• Paddock, amor sobre ruedas de Emma Maldonado

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    Todas las mananas me levantaba pensando en Oscar Fanelli. Aparte de porque fuera guapo, no me interesaba solo por eso, sino por su aficion: la Formula AM. Mi mayor sueno era conocerlo y dar una vuelta en alguno de esos veloces coches raspando el asfalto. Ya de pequena apuntaba maneras. Mis primeras ruedas fueron unos patines, y !cuantas veces no me cai sobre ellos por correr a la velocidad del rayo! Despues la bicicleta ocupo su lugar, y, cuando cumpli los dieciseis, decidi que, en cuanto pudiese, rodaria sobre un estupendo coche de carreras. ?Como les habia sentado esto a mis padres? Pues a mi padre genial, que era el que me habia arrojado a su hobby favorito. Y a mi madre... Bueno, para ella la sensacion que habia tenido cuando le hable de mi sueno habia sido, en palabras suyas: <>. Aun asi, jamas desisti. ?Cual era el problema? Que conducir se me daba de pena; si, de pena, y ademas mi madre estaba tan histerica con el tema de que fuese piloto que no habia quien la soportara. Al final elegi la opcion B y me embarque en un nuevo objetivo: ser ingeniera. Me habia esmerado en aprender ingles para poder estudiar y ser especialista en aeronautica y, algun dia, ser la mejor del mundo. Era la mayor fan de Xanders Yewy, el mejor y mas respetado experto en la materia hasta el momento. Y, aunque no lo conocia personalmente, seguia todos sus pasos a pies juntillas. Habiendo emigrado a Inglaterra en contra de la voluntad de mi madre y despues de haber obtenido la mejor nota de mi promocion, emprendi la busqueda de mi lugar entre las grandes escuderias de la Formula AM, aunque ninguna me quiso por ser novata; mucho menos la mas prestigiosa, Rear Racing, que era por la que habia suspirado todo ese tiempo. Viendo las perspectivas, me dedique a mendigar un puesto de trabajo en equipos menos populares. Al final mis plegarias fueron escuchadas por algun dios y me contrataron como jefa de ingenieria aeronautica. Y aqui estoy, con mi escuderia, Siter T. Racing. !Vamos a correr la ultima carrera del Mundial de Formula AM y yo soy parte de todo este circo automovilistico! !Que emocion! Aunque no es oro todo lo que reluce. Despues de que acabe todo y por fin haya un vencedor, tendre que elegir entre quedarme aqui o aspirar a una escuderia mejor. Que, por otro lado, es lo que siempre he deseado. Para que me entendais, os contare todo desde el principio... 1 Era mi primer dia, y, por el hecho de ser mujer, ya habia algun que otro chistecito a mi alrededor. La verdad, poco me importaba que viesen extrano que una mujer hubiese decidido realizar este tipo de estudios, pero tampoco tenia por que aguantar a ningun gilipollas por eso. --!Eh, tu! !La nueva! --me apelo una voz grunona que aun no habia tenido el <> de conocer--. Te mande llamar hace tres horas y he tenido que venir yo mismo por ti. <>. En su lugar, dejandome la replica en la punta de la lengua, resople. Una cosa era que fuese nueva y otra bien distinta, que fuese la esclava de nadie. --Estoy con algo importante. No soy Dios y no puedo estar en todos lados a la vez. --Me importa una mierda quien seas. Quiero que le eches un vistazo a mi coche; necesito que arregles una averia para !ya mismo! Levante una ceja un tanto ironica. --?Por quien me has tomado? ?Te conozco de algo? Lo cierto es que era yo la que no tenia ni idea de quien era el, pero, por su uniforme, sin duda era un piloto. Con muy malas pulgas, deberia anadir. --Para tu informacion, soy Victor Campos, y nunca repito las cosas dos veces. Ven al box, !ya! Haz que ese trasto corra de nuevo. Y, con las mismas, Victor Campos salio disparado por la puerta por la que habia venido. Puse los ojos en blanco. !Yo no era mecanica! Era ingeniera aeronautica, nada mas y nada menos que la jefa de toda la plantilla, !y ese imbecil se iba a enterar! Me plante en las pistas y lo vi con el gesto serio mientras miraba el coche como si se hubiese hecho anicos. Casi pensaba que se iba a poner a llorar. Le eche un ojo al motor, pese a no ser, ni por asomo, mi cometido. --Bueno, Victor Campos, corredor de Formula AM y simpatica persona --dije con sorna. El elevo una ceja, claramente desconcertado--. Es el cable del freno, que hace contacto con otro que no deberia; nada que no se pueda arreglar. --Cogi un trapo y me limpie las manos--. Y por la velocidad no te preocupes: tengo un par de ideas que pueden, por fin, hacerte ganar. Victor Campos, al que no le habia puesto cara hasta ese momento, competia por ser el mejor piloto de la Formula AM, pero, si seguia perdiendo, probablemente prescindieran de el en poco tiempo. Y para eso estaba yo alli: para hacer que sus ruedas, literalmente, volaran sobre el asfalto. El piloto, con cara de circunstancia y practicamente incredulo, solto una estruendosa carcajada. --Esa ha sido buena, casi me lo he creido. ?Tu? ?Que podrias hacer? Ya se que los mecanicos os teneis en alta estima, pero tampoco es para que te eches tantas flores. Entonces la carcajada la solte yo. --No soy tu mecanica, soy la especialista en aeronautica que la escuderia ha contratado para que tu puedas, de una vez, llegar a tres centimetros del podio. Decir que la venganza sabe dulce y que encima se sirve en plato frio iria muy bien para ese momento. Aunque, despues de dejarlo con tres palmos de narices, me arrepenti un poco por haber danado su hombria automovilistica. No era asi como queria hacerme valer, sino por mi trabajo, aunque no soportaba que se rieran de mi, por muy buen piloto que fuese. Como no me comento mucho mas, pues cogi y me marche. No es por presumir, pero soy bastante guapa y estoy bastante bien a mis treinta anitos. Mi pelo es rubio, largo como el de una antigua romana; mis ojos, azules como el cielo; mis labios, rojizos, y mi piel, de color olivaceo. No podria pasar por la mediterranea estandar. Si a eso le sumamos mi atractivo cuerpo atletico, heredado directamente de mi madre, y mis capacidades como ingeniera, tenemos una composicion bastante explosiva. No, no es que lo diga yo. Siempre acaban haciendo esa definicion de mi despues de pasar por el pertinente examen de <> que todos me hacen. ?Que le vamos a hacer? Las peliculas americanas han danado seriamente nuestra imagen. Los chicos, algunos, cuando ven que tengo aptitudes que superan su ingenua inteligencia, salen corriendo, mientras que otros intentan desafiar mi intelecto como si ser mas listo que yo fuese una competicion a vida o muerte. Luego esta esa minoria que quiere llevarme a la cama a toda costa, y que, segun me venga, lo consigue o no. Afortunadamente para mi, los pilotos no forman parte de ninguno de esos grupos; solo saben mirar por su coche, dar ordenes y poco mas. He conocido a bastantes pilotos insufribles y a otros bastante interesantes, pero al final han sucumbido a la idiotez o la fama, o a ambas cosas. Sin embargo, no habia conocido hasta entonces a un piloto tan prepotente y malhumorado como Victor Campos, y eso mismo estaba comentando con David, uno de los mecanicos encargados de mantener su coche en perfecto estado. --Antes no era asi. Victor molaba mucho --me decia mientras cambiaba uno de los neumaticos traseros del automovil. Se lo habia ordenado yo, pues estaban todos bastante desgastados como para aguantar mas de dos minutos de entrenamiento. --?Y como era? --pregunte intrigada. No sabia mucho de Victor Campos. Siter T. Racing no me habia interesado demasiado hasta que contacto conmigo para ofrecerme el puesto despues de dejar mi excepcional expediente. Sabia que el podio se le habia resistido en unas cuantas ocasiones. No alcanzaba los primeros puestos desde hacia un tiempo. Creia que esa era la razon principal por la que habian decidido cambiar de ingeniero aeronautico; eso y que el puesto de Victor pendia de un hilo. --!Puf! Otra persona. Veras, estuvo a punto de alcanzar el tercer lugar hace dos anos, pero en el ultimo segundo, Oscar Fanelli lo adelanto y desde ahi todo le fue de mal en peor. El ano pasado volvio a intentarlo, tenia las de ganar, pero, en la ultima vuelta, al girar en una curva el coche se salio del circuito. No le paso nada, para el golpe que se pego, pero Oscar Fanelli quedo el primero. --Me encanta Oscar Fanelli --dije sin pensar. --Es un gilipollas, !y mas vale que no vuelvas a decir eso por aqui si no quieres que te despidan! --rugio una voz detras de mi. David se puso tieso como una vela y reemprendio la azarosa tarea de cambiar los neumaticos restantes sin ayuda. Me gire hacia Victor, dispuesta a defender a David si hacia falta. Despues de todo, habia sido yo la que habia metido la pata. Me encontre con sus ojos marrones acribillandome; con su nariz recta y discreta fruncida de forma molesta. --Lo tendre en cuenta --dije sin mas, cruzandome de brazos. Avanzo hacia mi. Casi podia intuir, por sus gestos tensos, que, si hubiese sido un hombre, probablemente me habria llevado un punetazo. --Mas te vale, si quieres durar aqui mas de dos telediarios --me amenazo mientras su rostro se posaba a dos palmos del mio y sus ojos se entrecerraban. Senti un poco de miedo ante tal amenaza, pero no lo demostre. No me atrevia a contestarle, asi que hice de tripas corazon y suspire de alivio cuando su mirada se despego de mi para contemplar su monoplaza. --?Que estais haciendo con el? --pregunto, rudo. --David va a cambiarle las ruedas porque esas estan muy pasadas. El tipo que he elegido te dara mas velocidad, junto con la forma un poco mas curva de los nuevos alerones que vamos a incorporar. De repente, me miro horrorizado. --!?Te has vuelto loca?! !Rubia tenias que ser! Entonces entrecerre los ojos yo. --Y mujer tambien. No me vengas con machismos ahora, porque no los tolero. Paso completamente de mi comentario y se me acerco de nuevo. Esa vez me agarro la muneca de forma brusca. --Wendel me dijo que unos alerones con forma cuadrada irian mejor, por eso los pusimos asi, !y a mi me parece bien! ?Quien te crees que eres para venir aqui como una diva y cambiarlo todo? No sabia quien diablos era Wendel, pero, de todos modos, conteste: --Soy la que va a hacer que ganes. De nada --replique, soltandome de el. Faltaba medio segundo para que su cabeza echara humo, asi que, antes de que eso ocurriera, se largo pisando fuerte sobre el asfalto, murmurando algo asi como: <>. David silbo. --Siento haberte metido en este lio. No sabia que hoy se pasaria por estos lares. --Tranquilo, no le tengo miedo. Lo que no se es como habeis podido aguantarlo tanto tiempo por aqui. --Supongo que, en el fondo, todo el equipo sufre su frustracion, aunque no gastamos tanta mala leche. Sonrei ante su comentario. Lo cierto era que no habia un apice de veneno en sus palabras. Si hubiese sido el, casi seguro que ahora estaria despotricando sobre el piloto.

  • Las sombras de la catedral de Emma Maldonado

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    Cambiar de aires nunca fue facil. Sobre todo cuando llegas a una ciudad nueva y descubres que estas en el sitio equivocado en el momento equivocado.

  • Mejor contigo… ?o sin ti? de Emma Maldonado

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    Un (des)afortunado atropello con una bici… y las flechas de Cupido son lanzadas al azar, la pareja que las ha cogido al vuelo, no puede ser mas disfuncional. ?Quien se terminara enamorando de quien?