• Mi curvilineo fraude de Carla Tristan

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    Una luz roja parpadeaba odiosamente mientras me ponia los auriculares en la cabeza. El diminuto eco del estudio se silencio por un breve momento, antes de estirar mi brazo, y presionar con mi dedo el boton de la pequena luz. --Hola, llamador --mi propia voz me fue devuelta a traves de los auriculares. Cuando empece ese trabajo, me habia desanimado. Todo el mundo odiaba el sonido de su propia voz. Y anade eso a la ansiedad paralizante que me embargaba antes de salir al aire en vivo, y ahi lo tienes, la receta perfecta para el desastre y torbellinos de palabras epicas. Por suerte para mi, mis productores pensaron que era demasiado encantadora para rendirse conmigo tan facilmente--. Ya sabes como funciona este espacio. Empecemos con tu nombre y la razon por la que llamas, y hare lo que pueda para ayudar a curar tu corazon --las palabras salieron de mi en la misma secuencia de siempre. --?Annie? ?Eres realmente tu? --un largo suspiro femenino lleno mis oidos. --La unica e irrepetible --literalmente. Una y solo una. Un poco de culpa me invadio. No, tal vez no era culpa, pero si algo un poco mas dificil de precisar que eso. Era una nueva sensacion que no habia experimentado antes, pero que en las ultimas semanas, me habia hecho sentir como un fraude. Durante un diligente desplazamiento nocturno por Internet con una copa de vino y una vela de sandalo ambientando mi habitacion, descubri que estaba sufriendo una dolencia profesional muy comun: El Sindrome del Impostor. --Hola. Vaya. No puedo creer que me haya comunicado contigo. Um. Bien. Aqui va --hubo una pausa seguido de un respiro en el otro extremo mientras mi interlocutor organizaba sus pensamientos. Estaba acostumbrada a eso. Los que llamaban no esperaban realmente comunicarse conmigo. Al principio, hace anos... Claro. Pero ahora las lineas se inundaban de llamadas cada noche y ella sabia lo afortunada que era de estar al aire con su servidora. Se aclaro la garganta--. Me llamo Margaret. He estado tratando de comunicarme contigo durante semanas. Otra pausa lleno la linea entre nosotras, y me di cuenta de que era mi turno de hablar. --Dime lo que estas experimentando en tu relacion, Margaret --anadi una suavidad a mi voz que habia estado practicando durante anos y me preguntaba si mis oyentes alguna vez sentian que estaba demasiado ensayado. Definitivamente me sentia asi a veces. Y agregando eso a mi Sindrome del Impostor, sin duda era toda una estafa ambulante y parlanchina. Margaret dejo escapar un suspiro de derrota. --Mi novio no quiere casarse. Tiene fobia al compromiso. Me preguntaba si Margaret querria mi consejo si supiera el sindrome que estaba padeciendo. Yo era un guru del romance ridiculamente popular cuya propia vida romantica era inexistente. Mi vagina no habia sido tocada por otra cosa que no fuera mi vibrador color lila. --Es un mal que muchos sufren --me incline hacia adelante y cruce los brazos sobre el escritorio. Intente ignorar la media docena de luces rojas que parpadeaban constantemente y que eran todos gritos de ayuda de personas desesperadas. Esta misma llamada habia llegado una y otra vez--. ?Cuanto tiempo llevan juntos? --Unos doce anos. ?Doce anos? !Madre mia! --Eso es genial. No, no lo era. ?Doce anos y ninguna promesa de que haya algo mas en el futuro? Vaya. Capte la expresion de perplejidad de Doug a traves del grueso cristal que tenia adelante. Mi manager levanto una ceja, sonrio, y paso sus dedos por su cabello canoso. Habia trabajado con el el tiempo suficiente para saber que estaba pensando exactamente lo mismo que yo: es hora de soltar y marcharse, Margaret. --Supongo --respondio la chica. Habia un claro tono de tristeza en su voz. Claramente tenia anos de practica y habilidades para disfrazar su decepcion, pero como profesional que veia este tipo de cosas todo el tiempo, tenia un oido atento a la tristeza de las relaciones. --Y supongo que le has hablado a tu pareja sobre los beneficios de estar casada --me puse mis gafas de marco negro, al puro estilo de Lisa Loeb. Una calma se apodero de mi al caer completamente en mi personalidad de la radio de Noches con Annie. Los hombros de Doug se movian de arriba a abajo con risas al otro lado del cristal. Me di la vuelta para no verlo mas. Nadie entendia mis rarezas en el estudio. --Si, pero el me ignora cada vez. Siempre hay algo super importante que tiene que hacer cuando surge el tema del matrimonio. Como apretar un fregadero que gotea o ayudar a su amigo que acaba de pinchar un neumatico. Es tan frustrante. Todas mis amigas dicen que estoy perdiendo el tiempo, pero ?como puedo dejar algo en lo que he invertido doce anos? Tenemos una vida juntos. Quiero decir, he criado a medias al tipo. Me moje mis labios. --?Me llamas para que te diga que tus amigas estan equivocadas o que tienen la razon? --No lo se. Se que se preocupan por mi. Se que no estan tratando de arruinar mi relacion. Estan... estan tratando de salvarme de eso. --Entonces parece que tienes buenas amigas. --Lo son. --Margaret, creo que sabes lo que tienes que hacer. Esto es sobre ti. No sobre el. Tienes que ponerte a ti misma primero y decidir que quieres de la vida. ?Seras feliz dentro de cinco anos si estas en el mismo lugar y no estas casada? ?Impactara esto otros aspectos de tu vida, como tener hijos? Margaret se resoplo. --Creo que se acabo. Realmente se acabo hace mucho tiempo. --Yo tambien lo creo. Y creo que sabias lo que querias hacer antes de llamarme. Es hora de pensar en ti, en lo que quieres para tu vida y soltar lo que no te haga crecer. A veces, cuando sabia que una persona estaba lista para oirlo, la verdad podia ser tan aguda como un punetazo en el estomago. Y Margaret ciertamente necesitaba oirla. Mentir todas las noches a mis oyentes se habia vuelto cada vez mas dificil durante las ultimas semanas y meses, pero ayudar a alguien como Margaret lo hacia un poco mas agridulce. Claro, todavia me sentia como una impostora hablando con ella sobre dejar a un hombre que amaba cuando no sabia lo que se sentia, pero alguien tenia que hacer el trabajo sucio. Me decia a mi misma que mi falta de experiencia me hacia la persona perfecta para este papel. No era parcial. No tenia un bagaje que nublara mi juicio. No tenia nada. La chica solto una risa temblorosa para disimular su dolor. --Creo que tienes razon, Annie. Le gusta demasiado su libertad para establecerse en la vida que siempre he querido. Debi haber tirado la toalla en cuanto menciono el tema de la pina. Esa ultima frase fue un pensamiento de ultimo momento, pero me llamo la atencion. --?Cosa de pinas? --me enderece en mi asiento y le sonrei a Doug. Nunca habia un momento aburrido en este trabajo. Sus suspiros se estaban convirtiendo en el prefacio de sus proximas palabras. --En nuestro vecindario... --suspiro y se quedo en silencio. --?Donde esta ubicado tu vecindario? --pregunte para animarla a seguir con la conversacion. Mi Mountain Dew estaba al alcance de la mano y todavia estaba frio. Las rosquillas que siempre me dejaban antes de cada show, con una variedad de glaseado blanco y espolvoreado de arco iris o banadas en chocolate, ya se habian acabado. Mire las migajas en el plato mientras inclinaba la cabeza hacia atras y sorbia mi bebida. --Es un vecindario de ricos. La mayoria de los millonarios retirados viven alli --casi la podia sentir encogiendose de hombros mientras hablaba--. Mi novio gana mucho dinero en la construccion y sabia que yo siempre sone con una vida de comunidad cerrada. --Continua --retorci la tapa de mi refresco para cerrarlo. Al menos Margaret tenia la casa de sus suenos. Yo, sin embargo, tenia fotos tomadas de Pinterest llenas de inspiracion para mi casa ideal, brillante y aireada, con una gran chimenea y un comedor de techo alto. Era una amante del lujo tanto como de las donas. --Bueno, hay un acuerdo en el vecindario donde los miembros del club de intercambio de parejas ponen una pina en su porche o en su patio. Es una especie de tarjeta de visita. --?Son ustedes swingers? --pregunte con una voz monotona. No habia necesidad de hacerla sentir algo que no estaba sintiendo ya. --!No! Cielos, no --dejo escapar una risa temblorosa. Tome un largo trago de mi bebida. --?Tu novio es un swinger? --No... Bueno, si --gimio en una exasperacion dramatica. Le mostre una sonrisa a Doug, que movia la cabeza con alegria. Ambos sabiamos que nuestros oyentes estaban disfrutando de este segmento mientras conducian a casa desde sus turnos de noche o se sentaban en sus mesas de la cocina--. No lo se. Parece como si tratara de decirme que esta interesado en probarlo, y con "eso" me refiero a otras mujeres. Lleva a casa cosas de pina todo el tiempo, siendo tonto al respecto, pero no es gracioso. Es... no lo se. Como que estropea cualquier confianza que me pueda quedar. Lo cual, debo anadir, no es mucho cuando el hombre con el que has estado durante una docena de anos no quiere casarse contigo. Me dolia el corazon por ella. Nadie deberia tener que sufrir ese tipo de incertidumbre en una relacion. El amor deberia mejorar las cosas, no empeorarlas. Tenia que ayudarla, y tenia que hacerlo rapido. Ella estaba luchando alli, y por un breve segundo, estuve agradecida de que no hubiera un hombre en mi vida que me hiciera sentir tan indigna. --Esto es lo que yo haria, Margaret. Acercalo al club de los swingers. Preguntale si esta interesado en involucrarse. Haz que conteste. Es un chico grande. Lo menos que puede hacer es ofrecerte un honesto si o no. Si dice que si y tu estas tan horrorizada como pareces estarlo, entonces pateale el trasero y vete. De lo contrario, deja las llaves en el bol y disfruta. Casi podia sentir el resoplido de Doug desde la otra habitacion. Siendo un seguidor incondicional de las reglas, no entenderia la diversion de un poco de promiscuidad en pareja. --Va a decir que quiere probarlo, estoy casi segura de eso. Y yo no. --Entonces dejalo ir. Es hora de descubrir la verdad, aceptarla y disfrutarla, y seguir adelante. Ambos estan en paginas diferentes. Y es perfectamente normal que dos personas se separen. No hay que avergonzarse por ello. Lo que seria una verguenza es continuar forzando algo que ya no les sirve a ninguno de los dos. Llamame e informame de lo que decidas, ?si? --Bien. Gracias, Annie.

  • Una novia de pelicula de Carla Tristan

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    El:
    La vida de un actor es rapida, cambiante y estricta. Y cuando la mia iba cuesta arriba sucedio lo impensado, cayo al piso.
    Lo bueno es que la conoci a ella y aun que solo era un juego de mis amigos para hacerme sentir mejor, resulto ser de lo mas agradable. Linda, perspicaz, divertida, una sonadora muy sexy. Justo lo que le faltaba a mis dias. Claro que no estaba seguro de que fuera lo correcto en este momento.
    Yo debia enfocarme en mis asuntos y reconciliarme con mi publico...