• Odiare de Mar Montes

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    Beatriz lo tiene todo. Unas buenas amigas, unos hijos estupendos y un marido que la adora. Sin embargo, esta a punto de echarlo todo a perder por culpa del trabajo. ?Que precio estara dispuesta a pagar para salvar lo que ama?

  • Banshee (Anam Celtic 4) de Angy Skay , Belen Cuadros

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    <>.
    Cathal O’Kennedy tiene muy claro que, despues del favor del jefe de Maureen, debera cumplir una condena impuesta por sus propios delitos. Sin embargo, un giro tan inesperado para el hara que su meta se centre unicamente en la persona que mas ama: Taragh.

  • El temerario (Los hermanos Walker 4) de Amanda Adams

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    Derek Walker esta en Las Vegas para la boda de su hermano. Una despedida de soltero. Un poco de juego. Una semana de diversion con sus hermanos. ?Que podria salir mal? ?Podria enamorarse? Puede que encuentre su pareja… pero cuando el pasado lo llame, desafiara todo lo que cree saber sobre la familia, la lealtad y el amor.

  • Un olivo entre trigales de Angeles Castillo Caballero

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    En ciertos momentos de nuestra vida, todos solemos tener la ilusion de que manejamos las riendas de la misma a nuestro antojo. Es entonces cuando el destino se hace presente, desatando su furia sobre nosotros, encabritando nuestra montura que huye despavorida hacia el abismo, para demostrarnos hasta que punto estabamos equivocados. Solo los mas fuertes de espiritu son capaces de aguantar sus envites, reconociendo el nuevo sendero y redirigiendo el rumbo. Encorsetada por los condicionamientos morales de su tiempo, la existencia de Isabel, una joven nacida en 1837, ha comenzado a tambalearse. Hija de un poderoso terrateniente jienense, se vera obligada a convivir con unos labradores a los que quedara eternamente agradecida y a quienes permanecera ligado su porvenir. Tambien la vida de Antonio, un bibliotecario de la epoca actual, se ha visto convulsionada por acontecimientos ajenos a su voluntad. Mientras intenta salir de una reciente crisis personal coincidira con una companera de trabajo con la que congeniara muy bien, una universitaria en practicas que se encuentra investigando la situacion de la mujer en el pasado. Juntos nos introduciran en la cotidianeidad de las gentes del sureste espanol durante la segunda mitad del XIX. A traves de la tecnica del flashback, combinando matices de novela historica, etnologica y de intriga, se van entrelazando las diferentes tramas para descubrir la conexion existente entre los distintos personajes, escenarios y periodos historicos.

  • Las cinco invitaciones de Frank Ostaseski

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    “La muerte no nos espera al final de un largo camino. La muerte esta siempre con nosotros, en la medula de cada momento que pasa. Ella es la maestra secreta que, oculta a la vista, nos ayuda a descubrir lo que mas importa en la vida. Las cinco invitaciones es una estimulante reflexion sobre el significado de la vida y como la conciencia de la muerte atrae a nuestro ser mas verdadero. Con mas de treinta anos de experiencia al cuidado de personas en las etapas finales de sus vidas, Ostaseski ha descubierto que la muerte puede ser la guia que necesitamos para despertar plenamente a nuestras vidas, para ayudarnos a forjar experiencias plenas y significativas.”

  • Obsesion de Brenda Lark

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    Evelyn y Jake ya constituyen un matrimonio solido y feliz pero las cosas parecen cambiar cuando Evelyn se queda embarazada. Ella que nunca ha tenido familia duda de su propia capacidad para cuidar un bebe. Josephine Lark, ex jefa y ex amante de Jake, aprovechara la circunstancia para crear problemas en la pareja.
    ?Podran Evelyn y Jake salir adelante a pesar de los maquiavelicos planes de Josephine para separarlos?

  • La condesa despojada (Damas poderosas 2) de Noa Pascual

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    Lady Abigail Yvaine Allende de Aberdeen siente el peso del mundo sobre sus hombros. Ser una mujer con titulo en su epoca es motivo de envidias y recelos. Pero ella es fuerte y sabe lidiar con sus enemigos.
    Tiene poder para elegir con quien quiere casarse, y ella cree en el amor. La pena, es que el unico hombre que la comprende y con quien desea estar en todo momento no cree en el amor: el duque de Hamilton, que sigue soltero y no muestra interes en desposar a ninguna dama.

  • La poeta y el asesino de Simon Worrall

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    Cuando un poema desconocido de Emily Dickinson aparecio en una subasta de Sotheby’s en 1997, un escalofrio recorrio el mundo del coleccionismo literario. Cuatro meses despues, sin embargo, el poema fue devuelto por tratarse de una falsificacion. La poeta: Emily Dickinson. Una mujer solitaria, que garabateaba versos en todo lo que tuviese a mano, para revisarlos, cada noche, frente a su escritorio. No vio ninguno publicado en vida, pero escribio mas de mil setecientos mientras ayudaba a caminar a su madre por el jardin y cocia pasteles de jengibre. El asesino: Mark Hofmann.

  • Less de Andrew Sean Greer

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    ?Quien dice que no se puede huir de los problemas?

  • Amor que hiere de Ulises Novo

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    Una manana de otono, Michael, un atractivo profesor de Literatura, y Sheila, una joven universitaria de ultimo curso de Estudios Ingleses, se encuentran casualmente en una libreria.

  • Amor intempestivo de Rafael Reig

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    Con mas de cincuenta anos, seguia echandome de menos a mi mismo, y empece a escribir en un cuaderno de doscientas cuarenta paginas tamano cuartilla, de pie, en un barril del bar de Lucia, con un whisky y frente a la piedra de La Maliciosa coronada de nieve. Tarde meses en llenarlo y cuatro anos en llegar hasta el final, desde el que ahora escribo. Las novelas --como la vida-- se leen desde el primer capitulo hasta al ultimo, pero se escriben siempre desde el final --tambien como la vida, que solo adquiere sentido una vez vivida--. Intente apartarlo de mi, escribi otras cosas (las novelas Senales de humo y Para morir iguales), pero el cuaderno de tapas negras seguia esperandome sobre la mesa con sus ciento veinte paginas escritas a lapiz por una sola cara; y otras tantas en blanco, al dorso. Quedaba una cara de mi que no me atrevia a descubrir. Como si hubiera hecho la cama al contrario, con la almohada a los pies, oia el ruido amenazador de mis pasos acercandose. Por eso decidi terminar la otra cara de las paginas: para salir a mi encuentro. Todo empezo con una reunion de viejos amigos, fantasmas del pasado. El Festival Ene se celebra en el Circulo de Bellas Artes de Madrid y cada ano lo organiza una persona distinta, a la que llaman comisario. En 2016 la comisaria fue Marta Sanz y --como es costumbre-- lo lleno todo de amigos de su edad, escritores nacidos en los anos sesenta. Marta me invito a lo que la prensa llama <> --como llama a las elecciones <>-- para que participara en una mesa redonda. Acepte por ver a los amigos y porque no puedo resistirme a nada que me proponga Marta, menos aun con su placa de sheriff. Tambien necesitaba que me diera el aire. Llevaba mas de un ano sin escribir, porque me habia convencido de que mis novelas eran como los inventos del profesor Bacterio: o no funcionaban o, si lo hacian, era siempre en contra del lector. La mesa redonda, que tuvo lugar el viernes 4 de noviembre a las 21:30, se titulaba <>, y el programa (que conservo) la presentaba asi: Hace veinte o treinta anos coincidieron en las aulas y en el bar de la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad Autonoma de Madrid cuatro muchachos que se han convertido en figuras centrales de las letras espanolas por su labor docente y literaria. Javier Azpeitia, Eduardo Becerra, Antonio Orejudo y Rafael Reig reviviran viejas conversaciones y sus temas de interes de ayer y de hoy. Me recordo a los dibujos de mi infancia, las Merrie Melodies, que se anunciaban como <>. Quiza fuera intencionado y Marta Sanz queria insinuar que nuestros <> son propios de los dibujos animados. Baje temprano a Madrid en el autobus de linea, el 684 de Larrea, decidido a administrarme en el oportuno bar la anestesia necesaria para afrontar la intervencion. Contra todo pronostico, la charla sobre el exito y el fracaso, sobre la lealtad y la traicion, no solo me parecio entretenida, sino que me devolvio las ganas de escribir. Esa noche dormi en Madrid y volvi a casa a mediodia, y al dia siguiente me levante, como siempre, a las cinco de la manana. Desayune y me di una ducha que termine con agua fria, hasta que empezo a salir el agua de <>, como se dice en el pueblo con tono solemne e intimidatorio. Aqui el agua siempre sale del grifo muy fria, te deja los dedos morados, pero llega un momento en el que aparece de pronto un agua heladora que viene de la remota tuberia profunda, soterrada bajo el nevero perpetuo de la montana, y que puede hacer que se te pare el corazon de golpe. Eso dicen en Cercedilla. Llevaba tanto tiempo resistiendome a escribir, que el ordenador se nego a arrancar. Por eso me fui a escribir a mano en el barril. David, el amigo informatico que todos tenemos, probo el <>, que no funciono, y me dijo que iba a buscar un <>. Segun me explico, el ordenador almacenaba el estado del sistema en varias fechas a las que podia retroceder para ponerse en marcha tal y como se encontraba entonces. Lo que hubiera sucedido a partir de ese momento, desapareceria --programas, archivos, documentos-- y volveriamos atras (sin memoria ni deseo) para empezar de nuevo. La idea me parecio sugerente. Igual que los ordenadores, quiza nosotros tambien establezcamos hitos en el tiempo, a los que volver cuando ya no seamos capaces de seguir adelante: antes de la primera novia, de la primera claudicacion, del nacimiento de un hijo, de la muerte de un ser querido. Como era previsible, la mesa redonda me transporto a uno de esos instantes: antes de terminar la carrera, cuando todos eramos genios y todavia inmortales. En mi caso, ese estado se prolongo un ano mas, porque obtuve una beca como lector en la Tufts University, en Boston, donde pude seguir siendo inmortal y un genio, mientras mis companeros preparaban la oposicion a secundaria y daban clases particulares o repartian pizzas en motocicleta para poder hacer el doctorado. Treinta anos despues, ya calvos, mediocres y mortales, con barrigas, canas y ojeras, arrastrando los pies y llevando a cuestas divorcios, hipotecas, deudas y sinsabores, nos fuimos encontrando en la famosa Pecera del Circulo, junto a la mujer desnuda esculpida por Moises Huerta y bajo los lienzos del techo pintados por Jose Ramon Zaragoza. Era dificil no mirar aquel cuerpo de marmol, tendido a nuestros pies en una postura muy poco natural, y con los ojos cerrados. No esta dormida, nos dijo Chavi Azpeitia: esta muerta. En mi familia todos tenemos dibujos de Zaragoza, que era de Cangas de Onis y debio de ser buen amigo de mi abuelo Benito. Sus pinturas, demasiado clasicas, sin duda se parecen al modelo y son --como tantos matrimonios-- fieles pero aburridas. De los dibujos lo que llama la atencion es que todos los que tenemos son de hombres desnudos. Alli, mirando con timidez el hermoso cadaver y las acartonadas pinturas, estabamos la presunta generacion de los sesenta, que casi nunca ibamos al Circulo de jovenes. En los ochenta aquello era poco mas que un casino de provincias, cuando decidieron resucitarlo con una primera medida decisiva: cobrar la entrada. A veinte duros. Y por supuesto funciono, aunque nosotros siguieramos yendo al Deportes (que estaba al lado de la editorial Cambalache), al Casa Riera, al Galdos o a tabernas como La Dolores. Si existiera una <> (pero no es mas que una conjetura), su caracteristica mas sobresaliente tendria que ser nuestra inoportunidad. ?Que clase de jovenes sonarian con ser novelistas cuando la literatura ya habia perdido toda relevancia social? Los ultimos que llegaron a tiempo fueron los que tenian diez o quince anos mas que nosotros: Javier Marias, Munoz Molina, Millas, Mendoza, Llamazares... Con veinte anos, en los ochenta, les vimos triunfar, pero no nos dimos cuenta de que eso nunca iba a volver a suceder. Debiamos de ser los tontos de la clase, el peloton de los torpes, porque el resto de los jovenes de nuestra edad no querian ser escritores, sino cantantes, directores de cine, arquitectos o simplemente ricos. Si existiera esa generacion (pero insisto, se trata de una idea de bombero), habria que llamarla <>, siempre estuvimos, como dice el diccionario, <>. Asi nos va. Nuestros predecesores aguantan el tipo como pueden, a sabiendas de que son un anacronismo. Miralos: uno escribe a maquina y se comunica por fax, otro se hace pasar por neoyorquino de Brooklyn con acento andaluz, otro se mete en armarios empotrados que dan a su otro yo... En fin, se comportan como cunados con una copa de mas en la boda de su hermana, o como filatelicos obsesos y empecinados. ?Y nosotros? No somos mas que un hatajo de acreedores, se nos debe la gloria y vamos reclamandola por los rincones. Nuestras novelas pertenecen todas al mismo genero literario que los cartones que ponen los mendigos al lado de su manta: pedimos una limosna de gloria contando nuestra triste vida, y lo llamamos autoficcion. Eso somos las <> que escupiamos en corro <>. Salvo por la ausencia de torres de vigilancia, aquella Universidad Autonoma de Madrid era identica a una prision provincial de grises muros de hormigon, aislada y laberintica, con patios interiores y escaleras supernumerarias que dificultaban la huida. La blanda hierba que decoraba el campus tambien le daba --combinada con la arquitectura penitenciaria-- ese aspecto de inocencia simulada que caracteriza a los laboratorios farmaceuticos y a los emplazamientos militares secretos. Lo mas acogedor era el bar de la Facultad. !El inolvidable bar de Juanjo! Con la no menos inolvidable tortilla de patatas en olla que hacia Mercedes, la mujer de Juanjo. Aquellos eran los tiempos, primera mitad de los ochenta, y en el bar de Juanjo habia parejas de literatos discutidores: Gerena y Echevarria, al que llamabamos Echabarriga, Chavi Azpeitia y Eduardo Becerra, Pepe Ridao y Juan Blazquez, y Orejudo y yo. Ninguno esperabamos cumplir los treinta: moririamos jovenes, como los heroes, fulminados por nuestro propio talento, igual que el olmo viejo hendido por el rayo (y en su mitad podrido). Juan era el mas ambicioso de todos: bebia ginebra por las mananas y ni siquiera confiaba en cumplir los veinticinco. El bar tenia una barra en forma de ele; el lado corto acababa junto a una ventana que daba a la entrada principal; el largo recorria la sala hasta una pared, tras la que estaba la estacion de tren. En las otras dos paredes habia repisas para dejar las copas, los cafes o los botellines, y para apoyar el codo con displicencia y la cadera dibujando esa curva caracteristica de Praxiteles. El pequeno espacio de barra junto a la ventana era el lugar privilegiado, que ocupaban siempre los modernos, palidos, ojerosos, recien exhumados de sus tenebrosas sepulturas en el Penta, la Morasol, el Morgenstern o el Rock-Ola. Los plumiferos nos repartiamos el resto: Chavi Azpeitia y Eduardo Becerra en el otro extremo de la barra, Echabarriga y Gerena en la repisa mas cercana a la puerta; Orejudo y yo en el angulo de la ele; Blazquez y Ridao, al lado de la entrada: todos incansables en nuestra liturgia de bendiciones y maldiciones. !Tolstoi es Dios! Mejor Dostoievski: !es el Demonio! !Clarin es un estrenido! !Las novelas de Galdos huelen a repollo, como un descansillo de escalera! !Neruda es mas plomo que el catastro! !Pues anda que Vallejo: un indio deslumbrado por las baratijas del simbolismo frances! Y asi cada manana. ?De que hablabamos? De nosotros mismos, todo el tiempo, de la identidad que intentabamos construirnos. Por eso eramos tan categoricos --estabamos dando palos de ciego-- y por eso estabamos tan impacientes: !teniamos los dias contados! Y sin embargo Azpeitia y Becerra siguen vivos (uno es un escritor bastante reconocido y el otro es catedratico), y viven tambien Echabarriga (alto cargo en una multinacional de fabricacion y distribucion textil) y Gerena (que fue actor y periodista, y ahora arregla el pais en las tertulias de la tele); y vive y publica libros Pepe Ridao (aunque ahora se llame Jose Maria y sea embajador, ademas de un ensayista importante), por no hablar de Orejudo y de mi, que insistimos en publicar novelas, pero cada vez mas cansados, porque ya solo hablamos de nosotros mismos, incapaces de encontrar nada de mayor interes. El unico que murio --pero no antes de los veinticinco-- fue Juan Blazquez, que tantas ambiciones tenia, el primero que publico una novela, aunque ya no volvio a escribir jamas hasta su muerte, de una cirrosis devastadora, a la edad de Garcilaso y sin ninguna gloria, salvo la de ser recordado por sus amigos treinta anos despues en la barra de un bar, a partir de la tercera copa. Alli los que queriamos ser escritores nos vigilabamos unos a otros. ?Y si alguno de pronto iba y escribia la gran novela de nuestro siglo? Esa era la amenaza, y a mi entonces lo que mas me aterrorizaba era que la escribiera Antonio Orejudo. Durante varios anos fuimos inseparables. Mas que amistad, se trataba de una folie a deux que ambos alimentamos, no tanto por espiritu de cooperacion, sino sobre todo porque ninguno estabamos lo bastante locos como para mantener el delirio por nuestra cuenta. Convertirse en novelista es como atracar un banco o cometer un crimen: se necesitan complices. Asi sucedia con Gerena y Echabarriga, con Chavi y Eduardo, con Ridao y Juan, y con Orejudo y conmigo. Solo he conocido a alguien lo bastante chiflado y con tanto ego como para intentarlo en solitario: Benavides. Una vez, seria por el 86, tras el referendum de la OTAN, en el semaforo de la calle Sagasta, a punto de cruzar hacia la taberna de Araceli, Jose Carlos Benavides nos revelo a Orejudo y a mi que el iba a ser <>. Tal cual. Casi nos atropellan, porque nos quedamos paralizados, mudos de admiracion, e intercambiamos esas miradas que indican que uno se halla por fin en presencia de un autentico orate. Benavides compaginaba Derecho y Filologia, asi que poco despues afirmo que Tomas y Valiente queria que, en su momento, le sustituyera en el Tribunal Constitucional, y luego que Lazaro Carreter le estaba tanteando para la Academia Espanola. Todo lo decia con el aplomo de los lunaticos: era fascinante. Y siempre actuaba solo, como un agente secreto o un francotirador. Durante un tiempo fue secretario de Estado de Cultura y ya no se por donde andara ahora: quiza haya remplazado a Lola Flores, a Tina Turner o a la madre Teresa de Calcuta --nada estaba fuera de su alcance-- o quiza este dando alaridos encerrado en una gavia. Orejudo y yo colaboramos para convencernos el uno al otro de algo no menos disparatado que las salidas de pata de banco de Benavides: que ambos ibamos a cambiar el curso de la literatura universal. Juan Blazquez en cambio no representaba una amenaza para nadie por una razon obvia: follaba demasiado. Gustaba a las chicas, las volvia locas, como si acabara de despertarlas de un profundo sueno en pleno dia, o tal vez de rescatarlas de una pesadilla. Tenia ojos azules, labios grandes y abultados, un flequillo rebelde que atravesaba la frente buscando un atajo, y cara de nino bueno, interrumpida de pronto por una sonrisa esquinada y provocativa que parecia decir: se lo que quieres, aunque tu todavia no lo sepas, y te lo voy a dar. Esa sensacion de peligro inminente --?quien no prefiere seguir ignorando su deseo oculto?-- debia de ser lo que les gustaba de el: el fondo pantanoso de sus labios bajo el agua diafana de su mirada. ?Que necesidad tenia de escribir novelas, si ya era tan atractivo? Ademas, para tener exito en los ochenta, bastaba con declararse cantante, actor, pintor o disenador; ya no era necesario ni aconsejable encerrarse a escribir cientos de folios que nadie iba a leer de todas formas. Los plumiferos nos habiamos convertido en mamarrachos, nos dabamos mucha importancia, pero actuabamos como exploradores polares cuando los polos --y la misma Antartida-- ya estaban repletos de McDonald's y cajeros automaticos. Mis unicos amigos no plumiferos eran los del club de ajedrez que formamos algunos de la Facultad, el club Al Paso, con el gran Ostolaza de presidente, el gordo Tomas, Macarena, Escalona y Carmen Avellan (a la que quise tanto y me dejo sin mas por Jaime Escalona). A Juan Blazquez mis amigos ajedrecistas le causaban bastante asombro: se negaba a creer que quisieran --tal y como afirmaban-- llevar vidas normales y corrientes. Estaba convencido de que esas vidas siempre desembocan en diverticulos en el colon, en la ominosa tos improductiva o en una inflamacion cronica de los tobillos. No eran mas que una perdida de tiempo, del buen humor y de la circulacion de retorno, eso decia, con su vaso de ginebra en la mano. Nosotros creiamos que solo se hacia escritor el que no tenia mas remedio. Si no tienes cuentas pendientes con el mundo, no te pones a escribir novelas. Eso es lo que les faltaba tanto a Juan como a Benavides: la inagotable energia del rencor. A final de cuarto Blazquez ya empezo a dejar de tener encanto. Cuando volvia del bano no era raro que trajera el pantalon manchado de pis, vomitaba en las fiestas o se quedaba dormido; y sus comentarios puede que siguieran siendo agudos, pero apenas se entendian tras la segunda ginebra. Nada mas terminar la carrera, se caso con Ines Baraona, una chica de provincias bastante pavisosa, y dejo de escribir. ?Por que dejo de escribir? Frente a una pregunta como esa hay varias respuestas posibles. La mas natural y razonable es otra pregunta: eso depende de para que escribiera. Otras opciones son: porque tenia otras cosas que hacer. Porque se aburria. Porque no recibio la recompensa que esperaba. Porque le parecia un esfuerzo excesivo. Porque prefirio la ginebra. Porque no se le ocurria nada. Ademas, ?que tiene de misterioso que alguien deje de escribir? Escribir no es tan importante. Todo el mundo deja muchas cosas: una carrera universitaria, a su pareja, de comer carne, una ciudad, de fumar, de llevar corbata o de ponerse vaqueros; pero nadie se preocupa, intrigado, de por que Fulano habra dejado de jugar al parchis, a las damas o a la petanca. En la Pecera le preguntamos a Azpeitia como sabia que la mujer de la escultura estaba muerta. Lo se, aseguro: y todos la conoceis. Creo que no fui el unico que se sintio acusado, tambien quiza culpable. ?Quien es?, pregunto Becerra, y en ese momento la comisaria Sanz nos aviso de que teniamos que empezar la tertulia. Al salir de alli ninguno pudo evitar mirar hacia el suelo, a la mujer desnuda, pero a mi me dio verguenza o quiza preferi despedirme, mirando al techo, de los tres tristes lienzos del amigo de mi abuelo: El Amanecer, El Dia y La Noche.

  • Un pedazo de cielo en tus labios de Kalixta Klair

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    El Amor se convierte en un reto para Marcell Morrison, ella, chica vanguardista, profesional y moderna, tiene por delante el proposito de amar a un hombre, mas las cosas empezarian a complicarse. El posible descubrimiento de su diario, aquel en donde guardaba todos sus secretos acerca del amor que sentia por Su Jefe, Andres Hunt, seria lo que desencadenaria una aventura sin igual que le llevaria a conocer lugares exoticos en unas vacaciones sorprendentes nada mas y nada menos que al lado del chico que le hacia la vida dificil de nina. Playa, Sexo, Amor al limite te llevaran al borde de una historia desbordante de drama e intriga.

  • Chupame… la sangre de Fernando Neira

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    Desde que recibio la llamada, supo que recordaria ese fin de semana toda su vida. Tras una noche de jueves con demasiado alcohol, se levanto a contestar creyendo que seria un amigo. Para su sorpresa era uno de sus mejores clientes el que llamaba y al no poder escaquearse, se tuvo que vestir para ir a sacar a su hija de la comisaria.
    Ahi se entero que la policia acusaba a su retono de ser la asesina en serie que llevaba aterrorizando Madrid las ultimas semanas. Su modus operandi la habia hecho famosa y todos los periodicos seguian sus andanzas y es que, tras seducir a sus victimas, las mataba drenando hasta la ultima gota de su sangre.
    En este libro, Fernando Neira nos vuelve a demostrar porque es uno de los estandartes de la nueva literatura erotica en espanol.

  • MI OSCURA IDENTIDAD de Priscila Serrano

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    Una historia acabada, una vida perdida y una identidad que acabaria con ella.
    ?Que pasaria si un dia te despiertas sin saber quien eres? ?Y si la vida que conocias no es ni la sombra de lo que creias tener? ?Como puede el diablo empujarte a los brazos de alguien que luce lo mas parecido a un angel cuando te sonrie?
    Descubre la oscuridad que envuelve esta historia.

  • Yo voy, tu vas, el va de Jenny Erpenbeck

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    A Richard, profesor universitario aleman con una exitosa carrera profesional a sus espaldas, le ha llegado el momento de la jubilacion. Desde el escritorio de su casa, mientras contempla el lago tras la ventana, se pregunta como llenar todo el tiempo libre del que dispondra. Se entera entonces de la existencia de un campamento de refugiados en Berlin y decide echar una mano.
    Alli escuchara historias desgarradoras y esperanzadas de jovenes llegados desde paises lejanos, que vienen huyendo de la guerra y la miseria. Pero la comunicacion no siempre es facil, y en mas de una ocasion se producen malentendidos o directamente choques culturales, mientras las autoridades se limitan a aplicar la ley con fria determinacion.
    Esta es una novela que aborda sin maniqueismos, sensibleria o topicos faciles una tragedia candente de la Europa actual. Pero no es solo eso: es tambien el potente retrato de un grupo de seres humanos, cada uno con sus cuitas, en cuyo centro se situa el recien jubilado Richard. Y a traves de su peripecia personal emergen en el libro otros temas de calado: como afrontar la vejez, la soledad y las heridas abiertas del pasado -la desaparicion de la mujer con la que compartio su vida, fallecida hace anos-, pero tambien como convivir con el deseo que pervive, y que le despierta una etiope mucho mas joven que ensena a los refugiados aleman y los rudimentos de las formas verbales: Yo voy, tu vas, el va…
    Una novela deslumbrante forjada con la suma de muchas pequenas historias personales que se entrecruzan y dan forma al gran drama del presente. Un libro que nos muestra la verguenza de la crisis de los refugiados y la necesidad de entender a los otros por encima de las diferencias culturales.

  • El Oceano de tus Ojos de Beatriz Gefer

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    Carlos conoce a Mel, justo cuando Lola y Hector estan celebrando el fin de su pesadilla en VOLVER A SER.

  • El verano de tu vida de Lucy Morton

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    Esto no puede estar pasando. !No puede estar pasando! Quiero gritar, quiero bailar, quiero irme a un karaoke, ponerme hasta arriba de mojitos y cantar toda la noche. En 24 horas, voy a casarme con el hombre mas maravilloso sobre la faz de la tierra y no puedo creer que una chica como yo, del monton, haya tenido esta suerte. Conoci a Martin en un pub de Nueva York al que solia ir con mis amigas cada viernes. Habia acabado de romper mi relacion de un ano y medio con un idiota llamado Joshua y lo unico que me apetecia esa noche era tener sexo sin compromiso con un completo desconocido. Queria arriesgar, necesitaba aventura y pasion. Me puse el vestido rojo. Si, ese vestido rojo, llamativo, ajustado, escotado y exuberante que todas las mujeres tenemos en nuestro armario, pero que no nos atrevemos a ponernos nunca. Llame a Charlotte, Pam, Lucy y Betty, que como siempre, vinieron corriendo a consolarme. Era una suerte poder contar con ella, no todo el mundo puede decir que tiene las mejores amigas del mundo. --!Menudo idiota! -dijo Charlotte, la mas pizpireta y alocada de todas--. !Por la solteria! --!Por la solteria! --gritamos todas al unisono. Excepto Betty. Betty, la mas modosita del grupo, el raton de biblioteca siempre con sus inseparables gafas de pasta y sus monos mal hechos, se limito a sonreir en silencio. --?Que pasa, Betty? --pregunto Lucy, una cascarrabias malhumorada, que a pesar de todo, soportabamos por sus siempre graciosos chistes. --Bueno, yo… --balbuceo Betty--. He conocido a un chico. Nos reimos y a continuacion, la bombardeamos a preguntas. Lo cierto, es que aunque me alegraba por la dulce Betty, no me apetecia escuchar lo bonito que habia sido su encuentro en el metro con un atractivo hombre con el que acababa de iniciar una relacion; tras otro fracaso personal que anotaria en mi agenda de relaciones amorosas. Gracias a mi distraccion, vi al hombre mas perfecto que Dios (si es que existe), creo. Oh, si… En ese momento crei en Dios y en los angeles que habian traido hasta la tierra a un Adonis de cabello castano, ojos rasgados de color azul y unos labios carnosos que desee desde el primer momento. No pude evitar mirarlo fijamente con descaro, mientras mis amigas seguian hablando con Betty sobre el tio del metro. El dejo de mirar al tipo barbudo que tenia enfrente para devolverme la sonrisa. !Que sonrisa! --Kate. Kate. Kate. !Kate! --chillo Pam--. ?Que te pasa? ?Donde estas? La voz chillona y aguda de Pam hizo que todos los presentes en el pub nos miraran. Me sonroje y en un ataque de valentia, me levante y fui hacia el Adonis que me habia robado el corazon desde el minuto uno en el que repare en su presencia. Claro que en vez de saludarle, me coloque estrategicamente entre el y su amigo y me apoye en la barra dirigiendome al atolondrado camarero, utilizando dos tacticas infalibles: Pechos y trasero. Trasero en pompa, pechos apoyados en la barra pareciendo mas tersos, redondos y deseables. El amigo barbudo del Adonis puso los ojos en blanco y se fue al bano. --Martin Logan. !Mi Adonis tenia nombre! --Kate Spencer. Sonrei picaramente ofreciendole mi mano. El la beso, como los galanes de Hollywood de la epoca dorada. --?Quieres algo? Yo invito --se ofrecio, caballeroso y amistoso. --Un Bloody Mary --respondi coqueta. Fue el inicio de la mejor noche de mi vida. Tal vez estuviera mal que dejara colgadas a mis amigas. Al fin y al cabo, habian quedado conmigo esa noche para consolarme y yo se lo pagaba, sustituyendolas por un hombre al que acababa de conocer. Y aunque en principio, lo unico que queria esa noche de noviembre era olvidar mis penas, ahogarlas en alcohol y tirarme a cualquier tio en el mugriento bano de un pub; acabe descubriendo que era verdad lo que mi abuela decia siempre: <>. Cinco anos mas tarde, las mariposas siguen revoloteando por mi estomago cada vez que estoy con el. Y hoy ademas, una mezcla explosiva de temblor en las piernas y un nudo de emocion en la garganta, han venido a visitarme para hacerme saber que al fin, unire mi vida con la del hombre al que amo. !Para siempre! En la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe. Reviso mi agenda. Quiero que todo este perfecto manana. Vestido y complementos listos, el restaurante, las flores, la iglesia, el menu, la tarta nupcial, los invitados… Martin se ha portado muy bien. Ha dejado que me quede sola en el apartamento que compartimos desde hace tres anos, y se ha ido a la habitacion de un hotel. Imagino que habra salido a celebrar la ultima noche de soltero con sus amigos, aunque prometimos que nada de "alocadas" fiestas en las que el hombre prometido acaba tirandose a la del streptease. No pasa nada, confio en el y se que no le van ese tipo de mujeres. Martin es elegante y refinado, cuidadoso hasta con el mas infimo detalle. A veces me pone un poco nerviosa que quiera tenerlo todo siempre tan organizado, pero hasta eso me gusta de el. Suena mi telefono, es Betty. Betty se caso el ano pasado con el tio del metro. Lo llamo asi porque soy muy mala para los nombres y no recuerdo como se llama. Y si, se que tal vez soy la peor amiga del mundo por no recordar el nombre del marido de una de mis mejores amigas. --?Todo listo, Kate? --pregunta entusiasmada. --!Si! He estado revisando las listas y todo esta preparado. --?Y Martin? --Supongo que en el hotel. No nos veremos hasta manana en el altar. !En el altar, Betty! !Oh, Dios…! Estoy tan nerviosa… ?Tu tambien estabas tan nerviosa? No lo recuerdo. Betty no se desprendio de sus gafas de pasta, ni siquiera enfundada en el bonito vestido de novia palabra de honor que llevo el dia de su boda. El tio del metro la miro embelesada como si fuera la mujer mas hermosa del mundo. Recuerdo haber envidiado esa mirada y haber deseado con todas mis fuerzas, que Martin me mirara asi el dia de nuestra boda. --Claro que si, Kate --dice riendo--. ?No lo recuerdas? Me temblaban las manos, Karl ni siquiera acerto a la primera al colocarme el anillo de casados. Eso es, Karl. Recordaria el nombre del tio del metro hasta despues de la boda. --?Quieres que quedemos? ?Se lo comento a las chicas? --propone. --!Claro

  • Mariposas en tu estomago (Primera entrega) de Natalie Convers

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    Hace dos anos... --!Estas quemada como un cangrejo, tia! --me solto mi amiga Marta sonriendo de oreja a oreja. Sus ojos pequenos y verdes me recorrieron de arriba abajo antes de echarse a reir escandalosamente, atrayendo la atencion del grupo de estudiantes que nos rodeaba. Uno de los profesores nos llamo en ese momento para asegurarse de que no nos dispersaramos mientras pasaban lista. --!Eh, nos van a echar la bronca! -- adverti a Marta, dandole un pequeno empujon. Abri la boca perezosamente y di un largo bostezo; apenas lograba sostener en pie mi uno sesenta y cinco de estatura. Acababamos de regresar de nuestro viaje de fin de curso a Barcelona, para celebrar que dentro de no mucho comenzariamos el bachillerato, y ahora estabamos en el aeropuerto de Barajas de Madrid. En breve tomariamos el autocar que nos llevaria de vuelta al instituto, donde nos recogerian nuestros padres para ir finalmente a casa. Suspire; echaba tanto de menos a mi familia... Sobre todo a la pequena Natalia, que habia cumplido los tres anos hacia poco. Orgullosamente, guardaba una foto suya en la cartera, donde aparecia riendose y mostraba el hueco que un diente de leche habia dejado en su dentadura, dandole un aspecto tanto infantil como travieso. --!Me meeeooo! --se quejo Marta de repente, estrechando comicamente los ojos--. Beca, cuidame la maleta, ?si? -- me pidio, sin darme tiempo a responder y dejando tirado su equipaje de un rosa chillon en medio del suelo. Negue con la cabeza y me agache, y al hacerlo vi la cafeteria. <>, pense sonolienta. Eche un vistazo atras; los profesores parecian estar enfrascados en una conversacion seria mientras levantaban los brazos de forma efusiva. Seguramente aquello les llevaria un rato y, por otro lado, el autobus no llegaria hasta al cabo de veinte minutos, asi que cargue como pude mi mochila a la espalda y agarre el abrigo de mi amiga junto con el resto de sus cosas. En cuanto llegue a la barra de la cafeteria, practicamente vacia, salude a la camarera de aspecto agradable y uniformada de azul que la atendia y le hice mi pedido: un cafe con leche con dos cubitos de hielo y mucho azucar. --!Gracias! --me despedi satisfecha tomando el vaso reciclable entre mis manos. Estaba fresquito y olia deliciosamente. Respire el aroma al mismo tiempo que me giraba. De pronto, me tambalee y tropece con una silla. Todo mi cafe con leche fue a aterrizar sobre un hombre que estaba sentado en una de las mesas. Iba trajeado y exhibia una voluminosa barriga, y habia estado hasta aquel mismo instante devorando con gran apetito un desayuno americano a base de fritos y muchas calorias. El hombre levanto de inmediato la cabeza y me dirigio una mirada furiosa. Menudo desastre le habia causado: ademas de mancharle la ropa, de la frente le caian unos goterones marrones. Sin saber que hacer, me mordi el labio mientras el me gritaba cosas en un idioma que, supuse, debia ser ingles. Agache la cabeza varias veces. --Lo siento, lo siento --insisti juntando las manos para que me entendiera. No obstante, el extranjero se levanto de su sitio y apunto hacia su bandeja con un gesto de gran enfado en su cara redonda y empapada. Cogi unas servilletas e intente secarlo, pero el hombre se aparto muy alterado. Si al menos me hubiese esforzado en escuchar en clase de ingles..., pero aquella era la unica asignatura que siempre se me resistia. Respire hondo y por fin, a pesar de los nervios, recorde algo. --Sorry! --grite mas alto de lo que pretendia, sintiendo que el cuerpo comenzaba a temblarme de impotencia. Sabia que algo iba muy mal, porque el senor estaba todavia mas irritado que antes y alzaba la voz, llamando la atencion de la gente sentada en otras mesas. Con el rabillo del ojo vi a la dependienta del cafe saliendo de la barra. Intente calmarme. De pronto, el hombre dio un paso hacia delante y levanto una mano. Automaticamente, me encogi aterrada, esperando el golpe. Pero el golpe no llegaba. Extranada, levante la cabeza y descubri que otra persona habia impedido que asi fuera: un chico alto, de piel palida, no mucho mayor que yo y con el pelo corto de un rubio ceniza poco comun, sostenia el brazo del hombre con el ceno fruncido. Tenia una complexion atletica y del cuello le colgaban unos cascos blancos y grandes de aspecto caro, pero lo que mas me llamo la atencion fueron sus ojos ligeramente rasgados, de un intenso azul electrico, que miraban amenazantes. Definitivamente, habia en el algo peligroso e intimidante, que habia logrado dejarme sin aliento durante los primeros segundos.

  • Cuando la miel muere de Hanni Munzer

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    La joven e inquieta Felicity acaba de terminar sus estudios de medicina y se dispone a irse a Afganistan con una ONG. Una llamada de su padre, enfermo en una silla de ruedas, va a cambiar todo. Su madre no ha vuelto a casa tras ir a la residencia a recoger las pertenencias de la abuela Deborah que acaba de fallecer. En la residencia le dicen que se marcho muy agitada llevando una caja. Los movimientos de su tarjeta apuntan a que, incomprensiblemente, se ha ido a Roma.

  • Aborto en la escuela de Kathy Acker

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    Cuando aparecio en los setenta, se dijo de Kathy Acker que era la sucesora de Henry Miller, la primera pornografa feminista y la Patti Smith de la literatura pospunk. Sus libros fueron considerados <>, <> e <>. Robert Mapplethorpe la fotografiaba; en Nueva York se movia en el area de Andy Warhol, Laurie Anderson y los Talking Heads; realizaba performances en Londres; los oraculos de la modernidad la entrevistaban con frecuencia; algunos criticos abominaban de ella, mientras que otros le dedicaban arduos y sesudos estudios en los que la calificaban de <>.

  • Enlazando el destino de Claudia Cardozo

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    Claire Jones es una joven abogada con un prometedor futuro, un empleo envidiable y una solida relacion con David, el hombre que ama. Cree ser feliz y considera que su vida es casi perfecta, pero todo cambia cuando conoce a Simon, un detective de policia que parece decidido a obligarla a replantearse toda su existencia y la seguridad de sus sentimientos.

  • el cielo en tu mirada de Vanessa Lorrenz

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    !Maldita sea!--Katherine gruno mientras tiraba el periodico sobre la mesa central de la terraza, donde se encontraba tomando un cafe, realmente estaba enfadada, !Es que nunca la dejarian en paz! Pensaba mientras volvia a maldecir. -- ?Que pasa nina? ?Que te ha puesto tan furiosa?--le pregunto Mandy, su nana desde que tenia uso de razon, tenia cerca de los cincuenta anos, su pelo que en su juventud habia sido rojizo, ahora estaba tintado por las canas que revelaban su edad, pero ese era lo unico que te hacia pensar que era mayor. Ya que su rostro aun conservaba su piel tersa, nunca se caso para estar siempre al servicio de su adinerada familia. -- Nada Mandy, !Es que nunca me van a dejar en paz!, !odio todo esto!, me molesta no tener privacidad !nunca!, la prensa siempre esta distorsionando la verdad--le senalo el periodico, y Mandy lo cogio abriendolo en la pagina principal. --Hay mi vida no les hagas caso, sabes como es esta gente, tiene que sacar la nota para vender--su nana dejo el periodico en la mesa, sentandose junto de ella. --Si nana pero de eso a decir que estaba completamente ebria, y no solo eso, si no que decir que estaba drogada, que termine en la cama de ese hombre tan despreciable, es algo que no puedo pasar por alto, los demandare, le dire a mi padre que contrate al mejor abogado de la ciudad. Necesito que mande a la bancarrota a esa porqueria de diario. Su nana le acaricio el cabello como cuando era pequena y queria que se calmara, porque sus padres tenian algun evento y ella no podia asistir. --Tranquila mi amor, no le des mas problemas a tu padre, suficiente tiene ya con todos sus negociosos, como para que aparte tu le des mas, sabes la situacion de la empresa, asi que deja pasar esto, no le des mas importancia de la que tiene querida. Eso de momento la tranquilizo, pero aun sentia la furia por dentro, queria ser invisible para todos, que nadie cuestionara su vida, ni la de su familia, solo queria salir por la calle con un vestido simple, sin que a la manana siguiente estuviera dando la nota por no vestir con forme a la moda mandaba. Ese era el precio que tenia que pagar por ser la hija del distinguido, Julio Montemayor, dueno y senor de construcciones Montemayor. --Nana sabes a que hora llegaran mis padres--su nana y mejor amiga desvio la mirada, era lo mismo de siempre, pero aunque ahora ya no le dolia tanto como cuando era pequena seguia doliendole. --A la misma hora de siempre mi amor, ya sabes que tienen eventos, reuniones, tu padre tratando de solucionar todos los problemas del mundo, han avisado hace como una hora que no vendran a cenar. Ella se encogio de hombros como si no le importara nada, aunque sabia que a Mandy no lograba ocultarle nada. --Esta bien entonces creo que me ire a dar una ducha, tengo una entrevista de trabajo. --Vas a enfurecer a tu padre de nuevo, porque no solo entras a trabajar en la empresa, para eso te mando a estudiar a las mejores universidades, para que en el futuro, tu dirijas la empresa, al final sera tuya, quieras o no, en algun momento tendras que hacerte cargo de ella. --Pero mientras no pase eso, buscare formarme un camino yo sola, necesito saber que valgo por mi misma y no porque el senor Montemayor. --Esta bien, creo que jamas te ganare, porque a ti a testaruda no hay quien te supere. --Aprendi de la mejor, nana--Mandy la miro indignada, mientras trataba de agarrarla por la oreja como cuando era pequena. -- !Que mentira mas grande has dicho! !Retiralo! --Ella salio corriendo, mientras reia a carcajadas, porque ya no era tan agil como antes, ahora ella tenia ventaja. Se ducho lo mas rapido posible, busco su traje formal color negro, lo combinaria con una blusa verde de seda, quedaria perfecto para una entrevista de trabajo. Estaba muy nerviosa, seguro que cuando volviera, su padre pondria el grito en el cielo, pero no importaba, era hora de ser independiente y buscar nuevos horizontes por ella misma. Salio mas animada para la entrevista de trabajo, esperaba que no relacionaran que ella era la hija de un importante hombre de negocios, usaria el apellido de soltera de su madre, ese casi nadie conocia, ojala con eso fuera suficiente. Como no queria que vieran que tenia cualquier contacto con dinero, decidio que iria por primera vez en el metro, para pasar como una persona normal. Le sudaban las manos, pues era su primera entrevista, cuando acabo la universidad no quiso entrar a laborar tan pronto, segun su padre no tenia necesidad. Pero ya era suficiente de no hacer nada mas que salir de compras y asistir a actos beneficos. Estaba harta de ser solamente un adorno para la familia Montemayor, a partir de ese dia seria Katherine Donovan. En cuanto piso el despacho donde le harian la entrevista, todos sus nervios se esfumaron, !ella era una Montemayor! La familia Montemayor era famosa por no dejarse rendir nunca, si algo querian, lo conseguian a como diera lugar. El edificio donde se encontraba era majestuoso, pero claro estaba en uno de los mejores bufetes de abogados, ahi llevaban todo tipo de casos, tenia una entrevista con el dueno del imperio, el indestructible Jason Blake. La hicieron pasar en un impresionante despacho, que tenia grandes ventanales, los cuales permitian ver las mejores vistas de la ciudad, la decoracion era demasiado clasica para su gusto, pero tenia que reconocer que era elegante, y tenia cierto aire de superioridad. En cuanto el hombre entro al despacho, quedo impactada con su presencia, en el transcurso de su vida, se habia topado con hombres realmente guapos, pero el especimen masculino que tenia en frente, rezumaba testosterona por todos los poros de su piel. Era un hombre de unos treinta y cinco anos, su cabello castano, ligeramente rizado, estaba despeinado, mientras un mechon rebelde caia descuidado por su frente, tenia los ojos mas claros en tono azul que ella hubiera visto, se quedo un momento impresionada viendolo como una tonta, pero es que era demasiado guapo como para no admirar semejante belleza. El la miro con una sonrisa de satisfaccion medio torcida, haciendo que ella se percatara de lo que estaba haciendo, se levanto, rapidamente de la silla en la estaba, para saludar al que si tenia suerte, seria su proximo jefe directo. --Buenas tardes senorita Donovan, disculpe que la citaramos en este horario--dijo extendiendo la mano para saludar, ella le tendio su mano, pero el en vez de estrecharla, la acerco a sus labios para depositar un suave beso--un placer contar con su presencia. Ella un poco incomoda por la atencion de el, se ruborizo. Era la primera vez que alguien reaccionaba asi con ella. --El placer es mio--dijo levemente aturdida por lo como la estaba mirando, por un momento sintio que era el raton que era perseguido por el gato. --Bien, vamos a platicar de tu experiencia laboral. Oh, ahi si que estaba en un gran aprieto, porque su experiencia era inexistente, solo esperaba que todo saliera bien. Una hora mas tarde salia con una sonrisa de oreja a oreja, pues habia logrado convencer al senor Blake de que era la indicada para el puesto, asegurandole que se dejaria el alma, por el trabajo, seria la nueva abogada de caso familiar del bufete Blake & Asociados. Capitulo 2 Maximiliano Lanham estaba sentado frente al ordenador portatil en la habitacion del hotel, se trataba de concentrar en buscar la informacion de la mujer que tenia en la fotografia, buscaba, sus amistades, sus actividades diarias, todo lo que le sirviera como una pista lo usaria. Su movil comenzo a sonar, dio un resoplido de disgusto al ver quien era. --Diga--contesto molesto, apenas le habia marcado dos dias antes, para contarle del nuevo trabajo que llevarian a cabo. -- ?Que hay hermano? Como vas con ese asunto--se paso la mano por su negra cabellera, mientras exhalaba un suspiro cansado. --Isaac apenas me has dado dos dias para conseguir la informacion, que es lo que esperas, aun es demasiado pronto para dar los primeros acercamientos. --Pues no te demores mucho, es una presa facil, ya viste lo que ha salido en el diario, esa nina fresa, se mete drogas, asi que no te puede costar mucho empezar con tu trabajo, aparte que ahora si que te sacaste la loteria, la chava no esta nada mal. --Es solo que ya estoy harto de hacer esto, prometeme que este sera el ultimo trabajo, no quiero pasar mis ultimos dias en la carcel, por estafador. --Eso nunca pasara, sabes que siempre actuamos con cautela, tomalo como si estuvieras haciendo servicio comunitario, tu te tiras a esas viejas estiradas, que estan nadando en dinero, y ellas a cambio te dan un pequeno pago. --Tecnicamente soy un prostituto--dijo fastidiado ya del asunto. --Llamalo como quieras brother pero, ten en cuenta que eres un prostituto muy caro. --Mira Isaac, sino fuera porque con esto te ayudo a salir de tus problemas, te habria mandado al diablo mucho antes, necesito que esto sea lo ultimo que haga, ni un trabajito mas. --Si hombre que esto es lo ultimo, despues desaparecere de tu vista, podras hacer una vida normal-- apenas queria comenzar a replicar cuando la comunicacion se perdio," vaya le habia colgado" Suspiro cansado, aun recordaba como era que se habia metio en aquel horroroso negocio, cuando tenia diecinueve anos, su madre se enfrento a una terrible enfermedad, el cancer. La enfermedad cada vez le arrancaba la vida, y el impotente por no poder hacer nada para salvarla, comenzo a desesperarse, las facturas del medico, sumados a los tratamientos de radiacion eran carisimos y su seguro medico no lo cubria, comenzo trabajar en un centro nocturno, para poder sacar a fin de mes los gastos de la casa. Estudiaba a la vez que trabajaba, por mas que trataba de hacer frente a la enfermedad de su madre, no lograba ayudarla con todo, pero cuando una noche una mujer mayor entro en el lugar donde trabajaba, ofreciendole dinero a cambio de pasar la noche con el, su primera reaccion fue de estupor, no lograba comprender como una mujer tan atractiva como la que tenia frente a el, era capaz de ofrecer dinero a cambio de placer. Rechazo la oferta por esa noche, pero la mujer no dandose por vencida, le dejo su tarjeta dentro de camisa de su uniforme, cuando llego a su casa, su amigo Isaac estaba cuidando de su madre, asi que le conto lo que habia pasado, y asi idearon un plan, el saldria con mujeres mayores a cambio de dinero. Por muy absurdo que sonara el plan con eso habia logrado pagar el costoso tratamiento de su madre, quien desafortunadamente no logro vencer la batalla contra el enemigo silencioso de las mujeres. Despues de eso el se concentro en salir adelante estudiando la carrera de medico, para lo cual faltaban solo meses para que pudiera ejercer. Pero ahora el insensato de su amigo estaba en problemas por una deuda, y tenian que hacer el ultimo trabajo de estafar, para que a su amigo, su casi hermano, no lo metieran a la carcel. --Manos a la obra, esto es lo ultimo y podras dedicarte a lo que mas te gusta. Con ese pensamiento se dispuso a conseguir toda la informacion de su siguiente victima. Una semana despues estaba en un centro comercial, tomando un cafe en la misma plaza que la senorita Katherine Montemayor, en persona era mucho mas bella, que en fotografias, ahora estaba sonriendo de algo que estaba diciendo su amiga, el tomo un sorbo de su cafe, mientras intentaba leer algo del diario que tenia frente a el. Al dar la vuelta a la pagina llego a la nota de sociales, y ahi estaba en una foto que abarcaba mas media pagina, Katherine Montemayor, y su padre, ambos tomados del brazo, sonriendo a la camara, en un evento de caridad, que era destinado a llevar viveres y atencion medica a las zonas en pobreza extrema en africa. Levanto de nuevo la mirada de la nota, para ver que ella se le quedaba viendo, sin disimular siquiera un poco. Bien era momento de entrar en juego. Ahora la ignoraria para que tuviera mas interes en el. Se levanto de la mesa pagando su cafe, dejando un generosa propina al mesero, salio de la plaza sin siquiera dirigirle una mirada, esperaba que surtiera efecto, y no todo lo contrario. Una hora mas tarde, con su impecable traje hecho a medida, caminaba descuidado, haciendo una llamada telefonica. --Diga--contesto, de pronto sintio un golpe en su pecho, y sus fuertes brazos se apresuraron a sostener el calido cuerpo de la mujer mas hermosa que sus ojos hubieran visto jamas, la mujer lo observo fijamente a los ojos, ambos se quedaron un momentos perdidos en sus miradas, hasta que el rompio el magico momento. --Disculpe estaba distraido, no me fije por donde caminaba--le dijo el, aun sosteniendola entre sus brazos, mientras su dulce olor a orquideas, se impregnaba en el.

  • Secretos de mariposa de Victoria Morrigan

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    Angel ha vivido el maltrato desde que puede recordar. Sabe lo que se siente. Y tambien sabe lo que es que una persona mayor se aproveche de la confianza de un nino. Por eso, cuando conoce a Fanny, su pequena mariposa, se promete a si mismo que sera para ella lo que el no tuvo: un refugio.

  • Una segunda oportunidad a tu lado de Sophie Saint Rose

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    Rachel Mitchell parecia que lo tenia todo en la vida. Triunfaba en su profesion y estaba a punto de casarse. Ni se imaginaba que tendria que huir de los Angeles por la presion de la presa para esconderse en Montana. Y tampoco se imaginaba que tendria que compartir vivienda con un chiflado que solo deseaba que se fuera. Pero esas pequenas vacaciones le deparaban muchas sorpresas, y sobre todo la hicieron desear una nueva vida... Pero a su lado.

  • Alteravita, Estefania Yepes Sanchez de Estefania Yepes Sanchez

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  • Buscando la noche que perdimos de Miguel Ale

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    Fernando, un joven astrofisico hijo de un empresario espanol, decide viajar a Miami desde Barcelona. Para su sorpresa, descubre entre la tripulacion a Mary Wilson, desempenandose como azafata.
    Desde hace tres anos vive en un infierno por haberla perdido, despues de un hecho confuso y violento planeado por una mente siniestra..
    Se amaron con locura apenas se conocieron, pero celos e intereses de una tercera persona inescrupulosa, que no dudaba en eliminar a todo lo que se interpusiera en su camino, hizo que esta bellisima historia de amor no continuara.
    Tras la muerte de su padre en circunstancias poco claras, Mary, unica heredera de una cuantiosa fortuna, es despojada de todo ese capital mediante maniobras mafiosas.
    En este relato en el que se combinan romance, violencia, misterio y aventura, el estilo narrativo es el factor fundamental para llegar a comprender lo mas abnegado y despiadado que puede anidar en la mente y el corazon de sus protagonistas

  • Mentiras y enganos de Jose Ismael Ospina Vergara

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    Despues de un pasado tormentoso Andrea esta lista para emprender una nueva etapa de su vida junto a su nuevo esposo, joven y atractivo. Sin embargo las cosas no son como uno las suena, un viaje a Espana que termina de forma repentina es el inicio de una serie de eventos que la empujan a regresar a Colombia sola, sin trabajo y sin otra opcion que volver a empezar.

  • El capitan Hayden y la tramposa de Sandra Bree

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    Una novela romantica, ambientada en la epoca victoriana, que te hara reir y enamorarte.

  • Israel (Y llegaste tu 6) de Merche Diolch

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    Llegaron al apartamento de Lucia pasadas dos horas de viaje en completo silencio. Los acontecimientos vividos habian sumido a los tres en una especie de estado de ingravidez donde cada uno analizaba los acontecimientos por si hubieran podido desarrollarse de otra manera. Fue un trayecto largo, pero necesario para que, en cuanto llegaron al piso de Lucia, alcanzaran la misma conclusion: el pasado no se podia cambiar. Israel las ayudo a subir las maletas de Elsa al apartamento y, tras dejar a la joven instalandose en la que seria su nueva morada, el y Lucia decidieron dejarla sola. Tomaron el ascensor que los llevaria a la calle y, delante del Camaro, ambos sintieron que su energia se evaporaba. El fin de semana los habia dejado agotados. Lucia apoyo la cabeza en el pecho de Isra y el le abrazo la cintura, dandole un beso en la cabeza. —Respira… —le repitio el mantra que llevaba escuchando desde que habian llegado a la boda el dia anterior. Ella sonrio y lo miro. —Es lo que hago, si no tendria un problema. Se carcajeo y le acaricio la mejilla. —Un gran problema. Los dos se observaron, dejando sus miradas fijas la una en la otra. Los ojos de un azul celestial que podrian pasar por los de un angel y los negros que escondian miles de estrellas en su interior. —Tengo que irme —anuncio Isra pasados unos segundos rompiendo lo que compartian. Ella asintio y se separo un poco de el. —Tienes que regresar a tu casa. Le paso la mano por el cabello y agarro su barbilla. —?Estareis bien? Lucia movio la cabeza de forma afirmativa. —O por lo menos lo intentaremos. —Le guino un ojo. Le atrapo la cara y le dio un leve beso. —Llamame si necesitais ayuda. —No hara… —Lucia, avisame si es necesario —la corto insistiendo. Suspiro y asintio. —De acuerdo. —Asi me gusta. —Sonrio—. Docil y sumisa. Le golpeo el estomago y se aparto de el. —Conque docil y sumisa… Se rio atrapando una de sus manos para acercarla de nuevo a el. —Echaba de menos a esta fierecilla. Apoyo las manos en su pecho y lo miro con las mejillas algo rosadas. —Tenemos que hablar… Movio la cabeza conforme con sus palabras y le dio un lento beso. —Ya habra mas momentos para hacerlo. —Levanto la cabeza hacia el edificio de apartamentos que habia detras de ella—. Ahora hay cosas mas importantes. Lucia asintio tambien. —Voy a hacer todo lo posible para ayudarla. La miro con admiracion. —Lo se, pero si por algun motivo, alguna causa… —Te avisare. Asintio complacido con su respuesta. Atrapo de nuevo su cara, observo su mirada, descendio hasta sus labios y le anuncio: —Voy a besarte. —Lo estoy deseando. —!Lu! !Lu!… El beso no llego a producirse. Lucia se separo con rapidez de el, al reconocer a quien la llamaba. Israel la observo extranado al principio y molesto despues, cuando la chica rubia que acababa de acercarse le dio un beso en la boca. —Hola, Fatima. —Hola, no sabia que habias regresado. La chica miro al joven que seguia pendiente de cada una de sus palabras y devolvio la atencion a la otra chica. —Un cambio de planes de ultimo momento. —Me alegro, asi podremos pasar el dia juntas. Lucia asintio reticente. —Yo me tengo que ir —anuncio Israel abriendo la puerta del coche para adentrarse en su interior. —Isra, espera… —lo llamo golpeando el cristal de la ventanilla, solicitandole que la bajara. Miro a Fatima y le dijo—: ?Puedes ir subiendo al piso? Ahora voy yo. —Tomo las llaves que le ofrecia y se alejo de ella, dandole antes un nuevo beso de despedida, pero en esta ocasion en la mejilla. Lucia se volvio hacia el coche en cuanto escucho un grunido que salia del interior de este y se apoyo en la ventanilla. —No te vayas asi… La miro elevando su ceja. —?Como quieres que me vaya? —pregunto con brusquedad—. Lucia, no soy amigo de estos juegos… —Hablare con ella —indico. El apreto el volante, dejando constancia de la tension que sufria su cuerpo al quedarse blancos sus nudillos. Nego con la cabeza, arranco el motor del coche y la miro. —Creo que sera mejor que olvidemos lo que ha ocurrido. La joven se irguio, separandose un poco del automovil como si acabara de recibir una bofetada. Se cruzo de brazos y tenso la mandibula. —Esta bien. —Si necesitas cualquier cosa… —Llamare a Lucas —lo corto. El la miro desde el asiento del conductor, achicando los ojos, y asintio. —Si, creo que sera lo mejor. Todo esto ha sido… —dudo por unos segundos hasta que encontro la palabra exacta— un error. —Yo no lo habria definido mejor —indico mordaz—. Que tengas buen viaje —se despidio. Israel asintio sin apartar la mirada mientras ella lo observaba impasible. Ninguno era capaz de romper el contacto visual, ninguno queria romper su relacion… Lucia tomo aire y se dio la vuelta. Se dirigio al portal de su edificio y, cuando le faltaban unos pocos pasos para alcanzar la puerta, escucho como un coche se alejaba de la acera. Con rapidez se volvio, comprobando como el Camaro amarillo torcia la esquina de su calle. —Imbecil… —dijo en voz alta, sin saber muy bien si se referia a Israel o a ella. Abrio la puerta de cristal y madera, y desaparecio en el interior con gesto abatido.

  • La Reina de Macarena Moya Solis

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    Ailith sera la soberana absoluta de los reinos de su padre. Empenada en demostrar que es tan capaz como un hombre, se convierte en una gran guerrera experta en espada, arco y flecha, defensa, decidida a demostrar que no necesita ser un hombre para gobernar y proteger a su reino. En sus andanzas nocturnas para proteger a su pueblo, Ailith conoce a Lamorack, un hombre sin hogar, sin rumbo aparente, que es mas de lo que desea mostrar. Pero una reina debe hacer lo que es mejor para su pueblo y un simple hombre no esta en el futuro de Tremarand. Ailith debe decidir con la cabeza, dejando de lado su enamorado corazon. ?Podra mantenerse fiel a su pueblo o sucumbira ante el amor de este misterioso hombre? Acompana a La Reina en sus batallas, enfrentandose a brujas, fieros guerreros en sangrientas batallas, acompanada siempre de los hombres que la han amado.

  • Pasaje a Tahiti, Eva Garcia Saenz de Eva Garcia Saenz

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    1890. Bastian y Hugo Fortuny parten a Tahiti en busca de una oportunidad despues de perder su trabajo como sopladores de vidrio en su Mallorca natal. Durante la travesia conocen a Laia Kane, la hija de un consul ingles corrupto en Menorca al que han desterrado a la isla de la Polinesia. Este encuentro marcara la vida de los hermanos Fortuny y de Laia para siempre.

  • Inocencia robada de Arnaldur Indridason

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    En la ultima planta de un decadente sanatorio mental de Reikiavik, un paciente esquizofrenico se lanza al vacio ante los ojos de su hermano. Casi al mismo tiempo, en otra parte de la ciudad, un profesor de escuela que acaba de jubilarse es asesinado en un incendio provocado. Los dos fallecidos habian sido maestro y alumno decadas atras y en las ultimas semanas se habian visto en varias ocasiones. Ahora les corresponde al malhumorado e intuitivo inspector Erlendur y a su equipo de investigacion desvelar que inimaginable secreto ocultaba esa turbulenta relacion.

  • Idiotizadas. Un cuento de empoderhadas de Moderna De Pueblo

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    Moderna de pueblo ha crecido escuchando frases como <>, <> o <>. Pero despues de mudarse a la ciudad y conocer a Zorricienta, Gordinieves y la Sirenita Pescada, va despertando de todas esas idiotizaciones y empieza un largo camino para desaprender todo lo que nunca deberian haberle ensenado. Siente que todo lo que ha visto en las peliculas de princesas y todos los consejos que ha recibido de sus padres, abuelas o amigas para convertirse en una <> la han intoxicado y se da cuenta de cuanto tiempo ha perdido en gustar a los hombres y en buscar el amor de su vida.

  • Al pie de la montana de Romina Naranjo

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    Romina Naranjo, con su voz fresca y original, nos regala una novela inolvidable, al mas puro estilo del Western clasico. Personajes maravillosos: Una chica luchadora que se rebela contra los malos tratos y un hombre Malboro que encarna al tipo duro, valiente y de fuertes principios. Un romance sensual, lleno de tension, que atrapa desde el primer encuentro. En el ano 1922, con la Ley Seca imperando en todo el territorio de Virginia, Bree Caser abandona su vida en Kentucky para seguir los pasos que la llevaran al infierno mas aterrador. La bestia que dormia en las profundidades del hombre en quien confio ha despertado al llegar a las montanas. Huir es la unica solucion posible. Escapar de las garras salvajes de un maltratador para caer bajo el embrujo de los Apalaches.

  • Desviacion de Luce D'eramo

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    Relato autobiografico y autentica memoir de una joven de familia de clase alta y fascista que con apenas dieciocho anos se marcha de casa y se presta como voluntaria en los campos de trabajo nazis para comprobar con sus propios ojos que todo lo que se dice de ellos es falso. Ahi arranca una aventura vital realmente increible, la mezcla de cronica de primera mano del horror de los campos de concentracion con el caracter idealista de Luce (fruto de su personalidad y de su juventud). Por su compromiso con los presos, ella misma acaba en Dachau, campo del que, finalmente, logra escapar.

  • Lo que papa no sabe de Laura Lago

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    Los canones de nuestros fusiles resonaban mientras disparaban con fuerza a los vascos insurgentes que se sublevaban contra la supremacia de nuestro gran comandante. Mis ojos se concentraban unicamente en destruir a quienes se negaban al poder infalible de nuestro jefe supremo. --Papa, ?de verdad hace falta que alabes a ese hijo de puta? --Hija, ?que te he dicho de hablar asi sobre el comandante? Como decia, los canones resonaban porque no dejabamos de disparar a esos desgraciados que se esmeraban en ponerse en nuestra contra. Mis manos sudadas rozaban ligeramente el borde del gatillo y mi fusil apuntando a la cabeza de un etarra solto una bala que dulcemente atraveso el craneo de ese gilipollas. En ese momento de extrema gloria, voltee a mi izquierda para celebrar con Arturo, mi companero de batalla y note que no estaba alli, donde lo habia visto por ultima vez. Mis ojos se perdieron de nuevo en el campo; no podia haber extraviado a un hermano de lucha alli. Atras note como un vasco con un rifle apuntaba hacia el suelo con un dejo de una sonrisa dibujandose en su rostro. Era un desgraciado viviendo la gloria. Basta que un miserable saboree un poco la gloria para que se vuelva un maldito. Como el pobre que recibe una enorme cantidad de dinero y al siguiente minuto, en su ejercicio total de su estupidez va y lo gasta en bebida y en mujeres, mostrandose incapaz de invertir y aprovechar verdaderamente ese dinero. Observe a que apuntaba y alli en el suelo estaba Arturo arrastrandose y con su pierna sangrando. Apunte con mi fusil al etarra y no vacile en disparar. Un tiro certero atraveso sus sienes y el chorro de sangre mancho las paredes del edificio desde el que el gilipollas apuntaba a mi companero. Cayo desplomado el vasco hacia el campo, y si no habia muerto por mi disparo, seguramente esa caida le habria propiciado la muerte que merecia. --?Estas bien, tio? --le pregunte. --Joder, Hierro… Me han dado un disparo en la pierna. No se si resista --me dijo. --!Tonterias, Gonzalez! Todavia hay una batalla que librar y eres un hombre. Venga, que hay unos cuantos gilipollas que matar --le grite. Lo alce del suelo y lo lleve a un rincon donde estuviera fuera del alcance de las balas enemigas. Es importante que entiendas que en un campo de batalla no es lo comun hacerse el heroe y salvar a un companero asi como lo ha hecho tu padre. Arturo me vio a los ojos y solto de su boca casi llorando un leve "gracias". De la nada, oimos un grito en vasco que provenia de uno de los edificios que teniamos al lado. Me asome por una ventana para revisar que sucedia e identifique al lider de ese comando etarra; era el bastardo al que habiamos estado buscando. Sin dudarlo dos veces, lo apunte y le dispare en el pecho. Envie una senal al resto del batallon y todos rodearon al edificio. Los rebeldes soltaron sus armas y habiamos logrado la victoria. Los companeros sabian que Arturo y yo habiamos propiciado este gran triunfo para nuestra faccion, asi que, tan pronto nos llevaron a la base, nos encontramos con el gran comandante, quien nos condecoro con mucho placer y nos tildo de heroes de la gran Espana. Dime si eso no es motivo para enorgullecerse de tu gran padre. Heroe de sus hermanos y verdugo de sus enemigos. --?Me has prestado atencion, Marta? --Si --me respondio sin mirarme a los ojos. --Entonces, ?por que sigues enganchada al telefono y no me miras a los ojos? !Soy tu padre, joder! --Pero si ya me se toda la historia, papa. El tio idiota que esta que se muere, lo salvas y despues el hijo de puta de Franco los felicita por haber matado a un compatriota nada mas porque nacio en el Pais Vasco. --!Anda a tomar por culo, hija! ?Por que me tienes que tratar asi? --Porque ya me se la historia. Ni siquiera se para que me la estas contando otra vez. ?No ves que estoy ocupada trabajando con el telefono? --?Segura que estas trabajando? ?Como lo se? --Pues, mira. Me mostro el telefono y apenas pude ver un par de numeros en la pantalla. --Joder, no vi nada. --Igual no vas a entender, viejo. Respire con fuerza y tome de nuevo muchisima paciencia. Despues de todo, Marta es mi unica hija. En mi juventud, luego de que el comandante muriera, conoci a Sara, el amor de mi vida. El primer dia que la vi, le dije que me casaria con ella… y asi fue. Era la mujer mas hermosa e inteligente que pudiera haber conocido. Sus ojos eran del color del cafe y su cabello del mismo tono. Ella, como Marta, odiaba a Franco, pero habia algo mas importante que eso. La manera en que me veia, la manera en que me comprendia… Todo eso era muchisimo mas importante que la carga politica que llevaba sobre mi. Mi uniforme militar era solo un adorno cuando la veia. No era posible que fuese el hombre que mato a los etarras cuando estaba con ella. El dia que tuve que decirle adios para siempre, fue el dia mas oscuro de mi vida. Un dia que aun hoy recuerdo con dolor, y que podria ser utilizado como prueba, no solo de que los hombres lloramos, sino que los militares somos capaces de soltar un llanto, dejar correr lagrimas… y escribir poesia como esta que les narro. Pero no hablemos de eso. Marta es lo mas bello que alcanzamos Sara y yo juntos, y la amo como ame por anos (y sigo amando) a Sara. Marta es una hija ejemplar. Es una estudiante excelente y definitivamente estoy orgulloso de ella. Se comporta muy bien, no anda follando con tios a diestra y siniestra, como muchas de las chavalas de su generacion, y ademas, es muy trabajadora. Desde que cumplio los 16 anos ha currado para comprarse todo lo que ha llegado a necesitar sin pedirme un solo centavo, a pesar de que el dinero nunca ha sido un problema para nosotros. --Hija, escucha… Te cuento esto porque ese amigo, Arturo Gonzalez, viene en camino para aqui y se quedara en la casa. Llevabamos anos sin vernos y por fin sera nuestro reencuentro. Nos pondremos al dia. --?Por que me interesaria tal cosa, papa? --Estoy seguro de que el estara encantado en conocerte. Ni siquiera puedo dudarlo un poco. ARTURO I La llegada El taxista que me llevaba a casa de Vicente parecia conducir con desgano, como si quisiera que el taximetro ascendiera a niveles estratosfericos para cobrarme lo que mejor le pareciera. Mi curiosidad por el hecho, me hizo tomar la decision de realizar algo que no acostumbro a hacer… --Disculpe --le dije. --?Que ha hecho? --me pregunto. --Nada, le iba a preguntar algo. --?Entonces por que pide disculpas? --!Ja! Bueno, es una cortesia. Es como solicitarle permiso para hablar. --Yo no le estoy privando de ninguna libertad de hablar, por si siente tal cosa. Note algo de sarcasmo quizas en el tono de voz del taxista, como si estuviera intentando burlarse de mi, pero simplemente continue. --No, no… es que, le explico… --dije, pero de inmediato pense que era estupido continuar con esa discusion que no nos llevaria a ningun sitio-- ?Podria ir mas rapido? --Podria. --?Y por que no lo hace? --Porque no deberia. --Estamos en la jodida autopista. No me va a decir que no puede andar rapido en la autopista. --El coche tiene una pequena falla y no quiero tener inconvenientes. --Ah, pero no me vaya a cobrar mas por el taximetro --le adverti--. No es mi culpa que su coche este liandole la vida. --No se preocupe, senor. Hay una tarifa fija. Y no nos pasara nada, por si le preocupa mi velocidad. Esta autopista es muy segura. Ese comentario me dejo perplejo. Hay una vena bastante fuerte en mi cuerpo que se hizo notar con mas fuerza, luego de escuchar tal afirmacion. --?Es usted socialista? --le pregunte. --?Como dice? --Le pregunto ?es usted socialista? --No --rio el taxista. --?Esta con el PP? --Yo estoy con el euro, tio. Las politicas son un follon, asi que solo me preocupo de mi curro y el dinero que hago con eso. --?Entonces por que dice que esta autopista es muy segura? --Porque asi me parece, joder. Porque conduzco por aqui todos los dias. Es mi opinion. --Por supuesto, pero no puede opinar eso si no esta de acuerdo con las politicas del alcalde. --Ah, joder, ahora tengo que estar de acuerdo con el alcalde para opinar. Por mi el alcalde se puede ir a tomar por el culo. --Pues, por mi tambien. Hubo un silencio un tanto incomodo por buena parte del viaje, despues de esa breve discusion, pero no lo culpo. Creo que yo tambien seria asi de despreocupado si fuese un taxista. Sin embargo, no puedo serlo, y mucho menos despues de tantos anos en servicio de la nacion. --?A que se dedica usted? --me pregunto el taxista. --Eso no le importa. --?Como sabe que no me importa? --Pues, porque no le incumbe. --Ah, venga, disculpe, senor. ?Sabe que me puede mentir? Solo estoy buscando conversar con usted. Si es narcotraficante, no tiene por que decirmelo, pero no sea grosero --me dijo. --Yo no soy ningun narcotraficante. Que me lleve el infierno el dia que me dedique a un negocio tan vil como ese. --Ah, bueno, al menos se que narcotraficante no es. --Soy militar retirado. --?Franquista? --Orgullosamente. Es correcto. --Ah, bueno. Ya vamos a llegar. --?No queria conversar? ?Por que cierra la conversacion asi? --Porque ya vamos a llegar, joder. --No, usted no quiere hablar conmigo porque le he dicho que soy franquista. El silencio se prolongo por unos segundos. --?Ve? --le dije.

  • Complices de Estefania Jimenez

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    Un valiosisimo diamante. Un misterioso cuadro de Picasso con una historia oculta. Aire, el ladron mas embaucador y atractivo del mundo. . y Sofia, que puede caer en sus redes. A Sofia, joven directora de seguridad, la contrata su tio, el poderoso magnate del mundo del arte Ricardo Marquez, para que proteja su coleccion privada.

  • Jodete Y Crece de Juan Pablo Cuevas

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    ?Creias que tendrias un trabajo, una pareja y un piso para toda la vida? Jodete y crece nos acerca a los miedos, expectativas y suenos truncados de todos. Las promesas que escucho <> se agrietan y una realidad aterradora se intuye tras ellas. Pero, lejos del dramatismo, esta novela nos abre una ventana a las noches de borrachera, a las canciones pop y a la salvaje expiacion del sexo y la amistad frente al conformismo y la desesperanza. Javier acaba de estrenar exitosamente su ultima obra. Andres, un actor mediocre, intenta relanzar su carrera acercandose a el. Emma, la mejor amiga del dramaturgo, observa con escepticismo esa nueva relacion. Los tres se miran por momentos con la desconfianza que dan las decepciones: las de los amigos que han fallado, los trabajos que les explotaron, los familiares que no estuvieron a la altura. Pero los tres comparten un momento vital y se daran cuenta de que su rabia no sale de lugares tan distintos.

  • El senor de las munecas y otros cuentos de terror (Contemporanea), Joyce Carol Oates de Joyce Carol Oates

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  • Nada es para siempre de Noe Casado

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    El hedor procedente de la sangre, orines y otros desechos humanos hacia el aire irrespirable y se adheria a la basta tela del habito. La ventilacion de las celdas era insuficiente y la paja, que debia cambiarse cada diez dias, se hacia cada treinta, porque el alguacil y los carceleros estaban conchabados con el paisano que debia ocuparse de que las condiciones de los reos fueran aceptables. Un negocio fraudulento que daba beneficios a quienes cobraban una miseria por trabajar; no era el unico negocio en el que se falseaban las cuentas. Todos en aquella prision tenian algun que otro chanchullo para meterse unas monedas extra en la bolsa. A pesar de que las ventanas de las celdas no disponian de cristal ni de ningun otro elemento que las cubriera y de que el aire atravesaba los barrotes, jamas se respiraba aire limpio. Ni siquiera en invierno, cuando soplaba el cierzo. Aquel olor tan nauseabundo no se iba nunca. Un olor que, por mucho que las lavanderas se empenaran y dejaran durante dias las prendas oreandose, nunca terminaba de eliminarse de la ropa. Aunque era superado por otro quiza menos habitual, el de la desesperacion de los que iban a morir tras sufrir tormento, pues, culpables o no, su destino estaba sellado desde que se habia formulado la acusacion. El ultimo interrogatorio al que me habia visto obligado a asistir como inquisidor fue el de un hombre acusado de judaizante, porque una vecina aseguraba que no lo veia echar tocino en el puchero. Acusaciones como esa eran comunes y la razon esgrimida por el reo era que no disponia de recursos para comprar tocino. Lo facil hubiera sido hacer las comprobaciones, sin embargo, resultaba mas ejemplarizante detenerlo y arrancarle una confesion bajo tormento. Y ahi lo habia dejado, desangrandose, con una pierna rota, esperando ser ejecutado, aunque, dado su estado, lo mas probable es que fuera una ejecucion en efigie. * * * Bip… bip… bip… El maldito zumbido avisando que entraba un mensaje hizo que se sobresaltara. Por poco el movil no acabo estampado contra la pared. Odiaba los adelantos tecnologicos, porque, a pesar de que hacian la vida mas facil a muchas personas, para el eran sin duda sinonimo de esclavitud. Incluso los avances medicos, que tantas vidas salvaban, no eran de su agrado, pues mucho hijo de puta se beneficiaba de ellos. Ya nada quedaba al azar, todo estaba contaminado. LM se incorporo maldiciendo. Se noto sudado y puso cara de desagrado. Tenia la espalda dolorida, ya que llevaba unos dias durmiendo sobre un delgado colchon. Por alguna razon que preferia no analizar, se habia impuesto un castigo que consistia en prescindir de ciertas comodidades. Intentaba que los malditos suenos no regresaran. Eran como una enfermedad que no se ha curado bien. De vez en cuando lo atormentaban impidiendole dormir o, peor aun, haciendo que su humor, ya de por si agriado, se agriara todavia mas. Aparto la aspera sabana de un manotazo y se levanto para ir al bano. Ni siquiera se molesto en encender la lamparita que habia colocado a un lado del colchon para leer de noche. Que mania tenia la gente de abusar de la luz. Por la claraboya se filtraba la suficiente como para no tropezar con nada. Siempre que finalizaba una mision, buscaba un lugar apartado en el campo, donde por la noche la unica luz fuese la del reflejo de la luna; y hasta esta descansaba algunos dias, proporcionandole oscuridad total. Tras orinar, regreso al desvan que utilizaba como dormitorio y miro la hora. Apenas eran las cinco. Maitines, algo a lo que por mucho que pasaran los anos seguia acostumbrado. Desecho la idea de volver a dormir, asi que busco algo con lo que cubrirse. En ese aspecto los avances si le gustaban, con un pantalon y una camiseta estaba listo y la comodidad del algodon era muy de agradecer. Llevaba en esa vivienda poco mas de un mes, lo justo para preparar la mision que le habian encomendado. Una de tantas. Ya no le importaban nada ni el motivo ni el posible beneficio, nada. Le daba todo igual, solo cumplia con su parte del trato. Le habian enviado un maldito artefacto, tableta lo llamaban, en el que encontraria toda la informacion, sin embargo, el habia insistido en que hubiese tambien documentos impresos. La tableta era otro cacharro que, igual que el telefono movil, evitaba. Lo primero que miro fueron los datos del companero que le habian asignado y arqueo una ceja al ver la fecha de nacimiento, 1905. Eso no tenia sentido segun las normas. Unas normas que todos, incluido el, habian aceptado sin cuestionarlas cuando se les ofrecio una forma de redimirse. Cuando estaba a punto de morir, una mujer a la que no pudo ponerle rostro ni edad, le hablo de la posibilidad de vivir para siempre a cambio de servirla. Cuando la acuso de bruja, sufrio unos dolores infernales, mucho mas insufribles que las heridas que llenaban su cuerpo. Desde entonces, habia sido tan necio y tan cobarde que nunca planteo la pregunta que se formulaba desde hacia siglos: ?aquello acabaria alguna vez? No, no acabaria nunca. Sus misiones habian sido numerosas. Solo cambiaba el pais, la gente, las costumbres. El tiempo avanzaba, pero el no, el seguia siendo el mismo, eso si, mimetizado con el ambiente para no llamar la atencion. Debio cerrar los ojos, aguantar el dolor producido por aquellas cuchilladas que lo desangraban poco a poco y esperar la muerte en aquel camino embarrado a la salida de Medina del Campo. No lo hizo y ahora estaba harto, aunque resignado, y a punto de empezar otra mision con un <>. Segun la norma, tras aceptar servir indefinidamente a cambio de salvar la vida, cualquiera de ellos debia pasar oculto en un monasterio al menos cien anos desde su <>, para que nadie pudiera reconocerlo. LM tuvo que sobrellevar los primeros anos de su obligado retiro en la abadia de Hautecombe. No podian correr riesgos y por eso, cada pocos anos, diez a lo sumo, se trasladaban a otro monasterio, siempre antes de que alguien se percatara de que no envejecian y comenzaran las preguntas incomodas. Por ese motivo se sorprendio al leer el expediente de quien iba a ser su companero en aquella mision, porque el tal Bastien von Hayek, solo llevaba setenta y cinco anos recluido. Su ultima estancia habia sido en el priorato de Silverstream, en Irlanda. LM fruncio el cejo al seguir leyendo; no le hacia mucha gracia aguantar a un novato nacido en Hallstatt, Austria, y que en el momento de su <> tenia cuarenta anos. El ninato, como lo llamaba ya mentalmente, habia sido piloto de la Luftwaffe y, tras ser derribado, habia conseguido escapar, pero debido a sus lesiones ya no le permitieron volver a pilotar, asi que lo premiaron con un buen destino: el gueto de Terezin, en Checoslovaquia, con un alto rango dentro de las SS. Bueno, iban a formar una pareja sin igual, un inquisidor y un nazi. Tendrian mucho de que hablar, sin duda, penso LM no sin cierta ironia. La mision consistia en acceder a los archivos de la familia Alcazar de Virrey. Era el primer paso para averiguar que paso con los cuadros expoliados en Austria a una importante familia judia tras la invasion nazi de 1938 y que, por diferentes motivos, acabaron en manos de un militar espanol. No se trataba del primer encargo de esa indole. Por desgracia, a lo largo de la historia habian sido innumerables los casos de arte robado, por lo que no suponia ninguna novedad. Ademas, casi siempre, por desgracia, se repetia el mismo patron. O por suerte para el, porque asi la tarea se simplificaba. Aunque ya hacia mucho que nada lo emocionaba, a veces agradecia que se complicaran las cosas, de esa forma se aburria un poco menos. LM llevaba ya un rato concentrado en la lectura y el dia clareaba. Miro de reojo y con desconfianza la moderna cafetera. Odiaba ese brebaje traido de las Indias, que la humanidad tomaba cada dia. El preferia un sencillo cuenco de avena con miel, aunque los cereales de ahora sabian a tierra y la miel era una mierda adulterada. Como no disponia de avena, busco algo de pan ya duro del dia anterior, calento leche en un cazo y lo fue partiendo en trozos irregulares. Echo una cucharada de azucar y espero a que el pan absorbiera la leche, mientras lo removia a fuego lento.

  • Nueva historia de la Revolucion rusa de Sean Mcmeekin

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    La historia mas original, polemica y definitiva sobre la Revolucion Rusa en el ano de su centenario.

  • Mariposa de piedra de Concha Alvarez

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    Serie Mariposas negras, libro 1o
    El dia que la madre de Sara muere en un accidente de trafico, la joven descubrira que su mundo ha dejado de ser perfecto. Cuando su obsesion por dibujar tumbas se convierte en algo mucho peor, Sara comprendera que vive una pesadilla. Su mente jugara con ella hasta hacerla creer que sus suenos pueden transformarse en realidad. Una realidad tan enloquecedora como enamorarse de un angel de piedra; la escultura mas antigua del cementerio de Pravia.

  • Una tumba en el aire de Adolfo Garcia Ortega

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    La noche del 24 de marzo de 1973, tres jovenes espanoles, Humberto, Fernando y Jorge, cruzaron la frontera francesa para ir a Biarritz a ver la pelicula El ultimo tango en Paris, entonces prohibida en la Espana franquista. Se sabe que esa noche entraron en una discoteca y alli los esperaba un cruel destino. Confundidos por policias por un grupo de miembros de ETA, fueron secuestrados, torturados y asesinados. Nunca mas se supo de ellos. Sus cuerpos nunca aparecieron. Pero siempre hubo un punto debil. Esta novela se inspira en los hechos reales para contar, con escrupulosa verosimilitud, la historia de aquel fatidico encuentro.

  • A La Sombra Del Ombu, Santa Montefiore de Santa Montefiore

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  • Se aceptan cheques, flores y mentiras de Luis Alberto De Cuenca

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    Una seleccion de poemas amorosos, a veces traicioneros, siempre divertidos y causticos, del poeta de culto y Premio Nacional de Poesia Luis Alberto de Cuenca.

  • El Final de todos los Inviernos de David Arrabal Carrion

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    Araziel escapa del Infierno decidido a recuperar el amor que Dios le arrebato. Para ello no dudara en matar a todo aquel que se cruce en su camino, ya sea humano, angel o demonio. Los que fueron sus hermanos no dudaran en detenerle, mientras que su antiguo enemigo se revela como la piedra angular de su destino. Mientras, Irene, sumida en la indestructible tristeza a la que fue condenada, ignora la batalla que se libra a su alrededor, una lucha que busca liberarla del castigo divino impuesto por amar a alguien prohibido. “El final de todos los inviernos” es una historia de amor y muerte, de fe y tenacidad, de superacion y sacrificio, un canto a la esperanza.

  • Polos opuestos (Baile 1) de Monica Garcia

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    --Nos vemos manana, chicas --dije. Una a una mis alumnas fueron saliendo del aula en donde impartia clases de baile a ninas de entre seis y diez anos. Suspire mientras avanzaba hacia la parte trasera de la sala. Alli habia dejado mi bolsa y una fina chaqueta por si el dia se torcia. Abri la mochila y saque la botella de agua que siempre llevaba al estudio. La destape y di un gran trago. --Maddie --oi a mis espaldas. Me gire para encontrarme con Hayley, mi alumna mas joven --, tengo una duda. --Muestrame. --No se si he pillado bien el ultimo ejercicio de la coreografia. Le pedi que repitiera el rol rueda y asi lo hizo. Se tumbo en el suelo boca abajo y alzo las piernas a la vez que tenia la barbilla apoyada en el suelo. Poco a poco fue bajando las piernas hasta apoyarlas en el suelo delante de su barbilla, arqueando el cuerpo. La observe con detenimiento mientras ejecutaba el ejercicio. --Lo haces bien, pero debes tener cuidado a la hora de arquear la espalda. Ademas, debes alzar mas las piernas. No se si me he explicado bien --la fui corrigiendo. Ella asintio y repitio el ejercicio tal y como le habia dicho. --Bien hecho. Te veo manana, ?vale? La pequena afirmo con la cabeza con entusiasmo y salio disparada por la puerta hacia los vestuarios. Recogi mis cosas y sali de la sala que Hannah Brown, la directora de todo el estudio, me habia asignado para dar mis clases. Tenia que recorrer medio edificio para llegar al aula veintiseis, en donde ella nos daba clase a mis companeras de grupo y a mi. Diez minutos despues entre en los vestuarios. En ellos solo se encontraba Sarah, una de mis mejores amigas. Cada aula tenia el suyo adherido a ella. Se podia entrar a la clase por alli o por la puerta de entrada, aunque nosotras lo haciamos a traves del vestuario. --Buenas tardes, Maddie --me saludo. --Hola. --?Que tal la clase? Empece a cambiarme de ropa. Cambie mis gastados vaqueros por unas mallas ajustadas y mi camiseta de manga francesa por una camiseta verde sin mangas. --Bien. Creo que ya estan preparadas para competir. --?Se lo has dicho a Hannah? --pregunto. --Todavia no he tenido tiempo de hablar con ella. Me puse las punteras y despues me recogi el cabello en una trenza que me llegaba por debajo de los hombros. A mi lado, Sarah se hizo una coleta. Poco despues de terminar de prepararnos, Samantha, Emma, Tamara y Susana entraron en los vestuarios, todas ellas charlando entre si. --Muy buenas, chicas --nos saludaron, alegres. --Hola. Esperamos a que ellas terminaran de vestirse para ir juntas al aula. Esta era muy espaciosa, con los suelos revestidos en madera. El lado contrario a la puerta principal estaba ocupado por un gran espejo que terminaba un poco antes de donde se situaba la puerta de los vestuarios. Las paredes eran de un blanco impoluto y algunas zonas estaban tapadas por gigantescos posters de bailarines famosos que habian estudiado en ese mismo estudio. Practicabamos baile de lunes a viernes y algunos fines de semana. Empezabamos a las cinco de la tarde y terminabamos a las nueve, aunque habia algunos dias que las sesiones se alargaban o que, debido a algun concurso importante, nos veiamos obligadas a faltar al instituto. Concursabamos todos los fines de semana, los sabados para ser mas exactos. Como era de esperar, llegamos antes que Hannah, quien seguramente estaria entretenida dando clase o analizando concienzudamente algunos papeles. Ella se tomaba muy enserio su trabajo y, por ende, era muy dura con nosotras. Queria sacarnos el maximo partido a todas. Sarah y yo fuimos hacia una esquina y nos pusimos a estirar los musculos mientras charlabamos sobre asuntos triviales. Minutos mas adelante, mientras me tocaba la punta de los dedos de los pies teniendo las piernas completamente estiradas, Hannah Brown irrumpio en la estancia. El cabello lo llevaba recogido en un apretado mono del que se le escapaban un par de mechones castanos. Observo con seriedad el espacio, comprobando que todas estuvieramos alli. --Siento el retraso, chicas. La clase que he tenido a las cuatro se ha alargado considerablemente. --No pasa nada, Hannah --la tranquilizo Tamara, sonriendole. Todas nos acercamos a ella, formando un circulo a su alrededor. Como ya estabamos a mediados de semana sabiamos cual era nuestro papel en la competencia de este fin de semana; en mi caso, solo actuaria en el baile grupal. Estabamos esperando instrucciones. --Bien, chicas. Como sabeis, la competicion de este fin de semana es bastante importante. En ella bailaran los mejores estudios de la zona, asi que debeis ir a por todas. <<Empezaremos por el baile grupal. Despues, Tamara ensayara su solo. Cuando termine con ella, Samantha hara el suyo. Por ultimo, volvereis a practicar lo primero que he dicho --nos explico mirandonos a cada una--, ?entendido? Asentimos con la cabeza, sin decir ni una sola palabra. --Bien, en ese caso podemos comenzar. *** Volvi al Moonlight completamente reventada. El ensayo habia sido agotador, tanto que apenas podia mantenerme en pie. Hannah se habia esmerado con la clase de hoy. Segun ella, todo debia salir a la perfeccion. Sonrei al ver la enorme verja de hierro forjado y los setos que rodeaban los terrenos del orfanato. Saque las llaves de la bolsa y meti la mas pequena en la abertura de la cerradura. La gire hasta que se abrio con un clic. Entre cerrando la verja a mis espaldas y avance por el jardin delantero, plagado de flores y arbustos, hasta llegar a la entrada principal del Moonlight. Repeti el mismo gesto y entre. --Maddie --dijeron Maya y Owen, levantandose del sofa y viniendo corriendo hacia mi. Abri mis brazos y los abrace con fuerza, besando sus coloradas mejillas. --?Que tal estais, preciosos? --pregunte sin soltarles, poniendo la voz mas grave, tal y como se les habla a los ninos pequenos. Despues, avance por el salon hasta sentarme en uno de los numerosos sofas con ellos encima de mi regazo. Maya y Owen eran los mas pequenos que vivian en el Moonlight. Ambos tenian seis anos y eran adorables. Siempre estaban juntos, a todas horas, y nunca se peleaban; es mas, Owen siempre defendia a Maya en el colegio cuando alguien se metia con ella. --Muy bien. Hemos empezado a aprender a escribir palabras largas --dijo con orgullo Owen. --Tambien nos han ensenado a escribir varios numeros --agrego Maya sonriendo. Ambos me miraban con la emocion reflejada en sus rostros infantiles. --!Que mayores os estais haciendo! Que rapido pasaba el tiempo. Todavia recuerdo el dia en que empezaron a ir a preescolar, lo asustados que estaban ambos. Sonrei al recordarlo. Los dos rieron por mi comentario. --Todavia somos ninos, por si eso te consuela --hablo Owen en cuanto paro de reirse. Sonrei con dulzura y, acto seguido, les hice cosquillas. Unos pasos resonaron por toda la estancia, provocando que parara de torturarles. En el salon entro Kara, la directora del Moonlight, seguida de Alvaro, su marido, con quien compartia el cargo. Los dos discutian sobre algo. --...Te digo que no podemos permitirnoslo --decia ella frunciendo el ceno. --Y yo te digo que si. Podriamos... --Alvaro callo al vernos. A pesar de haber pocos internos en el hogar, los gastos eran excesivos. Entre el colegio, el instituto, las extraescolares y los gastos que generaba el Moonlight andaban justos de dinero. Es por eso que yo habia decido dar clases de baile, para ayudarles con los gastos, ya que la academia de baile a la que asistia era muy cara. Como las clases privadas eran las mas costosas, habia decidido pagarmelas. --La cena esta lista, chicos --comento Kara intentando que olvidaramos lo que habiamos oido. En cuanto esas palabras salieron de su boca, los ninos salieron disparados hacia el comedor, dandoles un beso en la mejilla a ambos antes de marcharse por la puerta. --?Tan mal esta la cosa? --pregunte cuando estuve segura de que nadie mas nos oia. Kara se toco el puente de la nariz con frustracion y Alvaro suspiro con pesadez. Las ojeras eran notables en ellos. Parecian agotados y estresados a la vez. --Hablaremos de ello luego. Ve a cenar --me ordeno Alvaro. Asenti con la cabeza. Subi las escaleras de caracol y camine por el largo pasillo hasta llegar a la habitacion que compartia con Lea. En total habia siete dormitorios: tres para las chicas y cuatro para los chicos. Si a eso se le sumaban la habitacion de los directores mas las de las cuidadoras y la de la cocinera... Ademas, por cada habitacion habia dos personas, salvo en el caso de las ninas mas pequenas, quienes dormian juntas. El caso es que entre y fui hasta el fondo de la estancia. Deje mi mochila de baile en mi cama, bajo una de las ventanas del gran dormitorio. Habia tres camas, aunque la habitacion solo estaba ocupada por Lea y por mi. Habia espejos aqui y alla y tres grandes armarios. Las paredes eran de un tono rosa pastel y el suelo estaba cubierto con una gran alfombra morada. Cuando baje al comedor, todos estaban alli, esperandome. Me sente entre Lea y Maya y, despues, me servi un buen plato de ensalada de pasta. --?Que tal las clases? --pregunto Lea mientras pinchaba una espiral con el tenedor. --Muy bien, la verdad. Cada vez ejecutamos mejor el baile grupal. Hoy, sin ir mas lejos, Hannah nos ha felicitado y nos ha dicho que si lo hacemos con la pasion con la que ensayamos, seguramente ganaremos el concurso del sabado. --?Sabes donde va a celebrarse o todavia no os ha revelado el lugar? Sonrei. --Va a ser aqui, en Portland. Mi amiga, quien habia estado bebiendo un sorbo de agua, casi se atraganto. Empezo a toser, dandose suaves palmadas en el pecho. --?En Portland? --pregunto en cuanto se hubo calmado. Asenti con la cabeza. --!Eso es estupendo! !Podre verte sin tener que salir de la ciudad! Rei al notar el entusiasmo que destilaba su voz. Normalmente los concursos solian ser en ciudades cercanas; por eso estaba tan emocionada Lea, porque se ahorraria el viaje. --?Que pasa en Portland? --pregunto Kara, mirandonos a ambas con el ceno fruncido. Seguro que estaria preguntandose en que andariamos metidas. --El concurso de Maddie --contesto Maya antes de que pudiesemos hacerlo nosotras. Nos la quedamos mirando sorprendidas--. ?Que? --pregunto la pequena--. Hablabais muy alto. --Asi que es en la ciudad... --dijo Alvaro pensativo--. ?Sabes ya la hora? --Empezara a eso de las cinco, mas o menos. Pero yo debo estar dos horas antes para prepararme --explique. --Estaremos ahi para animarte --me dijo Owen. --En primera fila --agrego Amber. Despues de eso, el comedor se quedo en silencio. Solo se oia el ruido que producian los cubiertos al chocar con los platos. Pocos minutos mas tarde, Lea me pregunto por las clases que daba y yo le conte lo orgullosa que estaba de mis ninas. Estaba completamente segura de que estaban preparadas para competir y asi se lo habia dicho Hannah, quien habia quedado conmigo en ver la clase de manana para determinar si estaban preparadas o no para asistir a concursos de baile. --Ojala estes en lo cierto y puedan participar --dijo Lea sonriendo--. Estoy segura de que eres una gran profesora. Me sonroje ante su comentario. Ni siquiera habia pensado en eso. Si mis alumnas tenian el nivel suficiente como para competir, eso significaria que mis clases habian dado sus frutos. --Yo tambien lo espero. Capitulo 2 Eric El maldito despertador casi me provoco un infarto. Maldiciendo, le di un manotazo, tirandolo al suelo. Di media vuelta en la cama, tapandome de nuevo con la sabana. --!Eric, es hora de levantarse! --grito mama desde la puerta de la habitacion pasados unos minutos, tocandola con fuerza. --Cinco minutos mas... --murmure adormilado. Oi como la puerta se abria con fuerza y enseguida empece a escuchar las pisadas de mama. Maldicion, habia entrado en mi dormitorio. --!Vamos o llegaras tarde! --Me zarandeo con fuerza. Me levante a reganadientes. Odiaba madrugar. Maldito instituto que nos obligaba a levantarnos temprano. Mi madre salio de mi territorio y pocos minutos despues fui al bano para darme una ducha de agua fria, a ver si asi lograba despejarme del todo. Cinco minutos despues, sali con una toalla enrollada en mi cintura. Seque mi cuerpo con rapidez y me puse una muda. Acto seguido, cogi del armario unos pantalones vaqueros y una camiseta gris, y me vesti. Cuando baje a desayunar, todos se encontraban en la mesa de la cocina. Papa leia el periodico mientras fruncia el ceno debido a alguna noticia que le desagradaba; mama preparaba el desayuno entonando en voz baja una cancion; Dylan y Andrew discutian tal y como lo hacian todas y cada una de las mananas; y Hayley tomaba en silencio su desayuno. --Buenos dias, familia. --Buenos dias, hijo --dijeron mama y papa a la vez, como si estuvieran sincronizados. Me acerque a mi madre, que seguia preparando el desayuno, y deposite un beso en su mejilla. Repeti el gesto con papa y con Hayley. Dylan y Andrew se creian demasiado mayores como para recibir besos. Me sente al lado de mi hermanita menor y cuando mama deposito mi desayuno en la mesa, lo devore. --Papi, recuerda que debes llevarme a clase de baile --le recordo Hayley. Todas las tardes ella daba clases de baile en la mejor academia de Portland, el Hannah Brown Studio. La que normalmente la llevaba era mama, aunque ese dia no podia porque le habian adelantado una operacion. Mama era cirujana y papa, periodista. --Tranquila, pequena, no lo olvidare. --Dejo el periodico sobre la mesa y sonrio con ternura. Termine mi desayuno y una vez deje mis cosas en el fregadero, subi a mi habitacion. Alli cogi la mochila con los libros. A continuacion, sali de mi habitacion y baje corriendo las escaleras. --!Me voy! --grite para que todos me oyeran. --!Ten un buen dia! --oi que decia mama desde la cocina. Sali de casa cerrando la puerta con un ruido seco. Camine hasta la acera, en donde estaba aparcado mi deportivo negro, regalo de cumpleanos de mis padres. Subi en el dejando la mochila en el asiento del copiloto, meti las llaves de contacto y las gire, provocando que el motor rugiera con fuerza. Sonrei, me encantaba ese coche. Conduje por varias manzanas hasta llegar a la casa en donde vivia mi mejor amigo, John. Ambos habiamos ido a la misma escuela primaria y desde el primer momento estuvimos juntos. Le vi sentado sobre el pavimento, mirando su telefono movil con interes. Toque el claxon antes de parar a unos metros de el. John alzo la cabeza, sobresaltado por el estridente sonido, pero cuando vio que era yo, sonrio burlonamente. --Ya te ha costado llegar --dijo a modo de saludo, rodeando el coche y ocupando el asiento del copiloto, aunque primero tuvo que quitar mis cosas de ahi. --Yo tambien me alegro de verte. Una vez mi amigo estuvo asegurado, arranque de nuevo el coche. --Odio las clases de hoy --comento John mientras miraba por la ventana. --Yo tambien las detesto. Ademas, hoy tenemos dos horas seguidas de matematicas. --Buf, ni me lo recuerdes. Solo de pensarlo me da dolor de cabeza. --Se llevo las manos a la cabeza exageradamente provocando que se me escapara una sonora carcajada. --!Que dramatico eres! ?Por que no te apuntas al club de teatro en vez de a baloncesto? --me burle. John me miro con total seriedad. --Ni de cona. Todos sabemos que ese club esta plagado de inadaptados sociales. Los siguientes cinco minutos transcurrieron en silencio, sin contar el hecho de que mi amigo se puso a buscar una emisora de radio que al final no encontro, ya que cuando llegamos al aparcamiento del instituto todavia seguia canaleando. Aparque el coche en donde solia dejarlo, cerca de la salida. --?Que tal te fue ayer con Tessa? --me pregunto a la vez que avanzabamos por el mar de gente. Hice una mueca. Ayer habia ido a su casa con la excusa de que me explicara un ejercicio. Habia intentado por todos los medios acostarme con ella, en vano. Esa chica no se enteraba de mis indirectas. --Ha sido horrible. Pese a que lo he intentado con todo, no captaba nada. Estaba empenada en explicarme las malditas derivadas. --Y eso ha sido un duro golpe para tu ego, ?verdad? --se burlo el haciendo una mueca. --No hablemos de mi ego --resople mientras entrabamos. Cuando estabamos lo suficientemente cerca de nuestras taquillas, divise a Jack, a Ethan y a Caden. Los tres estaban rodeados de chicas que iban ligeras de ropa y que coqueteaban con ellos sin parar. --?Que pasa, chicos? --nos saludaron mientras se apartaban de las chicas. Chocamos los punos a modo de saludo y fuimos directamente a nuestras taquillas. Puse la combinacion y la abri. Deje la mochila y saque los libros de las materias que tenia a la manana, en este caso tendria dos horas seguidas de matematicas. Tuve que esperar a que los lentos de mis amigos cogieran sus cosas, ya que de vez en cuando se paraban a hablar como marujas en un mercado. Sonrei ante esa idea. No me los imaginaba en un mercado chismorreando con senoras mayores. El timbre me devolvio a la realidad, y parece ser que les dio el empujon que necesitaban para terminar de coger lo necesario de las taquillas, ya que pocos segundos despues los tenia a mi lado. Los cinco nos pusimos en marcha. Andabamos con tranquilidad, total la clase no se moveria de sitio. De vez en cuando, la gente se giraba para lanzarnos miradas; muchas de ellas eran de admiracion o deseo, y otras, de pura envidia. Nosotros eramos los chicos mas deseados de la escuela. Todas las chicas suspiraban por nuestros pies. Yo nunca habia tenido una relacion duradera; lo mio era rollo de una sola noche. No me gustaba comprometerme y eso las chicas lo tenian claro. Cuando llegamos al aula, esta estaba ya repleta de companeros. En la primera fila ya se encontraban sentadas las empollonas de clase, dos chicas inadaptadas que siempre sacaban buenas notas. Charlaban animadamente sobre un tema que desconocia y que me importaba mas bien poco. A su lado tambien estaban sentados los que querian sacar buenas notas, aunque no lo eran tanto como las de ellas. En las filas centrales se sentaban los alumnos que no sacaban ni buenas notas ni malas notas. Y en las ultimas filas nos sentabamos nosotros, a los que menos nos importaba la asignatura. Nos acomodamos en nuestros sitios y nos pusimos a hablar hasta que el profesor nos mando callar. Las dos horas se me hicieron eternas. No entendia nada de lo que el profesor explicaba, por lo que los ejercicios los hacia de pena. Mis amigos intentaron ayudarme, sin exito. Era un zoquete. Al final de la clase el profesor me pidio que me quedara unos minutos porque queria hablar conmigo. Asi que me despedi de mis amigos y espere a que todos hubieran salido. --Senor Woods --me saludo--, ?sabe por que esta aqui? --No, senor. ?Por que razon querria hablar conmigo ese senor bajito, calvo, gordo y sudoroso? El profesor de matematicas era un tipo peculiar. Sudaba a mares todos los dias del ano y normalmente vestia con unos trajes que realzaban su descomunal barriga, ademas de ser totalmente espantosos. Pero lo peor de todo era su rostro arrugado, cuya guinda del pastel era su horrible uniceja. --Esta a punto de suspender mi asignatura. Palideci. !No podia ser posible! Pese a que se me daban muy mal las matematicas, siempre aprobaba esa maldita asignatura. Ademas, necesitaba aprobar todas para poder jugar en los partidos de baloncesto. --Es imposible --me negue a creerlo. --Mirelo usted mismo. Todos y cada uno de los ejercicios que ha hecho han estado mal. No solo eso, no se esfuerza en mi asignatura. Asi que como suspenda el examen, no aprobara--. Se paso un panuelo por el cuello y por la cara para secarse el notorio sudor. Reprimi una mueca de repulsion. --!No puedo suspender! --La rabia me consumia. No queria creerlo. Necesitaba con urgencia aprobar esa asignatura. --Creame, yo tampoco. Es por eso que se me ha ocurrido ponerle un tutor particular que pueda darle clases por la tarde. ?Que le parece? Lo sopese. Su oferta era muy tentadora. Pero no sabia si serviria de algo o no, teniendo en cuenta que no se me daban bien las mates. Ademas, ?quien sabia quien seria la persona encargada de ayudarme? Lo que menos queria era un friki a mi alrededor, dandome ordenes. Pero, por otro lado, lo necesitaba. Si no, suspenderia. --Esta bien. ?Cuando podria empezar con esas clases y con quien las haria? --pregunte. Sonrio. --Manana mismo puede empezar cuando le presente a su tutor. *** --?Profesor particular? --John no se lo creia. Abria mucho los ojos, tanto que parecia que se le iban a salir de sus orbitas. Hice un movimiento afirmativo con la cabeza. --?Como es eso de que vas a suspender? --Jack estaba estupefacto--. No puedes suspender. --?Crees que no lo se? --exclame pinchando un trozo de carne con el tenedor. Nos encontrabamos en el comedor del instituto, rodeados de gente que hablaba. La intensidad de las voces era tal que teniamos que alzar mucho la voz para oirnos entre nosotros. --?Y quien va a ser el afortunado de aguantarte? --pregunto Ethan. --?Aguantarme? Yo voy a ser el que tenga que aguantarle --dije molesto. La idea de que alguien tuviese que ayudarme no me gustaba ni un pelo--. Ademas --anadi--, el muy canalla del profesor no me ha dicho quien es. --Seguro que es uno de los empollones de clase --comento Caden mirando la mesa en la que estaban sentados un grupo de ellos, charlando animadamente, ajenos a nuestra conversacion. Suspire pesadamente. Lo que menos queria era que fuera uno de los sabelotodos de la clase, pero, bueno, no estaba en mis manos decidirlo. Terminamos el almuerzo y depositamos nuestras bandejas en su sitio. Estabamos avanzando por el pasillo, camino hacia las taquillas para coger las mochilas, ya que por la tarde no teniamos clase, cuando, de pronto, choque contra alguien, quien cayo redondo al suelo. Mis amigos y yo reimos por su torpeza. --Mira por donde vas, friki --dije.

  • Todo saldra bien de Emilio Ortiz

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    Una nueva agencia de detectives acaba de nacer en Madrid. La forman un grupo de lo mas peculiar y divertido: Mario, un joven emprendedor invidente; Nicolas, su amigo del alma, y Milagros y Juanma, dos jovenes con unas capacidades muy especiales. Juntos intentaran averiguar que le ha sucedido a una joven que lleva meses desaparecida. Al equipo de detectives se unen dos sabuesos de primera: Cross, el extraordinario perro guia ya jubilado de Mario, que tendra que verselas con Jazz, el jugueton pastor aleman que lo acompana ahora. La ciudad esconde muchos secretos y peligros, pero las aventuras en compania son, sin duda, mucho mas divertidas.

  • Noche a media luz de Jacquie D'alessandro

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    Mallory sabia que estaba dolida por como habia acabado su ultima relacion, pero aquello no duraria mas que una noche. Una noche que tendria que bastarle.

  • Bajo el Silencio de Maria Blazquez

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    Una madre, una hija, un cadaver.
    Olaya regresa a Santa Sierra por la muerte repentina de su madre, tras veinticuatro anos sin verla. Evarista, quien cuido de ella realmente durante su infancia, la recibe al llegar. Al encontrarse sola junto al cadaver de su madre, Olaya comienza a repasar su historia desde que, con dieciocho anos, sus padres la enviaron a Inglaterra a trabajar sin billete de vuelta, como hicieron con su hermano Valen dos anos atras. Con un febril y apasionado discurso frente a su madre muerta, Olaya evoca las pruebas a las que se sometio para estar a la altura de las exigencias de unos padres que ya se dedicaban a vivir sus suenos, libres, sin hijos que cuidar. Cuando Olaya entiende que esas pruebas no formaban parte de su educacion, sino la excusa de sus padres para librarse de unos hijos que les sobraban, su personalidad se renueva con distintas y propias aspiraciones.

  • La niebla y la doncella de Lorenzo Silva

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    Un caso que, en la jerga de la unidad central, se conoce como <>: el principal sospechoso, un politico local cuya hija adolescente salia con Ivan, fue juzgado y absuelto dos anos atras. Las pistas son obsoletas, el caso esta empantanado y ofrece pocas posibilidades de ser resuelto. Arrastrados por la bruma que envuelve al crimen tanto como a la isla, Bevilacqua y Chamorro pondran a prueba no solo su talento profesional sino sus motivaciones mas intimas.
    La confusa historia detras de la muerte del joven solo se ira aclarando en la medida en que los investigadores criminales de la Benemerita sean capaces de enfrentarse con sus propios fantasmas.

  • Suenos en una botella de Nut de

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    A ver... ?quien quiere salir ahora? --pregunto Mary. Varias docenas de manos infantiles se alzaron con precipitacion, sacudiendose en el aire para mostrar su descontrolada impaciencia. Mary las contemplo henchida de orgullo; el entusiasmo de sus pequenos alumnos de seis anos siempre la llenaba de una satisfaccion profesional que en ocasiones rozaba la inmodestia. --Jason. --Apunto con el menton a un nino regordete sentado en el tercer pupitre de la fila central--. ?Quieres ensenarnos tu dibujo? Jason bajo de la silla ilusionado, tanto que los nervios le hicieron trastabillar y a punto estuvo de caer al suelo. Los otros alumnos celebraron su torpeza a carcajadas. El, luciendo una sonrisa pintada de chocolate, correteo con el dibujo apretujado entre los dedos hasta donde su profesora le esperaba, ignorando feliz las agudas risas. --?Como se llama tu monstruo, Jason? --le interrogo la mujer acuclillandose a su lado. El nino estiro los brazos y mostro su obra a los expectantes companeros sujetandola con ambas manos, tan tensa su pose que el papel amenazaba con rasgarse. --!El Terrible Hombre Brocoli! --anuncio usando un tono grave y tenebroso que pretendia asustar, aunque lo unico que logro fue arrancar mas risotadas infantiles. En el papel, entre pegajosas manchas marrones, se podia apreciar una figura imprecisa, que recordaba vagamente a un ser humano de color verde musgo con cabeza de alcachofa. --?Y que te da miedo del <>? --inquirio Mary, recogiendo detras de la oreja del crio un rizo rebelde de su negra pelambrera. --Mis padres dicen que si no me como todo el brocoli vendra el y me comera a mi --declaro abriendo mucho los ojos y asintiendo con el convencimiento de un erudito. La sonrisa benevolente de Mary no desaparecio, pero tras sus labios los dientes se apretaron hasta rechinar unos contra otros. Los padres, siempre ellos. Necios egoistas que infiltraban en aquellas maravillosas mentes miedos y baldias supersticiones sin querer ser conscientes del dano que sembraban. En honor a esos padres olvidadizos y pateticos, empenados en repetir con sus hijos los mismos errores que sus progenitores cometieron con ellos, cada Halloween ponia en practica junto a sus ninos <>, como le gustaba definir aquel sencillo experimento mas sicologico que pictorico. --Pero no tenemos que tenerle miedo, ?verdad, Jason? --El nino sacudio la cabeza a un lado y a otro con tanta fuerza que le temblaron los mofletes--. Porque los monstruos... --!No existen! --concluyeron los ninos con un grito triunfal y escandaloso. --Por eso no pueden hacernos dano --sentencio Mary, irguiendose con aire victorioso, acogiendo aquellas voces estridentes como el mejor premio a sus esfuerzos. Si de pequena alguien hubiera tenido la deferencia de ayudarla a deshacerse de sus monstruos como ella ayudaba a sus alumnos, quizas su infancia no seria el lugubre recuerdo invadido de sombras e indefinidos temores que era. <>. Durante anos, aquella repetida amenaza domestica la hizo vivir en un estado de aprensivo nerviosismo. Crecio como una nina asustadiza e insomne, que por las noches, al cerrar los ojos, intuia en los rincones de su dormitorio la presencia agazapada de aquel hombre sin rostro que aguardaba alerta para saltar sobre ella justo en el instante en que dejara de ser una nina buena. Un ente de quien sabia, unicamente, que existia para causarle un incierto dano que por desconocido, era aun mas aterrador. --?Quien quiere salir ahora? --pregunto, desterrando de sus pensamientos al Hombre Oscuro, obsoleto fantasma vencido hacia ya mucho tiempo a fuerza de voluntad, y animando a Jason con un empujoncito maternal a regresar a su asiento. De nuevo los ninos apuntaron al techo con sus energicos brazos. Incluso aquellos que ya habian participado mostrando su dibujo se unieron al resto, deseosos de repetir aquel instante de inocente gloria. Y de nuevo Mary, para su disgusto, percibio, al igual que habia ocurrido en cada anterior ocasion, la ausencia de una mano alzada en el ultimo pupitre de la fila junto a la ventana. La nina que lo ocupaba, fiel a su mal habito, no se habia dignado a mostrar el mas minimo interes por lo que sucedia a su alrededor. Mary torcio el gesto. En cada curso, con cada nueva avalancha de ninos, aparecian uno o dos alumnos que, por indescifrables motivos, le inspiraban un frio rechazo, el cual, aun siendo poco profesional, se veia incapaz de remediar. Ese era el caso de aquella criatura introvertida y taciturna. No sabia que detestaba mas de ella, si el pelo encrespado y negro que coronaba su testa siempre inclinada, el rostro macilento y anguloso, los huidizos ojos azules que nunca miraban de forma directa a nadie o la inquietud y repulsa que inspiraba en los otros alumnos. --Lily, ?has hecho tu dibujo? --le pregunto, a sabiendas de que muy posiblemente no habia cumplido con su tarea. Lily no respondio, se levanto sin alzar la vista y, tomando de su pupitre una hoja de papel, camino con pasos cortos y amortiguados bajo la mirada atenta y silenciosa de los demas alumnos. Al llegar junto a Mary se detuvo, los huesudos brazos flaccidos a los lados del cuerpo y la hoja pendiendo de su mano inerte. --?Como se llama tu monstruo? --la interrogo, alzando suspicaz una ceja. --El Hombre que Sonrie --respondio en un susurro. Algunas risitas afloraron entre los ninos. <>, penso Mary, resignada. <>. --?Y por que te da miedo? --continuo, sin mucho interes. --Porque por las noches se mete en mi cama --respondio en una pausada locucion que hizo que todos los ojos se posaran en ella con recelosa curiosidad--. Se sienta encima de mi, me aplasta y me hace dano. Mary percibio la corriente de alarma que, semejante a un latigazo, recorrio el aula. --No te puede hacer dano --se apresuro a corregir Mary--. Porque los monstruos... --!No existen! --corearon los ninos, pero sin el entusiasmo esperado. Lily inclino un poco la cabeza para poder mirar de soslayo a su profesora. --El mio si --musito con voz ronca. Mery no supo si fueron los inesperados golpes en la puerta lo que la hicieron dar un respingo o la vision fugaz de las hondas, dilatadas y huecas pupilas, que eran los ojos de aquella nina. --Senorita Renfield. --La airosa cabeza de la directora asomo tras la puerta--. El senor Myers, el padre de Lily, ha venido a recogerla --anuncio --. Tiene cita con el medico. --Ve a por tus cosas. --No sin cierto alivio, Mary empujo a la nina apartandola de su lado--. No hagas esperar a tu padre --le insto, al tiempo que distraida tomaba la hoja que Lily le tendia--. Ningun monstruo es real. Solo existen en los cuentos --recito examinando con desaprobacion el dibujo--. Por eso no pueden hacernos dano. <>, cavilo con desden mientras contemplaba la torpe ilustracion esbozada en el papel de un hombre alto y por completo calvo, que lucia una sonrisa ancha trazada de oreja a oreja, y que por ojos tenia un par de borrones azul cobalto pintados con exagerado vigor.