• Mi confinado adolescente de Javier Urra

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    Para los adolescentes no salir de casa supone inicialmente una privacion grave de libertad. Pensamos en ellos como esos personajes que, habiendo dejado de ser ninos, no alcanzan a ser adultos, que tienen dificultades para expresar sus sentimientos y tambien problemas de relacion con sus progenitores. Este confinamiento obligado nos va a mostrar su sensibilidad, su aceptacion y su comprension. Es verdad que los adolescentes requieren, precisan, necesitan de su espacio, y tambien de su intimidad. Ellos necesitan estar conectados con su grupo de iguales, con su grupo de referencia, y no solo con el de pertenencia. Esta situacion sorprendente les obliga a redecorar su existencia, a plantearse: ?Quien soy?, ?donde estoy?, ?con quien me relaciono? Hoy, en los hogares de todo el mundo, hijos y padres comparten ansiedades, frustraciones, impotencias, angustias, anhelos y esperanzas. A los adolescentes, que en una sociedad sobreprotectora no les son comunes los limites, estas prohibiciones los han dejado perplejos, y quizas al inicio cariacontecidos, un momento de prohibiciones extremas que no han sido impuestas por sus padres, sino por los distintos Estados. Ante ello, no les va a ser facil expresar con palabras lo que sienten, lo que elaboran, pero repito: van a sorprender positiva y mayoritariamente, van a reconvertir el egoismo en solidaridad, en generosidad. Los adolescentes son tiernos, son emocionales, y cuando vean a sus padres derrotados ante la debacle economica seran ellos quienes, poniendose en su lugar, los apoyen. Hemos de darles la posibilidad de ayudar, de comprometerse, de mostrarse responsables, de mostrar lo mejor de si mismos, de compartir. Usemos el sentido del humor, a ellos les encanta, se rien a veces de todo, tambien de los adultos. Es verdad que en otros momentos estan picajosos y parecieran distintos, o diferentes, o distantes. No lo estan. Y es que a los padres nos gusta decir que adoramos a nuestros hijos, que dariamos la vida por ellos, por el contrario, los hijos no lo dicen, pero tambien lo sienten. Hemos de ser flexibles con los adolescentes en estos tiempos en los que precisan una conexion social con sus iguales, con sus amigos, con sus colegas, con sus companeros. Para ellos, las redes sociales aqui y ahora son como verdaderos nutrientes. Los progenitores debemos estar alertas para cuando los adolescentes emitan senales, y recordemos que muchas veces estas son indirectas. Hemos de lograr junto a nuestros adolescentes el mantenimiento de la salud fisica, la psicohigiene, la correcta alimentacion. Eso si, en una situacion como esta, que es extraordinaria, permitamos y permitamonos algo extraordinario, algo que este fuera de la norma. Insisto en que hay que transmitir a los adolescentes confianza, supervisada, pero confianza en el reparto de las horas del dia. Para la higiene, para estudiar, para participar en actividades domesticas, en juegos grupales, etc. Eso si, tendremos que estar atentos a algunos riesgos. A algunos riesgos de consumos, por ejemplo, los que puedan conducir a la ludopatia, o el consumo tambien de una pornografia vejatoria que atenta contra la dignidad. Por otro lado, los adolescentes van a observar, van a supervisar nuestras conductas de adultos, y lo van a hacer de cerca. Ellos tambien nos van a conocer mas. Son los adolescentes, si, los adolescentes quienes, junto a los cientificos, estan clamando contra el cambio climatico, nos estan pidiendo respeto por las generaciones futuras. Precisamos un Defensor. Yo lo fui, el primero, del menor; ahora, no se dude, se precisa un Defensor, un Defensor del futuro. Estamos en un momento de debate publico. Este no es momento de <>, este es un tiempo para controlar los instintos. No, no se trata de senalar chivos expiatorios, pero si de trabajar con nuestros adolescentes en el entendimiento, en el entendimiento mas alla de las fronteras, en el espiritu solidario. Hablemos, hablemos con nuestros adolescentes, pensemos en las generaciones futuras. Comentemos sobre la globalizacion, que naturalmente puede ser repensada, pero no sin agradecerle sus multiples virtudes. Las pandemias pasadas, y las que, no nos enganemos, llegaran, amenazan nuestras sociedades, las de hoy, las que seran de nuestros adolescentes. En estos dias que se confunden, estamos viendo la epica ciudadana. Este es un tiempo para pensar, y hacerlo, como no, con nuestros adolescentes. Para repensar, todo un reto. Rodeados de una sensacion de irrealidad ante algo que es bien real. Este no es tiempo para el <>, sino para el <>, un <> que es inclusivo de la humanidad. Un <> en el que deben participar nuestros adolescentes. Ellos se caracterizan por un alto grado de imaginacion, de fantasia, de creatividad. Adolescentes, a los que se les ha de permitir estar tristes. Es a ellos a quienes debemos de plantear dilemas tan vitales como el de dejar morir a los mas mayores. Y la pregunta dirigida a ellos es: ?tambien a tus abuelos? Tengo la penosa impresion de que el Gobierno nos trata a los ciudadanos adultos como a ninos pequenos, que no alcanzamos a ser ni adolescentes. Nos prorroga el confinamiento por fasciculos, nos amenaza con multarnos si salimos a la calle, es, o pareciera que es, que no se fian de nuestra madurez civica. En cambio, nosotros si hemos de confiar en nuestros adolescentes, hemos de debatir con ellos. Por ejemplo, preguntemonos: tras la pandemia, ?de verdad cambiara el mundo o, por el contrario, la gente se olvidara del coronavirus? Planteemonos si las prioridades de la politica y las doctrinas de la economia de verdad cambiaran. Otra pregunta: la ciencia, las aportaciones sanitarias, ?pasaran a valorarse mas? Y otra: ?quien asumira los danos economicos? Y una ultima: ?desaparecera la intolerable desigualdad? Compartamos con nuestros adolescentes que hay que construir el futuro mirando a largo plazo. Que como dijo Nietzsche: <>. Si, ilusionemonos con el futuro, si bien por ahora con objetivos concretos, a los que no pondremos fecha. Los adolescentes, como nosotros mismos, sufren de lucha interior. Ensenemosles a no alimentar las propias dudas. Sobre todo en un momento en el que el pensamiento colectivo esta acongojado por un pronunciado riesgo de muerte. Hoy, y hablemoslo, todos somos iguales. No hay famosos, no hay referencias, el aburrimiento se agolpa ante todos como un verdadero peligro. En este tiempo de espera, el telefono movil quizas sea uno de los mejores companeros, del cual ni adolescentes ni adultos nos atrevemos a prescindir, pues nos acucia el miedo a extraviarnos en la nada, en el vacio existencial, en el <>. Los adolescentes se sorprenden a si mismos Es un periodo en el que los adolescentes, como todos, vamos a comprender la importancia de la entereza de animo, del sentido del deber, de la camaraderia, del servicio publico de todos y para todos. Estamos en un mundo que lucha contra un virus, y ahi, con la percepcion en los hogares de desmovilizacion, hemos de preservar al maximo las libertades civiles y conducirnos desde el imperativo etico. Los adolescentes, y como siempre, no son escuchados por los medios de comunicacion, no se les formulan preguntas, no sabemos que piensan. Pero los adolescentes estan en comunicacion con otros adolescentes del mundo, que no son amigos pero si componentes de la misma familia, la de la especie humana. Y son los adolescentes los que se preguntan que va a pasar con los paises de Africa o de America como El Salvador o Haiti. Algunos paises que no tienen estructura sanitaria ni estructura social, que no son casi un Estado como es el caso de Haiti. Si el coronavirus nos golpea a todos, ?que ocurre con los mendigos de las ciudades?, ?que ocurre con los mas desfavorecidos?, ?que ocurre con los miles de millones de personas que por su situacion no estan ni confinados? Estas son las preguntas de los adolescentes. ?Que se preguntan? Como no, por las Administraciones, por la capacidad que tendran en el futuro para recoger, para procesar, para difundir informacion estadistica, que se ha demostrado en esta crisis como una importante herramienta contra una epidemia, pues son la base para detectar focos, medir su profundidad, seguir su ritmo, actuar deprisa. Y es que los adolescentes son el presente, son ya un futuro inmediato. A ellos el confinamiento les permite asimismo, aunque sea desde la red, el contacto con los amigos. Y un encuentro muy gustoso a veces con los propios hermanos. Es mas, a muchos los relaja porque son mas caseros de lo que se atreven a decir a sus amigos. Y estan aprovechando tambien para escribir, para dibujar. Esta es una novedad. Y a los adolescentes, y durante un tiempo, les gusta el reto. Es seguro que aprenderan que la lucha contra las pandemias se apoya en el altruismo de todas las personas, sin distinguir ideologias, nacionalidades, genero o edades. Afrontar este problema nos da fuerza. Y a padres y a hijos nos permite compartir emociones. Todos estamos buscando y aportando acompanamiento emocional. Tambien los adolescentes percibiran que las personas, ellos igualmente, tenemos una gran capacidad para adaptarnos y para superar las adversidades. De una situacion tan inesperada, tan tragica, tan dolorosa, se puede sacar algun aspecto positivo. Por ejemplo, que tambien los adolescentes estan sorprendiendose al encontrar herramientas con las cuales afrontar y tolerar la incertidumbre, tales como la autoayuda y la ayuda. Y, desde luego, la paciencia, la sobriedad y la austeridad. La verdad es que en general vivimos en un bienestar que nos aleja del estar bien. Es ahora cuando nos damos realmente cuenta de que somos un ser en el mundo, con los demas y por los demas. Tambien apreciamos como hemos de mantener el vinculo con la vida. Y, dado que tenemos un destino comun, habremos de darnos unos derechos como especie. Porque no olvidemos, no olvidemos, que el virus participa de la globalidad. Un virus que es la muerte en la vida.

  • Dejale Crecer de Javier Urra

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    Sobreproteger NO es educar.De esta premisa han de partir los padres que quieren que su hijo crezca como un arbol fuerte y no como un bonsai. Padres que buscan prepararlo para afrontar la vida real con exito, no para encerrarlos en una campana de cristal; que le brindan las herramientas que necesita para ser una persona autonoma, con sus riesgos y decisiones, tolerante a la frustracion y, en el futuro, un adulto consistente.