• Su ultimo deseo de Joan Didion

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    Un oscuro y enigmatico thriller sobre los complots y conspiraciones de la Guerra Fria de la mano de Joan Didion, una de las narradoras mas lucidas de las letras norteamericanas.

  • Segun venga el juego de Joan Didion

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    ?Que hace malvado a Iago?, preguntan algunos. Yo nunca pregunto. Otro ejemplo, uno que me viene a la cabeza porque esta manana la senora Burstein ha visto una cascabel pigmea entre las alcachofas y desde entonces esta intratable: yo nunca pregunto por las serpientes. Por que deberia Shalimar atraer a los bungaros. Por que habria de necesitar una serpiente de coral dos glandulas de veneno neurotoxico para sobrevivir mientras que una serpiente rey, tan similar, no necesita ninguna. Donde queda la logica darwiniana. Podrias preguntarlo. Yo nunca lo hago, ya no. Recuerdo un incidente recogido no hace mucho en el Herald-Examiner de Los Angeles: cerca de Boca Raton encontraron muerta en su caravana a una pareja de luna de miel, oriunda de Detroit; una serpiente de coral seguia enroscada en la manta termica. ?Por que? A menos que estes dispuesto a pensar a largo plazo, no existe una <> satisfactoria para tales preguntas. Pues eso. Soy lo que soy. Buscar <> no tiene sentido. Pero como aqui se dedican a buscarlas, me preguntan. Maria, si o no: Veo una polla en esta mancha de tinta. Maria, si o no: Un gran numero de personas tienen malas conductas sexuales, creo que mis pecados son imperdonables, el amor me ha decepcionado. ?Como podria contestar? NADA VIENE AL CASO, escribo con el lapiz IBM imantado. Que viene al caso, preguntan despues, como si la palabra <> fuera ambigua, abierta a interpretaciones, un fragmento dudoso de una runa islandesa. Solo existen ciertos hechos, digo, intentando otra vez participar amablemente del juego. Ciertos hechos, ciertas cosas que ocurrieron. (Por que molestarse, podrias preguntar. Yo me molesto por Kate. Aqui juego por Kate. Carter ingreso a Kate y yo voy a sacarla.) Malinterpretaran los hechos, inventaran conexiones, extrapolaran razones de donde no las hay, pero ya te lo he dicho, es a lo que se dedican. Asi que me sugirieron que dejara sentados los hechos, y los hechos son los siguientes: Me llamo Maria Wyeth. Se pronuncia mar-ay-a, que quede claro desde el principio. Aqui hay gente que me llama <>, pero yo nunca lo he hecho. Edad, treinta y un anos. Casada. Divorciada. Una hija, de cuatro anos. (Aqui no hablo con nadie de Kate. Donde esta Kate le ponen electrodos en la cabeza y agujas en la columna e intentan averiguar que fallo. Es otra version mas de por que una serpiente de coral tiene dos glandulas de veneno neurotoxico. Kate tiene una debilidad en la columna y una sustancia quimica anomala en el cerebro. Kate es Kate. Carter no pudo acordarse de la debilidad de la columna o no habria permitido que la pincharan ahi.) De mi madre he heredado el fisico y la tendencia a las migranas. De mi padre he heredado un optimismo que no me abandono hasta fecha reciente. Detalles: naci en Reno, Nevada, y a los nueve anos me mude a Silver Wells, Nevada, poblacion entonces 28 habitantes, ahora 0. Nos trasladamos a Silver Wells porque mi padre perdio la casa de Reno en una partida privada y de casualidad se acordo de que era propietario de un pueblo, Silver Wells. Lo habia comprado o lo habia ganado o quiza se lo dejara su padre, no estoy segura y a ti no te importa. Teniamos muchas cosas y lugares que iban y venian, un rancho de ganado sin reses y una estacion de esqui pagada con la segunda hipoteca de alguien y un motel que habria estado convenientemente situado a la salida de la autopista si hubieran construido la autopista; me educaron para creer que la siguiente tirada siempre seria mejor que la anterior. Ya no lo creo, pero te cuento como era. Lo que teniamos en Silver Wells eran ciento veinte hectareas de mezquite y algunas casas y una gasolinera Flying A y una mina de cinc y un apartadero de los ferrocarriles Tonopah & Tidewater y una tienda de baratijas y luego, cuando a mi padre y a su socio Benny Austin se les ocurrio la idea de que Silver Wells era una atraccion turistica natural, un campo de minigolf y un museo de reptiles y un restaurante con algunas tragaperras y dos mesas para jugar a los dados. Las tragaperras no eran exactamente rentables porque la unica persona que jugaba era Paulette, con monedas de la caja registradora. Paulette regentaba el restaurante y (ahora lo veo) se tiraba a mi padre y a veces me dejaba fingir ser la cajera despues de clase. Digo <> porque no teniamos clientes. Paso que la autopista con la que contaba mi padre nunca llego y el dinero se agoto y mi madre enfermo y Benny Austin regreso a Las Vegas, me tope con el en el Flamingo hace unos anos. --El unico Waterloo de tu padre fue que siempre vivio veinte anos avanzado a su tiempo --me informo Benny la noche del Flamingo--. El plan de la ciudad fantasma, el minigolf, la idea del blackjack automatico, ?que ves hoy en dia? Hoy Harry Wyeth podria ser un Rockefeller en Silver Wells. --Hoy Silver Wells no existe --repuse--. Esta en pleno campo de lanzamiento de misiles. --Hablo de entonces, Maria. De como era. Benny pidio una ronda de cubalibres, una bebida que yo no habia visto pedir a nadie mas que a mi madre, mi padre y Benny Austin, y le di unas cuantas fichas para que jugara por mi y fui al servicio y nunca volvi. Me dije que porque no queria que Benny viera con que clase de hombre estaba, estaba con un hombre que jugaba al bacarra con billetes de cien del otro lado del cordon, pero no fue solo por eso. Ya puesta, no me andare con rodeos, me incomoda el <>