• Cuando el amor es de verdad de Carolina Ortigosa

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    Luna estaba dando su paseo matutino antes de ir a la agencia, cuando las emociones la asaltaron con violencia. Esa noche se habia quedado a dormir en el hotel porque Adrian habia tenido un dia agotador y le parecio buena idea. Estaban preparando su fiesta de aniversario, asi que de esa manera evitaba que estuviera yendo a casa y al trabajo continuamente. Adoraba tener el mar a solo unos minutos. La casa en la que vivian juntos ahora, estaba un poco mas alejada y tenia que ir en coche si deseaba caminar un rato. Cada dia, cuando llegaba a la playa y venia el precioso amanecer desde alli, recordaba todo por lo que habia pasado durante esos anos. Desde su anterior relacion que fracaso sin apenas ser consciente de ello, hasta el dia en que conocio a Adrian y todo su mundo dio un giro completo. Aun la sorprendia lo mucho que cambio desde su primer encuentro. El mujeriego con alergia al compromiso, de cualquier tipo, era ahora el mejor hombre que jamas creyo que encontraria, el que siempre fue, aunque no lo dejara ver a nadie hasta que ella llego. Y era todo suyo. Miro su anillo de compromiso, junto al de su boda, y su corazon se acelero. Era la mujer mas feliz del mundo, a pesar de todo lo que habia soportado sobre sus hombros ese ultimo ano, era la mujer mas afortunada y completa ahora que tenia lo que siempre deseo. El fallecimiento de su abuela, la unica familia que le quedaba, fue terrible, pero aun con todo, la sentia cerca, sabia que velaba por ella a cada instante. Con su recuerdo, jamas se marcharia del todo, y eso la consolaba. Se sento en la arena y sus dedos se hundieron entre las piedrecitas. Ese pequeno rincon la confortaba, y ahora que se encontraba bastante nerviosa, era justo lo que necesitaba para serenarse y respirar. Sabia que Adrian apareceria en cualquier momento, como hacia siempre, y debia darle la noticia. Estaba claro que no era algo malo, ni de lejos, pero era pronto, muy pronto para volver a pasar por todo el proceso de nuevo. ?Y si algo iba mal? La primera vez ya se planteo todas esas dudas, pero todo fue de maravilla. Mucho mejor de lo que imagino, y no sabia por que motivo ahora estaba intranquila. Tal vez solo eran las preocupaciones normales. No debia darle mas vueltas. Se levanto, incapaz de permanecer alli quieta por mas tiempo, y fue hasta la orilla. A esas horas el agua estaba fresca, pero en agosto, en pleno verano, era de agradecer. Despues de unos minutos pisando la arena mojada con sus pies descalzos, no lo aguanto mas y marco el numero de Tania. Sabia que a esas horas estaba despierta. --Buenos dias. ?Dando un paseo? --pregunto esta. --Si, esperando a que Adrian llegue para contarle la buena nueva. Luna oyo una risita al otro lado de la linea. --Venga, no te pongas nerviosa. Al menos tu ya tienes experiencia... yo voy a hacerlo por primera vez y estoy que me va a dar algo de verdad... Suspiro. --No podia haber salido mejor ni planeado --dijo Luna con voz chillona por la emocion--. !Vamos a tener un bebe casi a la vez! ?Te imaginas que nos pongamos de parto el mismo dia? Tendriamos un cumpleanos doble para toda la vida --bromeo. --Oh, por favor. Solo reza para que todo salga bien y ya veremos --dijo con alegria y preocupacion a partes iguales. Luna comprendio sus sentimientos mejor que nadie. Mientras ella se quedo embarazada poco despues de la boda de su mejor amiga, esta lo habia intentado durante meses sin resultado. Ahora al fin habia conseguido lo que tanto ansiaba. Ella deseaba contarle la noticia a Ruben, y Luna igual, pero con el temor de que Adrian no se lo tomara tan bien como la primera vez. Fue una gran sorpresa para los dos. Luna ya habia notado algunos cambios en su cuerpo antes de hacer el primer test de embarazo que dio positivo, y cuando fue al medico solo para asegurarse, no fue un shock. Adrian estuvo encantado al saberlo, y se comporto como el padrazo que ninguno sospecho que fuera. Pasaron solo tres meses desde la celebracion de la boda de Tania y Ruben, cuando decidieron que era el mejor momento para casarse. Estaban comprometidos, se querian con locura, y estaban esperando un hijo. En su opinion, esperar era una tonteria, asi que en poco tiempo organizaron una sencilla y emotiva boda en la playa. Con sus amigos y seres queridos, Luna pudo unirse oficialmente y para siempre con el mejor hombre del mundo. Aunque pudo disimular la tripita, compartieron con todos la noticia, y como era de esperar, la familia de Adrian, y ahora la suya tambien, quedo encantada. Se preocuparon un poco al saber que irian de viaje al Caribe durante unas semanas, pero debian aprovechar ahora que podian viajar, y asi pasar tiempo juntos antes de que Luna empezara a trabajar en la agencia con Tania. Cuando llegara el bebe, todo cambiaria para siempre y sin remedio, de modo que no se lo pensaron dos veces. Decir que lo pasaron de maravilla, casi seria un insulto a la luna de miel mas magica que ninguno pudo imaginar. En poco tiempo serian una familia, y a pesar de que no se lo habian planteado de ese modo cuando se comprometieron en San Valentin, les parecia que las cosas no podian ir mejor. --Todo saldra muy bien, ya lo veras. Solo recuerda lo preocupada que estaba yo, y que las cosas vinieron rodadas... luego me reia por haber estado tan nerviosa --expuso para tranquilizarla. --Bueno, es que has tenido mucha suerte con la pequena Aurora... es un angel --dijo con voz sonadora. Una lagrima cayo por la mejilla de Luna. Habia dado el nombre de su querida abuela a su hija como homenaje en cierto modo, ya que no le hacia falta nada para recordarla a cada momento, y porque sabia que alla donde estuviera, sonreiria cada vez que la llamara por el mismo nombre. --Lo es... y espero que este bebe sea la mitad de bueno. Ya con eso me conformo --bromeo con una amplia sonrisa. --Cruzaremos los dedos las dos... --Pues si --convino sin dejar de reir. Hablaron durante unos minutos y Luna corto la llamada para dejarla arreglarse. Ella tambien debia irse pronto si Adrian no aparecia ese dia, pero su hora de trabajar se aproximaba, y debia ir al hotel a recoger a la pequena para llevarla a la guarderia, porque su suegra no podia quedarse de canguro todo el dia, por mucho que lo deseara. Miro el increible amanecer y limpio sus mejillas humedas para que Adrian no la viera llorar. --Espero que no sean lagrimas de tristeza. Su preciosa voz ronca y masculina la hizo estremecerse. Se volvio hacia el y sonrio. --Esas acabaron hace tiempo --aseguro. Esa manana llevaba un pantalon corto y una camiseta, ambos de color blanco, resaltando su delicioso bronceado. A Luna le entraron ganas de tirarlo alli mismo al suelo y devorarlo para no dejar ni una sola miga. Lo adoraba todo de el: lo maravilloso que era con ella a cada momento del dia, su lado mas protector y carinoso, y tambien el mas salvaje y apasionado. Todo. Si tuviera que cambiar algo de su hombre, lo unico seria el que pudiera tenerle cada minuto a su lado. Nunca tenia bastante de su presencia. Lo echaba de menos cada rato que le sabia lejos, aunque ahora estaban viviendo juntos, eran un matrimonio y ya no habia distancia que los separara. Sin embargo, era algo que los dos compartian; sus momentos juntos siempre les sabian a poco, no se saciaban el uno del otro. Y esperaban no hacerlo nunca. --?Recordando el dia de nuestra boda? --pregunto. --Por supuesto --respondio ella--. Recordando la cara que pusiste cuando me viste con el vestido de novia.

  • Que estas mirando de Carolina Ortigosa

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    Luna Garcia estaba mirando por la ventana con gesto aburrido, cuando alguien llamo su atencion. Le costo varios minutos reaccionar. Estaba tan ensimismada en sus recuerdos, que ni siquiera se percato de que su jefa la observaba con preocupacion y su tono de voz no podia ocultar cierto tono reprobatorio. Desde que empezo a trabajar en la inmobiliaria, la relacion con Belinda y Fabian, duenos de la agencia y tambien padres de su mejor amiga, habian sido como unos segundos padres para ella. No es que no lo fueran antes, pues ella y Tania Sanchez se conocian desde que eran ninas; pero la relacion se habia estrechado aun mas desde que se veian cada dia. Luna tuvo sus dudas en un principio... ya se sabe, la confianza a veces es demasiado... pero no fue el caso. Eran como una segunda familia sin contar con la abuela Aurora. Madre de su madre, la habia criado desde que sus padres fallecieran en un incendio que arraso su hogar cuando ella apenas era una adolescente. Ahora a sus veintiseis anos, habia pasado por algo parecido. Igualmente traumatico, ya que su novio, con el que llevaba saliendo dos anos, habia sufrido un accidente al saltar desde unas rocas en el mar. Aunque todo apunto al principio a que se recuperaria, no sobrevivio y Luna llevaba sin ir a la playa desde entonces. Tampoco habia vuelto a salir con nadie, a pesar de que desde la muerte de Hugo ya habian pasado mas de once meses. De hecho, en dos semanas seria el aniversario del fatidico dia y por eso su mente divagaba con mas frecuencia de lo normal. No era nada extrano porque habia estado muy enamorada. Conocio a Hugo Vidal en una discoteca y congeniaron de inmediato, era de esas personas que caen bien a todo el mundo, atractivo y muy divertido. Desde que le puso los ojos encima, estuvo segura de que ese chico era para ella, y como solo se llevaban unos meses, pues tambien tenian en comun muchas cosas, como las ganas de salir y pasarlo bien, sin pensar demasiado en el futuro. Hugo era demasiado temerario para el gusto de Luna, pero siempre le gusto esa faceta de su personalidad. No le temia a nada y aunque eso le hacia ser tan especial, tambien fue su perdicion. Le apenaba recordar que ese fin de semana habian discutido porque ella pensaba que se estaba pasando con tanta aventura. El le espeto de malos modos que era su manera de ser, le gustaba la adrenalina y sin ella no pensaba vivir. Muy a su pesar, se dio cuenta de que Hugo podria vivir perfectamente sin ella, pero no sin sus actividades de alto riesgo. Sin embargo, como siempre, se habia resignado y se despidio con un <> sin mucho sentimiento. El ni siquiera respondio. Detestaban discutir y cuando eso sucedia, a menudo Hugo se iba durante dias para que el ambiente se relajara entre ellos. Asi funcionaba el la mayoria del tiempo.

  • La voz interior de Nerea de Carolina Ortigosa

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    A punto de cumplir sus temidos 30, Nerea no solo esta pasando por un bache, sino por todo un socavon.

  • Pagar por los pecados de Carolina Ortigosa

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    Eva Abrams es una joven estudiante que vive en un barrio tranquilo de Wisconsin, y toda su existencia esta condicionada por las creencias de su religiosa familia.
    Aunque a pesar de todo, su fe no es lo que se dice... ciega.
    Hasta ahora, casi lo unico que le ha importado es sacar buenas notas y marcharse a la universidad, lejos de un padre controlador con poca tolerancia hacia el fracaso.
    Eva hace lo posible por estar a la altura, sin embargo, cuando descubre que esos principios se incumplen a la ligera, todo cambia. Si antes las cosas eran dificiles, se volveran imposibles en su hogar; y, fuera de el, tambien hay peligros acechando. Sera toda una sorpresa para Eva descubrir lo que ocultan en su interior personas muy cercanas.
    Se dice que las tragedias nunca vienen solas, y parece que un pecado trae consigo otro.