• Maquinas como yo de Ian Mcewan

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    McEwan explora la ciencia ficcion: ?puede una maquina llegar a entender y juzgar la complejidad moral de las decisiones de un ser humano?
    Londres, anos ochenta del siglo pasado. Pero un Londres distopico y alternativo, en el que la historia ha seguido algunos senderos diferentes. Por ejemplo, el Reino Unido ha perdido la Guerra de las Malvinas y el cientifico Alan Turing no se ha suicidado atormentado por las consecuencias del juicio al que fue sometido en los anos cincuenta por su homosexualidad, sino que sigue vivo. No solo vivo, de hecho, sino plenamente activo, y dedicado al desarrollo de la inteligencia artificial, campo en el que ha conseguido un hito: la creacion de los primeros seres humanos sinteticos, unos prototipos a los que da el nombre -segun su sexo- de Adan y Eva.
    Charlie compra uno de los Adanes de la primera hornada, pensados para hacer compania y ayudar en la casa, y con ayuda de su amante, la joven Miranda, lo programa a su gusto. Pero Miranda oculta un terrible secreto,
    y ese ser sintetico practicamente perfecto, sin las fisuras pero tambien sin los matices morales de los verdaderos humanos, acabara descubriendolo.

  • Cascara de nuez de Ian Mcewan

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    Asi que aqui estoy, cabeza abajo dentro de una mujer. Aguardo con los brazos pacientemente cruzados, aguardo y me pregunto dentro de quien estoy, que hago aqui. Los ojos se me cierran con nostalgia cuando recuerdo que iba a la deriva en mi bolsa corporal translucida, flotaba en suenos dentro de la burbuja de mis pensamientos a traves de mi oceano particular de volteretas a camara lenta, chocando suavemente contra los limites transparentes de mi encierro, la membrana acogedora que vibraba, mientras las amortiguaba, con las voces de unos conspiradores de una ruin empresa. Esto fue en mi juventud despreocupada. Ahora, totalmente invertido, sin un milimetro de espacio para moverme, con las rodillas apretadas contra el vientre, mis pensamientos, al igual que mi cabeza, estan muy ocupados. No me queda otro remedio que tener la oreja pegada dia y noche contra las sanguinolentas paredes. Escucho, tomo notas mentalmente y estoy preocupado. Oigo conversaciones intimas sobre un designio mortifero y me aterra lo que me espera, lo que podria arrastrarme. Estoy inmerso en abstracciones, y solo las relaciones que proliferan entre ellas crean la ilusion de un mundo conocido. Cuando oigo <>, cosa que nunca he visto, imagino una especie de suceso mental que se acerca mucho a <>, cosa que tampoco he visto nunca. Me considero inocente, exonerado de lealtades y obligaciones, un espiritu libre, a pesar de mi exiguo habitaculo. No hay nadie que me contradiga ni me reprenda, no hay nombre o direccion anterior, no hay religion ni deudas ni enemigos. En mi agenda, si existiera, solo figura mi proximo nacimiento. Soy, o era, a pesar de lo que dicen ahora los genetistas, una pizarra en blanco. Pero una pizarra porosa, escurridiza, que no serviria para un aula ni para el tejado de una casa de campo, una pizarra que se escribe a si misma a medida que crece cada dia y se va llenando. Me considero inocente, pero al parecer formo parte de una intriga. Mi madre, bendito sea su corazon incesante que chapotea ruidoso, parece estar implicada. ?Parece, madre? No, esta. Estas. Estas implicada. Lo he sabido desde mi principio. Dejame evocar aquel momento de creacion que llego con mi primer concepto. Hace mucho, muchas semanas, mi surco neural se cerro para convertirse en mi medula espinal y muchos millones de neuronas jovenes, trabajadoras como gusanos de seda, hilaron y tejieron con la estela de sus axones la esplendida tela dorada de mi primera idea, un concepto tan simple que ahora se me escapa en parte. ?Aquello era yo? Demasiado vanidoso. ?Aquello era ahora? Excesivamente dramatico. ?Entonces era algo que precedia a ambas cosas y las contenia, una sola palabra forjada por medio de un suspiro o un desmayo mental de aceptacion, de puro ser, algo como… esto? Demasiado preciosista. Asi que, acercandome mas, mi idea era Ser. O si no, su variante gramatical, es. Este fue mi concepto primigenio y ahi esta la cuestion crucial: es. Nada mas. En el sentido de Es muss sein. El comienzo de la vida consciente era el fin de la ilusion, la ilusion del no-ser y la erupcion de la realidad. El triunfo del realismo sobre la magia, del es sobre el parece. Mi madre esta implicada en la intriga y por ende yo tambien, aunque mi papel pudiera consistir en frustrarla. O en vengarla, si yo, un cretino reacio, llego demasiado tarde.

  • La cucaracha de Ian Mcewan

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    Ian McEwan presenta una mordaz satira de la Inglaterra del Brexit y la Europa de los populismos.
    El arranque de la novela no dejara indiferente a ningun lector, porque es una reelaboracion del famosisimo inicio de La metamorfosis de Kafka. Solo que aqui se invierten los terminos y nos encontramos con una cucaracha que un buen dia, al despertarse, descubre que se ha convertido en un enorme ser humano, concretamente en el primer ministro del Reino Unido, de nombre Jim Sams. Y resulta no ser la unica cucaracha transformada en politico que se mueve por las altas esferas.

  • La ley del menor de Ian Mcewan

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    Acostumbrada a evaluar las vidas de los demas en sus encrucijadas mas complejas, Fiona Maye se encuentra de golpe con que su propia existencia no arroja el saldo que desearia: su irreprochable trayectoria como jueza del Tribunal Superior especializada en derecho de familia ha ido arrinconando la idea de formar una propia, y su marido, Jack, acaba de pedirle educadamente que le permita tener, al borde de la sesentena, una primera y ultima aventura: una de nombre Melanie. Y al mismo tiempo que Jack se va de casa, incapaz de obtener la imposible aprobacion que demandaba, a Fiona le encargan el caso de Adam Henry. Que es anormalmente maduro, y encendidamente sensible, y exhibe una belleza a juego con su mente, tan afilada como ingenua, tan preclara como romantica; pero que esta, tambien, enfermo de leucemia. Y que, asumiendo las consecuencias ultimas de la fe en que sus padres, testigos de Jehova, lo han criado, ha resuelto rechazar la transfusion que le salvaria la vida. Pero Adam aun no ha cumplido los dieciocho, y su futuro no esta en sus manos, sino en las del tribunal que Fiona preside. Y Fiona lo visita en el hospital, y habla con el de poesia, y canta mientras el violin de Adam suena; luego vuelve al juzgado y decide, de acuerdo con la Ley del Menor. Con lo que ocurre despues para ambos compone IanMcEwan, con un oficio que extrae su fuerza de no llamar nunca la atencion sobre si mismo, una pieza de camara tan depurada y economica como repleta de conflictos y volumenes; una novela gracil y armoniosa, clasica en el mejor sentido de la palabra, que juega su partida en el terreno genuino de la escritura mas indagadora: el de los dilemas eticos y las responsabilidades morales; el de las preguntas dificiles de responder pero imposibles de soslayar. La ley del menor habla del lugar donde justicia y fe se encuentran y se repelen; de las decisiones y sus consecuencias sobre nosotros y los demas; de la busqueda de sentido, de asideros, y de lo que sucede cuando estos se nos escapan de las manos: lo hace con la seguridad tranquila de un maestro en la plenitud quintaesenciada de sus facultades.