• Apostando el corazon de Helena Pinen

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    Tanner Montgomery se ha dedicado a su rancho y a la familia en cuerpo y alma. Pero ahora puede perder la custodia de su hija y la unica persona que puede evitarlo es Rebeccah.

  • Te deje marchar de Helena Pinen

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    Ray London se marcho de Blue Valley porque su padre le dio la espalda de la manera mas
    cruel. Con la excusa de ayudar a los hermanos Montgomery, ella ha regresado al unico lugar donde puede llorar su corazon roto. Alli se reencontrara con viejos amigos, viejos amores… pero tambien con viejos enemigos.

  • La cabana azul de Helena Pinen

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    Amanda Jefferson tiene el corazon herido, el cuerpo magullado y un secreto por el cual
    daria la vida. Cuando decide marcharse, consigue borrar sus huellas, hacer que Amanda Jefferson deje de existir. En su lugar, Mandy Jeff ha llegado a Blue Valley, un pequeno pueblo de Texas donde todos se conocen, un lugar donde ella siente que puede perder el miedo a vivir.
    Al igual que la gente del lugar, Remington Montgomery se pregunta quien es esa mujer que se ha trasladado a la cabana azul. De algun modo logra ver su coraza y entiende que su antigua relacion ha sido oscura y terrible, pero esta dispuesto a ser paciente y esperar su oportunidad para demostrarle que otro amor es posible.

  • Preguntame si te quiero de Helena Pinen

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    Para Harper Blossom fue extrano regresar a casa. Cuando el coche se detuvo frente la casa donde vivian sus padres, y donde ella se habia criado con una legion de hermanos, una mano le sujeto el corazon. En la ciudad habia vivido lejos de recuerdos terribles y sus pulmones se habian llenado de oxigeno sin problemas. Sin embargo, ahora volvia a revivir todo lo sucedido la ultima vez que estuvo en el pueblo y los malos recuerdos amenazaban con romperla en mil esquirlas. Miro el perfil de su padre, quien la habia ido a buscar al aeropuerto. Estaba desabrochandose el cinturon tras parar el motor. El estaba tranquilo, incluso feliz de tener de vuelta a su unica hija. Vivia ajeno a los sentimientos encontrados que se removian en el pecho de Harper. Le pregunto si tenia ganas de ver a su madre y ella solo encontro fuerzas para asentir. Haciendo acopio de toda la fuerza de voluntad que tenia, salio del coche y camino hacia la casa. Estaba a orillas del Isabella Lake y las vistas eran tan impresionantes como la estructura de madera de dos pisos que tenia ante si. El hecho de que los Blossom hubieran tenido cuatro hijos y hubiesen adoptado a otros dos, les habia obligado a hacer ampliaciones a la casa principal a lo largo de los anos. Abrio la puerta sin necesidad de usar la llave. Casi siempre estaba abierta cuando su madre se encontraba en casa. No habia motivo para desconfiar de los vecinos. El pueblo era una gran familia, una comunidad unida donde jamas ocurria nada. Excepto cuando Harper cometio el peor error de su vida. Habia voces que provenian de la cocina. Las reconocio a todas ellas: mama, sus hermanos, Milo y Clive, y sus respectivas mujeres, Piper y Rosemary. Cuando se adentro en la cocina, cuya puerta no existia pues habia sido arrancada por Clive y Donald de adolescentes, en una pelea digna de hermanos gemelos, se llevo una mano a la boca. Dios, los habia echado tanto de menos... No oia lo que hablaban, tan solo los observo. Su madre tenia mas arrugas en el rostro y se habia dejado las canas para no seguir usando tintes, pero nadie diria que tenia sesenta y cinco anos. Milo habia cambiado mucho en esos ultimos cinco anos: habia engordado y habia empezado a perder pelo; sin duda, el primogenito iba a ser la viva imagen de su padre. Clive estaba igual; mantenia su porte fuerte, sin duda fruto de trabajar en la granja sin descanso. Incluso lucia con orgullo la cicatriz que le partia la ceja; se la hizo el mismo dia que rompieron la puerta de la cocina. Sus cunadas estaban tan bonitas como de costumbre, quiza las notaba distintas porque Piper llevaba el pelo corto tras superar un cancer de pecho y porque Rosemary llevaba gafas. Por lo demas, la estampa que tenia ante si no era diferente a la habitual. Hacia cinco anos que no pisaba el lugar y que no veia una escena tan acogedora como aquella. Fue directa a su corazon y, por unos momentos, se sintio derretir. Si, habia valido la pena regresar, pese todo lo malo que sabia que traeria para su salud mental y sus emociones mas escondidas. Unos brazos fuertes la agarraron por la cintura y la alzaron. Harper grito y todos la miraron, sorprendidos de tenerla alli. Escucho a su madre lanzar una exclamacion de deleite y a Rosemary sollozar. Se vio arrastrada al salon. Una carcajada muy familiar la hizo reir tambien mientras giraba en brazos de su hermano. Cuando se vio en el suelo, se volvio para encarar a Luke. --Bienvenida a casa, buhita. --Luke... Se lanzo a sus brazos. Luke y ella tenian una afinidad especial, quiza porque se llevaban un ano o porque el habia sido el primero en aceptarla cuando la adoptaron y la trajeron a casa. Habian sido mejores amigos incluso cuando el era el chico mas popular del instituto y ella la mas invisible de su curso. La hizo bailar por la sala, aunque no hubiera musica. Tras marcharse a la universidad, Luke habia regresado expresamente para llevarla al baile de graduacion del instituto. Nadie iba a pedirle una cita, era la chica mas introvertida del instituto, asi que Luke se habia querido asegurar de que fuera y se divirtiera. Nadie cuestiono que fuese con su hermano y ella le estaria eternamente agradecida por haberle dado esa experiencia. --?Y ese brillo en la mirada? Texas te ha sentado bien --lo comento con una sonrisa que le arrugo la comisura de los ojos. Era honesto. Se alegraba de tenerla de nuevo en el pueblo. Harper se vio contagiada al momento. --Es que el clima era mejor que aqui. --Siento decirte que Michigan es el mejor estado del pais. El verde de nuestros prados es la envidia de los tejanos --le rebatio Luke. --Eso es discutible. ?Como estas? --pregunto mordiendose los labios. --Deseando que me toque la loteria. --Vamos, no dejarias la granja ni con cien millones en la cuenta --le pincho ella. --Luke, vamos, deja a mi nina. Quiero achucharla. Maggie Blossom hizo un lado a Luke, le puso sobre el hombro un pano de cocina y con un jadeo de felicidad absoluta, la abrazo con fuerza. Harper le devolvio el gesto, sintiendose segura. Los brazos de su madre siempre habian sido un puerto seguro para ella. --Cielo, te hemos echado tanto de menos. Que bien que estes de vuelta --le cogio la cara--. Estas mas delgada. No me gusta. ?De verdad has comido bien? --Mama, quedate tranquila. Simplemente... estoy fuerte. Si tocas, todo es musculo --se burlo. Con la familia alli, era facil olvidar las desgracias y dejar fuera de su cabeza la culpabilidad. --Entonces vienes preparada para asumir el mando... --bromeo Clive, su fuerte presencia apareciendo por detras de la madre--. Ven aqui, buhita. La llamaban asi porque de pequena se habia pasado mas horas leyendo que durmiendo por las noches. Durante su juventud no fue distinto: dedicaba las noches a estudiar y apenas dormia cuatro o cinco horas. No necesitaba descansar tanto como los demas. Era una persona nocturna, que disfrutaba de la quietud de la noche. Solo cuando caia el sol su cerebro se encontraba activo al cien por cien. Sus hermanos habian empezado a decir que en vidas anteriores habia sido un buho y el mote pronto se quedo en Harper. Cuando la telefoneaban, casi nunca usaban aquel apodo. Que volvieran a pronunciarlo, con sus voces y connotaciones carinosas, le pellizco el alma. Sus hermanos eran su mayor bendicion, un regalo que a veces creia no merecer. A pesar de que en Texas lo tenia todo, siempre habia tenido un vacio en el pecho. ?Donde estaban sus padres? ?Y esos hombres con los que habia crecido? Los adoraba. Vivir sin ellos habia sido muy doloroso. --Clive... grandullon... --Harper sabia que se echaria a llorar en cualquier momento, desbordada por tanto afecto. El le toco las mejillas. Luego la estrujo para comprobar si todo era fuerza y fibra como presumia o solo era un punado de huesos. Queria asegurarse de que iba a sobrevivir a Michigan. Parecio complacido, porque le guino un ojo cuando se separaron. --No te preocupes, mama. Harper no esta mal nutrida, solo ha sabido invertir dinero en un entrenador personal. --Mi entrenador es el mismo que el tuyo, creo. !Estas bien fuerte! --Le toco los abdominales a traves de la camisa antes de mirar a Milo--. Es raro verte callado. El hermano mayor de los Blossom nunca se queda sin palabras. Su intento de quitar hierro al asunto con humor no fue bien recibido por Milo. La miraba desde el marco de la puerta. A Harper no le gustaba que estuviera tan callado y serio, el no era asi. Podia imaginar que pasaba por su cabeza. Y eso repercutio en su corazon y en su respiracion. No la habia perdonado. Habian pasado cinco anos, mas seguia detestandola. No podia echarselo en cara, si bien esperaba que disimulase. La salud de sus padres era delicada y ver a sus hijos asi no les sentaba bien a sus nervios. Sobre todo, a su padre. Pete observaba desde un rincon la escena y Harper estaba segura de que se habia quedado rigido, como casi todos los presentes, esperando la reaccion del primogenito. Milo no dijo nada. Dio media vuelta y se adentro en la cocina decidiendo que la mejor manera de demostrarle su rabia era ignorandola. Se hizo el silencio mas espeso que Harper habia vivido jamas en aquella casa. Cerro los ojos unos momentos y trato de mantenerse firme. Sabia que algo asi podia suceder. No iba a ser bien recibida por todos. Al fin y al cabo, su error habia costado la vida de una persona muy cercana a su hermano. Milo tenia todo el derecho a no querer saber nada de ella. Tampoco iba a ser el unico que le diera la espalda. Deberia acostumbrarse a ciertas hostilidades; Sherman al completo iba a ponerle muy dificil vivir alli. Pero la indiferencia de un hermano era la mas dolorosa de todas. Piper quiso ir tras su marido, reprocharle su comportamiento en la intimidad de la cocina, pero Harper la llamo. --Dejalo. --Ay, Harper, lo siento mucho, pero es tan... --suspiro, entristecida. Le abrio los brazos--. Ven aqui, buhita mia. Piper era como una hermana mayor para ella. Se llevaban doce anos, asi que era un referente para Harper. Se estrecharon con fuerza. No hicieron falta palabras. Los sentimientos que cada una queria transmitir llegaron a la otra a traves de aquel contacto. Fue suficiente para aplacar sus corazones y mantenerse ante la adversidad. --Como me alegra verte bien. Siento no haber estado ahi para ti --le susurro al oido aun sin soltar aquel abrazo. Piper temblo y le devolvio el murmullo. --Con tus llamadas, me bastaba. Estuviste en mi corazon... --Se separaron entre lagrimas. Harper le paso una mano por el pelo--. ?Te gusta mi nuevo peinado? --Pareces una rebelde. ?Donde te has dejado la Harley y la chupa de cuero con flecos? --Le arranco una risita. --Aparcada junto la lancha motora. Si la policia viene a por mi, ya vere con que huyo. --Que idiota eres. --Harper miro a Rosemary--. Amiga... Rosemary era su mejor amiga. Eran inseparables desde los diez anos. Que empezase a salir con uno de sus hermanos habia ido un shock para la Harper de dieciseis, pero, tras once anos juntos, ahora veia que no podia haber una mujer mejor para Clive. Ni un hombre mas bueno y honorable para aquella alma tan luminosa como era Rosemary. --Ven aqui --susurro su cunada. Harper avanzo sin dudar hacia sus brazos--. Te he extranado cada dia de estos cinco anos y tengo la sensacion de haberte visto ayer. Dios, mirate. Estas preciosa, Harper. --Creo que tienes las gafas sucias --Pues yo no llevo gafas y creo que veo visiones. --Una voz atronadora hizo temblar toda la casa. Rosemary tuvo el tiempo justo de separarse antes de que un toro embistiera a Harper, quien tuvo que agarrarse a la cintura de Donald con las piernas--. !La buhita ha regresado! Donald era uno de los dos hermanos que no se habia dedicado a los animales, rompiendo asi con la tradicion familiar de los Blossom. De hecho, era famoso y estaba forrado. Habia sido jugador de futbol americano hasta el verano pasado cuando se retiro tras una lesion. Ahora era profesor de educacion fisica en el colegio e instituto del condado. Se mantenia en forma, su pelo castano despeinado se complementaba con una incipiente barba que antes no llevaba. Pese estar cubierta, su sonrisa seguia siendo tan pura como antes de irse a jugar profesionalmente. La fama y el dinero no se le habian subido a la cabeza gracias a la educacion y el apoyo de sus padres, asi que seguia siendo el mismo muchachote de siempre. --Veo que aun puedes levantarme como si nada, Donald. --?Podre usarte como pesa un dia de estos? Me ayudaras mas que cualquier aparatejo de gimnasio. ?Has visto lo que pesas? --Invitame a cenar y me lo pienso. Este cuerpo tengo que mantenerlo a base de alimentos de calidad. ?Tenemos un trato? --Cuenta con ello, buhita. La solto y ella observo a su familia. Parecian emocionados y encantados de verla alli, pasando de mano a mano, recibiendo el carino de todos ellos. Milo no contaba; siempre habia sido el mas sensible y ferreo de todos, y nadie podia controlar sus emociones y reacciones. Cuanto antes se aceptase esa realidad, mas sencillo era quererle con todas sus virtudes y defectos. Faltaba el pequeno de los hermanos. --?Y Connor, mama? --Oh, ahora viene. Ha ido a buscar a su chica para que la conozcas. --Connor tiene novia. --Donald le dio un golpe con el hombro--. Que te parece. Increible, ?verdad? --Va a cumplir diecinueve anos, Don. No es un crio. ?O acaso tu con su edad no te fijabas en nadie? Que Connor fuera tan joven, porque la diferencia de edad entre hermanos era tremenda, hacia que muchos de ellos lo vieran como a un hijo. Y se les hacia extrano que condujera o que tuviera pareja, incluso, un sueldo fijo cada mes. --Vienes con ganas de guerra, ?eh? --la provoco Donald, guinandole un ojo. Ella solo movio la cabeza. Su padre y Luke quisieron subir sus cosas a su dormitorio y su madre la insto a ir a mirar el cochinillo que acababan de asar para cenar. Milo estaba alli, preparando la ensalada mientras Piper le lanzaba murmullos furtivos, sin duda, enfadada por el trato que le habia dado a Harper. Sin embargo, ella no pensaba enojarse. Se mantuvo lo mas alejada que pudo de el mientras su madre le ensenaba con entusiasmo los nuevos muebles de la cocina. De hecho, encontraba comprensible que no quisiera saber nada de ella. Su hermano y Harper apenas hablaban desde el accidente, y ambos sabian que Milo hubiera preferido que la condenasen a ir a prision en lugar de que un juez la considerase inocente de todos los cargos. ?Como dirigirte a alguien que creias un monstruo? ?Como hablar con alguien que te veia como tal? Texas habia sido mucho mas sencillo. Pese a la nostalgia de echar de menos sus raices y su numerosa familia, la cual podia ser verdaderamente arrolladora de buenas a primeras, en el otro estado nadie sabia de su pasado. Ella decidia que mostrar al mundo. Nadie se habia enterado jamas del accidente, de que habia estado a punto de ser acusada de homicidio imprudente. Le habia gustado vivir alli tras lo ocurrido. Le habia permitido ir a un psicologo que no la conocia desde pequena y que no la iba a juzgar. Ningun vecino la senalaba a sus espaldas ni cuchicheaban los domingos tras ir a la iglesia. Era otro tipo de libertad que habia sido como un soplo de aire fresco tras el infierno vivido a la espera del juicio. Ahora tendria que enfrentarse a todo lo que habia dejado atras. Iba a ser dificil. Sherman al completo la repudiaba. Por suerte, su terapeuta le haria sesiones en linea hasta que Harper creyera no necesitarlas. Era un gran apoyo. Porque, por mas que sus padres y hermanos la defendieran ante los buitres, solo Harper podia librar la batalla. Primero, para no meter en mas problemas a los Blossom; luego, porque solo asi demostraria su inocencia y se reafirmaria en ella. --Mama, Harper acaba de llegar. --Donald abrio la nevera--. No la atosigues con los cambios de la casa. Dale una cerveza y deja que se relaje. --Tienes razon. ?Que quieres para beber, hija? --Estoy bien, mami. --Le toco el pelo y miro de reojo a Milo. Seguia sin dirigirle ni una sola mirada, pero estaba tenso--. ?Te ayudo a poner la mesa? ?Cenamos dentro o fuera? --Mi vida --su padre aparecio por la puerta, interrumpiendoles. Miro a su esposa con inquietud--, empezad a cenar sin mi. Tengo que ir a asistir una urgencia. --?Que pasa? --pregunto Maggie, preocupada. Los animales de sus vecinos eran como suyos. --Un caballo se ha caido y no puede levantarse... --Voy contigo --se ofrecio Harper. --No, pequena. Quedate aqui y descansa. El vuelo debe haber sido agotador. --La sonrisa nerviosa de su padre no le gusto ni un pelo--. Yo vuelvo en un momento. No creo que sea nada grave... --Papa, si voy a sustituirte cuando te jubiles, creo que deberia acompanarte --insistio. --Te he dicho que no. Todos enmudecieron ante la voz tajante de Pete. Harper trago saliva. El jamas le habia hablado asi. Su padre era un hombre tierno y solo habia sido tan duro cuando sus hijos habian hecho travesuras muy desagradables. A ella nunca la habia tratado de aquel modo, ni siquiera cuando paso lo que paso. --Harper, de veras... --intento amoldar la voz--. Creo que debo encargarme yo solo de esto. --?Por que? --Porque el caballo es de los O'Malley. Todos agacharon la cabeza. Ella se quedo sin aire y una rafaga de recuerdos la golpearon, noqueando y saqueando su mente. Durante unos segundos, temio desvanecerse. Movio el rostro para encarar a Milo que ahora si la observaba de cara. Su mirada penetrante era tan oscura que Harper temio caer en un abismo profundo. Se sintio tan vulnerable. Volvio a echar mano de su fuerza interior. Ya no era joven y debil. Ahora era madura, fuerte y poderosa de su verdad y su paz mental. Podia flaquear, pero no hundirse. Eso estaba prohibido. No acudir a la emergencia de los O'Malley era como esconderse de ellos y no pensaba hacerlo. No iba a dar a nadie el poder de hacerla sentir mas mal de lo que ya se sentia. Solamente ella podia echarse piedras sobre su propio tejado. Nadie mas. --Tarde o temprano voy a tener que verlos. Son vecinos y clientes, papa --empezo a decir. Intentaba ser paciente y hacerse entender. La comunicacion era la llave para ganarse a su padre, quien detestaba los gritos y las discusiones sin argumentos--. Cuanto antes sea, mejor. --No se si estas preparada para... --?Yo? ?O ellos? --No tienes verguenza, Harper --le solto Milo. --Tengo mas agallas que tu --le espeto de vuelta. Milo no contaba con que le devolviera la pulla--. Por lo menos yo voy de frente, no me quedo parado en un rincon esperando a que la gente sepa lo que pienso y siento. --Ya basta, hijos --decreto su padre cuando Milo abrio la boca para replicar. Los nervios hacian mella en el, pero claudico ante su hija--. Si quieres venir conmigo, Harper, ve a ponerte el mono de trabajo. Tienes cinco minutos, los que necesito yo para comprobar que lo tengo todo en la camioneta.