• Magia en tus brazos de Belen Urcelay

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    Elizabeth temia que su madre fuera a desmayarse en cualquier momento. Caroline Simmons estaba sofocada, tenia la cara roja, la vena de la frente muy visible y el peinado desarreglado de tanto llevarse las crispadas manos a la cabeza. <>, se dijo. Si ella misma no se hubiera sentido tan hundida, se habria echado a reir. Queria a su madre, pero siempre habia pensado que sus reacciones a casi todo eran exageradas, aunque jamas se lo habia siquiera insinuado. Elizabeth era, ante todo, una dama virtuosa, una esposa leal y una hija ejemplar. O, al menos, lo habia sido hasta hacia poco. --!Un nuevo escandalo! --exclamo Caroline al tiempo que dejaba la taza de te con tanta fuerza que se desbordo y creo un charquito marron sobre el platillo de porcelana--. Primero tu hermana y ahora tu... Pero ?como puedes hacerme esto, Elizabeth? !Vais a matarme entre las dos! Ella continuo sentada en el borde del sofa, con la espalda tan recta como siempre, con las manos placidamente cruzadas sobre el regazo, con los musculos de la cara inmoviles. Caroline habia regresado la noche anterior de un corto viaje para visitar a una prima viuda y se habia encontrado a su primogenita instalada de nuevo en su casa junto con una desagradable noticia... Mas que desagradable, en realidad. Se trataba de algo tan inaudito, tan espantoso, tan contrario a todas las normas del decoro y de la buena sociedad, que costaba creer que una cosa como esa pudiera estar ocurriendo de verdad. Y, sin embargo, asi era. Elizabeth Simmons, la docil, apacible y disciplinada lady Ashton, acababa de pedir el divorcio. --No te hago nada a ti, madre. --Y anadio en voz mas baja, como si le bastara con decirselo a si misma--: Solo quiero ser feliz. --?Como vas a ser feliz convirtiendote en una mujer divorciada? !Y de lord Ashton, nada menos! !No puedo ni imaginarlo! --Caroline agito la cabeza para demostrar su total incomprension--. ?Es que te has vuelto loca? Elizabeth se mordio los labios para evitar responder que, en todo caso, habia sido al aceptar la oferta de matrimonio de Robert cuando debio de volverse loca. Miro a su padre para averiguar si el pensaba lo mismo que su madre, y descubrio que ya la estaba mirando con una mezcla de lastima y desconcierto. --Caroline, querida --intervino Harold Simmons al fin--, es evidente que nuestra hija ya ha tomado su decision, y no nos queda mas remedio que aceptarla. Si, todo esto es muy desagradable y sumamente incomodo, pero... --?Desagradable e incomodo? --repitio Caroline, incredula. Parecia que los ojos se le iban a salir de las orbitas--. ?Como eres capaz de definir como <> que pretenda divorciarse de Robert? !Y sin ninguna razon en absoluto! Era cierto que, de puertas para fuera, su matrimonio con Robert no era ni mas ni menos infeliz que el de muchas otras mujeres de la alta sociedad. Elizabeth habia conocido a lord Ashton en un baile, durante su primera temporada social, cuando tenia dieciocho anos. Su madre y su institutriz la habian preparado a fondo para que su debut fuera un exito, y realmente lo fue: ese ano no hubo en Londres una joven mas bella, educada, elegante y encantadora, que supiera bailar mejor o que fascinara mas a todos los hombres de su alrededor. Elizabeth deslumbraba con su perfeccion, y Caroline no podia estar mas orgullosa de ella. O eso imaginaba, porque cuando descubrio que entre sus muchos pretendientes estaba lord Ashton, creyo volverse loca de contento. Lord Ashton era, de lejos, el mejor partido disponible ese ano, y Caroline se preparo para la batalla con mas paroxismo que un general, desplegando todas sus armas para que el cortejo no acabara malograndose por culpa de la apatia de su poco entusiasta hija. Despues de meses de insistencia (tanto por parte de su madre como de Robert), una Elizabeth aun adolescente, facil de manipular y bastante hastiada acepto la propuesta de matrimonio y se convirtio en lady Ashton. No era que lo amase, desde luego, y en realidad ni siquiera le gustaba como persona, pero desde los doce anos habia tenido muy presente cuales serian sus deberes como mujer de familia acomodada, y no parecia haber muchas mas opciones que casarse con un caballero de buena posicion como el, trasladarse a su mansion y darle un heredero, cosa que cumplio un par de anos despues de la boda, cuando dio a luz a Bobby. A partir de ahi, su vida se convirtio en una sucesion de dias en los que sus unicos momentos de verdadera felicidad consistian en estar con su hijo y tocar el piano. La casa de Mayfair en la que vivian era enorme y lujosa, y tenian todo lo que se pudiera comprar con dinero, pero Robert empezo a ignorarla en cuanto se percato de que su esposa, aunque de comportamiento intachable, no sentia ningun afecto --ni respeto-- por el, y muy pronto se hizo con una larga ristra de amantes que no se molestaba demasiado en ocultar. Poco a poco, Elizabeth fue cayendo en la cuenta de que, quiza, los valores y ensenanzas que habian grabado en su mente desde pequena, y que compartian todas las mujeres de su clase, podian no ser los correctos. El cambio fue tan paulatino que solo cuando su hermana menor, Lillian, se fugo con su enamorado, acepto el pozo de tristeza que escondia en su interior, asi como el hecho de que tal vez merecia algo mejor. Paso casi un ano hasta que se atrevio a decirse a si misma que lo que deseaba era divorciarse, y le costo varios meses mas reunir el valor suficiente para decirselo a Robert. Su marido primero se habia reido de ella, luego habia montado en colera y, finalmente, habia adoptado una actitud gelida que en la actualidad mantenia. Robert solo se mostraba preocupado por el escandalo que un divorcio podia acarrearle a el, e insistio mucho en que hicieran parecer que era el propio Robert quien lo habia solicitado, y no Elizabeth. --Admitiras que tienes un amante, Beth, y que yo lo he descubierto y por eso te pido el divorcio --le habia exigido una noche de la semana anterior, de pie frente a la chimenea y de espaldas a ella. --?Por que iba a decir que tengo un amante? !Eres tu el que las tiene! --repuso Elizabeth. Despues de casi una decada de matrimonio, solo entonces habia empezado a replicarle. --Querida, no seas ingenua. --El se habia reido, girandose para mirarla con desprecio--. Ya sabes que un hombre puede tener amantes sin que eso sea razon necesaria ni suficiente para que la esposa pida el divorcio. Y tampoco tienes pruebas de ello. Era cierto. Para que una mujer obtuviera el divorcio, ademas del adulterio por parte de su marido debia demostrar tambien que este era culpable de otros cargos, como desercion, crueldad, incesto o bigamia. En cambio, bastaba con que un hombre acusara a su mujer de adultera (sin necesidad de presentar ninguna prueba) para que se le concediera el divorcio casi al instante y se quedara con todos los bienes de ella, incluyendo, la mayoria de las veces, a sus hijos. Esto ultimo era lo que mas le preocupaba a Elizabeth: la posibilidad de que le arrebatara la custodia de Bobby. Por ello, de ninguna manera iba a admitir que tenia un amante cuando no era cierto, ni siquiera para agilizar los tramites. Elizabeth habia acudido a ver al abogado de sus padres, el senor Milton, y este habia asegurado hacer todo lo posible por ayudarla, aunque, como dijo alzando las cejas desde el otro lado de su gran mesa de despacho, no podia prometer nada. Al menos ya habia preparado para ella los primeros documentos legales, que Elizabeth guardaba en el secreter de su antiguo dormitorio de soltera en casa de los Simmons. --Madre, apenas he cumplido veintiocho anos, y he pasado los ultimos ocho siendo desgraciada -- trato de argumentar--. ?Eso es lo que quieres para mi? Caroline se disponia a replicar cuando Martha, la doncella, entro para recoger el servicio de te. --Martha, sera mejor que me traigas una copa de licor, a ver si con eso se tranquilizan mis nervios. Traeme aquel tan fuerte de hierbas que utilice despues de que Lillian se fugara como una vulgar... !Oh, ni siquiera se que nombre dar a lo que hizo! --Si, senora Simmons --respondio la criada, acostumbrada por completo a la rabia que Caroline llevaba expresando por su hija menor desde hacia tiempo. Miro de reojo a Elizabeth mientras recogia su servilleta--. ?Desea tambien una copa de licor, lady Ashton? Caroline respondio por ella: --No desea mas que dar problemas, Martha, exactamente igual que su hermana... --Caroline... --murmuro Harold con tono levemente amenazante. --Y sera mejor que dejes de llamarla <> --continuo, sin hacerle caso--. Ya no sera tratada de <> nunca mas. --Miro a su hija con frialdad--. Eso es lo que quieres, ?no? Elizabeth bajo los ojos. --En realidad, si. Caroline emitio un bufido exasperado y la doncella parecio confusa, pero recogio la pesada bandeja con la tetera de plata y las tazas, y salio en silencio. --?Cuando piensas volver a tu casa, querida? --pregunto Harold a Elizabeth. --Manana ire a entregar a Robert los documentos que me ha dado el senor Milton. Pero no se si permanecere alli. Quiza sea mejor recoger algunas cosas mas y volver aqui, con Bobby. --!Pobre pequeno! --exclamo Caroline--. Verse desde tan temprana edad envuelto en un escandalo semejante... ?Que familia lo recibira en su casa cuando sea mayor? --Cualquiera que lo aprecie por lo que es: un nino encantador e inteligente. --Eso ya lo veremos. !Y ya veremos tambien en que posicion quedare yo cuando esto se sepa! --?Tu? --!Si, yo, Elizabeth! --Caroline se levanto del sillon y se acerco a la ventana. Se asomo al exterior como si temiera encontrar una multitud enardecida a las puertas de su casa--. La gente dira: <>. ?Es que no tienes cabeza? De tu hermana casi me lo esperaba, !pero de ti...! --Lillian solo hizo lo que su corazon... --!Oh, por Dios, no me salgas con esas, nina! --Caroline volvio a sentarse, aunque mas bien dio la impresion de que se desplomaba entre un revuelo de tafetan y encajes--. Lillian ha sido una pesima influencia para ti. Como su hermana mayor, debiste haber enderezado a esa chica tozuda e insensible, y no solo no lo hiciste, sino que ahora te vuelves igual de loca... --!No hables asi de ella! La mencion de Lillian lleno de lagrimas de rabia y anoranza los ojos de Elizabeth. Echaba de menos a su hermana pequena, tan lista y voluntariosa, mas de lo que podia expresar, y sobre todo en momentos como aquellos, pero se alegraba de que fuera feliz. O al menos confiaba en que lo estuviera siendo, porque hacia casi un ano y medio que no la veia. Lillian habia huido de Londres con el hombre del que se habia enamorado, envueltos en el escandalo de un robo que todavia no se habia aclarado del todo. Su fuga habia conmocionado a su familia y a toda la alta sociedad londinense. Tambien a Elizabeth, pero de un modo positivo: la habia ayudado a descubrir que ella tambien merecia encontrar ese tipo de amor. Y por ello, estaria eternamente agradecida a su hermana, aunque nunca mas volviera a verla. --Creo que ya es suficiente, Caroline --intervino Harold. Habia permanecido sentado en actitud serena, sin alterarse en ningun momento, pero todos en la habitacion sabian que Lillian era su preferida y que oir hablar del tema de su fuga era muy doloroso para el--. Sera mejor que dejemos tranquila a Elizabeth. Martha entro de nuevo con la bandeja, portando en esta ocasion una botella de cristal tallado llena de licor y unas copitas diminutas. --Martha, tomare el licor en el jardin trasero --dijo Caroline--. Necesito que me de un poco el aire. Caroline salio de la sala seguida por la doncella, que solto un levisimo suspiro de cansancio por encima de la bandeja del licor. Harold se levanto tambien y puso una mano sobre el hombro de su hija. --Se fuerte, Elizabeth. Lo que te espera a partir de ahora sera duro --dijo con voz suave. --Lo se, papa. Pero no sera mas duro que mi vida hasta ahora. Harold se inclino para besar su cabeza y la dejo sola. Elizabeth se quedo sentada, aun muy erguida, aunque nadie la viera, con las manos todavia cruzadas sobre la falda y una lagrima deslizandose lentamente por su mejilla. Al dia siguiente, Elizabeth entro en la mansion de Mayfair en la que habia vivido durante su vida de casada. El mayordomo, Townsend, recogio su pequena maleta y la saludo con tanto respeto como siempre, pero su expresion le parecio algo mas lugubre que de costumbre. <>. Supuso que cada uno tendria su propia opinion al respecto, y que lo mas probable era que la de Townsend fuera negativa. Suspiro para si misma y se quito el sombrero para dejarlo a continuacion en manos de Jane, una de las doncellas. --Jane, ?esta lord Ashton en casa? --quiso saber. No sentia ningun deseo de ver a Robert, pero no le quedaba mas remedio; queria entregarle los documentos de su abogado y zanjar el asunto cuanto antes. Levanto la mirada hacia la doncella, extranada de su tardanza en responder. Ella tambien tenia una expresion rara en su cara redonda. --?Esta lord Ashton en casa? --repitio. --No, milady. Elizabeth se alegro. Asi dispondria de unos momentos a solas para prepararse. --Bien, avisame cuando llegue, por favor. Estare en mis habitaciones. Se dirigio a la ancha escalinata de marmol y comenzo a subir, pero se detuvo al oir la tosecilla nerviosa de Jane, que continuaba inmovil al pie de la escalera. --?Sucede algo? --pregunto. De pronto sentia su corazon latir con mas fuerza, como en prevision de una mala noticia. Las mejillas de la joven habian adquirido un tono rojo, y parecia cada vez mas nerviosa. --?No le ha dicho nada Townsend?

  • El regreso de Sarah Ellen (Tu me ves 4) de Gemma Herrero Virto

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    Una casa en la que nunca entra la luz del sol, una madre obsesiva, una nina con una extrana enfermedad, un bosque oscuro en el que es mejor no adentrarse…

  • Los nombre de las cosas de Mariano Peyrou

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    Todos los jueves, tres amigos se reunen en un bar. Uno es director de cine y parece difuminar constantemente el limite que separa lo real de lo imaginario. Otro es novelista, aspira a la maxima libertad posible en la escritura y en la vida y tiene tantas caligrafias como amigas. El tercero trabaja en un ministerio y siente que no sabe casi nada de su esposa ni de su hijo. Haciendo gala de un extraordinario oido para el dialogo, asociaciones de ideas imprevisibles y una ironia efervescente, con su segunda novela Mariano Peyrou se aventura sin aspavientos a plantearnos una serie de preguntas sobre el amor, las relaciones familiares, la politica y el arte.

  • El despertar de Olivia de A.m. Silva

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    Olivia es una chica tranquila y algo timida que cree haber encontrado la felicidad en los brazos de Bryan, un hombre guapo e inteligente con el que, por fin, vera su sueno hecho realidad.Matthew es un soltero empedernido de treinta y cuatro anos que ha conseguido compaginar las dos cosas que mas le apasionan: el deporte de aventuras y el trabajo.

  • Mein Traumprinz. Mi principe azul de Alex Garcia

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    Inteligente, pero dispersa. Con caracter, aun siempre soportando las secuelas de su bondad. Y es que su enorme corazon se convierte en un blanco perfecto. Lucia, sevillana de Triana, es una mujer diez que ya perdio la esperanza de encontrar a su principe azul. Cuidar de su padre y de su querido sobrino es lo unico que consigue llenar parte del vacio que siente. Sin embargo, cuando sus errores del pasado amenazan con arrinconarla, del modo mas imprevisto aparece en su vida alguien que lo cambiara todo. Una persona que, ademas de hacerle replantearse muchas cosas, lograra que vuelva a rescatar la fantasia de su ninez.

  • Te juro que me amaras de Fabiola Arellano

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    Otra fantastica novela romantica de Fabiola Arellano que hara las delicias de las lectoras.

  • Destino imperfecto de Paulina Maggi

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    Cuando los suenos pueden cambiar tu pasado, tambien lo haran con tu presente. Solo ten en cuenta la pieza clave para que el primero sea por el bien del segundo.

  • La historia de una criatura de la lluvia de Luz Ros

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    Vas a conocer enseguida a Monica y La Vintage, una cafeteria especial y casi magica. Vas a tener que descubrir a Ela, dudar a veces y sentir casi siempre, hasta que su incognita se desvele hacia el final de la historia..., o no. Y, sobre todo, te aseguro que te engancharas hacia la pagina... Pero vamos a empezar por el principio, ?no crees? Iban dos y se cayo el del medio. <>, te preguntaras. Pues algo, pero muy poquito, la verdad. Pero por algo hay que empezar... Iban dos y se cayo el del medio. Que si. Que el del medio se cayo. El caso es que <> se cayo... Una caida de esas de ir al hospital y analisis y placas y horas y horas y todo eso. !Ah! Por cierto, el del medio era la del medio. Y se cayo. --?De donde cayo?, ?del segundo piso? --Pues un poco mas alto, mas arriba. --?Del sexto? --En realidad, cayo del cielo. --?Que? --Que cayo del cielo. Con la lluvia, exactamente. ?Que si es un angel? Pues no, la verdad, de eso no entienden arriba ni yo tampoco. Los angeles suenan a buenos y santurrones... Tecnicamente, se trata de una criatura de la lluvia. --?Y eso que es? Pues eso es lo que vamos a contarte: la historia de una criatura de la lluvia. Principios de agosto, tras un mes de julio pesado, pesado de calor. Monica va por la calle sudando y de repente se forma una tormenta. Y cae una criatura de la lluvia. Pero, claro, eso Monica aun no lo sabe. Me refiero a que no sabe que ha caido ni que es una criatura de la lluvia. Lo tipico..., hadas, duendes, elfos, sirenas..., cosas de esas. Bueno, y tambien vampiros y hombres lobo, por tanto, libro crepuscular. ?Que? ?Que quieres saber que es? Pues, querido lector, vas a tener que esperar, porque toda historia comienza por el principio, que puede ser lo mejor... o no, igual que el final. Capitulo 1 Todo comienza Voy de camino a la cafeteria donde trabajo como camarera, cocinera, limpiadora, psicologa, cajera, reponedora, contable... Si, mi nombre es Monica y soy la senora duena del local, con sus pros y tooodos sus contras. Para que te voy a contar como estamos los autonomos en Espana..., pero, en fin, no me quiero quejar, que tampoco se como estan en otros lares. Como decia: primeros de agosto y yo de camino a la cafeteria, pensando en que estos zapatos me van a molestar de aqui a un rato. !Inocente de mi! Que ese fuera el mayor de los problemas. Aquel mes de agosto no tenia ni idea de lo que me esperaba, ni lo que me esperaba tenia idea de mi. Ela cayo cual pesado fardo en medio del trocito de cesped que habia en el parque infantil de las afueras. En un primer momento disfruto del color verde del cesped, de su textura, de como guardaba las gotas de lluvia, la humedad de la tierra, esponjoso, frio, fuerte y delicado..., hasta que todo el cuerpo le empezo a doler dolorosamente amargamente profundamente, sin saber que parte del cuerpo era la que no dolia, porque no parecia que hubiera alguna que no doliera o fuera a doler. Anadamos, ademas, que experimentar un cuerpo nuevo de esta forma, asi tan de golpe y golpes, es una de las peores maneras de empezar. Aunque, desde luego, le hizo notar cada una de las partes de aquel delicado cuerpo. Coger aire, suspirar, gemir de dolor. Asi no habia pensado Ela empezar en la tierra. Ella queria que sus primeros sonidos fueran dulces, ?angelicales?, equilibrados, armoniosos..., al menos al principio, porque con la practica ya veria como cambiar las cosas..., jejeje. Pero no, solo salian lamentos y parecia mas un perro apaleado que ninguna otra cosa. Cruzo la calle y... !vaya! O !caramba! Ahi estaba el hospital. --!Que casualidad! --dijo mirando hacia arriba hacia el cielo o mas alla, pero enseguida bajo la mirada por el dolor que le supuso estar en esa postura. Bueno, tampoco era momento de despreciar la ayuda. Horas despues, estaba en la puerta con unos cuantos papeles, un brazo enyesado, moratones en las piernas y una tirita en la cara. No habia mas que pensar que era su dia de suerte. Aunque Ela no tenia experiencia en caidas desde arriba ni sabia de nadie que hubiera caido con anterioridad, decidio mirar las cosas con optimismo, concluyendo en pensar que el comienzo habia ido muy bien. Pero, dado que era inquieta, sentia en su interior que ya llevaba bastantes horas quietecita, sin hacer nada. Y esa desazon tenia que calmarla, porque no era buena. No, nada buena. Un toquecito y el semaforo se pondria en verde y, !oh!, los peatones pasando. Frenazos, pitidos, gritos, ofensas. Ji, ji. Ya empiezo a pasarlo bien. Un poco de diversion, por favor. Y, mientras decidia el siguiente paso que daria, volvio al parque, a desembarazarse de vendas, potingues, papeles, moratones, dolores grandes y pequenos..., hasta volver a ser ella misma. La cafeteria La Vintage luce una decoracion muy cuidada con base vintage parisina, londinense y de casino espanol, con elementos eclecticos que la hacen muy especial. Vamos, un mezclaillo con mucho encanto. ?Recuerdas los carteles donde se ponia el menu en la puerta de los bares, que imitaban a un cocinero con su gorro, casi a tamano real? !Pues uno de esos tengo yo! A mi me recuerda a sitio turistico de los setenta, veraneo familiar, olor a salitre y bronceador de zanahoria..., a sensaciones de mucha vida. Me costo encontrarlo, pero ahora lo tengo aqui, junto a uno de los bojs que flanquean la puerta de madera acristalada, a la entrada de La Vintage. Entras en La Vintage y entras a otro mundo donde todo tiene cabida, donde cabe relajarse, hablar con los amigos, disenar un videojuego, montar un club de lectura, jugar a la Play... o tomar el te. Un gran espacio con secciones diferenciadas. Una gran biblioteca de suelo a techo, repleta de libros de todo tipo, en el rincon junto a la cristalera de la entrada, con sofas, butacas y lamparas de lectura. Junto a este rincon, escritorios antiguos de madera, restaurados; y, sobre ellos, los ordenadores mas modernos y potentes que pude conseguir. Sillones, sillas de colores, sofas, mesas y mesillas distribuidas por todo el local, donde cada grupo es un mundo, o un submundo, en el que se respira distinto, se crea, se transforma, se rie, se llora, se lee, se investiga, se siente..., se vive. Y lo mas emocionante es ver a un joven de veintipocos anos disfrutar comentando un libro con una senora de sesenta, que no solo esta disfrutando, esta ganando vida. O ver al tipico friqui (cara al ordenador) que no se da cuenta de que le sonrie la timida muchacha del fondo, que ha venido con sus amigas a tomar un batido. Los ruidosos de todas las tardes, pero con esa energia que dan los diecisiete, dieciocho o mas, que nunca se tiene bastante, que se quiere mas, se vive mas, se rie mas fuerte y mas alto, se exagera, que son buena gente y animan hasta al mas grunon. No puedo olvidarme de mis clientes fijos del cafe de la manana. Cada uno (!que curioso!) tiene su sitio. Es como una tradicion o un habito sentarse cada dia cada uno en su sitio. Si, alguna vez, por lo que sea, esta ocupado, se quedan unos segundos indecisos, fuera de lugar, sin saber que hacer o donde sentarse, desubicados totalmente, porque aun no han comprobado que ver el mundo desde otra perspectiva, desde otro punto de vista, en otro entorno, te abre los ojos y la mente y puede que hasta el corazon. Hasta a mi me descoloca que alguien nuevo ocupe un sitio <>. Pero me coloco mi mejor sonrisa, porque un cliente nuevo no solo es un cliente nuevo, es una oportunidad unica de tener esa primera impresion que dicen que nunca se pierde. Y yo, lo siento, pero disiento completamente, porque si las personas tenemos capacidad de cambiar, ?como no van a cambiar nuestras actitudes y las impresiones que nos hacemos de otras personas que, a su vez, tambien pueden cambiar? Como decia William Blake, <>. Pues eso. Y, la verdad, crecemos constantemente, no solo cuando somos ninos, de mayores tambien estamos creciendo, aunque siempre tan ocupados que no nos damos cuenta. Ya, ya lo se. Vuelvo al tema. Estabamos con un nuevo cliente. Un nuevo cliente que aun no sabe que saludar es gratis, que la sonrisa es gratis y que ser amable es gratis, que te pregunta que que se puede comer... con sus ojillos de nuevo, con su nariz de nuevo, su boca de nuevo, su pelo o su no pelo de nuevo..., y que no es consciente de todo lo nuevo que es; no sabe todavia que al entrar en La Vintage todo puede ocurrir, lo imaginable y lo que no todo el mundo es capaz de imaginar, porque La Vintage no es tan solo una cafeteria, es... algo mas. Y ya no volvera a ser un cliente nuevo, porque aprendera y aprenderemos de el, porque formara parte de este espacio y de este tiempo.

  • La edad de la inocencia, Edith Wharton de Edith Wharton

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  • La primera vez que mate de Gonzalo Jerez

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    <>. Verano en Madrid. Un adolescente sale a pasear de madrugada para intentar calmar el calor sofocante que derrite la ciudad cuando, sentado en un parque, se encuentra en una situacion que le hace reaccionar de una forma inesperada. Esa noche sera el pistoletazo de salida para una doble vida en la que se dedicara a dar rienda suelta a su imaginacion, creando obras de arte a la par que imparte justicia contra aquellos que, segun el, merman de un modo u otro la sociedad, haciendoles formar parte de sus creaciones.

  • La leyenda de Greg de Chris Rylander

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    Un joven descubre que su destino podria estar totalmente corrompido en esta divertidisima aventura de fantasia middle grade.
    Una serie ideal para los fans de Rick Riordan.

  • Bajo las estrellas de Jenn Bennett

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    Zorie y Lennon solian ser inseparables, pero desde hace un tiempo se han vuelto expertos en ignorarse. Cuando sus amigos los llevan enganados a acampar, la estratagema sale mal y de pronto los dos se encuentran atrapados en lo salvaje. Solos, lejos y sin hablarse. Sentimientos ocultos, secretos y heridas del pasado saldran a la luz durante el peligroso viaje de regreso a la civilizacion, y los viejos amigos deberan volver a confiar el uno en el otro para salir ilesos y recomponer su corazon.

  • La cuarta victima de Mari Jungstedt

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    ?Que relacion hay entre un atraco a mano armada y un crimen nunca resuelto? Descubrelo en una nueva entrega de la serie de Gotland.

  • Un hombre oscuro de Erina Alcala

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    Alan Parker estaba habia pasado forzosamente a la reserva del ejercito de los Estados Unidos como capitan, a los 32 anos. Algo que le dolia en el alma. Lo habia estado desde que salio de los marines en la base aerea de Moron de la Frontera, en Sevilla. Cinco servicios prestados en Irak y en Afganistan, era valiente y no le temia a nada, y se prestaba a ir a la guerra como si fuera inmortal. Le gustaba la base aerea espanola, aunque era mas pequena que las americanas. Las chicas espanolas, le atraian, a pesar de ser un tanto inaccesible a la hora de salir como otros companeros. Preferia quedarse en la casita asignada en la base y disenar las estrategias que haria con sus hombres llegado el momento. Pero la ultima vez, fue terrible para el y para sus hombres, aquella emboscada, un tiro en la rodilla, hizo que la baja fuera permanente. Y sufrio tanto... Porque los marines y ser un soldado y un militar era su vida. Pero la placa de la rodilla, hizo que le dieran la baja total y permanente. Estuvo casi seis meses en la base hospitalaria de la OTAM en Alemania hasta que lo llevaron a Moron y alli le dieron la noticia. Si, que tenia una buena paga de por vida bastante alta y el dinero que habia ahorrado durante esos anos, mas lo que tenia de sus padres, pero eso no era suficiente para el, no por el dinero, sino por su vida. Tenia 32 anos... ?Que iba a hacer ahora? ?Donde ir? Nacio en un orfanato de Nueva York, fue adoptado por una familia ya mayor que no podia tener hijos y el crecio como un nino mimado. Estudio en Harvard ingenieria de telecomunicaciones, un master y despues a la marina. Para esa fecha su madre habia muerto y su padre murio el mismo ano de licenciarse. Fueron unos anos bastantes dificiles para el. Vendio la casa de sus padres y se guardo el dinero de la casa y lo que tenian. Si, que tenia dinero, el de sus padres, el del ejercito, pero a los 32 anos y era como si su vida se hubiese terminado. Estaba amargado y depresivo. No queria volver a Nueva York despues de la noticia, una ciudad tan cosmopolita en la que no tenia a nadie, ni nada, inmensa, y ademas en la rehabilitacion, le recomendaron una ciudad al lado del mar. La rodilla iria mejorando con el tiempo, pero al menos debia darle un par de anos para ir sin baston. Sin embargo, le quedaria una ligera cojera, menos si hacia ejercicio y la rehabilitacion. Asi que salio de la base con sus cosas y se fue a Sevilla, alli estuvo unos dias en un hotel y dando vueltas, penso donde podria vivir, si a Cadiz o a Malaga, las dos le gustaban y eligio Malaga, Marbella, una ciudad preciosa, animada, aunque el no tenia animos ahora mismo de nada. Se compraria una casita en primera linea de playa o un apartamento, tampoco necesitaba tanto. Se dedicaria a pasear a hacer ejercicio, a leer y ya buscaria que hacer. Sabia hacer proyectos, quiza mas adelante podria montar un bufete para trabajar en ello, pero en dos anos, nada. Y con ello, tomo su todoterreno a Malaga y de alli, se quedo en Marbella. Alli miro sitios y encontro un lugar precioso a las afueras con una casita casi privada. Habia un grupo de apartamentos y cerca un centro comercial. No necesitaba mas, el centro tenia de todo y ademas la ciudad a kilometro y medio. Eran de obra nueva los apartamentos en una playa pequena como una cala privada. Era maravilloso. Le encanto el lugar. Alan, vestia de negro, siempre le gustaba el negro, incluso para el verano, parecia estar de luto permanente, enfadado, triste y amargado. No queria hacer vecinos, ni que nadie lo molestara. Queria estar solo y eso que era en su fuero interno un hombre familiar, pero ya no tenia a nadie. Al final, se compro el apartamento de nueva construccion, eran independientes, con un porche precioso que daba a la playa, en primera linea. De una planta, era lo mejor para el ahora mismo.

  • Hoy hay eclipse, amor de Raquel Plaza

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    Eva, una joven periodista independiente y cabezota, vive enamorada del mejor amigo y companero de trabajo de su hermano Mario, Damian, un codiciado soltero, bastante mujeriego. Comienzan una relacion secreta, llena de enredos tanto por sus vidas, ya que Damian es de los cuerpos especiales del ejercito, como por sus familias, que pondran mil impedimentos cuando se enteren de la relacion, debido a la vida promiscua que ha llevado Damian.

  • Ojala pudiera decirte te quiero (Ojala pudiera 1) de A. Leon

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    Primera parte de la trilogia de misterio “Ojala pudiera…”

  • Los campos de concentracion de Franco de Carlos Hernandez De Miguel

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    Esta obra es un libro imprescindible por arrojar luz sobre uno de los capitulos menos estudiados y conocidos de la represion franquista.

  • Valentina. o como ser feliz sin magdalenas de Pilar G. Cortes

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    ?Que harias si un dia te despiertas y te das cuenta de que no eres feliz?

  • Los trillizos sorpresa del multimillonario de Ciara Cole

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    El bebe sorpresa de un multimillonario. !por tres!

  • Cuando acabe el invierno de Angela Drei

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    Alex bajo del taxi frente al portal de la casa de Marie. Volvio a mirar el ramo de flores que habia comprado. Siete rosas rojas, una por cada mes. Recordaba el primer dia en que ella aparecio en su cafeteria con su gran bolso azul y sus gafas de sol. Habia cambiado mucho desde entonces. Ya no se escondia tras unos cristales oscuros, no tenia ojeras y su vestuario se habia llenado de color. Hasta su pelo era diferente. Sonrio como el bobo enamorado que era y toco el boton del videoportero mientras escondia las flores a su espalda. Marie le esperaba en la puerta, y el la siguio al interior con una sonrisa traviesa. En cuanto estuvieron dentro, Alex le entrego el ramo de flores. Ella las observo sorprendida. Siete rosas de un vivaz color rojo. Fruncio el ceno sin entender y lo miro en espera de una explicacion. --Hoy hace siete meses que apareciste en mi cafeteria. ?No te acuerdas? Alex disfruto al ver como ella se ruborizaba. No, estaba claro que no se acordaba. Pero el no se enfado, al contrario. Se sintio orgulloso y feliz de haberla sorprendido. --Vaya, asi que te has olvidado. --Lo siento, de verdad. No recordaba la fecha. --Pues algo tendras que hacer para que te perdone. Marie sonrio con coqueteria al ver como el le guinaba un ojo ladeando su sonrisa. Habia vuelto a ser el hombre sexi y atrevido de siempre. No quedaba ni rastro de aquella mirada triste, la que aparecia cuando los recuerdos del pasado llegaban si avisar. --No se que puedo hacer. Podemos salir y comer algo fuera..., o tal vez podemos quedarnos... El no la dejo continuar. Con un beso interrumpio lo que fuera que iba a decir y las rosas acabaron aplastadas entre ellos. --Las flores, deja que las coloque. Marie trato de apartarse un poco, pero el la tenia sujeta por la cintura con firmeza. --Te comprare mas. Te comprare flores cada dia --dijo sin separarse de ella--. Celebraremos el primer dia que te hice el desayuno, nuestra primera cita, la primera vez que te lleve en mi moto. Mientras hablaba, iba dejando besos desde su cuello hasta su hombro, y desabrocho el primer boton de su camisa para poder tener mas piel cerca de sus labios. Ella rio cuando sintio sus dedos cosquillear en su cintura subiendo la tela y entonces Alex se aparto lo suficiente para mirarla. --Me encanta escucharte reir. Adoro tu risa. --Y era cierto, la habia visto llorar incluso antes de saber su nombre y habia odiado cada lagrima que oscurecia su preciosa mirada de chocolate. Ahora tenia entre sus brazos a una Marie muy distinta, ligera y sonriente, vibrante como esas zapatillas con rayas doradas que se habia comprado el fin de semana anterior. Marie aprovecho ese momento para escabullirse y fue a la cocina. Antes de que las rosas estuvieran en un jarron con agua, Alex ya habia llegado y la envolvia entre sus brazos. --No te escapes --le rino mientras se colocaba tras ella. --Deja que las ponga en agua. --Solo si me prometes hoy no salimos de casa. --Esta bien, no salimos --acepto ella mientras colocaba las flores en un sencillo jarron de plastico junto a la ventana de la cocina--. ?Que quieres comer? ?Comida china, pizza, sushi? ?Que pedimos? --Tengo delante lo que quiero comer. Marie abrio mucho los ojos y fue a decir algo mas, pero el la cogio en brazos y cargo con ella hasta el dormitorio. --Vamos, galletita, me muero de hambre. --?Galletita? --Si, galletita. Estoy pensando que quiza con un poco de chocolate... ?Tienes sirope? ?Nata? Marie sintio como sus mejillas ardian y oculto el rostro con las manos. --No tengo de nada. Intento hacer dieta. --?Dieta? ?Para que? Mientras esperaba una respuesta, Alex no se quedo quieto. Fue desabrochando el resto de los botones de la camisa que ella llevaba y bajando por la linea de su esternon hasta descubrir su ombligo. --Pues veras, por culpa de alguien que conoces, los pantalones me quedan tan estrechos que no puedo casi abrocharmelos. --?Que pantalones? ?Estos? Alex se puso de rodillas entre sus piernas y desabrocho el boton de los vaqueros que ella llevaba puestos. --Tengo una solucion mejor: tira estos pantalones a la basura. Se inclino hasta dejar un beso en su estomago y ella intento incorporarse. --No es gracioso --dijo fingiendo mas enfado del que sentia. --No. No es gracioso. --Alex, deja de hacer el tonto y escucha. --Esta bien, te escucho --acepto y volvio a sentarse en la cama, aunque en lugar de mirarla a los ojos se quedo prendado del sujetador gris oscuro que resaltaba sobre su piel, tan palida como el azucar. --!Mirame a los ojos! --No puedo --dijo echandose a reir. Marie cogio la almohada y le golpeo, pero el era mucho mas grande y con un solo movimiento la tuvo inmovilizada bajo su cuerpo. --Estas preciosa. A mi me gustas. --?Te gusto gorda? --No estas gorda, Marie. Pero es que aunque lo estuvieras me daria igual. --Ya, seguro. --No estas gorda --repitio muy serio--. Y quitate los vaqueros. --?Que me quite los vaqueros? --?No te quedan estrechos? Pues quitatelos. O mejor, te los quito yo. Alex la sujeto de los tobillos y bajo los pantalones hasta conseguir deshacerse de ellos. Cogio uno de sus pies y beso con cuidado sus dedos. Llevaba las unas pintadas de rojo oscuro. Le encantaba que fuera tan coqueta: a Marie le gustaba llevar las unas de colores, aunque no llevara sandalias y nadie las viera. Eso era perfecto, porque sabia que ahora ella se ponia guapa para sentirse bien, no para agradar a los demas. --Eres tan suave… --susurro pasando los labios por su tobillo. Marie sintio un escalofrio cuando el aliento de el le hizo cosquillas. Su boca iba subiendo muy despacio dejando un camino de besos por el interior de su pierna. --?Sabes? Conozco una forma de quemar calorias. Alex dio un pequeno mordisco en su muslo antes de mirarla. --?Si? ?Cual? --pregunto Marie con un jadeo. --Primero tienes que quitarte toda la ropa. Mientras ella se dejaba desnudar, el no dejaba ni un trozo por besar. Era su plato preferido, su dulce Marie, la que habia conseguido atraparle y llenar su corazon. Siete meses. Todavia le costaba pensar que no estaba solo. Como su hermano le habia dicho, ella habia llegado para dinamitar los muros que habia construido, y ahora tenia que volver a aprender a vivir sin miedo a sentir. Podia ser feliz. Era como lanzarse del trampolin a diez metros. Daba miedo, pero sabia que merecia la pena esa sensacion de zambullirse y sentir cada musculo del cuerpo cargado de energia. Marie sintio sus manos, sus besos, que recorrian su piel hasta que todo fue calor. Su corazon latia cada vez mas rapido. No solo era sexo. Con Alex se convertia en una experiencia divertida donde ella podia devolverle cada caricia. El nunca ponia mala cara, nunca fruncia el ceno, ni siquiera cuando ella se echaba a reir de forma escandalosa porque le hacia cosquillas al besar su cadera. El sexo era genial con Alex. Vivir a su lado era genial. Se sentia segura y querida. No se avergonzaba si no llevaba la ropa interior conjuntada, si habia escogido un sujetador demasiado sexi o si ese dia estaba cansada y queria pasar la tarde viendo la tele con una vieja camiseta. Con el podia ser libre. --!Alex! --se le escapo un grito y rodeo sus caderas con las piernas para atraerle mas cerca, tanto que no habia ni un centimetro entre sus cuerpos. El tenia el cabello revuelto, respiraba agitado y en cada movimiento mezclaba sus jadeos. La beso largo y despacio. Su ritmo era lento, saboreaba cada gemido de ella. Terminaron temblando y sin aliento. --Dios, Marie, creo que no deberia haber ido a la piscina hoy. Si muevo cualquier musculo, voy a terminar desmayado. --Ha sido culpa tuya. Yo solo queria quedar a comer --repuso Marie. Alex habia terminado tumbado boca arriba en la cama, sin preocuparse por cubrirse con las sabanas, y su abdomen todavia subia y bajaba muy rapido. --?No te ha gustado? --pregunto mientras se ponia de lado para poder atraparla y volver a tenerla cerca. --No he dicho eso. El unico que te has quejado eres tu. --Llevas razon. Me quejo --dijo y la beso--. Me quejo de que eres tan suave que no puedo quitarte las manos de encima. Me quejo de que desde que te veo tengo ganas de desnudarte y hacer mil flexiones contigo. Y sobre todo me quejo --anadio mientras golpeaba con el dedo indice su nariz--, de que eres una cabezota que no quiere vivir conmigo y me hace ir todo el dia de aca para alla perdiendo un tiempo precioso que podriamos gastar en otras cosas, cosas interesantes como estar en la cama, en la ducha o sobre la alfombra del salon

  • El principio de mi caos de Mira Luna

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    Laura ha dejado de ser invisible. Se ha convertido en una super jefaza y , ademas, ha conocido a Tom, su primer amor… Laura es especial, es diferente, es pura… Laura empieza a descubrir que la vida no es un cuento de hadas. Gabriel ha llegado a la vida de Laura como un torbellino. Gabriel saca a Laura de sus casillas. Gabriel es el principio de su caos.

  • La idiota de Elif Batuman

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    El debut novelistico nominado al Pulitzer sobre el gran desafio que supone llegar a la edad adulta.

  • Secreto Oscuro de Aina Castillo

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    Su Secreto: Sumisa Rota y Amo Millonario Alfa
    Mar era una chica normal.
    Un poco solitaria y triste.
    Vivia con sus padres.
    Iba a la universidad.

  • Jugando con fuego 3 de Tanatos 12

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    Tercera entrega de esta historia en la que, desde un primer momento, Pablo se vera sorprendido por una Maria que muestra una gran entereza a pesar de lo vivido en casa de Alvaro.

  • La Curandera de Carlos Valdelagua

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    Francisca, curandera y orgullosa de serlo, no tiene problemas viviendo de la mendicidad, el engano, y sus trucos de adivinacion. Y aunque la Inquisicion esta empezando a mostrar signos de decadencia, cualquier sanadora podria ser acusada de brujeria.

  • Y ahora no se como encontrarte (Escapandome 4) de N. S. Luna

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    Mirco es un jugador de futbol profesional, lindo, exitoso, del que podria decirse que nunca ha tenido problemas para conquistar mujeres.
    Sin embargo, viene de sufrir varias decepciones amorosas.
    Una ex, a quien perdono mucho y una amiga de la que cree, sigue enamorado, despues de tantos anos. Aun cuando ella esta felizmente casada y ha formado su familia, su recuerdo lo atormenta y no lo deja avanzar.
    Esta seguro de que ella fue su gran amor, y de que nunca mas volvera a estar enamorado.
    Por lo menos hasta que conoce a Nadia.
    Una chica divertida, con una personalidad unica y un caracter tan particular, que lo tendra cautivado.

  • Alimenta tu cerebro de David Perlmutter

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    Con simples recomendaciones dieteticas y un practico programa de seis pasos para mejorar la ecologia del intestino, Alimenta tu cerebro, un libro divulgativo a la par que riguroso, nos abre la puerta a la adquisicion de una salud cerebral sin precedentes.

  • Los chicos guapos no se lo montan bien de Liah S. Queipo

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    Una noche de locura puede cambiarlo todo.
    Claudia esta cansada de salir siempre con el chico equivocado. Asi que decide renunciar al amor y vivir la vida alocadamente, como las protagonistas de las novelas eroticas.
    Pero sus planes se truncan cuando conoce a Pablo y Alex, dos chicos guapos y totalmente diferentes que pondran su vida patas arriba.

  • Comida de verdad de Miguel Jara

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    Comer es mucho mas que un placer y una necesidad: la dieta y los habitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud publica que mas puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de cancer hasta la diabetes. Pero comemos mal. Ingerimos, por lo general, mucha mas cantidad de lo que necesita nuestro organismo para funcionar bien, y la calidad tiende a ser cada vez peor. Hace tiempo que la industrializacion llego a la alimentacion y ello ha provocado problemas de salud publica.

  • Cuarta Generacion de Isaac Asimov

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    El gusto por la paradoja, un acido humor que arranca de sus raices chestertonianas, la lucidez y un fondo critico que contrasta con el esquematismo --que no es mas que una prueba de conservadurismo intelectual--

  • Una buhardilla en Paris de Catherine Roberts

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    Siglo XIX. Amy escapa de Londres el dia antes de su boda concertada, que la hubiese llevado a un destino muy comodo, pero con un hombre al que detesta.
    El viaje hacia su libertad no sera facil. Vivira lo mejor y lo peor del Paris bohemio, poblado de actrices, cabarets, moda y atrevidos pintores impresionistas.
    El misterioso vecino de la buhardilla la introducira en un mundo que ella nunca pudo imaginar.
    ?Has sonado alguna vez con ser libre y escapar?

  • Escribiendole un verano a Sofia, Christian Martins de Christian Martins

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    Alex y Sofia solo tienen una cosa en comun: ninguno de los dos cree en el amor.
    Sofia es una joven alocada que busca vivir la vida, salir adelante con pequenos trabajos que le proporcionen lo justo y necesario y, sobre todo, disfrutar. Piensa que la vida es demasiado corta como para ser desperdiciada...
    Alex hace un ano que se ha divorciado y siente que ha perdido todo lo que tenia. Sin saber como continuar, centra todos sus esfuerzos en rescatar su carrera como escritor, sin exito...
    Descubre en estas paginas lo que el destino les deparara mientras Sofia te enamora y Alex te escribe un verano que, te aseguro, jamas podras olvidar.

  • Estrellas en los ojos de Lia Fd

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    Iria se crio jugando entre las telas de los vestidos de novia en la tienda de su tia. Ahora ella es la propietaria de este negocio y lo compagina con su carrera de disenadora, que empieza a despegar.
    Es feliz con su vida sino fuera por la pesada de su madre que insiste en que encuentre marido y se ha empenado en hacer de Celestina. Un desfile que le absorbe mas horas de las que tiene; un atractivo hombre que aparece en la tienda en el momento mas (in)oportuno, y quien la hara cometer mas de una locura. Sin olvidar todos esos mensajes que recibe y que la hacen suspirar deseando mas.

  • Belleza Animal de C. M. Rose

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    No podia creer lo que mis ojos estaban viendo era una casa gigantesca de dos plantas, habia espacio para mas de seis automoviles, parecia una mansion; me dio algo de nostalgia al ver esa casa y recordar mi hogar; parecia mas bien una casa de una familia muy adinerada que de seis personas como me habia comentado la senora Montes, revise varias veces las direccion que me anoto en un pedazo de papel, si era exactamente la misma pero no podia creer que en ese lugar solo vivieran seis personas y todos hombres, debia existir algun error para ello; estaba reconsiderando la idea de buscar otro lugar, pero no tenia mucho dinero para seguir viviendo en un hotel o en cualquier parte necesitaba estar en un lugar fijo; solo era unos dias que podia probar si me gustaria quedarme o si me queria marchar, lo peor que podia perder era mi tiempo. Agarre muy fuerte la llave contra mi pecho, odiaba que la senora Montes no me haya dado mucha informacion de mis companeros, iba ser un poco extrano compartir vivienda con seis hombres, pero la propuesta que ella me dio era tentadora y no me queria rehusar, era algo que me beneficiaba demasiado. Tome una gran bocanada de aire y segui adelante, abri la pequena reja; todo se veia muy limpio en la parte de afuera, el pasto estaba tan verde y parecia recien cortado, arrastrando mi gran maleta me acerque a la puerta y la toque varias veces, nadie abrio la puerta me enoje un poco. No me sentia muy comoda entrando a una casa sin que las personas que vivian alli no supieran que alguien iba a estar cuando regresaran, pero me encontraba muy cansada y lo que mas deseaba en ese momento era poder sentarme, tomar un vaso de agua y dormir un buen rato; no pude soportarlo y entre. – !Buenas tardes! – Grite muy fuerte esperando que alguien me escuchara. – !Buenas tardes soy el nuevo huesped la senora Montes me envio! – Segui gritando tal vez a la nada, pero igual continue esperando que alguien me escuchara. – Perdon la intromision y por haber entrado de esa manera… – Conclui que la casa estaba vacia se encontraba en silencio absoluto; era algo incomodo, era mejor dar media vuelta y marcharme; tal vez esperar en el pequeno portico a que alguien llegara, podria estar allanando una propiedad privada y en vez de estar en la casa podria terminar presa. Me senti aterrorizada y un escalofrio recorrio mi espalda en tan solo pensar en que llegaria estar en prision y la unica llamada tendria que hacerla a mi madre y me mataria por todo esto. Estaba algo perturbada, estar en un lugar que no conocia y que nadie me podria recibir y mucho menos sin saber con quien iba a vivir; ya habia entrado y debia afrontar que estaba en una casa que no era mia, sin permiso. Deje mis cosas en la entrada, pude notar que toda la casa estaba pintada con un tono blanco, el color de los muebles contrastaba de una manera muy estetica; tal vez tendrian a alguien que les limpiara todo estaba impecable, me daba mucha verguenza ensuciarla o arruinarla. No podia ser que seis hombres fueran tan limpios, podrian ser gais y parejas todos; y yo podria incomodarlos, o todos podrian ser hermanos, muchas ideas comenzaron a rondar mi cabeza de que serian estos seis chicos, o que relacion tendrian entre ellos. Me quite los zapatos y me adentre mas a la casa. – ?Hola? – Dije asomandome a la cocina, me sorprendio muchisimo al verla, era muy hermosa, la decoracion era muy sencilla, pero me gustaba; estaba segura que en esa cocina cabian mas de diez personas sin ningun problema; me acerque al frigorifico, se que no estaria bien pero no pude evitar abrirlo, para ver que comian estos hombres. Al verlo de arriba abajo me sorprendio muchisimo que tuvieran carne cruda congelada como para alimentar a un batallon. Menos mal no era vegetariana sino seria un karma para mi vivir con seis carnivoros; toda la estanteria de la cocina estaba de comida enlatada, frituras y caramelos. Parecia que estos chicos comian como animales, nunca habia visto tanta comida y estaba acostumbrada a ver mucha comida al tener una familia tan grande, pero ellos me estaban sorprendiendo sin ni siquiera conocerlos. Sali de la cocina, pero la curiosidad pudo conmigo, revise cada rincon de la casa, el primer piso tenia una habitacion muy grande, pero parecia que nadie la estaba usando, la cama estaba solo con el colchon, y parecia que hace mucho tiempo nadie entraba en ese gran lugar. Me sente en la cama, el colchon parecia comodo no me recoste; si lo hacia me quedaria dormida y eso seria el peor problema porque el que pudiera suceder en este lugar; pase mi dedo por la pequena mesita de noche, la linea por donde pase mi dedo quedo marcada demostrando que habia una gran gruesa capa de polvo e. Si esa llegase a ser mi habitacion tendria mucho que limpiar antes de poder dormir, tenia su propio bano, que tambien se notaba que estaba sin usar desde hace un buen tiempo. Termine de revisar el primer piso y no habia muchas cosas interesantes, sabia que no debia subir, pero no pude residirteme; para mi mala suerte todas las habitaciones estaban cerradas con llave, habia seis habitaciones cerradas y un bano. Baje desanimada las escaleras por no saber ni siquiera como eran, camine hasta el gran salon, habia un sofa de color blanco; me sente un rato mientras me imaginaba como serian mis companeros, a que se dedicarian o que harian de sus vidas, el sofa era demasiado como, me recoste un momento, estaba demasiado agotada para luchar con el cansancio, por mi cabeza comenzaron a pasar imagenes de leones tigres, lobos y zorros, no entendia muy bien el porque; cerre un momento los ojos y me quede profundamente dormida. Capitulo 1 Buscando donde vivir Me comenzaba a arrepentir de haber dejado mi casa, la comodidad de la que estaba acostumbrada, arrastrando la maleta por la calle y muy desanimada, no sabia que iba hacer, o para donde debia irme; aun no tenia amigos y no conocia a nadie, pero aunque estuviera mal por todo lo que habia pasado aun pensaba en iniciar mis clases en la universidad y me lograba animar un poco, habia trabajado tanto para lograrlo y no podia rendirme; pero las cosas no estaban marchando muy bien, pero no podia vivir en una casa compartida donde a todas horas hay personas gritandose groserias o cosas muy obscenas; la ropa sucia de cualquiera terminaba dentro del frigorifico, o alguien dormido encima de la mesa de la cocina desnudo pero creo que lo peor que todas las cosas que sucedian en esa casa eran las cucarachas, creo que hubiera pasado los gritos, la ropa sucia o una que otra vez a alguien dormido completamente desnudo, pero ese animalito no lo tolero, me habia quedado literal en la calle, pero ahora era mi responsabilidad y mi problema ver que hacia para salir de esta horrible situacion. Mi paciencia tenia su limite y estaba por acabarse me comenzaba a desesperar, mis clases estaban por comenzar, necesitaba un lugar lo antes posible para instalarme. Una parte de mi pensaba y se replanteaba en dejar todo botado y regresar al pueblo, despues de la lucha que tuve con mis padres esa idea no me entraba en la cabeza, al dejar la casa estaba segura que mi habitacion, debia estar transformada por uno de mis hermanos. – Hola – Dije atendiendo mi celular. – ?Como que hola no sabes quien soy? – Mama lo siento, estoy caminando y no pude ver quien era. – ?Que estas haciendo tan temprano un sabado en la calle? La ciudad es peligrosa ?No quieres regresar? – No mama – <> pense mientras se me ocurria que inventarle a mi progenitora. – Estoy conociendo la ruta que debo tomar todos los dias para ir a la universidad. – Menti. – Bueno tu sabras como hacer las cosas, no me hagas caso mas bien dame el numero del telefono de donde estas viviendo. – !?Que?! – Me exalte – ?Para que lo necesitas? – Si no atiendes ese aparato puedo llamar a esa casa para que me digan que estas haciendo. – Era increible por lo que estaba pasando. – Mama no tienen telefono ahi. – no se si estaba mintiendo o siendo honesta. – !?Como que no?! – mi mama estaba histerica, comenzo a gritar y no se por cuanto tiempo lo estuvo haciendo, segui caminando con mi maleta y mi celular alejado de mi oido, estaba segura que no queria quedarme sorda por los gritos de ella. – Mama no lo se, la verdad no he pregunte. – Pregunta de una buena vez – Necesitaba decirle algo para tranquilizarla. – Esta noche te llamare y te dire si hay o no hay telefono ?Te parece? – No muy convencida acepto; se que no estaba de muy buen genio, pero necesitaba que se tranquilizara, entre en panico. – !Dios iluminame! – Grite de la desesperacion que ese momento me consumio. Las personas me miraron como si estuvieran viendo a una loca. No estaba tan lejos de enloquecerme entonces no me molestaba que miraran de esa manera. Los dias pasaron y mi primer de clase llego, odiaba tener que dormir en hostales, era muy incomodo, teniendo una maleta gigante. Llegue a la facultad con una mi fiel compania que era la maleta morada que mis padres me habian regalado, los demas estudiantes me observaban de una manera extrana, no los puedo culpar nadie va a una universidad con una maleta llena de cosas y tan grande; estaba segura que este dia iba a ser demasiado largo. No podian seguir asi, esa semana debia pagar un hotel por lo menos para poder dejar mis cosas en un lugar seguro. Ojala ese fuera mi unico problema, todos los dias tenia a mi madre llamandome a preguntarme como eran mis companeros y que se los pasara para poder hablar con ellos. Todo se empezaba a complicar cada dia mas, el dinero que mis padres me enviaban, mas el que habia ahorrado desde la secundaria se estaba agotando con los dias. Necesitaba encontrar un trabajo de medio tiempo al igual que un lugar bueno, bonito y no muy costoso para vivir. Despues de la tormenta por fin llego la calma y las cosas comenzaron a mejorar, aunque no tuviera un lugar donde vivir, encontre un trabajo de medio tiempo, lo cual me venia como anillo al dedo, teniendo ya una entrada economica, me sentia un poco mas tranquila. Pero me gustaria encontrar un lugar donde pudiera vivir mas tranquila y sentirme mas comoda, aunque el hotel era bueno no era lo mismo que estar viviendo en una casa con companeros, o en un departamento sola. Un dia escuche a unos companeros hablando de que en la cartelera de nuestra facultad publicaban, lugares que alquilaban desde habitaciones, casas compartidas hasta departamentos para uno solo. Las cosas estaban mejorando y era algo que me alegraba muchisimo. Estaba muy enojada, llame a cada lugar de los que habia visto en la cartelera, ya estaban alquilados o pedian demasiado dinero y era el momento que no tenia tanto como para pagar, cada dia iba a revisar la cartelera, para ver si habia algo nuevo, o quizas disponible. Posiblemente fue cosa del destino o suerte no estaba segura, pero era la direccion de una mujer Emma Montes duena de una empresa de bienes raices; ya habia desgastado todas mis ideas asi que no perdia nada en intentar hablar con ella. En mi ultima clase de ese dia estaba demasiado ansiosa, queria ir a ver a la senora Montes, queria salir de la situacion tan horrenda en la que me encontraba; estaba contenta de que ese dia no trabajara, fue un alivio poder estar tranquila en mi busqueda; no fui al hotel aun tenia un par de horas para la guardar mis cosas, antes de que me cobraran otra noche. Tome el metro, con cada estacion menos sentia que estaba mas cerca de una solucion que me beneficiaria, me puse a ver por la ventana pensando en que conseguiria algo muy bueno. Por fin despues de unos minutos por fin llegue a mi destino, sali del vagon como si me estuvieran persiguiendo, segui la ruta que habia encontrado; camine un par de calles hasta que por fin encontre el lugar que tanto ansiaba, un letrero gigante con el nombre de Emma Montes me hizo sentir la persona mas dichosa del mundo. – !Buenas tardes! – entre saludando, esperando que alguien apareciera. – Bienvenida buenas tardes. – A los pocos segundos aparecio una mujer vestida con un perfecto vestido blanco y una chaqueta roja; con una pequena placa dorada con su nombre. – Busco a la senora Montes. – Dije, mirando a la mujer que me sonreia, parecia una modelo de pasarela, aunque ya pasara los cuarenta se veia demasiado bien; tenia unos tacones negros que eran bastante altos; su cabello tan negro como el carbon le llegaba un poco mas abajo de los hombros, detras de esas curiosas gafas amarillas escondia unos espectaculares ojos azules. – ?Que necesitas linda? – Me pregunto mirando sobre las gafas. – Es que … necesito un lugar donde vivir… – Titubee por un momento – ?Usted me puede ayudar? – La mire esperando respuesta ella se limito a sonreir. – Claro que te puedo ayudar, acompaname a mi oficina. – Ella camino por un pasillo, donde habia mas personas, algunas hablando por telefono, otros mirando una especie de folletos y otros escribiendo sin darse cuenta de la presencia de la senora Montes o mia, se encontraban muy concentrados en sus trabajos, todos los cubiculos estaban ocupados, se escuchaba el bullicio de todos hablando. – Sigue por favor. – Antes de que la puerta se abriera pude leer la inscripcion “Emma Montes Gerente General” – ?Como te llamas? – Me pregunto rodeando el escritorio que ocupaba gran espacio de la oficina. – Jessica. – Me sente en una de las sillas de cuero blanco frente a la Senora Montes, por la decoracion de su oficina pude notar que ella amaba el blanco, todas las paredes tenian el mismo color, al igual que la alfombra peluda. Tambien parecia que le gustaba muchos los gatos, tenia cuadros con gatos pintados al igual que una pequena estatua y otras cosas con la tierna forma. – Bueno Jess. – <> La senora Montes era un poco confianzuda conmigo. – Yo soy Emma Montes, por favor dime Emma. – Me miro fijamente con una sonrisa de oreja a oreja. – Cuentame que es exactamente lo que deseas. – Llegue a la ciudad hace un mes y estaba en una casa compartida con mas personas, pero las cosas se descontrolaban, fue terrible, despues de eso he vivido en hostales y ahora me encuentro en hotel. – ?Estas en un hotel ahora? – asenti. – Un hotel en esta ciudad es muy costoso, necesitamos encontrar algo para ti y pronto. – ella comenzo a buscar algo en su computadora que no podia faltar que fuera de un blanco mate muy hermoso.

  • Caza al criminal de Carolina Suarez

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    Una infancia traumatica es lo que lleva a Melanie a dar caza a todos esos seres que no deberian llamarse “hombres”. Los criminales, los asesinos y los violadores seran su blanco.

  • Si sufrir fuera sencillo de Irene Lozano

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    En el ano 1962, el piloto Richard Bainfield, que participo en el bombardeo de Hiroshima, llega a la base naval de Rota, huyendo de sus remordimientos. Al objeto de aliviar su sentimiento de culpa a cualquier precio, ya en EE. UU. ha cometido diversos atracos y ha entregado cheques sin fondos, pero no ha conseguido entrar en la carcel, sino ser tomado por loco
    Movido por el deseo acuciante de ser castigado, en Rota vuelve a cometer un robo y se presenta en el cuartel de la Guardia Civil para que lo detengan. El teniente a cargo del cuartel, que quiere evitar a toda costa verse envuelto en un embrollo con los americanos, recurre a Samantha Porter para que le sirva como interprete. Ella es una espanola que, siendo nina, marcho al exilio con su madre y ha regresado a Rota en busca de su padre, sin saber si estara vivo o muerto. A medida que se van conociendo, Samantha y Richard descubren que solo se tienen el uno al otro en su proposito de reconciliarse con su pasado.

  • Dame una cita, Lucia de M. Cavani

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    Lucia lleva alrededor de un ano asegurando estar enamorada de su primer novio cuando el que le gusta es otro, Luciano, el chico consentido de la secundaria Eyre y la proxima sensacion del futbol internacional; pero que pasara cuando ya no pueda resistirse a lo que siente por el, ?sera capaz de vencer sus temores y arriesgarse por amor, o tal vez sea demasiado tarde?
    Dame una Cita, Lucia es una novela juvenil de la autora de Quinceanera.

  • Respira (Sea Breeze 1), Abbi Glines de Abbi Glines

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  • Un matrimonio para enamorarse de Estefania Scioli

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    Faustina Rizzi, una treintanera amante de las fotografias de bodas y muy devota del amor, cree estar atrapada en un matrimonio arreglado por causa de uno de los tantos negocios fraudulentos de su padre cuando la ofrece como garantia de una deuda a una familia muy adinerada de la provincia de Mendoza a cambio de un poco mas de tiempo.
    Y cuando ella solo desea salvarlo una vez mas de sus errores, llenandose de rencor, odio e inseguridad, conoce a la familia D' angelo y esos sentimientos van quedando atras al darse cuenta de que en la "Finca Elena" puede encontrar la libertad y por que no, el amor hacia una nonna bastante divertida y particular, unos suegros muy sabios que la tratan como a una hija y un hombre que le roba el corazon antes de saber que iba a ser su esposo.
    Asi mismo, Rafael, apasionado por la ley y considerado el Diablo ante un juez, le regala no solo las alas que ella siempre anhelo, sino que tambien le concede un amor sincero, companerismo, fidelidad y exclusividad. Y a su vez, la beneficia con una historia de vida que le permite aprender a vivir sola tanto con tristezas y felicidad, recaidas y aprendizaje, recuerdos para olvidar y metas por cumplir.
    ?Y quien dijo que la familia no se elige? ?Quien aseguro que el dolor es solo un sentimiento y no una herramienta para crecer y madurar? ?Quien afirmo que se necesita de un hombre para llegar a ser la mujer que siempre deseamos ser? ?Y quien murmuro que las segundas vueltas no son las mejores?
    Rebotar. Superar. Transitar. Y avanzar pese a todo.

  • Te regalo mi corazon de Alma Fernandez

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    Ya lo estas mirando otra vez, Debora, despues dices que no, pero es que se te cae la babita con el forastero. --Vaya tela, Pili, lo dices como si fuera un indio sioux, que el muchacho solo es de Texas. --Ea, y lo dices asi, "solo" como si en realidad fuera de Triana. Pues tu misma, pero que te digo yo que se te esta notando y, como Mateo diga eso de "que te veo", no vas a tener hospital para correr, te vas a encontrar con la boda anulada. --Anda y callate ya, Pili, que eres mas exagerada que el cine. ?No tienes otra cosa que hacer que estar a mi lado dandome la vara? --Yo siempre estoy a tu vera, a la verita tuya, como dice la cancion, guapa, ?o es que alguna vez has tenido una mejor amiga que yo? --Tendria que pensarlo, ahora mismo no caigo. --Me la gane y ella no tardo en darme con el portafolios que tenia entre sus brazos en plena cocorota. El buen rollo que imperaba entre nosotras era conocido en todo el hospital. Pili y yo estabamos alli desde que aprobamos el MIR y obtuvimos plaza en nuestra especialidad; la traumatologia. Dicho asi parece una cosa de lo mas normalita, pero nuestro dia a dia transcurria entre miembros partidos y hasta cabezas abiertas, como si de una nuez se tratase. En ese entorno, habia que echarle humor y eso se nos daba de fabula. La tierra en la que viviamos, Jaen, tambien ayudaba lo suyo porque no hay un solo rincon de Andalucia que no este regado de alegria a borbotones, y las tierras jiennenses no constituian una excepcion, ni mucho menos. El hospital en el que trabajabamos era para nosotras nuestra segunda casa, dadas las muchas horas que pasabamos alli, entre turnos y guardias que, a nuestros veintiocho anitos, estabamos como quien dice "empezando a vivir" y todo el dinerito extra que caia en nuestras manos nos parecia poco. En el habia conocido tambien a Mateo, un pediatra cuatro anos mayor que yo con el que iba a contraer matrimonio el siguiente verano, por lo que estabamos a seis meses del gran dia. Mateo era el prototipo de hombre que siempre me habia gustado, uno de esos que tienen las ideas claras y que, cuando quieren a una mujer, no dudan en ir directos a por ella. Esa fue su tactica para conquistarme y no puede decirse que le fuera mal, ya que en unos meses nos hicimos inseparables y un tiempo despues ya teniamos un pie casi en el altar. Mi amor hacia el no era obice para que una, que tambien tiene ojitos en la cara, le echara un vistacito de vez en cuando al bombon aquel que nos habian enviado sin caja ni nada por el estilo, desde Texas, semanas atras. John, que asi se llamaba el vaquero en cuestion, no solo era una moneria, con aquel pelo dorado y sus ojazos azules enmarcados en un rostro siempre risueno, sino que ademas tenia un piquito de oro con el que se habia metido en el bolsillo a todo el personal femenino. E incluso a parte del masculino, como Ivan, un enfermero gay que se quedaba hipnotizado ante el. Cuando nos lo trajeron, dudamos un poco de si tendria algun hueso entero, tras el brutal accidente de trafico que acababa de sufrir y que habia dejado su coche como un acordeon. Vale que he exagerado un poquito, pero si que tenia fracturas para parar un tren. Ahora ya estaba a punto de obtener el alta, por lo que en breve perderiamos de vista al que constituia la principal atraccion del hospital, dado que la mayoria de sus fracturas habian sanado y ya parecia tenerlo todo en su sitio. Si graciosa resultaba su cara peluseando con unas enfermeras y con otras, mas divertido era escucharle hablar en su perfecto castellano, eso si, con un acento americano que tiraba para atras. Por lo que nos habia contado, su madre era espanola y desde su mas tierna infancia el aprendio ambos idiomas, pero claro, su acento era el que era y eso le hacia todavia mas interesante. Vi avanzar hacia a el a Melisa, la auxiliar de clinica mas pamplinosa del mundo mundial, que se las daba de artista, y senti una cierta rabia. Un poquillo si que me estaba pasando yo de la raya, puesto que no era ella la que tenia novio, sino yo. Otra cosa era que yo no pudiera ni verla. Lo mismo no es que tuviera nada que ver con John, sino solamente que me daba coraje su afan de protagonismo. O lo mismo si que lo tenia y, aunque yo quisiera negarlo, en mi fuero interno el vaquero me hacia un poco de tilin. ?Podia ser eso? Esperaba que no, porque yo estaba enamorada de Mateo y punto pelota. Claro esta que con el no me reia como lo hacia con John, pero sin duda era el hombre de mi vida y la persona que se partia la cara porque yo estuviera siempre happy, pero happy de verdad... --?Donde esta la enfermera mas sexy del globo? --me pregunto Mateo al llegar a mi altura y yo aparte todo tipo de pensamiento ajeno a nosotros, sobre todo aquellos que me pudieran dar algo de remordimientos. --Aqui, exhausta y cansada, pero ?a que no lo parece? --Claro que no lo parece, yo te veo preciosisima como siempre, mi nina. --?Que haces por este ala? Lo tuyo es estar con los mocosos, ?o me equivoco? --Yo no lo hubiera dicho mejor, pero estaba deseando verte y decirte que te invito a comer a la salida, ?lo ves bien? --Lo veo estupendo, pichoncito mio. Eso si, hoy toca comida basura y no me repliques, que estoy de tus verduras hasta donde yo te dije. Mateo y yo viviamos juntos desde hacia unos meses y, aunque nos llevabamos fenomenal, la dieta estricta que el seguia me iba a encanijar a marchas forzadas. En la vida habia conocido yo a nadie que se cuidara mas, lo que incluia que no perdonara unas maratonianas sesiones de gimnasio que hacian que luciera un cuerpazo de esos de quitar el hipo, que tampoco pasaba desapercibido entre el personal femenino que nos rodeaba. Pili a menudo solia bromear al respecto. --Pues no se que le ves ni al uno ni al otro, porque a mi es que no me entran por el ojo ninguno de los dos. --Y si te entraran seria la bomba, que para eso eres lesbiana, bonita. Siempre la misma cantinela que nos hacia reir. Pili mantenia una relacion con Camila, una enfermera mejicana de armas tomar por la que ella bebia los vientos. Claro esta que mi amiga tampoco era una hermanita de la caridad, de modo que de vez en cuando formaban entre las dos unos fandangos que duraban dias... Eso si, luego se les pasaba y tan campantes, aunque por medio se hubieran puesto la una a la otra las maletas en la calle y discutido sobre cual de las dos era la que tenia que irse a tomar vientos de alli. Despedi a Mateo y me acerque a la cama de John, aprovechando que ya Melisa se habia esfumado. --Dicen que te vas manana, ?no es asi? --?Como que dicen? Pero si eres tu la que tienes que darme en alta, ?no? --En alta no, se dice darte el alta, pero si, eso parece, de modo que igual me lo pienso. --Yo tampoco estoy seguro de querer irme, la verdad, aqui me habeis atendido como en ninguna parte y esto parece un repertorio de modelos, ?donde mejor que en este lugar? No era broma, nos iba a dar pena que se fuera. John habia sido un paciente muy especial porque, ademas de la gravedad del estado en el que ingreso, sufrio amnesia durante unas cuantas semanas, de modo que supimos de su vida poco mas que lo que indicaban sus documentos de identidad. Poco a poco fue recordando, para lo que tambien fue providencial la llegada de su hermana Sara, quien le ayudo con fotografias y un millar de relatos a recomponer su olvidadiza cabecita. Cuando Sara volvio a partir rumbo a su tierra, el ya tenia bien claro quien era y cual habia sido su vida, aunque no logramos sacarle ni media palabra de cual era el motivo de su viaje a Espana. Pili y yo suponiamos que, dado que nos conto que era aventurero hasta la saciedad, probablemente habria sido su deseo de conocer nuestro pais (que vio nacer a su madre) el que le habria traido hasta aqui, donde alquilo un coche con el que se pego la gran papa de su vida una lluviosa noche. --Tu diras lo que quieras, pero los vaqueros le dan mucho al drinking y a mi no me extrana que el muchachito estuviera pasado y mas que pasado de copas la noche que ingreso, y seguro que fue por el mero placer de empinar el codo--especulaba mi amiga a menudo. --Pues yo no se que decirte, es verdad que la tasa de alcoholemia a punto estuvo de reventarla, pero yo no creo que uno se ponga a beber asi sin mas hasta tener alcohol en vez de sangre en las venas. --Eso lo dices tu porque no conoces a mi tio Valentin, ese desayuna todos los dias con un vaso entero de aguardiente, que lo sepas, listilla... --No jodas, ?pero un vaso lleno? -- Lleno y de esos de tubo. Mira que de nina yo pensaba que era agua, de modo que una manana le eche mano al vaso en un despiste suyo y, cuando me quise dar cuenta, el gaznate me ardia como si me hubieran prendido fuego. Y a renglon seguido me cai y pensaban que estaba muerta, hasta que alguien me abrio la boca y se percato de que borrachuza era poco... --Ay, que me parto, Pili, asi que tu has sido viciosilla desde la cuna... --Muy graciosa, dejate de cachondeo, que no probe una cerveza hasta los veinte anos, del asquito que le cogi al asunto. --Ah, eso lo explica todo, y ahora tienes que recuperar el tiempo perdido... Yo no tenia mas guasa porque no entrenaba. Mi amiga no es que bebiera tanto ni mucho menos, solo en ocasiones en las que podia pillarse una buena melopea como cualquiera. En realidad, la rarita del grupo era yo, que no bebia nada, pero es que a mi el alcohol no me llamaba. Mateo tampoco es que fuera especialmente bebedor ni trasnochador, por lo que ibamos al compas. --Si, pues cuando seas tu la que tengas que recuperarlo vas a tener el acumulado como en los premios de la loteria, que te vas a haber perdido medio siglo, que sosita eres, hija de mi vida... Volviendo al tema de John, que me he dispersado mucho, le di la razon en que en ningun lado le iban a mimar como lo habiamos hecho nosotras. Incluso Melisa le habia dejado alli una caricatura, como si fuera el tipico modelo de una marca de cigarrillos, en cuyo pie indicaba que era el nino bonito de la clinica. --?Y que piensas hacer ahora? ?Te vuelves a tu tierra o te quedas para venir a visitarnos una temporadita? --Me quedo, me quedo, llevaba solo un dia en Jaen cuando me di la torta en el coche, no me ha dado tiempo a ver nada. --Pues, si te apetece, podrias llamarme una tarde y nos tomamos un cafe. No es por nada, pero soy una buena cicerone. Lo dije sin pensar demasiado y despues eche un poco el freno, ya que no sabia si aquello le iba a hacer demasiada gracia a Mateo y yo no queria gresca. Poniendo las cosas en su sitio; mi novio no es que fuera un neandertal ni mucho venos, pero una chispilla celoso si que se manifestaba a veces. Eso no queria decir que yo no tuviera mis amigos, que hasta ahi podria llegar la broma, pero que quedara de buenas a primeras con alguien que habia sido un paciente lo mismo le hacia ya menos gracia. Y sobre todo con uno que sabia que era blanco de una impresionante cantidad de miradas. --Claro que te llamare y, ademas, te contare un secreto; todas os habeis portado fenomenal conmigo, pero tu eres mi favorita. --?Yo soy tu favorita? ?Y eso a santo de que? --No te entiendo muy bien, ya sabes que algunas hechas frases como que no las pillo. --Ah, ya, algunas frases hechas, quieres decir. Bueno, que te preguntaba que por que. --Porque tu tienes un duende de esos, como dice Pili. --Un duende, no, se refiere a "duende", pero ?tu sabes lo que es eso? --Si, un duende muy bonito dentro, eso es lo que tu tienes. Por Dios que sus palabras me encendieron como a una bombilla. Resultaba que el de Texas era un cobista de cuidado y yo iba a tener que poner un poco pie en pared si no queria que aquello se me fuera de las manos. Pensandolo bien, tampoco seria tan complicado, con decirle que me habia pillado mas liada que la pata de un romano cuando me llamara, asunto concluido.

  • El inquisidor negro (Cazadores de brujas 1) de Ada Cruz

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    La reina del Aquelarre oscuro les ato a ella extrayendo su energia, y ahora, ellos, cazadores inmortales, buscan destruir la brujeria y todos cuantos la practican, pero el asunto no es tan simple como ellos creen.
    Ezequiel fue adiestrado como inquisidor en su ninez, y tras su encuentro con la reina oscura, se convirtio en el cazador mas implacable y fanatico de todos, pero su proxima caza sera mas complicada de lo que el esperaba.
    Violeta vuelve a su pueblo despues de mucho tiempo, y lo que menos se imagina es que sera acusada de brujeria por un verdadero inquisidor que la destruira sin piedad si la encuentra culpable. El problema es que no deja de encontrarle atractivo a pesar de que puede ser un loco psicopata.
    Mientras, poderes oscuros, magias ancestrales luchan unas contra otras para lograr sus objetivos, porque las brujas y los cazadores no son las unicas criaturas magicas que existen en el mundo.

  • Tres anos antes de Josep Aguilella

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    – ?Que por que os cuento esta historia?

  • Como Ser Feliz de Eva Woods

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  • No quiero amarte tanto de Sophie Rose

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  • Recuerdame de Kathalee Trueba

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    ?Estas despierto? -- pregunto Jason desde el otro lado de la puerta-- Eithan... Abri los ojos. -- Pasa-- dije entre quejidos. La puerta se abrio, y el entro. -- Tu movil tiene horas sonando-- dijo al aventarlo sobre la cama. Lo tome y mire. -- Es Gretel. -- dije al cubrir mi rostro-- No pienso responder. Hizo una mueca. -- ?No vas a ir a trabajar? Me lleve las manos a la cabeza. -- ?Que hora es? -- Van a dar las ocho. -- !No me jodas, es tardisimo! -- me queje -- Ademas, me mata la cabeza. --Claro que te mata la cabeza, si te tomaste mas de media botella. Lo mire. -- Prometo reponerla esta noche. Nego. -- No lo digo por eso, pero, vamos... ?Solo? Me sente. -- Cuando me di cuenta, ya llevaba media botella y estaba cantando. Me miro. -- ?Que cantabas? -- pregunto divertido. Sonrei. -- No pienso decirlo. --No tienes que hacerlo, me lo imagino. -- Como sea, no lo volvere a hacer. Nego. -- Si, Eithan. -- En serio, no vuelvo a tomar asi y menos por... desamor. Me miro fijamente. -- ?Que sucedio con Alena? -- Tuvimos sexo-- dije al ponerme de pie. -- Eso me queda claro. Me referia a que... -- La verdad, preferiria no hablar de ello-- camine hacia el bano-- las cosas siguen igual. Hizo una mueca y me siguio. -- No ire a la boda. Lo mire y me meti el cepillo de dientes a la boca. -- ?Por que no? Se alzo en hombros. -- Creo que prefiero quedarme en casa con mi mejor amigo-- sonrei -- a cantar canciones de Luis Miguel mientras nos bebemos una botella de whisky. Rei. -- Alena es tu amiga, te invito y ... -- Tu eres mi mejor amigo. Hice una mueca y suspire. -- Debo... prepararme para el trabajo, es tarde. Lo que menos queria, era hablar sobre la boda. -- Me prepare de desayunar, ?Quieres algo? -- No, gracias. -- dije al salir del bano -- No tengo estomago para nada. -- Como sea-- dijo al caminar hacia la salida-- deberias dejar la puerta abierta, apesta a borracho aqui. Rei. Jason salio de la habitacion, y el movil comenzo a sonar de nuevo. Una vez que le active el modo silencio, me meti al bano a asearme. -- ?Como te sientes? -- pregunto al verme salir de la habitacion. El corria sobre la cinta. -- Siento que mi alma abandono mi cuerpo. Sonrio. -- Hay un gatorade* en el refrigerador. -- Eres el mejor. -- dije al abrir la puerta-- Te lo compro en la noche que vaya a hacer el super. Sonrio. -- Dejare que te emborraches mas seguido tu solo, al dia siguiente eres muy amable. Rei. Mi movil nuevamente comenzo a sonar. -- ?Sigue siendo Gretel? Asenti. --Si llega a venir, no estoy. ?De acuerdo? -- De acuerdo. Suspire. -- Nos vemos en la noche. -- No comiences a tomar sin mi. Sonrei y me marche. No solo me habia arrepentido de estar con Alena, tambien de haber bebido como si no existiera un manana. La tarde en el departamento fue bastante productiva, mi caso iba lento, pero seguro. Aunque me era complicado adaptarme a gente nueva, las cosas iban bien, el hecho de que mis companeros fueron hombres ayudaba mucho, era mas facil entenderlos a ellos, que tratar de entender a un grupo de mujeres. -- ?Como va todo? -- pregunto Daphne al entrar a la sala de descanso, ya casi cuando era hora de la salida. La mire. -- Bien-- se acerco-- ?Y tu? ?Que tal? -- ?Los ojos rojos son por llorar? Sonrei. --Ayer bebi un poco. -- Resaca -- dijo al mover la cabeza de un lado a otro. Sonrei. -- ?Que decias? -- Tengo una montana de documentos-- dijo con flojera-- me llevare el trabajo a casa. Hice una mueca. -- Un masaje te vendria bien... Sonrio. -- Tal vez manana-- dijo al darme un beso en los labios--hoy debo trabajar. -- El desprecio vale por dos salidas, eh. Sonrio. -- No es desprecio, es un rechazo obligado. -- Me da igual, vale por dos salidas. -- camino hacia la entrada-- Descansa. -- Tu igual. Suspire. La verdad era que, hubiese preferido pasar parte de la noche con ella, con la mente y el cuerpo ocupado, en lugar de pensar en la boda. Mire mi reloj, eran casi las seis, para ese momento Alena estaba a un par de horas de casarse. Aquello dolia, en verdad mataba. Despues de un rato de pensar en ella, tome el movil y comence a buscar en mi agenda, no queria pasar la noche solo, asi que, decidi llamarle a Cassie, y despues de una rapida seduccion, quede de recogerla por la noche. Cuando volvi a casa, me puse a recoger la recamara y me di un bano. Aunque en realidad deseaba con toda mi alma dormir, necesitaba salir, necesitaba pensar en otra cosa. -- Ya me voy-- le dije a Jason. Estaba trabajando sobre la mesa de centro. Me miro. -- ?Ingrid? Negue. -- Cassie. Asintio. -- Asi que me he quedado en casa para acompanar a mi amigo, y el me ha cambiado por una tipa... Sonrei. -- Te has quedado por trabajo, no me culpe. -- Claro que no, yo estaba dispuesto a ponerme ebrio contigo. Sonrei. -- No me esperes despierto, carino-- dije al caminar hacia la entrada. Lo escuche reir. Cuando abri la puerta, mi movil comenzo a sonar. No reconoci el numero y dude en atender, pero al final, tome la llamada. -- Bustamante. -- Soy yo... -- ?Alena? Jason me miro. -- No me case. 2 Mire nuevamente el documento. Solo tenia que firmar sobre aquella linea para, oficialmente, convertirme en la esposa de Christopher, para pasar el resto de mi vida a su lado. Podia sentir la mirada de todos sobre mi espalda, sobre mis manos y la manera en que no dejaba de mover el boligrafo. Estaba nerviosa. -- Es su turno-- repitio el juez al mirame. En ese momento mire a Christopher. <> -- Lo siento -- dije al dejar el boligrafo sobre la mesa-- en verdad lo siento. Christopher me miro confundido. -- ?Que haces? Negue. -- Perdoname, no puedo. Con prisa, me quite el anillo y lo deje sobre la mesa, a un costado del boligrafo. Sin poder mirarle, di la vuelta y sali de ahi ante la mirada de todos y sin importar que mi madre gritara mi nombre una y otra vez. Al salir del lugar, gire hacia la derecha y segui caminando sin direccion alguna, lo unico que queria era alejarme tanto como fuera posible. No podia creer que lo que habia hecho, yo, que habia pasado por aquella humillacion, que sabia como se sentia ser el centro de atencion, el que la gente te mire con lastima. No tenia ni idea de como era que volveria a ver a mis padres a la cara, a mi hermano, sobre todo a Christopher, lo unico que sabia era que ya no sentia que algo oprimia mi pecho. Al estar parada frente al juez, mire a Christopher y no senti mas que miedo, entonces supe que era lo que debia hacer. Cuando la lluvia comenzo a caer, me refugie en una parada de autobus, hasta entonces me di cuenta que habia caminado bastante y que no llevaba ni un peso conmigo. Mire a cada una de las personas ahi. -- Disculpe…-- le dije a una mujer que miraba su movil. Me miro. -- ?Si? Trague saliva. -- No tengo dinero, ni mi movil -- la mujer hizo una mueca--?Me dejaria hacer una llamada para que vengan a recogerme? -- la mujer me miro de pies a cabeza-- Le juro que no tardare nada. Hizo una mueca de desagrado. -- Que sea rapido. Asenti. -- Gracias. Con prisa, tome el movil y marque el numero de Eithan. -- Bustamante-- dijo del otro lado de la linea. -- Soy yo. --?Alena?-- pregunto confundido. Trague saliva. -- No me case. La mujer me miro sorprendida. -- ?Estas hablando en serio? -- ?Podrias venir a recogerme? -- ?En donde estas? Mire a mi alrededor buscando el nombre de la calle. -- La parada numero seis de la linea azul-- dijo la mujer a mi costado. -- ?Escuchaste?-- le pregunte. -- No te muevas, voy para alla. Colgo. -- Gracias-- dije al entregarle el movil a la mujer. Asintio. -- No pude evitar escuchar tu conversacion. Hice una mueca. -- ?Es usted casada? -- Desde hace cinco anos. Asenti. -- ?Cuando se caso no sintio miedo? Nego. -- Tenia nervios, pero, miedo... no. -- Yo si. Me dio panico darme cuenta que pasaria el resto de mi vida con un hombre al que no amo. Me miro. -- ?Entonces por que te comprometiste? Suspire. -- Porque... pense que era una buena idea. Movio la cabeza en forma de rechazo. En ese momento, un autobus se paro frente a nosotros. -- ?Quieres que espere contigo hasta que vengan a recogerte? -- Oh, no-- sonrei-- es muy amable, pero no. Gracias. Sonrio. -- Buena suerte-- dijo al abordar el autobus. Le sonrei como agradecimiento. El agua comenzo a caer cada vez mas fuerte y el viento comenzo a sentirse mas frio. Yo no llevaba con que cubrirme, y claramente las personas me miraban de manera extrana, supuse que era por el vestido. La gente que bajaba de los autobuses se refugiaba a mi lado, fue entonces que una pequena me hizo pensar en Milenka. ?Como le explicaria lo sucedido? ?Como le diria que Christopher no viviria con nosotros? ?Que responderia cuando me preguntara la razon por la que no quise casarme? ?Que demonios habia hecho? Cuando una camioneta negra se detuvo justo frente a nosotros de golpe, todo mundo se mostro nervioso, incluso la madre de la pequena, se paro frente a ella como protegiendola. Eithan bajo de la camioneta, rodeo la misma y se quito la chamarra. -- ?Estas bien? -- me pregunto-- Ponte esto. Asenti y me cubri. Me abrio la puerta del pasajero y me ayudo a subir. La mujer con la pequena me sonrio, y una mujer de mayor edad asintio como aprobando aquella accion. --Te amo-- le dije cuando abordo el auto. Sonrio. -- Yo a ti, pequena-- dijo al poner el auto en marcha-- ?A donde quieres ir? -- A donde sea, mientras sea contigo. Sonrio. Condujo en completo silencio, sin embargo, a pesar de la lluvia jamas solto mi mano. Yo iba observando a toda la gente, algunos corrian, otros se refugiaban en donde podian, pues se trataba de una lluvia atipica. Eithan detuvo el auto justo afuera del edificio de Jason. Bajo del auto y despues de rodearlo, me abrio la puerta. -- Cuidado-- dijo al tomar mi mano y ayudarme a bajar-- esta resbaloso. Asenti. Tomados de la mano, caminamos hasta el elevador y de ahi hasta el cuarto piso. El hecho de que no hablaramos, me ponia nerviosa. Cuando Eithan abrio la puerta, Jason me miro. -- Hola-- le dije. Sonrio. -- ?Que tal la lluvia? -- pregunto. -- Fuerte -- dije sintiendome avergonzada. --?Quieres que te prepare un te? -- me pregunto Eithan. -- No, gracias. Asintio. -- Estaremos en la habitacion -- le dijo a Jason. Este asintio. Una vez que entramos y Eithan cerro la puerta, me miro. -- Yo... -- No digas nada -- dijo al quitarme la chamarra de encima. Me tomo por la cintura y me beso. Si, era el. Solo el podia hacerme sentir tanto con tan solo tocarme, podia hacerme sentir tocar cielo con sus besos. Cuando sus manos bajaron a mi cadera, yo puse las mias en su pecho y comence a desabrochar su camisa boton por boton. Despues me ayudo quitandose la camiseta que usaba debajo. -- Date vuelta -- me dijo. Cuando lo hice, desabrocho el vestido y lo hizo caer el piso. Despues, me cargo y me llevo a la cama. -- ?Ahora si me dejaras tocarte? -- le pregunte cuando se puso sobre mi. Sonrio. -- Dejare que hagas conmigo lo que quieras. La intimidad con Eithan era armoniosa, era increible que aun sin decirle nada, el sabia exactamente que hacer, en donde tocar o besarme para hacerme vibrar. Mi cuerpo se amoldaba perfectamente al suyo. Me encantaba escucharlo gemir cerca de mi oido mientras se hundia en mi. Me gustaba la sensacion de su piel desnuda sobre la mia, ese calor que emanaba de su cuerpo. No habia ninguna duda; el era el hombre a quien amaba, y yo era suya.

  • Un perverso encanto de Candace Camp

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    Ella es demasiado puritana, a el le gusta transgredir las normas sociales, pero tendran que trabajar juntos para vencer aquella fuerza oscura.
    A Lilah Holcutt le disgusto Constantine Moreland desde el primer momento en que lo vio. Tal vez fuera guapo, pero tambien frivolo, brusco, impulsivo y, lo peor de todo, un libertino. Pero, cuando el hermano gemelo de Con se caso con la mejor amiga de Lilah, ella empezo a verlo mas de lo que le habria gustado. Y, cuando las hermanas de Con sufrieron un misterioso secuestro, la propia curiosidad y terquedad de Lilah terminaron por imponerse, de manera que se encontro comprometida a fondo con la investigacion de Con.

  • San Valentin en Alaska (Alaska 2) de N. Q. Palm

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    <>, o eso afirmaban las historias que Susan habia oido siendo pequena. Los hombres que alli vivian no eran unos simples mortales, y habia uno en especial, que llamaba poderosamente su atencion. Storm era alto, musculoso y muy atractivo. Mas o menos como el hombre que la habia atacado dos meses atras, y al que no reconocio. Asi que no iba a haber un acercamiento por su parte. Ella desconfiaba de esos tipos.
    Storm miraba con deseo a la mujer que se cruzaba de vez en cuando en la ciudad, pero el ya habia cubierto el cupo. En su linaje habia unas normas, y el no estaba exento de ellas. Seguiria admirando su curvilineo cuerpo y sonando con poseerla. Nada mas que eso. Pero esos ojos azules no hacian mas que aparecer en su mente, una y otra vez.
    Cuando un suceso precipita las cosas, tanto Storm como Susan tendran que superar los obstaculos que una cultura y otra impone sobre ellos.

  • Detras de una mascara de Kelly Dreams

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    Victoria Queen estaba acostumbrada a los tropiezos, a caer y volver a levantarse. La vida la habia ensenado desde una edad temprana que solo podria alcanzar lo que queria peleando y se habia tomado ese mantra al pie de la letra. Carismatica mujer de negocios y exitosa empresaria, mostraba al mundo la cara que querian ver, una mascara bajo la que se encontraba otra mujer, una que solo emergia en los momentos mas oscuros de la noche.

  • Lunes De Ceniza de Kathy Reichs

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    En el sotano de una pizzeria de Montreal han encontrado los esqueletos completos de tres mujeres jovenes. La policia no esta muy interesada en el hallazgo, porque son huesos antiguos y podria tratarse de un crimen que ya ha prescrito. En cambio, la antropologa forense Temperance Brennan sospecha que son mucho mas recientes de lo que parece y, ante un caso en el que se intuye un culpable despiadado, hara lo que sea para llegar hasta el final.

  • Mama duerme la siesta de Beatriz Olivenza

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    Un dia, Joaquin Solis falta a su trabajo en una empresa de teleoperadores y no vuelve a dar senales de vida. Es un hombre oscuro y poco comunicativo; nadie lo echa en falta excepto Gabriela, una de las empleadas, que esta lejos de su patria y ha compartido con Joaquin momentos de soledad y nostalgia. Un sentimiento de gratitud impulsa a Gabriela a investigar la desaparicion de su companero. Pero la unica pista que encuentra es un papel con una direccion, un numero de telefono y una misteriosa frase: Mama duerme la siesta. Tirando de ese hilo, Gabriela se adentrara en territorios insospechados.

  • Mi heroe inesperado (Sangre Escocesa 3) de Amaya Evans

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    Violet es una condesa viuda que ha perdido al amor de su vida y que despues de eso cree que la vida ha acabado para ella. Solo se levanta en las mananas por su pequeno hijo Evan pero sus dias transcurren en la misma monotonia, hasta que se topa por casualidad con el que fue su mejor amigo de infancia y entonces cosas inesperadas empiezan a suceder en su vida y en su corazon.

  • Vacaciones al amor de Isabel Keats

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    Pase, el senor Anglada la recibira enseguida --anuncio la desdenosa secretaria, al tiempo que abria la puerta de un amplio despacho de paredes de cristal. El contraste entre el antiguo edificio senorial, con sus grandes ventanales, y la decoracion vanguardista del interior llamaba la atencion. Detras de la mesa interminable un hombre de pelo castano claro, sentado de espaldas, hablaba por el movil. Cuando termino la conversacion giro el sillon de cuero hacia mi y pude verle la cara. Le reconoci de inmediato. Su rostro permanecio inexpresivo; sin embargo, sus ojos turquesa, que brillaban con regocijo al devolverme la mirada, le delataron. Era evidente que el tambien se acordaba de mi, y esos ojos burlones me obligaron a retroceder en el tiempo hasta la semana anterior… Como marcaba la tradicion, las antiguas alumnas de las Esperanzadas en la Fe --una especie de nucleo duro de las Ursulinas--, promocion de… (he olvidado la fecha), celebrabamos nuestro aquelarre anual navideno. Una cena en la que el vino fluia como el petroleo en el golfo de Mexico y donde las colillas parecian castellers intentando fugarse del cenicero, a pesar de los ingentes esfuerzos de los camareros que no daban abasto vaciandolos; mientras nosotras, inseparables desde el colegio, poniamos a caldo a los maridos que quedaban o a los ex que aumentaban de ano en ano. Yo seguia soltera y, tras cortar con mi ultimo novio --la lista de nombres comenzaba a ser dificil de recordar--, sin compromiso. Mis amigas me acusaban de inmadura, de tener una puntuacion de once --en una escala del uno al diez--, del sindrome de Peter Pan. Quiza fuera cierto, pero, como yo les decia a menudo, su ejemplo no invitaba a tirarse de cabeza al abismo del matrimonio y al averno de los hijos, precisamente. La verdad es que no estabamos sacando conclusiones provechosas sobre aquel tema recurrente. Las casadas hacian proselitismo de la familia y los ninos, a pesar de echar pestes de ellos, y las separadas exaltaban la libertad de volver a bailar la danza del apareo una vez cumplido el ciclo natural de la reproduccion y cuidado de las crias; pese a quejarse amargamente de que, a esas alturas, no quedaba ni un solo tio al que se le pudiera aplicar el calificativo de normal. En realidad, dudo mucho que ninguna de ellas estuviera capacitada para extender a nadie el certificado ISO de <>. Cualquier fulano que viera su actitud de perras en celo, siempre a la caza y captura, no entenderia que alguna de ellas hubiera pasado mas de cinco anos en el delicioso estado marital; es mas, incluso podria llegar a pensar que esos anos transcurrieron entre los muros inexpugnables de un convento de clausura, en el que el unico polvo que entro jamas fue el que se acumulaba en los reclinatorios. Yo hacia loas de la vida sin ataduras de ninguna clase. Por un lado, no tenia que aguantar por obligacion los ronquidos de un tipo a mi lado cada noche, conteniendo las ganas de tirarlo al suelo de una buena patada. Tampoco debia soportar la presencia de pequenas alimanas pululando a mi alrededor volviendome la cabeza del reves y sin posibilidad de mandarlas a jugar a la autopista. Pero, al mismo tiempo, renegaba de los donjuanes canis y, a veces, de la soledad. En ese momento de la noche, mi estado era bastante… como lo diria… quiza la palabra mas adecuada fuese <>. Hacia rato que las ganas de hacer pis no me permitian atender a la conversacion, asi que me levante -- estuve a punto de tirar la copa de vino y el platito del pan-- y, un poco tambaleante, me dirigi al lavabo. Aliviada como un hipopotamo en el zoo, me di un retoque de brillo en los labios, ahueque mi melena y sali. Justo en ese instante, se abrio la puerta del bano de caballeros y de el salio un hombre alto, de unos cuarenta anos, de pelo castano y unos impactantes ojos color turquesa. --Oiga! --exclamo y me agarro del brazo. Indignada, me desasi con brusquedad y grite: --No se le ocurra tocarme, baboso! --Solo queria decirle… --insistio el hombre a pesar de todo. No le deje terminar. Sintiendo una agresividad que se me escapaba hasta por las unas de los pies --puede que como consecuencia de la conversacion con mis amigas o, quiza, fuera el efecto de los dos gin-tonics que me habia tomado-- le espete: --?Pero es que no puede una mujer decente salir a cenar sin que cualquier viejo verde se vea en la obligacion de intentar ligar con ella? Los derechos de las mujeres, ?los enmarcamos y nos olvidamos de ellos? ?Acaso seguimos en la Edad Media, aquella deliciosa epoca en la que cualquier pelado barrigon tenia derecho de pernada? A medida que iba disparando una pregunta tras otra, implacable, sentia que de un momento a otro comenzaria a soltar espuma por la boca. El tipo parecio encogerse ante semejante retahila de cuestiones de dificil respuesta y se hizo a un lado asustado. Envalentonada con mi victoria, ergui la cabeza y me deslice triunfante hacia mi mesa, esquivando las de los demas comensales. Debian haberlo oido todo, pues, a medida que avanzaba, podia escuchar a mis espaldas risas disimuladas de apoyo, lo que me produjo una gran satisfaccion. Al llegar donde estaban mis amigas, Ana me dijo: --A ver, date la vuelta, oh, reina de la liberacion de la mujer! De manera teatral, di una vuelta sobre mi misma, sintiendome como una modelo de pasarela o, tal vez, la Bella bailando sin la Bestia; pero, de repente, repare en que las risas de mis amigas se habian convertido en carcajadas histericas. Ahi estaban todas ellas retorciendose en sus sillas, mientras se les saltaban las lagrimas. --?Que pasa? ?Que pasa? --masculle, al tiempo que mi sonrisa se convertia, poco a poco, en una mueca rigida. Por fin, Angela, que era el alma candida de la pandilla, me lo solto: --Hija, al ir al bano se te ha quedado la falda metida por la goma de las bragas y te las ha visto todo el restaurante; pero no te preocupes, que son bastante monas. --Y estan limpitas… --anadio la mala pecora de Isabel, que siempre disfrutaba con las desgracias ajenas. Con la rapidez del viento cuando no hay, coloque la falda en su sitio y me sente, agachando la cabeza hasta que mi larga melena me cubrio la cara. Ahora oia las carcajadas sin reservas de todos presentes; tenia la impresion de que incluso el cocinero habia abandonado sus fogones para venir a reirse de mi. Por un resquicio entre los mechones de mi pelo mire hacia la mesa de al lado… y alli estaba el hombre del bano, mirandome y sufriendo convulsiones. Incapaz de resistir aquella sonada humillacion por mas tiempo, me levante, tire unos cuantos billetes sobre la mesa, y me fui a casa corriendo, dispuesta a no salir de ella durante el tiempo que me quedara de vida. ?Alguien puede imaginarse mi sorpresa y mi consternacion cuando, pocos dias despues, al ir a realizar una entrevista de trabajo --para la que me habia preparado a conciencia durante semanas-- resulto que mi entrevistador era, nada mas y nada menos, que el tipo odioso del restaurante? --Bueno --exclamo aquel mismo hombre, cascando como una nuez el opresivo silencio que reinaba en el despacho--, quiza habria sido mejor que viniera usted hoy con pantalones… Completamente abochornada, senti que me ruborizaba hasta el blanco de los ojos. Entonces, eche mi silla hacia atras, aranando sin piedad el inmaculado parque, le lance mi mejor mirada de desprecio, agarre el bolso con fuerza y me largue de alli dando un portazo; aunque, si tenemos en cuenta que la puerta era de cristal, el efecto no resulto muy dramatico que digamos. Lo que mas rabia me daba de todo el asunto era que, durante un segundo de enajenacion letal, habia encontrado atractivo a ese aborrecible bicharraco. Taconeando con fuerza, sali al vestibulo y me dirigi a toda prisa --es decir, a la velocidad de crucero de una muneca de Famosa dirigiendose al portal que era lo maximo que me permitia mi estrecha falda de tubo-- hacia el ascensor. Las pesadas puertas de acero comenzaban a cerrarse cuando una mano, de dedos largos y fuertes y unas cortas e inmaculadas, aparecio de la nada y las obligo a abrirse de nuevo. --Senorita Poliakova, si fuera tan amable de volver a mi despacho. Todavia no ha terminado la entrevista --comento muy tranquilo. --Para mi si lo ha hecho, senor Anglada, no voy a permitir que nadie se ria de mi.