• Aguamarina (Miradas 2) de Tricia Ross

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    En ese momento sus ojos se detuvieron en una figura sentada en la ultima fila, alguien que conocia muy bien y cuya mirada aguamarina destello al encontrarse con la de ella.

  • El jardin de las sonrisas eternas, Diana G. Romero de Diana G. Romero

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    Sofia es una joven sonadora que, por una serie de coincidencias, acaba adentrandose en el jardin de una casa por la que pasa todos los dias y que le atrae irremediablemente.
    Alli conoce a Cristian, el hurano a la par que misterioso chico que pasa las horas junto a la ventana de su habitacion, que da al jardin.
    Dia tras dia, se adentraran juntos en una historia escrita por el padre de Sofia, que les transportara a una isla perdida en la que se elaboran los suenos humanos.
    Mientras se sumergen en la historia, iran surgiendo sentimientos entre ambos que les eran desconocidos al tiempo que tendran que enfrentarse a sus secretos y temores.

  • Solo con un beso (Entonces tu 2) de Marion S. Lee

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  • Distrito 1012 de Mary Ferre

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    Era nuestra prioridad. Era la duena. Era quien gobernaba nuestras vidas hasta que su descontrol conquisto lo poco que conservaba de su racionalidad. Nos replanteamos su presente como un acto natural con el que convivimos duramente, hemos atravesado etapas buenas y etapas malas en las que la reina jugo con nuestros sentimientos, y luchamos contra una persona humana que nunca lo fue porque una parte de ella murio en el pasado.

  • Un matrimonio a la fuerza de Alicia Hertz

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    Alexandra Leichmann esta dentro de una espiral de alcohol, drogas y sexo de la que no quiere salir. Esto cambia cuando su padre la obliga a casarse con un hombre al que ni siquiera conoce. ?Que pasaria si ese hombre tiene un gemelo y este la atrae? ?Y si le atraen los dos hermanos? ?Podra dejarse llevar por la situacion y aceptarla? Una historia que tiene sexo, amor, romanticismo, misterio y una trama muy interesante. ?Te atreves a descubrir a Alexandra, Luc y Liam?

  • Las cenizas del cielo de Mariano Gambin

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    Siempre se ha pensado que el incendio de la iglesia de San Agustin en La Laguna se debio a un cortocircuito. Nada hacia pensar que el origen del fuego fuera otro. Hasta hoy.
    Una extrana muerte en la catedral pone al inspector Galan y a sus hombres en la senda de un asesino que busca un objeto muy determinado, de valor incalculable, tras cuya pista se encuentra toda la policia europea.
    Marta Herrero se dispone a enfrentar los trabajos arqueologicos previos a la rehabilitacion de la iglesia. Una labor facil y rutinaria, a priori. No sabe lo que se va a encontrar desde que desentierre la primera losa sepulcral.
    Sandra Clavijo y Luis Ariosto investigan la desaparicion de dos personas hace mas de cincuenta anos. Sus pesquisas se estrellaran con oscuros secretos que tal vez nunca deban ser revelados.

  • A un minuto de medianoche (Forelsket 1) de Ros Marval

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    Emily Evans siempre tuvo una meta en la vida: ser publicista y vivir en Manhattan. Su tenacidad la llevo a conseguirlo; sin embargo, pronto aprendio que el destino puede llegar a tejer otros planes a tus espaldas.
    Tras la repentina muerte de sus padres, se vio obligada a abandonar su vida sonada para volver a Taylors Falls, su pueblo de origen, y a hacerse cargo de sus dos hermanos adolescentes. Ahora sus dias transcurren entre dos trabajos, facturas y labores del hogar. Apenas tiene tiempo para ella misma y ya ni siquiera suena por las noches.

  • Bocados de pasion de Noelia Amarillo

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    Una mujer que espera a su amante. Una joven estudiante con mucha imaginacion. Un fotografo con una extrana obsesion. Dulce, salvaje, amarga, picante, intensa., la pasion tiene muchos sabores, y todos ellos se encuentran en esta antologia de relatos, en los que Noelia Amarillo nos ensena que la mas inocente puede convertirse en la mas salvaje.

  • Leon de ojos verdes de Manuel Vicent

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    Durante el verano de 1953, en la terraza del hotel Voramar se estaba rodando una pelicula ambientada en la epoca de enrreguerras y varios cables conectados al generador, que no cesaba de zumbar, cruzaban la amplia terraza hasta la escalinata guardada por un leon de escayola. En la playa, al pie de la escalinata, se hallaban instalados los focos, las pantallas y las camaras. Por alli se agitaban los tecnicos del equipo rodeados de turistas curiosos en traje de bano y sobre la balaustrada se perfilaban algunos figurantes, senoras con pamelas, corpinos y abanicos, que iban del brazo de caballeros con cuellos de porcelana y sombreros de paja dura, representando a banistas muy felices. La accion de la pelicula transcurria en el ano 1918. Familias burguesas pasaban sus vacaciones en este balneario. Aquellos veraneantes sentados en sillones blancos de mimbre, entre refrescos de granadina, hablaban de novenas de banos, de calculos de rinon, de aguas saludables para la vejiga y a la hora de discutir de politica se dividian todavia en dos bandos: unos habian sido anglofilos y otros germanofilos respecto a la guerra europea recien terminada. Una madre estaba empenada en casar a su hija adolescente con un estudiante de ingenieria de caminos, vastago de una familia muy rica, pero la nina se negaba a crecer y preferia seguir jugando con los chicos de su pandilla. La protagonista, una adolescente bellisima, me tenia obsesionado. Desde la terraza de mi habitacion la veia entrar y salir de escena; seguia todos sus movimientos, trataba de encontrarme con su mirada en los pasillos y algunas noches sonaba con ella. En la pelicula se enamoraba de un muchacho gordito de su misma edad, sin porvenir en la vida, al que ese ano habian suspendido en todas las asignaturas. Habia una escena en que la nina daba lenguetazos morbosos, demorados, llenos de inocente malicia a un cucurucho de helado de chocolate. Pero este delirio por aquella criatura se me esfumo muy pronto. Fuera de la ficcion, entre los huespedes del hotel habia un matrimonio frances con una hija que tenia la cara de perrita lulu, con la naricilla, la cola de caballo y unas grenas en la frente. Llevaba un pantalon corto muy ajustado y sus senos apenas cuajados parecian fluctuar sueltos y libres bajo la camisa de seda. Decia que era artista y que en Francia habia trabajado en varias peliculas. Todos los dias se acercaba al set para ofrecerse a salir gratis en alguna secuencia, pero el director habia ordenado que se mantuviera a raya a aquella turista tan pesada para que dejara de molestar. El ayudante se lo hizo saber a ella y tambien a su madre, tan recalcitrante como su nina; en cambio, el padre parecia hacerse cargo de la situacion y pedia excusas a unos y otros para hacerse perdonar. --Mi hija esta loca por el cine. Me da muchos problemas. No podemos hacer nada --decia. Yo tenia entonces diecisiete anos y me divertia asistir por primera vez al rodaje de una pelicula, pero mi mayor aventura de aquel verano consistia en oir las historias que me contaba el doctor Luis Aymerich en la terraza del hotel Voramar, cuando los cineastas daban por terminada la sesion, apagaban el generador y al volver el silencio a la tarde solo se oian los golpes del oleaje y el arrastre de la resaca sobre los cantos rodados, semejante al sonido que yo hacia al sorber con la paja los posos de hielo del granizado de limon. Con su melena blanca aleonada, este doctor de medicina general se habia erigido en la conciencia viva de las villas de Benicasim, que en esa epoca se hallaban habitadas con todo esplendor por una burguesia provinciana, en algunos casos acrecentada por los nuevos negocios propiciados por la dictadura de Franco. Uno de los peces gordos del regimen, que ademas era aristocrata con titulo papal, solia sentarse a pocos metros de la terraza del hotel, en una silla de lona bajo un sombrajo de brezo montado solo para el en la playa. Llevaba chaqueta de pijama con trabillas de husar y gafas negras de espejo. Permanecia inmovil como un idolo, al que unas doncellas con delantal y guantes blancos, cofia y punos almidonados, cruzando la arena trabajosamente con zapatos de tacon por la pasarela de madera, le traian desde su villa, cuando sonaban las campanadas del angelus en un oratorio cercano, la ofrenda de un martini rojo con olivas sevillanas. A cierta distancia detras de su cogote se paseaba una pareja de la Guardia Civil con todos sus arreos charolados, que soltaban destellos bajo la luz de agosto. El idolo nunca se banaba en el mar. Parecia ajeno al mundo, siempre con el rostro impavido hacia el horizonte, y en sus gafas negras de espejo se reflejaban los ninos que levantaban castillos en la arena, algun balandro, parejas pedaleando en un patinete e incluso el vuelo de las gaviotas. Solo movia la cabeza a derecha e izquierda para seguir con la mirada a aquella linda francesita, aspirante a artista de cine, que pasaba por delante una y otra vez en un banador blanco sin tirantes. El primer dia se habia presentado en la playa con un biquini rojo, un atuendo que en Espana solo se conocia de oidas como una prenda que lucian las artistas en Cannes. A su alrededor comenzo a adensarse un grupo de curiosos, cada vez mas dilatado. Causo tanto escandalo que la Guardia Civil, que protegia al pez gordo, cubriendola con una toalla tuvo que escoltarla hasta el hotel para que se cambiara. El doctor Aymerich habia sido represaliado despues de la guerra por librepensador. A sus sesenta anos tenia la mente lo mas alejada posible del dinero, pero sabia la vida y milagros de los propietarios de las villas. Conocia con todo pormenor de donde procedia cada fortuna, quien habia emparentado con quien, la historia de aquel senorito que habia embarazado a la criada, la cual ahora estaba de prostituta en el barrio chino de Barcelona, e incluso los detalles mas truculentos de un crimen pasional cometido en la comarca que altero el tedio de los veraneantes un par de anos antes. Un marido celoso habia matado a su mujer, una rica propietaria, sorprendida con su amante en la cama. El juicio y la sentencia habian levantado muchos comentarios. El asesino fue condenado solo a un ano de carcel, que apenas habia cumplido, y a seis de destierro. Al parecer esta parte de la pena la satisfacia hospedado ahora a cuerpo de rey en el hotel Voramar y desde alli dirigia sus negocios por telefono. Repantigado en un sillon de mimbre blanco frente al mar, el doctor Aymerich me decia: --Conozco la historia de este hotel desde que se construyo en el ano 1927. Durante la guerra fue hospital de sangre de las Brigadas Internacionales. Entonces le cambiaron el nombre. Se llamaba hotel General Miaja. Aqui vinieron muchos artistas famosos a entretener a los brigadistas heridos en el frente de Madrid. Yo era medico adscrito al Octavo Regimiento y la noche en que canto aqui el negro Paul Robeson me encontraba en esta misma terraza sentado al lado del novelista norteamericano John Dos Passos. --?Conocio usted a John Dos Passos de verdad? --le pregunte con la admiracion del novato. --Asi es --me contesto el doctor sin darle demasiada importancia--. El primer dia, al saber que yo era medico, Dos Passos me hizo una consulta. Me conto que sufria una diarrea muy pertinaz. Yo le dije que comiera algarrobas. --?Algarrobas, como un caballo? --Naturalmente. En la vida pasan estas cosas, muchacho. Dos Passos tenia una colitis como cualquier mortal --decia el doctor Aymerich--. Le di el remedio que descubri por casualidad durante una larga acampada con mi compania del Ejercito en la sierra de Espadan. La mayoria de los soldados estaba pasando por un episodio de gastroenteritis por haber bebido agua de un pozo contaminado. Un dia en que el suministro de intendencia tardaba en llegar al vivac los soldados comenzaron a comer algarrobas cada uno por su cuenta. A la manana siguiente la diarrea habia desaparecido en todos los casos. Con algarrobas molturadas prepare un jarabe que todavia se vende en algunas farmacias. Lo tengo patentado. Tambien lo hay en pastillas. De eso vivo. En realidad son mis unicos ingresos. A John Dos Passos, mientras el negro Robeson cantaba un blues, le dije que comiera algarrobas, ?que te parece? --?Lo hizo?

  • El mago que se perdio en su sombrero de Lars Vasa Johansson

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    Cuando el bosque pide ayuda, llega al rescate Anton, un mago egolatra cuya vida es un fracaso que el se niega a admitir. Se somete entonces a una terapia muy especial. Todo empieza a ultima hora de la tarde de un dia de junio. Anton acaba de tener un accidente con su coche en mitad de la nada. No tarda en encontrarse con una muchachita rubia, quien le pide que la ayude a recoger flores para la noche del solsticio de verano. A traves de los retos que se ve obligado a superar, Anton sera consciente de sus propios fracasos y de su actitud egoista.

  • Destino imperfecto de Paulina Maggi

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    Cuando los suenos pueden cambiar tu pasado, tambien lo haran con tu presente. Solo ten en cuenta la pieza clave para que el primero sea por el bien del segundo.

  • Lady Thief. La Gata Ladrona de Rachel Patrill

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    El... la mas peligrosa de las prisiones.
    Rainer Solheimsen, capitan del Valhala no solia aceptar encargos de aquella naturaleza, preferia que la Corona y sus problemas los resolviesen ellos mismos, pero cuando la mision llamo a su puerta, entendio que el mismo podia sacar tajada. El no era un santo y habia estado demasiado tiempo detras de aquellas tierras como para perder la oportunidad de que las escrituras de las mismas pasasen a su nombre.
    El viaje prometia ser tedioso y aburrido... hasta que un polizon de ojos dorados aparecio en sus bodegas.
    Ella... una gata de ojos dorados.
    Habiendose librado por poco del incendio que asolo la prision, Cat encontro su mejor oportunidad para abandonar la inmundicia de Londres a bordo de uno de los barcos mercantes del puerto. Se infiltraria como polizon y surcaria los mares a donde quiera que fuese, cualquier cosa para huir de Londres y encontrar un nuevo hogar.
    Con lo que no contaba, era que el barco perteneciera al unico hombre que debia evitar a toda costa, aquel al que habia robado y el cual podria enviarla de nuevo a la carcel y robarle la libertad que tanto ansiaba para siempre.
    Londres prometia ser el campo de batalla de una guerra que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder.

  • La locura de Dangelys (Trilogia Locura 3) de Chloe Magne

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    Dangelys Neymar es, probablemente el icono femenino juvenil mas famoso de Brasil, mediaticamente hablando. Y no por casualidad. Pocas modelos pueden presumir del carisma, el angel y el exito que logra cosechar en poco tiempo tras desfilar en Paris y aparecer en la portada de la edicion francesa de Vogue. Nacio para comerse el mundo. Por eso sorprendera a todos despues de la boda de Chloe y Gael con la noticia de su firme decision de abandonar la industria de la moda para mudarse a New York y centrarse en sus estudios de Criminologia. Sobretodo a Lucas, que escuchara de los labios de la viva encarnacion de la mujer con caracter, duena de una personalidad arrolladora y exotica belleza, como le exigira desaparecer de su vida y prometerle que no volvera a verla nunca mas.

  • El secreto de lady Sarah de Paola C. Alvarez

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    Meses antes de que Napoleon se proclame emperador de Francia, llega a oidos de la defensa britanica la existencia de una organizacion de lores ingleses que esta financiando las campanas militares del corso. Se hacen llamar La Hermandad y el encargado de averiguar quienes estan detras de ella es James Sutton, duque de Rutherford, un exmilitar y espia ingles que vive retirado en el campo.
    Para lograr infiltrarse, necesita ganarse la confianza del conde Seindfield, un hombre depravado y cruel bajo cuya proteccion vive lady Sarah, una joven que ha perdido la inocencia y las ganas de vivir debido al maltrato al que ha sido sometida. Sin embargo, todos los planes de James se veran frustrados tras una noche terrorifica de violencia.
    El inesperado cambio de rumbo le hara replantearse toda su estrategia, si bien el nuevo objetivo le parecera mucho mas interesante; averiguar lo que se esconde tras la mirada amatista de la joven se convertira en su unico deseo, aun a riesgo de perder su corazon.
    Pero no sera el unico en querer conocer lo que Sarah oculta y una sombra planeara sobre ellos hasta conseguir silenciarlos para siempre.

  • Dejate llevar (Citas de amor 2) – Anna Dominich de Anna Dominich

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    Lisa es una timida profesora de primaria que siempre esta rodeada de ninos. Lleva una vida tranquila y sin sobresaltos, pero siente que le falta algo. Decepcionada consigo misma, con una vida amorosa inexistente y menospreciada por su madre y por su mascota, decide plantarse y buscar una solucion.
    Cuando ve el anuncio de una pagina de contactos llamada <>, se atreve a crear un perfil con la esperanza de conocer a alguien especial. Alli empieza a hablar con Toni, un profesor de secundaria culto y elegante con el que tiene muchas cosas en comun. Sin embargo, no todo es lo que parece. Las dudas surgen justo en el momento en que conoce a Raul, un hombre con pendientes y muchos tatuajes por el que siente una atraccion inmediata.
    Lisa debe elegir entre quedarse con lo seguro y apostar por una vida confortable al lado de Toni o arriesgarlo todo y lanzarse a la aventura con Raul, alguien que a todas luces es lo opuesto a ella y que sigue anclado en un pasado tormentoso.

  • Palabras de papel (Reporteros 3) de Marilo Lafuente

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    Maca es una mujer que se ha dejado convencer con mucha facilidad por palabras y promesas vacias.Bruno es un hombre atormentado y con un grave problema a sus espaldas; su excesiva responsabilidad.?Puede una mujer desenganada volver a confiar en el hombre al que ama??Puede un hombre apartar de su vida lo unico que le impide ser feliz?Una novela romantica en la que la historia de Maca y Bruno se mezcla con el dolor que causan las guerras, el sufrimiento de la hambruna y los dramas que producen las catastrofes naturales.Palabras de papel es la tercera entrega de la serie Reporteros.

  • A plena luz de J.r. Moehringer

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    Esta es una historia real. Una historia que empieza y acaba en un dia. Una historia que dura una vida. ?Se puede revivir una vida en un dia? Sucede en Nueva York. El dia de Navidad de 1969. Y su protagonista es Willie Sutton, el Robin Hood de Brooklyn, el Gandhi de los gansteres. Esta historia son tantas historias. Todas verdad. O quiza no. Es una historia de astronautas y de sirenas, de policias y ladrones, de magnates y jardineros. Es una historia de fugas, una historia de libros, de los que cambian la vida y es una historia de la libertad reencontrada y del amor buscado.
    Willie Sutton quiere su historia. Tiene un solo dia, pero la suya va a ser una historia memorable.

  • La suerte de los idiotas de Roberto Martinez Guzman

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    Lastrado por una ultima mision policial en Madrid que no acabo de la mejor manera, el policia Lucas Acevedo regresa a Galicia para poner en orden su cabeza. Cuando cree que lo ha conseguido, una noche conoce a una mujer que le hara plantearse la solitaria existencia que ha llevado hasta entonces. Sin embargo, pronto se complican sus planes. Mucha gente comienza a morir en su entorno y, en el momento en que se da cuenta de que el tambien esta en el punto de mira, tendra que librar una batalla de la que no conseguira salir indemne.

  • Besame, tocame, hazme tuya de Bianca De Santis

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    Habia terminado, por fin, la cuenta regresiva de esos meses, esas semanas que parecian infinitas, cada uno de sus dias, sus minutos y todos los segundos. La espera de tantas semanas, dieciseis en total, y que parecia interminable al principio, culmino rapidamente. Eva tenia muchas ganas de ir al bano para vaciar su vejiga. Ademas, una joven enfermera con manos agiles hacia delicados movimientos para aplicar esa sustancia fria por su vientre, que aun no mostraba senales de abultamiento. Quiso reclinarse en su comoda silla para calmar su cuerpo, pero le costo mucho. Ella no dejaba de ver a Bruno. Su expresion, que generalmente era de profunda calma, se habia convertido en un ceno fruncido y una mirada molesta. Su mirada profunda como el mar mostraba en ese momento un terrible nerviosismo y una gran ansiedad. Si bien los dos querian estar alli para presenciar el ecosonograma que habian planificado hacer al cumplir los cuatro meses de embarazo, a Bruno la idea de ir a la ciudad no le parecia precisamente agradable. A el, evidentemente, no le gustaba estar en ese lugar. Habian solicitado un turno a primera hora, por lo que aguardaron alli y utilizaron el tiempo disponible para comprar comestibles. Sabian que era necesario, pues su jardin no estaba dando frutos debido a la fuerte temporada de lluvia. No tenian nada que comer, e Eva debia mantener una alimentacion basada en verduras y frutas frescas. Eva era consciente de que pronto tendria que usar ropa mas amplia, aunque todavia su estomago no habia crecido. No le gustaba ir de compras, pero le harian faltas vestidos con tallas mas grandes que las diminutas blusas que solia usar. Aunque Bruno no era partidario de salir, intento mostrar alegria cuando la acompano al centro comercial. Tambien querian comprar cosas para el nino. A el no le gustaba mucho salir a adquirir esos atuendos. Odiaba hacerlo, de hecho. --Perfecto. Por favor, reclinate para ver tu pancita --le pidio la enfermera con una sonrisa amplia a Eva. Eva se enfoco en el momento y el lugar. Abandono los pensamientos de las compras. Tomo aire y trato de no sentir dolor por el tamano de su vejiga. En ese momento creia que tomar tanto liquido antes de acudir para realizarse ese examen no era precisamente una buena idea. No queria que sus piernas quedaran en una posicion poco confortable. Balanceo su cuerpo para sentirse mas comoda. Cuando movio la parte inferior de su cuerpo, sintio que finalmente el deseo de vaciar la vejiga, asi como el los alaridos de dolor y la tension en su cuerpo finalmente terminaban. Era una chica con cabello negro, unos ojos color miel y un rostro perfectamente maquillado. Aunque aparentaba tener unos dieciocho anos, Eva era consciente de que eso no podia suceder. Sabia que solo podria haberse graduado en la universidad tras cuatro o cinco anos de estudios. -- Habia olvidado decirlo. Mi nombre es Ana --dijo con calma la enfermera para presentarse. Lo mas importante era que la habia tratado muy bien. No le agradaba para nada la idea de que una persona desconocida la tocara. Ademas, no le hubiera gustado tener que lidiar con una enfermera arrogante o que moviera su cuerpo con molestia para aplicarle alguna inyeccion. Le enfadaban incluso las visitas medicas de su nuevo doctor familiar. Tuvo que ir sola a la primera, ya que Bruno no quiso ir en esa oportunidad a la ciudad. Cuando noto que podia estar enferma, decidio comenzar a acompanarla, pero siempre tenia ganas de salir corriendo de alli y volver a su pequena cabana. No tenian mucho tiempo juntos y el pasado hasta ese momento era un tema tabu. Por eso, Eva no sabia por que Bruno sentia incomodo alli. Se preguntaba si tendria esa sensacion solamente con Alto Prado o todas las ciudades a las que fuese. Si le preguntaba al respecto, seguramente el no querria responder, porque estarian entrando en un terreno pantanoso para el. Si bien el no se negaba a responder sus preguntas ni a conversar, ese tema simplemente no le gustaba. No hablaba para nada sobre ello. Mas bien eludia el tema y llevaba la charla a otro asunto con el que se sintiera mas comodo. Tambien la distraia preguntandole a ella cosas sobre su pasado. Asi que Eva todo el tiempo debia contestar interrogantes sobre su vida y no podia recordar como la conversacion llego hasta alli. Y cuando Bruno notaba que las cosas no llegaban a ese punto, tomaba el camino seguro y empezaba a hablar del nino que tendrian. Si. Le costaba imaginar que en su propio cuerpo ya habia otro ser creciendo. Iban a tener un nino. Aunque no habia sentido los movimientos de la criatura, seria el nino de ella y Bruno. Ademas, era impresionante que el fuese el padre y estuviese con ella. --Voy a medir algunos indices y comprobar que todo este en orden. Es parte de la rutina. No tienes que preocuparte en caso de que no responda tus inquietudes de inmediato. He tenido a muchas pacientes que empiezan a sentirse nerviosas porque creen que estoy observando alguna anormalidad, pero eso no suele suceder. --Ana hablaba con una voz tan suave y mostraba una expresion tan calmada que, aun cuando la sala de examenes tenia todas las luces apagadas, Eva podia calmarse. Asintio con su cabeza tras escuchar a la enfermera y se concentro en el rostro de Bruno. Siempre que el llegaba a sus pensamientos, ella sentia que su pecho latia. Le parecia un hombre muy apuesto. De hecho, estaba convencida de que era el mas hermoso en la ciudad, el estado, el pais y el planeta. Pasar todos los dias con el le parecia una de las mejores cosas que podia hacer en la vida. Disfrutar su aroma en las mananas y jugar con sus cabellos... Bruno habia vuelto a la ciudad. Lo habia hecho por Eva. La encontro en la casa de ese sujeto, Andres, la defendio de el y regresaron juntos a su casa en la entrada del bosque, esa calida cabana… Y empezo a sentir esa sensacion tan poderos que no encontraba palabras para describirla. Le parecia que era una emocion intensa que nacia en lo mas profundo de su ser. Era una mezcla de calma, armonia, alegria por la presencia de Eva, fe en su relacion y felicidad. Eva lo amaba profundamente. Lo habia amado incluso antes de que el se marchara de Alto Prado. Se habia mudado, con ella, y habia logrado que ese amor creciera. Ahora era mas poderoso y en solo un dia le habia permitido darse cuenta de que valia la pena estar con el. El movio su cara lentamente al notar que los ojos de Eva estaban fijos en el. Los dos estaban ansiosos. Le mostro una tierna sonrisa y cruzo sus manos, mostrando el nerviosismo que sentia. Estaban muy emocionados porque verian por primera vez a su bebe. Los dos veian como la enfermera giraba un pequeno y frio aparato alrededor del estomago de Eva. Lo llevaba por todo el vientre y se detenia para presionar en algunas partes. Veia el monitor de la computadora, escribia algunos apuntes y luego volvia a ver el aparato. El examen estaba copando toda su atencion, por lo que ni Eva ni Bruno querian hacer algun comentario que la desconcentrara. Intentaron calmarse, aunque les costaba. --?Les gustaria saber el sexo del bebe o preferirian esperar? --pregunto Ana. Despues de un rato, alzo sus ojos y dejo de mover sus manos. A Eva le parecia que su boca estaba trabada y todas las palabras estaban sujetas a su garganta. Ademas, la ansiedad en su pecho crecia mas y mas. Habia esperado ese momento por semanas, con mucha ansiedad, pero ahora no sabia que decir. Bruno llevo su mano y la puso sobre su rodilla. La posicion mostraba lo incomodo que se sentia estando sentado alli. Ese tipo de sillas eran habituales en las salas de espera o los consultorios, pero no eran precisamente confortables. --De hecho, nos gustaria saberlo ahora --le dijo con calma--. ?Podria decirnos, por favor? --Si, por favor --dijo Eva despues de unos segundos--. Tambien me gustaria saber. Ana escucho y sonrio alegremente. --De acuerdo. Entonces movere el monitor. Asi podran ver a su hijo e incluso podrian darse cuenta del sexo sin que yo se los diga. --Movio la gran pantalla y esta quedo frente a ellos. Eva solto un suspiro mientras Bruno se movia. Puso su mano sobre la de ella y se sintio tranquila, apoyada, amada. Ella la tomo con algo de fuerza y Bruno le correspondio con otro apreton, tambien suave. El momento era tan maravilloso que Eva no pudo contener el llanto. En su pecho habia miles de nudos causados por la alegria. Luego ambos pudieron apreciar una figura. Era la de un rostro. Ana deslizo el aparato sobre el estomago de Eva. Entonces pudieron ver el resto de su anatomia. Manos, piernas, rodillas y pies. Eva evitaba ver la cara de Bruno. Sabia que, si se encontraba con su cara en ese momento, no podria controlarse. El era un hombre apuesto, con una gran presencia, una fuerte musculatura y un espiritu independiente. Sentia que el habia estado bien cuando estuvo soltero, en una cabana alejada de la ciudad. Y ahora, estaba impresionado por lo que veia. Eva habia pensado que los cambios de humor eran solo un chiste, que las mujeres no pasaban por eso. Pero ahora que lo vivia, entendia que era totalmente cierto. Las emociones eran muy fuertes. De un momento a otro su animo se alteraba terriblemente. Estaba alegre y relajada, y violentamente se convertia en una mujer molesta e insatisfecha. El embarazo habia causado tantos cambios en Eva que ahora no podia controlar sus emociones. Pudo ver que tendria la misma nariz alargada de Bruno. --Vaya --dijo mientras soltaba un suspiro. Estaba en shock. Ana llevaba el aparato por la parte derecha de su pancita. La carita del bebe aparecia de nuevo en el monitor. --?No es increible que podamos ver tantos detalles aun cuando falta tanto para el parto? --Es maravilloso todo lo que podemos descubrir. Contamos con una tecnologia muy avanzada --agrego Ana--. ?Puedes adivinar el sexo de la criatura? La sonrisa gigante en su estupenda cara demostraba lo feliz y satisfecho que se sentia. --Creo que ya se que tendremos --dijo Bruno al aproximarse--. Sera varon. Su voz revelaba que sentia una emocion inusual para estos casos. --!Exacto! --dijo Ana. Ambos Sabian que estaba acostumbrada a ver bebes todos los dias, pero igualmente se veia alegre delante de ellos. Se sintieron contentos por ver que Ana transmitia felicidad y rebosaba de optimismo. Eva intuyo que se sentiria feliz si tuviera a una chica como Eva como amiga. Era calida y agradable. Pero recordo que vivia lejos de Alto Prado. Entonces su pecho se estremecio de dolor. Se sintio sola una vez mas. Si, amaba a Bruno. Lo amaba profundamente. Pero le hacian falta sus amistades. Queria hacer nuevos amigos tambien. En su caso era complicado, porque estaba a unos cuarenta minutos de distancia de la ciudad. Aunque la lejania no era la unica razon. Habia perdido el contacto con todos sus allegados y queria retomarlo. Se habia alejado de todos ellos despues de comenzar su relacion con Andres. Cuando recordo a su familia, la agitacion en su pecho fue tan poderosa que creyo que no podria aguantarla por mucho tiempo. Con ellos tambien habia perdido el contacto.

  • Bling Bling Boom de Martin Baker

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    Cristina conoce al asesino que pilota el avion que explota en el aire nada mas despegar con destino a Paris. Acaba de retornar a Espana despues de varios anos ensenando en los liceos franceses alrededor del mundo, y en estado de shock se dirige a la comisaria mas cercana, donde intentara explicar lo que intuye.
    Durante su estancia en el extranjero Cristina, Elena y Laura consiguen crearse sus propias rutinas para sobrevivir en un mundo bling bling que ciega con sus destellos y simula corrupciones y despotismos pasivos. Desmotivada por los abusos de alumnos y padres, Cristina se mantiene conectada a la vida real a traves de los mensajes de su amiga Lamia, que desde Madrid le contara como se enamora de un refugiado sirio que encubre una red terrorista.

  • El Conde y otros relatos de Claudio Magris

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    <>, es un relato en el que Magris recoge la ira del marinero que acompana a un inquietante <>, mientras navegan por el rio Duero en una piadosa busqueda de aquellos que han encontrado su final en esas aguas. La arrogante personalidad del conde se contrapone con la soledad resignada del marinero, que Magris delinea de manera poetica al evocar la dureza de sus aventuras como navegante, al tiempo que aflora una melancolica ternura en el recuerdo de la mujer amada y perdida. <> es un breve monologo en el que el verdadero protagonista es la voz humana, transmitida mediante un contestador automatico cuya voz escucha el protagonista de manera obsesiva, poniendo enfasis en cada inflexion, acento, silencio, para descifrar el inmenso mundo interior que se encuentra detras de esa imagen en apariencia eterea. En <>, y la pieza teatral <>, apreciamos la capacidad de Magris de evocar y enunciar algunos de los aspectos mas ambiguos.

  • La gitana de Arwen Grey

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    John Pickery casi sentia la musica como una parte mas de si mismo. Los tambores batian al ritmo de su corazon y las guitarras hacian que su sangre se acelerase. A esas alturas, conocia el programa de la compania de variedades de memoria. Podia recitar los numeros de inicio a fin y podria anunciarlos incluso mejor que el propio presentador, que abusaba del polvo y del colorete de un modo indecente, por no decir que usaba una talla de corse mas pequena de lo que deberia, haciendo que una doble capa de carne asomara entre la cinturilla de su pantalon y su colorido chaleco. Abria el espectaculo la soprano que desafinaba al llegar a los agudos y parecia que se le iban a saltar los ojos de las cuencas por culpa del esfuerzo. Habia pasado su primera y hasta su segunda juventud y ni siquiera el maquillaje podia disimularlo. Aunque, no podia negarlo, infundia cierta ternura por su intensidad dramatica. Luego venian las gemelas bailarinas. Tenian talento y eran muy hermosas y sensuales. Cuando su numero acababa, la mitad de los caballeros se levantaban de sus asientos y acudian con flores y regalos a visitarlas. Y de paso el patio de butacas se aligeraba de los aromas de sus perfumes pesados, y el lo agradecia. En tercer lugar, un malabarista borracho ejercia sus labores como podia. Perdia sus mazas, sus bolas, maldecia, pero a la gente le gustaba precisamente por eso, a juzgar por los aplausos que recibia. Y entonces salia ella. Un rasgueo de guitarra anunciaba su salida. La voz del presentador, un poco ahogada por el apretado corse, trataba de dar emocion al momento: --Y ahora, lo que todos ustedes han venido a ver. La hermosa, fascinante, el hada que les embrujara sin necesidad de usar una varita. --Estas palabras siempre eran recibidas por unas risas soeces, aunque John no dudaba ni por un segundo de que esa era la intencion del presentador, porque jamas cambiaba su discurso--... Recien llegada de la calida Espana, con el fuego del sol todavia en las venas: Dolores, la Gitana Hechicera. El cartel que habia visto hacia ya varias semanas mientras paseaba con Cecil no le hacia justicia. Y no solo porque era imposible que ningun artista fuera capaz de captar todo el magnetismo que esa mujer desprendia, sin necesidad siquiera de mover una pestana. Un aplauso cerrado amenazo con derrumbar el Teatro Real de Bath cuando ella aparecio en el escenario. Iba descalza y llevaba un vestido rojo y extravagante, lleno de volantes, fabricado en una tela vaporosa y de textura transparente a contraluz, que parecia flotar a su alrededor, dejando sus tobillos, parte de sus pantorrillas, sus brazos, su cuello y sus hombros a la vista. Tanta piel desnuda, un poco tostada, aunque no tanto como cuando la habia conocido en Espana, hacia que todos los hombres a su alrededor gritaran como una jauria salvaje. La gitana llevaba las munecas adornadas con pulseras, y un sonido como de cascabeles la acompanaba a cada paso. Su melena oscura caia sobre su espalda y sus hombros como un velo. Una especie de grunido animal partio de su vecino de butaca, como si fuera un perro de caza que acababa de vislumbrar a su presa. John lo miro con desprecio, aunque se gano por ello una risa todavia mas soez. La musica empezo a sonar, ritmica y machacona, aunque ella todavia no se habia movido. No lo necesitaba para aduenarse de todos los que quedaban en el patio de butacas, que esperaban con el alma en vilo. Algunos de los admiradores de las hermanas bailarinas habian regresado y no volverian a marcharse. Cada dia se quedaban mas, a medida que la fama de Lola se extendia por la ciudad. Y entonces uno de los pies de la gitana se movio. Empezo a girar sobre si mismo, sin apenas despegarse del suelo. Los ojos de John, y los de todos los presentes, quedaron atrapados por aquel simple apendice en movimiento. Era hipnotico. Era magico. Era sensual y electrizante. Justo cuando todos pensaban que no podrian resistirlo mas, una de sus manos empezo a girar tambien. El sonido de cascabeles inundo el teatro. Y la sangre de John se acelero al ritmo de la musica. A John se le escapo un suspiro y supo que nada habia cambiado en seis anos. Sin duda, seguia amandola como un total idiota. [?][?][?] La marea de tipos con flores, bombones y paquetes sospechosos habia ido desapareciendo poco a poco. Uno a uno, habian ido pasando tras la puerta de Lola, y el lo habia soportado con una paciencia desconocida para el. De pronto, el pasillo estaba vacio. Solo quedaba el. Y ante el, la puerta cerrada con un cartel en el que estaba escrito el nombre de la nueva estrella del teatro, y casi diria que de la ciudad, con una letra torpe y con unas faltas de ortografia atroces. Dolares, la Gitana Hechizora. Sus ojos de editor se achicaron al ver aquello, aunque se contuvo como pudo para no sacar una pluma para corregirlo. Al fin y al cabo, habia cosas mas importantes. Tras aquel cartel horrendo y tras aquella puerta, estaba la mujer a la que amaba y a la que no habia visto en seis anos. Inspiro hondo. Habia hecho cosas mucho mas dificiles que tocar y declararse, se dijo. Dio un paso hacia adelante e intento no pensar en todo lo que les habia separado. Para empezar, seis largos y oscuros anos. Y un mar frio y lleno de tempestades. Y la cabezoneria de Lola. De pronto la puerta se abrio y la vio ante si. No parecia demasiado feliz de verlo. Aquella vieja expresion de enfado que parecia tener siempre que lo miraba no habia cambiado en seis anos. Se habia quitado el vestido rojo y llevaba una bata blanca cerrada hasta el cuello. Su cabello oscuro estaba recogido sobre la cabeza y no parecia la misma persona que habia bailado hacia solo una hora en el escenario. Eso la hacia mas ella. Casi era la misma muchacha que le habia mirado casi con la misma expresion en una tienda apestosa en un descampado espanol. Sintio que la vista se le nublaba, y se dio cuenta de que habia dejado de respirar. Todo lo que habria querido decir se borro de su cabeza. A el, que no callaba jamas. --Llevo viendote entre el publico dos semanas, Juanito Piquer. ?Has olvidado lo que te dije la ultima vez que nos vimos? Lola hablaba ingles mucho mejor que cuando la habia conocido. Ahora su acento espanol era mas suave, practicamente inexistente. Se pregunto cuanto tiempo llevaba en Inglaterra para poder hablar con aquella fluidez, y por que no se habia enterado. Intento hablar, pero las palabras volvieron a atrancarse en su boca. Por todos los santos, ?que diablos le pasaba? Asi era imposible conquistar a nadie. Lola suspiro y bajo la cabeza. John vio su coronilla solo por un instante, justo antes de que se la estampara contra la mandibula. Fue tan rapido que no pudo reaccionar. Se encontro arrinconado contra una pared, con un brazo sorprendentemente fuerte apretandole el cuello y la hoja afilada de una navaja que conocia muy bien besando su mejilla. --Tienes poca memoria dentro de esa hermosa cabeza, Juanito. Te dije que te mataria si volvia a verte. Supongo que no me queda otra que hacerlo. John trato de enfocarla, pero su rostro, tan cerca que podria darle un ultimo beso, estaba cada vez mas borroso. Algo que siempre le habia gustado de ella era que eran casi igual de altos y no tenia que agacharse para besarla. --Todavia te amo --dijo, o tal vez penso. Entonces sus piernas fallaron bajo el y cayo cuan largo era. Al menos murio con el corazon aliviado. PRIMERA PARTE 1 1812 EN UN LUGAR DE CASTILLA --Es una lastima. Era un joven prometedor. El general Wellington, con las manos a la espalda, contemplo al teniente Cecil Moorehouse, tendido en una camilla, inconsciente desde hacia dos dias. Sus palabras eran educadas, pero todos los que le rodeaban sabian que no habia conocido al hombre herido mas que de pasada. Aun y todo, asintieron y estuvieron de acuerdo. El solo hecho de que el gran hombre y heroe de la patria se hubiera acercado hasta alli era todo un honor y Cecil lo apreciaria, si es que llegaba a despertar un dia. El accidente habia sido absurdo, ciertamente. Unos jovenes reclutas habian intentado cazar a un conejo que se habia cruzado por el campo de tiro durante una practica y uno de ellos habia desviado el tiro hacia donde estaban los oficiales. La bala no le habia dado de lleno al teniente en la cabeza, sino que le habia rozado la sien. De hecho, en un primer momento todo habia parecido una tonteria, pero de pronto el teniente Moorehouse habia empezado a sentirse mal y habia caido inconsciente. Y no habia vuelto a despertar. --Habra que avisar a la familia. Wellington, que ya estaba pensando en otros asuntos, como en su nueva ofensiva contra su archienemigo, Bonaparte, en todas las cosas que estaban saliendo mal desde que habia llegado a Espana, o en el corte de su nueva casaca, miro al medico del regimiento por encima de su imponente nariz. El joven tendido a sus pies bien podria pertenecer a su familia, porque estaba dotado de un apendice similar, aunque, en el caso de Cecil, no era tan pronunciado. --Claro. Lo dejo en sus manos. --El general saludo y enfilo la salida de la tienda, seguido de sus hombres--. Tengan ustedes un buen dia, caballeros. Una vez a solas con su paciente, el doctor suspiro. Habia poco mas que pudiera hacer por el convaleciente, ademas de lo que ya habia hecho, como no fuera escribir aquella carta. Lo complicado era decidir que decir en ella. [?][?][?] LONDRES, UN MES MAS TARDE --No esta muerto. La voz empecinada de Rosamund Moorehouse sono tal vez mas aguda de lo habitual, e hizo que Frederick Pickery elevara la mandibula. --Desde que se escribio esa carta, podria haber ocurrido cualquier cosa, amor mio. Frederick sintio la frialdad instantanea en la mirada de la mujer a la que amaba. Durante anos habia tenido la esperanza de que ella cediera y aceptara casarse con el, pero siempre habia alguna excusa, algo que se interponia. Primero habia sido la muerte de los padres de Cecil y de James. Los ninos necesitaban a alguien que los cuidara y guiara. Cuando estos habian sido mayores, habia llegado Napoleon Bonaparte con sus ansias de conquistar el mundo. Luego Cecil se habia empenado en marchar a Espana con Wellington.

  • Causas naturales de Barbara Ehrenreich

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    ?Para que sirve cuidarse si nuestros cuerpos no son de fiar?

  • Anda, Lucia de Sarah Wall

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    Cuando Sarah Wall me pidio hacer el prologo para su nueva novela, me senti verdaderamente orgullosa de poder participar en uno de los proyectos de la que, para mi, ademas de amiga, es una grandisima escritora. Debo admitir, que no pude evitar ponerme nerviosa, pero en el momento en el que comence a leer la historia que habia escrito, los nervios de disiparon, pasando a un estado de emocion desde la primera hasta la ultima pagina. No es facil trasmitir las emociones dentro de una historia, y no todos los escritores tienen esa varita magica que consigue atar y cerrar una novela, haciendo que seas parte de esa magia sin poder dejar de leer. Llevo mucho tiempo leyendo a Sarah Wall, incluso antes de conocernos, y por ello se que todos sus libros, sin excepcion, te hacen pasear entre sus letras, linea a linea, pagina a pagina, porque Sarah no solo escribe, Sarah te regala los sentimientos de cada personaje y es inevitable no sentirte parte de cada historia. !Anda, Lucia! es una historia actual y fresca donde la autora mezcla la vida, preocupaciones y problemas cotidianos de la protagonista, que la obligaran a tomar una serie de decisiones que cambiaran su destino. Una historia divertida, romantica y emotiva donde la escritora se desenvuelve con facilidad y nos trasmite naturalidad. Me encantaria poder ver a Lucia en la gran pantalla. !Seria maravilloso!, y asi tambien poder disfrutar de sus dos enclaves, Barcelona y ese pueblecito en la sierra cordobesa que te roba el corazon. Me he reido, me he emocionado, me he sorprendido y me he visto identificada en muchas de sus situaciones, como estoy segura lo hareis muchos de vosotros, lectores. Leer es una sensacion que no se puede suplir con ninguna otra actividad. Solo leyendo podras llegar a conocer lugares y experimentar sensaciones que quiza nunca puedas vivir en la vida real. Leer, es pura magia. Cada libro que tenemos en nuestras manos es un portal magico en el que adentrarte y que sin darte cuenta te robara un <> de tu corazon o de tu alma; un portal magico donde poder vivir vidas infinitas y elegir en todo momento quien quieres ser en cada historia. Gracias a escritoras como Sarah Wall, tenemos la oportunidad de disfrutar de esa magia. Jamas un libro de esta autora te dejara indiferente. !Anda, Lucia! os va a gustar mucho, mucho. Y yo no puedo dejar de decir: !Anda, Sarah! !Vaya libro nos has regalado! Os propongo un plan: Escoger el lugar que mas os guste para leer, servios una buena copa de vino, o lo que os apetezca en ese momento, poned una musica relajante de fondo y dejaos llevar a traves de este viaje. Lucia esta deseando que la acompaneis en su aventura. !Lo vais a disfrutar! Alicia San Miguel Capitulo 1. Es por ti (Complices) Lucia llego a la clinica veterinaria a las dos en punto. Le tocaba turno de tarde, eso significaba que estaria hasta las diez de la noche trabajando; aun asi, lo preferia al horario matinal, ya que las mananas las dedicaba a leer novelas romanticas, su gran pasion y tambien, esos ultimos meses, a ultimar los preparativos de su boda con Borja, su novio, con el que mantenia una relacion bastante seria desde hacia tiempo. --Lo siento, llego con retraso --dijo con evidente nerviosismo, pues odiaba la impuntualidad. --No te preocupes, Lucia, solo han sido cinco minutos de nada --respondio Ana, la recepcionista de la clinica, intentando que se calmara. --?Ha llegado ya Zenit? Tengo que hacerle el seguimiento de la operacion de la pata. --Si, estan esperandote dentro, pero tranquila, acaban de llegar. Lucia rapidamente se puso la bata y cogio una golosina. Solia hacerlo para mantener la atencion de sus pacientes, en este caso, un precioso labrador dorado de tres anos que habia sido atacado por otro can y como resultado hubo de ser operado para fijar la fractura. --Zenit, bonito. --Se acerco a el y el perrito, lejos de asustarse, movio la cola en clara senal de felicidad. --Esta noche ha vomitado, esta un poco flojillo --dijo Mercedes, su mami adoptiva. --Podria ser por la medicacion. Dejame examinarlo a ver como esta el chiquitin. La cicatriz de la pata estaba sanando bastante bien, y al palparle el estomago, no noto nada extrano. En ese momento, Zenit estaba jugueton y contento. --Mercedes, todo va perfectamente. Te dare un protector de estomago y si vuelve a vomitar, me llamas. Pero todo parece normal. --Menos mal --respiro aliviada--, ya hemos tenido bastante. --Lo se. En serio, estate tranquila, se esta recuperando muy bien y dentro de cinco semanas podra correr sin problemas. --Pobrecito mio, con lo que le gusta jugar y ahora no poder hacerlo... --Es por su bien, pero ya veras que pasara pronto. Puede dar paseos con correa corta, pero, sobre todo, que no corra ni salte ?vale? Se puede mover la placa que le pusimos para fijar la fractura, y eso significaria que le tendriamos que operar de nuevo y volver a empezar con la recuperacion. Es cuestion de paciencia estas proximas semanas. Lucia amaba su trabajo por encima de todo, aunque no siempre era agradable, pues habia momentos muy duros, como dar un diagnostico nefasto, y odiaba profundamente cuando llegaba ese momento tan tragico. Esa tarde estuvo plagada de luces y tambien de sombras. Adoraba a sus pacientes, mayoritariamente perros y gatos, y si algo se le hacia cuesta arriba era hacer dormir a alguno para siempre; sobre todo cuando habian pasado por su consulta durante mucho tiempo: el vinculo era fuerte. Y en una misma tarde dos eutanasias, era para ella dificil de sobrellevar. No se acostumbraria nunca, dado que Lucia lo habia vivido en primera persona y sabia el dolor que producia. Se convencia de que en ese momento lo que hacia era aliviar su mal y su pena; sin embargo, era muy complicado. Sin duda, la peor parte de ser veterinaria. La cercana relacion no solo era con el animal, tambien con los <>, como los llamaba ella. Para muchos, la marcha de su perfecto companero era tan dificil de asimilar como la de un familiar cercano, pasando una fase dura, tanto en la decision a tomar para que se duerman y no despertar jamas, como para asimilar esa perdida de forma permanente. Es un duelo en toda regla. Por esta razon, su muerte puede suponer uno de los momentos mas dificiles en la vida de una persona, a pesar de que a nivel social no este reconocido como el mismo impacto emocional y animico que se vive con el fallecimiento de un ser humano. Estaba deseando llegar a casa y achuchar a su gato, Kaos. Un felino callejero que llego a la clinica despues de ser atropellado, y al que salvaron la vida tras muchas jornadas jugandosela, debido a las terribles heridas que le causo el accidente. Sobrevivio y Lucia se hizo cargo de el. Calculo que su pequeno companero ya contaba catorce anos de vida gatuna y era consciente de que no les quedaba demasiado tiempo para disfrutar juntos. Decidio que cada dia que pasaran acompanandose iba a ser un regalo que debian degustar. **** Borja era un buen hombre, lo que se dice un buen chico y, posiblemente, el hombre de los suenos para muchas; se ganaba la vida como medico en un centro privado, propiedad de su familia. De un tiempo a esta parte, demasiado distraido con sus cosas como para dedicarle mas de ese tiempo tan valioso a Lucia, y eso era algo que no estaba dispuesta a consentir. A ella le encantaba salir a bailar, tomarse unas copas y viajar, otra de sus pasiones; sin embargo, Borja, entre las consultas, las operaciones, los seminarios por todo el mundo y, como no, el golf, cada vez tenia menos tiempo para ella. Como a Valentina, la protagonista del libro que estaba leyendo en esos momentos, a Lucia le aterraba ser tan solo una ama de casa y madre: tenia sus ambiciones y estar entre cuatro paredes encerrada, como pretendia su casi suegra, Barbara, no entraba en sus planes. El problema, pese a que ya tenia treinta y tres anos, era que ella era poco de verbalizar, y eso era un obstaculo ya que, si se hubiera quejado en cuanto noto que todo cambiaba, quiza la pelota no se hubiera hecho tan grande. Ahora que lo veia todo casi imparable, empezaba a sentir miedo ante lo que se avecinaba. Cada dia que pasaba era uno menos para la ceremonia, y notaba la congoja en forma de nudo en la garganta que no bajaba ni a tiros.

  • Lo nuestro es de otro planeta de Emma Mars

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    Un viaje puede cambiarlo todo. Un viaje de trabajo, de ocio o del corazon puede convertirse en el comienzo del resto de tu existencia. Cuando Diana llego a Madrid era jueves por la manana. Parecia un dia normal, aburrido y rutinario, de esos en los que suena el despertador, te despiertas de mal humor, resignada, y te diriges a una gris estacion (todas lo son) para tomar el primer tren del dia. El AVE desde Sevilla que debia coger con destino a Madrid partia a las siete en punto de la manana, ni un minuto antes ni uno despues. Hacia frio, el amanecer quedaba lejos y algunos viajeros se soplaban las manos para entrar en calor. Cargada con una ligera mochila al hombro, Diana se dirigio a la cinta mecanica reprimiendo un bostezo. Sostenia en una mano el programa del congreso al que asistiria los proximos dias. En la otra, un billete de tren que le tendio a un revisor igual de adormecido que el resto de los presentes. Todo parecia aburridamente rutinario. La superficie blanca del convoy resplandecia bajo los brillantes halogenos de la estacion y los ultimos pasajeros apuraban sus cigarrillos en el anden ante la mirada reprobatoria de algunos viajeros. Nada aventuraba lo que sucederia pocas horas despues. Diana entro distraida en el vagon que le habia sido asignado. Tomo asiento, recosto la cabeza contra la ventanilla y a los pocos minutos cerro los ojos presa de un agradable balanceo. Siempre le habian gustado los trenes, su transcurrir lento y cadencioso, los diferentes paisajes deslizandose por la ventanilla como el convoy lo hacia por sus railes. Recordo antes de quedarse dormida que el hombre del tiempo habia anunciado fuertes tormentas en Madrid para los proximos dias. Pero al cabo de un rato el sol andaluz empezo a asomarse con fuerza, transmitiendole una sensacion de paz que solo se quebro cuando el tren llego a su destino. Negras. Nubes negras prenaban todo el cielo madrileno y Diana no pudo evitar bufar con desesperacion cuando piso la calle y los transeuntes corrian para guarecerse de la lluvia. De eso hacia ahora un dia, pero el humor de Diana seguia igual de agitado que el pronostico meteorologico. ?La razon? Saber a ciencia cierta los motivos por los que su jefe la habia elegido a ella para acudir a ese congreso. <>. Javier la llevo a un aparte para hablarle del tema, pero Diana estaba desconcentrada. Solo podia pensar en lo mucho que le repugnaba su aspecto. Su jefe era un hombre bajito y desalinado. Sus hombros solian estar nevados de caspa y odiaba que le hablara tan cerca y su aliento oliera a cebolla y ella pudiera atisbar con claridad los pelillos negros y duros como cuerdas que brotaban de su nariz y orejas. <>. Javier la observo fijamente, a la espera de su respuesta. La miraba confuso, como si acabara de comunicarle que era la empleada del mes o que habia ganado una inmensa cesta de Navidad y esperara una reaccion de jubilo por su parte. Todo lo contrario. Diana no deseaba asistir al congreso y evito gesticular siquiera. El silencio era su gran aliado en estas ocasiones. <>, carraspeo Javier. Y se rasco la nuca profundamente incomodo con su silencio. <>. Fundamental. Esta palabra formaba ya parte de su idiosincrasia laboral tanto como lo hacian los ordenadores o los lenguajes de programacion. Javier era muy dado a utilizarla y Diana a veces no podia evitar repetirla mentalmente. Fundamental esto, fundamental aquello. El la usaba sobre todo cuando pretendia ocultar sus verdaderas intenciones. Diana no le culpaba por ello. Sabia que era poco inteligente decirle a una empleada: <>. Y por eso estaba en Madrid. Resignada. Malhumorada. Asqueada con una mala suerte que parecia haberle tomado carino. Con el descontento anadido de que este era uno de los congresos mas aburridos e interminables de cuantos habia asistido. Todos ellos solian ser eventos soporiferos protagonizados por ponentes pretenciosos y encantados de haberse conocido. Pero este era, si cabe, todavia peor. Estaba lleno de gurus de medio pelo a los que se sentia incapaz de prestar atencion. <>, escucho que decia en ese momento el ponente de turno. <>. Diana reprimio un bostezo y se esforzo por mantener los ojos abiertos, aunque estaba deseando que el dia concluyera para poder regresar cuanto antes al confort de su hotel. Ocho horas de soporiferas ponencias le parecian suficiente tortura. Diez minutos despues se escucharon por fin los aplausos de los alli congregados y Diana sonrio con alivio: el congreso habia terminado y no lo dudo ni un instante. Tomo su mochila, se la puso al hombro y alcanzo la salida antes de que los aplausos hubieran dejado de escucharse. El manto de la noche habia cubierto Madrid cuando abrio la puerta del recinto y puso el primer pie en la calle. El aire parecia cargado de una ansiedad electrica, densa y fastidiosa. La Castellana era un avispero de coches cuyos conductores, enfurecidos, utilizaban el claxon como via de escape a su propio nerviosismo. Cada vez que uno de ellos se despistaba unos segundos, los otros le recordaban a bocinazos que habia tardado mas de la cuenta en arrancar su vehiculo. Diana se contagio muy rapido del mal humor reinante. Cruzo la larga avenida tratando de esquivar los coches que se habian detenido con prisas sobre el paso de peatones; inquieta y enfurrunada, respiro hondo cuando por fin consiguio llegar al otro lado. Las grandes ciudades solian tener este efecto en ella. La multitud de coches, peatones y luces parpadeantes le hacian sentir chiquitita, enjaulada, y estaba tan deseosa de poner tierra de por medio que incluso el agujero del metro, atestado de gente, le parecio un buen escondrijo en el que guarecerse de la jungla de asfalto madrilena. Se subio al vagon y en la barandilla una fila de manos: peludas, suaves, de manicura cuidada, dedos largos y finos, de unas comidas, pintadas o sucias. Cuerpos que se mantenian de pie por inercia, la presion de unos contra otros. Conecto su reproductor de musica e hizo un recuento rapido del numero de estaciones que le quedaban para llegar a su destino. Habia mas de cincuenta hoteles cerca del Palacio de Congresos de Madrid. Cincuenta. Y sin embargo, el suyo se encontraba a las afueras, a varias paradas de metro. Eso significaba que al dia siguiente tendria que levantarse bien temprano para atravesar la ciudad de punta a punta hasta llegar a la Estacion de Atocha. Una autentica perdida de tiempo. ?Cuantos anos llevaba trabajando para Javier? Toda su carrera profesional. ?Y que es lo que habia logrado? Practicamente nada. Su sueldo seguia siendo el mismo y habia veces en las que su jefe la trataba como a la nina de los recados. Diana habia visto ascender a muchos de sus companeros en la mitad de tiempo que ella llevaba trabajando para la empresa. Pero, claro, ellos si se quejaban y, ademas, ?para que negarlo? Eran hombres. A ojos de Javier eso siempre suponia una ventaja. La megafonia del metro anuncio por fin que la siguiente era su parada. Las puertas se abrieron y la marea humana salio a la vida. Diana se encontraba tan cansada que no le importo ser arrastrada por un ovillo de cuerpos ansiosos por salir de las fauces del metro. Con dedos ateridos por el frio, se coloco la capucha, hundio las manos en los bolsillos de su abrigo y apresuro el paso mientras se adentraba en la oscuridad de la noche. La tormenta habia provocado un fallo electrico que fundio varios tramos del alumbrado publico. Los semaforos tampoco funcionaban y Diana se encogio de frio y miedo, tratando de no detenerse demasiado en el hecho de que las calles estaban desiertas y concentrarse en los placeres que aguardaban por ella en la habitacion del hotel. Ciertamente, no era un alojamiento de cinco estrellas --la alcoba olia a cerrado, la decoracion y los muebles parecian escasos--, pero se conformaba con poco. Le bastaba con una ducha de agua bien caliente y un momento de paz. Llamaria al servicio de habitaciones, pediria algo ligero pero sabroso y veria cualquier programa de television hasta quedarse aturdida en la comodidad de su cama. En ese momento cualquier cosa le parecio mas apetecible que caminar bajo la lluvia, expuesta a los vientos racheados de la tormenta. Transcurrieron unos minutos hasta que pudo distinguir a lo lejos la entrada del hotel. Esto le hizo sonreir. Los hoteles tenian algo especial, una esencia diferente, invitadora, no sabria explicarlo. Le sugerian historias descabelladas, romances prohibidos, encuentros entre personas con la peor de las intenciones. En los hoteles se alojaba gente tan variopinta que, incluso con su imaginacion desbordada, le resultaba dificil conjeturar todo lo que podia acontecer entre sus paredes. Asesinatos. Traiciones. Conspiraciones. El cielo de lo incorrecto era el limite. Por desgracia, ella era solo una humilde programadora cuya estancia alli no tenia nada singular. Al menos, hasta ese momento. Su destino parecio cambiar cuando advirtio por el rabillo del ojo un bulto tendido sobre la acera. Era tan voluminoso que resultaba imposible no reparar en el, enseguida llamo su atencion. Lo miro con recelo al principio, pero siguio caminando, sin saber de que se trataba. La miopia de Diana le impedia ver con nitidez a cierta distancia y sus gafas estaban en el interior de la mochila. Entorno los ojos para intentar averiguar que era. Tal vez una bolsa de basura. O los despojos de alguna construccion cercana. Habia un solar vacio justo al lado, bien podia tratarse de algun desecho procedente de alli, se dijo a si misma, intentando restarle importancia. Entonces algo la obligo a detener su marcha. Se paro en seco al ver que el bulto se estaba moviendo. ?A lo mejor habia sido el viento? Diana entorno todavia mas los ojos hasta convertirlos en dos rayas paralelas a ambos lados de su nariz. Le costo esfuerzo, pero acabo confirmando que no se trataba del viento: algo muy vivo se retorcia en ese solar vacio, a merced de la tormenta. Miro a ambos lados de la calle, confundida, sin saber que hacer. A veces se asustaba por nada pero trato de controlar sus nervios. Necesitaba pensar con claridad, asi que respiro hondo y se acerco con cautela al bulto. ?Un perro? ?Algun animal? ?La atacaria si se acercaba demasiado? Dio un paso, dos, mientras el bulto iba tomando forma, mostrandose menos borroso. Cuando lo vio con total claridad, no pudo evitar reprimir un grito ahogado. Aquello no era un animal ni basura ni nada similar. Muy al contrario: habia una mujer tendida en el suelo y parecia desmayada. La sorpresa de su descubrimiento la hizo sentir aturdida, no sabia que hacer. Tenia que haber alguien en los alrededores que pudiera ayudarla, ?no? Aquella mujer no podia estar sola, abandonada en un solar como la colilla de un cigarrillo. Diana se giro en redondo aunque no tenia muy claro que estaba buscando; tal vez solo alguien que pudiera asistirla, pero no habia nadie en los alrededores. La unica senal de vida humana era el destartalado letrero de una cafeteria cercana; sus luces chasqueaban como pidiendo auxilio. Esperanzada, advirtio que el dueno echaba en ese momento la reja para dar la jornada por concluida. --!Eh! !Espere! !No se vaya, necesito ayuda! Le grito con todas sus fuerzas, pero el viento ululaba con impetu y la lluvia se estampaba furiosa contra el asfalto, por lo que el hombre no fue capaz de escucharla. Diana intento acercarse, pero el se metio enseguida en el coche y arranco el motor para quedar engullido por la negrura nocturna como todo lo demas. Estaba sola, completamente sola, y habia una persona tendida en la acera que necesitaba asistencia. ?Que debia hacer en un caso asi? Diana no recordaba haber estado jamas en una situacion semejante. Por esos caprichos que tiene la memoria, recordo una noticia que habia leido unas semanas atras en el periodico: <>. Tenia veintiseis anos, nadie sabia que le habia ocurrido, los medicos no consiguieron explicar la causa exacta de su fallecimiento. Ningun familiar reclamo su cuerpo. Aparecio de la nada y se fue del mismo modo. Al leer la noticia habia sentido unos escalofrios similares a los que experimentaba ahora. ?Seria este un caso similar? ?Y ella la desafortunada que se habia topado con el? Mientras luchaba por mantener a raya su ansiedad, intento ver la cara de la mujer, pero desde su posicion solo consiguio advertir parte de su melena. Podia tratarse de cualquiera: una sin techo a la que la tormenta hubiera tomado por sorpresa; una adolescente fugada de su casa tras pelearse con sus padres; la enferma que se escapo de un manicomio (esta opcion no le gustaba demasiado) o el cadaver que un asesino habia dejado alli tendido porque no se le ocurrio mejor lugar donde esconderlo (improbable, pero posible, ?por que no?). La mente de Diana se hacia preguntas sin respuestas, pero la sospecha de haber encontrado un cadaver hizo que palideciera subitamente. Antes le habia dado la impresion de que se movia, aunque podia haberlo imaginado. Necesitaba acercarse para comprobarlo. Asi lo hizo, muy despacio, hasta que quedo arrodillada al lado de la desfallecida y pudo reparar en su aspecto. Tenia el rostro liso y palido, una frente tersa y la piel casi perfecta, sin una sola mancha a excepcion de un extravagante maquillaje. Calculo que rondaria la treintena y le tranquilizo ver su placido gesto de inocencia. El sereno rostro de la mujer no encajaba con la escena, tenia la cara de alguien que deberia estar en su casa viendo el telediario y disfrutando de una cena caliente en compania de algun ser querido. Y sin embargo, alli estaba, tirada en un solar, abandonada a su suerte. Diana comprobo de inmediato que su pecho subia y bajaba al compas de su respiracion y le alivio saber que no saldria en las noticias explicando como se habia encontrado un frio cadaver bajo una fuerte tormenta. Finalmente, coloco una mano sobre el hombro de la desconocida y la meneo con suavidad para intentar despertarla. Hacia frio, pero su cuerpo estaba caliente. --Oiga, ?puede escucharme? ?Se encuentra bien? No obtuvo respuesta. Parecia profundamente dormida o desmayada. Lo intento de nuevo, ahora elevando el volumen de su voz: --?Puede oirme? ?Se encuentra bien? Nada. La lluvia seguia cayendo sin piedad, tiritaba de frio y a Diana se le agotaban los recursos. Haria bien en delegar el caso a la policia y dejar que ellos se ocuparan. Pero cuando estaba a punto de marcar el 092 unas luces de intenso color azul quebraron la noche. Todavia arrodillada en el suelo, miro por encima de su hombro para ver que se trataba de un coche de policia: --?Se encuentra bien, senorita? --Le pregunto un agente, sacando la cabeza por la ventanilla. --Yo si, pero me temo que ella no. !Acabo de encontrarmela asi! El policia estiro el cuello. Desde donde estaba no parecia capaz de ver a la mujer desmayada. Tomo una gorra del salpicadero del coche, se la calo hasta las orejas y se acerco con cara circunspecta. --Estaba a punto de llamarles. --?Es familiar suya? --?Que? No, no. Yo solo estaba de camino a mi hotel. Acabo de encontrarmela. El agente se arrodillo junto a la mujer y presiono sus dedos contra la muneca. Espero unos segundos en los que la ansiedad reinante parecio detener el tiempo. --No tiene pulso. Diana abrio los ojos de puro terror. ?No estaria el pensando que...? --Agente, le juro por lo que mas quiera que yo no la he matado. Yo solo pasaba por aqui, yo solo queria... --Tranquilicese, por favor --le ordeno el policia en tono imperativo--. No estoy diciendo que la haya matado. ?Ve? Esta respirando. Diana se fijo en que efectivamente respiraba, tal y como ella misma habia comprobado minutos antes. Necesitaba tranquilizarse. Nadie la estaba culpando. No era una sospechosa, solo un testigo. Es que no has hecho nada, idiota, se recordo con enfado. --?Entonces? ?Que es lo que quiere decir? --Que no soy capaz de encontrarle el pulso. ?Tiene idea de que ha podido ocurrirle? Nego con la cabeza. --Ya estaba asi cuando yo llegue. --?Y sabe si tiene documentacion? Diana volvio a negar con la cabeza. Por supuesto que no lo sabia. ?Acaso el creia que se atreveria a meter la mano en el bolso de una extrana? La simple idea conseguia ofenderla. Estuvo a punto de hacerselo saber, que todavia existia gente decente y con modales, pero ya no le prestaba atencion. El policia se meso la barbilla con gesto preocupado, quiza arrepentido de haber detenido el coche para asistirla. Tiene cara de Gonzalez y de ser un bonachon, penso. Seguro que su esposa le recomienda siempre que haga la vista gorda como hacen otros de sus companeros. <>. Pero Gonzalez no es asi. A el le gusta ser diligente en su trabajo, es un caballero y si ve a una damisela en apuros es incapaz de no pararse a echar un vistazo. Agente Gonzalez, no le conozco, pero sepa usted que ya me cae bien. --Quedese aqui, ahora vuelvo. Gonzalez se incorporo entonces y fue hasta el coche para hablar por radio con la centralita. Ella no era capaz de escuchar lo que decia, pero empezaba a sospechar que la noche se alargaria porque no podria irse hasta que el agente se lo permitiera. Esto le hizo resoplar con desesperacion. No solo tenia que aguantar horas y horas de un congreso horrible y alojarse en un hotel ubicado en el otro extremo de la ciudad, sino que ahora se veia obligada a esperar bajo la lluvia. Sin cena, sin ducha, calada y tiritando de frio hasta que Gonzalez lo considerara oportuno. Agente Gonzalez: no le conozco, pero sepa usted que ya no me cae tan bien. Fastidiada, se arrebujo en su abrigo para no sentir el frio que estaba empezando a calar sus huesos. Anhelo tener algo con lo que entretenerse mientras esperaba, pero sintio miedo de sacar el movil por si el policia la llamaba al orden. Fue en ese momento cuando la mujer empezo a parpadear. --!Gonzalez! --grito Diana con todas sus fuerzas. El policia la miro confundido y entonces se dio cuenta de que no estaba segura de que se llamara asi--. !Agente! !Venga! !Se ha despertado! Gonzalez solto enseguida el aparato de radio y acudio presto a su encuentro. Se arrodillo junto a la mujer: --?Puede oirme? ?Se encuentra bien? Cuando volvio en si, la desmayada parpadeo durante unos segundos con desconcierto, parecia aturdida. Los observaba como si no recordara como habia acabado alli o por que. Tenia el mismo gesto aletargado de quien despierta de un largo y profundo sueno. --?Se encuentra bien? --repitio el. Transcurrieron unos segundos hasta que la mujer dijo por fin sus primeras palabras: --Ich bin gut, danke. Diana miro al policia para ver si la habia entendido. Los idiomas nunca habian sido su fuerte. Sabia un poco de ingles, sobre todo palabras relacionadas con el lenguaje de la programacion, y en el colegio habia aprendido algo de frances. Pero estaba casi segura de que la lengua que habia empleado para comunicarse con ellos no era ninguna de las dos. --Creo que habla aleman. Gonzalez fruncio el ceno como si este nuevo contratiempo le fastidiara, pero no por ello cejo en su interrogatorio: --Senorita, ?habla nuestro idioma? ?Entiende lo que le digo? La mujer pestaneo entonces muy rapido. Al principio Diana penso que no habia entendido la pregunta. Normal, es alemana, lo maximo que sabra decir es "cerveza", "Mallorca" o "salchicha". Para ella eso explicaba su pintoresco aspecto. Porque su nerviosismo previo le habia impedido reparar en las manifiestas rarezas de la alemana. Al observarla ahora con detenimiento advirtio que tenia media cara pintada con una especie de motivo tribal, los ojos perfilados con lapiz de color negro y el pelo en dos tonalidades: el lado izquierdo era naranja, el derecho azul. --No puede entendernos. Es alemana --razono Diana. Entonces descubrio hasta que punto estaba equivocada: --Oh, lo siento. !Idioma incorrecto! --dijo la mujer, esta vez en perfecto espanol--. No soy alemana, pero me encuentro perfectamente, gracias, muy amable. ?Mejor asi? ?Me entiende bien ahora? Gonzalez la miro sin saber que decir. Observo a Diana en busca de respuestas, pero ella tampoco las tenia. --?Recuerda algo de lo ocurrido? ?La han agredido? --?Agredido? --Se sorprendio la mujer--. Oh, no, solo me cai cuando la nave perdio fuerza. --Senalo un lugar impreciso en la negrura del cielo. Tanto Gonzalez como Diana elevaron la vista como si esperaran ver un avion sobrevolando en ese mismo instante sus cabezas. Por supuesto, lo unico que encontraron fue un cielo negro como la noche y miles de gotas estampandose con fuerza contra su frente. --?Ha dicho usted una... nave? Asintio con vigor. --?Que tipo de nave?

  • El arte de la entrevista de Rosa Montero

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    Una seleccion de las entrevistas mas emblematicas de una de las grandes del periodismo.

  • Lady Elyse de Sophie Saint Rose

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    Era el momento mas importante para una dama de alcurnia. Habia llegado su presentacion en sociedad y Lady Elyse estaba mas nerviosa que en toda su vida por la reaccion de la gente al verla por primera vez. Iba a tener que enfrentarse a las miradas de pena que la habian acompanado casi toda la vida y eso la horrorizaba. Solo queria un hombre al que amar y que la amara por ella misma sin importar su inmensa fortuna o su apariencia. Su pasado siempre se reflejaria en su presente, pero sonaba con que no destrozara su futuro.

  • La culpa es tuya de Sophie Saint Rose

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    Sybil se giro al espejo de cuerpo entero mientras se ponia los zapatos de tacon rosa. Se miro satisfecha, porque el vestido de flores estilo anos cincuenta con la falda de vuelo le quedaba perfecto para el te al que debia asistir esa tarde. Su pelo rubio que normalmente llevaba suelto estaba recogido en un mono frances que no le quedaba nada mal. Suspiro cogiendo el bolso de mano rosa. No le gustaban nada esas reuniones pero su padre siempre le decia que ahora que su madre no estaba, ella debia representar a la familia en las reuniones sociales. Tambien eran importantes para la empresa. Los contactos eran esenciales. Salia al salon revisando el contenido de su bolso cuando casi se choca con M eli.- Oh perdona, no te habia visto- dijo con una encantadora sonrisa. -Carino, ?donde vas?- pregunto su ama de llaves mirandola de arriba abajo- ?No vas a la oficina? -Esta tarde tengo un te- dijo arrugando su naricilla. M eli se echo a reir- Es lo que tiene ser de la alta sociedad neoyorkina, bonita. Yo tengo una barbacoa el sabado. -Seras mala.-gimio -Con lo bien que hace Joss las costillas. -M i marido es un cocinero de primera- dijo la mujer que llevaba trabajando para ellos veinte anos. Para ella era como una segunda madre.- Bueno, de todas maneras pasalo bien. !Y busca novio! Sybil puso los ojos en blanco yendo hacia la puerta- Nadie me quiere, ?te lo puedes creer? -Si, es increible. !Asi que espabila! Se echo a reir mientras salia del atico de Central Park West y entraba en el ascensor. No habia dia en que no le dijera que se buscara novio. Solo tenia veintisiete anos. No iba a jubilarse manana. Tenia tiempo de sobra. Iba a llamar un taxi cuando le sono el movil. Entrecerro los ojos al ver que era su padre. Se suponia que tenia una reunion muy importante esa tarde con un inversor. Descolgo rapidamente- ?Que ocurre? -Tienes que venir a la oficina, hija. -Tengo el te con las mujeres de la asociacion. -No podras ir. Llama para disculparte y ven enseguida. Sybil fruncio el ceno mirando hacia la calzada. En ese momento pasaba un taxi y levanto el brazo- Estoy ahi en veinte minutos. -Bien. Entro en el taxi que se detuvo ante ella y dio la direccion de la oficina en el Distrito Financiero. Se mordio el labio inferior preocupada porque la voz de su padre no indicaba nada bueno. Nunca le hablaba de una manera tan seca y eso indicaba que estaba preocupado. Busco en la agenda del movil el numero de Kristy, la presidenta de la asociacion. Estuvo dandole un sermon durante todo el camino hasta la oficina sobre el compromiso para conseguir fondos para la nueva planta del hospital al que estaban ayudando. -Lo siento mucho, de verdad. Pero ha surgido un problema en la oficina y no podre asistir. Kristy, tengo que dejarte. -Esta bien pero me debes una. Sabia que algo tenia que conseguir a cambio. Era experta en sacar fondos a los bolsillos llenos y no iba a dejar de pasar la oportunidad- El cheque sera mayor este ano. Kristy se echo a reir- Tu si que tienes clase, cielo. -Gracias.- colgo el telefono y al ver que habia demasiado trafico suspiro. Cuando llegaron al edificio de su padre entro saludando al portero- Hola, Stuart. -Senorita Richardson.- se llevo una mano a la gorra saludandola mientras iba hacia los ascensores. Un hombre entro con ella -Sybil, debo decir que hoy estas radiante. -Phill, tu siempre tan lisonjero. No se que diria tu esposa de tanto piropo.-dijo mirando al mejor amigo de su padre. -Seguramente que tengo buen gusto. Sybil se echo a reir y le estaba dando un beso en la mejilla cuando se abrieron las puertas del ultimo piso. -Te veo luego, guapa. -dijo saliendo con ella y dirigiendose a su despacho de vicepresidencia. Ella fue hasta el de su padre y despues de abrir la puerta vio a su secretaria que parecia nerviosa- Rose, ?ocurre algo? -No, senorita- dijo colocando unos papeles. Le temblaban las manos y Sybil fue hasta la puerta de su padre. -?Esta solo? La mujer nego con la cabeza y ella solto el pomo- Pero la estan esperando. -Animate, Rose. ?Por que no vas a tomar un cafe? -Si, sera lo mejor- susurro mientras ella abria la puerta. Al entrar en el despacho vio un hombre sentado ante su padre vestido de traje- Querida... ya has llegado.- dijo su padre levantandose de su sillon de cuero. -Si.-Sybil miro la espalda del hombre que no se habia movido de su silla, extranada por su groseria y se acerco a su padre dandole un beso en la mejilla- M e dijiste que viniera y aqui estoy-se volvio para saludar al hombre cuando se quedo con la boca abierta. -Hola, Sybil.- el unico hombre que no esperaba volver a ver en su vida, se levanto de la silla y metio las manos en los bolsillos de su pantalon sonriendole ironicamente. Estaba todavia mas guapo que diez anos antes cuando se conocieron. Sus ojos verdes la miraron de arriba abajo evaluandola mientras ella no perdia detalle, viendo que su pelo negro antes estaba mas largo. Era mas fuerte, pero era logico pues la ultima vez que lo habia visto tenia veinticuatro anos. Sybil temblo interiormente mirando su impecable traje hecho a medida y su reloj de oro de cincuenta mil dolares. Estaba claro que ya no era limpia piscinas.- ?Que haces aqui, Roy? -Te dije que lo pagarias y aqui estoy para cobrar tu deuda, pequena. Esas palabras le pusieron los pelos de punta a Sybil y miro a su padre asustada negando con la cabeza imperceptiblemente.- ?Que ocurre aqui?- pregunto palida como la nieve. Sus ojos azules parecian grises y su padre la cogio del brazo. -?Por que no te sientas? -sugirio Roy divertido.-Esta conversacion te va a interesar mucho. -?Papa? -Sientate, hija- tambien estaba palido y ella asintio. Rodeo el escritorio sintiendo que le temblaban las piernas y se sento en la silla que le ofrecio Roy, sabiendo que todo aquello no le iba a gustar nada. -Ahora que ya has montado tu drama- dijo ella con odio- ?A que viene esto? Roy sonrio apoyando la cadera en el escritorio de su padre- Eso depende de ti. Sybil miro a su padre que se paso las manos por la cara. Estaba muy nervioso y ella temio por su salud- Papa, ?estas bien? -Hija- cuando aparto las manos tenia los ojos llenos de lagrimas y Sybil que solo le habia visto llorar en dos ocasiones se tenso mirando con odio a Roy. -?Que has hecho? -Tranquilizate- la miro de arriba abajo deteniendose en sus contorneadas piernas.-Tu padre te lo explicara en cuanto recupere el aliento. -Lo he perdido todo, Sybil- ella lo miro sorprendida.- La empresa, la casa, las acciones en electricas... todo. -?Como ha podido pasar eso?- pregunto asombrada. -Necesitaba liquidez para no cerrar tiendas pues no podiamos malvender los locales, asi que pedi un prestamo. Ella miro a Roy que levanto una ceja- ?Se lo diste tu? -Siempre has sido muy lista. -Imagino que no has podido devolverlo y el se ha quedado con todo.-Aunque le intrigaba saber como habia conseguido esa cantidad de dinero no pensaba preguntarlo- Bien -se levanto y miro a su padre-No te preocupes, papa. Todavia tengo la herencia de mama. Saldremos adelante. Su padre se echo a llorar y Sybil sintio que el mundo se le caia encimaTodavia tengo los cinco millones, ?verdad? -Fue lo primero que gaste, Sybil. Asombrada se tuvo que volver a sentar y miro a Roy que se habia quedado con todo lo suyo, pero ella no fue capaz ni de decir que era un cerdo. No tenia palabras por el error que habia cometido su padre dejandolos en la ruina. -Asi que no tenemos nada. -M e moria por ver esa cara- dijo Roy con satisfaccion.-Pero cuando tu padre te cuente lo siguiente voy a ser el hombre mas feliz del mundo. Sybil miro a su padre sintiendo que estaba al borde del desmayo.-Hija, me enviara a la carcel sino consientes en... -?Carcel?- Sybil sintio que le faltaba el aliento y Roy la cogio por la barbilla mirandola furioso.

  • No olvidare tu rostro de Federico Correa Gil De Biedma

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    El escritor, Jaime Valdes, viaja a Santander para impartir su primer taller de novela. Su llegada coincide con el resurgir del caso del asesino bautizado como El Vengador. Una fotografia enviada a la policia y al Diario Montanes en la que se muestra el cuerpo sin vida de un individuo con un cartel sobre el pecho que reza; culpable, refleja sin lugar a dudas la forma de actuar del famoso asesino.

  • Un Golpe Inesperado de Mariana Torres

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    Cansada de la rutina, Dolly anhela algo de emocion en su vida. Colton, cansado de los giros sorpresivos de la vida, empieza a plantearse terminar de una vez por todas con su existencia. La unica testigo del intento de suicidio no puede ser mas que Dolly. ?Que sera de estos desconocidos cuando el destino los ponga en el mismo camino?

  • El zapato de oro de Maria Parra

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    Esta historia comienza hace muchos, muchisimos anos en un prospero y pacifico reino; mas concretamente en una deslumbrante mansion rodeada por un bello jardin. Alli vivia un noble caballero junto a su joven hija, cuya madre habia fallecido hacia unos anos. Desde entonces la pequena Isabella, dotada de una desbordante energia, habia contado por unico companero de juegos a su gatito negro. Un dia, meditando acerca de su actual situacion, el padre decidio que no podian continuar asi. Su hija necesitaba los cuidados de una madre. Ademas, merecia disfrutar de la compania de unas hermanas. Por ello, el noble senor marcho de viaje para buscar, entre las damas de la nobleza del reino, a la mujer capaz de llevar su hogar y educar a su hija. Al cabo de unos meses escogio a una viuda, madre ya de dos hermosas y gentiles chiquillas de edades muy similares a la de Isabella. Se celebro con presteza la boda, sin ostentaciones ni algarabias, como correspondia al ser unas segundas nupcias. Tras el enlace, el padre de Isabella envio una misiva a la mansion con el fin de informar de la feliz noticia y el pronto regreso con su nueva madre y hermanas. Y llego el dia en cuestion. Isabella se encontraba en las cocinas, ocupada en ayudar en la preparacion de la comida, cuando uno de los mozos irrumpio en la estancia anunciando a voz en grito la llegada del amo. Desde el jardin se divisaba un carruaje aproximarse. --!!Que alegria!! !!Papa ya viene con mi nueva mama y mis hermanitas!! --exclamo la chiquilla henchida de alborozo al oir la ansiada nueva. Tan contenta estaba que al ir a quitarse el delantal, que protegia su vestido de posibles manchas, olvido soltar la larga cuchara de madera con la que instantes antes removia el guiso. Sucedio entonces que, al girarse con un impetuoso movimiento, tiro la cazuela al suelo. Por fortuna, gracias a estar hecha de resistente cobre no se hizo anicos. En cambio, su contenido no corrio la misma suerte y se desparramo por completo. La cuchara escapo de su mano y fue a aterrizar sobre la cabeza de una de las pinches. Sobresaltada, la jovencita lanzo una exclamacion de dolor mientras se llevaba las manos a la zona magullada. Tan entusiasmada se encontraba Isabella con la llegada de su nueva familia, que ni cuenta se dio del desastre organizado. Salio disparada de la cocina tirando el delantal al aire tras ella que volo y volo hasta posarse en el suelo, justo delante del sirviente portador de la noticia justo en el preciso instante en que se disponia a ayudar a varias sirvientas. Apresuradas querian limpiar el estropicio; ?que diria la nueva senora si se topaba con semejante desaguisado al llegar a su nuevo hogar? Y, sin darse cuenta, el hombre piso el delantal. Entonces, el tejido resbalo sobre las losetas de piedra haciendole patinar. Sorprendido, trastabillo y trato de recuperar el equilibrio mientras se esforzo por frenar su patinazo. Pero no lo logro e instantes despues cayo de culo justo sobre los restos del aun humeante guiso. Cuando Isabella cruzaba el umbral de la mansion se oyeron los alaridos del pobre mozo; acababa de abrasarse el trasero ademas de hacerse polvo la espalda. Sin embargo, la muchacha ni se dio cuenta. Tal era su emocion que ni veia, ni oia. Tan solo pensaba en su nueva madre y hermanas. --Que el cielo proteja a nuestra nueva senora --rezo suplicante la cocinera elevando los ojos al techo tras observar el panorama que presentaba su cocina--. Le va a hacer mucha falta con esta nina --anadio y dejo escapar un suspiro de alivio. Aunque en semejante situacion pareciera extrano tal sentimiento, lo cierto era que la fornida mujer preferia mil veces ver su cocina vuelta del reves y libre de la presencia de Isabella, que ordenada pero con ella entrometiendose en todo. Haciendo honor a su respetable oficio no soportaba las intromisiones en sus dominios y sus dominios eran las cocinas de aquella mansion, aun si la intrusa era una dulce y amable jovencita siempre deseosa de ayudar al projimo; incluso cuando el projimo no se lo pedia ni la necesitaba para nada. Y en opinion de la curtida cocinera, Isabella era una segura invitacion al desastre. Con ella cerca nunca podia estar tranquila. Siempre con el corazon encogido preguntandose que nueva calamidad caeria sobre su querida cocina. Entretanto, con aun mas entusiasmo, Isabella proseguia su carrera por el jardin directa hacia el carruaje. Justo acababa de parar a la entrada de la propiedad. --!Papa, querido papa! --exclamaba a voces mientras el caballero, su nueva esposa y las dos muchachas descendian del transporte. En su carrera agitaba los brazos saludando a su familia como si sus gritos no fueran suficiente llamada de atencion y en uno de esos movimientos, golpeo un rastrillo medio apoyado a la carretilla del jardinero. Este, como todos los dias, se hallaba ocupado con sus rosales, primulas, gladiolos y demas plantas que componian el delicado jardin. Pero, claro esta, para tener un hermoso jardin es necesario trabajar duro y dedicarle muchas horas. Por ello, al viejo empleado de la familia que no era muy dado al trato humano y poco le importaba si el amo estaba en casa o fuera o si llegaban visitas o nuevos miembros a la familia siempre y cuando no pisaran sus parterres, estaba concentrado en sus cosas sin prestar atencion a nada que no tuviera raices hundidas en la tierra. En tanto, sus utensilios se hallaban dispersos por la zona a la espera de ser usados. Del mismo modo, sin prestar atencion a la briosa y ruidosa carrera de la chiquilla, se encontraba Lucifer; el minino de la casa. Pese a tan sobrecogedor nombre era un gato de lo mas tranquilo. Y aun asi, el nombre resultaba de lo mas acertado. Por lo general, el felino gustaba de pasar el dia dormido, tirado en cualquier lado. La mayoria de las veces en los lugares mas insospechados o inoportunos. En cambio, si tenia un dia inusitadamente activo, medio dormitaba mientras observaba trabajar a alguno de los sirvientes de la mansion. Sin embargo, a la caida del sol, como les suele pasar a muchos de sus congeneres, se trasformaba en un animal activo y se dedicaba a pasear a sus anchas por la vivienda mientras todos descansaban. Asi, cuando alguno de los sirvientes o un miembro de la familia se levantaba de noche, porque habian olvidado cerrar una ventana o querian tomarse un vaso de leche con el fin de espantar el insomnio, y avanzaban en la penumbra de los silenciosos pasillos portando por unica iluminacion una vela con su correspondiente debil llamita y de pronto, entre las fantasmagoricas sombras proyectadas por la llama unidas a las producidas por su propia imaginacion, se topaban con unos ojos brillantes como brasas salidas de los infiernos, daban un brinco con el corazon palpitando a mil por hora y proferian siempre identica exclamacion: --!!Por Lucifer!! Con lo cual no podia haber mejor nombre para el. Ese dia Lucifer estaba tumbado sobre la blanda hierba, sintiendo como los rayos del dorado astro acariciaban su pelaje de ebano. Con los ojos convertidos en apenas unas ranuras ambarinas observaba cautivado como el jardinero se afanaba en sus labores, al tiempo que luchaba contra la agradable modorra que le invitaba al reino de los suenos. En tanto el minino lidiaba su particular batalla entre dormir o mantenerse despierto, el rastrillo golpeado por Isabella salio volando. Giro sobre si mismo y el palo choco con el otro lado de la carretilla lo cual impulso el rastrillo haciendolo volar mas alto. Sin que nadie observara la escena, hizo un nada desdenable vuelo por el cielo. Sobre todo para ser un rastrillo carente de alas. Pero el aterrizaje no parecia ser el punto fuerte del utensilio de jardineria y aterrizo con estrepito, por la parte puntiaguda, muy cerca de Lucifer. Tan cerca que casi le ensarta la cola. Se desperto de lo mas sobresaltado y con un verdadero susto de muerte, salio volando. Los gatos a pesar de igualmente carecer de alas, pueden volar muchisimo mas alto que los rastrillos de jardinero; sobre todo cuando se asustan. Aunque en aterrizajes son tan inexpertos como los utiles de jardineria. Eso si, tienen unas afiladas garras con las que aferrarse a lo primero que pillen. Y lo primero con lo que se topo Lucifer en su descenso, convirtiendose en su improvisada pista de aterrizaje, no fue otra cosa que la cara de Druzilla; una de las nuevas hermanastras de Isabella. Al notar como aquella cosa peluda y negra, salida de la nada, la aranaba y mordia aferrandose a ella como una lapa, la pobre muchacha pego un tremendo alarido mientras forcejeaba, desesperada por liberarse. Anastasia, la otra hermanastra de Isabella, fue en su auxilio. Lucho por apartar a Lucifer. Pero cuanto mas notaba que tiraban de el mas se asustaba y con mas fuerza clavaba unas y dientes. Ademas, los gritos de ambas jovencitas, la una por el sufrimiento y la otra rogando socorro, no ayudaban mucho precisamente a que el minino se sosegara. La madre de las chicas, muda de estupor, observaba tan rocambolesca escena. Entretanto, su esposo notaba como un sudor frio comenzaba a correrle por la frente. A todo esto, Isabella, sin enterarse de nada a pesar de estar por completo en su campo de vision, proseguia su particular maraton. Cuando apenas le quedaban unos metros para llegar hasta su nueva madre tropezo con su propio vestido, perdio el equilibrio y cayo hacia delante. Luego, rodo como una pelota la distancia restante hasta su familia para finalmente acabar espatarrada, sentada de culo y con las piernas abiertas justo frente su madrasta. --!!Mamita!! --exclamo jubilosa. Se abrazo a la cintura de la mujer, en su actual posicion era lo mas alto que llegaba, mientras ignoraba las vueltas que daba su cabeza. La noble dama se quedo de piedra y miro a la joven con el asombro grabado en el rostro. Luego dirigio la mirada a su nuevo esposo. --Querida, te presento a mi hijita --musito el caballero tras un nervioso carraspeo con una sonrisa forzada. Sudaba a mares. Su esposa no dijo palabra pero su cara lo decia todo. Senor, ?Donde me he metido? El padre de Isabella albergaba la esperanza de que la incorporacion de las tres feminas a sus vidas, lograra apaciguar el impulsivo caracter de la chiquilla. La noble senora, con el apoyo de sus hijas, puso todo su empeno en lograr sosegar a su hijastra. Intento aficionarla a la costura y el bordado, actividades propias de damas educadas, que ayudaba a templar el caracter dotando de mayor paciencia a las doncellas. Sin embargo, todo fue en balde y pronto comprendieron que no tenia remedio. Finalmente la familia asumio que la jovencita, a pesar de carecer de malicia alguna, era una verdadera fuerza de la naturaleza. Un desastre natural de proporciones devastadoras semejante a los tornados, terremotos, monzones o a la caida de meteoritos. Eventos de inevitable destruccion, los cuales era mejor que no te pillaran de por medio. Por ello, los habitantes de la mansion, resignados, hicieron lo unico posible; apartarse cuanto pudieron del camino de Isabella e intentar no salir heridos cuando estaba cerca. De este modo, fueron pasando los anos.

  • Del Barrio A La Mansion. En Vespa de Hugo Sanz

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    Mire a mi companera de trabajo que se pintaba las unas en su puesto y atendia a un cliente a traves de los auriculares con la mejor de sus falsas sonrisas. Se llamaba Felicity, pero esa de felicidad tenia lo que yo de millonaria, o sea, nada. Era la persona mas borde con la que me habia topado hasta la fecha. Su vida consistia en trabajar e ir a la caza del chollo en las rebajas. El caso era estar comprando de forma compulsiva. Por esa razon jamas repetia un modelito para acudir a su puesto y eso que no recibiamos a clientes en las oficinas. -- ?Te pasa algo? -- pregunto al verme observandola. -- ?Deberia pasarme? -- No se, como me miras... -- Claro, te tengo enfrente, si no lo hiciera terminaria con un torticolis impresionante. Te pusieron en el sitio clave -- me encogi de hombros. -- De todas formas, imagino que te sirvo de inspiracion para estar a la ultima en lo que a tendencias de moda se refiere. -- Claro que me sirves, eres el claro ejemplo de lo que no deberia ponerme jamas. -- Eres un poco envidiosa ?no? -- Puede ser, pero de ti precisamente no -- voltee los ojos mientras soltaba el aire, ya que estaba acostumbrada a aguantar sus payasadas. -- Kora, no tienes ni idea de lo que es el glamur. Es mas, no creo que tengas idea ni de lo que es disponer de un armario de lo mas selectivo como el mio. -- Muero por tu armario -- rei negando. -- Es cuestion de clase... -- Si, sobre todo la que tu tienes -- solte una carcajada y cogi una de las llamadas que estaban entrando. No la aguantaba y llevaba seis meses con ella enfrente ?Se podia ser mas desgraciada? Pedi infinidad de veces que me cambiaran de puesto, pero alli no me hacia caso ni Dios. Yo solo era una mas de las ciento cincuenta teleoperadoras en uno de los tres turnos que habia repartidos durante el dia, con una duracion de ocho horas. Y estaba amargada, pero claro, no tenia otra cosa y mi madre decia que, rascandome las narices en casa, nanai. En cierto modo tenia razon, todo por no haber seguido estudiando. Ahora, a mis veintisiete anos, me lamentaba cada dia. Sali a las tres de la tarde como alma que lleva el diablo. Casi le cuelgo de mala manera al cliente con el que hablaba, pero es que pasaba de regalar a la empresa ni un minuto de mi tiempo. -- ?Te espera tu novio? -- pregunto con sarcasmo Felicity que iba recogiendo sus cosas. -- Tu hermano, que dice que le pongo mas que su novia -- le hice un guino y segui hacia delante sin darle opcion a replica. Me monte en mi Vespa y sali directa hacia mi casa, en la que me estaria esperando mi divertidisima madre... -- Buenas tardes, hija ?Te pusiste el casco? -- Claro, no osaria venir sin el -- aguante la risa. -- Ya, por eso volvieron a llegar dos multas -- su cara era de mono de zoologico. Daba terror, con esos morros contenidos... -- Mama, seguro que son repetidas. -- Se dice duplicadas, a ver cuando hablas bien -- protesto. -- Duplicado y repetido es lo mismo, otra cosa es que quieras decirlo mas fino, pero claro, tan fino puede parecer lo uno como lo otro, segun los oidos que lo oigan. -- Sigue rechistandome que te comes la barra de pan. -- Hombre, eso muy fino no te quedo -- voltee los ojos cuando vi como la barra se estampaba en mi cabeza -- !Mama! -- Mientras vivas aqui vas a cobrar por mal comportamiento y por replicarme. -- Pues cualquier dia me piro, me busco un apartamento y me voy. Veras lo que me vas a echar de menos. -- Eso llevas diciendo desde antes de cumplir los dieciocho, creo que tu vas a esperar para independizarte a que yo me muera para quedarte con el piso. -- !Pero que dices! Me tiro de una azotea antes -- me dio una colleja. -- Por protestona. -- Joder mama, no veas si tienes las manos largas. -- He tenido que estirarla, hacer de madre y padre no fue facil, asi que calladita que deberias estar agradecida. -- Mira no voy a comer, me voy a ir al cuarto a descansar y que corra el aire. Vaya manera de salir de trabajar tan estresada -- resople. -- Vas a comer y vas a recoger la cocina. !Vamos! Que no soy sirvienta de nadie, demasiado he hecho con sacarte adelante y encima no seguiste ni uno de mis consejos. -- Mama que si, que yo recojo la cocina, pero tengamos la fiesta en paz... -- resople. -- En paz si me hubieras hecho caso todos estos anos. Me estaba poniendo de los nervios, como todos los dias. La queria con toda mi alma, pues ante todo era la mujer que me dio la vida, pero que aguantarla tenia tela, tela marinera. Termine de almorzar y me puse a recoger la cocina para poderme ir a mi cuarto a despejarme un rato. Eso de estar ocho horas al telefono intentando convencer a los clientes para que contrataran un seguro era agotador. Me eche en la cama agobiadisima, como siempre el mediodia lo aprovechaba mi madre para soltarme todo lo que podia y mas. Era la mas grunona del mundo, rezaba porque se echara un novio y me dejara un poquito en paz. Una llamada de un numero desconocido me desperto de ese sueno que casi acababa de conciliar. -- Buenas tardes ?La senorita Kora? -- Buenas tardes, la misma que habla -- pense que era para cambiar de compania telefonica o algo por el estilo. -- La llamo de parte del senor Steven, la entrevisto hace un mes para un puesto de cuidadora de su hija de cinco anos -- en aquel momento me acorde, era un tipo que estaba para chuparse los dedos, soltero, forrado en dinero y que tenia una hija que adopto el solo, sin necesidad de pareja. Se trataba de una familia monoparental. -- Lo recuerdo... -- Pues requiere su incorporacion inmediata en caso de que este disponible. -- Depende de las condiciones -- conteste sin pensarlo. -- Trabajaria de lunes a viernes de ocho de la manana a ocho de la tarde... -- Imagino que me daran de comer ?no? -- rei por la locura de doce horas. -- Por supuesto, tendra su tiempo para almorzar, para desayunar, para tomar cafe... Tenga en cuenta que la pequena India -- asi se llamaba -- de nueve a dos esta en el colegio y esas horas las tiene a su disposicion. Seria levantarla, vestirla, bajarla a la cocina, donde Freya la cocinera ya les tendra el desayuno, y luego la llevaria al cole. A la hora de la salida la recoge, la lleva a casa a comer, hace algunos de deberes con ella, que no llevan mas de media hora, y le da un poco de juego hasta las siete. A esa hora la ducha, la prepara y la deja cenando con Freya. -- Muy bien ?Y cuanto cobraria? -- Dos mil euros al mes y el contrato en regla por el total de las horas trabajadas. -- !Acepto! ?Cuando empiezo? -- Manana mismo tendria que estar en la direccion que le pongo en un mensaje a las siete de la manana. -- Imagino que es en la mansion del senor Steven donde me hizo la entrevista. -- Si, en su casa -- se escucho como una risita por lo que yo habia dicho de "mansion", pero para mi si que lo era. -- Pues manana estoy alli. -- Gracias, hasta entonces... Joder, ochocientos euros mas de lo que yo cobraba, eso me daba para independizarme en breve. Llame a mi trabajo y les dije que no volvia. Ni se inmutaron, tenian gente para dar y regalar, ademas de mucha mas dispuesta a trabajar. Sali al salon y se lo conte a mi madre. -- ?Has cambiado tu trabajo por uno de chacha que te llevara doce horas al dia? -- Asi es, con la pequena diferencia de que cobrare casi el doble. -- No creo que dures mucho cuando tengas que aguantar a una mocosa de cinco anos. -- Bueno, tampoco me veias desde las siete de la manana a las tres de la tarde vendiendo seguros, al menos esto es mas relajante. -- No se hija, debiste estudiar una carrera. -- Si claro y como no la estudie ya soy un despojo humano, paso me voy a la calle a que me de el aire, nunca estas contenta con nada -- sali antes de que me tirara lo primero que le pillara a mano. -- !!!Sigue asi de contestona que ya veras!!! -- chillaba mientras yo salia por la puerta. Cogi mi Vespa y me fui a la tienda de tatuajes de mi amiga Zora, con tan solo veintiseis anos estaba triunfando en su profesion. Espere a que terminara a las ocho y que saliera. Al verme sonrio negando. -- ?Ya te has peleado con la Mary? --se refirio a mi madre. -- ?Y cuando no lo hago? -- Negue echando el seguro a la moto y me fui andando con ella a tomar algo. -- Madre mia, es que os las traeis. -- ?Yo? !Pero si es ella! -- Pero si te callaras te ahorrarias muchas disputas. -- Claro, si me callo me da una colleja tambien por ignorarla. A ver, te recuerdo que estamos hablando de la Mary, que no es tu madre, que la mia solo esta a la defensiva. -- Eso tambien -- rio. -- ?Sabes? Me han llamado de la mansion a la que fui por el trabajo de cuidar a una nina ?Lo recuerdas? -- Si, la del tio bueno que me dijiste. -- Ese mismo. -- Pues manana empiezo de ocho a ocho. -- ?En serio? -- Si, por la manana la criatura estara en el colegio, asi que lo tendre de lo mas relajado. Me pagan dos mil pavos, tia. -- ?Que dices? -- Asi es. -- Pues yo te iba a comentar una cosa. -- A ver, sorprendeme. -- Alquilan el apartamento de arriba de la tienda de tatoos, el que reformaron. Tiene dos habitaciones, un salon, un bano y la cocina. Yo sola no me arriesgo, pero si lo alquilamos entre las dos... -- Joder ?En serio me lo dices? -- Son cuatrocientos cincuenta euros incluida la luz, el agua y la comunidad, esta muy bien. -- Si que lo esta, a medias nos sale rentable. Tia, yo tiro para adelante, no aguanto a mi madre mas, te lo juro. -- Y hacemos una compra todas las semanas entre las dos y listo. Ademas, tu comes en la mansion y yo siempre pico algo en el bar, solo seria para las cenas y lo necesario para los fines de semana. -- Si, si, pues por mi de acuerdo. -- ?Llamo entonces? -- Claro. Le falto el tiempo. En tres minutos ya habia quedado con el propietario para la manana siguiente, ya que el apartamento estaba encima de su negocio. -- Listo, manana hay que darle un mes de fianza y el mes corriente. Firmo el contrato con el y me entrega la llave. -- De lujo, pues ahora cuando salgamos de tomar algo pasamos por el cajero y te doy la mitad. !Mi madre va a flipar! -- rei pensando en la cara que pondria cuando le dijera que me independizaba. -- La Mary se va a enfadar, te digo yo que tu madre no puede vivir sin ti. -- Pues que aprenda, que me tiene hasta el mismo. -- Calla, al final la echaras de menos. -- ?Yo? !Tu estas flipada! -- Te voy a decir una cosa, las madres son muy puneteras, pero son nuestras madres y por ellas matamos -- dijo con el dedo para arriba. -- Eso si, pero que ganas tengo de que se eche un novio. -- Le deberiamos buscar uno... -- Que se lo busque ella. Vamos que aparecemos con uno y capaz es de sacar el cuchillo y hacer filetes con nosotras. -- Es que ella es un poco dificil, pero todo seria prepararle algo, no se ?Le publicamos un anuncio? -- Tu estas flipada -- puse mi dedo en la cabeza -- Nos descubre y somos mujeres muertas -- rei. -- Bueno, algo tendremos que pensar. -- Yo lo unico que pienso es que manana salgo de trabajar y me voy al piso, vamos que esta noche meto todas mis cosas en cajas. -- ?Manana mismo? -- Anda que no, me voy a esperar a cobrar diez collejas mas !Tu estas fatal! Eso si que no me lo esperaba. Siempre habiamos hablado de la posibilidad de irnos a vivir juntas, pero ella queria algo cerca del trabajo, no cualquier cosa y que encima estuviera a precio decente, no por las nubes. Por fin llego la hora y yo estaba loca con esa independencia que me permitiria alejarme un poco de mi madre. Despues de tomar un refresco e ir al cajero para darle el dinero, me marche hacia mi casa donde mi madre estaba preparando la cena, momento que aproveche para soltar la bomba. -- Mama, manana me independizo... -- Si claro y yo me caso. -- Pues no te vendria mal, pero lo mio no es broma. Zora encontro un apartamento arriba de su negocio y nos vamos a ir a vivir juntas. -- Pero a ver, alma de cantaro, ?Te vas a independizar para pagar un piso en el que al final viviras con otra persona pudiendo estar aqui gratis? -- Mama, no es lo mismo -- resople. -- Te veo volviendo en un mes, eso de que te tengas que encargar de la casa, comidas y todo lo que conlleva, no va contigo, asi que aqui te estare esperando. -- Senal de que me volverias a recibir -- rei. -- No me queda otra, eres mi hija. -- Vaya !Cuanto amor derrochas! -- ?Mas amor que haberte sacado sola para delante? -- Ya, mama, ya -- solte el aire -- No empecemos con la misma pelicula de siempre. Es cansina. -- Pelicula no, realidad -- hizo una mueca con la boca.

  • Vecinos de Danielle Steel

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    Dentro de la impresionante mansion de piedra hacia calor incluso en el sotano, donde Debbie Speck se afanaba en la amplia y eficiente cocina guardando la compra que su marido, Jack, acababa de traer. El hombre sudaba copiosamente. Tenia algo mas de cuarenta anos, y un poco de sobrepeso. El pelo oscuro le empezaba a clarear y siempre olia a la locion para el afeitado con la que trataba de disimular el olor al whisky barato que bebia por las noches y que guardaba en su habitacion. Al dia siguiente, cuando hacia algun esfuerzo, exudaba el alcohol por los poros. Debbie solia unirsele para tomar una copa o dos. Ella preferia el gin-tonic o el vodka, que mantenia frio en la nevera del apartamento del sotano, al que su senora, Meredith White, nunca bajaba. Respetaba su privacidad, algo que les parecia perfecto a los dos. Debbie tambien era un tanto corpulenta y se tenia ella misma de rubio. Jack y Debbie llevaban quince anos trabajando como interinos cuidando de la casa de Meredith White, celebre estrella de cine que habia escogido una vida de reclusion. Cuando les contrato todavia estaba en activo, rodando una pelicula tras otra, a menudo fuera de la ciudad, y su marido, el actor y productor Scott Price, hacia lo mismo. En ocasiones pasaban meses separados trabajando en rodajes distintos. Era el empleo ideal para Jack y Debbie: una inmensa y lujosa mansion cuyos senores estaban fuera casi todo el tiempo y, cuando se encontraban en casa, siempre se hallaban muy ocupados. No tenian tiempo para controlarlos estrechamente y confiaban en ellos. Cuando entraron a trabajar eran jovenes, apenas tenian veintinueve anos, pero ya conocian las ventajas y los beneficios ocultos que conllevaba ese tipo de empleo. Era como recoger fruta madura de los arboles. Las tiendas en las que compraban o los trabajadores a los que contrataban les ofrecian sustanciosas comisiones o les proporcionaban servicios que a ellos les salian gratis pero que sus jefes pagaban sin saberlo, ya que los proveedores poco honrados inflaban las facturas de manera considerable. Y habia mucha gente que se apuntaba al juego. A los pocos meses, ya habian establecido toda una red de fructiferas relaciones comerciales. Era una practica habitual, y ellos no tenian ningun reparo en aprovecharse de sus senores. Ya lo habian hecho antes. Seleccionaban a la gente para la que trabajaban en funcion de lo ocupados, distraidos o ausentes que estaban. Cuando les contrato, Meredith era una de las actrices mejor pagadas de la industria del cine y fue muy generosa con ellos. Al principio, de vez en cuando hacian de chofer para su hijo Justin, de trece anos, pero siempre habia tutores para supervisarlo, y tambien un joven universitario que se alojaba en la mansion y lo llevaba a la escuela cuando ambos padres se encontraban fuera rodando. Pero cuando estaban en casa, se encargaban de hacerlo ellos mismos. Tenian tambien una hija, Kendall, que a los dieciocho anos se habia marchado a la universidad en Nueva York y ya no habia vuelto a vivir en San Francisco. Cuando Jack y Debbie entraron a trabajar, Kendall tenia ya veinticinco anos, se habia casado y era madre de una nina, Julia, y solo regresaba por Navidad. Y Meredith y Scott estaban tan atareados con sus carreras que casi nunca disponian de tiempo libre y no podian ir a verlas tanto como querrian. Era el trabajo ideal para Jack y Debbie. Tenian su propio apartamento dentro de la residencia, que contaba con una entrada independiente y estaba amueblado con muy buen gusto. La mansion, la mas grande de todo San Francisco, se encontraba en Pacific Heights, el mejor barrio residencial de la ciudad. Trabajar para dos grandes estrellas de cine no solo les conferia prestigio, sino que tambien resultaba muy provechoso para ambos. Meredith y Scott se habian trasladado cuando Justin nacio y Kendall tenia ya doce anos. No querian criar a otro hijo en Los Angeles, les habia explicado Meredith. San Francisco era una ciudad mas pequena y conservadora, con un ambiente mas saludable, excelentes escuelas para los ninos y buen tiempo todo el ano. El terreno en el que se alzaba la mansion les proporcionaba el espacio y la privacidad que necesitaban, sobre todo gracias al altisimo seto que mandaron plantar cuando se mudaron. Con el tiempo, Debbie y Jack habian sacado grandes beneficios de las ventajas que conllevaba su empleo. Despues de muchos anos de comisiones bajo mano, habian logrado un importante colchon economico. Tambien se habian hecho con algunos tesoros procedentes de la casa principal, en especial dos pequenas pinturas francesas muy valiosas que desde hacia mas de una decada estaban colgadas en su dormitorio. Meredith nunca habia reparado en su desaparicion. A Debbie le gustaban tanto que habia decidido <> en sus aposentos. Meredith tenia ademas una cuenta bancaria destinada al pago de los gastos de la casa. Unos anos antes, Debbie se habia ofrecido a encargarse del pago de esas facturas para aliviarla de ese tedio. Y de vez en cuando desviaba pequenas cantidades a su propia cuenta, tan exiguas que ni siquiera el contable de Meredith las habia cuestionado. Debbie y Jack eran unos ladrones muy astutos. Pero tambien sabian que debian permanecer muy atentos a las necesidades de sus senores, y catorce anos atras se mostraron de lo mas compasivos y afectuosos cuando la vida de Meredith se derrumbo por completo. Solo un ano despues de que entraran a trabajar en la casa, el mundo dorado de la actriz se desmorono de repente, dejando solamente cenizas a sus pies. Y eso hizo que Meredith se volviera todavia menos cautelosa con las cuentas y pudieran enganarla con mayor facilidad. Catorce anos antes, Scott mantuvo un romance muy sonado con una joven actriz italiana con la que habia rodado una pelicula. Ella tenia veintisiete anos, y el, a sus cincuenta y cinco, le doblaba con creces la edad. Cuando Jack y Debbie entraron a trabajar en la casa, el matrimonio parecia muy solido y estable, algo poco habitual en el mundo del espectaculo. Por lo que observaron, estaban enamorados y sentian devocion por sus hijos. Pero entonces Scott se marcho a rodar a Bangkok y, cuando volvio, el matrimonio ya estaba hecho pedazos. En cuanto llego a casa, dejo a Meredith por Silvana Rossi y se fue a vivir con ella a Nueva York. Meredith se sintio profundamente herida por la traicion, pero mantuvo el tipo ante sus hijos. A los encargados de la casa les sorprendio que nunca hablara mal a Justin de su padre, pero Debbie la encontro mas de una vez llorando a solas en su habitacion y la consolo abrazandola con carino. Humillada por las noticias sobre la nueva pareja que aparecian en los tabloides, Meredith corto de raiz todo tipo de vida social. Apenas salia de casa y centro toda su atencion en Justin. Lo llevaba a la escuela y a los entrenamientos, pasaba tiempo con el y cenaban juntos todas las noches. Debbie la oyo rechazar una pelicula que le habian ofrecido. Meredith queria quedarse en casa con su hijo hasta que amainara la tormenta provocada por el escandalo de la separacion. Justin estaba muy afectado y viajo en varias ocasiones a Nueva York para visitar a su padre. Cuando volvia, siempre decia lo mucho que odiaba a su futura madrastra. Scott planeaba casarse con ella en cuanto consiguiera el divorcio. A los catorce anos, Justin habia llamado <> a Silvana cuando hablaba en confianza con Jack, que a su vez se lo habia contado a Debbie. El chico le habia confesado que a su hermana, a la que Jack y Debbie apenas conocian, tampoco le gustaba aquella mujer. Meredith nunca hablaba de Silvana con Debbie. Era una mujer muy digna, discreta y respetuosa, aunque no cabia duda de que debia odiar a la joven estrella italiana. Y Scott estaba empecinado en conseguir el divorcio cuanto antes. Su matrimonio, aparentemente feliz, habia saltado por los aires. Meredith aparco su impresionante carrera para pasar mas tiempo con su hijo, y aunque por entonces aun no la conocia mucho, Debbie la admiro por ello. Jack y Debbie no tenian hijos. Tiempo atras habian trabajado en Palm Springs para una pareja de ancianos, que murieron con escasos meses de diferencia. Se habian conocido en un programa de rehabilitacion en San Diego dos anos antes de conseguir ese empleo. Aunque ambos habian crecido en el sur de California, no habian coincidido hasta entonces. A Jack lo habian arrestado varias veces por delitos menores, sobre todo fraude con tarjetas de credito para costear su drogadiccion. Debbie habia sido acusada de hurto menor, sustraccion de tarjetas y posesion de marihuana con fines de trafico. El juez les habia enviado al mismo programa de rehabilitacion. Ambos tenian veintidos anos y pasaron seis meses alli. Durante ese tiempo urdieron un plan para trabajar juntos, lo cual acabo convirtiendose en amor, o auno sus ambiciones en un proyecto de vida comun. Se casaron porque asi podrian conseguir mejores empleos, como encargados en casas de familias ricas. Jack habia sugerido que trabajar para los ricos podria ser muy lucrativo y una buena oportunidad para maquinar planes mas ambiciosos para el futuro. Debbie se mostro bastante reacia, pues no queria ser una criada, limpiar lavabos ni llevar uniforme, pero Jack la convencio diciendole que podrian hacer lo que quisieran. Contratarian a otra gente para que se ocupara del mantenimiento y el trabajo sucio, mientras ellos se llevaban la mejor parte. Incluso podrian afanar dinero o algunos objetos valiosos mientras sus jefes estaban fuera, culpando a otros de los robos, al tiempo que ganaban un buen sueldo y vivian a sus anchas en casa ajena. Jack logro que el plan sonara tan atractivo que, cuando salieron de rehabilitacion, decidieron llevarlo a la practica. Fueron a una respetable agencia de empleo en Los Angeles. Presentaron referencias escritas por el mismo Jack en un papel de correspondencia tambien falsificado, y que supuestamente habian sido escritas por una pareja mayor que habia fallecido sin dejar herederos que pudieran confirmar su historia. La agencia ni siquiera se molesto en comprobar las referencias ni tampoco sus antecedentes penales, algo que solo hacia si lo solicitaba el cliente. Les despidieron de su primer empleo por incompetencia general, por no tener ni idea de lo que hacian. Pronto aprendieron lo que se esperaba de ellos, y entonces entraron a trabajar para la pareja de ancianos de Palm Springs, la que acabo muriendo de verdad. Eran tan mayores que apenas prestaban atencion a lo que hacian sus empleados. Los hijos de la pareja se mostraron agradecidos de que sus padres estuvieran tan bien cuidados por gente afectuosa y responsable, y la pareja incluso les dejo una pequena suma al morir. Mas adelante, cuando entraron a trabajar para Scott y Meredith en San Francisco, sus referencias eran autenticas. Los actores estaban buscando a alguien para ocuparse de su casa a traves de una agencia de confianza de Los Angeles. Jack y Debbie no tenian ninguna prisa, pues podian ir tirando con el dinero que les habia dejado la pareja de ancianos. Sin embargo, cuando les ofrecieron trabajar para Scott y Meredith, no pudieron resistirse. Supondria un gran avance en su carrera, y para entonces ya sabian lo que se esperaba de ellos, lo serviciales y obsequiosos que debian mostrarse para adaptarse sin problemas a la vida de sus senores. A Scott no le gusto mucho la pareja. Le dijo a Meredith que creia que eran demasiado serviles, pero al final sus recelos no importaron, ya que al cabo de un ano se fue a rodar a Bangkok y, a su regreso, se marcho para siempre. Meredith no mostro tantos reparos a la hora de confiar en ellos. Tras quince anos trabajando para la actriz, esta habia llegado a depender por completo de ellos para protegerla del mundo exterior y atender todas sus necesidades, que eran minimas. No era una persona exigente, y se pasaba la mayor parte del tiempo leyendo en el estudio que habia junto a su dormitorio o sentada en el jardin. Ya no recibia a nadie en casa. Durante los ultimos catorce anos, se habia retirado del mundo y preferia llevar una vida mas tranquila que la que habia llevado como estrella de cine. Sin embargo, el mundo no se habia olvidado de ella, y su reclusion voluntaria la habia convertido en una leyenda. Seis meses despues de que Scott se marchara a Nueva York con Silvana, y de que solicitara el divorcio para poder casarse con ella, Justin fue a visitarles a la casa que la pareja habia alquilado en Maine durante el mes de agosto. Kendall, su marido y su hija Julia tambien irian a pasar las dos ultimas semanas alli. A Kendall, como a Justin, no le gustaba nada Silvana, pero adoraba a su padre y a su hermano pequeno. No estaba feliz por la separacion, pero se sentia mas unida a Scott que a Meredith y se alegraba de que su padre viviera cerca de ella. Kendall estaba casada con un prospero banquero de inversiones y disfrutaban de una vida magnifica en Nueva York. En la casa de Maine habia una lancha motora que Scott estaba deseando usar, y tambien un pequeno velero que sabia que a Justin le encantaria, ya que los dos ultimos veranos habia ido a un campamento nautico en el estado de Washington. Con solo catorce anos, era un entusiasta de la navegacion. Meredith habia advertido a Scott de que no queria que su hijo saliera a navegar solo en las aguas desconocidas e impredecibles de la costa de Maine. Scott la tranquilizo diciendole que siempre le acompanaria, aunque anadio que Justin era mejor patron que muchos hombres que le doblaban la edad. Era un deporte que le fascinaba y siempre decia que de mayor se compraria un velero y navegaria por todo el mundo. Acordaron que Justin pasaria el mes de agosto con su padre, asi que el muchacho lo estaba deseando. El divorcio tambien le habia afectado mucho y echaba de menos a su padre. Le encantaba la idea de pasar un mes entero con el, y tambien compartir un par de semanas con su hermana mayor, a la que idolatraba, pese a la presencia de Silvana. Decia que era muy tonta y que siempre se estaba enroscando alrededor del cuerpo de su padre como si fuera una serpiente, lo cual le hacia sentir verguenza. Justin hacia todo lo posible por ignorarla. Y como el ingles de Silvana no era muy bueno, tenia una excusa para no hablar con ella. Diez dias despues de que Justin llegara a Maine, Scott se desperto una soleada manana de domingo con una resaca espantosa. La noche anterior habian ido a una fiesta en casa de unos nuevos amigos que habian hecho por la zona. Tenia un terrible dolor de cabeza y no queria levantarse de la cama, asi que dio permiso a Justin para que saliera a navegar solo en el pequeno velero. Era poco mas que un bote, y el chico le prometio que no se alejaria de la orilla y que volveria para la hora del almuerzo. Una hora despues se desato una fuerte tempestad y el oceano se encabrito inesperadamente. El velero de Justin se alejo de la costa mas de lo previsto, arrastrado por las corrientes y zarandeado por las enormes olas. Cuando Scott se desperto a mediodia, al ver el fuerte oleaje que se habia levantado y descubrir que Justin aun no habia regresado, llamo a la Guardia Costera. Bajo al muelle con un nudo en el estomago que se iba haciendo cada vez mas grande: su hijo seguia sin aparecer y era demasiado peligroso salir con la lancha motora para intentar buscarlo. Por la tarde, la Guardia Costera encontro el bote volcado. No habia ni rastro de Justin. Dos dias despues, su cuerpo aparecio varado en la playa de una de las islitas cercanas. Para entonces Kendall ya habia volado a Maine para esperar noticias junto a su padre, mientras que Meredith se habia quedado en San Francisco, sentada junto al telefono, rezando. Sus peores temores se hicieron realidad. Scott la habia llamado llorando el dia que desaparecio, y tambien cuando encontraron su cuerpo. Kendall estaba destrozada cuando hablo con su madre. Todos lo estaban. Scott se veia totalmente desolado cuando Kendall y el volaron a San Francisco con el cuerpo de Justin para el funeral que Meredith habia preparado para su hijo. Kendall estuvo en todo momento pendiente de su padre, pues sabia lo culpable que se sentia. Creia que su madre era mas fuerte y que podria sobrellevarlo mejor. Catorce anos mas tarde, aquellos borrosos recuerdos seguian atormentandolos a todos. Despues de la tragedia, Meredith apenas habia vuelto a hablar con Scott. Kendall sentia mucha lastima por su padre y eso la unio mas a el. Tras la muerte de Justin, fue a visitar diligentemente a su madre una o dos veces al ano, pero la culpaba por lo dura que se habia mostrado con Scott, algo que habia acabado pasandole una terrible factura: el sentimiento de culpa estuvo a punto de destruirle. Durante un par de anos, Scott se sumio en una espiral de drogas y alcohol de la que solo logro salir gracias a la ayuda de Kendall y de Silvana. Meredith le habia echado toda la culpa de la muerte de Justin, algo que a Kendall le parecia cruel. Habia sido un accidente. El no lo habia matado. Sin embargo, habia actuado de forma estupida y negligente, y habia faltado a la promesa que le hizo a Meredith, y como resultado Justin habia muerto. Ella no tardo en firmar los papeles del divorcio. Scott y Silvana se casaron finalmente. En aquellos momentos la necesitaba mas que nunca. Y dos anos despues de la muerte de Justin, de nuevo sobrio, retomo su carrera. En esos momentos, con sesenta y nueve anos, apenas actuaba y se dedicaba sobre todo a dirigir y a producir, con mas exito que antes si cabia. La incipiente carrera de Silvana fracaso de manera estrepitosa y cayo en el olvido antes incluso de que Scott volviera a trabajar. Ya tenia cuarenta y un anos, y llevaba la vida de la esposa de una celebridad de Hollywood, lo cual ya le iba bien. Ya no quedaba rastro de su belleza, habia ganado peso y se habia convertido en una persona cargante, sin talento ni personalidad. Era una de esas mujeres que habian sido deslumbrantes en su juventud y que se esforzaban por continuar pareciendolo a golpe de botox y bisturi, aunque lo unico que conseguian era resultar vulgares. Pero despues de trece anos de matrimonio continuaban juntos, y ella estaba encantada con su papel de esposa de un actor y productor famoso. Seguian viviendo en Nueva York, donde Scott podia pasar mas tiempo con su hija y con su nieta. Meredith dudaba de que le fuera fiel a Silvana, aunque lo que hiciera con su vida le traia sin cuidado. Kendall habia crecido y Justin ya no estaba, de modo que no tenian razon alguna para hablarse. No habian vuelto a verse desde el funeral de Justin, un recuerdo que resultaba desgarrador para todos. Scott nunca se habia perdonado por su muerte y no habia tenido mas hijos con Silvana. Ella tampoco queria tenerlos. Era veintiocho anos mas joven que el y se contentaba con seguir siendo su nina. Continuaba comportandose como si fuera su munequita, aunque ya no lo pareciera en absoluto. Kendall nunca habia perdonado a su madre por lo dura que habia sido con su padre a causa del accidente, y rara vez iba a visitarla a San Francisco, algo que a Meredith le causaba una enorme afliccion. La deprimia ver la casa donde ella y su hermano habian crecido. Su madre mantenia la habitacion de Justin intacta, como si fuera un santuario, y ella misma se habia recluido y vivia como un espectro. Los dos encargados de la casa, Jack y Debbie, le producian escalofrios. Se comportaban como si fueran los duenos del lugar, algo de lo que su madre ni siquiera parecia darse cuenta. Y, como resultado de su distanciamiento con Kendall, Meredith habia llegado a tratar a Debbie casi como a una hija. Solo era cuatro anos mayor que Kendall, y Meredith podria haber sido perfectamente su madre. Ademas, vivian en la misma casa y se veian a diario. La exitosa carrera cinematografica de Meredith llego a su fin cuando Justin murio. Tras su muerte se paso dos anos encerrada en la mansion, llorando la perdida de su hijo. Le costo otros tres anos volver a sentirse remotamente ella misma. Tuvo pesadillas durante anos, hasta que por fin, de forma lenta y dolorosa, llego a aceptarlo. Para entonces, rodar peliculas ya no le interesaba. Ella y Scott habian invertido su dinero de forma inteligente. Meredith no tenia grandes gastos y no necesitaba trabajar. Intentar recuperar su categoria de estrella le parecia una farsa absurda despues de la perdida de su hijo, asi que, sin siquiera pretenderlo, se recluyo en la mansion. Se pasaba dias sin hablar con nadie, salvo unas pocas palabras con sus empleados, quienes de manera eficiente, tal como ella les habia ordenado, mantenian el mundo exterior a raya. Ellos la protegian de una vida publica de la que ya no queria formar parte. Durante aquellos cinco primeros anos tras la muerte de Justin, Meredith permanecio ajena por completo a cuanto la rodeaba. No se dio cuenta de que habian desaparecido cuadros de las paredes del salon, ya que rara vez entraba en la estancia y no prestaba atencion a lo que contenia. Cuando Debbie le conto que una sirvienta a la que habia contratado habia robado algunos abrigos de pieles, ella no le dio ninguna importancia y dejo que la despidiera. No se imaginaba volviendo a lucir nada tan glamuroso. En esa etapa de su vida se vestia con vaqueros, y con parkas viejas cuando hacia frio, y se limitaba a sentarse en el jardin. Llevaba zapatillas deportivas o botas de jardineria. Cuando salia a dar sus largos paseos, nadie la reconocia. La gente de la zona solo sabia que la legendaria actriz vivia en aquella mansion. Sabia lo que le habia sucedido y que casi nunca salia de su propiedad. Era una de aquellas tragedias que ocurren en la vida y de la que algunas personas jamas se recuperan. Al parecer, Meredith era una de ellas. Su carrera cinematografica habia llegado a un abrupto final cuando tenia cuarenta y nueve anos. Y, con ella, el resto de su vida. Meredith dejo de ver a todas sus amistades. No le quedaba mas familia que Kendall, que vivia a cinco mil kilometros con su marido y su hija, tenia su propia vida y casi nunca iba a San Francisco. Kendall habia permanecido unida a su padre y la habia excluido a ella de su vida. La traicion de su marido, la muerte de su hijo y el hecho de que su hija se pusiera de parte de su padre y la abandonara habian sido unos mazazos terribles que habian sumido a Meredith en la soledad. Catorce anos despues de la muerte de Justin, a la edad de sesenta y tres, Meredith llevaba una vida tranquila. Durante todo ese tiempo se habia negado a recibir a su agente, que habia fallecido antes de que llegaran a hablar siquiera. No tenia el menor interes en retomar su carrera o volver a convertirse en la gran estrella que habia sido. Ya no se sentia atormentada por la perdida de su hijo. Habia aprendido a vivir con ello, a aceptarlo, y creia firmemente que volveria a encontrarse con el algun dia. Tampoco viajaba. No le gustaba salir de San Francisco, preferia quedarse en la casa donde Justin habia vivido toda su corta vida. Su habitacion, en la planta superior, permanecia intacta. Ya apenas entraba, salvo para buscar una fotografia o algun objeto suyo. Se conformaba con saber que estaba alli y que seguia igual que cuando el vivia. Nada habia cambiado en la casa desde hacia catorce anos. Eso le hacia sentir que, despues de la muerte de Justin, el tiempo se habia detenido. Pero los anos siguieron pasando… Jack y Debbie se habian convertido en los guardianes de Meredith, su escudo contra las miradas indiscretas del mundo exterior, y se aprovechaban de la situacion a su antojo sin que ella cuestionara ni reparara siquiera en lo que hacian. Habian dejado que el seto creciera aun mas para que nadie viera lo que se ocultaba tras aquellos muros. Durante los primeros cinco anos, Meredith habia sufrido una depresion enfermiza. Para entonces su vida podria definirse como apacible, era una mujer con un pasado conocido y una historia tragica, que se conformaba con pasear por el jardin o, en los dias tempestuosos, conducir hasta la playa para plantarse frente al mar y dejar que el viento le azotara la cara. No sentia necesidad de compania ni le apetecia volver a ver a sus viejas amistades. Sus vidas eran muy diferentes de la suya. Meredith habia visto algunas de las peliculas que Scott habia dirigido ultimamente. Le sorprendio lo buenas que eran y la alivio que el no saliera en ellas. No tenia ganas de volver a verle la cara. Hacia tiempo que todas sus fotografias habian desaparecido de la casa. En cambio, habia retratos de Justin por todas partes, en todas las etapas de su corta vida, y tambien de Kendall, aunque bastantes menos. Debbie hablaba a Meredith de su hijo en tono reverente y supo convertirse en alguien esencial a la hora de reconfortarla. Sabia que le apetecia comer y cuando y como le gustaba que le sirvieran. Sabia el tipo de libros que le gustaba leer y se encargaba de conseguirselos. Le dio a conocer algunas series nuevas de television y las veian juntas. Debbie se convirtio en una especie de filtro para ella, evitandole todo aquello con lo que no queria lidiar y haciendole la vida mas facil. Por su parte, Jack la tranquilizaba diciendole que el la mantenia a salvo, y ella le creia. El mundo exterior se le antojaba extrano y peligroso, y, casi sin darse cuenta, Meredith se volvio dependiente de la pareja. Ellos le facilitaban la existencia, y ella les estaba agradecida por ello. No la habian abandonado, como habian hecho Scott y Kendall. Incluso habian colocado una malla tupida entre los barrotes de la verja principal para que los curiosos no pudieran atisbar en el interior de la propiedad. Meredith era una especie de leyenda en el vecindario, la famosa estrella de cine cuyo hijo habia muerto y que se habia retirado del mundo.

  • No he acabado contigo de Jessica Lozano

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    Tara no le conoce, no sabe su nombre y aun asi se deja llevar por la pasion en aquella sala de cine. Todo comienza como una erotica fantasia, pero se transforma en algo obsesivo y en una descontrolada atraccion. El la arrastra hasta el limite logrando que lo desee con solo mirarla. Intenta alejarse, no puede permitirse tener una relacion, pero Damyan es directo y muy persuasivo, sabe que algo le oculta e intenta que confie en el. Tara no puede hacerlo y lo que penso que seria un simple juego, se convertira en algo peligroso. Su oscuro pasado volvera para recordarle que este donde este la encontrara y su vida dependera de la decision que tome.

  • Te pertenezco de Yaz Miller

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    Primera parte de la trilogia Te Pertenezco

  • Amor y Muerte (Salvada por amor n2) de Margotte Channing

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    Habian tomado la posada al asalto, aunque, al parecer, el dueno estaba encantado de que la fiesta se celebrara alli. Era una curiosa boda aquella, en la que, la mitad de los asistentes eran escoceses, y la otra mitad, vikingos. Rosslyn, por fin casada, miraba alrededor con asombro, escuchando los gritos de los hombres, y los golpes en las mesas festejando los brindis. Estaba sentada entre su hermano, Ricardo, y Gunnar, su reciente marido. Al otro lado de este, estaba sentado Ari, el hijo de Gunnar- sonrio al rectificar en su mente- en realidad, ahora era hijo de los dos. Tenia 16 anos y era un chico encantador en todos los sentidos, ademas de sumamente inteligente. No habia permitido que la invalidez con la que habia nacido, hubiera agriado su caracter. Gunnar le habia fabricado una silla de madera para que pudiera desplazarse, perfeccionandola durante meses. Recientemente, le habia incorporado un par de ruedas, el diseno estaba copiado de un papiro de 200 anos de antiguedad, que habia caido en las manos de Gunnar por casualidad. Enseguida se dio cuenta de la importancia que podria tener para la vida de su hijo. En el aparecia dibujado un general del ejercito chino, que estaba ante las tropas, sentado en una silla de ruedas. Gunnar estuvo estudiandolo durante dias. Al principio, le parecia que no podria construirla. Por eso, no le dijo nada a Ari, hasta que la fabrico. Despues de semanas de trabajo, consiguio hacer una que se movia, aunque las ruedas, incluso sin peso encima, se rompian constantemente. Despues de hacer bastantes cambios, hacia pocas semanas, se la entrego a Ari para que la probara. Este, cuando la vio se echo a llorar, entonces Gunnar fue realmente fue consciente, de lo dura que era la vida para su hijo. Una vez sentado en ella, por primera vez en su vida, pudo moverse sin depender de nadie, siempre que no hubiera escaleras por medio claro. Ari no queria que, a su edad, le siguieran llevando en brazos, como si fuera un nino. El padre de Rosslyn, William Douglas, habia cedido el lugar junto a su hija, para que, su recien descubierto medio hermano, Ricardo "Corazon de Leon" se sentara junto a ella. Volvia al dia siguiente a las cruzadas, y era la unica ocasion, en la que podrian pasar algo de tiempo juntos. Rosslyn se giro hacia Ricardo con un suspiro. Era injusto que le presentaran a su madre y uno de sus hermanos el mismo dia, y solo pudiera disfrutar de ellos un rato. – Ricardo- este se volvio sonriente, pidiendo disculpas a William, que estaba sentado a su lado. – Dime, hermana- ella contemplo su sonrisa, admirandola, sin saber que era igual que la suya. – Me gustaria que nos conocieramos un poco mejor, ?no seria posible que te quedaras unos dias mas? – No, querida, lo siento mucho. Mis soldados me esperan hace dias, he retrasado la partida por tu boda. Tampoco puedo acompanarte parte del viaje, porque vamos en direcciones contrarias- sonrio con tristeza. – Siento que hayas cambiado tus planes por mi- el levanto la mano para que no siguiera hablando. – Me ha alegrado mucho conocerte. Pero, ademas, madre no me hubiera perdonado que, no lo hubiera hecho. – ?Es muy mandona? – pregunto curiosa.

  • Fragil de Belgica Cortes Jimenez

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    Un dia para otro puede cambiar tu vida, ya sea para bien o para mal.
    Emilia Jimenez es una exitosa directora creativa en Chile. Su mejor amigo Alejandro Ossandon es un reconocido fotografo internacional que la “mima” como solamente un amigo lo puede hacer.
    Una extrana situacion dara origen que Emilia conozca a un desconocido extranjero, lo cual provocara que su secreto salga a la luz.

  • Contra las estrellas, Claudia Gray de Claudia Gray

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    Una batalla intergalactica. Una alianza forzosa. Una pasion imposible.
    ?Suenan los androides con amores electronicos?

  • Estamos hechos de gotas de lluvia de Saray Garcia

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    Para algunos, las heridas que sangran no son mas que un balsamo para sobrellevar las que estan bajo la piel y nunca cicatrizan.

  • Verdugo de Yaira Britos

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    Genova queria a un hombre que la hiciera temblar unicamente con una sonrisa, pero, sobre todo, ella queria experimentar y solo hacia falta que tocara la puerta de la oficina de aquel magnate multimillonario para recibir todo lo que alguna vez habia deseado.

  • Carolina entre lineas de Tatiana M. Alonzo

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    Ademas de ser Community Manager en la libreria Cafe y letras, y buscando aunque sea en suenos salir de la rutina, he intentado escribir al menos veinte historias en las que encuentro el amor verdadero de la forma que menos espero y, por supuesto, con quien menos espero; desde un millonario que ama mi timidez, hasta un revoltoso para el que represento un reto. Porque vamos, hay que ser francos, en la vida real eso no sucedera y afortunadamente no es delito sonar despierto.

  • Bajo las cenizas de la Navarreria de Begona Pro Uriarte

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    Desde su exilio en Calahorra, los caballeros navarros vencidos en la guerra de la Navarreria de 1276 ni olvidan ni perdonan. Los ocho anos que han transcurrido desde entonces, no han contribuido a restanar las heridas. Lo han perdido todo: sus bienes y sus tierras han sido confiscados y sus apellidos han quedado marcados con el infamante calificativo de banido. Mientras luchan por preservar su estatus en Castilla, el reino que les prometio ayuda frente a los franceses y que les abandono en el ultimo momento, los desterrados no dejan de mirar a Navarra, a la espera de una senal que les permita regresar y recuperar todo aquello que les fue arrebatado.

  • Cosas conocidas y extranas de Teju Cole

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    Teju Cole es un observador tan perspicaz como emotivo, dotado de una especial sensibilidad para captar la extraneza latente en las realidades conocidas. El amplio abanico de temas quetrata en los ensayos escritos para diversos medios y reunidos en este volumen atestigua la riqueza de sus intereses, que versan desde la politica hasta los viajes, pasando por la fotografia, la historia o la literatura. <>. La lectura de estos textos, persuasivos y desafiantes a un tiempo, nos brinda la oportunidad de observar el mundo desde perspectivas insolitas y descubrir cosas nuevas en el mas cotidiano de los paisajes.

  • Melodia para un forense de Mercedes Pinto Maldonado

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    ?Cual es la experiencia mas brutal que un ser humano es capaz de soportar?

  • Con olor a tinta corriente de Magdalena Zapata

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    Con olor a tinta corriente, retrata los abandonos mas profundos, los amores desviados, la forma mas cotidiana en que los seres humanos se dejan llevar por lo primitivo de sus sentimientos. Por los deseos irrefrenables, el olor de la tinta corriente y lo mejor, por una maravillosa piel sin estrenar.

  • Parece que fuera es primavera de Concita De Gregorio

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    Esta novela relata una historia real. Sucedio en 2011. La vivio Irina Lucidi. Esta novela aborda un dolor para el que muchos idiomas no tienen una palabra: <> Irina es una mujer de padre italiano y madre alemana, criada en Belgica y educada en escuelas italianas, abogada, con experiencia laboral en Estados Unidos, Francia y despues en Suiza, donde se caso con Mathias, un suizo aleman que trabajaba en la misma multinacional que ella. Tuvieron dos hijas gemelas, Alessia y Livia, y se separaron. En enero de 2011 el padre se llevo a las ninas, que entonces tenian seis anos, supuestamente para pasar unas vacaciones con ellas. Se suicido en las vias del tren en Italia y dejo una nota a su ex mujer en la que le decia que las pequenas no habian sufrido y que no las volveria a ver. La novela relata la historia de ese desgarro, de ese dolor. La historia de una madre que busca a sus hijas y topa con la burocracia, con la indiferencia, con la desidia, con el olvido. La historia de una madre que debe aprender a vivir con esa ausencia. La historia de una madre que debe aprender a superar la perdida, a cerrar la herida, a mirar hacia delante, a descubrir que <>. Partiendo de un hecho de la cronica de sucesos y dando voz a la madre doliente, Concita De Gregorio ha escrito un libro sobre el absurdo, sobre lo atroz, sobre lo innombrable. Una novela que se adentra en el territorio incierto del sufrimiento y recorre el arduo itinerario necesario para superarlo, para salir adelante. Huyendo del sentimentalismo facil y del sensacionalismo barato, la autora crea una novela concisa, valiente, intensa, sobrecogedora, deslumbrante.

  • Desde la eternidad de Susana Martin Gijon

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    Una ciudad tranquila como Merida salta al primer plano de la actualidad informativa por dos crimenes casi simultaneos. El propietario de un spa ambientado al estilo romano aparece apunalado en sus termas. Un alto cargo del gobierno regional resulta gravemente herido durante un acto publico. Parecen casos sin ninguna conexion, pero la agente Annika Kaunda no lo cree asi, sobre todo cuando descubre un dato desconcertante: las armas empleadas en ambos crimenes pueden tener casi dos mil anos de antiguedad.

  • Hijos del dios binario – David B. Gil de David B. Gil

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    Hijos del dios binario de David B. Gil es un apasionante thriller con tintes futuristas en el que la intriga y la tension van incrementandose a medida que avanza la novela.

  • El deseo del millonario (Los Sinclair 7) de J. S. Scott

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    Mi vida se habia convertido en una mentira y no lo soportaba. Bueno, quiza se salvaba una cosa. Liam Sullivan. Mi jefe era el unico aspecto positivo de mi traslado temporal a la Costa Este. Me gustaba Amesport, una preciosa poblacion costera, aunque sabia que mi estancia en el lugar tenia fecha limite. La gente era amable y no me importaba servir mesas y echar una mano en el resto de tareas del pequeno restaurante donde trabajaba. Pero es que odiaba las mentiras. Hacia menos de un ano que me habia mudado de California a Maine obligada por las circunstancias. Y ahora estaba preparada para dejar atras las falsedades y volver a ser yo misma. Solo habia un problema y ese engano era el que mas me dolia. Liam Sullivan. Mi jefe, dueno del Sullivan's Steak and Seafood, era un dios alto y rubio, amen del protagonista de mis suenos mas humedos desde el dia en que nos conocimos. Por desgracia, las fantasias que ocupaban mi mente rozaban el mismo nivel de lujuria desbocada que el primer dia. Lance un suspiro y me recline en la silla de Liam. Era una pena que no estuviera en el pequeno despacho del restaurante para hacerme compania. Era temprano y faltaban varias horas para abrir las puertas a los clientes. Aun seguiamos el horario de temporada baja, que manteniamos hasta la primavera, por lo que era logico que Liam Sullivan todavia no hubiera llegado al local. --Esto esta a punto de acabar --susurre entre dientes, antes de tomar un sorbo de cafe. Habia llenado la cafetera hasta arriba, pero ya estaba a punto de acabarla--. Dentro de nada volvere a California. Tenia que concentrarme en el regreso a casa. En los ultimos meses, era lo unico que me habia ayudado a mantener la cordura. Me habia visto obligada a seguir con las mentiras, incluso despues de que Liam hubiera admitido que me deseaba, varios meses antes. Y la invencion de mi identidad me corroia por dentro. ?Que otra cosa podia hacer? No podia contarle la verdad. En mi vida real no tenia novio. El chico que Liam habia visto, y que habia dado por supuesto que se trataba de mi pareja, era en realidad mi hermano Noah, que habia llegado a la Costa Este gracias al multimillonario Evan Sinclair. Evan, que tenia su residencia en Amesport, era amigo de mi hermano y habia accedido a echarme una mano para huir de California cuando tuve que irme de mi casa. Le estaba muy agradecida, pero me arrepentia de haber tenido que ocultar mi identidad. Liam conocia a una Brooke que nunca habia existido. Siempre que podia intentaba no mentirle, pero no habia podido confesarle que el hombre que habia venido a verme desde California era, en realidad, mi hermano. Liam me habia ofrecido un puesto de trabajo sin saber gran cosa de mi. Evan le habia pedido que me contratara y Liam habia aceptado al ver mis referencias. Mi hermano y Evan no tardaron en llegar a un acuerdo. Pasar desapercibida. No revelar a nadie mi identidad real. Y no convertirme en el centro de atencion. No podia romper las promesas que le habia hecho a las personas que mas me habian ayudado cuando necesitaba desesperadamente huir de California. Me habian impuesto esas reglas para mantenerme a salvo. Tome otro sorbo de cafe. Era la ultima taza, asi que mas me convenia empezar a preparar otra cafetera, porque iba a necesitarla. Bostece a pesar de la gran dosis de cafeina que habia ingerido e intente concentrarme en los numeros del restaurante. Tal vez Liam era un hombre de negocios excelente en general, pero aborrecia todo lo que oliera a contabilidad e impuestos. A mi, sin embargo, se me daban bien los numeros, por eso habia asumido esa tarea desde hacia unos meses. El hecho de que me hubiera presentado tan temprano en el restaurante no tenia nada que ver con mi carga de trabajo y si con el hecho de que debia volver a California. Aun no le habia contado a Liam que tenia pensado marcharme, algo que no me dejaba dormir de noche. Y como no habia podido conciliar el sueno, al final habia tomado la decision de ir al local a hacer numeros. Francamente, era una tarea que no corria ninguna prisa. Lo llevaba todo al dia y solo me faltaba actualizar la informacion del mes en curso. Pero tenia que hacer algo para estar ocupada y no volverme loca. <>, pense. Desde que Liam habia admitido que se sentia atraido sexualmente por mi, y tras mi posterior confesion de que el sentimiento era mutuo, ambos habiamos mantenido una actitud algo distante. La conversacion no habia terminado de la mejor forma posible. Si, lo veia casi a diario, pero nos limitabamos a hablar de temas triviales cuando estaba de buen humor, y de cuestiones relacionadas con el restaurante. Por lo demas, no habiamos vuelto a mencionar el asunto. El estaba convencido de que yo tenia novio, y como Liam era como era, dio un paso atras al considerar que habia hablado mas de la cuenta. A decir verdad, me pillo algo desprevenida que creyera que podia atraerme alguien como mi hermano, pero no me quedo mas remedio que seguirle la corriente. Si lo hubiera negado, tal vez habria empezado a hacerme mas preguntas, y habia cosas que no podia contar... hasta ese momento. Sin embargo, como la crisis ya habia acabado y yo estaba a punto de volver a casa, poco importaba ya que averiguara la verdad. Aun asi no pensaba contarselo todo. Quiza no le hiciera mucha gracia que tuviera novio, pero menos gracia le haria aun que le hubiera mentido. Al final, la mejor solucion posible era irme. Preferia que pensara que habia pasado por un momento de debilidad a confesarle que mi vida en Amesport se sustentaba en una mentira. En lo que respectaba a Liam, yo habia cumplido mi parte con creces. No era asunto suyo por que habia tomado la decision de pasar casi un ano en la Costa Este cuando tenia mi hogar en California. Sabia que Evan Sinclair no le habia contado gran cosa a Liam. Segun el amigo multimillonario de mi hermano, lo unico que le habia dicho era que yo necesitaba un empleo y alejarme de la Costa Oeste por una temporada. Liam habia aceptado contratarme antes incluso de que llegara a Maine, lo que me permitio entregarme en cuerpo y alma al trabajo en cuanto aterrice. Por desgracia, ese trabajo incluia a un jefe guapisimo, un hombre para el que yo nunca dejaria de ser mas que una empleada. Si, vale, habia tenido un momento de debilidad en casi un ano. El dia en que se sincero y me dijo que me encontraba muy atractiva. Pero desde entonces no habia vuelto a mencionar el tema y yo estaba convencida de que se arrepentia de haberme confesado un sentimiento tan intimo. <>, pense. Y lo cierto era que a Liam Sullivan no le importaria demasiado adonde fuera o que hiciera siempre que lo avisara con el tiempo necesario. Nunca habia sido una de esas mujeres que fantaseaba con hombres que estaban fuera de su alcance. Yo salia con chicos seguros, que encajaban en mi mundo pragmatico. A menudo pensaba que los numeros se me daban tan bien debido a mi falta de imaginacion. La contabilidad era algo concreto. No habia zonas grises. Los numeros cuadraban o no cuadraban. Tuve que hacer un autentico esfuerzo para dejar de pensar en Liam y concentrarme en las cifras del ultimo mes. Cuando levante la vista al cabo de un rato, me di cuenta de que habian pasado varias horas sin enterarme. Me levante y me estire para desentumecer los musculos. Habia estado horas sentada en la misma postura y me dolia todo el cuerpo. --?Que diablos haces aqui tan temprano? Me sobresalte al oir aquella voz masculina enfadada, y me volvi hacia el atractivo baritono que me habia pillado in fraganti. Liam. Deje caer los brazos sin fuerza y el corazon empezo a latirme desbocado, como solia ocurrir cuando veia a mi jefe. Mi cuerpo tenia una especie de sensor especial para aquel hombre, un mecanismo que se activaba como un relampago en cuanto el se acercaba a mi. Dios, que guapo era... Aunque iba vestido con unos pantalones gastados y una camiseta de los Patriots, rezumaba una seguridad y una serena confianza en si mismo que la mayoria de los mortales tardaban toda una vida en reunir. Me estremeci. --Nada. Bueno, no estaba haciendo nada ahora. He acabado de enviarle toda la informacion a tu contable. Los libros estan al dia. No parecia muy satisfecho con la explicacion, pero aquella solia ser su expresion habitual. --?A que hora has llegado? Me aparte del escritorio. --Temprano --balbucee. --?Que significa <>? No queria confesar que habia llegado antes del alba. Por algun motivo, parecia creer que dedicaba demasiadas horas al restaurante, y no digo que no tuviera razon. Pero trabajar me ayudaba a mantener la cordura. --?Acaso importa? --respondi a la defensiva--. Solo hago mi trabajo. Me acerque hasta el y tuve que inclinar la cabeza ligeramente hacia atras para mirarlo a la cara. Yo era de estatura media, pero Liam era tan alto que me hacia sentir chiquita. De repente la habitacion habia empequenecido y la temperatura habia subido un par de grados. Intente pasar de largo para salir del despacho, pero me detuvo facilmente agarrandome del antebrazo. --A mi si que me importa, Brooke. No eres la duena del restaurante y no quiero que le dediques tantas horas como yo. La verdad, no me apetecia nada tener esa conversacion. Si me habia entregado en cuerpo y alma al trabajo, era por un motivo. Aparte de para ayudar a Liam, que me habia hecho un favor enorme al contratarme. Queria devolverle lo que habia hecho por mi. Me sentia torturada y atormentada, asi que le solte lo primero que me paso por la cabeza. --Lo dejo. Te aviso con dos semanas de antelacion. Me zafe de su fuerte mano y sali del despacho. El unico escondite posible era el bano. Cerre la puerta, puse el pestillo y me apoye en la superficie de madera mientras intentaba aplacar el latido desbocado de mi corazon. Ahora solo tenia que sobrevivir a dos semanas infernales antes de averiguar como iba a olvidar al unico chico capaz de hacerme perder la cabeza.

  • A orillas del rio Piedra me sente y llore, Paulo Coelho de Paulo Coelho

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  • Amor en guerra de Loles Cepeda Aguirre

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    Una espia francesa consigue adentrarse en el hogar de los Scholz, una familia perteneciente a las SS. El coronel Scholz contrata a Erika, como la institutriz de su hija. La joven se gana la confianza de la familia, incluida la del primogenito del coronel, Herman, quien parece tener una vida preparada y dispuesta por la voluntad de su padre. Bandos e ideologias enfrentadas, en medio de pasiones irrefrenables, donde el amor esta destinado a aflorar, en mitad del caos belico del momento.

  • ?Quien le hacia la cena a Adam Smith? de Katrine Marcal

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    Un analisis fascinante de la historia de la economia y del pensamiento economico desde un enfoque femenino.
    Katrine Marcal se enfrenta en este ensayo al gran mito economico que ha configurado el mundo contemporaneo, y nos anima a acabar con el Homo economicus de una vez por todas.