Dona Ter - TODOS SUS LIBROS
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Semanas de siete martes de Dona Ter
https://gigalibros.com/semanas-de-siete-martes.htmlDicen, se habla, se comenta que las novelas romanticas son muy previsibles, que desde el inicio se sabe como van a terminar. La boda suele ser el recurso utilizado en el noventa por ciento de los casos y esta no va a ser la excepcion. Pero ?para que esperar?
Por eso he pensado que lo mejor sera que te cuente mi historia mientras nos tomamos una copa de champan (o las que surjan) y damos buena cuenta de la tarta nupcial.
Querid@ lector@, ponte guap@ porque nos vamos de boda ya desde el prologo. -
Cuentaselo a Chantal de Dona Ter
https://gigalibros.com/cuentaselo-a-chantal.html?Cuantos de nosotros nos guardamos dentro un monton de palabras que nunca nos hemos atrevido a pronunciar en voz alta? Ya sea por verguenza, por miedo, por creer que ya es demasiado tarde o, lo peor de todo, porque la persona a quien van dirigidas ya no esta.
“Cuentaselo a Chantal” es el espacio que te brinda la oportunidad de hacerlo por fin.
Esta noche es Paloma quien nos cuenta su historia que ha bautizado con el titulo: “No puedo decirte adios”.
Bienvenidos una noche mas a Cuentaselo a Chantal en Radio Faro. -
Hueles a lluvia de Dona Ter
https://gigalibros.com/hueles-a-lluvia.htmlAgotada. Felizmente agotada. Asi se sentia Chloe cuando salio del edificio donde habia pasado el dia trabajando. Reunion tras reunion. Era lo que menos le gustaba, ella preferia el trabajo de campo, de laboratorio para ser mas exactos; el resto era pura obligacion que siempre esperaba hasta el ultimo momento para hacerla. Lo suyo eran las esencias, la burocracia no le inspiraba nada. Saco el telefono y se puso a revisar los mensajes y llamadas, solo levanto la cabeza para fijarse en que habia un taxi parado frente a ella. Abrio la puerta y se subio en el. Estaba tan despistada, algo que su madre le recriminaba desde nina, que ni se dio cuenta que el taxista no espero a tener un destino para perderse entre las callejuelas de la ciudad. Otro problema que su progenitora le recordaba continuamente, dejarse llevar y no ser consciente de lo que pasaba a su alrededor. Cerca de ella, una melodia distorsionada, y bastante mal afinada, la hizo reaccionar. --Perdone, pero no recuerdo haberle dicho a donde quiero ir --advirtio Chloe al volver a la realidad pero sin despegar los ojos del telefono. Estaban parados en un semaforo, y a pesar de la llovizna, un ciclista estaba parado junto a ella apoyandose en el cristal y canturreando una cancion. Le parecio que era un villancico, un aviso en forma de cancion de la epoca en la que estaban. No habia mas hojas en el calendario, otro ano mas que pasaba, pero ese habia sido tan especial que aun le costaba reaccionar y asimilar todo lo ocurrido. --Lo se, pero se donde llevarla. Esa voz eclipso a Chloe, sin ser consciente, sus labios esbozaron una sonrisa, cerro los ojos y su mente se perdio en los recuerdos. Dos anos antes. Nervioso y loco. Sobre todo un "loco chiflado" es lo que se repetia una y otra vez Paul, sentado en su taxi esperando en la calle frente a un hotel. En lugar de aprovechar el mal tiempo que hacia aquel domingo por la tarde de mediados de marzo en Paris y hacer algo de dinero, sobre todo llevando a turistas que no querian mojarse, el habia decido esperar alli sentado. Creia en las casualidades, pero tambien que a veces hay que provocar la situacion para que ocurran. Por eso estaba alli, "esperando" su oportunidad. El amor incita a hacer locuras, eso todo el mundo lo sabia, fueran, o no, creyentes de Cupido; ademas estaba en la Ciudad del Amor, ?que se podia esperar? Que ocurriera, era solo cuestion de tiempo y parecia que habia llegado su momento. Tentado estuvo, pero aun no lo habia hecho, de llamar a su hermana Marion y contarselo. Ella, que con sus veinte anos era un romantica de libro, ella que creia ver amor, miradas dilatadas, almas de colores buscando su gemela en cada hombre que se cruzaba, estaria entusiasmada de que por fin el hubiera sucumbido. Refunfuno para si mismo, pero una sonrisa ladeada escapo de sus labios. Si hasta se habia puesto una camisa, que habia planchado instantes antes de salir de casa, lo nunca visto. El que era de camisetas con todo tipo de logos y colores, el de tejanos y zapatillas, el que lo de afeitarse era algo semanal y no ir a cortarse el pelo hasta que no le tapaba los ojos... se miro en el espejo del retrovisor como si con ese gesto pudiera ver algo que no hubiera visto en los ultimos veintiseis anos... Sabia que no era feo, pero tampoco un hombre irresistible. Era alto y delgado, pero no porque se privara ni machacara su cuerpo en gimnasio, habia nacido asi. Moreno, ojos verdes, nariz un poco aguilena, cara cuadrada, labios gruesos... nada resaltable, un conjunto de lo mas banal. Marion siempre le recordaba que no esperara que las chicas se le tiraran encima a la primera, "tu tienes "charme" ese encanto para seducirlas cuando te conocen, y esa es tu arma, porque luego no querran soltarte". <
>, se repetia Paul, pero la sobrecarga adrenalina que llevaba desde el viernes le hacia sentir de algun modo mas vivo y con ganas de seguir esa aventura. Todo habia empezado el viernes noche cuando sobre las ocho habia acompanado a una chica desde la estacion de Montparnasse hasta su hotel en la zona de le Marais. La gente no presta atencion a lo que dice en un taxi, hablan por telefono como si estuvieran solos, detalles que frente a un desconocido nunca se les ocurriria hablar, alli dentro, parecian olvidarlo. Habia escuchado de todo, cerrar temas espinosos de contratos, citas clandestinas, peleas, palabras de amor, donde esconder las llaves o hasta la clave de ordenador de oficina... Todo ello era lo que habia llevado a escoger ese trabajo. Paul tenia una libreta siempre a mano, donde iba apuntando algunas frases, anecdotas. La inspiracion nunca sabia por donde podia aparecer. Y la chica de aquel viernes era todo un enigma. Habia algo en aquella mujer que cada vez que pensaba en ella le era imposible no suspirar como un adolescente. Desde que se subio al coche y la vio deshacerse el panuelo que llevaba en el cuello, sus ojos se habian quedado prendados por la sonrisa que ella le ofrecio al darle la direccion del hotel. El telefono de la pasajera sono y Paul se obligo a mirar hacia delante y hacer su trabajo. Con mas interes que otras veces, presto atencion a todo lo que ella decia mientras contestaba la llamada. Era una tal Annette, pronto entendio que era una amiga. En un viaje de media hora escasa, sabia que sus abuelos se habian ido a Benidorm en busca del sol y le habian dejado a ella a Coco, un loro parlanchin que tenia prediccion por Edith Piaff y desde entonces en casa solo se oia a la reina de la musette [1]francesa. Que esa misma manana se habia peleado con el que imaginaba era su novio, un tal Rene, el habia esperado hasta el ultimo momento para decirle que no la acompanaba en su viaje a Paris, y ella, harta de harta de tanta discusion, habia decidido poner fin y con palabras texturales "ir sin equipaje a la ciudad del amor". Y alli estaba el ahora, apurando el segundo cafe, ya frio de aquella tarde. Un paquete de galletas ya vacio tirado sin miramientos sobre el asiento del copiloto, junto a una libreta... y la musica de la radio sonando bajito para que no le impidiera pensar y afectara a sus frescos recuerdos. En la conversacion le recordo a Annette la hora exacta de llegada para que la fuera a buscar a la estacion, las nueve y treinta y seis minutos. Eso, junto el comentario "al pasar por Poitiers he saludado con la mano como me dijiste, aunque dudo que tu madre me viera" y algo sobre una patisserie [2] llamada David y sus famosos eclairs que no tenian nada que envidiar a las conocidas pastelerias parisinas eran las pistas que aquella noche utilizo Paul en su casa para descubrir de donde era la chica y a que hora salia su tren. "!Burdeos, te encontre!, Grito feliz." Cuando la vio salir, el corazon le empezo a bombear con rapidez, igual que un sabueso detras del maldito hueso de plastico, levanto los brazos en senal de victoria, ni que hubiera ganado la Champions. Se planteo hasta cambiar de oficio. No se le daba tan mal ser espia. Puso la luz en verde y se acerco a ella. Verla de nuevo fue una confirmacion que la espera habia valido la pena. No sabia como describirla, el era un hombre, solo llegaba a decir que llevaba el mismo chaqueton rojo y los zapatos de tacon del mismo color del viernes. Solo se le ocurrian palabras como elegante, sensual, preciosa. Siguio con precision cada paso de ella, el bamboleo sensual que hacia al caminar hacia el, completamente ignorante de los ojos hambrientos con los que Paul la observaba. Se bajo de un salto y abrio el maletero para guardar el pequeno equipaje que ella llevaba. --A la estacion de Montparnasse, por favor --dijo Chloe antes de resguardarse en el interior, se la quedo mirando absorto aun pensando en la suerte que habia tenido. Vale que el habia ayudado un poco a que se diera "esa" casualidad, ya que llevaba mas de dos horas frente a aquel hotel esperando que ella saliera, pero habia merecido la pena. Se sento y se dio cuenta de lo nervioso que estaba, hasta le temblaba una poco la mano cuando la puso en el cambio de marchas y emprendio el camino. --Maldita ciudad, estoy empapada --dijo buscando algo en el bolso. El sin anadir nada le entrego una caja de panuelos. No podia apartar los ojos de ella, estaba preciosa asi despeinada, mojada. No era la primera vez que alguna mujer aprovechaba el trayecto para maquillarse, pero para Paul, verla secarse la cara, peinarse un poco con los dedos y como remate sacar un pintalabios del bolso y pintarse los labios fue lo mas sensual que habia visto nunca, tanto como para sentarse mas erguido y recolocarse la camisa tirando de ella hacia abajo. Era preciosa, sexi. Media melena morena y algo ondulada que envolvia una cara pequena en forma de corazon, lo que mas resaltaba era sus ojos. Una mirada verde marina, grande, limpia, atrayente. El taxista no podia apartar los ojos de aquellos labios ahora rojos pasion, pasion que despertaba en el aquella boca de pinon. Sin hacer referencia a un cuerpo menudo pero con unas marcadas curvas que le hicieron hervir la sangre. Ella, ajena a los pensamientos de el, habia perdido la vista en la ciudad que un cristal cubierto de lluvia dejaba entrever. --Espero que no vaya con el tiempo justo, entre que es domingo por la noche y la lluvia esto es un caos. --No, lo imaginaba y voy con margen. Ademas el viaje ha resultado nefasto. --?No le ha gustado Paris? --pregunto el, feliz de poder empezar a hablar con ella, nada le apetecia mas. --La ciudad es preciosa pero me voy con las manos vacias. --?Venia con el o pensaba encontrarlo aqui? --No sabia porque le habia preguntado eso, pero queria saber todo de ella. --?El que? --inquirio ella sin entenderle. --El amor. --Era un tema de recurso para un taxista de Paris. --?Perdon? --dijo y antes de que pudiera contestarle le dejo claro que si que habia entendido-- No, se confunde. --?Y entonces a que ha venido? --insistio. Levanto un poco la vista, lo suficiente para verla a traves del retrovisor, parecia molesta y eso lo inquieto. --Por lo que se ve a darle conversacion a un taxista --contesto sin pensar. Una vez dicho se dio cuenta de lo mal que habia sonado y lo poco educado de la misma. Tanta espera tenia que valer para algo mas... aunque tenia que reconocer que le gustaba que no se lo pusiera facil. < > se dijo Paul. --Perdone, solo intentaba hacer mas ameno el viaje --se justifico... pensando en que decir para seguir pudiendo hablar con ella. Pero nada se le ocurria. --He venido buscando un olor --le informo Chloe al cabo de unos minutos. --Un olor... ?en la ciudad? --Estaba sorprendido. --Soy, o mejor dicho, quiero ser perfumista. Acabo de terminar Ciencias Quimicas y para entrar en Givaudan, la mejor escuela del mundo de perfumistas, tengo que dar con una excelente idea para la presentacion... --?Y que esperaba encontrar exactamente? Croissant, cafe, curry, especias, pis, y otros excrementos, humo, contaminacion... no veo yo donde esta esa inspiracion para un perfume... --Queria plasmar el olor del Paris nostalgico, el que todos los romanticos le venga a la memoria al pensar en la ciudad del amor. El Paris que inspiro a tantos artistas de la pluma como Hemingway, a los de pincel como Dali, a los de la alta costura... queria esa inspiracion... un perfume son emociones, son recuerdos... -
Kiki de Dona Ter
https://gigalibros.com/kiki.htmlMe llamo Victoria, aunque todos me conocen como Kiki.
El plan era sencillo: aprovecharse de una despedida de soltera de alto standing, porque la novia rusa al final no se iba a presentar. Ademas, quien lo proponia era Angie, la mas sensata de las cuatro, eso nos era garantia suficiente. Cogi un vuelo a Mallorca para fingir ser la novia y asi empezo un fin de semana que recordare toda mi vida.
?Te vienes de despedida de soltera?