• King (La Hermandad de los Solteros 1) de Kendra Little

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    El gobierna un imperio de venta al por menor. Siempre consigue lo que quiere... hasta que la encuentra a ella.

  • El error del novio billonario de Kendra Little

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    El sexi hombre desnudo tumbado junto a mi me hace desear poder recordar la noche pasada. Dormia sobre su estomago y su rostro estaba girado sobre la almohada mirando hacia el otro lado. Con suerte no tendria una nariz aguilena ni estaria cubierto de acne… No, no importaba. Me negaba a mirar por encima de su clavicula. Le habia prometido a mis amigas-me habia prometido a mi misma-que iba a dejar de lado mis inhibiciones y que simplemente me divertiria este fin de semana. Eso era lo que las chicas solteras hacian en Las Vegas. Al parecer. Era mi primera vez en la Ciudad del Pecado y, hasta ahora, a juzgar por la perdida de memoria y el sexi tio desnudo, estaba cogiendole el tranquillo a lo de nada de inhibiciones y nada de consecuencias. Un momento de panico se aloja en mi esternon y me alejo hasta el lado mas alejado de la cama. No estabamos en mi habitacion de hotel. La mia venia con otras dos mujeres y sin espacio para estirarse, y mucho menos un tio. Esto era mas bien una suite. ?O era una casa? Estabamos en un dormitorio mas grande que mi apartamento entero alli en Roxburg. Estaba decorado en rojo y negro, con la reina y el rey de corazones insertados en paneles en una pared, detras de lo que probablemente eran armarios. Un sofa reposaba sobre una plataforma elevada cerca de la ventana. Me preguntaba cual seria la vista cuando se abrieran las cortinas. Tire de las sabanas y de la colcha de seda para ocultar mi desnudez. No es que el chico estuviera mirando. A juzgar por su respiracion regular, estaba profundamente dormido. Respira hondo, Amy. Solo porque estaba en una habitacion extrana con un hombre extrano no significaba que estuviera metida en un lio. Solo porque este tipo de cosas nunca me pasaban a mi no significaba que estuviera en peligro. Pero por si acaso, quizas me largaria antes de que se despertara. Seria una completa lastima no ver que aspecto tenia, sin embargo, y quizas conseguir su numero. Katy y Jemma se enfadarian conmigo si lo hiciera, ya que ese no era nuestro trato. Ellas querian que yo me enrollara con alguien, que tuviera diversion anonima y luego me marchara, sin compromiso. No se me daba muy bien esa parte. Marcharme y decir que no siempre habia sido mi problema en mis relaciones. En realidad, empezar relaciones con hombres geniales era mas mi problema, pero no les recorde a mis amigas ese dato. Habian estado tan entusiasmadas por llevarme a pasar el fin de semana en Las Vegas, y yo habia necesitado la distraccion del trabajo. Creo que el tipo a quien pertenecian los deliciosos hombros podia calificarse como una distraccion. Su piel se veia bronceada contra la sabana blanca como la nieve que apenas cubria su trasero. Dos pequenos hoyuelos besaban su piel a cada lado de la base de su columna vertebral. Tiras de musculo formaban el resto de esa espalda, con aspecto duro incluso en relajacion. Tenia hombros sobre los cuales una chica podria babear, o agarrarse. Debe de ir al gimnasio, o quizas su trabajo implica que haga un monton de levantamiento de pesos. Obsesos del gimnasio o albaniles no eran realmente mi tipo, pero yo no estaba aqui para conocer a mi tipo. Estaba en Las Vegas para echar un polvo y divertirme. Estaba bastante segura de que habia experimentado ambas cosas durante la noche. Ojala pudiera acordarme. Lo unico que recordaba era por que normalmente no bebia tanto: cocteles y Amy Grant no combinan bien. Lapsus de memoria no eran buenos para una ayudante del fiscal del distrito con la vista puesta en subir hacia la cima. Unas cuantas fiestas durante mis anos de universidad me lo habian ensenado. Desde que me gradue, solo bebia una o dos copas de vino. Esa era yo, siempre sensata. Esta chica sensata se iba a marchar mientras el chico sexi seguia dormido. Levante las sabanas y saque las piernas de la cama. Los temblorosos musculos de mis muslos me decian que definitivamente habia tenido sexo la noche anterior, y un monton. Esperaba que hubieramos usado proteccion. Quizas deberia comprobar la papelera… "Hmmm," me llego la amortiguada voz del chico. Su mano palmeo el espacio vacio de la cama donde yo habia estado tumbada unos momentos antes. Suspiro y empezo a darse la vuelta. "No te vayas todavia, Amy." Suelto una exclamacion. !Mierda! El chico que parpadea con cara de sueno es guapisimo. Espesas pestanas oscuras enmarcaban brillantes ojos azules que, incluso cuando estaban entrecerrados, parecian atravesarme. Sus mejillas estaban definidas pero no eran prominentes, su mandibula fuerte y un poco picara cubierta de vello matinal. Sus labios… joder, sus labios eran la perfeccion, ni demasiado suaves ni femeninos, pero tampoco duros. Yo queria recorrerlos con la punta de mis dedos, o con mis propios labios. Se estiraron en una sonrisa que era vacilante y dulce, invitandome a volver a reunirme con el en la cama. Pero no fue su sonrisa o su cara demasiado hermosa lo que hizo que tuviera todo el estomago revuelto. Era el mismo chico. Le conocia, aunque nunca nos habiamos presentado. Bueno, no antes de la noche pasada, de todos modos. Era Zac Kavanagh, el cuarto hijo de la familia mas adinerada de Roxburg, un donjuan, y--como si esas dos cosas no fueran suficientemente malas--el hermano mayor de Damon Kavanagh, a quien yo habia ayudado a meter entre rejas hacia dos anos. El no debe de recordar haberme visto en el juzgado, o no me estaria invitando a volver a su cama ahora. Recordaba la mirada brutalmente fria que su madre me habia prodigado el dia que la condena habia sido leida por el portavoz del jurado. Si las miradas pudieran matar, mi equipo y yo nos habriamos encontrado criando malvas. Hay que admitir que ninguno de los otros Kavanagh nos habia prestado mucha atencion, pero seguramente me habian visto. Pero Zac no estaba mostrando senales de reconocimiento. Yo habia cambiado desde entonces. Me habia cortado el pelo y me lo habia tenido de rubio. Y sin llevar mi ropa de juzgado consistente en pantalon y chaqueta, suponia que me veia diferente. Era posible que no me hubiera reconocido. Era otro motivo para escapar antes de que la luz del dia y la sobriedad le permitieran ver con quien habia pasado la noche. Se apoyo sobre su codo y examino mi longitud. La sonrisa se estiro. Yo cogi la almohada y la coloque delante de mi, cubriendo todas las partes importantes. El levanto la mirada hacia la mia, ya sin sonreir, y se sento. La sabana se arremolino en su regazo, revelando la V debajo de unos abdominales como una tabla de lavar. ?Quien hubiera imaginado que el guapisimo Zac Kavanagh tenia un cuerpo de infarto? "Es un poco tarde para ser timida," dijo el. "Yo, eh…" Sigue asi, Amy. Realmente genial. "Tengo que irme." Busque mi ropa, pero solo divise mis zapatos de tacon, tirados en el suelo como si los hubiera lanzado alli. Yo no tiro los zapatos, y especialmente los caros. Normalmente los pongo ordenadamente en un armario o un rincon, quizas metiendolos debajo de la cama. Debo haber estado borracha para simplemente quitarmelos asi. Esos estupidos tacones de aguja plateados fueron probablemente los que, para empezar, me habian metido en este lio. Eran definitivamente un elegante par de zapatos que me hacian parecer mas alta y mas delgada. Eso y el ajustado vestido negro. ?Donde estaba mi vestido? "Tu ropa esta en el salon," dijo el, senalando la puerta con la cabeza. "Nos desnudamos ahi fuera." Su mirada pasa hacia los zapatos. "Excepto por unos cuantos articulos importantes que fueron considerados necesarios. " ?Considerados necesarios? ?Que demonios? No queria entrar en una conversacion con el. El podria saber mi nombre, pero no podia saber quien era yo, y quedarme a charlar solo revelaria demasiado. Ademas, Zac Kavanagh era un mujeriego con mas muescas en su cabecero que estrellas hay en el cielo. Todo el mundo lo sabia. Estaba en los periodicos cada varias semanas con una chica diferente del brazo, normalmente una modelo o actriz, y siempre eran hermosas y con piernas largas. ?Como demonios habia caido yo en la trampa de este tipo? Era el tipo de hombre que yo evitaba como a la mierda. Demasiado guapo para su propio bien, demasiado arrogante para ser genuino, demasiado rico y mimado para preocuparse de nadie mas que de el mismo. Yo era mejor que eso, mas inteligente. No deberia haber acabado en su dormitorio. Tan pronto como volviera a mi propia habitacion de hotel, iba a tener unas fuertes palabras para Katy y Jemma. Primero, ellas no deberian haberme dejado beber tanto como para incluso hablar con alguien como Zac, y segundo, si lo hice, no deberian haberme dejado ir a su habitacion sola. "Amy, vuelve a la cama," arrullo. Si, arrullo. Habia dominado el arte de la voz suave e insistente. "No hace falta que te marches todavia." "Mis amigas me estan esperando."