• El asesino indeleble de Marcos Nieto

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    Las luces de mi Mustang iluminaban la noche y el inicio de esos bosques que, a nuestro avance, semejaban horadarse. Penetraba en la oscuridad guiado por la linea de alquitran que el hombre habia posado alli, entre los troncos. Between Forests no era mas que un pueblucho de mala muerte, un cumulo de almas insertado en las entranas de una marea de pinos. La mina de carbon mas importante del condado se encontraba en aquel enclave dejado de la mano de Dios. Sin el oscuro mineral, Between Forests no era nada. --No lo entiendo --murmuro mi companero encendiendose un cigarro a la vez que se acomodaba en el asiento--. Han encontrado al muchacho alli mismo, empapado en su sangre. !Para que mierda nos quieren! --No lo se --admiti frotandome las sienes--. La llamada me ha pillado con diez latas de cerveza de compania, vacias... Ni el agua helada ha conseguido centrarme. --Mi voz carecia de fuerza alguna--. Supongo que habran detectado algo extrano. --Esto me da mala espina. --?Por que? --Por nada en especial. Un simple presentimiento. --Hay que tener cuidado con ellos... --divague en voz alta sufriendo la incesante fuerza que el sueno proferia en mis parpados. Solo el dolor de mi testa evitaba su descenso--. Si se interpretan bien, pueden contener indicios del porvenir. Si miras con recelo al futuro, quiza este te revele alguno de sus misterios. <>. --Debes dejar de leer tantos libros sobre parapsicologia y esos rollos, en serio. --Si... --suspire sonriendo, sintiendome muy cansado. Necesitaba un cafe, y pronto. --?Te duele? --pregunto Dan tocandose con el dedo indice la sien izquierda. --Sabes que si. Aparque en una de las pocas gasolineras que se encontraban en el trayecto. El coche no requeria repostar; yo si. --Dos cafes dobles, por favor --pedi al dependiente: un hombre obeso de barba prominente--. Y por favor, dejeme echarle un poco de ese licor que guarda usted por ahi... Le guine el ojo. El calor atestaba la atmosfera, la condensaba haciendola densa, pesada, desagradable de habitar. Una mosca zumbo posandose en la frente humeda del dependiente; la ahuyento con un rapido gesto de su mano. --?Me has oido? <>. --Aqui no servimos bebidas alcoholicas --apunto aparentando estar azotado por una somnolencia persistente. --Yo creo que si... El gran hombre desplazo levemente su brazo, muy despacio. --Muevete un milimetro mas y te vuelo la cabeza. --Desabroche la chaqueta de mi traje negro de Armani dejando entrever mi placa al costado de una Beretta 92. Quedo petrificado ante mi. Su cuerpo aguanto inclinado unos segundos, aparentando un mimo muy poco profesional. --Vamos a ser buenos... o vamos a ser malos, ?eh? Echale whisky al cafe y deja de mirar el arma que guardas bajo el mostrador. Mi companero Dan, de pie, observaba la escena bajo la camara de seguridad que habia revestido con un panuelo. El dependiente senalo una taquilla a su espalda. --?Puedo? --Claro. Pero no hagas tonterias. Giro su cuerpo pausado, y extrajo una botella de Jack Daniel's del armario metalico. --Asi me gusta... --asenti mientras el whisky rebosaba los dos vasos de papel. Tire sobre el mostrador un billete de cincuenta--. Quedate con el cambio --dije mirando fijamente a los ojos del dependiente, sorbiendo el aderezado cafe. Me dirigi hacia la salida, y justo cuando a punto estaba de alcanzarla, gire mi cuerpo dirigiendome de nuevo al gran hombre barbudo. Clave mis ojos en los suyos, entregandome estos el desapruebo y la decepcion. Estaba cansado de las pupilas que no aprobaban mis metodos, que pensaban que un agente de la ley debia ser justo, un angel guerrero, un salvador. Y eso era justamente lo que yo era; aunque muchos no quisieran verlo. El arcangel contra el mal, el batallador de demonios de carne y hueso: Jeff Sanders. Tenia derecho a tomarme las licencias que creyera oportunas, las concesiones necesarias para alcanzar mi meta, pues no luchaba contra un enemigo cualquiera. Si batallas limpio contra un tramposo, si peleas cinendote a las normas contra alguien que no las sigue... La ley estaba podrida, maniatada por los intereses y el poder. La justicia no deberia excluir a nadie, pues entonces, no es justicia..., y yo habia visto muchas injusticias. No luchare en desventaja contra el mas temido de los contrincantes: el mal. <>. --?Sabes a que me dedico? --pregunte en la distancia. Nego con la cabeza. --?Tienes hijos? ?Esposa? --Mujer y dos hijas --contesto con voz entrecortada. --Pues si algun dia encuentran a alguna de ellas tirada en un escapado, asesinada, violada o mutilada..., si ese dia estas de suerte, si ese dia has sido bendecido por lo divino, sere yo quien busque al hijo de puta que te ha arruinado la vida. Asi que quiza volvamos a vernos, y ese dia, miraras mis ojos con unos bien distintos a los que miran ahora. --A veces eres un poco egocentrico --dijo Dan sonriendo, una vez los dos, de nuevo, dirigiamos nuestros cuerpos a la escena de ese crimen que a la postre, seria el mas complejo de nuestras vidas. --El mundo deberia besar el suelo por el que andamos --dije sorbiendo el cafe--. Lo que vamos a ver hoy no puede remunerarse con nada. --Ser tu companero es vivir en una completa atmosfera festiva --expuso Dan esgrimiendo un gesto de placer, mofandose de mi--. Voy a explotar de tanta armonia. Dan me conocia bien, sabia que no era recomendable tocarme los huevos cuando tenia el dia torcido, que era casi siempre. El era el unico al que le permitia esas licencias… Pero tambien sabia que en mi no existia maldad alguna: solo el tormento de una vida injusta. --Ese gordo sudoroso vive en un mundo muy distinto al nuestro. No puedes odiarle por ser feliz --profirio dandome un par de palmadas en el hombro--. No puedes estar cabreado con el mundo eternamente. <>. <>. --Por aqui, por aqui... a la derecha. El dedo de mi companero senalo un pequeno indicador que brillo al girar nuestro vehiculo. Nos adentramos en un camino terroso, estrecho, constrenido por troncos, velado por una oscuridad cerrada. Avanzamos apenas medio kilometro cuando los ojos de mi Mustang revelaron los vehiculos que suelen preceder la escena de un crimen. --Aqui, para --demando Dan. --No veo los vehiculos del equipo forense. Creo que hemos llegado en el momento justo. Espero que el Sheriff sea un tipo competente. ?Recuerdas a aquel idiota? --dije chasqueando los dedos-- Si, joder... ese inutil de mierda... Ahora no recuerdo su nombre. --?El sheriff Robson? --!Eso, Robson! Limpio el cadaver porque decia que la chica le daba pena. --Exhale una carcajada que mas bien fue un lamento quejumbroso--. Por su incompetencia, un caso sencillo estuvo a punto de no resolverse. --Como iba a olvidarme de ese retardado... ?Cuanto hace de aquello? --Al menos cinco anos. Fue nuestro tercer caso juntos, creo. --!Y te he aguantado tanto tiempo! --Dan se echo las manos a la cabeza--. Deberian condecorarme por eso. No entiendo como he soportado tu compania. --Pues es muy sencillo: soy adorable. --Gracias por recordarmelo. No se como cojones ha podido olvidarseme ese importante dato... Aparque mientras Dan cogia la radio y sintonizaba la frecuencia del Sheriff. --?Sheriff Collins? --dijo pegando la boca al altavoz--. Detectives Dan Patterson y Jeff Sanders al habla. --Aqui Collins. La radio distorsiono. --Nos acercamos. --Bien, prosigan. Tengan cuidado, el lugar es de acceso complicado. --De acuerdo. Salimos del vehiculo y nos dirigimos a su parte trasera, sacando un par de linternas del maletero. --?Competente o incompetente? --pregunte a la vez que Dan apagaba y encendia la suya comprobando su correcto funcionamiento--. Las cervezas de esta noche a que esta acojonado.

  • Latidos en el sotano de Marcos Nieto Pallares , Marta Martin Giron

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    El detective Josh Lauper, en el tramo final de su carrera, se encuentra ante uno de los peores casos de su intachable trayectoria. Junto a su companera, Margaret Casidi, presencia el escenario de un crimen espeluznante: tirado en una orilla del rio Kansas, yacen los restos de un muchacho con los genitales abrasados y evidentes signos de violencia.
    Los primeros indicios apuntan a un ajuste de cuentas.
    La realidad les condujo a un escenario mucho mas aterrador e inquietante.

  • Silbidos de supresion de Marcos Nieto Pallares

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    Una vida marcada por el Holocausto. Una juventud malograda por el Tercer Reich. Un relato que transita por el gueto de Varsovia y el campo de concentracion de Auschwitz, hasta alcanzar el presente. Una venganza sin cumplir heredada setenta y tres anos tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Un plan perpetrado desde el odio con un unico fin: saldar cuentas con aquellos que pretendieron aniquilarlos.

  • El asesino del via crucis de Marcos Nieto Pallares

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    Una serie de asesinatos inspirados en las catorce estaciones del via crucis arrastrara a los detectives Jeff Sanders y Dan Patterson a una carrera contrarreloj en busca de un inmisericorde criminal. Un caso que sacara a la luz un secreto inconfesable. Un sorprendente y desgarrador final que te hara pensar, ?que hubiera hecho yo en el lugar del detective?

  • El asesino indeleble, Marcos Nieto de Marcos Nieto

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    Quiza el destino me ha conducido donde estoy en este mismo instante. O quiza los designios del Senor han dictado sentencia, y mi periplo existencial ha alcanzado su fin, quien sabe. Ni siquiera puedo garantizar, que las leyes cosmicas de retribucion, causa y efecto del Karma no hayan tenido nada que ver. Ni responsabilizar unica y exclusivamente a la misma capacidad que atesora la maldad en si misma, pues por si sola, sin la inestimable ayuda del hombre, carece de la fuerza necesaria para causar tanto dolor. Lo mas racional, sin duda, seria pensar en motivos menos misticos, y culpar de todo a la casualidad o la suerte. O incluso podria aventurarme, ?por que no? e imputar al ocultismo o la brujeria como los instrumentos que han arrojado a las tinieblas a este pequeno pueblo entre montanas.

  • Y libranos del mal de Marcos Nieto Pallares

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    La mala suerte parecia cosa del pasado. Tras el divorcio, la relacion con Nicholas, su hijo, no podia ser mejor, y, para su regocijo, acababa de conseguir una cita con la panadera mas bella de Bridgeport. Pero el exorcismo a una monja en los anos setenta desencadenara el horror en la vida de Maylan. Durante la restauracion de una vieja rectoria, hallara un objeto oculto durante decadas.

  • El lamento de los inocentes de Marcos Nieto Pallares

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    La linea de luces que las farolas alargaban calle abajo, posibilitaba vislumbrar mi sombra sobre la acera. Cambiantes detalles como esa negra silueta, resultaban los unicos capaces de eludir a la realidad en mis recuerdos. Lo inamovible, lo que el transcurrir del tiempo no altera o erosiona lentamente, se mantenia en ellos con todo lujo de detalle. El tantas veces transitado camino a casa, se perpetuaba en mi memoria desde la primera vez que lo recorri; fotografia que en cualquier momento podia revisar, e incluso, visitar. Poseia el don de volver a cualquier evento preterito, espacio ocupado, instante remoto..., para vivirlo de nuevo. Un album de vivientes instantaneas: el interior de mis celulas cerebrales. Rememoraciones que ayudaban a hallar donde otros no encontraban. Actuar en lo avistado tiempo atras, me ofrecia gran ventaja ante casos complejos. De conocer mis facultades, muchos las atribuirian al fenomeno de la hipermnesia; lo mio va mucho mas alla. Pocos saben de mi secreto y espero que asi siga siendo. No permitire que utilicen mis sesos como a los de un conejillo de indias. El pasar de los anos me agudizo el don, hasta el punto de obligarme a vivir inmerso en dos mundos equidistantes: presente y recuerdos. Detentaba la capacidad de penetrar en mi intelecto para de este modo, acceder a cualquier punto anterior. Pero en ocasiones, mas bien se me empujaba a ellos de forma alevosa e inconsciente. Quedar pensativo propiciaba que la bobina de mi cerebro retrocediera. Un hecho actual y espontaneo, me remitia sin previo aviso a episodios de una vida ya cumplida, convirtiendome entonces en un mero espectador. E inmerso en los detalles de una nocturna Manhattan, al tiempo que cruzaba un paso de peatones ensimismado en sus anchas y horizontales rayas, dos luces emergieron de la nada deslumbrandome hacia una indeseada evocacion: tres impactos. Ante el brillo cegador de los faros del vehiculo que colisionaba con mi Mustang, una luna agrietandose como un copo de nieve al nacer. Y tras el vidrio quebrado, el capo doblandose como un agitado mar de metal. Refulgiendo al son de una luna llena, fragmentos de cristal envolviendo ese asiento en el cual ya no reposaba mi espalda; materia dispuesta a salir disparada por donde una lamina vidriada brillaba por su ausencia. Un paquete de tabaco surcando el espacio a mi derecha. Colillas, plasticos... y mi ser exento del cinturon de seguridad. Las costillas parecian querer salirseme del pecho; el organismo se me abalanzaba presto a escapar de ese habitaculo a punto de convertirse en un amasijo de hierros. De haber entrado alli por voluntad propia, me habria deleitado en los detalles. Pero de forma impensada, solo podia observar al milimetro, revivir en primera persona el traumatico y ulterior suceso; tomarmelo con calma desde una perspectiva lejana quedaba fuera de mi alcance. Y vole con la cabeza por delante. Vino entonces el segundo impacto: mi masa golpeando la dura calzada. Pero antes vivi el tercero: emocional --el orden es lo de menos--. Mientras surcaba la oscuridad contemple a la conductora del coche contra el que acababa de estamparme: cara contra el volante, cabello desmelenado e impregnado en sangre... Estire la mano en un acto reflejo intentando arrancarla de ese timon que se le incrustaba poco a poco... Y al tiempo que yo proseguia con mi destino <> a ras de un techo de chapa azul, ella consumaba su muerte, la ausencia de latidos en su corazon.

  • El lamento de los inocentes, Marcos Nieto Pallares de Marcos Nieto

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    ?Y si nos muestra sus cartas?:
    escuchamos lamentos, ruegos, gritos y suplicas.
    ?Y si, ademas, nos muestra tambien sus actos?:
    sangre, impactos de bala…, ojos en blanco.
    ?Y si todo acontece en tiempo real?
    ?Que ocurre entonces?
    Sucede que el deber me llama.