• Leal al Corazon de Noa Xireau

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    Reino de Lanlow Lissy y yo intercambiamos una mirada divertida cuando el carruaje cogio un bache y los ronquidos de mi tia resonaron en el pequeno espacio como los grunidos de un cerdo al atragantarse. Ambas nos tapamos la boca para acallar nuestras risitas, aunque no sirvio de mucho. Mi tia abrio un ojo y se incorporo. Frente a mi, mi tutor, nos echo una de esas miradas recriminatorias con las que pretendia aleccionarnos, pero le traiciono el leve temblor en la comisura de sus labios y que escondiera sus manos bajo su habito de fraile. --?Cuanto falta? --Mi tia se limpio apresurada el fino hilillo humedo que le caia por la barbilla. Solte un profundo suspiro. ?Cuantas veces le habia respondido a la misma pregunta desde que habiamos salido de la posada al amanecer? Con su acostumbrada cortesia, Fray Roland se asomo por la ventana. --El paisaje se esta volviendo cada vez mas empinado y los bosques mas frondosos, Crowshead ya no debe estar demasiado lejos. Mi tia asintio con expresion agria, apreto los labios y se limito a estudiar enfurrunada una protuberancia en la madera algo desgastada de la puerta. --?Desea algo de comer, tia? --Senale la cesta que tenia a mis pies. Si a mi me dolia la espalda y estaba desesperada por estirar un rato las piernas, ella, con su corpulencia y mas del doble de edad, debia de encontrarse agonizando. Nego abstraida hasta que de repente se puso rigida y le lanzo una mirada a fray Roland. --?Podemos hacer una parada? Mi tutor puso cara de <>, pero acabo por asentir con un disimulado suspiro. --Por supuesto, lady Grey. Sacando su baston por la ventana, dio varios golpes en el techo del vehiculo indicandole al cochero que frenase. Enseguida se acerco el oficial de la escolta que nos acompanaba. --?Ocurre algo, padre? --Lady Grey desea hacer un alto. El hombre estudio con rostro grave el trayecto por delante y detras de nosotros. --No es el mejor sitio. El camino es estrecho y, en caso de una emboscada, el carruaje tendria problemas para girar si nos cerrasen la huida hacia el frente. Tampoco es un buen lugar en el que dividir a los hombres. Fray Roland hizo un gesto de confirmacion como si se hubiese esperado aquella respuesta, pero mi tia resoplo y se bajo del carruaje. --Si nos atacan, lo mismo da que sea aqui que dentro de cien metros y prefiero tener la vejiga vacia de darse el caso --gruno con una mueca mientras arqueaba la espalda con un gimoteo y las manos en la cintura. --La acompanare --me ofreci cuando quedo claro que la decision ya estaba tomada--. Lissy, ?vienes? La chica asintio reajustandose inquieta su tunica. No es que me hubiera esperado otra cosa, podiamos ser amigas, pero Lissy jamas olvidaba cual era su posicion como mi sirvienta. --No tienes que venir si no quieres --le recalque con tranquilidad, a sabiendas de lo miedosa que era. Lissy nego. --Como dice milady, hay cosas que es mejor enfrentarlas con la vejiga vacia. Apenas habiamos entrado en la linea de la arboleda cuando mi tia se giro hacia nuestra escolta. --?A donde creen que van? --pregunto con los brazos en jarras a fray Roland y al oficial, que iba seguido por uno de sus soldados. Los hombres se miraron entre ellos y no me paso desapercibido como el joven soldado aparto incomodo la vista en tanto que Fray Roland se masajeo el puente de la nariz. Me mordi el interior de la mejilla para no reir. Dudaba mucho que ninguno de ellos quisiera espiar a mi tia mientras se levantaba la saya. El oficial era lo suficientemente atractivo como para no echar en falta la atencion femenina en su vida y el joven soldado tenia ese tipo de facciones lindas que le hacian a una desear robarle un beso en la parte trasera del establo. --No vamos a permitir que se adentren a solas en el bosque, nos quedaremos a una distancia prudencial --el tono del oficial era de pura resignacion. --Esta bien asi, tia --intercedi--. Tras unos arbustos o un buen tronco no la veran, y nos avisaran si viene alguien --murmure solo para ella cuando por su semblante quedo patente que estaba a punto de aclararle al pobre hombre donde se podia meter su <>. --Al menos guarda tu capa, Maria. ?Como pretendes hacer una entrada grandiosa en Crowshead si llegas como si fueras la hija de un herrero? --me reprocho, con la mirada sobre el borde de la lujosa piel de armino blanco que remataba mi larga capa azul, en la que ya se habian enganchado algunas ramas y hojas secas. Con un suspiro, la deslice por los hombros y se la entregue a Lissy. --?Te importa dejarla en el asiento? --Me frote los brazos en un intento por contrarrestar el frio.--Tome la mia. Hace fresco y tampoco queremos que enferme. Cogere la manta para envolverme --se anticipo Lissy a mi protesta. Colocandome su capa, mi tia y yo retomamos el camino. Si habia esperado que mi tia siguiese teniendo prisa, por desgracia me equivoque. Su vejiga paso a un segundo plano y no ceso en su busqueda del mejor sitio para aliviarse hasta que encontro un viejo abedul con un enorme tronco, flanqueado por varios arbustos. --?Necesita ayuda, tia? --le pregunte apenas acabo su gemido de placer desde detras de los arbustos. De repente, alguien me tapo la boca y tiro de mi hacia el suelo. --!Shhh! --El oficial senalo una mancha oscura a unos treinta metros por delante de nosotros. Me llevo unos instantes discernir que se trataba de un hombre agazapado de espaldas a nosotros y, aun mas, detectar a otras siete figuras que tambien se ocultaban. Con un vistazo asustado sobre mi hombro, comprobe que el joven soldado se habia hecho cargo de mi tia. Fray Roland, por su parte, se encontraba encorvado tras un roble y rodeaba su cruz con ambas manos. --!Lissy! Tenemos que avisarla a ella y a los demas --susurre lo mas bajo que pude. El oficial vacilo como si le costara tomar aquella decision. --Ire yo, pero necesito que se quede aqui escondida. Sera menos peligroso para mis hombres si no tienen que estar protegiendolas a vuestra merced y a su tia. Tiendase y cubrase de hojas secas, mientras menos visible sea, mas segura estara y, sobre todo, no haga ruido. Asenti aterrada. ?Que otra cosa podia hacer? Como si fueran una maquina bien engrasada, bastaron algunas cortas senales del oficial para que fray Roland se aproximase a nosotros, refugiandose conmigo entre los matorrales. Apenas habian pasado unos minutos de la marcha del oficial, antes de que comenzaran a oirse gritos de batalla y el estruendo de las armas al chocar. Sin la necesidad de presenciarlo era facil adivinar que alaridos eran de rabia y cuales de dolor. Aun asi, no mirar era lo mas dificil que habia hecho en mi vida. Fray Roland permanecio con los labios apretados, pero, lejos del nerviosismo que habria esperado de un religioso de cierta edad como el, conservaba una ferrea calma. --!Corra! --El rugido urgente del oficial, que se oyo desde la contienda, me llego hasta los huesos. Asustada mire a mi tutor. No hubo ocasion de formular preguntas. Un agonico chillido femenino atraveso el bosque. --!Lissy! --Intente incorporarme llena de panico, pero el peso de fray Roland me aplasto sobre el terreno y su mano acallo mis sollozos con eficiente frialdad. --Demasiado tarde --murmuro con pesar--. Nos mataran a todos si nos descubren. El mundo, el tiempo, todo parecio detenerse a mi alrededor mientras seguian sonando algunos los gritos, los lamentos de los heridos, las voces camufladas de los desconocidos, los relinchos de los caballos y lo que suponia que era el estruendo de nuestras baules al estamparse contra el suelo. Cuando las voces se alejaron y se hizo el silencio, fray Roland me mantuvo atrapada durante un buen rato mas. Por entre las copas de los arboles iban entrando algunos rayos de sol que parecian irreales, casi magicos. Desee perderme en ellos para que me trasladasen a otra dimension, cualquier cosa por no tener que enfrentarme a lo que me esperaba cuando me levantara. Pero los deseos eran solo eso, la ilusion de alguien que se aferra a la mas exigua esperanza con tal de no enfrentar la realidad. El soldado que habia estado junto a mi tia aparecio a nuestro lado con una expresion hermetica, como si se hubiera obligado a no sentir. --Parecen haberse ido. Ire a comprobar si queda alguno de los atacantes en la retaguardia -- le informo a fray Roland en murmullos--. Se han marchado en la misma direccion a la que nos dirigiamos. Si me ocurre algo, sera mas seguro que regresen hasta el ultimo poblado por el que hemos pasado. Fray Roland asintio y aligero el peso con el que me mantenia aprisionada, pero no me libero hasta que el soldado regreso. Mi tia se acerco enseguida a mi y se lanzo a mi cuello con un sollozo. --Se han ido --anuncio el soldado--. No eran ladrones, excepto sus heridos, no se han llevado nada mas. Mi tutor escruto el paisaje con una mirada distante, como si considerase la informacion. --Era de prever. El populacho no posee espadas como esas. Habia al menos dos caballeros nobles entre ellos y el resto eran sin duda sus hombres o mercenarios. --?Y Lissy? --Mi voz salio tan apagada y temblorosa que apenas se escucho. --Cielo... --Mi tia me abrazo cuando el soldado aparto la mirada. No espere a que me revelasen lo evidente, me alce las faldas y corri dando tumbos en busca de la que habia sido mi amiga y companera desde el dia que mi tia me acogio en su hogar. La encontre al principio de la arboleda, tendida bocabajo, la cabeza ladeada, los ojos abiertos de par en par y el horror aun reflejado en su semblante. Fray Roland se arrodillo a mi lado y le cerro los parpados mientras murmuraba una oracion. --Era una buena chica --comento despues de hacer la senal de la cruz. --Llevaba puesta mi capa. --Mi voz se quebro. --Si, te era fiel. --Fray Roland me apreto la mano. --?Por que iba a llevar mi capa si dijo que cogeria la manta? Ella nunca se ponia mi ropa -- balbucee. --Era una chica lista. Sabia que venian a por ti y que si no te encontraban saldrian a buscarte. --La compasion en los ojos del fraile fue inconfundible mientras dejaba que sus palabras penetraran en mi mente. --?Ha dado la vida por mi? --musite. --A ella ya no le quedaban esperanzas, la habrian matado de una u otra forma. Seguro que lo intuia y tomo la decision mas noble. --!Oh, Dios! --Me tape el rostro y rompi a llorar. --Hemos de marcharnos, cuanto mas tiempo permanezcamos aqui, mayor sera el peligro. Ademas, algunos de los heridos aun siguen vivos. Debemos atenderlos y llevarlos al pueblo mas cercano. ?Puedes ayudar? Asenti agradecida de que me diera una tarea que no me permitiese pensar demasiado. Despues de atender a los heridos y subirlos como pudimos al carruaje junto a los muertos, me volvi hacia fray Roland y el soldado, quienes discutian en voz baja. Ambos se callaron cuando me acerque a ellos. --?Que ocurre? --exigi. --Tenemos dos opciones --me explico mi tutor con su usual paciencia--. Regresar por donde hemos venido, dejar a los heridos en un lugar seguro en el que puedan ser atendidos y procurar llevaros a ti y a tu tia a la proteccion de su ducado, o seguir adelante para que puedas reclamar tu trono. Aunque ahora carecemos de la mas minima defensa si vuelven a venir a por nosotros. --En apariencia la primera opcion seria la mas factible y segura. ?Cuales son los inconvenientes? --Lo conocia lo suficiente como para sospechar que no me habria presentado una alternativa si tuviera una solucion indiscutible. --Fueran quienes fuesen esos atacantes, es muy posible que acaben por enterarse de la existencia de dos mujeres viajando junto a un grupo de soldados malheridos. En cuanto lo hagan, vendran a por nosotros con el proposito de terminar su trabajo. Tambien te mostrara como una persona debil y dependiente que huye ante el mas minimo obstaculo, lo que no favorecera en absoluto tu ya de por si inestable posicion como la sucesora de tu tio. Si ser una mujer joven en el trono iba a resultar dificil, mas aun lo seria si daba muestras claras de debilidad. No necesite que me explicase mas y elabore mi propia lista de posibilidades. --En ese caso, solo nos queda la tercera opcion --decidi al fin. --?Si? --Mi tutor no parecia sorprendido de que le propusiese una via diferente a las que el me habia ofrecido. --Llevara de regreso a mi tia junto a los escoltas heridos --le indique al soldado. --No puedo abandonarla sin proteccion, vuestra merced --objeto el hombre--. Mi deber es protegerla por encima de cualquier otra persona. --Y eso es justo lo que hara. Tambien se llevara a Lissy. De esa forma recibira el funeral que se merece a su llegada a Goodshire. Entretanto, la gente la confundira conmigo y creera que he muerto. De ese modo, yo y fray Roland podremos seguir nuestro viaje con tranquilidad. Nadie espera que la futura reina llegue a caballo, acompanada solo por un religioso. Una vez en Crowshead, no podran atacarme en publico y habremos superado el primer escollo. En cuanto llegue a casa de mi tia, ocupese de elegir a hombres de confianza que puedan venir a apoyar a mi Guardia Real. Eso ayudara a reforzar mi seguridad. --?Y luego? --indago Roland complacido. --Tendremos la oportunidad de plantearnos ese luego mientras viajemos. ?No has dicho que debiamos partir cuanto antes? Intente aparentar fortaleza y calma mientras me despedia de mi tia. Vi como el soldado se llevaba el cuerpo ensangrentado de Lissy al carruaje y la depositaba en lo alto del techo, junto a uno de los heridos. Al observarlo, no deje de preguntarme que seria lo que me esperaba cuando llegase a mi destino, un sitio en el que, a todas luces, me deseaban muerta. A CAPITULO 2 KADEN ntes de que pudiese dar un paso para salir de detras de la esquina en la que me habia estado ocultando, un conocido rostro femenino aparecio frente a mi con una radiante sonrisa. --?Que tal un ratito a solas, capitan? --Las cejas rubias se arquearon en una provocacion casi tan abierta, como la mano femenina que fue deslizandose por mi estomago acompanado por un lento ronroneo--. Contigo seria capaz de pasarlo gratis. Sonrei divertido ante el descaro de Sira, una de las camareras mas codiciadas de la taberna del Pato Cojo, y le sujete la muneca antes de que alcanzase terreno peligroso. --?Eso no seria desperdiciar un tiempo valioso para una mujer como tu? --Me lleve su mano a los labios y le bese la parte interna de la muneca con estudiada delicadeza. --Una tambien tiene que consentirse un capricho de vez en cuando --murmuro Sira, recorriendome con la mirada sin enmascarar el apetito en sus ojos verdes. --Lo tendre en cuenta, pero me temo que ahora mismo estoy de servicio. --?Que tal a media tarde? --Poniendose de puntillas, se inclino hacia mi regalandome un tentador vistazo a su escote--. Procurare estar libre para ti --me murmuro al oido, acariciandome con su aliento mientras sus generosos pechos se aplastaban contra mi brazo. Sira no era exactamente mi tipo, pero podria llegar a ser una bienvenida distraccion de la tensa situacion en el castillo. --Vere que puedo hacer --respondi sin comprometerme. No era del todo mentira. Puede que realmente me plantease su oferta. ?Por que no? Le eche una ojeada a la elegante figura encapuchada a la que llevaba siguiendo las ultimas dos calles. Con ella probablemente no hubiera dudado en aceptar una propuesta como aquella, aunque, para ser sincero, tampoco parecia el perfil de mujer que las hiciera. Cuando la forastera se acerco a otro puesto y olisqueo un ramo de especias, cerrando los ojos de placer, avance unos pasos mas. Sira me sujeto del brazo. --Acuerdate, a media tarde. Asenti y me olvide de ella tan pronto como quedo a mi espalda. Aprete la mandibula al reparar en el calzado de terciopelo azul bordado de mi sospechosa. Puede que vistiera una capa de lo mas corriente, una digna del personal de servicio de alguna casa de bien o de un familiar de algun mercader, pero su calzado era harina de otro costal, lo mismo que la tunica que ocultaba bajo la capa. Poseia la gracia de una dama en sus ademanes, pero una verdadera senora jamas se aventuraria a solas al mercado, ni se entretendria en inspeccionar las mercancias mas simples con aquel interes desbordado. ?Se habria hecho con los ropajes de su ama? ?O se habia buscado un amante que pudiese mantenerla bien? Lo ultimo habria sido una explicacion plausible. Por lo poco que habia conseguido ver de ella, tenia un corte de cara agraciado y una nariz quiza demasiado recta y puntiaguda, aunque su estrecha cintura y caderas anchas lo compensaban, al igual que lo hacian sus senos. Habria apostado mi proxima paga a que cabrian en mis manos. La simple idea de constatarlo ya hacia que las palmas me cosquillearan. Cruce los brazos sobre el pecho cuando una de las ratas callejeras, que solian dedicarse a birlar a los incautos compradores, la convirtio en su blanco y le saco de la limosnera, sin ella percatarse, lo que probablemente era un saquito de monedas. En el ultimo segundo ella se giro con un jadeo ahogado, sin embargo, al contrario de lo que hubiera hecho cualquier otra victima, no hubo gritos de auxilio ni acusaciones, ni un solo: <>. Lo que en si mismo atizo aun mas mi curiosidad por descubrir quien era aquella desconocida y lo que hacia alli.

  • Mickey Mouse era traficante de armas de Ulises Novo

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    Condenada a cadena perpetua por haber asesinado a un adolescente, Louise comenzara a
    escribir una serie de cartas a su victima hacia la que siente afecto y odio al mismo tiempo.
    Llena de angustia pero tambien burlandose de su destino, Louise busca en su confesion a
    alguien que, marcado por la violencia, logre comprenderla.
    ?Que secretos oculta su relato? ?Por que asesino a su novio Mike?
    ?Por que odia tanto a Mickey Mouse?

  • Las cinco invitaciones de Frank Ostaseski

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    “La muerte no nos espera al final de un largo camino. La muerte esta siempre con nosotros, en la medula de cada momento que pasa. Ella es la maestra secreta que, oculta a la vista, nos ayuda a descubrir lo que mas importa en la vida. Las cinco invitaciones es una estimulante reflexion sobre el significado de la vida y como la conciencia de la muerte atrae a nuestro ser mas verdadero. Con mas de treinta anos de experiencia al cuidado de personas en las etapas finales de sus vidas, Ostaseski ha descubierto que la muerte puede ser la guia que necesitamos para despertar plenamente a nuestras vidas, para ayudarnos a forjar experiencias plenas y significativas.”

  • Le llamaban Bronco de Laura Sanz

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    Texas, 1868

  • La teoria imperfecta del amor de Julie Buxbaum

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  • Palabras contra el olvido de Jose Luis Ferris

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    La figura de Maria Teresa Leon estuvo vinculada a la de Rafael Alberti durante al menos cincuenta anos, en los que ambos vivieron juntos las experiencias decisivas de la guerra y el exilio, pero su relacion con el poeta no debe ocultar la contribucion de una de las escritoras mas deslumbrantes de la generacion del 27.

  • Una estrella para el demonio de Ahna Sthauros

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    El antano general ruso Leivan Angelovitch se ha convertido en demonio de la lujuria por culpa del engano del Angel Caido llamado Dazel. Su hermosura y esa sensualidad que exuda de forma automatica lo han llevado a ser uno de los demonios mas poderosos, pero, ahora, sus existencia gira alrededor de dos conceptos: el odio y la venganaza.

  • El vuelo de la serpiente (Trilogia del Zodiaco 2) de Ricardo Alia

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    Mayo de 2013, el Ano de la Serpiente, el signo mas ambicioso del Zodiaco que representa la astucia,el rencor y la venganza. Ha pasado mas de un ano desde que el caso del Asesino de Quimicas sacudiese a la ciudad de San Sebastian. La primavera, estacion natural de la Serpiente, no ha empezado bien para la Ertzaintza, que se enfrenta a las desapariciones de dos chicas que parecen haberse esfumado sin dejar rastro. Para complicar aun mas las cosas, un estudiante de Quimicas aparece asesinado &mdash eurosdesnudo y con un tiro en la cabeza&mdash euros, sobre una escultura del Museo Chillida-Leku.La enorme preocupacion de Max Medina, que conocia a la victima, aumenta cuando su companera Erika Lopez se ve afectada por un dramatico acontecimiento que pone toda su vida patas arriba, y que incluso la convierte en sospechosa de un crimen. Asesinatos, secuestros, extorsion y agentes secretos hacen acto de presencia en el Ano de la Serpiente, el unico signo junto con el Dragon que tiene la virtud de renacer de sus cenizas, mudar de piel y tener varias vidas.

  • La maldicion del circulo perfecto (El reino del Aguila 2), Moruena Estringana de Moruena Estringana

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  • Erase una vez la taberna Swan de Diane Setterfield

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  • Agente exterior de Brad Thor

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    Brad Thor, autor superventas en Estados Unidos, deslumbra con un thriller politico de alto nivel. En un piso franco, cerca de la frontera de Siria, un grupo de operaciones estadounidense se prepara para llevar a cabo una mision preparada con meses de antelacion.Su objetivo es Abu Muslim-al-Naser, uno de los jerarcas del ISIS. Numerosos analistas, incluida una congresista, estan alli para monitorizar el ataque, pero sorpresivamente el piso franco es atacado. Los sangrientos momentos posteriores a la irrupcion, difundidospor internet, se convierten en una pesadilla politica. En Washington, la tormenta de acusaciones se centra en el modo en que se manejo la informacion, los preparativos de la operacion y como y quien consiguio filtrarla. Scot Harvath, el agente especializado en antiterrorismo que habia identificado a al-Naser mientras trabajaba para una agencia privada de inteligencia, es convocado por la CIA.Cargando con el peso del ataque y con algunos poderosos congresistas pidiendo su cabeza, Harvath se ve obligado a montar su propiaoperacion para averiguar que salio mal y tomar venganza. <> TheWashington Times <> Providence Journal <> Suspense Magazine <> Townhall <> Bookreporter.com

  • El gran nido (Los Irwin 3) de Noa Pascual

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    A los que disfrutaron con “Dance Therapy” y “Desafios por amor”, llega el desenlace mas esperado. Conocer a los Irwin ha sido un viaje por el carrusel de sus vidas; donde las emociones, el amor y el desamor han iluminado el camino de todos ellos. ?Estaran preparados para afrontar lo que el destino les depare? El gran nido, una dinastia intensa y seductora desde el principio que no dejara indiferente a sus lectores. TGL

  • Mi primer amor era una bruja de Fernando Cereto Castro

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    Una pareja inicia un idilio de cine que, tras un ano, se rompe. Tras la ruptura el protagonista descubre que no puede volver a amar y que su exnovia, Alicia, ha desparecido.

  • El nido del lobo de Gema Tacon

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    Las mentiras unen el destino de dos mujeres separadas en el tiempo.
    La apacible vida del pequeno y encantador pueblo de Ochagavia se enturbia cuando Blanca llega desde el sur para hacer sus practicas. Los oscuros secretos que todos guardan atan su vida a la de Aintzira, una chica que murio hace anos y que, sin saber como ni por que, tiene una extrana conexion psiquica con ella.
    Sus noches se hacen eternas cuando tras cada pesadilla su cuerpo sufre las consecuencias de ir revelando la verdad. Poco a poco va desentranando una red de enganos que intentan ocultar no solo la misteriosa muerte de la joven, sino que tambien hara que descubra que su vida ha sido una farsa practicamente desde que nacio.
    La muerte persigue a Blanca desde hace tiempo mientras que a Aintzira ya la encontro. Ambas tienen en comun el coraje de querer descubrir la verdad, su verdad.
    Un crimen sin resolver, una sombra que la acecha y un asesino que esta presente en sus suenos es con lo que tendra que lidiar nuestra protagonista.
    ?Podras leer cada linea sin mirar detras de ti?
    Tictac, tictac.

  • Con los pies en el cielo de Enrique Delgado Zayas

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    “Cuando el dolor y los deseos dejan de gritar preguntas en la mente, el espiritu susurra todas sus respuestas.”
    El cancer es una de las enfermedades enigmaticas que asolan hoy en dia a la humanidad. Es tan multifactorial y compleja como lo son sus primas, las alteraciones mentales. Esta es una novela apasionante que habla acerca de ambas. Encontrareis el escenario de unas vidas verdaderas que elevan sus voces por encima de las religiones y sus dogmas; de las ciencias actuales y su estricta objetividad. Es un libro ideal para lectores inquietos. Y si alguien os dice que tal vez resulte una obra dificil de leer, contestadle que para vosotros nada es demasiado complejo o profundo, porque esas son solo algunas de las propiedades inconmensurables de la realidad.
    “Cada voz es celosamente registrada por su rincon vibrante del universo; sus sonidos resurgen constantemente, pero su apreciacion siempre depende de quien es el que escucha.”

  • El amor y el deber de Cat Schield

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  • El limite de Jose Miguel Gaona

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    Tras el exito de su anterior libro, Al otro lado del tunel, el doctor Gaona, psiquiatra de reconocido prestigio y colaborador en varios medios de comunicacion (programa Iker Jimenez, de neurologia y experiencias paranormales, director del Proyecto Tunel, etc.) retoma el tema de la muerte como limite y demas fenomenos de este tipo desde un punto de vista cientifico.

  • La soberbia de Catherine Brook

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    Necesitaba un hombro. No para llorar, que ella nunca lo hacia, sino para dormir. !Que misa tan aburrida! Harriet Broome parpadeo con rapidez con la esperanza de mantenerse despierta y, sin disimulo, se cubrio la boca con la mano enguantada para tapar un bostezo. El quinto desde que habia comenzado el sermon. !Y solo habian pasado quince minutos! No estaba segura de poder soportar las dos horas restantes. Solo de pensarlo le daban verdaderas ganas de llorar. Entrecerro los ojos para mirar con rabia a la causante de esa tortura, pero esta estaba de espaldas y no pudo recibir todo su odio. Zelda, su hermana, estaba sentada al lado de su prometido, Archibald Cobyn, y no parecia tener intencion de prestar atencion a Harriet, a quien habian obligado a ir al servicio porque se haria la primera amonestacion del compromiso. Harriet penso que al menos podria haber tenido la cortesia de sentarse a su lado para poder utilizar su hombro como almohada. Sin embargo, prefirio ocupar asiento al lado de su prometido, la senora Corbyn y su padre, el senor Broome. Ella habia quedado relegada una fila atras junto a la hermana menor de su proxima familia politica, Bernadette Corbyn, quien no parecia lo suficientemente amable para prestarle su hombro y, a decir verdad, tampoco se veia mas despierta que ella. --Tus bostezos me estan provocando sueno --dijo la joven con voz ahogada, mientras tapaba su boca con una mano. --?Tambien te han obligado a venir? --le pregunto, observandola. No debia tener mas de catorce anos. --Gideon no nos habria perdonado si algun integrante de la familia no hubiera asistido a este emblematico momento --respondio sin sarcasmo. Harriet casi habia olvidado que el hombre que estaba a punto de dormirla por aburrimiento era hermano del novio y, por ende, seria parte de su familia politica. Por suerte, era un parentesco muy lejano, porque Harriet no lo soportaba en ninguna de sus facetas. Como vicario y como persona en general tenia muy buena reputacion, no habia nadie en ese dichoso pueblo que no lo quisiera, pero ella tenia otra perspectiva del reverendo Corbyn. Hacia un tiempo, el intachable vicario habia participado en un engano que Archibald Corbyn habia hecho a su hermana Zelda, y si a eso le sumaba que creia que aspirar a lo mejor era malo, no le causaba ni un poco de simpatia. A decir verdad, a excepcion de la joven a su lado, a quien no conocia lo suficiente para emitir un juicio, los miembros de esa familia no le simpatizaban en absoluto. Nunca dejaria de pensar que, si Zelda iba a abandonar su ferrea decision de no casarse, al menos podria hacerlo con un lord. No importaba que fuera un baron o un vizconde, pero que fuera alguien que pudiera presentarle a ella un noble importante con el que se pudiera casar. Lamentablemente, el corazon no era sensato. Harriet toleraba la situacion solo porque su hermana estaba enamorada. Por eso y porque todavia tenia la esperanza de que los Corbyn tuvieran algun conocido con un titulo nobiliario de renombre. --Si no llego a venir, Gideon me habria dado un sermon mas largo que este --continuo la joven a su lado. Harriet agradecio tener otra cosa en la que fijar su atencion--. Supongo que imaginaras lo catastrofico que eso seria. He venido solo por eso, no porque nadie me pueda obligar. --Por algun motivo, a la joven le parecio importante hacer esa aclaracion--. Esa es mi excusa. ?Cual es la tuya? --Impulso momentaneo de amabilidad que no se volvera a repetir. ?No consideras pecado aburrir de esta manera a la gente? La joven solto una risa disimulada que resono en el lugar porque, justo en ese momento, el reverendo hizo una pausa. Algunas caras se giraron para buscar el origen de la interrupcion, pero solo la del vicario logro localizarlas. Bernadette se hizo la desentendida, pero Harriet no tuvo ningun reparo en responder a la mirada de reproche con una de desden. El suspiro, como si ella fuera un alma perdida, y continuo con el sermon. A Harriet no le importo. Era mejor ser una oveja descarriada que el hijo perdido de Hipnos. --Es probable que de todas maneras nos toque otro sermon en la casa. !Que mala suerte! Harriet estuvo de acuerdo, pero no respondio. Opto por colocar su brazo encima del respaldo del asiento y recostar su cabeza en la mano. Despues de unos minutos, no supo nada mas. *** --!Harriet! Harriet se enderezo y parpadeo con rapidez, no muy segura de quien habia interrumpido su sueno. Pronto descubrio que era su hermana. Zelda no la miraba con reproche ni con molestia, mas bien con resignacion. Despues de todo, no era tampoco una devota cristiana. ?Por que, entonces, habia interrumpido su sueno? --La misa esta a punto de terminar. <>, penso Harriet. Inclino la cabeza en agradecimiento a su hermana por el aviso y se froto los ojos. --Gideon no ha dejado de mirarte en todo el servicio --le informo Bernadette--. Creo que te espera un sermon particular. Pues se lo daria a la brisa, porque ella no pensaba escuchar ni una palabra mas de ese hombre en lo que le quedaba de vida. La misa finalizo con la ratificacion del compromiso de Archibald Corbyn y Grizelda Broome. Entonces, como ya no estaba prohibido hablar, empezaron las murmuraciones. Aunque a Harriet solia gustarle el chisme, no se detuvo a escuchar que decian del compromiso. Le hizo un gesto a Zelda para indicarle que esperaba fuera y salio de la iglesia de tres naves que, a pesar de ser relativamente amplia, la estaba sofocando. Cada vez habia mas gente en ese pueblo, y la misa de los domingos solia quedarse escasa de asientos. Cuando estuvo fuera agradecio la brisa invernal que le calaba los huesos. Se apreto un poco el abrigo y respiro hondo. Esperaba que Zelda no tardara, o se iria sola. --Harriet Broome. ?Has disfrutado de la siesta? --pregunto una voz femenina con humor tras ella. Harriet se giro. Una joven de abundantes cabellos negros, sostenidos de forma precaria pero sin perder la elegancia del peinado, la miraba con diversion y una sonrisa amable. La reconocio de inmediato, pero no le devolvio la sonrisa. No porque le desagradase, pues dificilmente Tess Witherow le caeria mal a alguien, sino porque Harriet reservaba sus sonrisas para los caballeros con titulo. --Ha sido bastante reconfortante --respondio, altiva. No se avergonzaba de nada. La joven se rio. Harriet admitia que tenia una sonrisa bonita. Bien, era bonita en general. Quizas, despues de ella, era la joven mas bonita con la que contaba ese pueblo. Tenia la tez palida, cabellos de ebano y unos ojos verdes muy brillantes. Tambien era muy elegante. Como no, si era la sobrina del duque de Alridge, posiblemente el personaje mas importante que tenia ese pueblo. Habia llegado hacia unos dias de Londres y lady Marjorie se la habia presentado. La joven desprendia simpatia inmediata y parecia imposible que a alguien le desagradara. Exudaba una energia contagiosa. Harriet habia decidido que podia mantener contacto con ella de vez en cuando, por si lo necesitaba. Segun recordaba, su hermano era marques. --Tendrias que haber visto como te miraba el reverendo. Lo siento, pero me ha causado demasiada gracia su expresion. Harriet la observo y evaluo mentalmente cuanta confianza podria depositar en la joven. Estaba claro que ella no era tan recelosa y veia en Harriet a algo mas que una recien conocida. Decidio darle un voto de confianza. Tal vez por fin alguien en ese pueblo pudiera comprenderla. --No tiene ningun derecho a reclamarme nada --espeto con altaneria. Al ver que la joven no mostraba oposicion a su afirmacion, continuo--: Me parece sorprendente que no este acostumbrado, si todos sus sermones son tan aburridos. --Tess, que habia estado sonriendo ante el despotrique de Harriet, dejo de hacerlo de pronto, pero Harriet no lo noto, concentrada en su queja--. Parecen disenados para curar el insomnio. --Harriet… --Lo peor es la forma en que los dice --continuo, sin percatarse de que su companera empezaba a hacer gestos raros con la mano--. Habla como si tuviera la verdad absoluta, como si el fuera perfecto, cuando, en realidad, es solo un mortal que peca mas que nosotros. Y hablo con base. --Harriet… --No tiene ningun derecho a aburrir asi a la gente. Deberia ser pecado. --Tess habia dejado de intentar atraer su atencion. Parecia resignada, esperando con paciencia algo inevitable--. !Y tres horas! ?Como alguien puede hablar tanto? --Eso podria respondermelo usted --replico una voz masculina a sus espaldas, con un deje de humor en su tono. Harriet dio un respingo porque reconocio la voz, pero antes de girarse compuso su semblante para que expresara indiferencia, como si no hubiese estado haciendo nada malo. --?No era pecado escuchar conversaciones ajenas, pater? Gideon contrajo el ceno, como hizo la ultima vez que la escucho llamarlo con el tratamiento que se les daba a los eclesiasticos catolicos. No quiso discutir el tema de momento. Ya sabia el que la joven tenia un caracter y una forma de pensar que no sabia si llegaria a comprender. --No es pecado, es mala educacion. Catalogaria mas como pecado hablar a las espaldas de alguien --respondio con suavidad. En su tono no habia reproche, mas bien cierta consideracion. Los que lo conocian sabian que preferia convencer con el dialogo a utilizar amenazas. Harriet se tomo su tiempo para responder, aunque en ningun momento demostro verguenza o arrepentimiento. Tess, al intuir que nadie le prestaria atencion, fue a buscar con quien hablar. No se molesto en despedirse porque parecian muy concentrados el uno en el otro para notarlo. --?Desde cuando es pecado decir la verdad? Que yo sepa, es una obligacion. ?Acaso han cambiado los mandamientos? --Los mandamientos son los mismos, pero creo que usted le esta dando una interpretacion erronea. --Desde mi punto de vista, es muy valida. ?Como es que dice? <>. --<> --puntualizo el--. Lo que usted ha dicho puede considerarse falso testimonio. --!Claro que no! Su sermon daba sueno. --Usted ha sido la unica que se ha dormido. --Porque los demas no tienen el valor. Se retaron con la mirada. Si la intencion del reverendo era que Harriet se arrepintiera de su accion, estaba perdiendo el tiempo. Ella estaba firme en su posicion y no pensaba ceder ante ese hombre que, desde su perspectiva, no tenia autoridad para reprender. Lo observo de arriba abajo con superioridad, y por primera vez se fijo en los detalles de su apariencia. Tenia los ojos verdes y los cabellos rubios cenizos, mas claros que los de ella, y algunos mechones enmarcaban su rostro porque no estaban bien peinados. A decir verdad, toda su apariencia era algo desalinada. La sotana estaba arrugada, a sus zapatos les faltaba lustre. Estaba claro que nadie se preocupaba por su apariencia, y a el no le importaba. De seguro se vestia a prisa para poder llegar a tiempo y aburrir a sus feligreses. Harriet, que apreciaba mucho la apariencia, no soportaba mirarlo por mucho tiempo. --Harriet, es hora de marcharnos --le dijo Zelda, acercandose. Acababa de despedirse de su prometido con un beso en un rincon oscuro de la iglesia--. Gideon, gracias por la misa. Cumplio las expectativas. --?Cuales eran? ?Dormir a la gente? --intervino Harriet, con tono de burla. Zelda la miro con reproche, pero ella no se inmuto. Gideon asintio ante el cumplido de su futura cunada y miro a Harriet, respondiendola con su silencio. Una de las cosas de el que mas disgustaba a la joven era que nunca parecia alterarse demasiado, ni siquiera mostrar absoluta molestia. Siempre lo trataba todo como un debate. Harriet habia escuchado que no reprendia como solian hacerlo los vicarios, con firmeza y severidad; mas bien hablaba y hablaba con calma hasta dejar clara su postura. Quizas fuera esa una tecnica mas efectiva. Las personas debian de portarse bien solo para no tener que escuchar un sermon similar al de la iglesia. Despues de echarle una ultima mirada, se reunio con su hermana, que ya habia empezado a marcharse. Esperaba volver pronto a Londres y conseguirse su propia familia, porque la posibilidad de quedarse en ese pueblo y tener que convivir con frecuencia con ese hombre le provocaba escalofrios. Dios no quisiera para ella un destino tan cruel. *** Gideon las observo marcharse y se limito a negar con la cabeza ante la actitud de la joven. Con regularidad, no le gustaba juzgar a nadie, y siempre creia que tras una actitud hostil o inmoral habia un antecedente que, si se resolvia, podria devolver a esa persona al buen camino. Por ejemplo, su hermano Archie era muy avaricioso, pero todo se explicaba con que su padre se habia muerto y la carga de una familia en la ruina le supuso un trabajo que no queria volver a pasar bajo ninguna circunstancia. Archie suponia que el no lo sabia, pero para Gideon era obvio. Si bien no aprobaba la actitud tomada por su hermano, si podia comprenderlo, y esperaba que, ahora que se iba a casar, pudiera mejorar esa actitud tan poco cristiana. La joven, en cambio, era un enigma. A Gideon le causaba mucha curiosidad saber que habia detras de tanta soberbia, si es que, por supuesto, habia algo, pues no era tan iluso como para creer que no hubiera personas realmente malas e incorregibles. Analizo lo que conocia de la joven hasta el momento. Una vez habian discutido sobre la novela Elogio a la locura, y dejo clara su postura de que aspirar a lo mejor no era malo. En otro momento, cuando el engano que su hermano Archie le habia hecho a las hermanas salio a la luz, la joven, furiosa, lo acuso de complice y le dio una bofetada que aun escocia si la recordaba. A decir verdad, cualquier otro la hubiera catalogado de alma perdida, pero Gideon se negaba. Al contrario: tenia una necesidad de saber mas de ella y saber si podria ayudarla que se incrementaba en cada encuentro. Si tan solo pudiera hacer que bajase la guardia… --?A que oveja descarriada estas pensando perseguir para que regrese al buen camino? -- pregunto a su lado la voz que reconocio como la de su hermano. --A Harriet Broome --respondio con sinceridad, todavia pensativo. Escucho la carcajada de su hermano y lo miro con severidad--. Estoy hablando en serio. --Lo se. Eso es lo que me hace gracia. No pierdas el tiempo, hermano, esa joven no tiene salvacion. Es una malcriada incorregible. ?Acaso has olvidado la bofetada que te dio? Gideon decidio ignorar ese detalle. --No, pero todos pueden salvarse. Tengo que pensar en como ayudarla. --Te dire en que tienes que pensar --le dijo Archie, colocandole una mano en el hombro en un gesto de camaraderia. Echo un vistazo hacia atras, donde estaban unas senoras hablando, y anadio--: Madre quiere hablar contigo. Yo estoy comprometido. Tu eres el siguiente hermano. ?Sabes lo que eso significa? Gideon miro hacia atras, donde estaba su madre conversando, y trago saliva. Por supuesto que sabia que significaba. Su madre tenia una obsesion por que todos sus hijos se casaran y llevaba bastante tiempo insistiendole a Archie y a el, que eran los que estaban en edad, para que lo hicieran. Si Archie estaba comprometido, todos sus esfuerzos irian a el. --Tengo que preparar el sermon de manana. Dile que pronto pasare a visitarla. Hasta luego. Mientras se apresuraba a rodear la iglesia para entrar por la puerta de atras, escucho la carcajada de Archie y la advertencia de que no podria escapar por mucho tiempo. Gideon no le presto atencion. Sabia que era verdad. Tambien era consciente de que su madre tenia razon, y, como buen reverendo, deberia buscar una esposa, pero hasta el momento no le habia llamado la atencion ninguna joven y Gideon era demasiado honesto para casarse por puros fines sociales. El matrimonio tendria que esperar hasta que apareciera la indicada. Una vez en la sacristia, se sento frente a la pequena mesa donde solia escribir sus sermones e intento elaborar el del dia siguiente, pero no logro concentrarse. Su cabeza se iba una y otra vez a Harriet Broome y a lo mucho que necesitaba esa joven que alguien le hiciera comprender que esa actitud seria su perdicion. Gideon sabia que no podia ser el salvador de todos, ni mucho menos, pero sentia una necesidad insistente con ella. Estaba claro que los sermones no harian mas que aburrirla, y tal vez no funcionase ninguna tecnica en general, pero Gideon tenia que intentarlo. Solo tenia que pensar en como. Si Dios lo queria, ella podria mejorar su actitud. Si no, pues seria una lastima, porque a Gideon le parecia una joven muy bonita, con sus rizos rubios, su perfil delicado y sus ojos azules como el del cielo. La belleza no era una virtud, pero le parecia que la vida le habia dado un regalo y que por dentro tuviera tanta soberbia solo era una forma de desaprovecharlo. Ojala pudiera ayudarla. Ojala que se dejara ayudar. Eso seria, sin duda, el mayor reto, pero el estaba dispuesto a enfrentarlo y rezar por salir victorioso. Capitulo 2 Harriet se miro por ultima vez en el espejo, se sonrio, y, con los hombros rectos, salio de la habitacion con su vestido verde esmeralda cubierto por un abrigo de lana. En la sala que habia antes del vestibulo encontro a su hermana y a su padre. Ambos estaban echados en un sillon en posiciones muy poco elegantes. Se enderezaron en cuanto la vieron entrar. --!Al fin! --exclamo Zelda. Se levanto y se aliso la falda del vestido como si no tuviese mucha importancia que se hubiera arrugado--. Llevamos media hora esperandote. Vamos a llegar tarde. --Hacerse desear es una tecnica infalible para generar interes --respondio Harriet de buen humor. --Vamonos --le dijo Zelda a su padre, sabiendo que era inutil discutir con Harriet. Una vez en el carruaje que los llevaria a la mansion de los Corbyn, donde se celebraria la fiesta de compromiso de su hermana, Harriet decidio tocar el tema que le interesaba. --La tia Helen me ha escrito. Dice que no vendra estas Navidades ni podra estar en la boda de Zelda, pero que estaria encantada de recibirme en su casa para la proxima temporada. Solo seria cuestion de que cubrieras todos mis gastos. Ni siquiera tendrias que ir. La mueca de disgusto del senor Broome no fue muy alentadora. Aunque su padre le habia asegurado que regresarian a Londres para la temporada, cada vez se mostraba mas cercano a ese pueblucho y menos dispuesto a abandonarlo. --No entiendo por que quieres ir a Londres. Si Zelda ha podido conseguir marido aqui, tu tambien puedes. En Londres fuisteis un fracaso y otra temporada podria ser un gasto innecesario. --No fuimos un fracaso. Al menos, yo no lo fui --protesto Harriet, muy ofendida. --No recuerdo tener la casa llena de pretendientes tuyos. --Porque yo no alente a nadie, ya que ninguno era digno de mi --respondio como si fuera obvio--. Ademas, no nos colamos con lo mas exquisito de Londres. La tia Helen me prometio que esta temporada conseguiria invitaciones de las fiestas mas codiciadas, aquellas donde van los lores. Ahi si conseguire un esposo digno. Zelda puso los ojos en blanco, pero Harriet la ignoro, convencida de que su prediccion era cierta. --Aqui la nobleza es escasa. La unica forma de que me case con alguien que haya conocido en este pueblo es que sea un lord que llegue de visita --continuo--. Zelda, ?no conocen los Corbyn a algun lord importante? ?No habran invitado a alguno a la boda? --No lo se y no me importa --respondio su hermana sin mucho interes. Miraba por la ventana, ansiosa por llegar. --Deberia de importarte --mascullo Harriet. Despues se giro hacia su padre--. ?Me pagaras la temporada? --Esta bien, esta bien --dijo el senor Broome, harto de la conversacion. Harriet, contenta, no dijo mas en el corto trayecto. Llegaron a la fiesta de compromiso. Despues de saludar al senor Corbyn y a su madre, Zelda se quedo junto a su prometido, su padre se fue hacia la mesa de los aperitivos y Harriet se quedo haciendo una rapida exploracion del panorama. Miro con aburrimiento de un lado a otro. Estaba el duque de Alridge hablando con otro invitado. A Harriet le parecia una lastima que los pocos lores que habia en ese pueblo fueran tan mayores. Que fueran feos hubiera podido pasarlo, pero la edad ya era un detalle, a su parecer, mas relevante. Siguio buscando. Esperaba encontrar a lady Marjorie, la hermana del conde Royston, que, dicho fuera de paso, era extrano que estuviera en esa fiesta. A pesar de que los Cavendish eran familia de su madre, tenian una fuerte enemistad con los Corbyn por una rencilla pasada que Harriet no conocia. Lady Marjorie debia haber asistido a la fiesta solo por respeto a la invitacion que Zelda le extendio. A Harriet no le importaba. Queria encontrarla porque esta le habia prometido conseguirle un buen partido y tenia la esperanza de que tuviera alguna buena noticia para ella. En el pueblo todos la conocian como la mejor casamentera del lugar. Con algo de suerte, encontraria un caballero digno de Harriet, y asi no tendria que enfrentarse a la competencia en Londres. Mientras intentaba localizar a lady Marjorie, su vista se detuvo en el conde de Bollinger, acompanado de su abuela. Era un caballero joven, el mejor partido de ese pueblo, al que Harriet habia sonreido dos o tres veces sin exito. Ante su evidente desinteres, lo descarto. Si no era lo suficientemente listo para apreciar su gran belleza, no merecia sus esfuerzos. Ademas, decian que estaba interesado en la mayor de las Cavendish, lady Hailey. Harriet no pensaba rebajarse a luchar asi por un conde. Si fuera un marques o un duque, se lo pensaria. --Hola, Harriet. Reconocio la voz, pues ya la encontraba familiar, y esta vez decidio corresponder a su sonrisa. La joven Tess llevaba un vestido blanco perla muy elegante, de seguro confeccionado por la mejor modista de Londres. Harriet tenia que preguntarle cual era. Si iba a participar en una nueva temporada, tendria que asegurarse de que todo confabulara para hacerla mas irresistible de lo que ya era. --Buenas noches, Tess --dijo con amabilidad, observandola con discrecion de arriba abajo. Ya habia notado que siempre iba muy elegante y arreglada. Cada cabello estaba en su lugar, el vestido perfectamente planchado. Verla inspiraba una calma que contrarrestaba con toda la energia de la dama. --?Buscabas a alguien? He notado que hacias un recorrido visual del salon. --A lady Marjorie. ?La has visto? Tess sonrio y sus ojos brillaron de picardia. --La vi cuando llegue, pero no se donde esta ahora. Aunque supongo que muy ocupada. -- Eso ultimo lo dejo caer como quien lanza un panuelo seguro de que el otro lo recogera. Harriet lo recogio. --?Que quieres decir? Tess se inclino hacia ella y miro a ambos lados para anadirle suspenso a la situacion. Despues, susurro: --Estaba con lord Ridgeway. Es un caballero que lleva largo tiempo mostrando interes en lady Marjorie. Un interes correspondido. Segun he oido, esta noche se anunciara oficialmente su compromiso. Ademas, es un conde muy guapo, y dicen que bastante rico. --Se encogio de hombros, como si eso ultimo fuera lo menos importante de toda la historia. Para Harriet era lo mas importante.

  • La borde y dulce Lai 1 (LGBT) de Monica Benitez

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    Despues de seis anos de relacion, Lai se ve obligada a dejar a Vero tras enterarse de que esta la engana. A partir de ahi entra en un ciclo autodestructivo hasta que su mejor amiga, Lore, decide que ha llegado el momento de que Lai abra los ojos y vuelva a encaminar su vida.

  • ?No te lo habia dicho, carino? Los polos opuestos se atraen, Claire Phillips de Claire Phillips

    https://gigalibros.com/no-te-lo-habia-dicho-carino-los-polos-opuestos-se-atraen-claire-phillips.html

  • Mi sombra, Sophie Saint Rose de Sophie Saint Rose

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  • Distancia relativa de Elva Martinez Medina

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    La voz de Alboran desaparecio de golpe, la llave en su mano derecha era fiel testigo y, en parte culpable, de aquel repentino silencio. Abril dejo caer la cabeza y sus brazos sobre el volante, no le apetecia salir, menos aun le agradaba la realidad. Un portazo bastante cercano acompanado del sonido de latas cayendo y los simultaneos improperios de una voz masculina la hicieron levantar la vista, otear desde la intimidad producida por la semioscuridad del garaje y la proteccion de sus propios brazos. A tres plazas de aparcamiento el vecino del 2oA, con http://foruq.com/libros/xyz/11/Distancia-relativa-Elva-Martinez-Medina.pdfquien dia si y dia tambien solia coincidir al llegar a casa y, con el que aquella misma tarde habia coincidido en el esperpentico show del supermercado, recogia el contenido de la bolsa que acababa de rompersele. Cualquier otro dia hubiese acudido en su ayuda, pero hoy no era el dia, no sabia si era desgana por lo que se avecinaba o, si, simplemente, era miedo al contacto. Cerro los ojos, se olvido de Luis, que agachado buscaba las latas de cerveza, que habian rodado bajo el coche; regreso a aquella posicion de avestruz que nunca le habia caracterizado, pero en la que ahora mismo se quedaria durante los siguientes quince dias. --Quince dias...-- murmuro a sabiendas que aquellos dias se multiplicarian por dos o tres...--. Quince dias...-- inhalo y exhalo el aire viciado del interior de su pequeno utilitario y siguio en la misma posicion. Era todo tan irreal, que estaba segura que ni tan siquiera estaba dentro de su coche. <>. ?Como no creer o, mejor, como no querer pensar que aquella situacion no era mas que una pesadilla? ?Quien no querria creer que la OMS no habia declarado encontrarnos en medio de una pandemia, que en mayor o menor medida afectaba o afectaria a todos y cada uno de los paises del mundo? ?Como no querer olvidar que el presidente habia convocado un consejo de ministros extraordinario para el dia siguiente? No, de un momento a otro sonaria la version de Alboran de Peces de ciudad avisandola que era la hora de despertarse, pero no, eso no ocurriria, ella misma acababa de apagar la musica no hacia ni cinco minutos. Sin embargo, se negaba a aceptar la realidad. No, ella no estaba en el garaje, ella estaba en medio de un mal sueno. En breve despertaria de aquella pesadilla, que no era mas que el producto del cansancio acumulado a lo largo de la semana sumado a la tardia y pesada cena de la noche anterior con sus amigos; eso y el constante bombardeo de noticias sobre la incontrolada epidemia que tras aduenarse de China se expandia por el resto del planeta. No, se negaba a pensar que las bromas de la noche anterior fueran a convertirse en realidad. Una cosa era que se hubiera suspendido las Fallas, que los eventos deportivos ya ni tan siquiera pudieran celebrarse a puerta cerrada e incluso que Madrid llevara dos dias sin clases y recomendando el teletrabajo para aquellos que pudieran realizarlo. Ella misma se habia venido del curso que estaba dando en Madrid el mismo miercoles por la noche. Abril levanto la vista, un nuevo coche entraba en el garaje y aparcaba justo a su lado. --Hora de ir a casa--. Cogio la chaqueta, el bolso, abrio el maletero y saco las bolsas de la compra. De inmediato recordo la imagen del supermercado, las largas colas en las cajas, las estanterias vacias, los carros repletos; la locura parecia haberse instaurado y ella, que solo queria comprar lo de todas las semanas, tuvo que conformarse con lo encontrado. Cargada salio del garaje seguida de cerca por el que debiera ser su vecino, al menos eso indicaba su plaza de aparcamiento contigua a la suya, nunca antes lo habia visto, aquella era la primera vez que se lo cruzaba. --Hola--se dijeron al unisono frente a la puerta del ascensor. La puerta del ascensor se abrio de subito, ambos se sonrieron y entraron en silencio en el interior. En el mismo silencio se colocaron uno frente al otro, no pudiendo evitar reirse al darse cuenta que ninguno habia pulsado el boton del piso al que iba. --?A cual vas? --pregunto Abril con una amplia sonrisa. --Al quinto. --Al mismo que yo. No volvieron a decir una sola palabra, pero los dos eran conscientes de estar observandose con disimulo los pocos segundos que tardaron en llegar al quinto piso. En movimientos acompasados, casi pareciendo los pasos de una estudiada coreografia salieron del ascensor y dejaron las bolsas junto a sus puertas. --Buenas noches--corearon al tiempo que sus labios y ojos se sonrieron, pasando de sonrisa a risa al sonar sus moviles al mismo tiempo. Cargado con las bolsas de la compra Bruno cerro la puerta con un suave golpe del pie derecho, el sonido del movil no paraba de sonar dentro de su mochila, sin encender la luz se adentro por el pasillo, entro en la cocina donde dejo las bolsas y una vez liberado de la compra contesto al telefono. --Hola, perdona me pillaste llegando a casa y venia cargado con la compra--contesto saliendo de la cocina, entrando en el salon y dejandose caer en el sofa--. ?Que? ?Pero ya esta confirmado? A pocos metros y con solo un tabique de diferencia una escena similar se repetia en el salon de Abril. --Acabo de llegar del supermercado, aun no termino de creerme la locura desatada y el Gobierno no ha dicho nada aun. ?Que demonios cree la gente que va a suceder? ?Me puedes explicar por que las estanterias del papel higienico estaban vacias? ?Te ries? --Abril se vio arrastrada por la risa de su amiga-- ?Acaso el virus este da cagalera? --pregunto sin parar de reir --. Rie, pero en casa solo me queda un rollo y no he podido comprar, delante de mi dos senoras se pelearon por un ultimo paquete. Te aseguro que aun no termino de creerme haber vivido esa escena. ?Tu recuerdas que en alguna pelicula de esas apocalipticas los zombis lucharan por el ultimo rollo de papel higienico? Joder, yo los recuerdo con las ropas hechas guinapos, pero nunca pense que llevaran los culos sin limpiar. Bruno sonrio al escuchar las risas de Abril, que se oian como si estuvieran en el mismo salon, resultandole curioso que nunca antes la hubiese escuchado. --?De que se reira? --?Que dices? --No, no es a ti. Es que mi vecina no para de reirse y no imaginas lo contagiosa y bonita que es su risa--explico Bruno--. Claro que su risa la acompana... ?Que? No, no te habia hablado de ella porque nunca antes me la habia tropezado. ?Que? Pues, no se, poco o nada te puedo decir de ella, apenas nos hemos cruzado unos segundos. ?Cuanto dura un viaje en ascensor? --?De que tipo de viajes hablas? --No seas bruto--rio Bruno--. Bueno, da igual, ?esta confirmado que entramos en cuarentena? --Manana hay consejo extraordinario de ministros, asi que hasta manana no se sabe nada, pero ya te digo yo que esto huele a confinamiento total y absoluto, ya lo veras. --Bueno, de todos modos, estos dias tengo vacaciones de Fallas. --!Que bien vivis los profesores! --!Haberte hecho profesor, no te jode! Y bien sabes que eso no es verdad, me paso la vida preparando materiales, corrigiendo examenes... --Reconoce que no todos sois asi--lo interrumpio Fernando. --Pues, claro que todos no somos iguales, en todas las profesiones hay de todo y, eso lo sabes perfectamente. --Ya lo se, mi querido Bruno, pero me encanta picarte. --Eso tambien lo se. Bueno, lo que esta claro es que los planes para la proxima semana se han venido abajo. --Si, eso de seguro. Si a los madrilenos les han dicho que nada de salir de Madrid, esta claro que a nosotros tampoco nos van a dejar salir. --Pues nada, en casita nos quedaremos. ***** --Estado de alarma--dijo en alto con los ojos clavados en la imagen de Pedro Sanchez. Abril se sento en el sofa frente al televisor. El peor de los posibles panoramas acababa de hacerse realidad, el presidente lo acababa de decir alto y claro, proclamaba el estado de alarma en todo el pais. Nada de salir a la calle, nada de quedar con sus amigos, nada de ir a trabajar... Los siguientes quince dias su mundo empezaria y terminaria en la puerta de su casa, esa en la que rara vez estaba, esa que ella habia elegido poco mas de un ano atras cuando lo suyo con Mario habia puesto punto y final. Esa que sus padres, especialmente su madre, no entendieran que hubiese alquilado en vez de regresar a Madrid, al fin y al cabo, ella no necesitaba estar en Valencia o en Madrid para hacer su trabajo, ya que se movia por casi toda la geografia del pais cuando no teletrabajaba. El atenuado sonido del movil la hizo apartar la vista de la pantalla del televisor, hacia rato que no escuchaba la voz de Pedro Sanchez, para escuchar sus propios pensamientos; rebusco entre los cojines hasta dar con el. --Hola, mama--saludo, tenia bien claro el discurso que su madre le iba a dar--. Si, claro que lo se, llevo toda la manana pendiente de las noticias y no se habla de otra cosa--Abril se callo largos minutos, dejando a su madre soltar el discurso--. Mama, no voy a ir para tu casa, no se ni para que me lo planteas cuando sabes perfectamente mi respuesta. Yo prefiero estar en mi casa, aun no sabemos que ocurrira, a que nos vamos a enfrentar exactamente. ?Que? --Abril respiro mientras escuchaba nuevamente a su madre--. Mama, entiende que yo estoy mejor aqui. Mama, hazte a la idea que esto va a ser largo. Esto no va a ser cosa de unos dias y ya esta. Mira como siguen en Wuhan y, como estan en Italia. La OMS ha tardado demasiado en reaccionar y todos nos confiamos, creyendo que esto era una nueva Gripe A. Ya veras la que le cae al recien estrenado Gobierno, no quisiera verme en su pellejo. --Hija y, ?prefieres quedarte sola? --Mama, vivo sola. No hay ninguna diferencia con respecto ayer, el mes pasado o el ano pasado. ?Cuantos anos llevo viviendo sola? --Si, pero ahora estamos confinados en casa, no te vamos a poder ver. El miercoles tenias que haberte quedado aqui, no se para que regresaste a Valencia. Ya nada te ata ahi. Abril se separo el telefono de la oreja, renego con la cabeza escuchando la retahila de su madre que, tras un ano de su ruptura con Mario, seguia sin entender su decision de quedarse en Valencia y no regresar a Madrid.

  • Tan tuyo como tu muerte de Emili Bayo

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    Una asesina convertida en victima, un moribundo dispuesto a salvar una vida, el odio de la mano del amor… El sargento Abel Claramunt aspira a acabar sus dias como policia en un retiro tranquilo, pero el pasado familiar y la pasion de una joven companera le complican la existencia. Deberan esforzarse por salvar una vida, atrapar a una asesina e investigar un secuestro. Mucho para alguien a quien solo quedan unos meses de vida.

  • Momentos magicos de Chip Heath

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    ?Como es posible que dos desconocidos entren en una sala y 45 minutos despues ya sean amigos intimos? ?Por que tenemos algunos recuerdos imborrables de nuestra infancia o adolescencia? ?A que se debe que recordemos perfectamente eventos ocurridos hace anos?

  • Ingenuidad aprendida de Javier Goma Lanzon

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    Ingenuidad aprendida es algo mas que el titulo de este libro; es sobre todo un grito de guerra. El grito de un modo de hacer filosofia que desea apropiarse del presente --asumiendo todas sus contradicciones-- y ofrecer para el un ideal positivo capaz de movilizar sus fuerzas latentes, aparentemente adormecidas, en un momento de perdida de veracidad de la cultura occidental. Un intento de pensar de forma constructiva, como es el anunciado, sera tachado de ingenuo por la mentalidad postmoderna hoy hegemonica, la cual ha demostrado ser muy poco ingenua y en cambio muy lucida, quiza demasiado. La lucidez cumplio la mision historica de liberarnos de las opresiones tradicionales deslegitimando las pretensiones de verdad de los relatos heredados.

  • El fatal destino de Roma de Kyle Harper

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    Kyle Harper nos ofrece una nueva vision de la decadencia y caida del Imperio romano, que nos descubre el papel determinante que el cambio climatico y las enfermedades infecciosas tuvieron en su ruina. Partiendo de la epoca feliz de Marco Aurelio, el autor nos conduce hasta el momento en que un imperio asediado no pudo resistir el embate conjunto de una <> y de la peste bubonica. Kyle Harper, que combina la erudicion historica con el metodo cientifico, nos conduce a una reflexion que enlaza una nueva forma de ver la historia con los problemas del presente. La recepcion del libro por parte de los especialistas ha sido entusiasta: desde Peter Brown, que lo califica de <>, hasta Walter Scheidel, que lo valora como <>.

  • Por favor, no me olvides de Car Puche

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    Lu Arismendi estaba a punto de realizar su sueno, pedirle matrimonio a la mujer que ama y con la que desea pasar el resto de su vida, Julia Rick, pero sus planes cambian drasticamente.
    ?Que pasaria si de un instante a otro tienes que reconquistar a la mujer que amas y para hacerlo, debes luchar contra todos para lograrlo, incluso contra ella misma?
    ?Puede el amor realmente vencer todos los obstaculos?

  • Nacida Libre. La historia de la leona Elsa de Joy Adamson

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    La historia de Joy Adamson sobre un cachorro de leona en transicion entre el cautiverio en el que se cria y la temible vida salvaje a la que regresa captura las habilidades tanto de los humanos como de los animales para cruzar la brecha aparentemente insuperable entre dos mundos radicalmente diferentes. Especialmente ahora, en un momento en que la santidad de la naturaleza y sus habitantes se ve cada vez mas amenazada por el desarrollo humano y el desastre natural, el extraordinario relato de Adamson es un idilio al que volver una y otra vez. Ilustrado con las mismas hermosas y evocadoras fotografias que encantaron al mundo hace 50 anos y con una nueva introduccion de George Page, ex presentador y editor ejecutivo de la serie de PBS “Nature” y autor de” Inside the Animal Mind”

  • Tu unico error de Olga Hermon

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  • Nanami de Black Neon Thunder

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    Me llamo Nanami que significa reina de los siete mares, pero yo no me considero una persona especialmente importante. Siempre he vivido una vida relativamente tranquila con mi madre y mi otra hermana mayor Yukiko. A pesar de ser Japonesas, vivimos en Londres ya que mi madre emigro en busca de un cambio de aires. Nunca supe de mi padre, y no es que no intentara saber de el, es que mi madre siempre ha sido muy hermetica con el tema. Poco se de mi familia, lo unico que se es que siempre he tenido el presentimiento que algo extraordinario pasaria en mi vida y creo que esta a punto de pasar.
    Acompaname en mis aventuras y desventuras, en mis delirios y grandezas, porque esta es mi vida, agitada como el mar, pero con la suficiente calma para no perder la cordura.

  • La esposa inocente de Amy Lloyd

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  • El sueno de la crisalida de Vanessa Montfort

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  • La ridicula idea de no volver a verte de Rosa Montero

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    Cuando Rosa Montero leyo el maravilloso diario que Marie Curie comenzo tras la muerte de su esposo, y que se incluye al final de este libro, sintio que la historia de esa mujer fascinante que se enfrento a su epoca le llenaba la cabeza de ideas y emociones. La ridicula idea de no volver a verte nacio de ese incendio de palabras, de ese vertiginoso torbellino.

  • Mas alla de los volcanes de Yolanda Fidalgo

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    NOVELA GANADORA DEL IV PREMIO INTERNACIONAL DE NARRATIVA MARTA DE MONT MARCAL.

  • La fuga de Carmen Domingo

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    Navarra, 22 de mayo de 1938, penal de San Cristobal. La mayor evasion de la historia esta a punto de comenzar.

  • El rio baja sucio de David Trueba

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    Las vacaciones de Semana Santa de Tom y Martin suelen ser bastante predecibles. En la sierra, con sus familias, los amigos, las bicis, el rio, la naturaleza… Nada demasiado memorable salvo el reencuentro, que les permite disfrutar de la amistad que los une desde que eran pequenos.

  • El oceano de la memoria de Paloma San Basilio

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    Me llamo Alba Monasterio Livingston y naci en 1936, en plena guerra. Mi madre me amamanto hasta los tres anos y a mi padre le hicieron prisionero por el simple motivo de bautizarme. Lo libero un anarquista que penso que tenia derecho a actuar bajo su conciencia. Si el tribunal hubiese estado presidido por otra persona, ninguno de mis hermanos habria nacido y, por lo tanto, esta historia no existiria. Cuando volvio a casa, la barba roja que lucia mi padre dejo claro por que mi melena era del color del fuego en invierno, pero yo no soy el centro de este relato. Solo quiero contar la verdad de lo que acontecio desde entonces hasta nuestros dias. Por que se callaron tantas cosas y se disfrazaron otras. Quiero dejar limpia la memoria de una familia que con sus luces y sus sombras fue simplemente el reflejo de una epoca y una sociedad hipocritas, donde nada podia ser como era y habia que aparentar lo que dicha sociedad consideraba correcto aunque muchos sentimientos y muchas vidas se perdiesen por el camino. Tengo esa edad en la que lo cotidiano se olvida y lo lejano emerge como esculpido en la piedra de la memoria. Mi vida ha sido como un rio remansado, pero con remolinos inapreciables en la superficie capaces de arrastrarte hasta el fondo si no tenias un asidero al que agarrarte. Tampoco ha importado mucho, el foco de la casa siempre estaba en otra parte. Eramos muchos y los demas hablaban mas alto y mas rapido que yo, que me veia obligada a dejar mis frases a medias, suspendidas en el aire sin interlocutor alguno. De aquellos dias solo quedamos en el mismo sitio la casa de Cadiz, que ya ni siquiera nos pertenece, las bodegas, Juana y yo, testigos eternos y mudos de las vidas de otros. Nadie permanece junto a nosotras; la mayoria ya no estan. Las habitaciones se fueron quedando sordas poco a poco. Algunas antes de tiempo. Otros se fueron lejos, huyendo del pasado y la falta de oxigeno para respirar. Es una casa preciosa pero tiene algo de carcel. Algo que desde el amor y la seguridad te oprime los pulmones y te adocena las ideas. Espero que sus futuros habitantes consigan liberarla. En otro tiempo la casa estaba llena de vida, de ruido, de gritos y de musica. Mi padre amaba a los clasicos y tenia pasion por la zarzuela que sonaba obscenamente por todas partes para arremolinarse en el patio, el autentico corazon de nuestras vidas y nuestros suenos. En ese patio celebrabamos los bautizos y las comuniones, rodeados de pilistras, las macetas tipicas de los patios del sur, con el sonido del agua como fondo de las conversaciones al caer la tarde. En ese patio recibia mi madre a sus amigas en verano para tomar el te con pastas, reminiscencias inglesas, y examinaba de pies a cabeza a los posibles pretendientes que tenian que pasar el test de aprobacion, sin el cual, implacable, se encargaba de alejarlos de sus hijas. Eramos guapas, educadas y sabiamos todo lo que una buena esposa necesita saber. Lo malo es que no todas estabamos dispuestas a serlo. Hoy aun se conservan las verdes pilistras, con sus hojas largas y brillantes como cuchillos. La fuente sigue sonriendo agua; a veces tengo la sensacion de que se burla de todos y que sabia de antemano lo que pasaria, como una Casandra liquida y constante. Solo he querido explicar a grandes rasgos el porque de estas paginas y el hecho insolito de que me haya tocado a mi, en calidad de unico testigo vital y contra todo pronostico, dibujar de la manera mas veraz y con la mayor riqueza de matices la historia de la familia Monasterio Livingston, mi familia, una familia mas de la Espana atribulada, asustada y herida de la posguerra. PRIMERA PARTE Capitulo I Alba, esta nina tiene fuego en el pelo y en el corazon, y por los ojos le sale la llama verde de las hechiceras. --Ya estas con tus tonterias, Juana, si solo tiene dias. Alba se reia con los comentarios de Juana. La nina era preciosa a pesar de los tiempos dificiles en los que habia nacido. Espana estaba en medio de una guerra fratricida, y la escasez y el miedo campaban a sus anchas. Juana tenia la misma edad que su senora, veintiun anos. Habia entrado en la casa a servir con catorce, de ahi la confianza y el carino que las dos se tenian. Gregorio, su padre, labrador y con mas hijos de los necesarios, apenas podia alimentar a su prole a base del consabido pan duro a remojo, pimiento, tomate y ajo, todo de la huerta, enriquecido con una pizca de aceite. Lo que una familia podia permitirse en el campo andaluz dominado por latifundios y grandes fincas en donde los aparceros disponian de una humilde casa con una sola estancia, la huerta y alguna cabra a la que exprimir las ubres buscando la leche que les servia para hacer quesos y algun que otro dulce. Las gallinas les permitian comer de vez en cuando los huevos que no vendian en el mercado, y a menudo el matrimonio y los cinco rapaces se afanaban en mojar pan y compartir la clara, que suponia un manjar exquisito reservado solo para los domingos. Juana era la mayor y por tanto tenia que trabajar el doble para ayudar en la casa, recoger esparragos verdes hasta deslomarse o echar unas horas en las casas principales. Desde los ocho anos, Juanita corria de un lado para otro procurando alguna ganancia que llevar a su maltrecho hogar. Juana era pequena y vivaracha, la naturaleza le habia regalado una ligera joroba que en nada mermaba su caracter alegre y dispuesto. A los catorce anos, la madre de Alba, la Inglesa, como la llamaban en los barrios humildes, se apiado de la criatura y la metio fija en la casa de la plaza Mina. Juana trabajaba duro pero al menos tenia un buen sitio en el que vivir, comida y veinticinco pesetas que generosamente la Inglesa le pagaba al mes y que volaban para alivio de la casa paterna. La muchacha era feliz, y ademas Albita, la nina de la casa, tenia su misma edad y se convirtio en una companera de juegos, confidencias y risas, cuando sus quehaceres diarios se lo permitian. Juana tenia adoracion por esa nina rubia de ojos azules, esbelta y voluntariosa a la que su madre, con exigente educacion anglosajona, sometia a clases de mil cosas: ingles, bordado, reposteria, piano y equitacion. Alba se quejaba pero sabia que era inutil resistirse. Se convertiria en la joven mas deseada de la ciudad y eso era garantia de futuro, seguridad economica y reconocimiento social. En un mundo de hombres, las mujeres se median en funcion de una buena boda y no de otros meritos ajenos a la vida de matrimonio. Los sentimientos eran algo secundario; en definitiva, eran cosas de pobres. Cuando Alba lloraba en publico por algo o suspiraba, la Inglesa le recordaba su condicion social y el hecho de que llorar, reir a carcajadas o suspirar eran cosas de pobres y estaban desterradas de la casa de la plaza Mina. Realmente la Inglesa no era tal, la abuela era hija de un comerciante de extraccion humilde, Santiago Belacua, que gracias a sus habilidades en el comercio de ultramar habia amasado una considerable fortuna, lo que le permitio entrar a formar parte de la burguesia gaditana. Su espectacular y pelirroja hija pudo asi conquistar a uno de los solteros de oro, de ascendencia inglesa y perteneciente a la escasa aristocracia de la Tacita de Plata, Mario Livingston. Como consecuencia, mi abuela decidio ser mas inglesa que nadie y soltaba con alegria frases en el idioma de Shakespeare en version gaditana que entusiasmaban a mi abuelo Mario. Implanto el te por las tardes y una ferrea educacion inglesa en todo su dominio, de ahi el apodo, no carente de la consabida guasa del pueblo llano, de <>. El abuelo Mario era una bellisima persona, paciente y carinoso. Habia heredado la bodega familiar, un precioso edificio con estructura de hierro, disenado por Eiffel. La bodega era el orgullo de la familia y de sus botas salian los mejores caldos para Espana, el resto de Europa y America. El fino, el oloroso, el cream dulce y meloso, el Pedro Ximenez o el brandy eran algunas de sus joyas, criadas y mimadas al amor de los vientos, la humedad del mar y las temperaturas unicas de la zona. De ninos gritabamos de alegria cuando alguien proponia una excursion a las bodegas del abuelo. Era maravilloso poder pisar patios de albero, oir el relinchar de los caballos en las cuadras, subirnos a los carros antiguos en los que se transportaba el vino, jugar con los perros bodegueros de una mestiza raza importada de Inglaterra y creada para perseguir los ratones que abundaban entre las botas y, sobre todo, andar por los vinedos, oliendo a miel en septiembre, con la uva rubia guinandonos un ojo y diciendo con su brillo <>. La bodega era un mundo apasionante por el que corriamos en libertad y jugabamos al escondite. Hoy no vive sus mejores momentos, pero es algo que permanece en nuestra sangre como el viento de levante o las murallas de Puerta Tierra, principio y fin de una ciudad inexpugnable, indomita, que nunca se ha doblegado, rodeada de agua y luz, brillando como la plata por las mananas y tenida de rojo por las tardes. Alba solo tenia un resquicio por el que dejar escapar su ninez, sus ansias de juegos y sus suenos, y ese resquicio se llamaba Juana; y Juana nos contaria una y mil veces las travesuras que mi madre y ella inventaban a escondidas del riguroso control materno. Digo mi madre porque yo soy esa nina de fuegos diversos que Juana anuncio el dia 18 de septiembre de 1936, en plena Guerra Civil. Ese ano nacieron dos cosas: una buena, yo, y otra mala, la guerra que dejaria un millon de muertos por la torpeza de unos y el fanatismo de otros. --Juana, no achuches tanto a la nina que la vas a gastar. --!Ay, Albita, cuando has visto tu que el carino gaste! Mas carino es lo que necesita el mundo y sobre to los crios. Si es que entran ganas de comersela. --Dicen que si se coge mucho a los bebes se encanijan. --Sera por eso que tu has salio tan alta y buena moza, por la falta de brazos de tu madre. El carino alimenta y sobre todo hace personas felices y sin malas ideas. --No sigas diciendo tonterias y traeme agua de limon, anda, que tengo la garganta seca del levante, y si ves a Custo dile que venga, que le echo de menos. --Ese si es un hombre, si yo no te quisiera tanto diria que no te lo mereces. No he visto nunca un marido mas carinoso y un medico tan preocupao por su gente. De el tendrian que aprender muchos de los que estan a tiros por las calles. Juana siempre tenia la ultima palabra y era de una sinceridad palmaria, a la que nadie podia oponer argumento alguno. Mi madre se reia de sus cosas pero la respetaba y la queria como a la hermana que no habia tenido. Sabia que tenia razon, cuantos besos y abrazos le habian faltado en su ninez

  • El espejo egipcio de Pilar Gonzalez

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    ?QUE PASARIA SI UN DIA AL COMPRAR UN ESPEJO TU VIDA SE CONVIRTIERA EN UNA PESADILLA?

  • Una del monton de L.e Guardiola

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    Sara es una joven con un gran secreto ante la sociedad. Delante de sus amigos ella es la #1 en la vida de su ex-novio, Antonio, pero en realidad ella es ‘una mas del monton’. Su ex habia logrado mantener relaciones con diversas mujeres, sin ninguna percatarse, hasta que una manana Sara logra descubrir todo, dando ella por terminada la relacion.

  • Cuentos para entender el mundo 1 de Eloy Moreno

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    ?Y si son las ramas las que mueven el viento?

  • Desde ayer y para siempre (Casi como hermanos 2) [LGBT] de Frances Stone

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    Anthony y Marc estan mejor que nunca.
    Kyle esta conociendo cada vez mas a Noah.
    Todos estan felices, todo es perfecto.
    El sexo es increible.

  • Pandemocracia de Daniel Innerarity

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    Cuando Daniel Innerarity me planteo prologar este texto lo hizo sugiriendome utilizar las ideas que habia expresado en un articulo de prensa, <>, sobre la funcion y exigencias de la politica y, en especial, de la actividad parlamentaria en el contexto de la epidemia del Covid-19. Conociendo a Daniel y sus ideas esperaba, pues, que este librito fuera un texto <>, inscribiendose asi en una muy honrosa linea de pensamiento que, no solo no se desmiente con los errores de quienes nos dedicamos a la politica, sino que se reafirma cada vez que comprobamos los desastres que genera su sustitucion por la huida a los falsos refugios de la Verdad con mayusculas, la (unica) voluntad del pueblo o la seguridad nacida de la irresponsabilidad y la demagogia. Y sin embargo este libro va mas alla. El lector tiene en sus manos un autentico alegato en favor de la honestidad, de la humildad, del respeto al otro y del aprendizaje. Virtudes que, sin duda, se necesitan en la politica, pero que valen tambien para muchos otros campos de la actividad humana y, desde luego, para la reflexion filosofica y cientifica. En momentos de busqueda de certezas y seguridades, de decisiones claras y efectivas, de liderazgos unitarios, es bueno recordar que las crisis surgen precisamente en ambitos de incertidumbre, duda y hasta desorientacion. Identificar unanimemente y sin dudas una amenaza parece permitir una identificacion igualmente unanime e indubitada de la respuesta <>. Pero esa correlacion es erronea. La <> no es siempre facil de identificar ni hay consenso sobre la misma o sencillamente no existe. Las respuestas expertas son habitualmente plurales, las perspectivas desde las que identificarlas y sus posibles consecuencias son tambien diversas y distintas para cada uno de sus destinatarios. Las crisis invariablemente plantean opciones inciertas, afectan a diversos ambitos y valores, y exigen ponderar sus efectos en todos ellos. La decision en la incertidumbre y la ponderacion son eminentemente politicas, tambien porque sobre el peso de los valores afectados no hay expertos, sino juicios y opciones personales y sociales, como explica este libro con la caracteristica elegancia de su autor al definir la politica como <> que <>, aunque esas dificultades no sean <>. Confiar la decision, en tales casos, a la politica democratica es signo de humildad y respeto al otro, que quiza tenga razon; pero sobre todo es un instrumento para conseguir que esa decision sea informada, razonada, integre el maximo de aportaciones, sea asumible por los ciudadanos y se adopte de modo plenamente responsable. A las crisis se responde tambien con el pluralismo y la discusion politica, aunque exijan modular el debate partidista ante el objetivo compartido y las necesidades de una actuacion convincente y compartida. En frase especialmente feliz, Daniel Innerarity afirma que <>, aunque afirmarlo en lugar de desearlo sea quiza un caso benevolo y comprensible de sacrificio del rigor en beneficio de la esperanza. No es extrano que sea Innerarity precisamente quien nos recuerde que esa es la responsabilidad institucional que debe prevalecer ante las visiones de la crisis como oportunidad de autoafirmacion partidista, senal clara, en sus palabras, <>. Reivindicar la politica democratica, la discusion plural y el sentido institucional es una posicion esperable en una diputada, mas aun si asume la Presidencia de la Camara de representacion ciudadana. Pero de un texto de Daniel Innerarity el lector espera algo mas, y este libro no le defraudara, al menos en dos aspectos: por una parte, la defensa de una politica marcada por la relevancia de lo publico y por su caracter multinivel; por otra, la exigencia no solo etica sino profundamente pragmatica de una actitud personal de apertura, humildad, comprension y aprendizaje, en los politicos y en el conjunto de los ciudadanos. Primer aspecto: la politica es quien fija las prioridades sociales, y las instituciones son quienes permiten que esa fijacion se haga de modo publico, responsable, consciente de sus efectos y alternativas y con respeto a los valores que hemos decidido proteger reforzadamente. Ni los estudios de television ni las calles pueden hacerlo. Las instituciones publicas son nuestro instrumento mas poderoso como sociedad, y son quiza el unico instrumento para quienes disponen de menos recursos. Si no funcionan o no lo hacen suficientemente, podemos reformarlas o cambiar a sus miembros; pero no podemos permitirnos sustituirlas ni renunciar a ellas. Solo las instituciones garantizan una explicacion y una argumentacion publica de las medidas, considerando y dando respuesta a las dudas, objeciones y alternativas que se susciten. Unicamente ellas permiten integrar el maximo de aportaciones, pues como afirma el autor, <>. Solo en las instituciones quien decide lo hace sometido al control y a la presion del otro, cuyas alternativas se someten asi tambien a las reglas propias del debate institucional y al mismo escrutinio publico. Unicamente ellas, en fin, hacen legitimo responder a la crisis, la sanitaria y sus consecuencias sociales y economicas, con un uso intenso y responsable de lo publico, que siempre asume la respuesta y la responsabilidad de actuar. En tiempos de crisis, todos nos refugiamos en los medios publicos, y a los representantes publicos les corresponde en consecuencia dirigir la respuesta. De la crisis saldremos gracias a lo publico; gracias, pues, a las decisiones politicas que generaron sus capacidades y a las que lo ponen en funcionamiento. Saldremos gracias a las instituciones de todos. Unas instituciones que integran hoy necesariamente diversos niveles. Frente a quienes ven en la crisis una oportunidad para recuperar el protagonismo de los estados o poner en duda las instituciones supranacionales, este libro nos pone ante una realidad incuestionable que su autor expresa como la disociacion de los grandes asuntos politicos del Estado como marco unico de generacion, impacto y solucion. Por ello, el Estado, y en concreto Espana, actua hoy en distintos niveles: algunos de ambito mas reducido, autonomico y local, y otro mas amplio, el de la Union Europea. Todos ellos son, a mi juicio, necesarios y estan profundamente interconectados. Con el fin de mejorar la respuesta a los nuevos retos hemos decido que el poder sea, de nuevo en palabras de Daniel, <>. El lector encontrara en estas paginas argumentos para reforzar la dimension europea de nuestras capacidades, pero lo hara consciente de los limites actuales de las instituciones de la Union y de las razones de esos limites, condicion necesaria para su superacion. Segundo aspecto: las finalidades a las que sirve la politica no se alcanzan de modo automatico. La politica la hacemos personas, y de nuestra responsabilidad y acierto depende que el sistema parlamentario funcione y que sus fines se hagan reales tambien en la gestion y superacion de las crisis. En tales casos, el pluralismo de nuestras instituciones debe ser solo un instrumento real para mejorar el camino hacia el objetivo que ahora todos compartimos: superar la crisis del Covid-19. Para ello es requisito inexcusable el respeto por el otro; un respeto que nace de la necesaria humildad de cada uno, de la conciencia de las limitaciones, las propias y las que impone la realidad, de la exigencia de asumir las propuestas utiles, independientemente de su procedencia, y tambien del reconocimiento del esfuerzo y la voluntad del otro. Al debate politico y partidista en tiempos de crisis puede aplicarse lo que Daniel afirma sobre el debate entre estados dentro de la Union: <>. Admitamos las limitaciones y asumamos, sin rendirnos, que en ocasiones chocaremos con obstaculos insuperables. Ni la ciencia ni la politica son infalibles. Desconfiemos de quienes lo tienen todo claro, pues en el debate publico no hay mejor senal de soberbia ni mayor riesgo de error. Con muertes de seres queridos, con afectacion de los negocios, con incertidumbre sobre el futuro, con pisos pequenos y sin luz... se que es dificil, pero mas que reproches y diatribas, demoliciones y bilis, hace falta prudencia, serenidad, comprension y empatia. Respeto por el trabajo y la contribucion ajenos y prudencia en su valoracion; comprension por el esfuerzo realizado e incluso por la impotencia que pueda encontrar; implicacion en la oferta de respuestas; empatia y solidaridad con quienes mas sufren, con quienes pierdan recursos, fuerzas y, sobre todo, personas queridas. Esos son los signos que distinguen a quienes luchan contra la crisis, quienes se comprometen para superarla, frente a quienes querran utilizarla para sus intereses. En estas semanas, los responsables publicos hemos asumido intimamente la decision de incluir siempre en nuestras intervenciones el agradecimiento, institucional y personal, a quienes durante la crisis trabajan por el conjunto de los ciudadanos: trabajadores publicos, gestores, responsables, profesionales y empleados en servicios esenciales, fuerzas de seguridad y tantos otros junto a los profesionales sanitarios que asumen ademas el riesgo para su propia salud y su vida. A su lado, palidece el agradecimiento a Daniel Innerarity por este texto, pero en su justa medida es enormemente gratificante encontrar una reflexion serena, constructiva y coherente con las virtudes que defiende de honestidad, humildad, respeto al otro y aprendizaje. Gracias pues, tambien, a quienes reflexionan, sobre todo cuando lo hacen desde la humilde voluntad de aprender antes de ensenar.

  • Casanova de Katy Evans

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    El chico del que no deberias enamorarte Tahoe Roth es un seductor. Un chico malo. Nunca pasa dos noches con la misma mujer y, aun asi, no puedo evitar sentir algo por el. Pero Tahoe no quiere nada conmigo. Solo somos amigos. Sin embargo, cuanto mas tiempo pasamos juntos, mas me confunde. Y estoy segura de que acabara por romperme el corazon.

  • Aprendiendo a amar (Bilogia 1), Anne Marie Warren de Anne Marie Warren

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  • Malandar de Eduardo Mendicutti

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    Toni, Miguel y Elena se conocen y se hacen amigos desde que los tres tienen ocho anos. Miguel empieza a ir con Antonio y Elena a la playa, al parque, al cine. Poco a poco, Toni y Miguel van descubriendo una especial relacion entre ambos, pero tambien se confiesan que les gusta Elena, aunque les gusta <>. Cuando los tres han cumplido doce anos, con pocas semanas de diferencia, Toni y Miguel hacen un primer viaje en barca y caminan hasta la punta de Malandar, un lugar practicamente virgen en el que fantasean con la idea de construirse una casa. Estos viajes se van a repetir a lo largo de sesenta anos, a pesar de que las vidas de Toni y Miguel sigan caminos muy dispares.

  • Lady Johanna de Sophie Saint Rose

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    Johanna, sentada ante su tocador, se miro al espejo. No se podia creer lo que habia cambiado su vida en dos meses. De ser una de las herederas mas perseguidas de Londres y ser agasajada por innumerables pretendientes, ahora se encontraba casada con un bruto escoces que no tenia ningun tacto y que la trataba como si fuera un estorbo. Le odiaba. Le odiaba tanto que ni siquiera soportaba su presencia. Y eso le habia quedado claro a su reciente esposo, ya que no le dirigia la palabra desde que se habian mudado a la nueva casa, que su suegro les habia regalado en Mayfair, cerca de Hyde Park. De hecho, casi no le veia. Por la manana se levantaba muy temprano para no coincidir con el y cuando no estaba cabalgando en el parque, se iba de visitas con su madre y con su amiga Liss, la duquesa de Stradford. En los unicos momentos que no podia ignorar del todo su horrible presencia, era en las cenas o en los bailes a los que tenian que acudir, donde su indiferencia a su apuesto marido, fomentaba los rumores de que su matrimonio no era tan dichoso como el de su querida amiga. Se miro su espeso cabello negro, que caia por su espalda hasta las caderas. Cansada despues de acudir a otro aburrido baile esa misma noche, cogio el cepillo y se lo paso por el cabello en su rutina antes de acostarse, como su madre le habia inculcado desde pequena. Apreto los labios al ver que sus ojos color miel parecian apagados y sin brillo. Incluso tenia ojeras. Eso tambien se lo debia a su horrible marido, porque desde que le habia conocido, no habia vuelto a dormir bien ni una sola noche, cuando ella siempre habia dormido como un tronco. Maldijo su caracter impulsivo que la habia metido en ese lio. Tenia que haberle hecho caso a sus padres y casarse con alguno de los amigos de su padre en Boston. Se lo habian aconsejado mil veces, pero al ver que su unica hija no se decidia, la habian obligado a ir a Londres pues a su madre le habia hecho ilusion que su hija se convirtiera en Lady. --Mi hija debe ser condesa o duquesa --decia Rose Sherman a su marido, que harto de escucharla, le dio la razon preparando su viaje a Europa en uno de sus barcos. Eran ricos, muy ricos y en cuanto llegaron a Londres les abrieron las puertas de las casas mas importantes. En una de las fiestas, que habian celebrado en la opulenta casa que su padre habia comprado, habia conocido a Liss. Sonrio pensando en su amiga. Liss era soltera el dia que la conocio, pero no tardo en casarse con uno de los solteros mas cotizados de Londres, el Duque de Stradford. Gracias a ellos, conocio a su suegro el Marques de Wildburg y en una aventura maravillosa fueron todos a Escocia para buscar a su primogenito, acompanados de la dama de compania de Liss, Susan Gibson, que hacia de su carabina en las posadas donde descansaban, compartiendo su habitacion. Fue una sorpresa para Johanna, que cuando llegaron a una de esas posadas a descansar a pocas millas de su destino, conociera a un atractivo escoces que le robo el aliento en cuanto sus ojos cayeron en el. Era tan apuesto y descarado, que le robo el corazon. ?Que podia hacer ella para conseguir su atencion y de paso casarse con el? Hacer que la sorprendieran en su lecho. No fue dificil. El escoces le abrio la puerta en cuanto llamo y con una sonrisa la miro de arriba abajo, repasando su recatado camison blanco. Johanna en su afan por conquistarlo, sonrio y le dijo con voz ronca mirando sus preciosos ojos verdes --Milord, ?os gustaria pasar la noche conmigo? Intrigado se hizo a un lado y Johanna entro en la habitacion lentamente sin dejar de mirarle a los ojos. James cerro la puerta sin dejar de mirarle y dijo con voz ronca --Desnudate. Johanna se sonrojo recordando con que descaro se habia levantado el camison quedandose en cueros. Habia tirado el camison al suelo al lado de la cama y puso las manos en jarras mientras el la miraba sin mover el gesto. --Ahora te toca a ti. James elevo las manos agarrando su camisa por la espalda y se la saco rapidamente. Todavia recordada como su corazon latia alocado en su pecho al ver su maravilloso torso. Estaba tan absorta en ese musculoso pecho y en el vello rubio que tenia entre sus pectorales, que ni se fijo en como se quitaba los pantalones, quedandose desnudo ante ella. Cuando dio un paso hacia Johanna, el movimiento entre sus piernas la hizo mirar hacia abajo, tragando saliva al ver su sexo erecto. No era una mojigata, sabia lo que era el sexo por sus correrias por los muelles de Boston, pero ver aquel miembro en todo su esplendor, casi la mareo de deseo. El le levanto la barbilla para que lo mirara, provocando que su roce le erizara la piel y separo sus labios deseosa de sentirle, dandose cuenta que le sacaba la cabeza. James se agacho lentamente, pero Johanna reacciono y carraspeo antes de que besara sus labios. --?Te gustan los juegos? --?Juegos? --Confundido se aparto mirandola con el ceno fruncido. -- ?Que hablas de juegos, mujer? --Me gustaria atarte a la cama. James se echo a reir y miro a su alrededor. --?Y con que pensabas hacerlo? --Con las cuerdas que he dejado al lado de la puerta. ?Las recoges? Su escoces divertido abrio la puerta, echandose a reir al verlas en el suelo donde ella habia dicho. Las cogio y volvio con ella, que se habia sonrojado de gusto mirandole el trasero. --Y eso que aparentas ser una doncella. La vida no deja de darme sorpresas. --Tumbate, amor. --dijo ella pensado que debia darse prisa para que todo estuviera preparado cuando su amiga la buscara. James aparto las sabanas y se tumbo boca arriba separando las piernas. -- Soy muy fuerte, preciosa. Deberas emplearte a fondo. --Tranquilo --dijo maliciosa--. Te aseguro que la pasion no hara que te sueltes. Eso te lo garantizo. El se la comio con la mirada y Johanna se acerco a la mano que tenia mas cercana. --?Y que piensas hacerme? --Algo que te encantara. No seas impaciente --dijo concentrada en el nudo marinero que le habia ensenado Robert en el puerto de Boston cuando era nina--. Vas a quedar muy contento e impresionado. --Eso ha sonado prometedor. Espero que uses la boca. Tienes unos labios muy apetitosos. Le miro sorprendida, porque nadie se lo habia dicho nunca. --?Eso crees? --Estoy deseando probarlos. Ven aqui. No podia distraerse. Liss o su dama de compania Susan llegarian en cualquier momento, asi que en cuanto aseguro el nudo, rodeo la cama para atar su otra muneca. James tiro de su agarre e hizo una mueca-- ?Me ensenaras como lo has hecho? --Te ensenare lo que tu quieras --dijo terminado el segundo nudo--. Tendremos tiempo para eso y para mucho mas. James se echo a reir divertido y levanto la cabeza para ver como ataba su tobillo. --Interesante tecnica. Sonrio aliviada porque ya era suyo y se acerco al otro tobillo. --?Sabes, carino? Me has impresionado. --Me pasa mucho. Johanna se echo a reir asintiendo. --Tan apuesto, tan varonil... me has alterado el corazon. --El sonrio jactancioso y Johanna termino el nudo acariciando su pierna lentamente hasta llegar a su rodilla. --Me has impresionado tanto, mi amor, que he decidido que nos casemos. James perdio todo el color de la cara al ver que cubria su enorme cuerpo con una sabana y se sentaba a su lado cubriendose tambien. --No tiene gracia. --Tiro de sus ligaduras con fuerza y Johanna se echo a reir. --!Sueltame, muchacha! --Me llamo Johanna. --le aparto un mechon rubio de la frente antes arrancar un pedazo de sabana. Ella puso cara de pena. --Carino, se que esto no te va a gustar tanto, pero... El abrio la boca para gritarle cuando ella le amordazo. --Lo hago por tu bien. Tampoco te gustaria que nos vieran en esta situacion todos los de la posada. --Sonrio encantada antes de besar su frente. James se movio con fuerza haciendo temblar la cama y Johanna dio un golpe en la pared provocando que su presa abriera los ojos como platos antes de volver a tirar de las cuerdas intentando liberarse. --No sufras, manana todo estara arreglado y empezaremos nuestra maravillosa vida juntos. --Ella estaba inmensamente feliz sabiendo que estaba en lo cierto. Ese hombre debia ser suyo si o si. Despues de todos los peleles que habia conocido en Londres, no se le escapaba. El resultado fue el que Johanna preveia. Susan, que era la encargada de su proteccion durante el viaje, al darse cuenta que no estaba en la cama, comenzo a buscarla y cuando la escucho pasar ante la puerta dijo simplemente --!Estoy aqui! La cara de Susan cuando abrio la puerta y la vio, fue de risa, pero los gritos de la mujer no se los esperaba, pues aparecio el Duque, el Marques de Wildburg y su amiga Liss, que protesto porque tendria que casarse con un escoces. Evidentemente tenian que casarse, pero su escoces se resistia diciendo que no habia hecho nada y no tenia por que. El duque, el conde y el sacerdote le convencieron para que cediera. Y se habia encontrado casada con su gigante, que estaba realmente de mal humor. No, no estaba de mal humor, estaba furioso. Durante unos dias la trato realmente mal y de manera humillante. La dejaba en ridiculo cada vez que podia e incluso la hizo dormir en el suelo alegando que las perras dormian alli. El enamoramiento de Johanna se fue apagando poco a poco, pero el problema real estaba aun por llegar porque su escoces resulto ser el hijo del Conde de Wildburg. El se negaba a aceptar la realidad y Johanna le presiono para que reclamara lo que le correspondia, provocando que su marido dijera las palabras que mas dano le habian hecho.

  • Falso nueve de Philip Kerr

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    Que el futbol sea un deporte no implica que haya que jugar limpio. Scott Manson, entrenador de futbol, esta buscando trabajo, pero en el actual mundo del futbol, plagado de estrellas, no le va a resultar facil encontrarlo. El puesto de entrenador que le ofrecen en Shanghai resulta no ser sino un elaborado timo, y los del F. C. Barcelona no quieren contratarle como entrenador, sino como detective. Por lo visto, una de las estrellas del Barca ha desaparecido y Scott tiene un mes para dar con ella. Mientras sigue el rastro del futbolista desde Paris a Antigua, Scott se topa con hombres corruptos y con mujeres retorcidas, y descubre lo podrido que esta el corazon de tan bello deporte.

  • Upstate de James Wood

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    Desde que su hija Vanessa se mudo a Estados Unidos para ser profesora de filosofia, Alan Querry, de sesenta y ocho anos y que vive en Inglaterra nunca ha ido a visitarla. Helen, su otra hija, ejecutiva del mundo de la musica, tampoco ha ido. Son dos hermanas que se quieren pero que nunca se han recuperado del divorcio de sus padres ni de la temprana muerte de su madre. Cuando Josh, el nuevo novio de Vanessa, les cuenta que su hermana tiene una depresion severa, Alan y Helen vuelan a Nueva York.

  • La doctora de Silvia Tarrago

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    El amor a la medicina y el apoyo incondicional que se dan entre ellas haran invencibles a estas cuatro mujeres ante los recelos de una sociedad que, gracias a ellas, empieza a cambiar.

  • Asesinato en directo de Mary Higgins Clark

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  • La cruz de madera de Lola Solana

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    Hay algo que ni la guerra ni la muerte pudieron destruir: el honor de una familia

  • Tras la pista que me llevo a ti de Caridad Bernal

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    El cree que todo esta perdido. Ella, que siempre hay esperanza.