• Apaga el fuego, si puedes de Maria Laso

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    El asesinato de un profesor de yoga en el parquin de un centro comercial y la desaparicion de Carlos Abreu, uno de los empresarios mas poderosos de la provincia, mantendran durante semanas en jaque a la policia de Huelva. A la inspectora Houda Falu y a su companero, Raul Damacio, se lo va a poner dificil un variopinto grupo de personajes, a cual mas enigmatico y traicionero. Desde la mano derecha del empresario, una joven portuguesa, hasta las mafias rumanas que se pasean a sus anchas entre Sevilla y Huelva.
    Maria Laso presenta la que puede ser su mejor novela, en la que nos sumerge en un mundo en el que amistad, amor, celos, corrupcion y violencia se aunan en un thriller tan evocador y entretenido que acaba atrapando irremediablemente al lector.

  • Como matar a una booktuber de Maria Laso

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    Se echo a llorar, de rabia y de verguenza por haber sido humillado. Sintio la necesidad imperiosa de destrozar todo lo que habia a su alrededor, de coger cualquier objeto punzante y clavarselo en los muslos. Apreto los punos, le hormigueaba la piel y se le inflamaba el cuello. Oyo la voz. Escuchame, idiota. !Ponte delante del ordenador y escribe! Como un automata obedecio. Corrio al despacho y encendio el portatil. Se sintio exhausto, mareado, el combustible del odio le hizo rechinar los dientes. Aparecieron los iconos del escritorio de su Acer Nitro 5. Puso el cursor encima de la imagen del procesador de textos Microsoft Word y dio un toque. Una pantalla en blanco se desplego ante el. !Escribe! --le volvio a ordenar la voz. Cerro los ojos unos instantes. Los abrio, puso los dedos en el teclado y empezo a teclear. El corazon le martilleo en el pecho y el cuerpo se le derritio en un sudor febril. Como matarla. Como matar a Laura. Como matar a una booktuber. Diez minutos mas tarde caminaba rapido por una de las grandes avenidas de la ciudad, intentando parecer alguien normal que tenia prisa, tal vez porque llegaba tarde a una cita o porque se acercaba la hora de recoger a los ninos del colegio. Tenia que ir esquivando a hombres y mujeres que se le cruzaban en el camino. Durante unos segundos dudo de adonde se dirigia. Finalmente, recordo que iba camino de la libreria El Lobo Encantador. El dueno era amigo suyo y la unica libreria de la ciudad donde le dedicaban buena parte del escaparate cuando salia a la venta alguno de sus libros. <>, penso. En aquellos instantes, hablar de literatura, hablar de sus libros, era lo unico que podia mitigar el odio que sentia hacia esa maldita puta anormal que le queria arruinar la vida. 2 Desayunaba en su pequeno apartamento cuando recibio la llamada angustiada de Aaminah. Estuvo a punto de volcar la taza de te al estirar el brazo para alcanzar el movil. Houda no era de las que se conformaban con una sola taza, sino de las que se bebian una tetera entera. Eso, cuando no tenia que ir pitando al trabajo o, como aquella manana, cuando no rompia su rutina matinal el tono de llamada del telefono. En seguida se dio cuenta de que la voz de su madre sonaba extrana, y la preocupacion se apodero de ella. --?Houda, desde cuando no ves a Houriya? La noche anterior habia estado a punto de llamarla unas cuantas veces, pero no lo hizo. Le parecio mejor plan preparar una cena ligera y ver un capitulo de Juego de Tronos. Ultimamente, esporadicos mensajes de movil eran la unica manera de contactar con sus hermanas. <>, penso exculpandose. --No se, desde el cumpleanos de papa, ?por que? Silencio. --!A tu hermana le pasa algo! --?Por que piensas eso? Escucho un hipido. Sintio que le faltaba el aliento ante la idea de que algo no marchara bien, su madre no era de las que se venian abajo con facilidad. Algo se le empezo a mover en el pecho. Algo que no le gusto reconocer. Instinto policial. --No me deja ver a los ninos --contesto murmurando--. Hace una eternidad que no los acompano al colegio por la manana ni los llevo al parque por la tarde; no me abre la puerta cuando voy a visitarla a su casa, !y se que esta dentro escuchando como aporreo la puerta! Lleva semanas sin ser la Houriya que conocemos. Se comporta de forma iracunda y alocada. Estoy muy preocupada. !Ni siquiera me coge el telefono! --Mama, por favor, tranquilizate. ?Desde cuando no contesta el telefono? --Mmm, un par de dias --dudo--. Houriya es muy suya, tiene su genio, pero, ?como puede hacerme esto? --?Habeis discutido? --Si, !no...! --la confusion que sentia Aaminah se hizo patente en su voz--. Puede que hayamos tenido un par de encontronazos, malentendidos... --?Que clase de malentendidos? --Ya sabes... --No, yo no se nada, explicamelo tu --Houda se impacientaba. --Por los ninos, por como los educa, pero... --Mama, !son sus hijos!, deja que los eduque como le de la gana. Si no estuvieras siempre dandole la tabarra con todo lo que hace bien o mal... --!He criado a tres hijas y soy abuela, por Allah! ?Tan malo es que la aconseje, que quiera ayudar? Cuando los ninos eran mas pequenos, le venia muy bien lo que ahora menosprecia, la ayuda que la azizati Aaminah le ofrecia tan desinteresadamente, y, ahora, parece que le estorbara. No he pegado ojo en toda la noche. --!Mama, ?te estas escuchando?! !Tranquilizate, por favor! ?No estaras haciendo una montana de un grano de arena? --dijo frotandose la palma de la mano libre en la pernera del pantalon del pijama. --!Eres tu la que tiene que enterarse! !A tu hermana le pasa algo! !Se comporta de forma rara desde hace meses! Asi que, deja de decirme que me tranquilice, que todo esta bien, !porque no es asi! ?No eres policia? !Pues a ver si eso sirve de algo para esta familia! !Enterate de lo que le ocurre a tu hermana! --?Quieres que pase por su casa? --Eso o llamala por telefono, lo que quieras, !pero haz algo! Llamame esta noche y me cuentas que tal --exigio angustiada la madre. --Vale, te llamare. Aaminah colgo, Houda se apoyo en el respaldo de la silla, con la mirada perdida al frente y solto un fuerte suspiro. 3 El timbre de la puerta siempre le causaba una ansiedad tremenda. Se aferro con las dos manos a la taza de te e intento ignorar el sonido. Cuando volvio a escucharlo, se resigno a soltar la taza sobre la encimera y en ir a ver quien era la persona que estaba interrumpiendo su desayuno. Entreabrio la puerta, solo una rendija para poder ver al intruso, con la cara que siempre ponia cuando estaba contrariada, como si se mordiera el labio inferior y sacara la lengua por debajo. Era el cartero del pueblo, un dia mas. --Perdona, ?podria dejarte este paquete? Es para Gabina, la vecina del dieciocho. Gimio. Tendria que quedarselo. Podria armarse de valor y decir que no. Seria una verdadera hazana hacerlo, un esfuerzo que no creia capaz de llevar a cabo. No, despues de haberse hecho cargo, durante los dos ultimos anos, de cientos de paquetes dirigidos a sus vecinos. Justo el tiempo en el que se habian disparado las compras on-line en el vecindario. Varias familias de la urbanizacion se habian acostumbrado, si el cartero no los encontraba en casa, a que Laura recibiera sus nuevas adquisiciones. Solia ser lo mas recurrente, pues la mayoria trabajaba en la ciudad o en los pueblos circundantes; comian en sus puestos de trabajo menus recalentados en el microondas, preparados la noche anterior o por la manana mientras desayunaban, los que pedian a restaurantes cercanos a sus empresas o fabricas, y no regresan hasta al anochecer. <>, penso. En una de sus escenas favoritas, en la sobremesa de una comida, el anfitrion le pregunto a Sara Noren si queria la receta de lo que habia cenado y ella le respondio: <>. Le gustaba mucho la serie y el personaje, se identificaba con la inspectora de policia. Ambas sufrian el sindrome de Asperger, una forma de autismo. A las dos les costaba interactuar con los demas, hacerles saber como se sentian en segun que situaciones. Laura creia que solo se diferenciaban por el miedo, su miedo, el que oscurecia un tanto el fragil mundo que habia logrado construirse. El que la hacia sentirse como una impostora de su propia existencia cuando salia de las cuatro paredes de su casa o cuando interactuaba con sus semejantes. --Si --respondio al cartero avergonzada. Abrio un poco mas la puerta para coger el paquete. Se contorsiono de forma rara, intentando que sus manos no rozasen las del hombre. Se relajo un poco al conseguirlo, pero le resulto toda una proeza. Lo dejo en el suelo con rapidez, a sus pies, y se seco las manos sudorosas en el pantalon del pijama. Estaba temblando. --Su DNI, por favor. Laura hizo un esfuerzo titanico y se lo dicto. Despues llego lo peor. --Firme aqui --le requirio. El cartero le alargo la PDA para que garabateara con el puntero su rubrica. Fue obvio que no iba a ser uno de sus mejores dias, no coordino bien los movimientos y estuvo a punto de tirar el aparato al suelo. El hombre le lanzo una mirada que dolio, de esas que ella no sabia muy bien como interpretar: <>. Aparto la mirada, volvio la cabeza hacia el pequeno buzon azul que habia en la pared de su izquierda y, al hacerlo, su pensamiento se disperso en la mezcla de colores: el blanco de la pared y el azul del buzon. Forzo una sonrisa e hizo lo que le habian pedido, firmo. --Gracias, y que pase un buen dia --se despidio el cartero. Laura se apresuro a cerrar la puerta. Apoyo la frente en la calida madera y se permitio unos minutos para acompasar el repiqueteo de su corazon.