• Cielo y Tierra (La isla de las Tres Hermanas 2), Nora Roberts de Nora Roberts

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  • Asesinos multiples de Vicente Garrido

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    La atractiva fascinacion del mal.

  • 11 Besos bajo el muerdago y una taza de chocolate de Aurora Salas Delgado

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    Doce relatos navidenos inspirados en personas reales como un pequeno regalo.

  • Ausencia de Tania Sexton

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    Me llamo Alejandra Pacheco Cortes. Desciendo de mexicanos, que, a su vez, descienden de espanoles, pero he nacido en California, y soy. perfecta.
    No lo digo yo, lo ve cualquiera, sobran las palabras. Pero si mi cuerpo y mi rostro son perfectos, mi cerebro es superior.
    He conseguido muchas cosas, la mayoria con sacrificio y trabajo. otras. con planificacion y sangre fria; pero ahora, toca el siguiente paso. Ya estoy preparada, y lo estoy porque lo he encontrado. Es el, a quien deseo por esposo, el hombre con el que formare una familia, y sera mio sin lugar a dudas, eliminando cualquier obstaculo, cualquier impedimento que surja.
    Espero no equivocarme. Hasta ahora, no me ha pasado.
    Yo soy la que planifico mi futuro, igual que planifique el pasado.
    Yo soy la que decido.
    El libre albedrio me pertenece.
    Y la ausencia de sentimientos me hace mas fuerte.
    ?No te lo crees?
    Preguntaselo a mi familia.

  • El Administrador de Fincas de Amador Moya

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    Una trama de intrigas se cierne sobre la comunidad de propietarios de la calle la Industria donde algunos vecinos pretenden hacerse con el control de la junta y echar a la administradora.
    Una policia acaba de llegar al cargo de presidenta con el proposito firme de aclarar estos misterios.
    La comision de un delito en las propias instalaciones de la comunidad, le dara la oportunidad de investigarlo y, con ello, tambien los sospechosos acontecimientos que vienen ocurriendo en el edificio desde hace tiempo.
    ?La aprovechara? !Por supuesto que la va a aprovechar! Tratara de llegar hasta el fondo de la trama, pero no es facil: la investigacion policial no avanza, la alarma social crece, sus jefes la presionan buscando resultados. mientras tanto, va conociendo las intenciones ocultas y las intrigas de sus propios vecinos, a los que les estorba la administradora.
    Unos y otros juegan sus bazas, pulen sus trampas, tejen sus redes y tratan de alcanzar sus fines.
    Una sucesion de mentiras y contradicciones colocan a la administradora como la principal sospechosa, lo que aprovechan sus enemigos para convocar una reunion con el fin de echarla.
    El teson, la profesionalidad y la valentia de esta investigadora novata la llevaran a no desfallecer mientras se enfrenta a sus propios vecinos por un lado y a sus jefes por el otro.
    ?Y la administradora? ?Sera la culpable? ?Habra sido capaz de matar por venganza? No te lo pierdas.

  • Bienvenida a Malibu de Erina Alcala

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    Eva Pena, se habia graduado en la Universidad de Sevilla en Marketing y Finanzas e hizo un master de Community Manager y Redes Sociales, porque sabia que, ahi estaba el futuro. Era de la provincia de Jaen, de la capital. Sus padres Javier y Pilar, tenian una asesoria Laboral y Fiscal en el centro de Jaen y les iba muy bien. Javier y Pilar, tenian dos hijas, Eva y Laura. Eva era la mayor, tenia ahora 26 anos y su hermana 24. Y Laura, la menor, habia acabado hacia un ano la Universidad y trabajaba con sus padres en la asesoria, llevaba ya un ano con ellos, pero Eva, no. Eva era un espiritu libre que queria volar. Jaen se hacia pequeno. Trabajo en una empresa de Sevilla de modelos y actores, gestionando las redes sociales y la parte de marketing, nada mas terminar el master. Posteriormente, al ano se fue a Roma con una amiga y alli trabajo dos anos en otra empresa de actores y modelos. Tenia suficiente experiencia en esa rama, cuando uno de los companeros comento por casualidad que, en Malibu, en Estados Unidos podian ganar cinco veces mas que alli en Roma, y no se lo penso, cogio sus maletas y sus ahorros y paso por Jaen y pasaporte en mano les dijo a sus padres que se iba a California. Estos pensaban que estaba loca, pero ella iba a probar, si no, se volveria. Y asi, un buen dia llego a California y se alquilo un estudio en Malibu, alli tardo en encontrar trabajo en menos de una semana, en una empresa de actores, modelos y extras, como Community Manager y experta en Marketing. Llevaban actores modelos, extras para el cine y la television y plataformas privadas. Era una empresa nueva en auge. La verdad tuvo suerte y su experiencia la acompanaba. Era buena gestionando redes sociales, tenia un buen despacho y libertad para trabajar. Un buen jefe, activo y seguro y un buen sueldo a fin de mes. Por eso, lo primero que hizo fue comprarse un coche, con parte de los ahorros que tenia. Un coche bonito y deportivo, para no desentonar si tenia que llevar a algun cliente a algun lado o hacer reuniones fuera de la empresa. Sin embargo, el escollo mas grande era buscar un apartamento, que eran carisimos. Llevaba ya un mes trabajando en la empresa, sin que sus padres creyeran en la suerte que habia tenido cuando al salir a desayunar una manana, leyendo el periodico vio un anuncio: Si cuidas mi casa de Malibu, el alquiler es barato. Imprescindible tener trabajo. Y el numero y llamo sin pensarlo. Nada tenia que perder. Un chico con una voz joven la cito por la tarde en la casa al salir del trabajo. Estaba a una media hora de su trabajo en coche. Cuando llego, no podia creerse que esa casa pudiera alquilarse por el precio que ponia. Aun asi, iba a ver donde estaba el fallo. Llamo y se oyo el ladrido de un perro. No parecia demasiado grande. A ella, le gustaban los perros. Le abrio un chico un par de anos mas que ella, joven para tener una casa asi. -!Hola! Me llamo Eva y hemos halado por telefono esta manana sobre la casa -dijo Eva, vengo por la casa. ?Pero esta casa es suya? -Bueno, en realidad es de mi hermano. Pasa y te explico. -Y ?Como me va a alquilar una casa que no es suya, que es de su hermano? -Porque mi hermano me ha dejado con una carta para que se la cuide, ?Ve el contrato? -?Pero y su hermano? -Es cardiologo, trabaja en el Kaiser Permanente Hospital. -?Y donde esta ahora? -En Peru. Con una ONG. Estara unos dos anos, y no puedo hacerme cargo de la casa, pero a mi, me ha salido un trabajo en Aspen, por eso necesito alquilarla a alguien que tenga un buen trabajo y le guste Tobby, es este. Tiene tres anos. y es muy bueno. -!Hola Tobby!, -y el perro le lamio la mano. Era un perro sin raza. -No tiene raza, mi hermano se lo encontro en la calle. -Es precioso, me gusta. -No suelta apenas pelo y le encanta jugar en la paya. -Bueno y ?Que tengo que hacer Simon Labert? -Vivir aqui y cuidar la casa y al perro. -Pero tengo un trabajo. -Puedes meter una mujer para que te limpie y haga la comida. Toma una tarjeta, yo tengo una, si quieres la misma, me cobra esto por cuatro horas al dia. Y me hace de todo, la casa, el tinte, lleva el perro cuando se necesite al veterinario, compra y comida. Menos sabado y do mingo, claro. -No esta caro. -Y asi podras disfrutar del perro y la playa. -?Y si viene tu hermano? -Pues esperemos que el contrato haya cumplido, pero la menos puedes estar ano y medio pagando casi nada. Mira estos son los gastos que tengo en la casa. -Y le enseno unas facturas. -No esta mal, mas Jenny en casa y el perro, puedes tener unos gastos mensuales de 2.800 dolares y disfrutar de una casa como esta. -Ven te enseno la casa. La casa era inmensa, preciosa, con playa propia, con habitaciones suficientes para acostarse cada dia en una, cinco dormitorios con banos, dos salas abajo y un gran despacho, cocina y salon abiertos, aseo, cuarto de lavado. De todo lo que pudiera imaginar. Hasta piscina a la salida a la playa en un patio de flores precioso. ?En que trabaja? -He traido el contrato, soy Community Manager en esta empresa de actores. -Esa es importante. Pues no va a encontrar nada mas barato como esto por este precio. -No ya pago un poco menos por un estudio pequeno. -Pues solo tienes que cuidar bien la casa, nada de fiestas. -No hago en casa fiestas. -Mejor, mi hermano se enfadaria. ?Que te parece? -Me parece bien, me gusta mucho. Me la quedo. Cuando vuelva tu hermano, ya buscare otra cosa. -Tienes dos garajes. -Tengo un solo coche.

  • Tiritas de amor de Alissa Bronte

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    Paola es la farmaceutica de un pequeno y peculiar pueblo de Las Alpujarras granadinas. Llego hace varios anos, despues de que su novio la dejase plantada en el altar, para empezar de cero.
    Victor es un brillante cirujano al que su padre confina a un pequeno pueblo como castigo por no querer acatar sus ordenes. Al llegar, se dara cuenta de que no es bienvenido y que hay alguien en especial que no deja de retarle y de debatir todo lo que dice.

  • El amigo invisible de David Navarro Rojas

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    Un dia Lucia desaparece sin dejar rastro sobre su paradero. Tres dias despues, Carlos, su marido, recibe una carta manuscrita de ella. Ante la duda acude a la policia… pero hay algo que Carlos sabe: esas cartas no las ha escrito su mujer. El inspector asignado empieza a indagar, sacando a la luz la verdadera naturaleza del matrimonio y de todas las personas que les rodean. Una truculenta historia en la que Carlos se encuentra en el centro. Alguien, en la sombra, acabara manejando los hilos de su destino. ?Sera su amigo invisible?

  • El Sr. del Paraiso de Claudia A. Perez R

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    Terry Grandchester o el Sr. del Paraiso, como las personas a su alrededor lo llaman, un ingles con sabor brasileno, envidiado por los caballeros y deseado por las damas, aunque hay que mencionar que tambien algunos hombres lo desean.

  • Mas alla de Los Lagos (Los Lagos 4) – Juani Hernandez de Juani Hernandez

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    Han pasado dos anos desde que el Rey Nicholas derrotase a Hrodgar y los Hae; dos anos desde que se forjase la Alianza entre todos los reinos que se unieron en la lucha por su libertad. Sin embargo, una amenaza, que ha permanecido dormida durante treinta anos, resurgira con fuerza y caera sobre ellos de modo implacable, poniendo en riesgo todo por lo que han luchado. Khawf de Vakh, conocido como el Rey Tirano por ser cruel y sanguinario, lanzara una venganza personal contra el Rey Trystan de Meissen para arrebatarle lo que mas ama y destruir todo su mundo, en una guerra que pondra a prueba el amor, la lealtad y esa Alianza que parecia indestructible. <>, una novela de ritmo trepidante donde el amor y la pasion, la venganza y la traicion mantendran un pulso a muerte. ?Triunfara el bien en esta ultima conjura?

  • Vientos de Escocia de Miranda Bouzo

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  • Oculta en La Sombra de Vanessa Savage

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    Un estremecedor thriller psicologico que cautivara a los fans de ” El resplandor “.

  • El amante de la Patagonia de Isabelle Autissier

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    El amante de la Patagonia, de Isabelle Autissier, es una novela memorable sobre la cultura yamana en los confines del nuevo mundo y la gran novela landscape sobre Argentina. Esta obra de la narrativa extranjera comienza con un viaje de Escocia a Ushuaia (Patagonia), mezcla aventura y amor en una tierra d esconocida y hace un tratamiento epico del territorio argentino y de la comunidad yamana en las costas patagonicas. Se trata del primer titulo landscape de procedencia francofona, firmado por una autora con perfil aventurero que conoce a la perfeccion esta region de Argentina. Para lectores de Sarah Lark, Elizabeth Haran, Isabel Allende e Isak Dinesen. Isabelle Autissier (Paris, 1956) es escritora y aventurera. Es celebre tanto por sus novelas como por ser la primera mujer en haber completado la vuelta al mundo en navegacion en solitario (BOC Challenge 1991). En 1998, en medio de otra travesia en solitario, Autissier naufrago y fue rescatada en el Cabo de Hornos, una experiencia extrema que no hizo mas que aumentar su interes por la Patagonia y su insolito paisaje. Autissier tambien hace expediciones regulares a la Antartida y es, ademas, presidenta de la delegacion francesa de la fundacion encargada de la preservacion del medio ambiente WWF. Ushuaia, 1880. Emily, una joven escocesa huerfana de dieciseis anos, es enviada a la Patagonia como cuidadora de los hijos del reverendo de la region en su tarea de evangelizacion del Nuevo Mundo. Emily desconoce por completo el territorio que le espera, pero rapidamente percibira la belleza salvaje de la naturaleza, el esplendor aspero de los pueblos, con sus aguas y sus bosques inmersos en un sol intenso, frio y luminoso. Emily, bella e inocente, tambien descubrira el amor con Aneki, un nativo yamana. Sera entonces cuando su vida cambie de repente y para siempre: condenada a seguir los codigos y las leyes de la civilizacion blanca, Emily se fugara con el, intentando vivir una pasion libre en medio de la feroz colonizacion de las tierras de la Patagonia. Isabelle Autissier EL AMANTE de la PATAGONIA 1 Soy Cushinjizkipa, del pais de Yeskumaala, cerca, muy cerca del fin del mundo. Soy Cushinjizkipa; keepa porque soy una mujer y cushinjiz porque naci en la bahia de los numerosos patos. Los mios me llaman Cushi, los demas me llamaron Rosy. Este nombre no quiere decir nada, pero debo responder a el. Dice el relato que uno de los padres de mis padres vio a los otros por primera vez. Un dia de cada dia, habia llovido toda la jornada y el cielo huia llevandose a Akainix, el arco iris. Saliendo de la bruma, estaba aquella inmensa ballena, tan extrana, con tres arboles plantados en el lomo. Mi pueblo tiene buena vista, puedo todavia, a mi edad, distinguir la sombra del cormoran, por la noche, en las cavidades de los acantilados. El padre de mis padres grito que veia grandes pajaros azules y rojos encaramados en todas partes. La gente se apretujaba en la playa. El animal se acerco a la ribera y dio a luz un cachorro en el que se posaron algunos pajaros. Cuando tocaron tierra, todo mi pueblo lo vio entonces. No eran pajaros, sino seres parecidos a nosotros. Andaban, tenian dos brazos, dos piernas y una cabeza, pero sus cuerpos eran casi invisibles, cubiertos de esas pieles coloreadas que les habian hecho parecer pajaros. Eran terriblemente feos, algo mas altos que nosotros pero, sobre todo, mas robustos, sin ni un apice de esa finura que forja la belleza de los cuerpos. La piel de su rostro era palida como la de los muertos y estaba devorada por unos largos pelos. Algunos tenian ojos descoloridos, casi transparentes, como los que se atribuyen a Yetaite, el maligno espiritu de la Tierra. Llevaban unos bastones, que brillaban bajo el timido sol. Akainix, el arco iris, no es un espiritu maligno, no castiga, no es signo de desgracia. Entonces, el pueblo de los hombres sintio confianza y permanecio en la playa, por curiosidad, pero tambien porque es de regla acoger a quienes trae el mar. Soy Cushinjizkipa, vivo hoy lejos de mi pais, a mas de una semana de canoa. El barco de los blancos llego antes del alba. Todo estaba tranquilo y limpido, el sol se deslizo hacia el cielo, en el eje del canal. En el bote que los desembarco habia una mujer, una desconocida. Tengo poderes, soy una yekamush, formo parte de aquellos que saben hablar con los espiritus. Entonces, vi. En lo alto de la colina, tan lejos, vi y supe que ella traia la tormenta.

  • Alma boreal de Mimmi Kass

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  • Brazos neumaticos de Rosalia Reyes

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    Mis hermanos. Mi moto. Mi club.
    Esos eran los amores de mi vida.
    Hasta que conoci a Veronica.
    Y sus curvas infernales. y ardientes.

  • El guardian de las sombras de Vidal Fernandez Solano

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    Cuando cae la noche, las sombras se aduenan del mundo y de nuestra mente. El temor atavico a la oscuridad pervive en el interior de cada uno, intacto a pesar del paso de las eras desde que el ser humano moraba en las cavernas, tras la luz de las hogueras.Tememos todo lo se oculta mas alla del velo negro: la vida despues de la muerte, el universo, las sombras que reptan dentro y fuera de nosotros.A lo largo de catorce relatos de diverso sesgo narrativo: terror, historico o ciencia ficcion, el autor explora ese territorio prohibido en los rincones del alma: la inseguridad, la incertidumbre, el miedo.Si reunes valor y te adentras en esos parajes, no olvides llevar tu propio fanal de luz.

  • Los heroes felices de Vea Kaiser

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    En un tono tragicomico irresistible y con desbordante talento para la fabulacion, Vea Kaiser despliega el abanico de peripecias que vive una familia griega desde los anos cincuenta hasta el presente.

  • Perseguir la noche de Rafael Perez Gay

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    Cancer: quiza la palabra mas impactante que podemos escuchar en la vida. Y es precisamente de lo que habla Rafael Perez Gay cuando le diagnosticaron esta enfermedad.

  • Antes de Perderte (Solteronas 3) de Amaya Evans

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    Adalind Payton estaba sentada con sus protuberantes 6 meses y medio de embarazo, comiendo pastelillos mientras su hermana Alexandra cargaba a su bebe Theo de un ano y jugaba con el. -Adam debe estar feliz con un heredero. -Oh si, lo esta. Pero el no mira esas cosas, para el habria sido lo mismo nina o nino. Solo queria ser padre. Aunque bueno…tampoco se queja de que sea un varoncito. -En todo caso, mi sobrino es muy guapo-dijo observando al nino de hermosos ojos claros, con cachetes rechonchos, que reia en brazos de su madre. – ?Y que hay de Damien? Me imagino que no ve la hora de tener a su hijo o hija en brazos. -Si fuera solo eso, me reiria de la vida. Pero desde que supo que estoy embrazada, todo le parece peligroso. Insiste en que para bajar las escaleras debe haber una criada y una doncella conmigo para ayudarme. Me ha dicho que no quiere que vaya a las caballerizas a ver a mi yegua, porque considera peligroso que pueda acercarse mucho. No se que es lo que se imagina, tal vez cree que va a patearme o algo asi, aunque tu conoces a mi yegua, tiene el caracter mas dulce -elevo su mirada al cielo-juro que si no doy a luz pronto, enloquecere. Alexandra, se echo a reir. No creas que Adam se quedaba atras. Hacia lo mismo, hasta que le hice saber que me estaba volviendo loca y eso parecio hacerlo caer en cuenta. -Le dio una mirada picara a su hermana-sin embargo es poco de lo que me quejo con el. Es muy atento y amoroso. -Me da tanto gusto, hermana. Te lo mereces, y el tambien merece ser feliz. Y aproposito de felicidad conyugal ?Has visto el rostro de Anne? Alexandra asintio-me preocupa mucho. Hace tanto tiempo no la veo reir, que hasta se me ha olvidado como se ve feliz. -Debemos hacer algo-dijo Adalind con tristeza. No es justo que ella que era la mas alegre y sonadora de las tres, haya terminado decepcionada y odiando a todos los hombres. -No es facil pasar por lo que a ella le toco. Ese desgraciado de Emerett, le hizo dano. -Pudo hacerle mucho mas, Alex-dijo Addie levantandose con trabajo del sillon- Si tu no hubieras estado aquel dia, habria sido una desgracia para ella. -Lo se, pero ya es hora de que olvide todo aquello-Alexandra fue hasta donde estaba Addie para ayudarla y miro por todos lados- ?esta cerca?-dijo susurrando. -No, creo que esta recogiendo flores en el jardin. -Bueno… ?Y que podemos hacer?-se acerco a la ventana para mirar cuando entrara su hermana. -No lo se, yo no quiero verla sola el resto de su vida, y la veo tan resignada que hasta miedo me da el asunto. -La verdad es que no permite que nadie se le acerque y tampoco da muestras de estar interesada en alguien. – !Ya se!!-Exclamo Adalind emocionada- ?Que tal si la llevo en estos dias a una feria que llego al pueblo hace poco? Alex la miro extranada- ?y eso como va a ayudarla? ?Acaso van muchos prospectos alli? Adalind rodo los ojos-por supuesto que no. Va todo tipo de personas, pero lo que nos incumbe, es que hay una gitana. Y es muy buena, en verdad. Yo fui hace dias y me dijo muchas cosas ciertas. -Ay por Dios, Adalind ?Cuando dejaras de creer en gitanas, brujas y astros? -Pues aunque tu no creas en ellos, son cosas muy ciertas-ella se molesto-ademas no tenemos nada que perder. -Bueno…eso si. Ademas no se me ocurre nada. Tal vez si le dice algo bueno de su futuro, si le habla de alguien especial, ella se entusiasme. -El problema es que no sea asi. Me preocupa que le diga que no habra nadie en su vida. – ?Y si hablas con la mujer primero? Tal vez si le pagas una buena cantidad porque diga cosas buenas, ya no nos preocuparemos si la mujer es una charlatana o si dice algo que no convenga. -No lo se…-Adalind parecia dudosa de hacer eso. -Lo pensare y te dire que resuelvo ?bueno? -Bien, pero por favor mantenme al tanto. ***** Anne estaba incomoda en aquel lugar. Su hermana habia insistido en que la acompanara a una feria porque queria comprar unos dulces que solo vendian alli. Ella no era tonta y sabia que algo tramaba Adalind, pero tambien era cierto que con el embarazo se le habia despertado el gusto por los dulces y no queria negarle nada. -Mira-senalo una carreta-es por ahi. – ?Alli venden los dulces? -Si…alli es donde los venden. -parecia nerviosa y cuando llegaron una mujer las hizo pasar. Anne miro furiosa a su hermana-este fue tu plan todo el tiempo ?verdad? Adalind la miro avergonzada-hermana, por favor. Ya hemos venido hasta aqui, y yo tengo muchas ganas de que ella te adivine el futuro. La mujer las miraba como aburrida. -No me gustan estas cosas, nunca he creido en ellas-dijo molesta. -Entonces nina, no tienes nada que perder-comento la anciana. ?Que dano te puede hacer que te diga cosas en las que no vas a creer? -Milady, por favor, vaya. -Dijo su doncella con entusiasmo-le aseguro que la mujer es buena. Yo tambien me lei la fortuna con ella y me hablo de cosas que no tenia como saber. -Otra pobre alma que cree en esas cosas-miro a su hermana Adalind con reproche porque sabia que de seguro, ella tenia mucho que ver en eso. – ?Anne entraras o no?-insistio su hermana, vendo como la mujer pasaba de cara de aburrimiento a desespero. -Esta bien, pero he de aclarar que no comparto estas ideas tuyas. -Ya me lo has dejado muy claro, querida. Anne entro a la tienda de la gitana y cuando estuvo alli, vio que dicha tienda estaba construida como una extension del carromato de la mujer. De esa manera era muy facil desarmarla cuando ya se fueran. -Sientate, muchacha. Anne tomo asiento en la pequena silla de madera frente a una mesa, que tenia una bola de cristal. – ?como te llamas? -Lady Anne Payton -Muy bien, lady Anne. Quiero que mires fijamente esta bola de cristal y coloques una mano sobre la mia, solo un momento. Anne tomo la mano que la mujer le ofrecia y miro la esfera de cristal que para ella no mostraba nada. La mujer en cambio la veia como si mil cosas distintas pasaran por ella. Veo que buscas el amor. -Oh no, yo… -Silencio-la mujer la mando a callar de forma inmediata. -No trates de negarlo. Quieres tener un amor, pero te han herido y ahora temes que eso vuelva a suceder. Sin embargo…veo en tu futuro que llega un hombre muy apuesto. Anne quiso echarse a reir. Seguramente era lo que decia a todo el mundo, o por lo menos a muchachas incautas. -Veo que no me crees. Pero te digo que pronto habra luna llena y cuando esta pase, los astros se alinearan de manera perfecta para que tu puedas encontrarte con tu destino. Te acordaras de mi cuando tengas al amor frente a ti. El es un caballero gentil, de buen humor a pesar de que su vida no ha sido facil. Es trabajador y debido a eso tiene una gran fortuna. Anne la miro horrorizada- ?Oh por Dios, el hombre trabaja? – ?Y eso que tiene de malo? Pues que si trabaja sencillamente no puede ser un noble. – ?Y eso te importa mucho?-los ojos negros como la noche de la mujer, la observaron de una forma extrana.

  • Secretos de placer de Elena Montagud

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    Melissa y Hector han decidido contraer matrimonio, pero a veces la vida depara algunas sorpresas... y no todas son bonitos regalos de boda. Hector ama a Melissa con todas sus fuerzas y, precisamente por eso, sabe que hay cosas de su pasado que no puede contarle. Melissa sabe que hay sombras en la vida de Hector que nunca se han disipado del todo. Ahora esta decidida a hacer lo que sea para protegerlo de ellas. Incluso traicionarlo.

  • Corredora del Desierto de Dawn Chapman

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    Acompana a Maddie Vies en su peligrosa aventura a traves del desierto de Maicreol. En plena temporada de cria del tromoal, la corredora contara con la ayuda de su fiel vehiculo Hog para cruzar sus peligrosos territorios de caza. Y no lo hara sola. Tendra que aprender a dejar de lado sus instintos y confiar en un visitante, Alex, que cumple un papel fundamental para poder cumplir con su mision. Juntos atravesaran el caluroso desierto para llegar a Port Troli y entregar un importante paquete, ademas de informacion muy valiosa para la politica de las ciudades.

  • Oido atento a los pajaros de Luis Goytisolo

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    Oido atento a los pajaros es una sugerente novela en la que Luis Goytisolo despliega su interes por los rasgos formales del relato y la evanescente frontera entre la verdad y la fabula.

  • Besame, tocame, hazme tuya de Bianca De Santis

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    Habia terminado, por fin, la cuenta regresiva de esos meses, esas semanas que parecian infinitas, cada uno de sus dias, sus minutos y todos los segundos. La espera de tantas semanas, dieciseis en total, y que parecia interminable al principio, culmino rapidamente. Eva tenia muchas ganas de ir al bano para vaciar su vejiga. Ademas, una joven enfermera con manos agiles hacia delicados movimientos para aplicar esa sustancia fria por su vientre, que aun no mostraba senales de abultamiento. Quiso reclinarse en su comoda silla para calmar su cuerpo, pero le costo mucho. Ella no dejaba de ver a Bruno. Su expresion, que generalmente era de profunda calma, se habia convertido en un ceno fruncido y una mirada molesta. Su mirada profunda como el mar mostraba en ese momento un terrible nerviosismo y una gran ansiedad. Si bien los dos querian estar alli para presenciar el ecosonograma que habian planificado hacer al cumplir los cuatro meses de embarazo, a Bruno la idea de ir a la ciudad no le parecia precisamente agradable. A el, evidentemente, no le gustaba estar en ese lugar. Habian solicitado un turno a primera hora, por lo que aguardaron alli y utilizaron el tiempo disponible para comprar comestibles. Sabian que era necesario, pues su jardin no estaba dando frutos debido a la fuerte temporada de lluvia. No tenian nada que comer, e Eva debia mantener una alimentacion basada en verduras y frutas frescas. Eva era consciente de que pronto tendria que usar ropa mas amplia, aunque todavia su estomago no habia crecido. No le gustaba ir de compras, pero le harian faltas vestidos con tallas mas grandes que las diminutas blusas que solia usar. Aunque Bruno no era partidario de salir, intento mostrar alegria cuando la acompano al centro comercial. Tambien querian comprar cosas para el nino. A el no le gustaba mucho salir a adquirir esos atuendos. Odiaba hacerlo, de hecho. --Perfecto. Por favor, reclinate para ver tu pancita --le pidio la enfermera con una sonrisa amplia a Eva. Eva se enfoco en el momento y el lugar. Abandono los pensamientos de las compras. Tomo aire y trato de no sentir dolor por el tamano de su vejiga. En ese momento creia que tomar tanto liquido antes de acudir para realizarse ese examen no era precisamente una buena idea. No queria que sus piernas quedaran en una posicion poco confortable. Balanceo su cuerpo para sentirse mas comoda. Cuando movio la parte inferior de su cuerpo, sintio que finalmente el deseo de vaciar la vejiga, asi como el los alaridos de dolor y la tension en su cuerpo finalmente terminaban. Era una chica con cabello negro, unos ojos color miel y un rostro perfectamente maquillado. Aunque aparentaba tener unos dieciocho anos, Eva era consciente de que eso no podia suceder. Sabia que solo podria haberse graduado en la universidad tras cuatro o cinco anos de estudios. -- Habia olvidado decirlo. Mi nombre es Ana --dijo con calma la enfermera para presentarse. Lo mas importante era que la habia tratado muy bien. No le agradaba para nada la idea de que una persona desconocida la tocara. Ademas, no le hubiera gustado tener que lidiar con una enfermera arrogante o que moviera su cuerpo con molestia para aplicarle alguna inyeccion. Le enfadaban incluso las visitas medicas de su nuevo doctor familiar. Tuvo que ir sola a la primera, ya que Bruno no quiso ir en esa oportunidad a la ciudad. Cuando noto que podia estar enferma, decidio comenzar a acompanarla, pero siempre tenia ganas de salir corriendo de alli y volver a su pequena cabana. No tenian mucho tiempo juntos y el pasado hasta ese momento era un tema tabu. Por eso, Eva no sabia por que Bruno sentia incomodo alli. Se preguntaba si tendria esa sensacion solamente con Alto Prado o todas las ciudades a las que fuese. Si le preguntaba al respecto, seguramente el no querria responder, porque estarian entrando en un terreno pantanoso para el. Si bien el no se negaba a responder sus preguntas ni a conversar, ese tema simplemente no le gustaba. No hablaba para nada sobre ello. Mas bien eludia el tema y llevaba la charla a otro asunto con el que se sintiera mas comodo. Tambien la distraia preguntandole a ella cosas sobre su pasado. Asi que Eva todo el tiempo debia contestar interrogantes sobre su vida y no podia recordar como la conversacion llego hasta alli. Y cuando Bruno notaba que las cosas no llegaban a ese punto, tomaba el camino seguro y empezaba a hablar del nino que tendrian. Si. Le costaba imaginar que en su propio cuerpo ya habia otro ser creciendo. Iban a tener un nino. Aunque no habia sentido los movimientos de la criatura, seria el nino de ella y Bruno. Ademas, era impresionante que el fuese el padre y estuviese con ella. --Voy a medir algunos indices y comprobar que todo este en orden. Es parte de la rutina. No tienes que preocuparte en caso de que no responda tus inquietudes de inmediato. He tenido a muchas pacientes que empiezan a sentirse nerviosas porque creen que estoy observando alguna anormalidad, pero eso no suele suceder. --Ana hablaba con una voz tan suave y mostraba una expresion tan calmada que, aun cuando la sala de examenes tenia todas las luces apagadas, Eva podia calmarse. Asintio con su cabeza tras escuchar a la enfermera y se concentro en el rostro de Bruno. Siempre que el llegaba a sus pensamientos, ella sentia que su pecho latia. Le parecia un hombre muy apuesto. De hecho, estaba convencida de que era el mas hermoso en la ciudad, el estado, el pais y el planeta. Pasar todos los dias con el le parecia una de las mejores cosas que podia hacer en la vida. Disfrutar su aroma en las mananas y jugar con sus cabellos... Bruno habia vuelto a la ciudad. Lo habia hecho por Eva. La encontro en la casa de ese sujeto, Andres, la defendio de el y regresaron juntos a su casa en la entrada del bosque, esa calida cabana… Y empezo a sentir esa sensacion tan poderos que no encontraba palabras para describirla. Le parecia que era una emocion intensa que nacia en lo mas profundo de su ser. Era una mezcla de calma, armonia, alegria por la presencia de Eva, fe en su relacion y felicidad. Eva lo amaba profundamente. Lo habia amado incluso antes de que el se marchara de Alto Prado. Se habia mudado, con ella, y habia logrado que ese amor creciera. Ahora era mas poderoso y en solo un dia le habia permitido darse cuenta de que valia la pena estar con el. El movio su cara lentamente al notar que los ojos de Eva estaban fijos en el. Los dos estaban ansiosos. Le mostro una tierna sonrisa y cruzo sus manos, mostrando el nerviosismo que sentia. Estaban muy emocionados porque verian por primera vez a su bebe. Los dos veian como la enfermera giraba un pequeno y frio aparato alrededor del estomago de Eva. Lo llevaba por todo el vientre y se detenia para presionar en algunas partes. Veia el monitor de la computadora, escribia algunos apuntes y luego volvia a ver el aparato. El examen estaba copando toda su atencion, por lo que ni Eva ni Bruno querian hacer algun comentario que la desconcentrara. Intentaron calmarse, aunque les costaba. --?Les gustaria saber el sexo del bebe o preferirian esperar? --pregunto Ana. Despues de un rato, alzo sus ojos y dejo de mover sus manos. A Eva le parecia que su boca estaba trabada y todas las palabras estaban sujetas a su garganta. Ademas, la ansiedad en su pecho crecia mas y mas. Habia esperado ese momento por semanas, con mucha ansiedad, pero ahora no sabia que decir. Bruno llevo su mano y la puso sobre su rodilla. La posicion mostraba lo incomodo que se sentia estando sentado alli. Ese tipo de sillas eran habituales en las salas de espera o los consultorios, pero no eran precisamente confortables. --De hecho, nos gustaria saberlo ahora --le dijo con calma--. ?Podria decirnos, por favor? --Si, por favor --dijo Eva despues de unos segundos--. Tambien me gustaria saber. Ana escucho y sonrio alegremente. --De acuerdo. Entonces movere el monitor. Asi podran ver a su hijo e incluso podrian darse cuenta del sexo sin que yo se los diga. --Movio la gran pantalla y esta quedo frente a ellos. Eva solto un suspiro mientras Bruno se movia. Puso su mano sobre la de ella y se sintio tranquila, apoyada, amada. Ella la tomo con algo de fuerza y Bruno le correspondio con otro apreton, tambien suave. El momento era tan maravilloso que Eva no pudo contener el llanto. En su pecho habia miles de nudos causados por la alegria. Luego ambos pudieron apreciar una figura. Era la de un rostro. Ana deslizo el aparato sobre el estomago de Eva. Entonces pudieron ver el resto de su anatomia. Manos, piernas, rodillas y pies. Eva evitaba ver la cara de Bruno. Sabia que, si se encontraba con su cara en ese momento, no podria controlarse. El era un hombre apuesto, con una gran presencia, una fuerte musculatura y un espiritu independiente. Sentia que el habia estado bien cuando estuvo soltero, en una cabana alejada de la ciudad. Y ahora, estaba impresionado por lo que veia. Eva habia pensado que los cambios de humor eran solo un chiste, que las mujeres no pasaban por eso. Pero ahora que lo vivia, entendia que era totalmente cierto. Las emociones eran muy fuertes. De un momento a otro su animo se alteraba terriblemente. Estaba alegre y relajada, y violentamente se convertia en una mujer molesta e insatisfecha. El embarazo habia causado tantos cambios en Eva que ahora no podia controlar sus emociones. Pudo ver que tendria la misma nariz alargada de Bruno. --Vaya --dijo mientras soltaba un suspiro. Estaba en shock. Ana llevaba el aparato por la parte derecha de su pancita. La carita del bebe aparecia de nuevo en el monitor. --?No es increible que podamos ver tantos detalles aun cuando falta tanto para el parto? --Es maravilloso todo lo que podemos descubrir. Contamos con una tecnologia muy avanzada --agrego Ana--. ?Puedes adivinar el sexo de la criatura? La sonrisa gigante en su estupenda cara demostraba lo feliz y satisfecho que se sentia. --Creo que ya se que tendremos --dijo Bruno al aproximarse--. Sera varon. Su voz revelaba que sentia una emocion inusual para estos casos. --!Exacto! --dijo Ana. Ambos Sabian que estaba acostumbrada a ver bebes todos los dias, pero igualmente se veia alegre delante de ellos. Se sintieron contentos por ver que Ana transmitia felicidad y rebosaba de optimismo. Eva intuyo que se sentiria feliz si tuviera a una chica como Eva como amiga. Era calida y agradable. Pero recordo que vivia lejos de Alto Prado. Entonces su pecho se estremecio de dolor. Se sintio sola una vez mas. Si, amaba a Bruno. Lo amaba profundamente. Pero le hacian falta sus amistades. Queria hacer nuevos amigos tambien. En su caso era complicado, porque estaba a unos cuarenta minutos de distancia de la ciudad. Aunque la lejania no era la unica razon. Habia perdido el contacto con todos sus allegados y queria retomarlo. Se habia alejado de todos ellos despues de comenzar su relacion con Andres. Cuando recordo a su familia, la agitacion en su pecho fue tan poderosa que creyo que no podria aguantarla por mucho tiempo. Con ellos tambien habia perdido el contacto.

  • Amor a la italiana de Amy Meyer

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    Claire es la hija de un magnate entregado a su trabajo que consiste en gestionar sus restaurantes por todo el mundo. Como cualquier hija de millonario ha vivido siempre una vida frivola y superficial, ha asistido a fiestas y su maxima preocupacion es la marca de los proximos zapatos que se va a comprar.
    Su padre quiere acabar con esta vida de nina bien y le exige que haga algo para ganarse el pan que come, asi que decide enviarla a Italia con uno de los mejores chef del mundo.
    Claire viaja alla sin demasiado convencimiento con la idea de cumplir con su padre pero sin demasiado estimulo de conocimiento. Una vez alli empieza a descubrir otra realidad, no solo se apasiona con los ingredientes de cada comida y su origen, tambien se apasiona con Romeo, un chico que parece de todo menos un chef pero con el que descubrira otra realidad que se vera amenazada por el crimen de uno de los alumnos de la escuela de cocina.

  • Cerebro de pan de David Perlmutter

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    La devastadora verdad sobre los efectos del trigo, el azucar y los carbohidratos en el cerebro (y un plan de 30 dias para remediarlo).

  • El informe Ahnenerbe, Santi Baro de Santi Baro

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    Diez anos despues de la publicacion de El informe Ahnenerbe, de Marcos Clos, un nino sin identidad, que vive escondido junto a sus padres durante nueve anos en un piso de Barcelona, desaparece en extranas circunstancias, tan extranas como su propia vida. Nagore, la profesora privada que se encarga de su educacion, sera quien descubra la verdad tanto de su desaparicion como, mas tarde, de la de sus padres. Todas las pistas la conducen precisamente hacia Marcos. Con el de aliado, revivira las mismas escenas que el autor diez anos atras en una busqueda que, sin ellos pretenderlo, les hara descubrir el verdadero tesoro que Hitler buscaba en el corazon de la montana de Montserrat.

  • El numero Infinito de Karol Scandiu

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    HAY VEINTISIETE pasos desde la biblioteca hasta la habitacion de mis padres. Veintisiete pasos. Hace cuatro dias tarde tres minutos en alcanzar el quicio de la puerta antes de caer inconsciente frente a sus cuerpos sin vida. Mi padre todavia sostenia la pistola. Mi madre estaba en una posicion antinatural; su cabeza colgaba flacida por el lateral de la cama de matrimonio, sus ojos fijos y vidriosos en algun punto mas alla del pasillo detras de mi. Todavia me pregunto que si en lugar de tres hubiese tardado dos minutos podria haberme despedido de ellos. Y eso no me consuela. Ni un poco. Me seco las lagrimas en las hombreras de la chaqueta de mi traje negro al oir la puerta abrirse. Pienso en que seria mas facil hacerlo con las manos, pero se --soy muy consciente-- de que estoy esposada. Y no necesito una humillacion mas frente a nadie, menos todavia la de limpiarme la cara con las pulseras oficiales del Estado de California. Alexander Cristol se sienta frente a mi. Su primera palabra es una mezcla de disgusto con algo reseco en la garganta que no podria repetir. Es un buen hombre, se acerca a los sesenta, sus canas y las finas lineas de desaprobacion continua que le rodean los ojos le delatan. --Doce --susurro. El levanta la cabeza y yo le aguanto la mirada. No pienso llorar. --?Tantas? --Si. Tantas --contesto, y el esboza una especie de sonrisa medio ladeada. Si mis labios pudieran llorar, seguro lo harian por mis ojos. --La cosa esta muy complicada, Alice, no te voy a enganar. --Sus ojos se pasean de los mios a su carpeta negra, cerrada frente a el sobre la mesa. --Trece. --Puedes ser muy irritante cuando te lo propones, ?lo sabes, verdad? --Cuando me lo propongo. El sonrie un poco, pero la sonrisa no le llega a los ojos. --Te conozco desde que eras una enana mocosa corriendo por el patio mientras haciamos barbacoa --empieza a hablar. La conversacion me incomoda mas alla de lo que puedo expresar con palabras, y al fin rompo contacto visual, dirigiendo mi ojos hacia mis munecas amoratadas--. Tu padre solia decir que naciste con la tabla del cinco debajo del brazo. Ya entonces te pasabas horas en la pizarra, sumando y restando… --Senor Cristol, por favor… --Lo siento. --El letrado carraspea, se ve que intenta con todas sus fuerzas recomponerse. Intento evocar algun recuerdo que no incluya sangre o dolor. Los hay, a docenas, estoy segura de que si me pongo a contarlos perderia la cuenta. Pero ahora mismo no puedo; lo unico que veo es a mis padres muertos, son una imagen fija en mis retinas cada vez que cierro los ojos. Alexander no solo es el abogado de la familia, sino, que es casi un hermano para mi padre… lo era. El y su esposa Marie iban a casa a cada dos fines de semana a pasar la tarde, a veces en ocasiones se quedaban a dormir en la habitacion de invitados. No tenian hijos, pero solian decir que no les hacia falta, que nos tenian a Tommy y a mi. Oh, Tommy… no, definitivamente hoy no es buen dia para evocar recuerdos de nada en absoluto. --Catorce --resoplo y me dejo caer un poco en la silla. Mi espalda me esta matando, la herida de mi pierna late y quema a la par. Necesito un analgesico con urgencia, y a juzgar por la cara de Alexander no estamos ni cerca de irnos a casa. O de vuelta a la comisaria. --A tu madre le volvias loca con eso de contar. --Vuelve a sonreir un poco, y entonces abre su maletin sacando papeles al azar, aunque si se lo pregunto dira que sabe exactamente lo que hace. Lo unico que intenta es ganar tiempo, le conozco demasiado bien. Y ahora ya van quince. --No le gustaba porque no le apetecia que le prestaran atencion todo el tiempo. Ella preferia leer y pasar desapercibida. Le resultaba mas facil asi perderse en su mundo. No me doy cuenta de lo mucho que hablo hasta que mis palabras se cortan por un sollozo que no reconozco como mio. --Lo se, Alice, lo se… --El abogado esta a mi lado, me rodea con los brazos. El contacto fisico nunca ha sido una de mis cosas favoritas, consta decir que tengo pocas, pero en esta ocasion me dejo. Imagino que es mi padre. Hace cuatro dias que no lo abrazo. Y nunca volvere a hacerlo. --Podria decir que van dieciseis, pero estoy cansada de prolongar esto --hablo mientras me aparto con todo el tacto que puedo--. Asi que dime de una vez: ?cuanto piden? El letrado se aleja de mi, se sienta en la silla al otro lado de la mesa y vuelve a suspirar. Una vez mas que intenta prolongar el momento sin decirme lo que sabe. Van diecisiete. --Dos anos. Podras salir por buen comportamiento en quince meses, puede que doce. El juez quiere sentar un precedente, ya sabes que esta a favor de la lucha de los moralistas en contra de las armas, eso le serviria para poder sentar catedra sobre el tema… El mundo se retuerce a mi alrededor. Todo se vuelve borroso y lejano. Intento pensar en que estoy sentada, que no me caere, pero la silla tiembla, todo lo hace. Las sacudidas empiezan en el centro de mi pecho y se esparce como culebras por mis extremidades. Me falta el aire, se que tengo que hacer, mi propia voz me dice que baje la cabeza y la meta entre las rodillas, que respire despacio, pero no puedo. Nada va despacio, todo corre y se zarandea. --No era un arma --llego a resollar, apenas escucho mi propia voz--. !Ni siquiera era una puta arma! Y acabo de gritar tan alto que dos agentes invaden la habitacion. --Tranquilos, va todo bien --indica el abogado, y los hombres uniformados salen despacio, sin apartar la vista de mi. Estoy sentada con la cabeza agachada, la cara empapada, seguro moqueo, y no pienso dejar que nadie me haga sentir mas humillada todavia: --?Quereis una foto? --Escupo entre dientes. Cuando la puerta se cierra mi abogado tira de la silla y se sienta frente a mi. --Se que no era un arma de fuego, no la que tu usaste al menos; pero sabes que la fiscalia esta empenada en juzgarte por asesinato porque el chaval era menor de edad y tu padre tenia el arma y la disparo… --!Al puto techo mientras moria! --Chillo y no se si logro hacerme entender. Las palabras salen atropelladas, dolidas. --Lo se. Pero disparo, y tras la autopsia se ha confirmado que el menor estaba bajo los efectos de estupefacientes; se estan empenando en que no controlaba sus actos y que se asusto… --Y es el sobrino del puto alcalde. --Levanto la cabeza, la barbilla en alto, y se que si el abogado se aleja de forma instintiva es porque el odio que siento en este instante se puede ver en mis ojos. --Si. Y es el sobrino del alcalde. --Y tiene ocho abogados --sigo hablando, una vez mas, mantengo la vista fija en la suya--. Y entro en mi casa en medio de la noche, disparo a mi padre porque se desperto y a mi madre por estar alli, y luego tuvo tiempo de ir a la biblioteca a por lo que fuera que estuviera buscando, logro dispararme en la pierna, y si no fuera porque agarre el maldito abrecartas y forcejee con el acabando por clavarselo en el estomago, me hubiera matado a mi tambien. Pero todo eso no tiene importancia, ?a que no, letrado? La fiscalia considera que estaba demasiado colocado como para saber lo que hacia. Alexander Cristol parece marearse. Creo que de no estar sentado se habria caido. Sus ojos se anegan, pero traga el nudo y las lagrimas sin permitirse llorar. Se que cuando salga de aqui y llegue a su casa se derrumbara en el regazo de su esposa Marie y llorara a su amigo. Lo se. Y eso me parte el alma de por si destrozada. --Ojala pudieras hablar frente al jurado --murmura negando con la cabeza. --!Lo hare! --Casi grito--. Deja que hable yo. Deja que… --No puedo y lo sabes, Alice. --El hombre se acerca mas y me coge de la mano--. Alice, pelirroja y llena de vida como el fuego de tu melena --bromea, las mismas palabras que mi padre solia decir cuando me pillaba en alguna trastada. Llaman a la puerta y Alexander se levanta, regresando a su sitio en la mesa mientras indica que pueden pasar. Intento aprovechar este momento para recomponerme un poco, cierro los ojos e inspiro profundamente, hasta que un dolor agudo y punzante me cruza el costado derecho. Gimo en voz baja y me llevo las manos esposadas a la zona. Mi higado se siente ignorado y quiere formar parte del momento. --?Estas bien, Alice? ?Alice? Miro al frente y veo que el abogado esta parado en la puerta, presto a salir. A su lado un joven becario sujeta el pomo y me mira con miedo. Me entran ganas de hacer un movimiento brusco mientras pongo cara de loca. Seguro que el chico se mea encima. Pero este pensamiento solo me dura un segundo; mi higado vuelve a recordarme con otra punzada que no es momento de sacar mi lado mas adorable. --El fiscal ha solicitado hablar conmigo, volvere enseguida --indica y se vuelve del todo hacia mi. Su entrecejo se frunce aun mas, creando un surco profundo que casi une sus cejas tupidas--. ?Te encuentras bien? ?Quieres que llame al medico? Podemos… --No necesito medicos ahora mismo… gracias. --Volvere enseguida, ?de acuerdo? Miro como el abogado sale, y justo cuando el muchacho trajeado va a cerrar la puerta le guino un ojo y le digo adios con la mano, sacudiendo las esposas para que hagan ruido. El chico cierra de un portazo. Intento reirme pero el dolor no me deja. Nada me deja hacerlo. Miro el reloj en la pared. La luz del sol se cuela por las brechas de la persiana, convirtiendo el revestimiento de madera que me rodea en una especia de cebra color caoba. Las 11:45. Me estremezco. La vista de hoy esta marcada para las 12:30. El que la oficina del fiscal quiera hablar con mi abogado por segunda vez y cuando queda tan poco tiempo solo puede significar dos cosas: algo muy malo o algo peor. Me recuesto en la silla e intento pensar en mis padres, una vez mas lucho por traer a mi memoria un recuerdo diferente a los que me azotan los ultimos dias, y veo a mi padre sentado en la mecedora del patio mientras me regana entre risas por ponerme perdida de tierra. Me acaricia la coronilla y entona su retahila predilecta: <>. Tengo siete anos y me rio con ganas. Hay barro por todas partes, y mi madre --mas enfadada que el-- me desnuda dentro de la banera; me miro la cara en el espejo y me parece gracioso el contraste de las gotas de barro con mis pecas. Mi madre sonrie, las mismas pequitas oscuras le salpican la nariz y los pomulos aqui y alla, su pelo rojizo esta atado en un mono desenfadado, y sus delicados dedos me hacen cosquillas en los sobacos mientras la banera se llena del todo. Entonces, sumergida en ese recuerdo, el mejor desde hacia una eternidad, el aroma del jabon de miel me invade los sentidos: el olor de mama. Ella siempre usaba el mismo, ella olia a miel y flores, dulce, desprotegida… y la veo tirada en su cama, su cuello torcido, su cara fria luchando con un grito que se quedo estancado en su garganta, y recuerdo a mi hermano, su pelo moreno y brillante como el de mi padre, sus ojos verdes y grandes, su vitalidad, su fuerza, y le veo muerto como ellos, aunque el esta en un ataud, vestido con un traje demasiado fino para su gusto; a sus pies estan mis padres, pero no le lloran como lo hicieran hace cinco anos cuando nos dejaba, ahora estan en pijama, empapados de sangre, y me miran como si fuera mi culpa que todos estuvieran muertos, como si me juzgaran por seguir con vida. Me despierto con un golpe seco contra el cristal. Me quede dormida sin darme cuenta. Una paloma atontada por el choque contra la ventana arrulla y echa a volar. Ojala pudiera hacerlo tambien. Pero se que la libertad esta muy lejos de mi alcance en estos momentos. Vuelvo a mirar el reloj: las 13:16. Joder. Seguro que no sera una mala noticia, sera la peor. Llevo dias sin apenas pegar ojo y se que en cuanto me descuide volvere a quedarme dormida. Me esfuerzo por no hacerlo y me recuesto un poco en la silla, intentando mantener el recuerdo de mis padres con vida en mi memoria. Si lo pienso con frialdad, sea cual sea la noticia que traera mi abogado, no sera peor de lo que ya estoy pasando. Mi familia no esta, nunca volveran. Que mas da adonde vaya cuando salga de aqui.

  • Un rincon llamado hogar de Isabella Marin

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    Lo dejo plantado en su baile de graduacion. Anos mas tarde, cuando toda su vida empieza a desmoronarse, Zooey regresa a casa y sus caminos se cruzan de nuevo. ?Sigue siendo T.J. el mismo chico enamorado de ella, o la vida le ha hecho cambiar? ?Y que es lo que siente Zooey exactamente por el?

  • No Me Odies, Quiereme de Ale Pena

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    Cuando Alonzo se enamoro, le rompieron el corazon y desde ese
    momento se cubrio con una armadura para que ninguna mujer pueda llegar a lo mas profundo de su alma.
    Ahora solo trata de seguir adelante, sin embargo, la vida parece querer cobrarle algo que hizo en vidas pasadas, aunque no se trata de lo que hizo, sino de lo que tiene que hacer para que el y su hijo puedan ser felices.
    Pero las cosas no suelen ser como parecen y Alonzo nunca imagino que la mujer que conocio en la biblioteca y le regalo una sonrisa pueda ser la misma que tenga solucion a sus problemas, aun asi, su reticencia no lo deja confiar al 100%.
    ?Sera posible que de alguna manera vuelva a confiar en el sexo opuesto y junto a su hijo encuentren una oportunidad de ser feliz?

  • La dama y los agentes de Veronica Lowry

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    Un hombre ideal en retazos; repartido en muchos hombres. Esta el Dandi, un irremediable seductor; el Monje, melancolico e inteligente; Sonrisas, pura simpatia; Punos, rudo y corpulento. Y entre todos ellos, la dama buscara componer un unico hombre. Aunque antes, deba, por supuesto, conocerse como mujer.

  • Eden 1 de J. Sharpe

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    Los angeles estan entre nosotros; lo se. Hay uno atrapado dentro de mi. Pero la imagen que ustedes tienen de esos “ayudantes de Dios” esta equivocada, se los garantizo. Son todos unos idiotas maniaticos.

  • Una heredera obstinada (Las elegidas 2) de Laura A. Lopez

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    Melissa Ross, hija de uno de los magnates burgueses mas influyentes de Londres, opto por convertirse en religiosa, debido a que no encontro ningun pretendiente que deseara desposarla. La llamaban el desperdicio, pues su gran dote que se perderia por falta de un esposo. Sin embargo, Melissa no esperaba que la invitaran al compromiso de su hermana menor, era un hecho que no deseaba ir y muy a su pesar tuvo que hacerlo, tan solo para que su vida diera un estrepitoso vuelco.
    Thomas Sackville marques de Dorset invitado a la fiesta de compromiso, era uno de los incansables solteros de Londres, aunque resulto victima de una de las caprichosas damas casaderas. Un mal plan, una buena samaritana y un matrimonio indeseado serian los resultados de aquella invitacion.

  • La Trinidad de Rafaela Asuncion

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    Una historia de amores y de batallas de dos mujeres que aman al mismo hombre. Tres historias que se juntan no para formar un trio entre sabanas sino para mostrar tres formas de amar. Una trinidad del amor que todo lo puede y que quien lo lucha lo merece.

  • La musa (Novela), Jessie Burton de Jessie Burton

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  • El lince y el clavel (Destinos en la tormenta 2) de Zahara C. Ordonez

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    Galicia, marzo de 1846 De todas las cosas que pense que tendria que hacer en la vida, ver casarse a la mujer que amaba no era una de ellas. Dicen que el ser humano ha sido creado para ser resiliente y soportar los envites del destino, por duros que estos sean, pero estoy seguro de que cuando dicen eso olvidan los que te da el amor. El amor golpea casi tan fuerte como la muerte. De hecho, si hiciera caso a algunos poetas, ambos vendrian de la mano. En el pulso que el amor y yo habiamos jugado, sali perdiendo. Herido de gravedad, me habia retirado. Lo habia hecho porque amar es desear la felicidad del otro, y su felicidad no estaba conmigo. He oido que el tiempo cura las heridas; sin embargo, lo que no me dijeron es que, cuando algo duele, el tiempo cobra proporciones de infinito. Querria decir que el dolor habia quedado atras; hablar de el en pasado; decir que el corazon ya no me quemaba cuando pensaba en ella; que su nombre se habia diluido en mi memoria como gotas de lluvia en un charco. Querria decir que ya no la amaba. Que no me importaba que sus labios besasen los de otro. Podria decirlo, pero mentiria. Mentiria del mismo modo que le habia mentido a ella al decirle que entendia que lo amase a el; que sin ella en mis brazos iba a poder seguir respirando. Mentiria del mismo modo que menti al tenerla de nuevo frente a mi, mientras ella me miraba con esa sonrisa que era para mi el mismo cielo, y pronunciaba un <> con sus labios de miel. Esos labios en los que habia imaginado mis besos. Besos que habian emprendido el vuelo para no regresar jamas. <>, quise responder. <>. Quiza debi decirle eso la ultima vez que nos vimos, mas elegi su felicidad por encima de la mia y ya no habia marcha atras. Ahora tenia que seguir mintiendo. --Si, Victoria. Estoy bien. --Sonrei, aunque por dentro me estuviera quebrando. Aunque mi corazon no fuera ya mas que un cristal roto en cientos de esquirlas--. ?Y tu? ?Como estas? Ella se acerco despacio a mi. En aquel jardin prenado de hortensias y altos arboles de hojas verdes, con su blanco vestido de novia, se me antojo una de esas ninfas de los cuentos que mi madre me solia narrar cuando era pequeno. --Bien. Estoy bien --dijo, y extendio sus manos para coger las mias--. ?Por que no estas en el banquete con el resto? Victoria y Elias habian querido casarse en aquel lugar del fin del mundo, y despues de una sencilla ceremonia en la iglesia, nos habian hospedado en un pazo senorial propiedad de unos amigos de los Vergara, donde habian celebrado un banquete en los jardines. Aunque el dia habia amanecido gris, la lluvia habia dado algo de tregua y el sol hizo acto de presencia, jugando a esconderse entre los nubarrones que surcaban el cielo. Sus formas se pintaban sobre la hierba, y sobre la bella e imponente construccion de granito que se alzaba entre ellos y que imitaba a los viejos castillos de epoca medieval, con tres torres cuadradas y almenadas de distintas alturas. En contraste con su aspecto fortificado, las ventanas estaban formadas por una triple arcada apoyada en columnas esbeltas con capiteles corintios y adornadas con hermosas vidrieras emplomadas. La hiedra trepaba por la fachada dibujando caprichosas formas y dandole verdor a la piedra. --Solo estaba paseando --me excuse, tomando sus manos, tan calidas como las recordaba--. Necesitaba un poco de aire. Me miro con gesto comprensivo. --?Demasiada gente? --Demasiada gente y... Agache la vista y la clave en el suelo. No quise terminar la frase para no molestarla, pero la verdad es que me sentia como un bicho raro rodeado de tanto senoritingo. A pesar de lo precipitado de la boda, a esta habia acudido lo mejor de la sociedad de varias capitales espanolas y tambien del extranjero. Gente que tenia una decena de apellidos, algunos impronunciables, asi como todos los socios comerciales de Rafael, el hermano de Victoria. Me sentia perdido entre conversaciones que no comprendia y todas se me antojaban terriblemente insustanciales. Ni siquiera la compania de Lily y Bernardo, que a ratos hablaban conmigo, a ratos con el resto de comensales de nuestra mesa, me hizo menos dificil el trago. Si mi madre o mi hermana hubieran estado alli, al menos habria tenido a alguien con quien hablar, pero mi madre no queria dejar la venta sola, y Gabriela aun no se encontraba con animos como para emprender aventura alguna y menos aun si esta tenia que ver con el enlace de Elias. Aunque se habian separado de forma amistosa y de mutuo acuerdo, los sentimientos pueden ser traicioneros. Y yo… yo debi quedarme en Madrid estudiando, y no acudir a esa boda que me rompia en mil pedazos. Sin embargo, tras mas de cuatro meses sin ver a Victoria, las ganas de estar con ella pudieron mas que cualquier otro juicio emitido por mi razon, esa que parecia abandonarme cada vez que me hallaba frente a ella. Que estupido habia sido al decir que si cuando recibi la carta en la que me invitaba al enlace. Yo ya no sabia si la estupidez me era inherente o el amor me habia vuelto imbecil, pero acepte estar alli y ahora tenia que tragar saliva, aunque tuviera la garganta llena de sangre por las palabras que querria decirle y que iban alli a morir sin llegar jamas a mis labios. --Ya se que no estas comodo --dijo ella con voz triste--. Quiza no debi pedirte que vinieras. Levante la vista, negue con la cabeza y me force a sonreir. --De verdad. No te preocupes por mi. Hoy es tu gran dia. --Alce una de mis manos y la apoye en su mejilla. Victoria dibujo en sus labios una sonrisa que acelero mi corazon. --Gracias --dijo posando su mano sobre la mia--. Al menos espero que estes disfrutando de la comida. Teniendo en cuenta mis tribulaciones, todas aquellas exquisiteces me supieron amargas, pero fingi una vez mas que no era asi. --Si, y ojala supiera pronunciar el nombre de los platos. La mitad estan en frances. Victoria se echo a reir. Retiro su mano y senti aquel vacio de forma intensa. Como si me hubieran quitado la piel. Aleje yo tambien la mia de su rostro y la baje, apretando el puno despues. No sabia si para atesorar el tacto que aun me quedaba de ella, o para acallar mis anhelos con la fuerza. --?Como van tus estudios? --pregunto--. Espero que el teatro no te este alejando mucho de tus obligaciones. --No son como me los imaginaba. Yo solo quiero estudiar Medicina y estoy haciendo de todo menos eso. Todavia quedan algunos anos hasta que pueda ir a la facultad mayor. --Podria ayudarte. Mi hermano conoce a gente que... La interrumpi. --No quiero que uses tus influencias para situarme en un lugar al que puedo llegar por mi mismo. Bastante es que he aceptado tu ayuda economica. Casi cada dia me recuerdan que es el hombre quien ha de proveer a la mujer, y no al reves. --La gente siempre murmura mas de lo que debe. No les eches cuentas. Solo soy una amiga ayudando a un amigo. <>. Esa palabra casi me dolia. Estar plantado en esa frontera me quemaba los pies. --Conseguire que te adelanten el examen de bachiller para que puedas ir cuanto antes a la facultad. --Y da igual lo mucho que intente impedirtelo, ?verdad? --Exactamente. --Sonrio de nuevo. --Esta bien. Me rindo. Contigo siempre me toca rendirme y aceptar lo que tu decidas. --No pude evitar que mi tono de voz revelase las verdades que guardaba mi corazon. Ella, sabedora de mis secretos, me miro atribulada. Habia en sus ojos un perdon que supe leer, pero que no me consolaba. --Nicolas, dijiste que... --Se lo que dije --la interrumpi. No pude mas y hable, ignorando lo que aconsejaba la prudencia--. Se que te tuve en mis brazos y que no rechiste cuando me hablaste de tus sentimientos por el; que te escribi diciendo que todo estaba bien, que la herida de mi corazon casi se habia cerrado. Se que te dije que me alegraba de que fuerais a casaros. ?Y sabes lo que se tambien? Que te he querido como nunca quise a nadie. Que aun lo hago. Por eso siempre tienes las de ganar, Victoria. Por eso siempre dire que si a cuanto me pidas. Ella tomo aire y despues lo solto despacio. Tuve la impresion de que se encontraba mal. De que la intensidad de mis palabras la habia herido. Y me senti terrible, pues lo ultimo que queria era hacerle dano. Victoria aferro mi antebrazo por unos segundos para no ceder al mareo que lei en la palidez que embargo su rostro de forma repentina. --?Estas bien? --pregunte preocupado. Ella nego con la cabeza y volvio a tomar aire. La agarre atrayendola hacia mi pecho y cobijandola en el. --Debe de ser agotamiento. No es que Malaga este a la vuelta de la esquina y un viaje tan largo cansaria a cualquiera --le dije--. Ademas, seguro que has hecho mas de lo que debias para que todo saliera hoy a la perfeccion. --No es eso... --murmuro ella. Temi que algo la estuviera enfermando y la tome por los hombros, apartandola un poco de mi y mirandola con gesto serio. Alzo la vista y me perdi en sus ojos negros hasta que hablo. --Espero un hijo de Elias. --?Que...? --La voz me salio entrecortada--. ?Como...? Ella se ruborizo y agacho la mirada. --Creo que sabes bien como se hacen los hijos, Nicolas. No le pidas a una dama que te lo explique. --Yo... --La capacidad de unir las palabras para formar una frase parecia haberme abandonado--. ?Cuando? Os acabais de casar. Victoria no despego los ojos del suelo. --?Hace cuanto tiempo lo sabes? --insisti. --Poco despues de regresar a Malaga. No me costo demasiado atar cabos. La noche que Elias paso en la venta; el dia que los encontre juntos en el campo con las ropas deslavazadas... --?Quieres decir que llevas un hijo de cuatro meses en tu vientre? Un <> salio con miedo de los labios de Victoria, sin mirarme aun. --Por eso habeis celebrado la boda tan aprisa --murmure. Mientras yo me moria de amor por ella, ella se arrojaba a los brazos de el, sin condiciones. La mire con una mezcla de sorpresa y enfado. --Que idiota he sido. Pense que en algun momento habia tenido posibilidades contigo. Que una parte de tu corazon estaba conmigo. --Y lo estaba --dijo, y me miro. Su rostro seguia algo palido y se turbo todavia mas al ver un reproche en el mio.--?Como puedes decir eso cuando no dudaste en entregar tu cuerpo a el? --No me lo preguntes, Nicolas. Yo... Es complicado de explicar. --No es complicado, Victoria. Di la verdad: es imposible. No se puede explicar aquello que jamas ha existido. Nunca sentiste nada por mi y fui un idiota por llegar a pensar que habia algo de amor en ti. No habia nada. --Me aparte de ella y eche a caminar alejandome unos pasos, hasta que me detuve, dandole la espalda. Un nudo se formo en mi garganta y me quebro la voz al decir las siguientes palabras--. Solo compasion por el solitario chico de la venta. --No digas eso. --La oi murmurar. Su voz tambien salio tremula--. Te quise. Y te quiero. --Pero no lo suficiente. Nunca sere lo suficiente para nadie. --Habia pretendido que aquello se quedase en un mero pensamiento, pero salio de mis labios sin que yo pudiera evitarlo. Victoria llego hasta mi espalda y me abrazo con fuerza. Senti sus brazos en torno a mi; sus manos aferrandose a mi vientre. Las observe en silencio. El pecho me dolia. --No digas eso --repitio--. No lo digas, por favor. Tu eres mas de lo que nadie podria desear. --No para ti. --Pero algun dia lo seras para alguien, Nicolas. Estoy segura. El nudo de mi garganta se torno de roca. Ya casi no podia ni respirar. Me solte de su abrazo y eche a andar de nuevo. --Necesito pasear un rato. --Por favor, no quiero despedirme asi de ti. No quiero que haya cuitas entre nosotros. Me detuve, armandome de valor para mirarla. Cuando mis ojos se encontraron con los suyos, me debati entre ser comprensivo con ella o seguir soltando lo que llevaba dentro. Una vez mas, termine por diluir mi frustracion en el oceano de su mirada. --No es una despedida, Victoria. --Trate de sonreir--. Ojala fuera capaz de decirte <> para siempre, aunque me temo que eso es algo que nunca pasara. De alguna forma me siento unido a ti, a pesar de que tu... Ella miro al suelo de nuevo y se mordio el labio inferior, sin duda atribulada. --Lo siento --murmuro. --?Por que ibas a sentirlo? Solo has hecho lo que tu corazon te ha pedido que hagas. --Camine de nuevo hacia ella, hasta que estuvimos frente a frente, apenas separados por un palmo--. Yo debi de haber hecho lo mismo. Pelear por ti hasta que no me quedaran fuerzas. Pero quise respetar tus deseos. Ponerlos por encima de los mios. ?Puedo decir lo mismo de el? --No la emprendas con Elias. Nunca ha hecho nada que yo no quisiera. --El perfecto y valiente Elias Marin. Solo siento dolor cuando pienso en el y en ti --dije aquello y le pedi a mis lagrimas que no asomasen a mis ojos. No queria que ella me viera llorar. --Nicolas... --Pronuncio mi nombre con carino--. Algun dia dejaras de amarme y el dolor se ira. --?Algun dia? ?Y por que no hoy? No quiero amarte mas, pero no se como hacerlo. No se dejar de amarte, como tampoco se odiarte, aunque ganas no me faltan. No se que quiero cuando se trata de ti. Me estoy volviendo loco. Estar en Madrid, lejos de ti, es lo mejor que me ha pasado; a pesar de que en los primeros dias me faltaba el aire por tu ausencia. Ahora mismo echaria a andar hacia alli y no pararia hasta llegar. Lo que sea con tal de alejarme de tu vera. Contraviniendo mis palabras, mis pies dieron un paso mas hacia ella. Mire sus labios otra vez; hogar donde habrian ido a parar todos mis besos. Hogar en el que mi corazon, desoyendo al dolor y las circunstancias, habria dejado un beso en aquel instante. Incline la cabeza despacio hacia ella, sin poder controlarme. Sin ser capaz de decirme a mi mismo lo inconveniente de aquello. Victoria no se movio mientras me miraba con un sentimiento que vi en sus ojos y que me revelo que ella tambien anhelaba aquel beso. Quiza no por las mismas razones que yo. Quiza solo para darme un regalo de despedida. Para, en aquel momento amargo, decirme <> de forma dulce. A punto estaban mis labios y los suyos de encontrarse cuando ambos fuimos conscientes de que aquello torceria mas las cosas entre nosotros. Puede que me regalase un beso, pero su amor no era para mi. Puede que yo tomase aquel beso, pero seria abrir mas la herida de mi corazon. Por eso, en el ultimo instante, ella giro el rostro despacio y yo ladee el mio. Mis labios encontraron el unico hogar que hallarian en el rostro de Victoria: su mejilla. Un beso entre amigos. Un beso entre dos almas afines que una vez se encontraron y que estarian destinadas a no separarse jamas, mas sin entrelazarse nunca del todo. Ella siempre seria mia. Yo siempre seria suyo. Pero nuestro amor no habia sido escrito con el fuego de Venus, ni nuestras almas hechas de identica materia. Ella era de Elias. Y yo... yo no era de nadie. Y en medio de aquel instante, una voz irrumpio entre nosotros, pronunciando su nombre. --Victoria. Mire tras ella y vi a su hermano, que la llamaba haciendole senas para que fuera junto a el. Ella giro la cabeza por un instante y asintio, para despues volver a fijar sus ojos en mi. Fue a decir algo, pero callo. Quiza porque ya nos lo habiamos dicho todo. Quiza porque quedaba todo por decir. En cualquier caso, beso mi mejilla y se fue en pos de Rafael. La vi alejarse como quien contempla un barco adentrandose en el mar, sabiendo que en algun momento la linea del horizonte se lo tragara y este desaparecera para siempre; como si nunca hubiera estado; como si su surco sobre las olas jamas hubiera existido. Cuando la perdi de vista, todas las lagrimas que habia aguantado surgieron de mis ojos de forma incontrolada. Aprete los parpados sintiendo como estas recorrian mis mejillas. El corazon y la garganta me quemaban y solo tuve ganas de echar a correr. Ojala hubiera tenido conmigo a Canela para montar en ella y perderme entre los familiares caminos de mi ninez, a tantas leguas de donde me encontraba. Ojala hubiera tenido tambien a mi Luna, para acompanarme en los paseos; para verla correr y sentir su alegria cuando lo hacia. Y, a falta de mi yegua, decidi usar mis piernas y correr a toda prisa hasta perderme en aquellos frondosos jardines.

  • La Bella Y El Baron de Larissa De Silva

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    Sabia que iba a pasar. Lo sabia. Lo senti, pero no queria sentirlo. No sabia si era porque vivia en la negacion, o solo porque la idea de que volviera a suceder me asustaba. Pero senti calambres, y luego, tal vez tres minutos despues, habia comenzado. Otro periodo. Otro fracaso. Sabia que Roger tenia que ser la primera persona en saberlo. El estaba involucrado en esto, tal vez incluso mas que yo. Habiamos tenido suerte. No habia sido necesario. No habiamos tenido ninguna perdida todavia. Habiamos empezado a ir a un especialista, pero el proceso de Fertilizacion In Vitro todavia estaba lejos. La Dra. Zaphyr habia dicho que teniamos suerte de no haber concebido todavia. Ella recomendaba un terapeuta a todos aquellos cuyo embarazo habia terminado en un aborto. Despues de que nos dijo eso, se quedo mirando. Como si quisiera que le pidiera que le recomendara un terapeuta. Pero aun no estabamos alli. Lo estabamos intentando, y eso era todo lo que podiamos hacer. Fui al bano, me arregle el maquillaje con manchas de lagrimas y me limpie la nariz antes de volver a la sala de estar. Roger estaba viendo la television, golf creo, y apenas me miro mientras yo sacudia lentamente la cabeza. No dijo nada. --Roger --dije, tratando de evitar que mi voz temblara. Entonces levanto la vista, y nuestras miradas se encontraron por un largo segundo. --?Que? --Lo siento --dije, aunque me habia dicho antes que no iba a disculparme por esto otra vez. --Tengo mi periodo. Miro a la television nuevamente. Murmuro algo, pero no pude oirlo. --?Que fue eso? Me miro otra vez. --Nada --dijo, y luego se enderezo un poco. --No es una maldita sorpresa, ?verdad? Conociendote. Pestanee. --?Crees que yo hice que esto sucediera? Tardo mucho en responder. Cuando oi su voz, ya no estaba en la sala de estar. *** El divorcio, me aseguro mi abogado, iba bien. No tenia ningun punto de comparacion, nada con lo que relacionarlo, y no estaba particularmente interesado en profundizar en el proceso. Mientras me quedara con lo que era mio, el podia protestar todo lo que quisiera. Todos mis amigos me dijeron que deberia ser capaz de ver lo que habia pasado entre nosotros como una bendicion disfrazada -no querias realmente un nino con ese tipo, ?verdad?- pero no se sentia como una bendicion. Se sentia como una bofetada en la cara, como si no hubiera logrado escapar de nuestra relacion con dignidad. El habia sido el que presiono por el nino, y yo siempre quise complacerlo, pero me habia dado cuenta de que yo tambien queria desesperadamente un bebe. Resulto que el divorcio fue un proceso largo e interminable, y aunque una parte de mi se decia a si misma que era arcaico preocuparme por haber pasado mi mejor momento antes de quedarme embarazada, no podia permitirme ir por ello sola. Y la idea de encontrar un hombre… no era solo desagradable. Era tan absurda como la luna hecha de queso. Sabia lo que tenia que hacer. Tenia que mantener la cabeza baja, seguir haciendo mi trabajo, y preocuparme por eso, y solo eso. Eso era lo que mi terapeuta me habia recomendado. Era gracioso, habia terminado pidiendole a la Dra. Zaphyr una recomendacion despues de todo. Por eso segui yendo al trabajo, aunque cada vez que interactuaba con un nino, sentia una tristeza muy particular e insidiosa. Sabia que no iba a desaparecer, pero si no era capaz de traer a mi propio hijo a este mundo, lo menos que podia hacer era asegurarme de que los ninos que me rodeaban fueran tan felices y saludables como pudieran serlo. --?Quien es el siguiente en llegar? --Le pregunte a mi asistente, que estaba obedientemente a mi lado. --Se llama Tatiana Wilde-Garcia. Tiene tres anos y medio. --?Tres y medio? ?Para un nino sano? --Le pregunte. --La familia se acaba de mudar a la zona --respondio Kelly. --Son un poco… --Espera, ?entonces esta es su primera visita? --No para nuestra practica --dijo Kelly--. Solicitaron otro medico despues de ver al Dr. Dayleview por primera vez. Parpadee un poco. --?Dijeron por que? --Querian a alguien un poco mas… minucioso. No pude evitar reirme de eso. --Bien, de acuerdo --dije--. Supongo que tendre que hacer un gran espectaculo de esto. --Si. El padre esta un poco… parece un poco ansioso por la salud --dijo Kelly, su forma educada de decir que este padre iba a ser una pesadilla fuera de lo comun. --Lo entiendo --respondi--. No te molestes en entrar y tomar la historia antes que yo, entonces. Yo me encargare de eso. Sus ojos se abrieron de par en par. --?Esta segura, Dra. West? --Absolutamente --dije--. No quiero que tenga que seguir repitiendo lo mismo, y se hara a la idea de que soy mas atento que el Dr. Dayleview, lo cual todos sabemos que no es cierto en absoluto. Solo quedate conmigo, Kelly, y toma notas detalladas. Podria ser una de esas personas cuya ansiedad se alivia con el conocimiento. --?Lo crees? Le sonrei antes de llamar a la puerta de la habitacion cinco. --Quiero decir, honestamente, solo puedo esperar --respondi en voz baja antes de proyectar mi voz en la habitacion--. !Vamos a entrar! Abri la puerta sin mucho aviso. La nina estaba caminando, mirando el techo, que estaba pintado de colores, y el padre estaba sentado en una silla de plastico, mirandola. No pude verlo tan bien, porque su cara estaba alejada de mi, y estaba encorvado. Pude ver que era alto, porque sus piernas eran tan largas que casi me tropece con el. Tardo un poco en reposicionarse, mirandome despues de lo que parecia una eternidad. Lo primero que note en el, aparte de lo alto que era, fue lo cansado que parecia. Habia bolsas oscuras bajo sus ojos claros, y aunque parecia que habia intentado hacer un esfuerzo con su pelo, estaba claro que habia estado a medio camino, en el mejor de los casos. Sus ropas estaban limpias, pero cuando me arrastre hasta sus pies, note que sus calcetines no hacian juego. --Dra. West --dijo mientras se ponia de pie. Extendio su mano hacia mi--. La han recomendado mucho. Le sonrei mientras estrechaba su mano. Note lo suave que era su palma, pero las puntas de sus dedos tenian callos y sus unas eran un poco largas. El apreton de manos fue un poco incomodo antes de que se alejara de mi. Empece a hablar. --Asi que esta es tu… --Si, mi hija --dijo--. Es mi hija, y esta enferma, y quiero saber que le pasa. La observe un poco. Era una nina tranquila, de tamano normal para su edad, con grandes ojos y una pequena sonrisa en su rostro. No decia nada, lo que me sorprendio un poco, pero cuando obtuvo mi atencion, sonrio y me saludo. Sonrei y le hice senas para que se acercara y me arrodille. --Hola --dije--. Me llamo Dra. West. ?Como te llamas? --Tati --dijo en voz baja. --Hola, Tati --dije--. Tu papa me dice que te sientes un poco mal. ?Puedes senalar donde te duele? Sacudio la cabeza y note que su nariz estaba un poco tapada. --Bien --dije--. Hazme un favor, ?vale? Tu papa te va a ayudar a subirte a esta mesa por mi, y luego solo necesito que te quedes quieta para que pueda ayudarte a sentirte mejor pronto. ?Puedes hacer eso por mi? Ella asintio de nuevo. Su padre entro, la levanto y ella sonrio. Antes estaba bien, pero definitivamente parecia estar mejor en sus brazos. El le devolvio la sonrisa, pero habia algo en la forma en que la sostenia. --Mi asistente va a necesitar que extiendas tu brazo --dije mientras indicaba a Kelly. --Y la maquina va a apretar tu brazo un poco. Solo quedate quieta para que no tengamos que hacerlo de nuevo, ?de acuerdo?” --?Oiste eso, Tati? --dijo el padre. Ella asintio con la cabeza. --Es timida --dijo mientras Kelly se ponia a trabajar. Me gire para mirarlo. --Tiene un pequeno resfriado, pero parece estar bien. ?Ha tenido fiebre? --No --respondio--. No hay fiebre. --?Alguna tos seca o estornudo? Sacudio la cabeza. --?Que hay de perdida del apetito? --No lo se --respondio, encogiendose de hombros. --Es dificil alimentar a un nino pequeno. --Absolutamente --dije--. Lo entiendo. ?Esta mas malhumorada que de costumbre? Sacudio la cabeza. --No, honestamente, siempre ha sido una bebe muy facil de llevar --dijo --. Desde entonces… durante los ultimos meses, ha estado mas tranquila de lo normal. --Bien --dije--. ?Asi que te preocupa que su cambio de actitud este relacionado con su salud? --Oh, no. Su actitud cambio hace un tiempo --dijo, mirandome y levantando las cejas cuando no dije nada. --Su madre murio. Estamos adaptandonos. Pase saliva. --Siento mucho su perdida --dije. --Gracias --respondio. --Entonces, ?ha estado mas callada desde entonces? --No lo se --dijo--. Ocurrio de repente, y creo que, desde entonces, las cosas no han sido exactamente iguales. Estoy preocupada. Se que tiene poco sentido, pero parece que de alguna manera ella es mas vulnerable a enfermarse. Volvi a asentir con la cabeza. Tendria que preguntar mas sobre la historia familiar, y sabia que probablemente tendria que remitirlo a terapia familiar, pero no podia simplemente dejarlo asi. -- ?Le molesta si le pregunto que paso? --Cancer --dijo--. Pancreatico. Etapa cuatro en el momento en que fue descubierto. Nuevamente pase saliva. --Lo siento mucho. Es horrible. --Yo tambien --dijo--. Solo tenia treinta y seis anos. Nunca espere que criara a mi hija yo solo. Espere a que dijera algo mas, sobre todo porque no sabia que mas decir. Me sonrio, un poco triste. --Lo siento --dijo--. No quise hacerte sentir incomoda. --No lo hiciste --respondi--. ?Cuando ocurrio? --Justo antes de Navidad --dijo. Asenti con la cabeza y mire la tabla en mi mano, aunque no necesitaba leer nada. --Bueno, es un gran cambio --dije--. Dudo que le afecte fisicamente, pero puede que note algunos cambios de personalidad. El duelo es extremadamente dificil para los adultos, y los ninos pequenos no pueden decirnos como se sienten al respecto. Asintio con la cabeza, mirando entre Kelly y su hija. --Bueno --dijo--. Estoy haciendo terapia de duelo, y ella esta haciendo terapia de juego. No se si esta ayudando. Volvi a asentir con la cabeza. --Lo entiendo completamente --dije--. Es un proceso. --Gracias --dijo, su expresion se suavizo un poco. Luego cruzo los brazos sobre el pecho. Se lamio los labios antes de empezar a hablar de nuevo. --Creo que el Dr. Dayleview penso que estaba siendo paranoico, pero solo quiero que ella este bien. --Entiendo --respondi--. Bueno, dejeme examinarla, pero parece una nina feliz y saludable. Sonrio, pero aun asi parecia devastado. Me incline antes de que pudiera pensar en ello. --Escucha --dije--. Normalmente no hago esto, pero entiendo que sus circunstancias son un poco diferentes a las normales. Levanto las cejas. --Te voy a dar mi numero de telefono personal --le dije--. Enviarme un mensaje de texto es mas facil si tienes alguna pregunta, ?de acuerdo? Normalmente estoy un poco ocupado para responder. Pero si crees que ayudara… --Gracias, Doctora --dijo, sonriendome, y esta vez, se veia un poco mejor--. Se lo agradezco mucho. --?Tienes tu telefono? --Si --dijo. Lo saco de su bolsillo y estaba a punto de darme un telefono tan grande que apenas cabia en mis manos. Lo abrio primero, antes de darmelo. --Gracias de nuevo. Ha sido tan dificil, tuvimos que mudarnos justo despues de que muriera, y ha… ha sido un gran cambio. --Apuesto que si --dije mientras veia a Kelly echarme un vistazo--. Bien. Voy a examinar a su hija ahora, de acuerdo, Sr… --Wilde --dijo--. Pero puedes llamarme Oscar. Lo mire, parpadeando. --Esta bien --dijo--. Te dejare hacer una broma sobre ello, ya que eres la medica de mi hija y todo eso. Me rei. --Me abstendre. Aunque es curioso. --Una medica muy recomendada, y muy educada --dijo--. No se que mas podria haber pedido. --Soy muy competente, Sr. Wilde --le dije, sonriendole. --En serio --respondio--. Oscar esta bien. CAPITULO DOS Oscar --Lo estas haciendo muy bien --le dije a mi pequena. Ella me miro con esos enormes ojos marrones y fruncio el ceno--. La doctora dijo que estas bien y saludable. Siento que tu nariz haya estado congestionada ultimamente. No dijo nada. --Bueno, supongo que eres muy pequena para preocuparte mucho por tu estado de salud --dije mientras caminaba con ella hacia mi coche--. Pero te has portado muy bien, y eso merece una recompensa. ?Que te gustaria? Continuo mirandome fijamente. --Bien, supongo que estas cansado de la doctora --le dije mientras la ponia en su silla en el asiento trasero. Siempre habia sido una nina pequena, y me parecio aun mas pequena desde que Camila murio. Habia crecido tan rapido cuando llego al mundo, pero senti que la muerte de su madre habia proyectado una sombra tan grande sobre nosotros que su pequeno cuerpo no podia seguir creciendo. Sabia que no estaba siendo razonable, sabia que era solo una extrana conexion que mi mente habia hecho, otra cosa sobre la que pensaba que podria tener poder. Otra cosa para discutir con mi terapeuta, supuse, mientras abrochaba el cinturon a Tati. --Vamos entonces, monito --le dije--. Vamos a llevarte a casa y luego podemos ver a Moana juntos. ?Que te parece? --!Si, papa! --respondio, agitando los brazos con entusiasmo. Le devolvi la sonrisa, le bese la cabeza y me subi al coche. No estaba lejos, pero nuestro apartamento estaba en el centro, y habia mucho trafico en el camino. Sali del garaje y segui esperando en el trafico. El trafico era una de mis formas menos favoritas de pasar el tiempo, pero estaba decidida a pasar todo el tiempo que pudiera con mi hija. Me habia llevado demasiado tiempo darme cuenta de que el tiempo que habia pasado con mi difunta esposa habia sido muy poco, muy valioso. No queria parpadear y perderme nada que pudiera ser importante, no con mi bebe. Solia tener choferes para hacer este tipo de cosas, para ir por ahi y hacer mis recados, pero ya no. No desde que perdimos a Camila. Habia sido duro. Me di cuenta de que todavia habia mucha gente que hacia mis tareas por mi, pero eso estaba bien, porque eran las tareas que habrian cortado el tiempo que pasaba con mi hija. Me costo mucho, pero me di cuenta, cuando mi esposa murio, que el tiempo es el bien mas valioso. No importa cuanto dinero tengas… deberia saberlo… porque el tiempo es un regalo. Cada momento, cada segundo. Incluso cuando no se siente asi. Eso es lo que me dije a mi mismo mientras miraba a mi pequena en la parte de atras del coche. Ella estaba durmiendo entonces, muy cansada de su dura cita con la pediatra. Yo tambien tenia ganas de dormir una siesta, pero tenia que llevarnos a casa antes de poder hacerlo. Tosio un poco, dando vueltas en su sillita. Mi corazon se hundio hasta el estomago. La doctora puede que no haya encontrado algo, pero eso no significo nada. Todo lo que podria haber significado es que ella no estaba alli en el momento adecuado, o que la doctora no vio algo obvio. Eso fue lo que paso con Camila, asi que no vi por que no podia pasar con Tatiana. Habia una parte de mi que queria volver y que la revisaran de nuevo. Me dije a mi mismo que no fuera paranoico. Esto no era algo que yo pudiera controlar, y no habia necesidad de que me volviera loco. Todavia no. No hasta que la llevara a otro especialista, porque claramente, esta se habia quedado corta. Fue una pena, porque me habia gustado. Parecia inteligente, competente, y como si fuera buena con los ninos. Ciertamente era muy buena con Tati. Bueno, habia sido buena manejandola, pero no pense que fuera necesariamente buena en su trabajo. Tati tosio de nuevo y senti un escalofrio en mi columna vertebral. El trafico se habia sentido mal antes, pero tan pronto como empezo a toser, parecio reducirse a un goteo. Me pase todos los semaforos en rojo, un auto al azar me corto el paso varias veces, y habia una larga fila antes de que pudiera entrar al estacionamiento cubierto que estaba paralelo a nuestro edificio. Para cuando la desabroche, me senti listo para vomitar. La sostuve cerca, y ella se movio y sonrio. --Hola, papa --dijo. La abrace fuerte. Se rio, pero se retorcio en mis brazos. --Estas apretando demasiado fuerte. Afloje mi control sobre ella. --?Estas bien, monito? --Estoy bien --dijo--. ?Moana? --Bien. Vamos --dije. Le bese la parte superior de la cabeza, mas que nada para ver si estaba caliente, pero no lo estaba. No volvio a toser, y senti que mi ansiedad disminuyo un poco. No mucho, solo lo suficiente para llevarla al ascensor y subir las escaleras. No dijo nada. Parecia estar bien, ni siquiera inquieta o de mal humor. No estaba caliente, no se quejaba, y ya no tosia. Me dije a mi mismo que habia estado paranoico. Aun asi, saque mi telefono del bolsillo y mire el numero de telefono y la tarjeta de contacto de la Dra. West. Me pregunte si su oferta habia sido sincera. No queria tener que llamarla, pero no sabia si iba a tener muchas opciones. --?Papa? --Tati dijo, mirandome. --?Si, carino? --Pareces triste --dijo. Me mordi el labio inferior, e intente evitar que llorara. Cada vez que se daba cuenta de lo triste que me veia, hacia todo mucho mas dificil. --Estoy bien --dije--. Solo estoy cansado. Yo tambien tuve un gran dia. Me dio un abrazo y mis ojos se llenaron de lagrimas. --Veremos la pelicula juntos --dijo, repitiendo como un loro algo que le habia dicho un millon de veces. --No ayudara para siempre, pero ayudara un poco, y eso es todo lo que necesitamos.

  • Nemesis de Cristian Rolandini

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    Alondra es una brillante abogada que se destaca tambien como una infalible detective en la fuerza de seguridad mas importante de su pais.
    Al verse en peligro su reputacion, en un intento desesperado para salvarla, acude al peor de sus instintos para involucrar y condenar a Alex, su amante, a la prision por un crimen que no cometio.
    Anos despues su vida, y principalmente la de su amada hija Lisa, se vera atrapada en un alud de sangre del que les sera practicamente imposible escapar.
    Muertes, enganos y desamores hacen que esta historia mantenga al lector en suspenso desde el principio hasta el final.

  • Dime, quien es como Dios de Florencia Bonelli

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    Una mujer extraordinaria, que atraviesa la siniestra Guerra de los Balcanes en los anos 90 del siglo XX, trata de luchar contra sus fantasmas y encuentra la redencion en el amor. Esta historia se cuenta en dos volumenes: Aqui hay dragones. La historia de La Diana I y Dime, ?quien es como Dios? La historia de La Diana II.

  • Secreto de Amor (Locura 2) de Virginia Camacho

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    Tess Warden sabe lo que es amar, entregarse por ese amor, construir una familia confiada en el... Y tambien sabe lo que es perderlo todo, enfrentarse al futuro con incertidumbres y miedo, con el alma rota y llena de cicatrices. ?Que harias si un dia el amor que perdiste toca de nuevo a tu puerta? ?Arriesgarias todo de nuevo, o el miedo te haria quedarte donde estas? El destino ha decidido enredarlo todo de nuevo, de maneras inesperadas, para darle a esta mujer que lucha cada dia un pequeno solaz.

  • Amsterdam al anochecer (Amsterdam 1) de Ester Gonzalez Escobar

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    Clara esta viviendo su sueno en Amsterdam: formar parte de una de las orquestas sinfonicas mas importantes del mundo. Su chelo, Holden, su mejor amigo, y Sonja, su ex companera de piso, componen su pequeno universo. Lo que no espera es que al mudarse, sus vecinos, Andres y Tristan, trunquen su pacifica rutina y la pongan patas arriba. Clara tendra que lidiar con sus sentimientos mientras echa de menos a su familia y compite por un puesto de honor en la orquesta.?Conseguira Clara desentranar la partitura de su corazon? Adentrate en la melodia de esta novela para descubrirlo.
    De la autora de Entre damas anda el juego y !Tenemos una granja! Esta es, sin duda, su novela mas romantica hasta el momento.

  • Los recuerdos del olvido de Silvia Ibanez Cambra

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    La anodina vida de un escritor atrapado entre el cuidado de su hermana pequena y una relacion que no tiene futuro dara un giro total cuando, en el intento de ayudar a uno de sus alumnos de la escuela de escritores en la que imparte clases, comience una investigacion sobre un antiguo crimen y ponga en peligro la vida de los que le rodean y la suya propia.

  • Body Art de Don Delillo

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    El tiempo parece transcurrir. El mundo sucede, se desdobla en instantes sucesivos, y uno se detiene a contemplar a una arana aplastada contra su tela. Se advierte una inmediatez en la luz y un sentido de cosas delimitadas con precision y de fugaces destellos que relucen en la bahia. Sabemos mejor quienes somos en esos dias brillantes y poderosos en que, tras la tormenta, hasta las mas pequenas hojas secas caen imbuidas de identidad propia. El viento susurra entre los pinos y el mundo nace, irreversible, y la arana cabalga sobre su tela oscilante bajo la brisa. Ocurrio esta ultima manana. Coincidieron en la cocina, esquivandose el uno al otro mientras sacaban cosas de las alacenas y los cajones y luego esperandose mutuamente junto a la pila o el refrigerador, aun algo humedos de sueno derretido. Ella dejo correr el agua del grifo sobre los arandanos que portaba en el hueco de la mano y cerro los ojos para disfrutar del aroma que ascendia. El, sentado frente al periodico, removia el cafe. Se trataba de su cafe, de su taza. Compartian el periodico, pero el periodico, en realidad, le pertenecia tacitamente a ella. --Quiero decir algo, pero que. Ella dejo correr el agua del grifo y parecio notarlo. Era la primera vez que lo hacia ante algo asi. --Es sobre la casa. Eso es lo que es --dijo el--. Algo que queria contarte. Ella observo como el agua del grifo se tornaba opaca en cuestion de segundos. Brotaba transparente y cristalina y luego, en cuestion de segundos, se tornaba opaca. Que curioso le parecia que durante todos aquellos meses, y al cabo de tantas veces como habia abierto el grifo de la cocina, nunca hubiera reparado en como el agua brotaba transparente al principio para luego volverse quiza no exactamente lobrega sino mas bien opaca, o es que tal vez no habia sucedido antes, o acaso lo habia advertido para luego olvidarlo. Se dirigio a la alacena con los arandanos aun humedos en una mano, alargo la otra para coger el paquete de cereales y llevo la caja hasta la encimera, la caja de tonos mayoritariamente marrones y blancos, y entonces el cacharro de tostar salto y ella volvio a conectarlo porque tenias que esperar a que saltara dos veces para que el pan se dorara, y el asintio distraidamente porque eran sus tostadas y su mantequilla, y a continuacion conecto la radio y sintonizo la prevision meteorologica. Los gorriones se apelotonaban en el comedero, aleteando y luchando por un espacio en sus perchas curvadas. Ella abrio la alacena mas proxima para coger un cuenco, sacudio un punado de cereales en su interior y, finalmente, esparcio los arandanos por encima. Se seco la mano en los vaqueros, experimentando en alguna parte la incierta sensacion de un color azul desvaido y acuoso. Como se dice, la palanca. Oprimio la palanca para que se terminaran de hacer sus tostadas. Las tostadas eran de el; el boletin meteorologico, de ella. Escuchaba los boletines, llamaba con frecuencia al numero de informacion del tiempo y a veces se asomaba a la puerta principal y escrutaba el firmamento costero, saboreando la brisa en busca de implicaciones latentes. --Si, exacto. Ya se lo que es --dijo el. Ella se dirigio a la nevera, abrio la puerta y se detuvo, intentando recordar algo. Dijo ella: --?Que? --queriendo decir que has dicho, no que era lo que querias decirme. Recordo las semillas de soja. Cruzo la cocina en direccion a la alacena y cogio la caja y luego atrapo la puerta del refrigerador antes de que se cerrara. Alargo la mano para coger la leche, y al hacerlo recordo las palabras que no le habia oido pronunciar a el ocho segundos atras. Cada vez que tenia que inclinarse para rebuscar en las remotas zonas inferiores de la nevera dejaba escapar un gemido --aunque tampoco siempre-- que era mas parecido a un lamento vital. Era demasiado elegante y flexible como para acusar el esfuerzo, y no hacia con ello sino remedar a Rey inequivocamente, gimiendo su gemido, pero de un modo tan ininterrumpido, tan profundo, que tambien expresaba su propio malestar. El, ahora que ya habia recordado lo que tenia que decirle, parecio perder interes. No le hizo falta ver su rostro para saberlo. Se percibia en el aire. Se percibia en la pausa que arrastraba su observacion de ocho, diez, doce segundos atras. Algo insignificante. Algo tan trivial que si se refiriera a ello el lo consideraria como una especie de autodesprecio. Se aproximo a la encimera y vertio soja sobre los cereales y las frutas. La palanca salto o resalto y el se levanto y se llevo la tostada a la mesa y luego fue en busca de la mantequilla y ella, sin soltar el carton de leche que sostenia en el aire, tuvo que apartarse ligeramente de la encimera cuando le vio acercarse para que el pudiera abrir el cajon y coger un cuchillo para la mantequilla. La radio emitia voces como en hindi, o asi sonaban. Ella vertio leche en el cuenco y el se sento y se levanto. Se dirigio a la nevera y cogio el zumo de naranja y se detuvo en medio de la estancia agitando el envase para reflotar la pulpa y espesar el zumo. Nunca se acordaba del zumo hasta que las tostadas estaban listas. Agito el envase, y luego escancio el zumo y observo la burbujeante cinta de espuma que se depositaba a lo largo del borde del vaso. Ella se quito un pelo que llevaba pegado a los labios y se detuvo junto a la encimera, contemplandolo, un pequeno cabello de tono palido que ni era suyo ni era de el. El seguia agitando el envase. Lo agitaba mas de lo necesario porque no estaba prestandole atencion, penso ella, y porque en cierto modo absurdo e inofensivo le resultaba gratificante, por lo infantil del acto, por la sacudida y el chapoteo y aroma a naranja acartonada. Dijo el: --?Quieres un poco de esto? Ella seguia examinando el cabello. --Dimelo porque no estoy seguro. ?Bebes zumo, tu? --dijo el sin dejar de agitar el condenado trasto, pinzando el pico con dos dedos. Ella se raspo la lengua con los dientes superiores para liberar a su organismo del complicado recuerdo sensorial de aquel cabello ajeno. Dijo: --?Que? Nunca bebo de eso. Lo sabes. ?Cuanto tiempo llevamos viviendo juntos? --No mucho --dijo el. Cogio un vaso, vertio el zumo y observo la presencia de la espuma. A continuacion, se acomodo algo dolorosamente en su asiento. --No lo bastante como para reparar en esos detalles --dijo. --Siempre pienso que estas cosas no deberian pasar aqui. En cualquier sitio menos aqui, pienso. Dijo el: --?Que? --Un pelo en la boca. De la cabeza de otra persona. El se unto la tostada de mantequilla. --?Acaso piensas que solo pasa en grandes ciudades con gran diversidad de poblacion? --En cualquier sitio menos aqui. --Sostuvo el cabello entre el indice y el pulgar, contemplandolo con fingida repugnancia, o con autentica repugnancia forzada hasta limites artisticos, con los labios torcidos, paralizados--. Eso pienso. --Igual llevas con el desde que eras nina. --Regreso a su periodico--. ?Tenias perro? --Eh. ?Ahora te despiertas? --dijo. El periodico era de ella. El telefono era de el, excepto cuando ella llamaba para enterarse del tiempo. El ordenador lo utilizaban los dos, pero espiritualmente era de ella. Siguio alli, junto a la encimera, observando el cabello hasta que, por fin, lo dejo caer al suelo. Se volvio hacia la pila, se lavo la mano con agua caliente y a continuacion llevo el cuenco de cereales hasta la mesa. Su paso junto a la ventana hizo desperdigarse a los pajaros. --Te he visto beber litros de zumo, algo tremendo, no se como decirte --dijo el. Ella aun conservaba el rictus resultante de la experiencia de haber compartido la existencia desconocida de algun manipulador de alimentos o de haberse enfrentado a una realidad mucho mas desusada y serpenteante, el intimo transito del cabello de persona a persona y, de algun modo, de boca a boca a traves de anos y de ciudades y de enfermedades y alimentos contaminados y numerosos fluidos corporales de indole perniciosa. --?Como? Lo dudo mucho --dijo ella. De acuerdo, deposito el cuenco sobre la mesa. Se encamino al fogon, recogio la tetera y la lleno de agua del grifo. El cambio la emisora de la radio y dijo algo que no alcanzo a entender. Devolvio la tetera al fuego porque asi es como uno vive la vida incluso si no lo sabe y a continuacion volvio a rasparse la lengua con los dientes, insistiendo, mientras observaba el azulado chorro de la llama que brotaba del quemador. Casi tuvo que dar un brinco para separarse de la encimera cuando el se acerco en busca del cuchillo de la mantequilla. Se desplazo en direccion a la mesa y los pajaros huyeron una vez mas del comedero. Dejaron atras la sombra de los aleros y volaron hacia el sol y el silencio, en una accion que ella diviso tan solo en parte, elusiva y mudamente hermosa, las aves tan refulgentes bajo la luz que se veian consumidas por ella, incorporeas, transformadas en algo puro y fugaz y dispersamente brillante. Se sento y hojeo diversas secciones del periodico y advirtio que no tenia cuchara. No tenia cuchara. Le miro y vio que llevaba una tirita a un lado de la mandibula. Habia optado por la vieja tetera abollada en lugar de la nueva que acababa de comprar porque… ignoraba por que. Vivian en una vieja casa de madera con numerosas habitaciones y chimeneas utilizables y animales en las paredes y moho por todas partes, un lugar que habian alquilado sin verlo antes, una reliquia de los anos gloriosos de las madereras y las navieras, exageradamente grande, y tenia tarimas que crujian y diversos utensilios deformados desde Dios sabe cuando. Se dejo medio caer de la silla en un gesto de autodesprecio y se dirigio a la encimera en busca de una cuchara. Aprovecho para devolver tambien a la mesa las semillas de soja. La soja poseia un olor que no parecia corresponderse con la arenosa sustancia contenida en la caja. Era un leve tufo a trigo mezclado con pies. Lo olia cada vez que utilizaba la soja. Lo olisqueo dos o tres veces.--Te has cortado otra vez. --?Que? --Se llevo la mano a la mandibula, hundida aun la cabeza en el diario--. Solo es un rasguno. Ella comenzo a leer un articulo de la parte que tenia del periodico. Era un periodico viejo, del domingo, comprado en el centro porque hasta alli no llegaban las entregas a domicilio. --Te pasa ultimamente, no se, quiza no deberias afeitarte enseguida. Espera a despertarte. ?Y para que afeitarte? Vuelve a dejarte el bigote. Dejate barba. --?Para que afeitarme? Debe de existir un motivo --dijo el--. Quiero que Dios pueda verme la cara. Alzo la mirada del periodico y dejo escapar una de esas carcajadas vacuas que tanto le disgustaban a ella, se llevo a la boca una cucharada de cereales y comenzo a leer otro articulo. Ultimamente tendia a situarse, a insertarse en ciertos relatos de los periodicos. Era como una especie de ensonacion divagadora. Lo hacia y luego advertia que estaba haciendolo y a veces volvia a hacerlo pocos minutos despues con esa misma historia u otra diferente y luego volvia a darse cuenta. Alargo la mano hacia el paquete de soja sin alzar la mirada del papel y escancio unas cuantas semillas en el cuenco mientras en la radio se oian el trafico y las tertulias. Al parecer, la idea era que tendria que agotar la capacidad de uso de la vieja tetera, usarla y volver a usarla hasta que le salieran burbujas de oxido, y entonces y solo entonces podria sustituirla tranquilamente por la que acababa de comprar. --?Tienes necesariamente que escuchar la radio? --No --dijo ella, y siguio leyendo el periodico--. ?Que? --Que mierda tan increible. Su modo de acentuar la m de mierda, dignificando la palabra. --Yo no encendi la radio. Tu encendiste la radio --dijo ella. El se encamino a la nevera y luego regreso con un higo oscuro y enorme y apago la radio. --Dame un poco de eso --dijo ella, leyendo el periodico. --No estaba echando culpas. Quien la encendio, quien la apago. Andamos un poco susceptibles esta manana. Que digo, yo soy el que deberia estar a la defensiva. No la jovencita que se dedica a comer y a dormir y a vivir sin hacer otra cosa. --?Como? Anda, Rey, callate. El arranco el tallo de un mordisco y lo arrojo en direccion a la pila. Luego, abrio el higo con las unas y le arrebato la cuchara de entre los dedos y la lamio para limpiarla y la utilizo para extraer una porcion de pulpa rosada del pellejo abierto del fruto. La deposito sobre su tostada -- la masa, la papilla, la pulpa-- y a continuacion la extendio con el dorso de la cuchara, formando untuosos remolinos sanguinolentos rebosantes de semillas. --Yo soy el que tiene que estar susceptible por las mananas. El que tiene que quejarse. El terror de otro dia cualquiera… --dijo maliciosamente--. Tu aun no sabes lo que es eso. --Dejanos en paz un ratito --le dijo ella. Se inclino, y el le alargo el pan. En los arboles proximos a la casa, los cuervos entonaban su estridente reclamo. Ella asesto un nuevo bocado y cerro los ojos para poder pensar en el sabor. El le devolvio la cuchara. Luego, encendio la radio y recordo que acababa de apagarla y volvio a apagarla de nuevo. Ella vertio unas semillas en el cuenco. El olor de la soja era algo a caballo entre el olor corporal, si, de las extremidades inferiores y cierta vida germinativa y real de la tierra, una vida sembrada y profunda. Pero eso no lograba describirlo. Leyo en el periodico un articulo sobre un nino que habian abandonado quien sabe donde. Nada lo describia. Era olor en estado puro. Era lo que es el olor, independientemente de sus fuentes. Era como, y a punto estuvo de decir algo en este sentido, porque a el tal vez le habria divertido, pero lo dejo pasar, era como si un, tal vez un escolastico medieval hubiera intentado clasificar todos los olores conocidos y hubiera descubierto algo que no encajaba con su sistema y lo hubiera llamado soja, lo que facilmente podia formar parte de algun sublime termino latino, pero no, era imposible, y siguio alli, pensando en algo, no estaba segura de en que, con la cuchara a unos centimetros de la boca. Dijo el:

  • Tatuada en mi alma (Cuidarte el alma 2), Mariel Ruggieri de Mariel Ruggieri

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    “-?Sabias que. uno de los siete pecados capitales. es la lujuria? -pregunta Paulina jadeando sobre mi boca.
    -?Y vos sabias que. otro pecado. es la gula? -replico mientras la recuesto en la cama y mi lengua se pierde entre sus piernas.
    Ella las abre mas y me ofrece sin reservas ese manjar.
    -Eso esta muy mal…
    -Hay algo peor, cosa hermosa.
    -?Que puede ser peor?
    -Incesto -respondo con una sonrisa, mientras pienso que el cielo que tengo en mi boca, bien vale arder en el infierno…”

  • No todo se compra de Patricia Gomez Martin

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    No creas que he tenido una infancia mala, por fortuna, doy gracias cada dia. No he sido maltratada, violada, ni cualquier otra barbaridad parecida. No soy hija de padres separados; no he sido discriminada en el colegio ni motivo de burlas; no era una alumna de diez ni de tres. Mas bien de seis de nota media. Y asi podria considerar mi vida, con un seis de nota media. Estudiante normal, amigos normales, viviendo en un casa normal, con una familia normal. Mido un metro con sesenta centimetros. Mi peso no te lo digo porque no me quiero mosquear. No soy ni rubia ni morena, y mi pelo no es ni liso ni rizado: simplemente tiene vida propia. Por lo general, no se si ya te has dado cuenta, soy una mujer de lo mas normal del mundo. Rozando tanto lo corriente, que mi habilidad era pasar completamente desapercibida. Como por arte de magia, podia estar y no estar en el mismo sitio. Vamos que nadie se daba cuenta que yo estaba, y eso tiene una ventaja muy importante y es que, a veces, sin quererlo, y otras queriendo, he llegado a escuchar conversaciones que no deberia. Si, lo reconozco, depende de la situacion, soy un poco cotilla. Asi durante anos he oido en las clasicas fiestas de adolescentes, los amores de verano que habia entre unos y otros, las envidias de algunas tipo <> o, <>. Vamos, conversaciones sin fundamento. Pero hubo un dia, en la que por casualidades del destino estaba en el sitio equivocado, o correcto, depende de como lo mires. Cansada de la conversacion repetitiva de mi amiga (pongamosle que se llama Ana, porque como se entere que te lo cuento, me va a traer por la calle de la amargura), de que se estaba enamorando del muchacho que iba a la barra a coger una copa y, por accidente, se choca con el. Y en el momento en que lo mira para decirle: <> se queda en el <> mientras piensa con cara de bobalicona: <>. La tipica escena tonta en la que pareces una estupida adolescente de risa nerviosa cuando ya tienes una edad para tontear sin hacer el estupido, y te pasas toda la noche observando como un ave rapaz que esta esperando el momento justo para atacar. Pues eso, que como me canse y no me atrevi a decirle para que no se mosqueara <>, pues decidi ir yo misma a por una copa. Pero al ser estudiante, y que no conseguia nunca una beca, a pesar de rellenar todo el papeleo de la solicitud (!que menuda burocracia!), y sacar buenas notas, siempre iba bastante pelada de dinero. Asi que como se dice en mi tierra, "a falta de pan, buenas son tortas", tengo mis propias tecnicas de supervivencia, y decidi pasar con sigilo por la zona mas apartada de la barra, la que los camareros utilizan como almacen y servirme yo misma. Pero claro, te tienes que conformar con lo que haya en el momento, unas veces whisky, otras ron, y otras un simple refresco. A veces con hielo y otras sin el. Mi lema es: "Si es gratis, no te quejes". El plan es sencillo: te acercas a la barra como distraida, eso si, ya tienes que llevar dos vasos en la mano; si, dos vasos. Y cuando llama al camarero mi complice, que es alguna guapa escotada tan pasada de copas que acepta tontear con el barman y entretenerlo, dejandome a mi via libre, a cambio de una copa gratis, paso por debajo de la puertecilla de la barra y me meto en el hueco que hay entre las cajas y bidones de cerveza para descubrir cual sera el botin sorpresa con el que me apropiare y me tendre que conformar. Bueno, pues ese dia, cuando yo nunca habia tenido miedo a ser pillada en mitad de mi mision "salvar al borracho de turno que no lleva un duro encima", justo en ese momento, escuche unos pasos, demasiados alterados, entre cuchicheos. <>, me dije mientras el corazon me iba a mil por hora. Quizas si no me movia, como estaba en una zona oscura, lejos de cualquier foco de luz, podrian no descubrirme. Ademas, justo al lado, estaba la puerta de salida de emergencia. Asi que pense rapidamente que tenia dos alternativas. La primera quedarme quieta donde estaba y ni respirar, por si se iban sin verme, y la segunda, en caso de ser pillada, salir huyendo por la puerta de emergencia y correr como si se me fuese la vida en ello sin olvidarme de rezar para que no me cogieran y, por supuesto, en el caso de salir airosa de ahi, no volver nunca al local. Asi, que agachada y escondida como estaba, centre todas mis fuerzas en escuchar lo que decian, para tener muy claro cual era el momento ideal para mi huida. <> Ahora si, tierra tragame, daria cualquier cosa por estar en ese momento con Axel, el protagonista de la obra de Julio Verne, y su tio de viaje al centro de la tierra. Se me habian agudizado tanto los sentidos que parecia que olia hasta caucho de la empunadura de la pistola que tenian que preparar. No me habian temblado tanto las piernas, desde que vi aquella pelicula en la que una rata gigante devora a un viandante por una calle solitaria. No me quedaba otra alternativa que pensar; tendria que salir de mi escondite a la mayor brevedad posible, y huir. Desaparecer de ese sitio, que nadie me relacionase con esa conversacion, con esos dos tipos, a los que aun no les habia visto ni las caras, su voz no la habia escuchado antes, y tampoco queria saber nada de ese despacho y esa arma que estaba esperando entrar en accion. ?A quien se referirian? ?A quien habra citado a esa hora? ?Cual sera el motivo de tanto enfado y secretismo? No, no y no. Mejor no saber. De repente, se escucho un buen golpe. Un vaso estrellado contra el suelo salto en mil pedazos. Dos muchachos se estaban peleando a dos metros de distancia. Al parecer, el flirteo de uno de los jovenes con la novia de otro habia des- encadenado la disputa. En ese momento decidi salir, ya nadie deberia notar mi presencia, todos estarian mirando la discusion. Al levantarme de mi escondite vi claramente como uno de los dos golpeaba al otro con uno de los taburetes en plena cara. El joven cayo al suelo, debio de quedar inconsciente ya que no hacia ningun movimiento para intentar defenderse. En ese mismo instante una oleada de panico lleno el local, y todo el mundo empezo a salir en estampida tanto por la puerta principal como por la de emergencia que era por la que yo tenia planeado escapar, asi que de nuevo y por segunda vez, desapareci esa noche. No domino las artes escenicas y mucho menos las sobrenaturales; tengo mi lugar donde resguardame, donde tomarme un cafe a las siete de la manana despues de una noche de fiesta. Un sitio publico que para mi es secreto. Todo el mundo lo conoce, menos la gente que me rodea. Soy una persona muy reservada y necesito mi espacio en el que desintoxicarme de la vida social, donde pueda entrar y no decir buenos dias, vamos, que no me molesto en soltar un grunido a lo cromanon. Cuando entro, ahi siempre esta ella, detras de la barra, con su mejor sonrisa, a veces transparente, a veces enigmatica. Pero siempre se la ve tranquila. Es esa mujer que yo pensaba que no me conocia pero que siempre sabia como me encontraba. Cada dia me pone mi cafe con un motivo diferente en la espuma; corazones, caras alegres, treboles. Nunca he cruzado una palabra con ella, excepto los primeros dias, y solo para hacer mis pedidos. Pero esta mujer, que no se ni como se llama, aunque creo que una vez la llamaron Soledad (nombre que le va como anillo al dedo a lo que yo busco, pero no estoy muy segura), tiene un poder extrasensorial, y estoy convencida de ello. Nuestra relacion se basa en: entro por la puerta y busco su mirada mientras me siento en la mesa mas apartada de la multitud, y sin pronunciar una sola palabra entre nosotras. Ella sabe si he tenido un buen dia y me pone mi cafe con su sonrisa espumosa; si tengo un mal dia, mi cafe llevara un trebol o un corazon espumoso acompanado de un bombon de chocolate con leche relleno de galleta y chocolate blanco. Es un misterio de la historia en que se basa para servirme, pero siempre acierta con mi estado animico. Intente en varias ocasiones enganarla llegando a la cafeteria con la cara seria sin tener motivos, para conseguir mi premio consolador, pero nada. Sin embargo, eso no era el unico motivo que me embriagaba de aquel lugar. Los grandes ventanales del local permitian ver a la gente que entraba y salia, a pesar de tener un vinilo con la imagen corporativa. Al fondo, un gran mural de papel pintado con un paisaje de cualquier isla perdida, imagen tan relajante que te permite imaginarte desaparecida en esa arena, dejando tu mente en blanco, y con tanta tranquilidad que se te olvida hasta respirar. Pero no, mi estado de nervios por los acontecimientos ocurridos no me iba a permitir relajarme, como hacia cada manana sentada en los comodos sofas de grandes cojines de plumas y dejar volar mi imaginacion. No querer saber mas del asunto de la pistola y no parar de pensar en ello resultaba complicado para que mi corazon dejara de latir a marchas forzadas.

  • La quietud del que se queda de Elena Romero Molina

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    Lucia y Jacobo no eran felices en sus respectivos matrimonios ya antes de conocerse.
    En ese momento se puso en funcionamiento una rueda sin fenomeno fisico capaz de pararla. El dia que sus miradas se cruzaron por primera vez tuvo lugar un accidente que arraso con su mundo conocido y transformo su historia en algo unico.

  • Cambiando mi mundo de Karen Darren

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    Tras estudiar en otra parte del mundo, Jule, la joven alemana, deja Costa Rica para volver y pasar el verano en su ciudad natal.

  • Naci princesa de Regina Roman

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    Marta es dura como el diamante. Sus comentarios intimidan, su voz es cortante, su interes por los demas, escaso. Cualquiera que la conozca pensaria que es una chica demasiado joven para estar tan amargada. Pero en el pasado de Marta hay poderosas razones que han moldeado su caracter y lo que espera de los demas, que es. NADA. Su presente esta lleno de interrogantes. Los “podria”, los “deberia” y los “que ocurriria si.” la atormentan demasiado. Especialmente desde que volvio a encontrarse con el. Alguien que la marco a fuego de tal modo, que es imposible olvidar.

  • Si hubiese un manana de Kristel Ralston

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    La vida de Paige Valois parecia ir en picada. Su reputacion de problematica princesa del pop habia hecho mella al punto de amenazar su ya precario futuro economico. Sin salida, ella acepta el salvavidas que le lanza su agente a modo de ultimatum si quiere salir a flote de nuevo. Debe cumplir con todas las exigencias de un reconocido sello discografico o puede olvidarse de la industria del entretenimiento musical para siempre. ?Como negarse cuando no solo su vida profesional pende de un hilo, sino tambien la seguridad de su manipuladora familia?

  • La princesa del millon de dolares de Claudia Velasco

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  • La horda de los Malditos de Peter Sword

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    En un mundo donde la magia es tan comun como el aire, la amenaza de una nueva guerra contra el Imperio supone un duro golpe para los reinos del sur. Neoludan, uno de los paises afectados, decide liberar de su cautiverio a un poderoso mago, considerado un portento de la magia y capaz de realizar sortilegios ya olvidados. Sin embargo, este mago tiene sus propios intereses y demostrara que no es una persona sencilla de dominar, jugando el solo con el equilibrio de la guerra que se cierne sobre el continente. Magia, caballeros, duelos entre magos, politica, traiciones… Todo tiene cabida en La horda de los Malditos, el primer volumen de la saga Ocaso de Leyendas, escrita por Peter Sword.

  • Llamadas a Mama de Carole Fives

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    Resulta incomprensible que el humor en literatura este tan denostado. La tristeza encoge el pecho y enfanga el alma; sin embargo, la risa, como el canto, ensancha y oxigena, verbos que deberian formar parte de lo literario: mover el aire y renovar nuestro decorado interior, desempolvar parcelas intimas que ni siquiera reconociamos como propias. Carole Fives lo consigue: creo que nunca me he reido tanto con un libro, quiza porque trabaja con pensamientos que afloran al limite de la consciencia, esos objetos feos y bochornosos que mantenemos ocultos bajo sabanas blancas en nuestra buhardilla social. Pero eso no significa que no esten ahi. Fives levanta la sabana y nos hace reir. ?Como? A traves de una conversacion entre una madre y una hija que se alarga durante meses, y en la que solo escuchamos a la madre, Charlene, que vive y se siente sola y con derecho a demandar una atencion permanente a sus hijos, que viven lejos de ella. Asi, Charlene se sirve del telefono, ultimo cordon umbilical, como lo llama Bernard Pivot, para llorar, intoxicar, gritar, chismorrear, amenazar, hacer reproches... y tambien para declarar amor a su hija. A traves de su verborrea aparentemente despolitizada, vislumbramos un pais, Francia, en el que la comunidad como fenomeno se ha vuelto imposible, provocando en sus habitantes de mayor edad un aislamiento y una soledad lacerantes, solo mitigados por la tele (esa argamasa social de nuestra era), los lugares de citas por internet y los perritos. Sin embargo, la histrionica Charlene no desiste en su esfuerzo por trascender su apatica existencia. Busca placer y revancha, necesita ser escuchada y grita. A su madre y a su padre, de los que no obtuvo ningun amor; a sus hijos, que fueron una carga en el camino; a su exmarido psicopata, a sus nietos malcriados, a su nuera mandona, a su amiga aprovechada, a sus amantes desgarramantas, y, en definitiva, a una vida mezquina. Llamadas de mama contiene la decepcion normalmente silenciada o, cuando menos, solo rumiada de una persona comun, que, de tan comun, resulta enormemente singular. Charlene, mujer nacida en los cincuenta, de la primera generacion que tuvo opcion a liberarse en los setenta, no ve el machismo familiar, social y sistemico del que ha sido objeto y sujeto a la vez. Pero ademas de gritar, escribe. Dice que escribir la recoloca dentro de su historia. Y se lo dice a su hija, que casualmente tambien es escritora. Cuenta Carole Fives en una entrevista que su intencion fue intentar dar voz a los sin voz. ?A quien se refiere? ?Quien es Charlene? ?A quien representa? ?Quienes son los sin voz? Sobra decir que las mujeres han sido las grandes silenciadas de la literatura. Durante mucho tiempo el <> ha campado a sus anchas tanto en la literatura como en el imaginario occidental, con personajes femeninos castos y serviles, mujeres caseras, madres o esposas, invalidas y sumisas, pero pulcras y puras: estaban ahi, en casa, como un display, calladas y ausentes, mirando por la ventana, peinandose frente al espejo, embotando mermelada, zurciendo, y, de vez en cuando, debido a su debil caracter, gimoteando. Para los mas progres se creo la imagen inversa, la de la mujer nueva o femme fatale, que, como todo lo reactivo, era lo mismo, pero al reves: ni madres ni esposas, las bellas pero salvajes femmes fatales eran callejeras, enfermizas, destructivas; vestian sedas en vez de delantal, bebian y fumaban, eran ninfomanas insaciables que, en vez de llorar, gritaban, y que en vez de mirar el mundo por la ventana, se arrojaban desde ella. Tanto unas como otras fueron creadas por escritores hombres, que las situaban siempre a la sombra de protagonistas masculinos, y eran en su mayoria el objeto, la cristalizacion de fantasias surgidas del deseo y/o del miedo. Me atreveria a decir, incluso, que, asi como la femme fatale era el constructo opuesto al angel del hogar, la madre angelical, abnegada y sufridora dio lugar a su oscuro reverso: la mum fatale, fria y castradora, cuando no asesina, el personaje-cliche que quiza mas esta costando desenmascarar y por el que se pirran los editores. La literatura occidental ha formado parte de esta construccion historica y cultural de manera activa, recreando, reforzando y realimentando el orden social impuesto y naturalizando los roles de genero. Gracias a esta labor ininterrumpida que ha durado siglos, tambien la credibilidad y la verosimilitud de los personajes fueron secuestradas, como nos recuerda Belen Gopegui en Un pistoletazo en medio de un concierto; cuanto mas se alejasen de esta construccion cultural, mas dificultades tendrian para ser creibles, no solo los personajes femeninos sino tambien las escritoras, en palabras de Joanna Russ, y me gustaria anadir: sobre todo en el caso de las escritoras madres. No me voy a explayar acerca de la marginacion que han sufrido las escritoras a lo largo de la historia, tema acerca del que se ha escrito mucho y bien, ni tampoco acerca de las numerosas estrategias que las escritoras crearon para poder escribir y, sobre todo, publicar. Solo un pequeno apunte: es dificil dilucidar en que medida ha influido esta persecucion de siglos no solo en la autoestima de las escritoras, sino tambien en su autoridad, estilo, temas y personajes, por poner solo algunos ejemplos. La historia tambien se hereda, aunque sea en forma de fantasma. Cuenta Alice Munro que cuando comenzo a escribir era una joven madre con dos bebes (y uno mas en camino) a los cuales obligaba diariamente a dormir la siesta, y que muchas veces le ha asaltado la duda (tambien llamada culpa) de si sus hijas habrian sido mas felices si les hubiera dedicado mas tiempo. Sabemos que Irene Nemirovsky enseno a sus hijas a guardar silencio mientras trabajaba. Su hija acababa durmiendose en el parque y el contacto con aquella carne tibia de nina en su pierna hacia que la autora todavia se concentrase mas. Toni Morrison y Sylvia Plath se despertaban al alba para trabajar, en la hora azul, como la llamaba Plath, para poder escribir sin el peso de ser madres. Nancy Huston se refiere a la maternidad como una vasta red culpabilizadora, recordando las acusaciones que le hicieron, cuando su marido y ella dejaban a su hija con la cuidadora incluso en vacaciones, para poder escribir durante unas horas, acusaciones que solo le hicieron a ella y no a el, tambien escritor. Soy escritora y madre de dos hijos. En el ambito publico me ha costado anos poder decir la segunda parte de la frase sin carraspear. Ademas, son mellizos, dato que no suele pasar desapercibido, sobre todo cuando son pequenos: una vez se sabe, no suele haber vuelta atras, y de repente te convierten y te conviertes en madre, uy, si, de esas madres tan traviesas que, de vez en cuando, mientras los ninos duermen, tienen la aficion de escribir. Di a luz a mis hijos mes y medio antes de publicar mi segundo libro, un hecho que fue harto complicado disimular durante la promocion del mismo: el cuerpo hablaba. Hasta entonces me habia cuidado de no mostrarme demasiado <>, pero todo habia terminado, debia reconstruir mi imagen rapidamente. Los periodistas me preguntaban y yo zanjaba el tema con dureza devolviendoles la pregunta: <>. Cuidaba celosamente que la conversacion no tomara un rumbo domestico. Pero era inevitable: en una entrevista sobre una charla de literatura que me disponia a dar, me preguntaron si estaba escribiendo algo, a lo que yo respondi que no, que acababa de terminar un ensayo, tras lo cual el entrevistador me despidio diciendo que <>. En otra ocasion, el moderador de un club de lectura dijo que mis libros eran menos duros desde que habia sido madre, que la maternidad me habia ablandado; otro, con gesto compungido, me alerto de que con el tercer libro me estaba escorando hacia un terreno literario burgues. Se referia a relatos sobre madres, mujeres que mudan de cuerpo, que cambian de estatus y de capital simbolico con la misma rapidez que ganan kilos y anos... Indudablemente, mi texto estaba contaminado por mi maternidad. Senti que mi cuerpo nunca habia estado tan unido a mi texto, que nunca lo habia tenido tan dificil para ser escritora antes que mujer. Me sentia doblemente cuestionada: como madre y como escritora. Colegas escritoras me han contado que se abstuvieron de publicar poemas acerca de su embarazo y de la crianza intuyendo que estos podrian perjudicar su estatus de escritoras; otra me contaba que cuando su pareja se acercaba con su hija pequena al stand en el que se hallaba firmando libros, poco podia hacer su identidad de escritora contra esa madre infiltrada: su voz y su actitud corporal habian cambiado. Tambien hubo quien me confeso como sentia que su nivel de credibilidad caia en picado cada vez que se subia a una tarima o se sentaba a una mesa redonda estando embarazada. Por no hablar de como influyo en todas las escritoras que conozco el embarazo y su posterior desenlace en su labor como escritoras. Somos a traves de nuestros cuerpos. El cuerpo es el lugar desde el que se es, desde el que se interpretan las situaciones historicas, como dijo Butler, y tambien es el lugar desde el que se escribe. Las industrias mundiales mas poderosas en los ultimos tiempos se han generado en torno al cuerpo: la farmaceutica, la cosmetica, la pornografica, la armamentistica... El cuerpo se ha convertido en el medio para controlar a la gente, pero tambien en un medio para la reivindicacion. Y el texto no es mas que una prolongacion del cuerpo, por lo que tambien somos a traves de nuestros textos y de nuestros personajes, que son los que nos modulan como escritoras. Carole Fives da voz a las sin voz y lo consigue de manera memorable con esta inolvidable madre reptiliana, a quien conoceremos a traves de su parloteo sin filtro, inscribiendose en el mas que necesario nuevo catalogo de madres, junto a las de Irene Nemirovsky, Jamaica Kincaid, Annie Ernaux o Vivian Gornick, entre muchas otras. Porque si los personajes femeninos en general han sido los grandes silenciados de la literatura, los personajes de las madres lo han sido de manera bochornosa. Estaban ahi, pero, al igual que el cuadro que pinta Charlene en el psiquiatrico, ridiculamente dibujadas. Lo denuncian todas las comunidades que han sido, de una u otra manera, silenciadas: el estereotipo niega la voz y la palabra, y es el primer paso para la deshumanizacion y la desautorizacion. Charlene quiere gritar. Quiere recolocarse en su historia. Nos toca escuchar, es su revancha. Nuestra recompensa sera la carcajada.

  • Yo soy una senora de Jaime Bayly

    https://gigalibros.com/yo-soy-una-senora.html

    “Yo desde chica, he sido muy de derecha. Nunca he sido comunista, tan bruta no soy. He sido marihuanera, pero no comunista, he sido marihuanera de derecha”.