerme. ?Por que tire todos los tacones? Las risitas ahogadas de Daniel se convirtieron en carcajadas. --No me rio de ti --consiguio decir--. Me rio porque soy feliz. Porque estar contigo me hace feliz. Emily hizo una pausa; aquellas palabras tocaron algo en lo profundo de su ser. Lo miro, alli tumbado de manera languida como si fuera un Dios en su cama. Daniel tenia una cara con la que no se podia estar enfadada mucho tiempo. Daniel aparto la vista. Aunque Emily ya estaba acostumbrada a que Daniel se encerrase en si mismo cuando demostraba demasiado lo que sentia, aquello seguia poniendola nerviosa. Los propios sentimientos de Emily eran tan evidentes que era como si fuera trasparente. No le cabia duda de que siempre llevaba el corazon en la mano. Pero a veces Daniel la hacia sentirse perdida. Con el nunca estaba segura, y aquello le recordaba de manera casi dolorosa a sus relaciones anteriores y a la falta de estabilidad que habia sentido en ellas, como si estuviese de pie en la cubierta de un barco que se balancease sobre el mar y nunca fuese a acostumbrarse al balanceo. No queria que aquella historia se repitiese con Daniel, queria que con el fuese distinto. Pero la experiencia le habia ensenado que en la vida es muy raro conseguir lo que se desea. Volvio a girarse hacia la comoda, ahora en silencio, y se puso unos pequenos pendientes de plata. --Tendra que servir --dijo, desviando la mirada del reflejo de Daniel en el espejo para mirarse a si misma, y su expresion paso de ser la de una chica llena de panico a la de una mujer de negocios decidida. Salio con paso firme del dormitorio y se lo encontro todo sumido en el silencio. El pasillo del segundo piso era ahora imponente, con unas preciosas lamparas de pared y una arana en el techo que atrapaba la luz del sol matutino y la reflejaba en todas partes. El suelo de madera se habia pulido hasta la perfeccion, anadiendo un toque rustico pero glamuroso. Emily miro hacia la puerta que habia al final de dicho pasillo, la puerta de la habitacion que previamente habia pertenecido a Charlotte y a ella. Restaurar aquella habitacion habia sido lo mas dificil de todo, puesto que para ella habia sido como borrar a su hermana. Pero todas las cosas de Charlotte estaban ordenadas con cuidado en un rincon especial del atico, y Serena, amiga de Emily y artista local, habia creado algunas obras de arte asombrosas con la ropa de su hermana. Aun asi, seguia sintiendo un cosquilleo en el estomago al saber que habia un desconocido durmiendo al otro lado de aquella puerta, un desconocido al que ahora tenia que servirle el desayuno. En sus fantasias de convertir la casa en un hostal nunca habia llegado a imaginar como seria realmente, que aspecto tendria ni como se sentiria al respecto. De repente le parecia que no estaba preparada en lo mas minimo, como si fuera una nina jugando a ser adulta. Recorrio el pasillo hacia las escaleras asegurandose de hacer el minimo ruido posible. La nueva alfombra color crema era esponjosa bajo sus pies, y no pudo evitar mirarla con adoracion. La transformacion de la casa habia sido una autentica maravilla que contemplar. Todavia quedaba trabajo por hacer: el tercer piso en concreto era un completo desastre, con habitaciones en las que todavia ni habia entrado, y aquello sin mencionar los demas edificios de la propiedad que contenian una piscina abandonada y todo un ejercito de cajas que organizar. Pero lo que habia conseguido hasta el momento con una pequena ayuda de la amable gente de Sunset Harbor todavia le sorprendia. La casa le parecia ahora una amiga, una que todavia tenia secretos que compartir. De hecho, habia una llave en concreto que estaba demostrando ser todo un misterio; no importaba lo que intentase Emily, no conseguia encontrar que era lo que abria. Lo habia comprobado todo, desde los cajones de los escritorios hasta las puertas de los armarios, pero todavia no lo habia encontrado. Bajo la larga escalera que ahora contaba con unas barandillas pulidas y relucientes, la esponjosa alfombra de aspecto resplandeciente y los afianzadores de cobre que destacaban los colores a la perfeccion. Pero mientras bajaba admirandolo todo, se percato de que habia una mancha en la alfombra: una huella de barro desdibujada. Era claramente la huella de la bota de un hombre. Se detuvo en el ultimo escalon. <>, penso. Pero entonces noto que la huella se alejaba de ella, dirigiendose hacia la puerta principal, lo que significaba que la persona habia bajado las escaleras. Y si Daniel seguia en la cama, entonces aquella huella solo podia pertenecer a su huesped, el senor Kapowski. Emily se apresuro hacia la puerta y la abrio a toda prisa. El senor Kapowski habia llegado con su coche el dia anterior por el camino de entrada recien pavimentado y habia aparcado justo alli. El coche ya no estaba. Emily no se lo podia creer. Se habia ido. CAPITULO DOS Llena de panico, volvio a entrar corriendo en la casa. --!Daniel! --grito desde el pie de las escaleras--. !El senor Kapowski se ha ido! !Se ha ido porque no me he levantado a tiempo de prepararle el desayuno! Daniel aparecio en lo alto de las escaleras cubierto unicamente con unos pantalones de pijama, dejando al descubierto los hombros anchos y el pecho musculoso. Su cabello estaba enmaranado, lo que le daba el aspecto de un estudiante que se hubiese levantado con prisas. --Seguramente tan solo haya ido a Joe's --repuso, bajando las escaleras hacia Emily al trote--. Mencionaste lo buenos que son sus gofres, ?recuerdas? --!Pero se supone que yo le tengo que preparar el desayuno! --exclamo Emily--. El hostal es un B&B, de bed and breakfast, alojamiento y desayuno, no un B de bed a secas! Daniel llego al pie de los escalones y la tomo entre sus brazos, abrazandola suavemente por la cintura. --Quizas no se haya dado cuenta de lo que significa la segunda B. Quizas creia que significaba <>. O banana --bromeo. Le dio un beso en el cuello, pero Emily lo aparto agitando la mano y se escabullo de su abrazo. --!Daniel, deja de hacer el tonto! --espeto--. Esto es serio. Es mi primer huesped y no me he despertado a tiempo de hacerle el desayuno. Daniel sacudio la cabeza y puso los ojos en blanco con afecto. --No es para tanto. Habra bajado a desayunar junto al oceano en lugar de eso. Esta de vacaciones, ?te acuerdas? --Pero desde mi porche se ve el oceano --tartamudeo Emily con una voz que empezaba a fallarle. Se dejo caer sentada en el ultimo escalon sintiendose pequena, como una nina que hubieran castigado a sentarse alli, y dejo caer la cabeza entre las manos--. Soy una anfitriona horrible. Daniel le froto los hombros. --Eso no es verdad. Simplemente todavia no le has cogido el ritmo. Todo es nuevo y extrano, pero lo estas haciendo bien. ?Vale? Dijo aquella ultima palabra con firmeza, casi con paternalismo, y Emily no pudo evitar sentirse reconfortada. Alzo la mirada hacia el. --?Quieres que te escalfe a ti un huevo al menos? --pregunto. --Eso seria un detalle --dijo Daniel con una sonrisa. Tomo el rostro de Emily entre las manos y le dio un beso en los labios. Fueron juntos a la cocina y el sonido de la puerta abriendose desperto a Mogsy y a su cachorro, Lluvia, de su duermevela en el lavadero que habia justo al otro lado de la puerta tipo granero. Emily sabia que mantener a los perros fuera de la cocina y de cualquier otra parte de la casa que necesitase para el negocio del hostal era un deber absoluto si no queria que le cerrasen el negocio al instante por higiene y salubridad, pero se sentia mal por confinar a los perros a un espacio tan pequeno de la casa. Se recordo a si misma que era una situacion temporal; ya habia conseguido que cuatro de los cinco cachorros de Mogsy fuesen adoptados por amigos del pueblo, pero Lluvia, el mas pequeno de la camada, era mas dificil de colocar, y nadie parecia ni remotamente interesado en aceptar a la madre. A fin de cuentas era, siendo amables, una perra callejera bastante fea. Tras llevar a los perros fuera y darles de comer, Emily volvio a la cocina. Mientras tanto Daniel habia logrado salir un momento al jardin para recoger los huevos que habian puesto aquella manana las gallinas Lola y Lolly, y habia preparado una jarra de cafe. Emily acepto una taza agradecida y aspiro el aroma antes de acercarse a los fogones Arga, otra de las reliquias de su padre que habia restaurado, y se puso a practicar el arte de escalfar huevos. De entre todas las habitaciones de la casa, la cocina era su preferida. Aquel pobre espacio habia sido victima del tiempo y el abandono a su llegada, y despues los habia asaltado una tormenta que habia provocado mas danos, y despues la tostadora se habia fundido y habia provocado un incendio. El dano por el humo habia sido mas destructor que el fuego en si: las llamas tan solo habian alcanzado un estante y consumido algunos libros de cocina, pero el humo habia conseguido filtrarse por todos los huecos y resquicios, dejando tras de si manchas negras y el olor de plastico quemado en todo lo que habia tocado. En tan solo seis meses, a aquella habitacion le habia pasado todo lo malo que podia pasarle. Pero tras algunas noches de trabajo duro, por fin habia sido restaurada por tercera vez y tenia un aspecto encantador con su frigorifico retro y su original palangana blanca victoriana Belfast, ademas de sus encimeras de marmol negro. --Resulta --dijo Emily, sirviendo su quinto intento de huevo escalfado en el plato de Daniel--, que no soy una cocinera tan mala despues de todo. --?Ves? --dijo Daniel, cortando la clara del huevo y dejando que la yema dorada cayese sobre la tostada--. Ya te lo habia dicho. Tienes que escucharme mas a menudo. Emily sonrio, disfrutando del humor amable de Daniel. Ben, su ex, nunca la habia hecho reir como lo hacia Daniel, y tampoco habia podido reconfortarla nunca en sus momentos de panico. Con Daniel era como si nada fuera nunca demasiado complicado para hacerle frente. No importaba si se trataba de una tormenta o un incendio, Daniel siempre le hacia sentir que todo iba bien, que podia arreglarse. Su estabilidad era uno de sus rasgos mas atractivos; podia calmarla y tranquilizarla del mismo modo en que la tranquilizaba el oceano. Pero aun asi Emily nunca estaba segura de que opinaba Daniel, de si sentia lo mismo que ella. Tenia la impresion de que su relacion era como la marea, y al igual que esta, no podian controlarla por mucho que lo intentasen.

  • No busco marido de Sophie Saint Rose

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  • Un regalo para el Boss de Lexy Timms

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    Jamie Connors desempena su labor como Asesora Senior y es la novia del guapisimo y sexy multimillonario Alex Reid.

  • Mas oscuro de E.l. James

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    Revive la pasion de Cincuenta sombras mas oscuras a traves de los ojos de Christian Grey.

  • Seremos Libres de Alexa Bleu

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    --Necesito salir de aqui, ya no aguanto mas encerrada --manifiesto, dando vueltas por el salon de este diminuto piso. --Pero si acabamos de empezar la cuarentena, Lucre --responde Bea, mi companera de piso y mejor amiga, mientras se atiborra a Doritos, enganchada a alguna serie de Netflix. La envidio. No le esta afectando casi nada el encierro porque ella siempre ha sido una persona casera. Yo soy todo lo contrario; necesito salir a que me de el aire, estar con gente o incluso asistir a clase, por muy extrano que parezca esto ultimo. Desde que el presidente del Gobierno declaro el Estado de Alarma hace casi una semana por culpa del virus, la gente no puede salir de sus casas, excepto para comprar comida, ir a la farmacia o pasear al perro, y en este instante me arrepiento de no haber adoptado uno, aunque la casera nos haya prohibido tener mascotas. De pronto, una grandiosa idea se me viene a la mente. Voy directa a mi habitacion, cojo papel y boli, y regreso al salon. Sobre la mesa que usamos para comer y que se halla llena de todo tipo de trastos, escribo lo que se me acaba de ocurrir. Soy Lucrecia, la vecina del 3degC. Me ofrezco como voluntaria para hacer la compra, ir a la farmacia a por medicinas o pasear a vuestro perro si sois personas de riesgo o con movilidad reducida. No pido nada a cambio. Podeis llamarme o mandarme un mensaje al movil. Le enseno la nota a mi amiga, que se burla de mi desesperacion, y abandono un momento la casa para pegar el papel en el espejo del ascensor. Ahora solo me queda esperar a que alguien contacte conmigo. Cuando vuelvo al piso, la lavadora ha finalizado y voy a la terraza, que se ha convertido en mi templo desde que ha comenzado el confinamiento, para tender la ropa. Basicamente mis dias son bastante rutinarios. Por la manana me levanto, desayuno, hago ejercicio y salgo a comprar el pan. Por la tarde estudio, aunque no sepa como va a acabar mi ano academico, y veo alguna serie con Bea. En fin... Un aburrimiento. --!Bea, ven, corre! --exclamo, asomada a la calle al terminar de tender. Mi amiga viene en mi busqueda con rapidez y las dos contemplamos como el vecino nuevo tira la basura en el contenedor con su elegancia. --?Tanta basura acumula todos los dias el solo? --pregunto. --Depende... --Bea frunce los labios, con la expresion de estar inventandose algo macabro --. Igual ha descuartizado a su exnovia y se esta deshaciendo del cadaver poco a poco. --Ladea su cabeza en mi direccion y me dedica una sonrisa traviesa--. Ya sabes... Para no generar sospechas. Por ejemplo, ayer le toco tirar un brazo; hoy, un pie; manana, la cabeza... --No creo. No tiene pinta de asesino. Seguimos con la mirada al vecino hasta que se mete en nuestro edificio. Compartimos rellano y su terraza esta justo al lado de la nuestra, asi que todos los dias lo veo un par de veces salir a fumarse un cigarro sin camiseta o leer un libro, dando un toque misterioso. Hace dos semanas se mudo aqui, pero no hemos entablado ninguna conversacion; solo nos hemos saludado con cordialidad. --?Y de que tienen pinta los asesinos? --inquiere Bea--. Los que parecen buenos, al final son los peores. Tenlo en cuenta, futura criminologa. --Voy a intentar conocerlo cuando lo pille en la terraza. Tengo curiosidad por saber cosas de el. A Bea se le escapa una carcajada. --Tu lo que quieres es que se meta en tus bragas. --Tambien --le doy la razon, riendome--. Estoy necesitada por culpa del confinamiento. No voy a mentir; ese tio esta muy bueno y supongo que tendra un par de anos mas que yo. Una alegria para el cuerpo no me vendra mal. --Me temo que no puedes acercarte a un desconocido a menos de un metro --me recuerda, mirandome fijamente--. Y mucho menos mantener relaciones sexuales con el. Suspiro, poniendo los ojos en blanco. --Gracias por romperme la ilusion. *** Tras los aplausos de las ocho, me quedo esperando un rato mas en la terraza por si el misterioso vecino da senales de vida, porque no ha salido ni un dia a aplaudir. Nuestro barrio es bastante tranquilo. Se encuentra en una zona apartada de Valencia, y la mayoria de vecinos son personas mayores o familias con hijos, asi que no dan mucho la lata. Algunos, tras aplaudir, se ponen a cantar y a bailar desde sus terrazas o balcones, y yo me uno a ellos porque tengo que aprovechar el unico momento del dia que puedo socializar con gente que no sean Bea o mis padres (por videollamada). Esta noche le toca a mi amiga preparar la cena con los pocos alimentos que nos quedan en la nevera. Manana me encargare de hacer la compra, y espero, de todo corazon, que haya papel higienico, porque nos queda solo un rollo. El olor del tabaco inunda el ambiente, lo que significa que el vecino sadico ha salido a su terraza a fumar. Observo que se asoma a la calle, apoyando los codos en su muro, mientras que con una mano sujeta el cigarrillo con expresion melancolica. Me doy el privilegio de estirar mi cuello desde donde me encuentro para estudiar al chico de cuerpo entero. Lleva una sudadera, un pantalon corto de chandal y va descalzo. De pronto, ladea su cabeza hacia mi, como si se hubiese dado cuenta de que me lo estoy comiendo con los ojos; enseguida aparto mi vista y me centro en observar el edificio de enfrente, fingiendo que no soy ninguna mirona de vecinos desconocidos y posibles asesinos en serie. --Buenas noches, vecina --oigo una voz masculina grave, que me parece muy sexy. Lo miro y le dedico una sonrisa. El tambien sonrie y despues exhala el humo del cigarro por la boca. --Buenas noches, vecino --le respondo. ?Le pregunto como lleva la encerrona? ?O por lo que hace todo el dia en su casa? ?O por que saca cada dia la basura? Siempre se me ha dado fenomenal mantener una conversacion con las personas, aunque no las conozca. De camino a mi facultad en el metro, nunca me he quedado callada y le hablaba al que tenia sentado a mi lado; no paraba de parlotear hasta que llegaba a mi destino, e incluso muchas veces me he despistado y he tenido que bajarme dos paradas despues. --?Que tal el confinamiento? --se atreve a preguntar, como si me acabase de leer el pensamiento. --Regular. --Me rio con tanto nerviosismo que parezco una tonta--. Estar enjaulada todo el tiempo no es lo mio. ?Y tu? --No veo la diferencia entre la cuarentena y mi vida normal. Estoy acostumbrado a estar en casa sin que me afecte. --Ah, que bien. Te envidio un poco. Yo estoy deseando que se acabe esta distopia para irme de fiesta. Lo hago reir con mi comparacion. Despues le da otra calada al cigarro y vuelve a echar el humo. --Em... Esto... Manana me toca hacer la compra. Si quieres que te traiga algo, no tienes mas que pedirmelo --le propongo--. Un paquete de papel higienico, harina, tabaco... Un paquete de preservativos para que uses con tu novia descuartizada, por si se te han gastado... --No tengo novia. Rompi con ella porque me puso los cuernos con mi companero de piso. Me quedo sorprendida. ?Como alguien puede serle infiel a este monumento? O a cualquier persona, en general. Yo no podria ni mirar a la cara a mi pareja. --Lo siento mucho --le contesto con lastima--. Si te sirve de consuelo, ella no te merecia. --Ya. --?Entonces no necesitas que te traiga nada del supermercado? --decido cambiar de tema. --No, gracias. Tengo de todo. --Vale, pues... --Enredo un mechon de pelo en mi dedo--. Voy a cenar. Ya nos veremos manana en la terraza. Se echa a reir. Dios mio, su risa desprende tanta sensualidad que hasta creo que me estoy enamorando. Asi, sin conocerlo ni nada. Muy bien. Puede que sea un psicopata que asesino a su ex por ponerle los cuernos, y yo estoy aqui, charlando tan ricamente con el y creyendo en el amor a primera vista y en tiempos de confinamiento. Sigo pensando que el encierro me esta afectando de mala manera. Tras despedirme del chico, que todavia no se ni como se llama, ceno con Bea y le cuento la pequena conversacion tan bobalicona que he tenido con el. Mi amiga me dice que de esta situacion puede surgir una bonita historia de amor entre vecinos, pero sin dejar de burlarse de mi. *** A la manana siguiente, me paseo por el supermercado del barrio, buscando todo lo que ha apuntado Bea en la lista de la compra y lo que me han pedido algunos vecinos tras leer mi anuncio pegado en el ascensor. La mayor parte de la gente va con guantes, mascarillas y respetando la distancia de seguridad. Gracias a mi amiga y a su alergia, me he podido poner una mascarilla de las que tiene por casa, porque en la farmacia ya no quedan existencias por culpa de los borregos que fueron a comprarlas a montones. Se creian que se avecinaba el apocalipsis o algo asi. Ahora mismo solo me queda coger el papel higienico para marcharme. Me dirijo hacia el pasillo por donde se encuentra y descubro, a escasos metros desde donde estoy, que nada mas hay un paquete y que el vecino sadico se esta acercando a toda pastilla para hacerse con el. Yo corro una maraton, con la esperanza de ganarle la carrera, pero cuando llego a su lado, el me sonrie con socarroneria y lo mete en su carrito. --Has llegado tarde --me dice, en tono burlon. Tambien lleva una mascarilla cubriendole la boca, pero lo que mas me llama la atencion de su rostro son sus ojos azules. --?No decias que no te hacia falta nada? --Anoche no necesitaba nada, pero hoy si. --Se separa un metro de mi, porque estabamos muy cerca el uno del otro--. Hay que respetar la distancia de seguridad. Podrias pegarme el bicho, Lucrecia. En este momento me queda claro que este tio es un psicopata. ?Como sabe mi nombre si no se lo he dicho? --O podrias pegarmelo tu --contraataco--. Yo estoy sana. --No lo sabes. A lo mejor eres portadora asintomatica. --O tu tambien. Se que esta sonriendo por debajo de la mascarilla; sus ojos lo delatan. Sin embargo, no me hace ni pizca de gracia que me haya robado el papel higienico. --Nos vemos, vecina Lucrecia. --Se despide de mi con la cabeza y no tarda en desaparecer de mi vista. Pues nada. Hoy me toca limpiarme el trasero con servilletas. Una vez que llego a casa, la exagerada de Bea me abre la puerta, sujetando un trapo, lejia y gel desinfectante, y vestida con un disfraz de astronauta, como si pensara que le traigo la lepra en la compra. Me obliga a desnudarme en mitad del rellano (solo permite que me quede con las bragas y el sujetador), y la dejo desinfectarlo todo mientras me doy una buena ducha de agua caliente. --!?Por que no has traido papel higienico, tia?! --me pregunta de sopeton, al colarse en el bano y descorrer la cortina de la ducha; yo casi me resbalo por el susto que me ha dado. --Porque solo quedaba un paquete --le explico, enjabonandome el cuerpo--. Adivina quien se lo ha llevado. --?La vecina loca del quinto? ?La que tiene veinte gatos? --No. El vecino descuartizador. Mi amiga permanece atonita durante unos segundos, y yo aprovecho para seguir duchandome. --?Como has permitido que te lo robara? --Llego antes que yo. Es idiota. --!Pues esto no se va a quedar asi! --exclama, senalandome con su dedo--. Pienso lanzarle basura a su terraza. --Y se esfuma del bano, dando un portazo. Salgo de la banera, me envuelvo el cuerpo con una toalla y mi cabello negro con otra, y me meto en mi habitacion con la intencion de ponerme el pijama, pero un mensaje en mi movil me interrumpe, asi que lo cojo de mi escritorio y entro en WhatsApp. Descubro que el numero no lo tengo guardado. Hola, Lucrecia, soy tu vecino. Como te has puesto tan triste cuando me he llevado el papel higienico, he decidido dejarte seis rollos sobre tu felpudo (yo me he quedado con otros seis). No te preocupes, que no los he tocado y continuan metidos en el paquete de plastico. De nada. Posdata 1: Tu numero lo he cogido de la nota que he visto pegada en el ascensor. Posdata 2: Limpiate bien. Mira que considerado el descuartizador... Tiro el movil sobre la cama y corro hacia la puerta de la entrada, sosteniendo la toalla con una mano para evitar que se me caiga y que los vecinos me vean como mi madre me trajo al mundo. Y ahi esta el paquete con los seis rollos de papel higienico, descansando en el felpudo. Echo un vistazo a la puerta de al lado, que se encuentra cerrada, y sonrio negando con la cabeza. Despues entro en mi piso y le cuento a Bea lo que acaba de suceder, pero ella, como es tan miedosa, se ocupa de desinfectar el plastico y le pasa a cada rollo un trapo por encima, por si da la casualidad de que el virus haya llegado hasta ahi.

  • Tu, Despues De Mis Suenos de Noah Evans

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    Ya habia pasado mas de mes y medio desde que acabo con Angel. Habia perdido la cuenta de las veces que el habia intentado contactar con ella. Lo intento de varias maneras, hasta a traves de sus amigos. Pero Blanca siempre se negaba. Le conto que habia hablado con una companera, la asistente social del hospital donde trabajaba, para buscar una solucion a su problema. La respuesta de Blanca siempre era la misma, "Olvidalo", "Olvidame", "Alejate de mi". Asi que Angel concluyo la relacion con un "Aqui me tienes si lo necesitas". Y al fin se habia hecho el silencio desde hacia unas dos semanas. Pero no he tenido mas remedio que escribirle. La esquina de un mueble en una de sus discusiones con Paco, habian sido la causa. Angel no sabia nada, solo le habia escrito un mensaje preguntandole si estaba en el trabajo o en casa. Y al responderle que "en casa", le pidio un favor enorme. No tengo a quien mas acudir. Llevaba su maleta trolley. Habia salido huyendo de casa, el Cari ya lo sabia. Estaban a miercoles y le ofrecio el dormitorio de su hermano, ya casado, para que se quedara al menos hasta el domingo. Tambien Blanca llamo a su jefe para decirle que estaba enferma y que ese fin de semana no podria trabajar, corriendo el riesgo de que la despidieran, puesto que habia mas chicas que puestos en ese oficio. No queria meter a Angel en el asunto, solo iba a llegar a su casa, estar alli diez minutos y marcharse a casa del Cari. Ese era el plan. Supuso que a Angel le habria extranado que despues de mes y medio sin querer cruzar mas de una o dos palabras, y de no responderle a la mitad de sus mensajes, Blanca acudiera a el. Pense que me mandaria a la mierda. Algo totalmente comprensible si lo hiciera. Es lo que merezco. Pero no fue asi. No hizo preguntas, solo le respondio, "Lo que necesites, estare aqui toda la tarde". Corria por la estacion de metro mientras las ruedas de su maleta esquivaban los pies de otros pasajeros. Hacia frio, acababa de pasar la Navidad, estaba nublado, nevaba en toda Espana. Blanca llevaba un abrigo marron claro de ante con el interior de pelo, de cuello alto, una bufanda gruesa, un gorro de lana, y unas enormes gafas de sol. Era ese complemento el que llamaba la atencion entre los transeuntes que se cruzaban con ella. Estaba nerviosa, le costaba respirar con la carrera y notaba como hasta las manos le temblaban. Su madre la llamaba sin parar, dudaba si era por saber donde se habria metido o si iba a cometer lo mas sensato que deberia, que seria acudir a poner una denuncia de una vez por todas. "Donde estas. Vuelve a casa" "No voy a volver en unos dias. Dejame en paz". "Yo tambien quiero volver a Cadiz". "Volveremos a Cadiz, te lo prometo. Dejame tiempo, volveremos". No sabia el como, ni el cuando. Pero estaba segura de que al menos haria lo posible para que su madre pudiera regresar a Cadiz junto a su abuela y tia. "Tres mujeres que solo han conocido el ninguneo y el desprecio de los hombres, sean padres o maridos". Le dolia el cuello, supuso que seria del propio golpe. Fue una mala suerte chocar contra el mueble. El golpe se hubiese quedado en poco si no se hubiera estampado contra la esquina. Pero al rato se asusto tanto que no tuvo mas remedio que llamar a Angel por mas que se habia prometido no hacerlo. Subio las escaleras de la estacion. Jadeaba. Oliver le habia escrito tambien unos dias atras. En cuanto alguien le dijo que Blanca volvia a estar sola. Con el fue tan breve como con Angel, o mas si cabe. Ni loca pensaba retomar el contacto con Oliver, era peligroso y embaucador hasta el limite que pudiera imaginar, tenia que mantenerlo alejado de ella todo lo posible, y mas cuando volvia a ponerlo como escudo contra Angel. Sin embargo, el escudo habia sido en vano. Tenia que pasar el duelo de su corta relacion con Angel, no le quedaba otra. A ver si esto de hoy no lo empeora. Llego hasta el portal, llamo, el no tardo en abrirle. Tomo el ascensor y cuando llego hasta su puerta, esta ya estaba abierta. En cuanto vio la silueta de Angel su estomago se encogio para dar paso a aquella sensacion que daban las montanas rusas cuando bajan la rampa a gran velocidad. Vio la alegria en la expresion de Angel pero algo cambio en su rostro cuando se percato de la maleta de Blanca. A ver si se va a pensar que me vengo con todo el equipo para quedarme. Que verguenza, yo no se para que vengo. [?]Pasa [?]le invito el, ahora serio. Blanca entro con la cabeza baja. No tenia que haber venido. Siento que no tenia que haber venido. [?]?Que ha pasado?[?]le pregunto acercandose a ella. Blanca aun tenia puestas las gafas de sol. [?]Lo siento, pero necesito que lo veas. No puedo ir a otro sitio [?]comenzo Blanca. Se desenlio la bufanda del cuello. [?]Bienvenido a mi realidad [?]se quito las gafas. No se atrevio a mirarlo directamente, miraba hacia un lado. Los ojos se le llenaron de lagrimas. Angel se acerco a ella en seguida, le vio las intenciones de abrazarla, pero lo detuvo con la mano. [?]Solo va a ser un momento [?]le dijo ella con la voz ronca de aguantar las lagrimas[?]. Dime que esto es normal y que volvere a ver bien en unos dias y me marcho. [?]Blanca...[?]la cogio por la barbilla. [?]Es la primera vez que me pasa [?]le explicaba ella mientras el la miraba[?] el golpe fue demasiado cerca del ojo. [?]?Como ha sido?[?]pregunto moviendole la cara a un lado y a otro. [?]Con la esquina de un mueble[?]Angel se detuvo de nuevo en su ojo derecho, en la protuberancia que habia junto a el y en el golpe que habia al otro lado, en la mejilla izquierda. [?]?Por que no has ido a que te lo vieran a un hospital? [?]le renia, Blanca sabia que estaba completamente sorprendido, enojado y muchas mas cosas que no podia reflejar para no hacerle a ella pasar peor el momento. [?]He venido a que me lo veas tu [?]se defendio, la respiracion la tenia demasiado acelerada. [?]Tendria que vertelo un oculista[?]le respondio Angel. Blanca se miro en el espejo del mueble del recibidor de Angel. Su ojo iba a peor, y no era por el moreteado que tenia junto a el, sino por el propio ojo. El iris verde agua que solia tener era ahora una isla brillante y vidriosa en medio de un mar de lava roja. Hasta el lagrimal estaba rojo. Le molestaba, el parpado le pesaba demasiado pero lo que mas le habia asustado era la vision borrosa. [?]No puedo ir a urgencias[?]le respondio ella. Sabia que si iba le harian preguntas, y que por muy bien que ella inventara las respuestas, acabaria en el despacho de la asistente social o de un psicologo, y el miserable de su padrastro en un cuartelillo. Tomo aire de manera profunda , pero el aire se encogio en sus pulmones en un rebote para luego salir. Angel estaba muy serio, negaba con la cabeza sin dejar de mirarle el ojo. El escozor de la garganta de Blanca aumento. Quizas si que habia sido un error acudir a el. No queria reconocerlo, pero ahora que estaba alli necesitaba aun mas consuelo, el consuelo de el. Lo necesito en cuanto Paco le dio el golpe. Ya lo habia sentido con Oliver tiempo atras, esa sensacion de no estar sola, de que habia alguien, en otro lugar, que estaria a su lado, que la abrazaria luego y le curaria los golpes, tanto los de fuera como los de dentro. Es mentira eso de que no necesito a nadie. En cuanto comprobo en su casa que no podia ver bien, sintio que tenia que ir con Angel. Pero la necesidad de estar con el habia llegado antes, siempre la tuvo, desde el mismo momento en que su relacion termino. No podia aguantar mas las lagrimas. Tenia que salir corriendo de alli. De forma instintiva agarro el picaporte de la puerta de entrada para salir corriendo, pero Angel se acerco a ella y la abrazo. El le puso una mano en la cabeza y se la inclino hacia el pecho. En cuanto la mejilla de Blanca reposo en el calido pecho de Angel, en su respirar sereno, en su agradable olor, el escozor de su garganta aumento y su llanto le aviso que estaba a punto de estallar. Lo abrazo por la cintura, rompio a llorar. Algo que no solia hacer con el Cari, ni con Alba, ni con Noelia, ni siquiera con Regina. Sus amigos nunca la veian llorar asi por nada. Nunca le gusto mostrar debilidad, Raquel era la unica conocedora de su verdadero sentir. Angel no dejaba de abrazarla y le daba besos en la cabeza. Madre mia, que situacion le traigo al pobre. Despues de haberlo rechazado durante un mes. [?]Vamos dentro [?]le pedia el, aun estaban en el recibidor[?]. Voy a mirarte mejor eso. Blanca se quito el abrigo y el gorro y lo dejo en el perchero del recibidor. Echo su maleta a un lado. Se prometio estar alli solo unos minutos, los justos para que el la mirara. Pero en el fondo no queria ir a ninguna parte hasta que no se calmara. [?]Ven [?]la invito a sentarse en el sofa. El sofa de Angel era sumamente comodo. La calefaccion estaba puesta lo suficientemente alta como para que se le fuera quitando el frio de la calle. [?]?Quieres algo?[?]le pregunto y Blanca nego con la cabeza. Angel le trajo una manta de pelo y se la echo en las piernas. Se sento junto a ella. [?]Si tienes algo que hacer...[?]Blanca estaba tan abochornada que no sabia que decir[?].No voy a quedarme mucho tiempo. Solo necesitaba que lo vieras. Angel nego con la cabeza. [?]No te preocupes por eso [?]le respondio[?]. Te dije que aqui estaria si me necesitabas. Y casi me alegro de haber venido. Lo miro de reojo, a punto estuvo de inclinarse hacia el y volver a dejarse caer en su pecho, pero se contuvo. Ya la escenita de la entrada habia sido suficiente. Angel acerco su mano a la mejilla de Blanca y se la acaricio, luego le levanto el parpado para ver mejor el mar rojo en el que se banaba su iris derecho. [?]Es un derrame[?]la ojera tambien se estaba moreteando[?]. De todos modos voy a consultarlo con un amigo. [?]No pienso ir al hospital[?]le dijo Blanca firme. [?]Es lo que deberias de hacer pero no te puedo obligar [?]cogio su movil[?]. Espera un momento. Angel se levanto y se dirigio hacia la cocina, Blanca lo oia hablar con alguien, explicandole lo de su ojo. Tardo unos minutos en volver. [?]Puede verte pero a ultima hora de la tarde[?]le explico. [?]Te he dicho que no voy a... Angel nego con la cabeza. [?]Tiene una consulta privada [?]le explico[?]. Iremos a ultima hora, cuando ya este cerrada. Toda la tarde aqui entonces. Si lo mejor es que no hubiese venido. Blanca suspiro. [?]?A donde ibas?[?]le pregunto mirando la maleta. [?]A casa del Cari[?]aun se le encogia el pecho al hablar[?]. Me quedo con el hasta el domingo. Angel entorno los ojos. [?]?Quieres quedarte aqui? [?]No [?]la respuesta fue rapida. Como me voy a quedar aqui. [?]Puedes quedarte, no..., hay una habitacion de invitados. Blanca negaba con la cabeza. [?]Esta noche tendras que despertarte cada pocas horas, despues de un golpe asi y...pienso que seria lo mejor. Y yo tambien pienso que lo mejor para mi, por muchos motivos, seria quedarme. Pero seria egoista por mi parte, porque en cuanto este bien no volveras a saber de mi. [?] Al menos esta noche, manana te llevo a casa de Alvaro [?]le dijo[?]. De todas formas no sabemos a que hora volveremos del oftalmologo. Blanca nego de nuevo, esta vez sin tanto convencimiento. [?]Manana tengo turno de manana[?]hizo una mueca[?]cogio su movil de nuevo[?]. Pero con las horas que me deben... [?]No [?]ella intento detenerlo pero Angel habia vuelto a la cocina. Blanca agudizo su oido. Que no puede volver hasta el lunes, dice. Este quiere que me quede aqui hasta el domingo. Madre mia, que cabezota es. Por una parte estaba apenada por Angel, por traerle el problema hasta su casa, pero por otra vio que a el no le importaba en absoluto, hasta se veia orgulloso, dentro de lo que cabia, de que hubiese recurrido a el. Quizas lo veia como un filon para retomar lo suyo. De eso nada, maldita sea. Que otra vez me voy a meter en el lio. Angel regreso de la cocina. [?]Esta noche te quedas aqui, manana haces lo que te apetezca[?]le dijo sentandose a su lado. Blanca se incorporo enseguida del sofa y sin mirarlo salio corriendo al bano. Cerro la puerta, rompio en vomitos. No eran los primeros del dia. Cogio papel y limpio el WC de salpicaduras. Es para matarme, encima vengo a dar por saco y ensuciarle el piso inmaculado. Luego busco en el mueble donde sabia que Angel guardaba la pasta de dientes. Con el dedo y la pasta, se limpio lo mejor que pudo. Salio del bano, Angel estaba esperando en el pasillo. [?]?Bien?[?]le pregunto. [?]He cogido... El hizo un gesto con la mano. No importa, ok. [?]?Cuantas veces has vomitado desde el golpe?[?]le pregunto. [?]Tres[?]respondio ella. Angel le acaricio la nuca en cuanto se sento en el sofa y a Blanca se le erizo el vello de toda la espalda. Cerro los ojos. Entre la vista borrosa, los vomitos y el lote de llorar, le pesaban los parpados y lo unico que deseaba era tumbarse en el sofa, con aquella manta de pelo tan gruesa, y dormir. Miro a traves de la ventana. El cielo estaba oscuro, lloveria de un momento a otro. Hacia viento, las hojas de las palmeras se movian con fuerza. Esta vez no se contuvo, se dejo caer en el pecho de Angel y este reposo la espalda en el sofa. Lo miraba de reojo, el sonreia. Esta feliz y no se como puede estarlo. Yo misma me hubiese mandado a la mierda. Le acariciaba la espalda y la beso en la frente. Ya vale, ya se esta pasando. Blanca cerro los ojos. Pero la verdad es que me encanta.

  • Hue 1968: El punto de inflexion en la guerra del Vietnam de Mark Bowden

    https://gigalibros.com/hue-1968-el-punto-de-inflexion-en-la-guerra-del-vietnam.html

    Gracias a un acceso sin precedentes a archivos de la guerra en EEUU y en Vietnam, asi como a entrevistas con participantes de ambos bandos, Bowden narra cada fase de esta crucial batalla a traves de multiples puntos de vista.