• Respira (A city of love 1) de Paula Gallego

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    Una ciudad de santuarios y fantasmas, un error cometido hace mucho tiempo y... un balcon.
    Eri Nakahara es la chica de las mascaras. Ha vuelto a Kioto despues de cuatro anos para llevar a cabo un plan que implica acercarse a Kaoru Hanazawa y ganarse su confianza.
    Sin embargo, Kaoru podria no ser la persona que ella esperaba, y traicionandolo a el se destruiria a si misma en el camino. Eri sabe que las emociones mas humanas son las mas peligrosas y debera tener cuidado para no quemarse.
    ?Sera capaz de cumplir la promesa que se hizo aunque ello signifique sacrificar algo mucho mas importante?

  • Cenizas de Damian Comas

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    <> Eduardo Antonio Parra

  • Contigo hasta el infinito de Niamh Byrne

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    ?Pueden los polos opuestos enamorarse sin remedio?
    Cuando Frances y Georgia se conocieron en sus anos de instituto nadie hubiera apostado ni un penique por que hicieran buena pareja. Ni siquiera mala. No podian ser mas diferentes ni vivir en mundos mas separados. Frances es la hija menor de un matrimonio que se sostiene a duras penas; con un padre alcoholico y un hermano boxeador y bastante conflictivo, su infancia y adolescencia han sido una constante huida hacia delante. Por el contrario, Georgia MacFarland es la hija unica de una pareja dedicada al mundo de la publicidad, que atesora una herencia noble dentro de la sociedad escocesa.
    Pero lo que Facebook unio anos atras. No parece que nada ni nadie pueda separarlo, ni siquiera Brianna, pese a todo su empeno. O Niall Campbell, que parece haberse encaprichado de Gigi.
    Cuando Frankie deja Amsterdam y vuelve a Glasgow para reencontrase con los viejos fantasmas familiares no imagina que su relacion con Gigi va a llegar a un punto sin retorno: una encrucijada vital donde las decisiones que tome marcaran su destino.
    Esta pareja tan dispar se vera enfrentada, cuestionada y desafiada constantemente a lo largo de su relacion; solo la inquebrantable voluntad de Frankie y el amor a prueba de bombas de Gigi podran superar todos los obstaculos y mantener su amor a flote contra viento y marea.
    Juntas son capaces de llegar al infinito y mas alla.
    ?Las acompanas?

  • Al escondite ingles de Reina Gonzalez Rubio

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  • Camelot (Britannia 2) La hechicera y la tabla redonda, Javier Pelegrin & Ana Alonso de Ana Alonso , Javier Pelegrin

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    Magia, aventura, lucha y una historia de amor que trasciende la leyenda.

  • Salvaje (Doctora Klein 2) de Diana Scott

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    De la autora con mas de cien mil lectoras, llega la segunda parte de la Serie Doctora Klein.

  • Un deseo por navidad de James Lopez

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    Cuando naces en un pueblo y vives ahi es muy dificil salir adelante, estudiar una carrera o en todo caso ser independiente es complicado, el exito es casarse y atender bien a tu marido, quien se casa es una mujer con mucha suerte, quien se casa es triunfante, y es por eso que Margaret ha evitado visitar a su familia, no quiere escuchar comentarios sobre su solteria. Maggy no era una mujer que no creia en el amor, todo lo contrario; ella creia ciegamente en aquel sentimiento, el problema es que aun no encontraba aquel hombre que la hiciera sentir parte de algo. Margaret Fabri ha pasado los ultimos anos pidiendole a los santos de su pueblo y a Santa Claus que le envien el amor, cada cumpleanos soplaba la vela con el unico pensamiento de encontrar aquel hombre especial que la amara sin condiciones. Cuando cumple treinta y cinco anos, ella ya sabe perfectamente que ni Santa Rosa de Lima y mucho menos Eros le mandaran al amor de su vida.
    Ha tenido que ver a sus hermanas pequenas casadas, a sus amigas las liberales llevar un anillo en sus dedos y a todos sus ex que solo buscaban divertirse terminando en una iglesia y diciendo <>. ?Que paso con ella? es la pregunta que todos los dias se hace. Ella es linda, tiene un buen empleo y dos gatitos que le hacen compania, ?que esta mal con ella?
    Pero esta navidad todo cambia, su padre le pide que pase noche buena en la casa del pueblo remarcando que toda la familia ira. Ella esta aterrada, desde hace anos ha evitado ir a todas las fiestas para evitar aquellas miradas y preguntas que se repiten una y otra vez cada ano: ?Y cuando se casara la pequena Maggy? o advirtiendole que se le pasara el tren. Pero esta vez sera diferente, porque Santa Claus bajara por su chimenea para mostrarle la otra cara del amor.

  • Que tengo de malo de Maria Jose Caro

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    “Me quede en silencio asustada de lo que pudiera pensar. Pero ella introdujo la mano en su casaca de jean y me ofrecio un cigarro. Cuando lo acepte, entendi que ella podia convencerme de cualquier cosa”.

  • Leal al Corazon de Noa Xireau

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    Reino de Lanlow Lissy y yo intercambiamos una mirada divertida cuando el carruaje cogio un bache y los ronquidos de mi tia resonaron en el pequeno espacio como los grunidos de un cerdo al atragantarse. Ambas nos tapamos la boca para acallar nuestras risitas, aunque no sirvio de mucho. Mi tia abrio un ojo y se incorporo. Frente a mi, mi tutor, nos echo una de esas miradas recriminatorias con las que pretendia aleccionarnos, pero le traiciono el leve temblor en la comisura de sus labios y que escondiera sus manos bajo su habito de fraile. --?Cuanto falta? --Mi tia se limpio apresurada el fino hilillo humedo que le caia por la barbilla. Solte un profundo suspiro. ?Cuantas veces le habia respondido a la misma pregunta desde que habiamos salido de la posada al amanecer? Con su acostumbrada cortesia, Fray Roland se asomo por la ventana. --El paisaje se esta volviendo cada vez mas empinado y los bosques mas frondosos, Crowshead ya no debe estar demasiado lejos. Mi tia asintio con expresion agria, apreto los labios y se limito a estudiar enfurrunada una protuberancia en la madera algo desgastada de la puerta. --?Desea algo de comer, tia? --Senale la cesta que tenia a mis pies. Si a mi me dolia la espalda y estaba desesperada por estirar un rato las piernas, ella, con su corpulencia y mas del doble de edad, debia de encontrarse agonizando. Nego abstraida hasta que de repente se puso rigida y le lanzo una mirada a fray Roland. --?Podemos hacer una parada? Mi tutor puso cara de <>, pero acabo por asentir con un disimulado suspiro. --Por supuesto, lady Grey. Sacando su baston por la ventana, dio varios golpes en el techo del vehiculo indicandole al cochero que frenase. Enseguida se acerco el oficial de la escolta que nos acompanaba. --?Ocurre algo, padre? --Lady Grey desea hacer un alto. El hombre estudio con rostro grave el trayecto por delante y detras de nosotros. --No es el mejor sitio. El camino es estrecho y, en caso de una emboscada, el carruaje tendria problemas para girar si nos cerrasen la huida hacia el frente. Tampoco es un buen lugar en el que dividir a los hombres. Fray Roland hizo un gesto de confirmacion como si se hubiese esperado aquella respuesta, pero mi tia resoplo y se bajo del carruaje. --Si nos atacan, lo mismo da que sea aqui que dentro de cien metros y prefiero tener la vejiga vacia de darse el caso --gruno con una mueca mientras arqueaba la espalda con un gimoteo y las manos en la cintura. --La acompanare --me ofreci cuando quedo claro que la decision ya estaba tomada--. Lissy, ?vienes? La chica asintio reajustandose inquieta su tunica. No es que me hubiera esperado otra cosa, podiamos ser amigas, pero Lissy jamas olvidaba cual era su posicion como mi sirvienta. --No tienes que venir si no quieres --le recalque con tranquilidad, a sabiendas de lo miedosa que era. Lissy nego. --Como dice milady, hay cosas que es mejor enfrentarlas con la vejiga vacia. Apenas habiamos entrado en la linea de la arboleda cuando mi tia se giro hacia nuestra escolta. --?A donde creen que van? --pregunto con los brazos en jarras a fray Roland y al oficial, que iba seguido por uno de sus soldados. Los hombres se miraron entre ellos y no me paso desapercibido como el joven soldado aparto incomodo la vista en tanto que Fray Roland se masajeo el puente de la nariz. Me mordi el interior de la mejilla para no reir. Dudaba mucho que ninguno de ellos quisiera espiar a mi tia mientras se levantaba la saya. El oficial era lo suficientemente atractivo como para no echar en falta la atencion femenina en su vida y el joven soldado tenia ese tipo de facciones lindas que le hacian a una desear robarle un beso en la parte trasera del establo. --No vamos a permitir que se adentren a solas en el bosque, nos quedaremos a una distancia prudencial --el tono del oficial era de pura resignacion. --Esta bien asi, tia --intercedi--. Tras unos arbustos o un buen tronco no la veran, y nos avisaran si viene alguien --murmure solo para ella cuando por su semblante quedo patente que estaba a punto de aclararle al pobre hombre donde se podia meter su <>. --Al menos guarda tu capa, Maria. ?Como pretendes hacer una entrada grandiosa en Crowshead si llegas como si fueras la hija de un herrero? --me reprocho, con la mirada sobre el borde de la lujosa piel de armino blanco que remataba mi larga capa azul, en la que ya se habian enganchado algunas ramas y hojas secas. Con un suspiro, la deslice por los hombros y se la entregue a Lissy. --?Te importa dejarla en el asiento? --Me frote los brazos en un intento por contrarrestar el frio.--Tome la mia. Hace fresco y tampoco queremos que enferme. Cogere la manta para envolverme --se anticipo Lissy a mi protesta. Colocandome su capa, mi tia y yo retomamos el camino. Si habia esperado que mi tia siguiese teniendo prisa, por desgracia me equivoque. Su vejiga paso a un segundo plano y no ceso en su busqueda del mejor sitio para aliviarse hasta que encontro un viejo abedul con un enorme tronco, flanqueado por varios arbustos. --?Necesita ayuda, tia? --le pregunte apenas acabo su gemido de placer desde detras de los arbustos. De repente, alguien me tapo la boca y tiro de mi hacia el suelo. --!Shhh! --El oficial senalo una mancha oscura a unos treinta metros por delante de nosotros. Me llevo unos instantes discernir que se trataba de un hombre agazapado de espaldas a nosotros y, aun mas, detectar a otras siete figuras que tambien se ocultaban. Con un vistazo asustado sobre mi hombro, comprobe que el joven soldado se habia hecho cargo de mi tia. Fray Roland, por su parte, se encontraba encorvado tras un roble y rodeaba su cruz con ambas manos. --!Lissy! Tenemos que avisarla a ella y a los demas --susurre lo mas bajo que pude. El oficial vacilo como si le costara tomar aquella decision. --Ire yo, pero necesito que se quede aqui escondida. Sera menos peligroso para mis hombres si no tienen que estar protegiendolas a vuestra merced y a su tia. Tiendase y cubrase de hojas secas, mientras menos visible sea, mas segura estara y, sobre todo, no haga ruido. Asenti aterrada. ?Que otra cosa podia hacer? Como si fueran una maquina bien engrasada, bastaron algunas cortas senales del oficial para que fray Roland se aproximase a nosotros, refugiandose conmigo entre los matorrales. Apenas habian pasado unos minutos de la marcha del oficial, antes de que comenzaran a oirse gritos de batalla y el estruendo de las armas al chocar. Sin la necesidad de presenciarlo era facil adivinar que alaridos eran de rabia y cuales de dolor. Aun asi, no mirar era lo mas dificil que habia hecho en mi vida. Fray Roland permanecio con los labios apretados, pero, lejos del nerviosismo que habria esperado de un religioso de cierta edad como el, conservaba una ferrea calma. --!Corra! --El rugido urgente del oficial, que se oyo desde la contienda, me llego hasta los huesos. Asustada mire a mi tutor. No hubo ocasion de formular preguntas. Un agonico chillido femenino atraveso el bosque. --!Lissy! --Intente incorporarme llena de panico, pero el peso de fray Roland me aplasto sobre el terreno y su mano acallo mis sollozos con eficiente frialdad. --Demasiado tarde --murmuro con pesar--. Nos mataran a todos si nos descubren. El mundo, el tiempo, todo parecio detenerse a mi alrededor mientras seguian sonando algunos los gritos, los lamentos de los heridos, las voces camufladas de los desconocidos, los relinchos de los caballos y lo que suponia que era el estruendo de nuestras baules al estamparse contra el suelo. Cuando las voces se alejaron y se hizo el silencio, fray Roland me mantuvo atrapada durante un buen rato mas. Por entre las copas de los arboles iban entrando algunos rayos de sol que parecian irreales, casi magicos. Desee perderme en ellos para que me trasladasen a otra dimension, cualquier cosa por no tener que enfrentarme a lo que me esperaba cuando me levantara. Pero los deseos eran solo eso, la ilusion de alguien que se aferra a la mas exigua esperanza con tal de no enfrentar la realidad. El soldado que habia estado junto a mi tia aparecio a nuestro lado con una expresion hermetica, como si se hubiera obligado a no sentir. --Parecen haberse ido. Ire a comprobar si queda alguno de los atacantes en la retaguardia -- le informo a fray Roland en murmullos--. Se han marchado en la misma direccion a la que nos dirigiamos. Si me ocurre algo, sera mas seguro que regresen hasta el ultimo poblado por el que hemos pasado. Fray Roland asintio y aligero el peso con el que me mantenia aprisionada, pero no me libero hasta que el soldado regreso. Mi tia se acerco enseguida a mi y se lanzo a mi cuello con un sollozo. --Se han ido --anuncio el soldado--. No eran ladrones, excepto sus heridos, no se han llevado nada mas. Mi tutor escruto el paisaje con una mirada distante, como si considerase la informacion. --Era de prever. El populacho no posee espadas como esas. Habia al menos dos caballeros nobles entre ellos y el resto eran sin duda sus hombres o mercenarios. --?Y Lissy? --Mi voz salio tan apagada y temblorosa que apenas se escucho. --Cielo... --Mi tia me abrazo cuando el soldado aparto la mirada. No espere a que me revelasen lo evidente, me alce las faldas y corri dando tumbos en busca de la que habia sido mi amiga y companera desde el dia que mi tia me acogio en su hogar. La encontre al principio de la arboleda, tendida bocabajo, la cabeza ladeada, los ojos abiertos de par en par y el horror aun reflejado en su semblante. Fray Roland se arrodillo a mi lado y le cerro los parpados mientras murmuraba una oracion. --Era una buena chica --comento despues de hacer la senal de la cruz. --Llevaba puesta mi capa. --Mi voz se quebro. --Si, te era fiel. --Fray Roland me apreto la mano. --?Por que iba a llevar mi capa si dijo que cogeria la manta? Ella nunca se ponia mi ropa -- balbucee. --Era una chica lista. Sabia que venian a por ti y que si no te encontraban saldrian a buscarte. --La compasion en los ojos del fraile fue inconfundible mientras dejaba que sus palabras penetraran en mi mente. --?Ha dado la vida por mi? --musite. --A ella ya no le quedaban esperanzas, la habrian matado de una u otra forma. Seguro que lo intuia y tomo la decision mas noble. --!Oh, Dios! --Me tape el rostro y rompi a llorar. --Hemos de marcharnos, cuanto mas tiempo permanezcamos aqui, mayor sera el peligro. Ademas, algunos de los heridos aun siguen vivos. Debemos atenderlos y llevarlos al pueblo mas cercano. ?Puedes ayudar? Asenti agradecida de que me diera una tarea que no me permitiese pensar demasiado. Despues de atender a los heridos y subirlos como pudimos al carruaje junto a los muertos, me volvi hacia fray Roland y el soldado, quienes discutian en voz baja. Ambos se callaron cuando me acerque a ellos. --?Que ocurre? --exigi. --Tenemos dos opciones --me explico mi tutor con su usual paciencia--. Regresar por donde hemos venido, dejar a los heridos en un lugar seguro en el que puedan ser atendidos y procurar llevaros a ti y a tu tia a la proteccion de su ducado, o seguir adelante para que puedas reclamar tu trono. Aunque ahora carecemos de la mas minima defensa si vuelven a venir a por nosotros. --En apariencia la primera opcion seria la mas factible y segura. ?Cuales son los inconvenientes? --Lo conocia lo suficiente como para sospechar que no me habria presentado una alternativa si tuviera una solucion indiscutible. --Fueran quienes fuesen esos atacantes, es muy posible que acaben por enterarse de la existencia de dos mujeres viajando junto a un grupo de soldados malheridos. En cuanto lo hagan, vendran a por nosotros con el proposito de terminar su trabajo. Tambien te mostrara como una persona debil y dependiente que huye ante el mas minimo obstaculo, lo que no favorecera en absoluto tu ya de por si inestable posicion como la sucesora de tu tio. Si ser una mujer joven en el trono iba a resultar dificil, mas aun lo seria si daba muestras claras de debilidad. No necesite que me explicase mas y elabore mi propia lista de posibilidades. --En ese caso, solo nos queda la tercera opcion --decidi al fin. --?Si? --Mi tutor no parecia sorprendido de que le propusiese una via diferente a las que el me habia ofrecido. --Llevara de regreso a mi tia junto a los escoltas heridos --le indique al soldado. --No puedo abandonarla sin proteccion, vuestra merced --objeto el hombre--. Mi deber es protegerla por encima de cualquier otra persona. --Y eso es justo lo que hara. Tambien se llevara a Lissy. De esa forma recibira el funeral que se merece a su llegada a Goodshire. Entretanto, la gente la confundira conmigo y creera que he muerto. De ese modo, yo y fray Roland podremos seguir nuestro viaje con tranquilidad. Nadie espera que la futura reina llegue a caballo, acompanada solo por un religioso. Una vez en Crowshead, no podran atacarme en publico y habremos superado el primer escollo. En cuanto llegue a casa de mi tia, ocupese de elegir a hombres de confianza que puedan venir a apoyar a mi Guardia Real. Eso ayudara a reforzar mi seguridad. --?Y luego? --indago Roland complacido. --Tendremos la oportunidad de plantearnos ese luego mientras viajemos. ?No has dicho que debiamos partir cuanto antes? Intente aparentar fortaleza y calma mientras me despedia de mi tia. Vi como el soldado se llevaba el cuerpo ensangrentado de Lissy al carruaje y la depositaba en lo alto del techo, junto a uno de los heridos. Al observarlo, no deje de preguntarme que seria lo que me esperaba cuando llegase a mi destino, un sitio en el que, a todas luces, me deseaban muerta. A CAPITULO 2 KADEN ntes de que pudiese dar un paso para salir de detras de la esquina en la que me habia estado ocultando, un conocido rostro femenino aparecio frente a mi con una radiante sonrisa. --?Que tal un ratito a solas, capitan? --Las cejas rubias se arquearon en una provocacion casi tan abierta, como la mano femenina que fue deslizandose por mi estomago acompanado por un lento ronroneo--. Contigo seria capaz de pasarlo gratis. Sonrei divertido ante el descaro de Sira, una de las camareras mas codiciadas de la taberna del Pato Cojo, y le sujete la muneca antes de que alcanzase terreno peligroso. --?Eso no seria desperdiciar un tiempo valioso para una mujer como tu? --Me lleve su mano a los labios y le bese la parte interna de la muneca con estudiada delicadeza. --Una tambien tiene que consentirse un capricho de vez en cuando --murmuro Sira, recorriendome con la mirada sin enmascarar el apetito en sus ojos verdes. --Lo tendre en cuenta, pero me temo que ahora mismo estoy de servicio. --?Que tal a media tarde? --Poniendose de puntillas, se inclino hacia mi regalandome un tentador vistazo a su escote--. Procurare estar libre para ti --me murmuro al oido, acariciandome con su aliento mientras sus generosos pechos se aplastaban contra mi brazo. Sira no era exactamente mi tipo, pero podria llegar a ser una bienvenida distraccion de la tensa situacion en el castillo. --Vere que puedo hacer --respondi sin comprometerme. No era del todo mentira. Puede que realmente me plantease su oferta. ?Por que no? Le eche una ojeada a la elegante figura encapuchada a la que llevaba siguiendo las ultimas dos calles. Con ella probablemente no hubiera dudado en aceptar una propuesta como aquella, aunque, para ser sincero, tampoco parecia el perfil de mujer que las hiciera. Cuando la forastera se acerco a otro puesto y olisqueo un ramo de especias, cerrando los ojos de placer, avance unos pasos mas. Sira me sujeto del brazo. --Acuerdate, a media tarde. Asenti y me olvide de ella tan pronto como quedo a mi espalda. Aprete la mandibula al reparar en el calzado de terciopelo azul bordado de mi sospechosa. Puede que vistiera una capa de lo mas corriente, una digna del personal de servicio de alguna casa de bien o de un familiar de algun mercader, pero su calzado era harina de otro costal, lo mismo que la tunica que ocultaba bajo la capa. Poseia la gracia de una dama en sus ademanes, pero una verdadera senora jamas se aventuraria a solas al mercado, ni se entretendria en inspeccionar las mercancias mas simples con aquel interes desbordado. ?Se habria hecho con los ropajes de su ama? ?O se habia buscado un amante que pudiese mantenerla bien? Lo ultimo habria sido una explicacion plausible. Por lo poco que habia conseguido ver de ella, tenia un corte de cara agraciado y una nariz quiza demasiado recta y puntiaguda, aunque su estrecha cintura y caderas anchas lo compensaban, al igual que lo hacian sus senos. Habria apostado mi proxima paga a que cabrian en mis manos. La simple idea de constatarlo ya hacia que las palmas me cosquillearan. Cruce los brazos sobre el pecho cuando una de las ratas callejeras, que solian dedicarse a birlar a los incautos compradores, la convirtio en su blanco y le saco de la limosnera, sin ella percatarse, lo que probablemente era un saquito de monedas. En el ultimo segundo ella se giro con un jadeo ahogado, sin embargo, al contrario de lo que hubiera hecho cualquier otra victima, no hubo gritos de auxilio ni acusaciones, ni un solo: <>. Lo que en si mismo atizo aun mas mi curiosidad por descubrir quien era aquella desconocida y lo que hacia alli.

  • Tu hoy no te casas de Maria Jose Vela

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    Coco esta fabulosa envuelta en su exclusivo vestido de novia. Incluso su madre, la editora de moda mas poderosa del momento, parece dar su visto bueno.

  • En la casa del guarda de Julie Klassen

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    ?Por que habria una dama de esconderse en una casa llena de secretos?
    La senorita Mariah Aubrey desaparece tras un escandalo y se esconde en la casa abandonada de un guarda, en los confines de la hacienda de un pariente. Para ganarse la vida y pagar a su leal sirvienta, Mariah se dedica a lo unico que sabe hacer: escribir novelas.
    El capitan Matthew Bryant, que acaba de volver de la guerra rico y condecorado, alquila una enorme hacienda a un noble empobrecido, decidido a demostrarle a la bella mujer a la que un dia amo y lo rechazo que se equivocaba, y de que manera.
    Al visitar la propiedad, descubre la vieja casa de un guarda y le sorprende encontrar en ella a una joven de cuya identidad no sabe nada, ni tampoco de su pasado. Sin embargo, cuanto mas sabe de ella mas se da cuenta que debe alejarse de alli. Enamorarse de una mujer a la que ha rechazado la buena sociedad no serviria mas que para arruinar sus planes. Ademas, la propia casa alberga sus secretos. ?Podran Mariah y el capitan Bryant descubrirlos antes de que el astuto heredero de la propiedad los entierre para siempre?

  • Casi imposible de Nicole Williams

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    Todo era posible. Al menos eso pensabamos.

  • Una noche loca de Liah Jones

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    Llega la cena anual de empresa y se celebra una gran fiesta, en la ciudad condal. Dos amigas y companeras deciden disfrutar de la noche… ?Lo que pase en Barcelona, se quedara en Barcelona…?
    Una historia de emociones, amistad, complicidad y sexo. No recomendada para menores de dieciocho anos, por contener escenas de sexo explicito.

  • Tus increibles besos de albaricoque de Raquel Antunez

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    -Me llamo Diana, debo reconocer que estoy un pelin tarada y que soy una persona directa, descarada y con un caracter de princesa -no, es mentira, a veces soy peor que un horco-. Solo contemplo una forma de vivir: sin lamentaciones y a por todas. Soy adicta a la Coca Cola y no creo en el amor. Soy todo virtudes, ya lo se.

  • Ni un paso atras de Pilar Pinero

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    La autora de la novela Voy a volverte loco vuelve con esta nueva y atrevida historia.

  • La resurreccion de Liz de Pilar Lepe

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    --!Vamos Liz, no te quedes atras! --Vamos a jugarle una broma --propuso Michael de pronto. --A mi hermana no le gustan las bromas --repuso Paul. --No seas aburrido, nos esconderemos y creera que estamos perdidos. La dejaremos que nos busque un par de cuadras y luego aparecemos entre la multitud. --Esta bien, vamos, pero te aseguro que no estara nada contenta. Diane avanzaba, mezclandose entre la gente que desfilaba, celebrando el carnaval, por la avenida principal. Escucho que su hermano gritaba, pero no le entendio, y levanto su mano para que viera donde estaba. Entre tanta gente, se hacia dificil caminar, y sentia que los chicos se alejaban cada vez mas. Un hombre vestido con un disfraz de Fauno la tomo de la cintura para danzar, ella dejandose llevar por el ambiente le siguio la corriente hasta que se dio cuenta que su hermano y su amigo habian desaparecido. Se zafo del abrazo del Fauno y se dio a la tarea de buscar a los mocosos. --Cuando los encuentre no se salvaran del tiron de orejas --refunfunaba mientras miraba con atencion la muchedumbre. De pronto le parecio verlos a lo lejos cuando dio vuelta la esquina. Dirigio sus pasos hasta alli, solo para encontrarse con un parque marcando el fin de la avenida. Miro la plaza y se veia desierta, claro, si toda la gente estaba en el carnaval. Consulto su reloj, ya casi era media noche. A pesar de la multitud, Liz se vio sola en la calle, meditando si volver al carnaval o cruzar hasta el parque. La furia que sentia en un primer momento, se habia transformado en una desesperacion muy fuerte que le oprimia el pecho. A pesar de que el lugar se veia desierto, se decidio a cruzar de todas maneras, con tanta gente bailando cerca, dudaba de que fuera peligroso. --Cuando te encuentre Paul, ya veras. Y ese Michael se ira directo a su casa en el primer vuelo. Diane hablaba sola mientras caminaba por la acera, era un recurso que utilizaba siempre que sentia temor. Recordo que ella le habia dicho a su padre que no llevaran al amigo de Paul de vacaciones, ?para que? Si las vacaciones en Alemania habian sido idea de ella para celebrar que se habia graduado con honores de restauradora en la Escuela de Arte. Sin embargo, su hermano, que estaba en la edad en que los chicos andan acompanados de sus compinches a todas partes, habia insistido en llevar a su amigo, y como sus padres no sabian decir no, se habia salido con la suya. Y ahi estaba ahora, sin saber por donde buscar, en un pais desconocido en donde apenas sabia decir hola o pedir cerveza. De pronto le parecio escuchar una risa de hombre, seguro que eran los chicos escondidos burlandose de ella. Camino hacia donde provenian las risas y los llamo en voz alta. --!Paul! !Michael! !Salgan de su escondite, ya es hora de volver al hotel! De inmediato aparecio una sombra de detras de un arbol. --?Paul? Antes que pudiera reaccionar, Liz, se vio envuelta por algo o alguien. Le dio un empujon con todas sus fuerzas y lo unico que alcanzo a ver fueron unos ojos brillantes, encendidos como los de un animal en la oscuridad. Los ojos la miraron dominantes. Liz se quedo clavada en su sitio, sabia que algo malo estaba a punto de ocurrir, pero no era capaz de gritar y menos aun correr. Dos manos como garras la atrajeron con rapidez para darle un abrazo mortal. Escucho un sonido de algo que se rompia y luego succionaban muy cerca de su oido. No sabia que se trataba de su propio cuello siendo desgarrado, que su propio cuerpo era el receptaculo de la bebida mas apetecida por este ser infernal. En cuestion de segundos sus brazos y piernas se aflojaron como si fuera una muneca de trapo, sus ojos se quedaron mirando al vacio y el ultimo pensamiento que su mente alcanzo a procesar fue que jamas trabajaria en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. Diane quedo tirada en el suelo con su cuerpo desmadejado, pronto se lleno de curiosos y alguien llamo una ambulancia. --?Esta muerta? --No. Aun respira. !Llama a emergencias! Cuando llegaron los paramedicos a examinar a Liz, la declararon muerta pues no tenia signos vitales. El medico de urgencias estuvo de acuerdo con el diagnostico y lleno una ficha en la que decia: Liz Saunders, ciudadana de los Estados Unidos segun consta en su identificacion. El cadaver presenta algunos hematomas y mordidas en el cuello. Se procedera a la autopsia de rigor para determinar la causa exacta de su muerte. 23:30 hrs. Colonia, 20 de febrero de 2014. Luego de esto fue trasladada a la morgue para meterla dentro de uno de los enormes nichos de acero, adosados a la pared, en espera de la autopsia. --Era hermosa --comento uno de los encargados, un hombre mayor de calva brillante. --Que mala suerte morir tan lejos del hogar --acoto la medico forense--. Vamos, Franz. Aun debemos terminar con la mujer del asilo. Tenemos varios antes de pasar a la chica. --Lo se, Ingrid. Los profesionales se alejaron dejando a Liz, encerrada en su mortaja de acero. Aparentemente para ella habia terminado su existencia que habia sido bastante breve. Ya no habria mas amaneceres, mas puestas de sol en la playa, ni mas diversion junto a sus amigas, y menos aun cumpliria su sueno de restaurar las grandes obras que se guardaban en las bodegas del Museo Metropolitano, y por que no, en el mundo entero. Liz Saunders, de veinte anos, desaparecia para siempre en esa noche de festival en Colonia.

  • Si te traiciona el corazon (Los hijos de la infamia 1) de Eleanor Rigby

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    ?Hasta donde estarias dispuesto a llegar por amor…?

  • Existio otra Humanidad de J. J. Benitez

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    J. J. Benitez explica en esta obra lo que el considera la prueba definitiva de que hace millones de anos existio otra civilizacion en nuestro planeta. Mas de once mil piedras, perfectamente grabadas con sugestivos dibujos, dan testimonio de que ciertos habitantes de la Prehistoria tenian conocimientos de las ciencias de hoy: biologia, botanica, nautica, astronomia... Su saber y sus experiencias se hallan reflejados en las piedras halladas en Ica (Peru), cuya descripcion e historia se ofrece en este libro.

  • Infierno helado de Lincoln Child

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    Un techno-thriller escalofriante que auna las leyendas de los indios americanos con los descubrimientos cientificos mas punteros. Un caso terrorifico al que solo podra enfrentarse un hombre: el enigmatologo Jeremy Logan.

  • Los ojos de Max de Susan Seller

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    El amor ciega, el amor perdona …pero ?pueden sus ojos negarse a la evidencia?
    Cuando lo ve por primera vez despues de anos de invidencia no es el marido que ella sonaba.
    ?Y quien es aquel hombre que la persigue con su mirada?
    Amor, fascinacion, intriga y una verdad que pronto saldra a la luz.
    Las llamas cegaron sus ojos pero no la verdad de su corazon.

  • La ultima historia que contar de Buho

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    Janet intentaba conciliar el sueno en aquella cama improvisada que habia armado en mitad del salon de la casa de su hermano. Faltaban pocas horas para el funeral de su cunada y no habia querido dejarle solo en aquel momento tan fatidico de su vida. Jackson estaba destrozado. Podia verlo en la forma en la que se arrastraba por toda la casa, de habitacion en habitacion, sin mediar una sola palabra con ella. Parecia un alma en pena, un muerto viviente que erraba sin rumbo por el mundo. << Vete >> , le decia, << dejame en paz, quiero estar solo >> . Esas eran las unicas palabras que repetia, en bucle, una detras de otra. Janet sentia lastima por el. Sabia que Ana habia sido el gran amor de su vida y que, aunque ella hacia mucho tiempo que habia perdido la esperanza de sobrevivir, el nunca se habia rendido. Siempre creyo que al final la fuerza de su mujer ganaria la batalla contra la enfermedad. Pero se equivocaba. La enfermedad habia ganado, tal y como los medicos habian predicho que sucederia. Toc, toc, toc... Tres golpes firmes y secos la obligaron a abrir los ojos. Miro el reloj que colgaba sobre la repisa del salon y comprobo que eran las dos menos cuarto de la madrugada. Toc, toc, toc... Los golpes provenian de la cocina. Jackson debia de estar preparandose algo para comer, y eso era bueno. Muy bueno. ?Cuanto llevaba su hermano sin alimentarse? Lo veia escualido y palido. Parecia un saco de huesos con una careta cadaverica en el rostro. Aquellas ojeras ennegrecidas delataban el sufrimiento que habia padecido durante los ultimos meses de su vida. Toc, toc, toc... Janet tuvo un mal presentimiento y se incorporo sobre el colchon. Encendio la lampara de pie de la estancia y volvio a comprobar el reloj de la repisa. Sonrio al ver todos los libros que descansaban en la estanteria y penso en su cunada. Habia sido una gran lectora. Se fijo en uno en concreto. << Esperanza >> , de Paula Brown. Esperanza. Aquel si que era un buen titulo. Toc, toc, toc... El mal presentimiento volvio a instaurarse en ella y, confusa, se incorporo y camino por el oscuro pasillo. La luz de la cocina estaba encendida. La puerta abierta. Una escalofriante imagen se proyectaba en la sombra de la pared; su hermano estaba sentado y su silueta se perfilaba con detalle, pero habia algo extrano en aquella sombra. En su pecho…, habia algo que no encajaba. Janet sintio que se quedaba sin respiracion y camino un paso al frente para asomar la cabeza a traves del umbral. Entonces, lo vio y lo comprendio todo. Los ojos se le empanaron de inmediato. Jackson estaba sentado en la silla, en mitad de la estancia, y un cuchillo atravesaba su pecho. Toc, toc, toc... Tenia la mirada perdida en la lejania y estaba totalmente ido mientras que, con el puno de la mano derecha, golpeaba con fuerza aquel punal que cada vez desgarraba mas su carne, introduciendose en su interior. Clavandose mas hondo y mas hondo en su esternon. El grito ensordecedor de Janet inundo la casa. La muerte seguia presente entre aquellas paredes. 1 Paula reviso su bandeja de correo electronico por decimoquinta vez en aquella manana. Los emails se iban aglomerando, uno detras de otro, y ni siquiera se atrevia a abrirlos. Algunos pertenecian a su editora, otros, en cambio, provenian de sus mas fieles y antiguos lectores. Suspiro profundamente antes de cerrar la pantalla. En algun instante tendria que armarse del suficiente valor como para dar la cara, pero por el momento no se veia ni remotamente capaz. Tic, tac. El tiempo jugaba en su contra. A pesar de que seguia en el top de ventas, las ganancias de su ultima novela cada vez iban descendiendo mas y mas. Abrio la pagina vacia del procesador de textos y se quedo mirandola con una sensacion de desasosiego que iba in crescendo dentro de ella. En lugar de comenzar con las primeras palabras de una historia, opto por realizar esa maravillosa lista que su terapeuta le habia recomendado y con la que pretendia solucionar el problema de su bloqueo mental. Ella, la chica prodigio, estaba sin ideas. Su mente, que siempre era un bullicio constante de personajes, tramas y reflexiones, se habia quedado vacia. En blanco. Cuando cerraba los ojos y pensaba en lo proximo que iba a escribir, no encontraba nada; solamente una neblina blanca que lo empanaba todo y que le hacia sentirse acabada. Intentaba decirse a si misma que no lo estaba. Aun no habia alcanzado la treintena y llevaba a sus espaldas una centena de exitosas novelas. Prometia ser una de las grandes, de las que marcaba historia y de las que, anos despues, todo el mundo hablaria. Quizas, en algun futuro, sus descendientes tropezarian con su nombre en los libros de literatura y en los textos de las enciclopedias. No podia saberlo a ciencia cierta, pero era lo suficientemente inteligente para saber que, si continuaba por ese camino, lo conseguiria. Solamente necesitaba ser aplicada y mantener la constancia. Y por supuesto, volver a la normalidad. Pero, ?como espantaba la maldita neblina blanca que se habia metido como un gusano en el interior de su cerebro? ?Como retomaba su escritura y hacia desaparecer el panico que sentia ante la maldita pagina en blanco? Si, era una chica lista, asi que habia hecho unos calculos rapidos para imaginar que seria de su vida en caso de que el contenido que almacenaba entre las paredes de su craneo se hubiera quedado hecho pure e inservible. Si su cabeza seguia sin funcionar, entonces... Tendria que revender los derechos de sus historias y buscar un tiburon que pudiera ejercer de agente literario y explotar todo lo que tenia hasta que no quedase nada mas de lo que tirar. Penso que, llegado ese momento de desesperacion, tendria que vender su centrico y luminoso atico londinense. Y tambien que, lo mas probable y sensato, seria encontrar algun negocio rentable en el que invertir algo de dinero antes de que sus cuentas bancarias comenzaran a parpadear en rojo. << No voy a quedarme sin ideas >> , se dijo, mirando la pagina vacia. Joder. Ni siquiera necesitaba escribir una historia, lo unico que tenia que hacer era esa maldita y absurda lista que su terapeuta le habia recomendado. Y ni eso fluia. Una lista de actividades. Una lista que supusiera un cambio de rutina y que le obligase a abandonar su zona de confort. Paula volvio a mirar la pagina en blanco y sonrio. Nunca habia necesitado ningun cambio de rutina y, mucho menos, absurdas listas como aquella. Encontraba la inspiracion en cosas banales y sencillas, como una conversacion ajena en la mesa contigua de la cafeteria en la que cada manana desayunaba un croissant y un nespresso. Rara era la ocasion en la que terminaba una de sus historias sin que la siguiente ya asomara entre sus pensamientos, borboteando con cada vez mas intensidad y proclamandose nueva protagonista de sus proximas semanas. Pero nada. No habia nada borboteando entre aquella maldita y espesa neblina blanca. Dejo la pagina en blanco. Ni siquiera se molesto en poner un << 1 >> que enumerase el principio de la lista de actividades. En lugar de hacerlo, apago la pantalla y se levanto de su escritorio. Aquel pequeno rincon de la casa era su santuario, donde realmente se sentia en paz consigo misma. O, en realidad, donde realmente se habia sentido en paz hasta aquel instante. Se dejo caer en el sofa y observo las manchas de humedad que habian comenzado a carcomer los techos blanquecinos de su atico. Penso que debia llamar al seguro para solventar aquel problema cuanto antes, pero despues se rio de lo patetico que sonaba. Aquel era el menor de sus problemas. La menor de sus preocupaciones. Escucho la melodia de su telefono sonar en algun rincon de su casa, pero no se molesto en buscarlo. Fuera quien fuese, no le interesaba. Nadie le interesaba. Admitir que se sentia a la deriva y sin rumbo era demasiado humillante como para expresarlo en voz alta, asi que procuraba mantener lejos de su persona a cualquier persona que pudiera ser capaz de pronunciar la temida pregunta: << ?en que estas trabajando ahora? >>. Cerro los ojos y respiro profundamente. Sintio como los pulmones se le llenaban de aire y como su pecho ascendia ligeramente. Pero no se quedo satisfecha, seguia sintiendose... mal, muy mal. Y ese sentimiento cada vez iba a peor. Una vez mas, volvio a pensar en el imbecil de su terapeuta. Si, Paula pensaba que era un autentico idiota y que sus consejos no servirian para nada; pero estaba tan desesperada y dispuesta a cualquier cosa que habia decidido probar suerte. Roger, se llamaba. Roger Hawkins. Debia de rondar los cincuenta y parecia un fracasado con corbata y cara de pocos amigos. De un simple vistazo, Paula adivino que era un hombre divorciado que seguia llorando por su mujer. En todas las sesiones llevaba la corbata torcida, la camisa sin planchar y los cuellos manchados de cafe. Supuso que debia de estar pasandole una buena pension a la susodicha por el descosido que mostraba en los pantalones roidos de traje que no renovaba a pesar de las caras tarifas que imponia a sus clientes. Tampoco habia pasado por alto la alianza que seguia llevando en su mano. Pero todo eso solamente eran imaginaciones suyas. En realidad, no tenia ni idea de como era la vida conyugal del idiota de su terapeuta. Lo que si que sabia era que, segun Roger Hawkins, estaba sufriendo un bloqueo mental por aburrimiento. Y eso no podia ser cierto porque ella adoraba su vida, su rutina y, por supuesto, sus pequenos espacios de aburrimiento. Seguia con los ojos cerrados y la neblina seguia flotando a su alrededor. Tenia que llamar a su editora para estirar los plazos de entrega lo maximo posible. Necesitaba ganar tiempo y que no le echasen atras el siguiente adelanto de royalties que le correspondia... Intento imaginar como se enfrentaria a esa conversacion, pero no fue capaz. El sueno comenzo a envolverla lentamente despejando la nebulosa blanquecina que solia acaparar su cabeza cuando estaba despierta. Ultimamente estaba cansada, muy cansada. Cuanto menos hacia, mas inactiva y cansada se sentia. Era como si ese maldito bloqueo mental tambien la estuviera paralizando fisicamente, agotandola. Paula sintio miedo. En ocasiones tenia la sensacion de que estaba comenzando a desaparecer del mundo con lentitud. Poco a poco, muy despacio... Pero despareciendo. Si no frenaba esa niebla, terminaria completamente perdida. Entonces escucho el sonido del tren. De la locomotora, mas bien. La neblina se fue despejando poco a poco mientras el sonido de la friccion producido por la via al paso de las ruedas iba cobrando volumen hasta convertirse en ensordecedor. Parpadeo varias veces, confusa, y se dio cuenta de que estaba en mitad de las vias, anclada. Queria moverse. Queria hacerse a un lado y quitarse del medio, pero no podia. Sentia que las leyes de la gravedad se habian modificado y que, de pronto, su cuerpo pesaba una tonelada. Intentaba levantar la planta de sus pies del suelo, pero no era capaz. No podia moverse. Por fin atisbo la locomotora. Habia doblado una curva y habia aparecido en su campo de vision. El corazon se le acelero al instante, pero la repentina paralisis que atrofiaba sus extremidades seguia sin permitirle apartarse a un lado. El humo de la chimenea cada vez estaba mas cerca y Paula calculo que, en cuestion de segundos, aquella maquina de carbon y pistones terminaria arrollandola y haciendo de sus huesos papilla de ferrocarril. Cerro los ojos. El corazon le latia con tanta fuerza que podia escucharlo en el interior de sus oidos. Estaba a punto de morir. Estaba a punto de desaparecer.

  • Me enamore de mi mejor amigo – Valeriam Emar de Valeriam Emar

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    Dicen que uno valora lo que tiene cuando lo pierde. Alex Bloom podia dar fe de eso.
    Ella era perfectamente imperfecta. Una vida llena de sobresaltos e inestabilidad. Lo unico perdurable que habia tenido, habia sido Frank Martin, su mejor amigo. Pero estaba a punto de perderlo.
    Frank Martin era el tipico chico bueno que todos querian tener como amigo. Un director de cine que acababa de ganar un viaje a Grecia para dirigir su primera pelicula, lugar en donde el conoceria a la mujer con la que pretendia casarse. Justo en el momento en el que Alex habia descubierto que se habia enamorado de su mejor amigo.
    Un viaje a Grecia, una fiesta de compromiso y nada que un par de copas no puedan solucionar.

  • Secretos del corazon (Corazones prohibidos 1) de Norah Jones

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    La manana avanzaba demasiado deprisa para Heather Hamilton, pues la joven no tenia el menor interes en volver a su casa. Preferia estar como en ese momento: tranquila. Duena de sus actos, de sus decisiones y sin tener que estar luchando consigo misma, para no oir las discursiones diarias de sus padres. Cierto, que tenia el apoyo de Grace, pero ultimamente estaba distante, y cada vez que le preguntaba el motivo, respondia con evasivas sin sentido. --?Sabes una cosa, Regina? --pregunto tras un largo silencio, unicamente roto por el sonido de los caballos que a esa hora llenaban Hyde Park. --Vas a aceptar. ?A que si? --pregunto Regina Harper, una buena amiga de Heather casada hacia dos anos y que, desde hacia seis mesees, ella misma se consideraba viuda, pues su esposo tomo un y nada mas se supo. --Pues si, voy a aceptar --sentencio con una leve sonrisa de satisfaccion--. No sere la unica soltera, Grace puede acompanarme y tu tambien iras ?verdad? --Claro que ire, no me perderia una tarde, y menos un fin de semana, en un lugar como ese ni loca --sentencion con una carcajada de orgullo--. Ademas, estoy segura de que lo pasaras muy bien, como tu misma has dicho, no seras la unica soltera, y si tus padres intentan fastidiar, ya me encargare yo. Confia en mi. --Confio en ti, por eso voy --dijo sonriente. Ambas amigas continuaron un rato mas cabalgando por el parque londinense. A ninguna se le pasaba que muchas miradas quedaban clavadas en ellas, miradas, algunas, que lamentaban la situacion de lady Harper, ignorando que ella estaba viviendo los mejores meses desde que se vio obligaba a comprometerse con lord Harper, un vividor y juerguista cuyos ojos nunca estuvieron puestos en su esposa. Heather conocia muy bien lo pasado por su amiga, ambas fueron confidentes una de la otra desde el dia que fueron presentadas en sociedad, teniendo una 16 anos y la otra, 18. Aquella noche, todos los ojos fueron puestos en Heather Hamilton. Su belleza quedo en un segundo plano, pues lo mas llamativo de ella fue su ternura, su silencio y su simpatia. El comportamiento de su madre dejo mucho que desear, de hecho, interrumpio dos bailes y la joven acabo llorando a escondidas, pero nadie lo tuvo en cuenta, no tardaron en llegar las primeras invitaciones a bailes y eventos sociales, asi como las primeras notas de interes por parte de las primeras amistades, entre ellas: Regina. Lady Harper, vio en Heather la oportunidad perfecta de tener una amistad con quien hablar, con quien ser ella misma y, sabia, eso tambien le convendria a la joven, sobre todo, despues de conocer a la madre, quien a todo lo que se referia a su hija, decia lo mismo: no. Heather recibio una educacion esmerada, digna de una princesa. Sabia tocar el piano, cantar, bailar, hablar frances y espanol, dibujar, coser, montar a caballo, escribir y, pese a la negativa de su madre, tambien le fue ensenado algo de cocina, pues la institutriz no lo vio con malos ojos y la cocinera, no podia negarse a una peticion tan inocente si llegaba de parte de alguien como ella. Pero todo eso estaba destinado para algo tan sencillo como el matrimonio, aunque aun no habia aparecido el hombre adecuado. Por suerte. Heather Hamilton unicamente deseaba vivir, disfrutar un poco, pero con tantas negativas le resultaba muy dificil. Sin embargo, los consejos de su amiga y de Grace, la instituriz, que se quedo por motivos desconocidos, hicieron de ella una chica mucho mas valiente, que, si bien respetaba a sus padres, tomaba sus propias decisiones, como lo era acudir a pasar el fin de semana en la mansion de los Jefferson, quienes lo celebrarian en su casa de campo, en Silverley. Un lugar desconocido por ella, quien quedo ensimismada observando una mariposa posarse con delicadeza en las crines de su caballo blanco. --Tierra llamando a Heather --dijo Regina con una amplia sonrisa-- ?Has oido lo que te he dicho? --Perdona, estaba observando la mariposa --respondio mientras seguia con la mirada el vuelo del pequeno insecto cuales colores parecian imposibles--. ?Que decias? --Decia que si quieres venir a mi casa, puedes decir en la tuya que te vienes para hacerme compania, de seguro que no te lo niegan, y con tu institutriz para vigilarte… --dijo con segundas intenciones pero sin maldad alguna. --Me parece una idea fantastica. ?Puedo serte sincera? --pregunto Heather con seriedad. --Claro, ?que pasa? --pregunto Regina intrigada, pues si su amiga se ponia asi, significaba que el tema a tratar o era muy delicado o era un asunto muy privado. --?Recuerdas cuando al desaparecer Nicholas fuiste a mi casa? --pregunto con el caballo detenido cerca de la entrada de Hyde Park. --Si, lo recuerdo. Tu madre me dio un sermon sobre como debia tratar a mi marido y que hacer para recuperarlo. No he vuelto a tu casa y no pienso volver a hacerlo, un sermon asi no me lo dio ni mi madre y eso que lo de casarme con Nicholas fue cosa suya --explico Regina sin enteder muy bien hacia donde iba Heather. --Aquel dia casi te pregunte si querias que me fuera a tu casa a hacerte compania --dijo Heather, sin saber si debia o no contarlo. --?Y por que no lo hiciste? --pregunto Regina extranada--. Crei que eramos amigas y que no habia secretos entre nosotras. --Temi que me dijeras que no --confeso ella avergonzada. Lady Regina Harper no pudo evitar reir a carcajadas por aquella confesion. Para su amiga no resultaba gracioso, pero sabia, cuando pasara el tiempo lo comprenderia, y tambien reiria. --Pues ahora soy yo quien te lo pregunta, o mejor, te invito. Nada mejor que pasar al temporada juntas ?te animas? --pregunto con una sonrisa. --Claro que si --respondio Heather con una grata sonrisa, ilusionada, pues le daba la impresion de que cumplir los 18 anos habia sido lo mejor que le podia pasar, aunque no hubiera sido posible sin aquella noche de presentacion que tan desastrosa le resulto, pero tantas, alegrias le dio luego. --Pues vamos a tu casa, recoges tus cosas y te vienes conmigo. Y tambien se viene Grace, me cae muy bien, seguro hace buena amistad con mi criada --dijo con la esperanza de poder ayudar a ambas, pues por alguna razon, Grace le caia muy bien, tanto como lo hacia Jane. Las dos amigas se dirigieron a la casa de lady Heather Hamilton, la cual nada mas llegar, solicito la presencia de su institutriz, quien no tardo en responder a la llamada. --Por favor, recoge mis cosas y las tuyas, vamos a pasar una temporada en casa de Regina --dijo con una sonrisa. --Por supuesto, sera un placer senorita --respondio

  • Tormenta en La Habana, Clive Cussler de Clive Cussler

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    Dirk Pitt regresa en esta nueva y emocionante novela del maestro de la aventura, el autor superventas mundial Clive Cussler.

  • El anillo de Grace Marie March

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    MaryAnne no llevaba mucho tiempo en la empresa, ?Por que fue a la fiesta que organizaban?, aun se lo preguntaba y mas teniendo en cuenta que era una fiesta de mascaras, pero todo cambio cuando Spencer llego a la fiesta, desconociendo ambos la direccion del otro, disfrutaron de su mutua compania, pero… ?Que sucedera cuando anuncien que ha llegado el momento de quitarse las mascaras y desvelar su identidad?
    Cuando MaryAnne supo quien era el hombre con el que habia pasado esa velada magica, lo unico en lo que pudo pensar fue en huir y que el no descubriera nunca quien era ella.
    Cuando Spencer se quito la mascara esperando que luego ella se la quitara, se sorprendio al ver como ella huia de el, pero el llego a quedarse con un objeto para poder encontrarla, un anillo.

  • Mi futuro en una caja de Ines Diaz Arreiro

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    <> Asi reza el asunto del e-mail que Leire recibe cada manana desde hace demasiado tiempo. Pero esta vez la propuesta consigue captar su atencion y hace que tome una decision que cambiara su vida.
    A sus veinticuatro anos ya sabe lo que es vivir en medio de una fuerte crisis economica. Por eso, se atrevera a dejarlo todo atras para cuidar de Federica, una anciana octogenaria, en un pueblo casi deshabitado.
    En ese momento se embarcara en un viaje que la conducira hacia una convivencia complicada, un atractivo agricultor, un cuaderno lleno de cartas que parecen sacadas de un cuento de hadas, una enigmatica cajita y una gran leccion sobre si misma.
    Y es que, cuando decides por fin subirte a uno de esos trenes que pasan por tu vida, cabe la posibilidad de acabar en una estacion inesperada.

  • Una novia para Wolf (Cheyenne Ridge 1) Kelly Dreams de Kelly Dreams

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    Terminar en un bar de carretera no era lo que Pandora tenia en mente el dia de su boda, tampoco que la plantasen en el altar. Lo que iba a ser una jornada inolvidable se convirtio en una pesadilla en la que su coche acabo empotrado contra un arbol y ella deambulando por el bosque en plena noche. Wolf ha pasado buena parte de su vida en Cheyenne Ridge, pero ya ha llegado el momento de irse. Lo unico que lo detiene es la presencia de los furtivos que siembran el valle de trampas, peligrosos cepos que ya han demostrado ser un peligro para los de su raza. Comprometido con la tarea de retirarlos, peina el territorio en busca de amenazas, lo que no contaba era con que la de esa de esa noche fuese una mujer vestida de novia dispuesta a volarle la cabeza con una rama.

  • Eramos mentirosos de E. Lockhart

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    Una isla privada. Una ilustre y conocida familia de Nueva Inglaterra. Un grupo de cuatro amigos los Mentirosos cuya amistad se vuelve destructiva. Una rebelion. Un accidente. Un secreto. Mentiras y mas mentiras. Amor verdadero. Y, por fin, la verdad. Esta es la bellisima y terrible historia de una familia perfecta que se sostiene sobre pilares de peligrosa fragilidad. A lo largo del relato se van desvelando las piezas de un rompecabezas que formaran un mosaico de personajes fascinante, donde los prejuicios y el egoismo son los peores enemigos de la armonia y la felicidad.

  • El gigolo seducido de Noelia Gonzalez Fernandez

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    Alison, una chica joven, con un trabajo estable y una vida sencilla, se encuentra, de un dia para otro, con la peor noticia que le podrian dar: se esta muriendo. A partir de entonces, decide hacer todo lo que siempre quiso hacer antes de que sea demasiado tarde. Contrata a un gigolo, Marc, segura de que con un profesional podra disfrutar de todas las experiencias sexuales habidas y por haber, ademas de asegurarse de que los sentimientos no seran un problema. Lo malo es que el corazon no entiende de situaciones complicadas y termina haciendo acto de presencia por parte de ambos. Los dos se gustan, se atraen, todo es perfecto. Hasta que llega el dia en que todo se descubre, y aquello que fue en un principio de color rosa, se vuelve negro.

  • !Devuelveme mis besos! de Priscila S.

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    No podia explicar con palabras como me sentia, pues me era imposible. El haber terminado con Martin me estaba matando, pero no podia evitar las ganas que tenia de patearle el culo por "cabron". Enganada, si. Cornuda, tambien, pero gilipollas, eso nunca. Me encontraba metida en un autobus, uno que me llevaba de vuelta a donde no queria volver, pero eran tan pocas las ganas de no ver jamas a Martin, que he preferido agachar la cabeza y volver con el rabo entre las piernas. Yo, provenia de una familia un poco estirada, por no decir pijos, pero yo no era asi y me fui de casa con dieciocho anos. Los motivos eran claros, querian planear mi vida, querian que me casara con el hijo de uno de los socios de mi padre. Por eso, siempre crei las palabras de Ruben, porque sabia exactamente lo que el estaba sintiendo. El ser manipulado por tus padres, no era plato de buen gusto para nadie. Y ahora me tocaba volver. El movil no habia parado de sonar. Llamadas, mensajes y todos de la misma persona, el. El hombre que amo, y que amare por el resto de mi vida, pero tambien el que me engano y humillo a su antojo como si yo fuera su muneca. Gracias a ese engano, la boda se fue al traste y con ello todo mi corazon, pues estaba segura de que iba a ser feliz siendo la senora Molina, pero no, eso tampoco era asi. El camino no era tan largo, demasiado corto para mi gusto, pues estaba a punto de llegar a mi perdicion. Lo unico que pense al ver esas fotos, esas malditas fotos que tanto deteste. Era ?Como? No me salia otra cosa. Martin y yo llevabamos juntos bastante tiempo, anos de novios y por eso no podia creer que me enganara asi, con Yolanda. !Joder!, me hubiera encantado ir a cogerla de los pelos y ensenarle que no se buscan los hombres que estas comprometidos, pero hasta para eso era tarde. Ya era tarde para todo, ya lo nuestro termino y no habia marcha atras. Llegue a la estacion de Barcelona, mi ciudad natal, donde naci, creci y fui infeliz. Por eso llegar aqui, no era de las mejores decisiones que habia tomado, pero era la unica y no me quedaba otra que aceptar de una vez que mi vida habia cambiado y que no seria la misma nunca mas. Cogi un taxi, pero en vez de darle la direccion de casa de mis papis, le di la de mi hermano Jorge, el cual, llevaba sin ver nueve anos. Sabia que vivia en esa direccion porque mas de una vez me invito a su casa, junto con Martin para conocerle, pero jamas vinimos y ahora me presentaba compuesta y sin novio. Baje del taxi y entre en el edificio, por consiguiente, en el ascensor. Al llegar a la planta quince, me acerque a la puerta. Me sudaban las manos, no sabia si mi visita, iba a molestar a mi hermano, pues nunca hablabamos por telefono. Suspire como unas cinco veces y di unos toques a la puerta con mis nudillos. Minutos despues, escuche unos pasos acercandose, hasta que la puerta se abrio y aparecio ante mi, mi hermano Jorge. -- !Sorpresa! Mi hermano no se lo podia creer. Al verme tenia la mirada perdida, como si fuera un espejismo, tuve que entrar y darle una bofetada para que despertara. Al pasar a su apartamento, me di cuenta que habia fotos de el, con una mujer muy guapa y en otra de ellas, una nina rubia de ojos verdes que me cautivo. Cogi la foto temblorosa y me puse delante de el. -- ?Tengo, una sobrina? --pregunte confundida y mi hermano asintio con lagrimas en los ojos. ?Que le pasaba? No entendia esa reaccion, pues deberia ser un hombre feliz y no lo era. Me acerque a el, y lo abrace como hacia anos que no lo hacia. Mi hermano lloro en mi hombro, lo acune como si fuera un bebe perdido, ?que habia pasado en mi familia? ?Por que mi hermano no era feliz? Muchas preguntas a la cuales, debia encontrarle las respuestas.

  • Vente conmigo de Marta Vidal

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    Cuando el chico del que siempre ha estado enamorada aparece dispuesto a todo por ella, Claudia ya tiene una relacion con Simon, un chico que le da todo y mas.
    En ese momento se encuentra en un dilema. Tiene que elegir entre los dos, entre la calma y la tempestad. No es facil, pero la decision no puede tardar mucho mas.

  • Los amnesicos de Geraldine Schwarz

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    En la ciudad alemana de Mannheim, de donde es originario su padre, Geraldine Schwarz descubre que su abuelo Karl compro en 1938, a muy bajo precio, una empresa a sus propietarios judios, los Lobmman, mas tarde asesinados en Auschwitz. Tras la guerra, confrontado con un heredero que reclama una reparacion, Karl Schwarz opta por la negacion de sus responsabilidades como Mitlaufer, es decir, aquellos que, como la mayoria de alemanes, <>. Asi arranca una apasionante investigacion que cubre tres generaciones de la historia reciente de Europa y que nos obliga a reflexionar sobre los riesgos de la desmemoria y el auge del neofascismo en nuestro continente.

  • La cruz de madera de Lola Solana

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    Hay algo que ni la guerra ni la muerte pudieron destruir: el honor de una familia

  • Botones y culpa de Penelope Sky

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    Se supone que se la tengo que devolver a Tristan para cerrar el trato.

  • El cerebro del nino explicado a los padres de Alvaro Bilbao

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    Como ayudar a tu hijo a desarrollar su potencial intelectual y emocional.
    Durante los seis primeros anos de vida el cerebro infantil tiene un potencial que no volvera a tener. Esto no quiere decir que debamos intentar convertir a los ninos en pequenos genios, porque ademas de resultar imposible, un cerebro que se desarrolla bajo presion puede perder por el camino parte de su esencia.
    Este libro es un manual practico que sintetiza los conocimientos que la neurociencia ofrece a los padres y educadores, con el fin de que puedan ayudar a los ninos a alcanzar un desarrollo intelectual y emocional pleno.

  • Tu no eres para mi de Sophie Saint Rose

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    Bernadette espero impaciente ante la empresa donde trabajaba su hermana. Miro de nuevo el reloj y preocupada se mordio su grueso labio inferior. Ya pasaban diez minutos de la hora y no la habia avisado. Tenia que haber quedado en el restaurante e ir pidiendo, porque ella no podia regresar tarde al trabajo. El senor Kanda era inflexible con la hora. Se aparto un largo mechon de cabello rubio platino pensando que tenia que haberselo recogido, cuando Darla salio colocandose la correa de su bolso de firma sobre el hombro. Impaciente bufo subiendo los escalones. --Sabes que tienes que avisarme si vas a salir tarde. --Solo han sido diez minutos. No seas pesada. --Miro su vestido negro. --?Vas a un funeral? --Ya te he dicho que se ha muerto el jefe de contabilidad. Esta tarde nos dan permiso para ir a su sepelio. --Leche, que lugubre. ?Le conocias? --Claro, mi empresa no es como la tuya. Nos conocemos todos --dijo llegando al semaforo. Impaciente toco el boton aunque no servia de nada. --Ya te he dicho que buscan ayudantes de direccion. Podrias tener un puesto mejor. Miro sus ojos color miel igualitos a los suyos, que eran en lo unico que se parecian porque en todo lo demas eran totalmente distintas. Darla era despampanante. Morena con esos ojos rasgados y tan alta que podria ser modelo, se habia casado con un abogado forradisimo que la trataba como una reina. Ella media poco mas de metro y medio, su color de cabello la hacia parecer una muerta la mayor parte del tiempo, porque su piel jamas se ponia morena, y no habia tenido una cita en ano y medio. Y para colmo se la habia conseguido su hermana. Lo que menos queria era trabajar en la misma empresa para que las compararan continuamente. Eso sin mencionar que para hacer un trabajo que odiaba mejor quedarse donde estaba. --No, gracias. Sabes que con el senor Kanda estoy estupendamente. --Ese japones es un tirano. Hizo una mueca cruzando la calle. --Si, un poco si. --Y tiene muy mala leche. Para el nunca haces nada bien. En mi empresa estarian encantados contigo. Y con el curriculum que tienes... Menudo desperdicio. Los de las entrevistas de trabajo estaban ciegos. No estaban ciegos y ese era el problema. La veian demasiado timida, demasiado callada. Por su cultura al senor Kanda le vino genial, por supuesto. Ella lo entendio perfectamente cuando conocio a su esposa en la fiesta de Navidad. Ni abrio la boca. Asi que era comprensible lo que habia ocurrido el dia de la entrevista, porque en cuanto la vio le ofrecio el puesto. Y no pagaba mal, la verdad. Pero era insoportable su tonito ironico a todas horas. Igual su hermana tenia razon y era momento de cambiar de aires. Pero en la empresa de Darla ni hablar. Sonrio a su hermana que seguia indignada. --Tu me miras con muy buenos ojos. Como se nota que eres mi melliza. --Es que estas desperdiciada en esa empresa de fotocopias. --Fotocopiadoras. --Eso. --Darla empujo la puerta de la cafeteria a donde iban todos los dias y vieron a sus amigas que ya estaban comiendo. --Pero que prisa teneis todas --dijo molesta. --Es que nosotras no tenemos un jefe que besa por donde pisamos. Darla se echo a reir de esa manera tan cantarina que hacia que media cafeteria se girara para mirarla, pero Bernadette acostumbrada lo ignoro y se sento al lado de Katey que masticando su ensalada de pasta le guino un ojo. Al ver sus largas pestanas negras entrecerro los ojos. --?Te pones pestanas postizas? --Te has dado cuenta --dijo desilusionada. --Claro. Son enormes. --Y se te ha salido el pegamento. Menudos abanicos te has puesto --dijo Fiona intentando no reirse. --?A quien le has echado el ojo? --No se como se llama. --Aparto su flequillo moreno de su frente. --Trabaja en el piso veintidos. --Ingeniero --dijeron todas a la vez. Aunque Bernadette no trabajaba en la misma empresa, por los ligues de las chicas ya sabia que habia en cada planta. Ambas eran abogadas especializadas en patentes y trabajaban codo con codo. Darla las habia metido en la empresa pues las cuatro eran amigas desde la universidad, aunque no habian estudiado lo mismo. --?No habeis pensado en salir con alguien de fuera de Henderson Technologies? Lo pregunto porque ya son muchas citas con empleados de alli. --Pero si alli trabaja mucha gente. --Katey la miro fijamente con sus bonitos ojos azules. --?Me estas diciendo que van a murmurar de mi? --Se llevo la mano al pecho como si fuera la primera vez que se le ocurria algo asi. --?Creeis que puede pasar? Darla hizo una mueca y sonrio a la camarera. --Lo mismo que ellas. --Yo tambien, Daisy. Y de beber lo de siempre. --Perfecto. Sois la mesa mas facil del local. --La chica les guino un ojo antes de alejarse. --?Lo creeis? --insistio Katey. --!No! --exclamo Fiona que tambien estaba para hablar--. No, ?verdad? Las hermanas se miraron a los ojos y fue Darla la primera en hablar. --Pues la verdad es que hay tantos hombres en Nueva York que no se por que siempre teneis que salir con companeros de trabajo. A mi David lo conoci en el gimnasio. Deberiais ir. Alli se liga mucho. Katey chasqueo la lengua y Fiona hizo un gesto con la mano como si lo que hubiera dicho fuera una tonteria. --?Por que ir tan lejos cuando en la empresa tenemos tantos? --Cierto. Asi ahorramos tiempo, que somos mujeres muy ocupadas. --?Para que preguntas entonces? --pregunto Bernadette sorprendida. --Por si acaso creian en la empresa que eramos unos pendones. --!Es que es lo que van a pensar, Katey! Has salido con al menos quince tios de alli. --Pero no me he acostado con todos. --Dejalo, Bernie --dijo Darla exasperada. --?Y a ti que te pasa? --Fiona entrecerro sus ojos castanos apartandose un mechon de cabello cobrizo del hombro. --Estas enfadada. --?Yo? --No --respondio Bernadette por ella--. No esta enfadada. --Si que lo esta. Frunce el ceno y siempre lo hace cuando algo la cabrea. Miro a su hermana fijamente y esta forzo una sonrisa. --?Que pasa? Ahora que lo pienso no estas enfadada... Estas preocupada. Las tres pendientes de sus palabras provocaron que se sonrojara ligeramente. --Estoy embarazada. Dejo caer la mandibula del asombro porque de todas las cosas que podia decirle eso era lo que menos se esperaba. --Es estupendo --dijo Fiona muy contenta abrazandola--. Felicidades. Katey la felicito mientras ellas se miraban a los ojos. Se levanto viendo la angustia en el rostro de su hermana y la abrazo. --No te preocupes, es una noticia maravillosa. Me alegro muchisimo por vosotros, vais a ser unos padres increibles. --Me he enterado esta manana. Queria decirtelo a ti sola, pero tenias prisa y... --Lo entiendo, no te preocupes. --A ver como se lo toma --dijo Darla apartandose. --Se va a cabrear, pero se le pasara. Te quiere mucho --dijo Bernadette cortandoles todo el rollo a sus amigas que las miraron asombradas mientras volvia a su sitio. --?Quien se va a cabrear? ?David? --pregunto Fiona atonita--. ?Por que se iba a cabrear? El tambien estaba alli. ?O no? --Claro que estaba alli --dijo Bernie indignada--. Pero habian quedado que esperarian otro ano porque acaban de mudarse a la casa nueva que ella se empeno en comprar. Eso unido a que han tenido que cambiar de coche, despues de que ella hubiera destrozado el BMW de su marido y que eligieran ese modelo carisimo porque a Darla le encantaba ese Jaguar... Un coche nada practico para llevar el carrito del bebe. --Reprimio la risa mientras era ahora su hermana la que la miraba indignada. --Estas muy graciosa. --Esa soy yo, la tia graciosa. --Sonrio con carino. --Te pidio un ano para recuperarse porque lo ha invertido todo en esa casa, pero no tienes que preocuparte porque te perdonaria cualquier cosa. --Dios... Menuda mierda. --?No lo quieres? --pregunto Katey impresionada--. Si siempre te han encantado los ninos. --Claro que lo quiero. Ahora ya esta aqui. --Preocupada miro la mesa de al lado bajando la voz. --Pero no lo deseabamos ahora. Ninguno de los dos. Ademas el trabaja muchisimo y decidimos que no fuera en este momento, porque cuando sea padre quiere dedicarle tiempo a sus hijos. Tiempo que ahora no tiene. --?Y que vas a hacer? --pregunto Fiona preocupada. --Tendremos que fastidiarnos porque esta aqui. Ni loca voy a abortar. --David tampoco querria algo asi --dijo Bernie preocupada porque debia ser uno de los momentos mas felices en la vida de su hermana. Le sonrio--. Sereis unos padres maravillosos. La miro a los ojos y vio un pequeno brillo de ilusion. --?Eso crees? --Por supuesto --dijeron todas asintiendo.

  • la muneca tatuada de Abigail Villalba Sanchez

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    “A veces, ni siquiera yo se quien soy, ni que me trajo aqui. El tiempo pasa a mi alrededor como un velo de lluvia llevado por el viento, como un susurro gritado a la nada. Pero estoy aqui, guardando un secreto que nadie quiere conocer, que a nadie le interesa. Estoy sola, completamente aislada en la negrura y, sin embargo… continuo esperando. ?Que espero? No lo se. ?A quien? Tampoco. Solo tengo la certeza de que, al final, tras los dias que escapan por mi ventana llegara algo, y ese algo, cambiara mi vida” Ara releyo las lineas que estaban escritas en la pared. Tras dos largas semanas de busqueda, habia encontrado la puerta que daba a esa habitacion. Por fin. Apenas se habia fijado si algo era diferente a la primera vez que habia entrado, pues lo unico que le interesaba era saber si aquellas frases seguian alli. Suspiro profundamente y las acaricio con la yema de los dedos, con dulzura. A pesar del tiempo que habia empleado en investigar sobre ellas, no habia encontrado nada que arrojara un poco de luz sobre su misterio. Incluso habia buscado mas letras en su habitacion, Aun sabiendo que en esas cuatro paredes no habia nada de interes. Era frustrante y, a la vez, emocionante. De hecho, era lo unico emocionante que habia alli. --?Quien demonios eras? --pregunto, en un susurro y arrastrando las silabas, como si le costara vocalizar. Carraspeo, sacudio la cabeza y dejo su voz escondida en un rincon, apartada para otro momento. Despues se sento en el suelo y apoyo la espalda en la pared, justo al lado del parrafo. Sus ojos violetas se entrecerraron, mientras luchaban contra el polvo que ella misma habia levantado. Intento no toser pero, tras un incomodo momento, su pecho se contrajo dolorosamente en una serie de espasmos. Poco a poco, el polvo se asento y Ara consiguio tomar un poco de aire, pese a que este no era el mejor. Efectivamente, la habitacion seguia tal y como ella recordaba: mas pequena que el resto, pintada en un brillante tono azul y decorado con pequenos elefantes amarillos. Aparentemente, la habitacion de un nino. Pero ?por que parecia que ese nino nunca habia nacido? Todo estaba sin usar, impecable… salvo por la gruesa capa de polvo que cubria todo a su alrededor. Tras unos segundos de completo silencio, en los que ni siquiera ella se atrevio a pensar, Ara se levanto y deambulo por la habitacion, como si fuera la primera vez que lo hacia. Observo cada detalle, cada minuscula particula que conformaba ese pequeno y extrano universo. Acaricio los juguetes pulcramente colocados en la estanteria, y sonrio cuando noto en ella una inesperada ola de carino y esperanza. Ignoraba por que, pero aquellos sencillos elementos llenaban su mente de musica, de risas y de un incontrolable anhelo. No era la primera vez que le pasaba, asi que desecho como pudo los sentimientos y continuo con su escrutinio, esta vez, para acercarse a la cuna. Nunca antes lo habia hecho pero, como de costumbre, ignoraba por que. Quiza fuera porque las letras la habian llamado mas la atencion o, simplemente, porque le daba miedo encontrarse algo alli que no quisiera ver. Esa vez, sin embargo, impulsada por esa repentina necesidad de saber mas, se acerco y aparto el cobertor de seda azul con toda la lentitud del mundo. Y la vio… Y grito. Como si la poca voz que le quedaba quisiera escapar. En la cuna habia una muneca, una pequena, desnuda y con los ojos abiertos. Y en su frente, bajo el pelo rubio, habia dos palabras escritas, dos palabras que a ella se le tornaron eternas, hermosas y siniestramente vacias. Porque, ?quien se atrevia a decir “te quiero” a alguien que, en realidad, no existia? *** Ignoraba cuanto tiempo habia pasado desde que cerro los ojos. ?Una, dos horas? ?Quiza mas? La oscuridad rodeaba todo lo que tenia al alcance de la mano, incluso el reloj que marcaba las cinco y media de la manana. Enzo se estremecio cuando el frio acaricio sus brazos desnudos y su rostro, apenas despierto. Somnoliento, se paso la mano por la barba de tres dias que nacia en su menton y despues, bostezo sonoramente. No recordaba cuando se habia quedado dormido, ni siquiera recordaba haberse desnudado. Fruncio el ceno, se rasco la nuca y contemplo el reflejo de la television encendida, justo frente a el. Una pelicula porno brillaba en la pantalla, aunque sus gemidos baratos quedaban ahogados por el silencio de la habitacion. Ignoro por completo la pelicula y cogio el mando que reposaba junto a su cadera, apenas cubierta por la sabana. Aun asi, no fue consciente de que los canales pasaban ante sus ojos, en un vano intento de venderse a el, a sus ojos y a ese bolsillo que, cada dia, se llenaba de mas billetes. En realidad, su mente estaba muy lejos de alli, oculta en un lugar al que nadie queria entrar, ya que podian perderse tanto como el lo estaba haciendo. Al cabo de un rato, Enzo suspiro, cerro los ojos y se levanto. Era evidente que no podia dormir y, si podia evitarlo, no iba a perder el tiempo. Cogio de la silla sus pantalones de traje, su camisa blanca y una corbata que le gustaba bastante. Despues se paso una mano por el pelo, dejo que este se alborotara bajo ella y se puso los zapatos. Justo en ese momento, su movil, que habia quedado relegado a uno de los bolsillos, vibro con insistencia. --?Si? --pregunto, con suavidad. --?Papa? ?Eres tu? --Una voz sutil, apenas un silbido, atraveso la barrera del sueno y le hizo despejarse. --?Ocurre algo, princesa? --Enzo suspiro profundamente y se detuvo junto al ascensor. Una triste sonrisa se dibujo en sus labios, como tantas veces a lo largo de esos dos meses. --No… o si, no lo se. --La voz de la pequena parecio titubear, porque casi desaparecio--. La abuela dice que no vas a volver hasta dentro de mucho. ?Es verdad? Enzo se estremecio con fuerza al notar la tristeza implicita en esa frase, una desolacion tan arrolladora como la que el mismo cargaba. Trago con fuerza, carraspeo y se obligo a dar un paso mas, a seguir adelante a pesar de todo. --Volvere, Adriana. No se cuando, pero lo hare lo antes posible --contesto, sin ser capaz de mentirla--. ?Te ha explicado la abuela por que no estoy alli? ?Por que tengo que quedarme aqui? El silencio parecio alargarse durante lo que solo fueron unos segundos. Casi podian escucharse las dudas de la pequena hacerse palabras. --No demasiado bien. Dice que tienes una mision, como los heroes que salen en la tele --susurro, emocionada--. ?Es verdad? --Es verdad, si. Pero no soy ningun heroe de la tele --contesto, en el mismo tono cadente y dulce de la nina--. Solo soy un hombre que hace lo que tiene que hacer. De nuevo, el silencio se apodero de la conversacion. Ninguno dijo nada durante unos momentos, hasta que Enzo cayo en la hora que era. Tomo aire y lo solto con un suave bufido. --?Te has dado cuenta de la hora que es, canija? ?No deberias de estar en la cama? -- ?Si? Oh. --Adriana dejo escapar una carcajada llena de dulce picardia--. Ahora voy, promesa. --?Promesa de verdad? --!De la buena! Enzo sonrio, como solo el podia hacer en esos momentos: calmadamente, con suavidad, con paciencia. Con carino. Su corazon acelero sus latidos hasta que resonaron sobre el ruido del ascensor al llegar, sobre el ultimo silencio de la conversacion. Suspiro, aferro el telefono con mas fuerza y apreto la mandibula hasta que esta crujio. Como echaba de menos estar con ella. Como anhelaba volver atras en el tiempo, a esos estupidos momentos en los que sus brazos no eran el unico refugio. Como deseaba regresar a ese ideal que mantenia vivo en su cabeza, cual frenetica llama a punto de morir. Como dolia la cruda verdad. --?Adriana? --susurro, con la voz rota. --?Si, papa? --Te quiero. --?Estas…llorando? --pregunto, con tanta tristeza que el sintio como se le encogian las entranas de puro desasosiego. --No, carino. Los heroes no lloramos --contesto y tras dejar que una lagrima desbordara sus ojos, colgo. *** Hacia un frio horrible en aquella habitacion y Ara no tardo en ser consciente de ello. Se cruzo de brazos, se mordio el labio inferior y observo, de nuevo, la dichosa muneca que habia trastocado su mundo en tan solo unos segundos. ?Cuanto llevaba alli? ?Y por que? ?Era para ella o, simplemente, pertenecia a esa habitacion, como todo lo demas? Frustrada, se aparto de la cuna unos pasos y miro a su alrededor, sin saber bien donde posar sus ojos. De pronto, alli donde posaba su mirada veia algo nuevo, algo inquietante que hacia que su corazon latiera desbocado. Incluso el espejo que la reflejaba, con sus perfectas grietas a los lados, le parecia distinto. Ara se estremecio cuando el miedo que llevaba por dentro amenazo con salir mas deprisa de lo que ella podia soportar. La sensacion de que todo se le iba de las manos no fue tan fugaz como pensaba porque permanecio con ella incluso cuando, momentos despues, decidio salir corriendo. Hacia anos que no recurria a eso y hacia incluso mas que no huia de nada. Al menos, no estando despierta o consciente. El resto… bueno, con el resto de los miedos no podia hacer nada, porque incluso ella sabia que en las pesadillas no habia una manera justa de lucha. El pasillo parecia infinitamente largo y oscuro, lo cual era curioso, porque estaba perfectamente iluminado por pequenas lamparas de pared que apenas titilaban. Como siempre, las puertas se sucedian unas a otras: hechas de madera, de cristal, acero. Habia puertas desvencijadas, rotas, nuevas… cada una cerrando la entrada a un secreto que, tarde o temprano, descubriria. Sin embargo, y aunque su curiosidad innata la llevaba a querer abrirlas todas, esa vez solo se detuvo al llegar a una puerta en concreto. Una discreta, blanca y limpia, con un brillante veintidos anclado en ella. Ara suspiro freneticamente, abrio la puerta y volvio a cerrarla tras de si. Poco a poco sus latidos fueron tranquilizandose, hasta que se convirtieron en un murmullo apenas tapado por el ronco sonido del ventilador que giraba en el techo de la habitacion. Alli se iniciaban sus recuerdos, precisamente en aquella habitacion. Podria decirse que, de alguna manera, todo habia empezado alli, aunque no entendia ni como, ni por que. De aquel lugar, con sus paredes pintadas en verde y con aquellas cortinas blancas que rozaban el suelo, solo podia decir cosas buenas. --Por fin en casa --susurro quedamente, mientras se quitaba la fina camiseta de manga larga y la dejaba en el respaldo de una silla, donde se podian ver otro monton de prendas apiladas. Nadie contesto a su timido saludo aunque ella tampoco esperaba respuesta. Ignoraba el tiempo que llevaba alli, pero nunca se habia encontrado con nadie mas, aunque tenia la certeza de que no estaba sola. ?Como iba a estarlo, a fin de cuentas? Tendria que ser tonta para creer que toda la comida, el agua y la ropa aparecian por arte de magia. Alli, en algun lugar, habia alguien mas y era cuestion de tiempo que le encontrara. Ara sonrio brevemente cuando la conocida sensacion de bienestar acaricio su piel erizada. Obvio la television apagada y los relojes que marcaban las seis de la tarde, y despues, tras acariciar el lomo de los libros que se acumulaban en la mesilla, se dirigio al bano contiguo. Adoraba la rutina del dia a dia, a pesar de todo: despertar, sonreir, descubrir que habia tras la siguiente puerta. Despues, regresar a aquella habitacion, perderse en la dulzura del agua caliente… y esperar al dia siguiente. Era agradable, aunque una tarea solitaria que, poco a poco, mermaba su espiritu. A veces, no podia evitar hacerse preguntas mientras el agua mecia sus caderas llenas de cicatrices, rojizas, que parecian recientes. ?Por que ella? ?Por que alli? ?Por que siempre tenia la sensacion de que su vida era un sueno inconcluso? Pero las respuestas nunca llegaban, o al menos, ella nunca sabia interpretarlas correctamente, lo que era realmente frustrante.

  • Vidas samurais de Julia Sabina

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    El tren Eurostar tarda dos horas y veinte minutos en llegar de la estacion del Norte de Paris a Londres. Realiza parte del recorrido bajo el mar, por un tunel que atraviesa el canal de la Mancha. Pero antes de meterse en el tunel se detiene unos minutos en una ciudad del norte llamada Lille. Ese era mi destino. Nada mas bajarme en la estacion de Lille Europe me di cuenta de que habia perdido la direccion de la residencia de estudiantes en la que iba a alojarme. Y, ademas, el movil no tenia red. Asi que era urgente encontrar algun ordenador para conectarme. Acababa de empezar el mes de septiembre. El viento me golpeaba los ojos y caian unas gotas tan gordas y pesadas como huevos estrellandose contra la ciudad. La gente, vestida de negro, caminaba rapidamente mirando al suelo. Callejee con la maleta a rastras en busca de algun locutorio hasta que llegue a una plaza enorme llamada Charles de Gaulle, rodeada por edificios de ladrillo con fachadas belgas. En mitad de la plaza se elevaba una columna robusta y encima de ella la estatua de una mujer tapada con una simple tela que nos miraba con cara de asco. Tambien habia una sucursal de Credit Agricole, una relojeria, varias boutiques, cafeterias y una panaderia que inundaba la calle de olor a bizcocho y cuyo interior visto desde fuera parecia el salon de un palacio decorado con madera oscura y ribetes dorados. Al salir de la plaza, me adentre en las calles adyacentes, mas sombrias, hasta que encontre un locutorio. La luz azulada iluminaba unas paredes con carteles envejecidos que indicaban el precio que costaba llamar a Niger, Senegal o Chad. Estaba lleno de gente. Hacia mucho calor y olia a sudor. Alguien gritaba en una de las cabinas telefonicas. Pedi un ordenador y me adjudicaron el numero cinco. A mi lado, un hombre de unos setenta anos, con un abrigo negro muy viejo cubierto de caspa y pelotillas y con pelo gris y graso, contemplaba con extasis imagenes de una chica joven y rubia con pegotes de rimel en las pestanas mamando pollas de varios tios y que, tras beberse sus corridas, sonreia hacia la camara. En el e-mail que me habian mandado de la residencia me explicaban que debia bajarme en la estacion de metro Quatre Cantons, situada en una ciudad dormitorio pegada a Lille llamada Villeneuve d'Ascq. Las baldosas de las paredes de Quatre Cantons eran amarillas y rojas, pero no eran alegres a pesar de tener colores llamativos. Una zona radicalmente diferente al centro. La maleta, la mochila, las botas y el anorak mojados me pesaban mas y mas a cada paso. Por fin habia parado de llover, y estaba tan agotada de dar vueltas por ahi que me detuve a observar los enormes edificios de viviendas, que convivian con pequenas casas familiares. Daba la sensacion de que esa ciudad tuvo tiempos mejores pero que, de repente, se habia quedado paralizada y envejecia como un matrimonio ante el televisor. Debia de tener cara de desorientada o de desesperada porque un chico un poco rechoncho, con una cazadora de cuero desabrochada, se acerco a mi y se ofrecio a ayudarme con la maleta. No se muy bien de donde habia salido. Quiza era un enviado del cielo dispuesto a socorrerme. Se le marcaban las tetillas bajo el jersey de lana y llevaba el pelo un poco largo y echado hacia atras. Aunque debia de tener mi edad, ya se le pronunciaban las entradas, asi que era facil imaginarse como seria a los cuarenta anos. Con mas entradas, con el pelo mas largo, oliendo peor. Aun asi, suponia una senal de bienvenida. Le pregunte por la direccion de la residencia. Se trataba de un momento trascendental: iba a mantener una conversacion en frances por primera vez con alguien que no fuese un profesor de academia de idiomas. Mi acento nos asusto a los dos. Entonces el hablo. Que maravilla. No podia creerme que ese chico, con un aspecto tan tosco que podria haber salido de un bar de hooligans de Liverpool, tuviese esa voz que sonaba a libelulas susurrando, a fresas salvajes, a cabello de angel en la boca. El tampoco sabia donde estaba la residencia. Cuando respondi, mis palabras sonaron de nuevo como si descarrilase un tren. En ese instante descubri algo que me acompanaria durante el resto de mi aventura: la lengua espanola es una bestia con puas y garras. Una bestia encerrada y hambrienta que sale en estallidos de libertad con forma de rrrrrr o de jjjjjjjjj. No la puedes vestir con el encaje de seda de la lengua francesa sin que sus movimientos bruscos lo destrocen. Pero, a pesar de mis problemas intentando pronunciar unas frases muy obvias, consegui hacerme entender. Estaba tan feliz por ello que lo mire a los ojos con todo el candor que me quedaba en el cuerpo, y el me correspondio entusiasmado. Caminamos y caminamos entre edificios inquietantemente vacios hasta que encontramos la residencia. Era una construccion de hormigon con una cristalera en la entrada. El chico de las tetillas entro en el vestibulo, y yo detras de el como una nina sigue a sus padres, como si el hecho de llegar alli no tuviese nada que ver conmigo. En la conserjeria una mujer de unos cincuenta y cinco anos, de pelo corto, rizado y rubio y ojos azules y cansados, en lugar de saludarme me analizo seriamente. Intente hablar con ella en frances. Me dijo que no me entendia, por lo que el hecho de que me comprendiesen o no empezaba a parecer bastante aleatorio. Medio por senas consegui que me entregase la llave. Las cuestiones de dinero, sin embargo, se pillan al vuelo. Me indico que al dia siguiente sin falta pagase la fianza. Mientras tanto, el chico que me habia ayudado a transportar la maleta me metio la mano por debajo de la camiseta. Por un momento senti sus dedos suaves en mi cintura desnuda. La mujer sonreia. Me gire contrariada. Pero el chaval se empenaba en subir la maleta a mi cuarto. No se dio por vencido ante mi negativa y hubo un tira y afloja, con ambos agarrando el asa de la maleta y tirando con fuerza, hasta que el termino por garabatear su numero de telefono en un papel. Todavia debo de tenerlo guardado en algun sitio. La residencia era laberintica y, como estaban cambiando el sistema electrico del edificio, habia escombros y cables por todas partes. Una vez que llegue al piso que me correspondia, camine por un pasillo oscuro, subi otras escaleras, esta vez de caracol, me adentre por otro pasillo, tambien oscuro, baje otras escaleras de caracol, llegue a otro pasillo… En todo el recorrido no me cruce con nadie. Finalmente desemboque en una puerta de madera contrachapada de color pino claro con el numero 215, el de mi habitacion. En el cuarto habia dos camas con mantas de cuadros escoceses, un poco viejas, alisadas y dobladas pulcramente. Me habian avisado de que tenia que compartir la habitacion con otra chica, pero que todavia no habia llegado. Por fin me habia marchado de Madrid. Era libre. Me sente en la cama. Mire a traves de la ventana. Habia anochecido totalmente, y el viento movia las ramas del unico arbol que tenia enfrente. El cuarto estaba amueblado con una mesa de conglomerado desconchada con espacio para dos personas, dos sillas y un par de baldas blancas donde colocar los libros y un lavabo con un minifluorescente encima que no funcionaba. El suelo, de plastico que imitaba al granito, estaba levantado por los laterales. Una de las baldas tenia una marca de quemado, seguramente de una vela. Se trataba de la senal de que otra persona, en otro momento, habia hecho de esa habitacion su hogar. Yo debia seguir su ejemplo. De momento no tenia conexion a internet y al otro lado de la puerta no se oia nada. Parecia que no hubiera nadie mas viviendo en esa residencia. Al abrir la maleta, la cremallera sono como una sierra electrica. Poco a poco, fui decidiendo donde colocar los jerseis, los calcetines, la ropa interior, los libros… Tambien colgue en la pared un cartel de Al final de la escapada, de Godard, en el que Jean Seberg y Jean-Paul Belmondo se miran con la complicidad caracteristica de haber tenido buen sexo tapados con unas sabanas muy limpias. Precisamente esa pelicula me habia animado a pedir la beca en Francia. En algun momento absurdo pense que tambien yo podria ser una americana dulce que vendia periodicos por los Campos Eliseos. Cuando termine de colocarlo todo, cai en la cuenta de que al dia siguiente no estaria ni con mi familia ni con mis amigos, que ahi era donde iba a vivir. Pense en Felipe. Queria llamarlo, pero me habian recomendado alejarme de el. Hacia solo unos meses, bueno, en realidad casi un ano, pero me parecian solo dos meses, bueno, en realidad me parecia como si no hiciera mas que unos dias que nos habiamos sentado en una terraza del barrio de La Latina a tomar unas cervezas. Me agradecio todo lo que habia hecho para ayudarlo a salir de la depresion, ya se encontraba mucho mejor. Fue al abrazarme alegrandose de que lo hubiese entendido todo cuando comprendi que me estaba dejando. Parecia aliviado, incluso satisfecho, mientras que conmigo se ensanaban a picotazos todos los mosquitos presentes, pasados y futuros de Madrid. Me tumbe en la cama y me puse a leer hasta que me dormi. Me desperte desubicada, mire a todos lados, a las paredes blancas y a la cortina gruesa, de un color entre amarillo por un lado y marron por el otro, que tapaba la ventana. La descorri. Era por la manana y parecia de noche. Llovia. Acababa de empezar el mes de septiembre y hacia dos dias iba con minifalda y gorra para protegerme del sol y caminaba pegada a las paredes, el unico sitio con un poco de sombra.

  • Aprender a hablar con las plantas de Marta Orriols

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  • Lo Mejor de mi Amor de Susan Mallery

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  • Mi dulce hindu (Amor entre culturas 2), Chris M. Navarro de Chris M. Navarro

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  • Reclamada por sus parejas (Programa de novias interestelares 3) de Grace Goodwin

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    Desesperada por escapar de un hombre poderoso, decidido a hacerla pagar por haberlo desafiado, la unica opcion de Leah es ofrecerse como voluntaria del Programa de Novias Interestelares. Ella es asignada al planeta Viken, pero, a su llegada, se sorprende al descubrir que ha sido emparejada no solo con un hermoso e inmenso guerrero, sino con tres.

  • El misterio del muerto en el maletero de Margotte Channing

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  • Los hijos del rey vikingo. Venganza de Lasse Holm

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    Primavera 866. Un pueblo del norte de Inglaterra es atacado por los vikingos. El ataque no ha sido una casualidad: Bjorn, Ivar, Sigurd, Ubbe y Halfdan, los cinco hijos de Ragnar Lothbrok, el primer rey vikingo, han desembarcado en Inglaterra para vengar a su padre, que fue capturado por el rey de los ingleses y arrojado a un pozo de serpientes venenosas. En sus ultimas palabras antes de morir aseguro que sus cachorros lo vengarian. Y la venganza acaba de empezar.
    Una epica aventura historica para los fans de Vikingos o de Juego de tronos…. Contenido ….

  • El reloj de bolsillo de Ceci Giltenan

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    Cuando Maggie Mitchell es transportada al las Tierras Altas del siglo XIII, ?sera Lord Logan Carr capaz de reparar su corazon roto o lo pondra en mayor peligro que antes?

  • Bienvenidos a Occidente de Mohsin Hamid

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    Bienvenidos a Occidente es una bellisima fabula sobre los refugiados, una novela con una solida posicion etica que nos cuestiona en que mundo queremos vivir. Por Mohsin Hamid, uno de los autores mas reputados de la actualidad.

  • Juegos prohibidos 4 de Emma M. Green

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    Mama dice que esta mal hace eso. Esta pohibido. ?Ustedes si tienen delecho? Un aire glacial se expande en la habitacion de Tristan. Sin embrago, mis mejillas estan escarlata. Mi corazon se detiene un segundo. Dos. Tres. La voz aguda pasa una y otra vez por mi mente en ebullicion. Tengo la garganta seca, mis manos tiemblan, los escenarios chocan en mi cabeza. Tristan y yo acabamos de ser sorprendidos con las manos en la masa y nuestro ultimo beso podria arruinarlo todo si ninguno de los dos reacciona rapidamente. Me seco las lagrimas y le lanzo una mirada de desesperacion a Tristan, quien se levanto de un salto. A juzgar por su actitud aturdida, el no parece controlar la situacion mejor que yo. - Los besos en la boca estan pohibidos. El pequeno nos observa a uno y despues al otro, cada vez mas intensamente. Totalmente aterrada pero decidida a salir de esta, me obligo a sonreir y le tiendo la mano. - Ven a sentarte conmigo. El nino duda un segundo, luego toma su peluche y logra subir a la cama despues de dos intentos. Sintiendo la mirada de Tristan sobre mi, me volteo y le lanzo senales de angustia para que encuentre una excusa valida. Lograr manipular a un nino de 3 anos no deberia ser tan complicado. Sobre todo cuando este admira tanto a su hermano mayor y confia ciegamente en el… Solo que ahora se trata de Harrison, un pequeno nino con problemas, que parece un bebe, pero que ya sabe suficiente sobre el mundo de los adultos… Y solo que se trata de Tristan, un chico tan apegado a sus principios y a su hermano que esta dudando: ?enganarlo o explicarle la verdad? - ?Puedes guardar un secreto, Harry? le pregunta de pronto su hermano. La voz de Tristan es relajada, casi jovial. Suspiro, dandome cuenta de que ha retomado su aplomo. Tristan avanza hacia nosotros y se arrodilla para estar a la altura de su hermano. Uno de sus grandes hombros roza mi pierna. De paso, me lanza una sonrisa tierna, de complicidad, que me calienta por dentro. No es momento para ponerme a dibujar corazones rosas. En verdad no es el momento. En respuesta a esta pregunta, el nino asiente pero abraza su cocodrilo con mas fuerza, como si la perspectiva de enterarse de la verdad lo angustiara un poco. Mi corazon se rompe un poco mas frente a ese nino que ha crecido demasiado rapido. - Liv y yo estabamos ensayando una obra de teatro, le explica Tristan. Solo era para entrenar, nada mas. ?Comprendes? - ?Entonces no se van a casal? - ?Casarme? ?Con Sawyer? !Antes muerto! Sus ojos brillantes se pierden por un instante en los mios, luego Tristan suelta un grunido de diversion y se voltea para despeinar a su hermano. Respondo con una sonrisa en los labios: - ?Casarme con eso? !Tendria que estar drogada! !No, lobotomizada! - ?Que es dlogal? El hermano mayor estalla de risa y atrae al pequeno a sus brazos. Contrario a lo que temia, Harry no parece bloquearse con nuestro beso. La voz ronca de Tristan atraviesa de nuevo el aire: - Entonces, ?este sera nuestro secreto? ?De los tres? El nino hace una sena para decir que si. - ?No le diras a nadie? Es muy importante, Harry, insiste Tristan. - !Alfled quiele hacel teatlo! exclama el pequeno dandole una beso a su peluche en el hocico. Como un rayo, este se escapa de los musculosos brazos y pasa a otra cosa, corriendo hacia su habitacion para ir a hojear algun libro – demasiado complicado para el. Tristan y yo estamos nuevamente solos, frente a frente, mirandonos a los ojos. Yo suspiro. El se muerde el labio. - Todo esto pudo haber terminado mal, murmura. !Odio mentirle! - Harry lo tomo bien. Supo bien como reaccionar. Para nuestro bien… - Si. De hecho, bravo por tu elocuencia, sonrie burlon. - !Sin mi, seguirias observando la pared como si hubieras visto un fantasma! - Sin ti, no estaria en estos problemas… Su tono no tiene nada de agresivo, al contrario. Mientras se levanta, el se pasa la mano por la nuca y no deja de verme, como si esperara una respuesta de mi parte. La cual no tarda en atravesar mis labios. - Es mas fuerte que yo, Tristan. - Mas fuerte que nosotros. - ?Entonces que hacemos? - Vamos a pelearnos, a provocarnos, a fingir que nos odiamos, como siempre lo hemos hecho. Y asi evitaremos dar un espectaculo, como lo hicimos esta noche… - ?Que te hace creer que voy a fingir, Quinn? sonrio estudiandolo. Su sonrisa se amplia, se ve demasiado apuesto cuando se burla suavemente y luego me responde, mas insolente que nunca: - Nunca me has odiado, Sawyer. Siempre has sentido una inmensa admiracion por mi… Y una atraccion incontrolable. - !Ah, es cierto! !Olvidaba tus problemas psicologicos! !Es hora de tus pastillas rojas y blancas! - Si tan solo sirvieran para poner orden en mi mente… - ?Tu mente esta en desorden por mi culpa? - ?De quien mas? Le lanzo mi bloc de notas que se encuentra por alli, pero no le atino. Tristan esta pasando ya por la puerta avisandole a Harry que va para alla para construirle un castillo. A lo lejos, escucho al pequeno gritar de emocion y ordenarle que se ponga una corona, como el. El rey de los idiotas. Eso me lo confirma. *** El incidente del beso sucedio hace poco mas de una semana y, hasta ahora, Harry ha cumplido con su palabra. Nadie en la villa esta al corriente. Tristan no ha cambiado con su pequeno protegido, sigue pasando la misma cantidad de tiempo ocupandose de el. Por mi parte, evito encontrarme sola con ellos, temiendo que el tema tabu regrese. Tal vez Harry haya pasado a otra cosa, pero no lo ha olvidado. Lo conozco lo suficiente para saberlo.

  • La casa de hojas de Mark Z. Danielewski

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    Will Navidson, un famoso fotoperiodista premiado con el Pulitzer, se traslada con su familia a una casa en el entorno rural de Virginia en un intento de salvar su matrimonio, seriamente perjudicado por sus viajes continuos y su adiccion al trabajo. Ademas de Navidson, la familia esta compuesta por la hermosa ex-modelo Karen Green y los dos hijos pequenos de ambos. Muy pronto, Will descubre que la casa presenta una anomalia arquitectonica singular: su espacio interior es ligeramente mas grande que el que deberia ocupar segun sus dimensiones exteriores. Este es el arranque de El expediente Navidson, un fascinante documento que narra los sucesos acaecidos en la casa de Ash Tree Lane, es decir La casa de hojas. Will Navidson tratara de averiguar que secreto esconde La casa de hojas, al mismo tiempo que procurara poner a salvo a su familia. Un viaje para el que recabara la ayuda de todos los medios a su alcance, incluida la de su hermano gemelo Tom, un profesor universitario y hasta toda una expedicion de espeleologos. Mientras Will y sus seres queridos se enfrentan a los peligros de esa casa encantada, un joven tatuador de Los Angeles, el carismatico y tierno Johnny Truant, malvive y quema las noches a una velocidad vertiginosa de la mano de su inseparable escudero, Lude. Las historias de Truant y Navidson se entrelazaran gracias a un hallazgo que cambiara la vida de todos los personajes inolvidables que atraviesan esta monumental novela.

  • Ascension (Sabrina Strong 1) de Lorelei Bell

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    Sin un centavo tras la muerte de su padre, a Sabrina Strong no le entusiasma la idea de trabajar para la Asociacion Norteamericana de Vampiros.

  • Duena de mi corazon de Sandra Gabriel

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    Katri - Capital de Salima. ashid observaba con tristeza como Kalim y Zulima se abrazaban. Hacia tiempo que sospechaba que se amaban, aunque hasta ese dia no habia sido consciente de cuanto. --Te juro que no te olvidare --afirmaba en ese momento Kalim mientras miraba a Zulima. Zulima queria morirse. Tan solo pensar en no volver a verle hacia que se le rompiese el corazon. Aun no comprendia muy bien lo que habia pasado. Lo unico que sabia con seguridad era que algo muy serio habia ocurrido entre Brahim, el primo de Kalim, y Sulaima, su propia hermana. Algo lo bastante grave como para provocar la furia de los padres de Brahim, los reyes de Salima, y que habia ocasionado que su propio padre, uno de los consejeros mas fieles del rey, fuera expulsado del pais junto con toda su familia. --?Tu hermana te ha contado algo? --pregunto Kalim con desesperacion. Si por lo menos supiera cual era el problema, podria intentar arreglarlo e impedir que se llevaran a Zulima lejos de el. --No. Sulaima no quiere hablar conmigo --nego Zulima, que sentia como se le rompia el corazon--. Permanece encerrada en su habitacion y mi padre tampoco quiere contarme nada. Zulima estaba segura de que jamas volveria a ver a Kalim. Lo percibia en cada uno de los poros de su piel. Ni siquiera les habian permitido despedirse. Habian tenido que escabullirse hasta la casa de Rashid para poder verse por ultima vez. --Te escribire --murmuro Kalim mientras la abrazaba--. Te llamare. Aunque te vayas del pais, removere cielo y tierra para encontrarte. Jamas te olvidare. En cuanto pueda, ire a buscarte. !Jurame que me esperaras! --le rogo con desesperacion--. Te amo, duena de mi corazon. Zulima le miro mientras las lagrimas corrian por su rostro. No era la primera vez que la llamaba asi, pero sintio como si fuera la ultima. El tambien era el dueno de su corazon. Le miro con intensidad para grabarse su imagen en la retina. Estaba segura de que esta seria la ultima vez. No porque no creyera en el ni en sus promesas. Estaba segura de que intentaria mantenerlas, pero tambien sabia que sus tios, los reyes de Salima, harian lo que fuera necesario para impedirselo. Brahim era el heredero al trono y si lo sucedido entre el y Sulaima era tan grave como para expulsarlos del pais, estaba segura de que jamas se les permitiria regresar. --Zulima. Debemos irnos --le recordo Rashid apesadumbrado. La habia ayudado a escabullirse de su casa para que pudiera despedirse de Kalim. Desde que Rashid habia llegado al pais se habian hecho amigos. Aunque se habia criado en Inglaterra con su madre, tras la muerte de esta habia descubierto que su padre, del que no sabia nada, vivia en Mulak, el pais vecino. No hacia mucho que convivia con el aunque, por complacerle, habia abrazado gustoso sus tradiciones. Por ello, con tan solo dieciseis anos, su padre le habia enviado a Salima a realizar la instruccion militar, tal y como habian hecho todos los miembros de su familia durante generaciones. Su padre temia que le considerasen debil por haberse criado en Inglaterra. Con la experiencia vivida por sus padres, Rashid no creia en el amor; sin embargo, al ver a sus amigos abrazados y jurandose amor eterno, se sintio conmovido. Era singular la imagen que ofrecian. Con tan solo dieciseis anos, Kalim ya tenia el cuerpo y los musculos de un gran guerrero. Media casi un metro noventa, de pelo negro y largo y con unos ojos verdes del mismo color del musgo que tanto le recordaba a Rashid a Inglaterra, la tierra que le habia visto nacer. Sabia que su amigo podia tener a la jovencita que quisiera y, sin embargo, desde nino parecia que solo tenia ojos para Zulima. Kalim la sostenia entre sus brazos. Con su metro cincuenta parecia tan pequena a su lado… Una muneca de larga melena del color del ebano que desde que se habia hecho mujer cubria con el hiyab, y unos pequenos brazos que en ese momento le abrazaban con desesperacion. Apenas era una nina de quince anos, pero para Kalim era la mujer de su vida. La amaba tanto que a veces le dolia. Mientras permanecia abrazada a Kalim, Zulima miro a Rashid con el corazon en un puno y sus ojos color chocolate empanados por las lagrimas. No creia que volviese a ver nunca mas a ninguno de los dos. Estados Unidos estaba demasiado lejos de Salima o de Mulak. Se aparto de Kalim con renuencia y se acerco a Rashid, quien la abrazo con tristeza. Debia acompanarla de regreso antes de que nadie notase su ausencia. --Cuidale --le pidio mientras miraba a Kalim en la que estaba segura de que seria la ultima vez que lo viera. --Lo hare --le prometio Rashid con voz queda. --Adios, Kalim --susurro por ultima vez antes de irse acompanada de Rashid. --Adios, duena de mi corazon --murmuro Kalim mientras la veia alejarse de su vida--. Esperame porque ire a buscarte. K I Dos anos despues. Anvard - Salima. alim entro en el pueblo en el mismo momento que Rashid lo abandonaba. Iba a caballo secundado por sus hombres. A pesar de ser un ejercito numeroso, cabalgaban en completo silencio solo interrumpido por el sonido de los cascos de los caballos. Cuando llego hasta el se dio cuenta de que estaba totalmente cubierto de sangre. Unos vendajes cubrian su rostro, pero lo que mas le asusto fue su mirada. --?La has encontrado? --pregunto Kalim aunque temia la respuesta. --Esta muerta --afirmo Rashid con frialdad al tiempo que senalaba una especie de carromato que transportaba un cuerpo. Kalim le miro con tristeza. Llevaban meses recorriendo el pais en busqueda de Evangeline. Nunca habian perdido la esperanza de encontrarla. Cuando estaba a punto de preguntarle de nuevo, Kalim oyo el llanto de un nino y vio el bulto que Rashid sostenia entre los brazos y en el que no se habia fijado hasta entonces. --Es su hija --afirmo Rashid al tiempo que apretaba la mandibula. --?Como...? --pregunto Kalim. --La estaban violando cuando llegue --escupio Rashid con repugnancia--. Habia perdido mucha sangre a consecuencia del parto. Ni el hecho de que tuviera una hemorragia les importo a esos cerdos. --?Que has hecho, Rashid? --pregunto mientras contemplaba a los hombres que le secundaban y adivinaba el temor en sus ojos. Temor hacia Rashid. Le miraban como si fuera capaz de cualquier cosa. --Les he ensenado que hay que respetar a las mujeres --anuncio con una sonrisa cruel--. Les he dejado sin lo que ellos creen que los hace hombres. Les he cortado la polla a todos -- anadio con frialdad--. A cada uno de ellos. Kalim palidecio por la crueldad que se desprendia de sus palabras. Trago saliva con dificultad. --?Estan muertos? --No --afirmo Rashid sin borrar la frialdad de su sonrisa--. Me he asegurado de que todos vivan para que no lo olviden. La historia de lo sucedido en Anvard corrio como la polvora por todo el pais, cruzo la frontera y llego hasta Mulak, hogar de Rashid y pronto paso a ser conocido como el Carnicero de Anvard. El rey de Salima, tio de Kalim, se mostraba muy satisfecho con su actuacion, ya que habia descabezado al ultimo bastion de la resistencia. Kalim y Rashid llevaban meses recorriendo el pais con el ejercito en busca de los rebeldes. Lo que el tio de Kalim no sabia era que, en realidad, Rashid solo lo hacia para localizar a Evangeline, a la que su propio padre queria como una hija, y que habia sido entregada a los rebeldes. Aunque la habia encontrado demasiado tarde. A pesar de que no estar unidos por lazos de sangre, la queria como una hermana. Como si la muerte de Evangeline no hubiese supuesto un duro golpe para Rashid, al volver a Mulak descubrio que su padre habia fallecido mientras el trataba de rescatar a la joven. Al final, habia perdido a ambos. *** Un mes despues. Bakara - Mulak. --?Ya has decidido que vas a hacer con la nina? --pregunto Kalim mientras acompanaba a Rashid para recorrer sus tierras a caballo. Estaban en Bakara. Tras los sucesos de Anvard, Kalim habia acompanado a su amigo Rashid hasta Mulak y desde entonces permanecia en su casa. Este no le habia pedido que se quedase, pero tampoco le habia sugerido que se fuera. Kalim sabia que lo ocurrido en Anvard le habia cambiado. Ya no era el joven alegre que una vez habia conocido, sino que se habia transformado en una persona taciturna. Sabia que a pesar de no estar interesado en mantener una relacion estable, antes de lo de Anvard, muchas mujeres se le habian insinuado; las mismas que ahora le rehuian. La cicatriz que recorria su rostro desde la sien hasta el cuello le daba un aspecto feroz. Eso, unido al pelo negro como el ala de un cuervo y a una mirada penetrante que parecia capaz de desentranar hasta el ultimo de tus secretos, hacia que la gente le tuviese pavor. --?Que vas a hacer con la nina? --le pregunto de nuevo Kalim al tiempo que detenia su caballo, ya que Rashid estaba tan sumido en sus pensamientos que ni le habia escuchado. Rashid tiro de las riendas mientras se detenia a la altura de Kalim y miro en silencio a la lejania. Notaba como le palpitaba la cicatriz. Un cruel recordatorio de que no habia sido capaz de salvar a Evangeline. ?Que iba a hacer con la nina? En realidad… no lo sabia. Solo tenia la certeza que no podia dejarla abandonada.

  • CALLGIRL Escort 1 de Susantha Lust

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    A veces las cosas pasan simplemente porque tienen que pasar…Soy Catherine Wayne, y a mis recien cumplidos veinte anos, decidi abandonar el pequeno pueblo en el que naci y me crie para escapar de una vida que odiaba, de un pueblo asfixiante y de una madre yonqui, alcoholica y prostituta que me llevaba a vivir situaciones limite. Pero en mi huida no solo deje atras una vida de maltrato y vejaciones, sino a mi propia hermana Alice. Odio a mi madre y todo lo que representa. Odio ese pueblucho. Los odio a todos ellos.Fue la imperiosa necesidad de buscar un futuro, lo que me llevo hasta Nueva York. Alli, sola, destrozada fisica y psicologicamente, me encontre con unos pocos pavos en la cartera, un futuro incierto y el temor de verme devorada por las falacias de mis propios suenos. Pero el antojadizo destino hizo que Alina -una prostituta rusa-, se cruzase en mi camino salvandome asi de mi misma. De su mano, me adentre en el sordido mundo de la prostitucion, y con ello, rehuse al Amor. Pero claro, soy mortal, y como tal, puedo cometer errores. Y los cometi.

  • El incidente Cretta de David Loren Bielsa

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    Ano 2587. Cuando Elika Razdan despierta, solo recuerda que es una observadora del Cuerpo Estelar de la Republica, enviada a estudiar la viabilidad de una colonia minera en el planeta Cretta. Sin embargo, pronto descubrira, gracias a sus superiores, que toda la colonia ha perecido y ella es la unica superviviente de un desastre de proporciones apocalipticas. Por ello, con la ayuda de un dispositivo tecnologico que extraera sus recuerdos, tendra que revivir lo sucedido, a la vez que descubre la aterradora verdad que su mente ha bloqueado.