• Donde esta el corazon de Maya Moon

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    El valor para comenzar de nuevo llevara a la protagonista de esta novela a un viaje a Nueva York que le deparara muchas situaciones inesperadas.

  • En busca de April de Benjamin Black

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    Era el tiempo mas crudo del invierno, y April Latimer parecia haber desaparecido. Por espacio de varios dias, la niebla de febrero se habia asentado y no daba el menor indicio de que fuese a levantar. En el silencio embozado la ciudad parecia presa del desconcierto, como un hombre al que de pronto le fallara la vista. Los transeuntes, como invalidos, avanzaban a tientas en medio de una oscuridad permanente, pegandose a las fachadas de las casas y a las barandillas y deteniendose con incertidumbre en las esquinas, para pisar con cautela las aceras en busca del bordillo. Los automoviles con los faros encendidos aparecian de pronto como si fueran insectos gigantes, dejando a su paso un reguero lacteo de humo de escape. El periodico de la tarde traia a diario el computo y la relacion de los contratiempos sufridos. Se habia producido una colision de gravedad en el extremo del canal de Rathgar Road, en la que estuvieron involucrados tres vehiculos y un motorista del Ejercito. Un chiquillo fue atropellado por un camion de carbon en Five Lamps, aunque no perdio la vida; la madre juro y perjuro ante el periodista que fue a entrevistarla que se habia salvado por la milagrosa medalla de la Virgen que le habia obligado a llevar colgada del cuello. En Clanbrassil Street fue asaltado un viejo prestamista a plena luz del dia, aparentemente por una banda de amas de casa; la Guardia seguia una linea de investigacion precisa. Una esquinera de Moore Street fue atropellada por un furgon que ni siquiera se detuvo, y la mujer estaba en coma en el hospital de St. James. Y durante el dia entero atronaban en la bahia las bocinas para avisar de la niebla. Phoebe Griffin se consideraba la mejor amiga de April, pero llevaba una semana sin noticias suyas, y estaba convencida de que habia tenido que pasarle algo. No sabia que hacer. Desde luego, April bien podia haberse largado a donde fuera sin decir nada a nadie, asi era April: en opinion de algunos nada convencional, y al decir de otros una bala perdida, aunque Phoebe estaba segura de que ese no habia sido el caso. Las ventanas del primer piso en que vivia April, en Herbert Place, tenian ese aspecto impavido de los interiores que nada dan a conocer, y no solo debido a la niebla: las ventanas tienen ese aspecto cuando las habitaciones que hay tras ellas estan desiertas. Phoebe no sabria decir como, pero asi era. Cruzo al otro lado de la calle y se planto con la barandilla del canal a la espalda y miro la hilera de altas casas, los exteriores de ladrillo oscuro, amenazador, que brillaban humedos en el aire velado. No estaba muy segura de que era lo que tenia la esperanza de ver, acaso un inapreciable movimiento en una cortina, una cara en una ventana, pero alli no habia nadie, no habia nada. La humedad se le filtraba bajo la ropa y contrajo los hombros para protegerse del frio. Oyo pasos a su espalda en el camino de sirga, pero al darse la vuelta no vio a nadie en medio de las colgaduras de un gris impenetrable. Los arboles sin hojas, con las ramas desnudas en alto, parecian casi humanos. El caminante al que no vio tosio una vez, y sono como el ladrido de un zorro. Volvio y ascendio los peldanos de piedra de acceso al portal, y aun apreto otra vez el timbre colocado encima de la tarjeta que ostentaba el nombre de April, aunque supo que no obtendria respuesta. Algunos granos de mica brillaban en el granito de los peldanos; que raros, esos minimos destellos, tan secretos bajo la niebla. Un chirrido desgarrador le llego desde la serreria del otro lado del canal y se dio cuenta entonces del olor que habia percibido antes sin saberlo, el aroma de la madera recien cortada. Echo a caminar por Baggot Street y doblo a la derecha, alejandose del canal. Los talones de sus zapatos planos hacian un ruido sordo en las aceras. Era la hora de almorzar de un dia laborable, pero mas semejaba un domingo al amanecer. La ciudad parecia que estuviera casi desierta, y las pocas personas con que se topo pasaron de largo en un visto y no visto, siniestras como espectros. Iba razonando. El hecho de que no hubiera visto a April desde mediados de la semana anterior, el hecho de no tener noticias suyas, no significaba que April llevara ausente tanto tiempo; ni siquiera significaba que se hubiera ausentado. A pesar de todo, ?ni una palabra desde entonces, ni siquiera una llamada telefonica? En el caso de cualquier otra persona, una semana de silencio tal vez no tuviera mayor relevancia, pero April era una de esas personas de las que se suelen preocupar los demas, y no porque no fuera capaz de cuidarse por si sola, sino porque estaba demasiado segura de que era muy capaz. Las luces estaban encendidas a ambos lados de la puerta del hotel Shelbourne, relucian de un modo extrano, como gigantescos dientes de leon a punto de esparcirse en el aire. El portero, con librea y capote, inmovil ante la puerta, se llevo la mano al sombrero de copa gris y la saludo. De buena gana habria propuesto a Jimmy Minor que se reuniese con ella en el hotel, solo que Jimmy desdenaba esos sitios que consideraba de puro lucimiento y no ponia el pie en ellos a no ser que anduviera investigando una posible noticia, o que fuera a entrevistar a un notable de visita en la ciudad. Siguio adelante, cruzando Kildare Street, y se encamino hacia las escaleras de bajada al Country Shop. A pesar del guante, percibio lo fria y grasienta que estaba la barandilla de las escaleras. En el interior, en cambio, el pequeno cafe le ofrecio calor y luminosidad, y un acogedor aroma de te y de pan recien hecho y de pasteles. Ocupo una mesa junto a la ventana. Habia muy pocos clientes mas, mujeres todas ellas, con sus sombreros, sus bolsas de la compra, sus paquetes. Phoebe pidio una tetera y un sandwich de huevo. Podria haber esperado a que llegara Jimmy, pero ya sabia que se iba a retrasar, como siempre; sospechaba que lo hacia adrede, pues le gustaba dar la sensacion de que andaba mucho mas ajetreado que el resto del mundo. La camarera era una chica grandullona y sonrosada, con papada y una sonrisa amable. Tenia un lobanillo encajado en la hendidura de la aleta nasal al que Phoebe procuro no mirar demasiado. El te que le llevo era casi negro, amargo, con fuertes taninos. El sandwich, cortado en dos triangulos, se rizaba levemente por las esquinas. ?Donde estaria April en ese preciso instante, que podia estar haciendo? En alguna parte tenia que estar, ya que no se encontraba alli. No cabia pensar en ninguna posibilidad distinta. Paso media hora antes de que llegara Jimmy. Lo vio por la ventana bajar a saltos las escaleras y le sorprendio como siempre su ligereza, una persona en miniatura, mas bien un colegial arrugado que un hombre de verdad. Llevaba un impermeable de plastico transparente, del color de la tinta aguada. Tenia el cabello rojizo y ralo, la cara pecosa, y siempre iba desalinado, como si hubiera dormido sin quitarse la ropa y se acabara de levantar de repente. Prendia un cigarrillo con una cerilla cuando entro por la puerta. La vio y se acerco a su mesa, sentandose enseguida y aplastando el impermeable en forma de pelota que coloco bajo la silla. Jimmy todo lo hacia deprisa, como si cada instante fuera la hora tope de entrega a la que tanto temia no llegar. --Bueno, Pheeb --dijo--. ?Que pasa? Tenia brillos de humedad en el cabello, por lo general inerte. El cuello de la chaqueta de pana marron ostentaba una minima nevada de caspa, y cuando se adelanto sobre la mesa a ella le llego su aliento, que olia a tabaco rancio. Sin embargo, tenia la sonrisa mas dulce del mundo, siempre sorprendente por el modo en que le iluminaba ese rostro comprimido, pequeno, vivo. Una de las cosas que mas le divertian era fingir que estaba enamorado de Phoebe, y teatralmente se quejaba ante todo el que quisiera escucharle diciendo que era una mujer cruel, de duro corazon, pues se negaba de plano a concederle el mas minimo avance en sus pretensiones. Era reportero de la seccion de sucesos del Evening Mail, aunque era mas que probable que en esta ciudad adormilada no se produjeran suficientes sucesos delictivos para tenerlo tan ajetreado como a todas horas afirmaba estar. Ella le dijo lo de April, le conto el tiempo que habia pasado desde la ultima vez que hablaron. --?Solo una semana? --dijo Jimmy--. Pues seguramente se habra ido a dar un garbeo con alguno. No se si lo sabes, pero es que de eso tiene fama. Jimmy afectaba un acento copiado de las peliculas; empezo siendo una broma que parecia gastarse a si mismo --<>--, pero ya se habia convertido en un habito, y a estas alturas ni siquiera parecia darse cuenta de lo irritante que resultaba a quienes estaban con el y tenian que aguantar ese retintin impostado. --Si se hubiera marchado a donde sea --dijo Phoebe--, me lo habria dicho. Estoy segurisima. Se acerco la camarera y Jimmy pidio un vaso de cerveza de jengibre y un sandwich de ternera. --Con mucha salsa de rabano picante, encanto. Bien de salsa. Me gusta que pique --lo pronuncio a su manera, diciendo <>. La chica rio con disimulo--. Vaya verruga --dijo cuando se marcho la camarera, tras un silbido apenas audible. --Lobanillo --dijo Phoebe. --?Como? --Es un lobanillo, no una verruga. Jimmy acababa de terminarse el cigarro y prendio uno nuevo. No habia nadie que fumara tanto como Jimmy; una vez le conto a Phoebe que a menudo le daban ganas de fumar cuando ya estaba fumando, y en mas de una ocasion, por descontado, habia prendido un cigarro pese a tener otro encendido en el cenicero, delante de donde estaba. Se retrepo en la silla y cruzo una pierna fina como un palillo, expeliendo una bocanada de humo en forma de corneta a la vez que miraba al techo. --?Entonces tu que crees? --dijo. Phoebe removia con la cucharilla los restos frios del te. --Creo que ha tenido que pasarle algo --dijo con voz queda. El le lanzo una mirada veloz, de soslayo. --?De verdad estas preocupada? Quiero decir, ?de verdad de la buena? Ella se encogio de hombros. No queria parecer melodramatica, no queria darle motivos para que el se riese de ella. La miraba aun de soslayo, con el ceno fruncido. Una noche, en una fiesta que dio en su piso, el le habia dicho que la amistad que tenia ella con April Latimer no dejaba de tener su gracia, y anadio: <>. Estaba aquella vez un poco achispado, y despues acordaron tacitamente olvidar ese dialogo, aunque lo que habia dado a entender de manera un tanto esquinada siguio pesando sobre los dos de un modo que les causaba cierta incomodidad. Y por mas que pudiera ella reirse del comentario y restarle importancia, a Phoebe le dio que pensar, y ese recuerdo aun la contrariaba un poco. --Lo mas probable es que tengas razon, claro --dijo ella entonces--. Lo mas seguro es que sea una de las tipicas chaladuras de April, que por algo es como es. Se habra ido a pasar fuera unos dias y se habra olvidado de decirselo a nadie. Pero en el fondo no se lo podia creer; sencillamente no podia. Al margen de todo lo que pudiera ser, April no era tan desconsiderada, o no de ese modo, y menos cuando se trataba de sus amigas. Llego la camarera con el pedido de Jimmy. Dio un mordisco en forma de media luna al sandwich, y, masticando, dio una honda calada al cigarrillo. --?Y que hay del Principe de Bongo-Bongolandia? --pregunto sin vocalizar. Trago rapidamente, pestaneando por el esfuerzo--. ?No has ido a preguntarle nada a Su Majestad? Lo dijo sonriendo, aunque con un brillo raro en la sonrisa, y la punta de un colmillo afilado le asomo un segundo por la comisura de la boca. Estaba celoso de Patrick Ojukwu; todos los hombres de su circulo de amistades estaban celosos de Patrick, al que apodaban el Principe. Mas de una vez, Phoebe se habia preguntado, de una manera turbada y turbadora, por Patrick y April. ?Se lo habian... o no se lo habian...? Aquello tenia todas las trazas de ser un jugosisimo escandalo, la chica blanca que en el fondo era una bala perdida y el hombre negro, lustroso y llamativo. --Yendo mas a lo que iba --dijo Phoebe--, ?que hay de la senora Latimer? Jimmy afecto un ataque de panico, dando un respingo y levantando una mano. --!Un momento! --exclamo--. Una cosa es el moro, y otra muy distinta es Morgana. La madre de April tenia una reputacion temible entre las amistades de su hija. --Creo que deberia llamarla por telefono, en serio. Ella tiene que saber donde esta April. Jimmy enarco una ceja con todo su escepticismo. --?De verdad te lo parece? Tenia razon al ponerlo en duda, y ella lo sabia. April habia dejado de confiar en su madre tiempo atras; de hecho, las dos apenas se hablaban. --?Y el hermano? --dijo ella. Jimmy se rio con ganas. --?El Gran Ginecologo de Fitzwilliam Square, fontanero de la creme de la creme, para el que no hay tuberia que se resista, por pequena que sea? --No seas repugnante, Jimmy --dijo. Dio un sorbo del te, pero estaba frio--. Aunque ya se que April no le tiene ningun aprecio. --?Que no le tiene aprecio? ?Por que no pruebas a decir que lo aborrece? --Bueno, ?y entonces que quieres que haga? --pregunto. El dio un sorbo de cerveza de jengibre. --?Por que no podras --dijo en tono planidero-- quedar conmigo como una persona normal, en un pub como es debido? No lo entiendo. Parecia que hubiese perdido todo interes por el paradero de April. Hablo con desgana de otros asuntos durante un rato, y luego recogio el tabaco y las cerillas y pesco el impermeable de debajo de la silla, diciendo que tenia que marcharse. Phoebe hizo una senal a la camarera para que le llevase la cuenta. Ya sabia que le tocaria pagar a ella, Jimmy andaba siempre sin blanca, y no tardaron en subir por las escaleras humedas y resbaladizas a la calle. Arriba, Jimmy le puso una mano en el brazo. --Tu no te preocupes --dijo--. Sobre April, quiero decir. Ya aparecera. Un lejano, calido olor a estiercol les llego desde la calle, desde el lugar donde, junto a la barandilla del Green, habia una hilera de coches de caballos que se ofrecian a los turistas para dar una vuelta por la ciudad. En la niebla tenian un aire espectral, los caballos quietos de una manera antinatural, con la cabeza gacha, abatidos, y los cocheros con capote y sombrero de copa encaramados al pescante en actitud de inmovilidad completa, a la expectativa, como si esperasen la orden ya inminente para emprender camino hacia el Paso del Borgo o hacia el domicilio del doctor Jekyll. --?Vuelves al trabajo? --le pregunto Jimmy. Miraba alrededor con los ojos entornados; estaba claramente pensando en otra cosa. --No --dijo Phoebe--. Hoy libro por la tarde --dio una calada al cigarrillo y noto que el aire humedo le entraba con frialdad en el pecho--. He de ir a ver a alguien. A... a mi padre, de hecho. Supongo que no te apetecera acompanarme, claro. El no la miro a los ojos, y se afano en prender un cigarro mas, volviendose de lado y encorvandose sobre las manos, con las que formo pantalla. --Lo siento --dijo a la vez que se enderezaba--. Hay delitos que denunciar, historias que cocinar, reputaciones que mancillar... No hay descanso para el sabueso que husmea en pos de la noticia, ya lo sabes --dijo. Ella le sacaba facilmente una cabeza de estatura. Su impermeable de plastico olia a productos quimicos--. Nos vemos, nina. Echo a caminar hacia Grafton Street, pero se paro en seco y se dio la vuelta y regreso. --Por cierto --dijo--, ?que diferencia hay entre un lobanillo y una verruga? Cuando se marcho, ella se quedo un rato sin saber que hacer, mientras terminaba de ponerse despacio los guantes de piel. Tuvo ese sentimiento descorazonador y compungido que tenia todos los jueves a esas horas, cuando se avecinaba el momento de ir a hacerle a su padre la visita semanal. Ese dia, sin embargo, se habia sumado a su sentimiento una sensacion de inquietud. No lograba entender por que habia propuesto a Jimmy que se reuniera con ella: ?que habia imaginado que le diria, que supuso que podria hacer para disipar sus temores? Algo extrano le parecio notar en su manera de comportarse, lo supo desde el instante en que le hablo de April y de sus dias de silencio; habia sido algo evasivo, incluso algo furtivo. Era muy consciente de la antipatia que bajo la superficie existia entre sus dos amigos, tan disimiles entre si. En cierto modo daba la impresion de que Jimmy estuviera celoso de April, como lo estaba de Patrick Ojukwu. ?O era mas bien resentimiento que celos? De ser asi, ?que era lo que encontraba en April, que era lo que le producia ese resentimiento? Los Latimer de Dun Laoghaire eran una familia respetabilisima, terratenientes, como no, pero daba la impresion de que a juicio de Jimmy ella tambien lo fuese, y eso era algo que no parecia echarselo en cara. Miro hacia el otro lado de la calle, a los coches de caballos, a los cocheros que esperaban con aplomo. Estaba segura de que algo malo, algo muy malo, quien sabe si, tal vez, lo peor de todo, habia tenido que ocurrirle a su amiga. De pronto, un nuevo pensamiento se formo en su mente y la hizo sentirse aun mas intranquila.

  • Yo no soy el de Mirian G. Blanco

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    Sara Wood lleva anos escapando de su <>. Sin dinero, sin recursos y sin saber donde refugiarse, ella decide volver al pueblo donde nacio. Pero lo que menos esperaba era descubrir que la casa de su abuela maternal fue vendida a Jason Scott, un hombre de un metro noventa de estatura, anchas espaldas y con unos ojos azules que le recordaban a los de su hermanastro, Derek Brown. Sara no quiere encontrarse con Derek para evitar darle explicaciones de por que se habia largado del pueblo hace anos. Nadie sabia nada sobre su pasado, y asi debia seguir siendo. ?Pero que sucedera cuando ella tenga que convivir con Jason? ?Sera capaz de dejar de pensar en Derek y en sus penetrantes ojos azules? <>.

  • La peculiar senorita Grey (Damas inadecuadas 1) de Kathia Iblis

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    Primera entrega de la serie <> de Kathia Iblis.

  • Lo bueno del amor [LGBTI] de

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    Esta es la historia de una chica que conoce a un chico, se enamora y acaban juntos.
    O no.
    Porque en realidad Molly Peskin-Suso ha vivido 26 enamoramientos no correspondidos. Como siempre le reprocha su hermana Cassie, al final nunca hace nada por su miedo al rechazo.
    Y ahora Cassie acaba de empezar a salir con una chica y Molly se siente mas sola que nunca. Bueno, excepto por Will, el encantador pelirrojo que esta sorprendentemente interesado en ella. Y su nuevo companero Reid, mas comodo con los personajes de Tolkien que con la gente en general. Con el es muy facil hablar porque jamas podria llegar a gustarle.
    ?Verdad?

  • El millonario y la virgen, Eva Nieto de Eva Nieto

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    Han pasado ocho anos, pero ha vuelto. Mas hambriento que nunca.

  • Nosotros dos (Volumen independiente), Xavier Bosch de Xavier Bosch

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  • La buena esposa de Meg Wolitzer

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    Joan Castleman, mujer de un famoso escritor norteamericano, acompana a su marido a Helsinki, donde posiblemente le den un premio literario casi tan importante como el Nobel. Ya en el avion, el lector se entera de que pase lo que pase, despues de toda una vida juntos, ha decidido dejarle. Esta harta de el y de su egolatria. Al mismo tiempo empieza a rememorar como lo conocio en la Universidad donde era uno de sus profesores y como acabo casandose con el despues de separarse de su mujer anterior y de una hija pequena a las que abandono. Tambien ella ha tenido dos hijos con Joe, pero no se llevan bien con su padre. En un texto muy agil, tipico de Wolitzer, se van desarrollando dos temas paralelos: el triunfo literario de Joe y su pasion por las mujeres, y la frustracion creciente de una mujer que, de joven, queria convertirse en una gran escritora.

  • El secreto del Padre Alcazar de Cami Flores

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    Una chica con graves problemas familiares conoce a un hombre muy apuesto en un club de intercambios de pareja. Mas que el sexo, su halo pacifico, y el color de su alma le hace enamorarse perdidamente de el... Pero Santiago Alcazar es el parroco de una iglesia catolica y lucha con sus propios demonios, entre ellos ser un adicto sexual...

  • La Herencia del Bebe de Mckenna James

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    ?RECHAZADA? --Si, senora. Lo intente dos veces. ?Tiene otra...? La voz del asistente se apaga mientras lo fulmino con la mirada. Ignoro el bufido apenas audible que se escapa de los labios de mi amiga Penelope. Ella esta parada directamente detras de mi, sin duda porque no quiere perderse el momento de presenciar el rechazo de mi tarjeta. Debe pensar que todos sus regalos de navidad han llegado improvisadamente al spa de dia. De hecho, me sorprende que se este controlando a si misma tan bien siendo como es ella. --Claro, dame un segundo--, murmuro, hurgando en mi bolso. Le lanzo una tarjeta de diamantes y lo despacho, asegurandome de que sepa lo molesta que estoy con todo esto. El no me devuelve la mirada mientras murmura un agradecimiento, antes de salir de mi vista. Respirando hondo, sonrio como si no me importara, antes de volver a mirar a mis amigos. --Lo siento--, le digo con un suspiro perezoso. --Estoy segura de que es solo una confusion con el banco-- Me apacigua Holly, apartandose el pelo largo y oscuro de los ojos. Sonrio cuando ella se acerca y me da un apreton tranquilizador en la mano. Estoy segura de que tiene razon, porque se con certeza que hay mucho efectivo en la primera tarjeta, no se llama tarjeta infinita por nada. --Seguro--. Penelope tambien me sonrie, pero a diferencia de Holly, no hay nada comprensivo o genuino en su sonrisa. --Aunque no puedo decir que alguna vez me haya pasado algo como esto--, dice con un fuerte acento sureno, sus labios entreabiertos en una amplia sonrisa. --?Quizas los bancos estan un poco mas atentos a sus clientes mas notables? Abro la boca para devolver una respuesta, pero estoy distraida al ver al asistente caminando. Incluso antes de que hable, se que no es bueno. Busco otra tarjeta en mi bolso en preparacion a lo que va a decir, aunque solo sea para evitar la verguenza de tener que mirarlo cuando me diga que la segunda tarjeta tambien fue rechazada. --Lo siento --Aqui tiene--, ladro, cortandolo mientras empujo otra tarjeta en su mano. --Prueba esa Estoy haciendo todo lo posible para no mostrarlo, pero realmente estoy empezando a entrar en panico. Claro, un rechazo puede explicarse como una confusion en el banco, pero ?dos bancos diferentes tienen problemas al mismo tiempo? No es probable. Aun asi, me aferro a la esperanza de que sea algo tonto, porque pensar en la alternativa es demasiado horrible. --?Puedo pagar con la mia si eso ayuda?-- dice Holly, dando un paso adelante. --Sabes lo mucho que odio cuando tratas de cubrirme de todos modos. Miro hacia otro lado, porque la lastima en sus ojos es aun peor que la expresion de emocion en los de Pen. Asi debe ser como se siente cada vez que trato de pagar por ella, ya que es la unica en nuestro grupo que no es de una familia adinerada. Antes de hoy, nunca habia pensado mucho en como eso podria afectarla. --Esta bien. Pagare--. Pen lanza un suspiro exagerado, antes de dar un paso adelante para ir al rescate y entregarle su tarjeta al asistente. El gran problema es que al hacer esto me hace aun menos feliz que dejar que me cubra, pero no tengo otra opcion. --Espero que no la rechacen--, dice entre risas mientras me mira. --Simplemente moriria de verguenza. Deja de ser una desgraciada y solo paga la maldita factura. Trago mis palabras, porque me niego a darle la reaccion que se que quiere. En cambio, retrocedo con Holly y espero mientras Pen arregla la cuenta. Evito encontrar la mirada de Holly, fingiendo escribir un texto. Lo que realmente estoy haciendo es intentar iniciar sesion en mi banco, pero sigue dandome un error no autorizado. Salto cuando Holly apoya su mano en mi espalda. La miro y deslizo el telefono en mi bolsillo. --Estoy seguro de que todo esta bien, V. Asiento y fuerzo una sonrisa de vuelta. --De acuerdo, chicas, estamos todas listas--, declara Penelope con un gesto dramatico de su mano. Sus ojos oscuros se fijan en los mios. --No necesitaras pasar el resto del dia lavando toallas sucias y malolientes--, dice por encima del hombro con una risita. --Aunque hubiera sido divertido verlo. Pongo los ojos en blanco a su espalda. Si lo refriega con mas fuerza, se rompera una una. No importa que le haya pagado los ultimos cincuenta viajes aqui; ella ordenara esto tanto como pueda. Mientras lucho contra las lagrimas, salimos. Respiro profundamente, el aire frio me quema los pulmones. Lo ultimo que quiero es que me vean llorar. --Oh, carino, relajate. Solo juego contigo-- Pen se rie y me abraza. --No seas tan sensible. Ni siquiera tienes que devolverme el dinero. --?Cuarenta y nueve viajes mas y estamos a mano?-- Respondo con una sonrisa falsa. --No sabia que llevabas la cuenta--, murmura, lanzandole una mirada a Holly. --De todos modos, me encantaria pasar el rato y conversar, pero tengo una cita y debo prepararme. Abrazo a las dos y luego camino hacia mi auto, un Fiat Spider rojo de dos asientos que papa me compro cuando me gradue de SCAD. Ir a la universidad era algo en lo que mi abuela habia insistido, aunque no estoy segura de por que, no es como si fuera a necesitar darle uso. Abrochandome el cinturon me dirijo a casa. Intento llamar a papa por el camino, pero no responde. Frunzo el ceno e intento de nuevo, pero todavia no hay respuesta. Esto es raro. Papa siempre responde, incluso si es solo para ladrar en la linea que el esta ocupado con algo mas importante que yo. En realidad, asi es como van las conversaciones. Si no va a contestar el telefono, entonces tendre que ir alli. Treinta minutos despues, al entrar en el largo y extenso camino de entrada que conduce a la mansion de mi padre, se que algo no esta bien. Probablemente sean los diez coches de policia que me estan dando esa impresion. Tampoco son coches de policia ordinarios, estas son furgonetas negras brillantes, del tipo que asocias con persecuciones de alto perfil o grandes operaciones: palabras pronunciadas por alguien que obviamente ha visto demasiado Criminal Minds. Aparco junto a una de las furgonetas y salgo. Mi corazon se acelera mientras avanzo por el camino, tan rapido como mis tacones Christian Louboutin de 4000 dolares me llevan. Los hombres con trajes pululan a mi alrededor, con lo que normalmente estaria muy feliz, pero no hoy, no cuando se que algo esta muy mal. Abriendome paso por la puerta principal, miro a mi alrededor en estado de shock. Hay gente por todos lados. Entran y salen, llevando todo, desde computadoras, a pilas de archivos, hasta una cuadernos y carpetas que reconozco como mias desde mi ultimo ano de secundaria. --Hola--, le digo, entrando en el camino de uno de esos hombres. Se detiene en seco y me mira impaciente. --?Que estas haciendo? --, pregunto. --Seguir ordenes--, replica, frunciendo el ceno. --?Y usted es? --Valentina Rossi--, anuncio, enderezandome al anunciar mi nombre tal como me ensenaron los anos de encanto de la escuela. --Ah-- El mira por encima del hombro y llama a alguien. Una mujer levanta la vista y asiente al verme. Ella camina hacia nosotros y me lleva fuera de la habitacion, hacia la sala formal. --?Senorita Rossi, supongo? Asiento, con la garganta seca. --?Donde esta mi padre? --Ha sido detenido bajo sospecha de fraude. Estamos aqui recolectando cualquier cosa que pueda contener evidencia --, explica. La miro y me rio. No puede hablar en serio, ?verdad? --?Sabes quien es mi padre?-- Pregunto, levantando una ceja. La mujer me mira directamente a los ojos. --Sabemos exactamente quien es el, y es por eso que nos estamos tomando esto tan en serio-- --Entonces, ?te lo llevas todo?--, cuestiono, aun incredula. --?Y sus cuentas?, ?Han sido congeladas tambien? Me sonrojo al darme cuenta de lo superficial que debo sonar. Probablemente piense que soy otro bebe malcriado del fondo fiduciario, que vive del dinero de papa. Bien, entonces ella tendria razon, pero no es mi culpa. Soy un producto de mi educacion. --Sus cuentas no estan congeladas, senorita Rossi. Estan vacias. --?Que quieres decir con vacias?-- gruno --Mis cuentas nunca han estado vacias en mi vida. Tengo un fondo fiduciario… --Tenias un fondo fiduciario--, Corrigio ella. --Tu padre movio todo a un lugar desconocido, y estamos haciendo todo lo posible para tratar de encontrarlo. ?Vacio mi fondo fiduciario? Mi corazon late en mi pecho. El no me haria eso … ?o si? No, tiene que haber algun tipo de explicacion. Probablemente este tratando de protegerme moviendo mi dinero a un lugar seguro. Estoy convencida que hablar con el aclarara todo. --Quiero verlo--, Demando. --?Donde esta el? Ella sacude su cabeza. --Lo siento, no puedes. No hasta que hayamos terminado de recopilar nuestra evidencia-- Se mete la mano en el bolsillo y saca una tarjeta. La tomo y miro, sintiendome entumecida. --Llamame manana. Arreglare que lo veas tan pronto como sea posible. Mientras tanto, lo siento, pero no puedes quedarte aqui. Puedo ayudarte a encontrar un alojamiento alternativo... --Tengo un apartamento--, interrumpo, metiendo la tarjeta en mi bolsillo. --Solo estaba aqui porque …-- Me detuve, dandole una sonrisa tensa. Al menos ahora se por que rechazaron mis tarjetas. --Gracias por tu ayuda. Camino hacia mi auto y entro. Me siento alli por un rato, mirandolos entrar y salir de la casa como abejas obreras. ?Fraude? Sacudo la cabeza. No tiene ningun sentido. Mi padre es muchas cosas, pero no esto. ?O tal vez no conozco a mi padre tan bien como pensaba? Salgo del ascensor de Sorrel Towers hacia el atico que llame hogar durante el ultimo ano. Todo lo que quiero hacer es acurrucarme como una pequena bola en mi cama, pero justo cuando llego a la puerta principal, escucho a alguien toser detras de mi. Me giro y encuentro al administrador del edificio, que sonrie torpemente mientras se pone de pie. --Valentina--, murmura, una gota de sudor cae por su frente. --Lo siento, pero el gerente de contabilidad llamo y me pidio que hable con usted. Parece que su ultimo cheque de alquiler reboto … --?Oh?-- Digo y frunzo el ceno, como si no tuviera idea de por que pudo haber sucedido. -- Bueno. Ire al banco y lo resolvere lo antes posible. El alivio inunda su rostro. --Gracias-- Respira y luego duda, como si estuviera sopesando decir que mas tiene en mente. Levanto las cejas, expectante. --Es solo que… ?esta todo bien? Vi a tu padre en las noticias, y luego, cuando el cheque no paso… --Se interrumpe nuevamente, luciendo avergonzado. Lo miro friamente, inclinando ligeramente la cabeza. --En el ano que he estado viviendo aqui, ?alguna vez he dejado de pagar, Andreas?-- pregunto. Sacude la cabeza, sus mejillas sonrojadas. --Exactamente. Y no tengo la intencion de empezar ahora-- Agrego, y le doy una mirada severa. --Por supuesto. No quise ofenderte --, musita. --Es solo que… estaba preocupado… -- Se rie con inquietud mientras se frota la nuca. Casi siento pena al notar su estado; pareciera que va a desmayarse en cualquier momento. --Si te preocupa como puedo pagar este lugar, deberias calmarte--, le aseguro --Tengo un fondo fiduciario que podria comprar comodamente este edificio y sus inquilinos tambien-- Lo que es mucho teniendo en cuenta que Sorrel Towers alberga a algunas de las elites mas ricas de toda Savannah. Me detengo el tiempo suficiente para deslizar mi llave en la cerradura, luego miro hacia atras y arqueo la frente. --?Hay algo mas?-- Agrego, esperando haber dejado en claro que nuestra conversacion ha terminado. --No, lamento haberle molestado con esto. Que tenga buenas noches, senorita Rossi-- El asiente con la cabeza hacia mi, luego corre a la vuelta de la esquina en direccion a los ascensores. Entro y recuesto mi espalda contra la puerta hasta que se cierra de golpe, luego me deslizo hacia el suelo, abrazando mis piernas contra mi. Esta manana me desperte y fue como cualquier otro dia. ?Como cambio todo tanto en el espacio de unas pocas horas? Mas importante aun, ?como diablos voy a llegar con el dinero del alquiler? No hay forma de que pueda encontrar ese monto de efectivo. Mi estomago se revuelve ante la idea de mudarme, porque amo mi departamento. Ubicado en el corazon del distrito historico, es la definicion de la opulencia y el lujo. Desde la vista de un millon de dolares hasta la banera de hidromasaje en el balcon, es la casa que siempre sone. El precio no fue un factor y mi padre estaba mas que feliz de conseguirlo, como todo lo que le pedia. Supongo que anos de descuidar emocionalmente a tu hija te hacen sentir culpa. Respiro lentamente, tratando de detener el ataque de panico que se que se avecina. Todo estara bien. Solo necesito sobrevivir hasta que mi padre resuelva esto. Me rio de lo ingenua que soy. ?Como puede estar bien? El unico dinero que tengo esta en ese fondo fiduciario, que aparentemente ahora esta vacio. Cuando quitas eso de la ecuacion, mi valor total asciende a la friolera de diez dolares. Conseguir un trabajo no tiene sentido, porque ni siquiera cubriria mi renta, y mucho menos mis otros gastos. Demonios, incluso diez trabajos no estarian cerca de sacarme de este lio. ?Que diablos voy a hacer?

  • Por ultima vez: ?Venganza o Justicia? de Isela Reyes

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    Si supieras que tu tiempo esta contado, ?Que harias? ?Despedirte de tus seres amados? O ?Cobrar venganza de aquellos que te lastimaron?

  • Intrigas de alta sociedad 2 de Ana Allende

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    Elizabeth Salt, hija del prestigioso abogado Marcos Salt, descubre con su muerte que su madre Isabella Salt, la cual siempre anhelo por su repentina partida, no es su madre y su amado, pero sobre protector padre, tampoco lo era, ya que el la ha adoptado en un momento de tragedia familiar; ahora su supuesta madre la ha dejado sin nada, reclamando lo que cree que le corresponde por derecho. Sin mas opcion, Liz decide comenzar un camino de descubrimiento personal, en donde las principales preguntas son ?Quien es?, ?cual es su identidad?, y ?como recobrar lo que le ha sido arrebatado? En compania de nuevas amistades, que consigue a lo largo de ese camino, y a su caballero encantado Liam Johnson, se propone a recoger lo pedazos de su vida, sin darse cuenta de que todavia la vida le tenia preparada una serie de eventos que la sorprenderan y llenaran de aun mas tristeza y confusion. CAPITULO I Me encuentro caminando alrededor de lo que un dia me pertenecio, donde un dia vivi momentos inmemorables, con un padre que ahora descubro que no era el mio: momentos de una vida que no era mia, tal vez por eso siempre senti que no pertenecia a ese mundo en donde todo era singularidad y perfeccion; un monton de recuerdos regresan a mi cabeza como si de una pelicula se tratara, mi padre gritando, mi padre peleando, discutiendo con la servidumbre, el estresado en su despacho. Tengo que hacer un increible esfuerzo para recordar otros momentos, como cuando me daba mis regalos de navidad o cuando se disfrazaba de Santa Claus para hacerme reir, cuando me acompanaba a buscar mis huevos de pascua, momentos que vivi y que ahora no se si en realidad eran mios por amor o por simple responsabilidad. Sin embargo, no puedo negar que mi padre me hizo vivir una ninez envidiable y eso se lo debo agradecer; me siento en una pequena banca en medio de Central Park, por primera vez en mi vida no se que camino seguir, que decisiones tomar, me siento perdida y destruida emocionalmente, miro a las parejas caminar y no puedo evitar pensar en mi caballero de armadura reluciente, Liam, ya falta poco para que sea mi hora de llegada a casa y, de seguro, esta ansioso esperandome pero ?Como le explico todo lo sucedido? ?Como le explico que yo, no soy yo y que esta vida no es mia? Las lagrimas amenazan con invadir mis ojos, asi que sacudo mi cabeza y trato de tomar una decision. Son casi las 6:00 de la tarde y me encuentro en el mismo lugar, no he tenido las fuerzas de hacer algo mas y la sensacion abrumadora no desaparece de mi. Todo esto de mi adopcion y la aparicion de mi "Madre" hubiera sido mas facil de asimilar bajo otras circunstancias. De Isabella podia esperar cualquier cosa, pero lo que nunca espere que sucediera fue que mi "amiga", mi "confidente", me pagara con esta moneda; todavia recuerdo su mirada y el desprecio con que me hablaba, se me eriza la piel, y pensar que en algun momento su amistad fue incondicional. Me hacen ver y pensar las cosas desde otro punto de vista, empezando porque tal amistad nunca existio, sus reclamos el dia de hoy me hicieron darme cuenta de que todo fue por simple interes y cuando por alguna razon se vio desplazada por mi, su interes se convirtio en rencor, un rencor que fue almacenando hasta que exploto. La verdad yo nunca desee hacerle dano, siempre la vi como una chica indefensa de alguna manera y, por lo tanto, siempre busque la forma de cuidarla, pero eso la hizo sentirse sobre-merecedora de cosas que escapan de mis manos; no puedo evitar pensar que tal vez todo esto es mi culpa, miro al horizonte y me percato como pequenas hebras de sol empiezan a ocultarse y se que es momento de tomar la proxima decision, he decidido buscar un lugar, un pequeno hotel a las afueras de Manhattan, necesito tiempo para mi, para pensar, para asimilar tanta informacion. Tomo mi bolso, saco mi celular y en mi buscador favorito de internet busco un hotel modesto y alejado del bullicio de Nueva York, rapidamente lo encuentro, es pequeno y sencillo, tiene todos los aspectos que necesito para facilitar este momento de transicion, aparte de que estoy segura que alla nadie me encontrara porque estoy segura que Matt y Liam me buscaran hasta debajo de las piedras y yo solo necesito estar sola. Rapidamente me levanto de la banca y me dispongo a buscar un taxi que me lleve al lugar que por un par de dias sera mi refugio. Llego al hotel y me asombra su belleza natural, se encuentra en medio de un area boscosa, con muchos arboles a su alrededor e inmediatamente me siento a gusto y relajada con mi decision, paso al lobby y me registro en una habitacion sencilla sin muchos lujos. Al entrar en ella, veo una pequena cama con sabanas un poco descoloridas, que en algun momento fueron azul, dos almohadas y un cojin en el medio, una mesita de noche color marron clara y una lampara blanca sobre ella; de un extremo, una pequena peinadora con un par de gavetas y un hermoso espejo decorado, y justo frente a la cama un pequeno televisor y, por su puesto, un modesto bano; para lo que pienso hacer en esa habitacion es mas que perfecta, no tiene muchas cosas en las que me puedan distraer; luego de tomar un largo bano, miro mi telefono celular y tengo 10 llamadas de Matt y 28 de Liam, !VEINTIOCHO! Me parece una locura, me encantaria poder responderle, poder llamarlo, pero en ese momento no encuentro la fuerza ni las palabras correctas para decirle algo coherente, asi que dejo a un lado mi celular y me concentro en mi misma, es lo que necesito; me lanzo en mi comoda cama, prendo el televisor y rapidamente consigo una pelicula que me engancha, aunque un par de minutos despues caigo en un profundo sueno. Es mi cuarto, dia en el hotel y no lo puedo negar, me he sentido mucho mejor, aunque lo unico que no me deja tener una concentracion perfecta son las 20 llamadas al dia que me hace Liam, del resto, todo me ha servido de bastante ayuda, aunque todavia no logro descifrar cual sera mi siguiente paso en la vida. Tocan la puerta y es Maria, una mucama del hotel que se ha ofrecido para ayudarme en cualquier cosa que necesite, luego de haberme encontrado el dia numero 2 acostada en mi cama llorando desconsoladamente; es una chica muy linda, de mi edad, morena, de cabello largo negro y, aunque un poco llenita, tiene muy linda silueta, aparte de eso tiene un nino de dos anos de edad que es una monada, a veces cuando no consigue quien se lo cuide, lo lleva con ella al trabajo y pasa un par de horas en mi habitacion viendo munequitos. --Hola maria ?Como estas? --Bien senora Elizabeth. --Ya te he dicho que me digas Liz por favor. --Esta bien Liz, pase a entregarle lo que me habia encargado el dia de ayer. Me pasa una bolsa en donde encuentro un par de jeans, una blusa negra y un par de botas de corte alto, sonrio y le doy un abrazo. --Gracias Maria, ya tenia mucho tiempo con la misma ropa y sentia que iba a enloquecer. -- Saco mi lengua en senal de desagrado y ella rie.

  • En la cama del siciliano de Sharon Kendrick

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    Cuando la esposa que lo habia abandonado le pidio el divorcio, el multimillonario siciliano Rocco Barberi decidio aprovechar la oportunidad. Nunca habian hablado de su doloroso pasado, pero aquella era la oportunidad perfecta para hacer suya a Nicole y olvidarse de ella para siempre.

  • La Bolivia de Marian Izaguirre

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    Querido Richard: Te extranara saber que estoy de nuevo en La Bolivia, el lugar en el que vivio mi familia durante tantos anos y del que luego fuimos alejandonos, hasta que todo quedo reducido a un simple recuerdo enterrado entre montanas de polvo. Tendrias que ver el estado en el que se encuentran la Casa Grande, el cenador de las glicinias, las laderas del mirador… Algunas cosas se conservan milagrosamente. Otras han perdido todo sentido y parecen decorados de una obra que nadie se molestara en representar jamas. La casa y el resto de las dependencias estan enmohecidas. El enfoscado se ha caido en la fachada principal y una de las habitaciones de la segunda planta tiene el tejado hundido. Los pajaros anidan dentro, al amparo de las vigas, y el divan esta enterrado entre un centenar de tejas y cascotes. Desde el centro de la habitacion se puede ver el cielo. Es un efecto extrano, desconcertante, porque se oye un rumor continuo de seres vivos, el olor del campo invade la estancia y tienes la sensacion de que hay alguien escondido entre las sombras. Por las noches me gusta asomarme a ese pequeno hueco a traves del cual puedo contemplar las estrellas y, en cierto modo, la cara oculta del pasado. Mi padre hacia eso mismo. Intentar desentranar los secretos dormidos en la alacena de la historia. En esa habitacion de la que te hablo estaba su santuario. Alli pasaba horas y horas con sus papeles y sus extranas caligrafias sin sentido. !Que par de locos nuestros padres! ?Recuerdas el gimnasio? Esta totalmente destruido. Alguien se ha llevado los aparatos en los que esos dos krausistas chiflados se retorcian cada dia. Solo queda la escala que hizo tu padre y el viejo plinto de madera, que ahora tiene las tripas de gomaespuma al aire. Me apena ver todo este abandono, pero al mismo tiempo siento un nudo de emocion en el pecho, como si estuviera a punto de descifrar el ultimo parrafo de un manuscrito inacabable. El abandono es una idea terrible, una amenaza que va cosida a las personas como si se tratara de su sombra. La parte humana de La Bolivia, las edificaciones, los muebles, todo aquello que hicieron los hombres, sufre su ausencia y decae hasta su pronta desaparicion. Pero el resto de la finca, su lado salvaje, ha mejorado considerablemente. Solo la naturaleza es capaz de regenerarse a nuestras espaldas, solo los arboles, las plantas, el campo, sobreviven a esta brutal ausencia de seres humanos. El yelamo parece mas verde y frondoso que nunca y los alcornoques, ahora que la Compania Corchera ha dejado de explotarlos, surgen por todo el monte. Los caminos que se abrieron para las recuas de mulas han desaparecido y ahora todo el sobral es un bosque salvaje en el que los arboles crecen deformes, pegados los unos a los otros. A veces las copas se entretejen y oprimen hasta formar un techo verde que apenas deja entrar unos cuantos rayos de sol. Me temo que este es uno de esos lugares que sobreviven a su propia historia. Antes de que perteneciera a mi familia, habia sido una de las muchas fincas de recreo que los duques de Alcoy tenian en Andalucia. La Casa Grande eran las antiguas caballerizas y la explanada que tu y yo conocimos como El Mirador, ese hermoso alto rodeado de castanos y especies exoticas que tanto admiraba tu padre, era el lugar en el que estuvo la primitiva residencia. Por lo visto, la duquesa era aficionada a la botanica y lleno los alrededores de arboles y toda clase de pajaros que hacia traer de America. ?Recuerdas las cotorras, herrerillos y torcaces que cruzaban de copa en copa, entre ginkgos y catalpas? ?Recuerdas el arbol de las trompetas, o aquel otro fresno de flores blancas que tu padre llamaba <>? La duquesa veia todo ese vergel desde sus ventanas. Debio de ser un lugar hermoso. Cuando mi abuelo compro La Bolivia, la casa de los duques ya no existia. Se habia quemado totalmente. En el incendio murio uno de los hijos y, segun he oido, esa fue la causa de que la vendieran.

  • Un amor a la fuerza de Helen Blue

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    "Un, dos, tres: Juguemos en el mar..." Elizabeth ahogo un grito al tiempo que se incorporaba rapidamente en la comoda cama. Temblaba. Y ademas su cuerpo estaba repleto de un sudor frio. Respiro hondo, intentando calmar su agitada respiracion. Finalmente se levanto de la cama. Sus pies descalzos recorrieron la habitacion hasta situarse frente a la ventana. Aparto la raida cortina blanca que cubria el exterior y observo el mar a lo lejos. Las olas chocaban con fuerza contra las rocas de la costa en aquella tetrica noche. Elizabeth recordo de nuevo aquel sueno que en los ultimos dias se habia repetido con constancia: Una nina de apenas ocho anos y largos cabellos negros paseaba por la cubierta de un grandioso barco sujetando entre sus manos un viejo oso de peluche mientras cantaba alegremente: "Un, dos, tres, juguemos en el mar..." Elizabeth ahogo un gemido al escuchar de nuevo aquella tierna voz. Poco despues, cuando su pulso de nuevo se tranquilizo, volvio a acostarse entre las blancas sabanas de su mullida cama. Estaba cansada; pero no queria sonar, queria dormir. ***** --!Marco! --grito un atractivo muchacho que se encontraba ante un timon de gruesa madera de roble --. !Alza las velas inferiores! --Pero... capitan... --!Hazme caso! --ordeno el otro--. La tormenta apenas durara unos minutos mas. Las nubes se dirigen hacia el Oeste. El joven muchacho llamado Marco alzo las velas inferiores, obedeciendo a su capitan. Finalmente, este no se habia equivocado. Durante unos instantes toda la tripulacion dudo de sus conocimientos meteorologicos, pero, pasados unos minutos, la tormenta ceso y los truenos se perdieron a lo lejos, entre la oscuridad de la noche. --Estoy empapado --murmuro el capitan con un gesto hosco, mientras miraba sus holgados ropajes--. ?Quedan mantas abajo? --Por supuesto, mi capitan --contesto uno de los tripulantes. --Esta bien. --Suspiro--. Dormire un poco. Eddi, te dejo a cargo del timon. Y sin decir nada mas, Jack, capitan de aquel majestuoso barco, bajo al piso interior de este dirigiendose hacia su habitacion. Habia sido una noche dura, navegar cuando habia tormenta siempre era mas complicado de lo normal, sobre todo si media parte de la tripulacion era completamente inutil y ademas la oscuridad les impedia utilizar el sofisticado sentido de la vista. Jack suspiro mientras se desvestia para cobijarse bajo una calida manta. Encendio un polvoriento candelabro, acto seguido cogio algunas paginas mal escritas de un viejo libro y comenzo a leer, intentando descifrar lo que la borrosa tinta expresaba. Finalmente, dandose por vencido se quedo profundamente dormido. Alguien ataco sus suenos de nuevo: "un, dos, tres: Juguemos en el mar..." Capitulo 1 Jack se desperto sobresaltado: Otra vez aquel maldito sueno. Respiro profundamente y poco despues comenzo a vestirse. Cuando subio a la cubierta del barco les indico a algunos de los tripulantes, que habian pasado alli toda la noche, que fuesen a descansar. Finalmente, con aire sombrio se hizo cargo del timon, dirigiendolo hacia la costa: tenian que buscar algunos marinos mas; ademas, la alimentacion comenzaba a escasear. Por ello, se acercaban rapidamente hacia una prestigiosa isla del lugar, llena de civilizacion. Justo lo que Jack tanto odiaba. Nunca le habia gustado la tierra. El habia crecido en el mar, por ello las aguas eran su unico y mas preciado amor. Tenia una personalidad bastante particular: nadie lo conocia verdaderamente. Y aunque muchos podian hacerse a la idea de como era... jamas estarian completamente seguros, pues dentro de el habia tantas contradicciones que a veces el mismo Jack dudaba de que su cerebro funcionase con normalidad. Sin embargo, aquel dia tendria que hacer una excepcion y encallar el barco en la costa. Beberian ron y pasarian la noche en algun bar repleto de malhechores; mas luego, a la manana siguiente, volverian a partir. --Capitan --dijo uno de los tripulantes que a el mejor le caian--. El viento sopla en contra. --!No importa, Patrick! --Grito este, desde la cubierta, indiferente. --Pero... capitan... tardaremos... un... --He dicho que no importa --puntualizo Jack. Cuando le repetian dos veces las cosas solia ponerse de muy mal humor. Patrick se encogio de hombros. --Traeme una botella de ron --pidio Jack. --Si se acaba de levantar mi capit... Jack le dirigio una malevola mirada que lo decia todo. Sin anadir nada mas, Patrick bajo a la bodega, abrio una botella de ron y se la tendio a su capitan, que bebio como si aquel fuese el desayuno. --Se vuelve a repetir ese maldito sueno --le dijo Jack, cuando supo que estaban a solas y el timon iba en la direccion correcta. Se sento en una tabla de madera, observando el tranquilo mar. --?El sueno de Eveline? --pregunto Patrick. --El mismo. --Deberia hacer algo --sugirio el tripulante--. Puede que ese sueno esconda mas de lo que sabemos hasta el momento. Fue una historia tragica... Pero no se por que, tengo el presentimiento de que aun no ha terminado. --Eso mismo pienso yo --admitio Jack, mientras suspiraba y observaba sus rotos ropajes--. Pero nada puedo hacer hasta que no adivinemos algo mas. Lo que sabemos hasta el ahora no me interesa. Solo es una estupida historia de amor. Algo efimero. Patrick asintio. Aquel sueno de la nina, de largos cabellos negros, se le habia repetido con constancia durante los ultimos nueve anos. Y Jack dudaba que aquello fuese algo casual. La frase: "Un, dos, tres, juguemos en el mar..." se habia incrustado en su mente con un torbellino de misterio a su alrededor. Debia esconder algun significado. Y el estaba seguro de ello. Por suerte no tardaron demasiado en llegar a la Isla Mawerther; donde debian desembarcar. El viento en contra no habia hecho mas que ralentizar su viaje. Jack suspiro, orgulloso. Saco una tabla de madera, junto con los demas, posandola en el canal del puerto. Los tripulantes comenzaron a bajar llevando con ellos los barriles que ya estaban vacios. Un hombre bien vestido, con uniforme de la corte, interrumpio el paso del capitan que avanzaba en primer lugar. --Perdone. --Tosio mientras sujetaba un papel en sus temblorosos dedos, acompanado por una fina pluma--. Encallar el barco en este puerto cuesta tres monedas. Jack pestaneo. Lo miro y rio a carcajadas. El hombrecillo dio un paso atras cuando observo lo que eran aquellos marinos.

  • El chico q de Arwen Greyue caminaba como John Wayen de Arwen Grey

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    Era guapo, tenia talento, una voz capaz de hacerte llorar de emocion y caminaba como John Wayne, pero tambien era el tipo mas gilipollas que he conocido en mi vida. Deirdre releyo las pocas lineas que habia escrito con gesto critico. Como persona que conocia a Adam Elliot desde sus mas tristes y pobres inicios, al punto de que conocia de que barro estaban hechos sus pies, podia asegurar que eran verdades como campanarios, pero dudaba que el director Matthews las aprobara para publicarlas en el articulo que estaban preparando para la conmemoracion de dentro de una semana. Ese maldito pueblo debia de ser el unico donde homenajeaban una vez al ano a los vecinos que hubieran hecho algo, lo que fuera, por llevar el nombre de su lugar natal por el mundo. Y ese ano le tocaba a Adam Elliot, el mismo que jamas habia nombrado McMinnville en nada que hubiera hecho, ya fuera cancion, entrevista o reportaje que ella hubiera visto. Cualquiera diria que habia surgido de la espuma del mar, como Venus. Tras unos instantes de duda, siguio escribiendo con una sensacion de revancha que no habia sentido en toda su vida. No publicaria aquella pequena biografia, era evidente, pero esa especie de terapia le estaba sentando de vicio. Egocentrico, egoista, se creia el ombligo del mundo. El ombligo mas bonito del universo, por supuesto. Ademas de ser el tipo mas gilipollas que haya conocido, tambien es el mas creido y el mas imbecil. Si alguien me vuelve a decir, con un brillo picaro en la mirada, que, si me siento feliz de haber sido su primer amor y la inspiracion de su puta cancion, juro que le rompere las piernas. Solo por eso merecera la pena volver a verlo. --?Que tal va la biografia de nuestra estrella local? Los dedos de Deirdre se convirtieron en garras al escuchar la voz del director Matthews justo a su espalda. Habia sido su profesor de Historia cuando estudiaba en ese instituto y, ahora que era ella la que daba clases alli, seguia sintiendose como una ninata pillada en falta cada vez que le hablaba con aquella voz impostada. --Bien, bien --balbuceo, tratando de ocultar con el cuerpo la pantalla a los ojos inquisitivos de su superior. Si viera lo que estaba escribiendo, estaba convencida de que le daria un patatus. El director carraspeo, satisfecho de si mismo al ver que todavia la tenia subyugada por medio del terror, a pesar de que ya tenia mas de treinta anos y que no le daba clases. --Esmerese, Hopkins. Queremos que el muchacho se sienta en casa otra vez cuando vuelva. No vaya a pensar que somos unos pueblerinos --anadio con una risa estupida que hizo que Deirdre se sintiera fatal. Trato de mantener la mirada impasible mientras el director del instituto donde tanto ella como el hijo prodigo, y ahora estrella del country, habian estudiado le volvia a contar todo lo que estaban planeando para el dia en que el gran hombre pusiera el pie en su pueblo natal, como si ella misma no hubiera organizado la mayoria de aquellos eventos. Habria un concierto en la cueva mas impresionante del mundo, la caverna de Cumberland, donde los ninos cantarian sus grandes exitos y donde todos esperaban que Adam tuviera la deferencia de deleitarlos con alguno de sus temas mas conocidos. Ese magno evento seria seguido de una cena de gala con todas las autoridades del pueblo, los medios locales (y parte de los de los alrededores). Habria una recepcion a la que estaban invitados todos los alumnos ilustres del instituto, aunque ninguno tan ilustre como el propio homenajeado, Adam Elliot. Este evento se organizaba cada ano, pero en esta ocasion el invitado estrella seria una estrella real, asi que habia gente que llevaba esperando el momento casi como si fuera Navidad. Cualquiera diria que no lo conocian casi desde que llevaba panales. Y tambien habria fuegos artificiales, mas impresionantes y caros que los del 4 de Julio, justo despues de un picnic en el lago donde la mitad del pueblo habia perdido la virginidad con la otra mitad. Para todo aquello habian encargado la comida suficiente como para alimentar a un pais del tercer mundo, lo cual la avergonzaba cada vez que veia el presupuesto. Y, por supuesto, estaria regado con bebida, mucha bebida, aunque eso la avergonzaba algo menos, porque pensaba pasarse todo el tiempo que pudiera con una copa en la mano, intentando olvidar que aquella pesadilla estaba ocurriendo de verdad. Por algun motivo, el director Mathews parecia empenado en creer que ella se sentia feliz de participar, y aun de liderar, toda aquella pantomima. La realidad era que ni siquiera le habian preguntado. Nadie le habia dado siquiera la oportunidad de negarse. Porque, ?como iba a hacerlo, siendo ella quien era? Porque, por supuesto, Deirdre debia estar presente en todo aquello. Porque ella habia sido el origen de la carrera de Adam Elliot. Por supuesto, se suponia que debia conformarse con ser una chica mas en una cancion de country, guapa, sexy y, sobre todo, callada. Pero daba la casualidad de que llevaba asi demasiado tiempo. Y se habia cansado. CAPITULO 2 VOLVERE AL SUR Adam iba haciendose a la idea de volver a McMinnville despues de veinte anos de haber escapado de alli con la cola entre las piernas, como si le persiguiera todo el ejercito de la Union. Tambien era cierto que hacia unos cinco anos, incluso dos, todo habria sido mas dificil, pero ahora casi le apetecia volver a ver la vieja casa estilo Reina Ana donde se habia criado, viendo cada fin de semana a su padre vestido de general confederado lanzando arengas a un ejercito de soldados fantasmas, sable en mano, mientras toda la casa se llenaba con el delicioso olor del asado y la ensalada de patatas que preparaba su madre para la enorme familia que no eran. Luego se pasaban comiendo sobras toda la semana, pero eso a ella le daba igual. El instituto, el campo de futbol, la bolera, el teatro Park... todas esas cosas que nunca habia apreciado mientras vivia alli. Y ahora tampoco. Debia admitir que el pueblo era un asco, pero el director Matthews no dejaba de insistir en que lo esperaban para la celebracion de una especie de festival. Para ser sincero, no le habia hecho mucho caso a lo que le habia dicho. Llevaba anos insistiendo en que debia volver a casa para dar un concierto, una charla motivacional para los alumnos de su antiguo centro escolar... lo que fuera. Y el se habia negado siempre aduciendo una agenda apretadisima. Porque, que podia decir sobre aquella deliciosa epoca escolar si para el habia sido un alivio la graduacion, que suponia no tener que toparse cada dia con la gente que le hacia la vida imposible. Pero ahora ya no era ese ninato delgado, con un peinado imposible y que pretendia ser rebelde pero se cagaba en los pantalones cada vez que alguien lo llamaba desde detras. Nunca habia sido un valiente, y todo en su vida lo demostraba. De hecho, su misma situacion lo gritaba a los cuatro vientos. Ahora ya no tenia excusa para no enfrentarse a sus fantasmas. A los de carne y hueso, al menos. Su apretada agenda no existia. Le habia costado darse cuenta. Habia sido tan paulatino que casi podria decirse que su carrera se habia muerto sin que su cadaver llegara a apestar. Simplemente, se habia ido secando como una momia. Antes llenaba estadios y ahora no llenaba ni una cafeteria. Eso si es que lo llamaran para tocar en una cafeteria. Antes firmaba discos por millares y pechos turgentes. Ahora, cheques en blanco con la esperanza de tener fondos cuando se cobraran. Antes era una estrella. Ahora solo era otro tipo que habia malgastado una carrera brillante haciendo... ?que era lo que habia hecho mal, maldito fuera? No era solo que su agente ni siquiera le cogiera el telefono, sino que, si no fuera por los derechos que cobraba de forma regular por un par de canciones que darian dividendos incluso cuando estuviera bajo tierra, no le llegaria el dinero para pagar el alquiler. Tal vez era que hacia meses que no le pagaba y era solo su forma educada de decirle que no contara con el. Si lo pensaba, el unico del mundo que todavia le consideraba una estrella era el pobre director Matthews. Sin embargo, no estaba acabado del todo. A pesar de que el alcohol y otras mierdas se habian cargado casi todas sus neuronas, a veces, todavia tenia ideas brillantes. Con una sonrisa, rebusco en su agenda hasta dar con el numero de una morena despampanante a la que habia conocido hacia un par de anos. Lo que le habia ofrecido en aquel momento le habia parecido una estupidez, pero ahora lo veia con otros ojos. El telefono sono un par de veces hasta que una voz dulce como el bourbon le acaricio el oido.--Adam, carino, pensaba que habias perdido mi numero. Me he sentido desolada sin ti. El rio, arrastrando la voz como sabia que a las mujeres les gustaba y recibio a cambio un gemido felino. --Y yo sin ti, April. Tanto que me preguntaba si podriamos vernos hoy mismo. --?Negocios o placer? --La voz de April habia perdido parte de su calidez. Estaba claro que no habia llegado hasta donde estaba por ser tonta. Adam volvio a reir, pero ella no ronroneo esta vez. El tonteo habia acabado por el momento. --?Por que no negocios y despues placer? --pregunto con tono dubitativo. De pronto penso que aquellas cosas no se le daban bien. Si fuera buen negociante, no estaria en esa situacion, a los treinta y siete y casi en la calle. Con su talento y su cara, que habria dicho su madre si no le viera en ese momento. Al otro lado de la linea se escucho un silencio espeluznante. April no parecia saltar de alegria como el habia esperado. --Invitame a comer a un sitio caro pero tranquilo y hablaremos. Pero te aviso de que lo que me ofrezcas tiene que ser muy bueno para que me interese, porque estoy hasta arriba de trabajo. Adam no supo si se lo habia imaginado, pero hubo algo en el tono de April que le sono a falso. Con un poco de suerte, ella estaria tan desesperada como el y podrian hacer algo juntos. Lo que recordaba de ella era difuso. Lo habia entrevistado despues de una gala de premios del country y le habia pasado su telefono. Entonces habia pensado que le estaba proponiendo una cita, pero ella habia dejado claro que solo era una entrevista. Como no habia ganado nada, Adam jamas ganaba nada, April no habia insistido. Habia vuelto a verla alguna vez en eventos y fiestas, pero ella siempre se mantenia a una distancia prudente, como si oliera su tufo a cadaver. Sin embargo, ella era su ultima esperanza. Tenia que ayudarlo. Porque lo ultimo que deseaba era tener que regresar a McMinnville... !y tener que quedarse para siempre!

  • El olor de las flores secas de Marta Yanci

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    "Lo envolvio en una mantita azul, con cuidado, antes de dejarlo sobre la hierba. Se quedo de pie mirandolo, sonriendo. Entonces abrio la bolsa y comenzo a colocar las flores, despacio, de manera metodica.Cuando hubo terminado, saco el zapatito que quedaba en el fondo de la bolsa y lo coloco sobre la manta.Ya estaba todo listo. Echo un ultimo vistazo y comenzo a caminar".

  • Mi secreto de Betty Carrillo Z

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    Un matrimonio perfecto comienza a destruirse cuando se ve rodeado de un SECRETO que para otros es una bendicion.
    Paola y Gadiel dos medicos jovenes que encontraron en el otro su razon para vivir. Las dudas y errores llevan a este medico generalista a ocultar SU SECRETO por temor a perder a su amada pediatra, sin siquiera imaginar que este secreto seria para ella, su mayor ilusion. Una novela que lleva al lector a evaluar, si es mejor decir una verdad que duela o una mentira que destruya.

  • Los amantes del espejo de Myriam Oliveras

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    Lidwine esta a punto de comenzar la carrera de Bellas Artes en Paris. Pese a no saber nada sobre su verdadera madre, que la abandono cuando era muy pequena, puede decirse que es una joven feliz: vive en una enorme casa de lujo en Lyon con su madre adoptiva, tiene un monton de amigos y, en apariencia, no le falta de nada. Sin embargo, Lidwine siente que algo falla, y que la vida acomodada que su madrastra se empena en proporcionarle, llena de superficialidad y riquezas, no la llena del todo. Un dia, poco antes de mudarse a la capital para comenzar sus estudios, Lidwine recibe una misteriosa carta de su verdadera madre, destinada a serle entregada a la muerte de esta. En la carta, que contiene la llave y las instrucciones de acceso a una camara de seguridad en Paris, se le explica que su vida corre peligro y que es de vital importancia que no espere ni un solo dia mas para ir a recuperar su legado. Se trata de Le Miroir des Merveilles, un espejo legendario por el que muchos mataron en el pasado y entre cuyos ilustres propietarios se contaron el rey Sol y el emperador Octavio Augusto. En cuanto el espejo cae en sus manos, Lidwine se ve atrapada por una espiral de intriga, secretos y amores turbios, mientras todo lo que siempre habia creido comienza a desmoronarse ante sus ojos. A medida que la situacion se vuelve mas peligrosa, Lidwine debera esforzarse por sobrevivir en la telarana que esta tejiendose a su alrededor, sin saber en quien confiar o a quien recurrir mientras, poco a poco, va desentranando el secreto del espejo y de los que estuvieron relacionados con el.

  • non_MOD de David Jimenez Cano

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    ?Que pasaria si la humanidad fuera capaz de trascender como especie y evolucionar hasta llegar a interaccionar con Inteligencia Artificial (IA)?

  • Debut de Christina Rosenvinge

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    Christina Rosenvinge recoge en su Debut mas de veinticinco anos de canciones y recorre los lugares, los relatos y las reflexiones que subyacen a sus letras.

  • Deja de fumar sin querer de Norman Morales Watt

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    En este libro vas a encontrar tecnicas para que puedas dirigir tus ideas y asi puedas cambiar tu realidad.
    Porque al cambiar tus ideas cambia la manera como te relacionas con el cigarro y esto cambia la manera como el cigarro te hace sentir.

  • Shinobi enamorada de Laura Cruz

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    Xaina habia sido entrenada como Samurai.
    Iba a ser la obra de su vida. Su mision.
    Hasta que se enamoro. Y lo perdio todo.
    Ahora era una Shinobi. Una paria.

  • Se mia y te dare el mundo (El Tutor 1) de Paula Rossello Frau

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    < Leandro recorrio, anos atras, los locales de un submundo de magia y misterio, y
    lleno sus noches y sus dias con juegos y practicas no alcanzables a la mayoria de los
    mortales.
    Pero su vida sufre un serio reves y queda a cargo de Ivy, una adolescente de catorce
    anos, huerfana de unos queridos amigos suyos, muertos de forma tragica en un accidente de
    trafico.
    Hans esta demasiado ocupado con sus negocios, ademas de colaborar activamente con
    un grupo policiaco contra la trata de personas, como para asumir la tutela a tiempo
    completo de Ivy, y la envia a un internado suizo para que crezca con las mejores
    comodidades. A medida que Ivy crece, Hans decide ser lo mas discreto posible con su
    vida alternativa. Y nace una amistosa camaraderia entre su tutelada y el.
    Pero...
    Ivy se esta convirtiendo en una joven mujer muy atractiva, demasiado atrayente,
    incluso, para su tutor.
    ?Podra Ivy derribar las barreras que Hans interpone entre ellos?
    ?Impedira Hans que el ardiente anhelo que lo desgarra le haga perder el control?
    El destino es caprichoso y puede que ninguno pueda decidir sobre lo que ya esta escrito
    en el futuro>>.

  • Rescate gris de Cristian Perfumo

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  • Lady Thief. La Gata Ladrona de Rachel Patrill

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    El... la mas peligrosa de las prisiones.
    Rainer Solheimsen, capitan del Valhala no solia aceptar encargos de aquella naturaleza, preferia que la Corona y sus problemas los resolviesen ellos mismos, pero cuando la mision llamo a su puerta, entendio que el mismo podia sacar tajada. El no era un santo y habia estado demasiado tiempo detras de aquellas tierras como para perder la oportunidad de que las escrituras de las mismas pasasen a su nombre.
    El viaje prometia ser tedioso y aburrido... hasta que un polizon de ojos dorados aparecio en sus bodegas.
    Ella... una gata de ojos dorados.
    Habiendose librado por poco del incendio que asolo la prision, Cat encontro su mejor oportunidad para abandonar la inmundicia de Londres a bordo de uno de los barcos mercantes del puerto. Se infiltraria como polizon y surcaria los mares a donde quiera que fuese, cualquier cosa para huir de Londres y encontrar un nuevo hogar.
    Con lo que no contaba, era que el barco perteneciera al unico hombre que debia evitar a toda costa, aquel al que habia robado y el cual podria enviarla de nuevo a la carcel y robarle la libertad que tanto ansiaba para siempre.
    Londres prometia ser el campo de batalla de una guerra que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder.

  • Destinos cruzados de Rafael Alcolea

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    Cuando la vida de Sara parece la perfeccion personificada y pretende ir a estudiar a la universidad junto a su primer amor Javier, un accidente familiar provocara que todos sus planes de futuro al lado de su novio se vean truncados.
    Sara se ve empujada a casarse con un hombre mayor que ella y rico para salvar la economia de la familia, para ello se marcha a vivir a Inglaterra.
    EL devenir de los anos, y el caprichoso destino haran que, tras la muerte de su marido, Sara se encuentre de nuevo con Javier, y se vea envuelta en una serie de intrigas que le haran tomar conciencia de la realidad del mundo en el que se ha movido su esposo.
    Una novela llena de secretos, intrigas, amor y emocion hasta el final.

  • Alma viva: La guru del desamor de Ava Cleyton

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    La nueva novela de Ava Cleyton que hara las delicias de los lectores.

  • Libertad virtual (Seb Damon 2) de Martin Mccoy

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    Uno de los terroristas mas peligrosos de la Tierra ha llegado a la ciudad lunar de Ilarki con el proposito de destruirla. Por suerte, ha sido encerrado en prision, donde sigue pagando su deuda con la sociedad. Su cuerpo, al menos, esta en la carcel, aunque su mente ha conseguido huir. No necesita mas para cumplir sus planes.

  • El reino destrozado (Los Royal 5) de Erin Watt

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    Tragedia. Trampas. Traicion. Nadie puede escapar de los Royal

  • El llanto de los elefantes de Genoveva Casanova

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    Un desafortunado dia, la rama de un arbol se vencio ante el peso de los elefantes, haciendoles caer sobre los discipulos de un asceta que se encontraba atendiendo sus lecciones debajo de su sombra. Para evitar seguir haciendo dano a los demas habitantes del mundo, los elefantes decidieron desprenderse de sus alas y bajar a vivir a la tierra. Millones de alas cayeron lentamente del cielo, formando asi los majestuosos Montes Himalaya. Desde entonces, los elefantes caminan entre los hombres y demas seres que pueblan este mundo, siendo venerados como deidades, y al mismo tiempo encadenados y forzados a vivir a merced de los caprichos del hombre. Con sus rostros pintados de colores y sus patas sujetas con enormes grilletes oxidados, los elefantes viven resignados. Y cuando las nubes no vienen en mucho tiempo y ellos se permiten anorar aquellos tiempos en que eran libres y volaban muy alto, muy alto, atravesando el viento azul... los elefantes lloran. PARTE I Cuando el timbre sono eran las 12:37. Lo sabe porque siempre mira el reloj en cada acontecimiento del dia. Tiene esa costumbre desde los dias de agenda apretada en sus viajes por la India. Cada vez que alguien entraba en el piso, o que sonaba el telefono, o que pasaba por la calle el afilador de cuchillos, el miraba su reloj, como para cerciorarse de que efectivamente el tiempo seguia transcurriendo y que el mundo seguia funcionando. Era un dia soleado, de una primavera recien comenzada. Como hacia calor habia decidido ponerse unos pantalones color beis comodos y un polo azul oscuro de manga corta. No llevaba zapatos. Siempre estaba descalzo en casa. Al igual que ella, nunca habia soportado bien tener los pies cubiertos. Desde la ventana se veian las copas de los arboles del parque que estaba cruzando la calle, de un verde traslucido que decoraba el bosque como si a las hojas les hubiesen sido esparcidas millones de espejos minusculos. El balcon principal estaba abierto, y entraba con facilidad el sonido del saxofon que animaba las terrazas de los restaurantes de la calle. En ese momento sonaba la melodia de una de sus canciones de jazz favoritas: A case of you. En la cocina, la mujer de la limpieza recogia los cubos y las fregonas que acababa de utilizar para el suelo de madera antigua que tenia en su piso de Paris. Vestia un sari[1] azul marino, con bordados de hilo dorado en los extremos de la tela. Las mujeres indias encuentran dificil dejar de usar la ropa tradicional cuando se trasladan a vivir a Europa o a America. Ella tambien era asi. Trenzaba su pelo con aceite de almendras mezclandolo con unas gotas de sandalo, y colocando algunas flores de jazmin entrelazadas, como le enseno su madre a hacer cuando era pequena y vivia en Chennai[2]. Aunque en esta ciudad el jazmin solo se conseguia durante algunas temporadas. El se encontraba enfrente del mueble chino de madera que decoraba el recibidor, revisando el correo que acababa de llegar. Guardo las llaves de su casa dentro del cajon de la derecha y se dirigio a la entrada. Abrio la puerta el mismo, cosa que nunca habria hecho si no hubiera estado el tan cerca de la puerta, y la muchacha de servicio tan lejos. Pero siendo esta la situacion, lo considero un detalle. De cualquier manera, en Francia no hacia falta ser tan precavido. --Monsieur Rohan Seth? J'ai un package pour vous. Si vous plait, signe ici...[3] Un senor bajito, delgado y con un bigote entrecano, que traicionaba la edad que intentaba aparentar el intenso tinte de su pelo, se encontraba de pie en el descansillo, con una bolsa gris al hombro y un paquete en la mano derecha. Busco en su bolsa y saco un boligrafo y unos documentos, que son los tipicos tramites para una entrega de paqueteria. Asi que firmo en la parte de abajo del papel, en lo que considero el espacio logico para la firma, pues en todos estos anos, desde aquel primer viaje a Paris, habia aprendido muy pocas palabras en frances, y decididamente no lo suficiente como para leer un documento. --Merci, monsieur. Bon journee[4] --dijo el hombre mientras le entregaba el paquete en la mano y le daba la espalda para presionar el boton del ascensor. Cerro la puerta sin prisa, con cierta pesadumbre que permite la edad, y con el paquete en la mano camino hasta su despacho. Junto a la ventana que daba al parque habia instalado su escritorio, atiborrado de libros y papeles desordenados. Le gustaba contemplar las vistas cuando se sentaba a leer o a revisar el correo. A veces se sentaba ahi solo para contemplar el atardecer y sentirse acompanado por las palabras que encerraban todos aquellos libros. Cada uno era una conversacion larguisima con la vida, un secreto muy suyo. Se acerco a la mesa para coger el abrecartas de plata con la figura de elefante que habia traido con el desde Delhi y que habia pertenecido a su padre. Lo clavo en el papel amarillo acolchado y rasgo con descuido el envoltorio, de la misma manera que habia visto a su padre abrir cientos de cartas durante sus anos en la politica. Con la misma autoridad. Fue entonces cuando se encontro sujetando aquel libro con sus manos rugosas y gastadas. Con todo lo que habian tocado sus manos, parecia que sus dedos estaban a punto de fallarle. De pronto, tenia en ellas un libro cuyas letras de la caratula le dolian en los ojos. Letras doradas impresas a relieve sobre el cuero de color marron que cubria la dura pasta, como viejas cicatrices recien reveladas sobre su piel india. Aquel libro le gritaba y lo amarraba. Parecia arrancarle el aire mientras las agujas de su reloj comenzaban a girar enloquecidamente, retrocediendo hasta el momento en donde empezo todo, con las primeras palabras, en la primera pagina... mucho, mucho tiempo atras. CAPITULO 1 Cuando uno se sienta delante de una hoja en blanco, dispuesto a escribir, como estoy yo ahora, solo surge una pregunta: si tuviera que contar la historia de mi vida, ?como empezaria? ?Por donde? ?Como puedo hacer sentir esto, que es tan mio, a otra persona? ?Como doy mis ojos para que alguien pueda ver a traves de ellos todo lo que he visto yo? Todos los dias, todos los anos, todo el tiempo que ha transcurrido... ?como se da todo eso? Por cada segundo, una imagen y un sentimiento... Demasiado. No estoy al final de mi vida, en mi vejez, sentada en mi casa donde solo quedan fotos viejas y ecos de palabras habladas muchos anos atras. No. Soy bastante joven aun. No tengo tantas canas como tormentas colgando de la cabeza. Pero cuando acabe todo esto, espero poder irme habiendo roto cadenas, habiendo soltado alguna que otra alma de la infinitud del silencio. El silencio... Naci el 28 de octubre de 1970 en el Hospital de Nuestra Senora del Rosario de Madrid. Era una tarde fria y lluviosa de otono. Las enfermeras iban y venian con sus cofias blancas, vestidas con sus uniformes tan femeninos, hablando sin parar cosas de las que mi madre no conseguia entender ni una pizca. Llevaba poco tiempo en Espana, desde que se caso con mi padre un ano atras, pero en realidad nunca tuvo interes en aprender a hablar espanol. Como si su relacion con este pais y su gente fuera meramente circunstancial. Se habia criado en una preciosa finca en el sur de Alemania donde sus hermanas y ella recibian una estricta educacion de acuerdo con lo acostumbrado por las familias nobles de la epoca. Clases de ingles, frances, historia, geografia, matematicas, literatura y piano llenaban sus dias de infancia. Al morir mi abuelo, mi madre heredo el titulo de baronesa. No era uno de los mas importantes que tenia, pero ella era la cuarta de cinco hijas, por lo que era bastante logica esa designacion. Habia visto nacer a su hermana menor, la tia Birgit, en aquel palacete de campo con el enorme reloj de la torre y rodeado de campos de trigo, pero no recordaba tanto alboroto.

  • 49 penurias de Troy, C.J. Benito de C. J. Benito

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  • Anhelada por su Oso (Los Lobos de Green Valley 8) de T.n. Hawke

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    Keo:

  • Punta Cana 7 Noches de Jordi Diez

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    Un matrimonio de turistas descubre el cuerpo sin vida de un extranjero completamente desnudo enterrado en una playa virgen en pleno corazon de Punta Cana.
    El caso es asignado al inspector de la policia Guarionex Torres quien, junto a las autoridades del pais y a la poderosa industria turistica, espera que la muerte no afecte negativamente a la reputacion de la zona hotelera.
    Sin embargo, el descubrimiento de la identidad del cadaver y las extranezas de la autopsia obligan al inspector a colaborar con un antiguo pater para seguir la pista de un secreto que ni siquiera esa muerte en el paraiso ha podido ocultar.
    Mientras Guarionex recorre los pasos del difunto en su semana de vacaciones, la ambicion, la lealtad, la ira y la verguenza de la familia lo llevan a adentrarse en un pasado que creia enterrado en lo mas hondo de su memoria.

  • La Cruz del Sur de Mike Sims

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    ?Que sucede cuando todas las estrellas en el cielo estan fuera de lugar y la tierra a nuestros pies tambien? Miguel, un joven de una humilde aldea en Mexico, suena con convertirse algun dia en astronomo. Ese sueno le parece tan lejano como la distancia que separa la luna de la tierra. Sin embargo, las oportunidades llegan de formas insospechadas. Miguel sabe que siempre que mantenga una idea clara de donde esta, la verdad se revelara por si misma. Acompana a Miguel en esta aventura que lo llevara hasta lugares que jamas penso conocer.

  • 25 noches de insomnio 3 de Marcelo Di Marco

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    Debo confesar que no suelo frecuentar el mundo de los relatos de terror, pero creo que la literatura argentina no abunda en autores del genero. Fuera de Horacio Quiroga y mi amigo Juan-Jacobo Bajarlia, podria mencionar escasos nombres. De modo que la propuesta de Marcelo di Marco para que ocupara este espacio, me dio la oportunidad de bucear en aguas para mi casi desconocidas. Fue una instructiva y placentera experiencia que agradezco. Valio la pena disfrutar de una prosa ajustada y entretenida, que suena segun la necesidad del sujeto y deriva de la procacidad mas chabacana a un lenguaje terso y cuidado que introduce al lector en infinitos e inesperados universos. Como a Publio Terencio, nada humano le es ajeno a Marcelo, que propone en estos cuentos una galeria de personajes y situaciones de perversidad y horror que no excusa ni a los ninos ni a las escuelas. En las paginas finales, el libro propone una interesante serie de comentarios sobre la estructura de los relatos y devela utilisimos trucos del oficio que, con seguridad, seran aprovechados por la legion de alumnos que desfilan por sus talleres. Ruben Tizziani

  • La Espana del Seiscientos de Montserrat Huguet

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    Escrito por una historiadora, este no es sin embargo un libro de historia sobre la Espana de los sesenta. Tampoco una autobiografia ni una suerte de memoria personal de aquellos anos, tras los negros cuarenta y los grises cincuenta, de transito incierto hacia la modernidad y el bienestar. Pero si un retazo de memoria compartida de aquella Espana de “ni fu ni fa” que “sin haber razones de quererla por sus meritos, tampoco las daba para abominar de ella”. Una memoria dictada y evocada desde los recuerdos de infancia de una baby boomer, aunque capaz de interpelar a aquellos que no formaron parte de esa generacion, “la primera con dos cabezas: la propia y la del televisor”, y que tambien pudo tomar distancia de la vida de padres y abuelos, “absorbiendo mas el colorante que la sustancia” del nacionalismo espanol. Un relato que describe, a traves de elocuentes imagenes y escenas cotidianas, algunas entranables y edificantes, otras mas asperas y desabridas, como era la vida y la mentalidad de aquel entonces. “La gente, modesta y no mal intencionada en su conjunto, hacia lo que podia: de la necesidad virtud. Y sacaba pecho encarando el dia a dia con diez de pipas”.

  • Seis numeros rojos de Jose Luis Leon Padial

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    La vida de Luis transcurria con total normalidad hasta que un dia todo dara un giro inesperado y se vera implicado en un asesinato. La unica salida que ve es investigar el mismo el caso e intentar salir del atolladero en el que se ha visto envuelto. Tras la unica pista que tiene, recorrera las calles del Realejo de Granada para encontrar al verdadero culpable.

  • Mentiras de hielo de Marta Andres

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    Un sorprendente thriller romantico protagonizado por Elsa Maqueda, una joven psicologa que se vera atrapada en un misterioso asesinato.

  • Lo que sucedio cuando me rompiste el corazon de Rocio Carmona

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    Una novela fresca que te hara reir, te hara llorar, y te ensenara que un corazon roto puede seguir latiendo… mas fuerte que nunca. Mia acaba de romper con Alex y se enfrenta al verano barcelones con el corazon roto. Una situacion a la que se suma la perdida de su empleo, lo que la sumerge en una gran tristeza. Poco a poco, Mia emprende un viaje que le permite descubrir un mundo nuevo ante ella. Durante la travesia, se adentra en su propia soledad para vivir la apasionante aventura de descubrirse, atravesar el dolor y mirarse con valentia. Mientras recorre distintos estados emocionales, vive momentos magicos con personas entranables y divertidas, personajes muy reales con algo en comun: un corazon roto que sin embargo, mantiene el deseo de sonar en lo que puede suceder despues.

  • Puto Happy End de Roser A. Ochoa

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    Sus besos sabian a chocolate negro, igual de amargo que todas las despedidas, con cierto regusto a salado por las lagrimas que no dejaban de brotar de sus ojos. No pudo evitar pensar en cuando lo conocio, de eso hacia ya algunos anos. Siempre habia adorado el vigor de sus ojos, la vitalidad que irradiaba todo su ser, su sonrisa siempre tan sincera... Esa manera en la que sus manos acariciaban cada rincon de su cuerpo al hacer el amor, como la miraba con ternura mientras la penetraba con rudeza, entregandose ambos en cuerpo y alma a esa danza ancestral que los llevaba directos al paraiso, en el momento justo en el que el se derramaba en su interior. Como desobedecieron al Rey, su padre, convirtiendose asi en proscritos luchando por su amor. Con esos pensamientos y aun con la sensacion del calor de sus manos recorriendole la piel e invadiendo sus entranas, la princesa acaricio la mejilla de su principe musitando un adios, antes de que su cuerpo terminara de hundirse en el fango. --Te amare el resto de mi vida --susurro, viendolo desaparecer. Fin Rebeca paseaba de un lado a otro de la habitacion aguardando a que Paola, su mejor amiga, que ademas era muy critica, terminara de leer el manuscrito de su nueva novela. Estaba impaciente, asi lo denotaban su erratico caminar y los resoplidos que soltaba cada poco rato. Desde que tenia uso de razon, Rebeca sonaba con ser escritora. Con doce anos ya habia leido todos los libros que su madre tenia en la biblioteca, y pronto empezo a devorar todo lo que caia en sus manos, fuera del genero que fuese, pero siempre sintio especial predileccion por las novelas romanticas, puede que el motivo principal fuera porque la hacian reir mucho. Un movimiento en la cama capto su atencion, Rebeca paro en seco clavando la mirada en Paola y la apremio a que hablara, necesitaba conocer esa primera impresion de la que era no solo su mejor amiga, sino tambien la mejor lectora que conocia. Paola, al igual que ella, habia leido cientos de libros desde que era pequena, de hecho, asi era como se habian conocido, en una biblioteca peleando por llevarse ambas la ultima novedad. Rebeca no pudo evitar sonreir ante ese bonito recuerdo que le vino a la mente. --?Y bien? --apremio sin poder contener mas sus ansias. --Me gusta --respondio Paola, alzando la mirada hacia su amiga. --?Si? --inquirio emocionada. --Aja... --empezo a anadir Paola. --Pero... Siempre hay un <>, venga, !desembucha! --la animo. --?Por que no terminan juntos? --cuestiono, dejando los papeles a un lado de la cama y clavando la mirada en Rebeca. <>, penso Rebeca; el final, sabia que ese final iba a levantar ampollas. Sin embargo, asi eran sus finales, inesperados, y eso le gustaba, era algo asi como su sello de identidad. Sus lectores sabian que conforme se acercaba el desenlace de la historia, cualquier cosa podia pasar. No le gustaban los finales lineales que no albergaban sorpresa alguna; se habia convertido casi en una necesidad imperiosa el ir siempre un paso mas alla y terminar sorprendiendo en las ultimas paginas. En este caso, se habia esmerado con la repentina muerte de uno de los protagonistas, cerrando tambien, en ese momento, la puerta a cualquier posible segunda parte.--No lo se... --contesto ella, alzando los hombros--. Supongo que porque nadie se lo espera... --Todos los finales de tus historias siempre son... --?Reales? --tanteo Rebeca. --Tristes --aclaro Paola. --El amor duele --solto seca Rebeca, sentandose en el suelo con la espalda apoyada en la pared.--Becca... --Paola se levanto de la cama y se sento frente a su amiga cogiendola de las manos--, cuando las lectoras cogemos un libro, lo que queremos es evadirnos de la realidad, sonreir, emocionarnos, queremos... --Que os mientan --resumio Rebecca pragmatica. --!No! --exclamo Paola indignada. --!Si! --insistio Rebecca--. En serio, ?piensas que los tios de las novelas son reales? !No me hagas reir! --!Joder, Becca! !Eres escritora de novela romantica! --le recordo. --Sentimental, gracias --corrigio sarcastica ella--. Aunque casi que podriamos decir que es ciencia ficcion, en realidad, los hombres tan perfectos no existen y los finales felices apestan un monton --sentencio. --A veces, es necesario un final feliz... --insistio Paola, tratando de hacer que su amiga razonase. --Ppffff --bufo Rebeca--. No se, no me los creo, y yo necesito creerme los finales. --Eres la escritora mas rara del mundo --se quejo su amiga, levantandose para irse--. Prueba a escribir un thriller --se burlo Paola al tiempo que se ponia la chaqueta--. Alli todos mueren, estarias en tu salsa. --!Vete al cuerno! --gruno molesta--. ?Te lo llevas y vuelves a releerlo? --pregunto Rebeca senalando el manuscrito. Sabia que lo haria, Paola se habia convertido en eso que en el mundillo llamaban <> y era una maquina, no solo por la velocidad a la que leia, sino porque era unica para ver todos esos pequenos gazapos que, a ella, como autora, a pesar de haber releido la novela cientos de veces, se le escapaban. Se moriria de verguenza mandando la novela a su agente literaria Carmen sin que esta estuviera lo mas perfecta posible, a veces, Carmen bromeaba con el hecho de que no le hacia falta ni corrector. --Claro, tengo algunas anotaciones para hacerte, como que cambies el final. Pero me gusta, ?eh? --se apresuro a anadir--. Aunque sea un desenlace triste yo te quiero igual, y la novela va a ser un exito, aun habiendo matado al principe... --Lo merecia por idiota --justifico Rebeca--. !Anda, largate! Nos vemos manana. --Claro, recuerda que hemos quedado con las chicas a las seis, ?llegaras? --Correre. --Te esperamos, no te preocupes. Ambas amigas se despidieron en la puerta de ese pequeno apartamento que habian compartido durante un tiempo, de hecho, desde que habian empezado la universidad y hasta que Paola se habia mudado con su pareja hacia tan solo unos meses. Vivir juntas siempre habia sido su sueno desde el colegio; eran amigas del alma, casi como si fueran hermanas, incluso algunos hablaron de ellas como si, en realidad, fuesen pareja. Todo lo hacian juntas, donde iba una lo hacia tambien la otra. Y esos anos compartiendo el minusculo apartamento habian sido, al menos para Rebeca, los mas felices. Jamas reconoceria en voz alta lo sola que se sentia ahora, a pesar de estar tan feliz por Paola y Fran. Sentimientos agridulces, como los finales de sus novelas, porque en la vida real no todo era blanco o negro. Rebeca, que sin duda aun no se habia acostumbrado a vivir sola, se quedo pensativa unos instantes. Se levanto para servirse una taza de te y siguio con la mirada fija en ninguna parte durante un buen rato mas. Estaba convencida de que era una buena historia, y el final... Bueno, el principe se lo habia buscado, no todas las princesas necesitaban ser rescatadas. Eso le paso no por caballeroso, sino por desconfiado, por menospreciar el poder y fuerza de ella para conseguir solucionarlo todo. No todas las mujeres necesitaban un hombre a su lado, estaba segura de que la princesa podria arreglarselas sin el a partir de ese momento. --Merecia morir --sentencio al fin en voz alta para reafirmarse en su decision. Decidio que veria un poco la television, dispuesta a evadirse un rato de todo su mundo interior. Con suerte podria ver alguna pelicula de muertos vivientes, terror o cualquier cosa que no tuviera nada que ver con la romantica. Habia publicado su primera novela a la edad de diecisiete anos, para ello habia necesitado el consentimiento paterno. Despues de esa historia, que obtuvo muy buenas criticas, vinieron seis mas, aproximadamente, una al ano. Adoraba escribir y, a pesar de dedicarle muchas horas al dia, era incapaz de publicar al mismo ritmo que otras companeras de profesion, ella necesitaba su tiempo. Conocer bien a los personajes, vivir con ellos, pensar en ellos, sonarlos, interiorizarlos, hacerlos suyos, dejar que, finalmente, fuesen ellos los que hablasen. Todo ese proceso requeria muchos meses, sin embargo, lo que mas desgaste le ocasionaba era desprenderse de esos seres que ella ya sentia como reales. A veces, le resultaba hasta doloroso. Por mas tiempo que pasaba no lograba no empatizar con esas vidas que creaba, esos mundos que, para ella, durante meses, eran tan reales como su propia vida, puede que incluso mas reales que ese empleo en una tienda de ropa que le pagaba las facturas, pero que, en realidad, no le aportaba nada. Sus historias y fantasias eran lo que la mantenia cuerda en ese mundo que poco a poco se hacia mas insoportable. Y si, escribia erotica porque adoraba el sexo. Escribirlo y, sobre todo, practicarlo. No obstante, de un tiempo a esta parte parecia que ya nada valia, el amor convencional habia caido en el olvido y ahora tocaba siempre superar lo insuperable. El sexo <> habia muerto. Cuerpos perfectos, posturas imposibles, sesiones de sexo maratonianas... Tenian su punto, habia que admitirlo, como bien decia Paola, la gente leia para abstraerse de su realidad y hombres feos que follaban con los calcetines puestos los habia a patadas. Sin embargo, a ella le gustaban esas historias sencillas aunque con sus matices, personajes imperfectos y finales creibles, reales y grises. El blanco y el negro eran dos colores preciosos, pero el gris, y todas sus tonalidades, era lo que a ella realmente la fascinaba. Ni los buenos eran tan buenos, ni los malos simplemente malos. Puede que no fuese una autora al uso, sin embargo, adoraba lo que hacia, le gustaba releer una y otra vez sus novelas, verse reflejada en ellas y sentirse orgullosa de su trabajo. Ahora, como cada vez que terminaba una historia, necesitaba descansar una temporada. Tomo una reconfortante ducha y se entretuvo en darle muchos mimos a su cabello, sus rizos necesitaban un plus de cuidados si no queria terminar pareciendo una loca en medio de un huracan. Cuando termino con el difusor, ya era la hora de cenar. Odiaba los domingos por la noche, no tenia nada en contra de ese dia, solo que eran la antesala de su detestado lunes y su aun mas odiado martes. Odiaba todos los dias de la semana sin excepcion, todos aquellos en los que tenia que arrastrarse hasta su lugar de trabajo, ponerles buena cara a las clientas, aunque estas se comportaran como autenticas groseras, y asentir con simpatia al dueno del negocio. Ese si era un buen especimen. Puede que Paola tuviera razon, le apetecia escribir un thriller con el siendo la victima de algun personaje al mas puro estilo de Jack el Destripador

  • El secreto del rey (El Sendero del Guardabosques 2) de Pedro Urvi

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    La guerra se ha desatado en el Norte. El Senor Corrupto del Hielo ha invadido Norghana con una hueste del Continente Helado. ?Conseguiran El Rey y los Guardabosques detenerlo o moriran en el intento?

  • El dios asesinado en el servicio de caballeros de Sergio S. Moran

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    Veronica, alias Parabellum, es detective paranormal y debe enfrentarse a todo tipo de criaturas en su trabajo. Pero detener una guerra entre dioses griegos y nordicos puede ser demasiado incluso para ella.

  • Tiritas de amor de Alissa Bronte

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    Paola es la farmaceutica de un pequeno y peculiar pueblo de Las Alpujarras granadinas. Llego hace varios anos, despues de que su novio la dejase plantada en el altar, para empezar de cero.
    Victor es un brillante cirujano al que su padre confina a un pequeno pueblo como castigo por no querer acatar sus ordenes. Al llegar, se dara cuenta de que no es bienvenido y que hay alguien en especial que no deja de retarle y de debatir todo lo que dice.

  • Libre de Promesas (Blackish Masters 2) de Nisha Scail

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    *2a entrega de la serie Blackish Masters / 5ade la Crossroad Company*

  • Hasta que te Enamores de mi 1 de Beta Julieta

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    La joven ejecutiva Evelyne Taylor lo tiene todo: un buen puesto de trabajo con expectativas de ascender, un padre al que adora y unos amigos con los que puede contar. Lo unico que le falta es una pareja con la que compartir su felicidad. O no.
    ?Para que comprometerse con un hombre si lo que buscan la mayoria es una noche de sexo salvaje y apasionado?
    Desde hace un tiempo ha decidido que no les necesita mas que para eso: se trata solo de sexo. Ni mas. Ni menos. Hasta que conoce a Mark, que se empena en conquistarla y mantener una relacion mas alla de lo carnal.
    ?Podran controlar la irresistible atraccion sexual que surge entre ellos? ?Conseguiran derribar sus propias barreras para llegar a un acuerdo que satisfaga a los dos?
    La guerra entre los sentimientos y la lujuria no ha hecho mas que comenzar…

  • Revolucion por minuto de Susana Torres

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    Natalia era una universitaria formal de Medicina en Madrid. Siempre con su carpesano pegado al pecho y las gafas mirando hacia abajo. Hasta que llego el. Javier Leon. Un hombre en una chaqueta de cuero, de espaldas anchas y cadena de metal en la cadera. Al fondo, seis motos y cinco hombres mas enfundados en cazadoras.

  • La torre de la encrucijada de David Pulido

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    Una oferta dificil de creer. Una aventura imposible de imaginar.

  • Corazones en la arena (Cuidarte el alma 4), Dante Aviles & Mariel Ruggieri de Dante Aviles , Mariel Ruggieri

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    Elegi llamarme Dante, porque un amor armado en el cielo me condujo al infierno.
    “Corazones en la arena” es una novela autobiografica, pero tiene dos versiones. La primera tuvo el desenlace que marco mi desesperacion, no mis deseos. La segunda es esta, la verdadera, la que surgio despues de que purgue mis culpas y el destino me brindo otra oportunidad junto a ella.
    Esta historia no tiene principio ni tiene final, porque desde ninos creemos que este amor se gesto antes que nosotros y que en cada nueva existencia nos volveremos a encontrar. No se como se llamaba ella en sus vidas pasadas, ni como se llamara en las futuras.
    Lo que si se es que en esta vida, mis corazones en la arena llevaran siempre el nombre de Eva.

  • Runway de A.g. Keller

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    En la familia Duncan, todos son exitosos. Desde el padre, Clark, un renombrado profesor en la Universidad de Harvard; Sara, la madre, es una brillante abogado criminalista, Max, el hermano mayor, un popular disenador de videojuegos y Frank, el otro hermano, un genio en los negocios, a excepcion de Kate, la hermana menor.
    En vista de eso ella decide trazarse una meta: tener su propia firma en la alta costura, en un mundo tan competitivo como el de la moda.
    De pronto, conoce a un banquero derrochador y a un arquitecto, entre copas de champan, galas, paseos en yate y hoteles lujosos, se ve envuelta en un triangulo amoroso.
    Las emociones que descubre con ambos la distraen.
    Muchos dudan que puedo lograrlo.
    ?Llegara a tener la misma fama que sus hermanos y el resto de su familia?

  • Dimensiones de Alice Munro

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    En Dimensiones, la premio Nobel de Literatura hace gala de su maestria a la hora de describir la vida interior de sus personajes y nos sumerge de lleno en una historia psicologica que va mas alla de la anecdota.

  • Cada estrella de mi cielo de Victoria Vilchez

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    Sobre mi cabeza habia tan solo un cielo plagado de estrellas; bajo mi espalda, un tejado que habia visto tiempos mejores y, a mi lado, estaba Aiden, mi vecino y tambien mi mejor amigo. Nos conociamos desde que ambos usabamos panales. Habiamos quemado muchas etapas juntos y pasado por numerosos dramas; al principio del tipo <>, pero con el paso de los anos habiamos crecido y madurado, y nuestros dramas tambien. Aunque tal vez no del todo, ya que a veces el todavia se entretenia haciendo desaparecer mi movil o mis zapatillas favoritas, y yo le robaba sus camisetas del equipo de futbol porque eran estupendas como pijama. Lo que no habia cambiado era nuestra amistad y la cantidad de tiempo que pasabamos juntos; eso, en realidad, se habia incrementado. --No puedes hablar en serio --me dijo, tumbado a mi lado y con sus ojos azules fijos en el cielo. Era de noche y, si me hubiera mirado, estaba segura de que hubieran parecido casi negros; tambien se le oscurecian cuando se enfadaba. A la luz del dia, en cambio, el tono azul cobalto de su iris resultaba perturbador. Aiden habria podido cumplir con los estandares de chico popular del instituto si se hubiera esforzado un poco para aparentarlo y su vida no estuviera continuamente rozando el desastre. Solo tenia quince anos, los mismos que yo, aunque en apenas unas semanas el cumpliria los dieciseis, y ya alcanzaba el metro ochenta. Era bastante atractivo, no solo por su altura y sus ojos, sino por todo el conjunto: su rostro armonioso, los hoyuelos que solo aparecian cuando sonreia con verdadero entusiasmo, la mandibula cuadrada y un cuerpo digno del equipo de futbol del instituto. Sin embargo, en un pueblo como el nuestro, donde casi todos conocian las miserias de sus vecinos, el estigma de una familia rota pesaba demasiado. El procuraba no prestar atencion a las habladurias, pero yo sabia que le afectaban aun cuando se esforzaba por disimularlo. --Me da igual --respondi, girando la cabeza para observar su perfil--. De todas formas, ?en que momento hemos acabado hablando de mi virginidad? Aiden y yo charlabamos sobre los temas mas variados, y hoy parecia que aquel era el elegido para entretenernos. --No deberias entrometerte --anadi, y solo entonces tambien el volvio el rostro hacia mi. Una de sus cejas se elevo. --?Por que? ?Te gusta alguien? ?Lo conozco? --se intereso, y una sonrisita picara asomo a sus labios. Incluso yo, que me consideraba inmune a sus encantos, apreciaba lo lejos que podia llegar con una sonrisa asi. --?De verdad hay que darle tanta importancia? Tu no se la diste a la tuya. ?Por que habria de darsela yo? ?Porque soy una chica? --refunfune, y su sonrisa se esfumo. --Por eso mismo lo digo, Madi --comento muy serio--. Yo era un crio y lo mio fue un revolcon rapido y del que no me quedo precisamente un buen recuerdo. Esto no tiene nada que ver con que seas una chica. Sencillamente, no quiero eso para ti. Silencie el comentario que me quemaba en la punta de la lengua. Hasta donde yo sabia, esa primera vez suya no se diferenciaba mucho de lo que hacia ahora con algunas de las chicas (la mayoria chicas mayores) con las que salia, pero no iba a echarselo en cara. Aiden tenia serios problemas con las relaciones que implicaran algun tipo de compromiso por su parte. En ese aspecto, yo era su relacion mas larga, y lo nuestro no podria haber sido mas platonico. Sin embargo, entendia que, con todo por lo que habia pasado su familia, no fuera de los que creyera fervientemente en el amor. --Solo es sexo, ?no? --lo chinche, con el unico objetivo de hacerlo sonreir. El agito la cabeza de un lado a otro. --A veces dudo de que tengas realmente quince anos. --Le di un empujoncito con el hombro que lo hizo reir. A continuacion, solto un suspiro y sus ojos se pasearon por mi rostro--. Busca a alguien con el que te encuentres a gusto, aunque no se trate del... amor de tu vida. --Incluso le costaba pronunciar esa palabra. Yo sabia que no creia en el amor, lo decia solo por mi--. Que te haga sentir comoda; un tio que no este unicamente pensando en lo bien que se lo va a pasar luego contandoselo a sus amigos. --?Hablas por experiencia? Ahora fue el el que me dio un codazo, pero no rio mi broma. --Hablo como tu mejor amigo, me preocupo por ti. Nos habiamos puesto serios de repente, a pesar de que ni siquiera habia buscado tener esa conversacion. Yo no era aun mas que una cria que estaba empezando a descubrir el porque de tanto revuelo en torno al sexo. Observe su rostro mientras el volvia a contemplar el firmamento. El ceno fruncido y la linea recta que formaban sus labios bastaron para que comprendiera que sus pensamientos no debian de haber tomado un rumbo agradable. A pesar de nuestra amistad, Aiden a veces resultaba un enigma para mi; descifrar sus pensamientos, un desafio. Habia sombras en el, claroscuros y tambien partes que brillaban tanto que te hacian apartar la vista; las ultimas eran las que el se esforzaba por no mostrar a los demas. --Vale --acepte al fin. No queria continuar con aquella estupida conversacion, pero lo siguiente que dije resulto aun mas estupido--: Hazlo tu entonces. --?Hacer que? --inquirio, confundido, y sus ojos volvieron a recaer sobre mi, turbulentos y arrolladores. Trague saliva. --Conmigo. Hacerlo... conmigo. Durante unos segundos no dijo nada. Su mirada estaba fija en mi rostro, tan intensa que me arrepenti de inmediato de haber dicho semejante tonteria. Acto seguido, comenzo a reirse a carcajadas. --!Eh! --proteste, empujandolo sin demasiada fuerza. No queria que terminara rodando y cayendose del tejado. --Por un momento he creido que lo decias en serio --solto, aun riendo. Mis labios se curvaron en una sonrisa, aunque por algun motivo me costo mas que de costumbre. --Imbecil --me burle, contenta por haber borrado la tristeza de su expresion. --Estas loca, pequena. Me rodeo con el brazo y tiro de mi. Acabe con la mejilla apoyada en su hombro. Estar con el era facil y reconfortante. Al dia siguiente, y como cada manana, Aiden me esperaba en el coche para llevarme al instituto. Contaba con una licencia de aprendizaje que en realidad le permitia practicar y poco mas, pero mi mejor amigo no era de los que se preocupaban en exceso por las normas. Aquello me habia costado mas de una discusion con mi madre, aunque habia accedido finalmente solo para no tener que escucharme refunfunar por la casa y despues de que le repitiera una y otra vez que siempre ibamos directos al instituto. Nada de paradas. Lo cierto era que Aiden solia detenerse en el pueblo para comprarme un cafe; decia que no lograba entender nada de lo que salia por mi boca hasta que tomaba uno. --?No piensas volver al equipo? --le pregunte cuando el instituto asomo al final de la carretera, larga y empinada, por la que conducia. No contesto de inmediato y, con las gafas de sol puestas, me era imposible verle los ojos. --?Aiden? --Es que no me fui exactamente. --?Te han echado? --inquiri perpleja. No se por que me sorprendia. Mi amigo era un iman para los problemas. Nunca habia estado segura de si era el quien se los buscaba o le salian al paso. Se encogio de hombros; expulsado entonces. --?Que has hecho esta vez? Se detuvo junto a un aparcamiento libre, pero no hizo nada para meter el coche en el. --Tienes muy poca fe en mi, ?no? Me rei. El tambien sonreia. --La justita para continuar siendo tu amiga. Era mentira y el lo sabia. Si habia algo que yo tenia, era fe en Aiden. Pero nuestra relacion era asi, un continuo tira y afloja. --Vamos, llegaras tarde --me dijo, invitandome a bajar del coche. No habia parado el motor. Enarque las cejas y le lance una de mis miradas intimidatorias, o al menos lo intente, con Aiden no solian funcionar. --?Tu no vienes? El se inclino y me dio un beso en la sien. --Tengo algo que hacer. Estare aqui para el descanso. Definitivamente, habia llegado la hora de descubrir que estaba pasando. Le arranque las gafas de un manotazo antes de que pudiera hacer nada para evitarlo, dispuesta a bucear en su mirada azul y robarle una respuesta, y se me escapo un gemido al contemplar la hinchazon que se extendia alrededor de su ojo.