• Me alquilo para el 14 de febrero de Helena Lago

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    Helena Lago nunca deja de sorprenderme. Es una de esas personas que esconden suenos en el puno de la camisa para lanzartelos cuando menos te lo esperas. Una de esas personas magicas con las que empiezas hablando de como auto publicar un libro en Amazon y acabas queriendo unir tu vida a la suya para siempre, de cualquier manera, en cualquier punto del planeta. Asi es ella. El otro dia nos estabamos tomando un cafe y debatiamos... no se de que, de veras ni lo recuerdo. Creo que hablabamos de la tormenta que habia sacudido su Sevilla natal esa manana, que nos desperto a todos sin aviso previo. Estabamos charlando sin ningun otro proposito que pasar el rato cuando, de pronto, entre un sorbo y otro, me dice sin venir a cuento: "Escribeme un prologo". Y lo dice como quien pide otra ronda o la cuenta al camarero. Me dieron ganas de apuntarme el pecho con el dedo y preguntarle: "?A mi? ?Lo dices en serio?". Confieso que no tengo ni idea de como se escribe un prologo. Ni soy una erudita en el tema ni he tenido antes el privilegio de asomar mis palabras entre las de otra escritora. Me encantaria saber las pautas a seguir para hacer justicia al compendio de relatos que tenemos entre manos, aunque mucho me temo que, para hacerlo, tendre que dejarme guiar por el corazon y no por un simple manual de instrucciones. Lo primero que hay que saber de Helena Lago es que estamos ante una autora que no aporrea el teclado, sino que baila sobre las letras como si ellas fueran un precioso lago sobre el que estuviera a punto de deslizarse con unas cuchillas perfectamente afiladas. Sus relatos llenos de luz desprenden una sensibilidad como pocas veces he visto en otras autoras. Una sensibilidad que, huelga decirlo, es marca de la casa, porque Helena no solo impregna su obra con ella sino que lo hace tambien con absolutamente todo lo que toca. Es como si su corazon estuviera directamente conectado a las yemas de sus dedos y cuando escribe no sale de ellos una simple concatenacion de palabras, sino una especie de pentagrama de los sentimientos. Sus personajes femeninos son reales y vulnerables. Los hay fragiles como el diente de leon que esta a punto de ser arrastrado por el viento y fuertes como las raices de un arbol. Helena pinta y colorea a todo tipo de mujeres cada vez que se sienta a escribir y lo hace de tal manera que cualquier persona que la lea se sentira intimamente conectada a las emociones de sus personajes. Tras haber leido los relatos que componen Me alquilo para el 14 de febrero y otros tantos que estan por venir, no me cabe ninguna duda de que estamos ante una de las voces mas delicadas y preciosas de la literatura espanola contemporanea. Un secreto muy bien guardado que se nos presenta con esta antologia de relatos y que estoy segura de que, en el futuro, nos sorprendera con obras igual de preciosas. El mundo LGBT esta de enhorabuena por contar con ella entre sus filas. No. Miento. Me atrevo a decir que el mundo, en general, celebrara su puesta de largo en la literatura. Y yo tengo ademas la suerte de compartir mis dias, suenos, planes y vida con esta magnifica autora. Pasen y lean. Emma Mars Instrucciones para querer a Amy Gibson El telefono no para de sonar y aun estoy sentada en la terraza decidiendo si responder o no. Seguramente se trata de mi amiga Caroline que, como es domingo, se aburre y necesita desconectar un rato de Peter y los ninos. A veces me siento utilizada por ella, cuando tuvo a sus hijos quiso centrarse exclusivamente en su maternidad y experimente una absurda sensacion de abandono, pero suele llamarme semanalmente para saber como estoy, aunque siempre habla ella. Caroline es morena, tiene un fuerte temperamento y a menudo es mejor no llevarle la contraria, decirle que si a casi todo y seguir pensando lo que pensaba antes de hablar con ella. Nos conocimos en unos grandes almacenes cuando apenas teniamos catorce anos. Ella, aunque pertenecia a una familia adinerada, habia robado un panuelo de seda y pude verla hurtando aquella prenda preciosa e inalcanzable para nosotras. No quise delatarla, pero Caroline se percato de mi presencia y mantuvo su mirada azul sobre mis ojos oscuros. Note que estaba midiendo mi lealtad, estaba retandome. Me di media vuelta y sali del establecimiento sin decir nada. Al cabo de unos minutos adverti sus pasos detras de mi, me agarro del brazo y quiso invitarme a un polo de limon. Que tonteria. Pese a que no me fiaba de alguien como ella, accedi educadamente. Para mi aquel verano estaba siendo largo y aburrido, que mas daba compartir un rato con aquella desconocida. Fue su manera de agradecerme el silencio. A partir de aquella tarde nos hicimos amigas. Las mejores. Quiza porque ella siempre me necesitaba, mi templanza y mi prematura madurez contrarrestaban su alocada tendencia a desobedecer las normas de los adultos. Ella siempre se reia de mi gusto por la musica clasica o por la poesia. A mi no me importaba, sabia que en el fondo me queria a su manera. Pero no me apetecia cogerle el telefono. Escuchar sus problemas maritales de nuevo, asegurandome que esta vez piensa divorciarse de Peter porque no la escucha lo suficiente, o que repita que sus hijos crecen demasiado deprisa. En un dia como hoy, podria deprimirme profundamente. Tambien es posible que se trate de Jack. Puedo imaginarmelo muy bien, sosteniendo un cigarrillo entre sus labios, su esposa cocinando cualquier plato complicado a esas horas para hacerle muy feliz y la television encendida, como siempre. Jack habria terminado de leer por cuarta vez el periodico y querria pasar el rato conmigo. Me invitaria a tomar algo en el centro, por supuesto el se ofreceria a recogerme en coche y yo declinaria su oferta porque prefiero ir andando. Insistiria en que nos viesemos en esa cafeteria del hotel que hace esquina y yo terminaria cediendo, incluso podria llegar a emocionarme y abriria el primer cajon de la comoda del dormitorio para elegir mi ropa interior. La ilusion me duraria unos cinco minutos; al cabo de ese tiempo, volveria a sentirme vacia y culpable por no haberme negado en rotundo. Jack trabaja conmigo en una galeria de arte de las afueras de la ciudad, yo cobro menos que el, trabajo mas horas que el y aun asi todas le acabamos sonriendo amablemente cuando aparece a las once de la manana para preguntarnos por las piezas que se han vendido. A fin de cuentas, el es el encargado de que aquello funcione, y como relaciones publicas es bueno. Pero no lo soporto cuando frunce el ceno, fingiendo que esta a punto de decir una frase legendaria y termina soltando una carcajada y una estupidez al mismo tiempo. Rara vez tolera que otra persona tenga una opinion diferente a la suya, o que una mujer sepa de algun tema con mayor profundidad que el. Empezamos a acostarnos hace tres meses y medio. La primera vez estaba borracha, nunca bebo y esa noche en aquella fiesta ingeri mas alcohol del que mi cuerpo admite. A partir de aquel dia, el me mira con sus ojos enormes de lobo y me suele decir: --Guardare este secretito nuestro siempre y cuando me prometas que volveremos a vernos. Por favor, por favor --y junta sus manos como implorando. Aquellas formas suyas tan manipuladoras e infantiles me ponian enferma, pero aun asi iniciamos una relacion mas o menos estable, que consistia en tardes o noches de hotel, y conversaciones espontaneas por telefono cuando su mujer estaba entretenida. Desde que empece con el mis companeras del trabajo aseguran que estoy deprimida, y en cierto modo llevan razon, aquel contacto con Jack me entristece muchisimo. Pense en mi madre. Pero mi madre no me llama los domingos porque va al club con sus amigas y cena en casa de mi hermano. A ella le gustan los domingos mucho mas que a mi y desde que me independice, parece guardarme un extrano rencor por haberla dejado sola. Siempre ha sido un poco egoista pero los anos han ido acentuando esta particularidad suya y a veces puedo llegar a detestarla

  • Ines es todas las ciudades (LGBT) de Helena Lago

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    A veces, cuando dos personas se conocen, el mundo cambia. Es verano. Ines suena con ser escritora y quiere volar por encima de todas esas estrellas que contempla desde el jardin. Oscar piensa que Ines es inalcanzable, como un cometa que pasara fugaz sobre su cabeza. Ambos sobreviven como pueden a su matrimonio. Ines encuentra a Adrianne una noche y, de repente, pajaros en el estomago. La conexion que se establece entre ellas es inmediata, abrumadora, hermosa. Pero su relacion parece imposible. Y sin embargo, Ines es todas las mujeres, en todas las ciudades, o al menos eso es lo que siente Adrianne. Tras "Me alquilo para el 14 de febrero" y "Ayer empezo el resto de mi vida", Helena Lago nos invita a conocer a dos mujeres que dormitaron en su cabeza durante mucho tiempo. En esta primera novela de la autora, Lago vuelve a demostrar que las palabras fluyen entre sus dedos para mecer al lector con la suavidad y delicadeza que caracteriza a esta autora. Una excelente “opera prima” que cimenta la transicion natural de Helena Lago como escritora de relatos a novelista.